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Novela Recopilada en PDF's por: #DragonHeartless

Novela: La Emperatriz se volvió a casar

Origen: Corea

Capítulos en PDF: 1-100

Recopilado en PDF's: (Bat. D #DragonHeartlees)

Tabla de Capitulos
Capítulo 101
Capítulo 102
Capítulo 103
Capítulo 104
Capítulo 105
Capítulo 106
Capítulo 107
Capítulo 108
Capítulo 109
Capítulo 110
Capítulo 111
Capítulo 112
Capítulo 113
Capítulo 114
Capítulo 115
Capítulo 116
Capítulo 117
Capítulo 118
Capítulo 119
Capítulo 120
Capítulo 121
Capítulo 122
Capítulo 123
Capítulo 124
Capítulo 125
Capítulo 126
Capítulo 127
Capítulo 128
Capítulo 129
Capítulo 130
Capítulo 131
Capítulo 132
Capítulo 133
Capítulo 134
Capítulo 135
Capítulo 136
Capítulo 137
Capítulo 138
Capítulo 139
Capítulo 140
Capítulo 141
Capítulo 142
Capítulo 143
Capítulo 144
Capítulo 145
Capítulo 146
Capítulo 147
Capítulo 148
Capítulo 149
Capítulo 150
Capítulo 151
Capítulo 152
Capítulo 153
Capítulo 154
Capítulo 155
Capítulo 156
Capítulo 157
Capítulo 158
Capítulo 159
Capítulo 160
Capítulo 161
Capítulo 162
Capítulo 163
Capítulo 164
Capítulo 165
Capítulo 166
Capítulo 167
Capítulo 168
Capítulo 169
Capítulo 170
Capítulo 171
Capítulo 172
Capítulo 173
Capítulo 174
Capítulo 175
Capítulo 176
Capítulo 177
Capítulo 178
Capítulo 179
Capítulo 180
Capítulo 181
Capítulo 182
Capítulo 183
Capítulo 184
Capítulo 185
Capítulo 186
Capítulo 187
Capítulo 188
Capítulo 189
Capítulo 190
Capítulo 191
Capítulo 192
Capítulo 193
Capítulo 194
Capítulo 195
Capítulo 196
Capítulo 197
Capítulo 198
Capítulo 199
Capítulo 200
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 101

Capítulo 101. Sólo Yo Puedo Protegerme (2)

"¿Se me prohíbe entrar al palacio?"


Estaba junto a mi hermano cuando el mensajero del Emperador vino a darle la noticia. El
mensajero se echó hacia atrás cuando Koshar le gritó furiosamente.
"Así es. Y si empuja o amenaza a la Señorita Rashta de nuevo, será castigado por amenazar
a la Familia Imperial."
"¿¡Quién empujó a quién!?"
Koshar rugió, desgarrando un cojín con sus manos, y el mensajero se escabulló afuera.
"¡Puedes creerlo!"
Koshar no se calmó incluso después de que el mensajero se escapó de la sala.
"¿¡Yo la empujé!? ¿Siquiera estaría sana si yo lo hubiese hecho?"
"Hermano."
"Navier. ¿Ella tiene algún problema en su lengua, o tu esposo en sus oídos?"
"Hermano."
Mis intentos de calmarlo pasaron desapercibidos. Me acerqué a Koshar y lo golpeé en la
espalda. Sostenía el cojín destrozado cerca de su pecho y rechinaba los dientes, pero
después de un momento se calmó y se disculpó.
"...lo siento por el cojín."
"Está bien. ¿Y tú? ¿Ahora te sientes mejor?"
"Si no hubieras estado aquí, podría haber golpeado al sirviente que trajo el mensaje."
"Calma tu temperamento."
"¡Pero—!"
"Terminarás arrepintiéndote."
Estaba completamente abatida por esta noticia, pero estaba seguro de que mi hermano,
quien causó esto, se sentía mucho peor. En esta situación donde las personas que estaban
de "nuestro" lado eran muchas, y Rashta estaba sola, mi temperamental hermano podía ser
considerado una amenaza por el solo hecho de aproximarse a Rashta. Si ella hubiera hecho
que lo sucedido pareciera culpa de mi hermano, eso habría sido mucho más comprensible.
Sin embargo, aseguró que se cayó porque mi hermano la había empujado. ¿No era eso una
completa mentira? Sovieshu incluso le creyó y le puso una orden de restricción a mi
hermano. Había pasado algo similar cuando el Príncipe Heinley comenzó a preguntar por
las cartas. Rashta era una mujer engañosa.
"Tendrás que ser más cuidadoso por el momento, hermano."
"¿Cuidadoso acerca de esa maldita mujer?"
"¿No escuchaste acerca de cómo se divorció la Duquesa Tuania?"
"Algo."
"Rashta tuvo un papel en aquel divorcio. Suscitó viejos rumores acerca de la Duquesa
Tuania y los manipuló para que se vieran mucho peores."
"¡!"
"No es una simple concubina. Es inteligente."
Sovieshu creía inequívocamente en las palabras de Rashta, ella tenía la capacidad de
manipular la opinión pública y ganarse el favor de la gente. En medio de eso, también
llevaba en su vientre al primer hijo del Emperador. Lo mejor era no tener un choque con
ella.
Mi hermano me miró a la cara, y no pudo contener los insultos en su boca.
"¡Mierda! ¡Maldita cosa podrida!"
***
Esa noche, Koshar se reunió con su amigo el Marqués Farang para beber.

"Oye, bebe despacio."


El Marqués lo observaba preocupado mientras Koshar bebía como un pez, pero las
preocupaciones del marqués fueron rechazadas.
"Quiero estar ebrio. Déjame en paz."
"Estoy preocupado de que te emborraches y cruces la muralla del palacio."
"Puedes detenerme, ¿cierto?"
"¿Lo dices en serio? No puedo detenerte ni siquiera cuando estás sobrio, ¿qué te hace
pensar que podré hacerlo cuando estés ebrio?"
Koshar resopló y vertió otra bebida fuerte en su vaso.
"Mi madre y mi padre me regañaron tan pronto llegué a casa. Sería malo para Navier si
hiciese cualquier cosa, así que por su bien debo mantener un perfil bajo."
"...Koshar."
"Dije un perfil bajo. Así es como debe ser después de todo."
Koshar vertió más licor en su boca y golpeó el vaso contra la mesa.
"¡Estoy muy enojado, no hice nada para merecer este castigo!"

"Bueno, esta vez fue inmerecido."


"¡Yo no empujé a esa perra!"
"Lo sé. Deberías evitarla."
El Marqués Farang no mencionó el hecho de que las personas ordinarias se tropezaban
hacia atrás por miedo a Koshar. Lo que su amigo necesitaba ahora mismo era una voz de
consuelo, no de crítica. No obstante, las palabras del Marqués Farang fallaron en aliviar a
Koshar.
"Si esa mujer tiene un bebé, algún día devorará a Navier. Hay que atacar primero."
Koshar bebió, y se atragantó con el licor. Tosió secamente para aclararse la garganta.
"¿Vas a atacarla? ¿A la concubina del Emperador?"
"Sí."
"¿Cómo?"
"Encontraré su debilidad."
"¿En serio? Ni siquiera puedes entrar al Palacio Imperial."
"No puedo entrar, pero mi poder y mi dinero pueden."
"Bueno... Eso es cierto."
"Tú puedes entrar."
"¿Qué? ¿Me estás arrastrando a esto?"
El Marqués Farang se veía como si hubiese tragado algo agrio.
"Bueno. Está bien. Te seguiré. Entonces, ¿qué vas a hacer para desenterrar su debilidad?"
"Depende de cuál sea la debilidad."
"Cuando estabas conversando con la Emperatriz antes, hice algunas preguntas por ahí.
Había un rumor acerca de que la mujer era una esclava."
"¿Esclava?"
"En las celebraciones de Año Nuevo, alguien llamado Vizconde Roteschu aseguró que
Rashta era una esclava fugitiva suya."
"¿De verdad?"
"Pero rectificó sus palabras y dijo que se había equivocado de persona."
"¿Podemos usar eso?"
"Va a ser difícil que el Vizconde Roteschu cambie sus palabras de nuevo. El emperador hizo
mucho con tal de enterrar ese rumor."
Koshar respondió en un susurro.
"Decidiremos como vamos a aprovechar esa debilidad más tarde."
Tomó una pequeña bolsa de su bolsillo y se la entregó al Marqués Farang.
"Compremos algunas personas para que resuelvan esto."
El Marqués Farang dio un vistazo adentro de la bolsa y vio brillantes joyas, obtenidas de los
bandidos que habían expulsado de Parme.
"Las joyas fueron coleccionadas por los bandidos, por lo que será difícil localizar al dueño
aunque sean descubiertos."
"De acuerdo."
El marqués asintió y guardó las joyas en su bolsillo. Koshar golpeó ligeramente la mesa con
un dedo.
"Hay una cosa más."
"¿Qué es?"
"Necesito una droga efectiva para inducir el aborto. Algo que dañe a la madre lo menos
posible."
Los ojos del Marqués Farang se agrandaron. Si iban a obtener una droga abortiva...
"¿Hablas en serio?"
Una sonrisa peligrosa se extendió por los labios de Koshar.
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 102
Capítulo 102. Una Condena Silenciosa (1)

"Su Alteza. Lady Mullaney ha llegado y la está esperando en el salón."

Heinley estaba sentado en su cama estudiando una lista de propiedades. Miró a


McKenna, y después dejó la lista con el ceño fruncido.
"¿Quién es Lady Mullaney?"

"La duodécima candidata a reina. Debería conocerla."

Heinley resopló. Sus días eran todos así últimamente. McKenna traía una joven noble de
una familia reconocida y sensata para que se conocieran. Heinley pensaba que la mitad de
ellas parecían venir de la misma familia. Tal y como se rumoreaba, no estaba interesado
en ninguna.

"¿No es tiempo de parar ya, McKenna?"

"Nos detendremos una vez que hayas elegido una reina."

Resopló nuevamente pero no discutió. Sabía mejor que nadie que las razones de
McKenna estaban justificadas.

"No necesito casarme al menos por un año o dos."

"Sería mejor si fuera más pronto, Su Alteza."

"...tal vez tengas razón. De otro modo, mi cuñada terminaría atrapada en el medio."

Había muchos cambios significativos cuando sucedía un cambio generacional.


Afortunadamente, las personas estaban más abiertas al cambio durante estos momentos,
y era un periodo crítico cuando la nueva reina organizaba la corte a su propio modo.
Heinley era cercano a Christa, y estaba acostumbrado al sistema y a los métodos que ella
había establecido cuando era reina. Sin embargo, si el sistema de Christa permanecía por
mucho tiempo después de que Heinley se convirtiese en rey, sería difícil para la nueva
reina hacer cambios. Era esa la razón por la cual McKenna estaba preocupado.

Heinley se puso de pie con una mirada sombría en su rostro.


"De acuerdo, debería ir. Incluso si digo que no, aun así debería verla. No hay razón para
crear rencores innecesarios."

"Por supuesto."

McKenna rápidamente lo ayudó a ponerse su chaqueta.

"¿Por qué sigues mirando la lista de propiedades?"


"Para crear un nuevo título de caballero."

"¿Título?"

"Sí. Tendrá un nombre estupendo."

"¿Qué?"

"Y le será dado a los más valientes y leales caballeros."

"¿Es eso necesario? ¿No tenemos ya suficientes buenos caballeros?"

"Siempre estamos en búsqueda de talento, McKenna. ¿Quién sabe si dentro de unos años
hay tan pocos caballeros que podrás contarlos con los dedos de una sola mano?"

"Ya veo."

"Si creo un título altamente deseable, los caballeros competirán entre sí por él. Una de las
virtudes será la lealtad, la cual es naturalmente beneficiosa para mí."

"Ah..."

"La cuestión es cómo hacerlo deseable—"


Heinley se detuvo de repente, levantando la mano para indicarle a McKenna que
guardara silencio. McKenna tenía una expresión de desconcierto en su rostro, pero
pronto se dio cuenta de lo que Heinley estaba haciendo.

Mientras hablaban, llegaron al salón donde Lady Mullaney estaba esperando. Había
voces silenciosas que venían del salón. Heinley se coló cerca de la puerta.

"No dije nada que no pudiera decir, ¿verdad?"


"Fue bastante impertinente."

"Lo siento Christa, pero ya no eres la reina, ¿no es cierto?"

"La posición está vacante, pero soy la más cercana por el momento."

"No lo sé. Eres la más alejada. Ninguno de los nobles puede sentarse en ese trono."
"Nadie puede decirme nada hasta que llegue una nueva reina. E incluso si tuviera que dar
un paso atrás, seguiría siendo la anterior reina. ¿Debería escuchar semejantes palabras
de tu parte, Lady Mullaney?"

"Tú eres quien vino primero y comenzó a darme todo tipo de órdenes."

"Puedo decirle eso a cualquiera que entre en mi casa."

"Esta no es tu casa, ¿o sí, Christa?"

"... ¿Qué?"
"No eres la madre del rey, y si sigues quedándote en el palacio real, te sentirás incómoda
con la nueva reina. Seguirás actuando como si fueses la reina actual."

"¡Lady Mullaney!"

"En el pasado, tus predecesoras se fueron a la Mansión de Compshire. Esa es la


costumbre."

Parecía haber una discusión entre Lady Mullaney y la Reina Christa. McKenna susurró
entre admiración y asombro.

"Verdaderamente es la hija de un noble."

Cuando el nuevo rey heredó el trono después de la muerte del rey anterior, la posición
de la reina anterior tampoco había sido ignorada. Si era la madre del rey, naturalmente
recibiría más honra que el rey, pero si no lo era, el propósito de las políticas era el de
bloquear el poder de la reina anterior. Es por esto que Wharton III le pidió a Heinley que
cuidara a Christa, por miedo de que ella tuviera algún choque con la nueva reina.

"Me siento mal por Christa, pero así es como se distribuye el poder."

Heinley golpeó la puerta en vez de responderle a McKenna. Al escuchar el sonido, el par


adentro dejó de hablar inmediatamente.

Heinley abrió la puerta, y Lady Mullaney y Christa parecían desconcertadas. Él saludó a


ambas con su acostumbrada sonrisa. McKenna miró a Christa como señal para que se
fuera, permitiendo que los otros dos permanecieran en la habitación. Sin embargo, antes
de que Christa se fuera, Heinley se dirigió a Lady Mullaney.
"Lo que dijiste, Lady Mullaney, lo escuché todo."

Los ojos de Lady Mullaney se ampliaron en sorpresa, al igual que los de Christa. McKenna
abrió su boca para protestar en contra de las palabras de Heinley, pero él habló antes de
que pudiese decir una palabra.

"Ciertamente es un problema, Lady Mullaney. Pero no le corresponde a usted


preocuparse por ello."
Sutilmente se puso del lado de Christa.
Lady Mullaney hizo una pausa, después dio un consentimiento silencioso y sonrió de
nuevo. Por último, hizo una reverencia formal y se fue.

Sin embargo, la tensión no se disipó incluso después de que ella se fue. Christa parecía
profundamente avergonzada, McKenna tiró de su cabello y gimió con frustración. No
parecía gustarle el hecho de que Heinley dejó que Lady Mullaney se fuera sin siquiera
hablar con ella por cinco minutos.

"Su Alteza. Eso... es demasiado."


"¿Por dejarla ir?"

"No puedes sacarte a la Emperatriz Navier de la cabeza."


"Dices eso, pero eres tú quien no puede sacarse de la cabeza a las otras nobles, ¿verdad?"

"Su Alteza, por su bien—"

"No por el mío, sino por el de las nobles."

"..."

"Aunque tengas prisa por elegir una reina, unos pocos días no serán suficiente para
integrarla apropiadamente. Ahora mismo, tengo la coronación y otras cosas más que
organizar. Ocupémonos de eso primero."

Heinley le dio unas palmadas a McKenna en el hombro y salió del salón. Probablemente
volvería a su dormitorio a mirar su lista de propiedades de nuevo. McKenna se apuró a
ponerse al lado de Heinley y dijo en voz muy baja.

"Si quieres a la Emperatriz como tu reina, tendrás que ir a la guerra para tenerla."

Heinley se sobresaltó.

"Por supuesto, la guerra sucederá algún día. Pero las personas no le darán la bienvenida
a la reina que les trajo la guerra."

Heinley no respondió. Entró a su dormitorio, pero en vez de mirar la lista de


propiedades, se sentó en su escritorio, tomó un papel y una pluma.
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 103
Capítulo 103. Una Condena Silenciosa (2)

– Desearía que fueras la reina. No es fácil cuando McKenna intenta apurar las
cosas. Qué bueno sería tenerte como la reina del Reino Occidental...

La cabeza del pájaro azul se inclinó mientras se asomaba para leer la carta del Príncipe
Heinley. De repente estiró sus alas y las agitó. Pensé que estaba lastimado, pero cuando lo
miré se veía... enojado, de hecho. Por supuesto que no estaba claro ya que se trataba del
rostro de un pájaro, pero al menos para mí se veía de ese modo.

"¿Estás bien?"

Lo miré cuidadosamente, y el pájaro retrajo sus alas y de repente se quedó muy quieto.

"Reina es genial, pero tú también lo eres."

– ¿?

"Es casi como si fueras una persona."

– ¡!

"El Príncipe Heinley tiene pájaros muy inteligentes."

Ah, espera. Ya no es un príncipe. Sin embargo, me parecía extraño llamarlo Rey Heinley
ahora.

Toqué el pico del pájaro con mi dedo, pero el pájaro dio un salto hacia atrás, lejos de mi
toque.

'Es inteligente, pero ciertamente diferente de Reina.'

"No te voy a tocar."

Después de sonreír y disculparme con el pájaro, regresé a la carta.

– El día de la coronación no está lejos. Habrá una delegación del Imperio Oriental.
¿Vendrás como jefa de la delegación?

El día de la coronación...

Revisé la fecha en la carta y miré el calendario. No había eventos importantes durante


ese momento, y era costumbre que los miembros de la Familia Imperial asistieran a las
coronaciones de todas maneras. No obstante, no quería prometer mi asistencia y después
ser incapaz de asistir debido a circunstancias imprevistas.

– Revisaré mi agenda.
Escribí una respuesta no comprometedora y la até a la pata del pájaro.

"Por favor, entrégale esto."

Reflexivamente levanté mi mano para acariciarlo como hacía con Reina, pero el pájaro
azul me esquivó de nuevo. Tímidamente bajé la mano, y el pájaro batió sus alas algunas
veces y después salió volando por la ventana. Lo miré hasta perderlo de vista.

¿Cómo se sentiría volver a intercambiar cartas con Heinley después de tanto tiempo? Los
acontecimientos de los últimos meses volvieron a mí como un sueño confuso. No había
pasado mucho desde la llegada de Rashta, pero en aquel entonces mis amigos estaban
cerca...
Una fría corriente de aire sopló, y me dispuse a cerrar la ventana cuando fui
repentinamente interrumpida.

"¡Su Majestad!"

Había una conmoción en el salón y me llamaron. Después de indicar que podían entrar, la
Condesa Eliza y las damas de compañía irrumpieron en la habitación. Todas sus miradas
se veían febriles.

"¿Sucedió algo?"

Las miré desconcertada, y Laura hinchó sus fosas nasales.

"¡Alguien puso drogas abortivas en la comida de Rashta!"

"¿De la Señorita Rashta? ¿Estás segura?"

"¡Sí! Escuché que el Emperador las reconoció."

No tenía ni idea de cómo lo hizo, pero si esto fuera cierto, no me extraña que las damas
vinieran corriendo. El palacio del este debería estar en un alboroto aún mayor.

"¿La Señorita Rashta llegó a ingerir algo de la droga?"

No parecía que lo hubiera hecho, pero aun así...

"Esta vez se descubrió con anticipación."


Las palabras de la Condesa Eliza parecían serias.
"¿Esta vez?"

"El Emperador llamó al doctor del palacio, y dijo que la Señorita Rashta había consumido
pequeñas porciones antes."

¿Quién hizo esto? Pensándolo bien, me di cuenta que no había hecho la pregunta más
importante.

"¿La Señorita Rashta y el bebé se encuentran bien?"

"La droga en sí misma le hace muy poco daño a la madre, así que Rashta se encuentra
bien."

"¿Y el bebé?"

De repente se me ocurrió que la persona que envenenó a Rashta podría ser alguien de mi
entorno. ¿Quién más se beneficiaría de matar a su bebé?

"Supongo que está débil, pero a pesar de todo se encuentra bien."

Me preocupaba que Sovieshu pensara, '¿si el bebé desaparece, que podría ganar la
emperatriz?' Recordé todas las otras veces que Sovieshu me llamó por cualquier mínima
cosa que le sucedía a Rashta. No había indicaciones de que esto no se repetiría.

"Su Majestad, ¿le gustaría tomar una taza de té caliente?"


"Estoy bien. Solo quiero estar sola..."

Después de que la Condesa Eliza y las otras damas de compañía dejaron la habitación,
me juré a mí misma de que no me dejaría lastimar si Sovieshu me llamaba de nuevo.

Pero Sovieshu y yo no hablamos.

No hasta el día en que teníamos que comer juntos.


***

Sovieshu no me informó si no quería comer, o no quería verme, o si estaba demasiado


ocupado hoy, así que entré al palacio del este a la hora de la cena.

"Informe al Emperador que estoy aquí."


Le di mis instrucciones al sirviente que estaba en la puerta del dormitorio de Sovieshu y
el entró rápidamente.

Sin embargo, cuando salió, su expresión era oscura. ¿Qué estaba sucediendo ahí dentro?
El sirviente se me acercó y habló.

"Su... Su Majestad. El Emperador dijo que... bueno, no dijo nada."

El sirviente se notaba avergonzado, y levanté mis cejas.

"¿No dijo nada?"

"No."

El sirviente me miró casi como si lo lamentara. No alteró sus palabras, así que debía ser
cierto.

"Entra una vez más y dile."

Repetí mi orden, y el sirviente entró en la habitación. Después de algunos momentos,


salió de nuevo.

"El Emperador aún no dice nada."

Parecía listo para llorar, y los caballeros apostados en la puerta se miraron entre sí.
Entrecerré los ojos mientras miraba la puerta de la habitación de Sovieshu. De algún
modo había estado sufriendo bajo la ilusión de que no me estaba echando la culpa.

'Pero ya lo está haciendo.'

En vez de discutir conmigo, esta vez iba a darme una condena silenciosa.

Un suspiro escapó de mi boca. ¿Por qué siempre me encontraba culpable de cualquier


cosa que tenía que ver con Rashta?

***

"Culpó a la Emperatriz."
El secretario en jefe, el Marqués Karl, apretó el mango de su taza de café, sorprendido.
Simplemente estaba ahí para discutir el asunto de la coronación del Rey de Occidente,
pero de algún modo la guerra psicológica entre el Emperador y la Emperatriz estalló de
nuevo. Hubiera sido mejor hacerlo cara a cara, pero Sovieshu no quería permitir que la
Emperatriz entrara a su habitación...

"El Marqués Farang compró las drogas abortivas, pero eso no significa que esté
necesariamente conectado a la Emperatriz..."

"El Marqués Farang es el mejor amigo de Koshar, y Koshar es un hombre muy


temperamental. ¿No crees que esté conectado?"

"La Emperatriz no recurriría a esto."


"Sí, también soy consciente de eso."

"¿Qué?"

"Pero está decidida a rechazar a Rashta."

Sovieshu miró al suelo fríamente.

"La Emperatriz, tan inteligente como es, ¿no sería capaz de imaginar cómo reaccionaría
Koshar ante una sola palabra de Rashta?"

"Yo..."

"Ya estoy siendo bastante tolerante conteniéndome de arrastrar a Koshar y torturarlo,


¿no es así?"
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 104
Capítulo 104. Si Tengo Razón, Discúlpate (1)
¿Koshar no iba a ser torturado? ¿A pesar de su intento de hacerle daño al hijo del
Emperador?

El Marqués Karl estaba más que confundido por las intenciones de Sovieshu. Era obvio
para cualquiera que Sovieshu apreciaba a Rashta. Había ocultado la información que el
Vizconde Langdel reunió sobre ella y la Duquesa Tuania, e inmediatamente creyó que
Rashta había sido empujada por Koshar sin evidencia al respecto. Por más cegado que
Sovieshu pareciera estar por amor, al Marqués Karl le parecía notar una sombra de duda
en él.
Sovieshu miró por la ventana. Desde ahí, uno podía ver el pasillo cubierto que llevaba al
palacio del oeste, aunque solo se veía a los transeúntes si salían de debajo del techo...
"Su Majestad, si está preocupado, puede decirle a la Emperatriz que pase primero. Mi
cuestión no es urgente, así que puedo regresar más tarde."

"Estoy seguro de que ya se fue."

"¿La vio?"

"No. Pero es la emperatriz."

"¿?"

"Nunca haría nada que dañe su orgullo."

"Entonces, ¿por qué no va usted al palacio del oeste, Su Majestad?"

"Estoy demasiado enojado como para hacer eso."

"Pero, Su Majestad, ¿es cierto que el Marqués Farang consiguió las drogas abortivas,
verdad?"

"Mi investigador es competente."

En vez de darle una respuesta definitiva, Sovieshu se puso de pie.

"Estoy cansado. ¿Le gustaría caminar un rato?"

Sovieshu se levantó y se acercó a la puerta. Desde aquí era más difícil saber si la
Emperatriz ya se había ido. El Marqués pensó que sería mejor para Sovieshu ir al palacio
del oeste, pero no debatió ese punto y se puso de pie también.

Pasaron por el salón y salieron, tan pronto como Sovieshu puso un pie en el pasillo, se
puso rígido. La Emperatriz seguía ahí. Incluso el Marqués Karl se sobresaltó y
rápidamente hizo una reverencia.

"Pensé que ya te habías ido."

Sovieshu murmuró en voz baja, frunciendo el ceño.


***
Al principio, pensé en regresar.

Lo habría hecho si fuera la de siempre, pero esta vez me rehusé a rendirme frente a él.
Así que me quedé en mi lugar y esperé que Sovieshu saliera.

'En cualquier momento saldrá.'

Afortunadamente no tuve que esperar mucho. Abrió la puerta y noté que su postura
estaba encorvada, quizá debido a su preocupación por Rashta. No obstante, su expresión
se tornó en disgusto tan pronto como me vio.

"Pensé que te habías ido. ¿Qué haces aquí? ¿Quieres recibir un castigo o algo por el
estilo?"

Sonreí tan fríamente como pude, pero respondí casualmente.

"Pensé que querías esto."

"¡!"

"Así que me presenté."


Él no reveló ningún daño en su orgullo, ni hizo mención del hecho de que me había
ignorado, pero sus ojos temblaron. Su voz burlona se tornó en un frío desprecio.

"La Emperatriz siempre me sorprende, tanto en relación al caso de Rashta como ahora."

"Y tú eres un cliché en relación a Rashta."

Sovieshu se inclinó hacia mí y bajó la voz para no ser escuchado por los demás.

"No creo que la Emperatriz esté en posición de hacerme esto. ¿Qué te parece si
ocasionalmente reprimes ese orgullo tuyo?"
"¿Por qué debería hacerlo?"

"Estoy encubriendo el crimen de tu hermano por ti."

"¿Crees que fue mi hermano el que envenenó a la Señorita Rashta?"

"¿Tú no lo crees?"

Honestamente, no podría decir con seguridad, 'Mi hermano no es así.'


Si bien la descendencia de una concubina no tenía derecho a la sucesión, era imposible
impedir que heredaran su parte de la riqueza. En particular, cuando la relación entre el
esposo y la esposa se tornaba amarga, uno de ellos le daría prácticamente toda su riqueza
y propiedad a su hijo favorito.

Sin embargo, si el hijo de una concubina era asesinado rotundamente, el autor era
castigado según la ley. Incluso un intento encubierto de asesinato probablemente dejaría
rastros o rumores, así que los aristócratas y la realeza atacaban secretamente a las
concubinas del otro usando drogas abortivas. Sin embargo, no podía estar de acuerdo con
la afirmación de Sovieshu.

"No."

Hablé francamente, y Sovieshu resopló. Mientras seguía hablando en voz baja en mi oído,
podía sentir hebras de mi cabello agitándose bajo su aliento.

"El brazo se doblará más fácilmente hacia dentro que hacia fuera. No creo que el juicio de
la Emperatriz se haya nublado todavía."

<< Nota: Significa que una persona se inclinará más en ayudar a las personas vinculadas
a ella por encima del resto. >>

"Me ignoraste y no me dejaste entrar en tu habitación."


"Estaba conteniendo mi enojo. No podría conseguirlo si tengo que estar mirándote."

Dio medio paso hacia atrás, me dio una última mirada, y luego pasó rozándome. Debía
estar yendo a la habitación de Rashta, pero no quedaba en esa dirección. Sus pasos se
detuvieron, se dio media vuelta y se acercó a mí nuevamente.

"Iba a seguir adelante. Pero no puedo, porque estoy enojado. Crees que tu hermano es
inocente, ¿cierto?"

"... Sí."

"Entonces deberías investigar tú misma. ¿Quién le dio la droga a Rashta?"

"¿No es ese tu trabajo?"

"Sí. Es mi trabajo, pero si me dispongo a investigar, terminaré causándote daño."


"¿¡!?"

"Si Koshar es el criminal, mi gente estará enojada con él por intentar dañar a mí hijo. Sin
importar lo cuidadoso que sea, terminaré siendo forzado a revelar la verdad."

"No finjas preocuparte por mí."


La expresión de Sovieshu cambió, y se inclinó hacia mí con un gruñido amenazante.

"Investígalo. Después ven y discúlpate si tengo razón."

***

Mas tarde esa noche, me había dado un baño y la Condesa Eliza estaba peinando mi
cabello.

"Las sirvientas y el chef fueron expulsados del palacio."

"¿Expulsados...?"

"No se habían dado cuenta que la droga estaba mezclada con la comida."

"¿Se dijo algo acerca de atrapar al culpable?"

"Nada."

"Ya veo."

Después de que la Condesa se fue, me senté sola frente al tocador y me miré la cara. No
podía entender las intenciones de Sovieshu. ¿Realmente tomó esa decisión por mi bien?
¿O estaba intentando hacerme sentir culpable para que no pudiera tocar a Rashta?

'Para encontrar la respuesta, primero tengo que descubrir la verdad.'

A la mañana siguiente, le pedí a la Condesa Jubel que llamara al Marqués Farang. Sería
mejor hablar con mi hermano en persona, pero se le había prohibido entrar al palacio.
Escuché que mi padre estaba tan furioso que ni siquiera podía salir de su propia casa. La
única persona a la cual podía preguntarle al respecto era al Marqués.
'Pero es extraño. ¿Cómo notó Sovieshu que la comida de Rashta contenía las drogas? Si ni
siquiera ella se dio cuenta, debía ser algo que no resultaba evidente...'
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 105
Capítulo 105. Si Tengo Razón, Discúlpate (2)

Al día siguiente, el Marqués Farang llegó tan pronto como recibió mi llamado. Llegó justo
a tiempo para el almuerzo, así que le pedí que se sentara conmigo a comer. Comió
silenciosamente por diez minutos antes de que yo sacara el tema.

"Te conozco desde la niñez, así que seré directa contigo."

"Hmm. Las papas están algo saladas."

"Esto no se trata de la comida."

"Eso pensé."

El Marqués sonrió y se limpió la boca con una servilleta.

"Pero creo que tienes algo más que decirme."


"Se halló una droga abortiva en la comida de Rashta, la concubina del Emperador."

"Lo escuché. Es algo terrible."

"¿Conozco a la persona que hizo esta cosa tan terrible?"

"Su Majestad... usted conoce a casi todos los nobles."


"¿Fue un noble quien lo hizo?"
"Un sirviente no tendría la necesidad de hacer algo así."

El Marqués puso una papa en su boca y sonrió elegantemente. Sin embargo, sus manos
temblaban. Siempre hacía eso cuando mentía delante de mí. Me atrapó mirando sus
manos y aclaró su garganta.

"Bueno, no tiene que preocuparse por eso, Su Majestad."

"No quiero estar en una posición en la que tenga que preocuparme por ello."
"Entonces puede pedirle al chef que haga las papas menos saladas. No hagamos un
escándalo acerca de eventos tan terribles."

Lo observé en silencio, él levantó su mano y se rascó la barbilla. Sus manos aún


temblaban. Entrecerré los ojos y comenzó a notarse nervioso.

"Usted da miedo así. Es como Koshar."

"Marqués Farang. ¿Está seguro de que no debería preocuparme por esto?"

El hombre parecía estar al borde de las lágrimas.

"¿Por qué me pregunta acerca de algo de lo cual no tengo idea?"

"¿Mi hermano te ordenó que lo hicieras?"

"..."

"El Emperador cree que esto es culpa de mi hermano. ¿Estás seguro de que esto es algo
por lo cual no tengo que preocuparme?"

No se sorprendió cuando le dije que Sovieshu sospechaba de Koshar. Eso me hizo estar
más segura de que mi hermano y el Marqués Farang estaban involucrados en esto.

El Marqués se quedó helado por un momento, pero finalmente exhaló profundamente y


murmuró en voz baja.

"Quédese tranquila, Su Majestad, nunca encontrará ninguna prueba concluyente."

"¿Destruiste las pruebas?"


"Es difícil deshacerse de las pruebas de que compramos la droga. Le hace muy poco daño
a la madre, así que es muy cara y la venta es altamente restringida."

Con la cabeza baja, el marqués dobló la servilleta en una forma extraña y la dejó junto a
su plato.

"Pero aunque no podemos deshacernos de las pruebas de que compramos la droga,


podemos fabricar pruebas de que alguien más las plantó."

Había doblado la servilleta en la forma de un cisne con un ala rota.


"Si las cosas salen mal, tenemos un actor que confesará que él lo hizo."

Sus manos ya no temblaban. Ya no mentía. El Marqués Farang tocó el pico del cisne y me
sonrió. Una niebla surgió en mi corazón y exhalé derrotada.

"Marqués Farang. Es importante que no se note—"

"¿?"

"Pero el hecho de que mi gente haya hecho tal cosa no puede ser ignorado."

Mis emociones batallaban dentro de mi pecho. Estaba enojada con el hecho de que el
Marqués Farang y mi hermano hubieran cometido un acto tan terrible por mí. Pero mi
orgullo también estaba dañado por el hecho de que Sovieshu tuviera razón.

"Su Majestad. Si hay una luz, hay una sombra."

"No digas que es algo que debía hacer. Sé que no es así."

"Koshar hizo algo debajo de cualquier estándar moral. Sin duda."

"Pero lo hizo por mí, ¿cierto?"

"No mire su lado oscuro."

"¿Marqués Farang?"

"Sí, Su Majestad."

"No juzgues por mí."


"¡!"

***

El Marqués Farang finalmente se fue, pero yo estaba incluso más molesta. Qué iba a
hacer con Sovieshu ahora...

Decir una mentira sería vergonzoso. De cualquier forma, yo sabía todo, y ese
pensamiento me hacía retorcerme. Sin embargo, heriría mi orgullo tener que
disculparme con él. Pasé todo el día y toda la noche pensando qué hacer.

"Su Majestad, ¿se encuentra bien? Está pálida."

"Estaba pensando en algo..."

No podía decirles a las damas de compañía acerca de la droga abortiva, así que le di a la
Condesa Eliza una sonrisa tranquilizadora. No parecía convencida, pero no curioseó más.

Afortunadamente, la delegación del Reino Occidental llegó por la tarde, así que pude
dejar de lado esas preocupaciones por un tiempo. Me encontré con Sovieshu en la Sala de
la Rosa Blanca, pero no me preguntó por mi progreso en la investigación. Me trató
formalmente y yo recibí los saludos de la delegación con una mirada tranquila en mi
rostro.

"... A día de hoy, el Rey Heinley dice que disfrutó mucho de su estadía en el Imperio
Oriental previo a su ascenso al trono."
Cuando el delegado terminó de hablar, un noble detrás de él apareció con una larga caja
dorada. El Marqués Karl, el secretario en jefe de Sovieshu, abrió la tapa y sacó un
pergamino de papel del interior. Se lo entregó a Sovieshu, quien después abrió el
pergamino y leyó su contenido. Sovieshu asintió, luego le devolvió el pergamino al
Marqués Karl.

Durante el proceso, miré las caras de cada uno de los delegados. No los conocía, excepto
por el caballero que a menudo acompañaba a Heinley. Esperaba que hubiera traído a
Reina o al pájaro azul...

Sabía que no podía ir al Reino Occidental en la situación actual que me encontraba, y


deseaba poder enviarle una carta. Me tragué mi arrepentimiento y suavicé la expresión
de mi rostro. La piel me hormigueó cuando sentí una mirada sobre mí, y giré la cabeza
para ver a Sovieshu mirándome con ojos fríos. Miró hacia otra parte, pero su expresión
seguía siendo de disgusto.

"Por favor, dígale esto al Rey Heinley. Como sabrá, la Emperatriz del Imperio Oriental
está muy ocupada y es muy valiosa para nuestro país, así que no puede viajar lejos."

Después de escuchar sus palabras al líder de la delegación, entendí por qué se veía tan
sombrío. Mientras estaba perdida en mis pensamientos, el delegado le había preguntado
a Sovieshu si yo podía ser la representante imperial para la ceremonia de coronación.
"Enviaré al Gran Duque Lilteang para esa misión."

Después de su negativa, Sovieshu se inclinó hacia mí y me habló en voz baja.


"¿Sigues investigando la droga?"

***

Después de habernos reunido con la delegación, volví a mi habitación y me senté


aturdida en mi escritorio.

Hubo un golpe seco en la ventana. Me acerqué rápidamente y vi un pájaro azul


sosteniendo una gran bolsa con sobres. Cuando abrí la ventana, el pájaro azul entró
volando y dejó la bolsa frente a mí.

"¿Tú trajiste todo esto?"

El pájaro asintió y colapsó en la cama con menos decoro del que solía tener. Después de
darle un poco de agua al pájaro, abrí rápidamente una de las cartas.

— No me diste una respuesta definitiva, pero me lo habrías dicho claramente en


caso de que no pudieras venir. ¿Puedo esperar verte? Estaré feliz de verla, Reina.
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 106
Capítulo 106. La Elección De Esta Vez (1)
La carta del Príncipe Heinley estaba llena de expectativas, y parecía contento ante la
posibilidad de que yo asistiera.

'Hubiera sido mejor si el príncipe no tuviera ninguna expectativa...'

Tal como Heinley suponía, consideré la posibilidad de ir cuando escribí esa carta, pero
con el problema actual...

'¿Qué debería hacer?'

No podría asistir a la coronación bajo las circunstancias actuales. Estaba sorprendida por
el escándalo del veneno en la comida de Rashta, y Sovieshu estaba convencido de que
Koshar era el culpable. Poco después, descubrí que mi hermano y su amigo lo habían
hecho. Sería difícil para mí dejar el país por un largo período de tiempo.

"Huuu..."
Me acerqué a mi escritorio, tomé algo de papel de escribir, y sumergí mi pluma en el
tintero.

"Pero estoy alegre de que el príncipe me haya enviado el pájaro azul una vez más."

La delegación llegaría al Reino Occidental con el anuncio de que el Gran Duque Lilteang
sería el representante principal, pero quería ser yo la que le explicara eso al Príncipe
Heinley.

— Tengo muchas cosas urgentes que atender y lamento no poder hacer este largo
viaje. Le envío mis felicitaciones.
Mientras escribía, el pájaro azul comenzó a hacer ruidos extraños a mi lado. Dejé de
escribir y miré para encontrarme con el pájaro observando la carta. Como si hubiera
sentido que lo estaba mirando, de repente miró a un costado y comenzó a picotearse las
plumas.

"¿?"

Parecía como si estuviera tratando de fingir que no estaba mirando. Era bastante
adorable, pero escribir la carta ahora era mi prioridad. Escribí unas líneas más, y después
la até a la pata del pájaro. Cuando terminé, inmediatamente salió volando por la ventana
como si tuviera prisa. Lo observé desaparecer en el cielo por un momento, luego cerré la
ventana y me dirigí al salón.

Después de deliberar conmigo misma hasta la noche, tomé una decisión. Era inútil
debatir si debía decir una mentira transparente que sería fácilmente detectada por
Sovieshu, o si debía tragarme mi orgullo y disculparme. Cuanto más me preocupaba por
eso, más complicado se volvía.

Si me disculpaba, sería el fin de la historia; si decía una mentira, tendría que esforzarme
por mantenerla. Podría cambiar de opinión si esperaba hasta mañana a la mañana, así
que decidí visitar a Sovieshu a pesar de que era tarde.

'Quizá Sovieshu está con Rashta.'

Me di cuenta de eso recién cuando caminaba por el pasillo del palacio del este, pero no
quería retrasar mi disculpa. Afortunadamente, Sovieshu estaba solo en su dormitorio, y
me dejó entrar rápidamente.

"¿Has terminado la investigación?"


Me hizo la pregunta directamente en cuanto entré a la habitación y él cerró la puerta.
Sabía para qué estaba aquí.

Bueno, al menos no tuve que ser yo la que sacara el tema.

"Sí."

Asentí, y el levantó sus cejas, esperando mi respuesta. Un sentimiento de irritación creció


en mí, pero forcé mis labios a que formaran las palabras.

"Como dijiste—"
Antes de que pudiera terminar de hablar, Sovieshu puso su palma sobre mis labios. Cerré
mi boca. ¿Qué estaba haciendo? Lo observé fijamente, y él habló.

"Es suficiente."

"... ¿Qué quieres decir?"


"No tienes que decirlo."

"Querías una disculpa."

"Dije eso durante un ataque de ira."

"¿No está lastimada la Señorita Rashta?"

"¿Por qué hablas de Rashta ahora?"

Bueno, fue el incidente entre mi hermano y Rashta lo que hizo que quisiera una disculpa
en primer lugar. Sin embargo, pareció ponerse de mal humor cuando la mencioné. En vez
de decir algo sobre Rashta, Sovieshu inesperadamente me dio una advertencia.

"Ya que hubo una disculpa, recuerda esto. Esta vez miraré a otro lado para protegerte.
No obstante, tu hermano intentó matar a mi hijo, y si algo similar sucede en el futuro,
elegiré proteger a mi hijo."

"..."

"¿Entiendes?"

No podía creer que Sovieshu estuviera encubriendo las acciones de mi hermano solo
para protegerme. La explicación más probable era que quería prevenir que un gran
escándalo estallara. Vine para disculparme por el terrible error de mi hermano, pero
ahora ni siquiera era necesario mencionar la historia.

"Lo tendré en cuenta."

Respondí lo más tranquila que pude, pero Sovieshu habló más seriamente.

"Eres una persona sabia, así que espero que no cometas el mismo error dos veces. Es en
serio."

***

Sovieshu se quedó en la ventana y miró afuera hacia el pasillo. No podía ver a la


Emperatriz, pero pudo ver una sombra detenerse por un momento antes de entrar al
palacio del oeste. Solo entonces confirmó que ya se había ido, cerró la ventana y salió del
dormitorio. Se dirigió a la habitación de Rashta que estaba cerca.

"La Señorita Rashta está dormida, Su Majestad."

La nueva sirvienta, la cual estaba dormitando contra la pared del salón de Rashta, de
repente se levantó derecha y se reportó rápidamente ante Sovieshu. Era la nueva
sirvienta asignada después de que las anteriores fueran expulsadas.

Él asintió, pero aun así entró directamente en el dormitorio donde Rashta se encontraba
acostada en una gran cama. Lentamente se acercó y la observó. En lugar de despertarla, le
quitó un mechón de cabello suelto de su mejilla y se sentó al lado de la cama. Con una
expresión de preocupación, se inclinó y cuidadosamente apoyó su oído en su estómago.
Fue entonces.

"¿Su Majestad?"

Rashta, a quien Sovieshu creía dormida, lo llamó con voz ronca.

"¿Te he despertado?"
"Hmm... sí. Pero está bien. A Rashta le gusta ver su rostro apenas se despierta."
Ella sonrió tímidamente mientras Sovieshu levantaba la cabeza.

"No escuchará ningún sonido. Ni siquiera ha comenzado a moverse."

"¿Estás bien? ¿Te duele en alguna parte?"

"Durante los últimos días, Rashta tenía palpitaciones, dolor de estómago y de espalda.
Rashta creyó que era por el embarazo... pero debe ser por el veneno. Mi estómago todavía
me duele un poco, así que debió haber sido muy fuerte."

Los dedos de Sovieshu se detuvieron, y pronto pareció angustiado.


"Mejórate pronto. Descansa tranquila que esto no volverá a suceder."

"¿Atrapó al criminal, Su Majestad?"

"Lo haré eventualmente. De todos modos, expulsé a los chefs y sirvientas, y los recién
llegados serán más cuidadosos."

Rashta tomó las manos de Sovieshu y lo miró con sus grandes ojos bonitos.

"Su Majestad. Rashta cree saber quién intentó matar a Rashta y al bebé."

"... ¿quién crees que haya sido?"

"No le diré quién es. Probablemente ya esté entre la espada y la pared."

"¿Te refieres a la Emperatriz?"

"No le diré. No estoy segura."

"..."

"Pero Su Majestad, sin importar quien sea, tenemos que proteger a nuestro bebé. Por
cualquier medio."

***

Al día siguiente, llamé al Marqués Farang de nuevo y rápidamente respondió a mi


llamado.
"¿Sigues enojada?"

"Tengo un favor que pedirte."

"¿Es un favor difícil?"

"No lo dejes hacer lo mismo de nuevo."

Quería decirle a mi hermano que dejara de causar problemas, pero lo omití ya que pensé
que sonaría rudo.

La mirada del Marqués Farang se notó desanimada, como si estuviera intentando dar
lástima, pero yo conocía su verdadera naturaleza. Si Koshar es del tipo que arremete con
furia, el Marqués es del tipo que actúa con calma. Si mi hermano le había pedido que
obtuviera el veneno, él tuvo que haber fingido estar sorprendido antes de aprovechar la
oportunidad.

"Prométemelo."

"Su Majestad, como sabe, Koshar es una persona difícil de—"

"Ya lo sé."
Hablé francamente, y el Marqués Farang me dio una sonrisa tensa. Sin embargo, esta vez
no respondió.

"Te lo dije hace dos días. El Emperador sabe quién es el culpable."

"..."

"Estoy segura de eso. Esta vez lo dejará pasar, pero si hacen algo para dañar a su bebé
otra vez, no se quedará de brazos cruzados."

No fue hasta que le mencioné la amenaza de Sovieshu que el Marqués Farang se puso
serio.

"Así que sean precavidos, los dos. Considérense afortunados de que el Emperador lo esté
pasando por alto. Yo tampoco quiero que se repita el uso de drogas abortivas."
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 107
Capítulo 107. La Elección De Esta Vez (2)
"Escasez de magos..."
Heinley se sentó frente a su escritorio y leyó el informe. Era un documento altamente
clasificado, copiado secretamente de la oficina de magos cuando estaba en el Imperio
Oriental.

Dio un murmullo contemplativo, ya que tenía interés en el número decreciente de


usuarios de magia. El número exacto no se conocía, pero la velocidad de disminución era
inesperadamente significativa.

'Los magos son un pilar en el poder del Imperio Oriental.'


Heinley dio una leve sonrisa y cerró el informe, cuando su mirada fue atrapada por un
pájaro azul aleteando justo afuera de la ventana. Cuando se acercó y abrió la ventana, el
pájaro rápidamente aterrizó dentro de la habitación y jadeó para recuperar el aliento.

"¿Ya has regresado?"

Heinley sonrió y acarició la pequeña cabeza del pájaro con su dedo, y luego desató la
carta de su pata. El pájaro sacudió su cabeza malhumoradamente y tan pronto
como Heinley tomó la carta, dio un paso atrás y se transformó en un hombre.

Por supuesto, era McKenna. Heinley había visto la transformación incontables veces y no
se molestó en mirarlo. En cambio, se concentró en revisar la carta.

"Sufrí por esto."

"Tienes diez días más de vacaciones."

"Hay algunas cosas que sé sin que tengas que decirlas."

Heinley curvó sus labios y recorrió la carta con la mirada, pero su sonrisa pronto se
desvaneció y fue reemplazada por una expresión triste.

McKenna ya sabía lo que decía la carta, modestamente retrocedió e intentó parecer


ocupado poniéndose algo de ropa.

"McKenna".

"Sí, Su Alteza."

"No puede venir."


"¿Estás seguro?"

"No finjas ignorancia conmigo."

"Yo... sí."

Heinley exhaló con fuerza, después dobló la carta y la guardó en un cajón.

"No te esfuerces demasiado. Deberías pensar en tu salud..."


Heinley presionó sus ojos y se sentó en el escritorio nuevamente. Estaba molesto, y no
quería que nadie lo fastidiara.
"Su... Su Alteza."

McKenna, ahora vestido, se acercó al escritorio en vez de irse de la habitación.

"¿Qué sucede?"

Heinley lo miró y McKenna explicó cuidadosamente lo que había escuchado durante su


viaje.

"De hecho, el Imperio Oriental estaba bastante ruidoso. Causó bastante revuelo cuando
una droga abortiva fue descubierta en la comida de la concubina del emperador."
Heinley levantó sus cejas.

"¿Y la Emperatriz está atada por eso?"


"Eso..."

"Hay algo más detrás de escena que no me estás contando. ¿Qué es?"

"Hay una historia que muy pocos nobles del Imperio Oriental conocen. Solo que..."

"¿?"

"Se rumorea que el hermano de la Emperatriz fue quien puso esas drogas abortivas."
McKenna añadió de mala gana que no estaba seguro de si él podía contar esa historia.
Mientras tanto, Heinley estaba en shock.

"¿Que hay acerca de la Emperatriz? ¿Ella se encuentra bien?"


"Tanto la mujer que consumió la droga como el bebé están bien."
"Pero, ¿la Emperatriz?"

"Estoy seguro que está bien, considerando que ella no la consumió."

"No me refiero a eso. ¿Como está tratando a la Emperatriz el Emperador Sovieshu?"

"Todo ya se había calmado para el momento en que llegué, así que no lo sé."

La expresión de Heinley cambió.

Recordó cómo el Emperador favoreció a Rashta en el banquete especial. Mientras


Heinley miraba hacia el pasado, el rostro de alguien triste vino a su mente y su corazón
comenzó a dolerle.

"Así que la Emperatriz no puede venir por eso."


"Eso creo."

"Pero el hecho de que actúe indiferente porque podría preocuparme..."

"¿No hace eso para no parecer débil ante el Imperio?"

Era una observación bastante objetiva, pero Heinley negó con la cabeza. Simplemente se
quedó sentado, y McKenna decidió dirigirse hacia la puerta para irse. Aunque Heinley se
veía profundamente preocupado, este era un problema suyo de carácter personal.

Justo cuando McKenna estaba a punto de abrir la puerta, Heinley habló en voz baja.

"No de este modo."

McKenna soltó la perilla de la puerta y lentamente se dio la vuelta. Heinley estaba de pie
con una inescrutable, pero triste expresión en su rostro. Parecía determinado a hacer
algo.

"Quédate ahí, McKenna."

Tomó una hoja de papel y comenzó a escribir rápidamente algo en ella. Después de unos
pocos instantes había terminado, y le entregó la carta al caballero.

"Por favor, haz una cosa más por mí. Entrégale esto a Elgy."
"¿Quieres que regrese al Imperio Oriental?"

"Eres el más rápido."

McKenna aceptó la carta con derrotada resignación.

***

Sovieshu decidió celebrar una pequeña fiesta para animar a Rashta. Aunque no se
enviaron invitaciones formales, aun así, era un evento real y muchos se congregaron para
asistir. Un tercio de los invitados querían acercarse a la concubina del emperador,
mientras que otro tercio tomó esto como una oportunidad para hacer conexiones con la
alta nobleza.

La Emperatriz no estaba presente, así que el centro de atención recayó sobre Rashta. Ella
reía y conversaba con los invitados, estaba radiante mientras recibía elogios y
adulaciones.

Sin embargo, su sonrisa se desvaneció tan pronto como observó un rostro que no quería
ver.

"Esta joven dama se ha mudado recientemente a la capital desde un área rural remota.
Es una mujer encantadora, así que quería presentársela, Señorita Rashta."

Un noble se acercó a Rashta para presentarle a otro invitado.

Era nada menos que Rivetti, la hija del Vizconde Roteschu. Rashta había sido tomada por
sorpresa de tal manera que no había notado que el noble se había reído a modo de
diversión, ni que varios nobles alrededor intercambiaron miradas maliciosas. Ellos eran
quienes constantemente le hablaban a Alan acerca de "La concubina del Emperador,
Rashta."

Aunque los viejos rumores habían sido enterrados bajo un número de otros escándalos
de alto perfil, algunos nobles aún se preguntaban o estaban convencidos de que Rashta
era de hecho la antigua esclava del Vizconde Roteschu. Algunos incluso apostaban,
diciendo que, si ella realmente era la esclava del Vizconde, reaccionaría de cierto modo
ante Alan o Rivetti.

Rashta repentinamente se dio cuenta que la reunión con Rivetti fue planificada
deliberadamente. No obstante, en lugar de enfadarse, se forzó a sonreír alegremente.

"No nos habíamos visto antes."

Rivetti puso una expresión de sorpresa, pero pronto regresó a una sonrisa también.
Rashta conservó su expresión agradable, pero su corazón se hundía hasta el suelo. Sin
embargo, antes de que pudiera decirle algo a Rivetti—

"Disculpe, disculpe."

Alan apareció de repente, tomando a su hermana por el brazo y diciendo que tenían que
apurarse a volver a casa. Miró a Rashta, pero no la saludó, mucho menos pretendió saber
su nombre.

Como si fueran completos extraños.

Alan y Rivetti se fueron. La emoción se rompió, la pequeña multitud se dispersó


desinteresada. Los espectadores que presenciaron la situación le hablaron gentilmente a
Rashta de nuevo, pero ella ya no pudo disfrutar la fiesta de la misma manera que antes.
Se sentía incómoda estando entre las personas que intencionalmente trajeron a Rivetti, y
que después se voltearon y pretendieron no haberlo hecho con malicia.

En vez de seguir mezclándose con los nobles, buscó la oportunidad y abandonó la sala.
Sin embargo, se encontró con Alan no muy lejos.

Dudó al verla, pero luego se acercó.

"Mi padre me dijo que fingiera no conocerte, pero creo que debo contarte sobre Ahn."
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 108
Capítulo 108. Tengo Que Quitártelo (1)

Ahn era el nombre de su bebé, una información que le dio el Duque Elgy. Pero ahora ese
nombre fue pronunciado en los labios de este hombre.

Rashta palideció y se apresuró a cubrir la boca de Alan.

"¿Estás amenazando a Rashta?"


Alan pareció sorprendido por el tono informal de sus palabras, pero luego sacudió la
cabeza y apartó las manos de Rashta.

"No es así. De Verdad."

"Pero sabiendo que Rashta es la concubina del Emperador... y luego sacando ese tema.
¿No es una amenaza?"

"Escuché que preparaste la mansión en la capital para Ahn."


Los ojos de Rashta se abrieron de par en par. La única persona que sabía que ella pagó
por la residencia era el propio Vizconde Roteschu. Aunque el Duque Elgy le había
prestado el dinero, no sabía para qué lo estaba usando.

Para que Alan dijera esas palabras significaba que el Vizconde Roteschu debió haberle
contado al respecto... pero ¿el vizconde también le dijo a su hijo que había utilizado el
chantaje para hacerlo?

'No. El Vizconde Roteschu no querría decirles a sus hijos que es un chantajista.'

"¿Y qué?"
Ella solo le respondió fríamente.

"Ahn está sano. Es muy hermoso y se parece a ti."


"... ¿Y?"
"Pensé que debía decírtelo."
"¿Por qué necesitas decírselo a Rashta?"
"Has pasado por mucho. Especialmente cuando pensaste que Ahn estaba muerto."

"Me viste sufrir pero decidiste ignorarme."

"Lo siento. Estaba muy asustado."

"Rashta también estaba asustada."

"Lo sé, pero yo tenía más miedo. No tenías nada que perder, pero yo sí. No pensé que
fuera el momento adecuado para dejarlo todo y elegirte—"

"No quiero hablar sobre el pasado."

Rashta miró a Alan con desprecio e hizo eco de sus palabras.


"Rashta tiene mucho que perder ahora. Tú estás pasando por lo mismo, así que me
entiendes, ¿verdad?"
"¡!"

"Tu padre te dijo que fingieras no conocer a Rashta. Entonces hazlo. Y dile a tu grosera
hermana que se comporte correctamente."

Aunque Rashta veía al Vizconde Roteschu como una criatura detestable, para ella Alan
era mucho peor. Esas frías palabras salieron de su boca sin dudarlo.

Rashta fulminó con la mirada a Alan por un momento como si fuera un insecto, luego
pasó rozándolo. Sin embargo, a pesar de su frío comportamiento exterior, su corazón
latía con fuerza en su pecho. Ella encontró realmente gratificante voltear las tornas para
su antiguo amor y señor. Sin embargo, Alan estaba preocupado cuando dijo que no quería
ver a Ahn.

Finalmente, Rashta decidió encontrarse con el Duque Elgy. La única persona a la que
podía consultar sobre esto era con él.

No había nadie frente a su habitación, pero ella simplemente abrió su puerta y entró.
Puede parecer presuntuosa para cualquiera que esté mirando, pero el Duque Elgy le
había dado permiso para hacerlo. Eso solo le dio más seguridad para confiar en él.

Tan pronto como Rashta entró, escuchó al Duque Elgy murmurando para sí mismo.

"Ese bastardo…"

Rashta miró en su dirección y lo vio leyendo una carta en una mano. Había un pájaro azul
sentado junto a la ventana.
"¿Duque?"

Cuando Rashta lo llamó, el pájaro azul se sobresaltó y luego salió volando sorprendido.

"Señorita. ¿Qué la trae por aquí?"


El Duque Elgy dobló la carta y la guardó. Rashta se le acercó con una pregunta en sus
labios.

"¿Hay malas noticias?"


"Oh no, eso no."

"Dijiste algo que sonó duro."

"Creo que mi amigo se está volviendo loco."

"¿Qué?"

"Nada de lo que tenga que preocuparse, Señorita."


Rashta se preguntó quién podría ser este amigo loco, pero el Duque Elgy no parecía
querer hablar sobre eso, y no insistió más. En cambio, le contó sobre el encuentro con
Alan y Rivetti, y lo que Alan había dicho sobre Ahn.

"Como le dije antes, Alan es el que abandonó a Rashta a la miseria. Rivetti es la hermana
menor de Alan, y ella me acosaba en secreto porque no le gustaba que estuviera con su
hermano. Ambos saben lo de mi bebé, y me preocupa lo que pueda suceder."

Después de absorber la información, el Duque Elgy le respondió de una manera relajada


como si su problema no fuera grave.

"Si el Vizconde Roteschu le dijo a Alan que fingiera no conocerte, entonces él quiere que
se quede en su lugar. Sus hijos probablemente estén al tanto de las restricciones."

Fue solo hasta que el Duque Elgy dijo esas palabras que el alivio llegó a Rashta. Pensó de
la misma manera, pero fue más tranquilizador cuando otra persona lo repitió.
"¿Es eso de lo que estás aquí para hablar?"

"Quizás... ¿Conoces a la persona que puso el veneno en la comida de Rashta?"

"No creo que nadie lo sepa. Por suerte, no te hizo daño. ¿Por qué?"

"Ya veo."

"Pero, ¿por qué?"

"Unos días antes de eso... Rashta hizo una promesa personal. Rashta se protegerá a sí
misma y a su bebé."

"Esa es una buena postura."


"Si. El problema es que, tan pronto como tomé esa decisión, descubrí que estaba
consumiendo veneno."

Rashta envolvió sus manos protectoramente alrededor de su vientre.

"Me temo que esto volverá a suceder en el futuro. ¿Hay alguna manera de evitarlo?"

"Hay dos maneras."

"¿Cuáles son?"
"Una es pedirle ayuda al Emperador. No le preguntes directamente, solo sigue diciendo
que tienes miedo. Hará cualquier cosa por ti."

Ese curso de acción era demasiado pasivo, y ella ya lo había hecho. Rashta sacudió la
cabeza.

"¿Qué hay de la otra manera?"

"A veces la mejor defensa es la ofensiva. Antes de ser atacada, deshazte de las personas
que podrían atacarte primero."

Los ojos de Rashta se abrieron de par en par ante sus audaces palabras. Esa manera era
más agresiva, pero era un curso de acción posible. Lo consideró seriamente por un
momento, pero pronto se tornó sombría y sacudió la cabeza.

"El enemigo de Rashta tiene un estatus más alto, más poder y más riqueza. ¿Es eso
posible?"

"¿Sabes quién es tu enemigo?"

"..."

"¿Ese enemigo con más poder es Su Majestad la Emperatriz?"


Rashta dudó, luego asintió.

"Al principio, Rashta quería acercarse a ella. Como hermanas, por supuesto. Rashta está
por debajo de ella, pero como todos siempre elogiaban a la Emperatriz, creí que también
me daría su amor y consideración."
"¿No crees que ella se siente así ahora?"

"Hizo de Rashta una mentirosa y un hazmerreír frente al Príncipe Heinley debido a un


malentendido. Insultó a Rashta haciéndole creer a todos que le había copiado el vestido.
Le dio a Rashta una espada para burlarse, y no hizo nada cuando su hermano me
empujó."

"Hmm."

"Luego ataca al bebé de Rashta solo porque es estéril. Incluso si a la Emperatriz no le


agrada Rashta, ¡¿qué le hizo el bebé?!"

"Correcto."

"Ahora odio a la Emperatriz. Tengo miedo."

Su expresión se convirtió en un ligero terror.

"Si la emperatriz ataca a Rashta, ¿cómo se defenderá por sí misma? No puedo atacar a la
Emperatriz primero."

El Duque Elgy apoyó sus dedos pensativamente contra su mejilla mientras miraba de
cerca a Rashta. Después de un tiempo, una sonrisa apareció en su rostro.

"Solo hay una manera de impedir que la emperatriz ataque."

"¿La hay?"

"Tienes que convertirte en la emperatriz tú misma."

"¡!"

"Está bien. Cualquiera que ocupe el puesto de emperatriz puede cambiar muy a
menudo."

Los ojos de Rashta se agrandaron de sorpresa. Aunque había anhelado las posesiones de
la Emperatriz, esto era algo que nunca antes pasó por la mente de Rashta. Su mayor
sueño era simplemente tener una vida feliz en el palacio, con el amor del Emperador y la
amistad de la Emperatriz, y luego tener sus propios hijos que fueran príncipes o
princesas.
Pero, ¿ser la propia emperatriz...?

'Pero una esclava no puede ser una emperatriz.'


El rostro de Rashta palideció y sacudió la cabeza.
"¡Tú— no deberías decir eso!"
"No es tan difícil. Como dije, la persona que se sienta en el lugar de la emperatriz puede
cambiar a menudo."
Los dedos temblorosos de Rashta no se calmaron fácilmente, y el Duque Elgy llamó a un
sirviente para que le diera una bebida alcohólica suave. Rashta solo tomó unos pocos
sorbos por los nervios, pero su mano continuó temblando.
"¿Puede ser...?"
"Por supuesto."
"Pero con los orígenes de Rashta... eso es imposible."
"Entonces, ¿por qué no cambiar de donde vienes?"
"¿Cambiar?"
"Di que tus 'verdaderos padres' eran en realidad nobles, y que te perdiste en algún tipo de
accidente. Algo así."
"¡!"
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 109
Capítulo 109. Tengo Que Quitártelo (2)

El Duque Elgy se reclinó para descansar sus brazos sobre las rodillas, y le susurró
conspiratoriamente.

"Ahora imagínatelo. Tus padres estaban buscando un bebé perdido. Luego, cuando te
convertiste en la concubina del Emperador y se extendieron los rumores de tu belleza,
vinieron a verte."

"Es como un cuento de hadas ..."

"Es un cuento de hadas. Por eso a la gente le gusta, ¿verdad?"

Un destello entró en los ojos del Duque Elgy.

"Señorita, ¿tiene usted familia?"

"…No."

"Eso no importa. Hay un montón de nobles pobres que pueden servir como tus padres."
El Duque Elgy se rió de satisfacción.

"Puede parecer demasiado obvio si elegimos una familia noble del Imperio Oriental, así
que haré los arreglos con una de mi país."

Rashta estaba demasiado aturdida para responder correctamente.


Padres falsos... no padres criminales que hicieron de su hija una esclava, sino orgullosos.
¡El estatus que consideraba un grillete en su vida, era tan fácil de reemplazar!

Al mismo tiempo, sintió pena por Sovieshu. Ella deseó haberle mentido y contado sobre
los nobles padres falsos desde el principio. ¿Por qué no lo hizo?

'Porque el Emperador no tenía intención de convertir a Rashta en la Emperatriz, por


eso.'

"Señorita."

El duque agitó su dedo frente a Rashta, apartando su atención de sus pensamientos.

"Oh, lo siento."

"¿Entiendes lo que he dicho?"

"Sí..."

"Puede parecer fácil, pero es peligroso. Sin embargo, creo que es la única manera en que
puedes protegerte de la emperatriz."

"Lo haré."

Habló con una expresión decidida en su rostro, y el Duque Elgy se cubrió la boca y se rió.

"Muy bien. Pero debes prometerme una cosa."

"¡Rashta te pagará cuando se convierta en emperatriz!"

"No. No es eso."

"¿?"
"No importa lo que digan, nunca aceptes una prueba de paternidad. De lo contrario,
todos descubrirán que no estás relacionada con tus padres por sangre."

"Por supuesto."

Rashta sonrió y aceptó. Se torció los dedos nerviosamente cuando hizo la siguiente
pregunta.

"Bueno... ¿qué sigue después de eso? ¿Qué debo hacer después de cambiar mis
antecedentes? Solo porque sea una mujer de la nobleza no significa que me convertiré en
la emperatriz."

El Duque Elgy respondió a su pregunta con la suya propia.

"Escuché que no sabías leer. ¿Puedes leer ahora?"

Rashta se sonrojó y respondió en voz baja.

"Puedo leer libros sencillos. También puedo escribir."

"Sigue estudiando, y toma muchas clases."

Una extraña expresión cruzó la cara de Rashta cuando escuchó esas palabras.

"¿Por qué esa mirada en tu cara? ¿Odias estudiar?"

"No es eso... es solo que estudiar no parece ser una forma de atacar..."

"No tienes elección. La Emperatriz Navier tiene una buena reputación."

"Ella está bien preparada."

"Sin importar si está bien preparada o no, un ataque directo a ella solo causaría malas
reacciones. Lo primero que tienes que hacer es elevar tu perfil tan alto como el de la
Emperatriz, y en ese punto si puedes luchar."

Las palabras del Duque Elgy implicaban que Rashta, tal y como estaba, no se encontraba
al mismo nivel de la emperatriz. Se puso de mal humor, pero se vio obligada a reconocer
la realidad de ello.
"Los nobles ignoran a Rashta debido a los prejuicios. ¿Pero eso se detendrá solo por
estudiar?"

"Por supuesto que no. Es por eso que irás hacia la gente común. Hazles creer que puedes
representarlos."

"¡Ah...!"

"¿Sabes que la mitad de los miembros del consejo son plebeyos, no? En realidad, un
legislador de base es simplemente un puesto honorífico y no desempeña muchas
funciones. Pero tienen mucho significado para los plebeyos. Simplemente tenemos que
conseguir que estos legisladores te apoyen."

"¿Cómo?"

"La Emperatriz es popular, pero tiene una imagen excesivamente aristocrática. Nació en
una familia prestigiosa, y se convirtió en princesa incluso antes de su debut en la alta
sociedad y su compromiso con el príncipe heredero."
Rashta intentó imaginar la infancia de la Emperatriz, pero fue difícil para ella hacerlo. No
tenía idea de lo que era vivir una vida así. En realidad, ¿cuál era la diferencia entre la
emperatriz y ella misma? ¿Por qué la emperatriz nació como princesa y ella como esclava?
El rostro de Rashta se oscureció, y el Duque Elgy estudió su expresión.
"Sin importar lo bien que la Emperatriz trate a los plebeyos, no pueden evitar sentir los
muros que los separan. Cava en las grietas. Asegúrate de crear tu imagen como alguien que
puede entender y simpatizar con los plebeyos."
***
Ayer, Sovieshu había organizado una pequeña fiesta para Rashta. No asistí ya que no era la
anfitriona, y de todas formas no era una ocasión oficial.
Sin embargo, escuché que el evento tuvo una buena asistencia, y parecía haber todavía algo
del calor de ayer en el palacio central. Fácilmente escuché a varios oficiales de la corte
susurrando sobre la fiesta de ayer, pero las noticias no parecían malas.
Después de revisar los asuntos importantes que tenían que ser resueltos para el día,
regresé al palacio del este lo más pronto posible. Me relajé en mi salón con mis damas de
compañía hasta que Laura regresó de la excursión de ayer. Entregó las bolsas que tenía en
sus manos a la Condesa Jubel antes de acercarse rápidamente a mí con ojos brillantes.
"¡Hice lo que me pidió, Su Majestad!"
Era algo que había estado esperando. La exuberante expresión de Laura me dijo que el plan
había salido bien.
"¡Lady Alischute le presentó a la hija del Vizconde Roteschu a 'esa mujer' frente a una
multitud!"
"¿Cuál fue su reacción?"
"Esa mujer trató de ocultar su expresión, pero fue demasiado tarde."
Laura no pudo evitar reírse.
"¡Y la hija del Vizconde Roteschu ni siquiera pensó en manejar sus propias expresiones!"
Después de que mi propia reputación se viera empañada por culpa de Rashta, Laura
parecía entusiasmada con mi petición. Movía sus pies a causa de la emoción y luego sonrió
tímidamente cuando la Condesa Eliza la fulminó con la mirada. Sin embargo, su estado dócil
no duró mucho, y golpeó el sofá con energía renovada.
"Pero justo cuando las cosas se ponían interesantes, un extraño se llevó a la hija del
Vizconde Roteschu."
"¿Un extraño?"
"Debe ser el hijo del Vizconde Roteschu. Oh, y el nombre de la hija es Rivetti, Su Majestad."
"Lo hiciste bien, Laura."
Laura se pavoneó por el cumplido.
"Por favor, déjeme hacerlo de nuevo."
"¿Qué clase de persona es Lady Rivetti?"
"Es muy brillante. Aún no ha hecho un debut formal en la sociedad. A Alischute parece
agradarle."
"Dile a Alischute que se haga su amiga y traiga a Rivetti hasta mí."
"¡Sí, Su Majestad!"
Cuando Laura salió del salón para lavarse, la Condesa Eliza habló.
"Pensé que no quería involucrarse con esa mujer. Ha cambiado de opinión."
"La posibilidad de vivir en la ignorancia ya pasó."
Aunque el intento de envenenar al bebé era un plan malvado, Rashta todavía dijo que era
estéril y luego mintió sobre que Koshar la empujó.
Ella quería que su bebé fuera parte de la familia real, así que se lo haría saber con
antelación—
"Hay que trazar una línea apropiada."
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 110
Capítulo 110. La Sugerencia Del Duque Elgy (1)

Los chismes de la fiesta llegaron a oídos de Sovieshu.


Como era un evento relativamente pequeño, el rumor de que la concubina del
Emperador se había encontrado con la hija del Vizconde Roteschu no causó una tormenta
en los círculos sociales. Sovieshu solo se enteró de lo sucedido porque envió a su
secretario para que fuera sus ojos y oídos.

Después de escuchar el informe del Conde Pirnu, la expresión de Sovieshu se volvió


seria.

"Estoy preocupado."

"Tomará algún tiempo para que los rumores desaparezcan por completo. Por suerte,
Lord Alan, hijo del Vizconde Roteschu, se la llevó antes de que las cosas empeoraran."
El Conde Pirnu dijo palabras destinadas a tranquilizar al Emperador, pero eran
verdaderas. Sin embargo, la expresión de Sovieshu, no se relajó.

"Ese no es el problema."

"¿Su Majestad?"

"Los nobles ignoran demasiado a Rashta."

El Conde Pirnu se rió entre dientes, como si la afirmación fuera falsa.

"Hay algunos nobles que ignoran a los plebeyos, pero más personas piensan que Rashta
es una concubina dulce y encantadora. Tal pureza raramente se ve en la alta sociedad."

"¿Piensan que ella es demasiado suave?"

"¿Su Majestad?"

"Ella es dulce y encantadora. Bueno para una primera impresión, pero eso es todo."

"Ah."

"Sería un cumplido para un aristócrata normal, pero Rashta pronto será la madre de mi
bebé. Los nobles tienen que respetarla hasta cierto punto."

"Desgraciadamente... sí. En primer lugar, no le habrían jugado una mala pasada si la


respetaran."

El Conde Pirnu esbozó una sonrisa tímida. Sovieshu tenía razón, pero ¿era posible
mejorar el estatus de una concubina de la que se rumoreaba que había sido una esclava?
Quizás podría hacerse con Rashta, pero llevaría mucho tiempo. Además…

"Su Majestad, tengo algo más que informar."

"¿Qué?"

"Se trata del Vizconde Roteschu."


El Vizconde Roteschu despertó el interés de Sovieshu desde el incidente con el anillo de
la Estrella de la Llama Roja, y mantuvo un ojo en el vizconde a causa de lo ocurrido con la
Duquesa Tuania. Sovieshu no solo vigilaba la finca Rimwell y la mansión recién comprada
por Roteschu, sino que también monitoreaba todos sus movimientos.

No había nada relevante hasta ahora. Sin embargo, el Conde Pirnu parecía querer decir
algo.

"Dime."

"Hay un número sospechoso de personas que entran y salen de la residencia del


Vizconde."

"¿Son su propia gente?"

"No lo creo. Preguntan por la señorita Rashta."

"Quieren saber si ella realmente es una esclava o una plebeya."

"Sí, creo que ese es el propósito."

Sovieshu frunció el ceño.

"Descubre quién está detrás de esto."

"Si, Su Majestad."

Cuando terminaron de hablar de Rashta, el Barón Lant, que había estado escuchando en
silencio la conversación de los dos hombres, se dirigió cuidadosamente al Emperador.

"¿Qué pasa?"

El Barón Lant dio un paso más cerca de Sovieshu.

"Tengo algo que informar sobre la Señorita Rashta. En realidad, la Señorita Rashta me
dijo que le transmitiera una petición."

"¿Petición?"
El Barón Lant era el hombre preferido de Rashta entre los secretarios de Sovieshu.
Sovieshu levantó las cejas y el Barón respondió con voz tímida.

"Si. Ella quiere aprender la etiqueta aristocrática para ayudarla en su vida en la corte."
"¿Etiqueta aristocrática?"

"Creí que era por la misma razón que el Conde Pirnu mencionó."

Los nobles le gastaron una broma en la fiesta y eso seguramente la motivó.


"Muy bien. Asígnale a la mejor maestra."
Sovieshu estuvo de acuerdo de inmediato. Rashta ni siquiera había aprendido a escribir
correctamente todavía. Debía aprender muchas cosas antes de poder vivir
respetablemente como una concubina.

Pero incluso cuando Sovieshu ordenó que se le asignara una maestra, una punzada de
arrepentimiento palpitó en su corazón.
"Me temo que el encanto de Rashta desaparecerá."

"Ella solo actuará más formalmente, Su Majestad."

"Incluso los niños de diez años se comportan de manera similar a los adultos después de
haber recibido lecciones aristocráticas. Rashta será igual a los demás nobles, con sus
frescas cualidades nuevas desaparecidas."

Había tristeza en Sovieshu, pero no se retractó de sus palabras. Rashta ya no sería


emocionante si se volviera como todos los demás, pero debido a que estaba embarazada
de su bebé, su carácter no podría ser ignorado.

Sovieshu suspiró pesadamente y pidió a sus dos secretarios que se retiraran.

***

Era el día en que la delegación partiría para celebrar la coronación de Heinley I.

El representante de la misión, el Gran Duque Lilteang, parecía muy complacido de dirigir


el viaje. Se mantuvo sonriendo para sí mismo cuando escuchó las palabras de aliento de
Sovieshu, pero cuando di mi propio discurso de despedida, fijó su rostro en una
expresión solemne y miró hacia abajo de manera indiferente.

Solía persistir en mí incluso después de que yo continuamente rechazara sus sobornos.


Ahora que tenía una relación de amistad con Rashta, él ya no tenía que actuar de una
manera que hiriera su orgullo. ¿Podría ser esa la razón de la fría atmósfera entre el Gran
Duque Lilteang y yo?
Sovieshu se mantuvo a mi lado, pero no se molestó en hablar conmigo.

Después de un tiempo, fui a una ventana de arriba para observar a la delegación


mientras salían lentamente de las puertas del patio. La multitud se reunió para ver la
procesión mientras serpenteaba por la gran carretera que se alejaba de la capital. Me
entristeció ver a los caballos y los carruajes gradualmente volverse más distantes. El
pajarito también se alejaba.

Siempre era algo, y luego otra cosa. Heinley y yo no podríamos encontrarnos por varias
razones. Esos días habían terminado.

"Solo puedo vivir con la esperanza de que la paz de tu nación sea también tu bienestar."

Cuando la procesión estuvo completamente fuera de la vista, comencé a sentirme


inquieta y me alejé de la ventana. Bajé los escalones uno por uno y puse mi mente en
orden. Mientras atravesaba los sinuosos pasillos para regresar al palacio del oeste, una
voz familiar y arrogante me llamó.

"Su Majestad."

Giré la cabeza y vi al Duque Elgy, que parecía casualmente desarreglado con su camisa
parcialmente desabrochada y su ropa arrugada. Él sonrió mientras abrochaba un botón y
se acercaba a mí.

"Ha pasado un tiempo."


Era amigo del Príncipe Heinley, pero nunca fuimos cercanos. Por el contrario, Rashta era
mucho más amigable con él, por lo que miraba al duque con reticencia. Solo le había
hablado varias veces, pero...

"Quería visitarte de vez en cuando. No suelo tener la oportunidad."


"Si. Espero que haya una buena oportunidad algún día."

"Jaja. ¿Quieres decir que no ahora?"

"Me temo que no."

"Entonces, ¿te importa si camino contigo un rato? Solo mientras nuestros caminos
coincidan."
Hice mi mejor esfuerzo para pasarlo cortésmente, pero el Duque Elgy deliberadamente
mantuvo la conversación. No importa cuán incómoda me sintiera, él seguía siendo el
Duque de Bohean Azul, y no podía rechazarlo tan abiertamente.

"Muy bien."

Sonrió ante mi acuerdo, luego habló más amablemente que antes.

"Pensé que Su Majestad iba a ser parte de la delegación al Reino Occidental."

"Me temo que estoy demasiado ocupada."

"Estarán muy decepcionados."

"¡!"

¿A quién se refería? ¿Estaba hablando de Heinley?

Cuando lo miré, el Duque Elgy sonrió y corrigió mis pensamientos, diciendo "Lady
Rashta."

"¿Qué te hace pensar eso?"

"¿No crees que a Lady Rashta le gusta cuando la Emperatriz está lejos?"

"..."

"¿Di en el clavo?"
"Bueno, eso suena como algo que ella diría."

El Duque Elgy soltó una risita profunda en acuerdo y continuó caminando a mi lado.

"¿Qué piensa Su Majestad de Lady Rashta?"

"Me siento de la misma manera que la mayoría de las emperatrices se sienten acerca de
las concubinas."

"Ah."

Se rió de nuevo.
"¿Por qué evitas tan bien las preguntas?"
"¿Hay alguna respuesta que quisieras?"

"De ningún modo."

No tenía idea de lo que este hombre pretendía. ¿Por qué el amigo de Rashta estaba
actuando amablemente conmigo y haciéndome preguntas extrañas? ¿Quería que la
maldijera?

"Si tienes algo que decirme, dilo, Duque."

Decidí ser más directa, y afortunadamente no me esquivó esta vez.

"Es una cosa fea acosar a los débiles, Su Majestad."

Había una fuerte implicación en sus palabras. El débil significaba Rashta. Pero, ¿qué
quiso decir con "cosa fea"? Sin embargo, al final, no importaba.

"No la toqué primero."

"¿?"

"Si una persona débil viene corriendo hacia ti con un cuchillo, no puedes dejar que te
apuñale simplemente porque es más débil."

"¡!"

"Si el Duque se encuentra con un enemigo débil, ¿tirarás su arma y esconderás sus
puños?"

El Duque Elgy no respondió y se quedó en silencio.


Mientras tanto, llegamos cerca del palacio del oeste. No estaba dispuesta a invitarlo a
entrar, y le indiqué que aquí es donde nos separaríamos. El duque aún reflexionaba
seriamente sobre mis palabras, pero cuando nuestros ojos se encontraron, sonrió.

'¿Por qué está sonriendo así?'

Fue un momento extraño para decir adiós.

"¿Puedes golpearme solo una vez?"


Me sorprendió esta petición absurda.
"¿Por qué debería hacerlo?"
Quería que lo golpeara de la nada. Era ridículo. Le lancé una mirada incrédula, y él
murmuró en voz baja en respuesta.

"Quiero aliviar mi culpa."

"¿Culpa? ¿De qué culpa estás hablando?"

En lugar de explicarse, el Duque Elgy apuntó con sus manos en dos direcciones, una a
donde él debería irse y la otra a donde yo debería ir.

"Aquí estamos, caminando juntos. Ahora tenemos que tomar caminos diferentes. Espero
que regreses a salvo."

¿La culpa que mencionó era por haberse puesto del lado de Rashta?
Si no…

De repente recordé que Heinley fue quien trajo al Duque Elgy aquí. Y esos dos tenían algo
planeado.
'¿Podría la disculpa del Duque Elgy ser por sus planes?'
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 111
Capítulo 111. La Sugerencia Del Duque Elgy (2)

El Vizconde Roteschu se acomodó en un lujoso sofá y sorbió su té con satisfacción.

Era verdaderamente bendecido. Una espléndida mansión, numerosos sirvientes, un


estatus noble, su ciudad natal a la que podía regresar en cualquier momento, dos hijos
confiables, buena salud y una esclava exitosa que lo puso aquí arriba. ¡Qué maravilloso!

Ahora solo le quedaban tres cosas que quería: que la salud de su esposa mejorara para
que pudieran disfrutar juntos de su felicidad, que su hijo se casara con una mujer de
buena familia y que su hija se casara con un hombre de buena familia.

Tenía grandes esperanzas en sus dos hijos, especialmente en Rivetti. Alan no tenía
talento en absoluto, y en estos días pasaba demasiado tiempo mimando a un bebé nacido
como esclavo. Alan no era tan estúpido como para poner en peligro el apellido, pero
tampoco ayudaba a mejorarlo.

Pero él no era como su bella e inteligente hermana, Rivetti. Con el apoyo del Vizconde
Roteschu, podría ascender a lo más alto de la escala social.

"¡Rivetti! ¡Rivetti!"

Estaba de muy buen humor y la llamó con voz cantarina. El mayordomo que le sirvió el té
respondió.

"Lady Rivetti está con sus nuevos amigos."

"¿Amigos?"

"Son todas personas de grandes familias."


El Vizconde Roteschu sonrió ante la respuesta del mayordomo.

"Ella también tiene una personalidad agradable. ¡Se lleva bien con cualquiera!"

"Por supuesto."

El servidor coincidió con entusiasmo. El propio Vizconde Roteschu asintió con


satisfacción, pero tan pronto como vio a su hijo alimentando a su bebé en una tumbona,
su estado de ánimo inmediatamente se volvió agrio.

"¡Dile que se alimente solo! ¿Por qué estás jugando con ese biberón?"

"¿Cómo puede un bebé alimentarse solo?"

"¡Debería ser capaz de hacerlo a los nueve meses!"


"... a los diez meses."

El Vizconde Roteschu chasqueó la lengua.

"No es momento de andar cuidando a un niño esclavo, idiota. Tu hermana hará su debut
en la sociedad este año. ¿Te das cuenta de lo importante que es esto?"

"El tiempo pasa tan rápido…"


"¡No te quedes en casa cuidando a un bebé! ¡Ve a socializar con otras familias nobles!"

El Vizconde Roteschu estaba tan alterado por causa de su hijo que incluso comenzó a
gritar. Esta no era la primera vez que sucedía, y el mayordomo sirvió tranquilamente otra
taza de té mientras el Vizconde seguía gritándole a su hijo.

"¡Por qué no interactúas con otros jóvenes para que alguien pueda acompañar a tu
hermana en su debut!"

"A ella no le gustaría a quien yo elija. Rivetti dice que tengo gustos extraños, padre. De
todos modos, se supone que debe elegir a su propia pareja."

El Vizconde Roteschu bebió su taza de té caliente con ira. Al mismo tiempo, el bebé
estalló en llanto. Después de dejar rápidamente el biberón, Alan calmó hábilmente al
bebé. La vista aumentó la ira del Vizconde y lo hizo sentir como si estuviera a punto de
explotar. Era cierto que el bebé era de su propia sangre y tenía que cuidarlo, pero el
Vizconde Roteschu no podía entender por qué su hijo le tenía tanto cariño a un niño que
ni siquiera podía mostrar delante de los demás.

Fue entonces.
"¡Kyaaaag!"

Se escuchó un grito de emoción desde el pasillo y el sonido de pasos rápidamente


acercándose. El Vizconde Roteschu dejó la taza de té y miró la puerta mientras se abría.

Su encantadora hija Rivetti irrumpió en la habitación. Ella debió haber pasado un buen
rato con sus amigos, y su agradable humor volvió de nuevo.

"Ven aquí, cariño. Te vas a resfriar. Mayordomo, consíguele una manta."

"Si, Señor."

El mayordomo echó un vistazo a un sirviente, que rápidamente dejó la habitación para


hacer el recado. Rivetti corrió hacia su padre.

"¿Pasó algo bueno, Rivetti?"

Estaba listo para elogiarla aunque no fuera nada especial, y le habló con una sonrisa.

"¡Si!"
Pero las siguientes palabras de Rivetti destruyeron por completo sus esperanzadoras
expectativas.

"¡Padre, voy a conocer a Su Majestad la Emperatriz!"


La cara del Vizconde Roteschu se convirtió inmediatamente en piedra.

"¿A quién vas a conocer?"

"¡A la Emperatriz!"
El rostro de Rivetti brillaba de alegría, y saltaba de emoción. Había deseado ver a la
Emperatriz desde que estaba en Rimwell.

"Bien por ti."


El Vizconde Roteschu agarró el biberón y lo arrojó a la frente de su ignorante hijo.

"¿Padre?"

Rivetti quedó muy sorprendida por el extraño comportamiento de su padre. El Vizconde


Roteschu se levantó repentinamente de su sofá como si hubiera entrado en pánico.

"¿A dónde vas?"

"Al palacio. Escucha Rivetti."


"Si."

"Hablaremos de esto más tarde. No hagas nada más hoy, ¿entiendes?"


La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 112
Capítulo 112. Otro Secreto (1)

El Vizconde Roteschu se dirigió directamente al palacio para encontrarse con Rashta.


Ella lo saludó con su habitual mirada de desdén, pero él la ignoró. No mataría a su gallina
de los huevos de oro por un momento de enojo, mucho menos a una gallina que tenía al
Emperador envuelto entre sus dedos.

Sin embargo, no importa lo impactado que estuviera el Vizconde Roteschu por los
nuevos acontecimientos, no estaba tan impactado como Rashta.
"¿Por qué se reunirá la Emperatriz con Rivetti?"

Rashta exclamó sorprendida.

"No lo sé, pero vine aquí porque pensé que sería mejor informarte."

Rashta hizo balance de esta nueva información y murmuró para sí misma.

"... La Emperatriz está investigando sobre Rashta."


Estaba convencida de ello y nerviosamente se mordió el labio. Debería haber
considerado que la Emperatriz husmearía, o que Rivetti iría tras ella. Sin embargo, no
había mucho que pudiera hacer a pesar de su ira.

"Mantenlos callados. Tanto a Rivetti como a Alan."

Todo lo que pudo hacer fue presionar al Vizconde Roteschu.

"Por supuesto."

El Vizconde Roteschu había venido corriendo hacia ella con noticias desagradables, y
ahora tenía una gran sonrisa en su rostro. La ira de Rashta se encendió cuando la vio.
Quería volcar violentamente todas las mesas y sillas de la habitación, pero el Emperador
se enteraría si hacía algo así.

"¿Por qué todos molestan a Rashta? ¡Rashta solo quiere vivir una vida tranquila!"

Aunque el Vizconde Roteschu no tenía nada más que decir, no se fue.

"¿No te vas a ir?"

Rashta miró fijamente al Vizconde Roteschu. Usualmente le hacía demandas excesivas,


ya fuera dinero, joyas, una gran mansión o dinero para contratar a más sirvientes. El
hecho de que probablemente lo hiciera de nuevo hizo que su temperamento se elevara.

"Oh no. No te emociones demasiado."

El Vizconde Roteschu sonrió y se acomodó aún más en su silla.


"No hay necesidad de apurarme."

"¿Qué más quieres?"


"Hablas demasiado rápido, Rashta."

"Eres demasiado lento, así que Rashta tuvo que apurarlo."

El Vizconde Roteschu se encogió de hombros y fingió mirar a su alrededor, luego le


preguntó si tenía un calendario.

"¿Calendario?"

Ella lo miró perpleja y él se echó a reír.

"La primavera es la temporada de debutantes, ¿no lo sabías?"

Ella lo sabía, pero desconocía el por qué lo mencionó.


"¿Y qué?"
Rashta lo miró con un presentimiento y él sonrió de nuevo.

"Tengo una debutante esta primavera."

La expresión de Rashta se puso rígida. Podía adivinar a dónde iba esto.

Un debutante hizo su debut oficial en la sociedad en un baile, por lo que todos se


vistieron de la manera más bella y costosa posible. El Vizconde Roteschu debe estar
esperando que ella pague por un vestido.

"¿Ya gastaste todo el dinero que te di anteriormente?"


Rashta hirvió de irritación. Ya había recibido una gran cantidad de joyas como regalos
para su bebé, por lo que esta vez no tendría que pedirle dinero prestado al Duque Elgy o
al Barón Lant. Sin embargo, ya sea que tuviera dinero o no, no quería ser amenazada, ni
ser forzada a darle un vestido a esa podrida de Rivetti.

"No estoy pidiendo dinero."

"¿...?"

"Hay muchos diseñadores famosos que trabajan para sus clientes de alto perfil sin costo
alguno."
"¿Y?"
"Así que pide tu propio vestido hecho a medida para mi hija."
"..."

"Por supuesto, solo debes usar las telas y joyas más finas. No hay necesidad de
desperdiciar todo ese dinero."

Es mi dinero, no el tuyo, Rashta echaba humo por dentro. No había nada más que
quisiera hacer que matar a Roteschu. Si pensaba en su futuro como emperatriz... ¿no sería
mejor hacerlo ahora?

Los ojos de Rashta brillaron, pero una sonrisa se extendió por el rostro del Vizconde
Roteschu.

"Rashta, por si acaso—"

"¿?"

"Ni siquiera pienses en ello."


Él se rió mientras ella lo miraba desafiantemente.

"¿Pensaste que simplemente entraría al Palacio Imperial sin un plan de respaldo?"

"¿Qué quieres decir?"

"Si algo me sucede— ya sea que esté muerto o que no pueda actuar— hay personas aquí
y allá que divulgarán su secreto en un solo día."

Los ojos de Rashta se abrieron de par en par.


Aquí y allá. ¿Cuántas personas conocían el secreto?

Mirando hacia una temblorosa Rashta, el Vizconde Roteschu sonrió y se fue.

***

"¿El Vizconde Roteschu visitó a la Señorita Rashta otra vez...?"

"Sí, Su Majestad."
"…Muy bien. Gracias por informarme."

Después de que Sir Artina reportara las noticias del Vizconde Roteschu, volví al libro
sobre Rwibt que el Gran Duque Kapmen me había dado. Aunque el comercio con su país
todavía estaba muy lejos, era algo que seguía investigando.

La Condesa Eliza ordenó a las sirvientas que estaban limpiando la habitación que
salieran, antes de dirigirse a mí con una pregunta.

"¿Es porque Lady Rivetti viene mañana?"

"Tal vez."
Laura la fulminó con la mirada y ella soltó un resoplido.

"Creo que están tratando de cerrar la boca de Lady Rivetti de antemano."

"Tal vez."
Di la misma respuesta que antes y asentí. Las damas de compañía intercambiaron
miradas ansiosas entre sí, pero volví casualmente a mi libro. Mi tranquila indiferencia no
era para aparentar. En verdad, no esperaba que Rivetti me hablara de Rashta de todos
modos.

"Lo que quiero no es información de la Señorita Rivetti."

Por supuesto, sería útil si pudiera conocer sobre el pasado de Rashta, pero no era
necesario. Las damas de compañía me miraron con asombro, y lánguidamente pasé una
página de mi libro.

'Todo lo que quiero hacer es darle a Rashta una advertencia.'


Si me reuniera con Rivetti, Rashta se preguntaría por qué lo hice y se volvería frenética
por la preocupación. Eso era todo lo que quería. Ella tenía que saber que nunca podría
estar en una posición digna y honorable.

Cerré los ojos. Ella necesitaba ser más cuidadosa con su comportamiento.
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 113
Capítulo 113. Otro Secreto (2)

Rivetti siguió cambiándose de ropa en preparación para el encuentro con la Emperatriz


al día siguiente. Lady Alischute había dicho que la Emperatriz tenía la frialdad de un alto
noble. ¿Qué tipo de persona era esa? Rivetti no tenía idea.

'Escuché que las hijas de alto estatus pueden convertirse en damas de compañía de la
Emperatriz. ¿Significa eso que no puedo...?'

Rivetti suspiró. Aunque vivía en una mansión en la capital, seguía siendo una dama de
una pequeña finca. Había pocas posibilidades de que ella, una mujer sin conexiones,
pudiera convertirse en una dama de compañía.

Continuó rebuscando en su armario y probándose vestidos cuando llamaron a su puerta,


y el Vizconde Roteschu entró.

"¡Padre!"

Rivetti abrazó al vizconde y luego lo soltó.


"¿Te gusta este vestido? ¿Me queda bien?"
Sin embargo, él permaneció en silencio y no la elogió con su habitual entusiasmo.

"¿Padre?"

Ella lo miró con preocupación y ambos se sentaron en su cama.


"Rivetti. Si vas a reunirte con la Emperatriz mañana, ten cuidado con lo que dices."

Su expresión era inusualmente seria.

"Ya veo. Mi padre está muy preocupado de que pueda ser grosera en el palacio."

Rivetti respondió con confianza, malentendiendo el significado de las palabras de su


padre.

"No seré grosera delante de Su Majestad."


La expresión del Vizconde Roteschu se volvió más seria.

"Tienes que ser más cuidadosa."


"No me deshonraré a mi misma, Padre."
"No. Sobre Rashta y Ahn."

"¡!"

"Sin importar lo que la Emperatriz pregunte, no digas ni una palabra sobre ellos, ni
tampoco que Rashta era la amante de tu hermano. ¿Lo entiendes?"
El ceño de Rivetti se arrugó. Después de ver a Rashta en la fiesta hace unos días y
descubrir que se había convertido en la concubina del emperador, Rivetti se preguntaba
cómo la esclava había alcanzado una posición tan grandiosa. No importa cuánto
le preguntara al Vizconde Roteschu o a Alan, no le respondían nada.

"Rivetti. ¿Entiendes mis palabras?"

"... El Emperador se pondrá celoso si se entera que mi hermano fue el amante de Rashta y
que tiene un bebé."

"Sí. Una familia sin poder como la nuestra será destruida bajo la ira del Emperador. Ten
cuidado."
"..."

"¿Por qué crees que la Emperatriz de repente llamaría a una joven que viene de una
familia débil y que ni siquiera ha hecho su debut social?"

"Es porque Lady Alischute—"

"No, la Emperatriz quiere usarte para mantener a Rashta bajo control. Rashta es la rival
de la Emperatriz."

"¡No estoy siendo usada por nadie!"

"Recuerda. Nunca has conocido a Rashta."

Rivetti tuvo un estallido de ira, pero el Vizconde Roteschu no retrocedió. Le dolía el


corazón al ver la cara malhumorada de su hija, pero si las cosas salían mal, habría que
lidiar con algo más que eso.

"Actúa sabiamente."

El Vizconde Roteschu se levantó y salió de la habitación.

Su hija aún puede ser inmadura, pero ella era brillante. No haría nada que dañara a la
familia.

***

Era el día en que Alischute traería a la hija del Vizconde Roteschu a la fiesta.

Después de haber terminado mis deberes en la audiencia, recorrí varios departamentos


para decidir dónde asignar el presupuesto nacional y revisar el progreso de varios
proyectos.

Mi trabajo se desarrolló sin problemas, regresé al palacio del oeste y me cambié de ropa.
Conocer a niños de la aristocracia no era nada nuevo, pero hoy tenía un propósito
diferente, así que tuve más cuidado al elegir mi ropa.

Después de preparar el té y las galletas, la hija del Vizconde Roteschu llegó un poco antes
de lo esperado, junto con varias otras damas que vinieron a visitarnos.

"Ah, hola— no, ¿cómo está, Su Majestad?"

"Bienvenida, Lady Rivetti."

"¿Usted sabe mi nombre…?"

Su rostro se puso rojo mientras tartamudeaba hola. Ella era mucho más linda de lo que
esperaba. No había tenido mucho contacto con el Vizconde Roteschu, pero de alguna
manera su hija parecía mirarme con respeto y admiración.
La fiesta duró aproximadamente dos horas, y cuando terminó, la Condesa Eliza habló
conmigo.
"Lady Rivetti parece apreciarla mucho, Su Majestad."
Le di una sonrisa silenciosa, y la condesa continuó bromeando.

"Su cara se puso roja cuando entró, y parecía bastante decepcionada de irse."

Sin embargo, la Condesa Jubel era más sombría, como si hubiera algo más importante
que hablar sobre Rivetti.
"Es una lástima que no le haya preguntado acerca de la Señorita Rashta."
La Condesa Jubel parecía haber esperado saber más sobre el pasado de Rashta. Las otras
damas de compañía asintieron en acuerdo e intervinieron.

"¿Por qué no dijo nada sobre la Señorita Rashta, Su Majestad?"

"Quizás Rivetti no ayudaría a Su Majestad."

"No lo sé. Espero que no hayamos hecho que sea más cautelosa."

Incluso las otras damas de compañía comenzaron a preocuparse. Se preguntaban si


Rashta se enteraba de que invité a Rivetti, y luego le decía a Sovieshu, provocando que mi
esposo se enojara conmigo otra vez. De hecho, eso era algo que yo también había
considerado.
Sin embargo, había invitado a Lady Rivetti para demostrarle a Rashta que, 'No puedes
atacar a otros con mentiras.' No iba a permitirme ser la única que fuera provocada. Pero...

"Salió mejor de lo que pensé."


Sí, fue algo bueno llamar a Rivetti... Para tranquilizar a las damas, sonreí y tomé un sorbo
de mi té.

"Me dio suficiente información."

Las damas de compañía se miraron desconcertadas. Lady Rivetti era encantadora, pero
no había dicho una palabra sobre Rashta. Algunas damas tenían expresiones de
confusión, mientras que otras sonrieron ampliamente al darse cuenta.

Más tarde esa noche, después de que la mayoría de las damas de compañía se fueron a
dormir, la Condesa Eliza se quedó. Ella era una de las damas que me entendía, y cuando
solo quedábamos nosotras dos, habló tranquilamente.

"Lady Rivetti parece conocer muy bien a esa mujer. ¿Cierto?"

Asentí.

Rashta era tan hermosa que a menudo era un tema de discusión, y era imposible que
Rivetti no hubiera escuchado hablar de ella. Sin embargo, Rivetti no dijo una sola palabra
sobre Rashta. Llegué a la conclusión de que se vio obligada a mantener la boca cerrada.
"Si Rashta solía ser la esclava del Vizconde Roteschu, ella encontraría tanto al vizconde
como a su hija una espina en su costado."

"Si."

El Vizconde Roteschu incluso había humillado a Rashta en público, lo que hizo aún más
curioso que siguieran reuniéndose en el palacio.

Sovieshu debe saber y aceptar que Rashta era una esclava, a pesar de su intento de
suprimir los rumores. Si el Vizconde Roteschu estaba chantajeando a Rashta, no era por
sus antecedentes.

Considerando todo esto, solo había una respuesta— el secreto que Rashta ocultaba no
era que solía ser una esclava de la familia Roteschu.

"Quizá Rashta tiene otra debilidad que quiere ocultar."

Y no solo el Vizconde Roteschu sabía de la debilidad.


"Investiguemos el entorno del Vizconde Roteschu y Lady Rivetti. No hay nada de malo en
saber con qué secreto la están chantajeando."
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 114
Capítulo 114. ¿Qué Quieres Que Diga? (1)
Rivetti se balanceaba por el blanco pasillo en un estado de ensueño.

Antes solo había visto la apariencia de la Emperatriz en un retrato, pero ahora vio a Su
Majestad sentada y bebiendo té de cerca. La Emperatriz incluso le sonrió y la invitó a otra
fiesta de té unos días después. Para Rivetti, esto era mucho más emocionante que una
espectacular mansión nueva e innumerables sirvientes.

'Debería hornear algunas galletas para la fiesta de té. Estoy segura de que a la
Emperatriz le gustarán. ¡Las galletas de Rivetti son las mejores del mundo!'

Sin embargo, su buen humor se agrió tan pronto como vio a Rashta en el otro extremo
del pasillo. Rashta estaba de pie con los brazos cruzados, aparentemente esperando a
Rivetti.

"¿Qué deseas?"

Rivetti se saltó el saludo cuando sus ojos se posaron en la antigua esclava. Rashta
siempre había sido hermosa, pero ahora realmente parecía un ángel.
No obstante, Rivetti no quedó impresionada. Había odiado a Rashta desde que Alan
comenzó una relación con ella, y el sentimiento seguía siendo el mismo a pesar de que la
pareja ya no estaba junta.

"¿Conociste a la Emperatriz?"

Rashta albergaba sentimientos similares hacia Rivetti, ignorando cualquier broma y


yendo directo al grano.

"¿La Emperatriz? Te quedaste un poco corta con esa pregunta."

"¿Qué le dijiste?"

"Sigue siendo corta."

"¿Qué le dijiste?"

"No te importa."

"… ¿Hablaste?"

"¿Hablar de qué?"
Rashta no podía decir las palabras, "Acerca de tu hermano y el bebé," ella apretó los
labios.

Una sonrisa engreída se extendió por el rostro de Rivetti. Ella sabía lo que Rashta quería
decir, y se dio cuenta que, aunque Rashta era ahora la amante del Emperador, todavía
estaba encadenada al pasado. Si eso saliera a la luz, incluso podría destruirla.

"No sé de qué estás hablando, Rashta. No debes preocuparte demasiado."

Rivetti esbozó una sonrisa burlona.

"¿Por qué hablaría de ti con Su Majestad la Emperatriz? No vales nada."

Las mejillas de Rashta se enrojecieron de ira ante el insulto.

"¿No valgo nada?"


"Así como estar con mi hermano no te hizo una noble, estar con el Emperador no te hará
de la realeza."

Rivetti se rió burlonamente.


La ira de Rashta estalló y le dio una bofetada a Rivetti. Sucedió antes de que se diera
cuenta de lo que estaba haciendo.

Rivetti gritó sorprendida.


"¡Estás loca!"

Rivetti levantó su mano para golpearla de vuelta, pero Rashta se estremeció y se cubrió
el vientre.
Rivetti hizo una pausa. Tal como su padre señaló, Rivetti era una chica brillante. Recordó
de quién era el bebé que llevaba Rashta y apretó los dientes. Podrían intercambiar
insultos, pero esto no podría ser una pelea física. No importa cuánto se reían los nobles
de Rashta, ella seguía siendo la concubina del Emperador y llevaba a su bebé.

"Incluso con violencia sigues siendo insignificante. ¡Insignificante!"


La ira de Rashta aumentó de nuevo. Sin embargo, lamentó abofetear a Rivetti, no porque
Rashta se sintiera culpable, sino porque le preocupaba cómo reaccionaría el Vizconde
Roteschu. Él adoraba a su hija terriblemente.

Las dos mujeres se miraron fijamente entre sí. Finalmente, el encuentro vicioso terminó
cuando Rivetti pasó por delante de Rashta.

'¿Qué debería hacer...?'


Rivetti finalmente desapareció, y Rashta nerviosamente se mordió el pulgar. Rivetti
ciertamente le diría a su padre que ella la había golpeado, y luego el Vizconde Roteschu
vendría a exigirle más dinero...

Rashta no podía contarle su propia versión de la historia a Sovieshu. Además de todo,


aún tenía que conseguirle un vestido de debutante a esa arrogante y desagradable Rivetti.

***

"¿Te divertiste hoy?"

Estaba cenando con Sovieshu. Él habló mientras yo mezclaba silenciosamente mi


ensalada con el aderezo.
"Escuché que invitaste a algunos de los nobles a una reunión. ¿Como estuvo?"

¿Estaba siendo sarcástico porque no invité a Rashta? ¿O porque invité a la hija del
Vizconde Roteschu?

Sin embargo, en este momento, Sovieshu no parecía enojado o burlón. Simplemente


estaba cortando el pescado en su plato.

"Sí, me sentí bastante renovada después."

Respondí a la pregunta como de costumbre en lugar de mencionar el tema de Lady


Rivetti. Sovieshu asintió.

"Sí. Deberías invitar a las personas que te agradan y pasar más tiempo con ellas. Estás
demasiado concentrada en el trabajo, así que es bueno tomar un descanso de vez en
cuando."

"Lo haré."
"No olvides que tu bienestar es el bienestar del país."

"…Si."

Respondí con normalidad, pero observé a Sovieshu cuidadosamente. Habíamos estado


librando una guerra de nervios últimamente, pero ahora su actitud era similar a la que
tenía antes de que apareciera Rashta.

'¿Por qué es de esta manera?'


¿Sovieshu cambió de estrategia? En lugar de obligarme a tratar bien a Rashta, ¿decidió
dar el ejemplo? ¿Quizás pensó que si me trataba bien, también sería más amable con
Rashta?

Repasé varias teorías en mi mente, pero no pude resolver el rompecabezas que era la
forma de pensar de Sovieshu. En cambio, decidí mencionar el tema del trabajo.

"Escuché que la oficina de magos solicitó que enviáramos a un gran erudito. ¿Es eso
cierto?"

"Has oído bien."

Técnicamente hablando, los asuntos relacionados con la oficina de magos y los grandes
eruditos no estaban bajo mi jurisdicción. Sin embargo, el ejército de magos era el bastión
de poder del emperador, y cualquier asunto relacionado con ellos era motivo de
preocupación.
"¿Es por la disminución de los magos?"

"Si."

Presionó sus dedos contra su frente con una expresión sombría.

"Hasta ahora, no está claro si el número de magos nacidos está disminuyendo. Pero hay
un informe que afirma que un mago de repente puede volver a ser no mágico."

"¿Es eso cierto?"

"Tendré que confirmarlo yo mismo."

Era mejor que lo hiciera, ya que no era raro que alguien afirmara que era un mago como
parte de un engaño.

Asentí pensativamente y consideré las circunstancias si fuera cierto. A los leales a la


corona se les permitía un cierto número de soldados privados y un cierto grado de
autonomía dentro de la ley. Sin embargo, no importa cuán grande fuera el señor, no
podrían contratar magos. Ese privilegio era exclusivamente para la Familia Imperial, y
era la fuente de poder del emperador ante la cual los señores y nobles se inclinaban.

Pero si hubiera menos magos...

"Emperatriz."

Sovieshu interrumpió mis pensamientos en voz baja. Dirigí mi mirada hacia él, y me hizo
una petición inesperada.

"Solo sonríe una vez."

"¿?"

¿A qué se debía? Me pareció extraño, pero sonreí como me lo pidió.

"…No así no."


Sin embargo, no estaba satisfecho. Sacudió la cabeza y volvió a preguntar.

"No quiero una sonrisa que hayas practicado en el espejo. Muéstrame una sonrisa real."

Cuando fruncí el ceño, Sovieshu extendió la mano y fingió levantar las puntas de mi boca.

"Solías sonreír bien antes."

¿De qué estaba hablando? Lo miré fijamente y él suspiró con pesadez.

"Solías sonreírme. Desde el fondo de tu corazón."

"Aún sonrío desde el fondo de mi corazón."

"¿Cómo?"
"Realmente estoy sonriendo."
"Me refiero al placer que viene de la verdadera alegría."
"Entonces, ¿no debería haber alegría y felicidad primero?"
En retrospectiva... tenía muy poco para sonreír desde que Reina se fue. Simplemente pasé
mi tiempo charlando con las damas de compañía.
Para mi sorpresa, Sovieshu asintió de acuerdo conmigo.
"Sí, debe ser por un motivo de alegría."
Tocó una campana sobre la mesa. Poco después, apareció un sirviente, empujando un
carrito que llevaba un plato con una gran tapa plateada.
'¿Que es esto?'
Observé maravillada, y Sovieshu hizo un gesto hacia la tapa con los ojos.
"Ábrelo."
Cuando quité la tapa, encontré un anillo de plata dentro. Sovieshu estudió mi cara mientras
hablaba.
"¿Qué te parece?"
"¿Es un regalo?"
Su tono se tornó ligeramente decepcionado.
"Lo es. ¿Hay algo más que quieras decir?
"Gracias."
Sovieshu seguía observándome. ¿Qué esperaba?
Oh. Quería que sonriera. Sonreí levemente y le agradecí nuevamente. Sin embargo,
Sovieshu repitió una vez más, "¿Tienes algo que decir?"
"¿Qué más debería decir?"
"¿Es 'gracias' todo lo que tienes?"
"Este es un anillo de Sodenbrunn. Fue hecho por los tres maestros artesanos del Taller de
Allit y fue encargado por el Emperador Carl Myron durante la guerra hace 156 años. Desde
entonces, se desconocía el paradero del anillo."
¿Era eso lo que él quería que dijera?
Sovieshu suspiró y señaló la comida con su mano.
"Solo come."
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 115
Capítulo 115. ¿Qué Quieres Que Diga? (2)
Rashta pasó una página del cuaderno de bocetos. La diseñadora observó con ojos
nerviosos cómo la joven miraba casualmente sus elaborados dibujos, y tragaba
secamente en anticipación a la respuesta de Rashta.

Rashta era querida entre los nobles y los plebeyos. Todos los diseñadores querían que
usara su vestido para el baile.
"Huuu..."

Rashta suspiró.

"¿No le gusta?"
La expresión de la diseñadora se volvió cabizbaja. Rashta sacudió la cabeza y cerró el
cuaderno de bocetos.
"Sí, no me gusta. Es muy bonito."
La diseñadora, que había querido llorar, se sintió de repente desconcertada. ¿No le gustó
porque era bonito?

"Quizá... ¿le gustaría un estilo más simple?"

¿Rashta tenía preferencia por ese tipo de estilo? ¿No le gustaban los vestidos que eran
demasiado bonitos?

Rashta volvió a negar con la cabeza.

"No."

La diseñadora estaba perpleja, pero Rashta pronto hizo un gesto con su mano para que
se marchara.

La diseñadora se fue, y Rashta dejó caer su frente sobre un cojín del sofá con un pesado
suspiro. Tenía que elegir un vestido de debutante para alguien que detestaba, así que,
¿cómo podría decir que cuanto más bonito era el vestido, menos le gustaba? Rashta no
quería dignificar a Rivetti ni siquiera con un pequeño pañuelo.

"Si no hay nada que quiera elegir, ¿debería seguir buscando?"


La Vizcondesa Verdi se sentó junto a Rashta. Aunque la Vizcondesa inicialmente se
mostró reacia a ella, había estado tratando de mantenerse cerca después de que Rashta
quedara embarazada del bebé del Emperador.

"No es eso."

Rashta cerró los ojos y respondió en un tono hosco. Fue entonces cuando fueron
repentinamente interrumpidas.

"¡Señorita Rashta, Señorita Rashta!"


La sirvienta Delise irrumpió en la habitación. Era una de las dos sirvientas recién
asignadas a Rashta. Aunque Delise no tenía experiencia como sirvienta, amaba a su
señora, era dedicada y estaba muy motivada. Por eso, y por el hecho de que no tenía
experiencia, Sovieshu la había elegido.

"No hables tan fuerte, Delise."

A pesar del regaño de la Vizcondesa Verdi, la sirvienta simplemente se encogió de


hombros.

"Está bien. ¿Qué pasa, Delise?"

Rashta esbozó una sonrisa amable, y Delise se acercó rápidamente a ella.

"Su Majestad la Emperatriz pronto organizará una fiesta de té."

"¿Fiesta de té?"

Rashta miró a la Vizcondesa Verdi, quien calculó las fechas en su mente por un momento
antes de hablar.

"Si. Suele celebrar una fiesta de té en esta época para las jóvenes damas de la capital."

Rashta miró al suelo. Sabía que no debía esperar una invitación.


"Entonces, ¿qué hago? La Emperatriz no invitará a Rashta."

"No se preocupe, ella enviará las invitaciones ahora. Sin duda será invitada."

Rashta sabía que no debía tener expectativas, pero se aferró a una pizca de esperanza.
Aunque la Emperatriz claramente la odiaba, todavía tenía un sentido de dignidad. Ignorar
a Rashta tan abiertamente podría causar que la Emperatriz pareciera fría y perdiera
prestigio.

Sin embargo, mientras los rumores de que otros nobles recibían invitaciones se
esparcían, ninguna invitación llegó a Rashta.
Cuando el Duque Elgy vino a visitarla, ella finalmente estalló en lágrimas.

"Rashta es la persona más impotente aquí. La emperatriz está tratando de aislar a


Rashta."
"¿Qué sucede, Señorita?"

Después de enterarse de la fiesta de té, el Duque Elgy chasqueó la lengua.

"La persona más influyente en la sociedad no debería tomar la iniciativa de ignorarte. No


es diferente de la intimidación, ¿no?"

"Si. La emperatriz es ese tipo de mujer."

Rashta sollozó empapada en lágrimas.

"¿Has encontrado padres adoptivos para Rashta?"

"Hmm. Aún no. Las condiciones deben cumplirse lo mejor posible."

"¿Condiciones...?"

"Tengo que encontrar a una persona que realmente haya perdido un hijo."

"¡Ah!"

"Déjamelo a mí. Más importante aún, ¿cómo vas a manejar esto?"

"¿Manejar esto?"

"La Emperatriz está tratando de deshacerse de ti. ¿Simplemente te dejarás lastimar?"

"Pero... Rashta no ha sido invitada."

"Si. Es mejor no ir de todos modos."

"Entonces, ¿qué debería hacer Rashta?"

Más lágrimas amenazaban con derramarse de sus ojos.

"No me digas que intente hacerme su amiga. Ya lo he intentado lo suficiente."

Había una cálida sonrisa en los ojos del Duque Elgy mientras se sentaba más cerca de
Rashta.
"Organiza una fiesta de té el mismo día que la Emperatriz."

Si Sovieshu exudaba un carisma frío y arrogante en el apogeo de su poder, el Duque Elgy


era exactamente lo contrario. Aunque tenía un alto estatus social, no le importaba
rebajarse al nivel de otras personas cuando era necesario. Las mejillas de Rashta se
enrojecieron cuando el Duque Elgy la miró a los ojos.

"No sirve de nada hacer una fiesta el mismo día. Los nobles nunca elegirían a Rashta
sobre la Emperatriz."

"Exactamente."

"Entonces, ¿por qué esa sugerencia? Rashta quedaría como un chiste."

"Si no haces nada, no pasará nada."

"Entonces, ¿quieres que quede como un chiste?"

Ella lo miró desconcertada, el Duque Elgy sonrió y sacudió la cabeza.

"Es para obtener simpatía."

"¿Simpatía…?"

"La Emperatriz invitó a los nobles pero no a la concubina del Emperador."

"¿?"

"Míralo de esta manera: la Emperatriz y la concubina celebraron una fiesta de té el


mismo día, pero los nobles no fueron a la fiesta organizada por la plebeya. Fue por culpa
de la Emperatriz."

El Duque Elgy sonrió peligrosamente y presionó su dedo en el extremo del sofá.

"¿Te sientes diferente ahora?"

"¡Ah!"
"Como le dije, es a los plebeyos a quienes debes agradarle, y ellos no saben nada sobre la
nobleza. Si vas a llegar tan lejos para crear rumores, entonces crea una historia que sea
emocionante."

"¿Crear una historia ...?"

"Digamos que la Emperatriz deliberadamente organizó una fiesta de té el mismo día que
tú."

"¡!"
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 116
Capítulo 116. Una Persona Que Difunde Rumores, Una Persona Que Se Aprovecha
(1)

Hace unos días, le prometí a Rivetti y a otras jóvenes que celebraría una fiesta de té
pronto. Envié invitaciones a todas las asistentes ese día honrando mi promesa. Por lo
general, celebraba una fiesta de té para todos los nobles de las cercanías en esta época del
año, por lo que tener a Rivetti presente no daría motivos para que Sovieshu se enoje.
Rashta no era un miembro de la nobleza, así que no la invité.

El día de la fiesta de té, Rivetti fue ligeramente objeto de burlas por haberse vestido
como si fuera a un baile, pero en general se llevaba bien con los demás nobles. El
ambiente de la fiesta fue brillante y agradable en todo momento.

Cuando la fiesta terminó y la mayoría de los otros nobles se fueron, le sugerí a Rivetti
que me acompañara a caminar un rato.

"¿E-Enserio?"

La voz de Rivetti tembló, y rápidamente se puso a mi lado con un grito de alegría.


Caminamos por el sendero que comienza en el palacio del oeste y conduce hacia el Jardín
Plateado. No le pregunté sobre Rashta o la finca Rimwell. Si el Vizconde Roteschu le
había advertido a Rivetti con antelación, no me gustaría que subiera la guardia.

"T-Tengo un retrato de usted, Su Majestad."

"¿Un retrato de mí? ¿De Verdad?"

"Si. Lo... lo compré."


"¿Venden ese tipo de cosas?"

"Son muy populares. Los tengo organizados por tipo."

"Si los compraste por tipo, entonces, ¿tienes más de uno?"

"Oh, bueno…"

"¿Cinco?"

"..."

"¿Diez?"

"..."

Sus mejillas se tornaron rosadas y las lágrimas de vergüenza amenazaron con


derramarse de sus ojos.

"T-Treinta."

"¿Realmente tienes treinta retratos de mí?"

Rivetti asintió y se sonrojó hasta la punta de sus orejas.

"No soy rara."


"Nunca dije que lo fueras."
Los hombros de Rivetti cayeron en alivio y se rió. Sin embargo, todavía parecía lamentar
haber hecho su embarazosa confesión.

"No llores porque creas que eres extraña, ¿hmm?"


"Yo... sí. Está bien."

"Todavía hay lágrimas. ¿Segura que estás bien?"

"Sí... es solo que no creo que el retrato sea tan maravilloso como la Emperatriz."

Mientras caminábamos por el sendero, vi a Rashta salir del palacio del sur. A su lado
estaba el Duque Elgy. Ella no estaba muy lejos, y nuestros ojos se encontraron.
El buen humor de Rivetti se oscureció en cuanto vio a Rashta. Rivetti notó que la miraba
y rápidamente ajustó su expresión a una más agradable, pero ya había visto la hostilidad
en sus ojos. Sobreviviría bien en la alta sociedad.

Rashta y el Duque Elgy se acercaron.

"No esperaba verla de nuevo, Su Majestad."


El Duque Elgy esbozó una sonrisa y luego miró a Rivetti a mi lado. Ella se estremeció bajo
sus agudos ojos y se inclinó más cerca de mí.

"¿Quién es esta bella dama a su lado, Su Majestad?"

El Duque Elgy me miró con una sonrisa radiante. No parecía un cumplido hecho con
buenas intenciones.

Mientras tanto, Rashta miraba a Rivetti con abierto disgusto. Estaba a punto de
presentar a Rivetti como "la hija del Vizconde Roteschu," pero cuando vi la cara de
Rashta, cambié de opinión. Recordé cómo la concubina había querido llamarme antes.

"Ella es una nueva joven dama aquí."


Deliberadamente elogié a Rivetti, luego le di mi más dulce y gentil sonrisa.

"Me agrada tanto que desearía que fuera mi hermana menor."

Rivetti había estado mirando a Rashta, pero luego saltó y se sonrojó cuando la llamé mi
hermana.

"Su Majestad…"

Rivetti habló con asombro. Mi sonrisa se amplió.

"Si no es una carga demasiado pesada para ti, ¿podrías llamarme hermana?"

Los ojos de Rivetti se abrieron de par en par cuando los pensamientos de Rashta
desaparecieron por completo de su mente. La reacción de Rivetti fue realmente linda.
Ajusté su capa y acaricié sus hombros de una manera familiar.
Aunque mis acciones fueron deliberadas, Rashta parecía mucho más herida de lo que
esperaba. De hecho, me sorprendió internamente.

'La relación entre Rashta y Rivetti podría ser mucho peor de lo que pensaba...'

***

Esa noche, Rashta se quejó a Sovieshu de que nadie había asistido a su fiesta de té
excepto el Duque Elgy, y todos los demás nobles habían ido a la fiesta de la Emperatriz.
"Deberías haberla celebrado otro día."
A Sovieshu le pareció extraño, pero abrazó a Rashta con simpatía.
"Rashta no sabía que nadie vendría."

"Si alguien recibiera una invitación de usted y de la Emperatriz, por supuesto asistiría a
la fiesta de la Emperatriz."

"No creo que ella haya invitado a todos los nobles."

Rashta infló sus mejillas e hizo pucheros. Aunque el Duque Elgy le había dicho que no
vendría nadie, había asumido que al menos uno o dos de los nobles que no habían
recibido una invitación de la Emperatriz habrían asistido. Pero incluso aquellos que no
fueron invitados por la Emperatriz no vinieron a su fiesta. Según el Duque Elgy, no
querían parecer estar en conflicto con la Emperatriz. Aún así, las heridas dejadas en el
corazón de Rashta no desaparecieron.

Y luego, estaba Rivetti. ¿Cómo podría la Emperatriz tratar a esa odiosa y miserable
Rivetti como una linda hermanita ...?

"No te preocupes demasiado por eso. El Duque Elgy vale por diez hombres."

"¿La Emperatriz odia mucho a Rashta?"

"La Emperatriz es... es como la madera."

"¿?"

"Es indiferente a sus propios sentimientos, mucho más a los de otras personas."
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 117
Capítulo 117. Una Persona Que Difunde Rumores, Una Persona Que Se Aprovecha
(2)

Decepcionado por el fracaso de las drogas abortivas, así como por las continuas
molestias que sufría Navier, Koshar estaba más decidido a desenterrar información sobre
Rashta por su cuenta.

Navier había dicho, "Incluso si eliminas a Rashta, el Emperador traerá una nueva
concubina." ¿Y qué? Era una cuestión de eliminarlas también. ¿Y si otra concubina
apareciera de nuevo? Atacaría una vez más. Todos los emperadores tenían concubinas,
pero ¿qué importaba? Los emperadores no se casaban con ellas.

'Hubiera sido más fácil si su esposo no fuera el emperador.'

Koshar mantuvo los ojos fijos en la nuca del Vizconde Roteschu mientras lo seguía.
Después de varios días de investigación, Koshar sabía que el Vizconde Roteschu estaba
ayudando a Rashta. De hecho, el Vizconde ni siquiera ocultó el hecho, alegando que
debido a que su error había causado problemas a Rashta, quería compensarla...

'No puede ser.'


Justo entonces, el Vizconde Roteschu entró en un bar. Koshar esperó una cantidad
moderada de tiempo afuera antes de entrar.

El bar estaba lleno de actividad y alboroto. La mayoría de sus clientes eran plebeyos,
pero como era un establecimiento vintage, había algunos nobles dispersos.

El Vizconde Roteschu estaba sentado en una mesa, aparentemente disfrutando de la


atmósfera. Tenía dos amigos más sentados frente a él. Su mesa estaba vacía, como si aún
no les hubieran servido.

Koshar trató de encontrar un asiento cerca, pero no había ninguno, por lo que se vio
obligado a tomar una mesa en el segundo piso. No podía distinguir la voz del vizconde,
pero era capaz de observarlo desde su nueva posición ventajosa.

"¿Qué le gustaría ordenar, señor?"

Un mesero que no parecía mayor de dieciséis años apareció a su lado. Koshar señaló
hacia la mesa del Vizconde Roteschu.

"Lo mismo que ellos."

El mesero giró la cabeza hacia donde Koshar estaba indicando.

"Sería mejor que te sentaras con ellos a conversar."


Koshar le dio al mesero una pequeña joya, y los ojos del mesero se abrieron de par en
par antes de guardar el pequeño tesoro. A veces recibía propinas en monedas de plata, y
una vez una moneda de oro, pero esta fue la primera vez que recibió un pago tan grande.
"Por favor, espere. Traeré su pedido pronto."
El mesero inclinó la cabeza rápidamente y se apresuró al primer nivel. Mientras Koshar
observaba, podía ver al mesero deambulando por el grupo de Roteschu y sirviendo su
orden.

Koshar finalmente se relajó y se recostó en su silla. Comenzó a captar la conversación de


los clientes de los alrededores.

Sin embargo, una vez que lo hizo, no pudo relajarse.


"Entonces, ¿Su Majestad la Emperatriz...?"

"Si. La concubina del Emperador tuvo una fiesta de té, y la Emperatriz celebró una en la
misma fecha a propósito."

"Vaya. No puedo creerlo. ¿Entonces la emperatriz la está acosando?"

"Bueno, nadie asistió a la fiesta de la concubina."

"Una concubina es solo una concubina. Cosas así también suelen suceder."

"Por supuesto. Pero la concubina es una persona común como nosotros. Tal vez la
menosprecian por eso."

"Si. Los nobles la atormentan y la ignoran."

"He visto a la concubina antes en un baile. Ella es un verdadero encanto."

"También he escuchado eso. Todos los nobles estaban actuando condescendientemente,


y ella es la única que se llevaba bien con los plebeyos."

"Incluso sin verlo con mis propios ojos, es obvio cómo la tratan en el palacio."

"Yo estoy de su lado."

"Sí, la Emperatriz es precisamente una de esas personas."


Aunque sus oídos captaban conversaciones aquí y allá, estaba claro que la gente hablaba
del Emperador, la Emperatriz y la concubina.

Koshar estudió a las diversas personas que estaban hablando. Alrededor de la mitad de
ellos se veían sospechosos. Algunos hablaban como si conocieran las intenciones de la
Emperatriz, y difundían, astutamente, rumores de que era una acosadora. Sin embargo,
rumores aún más desagradables estaban empezando a circular.

"El Emperador no tiene carácter y la Emperatriz es una mujer cruel."

"Si tienes una concubina, debes protegerla adecuadamente."

"¿Cómo pudo una plebeya como Rashta convertirse en concubina? El emperador debe
haberla forzado."

"Quizá. La Emperatriz parece no ser consciente de ello y solo atormenta a Rashta... tch."

Al principio, Koshar sospechó que estas personas fueron enviadas por la gente del
Emperador, pero no parecía ser el caso, ya que también lo estaban despellejando.
'¿Fue ella?'

Koshar apretó los puños.

***

Habían pasado cuatro días desde la fiesta de té. El Marqués Farang vino a contarme los
rumores que circulaban últimamente.

"Para que ese rumor esté circulando..."


No fue una historia agradable de escuchar. Me miró a los ojos con simpatía mientras
tomaba un sorbo de café, luego dejó la taza y confesó.

"Koshar lo escuchó."

"Mi hermano…"

Cuán molesto debe ser para él escuchar tales calumnias en contra de su hermana menor.
Me dolió el corazón.
El Marqués Farang continuó con voz vacilante.

"No se enoje tanto, Su Majestad. Koshar escuchó los rumores pero no hizo nada."

"... No estoy enojada. Estoy triste."

"¿Oh?"
"De verdad."
El Marqués me miró, perplejo, y habló cuidadosamente.

"¿Quieres que haga algo al respecto? Puedo hacer que Rashta parezca una mujer
malvada."

"Eso me carcomerá."
"¿Cómo así?"
"Algunos creerán en nuestras palabras, pero otros creerán en las palabras de Rashta. Si
eso continúa, luego surgirá la idea de que 'ambas son iguales' y la Familia Imperial se
convertirá en un hazmerreír."

El marqués se estremeció y se quejó.


"Pero no estarás jugando en sus manos."
"La gente se fijará en las acciones, no en las palabras."
"Y tus acciones hablan por sí solas. Pero Su Majestad, la gente no cree en la perfección.
¿Siempre te admirarán si haces lo correcto? No. Aunque la gente ama a los héroes, lo que
más les gusta es un héroe caído."

"Marqués Farang. 'Esa mujer' puede manipular la opinión pública para su propio
beneficio, pero yo no. Soy la emperatriz y debo pensar en mi país y en mi gente."

No sabía si Rashta estaba detrás de esta nueva ola de rumores, o si era el Duque Elgy o el
Vizconde Roteschu. Sospechaba del Duque Elgy. Sin embargo, sin importar quién lo hizo,
los tres eran tontos.

"Ya sea que se me considere la villana o a Rashta, al final el Emperador será visto como
un hombre sin carácter que se doblega con demasiada facilidad ante los demás. Dañaría
su dignidad. Una mala opinión pública dificulta la gobernanza."

"¿Te preocupas por Su Majestad en medio de esto?"

"Es una perspectiva a largo plazo."

¿Yo brillaría si Sovieshu se convirtiera en un emperador incompetente? No. Si lo


removieran de su cargo, me convertiría en una emperatriz depuesta. No importa lo
horrible que fuera, tenía que cuidarlo mientras estuviera en el trono. Incluso si eso me
causaba daño ahora mismo. Por otra parte...
"Vigila al Duque Elgy."

"¿Te refieres al playboy?"

"Si."

Causaría ya suficientes problemas que Rashta manipulara la opinión pública para sus
propias ambiciones personales, pero...

Sería absolutamente peligroso si el Duque Elgy estuviera involucrado. Era un extranjero


que no tenía interés en la fuerza del Imperio Oriental.

El propio Duque Elgy dijo que el Príncipe Heinley lo había llamado aquí y había estado
planeando algo. No había nada de malo en ser cuidadosa.

***

Al mismo tiempo.

El Rey Heinley I era el monarca recién coronado del Reino Occidental. La gente bailaba
con música animada a modo de celebración, mientras que las delegadas extranjeras
lanzaban miradas de interés a ese joven rey soltero.

Heinley sonrió e hizo todo lo posible por relajarse mientras recibía y agradecía a sus
invitados. Escuchó el emocionado parloteo de la multitud, pero la sonrisa que flotaba en
sus labios era solo una línea fina.

Su estado de ánimo fue aún más pronunciado cuando vio al Gran Duque Lilteang, el
enviado del Imperio Oriental. Heinley se sintió abatido cuando supo que la Emperatriz no
acudiría a su coronación, pero no reveló su desilusión al Gran Duque Lilteang.

El Duque estaba encantado con la hospitalidad de Heinley y se rió alegremente durante


su conversación. Sin embargo, cuando el Gran Duque Lilteang sacó a relucir el tema de la
potencial reina, Heinley no pudo evitar sentirse molesto.

"Todavía no has encontrado una reina. ¿Es por la Señorita Rashta?"

"…¿Por qué piensas eso?"

"Jajajaja. Toda la nobleza en mi país lo cree así."


Lilteang se rió a carcajadas, todavía creyendo que Heinley estaba enamorado de Rashta.
McKenna, que estaba de pie detrás de Heinley, casi chasqueó su lengua en desaprobación.

Mientras tanto, Heinley seguía sonriendo rígidamente, una hazaña que podría
considerarse impresionante. Sin embargo, cuando el Gran Duque insultó a la Emperatriz
Navier para elogiar a Rashta, McKenna se sorprendió tanto que quedó boquiabierto.

"La Emperatriz ha estado tratando a Rashta como arroz sobrante desde que la concubina
quedó embarazada. Si viera la forma en que la Emperatriz Navier acosa a la Señorita
Rashta, Su Majestad, su corazón se rompería."

McKenna estaba a punto de bloquear los oídos de Heinley, cuando el rey dio una
respuesta inesperada.
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 118
Capítulo 118. Quiero Ser Como Tú (1)

"Oh, ¿eso está sucediendo?"


Heinley no intentó aclarar el malentendido. Los ojos de McKenna se agrandaron tanto
como unos discos. ¿Qué le pasaba a Heinley? McKenna no podía comprender qué estaba
pensando.

El Gran Duque Lilteang simplemente sonrió, permaneció sin ser corregido e ignorante
incluso después de haberse marchado.
"Aunque no digas la verdad sobre quién te gusta, ¿por qué al menos no aclaraste el
malentendido?"
McKenna confrontó a Heinley cuando estuvieron a solas. El desconcierto del caballero
estaba en su punto más alto, pero Heinley simplemente sonreía mientras desabrochaba
los botones de su chaqueta.
"¿A quién beneficiaría eso?"
"En primer lugar... a mí. Ya que así no estaría tan confundido."

"¿A quién más?"


"Bueno, para un futuro lejano, estaría bien para el Gran Duque Lilteang. Habría dicho
menos tonterías desagradables delante de usted."

Heinley terminó de desabrochar todos los botones de su chaqueta y la arrojó a un lado.


Mientras tanto, McKenna tomó su ropa y la dobló cuidadosamente mientras esperaba la
respuesta de Heinley. Heinley era un rey mientras McKenna nació fuera del matrimonio,
pero aún tenía sangre real. Sin embargo, estaban acostumbrados a hacer esto por sí
mismos, ya que viajaban a menudo fuera de la corte.

"He pensado en tu consejo."

"¿Y?"

"¿Por qué no me libré del malentendido? Es porque seguí tu consejo."

"... ¿Cuándo he dicho tal cosa?"

"Nadie daría la bienvenida a una reina que les trajo la guerra."

"S... Sí. Yo dije eso."

McKenna miró a Heinley confundido. ¿Qué tenía que ver eso con no aclarar el
malentendido con el Gran Duque Lilteang? Heinley sonrió, sentado en la cama con solo
los pantalones puestos.

"Vamos a ir a la guerra, ¿cierto?"

"Si."

"No es una guerra que decidí por Reina. Al menos, no fue el detonante."

"Eso nunca es el detonante."


Por el contrario, era exactamente lo opuesto. Cuando McKenna estaba en el Imperio
Oriental, pensó que Heinley podría abandonar la idea de la guerra por la Emperatriz
Navier. A pesar de que Heinley estudiaba constantemente libros de leyes y mapas, había
enviado cartas secretas a la emperatriz durante meses. Sin embargo, McKenna terminó
equivocándose.

"Pero si hay una historia sobre cómo amo a Reina, la gente siempre la asociará con la
guerra. La rechazarán como la causa de la misma."

"Bueno, supongo que sí."


"No quiero enredar a Reina de esa manera. Tenías razón. Le dejaré eso a otra persona."
Los ojos de McKenna temblaron.

"Tienes razón, pero... ¿ha habido un cambio en ti?"


"Eres inteligente, McKenna."

"Eres demasiado fácil de interpretar, Su Majestad."

"¿McKenna?"

"…Si."

"Le pondré un escudo para que esté protegida de las lenguas difamatorias."

McKenna quedó momentáneamente atónito. Entendió lo que Heinley quería decir, pero
no pudo evitar preocuparse. Heinley se había estado preparando para la guerra contra el
Imperio Oriental durante mucho tiempo. En el proceso, conoció a la Emperatriz Navier y
se enamoró de ella. Apasionadamente. Con gran intensidad.

McKenna no sabía lo que Heinley estaba planeando a continuación, pero no creía que
fuera a forzar a la Emperatriz a estar a su lado. ¿Podría esa orgullosa mujer ser capaz de
aceptar que su oponente era también su amigo?

"McKenna. Después de aplastar al Imperio Oriental, voy a llenar por completo las bocas
de las personas que insultaron a Reina con piedras."

"Piedras ..."

"Después de hacer eso, coseré sus bocas y haré que se postren ante ella."

Heinley esbozó una sonrisa perversa y McKenna chasqueó la lengua.

"Muy bien, Su Majestad. Sin embargo... ¿no debería preocuparse primero de si la Reina
Navier aceptará al rey del país que la atacó?"
"¿Debería?"

"Sí. El amor y la amistad se destruirán primero..."


"..."

"Ni siquiera pudiste ganar su corazón como príncipe de un país. ¿Cómo vas a ganar su
corazón como el rey enemigo?"

"Los pájaros bailan cuando se cortejan, McKenna. Somos pájaros."


"Un baile de cortejo..."

"¿No crees que funcionará?"

Heinley fue tan serio que McKenna no sabía si estaba bromeando o hablando en serio.
McKenna desvió la mirada y mintió.

"Funcionará. Si bailas bien."

***

La primavera estaba empezando lentamente a despertar el paisaje. Los días no eran tan
fríos, aunque el viento todavía podía afectar a la punta de la nariz.

Estaba leyendo un libro junto a una ventana abierta. Casi había terminado de leer todos
los libros que el Gran Duque Kapmen me había dado, y este era uno de los tres restantes.
Aún así, era una lástima que no haya sido posible hacer ningún acuerdo comercial con
Rwibt. Si las cosas hubieran funcionado bien, ser el centro de comercio entre dos
continentes podría haber traído grandes beneficios...

'La delegación pronto regresará de la coronación.'

Quería escuchar directamente de la boca del Gran Duque Lilteang que Heinley ascendió
al trono con seguridad.

Miré las hojas verdes que comenzaban a emerger de las ramas de afuera, extendí la mano
y agarré la manija de la ventana. La primavera trajo una nueva calidez, pero todavía hacía
demasiado frío para dejar las ventanas abiertas durante mucho tiempo.

Sin embargo, antes de cerrar completamente la ventana, vi un pájaro azul volando hacia
mí. El pájaro hizo un círculo alrededor de la ventana, luego se abalanzó y aterrizó en el
alféizar.

"¡Amigo de Reina!"
Era el otro pájaro que el Príncipe Heinley crió. Grité de alegría ante su aparición, y el
pájaro saltó hacia mí. Después de cerrar la ventana y traerle un cuenco de agua, noté un
anillo en un collar colgado alrededor de su cuello.

'¿Por qué tiene eso ahí?'


Me pareció extraño, pero no toqué el anillo y simplemente abrí la carta que estaba en la
pata del pájaro. La respuesta a mi pregunta estaba escrita dentro.

– El anillo es un regalo para ti, reina.

– Ojalá fueras mi reina.

– Elevaste mis estándares demasiado alto.

– Lamento que no hayas podido venir. Heinley está triste.

El mensaje fue corto y un poco infantil, pero aún así era lindo. Ahora siendo el rey de un
país, Heinley debería ser más respetado, pero no pude evitar reírme. Y lo último que
escribió— ¿fue en tercera persona como Rashta?

Me agarré el estómago de la risa, mientras el pájaro azul me miraba con una expresión
indiferente.
"Tu dueño es verdaderamente un hombre divertido."

El pájaro azul levantó sus gruesas cejas y puso una expresión gruñona. Luego se inclinó,
así que fácilmente quité el collar de su cuello. Después de sacar el anillo, le coloqué
nuevamente el collar al pájaro y estudié el anillo cuidadosamente.

Tenía grabado el escudo de armas del Reino Occidental. Era demasiado pequeño para mi
segundo dedo, pero encajó perfectamente cuando lo puse en mi cuarto dedo. Me quité el
anillo nuevamente, lo puse en un joyero, y luego me senté en mi escritorio con algo de
papel.

Me sentí más feliz de lo que había estado por mucho tiempo. Mis sentimientos estuvieron
reprimidos. Quería que el Príncipe Heinley— no, Heinley, sintiera la misma felicidad que
él me dio. Estaba segura de que había estado ocupado con la muerte de su hermano, su
coronación y sus muchos nuevos deberes, pero quería que se olvidara
momentáneamente de sus problemas y hacerlo reír.

"..."

Pero no era buena en eso. Por mucho que me estrujara el cerebro, no se me ocurrían las
palabras adecuadas para hacerlo reír aunque fuera un poco.

Al final, solo le di mi sincero consejo.

– Hay muchas mujeres sabias y sensatas. Encontrarás una buena reina.

Sin embargo, después de releerlo, parecía una respuesta demasiado formal. Era como
una carta de una emperatriz del país vecino, no de una amiga— una carta que
simplemente podría ser enviada a través de la delegación.

"Esto no servirá, ¿verdad?"


Miré hacia el pájaro azul, y él dejó de husmear en mi taza de café e hizo un chirrido.

Hice una pausa y luego intenté escribir algo más personal.

– Estoy organizando el baile de debutantes.

Bueno. Esto hará que se sienta como una conversación más amena.

"¿Te gusta eso? ¿Suena más amigable?"

Levanté la carta para mostrársela al pájaro, él saltó y la escaneó.

"Suena como un intercambio entre amigos, ¿verdad?"

El pájaro azul cerró el pico, y luego asintió lentamente.


La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 119
Capítulo 119. Quiero Ser Como Tú (2)
"Rashta no sabe qué elegir."
Rashta refunfuñó mientras dejaba un cuaderno de bocetos con diseños.

"Estas prendas también son bonitas. ¿Por qué todos son tan talentosos?"
Era casi el día del baile de debutantes, y aún no había elegido el vestido de Rivetti. El
Vizconde Roteschu exigió que estuviera listo en dos días, pero Rashta tenía dificultades
para elegir.
"El vestido no puede ser bonito, pero Rashta tampoco puede parecer descuidada..."

Ella hojeó otro cuaderno de bocetos. Sin embargo, los diseñadores que vinieron a Rashta
eran todos famosos por su trabajo, y el baile debutante era conocido por su belleza y
esplendor. Era difícil encontrar algo que no fuera hermoso.

"¿O debería elegir algo seguro que cualquiera pueda usar?"

Sería un espectáculo ver a personas con vestidos similares en un mismo grupo.

'¿Vestidos similares?'

A Rashta le vino a la mente una idea repentina. Recordó la conmoción causada cuando
ella y la Emperatriz llevaron el mismo vestido, y un plan comenzó a formarse en su
cabeza.

'¿Qué pasaría si vistiera a Rivetti con la misma ropa que yo?'


Entonces, la gente hablará. Se habían contenido de hacerlo la última vez debido al alto
estatus de la Emperatriz, pero Rivetti era vulnerable. Rashta era la estrella de la sociedad,
mientras que Rivetti era solo de una pequeña finca. Si sus vestidos fueran iguales, Rivetti
sería acusada de copiarla. Ni ella ni el Vizconde Roteschu podrían decir que habían
chantajeado a Rashta para que les diera un vestido.

Las comisuras de la boca de Rashta se alzaron y llamó a la sirvienta.

"¿Tienes el vestido que elegí?"

"Sí, Señorita Rashta."

"Manda a hacer otro igual, pero de menor tamaño. Aquí están las medidas."

Rashta le entregó un papel con las medidas del cuerpo de Rivetti, que le dio el Vizconde
Roteschu. La sirvienta no sabía que Rashta estaba siendo chantajeada, y se sorprendió al
saber que Rashta estaba eligiendo el vestido de debutante de alguien más.

"¿Vas a darle a otra persona el mismo vestido?"

"Sí. Ella no sabe qué elegir por sí misma."

"Pero... ¿no sería llamativo si los vestidos fueran iguales?"

"Sin importar cómo lo veas, el vestido que Rashta ha elegido es el más bonito. No quiero
darle algo peor."

"Señorita Rashta... ¿cómo es usted tan amable?"

La sirvienta dio un sincero suspiro.

Una leve sonrisa apareció en los labios de Rashta, tal como lo hacía la Emperatriz.

***

Era el día del baile de debutantes.


El baile en sí no era tan espléndido como el de Año Nuevo, pero el ambiente estaba
animado por las muchas caras nuevas que entraban formalmente en la sociedad. Mirar
todos los lujosos y coloridos atuendos se había convertido en una fuente de
entretenimiento en sí misma.
"De ahora en adelante voy a usar este tipo de vestido en todos los bailes."
"De seguro la cantidad de encajes y joyas disminuirá después de un año o dos."
Incluso mis damas de compañía se reían entre ellas y señalaban a varios invitados. El
ambiente era más relajado de lo habitual, ya que el Emperador Sovieshu se encontraba
demasiado ocupado para asistir.
"Ahí está Lady Rivetti."
Debido a su familiaridad actual, Laura señaló felizmente a Rivetti. La joven se mezcló con
los demás debutantes, tanto jóvenes chicos como chicas. Era tan linda como un pollito, con
su cabello corto rizado y su vestido amarillo. La saludé casualmente, sus ojos se abrieron de
par en par y se ruborizó.

"Le agradas mucho, Su Majestad."

La Condesa Eliza habló con una cálida sonrisa. Asentí a pesar de la culpa por haber
investigado los antecedentes de una joven que me admiraba.
La música comenzó, los jóvenes empezaron a bailar en parejas. Observé la sala mientras
la canción fluía sin parar. La mayoría de los asistentes al baile eran los debutantes, sus
familiares y conocidos, y otros en los círculos sociales que querían ver las nuevas caras
frescas. El Duque Elgy, un reconocido socialité y mujeriego, no asistió. Las debutantes
quizá eran demasiado jóvenes para él.

Sin embargo, lo que fue sorprendente es que Rashta tampoco estaba por ninguna parte.

'¿No vino por Rivetti?'

Me pregunté mientras tomaba un pequeño bocado de pastel que me trajo un sirviente, y


saboreaba la dulce crema batida con maní en mi lengua.

Mientras terminaba mi postre, escuché el murmullo de conversaciones en la habitación.


Levanté la vista y vi la llegada tardía de Rashta. El vestido que llevaba puesto...

Mis ojos se dirigieron a Rivetti. Llevaba el mismo vestido que Rashta. Rivetti bailaba
felizmente con otro joven, sin tener idea de lo que estaba pasando.

"¡Eso de nuevo—!"

Laura rechinó los dientes.

"¡Esa mujer está haciendo que Rivetti quede como una copiona esta vez!"

Solo cuando la música terminó, Rivetti vio el vestido que llevaba Rashta. Los ojos de
Rivetti se abrieron de par en par. Su cara se puso roja de vergüenza cuando escuchó a los
debutantes chismorrear entre ellos. Me sentí fatal por ella. A pesar de la mirada de
sorpresa de Rashta, sabía que tenía que ser intencional.

Rivetti parecía lista para estallar en lágrimas mientras los nobles continuaban mirándola
y murmurando. Incapaz de seguir viendo esto, me levanté y me acerqué a ella, los
presentes se hicieron a un lado con la sorpresa en sus rostros. Me quité la capa para
ponerla sobre los hombros de Rivetti, y ella me observó con sus grandes ojos.

"Parece que este tipo de vestido está de moda. ¿Quizá esto ayude a que se vea un poco
diferente?"

Le sonreí, y sus ojos se agrandaron aún más. Rivetti exhaló aliviada, le di unas palmaditas
en el hombro y la llevé a la mesa donde yo estaba sentada.
Volví a mirar a Rashta. ¿En qué estaba pensando al usar un vestido igual otra vez? Me
pregunté qué pasaba por la cabeza de esa mujer.

Sorprendentemente, Rashta no estaba mirando a Rivetti. En cambio me miraba a mí, y


estaba ocupada anotando algo en una pequeña libreta.
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 120
Capítulo 120. Una Oportunidad Para Borrar El Pasado (1)

Algunos de los maestros que Sovieshu asignó a Rashta me habían dado lecciones en el
pasado.
"¡No puede ser!"
La cara de la Condesa Eliza se puso blanca de ira cuando escuchó la noticia. Mientras tanto,
yo estaba relajando mis pies en agua tibia.
La Condesa Eliza se esforzó por calmarse, mientras yo le pedía a otro diputado más
información.
Rashta no tenía mucho conocimiento de la etiqueta de la corte, así que esperaba que
recibiera lecciones, pero no pensé que tendría la misma educación que yo. ¿Estaba
realmente tratando de copiar mi educación? Además, ¿cuántos maestros tenía realmente?
"No es la misma educación de una princesa heredera, sino la misma que usted recibió
cuando aún estaba con el Duque Troby."
Ah... eso era todo. Fue cuando me convertí en princesa que mi educación se superpuso con
la de Sovieshu. Había asumido que aquellos que enseñaron al príncipe y la princesa
herederos también enseñarían a Rashta. Pero...
"Debe tener más de uno o dos maestros."
Eso fue un hecho obvio. El diputado asintió.
"Tiene lecciones de etiqueta de la corte, danza, filosofía de la vida, pintura, piano, etcétera.
Todo lo básico que los maestros de los jóvenes aristócratas sociales enseñan."
"Ya veo."
Le indiqué al diputado que podía irse. Salió de la habitación, y me recosté cómodamente en
mi silla.
"¿Por qué esa mujer sigue siguiéndola, Su Majestad?"
La expresión de la Condensa Eliza era de fría cólera.
"Primero copia tu vestido, ahora tu educación."
Murmuré en respuesta.
"Quiere ser como yo."
"¿Usted cree eso?"
Asentí. No era raro en la sociedad imitar la carrera educativa del modelo a seguir preferido.
Los educadores también recibían un aumento en el estatus cuando sus estudiantes pasaban
a tener una mayor importancia en la sociedad. El sistema educativo que nutrió a la Duquesa
Tuania y a mí se había hecho famoso de esa manera.
Si Rashta fuera una aristócrata ordinaria, podría haber considerado lindo que ella estuviera
siguiendo mis pasos. Sin embargo, era la mujer que se llevó a mi esposo. Una sensación de
inquietud y disgusto se agitó en mis entrañas. Sentí lo mismo que la Condesa Eliza ante esta
noticia...
Recordé el banquete especial durante la celebración del Año Nuevo, cuando Rashta imitó
mis acciones y mi voz mientras saludaba a los enviados. Ayer, la vi escribir algo en su
libreta.
'¿Hasta dónde llegará para imitarme?'
En este punto, ya no podía sentir la calidez del agua. Terminé el baño de pies y llamé a Sir
Artina.
"¿Cómo va la investigación?"
Tan pronto como llegó, pregunté por el Vizconde Roteschu y Rivetti.
"Nada importante aún."
Sir Artina respondió en voz baja, y asentí para mostrar que era libre de irse.
La idea de que Rashta me imitara se cernía sobre mí como una nube. Comprendí que no
podía esperar ningún resultado de una investigación en solo un día o dos, e incluso si se
revelaba un gran secreto, aún no había decidido cómo manejarlo.
"Bueno... Su Majestad."
Sin embargo, en lugar de irse, Sir Artina habló tentativamente. Lo miré con curiosidad, y él
se acercó a mí y volvió a bajar la voz.
"No hay nada importante que revelar, pero hay una cosa."
"¿Qué?"
"Ha habido un gran número de sirvientes que han sido despedidos mientras trabajaban
para el Vizconde Roteschu."
Como dijo Sir Artina, esto no era necesariamente información condenatoria. Había muchos
nobles cuya naturaleza dura y exigente provocaba una alta rotación de los empleados
domésticos.
"Ya veo."
Asentí cuidadosamente y no me dejé decepcionar por la insuficiente información de Sir
Artina. Pero sus palabras no terminaron ahí.
"Me acerqué a aquellos que fueron despedidos por el Vizconde Roteschu, y escuché una
historia de una de las sirvientas."
Bajó la voz aún más.
"Hay un área secreta en la mansión a la que solamente pueden acceder los miembros de la
familia y el mayordomo jefe."
"¿Área secreta ...?"
La Condesa Eliza intervino en la conversación.
"Pero Su Majestad, Sir Artina. Muchos nobles tienen áreas secretas en sus hogares."
Estuve de acuerdo con la Condesa Eliza. Los nobles a menudo tenían habitaciones o áreas
secretas para esconder tesoros o reliquias. Sir Artina asintió también de acuerdo.
"Sí, por eso no informé de inmediato."
"Entiendo…"
"Pero hay una cosa más extraña."
"¿Qué es?"
"El Vizconde Roteschu tiene un bebé pequeño, pero nadie ha visto su rostro. Está siendo
criado en el área secreta."
Así que no se trataba de tesoros o reliquias... sino de una persona. ¿El bebé?
"Que interesante."
Escuché que el Vizconde Roteschu había traído un bebé cuando se mudó a la mansión. ¿Era
ese mismo bebé? Traté de deducir varias cosas al respecto: quizá el bebé era de uno de sus
hijos solteros, o de un sobrino, o de algún otro pariente lejano. Pero, ¿por qué esconde al
bebé? Eso despertó mi curiosidad.
¿Y si el bebé no era solo el secreto del Vizconde Roteschu?
"..."
'¿Estoy pensando demasiado en esto?'
***
Fue cuatro días después del baile de debutantes cuando el Vizconde Roteschu finalmente se
enteró de los eventos que ocurrieron allí. Rivetti trató de guardar silencio al respecto, pero
finalmente no pudo seguirlo conteniendo.
"¡Simplemente me quedé quieta, y Rashta me hizo parecer una tonta! ¡Descubrió qué
vestido llevaba y a propósito se puso el mismo! ¿Cómo lo hizo?"
Sin saber que su vestido fue elegido por Rashta, Rivetti pensó que ella había conseguido de
alguna manera obtener información al respecto. La cara del Vizconde Roteschu se puso
morada y no le dijo a su hija que había chantajeado a Rashta para que le diera un vestido.
Al día siguiente, el Vizconde Roteschu se enfrentó a Rashta.
"¡Te pedí un vestido para mi hija para el baile de debutantes, no para convertirla en un
hazmerreír!"
Ante la ira del Vizconde Roteschu, Rashta simplemente se sentó en su silla mientras
estudiaba su pequeña libreta.
"¡Rashta!"
Cuando él le gritó, ella colocó su libreta al revés e inclinó la cabeza.
"¿Qué?"
Ante la vista, el Vizconde Roteschu se enfadó mucho más.
"Haces una broma solo por un vestido. No saldrás de esta situación tan fácilmente."
"¿Quién te dio un vestido gratis cuando no tenías uno?"
"¡¿?!"
El Vizconde Roteschu retrocedió sorprendido cuando habló en un tono tranquilo. Era
extraño que Rashta mantuviera su expresión lo más reservada posible cuando discutía con
ella.
"Eso no te queda bien."
"¿No me queda bien?"
"Parece que te estás poniendo una máscara."
"¿Sí?"
Rashta inclinó su cabeza hacia un lado otra vez, luciendo fría y distante. Ella lo
miró fijamente mientras alzaba la voz para reprenderlo.
"Discute con tu hija, no con Rashta. Deberías mantener a tu hija a raya."
"¿Quién crees que está a cargo aquí?"
La mandíbula del Vizconde Roteschu se abrió con incredulidad. Fue como si fuera Rashta,
no Rivetti, quien pasó por el baile de debutantes. Solo habían pasado unos días desde la
última vez que vio a Rashta, entonces, ¿cómo podía haber cambiado tanto su forma de
hablar?
Rashta volvió a mirar su libreta que había puesto en su regazo. La volvió a dejar y luego
levantó la cara antes de continuar hablando.
"Rivetti tiene una lengua floja. ¿Realmente vas a permitir que ella esté cerca de la
Emperatriz? ¿Qué pasa si ella dice algo que no debería?"
"Ella no es de lengua floja."
"Estás demasiado ciego para ver cualquier defecto en tu hija."
"Tú ni quieres ver a tu propio hijo, y mucho menos sus defectos."
Rashta se estremeció ante la acusación del Vizconde Roteschu. El vizconde se alegró de ver
que la máscara de Rashta finalmente se deslizaba un poco. Prefería tratar con ella así, en
lugar de la forma asertiva que lo puso nervioso antes.
Sin embargo, el escudo de Rashta volvió a rodearla como las agujas de un erizo.
"No amenaces a Rashta."
"No tienes que hacer algo de lo que puedas arrepentirte."
"…Vizconde. ¿No dijiste que si caías, yo también caería?"
"¿?"
"Es lo mismo al revés. Si caigo, no lo haré sola."
El Vizconde Roteschu soltó una aguda carcajada. Todavía despreciaba a la antigua esclava, y
no se tomaba en serio su amenaza.
"¿Y?"
Rashta lo miró fríamente mientras descansaba su barbilla sobre su mano. Con la otra mano
se tocó el vientre, que crecía poco a poco cada día.
"Aunque el pasado se revele y pierda el favor de Su Majestad, Rashta todavía tiene un bebé
con su sangre. El Emperador todavía está con Rashta aunque sabe que fui una esclava, así
que puede que incluso acepte todo mi pasado."
"¡!"
"Pero no tú. Recuérdalo."
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 121
Capítulo 121. Una Oportunidad Para Borrar El Pasado (2)

De camino a visitar a Rashta, Sovieshu se encontró con una figura familiar y


desagradable. Era el Vizconde Roteschu, el hombre que una vez fue dueño de Rashta
como esclava. Cuando el Vizconde vio al emperador, rápidamente hizo una profunda
reverencia.

"Oh, Su Majestad el Emperador. Nunca esperé verle aquí..."

Sovieshu entrecerró los ojos. Las manos y los pies de Rashta tenían una historia de
callosidades y cicatrices. Era la evidencia de sus días en la esclavitud, y el vizconde fue
quien le infligió todo eso, y casi también la había enterrado en los círculos sociales. A
Sovieshu no le pareció bien que un hombre así visitara a Rashta ahora.
"Te veo por aquí con demasiada frecuencia."

El Vizconde Roteschu abrió mucho los ojos mientras Sovieshu lo miraba y torcía los
labios.

"Dije que te veo aquí con demasiada frecuencia."

"Ah... ¿Su... Majestad?"

El Vizconde Roteschu desvió la mirada al notar las olas de hostilidad que venían de
Sovieshu.

"¿Con qué frecuencia visitas a Rashta?"

"No muy a menudo, Su Majestad."


"No contradigas las palabras del Emperador."

El Vizconde Roteschu mantuvo los labios firmemente cerrados ante el tono autoritario
de Sovieshu. Sovieshu había sido un príncipe fuerte desde la infancia. Era fácil pensar en
él como un hombre que estaba envuelto alrededor de los dedos de una antigua esclava,
pero su expresión ahora hacía difícil mirarlo directamente.
"Le ruego que me perdone, Su Majestad."

El Vizconde Roteschu permaneció lo más tranquilo posible mientras pedía perdón, antes
de añadir rápidamente,

"Antes causé un malentendido, y ahora estoy haciendo todo lo posible para compensar a
la Señorita Rashta. Es por eso que estoy aquí."

"¿Alguien como tú querría ayudar a Rashta?"


El Vizconde Roteschu se enrojeció ante la pregunta de Sovieshu, su orgullo fue herido. Al
mismo tiempo, temía la agudeza del emperador hacia él. Rashta tenía razón— era
incierto si Sovieshu se volvería contra ella incluso si se enterara de su pasado.

"El Emperador se ocupará de Rashta, y no se requiere nada de ti."

"Por supuesto, Su Majestad."

Sovieshu le lanzó una mirada sucia al Vizconde Roteschu antes de pasar por su lado. La
piel del Vizconde Roteschu estaba cubierta de sudor frío, y fue solo cuando Sovieshu
desapareció por completo que finalmente logró recomponerse. Incluso con la ayuda de
Rashta, no podría hacerse un nombre en la alta sociedad si el Emperador lo odiaba. La
mirada helada de Sovieshu le preocupaba.

Mientras la mente del Vizconde Roteschu estaba atrapada en el Emperador, el propio


emperador, olvidó todos los pensamientos del Vizconde Roteschu tan pronto como se
separaron.

Sovieshu abrió la puerta de la habitación de Rashta y entró. Rashta estaba descansando


cómodamente en un sillón y leyendo una pequeña libreta. Su pecho se apretó al ver su
redonda barriga, que comenzaba a notarse. Estaba emocionado con el solo hecho de
pensar que su hijo estaba creciendo allí.

'Desearía que fuera con la Emperatriz, pero...'

Sacudió la cabeza. A pesar de su negativa a admitirlo, él creía a medias que la Emperatriz


era de hecho estéril.

"¿Su Majestad?"

Rashta notó que Sovieshu se acercaba y levantó la cabeza para sonreírle.

"¿Como te sientes?"

Rashta dejó su libreta sobre la mesa, mientras que Sovieshu se arrodilló para sujetar su
cintura y apoyar su mejilla contra su vientre.

"Estoy bien. Es un placer tenerte aquí."


"... ¿Cambiaste tu forma de hablar?"
"Estoy aprendiendo modales. Todavía tengo que mejorar más, Su Majestad."

"No lo sé. La forma en que solías hablar era linda."

"Aunque cambie mi forma de hablar, Rashta sigue siendo Rashta, ¿verdad?"

"¿Es así?"

Él se rió entre dientes y le pidió que se quedara en su sillón mientras se sentaba frente a
ella.

"¿Cómo van tus estudios?"

"Acabo de empezar. Pero es muy divertido."

Sonrió y señaló el escritorio. Estaba repleto de libros abiertos y montones de papeles,


evidencia de alguien trabajando duro.

"Rashta será la persona que amas de la que podrás presumir."


"Ya eres adorable, Rashta."

"Quiero que estés orgulloso."

Sovieshu rió levemente.

"Como emperador, por supuesto que me gustaría presumir de ti."


"Yo…"

Rashta vaciló y parpadeó. Ella casi quería que él dijera "Solo quiero que seas
encantadora." Pero era difícil decirlo en voz alta.

Ella lo miró tiernamente, cuando notó que la expresión de Sovieshu era más oscura de lo
habitual.

"¿Su Majestad?"

Aunque Rashta lo llamó con cuidado, no respondió de inmediato.

"¿Su Majestad? ¿Pasa algo malo?"


¿Y si se encontró con el Vizconde Roteschu de camino aquí? ¿Le dijo algo?

Inquieta, Rashta forzó una sonrisa. Después de un largo tiempo, Sovieshu finalmente
habló.

"Alguien está detrás de ti y del Vizconde Roteschu."


"… ¿Quién?"

"No lo sé. De todas formas, no lo llames tan a menudo."


Ella no le pidió a ese detestable vizconde que viniera aquí. La boca de Rashta se torció de
resentimiento, pero no podía decir nada. Sovieshu la miró seriamente.

"Y Rashta. Si alguien te está amenazando, por favor dímelo. Puedo presentar cargos para
que sea expulsado o ejecutado."
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 122
Capítulo 122. Yo También Soy Tuyo (1)

¿Podría ese hombre terrible ser ejecutado? ¿Era eso posible? Los ojos de Rashta temblaron.
Era difícil saber si Sovieshu estaba tratando de hacerla hablar, o si estaba siendo sincero.
Pero si realmente hablaba en serio, ¿por qué no lo hizo cuando apareció por primera vez el
Vizconde Roteschu?
'Tiene que ser una mentira.'
"Rashta."
Sovieshu volvió a pronunciar su nombre cuidadosamente.
"Si alguien te está amenazando por algo que estás ocultando, por favor dímelo. Una vez que
empiezas a ser arrastrada por las amenazas, ya no hay fin."
Rashta se estremeció. ¿Y si le dijera la verdad? Él ya sabía que era una esclava, y la aceptó a
pesar de su historia. Quizá si le dijera que tuvo un bebé con otro hombre en el pasado...
'No.'
Rashta aplastó ese pensamiento. Recordó a Alan, el hombre que creía que era amable y
gentil. Alan, un hombre que parecía dispuesto a renunciar a todo por su amor. Alan, quien
la abandonó en el último momento.
Sovieshu podría ser diferente, pero ella no quería arriesgarlo todo solo por esa suposición.
"Rashta no tiene nada que ocultar, Su Majestad."
"¿Es eso cierto?"
"Por supuesto."
Rashta soltó una risa tintineante. Sin embargo, la expresión de Sovieshu seguía siendo
firme.
"¿Su Majestad…?"
Ella lo miró con inquietud. ¿Sabía que ella estaba mintiendo? Él apartó un mechón de su
cabello con los dedos, pero aún parecía preocupado.
"Su Majestad, Rashta está absolutamente bien. No hay nada por lo que sentirse culpable."
No fue hasta que Rashta se repitió que Sovieshu finalmente asintió.
"¿Pero quién está investigando al Vizconde Roteschu?"
¿La emperatriz, o quizá otro noble? Rashta apretó los puños.
Quienquiera que fuera el enemigo, no descubriría sus secretos. Cuando quedó embarazada
en la finca Rimwell, el Vizconde Roteschu, avergonzado, la encerró para evitar que
cualquier extraño supiera de ella. Aunque le causó dolor y angustia en ese momento,
significaba que solo unos pocos conocían sus secretos. Solo tenía que vigilar
cuidadosamente al Vizconde Roteschu, Alan y Rivetti.
"Su Majestad, por favor no culpe al Vizconde Roteschu sin motivo."
Rashta juntó sus manos y miró a Sovieshu con los ojos bien abiertos.
"Si lo odian sin razón alguna por Rashta, Rashta no podrá soportar la culpa."
"Bien. No tienes de qué preocuparte."
Con una sonrisa de alivio, Sovieshu le dio unas palmaditas en el hombro a Rashta y se dio la
vuelta.
"Espere, Su Majestad."
Mientras lo veía irse, se levantó y se acercó directamente detrás de él. Sovieshu la miró, y
Rashta nuevamente abrió bien los ojos.
"Su Majestad, ¿puede dormir a Rashta?"
Aunque recibió el apoyo de Sovieshu, todavía estaba preocupada al saber que alguien
estaba intentando desenterrar su pasado. Quería que Sovieshu la hiciera sentir más a gusto.
"Lo siento, Rashta."
Miró su reloj y respondió de inmediato.
"Me temo que no puedo. Tengo trabajo que hacer."
"Ah..."
"¿Qué tal esto?"
Habló con una voz tranquilizante, luego llevó a Rashta de vuelta al sillón y le colocó una
suave manta sobre las rodillas.
"Relájate aquí."
***
Después de que Sovieshu salió de la habitación de Rashta, se dirigió directamente a su
oficina. Su secretario en jefe, el Marqués Karl, estaba esperándolo adentro. Sovieshu se
acomodó en su escritorio antes de ir directamente a los negocios.
"¿Cómo va la investigación?"
El Marqués Karl deslizó un trozo de papel hacia él.
"Hice la investigación como usted pidió. Pero no hay nada que valga la pena mencionar
todavía."
"Ya veo."
Sovieshu frunció el ceño y golpeó sus dedos contra la madera.
"Tiene que haber algo…"
Los amos y los esclavos fugitivos nunca tuvieron buenas relaciones, mientras que por otro
lado, el Vizconde Roteschu visitaba a Rashta con frecuencia. Cuanto más se reunían, más
creía posible la afirmación del Vizconde Roteschu de "Rashta no es mi esclavo." Sin
embargo, Sovieshu no estaba convencido de que fuera por eso. Así que, ante la sospecha de
que el Vizconde Roteschu pudiera estar chantajeando a Rashta, Sovieshu ordenó al
Marqués Karl que investigara al respecto.
"¿Qué dice la Señorita Rashta, Su Majestad?"
"No existe tal cosa."
"¿Incluso si usted se ocupa de ello?"
"Si. Ella no quiere ser una carga para mí."
Sovieshu suspiró y sacudió la cabeza.
"Por mucho que lo piense, ella todavía es ingenua."
"¿Y si tuvieras una excusa razonable para enviar lejos al Vizconde Roteschu?"
"Mis intenciones serían obvias."
"Eso es verdad."
Sovieshu chasqueó su lengua. Habían pasado varios meses desde que el Vizconde hizo su
afirmación explosiva, pero sus comentarios no habían sido completamente olvidados. Si el
Vizconde Roteschu fuera expulsado sin razón, solo se consolidaría la creencia entre los
nobles de que Rashta era en realidad una esclava fugitiva. Rashta también había pedido
seriamente a Sovieshu que no tocara al Vizconde Roteschu.
Sovieshu suspiró y agitó la mano.
"Tendremos que esperar y ver. Puedes irte."
"Bueno... Su Majestad."
Sin embargo, en lugar de dirigirse a la puerta, el Marqués Karl dudó.
"¿Qué pasa?"
Sovieshu sacó una pila de papel de un cajón, lo cerró y luego volvió a mirar al Marqués Karl.
La expresión del marqués era oscura. Sovieshu lo miró inquisitivamente y el Marqués Karl
habló en voz baja.
"Mientras investigaba al Vizconde Roteschu, noté algunas personas inusuales."
"¿Personas inusuales?"
"No soy el único que está investigando al Vizconde Roteschu."
"¿Es eso cierto?"
Sovieshu se puso serio.
"Si."
"¿Quién es?"
Ante la pregunta, el Marqués Karl cerró la mandíbula. Aunque fue quien sacó el tema,
parecía que le resultaba difícil responder.
"¿Quién es?"
Fue solo después de que Sovieshu se repitió que el Marqués Karl respondió severamente.
"Parecía Lord Koshar."
El rostro de Sovieshu se endureció.
"¿Ese alborotador de nuevo?"
"También parece que la Condesa Eliza está investigando, aparentemente por orden de la
Emperatriz."
Sovieshu volvió a chasquear la lengua con una mirada de molestia.
"Ella dijo que no estaba interesada en Rashta en absoluto. No solo la Emperatriz está espiando a Rashta,
sino también la familia de la Emperatriz."
"¿Qué debo hacer? Todavía no hay nada sobre el Vizconde Roteschu en la investigación."

Un surco se formó entre las cejas de Sovieshu, y murmuró para sí mismo.


"Esto es un problema."
Koshar era un problema una vez más.
La Emperatriz prestaba mucha atención a la imagen pública y personal de la Familia
Imperial. Incluso si descubriera algo sobre Rashta, no haría nada que pusiera en peligro su
reputación.

Pero su hermano Koshar era diferente. Era el tipo de persona que haría llover volantes a
todos los nobles en cuanto obtuviera pruebas concretas de que Rashta era una esclava. Y si
había otros secretos, estaba seguro de que también los revelaría.
"Sal de aquí."
Sovieshu quería pensar a solas, así que le pidió al Marqués Karl que saliera de la habitación.
Cuando la puerta se cerró, Sovieshu se paró junto a la ventana y entrecerró los ojos.
Ser una esclava fugitiva era una gran desgracia en la sociedad, para Rashta y el futuro bebé.
Al menos, Rashta era una concubina y simplemente podía abandonar la alta sociedad si las
cosas se salían de control, pero el bebé nunca podría hacer eso.
'Qué debería hacer...'

Abrió los ojos nuevamente y miró por la ventana con una expresión grave. Le preocupaba
el trato que recibiría su hijo por tener una madre esclava.
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 123
Capítulo 123. Yo También Soy Tuyo (2)
Después de escuchar los asuntos de los ciudadanos en la sala de audiencias, me quedé
solo el tiempo necesario y dejé mi asiento tan pronto todo terminó. El Duque Tuania
quería cancelar su divorcio con la Duquesa Tuania y reunirse con ella, y había querido ver
los documentos necesarios.

"Si no estás ocupada, tengo algo que decirte."

No obstante, antes de que pudiera irme, Sovieshu me llamó. Me di la vuelta, y él se


levantó de su trono y se acercó a mí. Dos guardias estaban apostados fuera de la sala de
audiencias, pero aparte de eso, estábamos solos en la sala. Sovieshu habló en un tono
molesto.

"¿Tu hermano tiene algún sentido de la razón?"

Sus palabras hicieron eco en la sala de audiencias vacía, e inmediatamente bajó la voz.

"Ha estado haciendo algo más desde el incidente con la droga abortiva."

"¿Algo más?"

"¿No lo sabes?"
"Lo sepa o no, tienes que decirme qué es para que yo pueda tomar una decisión."
"No lo sabes."

Levantó las cejas y su voz se convirtió en un murmullo.

"No, lo más probable es que no sepas de esto. Si estuvieras involucrada, no estarías


haciendo lo mismo."
¿Lo mismo...?
"Lord Koshar está investigando al Vizconde Roteschu."

Ah. ¿Mi hermano también? Por dentro me sorprendí, pero mantuve mi rostro
inexpresivo. Mientras tanto, Sovieshu entrecerró los ojos acusándolo.

"Estoy seguro de que él también está investigando a Rashta."

"¿Es eso cierto?"

"Al igual que la Emperatriz."

En lugar de responderle, miré en silencio sus ojos oscuros. El sonido del reloj adornado
con joyas en la habitación parecía excepcionalmente fuerte. Sovieshu me miró, y luego se
dio la vuelta.

"Cuida tu honor como Emperatriz."


Ya lo he hecho. Si hubiera decidido renunciar a mi honor, ya le habría arrancado el
cabello a Sovieshu varias veces. Podría hacerme sentir mejor por un tiempo, pero sabía
que solo causaría una tormenta más grande.

"Lo haré. Como siempre."


No quería discutir con él, así que simplemente acepté. Cuando me di la vuelta de nuevo,
Sovieshu habló.

"¿Qué es lo que te hace tan infeliz?"


Lo miré y él continuó con sincera curiosidad.

"Esa chica no tiene nada, y tú lo tienes todo."


"Ella se ha llevado a Su Majestad el Emperador."

Tú, mi esposo. Sovieshu dio una risa vacía.


"Ya soy tuyo. No digas tonterías."
Hice un ruido de incredulidad. ¿Sovieshu era mío?

"¿Y yo le presté a Su Majestad a la Señorita Rashta?"


"¿Qué?"

"A menos que lo haya hecho, Su Majestad no es mío."


Sovieshu me miró fijamente de forma extraña.
"... Estás celosa de Rashta."

"Ya sea que te ame o no, estamos legalmente casados."

"Hubiera sido agradable escuchar que estás celosa porque me amas."

"¡!"

"Pero, por supuesto, no dirás eso. Porque no me amas."

Me sorprendieron sus palabras.


Aunque sus oscuros ojos temblaron de dolor, me sentí satisfecha al verlo. Era como la
planta mimosa sensitiva cuyas hojas se doblan sobre sí mismas al ser tocadas.

"Si no tienes nada más que decir, me iré."


Giré el talón y Sovieshu me llamó una vez más.

"Emperatriz."

¿De qué se trataba esta vez? Cuando miré hacia atrás, Sovieshu se había quitado la
máscara de mimosa sensible y la había reemplazado por el apuesto emperador.

"Me iré por dos días para investigar la pérdida del poder de los magos."

"¿Irás personalmente?"
"Creo que el asunto es serio."
"Ya veo."

De repente sus palabras me preocuparon. Los magos eran la fuente de poder del Imperio
Oriental. Aunque el ejército militar era una fuerza considerable, no eran tan poderosos
como los magos.

"Regresa a salvo."
Esta vez hablé desde el corazón.

"..."

Sin embargo, Sovieshu no respondió. Pensé que ignoró lo que dije, pero luego habló
lentamente.

"¿Te gustaría venir conmigo?"

"¿Para la investigación?"

"No trabajaré durante todo el viaje. Tal vez tome un descanso en el camino de regreso."

Hizo una pausa mientras lo miraba, y luego enumeró lugares famosos por su turismo y
recreación. Quería tomarse un tiempo libre después del trabajo. Sacudí la cabeza.

"No puedo."

La expresión de Sovieshu se convirtió en decepción.

"¿No puedes?"

"Ya estuve fuera por unos días en mi cumpleaños."

"¿?"

"Si ambos nos vamos ahora, no habrá nadie para atender las audiencias."
"Son solo dos días."

"Aquellos que han estado pidiendo una audiencia llevan días esperando fuera del
palacio."

***

"La Emperatriz pone el trabajo por encima de Su Majestad."


Rashta tomó la mano de Sovieshu y habló una y otra vez. En lugar de responderle,
Sovieshu simplemente cerró los ojos.

Rashta miró fijamente su rostro sombrío. Por lo general, parecía un emperador


majestuoso, pero cuando cerró los ojos ante la idea de que la Emperatriz lo rechazara,
parecía un hombre común.

'¿Qué tipo de palabras le dijo la Emperatriz para ponerlo así?'

Rashta miró el perfil del Emperador, que era pintoresco incluso cuando estaba enojado, y
luego volvió a murmurarle suavemente.

"¿Cómo pudo la Emperatriz hacerte eso?"


Los ojos de Sovieshu todavía estaban cerrados. Rashta besó ligeramente su mejilla y le
susurró.

"Siempre eres lo primero para Rashta."


"La Emperatriz simplemente está ocupada."
"Rashta no puede reemplazar a la Emperatriz, pero..."

Ella se fue atenuando, y Sovieshu abrió los ojos y la miró. Ella apoyó la cabeza contra su
hombro.

"¿Rashta puede ir contigo si no te molesta?"


"¿Tú?"

"Rashta no puede ayudar con la investigación, pero Rashta puede ayudarte a ti. Y
ayudarte es ayudar al país."
"No será un viaje divertido."

"Esta bien."
Miró a Sovieshu y sonrió brillantemente.

"Es importante ir con Su Majestad."

Rashta tristemente acarició su vientre con una mano.


"Y no quiero quedarme sola en el palacio mientras estás fuera. Da miedo. ¿Alguien podría
tratar de hacer daño a nuestro bebé...?"

Sovieshu recordó el intento de envenenamiento y asintió.

"Lo pensare."

"Gracias, Su Majestad."

Rashta volvió a apoyar la cabeza sobre los sólidos hombros de Sovieshu y lo abrazó.
Recordó el consejo que el Duque Elgy le había dado.

'Rashta no es la emperatriz todavía. Rashta necesita conseguir el apoyo de la gente


común.'
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 124
Capítulo 124. Explotar De Un Toque (1)

Fui al gran patio dentro de la puerta del palacio para despedir a Sovieshu en su viaje de
dos días. Rashta también estaba presente, vestida simplemente con un vestido blanco.
Mantuve mi mirada firmemente desviada de ella como de costumbre, pero por el rabillo
del ojo pude ver que me estaba mirando. Eso me molestaba.

Nuestros ojos se encontraron inesperadamente, y vi que ella me estaba fulminando con


la mirada. Esto era raro en Rashta, que solía mantener sus expresiones suavemente
serenas. Cuando le devolví la mirada, ella inmediatamente se sonrojó y bajó la cabeza...

Eso fue ciertamente sorprendente.

'¿Paso algo?'

Giré la cabeza hacia Sovieshu, y vi que miraba a Rashta con una expresión de
preocupación.
'¿Hay algún problema entre ellos?'
Miré con curiosidad, pero luego aparté la vista y mantuve la cara lo más seria posible. No
fue hasta que Sovieshu subió al carruaje que finalmente entendí por qué Rashta me había
estado mirando.

"Rashta está celosa de Su Majestad la Emperatriz."

Rashta se acercó silenciosamente a mí, inclinándose ligeramente mientras murmuraba


en voz baja.

"Rashta ama al Emperador pero debe reprimir sus sentimientos. Mientras tanto, la
Emperatriz ni siquiera ama a Su Majestad..."

"¿El Emperador te dijo que no podías ir con él?"

"¡¿?!"

Los ojos de Rashta se abrieron en estado de shock. Si hubiera respondido, "Tienes el


descaro de decir eso" no sería apropiado para una emperatriz.

En lugar de entablar una conversación, extendí las puntas de mis dedos y las presioné
ligeramente cerca de la ceja de Rashta.
"¿Su Majestad...?"
Ella me miró con los ojos bien abiertos. Sus suaves ojos se inclinaron aún más y se
parecían a los de un conejo.

"Quita un poco de presión de tus ojos, así de fácil."


Aparté mi mano, y ella parpadeó confusa por un momento. Al principio no comprendió lo
que estaba diciendo, pero cuando se dio cuenta, se puso roja.
No quería pasar un segundo más conversando con ella, así que me di la vuelta y volví a
mi habitación. Todavía tenía tiempo antes de mis deberes en la sala de audiencias, así que
estaba pensando en quitarme los zapatos y relajarme un poco. Sin embargo, cuando entré
en la habitación y me senté en mi sillón, las palabras de Sovieshu volvieron a mí.

'Deja de investigar a Rashta.'


No lo dijo descaradamente, pero estaba hablando directamente de mí y de mi hermano.

"Haaa..."
Por desgracia, ya no podía continuar de esta manera. Le pedí a Sir Artina y a la Condesa
Eliza que no siguieran investigando porque Sovieshu se había enterado.

"¿Pero no sería mejor seguir investigando?"


"Tendré más cuidado."

La Condesa Eliza y Sir Artina querían continuar el trabajo hasta el final, pero me negué
rotundamente. Después de otro momento de consideración, llamé al Marqués Farang con
el pretexto de pedirle consejo.

"Es mejor que dejen de investigar al Vizconde Roteschu por un tiempo."

"Uh... ¿Cómo lo supiste?"

"Su Majestad me lo dijo."

"¿Cómo se enteró?"

El Marqués Farang se frotó la frente, completamente desconcertado. Esta fue una


reacción diferente a cuando lo interrogue por haber envenenado a Rashta. Quizá estaba
confiado en que esta vez no los atraparían.

"No lo sé. Pero permanezcan tranquilos por un tiempo."


"¿Está Su Majestad... enojado?"

"... Cualquier cosa sobre ella lo enoja."

El Marqués Farang levantó las cejas y luego las bajó con un suspiro.

"Ya veo."

Sin embargo, no dio una respuesta definitiva.

"Marqués Farang."

Me dirigí a él en un tono más autoritario, y dejó escapar un sonido de vacilación mientras


se tapaba la boca con una mano.

"Bueno... creo que no será posible que permanezcamos tranquilos."


"¿Hay alguna razón por la que no puedan?"
"Koshar salió a tomar una copa ayer. Escuchó algo nada agradable."

¿Nada agradable? Tenía curiosidad por saber qué significaba eso, pero el Marqués
Farang no dio más detalles.

"Es sobre mi."

Podía adivinar, y el marqués dio una sonrisa rígida.

"Bueno... la gente se apresura a chismorrear..."

"Yo debo ser el tema principal."


"..."

El Marqués Farang parecía listo para llorar, y cerré la boca para alentarlo a seguir
hablando.

"Como sabes, Koshar es un poco... tú lo conoces. En el momento en que escuchó algo


malo sobre ti, se enojó un poco y..."

"¿Hizo daño a alguien?"

"Afortunadamente, yo estaba ahí para resolver la situación, tanto durante la pelea como
con la persona que resultó herida."

El Marqués Farang intentó agregar más palabras en defensa de mi hermano.

"No se detendrá. Ha sucedido algunas veces recientemente. Estoy agotado de intentar


contener su temperamento."

"Entonces, ¿no está todo bien?"

"Sucedió ayer, ni siquiera han pasado 24 horas."

El Marqués Farang suspiró.

"Koshar todavía está furioso."


"¿No crees que se calmará?"

"Bueno, antes de venir seguía igual."


"¿Antes de venir?"
"Había estado tratando de controlar la situación, hasta que me llamaste aquí."

También me sentí intranquila después de escuchar las palabras del Marqués Farang.
Koshar debe estar furioso si incluso el Marqués Farang ha tenido problemas para
calmarlo. ¿Me escucharía mi hermano mayor si le dijera que se calmara? ¿O se enojaría
más, acusándome de cuidar los sentimientos de Sovieshu?

"No se preocupe demasiado, Su Majestad. Yo me encargaré de ello."


"Gracias."

"Entonces me iré."

El Marqués Farang miró su reloj, se levantó de la silla y rápidamente recogió su abrigo.

"Me encantaría quedarme más tiempo, pero me preocupa dejar solo a Koshar. La visitaré
en otra ocasión."
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 125
Capítulo 125. Explotar De Un Toque (2)

Tal como temían el Marqués Farang y Navier, Koshar estaba de un humor asesino. Ni
siquiera estaba cerca de explotar puesto que ya lo había hecho. La sangre latía en sus
venas como lava ardiente.

Koshar tampoco se encontraba en la residencia de los Troby. Tan pronto como escuchó
que el Vizconde Roteschu había salido de su casa, fue a perseguirlo.

Sin embargo, antes de que pudiera alcanzarlo, varios hombres corpulentos y grandes se
interpusieron en su camino. Koshar intentó esquivarlos, pero continuamente bloquearon
su paso. Los hombres se aseguraron de que no hubiera nadie más alrededor, y luego
agarraron a Koshar por el cuello.

"¿Eres el chico bonito, Koshar Troby?"

Koshar frunció el ceño. Se había metido en peleas muchas veces, pero rara vez alguien lo
instigaba cuando sabía quién era. Los únicos que fueron tontos para hacerlo estaban
completamente borrachos y no en un estado mental sano.
Pero si estas personas estaban confirmando que él era de la Familia Troby, entonces eso
significaba...
'Alguien los ha enviado a por mí.'
Soltó una carcajada. El hombre corpulento apretó a Koshar y se burló de él. Koshar le
hizo un guiño y el hombre le rugió directamente a la cara.

"¿Qué crees que eres—?"

Pero incluso antes de que el hombre pudiera terminar de hablar, su visión giró al ser
arrojado al suelo. Los otros hombres corpulentos se sorprendieron al ver a su compañero
ser volteado tan fácilmente, pero superaron en número a Koshar y lo atacaron.

El enfrentamiento no duró mucho. Koshar, que había arrasado innumerables campos de


batalla, nunca perdería ante algunos tipos de la calle que usaban sus puños. Koshar
desenvainó su espada.

"¡Cobarde! ¡Usando un arma!"

"Bueno, ¿no son ustedes los cobardes por atacarme cuando me superan en número?"
Koshar derrotó rápidamente a los cinco hombres, y les apuntó con su espada cuando
intentaron escapar. Se acercó al hombre más corpulento de todos, presionando su arma
contra la ingle del hombre.

"¿Quién les ordenó venir a por mí?"


"¿Q-Qué quieres decir con eso?"
El hombre trató de permanecer fiel a su empleador, y Koshar esbozó una sonrisa
maliciosa y dijo, "¡Adiós, futuros hijos!" Asustado, el hombre de repente soltó la
información.

"¡Fue un hombre delgado de mediana edad! ¡No sé su nombre!"

Había muchos hombres delgados de mediana edad, pero Koshar esbozó a grandes rasgos
quién era.

El Vizconde Roteschu.

La expresión de Koshar se oscureció, y el hombre corpulento respiró hondo. Koshar


volteó su espada y le golpeó la nuca con la empuñadura para noquearlo, lo mismo hizo
con el resto de los hombres, y luego escondió sus cuerpos en un callejón. Posteriormente,
llamó a un sirviente para confirmar la ubicación del Vizconde Roteschu.
"Se ha ido al palacio."

"¿En carruaje?"
"No, él está caminando. Parece que accederá por una entrada lateral."

"Trae mi caballo."
El sirviente trajo el caballo, y Koshar se subió avanzado rápidamente, el sirviente
cabalgaba detrás suyo. Cuando se acercaron al palacio, Koshar se bajó y ordenó al
sirviente que se llevara el caballo a otra parte.

Koshar permaneció oculto en un camino que debía tomar cualquiera que viajara al
palacio, luego vio la figura del Vizconde Roteschu acercándose. Koshar saltó y lo agarró,
arrastrándolo a un camino desolado.

"¡Oh, Dios mío! ¿Que esta pasando?"

El Vizconde Roteschu luchó con todas sus fuerzas, pero no pudo escapar del fuerte
agarre de Koshar.

"¡Suéltame, mocoso! ¡Déjame ir!"


El Vizconde Roteschu gritó a todo pulmón, y Koshar sacó su daga y la sostuvo junto a la
cara del Vizconde.

"¿Ves esto?"
"¡!"

"Si gritas una vez más, te clavaré esto en la garganta."


"¡O-Oh…!"

El Vizconde Roteschu tembló de ira, pero el miedo se impuso. Koshar era infame por su
furia animal, y Roteschu no quería morir de forma lenta y dolorosa en este camino
solitario.

El Vizconde Roteschu se calló, y Koshar golpeó el costado de su cuello, dejándolo


inconsciente. Llevó el cuerpo del Vizconde a una mansión abandonada, lo arrojó dentro
de una habitación sin ventanas y luego cerró la puerta. Aunque Koshar no había
preparado cuerdas o sillas con anticipación, la habitación estaba amueblada con estos
elementos, como si alguien los hubiera traído con un propósito similar. Koshar amordazó
y ató el vizconde a la silla, luego lo abofeteó para despertarlo.
El Vizconde Roteschu se agitó antes de que sus ojos se abrieran de golpe y, aterrado,
trató de liberarse cuando vio la expresión amenazante de Koshar. Sin embargo, la
mordaza amortiguó sus gritos y la cuerda restringió su movimiento. En el mejor de los
casos, solo pudo sacudir la silla hasta el punto de que casi se volcó. El vizconde jadeó con
esfuerzo, Koshar sonrió y le tocó la oreja.

"Voy a quitarte la mordaza ahora, así que no grites. Si lo haces, te dolerá mucho el oído."

Tu oído, por supuesto, no el mío. Koshar le susurró tan bajo que el vizconde solo podía
temblar de miedo. Sin embargo, a pesar de la advertencia, el Vizconde Roteschu comenzó
a gritar tan pronto como le quitó la mordaza. En respuesta, Koshar le agarró la cabeza y le
cortó una de las orejas.

A pesar de las dudas previas del Vizconde Roteschu, ahora experimentó de primera
mano los terrores asociados con Koshar. El dolor explotó a través de su cuerpo, y se
sacudió contra sus ataduras. Koshar volvió a meterle la mordaza en la boca para reprimir
sus gritos y arrojó la mitad de la oreja al suelo mientras tarareaba una melodía.

El Vizconde Roteschu estaba medio consciente en este punto, pero no se desmayó y


consiguió dirigir una mirada a Koshar. Cuando Koshar se rozó la frente con los dedos
manchados de sangre, el vizconde se dio cuenta de que no tenía sentido tratar de
resistirse. La bestia no tenía ni un ápice de empatía en él.

Cuando el Vizconde Roteschu se quedó callado, Koshar le dio unas palmaditas en el


hombro y lo elogió, diciendo que debió haber sido así desde el principio. Un segundo
después, Koshar lo golpeó con el puño.

¡¿Por qué Koshar lo golpeaba cuando estaba sentado tranquilo?! El vizconde intentó
decir algo sobre la injusticia, pero no pudo abrir la boca para hablar, ya que los puños de
Koshar continuaron golpeándolo desde todas las direcciones.

Koshar lo usó como si fuera un saco de boxeo, y justo cuando el vizconde se desmayó,
Koshar sacó su reloj de bolsillo. Luego, lo guardó y miró al hombre inerte atado a la silla.
Sabía por experiencia que su víctima no moriría, y había ajustado su asalto para causar
dolor intenso pero no discapacidad.

Koshar lo abofeteó para despertarlo nuevamente. El hombre parpadeó abriendo sus ojos
inyectados en sangre.
"Ahora estás despierto, ¿verdad?"
Koshar sonrió, saludó y sacó la mordaza. El Vizconde Roteschu no dijo nada esta vez,
pero unos pequeños gemidos dejaron sus labios. Koshar no lo golpeó en esta ocasión, y
en su lugar sacó un pañuelo y limpió los labios ensangrentados del vizconde.

"Estaba yendo lo más pacíficamente posible para obtener la información que necesitaba.
¿Por qué tenías que ser tan violento?"

"¿Violento? Tú eres quien—"

El Vizconde Roteschu cerró la boca cuando vio los ojos de Koshar. Después de enterarse
de que Koshar estaba investigando a Rashta, había enviado hombres con la orden de
hacerle daño hasta dejarlo incapacitado durante los próximos meses.

Koshar acercó otra silla y se sentó frente a él.

"¿Estás ayudando a esa mujer?"

"¿Qué mujer?"

"La concubina del emperador."

"Yo... Yo..."

"Ni siquiera intentes mentirme."


"..."

El Vizconde Roteschu cerró la boca. Había visitado a Rashta con tanta frecuencia que
todos sabían que tenían una relación. Koshar sonrió.

"Habla."

"¿Qué quieres saber?"


"Sobre esa mujer."

"¿Qué quieres saber de ella...?"


"Cualquier cosa que sea de mi interés."

Koshar ni siquiera mencionó el tema de cómo el Vizconde Roteschu contrató a hombres


para atacarlo, como si pensara que ese asunto ya había sido olvidado. En cambio, su
mente estaba centrada en encontrar información sobre Rashta. El Vizconde Roteschu
tragó saliva.

"Es una plebeya."

"Nació como una esclava, ¿verdad? Es una esclava fugitiva. Tú mismo lo dijiste."

"Bueno... eso fue un malentendido..."

"Vizconde, ¿sabe lo paciente que soy?"

"¡!"

"No mucho en absoluto."

Koshar levantó los labios con una sonrisa horrible, y el Vizconde Roteschu sintió un
escalofrío en la espalda. Era un tipo de sonrisa que uno hacía antes de matar a alguien.
El Vizconde Roteschu respondió apresuradamente.

"¡Sí, Rashta es una esclava fugitiva!"

"Eso ya lo se. ¿Continúa?"

"¿Continúa?"

"Su condición de esclava fugitiva ya se conocía públicamente desde hace algún tiempo.
Algo más."

El Vizconde Roteschu trató de estrujar su cerebro buscando lo que Koshar quería.


Koshar ya era rico, por lo que los sobornos estaban fuera de discusión. Al mismo tiempo,
el Vizconde Roteschu necesitaba apaciguarlo con una debilidad de Rashta. Gritó su
respuesta tan pronto como la encontró.

"¡Un bebé! ¡Ella tiene un bebé!"


La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 126
Capítulo 126. El Guardián De Los Secretos (1)

"¿Quieres que la ayude con su bebé?"

Koshar estalló en una risa burlona.

"¿Esa tu súplica sincera? ¿Por qué no te expresas correctamente?"


El Vizconde Roteschu gritó de repente.

"¡No, quiero decir que Rashta tuvo un bebé antes de escapar!"


"¿Eh?"

Koshar lo miró por un momento y luego le dio un lánguido zumbido de satisfacción.

"¿En serio?"
Koshar sospechaba que el Vizconde Roteschu tenía la llave para destruir a Rashta. No
esperaba que fuera un bebé.

"¿Quién es el padre?"

"No lo sé."

"¿Cómo que no lo sabes?"


"Aunque mi finca es pequeña, tengo muchos esclavos. ¡No puedo vigilarlos a todos!"
"Hmmm."

"Dado que fue un milagro en ese momento, tal vez fue un viajero de paso..."

Por miedo, el Vizconde Roteschu no reveló que el amante de Rashta era su hijo Alan. No
podía arriesgarse a arrastrar a su hijo en esto. Afortunadamente para el Vizconde
Roteschu, Koshar no estaba interesado en saber quién era el padre.

"¿Dónde está el bebé?"


"No sé quién es el padre, y la madre abandonó al niño y se escapó. Tuve que criarlo yo
mismo."

Koshar rugió con una risa triunfal. Tenía la intención de cazar la debilidad de Rashta, ¡y
este fue el tesoro con el que fue recompensado!

El Vizconde Roteschu tragó nerviosamente mientras veía a Koshar celebrar. ¿Destruiría


esto a Rashta? El Vizconde giró la cabeza, tratando de encontrar una forma de escapar.

La risa de Koshar se desvaneció y le dirigió una sonrisa agradable al Vizconde Roteschu.

"Bueno. ¿Qué más?"


"¡No hay nada más, es en serio!"
"Piensa cuidadosamente. Tiene que haber."

"¡No, no hay!"

Koshar se inclinó frente al Vizconde Roteschu y lo miró fijamente a los ojos, como si
estuviera aburrido de sus pensamientos internos. El vizconde tragó saliva y soportó la
penetrante mirada. Era tan vulnerable como si lo hubieran arrojado desnudo frente a un
tigre. Por suerte, Koshar parecía creer en sus palabras.

"¿Hay alguna evidencia de que Rashta era una esclava?"

"¿Evidencia?"

"Evidencia suficiente para convencer a la gente de que es verdad."

"Si voy y lo digo—"


"Ya lo has hecho y luego te retractaste. Tu testimonio carece de credibilidad."

Koshar habló en un tono casual, pero sus dedos bailaron en la empuñadura de su espada.
El Vizconde Roteschu no necesitaba que le explicaran la amenaza, y gritó rápidamente.

"Tengo un certificado de venta!"

"¿Un certificado de venta?"

"¡Es un certificado de comercio de esclavos! Contiene una descripción de la apariencia de


Rashta."

***

El Vizconde Roteschu y Koshar no estaban solos en la mansión abandonada. Si bien


Koshar era un excelente guerrero con sentidos agudos, no podía detectar cada pequeño
ruido, especialmente por los gritos del Vizconde Roteschu. Uno no tenía que ser
extraordinariamente talentoso para esconderse.

'¿Cómo puede ser esto?'

El otro hombre que se coló fue un investigador enviado por el secretario en jefe del
emperador, el Marqués Karl. Se le había ordenado seguir al Vizconde Roteschu, y había
venido a presenciar la escena. Era difícil distinguir las palabras del Vizconde a causa de
su rostro hinchado, pero el investigador sabía que estaban hablando de Rashta.

Aparentemente, ella era una esclava y había dado a luz a un bebé antes...

Sin embargo, las concubinas de los emperadores no siempre eran solteras. Algunas
estaban casadas e incluso tenían hijos. Sin embargo, mentir sobre eso no era común, y
parecía que el Vizconde Roteschu y Rashta habían estado engañando activamente a
Sovieshu.

El hombre contuvo el aliento y escuchó más, pero la conversación se había quedado en


silencio. Él tragó. El Marqués Karl le había ordenado que descubriera qué se estaba
usando para chantajear a Rashta, y su tarea estaba cumplida. Sin embargo, no estaba
seguro de qué hacer con la terrible situación.

'¿Debería salvar al vizconde Roteschu?'


No estaba seguro de poder vencer a la famosa bestia que era Koshar. También se había
colado bajo el refugio de los gritos del Vizconde Roteschu, pero la mansión estaba en
silencio ahora. El hombre siguió conteniendo la respiración durante mucho tiempo,
confiando en su reloj biológico para calcular el paso del tiempo. Vio a Koshar sonreír y
despedirse del Vizconde Roteschu.

"Adiós."

Koshar se dio la vuelta. Parecía que se iba solo.

"¡E-Espera! ¡¿Y yo qué?!"


El Vizconde Roteschu gritó. Estaba aterrorizado de ser abandonado solo en esta vacía y
decrépita mansión.
"No te preocupes, me iré. Alguien más te rescatará pronto."

Koshar rechazó el comentario casualmente. El hombre que se escondía se alarmó por un


momento, pero pronto lo descartó como una coincidencia. Si Koshar supiera de su
presencia, ya lo habría atrapado y arrastrado. Muchos hombres de la villa probablemente
entraban y salían de esta mansión, así que era probable que Koshar se refiriera a que uno
de ellos vendría por el Vizconde Roteschu.

'Espera, ¿no es eso más peligroso?'

El hombre se limpió discretamente sus palmas sudorosas con su camisa. Los gritos
pidiendo ser liberado del Vizconde Roteschu le perforaron los tímpanos, pero no lo salvó.
Escapó y fue directamente a reunirse con el Marqués Karl para reportarle lo sucedido.

"Mi Señor, he descubierto con qué el Vizconde Roteschu está chantajeando a Rashta."

El Marqués Karl rápidamente llevó al hombre a una habitación.

"Dime rápidamente."

El hombre le contó al Marqués Karl todo lo que vio y oyó, los ojos del marqués se
abrieron de par en par ante la información. Algunos de los secretarios del emperador
sabían o estaban convencidos de que Rashta era una esclava fugitiva, incluido el Marqués
Karl, por lo que no fue una sorpresa. Pero un bebé...

"Bien."

El Marqués Karl caminaba nerviosamente por la habitación, y el hombre habló con


cuidado.

"¿Qué hará?"

Era una pregunta difícil de responder para el marqués. Miró por la ventana y murmuró
para sí mismo.

"El emperador está ausente."

Después de media hora de reflexión, fue a su escritorio para escribir una carta al
Emperador, luego llamó a un sirviente.

"Su Majestad se fue a Greenram. Es una visita oficial, y no será difícil encontrar su
ubicación. Entrégale esta carta de inmediato."

"Sí, mi señor."
Cuando el sirviente se fue, el Marqués Karl se recostó en su asiento y se rió débilmente.

"Un bebé…"
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 127
Capítulo 127. El Guardián De Los Secretos (2)
"Entonces, ¿el número de magos en verdad está disminuyendo?"
"Sí, ha estado sucediendo durante casi dos décadas. El problema es que la tasa de
disminución ha aumentado dramáticamente en los últimos años."

"¿Cual es la causa?"

"Todavía estamos tratando de averiguarlo."

Era medianoche. Sovieshu se recostó en el sillón mientras recordaba su conversación


con el jefe de la oficina de magos. Juntó los dedos y los colocó debajo de su
barbilla, pensando en las consecuencias que tendría la situación.

El número de magos preciosos estaba disminuyendo...

El Imperio Oriental todavía tenía una gran fuerza nacional, siendo su ejército la siguiente
fuerza más poderosa a su disposición. Sin embargo, los magos los superaban por mucho
en poder. ¿Qué pasaría si los magos desaparecieran? Otros países aprovecharían este
vacío para fortalecer sus propias naciones.

"Tendremos que aumentar el tamaño y el presupuesto del ejército."

Tan pronto como tomó su decisión, sacó una hoja de papel y escribió una lista de
directivas para entregar a sus funcionarios. Iba por la mitad cuando un sirviente se le
acercó, informándole de la llegada de uno de los mensajeros del Marqués Karl.

'¿Marqués Karl?'

Sovieshu le ordenó entrar. El Marqués Karl sabía que estaba ocupado en su viaje de
inspección. El mensajero que entró en la habitación parecía exhausto, como si hubiera
venido con mucha prisa.

"¿Qué pasa?"

Sovieshu se saltó el saludo y fue directo al grano, preguntándole sobre la causa de la


urgencia. El mensajero se arrodilló y le tendió un sobre.

"El Marqués Karl me ordenó entregarle esto a Su Majestad."


"¿Una carta?"

Sovieshu tomó el sobre y sacó el papel.


"..."

Los ojos de Sovieshu se posaron en la carta mientras la leía. Luego, en un momento dado,
se congeló como una marioneta de madera.

El hombre que entregó la carta miró a Sovieshu con preocupación. ¿Qué era? Cuando la
expresión de Sovieshu se volvió más oscura, el mensajero se sintió aún más incómodo.
Finalmente, Sovieshu cerró la carta.

"Primero, salven al Vizconde Roteschu, y luego confinen a Koshar en su casa."

El hombre miró a Sovieshu con sorpresa. No tenía ni idea de lo que contenía la carta,
pero fue impactante que el hermano de la Emperatriz fuera puesto bajo arresto
domiciliario. Sin embargo, el mensajero no estaba en condiciones de expresar sus
opiniones al Emperador.

"Sí, Su Majestad."
El hombre hizo una reverencia y volvió a salir rápidamente.

***
El Vizconde Roteschu había dicho que visitaría el Palacio Imperial, pero aún no había
regresado. Alan, que había estado cuidando distraído al bebé, comenzó a preocuparse
cuando su padre aún no había regresado al día siguiente.

'¿Paso algo?'

Inquieto, Alan se vistió con su mejor ropa y se preparó para entrar en el Palacio Imperial.
Era obvio con quién se fue a encontrar su padre.

Rashta.

Alan le preguntaría sobre su padre, pero también quería volver a verla.

Antes de salir de casa, le cortó un mechón de cabello al bebé, lo envolvió en un paño


suave y se lo guardó en el bolsillo del pecho.

El Palacio Imperial tenía varias entradas, algunas de fácil acceso y otras no. El corazón de
Alan latía salvajemente luego de ingresar por una de las entradas de más fácil acceso, y
esperó nerviosamente en el patio con el mensaje de que quería encontrarse con Rashta.
Poco después, una sirvienta se acercó a Alan y lo condujo a otro jardín pequeño y
tranquilo. No estaba familiarizado con las áreas del Palacio Imperial, pero ciertamente
este no era el lugar de Rashta.

Rashta apareció y Alan sonrió reflexivamente cuando la vio. Sin embargo, la expresión de
ella permaneció fría como una piedra.

"¿Qué sucede?"

Se detuvo a cinco pasos y habló en voz baja, pero aguda. Alan se estremeció ante su
hostilidad, pero después de un momento de vacilación sacó la tela de su bolsillo.

"¿Y bien?"
"Quería darte esto..."

"¿Qué es?"

"Cabello."

"¿Esto es una broma?"

"El cabello en el interior."


Rashta le dio una palmada en la mano y la tela cayó al suelo. La fina tela se desdobló,
revelando un mechón de cabello plateado del mismo color que el de Rashta.

"Oh... lo siento. Pensé que te gustaría..."

"Ese niño es tuyo, no de Rashta. ¿Por qué me gustaría?"

"Claro. Si. Lo siento."

Alan se disculpó, pero no pudo reprimir la decepción que crecía en su interior. Pensó que
el hecho de que Rashta les organizara una mansión en la capital significaba algo.

"¿Viniste aquí por esto?"

Miró a Alan con la molestia escrita en su rostro. Cualesquiera que fueran sus intenciones,
ella consideraba al hombre que tenía delante una amenaza. Estar los dos juntos no se
vería bien.
Alan hizo un pequeño ruido al recordar su verdadero propósito de venir aquí.

"¿Te reuniste con mi padre ayer?"


¿El Vizconde Roteschu? No."

Rashta frunció el ceño ante su respuesta.

"¿No vino?"

"¿Por qué?"

"Dijo que iba a verte, y no lo he visto desde..."


Alan se apagó débilmente.

Después, Rashta ordenó a la sirvienta que escoltara a Alan. Cuando él se fue, ella apretó
los labios con inquietud.

¿El Vizconde Roteschu iba a visitarla y luego desapareció? En cualquier otra


circunstancia ella habría asumido que simplemente cambió de opinión, pero Sovieshu le
había dicho hace poco que alguien estaba detrás del vizconde. ¿Había una conexión?
Sovieshu estaba fuera, y no había nada que él pudiera hacer aquí.

Rashta maldijo por dentro y estaba a punto de abandonar el jardín, pero se detuvo
cuando vio la tela y el mechón de cabello en el suelo.

"..."

Miró a su alrededor, y luego se agachó para recoger la tela y el cabello. El cabello


realmente era del mismo color que el suyo, pero era más suave, como el de un bebé.
Rashta lo miró con ojos temblorosos, luego enrolló la tela y volvió a su habitación.
***
Esa noche.

El mensajero llegó a la capital y transmitió la orden de Sovieshu al Marqués Karl, quien


hizo los arreglos para rescatar al Vizconde Roteschu de la mansión abandonada.

Se dejó en manos de la Guardia Imperial del Emperador el confinamiento de Koshar en


su casa. Era difícil controlar a Koshar por pura fuerza física, así que se hizo con la
autoridad del Emperador.

Koshar le contó a su amigo el Marqués Farang lo sucedido con el Vizconde, quien


escuchó su historia y lanzó alabanzas. Fueron interrumpidos por una conmoción afuera, y
el Marqués Farang salió a la escalera y observó el vestíbulo de entrada. Los guardias
estaban informando a la Duquesa Troby de las órdenes del Emperador. El Marqués
Farang se apresuró a volver a la habitación de Koshar.

"La guardia del Emperador está aquí. Te están poniendo bajo arresto domiciliario."

"Ja."

"Tal vez él sabe que amenazaste al Vizconde Roteschu y quiere silenciarte."

Se escuchó el sonido de varias personas subiendo las escaleras.


"No me quedaré aquí. Iré a ver a la Emperatriz y le contaré sobre esto."

El Marqués Farang abrió la ventana y saltó.

***
"Su Majestad."

Estaba leyendo el último libro sobre Rwibt dejado por el Gran Duque Kapmen, cuando la
Condesa Eliza se acercó y me susurró nerviosamente al oído.

"El Marqués Farang ha venido a verla."

"¿A esta hora?"

Mis ojos se posaron en el reloj. Era muy tarde.

'Algo malo está ocurriendo.'


Para que el Marqués Farang viniera a visitarme en este momento, tenía que ser algo
serio.

"Déjalo entrar."

Cerré el libro y lo puse en la ventana, luego me levanté para ir al salón. Un momento


después, la puerta se abrió y entró el Marqués Farang con una expresión ominosa.
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 128
Capítulo 128. La Tormenta Soplará (1)

"Me disculpo por mi venir a estas horas, Su Majestad."

El Marqués Farang me saludó, y agité la mano para indicarle a todos los demás que
salieran de la habitación. La Condesa Eliza se dio cuenta, y se llevó a las otras dos
sirvientas con ella para que yo pudiera hablar en privado.
"¿Qué sucede?"
Tan pronto como estuvimos a solas, el Marqués Farang se sentó en una silla y me contó
urgentemente la noticia: el hecho de que Rashta era una esclava fugitiva, que había dado
a luz a un bebé antes de conocer a Sovieshu—

"¿Bebé? ¿El bebé de Rashta?

"Si. No sé quién es el padre, pero el Vizconde Roteschu está cuidando al bebé porque
Rashta se escapó y lo dejó atrás."

"El bebé de Rashta ..."

Había escuchado rumores de que el Vizconde Roteschu tenía un bebé y, aunque nunca lo
mencioné abiertamente, sospechaba que podría ser de Rashta.

"Nadie sabe quién es el padre. ¿Estás seguro?"

"Bueno, según lo que escuché. De todos modos, si son criados y vendidos como esclavos,
no importa quién sea el padre."

El Marqués Farang respondió con frío sarcasmo y agitó la mano antes de continuar.

Su siguiente noticia no fue sobre Rashta, sino sobre mi hermano y Sovieshu. Koshar
había arremetido violentamente contra el Vizconde Roteschu para obtener la
información, y en respuesta, Sovieshu envió a su guardia para confinar a mi hermano en
su casa. Quizás sospechaba que Koshar podría intentar difundir evidencia de que Rashta
era una esclava.

"Estábamos un paso por detrás."


Traté de advertirle a mi hermano sobre su comportamiento temerario, pero ahora la
situación había cambiado. Suspiré, pero el Marqués Farang sonrió y sacudió la cabeza.

"Estábamos un paso por delante."


"¿?"

"Debido a que el Vizconde Roteschu está aliado con 'esa mujer', no revelará sus secretos
a Su Majestad. Y debido a que Su Majestad no confía en Koshar en absoluto y lo odia,
Koshar probablemente no le dirá nada."

"¿Con eso quieres decir... que debería contarle a Su Majestad el secreto de Rashta?"

"Si."

"..."

"Sé que no te gusta aprovecharte de los débiles."


El Marqués Farang me miró con una expresión feroz en sus ojos.

"Pero, Su Majestad, ¿no sería mejor que se comiera la carne del ganado en lugar de la
carne de un noble y elegante cisne? Uno solo necesita limpiar la sangre y los residuos."

***

Una vez que el Marqués Farang se fue, la Condesa Eliza me trajo en silencio una taza de
café caliente. Me senté junto a la ventana del salón y miré la luna, perdida en mis
pensamientos.

Rashta tenía un pasado asombroso, ella no estaba dispuesta a contárselo a Sovieshu. En


los días en que se volvió la mujer amada por el Emperador, había atacado a mi hermano
con mentiras y me imitaba, todo con el pretexto de ser la más débil y vulnerable de la
casa. Pasar por alto las acciones de Rashta en esos días fue la compasión que Sovieshu me
exigió. Era una cuestión de mi orgullo.

Además, no se podía confiar en el Vizconde Roteschu. Le dijo a Koshar que Rashta


abandonó a su bebé. ¿Lo abandonó o lo perdió sin querer?

Escuché de Sir Artina que el Vizconde Roteschu mantiene al bebé escondido. Si Rashta
abandonó al bebé, ¿por qué razón lo hacía? Ahora que el Vizconde y Rashta estaban
cooperando, el vizconde tenía motivos para ocultar el pasado. Un amo y un esclavo
normales no tendrían una relación así.
"..."

Sin embargo... el Marqués Farang también tenía razón. Tratar a Rashta como una extraña
o pasar por alto su pasado solo era posible cuando podíamos ignorarnos mutuamente.
Ahora con mi hermano bajo arresto domiciliario, aferrarse a las apariencias era una
tontería.

'Primero, hablaré con Sovieshu sobre mi hermano.'


***

Navier no era la única alma envuelta en pensamientos inquietantes. En un carruaje que


se dirigía hacia la capital, Sovieshu trató de enfocarse en el tema de la disminución del
número de magos, pero su mente seguía volviendo hacia Rashta.

Rashta ya tuvo un bebé. Este hecho fue obviamente impactante, así como el hecho de que
tuviera antes un enamorado, pero ese no era el problema principal para él. Para Sovieshu,
el problema es que Rashta le había mentido.

Sin embargo, Sovieshu no pudo encontrar en su corazón el culpar a Rashta


incondicionalmente. Todavía recordaba su forma patética y lamentable cuando la rescató
por primera vez, y no quería juzgarla todavía sin saber si su bebé fue robado,
abandonado o cualquier otra cosa.

Sovieshu llegó al palacio temprano a la mañana siguiente sin aclarar sus pensamientos.
Primero, fue a visitar a Rashta.

"La Señorita Rashta aún no se ha despertado, pero la llamaré."

La sirvienta iba a despertar a Rashta, pero Sovieshu le indicó que se retirara y


personalmente entró en la habitación de Rashta.
Estaba durmiendo tranquilamente en la cama. Sovieshu suspiró y se inclinó en la puerta
para mirarla, cuando su mirada cayó sobre algo inusual en la mesa. Se acercó y vio un
mechón de hermoso cabello plateado.

Furtivamente lo tocó con los dedos.

'¿Se cortó el cabello?'

Pensó que era el cabello de Rashta, pero después de un momento, le pareció que tenía el
aspecto y la textura del cabello de un bebé.

"¿Su Majestad?"

Rashta se sentó y lo llamó con una voz de sueño. Se levantó de la cama y le preguntó por
qué estaba aquí, pero su rostro se puso pálido cuando notó lo que estaba mirando.

"¿Su Majestad?"

Su voz temblaba de terror.

"Ah, yo... me corté el cabello un poco. Creo que lo dejé por error."

Antes de que Sovieshu pudiera responder, corrió, agarró rápidamente el cabello y luego
regresó a la cama. Su comportamiento incómodo decía mucho. Estaba seguro de ello— el
cabello era de su primer bebé.

'¿Ella abandonó al bebé?'

Chasqueó la lengua. Quizás Rashta no tuvo más remedio que decirle adiós al bebé, y
guardó en secreto el cabello porque extrañaba a su hijo. La situación de Rashta de
repente se volvió más comprensible, y el pensamiento final jugó un papel decisivo en el
cambio de opinión de Sovieshu. Sin embargo, la cuestión de la mentira aún no se había
resuelto...

'Ella no me lo dijo por miedo a que la dejara.'

Él fingió no saber nada.


La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 129
Capítulo 129. La Tormenta Soplará (2)

Sovieshu se fue y dio un paseo por los jardines en el camino de regreso al palacio del este.
Cuando regresó a su dormitorio, llamó al Marqués Karl.
El marqués, que había estado esperando el regreso de Sovieshu, llegó rápidamente. Estaba
tenso, ya que sabía el secreto de Rashta junto con el Emperador.
"Bienvenido de nuevo, Su Majestad."
"¿Alguna noticia sobre Koshar?"
"Lord Koshar ha permanecido en silencio en la mansión."
"..."
"El problema con la Señorita Rashta es..."
"Estoy considerando el divorcio."
"¿Desea poner fin al contrato de concubina de la Señorita Rashta?"
"No. Quiero decir con la Emperatriz."
Las palabras de Sovieshu sorprendieron al Marqués Karl. El marqués esperaba que
Sovieshu quisiera remover a Rashta como concubina, o tal vez descargara su ira contra
Koshar. No tenía idea de por qué la ira del Emperador iba dirigida a la Emperatriz.
"¿Por qué la Emperatriz tan de repente...?"
"La Emperatriz no puede controlar a ese rebelde de Koshar."
"Ah."
"Ya es la segunda vez que Koshar causa un incidente. Ni siquiera ha pasado mucho tiempo
desde el incidente del envenenamiento."
"La Señorita Rashta es..."
Sovieshu se frotó la frente como si le doliera la cabeza.
"Aunque estoy decepcionada con Rashta, ella ya está embarazada de mi bebé. Atacarla sería
como atacar a mi bebé."
"Pero Su Majestad, el divorcio..."
El Marqués Karl parecía devastado. La Emperatriz Navier no tenía la imagen de una
monarca amorosa y benevolente, pero el público la admiraba por su practicidad como
espada y su porte majestuoso.
Pero el divorcio.
"Puede que no me corresponda decir esto, pero el divorcio es extremo, Su Majestad. Por
favor, reconsidérelo."
El Marqués Karl habló honestamente a riesgo de la ira del emperador.
"Si Lord Koshar es el problema, entonces solo necesita castigarlo."
El marqués estaba tan preocupado que sintió que era su deber evitar el divorcio entre el
Emperador y la Emperatriz.
"¿No es Koshar el hermano de la reina y sucesor de la Familia Troby?"
"Pero no es justo colocar la culpa de Lord Koshar sobre la Emperatriz... realmente no lo es."
Sovieshu suspiró.
"Si Koshar— el único sucesor de la Familia Troby— es castigado, la posición de la familia se
verá sacudida. La Emperatriz también será puesta en una posición embarazosa."
Se sentó en una silla y habló con voz sombría.
"Si la Emperatriz es deshonrada, no importa lo duro que trabaje, habrá personas que serán
maliciosas con ella."
El Marqués Karl no entendió de inmediato las palabras de Sovieshu y parpadeó.
"¿Sí?"
Sovieshu dijo que se iba a divorciar de la Emperatriz. Su línea de pensamiento era
incomprensible para el Marqués Karl.
"Esta es la única forma de proteger a la Emperatriz de las consecuencias. He considerado
otras formas, pero este es el mejor camino."
"¿Quieres divorciarte para proteger a Su Majestad?"
"Castigaré a ese criminal de Koshar sin falta. Pero si no hago nada con respecto a la
Emperatriz mientras lo castigo, su imagen se verá perjudicada."
"¿?"
"Pero piénselo de otra manera. Si me divorcio de la emperatriz mientras castigo a Koshar,
todos pensarán que es un castigo demasiado fuerte."
"¿Es eso así?"
"Incluso si se divorciara, ella no se volvería a casar por convención, y se quedaría sola. La
compasión y simpatía irá hacia la Emperatriz."
Sovieshu se acarició la barbilla y entrecerró los ojos.
"Mientras tanto, elevaré a Rashta a la posición de emperatriz."
Fue una serie de declaraciones impactantes. El Marqués Karl casi se desmaya.
"¡Su—Su Majestad!"
"Haré que Rashta actúe como emperatriz cuando nazca el bebé y hasta que el bebé tenga un
año. De esa manera, el niño tendrá legitimidad como miembro de la realeza."
"¡De ninguna manera! La Señorita Rashta... lo siento, Su Majestad, ¡pero la Señorita Rashta
no es el tipo de persona que puede cumplir con los deberes del puesto!"
"Ella será una nueva madre después de dar a luz. Solo necesita sentarse en el
puesto durante un año y hacer un trabajo básico."
"Igual no podrá hacerlo. Puede que sea encantadora y hermosa, ¡pero los asuntos
nacionales no se resuelven solo con una cara bonita!"
"Sí. Todos pensarán lo mismo."
"¿Qué?"
El Marqués Karl miró a Sovieshu con una expresión desconcertada.
"Incluso si es competente, todos la compararán con la Emperatriz y la echarán de menos.
Naturalmente, la opinión pública cambiará para reincorporar a la anterior Emperatriz..."
"Seguramente... ¿Su Majestad?"
"Entonces volveré a poner a la Emperatriz en el trono."
Sovieshu cerró los ojos y frunció el ceño.
"Llevará unos dos años. Si la Emperatriz no acepta el divorcio, será más largo debido al
juicio."
El Marqués Karl quedó atónito por el largo juego de Sovieshu, apenas logró balbucear las
palabras que quería decir.
"Pero... Su Majestad, la Emperatriz podría tener un bebé en una fecha posterior."
La expresión de Sovieshu se oscureció.
"...La Emperatriz es estéril. Ella no puede."
Habló en voz baja, pero sus palabras fueron firmes. El Marqués Karl no entendía por qué
Sovieshu estaba tan seguro de que la emperatriz no podía tener hijos. Aunque habían
estado casados durante mucho tiempo, ambos eran relativamente jóvenes y saludables.
"Pero Su Majestad—"
Sovieshu lo interrumpió.
"No sirve de nada tratar de cambiar mi opinión. Protegeré a mi bebé y no dejaré a Koshar
sin castigo."
El Marqués Karl se apoyó contra una mesa a su lado. Mientras tanto, Sovieshu miró hacia el
suelo y no le dijo más nada al marqués.
Sovieshu había tomado una decisión difícil por su cuenta. Además, parecía no estar
dispuesto a revertir la decisión.
"Entonces, Su Majestad, ¿quiere enterrar el pasado de la Señorita Rashta?"
El Marqués Karl reprimió su deseo de correr a casa inmediatamente y darse un baño con
agua caliente.
"No planeo criar a un bebé que fue concebido en el pasado, pero tampoco quiero matarlo.
El niño no tiene ninguna relación conmigo."
Lo normal sería sentirse traicionado o celoso si su pareja tuviera un pasado así. Sovieshu
estaba siendo bastante suave.
"Su Majestad. ¿No habría una gran oposición en colocar a una plebeya como emperatriz? Si
es por el bien del bebé, ¿por qué no hacer que Rashta se case con una familia noble?"
"Si una mujer de buena familia llega a la posición de emperatriz, la opinión pública no
estaría tan ansiosa por Navier. Sería más difícil reincorporarla."
"¡!"
"Habrá oposición, pero Rashta tiene a mi bebé. No es algo sin precedentes. Si no funciona,
entonces puede convertirse en parte de una familia noble caída adecuadamente."
"Pero, después que la Señorita Rashta se convierta en emperatriz, ¿cree que renunciará a su
puesto tan fácilmente?"
"Sé que ella no es codiciosa. Es amable e inteligente. Sabe que no es el lugar para ella."
"Su codicia puede desarrollarse estando en el asiento de la emperatriz."
"Si ella no quiere renunciar, puedo obligarla."
Sovieshu se cruzó de brazos y entrecerró los ojos.
"Hubo un incidente en el que Rashta conspiró con el Vizconde Roteschu para destruir a la
Duquesa Tuania. Eso es suficiente para obligarla."
"¡!"
El Marqués Karl miró fijamente la cara de Sovieshu. El emperador no había tirado el
informe del Vizconde Langdel y en cambio lo había guardado. El marqués se preguntó si
Sovieshu había planeado esto desde entonces.
Seguramente vendría una tormenta.
El Marqués Karl suspiró y miró a Sovieshu con una mirada complicada, pero sabía que no
podía hacer nada para cambiar la opinión del Emperador. Finalmente, asintió lentamente.
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 130
Capítulo 130. Abandono (1)

El tiempo no pasó rápido, tal vez porque tenía algo importante que quería decir.

Mis ojos se abrieron al amanecer y tuve que moverme en silencio para no despertar a las
sirvientas demasiado temprano. Leí un libro, pero fue difícil concentrarme. Terminé
sintiéndome exhausta en el desayuno en lugar de relajada.

Cuando terminé de comer, lavarme y vestirme, fui al palacio central y me encontré con
Sovieshu. Además de querer hablar con él sobre mi hermano, había otro tema que quería
mencionar.

"Emperatriz."

Cuando Sovieshu me vio, se levantó de su escritorio y sonrió suavemente. Su actitud fue


más amigable de lo habitual, a pesar de que mantenía a mi hermano bajo custodia. ¿Qué
demonios estaba pensando? Lo miré fijamente, pero en lugar de hablar de Koshar, dejó
sus papeles.

"¿Desayunaste?"

Fui a su escritorio y levanté los documentos. Uno era un informe sobre la disminución de
los magos, y el otro era una directiva para aumentar el gasto militar.

"¿Expandirás el ejército para suplir el número decreciente de magos?

"¿Emperatriz?"

"Oh. Ah, sí."

"La salud es lo primero. Debes cuidarte."

Sovieshu me ofreció gentilmente su consejo con una sonrisa. No era solo mi imaginación,
él realmente estaba actuando más amable de lo habitual.

'¿Lamenta haber puesto a mi hermano bajo arresto domiciliario?'

Cada vez que Sovieshu me trataba inesperadamente de manera amable, mi primer


instinto era sospechar. Le devolví una sonrisa, y Sovieshu se rió divertidamente.

"¿Es muy extraño que le pida que cuide su salud?"


"... No creo que tenga nada que decir en esta situación."

"Siempre espero que la Emperatriz esté sana."

"Yo igual."
'¿Por qué era así?'

La expresión amistosa de Sovieshu se desvaneció. Aún había una sonrisa en sus labios,
pero una profunda pena se acumulaba en sus ojos. Me sentí todavía más incómoda al
mirarlos, y entonces Sovieshu comenzó a hablar de asuntos nacionales.

"Conocí a Calenzalo, el mago jefe."

Sí. Era más fácil hablar del trabajo así. Respondí rápidamente.
"Entonces, sobre el hombre que afirmó haber perdido sus poderes. ¿Era realmente un
mago?"

"Desafortunadamente."

"¿Qué causó la desaparición de sus poderes? ¿Descubrieron la causa?"

"Todavía no lo saben. No sabemos por qué el poder mágico está desapareciendo, ni por
qué el número de magos se está reduciendo."

"No puede ser."

"Pero he escuchado algo más que me molesta."

¿Algo que le molestaba?


"¿Qué?"

"El mago jefe dijo que la disminución de los magos ha sido un fenómeno constante
durante casi dos décadas."

"Nunca antes oí hablar de eso."


"Si. En aquel entonces, el número de sabios y magos por sí solo era una cifra bastante
considerable."

"Eso significa…"

"Si. Dicen que los números han disminuido considerablemente en los últimos años."

"Eso es ciertamente preocupante."

Nos veíamos como si tuviéramos algo que decir, pero seguimos evitando el tema. Desde
el punto de vista de la Emperatriz del Imperio Oriental, lo que Sovieshu dijo ahora era
algo a considerar seriamente. Pero, me costaba concentrarme en sus palabras porque mi
cabeza estaba llena de otros pensamientos. Me obligué a asentir, y Sovieshu habló de
nuevo.
"¿Recuerdas a la niña de tu orfanato patrocinado por la nación? ¿La que enviaron a la
academia mágica?"

"Evely."
Fue solo cuando Sovieshu la mencionó que pude concentrarme completamente en sus
palabras.

"¿Qué pasa con esa niña?"

No había ninguna razón para que hablara específicamente de ella, y me puse ansiosa.
Sovieshu respondió con voz grave.
"Escuché que no se está adaptando bien a la academia."

"Porque las circunstancias de su vida han cambiado."

"No, no solo en ese nivel."

"¿?"

"No sabe si se trata de problemas con sus compañeros, problemas de personalidad, o si


es porque tiene dificultades para adaptarse al nuevo entorno."

Las palabras de Sovieshu eran preocupantes por sí mismas, pero acabábamos de hablar
de magos cuyos poderes mágicos han desaparecido. Si mencionó el nombre de esa niña
justo después...

"Al principio, ella mostró mucha habilidad mágica y estaba motivada para asistir a sus
clases y trabajar duro. Dos profesores la elogiaron por ser bastante hábil. Pero poco a
poco su maná comenzó a disminuir, y no pudo seguir el ritmo de las clases."

"Ah ..."

"Cuando se deprimió, todos lo consideraron una cuestión de esfuerzo o de entorno. Pero


en este momento en que los magos saben que los poderes mágicos están
desapareciendo, todos la observan."
Mi corazón se rompió cuando recordé a la chica que estaba tan nerviosa, pero
emocionada ante la perspectiva de asistir a la Academia. Quedarse atrás en las clases
porque uno carecía de esfuerzo o de conocimientos básicos era una cosa, pero perder la
capacidad mágica...

"Le escribiré una carta."

Bajé la vista al suelo con emociones encontradas. Cuando recuperé mis sentidos
nuevamente, me di cuenta de que los alrededores estaban demasiado tranquilos.
Sovieshu ya no hablaba. Lo miré, me devolvió la mirada con una expresión indescifrable.

'¿Recuerda que confinó a mi hermano ahora?'

Cuando miré de nuevo sus ojos pesados, supe que era hora de que tuviéramos una
conversación más privada. Había estado esperando impacientemente este momento
desde ayer.

"Soy la patrocinadora de Evely, así que me ocuparé de sus asuntos."

Hablé con calma, tratando de mantener mi rostro lo más neutral posible.

"Y, si no le importa, me gustaría preguntarle cuánto tiempo piensa mantener a mi


hermano bajo arresto domiciliario."

En una frase, el brillo amistoso en los ojos de Sovieshu desapareció, solo para ser
reemplazado por hielo frío.

"Será pronto."

"Creo que es importante saber hasta qué punto será liberado."


No se trataba solo de liberarlo del arresto domiciliario. Sovieshu miró en silencio los
papeles que dejó en su escritorio.

"Su Majestad."

Él respondió con voz oscura.

"... Emperatriz, no puedo creer lo que tu hermano dice o hace."

"¡!"

"Lo que creo es que no puedes controlarlo, y él nunca cambiará."

"Su Majestad."

"Incluso si cambia, no será antes de que nazca mi bebé. ¿Estás de acuerdo?"

Sovieshu se giró repentinamente hacia mí y habló con voz decidida.


"Te estoy diciendo esto, ya que sabes que tu hermano está bajo arresto domiciliario."
Sovieshu se levantó de su asiento y se paró frente a mí. Me miró directamente a los ojos.

"Desterraré a tu hermano para proteger a mi hijo."

No hubo temblor en su voz, y no parecía la misma persona amable que era hace solo un
momento.

"Mientras yo pasaba toda la noche eligiendo las palabras que decirle, él estaba
decidiendo qué hacer con mi hermano."
Me di cuenta de que ya había tomado una decisión definitiva. Cuando reuní mis
emociones, me encontré mordiéndome el labio inferior. Sovieshu se dio cuenta y levantó
un dedo cerca de mi cara.

"Por supuesto, eso no significa que lo desterraré para siempre."

Me di vuelta rápidamente, ya que no podía soportar enfrentarlo.

"Será un destierro informal, y permitiré que Koshar regrese si se arrepiente de su


crimen."

"..."

Cuando no dije nada, Sovieshu me agarró suavemente del hombro y me dio la vuelta.
Intenté no mostrar ninguna emoción, pero fue un esfuerzo inútil. Respiré rápido y
profundo, hablé en un tono simple.

"¿Tienes que hacer esto?"

"Podría hacerle esa misma pregunta a tu hermano."


"¿Por qué exactamente vas a desterrar a mi hermano?"

"Solo escuchaste que tu hermano fue puesto bajo arresto domiciliario, pero ¿escuchaste
que agredió violentamente a una persona?"

"¿No escuchaste que esa persona lo había atacado primero?"

"Ah, lo escuché."

"¡!"
"Pero eso es lo que dice tu hermano. De todas formas, es cierto que agredió
violentamente al Vizconde Roteschu, solo para poder lastimar a Rashta, y a mi hijo que
lleva en su vientre."

Los ojos de Sovieshu temblaron más enojados por el tema del Vizconde Roteschu. No sé
cómo Sovieshu se enteró de que Koshar atacó violentamente al vizconde. Mi hermano
tenía una personalidad ardiente, y era posible que emboscara al vizconde en el camino.
Sin embargo, Sovieshu no actuó como si entendiera que Koshar fue emboscado por los
hombres de Roteschu primero, y en su lugar mostró más ira cuando Koshar atacó al
vizconde.

Pero, ¿qué hay de Rashta?

'¿Se enteró del pasado de Rashta?'

Dudé en hablar, pero en ese momento, Sovieshu se dio la vuelta y se sentó bruscamente
en su escritorio.

"No importa lo que digas, no puedo perdonar a Koshar nuevamente. Si me lo pides,


olvídalo y vete."
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 131
Capítulo 131. Abandono (2)
Mientras escribía una carta a Evely, tuve que dejar mi pluma varias veces. Mi mente
seguía alejándose hacia otros pensamientos.

'Sovieshu ama verdaderamente a Rashta.'


Cada vez que pensaba en esto, me dolía el corazón y sentía un peso en el pecho. Sovieshu
iba a desterrar a mi hermano porque representaba un riesgo para Rashta y el bebé...

Bueno, Sovieshu había dicho que no sería oficial. Si iba a la corte, probablemente temía
que se descubriera un escándalo sobre Rashta. Quería impulsar la narrativa de que mi
hermano "atacó al vizconde", no "atacó al bebé del Emperador". Si Koshar fuera acusado
por esto último, la corte cavaría y descubriría que el Vizconde Roteschu y Rashta estaban
estrechamente relacionados, y en el proceso, la historia de Rashta como esclava fugitiva
se extendería. Eso sería algo que Sovieshu querría detener antes de que empezara.

Pero, ¿luego qué? ¿Realmente permitiría que Koshar volviera si reflexionara y se


arrepintiera de sus pecados? Honestamente, no lo podía creer. ¿Por qué querría Sovieshu
desterrar a un hombre por el bien de un bebé en gestación, pero permitirle regresar
después del nacimiento del bebé? Sovieshu estaba tratando de mantener alejado a
Koshar porque era una carga para Rashta.

Con los pensamientos tormentosos en mi cabeza, me llevó dos horas terminar la página y
media de la carta a Evely. Alenté a Evely a que no se frustrara demasiado, y que
continuaría apoyándola sin importar sus calificaciones. Descubrí que ni siquiera podía
escribir palabras adecuadas de consuelo, porque yo misma me encontraba demasiado
nerviosa.

"Entrega esta carta a esta dirección mañana."


Me sentí amargada cuando le entregué el sobre a la Condesa Eliza. Luego paseé por la
habitación, preocupándome por Sovieshu, Rashta y mi hermano.

Pasó mucho tiempo antes de que finalmente saliera de mi habitación. No iba a difundir
rumores sobre el pasado de Rashta en los círculos sociales, pero lo usaría para que mi
hermano no fuera desterrado.

Mientras caminaba por el pasillo, un viento frío soplaba contra mi espalda. Era como si
me empujara a ir donde Sovieshu. Respiré profundamente varias veces y entré en el
palacio del este.

Debido a que el palacio del este era dominio del emperador, durante el día era
relativamente tranquilo e incluso más silencioso por la noche. El sonido de mis pasos
resonó tan fuerte en el pasillo que levanté deliberadamente el talón para hacer el menor
sonido posible.

De camino a la habitación de Sovieshu, tuve que pasar por la habitación de Rashta y me


encontré con una conocida inesperada. Era la Vizcondesa Verdi, mi antigua dama de
compañía, quien me traicionó y se fue a servir a Rashta. Estaba parada nerviosa junto a la
puerta, y sus ojos se abrieron de par en par al verme.

'¿Debería saludarla?'

El aire estaba tenso por la incertidumbre. La miré por un momento, y se veía tan
nerviosa que no sabía qué hacer.

'Sería incómodo decirnos hola la una a la otra.'


La Vizcondesa Verdi probablemente no me saludaría, así que aparté la mirada. Ni
siquiera me molesté en reprenderla por no reconocer a la emperatriz.
Sin embargo, cuando di unos pasos hacia delante, ella me llamó inesperadamente.

"Su Majestad."

Su voz era tan débil que inicialmente no estaba segura de si la escuché o no. Sonaba
triste.

Miré hacia atrás y vi a la Vizcondesa Verdi de pie junto a la puerta, llorando. Ella me
había traicionado al irse con Rashta, y parecía encontrarse en una situación aún más
difícil. Probablemente esperaba que la consolara, pero ahora no era un buen momento
para hacerlo. Traté de darme la vuelta, pero la Vizcondesa Verdi habló de nuevo.

"Su Majestad la Emperatriz."

Se fue con esas palabras, y desapareció tan callada como un fantasma detrás de la puerta.

'Parecía tener algo que decir.'

'¿Por qué se fue sin decir nada más? ¿Era algo que le resultaba difícil?'

Hice una pausa, mirando en la dirección que desapareció la vizcondesa. La puerta estaba
entreabierta. Normalmente, hubiera pensado que fue una equivocación, pero era el lugar
donde la Vizcondesa Verdi acababa de estar de pie con la cara llena de lágrimas hace un
momento. Mis ojos fueron atraídos por la puerta.

'¿Qué quería decirme?'

Reflexioné sobre ello, pero sus intenciones eran difíciles de entender. Decidí seguir mi
camino.

"Pero, Su Majestad... ¿divorcio? ¿No se opondrá la familia de la Emperatriz a ello?"

Me sorprendió escuchar otra voz al otro lado de la puerta. Me detuve. La voz pertenecía a
Rashta.

'¿Divorcio?'
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 132
Capítulo 132. Lo Más Importante Es El Amor (1)

'¡Alan no es bueno para mi vida!'

Sovieshu había visto el mechón de cabello antes de irse, y Rashta luchó para reprimir su
creciente ira. Afortunadamente, el cabello del bebé era del mismo color que el suyo, de lo
contrario Sovieshu habría preguntado por qué lo estaba guardando.
Rashta arrojó inmediatamente el cabello a una papelera. Ella había querido conservarlo
como recuerdo de su bebé, pero una vez más, su primogénito casi se agarró de su tobillo.
Ella y su hijo estaban en conflicto entre sí.

Tirar el cabello no la hizo sentir mejor, así que se encerró en su dormitorio todo el día.
Varios problemas la estaban presionando por todos lados— algo le había sucedido al
Vizconde Roteschu, Sovieshu había descubierto el cabello del bebé y varias personas
estaban investigando su pasado. Todo era tan difícil y agotador.

Mientras tanto, su amor, Sovieshu, no había aparecido ante ella desde esa noche. Rashta
tenía miedo de que se hubiera dado cuenta tardíamente de que el cabello no era el suyo, o
de que el Vizconde Roteschu le estuviera jugando una mala pasada.

Fue entonces cuando se dio cuenta de que todo a lo que se aferraba era una ilusión. Qué
peligroso era encontrar consuelo en la bondad de una persona. En este punto, solo podía
temblar de miedo. Si el amor y el afecto de Sovieshu se enfriaran, ella perdería todo lo
que tenía sin poder oponer resistencia.

"Señorita Rashta, Su Majestad el Emperador está aquí."

Rashta parpadeó y se levantó del sillón. Estaba tan perdida en sus pensamientos que ni
siquiera se había dado cuenta de que la sirvienta estaba allí.

"¿Su Majestad está aquí?"

"Si."

"¿Por qué no entró al dormitorio?"

"Quería un trago. Por favor, venga al salón."


Rashta se arregló rápidamente el cabello y salió del dormitorio. Sovieshu se veía muy
pintoresco mientras estaba sentado en una silla, y la nueva sirvienta, Delise, estaba
preparando la mesa para las bebidas. Cuando Rashta vio a Delise, su corazón comenzó a
temblar. Sus movimientos eran tan lentos como los de un caracol. La sirvienta dejó las
copas y una botella de champán.

'¿Por qué ella se comporta así?'


Cuando uno veía que otra persona parecía ansiosa, uno no podía evitar sentirse ansioso
también. Rashta se acercó a Sovieshu y habló con más afecto en su voz de lo habitual.
"Su Majestad."

Delise dejó la comida a un ritmo normal y luego se fue. Afortunadamente, Sovieshu


parecía no tener interés en Delise. Por el contrario, no parecía interesado en nada en
absoluto. Estaba recostado contra su silla pensando, pero recuperó el sentido cuando
Rashta lo llamó repetidamente. Ella se paró frente a Sovieshu y le habló amorosamente.

"¡Rashta esperó todo el día a Su Majestad!"

Sovieshu le dio una sonrisa entrañable. A pesar de haber estado ansiosamente


preocupada, Sovieshu no parecía enojado con ella. Rashta estaba genuinamente aliviada,
y se sentó frente a Sovieshu con una pequeña risa.
"¿Le gustaría que Rashta le preparara un trago?"
Cuando Sovieshu asintió, vertió rápidamente un líquido dorado claro en una copa de
champán. Él aceptó la copa, pero no bebió, solo hizo rodar el tallo de la copa entre sus
dedos.

"¿Su Majestad?"

No parecía enojado, pero, ¿y si lo estaba? Una ola de miedo se apoderó de Rashta


nuevamente, y ella lo llamó.

"Su Majestad."

"Rashta."

"Sí, Su Majestad. Rashta te está escuchando."


"..."

"¿?"

"Conviértete en la emperatriz por un año."

Rashta pensó que había escuchado mal. Las palabras que salieron de la boca de Sovieshu
fueron un giro total de lo que esperaba. Quizá Sovieshu había estado escuchando lo que
había dicho el Duque Elgy. En lugar de sentir alegría, el terror se apoderó del corazón de
Rashta. Cuando se congeló, Sovieshu la miró y suspiró.

"Bueno, puede ser demasiado pesado para ti."


Rashta apenas podía abrir los labios.

"¿Qué.. Qué quieres decir? ¿Qué hay de la emperatriz?

"Tengo la intención de divorciarme de ella."

¡Divorcio!

Rashta estaba abrumada por una variedad de emociones— alivio, felicidad, inquietud. Su
boca se abrió. Sovieshu pensó que Rashta estaba extremadamente incómoda, y pensó que
no tenía un gran deseo por el puesto de Emperatriz. Rashta se cubrió las mejillas con
ambas manos.

"Es solo por un año, así que no estarás muy agobiada."

"Por qué... un año... para una posición tan importante."

"En un año, tu bebé puede ser oficialmente un príncipe o una princesa."

"¡Ah!"

Sovieshu miró a Rashta suavemente y extendió la mano para cubrirla.

"Si puedes soportar la posición durante un año, nunca te dejaré por el resto de mi vida."
Los ojos de Rashta se abrieron de par en par. Ella no sabía el por qué un año, pero esta
era una oportunidad extraordinaria. Si bien el Duque Elgy le había dicho a Rashta que se
preparara para enfrentar a la Emperatriz, ella aún no estaba lista, y él lo sabía. Acababa
de comenzar su educación, y aunque sentía mucha simpatía por parte de la gente común,
conseguir apoyo para las leyes era un asunto diferente. Rashta sabía que incluso aquellos
a quienes no les gustaba la Emperatriz serían despectivos con ella en el puesto.

Pero el dulce que le ofrecía olía muy tentador. Incluso con la educación que el Duque
Elgy le aconsejó que tomara, no serviría de nada si Sovieshu no se divorciara de la
emperatriz actual.

¿Volvería esta oportunidad? ¿Por qué prepararse para enfrentar a la Emperatriz, cuando
ella misma podría convertirse en la emperatriz? Sovieshu había dicho que solo sería por
un año, pero no tenía ni idea de las leyes y los asuntos estatales.

Pero si el bebé que nacería recibiría el amor de Sovieshu...


Si estudiaba mucho y desempeñaba bien el papel de Emperatriz...
"Pero, Su Majestad... ¿divorcio? ¿No se opondrá la familia de la Emperatriz a ello?"

"Por supuesto que lo harán."


"¿Qué piensa hacer?"
"Me ocuparé de eso, así que no tienes necesidad de preocuparte."

Rashta sostuvo firmemente la mano de Sovieshu y cerró los ojos. Estaba asustada, pero
su entusiasmo era mayor. Apenas podía respirar cuando su corazón pareció detenerse.

Ascender de la esclavitud a la posición de emperatriz.


"Rashta."

"Sí, Su Majestad."

"Solo debes estudiar duro y mantener tu cuerpo sano."

"Si…"

Sovieshu apretó fuertemente las manos llenas de cicatrices de Rashta.


"Y no le digas esto a nadie. ¿Lo entiendes?"

"Rashta entiende."

Él le acarició la espalda de forma reconfortante.


"¿Hay algo que quieras comer?"

"Hmm... nada."

"Puedes ser codiciosa."


"Rashta solo necesita a Su Majestad."

Cuando Rashta susurró con voz suave, apoyó la cabeza suavemente sobre el hombro de
Sovieshu, y él la rodeó con su brazo.
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 133
Capítulo 133. Lo Más Importante Es El Amor (2)

Después de una hora más o menos, Rashta se durmió junto a Sovieshu. Él le pidió a una
sirvienta que trajera un cojín, y lo colocó contra su cabeza antes de salir silenciosamente
de la habitación. Normalmente la habría llevado a la cama, pero no quería hacerlo hoy. Se
compadeció de Rashta por haber sido separada de su bebé, pero se mostró reacio,
sabiendo que ella le había mentido.
Abrió la puerta del pasillo, pero en lugar de volver a su habitación, miró a su alrededor.

"¿?"

¿Fue una ilusión? Una fragancia familiar parecía permanecer en el aire. Era el aroma del
baño de rosas que la Emperatriz disfrutaba. Después de un momento de reflexión,
Sovieshu llamó a la Vizcondesa Verdi y a las sirvientas.

"¿La Emperatriz vino a visitarme?"

"No la hemos visto, Su Majestad."

Sovieshu sacudió la cabeza y se fue pensando que la Emperatriz no había estado ahí.
Mientras avanzaba por el oscuro pasillo, recordó lo que el Marqués Karl le había dicho
más temprano en el día.

"¿Por qué no le cuenta a la Emperatriz su plan por adelantado? Incluso si piensa


eventualmente reincorporarla a su posición, se sorprenderá y se sentirá herida por sus
acciones."

"Si pudiera, lo haría."

Sovieshu chasqueó la lengua. Comprendía bien el fuerte orgullo de Navier, así como la
falta de afecto por el bebé de Rashta. Navier no aceptaría que Sovieshu la dejara para
proteger a un bebé que no le agradaba.

***
Mi visión nadaba delante de mí, y hubo un extraño zumbido en mis oídos. Me concentré
en mover mis pies. Izquierda, derecha, izquierda, derecha en orden, aunque mis piernas
apenas podían sostenerme. Tuve que parar varias veces y apoyarme contra una pared
antes de finalmente llegar a mi habitación. Me senté junto a una ventana y recordé lo que
había escuchado.

Sovieshu... Sovieshu había prometido hacer emperatriz a Rashta.

Después de divorciarse de mí, haría emperatriz a Rashta...

Su voz amigable.
La voz emocionada de Rashta.
¡Voz, voz, voz!
Me dolía el pecho hasta el punto de que respirar era doloroso. Me recosté, mi mano
descansando sobre mi corazón.

Nunca había considerado una opción que Sovieshu intentara divorciarse de mí. Era
cierto que no estábamos casados por amor, y habíamos peleado a causa de Rashta en los
últimos tiempos, pero, ¿no teníamos nada que pudiera llamarse amistad?

¿Qué pasó con aquellos tiempos en los que solíamos juntar nuestras cabezas y
planeábamos fortalecer el país? Éramos una pareja, entonces, ¿a qué lugar del mundo fue
ese hombre? ¿La aversión de mi hermano a Rashta y su bebé era tan intimidante para
Sovieshu? ¿Qué me pasaría si estuviéramos divorciados?

Las palabras del Gran Duque Kapmen vinieron a mi mente. Si me divorciara de Sovieshu,
ya no sería emperatriz. Pensé que sus palabras eran ridículas en ese momento. Ahora
Sovieshu realmente quería divorciarse de mí...

Apreté mis manos y metí mi frente en mis brazos. Después de un rato así, logré ponerme
de pie y dirigirme al estudio. Saqué un libro sobre la breve historia del Imperio Oriental, y
lo llevé a mi habitación para leerlo.

Una concubina plebeya... emperatriz...


"..."

Después de estudiar el libro de atrás hacia delante, lo dejé con consternación. No hubo
ningún caso en el que un emperador tomara una concubina plebeya como su primer
matrimonio. Sin embargo, hubo casos en que plebeyas se convirtieron en emperatrices
luego de que la original muriera o fuera expulsada. Era raro, pero había precedentes.

'¿Qué será de mí ahora?'

Cerré el libro, lo puse sobre la mesa y respiré hondo. No sabía cuánto tiempo permanecí
en ese estado, y cuando abrí los ojos nuevamente, el rojo amanecer brillaba pálido a
través de las cortinas. Mis ojos contemplaban la vista, pero todo se sentía sin esperanza.

Por mucho que viviera, por mucho que lo intentara, lo más importante al final era el
amor. Las palabras románticas de los juglares sonaban verdaderas, y la fuerza impulsora
central del mundo era el amor. Debido a la pasión mutua de Sovieshu y Rashta, todo lo
que tenía me fue arrebatado. Nuestras familias importantes, el tiempo que pasamos
juntos, el largo trabajo y la educación, e incluso los votos que intercambiamos, fueron
consumidos por otro amor mayor.

<< Nota: Un 'juglar' es un persona en la Edad Media que iba de unos lugares a otros y
recitaba, cantaba o bailaba o hacía juegos ante el pueblo o ante los nobles y los reyes. >>

"¡Oh, Dios mío, Su Majestad!"

La Condesa Eliza, que entró con otra sirvienta para prepararme el baño, gritó
consternada al ver mi pálida tez. Le ordenó a la sirvienta que llenara la bañera, y luego se
acercó apresuradamente a mí.

"¿Pasó algo, Su Majestad?"

La miré fijamente con los párpados pesados. Parecía una silueta blanca después de haber
mirado el sol durante mucho tiempo.

"Oh, mi Dios."
Sabía que estaba en mal estado. La Condesa Eliza miró a su alrededor, y se confundió aún
más cuando encontró el libro de historia en mi escritorio. Era extraño que alguien se
deprimiera después de leer sobre la historia.

"Por casualidad... ¿tiene que ver con Lord Koshar?"

La Condesa Eliza me miró con preocupación y le respondí con la voz en blanco.

"Si."

Me levanté de mi asiento, tomando nota de la desconcertante expresión de la Condesa


Eliza. Me di cuenta de que no era momento para que yo estuviera así, y no podía
permitirme estar afligida si pronto iba a ser expulsada. Incluso si Sovieshu estuviera
considerando divorciarse de mí, no sería hoy.

Y si él seguía adelante con el divorcio, yo no tenía otra opción de todos modos. No había
una emperatriz que pudiera ir en contra de los deseos del emperador, sin importar si
provenía de la familia más grande, o si era una emperatriz aterradora, o incluso si dio a
luz a un gran sucesor. Lo máximo que podía hacer era retrasar el juicio. Pero lo más
importante, tenía que encontrar una forma de sobrevivir después.
"Hoy... por favor, quiero un vestido rosa."
Me di un baño rápido y le pedí a la Condesa Eliza que me hiciera ver lo más brillante
posible. Ella enmascaró mis ojos hundidos con maquillaje y me vistió con un hermoso
vestido rosa para alejar la sombría atmósfera. Sovieshu no sabía que escuché su
conversación, pero seguramente estaba pensando en mí. Probablemente susurró sus
promesas a Rashta toda la noche. No quería mostrarle que estaba derrotada.

Mientras tanto, la Condesa Eliza me ayudó a seleccionar mis joyas, luego me informó que
enviaría mi carta a Evely hoy a las once. Después de escucharla, decidí que sería mejor
ver a Evely en persona. Además, mi corazón había estado en otro lugar cuando escribí esa
carta, así que mis verdaderos sentimientos no fueron expresados. Pensé que sería mejor
consolar a la niña yo misma.

"No envíes la carta. Iré a verla personalmente."


Luego, fui a la sala de audiencias con la mayor calma posible. Sin embargo, tan pronto
como me acerqué, mi corazón comenzó a latir de nuevo. Las impactantes noticias que
escuché ayer volvieron a mi cabeza una vez más— sobre la promesa de Sovieshu a su
amor Rashta y de cómo me echaría.

Sovieshu estaba decidido a divorciarse de mí. Me preguntaba cómo me vería y trataría.

"Los colores brillantes te quedan bien."

Inesperadamente, no era diferente de lo habitual. Debido a eso, pude encontrar mi


compostura usual. Estar en la misma habitación todavía me inquietaba, pero al menos
podía proyectar calma frente a él.

Sonreí y le agradecí el cumplido, luego ignoré la mano que me tendió y me dirigí a mi


asiento.

"¿No viste mi mano?"

"Fingí no verla. Por favor, ignórame."


"... ¿Esto es por tu hermano?"

"Quiero tomar un poco de aire."

"¿Vamos a dar un paseo?"


"Iré a Wirwol a ver a Evely."
"¿Wirwol? ¿Cuándo? Tenemos una agenda muy apretada para planificarlo ahora."
"No te preocupes. Planeo ir sola."
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 134
Capítulo 134. Mis Estándares Son Altos (1)

Navier había dicho que iría a Wirwol de inmediato, y Sovieshu no pudo detenerla. Estaba
frustrado porque ella había rechazado su oferta de acompañarla, pero había algunas
otras cosas de las que tenía que ocuparse mientras ella estaba fuera.

"¿Dónde está el Vizconde Roteschu?"

"Está recibiendo tratamiento en el palacio del sur."


"¿Está incapacitado?"

"No."

"Muy bien. Tráelo."

Sovieshu llamó al Vizconde Roteschu y le preguntó sobre su relación con Rashta. El


vizconde fue lo suficientemente inteligente como para saber que fueron los hombres del
emperador los que lo salvaron. Supuso que el Emperador ya sabía lo que le dijo a Koshar,
y repitió a gritos lo que había confesado.

Sin embargo, la respuesta de Sovieshu fue fría.

"Así que estabas chantajeando a Rashta a cambio de ocultar a su bebé."


"¡No, Su Majestad!"

"Entonces, ¿por qué Rashta te seguiría cuidando? Te odiaba hasta el punto de huir."

El Vizconde Roteschu miró a Sovieshu y se dio cuenta de que el emperador tenía el


mismo interés en ocultar el pasado de Rashta. El vizconde no estaba seguro de si el
Emperador lo estaba haciendo por amor o porque Rashta estaba embarazada de su bebé,
pero su actitud era clara. Roteschu pensó rápidamente y dijo una mentira.

"La Señorita Rashta se mantiene en contacto conmigo porque estoy criando a su bebé."

Inclinó la cabeza y bajó sus hombros para parecer lo más humilde posible.
"Por supuesto, quería serle útil. ¿Pero chantajearla? Nada de eso. Nuestra relación es
como... bueno, es más como un trato."

Sovieshu entrecerró los ojos. Las palabras del Vizconde Roteschu parecían coincidir con
los hechos. Rashta no siempre trataba de ocultar las visitas del vizconde, e incluso había
conservado un mechón del cabello de su bebé. Con cada nuevo descubrimiento, las
palabras del vizconde sonaban cada vez más creíbles.

El Vizconde Roteschu dio un suspiro de alivio cuando pensó que Sovieshu ya no


sospechaba de él, pero la averiguación del Emperador no había terminado.

"¿Dónde está el certificado de comercio de esclavos de Rashta?"

"¿Qué?"

"Le dijiste a Koshar al respecto."

¡¿Se enteró de eso?! El vizconde se estremeció sorprendido, mientras que Sovieshu lo


miró con frialdad.

Preocupado de que el Emperador dijera "¿Por qué lo guardaste y no lo destruiste?" y le


encontrara un fallo, el Vizconde Roteschu se postró rápidamente en el suelo.

"Dejé el certificado a la Corporación Oso, y es probable que Lord Koshar haya ido a
tomarlo."

***

Después de la reunión con el Vizconde Roteschu, Sovieshu visitó Koshar personalmente


en la Mansión Troby.

Koshar estaba sorprendentemente tranquilo mientras permanecía encerrado en su


habitación en el segundo piso. Aunque no se le permitió salir, le sirvieron comidas y la
habitación estaba amueblada con un baño. Sovieshu no tenía intención de conversar con
el hombre por mucho tiempo, e inmediatamente fue al grano.

"Serás desterrado."

Aunque conocía a Koshar y a Navier desde la infancia, Sovieshu nunca tuvo una buena
relación con el hijo mayor de los Troby.
Koshar no parecía sorprendido por la proclamación de Sovieshu, como si hubiera estado
esperando esto. De hecho, Koshar respondió con frío sarcasmo.

"¿Sabes cómo es tu pequeño juguete?"

"Lo escuché todo. Bien hecho."

Sovieshu no se molesto ante la provocación, lo que solo avivó aún más la ira de Koshar.

"¿Bien hecho?"

"Si no hubiera sido por ti dando un paso adelante, no habría sabido lo que sucedió en el
pasado."

Sovieshu habló casualmente y miró a su alrededor.

"¿Dónde está el certificado de esclavo de Rashta?"

"Bueno, tenía el presentimiento de que el tipo tenía una oreja y una boca grande, pero
qué lengua tan ligera tiene."

"Es preferible a ti, que tienes tanto unos puños como una mente ligera."
Sovieshu sonrió. Koshar le devolvió la mirada con ojos fríos y también sonrió.

"Por supuesto."

Sovieshu frunció el ceño ante el repentino cambio de actitud de Koshar, y la razón pronto
se hizo evidente.

"El certificado vino de la Corporación Oso. Pero uno de tus caballeros lo confiscó."

Sovieshu lo miró con escepticismo, pero Koshar continuó alegremente.

"Por supuesto, pensé que estaba bajo tus órdenes. Pero a juzgar por tu reacción, eso no
es cierto, ¿verdad?"

Se rió y extendió los brazos de par en par.

"Siéntase libre de registrar este lugar. Realmente no lo tengo."


"..."

Sovieshu le dirigió a Koshar una mirada de acero y le ordenó al Marqués Karl que
encontrara el certificado. Sin embargo, después de registrar las instalaciones, no lo
encontraron por ningún lado. También se enviaron hombres a la Corporación Oso, y
confirmaron que Koshar había tomado el certificado.
Los hombres registraron la mansión nuevamente, mientras Sovieshu se sentó en el sofá
de un salón con los brazos cruzados. Sin embargo, no importa cuán exhaustivamente los
hombres buscaron, no encontraron ningún certificado. La ira de Sovieshu comenzó a
crecer. Sin el certificado, Rashta podría estar bajo sospecha de ser una esclava en el
futuro.

'¿Fue la Emperatriz la que lo hizo?'


Sovieshu recordó que Navier sabía que Koshar había sido detenido en su casa solo unas
horas después de que sucediera. Muchos de los caballeros eran leales a Navier. Como a
ella no le agradaba Rashta, nunca le entregaría el certificado aunque lo tuviera en su
poder.

La frente de Sovieshu se frunció con sospecha.

'Haré que los hombres registren la habitación de la Emperatriz mientras ella está
ausente.'

Sovieshu salió de la mansión con las manos vacías, pero antes de hacerlo, habló con la
pareja Troby.

"Duque Troby, Duquesa Troby. ¿Saben que su hijo ha hecho todo lo posible para matar a
mi bebé?"

"Me enteré ayer."

"No culparé oficialmente a su familia por el bien de la Emperatriz. Pero Koshar queda
desterrado de este país."

Aunque el Duque Troby había sido informado por la guardia del Emperador del
incidente, se tambaleó cuando escuchó el severo castigo. La duquesa agarró el brazo del
duque para sostenerlo, y ella miró a Sovieshu.

El corazón de Sovieshu dio un vuelco cuando vio el parecido de sus ojos con los de
Navier, pero continuó con firmeza.
"Tengan en cuenta que mientras esté exiliado, Koshar no tiene autoridad legal en el
Imperio Oriental, y será encarcelado tan pronto como cruce sus fronteras."
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 135
Capítulo 135. Mis Estándares Son Altos (2)

Tenía mucho trabajo por hacer.

Wirwol seguía siendo brillante y lleno de actividad. Aunque era la ciudad de los magos, el
declive de la magia aún no parecía oscurecer el ambiente. Jóvenes eruditos pasaban con
bolsas de equipo de investigación, y una mujer alta parecía perdida en sus pensamientos
mientras tejía un viento dorado entre sus dedos. Jóvenes estudiantes se veían por aquí y
por allá, abrazando gruesos libros de texto y hablando en jerga.

Los caballeros que me seguían miraban a su alrededor con expresiones curiosas, y yo


deliberadamente caminé a un ritmo lento mientras ellos miraban su entorno. Cuando
pasé por el restaurante en el que había cenado con Heinley, mis pasos se detuvieron por
sí solos.

Solo había pasado un año, pero parecía que fue hace una eternidad cuando nos reímos y
charlamos alegremente dentro del restaurante. Aquella época fue difícil para mí debido a
Sovieshu y Rashta... pero eso ahora podría considerarse pacífico, en comparación con el
destierro de mi hermano y mi inminente destitución como emperatriz.

El restaurante provocó en mí una fuerte sensación de nostalgia, y terminé entrando con


la excusa de que tenía hambre. Cuando miré la mesa donde una vez me senté con el
Príncipe Heinley, vi la espalda de una figura de aspecto familiar.

'¿Príncipe Heinley?'

Imposible. Un rey no vendría aquí. Pero ese cabello rubio claro y esa postura recta eran
rasgos idénticos a los suyos.

Reprimí mi sorpresa y me acerqué lentamente. Le eché un vistazo a su cara, fingiendo


sentarme cerca. Sin embargo...

"¿Príncipe?"
Era realmente el Príncipe Heinley. Mi boca habló por sí sola, y el Príncipe Heinley, que
estaba estudiando el menú seriamente, me miró.

"Rei—"

El Príncipe Heinley se puso de pie sorprendido.

Rápidamente cerró la boca cuando se dio cuenta de que casi me llamaba 'Reina' en el
restaurante. La mirada en su rostro era brillante. Cuando vi su expresión altruista, la
sombra en mi corazón desapareció y sonreí.

"No puede ser."

Murmuró, peinando su cabello hacia atrás con una mano.

"¡Qué coincidencia!"

Ordené a los caballeros que se sentaran en otra mesa, y luego me dirigí al Príncipe
Heinley.
"¿Puedo unirme?"
"Por supuesto."

Rápidamente se levantó y sacó la silla de enfrente para que me sentara. Me senté,


mientras él volvía a su propio asiento y apoyaba su mejilla en su mano.

"No tienes idea de lo sorprendido que estoy. No esperaba verte en este restaurante."
Fue fascinante que nos encontráramos aquí de nuevo. ¿Era este lugar un recuerdo
especial para él?

"Yo también estoy sorprendida. El Príncipe Heinley está ahora—ah."


Ya no era un príncipe. Sonreí torpemente cuando reconocí el error, pero él simplemente
me devolvió la sonrisa.

"Puedes llamarme Heinley."

"... Eso es un poco demasiado."

"Aún más si no dices mi nombre correctamente."

"Pero…"

"Por favor. Solo llámame Heinley."

Incluso si era solo su nombre, Heinley era hábil en dar susurros que eran como gotas de
azúcar. Sorprendentemente, mientras repetía su forma preferida de llamarlo, comenzó a
jugar con el borde de su oreja mientras evitaba el contacto visual. Su rostro se enrojeció,
haciéndolo ver como si todavía fuera un príncipe libre. Esa forma suya era linda, pero
provocó una verdadera preocupación.
"No sabía que estabas aquí. ¿Cómo llegaste?"
No había nadie a su alrededor que se pareciera a su séquito.
"Hmm."

Heinley sonrió torpemente y jugueteó con la taza que tenía delante.


"Ah. Bueno."

Cuando tardíamente se dio cuenta de que solo había bebido, llamó a un camarero y
ordenó varias cosas del menú.
"¿Te parece bien?"
"Sí."
La orden de Heinley fue la misma comida que compartimos juntos en el pasado. Él
sonrió, con la barbilla apoyada en su mano.

"En verdad, me escabullí para evitar las molestias de los cortesanos."

Sonaba tan serio que casi me reí.


"¿Viniste aquí en secreto?"

Lo miré con asombro.

"¿Puede un rey simplemente escabullirse así?"

¿Era eso posible? Sonaba peligroso. Heinley se echó a reír y me susurró


conspiratoriamente.

"Nadie tiene más talento para escapar de la familia real que yo."

"Eso suena arriesgado."

"A veces, las cosas más asombrosas y maravillosas suceden cuando uno toma riesgos.
Como hoy."

Mi corazón se calentó al escucharlo describir nuestro encuentro de esta manera. Incluso


si sus palabras eran vacías o yo estaba delirando, al menos lo que dijo me hizo sentir bien.
Me reí y sacudí la cabeza, y Heinley me miró.

"Te he echado de menos."


"¡!"
Mis ojos se agrandaron en sorpresa, y Heinley continuó con una sonrisa gentil.

"Los días que pasé con usted, Su Majestad, fueron mis últimos días como príncipe libre."
Asentí cómodamente después de escucharlo. Heinley estaba pasando por una difícil
transición como rey en este momento.

Recordé el momento en que tomé el trono por primera vez. A pesar del hecho de que
seguí los pasos de la anterior emperatriz y recibí una educación extensa, una vez que fui
coronada, todo parecía extraño y aterrador. Si bien me dieron las herramientas para
tener éxito en el puesto, temía que mis decisiones pudieran dañar a las personas. Heinley
probablemente estaba luchando con el mismo problema.

"Está bien, Heinley. Serás brillante."

"Esa no es la causa de mi angustia."


"¿No?"

"Algún día... bueno, te lo diré cuando tenga la oportunidad. Es muy personal."

"¿?"

"Gracias de todos modos. Pero no es muy difícil mantener las cosas en marcha."
Lo miré con perplejidad, sonrió con confianza y levantó su taza de té.
El mesero se acercó con el carrito de comida, así que detuvimos nuestra conversación.
Después de que el mesero dejó nuestra comida y se fue, Heinley dejó su taza de té y
continuó.

"Es otro asunto que tengo en mente, no el trabajo."

"¿Otro asunto?"

Heinley dudó, avergonzado, y finalmente confesó.

"Mi gente sigue pidiéndome que elija una reina."

"Ah..."

"Digo que estoy bien, pero siguen insistiendo en que me case lo antes posible."
Heinley dejó escapar un suspiro de cansancio.
"¿No tienes a ninguna joven prometida?"
Fui elegida de niña para ser la futura esposa del Príncipe Heredero, y me pareció extraño
que Heinley no tuviera una pareja matrimonial elegida para él a su edad.

"No era el príncipe heredero, así que me liberé un poco de ese problema."

Heinley se encogió de hombros y me lanzó una mirada furtiva.

"Pero la reina que necesito es alguien que debe involucrarse en los asuntos estatales de
inmediato. No importa lo inteligente que uno pueda ser, es difícil dirigir una nación sin
una Princesa Heredera."
Heinley tenía razón, y cuando asentí, habló en voz baja.

"Además, después de conocerte, mis estándares se hicieron más altos."

"Gracias."

"No es solo un cumplido, es verdad. No puedo aceptar una reina a menos que sea como
tú."

Su tono era humorístico, pero la expresión de sus ojos era seria. Sonreí torpemente y
evité su mirada. Mi humor se volvió amargo. Sovieshu estaba tratando de divorciarse de
mí, mientras que Heinley quería dar la bienvenida a una reina como yo...

Heinley tomó su taza de té con ambas manos y me miró a los ojos.

"Realmente, a veces pienso. Si fueras la Reina de Occidente, la gente te amaría."


La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 136
Capítulo 136. ¿Realmente Quieres Que Sea La Reina? (1)

Las palabras de Heinley fueron divertidas y dignas de risa. Sovieshu— mi esposo—


quería dejarme y yo estaba atrapada esperando el inevitable divorcio. Sovieshu me había
acusado de ser insensible y sin compasión.

Sin embargo, el rey de otro país me elogió diciendo que la gente me amaría... Qué cosa
tan extraña.

"Gracias por el cumplido."


Sonreí para ocultar la amargura en mí, pero Heinley notó mi inquietud de inmediato.

"¿Reina? No te ves bien. ¿Paso algo?"

"No."

"¿No? ¿Entonces—?"

"..."

"¿Reina?"

Me miró con seriedad, pero no le respondí. Independientemente de lo buen amigo que


era, no quería mostrarme humillada. Hablar con él sobre el inminente divorcio de
Sovieshu conmigo me afligiría sin fin.
Heinley me estudió cuidadosamente, y aunque me negué a decir una palabra, no se
entrometió. En cambio, dudó por un momento, luego continuó con una expresión seria en
su rostro.

"Mis palabras no fueron un elogio vacío. Lo dije en serio."


"¿De Verdad?"

"No quiero una reina a menos que sea como tú."

"¡!"

"No, desearía que tú fueras mi reina. Solo hay una reina."

Su voz era firme. No estaba bromeando.

Lo miré y sus mejillas se sonrojaron, pero no apartó su mirada. Podía sentir el calor en
sus ojos. Heinley solo estaba siendo halagador cuando dijo que quería una reina como yo,
pero esas palabras...

Avergonzada, tomé una cucharada de sopa. Aún podía sentir los ojos de Heinley sobre
mí, y le sonreí medio en broma.
"¿Y si acepto?"

La sopa todavía estaba caliente. Tomé otra cucharada y miré a Heinley. Esperaba que se
riera de mi broma, pero no hizo ningún sonido.
"¡!"

Mis ojos se abrieron de par en par en sorpresa cuando vi su rostro. Su expresión se


iluminó como el sol.
"Eso sería increíble."

"Estaba bromeando."

"Yo habló en serio. Si vienes a mi lado, serás mi reina de inmediato."

"..."

"Lo juro por mi vida."

Habíamos estado hablando de que Heinley tomara una reina, entonces, ¿cómo demonios
la conversación se convirtió en un juramento por su vida? Guardé silencio en lugar de
responder. No sabía si lo decía en serio, o si estaba diciendo palabras para consolarme.
Pero no estaba descontenta con lo que dijo.

'Así es como se siente poner miel en un corazón herido.'

Era amargo, pero dulce.

"Gracias por tus palabras, Heinley."

De verdad.
"Solo digo la verdad sobre lo que veo."

Ambos dejamos de hablar por un rato y continuamos comiendo. No quería decir nada
debido a la mezcla de tristeza y gratitud en mí, y Heinley tampoco habló, por lo que la
mesa permaneció en silencio. Luego, al final de la comida, habló.

¿Por qué estás aquí, Reina? No creo que esta sea una visita oficial."

"Uno de mis estudiantes patrocinados asiste a la academia mágica."


"¿Está en la academia? Eso es genial."

"Es una niña superdotada. Vine a visitarla."


"Ah. ¿Estás aquí para apoyarla?"

"Estoy aquí para consolarla."

"¿Por…?"

"Escuché que está perdiendo su maná."

"¡!"

El hecho de que el poder de los magos estaba disminuyendo no era algo que pudiera
ocultar. Heinley, en particular, ya era un mago y había asistido a la academia, por lo que
probablemente sabía del fenómeno. Como era de esperar, la sorpresa de Heinley solo
duró un momento.

"Lo siento."

Ambos terminamos de comer, así que nos pusimos de pie. Sin embargo, Heinley, estaba
callado. Cuando le hablé por primera vez sobre la disminución de la magia, no parecía en
absoluto sorprendido. Su rostro era serio, como si algo le molestara. Debido a esto, no le
pregunté si quería venir conmigo, y nos separamos en la entrada del restaurante.

Fui a la oficina del decano, pero para mi sorpresa, Heinley ya estaba ahí. Me sorprendió
la vista, Heinley levantó la mirada y bebió un poco de su taza de café. Una sonrisa se
extendió en mi rostro.

"¿Me estás siguiendo?"

Heinley se rió y me refutó.

"Reina, usted me siguió. Yo llegué aquí primero."


No sabía si realmente me estaba siguiendo o no, pero su visita fue casual mientras yo
venía con una cita, así que el decano dirigió su atención hacia mí primero.

"Aquí está la boleta de calificaciones de Evely."

Cuando pregunté por la niña, el decano me mostró su informe académico semanal.


"Como puede ver, se desempeñó bastante bien al principio."
"Sí."
"Bueno, tuvo dificultades para adaptarse a las artes liberales y al conocimiento general,
pero es buena con los hechizos, y obtiene altas puntuaciones en las clases de magia."
La chica era inconsistente en algunas asignaturas, pero como el decano señaló, le fue
bien en todas las clases relacionadas con la magia. El decano suspiró, y luego hojeó los
archivos rápidamente para mostrar el documento más reciente.

"Y este es su último informe."

Heinley, que miraba desde un costado, chasqueó la lengua. Las calificaciones de artes
liberales y conocimientos generales subieron a la mitad, pero sus notas en las clases de
magia cayeron en picada. Solo sus clases de teoría seguían siendo adecuadas.

El decano suspiró con pesar y cerró el expediente.

"La niña está pasando por un momento difícil, pero no puede seguir el ritmo sin importar
cuánto trabaje. Parece estar bajo mucha presión para no decepcionarla, Su Majestad."

"Oh."

"Gracias por su visita, Su Majestad. Ayer se desmayó por el exceso de entrenamiento."


"¿Está bien?"

Miré al decano con sorpresa, pero él negó con la cabeza tristemente.

"No. Después de eso, su maná... desapareció por completo."


La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 137
Capítulo 137. ¿De Verdad Quieres Que Sea Tu Reina? (2)

¿Evely se sentiría más agobiada si fuera a visitarla? Sin embargo, ella seguiría estando
bajo presión incluso cuando yo no estuviera. Me preocupaba causar un efecto peor en
ella, pero al final, decidí verla. La niña necesitaba a alguien que la apoyara durante esta
dificultad.

Heinley me siguió, pero no entró a ver a la niña, y entré sola en la habitación. Evely
caminaba nerviosamente por la misma desde que recibió la noticia de que yo la visitaría,
y cuando me vio, inmediatamente se echó a llorar.

"Su Majestad."

Comenzó con un pequeño olfateo, pero luego estalló en un sollozo. La angustia en su voz
hizo que mis propios ojos se humedecieran.

Después de que se calmó un poco, me senté con ella en su cama.

"Tu habilidad es valiosa, pero la pérdida de ella no te hace menos. Tu camino fue hacia la
derecha, y ahora solo vas a cambiar de rumbo e ir a la izquierda."

"¡!"

"Tanto si te conviertes en una maga como si no, eres mi preciosa Evely, y


seguiré apoyándote. Así que no fuerces tu cuerpo, ¿de acuerdo?"

Los hombros de la niña temblaron mientras lloraba.

"Esperaba vivir para Su Majestad."

"Evely..."

"Mi propósito de vida es ser útil a Su Majestad. Lo único que tengo es magia, así que debo
ser una maga para la Emperatriz. Pero la desaparición de la magia... es como si mi valor
como persona hubiera desaparecido."

Hice todo lo posible para calmar a Evely, pero no se tranquilizó fácilmente. Cuando
finalmente salí de la habitación, estaba emocionalmente exhausta.

Heinley estaba apoyado contra la pared al lado de la puerta con los ojos cerrados. Pensé
que estaba cansado de esperarme, pero abrió sus ojos púrpuras... y parecía afectado.

'¿Heinley también está preocupado por el progreso de Evely porque es un mago?'

***

Después de terminar mi trabajo en la academia, decidí caminar un rato con Heinley.


Quería hablar con él un poco más, ya que no nos habíamos visto en mucho tiempo y
puede que no nos veamos por unos años más.

Había caballeros esperándome afuera de la academia. Eran leales a mí y mantendrían


mis asuntos aquí en Wirwol confidenciales. Sin embargo, no quería que me vieran pasar
demasiado tiempo con otros hombres. Sin embargo, después del divorcio... la idea era
tentadora.
"Pueden usar esto."

El decano nos prestó grandes túnicas con capucha a Heinley y a mí, destinadas a
estudiantes, y caminamos los dos juntos con el mismo atuendo. Como no parecíamos
extraños, nadie nos prestó especial atención. Heinley me preguntó sobre mi
encuentro con Evely antes, y le respondí honestamente.

"Era mejor que no viniera en absoluto. No fui un gran consuelo para ella."

"Eso no es cierto."

"Para ella, la magia no era solo una habilidad."

Heinley habló con voz pesada.

"No quise espiar, pero... escuché esa parte."

No dije nada por un tiempo. Luego, confesé en voz baja.

"Puedo entender cómo se siente."

"¿Reina?"

Me sonrió de una manera que sugería que no estaba de acuerdo conmigo. Para
cualquiera que no supiera que estaba a punto de divorciarme, estoy segura de que mis
palabras sonaban extrañas.

Forcé a mi boca a levantarse en una sonrisa. Sí, los detalles eran diferentes, pero yo
estaba en una posición similar a Evely. No tenía más remedio que sufrir la decisión de
Sovieshu de divorciarse de mí. Podría resistirme con todas mis fuerzas, pero lo único que
conseguiría sería retrasar mi inevitable expulsión del trono. Durante un largo proceso de
divorcio, mi reputación también caería. La gente puede maldecir a Sovieshu al principio,
pero si forzara un juicio largo y agotador, la gente me culparía por aferrarme a mi orgullo.

"Ella cree que no tiene valor a menos que sea una maga."

"Esta…"

"Ella cree que su valor proviene de sus habilidades mágicas... y yo me siento de la misma
manera."
Heinley se aclaró la garganta.

"¿Qué?"

Lo entendió mal, pensando que yo estaba de acuerdo con Evely. Sabía que mis palabras
sonaban extrañas, así que me reí y continué.
"La magia de Evely, para mí, es equivalente al puesto de emperatriz. Mi valor y utilidad
proviene de ser emperatriz."

"¡!"

"Si desapareciera... me sentiría igual de desesperada. Miserable y desolada. Como si el


futuro que tengo ante mí hubiera desaparecido."
"¿Reina?"

"..."

Si. Fue doloroso cuando Sovieshu trajo a Rashta y comenzó a despreciarme, pero tenía a
otros que simpatizaban conmigo, y fui capaz de aguantar porque era la emperatriz. Lo
que aprendí toda mi vida, a lo que me había aferrado, era vivir como una emperatriz, no
como la esposa de Sovieshu.

Pero pronto todo se iría. No tenía idea de cómo sería vivir como "Navier" y no como
"Navier, la Emperatriz." No podría actuar con mi espíritu normal si todos me trataran
embarazosamente. Con mi hermano desterrado también, mi familia sería objeto de burla
y ridículo.

Heinley pareció momentáneamente desconcertado e intentó sonreír.

"¿Por qué piensas en cómo te sentirías si perdieras el trono?"


"..."

Su rostro se oscureció cuando no respondí.

"¿Que pasó?"

No respondí de nuevo. Heinley dejó de caminar y se giró hacia mí.


"¿Qué está pasando, Reina?"

Me quedé aturdida y miré a Heinley. Vine aquí para animar a Evely, pero después de
hablar con ella, mi conmoción solo aumentó. Y ahora, después de expresar mis temores
en voz alta, fue como si se materializara en un verdadero horror y me estrangulara.

"¿Reina?"

¿Qué debo hacer? ¿En qué me convertiría? No iba a ser más la emperatriz... ¿cómo se
suponía que iba a vivir?

De repente, mi cuerpo comenzó a temblar.

"¿Reina? ¡Reina!"

Heinley me miró con ojos asustados.

"¿Qué pasa, Reina? ¿Reina?"

Traté de decir que estaba bien, pero mis labios temblaron y mi voz se detuvo. Mi temblor
no disminuyó, y él ahuecó mi cara con sus dos manos.

"¡Navier!"
Tan pronto como las grandes manos de Heinley tocaron mi rostro, el calor se extendió
por mi cuerpo y la terrible sensación disminuyó un poco.

Pude ver los ojos de Heinley temblar. Para mi sorpresa, parecía tan asustado como yo.
Verlo lucir tan temeroso también me tranquilizó.

"¿De verdad quieres que sea tu reina?"

La pregunta salió de mi boca involuntariamente. Las pupilas oscuras de los ojos de


Heinley se dilataron y sus labios temblaron.

Esperé la respuesta de Heinley. Sabía que mi propuesta era una locura, pero también
sabía que solo podía hacerse realidad por Heinley.

Heinley...

"Lo quiero. Lo quiero."

Heinley respondió con voz temblorosa. Todo en él temblaba, desde su mandíbula hasta
sus delicadas pestañas doradas. Sus ojos púrpuras se veían más suaves que nunca.
Heinley seguía ahuecando mis mejillas con sus manos, y yo puse las mías sobre las suyas.

"Seré tu reina."

"¡!"
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 138
Capítulo 138. Me Gustaba Más De Lo Que Pensaba (1)

Heinley se mostró atónito ante la duda por un instante, pero luego su rostro se iluminó.
Las palabras que me dijo antes no eran vacías, y se veía genuinamente alegre. Yo tampoco
podía creer que consideré su loca propuesta.

Heinley abrió y cerró la boca varias veces antes de susurrarme rápidamente.

"Si... si fueras mi reina, sería el hombre más feliz del mundo."

Luego su voz se volvió solemne cuando hizo una promesa.

"Haré todo lo posible para hacerte no solo la mujer más feliz del mundo, sino la persona
más feliz."

Sus ojos brillaban, y las comisuras de sus labios se extendieron en una amplia sonrisa
como si no pudiera evitarlo. Era como un perro grande que se había reunido con su
dueño después de diez años. Heinley me recordó a mi mascota Retriev en esa situación,
una de las criaturas más felices que he conocido en mi vida. Retriev era un perro grande
que había nacido el mismo año que yo.
La ansiedad todavía presionaba mi mente. Un lado trató de susurrarme razones y de
asegurarme que estaba bien.
Por otro lado, era como si el interior de mi boca estuviera podrido. Podría parecer
demasiado calculado el hecho de haber encontrado una pareja para volver a casarme
antes de mi divorcio real. Bueno, mirándolo de otra manera, fue Sovieshu quien primero
había encontrado una nueva pareja de matrimonio.

"Te lo prometo."

Abrí la boca y le dije mi voto a Heinley.

"Seré una buena reina. No solo para ti, sino para la gente."
Lo dije en serio. Esa era la única forma de expresar mi gratitud. Y ese aún no era el final.

"Reina…"

"Y nunca interferiré si aceptas a otra mujer a la que amar como tu concubina."

"¡!"

En ese momento, la expresión de Heinley tembló como si estuviera a punto de colapsar.


Sus ojos se abrieron en estado de shock y me miró fijamente.

"¿Heinley?"

Parpadeó cuando lo llamé por su nombre, y sonrió rígidamente.

"¿Concubina?"

La palabra sonaba incierta en su lengua, como si nunca la hubiera esperado.

El horror me invadió. Me di cuenta de que había cometido un gran error. ¿Por qué
demonios mencioné el tema de las concubinas incluso antes de casarnos?

"Lo dije por si acaso."


Parecía que iba a caerse de puro asombro, y rápidamente intenté enmendar mis
palabras. Sin embargo, mi oferta para él era cierta. Incluso si Heinley tomara una
concubina... ya estaba preparada. Esta vez.

Históricamente, la mayoría de los emperadores y reyes tenían concubinas. El hermano


de Heinley tuvo varias amantes. Los pocos que no tuvieron ninguna generalmente no
estaban casados en primer lugar. Una vez pensé que si había un emperador que no
tomara una concubina, sería Sovieshu, pero esa suposición resultó ser errónea.

¿Podría Heinley ser diferente? Sí, supongo. Pero no quería ser tomada por sorpresa otra
vez. Si bien Heinley no era un playboy al nivel que sugerían los rumores, estaba claro que
vivía una vida de libertad.

Heinley me tomó firmemente por la barbilla y habló en voz baja.

"Reina, si no te importa, ¿me podrías contar los detalles?"

A pesar de su alegría inicial, su expresión pronto se volvió seria.

"Me pregunto por qué de repente me ofreciste un matrimonio político."


Me di cuenta de que todavía tenía mis manos sobre las suyas, y las bajé rápidamente.
Heinley también quitó sus manos de mi cara.
"Por supuesto, sea cual sea la razón, nunca te persuadiré para que lo reconsideres."

"Gracias."

"Pero Reina. Si vas a ser mi reina, entonces nos casaremos. Seremos... seremos marido y
mujer."

De repente, Heinley dejó de hablar y comenzó a abanicar su rostro. Parecía avergonzado


de decir las palabras "marido y mujer", y sus mejillas estaban enrojecidas. Tenía
curiosidad por lo que él iba a decir, pero primero lo tomé de la mano para calmarlo.

"¿Te sientes mejor ahora?"

Su rostro aún estaba sonrojado, pero sonrió y se rascó la mejilla antes de seguir
hablando.

"Sí, nos casaremos. Quiero saber por qué aceptaste esto, Reina."

Si Heinley realmente quería tomarme como su reina, que así sea. Mi decisión era
descabellada y no tenía precedentes para cualquiera que la escuchara. Ahora que estaba
aquí con Heinley, iba a contarle sobre mi situación.

Sin embargo, antes de que pudiera hablar, dos personas se nos acercaron, y ambos
cesamos nuestra conversación. Una de las personas vestía una capa de la academia,
mientras que la otra vestía ropa ordinaria. Se detuvieron justo frente a nosotros, y el de
ropa ordinaria se inclinó profundamente ante mí.

"Mis disculpas, Su Majestad. Se había ido por mucho tiempo, y nos preocupamos cuando
no supimos nada de usted."

El decano debe haber enviado la escolta por si acaso. Heinley echó un vistazo a su reloj.
De hecho, el tiempo pasó mucho más rápido de lo esperado. Compartimos una breve
sonrisa, sabiendo que teníamos pensamientos similares.

Cuando el hombre con ropa ordinaria miró a Heinley, Heinley bajó repentinamente su
capucha con la mano.

'Ah. Había dicho que vino aquí en secreto.'

Sería problemático si se difundieran rumores de que me reuní con él aquí, aún más si me
enfrentaba al divorcio como emperatriz.

"Muy bien. Volvamos."

Hablé tan tranquilamente como pude, luego miré a Heinley y dije "carta".

***

En el momento en que Navier miró a Heinley y pronunció "carta", él sintió como si sus
rodillas cedieran. Cuando ella se marchó, se tambaleó hasta el suelo y apoyó su cabeza
contra un pilar.

No podía creer lo que acababa de pasar.

'Me encontré con Reina...'


En realidad, no fue una coincidencia que los dos se encontraran en Wirwol. Tan pronto
como Heinley escuchó que Navier vendría a esta región, alzó el vuelo y se apresuró aquí.

Sin embargo, el encuentro en el restaurante fue una coincidencia, y Heinley estaba


emocionado por ello. ¿Qué probabilidad había de que dos personas pensaran en ir al
mismo restaurante al mismo tiempo?

Su suerte no terminó ahí. Él y Navier comieron juntos, caminaron juntos e incluso se


vistieron con la misma ropa. Si bien también había veintitrés personas a su alrededor con
el mismo uniforme, para Heinley eran invisibles.

Se cubrió la boca con una mano y golpeó su cabeza contra el pilar con incredulidad.

Se le propuso.

Reina, a quien estaba dispuesta a tener a toda costa, le propuso matrimonio


directamente. Esto sería suficiente para satisfacer la impaciencia de los nobles y las
quejas de McKenna. Varios transeúntes miraron extrañamente a Heinley mientras seguía
sonriendo salvajemente.

Sin embargo, su expresión se volvió grave poco después. La felicidad del matrimonio se
vio empañada por una oscura sombra— un matrimonio de conveniencia, las concubinas,
una promesa de no interferir... No sabía por lo que estaba pasando la Emperatriz Navier,
pero le entristecía que no se mencionara el amor.

'Solo necesito un trono para ella.'

Bajó la vista al suelo y los transeúntes continuaron susurrando para sí mismos. Heinley
no escuchó ni una palabra de ello. Se puso de pie y forzó una sonrisa.

'Pero me alegra que haya cambiado de opinión.'

Navier quería un trono, y él tenía un trono. Además, ¿y qué si era un matrimonio de


conveniencia? Mientras ella permaneciera a su lado, tendrían la oportunidad de acercarse
más.

'Pero qué pasó...'


La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 139
Capítulo 139. Me Gustaba Más De Lo Que Pensaba (1)

Unos días después, hice mi viaje de regreso al Palacio Imperial. Recordé mi acuerdo con
Heinley. Él me daría el puesto de reina, y yo le daría mi experiencia como gobernante.

Sin embargo, cuando consideré la idea con más calma en el carruaje, me arrepentí. Había
aceptado mi propuesta, pero ¿y si llegaba a razonar ahora? No importa cuán feliz
estuviera, este trato era una pérdida para él. Si un mujeriego rumoreado como él se
casara conmigo, el escándalo entre nosotros estallaría y se extendería por muchos países.
Para un monarca que tiene que deshacerse de su vieja y frívola imagen para asumir un
peso y una figura de dignidad, esto no sería un asunto agradable.

Además, el matrimonio entre monarcas extranjeros generalmente se hacía con la


intención de crear una alianza política. No podía esperar eso después de divorciarme de
Sovieshu. Mientras tanto, mi familia, conocida por producir la emperatriz del Imperio
Oriental, no podría ayudar a Heinley con la política interna del Reino Occidental.

'Si él no cambia de opinión, entonces simplemente debo hacer mi mejor esfuerzo.'


Afortunadamente, tenía algunas ventajas que ayudarían a Heinley. Mi frío juicio
equilibraría la imagen de espíritu libre de Heinley. Podría usar mi experiencia como
emperatriz para potenciar su posición...

"¡Rwibt!"

Sí, el Gran Duque Kapmen había dicho que continuaría buscando socios diplomáticos.
¡Quizá podríamos establecer una relación entre el Reino Occidental y Rwibt!

Mientras pensaba en lo que haría después de ir a Occidente, sacudí la cabeza y respiré


hondo. No estaba segura de hasta qué punto Heinley planeaba esto, y me estaba
adelantando.

Finalmente, el carruaje se detuvo y saqué mi espejo de mano para retocarme la cara.

'Si Heinley se casa conmigo y luego se enamora de otra mujer, no será tan difícil como
con Sovieshu.'

En ese momento, una comprensión repentina golpeó fuertemente mi cabeza, y perdí la


compostura. Cuando el caballero se acercó para ayudarme a salir del carruaje, me miró
sorprendido.

"¡Su Majestad! ¿Está usted bien?"


Tomé al caballero por el brazo para equilibrarme, sonreí y le aseguré que estaba bien.
Sin embargo, el repentino pensamiento que tuve me hizo sentir mareada. La puerta del
carruaje se cerró detrás de mí, y mientras caminaba con el caballero, escuché saludos de
varias personas aquí y allá. Caminé por el pasillo sintiéndome completamente vacía,
mientras gradualmente comencé a aceptar mi comprensión.

Me…
Me gustaba Sovieshu.

No sabía si existía una distinción entre el amor de pareja o la amistad que compartimos
durante mucho tiempo. Pero me gustaba mucho Sovieshu. Incluso más de lo que pensaba.
"..."

Admitirlo no hizo ninguna diferencia. No tenía la intención de quedarme con él


simplemente porque me gustaba.

***

"¡Su Majestad! ¡El emperador ha desterrado a Lord Koshar!"

Sin embargo, a pesar de la comprensión de mi afecto por Sovieshu, las heridas solo se
hicieron más profundas. No podía aferrarme a él. Tenía que encontrar una manera de
proteger lo que me quedaba.

La noticia de que había desterrado a mi hermano me hizo sentir dolor y soledad.


¿Sovieshu ya no tenía ningún afecto por mí?

"¿Escuchaste a dónde fue Su Majestad?"

"No lo sé. Sucedió tan de repente..."

La Condesa Eliza estaba llorando mientras me contaba la noticia, mientras Laura


paseaba por la habitación. Me enterré en un sillón, medio resignada.

"Sabía que sería exiliado. Pero para que ocurriera tan rápido..."
"Parece que el Emperador estaba esperando a que se fuera, Su Majestad."
No podía creer que Sovieshu desterró a mi hermano. Cerré los ojos para calmar mi
corazón inquieto, y la Condesa Eliza me habló con voz cuidadosa.

"¿Enviarás dinero y cartas a Lord Koshar?"

"Debería."

Me levanté de mi sillón y fui a mi escritorio. Sin embargo, cuando fui a abrir el cajón, me
detuve. Había una delicada capa de polvo de maquillaje entre el espacio para abrir el
cajón. Pasé mis dedos por encima, recogiendo el polvo.
"..."

Era un color plateado, pero tan sutil que apenas se notaba a menos que uno supiera
buscarlo. Lo había dejado en el cajón antes de dejar Wirwol, por si alguien intentaba
abrirlo.

"¿Su Majestad? ¿Pasa algo malo?"

Cuando me detuve y miré mis dedos, la Condesa Eliza se me acercó. Rápidamente me


quité el polvo de las manos.

"¿Alguien ha venido a mi habitación mientras yo estaba fuera?"

"Las damas de compañía se tomaron unas vacaciones y se fueron a casa."


Salí al pasillo y les hice la misma pregunta a los guardias.

"Solo las sirvientas que vienen a limpiar, Su Majestad."

'No creo que sean las personas que siempre entran y salen de mi habitación...'
"¿Qué sucede, Su Majestad?"
"Hay un rastro de alguien que registró mi habitación."
Las damas de compañía y los guardias de la puerta se miraron con asombro. Uno de los
guardias entonces recordó algo.

"Ahora que lo pienso, Su Majestad. Hace unos días, se emitió una convocatoria colectiva y
estuvimos ausentes por un tiempo."

"¿Convocatoria colectiva?"

"Si. Cada guardia del palacio fue llamado en orden."

¿El intruso visitó mi habitación durante ese tiempo?


"¿Quién emitió la convocatoria?"

"El comandante caballero."

'¡Sovieshu...!'

Vino a mi mente un pensamiento desagradable. Regresé rápidamente a mi habitación y


miré el lugar donde escondía las cartas de Heinley. Si el comandante caballero estuviera
involucrado en esto, podría haberlas tomado. Sovieshu usaría cualquier herramienta a su
disposición para divorciarse de mí.
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 140
Capítulo 140. No Vengas Aquí (1)

Desafortunadamente, hoy era el día en que cenaría con Sovieshu. Como acababa de
regresar de mi viaje, podía posponerlo con la excusa de que estaba cansada. Sin embargo,
en lugar de hacerlo, me lavé rápidamente, me cambié y luego fui al palacio del este tan
pronto como llegó el momento.

"¿Cómo le fue en Wirwol, Emperatriz?"


Sovieshu me sonrió, como si no hubiera registrado mi habitación mientras no estaba.

'¿No dio Sovieshu la orden?'

No podía bajar la guardia. Le había confesado a Rashta cómo se divorciaría de mí, y luego
me trató con calma al día siguiente. No era la única que sabía controlar las expresiones
faciales.

"Me reuní con el decano y Evely en la academia."


Me senté en la mesa preparada.
"¿Está bien?"

"Ella está luchando con la pérdida de sus poderes."

"Ah... ¿todavía los está perdiendo?"

"Cuando llegué, ya no los tenía."


Sovieshu parpadeó sorprendido.

"Oh."

Sacudió la cabeza con tristeza.

"Ella debe estar muy molesta."

"Ella dijo que se siente inútil."


"No puede ser."

Sovieshu parecía genuinamente preocupado.


"Si su maná se ha ido, entonces no puede asistir a la academia mágica... ¿qué te parece si
la trasladamos a una academia normal y le damos algo de apoyo?"

A diferencia de la academia mágica, donde la matrícula y el alojamiento eran


completamente gratuitos, las academias normales eran caras. Como resultado, había dos
tipos de plebeyos que asistían a estas academias— aquellos que no eran nobles pero sí
demasiado ricos, y aquellos que eran lo suficientemente inteligentes como para recibir
becas.

Por otro lado, a los nobles, se les permitía ingresar a cualquier escuela siempre y cuando
pasaran el examen de ingreso. Como resultado, había mucha tensión entre los nobles y
los plebeyos.

¿Empujar a Evely a ese lugar? ¿La niña que casi se convierte en maga?

"Lo haré si es lo que Evely quiere, pero recomiendo encarecidamente no hacerlo."

"Pero no será fácil reintegrar a la sociedad a una niña que fue a la academia mágica."

"Le pedí al decano que revisara el horario de Evely. La mayoría de sus clases de magia
ahora están basadas en la teoría. Los eruditos investigarán juntos sobre cómo restaurar
su maná."

"¿Investigación? ¿Convertir a la niña en un sujeto de prueba?"


"Evely estuvo de acuerdo."

Sovieshu me miró con incredulidad y me criticó.

"Ella está en una posición difícil. Es solo una niña. ¿No deberías tú, la emperatriz, impedir
que tome esa decisión?"

"Fue lo mejor para su bienestar mental."

"Si no parece ser su camino, debes saber cómo hacer que se dé por vencida."

"Es Evely quien decide si es su camino o no. No usted, Su Majestad."


Los ojos de Sovieshu temblaron. Sostuvo su copa con fuerza y me miró fijamente, hasta
que finalmente apartó la vista. Sintiendo su repentina debilidad, solté la pregunta que he
estado queriendo hacerle todo este tiempo.
"¿Registraste mi habitación?"

Se estremeció un poco. En lugar de responder, cortó cuidadosamente su langosta a la


parrilla y planteó su propia pregunta.

"¿Me estás ocultando algo?"


"No."

La debilidad que había visto en él desapareció de repente. Resopló y se levantó, luego se


fue a algún lugar. Seguí comiendo, y él regresó con una pequeña caja. No tenía tapa, y la
volcó, arrojando el contenido en su interior. Pude darme cuenta inmediatamente de que
eran mis cartas con Heinley. Sovieshu realmente había registrado mi habitación y robado
mis cartas.

"¿No ocultas nada, dices?"


Sovieshu habló con voz fría y se sentó casualmente en su silla.

"Si."

Lo miré fijamente con calma.


"No era necesario decírtelo."

"¿No era necesario?"


"Tienes terribles modales en la mesa."
"Intercambiaste cartas privadas con el rey mujeriego. ¿No pensaste en decírselo a tu
esposo?"
"Puedes sentarte junto a la Señorita Rashta en sus lecciones de etiqueta."
Sovieshu bebió enojado su copa de agua. Mientras tanto, recogí cada trozo de papel que
estaba manchado con comida y salsa. En realidad, no habíamos intercambiado muchas
cartas.

Cuando recogí la cuarta, Sovieshu bajó su copa y me arrebató la carta de la mano.


Rápidamente agarró las otras cartas, colocó un candelabro a su lado, y luego sostuvo el
extremo de una carta en la llama. Le dirigí una mirada furiosa.

"¿Qué estás haciendo?"


"Las estoy quemando."
Cuando terminó con una, tiró los restos a un lado, y luego sostuvo una segunda carta en
una vela.
"El amigo de cartas que el Príncipe Heinley había estado buscando antes. ¿Eras tú?"
"¿Por qué hacer una pregunta de la cual conoces la respuesta?"
"¿Te divertiste?"

"¿?"

"¿Fue divertido confabularse con el Príncipe Heinley y hacer que Rashta pareciera una
mentirosa?"

Sovieshu quemó cada una de las cartas, se sacudió las cenizas de sus manos y me miró
con una expresión sombría. Yo fingí una risa.
"¿No sabías ya que la Señorita Rashta mintió sobre eso?"

"El comportamiento de Rashta es un asunto aparte. La Emperatriz no debería reírse de


Rashta."

"Creo haber dicho con seguridad que ella no era amiga del Príncipe Heinley."
"Lo dijiste burlonamente frente a los demás."

Realmente me preguntaba qué pasaba por la cabeza de Sovieshu. Rashta había actuado
engañosamente con el Príncipe Heinley, pero insistió en que ella era la que estaba siendo
tratada injustamente.

"Si realmente te importara, habrías venido a mí y revelado en silencio la verdad. O le


habrías dicho a Rashta que no se presentara porque ya sabías que era otra persona."
Era inútil tratar de razonar con él. Solo estaba tratando de sacarme del camino para
convertir a Rashta en la Emperatriz. Sin importar lo que dijera, yo era la villana aquí.

"Mi comida es un desastre. No puedo seguir comiendo."


En lugar de seguir luchando por el pasado, me levanté de mi silla con la mayor elegancia
posible.

"No he terminado todavía."


"Tendré en cuenta tus palabras. Después de todo, dirás que es culpa mía, ¿verdad?"
Sovieshu se levantó de su silla y se paró justo frente a mí. Me miró a los ojos y habló con
fuerza.

"Probablemente usaste pájaros mensajeros para las cartas. Ya no podrás. Ordenaré a los
caballeros que disparen a todos los pájaros que intenten ir a tu habitación."

"No veo por qué con quién intercambio cartas tiene algo que ver contigo."

"Soy tu esposo."

"Pero no eres mi amor, ¿verdad?"


"¿Qué?"
Me di la vuelta y salí de la habitación sin responder. ¿De qué sirvió el darme cuenta de
que realmente me gustaba? Sovieshu se convirtió en una persona completamente
diferente cuando se trataba de Rashta.

Mis ojos se llenaron de lágrimas calientes y caminé tan rápido como pude.
Afortunadamente, cuando logré salir y respirar, mis lágrimas disminuyeron. Tal vez me
había acostumbrado a esto, o tal vez me había preparado.

Sin embargo, sentí curiosidad por una cosa. Pensé que Sovieshu registró mi habitación
para encontrar una razón para divorciarse de mí. ¿Por qué quemaría la evidencia con sus
propias manos?

"..."

Bueno, había un par de cosas que no entendía de él. Despejé mi mente, y me apresuré a
volver al palacio del oeste. Cuando llegué a mi habitación, le pedí a la Condesa Eliza que
me trajera una tela azul.

"¿Te refieres a una tela azul, no a un vestido azul?"

"Si."

El azul era el color que simbolizaba el peligro. Sovieshu había amenazado con disparar a
todos los pájaros que vinieran a mi habitación, por lo que quería colgar una tela azul de
antemano. Ya no podía contactar con Heinley por medio de un pájaro mensajero...

Aunque me sentía triste, mi primera tarea era asegurarme de que no murieran pájaros.
"Por favor, consíguela lo antes posible."

"Sí, Su Majestad."
Cuando vi el extremo del vestido de la Condesa Eliza mientras iba al salón, me di cuenta
de que había cometido un error.
"Un momento."
"Sí, Su Majestad."
"Tráeme una tela roja, no azul."
El símbolo de peligro en el Reino Occidental era el color rojo. Reina era inteligente, pero
seguía siendo un pájaro. Si fue entrenado como un pájaro de Occidente, sabría que una
bandera roja significaba no acercarse.
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 141
Capítulo 141. No Vengas Aquí (2)

"¿Quiere decir que la Emperatriz Navier será la reina del Reino Occidental?"

"Si."

"Su Majestad... ¿la chantajeó?"


"..."

"Me disculpo. No quise sugerir que eres una mala persona. De no ser así, ¿por qué la
Emperatriz se convertiría en reina?"

"Parecía tener una razón, pero no pudo decir más porque nos separamos rápidamente."
Heinley momentáneamente cayó en un pensamiento silencioso.

"Quizá el Emperador Sovieshu está a punto de divorciarse de ella."

"Oh. Oh. Dios mío."

Los ojos de McKenna se abrieron de par en par cuando asimiló completamente el hecho
de que Navier y Heinley se casarían.
"Sorprendentemente, ella puede ser muy adecuada."

"¿Sorprendentemente?"

"La Emperatriz Navier. Suele seguir las reglas a la perfección."

Cualesquiera que fueran las circunstancias, no tenía precedentes que una emperatriz de
un país se propusiera al rey de otro. McKenna no sabía si podría describirlo como una
propuesta, pero...

"¿Se hizo con sinceridad?"

"No bromees sobre eso, McKenna".

"¿Qué hay de ti? ¿Aceptaste de todo corazón?"


"Por supuesto."
Heinley miró a McKenna como si dijera, "No hagas una pregunta tan obvia."

"Bueno, íbamos a comenzar una guerra, usar a la Señorita Rashta como escudo y tomar
como rehén a la Emperatriz ... pero esto es ciertamente mejor que el plan original. Pero
no será fácil, Su Majestad."

"Lo sé. Hay mucho que preparar."

Una sonrisa despreocupada apareció en el rostro de Heinley.

"Pero no puedo hacer de una emperatriz una reina."

Era una broma, pero no era fácil de entender. McKenna parpadeó confundido, antes de
que sus ojos se ensancharan al darse cuenta, y se puso de pie de un salto. Heinley no se
refería a un Reino Occidental, sino a un Imperio Occidental.
"¡Su Majestad, quiere decir...!"

"Hay mucho trabajo duro por delante, McKenna."

Normalmente McKenna se habría quejado con frustración, pero miró a Heinley con
profunda felicidad y admiración.

La gente del Reino Occidental tenía un ligero sentido de inferioridad con respecto al
Imperio Oriental. Aunque la fuerza y la capacidad de cada país era más o menos la misma,
Occidente fue tratado como un país de segundo nivel después de que sus fuerzas fueron
derrotadas por el ejército de magos. Los países extranjeros siguieron el ejemplo del
Imperio Oriental, y aunque el Reino Occidental no era en absoluto un país débil, fue
tratado como tal. El descontento estaba destinado a crecer.

Heinley le sonrió a McKenna y le dio una palmada jovial en la espalda.

"Vamos, lo iba a hacer de todos modos. ¿No recuerdas nuestra promesa?"

"Sí... estoy— estoy feliz a pesar de todo."

Heinley bromeó con McKenna por un poco más de tiempo, y luego sacó una carta.

"Entrega esto a la Emperatriz Navier."


McKenna refunfuñó.
"Ahora que ha resultado así, se intercambiarán más cartas. Mis pobres alas sufrirán
mucho más."

Sin embargo, McKenna todavía tenía una sonrisa en su rostro.

"Lo siento. Pero a partir de ahora, debemos ser cuidadosos, ya que el contenido de las
cartas son cosas que no deben intercambiarse de manera normal."

"Hablas como si ya no lo fuera."

En un instante, McKenna se transformó. Cuando su ropa cayó al suelo, un hermoso


pájaro de plumas azules salió volando. Heinley ató la carta al tobillo del pájaro, le acarició
la cabeza y abrió la ventana.

Una esquina del pecho de Heinley se hinchó de orgullo. El sentimiento había


permanecido en él desde que se reunió con Navier en Wirwol. Si bien estaba triste
porque la Emperatriz no lo amaba, estaba lo suficientemente feliz como para ocultarlo
todo. Mientras tanto, McKenna, un firme opositor del amor de Heinley por Navier,
inesperadamente dijo que ella era adecuada para él. Puede que hubiera un ligero toque
de sarcasmo, pero Heinley no pudo evitar sonreír.

Llamaron a la puerta y un secretario pidió permiso para entrar. Heinley tocó la campana
en la pared como señal, y el secretario entró.
"Su Majestad. Hay noticias del espía en el Imperio Oriental."
"¿Qué sucede?"

"El sucesor de la Familia Troby había tratado de dañar al bebé del Emperador, y
posteriormente fue desterrado."

Heinley levantó las cejas sorprendido. La Emperatriz Navier provenía de la Familia


Troby.

"¿El hermano de la Emperatriz fue desterrado?"

"Sí. El Emperador Sovieshu envió caballeros para confirmar su partida."


Heinley se puso de pie de un salto.

"¿Dónde está ahora?"

"Ya no parece tener ninguna relación con el Emperador Sovieshu, y el espía no eligió
seguirlo."
Por supuesto, el espía no sabía del amor no correspondido de Heinley por la Emperatriz
Navier, por lo que no tenía buenas razones para rastrear a Koshar.

"Encuentren al hermano de la Emperatriz y tráiganmelo."


"Sí, Su Majestad."
Cuando el secretario se fue, Heinley se sentó en una silla y cruzó las piernas. Como dijo
McKenna, la Emperatriz Navier era una gran seguidora de las reglas y las convenciones,
por lo que algo serio debió haber sucedido para que viniera con él.

'¿El destierro del hermano de Reina tiene algo que ver con esto?'

***

Tan pronto como McKenna recibió la orden de entregar la carta de Heinley, voló al
Imperio Oriental sin un día de descanso. Había estado yendo y viniendo varias veces, y
estaba familiarizado con la ruta hacia el dormitorio de la Emperatriz.

Cuando McKenna se acercó a la ventana, vio una tela roja colgando en ella. McKenna tuvo
por un instante un mal presentimiento, pero luego sonrió al recordar que el rojo era un
símbolo de buena fortuna en el Imperio Oriental.

'Pensé que era fría. ¡Tiene un lado encantador inesperado!'


Ella debe haber colgado la tela que simboliza su matrimonio con Heinley.

'Quizá la Emperatriz Navier también tiene sentimientos hacia el Rey Heinley.'

McKenna se abalanzó hacia la ventana, pero luego un dolor punzante en un costado lo


hizo jadear.

Cayó, cayó, cayó.


La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 142
Capítulo 142. Entre Nosotros Hay Secretos (1)

Mientras seguía mirando la escritura del informe, me empezaron a doler los ojos y
regresé a mi habitación. Me había sentido mareada. En estos días, mis ojos palpitaban
continuamente cuando miraba los densos caracteres.
"Aún no he ordenado la habitación, Su Majestad."
"Está bien."

Pedí a la sirvienta que se retirara y me acosté en mi cama. De todos modos, ella ya


limpiaba la habitación tres veces al día, así que se mantenía limpia. Mientras me apoyaba
en mi cama y apretaba los ojos, vi plumas azules en el alféizar de la ventana.

'¿Heinley envió una carta?'

Me recordó al pájaro azul que era amigo de Reina. Me acerqué a la ventana de rodillas y
observé. El único pájaro azul que entró en mi habitación fue el de Heinley, pero no lo vi
por ninguna parte. En cambio, vi algo rojizo en la pared debajo de la ventana.

'¿Sangre?'

Mi propia sangre pareció enfriarse, y vacilante estiré mis dedos. Toqué la mancha roja.
Tan pronto como sentí el líquido en la punta de mis dedos, rápidamente retiré mi mano y
volví a mirar mis dedos.

Era claramente sangre. ¡Incluso aún estaba húmeda!

'¡No…!'

¿El pájaro azul resultó herido al venir aquí? Hace varios días, Sovieshu había advertido
que cualquier pájaro que se acercara a mi ventana sería derribado con flechas. Asomé la
cabeza por la ventana y miré hacia abajo, pero no vi ningún cuerpo. Sin embargo, eso no
alivió mi ansiedad, salí y busqué por los jardines del palacio del oeste.

No había ningún pájaro en el área debajo de mi ventana. ¿Fue una coincidencia? Regresé
a mi habitación y dejé la ventana abierta por si acaso, y le pedí a Laura que estuviera
atenta a los pájaros.

Sin embargo, todavía no podía concentrarme en el trabajo.


"Te ves cansada, Su Majestad."

Incluso mi ayudante me aconsejó que fuera a descansar. Tomé su consejo y me apresuré


a regresar a mi habitación después de terminar todo mi trabajo esencial como
emperatriz.

"Lady Laura. ¿Hay algún pájaro que haya volado hacia aquí?"
Laura sacudió la cabeza.

"No. Me senté junto a la ventana todo este tiempo, pero no vino ninguno."

¿Estaba exagerando? Laura se levantó y se fue, y yo tomé su lugar en la silla y miré por la
ventana del dormitorio. No vi ningún arquero afuera, pero eso no significaba nada. Estaba
segura de que los hombres de Sovieshu se encontraban ocultos mientras observaban el
área.

Mientras mi mirada estaba fija en el cielo vacío, de repente escuché un ruido proveniente
del salón. Cerré la ventana y salí, solo para encontrar a uno de los sirvientes de Sovieshu
de pie en el salón con un carrito de comida. Sobre este había un gran plato redondo con
una tapa plateada. La Condesa Eliza y Laura estaban paradas junto a él.
"¿Qué está pasando?"
Me dirigí a la Condesa Eliza, pero el sirviente respondió rápidamente en su lugar.
"Su Majestad el Emperador ordenó que le entregara esto."
"¿Comida?"

¿Por qué esto tan de repente? El sirviente sonrió y destapó el plato.

"Esto."

En el plato había un pájaro asado. El aroma de las especias se esparció por el aire tan
pronto como se quitó la tapa.

"¡Guau! ¡Se ve delicioso!"

Escuché a Laura aplaudir de alegría. Pero mi mente estaba en blanco. Mis ojos solo
podían ver las plumas azules que adornaban el asado.

"..."

"¿Su Majestad?"

Plumas azules... pájaro asado...

La vista del aceite dorado oscuro y de los frutos rojos y verdes nunca se vio tan
repugnante. Miré las patas regordetas y el cuerpo del pájaro, en ese punto la bilis se me
subió a la boca.
"¡Ugh!"
"¡Su Majestad!"

Me llevé la mano a la boca mientras las damas de compañía corrían hacia mí. Mi visión
parecía tornarse blanca, y la vista de la carne asada parecía arremolinarse frente a mis
ojos.

Plumas azules, plumas azules... ¡sangre roja debajo de la ventana y plumas azules...!

"No... ah, ¡no!"

"¡Su Majestad!"

"¡Doctor! ¡Traigan un doctor! ¡Deprisa!"


El sonido de una campana, alguien corriendo pero con pasos lejanos, una puerta
abriéndose y cerrándose, todo como un vertiginoso baile de fiesta—

Alguien me sostuvo y me golpeó en la nuca, pero mis sentidos siguieron cayendo como si
mi alma ya estuviera a medio camino fuera de mi cuerpo.

***
'¿Pájaro?'

Rashta se dirigía al palacio del sur cuando vio a una pequeña criatura que había caído en
el césped. El cuerpo del pájaro fue atravesado por una gran flecha.

'¿Alguien está cazando aquí?'


Ella frunció el ceño. Su maestra de etiqueta le había dicho que la caza en el palacio estaba
prohibida, y la regla se aplicaba a todos— esclavos, plebeyos y nobles. Se acercó al pájaro
con asombro.

"Pobrecito."
A Rashta no le interesaban mucho los pájaros, pero era la primera vez que veía uno con
esas plumas azules.

'Rashta se vería como una mujer noble si criara un pájaro así en una jaula dorada.'
Como el Duque Elgy...

'¿Qué?'
¿Por qué pensó que criar a este pájaro la haría parecer una mujer noble? Se dio cuenta de
que esta no era la primera vez que veía un pájaro azul. Ya había visto uno con el Duque
Elgy antes.

'Se parece al pájaro de entonces.'


Rashta miró a su alrededor, se acercó un paso más al pájaro, luego se sobresaltó cuando
este abrió los ojos y soltó un grito triste. El pájaro estaba vivo. No solo eso, había una
pequeña nota atada a su pata.

'¿Es ese el pájaro que el Duque Elgy usa como mensajero?'

Ella dudó, estiró la mano y sacó la carta. Si esto fuera para el Duque Elgy, tendría que ser
entregado. Abrió y la leyó mientras caminaba hacia la habitación del duque.

– Si hay algún asunto difícil por el que estás pasando, pensar en ello me rompe el corazón.

– Si compartes tu sufrimiento conmigo, McKenna exprimirá su sabiduría para ti.

No parecía que se tratara de nada importante... pero daba la impresión de ser una carta
de amor.

'¿Fue enviada por la novia del Duque Elgy?'


Rashta inclinó la cabeza y cuando llegó a su habitación le entregó la carta.

"¿Qué es?"

"Rashta la recogió en el camino de regreso."


"Guau. Eso es emocionante."

Pensó que ella estaba jugando con él, sonrió y abrió la carta. Después de un momento,
frunció el ceño y la miró.

"¿Dónde encontraste esto?"

"Estaba atada a un pájaro azul."

La expresión del duque se oscureció, y Rashta estaba convencida de que el pájaro


realmente era para él.
"¿Un pájaro?"

"Fue alcanzado por una flecha y estaba en el suelo—"

El Duque Elgy se puso de pie antes de que ella pudiera terminar de hablar. Salió
corriendo de la habitación, dejándola atrás, antes de finalmente regresar con el pájaro
herido en sus brazos. Ella lo miró con recelo, segura de que el pájaro moriría pronto.

"¿Es el pájaro del duque?"

"Ah. Mi pájaro, sí. Gracias."


Colocó al pájaro sobre la cama, tomó una botella de licor del estante y la vertió sobre su
herida. El pájaro chilló y se retorció de dolor. Él finalmente se detuvo, luego se giró hacia
Rashta disculpándose.

"No puedo tratar al pájaro estando tú aquí. ¿Puedes retirarte?"


"¿No puede ayudar Rashta?"
"Puedo encargarme. Oh. Y gracias por recuperar la carta, así como su historia."
Se detuvo por un momento antes de continuar.

"¿Leíste la carta?"

"Oh... yo..."

"Está bien. Si encuentras una carta perdida, léela a gusto."


Rashta esbozó una linda sonrisa, y el Duque Elgy se llevó el dedo a la boca de forma
conspirativa.
"Mantén el contenido de la carta en secreto. No quiero que nadie sepa que tengo una
relación con el dueño."
¿Dueño? ¿Quién es...? Rashta tenía curiosidad, pero asintió y se fue. Cuando regresó a su
habitación, llamó a la Vizcondesa Verdi.

"Lady Verdi. ¿Sabes por casualidad quién es McKenna?"


"¿McKenna?"

"Creo que es alguien relacionado con el Duque Elgy."

La Vizcondesa Verdi respondió que no lo sabía, pero Arian— una sirvienta nueva pero
experimentada, habló.
"El McKenna asociado con el Duque Elgy es probablemente el asistente de Heinley I."

"¿Heinley I? ¿Rey Heinley?

"Si. Es un amigo cercano del Duque Elgy, y es el ayudante más cercano del Rey Heinley."

Rashta recordó haber conocido al Príncipe Heinley cuando se quedó en el palacio. En


aquel entonces, también había otro hombre con cabello azul que estaba pegado a Heinley
como un imán. ¿Era él? Recordó las palabras que el Duque Elgy le dijo antes.

– Mantén el contenido de la carta en secreto. No quiero que nadie sepa que tengo una
relación con el dueño.

Las palabras resonaban constantemente en su mente. Una carta que parecía susurrar
amor y que no podía ser compartida...

Rashta se cubrió la boca avergonzada.


La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 143
Capítulo 143. Entre Nosotros Hay Secretos (2)

Abrí los ojos para ver el techo sobre mí, y por un momento no pude entender por qué
estaba acostada. Mi mirada permaneció fija hacia arriba y ningún otro pensamiento entró
en mi cabeza.

Excepto que había pasado algo muy terrible...


Cerré los ojos nuevamente. Estaba cansada, me dolían mucho los ojos y la nuca. Alguien
me agarró la mano y giré la cabeza para ver quién era.

Se trataba de Sovieshu. Sus ojos se abrieron de par en par por la preocupación, y cuando
nuestras miradas se encontraron, apretó su agarre con dolor.

"¿Estás bien?"

El sonido de su voz hizo que los eventos de antes volvieran a mi cabeza.

Un pájaro azul, el que sostenía Heinley, el que me entregaba las cartas, el que las leía a mi
lado, el que sumergía su cabeza para beber en un cuenco de agua...
¡Y luego el cuerpo de un pájaro asado, de piel dorada crujiente y condimentado, sangre
roja debajo de la ventana!

Mi estómago se revolvió y quise vomitar nuevamente. Sovieshu apresuradamente puso


su mano sobre mi boca y gritó en voz alta.

"¡Llamen al médico del palacio!"


Aparté su mano y lo miré con la mayor frialdad posible.

"No lo necesito."
"Te desmayaste de repente. ¡Estabas aturdida y colapsaste!"
Después de escuchar a Sovieshu relatar los eventos, ahora entiendo por qué me dolía la
cabeza. Había una presión en mi frente, y levanté las puntas de los dedos para encontrar
un vendaje envuelto alrededor. Sovieshu intentó tocarme otra vez, pero lo aparté.

"Emperatriz. Navier."

"Vete y no me llames por mi nombre."

"Emperatriz, yo—"

"Sal."

Giré la cabeza.
Me había advertido que mataría a cualquier pájaro. ¿Pero que llegara tan lejos como para
asarlo y enviármelo?

Se me puso la piel de gallina. No era que no comiera carne. Era diferente, de la misma
manera que era diferente cuando una persona que no conocías moría frente a una
persona que sí conocías.

Un pájaro era igual. No tenía palabras para el horrible destino de ese adorable pájaro que
terminó asado.

"Lo siento. Estabas en estado de shock—"

"¿No era ese tu propósito?"

Sovieshu apretó sus labios y finalmente confesó.


"Era un pájaro distinto. No fue el que voló a tu habitación."
"No mientas."

"¡Es verdad!"

¡Mentira! ¡¿Qué hay de las plumas azules en el alféizar o la sangre debajo de la ventana?!

¿Y las plumas alrededor del asado? ¿Son esas las plumas de otro pájaro?

Los pájaros azules eran llamativos y un símbolo de peligro, por lo que no se criaban aquí
en el Palacio Imperial. ¿Cómo podría ser otro pájaro?

"Era cierto que le dispararon a un pájaro azul. Sus plumas fueron recogidas y utilizadas.
Pero la carne que te enviaron no era de ese pájaro."

"Dime una mentira que tenga más sentido."


Le ordené que saliera nuevamente, y Sovieshu se levantó. Sin embargo, no se fue, y siguió
mirándome. La mirada en sus ojos solo me hizo enojar aún más. El pájaro estaba muerto
por una flecha, yo me desplomé en estado de shock y Heinley había perdido un pájaro.
Entonces, ¿por qué era Sovieshu quien me miraba como si estuviera sufriendo?

Sus disculpas y mentiras eran un engaño. ¡Si lo hubiera lamentado en primer lugar, no
habría intentado aterrorizarme psicológicamente! Por mucho que odiara que
intercambiara cartas con Heinley, si alguna vez le importé, no habría hecho tal cosa. ¡Al
menos se habría conformado con matar al pájaro!
Apreté mi manta entre mis puños para evitar golpearlo con mi almohada.

"Sal."

Sovieshu finalmente se dio la vuelta y salió de la habitación. Me incliné hacia un lado y


me puse la manta sobre la cabeza. Lágrimas calientes llenaron mis ojos y sollocé en las
sábanas.

Después de varias horas así, decidí que tenía que contarle a Heinley sobre esto. No podía
decirle que Sovieshu había convertido el pájaro en asado, pero... pero tenía que hacerle
saber que su pájaro estaba muerto.

"Pero sin el pájaro, no hay forma de contactar a Heinley."

Después de un momento de consideración, decidí ir a ver al Duque Elgy primero.


Siempre tuvimos conversaciones inusuales, pero no era como si no nos miráramos el uno
al otro. También era amigo de Heinley, así que sabría como contactarlo. No sabía si podía
revelarle todos los detalles, pero al menos tenía que informarle de las circunstancias.
Me arrastré fuera de la cama y entré en el salón. Las damas de compañía reunidas ahí
dirigieron su atención hacia mí.

"¡Su Majestad!"

Laura comenzó a llorar de alivio y me sentí culpable por preocupar a todos los que me
rodeaban.

"¿Se preocuparon?"

"De repente te desmayaste... Fue un gran susto..."

"Lo siento. No llores, Lady Laura."

Les aseguré a las damas de compañía que mi condición no era grave y que simplemente
estaba cansada, luego fui a buscar una capa. Las damas trataron de seguirme afuera, sin
querer dejarme desatendida, pero les dije que estaba bien y me llevé a Sir Artina
conmigo.

"Estaba preocupado, Su Majestad."


"No me mantuve firme frente a todos."
"Espero que preste atención a su salud, Su Majestad. Se ha visto pálida últimamente."
"No te preocupes."
Sir Artina, normalmente muy callado, estaba preocupado por cómo me desmayé y me
regañó durante todo el viaje al palacio del sur. Sonreí continuamente para apaciguarlo, y
finalmente llegamos a la habitación del Duque Elgy.
"¿Puedes esperar aquí por un momento?"

"¿Se reunirá con el Duque Elgy a solas?"


Sir Artina parecía bastante preocupado al respecto, pero las palabras que tenía que decir
al duque eran privadas. Le repetí mi orden a Sir Artina, y luego me acerqué a la puerta.
Escuché un leve gemido mientras estaba de pie frente a la habitación.
'¿Está herido el duque?'

Era una voz llena de dolor. Cuando estaba a punto de llamar a la puerta, vi una pluma
azul en la hierba cercana. La miré por un momento, luego lentamente me alejé de la
puerta hacia la ventana. La cortina estaba cerrada, pero había un pequeño espacio por el
que se podía ver el interior. Me incliné hacia delante y miré en dirección al lugar de
donde venía el sonido.

Para mi sorpresa, el asistente de Heinley, McKenna, yacía desnudo en la habitación.


La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 144
Capítulo 144. Sospecha Del Pájaro Azul (1)

¿Por qué McKenna estaba ahí acostado desnudo...? ¿No debería estar en el Reino
Occidental? No tenía ni idea de por qué el ayudante y caballero más cercano de Heinley
yacía en la cama del Duque Elgy. Además, estaba gimiendo como si tuviera dolor.
Un momento después, me di cuenta de que estaba mirando al hombre a través de la
ventana como un espía. Estaba a punto de alejarme de la ventana para llamar a la puerta,
pero la mirada de McKenna se fijó en la mía. Sus ojos se abrieron de par en par y se cubrió
rápidamente con una manta.
"¿Su Majestad? ¿Por qué está aquí?"
"Eso es lo que quiero preguntarte."
"¿Eh? Oh sí, esto es..."
Los ojos de McKenna se movieron en pánico. Abrió la boca como si estuviera a punto de
decir algo, pero luego la puerta se abrió y la alegre voz del Duque Elgy se filtró a través de
la habitación.
"McKenna, no tienes que vestirte ya que tendrás que quitarte la ropa de todos modos."
El Duque Elgy tenía una caja en la mano, pero se detuvo en seco cuando me vio en la
ventana. Una expresión de sorpresa se apoderó de su rostro, luego silbó y se rió
salvajemente.
"Nos han vuelto a atrapar."
McKenna gritó en frustración.
"¡Deja de hacer bromas raras de ahora en adelante!"
"Que divertido. Me gusta esto."
"¡No! Quiero decir, esto es una broma. Lo siento."
¿Pensó que yo no sabía lo que era una broma? Ese parecía ser el caso cuando McKenna se
disculpó de repente conmigo en lugar de protestar contra el Duque Elgy.
"Esta bien. Si están ocupados, ¿vendré más tarde?"
Simplemente cerraría la cortina y seguiría la corriente, pero McKenna continuó
protestando.
"¡Por favor, es un malentendido!"
"..."
No sé por qué todos trataron de tomarme tan en serio. McKenna intentó apresuradamente
dar su explicación.
"Estaba haciendo un recado para el Rey Heinley, me hirieron y terminé aquí—"
Sus palabras se detuvieron y se retorció de dolor.
"¿Sir McKenna?"
Casi corrí a la habitación para ayudarlo.
"¿Está bien?"
La manta se deslizó, revelando un vendaje alrededor de su torso. Siguió gimiendo, y vi que
las sábanas estaban manchadas de rojo.
"¡Sangre….!"
Mis ojos se abrieron en asombro, y el Duque Elgy rápidamente arrastró a McKenna de
vuelta a la cama, murmurándole que se callara.
"Ves, por eso te llaman cabeza de pájaro."
El Duque Elgy abrió la caja que trajo. No podía ver su contenido desde mi posición, pero por
lo que vi al Duque Elgy sacar de su interior, supuse que era un botiquín de primeros
auxilios. Sin embargo, en lugar de tratar la herida, inmediatamente se giró hacia mí.
"¿Podría volver más tarde, Su Majestad?"
¿Los estaba molestando? Sin embargo, la herida de McKenna parecía grave. ¿Podría el
Duque Elgy tratarla él mismo?
"¿Llamo a un doctor?"
Podría causar un escándalo si McKenna fuera descubierto aquí, pero era difícil ignorar la
herida y sus manos temblaban en agonía. Sin embargo, McKenna sacudió la cabeza.
"No gracias. Estoy bien."
El palacio tenía lugares donde los visitantes podían ir y venir, pero el palacio del sur no era
uno de ellos. ¿Por qué McKenna, un ayudante cercano de un rey extranjero, se encuentra en
medio del palacio del sur? Me apreté las manos con preocupación.
'No sé qué está pasando aquí, pero...'
Sería difícil explicarle a una persona sospechosamente herida, así que me dirigí al Duque
Elgy.
"Duque. Tengo un favor que pedirle."
"¿A mí?"
Sonrió mientras sostenía una venda en sus manos.
"Incluso aunque te pedí que te marcharas, no lo hiciste. Me pregunto, ¿qué vas a decirme?"
"¿Sigues siendo amigo del Rey Heinley?"
"Bueno, esa es una pregunta inesperada."
Se echó a reír.
"¿Por qué pregunta eso de repente, Su Alteza?"
"Cuando veas al Rey Heinley, dile que su pájaro azul está muerto."
Su risa de repente desapareció. Levantó las cejas y me miró con una expresión curiosa.
"¿El pájaro azul está muerto?"
McKenna comenzó a toser ruidosamente.
"Si. Y que incluso en el futuro morirá—"
No sabía cómo terminarlo. En este punto, Heinley era lo suficientemente inteligente como
para deducir lo que Sovieshu había ordenado. No me molesté en hablar del pájaro asado
porque era demasiado horrible.
Di dos pasos hacia atrás y vi a McKenna detrás del hombro del Duque Elgy. Seguía
aclarándose la garganta torpemente y mirándome.
***
"¿Está diciendo que te matarán tan pronto como te descubran?"
Después de que la Emperatriz Navier se fuera con elegancia, el Duque Elgy se giró hacia
McKenna.
"Supongo que ella sabe que fui alcanzado por una flecha."
"¿Hay algo extraño pasando detrás de ella?"
"..."
"Lo dijo con una mirada tan sombría."
El Duque Elgy fingió cortarse la garganta con el dedo, imitando las palabras de la
Emperatriz 'En el futuro morirá.' Sin embargo, McKenna sacudió la cabeza.
"Probablemente quiso decir que quien disparó la flecha continuará haciéndolo en el
futuro."
"Ella lo dijo con una cara seria. Como si te fueran a matar."
"No. Oh, ¿por qué sigues haciendo eso?"
McKenna gimió de repente de dolor, agarrándose la cabeza con ambas manos.
"¿Qué pasa, cabeza de pájaro? ¿Duele?"
"La carta que me dijiste que entregara. Yo no..."
"¿Te refieres a esa carta increíblemente cursi?"
"¡Cursi! ¡Era una carta muy limpia y simple!
"Así que la leíste."
"..."
El Duque Elgy se acercó a la cama en la que McKenna estaba acostado, luego sacó las gasas,
las pinzas y el desinfectante del botiquín de primeros auxilios.
"Si entregas la carta de Heinley en medio de esto, básicamente estás diciendo 'Soy el pájaro
azul'."
McKenna suspiró. Tenía otro problema. Por cómo se veían las cosas, parecía que ya no
podía ir y venir de la habitación de la Emperatriz. No sabía cuántos mensajes secretos más
tenía que entregar en el futuro.
***
Regresé a mi habitación, pero solo podía pensar en el Duque Elgy y McKenna. Me
preguntaba por qué el caballero estaba aquí y por qué estaba herido. Mis ojos se posaron
en la pluma azul de mi escritorio. La pluma fue recuperada del alféizar de la ventana... y me
recordó el cabello azul de McKenna.
El pájaro de Heinley resultó herido, y McKenna también... ¿fue una coincidencia? Una
persona no podría transformarse en otra cosa.
El momento extraño me frustró, y mi sospecha solo creció al día siguiente.
"¡Su Majestad!"
Alrededor de la hora del desayuno, Laura entró en la habitación y causó conmoción.
"¡Estaba buscando a un pájaro que fue herido ayer!"
"¿Hay un pájaro herido?"
"¡Sí! ¡Escuché a alguien decir que vio al Duque Elgy abrazando a un pájaro herido!"
Los eventos de ayer me parecieron aún más extraños después de escuchar la historia de
Laura. Un pájaro azul fue herido por una flecha, el Duque Elgy lo rescató, y McKenna yacía
herido en su habitación...
Por otro lado, McKenna estaba en el palacio haciendo un recado para Heinley, y nadie sabía
que estaba aquí...
Tan pronto como terminé de cumplir con mis deberes en la sala de audiencias, fui
directamente con el mago de la corte para consultarle.
"¿Puede una persona cambiar de forma con magia?"
El mago de la corte me miró de forma peculiar, pero respondió con un tono serio.
"¿Te refieres a un pájaro, Su Majestad?"
"Sí, pero no tiene que ser un pájaro. Puede ser cualquier animal."
El mago se cruzó de brazos pensando.
"No. No hay ningún mago que se caracterice por la transformación animal."
¿Me equivoqué al pensar que McKenna era el pájaro azul? Pero las palabras del mago no
terminaron en ese punto.
"Pero hay un registro de la 'Tribu Cabeza de Pájaro'."
"¿Cabeza de... Pájaro?"
¿He escuchado eso antes? Ese nombre parecía despertar un recuerdo.
"No es una historia muy conocida. Los registros son muy antiguos y ni siquiera estoy
seguro de que sea verdad."
"Ah..."
"Pero si es cierto, se afirma que los hombres lobo pueden formar parte de ese grupo."
McKenna y los hombres lobo... no parecían coincidir. El mago sonrió y agitó la mano.
"Es una afirmación extraña. Incluso si eso fuera real, no serían monstruos como los
hombres lobo. Se decía que la Tribu Cabeza de Pájaro no era diferente de la gente normal,
mientras que los hombres lobo se vuelven locos con la luna llena. Los Cabeza de Pájaro no
tenían ese rasgo."
"¿Dónde están los miembros de la tribu ahora?"
"Desaparecieron. Su número disminuyó naturalmente, quedando solo como una leyenda."
"¿Hay alguna posibilidad de que alguno de ellos esté vivo?"
"Quizá. Si lo están, no se revelarían."
El mago se rió para sí mismo.
"Se puede ver por el hecho de que no fueron registrados como 'La Tribu de los Pájaros' sino
más bien como 'La Tribu Cabeza de Pájaro' que no tenían buenas relaciones con la gente
normal."
¿Era posible que McKenna pudiera ser parte de esa tribu? ¿Y si el pájaro azul que voló hacia
mí era en realidad McKenna? Era una conclusión exagerada, pero era mi mejor suposición.
"¿Por qué lo pregunta de repente, Su Majestad?"
El mago me miró con ojos interesados. Tal vez quería saber si me había encontrado con
algunos rastros de tales personas.
"Solo tenía curiosidad."
Inventé una excusa y dejé el laboratorio del mago.
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 145
Capítulo 145. Sospecha Del Pájaro Azul (2)
McKenna era el pájaro o no. ¿Fue una coincidencia que él y el pájaro fueran heridos al
mismo tiempo? Terminé rompiendo varios plumines mientras reflexionaba sobre esta
pregunta.

"Su Majestad, ¿no debería descansar hoy?"

Los funcionarios de la corte que sabían de mi desmayo me sugirieron que me tomara un


descanso del trabajo.

"Estoy bien."

Cambié mi plumilla de nuevo.

'Debería estar feliz de que McKenna sea el pájaro, ¿verdad?'

Eso significaba que el pájaro azul de Heinley vivía. Me preocupaba que pudiera haber
hecho algo impropio frente a él, pero pronto me sacudí el pensamiento. Nunca le di
palmaditas en el trasero, ni lo abracé, ni lo besé, ni me cambié de ropa delante de él. Fue
solo con Reina que yo—

"¡!"

¿Era Reina otro de los subordinados de Heinley?


Rompí mi plumilla con horror.
"No es que esté débil, es que está llena de vigor."
Mis oídos captaron el susurro de un funcionario de la corte, y comencé a reflexionar.

"Estoy cansada, así que me iré primero."


Salí apresuradamente de la habitación. La idea de que Reina fuera miembro de la Tribu
Cabeza de Pájaro era como espinas en mi cuerpo.

'Le preguntaré a Heinley luego.'


Si Reina fuera uno de los subordinados de Heinley...
Llegué al palacio del oeste con todo tipo de pensamientos horribles, cuando vi a uno de
los sirvientes de Sovieshu de pie en el pasillo frente a mi habitación. El sirviente sostenía
una especie de soporte alargado con ruedas, y una tela ocultaba la parte superior del
mismo. Mis damas de compañía lo rodearon con los ojos bien abiertos.
"¡Su Majestad la Emperatriz!"

El sirviente me saludó tan pronto como me vio.


"¿Qué es esto?"

La voz que salió de mi boca no era tan segura como yo quería. Todavía recordaba el
último "regalo" que Sovieshu me había enviado.

El sirviente habló con orgullo.


"Es un regalo del Emperador a Su Majestad."

"¿Regalo?"

"Sí."
Quitó la tela que cubría el soporte, revelando así la identidad del "regalo". Era un pájaro
azul en una jaula.

'Gracias a Dios que está vivo esta vez.'


Era un regalo hermoso y elegante, pero solo pude ver esto como una especie de burla.

'¿Pretende que piense en el pájaro asado cada vez que lo vea?'


Tanto si el pájaro de Heinley estaba realmente muerto como si no, Sovieshu quería
herirme a fondo. El sirviente se fue, y las damas de compañía movieron la jaula al salón.
El pájaro parecía bastante gentil, y me miró con inteligencia mientras las lágrimas
pinchaban mis ojos.

Cada vez que miraba al pájaro, solo podía recordar la conmoción de ayer. No podía
cuidarlo. Finalmente, llamé a la Condesa Eliza para que devolviera la jaula.

***
Rashta estaba nerviosa. Habían pasado varios días desde que Sovieshu había prometido
hacerla emperatriz. Ella pensó que ya habría notificado el divorcio a la emperatriz, pero
aún no había actuado.

"¿Qué está pensando...?"


Rashta abrazó su muñeca grande y caminó nerviosamente por la habitación. Esta
mañana, su ansiedad aumentó aún más cuando Sovieshu preparó un hermoso pájaro azul
para dárselo a la Emperatriz Navier.

Un pájaro azul. Un elegante pájaro azul adecuado para ser criado por un noble. Tan
pronto como Rashta quería un pájaro propio, Sovieshu eligió regalarle uno a la
Emperatriz. Ella estaba lista para explotar en un ataque de ira.

Sin embargo, Rashta hizo una pausa y escuchó el sonido de algo siendo arrastrado fuera
de su puerta. Ella dejó su muñeca y echó un vistazo afuera. Un hombre pasaba por el
pasillo, tirando de una jaula sobre un soporte con ruedas.

"¿Que es eso?"

El sirviente respondió con una cara bastante preocupada.


"Este pájaro fue entregado por el Emperador a la Emperatriz."

"¿Pero por qué traer el pájaro de vuelta aquí?"

"Su Majestad pidió que fuera devuelto."


El sirviente parecía nervioso mientras hablaba, como si tuviera miedo de devolverle el
regalo al Emperador.

"Su Majestad no está aquí a esta hora del día, así que tendrás que dejar al pájaro en el
pasillo. Pero si el pájaro se deja afuera, podría resfriarse."

El sirviente solo parecía aún más preocupado. Rashta salió rápidamente y extendió su
mano.

"Por favor, dáselo a Rashta. Delise lo entregará."

***
Al mismo tiempo, Koshar estaba viajando por un largo camino. Estaba lleno de inquietud.
No le preocupaba no poder suceder a la Familia Troby, ni que su reputación se hubiera
desplomado. Tampoco tenía que preocuparse por la comida o el alojamiento, ya que tenía
mucho dinero y joyas del Marqués Farang y la Emperatriz Navier. Los pensamientos que
ocupaban su mente eran muy diferentes.
¿Cómo podría vengarse de Sovieshu y Rashta? ¿Qué podía hacer él para que su hermana
pudiera reinar cómodamente como emperatriz?
Justo entonces, una voz lo llamó desde atrás. Koshar tiró de las riendas de su caballo y se
dio la vuelta.

"¡Lord Koshar! ¡Lord Koshar!"


Un hombre con una barba erizada corría hacia él.
'Un bandido.'

La mano de Koshar fue hacia la espada en su cintura, pero no vio ningún arma en el
barbudo mientras se acercaba. El hombre se detuvo frente a Koshar, inclinándose para
recuperar el aliento, antes de hablar finalmente.

"Demasiado—Demasiado rápido, demasiado rápido, demasiado rápido... ja, ja— pensé


que te había perdido."
"¿?"

"Soy del Reino Occidental. Fui enviado por el Rey Heinley."

"¿El Reino Occidental?"

En la actualidad, Koshar estaba en la frontera del Reino del Norte. ¿Por qué alguien del
Reino Occidental vendría aquí?
"¿Por qué el Rey de Occidente?"
"Me dijo que te llevara de vuelta. Quiere hablar de tu hermana."
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 146
Capítulo 146. Un Hombre Con Los Ojos Vendados (1)

Koshar resopló al bandido.


"¿Qué clase de estafa es esta?"
"E-Estafa. ¡Es en serio!"
"Entonces, ¿el rey está tratando de hacer que invierta en algo? ¿Dijo que había una buena
perspectiva en alguna parte?"
"¡Invertir!"
El hombre gritó consternado y señaló el símbolo del Reino Occidental en su pecho.
"¡Mira! Es real."
Koshar estudió el escudo de armas por un momento y asintió, la cara del hombre se alivió.
Sin embargo, el hecho de que el símbolo fuera real no significaba que a Koshar le importara
que el Rey Occidental estuviera tratando de encontrarlo. Habló sin rodeos.
"No responderé a una convocatoria del Rey de Occidente. Incluso si se trata de algo
relacionado con mi hermana."
"¡Pero!"
Koshar todavía no parecía creerlo. El hombre gruñó frustrado para sí mismo, pero sabía
que la reacción de Koshar era comprensible. ¿Cuántos extranjeros le seguirían si les dijera
que un rey vecino los está buscando? Quizá si se hubiera hecho de una manera más formal,
habría sido más creíble. Sin embargo, el hombre tuvo que viajar rápido y en secreto, por lo
tanto, su aparición era más que cuestionable. Aún así, Koshar era conocido por sus
músculos en lugar de su cerebro, ¡y el hombre nunca esperó que reaccionaría así...!
Koshar resopló y tiró de las riendas. Al final, no se marchó, sino que miró fijamente al
hombre expectante. Cuando lo miró confundido, Koshar respondió.
"¿Y bien? ¿No deberías guiarme?"
"¿Qué?"
El hombre no creía que Koshar vendría, así que ¿por qué de repente...? Lo miró
desconcertado, pero Koshar no se molestó en explicarse.
"Vamos. Guíame."
El hombre empezó y se adelantó.
"Ven por aquí."
Sin embargo, Koshar no tenía la intención de ver al Rey de Occidente mansamente. Recordó
los rumores de que Heinley se había enamorado perdidamente de Rashta en la celebración
del Año Nuevo. Cuando Koshar reunió información para descubrir la debilidad de Rashta,
escuchó que el amor de Heinley era tal que discutió públicamente con el Emperador
Sovieshu.
Koshar no confiaba en el Rey Heinley. No importa cuánto lo pensara, no había razón para
que el Rey de Occidente lo llamara. Sin embargo, Koshar fue expulsado de su país, y no
tenía trabajo ni derechos. Así que lo siguió. Si el Rey de Occidente realmente lo convocó...
Iba a persuadirlo para que lo llevara hasta Rashta.
***
Rashta miró fijamente las plumas azules del pájaro. No sabía de qué especie era, pero sentía
un aire de nobleza a su alrededor. Sin embargo, este no era el momento de admirar la
apariencia del pájaro.
"Lo siento."
Rashta murmuró y alcanzó el pájaro. Agarró un puñado de sus plumas, antes de respirar
profundamente y arrancarlas. El pájaro chilló y revoloteó sorprendido, pero la jaula evitó
cualquier medio de escape.
Rashta extendió la mano y arrancó más plumas, el pájaro chilló y le picoteó la mano. Ella
sacudió su mano hacia atrás.
El pájaro le dirigió a Rashta una mirada oscura. Si metía la mano en la jaula de nuevo,
podría salir herida de verdad. Rashta se apartó, ya que tenía suficientes plumas de todos
modos, y quitó las plumas del piso y las escondió en una funda de almohada.
"Lo siento."
Rashta una vez más se disculpó con el pájaro.
A pesar de su culpa, estaba decidida a protegerse a sí misma y a su bebé. Aunque el
hermano violento de la Emperatriz fue desterrado, el resto de su familia se quedó. Aparte
de la promesa de Sovieshu de hacer emperatriz a Rashta, tenía que asegurar su propia
seguridad por cualquier medio posible.
Incluso si eso significaba que tenía que hacer algo terrible.
'¿Cómo llegué tan lejos?'
Todo esto se debió a la hostilidad de la Emperatriz. Si la Emperatriz y su hermano no la
hubieran atacado primero, Rashta estaba convencida de que ella no habría hecho esto.
Se sentó en un sillón, se llevó la mano al vientre y sollozó.
Unas horas después, el cielo se había oscurecido, y cuando Sovieshu entró en la habitación,
todavía estaba llorando. Sovieshu parecía exhausto, pero cuando vio a Rashta,
inmediatamente se puso alerta.
"¿Por qué estás llorando?"
Rashta señaló hacia la jaula. Las cejas de Sovieshu se alzaron cuando vio las plumas que le
faltaban al pájaro.
"¿Por qué está en ese estado? No, ¿por qué tienes este pájaro?"
"La Emperatriz envió el pájaro de vuelta, Delise lo tomó y se lo dio a Rashta."
"¿Por qué sus plumas están así?"
Sovieshu se acercó a la jaula, examinó la herida y apretó los labios con fuerza como si
estuviera tratando de calmar su ira.
"Rashta no lo sabe."
Ella sacudió la cabeza, sollozando. Lamentaba la forma en que el pájaro la estaba mirando,
pero pensó que podría compensarlo y criarlo ella misma.
Rashta juntó sus manos en un gesto de súplica.
"Su Majestad, ahora que la Emperatriz ha abandonado el pájaro, ¿puede Rashta
quedárselo?"
Sovieshu miró al pájaro sin responder. Estaba profundamente ofendido porque su
regalo fue devuelto de esta manera. Rashta le rogó de nuevo, secándose las lágrimas.
"Su Majestad. Rashta quiere cuidarlo. Es tan lamentable."
Sovieshu miró a Rashta y suspiró cansado.
"¿Por qué quieres un pájaro que alguien más ha abandonado? Te compraré uno nuevo."
"Esta criatura también tiene vida. ¿Cómo puedes tirarlo?"
"¿Quién dijo que lo tiraré?"
"¿Eh? ¿No lo harás?"
"Lo criaré."
"¿Por qué se quedará con el pájaro que Su Majestad ha abandonado?"
Rashta lo miró con nerviosismo. Su reacción no tenía sentido. Ella no esperaba que criara
un pájaro él mismo. El Emperador era un hombre orgulloso, y se suponía que estaba
furioso porque la Emperatriz arruinó y rechazó su regalo. El emperador no estaba tan
enojado como debería estarlo. ¿Era porque todavía sentía algo por la emperatriz? Dijo que
la destituiría. ¿Cambió de opinión?
Si Rashta hubiera sido capaz de leer la mente de Sovieshu, se habría sentido aliviada en
lugar de ansiosa. Sovieshu estaba realmente enojado. La emperatriz se había desmayado
porque el pájaro del Rey Heinley había muerto, y luego había arrancado las plumas del
pájaro que él le había enviado. Quería confrontar a la Emperatriz y preguntarle qué estaba
haciendo. Era cierto que durante las horas en que la Emperatriz estuvo inconsciente,
Sovieshu tuvo miedo como si estuviera sumergido en agua helada. Temía que ella volviera a
colapsar. Sin embargo, la ira que había perdido su rumbo en su cuerpo se había vuelto a
encender.
Sin decir una palabra, Sovieshu tomó la jaula y salió de la habitación de Rashta.
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 147
Capítulo 147. Un Hombre Con Los Ojos Vendados (2)
La ira de Sovieshu no se disipó al día siguiente, y terminó cayendo sobre el Marqués Karl.
El secretario en jefe había entrado a la oficina con un nuevo informe sobre "Pérdida De
Maná En Los Magos," y se sorprendió al ver a Sovieshu de brazos cruzados y con una
mirada aterradora.

"¿Su Majestad?"

La expresión de Sovieshu era tan anormal que el marqués se encogió instintivamente.

"¿Qué? ¿Ha pasado algo?"


"Nada. Nada."

'Pero tu cara es...'

El Marqués Karl presentó el informe mientras miraba a los ojos de Sovieshu. El


Emperador tomó los documentos con una mano y los revisó rápidamente, pero su
expresión no mejoró en absoluto una vez que vio la naturaleza de su contenido. El
Marqués Karl intentó subrepticiamente salir de la habitación cuando Sovieshu lo llamó.

"¿Ya encontraste el certificado de venta?"

"¿Certificado? Ah sí, el certificado de esclavo de Rashta..."

"No lo has olvidado, ¿verdad?"

"No."

El Marqués Karl suspiró.

"Como sabe, no hemos encontrado nada en las habitaciones de la Emperatriz o de su


hermano."

"¿Entonces lo dejaste?"
"No. Después, recordé lo que dijo Lord Koshar, y revisé las habitaciones de los
caballeros."

La cara del Marqués Karl se oscureció.


"Pero no ha sido encontrado."
Existía un certificado de venta. Fue confirmado por el Vizconde Roteschu, Lord Koshar y
la compañía a la que Roteschu se lo había confiado. ¡Pero Sovieshu no había visto aún ni
un trozo de ese papel! ¿Por qué incluso planeaba divorciarse de la Emperatriz?

La incertidumbre nunca desaparecería a menos que el certificado de venta fuera


completamente destruido, pero no se encontraba en ninguna parte, incluso después de
buscar en todos los lugares posibles. Como emperador, podía usar su poder para
registrar la casa de cada ciudadano en el imperio, pero dar esa orden equivalía a
promover la existencia de dicho certificado.

"Haaa..."

Sovieshu suspiró y presionó sus dedos contra sus palpitantes sienes. Apretó los labios y
miró fijamente a la pared, pero no se le ocurrió nada.

"No tengo mucho tiempo. Me estoy volviendo loco."

Necesitaba divorciarse y volverse a casar antes de que Rashta tuviera a su bebé. La


Emperatriz no cedería mansamente. Su ansiedad solo creció cuando calculó el tiempo que
le quedaba para su plan.

"Necesitamos encontrar el certificado rápidamente y destruirlo..."

El Marqués Karl se quedó ahí parado en silencio. Mientras tanto, Sovieshu murmuraba
para sí mismo mientras reflexionaba.

"No quería usar el método de los ojos vendados..."

"¿?"

"Si no puedo deshacerme del certificado, entonces no se puede evitar."

"¿De qué está hablando, Su Majestad?"

"Debería usar el método que los emperadores anteriores solían usar con sus
concubinas."

El Marqués Karl lo entendió de inmediato.


"¡¿Quiere lavar la identidad de Rashta?!"

"Sí. Si aparece el certificado de venta, es la única forma de rebatirlo."


La voz de Sovieshu era áspera por la irritación.

"Tráeme a la persona adecuada de la nobleza caída. Sería mejor si fuera un poco mayor.
No importa si es una pareja, o simplemente un hombre o una mujer."

Un método frecuente utilizado para cambiar el estatus de una concubina era tener un
falso matrimonio con otro noble. Sin embargo, debido a que Sovieshu tenía que casarse
con Rashta dentro de un año, no podía tomar ese curso de acción.

"Sí, Su Majestad."
"Tan pronto como sea posible."

El Marqués Karl se inclinó y salió de la habitación, Sovieshu se reclinó en su silla y cerró


sus párpados pesados. Todavía estaba enojado por el pájaro azul. La pálida cara de la
Emperatriz Navier seguía flotando ante él. Si quería divorciarse de ella...

El simple hecho de pensar en ello le hizo sentir incómodo.

***
Después de que mi enojo con Sovieshu por el envío del pájaro muerto se calmó, los
pensamientos de McKenna y el pájaro azul volvieron a mi mente. Después de pensarlo un
poco, decidí ir a ver al Duque Elgy y preguntarle personalmente.

'Me pregunto cuál es la condición de McKenna...'

Fui al palacio del sur y llamé a la puerta del Duque Elgy. No hubo respuesta. Cuando volví
a llamar a la puerta, una voz respondió justo detrás de mí.

"Sí."
Era una voz llena de risas. Me di la vuelta y vi al Duque Elgy sosteniendo un puñado de
flores de aliento de bebé en sus manos.

"¿Le gustaría?"
Miré su rostro sonriente mientras me ofrecía el ramo de flores. Sin embargo, en lugar de
aceptarlo, le hice una pregunta.

"¿Sir McKenna está dentro?"


En lugar de responder, el Duque Elgy contestó con sus propias tonterías.

"Nadie ha rechazado nunca esto. Ahora me siento avergonzado."


"... ¿Sir McKenna?"

¿Por qué este hombre estaba jugando conmigo? Suspiré y acepté las flores con la
esperanza de que me contestara adecuadamente.

"¿Ahora recibes las flores con un suspiro? Vaya. Es la primera vez que me siento tan
avergonzado."
"¿Sir McKenna?"

"Una persona muy peculiar."


"Respóndeme."

"Justo como un cuchillo."

¿Estaba bromeando conmigo? Incliné mi cabeza, él me miró y se rió. Me respondió con


una sonrisa malvada.
"Estimulas el espíritu retador, ¿sabes?"
"..."

"¿Es por eso que Heinley se siente atraído por Su Majestad?"


"McKenna no debe estar aquí."
Si realmente estuviera en la habitación, habría salido para evitar problemas.
Le devolví las flores al Duque Elgy en lugar de intercambiar más palabras con él. De
alguna manera mis manos estaban llenas de energía, pero traté de no expresarlo. El
Duque Elgy sostuvo el ramo de flores, pero cuando me di la vuelta y caminé, él me siguió
y continuó balbuceando.

"McKenna no estaba tan malherido como parecía, así que regresó."


"Ojalá me lo hubieras dicho antes."
¿Por qué este hombre es tan escurridizo? Me preguntaba cómo serían las conversaciones
del Duque Elgy y Rashta. Rashta diría, "Rashta, Rashta," y el Duque Elgy diría cualquier
cosa. ¿Progresaría alguna vez su conversación? Me preguntaba sobre eso.

Sin embargo, tenía otra pregunta. Se trataba de la razón por la que McKenna estaba aquí
en primer lugar... pero si se había ido, ¿podría preguntarle al Duque Elgy en su lugar?
"Me gustaría hacerle una pregunta."
"Por favor, hágala."
"¿Es McKenna un pájaro?"

Si McKenna fuera el pájaro azul como esperaba, entonces el Duque Elgy también lo
sabría. Laura dijo que él había recogido el pájaro azul del jardín. El duque respondió con
una risita.

"Bien. Está cerca de eso, pero no."

"Entonces, ¿es parte de la Tribu Cabeza de Pájaro?"

El nombre de la tribu sonaba como una palabrota, así que hablé con la expresión más
seria posible. El duque de repente echó la cabeza hacia atrás y estalló en risas. Era tan
fuerte que miré a mi alrededor avergonzada. Después de un tiempo, su risa finalmente se
calmó.

"¿Qué clase de nuevo insulto es ese?"

"No es nada."

Estaba avergonzada, así que hablé de forma indirecta y me fui.

***
Después de que la Emperatriz Navier se fue, el Duque Elgy sonrió para sí mismo.
Encontró divertida la forma en que la Emperatriz dijo "Tribu Cabeza de Pájaro" con su
distintiva expresión fría. ¿Por qué Heinley se sentía atraído por personas tan sencillas y
poco interesantes? ¿Era su apariencia lo que le gustaba?

El Duque Elgy sacudió la cabeza. No podía creer que la Emperatriz ya se hubiera tomado
una leyenda tan en serio. Murmuró para sí mismo, recordando la forma en que ella
preguntó con calma sobre la tribu perdida.

"Ella es rápida en la aceptación."


La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 148
Capítulo 148. Dos Parejas (1)

Era el día del Consejo de Estado mensual. Numerosos ministros superiores y miembros
del comité se reunieron en el palacio, y aunque el Emperador Sovieshu estaba obligado a
asistir, mis deberes como emperatriz eran ligeramente diferentes. Mi presencia en la
reunión no era obligatoria, y solo me presentaba cuando mis propios deberes y asuntos
estaban en la agenda.

Revisé mi agenda de hoy y encontré que estaba libre. Sin embargo, después de pensarlo
durante media hora, decidí asistir a la reunión y envié un mensaje informando a la
asamblea.

Sabía que Sovieshu se divorciaría de mí pronto, pero había estado tranquilo, y yo estaba
inquieta. Quizá hoy haría público el divorcio.

'¿McKenna regresó con Heinley?'

¿Cómo reaccionaría Heinley? Ahora que las cosas se habían complicado, ¿renunciaría a
que yo fuera su reina? ¿O estaba tratando de encontrar otra forma de ponerse en
contacto?

Reflexioné sobre mis pensamientos mientras caminaba por el pasillo, y antes de darme
cuenta, llegué a la sala donde se celebraba la reunión. Sovieshu me miró cuando entré,
pero luego apartó la cabeza sin saludar.

'Fingió estar arrepentido. Pero reveló sus verdaderos colores tan pronto como rechacé
su regalo.'

En lugar de saludarlo, me senté en mi asiento y miré al frente. De vez en cuando, sentía


su mirada de reojo hacia mí, pero no lo miraba. Nos ignoramos por completo durante la
reunión, e incluso durante el receso.

Cuando se reanudó la reunión, la atmósfera se volvió aún más incómoda. El primero en la


lista era Lord Palme, quien mencionó a mi hermano.

"Después de que Lord Koshar partió a la capital, los bandidos Mil Eternos se levantaron
nuevamente. Difunden su tiranía, e incluso los comerciantes ya no vienen a Palme. Por
favor, Su Majestad, tenga la gracia de acabar con los bandidos."

Lord Palme no habló de la expulsión de mi hermano, pero la cara de Sovieshu se


oscureció de inmediato ante su mención. Los nobles sensatos le dieron miradas de
advertencia a Lord Palme, pero debido a que la seguridad de la tierra y la gente del lord
estaban en juego, solo miró con impaciencia al Emperador Sovieshu.
"Lo investigaré."

Sovieshu respondió con voz dura. Después de eso, otro noble dio un paso adelante.

"Su Majestad."

El Barón Lant no era el siguiente en la agenda, pero levantó la mano y dio un paso
adelante. Mi corazón se congeló. El Barón Lant era el secretario de Sovieshu. ¿Sería él
quien comenzaría a hablar sobre mi divorcio?

Me agarré fuertemente al trono. Sovieshu, que normalmente habría rechazado al barón


por hablar fuera de turno, le preguntó, "¿Qué pasa?" Mi ansiedad creció aún más.

"Se trata de los padres de Rashta."

Sin embargo, el Barón Lant sacó el tema de Rashta, no el mío.

"¿Padres?"

"Sí. Hay una pareja que dice ser sus padres."

Sovieshu se inclinó hacia delante con interés.

"¿Quiénes son?"

El Barón Lant miró a su alrededor y luego habló.

"Son de la Familia Kalen."

Sabía de ellos. Eran una familia bien establecida hace dos generaciones, pero cuando los
príncipes pelearon por el trono, respaldaron al príncipe equivocado y terminaron
cayendo. ¿Entonces Rashta pertenecía a esa familia?

"¿Es verdad?"

"No lo sé. Tendré que verificar la veracidad."

"Espero que sea verdad."


Qué momento más oportuno para que aparezcan los padres nobles de Rashta cuando
Sovieshu estaba a punto de divorciarse de mí. Fue difícil no estallar en risas cínicas
mientras escuchaba a Sovieshu y al Barón Lant hablar.

Así que Sovieshu le daría a Rashta padres nobles. De niño, odiaba cuando su padre, el
anterior emperador, hacía esto. Era absurdo ver a Sovieshu haciendo exactamente lo
mismo ahora.

"..."

Noté que las orejas de Sovieshu estaban rojas. ¿Estábamos pensando lo mismo?

"Pero desde una perspectiva diferente... ¿cuánto ama a Rashta que está dispuesto a
montar una obra que no le gusta?

Pensé que se mantendría fiel a sus convicciones.

"Le presentaré a la pareja más tarde."

El Barón Lant dio un paso atrás, y la asamblea murmuró entre sí ante el extraño giro de
los acontecimientos. Algunos pensaron que era un truco organizado por Sovieshu,
mientras que otros pensaron que era real.

Sovieshu llamó a la siguiente persona en la lista. El siguiente hombre fue el Embajador


Lingall del país de Bohean Azul. Tenía una expresión confusa en su rostro y seguía
mirando hacia el Barón Lant. Sus pasos fueron más lentos al acercarse al trono.

'¿Qué le pasa?'

Su comportamiento inusual inmediatamente llamó mi atención. Cuando finalmente abrió


la boca para hablar, supe por qué.

"Yo... bueno, Su Majestad el Emperador. De hecho, una pareja de Bohean Azul vino a
verme hace unos días y me contó una historia extraña."

"¿Una historia extraña?"


"Su Majestad, la Señorita Rashta, su concubina, parece ser la hija perdida de la pareja."

"..."

Por un momento, la expresión de Sovieshu se volvió completamente desconcertada


como la de un mapache. Apreté la mandíbula y me mordí los labios. Una risa baja se
escapó de la boca de los ministros. El Barón Lant miró al embajador con los ojos bien
abiertos, quien parecía darse cuenta de que estaba en una situación problemática.

"... Bueno. Ellos también son nobles."

Miré hacia Sovieshu.

"Ella debe tener seis padres."

Hablé en voz tan baja que solo él podía oír, y sus orejas se sonrojaron.
Volví a girar la cabeza hacia el frente, mientras el resto de los ministros luchaban por
contener la risa. Me preguntaba cómo había sucedido esto. Sovieshu golpeó
nerviosamente el brazo de su silla.

"Una de las parejas debe estar mintiendo. Quizá ambas. De cualquier manera, los
criminales no escaparán. ¡Enciérrenlos a todos!"

***
"¿Qué? ¿Eso realmente sucedió?"

Rashta, que había estado deprimida desde lo sucedido con el pájaro azul, fue a visitar al
Duque Elgy. Ella se echó a reír alegremente cuando él le contó lo que sucedió en la
reunión.

"No deberías reírte."

Ella inmediatamente se avergonzó.

"Rashta lo entiende. ¿Son ambas parejas tuyas?"

"No. Soborné a la pareja de Bohean Azul."

"¡Ah, la que le dijiste a Rashta sobre—!"

"Sí."

Rashta gritó "¡Gracias!" Pero pronto frunció el ceño.

"¿La pareja traída por el Barón Lant es una impostora?"

El Duque Elgy sonrió.

"Son unos padres falsos comprados por tu amor."

"¿Mi amor? ¡Ah ...!"

Se cubrió la boca con ambas manos.

"¡Su Majestad!"

El Emperador le había dicho que la haría emperatriz, pero desde entonces no había visto
ningún movimiento. ¡Debe haber estado preparando esto a espaldas de ella! Rashta
estaba profundamente conmovida porque el Duque Elgy y Sovieshu habían hecho lo
mismo por ella. Ella sonrió cuando un rubor rosado subió a sus mejillas.

"Ambos son lindos. Hacer esto por el bien de Rashta..."


El Duque Elgy sonrió mientras apoyaba su brazo contra su silla. Parecía complacido de
alguna manera. Rashta inclinó la cabeza hacia él.

"¿Que pasa ahora?"

"No se pueden tener cuatro padres, por lo que una pareja será considerada falsa."

"¿Cuál?"

"¿Cuál quieres que sea real?"

"La... la que la gente creerá."

La comisura de la boca del Duque Elgy se alzó como si le gustara su respuesta.

"Esa es la respuesta correcta."

"¿En cuál creerá la gente?"

"Los nobles probablemente piensen que la pareja que presentó el Barón Lant es falsa.
Los padres falsos o los matrimonios falsos a menudo se usan para encubrir las
identidades. El emperador habría hecho esto."

"Ah..."

"Pero apareció otra pareja, y su confianza en ellos sería mayor. Su Majestad no puede
preparar dos parejas."

"¿Entonces Rashta dirá que la pareja que el Duque Elgy arregló son los padres de
Rashta?"

"Bueno, ¿no eres inteligente?"

El Duque Elgy le sonrió, y ella se rió en respuesta. Ahora que tenía padres falsos, sería
considerada una dama noble. El Duque Elgy le había dicho que necesitaba contar con el
apoyo de los plebeyos y la confianza del consejo para desafiar a la emperatriz. Sin
embargo, Sovieshu ahora la estaba elevando a esa posición. Todo era perfecto ahora.
Todo...

"Ah, Señorita. Hay algo a tener en cuenta."


"¿Rashta debe apaciguar a los ministros?"

"Ese es un largo camino por recorrer. El otro."

"¿Qué?"

"Me refiero a los padres falsos."

"¿?"

"Debes tratarlos como a tus verdaderos padres."

"¿Qué? Solo prestan sus nombres por dinero, ¿no?"

"Entonces la gente solo vería una imitación."

"¡!"

"Tu objetivo no es solo ser una concubina, sino una emperatriz. Una concubina con
padres falsos puede ser pasada por alto, pero los antecedentes de una emperatriz serán
investigados."

"Ah..."

"Te tratarán como a su hija perdida. Trátalos como si los echaras de menos de forma
dramática. Así debe ser."
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 149
Capítulo 149. Dos Parejas (2)

Al mismo tiempo que Rashta estaba teniendo una agradable reunión con el Duque Elgy,
Sovieshu estaba sumido en una seria reflexión. Él también sabía que todos considerarían
que la pareja noble traída por el Barón Lant era falsa. Sin embargo, irónicamente, la
pareja de Bohean Azul parecía más creíble. La historia de una pobre niña aristocrática
que se reunió con sus padres era más interesante que una concubina que cambió de
identidad. Si se hacía bien, todos se volverían locos con la historia.

El problema era... Sovieshu se convirtió en un hazmerreír debido a este incidente. Cerró


los ojos contra el mareo que se arremolinaba en su cabeza. Seguir los pasos de su padre
condujo al desastre. Incluso la Emperatriz Navier se rió de él.

"Su Majestad…"

El Barón Lant lo miraba con nerviosismo. Se sentía culpable, ya que fue él quien contrató
a la pareja falsa.

No fue su culpa, por decir lo menos. Los ministros debían presentar los puntos del orden
del día en el Consejo de Estado, pero el Embajador Lingall no mencionó a los padres de
Rashta. El Barón Lant tampoco, pero lo hizo para lograr un efecto dramático. Lamentó sus
acciones. Si lo hubiera escrito en la agenda... El Embajador Lingall podría haberle
consultado primero. El Emperador no habría sido avergonzado públicamente.

"Está bien."

Sovieshu estaba lejos de estar bien, pero mintió por su fiel servidor. Sin embargo, un
toque de agotamiento tiñó su voz.

Sovieshu, cuyos ojos habían estado cerrados todo este tiempo, los abrió lentamente. Ya
no había confusión en ellos, solo una resolución de haber tomado una decisión. El Barón
Lant y el Marqués Karl intercambiaron miradas, pero no tenían ni idea de lo que estaba
pensando el Emperador.

"Barón Lant."

"Sí, Su Majestad."
"La pareja que trajiste. ¿Dónde están detenidos?"

"No son exactamente criminales, así que están encerrados en el primer piso de la torre
occidental. Ambas parejas."

A pesar de su nombre, la torre occidental no estaba situada en el lado oeste del complejo.
Originalmente estaba en el oeste, pero con la adición del palacio central, su uso también
cambió. La torre occidental se usaba más comúnmente para retener temporalmente a los
nobles que estaban bajo sospecha pero abiertos a ser interrogados.

"Vámonos."

Sovieshu se levantó de su asiento, tanto el Barón Lant como el Marqués Karl lo siguieron
rápidamente. Sin embargo, después de llegar a la torre occidental, Sovieshu entró solo al
primer piso.

La pareja falsa comprada por el Barón Lant se arrodilló en señal de perdón cuando
Sovieshu abrió la ventana adjunta a la puerta.

"¡Tenga piedad, Su Majestad! ¡Nosotros también fuimos engañados!"

"¡El Barón Lant dijo que era su deseo que fuéramos los padres de Rashta!"

"¡Nunca quisimos engañarlo!"


Sovieshu miró a la pareja llorona. No tenían mucho aspecto de nobles— sus mejillas
estaban delgadas y su tez era pálida. Fue por eso que Sovieshu había elegido hacer el
trato con ellos. Abrió la boca, juzgando que la pareja seguiría sus palabras.

"El nombre de la persona que los engañó..."


"¡Es el Barón Lant! ¡El Barón Lant!"

"Es Koshar Lilder Troby."

"¿Qué?"

La pareja quedó sorprendida por las palabras del Emperador. Aunque no estaban
íntimamente relacionados con la alta sociedad, conocían la información básica. Koshar
Lilder Troby era el hermano mayor de la Emperatriz y heredero de la Familia Troby.

"No, no entiendo..."

"Piénsenlo cuidadosamente."
"No, definitivamente fue el Barón Lant."

Sovieshu golpeó fríamente los barrotes de la ventana.

"Piénsenlo de nuevo."
Cuando la pareja se dio cuenta de la voluntad del Emperador, se vieron sorprendidos. El
emperador estaba tratando de culpar al hermano de la emperatriz.

La pareja intercambió miradas asustadas. Eran gente común y decente, mentir


significaba que el hermano y la familia de la Emperatriz sufrirían. La pareja incluso
apreciaba a la Emperatriz, pero si sus vidas estaban en juego, se pondrían en primer
lugar. No importa lo buena que fuera la Emperatriz, no significaba nada para ellos si no
estaban vivos.

"Sí. Así es."


"Ahora que lo pienso, ese era el nombre."

"¿Qué hay de su cara?"


"Él era…"

"Hermoso. Como la Emperatriz."


"Sí, así es."
"¿Y sus ojos?"

"Azules…"

"Son verdes. ¿Qué hay del color de cabello?"

"¡Rubio!"

"Sí, tiene el cabello rubio oscuro."


La pareja se agarró de sus manos temblorosas. ¿Cómo diablos se involucraron en esto?
Solo estaban haciendo las acciones ocasionales de los nobles caídos. Pensaron que
simplemente podían prestar su nombre, cobrar su dinero y vivir en paz. Era doloroso y
miserable decir una mentira. Pero tenían más razones para tener miedo.

"Testifiquen esto en público."


"¿N-Nos perdonarás?"

"¿Qué les ofreció Koshar a cambio de mentir?"


"Nos ofreció dinero."
"Les daré cinco veces esa cantidad."

"¡!"

"Koshar los chantajeó para que mintieran. Si lograban ser los padres de Rashta, luego él
les daría órdenes. Sin embargo, cuando fue desterrado, no les dijo cuáles serían las
órdenes. ¿Correcto?"
"¡Sí! ¡Eso es! ¡Sí!"
Sovieshu dejó a los "padres falsos", y tan pronto como volvió a su habitación, llamó al
Marqués Karl.
"Tráeme los papeles de divorcio."

El Marqués Karl estaba aturdido. Aunque Sovieshu había mencionado sus intenciones de
divorciarse antes, el marqués no esperaba que sucediera tan repentinamente.
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 150
Capítulo 150. Encuentro En El Reino Occidental (1)

"¿De verdad se va a divorciar, Su Majestad?"


"Dije que lo haría."
La cara de Sovieshu estaba fija. El Marqués Karl salió de la habitación con una expresión
sombría, y regresó unos quince minutos después con algunos documentos en la mano.
Era una solicitud de divorcio del Sumo Sacerdote.

Sovieshu colocó la solicitud en el centro de su escritorio, sumergió la pluma en un tintero


y miró el papel. Incluso ahora, el Marqués Karl esperaba fervientemente que Sovieshu
cambiara de opinión.

"..."

Pero no hubo cambio. La punta de la pluma flotaba sobre el papel. Una gota de tinta
negra cayó sobre la hoja blanca, y Sovieshu inmediatamente comenzó a escribir los
motivos del divorcio. Escribió cómo Koshar Lilder Troby empujó a Rashta cuando estaba
embarazada, cómo secuestró y agredió al Vizconde Roteschu, y cómo sobornó a una
pareja noble para que se hicieran pasar por los padres de Rashta. Sovieshu intentó acabar
con todo esto desterrando a Koshar, pero el hombre continuó persiguiendo a Rashta y su
bebé después. Sovieshu tenía que proteger esa débil vida en su vientre.

Finalmente, Sovieshu dejó la pluma, cerró los ojos y levantó la cabeza. La pálida cara de
la Emperatriz después de desmayarse apareció en su mente. Su corazón se sentía tan
pesado como una piedra, y el sentimiento de ansiedad en él creció.

'¿Era esta la elección correcta?'


"Su Majestad."

La voz del Marqués Karl lo sacó de sus pensamientos, y Sovieshu abrió los ojos. Después
de colocar los papeles de divorcio en un sobre, lo selló con cera y estampó su sello.
Rápidamente extendió la carta al Marqués Karl, como si la misma estuviera a punto de
explotar. El marqués la aceptó con ambas manos, pero dudó en salir de la habitación y
murmuró incomprensiblemente.

"Ve. Entrégala."
El Marqués Karl siguió murmurando después de recibir la orden, y Sovieshu le lanzó una
mirada inquisitiva. El marqués se armó de valor y habló.

"Su Majestad, ¿realmente necesita hacer esto? Quizá necesite más tiempo para pensar..."

"¿No estoy haciendo esto porque no tengo tiempo?"


"La emperatriz todavía es joven. Si es estéril o no, aún no es concluyente."

"A pesar de ser tan joven, no ha tenido un bebé."


Sovieshu cerró los ojos con una expresión de dolor.

"Sin mi bebé, el próximo en la línea de sucesión será el Gran Duque Lilteang. Pero la
realidad es que su hijo, Sheir, es probablemente quien sucederá."

"El joven Lord Sheir..."

El Marqués Karl no pudo terminar de hablar.

El Gran Duque Lilteang era un hombre ambicioso, pero era consciente de sus propias
capacidades y mostraba poco interés en el trono. Aunque su hijo Sheir era un buen chico,
su débil voluntad hizo que se dejara influenciar fácilmente. Si Sheir se convirtiera en el
emperador, se convertiría en el gobernante más indeciso de la historia, mientras que su
padre ejercería el verdadero poder detrás de su hijo. Era una situación que podía llevar
fácilmente a la corrupción.

"Pero Su Majestad. Quizá la Emperatriz pueda tener un bebé pronto. Podemos esperar
unos años más, y si no hay ninguno, puede buscar un nuevo sucesor."

"En esos años, mi primer hijo habrá crecido. ¿Qué pasa si ese primogénito se siente
herido por el hecho de que su hermano mucho más joven es el heredero?"

"..."

Sovieshu agitó su mano.

"Es como se rumorea. La Emperatriz es estéril."


El Marqués Karl dudó antes de preguntar.
"¿Por qué está tan seguro?"

No dejaba de preguntarse cómo podría ser. Sabía que Sovieshu soñaba con ser padre,
pero el Marqués Karl no podía entender por qué estaba tan seguro de que la Emperatriz
Navier era estéril.

Sovieshu parecía estar a punto de responder a la pregunta, pero entonces sacudió la


cabeza.

"Entrega la carta. Tendré que decírselo al Sumo Sacerdote en privado en cualquier caso."

'Aunque hables con el Sumo Sacerdote, no podré escucharlo cuando lo hagas.'

El Marqués Karl pensó estas palabras para sí mismo, pero no se atrevió a decirlas en voz
alta, y se marchó.

***
El Vizconde Roteschu no había visitado a Rashta en semanas. El vizconde fue secuestrado
y agredido por Koshar, le cortó la oreja y ahora se encontraba en cama todo el día para
recibir tratamiento. Pero sin importar cuán competente fuera la atención médica, su oreja
no podía ser salvada.

"Me alivia que tu tímpano no haya resultado dañado. Fue solo la carne exterior."

"Me han cortado la oreja, ¡y crees que son buenas noticias!"


"Es mejor que tener el tímpano dañado."
"¡Lo mejor hubiese sido que no me pasara nada! ¡Hijo de puta, fuera! ¡Fuera!"

Alan apretó a su hijo en sus brazos mientras el Vizconde Roteschu lo maldecía. Le


preocupaba que su padre se volviera medio loco, mientras Roteschu yacía en la cama,
resoplando furioso.

"Padre, ¿no quieres abrazarlo?"

"¡Fuera! ¡Fuera!"

Alan pensó que el Vizconde Roteschu se sentiría más relajado si abrazaba a su nieto, pero
rápidamente salió de la habitación cuando la cara del vizconde se puso tan morada como
una batata. Mientras Alan caminaba con su bebé que lloraba, sus pensamientos se
dirigieron a Rashta.

Quería mostrar que su bebé se parecía a ella...


De repente, se topó con Rivetti llevando un plato de sopa por las escaleras.
"¿Que estabas haciendo?"

"Fui a visitar a mi padre."

"¿Con ese bulto? Déjalo en paz. Solo harás que padre se empeore."

"... Ese 'bulto' es tu sobrino."

"Lo siento. Pero cuando miro su cara, no puedo pensar en nada bueno."

"Rivetti."

"Podría amarlo como a un sobrino. Pero no se parece a ti— parece una copia de Rashta."

Rivetti le pasó por delante con el plato de sopa. Alan suspiró y besó la encantadora frente
de su bebé. Mientras bajaba las escaleras, escuchó un grito repentino desde la habitación
del Vizconde Roteschu. Curioso, Alan volvió a subir las escaleras y entró de nuevo en la
habitación de su padre.

"¿Padre?"

El Vizconde Roteschu temblaba mientras miraba un periódico.

"¿Padre? ¿Estás bien?"

Alan presionó al bebé contra los brazos de Rivetti y se acercó a su padre.

"¿Padre? ¿Estás cuerdo?"

"¡Maldito muchacho! ¡Por supuesto que estoy cuerdo!"


Al determinar que el vizconde parecía estar bien, Alan tomó de nuevo al bebé en sus
brazos.

"¿Qué pasa? Escuché el sonido de un cerdo siendo estrangulado."

El Vizconde Roteschu arrojó el periódico a su hijo, y cayó sin fuerzas sobre su hombro.
Alan recogió el periódico, lo dejó sobre una mesa y lo desdobló con una mano.

¿Qué fue lo que hizo enojar tanto a su padre? No había mucho contenido interesante en
el periódico— una panadería emergente llamada Bala y Haley, anuncios sobre modistas y
diseñadores, escándalos familiares... era lo de siempre.

"¿Eh?"

Alan hizo una pausa en una parte. Había una historia de cómo dos parejas afirmaban ser
los padres de la concubina plebeya. Ambas parejas eran nobles.

"¿Padres nobles?"

Alan murmuró para sí mismo con asombro. El artículo es obviamente sobre Rashta.
¿Padres nobles?

El Vizconde Roteschu se quitó furiosamente la manta.

"¡Es imposible! ¡Como si esa mocosa tuviera padres nobles!"

Alan se volteó hacia su padre.


"¿Sabes quiénes son los padres de Rashta?"

"¡Sé que esos padres son falsos! ¡Son impostores!"


El Vizconde Roteschu jadeó mientras se levantaba de la cama.

"¡Padre, aún no puedes levantarte!"

Rivetti estaba demasiado asustada para detenerlo, y el Vizconde Roteschu le gritó a un


sirviente.
"¡Trae mi ropa! ¡Tengo que ir al palacio!"
"¡Padre!"

"¿Padres nobles? Eso es ridículo. Me pregunto de dónde son esos estafadores. ¡O tal vez
les pagaron para ser padres falsos!"

Mientras el Vizconde Roteschu tuviera a Ahn, podría continuar amenazando a Rashta. Sin
embargo, no tenía la intención de compartir su mina de oro con otros. ¡No dejaría que
nadie se acercara con un pico!

La ira ahogó su dolor. Sin embargo, cuando el Vizconde Roteschu llegó al palacio, Rashta
no se veía por ninguna parte en sus aposentos.
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 151
Capítulo 151. Encuentro En El Reino Occidental (2)
En ese momento, Rashta estaba en la torre occidental con Sovieshu. Había varios otros
nobles presentes, junto con dos periodistas.

"Estas son las personas que dicen ser tus padres, Rashta."

Sovieshu le presentó la pareja a Rashta. Intercambió unas pocas palabras con cada uno
de ellos cuidadosamente, y Sovieshu observó con calma.

No sabía si la pareja de Bohean Azul eran realmente sus padres. Después de haberlos
interrogado, encontró varias razones aceptables por las que Rashta podría ser
considerada su hija biológica. El Embajador Lingall también confirmó este avance de
información, y lo informó unos días después de la llegada de la pareja.

Tanto si eran los verdaderos padres de Rashta como si no, la pareja del Barón Lant tenía
que confesar que eran impostores. Si se revelara que ambas parejas son falsas, entonces
otra pareja tendría que ser traída nuevamente. Al menos esta vez, podrían afirmar que se
enteraron de Rashta a través de los periódicos...

"Ah."

El suspiro de Rashta entró en los oídos de Sovieshu, se giró y la miró. Tenía los ojos
húmedos cuando se paró frente a la puerta de la celda de la pareja de Bohean Azul.

"Creo que estos son mis padres."

La pareja noble también comenzó a llorar.

"No sabemos cuánto tiempo estuvimos buscándote."


"Solo podíamos pensar en lo mucho que has sufrido."
Fue un encuentro verdaderamente emotivo. Las manos de los periodistas volaron
rápidamente sobre sus cuadernos, y varios espectadores nobles tenían los ojos húmedos.
Ninguno de ellos solicitó pruebas de un análisis de sangre, ya que hacerlo se consideraba
vergonzoso tanto para los nobles como para los plebeyos. Nunca se usó excepto en las
circunstancias más necesarias.

Después del breve encuentro, Sovieshu ordenó a los guardias de la prisión que abrieran
la puerta de la celda. La pareja noble salió, tomaron a Rashta en sus brazos y volvieron a
llorar. Sovieshu esperó un momento a que se calmaran, luego les dio una advertencia en
voz baja.
"Si son impostores, tengan en cuenta que serán ejecutados."
Los ojos de la pareja de Bohean Azul estaban muy abiertos por el miedo, pero asintieron.
Rashta los guió a su habitación. Como aconsejó el Duque Elgy, los trataría como a sus
padres. Solo por ahora.

Sin embargo, cuando llegaron a su habitación, un hombre desagradable estaba de pie


justo en la puerta. Rashta se puso rígida al verlo, pero mantuvo su voz firme.

"¿Qué sucede?"
"Vine como tu guardián. ¿Que es esto?"

"¿Mi guardián? ¿Por qué eres mi guardián?"

Rashta presentó con calma a sus nuevos padres.

"Estos son mis guardianes."


"¿Guardianes? ¿Son los que están en el periódico? ¿Ellos afirmaron ser tus padres?"

"No voy a discutir contigo."


El Vizconde Roteschu resopló enojado.

"¡No, son impostores!"


El arrebato del Vizconde Roteschu le dio a Rashta una sensación de satisfacción. La hizo
feliz verlo retorcerse.
"¡Mis padres no son impostores!"
Rashta le gritó directamente, y la cara del Vizconde Roteschu se volvió aún más morada.

"¡Padres!"

En lugar de responder, Rashta llevó a sus padres a su habitación.

"Él se irá."
Cuando la puerta se cerró, Marsha, la madre, habló preocupada.

"¿Estás bien?"

"Sí."
Rashta respondió bruscamente y les indicó que se sentaran en el sofá. Se sentó frente a
ellos y los miró incómodamente.
"Marsha y Gillimt... ¿es así como dijeron que se llaman?"

"Sí."

"Gracias por decir que somos sus verdaderos padres, Señorita Rashta."

Conversaron por un rato. Marsha y Gillimt tenían personalidades muy amables— ¿fue
porque el Duque Elgy los eligió? Eran tan cálidos y cariñosos que Rashta deseaba que
fueran sus verdaderos padres. Cuanto más hablaba con ellos, más deseaba que fuera real.

"No sé si el Duque Elgy le ha dicho algo, pero realmente perdimos a dos hijas."
"Nos vimos obligados a huir cuando fuimos atacados por un grupo de bandidos. Cada
niña fue tomada por una niñera... y nunca hemos vuelto a saber de ellas desde entonces."

"Habíamos estado buscando a nuestras hijas todo este tiempo."

"Estuvimos buscándolas durante tanto tiempo, que gastamos vergonzosamente toda


nuestra fortuna."
Marsha y Gillimt tomaron cada uno, una de las manos de Rashta y la sostuvieron con
fuerza.

"Una de las niñas tiene la misma edad que la Señorita Rashta. La segunda es unos años
más joven."

"Todavía la estamos buscando."

"Todavía hay una hija más."

Después de compartir brevemente su historia, preguntaron sobre Rashta; qué le gustaba,


cómo había estado, por qué sus manos se veían tan cicatrizadas...
Mientras Rashta hablaba del pasado, lloraba y abrazaba a sus padres. Aunque eran
padres falsos contratados para borrar su vieja identidad, ser amada por estas personas
llenó su corazón. Le había preocupado que quisieran usarla como el Vizconde Roteschu,
pero parecía que no tendría que preocuparse por eso.

"Rashta es huérfana... pero si tuviera a mis padres, serían como ustedes."

***
El Vizconde Roteschu regresó a su casa con un humor mucho más asqueroso que el de
Rashta. Nunca olvidaría su rechazo. Koshar lo había agredido y mutilado por su culpa,
mientras ella disfrutaba ocultando su identidad y acogiendo a padres falsos.

Esto era inaceptable. ¿Qué ideas se le ocurrirían después de dar a luz al bebé del
Emperador?

"Debo tomar la iniciativa."

***
Koshar finalmente llegó a la capital del Reino Occidental, y estaba pasando por las
puertas del palacio. En solo unos días, el hombre que lo escoltaba se enamoró de él y lo
deleitó con varias historias. El hombre había escuchado rumores de que Koshar era un
terrible pícaro, pero no los encontró necesariamente ciertos. De hecho, Koshar tenía una
personalidad ardiente y un temperamento explosivo, pero no era tan extremo como
sugerían los rumores.

Sin embargo, el hombre estaba más enamorado de las habilidades de lucha de Koshar. El
incidente decisivo ocurrió cuando se encontraron con un grupo de bandidos en la
frontera. Koshar se ocupó fácilmente de los diez bandidos por su cuenta y, a los ojos del
hombre, era el atractivo villano de una historia de héroes.
"Si fuera una mujer, sin duda me enamoraría de Lord Koshar."

"Quiero que consideres cuidadosamente mis pensamientos."

"¿Algo bueno?"

"Veo que no los tienes en cuenta."

"¡Jajaja! De hecho, tengo una hermana que se parece a mí. Todavía no se ha casado."

"¿Llegamos? Ah, ahí."

"¿Lord Koshar? ¡Lord Koshar! ¡No es por ahí! ¡Vuelve!"

El hombre se las arregló para guiar a Koshar al lugar de encuentro previamente


establecido.
Para sorpresa de Koshar, el Rey Heinley ya lo estaba esperando allí. Se envió un mensaje
cuando Koshar había pasado por las puertas principales, pero no esperaba que el rey lo
recibiera tan pronto como llegara.

¿Por qué el Rey Heinley estaba tan ansioso por ver a Koshar Lilder Troby?
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 152
Capítulo 152. ¿Por Qué Me Llama Hermano Mayor? (1)

"Lord Koshar. Este es el Rey Heinley I del Reino Occidental."


El escolta abandonó su actitud juguetona y presentó al Rey, Koshar se inclinó ante
Heinley con perfecta gentileza. El hombre imaginó que Koshar era demasiado rufián para
suceder a la Familia Troby, pero a la hora de la verdad, Koshar tenía modales impecables.
El hombre miró entre Koshar y Heinley, en suspenso por el tipo de conversación que
tendrían.

"Buen trabajo. Puede retirarse."


Heinley ordenó al hombre que se fuera, y se vio obligado a darse la vuelta decepcionado.

Koshar observó la escena atentamente. Permaneció aparentemente tranquilo, pero


todavía estaba sorprendido por dentro. No fue porque el hombre con aspecto de bandido
se ofreciera a presentarle a su hermana, sino porque el Rey de Occidente parecía estar
esperando ansiosamente su llegada.

'Esto es bueno, en cualquier caso.'

Ahora que se reunió con el rey, no tendría que abandonar su venganza contra la
concubina.

"Su Majestad."

Koshar abrió la boca para saludar formalmente. Sin embargo, antes de que pudiera
hablar, sucedió algo asombroso.

"Hermano mayor. Es mi humilde honor."

El Rey Heinley lo llamó 'hermano mayor'. Koshar parpadeó sorprendido.

"… ¿Qué?"

Koshar se quedó sin palabras. Permaneció congelado como una estatua, y Heinley se echó a
reír.

"Ah. Parece que no sabes cómo reaccionar."

En realidad, el propio Heinley tampoco estaba seguro de qué hacer más allá de este punto.
Solo había pensado en traer al hermano de Navier al reino, pero no había considerado
ningún plan después de eso. Simplemente sabía que para ganarse el favor de Navier, tenía
que ganarse a su familia. A los ojos de Heinley, Koshar estaba marcado como 'Prioridad
número uno'.

Del mismo modo, Koshar, que no sabía el motivo de su convocatoria, se quedó estancado
en qué palabras debía decir. Aunque Koshar tuvo peleas ocasionales con Sovieshu desde la
infancia, en el ámbito oficial, siempre trató al Emperador con civismo. Koshar había tomado
las mismas lecciones de etiqueta que Navier, pero un rey de otro país nunca lo había
llamado 'hermano mayor' de la nada.

"Cuál es el significado—"

Heinley pronunció un "Ah" y señaló la puerta con una amplia y amigable sonrisa.

"Por favor, entra primero. Podemos hablar más tarde después de que te refresques y
descanses. ¿Está cansado?"

"¿?"

"Te pareces mucho a tu hermana."


"¡¿?!"

***
La habitación preparada para Koshar era cómoda, espaciosa y lujosa. Tenía un interior
beige suave, y tanto la madera como la mano de obra de los muebles eran de la mejor
calidad. La bañera estaba llena de agua tibia y rociada con pétalos de rosa, además se
preparó ropa ajustada a sus medidas.

'¿Cómo sabe él mi talla?'

Sin saber que Heinley había preparado ropa de todas las tallas, Koshar sintió que él había
sido poseído por un fantasma.

'Si lo escucho, descubriré todas sus razones.'

Después de cambiarse de ropa, Koshar fue llevado por una sirvienta al Rey Heinley.
Cuando Koshar entró en la habitación, de alguna manera, Heinley se veía peor que antes.
Estaba sentado en una mesa, con una expresión oscura y la frente arrugada. Sin embargo,
cuando vio a Koshar, se levantó, le dio la bienvenida y lo llamó "hermano".

"Pensé que el color rojo te quedaría bien, hermano."

"Su Majestad. Pido disculpas, pero sigue llamándome 'hermano'..."


"Ah. Déjame explicarte."
Sin embargo, a Heinley de repente le resultó difícil hablar. Koshar esperó pacientemente, y
después de unos cinco minutos, Heinley confesó.

"En verdad, no sé qué decir."

"… ¿Acerca de?"

"Lo que es seguro es que prometí casarme con tu hermana."


Koshar había tomado un sorbo de agua, y se ahogó cuando escuchó las palabras de Heinley.
Heinley le ofreció rápidamente un pañuelo. Koshar extendió la mano para aceptarlo,
cuando vio las iniciales bordadas en el mismo.

Tenía las iniciales de Navier. Eso significaba que este pañuelo—

"Ah. Este."
Heinley rápidamente retiró el pañuelo, luego sacó otro para ofrecérselo y sonrió
torpemente.

"Mis disculpas. A menudo saco ese primero."


"Ese pañuelo es..."

"Originalmente perteneció a la Emperatriz Navier."


Koshar así lo creía. Ese pañuelo fue bordado torpemente por la mano inexperta de su
padre.

"Lo sé. Mi padre se lo regaló."

"¿Es así?"

Heinley sonrió, sus mejillas se pusieron ligeramente rojas.


"Así que vino del suegro."
Koshar se alegró de no haber bebido agua esta vez. Apenas podía comprender todo lo que
el joven rey había estado diciendo. ¿Suegro? No, ¿por qué el rey tiene ese pañuelo?

"Ah. La Emperatriz Navier me lo dio."


Koshar siguió mirándolo dudosamente.
"Ella me lo ató al cuello."

Koshar fue atrapado bebiendo agua nuevamente. Tosió bruscamente en su mano mientras
Heinley lo golpeaba con simpatía en la espalda. ¿La Emperatriz Navier ató su pañuelo al
cuello de este rey?

"Fue en secreto."

Heinley agregó rápidamente a sus palabras, recordando que ella lo había atado a él cuando
era un pájaro.

'¡Ella lo ató en secreto!'

Koshar agarró su vaso con más fuerza. Su cabeza daba vueltas. ¿Qué estaba pasando aquí?
¿Por qué la Emperatriz Navier ató un pañuelo al cuello del rey?
Heinley presionó el pañuelo contra su pecho y continuó con una sonrisa orgullosa en sus
labios.

"La situación es urgente, así que lo explicaré. Prometí casarme con la Emperatriz Navier."

"Por casualidad…"

"No conozco las circunstancias exactas. Pero Su Majestad la Emperatriz me propuso


matrimonio primero."
"¡N-Navier!"
"Esto es solo una suposición... pero creo que el Emperador Sovieshu se está preparando
para divorciarse de la Emperatriz."

La cara de Koshar se congeló en estado de shock.

"¿Qué quieres decir?"

La cara de Koshar era bastante similar a la de Navier, y Heinley descubrió que su corazón
latía con fuerza.

"Como dije, no conozco los detalles. Pero ella no es el tipo de persona que me propondría
matrimonio sin motivo alguno."

"..."

"Lamentablemente, me propuso un matrimonio de conveniencia."

Navier. La preciosa hermana de Koshar, cuyo único sueño era crecer para convertirse en
emperatriz. Si planeaba casarse con el Rey de Occidente, debía haber una razón.

"Ya veo."

Koshar asintió. Sabía que Sovieshu estaba profundamente enamorado de su concubina, y


que ella también estaba embarazada. Las personas enamoradas podrían hacer locuras.
Quizá Navier se enteró del divorcio de Sovieshu por parte de la concubina. Sin embargo...
"Parece que aceptaste la oferta. ¿Por qué?"

Él no lo entendió. Navier estaba en una posición políticamente difícil y le había propuesto


matrimonio antes de divorciarse. ¿Por qué Heinley aceptaría esto de la nada? Navier era
una mujer encantadora, pero los matrimonios entre la nobleza y la realeza no estaban
destinados a ser románticos. Koshar sopesó las ventajas y desventajas. El Rey Heinley debe
haber calculado todo.

Sin embargo, la respuesta de Heinley fue muy simple.

"La amo."

Koshar parpadeó con los ojos muy abiertos. ¿Qué?


La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 153
Capítulo 153. ¿Por Qué Me Llama Hermano Mayor? (2)
"¿Es eso cierto?"

"La amo. Así que acepté su propuesta de inmediato."


La orgullosa declaración de Heinley sorprendió a Koshar, y este se vio obligado a
revaluar la impresión que tenía de él. Heinley se transformó de "un rey escoria" a "un rey
con buen gusto" a los ojos de Koshar. Sí. Un rey soberano de una nación debe tener un
excelente juicio.

Koshar pronto se llenó de orgullo. Pensándolo bien, el joven rey tenía un rostro atractivo
y una atmósfera carismática. Se vería bien de pie junto a su hermana menor.

Sin embargo, una pequeña duda permaneció dentro de Koshar. Se rumoreaba que
Heinley era un gran mujeriego...

"No soy mujeriego."

Cuando Koshar entrecerró los ojos en señal de sospecha, Heinley se dio cuenta
rápidamente de lo que estaba pensando.

"Puedo parecer así, pero fue intencional. Nunca he cruzado la línea."

"¿Intencional?"

Heinley no quiso explicar esta parte. Había dos razones por las que fingía ser un
mujeriego: una era cegar los ojos de las personas mientras se preparaba para la guerra, y
la otra era parecer relativamente menos calificado en comparación con su hermano. Sin
embargo, no valía la pena contarle ninguna de las dos razones a Koshar. Los preparativos
de guerra eran confidenciales, y sería deshonroso decir que era menos calificado que su
hermano.

Cuando Heinley permaneció en silencio, Koshar cambió de tema.

"Entiendo que prometiste casarte con Navier. ¿Qué hay del proceso? ¿Qué decidiste
hacer? ¿Estás seguro de que se va a divorciar?"

"Ese es el problema."

Heinley suspiro.

"Oh, escucha mientras comes, hermano."


Koshar quería decirle que dejara de llamarlo 'hermano', pero se mordió la lengua y
levantó el tenedor.

"Bien."

"Originalmente, la Emperatriz Navier y yo nos comunicábamos por medio de un pájaro


mensajero."

"¿Pájaro mensajero?"

"Sí. Esta vez también, decidimos comunicar los detalles más delicados a través de los
pájaros mensajeros."

La cara de Heinley se oscureció.

"Pero mientras te bañabas, recibí malas noticias."


"¿Qué noticias?"

"Creo que el Emperador Sovieshu descubrió que la Emperatriz y yo estábamos en


comunicación."

"¡Ah!"

"Ya no podemos comunicarnos directamente... y estoy preocupado. Necesito encontrar


otra manera."

"¿Tienes un plan en mente?"

"Tengo un amigo en la capital, así que consideré enviar un pájaro a través de él."

Heinley sacudió la cabeza.

"Pero no creo que funcione. El Emperador Sovieshu probablemente estará atento a


cualquier pájaro sospechoso de ahora en adelante."

La expresión de Heinley era grave. Koshar dejó su tenedor y estudió al joven rey
detenidamente. No sabía mucho sobre Heinley. Esta era la primera vez que lo conocía en
persona, y en los círculos sociales se rumoreaba que era un mujeriego, junto con el Duque
Elgy.
Sin embargo, Heinley no actuaba como un hombre frívolo. Incluso hizo que alguien lo
trajera aquí al Reino Occidental. El rey parecía genuinamente preocupado por Navier, e
incluso si no era amor verdadero...

'Sería mejor que divorciarse y no hacer nada.'


Koshar sabía que ser emperatriz no era simplemente ocupar un asiento. Había visto
cómo Navier pasaba de ser una niña que veía a otros niños jugar a través de la ventana, a
una cuya tenacidad y pasión solo se centraban en convertirse en emperatriz.

No podía jugar porque tenía que ser la emperatriz.

No podía comer porque tenía que ser la emperatriz.

Tenía que soportar esto porque tenía que ser emperatriz.

Navier repitió estos pensamientos para sí misma, renunciando a su infancia por su


futuro sueño. Koshar solo podía imaginar cuánto dolor experimentaría al ser expulsada
del trono sin haber hecho nada malo.

Fue por eso que Koshar decidió unir sus manos con el excéntrico Rey Heinley.

"Tengo una manera."


"¿Cuál?"
"Mi amigo, el Marqués Farang, vive justo a las afueras de la capital. Puede recibir las
cartas."

"¡Ah! ¡Puedo enviar cartas a ese lugar!"

"No mirará el contenido. Puedes enviar mensajes a Navier a través de él."

La cara de Heinley se iluminó.

***

"Aunque la historia de 'esa mujer' fue publicada en los periódicos, no hay nadie haciendo
un escándalo."

"Todos hablan como si fuera un personaje de cuento de hadas."


No había buenas noticias entre los chismes contados por las damas de compañía.

A Rashta le encantaría esto. Cuando la gente escuchó que la concubina plebeya había
encontrado a sus padres perdidos, la llamaron "un cuento de hadas viviente". Si Rashta
ascendiera a la posición de emperatriz, habría una fijación pública aún mayor. La gente
común seguramente se regocijaría.

El solo hecho de pensarlo me dolía, así que centré mis pensamientos en encontrar una
forma de comunicarme con Heinley. El mejor plan que tenía era pedir prestado el pájaro
mensajero del Marqués Farang, pero eso también tenía sus problemas. El pájaro podría ir
directamente a Heinley, pero no sabía cómo el pájaro de Heinley podría venir
directamente a mi habitación.

Hablando del diablo— mientras deliberaba sobre mis opciones, el hombre en el que
había estado pensando vino a verme.

"¿Qué sucede?"

Cuando las damas de compañía se fueron, el Marqués Farang sonrió y me extendió una
carta.
"Tengo algo que entregarle."
Para mi sorpresa, era una carta de Heinley.

"¿Cómo hiciste—?"
"Me lo pidió Koshar."
"¡Hermano!"

"¿Qué es? Me pidió que no la leyera y que te la entregara rápidamente."

Sacudí la cabeza maravillada y acepté el sobre. Rompí el sello de cera y rápidamente


saqué la carta.

– Me gustaría saber más de ti. Deberíamos hacer planes juntos. ¿Tienes tiempo o
necesitas actuar rápidamente?

– Conocí a tu hermano. Se parece mucho a ti. Te extraño.

– ¿Qué color te gusta? ¿Qué tipo de habitación desearías? Házmelo saber y


amueblaré tu habitación con antelación.
Cuando vi que era Heinley, mis preocupaciones se desvanecieron. Me reí suavemente.
Tenía la capacidad de hacerme sentir a gusto, incluso cuando estaba lidiando con estas
cosas...

"No sé qué dice la carta, pero parece ser algo bueno."


"Ah. Marqués Farang."

Olvidé que todavía estaba aquí. Cuando me di cuenta tardíamente de su presencia, me


sonrió juguetonamente.

"Entonces es una buena carta. Deberías responder. El pájaro mensajero todavía está en
mi casa, así que lo enviaré de regreso."

"... ¿Por casualidad es un pájaro azul?"

"Sí. Lo dejé en un comedero, así que debería estar comiendo ahora mismo."
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 154
Capítulo 154. Están Mintiendo (1)

Asentí, pero luego hice una pausa. ¿Comedero...? Recordé cómo Reina se rebeló al ver los
insectos. Me preocupaba que ocurriera lo mismo con el subordinado de Reina.

"¿Su Majestad? No se ve bien."

El Marqués Farang me miró angustiado.

"¿Está usted bien?"


Rápidamente sacudí los pensamientos de Reina de mi cabeza. Si. Eso no era importante
ahora. Si McKenna era el pájaro azul, entonces...

"¿Está herido el pájaro azul?"

El Marqués Farang agitó la cabeza.


"No miré de cerca. Pero uno no usaría un pájaro herido como mensajero, ¿verdad?"

Supongo que el pájaro no actuó de forma tan extraña como para merecer examinarlo de
cerca. Un pájaro que se tambalea o cojea naturalmente destacaría.
¿Era McKenna el mismo pájaro que entraba y salía de mis aposentos? No podría estar
segura.

"Le deben gustar los pájaros."


"No, pero... Marqués Farang."

"Sí, Su Majestad."
"¿Puedes verificar si el pájaro está herido? ¿Si tiene una herida de flecha?"

"Eso no será difícil."

El Marqués Farang se rió entre dientes.

"Le gustan los pájaros."


"Tengo otra petición extraña..."

El Marqués Farang levantó las cejas como diciendo "¿Qué más quieres pedir?" Sabía que
mis siguientes palabras sonarían locas, pero continué.

"Si el pájaro azul no ha comido nada, ¿le importaría sacarlo del comedero?"

"¿Qué?"

El Marqués Farang me miró con total perplejidad.


"¿Conoces a ese pájaro?"

"... Eso creo."


"A los pájaros les gustan los comederos."

"Por favor."

"Hmm. Es extraño, pero lo haré."

El Marqués Farang asintió. Aliviada, fui a mi escritorio, tomé algo de papel para escribir y
sumergí mi pluma en el tintero. Debería responder a la carta de Heinley.

"..."

Giré mi pluma en mi mano, pero no se me ocurrió nada. ¿Qué debería decirle? Miré hacia
atrás y el Marqués Farang levantó las manos con una sonrisa.
"No se preocupe, no voy a mirar."
Avergonzada, volví a mirar el papel. Escribiría algo corto como de costumbre. La carta no
podía ser demasiado larga de todos modos, ya que un pájaro tenía que llevarla. Había
tanto que quería decir, e hice todo lo posible para resumirlo.

– El Emperador quiere dejarme para casarse con su concubina. Lo escuché


prometiéndole que se divorciaría de mí. Cuanto más rápido sea el proceso, mejor.

– Me sorprende que hayas conocido a mi hermano. Quiero verte también.

– Me gusta el oro.

Esto me pareció bien. Doblé la carta y se la di al Marqués Farang. Estaba sentado


tranquilamente en un sofá tomando una taza de café, pero se levantó y aceptó
rápidamente la carta.

"Escuché que Koshar podría quedarse en el Reino Occidental durante un tiempo."

"Ya veo..."

"Al Rey Heinley le gusta vivir libremente y sin pedir disculpas, por lo que Koshar puede
llevarse bien con él más que con el Emperador Sovieshu."

"Eso espero."
"No te preocupes demasiado."

El Marqués Farang me ofreció sus palabras reconfortantes y dejó su taza de café.

"Debo irme ahora."


"¿Ya?"

"Si quieres una respuesta temprana."

El Marqués Farang sonrió, agitando la carta en su mano mientras se iba. Cuando se fue,
me senté junto a la ventana, sintiéndome un poco mejor. Era bueno estar en contacto con
Heinley nuevamente. El pájaro azul también parecía estar a salvo...

Los pensamientos que me atormentaban en el carruaje volvieron. ¿Qué haré cuando


llegue al Reino Occidental? Mi primer período como emperatriz había sido difícil. ¿Sería
mejor la segunda vez?

Tenía confianza en mi trabajo y en mi larga carrera; eran las relaciones personales las
que habían sido problemáticas. También era la emperatriz de otro país, y estaría en el
centro de las conversaciones curiosas. Era difícil determinar si eso conduciría a la
exclusión política, o a la apertura hacia una mejor dirección.

"..."

¿Me estaba adelantando demasiado? Mi cara se puso roja mientras miraba al cielo
distante, pero afortunadamente fui interrumpida cuando escuché a la Condesa Eliza
llamarme desde el salón.

"¡Su Majestad!"

Rápidamente abrí la puerta y salí. Sin embargo, a juzgar por la expresión en el rostro de
la Condesa Eliza, la noticia no parecía ser buena.

"¿Qué está pasando?"


Sentí que mi corazón daba un vuelco. La Condesa Eliza presionó su mano cerrada contra
su pecho, y habló en un tono de asombro.

"¡Dicen que es mentira que los padres falsos de 'esa mujer' fueron comprados por el
Barón Lant!"

"¿Qué quieres decir con eso?"

"¡Fue Lord Koshar quien les ordenó actuar como padres falsos!"

"Imposible."

Casi me ahogo. Si mi hermano los hubiera sobornado, entonces el Barón Lant no podría
haberlo hecho. Laura, que estaba tejiendo en el salón, gritó indignada, "¡Tonterías!"

"Tráeme mi capa, Lady Laura."


Ella rápidamente fue a mi dormitorio para buscarla. Me puse la capa alrededor de los
hombros y salí de mi habitación.

'Necesito conocer a la pareja en persona.'


La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 155
Capítulo 155. Están Mintiendo (2)

Rashta estaba sentada con un cuaderno blanco en un escritorio blanco. La pluma en su


mano también era blanca, y mientras se sumergía en la concentración, su cabello
plateado puro fluía hacia un lado. Su vestido también era blanco, haciéndola parecer la
imagen perfecta de un ángel.
Sin embargo, la expresión de Sovieshu estaba lejos de la admiración cuando miró al ángel
Rashta. Parecía insatisfecho mientras observaba su cuaderno. Rashta apretó sus manos y lo
miró con nerviosismo, cuando sus ojos se encontraron, le mostró su expresión más triste,
parecida a la de un ciervo. Sin embargo, la cara de Sovieshu se mantuvo sin cambios.
"Sigue escribiendo."
Las lágrimas comenzaron a formarse en los ojos de Rashta.
"Su Majestad..."
Sovieshu frunció el ceño.
"Rashta, ni siquiera has llenado un tercio. Sigue adelante."
Sonaba inusualmente severo. Rashta finalmente dejó la pluma y lo miró sollozando.
"No lo sé. Todavía no lo he memorizado todo. Hay demasiado, Su Majestad."
"Rashta. Esto es simplemente lo básico. Debes memorizar los nombres de los funcionarios
del país, su jefe de familia, su título, sus parientes, sus características, la cantidad de
personas en el departamento y las tareas que pertenecen al estado."
"Lo sé, lo sé..."
Rashta estaba llorando. Ella no sabía cómo podría memorizar todo esto...
"Solo he tenido el libro durante cuatro días, Su Majestad."
El libro era tan grueso como la mitad de la palma de una mano, su tutora se lo había dado y
le había ordenado que lo memorizara. Podía leer y escribir hasta cierto punto, pero
todavía no era competente, y aun así se esperaba que memorizara un libro entero de
información completamente aburrida. Su tutora ni siquiera le dio tiempo suficiente para
trabajar en ello— el plazo era de una semana.
Rashta sintió que estaba llegando a su punto de ruptura. Sovieshu vino a ver cómo le iba, él
esperaba que hubiera memorizado todo el libro al cuarto día. ¿No sería mejor si le hiciera
algunas preguntas y se las respondiera? Sovieshu ni siquiera hizo eso. Simplemente le pidió
que abriera un cuaderno vacío y escribiera todo lo que ha memorizado.
"Ya han pasado cuatro días, ¿no?"
Lo más loco fueron las expectativas de Sovieshu.
"Cuatro días, ¿no?"
"..."
"Rashta, esto toma tal vez uno o dos días para memorizarlo."
"¿Es eso posible?"
"Lo memoricé en un día."
"¡Tú eres tú, Su Majestad! ¡Nadie más puede hacerlo!"
"La Emperatriz también lo memorizó en un día."
Rashta se mordió el labio. Sovieshu no estaba tratando de burlarse de ella, pero estaba aún
más avergonzada y apenada por las implicaciones de su inferioridad.
"Incluso ahora estoy aprendiendo rápido, Su Majestad."
"Rashta. Eso puede estar bien en circunstancias normales, pero no ahora. ¿Entiendes?"
"Lo entiendo..."
"No tienes que hacer el plan de estudios avanzado. Solo lo básico."
"..."
"Memoriza un libro cada día. Entonces cuando te conviertas en emperatriz, podrás hacer el
trabajo simple."
"¿Un libro al día?"
"Es posible si estudias todo el día."
Los ojos de Rashta se llenaron de frustración, y finalmente estalló en lágrimas. Sovieshu
pareció desconcertado.
"¡Acabo de aprender a escribir, Su Majestad! ¡Soy diferente de la Emperatriz, ella ha estado
estudiando desde que era una niña!"
Sovieshu dejó escapar un suspiro de cansancio. Si Rashta solo se quedara como concubina,
no tendría que forzarla a aprender estas cosas. Sin embargo, tenía que desempeñar el papel
de emperatriz durante un año. No esperaba que lo hiciera bien, pero tenía que hacer lo
básico como mínimo.
"Volveré a revisar mañana, así que no llores."
Los sollozos de Rashta se hicieron más fuertes ante la mención de mañana, y la sirvienta
Delise rápidamente le extendió su pañuelo. Sovieshu lo tomó y secó las lágrimas de Rashta.
Cuando Rashta dejó de llorar, dejó el pañuelo y elogió a Delise.
"Tu sirvienta es considerada."
Rashta soltó un suave hipo mientras miraba hacia Delise, sorprendida por los elogios de
Sovieshu hacia ella. La sirvienta se sonrojó y negó con la cabeza. Cuando Rashta la vio, sus
sollozos se disiparon rápidamente y se preocupó.
'Ella era así antes. ¿Por qué sigue poniéndose roja cuando ve a mi hombre?'
En ese momento, un sirviente se acercó a Sovieshu.
"Su Majestad, la Emperatriz ha ido a la torre occidental."
Sovieshu había estado mirando el cuaderno parcialmente lleno, pero pronto frunció el ceño
cuando escuchó la mención de la torre occidental. Ahí es donde los padres falsos
comprados por el Barón Lant se encontraban detenidos. La Emperatriz debe haberse
enterado de que fue supuestamente Koshar quien sobornó a la pareja. Si ella hablara con
ellos durante un período de tiempo significativo, podría descubrir que él estaba detrás de
eso.

Sovieshu abandonó urgentemente la habitación y dejó el libro.


***
Cuando llegué a la torre occidental, los guardias somnolientos en el pasillo de repente se
despertaron y saltaron de sus sillas de madera. Se miraron entre ellos y a mí con vergüenza.
"Pueden seguir durmiendo."
"No, mis disculpas."
¿Dónde está la pareja que trajo el Barón Lant?
"Están allá, Su Majestad."
El guardia señaló el extremo más alejado del pasillo. Caminé hacia la puerta, y luego abrí la
ventana de observación. La pareja había escuchado mis pasos, y ya estaban mirando a
través de los barrotes. Cuando me vieron, se miraron el uno al otro. ¿Esperaban a alguien
más?
Verlos me enfureció. Puede que se hayan encontrado en problemas ya que Rashta dijo que
la otra pareja era real, pero habían arrastrado a mi hermano en esto, que no tenía nada que
ver con este caso.
""Saludos, Su Majestad.""
La pareja me saludó, pero no les devolví la cortesía, sino que fui directamente a
interrogarlos.
"¿Mi hermano les ordenó que fingieran ser padres falsos?"
Ambos palidecieron y bajaron la mirada. Ni siquiera hicieron contacto visual conmigo
cuando dijeron "Sí, sí."
"Él lo hizo."
"Sí, Su Majestad. Su hermano, Lord Koshar, nos amenazó."
"No teníamos elección."

Reprimí mi creciente ira y hablé tan tranquilamente como pude.


"¿Saben cómo se ve mi hermano?"
La esposa respondió rápidamente.
"Sus ojos son verdes."
Dije "No," y luego se miraron consternados.
"Pero estoy segura..."
"Tiene los ojos azul oscuro. Ni siquiera saben el color de los ojos de mi hermano, ¿verdad?
¿Realmente lo conocieron?"
Se miraron incrédulos el uno al otro, pero solo por un momento. El esposo no tardó en
corregir.

"Pensándolo bien, eran azules. Estábamos confundidos porque lo vimos en la oscuridad."


"… ¿Color de cabello?"
"Rubio."
"Es negro."
Bajé la voz y los miré fijamente.
"¿Estaba tan oscuro que lo vieron mal?"
Esta vez, la esposa habló apresuradamente.
"Creo que era negro. ¡No pudimos verlo bien porque llevaba un sombrero!"
Verlos hablar fue un ejercicio completamente absurdo. Mi hermano tenía ojos verdes y
cabello rubio oscuro como yo. ¿Pero esto? ¿Ojos azules y cabello negro? No conocían a mi
hermano. Si lo hubieran visto con sus propios ojos, no se habrían dejado influenciar
fácilmente por mis sugerencias.

En lugar de corregirlos, me giré hacia Sovieshu que estaba a mi lado. Me había visto
cuestionarlos sin decir una palabra. Nuestros ojos se encontraron, pero a diferencia de la
pareja, éramos buenos manejando nuestras expresiones faciales. Me miró con una cara
suave mientras yo le hablaba.
"¿Escuchó eso, Su Majestad? Nunca han visto a mi hermano."
"Los estás presionando, así que están diciendo tonterías."
"¿Presionándolos?"
"Sí. Te paraste ahí y les dijiste el color de cabello equivocado para confundirlos."

Miré hacia el esposo y la esposa. La pareja, que inicialmente no se había dado cuenta de la
presencia de Sovieshu debido a la estrecha ventana, pareció asustarse de repente cuando
escucharon su voz.
"Mi hermano es pelirrojo y tiene los ojos rojos, ¿entonces mintieron porque me tenían
miedo?"

El hombre y la mujer volvieron a gritar de repente, mirando a Sovieshu.


"Sí, Su Majestad."
"Teníamos miedo y mentimos. ¡Lord Koshar es pelirrojo y tiene los ojos rojos!"

'Ya ves. ¿Conocieron a mi hermano?'


Levanté los ojos hacia Sovieshu, cuyo rostro estaba tan rígido como una estatua de piedra.
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 156
Capítulo 156. Una Historia Secreta (1)

Pensé que Sovieshu no caería en las mentiras ridículamente obvias de esa pareja. Sin
embargo, en lugar de aceptar mi punto, Sovieshu lo rechazó de plano.

"Si la Emperatriz insiste en llamar a la soja judía roja, entonces la mayoría de la gente la
llamará judía roja."

En el momento en que vi su expresión determinada, pude ver sus intenciones. Si las


palabras de la pareja eran ciertas o no, no era importante para él. Sin embargo, tenía la
intención de divorciarse de mí y usaría cualquier excusa para hacerlo.

El hecho de que el hermano de la Emperatriz fuera desterrado después de intentar dañar


al bebé del Emperador, pero, ¿nuevamente insistió en su intento de atacar al bebé? Eso
era suficiente motivo para reclamar el divorcio. Se trataba de una lucha de justificación.
No importaba si la gente lo creía o no; en las décadas venideras, se registraría como
cierto. Debió haber escuchado el falso testimonio antes que yo. Pero, ¿qué hizo entonces?

"¡!"

En lugar de seguir discutiendo con Sovieshu, salí de la torre occidental y regresé a mis
aposentos.

"Su Majestad, ¿se reunió con la pareja?"


"¿Que dijeron?"

"¿Se atrevieron a mentir cuando la vieron, Su Majestad?"


Las damas de compañía se juntaron a mi alrededor preocupadas, pero ahora no podía
darme el lujo de tranquilizarlas. En cambio, llamé a Sir Artina, luego le di órdenes a él y a
las damas de compañía.

"Por favor, confirmen la ubicación de todos los secretarios del Emperador."


Todos parecían desconcertados, pero se inclinaron y se marcharon para llevar a cabo mi
petición. Me senté en el salón y esperé ansiosamente a que todos regresaran.

Después de aproximadamente media hora, todos comenzaron a regresar con sus


reportes. Un secretario estaba en la sala de audiencias, otro estaba con Sovieshu, algunos
otros estaban en sus oficinas...

Solo había una persona ausente.

"El Marqués Karl no está en el palacio."

"¿Dónde está?"
"No lo sé. Había dicho que estaría fuera del palacio por unos días, pero no dijo por qué,
solo que se lo ordenaron."

Era él. Al escuchar las palabras de Sir Artina, la imagen pronto se hizo clara. Para que el
Emperador se divorcie, primero debe presentar una solicitud ante el Sumo Sacerdote. Era
evidente que el Marqués Karl fue a ver al Sumo Sacerdote con una solicitud por orden de
Sovieshu.

Me mordí los labios. Era como si hubiera una rata royendo mi corazón. ¿Cómo era el
proceso de divorcio? Después de que Sovieshu solicitara el divorcio...

El Sumo Sacerdote vendría y hablaría en persona con Sovieshu.

Después de eso, la corte se reuniría y me harían una pregunta. ¿Aceptaría el divorcio de


Sovieshu? Si mi respuesta fuera 'sí', entonces estaríamos divorciados. Si dijera 'no',
entonces nos someteríamos a un proceso largo y prolongado. Por supuesto, la victoria
siempre era para el emperador.

Y entonces...
'¡Ah!'

"Su Majestad, ¿se encuentra bien?"


"Su Majestad, ¿qué pasa?"
La frustración y la ansiedad deben haberse reflejado en mi rostro, y las damas de
compañía me llamaron preocupadas.

Luego de inventar una excusa, fui sola a mi dormitorio y tomé una hoja de papel. Me
senté en mi escritorio y comencé a escribirle una carta a Heinley. La carta era larga, pero
el contenido era simple.

Con el divorcio inminente, quería volver a casarme lo antes posible. Solía pensar que
casarme con Heinley lo resolvería todo, sin embargo, me sorprendió un terrible
pensamiento repentino. Ninguna emperatriz o reina en la historia se volvió a casar
después del divorcio. Si un miembro de una familia real se volviera a casar con un noble,
la relación se complicaría en muchos sentidos. Sovieshu también puede intentar detener
mi nuevo matrimonio. Si quería que las cosas salieran bien, entonces, cuando viniera el
Sumo Sacerdote, debería obtener un claro consentimiento para volver a casarme.

Cuando terminé de escribir mi carta, la puse en un sobre y la sellé con cera. Regresé al
salón antes de que el sello se secara. Las damas de compañía y Sir Artina estaban todavía
presentes. Parecían ansiosos.

"Sir Artina."

"Sí, Su Majestad."
"Entrégale esto al Marqués Farang y dile que lo envíe por un pájaro mensajero."

Le extendí la carta a Sir Artina. No agregué ninguna otra explicación. El Marqués Farang
sabría qué hacer.

"Sí, Su Majestad."
Sir Artina tomó la carta con ambas manos y se fue rápidamente.

"Su Majestad, ¿qué demonios está pasando?"


Las damas de compañía estaban más preocupadas después de que Sir Artina se fue, pero
no podía decirles nada. Cuanto menos supieran, mejor. Ya hubo una fuga con respecto a
mi vestido. Esto era más importante que un vestido, así que mis acciones debían llevarse
a cabo con el mayor cuidado posible.
"Lo siento. Después de que todo se haya arreglado... se los haré saber."
Después de eso, me quedé en mi habitación y esperé ansiosamente el regreso de Sir
Artina. La casa del Marqués Farang estaba a las afueras de la capital.

'No le tomará mucho tiempo llegar a caballo.'


Revisé mi reloj varias veces, esperando el momento en que Sir Artina regresara y dijera,
'Le entregué la carta al Marqués Farang.'

Finalmente, llegó Sir Artina, y rápidamente me puse de pie.

"¿Le dijiste?"

Pero la respuesta de Sir Artina fue devastadora.

"No pude cumplir con la entrega."


"¡!"

"El Marqués Farang no estaba en su residencia, Su Majestad."

"¿A dónde se fue?"


"Me enteré por su mayordomo que el marqués había empacado sus cosas y se fue,
diciendo que iba a ver a un amigo. Pero no dijo a dónde iba."

'¡Se fue al Reino Occidental! ¡A ver a mi hermano!'

"Se fue al Reino Occidental."


"¿El Reino Occidental?"

"Vino a verme hace unas horas, así que no debería estar muy lejos. Encuéntralo y entrega
la carta. Debes hacerlo."

Sir Artina parecía sorprendido, pero asintió con una expresión determinada y se marchó.

Me desplomé en la cama, completamente exhausta. No todo dependía de lo rápido que


Sir Artina pudiera alcanzar al Marqués Farang. La carta debía ser entregada a Heinley
antes de que llegara el Sumo Sacerdote...

¿Era posible?
***
Durante unos días a partir de entonces, me encontré en un estado de aturdimiento. Sin
embargo, estaba más ocupada que nunca, pero no porque mi agenda estuviera muy llena;
el año pasado por estas fechas no hubo ningún evento y era relativamente relajado.
Estaba ocupada porque tenía muchas cosas que terminar antes de divorciarme.

Rashta sería la próxima emperatriz. Ella tendría que celebrar una audiencia cada día más
o menos, y establecer un presupuesto para el Palacio Imperial... la idea de eso me ponía
nerviosa, pero con la ayuda del Barón Lant, podría imitarme a partir de los precedentes.
Sovieshu también le proporcionaría funcionarios estatales para ayudarla.

El problema era con mis orfanatos, hogares de ancianos, instalaciones de apoyo para
padres solteros, hospitales gratuitos y servicios de comidas. Si los hubiera gestionado
bajo mi nombre o el de mi familia, podría seguir haciéndolo después del divorcio. Sin
embargo, los gestione bajo el nombre de la Familia Imperial. Si bien la mayor parte del
dinero provenía de mí, no podía dirigir una institución imperial a menos que fuera la
emperatriz. Rashta tendría que supervisarlos. No sabía si ella usaría su dinero para
financiarlos, y como no podía acudir a ella y pedirle la autoridad para hacerlo, tenía que
planificar el presupuesto y los arreglos administrativos con varios años de anticipación.

'En unos años, Rashta se adaptará al puesto de emperatriz.'


Los plebeyos vitoreaban a Rashta. Ella era la heroína que amaban y admiraban. Al ser
tan amada, y luego de unos años para adaptarse a la posición, ella podría encargarse de
mi trabajo.
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 157
Capítulo 157. Una Historia Secreta (2)

Esperé a Sir Artina durante días, pero fue el Duque Elgy quien inesperadamente vino a
visitarme.

"Hmm. Definitivamente se nota cuando estás incómoda."


Me preguntaba por qué este hombre vino a verme, pero el Duque Elgy simplemente
sonrió, colgó su abrigo en el respaldo de un sillón y se sentó. Si bien no tenía nada que
decirle, yo seguía siendo la emperatriz, y él todavía era un invitado en mi país. También lo
había visitado sin previo aviso, por lo que también le sonreí.

"¿Qué lo trae por aquí?"


El Duque Elgy evadió la pregunta, en cambio miró mi escritorio y chasqueó la lengua.

"¿Cuál es la razón por la que tienes tantos documentos?"

"Es solo trabajo."

"¿Trabajas sola? ¿Qué hay de un ayudante?"

Un ayudante sospecharía si viera que estaba planificando con varios años de


anticipación, por lo que me vi obligada a trabajar sola. Cuando le pregunté de nuevo al
Duque Elgy para qué había venido, mantuvo la boca cerrada y me miró fijamente.

"¿Duque? ¿Por qué te ves así?"

Miró hacia el techo por un momento y luego rápidamente sacudió la cabeza.

"Me vas a matar por la culpa."

"¿Culpa?"

¿De qué estaba hablando? Lo miré con curiosidad, pero él solo apoyó su cabeza sobre su
mano y me miró. No sé cuánto tiempo lo hizo, pero finalmente se levantó y salió de la
habitación.

'¿Qué le pasa?'
Su comportamiento esotérico me desconcertó, pero no tenía tiempo para ir tras él y
preguntarle qué quería decir.
Incluso antes del regreso de Sir Artina, antes del divorcio, antes de la llegada del Sumo
Sacerdote, había tantas tareas que hacer que no tenía suficiente tiempo incluso
permaneciendo despierta toda la noche. Le pedí a la Condesa Eliza que me trajera un
bocadillo, y luego volví a mi escritorio. Todo lo que quería ahora era que Sir Artina llegara
antes que el Sumo Sacerdote.

Sin embargo, al día siguiente llegó el Sumo Sacerdote. El palacio murmuró con asombro.
Solo venía cuando algo realmente importante estaba sucediendo, llegando incluso a
declinar una invitación al Baile de Año Nuevo.

Aún no había noticias de Sir Artina.


Tan pronto como el Sumo Sacerdote llegó al Palacio Imperial, fue directamente a ver a
Sovieshu. Cuando escuché que estaban hablando en privado, mis piernas amenazaron
con doblarse hasta caer.

No, estaría bien. Sovieshu puede interferir con la solicitud de un nuevo matrimonio, pero
habría una manera. Heinley no cambió de opinión sobre la propuesta. Cuando se aprueba
un divorcio, no hay que pedir un segundo matrimonio...

***
El Sumo Sacerdote recordó lo jóvenes que eran Sovieshu y Navier el día de su boda.
Cuanto más alto en la sucesión, y cuanto mayor el estatus, más común era casarse a una
edad más temprana.

El sacerdote no pudo evitar recordar cómo se veía la pareja como jóvenes adultos. Les
había hablado en broma en ese momento, llamándolos un par de polluelos. El joven novio
y la novia gritaron en respuesta, "Él es el polluelo, yo soy el águila" y "Ella es el polluelo,
yo soy el águila."

Fue un momento encantador. Se tomaron de la mano y sonrieron cuando se miraron,


permaneciendo unidos durante toda la recepción. Debido a que la joven Navier había
pasado horas pisándole los talones, Sovieshu llevó a su novia sobre su espalda, haciendo
que la gente se riera. El Sumo Sacerdote estaba seguro de que el futuro de la pareja
estaría lleno de felicidad.

Pero el divorcio. ¡Divorcio!

Tan pronto como entró en el palacio, se reunió inmediatamente con Sovieshu. Cuando la
puerta se cerró y solo los dos estaban en la habitación, el Sumo Sacerdote miró al
Emperador con asombro.

"Emperador Sovieshu. ¿Qué significa esto? ¿Divorcio?"

El joven novio, que había tomado la mano de su novia durante los votos matrimoniales,
se había convertido en un hombre adulto maduro. Su cuerpo era firme y masculino,
estaba sentado con sus largas piernas cruzadas. Debajo de su cabello bien peinado había
un rostro tan perfecto que parecía una estatua viviente de un templo. Sin embargo, bajo
la fría y digna presencia de este hombre, se encontraba un joven novio que había amado a
su novia.

"Dime que me equivoco."


El Sumo Sacerdote habló desde el corazón, sentado en la silla frente al Emperador. Sin
embargo, Sovieshu demolió sus expectativas.

"Es verdad. Tengo la intención de divorciarme de la Emperatriz."

"¡Emperador Sovieshu!"

"¿Has leído los papeles de divorcio?"

"¡Sí, pero la Emperatriz no tiene la culpa!"

"Ella no lo causó, pero sí es el origen del problema."

"La Emperatriz—"
"No puedo controlar a Koshar."

"¿Qué hay de la infertilidad? ¿Qué historia es esa?"


La expresión de Sovieshu se volvió grave, y el Sumo Sacerdote habló con más firmeza.

"Si dices que la Emperatriz es estéril, debe haber una razón clara para creer eso."
"... Lo que te voy a decir no puede salir de estas paredes."
El Sumo Sacerdote pensó que la infertilidad era simplemente una excusa. Si bien la
Emperatriz no había tenido hijos después de todos estos años, no existía ningún otro
motivo convincente para sospechar que era estéril.

Sovieshu parecía tener ideas diferentes, y el Sumo Sacerdote comenzó a inquietarse.


Sovieshu hizo una pausa por un largo tiempo, antes de finalmente hablar.

"Sucedió cuando aún era el Príncipe Heredero..."

***
La dieta de la princesa estaba siendo restringida antes de un gran evento.

"¿No estaría su vientre cubierto por una falda? De todos modos, ¿qué importa si está un
poco gordita?"
Sovieshu se quejó con el funcionario a cargo del evento, pero este no le hizo caso. El
príncipe heredero y la princesa heredera serían presentados al público, y la gente
acudiría en masa para ver a la joven pareja. Tenían que verse tan perfectos como fuera
posible.
"Tú tampoco debes descuidarte."
Incluso Sovieshu tenía menos comida de lo habitual, a pesar de las cuatro horas diarias
de rigurosa práctica de espada, entrenamiento con los caballeros y equitación. El
funcionario a cargo no estaba dispuesto a renunciar a la hermosa apariencia de la pareja
prometida.

'Navier se fortalece comiendo.'


Al final, Sovieshu decidió rogar por la ayuda de su madre, y fue a los aposentos de la
Emperatriz.

Su madre no estaba. Sin embargo, había una caja en la mesa que contenía galletas de
aspecto apetitoso. Estaban medio envueltas con papel brillante y cintas de seda— ¿Quizá
era un regalo? La sirvienta lo debe haber empaquetado, antes de salir para traerle un
poco de té a Sovieshu. Por supuesto, sabía lo suficiente como para no tocar un regalo,
pero...

Miró a su alrededor. La sirvienta no había regresado todavía. Rápidamente tomó la caja


de galletas y se fue.

"¿Su Alteza?"

La sirvienta regresó con la tetera y lo llamó, pero Sovieshu huyó sin responder. Fue
directamente a ver a Navier, que estaba leyendo un grueso libro en su habitación.

"¡Navier!"

Tan pronto como él entró, ella sonrió brillantemente y corrió hacia él.

"¡Su Alteza!"

Cerró la puerta con llave, llevó a Navier a una esquina de la habitación y abrió la caja de
galletas que había robado.

"¿Qué es esto?"

"Come."

"¿Está permitido? Bueno, está bien."


Navier llegó a una conclusión por sí misma, luego agarró una galleta de inmediato. La
mordió, y una sonrisa pronto se extendió por su rostro.
"Tú también come un poco."

"Come. Yo estoy bien."

"Sé que también tienes hambre. Escuché que no puedes comer bocadillos."

"..."

"Si me como todo esto sola, notarán que no estoy ayunando y me atraparán enseguida."

Navier tomó una galleta y se la acercó a la boca de Sovieshu.


Los dos niños compartieron encantados las galletas entre ellos.
Sin embargo, unas horas más tarde, Sovieshu se encontró en un enorme problema. La
emperatriz estaba inusualmente enojada

"¡Las galletas eran para la Condesa Sophia!"


La Condesa Sophia era la concubina favorita de su padre. Sovieshu se volvió sombrío.

"Puedes hacerlas de nuevo. No, pero ¿por qué le das dulces?"


La emperatriz hizo un ruido impaciente, pero habló con sinceridad.

"Las galletas estaban mezcladas con una droga. Su efecto principal es provocar un aborto
espontáneo, pero la infertilidad también es un efecto secundario."

Los ojos de Sovieshu se abrieron de par en par con asombro.


"Contéstame, príncipe. Las galletas... ¿te las comiste?"

La emperatriz lo miró con ojos ansiosos. Cuando Sovieshu hizo un pequeño


asentimiento, casi imperceptible, la Emperatriz suspiró.
"Escuché que fuiste a ver a la princesa. ¿Se las comieron juntos?"
Dijo una mentira.

"Me las comí solo."

Aunque era joven, sabía que tenía que mantener esto en secreto. Se estremeció
interiormente y luego volvió a mentir.

"Le pedí que se las comiera conmigo, pero no quiso."


La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 158
Capítulo 158. Esperando La Felicidad (1)
Sovieshu le mintió a su madre. Navier se había comido las galletas mezcladas con
drogas.

"Los efectos secundarios no se manifiestan con todos."

Después de que Sovieshu terminó su historia, presionó su mano contra su sien y cerró
los ojos.

"Hasta la edad adulta, pensé que estaría bien, ya que solo sucedió una vez. Mi madre
había usado mucha droga, pero Navier y yo éramos jóvenes y saludables. Nuestra dieta
también había sido reemplazada por ingredientes que neutralizarían los efectos de la
droga."

Pero no tuvieron ningún bebé.


"Cuando me convertí en adulto, me pregunté si la razón por la que no teníamos hijos era
porque la droga afectó a la Emperatriz o a mí, o a ambos."

Sin embargo, después de que Rashta quedó embarazada, estaba seguro de que era la
Emperatriz la que era estéril.
El Sumo Sacerdote escuchó seriamente la historia de Sovieshu. La Emperatriz no había
quedado embarazada, todo debido a una droga que había consumido sin saberlo años
atrás. Bastaba con eso para asumir que era estéril.

Además, el incidente involucró a la anterior emperatriz, la madre de Sovieshu. Ella ya


había estado envuelta en una serie de escándalos, y había hecho sufrir mucho a varias
concubinas. Otro escándalo no podía ser colocado sobre ella, y Sovieshu tuvo que
mantener la boca cerrada para proteger su honor.

El Sumo Sacerdote pensó que era inusual que la antigua emperatriz no hubiera separado
a la joven pareja, a pesar de que su futura nuera podría ser estéril. La emperatriz
promedio probablemente habría reemplazado a la Princesa Heredera como medida de
precaución. Parecía que la anterior emperatriz albergaba cierta debilidad por Navier. El
Sumo Sacerdote estaba convencido de esto.

"No puedo renunciar a mi único hijo. Tengo que protegerlo."


Ante las duras palabras de Sovieshu, el Sumo Sacerdote suspiró.

***
Me quedé mirando las palabras impresas frente a mí, pero no pude encontrarles ningún
sentido. Leí el documento nuevamente. Todo se resolvería pronto; quién sabe cómo
resultarían las cosas. Mi mente no dejaba de preguntarse qué tipo de conversación tenían
el Sumo Sacerdote y Sovieshu.

Tres horas después, cuando recibí la noticia de que el Sumo Sacerdote quería verme,
sentí una extraña sensación de alivio.

'Él vendrá.'

Cerré los ojos y respiré hondo.

"¿Por qué te visita el Sumo Sacerdote?"


La Condesa Eliza me había informado que había llegado, pero su expresión era
intranquila.

"No lo sé... tendré que verlo primero."


La Condesa Eliza asintió y salió de la habitación. Después de un momento, la puerta se
abrió nuevamente y entró el Sumo Sacerdote. Recordé cómo se veía cuando se había
burlado de Sovieshu y de mí mientras hacíamos nuestros votos matrimoniales, pero esta
vez su barba era blanca debido a los años.

Cerró la puerta, pero no se acercó a mí de inmediato. Simplemente me


observó detenidamente. Sus ojos, aunque cálidos, temblaban bajo su rostro arrugado. Le
sonreí incómodamente, y él murmuró, "Lo sabes," luego sus hombros y su pecho cayeron
repentinamente como si finalmente hubiera descubierto cómo respirar. Había estado
preocupado por cómo decirme que Sovieshu quería divorciarse de mí.

"Por favor, venga aquí."


Me levanté de mi escritorio y saqué una silla para él. Avanzó con pasos pesados,
decidiendo las palabras correctas para decir.

"Entonces se llegó a esto."


"Sí."
"Emperatriz Navier. Ustedes dos estaban muy unidos."

"Era solo un castillo de arena."

El Sumo Sacerdote apretó sus labios. Quería objetar y decir que eso no era cierto en
absoluto, y en parte, yo pensaba lo mismo. Todas las sonrisas que Sovieshu y yo
compartimos no estaban hechas de arena.

Pero eso ya estaba en el pasado. Él había encontrado un nuevo amor, y yo solo era un
transeúnte.

El Sumo Sacerdote puso sus manos sobre la mesa y apretó los puños varias veces.
Mientras tanto, la Condesa Eliza trajo café y galletas, mirando la escena con ojos ansiosos.
Ella dejó el refrigerio en la mesa, pero el Sumo Sacerdote no tocó la comida.

"No es demasiado dulce."

Lo invité a comer, pero él negó con la cabeza. No, miró fijamente las galletas y se agarró
el pecho.

'¿Él odia las galletas?'

Su reacción fue más intensa de lo que esperaba. ¿Debo hacer que retiren las galletas?
Mientras pensaba en qué hacer, volvió a hablar, informándome de la razón por la que
Sovieshu solicitó el divorcio.
"El Emperador Sovieshu ha declarado que las razones del divorcio obedecen a que el
hermano de la Emperatriz, Lord Koshar, empujó a la concubina embarazada del
emperador, secuestró y dañó al Vizconde Roteschu para averiguar las debilidades de la
concubina, además de sobornar a los padres falsos para estafarla."

"Eso no tiene sentido."


"... Y debido a que la Emperatriz es estéril, el Emperador Sovieshu debe proteger al bebé
de la concubina."

"Una vez más, eso no tiene sentido."

El Sumo Sacerdote suspiró, pero antes hablé en un tono más firme.

"No puedo aceptar nada de eso."

Incluso sabiendo que Sovieshu se estaba preparando para divorciarse de mí de


antemano, no podía aceptar tales razones insultantes. Tenía que decir que no, aunque eso
no tuviera mucho efecto en el proceso de divorcio.

El Sumo Sacerdote dio otro pesado suspiro, y juntó las manos en un gesto de súplica.
"¿Por qué se han distanciado tanto?"

"Solo hay una razón."

"¿Una?"

"El corazón del Emperador se fue a otra persona. Eso es todo."

El Sumo Sacerdote exhaló, y luego me miró con ojos graves.


"Continuaré con el proceso de divorcio, pero esto no será fácil para ti. ¿Lo entiendes?"

En lugar de responder, sonreí ligeramente.

Luego, el Sumo Sacerdote se fue. Me comí todas las galletas que dejó intactas, y después
me senté de nuevo en mi escritorio. Mi corazón estaba tranquilo a pesar de que el Sumo
Sacerdote había venido aquí para darme malas noticias. No importa lo terrible que fuera
la situación, siempre mantuve la compostura. Afortunadamente, no era difícil
concentrarme en mi trabajo.

Llegó la noche y una sirvienta vino a informarme que Sir Artina había regresado. Dejé
caer mi pluma por la sorpresa. ¿Sir Artina? Era tarde, pero no tenía otra opción.

Salí corriendo al salón y vi a Sir Artina de pie con la cara llena de cansancio. Su cabello,
que normalmente estaba limpio y arreglado, estaba embarrado y enredado.

"Lo siento, Su Majestad."

Le pedí a Sir Artina que se sentara en una silla. Quería preguntarle de inmediato si había
entregado la carta, pero parecía estar en pésimo estado. La dama de compañía preguntó
si queríamos café o té, y Sir Artina, en lugar de hablar, le hizo un gesto afirmativo. Tan
pronto como la dama de compañía se fue, finalmente habló.

"El Marqués Farang se había marchado muy deprisa y me llevó más tiempo del esperado
alcanzarlo. Pero logré entregársela antes de que cruzara la frontera."

"¿Entregar? ¿La carta?"

"Sí."
"Regresé de inmediato, pero si el Marqués Farang seguía viajando a la misma velocidad
de entonces, ya habría cruzado la frontera del Reino Occidental... de hecho, puede que ya
esté en la capital."

Sentí que estaba a punto de estallar. ¡Por fin, por fin, la carta fue entregada!

Sin embargo...
Fue demasiado tarde. Llegó el Sumo Sacerdote y terminó la entrevista. La corte de
divorcio se llevaría a cabo pronto. El Rey Heinley no podría llegar hasta aquí a tiempo.
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 159
Capítulo 159. Esperando La Felicidad (2)

Al mismo tiempo.

El Vizconde Roteschu todavía estaba furioso con Rashta. Cuando solo eran los dos,
Rashta lo despreciaba hasta cierto punto, pero estando con sus padres, se mostraba
descaradamente irrespetuosa. Aunque el Vizconde Roteschu no era uno de los nobles
más poderosos, todavía reinaba como un rey sobre su finca. Se quedó atónito al ser
insultado por su propia antigua esclava.

"Ya veremos. ¿Ella piensa que esto se quedará así?"


Se sonó la nariz con la manta. ¿Cómo podría vengarse de Rashta sin arruinar su valor?
¿Cómo podría quebrantarla y hacerla obediente a él?

Cuando volvió a desplomarse en la cama, vio pasar a su hijo Alan. En sus brazos llevaba
al bebé que se parecía a Rashta. Ahn se rió amorosamente mientras Alan le hacía sonidos
de arrullo.

¡Ese estúpido idiota! El Vizconde Roteschu sacudió la cabeza, lamentando que su hijo
adorara tanto a un niño que no podía tomar oficialmente el apellido. Sin embargo, cuando
el Vizconde Roteschu miró al bebé, un pensamiento le vino a la mente y gritó "¡Ajá!"

El bebé. ¡Su nieto era la debilidad de Rashta! ¿No debería mostrarle el bebé a Rashta al
menos una vez? No importa cuánto la favoreciera el Emperador, eso no significaba que
fuera invulnerable. El Vizconde Roteschu sonrió y llamó a Alan.

"Ven aquí, Alan."

"¿Qué sucede, padre?"


Cuando Alan se acercó, el Vizconde Roteschu extendió las manos como si fuera a cargar
al bebé.

"¿Padre?"

Los ojos de Alan se abrieron de par en par. Parecía extraño que su padre, que una vez se
negó a tocar al bebé, quisiera cargar a Ahn por su propia cuenta. El bebé extendió sus
manos, sonriendo alegremente. El Vizconde Roteschu, sonrió con maldad y dijo, "Sí, soy
tu abuelo."

Sin embargo, el vizconde cambió de opinión menos de media hora después. Un amigo
que a menudo venía a informarle de las noticias de la sociedad lo visitó.

"Vizconde. ¿Se enteró?"

"¿Qué? ¿Algo inusual?"

"¡El Emperador podría divorciarse!"


El Vizconde Roteschu lo miró asombrado.

"¿Qué quieres decir? ¿Divorcio?"

"No lo sé. El Sumo Sacerdote llegó de la nada y conversó tanto con el Emperador como
con la Emperatriz."

"¿?"

"¿Lo dudas? Por supuesto que significa divorcio. ¿No lo entiendes?"

El Vizconde Roteschu no lo entendió. Desde su infancia, vivió una vida lejos de la política
de la capital, y no sabía cómo procedería el divorcio de la Emperatriz. Cuando escuchó a
su amigo, finalmente le trajo claridad. Su amigo bebió tres vasos de agua como si también
estuviera sorprendido por esta noticia.

"Debe ser por la Señorita Rashta. Su Majestad está completamente cautivado por ella.
¡Totalmente loco!"

El Vizconde Roteschu tuvo una reacción muy diferente de la emoción de su amigo. ¿El
divorcio del Emperador fue a causa de Rashta? Decidió que tenía que
observar cuidadosamente la situación. No sabía cómo se desarrollaría todo esto—
¿Rashta se beneficiaría o se vería perjudicada por el divorcio? No había forma de saberlo.
Si las chispas salpicaban a Rashta, entonces él abandonaría la capital inmediatamente. Si
eso la beneficiaba, ¡entonces él se aprovecharía de ello!

Sin embargo, Rivetti, tuvo una reacción muy distinta. Ella había venido a recoger el té de
su padre incapacitado y de su amigo cuando escuchó la noticia. Dejó caer la taza que
sostenía y gritó.

"¡Imposible!"

El amigo se sorprendió por el sonido de los cristales rotos. Los ojos de Rivetti estaban
muy abiertos por la sorpresa. ¿Dije algo malo? Mientras el amigo parpadeaba confundido,
Rivetti se dio la vuelta y salió corriendo.

"¿Rivetti? ¡Rivetti!"

El Vizconde Roteschu sabía que Rivetti veneraba a la emperatriz como un ídolo, se


levantó de la cama y llamó a su hija. Sin embargo, le dolían tanto las piernas que cayó al
suelo con un fuerte golpe.

Rivetti fue a su habitación, se puso la capa y los guantes, luego se marchó. Pronto llegó al
palacio después de instar al conductor de su carruaje a ir rápido, se acercó a un guardia y
solicitó ver a la Emperatriz. Rivetti tomó el té con la Emperatriz, y ella le pidió que la
llamara hermana, así que tal vez eran cercanas...

Cuando la joven noble rompió en llanto, el guardia finalmente llamó a una de las damas
de compañía de la Emperatriz y le contó la historia.
"Rivetti Rimwell está llorando porque desea visitar a Su Majestad."

La dama de compañía conocía el nombre de Rivetti y se lo comunicó a Navier.

***
No esperaba que Rivetti viniera llorando a verme esta noche.
'¿Qué esta pasando?'

Parpadeé perpleja, pero no podía rechazar a una joven que había venido a verme tan
tarde. Cuando salí al salón, ella estaba llorando con una taza de chocolate caliente que las
damas de compañía le habían dado. Ante mi aparición, ella saltó y lloró más fuerte.

"¿Lady Rivetti?"

Al acercarme a ella con sorpresa, vi más claramente el río de lágrimas que corría por su
cara.

"Su Majestad. Su Majestad. ¿Es verdad?"

"¿?"

"¿D-De verdad va a divorciarse?"


Las damas de compañía se pusieron notablemente rígidas después de su pregunta. Pude
ver que la misma pregunta estaba en sus labios después de la visita del Sumo Sacerdote,
pero cerraron sus bocas y fingieron no saber. La franqueza de Rivetti las sorprendió.

"¡Lady Rivetti!"

La Condesa Eliza la regañó rápidamente, pero la curiosidad también era evidente en su


rostro.

Ya había llegado a esto— ¿qué más podía ocultar? Todos sabían sobre el proceso de
divorcio entre un emperador y una emperatriz.

"Está bien, Condesa Eliza."

Le respondí con toda la calma que pude, y le di una sonrisa amable.


"Eso es correcto, Lady Rivetti."

Laura gritó. Las otras damas de compañía también comenzaron a murmurar entre ellas.
Rivetti estalló en lágrimas, y las damas corrieron hacia mí.

"¿Es esto cierto?"

"¿Fue por eso que el Sumo Sacerdote vino a hablar con usted?"
"¿El Emperador le está pidiendo el divorcio, Su Majestad?"
"¡No puede ser!"

"¡No puede aceptarlo!"

Cuanto más hablaban las damas, más rojos se ponían sus rostros. Rivetti se las arregló
para calmarse un poco, y habló con una voz audaz.

"Es por Rashta, ¿verdad?"

"..."

"Su Majestad. ¿Lo que está sucediendo es por culpa de Rashta?"


Las damas se callaron al mismo tiempo. Todas parecían tener el mismo pensamiento, a
pesar de que no dijeron nada.

Reflexioné por un momento sobre qué decir. Rashta tiene una relación con mi esposo, se
acuesta con él, me imita, se burla de mí, y miente sobre mi hermano y mi persona.
Sovieshu se involucró con otra mujer, se acuesta con ella, me humilla, nos convierte en el
hazmerreír y destruye nuestra confianza. Lo que sea que hizo Rashta, él se puso de su
lado, quería hacerla emperatriz, y decidió divorciarse de mí. Si alguien tenía una mayor
responsabilidad por el divorcio, era Sovieshu. Hablando emocionalmente, ambos eran
responsables. Rashta era tan mala como Sovieshu. Pero, ¿cómo podría expresar un
sentimiento tan complicado en unas pocas palabras?

"Ven—Vengaré a Su Majestad."
Cuando no dije nada, Rivetti habló, apretando el puño.

"Definitivamente la vengaré."

"... Esta bien."

Sonreí y le di unas palmaditas en la espalda. ¿Cómo podría vengarse? Uno es el


emperador, y el otro pronto sería emperatriz. Rashta odiaba a Rivetti. Había una mayor
posibilidad de que Rashta se vengara.

"Rivetti. Piensa en ti misma, no en la venganza."


"¡No! Si... si se divorcia, ¡la seguiré, Su Majestad! ¡Puede vivir conmigo! ¡La apoyaré!"

Eso ciertamente no era posible. Es un honor entre los nobles servir a la emperatriz, pero
no a una que fue destituida de su puesto. Además, no podía llevar a Rivetti al Reino
Occidental conmigo.

"Lady Rivetti, eres una persona muy amable y maravillosa."

Después de sonreír y calmarla, me incliné y le susurré al oído.


No te enredes con Rashta.

No te obsesiones con el pasado, y concéntrate en ser feliz en el presente.

Después de pedirle a un caballero que escoltara a Rivetti a su casa, fui a mi habitación y


escribí una carta a mis damas de compañía y a Sir Artina. Si mi nuevo matrimonio tuviera
éxito o no, igualmente tendría que despedirme de ellos. Quería hacerlo de antemano.

Muchas gracias. Gracias por todo. Olviden toda su ira y sean felices.
"..."

Las lágrimas se formaron en mis ojos mientras escribía. Las gotas cayeron sobre el papel,
así que miré hacia el techo.

De repente, hubo un fuerte golpe en la ventana.


'¿Es el pájaro azul?'

Giré la cabeza sorprendida. McKenna sabía lo de las flechas. ¿Estaba aquí otra vez? Corrí
hacia la ventana con asombro, y había un pájaro en el alféizar de la ventana. Pero no era
el pájaro azul.
"¡Reina!"
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 160
Capítulo 160. No Estar Sola Por Mucho Tiempo (1)
Tan pronto como vi al pájaro dorado caído, solté un grito.
"¡No!"

Apresuradamente traje a Reina a mi pecho y luego cerré la ventana. Me molestó que los
arqueros siguieran ahí fuera, pero tenía que atender a Reina primero. Corrí la cortina
para tener privacidad y lo puse en mi cama.

'¿Está muerto? Reina, no estás muerto, ¿verdad?'

Mis manos pasaron por su cuello y su pecho, para mi alivio, descubrí que seguía
respirando. Presioné mi oído contra su corazón, y las lágrimas brotaron de mis ojos
cuando escuché un latido fuerte y constante.

Sentí un ala grande cubrir mi cabeza, el pecho plumoso del pájaro me calentó la mejilla.
Las lágrimas finalmente se derramaron, levanté la cabeza y miré a Reina. Me estaba
mirando con sus grandes e inteligentes ojos. Al mirarlo, mi corazón se sintió más frágil
que de costumbre.

"Reina... no te mueras."
– Gu.

No, no era el momento para que yo fuera así. Me levanté de la cama y traje un botiquín de
primeros auxilios. Dentro de la caja había ungüento, vendas y gasas. Salí al salón, tomé
una botella de vino, volví a mi habitación y la cerré con llave, luego me acerqué a Reina.
Parpadeaba débilmente, pero sus ojos parecían sonreírme cada vez que nuestras miradas
se encontraban. Un dolor profundo palpitó en mi pecho, como si alguien me hubiera
apuñalado en las costillas.

"Todo va a estar bien."

Me obligué a sonreír, pero las lágrimas seguían cayendo.

'Este no es el momento. Tengo que tratar a Reina primero.'


Dejé la botella de vino y me limpié las mejillas húmedas con mi palma. Cuando bajé la
mano, Reina estiró su pata y emitió un chirrido.
"¿Te duele?"
Me incliné para inspeccionar su pata, pero se veía bien. Reina volvió a chirriar y sacudió
la pata.

"Ah."

Ahora podía ver la carta atada a la pata de Reina.

"Está bien."
Tomé la carta y la dejé sobre la mesa.

– ¡!
Reina abrió mucho los ojos, como si creyera que no había leído la carta.

"Tú primero."

Heinley era un querido amigo, pero también lo era Reina. La salud del pájaro tenía
prioridad en este momento.

"Veamos."

Peiné cuidadosamente sus gruesas plumas para encontrar la flecha que lo alcanzó.

"Ah."

Había una herida, pero no una flecha.

"Estás bien."

Pensé que Reina había resultado gravemente herido cuando se estrelló contra la
ventana. La flecha lo había rozado, pero no penetró en su cuerpo.

"Me diste un susto."

– ¿?
Reina debe estar exhausto después de volar una larga distancia y escapar de un ataque
casi fatal. Todavía tenía una herida, así que levanté sus plumas y vertí vino sobre la carne
rota. Los ojos de Reina se abrieron de par en par y trató de retorcerse, así que lo sujeté
con un brazo para evitar que escapara.
"Dolerá, pero se paciente."

Después de verter el vino, limpié la herida con una gasa y apliqué ungüento. Suavemente
soplé el ungüento, y Reina estiró sus extremidades nuevamente y abrió mucho los ojos.

"¿Duele mucho?"
– ...

"Ya está hecho."


Le di unas palmaditas en las mejillas, y Reina se calmó rápidamente. Presioné un ligero
beso en su pico, luego vendé su herida. Se sentó en una posición extraña con la cadera
colgando sobre la cama, y agitó su ala para probar el vendaje a su alrededor.

"Me alegro de volver a verte, Reina."


Era una criatura muy linda y encantadora, así que le di un beso en la frente. Entonces
abrí la carta escrita por Heinley.

– No estoy muy lejos. Me gustaría reunirme contigo en persona.


– Ven a la habitación del Duque Elgy a cualquier hora mañana.

El contenido de la carta me sorprendió. ¿Heinley estaba aquí? ¿Y estaba en la habitación


del duque? ¿De nuevo?

'¿Es más fácil entrar en la habitación del duque que en el resto del palacio?'

¿Cómo demonios llegó Heinley al palacio del sur? ¿Vino disfrazado? No, ¿cómo llegó
Heinley tan rápido? Sir Artina acababa de llegar hace unas horas. ¿Cómo llegó Heinley tan
pronto después de recibir la carta del Marqués Farang?

***
"¿Un pájaro mensajero entró en los aposentos de la Emperatriz?"
Sovieshu frunció el ceño al escuchar el informe de que un gran pájaro dorado entró
volando por la ventana del dormitorio de la Emperatriz. El arquero que había acampado
cerca del palacio del oeste respondió rápidamente.

"Sí, Su Majestad."
Sovieshu suspiró. La Emperatriz ya debe haber escuchado sobre su intención de
divorciarse después de reunirse con el Sumo Sacerdote. Esta no era una situación ideal.
¿Tanto deseaba comunicarse que estaba dispuesta a dejar morir a uno o dos pájaros?
Descontento con estos acontecimientos, Sovieshu apretó el puño y respiró lentamente.
Sin embargo, la escena de la Emperatriz después de desmayarse se cernió frente a sus
ojos. Estaban a punto de divorciarse. Ella debe estar en estado de shock ahora. No tenía
valor para ver su rostro, ni energía para pelear con ella otra vez.

"Muy bien. No te preocupes."


Habló en un tono pesado.

"Entendido, Su Majestad."

"Y ya no hay necesidad de disparar a los pájaros que entren a los aposentos de la
Emperatriz."
"Sí, Su Majestad."

Cuando el arquero se fue, Sovieshu volvió a suspirar. Tocó una campana y ordenó a un
sirviente que le trajera una botella de alcohol fuerte. Se bebió varios vasos.
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 161
Capítulo 161. No Estar Sola Por Mucho Tiempo (2)

A la mañana siguiente, me desperté para ver cómo estaba Reina. Yacía acurrucado en el
nido que le preparé en el asiento junto a la cama. Antes, siempre había volado en secreto
por la noche. ¿Estaba tan cansado por el viaje y la herida de flecha?
"¿Por qué estás acurrucado así?"
Abrió sus dulces ojos y me miró. Sus hermosos orbes púrpuras me recordaron a Heinley.
Heinley...
¿Estaba con el Duque Elgy en este momento? Besé el pecho de Reina y me levanté de la
cama.
"Oh, Dios mío, ¿Reina?"
Los ojos de la Condesa Eliza se abrieron de par en par, sorprendida al entrar en mi
dormitorio. Su sorpresa creció cuando vio el vendaje alrededor del ala de Reina.
"Esto debe permanecer en secreto."
Reina agitó un ala en un saludo familiar a la Condesa Eliza, luego volvió a meterse en su
nido. La Condesa sonrió y asintió.
Después de bañarme y vestirme con la ayuda de la Condesa Eliza, me informaron que uno
de los mensajeros de Sovieshu estaba aquí. Fui al salón, y el sirviente me miró con una
expresión grave.
"Su Majestad. El Emperador ha convocado una reunión estatal de emergencia."
"..."
"Espera que usted también asista a la reunión, Su Majestad."
Cuando el sirviente terminó de hablar, la Condesa Eliza se movió incómodamente.
"Muy bien. Lo haré."
Respondí con toda la calma posible e hice un gesto al sirviente para que se fuera. Pero no
estaba tranquila por dentro. Sentí como si el suelo estuviera alejándose de mí.
'El divorcio está realmente cerca.'
No importa lo preparada que estuviera, no me sentía mejor. Mi lengua estaba seca y mi
estómago se retorcía en nudos. Las damas de compañía pusieron el desayuno y los
cubiertos en la mesa, pero no podía soportar el olor a comida.
"No participe, Su Majestad."
"Diga que no se encuentra bien."
"¿Por qué debería Su Majestad ir a tal lugar?"
También parecían preocupadas de que el propósito de la reunión estatal de emergencia
fuera sobre el divorcio. Algunas de las damas de compañía estaban enojadas y otras
lloraban. Sin embargo...
"Está bien. Aunque no asista, el divorcio se producirá de todos modos."
Sin embargo, sería mejor ver por mí misma cómo progresan las cosas. También quería ver
la cara de Sovieshu. El día después de que le prometió a Rashta que se divorciaría de mí, fue
amable conmigo, como si albergara algún arrepentimiento.
Me preguntaba cómo me trataría en público. ¿Actuaría como si yo fuera una sanguijuela
molesta de la que deshacerse? ¿O lamentaría nuestra vieja amistad? En cualquier caso, no
creía que se sintiera culpable. Quería que me viera, y quería presenciar cómo la culpa lo
devoraba.
Hubo parejas que se separaron amigablemente. Ante un divorcio unilateral, ¿él necesitaba
calmar su conciencia?
No.
"Me cambiaré de ropa."
Después de un momento de tristeza, le pedí a la Condesa Eliza que me quitara el vestido
azul. Consideré si debía entrar en la habitación de forma majestuosa, o usar algo que
estimulara la culpa de Sovieshu. Al final, elegí un vestido blanco simple con pocos detalles.
Quería agitar su culpa tanto como fuera posible. Me dejé el cabello suelto y salí.
La reunión de emergencia se celebraría en la sala de audiencias. Cuando llegué, los guardias
abrieron la puerta sin mirarme a los ojos. Mientras caminaba por la sala, el enfoque de los
nobles y funcionarios adentro se dirigió repentinamente hacia mi entrada. Una gran
variedad de emociones se reflejaban en sus ojos, pero la sala de audiencias estaba
mortalmente silenciosa. El sonido de una gota de agua cayendo sonaría tan fuerte como un
choque.
Sovieshu estaba sentado en su trono cuando su mirada cayó sobre mí. Enderecé mi espalda
y caminé hacia el frente de la habitación. Cuando llegué a mi trono, me senté como si nada
hubiera pasado. Mis ojos miraban tranquilamente al frente, pero a mi lado podía sentir una
energía nerviosa emitida por Sovieshu. Por el rabillo del ojo, vi sus dedos moviéndose
sobre su rodilla.
"Emperatriz..."
No pasó mucho tiempo antes de que Sovieshu me llamara. Finalmente giré mi cabeza hacia
él. Tan pronto como nuestros ojos se encontraron, se disculpó conmigo con una expresión
firme.
"Lo siento. Pero yo nunca—"
"No más disculpas."
"¿?"
"No la quiero, así que ahórrate las palabras."
"Emperatriz, yo—"
Intentó decir algo, pero fue interrumpido cuando la puerta se abrió de nuevo. Era el Sumo
Sacerdote. Una vez más, un silencio tenso se extendió por la habitación. El Sumo Sacerdote
se paró frente a nosotros con el ceño fruncido, y los nobles se miraron unos a otros
mientras contenían la respiración.
Después de un momento, Sovieshu se levantó del trono, y todos los nobles se inclinaron
simultáneamente. Agitó la mano y luego habló con voz pesada.
"Deseo divorciarme de la Emperatriz Navier."
Puede que los nobles ya hubieran reunido las pistas cuando el Sumo Sacerdote vino a
entrevistar a Sovieshu, pero todos tragaron saliva como si escucharan la noticia por
primera vez. Los murmullos comenzaron a extenderse como aceite en llamas.
"Por favor, reconsidérelo, Su Majestad."
"Esto no, Su Majestad."
"Emperador..."
Voces similares de persuasión aparecieron por todas partes. Mantuve mi rostro lo más en
blanco posible y miré al frente. Ser informada del divorcio delante de todos resultaba
vergonzoso, no importa lo preparada que estuviera. Mantener mis sentimientos lo más
escondidos posible era la única forma de proteger mi dignidad.
"Ya está decidido."
Sovieshu cortó las palabras de los nobles.
Perdí la noción del tiempo después de eso. Todo lo que recordaba era que pronto se
celebraría una corte de divorcio. Una corte no era lo mismo que un juicio; en la primera
reunión de la corte, el Sumo Sacerdote llamaría a la nobleza, a Sovieshu, y a mí, luego el
sacerdote me preguntaría si estaba de acuerdo con el divorcio.
Tan pronto como terminó esta reunión estatal de emergencia, me siguieron miradas
comprensivas. Ignoré sus miradas y salí de la sala de audiencias al mismo ritmo de siempre.
Sin embargo, tan pronto como salí, vi a Rashta parada afuera, no muy lejos. Su cuerpo
estaba medio oculto por un pilar detrás del cual estaba, sus ojos llenos de compasión. Ella
lentamente se acercó a mí.
"El Emperador está haciendo demasiado. Haciéndolo tan públicamente..."
Su aspecto sombrío se disolvió en lágrimas.
"Su Majestad odia a Rashta, pero Rashta no odia a Su Majestad. Aunque Su Majestad se haya
ido, Rashta la recordará."
Hizo que sonara como si yo fuera a morir. La irritación creció en mí, pero ¿de qué serviría
intercambiar palabras con esta niña?
"No tienes que recordarme."
Me di la vuelta y me dirigí directamente al jardín. Heinley me pidió que me reuniera con él
en la habitación del Duque Elgy, pero la idea de ver gente me hizo sentir claustrofóbica.
Solo quería pasar tiempo a solas por el momento. Fui a mi jardín favorito y di una orden a
mis guardias.
"Por favor, déjenme sola por un tiempo."
Las palabras de una emperatriz que pronto se divorciará tuvieron un gran efecto. No había
nadie detrás de mí en este momento, por lo que los guardias se retiraron en silencio. Sonreí
y disfruté de mi paseo solitario, y después de un tiempo razonable, me dirigí al palacio del
sur donde se alojaba el Duque Elgy.

Cuando llamé a la puerta, escuché un "¿Quién es?" desde el interior. Había sido invitada, así
que el Duque Elgy debe saber que iba a venir. Por si acaso, deliberadamente di una
respuesta vaga.
"Soy yo."
Esperé por un momento, luego escuché el sonido de pasos acercándose rápidamente. La
puerta se abrió. Miré hacia arriba, pero no fue con el Duque Elgy con quien me encontré
cara a cara.
Fue Heinley.
"¿Heinley?"
¿Ya se había ido el Duque Elgy? No, se suponía que nos encontraríamos aquí...
Entré en pánico por un momento, pero Heinley me sonrió.
"Reina."
"¿Cómo puedes estar aquí?"
"Te he estado esperando. Siempre he esperado, pero hoy esperé un poco más de cerca."

Entré en la habitación, y Heinley cerró la puerta y sonrió de nuevo. Se torció ligeramente el


pie como si estuviera nervioso, luego extendió los brazos y me miró. ¿Quería...? Se veía de
esa manera.
'¿Quiere abrazarme?'
Dudé, luego incliné mi cabeza hacia él. Mi mejilla tocó torpemente su hombro. Mantuve mi
postura, pero Heinley estalló en una risa divertida. El calor inundó mi rostro y traté de
apartar mi cabeza, pero él me detuvo.
"Reina. ¿Realmente puedo abrazarte?"
"Está bien."
Tan pronto como le respondí, me rodeó con sus brazos y me abrazó fuerte. Dejé que mi
cabeza se relajara contra su ancho hombro, y su cabello me hizo cosquillas en la cara. Sus
mechones rubios eran tan suaves como las plumas de un pájaro. A medida que crecía el
área de contacto físico, también lo hizo mi incomodidad, pero mantuve mi postura con
calma. Los hombros de Heinley temblaron ligeramente mientras susurraba en mi oído.
"Lo escuché todo."
"¿Qué—? Ah."
Debe haber escuchado sobre la reunión estatal de emergencia de hoy. Con todas las
noticias, incluso los rumores deben haber llegado rápidamente al palacio del sur. La
reunión estatal se prolongó durante horas y no vine hasta que terminó. Respondí con voz
suave, sintiéndome impotente.
"Estoy bien."
Torpemente retiré mis brazos, luego le di unas palmaditas en la espalda.
"De Verdad."
Intentaba consolarlo porque de repente se veía muy sombrío. Sin embargo, tan pronto
como mis manos tocaron su espalda, se puso notablemente rígido. Nerviosamente retiré
mis manos.

"Estoy agradecida de tenerte aquí."


Heinley me soltó y retrocedió hasta la mitad, luego se inclinó sobre una rodilla y extendió
su mano como en nuestro primer encuentro. Le extendí mi mano y él cerró los ojos al darle
un beso. Los abrió de nuevo, manteniendo su mirada fija en mí.
"Espero que no te quedes sola por mucho tiempo."
"Gracias a ti, no será así."
"Tan pronto como se divorcien, espero que se le permita volver a casarse."
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 162
Capítulo 162. La Noche Antes Del Divorcio (1)

Tomé la mano de Heinley y asentí, agradecida de que dijera exactamente lo que estaba
pensando. Heinley sonrió y lentamente se levantó de nuevo. Mis manos naturalmente
bajaron, y las junté torpemente. Después de alegrarme por el reencuentro, me sonrojé al
pensar que me volvía a abrazar. Sin embargo, a diferencia de mí, Heinley parecía más
sereno.

"¿Quieres café?"

"Sí, gracias."
Reorganicé mi expresión facial en algo más apropiado y me senté en el sofá. Se movió a
un lado de la habitación y se oyeron ruidos de utensilios mientras se preparaba para
hervir agua en una tetera. El café en polvo parecía haber sido preparado de antemano, ya
que solo había suficiente para dos tazas. ¿El Duque Elgy preparó todo esto?

"Ah."

"¿Dónde está el Duque Elgy?"


No lo vi aquí.

"Lo envié lejos. ¿Tienes algo que decirle?"

"¿Lo enviaste lejos?"


"Bueno, no quería que los tres estuviéramos juntos."
"¿?"

"A decir verdad, soy como la encarnación de los celos."

... ¿Encarnación?

Heinley sonreía tímidamente mientras movía afanosamente sus manos.

"El Duque Elgy es un verdadero mujeriego. No lo quería cerca."

Parecía avergonzado a pesar de su comentario algo mezquino, y mi curiosidad anterior


resurgió. Si el Duque Elgy y Heinley eran amigos, ¿por qué siempre se apuñalaban por la
espalda cuando el otro no estaba presente? Sin embargo, si le preguntara esto a Heinley,
descubriría que el Duque Elgy hablaba mal de él. No tenía la intención de abrir una
brecha entre los dos, así que guardé silencio.

Mientras tanto, el agua terminó de hervir, y Heinley sostuvo la tetera vertiendo el agua
en la taza. Mientras lo hacía, me miró y me sonrió de forma tan hermosa que podría hacer
que un artista se quedara sin aliento. Habría sido aún más perfecto si hubiera prestado
atención y se hubiera dado cuenta de que el agua se estaba desbordando de la taza. Se
sobresaltó cuando se dio cuenta de su error, y sus orejas se pusieron rojas cuando
rápidamente limpió la taza de café con una servilleta.

Apreté la mandíbula para no reírme. Afortunadamente, mis expresiones faciales se


comportaron, y me veía normal cuando me entregó el café terminado.

"Por lo general, no cometo estos errores..."

"Cualquiera puede cometer errores. Está bien ser humano."

"Quería lucir digno."


"Fue lo suficientemente entretenido— no, fue impresionante."
"Es más vergonzoso cuando dices eso con una sonrisa tan elegante, Reina."

Heinley se sentó en el sofá de enfrente con un gruñido, y apreté la mandíbula


nuevamente para reprimir mi risa. Su lado descuidado lo hacía parecer... perfecto. Sabía
que era el rey de todo un país, pero seguía viéndolo como un joven príncipe.

Tomé un sorbo de café para evitar reírme. Desafortunadamente, el ambiente solo se


volvió incómodo después de eso. Bebí mi café en silencio, y Heinley hizo lo mismo con el
suyo. La atmósfera era tan tranquila que se podía escuchar caer un pétalo.

Nuestros ojos se encontraron accidentalmente, y Heinley me sonrió de nuevo. La


incomodidad se desvaneció un poco, pero estaba determinada a no morir cuando los
pensamientos sobre el matrimonio causaron vergüenza en mí. No me había sentido así
antes; había crecido con la idea de que estaría casada con Sovieshu desde que era una
niña. Sin embargo, ahora, estaba sonrojada ante la idea de casarme con Heinley, incluso si
era por conveniencia política.

'¿Realmente me casaré con Heinley?'


No debí haber pensado en eso. Agarré mi taza para calmar el impulso de huir de la
habitación. Afortunadamente, Heinley no parecía pensar que yo estaba actuando de
forma extraña, pero...

Oh, no. Una vez que pensé en el matrimonio, no podía dejar de hacerlo. Intenté dirigir la
conversación hacia otro lado para desviar mis pensamientos del tema.

"¿Dónde está el Duque Elgy? No lo veo."

"Lo envié lejos."

Ya pregunté eso antes.

Heinley se rió levemente, y yo miré con asombro el fondo de mi taza de café. Me dejé
llevar tanto por la atmósfera que olvidé mis palabras. Le grité en silencio a la taza de café,
y pareció ayudarme a encontrar mi lugar en la conversación de nuevo.

"Es posible que el Emperador te impida asistir a la corte de divorcio."

No, no solo es posible, era seguro que Sovieshu intentaría detener a Heinley. Sovieshu
odiaba a Heinley por la forma en que trató a Rashta, y cuando Sovieshu descubrió que
había intercambiado cartas con el príncipe de Occidente, se puso furioso.
Si Heinley apareciera de la nada y fuera a la corte de divorcio, ciertamente no se le
permitiría asistir, sin tener en cuenta el hecho de que quería un segundo matrimonio. Era
absolutamente imposible volver a contraer matrimonio el día del divorcio. Cuando se da
la aprobación para volver a casarse, la nueva pareja debe estar presente.

Sin embargo, a pesar de mi inquietud, Heinley respondió con una sonrisa


despreocupada.

"No te preocupes, Reina. Estaremos listos."

"¿Listos...?"

"Sí. Después de que se apruebe el divorcio, por favor solicita el segundo matrimonio de
inmediato."
Heinley se rió encantado, explicando que aparecería en el momento adecuado para
lograr el máximo efecto dramático. Sorprendentemente, su risa me tranquilizó. Heinley
realmente tenía una personalidad reconfortante. Cuando la tensión alrededor de mi
corazón se aflojó, otra pregunta olvidada volvió a mí.

"¿Recibiste mi carta?"

"Sí. Vine tan pronto como lo hice."


"¿Pero cómo llegaste aquí tan rápido?"

"¡!"

"Llegaste poco después de que Sir Artina regresara. Me alegro de verte, pero..."

Tan pronto como supe que Heinley estaba cerca, no pude evitar preguntarme cómo lo
hizo. Había olvidado momentáneamente la pregunta debido a la situación estresante,
pero ahora volvió a mí. Dejé mi taza de café y esperé su respuesta.

Heinley, que solía ser muy confiado, se retorció las manos con un nerviosismo inusual.

"Bueno... no puedo decírtelo ahora, Reina. Pero lo haré después de que nos casemos."

Aparentemente era confidencial. No quise avergonzarlo entrometiéndome en sus


secretos.
"Muy bien."

Le respondí con una gran sonrisa tranquilizadora. Heinley habló de nuevo.

"¿Puedo hacerte una pregunta?"

"Por supuesto."

"¿Qué es lo primero que quieres hacer después de que nos casemos?"


"¿Después de que nos casemos?"
Heinley me sonrió, pero su rostro se puso rígido de repente cuando se dio cuenta de la
implicación de sus palabras, y agitó sus manos salvajemente en el aire.

"No me refiero a la primera noche. No, fue extraño preguntar eso. No pretendía hacer
una pregunta sucia."
No lo pensé de esa manera, pero mis mejillas se sonrojaron ante sus palabras. Mientras
tanto, Heinley parecía querer que el suelo se abriera y se lo tragara, así que me
compadecí de él y le respondí con sinceridad.

"No puedo esperar para ver los libros de cuentas."

"¿Los... libros de cuentas?"

"Si puedo echar un vistazo a los libros, puedo evaluar el flujo presupuestario en el Reino
Occidental. Necesito familiarizarme con mi trabajo rápidamente."

"..."
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 163
Capítulo 163. La Noche Antes Del Divorcio (2)

Los últimos días habían sido insoportables para el Marqués Farang. No importa cuánto
tiempo haya esperado, no había visto al Rey Heinley en el Reino Occidental durante días.
Había entregado la carta de Navier y tenía la intención de quedarse hasta que Heinley le
contestara. Si bien el uso de un pájaro mensajero era más rápido, algunos aspectos de la
comunicación se perdían inevitablemente, como la reacción del receptor cuando recibía
el mensaje.

Cuando el Marqués Farang le entregó la carta de Navier a Heinley, el rey sonrió y aceptó
la carta con alegría. El rey y la emperatriz inesperadamente parecían estar en buenos
términos. Cuando el Marqués Farang vio su reacción, decidió entregarle personalmente a
la emperatriz la carta que enviaría Heinley.

Durante los primeros días, el Rey Heinley dijo que estaba demasiado ocupado para
escribir una respuesta, y el Marqués Farang no pensó mucho en ello. Heinley era un
monarca recién coronado después de todo, y no era sorprendente que estuviera hasta el
cuello de trabajo. El Marqués Farang quería reunirse con Koshar de todas formas, así que
decidió que podía esperar.

Sin embargo, a medida que transcurría el tiempo, aún no había respuesta del Rey
Heinley.

"¿Está tan ocupado que no tiene tiempo?"

La paciencia del Marqués Farang comenzó a disminuir, y se dirigió a McKenna, el


ayudante más cercano del Rey. La explicación que le dio lo sorprendió.

El rey se había marchado. El Marqués Farang no había oído hablar de eso. Su boca se
abrió con desconcierto, pero la respuesta se mantuvo sin cambios.

"Pero, por qué de repente..."

"Fue una emergencia."

McKenna le ofreció al Marqués Farang una mirada comprensiva.


"Por favor, espere en el palacio. No tardará mucho."
Era una pequeña nota de consuelo, pero para el Marqués Farang era inaceptable. La
Emperatriz Navier había enviado a su ayudante más cercano para decirle al Marqués
Farang que entregara la carta, y él llevó a cabo su tarea a toda prisa. No era como si
Navier simplemente le estuviera preguntando a Heinley cómo estaba. El Marqués Farang
no sabía el contenido de la carta, pero sabía que la urgencia de la entrega indicaba lo
importante que era.

¿Pero esperar aquí a que el Rey Heinley terminara su trabajo? El Marqués Farang no
podía hacer eso.
"Volveré luego."
Al final, el Marqués Farang decidió abandonar el Reino Occidental, se apresuró a su
habitación y empacó su ropa.
***
Después del día que visité a Heinley, no pude salir del palacio de la emperatriz. Lo mismo
era cierto para mis damas de compañía.
Hace 150 años, una emperatriz mandó asesinar a su esposo antes de que su separación
fuera oficial. Desde entonces, se decretó que una emperatriz en espera de divorcio
permanecería confinada en el palacio hasta que la primera reunión de la corte se llevara a
cabo.

Estaba atrapada. Tal vez porque estaba esperando algo grande, el tiempo pasó rápido y
lentamente a la vez. Transcurría lento mientras yo estaba ocupada durante el día, pero al
caer la noche, pasaba rápidamente como un abrir y cerrar de ojos.

'Ahora que Heinley está aquí y he hablado con él apropiadamente, al menos puedo
contarles a mis padres sobre mi nuevo matrimonio.'

Si bien tenía la intención de volver a casarme después de mi divorcio, no significaba que


estuviera felizmente en cuenta regresiva.

A medida que pasaban los días, mi corazón se volvió pesado y mi mente se agitó. Durante
los primeros dos días, las damas de compañía lloraban cada vez que me veían. Sin
embargo, después de un tiempo, trataron de hablarme con una alegría forzada.

El día previo a la corte de divorcio, Sovieshu entró a mi habitación. Mi cuerpo estaba


tenso por el estrés, y cuando lo vi, mi mente se quedó en blanco.

Me acordé del día de nuestra boda. Éramos demasiado jóvenes para estar nerviosos, y
debido a que estábamos acostumbrados a estar juntos, nos reímos y hablamos el día
antes de nuestra boda. Sin embargo, el día de nuestra coronación, recordé estar tan
nerviosa que ni siquiera podía beber agua. El hecho de que nadie corregiría mis errores
me aterrorizaba. Era una experiencia completamente diferente. ¿Por qué recordé ese día?

Mi estómago se revolvió en ansiedad e hice una mueca. Por su parte, Sovieshu se quedó
en el umbral sin decir nada, con los ojos vidriosos como si también estuviera perdido en
sus pensamientos. Finalmente parpadeó y se acercó a mí, la Condesa Eliza cerró la puerta
en silencio detrás de él.

Con el divorcio a la vuelta de la esquina, Sovieshu parecía sorprendentemente normal.


Seguía siendo guapo y parecía sano.
"¿Estás aquí para decir adiós?"
No quería que viera que estaba aplastada, así que actué con indiferencia. Anoche quise
arrancarme el cabello por él. Sin embargo, ahora me sentía como un recipiente vacío.

"... Pronto nos separaremos."


Sovieshu habló en un bajo murmullo mientras evitaba mi pregunta. ¿O era esta su forma
de decir adiós? En cualquier caso, sus palabras fueron casi cómicas. No pasará mucho
tiempo antes de que nos separemos. Una sonrisa se torció en mis labios.

"De ahora en adelante, tendremos más días separados que días juntos."

Hablé con un tono firme, sabiendo que el divorcio sería nuestro fin. Sin embargo, su
respuesta parecía indicar que no entendía eso en absoluto.

"Quiero que te quedes a mi lado después del divorcio."


Casi resoplé. ¿Qué le hizo hacer una sugerencia tan extraña? ¿Fue por compasión? ¿Una
muestra de cortesía para una amiga que conoce desde hace mucho tiempo?
No era que no hubiera emperatrices que estuvieran con sus esposos incluso después del
divorcio. Era un acuerdo desagradable, pero tenía precedentes.

"Cuando nos divorciemos, nos convertiremos en extraños. Entonces eso no puede


suceder."

"Quédate."
"No."

"Un divorcio no nos hará extraños."

Esas fueron palabras inusuales para Sovieshu, pero no falsas. El divorcio no nos haría
extraños, incluso si no nos lleváramos bien. Todavía tendríamos sentimientos el uno por
el otro— incluso amor y odio— y por mucho que tratáramos de olvidarnos, no podríamos
borrar todo nuestro pasado.

Mi corazón se puso pesado cuando lo miré, y pensé que él tal vez sentía culpa. ¿Pero no
era eso presuntuoso para la persona que inició el divorcio en primer lugar?

Abrí la boca para decírselo, pero Sovieshu me agarró cuidadosamente la mano.


Reuní mis fuerzas y aparté mi mano de él.
***
La última visita de Sovieshu me permitió despejar los sentimientos de vacío dentro de
mí. Aunque la ira lo reemplazó, me dio el impulso para avanzar hacia un futuro mejor.

Después de mi última comida como emperatriz, la Condesa Eliza me habló con una
mirada sombría en sus ojos.

"¿Qué le gustaría ponerse, Su Majestad?"


Las damas de compañía, que habían estado tranquilas durante unos días, se
derrumbaron en lágrimas otra vez. Aclaré mi garganta unas cuantas veces para evitar que
mi voz se quebrara.

"Me gustaría la misma ropa de siempre, por favor."

"Sí, Su Majestad."
La habitación estaba completamente en silencio mientras me vestía, salvo por el ruido
inusualmente fuerte de la ropa. Cuando terminé de vestirme, me detuve para mirarme en
el espejo. Detrás de mí, pude ver llorar a las damas de compañía. Laura lloraba más que
nadie...

Solté un profundo suspiro. Nada parecía que cambiaría hace un mes, y antes de darme
cuenta, todo parecía haber cambiado por completo. De no haber prometido volver a
casarme con Heinley, no tendría ninguna esperanza, pero aún así me sentía afligida por
mi situación.

Ni siquiera tuve un momento para recomponerme, ya que los caballeros de Sovieshu


entraron a mi habitación, diciendo que ya era hora. Supuse que me iban a llevar a la corte.
¿Sovieshu arregló esto para que no me escapara?

Los caballeros se quedaron en silencio a mi alrededor, antes de que uno hablara con voz
sombría.

"¿Está usted lista?"


"Sí. Vamos."
Respondí con calma para ocultar mi dolor, y di un paso adelante. Sin embargo, los
caballeros se miraron unos a otros, y luego todos se arrodillaron ante mí.

El llanto de las damas de compañía se hizo más fuerte.


La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 164
Capítulo 164. Pido Aprobación Para Volver A Casarme (1)

Rashta se dio cuenta de que su vida pronto cambiaría por completo. La gente en el
Palacio Imperial era generalmente amigable con ella, pero en los últimos días, había sido
en un grado excepcional. Cuando salía a caminar, los nobles se le acercaban
discretamente para hablar con ella, aunque el tema era a menudo sobre lo lamentable
que era la Emperatriz. Era obvio que los nobles querían buscar el favor de Rashta.
El día de la corte de divorcio, Rashta dejó escapar una risita encantada al pensar en
cuánto más cambiaría la gente cuando se convirtiera en emperatriz. Era cierto cuando
Rashta le dijo a Navier que no la odiaba— al menos no al principio.

Por supuesto, la aversión de Rashta hacia la Emperatriz creció en los últimos meses.
Ahora que las cosas han llegado a esto, Rashta incluso sintió un poco de lástima por
Navier. Sin embargo, al final, Rashta se valoraba más a sí misma que a la Emperatriz. El
hecho de que Navier se encontrara en una situación trágica, no significaba que Rashta
desperdiciara su buena fortuna.

"Esta es la era de Rashta."

"¿Hmmm?"

"Cuando todos se reúnan, será para ti."

"¿De Verdad?"

"¡Por supuesto! Estoy muy orgullosa de trabajar para usted en estos días, Señorita
Rashta."

Delise sonrió ampliamente, y Rashta le devolvió la sonrisa. En secreto, Rashta pensó que
Delise no tenía nada de qué jactarse. Era la primera vez que Delise se desempeñaba como
sirvienta, y no siempre hacía su trabajo de manera competente. Su único mérito era su
personalidad, pero esa ventaja no podía ser utilizada por una emperatriz.

'Junto con Delise... debería hacer que la Vizcondesa Verdi también renuncie a su trabajo
como dama de compañía.'

Sería impropio de una emperatriz como ella que una vizcondesa inferior le sirviera de
dama de compañía. Rashta también dudaba de su lealtad, y a menudo la vizcondesa la
hacía sentir incómoda.

Mientras Rashta decidía qué ropa usaría para la corte de divorcio, el Duque Elgy fue a
visitarla.

"No te he visto en mucho tiempo."


Rashta sonrió brillantemente al Duque Elgy y lo hizo pasar a la habitación. Cuando entró,
gruñó con exagerada decepción.
"No puedo creer que me hayas ocultado una historia tan importante. Estoy
desconsolado, Señorita."
"¿Eh?"

Los ojos de Rashta se abrieron de par en par en sorpresa. Parecía que el Duque Elgy
estaba molesto por no saber de antemano sobre el divorcio de la Emperatriz.
"¿Cómo se enteró?"
Ella lo miró sorprendida, y él mencionó vagamente que tenía una sospecha.

"¿Estás desconsolado? Lo siento. Su Majestad me dijo que lo mantuviera en secreto."

Rashta juntó sus manos en disculpa y le regaló su más dulce sonrisa.


"Bueno, no se puede evitar."

Afortunadamente, el Duque Elgy no parecía tan molesto, y él sonrió.

"Todo el mundo tiene secretos."

"¿Tienes un secreto?"

"Sí. Ya debes haberlo visto."


"¿Yo? Oh, eso..."

Rashta recordó la extraña carta del Rey Heinley y sonrió torpemente. El Duque Elgy le
devolvió la sonrisa, pero no estaba claro si era una broma o algo serio.

"Pero eso no es lo único que no le dices a Rashta. No has estado en tu habitación los
últimos días."

"Ah, es por ese pájaro de mal genio."

"¿Pájaro? ¿Ese pájaro azul?"

"Otro pájaro. Uno que me hace querer arrancarme el cabello."

"¿Te gustan los pájaros?"

"Un poco."
Dio una respuesta ligera, luego dirigió su mirada hacia los diversos vestidos que Rashta
colgó en el medio de la habitación. En su mayoría eran vestidos blancos.

"¿Vas a ir a la corte de divorcio hoy también?"

"Sí, pero Rashta todavía está decidiendo qué ponerse."

"¿Quieres que elija por ti?"


Los ojos del Duque Elgy brillaron cuando le hizo la pregunta, y Rashta se rió y asintió.

"¿Eres bueno para elegir?"

"He visto muchos vestidos de mujeres."

Puso su mano en su barbilla pensativamente mientras estudiaba cada vestido, luego


señaló el más brillante y glamuroso de todos.
"Ese es el mejor."

"¿Ese? ¿No sería mejor vestirme de forma más sencilla?"

"¿Por qué?"

"¿No es este un mal día?"

"Un mal día para la Emperatriz, sí, pero no para ti. Tienes que mostrarte a la gente. Es tu
mundo ahora."

***
Cuando entré en la sala donde se celebraría la corte de divorcio, todo el mundo ya estaba
presente. Los nobles, los funcionarios, mis padres, a quienes extrañaba mucho...
El Marqués Farang también estaba aquí, tras haber regresado del Reino Occidental justo
a tiempo. Su cara estaba pálida como si acabara de enterarse del divorcio. Cuando lo vi a
los ojos, noté que se estaba mordiendo el labio inferior tan fuerte que casi sangraba. Los
caballeros estaban firmemente a mi lado, por lo que no podíamos intercambiar palabras.
Quizá después del divorcio, podríamos hablar tanto como quisiéramos.

Cuando me vestí hace un tiempo, la ansiedad hizo que mis palmas y las plantas de mis
pies hormiguearan. Ahora que estaba aquí en esta enorme sala rodeada de todos, no
podía sentir nada.
Miré delante de mí. Sovieshu estaba ahí arriba, y el lugar donde solía estar junto a él
estaba vacío. Por otro lado, el Sumo Sacerdote estaba en medio de la plataforma.

Detrás de Sovieshu estaba Rashta, con un elegante vestido blanco. Por lo general,
prefería la vestimenta simple, pero hoy su vestido era tan ostentoso que podría usarse
para la celebración de Año Nuevo. Me preguntaba qué tipo de consejo recibió. Era el
momento y el lugar para este tipo de exhibiciones. ¿Nadie le dijo que se veía extravagante
de esa manera?

'... No importa.'

La puerta se cerró con un ruido sordo y la habitación cayó en un silencio absoluto. Esto
era solo el comienzo. Me acerqué valientemente al Sumo Sacerdote.

"..."

Nadie se atrevió a abrir la boca. Después de tomar mi lugar en la plataforma, el Sumo


Sacerdote suspiró brevemente, miró los documentos que tenía delante y luego habló.

"Emperatriz Navier... Emperatriz Navier del Imperio Oriental. Su esposo, el Emperador


Sovieshu, ha solicitado divorciarse de usted."

La voz del Sumo Sacerdote resonó claramente en la sala y penetró en los oídos de todos.
Continué mirándolo en silencio.

"Emperatriz Navier, si acepta el divorcio, ya no será emperatriz, será despojada de todos


los derechos como miembro de la familia real, y no se le permitirá usar el nombre de la
familia."

"..."

"Los votos matrimoniales, que juraron ante Dios, serán anulados, y el estado civil de la
Emperatriz Navier y del Emperador Sovieshu será el de soltero."

El Sumo Sacerdote se dirigió a mí, pero no dijo nada sobre la razón del divorcio.

"¿Aceptará el divorcio, Emperatriz Navier? Si no lo hace, puede reclamar el derecho a


presentar una demanda."
Respondí con la mayor indiferencia posible.
"Acepto el divorcio."
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 165
Capítulo 165. Pido Aprobación Para Volver A Casarme (2)

¿Soy la única que tenía una leve sonrisa en los labios cuando dije esas palabras?
Sovieshu me miró con una expresión medio aliviada y medio arrepentida. ¿Era una farsa,
o era sincera?

Hasta ahora, había sido una buena compañera y una perfecta emperatriz. Nunca
habíamos peleado — es decir, hasta que él la trajo. Me dejó a un lado por su amante, pero
hasta el último momento querrá ser un buen hombre y un buen emperador.

Luego estaba mi familia y la gran iglesia que había aprobado nuestro matrimonio,
quienes insistieron en que no renunciara a la posición de emperatriz. Ciertamente a él le
disgustaría la idea de pasar por un tedioso juicio de divorcio contra ambos grupos.

Él era ese tipo de hombre, y ese tipo de emperador.

"¡Su Majestad! ¡Esto no puede ser!"

El Marqués Farang gritó e intentó correr hacia mí, pero fue detenido por los guardias del
emperador y se le impidió dar un paso más...

Marqués Farang, Condesa Eliza y Sir Artina, mis defensores. Estoy agradecida con todos
ustedes.

Los miré con gratitud y luego me giré hacia el Sumo Sacerdote.


"Emperatriz Navier. ¿Realmente está de acuerdo con este documento de divorcio sin
ninguna objeción?"

El Sumo Sacerdote tenía una voz ligeramente enojada. Quería que peleara y desafiara la
razón del divorcio.

Si bien las probabilidades de ganar el juicio eran nulas, causaría un escándalo para el
Emperador y su concubina cuando la gente escuchara la noticia. Eso era lo que el Sumo
Sacerdote, mi familia y mis amigos querían.
Sacudí la cabeza. Un juicio de divorcio puede dañar la reputación de Sovieshu, pero mi
nombre también puede quedar manchado. No es que tuviera un problema moral, pero iba
a volver a casarme con el Rey de otro país. Complicar la situación política solo lo haría
más difícil.

"Acepto el divorcio."

El ministro cerró los ojos con gravedad mientras los murmullos comenzaron a surgir por
la habitación.

"Y pido permiso para volver a casarme."

En el momento en que terminé de hablar, la atmósfera cambió por completo. El aire se


calmó en un silencio impactante y los ojos del Sumo Sacerdote se abrieron de par en
par. Todos se miraron unos a otros, sin estar seguros de lo que escucharon.

Sovieshu me miró confundido, frunciendo el ceño. El Sumo Sacerdote estaba aturdido.

"Emperatriz Navier... ¿se volverá a casar?"


En lugar de responder, estiré mi mano y señalé un lugar. Como si fuera una señal, un
hombre que llevaba un velo bordado que oscurecía su rostro estalló en una agradable
carcajada.

"¿Subo ahora?"

El silencio fue roto por el murmullo de la multitud nuevamente. El hombre caminó por la
corte y se paró a mi lado. Cuando se quitó el velo, Sovieshu se levantó de un salto.

"¡Navier! Ese hombre–"

"Es con quien me voy a casar."


Los ojos del Sumo Sacerdote parecían huecos. Sonreí y me giré hacia el hombre a mi lado.
Me miró como diciendo, "Esperabas esta reacción, ¿no?"

De alguna manera tuve un sentimiento agradable. Aunque no era venganza lo que


deseaba.

En medio de todo esto, Heinley y yo éramos los únicos que nos veíamos felices. El
murmullo de la multitud solo creció ante la aparición sorpresa del Rey de Occidente. La
mandíbula de Sovieshu se abrió, y Rashta soltó un grito.
"¡No puede ser!"

Ella no parecía menos aturdida. Por alguna razón, estaba mirando entre Heinley y el
Duque Elgy, pero no a Sovieshu. El Duque Elgy también actuaba sorprendido, aunque
sabía que Heinley estaba aquí.

El Sumo Sacerdote se aclaró la garganta varias veces, aún luciendo asombrado. Después
de un momento, volvió a hablarme.

"Emperatriz Navier, ¿es esto cierto? Príncipe— no, Rey Heinley, ¿lo dice en serio?"

Heinley respondió antes de que yo tuviera la oportunidad de hacerlo.

"Sí, deseo que Navier la Emp... Navier, sea mi reina."

Sovieshu se mofó.
"¿Qué estás haciendo en otro país?"

Heinley mantuvo su nivel de tono mientras se dirigía a Sovieshu.

"Proponiendo."

Era un claro intento de provocar a Sovieshu, y el Sumo Sacerdote frunció el ceño a


Heinley en advertencia.
"Rey Heinley."

Heinley rápidamente se hizo ver puro y lamentable, y le suplicó al Sumo Sacerdote.

"Su Excelencia. Volveré de forma oficial luego, pero si pierdo esta oportunidad ahora,
será demasiado tarde. Esto es repentino, lo sé, pero por favor considérelo y dé su
aprobación."

Contuve la respiración mientras esperaba la decisión del Sumo Sacerdote. Esperaba que
me concediera el permiso, pero la situación a mi alrededor se sentía muy frágil. Sovieshu
intervino con una voz peligrosamente baja.
"Sumo Sacerdote. Es claramente ilegal que el Rey Heinley asista a esta corte sin
permiso."

El Sumo Sacerdote me miró en silencio, y yo le devolví la mirada. Pareció preguntarme,


¿fue esta tu idea? No podía saber con seguridad si estaba diciendo eso, pero asentí.

En ese momento, mi corazón pareció detenerse. ¿El Sumo Sacerdote diría que no? La
boca del anciano se abrió para hablar, y tragué secamente. Sentí a Heinley tocar mi
palma, y agarré su mano como si me aferrara a mi querida vida. La mirada del Sumo
Sacerdote cayó sobre nuestros dedos entrelazados, y entonces pareció que él había
tomado una decisión.

"Apruebo el nuevo matrimonio de Navier con el Rey Heinley."

Su voz pareció atravesar mi pecho. Del mismo modo, Heinley exhaló como si hubiera
estado conteniendo la respiración. A él también le preocupaba que el Sumo Sacerdote no
nos diera su aprobación.

Heinley se giró para mirarme, y me dio una sonrisa tan brillante como la luz del sol. No
dudó en mostrar sus sentimientos frente a todos. Incómodamente incliné mi boca hacia
arriba, cuando vi a Sovieshu. Parecía como si lo hubieran golpeado en la nuca. Abrió la
boca para decir algo, pero luego el Sumo Sacerdote levantó la mano para dirigirse a toda
la sala.

"La corte de divorcio ha terminado."

Después de declarar terminada la reunión, nos miró a Heinley y a mí y nos dijo que nos
acercáramos. Fueron solo unos pocos pasos, pero caminamos juntos. Esto fue como la
primera vez que intercambié votos matrimoniales, con el Sumo Sacerdote allí, la
plataforma... pero esta vez, el hombre a mi lado era otro. Me preguntaba si el Sumo
Sacerdote estaba pensando lo mismo.

Nos dio una sonrisa triste y recitó una frase felicitándonos como una pareja de recién
casados. Sin embargo, no fue con la misma alegría que la primera vez que me dijo esas
palabras. Aunque permitió este matrimonio, parecía confundido y disgustado por el
resultado inesperado.

"Su Excelencia. Gracias."


Heinley sonrió y se inclinó al recibir su bendición.

"Celebraré una ceremonia apropiada luego y lo invitaré."


"... Ya he dado mi aprobación, así que no hay necesidad. Estoy ocupado, así que no me
llames una segunda vez."
El Sumo Sacerdote habló en un tono brusco, y luego se dirigió a mí con una expresión
complicada.

"Emperatriz Navier. No, Reina Navier. Aprobé esta petición porque he creído en ti desde
tu infancia. Este no será un camino fácil."

"Gracias, Sumo Sacerdote."

Volvió a mirar a Heinley y le ofreció sus últimas palabras de consejo.

"Organiza una gran boda e invita a muchas personas. Cuando te vayas, sal con orgullo."

"Gracias. Sin duda lo invitaré a la boda."

"Estoy ocupado."

El Sumo Sacerdote repitió su excusa, y luego miró hacia atrás. Sovieshu estaba parado
allí, luciendo como un volcán listo para estallar en cualquier momento. Rashta seguía
mirando entre el Duque Elgy y Heinley, su sonrisa habitual se borró por completo de su
rostro. La cara y los puños de Sovieshu estaban rojos de ira. Nuestros ojos se
encontraron.

"..."

"..."

Nos miramos el uno al otro sin decir una palabra. No se me ocurrió nada que decir. Había
demasiado ruido aquí. Aunque estaba en el centro del incidente, me sentía tan tranquila
como si estuviera en el ojo de un huracán.

Mientras tanto, los oscuros ojos de carbón de Sovieshu brillaban con furia. Tan pronto
como el Sumo Sacerdote se limpió el sudor de la frente y se hizo a un lado, Sovieshu se
acercó a mí lentamente.
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 166
Capítulo 166. El Shock De Sovieshu (1)
¿Qué iba a decirme? ¿Me diría palabras de enojo, o me desearía lo mejor? Ciertamente no
diría que estaba feliz de que me volviera a casar. Las chispas parecían volar de sus ojos,
así que no podía ser bueno.

"Emperatriz. No, Navier. ¿Qué te pasa?"


Sorprendentemente, su voz era relativamente tranquila. Si bien el fuego en sus ojos era
innegable, su tono era tan firme que no parecía enojado en absoluto.

"Esta propuesta de matrimonio, explícamela."

Me relajé frente a él, y luego respondí con un asentimiento.

"Sé la respuesta que quieres."

Quería saber por qué me casé justo después de nuestro divorcio, y por qué fue con
Heinley. Sin embargo...

"Lo sé, pero no voy a responder."


Mantuve mi voz lo más nivelada posible.

"No es asunto de mi exesposo."

Sovieshu casi se tambalea ante mi respuesta.


"¿Exesposo?"

Me miró con una mirada incrédula.

"¿Exesposo?"

Abrió la boca y una aguda carcajada se escapó de sus labios.

"Sí, exesposo. Soy tu exesposo..."

La compostura de Sovieshu se rompió. Una vena azul palpitaba en su frente y sonrió


desafiantemente. Dio un paso más cerca de mí, su voz era peligrosamente baja mientras
hablaba.

"Sigo siendo tu emperador. Y no permitiré que mi exesposa se case."

Entonces llegó a esto. Sospeché que esto sucedería, así que hice bien en lograr que el
Sumo Sacerdote aprobara el nuevo matrimonio frente a él...

El Sumo Sacerdote se metió de nuevo en la conversación y chasqueó la lengua con


desaprobación.
"Emperador Sovieshu. Esto cae bajo mi autoridad."

Alguien cercano se rió. Fue bastante ruidoso, la cara de Sovieshu se endureció y sus
orejas se pusieron aún más rojas. ¿No parecía esta situación una obra ridícula ahora?

La mirada de Sovieshu se interpuso entre Heinley y yo, luego giró sobre sus talones y
salió furioso por una puerta lateral. Quería agradecerle al Sumo Sacerdote, pero también
se dio la vuelta para seguir a Sovieshu por la salida.

Al irse tanto el Emperador como el Sumo Sacerdote, la sala estalló repentinamente en


una cacofonía de ruido, como un montón de instrumentos siendo tocados a la vez. Mis
padres, las damas de compañía y el Marqués Farang corrieron hacia mí y me
bombardearon con preguntas.

"Navier, ¿qué está pasando?"

"Navier, te volviste a casar repentinamente—"


"¿Qué pasó, Navier—?"

Notaron a Heinley, pero no era solo un príncipe extranjero, sino un rey ahora, así que
apuntaron a mí en su lugar.

"Lamento no habérselos dicho antes."


Me disculpé con ellos avergonzada. El plan tenía que mantenerse en secreto para
eliminar cualquier posibilidad de que saliera mal. Estas personas que estaban
preocupadas por mí debían estar molestas... pero afortunadamente, las damas de
compañía no me culparon. Más bien, me abrazaron y lloraron alegremente.

"No, esto es maravilloso."

"No sabe lo gratificante que es esto."

"¡Casi me rompo los dientes rechinándolos cuando se aprobó el divorcio!"

Laura apretó los puños e hizo un juramento.


"¡Acabo de tomar una decisión! ¡Iré al extranjero y seguiré a Navier!"
"Laura, eso es—"

"¡Necesitarás una dama de compañía después de convertirte en reina allí de todos


modos!"

Laura, a diferencia de las otras mujeres, inicialmente se convirtió en mi dama de


compañía para aprender la etiqueta de la corte. Sin embargo, dudaba en llevar a Laura a
un país extranjero. En ese momento, la Condesa Jubel habló.

"Entonces Laura y yo te seguiremos, Navier."

"¿Condesa Jubel?"

Laura no esperaba que la Condesa Jubel se ofreciera como voluntaria, y levantó la vista
sorprendida. La Condesa Jubel continuó hablando.

"A la Condesa Eliza le puede resultar difícil seguirte al extranjero, ya que está en buenos
términos con su esposo. Sin embargo, mi esposo y yo hemos estado separados durante
mucho tiempo. Le tomará un año darse cuenta de que no he vuelto a casa."

"..."

Miré a la Condesa Jubel, y ella se rió astutamente.

"Ni siquiera sabe si estuve en casa anoche."

Su comportamiento humorístico me hizo sonreír.

"Me gustaría que me acompañara, Condesa Jubel..."


Todavía estaba un poco indecisa. Heinley, que había estado observando en silencio desde
un lado, intervino y asintió saludando a Laura y a la Condesa Jubel.

"En nombre de mi esposa, gracias. Serán tratadas mejor allí, así que por favor siéntanse
libres de venir con ella."

Laura hizo un sonido de asfixia ante la palabra "esposa", y mis padres parpadearon
aturdidos. Todavía parecían tener dificultades para aceptar esta nueva situación.

"Ah, suegra, suegro."

Cuando Heinley se dirigió a mis padres, parecieron aún más desconcertados, y se


miraron el uno al otro con incertidumbre. Sintiendo su vacilación, Heinley inclinó la
cabeza hacia ellos y dijo en voz baja, "Su hijo está en el Reino Occidental." Los ojos de mis
padres se abrieron de par en par por la sorpresa, y mi padre estalló en lágrimas. Mi
madre no lloró, pero parecía muy aliviada. Se habría sentido lo suficientemente feliz de
que no me hayan abandonado como exemperatriz, pero estaba aún más agradecida de
que su hijo exiliado estuviera bien.

Mientras observaba la escena, me paré un poco más recta. Mi corazón ya no se sentía


vacío, ni enojado, ni afligido. A pesar de que sufrí la vergüenza del divorcio y la
destitución, todos los que me rodeaban sonreían y se regocijaban por mi aprobación para
volver a casarme. La felicidad creció dentro de mi pecho, apartando la tristeza y la ira que
me habían perseguido durante mucho tiempo.
Estaba especialmente agradecida con Heinley.

Sin él... estaría aquí escuchando a las damas de compañía intentando consolarme. Mis
padres se culparían por enviarme a ser la princesa heredera, y todos me mirarían con
lástima.

Sin embargo, incluso si me encontraba en una ocasión propicia para llorar de alegría,
tampoco quería derramar lágrimas delante de la gente. Respiré hondo y le sonreí a
Heinley para calmar mis ojos.

***
Rashta siguió a Sovieshu, pensando en lo cruel que fue la Emperatriz.

'Ah. Pero ahora yo soy la emperatriz.'


Rashta pensaba que Navier solo estaba junto a Sovieshu por el puesto de emperatriz, y
que la mujer no amaba a su esposo. Eso era suficiente para considerar a Navier como
esnob y hambrienta de poder. Pero, ¿que se casara con otro rey tan pronto como se
divorciara? ¡Ella realmente codiciaba el poder! En el proceso, Navier nunca pensó en el
ridículo que Sovieshu enfrentaría.

<< Nota: Esnob; persona que acepta e imita de manera exagerada comportamientos e
ideas nuevos que considera distinguidos, elegantes o de moda. >>
'No. Él es un hombre fuerte.'

Rashta chasqueó la lengua con simpatía y siguió a Sovieshu mientras se dirigía


directamente a sus aposentos. Cuando entró en su habitación, lo vio apoyado en una
mesa con un brazo y respirando con dificultad. Sus ojos parecían sin vida, como si todavía
estuviera completamente conmocionado por lo que sucedió antes.
"Su Majestad..."

La vista trajo lágrimas a los ojos de Rashta.

'Pobrecito.'

Presionó una mano contra su boca y se acercó a Sovieshu. Todavía respiraba con
dificultad, y su ceño se frunció cuando miró a Rashta. Una rígida sonrisa se extendió en
sus labios.

"Lo siento, Rashta. Quiero estar solo por ahora."

"Su Majestad..."

Ella reprimió un sollozo, luego cubrió su mano sobre la mesa con las suyas. Su voz
tembló mientras hablaba.

"Su Majestad. La amiga por cartas del Príncipe Heinley... es en realidad la emperatriz
depuesta."

Sovieshu dirigió sus ojos hacia Rashta. Él ya lo sabía. También sabía que Rashta fingió ser
la amiga por cartas. Sin embargo, no pudo evitar preguntarse por qué sacaría a relucir
este tema.

Rashta bajó sus grandes ojos, como un ángel triste.

"Desde entonces, la emperatriz depuesta ha estado teniendo una aventura con el


Príncipe Heinley."

"¡!"
"Rashta quería proteger a la emperatriz... así que Rashta fingió ser la amiga por cartas."

Sovieshu la miró fijamente. Ella lo miró con ojos claros, secándose las lágrimas con el
dorso de su mano.

"Pero si hubiese sabido que ella te apuñalaría por la espalda de esa manera... te lo habría
dicho antes. Rashta tomó la decisión equivocada, Su Majestad."

Mientras Sovieshu la miraba llorar, su expresión se volvió extraña.


La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 167
Capítulo 167. El Shock De Sovieshu (2)

Las noticias de la Familia Imperial barrieron el país como un incendio forestal. La gente
estaba asombrada por este escándalo nacional, y hablar de 'Qué Harías En La Familia
Imperial' pronto se convirtió en una moda.

Naturalmente, todas las revistas cubrieron la historia con alegría. Sin embargo, la mayoría
tenía un grado de error o falsedad. La revista de mayor credibilidad era Lorudin, una
publicación oficial que tenía acceso exclusivo al palacio. Cuando Lorudin informó sobre el
divorcio y el nuevo matrimonio de la emperatriz, todos quedaron sorprendidos. La historia
era tan escandalosa que nadie la creyó hasta que vino de ellos.

¡Nuevo matrimonio de una emperatriz depuesta! - El titular resonó.

Aunque no estaba prohibido volver a casarse, ninguna emperatriz divorciada en la historia


lo había hecho. Independientemente de quién fuera la exemperatriz, el emperador todavía
tenía una posición visible, y no había razón para complicar aún más la política. Si bien
algunas tomaron amantes más jóvenes, ninguna se volvió a casar. Los círculos sociales eran
un mundo pequeño, y los ojos de muchas personas seguían la vida de la exemperatriz
después del divorcio. Reclamar el puesto más alto para una mujer en el imperio y luego
reaparecer en los rangos inferiores también era un motivo de orgullo para una
exemperatriz.

Pero no para la Emperatriz Navier. No para la emperatriz famosa por su comportamiento


frío y su aguda inteligencia. ¡No solo se volvió a casar, sino que se volvió a casar con el Rey
de Occidente! Todos quedaron atónitos por este movimiento sin precedentes.

"Bien por ella. En lugar de vivir en este país como una emperatriz depuesta, irá al Reino
Occidental y se convertirá en reina."

"Sí, puede vivir libremente allí, pero los ojos de las personas la seguirán por el resto de su
vida. ¿Crees que es tan fácil?"

"Si el Emperador vive con su concubina, ¿por qué la Emperatriz no puede volver a
casarse?"

"Pero es una cuestión de cortesía. ¿Cómo puede volver a casarse en cuestión de segundos?"

"Está bien. Entonces, ¿en qué se convierte ella? Otros países nos mirarán con desprecio."
"Si la Emperatriz del Gran Imperio Oriental se convierte en Reina del Reino Occidental,
entonces es una traición a nuestro país."
Después de que la sorpresa desapareció, las opiniones de las personas pronto se
dividieron. Algunos estaban a favor del nuevo matrimonio de Navier, y otros declararon
que estaba loca. Otros simpatizaron con ella, pero dijeron que no era bueno para el país.
Considerando el poder que tenía la exemperatriz, algunos querían evitar el nuevo
matrimonio y sugirieron que se aferraran a su carruaje para que ella no pudiera irse.

Al día siguiente, durante el almuerzo, Navier tenía una sonrisa amarga en su rostro cuando
se enteró de las reacciones.

***
"Es una historia que puede tener muchas opiniones."

Mi cara estaba tranquila. Ya estaba preparada para esto.


"Solo soy una emperatriz para ellos."

No era algo que pudiera controlar. Para la gente, yo era parte de la nación y de la identidad
nacional. Serían más generosos si fuera simplemente una amiga o un familiar que encontró
una nueva vida después de un divorcio, pero ver a su emperatriz marcharse a otro país era
humillante para ellos.

El Marqués Farang me miró a los ojos y sonrió brillantemente.

"No, pero eres meticulosa. ¿Cómo pudiste usarme como un chico de los recados y no
decirme ni una palabra?"

"Lo siento."

"No hay de qué disculparse."


El Marqués Farang levantó su dedo meñique.

"Por favor, recuerde que el Marqués Farang contribuyó enormemente a que se volviera a
casar."

Sonreí a su buen humor. El administrador de bienes, que había estado ocupado


escribiendo una lista durante media hora, dejó la pluma y levantó la parte superior de su
cuerpo. Él era el administrador de la riqueza de la Familia Troby, y compiló una lista de mis
bienes personales.

"¿Está hecho?"

El administrador se frotó el cuello y se rió brevemente.


"Está hecho. No se preocupe, mi señora. Me encargaré de todo, hasta el último cepillo de
pelo."

"Gracias."

El Marqués Farang dirigió sus ojos hacia mí.


"¿Sacarás todas tus cosas del palacio de la emperatriz?"

También parecía estar preguntando si eso incluía dinero y joyas, y yo asentí.

"Eso creo."
Puede ser barato, sin embargo... sabía exactamente quién iba a residir en ese palacio
después de mí, y no quería dejar ninguna de mis cosas. Después de todo, una vez que te
conviertes en emperatriz, puedes decorar el lugar como quieras y tirar cualquier artículo
viejo.

No me gustaba la idea de que Rashta tirara mis cosas viejas, así que decidí llevármelas. Los
administradores de bienes solían inclinarse a chasquear la lengua y decir que los nobles
gastaban demasiado, pero este parecía satisfecho con mi decisión.
Mientras tarareaba y revisaba la lista nuevamente, miré hacia el arco de la puerta. Allí,
Heinley estaba de pie con mis padres, trabajando duro para ganárselos. No era fácil
permanecer hosco por mucho tiempo en presencia de Heinley.

'Eso es lindo.'

Anoche, Heinley le sugirió a mis padres que se mudaran al Reino Occidental, pero se
negaron. No podían evitar que yo o mi hermano mayor fuéramos allí, pero ellos eran nobles
de alto rango aquí en el Imperio Oriental...

Quizá Heinley todavía intentaba convencerlos. De repente, Heinley se giró hacia mí con una
sonrisa, él y mis padres caminaron en mi dirección. El administrador dijo, "Es incómodo
estar tan cerca del rey", se levantó y se dirigió al piso de arriba.

Mi madre se me acercó y habló de inmediato.

"Navier. ¿Qué vas a hacer ahora? ¿Cuánto tiempo te quedarás aquí?"

Ah, tal vez de eso hablaban los tres. Respondí rápidamente.

"Puedo irme en cualquier momento, incluso ahora. Ya he hecho los arreglos."

No era oficial, pero no era bueno para el Rey Heinley quedarse aquí demasiado tiempo.

Sin embargo, inesperadamente, Heinley hizo la sugerencia opuesta.

"Tengo un carruaje listo... ¿por qué no quedarnos otros quince días y luego irnos?"
Lo miré con preocupación, y él habló con un brillo en sus ojos.

"Tendré más tiempo para ganar puntos con los padres de Reina."
Mis padres, que estaban más acostumbrados a Sovieshu, encontraron el discurso de
Heinley incómodo y se miraron el uno al otro. El Marqués Farang fue el único que pareció
encontrar la situación divertida, pero mi padre lo fulminó con la mirada y de repente el
marqués levantó la mano.

"Oh, acabo de recordar algo."

Corrió hacia la puerta principal y la abrió, pero de repente se congeló. Lo miré


inquisitivamente y me acerqué. Vi que su expresión era como piedra mientras miraba a
través de la puerta abierta. Cuando desvié la mirada para ver lo que estaba observando, vi
una extraña escena ante mí.

Una línea de guardias rodeaba la puerta principal como una pared.


La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 168
Capítulo 168. En Shock Junto Con Heinley (1)

"Por favor, quédese aquí un momento."


El Marqués Farang salió y habló con un guardia, pero este no dio señales de reconocerlo.
El marqués se subió a una gran roca cerca de la pared y miró por encima. Volvió a entrar,
chasqueando la lengua.

"No solo los caballeros han rodeado la puerta principal, sino también toda la mansión."
No, no. Sovieshu, ¿intenta encerrarme? Me apresuré a la puerta principal. Cuando los
caballeros me vieron, intercambiaron miradas avergonzadas entre ellos. Parecían
compadecerse de mí, pero no se hicieron a un lado.

"¿Por qué están aquí?"


"Lo siento, Su Ma—Navier."
"¿Cuánto tiempo permanecerán ahí parados?"
"Hasta que Su Majestad el Emperador lo ordene."
La voz del caballero era firme.

"Me reuniré con él en persona. Apártense del camino."


Intenté pasar enojada, pero los caballeros me bloquearon el camino.
"¡!"
Los miré con asombro, pero mantuvieron sus posiciones mientras rechazaban el
contacto visual conmigo. Estaba a punto de volver a entrar, cuando escuché la fría voz de
Heinley.

"Manteniendo al Rey y a la Reina del Reino Occidental bajo custodia. ¿No sabes que esto
podría convertirse en un incidente internacional?"

Al principio pensé que estaba hablando consigo mismo, pero parecía que estaba
haciendo una amenaza. Los caballeros apretaron los labios, pero fue una persona
diferente la que respondió.

"¿A quién le importa los incidentes internacionales cuando alguien toma a la esposa de
otra persona?"
Fue Sovieshu. No lo vi llegar en su carruaje detrás de la línea de caballeros, pero pronto
caminó hacia nosotros, y los caballeros se separaron para permitirle el acceso. Las barras
blancas de la puerta de hierro sirvieron como una barrera entre ambos. Sovieshu nos
miró a Heinley y a mí.

"Nunca he tomado a 'la esposa de otra persona'."


"Dios mío, Rey Heinley. No debiste haber causado tal alboroto ayer si ibas a mentir de
esta manera."

"En el momento en que te divorciaste, dejaste de tener algo que ver con Navier. Y ella no
es solo 'la esposa de otra persona'."
La mirada de Sovieshu se agudizó ante las palabras de Heinley.

¿Sovieshu no ha dormido lo suficiente? Noté bolsas oscuras debajo de sus ojos. Se


mantuvo con dignidad como de costumbre, pero se veía cansado. Pensé que celebraría
con champán el haberse divorciado. ¿Quizá no quería hacer un brindis luego de que me
volví a casar? Tenía ganas de regocijarme, pero mantuve una cara tranquila para evitar
prestar demasiada atención.

Sin embargo, en cuanto a Sovieshu, perdió el control por la fatiga. Agarró una barra de la
puerta con una mano y la sacudió amenazadoramente mientras se burlaba de Heinley.

"Rey Heinley, el rey playboy. Sedujiste a la inocente Navier, ¿no es así?"


Eso fue injusto para Heinley, ya que fui yo quien le propuso matrimonio. Sin embargo,
probablemente por mi bien, Heinley mantuvo la calma y no respondió. Finalmente di un
paso al frente y dije, "Yo le propuse matrimonio." Sovieshu me miró como si acabara de
darle una bofetada.
"¿Tanto deseas ponerte de su lado?"
A pesar de mi confesión, parecía seguir creyendo que Heinley me había seducido.

"Sí."
Hubo una pausa, y luego Sovieshu soltó una risa delirante.
"¿Estás haciendo esto para vengarte de mí?"

"¿Venganza?"

"¿Lo elegiste para hacerme enojar?"

"No."

"¿No sabes que es un mujeriego inmaduro? No tienes que arruinar tu vida para
vengarte."

"No la estoy arruinando."


"Navier. Él solo te está usando."
"Nos usamos el uno al otro."

"¡!"

"¡!"
Sovieshu pareció sorprendido por mi respuesta. Lo extraño fue que Heinley, quien había
estado sonriendo a mi lado, abrió sus ojos en shock al mismo tiempo.

Oh... desafortunadamente.
Bajo estas circunstancias, probablemente era mejor que no anunciara que nuestro
matrimonio era de conveniencia política. Sería incómodo rectificar aquí, así que decidí
disculparme con Heinley más tarde, luego me dirigí de nuevo a Sovieshu.
Sus ojos negros ardían con furia. La mirada en su rostro hizo que pareciera que yo le
había quitado el trono.
"Con el camino que estabas tomando, y con quién lo estabas recorriendo, no deberías
sorprenderte, Su Majestad."

"¡Quiero estar contigo, Navier!"

"Sin embargo, ayer anulaste nuestra relación en la corte de divorcio."

"Eso fue..."

Sovieshu abrió y cerró la boca un par de veces, luego volvió a mirar fulminantemente a
Heinley.

"No quise enviarte a los brazos de este principiante que no sabe nada de ti."
Heinley todavía parecía entumecido después de escuchar mi anterior respuesta. No
respondió inmediatamente, aunque Sovieshu le estaba disparando flechas.

'¿Sigue en estado de shock?'


Suavemente tiré del dobladillo de su manga y agité mi mano frente a él, entonces
pareció percatarse y sonrió.
"Pero ahora tengo mucho tiempo para aprender sobre Navier, Su Majestad."

"¡Rey Heinley...!"

Sovieshu se lanzó hacia delante y agarró las barras con ambas manos. Sin embargo, esta
vez no tuvo la oportunidad de hablar más.

"Su Majestad."

El Marqués Karl, que había estado de pie junto a Sovieshu, se dirigió a él en voz baja.
"Hay demasiados ojos por aquí."

Sovieshu parpadeó y finalmente miró a su alrededor.

'Esto.'
De hecho, había muchos ojos. Muchas personas se habían reunido para mirar, curiosas
acerca de los caballeros que rodeaban la mansión y por la fuerte discusión que tenía lugar
en la puerta principal.

Sovieshu apretó los dientes y lanzó una mirada fulminante a Heinley y a mí, pero
rápidamente se dio la vuelta y subió nuevamente a su carruaje. Pronto desapareció. Sin
embargo, los caballeros permanecieron, y no se movieron ni un centímetro.
Ya no había razón para quedarse aquí, así que Heinley y yo volvimos al interior de la
mansión. Les expliqué la situación a mis padres, y mi madre me juró que el Emperador no
podría contener a toda la familia. Ella me preguntó si me disfrazaría de sirvienta.
Realmente estaría atrapada aquí si me quedara durante quince días.

Enviamos a una sirvienta como prueba, y pronto descubrimos que ese plan sería
completamente inútil. Aunque a las sirvientas se les permitió entrar y salir del recinto,
fueron revisadas minuciosamente. Cuando un sirviente trepó por una pared, fue arrojado
de vuelta. Mi familia salió uno por uno para ver exactamente quién estaba confinado, y
pronto se hizo evidente que los guardias solo tenían dos objetivos— Heinley y yo.

Al día siguiente, mis padres trataron de reunirse con Sovieshu para suplicar mi
liberación, pero él se negó a verlos. En este punto me puse nerviosa.

'Mientras más tiempo esté aquí, peor será para Heinley...'

Era un rey solitario en una nación extranjera, y se había casado con la exemperatriz. Me
preocupaba que la reputación de Heinley se viera empañada, incluso en el Reino
Occidental.

"No hay problema."


¿Mis sentimientos se reflejaron en mi rostro? Heinley se quedó conmigo junto a la
ventana y miró hacia la barrera de caballeros. Me tomó la mano con cuidado.

"Es mejor irse en silencio y sin crear disturbios. Sin embargo, me preparé para lo peor."

"¿Te refieres a Sir McKenna?"

"Sí. En unos días, el Reino Occidental presentará una protesta formal."

La esquina de la boca de Heinley se inclinó hacia arriba.

"Tu exesposo es un hombre cobarde, pero es un buen emperador. Se verá obligado a


retirar sus guardias."

"Sí..."

Me alegró escuchar eso...


"Más bien, Reina. Me gustaría preguntarte algo."

"Te escucho."
"Sobre... lo que dijiste ayer."

"¿?"

"Yo..."

Ayer dije tantas cosas y no sé de qué estaba hablando. Cuando lo miré, Heinley bajó la
mirada y luego sacudió la cabeza con una sonrisa.

"No importa."

'¿Qué está pensando?'

'¡Ah! ¿Por casualidad?'

"¿Se trata de lo que dije sobre el matrimonio político?"


"¿Qué?"

"Lo siento. Lo dije sin pensarlo."

Heinley me miró sin comprender, luego se rascó la mejilla y sonrió.

"Eso no..."

¿No? Heinley suspiro. Me agarró la mano con fuerza y me habló en un tono suave.

"No solo pienso en ti como una pareja política."


"¿?"

"Solo quería decir eso."


La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 169
Capítulo 169. En Shock Junto Con Heinley (2)

"Su Majestad. Aunque confine a Navier, el Rey Heinley debe ser liberado pronto."
El Marqués Karl miró preocupado a Sovieshu mientras le ofrecía su mejor consejo. Ya
habían pasado cuatro días desde que la exemperatriz y el Rey Heinley fueron obligados a
permanecer en la mansión. Como la residencia era relativamente visible, la gente del
Reino Occidental se enteraría que su rey estaba atrapado en la capital del Imperio
Oriental. Si esta situación riesgosa continuara, sin duda se convertiría en un problema
internacional.
"El poder del Reino Occidental no debe ser tomado a la ligera, Su Majestad."

Sovieshu lo sabía. Había estado sufriendo un dolor de cabeza durante cuatro días
completos debido a eso. Cerró los ojos y presionó sus dedos contra su sien. La persistente
crítica del Marqués Karl, que repetía todo lo que sabía, solo aumentaba su fatiga.

"No puede permitir que la relación vaya mal."


"..."

Sovieshu esperó a que el Marqués Karl continuara con sus regaños, pero extrañamente
terminó en ese punto. Esperaba al menos cinco párrafos más detallando sus errores.

Sovieshu entreabrió los ojos y miró a su secretario. El Marqués Karl lo miraba con una
expresión vacilante. Sovieshu suspiró.

"¿Qué es lo que quieres decir?"

Con el permiso del emperador, el Marqués Karl se levantó y habló.

"Su Majestad. Debido a que este es un matrimonio entre dos países, ¿por qué no envía un
regalo de felicitación para mostrar su generosidad?"

"¿Regalo de felicitación?"

"Sí, para el aniversario de bodas del Rey Heinley y—"

"¿Regalo?"

Los ojos de Sovieshu se oscurecieron. Su rostro parecía decir "¿Estás loco?"

El Marqués Karl bajó la mirada como si las palabras que había dicho no fueran del todo
correctas. En verdad, pensó que la conciliación era lo mejor para el país. Sería mejor que
Navier fuera tratada como "estimada hija noble del Imperio Oriental" en lugar de "la
emperatriz divorciada". La relación futura entre el Imperio Oriental y el Reino
Occidental podría ser tensa, pero mantenerla era el mejor curso de acción.

Sin embargo...

El Marqués Karl, torpemente, juntó las manos. El problema de la vergüenza entre los
países era tremendo. Si Sovieshu le diera a su exesposa un regalo de felicitación, algunos
podrían verlo como una persona generosa, pero otros podrían pensar que estaba loco.
Sovieshu consideró la idea ridícula, independientemente de sus desagradables
sentimientos. No quería dirigirse con dureza a su secretario favorito, pero apretó los
dientes.

"Entonces envía un regalo a tu esposa cuando se vuelva a casar con otro. Como lo haría
un buen hombre."

Luego, el Marqués Karl se fue. Sovieshu golpeó su escritorio con el puño. A pesar de su
ira, sabía que no podía retener más al Rey Heinley, ni a Navier, a quien el Sumo Sacerdote
aprobó directamente para que volviera a casarse. Aunque no hubo boda, el Sumo
Sacerdote ya dejó la capital, y daría instrucciones para que todos los documentos oficiales
registraran a Heinley y Navier como una pareja casada. Como tal, eso también hizo a
Navier la reina del Reino Occidental.

Eso solo hizo enojar más a Sovieshu.


Navier se volvió a casar. Ella y Sovieshu habían estado juntos desde la infancia. Pensó
que se separarían solo por un tiempo, y luego volverían nuevamente. Pero ese maldito
Heinley...

"¡Mierda, Heinley Heinley Heinley!"

Rugió y golpeó el escritorio con cada palabra. El pájaro azul en su oficina se despertó
sorprendido y lo miró a través de la jaula. Debe estar pensando que él estaba loco.

Sovieshu finalmente se llevó el brazo a la frente, respiró hondo, y luego tocó la campana
del escritorio. Un sirviente entró en la habitación, y Sovieshu le ordenó a gritos.

"¡Tráeme al Duque Elgy!"


Cuando el Duque Elgy fue finalmente llevado a la habitación, Sovieshu inmediatamente
fue directo al grano.
"He oído que es usted amigo del Rey Heinley, Duque."
"Sí, Su Majestad. Nos conocemos desde que éramos niños."
"Te enteraste de todo lo que pasó entre el Rey Heinley y yo."
"Bueno..."

El Duque Elgy sonrió vagamente como si le avergonzara responder. Sovieshu lo miró con
frialdad.

"No puedo retener al Rey de Occidente por mucho tiempo, así que estoy considerando
enviarlo de vuelta."

"Gracias a Dios."

"¿Puedes sacar al Rey Heinley de la mansión Troby?"


'¿Sacar?' El Duque Elgy pensó que la elección de la palabra era extraña. ¿Por qué no
'traer'?

"¿Qué quieres decir?"

"Quiero que vayas a la residencia de los Troby y saques solo al Rey Heinley."

El Duque Elgy se dio cuenta de sus intenciones. Debido a que Heinley y Sovieshu estaban
en una amarga disputa, parecería que Sovieshu se echaba para atrás si liberaba a Heinley.
Por otro lado, si el Duque Elgy— un amigo del Rey Heinley— rescataba al rey, Sovieshu
preservaría su orgullo. El Duque Elgy admiraba interiormente la inteligencia del
emperador.

"Muy bien. ¿Qué hay de Navier?"

"Es el Rey Heinley el que se necesita con urgencia en el Reino Occidental ahora, no
Navier."

El Duque Elgy dudó por un momento, pero luego sonrió e hizo un ruido de acuerdo. Se
puso de pie y salió de la habitación.

Luego, Sovieshu convocó a todos sus secretarios.

"Encuentren una ley que prohíba a una emperatriz volver a casarse. Ya sea historia,
código, etiqueta— busquen en todos los registros que encuentren. Háganlo lo más pronto
posible."
***
Unas horas más tarde, después de que el Duque Elgy consideró que era tiempo suficiente
para que la orden de Sovieshu fuera entregada a los guardias, se subió a un carruaje y
viajó a su destino.

Sus pensamientos estaban perturbados. Todavía no podía enfrentarse a Sovieshu de


frente, pero esta era una oportunidad para ganar su favor. Si el Duque Elgy manejaba
bien esta petición personal, podría ganarse la confianza del Emperador.

Sin embargo, su amistad con Heinley debía ser considerada. Heinley estaba
profundamente enamorado de Navier. ¿No se sentiría frustrado de dejar atrás a Navier?
Heinley y el Duque Elgy tenían objetivos similares a corto plazo, pero sus propósitos
finales eran diferentes. Debido a esto, mantenían una relación de cooperación,
intercambiando poder e información cuando era necesario, y no interfiriendo con los
planes del otro.

Sin embargo, en este caso, ganar la confianza de Sovieshu significaría lastimar a Heinley.
Heinley podría enojarse con el Duque Elgy, pero su asociación no se rompería mientras
compartieran objetivos comunes.

Por otro lado, "rescatar" tanto a Heinley como a la exemperatriz causaría que Sovieshu
desconfiara de él. Heinley ciertamente estaría agradecido, pero no sería un movimiento
útil. Ellos ya eran aliados.

"Hmmm."

El Duque Elgy tarareó y se tocó la mejilla.

"Hay una respuesta. Me pregunto cómo saldrá."


La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 170
Capítulo 170. Para Sorpresa De Sovieshu (1)

¿Cómo podríamos romper esto? ¿Cómo podríamos atravesar ese muro de caballeros?
Me quedé en el pasillo, mirando ocasionalmente por la ventana para observar la barrera.
Sin embargo, por mucho que lo pensara, no se me ocurrió ningún plan. Los caballeros
inspeccionaban minuciosamente a cualquiera que entrara y saliera del recinto, así que
cubrirme la cara no era una opción. Si intentaba atravesar el muro, solo sería empujado
hacia atrás, y el camino para los carruajes estaba bloqueado.
La esperanza de escapar parecía distante. Como dijo Heinley, nuestra única alternativa era
esperar a que el Reino Occidental presentara un reclamo oficial.
¿Fui demasiado egoísta al volver a casarme? El nombre de Heinley se manchó por mi culpa,
y mi corazón se puso pesado.
Justo cuando pasaba por una ventana, una vista extraña me llamó la atención. ¡Un gran
carruaje negro estaba entrando!
'¿Cómo?'
Todos los carruajes se habían mantenido fuera en caso de intentos de fuga. Bajé corriendo
las escaleras hacia la puerta principal.
'¿Es Sovieshu?'
Los guardias no lo dejarían entrar si fuera alguien más. Sin embargo, la puerta del carruaje
se abrió y la persona que salió no era quien yo esperaba.
Era el Duque Elgy. El amigo de Heinley y Rashta.
"¿Heinley?"
El Duque Elgy habló con un sirviente que ató el carruaje, luego, cuando me vio acercarme,
sonrió. El sirviente parecía aliviado por mi presencia. Parecía confundido por el hecho de
que un extraño visitara repentinamente la mansión sin previo aviso. Le indiqué al
sirviente que continuara su trabajo y me acerqué al Duque Elgy.
El duque se rascó la mejilla avergonzado, pero me saludó.
"¿Cómo estás?"
"... Como puedes ver."
Le ofrecí una ligera sonrisa.
"No estoy seguro de si eso es positivo o negativo."
"Depende."
"No creo que estés bien."
"¿Estás aquí para ver a Heinley?"
La boca del Duque Elgy se torció ligeramente.
"Sí. ¿Cómo está Heinley?"
Llamó a Heinley por su nombre al igual que yo, a pesar de que ya había sido coronado rey.
Hasta donde yo sé, el Duque Elgy ni siquiera fue a la coronación de Heinley. ¿El Duque tenía
todavía una amistad cercana con él?
Si le preguntaba esto al Duque Elgy, sabía que no contestaría. De todos modos, su amistad
era irrelevante en este momento.
Asentí y volví a hablar.
"¿El Emperador te dijo que vinieras a ver a Heinley?"
"¡!"
"Lo supuse."
"Siempre he tenido el presentimiento que tienes una intuición muy aguda, parece ser así."
Los guardias no habrían dejado entrar el carruaje si no fuera por orden de Sovieshu. No
había nada particularmente inteligente en la observación, pero no dije nada al respecto y,
en cambio, señalé hacia el jardín con los ojos.
"Antes de que te reúnas con Heinley, quiero hablar contigo primero."
"Bueno, ese no es el propósito del Emperador, pero..."
"Y tu propósito."
El Duque Elgy desvió la mirada como si estuviera considerando la idea, luego sonrió y se
inclinó.
"Si me lo ordenas."
***
Lo llevé a un jardín que no se usaba a menudo y miré a mi alrededor para confirmar que no
había nadie más aquí. El Duque Elgy se echó a reír, como si encontrara mi comportamiento
divertido.
"Entonces, ¿cuál es la historia secreta?"
"Algo que la gente no sabe. Algo de lo que espero que mi familia no sepa más."
"Estoy deseando saberlo."
Tan pronto como terminó de hablar, se acercó a mí y sus ojos brillaron mientras se apoyaba
contra la pared de ladrillo rojo del jardín con una mano. Parecía un retrato de un socialité
popular, sonriendo coquetamente como si el mundo entero se centrara en él.
De repente me pregunté si Heinley actuaba de la misma manera, barriendo los círculos
sociales de todo el mundo.
'Debería preguntárselo más tarde.'
"No estás hablando, así que debe ser algo difícil de decir. ¿Cómo sabes que eso me gustará?"
"Duque. ¿Eres amigo de la Señorita Rashta?"
"...Ah. No pensé que sería eso."
El Duque Elgy era una persona frívola, pero no desconsiderada. Bajó el brazo y me miró
seriamente. Las comisuras de su boca seguían siendo juguetonas, aunque su humor había
cambiado. Miré a mi alrededor nuevamente y hablé.
"No importa si la Señorita Rashta hace esto accidentalmente o no."
"¿?"
"Pero si crees que ella dañará a la gente del Imperio Oriental, dímelo lo antes posible."
El día de mi divorcio, noté que Rashta llevaba un vestido ostentoso que no se ajustaba al
contexto de la situación. Además, su discurso juvenil no cambió desde el día en que llegó
por primera vez al palacio. Claramente, no había nadie cerca de ella que le diera un consejo
real, a pesar de que estaba dispuesta a luchar. Sería un problema menor si Rashta siguiera
siendo una concubina, pero Sovieshu pretendía elevarla a Emperatriz.
Como acabo de decirle al Duque Elgy, no me importaba lo que Rashta hiciera. Casi no la
veré ahora. Sin embargo, no quería que Rashta destruyera su posición ni a la gente del
Imperio Oriental. Aunque ahora era la Reina de Occidente y viviré para Occidente...
El Imperio Oriental seguía siendo mi patria.
El Duque Elgy, que normalmente tenía una respuesta para todo, solo suspiró ante mis
palabras.
"Oh, Dios mío."
"¿Eso es demasiado difícil?"
El Duque Elgy era un amigo que ayudó a Rashta en sus momentos difíciles.
"¿Por qué quieres que esto sea un secreto?"
No estaba pidiendo esto para beneficiar a Rashta, pero mis padres o Heinley estarían
molestos si escucharan mi petición. Pensé que me vería demasiado blanda si se lo decía al
Duque, así que respondí con una mirada impasible.
"No creo que sea difícil."
El Duque Elgy me miró como si hubiera dicho algo malo, y luego dirigió la conversación en
otra dirección.
"Mientras estaba en el carruaje, estaba luchando con un dilema."
"¿?"
"Apenas llegué a una conclusión."
'¿Qué quiere decir?'
"No es fácil para mí presentarme así. Es como si estuvieras sujetando un cuchillo y
apuñalando mi conciencia."

"¿Conciencia?"
El Duque Elgy volvió a suspirar y murmuró algo al respecto. Todavía no entendía el
significado de sus palabras. Lo miré con las cejas levantadas, él agitó su mano y se rió.
"Bueno, no me corresponde interferir entre la Señorita Rashta y la exemperatriz."
"¡!"
"Ve a tu habitación rápidamente, toma la menor cantidad de artículos posibles y ven a la
entrada trasera."
Ni siquiera pensé que el Duque Elgy supiera dónde estaba la entrada trasera. Su cara se
iluminó al recordar algo más.
"Ah, ¿dónde está Heinley?"
"¿Por qué la entrada trasera?"
"Porque eres la esposa de un amigo, esto tiene que hacerse en secreto."
En secreto... ¡ah, entonces!
"¿Estás tratando de sacarme de aquí?"
Mis ojos se abrieron de par en par, en sorpresa. Por supuesto, Heinley tenía una amistad
con el Duque Elgy.
"Tu reacción no es realmente divertida."
"Gracias."
"¿Fue un elogio lo que escuché?"
"Por ayudarme a escapar. Puede que seas un poco sospechoso, pero tienes un lado bueno."
"¡!"
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 171
Capítulo 171. Para Sorpresa De Sovieshu (2)
Me preguntaba qué debía empacar, pero excluí cualquier cosa que se pudiera comprar en el
Reino Occidental. En cambio, elegí artículos que eran difíciles de comprar y que tenían un
valor sentimental. Había formas de trasladar mis otras pertenencias luego, así que
empaqué solo un número mínimo de cosas.
Cuando terminé, pasé por donde mis padres para informarles sobre el Duque Elgy, y luego
fui a la entrada trasera. Miré por el cristal de la ventana de la puerta.
'¿Ya salió el Duque Elgy?'
Él no estaba a la vista, pero su carruaje negro estaba ahí. Ya había un conductor sentado en
el asiento delantero como si estuviera listo para partir. ¿El Duque iba a sacarme a
escondidas en ese carruaje?
Poco después, aparecieron el Duque Elgy y Heinley. Heinley no llevaba mucho en sus
manos.
"¡Reina!"
Me había visto hace solo un par de horas, pero sonrió y corrió hacia mí como si hubiéramos
estado separados durante años. El Duque Elgy sonrió a sabiendas, pero a Heinley no
pareció importarle. Mientras sonreía y lo miraba, Heinley miró a su alrededor y levantó las
cejas.
"¿Qué hay del suegro y la suegra?"
Cuando estábamos a punto de irnos, se preguntó por qué mis padres no estaban aquí.
"Quizás…"
"Ya hablé con ellos."
"Ah."
"La gente necesaria está aquí. Les dije a mis padres que salieran a caminar y se
comportaran como de costumbre, por si acaso."
"Ya veo..."
Heinley asintió con admiración, pero la expresión del Duque Elgy era extraña.
"Me preguntaba a quién te parecías, y te pareces a tus padres."
"¿No es natural que la personas se parezcan a sus padres?"
"No lo sé. No me parezco en nada a mis padres."
Se encogió de hombros y luego abrió la puerta. Los guardias no miraron dentro de la
mansión, tal vez como una última cortesía para la exemperatriz. Debido a eso, el carruaje
pudo estacionarse en la entrada trasera sin levantar sospechas.
Abordé el carruaje rápidamente por si acaso. El Duque Elgy entró después, pero cerró la
puerta antes de que Heinley se subiera. Me pregunté por qué, y el Duque Elgy dijo
"Disculpe," antes de levantar la mano en diagonal hacia el techo del carruaje.
"¿?"
"El Emperador solo ordenó que Heinley fuera liberado."
Sus dedos presionaron sobre algo, y hubo un clic en el banco del carruaje en el que estaba
sentada. Sorprendida, me moví al otro lado, y el Duque Elgy sonrió y quitó el cojín. Agarró
el borde del banco y lo levantó, revelando un gran espacio vacío en su interior. El banco
estaba forrado en cuero grueso, por lo que era difícil saber que había un espacio vacío,
incluso si uno le daba un golpecito.
"Esto es..."
Miré hacia abajo con asombro, y el Duque Elgy señaló la caja secreta con su mano.
"Lo siento, pero tienes que entrar ahí."
***
Los caballeros inspeccionaron el interior del carruaje del Duque Elgy antes de partir. Era
amplio y no había mucho equipaje, así que hubo poco que revisar. El Duque Elgy tenía su
bastón y el Rey Heinley tenía una bolsa de cuero marrón, pero no era lo suficientemente
grande como para ocultar a una persona. La única otra persona era el conductor del
carruaje.
Cuando los caballeros del emperador dieron un paso atrás y les indicaron que podían
pasar, el Duque Elgy sonrió y asintió. Una vez que la puerta se cerró, frunció el ceño.
Los caballeros no se dieron cuenta de que la exemperatriz había escapado hasta dos días
después.
Sovieshu tampoco se dio cuenta, y durante ese tiempo solo siguió presionando a sus
secretarios para encontrar una manera de cancelar su nuevo matrimonio. Examinaron
todos los registros existentes de los emperadores disponibles, estudiaron casos de otros
países y revisaron libros de leyes desde la primera página. Sin embargo, solo el Sumo
Sacerdote tenía autoridad sobre los matrimonios reales, y sin importar lo mucho que
buscaran, no se evidenciaban otras alternativas.
"Tiene que haber un caso como este. ¡Entre las muchas emperatrices de la historia, tiene
que haber una que se haya vuelto a casar!"
Solo necesitaba un caso. Sovieshu siguió presionando a sus hombres por respuestas, pero
no importa cuán competentes fueran, no podían inventar el pasado. Incluso si trataban de
manipular la historia, había cien historiadores más para corregirlos. Al final, los secretarios
de Sovieshu tuvieron que confiar en interpretaciones más liberales.
"No hay forma de deshacerlo, Su Majestad."
"Incluso si el Sumo Sacerdote viene en persona, el nuevo matrimonio no puede ser
cancelado unilateralmente."
"Hubo un incidente hace veinte años. No fue un nuevo matrimonio, pero el rey del
Reino Meridional llamó al Sumo Sacerdote para cancelar su matrimonio dentro de tres
días."
"¿Que pasó?"
"El Sumo Sacerdote se negó a cancelar el matrimonio."
La expresión de Sovieshu solo se oscureció, y los secretarios apresuradamente juntaron sus
cabezas para encontrar otra solución.
"Pero existe un precedente de cancelar un divorcio, Su Majestad."
"¿Cancelar un divorcio?"
Sovieshu había visto a diversos nobles solicitar la cancelación de su divorcio. A menudo, los
nobles peleaban y se dividían por concubinas o políticas familiares, pero cuando se
reconciliaban nuevamente, pedían que se cancelara su divorcio.
Los secretarios de Sovieshu continuaron explicando.
"Sí, no se usa mucho, pero seguramente debe haber un precedente de un emperador que
haya cancelado su divorcio."
"Cancelar un divorcio provocaría un doble matrimonio, y el segundo matrimonio sería
anulado naturalmente, Su Majestad."
"¡!"
Los ojos de Sovieshu se abrieron de par en par ante esta bendición inesperada.
"¿El divorcio... es cancelado?"
Golpeó nerviosamente un dedo contra el trono, y los hombres asintieron.
"Sí, Su Majestad. Por lo tanto, el nuevo matrimonio será anulado."
Sovieshu soltó una carcajada. Él, cancelando el divorcio ahora.
"¿Hay alguna otra manera?"
"No, Su Majestad."
Sovieshu cerró sus pesados párpados.
Cancelar el divorcio... cancelar el divorcio...
Pero, ¿por qué se divorció en primer lugar? Fue porque la Emperatriz era estéril y
necesitaba un sucesor. Si el divorcio se cancelaba y no tenía sucesor, el plan era inútil.
"..."
Lo pensó por un tiempo, luego decidió ir a la mansión Troby. Quería ver a Navier. Verla lo
ayudaría a decidirse.
Sin embargo, para sorpresa de Sovieshu, ella no estaba allí.
"¿Dónde está Navier?"
Se dirigió a la Duquesa Troby enojado, pero ella afirmó que no lo sabía. Apretó el puño y
rechinó los dientes.
¡El Duque Elgy había tomado a la emperatriz! Debe haber sido cuando lo envió a sacar al
Rey Heinley. Sovieshu salió furioso de la mansión y rugió sus órdenes.
"¡La Emperatriz ha escapado! ¡Encuéntrenla! ¡Envíen hombres a todas las puertas y atrapen
a todas las mujeres que se parezcan a la Emperatriz!"
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 172
Capítulo 172. Posición Incómoda (1)
La caja parecía grande, pero no se sintió así una vez que entré. Abracé mis rodillas y pensé,
'¿Qué diablos estoy haciendo ahora?' No importa cómo se mire esta situación, no era una
reina, sino una fugitiva.
El carruaje circulaba sin problemas, pero la caja estaba situada cerca de las ruedas. Cada
pequeño bache sacudía mi cuerpo, causando que mi cabeza golpeara la parte superior de la
caja, seguido de mi trasero y piernas en el piso. Después de varios impactos dolorosos,
logré encontrar una posición que me sometiera a un abuso ligeramente menor.
"Reina, ¿estás bien?"
De vez en cuando, Heinley me hablaba tranquilizadoramente.
"Reina, pronto cruzaremos la frontera."
En lugar de hablar, golpeé la pared de la caja en respuesta.
Sabía que mi voz sonaba rara al salir de la caja. La primera vez que Heinley dijo, "¿Estás
bien?" Yo respondí, "Estoy bien." En ese momento, escuché al Duque Elgy reírse y me
sonrojé avergonzada.
Sin embargo, incluso los golpes parecían entretener al Duque Elgy. Lo escuché reírse
nuevamente, seguido de Heinley que le gritaba que se detuviera. Eso no ayudó, y me mordí
el labio.
"¿Qué? Tú también te estás riendo. La única diferencia es que no haces ningún ruido."
Debido al Duque Elgy, su conversación pareció detenerse repentinamente, pero sabía que
Heinley debía estar discutiendo en silencio con él.
'Haaah...'
Suspiré y cerré los ojos con fuerza.
Prefiero dormirme. El tiempo pasaría volando de esa manera.
***
Supongo que mi mente estaba más cansada de lo que pensaba. Recordé cerrar los ojos y
pensar en dormir. Cuando la tapa de la caja se abrió y parpadeé aturdida por la ráfaga de
aire fresco, me di cuenta de que realmente me había quedado dormida. Heinley me estaba
sonriendo desde arriba, y yo le devolví la sonrisa tímidamente.
"Es como una escena de un mito. Tan pronto como abriste los ojos y me miraste, sentí que
mi corazón latía con fuerza."
Me sonrojé por su cumplido. Por supuesto, estaba agradecida por ello, pero las palabras
eran exageradas para mi gusto. Extendí mis piernas y me puse de pie temblorosamente.
"Ah. Ahora con cuidado."
Heinley me ayudó a levantarme.
"Es malo que permanezcas en una misma posición tanto tiempo, Reina."
Después de levantarme plenamente, me sacudí el vestido arrugado y le devolví la sonrisa.
Hablé antes de que pudiera decirme más cumplidos embarazosos.
"¿Hemos llegado?"
"No. Esta es una ciudad fronteriza."
"Pero los guardias..."
"No creo que hayan recibido ninguna orden todavía."
A pesar de sus palabras, dirigió una mirada cautelosa fuera del carruaje.
"Llegaremos pronto."
Salí completamente de la caja, tomé la mano de Heinley y bajé del carruaje. El Duque Elgy
estaba hablando con el conductor con una cara seria. Cuando me vio, sonrió y me saludó.
Mientras tanto, me di la vuelta para observar nuestro entorno. Las ciudades fronterizas
eran lugares importantes en nuestro país, y las había visitado todas al menos una vez. Mi
propio hermano había sido exiliado a una ciudad fronteriza.
'Ah. Esta debe ser Lux.'
Sin embargo, esta no era la ciudad fronteriza donde mi hermano se alojaba.
'¿Estuve dormida durante todo el viaje hasta aquí?'
Parpadeé sorprendida y el Duque Elgy terminó de hablar con Heinley y se acercó a mí.
"Esto es lo más lejos que puedo acompañarte."
"Gracias, Duque Elgy."
"Yo también me divertí, Reina."
No se me pasó por alto que me llamara "Reina", ya que en la mansión Troby me había
llamado "exemperatriz". De repente pensé en la reacción de Heinley y lo miré. Sonreía
ligeramente.
"Ah. Es molesto. Esa cara feliz."
Heinley parecía relajado mientras escuchaba al Duque Elgy burlarse de él. De hecho...
Heinley y el Duque Elgy parecían bastante amistosos. De lo contrario, no hablarían tan
casualmente.
El Duque Elgy chasqueó la lengua.
"No puedo decir si este es un buen grupo de comerciantes, pero estoy seguro de que son
confiables. Lo están esperando, puede ir y reunirse con ellos, Su Majestad."
"¿Heinley...?"
¿Hablaron entre ellos mientras dormía? Heinley se giró hacia mí, pero no parecía
sorprendido.
"Si vamos juntos, nos veremos sospechosos."
"¿Usarás otro grupo de comerciantes? ¿O de mercenarios?"
"Bueno... en realidad no. Me iré solo."
"Eso es peligroso. Deberíamos irnos juntos."
Era poco probable que Sovieshu intentara capturar a Heinley nuevamente, pero el rey
solitario no podía cruzar la frontera por sí mismo. Este lugar no solía ser frecuentado, pero
podría haber bandidos como los Mil Eternos, ¡e incluso podría ser asaltado!
Sin embargo, Heinley me sonrió con confianza y dijo que estaría bien, y el Duque Elgy hizo
un comentario similar en acuerdo.
"Heinley es rápido y escurridizo, así que no se preocupe por él."
Quería protestar y decir que era peligroso, pero me contuve. Había visto a Heinley venir a
Wirwol solo, e incluso había entrado al palacio del Imperio Oriental sin ser detectado.
Aunque mi preocupación no desapareció, asentí. Si Heinley era realmente hábil para
moverse en solitario sin ser detectado, mi presencia solo podría ponerlo en peligro.
"Entonces, Heinley. Yo también me iré. Reina, cuídate."
El Duque Elgy se marchó en el carruaje negro que nos trajo hasta aquí, Heinley y yo
entramos en una posada de aspecto ordinario. Una mujer se acercó y miró
alternativamente entre nosotros.
"¿A qué persona transportaré?"
Levanté la mano, pero mi corazón latía con fuerza. Habían pasado unos días desde mi
divorcio, y estaba segura de que mi rostro estaba esparcido por todos los carteles del
imperio. Los rumores de la emperatriz divorciada y casada de nuevo habrían llegado
incluso a las ciudades fronterizas más aisladas.
Mi larga capa y capucha ocultaban mi rostro, pero si ella me pedía que me quitara la...
"Vámonos."
La mujer no preguntó nada, se dio la vuelta y se fue.
'¿Voy así como así?'
Miré a Heinley, buscando consuelo, y me sonrió.
"No te preocupes. He trabajado con ellos unas cuantas veces— ah, y no sabían que yo era
un príncipe. De todos modos, son perfectos para este trabajo."
Bueno, si Heinley lo dice. Asentí y seguí a la mujer.
Heinley me siguió a cierta distancia, y luego me vio subir a otro carruaje. Estuvo allí hasta
que el carruaje partió. La mujer me habló, así que miré al otro lado por un momento, y
luego nuevamente miré por la ventana. Se había ido.
Escuché el grito de un pájaro en el cielo.
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 173
Capítulo 173. Posición Incómoda (2)
La mujer supuestamente formaba parte de un grupo de comerciantes que servía como
agente para otros pueblos importantes. Ella habló sin parar. No dijo mucho de sí misma, ni
preguntó por mí en absoluto. Todo lo que escuché de ella fueron chismes que recogió de
sus conocidos y colegas.
Me puse tensa cuando abordó el tema de la emperatriz recién divorciada y casada de
nuevo. Aún así, era interesante escuchar la reacción de la gente al incidente por mí misma.
"Apoyo las acciones de Su Majestad."
"¿En serio?"
"Bueno, algunas personas dicen que ella actuó de forma egoísta. Pero no es asunto suyo, así
que no deberían criticar."
"..."
"Ella no pidió el divorcio, no se discutió, y fue unilateral. ¿Pero después del divorcio? Al
diablo con todo, ¿no crees?"
Asentí con fuerza, casi como si dijera "gracias."
"Sí. Al diablo con todo." (Nota: En esta frase utiliza un tono formal)
"Pero tu tono es muy extraño."
"¡!"
La mujer continuó hablando, hasta que el carruaje se detuvo para que pudiéramos comer.
Durante la comida, apareció un nuevo conductor de carruaje, que cambió los caballos y se
subió al asiento del conductor. Luego, la mujer y yo volvimos al carruaje. Asumí que
viajaríamos hasta la capital del Reino Occidental, y me quedé mirando por la ventana para
disfrutar del paisaje exterior. No sé si los caballeros de Sovieshu me estaban buscando,
pero hasta ahora todo parecía haber funcionado bastante bien.
Contrariamente a mis expectativas, la mujer me dejó antes de que cruzáramos la frontera
occidental. Exactamente, en un pequeño pueblo de un país vecino, informándome que
debía ser llevada hasta aquí. Se separó con un breve "Cuídate", y luego desapareció.
Me quedé sola en este extraño lugar. No mucho después, Heinley apareció en un gran
caballo. Parpadeé sorprendida.
"¿Cuándo llegaste aquí?"
Vino del interior del pueblo, no del exterior. En otras palabras, llegó antes que yo, aunque
mi carruaje no se detuvo para el alojamiento.
"Llegué un poco antes."
"No te vi en absoluto—"
"Nuestros caminos no se cruzaban."
Entonces, ¿viajé por carretera y Heinley tomó un atajo? Bueno, no parecía haber llegado en
carruaje. Asentí, él sonrió y extendió la mano.
"¿Sabes montar?"
***
Había pasado mucho tiempo desde que cabalgué tranquilamente. Heinley incluso preparó
ropa de montar para ambos, y yo estaba tan emocionada que en cuanto me subí al caballo,
lo insté a galopar a fondo.
"Reina, ¿no vas demasiado rápido?"
Heinley sonaba ligeramente asustado mientras sujetaba mi cintura por detrás. El viento se
llevó sus palabras. Giré la cabeza hacia él y sonreí.
"Me gusta esto."
La mayoría de los nobles participaban en deportes recreativos, como la equitación. Estaba
demasiado ocupada para ello después de convertirme en emperatriz, pero me encantaba
montar a caballo. Antes de convertirme en la princesa heredera, solía montar un poni sola
en el jardín, y después de convertirme en la princesa heredera, la emperatriz titular me
regaló un hermoso caballo negro.
A Sovieshu también le gustaba montar a caballo, así que juntos...
'Debo dejar de pensar en eso.'
Cada vez que pensaba en el pasado, siempre se trataba de Sovieshu. Había dado por
sentado que él siempre había estado conmigo en ese entonces. Aparté a la fuerza los
pensamientos sobre él, luego me di cuenta de que Heinley estaba muy callado.
'¿No le gusta ir rápido?'
"¿Heinley?"
Lo llamé con urgencia.
"... Sí."
Él respondió de inmediato, pero su voz sonaba débil.
"¿Tienes miedo? ¿Debería ir más despacio?"
Lo miré preocupada, pero él negó con la cabeza. Mientras lo hacía, sentí su pecho moverse
contra mi espalda. De repente me sentí cohibida por nuestra cercanía, así que apreté más
las riendas. No había cabalgado en mucho tiempo y quería sentarme al frente. Heinley me
estaba agarrando por la cintura tan fuertemente que no había espacio entre nuestros
cuerpos.
"Heinley."
"Sí, Reina."
"Puedes... puedes aflojar un poco el agarre..."
"Entonces me caeré."
"..."
"Es aterrador."
Heinley no estaba cohibido por mi culpa. ¿Soy la única? Mi cuerpo estaba rígido por nada.
'Debido a que estamos tan cerca, Heinley probablemente lo siente.'
Sentí que era la única que actuaba de forma extraña, y aceleré para poder sentir el viento e
ignoré las manos de Heinley. No funcionó, así que eventualmente fui un poco más despacio.
Espera, ¿qué fue eso? Podía sentir un leve temblor en mi espalda. Recordé cómo Heinley se
rió en silencio con el Duque Elgy cuando me acuclillé en la caja.
Tal vez si Heinley y yo cambiamos de posición ahora... pero eso aún nos dejaría en
una posición incómoda. Sentarme atrás significaría que tendría que abrazar a Heinley,
como él lo estaba haciendo ahora. Entonces definitivamente sentiría mi corazón latir
violentamente en su espalda. No tenía buenas opciones ante mí.
Heinley me miró con una sonrisa.
"Llevaré las riendas junto a ti. ¿Te parece bien?"
Eso significaba que no tendría que abrazarme tan fuerte. Asentí.
"Eso estaría mejor. Estaba un poco apretada..."
Heinley se echó a reír y tomó las riendas. No cubrió mis manos con las suyas, pero nuestros
dedos se rozaron entre sí. No solo nuestras manos se tocaron, sino también el largo de
nuestros brazos.
Me mordí el labio y me obligué a mirar al frente. Antes solo agarraba mi cintura, pero ahora
me envolvió entre sus brazos.
"Creo que... ir en carruaje es una buena idea."
"Escuché que te gusta montar a caballo."
"También me gusta ir en carruajes."
"Pero el caballo es más rápido, Reina."
"¿Por qué no conseguimos otro caballo?"
"Sería difícil conseguir otro ahora... e incluso si lo hacemos, detenernos para encontrar uno
nos retrasará demasiado. El Reino Occidental está solo un poco más lejos, y McKenna está
esperándonos. ¿Por qué? ¿Te sientes mal?"
No podía decirle que estaba avergonzada por la sensación de su pecho, brazos y manos, así
que le respondí con un "No." Como él dijo, no teníamos tiempo para detenernos.
'A él no le importa, y es raro que yo sea la única que se siente cohibida. Esto es... natural. Solo estamos
montando a caballo juntos.'
Me tragué mi estupidez, y apreté las riendas.
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 174
Capítulo 174. Heterogeneidad (1)

"Oh, Reina. Dijiste que te gustaba el oro, ¿cierto?"


"¿No leíste la carta?"
"Sí, pero cuando me fui, la habitación aún no estaba terminada..."
Podía escuchar a Heinley reírse en voz baja.
"Probablemente estará bien decorada en oro cuando lleguemos allí. Lo espero con ansias."
"Por mucho que me guste el oro, la habitación no necesariamente tiene que ser de oro."
"Si lo es, porque incluso tu esposo es de oro."
"¡!"
"Acostada a mi lado, toda tu visión será de oro."
"En ese momento me daré la vuelta y me dormiré."
"¿En la misma posición que estás ahora?"
"¡!"
Para no olvidar que seguía estando encima del caballo, agarré las riendas tan fuerte como
pude.
Heinley no se detuvo durante todo el camino.
Hablando a la ligera, en un momento dado, sacó a relucir el hecho de que éramos marido y
mujer de una manera embarazosa y explícita.
Continuamente me sorprendía con sus cosas y tuve que seguir concentrándome en las
riendas para poder mantener la compostura.
Cada vez que decía, 'esposo, esposa o pareja,' mi cara se calentaba.
Pero no le dije, 'No digas eso.' Porque no estaba diciendo nada que no pudiera decir...
"Por cierto, Reina. ¿Sabes que no hay ningún palacio de la reina en el Reino Occidental?"
"Entonces, ¿dónde duermo?"
"Hay tres habitaciones contiguas en el mismo piso, el dormitorio compartido está en el
medio, y las habitaciones adjuntas a la izquierda y a la derecha son la de la reina y la del
rey, respectivamente."
"¿Por qué tiene esa estructura...?"
'¿No sería demasiado inconveniente?'
No importa que tan buena sea la relación de una pareja, a veces cada uno querrá estar un
tiempo completamente a solas, pero además nuestro matrimonio es de conveniencia...
Heinley volvió a reírse en voz baja.
"Oh, usamos una cama especial."
Hablando de camas aquí, ¿significa que está deseando que llegue la primera noche?
Estoy asombrada, pero mis ojos ya estaban sin fuerzas.
Sin embargo, la voz de Heinley no era juguetona sino seria esta vez.
No parecía haber dicho palabras sucias.
Entonces, ¿la cama es realmente especial?
De cualquier manera... me gustaría bajarme del caballo por ahora.
Cuando finalmente vi la frontera, dejé escapar un suspiro de alivio.
Fue una bendición poder salir de esta posición embarazosa.
Pero la tensión que parecía haber disminuido se elevó nuevamente al ver los carruajes, los
guardias y a Lord McKenna esperando justo detrás de la línea fronteriza.
Lentamente reduje la velocidad del caballo y crucé la frontera. Cuando el caballo se detuvo
por completo, dos guardias del Reino Occidental se acercaron y tomaron las riendas.
Mientras tanto, Heinley se bajó del caballo y me extendió la mano.
Mientras bajaba sosteniendo su mano, McKenna se acercó y me saludó primero, luego le
hizo una pregunta a Heinley.
"Su Alteza, estoy seguro de que envié dos caballos, ¿por qué vienen montados en uno solo?"
'¿Dos?'
Cuando lo miré fijamente, Heinley dijo, sacudiendo la cabeza sin expresión.
"Debes haberte equivocado, McKenna."
"¿Qué? ¿Por qué me equivocaría? Definitivamente envié dos."
"Solo había uno."
Heinley, que habló con calma, me miró.
Cuando nuestro ojos se encontraron, se rió, diciendo que McKenna cometía muchos
errores.
McKenna frunció el ceño por detrás, así que sacudí la cabeza con una sonrisa. Luego, me fijé
tardíamente en las expresiones de los guardias, que eran serias.
Los guardias, que habían venido a escoltar a Heinley, estaban tratando de mantenerse
inexpresivos, pero había una clara indicación de desconcierto en sus párpados y labios.
McKenna notó mi expresión y dijo con una sonrisa tranquilizadora.
"Están muy sorprendidos de ver a la Reina en persona de la que solo han escuchado
rumores."
... No creo que sea por eso.
Estoy segura de poder distinguir entre una expresión de sorpresa y una expresión de
incomodidad.
Pero si todos nos dejamos llevar por la incomodidad, la atmósfera se volverá aún más
extraña.
Sonreí tranquilamente, fingiendo estar calmada.
Entendiendo la situación, McKenna abrió rápidamente la puerta del carruaje que había sido
preparado de antemano.
"Entre, Su Alteza la Reina."
... no sé si es bueno o malo.
No puedo creer que me haya llamado 'Reina' en medio de esta situación.
Me incliné en silencio, sintiendo como si estuviera huyendo, y subí rápidamente al carruaje.
Sin embargo, incluso después de entrar en el carruaje, los ojos de los guardias no se
borraron fácilmente de mi mente.
Incluso los guardias que deberían ser buenos en ser inexpresivos se comportaron así.
¿Cómo me verían los ciudadanos del Reino Occidental, los nobles de la alta sociedad que
conocería en persona?
¿Qué hay de la gente que conocí en el Imperio Oriental cuando era Emperatriz?
La vista por la ventana era un poco diferente a la del Imperio Oriental, y desde este punto
en adelante, debería estar aliviada, ya que no hay posibilidad de que Sovieshu nos rastree.
No obstante, mi mente estaba más complicada que cuando venía rápidamente montando a
caballo.
'Está bien. Puedes hacerlo. Sólo tienes que hacer las cosas bien.'
Mientras recitaba el hechizo en mi interior, Heinley me llamó suavemente, "Reina."
Estaba sentado frente a mí, mirándome.
Cuando hicimos contacto visual, sus tiernos ojos se estrecharon levemente.
Heinley se inclinó ligeramente, y dijo, cubriendo cuidadosamente mi mano con la suya.
"Reina, no debes preocuparte. Todo el mundo te amaba cuando fuiste la Emperatriz del Imperio
Oriental."
Si eso fuera cierto, no nos habríamos divorciado...
Heinley tiende a sobreestimarme.
Incluso cuando estaba acurrucada en una caja, ¿no lo admiraba como una escena de un
mito?
El consuelo de Heinley no me ayudó mucho.
Pero me está consolando, así que mostré mi agradecimiento por ello.
"Gracias. Me siento mejor."
Le asentí con una sonrisa, pero no pude relajarme hasta que el carruaje se detuvo.
Afortunadamente, después de que Sovieshu trajera a Rashta, me acostumbré a las miradas
curiosas de las personas.
Fingía aceptarlas despreocupadamente.
Cuando llegamos al palacio real y bajamos del carruaje, pude incluso sonreír
tranquilamente al ver a la multitud de cortesanos.
Pero mi corazón temblaba con una extraña tensión.
Curiosidad, preocupación, expectación, interés, disgusto...
Docenas de ojos llenos de innumerables emociones dieron vida a una ilusión óptica de
luces que brillaba como un candelabro.
Sonreí y agarré el brazo de Heinley, con la intención de que nos viéramos lo más elegante
posible.
Parecía haber tenido algún efecto, se detuvieron por un momento, y luego se inclinaron
respetuosamente.
""Es un honor ver a Su Alteza la Reina.""
***
"Sus ojos brillaban intensamente."
Después del encuentro con los cortesanos en el que me sentí devorada. Heinley tomó mi
mano para llevarme a la habitación, murmurando aturdido para sí mismo mientras
subíamos las escaleras.
Aunque a menudo me miraba de reojo, parecía preocupado de que pudiera sentirme
ofendida por la forma en que me miraron.
"Está bien."
Le respondí con calma, pero Heinley dijo firmemente, "No está bien."
"Hice todo para tener a Reina como mi Reina. Incluso si tengo que golpearlos..."
"No hay muchos casos en los que un rey se haya casado arbitrariamente."
"Eso es cierto."
"Además, trajiste a la emperatriz divorciada del país vecino, no a una joven noble del Reino
Occidental, ¿verdad?"
Heinley sonrió y asintió.
Pero su sonrisa desapareció casi al instante. Su expresión aún no era buena.
McKenna, que estaba subiendo las escaleras con nosotros, me miró a los ojos y dijo,
"No tiene de qué preocuparse. Hay mucha gente que ama el hecho de que Su Majestad la
Emperatriz del Imperio Oriental se haya convertido en nuestra reina."
"¿En serio?"
"Por supuesto."
Pero la mayoría de las personas que fueron a vernos tenían escrito en sus rostros
'desconcierto'.
Sonreí en silencio al recordar la expresión.
A diferencia del preocupado Heinley, McKenna estaba de buen humor.
Es un entorno completamente nuevo, así que estoy un poco nerviosa...
McKenna nos miró una vez más y dijo,
"Una cosa es sorprenderse por verla en persona. ¿No es eso, una reacción normal? Pero
estoy seguro que muchos la admiraban en su interior."
Sin embargo, los intentos de McKenna y Heinley de animarme fueron en vano cuando nos
encontramos con un caballero en el pasillo.
Estaba de pie frente a la habitación de la Reina, y en cuanto nos vio se acercó, pero su
expresión era realmente fría.
Su saludo fue tan formal que parecía sacado de un libro de texto, pero las palabras que
añadió después fueron bastante directas.
"Su Alteza, ha actuado de forma demasiado imprudente. Arriesgó su vida por una mujer."
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 175
Capítulo 175. Heterogeneidad (2)
Estaba condenando abiertamente a Heinley por traerme personalmente.
Además, aunque parecía saber que ya me había convertido en la Reina, incluso me llamó
'una mujer' directamente en mi cara.
McKenna exclamó furioso, "¡Sir Yunim!" Por su parte, Heinley le advirtió con calma, como si
estuviera bromeando.
"Vaya, hay un hombre delante de mí que está arriesgando su vida solo por unas palabras."
Tras ese comentario, la expresión del caballero "Sir Yunim" se volvió rígida. Se disculpó
conmigo inmediatamente por haber sido desconsiderado.
"He sido grosero. Soy Yunim, el Capitán de la Guardia."
Sin embargo, añadió tercamente algunas palabras maliciosas,
"Mi Señor se puso en peligro para traer a Lady Navier, así que olvidé cuidar mi tono. Lo
siento."
"Sir Yunim. Como yo soy tu maestro, Navier también lo es. Sé respetuoso."
Cuando Heinley le advirtió directamente, suavizó su mirada de mala gana y dio un paso
atrás, disculpándose. Sin embargo, cuando Heinley trató de llevarme a la habitación de la
reina luego de hacerle varias advertencias, dio un paso adelante de nuevo y dijo,
"Le ruego me disculpe, Su Majestad. La habitación de la reina no puede ser usada hasta la
ceremonia de boda."
Ante ese comentario, Heinley parecía estar al borde de la explosión. Su sonrisa desapareció por
completo, y la atmósfera se volvió feroz en un abrir y cerrar de ojos.
Incluso cuando nos conocimos, pensé que se veía bien siendo inexpresivo, pero...
La atmósfera era completamente diferente, su aspecto era aterrador.
Probablemente al sentir mi mirada Heinley volvió a sonreír, pero fue diferente de la sonrisa
que me mostró en el carruaje. Pero ahora no era el momento de observar la expresión de
Heinley.
Después de recuperarme ligeramente de mi asombro, rápidamente agarré el brazo de
Heinley.
'No des un paso al frente.'
Los músculos del brazo de Heinley se estremecieron en sorpresa debido al agarre. Sin
embargo, no dijo ni una palabra, probablemente porque se dio cuenta de mis intenciones.
Parecía difícil contenerse, su mandíbula todavía estaba tensa.
Sonreí para lucir natural y pasé mi pulgar por su brazo, en señal de que lo había hecho bien.
Le toque repetidamente el brazo con mi pulgar en señal de que lo hizo bien, y sonreí para
parecer natural. Este no es un asunto por el que Heinley deba explotar.
El caballero no está enfadado porque yo haya sido una emperatriz extranjera, sino porque
Heinley fue detenido en el Imperio Oriental mientras intentaba traerme aquí.
Me fije en la atmósfera desde que llegué, las personas del Reino Occidental todavía parecían
considerarme como la "Emperatriz del Imperio Oriental" en lugar de la "Reina del Reino
Occidental."
Estoy segura de que este tipo también.
Por otro lado, si Heinley se pone de mi lado y castiga a un hombre que habla molesto en
defensa de su propio maestro, incluso frente a la ira del mismo. A la larga, no sería bueno
para mí en absoluto.
Un hombre así no es de los que se someten ante el poder, con este tipo de persona uno se
debe ganar el reconocimiento y la confianza.
Sí. Para conseguir un lugar adecuado aquí, tendré que ganarme el reconocimiento de esas
personas. Por mi cuenta.
Sonreí deliberadamente y hablé con una voz suave.
"Si esas son las reglas aquí, entonces está bien."
Yunim dudó por un momento porque pensó que me enojaría, pero se disculpó con una
expresión de incredulidad.
"Lo siento."
Le pregunté con una 'sonrisa cariñosa pero digna' que practiqué cientos de miles de veces
durante mi época de princesa heredera.
"Entonces, ¿está lista otra habitación para mí?"
Tanto si lo había pensado como si no, respondió de inmediato.
"Hay una habitación para invitados de honor, puedes quedarte en ella."
Sacudí la cabeza inmediatamente y seguí su lógica.
"¿Dijiste que no puedo usar la habitación de la reina hasta la ceremonia de boda? Pero ya
intercambiamos nuestros votos matrimoniales, mi estatus es definitivamente el de la Reina.
Por esa misma razón no puedo acceder a quedarme en una habitación de huéspedes."
"¡!"
Yunim movió sus cejas como si estuviera avergonzado.
Seguí mirándolo con la misma expresión.
Es cierto que debo ganarme su reconocimiento y confianza, pero no debo parecer
complaciente. Debía dejar en claro hasta qué punto estaba dispuesta a ceder.
"Eh..."
McKenna miró fijamente la confrontación entre Yunim y mi persona, cuando lo miré,
escupió un sonido sin sentido y abrió la boca, mirando a Heinley a los ojos.
"Bueno, entonces, um... ¿por qué no compartes tu habitación? No, no quiero decir que usen
la misma habitación, en el piso de abajo hay más habitaciones..."
Pero incluso antes de que McKenna terminara de hablar, pude escuchar pasos
viniendo desde el pasillo.
McKenna dejó de hablar.
Giré la cabeza hacia el sonido, y una dama de vestido azul venía hacia aquí.
Sorprendentemente, cuando ella apareció, la expresión de Yunim se relajó un poco. Por el
contrario, McKenna parecía preocupado.
'¿Quién es?'
Mientras me lo preguntaba, la dama se acercó a saludarme.
"Soy Christa, la Reina de Wharton III, Navier."
Luego me sonrió dulcemente y me sugirió algo.
"Vine a saludar y escuché parte de la conversación. Parece que tienes problemas con tu
residencia temporal, así que si no te importa, ¿por qué no te quedas en el anexo de la
reina?"

<< Nota: De momento, usaremos 'anexo' este término podría cambiar. >>
Es la mejor opinión que he escuchado hasta ahora.
Heinley frunció el ceño en señal de insatisfacción, pero yo acepté.
Una vez que le di las gracias, tomó la iniciativa, diciéndome que la siguiera.
Heinley intentó seguirme, pero esta vez iré sola. Agité mi mano en respuesta.
Pero por dentro, estaba muy avergonzada. Esto es porque nunca pensé que la anterior reina todavía
estaría en el palacio real.
La difunta Emperatriz del Imperio Oriental se llevó consigo a sus ayudantes del palacio imperial cuando
Sovieshu y yo ocupamos el trono. Si se hubiera quedado, habría sido difícil para mí establecerme en el
palacio sin tener la confianza necesaria.
Como ya había estudiado el sistema de sucesión del Reino Occidental, pensé que la anterior
Reina de Occidente estaría en la Mansión de Compshire.
Tenía la intención de reunirme con ella algún día, pero no esperaba que estuviera aquí.
No era simplemente porque fuera incómodo estar juntas.
Debido a que Heinley no se casó de inmediato, probablemente siguió haciéndose cargo del
palacio, incluso después de no ser reina.
Los empleados del palacio deben ser aquellos que contrató cuando era reina.
Si se queda conmigo, ¿a quién seguirían? Por supuesto que sería a ella.
Si Christa es una buena persona o no— no, si es una buena persona, sería aún más difícil
hacerme un lugar aquí.
'Es un gran problema.'
Mientras estaba preocupada, Christa, que caminaba a mi lado, me preguntó en un susurro.
"¿Es cierto el rumor?"

"¿Qué rumor?"
"Escuché que te casaste con su Majestad justo después de divorciarte."
"... Sí."
"Oh, Dios mío."
Cuando respondió honestamente, se rió, cubriéndose la boca.
Era una sonrisa dulce, pero digna.
Sin embargo, al pasar el momento de la risa, se quedó sorprendentemente tranquila y de
repente miró hacia abajo.
Parecía muy triste.
"¿Señorita Christa? ¿Estás bien?"
Cuando le pregunté con preocupación, Christa me miró con una expresión de desconcierto.
"¿A qué te refieres?"
"..."
Por extraño que parezca, parecía no tener ni idea de lo que había hecho.
"Nada. Nada."
'¿Es por mi exesposo?'
En lugar de decirle que tenía una mirada muy oscura en su rostro hace un rato, sonreí en
silencio.
Fue entonces.
Uno de los cortesanos, que pasaba por aquí, saludó a Christa con naturalidad, diciendo,
"¡Me alegra verla, Reina!"
No sé si es uno de los cortesanos que me recibió, pero llamó a Christa la reina delante de mí
con una actitud muy gentil.
Christa se sorprendió y corrigió sus palabras.
"¿La reina? ¿No dije que no deberían llamarme así ahora?"
"Su Majestad, estoy encantado de verla."
Sin embargo, el cortesano respondió con una brillante sonrisa.
"Su Majestad ha continuado desempeñado el papel de reina. La nueva reina es extranjera y
ama mucho a su país. ¿Lo daría todo por el nuestro? Para nosotros, usted es la verdadera
reina."
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 176
Capítulo 176. Incomodidad (1)
Ante el comentario atrevido, Christa me miró de reojo, perpleja.
Si lo corrigiera nuevamente, parecería que lo estuviera regañando, así que estaba tratando
de hacer que se diera cuenta de quién soy... Desafortunadamente, el cortesano no se
percató de ello.
Al no entender nada, el cortesano continuó con los 'elogios a la verdadera reina,' Christa me
miró desesperadamente esta vez.
Parecía querer que diera un paso al frente y le dijera la verdad.
Lo siento por Christa, pero... no di un paso al frente.
En su lugar, miré al cortesano en silencio. Lo que me preocupaba antes. Dos reinas con poca
diferencia de edad.
Quería ver la actitud honesta de los cortesanos sobre esto.
El palacio real, donde una transición natural del poder no tuvo lugar y, por consiguiente,
había prácticamente dos reinas.
Una ya no es oficialmente la reina, desde hace un año, pero continuó desempeñando el
papel de la reina. Sus amigos, familiares y seguidores estaban todos aquí. Incluso la
mayoría de los cortesanos puede que hayan sido contratados por ella.
Al contrario, la otra se convirtió en la reina, pero es extranjera— su familia, amigos y
seguidores estaban todos en el extranjero. No tenía relación alguna con los cortesanos del
Reino Occidental.
Era obvio con que reina simpatizaban los cortesanos, pero quería confirmarlo con mis
propios ojos.
Después de eso, nos encontramos con más cortesanos y situaciones similares continuaron
sucediendo, pero me quedé quieta hasta el final.
"Um... espero que esto no te afecte demasiado."

Cuando casi llegamos al anexo, Christa me habló cuidadosamente, como si estuviera


preocupada.
Tenía una sonrisa triste en su pálida boca.
"Es que están acostumbrados a mí, son buenas personas. Sienten lástima por mi situación
actual, pero te aseguro que pronto te seguirán."
"Ya veo..."
Respondí un poco despacio para no sonar demasiado seca.
Sin embargo, no estuve de acuerdo con ella en absoluto. La mayoría de los cortesanos que
nos encontramos en el camino hasta ahora elogiaron a Christa, llamándola reina.
En cambio, de mi decían que soy una extranjera, una mujer astuta que se volvió a casar tan pronto como
se divorció de su esposo, y arrogante ya que vengo del Imperio Oriental.
¿Qué más pensaban de mí?
Algunos de los cortesanos que me vieron bajar del carruaje se acercaron con una sonrisa, y
cuando me vieron parada detrás de Christa, cerraron sus bocas horrorizados...
"Si no estuviera presente, dirían lo mismo que los demás."
Obviamente son buenas personas para Christa.
Buenas personas que estaban a su lado para apoyarla incluso después de no ser la reina.
Sin embargo, ¿son buenas personas para mí también?
"..."
"¿Lady Navier?"
Pero a decir verdad, no se lo dije porque esto me recordó a cuando Rashta llegó a nuestras
vidas...
Por supuesto, la situación entre Christa y yo era diferente. Era la cuñada de Heinley, no su
esposa.
No obstante, parecía similar en el sentido de que estaba siendo sacudida de su posición por
una recién llegada.
Christa se sintió aliviada cuando la miré a los ojos y le sonreí. Cuando llegamos al anexo, se
adelantó ligeramente y abrió la puerta.
"Es aquí."
Me esforcé por ocultar mi mente perturbada y la seguí dentro.
Christa preguntó con una voz orgullosa.
"Es hermoso, ¿verdad?"
"... Sí."
El anexo era realmente hermoso.
La luz del sol iluminaba tenuemente el vestíbulo. Incluso los muebles, que parecían estar
dispuestos de forma poco organizada, tenían un estilo vintage.
Aunque estaba un poco desconcertada... ya que se parecía mucho a la Casa de Cristal del
Imperio Oriental.
'Había escuchado de la anterior emperatriz que muchos edificios en países extranjeros fueron modelados
a partir de la Casa de Cristal. Este era uno de esos...'
Pero si saco el tema, podría ser vista como alguien arrogante por venir del Imperio
Oriental.
No hablé de eso, lo pensé y sólo repetí que era hermoso.
Sin embargo, incluso después de mostrarme todo el lugar, Christa dudó en irse. Tan pronto
como me preguntaba por qué, abrió cuidadosamente la boca con las manos entrelazadas.
"Puede que no quieras hablar de esto, pero... siento que debo hacerlo. Um... Lady Navier.
Tengo que pedirle un favor."
"¿Cuál?"
"La gente empleada aquí, los cortesanos, están lejos de la edad de jubilación."
"¿?"
"Son las personas que contraté."
Suspirando, Christa me miró con ojos de ciervo y continuó,
"Como dije antes, son buenas personas. Navier, pueden serle de gran ayuda, son
trabajadores diligentes y honestos."
"..."
"Si no le importa, me gustaría que no cambiara a ninguno de los cortesanos."
Intenté mantener mi expresión lo menos rígida posible, pero era difícil.
Podía entender cómo se sentía al pedir este favor. Cuando la autoridad real es reemplazada,
se producen cambios en masa en el personal. Le daría lástima que fueran despedidos a
causa de su elección.
Sin embargo, no era una petición fácil de aceptar. Los cortesanos son literalmente personas
que vivían junto a uno en el palacio real, pero ¿no son todos seguidores de Christa ahora?
Incluso cuando tenía a mi propia gente en el palacio imperial, Rashta siempre conocía mis
movimientos.
¿Vivir en un palacio lleno de personas que no están de mi lado?
En lugar de establecerme como reina, era obvio que cada movimiento sería un chisme,
como vi de camino aquí.
Pero sus preocupaciones no eran incomprensibles, así que pensé por un momento y luego
llegué a una conclusión apropiada.
"Dejaré a los que trabajan en lugares donde no hay contacto alguno conmigo."
"¿Dónde no hay contacto...?"
"Es difícil dejar a quienes trabajaban en lugares donde es posible que se encuentren
conmigo. Incluso si no los despido, tendré que cambiar su lugar de trabajo."
La expresión de Christa se oscureció.
La gente que trabajaba en los lugares que la reina frecuentaba era ciertamente la más
cercana a ella.
Parecía sentirse mal por eso.
No obstante, en lugar de pedírmelo de nuevo, Christa asintió con una sonrisa, "Ya veo."
"Parece que pedí demasiado. Lo siento."
***
"¡Su Majestad la Reina! ¿Cómo le fue con la Emperatriz del Imperio Oriental?"
Cuando Christa regresó a su habitación, las damas de compañía se le acercaron y
preguntaron por la Reina Navier.
Eran las damas de compañía con las que Christa había estado desde que fue reina, siendo
amigas y hermanas para ella.
Christa sacudió la cabeza con una sonrisa amarga.
"Ya tiene un ojo puesto en mí."
"No, ¿qué sucedió?"
"Es inevitable. Escuchó a los cortesanos llamarme Reina mientras estaba a mi lado."
"¿A su lado? ¿Por qué los cortesanos hicieron eso cuando estaba allí?"
"No se presentó, simplemente se quedó mirando sin decir una palabra..."
Ante las palabras de Christa, las damas de compañía chasquearon la lengua.
"He escuchado que es muy inteligente. Supongo que ya está eligiendo a quienes expulsara."
Christa suspiró y se sentó en su silla.
"Reina, no debe dejarse presionar ahora."
"¡Tiene que ser la primera en actuar!"
Las damas de compañía, que habían estado a su lado desde que alcanzó la posición más
alta, refunfuñaron enfadadas, pero Christa sacudió la cabeza y murmuró,
"Ya no soy la reina, ¿cómo podría competir por el poder...?"
Christa sonrió con tristeza.
Se habría sentido un poco mejor si alguna joven dama de una familia noble del Reino
Occidental se hubiera convertido en la reina.
Era alguien que estaba en una posición no diferente a la suya hace unos días. Cuando se
enteró de este rumor había simpatizado con ella.
'Era una sensación extraña y desagradable que haya tomado mi lugar para salir de su lamentable
situación. Además, con quien se volvió a casar...'
"Ella tomó el puesto de la reina tan pronto como fue expulsada del puesto de la
emperatriz."
"¡No hay razón por la que no pueda ser la reina!"
"¿No puede volver a casarse con otro rey, Lady Christa?"
Las damas de compañía ofrecieron palabras de consuelo, pero no tuvieron mucho efecto.
***
Aunque Navier y Christa entendían la situación de la otra, estaban en una posición
incómoda en la que no podían retroceder.
Después de reunir a sus oficiales y cortesanos, Heinley admitió que fue imprudente de su
parte ir al Imperio Oriental solo.
Sin embargo, enfatizó que lo hizo por decisión propia, no porque Navier lo hubiera llamado.
"Es la mujer que siempre he adorado y admirado. Respeto su extraordinaria capacidad
como emperatriz, y la traje hasta aquí con eso en mente, pero tan pronto como llegó...
¿creían que se trataba de una especie de unicornio?"
Los funcionarios y cortesanos que salieron para ver llegar a la emperatriz que se volvió a
casar, tosieron y bajaron la mirada.
Fue sorprendente que la emperatriz, de la que solo habían oído rumores a lo lejos, se
volviera a casar y con su rey playboy, así que se dejaron llevar un poco por la curiosidad.
No hubo ninguna objeción.
"La Emperatriz del Imperio Oriental apareció repentinamente como la reina, nunca se
mencionó nada al respecto. La gente todavía considera a Christa como la reina y, por
supuesto, no es fácil tratar ahora a la emperatriz de otro país como la reina."
Solo el Marqués Ketron, primo de la anterior reina Christa, lo refutó, pero tuvo que cerrar la
boca ante las palabras que dijo Heinley apuntando su corazón.
"En ese caso, me ocuparé de aquellos que no puedan tratarla como la reina, seas tu o
cualquier otra persona que piense de la misma manera."
***
Después de que Christa se fue, me senté sola en la mesa, pensativamente.
Hubo un golpe en la ventana.
Cuando me acerqué a la ventana y la abrí, Heinley estaba de pie con un ramo de joyas.
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 177
Capítulo 177. Una Inquietante Sensación De Homogeneidad (2)

Sabía de ramos de flores, pero un ramo de joyas...


"¿Qué significa esto?"
Cuando le pregunté avergonzada, él repitió la explicación de hace un tiempo.
"El Reino Occidental es la capital de las joyas, cuyas minas pertenecen a la familia real.
Tenemos muchas joyas."
"..."
"¿No te gustan las joyas?"
"No, no es eso..."
Es como las joyas que puso la última vez en el pastel.
¿Es una costumbre de Heinley esparcir joyas por todas partes?
De todos modos, era vergonzoso recibir algo así de repente.
Si fuera un ramo de flores, lo habría recibido alegremente.
Mientras vacilaba, me preguntó preocupado.
"¿Sigues agobiada?"
"Desearía que fuera un ramo de flores."
Mientras sonreía incómodamente, Heinley insistió, señalando con uno de sus dedos unas
pequeñas flores rojas entre montones de joyas.
"Aquí hay algunas flores, así que también es un ramo de flores."
Cuando me reí por su comentario, Heinley se rascó la mejilla, sintiéndose avergonzado.
"Ahora somos marido y mujer, Reina. Por favor, acéptalo."
Su cara se iluminó de inmediato cuando acepté el ramo de joyas.
No puedo creer que esté tan feliz sólo porque acepte el regalo...
Se veía adorable, así que me di la vuelta, diciéndole que entrara.
Iba a abrir la puerta.
Sin embargo, inesperadamente, Heinley entró por la ventana tan pronto como di un paso
atrás.
"¿Heinley?"
Dejé de dirigirme a la puerta y levanté una ceja, preguntándole por qué entraba por la
ventana. Entonces, murmuró torpemente.
"Hábito..."
"¿Sueles hacerlo?"
Los ojos de Heinley se movían de un lado a otro al no saber que decir. No era el
comportamiento propio de un Rey. Además, si seguía preguntándole, sólo haría que se
avergonzara, así que me giré y cambié deliberadamente de tema.
"¿Escuché que tenías una reunión?"
Heinley inmediatamente abordó el tema que planteé.
"No se discutió nada en la reunión, así que terminó rápido."
"Has estado fuera durante mucho tiempo. ¿Sucedió algo malo?"
"Lo más grave fue que desaparecí."
Heinley respondió en broma, pero pronto su expresión se volvió seria y continuó.
"Me pediste que no interviniera, así que mantuve mi boca cerrada, pero... Reina. Quiero
dejar claro a todo el mundo que eres mi esposa y la reina de este lugar."
Parecía hablar del momento en que lo detuve cuando Yunim estaba siendo irrespetuoso
conmigo.
Sacudí la cabeza.
"Ya todo el mundo lo sabe."
"Si lo saben, entonces deben comportarse como es debido. En caso contrario, se lo haré
saber con más claridad."
"Heinley, hay cosas en las que puedes ayudarme, pero hay otras que debo hacer por mí
misma."
Puse el ramo de joyas sobre la mesa y sostuve ligeramente su mano.
"Gracias, pero ni siquiera el emperador, Sovieshu, podía controlar la reputación de Rashta.
Tengo que hacer esto personalmente."
"..."
Los labios de Heinley se movieron, pero finalmente aceptó con una voz débil.
"Está bien, pero si hay algo en lo que pueda ayudarte, no dudes ni un segundo en
decírmelo."
"Gracias. Si necesito algo."
"Dímelo de inmediato."
Ante mis palabras, la tez de Heinley se iluminó y me miró afectuosamente, como si
intentara convenceme de que se lo dijera.
***
"¿Me está pidiendo que envié a la hermana de Sir Yunim como dama de compañía?"
McKenna abrió los ojos de par en par ante la petición de Heinley, que había ido al anexo de
la reina tan pronto como terminó la reunión.
Hace unas horas, vio perfectamente cómo el capitán de la guardia trataba a Navier. Sin
embargo, le estaba pidiendo que enviara a su hermana al honorable puesto de 'dama de
compañía de la reina'.
"Es sólo temporal. Dos de sus damas de compañía del Imperio Oriental decidieron
convertirse en sus damas de compañía aquí también, pero aún no han llegado."
"No, aún así..."
Enfadado, McKenna frunció el ceño.
Habiendo jugado el papel de cupido (mensajero del amor), incluso siendo alcanzado por
una flecha, McKenna no pudo evitar ponerse del lado de Navier.
"Además, Sir Yunim fue demasiado duro. ¿Su Majestad fue atrapado en el Imperio Oriental por culpa de
la reina? ¿La reina, que estaba en el Imperio Oriental, lo arrastró de alguna manera? ¡¿Su Majestad, Su
Majestad no se fue volando con sus propias alas?!"
Heinley, que asintió en acuerdo, preguntó sorprendido.
"¿Ahora que lo pienso, no he visto al hermano Koshar?"
Koshar, quien pasó varios días con Heinley, era un hermano mayor que amaba
profundamente a su hermana, dispuesto a todo por ella.
A juzgar por su personalidad, debería haber sido el primero en presentarse tan pronto
como su hermana llegó.
Era extraño que todavía no se le viera por ningún lado.
"Tampoco parece haber ido al anexo."
"Ah. Seguramente la evitará tanto como sea posible en este momento. Bueno, puede que
esté en algún lugar cercano."
"¿Evitar? ¿Por qué?"
"Le preocupa (Teme) salir ahora (presentarse ahora) y convertirse en una molestia para la
Reina..."
Heinley levantó una ceja, y chasqueó la lengua con lástima.
McKenna se encogió de hombros.
"De hecho, eso es cierto (así es). La reputación de Lord Koshar es un poco, mala (Lord
Koshar tiene una reputación un poco... mala)."
"... Lamento la situación de mi hermano mayor, tendré que hacer algo para cambiar su
reputación."
"Pensando en el futuro, es lo mejor."
Heinley asintió y se acercó al escritorio, un montón de papeles se habían apilado en su
escritorio mientras estaba fuera.
Heinley se sentó, arremangándose las mangas.
"Oh, los preparativos para la boda deben hacerse rápidamente."
Abrió la tapa del tintero, sacó una pluma y sumergió la punta en tinta negra. En ese
instante, hizo "¿Hmm?" mirando a McKenna.
"Los preparativos para la boda, no los harás tú, ¿verdad?"
McKenna también lo estaba mirando fijamente.
"Así es. Normalmente... la reina lo hace."
Normalmente, la reina, es quien se encargaba de los preparativos para la boda de los
príncipes herederos, pero el caso actual era era muy diferente de lo 'normal'.
Las expresiones de Heinley y McKenna se oscurecieron de manera similar.
Christa ya no era la reina, siendo Navier la actual reina.
Por supuesto, incluso si no ya no tenía ningún estatus, se vería mejor que la anterior reina,
Christa, hiciera los preparativos para la boda.
Pero esto no sería bueno para Navier.
Para preparar la boda nacional, se necesitaba dirigir y supervisar a los cortesanos durante
unas semanas. Y en este proceso, la posición de Christa podría verse fortalecida. Sin
embargo, pedirle a Navier que prepara su propia boda equivaldría a pedirle a la alta
sociedad que la devorara.
Si la preparara a lo grande, la devorarían por ser extravagante. Si la preparara sencilla, la
devorarían por menospreciar al Reino Occidental.
McKenna preguntó ansiosamente.
"¿Qué deberíamos hacer?"
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 178
Capítulo 178. La Misma Estrategia (1)"¿Qué deberíamos hacer? Tendré que hacerlo yo
mismo."

"Pensé que dirías eso, solo..."


La respuesta de McKenna, frente a la de Heinley, se desdibujó al final de sus palabras.
"¿Solo?"
"Sería lo mismo si el Rey la prepara." McKenna suspiró. "Terminarás haciendo una boda
lujosa, ya que estás cegado por el amor—"

"Le daré el título."


McKenna dijo "dilo de nuevo—" mientras intentaba entender sus palabras.
Abrió los ojos expectante.
"¿Si?"
Estaba pensando en lo que había oído mal.
"El día de la boda le daré el título."
Cuando Heinley repitió sus palabras, McKenna se cubrió la boca con una mano y sus ojos se
abrieron de par en par.
Solo entonces le pareció entender lo que dijo.
"¡Bueno...!"
"Sin importar cuán grandiosa sea, no será lujosa."
"Oh, Mi corazón. Mi corazón está latiendo muy rápido." McKenna murmuró en blanco.
Era un poco pronto, pero tenía muchas más ventajas.
Navier sería la primera emperatriz del Imperio Occidental, y renovaría la imagen de su
rápido matrimonio.
Además, los invitados que vengan con buenas intenciones serán huéspedes afortunados.
La sensación de heterogeneidad, provocada por el hecho de que Navier es extranjera, se
cubriría con la gloria del título.
Pero a diferencia de McKenna, a quien le encantaba la idea, Heinley parecía tener una
expresión pesada al hablar del título.
"¿Su Majestad?"
McKenna estaba tan preocupado que llamó a Heinley.
"Si todavía no quieres asumirlo, entonces..."
Heinley sacudió la cabeza.
"Tengo que hacerlo."
Pero también tenía una cara fría al hablar.
De hecho, estaba pensando en su hermano mayor.
El Reino Occidental no era un país que distribuyera la tierra a los nobles, siendo también
limitado el número de aristócratas por méritos militares.

La razón por la cual el Reino Occidental podía reunir un ejército equivalente al del Imperio
Oriental era porque la familia real poseía una enorme riqueza y el rey comandaba el
ejército. Estos dos factores, su vasta riqueza y su poder militar concentrado, afianzaron
naturalmente la autoridad real del Reino.
Pero bajo el reinado del hermano mayor de Heinley, Wharton III, la sólida autoridad real se
debilitó ligeramente.
Wharton III fue débil desde un principio, pasando la mayor parte del tiempo tumbado en la
cama.
Como resultado, no podía dejar de pensar que si hubiera estado a su lado en momentos así,
habría sido mejor.
Por supuesto, si lo hubiera hecho, la horrenda teoría del envenenamiento habría cobrado
fuerza.
Heinley suspiró.
Afortunadamente, aunque la autoridad real es más débil que en la época de su padre, sigue
siendo lo suficientemente fuerte.
Reducir el número de magos del otro lado no significa que aumente el número de magos de
este lado, así que...
"Ah."
"¿Sí?"
"McKenna. ¿Qué hay de la estudiante de la academia mágica?"
"¿Evely o algo así? ¿A la que me pediste que le devolviera el maná?"
"Sí. ¿Cómo está ahora?"
"Bueno, lleva tiempo tomar el maná, pero más tiempo devolverlo."
"Está bien."
Heinley asintió, y ahora miró los papeles para concentrarse realmente en el trabajo.
McKenna preguntó mientras dudaba.
"Pero, Su Majestad, ¿en serio hay que devolverle el maná?"
Parecía un poco insatisfecho.
"Hay que devolvérselo."
Ante la respuesta inmediata de Heinley, la insatisfacción en su cara se hizo más fuerte.
McKenna movió sus labios y dijo sin rodeos.
"Cuesta demasiado. Demasiado. De todos modos, es del Imperio Oriental, así que aunque se
le devuelva el maná, irá al Imperio."
"Es solo una persona. Hay que devolvérselo."
"..."
***
Mientras tanto, Sovieshu se movía nerviosamente de un lado a otro en la habitación,
esperando noticias de la búsqueda de Navier.
No obstante, sin importar cuánto tiempo esperara, las noticias no llegaban.
"Su Majestad..."
Rashta miraba con ansiedad a Sovieshu.
Vino para la educación prenatal, pero parecía estar en otra parte, su mente estaba inquieta.
En lugar de estar alegre por su divorcio, estaba ansioso por encontrar a la emperatriz
depuesta con una mirada pesada todo el tiempo.
Incluso en ese momento, parecía estar pasando por alto la promesa de convertirla en la Emperatriz.
'Me alegro de que la emperatriz depuesta se haya ido al Reino Occidental.'
Si Navier se hubiera quedado en el Imperio Oriental y Sovieshu estuviera así, no habría
podido dormir.
"Su Majestad, la gente dice que la emperatriz depuesta se fue como si estuviera huyendo."
Rashta no pudo evitar decir algo para consolar a Sovieshu.
"No tienes que preocuparte, su reputación ha caído mucho. Todos están del lado de Su
Majestad."
¿Funcionó?
Sovieshu dejó de deambular, miró a Rashta por un momento y preguntó,
"Rashta."
Rashta rápidamente se acercó a Sovieshu y lo miró con ternura.
"Dígame, Su Majestad."
"... ¿Quién te dijo eso?"
"Me lo contó el Duque Elgy."
Al escuchar el nombre del Duque Elgy, la expresión de Sovieshu se distorsiono.

Sovieshu estaba convencido de que el Duque Elgy fue quien ayudó a escapar a Navier.

El Duque Elgy también era de una familia real extranjera, así que no podía decir nada más,
pero estaba lleno de ira.
Sovieshu le dio un consejo a Rashta presionando su voz en un esfuerzo por no enfadarse.

"No sigas viéndote con el Duque Elgy."

"¿Qué? ¿Por qué?"

"No es el tipo de persona que tú piensas."

Rashta no sabía que Sovieshu había enviado al Duque Elgy a la mansión Troby para que se
llevara a Heinley.

Pensó que la ira del emperador eran celos hacia el Duque. Ahora sin la emperatriz Navier,
es la única que puede llamarse mujer de Sovieshu.

Era evidente que estaba celoso porque ella estaba viéndose con el Duque Elgy.

"No tiene de qué preocuparse, Su Majestad. Es a Su Majestad a quien Rashta ama."

"¿Qué?"

"El Duque Elgy es solo un amigo..."

Sovieshu miró a Rashta, preguntándose qué significaba esto.

Rashta sonreía con una expresión tenue.

Sovieshu se percató de su malentendido, pero no pudo corregirla por temor a avergonzarla,


solo asintió y dijo, sentándose en el sofá a su lado.
"Vine para la educación prenatal, pero solo hablamos de cosas pesadas. Entonces,
¿empezamos?"

***
A la misma hora de la noche.
Yunim, el capitán de la guardia de Heinley, recibió la orden del rey por parte de McKenna, y
regresó a su casa, no a sus aposentos.
"¿Cuánto tiempo sin verte?" Rose, la hermana de Yunim, lo saludó medio dormida.
Después de bostezar, instruyó a la sirvienta para que le trajera algo de comida.
"Esto."
Yunim se quitó su pesado abrigo y le entregó a Rose una carta con el sello del rey.
"¿Qué es esto?"
Rose bostezó de nuevo y abrió la carta dada por Yunim.
"La orden real para hacer de mi hermana la dama de compañía temporal de la nueva reina."
"¿Yo?"
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 179
Capítulo 179. La Misma Estrategia (2)
Si quiere rechazar la orden real de ser la dama de compañía, puede hacerlo. Sin embargo, al
rechazar esta orden sería marcada por el rey.
Además, es un gran honor ser la dama de compañía de la reina, y la mayoría no se negaría a
menos que fuera un caso muy especial.
Rose miró el papel con el nombre del rey escrito con una mirada seria y se echó a reír.
"Oh, ¿esto?"
"¿No es patético ver el interior con claridad?"
Yunim murmuró melancólicamente, sacando la pesada espada de su cintura y poniéndola
sobre la mesa.
Rose se rió y volvió a leer la carta una vez más.

"Todo esto es porque mi hermano fue arrogante frente a la reina, ¿cierto?"


Fue hace unas horas, pero los rumores de lo que Yunim le hizo a Navier ya habían llegado
hasta aquí.
Mientras tanto, Yunim resopló al enterarse que su hermana ya lo sabía.
"La reina y yo tenemos una cosa en común. Un hermano impetuoso."

"Yo no golpeo a nadie."


"Uf."
"..."
"Bueno, las cosas han llegado a esto. Seré su dama de compañía temporal y observaré a la
nueva reina."
"¿Puedes hacerlo?"
"Ver qué clase de reina es, qué clase de persona es la que ayudará al país. ¿No es así?"
***
Fue alrededor de las 11 de la mañana que la hermana de Yunim vino a visitarme.
"Soy Rose Quebel, serviré temporalmente a la Reina."
La miré mientras colocaba el libro en mi regazo.
No tenía forma de saber sus intenciones, pero a diferencia de su hermano, era educada por
fuera.
Sin embargo, sentí una sensación de alerta cuando la miré de reojo.

"Gracias por venir, Señorita Rose."


Sonreí, dejé el libro a mi lado y me levanté.
"Espero que de ahora en adelante, puedas ser de gran ayuda para mi."

"Por supuesto, Su Majestad la Reina."


Ella habló suavemente y luego me miró fijamente, parecía estar diciéndome, ahora qué
harás.
Pregunté inmediatamente.
"¿Puedes llevarme a la boutique?"
Rose no pensó que le pediría hacer algo de inmediato, pero rápidamente me contestó,
"¿Sí?"
"Me gustaría ir a la boutique."
"Ah... sí, la boutique."
Rose parpadeó avergonzada, pero pronto salió de la habitación con una sonrisa casual,
diciendo, "Sígame."
La seguí lentamente, mirando sus pasos.
No hay nada que demuestre mejor la personalidad de una persona como la forma de
caminar. De hecho, preparé varios escenarios mientras esperaba a la hermana de Yunim.
Planeaba responder de manera diferente dependiendo de la personalidad de su hermana.
Si era débil y tímida, iba a ser amable, si era un puercoespín que había sacado sus púas de
antemano, le daría tiempo para que se acostumbrara. Si era una persona que se somete
ante el poder, pensaba en visitar a Heinley, y si debía ganarme su reconocimiento y
confianza...
'Superaría sus expectativas.'
"Aquí está, Su Majestad la Reina."
Cuando la nueva reina apareció en la boutique, la modista y sus asistentas se acercaron
apresuradamente a saludarla.
Acepté sus saludos y también las saludé, luego volví a sonreír y llamé a Rose.
"Señorita Rose."
Estaba observándome hablar, y cuando la llamé, me contestó con una sonrisa.
"Sí, Su Majestad."
Le dije, señalando la ropa que llevaba.
"No tengo mucha ropa."
Para ser exactos, solo la ropa que llevaba puesta.
Rose abrió los ojos de par en par.
Probablemente está pensando en Heinley y en mí, viniendo aquí como si estuviéramos
huyendo. Podría estar preguntándose, qué tan apurada estaba cuando me escapé que ni
siquiera pude traer mi ropa.

"Bueno, entonces necesitarás nuevos atuendos."

Seguí sonriendo y se lo pedí.

"Así es. Necesito que me consigas seis atuendos para usar con urgencia."

"Sí. ¿Qué tipos de atuendo?"


"Tres para usar a diario, dos para el trabajo, y uno para un banquete sencillo, por si acaso."
"Algo en específico..."
Quería preguntarme sobre el rango de precios.
Le dije con una sonrisa, fingiendo que no sabía lo que quería decirme.
"No sé mucho sobre el Reino Occidental, así que lo dejaré en manos de la Señorita Rose."
De esta manera, no importa cómo me vista, no seré criticada. Deliberadamente le di las
órdenes directamente delante de las demás, así que aunque Rose me prepare atuendos
extraños, la gente sabrá de quién es la culpa.
Rose dijo que lo haría, pero se sentía más cautelosa conmigo que antes.
Fingí no darme cuenta y le pedí que me mostrara el palacio esta vez.
"Tengo que familiarizarme con el lugar."
Después de salir de la boutique y bajar dos escaleras, llegamos al palacio a través de un
largo pasillo.
Es un país muy rico.
De acuerdo con su reputación, el palacio del Reino Occidental nunca fue inferior al del
Imperio Oriental.
En general, el palacio tenía un tono más brillante, inusualmente decorado con joyas por
todo el edificio.
Cuando lo vi, recordé las palabras de Heinley, quien repetidamente enfatizó que su reino
era el país de las joyas, y me reí.
'Es como un pájaro que le gusta brillar.'
'Pájaro... ¿Pájaro?'
"..."
"¿Reina? ¿Le sucede algo?"
"Ah. No, no. No es nada."
La teoría de que 'McKenna es el pájaro azul' que había olvidado por un tiempo, me vino a la
mente por un momento.
Le preguntaré a Heinley cuando nos volvamos a ver.
Si McKenna es el pájaro azul, Heinley debe saberlo.
"Sigamos adelante."
Pero cuando empecé a caminar de nuevo, de repente escuché un ruido sordo.
"¿?"
No eran los pasos de Rose.
Cuando me di la vuelta, vi a un hombre vestido elegantemente, con una pluma en los labios.
Perdió el equilibrio y estaba luchando por mantenerse en pie.
Finalmente se cayó, luego se levantó rápidamente y se sacudió los pantalones, pero detuvo
toda acción cuando notó que yo lo estaba mirando.
"¿Quién es?"
Le pregunté a Rose, y ella me susurró.
"Es un periodista autorizado para entrar en el palacio."
Periodista...
"Es mejor que no esté cerca de él."
Rose añadió rápidamente.
"Si tiene una entrevista programada para más tarde, será mejor que se reúnan en ese
momento."
Parecía un poco incómoda, como si quisiera ir a otro lugar.
Como han pasado muchas cosas en los círculos sociales, es fácil convertirse en una buena
presa para los periodistas, y ese parece ser el motivo de su comportamiento.
"¿No hay más periodistas autorizados a entrar en el palacio?"
Pero como le seguí preguntando, me explicó en un tono que indicaba claramente que no
podía evitar mis acciones.
"En la actualidad, un total de tres periódicos tienen la autorización real, y solo puede ser
enviado un periodista por cada periódico."
Pero, si hay un periodista persiguiéndome, ¿significa que los otros dos están pegados a
Christa? O bien a Christa no le gusta que los periodistas anden por el palacio...
De cualquier manera, podría se beneficioso en esta situación.
En lugar de ir hacia otro lado, me acerqué deliberadamente al periodista y le pregunté,
sonriendo lo más suavemente posible.
"Debes tener una pregunta para mí. ¿Cuál es?"
El periodista puso los ojos en blanco, avergonzado, tal vez no pensó que me le acercaría
directamente.
Rose también me llamó con impaciencia, "Su Majestad."
El periodista fue inteligente. Luego de un momento de vergüenza, inmediatamente sacó su
libreta y me preguntó.
"¿Cómo se volvió a casar tan rápido?"
***
"Tiene que acercarse a los periodistas, señorita. Si escucha sus preguntas, podrá saber lo
que la gente quiere."
Al mismo tiempo, el Duque Elgy caminaba junto a Rashta y la aconsejaba.
Casualmente, la estrategia que le dijo a Rashta era similar a la de Navier.
Sin embargo, Rashta no prestó mucha atención a su consejo. Fue porque recordó las
palabras de Sovieshu de no acercarse demasiado al Duque Elgy.
Incluso después de eso, vine a ver al Duque. Pero no puedo evitarlo.
Rashta retorció su boca.
El Barón Lant es amable e inteligente, pero es un hombre del emperador, y la Vizcondesa Verdi tiene algo
desagradable.
La nueva sirvienta, Delise, parece leal, pero cada vez que ve a Sovieshu, se comporta de una forma que
me incómoda, y la sirvienta experimentada, Arian, es buena en su trabajo, pero es tan callada que no sé
qué pensar.
El Duque Elgy era una de las pocas personas en las que Rashta podía confiar en el palacio.
No, Rashta lamentaba no poder decirle que pronto sería la emperatriz. De ese modo, el
Duque Elgy dejaría de hablar de estas cosas y le daría consejos que le serían útiles.
"Además, los periodistas son importantes para aumentar su reputación. Aunque sea la
mejor persona del mundo, los plebeyos no pueden verla."
"Um."
"Los nobles tienen la oportunidad de verla y juzgarla por muy equivocados que sean los
rumores, pero los plebeyos no tienen ninguna posibilidad. Entonces, si quieres que los
plebeyos estén de tu lado, mantente cerca de los periodistas."
"No puedo..."
Eventualmente, cuando Rashta murmuró, el Duque Elgy preguntó, desconcertado.
"¿No puedes? Dijiste que querías ser la Emperatriz para protegerte a ti misma y al bebé.
¿Has cambiado de opinión?"
"No es eso."
"¿Piensas que como la Emperatriz Navier se ha ido, ya estás a salvo?"
"Sí. Nadie lastimará a Rashta ahora."
"La próxima emperatriz podría odiarte incluso más."
Para no decirle que eso no sucedería, Rashta giró sus labios, se dio la vuelta y se rió.
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 180
Capítulo 180. Lo Que Heinley Quería Hacer (1)"Señorita. Es algo serio... no lo tome a la
ligera."

"Bien, ¿quieres que sea amable con todos los reporteros? Eso es todo, ¿verdad?"

"No es así."

"¿?"

"Un hombre que trata bien al enemigo y a mí, no es un aliado después de todo, ¿cierto?"

Rashta quería llorar.

'Me gustaría hablar un poco sobre la emperatriz depuesta, y luego de mis padres. El Duque
Elgy está hablando de un tema demasiado aburrido.'
"Señorita ¿Sabes cuántos tipos de reporteros hay?"

"No lo sé.

"Solo hay dos tipos."

"¿Reporteros buenos y reporteros malos?"

"Reporteros amigables con los nobles y reporteros hostiles hacia ellos."

"Dado que los reporteros amigables con la nobleza también serán amigables con la
familia real, ¿debería Rashta llevarse bien con ellos?"
"No es tan simple."

"¿?"

"Que los reporteros sean amigables con la nobleza no significa que lo sean con la familia
real, ni tampoco que sean hostiles con la nobleza significa que lo sean con la familia real."

Rashta puso sus manos a ambos lados de su cabeza.

Sintió ganas de gritar, '¡Detente!'

"Si la relación entre el emperador y la aristocracia es mala, el emperador debe estar cerca
de los reporteros hostiles con la aristocracia. En otras palabras, es una guerra de ingenio."

"Ah... Bueno. Sí."

"Pero los plebeyos son definitivamente hostiles a la nobleza, señorita. Tenga en cuenta esta
diferencia y decida adónde acercarse."

Rashta suspiró y respondió.

"Rashta necesita el apoyo de los plebeyos, así que necesita estar cerca de los reporteros
amigables con los plebeyos."

"Sí, pero tampoco debes ser odiada por los reporteros amigables con la nobleza."

"Uh... ¿cómo puedo saber quién es amigable con los plebeyos y quién es amigable con los
nobles?"

"Solo tienes que leer todos los artículos de los últimos tres años."

Rashta finalmente se puso en cuclillas y agitó sus manos.

"¡Mi bebé no quiere oír eso! ¡Dime algo divertido!"

El Duque Elgy miró fijamente a Rashta, y pronto estalló en risas.

Rashta lo miró, haciendo pucheros, y el Duque Elgy sacudió la cabeza riéndose. Este lado
suyo era muy lindo. Sin embargo, no la elogio abiertamente.

***
La gente espera dos cosas al leer un periódico.

La verdad.

O la respuesta que quiere.

Lo que se necesitaba para la pregunta actual no era la verdad, sino la respuesta deseada.

Entonces, ¿cuál es la respuesta que la gente del Reino Occidental quiere...?

A la mayoría de la gente no le gustaba que su rey se convirtiera en un hazmerreír por


caprichos amorosos. Les resulta entretenido este tipo de dramas en la realeza, siempre y
cuando, los reyes y los príncipes herederos no estén involucrados.

A la gente del Reino Occidental tampoco le gustará. Sobre todo porque el hermano de
Heinley tuvo varias amantes durante su gobierno, así que estoy segura que deben estar
cansados de este tipo de historias...

Bueno, lo mejor será responder con una mezcla de romance sin tanta politiquería. No
obstante, si el romance es demasiado intenso, se convierte en una aventura, así que es
necesario manejarlo bien.

'Sería mejor hablar primero con Heinley antes de responder, pero...'


Si uno pospone su respuesta una vez, diciendo que responderá más tarde, la respuesta
posterior parecerá menos sincera. En ese momento, no importa lo buena que sea la
respuesta, pensarán que la has inventado, así que responderé ahora mismo.

Tan pronto como terminé de pensar, respondí con una leve sonrisa.

"Organicé todo antes de mi divorcio."

"¡¿?!"

"Su Majestad el Rey me dio la fuerza en ese entonces."

Por supuesto, al responder, uno no debe olvidar dejar un carnada para que el contrario la
muerda. El astuto reportero entendió las implicaciones de mis palabras y preguntó
sorprendido.

"¿Sabías de antemano que te ibas a divorciar?"

"... lo escuché."

Respondí cada pregunta con sinceridad, solo con esto bastaría.


El reportero abrió la boca con asombro, y Rose también parecía muy sorprendida.

Luego me miró con lástima.

***
Alrededor de las seis de la tarde. Como el anexo no cuenta con una cocina, Rose fue
personalmente al palacio principal para pedir la comida de la reina.

Casualmente, Rose se encontró con su hermano, Yunim.

Tan pronto como Yunim la vio, le preguntó cómo era la reina, y Rose le respondió.

"Es humana, no es ni buena ni mala."

"¿Qué quieres decir?"

"Es literalmente eso."

Yunim añadió, luego de pensarlo por un momento.

"Está tratando de apaciguarme."

"¿Eso es lo que piensas?"

"¿Crees que no puedo darme cuenta de eso?"

"Así es."

Rose le dijo que la reina le ordenó preparar sus atuendos, 'delegándole la responsabilidad'
delante de la gente, luego se levantó la falda ligeramente para señalar sus pies hinchados.

"¿Ves esto? He estado caminando todo el día, ella me pidió que le mostrara el palacio."

"¿Cuánto caminaste para que se te hincharan los pies?"

"Ni me lo digas, no sabes lo meticulosa que es."

Rose agitó sus manos.

La reina fue a todas las habitaciones y revisó el interior, hasta el punto de que parecía una
espía, no la reina. Naturalmente, se encontraron con varios cortesanos, y lo extraño es que
algunos se pusieron pálidos cuando vieron a la reina.
"No solo recorrió todo el palacio, parecía estar fijándose en la cara de la gente..."

Yunim le preguntó de nuevo a Rose.

"¿Qué te parece en comparación con Christa?"

"Estuve a su lado solo un día. No sé mucho."

"¿Cuál es su personalidad?"

"Es difícil saberlo en un día."

"¿Es capaz?"

"Estoy segura de que lo hará bien, hay rumores circulando por todas partes, pero no he
visto nada malo con mis propios ojos."

Rose, después de responder con franqueza, dudó y admitió.

"Bueno. No la odié. Si camina un poco menos, entonces puedo continuar siendo su dama de
compañía..."

"..."

Yunim frunció ligeramente el ceño, como si no quisiera escuchar esa respuesta.

***
Rose está tardando en llegar.

'¿Cuánto tiempo ha pasado desde que se fue?'


Miré mi reloj y pensé en la distancia entre el palacio principal y el anexo de la reina,
después de haber deambulando durante todo el día.

No era una distancia corta. Si va y viene con las piernas cansadas, irá un poco más
despacio...

Sin embargo, incluso considerando lo anterior, está tardando en llegar. Entonces, debe
estar hablando con alguien. ¿Con quién se encontró?

'Debe ser con su hermano.'


Sí, si se hubiera encontrado con Christa, quedaría con ella para reunirse luego, no estaría
hablando tanto como ahora. Si lleva hablando tanto tiempo, no va a ser para apuñalarme,
entonces debe haberse encontrado con su hermano.
'¿Qué le estará diciendo?'
A lo mejor se está quejando de que le duelen las piernas porque ha estado caminando
mucho hoy...

Presioné mis labios con el pulgar para contener la risa.

- Toc-Toc
Oh, supongo que ya está aquí.

Rápidamente me quité el dedo de los labios y me levanté.

- Toc-Toc
Sin embargo, los golpes no parecían venir de la puerta. En realidad, venían de la ventana.
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 181
Capítulo 181. Lo Que Heinley Quería Hacer (2)Cuando me acerqué a la ventana y la
abrí, Heinley estaba de pie en una forma similar a la de ayer.

La única diferencia es que hoy, en lugar de un ramo de joyas, sostenía un recipiente de


comida de marfil y oro.

"Heinley, ¿eso es...?"

"¿Podemos comer juntos, Reina?"

"La Señorita Rose no ha regresado todavía."

Heinley se rió, golpeando su recipiente de comida.

"Lo preparé para comer juntos."

Esto me recordó a una época de mi niñez, cuando Sovieshu me traía galletas.


Me sentí desconsolada por un momento, pero rápidamente dejé de pensar en eso, sonreí
y acepté.

Heinley entró nuevamente por la ventana.

Cuando levanté las cejas, ya era demasiado tarde, pero...

'¿No sería mejor acabar con ese hábito?'


Lo regañaré cuando seamos más cercanos. Con esta promesa en mente, me senté en la
mesa con Heinley, cara a cara.

Heinley puso su recipiente de comida en la mesa y me preguntó, quitando la tapa.

"¿Cómo estuvo tu día?"

"Conocí a un reportero."

"¿Reportero? Aah. Hay tres de ellos caminando por los alrededores."

Por supuesto, los ojos de Heinley se enroscaron extrañamente, parecía saber quiénes eran.

"¿A cuál conociste?"

"Tenía el cabello azul marino, con una cola de caballo..."

"Oh, ya sé quién es."

Le dije las preguntas que hizo y la respuesta que di.

"Aunque omitiste muchas cosas, es verdad."

"Incluso ahora lo sigo pensando... siempre te estaré muy agradecida."

"Como siempre te digo, Reina. Yo soy quien quería tenerte como la reina."

Cuando terminó de hablar, extendió su mano como un caracol. Acercó su mano hasta mi
lado de la mesa y se detuvo.

¿Quiere tomarme de la mano?


Mientras miraba torpemente su mano y le acercaba la mía, Heinley preguntó, agarrándome
rápidamente la mano como una planta carnívora que esperaba su presa.
"¿Qué te pareció la Señorita Rose?"
"Una planta carnívora..."
"¿Qué? ¿Tan mala es?"
"¿Perdón? Oh, no. Es inteligente."
Heinley volvió a preguntar, inclinando la cabeza, no se percató que cuando dije 'planta
carnívora' me refería a su mano.
"¿Hay alguna dama de compañía que quieras además de la Señorita Rose?"
"Déjame pensarlo cuidadosamente." Retiré mi mano de la suya mientras respondía.
Durante los días como princesa heredera, naturalmente sabes a quién mantendrás a tu
lado y a quién no. Si yo fuera del Reino Occidental, aunque no pasara por los días de
princesa heredera, habría tenido una buena reputación y tomaría primero como damas
de compañía a las más cercanas.
Pero no estaba en ninguna de las dos posiciones, por lo que no era fácil elegir damas de
compañía.
Heinley murmuró, "Sí." Pero miró con pesar mi mano, la cual retiré de la suya.
La tristeza en sus ojos era evidente, junté mis manos y sonreí torpemente.
A menudo me siento así con él. Es incómodo, pero al mismo tiempo cómodo y
cosquilleante.
Es como una acogedora almohada hecha de un montón de plumas, lo que me hace sentir
cómoda, pero me sigue haciendo cosquillas y reír.
Sin embargo, también estaba preocupada. Si hay una boda, entonces tendremos nuestra
primera noche.
Si ya estoy así de incómoda...
Cómo estaría al ver su cara antes, durante y después de la primera noche.

Incluso entonces... ¿seríamos capaces de vernos como compañeros?


Este sentimiento fue tan extraño que deliberadamente miré hacia el recipiente de comida y
elogié su presentación, aunque no sé quién lo hizo.
"Lo hice yo mismo."
Sin embargo, la respuesta que recibí fue totalmente inesperada.
"¿En serio?"
Se lo pregunté con asombro porque era algo que jamás habría imaginado, Heinley asintió y
me dijo con un susurro.
"Reina. ¿Puedo pedirte un favor?"
"¿Un favor?"
"Ahora estamos casados."
"... sí."
Pero, ¿por qué lo menciona de repente?
Cuando lo miré con inquietud, habló en voz baja.
"Hay algo que quiero hacer."
Contuve la respiración ante las palabras de Heinley y puse los ojos en blanco.
Hay algo que quiere hacer ahora que estamos casados... ¿Qué será?
No sé lo que está pensando para hacer tales preguntas, pero estaba muy confundida. No, en
realidad tenía algunas conjeturas.
Beso... ¿creo que es un beso? Tal vez quiere un contacto físico más intenso.
Estoy nerviosa.
Con las manos entrelazadas, lo miré fijamente.
¿Cómo besé a Sovieshu? No lo sé. Desde mi niñez, todo ocurrió de forma muy natural...
¿Debería negarme o debería aceptarlo?
Cuando me fijé en sus labios, se veían seductores.
'Bueno, somos una pareja, así que no podemos vivir sin besarnos.'
Después de pensarlo un poco, decidí aceptar el beso. Entonces, a mi manera, me preparé
mentalmente y fingí estar tranquila.
"Puedes hacerlo."

Heinley sonrió ampliamente, y rápidamente tomó el tenedor.


'¿Tenedor?'
Luego agarró el pescado blanco en el recipiente, me lo llevó a la boca y dijo, "Abre, por
favor." Pestañeé y abrí la boca. Entonces algo sabroso entró. Mastiqué el pescado
mecánicamente y luego lo tragué. Mirándolo todavía aturdida, Heinley me miraba con sus
ojos brillantes.
"¿Qué es esto?"
¿Y el beso? Cuando le pregunté avergonzada, sonrió suavemente y susurró.

"Esta es mi muestra de amor."


Murmuré aún más avergonzada.
"... también tengo manos."
Estaba avergonzada, pero mi voz fue demasiado brusca para que lo pudiera notar. Cuando
lo miré, arrepentida por lo que dije, Heinley se disculpó embarazosamente.
"¿A la Reina no le gusta esto? Lo siento."
"No es eso, yo..."
"¿?"
Cerré fuertemente mis labios. Cómo podría decirle que estaba preparada para besarlo. No
estaba deseosa por hacerlo, simplemente hice un mal juicio y fingí estar decidida. Pero si le
dijera esto, sonaría como si esperara que me besara. En lugar de explicárselo
honestamente, agarré tomates cherry y se los puse en la boca, uno tras otro.
"¿Reina? Demasiados, demasiados. Más despacio."
"Abre la boca."
"Reina, solo un poco más despacio..."
"Dijiste que querías hacer esto como una pareja."
"Ugh, Reina, empecemos con..."
"No derrames nada y cómetelo todo."
***
Rose se acercó a la puerta y se detuvo. Sorprendida por los gemidos del rey proveniente de
la habitación.
Con sus ojos redondos, miró por la puerta.
Su cara pronto se puso roja.
Se decía que la Emperatriz del Imperio Oriental tenía una disposición similar a la de una
espada. En muchos sentidos, parecía ser cierto.
Actúa sin vacilación...
Rose se presionó las mejillas con una mano, rápidamente tomó el tazón y dejó el vestíbulo
del anexo.
***
Después de darle todos los tomates cherry, la boca de Heinley estaba manchada de rojo por
todas partes.

Refunfuñó ligeramente, limpiándose la boca con un pañuelo.


"Mi muestra de amor no fue tan violenta."
Pero después de pensarlo un rato, sonrió y cambió sus palabras.
"Pero me gustó porque lo hizo Reina."
Se veía tan grandioso.
De repente, sentí pena por haber malinterpretado sus palabras y desquitarme con él.
"Lo haré por ti."
Al final, no pude soportar mi pesar, así que me levanté de mi asiento y me puse a su lado,
tomé el pañuelo y le limpié adecuadamente la boca.
Estábamos cara a cara, pero sería bueno que cerrara los ojos. Heinley me miró
penetrantemente mientras le limpiaba la cara.
Mientras parpadeaba, sus pestañas doradas se movían suavemente. Al ver sus ojos
púrpuras aparecer y desaparecer, me recordó a Reina.
Oh, ahora que lo pienso...
"Quería preguntarte algo. Ahora lo recuerdo."
Ante mis palabras, Heinley se rió.
"Pregúntame lo que quieras, Reina."

"¿Por casualidad, McKenna es el pájaro azul que tienes?"


"¡!"
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 182
Capítulo 182. Sospecha De Navier (1)
Heinley se quejó con una mirada llorosa.
"Este no es el momento, ¿verdad?"
Su hermosa sonrisa se desvaneció y luego bajó la cabeza, visiblemente sombrío. También
quité mi mano y le devolví el pañuelo antes de volver a mi asiento.
"¿McKenna es el pájaro azul?"
Cuando le pregunté de nuevo, Heinley miró alrededor de la habitación como si estuviera en
problemas. Pero al final, no pudo soportarlo más y lo admitió con un pequeño suspiro.
"Así es."
Mi boca se abrió por sí sola. Aunque estaba casi segura, igualmente me sorprendió. No
puedo creer que sea un pájaro...
Esto fue una verdadera sorpresa.
'Además, el pájaro era uno de los subordinados de Heinley.'
¿Significa esto que la raza que se ha transmitido como una leyenda, realmente existe?
Pregunté sin ocultar mi curiosidad.
"Entonces, ¿Sir McKenna es de la Tribu Cabeza de Pájaro?"
Pero tan pronto como lo hice, Heinley se rió frenéticamente, y no respondió de inmediato.
Primero fue el Duque Elgy, y ahora Heinley...
Me mordí los labios y lo miré. Sé que suena un poco extraño cuando pronuncio el nombre
de la tribu, pero no es mi culpa. El problema fue que la llamaron así en primer lugar.
"Bueno."
Heinley se mordió los labios con fuerza para contener su risa y asintió.
Sin embargo, le llevó unos tres minutos responder correctamente.
"Es cierto, pero mejor no digas ese nombre, Reina."
"Oh. ¿Ha cambiado de nombre?"
"No. Sin embargo, no es un nombre que le guste a los miembros de la tribu."
Ahora que lo pienso, dicen que el nombre fue dado por los que se oponían a ellos. Pensé
que era grosero, así que asentí y le pregunté.
"Entonces, ¿por qué no cambiar el nombre?"
"¿Qué?"
"La Tribu Cabeza de Pájaro... como..."
Cuando Heinley volvió a morderse los labios y se estremeció, decidí no poner el nombre de
la tribu en mi boca tanto como fuera posible.
"Por cierto, Reina. ¿Dónde escuchaste esa información?"
"Me lo dijo el mago de la corte."
"Oh... ya veo."
Heinley levantó las cejas y sonrió fríamente. Aunque estaba sonriendo, se veía serio.
¿Qué le ocurre? ¿Acaso es algo confidencial?
Cuando lo miré ansiosamente, Heinley sonrió como si no fuera nada.
"Quizá es confidencial... ¿Es eso?"
Estaba bastante preocupada, pero cuando se lo pregunté, Heinley sacudió su mano.
"Es confidencial que la tribu sigue con vida, pero no es un secreto que dicha tribu existió."
"No te ves muy bien..."
"Solo pensaba que definitivamente hay mucha gente talentosa en el Imperio Oriental."

Heinley parecía querer a mi país incluso más de lo que pensaba. Era admirable, pero
desde mi posición, como reina del Reino Occidental y nativa del Imperio Oriental, era una
afirmación difícil a la que responder.

Simplemente asentí, y le pregunté de nuevo cuando parecía estar mejor.

"Hay una cosa más que me gustaría preguntarte."


En lugar de decir 'Pregúntame lo que quieras'. Esta vez, Heinley sonrió con inquietud,
temeroso de lo que yo fuera a decir.
Lo miré a los ojos y le pregunté con más consideración en esta ocasión.
"Tal vez... ¿Reina también es un pájaro de esa tribu?"
"¡!"
"¿Es Reina uno de tus subordinados?"
Heinley se estremeció, juntó sus manos y bajó la mirada. Parecía estar quieto, pero podía
ver que su pelo seguía temblando. Incliné la cabeza y lo observé con atención. Heinley
permaneció en ese estado durante un largo tiempo.
"Si Reina es una persona... ¿eso te haría sentir mal?"
Reina. Mi querido Reina. El que me trajo un pastel, lloró por mí, extendió sus alas y me
abrazó. Si solo es un pájaro, no está mal. Sin embargo, si es una persona...
Dudé en responder, "un poco."
No es que Reina me haya hecho algo malo, sino que he sido demasiado amorosa con él.
Ahora que lo pienso, Reina siempre miraba hacia atrás cuando me cambiaba de ropa, y nunca me
intentó besar. Cuando lo abrazaba, se ponía rígido como un muñeco.
Este era el problema, había abrazado y besado a Reina, además de cambiarme de ropa delante de él.
No importa si Reina es solo un pájaro, pero si es uno de los subordinados de mi esposo,
sería un verdadero problema.
Heinley sonrió torpemente y murmuró, "Ya veo," enterrando apresuradamente el tenedor
en el recipiente de comida.
"E-Esto también es delicioso."
***
"Entonces, al final, ¿no dijiste nada?"
Al día siguiente. McKenna escuchó a Heinley y chasqueó la lengua.
Heinley se agarró la cabeza con sus manos y se desplomó en el escritorio.
"Me siento mal, mi mente se puso en blanco en ese momento."
"Hazlo simple, soy un pájaro..."
"¡No te dije que me siento mal!"
Heinley lo miró con desdén y suspiró.
"Tengo que decirle la verdad, pero..."
Tenía miedo de que Navier, al conocer la verdad, lo mirara con ojos fríos y le dijera que era
despreciable. Sus ojos fríos y crueles eran lo suficientemente irresistibles como para
provocar escalofríos en la columna vertebral con solo mirarlos, pero no quería que sus ojos
mostraran hostilidad hacia él.
Cuando Heinley estaba sufriendo sin hacer ningún ruido, McKenna chasqueó nuevamente
la lengua.
"No podrás ocultarlo para siempre."
"Lo sé. Tengo que decírselo."
Todo lo relacionado a su tribu era confidencial, así que no podía hablar de ello
abiertamente. Sin embargo, la familia era la excepción, por lo que ahora podía contárselo a
Navier.
De hecho, había estado preparándose para revelar el secreto de Reina a Navier.
Heinley suspiró y levantó su cabeza inclinada.
"Quiero decírselo cuando lleguen las damas de compañía de mi esposa del Imperio
Oriental."
"¿La Condesa Jubel y la Señorita Laura?"
¿Por qué esperar...? McKenna se tragó sus palabras, pero Heinley se dio cuenta de lo que
quería decir y respondió.

"Es necesario tener a alguien que te tranquilice cuando estás conmocionado."


Ya estaba seguro de que Navier estaría profundamente conmocionada.
McKenna, que no sabía que Navier golpeó con fuerza el trasero de Reina, besó por todas
partes, abrazó y lloró a su lado. Pensó, 'Su Majestad es realmente extraño.'
Sin embargo, cuando salió de la habitación, se inquietó y dudó.
'No tengo nada que ver en esto... ¿cierto?'
***
¿Por qué Heinley estaba tan avergonzado?
Dormí pensando en ello toda la noche. Incluso cuando me desperté por la mañana, fue lo
primero que pensé. Mientras me lavaba la cara, me cepillaba los dientes, me bañaba,
miraba el vestido que Rose me trajo a toda prisa, me lo ponía y me ataba el cabello... Incluso
mientras tosía al comer platos muy picantes que nunca antes había probado en el Imperio
Oriental, la expresión de vergüenza de Heinley no desapareció de mi mente.
No es que no tuviera idea de por qué estaba avergonzado. De hecho, tenía una suposición.
Pensé, '¿No está Heinley así de sorprendido porque es Reina?'
Si Heinley hubiera estado un poco más tranquilo, no lo habría pensado. Sin embargo, su
actitud era completamente diferente cuando hablaba de Reina a cuando hablaba de
McKenna. Si no era Reina, ¿por qué estaba tan sorprendido?
"¿A dónde le gustaría ir hoy, Reina?"
"..."
"¿Reina?"
Estoy segura que los miembros de la tribu de los pájaros deben estar relacionados por
parentesco. Heinley y McKenna son primos hermanos.
He estado pensando que la familia materna de McKenna es de la tribu de los pájaros.
Debido al prejuicio de que la realeza de una nación no sería parte de esta tribu.
Pero, ¿y si es inesperadamente la familia paterna?
Entonces Heinley y McKenna podrían ser ambos humanos pájaros.
La vergonzosa reacción de Heinley, el linaje...
Toda esta historia encajaba perfectamente con el hecho de que Heinley fuera Reina.
'¿Es Reina?'
Además, Reina y Heinley tienen ojos púrpuras y pelo dorado, ¿no es así?
'Oh, Dios mío.'
Cuanto más lo pienso, más me da escalofríos.
Me cubrí la boca con ambas manos, y recordé el suave cuerpo de Reina.
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 183
Capítulo 183. Sospecha De Navier (2)
Es un pájaro realmente encantador, así que cada vez que pensaba en eso le daba palmaditas
en su lindo trasero. Pensándolo bien, cada vez que lo hacía, el pájaro se ponía rígido.
¿Es por eso que siempre se despertaba primero cuando se dormía a mi lado?
¿Cuántas veces he besado a Reina?
"¡Su Majestad!"
'Oh, Dios mío.'
En medio de un torbellino de pensamientos, levanté mi cabeza con asombro.
Rose me miraba ansiosa, con las manos sobre la mesa. Su cara también estaba más cerca de
lo normal.
"¿Qué pasa?"
Cuando le pregunté asombrada, Rose respondió con su propia pregunta, levantando la voz.
"¿Se encuentra bien? Ya la he llamado varias veces."
"Ah. Ah. Lo siento. Estaba pensando en algo."
"No se ve muy bien."
"No pasa nada. Bueno, tengo algo en lo que pensar..."
Rose habló con cautela mientras movía la cabeza, preguntándose qué demonios estaba
pensando.
"¿Es sobre Christa?"
"¿Christa?"
Quién es Christa... Aah.
"No, no se trata de ella."

Sacudí mi cabeza mientras rápidamente hacía 'la sonrisa de la reina.'

Estaba tan sumida en mis pensamientos que no presté mucha atención a mi entorno. Solo
después de que ella mencionó a Christa, recordé que aún no había tomado todo el poder de
la anterior reina.

Es importante saber si Reina es Heinley o no. Pero, en este momento—

'Heinley es bueno para escapar. ¿No será porque es un pájaro?'


—No puedo evitarlo. Sentada aquí, mis pensamientos siguen yendo en esa dirección.
Me levanté de la silla y me disculpé con Rose.
"Lo siento mucho. Pero no es por Christa."
"Sí..."
Rose no pareció creerme, sin embargo, de repente su cara se puso roja y murmuró, bajando
la mirada.
"Bueno, sí. Tiene mucho en lo que pensar."
"¿?"
¿Por qué de repente está tan avergonzada?
Como parecía desconcertada, Rose preguntó apresuradamente.
"Oh, ¿qué hará hoy? Ya ha visto todo el palacio."
Hay otro lugar en la capital digno de ser llamado 'Palacio', pero está en un sitio
completamente remoto, por lo que tenía que ir en carruaje.
No tenía necesidad de ir allí ahora mismo, así que sacudí la cabeza.
"He terminado de mirar el palacio... Oh. ¿Por casualidad sabes dónde se hospeda mi
hermano?"
Estoy segura de haber escuchado que mi hermano se estaba hospedando en el Palacio del
Reino Occidental.
Por extraño que parezca, aún no lo había visto. A decir verdad, pensé que sería el primero
en venir a verme... ¿A dónde podría haber ido?
"¿Se refiere a Lord Koshar?"
Rose dijo el nombre de mi hermano rápidamente en respuesta a mi pregunta.
"Así es."
Como era de esperar, parecía cierto que mi hermano se estaba quedando aquí.
Asintiendo, Rose inclinó su cabeza por un momento y dijo,
"Creo que se está quedando en las habitaciones de invitados de honor."
"Vayamos a ese lugar."
Cuando recorrimos el palacio, también pasamos por las habitaciones de invitados de honor,
pero no entramos. Es un lugar que las personas usan para hospedarse, por eso pensé que
sería grosero echar un vistazo. Sin embargo, si hubiese sabido esto, habría intentado buscar
a mi hermano allí. Me arrepiento un poco, pero ahora puedo ir a verlo.
"Sí."
Rose tomó la delantera y caminó hacia las habitaciones de invitados de honor, y yo la seguí
de nuevo, echando un vistazo al interior del palacio.
Un funcionario estaba parado en el pasillo frente a las habitaciones de invitados de honor,
cuando le dije el nombre de mi hermano, inmediatamente me indicó donde estaba.

"Lord Koshar se está quedando en la tercera habitación de ahí."


"Gracias."
Me despedí formalmente del funcionario, luego fui a la habitación donde se alojaba mi
hermano y llamé a la puerta.
Mi corazón palpitaba fuertemente al pensar en ver a mi hermano de nuevo en el Reino
Occidental.
'Mis padres eligieron quedarse en el Imperio Oriental, pero me alegro de que mi hermano esté conmigo.'
"..."
Sin embargo, no importa cuánto tiempo esperara, no había respuesta desde dentro.
'¿Salió?'
Bueno. A mi hermano le gusta ir de un lado a otro. Tal vez ha salido por unos días. No
necesariamente tenía que verlo hoy, así que decidí volver luego y me di la vuelta.
"Mejor vamos a la biblioteca."
"Sí, Su Majestad."
Sin embargo, justo cuando empecé a caminar. Escuché un fuerte ruido de pasos, y un
enorme caballero apareció. El caballero, que parecía venir hacia este pasillo, se hizo a un
lado en cuanto nos vio, como si fuera incómodo tratar con las damas.
Pero cuando Rose y yo estábamos a punto de pasar a su lado, sus ojos se abrieron de par en
par y gritó.
"¿Lord Koshar?" Entonces me señalo con el dedo.
No sé si me confundió con mi hermano, o si se sorprendió al ver que me parecía a él. Pero
estaba claro que conocía a mi hermano.
Se quedó parado así por un momento, entonces Rose finalmente exclamó, "¡Cómo te
atreves!" Él inmediatamente preguntó, "¿Eres la Reina Navier?" se arrodilló y se disculpó.
"Lo siento, Su Majestad. Se parece tanto a Lord Koshar que pensé..."
Cuando le dije que no debía preocuparse, el caballero se puso de pie y se presentó.
"Soy April, Su Majestad. No formó parte de la Guardia Real, pero he sido nombrado
caballero personalmente por Su Majestad Heinley."
Asentí y le pregunté rápidamente.
"Encantada de conocerle, Sir April. Creo que estás buscando a mi hermano..."
Estaba nerviosa. No pude entender por qué un caballero de Heinley estaría buscando a mi
hermano. Siempre pasaba algo malo después de que el caballero de Sovieshu visitaba a
Koshar.
Heinley no es Sovieshu, pero mi hermano sigue siendo el mismo. Había mucha gente que
hablaba a mis espaldas en el palacio del Reino Occidental, así que me preocupaba que eso
haya podido ocasionar una pelea.
Sin embargo, la respuesta de April fue inesperada.
"Oh, sí. Me ha estado evitando desde hace tiempo."
"¿?"
"Me gustaría tener una relación cercana con él, ya que he tenido la suerte de guiarlo en su
camino al Reino Occidental. Sin embargo, sigue evitándome."
¿Ha estado buscando a mi hermano porque quería estar cerca de él?
¿El caballero de Heinley?
¿Mi hermano evita a este tipo de caballeros?
Me alegro de que no se haya metido en una pelea, pero...
Esta vez, fruncí el ceño por una cuestión diferente.
A mi hermano le gusta hablar de espadas, caballos, historias de guerra y tácticas todo el día,
¿pero evita a los caballeros que parecen fuertes?
Cuando lo miré fijamente, el caballero me preguntó, dudoso.
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 184
Capítulo 184. El Hombre En La Fuente De Agua (1)
"Se ha vuelto más difícil de encontrar desde que apareció la Reina. Por casualidad...
¿escondió a Lord Koshar?"
"¡Eso es grosero!"
Cuando Rose volvió a exclamar, April se arrodilló de nuevo y gritó, "Lo siento."
Cada vez parecía más vulgar, lo que hizo que me sintiera curiosa sin darme cuenta.
Este caballero, April, es el más inusual que he visto en mi vida. Tanto su forma de actuar
como de hablar.
"¿Es realmente el caballero de Heinley?" No lo parece.
Mi hermano no se llevaba bien con 'el caballero típico'. Esto se debe a que no podía
soportar la forma de actuar de los aristócratas.
Otros aristócratas, aunque estén enojados, mantienen la sonrisa y el sarcasmo hacia la otra
parte, pero Koshar explota inmediatamente cuando se enfada. Así que parecía llevarse bien
con 'los caballeros no típicos...'
¿Qué demonios pasó para que mi hermano lo estuviera evitando?
Mirándolo con suspicacia, decidí resolver este malentendido primero.
"Yo también vine a buscarlo, pero no está, así que me iba."
April, como si hubiera tardado en comprender mis palabras, exclamó, "Oh, ya veo." Luego,
naturalmente se acercó a mi lado.
Mientras salíamos del pasillo donde se encontraban las habitaciones de invitados de honor
y bajábamos las escaleras, me estaba hablando de su familia.
"Tengo una hermana menor, que es muy agradable y maravillosa... es buena en todo lo que
hace, Su Majestad."
"Sí..."
Pero es muy ingenua. Ni siquiera se fija en los hombres, así que me preocupa un poco.
"Sí..."
"Aunque ingenua, es inteligente y lista. Eso lo sabe, ¿cierto?"
Cómo podría saber algo sobre su hermana si nunca la he visto. Lo pensé en mi mente, pero
seguí estando de acuerdo con sus palabras. Sin embargo, por dentro estaba confundida. No
entendía por qué este hombre seguía caminando en la misma dirección que yo.
Finalmente, después de unos 30 minutos. Le dije abiertamente que dejara de seguirme.
"Discúlpeme, Sir April."
"Sí, Su Majestad."
"Estoy pensando en ir a la biblioteca ahora."
"Entiendo. ¡Le puedo recomendar un buen libro!"
"... .no necesito su recomendación."
"Entonces, ¿puede la reina recomendarme uno?"
Pero no funcionó. El caballero no parecía tener la intención de separarse de mi lado.
Pensé que encontrar a mi hermano era una excusa, y sospechaba que Christa lo había
enviado para espiarme, pero otra vez este no era el caso. Se hizo evidente por las palabras
que Sir April dijo abiertamente cuando caminábamos por el pasillo y nos encontramos con
una sirvienta.
"¡Es la dama de compañía de la anterior reina!"
"¡!"
"¿Todavía sigue aquí?"
Si fuera uno de los hombres de Christa, no habría dicho nada que avergonzara a la dama de
compañía en voz alta.
La dama de compañía de Christa nos miró a April y a mí alternativamente, pero al no saber
cómo actuar, se sonrojó y salió corriendo.
Ella pensó que April era parte de mi séquito, así que malinterpretó su comentario,
creyendo que lo hizo por mí.
"Soy muy popular. Las mujeres se sonrojan cuando me ven."
April parecía no saber que había avergonzado a la dama de compañía de Christa.
'... ¿simplemente no se da cuenta de sus acciones?'
De todos modos, no creo que pueda ir a la biblioteca con este caballero ruidoso, así que
decidí simplemente pasar por el camino que había memorizado en mi anterior recorrido.
Rose se quedó en silencio todo el tiempo con una mirada hosca, como si no le agradara
April, pero ya que él no tenía la intención de irse, se vio obligada a ignorarlo y comenzó a
hablarme.
"Por cierto, ¿no desea tener a otra dama de compañía?"
"Dos que estuvieron conmigo en el Imperio Oriental vendrán."
"Seremos tres. Aún no es suficiente, Su Majestad."
"Aumentaré el número poco a poco mientras observo la situación."
Mientras hablábamos de mi falta de damas de compañía. Sir April, que escuchaba en
silencio la conversación, levantó de repente la mano y habló.
"¡Mi Reina! ¡Recomiendo a mi hermana como su dama de compañía!"
Rose, que se había estado conteniendo todo lo posible, sacudió la cabeza rápidamente,
agarrándome ligeramente el brazo tan pronto como él pronunció sus palabras. Era una
señal de que no debía hacerlo.
'¿La conoce?'
Por supuesto, cuando uno está en los círculos sociales, conoce a muchas personas, ya sea de
cara o de nombre, aunque no sea alguien cercano...
Al no responder inmediatamente por haberme girado para mirar a Rose, April me rogó
hasta el punto de parecer desesperado.
"Es una chica muy buena. Es sensata y saludable, le será de gran ayuda a Su Majestad la
Reina. Si la acepta, será el orgullo de toda la familia. ¡Nunca olvidaré la bondad de Su
Majestad!"
"... ¿podrías traerla mañana?"
Se veía tan desesperado que no pude evitar comprometerme para mañana, con la cita
concertada, April finalmente se separó de mí y se fue corriendo emocionado.
Rose lo miró atentamente y esperó a que desapareciera por completo antes de hablarme
con franqueza.
"Su Majestad, la hermana de April no debe ser su dama de compañía."
"¿La conoces, Señorita Rose?"
"No personalmente, pero es muy famosa."
¿Famosa?
"¿Ha tenido algún incidente?"
"Es como Sir April, desenfrenado."
Oh...
"Si la mantiene a su lado, también perderá su dignidad, Su Majestad."
Eso es preocupante. Pero ya prometí reunirme con ella mañana, así que no puedo
retractarme.
"Por el momento, solo decidí encontrarme con ella mañana. Veré y juzgaré."
***
La razón por la que Rose se opuso a tener a la hermana de April como dama de compañía,
se hizo evidente al día siguiente, tan pronto como la vi.
'Ah...'
"Soy Mastas Violet, Su Majestad."
Me saludó con una voz fuerte, su atmósfera era... realmente sombría. Espeluznante.
Rose me dijo que se veía exactamente como April. En mi opinión, lo realmente igual era la
atmósfera.
April era un caballero, pero daba la impresión de ser violento y rudo. Lo mismo ocurría con
Mastas.
Además, ¿qué es eso que cuelga en su espalda?
¿Una lanza...?
"Oh. Soy Mastas, Su Majestad."
La enorme lanza que sobresalía detrás de su vestido violeta claro decorado con encajes y
perlas, era tan incongruente.
Mientras miraba fijamente el arma, Mastas se rascó las mejillas, su cara se enrojeció.
"Esto... aprendí que las damas deben mantener sus armas consigo."
Desarmada, la cara de Rose se contorsionó.
"Encantada de conocerla, Señorita Mastas."
Sorprendida, pero haciendo todo lo posible por no mostrarlo, la saludé con una sonrisa.
Sin embargo, tan pronto como escuchó mis palabras, me preguntó, "¿Señorita Mastas?" con
una mirada de emoción, y por poco una expresión de asombro se reflejó en mi cara.
Cuando levanté una ceja y la miré fijamente, Mastas movió sus manos y se disculpó.
"Lo siento, todos me han llamado Sir Mastas desde que me nombraron caballero."
<< Nota: Recordemos que Sir es una palabra del inglés que significa señor. Se suele utilizar
como honorífico para personas de cierto estatus. >>
"¿Has recibido el título de caballero?"
Por alguna razón, Mastas respondió "Sí," con una mirada triste, y me preguntó en un tono
apagado, mirándome a los ojos.
"Bueno... ¿Qué es lo que hace una dama de compañía, Su Majestad?"
Rose refunfuño antes sus palabras.
Dudé y pedí una taza de té.
Al escuchar esto, Mastas se quedó de pie sin hacer nada, Rose la tomó por el brazo y la llevó
fuera de la habitación.
Después de los pasos distantes de las dos jóvenes completamente diferentes. Me senté en el
sillón, reflexionando.
'¿Por qué April empujó a su joven hermana hacia mí, si ni siquiera sabe lo que es una dama
de compañía?'
Creo... creo que está tramando algo.
***
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 185
Capítulo 185. El Hombre En La Fuente De Agua (2)

"¿Quién desea ser su dama de compañía?"


Heinley tosió mientras bebía un vaso de agua.
"Sir Mastas."
McKenna respondió con una mirada de vergüenza.
Heinley preguntó de nuevo, hundiendo su cara enrojecida entre sus manos.
"¿Por qué?"
"¿Por qué? Supongo que fue en busca de una oportunidad, después de todo está decidida a
ser la Señorita Mastas."
Heinley frunció el ceño.
"¿Por qué está tan obsesionada con eso?"
Los hermanos April y Mastas eran miembros de los caballeros clandestinos, que Heinley
formó con 'su propia' gente.
No eran simples miembros. April era el líder de los caballeros clandestinos, y su hermana,
Mastas, era la líder del Grupo 2.
Aunque ahora oculta bajo un velo por su trabajo secreto, Heinley planeaba sacar a la
superficie a los caballeros clandestinos y convertirlos en parte de su séquito más cercano.
Ahora, la líder del Grupo 2 quería ser la dama de compañía de la reina...

Heinley tenía un dolor de cabeza y presionó su frente. Apreciaba a Mastas como su


subordinada, pero no quería tenerla como la dama de compañía de su esposa.
Ella también era conocida por su brutalidad incluso dentro de los caballeros clandestinos,
su apodo era 'mano de sangre'.
Por cierto, ¿cortaría el filete de mi esposa con la mano que corta el cuello de sus enemigos?
McKenna chasqueó la lengua.
"Todo esto es por Sir April. Estaba tan obsesionado con Lord Koshar que lo seguía a todas
partes. Al final, esto es lo que sucedió."
"Espera. ¿De qué estás hablando? ¿Quién se engancho con quién?"
"Sir April. Quería presentarle a su hermana a Lord Koshar, así que lo persiguió todos los
días mientras Su Majestad estaba ausente."
"¡!"
"Debe haber usado su cerebro. Si su hermana se convierte en la dama de compañía de la
reina, naturalmente tendrá la oportunidad de conocer a Lord Koshar. Para Sir Mastas, ser la
dama de compañía de la reina la convertiría en la clase de dama que nadie podría ignorar.
Apuesto que la persuadió."
McKenna refunfuñó ante el hecho de que parecía un oso, pero en realidad era un zorro.
Heinley se quedó perplejo.
Luego McKenna le preguntó a Heinley.
"Por otra parte, Su Majestad. ¿Va a entrenar esta noche? Debe estar muy cansado. ¿Quiere
que lo cancele?"

***
Después de un día con Mastas, estaba aún más preocupada. Era pésima como dama de
compañía, pero me gustaba mucho como persona.
Me dijo que tenía el título de caballero, era realmente genial en cada movimiento, al
principio titubeaba un poco, pero en cuanto aprendió lo que hacía una dama de compañía,
era buena para hacer recados.
Contrariamente a su apariencia feroz, tenía una personalidad muy gentil.

No sé por qué, pero cuando hablaba, me miraba con admiración.


Honestamente, era linda.
Si no le hubiera pedido que tuviéramos una 'simulación de una discusión de la alta
sociedad,' la habría hecho dama de compañía a regañadientes. Sin embargo, después de la
'simulación de una discusión de la alta sociedad,' sabía que no debía dejar que Mastas fuera
mi dama de compañía.
Menos de cinco minutos después de empezar la discusión, sacó su lanza y gritó.
"Juro por esta lanza, que digo la verdad. Si mis palabras son falsas, te daré mi cabeza, de lo
contrario, me darás la tuya."
Hay veces en que las damas de compañía discuten en nombre de la emperatriz o de la reina.
Por eso hice la simulación de una discusión y los resultados fueron evidentes, sus errores y
su descontrol. Mi hermano también era alguien incontrolable, pero no podía tener una
dama de compañía así.
Sin embargo, debido a lo que Mastas me confesó avergonzada, antes de irse, no pude
rechazarla inmediatamente, diciéndole, 'No puedo dejarte ser mi dama de compañía.'
"Me preguntaba por qué mi hermano me pidió hacer esto repentinamente. Ahora, veo que
la vida de una dama de compañía me gusta mucho."
"¡!"
"Ni siquiera la escuche decir que me cortaría los dedos por cometer un error... La reina es
realmente cálida."
Me preocupaba del entorno que venía, donde si cometía un error, le cortaban los dedos.
Rose me aconsejó seriamente tan pronto como Mastas se fue.
"Las damas de compañía no se eligen con el corazón, Su Majestad. Nunca, nunca.
Especialmente ahora, cuando la reina está siendo comparada con Christa. No debe quedar
en ridículo por una dama de compañía."
"..."
"Tanto Sir April como Sir Mastas, son bichos raros a quienes se les otorgó el título de
caballero, pero ni siquiera fueron aceptados por los caballeros de la guardia real. No debe
involucrarse con ellos, Su Majestad."
<< Nota: April y Mastas pertenecen a los caballeros clandestinos. >>
Aunque Rose no lo dijera, siempre he pensado en esto. Me preocupaba la etiqueta de mis
damas de compañía. Ellas son como mis espejos, y a veces tengo que responsabilizarme de
sus errores o fallos.
Laura, la más activa y habladora de mis damas de compañía, usaba la etiqueta propia de los
libros de texto cuando era necesario.
Pero Mastas... era una carga.
¿Y si la convierto en mi dama de compañía y apuñala a alguien con su lanza en una fiesta?
Sin embargo, me seguía agradando. Tal vez sea porque no hay muchas personas de mi lado
desde que llegué al Reino Occidental. No era como Rose, a quien traje conmigo
planificadamente.
Después de todo, al no encontrar una respuesta, dejé el anexo en medio de la noche.
No tenía a nadie que me guiara, pero ya había memorizado los caminos. Sobre todo, esta
área la memoricé a la perfección. No tenía que preocuparme por perderme, así que podía
caminar sola y tomar el aire de la noche. Esto me ayudaba a calmar mi mente y a organizar
mis pensamientos.
"...."
Por cierto, me pregunto cuánto llevo caminando.
Al escuchar un sonido de aleteo, levanté la vista y pude ver grandes pájaros volando en fila.
Parpadeé, me froté los ojos con las manos y nuevamente vi a los pájaros.
'¿Es una ilusión?'
¿Creo que Reina está en la bandada de pájaros...?
Habría estado segura si también hubiera visto al pájaro azul. No había ningún pájaro azul
notable, así que me preguntaba si realmente era Reina.
Después de un momento de vacilación, seguí a los pájaros en la dirección en que se alejaban
volando, llegando a un palacio abandonado del que se rumoreaba que 'salen fantasmas'.
Rose estaba muy asustada cuando me lo explicó. Al preguntarle por qué dejaron intacto el
palacio abandonado del que circulaban tales rumores, me dijo que todos los trabajadores
que intentaron destruirlo huyeron después de ver a los fantasmas.
Sin embargo, yo no le tengo miedo a eso, así que me adentré directamente.
Pero cuando oí un chapoteo en la fuente de agua del centro, involuntariamente me
estremecí.
¿Realmente hay fantasmas?
Luego de esconderme detrás de un pilar, miré la fuente. Observándola, pude ver a un pájaro
dentro del chorro de agua de la fuente.
'Oh, era un pájaro.'
Me reí al pensar que estaba demasiado asustada. Avergonzada por haber tenido miedo de
los fantasmas, me mordí el labio y miré la fuente. El pájaro en su interior salpicaba el agua
con sus alas. Eventualmente, se salió un poco del chorro de agua, logrando así ver
perfectamente sus plumas y su cara.
Era Reina.
'Después de todo, tenía razón, realmente el pájaro que vi era Reina.'
Pero, ¿a dónde fueron los otros pájaros, y por qué solo está Reina aquí...?
Estaba desconcertada, pero continué observando.
Sorprendentemente, Reina sacudió su cabeza en el agua, y en un abrir y cerrar de ojos, se
convirtió en un hombre. Literalmente se transformó en un parpadeo, sin crecer
gradualmente ni nada parecido.
El pájaro, ahora un hombre, refunfuñó, echando hacia atrás su húmedo y delgado cabello
dorado en su cara con una mano.
Me cubrí la boca cuando estaba a punto de gritar.
El hombre era... Heinley desnudo.
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 186
Capítulo 186. Impresión (1)
Entré en pánico y miré atónita su cuerpo desnudo.
Su cuerpo estaba sumergido en la fuente de agua hasta los muslos, quedando todo lo de
arriba expuesto.
Como había adivinado anteriormente, su cuerpo estaba repleto de músculos. Con ropa no lo
parecía, pero al estar desnudo se veía mucho más fornido.
Su abdomen, sus brazos, sus muslos, su clavícula, y su amplia espalda lo hacían parecer una
escultura de un templo.
Su hermosa piel estaba cubierta de agua, y su bello rostro se hizo completamente visible
cuando se echó el cabello hacia atrás.
Las gotas de agua brillaban por todo su cuerpo bajo la luz de la luna, haciendo que
pareciera un elfo, no un humano.
Sin embargo, también había una parte extraña en su cuerpo.
Esa enorme... parte ni siquiera estaba en las estatuas de los templos, y tampoco parece que
la tuviera un elfo.
'Cuando se convierte en un pájaro, queda desnudo.'
Sospechaba que Reina era Heinley. Pero, comprobarlo en persona hizo que mi corazón
latiera muy rápido. Sobre todo porque lo vi de una manera muy estimulante.
'Sospechaba que era un pájaro, pero nunca pensé que estuviera desnudo...'
Entonces, abracé, besé y le di palmaditas en el trasero a Heinley desnudo.
Para no gritar, me mordí la lengua con fuerza.
Con el cuerpo desnudo de Heinley delante de mí, estaba pensando en lo que había hecho
cuando lo tenía en mis brazos.
Debería estar enfadada con Heinley por haberme engañado. Sin embargo, estaba tan
perpleja que ni siquiera me enfadé. Además, estaba muy avergonzada.
Mordiéndose los labios, Heinley salió de la fuente y se fue a alguna parte.
Esperé un rato en el lugar, luego miré a mi alrededor y me apresuré a volver al anexo.
'Debería estar enfadada... enfadada.'
Tan pronto como volví a mi habitación, me senté en la cama e hice todo lo posible por estar
enojada. Incluso si no lo demuestro, debería estar enfadada con él por haberme engañado.
Era lo normal. Sin embargo, sin importar cuánto lo intentara, solo podía pensar en su
cuerpo desnudo.
Dejó... una fuerte impresión en mí. Seguía... viniéndome a la mente.
'¿Qué debo hacer?'
Quiero darle a Heinley una oportunidad para que sea honesto.
Me había dicho que todo lo relacionado con la tribu de los pájaros era confidencial, así que
probablemente tampoco me engañó intencionadamente. Ahora que estamos casados,
quiero darle una oportunidad para que sea honesto.
Pero, ¿y si lo admite honestamente?
Naturalmente, pensará en mí abrazándolo y dándole palmadas en el trasero... De nuevo, el
Heinley de la fuente apareció como una fantasía ante mis ojos.
Al final, enterré mi cabeza en una almohada.
'... debería fingir que no lo sé.'
***
Al día siguiente.
Noticias impactantes también llegaron a Sovieshu en el Imperio Oriental.
"Navier ya está en el Reino Occidental."
Al recibir un informe de su subordinado, Sovieshu sonrió y se tocó la frente.
"¿Estás seguro?"
"Sí, se instaló en el palacio real."
"¡Jajaja!" Sovieshu se rió como si estuviera leyendo un libro.
Con la distancia entre el Reino Occidental y el Imperio Oriental, deben haber pasado varios
días desde que Navier se alojó en el Palacio del Reino Occidental.
Continuó riéndose sin sentido en un estado de abatimiento. El creciente sentimiento de
traición lo hizo estremecerse.
No importa cuán enojada estuviera, ¿cómo... cómo llegó a ser la reina de otro país tan
rápidamente?
No podía entenderlo en absoluto.
A menos que estuviera enamorada de Heinley desde un principio, ¿podría volver a casarse
tan rápido?
'Maldición.'
Se arrepintió de haber quemado las cartas que ella intercambió con Heinley. Tal vez había
un mensaje secreto escondido en esas cartas aparentemente ordinarias.
Sovieshu reprimió su ira y ordenó a su subordinado que saliera. Tan pronto como se fue,
rechinó los dientes y pateó la pared.
Navier había sido su esposa desde que eran muy jóvenes. No una amante, sino una esposa.
Una mujer que siempre estuvo a su lado y debería seguir estándolo en el futuro.
Por otra parte, la Familia de Navier era una familia prestigiosa que había producido muchas
emperatrices.
Para evitar el incesto en los matrimonios, la emperatriz no viene siempre de la misma
familia. Sin embargo, entre todas las familias, era una de las más prestigiosas, produciendo
el mayor número de emperatrices.
'¿Una mujer de esa familia se casó con el Rey del Reino Occidental?'
Sovieshu apretó sus puños y golpeó repetidamente la pared.
Puede que haya estado enojada, pero aún así, ¿no hay una línea que no debe ser cruzada?
Las acciones de Navier estaban más allá de la 'línea' que Sovieshu pensaba.
"Marqués Karl."
Sovieshu había estado calmando su ira durante mucho tiempo, pero ya no pudo seguir
controlándose y llamó a este último para darle una orden.
"Mi matrimonio con Rashta debe apresurarse."
"¿Ya... quieres decir?"
"Tenemos que casarnos antes de que nazca nuestro bebé. Las bodas también son
agotadoras, por eso es mejor hacerlo antes de que el embarazo esté muy avanzado."
"Eso es cierto."
"La boda debe ser lo más grandiosa posible."
El Marqués Karl respondió que sí y miró con preocupación a Sovieshu. Solo ahora se dio
cuenta de que Sovieshu estaba más agitado que de costumbre.
El Marqués Karl también notó que el área alrededor de los ojos de Sovieshu estaba
ligeramente enrojecida.
"¿Su Majestad...?"
"Navier tendrá que venir a la boda... haré que se arrepienta."
"Su Majestad..."
Sovieshu cerró los ojos con fuerza.
Navier aún no había celebrado su boda. Si va a tener una boda, las invitaciones también
llegarían aquí.
Tenía la intención de realizar su boda primero, antes que la de Navier. Para que ella se
arrepintiera al ver su espléndida y grandiosa boda.
Él sabía que esto era un poco tonto, pero necesitaba hacerlo para poder manejar su ira.
*Suspiro...*
Una vez que expresó para sí mismo sus verdaderos sentimientos, Sovieshu cerró los ojos y
se calmó. Presionó con fuerza su afligido corazón y preguntó casualmente.
"¿Cuál es la opinión pública sobre Rashta ahora?"
"Siempre fue buena, pero ahora es mucho mejor debido al rechazo hacia Navier, producto
de sus acciones."
"Sí, eso es un alivio."
Las personas de la alta sociedad intentarían quedar bien con Rashta, eso Sovieshu lo sabía.
Sin embargo, en realidad lo hacen para quedar bien ellos mismos detrás de ella.
No es que esperaran que Rashta se convirtiera en la emperatriz. Por el contrario, incluso
aquellos que son cercanos a Rashta probablemente se sorprenderían cuando ella dijera que
se convertiría en la emperatriz.
Aunque no muchas plebeyas se convirtieron en emperatrices, los nobles siempre se les
opusieron a aquellas que lo consiguieron.
Por supuesto, ahora tiene padres nobles, pero la primera imagen de ella no desaparecería
tan fácilmente.
"La opinión pública es importante para Rashta, lo sabes perfectamente."
"Sí. Pero... no sé si la actual opinión pública se mantendrá cuando la Señorita Rashta diga
que ocupará el puesto de Emperatriz."
"No lo creo."
Sovieshu, que había apretado y extendido sus puños repetidamente, finalmente se sentó en
su escritorio y ordenó.
"Dale el puesto de honor apropiado a los padres de Rashta para cuidar su reputación."
***
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 187
Capítulo 187. Impresión (2)
Cuando el Barón Lant entró, Rashta estaba hablando con sus padres.
"¿Nos retiramos?"
"Deben tener cosas de que hablar, vámonos."
Sus padres estaban en medio de risas y charlas con ella, pero cuando el Barón Lant llegó, se
levantaron rápidamente de sus asientos.
'Tienen un buen sentido del humor.'
Rashta los miraba con orgullo, realmente le gustaban mucho.
Trataron a Rashta como si fuera su verdadera hija, pero siempre mantuvieron su
amabilidad y educación.
Cuanto más los veía, más le gustaban.
"Bueno, entonces, hasta luego, madre, padre."
Rashta se despidió cariñosamente de ellos frente al Barón Lant. Sin embargo, el Barón Lant
detuvo a la pareja que estaba a punto de irse.
"Oh, no se vayan, tomen asiento."
La pareja regresó al sofá, mirándolo sin entender nada.
Rashta también lo miró fijamente, sin entender la razón.
"¿Por qué?"
Cuando Rashta le preguntó, el Barón Lant sonrió con orgullo y le entregó el pergamino
amarillo claro que sostenía.
Rashta aceptó el pergamino con perplejidad, extendiéndolo y leyendo lentamente las
palabras. Sus padres falsos la miraban nerviosos y con cierta impaciencia.
Después de un tiempo, Rashta abrió los ojos de par en par, miró al Barón Lant y luego se
dirigió a sus padres falsos, exclamando.
"¡Su Majestad ha designado a mi padre para el puesto de ministro!" Rashta gritó
dulcemente.
El padre falso de Rashta estaba desconcertado y preguntó, "¿Ministro?" Y posteriormente,
abrió la boca sorprendido.
La madre falsa de Rashta se cubrió la boca con ambas manos y miró al Barón Lant. La
pareja de nobles caídos, que apenas conservaban sus títulos, nunca habían ocupado un
puesto.
Su Majestad está haciendo esto para elevarme al puesto de Emperatriz. Rashta se dio cuenta
inmediatamente de las intenciones de Sovieshu y estaba tan feliz que incluso sollozó.
La madre falsa también lloró, limpiándose los ojos con un pañuelo y riéndose.
"Esto es lo que pasa cuando uno tiene un buen hijo."
"Eres nuestro tesoro, Rashta."
Viendo a Rashta abrazarse y regocijarse con sus padres falsos, el Barón Lant sonrió con
satisfacción.
Era una pena que la Emperatriz Navier se hubiera ido, pero dejando eso a un lado, le
agradaban estos tres y deseaba que todo marchara bien.
Una mujer que perdió a sus padres de niña y luchó por sobrevivir. Una pareja que ha estado
buscando a su hija hasta el punto de gastar toda su fortuna.
La familia, que había estado separada por más de una década, volvió a reunirse
dramáticamente, y ahora el camino a seguir es un sendero de flores.
Era una historia conmovedora, por lo que el Barón Lant terminó llorando.
"Estás llorando Barón..."
Cuando Rashta sonrió y le preguntó juguetonamente, el Barón Lant se rió torpemente.
"Sí, lo sé. Estoy llorando."
"Barón..."
"Vendrán muchas cosas buenas, de eso estoy seguro."
Después de que el Barón Lant se fue, Rashta tomó las manos de sus padres falsos y les
preguntó.
"Mañana habrá una fiesta de té. ¿Les gustaría venir para compartir las buenas noticias?"
El puesto que Sovieshu les dio a sus padres, ayudaría a fortalecer su posición en los círculos
sociales.
Como ella deseaba, presentaría a sus padres falsos, en el nuevo puesto, a los nobles y
mostraría en todas partes que se llevaba bien con ellos.
***
Al día siguiente,
Los padres falsos de Rashta asistieron por primera vez a su fiesta de té. Rashta se sintió
orgullosa, viendo a la gente saludar a sus padres.
El ambiente era muy bueno.
Ahora se encontraba sentada en el mismo lugar donde la Duquesa Tuania solía celebrar su
fiesta de té. A su lado estaban sus padres falsos, que la amaban más que a nadie en el
mundo, o al menos fingían amarla, y sus padres eran aristócratas con posiciones.
La problemática emperatriz depuesta se había ido a otro país y se había vuelto a casar, así
que no volvería a molestar. Además, llevaba en su vientre al primer bebé del emperador.
Sovieshu le prometió el puesto de emperatriz, y el bebé en su vientre se convertiría en el
próximo emperador en un futuro.
Todo era sólido.
Solo habían dos problemas— el período prometido como emperatriz de un año, y la familia
del Vizconde Roteschu...
'Si quedo embarazada otra vez, mi período como emperatriz se extenderá. Su Majestad no quiere tener
hijos ilegítimos. Además, ama a Rashta.'
En realidad, ella no estaba preocupada por esto.
Era por la familia del Vizconde Roteschu. Cuanto más alto sea su estatus, más molesta será
en el futuro...
'Tendré que encargarme de ellos. Y luego del bebé...'
Fue entonces cuando de repente escuchó un llanto. Rashta despertó de sus pensamientos y
miró a su lado con cara de sorpresa. Su madre falsa estaba sollozando.
"¿Madre?"
Cuando Rashta la llamó con asombro, el noble del frente dijo apresuradamente.

"Disculpe, yo no quise..."

"¿Qué les estabas diciendo?"

"Sobre... sus dos hijas perdidas, y la que desearía poder encontrar..."

El noble inclinó su cabeza, desconcertado.

Rashta entró en pánico y miró a su madre falsa. Marsha que había estado buscando a sus
hijas, estaba escuchando su dolorosa historia. Su cara se había puesto blanca y no parecía
que dejaría de llorar.
Los ojos de la gente estaban puestos en Rashta. Parecían estar convencidos de que ella
consolaría a su madre, tal vez porque pensaban que era la verdadera hija mayor de Marsha.
El padre falso ya estaba abrazando a su esposa y llorando con ella. A Rashta no le gustó la
idea, pero se levantó y abrazó a su madre falsa.
La hija que perdieron no tenía nada que ver con ella, pero los demás pensaban que la chica
era su propio hermana.
'Por lo visto, si quiero que estos padres falsos sean tratados como mis verdaderos padres, también
tendré que fingir que busco a mi hermana falsa.'
"Rashta no pensó lo suficiente en mamá. Lo primero es encontrar a mi hermana..."
Rashta sollozó abrazando a su falsa madre, y le prometió.
"No te preocupes. Rashta definitivamente encontrará a su hermana."
Cuando la madre falsa escuchó la promesa de Rashta, preguntó entre lágrimas.
"¿Estás segura? ¿Realmente vas a encontrar a tu hermana?"
¿Acaso es mi hermana?
Rashta estaba molesta por dentro, pero rápidamente asintió.
"Por supuesto."
Después de apenas calmar a su madre falsa, los ojos de los nobles se enrojecieron y
estuvieron a punto de llorar.
Como si pensaran que esta escena era muy conmovedora. Al ver esto, Rashta se sentó de
nuevo.
Pero después de eso, por mucho que se riera y charlara, le resultaba difícil concentrarse en
la fiesta de té.
La idea de encontrar a una hermana falsa que no tenía ni una gota de su sangre, y que
además sería inútil, era un fastidio. No sería así si hubiera salido de su corazón, pero la
odiaba más porque era una promesa inesperadamente forzada.
Lo habría hecho encantada si ella se lo hubiera pedido estando a solas. Incluso su madre
falsa, que estalló en lágrimas en esta situación, le resultó molesta. Sin embargo, no podía
culparla. Fue otro noble quien primero sacó a relucir la historia de sus hijas perdidas.
'¿Debería haber aceptado como mis padres a la pareja noble que el Barón Lant trajo?'
Rashta suspiró internamente, y finalmente se levantó de su asiento, diciendo que iba a
lavarse las manos. En realidad, tomaría un respiro por un tiempo para calmar su enojo.
Durante su segunda vuelta por los alrededores vio al Duque Elgy. Cuando Rashta lo vio, se
le acercó rápidamente. Él también asistió a la fiesta de té, pero se sentó en un lugar lejano y
habló con otras damas, todo el tiempo.
En este momento se lamentó de ello, así que le diría que se sentara un poco más cerca.Sin
embargo, el Duque Elgy ya estaba hablando con otra persona. Rashta se detuvo y frunció el
ceño.
La persona con la que el Duque Elgy estaba hablando fue el noble que sacó a relucir la
historia de sus hijas perdidas frente a su madre falsa.
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 188
Capítulo 188. Es Incómodo (1)
No se podía escuchar la conversación, pero ambos tenían caras serias.
'¿De qué están hablando?'
Rashta observaba la escena en silencio. Aunque le gustaría acercarse más para poder
escuchar. El suelo estaba cubierto de hierbas, por lo que estaba claro que haría ruido
cuando se acercara.
Rashta entrecerró los ojos.
El Duque Elgy es una persona conocida de la alta sociedad, pero se rumoreaba que era un
playboy, y solía pasar el tiempo principalmente con mujeres.
Ya sea que causara o no un escándalo, sus amigos eran todas mujeres.
Al menos hasta donde Rashta sabía.
Ella pensaba que solo había estado hablando con las jóvenes damas en la fiesta de té. Sin
embargo, la persona con la que estaba conversando ahora era un hombre noble.
¿Tenía que venir hasta aquí para tener una conversación seria con un hombre de la nobleza?
Si fuera un día normal, aunque le habría parecido extraño, no le hubiera dado importancia.
Pero, debido a lo que sucedió antes, sintió un peso en su corazón.
...
Pero esa noche.
Cuando el noble, que sacó a relucir la historia de las hijas perdidas frente a sus padres
falsos, fue a visitarla y se disculpó, los sentimientos de Rashta se aclararon
inmediatamente.
Fue porque él mismo mencionó al Duque Elgy cuando se disculpó.
"El Duque Elgy está muy enojado."
"¿El Duque Elgy?"
"Sí. Decir eso en la fiesta de té fue una falta de respeto no solo a su madre, sino también a la
Señorita Rashta."
"... No fue tan grosero. Simplemente, fue desgarrador sacar a relucir una historia tan
dolorosa de repente."
"Me disculpo, Señorita Rashta."
'Así que por eso estaban conversando seriamente.'
Rashta se sintió aliviada y suspiró. Estaba feliz de que el malentendido se hubiera aclarado.
La única persona en la que podía confiar completamente era el Duque Elgy. Estuvo ansiosa
durante unas horas, preguntándose si debía dudar del Duque Elgy, a quien le había
confiado todos sus secretos.
Mirando a la hermosa Rashta suspirar, el aristócrata que hizo el comentario inapropiado
habló.
"Por cierto, ¿al Duque Elgy parece gustarle mucho la Señorita Rashta?"
Rashta preguntó hoscamente.
"¿Qué quieres decir?"
"Nada, solo me dijo que viniera a disculparme con usted sin pensárselo dos veces..."
El aristócrata sonrió curiosamente.
"Bueno, no es difícil para una encantadora belleza como la Señorita Rashta cautivar el
corazón de cualquier hombre."
"..."
Rashta no respondió. Sin embargo, después de que el aristócrata se fue, su cara se puso roja
y bajó la cabeza.
¿No tenía el Duque Elgy una relación con el Rey Heinley?
¿No es así? ¿Esa carta era solo una broma entre amigos?
Bueno, ahora que lo pienso, el Duque Elgy ha causado todo tipo de escándalos al estar envuelto con toda
clase de mujeres.
Si estuviera en una relación con el Rey Heinley, no habría causado escándalos tan frecuentes.
Además... Pensándolo bien, el Duque Elgy ha sido muy bueno conmigo desde que nos conocimos. Incluso
me dijo que le gustaba. Lo había dicho en broma, por eso no le presté atención.
Rashta miró al suelo avergonzada mientras murmuraba para sí misma.
Las palabras que el aristócrata le había dicho antes le hicieron cosquillas en el oído.
'No, no lo creo.'
Mientras reflexionaba, Rashta se puso roja y se abanicó con sus manos.
'Por cierto, ¿cuándo se celebrará la boda?'
***
"Dijo que él mismo lo haría lo más pronto posible."
Al día siguiente, Rose, que vino tan pronto como amaneció, le trajo la comida y le contó la
historia que escuchó de su hermano.
La comida que trajo consistía en sopa de calabaza, huevos revueltos y tres tipos de
mermelada con un baguette sin cortar.
Me fijé en el tazón pequeño en la bandeja y le pregunté.
"¿Realmente dijo que iba a organizar la boda personalmente?"
Él me había dicho que la boda debería celebrarse lo antes posible y yo también estuve de
acuerdo con eso. Sin embargo, fue un poco sorprendente escuchar que Heinley iba a
organizar la boda personalmente.
"Sí."
Rose dejó la bandeja y preguntó, mirándome.
"Acaso... ¿le gustaría organizarla usted misma?"
"No es eso."
"Entonces, ¿por qué está tan sorprendida?"
"Su Majestad está muy ocupado en estos momentos."
"Oh, sí. Es verdad."
Sin embargo, si le dejara los preparativos de la boda a Christa, esto podría fortalecer su posición. Una
risa espontánea estalló en mi interior cuando me lo imaginé dando vueltas para llegar a esta conclusión.
Pero lo que vino a mi mente después de esa risa fue la escena de anoche otra vez, e
inmediatamente puse una cara seria.
"¿Su Majestad? ¿Realmente no quiere organizarla usted misma...?"
"No."
Respondí con una sonrisa y levanté la cuchara.
Pero la imagen de Heinley— que ya había llegado— no desapareció de mi mente.
Ya que Heinley se encargaría de los preparativos de la boda, debería reunirme con él para
saber más al respecto.
¿Sería incómodo tener una conversación adecuada?
Primero, traté de hacer desaparecer su figura mientras comía, pero el pensamiento no
desapareció, por el contrario, se hizo más fuerte.
Bajé la cuchara y me levanté.
"¿Eso es todo lo que va a comer?"
"Tengo algo en que pensar."
"No es por la comida del Reino Occidental, ¿verdad?"
"Por supuesto que no."
Deliberadamente le sonreí a Rose, y le pedí que me llamara a la hora exacta que le indique,
ya que hoy iría a ver a Heinley.
***
Pasé unas dos horas en mi habitación, y luego salí a tiempo para reunirme con Heinley.
Todavía me avergonzaba ver su cara, pero no podía evitarlo.
Caminé, contando repetidamente en mi mente del 1 al 100 y del 100 al 1.
Sin embargo, cuando llegué frente a la oficina de Heinley, no me sentí avergonzada en
absoluto. Esto se debió a que me encontré con una persona inesperada delante de la puerta.
"Navier tiempo sin verte. ¿Cómo has estado?"
Era Christa, la anterior reina. Me miró, luego miró a Rose que estaba de pie detrás de mí, y
sonrió.
Pero yo no contesté nada en particular.
Probablemente la puerta fue abierta antes de que ella hablara, así que ambas entramos en
la oficina sin más conversación.
Heinley se levantó de su escritorio y abrió los ojos de par en par, al ver que Christa y yo
entramos juntas.
"¿Por qué están juntas...?"
"Me encontré con ella casualmente en la puerta."
Tras una breve explicación, Heinley rápidamente entendió la situación "¡Ah!"
Christa se quedó quieta y dijo lo que tenía que decir tan pronto como Heinley salió de la
parte de atrás del escritorio.
"Su Majestad, he oído que usted piensa organizar su propia boda. ¿Es cierto?"
Heinley se detuvo al lado de su escritorio y la miró con una cara seria.
"Sí."
Yo también miré a Christa.
"Has venido por el mismo asunto que yo."
Christa parecía un poco nerviosa.
Cuando se encontró con la mirada de Heinley y la mía, sonrió torpemente y habló con
cautela.
"Su Majestad, si no le importa. Me gustaría que me dejara los preparativos de la boda."
Las cejas de Heinley se levantaron.
"¿A ti?"
"Es raro que organices tu propia boda. Soy tu cuñada y la anterior reina, así que soy la
persona ideal para organizar la boda en nombre de ambos. Eso sería lo mejor."
Heinley sonrió avergonzado y abrió la boca.
Parecía querer decir que no...
Antes de que Heinley pudiera hablar, yo lo dije primero.
"Es un matrimonio que comenzó de forma diferente, así que es mejor hacer las cosas de
forma diferente. Haz lo que decidiste hacer en un principio, Heinley."
Le habría dicho un no rotundo, pero para él, Christa era la esposa de su hermano que murió
tempranamente.
Sería inconveniente para mí confrontar a Christa abiertamente. Sin embargo, debía dar un
paso al frente.
Christa no sabía que me le opondría, levantó las cejas y me miró. No parecía enfadada, pero
si un poco sorprendida.
Pero en lugar de discutir conmigo, bajó la mirada en silencio y murmuró, "Bueno..." Luego,
se disculpó.
"Vine aquí porque pensé que era lo correcto al ser su cuñada y la anterior reina. Por lo que
veo, no supe leer la situación. Lo siento."
Con la mirada baja, parecía indefensa y abatida.
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 189
Capítulo 189. Es Incómodo (2)

Cuando se disculpó en voz baja, se sintió extraño.


En lugar de decir más, salió en silencio.

Fruncí el ceño al verla salir y cerrar la puerta.


Sentí como si la hubiera intimidado. Era como si hubiera empujado a un animal débil que
estaba mostrando sus dientes, pero que no tenía fuerza.
Fue extraño, ya que nunca me sentí así por Rashta, que estaba en una posición más
lamentable que Christa.
Por alguna razón, después de confrontar a Christa, me sentí particularmente incómoda y
fruncí el ceño.
Reflexionando sobre ello, me pareció que se debía a la diferencia en la etiqueta.
Rashta a menudo hacía y decía cosas que no tenían ningún sentido para mí. Incluso, hubo
momentos en los que me imitó tan abiertamente que se me puso la piel de gallina.
Pero el lado débil de Christa estaba dentro de mi línea de sentido común.
¿No es por eso que fue tan incómodo?
Por supuesto, la mente humana es compleja, así que es difícil de decir, pero...
"¿Reina?"
Supongo que estaba demasiado perdida en mis pensamientos. Cuando Heinley me llamó
acercándose a mi lado, lo miré rápidamente, sorprendida.
Heinley me miraba con cara de preocupación.
"Te ves apagada. ¿Estás bien?"
"Estoy bien."
Heinley frunció el ceño ante mis palabras, como si no me viera bien en absoluto.
"Me dijiste que me mantuviera al margen tanto como fuera posible, pero... Reina en mi
opinión. Lo mejor sería que le dijera a mi cuñada que se abstenga de acercarse a mi oficina.
¿Puedo hacerlo?"
Heinley me lo preguntó con cautela.
"No tienes que preocuparte por eso." Sacudí la cabeza.
No sería bueno para él meterse en este asunto de ninguna manera.
En vez de hablar de Christa, saqué a relucir el tema por el que había venido.
"Oh, yo también estoy aquí por eso."
´
"Reina, ¿le gustaría organizar su propia boda?"
"No es eso. Pero si hay algo en lo que pueda ayudar, me gustaría hacerlo."
"Bueno, es para Reina, así que me gustaría hacerlo yo mismo."
"Está bien..."
"Por supuesto tendrás que ayudarme con tu vestido de novia. No puedo hacerlo de acuerdo
a mis medidas."
Heinley añadió juguetonamente y me sonrió dulcemente.
Pero en el momento en que dijo 'medidas'. Recordé su cuerpo desnudo nuevamente, y mi
cara se calentó.
Bajé rápidamente la cabeza, pero el ángulo era aún peor. Finalmente, giré la cabeza hacia
un lado.
"Reina, ¿estás enfadada?"
Solo necesito quedarme así por un momento.
Heinley se movió hacia el lado que giré la cabeza, flexionando las rodillas. Luego me miró
cuidadosamente, haciendo contacto visual conmigo.

Al mirar de frente sus ojos púrpuras, el calor en mi cara se elevó aún más.

Tan pronto como me mordí los labios y me giré hacia el otro lado, Heinley se sintió
avergonzado y me siguió de nuevo.

"¿Reina? ¿Realmente estás enfadada?"


"..."
"¿Reina?"
Después de dar una vuelta así, no creo que esta sea la forma correcta de hacerlo.
No es algo de lo que deba sentirme avergonzada para siempre. Lo adecuado sería darle la
oportunidad para que sea honesto. Es embarazoso, pero eso no quiere decir que dejaría
que este engaño continuara para toda la vida. Seguir así sería molesto e inconveniente para
el propio Heinley.
Finalmente tomé una decisión firme y abrí la boca.
"Heinley. Quizá..."
Iba a preguntarle si me estaba engañando en algo.
Pero en el momento en que vi su expresión llena de preocupación.
Lo que salió de mi boca no tenía nada que ver con la pregunta.
"Por favor, invita al Gran Duque Kapmen."
La expresión de Heinley se endureció.
"¿Sí?"
El nombre del Gran Duque Kapmen surgió de repente, y él parecía perplejo.
Yo también estaba perpleja.
Iba a hablarle del Gran Duque Kapmen solo después de la boda.
¿Por qué lo mencioné repentinamente?
Me lo reproché a mí misma por dentro, pero ya lo había hecho.
Fingí estar tranquila, fingí plantear este tema, y ahora le dije lo que tenía previsto decirle
dentro de unas semanas.
"¿Recuerdas al Gran Duque Kapmen? Estoy segura de que se conocieron durante las
celebraciones de Año Nuevo."
"No puedo recordarlo."
Tal vez porque casi se peleó con él, Heinley murmuró con una extraña sonrisa.
No se molesto ya que estaba delante de mí, pero no pudo evitar que su expresión se
distorsionara.
"¿Quieres invitarlo, Reina?"
"Cuando estaba en el Imperio Oriental, trabajé junto a él para establecer relaciones
diplomáticas entre ambos países, con el objetivo de llegar a un acuerdo para el comercio
intercontinental."
"¿Comercio... intercontinental?"
Sin embargo, su expresión distorsionada rápidamente se volvió seria cuando mencioné el
tema del comercio.
"Te escucho."
Continué hablando.
"Pero las cosas terminaron mal cuando el emperador y él se pelearon."
"Oh, escuché sobre eso. Por casualidad..."
La mirada de Heinley se dirigió a su puño.
"¿Es eso cierto?"
Luego se golpeó la mejilla con los nudillos.
Parecía referirse al golpe que le dio el Gran Duque Kapmen a Sovieshu.
"Sí."
"No es que no lo entienda, pero fue muy imprudente."
El Gran Duque Kapmen en ese momento estaba bajo los efectos de la poción de amor.
Ahora que lo pienso, ¿se libró con éxito de los efectos?
Mientras estaba pensando en ello, Heinley tomó mi mano.
"Siéntate aquí. No te quedes ahí parada."
Luego me llevó al escritorio y me dejó sentarme en su silla, en ese momento él también se
sentó, apoyando su trasero en el escritorio.
No sé si esto fue intencionado, pero naturalmente mi altura hacía que mis ojos se fijaran en
la parte inferior de su cuerpo.
"¡!"
Apreté mis puños y giré la silla hacia la ventana.
De nuevo, el ángulo era el problema.
Le pregunté, fingiendo mirar por la ventana a través de las cortinas.
"Quiero continuar con este acuerdo comercial. Si te parece bien, me gustaría cerrar este
acuerdo entre Rwibt y el Reino Occidental."
Heinley murmuró con una voz ligeramente apagada.
"Si es algo en lo que Reina ha estado trabajando, por supuesto, habrá una gran posibilidad
de éxito, pero..."
"Este es el primer intercambio comercial con otro continente, dirigido por un estado.
Aunque el comercio directo será beneficioso en sí mismo, si el comercio con este continente
se populariza, esto hará que Rwibt y el Reino Occidental se conviertan en distribuidores
intermediarios."
"..."
"Incluso los comerciantes que no pudieron involucrarse en el comercio por diversas
dificultades, podrán participar más fácilmente en un proyecto dirigido por el Estado, así
que les resultará conveniente invertir."
"La parte de la viabilidad del comercio fue revisada de muchas formas en el Imperio
Oriental, así que puedes estar seguro que es factible," hablé con firmeza hacia la ventana.
Cuando hice una pausa, Heinley murmuró en voz baja.
"Por cierto, Reina, ¿realmente tienes que mirar hacia allá?"
"¡!"
"Por favor, mírame y dímelo."
"..."
"Si no estás enfadada porque sigues evitando mis ojos."
"No estoy... evitando tus ojos."

"¿Entonces?"
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 190
Capítulo 190. Vestidos De Novia (1)
"Estoy evitando mi propia conciencia."
"¿Sí?"
Heinley no parecía entender mis palabras. Ciertamente, no podía entender lo que estaba
diciendo.
'Pero honestamente, no podía decirle que estaba evitando la parte inferior de su cuerpo.'
Al final, nuestra conversación terminó torpemente después de solo intercambiar historias
sobre el Gran Duque Kapmen.
"Entonces, ¿te parece bien llamar al Gran Duque?"
"Por supuesto."
"Gracias."
Heinley parecía querer preguntarme algo. Yo también tenía preguntas que quería hacerle.
Pero nos separamos torpemente, sin revelar nuestros verdaderos sentimientos al otro.
"Vámonos, Señorita Rose."
"Pensé que se quedaría un poco más."
"No tenía mucho que decir."
Rose tenía una mirada de asombro, como si pensara que salí demasiado pronto.
En cierta forma, muchas personas del Reino Occidental creen que Heinley y yo somos la
pareja de enamorados del siglo.
Dije algo que pareció dar a entender esto delante de un reportero el otro día...
Pero en lugar de entrometerse, dijo con una sonrisa.
"No tienes por qué contármelo, ¿verdad?"
Luego caminé junto a ella, tranquilamente. Sin embargo, cuando dejamos el palacio
principal y nos dirigíamos al anexo, vi a Christa de pie en una esquina del camino. Detrás de
Christa estaba la dama de compañía, que había escuchado las palabras de Sir April. Tan
pronto como la vi, me di cuenta que estaba aquí para hablar de eso.
"Por casualidad, ¿me estabas esperando?"
Me acerqué a Christa y le pregunté.
No parecía ser una simple coincidencia que Christa, que se había ido antes que yo, estuviera
cerca del anexo.
"Sí, te he estado esperando para decirte algo."
"¿Qué?"
"Escuché que uno de tus hombres insultó a mi dama de compañía."
Lo sabía. Christa me estaba esperando para hablar en defensa de su dama de compañía.
Christa dijo en voz baja pero con firmeza.
"Por favor, no permita que esto vuelva a suceder en el futuro."
A pesar de su petición, su actitud no fue tímida. El hecho de que su petición fuera en
defensa de su propia gente la hizo ver muy bien.
De repente, me sentí mal.
No puedo evitar sentir que hace peticiones un poco incómodas, pero... su actitud de cuidar
y proteger a su gente es realmente maravillosa.
Si no hubiéramos tenido una relación en la que tuviéramos que competir por el poder, nos
habríamos llevado bien.
Pero incluso si me gustaba su actitud, tenía que darle una respuesta clara y firme.
"Sir April no es uno de mis hombres, sino de Su Majestad el Rey. Así que tal petición,
tendrías que hacérsela a él."
***
Después de mi encuentro con Christa.
Comencé a pensar en una dirección ligeramente diferente.
Christa se preocupa por su gente, además es noble y digna. Debe haber tenido muchas
personas talentosas a su alrededor.
Es más o menos de mi misma edad, así que la mayoría de las mujeres nobles que querría
tener como mis damas de compañía deben haber sido tomadas por ella.
Bajo estas circunstancias, estaba claro que el plan de tomarme un tiempo para observar los
círculos sociales del Reino Occidental y elegir a alguien para que fuera mi dama de
compañía no iba a ser tan efectivo.
Estoy segura de que Christa ya tomó a todas aquellas que podrían ser damas de compañía
de la reina.
Incluso si quedaban unas pocas, había una alta posibilidad de que tales personas no
estuvieran interesadas en ser damas de compañía desde un principio, o que se llevaran
bien con las damas de compañía de Christa.
Así que yo... no tengo más remedio que aventurarme.
"¿Puedes entregarle a la Señorita Mastas una carta para que sea mi dama de compañía?"
Rose preguntó avergonzada cuando de repente saqué el nombre de Mastas, después de
haber estado más de una hora en mi habitación luego de encontrarme con Christa.
"¿Sir Mastas?"
"Sí, estoy pensando en traerla como mi dama de compañía."
"Pero, Su Majestad. Como ha podido ver, esa joven no es apta para el puesto de dama de
compañía."
"Por eso tengo la intención de traerla."
"¿?"
"No creo que Christa se haya arriesgado a que sus manos se quemaran."

"¡!"
"Ahora que lo pienso, ¿puedo hacerle una pregunta, Señorita Rose?"
"Oh. Sí. Pregúnteme lo que sea."
"La Señorita Rose es inteligente y tiene modales perfectos. ¿Por qué no fue la dama de
compañía de Christa...?"
Rose era una excelente dama de compañía.
Es una dama noble cortés, inteligente y digna.
Originalmente, pedí a Rose como dama de compañía con el propósito de apaciguar a Yunim,
pero ahora estaba realmente encariñada con ella.
Así que era extraño. ¿Por qué Christa no tomó a Rose como dama de compañía?
"Porque de repente me está halagando. Bueno, eso es un poco embarazoso."
Rose se rió torpemente, se rascó la nariz y confesó avergonzada.
"En primer lugar nunca me ofreció ser su dama de compañía, bueno... creo que es porque
Sir Yunim es uno de los hombres de Heinley."
"¿Sir Yunim no era un caballero de la guardia real antes?"
"Era un caballero de la guardia real, pero... no era el líder."
Rose cerró la boca, avergonzada, después de hablar.
El rey en ese momento era el hermano mayor de Heinley. El caballero de la Guardia Real
que protegía al anterior rey, era uno de los hombres de Heinley. Parecía avergonzada al
intentar decirlo.
En lugar de preguntar más, sonreí y le tomé la mano.
"Es un alivio. Me gusta mucho la Señorita Rose."
Rose abrió los ojos de par en par y susurró, sonriendo tímidamente.
"De hecho... yo igual, me gusta mucho Su Majestad la Reina."
***
Al día siguiente, alrededor de las 11 de la mañana.
Mastas vino a mi habitación con una gran sonrisa, quizá porque recibió la carta.
"¡Su Majestad!"
Hizo un gesto de saludo con una mano, y la bajó suavemente cuando Rose la miró con ojos
agudos.
Pero seguía sonriendo, como siempre. Era una joven verdaderamente alegre.
No obstante, no era la única visita.
"Oh, Su Majestad, me la encontré en el camino."
Dicho esto, Mastas entró rápidamente en la habitación y se hizo a un lado, después de lo
cual pude ver a gente con grandes cajas en fila.
"Su Majestad, encantada de conocerla. Soy McLinnan, la mejor diseñadora del Reino
Occidental."
La miré, preguntándome quién era, y la persona que estaba delante de mí se presentó con
un gran calificativo, rebuscó en su bolsa, y sacó una revista.
Mastas me entregó la revista. Cuando la abrí, la tercera página de la revista contenía un
retrato de su cara, su nombre y el nombre de su tienda.
Con el calificativo de... la mejor.
Vacilando, sonrió y preguntó con la misma expresión que en el retrato.
"Su Majestad Heinley me ordenó confeccionar su vestido de novia, un vestido de recepción
y algunos otros vestidos. ¿Si no le importa, puedo entrar?"
"Adelante."
Cuando le concedí el permiso, la diseñadora McLinnan entró, seguida de una sucesión de
personas con cajas.
Además de las cajas, había también un perchero con ruedas cubierto con una gran tela.
La diseñadora McLinnan juntó las manos y se las frotó, mirándome de arriba abajo, y luego
dijo con una sonrisa.
"Bien, muy bien."
"¿?"
"Tengo instrucciones de hacer el vestido de novia más glamuroso y brillante. Me preocupa
un poco la impresión que cause en las personas si el vestido es demasiado llamativo. Sin
embargo, creo que Su Majestad la Reina puede manejarlo."
Con una sonrisa que hizo que su boca se viera más larga, abrió una de sus cajas y sacó cinco
gruesos álbumes, gritando con confianza.
"¡Te haré un vestido glamuroso y brillante!"
***
En el momento en que Navier miraba los diseños de la diseñadora.
Casualmente, Rashta también estaba conversando con una diseñadora enviada por
Sovieshu.
Pero la atmósfera era un poco diferente.
"¿Quieres que me vista lo más sencilla posible?"
Rashta preguntó a la diseñadora repetidamente, desconcertada.
"Es la boda de Rashta, ¿no?"
Según me dijo el Barón Lant, Su Majestad ha dicho que tendrá la boda más grandiosa posible.
Ella tenía todo tipo de imaginaciones sobre qué vestido llevar. Le resultó incómodo que una
diseñadora la visitara y le dijera que debía vestirse lo más sencilla posible.
"¿Por qué?"
"Su Majestad me pidió que confeccionara un vestido que le quedara muy bien a la Señorita
Rashta."
"Entonces, ¿eso significa que a Rashta no le queda bien algo glamuroso y hermoso?"
Cuando Rashta le preguntó con lágrimas en los ojos, la diseñadora se puso nerviosa y agitó
su mano apresuradamente.
"Eso no es lo que quise decir."
"Así es como suena para Rashta."
"No, no es por eso, es por que la Señorita Rashta es popular entre los plebeyos."
"Eso no significa que me gusten todas las cosas sencillas."
"Así es, pero la boda será increíblemente glamurosa, y si el vestido también lo es, entonces
será... será diferente de la imagen que ellos esperan de la Señorita Rashta."
"Si la boda es glamurosa, y el vestido es sencillo, entonces Rashta será enterrada."
Rashta refutó las palabras de la diseñadora.
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 191
Capítulo 191. Vestidos De Novia (2)
Para el Emperador Sovieshu, este será un nuevo matrimonio. Además, no ha pasado mucho tiempo
desde que se divorció.
La gente me observará y comparará con la Emperatriz Navier.
Usar un vestido sencillo en esta situación...
Se sintió ofendida ante lo que le pareció un intento deliberado por hacerla quedar en ridículo.
"¿Qué vestido uso la emperatriz depuesta?"
Ante la pregunta de Rashta, la diseñadora le mostró el diseño del vestido de novia que usó
Navier.
Es muy glamuroso.
"..."
Cuando Rashta cerró sus labios y mostró su insatisfacción en silencio, la diseñadora estaba
aún más avergonzada.
Rashta le preguntó con suspicacia.
"Por casualidad, ¿fuiste quien diseñó el vestido de la emperatriz depuesta?"
"Sí, diseñé su vestido para la fiesta de compromiso y para la boda."
Rashta habló con tristeza, al sentir que su sospecha era cierta.
"Como te gusta la emperatriz depuesta, ¿me pides que use un vestido sencillo para que
Rashta sea criticada al ser comparada con ella?"
"No es eso. Es por la imagen que se—"
Rashta señaló con el dedo el diseño del vestido que usó Navier.
"Hazlo más glamuroso y hermoso que este."
Tan pronto como la diseñadora se fue, Rashta se acurrucó furiosamente en el sofá y pateó
la almohada.
Solo se esforzó en sugerirme un vestido sencillo para que no destaque por encima de la emperatriz
depuesta.
¿A los plebeyos les gustaría que la emperatriz usara un vestido sencillo? No lo creo.
En ese momento, otra persona entró.
Era el Duque Elgy.
Pero no estaba solo, había un hombre parado a su lado por primera vez.
"Duque. ¿Él es...?"
Cuando Rashta le preguntó, el Duque Elgy envió al hombre al pasillo y le dijo.
"Señorita. ¿Recuerda lo que le conté antes sobre los reporteros?"
Rashta abrió los ojos de par en par y asintió.
"¿Trajiste a un reportero?"
"Es un reportero de los plebeyos. Señorita, ¿recibió una propuesta de matrimonio de Su
Majestad?"
"¡!"
"Se ha corrido el rumor de que va a casarse con su Majestad."
"Eso es..."
"Es cierto, ¿no?"
Incapaz de decirle la verdad al Duque Elgy, Rashta miró hacia abajo arrepentida.
El Duque Elgy se rió a carcajadas.
"¿Qué lamentas? Solo lo traje aquí porque escuchó el rumor y quería entrevistarte."
Rashta, levantó sus ojos avergonzada, y miró al Duque Elgy.

Él le había contado sobre las entrevistas y los reporteros, pero ella había olvidado la
mayoría de las cosas. No podía recordar nada, excepto que era algo delicado y que debía
ser cuidadosa. Mientras Rashta parpadeaba, el Duque Elgy le explicó entre risas.
"Solo debes mencionar en la entrevista que tu matrimonio es una victoria para los
plebeyos."
"Rashta ahora es parte de la nobleza..."
"Pero di eso. Di que te enteraste hace poco que eras de la nobleza, pero todavía piensas y
actúas de la misma forma que los plebeyos."
"Está bien."
"Y di, que cuando te conviertas en emperatriz, estarás con los plebeyos."
Rashta estaba nerviosa pero hizo lo que el Duque Elgy le dijo.
Cuando el reportero de los plebeyos se fue, esta vez vino un reportero de la nobleza, y de
nuevo, el Duque Elgy le dio algunos consejos antes de la entrevista.
"Haz énfasis en el dulce romance, en el amor dramático con Su Majestad Sovieshu."
"¿No debería decirle que estoy con los nobles?"
"Eso sería un error."
"Ah."
"Resalta el amor incondicional. A los nobles les encanta ese tipo de cosas."
Rashta hizo nuevamente lo que el Duque Elgy le dijo.
Estaba completamente exhausta y se acostó en su cama como si estuviera a punto de
desmayarse tan pronto como las entrevistas terminaron.
Rashta, acostada en la cama, se sentía inexplicablemente extraña.
Voy a ser la Emperatriz. Estaré en la posición más alta del país, pero fue un poco molesto ser tan
cautelosa.
¿Tengo que ser así de cuidadosa cada vez que hablé en el futuro? No me gusta eso...
Mientras yacía en ese estado, sintió un débil movimiento fetal en su útero. Rashta se
recostó ligeramente y tocó su vientre con ambas manos.
¿Fue una ilusión?
Esta bien ahora.
Cuando pensó que las cosas eran difíciles, el movimiento fetal que sintió la ánimo
nuevamente.
Rashta envolvió su vientre en sus manos, y murmuró.
"Mamá, trabajará duro para ti, bebé."
***
Las horas pasaron volando mientras miraba los cinco álbumes llenos de diseños de
vestidos y elegía uno.
Pero aún quedaba mucho trabajo por hacer.
McLinnan quería tomar las medidas de todo mi cuerpo, así que me levanté de mi asiento y
me quedé de pie con los brazos extendidos a ambos lados.
Fue en ese momento que se escuchó un golpe en la puerta.
"Adelante."
Respondí tranquilamente porque llevaba un vestido ligero de todos modos, aunque me
estaban tomando las medidas.
Fue Heinley quien entró.
"Estoy aquí para ver cómo va todo—"
Heinley dejó de hablar y se paró en la puerta, mirándome fijamente por un rato. Luego
sonrió ampliamente.
No sé qué le gusta, aún no me probado la ropa.
Finalmente entró, las personas que estaban hablando sobre el diseño y de todo tipo de
cosas, rápidamente guardaron silencio.
Heinley se nos acercó y le preguntó a McLinnan por los diseños.
Luego se inclinó agarrando un álbum que estaba a mi lado para revisar los diseños, tanto
los recomendados por la diseñadora como el diseño que elegí. Sin embargo, en ese
momento, mi cadera y la cabeza de Heinley chocaron.
Lo empujé sin querer, mientras trataba de ignorarlo. Heinley se puso rígido con el álbum en
la mano, y yo también me sentí avergonzada.

Ya que lo empujé tan rápido, parecía que lo había rechazado.


"Hmm, bueno. Tal vez quieras mantener tu vestido en secreto."
Heinley murmuró torpemente y dejó el álbum. Luego, mirando nerviosamente su reloj, dijo
que recordaba que estaba ocupado y se fue.
Pero cuando salió, la atmósfera se volvió aún más incómoda.
Incluso la diseñadora McLinnan que había estado hablando todo el tiempo se quedó
callada.
Cuando ella terminó de tomarme las medidas, me senté en un sillón y me agarré la cabeza
con ambas manos.
No quise hacerlo sentir mal.
'¿Qué debo hacer?'
***
"Debe estar enfadada conmigo."
Heinley murmuró intranquilo y triste.
McKenna entró en la habitación con los papeles, y chasqueó la lengua ante su angustia.
"Bueno, has hecho algo que pueda hacerla enfadar."
"... No lo sé. No recuerdo nada."
"Pero, ¿debe haber algo? Su Majestad Navier no es una persona que se enfade sin razón."
Heinley apretó los labios, preocupado, y abrió nuevamente la boca.
"De hecho, ayer mi esposa estaba a punto de preguntarme algo, pero de repente cambió de
parecer..."
"¿Sobre qué?"
"No lo sé. De repente sacó el tema del Gran Duque Kapmen. Pero estoy seguro que iba a
decir otra cosa."
Heinley se rascó la cabeza nerviosamente.
"Quizá descubrió que soy Reina y por eso está enfadada."
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 192
Capítulo 192. Conocer La Verdad (1)
McKenna levantó las cejas.
"¿Te atrapó?"
"No lo sé."
Heinley sacudió la cabeza.
Pero la suposición no era descabellada.
Ella primero le preguntó sobre la identidad de McKenna, luego le preguntó sobre la
identidad de Reina y en ese momento, Navier pareció pensar que Reina era uno de sus
subordinados, pero... esto se debió a que el propio Heinley estaba perplejo y reaccionó de
forma sospechosa.
Pensé que no lo había descubierto porque no dije mucho. Sin embargo, ella repentinamente se volvió fría
y ni siquiera hace contacto visual conmigo. Las probabilidades de que esté enfadada porque sabe la
verdad son altas.
"Si te preocupa tanto, ¿por qué no se lo dices ahora?"
"¿Eres así siempre? ¿Si algo te preocupa, hablas de inmediato?"
"Yo... consulto con Su Majestad."
"Entonces, ¿qué digo?"
"Simplemente dile la verdad."
"Bien. Debo practicar mis palabras."
Heinley suspiró y se puso de pie. Era solo cuestión de tiempo, y de todas formas era algo
que debía confesar.
"Quería que eligiéramos un vestido juntos..."
"Oh. ¿Fuiste a elegir un vestido y te echaron?"
Mientras la mano de Heinley agarraba lentamente la almohada colocada en la silla,
McKenna dejó los papeles que tenía en sus manos y se apresuró a salir.
***
Después de que Heinley se fue, caminé nerviosamente de un lado a otro de la habitación y
me arrepentí de mis acciones.
Por supuesto, lo hice sin querer, pero eso era solo desde mi posición.
Desde la perspectiva de Heinley, lo empujé de forma desconsiderada. Debió sentirse
sorprendido y avergonzado. Además, había otras personas alrededor...
Presioné mis mejillas con ambas manos y respiré profundamente.
'Tengo que disculparme.'
"Señorita Rose."
"Sí, Su Majestad."
"... Iré a ver al Rey. ¿Puedes traerme algo de ropa para ponerme?"
Rose pareció aliviada cuando se lo pedí y rápidamente me trajo una capa amarilla. Le
preocupaba que yo estuviera peleada con Heinley.
Pero antes de que saliera, Heinley me visitó primero.
Después de pedirle a mis dos damas de compañía que se retiraran... me sentí más
arrepentida.
Incluso en medio de la noche, su ropa no era diferente a la del día. De seguro está tan
avergonzado que ni siquiera ha podido cambiarse de ropa.
Nos miramos el uno al otro por un momento.
"Tengo algo que confesar."
Pero antes de que pudiera hablar, Heinley también habló primero.
"¿?"
¿Qué será?
Si vino a verme en medio de la noche, debe ser algo serio, ¿no?
Lo miré con nerviosismo.
No tenía ni idea de cómo reaccionaría por lo que le hice, lo que me puso aún más nerviosa.
"Soy Reina."
"..."
Pero lo que dijo Heinley fue diferente de lo que esperaba.
Pensé que expresaría más emociones negativas. No me dejaría solo por esto, pero si pensé
que diría que estaba desilusionado hasta cierto punto.
Por cierto, no puedo creer que me haya revelado su identidad.
"Al ver que tu expresión no ha cambiado, ya lo sabías." Heinley sonrió torpemente y
murmuró.
"¡!"
"Lo siento, Reina. No quise engañarte."
Heinley se disculpó repetidamente, mirándome con sinceridad, como si tratara de hacerme
saber que verdaderamente lo lamentaba.
Y de hecho, se veía terriblemente arrepentido.
"Reina, nuestra tribu no puede revelar su identidad excepto a nuestra familia. Así que no
podía decírtelo, pero no tenía intención de seguir engañándote. De verdad."
Sacudí la cabeza e intenté decirle que estaba bien.

También tenía que disculparme por haberlo empujado antes.

"Heinley."
Extendí mi mano hacia él.
Sin embargo, cuando Heinley se convirtió de repente en un gran pájaro, me detuve a mitad
de camino.
¿Por qué cambió de repente a un pájaro?
Mientras estaba desconcertada, Heinley, que se había convertido en un pájaro, parpadeó
lentamente y me miró a la cara.
Se veía muy lindo y encantador.
¿Piensa usar su linda apariencia como un arma para calmar mi 'enojo'?
Heinley, no, Reina, abrió ampliamente sus grandes ojos y me miró con diferentes
expresiones bonitas.
Fue una vista encantadora.
Cuando el apuesto Reina se me acercó vacilante y meneó su cabeza. Estaba a punto de
abrazarlo por costumbre.
En un principio, pensé que Reina era uno de los subordinados de Heinley. Me preocupaba
haber abrazado, besado y golpeado el trasero de un subordinado de mi esposo.
Tal vez porque estaba asumiendo lo peor, cuando descubrí que Heinley era Reina, no me
enfadé mucho.
Entiendo que no podía decírmelo porque era confidencial. Sin embargo...
Me di la vuelta y dije, retirando mi mano con la que estaba a punto de abrazarlo.
"No estoy enfadada, Heinley. De verdad."
El calor se elevó de nuevo por mi rostro.
Aunque ahora Reina parece un pájaro lindo y encantador, sé que en un abrir y cerrar de
ojos, esa figura se convierte en Heinley desnudo.
Sabiendo esto, no podía abrazarlo. Para mí sería como abrazar a Heinley... desnudo.
— Gu...
"No estoy enfadada, es solo que..."
Al mirar hacia atrás, Reina tenía lágrimas en los ojos.
Eventualmente, a regañadientes, estiré la mano y le acaricié la cabeza, Reina cerró los ojos
y frotó su pelo contra mi mano.
Fue tan encantador.
Me encanta cuando Heinley se frota la cabeza así...
¡Oh, Dios mío!
Retiré mi mano y le supliqué.
"Está bien, no estoy enfadada. De verdad. Pero vuelve a tu cuerpo original en un lugar donde no pueda
verte."
—!
Después de que Heinley se fue.
Me quedé sentada durante casi media hora, luego abrí la puerta y salí.
Rose le estaba enseñando algo a Mastas, y me preguntó sorprendida cuando salí sola.
"¿Su Majestad? ¿Por qué salió sola?"
Mastas rápidamente miró a mis espaldas y parecía desconcertada.
"Se fue por la ventana."
Cuando contesté, la expresión de ambas pareció de incredulidad, pero rápidamente
se transformó en una de asombro cuando entraron en la habitación.
"¡Oh, Su Majestad! La ropa del rey está aquí..."
"¡!"
"¡¿El rey realmente se fue por la ventana?!"
Mi mente aturdida volvió a la normalidad como si hubiera sido golpeada por un balde de agua fría.
'¡Heinley estaba tan sorprendido que no se llevó su ropa!'
Me apoyé de la pared y entré nuevamente a la habitación con pánico.
La ropa de Heinley estaba esparcida por toda la alfombra. Tanto su ropa exterior como su
ropa interior.
Rose se sonrojó, y Mastas preguntó, mirándome.
"¿Su Majestad se fue desnudo...?"
Rose, incluso el caballero de Heinley, Mastas, no parecían saber que Heinley podía
convertirse en un pájaro.
Me revolví el cabello ante la incomodidad, era vergonzoso.
¿Qué puedo decir en respuesta a esta situación?
Peor aún, la cara de Rose estaba completamente roja, seguramente debe estar
imaginándose algo terrible.

¿Debería decir algo al respecto? Pero, ¿qué?


¿Solo se quitó la ropa, pero no hicimos nada? ¿Simplemente se desnudó antes de irse?
Entre más lo pienso... más extraño parece.
"Hmm, está bien."
"¿Sí?"
"Estamos casados."
"¡¿Sí?!"
"..."
"Bueno... por supuesto, son una pareja casada, pero..."
Mastas miró a la ventana y murmuró en voz baja.
"Las personas con las que se encontrará el rey desnudo no están casadas con él."
Cuanto más hablaba, más extraños parecíamos Heinley y yo.
En lugar de responder, me acerqué rápidamente y abracé la ropa de Heinley.
Si fuera ropa normal, podría pedirle a las damas de compañía que la recogieran. Sin
embargo, no podía hacerlo ya que también estaba su ropa interior.
Cuando abracé su ropa, olí el perfume que Heinley usaba a menudo.
En ese momento, me vino a la mente la expresión triste de Reina.
Algunos días antes de mi cumpleaños.
Me trajo un pastel con mucho esfuerzo, pero cuando le dije que era demasiado porque tenía
diversas joyas en su interior, estalló en lágrimas y se fue volando.
... Entonces, Heinley lloró. Por eso sus ojos estaban rojos cuando lo visité.
Heinley... debe tener un corazón sensible. ¿Quizá está llorando otra vez?
Una vez que lo pensé, me sentí muy arrepentida y preocupada.
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 193
Capítulo 193. Conocer La Verdad (2)
Finalmente, dudé y le pregunté a Mastas.
"Señorita Mastas. ¿Alguna vez Su Majestad la ha malinterpretado?"
Mastas dijo que era un caballero de Heinley, así que debe saber cómo actuaba él
normalmente.
En respuesta a mi pregunta, Mastas parpadeó y dijo.
"¿Hay algún tipo de malentendido?"
"No estoy enfadada, pero él cree que si..."
"He estado enfadada, pero a Su Majestad nunca le importó."
"¡!"
"Oh, ¿Quizá? ¿Su Majestad malinterpretó que la Reina estaba enfadada, y se sorprendió
tanto que salió por la ventana?
"... algo así."
Mastas dijo, "Uh..." Miró hacia otro lado y volvió a hablar.
"Me imagino qué diablos pasó para que estuviera desnudo y se sorprendiera tanto, no—
realmente no puedo imaginarlo... bueno, lo que intento decir es que se ríe mucho, eso, solo
se ríe."
"¿Solo se ríe?"
"Sí, no sé lo que piensa, pero lo esconde todo con una risa. Por eso nunca he visto a Su
Majestad conmocionado."
Mastas añadió mientras me miraba.
Si Su Majestad se sorprendió tanto de que la reina estuviera enfadada como para salir
desnudo por la ventana... ¿no sería mejor que fuera honesta con él?"
Pensé que Heinley era muy emocional. ¿Realmente no expresa su sentimientos? ¿Solo lo
hace conmigo?
Estaba desconcertada por lo que me enteré inesperadamente.
Pero Mastas tenía toda la razón.
"Ser honesta..."
Asentí y salí sosteniendo su ropa.
"¡Reina!"
"Estoy pensando en ir a ver a su Majestad. Debo ser honesta y aclarar el malentendido."
"No, no es eso, debería envolver su ropa en otra tela para llevarla con usted porque... puedo
verlo todo."
"¡!"
***
Vestido con ropa cómoda, Sovieshu estaba en la cama de Rashta, cantándole una canción
que le ayudaría con su educación prenatal.
Rashta estaba recostada en una almohada suave y se reía de la canción cantada por
Sovieshu.
El emperador le cantaba a su vientre. Hace un año, esto le habría parecido inimaginable.
Rashta movió su mano con el deseo de acariciar el cabello negro de Sovieshu.
¿Cómo puede ser tan encantador?
Alan había negado incluso a su hijo por su propia posición. Sin embargo, este hombre, que
tenía una posición mucho más alta que esa, hacía todo lo posible para evitar que su hijo se
convirtiera en un plebeyo.
Venía a visitarla regularmente para la educación prenatal, hablaba y le cantaba a su vientre
por la noche. Cada vez que Rashta veía los esfuerzos de Sovieshu en la educación prenatal,
sentía que estaba a punto de llorar.
"Su Majestad también es muy bueno cantando."
"Lo aprendí."
"¿El canto está incluido en la educación de un príncipe heredero?"
"No. Son lecciones de la alta sociedad."
"El bebé recordará bien la voz de su padre."
Sovieshu sonrió y palmeó suavemente el vientre de Rashta con su mano.
Fue entonces cuando...
Alguien llamó a la puerta.
"¿Quién es?"
Sovieshu, se quitó la figura de padre y preguntó, mirando fijamente a la puerta.
Un momento después, la sirvienta Delise entró y dijo,
"Su Majestad, el Marqués de Karl ha venido a verlo."
La mirada de Sovieshu se dirigió al reloj de pared.
"¿A esta hora?"
"Sí. Dijo que tiene algo urgente que mostrarle..."
"Dile que me espere en mi salón."
"Sí," respondió Delise, y salió.
Cuando Sovieshu se levantó, Rashta lo miró con ojos redondos.
"¿Ya te vas?"
"El Marqués Karl no suele venir sin una buena razón."
Sovieshu la cubrió con la manta hasta el cuello y salió.
El Marqués Karl, ni siquiera se sentó en el sofá del salón, sosteniendo nerviosamente el
periódico.
"¿Qué pasa?"
Cuando Sovieshu se acercó, el Marqués Karl le mostró rápidamente el periódico en su
mano.
"Mire esto, Su Majestad."
Sovieshu frunció el ceño y aceptó el periódico.
Era un periódico del Reino Occidental.
El contenido del periódico era...
La expresión de Sovieshu se congeló.
"¿Navier... me escuchó prometerle a Rashta que me divorciaría?"
***
Era demasiado tarde, así que hice lo posible por calmar mi corazón acelerado y esperé
hasta el día siguiente. Y tan pronto como amaneció, me vestí rápidamente y salí de la
habitación.
Quería decírselo antes de que entrara en la sala de conferencias.
Pero inesperadamente, mi hermano vino a visitar a Heinley, acababa de salir de su oficina.
"¿Hermano?"
Cuando salí corriendo hacia él sorprendida, los ojos de mi hermano se engrandecieron y él
también corrió hacia mí, extendiendo sus brazos.
Nos abrazamos rápidamente, mi hermano me apretó y murmuró algo incomprensible.
Entonces, levanté la vista cuando sus hombros comenzaron a temblar, y estaba llorando.
Después de un momento, mi hermano finalmente me soltó cuando McKenna salió de la
oficina, y se rió mientras sacaba su pañuelo y se limpiaba los ojos.
"Debería haber estado a solas contigo."
"Hermano..."
"Cuando me enteré de tu divorcio,sentí mi corazón destrozado, Navier."
"..."
"Que te hayas casado con Su Majestad Heinley no significa que las cicatrices dejadas por tu
divorcio desaparecerán."
"..."
Mi hermano me abrazó fuertemente una vez más.
Después de un tiempo así, cuando McKenna hizo un fuerte ruido, mi hermano finalmente
me soltó y se rió.
"Pensé que vería a mi hermano tan pronto como llegara aquí."
Se lo dije un poco molesta, y mi hermano respondió, doblando su pañuelo y poniéndolo de
nuevo en su bolsillo.
"Te he estado evitando por miedo a causarte problemas."
"¿Por qué dices eso?"
"Eso fue lo que pasó en el Imperio del Este. Desde que escuché que te ibas a divorciar, he
estado pensando en ello. Tal vez fue mi culpa que te divorciaras, si me hubiera quedado
quieto, eso no habría pasado..."
Era verdad hasta cierto punto, incluso si no fuera por mi hermano, Sovieshu igual me
habría dejado.
Porque él ama a Rashta.
Inevitablemente para que ella se pudiera sentar a su lado, Sovieshu tenía que deshacerse de
mí de alguna manera.
De hecho, después de desterrarlo, Sovieshu usó el nombre de mi hermano para deshacerse
de mí.
En lugar de seguir hablando de ello, sonreí y bromeé deliberadamente.
"Me has estado evitando. Sin embargo, ¿has estado reuniéndote con Heinley?"
"Su Majestad me dijo que pondría mi nombre en la 'Expedición de Caballeros' antes de la
boda."
"¿Expedición de Caballeros?"
"Es una de las tradiciones del Reino Occidental. Al parecer, los caballeros del rey recorren
la ciudad para ayudar a la gente."
Oh... sí. Ahora que lo pienso, he oído algo similar.
Ya veo por qué Heinley le pidió que hiciera esto. Parecía querer elevar la reputación de mi
hermano en el Reino Occidental.
Abracé con más fuerza la ropa de Heinley.
Mi hermano también sonrió torpemente y lo elogió.
"He oído muchos rumores frívolos sobre él. Sin embargo, es alguien considerado de muchas
formas..."
"Sí."
"Debes estar muy feliz."
"Eso... Sí."
Respondí avergonzada, 'estar feliz' no necesariamente significa que lo nuestro sea una
historia de amor.
Después de saludar a mi hermano y acordar reunirnos luego, entré cuidadosamente en la
oficina.
Heinley estaba de pie torpemente en el medio de la habitación, y sonrió ampliamente
cuando nuestros ojos se encontraron.
"Reina."
Después de llamarme, vaciló, no se acercó a mí como solía hacerlo. Como lo había evitado,
parecía inseguro de si estaba bien acercarse más.
Todavía me sentía avergonzada al mirarlo a los ojos, pero...
Esta vez me acerqué a él con valentía.
Heinley juntó sus manos y me miró con ojos temblorosos.
"Reina, yo..."
"Realmente no estoy enfadada contigo."
"Pero me has estado evitando. Reina, yo... espero que no me evites."
"No estaba evitándote porque estuviera enfadada."
Se lo repetí, tragándome las ganas de darme la vuelta e irme, y le pregunté.
"¿Puedo ser honesta contigo sobre por qué te he estado evitando?"
Heinley dijo apresuradamente.
"Sí, si no estás enfadada conmigo, dime la verdad."
"Puede que te sorprendas."
"No puedo dormir ya que estoy ansioso e inquieto. No quiero que me odies, Reina."
Sus ojos temblaban, sus pupilas se veían notablemente más oscuras de lo normal.
Respiré profundamente y abracé su ropa como si se tratara de un amuleto.
Es difícil decir la verdad. Pero Heinley lo hizo, aunque temía que me enfadara.
Él demostró su valentía, y yo también tenía que demostrarla.
Después de respirar hondo, se lo confesé lo más inexpresivamente posible.
"Te vi desnudo."
"¡!"
"Es difícil porque tu imagen sigue apareciendo en mi mente."
"¡!"
"Por eso no podía verte a los ojos, ya que no dejo de pensar en ello."
"¡!"
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 194
Capítulo 194. Ansiedad De Rashta (1)
Heinley me miró boquiabierto. Parecía no poder entender lo que estaba escuchando.
Tomé un respiro para fingir estar lo más calmada posible. Me resultaría difícil volvérselo a
decir.
"Ya... Ya veo."
Finalmente, murmuró mientras se cubría la cara con las manos entreabiertas.
"Me viste... ah, así que por eso estabas evitando mis ojos..."
"¿Estás sorprendido?"
"Siendo tan honesta... espera un momento."
Se dio la vuelta y se abanicó con sus manos rápidamente.
No solo la parte de atrás de su cuello estaba roja, sino también sus orejas. Heinley se giró
nuevamente después de un tiempo, pero lo que hizo pareció no tener ningún efecto.
Heinley siguió abanicándose y preguntó.
"Por cierto, ¿dónde me viste?"
"Te vi en la fuente del palacio abandonado."
"Oh. La fuente. Entonces yo..."
"Estabas empapado en agua."
Heinley volvió a cubrirse la cara con las manos.
Por otro lado, después de decir la verdad, mi vergüenza, que antes me desconcertaba, se
redujo a la mitad.
El poder de la verdad era grande.
Todavía estaba avergonzada, pero podía hablar con él cara a cara. Sin embargo, ahora
Heinley no era capaz de verme a la cara.
Por un momento la habitación se quedó en silencio. No era incómodo, pero extrañamente
no podía abrir la boca. Quería hablar con él ahora mismo, pero a la vez no quería decir
nada.
Es solo que... ¿no sería mejor tomarnos de la mano en silencio en un momento como éste?
Tan pronto como lo pensé, Heinley extendió su mano y me tocó las puntas de los dedos,
como si estuviera pensando en si tomar mi mano o no.
Miré hacia otro lado, y agarré la punta de sus dedos. Entonces su cuerpo tembló
débilmente.
Lo miré de reojo y vi que Heinley me sonreía. Tan pronto como nuestros ojos se
encontraron, me tomó de la mano por completo y me preguntó con una sonrisa.
"¿Comiste?"
"Todavía no..."
"¿Quieres comer conmigo?"
Asintiendo, nos dirigimos al escritorio y nos sentamos, luego presionó la campana que
estaba a un lado.
Inmediatamente se abrió la puerta y entró un sirviente. Cuando nos vio agarrados de la
mano, tembló ligeramente.
Giré la cabeza hacia la ventana, sintiéndome aún más incómoda.
***
Estábamos en medio de la comida.
Fue incómodo al principio, pero a medida que comíamos y hablábamos, la sensación fue
desapareciendo gradualmente. Al sentirse más cómodo, Heinley preguntó con cuidado.
"Reina. Por cierto, ¿sigo apareciendo desnudo en tu mente?"
Tan pronto como escuché eso, el extremo del repollo de la ensalada se atascó en mi
garganta.
Cuando comencé a toser, rápidamente me ofreció un vaso de agua.
"Supongo que estás realmente sorprendida por haberme visto así."
Después de tomar un trago, dije categóricamente.
"Ya no."
Por supuesto que era una mentira, pero no lo demostré en absoluto.
Desafortunadamente, Heinley era muy agudo.
"No, es imposible cambiar de opinión en tan poco tiempo."
"Estás equivocado."
Volvía a mentir, pero él me preguntó de nuevo, naturalmente no considerando mis
palabras.
"Reina, ¿sigo apareciendo desnudo en tu mente?"
"Dije que no."
"Reina."
"¿?"
"Después de nuestra boda ya no tendrás que imaginártelo."
Tomé otro trago de agua para calmarme, pero fue peor, al recordar lo que acababa de decir, comencé a
toser hasta el punto de que se me salieron las lágrimas.
Cuando lo miré con asombro, Heinley miró tímidamente hacia abajo y me ofreció su
pañuelo. Pero al instante, se estremeció y lo guardó. Sin embargo, ya lo había reconocido,
era el pañuelo que una vez até alrededor del cuello de Reina.
"¿Eso no es mío?"
Cuando se lo pregunté con convicción, Heinley se excusó a regañadientes mostrándome el
pañuelo.
"No me pidió que lo devolviera, así que..."
"Se lo di al pájaro."
"Yo soy el pájaro. Así que Reina me lo dio."
Estaba a punto de discutir con él, pero de repente, el cuello de Heinley me llamó la
atención.
Heinley está desnudo cuando se convierte en Reina. ¿Eso significa que estaba desnudo y tenía un
pañuelo alrededor del cuello?
... no pienses en ello.
Una imagen muy embarazosa apareció en mi mente, así que dejé que se quedara con el
pañuelo en lugar de tomarlo.
"¿Reina?"
"No pensé en nada."
Heinley, que estaba doblando el pañuelo, se mordió el labio con fuerza.
"Reina, si quieres ver algo, puedes decírmelo."
"¡!"
"Puedo hacer realidad la imaginación de Reina."
"¡!"
***
Sovieshu dobló y desdobló repetidamente el periódico durante toda la noche.
Leyó la entrevista de Navier de principio a fin una y otra vez, ya no tenía ni idea de cuantas
veces lo había hecho.
Incluso después de memorizar la entrevista palabra por palabra, Sovieshu no podía apartar
los ojos del periódico.
Le dolía el corazón, era tan fuerte que no podía dormir.
¿Escuchó cuando le prometí a Rashta que me divorciaría?
¿Navier lo escuchó con sus propios oídos?
Ni siquiera podía hacerse una idea de cuánto eso la afectó, debido a la personalidad
orgullosa que ella tenía.
Apenas podía respirar, como si se estuviera ahogando. A medida que su corazón se
apretaba, sentía que su cabeza estaba a punto de explotar.
Sovieshu golpeó su corazón varias veces con su puño. Por alguna razón, el solo hecho de
pensarlo era doloroso.
Se quedó despierto toda la noche haciendo eso, y cuando amaneció sintió que el resto de
sus huesos hormigueaban por los golpes en esa zona.
Mientras lo ayudaban a cambiarse de ropa, sus sirvientes notaron sus moretones púrpuras.
Después de instruir a sus alarmados sirvientes que no hicieran ningún alboroto por la
sorpresa. Sovieshu ordenó llamar al Marqués Karl, se sentó en la cama y cerró los ojos.
A medida que pasaba el tiempo, comenzó a pensar que debía haber algún... malentendido.
Le conté a Rashta sobre el divorcio y estoy seguro que también le dije sobre el plazo de un año. Sin
embargo, no dije quién sería la emperatriz después de ese tiempo.
Tal vez por eso Navier lo malinterpretó. Quizá pensó que traería a otra emperatriz después del plazo de
un año.
No, no creo que haya escuchado esa parte en absoluto.
Sí. Eso debe ser. Entonces tengo que decirle la verdad.
Navier, que ya se había vuelto a casar, no podría regresar pronto, pero él sentía que al
menos el malentendido tenía que ser aclarado.
Según los rumores Heinley es un playboy, un hombre así terminará lastimándola. Navier unió sus manos
con él en un momento de shock, pero está claro que al final resultará herida.
Tengo que hacerle saber que no quería dejarla. Solo entonces, cuando sea herida, volverá conmigo.
Sovieshu se levantó de la cama y fue a su escritorio. Sacó un trozo de papel y rápidamente
escribió una carta.
Para él lo más importante era aclarar el malentendido. Aunque no sabía que hacer después,
estaba seguro de que las cosas funcionarían de alguna manera una vez que todo se aclarara.
Consideraba que lo único que se interponía entre él y Navier era esto.
Después de escribir la carta y sellarla con cera, llegó el Marqués Karl.
"Su Majestad, ¿me ha llamado?"
Sovieshu le entregó la carta sellada al Marqués. La carta no tenía el nombre del remitente ni
el del destinatario.
El Marqués Karl la aceptó desconcertado.
"Esto..."
"Es para Navier."
"¿Para la Reina—?"
Al escucharlo decir Reina, el rabillo de los ojos de Sovieshu se levantó, y el Marqués se calló
rápidamente.
Sovieshu continuó.
"Debes hacérsela llegar en secreto directamente a Navier, ya que Heinley puede impedir
que la reciba."
***
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 195
Capítulo 195. Ansiedad De Rashta (2)
Había una persona que estaba inquieta por las acciones de Sovieshu.
'Rashta se va a casar...'
Era el Vizconde Roteschu.
Roteschu frunció el ceño y se quedó mirando la revista de chismes, debido a la noticia que
apareció hoy en la misma.
La noticia de que Rashta se va a casar con el Emperador Sovieshu.
Según la revista de chismes, muchos comerciantes entran y salen del Palacio Imperial para
preparar la boda. Preciosas joyas, alfombras, seda y artículos raros entraban al palacio por
medio de carruajes, y famosos floristas de repente comenzaron a estar muy ocupados.
Si bien la revista admitió que la noticia no fue reconocida oficialmente por la familia
imperial, insistió en que sin duda habría una ceremonia de boda, alegando que no había
otro motivo para que estos comerciantes estuvieran entrando y saliendo.
Los expertos— aunque nadie sabe de dónde salieron, estos llamados 'expertos' en la revista
también predijeron que pronto habría una boda, con una probabilidad cercana al 100%.
Aunque nadie abogó por el matrimonio, no con Rashta, sino con alguna hija de otro gran
noble. No había damas solteras de la edad de Sovieshu en ninguna de las prestigiosas
familias comparables con la Familia de Navier.
Si bien había muchas jóvenes damas en familias inferiores, si se tratara de un matrimonio
político, entonces no tenía sentido que se hubiera divorciado de Navier para traer a una
dama de una familia inferior.
Por lo tanto, la mayoría de las opiniones coincidían en que no sería un matrimonio político,
sino un matrimonio por amor, y que la pareja sería Rashta.
'Oh, realmente se convertirá en la emperatriz.'
El Vizconde Roteschu, que sabía que Rashta era una esclava, sacudió la cabeza.
Estaba sorprendido, pero se sentía muy extraño.
Ciertamente el mundo es algo increíble. Él no podía creer que su esclava se fuera a convertir
en la emperatriz.
Por otro lado, Alan, el hijo del Vizconde, estaba completamente desanimado por la noticia
del matrimonio de Rashta, y su hija, Rivetti, estaba enojada pero asustada.
"Tan pronto como se convierta en la emperatriz, se vengará de nosotros, padre!"
"¿por qué dices eso?"
"Porque conocemos sus secretos."
"Huh, hay que tener más cuidado."
"¿Y si contrata a un asesino o algo así para matarnos?"
El Vizconde Roteschu se rió, pero estaba igual de preocupado.
Estaba criando en secreto al primer bebé de Rashta, así que estaba preparado para
cualquier situación que se presentara.
Pero la sensación de inquietud no desapareció.
¿Y si Rashta decide matarnos a todos, incluso a su propio bebé?
Fue entonces cuando... alguien llamó a la puerta.
El visitante era un empleado del palacio a quien el Vizconde Roteschu sobornaba
regularmente.
Después de comenzar a chantajear a Rashta, el Vizconde Roteschu sobornaba regularmente
al personal del palacio.
El empleado que visitó al Vizconde Roteschu era una de esas personas.
"¿Qué pasa? ¿Sucedió algo?"
Preguntó Roteschu, pidiéndole que hablara rápido.
En esta situación, cualquier información, por pequeña que sea, sería importante.
Pero la información que el empleado le dio era más valiosa de lo que esperaba.
"Su Majestad envió a alguien al Reino Occidental en secreto."
"¿Al Reino Occidental?"
"Sí. En secreto, sin ningún registro oficial."
"En secreto al Reino Occidental..."
Después de que el empleado recibió el pago extra y se fue.
Roteschu se rió a carcajadas, ya que una buena idea le vino a la mente tan pronto como
escuchó las palabras del empleado.
Se arregló rápidamente y se fue directo a donde Rashta.
...
Rashta lo saludó fríamente.
"¿Qué quieres?"
Era la primera vez que se encontraban desde que el Vizconde Roteschu vio a Rashta con sus
padres falsos.
El Vizconde Roteschu se rió, sentándose en el sofá frente a Rashta.
"¿Sabes qué noticias he traído para ti?"
"Estás tratando de chantajearme de nuevo."
Rashta habló fríamente y se sentó frente a él.
Después de beber el agua del Palacio Imperial, su postura al sentarse había cambiado
considerablemente.
El Vizconde Roteschu dijo con una sonrisa.
"Escuché que el Emperador le envió una carta a la Emperatriz Navier."
"¿Emperatriz? Será a la emperatriz depuesta."
"Bueno, a la emperatriz depuesta."
"..."
Rashta levantó una ceja.
Cuando lo pensó, lo importante no era si llamarla emperatriz depuesta o emperatriz.
¿Una carta?
¿De qué se trata la carta?"
"No lo sé."
"¿No robaste la carta, o algo así?"
"El mensajero de Su Majestad no debe ser alguien ordinario. No tenía el dinero para
contratar mercenarios y robar la carta."
Te he dado un montón de dinero.
Rashta se tragó las palabras que estaban por salir de su garganta, porque sabía lo que
Roteschu quería decir. No estaba aquí solo para transmitir información.
Ahora está...
"¿Qué quieres decir? ¿Crees que eres una buena fuente de información? Ese tipo de cosas
también pueden ser averiguadas por Rashta."
"Pero no lo sabías."
El Vizconde Roteschu sonrió, entrecerrando los ojos, y se inclinó hacia adelante, con los
brazos apoyados sobre sus piernas.
"Te lo dije, te dije que necesitas mi ayuda."
"¡!"
"Ambos conocemos nuestros secretos. ¿Pero qué hay de tus padres falsos? Conocen solo tu
lado bueno. ¿Te gustaría que se enteraran de otras cosas sobre ti?"
Rashta no fue capaz de responder. Marsha y Gillimt eran buenas personas, pero en primer
lugar, todo era como un castillo de arena.
No importa lo bien que la trataran, Rashta no era su verdadera hija. Ni siquiera sabían que
su falsa hija era realmente una esclava.
"Rashta, Rashta. Las personas como nosotros tienen que tomarse de la mano para poder
permanecer de pie."
El Vizconde Roteschu susurró con miel en su lengua.
Rashta apoyó su espalda contra el respaldo del sofá y movió sus labios nerviosamente.
Anoche, Sovieshu, le cantó una dulce canción de cuna en su vientre, y hoy le pidió a alguien
que le entregara una carta en secreto a Navier.
Si fuera algo malo sobre la emperatriz depuesta, habría mandado la carta oficialmente. Sin
embargo, al saber que él escribió y envió una carta en secreto, ella estaba segura que se
trataba de una carta de disculpa.
Esta mañana, Rashta recibió un periódico del Reino Occidental, el cual publicó una
entrevista con la Emperatriz Navier.
Tal vez Sovieshu se estaba disculpando por ello.
Rashta movió sus dedos nerviosamente y dijo con frustración,
"Ya nos hemos tomado de la mano antes, ¿no es así?"
"Por supuesto... eso es verdad."
Las esquinas de los ojos del Vizconde Roteschu se curvaron en satisfacción.
"De todas formas, si es por ella, puedes estar tranquila, Rashta. La Emperatriz que se volvió
a casar, no volverá."
"A Rashta no le importa la emperatriz depuesta."
"Sí, sí."
"De verdad."
"Bueno. Por otro lado, tampoco tienes que preocuparte de que Su Majestad esté mirando a
otras mujeres. Yo me encargaré de todo."
Ante las palabras del Vizconde Roteschu, Rashta cerró los labios y asintió.
"Está bien."
"Ah, vi la revista de chismes, ¿Crees que podrás casarte?"
"Cuida tu boca."
"Por supuesto que lo haré, mi Emperatriz."
Entonces el frívolo y sonriente Vizconde Roteschu extendió sus manos vacías.
Estaba pidiendo dinero otra vez.
Rashta estaba enojado, pero reprimió su ira y le dio las joyas a Roteschu. El Vizconde sonrió
y se puso de pie, guardándose las joyas en los bolsillos.
"Entonces, nos veremos en otro momento."
Se dirigió a la puerta para irse, luego de haber conseguido lo que quería.
"Espera."
Rashta lo llamó.
Cuando se detuvo para ver qué estaba pasando, Rashta se acercó a Roteschu y le pidió un
favor.
"Necesito que me ayudes a encontrar a una persona."
"¿Una persona? ¿De quién estás hablando?"
"Ella es un poco más joven que yo."
"¿Tiene más o menos la misma edad que Rivetti?"
"No lo sé. Necesito que la encuentres de todas formas. Es la segunda hija de mis padres."
El Vizconde Roteschu miró a Rashta como si le estuviera preguntando si lo decía en serio.
Rashta se disgustó aún más por la mirada de Roteschu, ya estaba enfadada con la idea de
encontrar a su hermana falsa.
"Por ahora solo encuentrala."
Rashta se lo pidió repetidamente, y finalmente Roteschu se encogió de hombros.
"Bueno, eso haré. ¿Cómo se llaman exactamente tus padres falsos?"
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 196
Capítulo 196 - Seguiré Siendo Lindo (1)

Incluso después de que el Vizconde Roteschu se fue, su mente perturbada no se calmó


fácilmente. Rashta vagaba por la habitación y comprobaba su reloj a cada rato. Aún no era
hora de que Sovieshu viniera. Rashta salió nerviosamente al pasillo, miró a su alrededor y
se fue al Palacio Oeste. Después de que la antigua Emperatriz se fuera el Palacio Oeste
permaneció tranquilo.

Todas las criadas que hacían ruido en el Palacio Oeste volvieron a sus casas, reduciéndose
así el número de criadas y sirvientes. Incluso esa gente viene sólo una vez al día para
limpiar el pasillo, ella sabe que aún no era hora de que las criadas vinieran. Rashta entró
rápidamente en el Palacio Oeste.

Este era su nuevo pasatiempo. Entrar en la habitación de la Emperatriz y regocijarse.

Estaba nerviosa cuando habló con Sovieshu, pero él le dio las llaves por su propia cuenta.
Le dijo que hiciera lo que quisiera, ya que la habitación estaba vacía. La habitación de la
antigua Emperatriz no había sido limpiada del todo hasta que una nueva Emperatriz fuera
nombrada, Rashta iba de un lado a otro dentro de la habitación para evitar la atención del
público.

Hoy fue lo mismo. Rashta cerró rápidamente la puerta cuando entró a la habitación. Se
sintió un poco mejor cuando la cerró. Se apoyó en la puerta y vio la habitación de lujo vacía.
Los muebles estaban ahí, pero no eran usados por nadie. Extrañamente, este lugar tenía
una fuerte sensación de vacío.

‘Mejorará si la uso’.
Rashta se ocupó interiormente de la habitación. Incluso si estaba ocupada, simplemente
merodeaba por la habitación, eso hizo que Rashta se sintiera mejor.

Rashta, que sentía como si se hubiera convertido en la Emperatriz, sonreía mientras


intentaba imitar los movimientos corporales que había visto antes de la anterior
Emperatriz Navier.

No le gustaba aprender todo de memoria, pero su forma de hablar y actuar se había vuelto
mucho más refinada gracias a que había memorizado todo lo que hacía Navier.

Una vez cuando un profesor de etiqueta, que había enseñado a la Emperatriz Navier, la vio
y dijo asombrado: "¿Cómo puedes ser tan similar a Navier?"

De hecho, no podía saberlo con exactitud.

‘Todo es cuestión del habla, del comportamiento y la etiqueta.’

El día de la boda, la gente se sorprendería al compararla con la antigua Emperatriz. Rashta


se sintió mucho mejor cuando pensó en ello. No era buena, definitivamente era mejor.
Desde que ella estaba allí, había abierto todos los muebles de la habitación. Cuando, de
repente encontró algo extraño.

‘¿Qué es?’

No había nada inusual en ello. La parte superior de la silla parecía sobresalir un poco.
Cuando abrió el cojín de la silla, se encontró con una caja de almacenamiento en el interior.
Hasta ahora, lo que se consideraba una silla era una caja de almacenamiento tipo silla. Pero
lo sorprendente es que la caja de almacenamiento no tenía la forma de una silla o algo así.
Había una pila de papeles dentro de ella.

‘¿Es un documento de desmantelamiento?’

Rashta sacó los papeles por curiosidad.

‘¿Solicitudes de financiamiento nacional?’

Algunos de los papeles tenías estos títulos. Había relacionado con orfanatos. Rashta miró su
reloj y confirmó que aún tenía tiempo, luego se sentó y examinó los papeles. El documento
estaba escrito en letras simples, por lo que pudo leerlo con atención. Incluían orfanatos,
asilos, instalaciones de apoyo para padres solteros, hospitales gratuitos y cafeterías
escolares.

Se trataba de organizaciones que la Emperatriz Navier patrocinaba personalmente bajo el


nombre de la Familia Imperial. Además, incluso había una carta al final del documento.
Rashta sostuvo el documento con una mano, y leyó la carta con la otra.
‘Para la Señorita Rashta…’

La carta era de un estilo tranquilo, donde decía que no podía apoyarlos más después del
divorcio porque los apoyaba bajo el nombre de la Familia Imperial, y que no podía solicitar
fondos estatales ahora, porque la financiación estatal se renovaba cada año.

Entonces, cuando Rashta se convirtiera en Emperatriz, dijo que era el momento de solicitar
fondos del gobierno, por lo que cuando llegara ese momento, le pidió que presentara esta
solicitud de financiamiento en su nombre.

Sin embargo, algunas personas decían que el número de organizaciones que recibían apoyo
estatal estaba lleno, y que el presupuesto podría ser reducido.

Era una carta monótona como si se la estuviera entregando a su sucesor. Si había un punto
en el que todo se revelara, dijo que no debería patrocinarlas en nombre de Rashta ya que
las cosas podrían complicarse. Cuando vio la carta, Rashta se sintió muy extraña. Algo
revoloteo y cayó alimentando esa sensación.

Había dos pagaré con cantidades enormes. Si el contenido de la carta era cierto, esta era la
cantidad de dinero que podía patrocinar a estas organizaciones durante dos años.

‘La entrevista fue cierta. Realmente sabía que él se iba a divorciar de ella.'

Rashta frunció el ceño. Se sintió aún más ofendida cuando sintió lástima por la anterior
Emperatriz, admitiendo que era una buena emperatriz.

Admitir esto la haría sentir mal por deshacerse de una buena Emperatriz.

Pero Rashta, no podía pensar en mí misma como una persona mala. ¿No es así?

La Emperatriz nació con una buena fortuna, pero a la misma Rashta le costó mucho llegar
aquí. Incluso después de llegar aquí, tuvo que luchar constantemente por vivir.

A pesar de que no había hecho ningún daño a la Emperatriz, fue la Emperatriz Navier quien
trató de alejarla.

¿No intentó la Emperatriz Navier de deshacerse de Rashta por sí misma, y luego fue
expulsada a otro país?

‘Bien, no tenías que usar píldoras abortivas ni obligar a tu hermano a agredirme en primer
lugar, ¿verdad?’

Entonces no habrían sido expulsados. Es culpa de la propia Emperatriz. Pero ahora, estaba
dejando una carta como esta que podía hacer reír a la gente. Que hipócrita.
‘Desprecias a Rashta, ¿verdad?’

Mientras estaba plenamente convencida de ello, Rashta se enfadó, abrazó los pagaré, cartas
y documentos.

‘¿Qué no las patrocine bajo mi nombre?’

Rashta resopló. ¿Qué es lo que pasa? No quería que la fama de los demás aumentara. Para
ganarse la confianza de la gente, iba a patrocinar estos grupos.

‘Pero voy a hacerlo todo en nombre de Rashta. ¿No es eso lo que hace Rashta? ¿A quién
debo complacer en nombre de la Familia Imperial?

***

"Sir Koshar no es gemelo de la Reina, ¿verdad?"

Fue unos días después de que mi hermano se fuera a la gira de los caballeros.

Mastas, que había estado limpiando la lanza sobre su regazo, preguntó abruptamente.
Cuando me miró para ver lo que estaba pasando, incline la cabeza.

"No somos gemelos".

Le contesté con una sonrisa, y ella asintió con la cabeza: "Oh…"

Vio hacia atrás, Rose sonrió y le dio un codazo a Mastas en las costillas.

"¿Te interesa?"

Mastas asintió sin reparos.

"Sí".

Cuando Rose la miró sorprendida, Mastas siguió respondiendo con calma.

"Mi hermano me dijo que era muy fuerte. Me gustaría probarlo".

"Te refieres a una pelea, ¿verdad?"

Cuando Rose preguntó sospechosamente, Mastas asintió con la cabeza y dijo: "Sí", mientras
miraba a Rose como si fuera una pervertida.

"¡Mi Reina! ¿No crees que la mente de Rose está muy sucia?"
Habiendo estado juntas durante días, ambas parecían llevarse bastante bien. Cuando Laura
y la Condesa Jubel vengan aquí, habrá mucho ruido. Echo de menos a la Condesa Eliza y a
las otras damas de compañía, pero estoy alegre con todas las personas que he conocido
aquí.

"¡Ah!"

Sí. Sonriendo a las dos, de repente tuve una buena idea.

"Señorita Rose".

"Sí, Su Majestad".

"¿Quién es la persona más popular en la alta sociedad del Reino Occidental?"

Rose asintió y me explicó.

"El Duque Liberty y la Señorita Mullaney."

"¿Sólo hay dos personas?"

***
Nota: La publicación de este capítulo fue posible gracias a nuestra nueva traductora,
Sunray, esperamos su apoyo y que le den mucho amor para que se sienta motivada a seguir
con este proyecto.
Bienvenida a NovelaWuxia, Sunray.
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 197
Capítulo 197. Seguiré Siendo Lindo (2)
"Por supuesto, el más popular era el Rey Heinley, le seguían el Duque Liberty y la
Señorita Mullaney, pero ahora las cosas han cambiado. No podemos tratar a Su Majestad
como a una persona famosa de la alta sociedad."

Rose añadió después de un momento de reflexión.

"Oh, el Duque Liberty y la Señorita Mullaney son parientes cercanos. El Duque Liberty es
el hermano de la madre de la Señorita Mullaney."

"¿Puedo conocerlos?"

Rose se rio tan pronto como pregunté, como si inmediatamente se diera cuenta de mis
intenciones.
"Quieres tratar de convencerlos para que se pongan de tu lado, ¿no?"

Pero no parecía feliz.

"Es una buena idea Su Majestad, pero no será fácil."

"¿Son cercanos a Christa?"

"El Duque Liberty… sí."

"¿Qué hay de la Señorita Mullaney?"

"No creo que se lleve bien con la Señorita Christa, incluso se han peleado."

Si ese es el caso, entonces debería estar bien. Cuando levanté las cejas al pensarlo, Rose
sacudió la cabeza y continuó.

"La Señorita Mullaney era originalmente una de las candidatas a Reina."

"Ya veo."

"No sólo eso, sino que también es una mujer ambiciosa y dominante. Puede que no le
guste ser considerada como alguien que sirve a otra persona."

"Está bien. Igualmente quiero conocerla, no tiene que servirme."

La Duquesa Tuania tampoco lo hacía. Ella era mi amiga. Rose parecía preocupada, sin
embargo, asintió.

"Arreglaré una cita."

Asentí y me levanté de mi asiento. Al pensar en la Duquesa Tuania, se me ocurrió una


idea mejor.

"¿Por qué no lo pensé antes?"

"¿Su Majestad?"

"Voy a ver a Sir McKenna."


"¿No al Rey Heinley?"

Tomé a Rose y Mastas, quienes tenían una expresión de sorpresa, y me fui a visitar a
McKenna.

McKenna pareció sorprendido al verme, pero sonrió y se inclinó. Después de pedirle a


todos que salieran de la habitación para hablar con él en privado, le pregunté con
cuidado.

"Sé que puedes convertirte en un pájaro. ¿Puedo pedirte un favor?"

McKenna pareció avergonzado cuando saqué el tema, pero él simplemente asintió. Podía
ver que McKenna estaba preocupado de que estuviera enojada por haberme engañado.
Pero no vine hasta aquí por eso.

"Me gustaría encontrar a una persona. ¿Cuánto tiempo te llevaría hacerlo en forma de
pájaro?"

Cuando McKenna escuchó mi pregunta, me respondió con un poco de alivio.

"¿Tienes alguna pista?"

"No. ¿Puedes hacerlo?"

"¿Al menos conoces su ubicación?"

"No, estoy segura de que no está en el Imperio Oriental, pero no sé nada más."

"Entonces, será un poco difícil."

Sin embargo, contrariamente a lo que se esperaba, McKenna dijo que sería difícil. Incluso
si buscara a alguien en forma de pájaro, tendría que comprobar las caras una por una. Si
conociera la ubicación exacta, podría hacerlo, pero sería difícil si sólo se guiara por ‘no
está en el Imperio Oriental.’

"¿Qué hay de los carteles de ‘se busca’? Si lo quieres así, puedo hacer algo por ti."

Fruncí el ceño. Pensé que McKenna estaba bromeando, pero al ver la sonrisa en su cara,
parecía que hablaba en serio. La persona que quiero encontrar es a la Duquesa Tuania.
Aunque no podía encontrarla porque no sabía su ubicación, no por eso pondría su
nombre en carteles de 'Se busca'.

Agradecí a McKenna, y luego regresé con mis damas de compañía.

"Señorita Rose."

"Sí, Reina."

"¿Te acuerdas del periodista que me entrevistó hace unos días?"

"Sí, esa entrevista fue publicada en el periódico y se convirtió en un tema de discusión."

"¿Sigue ese reportero todavía en el palacio?"

"Puede que sí."

"¿Puedes llamarlo?"

"Bien."

Después de eso, Rose se fue para cumplir mis órdenes. Mientras tanto, Mastas y yo
volvimos al anexo. Unas dos horas más tarde, finalmente llegaron.

"Mi nombre es Jarnal, Su Majestad."

El reportero parecía asustado por haberlo llamado tan repentinamente. Lo miré


fijamente por un momento. Aunque parecía asustado, me miró con un brillo de
oportunidad en sus ojos.

"Le llamé porque tengo una historia que contar. Quiero que aparezca en el periódico
como la anterior entrevista que usted me hizo."

"¿Qué historia, Su Majestad?"

"Quiero que escribas que estoy bien adaptada al Reino Occidental."

"¿Sí?"

Jarnal parecía confundido, incapaz de entender bien que le estaba pidiendo que
escribiera. Sin embargo, asintió y respondió con confianza.

"No es difícil."

"Quiero que escribas que me va bien en el Reino Occidental, que estoy rodeada de buenas
personas, pero a veces extraño a mis viejos amigos. Por favor, escriba algo como esto."

"¿Algo más, Su Majestad?"

"También quiero que escriba los nombres de mis amigos."

Jarnal asintió, y luego sacó un cuaderno de su bolso. Mencioné el nombre de la Duquesa


Tuania y varios otros nombres.

***

Después de que se puso el sol, Rose y Mastas se fueron a preparar la cena. Me quedé junto
a la ventana sintiéndome mucho mejor. Fue para encontrar a la Duquesa Tuania que
llamé al reportero, así que deliberadamente puse el nombre de la Duquesa Tuania entre
el de las damas de compañía.

La Duquesa Tuania es inteligente y sensata, así que entenderá que la estoy buscando
después de leer el artículo de la entrevista. Ella prometió ayudarme algún día. Si eso es
cierto, la Duquesa Tuania definitivamente vendrá a verme…

'La Duquesa Tuania definitivamente traerá una tormenta.'

Si quiero ganarme el corazón de los ciudadanos debo mostrarlo con acciones.

Pero en la alta sociedad era diferente. Ya eran personas de gran riqueza y fama. Era difícil
acercarse a ellos simplemente haciendo el papel de Reina. Si quiero ganármelos, necesito
a un socialité. Un socialité que me favorezca y apoye."

"La Duquesa Tuania puede hacer ese papel."

Hubo un golpe en la puerta, así que dejé de pensar y la abrí rápidamente. Pero la persona
que estaba delante de la puerta era Heinley, no mis dos damas de compañía.

"¿Heinley?"
Heinley parecía triste.

"¿Qué pasa?"

Pregunté confundida. Heinley me miró con una expresión pesada. Luego, tomó mi mano
suavemente y la besó.

"…Reina, ¿te sientes sola?"

¿Por qué me está preguntado eso? Es extraño. Siendo honesta, me sorprendió.

"Ahora mismo, no."

Puede que extrañe a mis padres en un futuro. Pero no ha pasado mucho tiempo desde la
última vez que los vi y estoy acostumbrada a estar alejada de ellos. Heinley me miró con
tristeza. Aunque no me sentía sola, no parecía creerme lo que le estaba diciendo.

"¿Heinley?"

‘¿Escuchó algo de alguien?’

Pareciendo preocupado, susurró.

"Sé de un artículo que dice que te sientes sola..."

"¿El artículo ya salió en el periódico? ¿Tan rápido?"

"En el camino hacia aquí, me encontré con el reportero que te entrevistó. Me dijo que le
pediste que publicara un artículo acerca de que te sientes sola..."

No sé si el reportero lo hizo a propósito o realmente me malinterpretó. Este incidente era


algo incómodo, pero también divertido. Sacudí la cabeza.

"No es así, Heinley".

"No quiero que te sientas sola, Reina."

"Estoy bien."

"Si quieres… ¿te gustaría que estuviera contigo por la noche como 'Reina'?"
"¡!"

"Hagas lo que hagas, me quedaré quieto. Seguiré siendo lindo, como antes. ¿Eso te haría
sentir mejor?"

"…"

No sé qué expresión tenía mi cara cuando escuché su propuesta, pero Heinley hablaba
como si lo estuviera diciendo en serio. Me alegro escuchar eso, pero por alguna razón me
sentí incómoda. Con calma, le advertí.

"La próxima vez, si vienes como ‘Reina’, te vestiré."

Fingí ser considerada con él, pero solo me estaba burlando de lo que Heinley acababa de
decir. Me miró con una sonrisa en su cara, como si estuviera de acuerdo que lo vistiera
cuando se convirtiera en Reina.

"¿Me pondrás tu ropa? ¿Qué te parece si preparo la ropa para que la usemos como una
pareja?"

Cuando abrí la boca para responder, vi a mis dos damas de compañía por encima del
hombro de Heinley. Parecía que habían traído la cena. En vez de responderle a Heinley,
pensé que sería mejor llamarlas.

Pero... ¿por qué esconden sus caras de esa manera?

Parecía avergonzadas por algo, sus caras estaban completamente roja de vergüenza.
Cuando me preguntaba por qué estaban así, me di cuenta de algo y me sorprendí...

Lo que Heinley había dicho fue muy ambiguo.

La parte en la que dijo, "Te gustaría que estuviera contigo por la noche como 'Reina’"
deben haberla malinterpretado. No sabían que Heinley era 'Reina', así que supongo que
pensaron que... ¡Heinley estaría conmigo por la noche usando mi ropa!

Sacudí la cabeza frenéticamente hacia ellas y rápidamente arrastré a Heinley a mi


habitación.

"Ven conmigo."
Después de todo, Heinley es mi esposo. No podía dejar que surgieran este tipo de
escándalos sobre él. Como estaba tirando de Heinley en un momento de pánico, cerré la
puerta aún más fuerte de lo que esperaba. Fruncí el ceño ante el sonido de la puerta, y
luego giré la cabeza para ver si Heinley estaba bien. Hasta entonces me di cuenta de
nuestra posición.

Había encerrado a Heinley entre la puerta y mi brazo. Él me estaba mirando fijamente

cuando también se dio cuenta de lo mismo.


***
Nota: La publicación de este capítulo fue posible gracias a nuestra traductora, Sunray.
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 198
Capítulo 198. Una Grieta (1)

No quise hacer esto. Bajé rápidamente la mano, mientras Heinley intentaba borrar la
expresión de vergüenza de su cara. Luego susurró con una sonrisa en los ojos.

"Parece que estoy demasiado emocionado, Reina."

"Antes... ¿estabas bromeando?"

"¿Sonó como una broma?"

"... Pero mis damas de compañía no entienden tus palabras."

"¿Qué quieres decir?"

Heinley parecía desconcertado. Seguramente no sabía que mis damas de compañía habían
malinterpretado su conversación conmigo. Me di la vuelta y me senté en el sofá. Heinley me
siguió con pasos ligeros, y luego se sentó a mi lado.

"¿No te sientes mejor cuando estoy a tu lado?"

Al oír eso, pude ver por qué Heinley seguía bromeando. Todavía le preocupaba mi
entrevista. Mi corazón está conmovido por su consideración. Tomé la mano de Heinley.

"Estoy bien, Heinley. Extraño a mis viejos amigos, pero no me siento sola aquí."

"¿En serio?"

"La Señorita Rose y la Señorita Mastas siempre están a mi lado, también tengo a mi
hermano. Además, también te tengo a ti."

"¡!"

Heinley sonrió ante mis palabras. Luego murmuró "Sí" en voz baja. Cuando vi su sonrisa,
me sentí extraña. Mi corazón latía rápidamente. Era difícil seguir sentada a su lado.
Finalmente me levanté y caminé por la habitación. Cuando me tranquilicé, me senté
nuevamente a su lado y traté de encontrar un tema de conversación.

"He visto el lugar donde se está preparando la boda."


"¿Estás hablando del Salón de Banquetes?"

"Sí."

"¿Qué le pareció, Reina?"

Afortunadamente, Heinley siguió bien esta conversación. No sabía si este tema debía ser
discutido o no, pero Heinley me miró con ojos brillantes, y luego continuó antes de que yo
respondiera.

"Ordené que el Salón de Banquetes sea decorado de la forma más hermosa y brillante
posible. A la Reina no le importa, ¿verdad?"

Todavía sentía que mis palmas y pies estaban rígidos, pero trate de responder con calma.

"No. Está quedando hermoso."

"Me alegra oír eso."

"Pero me preocupa que la boda sea demasiado glamurosa."

"Está bien. El Imperio Occidental es el mayor productor de joyas."

No sé cuántas veces Heinley me dijo eso. En este punto, empecé a sentir curiosidad.
¿Cuántas joyas producía este país? Heinley me miró y luego murmuró.

"¿No te gustara si la boda es demasiado glamurosa?"

Parece que Heinley pensó que yo me oponía a su elección. Sacudí la cabeza.

"No. Está bien."

Hay veces que tenemos que parecer simples, y hay veces que tenemos que parecer
elegantes. La boda podía ser simple o glamurosa, así que no había necesidad de oponerme
sólo por eso. Sólo tenía miedo de que él fuera demasiado lejos.

¿Qué le pasa?

La expresión de Heinley era extraña y sonriente.

"¿Heinley?"

Él parecía querer decir algo.


"¿Qué pasa?"

Heinley murmuró avergonzado.

"Um... No tengo más remedio que decírtelo ahora. Quiero hacerlo en otro momento."

"¿Qué quieres decir?"

"Quiero hacer una confesión."

"¿Una confesión?"

¿Qué quería confesar de repente?... ¡Ah!

"Es posible..."

Quizá está tratando de decir "me gustas". Al verme desconcertada, Heinley frunció el ceño.

"¿Eh? ¿Lo has adivinado?"

Me sorprendió oír eso. Traté de calmar mi corazón palpitante y lo miré fijamente.

¿De verdad está intentando decir que le gusto? Me sentí avergonzada.

"No lo adiviné, solo... solo pensé en algo."

Heinley abrió los ojos sorprendido, pero luego sonrió.

"Reina, definitivamente eres una gran Reina. ¿Qué tienes en mente?"

"..."

Cerré la boca y miré torpemente hacia abajo.

Aunque podría ser cualquier otro beneficio que obtendría cuando nos casemos, no podía
dejar de pensar que lo quería confesarme era sobre el amor.

A pesar de que el afecto entre nosotros no era tan fuerte como el de Sovieshu y Rashta, al
menos creo que le gusto a Heinley. A mí también me gustaba Heinley, pero supongo que es
más bien como amigos.

Sin embargo, me siento avergonzada. Confesándose en un momento como este..

No, más que eso, ¿qué debería hacer después?


Heinley sonrió. Luego tomó mi mano y la sostuvo.

"En realidad quería darte una sorpresa, pero qué puedo hacer si Reina ya lo sabe."

"Esto es vergonzoso."

"No. Aunque estaremos más ocupados de alguna manera, vale la pena. De hecho, era sólo
cuestión de tiempo."

"..."

"En el día de nuestra boda, la Reina será proclamada la primera Emperatriz del Imperio
Occidental."

Heinley sonrió ampliamente y me miró con orgullo. Por su expresión, parecía que se estaba
imaginando un futuro brillante. En ese momento, no pude entender a qué se refería con
Emperatriz.

Al parecer no era lo que yo pensaba.

"¿Reina?"

Heinley me llamó porque no mostré ninguna reacción. Estaba demasiado avergonzada para
responder.

"¿Reina? ¿No te gusta?"


La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 199
Capítulo 199. Una Grieta (2)
Solo me di cuenta al día siguiente del verdadero significado de las palabras de Heinley.

Primera Emperatriz

Imperio Occidental.

Tenía la intención de expandir su país.

Estaba tan abrumada que en cuanto me desperté, agarré mi manta y la solté repetidamente.

De hecho, la gente siempre se preguntaba por qué Occidente no se había expandido. Yo


también, y todavía no sabía la respuesta.

Sin embargo, de lo que todos si estaban seguro es que el Reino Occidental tenía el poder y
la riqueza para convertirse en un Imperio.
Mi corazón latía muy rápido, imaginando el momento en que el Reino se convertiría en un
Imperio. Ese suceso definitivamente quedará grabado en la historia. Me sentí abrumada al
saber que yo sería parte de esa historia. Heinley, como poseedor del trono, también será
admirado y respetado.

"Debo ser una buena emperatriz”.

Como la primera emperatriz que se volvió a casar y la primera emperatriz del Imperio
Occidental, debo ser más cuidadosa en mis acciones y centrarme en el papel de Emperatriz.

‘No, este no es el momento de pensar en esto’.

Me levanté rápidamente de la cama y tomé el libro que había estado leyendo todos los días
desde que llegué a este país. En este libro el escriba del Reino Occidental registró las
reuniones del rey durante veinte años.

Unos momentos después, las damas de compañía vinieron a cambiarme de ropa. También
me trajeron el desayuno. Incluso después de cambiar de ropa y desayunar, seguí leyendo el
libro. Después de dejar el libro, me di cuenta de que el tiempo había pasado.

"Su Majestad."

Rose, que estaba de pie a mi lado, gritó.

" Monde, el reportero del Periódico Azul quiere conocer a la Reina."

"¿Periódico Azul?"

"Es uno de los tres periódicos que tiene acceso al palacio."

Solo con escuchar eso, supe que quería. Los tres periódicos con permiso para entrar en el
palacio estaban definitivamente compitiendo entre sí, y uno de ellos me entrevistó dos
veces.

Ahora los otros dos vendrían a mí con impaciencia.

El problema es que... no consiguieron la primicia, así que intentaran sacar el máximo


provecho posible.

Durante la entrevista, había una alta posibilidad de que hiciera algunas preguntas
incómodas.

"¿Qué vas a hacer, Reina?"

Pensé por un momento, y luego respondí.


"Déjalo entrar."

De todos modos no puedo evitarlos para siempre. Rose salió de la habitación con una
expresión de preocupación, y luego volvió con un hombre.

"Saludos, Su Majestad. Mi nombre es Monde."

Viéndolo entrar con una mirada decidida en su rostro, parecía estar bien preparado.

Aun así, mostré una actitud tranquila frente a él y lo saludé con una sonrisa.

Después de algunos saludos formales, la entrevista comenzó.

"La reputación de Su Majestad es ampliamente conocida, y se ha hablado mucho de sus


habilidades. Estoy seguro de que serás una buena Reina para Occidente."

‘Esto no es todo ¿verdad?’

"Pero también estoy un poco preocupado, Su Majestad."

‘Ahora si comienza.’

"La razón por la que Su Majestad se ha ganado una reputación como una Emperatriz de
renombre, en resumen, es por su amor por el Imperio Oriental."

"..."

Parece que la pregunta será más difícil de lo que pensaba. Como no tuve que responder a
sus palabras, Monde continuó con una expresión de preocupación.

"El Imperio Oriental y el Reino Occidental no son enemigos. Por lo tanto, no hay problemas
significativos. Pero... ¿y si un día los dos países compiten por una ventaja? ¿No sería eso
difícil para usted, Su Majestad?"

***
Sovieshu se sentía inquieto. Se pregunta si la carta había llegado a Navier o no. Pensó en
algunas malas posibilidades que no tenían sentido. ¿El caballero que envió la carta se
perdió en el camino? ¿O tal vez se encontró con bandidos que robaron su carta? ¿Y si el
caballero tuvo un ataque al corazón y no pudo entregar la carta?

Sólo pensar en que la carta no llegara a Navier, hacía que se estremeciera. Tenía la
esperanza que después de que Navier leyera la carta, las cosas volvieran a ser como antes.
Pero aun así, no podía esperar a recibir su respuesta. Sovieshu sabía que no era el
momento para que él estuviera así. Inmediatamente regresó a su trabajo.

‘Parece que me estoy volviendo loco.’

Sovieshu estuvo un poco ocupado hoy. Muchas parejas le pidieron que bendijera su
matrimonio. Para ser honesto, Sovieshu no quería conocerlos. Por eso, la atmósfera a su
alrededor era pesada. Pero aquellos que le pidieron sus bendiciones pensaron que esta
pesada atmósfera provenía de la dignidad del Emperador. Después de todo, apreciaban la
bendición del Emperador.

La última pareja que pidió una bendición no era una pareja que se iba a casar. Pidieron una
bendición por su hija adoptada.

"A partir de hoy, esta niña será nuestra hija. Por favor, bendiga a nuestra hija, Su Majestad."

Como si bendijera a un recién nacido, Sovieshu bendijo a la niña adoptada. Él ha bendecido


el futuro de niños muchas veces. De repente Sovieshu pensó en la huérfana que Navier
había apoyado. Después de que la agenda de bendiciones se terminó, Sovieshu dio órdenes
al Marqués Karl.

"Dile a los ayudantes de Navier que se reúnan conmigo en mi estudio."

Sovieshu se dirigió a su estudio y leyó algunos documentos. No mucho después, los dos
ayudantes de Navier llegaron.

"¿Ustedes son los ayudantes de Navier?"

Los dos ayudantes parecían nerviosos por haber sido convocados por el Emperador. Se
pusieron aún más nerviosos cuando Sovieshu mencionó el nombre de la anterior
Emperatriz. Anteriormente, cuando Sovieshu había sacado el tema, nunca había sido una
conversación agradable.

"Sí, Su Majestad."

"Navier financiaba a una niña huérfana. ¿Quién de ustedes estaba a cargo de eso?"

Inesperadamente, Sovieshu sólo quería hablar de esto. Uno de los ayudantes se adelantó
avergonzado.

"Yo, Su Majestad."
¿Por qué de repente Sovieshu habla de esto? El ayudante no lo entendía. Se quedó ahí parado
sin hacer nada. Entonces, Sovieshu continuó.

"Escuché que la chica perdió su mana."

"Sí, Su Majestad. La chica es la Señorita Evely."

"¿Qué pasó después de eso? ¿Qué hay de la beca?"

"La Señorita Evely sigue estudiando en la Academia Mágica, y la beca sigue siendo
otorgada."

"¿No estás haciendo eso ahora?"

"Actualmente estoy trabajando en otro departamento."

El ayudante respondió al notar la reacción de Sovieshu. Después de que se divorciaran,


naturalmente, la disposición de los departamentos en el palacio cambió. Sovieshu asintió
brevemente.

"Haz que la beca de la chica sea revocada."

El ayudante se sorprendió. Pensó haber escuchado mal.

"¿Perdón?"

"¿Conoces su cara?"

"Sí, solía visitarla regularmente."

"Quiero verla. Tráiganmela."

Los dos ayudantes estaban aún más confundidos.

Él no estaba de acuerdo en que Evely continuara estudiando en la Academia Mágica


mientras su mana no estuviera. Si permanecía en la academia, continuaría lamentando
haber perdido su magia y se sentiría inútil. Al final, Evely tenía que encontrar otra forma de
vida y Sovieshu quería ayudarla. Incluso si Evely estaba dispuesta, Sovieshu le permitiría
quedarse en la capital. Entonces un día, cuando Navier regresará, se sentiría feliz y aliviada.

Por otro lado, los ayudantes estaban preocupados. Navier apreciaba a Evely y Sovieshu fue
quien quiso divorciarse de la anterior emperatriz, si él quería ver a Evely no sería
precisamente para cuida de ella.
***
No fueron sólo los dos ayudantes los que malinterpretaron las acciones de Sovieshu.

"¿Su Majestad pidió ver a una chica?"

Cuando el Vizconde Roteschu le dio la noticia, Rashta se sorprendió mucho.

"¿Quién es?"

No lo sé. Pero debe tener la misma edad que Rivetti para ser estudiante de la Academia
Mágica.

"Academia Mágica."

Rashta estaba aturdida. Su orgullo fue herido cuando supo que Sovieshu quería conocer a
una chica que poseía habilidades mágicas. Aunque se había deshecho de una noble como
Navier, esta vez, una chica mágica vendría al palacio. Rashta sintió que su cabeza daba
vueltas.

‘Pensé que Sovieshu definitivamente nunca me engañaría. ¿Me he equivocado?’

La gente pensaba que Sovieshu tenía una aventura con Rashta, pero ella no lo creía así. Ella
sabía que Sovieshu no amaba a Navier. Después de todo, fue un matrimonio político. No se
aman el uno al otro.

Rashta juntó sus manos en un sentimiento de intranquilidad. ¿Por qué Sovieshu quería
conocer a otras mujeres antes de casarse? ¿Ha cambiado de opinión? ¿Es esa mujer la que
se convertirá en Emperatriz? Rashta pensó frenéticamente. Incluso si la mujer que
Sovieshu quería conocer no era una mujer adulta, si tenía la edad de Rivetti se convertiría
en adulta en un año. No había mucha diferencia de edad entre ella y Sovieshu, era posible
que se convirtiera en la concubina de Sovieshu.

A diferencia de Rashta, el Vizconde Roteschu hablaba con calma.

"No sabes qué clase de mujer es. Cálmate."

"..."

"Ya te lo dije antes, ¿no? Deberías estar más atenta ahora."

Rashta puso sus manos sobre su estómago. En lugar de calmarse, el Vizconde Roteschu sólo
aumentó sus preocupaciones.
"En este momento tal vez solo es un malentendido, pero un día, lo que te preocupa se hará
realidad."

"En lugar de provocar a Rashta, ¿qué tal si encuentras una solución a este problema?"

"Mmm..."

Al escuchar la aguda respuesta de Rashta, el Vizconde Roteschu simplemente asintió y


sonrió. La estaba agitando deliberadamente. De esa manera, ella necesitaría su ayuda.
Cuanto más preocupada estuviera, mejor.

Después de que el Vizconde Roteschu se fue, Rashta se sentó en el sofá y cerró los ojos.
Quería ir a ver a Sovieshu y preguntar por la mujer que quería ver. Si Sovieshu se iba a
reunir con esa chica por asuntos de trabajo entonces Rashta se sentiría aliviada.

Sin embargo, le preocupaba que Sovieshu pensara que era demasiado celosa y se molestara
por ello. Los celos moderados pueden acercarte a tu pareja, pero los celos excesivos pueden
hacer que se canse.

"... Señorita Rashta."

Al ver a Rashta tan agitada, Delise se quedó indefensa. Después de despedir al Vizconde
Roteschu, Delise se acercó a ella.

"El Emperador no es un hombre así. No te preocupes demasiado."

Delise escuchó la conversación entre Rashta y el Vizconde Roteschu. Tenía la intención de


consolarla y calmarla. Pero Rashta no se sentía mejor. Sabía que Delise estaba secretamente
enamorada de Sovieshu aunque sus sentimientos no eran correspondidos. La miró molesta.

"No sé cuánto conoces a Su Majestad. Pero, ¿piensas que lo conoces mejor que yo, su
esposa?"

Al escuchar a Rashta refunfuñar con una expresión severa, Delise se dio cuenta de que
Rashta se había sentido ofendida, así que mantuvo la boca cerrada.
La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 200
Capítulo 200. Devolver el Favor De Navier (1)

Delise tomó los platos sucios y salió de la habitación. Por accidente, se encontró con la
otra sirvienta de Rashta, Arian. A diferencia de Delise, que era su primera vez trabajando
como sirvienta, Arian si tenía experiencia. Siempre estaba dispuesta a ayudar a Delise
cuando estaba en problemas y corregía sus errores.
"Mmm... Arian."

Delise decidió contarle lo que acababa de pasar a Arian.

"Creo que la Señorita Rashta está enojada conmigo porque dije algo malo."

"¿En serio?"

"Sí. Y sobre las vacaciones... ¿puedo tomarlas? Si lo hago, ¿no se enfadará aún más?"

Arian sonrió a Delise que parecía preocupada.

"Cuando los preparativos de la boda hayan comenzado, estaremos muy ocupadas.


Ocupadas durante los preparativos de la boda, ocupadas en la boda, y estaremos aún más
ocupadas después de la boda. Creo que todavía hay tiempo. Deberías aprovechar ahora
para tomar tus vacaciones."

Delise suspiró con alivio cuando escuchó la respuesta de Arian.

"Bien."

Al final de la tarde, el sol se había puesto. Aunque todavía estaba preocupada, Delise
confiaba en Arian. Como estaba previsto, ese día regresó a casa. Vivía en la capital, así que
no estaba muy lejos. Su hermano mayor, Joanson, acogió con entusiasmo el regreso de su
hermana.

"Si bien trabajas en el Palacio Imperial, ¿por qué te ves tan triste? Todos los que trabajan
allí tienen rostros brillantes, pero ¿por qué mi hermana está así?"

Al escuchar eso, la expresión de Delise se volvió aún más sombría. Preguntó Joanson
sorprendido.

"¿Qué sucede? ¿Tienes problemas en el trabajo?"

"No es así..."

Delise dudó y dio una versión aproximada de lo que pasó hoy.

"Creo que la Señorita Rashta está enfadada conmigo."


"¿Por qué?"

"Dije algo para animarla, pero parece que no me entendió y se enojó conmigo".

"¿No hablaste de más?"

"Eso parece..."

"Debe estar sensible por la situación actual. No se puede evitar. De seguro la hiciste
enojar."

"Tch. Lo sé. Pero si estuvieras en mi posición, ¿Qué hubieras hecho?"

"No lo sé."

Delise chasqueó su lengua. El hecho de que su hermano no se pusiera de su lado o tratara


de consolarla solo la irritaba. Delise pensó en algo, y luego miró a Joanson.

"Te debe haber gustado Rashta cuando la conociste?"

Joanson era el reportero de los plebeyos que el Duque Elgy llevo para entrevistar a
Rashta. Delise le preguntó porque sabía que su hermano y Rashta se habían conocido.

Joanson lo admitió con una cara feliz.

"Ella dijo que estaba del lado de los plebeyos sin vacilar y con mucho orgullo, parecía no
preocuparle lo que pudieran pensar los nobles."

"¿Ella dijo eso?"

"Sí. Es increíble, ¿verdad?"

"..."

"Otros aristócratas no harían algo así. Aunque ahora es una noble, creció como una
plebeya. Está dispuesta a ser la esperanza y la fuerza de la gente común. Eso es lo que
declaró."

"Eh…"
"Así que, como hermanos, tenemos que apoyarla desde fuera y desde dentro. ¿De
acuerdo, Delise?"

Joanson habló con ojos brillantes. Estaba claro que le había gustado mucho Rashta. Delise
suspiró y respondió en voz baja.

"Está bien..."

***
El Imperio Oriental y el Reino Occidental no son enemigos. Por lo tanto, no hay
problemas significativos. Pero... si los dos países compitieran un día por una ventaja, ¿que
haría usted, Su Majestad?

Ayer por la tarde, el reportero me hizo esta difícil pregunta.

En ese momento le respondí, "Sería extremadamente raro, y aunque sucediera, no sería


algo en lo que pudiera elegir."

Puede que haya parecido evasiva, pero era la verdad. Ya sea como Emperatriz o Reina, debo
dar prioridad a mis deberes y responsabilidades. Aunque tenía planes de llamar al Gran
Duque Kapmen para continuar aquí con las negociaciones. No creo que sea una cuestión
sobre, ‘¿de qué lado estaría?’ Como el reportero quiso hacerlo ver.

Aunque sería una lástima para el Imperio Oriental, fue Sovieshu quien primero cortó las
relaciones comerciales planeadas con el Gran Duque Kapmen. No fui yo.

Pero su pregunta causó un pequeño revuelo en mi corazón.

Después de estar pensando sobre ello durante un tiempo, llegaron buenas noticias.

Eran noticias sobre Laura y la Condesa Jubel, mis damas de compañía en el Imperio
Oriental.

"¿Ya están aquí?"

"Sí, Su Majestad. Dijeron que vendrían a visitarla después de arreglar algunos asuntos."

Las noticias que trajo Rose me emocionaron mucho. Incluso dejé a un lado el libro que
durante varios días no había soltado. Rose y Mastas son amables conmigo, pero extraño a
Laura y a la Condesa Jubel que han estado conmigo por mucho tiempo. Incluso estuvieron a
mi lado cuando estaba pasando por el momento más difícil…
Quería verlas pronto.

Cuando las dos vinieron a verme unas horas después, nos abrazamos como si no nos
hubiéramos visto en años.

"Llegué tarde porque mis padres no me querían dejar venir."

"Y yo llegué tarde porque tenía muchas cosas que resolver, Emperatriz. ¡Ah!"

La Condesa Jubel se cubrió la boca con una mano.

"A partir de ahora, debo llamarla "Reina", ¿verdad? Lo siento, no estoy acostumbrada."

Me quedé sin palabras por un momento. Quería decirles, que podían llamarme 'Emperatriz'
de nuevo, pero me deshice de ese pensamiento inmediatamente. Heinley dijo que todavía
era un secreto. Sólo unas pocas personas lo saben. Tal vez lo revele durante nuestra boda.

"Bienvenidas."

Las dos me abrazaron una vez más, y luego saludaron a Rose y Mastas. Fue un poco
gracioso ver a mis cuatro damas saludarse torpemente, especialmente a Mastas porque no
estaba acostumbrada a las mujeres nobles. Su actitud era rígida. Pero después de descubrir
que Laura era muy alegre y encantadora, charlaron sin dificultad. Rose también parecía
encajar bien con el fuerte carácter de la Condesa Jubel.

Cuando estuve en el Imperio Oriental, me lamentaba de todas las cosas malas que
sucedieron desde que llego Rashta.

Sorprendentemente, ahora muchas cosas buenas ocurrieron en sucesión.

Alrededor de la noche, vino a visitarme la otra persona que deseaba ver.

"¡Duquesa Tuania!"
Era la Duquesa Tuania, a quien quería traer con esa entrevista.
Recopilacion en PDF's por: Batistín Diaz

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