Diferentes Modos de Abordar

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DIFERENTES MODOS DE ABORDAR EL ESTUDIO DE LOS PROCESOS COGNITIVOS

INTRODUCCIÓN

Lic. María Elena Colombo

En los comienzos del siglo XX han ido surgiendo una serie de sistemas psicológicos que
trataron de superar, desde distintos enfoques teóricos, la visión elementalista en el estudio de
los procesos mentales, propia de la psicología asociacionista del siglo XIX (Esta Psicología
consistía en ir de lo general a lo particular, descomponiendo el problema en partes más
pequeñas y hacer un análisis de las percepciones. El punto de partida de esta psicología es la
sensación (átomos psíquicos) Su base son las sensaciones. Trabaja con las leyes de asociación
(semejanza, contraste, continuidad)

La psicología se constituyó en ciencia al asumir una forma de abordaje de lo mental conforme


a los modelos de la ciencia del siglo XIX. Así es como comenzaron a aislar las unidades mínimas
y para poder estudiarlas adquirieron una metodología experimental.

El dualismo cartesiano había planteado, ya en el siglo XVII, lo mental como territorio propio de
la filosofía, dejando la exploración del cuerpo, en tanto materia sensible, al tratamiento
científico. El cuerpo recibía un abordaje científico pero la mente quedaba confinada a la
reflexión filosófica. Esto permitió que a fines del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX se
produjera un gran auge de las ciencias naturales como la física, la biología, y la química, que
contribuyó al desarrollo de investigaciones sobre la naturaleza biológica del hombre.

Pero a mediados del siglo XIX, y sobre todo en Alemania, comienzan a plantearse nuevas
preguntas, acompañadas por el desarrollo de una joven disciplina: la fisiología (estudia el
funcionamiento de cada parte del cuerpo). Estos interrogantes giraban alrededor de las
preocupaciones que animaban a los científicos, dirigidas a encontrar las formas de articular los
mundos escindidos por Descartes: la materia sensible y la materia pensante. Las preguntas que
se formulaban eran, por ejemplo: ¿podemos medir el impulso nervioso? ¿podemos ligar las
variaciones del mundo exterior a las experiencias conscientes de nuestro mundo interior?
¿podemos establecer regularidades entre el mundo físico-externo y el mundo pensante-
interno?

Estas preocupaciones concentraron el trabajo de los psicofísicos que buscaron a través de la


introspección experimental establecer los vínculos entre las dimensiones del mundo exterior e
interior. Importantes descubrimientos se realizaron, como la distinción entre nervios sensitivos
y motores, el modelo del arco reflejo, la velocidad de transmisión nerviosa. Existía en esta
época la fuerte creencia de que no se podían medir los tiempos mentales. Ahora, y a través de
procedimientos experimentales, comienza a medirse el tiempo mental, y comienzan a
estudiarse las constancias perceptivas de forma, color, brillo, tamaño, etc. Estas pretensiones
de objetividad y cuantificación se van a continuar en los comienzos del siglo XX con los trabajos
de Cronometría Mental y con la construcción de test mentales para medir las capacidades
psicológicas.

El auge de la química y la fisiología brindó el modelo para considerar el estudio de la mente.


Así la mente fue fraccionada, atomizada, en distintas facultades: memoria, pensamiento,
percepción, y los procesos mentales comenzaron a ser estudiados y medidos. Pronto los
marcos teóricos y la metodología resultaron insuficientes, pues la introspección no era un
método válido para el estudio de los procesos mentales porque sólo podía abordar los
procesos conscientes y las investigaciones, como por ejemplo los trabajos de Von Helmholtz
(procesos de inferencia inconsciente en percepción) y de Freud (olvido motivado por
mecanismos psíquicos de represión), estaban mostrando la existencia de procesos mentales
inconscientes.

Algunos jóvenes discípulos del profesor Wundt comenzaron a replantearse los enfoques
limitados de la psicología asociacionista e inspirados en los profundos cambios que estaban
aconteciendo en las ciencias físicas como así también en las nuevas corrientes filosóficas como
la fenomenología, propusieron un nuevo enfoque para el estudio de los procesos psicológicos
que superara el elementalismo reduccionista del siglo XIX. Así es como Wertheimer, Kohler y
Koffka, y también Kurt Lewin, van a introducir el enfoque estructural en psicología
considerando que al abordar el estudio de los procesos mentales no pueden descomponerse,
los mismos, en sus elementos sin perder las propiedades que emergen al estudiar la totalidad.
De este modo introducen un debate acerca de los enfoques insuficientes del elementalismo en
oposición a los enfoques estructuralistas en psicología.

Por otro lado, las perspectivas historicistas dialécticas, comenzaban a plantear el debate entre
las jóvenes ciencias sociales y las ciencias de la naturaleza, resaltando el carácter social de la
naturaleza humana, y reclamando para la misma un enfoque propio, diferente en cuanto a los
criterios de cientificidad con respecto a las ciencias de la naturaleza.

En el marco de estos debates surge, en la década del veinte, el planteo vigotskyano que quiere
construir un nuevo estatuto para la psicología, desde la perspectiva marxista, a partir de la
discriminación de los procesos mentales elementales inherentes a la vida animal y las formas
superiores del comportamiento humano que resultan de la utilización de instrumentos
culturales. Plantea fuertes críticas a los enfoques elementalistas por el reduccionismo que
implica el estudiar los procesos psicológicos como si fueran “estados” de la conciencia.
Introduce formas nuevas para pensar el abordaje de lo mental a partir de elaborar un nuevo
método que explique la construcción de las funciones psicológicas y no su estado final en el
adulto. Es así como se instala un debate en torno a la validez de los modelos descriptivos
frente a los modelos explicativos, promoviendo la reflexión sobre la importancia de estudiar
los procesos mentales a través de su desarrollo en contraste con las formas de abordaje
descriptivas que venían realizando los enfoques asociacionistas de los psicofísicos y de los
conductistas.

Al mismo tiempo que Vygotsky instalaba una fuerte crítica a la psicología de su época, surge en
Ginebra un biólogo que va a interesarse en el conocimiento, pero desde una perspectiva que,
en principio, no parte de inquietudes psicológicas. Jean Piaget va a proponerse resolver
cuestiones de larga data en el pensamiento filosófico pero que él las asumirá desde una
perspectiva científica. Se trata de inquietudes epistemológicas acerca de los mecanismos
formales que pueden explicar las formas cada vez más complejas del pensamiento racional.
Partiendo de modelos biológicos y utilizando la lógica como instrumento de interpretación va a
construir la Psicología Genética para poder justificar sus hipótesis y a través de ella buscará
descubrir la génesis, es decir la construcción de los mecanismos que permiten al niño elaborar
las nociones y estructuras para constituir un mundo estable. Así ubicado en esta perspectiva
realiza fuertes críticas a las psicologías de la época dirigidas, por una parte, a los enfoques
empiristas que creen que el sujeto no aporta formas a aquello que conoce, y por otra parte, a
los enfoques estructuralistas como la Psicología de la Gestalt, que proponen una exagerada
visión universalista, común a los hombres y a los animales, en los que descuidan los enfoques
genéticos, afirmando el carácter universal de las estructuras cognoscitivas y no analizando los
procesos de construcción de las mismas. Por otra parte, también les critica el asimilar las leyes
que rigen los niveles físicos, biológicos y psicológicos a un mismo sistema de legalidades a
través de la hipótesis del isomorfismo.

Los sistemas psicológicos contemporáneos en la Europa continental se han caracterizado, en


general, por asumir una perspectiva racionalista, y en gran medida también constructivista, en
el sentido de que asumen que el hombre imprime ciertas formas a lo real pues no es una
“tabula rasa”, aunque esas formas reciban distintas explicaciones teóricas para su
conceptualización. En cambio, en los primeros cincuenta años del siglo veinte, en los Estados
Unidos, ha primado la perspectiva empirista, expresada en el Conductismo, que obstaculizó el
estudio de los procesos mentales por la dificultad de asimilar a sus marcos teóricos, los
conceptos que remiten a variables no observables, de carácter mentalista.

Con la crisis del Conductismo, alrededor de la década de los cincuenta, surge, principalmente
en el ámbito anglosajón, una psicología que, retomando los viejos planteos de la tradición de
la psicología de las facultades del siglo XIX, se propone recuperar un lenguaje mentalista a
partir de señalar las relaciones que pueden establecerse entre la psicología y las ciencias de la
computación. El esfuerzo de estos psicólogos está dirigido a abordar el estudio de los procesos
mentales, pero buscando justificar metodológicamente su existencia. El fuerte impacto que
han tenido en estos ámbitos los trabajos objetivistas experimentales, sobre todo como
herencia de la psicología conductista, impuso un estilo de gran rigor experimental, que se ha
visto alimentado por la influencia que tienen los nuevos modelos de las ciencias biológicas y la
teoría evolucionista. De este modo van a considerar que no hay forma posible de un abordaje
científico de la actividad mental si no es mediante un enfoque estrictamente computacional,
es decir, un enfoque que considere dicha actividad mental como un conjunto de operaciones
formales que versan sobre símbolos y representaciones subyacentes a los niveles fenoménicos
que versan sobre creencias e intenciones. Lo que interesa a la psicología cognitiva es cómo se
procesa la información y de qué dispone el organismo para procesarla. Es decir, cuál es la
organización del sistema cognitivo en cuestión y cómo procesa la información ese sistema.
Otra pregunta que se realizan, derivada de los enfoques evolucionistas actuales, es qué
función cumple cada capacidad mental para el organismo. Estos interrogantes se centran en
un nivel de análisis que mantiene una relativa autonomía con respecto a los fenómenos
culturales y, en principio, también con respecto a la estructura y funcionalidad específica a
nivel neurológico.

Como puede apreciarse, a partir de este breve análisis sobre algunos sistemas psicológicos que
abordan el estudio de los procesos mentales, la tarea de realizar una presentación unificadora
es casi una tarea imposible. Y lo es, porque la misma psicología es difícil de aprehender
buscando síntesis apresuradas y desconociendo los profundos debates que animaron su corta
historia. En la actualidad, los temas que preocupan a los psicólogos que investigan los procesos
psicológicos se enfrentan a cuestiones que aún permanecen irresueltas o que recién se han
comenzado a descubrir. Mucho queda por hacer en este campo específico, y muchas
preguntas permanecen abiertas, como estas:

¿Cómo accede el hombre al conocimiento del mundo?

¿Qué formas de conocimiento produce?


¿Qué lugar ocupa la experiencia en el proceso de conocimiento?

¿Cuáles son las dotaciones con las que cuenta el hombre al nacer?

¿Cuáles son los límites en la capacidad de conocer?

¿Cuáles son los métodos válidos para explicar las formas de conocer humanas?

¿Por qué iba la naturaleza a dotar a todas las especies excepto a la humana de dotaciones
específicas (innatas)?

¿Qué tiene de especial el conocimiento humano?

¿Se trata sencillamente de que el contenido del conocimiento difiere de una especie a otra?

¿Es el lenguaje el que hace a los seres humanos tan especiales?

¿O es que en la mente humana se ponen en juego procesos cualitativamente distintos?

¿Son las diferencias entre las especies sólo importante en lo que respecta al conocimiento de
los individuos adultos o los seres humanos difieren de las demás especies desde el momento
del nacimiento?

¿Es la cultura un factor estructurante del desarrollo cognitivo humano?

Muchas preguntas y, seguramente, a medida que avancemos en el estudio aparecerán aún


más. Pero, para no abrumarnos, con la diversidad de planteos y de preguntas, comencemos
metódicamente a internarnos en su conocimiento.

PSICOLOGIA COGNITIVA

Lic. Halina Stasiejko

Una “vista panorámica” a manera de introducción:

En el dominio de la psicología experimental y académica anglosajona estadounidense, hacia


fines de la década del cincuenta, se va produciendo un giro, un cambio de paradigmas en el
sentido de T. Kuhn. Este cambio implicó el abandono gradual del hegemónico modelo
explicativo conductista y su reemplazo por las explicaciones cognitivas de la conducta humana.

El proyecto de esta nueva psicología, expresado globalmente y a manera de presentación


anticipatoria, consistió en desarrollar una ciencia objetiva del estudio de lo mental.
Entendiendo que lo mental es una organización interna al sujeto e independiente de los
niveles biológico/ neurológico y de la influencia social, y por tanto, no funciona causado por los
estímulos provenientes del medio ambiente, sino en razón de su organización funcional
interna y los procesos que allí se llevan a cabo. Esta organización mental interna direcciona
tanto las entradas como las salidas del sistema mental. Entre el “input” o ingreso a la
organización interna y el “output” o producción de salida del sistema, el psicólogo cognitivo
estudiará las operaciones que se llevan a cabo sobre sistemas representacionales, o sea, al
interior de la “arquitectura funcional mental”.

Este nuevo movimiento intelectual en Psicología emerge nutriéndose tanto de los aportes
extra disciplinarios, como de investigaciones y desarrollos conceptuales propios, adoptando
con firmeza las consecuencias de la siguiente afirmación: “la mente existe, nos proponemos
estudiar cómo funciona”.

Por consiguiente, las metas del plan cognitivista son:

• Investigar el funcionamiento mental, cómo funciona.

• Plasmar teorías explicativas acerca de la eficacia de lo mental en la producción de las


conductas. Lo mental determina a las conductas.

En relación con los psicólogos conductistas, podemos afirmar que el desafío que aceptaron los
nuevos psicólogos fue “echar luz a la caja negra”, oscurecida al reconocimiento científico
anglosajón por el término de cuarenta años. Lo que para el pensamiento conductista fue
innecesario y despreciado a la hora de formular sus argumentaciones, para la Psicología
Cognitiva pasó a ser la figura y centro de estudio, nos referimos al espacio mental.

La nueva posición se interesa por la investigación de procesos, mecanismos y entidades


mentales que están presentes en la elaboración de todas las conductas, sean éstas observables
o no. Cuando tomamos cualquier tipo de decisión, resolvemos problemas prácticos o
abstractos, organizamos y utilizamos nuestra memoria, es decir, en cada situación cotidiana, se
implican “conocimientos” o “cogniciones” y transformación de los mismos a cargo de
mecanismos mentales.

Una noción central es la de representación. El sistema mental funciona basado en


representaciones internas de conocimientos, entidades simbólicas que pueden recibir
diferentes nombres: planes, esquemas, modelos, conceptos, guiones, proposiciones, etc.
¿Cómo están organizadas estas entidades representacionales?, ¿Cuáles son los mecanismos
que las hacen transformar?, ¿Cuál es la eficacia causal en la determinación de las conductas?
Estas son preguntas profusamente investigadas por los psicólogos cognitivos. Nos situamos así
en los primeros pasos del movimiento.

La caída del “imperio conductista”

La revolución conductista triunfa en muy pocos años, podemos decir que aún antes de
consolidar su marco teórico. Este éxito inmediato expresa el espíritu científico de la época,
basado en la tradición empirista y pragmática dominante en EEUU. Watson, en su firme
oposición al subjetivismo, propuso una Psicología objetiva anti mentalista cuyo objeto de
estudio fue la conducta observable controlada por el ambiente. Basado en los trabajos del
fisiólogo ruso Iván Pávlov (1849-1936, Premio Nobel 1904) establece como método para la
psicología el modelo experimental del condicionamiento.

Transcurridos los diez primeros años, el movimiento conductista se encuentra diversificado.


Según una clasificación realizada por Roback en 1923 y retomada por J.I. Pozo, convivían “diez
clases de conductismo y diecisiete subclases” en el mundo académico. La proliferación de esta
diversidad continúa durante el período neoconductista, con maestros como Tolman, Skinner,
Guthrie, Hull, entre otros. A pesar de compartir las bases epistemológicas, la heterogeneidad y
los debates entre las facciones fragmentan la fuerza del movimiento y a la hora de la defensa
frente a las críticas que se levantan en su contra, no pueden sostener acuerdos en las
argumentaciones.
Pero, a pesar de las diferencias referidas a variados aspectos, compartieron postulados
nucleares, que aún a riesgo de simplificar, vamos a sintetizar en pos de comprender la caída y
crisis del conductismo y el contexto de emergencia de la Psicología Cognitiva:

a) Asociacionismo: este postulado obliga a la descomposición y simplificación del objeto


de estudio. Se trata de identificar los elementos constitutivos de la conducta y apelar luego a
las leyes de la asociación para recomponerla. Se trata de una visión “mecanicista”, que no
favorece el estudio de ningún proceso complejo y constructivo, tan característicos del mundo
humano. La conducta fue definida como producto de cadenas asociativas y acumulativas entre
estímulos y respuestas o viceversa.

b) Reduccionismo: Reafirma la simplificación de la unidad de análisis elegida como objeto


de estudio. Para comprender en qué consiste un enfoque reduccionista, basta recordar las
situaciones estudiadas por los conductistas: gatos, ratas y palomas en cajas equipadas con
tabiques, palancas y botones; y compararlas con las llevadas a cabo por Piaget o los Psicólogos
de la Gestalt: situaciones complejas para resolver, buscando la comprensión y/o explicación de
los procesos interpretativos y de asimilación que despliega un sujeto cuando hace frente a las
situaciones diseñadas por el investigador.

c) Antimentalismo: se trata de la negación de estados y procesos mentales o por lo


menos de cualquier variable mediacional que pudiere operar entre el estímulo y la respuesta y
que no admita ser definida de manera observable. Este “ismo”, que también es denominado
“principio de correspondencia”, asume que todos los comportamientos son un fiel reflejo de la
estructura estimular del ambiente. El sujeto no imprime dirección interna en la producción de
la conducta, por tanto, se define como pasivo frente al molde ambiental. Al equiparar lo simple
con lo complejo se consideró que usar un sistema lingüístico, andar en bicicleta, producir una
idea o responder en forma condicionada ante un timbre, son todas conductas equivalentes y
objetivamente reducidas a movimientos, conductas observables, comportamientos.

d) Equipotencialidad: los conductistas han sostenido la validez universal de los mismos


principios explicativos en la causación de cualquier conducta; ignorando de esta manera las
diferencias entre individuos, especies, tareas y ambientes. La sobrevaloración de la idea de
continuidad les permitió llevar adelante la extrapolación directa de los resultados de las
investigaciones con gatos, ratas y palomas (entre otras especies) a la explicación de las
conductas de los seres humanos. El costo implicó tanto la exclusión de las características
específicas del mundo humano, pleno de significación, como la de los ambientes ecológicos
particulares para cada especie, que en cada caso inciden en la determinación de las conductas.
Se trató de una interpretación sesgada y errónea de la “Teoría de la Evolución” de Charles
Darwin.

Estos supuestos comienzan a ser cuestionados desde dentro y desde fuera de la comunidad
conductista y si bien, el “dominio” de este movimiento en el campo disciplinar fue un hecho,
su crisis y caída, también.

Factores de diferente orden incidieron en la generación de la crisis que debilitó al movimiento


conductista, a continuación, vamos a sintetizarlos:

La noción de ciencia asumida por el conductismo fue sometida a virulentas críticas. Se


reconoce que no es posible sostener alguna forma de producción e investigación científica sin
adoptar un marco teórico y sin trabajar con objetos teóricos desde los planteos iniciales. El
Empirismo y el Positivismo Lógico, base epistemológica de lanzamiento del conductismo, se
flexibilizó en el caso del neoconductismo de Tolman, avanzando hacia una versión
epistemológica más liberal y menos restringida. Este cambio dio cuenta que el mismo edificio
del conductismo empezó a resquebrajarse y que el rigor epistemológico que definía al
movimiento como postura científica objetivista, se debilita y vacía de contenido. No pueden
explicar las conductas humanas más complejas, tales como el pensamiento o el lenguaje, y a
este panorama cabe agregar la insatisfacción subjetiva de los investigadores, quienes
constreñidos por el rigor científico se ven obligados a dejar de lado temas relevantes y
complejos, preguntas de investigación más estimulantes y creativas.

Otra consecuencia por la adopción de estas bases epistemológicas fue la exigencia del uso de
un lenguaje fisicalista y la necesidad de una definición operacional de las variables sujetas a
investigación. Para evitar el peligro de lo inaprehensible, las variables a estudiar se deben
operacionalizar, como para cuantificarlas objetivamente. Si, por ejemplo, la variable en estudio
es “hambre” se convierte en “tiempo de privación de alimento”, si es “sueño”, “horas de
privación del dormir”.

De esta manera no es necesario preguntar por el estado subjetivo ni por las características
innatas, sólo por condiciones que se pueden manipular desde el ambiente del laboratorio. Este
recurso, que permite la objetivación y la formulación de conocimiento público, es a la vez una
limitación para el estudio de procesos más complejos e interiores que requieren de conceptos
no reducibles al plano empírico. En consecuencia, se habilita el lugar para la emergencia de
nuevos criterios y principios que favorecen la definición de un objeto de estudio diferente para
la disciplina psicológica.

Otro factor fue el constituido por la gran cantidad de problemas encarados e investigados pero
que subsistieron sin solución. Los conductistas no sólo no fueron capaces de predecir nuevos
hechos, sino también fueron incapaces de explicar múltiples anomalías surgidas en el curso de
los experimentos sobre condicionamientos. Al principio del movimiento el éxito global del
programa impidió que las anomalías se considerasen relevantes, éstas se atribuían a defectos
en los procedimientos utilizados durante la experimentación. Entre todas las anomalías
empíricas se encuentra como ejemplo significativo la investigación realizada por García y
Koelling (1966) sobre aversión condicionada al sabor. Lo notable en esta investigación fue que
las ratas mostraban una preferencia selectiva por algunas asociaciones frente a otras: frente a
estímulos compuestos por sabor, luz y sonido seguido de un estímulo condicionado aversivo
(malestar gástrico inducido en forma experimental), los animales asociaban el malestar al
sabor, pero no a la luz o al sonido; y cuando el estímulo aversivo era una descarga eléctrica, la
rata lo asociaba a la luz o al sonido, pero no al sabor. En estos experimentos se derriban los
principios de equipotencialidad y correspondencia: los estímulos no son neutros, los
elementos que se asocian no son arbitrarios. Hasta las sacrificadas especies realizan libres
elecciones que no logran ser dominadas en el laboratorio.

El movimiento cognitivo no se limita a las mismas constricciones y al adoptar otras bases


epistemológicas, puede preguntarse por los procesos mentales, planes, representaciones,
esquemas, entre otros, como determinantes de las conductas, sin necesidad de definirlos
operacionalmente desde los inicios. Los objetos teóricos estudiados se deducen a partir de los
efectos que producen: modos de resolver, elegir, pensar, recordar, aprender, etc. Al explicar
estos funcionamientos, el cómo se producen, apelan a mecanismos, reglas internas, procesos y
estructuras mentales en juego.
Como corriente contemporánea, la Psicología Cognitiva va cobrando presencia en el campo
disciplinar hacia fines de la década del cincuenta en EEUU. Pero su emergencia no es fruto de
un camino lineal, progresivo ni acumulativo.

Europa fue el centro de las ciencias hasta la época de las grandes guerras mundiales y este
papel pasó a corresponder a lo Estados Unidos, que se convirtió en una especie de nueva vara
para medir prestigio, calidad y mérito científico.

Se trató de un cambio muy complejo en la situación internacional político-económica-


científica que resulta positivo conocer, aunque esto no implica entrando al tercer milenio que,
desde nuestras latitudes, se ubique a EEUU como único centro intelectual válido en la
producción de las ideas.

Es importante tener en cuenta que ese momento histórico particular es el tiempo de la “pos”
Segunda Guerra Mundial. Al calor de la “industria militar” o expresado de una manera un poco
más cruda: para cubrir las necesidades de los “señores de la guerra”, se había logrado
acumular un conjunto importante de avances científicos y tecnológicos; tanto en lo que hace a
la versión aplicada como a lo que se refiere a lo teórico-conceptual. Ese momento coyuntural
había llevado a un gran desarrollo en medios de comunicación, transporte, tecnologías de
información. Lo interesante es que estos conocimientos, en principio celosamente guardados,
se reciclan para distintos ámbitos de la vida social. Por ejemplo, el doméstico, el laboral, el
educativo. Nos referimos a innovaciones en telefonía, computadoras, electrodomésticos,
herramientas sofisticadas y eficaces para la industria, entre otros. Quienes pudieron acceder a
estos adelantos tecnológicos, vieron su vida cotidiana transformada.

Recapitulando: los avances en las ciencias físico naturales, los adelantos en las ciencias
biológicas y neurológicas, los acontecimientos sociales y culturales acaecidos hasta la primera
mitad del siglo XX, las reflexiones producidas desde las ciencias sociales; fueron todos factores
que, en su conjunto, requirieron profundos replanteos de las bases filosóficas de las ciencias,
los criterios de cientificidad y las formas de encarar una investigación científica. Se remueven
aquellos principios que habían quedado establecidos a comienzos del siglo por las corrientes
epistemológicas ya mencionadas: Positivismo y Positivismo Lógico.

Comprender el surgimiento de la Psicología Cognitiva y de las Ciencias Cognitivas en general,


requiere entonces de algunas observaciones epistemológicas. Un reconocido biólogo y
epistemólogo chileno, el Dr. Francisco Varela, escribe:

“Cada época de la historia humana produce, a través de sus prácticas sociales cotidianas y su
lenguaje, una estructura imaginaria. La ciencia forma parte de estas prácticas sociales [...] la
imaginación científica sufre mutaciones radicales de una época a otra [...] La fase modera de
las ciencias cognitivas representa una mutación notable es esta historia.[...] Por primera vez la
ciencia (es decir, el conjunto de científicos que definen qué debe ser la ciencia) reconoce
plenamente la legitimidad de las investigaciones sobre el conocimiento mismo, en todos sus
niveles, más allá de los límites tradicionalmente impuestos por la psicología o la
epistemología.”

¿En qué consiste esta mutación en la imaginación científica, esa transformación a la que alude
Varela? Se trata de una mutación en las bases filosóficas adoptadas. Para poder realizar la
pregunta por el conocer, por el origen del conocimiento, se requiere la legitimación de bases
filosóficas racionalistas. Esta antigua tradición filosófica occidental es retomada y reconocida
como válida, pero ahora articulada con el quehacer científico. Con esta mutación, el
empirismo queda desacreditado en el mercado científico.

Las respuestas a la pregunta por el “conocer” no serán producto de reflexiones y


especulaciones filosóficas, sino de formulación de teorías e hipótesis sometidas a la refutación,
a control, a la aplicación de métodos científicos. Para el caso de la Psicología Cognitiva, los
métodos serán empíricos, preferentemente cuantitativos.

Entonces, la imaginación científica replantea los ancestrales interrogantes filosóficos, pero


articulados con los atravesamientos actuales: institucionales, políticos, económicos, culturales
y en especial los tecnológicos, que para bien o mal de la humanidad en su conjunto, han
transformado la vida cotidiana y la relación del hombre consigo mismo y con la naturaleza.

Dentro de este panorama y no otro, es donde se despliega la “Revolución Cognitiva”. Como


afirma Varela: “Muchos deplorarán esta revolución, mientras que otros la celebrarán.”

Muchos científicos y filósofos procuraron definir el alcance y la naturaleza de la expresión


“Ciencias Cognitivas” y su vinculación con la Psicología Coginitva (H. Gardner 1988, F. Varela
1990, D. Norman 1980, J. Bruner 1983, Rabossi 1995, entre otros).

Francisco Varela las denomina “Ciencias y Tecnologías del Conocimiento”, ya que se trata de
un conjunto de disciplinas interrelacionadas, donde cada una aporta su interés y preocupación
acerca del fenómeno del “conocer”: Neurociencias, Lingüística, Epistemología, Psicología
Cognitiva, Filosofía y el polo tecnológico que impregna a las demás disciplinas: la Inteligencia
Artificial.

Aunque a veces la expresión “Ciencia Cognitiva” se hace extensiva a todas las formas de
conocimiento (incluidas las artificiales), se aplica específicamente a las explicaciones de las
condiciones de producción y transformación del conocimiento humano.

Algunas características en las que acuerdan estas disciplinas asociadas son:

a) Las actividades cognitivas humanas se conciben en términos de “representaciones


mentales”. Estas son entidades simbólicas y reglas para aplicarlas en la realización de
actividades cognitivas.

b) El nivel de análisis de lo cognitivo se considera totalmente diferenciado y separado del


nivel biológico-neurológico y del nivel social-cultural. Es un nivel de análisis propio.

c) El ordenador digital/computadora electrónica se constituye en un modelo viable para


explicar el funcionamiento de la mente humana. Se trata de una de las tantas metáforas
utilizadas dentro de la disciplina psicológica a fin de apoyarse en ella y hacer más plausibles las
explicaciones.

d) En el desarrollo de las primeras explicaciones se resta énfasis a los procesos


emocionales y a los contextuales que, si bien se comprende que afectan al fenómeno del
conocer, para ese momento inicial de las investigaciones no se los incluye ya que complicarían
los estudios científicos.
e) Se sostiene un compromiso muy fuerte con los estudios interdisciplinarios. Esto
implica cooperación entre las disciplinas, pero nunca una fusión total y también emergencia de
nuevos campos disciplinares.

f) Interés en retomar la tradición filosófica occidental racionalista.

Un terreno científico de esta naturaleza permitió que grupos de psicólogos replanteen sus
posturas y preguntas. Comienzan a confluir hacia la nueva psicología, los aportes desde
distintas disciplinas y áreas de investigación.

Suele afirmarse que las principales influencias extra disciplinarias provienen de la Teoría de la
Comunicación, la Cibernética, los estudios matemáticos relacionados con la computación, el
desarrollo de los ordenadores, la psicolingüística de Chomsky, la teoría de la información, las
relaciones entre la Neurología y la Lógica, los estudios sobre síndromes neuropsicológicos,
entre otros. Vamos a detenernos y desarrollar los principales aspectos de algunas de las
influencias nombradas.

Cibernética:

El brillante matemático Norbert Wiener (décadas de 1930 y 1940, en el Instituto Tecnológico


de Massachusett) estudia y formula modelos matemáticos de un alto nivel de abstracción, que
permiten explicar los cambios en los comportamientos de diferentes sistemas.

Si bien se pueden describir los cambios de cualquier sistema, sean éstos biológicos o no, como
simples reacciones o respuestas a entradas estimulares, tal y como lo ha explicado el
conductismo; la cibernética se interesa por los cambios en los sistemas que incluyen criterios y
reglas aplicados a la información de los resultados de las acciones anteriores y que pueden
modular a partir de éstos, los pasos para los siguientes cambios. Este es un proceso circular y
se denomina “retroalimentación”. Ejemplo: un misil que puede seguir un blanco móvil (puede
remitirse, para poder imaginarlo y ver los deslumbrantes efectos, a la reciente Guerra del
Golfo), basa su trayectoria en un proceso circular de evaluación y corrección, internos al
sistema, para llegar al objetivo, en este caso la eficaz destrucción del blanco. El hecho de que
el misil impacte en forma certera en la meta encomendada no depende del blanco sino del
diseño particular del misil. El sistema se retroalimenta con la información sobre el resultado de
los cambios recientes y esto le permite realizar las correcciones necesarias para continuar con
los próximos pasos que lo llevan hacia su meta.

Entonces, y saliendo de la carrera armamentista, cualquier sistema complejo: un animal en su


entorno ecológico, el funcionamiento coordinado de una red de semáforos, un programa de
computación, un robot, un ser humano en su accionar, un grupo humano; todos son
“sistemas” que accionan provistos de recursos limitados y que se dirigen hacia un objetivo en
una situación cambiante; pero no realizan su acción respondiendo sin más a estímulos del
ambiente sino que, provistos de alguna organización interna alcanzan los objetivos buscados
en función de alguna evaluación de información que circula en su sistema.

Expresado en palabras de Wiener (1954), refiriéndose al funcionamiento de un ser vivo y a la


forma de operar de algunas de las nuevas máquinas de comunicación, afirma:

“Ambos poseen receptores sensoriales que constituyen una etapa de su ciclo de operación:
esto es, en ambos existe un aparato que recoge información del mundo externo a bajos niveles
de energía y que pone a disposición de la operación, tanto del individuo como de la máquina.
En ambos casos, esos mensajes externos no se reciben puros, sino a través de las posibilidades
de transformación del aparato, se éste animado o inanimado. A continuación, la información
adopta una nueva forma aprovechable en las siguientes etapas de la actividad desarrollada.
Tanto en el animal como en la máquina, esta actividad se hace efectiva sobre el mundo
externo y en ambos casos se devuelve, hacia el mecanismo regulador central, información
acerca de la acción realizada sobre el mundo exterior, y no meramente acerca de la acción
propuesta” (Miller, Galanter y Pribram (1960).

Más allá de sus particulares orígenes, las ideas de la cibernética fueron muy fructíferas para el
desarrollo de muchos dominios teóricos y prácticos. Las ideas germinales tan vinculadas a las
matemáticas y a la ingeniería, han sido extrapoladas para explicar muchos fenómenos
complejos, por ejemplo, la auto-organización y automodificación de cualquier estructura que
se desenvuelve a partir de su propia dinámica.

Teorías de la comunicación y de la información.

Claude Shannon, un ingeniero en comunicaciones, publica en 1948 “Teoría Matemática de la


Comunicación”. Allí establece una serie de leyes matemáticas que permitirán explicar y medir
la transmisión de mensajes a través de “canales”. Puede ser un teléfono, una TV, etc. que
recibe una entrada o “input” de información y genera una salida o “output” de información.
Puede haber en el pasaje agregados y pérdidas que generan distorsiones en el mensaje que se
transmite. Estamos así ante el conocido “esquema de comunicación”.

Las primeras aplicaciones estuvieron muy relacionadas con la medición de la información. La


cantidad se mide en “bit” (binary digit – dígitos binarios) que representa la elección entre dos
alternativas igualmente probables: 50% SI y 50% NO, abierto-cerrado, encendido-apagado. Si
bien la idea fue muy fructífera en los comienzos, poco a poco quedó demostrado que los
intentos por cuantificar los procesos psicológicos en términos de ‘bits”, no fueron relevantes.
El concepto fue pensado para describir la ejecución de sistemas poco selectivos, por ejemplo,
un teléfono, que no puede incidir activamente en la organización del mensaje, o sea no puede
decidir qué porciones del mensaje que ingresa son los más interesantes o relevantes para el
sistema.

Sin embargo, el término “información” quedó estrechamente vinculado con los primeros
desarrollos de la Psicología Cognitiva, con el “modelo de Procesamiento de la Información”,
que tuvo tanta expansión. La idea de información se reformula y adquiere otras dimensiones
explicativas cuando se articula con las ideas de retroalimentación y de computación.

Fue Wiener quien pudo concebir a la “información” como desligada de cualquier dispositivo
concreto de transmisión. Desligada de los “canales concretos” se establece como concepto
teórico que permite explicar las transformaciones internas a cualquier sistema que trabaja
procesando información.

La mente puede ser entendida como un “mecanismo que procesa información”. Pero, ¿Cómo
se entiende la idea de “información”?

No es energía, en el sentido de llegar a ser cuantificable o mensurable como lo es el estímulo


en el modelo explicativo conductista; es aquello que a un sistema particular le permite llevar a
cabo algún cambio en su estado. Por ejemplo, cuando apretamos una tecla del teclado de la
computadora, no sucede como con la clásica máquina de escribir, que al puro estilo
conductista nos permite observar el efecto directo de la presión de nuestro dedo en el
Estímulo-tecla hasta la Respuesta-trazo en el papel. En la computadora, después que
apretamos la tecla, se llevan a cabo a través de un software, una serie de pasos que trabajan
con “información”, transformaciones y retroalimentaciones que permiten que aparezca la letra
en la pantalla. Cuando no se cumplen los pasos y transformaciones en la información que el
software habilita, el proceso queda trunco, no se realiza la función, no aparece la letra en la
pantalla aunque hemos “estimulado” al teclado. Por supuesto, si se produce un corte de luz no
podemos usar la computadora, pero para que se produzca la función buscada, no fueron los
intercambios energéticos los que cumplieron el principal papel, sino los intercambios
informativos necesarios entre los componentes del software y en la secuencia apropiada y
especificada.

Psicolingüística.

Los aportes de Noam Chomsky, que comienzan en 1957 con su monografía “Estructuras
sintácticas”, tuvieron un efecto revolucionario en el clima de la época. Las teorías lingüísticas
existentes, en particular las conductistas derivadas de la postura de Skinner, carecían de la
potencia necesaria para explicar la capacidad de expresión y comprensión del lenguaje que
posee cualquier hablante normal.

Es insostenible explicar la adquisición del lenguaje sobre la base de imitaciones, refuerzos, o


sea, en términos de respuestas ante estímulos. Un niño entre los dos y los cinco años
desarrolla su capacidad lingüística casi sin instrucción explícita, pudiendo ser capaz, durante
ese período de inmadurez de la infancia de producir oraciones que jamás ha escuchado y en
combinaciones novedosas. Esto da cuenta de una condición mental creativa y no meramente
reproductiva como venía sosteniendo el conductismo. La riqueza y creatividad que pueden
desplegar los niños en su adquisición del lenguaje es enorme en comparación con la pobreza
de estímulos circundantes a las que se ven sometidos. Se trata de una creatividad que posee
cualquier hablante de una lengua, tal que le permite producir y entender un número infinito
de oraciones gramaticalmente correctas y distinguirlas de emisiones incorrectas, sin necesidad
de haberlas oído con anterioridad. Muy rápidamente el niño distingue una “oración” de una
“no oración”, o sea, diferencia una emisión lingüística que obedece a reglas gramaticales
posibles en su lengua, de otras que no las cumplen.

En lo que hace a su estructura gramatical “el pelícano grande voló muy alto” no es equivalente
a “grande el alto voló muy pelícano” y aunque se utilicen las mismas palabras en las dos
oraciones, una de ellas se distingue muy temprano en el desarrollo como incorrecta. Chomsky
propone la existencia de un dispositivo mental innato, una “competencia” no aprendida que le
permite al niño realizar las combinaciones gramaticales que admite la lengua materna y
rechazar las que son sintácticamente erróneas. Este rápido “desempeño” de los hablantes
particulares se cumple en todas las culturas, aunque diverjan entre sí en los modos de vida y
estilos de crianza. La competencia es universal y el desempeño es particular a cada uso
cultural.

Chomsky se apoya en bases filosóficas racionalistas y en sus desarrollos afirma que nuestra
capacidad psicolingüística se basa en sistemas representacionales abstractos, conocimiento de
reglas que no se reducen a porciones de zonas cerebrales. Esta capacidad depende de una
estructura universal mental innata que se despliega en cada hablante al exponerse al contacto
de su lengua nativa, se trata por tanto de una capacidad preformada y nunca puede derivar del
mundo exterior. Llega a concebir la mente como una serie de “órganos mentales” o “módulos
independientes”, cada uno con sus tiempos de maduración y desarrollo y sus propias reglas
para operar y funcionar.

Teoría de la computación.

Los antecedentes los tenemos que buscar en la década de 1930, en los trabajos de Alan Turing,
un matemático británico que propuso en 1936 la idea de una “máquina teórica” capaz de
realizar cualquier cálculo concebido.

Todo lo que la máquina necesitaba era una cinta de longitud infinita que pudiera pasar por
ella, donde un dispositivo leería lo escrito sobre la cinta. La máquina podría realizar cuatro
clases de movimientos con la cinta: derecha, izquierda, borrar e imprimir una marca. En la
medida en que los pasos de una tarea se podían explicitar en su totalidad y programar, o sea,
escribir los pasos sobre la cinta; la máquina de Turing podría al explorarla, cumplir con las
instrucciones y realizar las operaciones.

En 1940, Turing produjo un “desafío”: la máquina podría programarse y sus respuestas a las
preguntas realizadas por un interlocutor, no podrían diferenciarse de las ofrecidas por un ser
humano. Sólo era una cuestión de tiempo para permitir pasar toda la extensión de la cinta por
el dispositivo lector.

Una cita de Mario Carretero (1997) , resume parte de esta trayectoria: “...el 14 de febrero de
1946, el ENIAC (Computador e Integrador Numérico Electrónico), un inmenso artefacto que
contenía 30 toneladas de cables y ocupaba una gran habitación de la Universidad de
Pensilvania, fue capaz por primera vez de solucionar algunos problemas aritméticos sencillos.
Posteriormente se desarrollaron máquinas que no sólo utilizaban materiales y diseños más
avanzados, sino que podían almacenar información en su memoria. Probablemente el más
conocido fue el diseñado por Newell, que logró resolver algunos teoremas de los “Principia
Mathemätica” de Whitehead y Russell y de jugar ajedrez, sentando las bases de la hazaña de
Deep Blue, al derrotar recientemente al campeón G.Kasparov.”

¿Podría una máquina operar en forma idéntica a los procesos del pensamiento? El desafío se
lanzó y el clima fue propicio para ofrecer respuestas.

El matemático John von Neumann se empeñó en diseñar y participar de la construcción de


este primer ordenador digital con posibilidad de almacenar su propio programa, teniendo en
cuenta los aportes de la cibernética y de la teoría de la información. El reto consistió en
programar ordenadores, de tal manera que “pudiesen actuar inteligentemente”. Como ya
quedó expresado, a mediados de los cincuenta, Herbert Simon y Allen Newell habían diseñado
un programa que podía probar teoremas lógicos de una manera semejante a la humana.
¿Cómo lo hicieron? Estos investigadores comenzaron a guardar registros sistemáticos de los
informes introspectivos de los sujetos que resolvían los problemas y en ellos se basaron para
realizar la programación.

Pero, ¿cómo entender un programa de computación? En principio, no es un artefacto para


medir, sino una fórmula para seleccionar, almacenar, recuperar, combinar, recopilar y
manipular “información”. Un programa es una serie de instrucciones para manejar símbolos.

Cabe aclarar que si bien el uso de términos y conceptos provenientes de la teoría de la


computación se extendieron rápidamente entre los primeros psicólogos cognitivos como
“metáfora” de los procesos estudiados, esto no implicó para todos los casos un compromiso
fuerte con la simulación de procesos psicológicos en computadoras. El compromiso más
profundo sí fue desarrollado por aquellos que se dedicaron al polo tecnológico de las Ciencias
Cognitivas, la Inteligencia Artificial. Los ejemplos anteriormente expresados corresponden a
este último grupo. Son investigadores que, no satisfechos con hacer notar la similitud entre el
programa y el proceso psicológico, escribieron los pasos y realizaron los programas que
simulan de hecho y con éxito, algún proceso psicológico.

Al respecto, Manuel de Vega en su libro “Psicología Cognitiva” afirma:

“La versión fuerte de la analogía mente=ordenador es algo más que una simple herramienta
conceptual. La analogía se lleva hasta sus últimas consecuencias. Si el ordenador y la mente
humana son sistemas de propósito general, el objetivo científico es elaborar una teoría
unificada del procesamiento de la información, que englobe ambos sistemas. [...] Su interés
está confinado a la construcción de programas de inteligencia artificial. [...] son más técnicos
de ordenador que psicólogos, de modo que prefieren esta opción”.

En cuanto a la versión más débil de la analogía, según De Vega: “...establece una similitud
funcional entre ambos sistemas y utiliza el vocabulario del procesamiento [...] en ningún caso
pierde de vista la perspectiva psicológica [...] las particularidades de ese sistema de
procesamiento que es la mente humana”.

Se refiere a la versión de la Psicología Cognitiva que logra establecer inicialmente su


preponderancia, la del “Procesamiento de la Información”. Podemos anticipar que conviven
dentro del mismo movimiento, otras versiones acerca del estudio de los procesos cognitivos.
Más adelante las dejaremos planteadas, pero antes desarrollaremos las características de lo
que hoy podemos denominar “la versión clásica de la Psicología Cognitiva”. Versión cuyo
proyecto, como ya expresamos en el inicio de nuestro recorrido, quedó definido como la
constitución de “una ciencia objetiva cuyo objeto es el estudio del funcionamiento mental”.
Para aclarar esta posición, nos serviremos de las apreciaciones realizadas por un renombrado
científico cognitivo: Phillip Johnson-Laird , quien afirma:

“El propósito [...]es explicar cómo funciona la mente. Parte del poder de la disciplina reside en
la teoría de la computabilidad. Si una explicación es computable, entonces es coherente y no
da demasiadas cosas por supuestas. Si es o no apropiada depende de si se ajusta o no a los
hechos, pero por lo menos ha triunfado en la evitación de la vaguedad, la confusión y los
conjuntos místicos de las fórmulas verbales vacías.[...]debe haber aspectos de la vida mental
que no pueden modelarse de esta manera[...]incluso puede que haya aspectos de la mente que
no puedan amoldarse a la explicación científica”.

Década de 1960: el movimiento adquiere su “identidad adulta”

• Setiembre de 1956, Simposio sobre “Teoría de la Información”, celebrado en el


Instituto Tecnológico de Massachusetts.

• Publicación del libro “Estructuras sintácticas" (1957) de Noam Chomsky.

• En Cambridge, Inglaterra, Broadbent publica “Percepción y comunicación" (1958).


• En 1960 Jerome Bruner y George Miller fundan en Harvard el “Centro de Estudios
Cognitivos" dedicado a indagar la naturaleza de los procesos de conocimiento.

• En el mismo año, Miller, Galanter y Príbram publican “Planes y estructuras de la


conducta”.

• En 1967 UIric Neisser publica un libro titulado “Psicología Cognitiva", dándole "nombre
oficial” al movimiento, reuniendo bajo este título a las investigaciones que venían
desarrollándose desde la década anterior.

La cita de estas producciones bibliográficas e hitos institucionales, intenta presentar cómo, en


el contexto anglosajón, se va instalando la preocupación por el conocer y se consuma la
constitución oficial del movimiento cognitivo.

El interés científico, desprendido de la plataforma conductista, se desplaza hacia el estudio de


las capacidades cognitivas: percepción, pensamiento, lenguaje, memoria, atención,
aprendizaje. Cambian los "objetos teóricos" posibles de ser estudiados científicamente y se
admite un tipo de vocabulario desligado del «fisicalista». Existen: planes, propósitos, reglas,
representaciones, modelos, procesos psicológicos, etc. para dar cuenta de la organización del
espacio mental. La mente, su funcionamiento, los procesos que allí se desarrollan, los
mecanismos y reglas con los que cuenta el espacio mental para llevar a cabo sus funciones, se
constituyen en objeto de estudio.

¿Cuál es la metodología adoptada para llevar a cabo los estudios científicos acerca de lo
mental?

En la vida cotidiana, lo mental y sus productos son identificados de manera natural y


espontánea, los damos por existentes sin necesidad de ninguna justificación adicional. Nos
resultan obvios y característicos de lo humano. Las personas piensan, hablan, perciben,
recuerdan, aprenden, etc., en forma permanente, inmersos en relaciones intersubjetivas.
Realizamos muchas acciones mentales y utilizamos para referirnos a ellas lo que Angel Rivière
denomina "verbos mentales”: yo creo, el piensa, ella recuerda, nosotros percibimos, ellos
dedujeron, etc. Podemos, en síntesis, identificar los productos de nuestras capacidades
psicológicas e intuitivamente dar cuenta de la existencia de un espacio mental.

Pero el funcionamiento de la mente, sus procesos y mecanismos nos resultan invisibles en


nuestro accionar cotidiano. No podemos acceder de manera directa al conocimiento de cómo
funcionan, ni aun apelando a la introspección experimental, esto último ya quedó demostrado
con el fracaso del proyecto emprendido por la “Psicología Clásica del siglo XIX”.

Cuando el psicólogo cognitivo se interesa por el estudio de las acciones mentales y su


funcionamiento, no apela a la intuición, ni a la introspección como forma de justificarlas
científicamente. La arquitectura del funcionamiento mental, sus procesos y mecanismos se
infieren, se abstraen a partir de la manera en que los sujetos resuelven las tareas presentadas
por el investigador. Se infieren de los resultados de investigación emergidos en situaciones
experimentales muy precisas y controladas, y no a partir de las realizaciones de la vida
cotidiana, donde no se pueden controlar.

Los "datos" de observación del psicólogo cognitivo son "objetivos", tiempo de reconocimiento
ante la presentación de gráficos, letras, números, emisiones lingüísticas, etc.; tiempo que
tardan las personas al elegir entre varias alternativas, o al resolver un problema; en decidir si
una secuencia de letras que se les presenta es una palabra con significado o no; errores que
cometen cuando razonan, cuando producen una emisión lingüística mientras reciben una
interferencia (sonidos, palabras sin sentido); etc. Son datos cuantificables, objetivos, medibles
y que pueden someterse a tratamientos metodológicos estadísticos muy rigurosos.

El compromiso es estudiar las formas cognitivas universales con las que un sujeto cuenta, las
limitaciones y posibilidades del sistema cognitivo humano, explicadas desde una base
experimental. Los estudios se realizan en condiciones de laboratorio, con independencia de
factores biológico neurológicos y sociales-culturales.

En los inicios del movimiento, la Psicología Cognitiva está alejada de concebir a la cognición
como una capacidad humana creadora de mundos posibles, de realidades intersubjetivas, de
experiencias compartidas y, cuanto más radical es la formalización e independencia de los
procesos psicológicos, mayor es la dificultad para dar cuenta de la naturaleza pragmática y
adaptativa de nuestro conocimiento a contextos variables. Sin embargo, este fue el modelo
dominante, también denominado “procesamiento de la información" con bases explicativas
vinculadas a lo "representacional computacional".

La mente como procesador que computa representaciones simbólicas.

La metáfora funcional del ordenador

La "computabilidad" proporciona a los primeros psicólogos cognitivos el aparato conceptual


para teorizar sobre la mente, les permite modelar el espacio mental como un sistema
simbólico que manipula símbolos/representaciones dentro de los procesos cognitivos.

En este "modelo de la mente", que lleva a cabo "procesamiento de información" (expresión


equivalente a "computación sobre representaciones", y asimismo equivalente a
“transformación de las relaciones entre símbolos representaciones obedeciendo a las reglas
del sistema"), se pueden pensar las relaciones entre los símbolos representaciones resultantes
del procesamiento y los aspectos del mundo circundante, pero no es lo central. No se busca
describir la correspondencia con el estímulo externo sino cómo es que la mente está
capacitada para elaborar “un modelo interno del mundo" sin depender del estímulo, aunque el
modelo elaborado sea erróneo, ilusorio o inventado.

Se describen los pasos efectivos y las transformaciones de representaciones simbólicas que


permiten al sistema conocer y hacer explícitas las condiciones del mundo: formas, texturas,
iluminación, color, predicciones acerca del movimiento de los objetos en el mundo, etc.

Cuanto mayor es la concordancia entre el modelo mental procesado y el mundo al que se


enfrenta el sistema que conoce, mayor es la eficacia adaptativa del sistema a su entorno y
menores los errores que comete el sistema al describir lo que enfrenta. Aunque, como ya
quedó explicado, se pueden producir discordancias e ilusiones, que llevarían a una acción
desajustada.

Si se produjese un error y vemos un centauro en vez del caballo, este resultado no depende
del estímulo sino de la forma en que fue elaborado el modelo, de los pasos y transformaciones
internas de representaciones. Elaborar un "modelo" de una sirena, unicornio o centauro, no
implica la existencia concreta de esos seres y si podemos producir un dibujo o hablar de ellos,
lo hacemos partiendo de un modelo mental y no de una copia de algún estímulo.
Recapitulando: para la descripción de todos los procesos mentales, los psicólogos cognitivos se
centran en cómo son elaborados los modelos mentales acerca del mundo y no los motivos o
sea el por qué se llegó a un modelo acertado, con errores o a una ilusión. Descripto el cómo,
identificados los pasos del procesamiento, se explica el funcionamiento mental y hasta se
puede llegar a la simulación del proceso en una maquinaria, como por ejemplo un robot.

Un modelo computacional, transformación de representaciones mentales, ofrece varios


niveles de preguntas y por tanto de respuestas explicativas:

• qué se computa: cuál es el input del proceso, qué se tiene que recuperar de él, que
restricciones o reglas guían el proceso.

• cómo se lleva a cabo el sistema de cómputos, o sea qué procedimientos se deben


utilizar.

Entremos un poco en las computaciones que realiza un ordenador como para comprender las
analogías construidas en el inicio del movimiento.

En la práctica, un ordenador tiene tres componentes principales:

• un procesador central que controla las acciones de la máquina,

• una memoria que almacena datos, procesos y resultados,

• un sistema de entradas y salidas que comunica con dispositivos periféricos tales como
el teclado, que sirve para introducir la información.

Un ordenador toma los datos de la entrada, los manipula de acuerdo con alguno de los
programas de su memoria y saca los resultados, output o salida. El programa es ejecutado por
el procesador central, que trae la siguiente instrucción de la memoria y la ejecuta.

La memoria es crucial en la computación y se torna central para explicar el funcionamiento de


lo mental. De hecho, es uno de los temas más estudiados por el movimiento cognitivo.

En un ordenador existen tres tipos de Memoria:

1) La memoria de lectura (ROM, Read-Only-Memory) que es permanente. Contiene


información que no pierde cuando se desconecta el aparato; y programas que son vitales para
la máquina. Son sus habilidades básicas.

2) La Memoria de Acceso Aleatorio (RAM, Random-Access-Memory) cuyos contenidos


pueden cambiarse rápidamente mediante el procesador central. Se utiliza para almacenar un
programa que se está ejecutando, así como los datos para ejecutar el programa y los
resultados.

3) La Memoria Secundaria, cinta magnetofónica o disco, que se utiliza para el almacenaje


a largo plazo de programas o datos que no se utilizan en ese momento.

Los componentes se comunican mediante enlaces de posiciones binarias (derecha o izquierda,


conectado o desconectado, si o no, etc.

La arquitectura que se describe, ejemplifica la propuesta realizada por von Neumann, que
opera de manera secuencial y jerárquica.
Esto significa que, en este tipo de arquitectura, el camino posible del procesamiento de la
información está pautado, sigue ciertos pasos que obedecen a reglas predefinidas por la
programación del sistema con una organización jerárquica: vías de entrada, pasos intermedios,
regulación central del tratamiento de los pasos. Si se quiebra la jerarquía, el sistema no
funciona.

Los psicólogos cognitivos, a partir de sus estudios experimentales, desarrollan diferentes


modelos de "arquitecturas” funcionales del sistema cognitivo humano.

Un diagrama de flujo consta de una serie de cuadros unidos por vectores. Los cuadros
representan operaciones, pasos a seguir (almacenar, comparar, recuperar, transferir, etc.) y los
vectores indican la secuencia de las operaciones, el camino que puede llevar la información
dentro de las jerarquías del sistema.

Esta forma de modelar el funcionamiento del sistema cognitivo humano, la organización de sus
memorias, como ya hemos expresado, es actualmente criticado por quedar apegado a la
"secuencialidad” y no poder dar cuenta de las interconexiones y comunicaciones ente los
diversos procesos implicados. Se desvanece la cohesión, el sentido, el funcionamiento mental
como totalidad y las investigaciones se resumen al estudio de alguna jerarquía o etapa de
procesamiento particular.

Sin abandonar el modelo computacional representacional, Jerry Fodor, aporta a la distinción


funcional clásica (capacidades mentales generales, es decir que se pueden aplicar a cualquier
contenido) un nuevo concepto para explicar lo mental: la idea de "Módulo cognitivo".

Jerry Fodor deja planteado que la Psicología Cognitiva, en tanto científica, sólo puede
dedicarse al estudio de estos módulos y no puede producir explicaciones objetivas acerca del
funcionamiento de los procesos centrales: interpretación, toma de decisiones, evaluaciones y
pensamientos; o sea los procesos dedicados a fijación de creencias.

Un módulo es un mecanismo de computación especializado en el tratamiento de


determinados dominios de contenido: forma, brillo, color, tridimensión, etc. Estos sistemas
modulares serían autónomos en su funcionamiento, interdependientes de los otros sistemas
cognitivos, impenetrables desde los estados globales de conocimiento. Funcionan como
mediadores entre los mecanismos de transducción sensorial y los procesos centrales,
encargándose de presentar al sistema central de procesamiento, algunas características de las
cosas del mundo.

Entonces, módulos de propósitos limitados a dominios específicos del mundo, están


encargados del procesamiento y análisis de las entradas al sistema cognitivo, construyendo
representaciones accesibles al sistema de computación de propósitos generales. De esta
manera, presenta un sistema cognitivo que no se halla dependiente de la estimulación directa,
y que procesa activamente, según su propia organización, las entradas estimulares del mundo.

En definitiva, la adopción de estos variados modelos, circunscribió a la Psicología Cognitiva al


estudio de lo que podemos denominar 'una sintáctica de la mente". Sin atender a la
significación de los contenidos que se procesan, al sentido ecológico de la conducta, llegaron a
una extrema formalización de los procesos estudiados. Merecieron, además, la crítica de
"mecanicistas y asociacionistas”. Mecanicistas en tanto que lo central fue describir y explicar
el funcionamiento de mecanismos mentales presentes en la determinación de las conductas; y
asociacionistas, en tanto abundaron en estudios especializados en algún tramo del
funcionamiento mental y no han tenido en cuenta la interconexión múltiple entre los procesos
psicológicos, los efectos de totalidad y sentido de la conducta humana.

De todos modos, es importante destacar los aportes para el estudio de la memoria humana,
derribando el mito de una función monolítica y sin limitaciones. Llegan a distinguir distintos
sistemas que reciben diferentes nombres, (según el modelo de investigación): Almacenes
sensoriales (MS), Memoria a corto Plazo (MCP) y Memoria a Largo Plazo (MLP); Memoria
Primaria y Memoria Secundaria (remitiéndonos al diagrama de flujo anterior) o un modelo más
actual, propuesto por Alan Badeley y Graham Hitch (1990): una Memoria de Trabajo,
compuesta de subsistemas especializados en distintas funciones y una Memoria Permanente,
todas con estrechas relaciones entre sí.

Desde las explicaciones de Badeley (1990), se pone el acento en la interconexión de los


sistemas de memoria:

• Disponemos de una Memoria de Trabajo o Memoria Operativa, con capacidad y


duración limitada. Si bien esto restringe las posibilidades del funcionamiento cognitivo,
también implica que disponemos de estrategias y reglas para hacer un aprovechamiento
óptimo de esta capacidad limitada. Por ejemplo: automatización de algún proceso, tal que
consuma poca atención; la repetición de una información para poder mantenerla por más
tiempo antes de su conexión con los contenidos de la memoria permanente o su pérdida
definitiva. Las operaciones que se pueden llevar a cabo en este sistema, disponen de los
conocimientos almacenados en la Memoria Permanente.

• Y una Memoria Permanente que puede conservar nuestros conocimientos sin


limitaciones de tiempo ni de cantidad de información. Lo importante en este sistema es la
organización y selección de los conocimientos, tal que puedan reutilizarse en nuevas
oportunidades y desde las exigencias de la Memoria Operativa. La reorganización está
vinculada tanto con las exigencias de las tareas novedosas que se encaran, como a la pérdida
de conocimientos por la falta de comprensión. El olvido es concebido como un mecanismo
adaptativo, que no sólo está implicado en la pérdida de información sino en la reorganización
de nuestros conocimientos a medida que aprendemos.

Desarrollos posteriores de la Psicología Cognitiva:

Conexionismo:

Frente a la interpretación tradicional de la Psicología Cognitiva que supone un funcionamiento


mental basado en una arquitectura simbólica secuencial y jerárquica, ha surgido en los últimos
años un nuevo modo de entender la mente, el conexionismo, también denominado
“procesamiento en paralelo o distribuido”.

Este modelo se guía por la metáfora del cerebro. En los cerebros reales no hay reglas,
procesadores centrales, ni almacenamiento del conocimiento en lugares precisos. Las
operaciones surgen de interconexiones masivas y distribuidas de los componentes del sistema
y van cambiando a medida que el sistema tiene experiencias en un área determinada. Son
modelos no simbólicos de la mente.
La cognición se produce a partir de la interacción simultánea de una serie de unidades
semejantes a neuronas. Al estar más cerca de los sistemas biológicos, han favorecido una
relación estrecha entre las Neurociencias y la Inteligencia Artificial.

En 1986, Rumelhart, D., McCielland, J. y el denominado Grupo PDP publican su obra


"Procesamiento Distribuido en ParaleIo”, convirtiéndose en un símbolo de esta nueva posición,
a la vez que producen una ruptura con la concepción computacional.

Utilizando procedimientos matemáticos muy complejos explican que la información entrante


al sistema no se codifica sucesivamente sino en múltiples entradas registradas
simultáneamente. Por ejemplo: una red para sabores, otra para colores, otra para aromas, etc.
El proceso se realiza a través de un gran número de unidades, que se activarían según la
información recibida, enviando señales inhibitorias o excitatorias entre las unidades
conectadas de una red. Entre las unidades de entradas y las de salida, se suponen unidades
ocultas, responsables del conocimiento interno. De los patrones de conexión entre múltiples
redes (en los tres niveles) emerge un estado que da cuenta del “conocimiento" que tiene el
sistema.

Esta somera explicación, sin desvirtuar lo sustancial de la propuesta, pretende acercar a la


comprensión de la existencia de otras formas de entender lo mental. Pero cabe aclarar, que
nuevamente estamos frente a explicaciones "micro" de cualquier conducta humana compleja,
no se aborda la totalidad, la significación y el sentido ecológico y pragmático de la conducta
humana.

Si bien, mediante los modelos conexionistas es posible dar cuenta de procesos más flexibles,
que pueden acercarse a lo vital y contextual, hablamos de un funcionamiento que está por
debajo del nivel simbólico y que tiene imposibilitado el acceso a la conciencia del sujeto.

Como afirma M. Carretero: "...sin olvidar que ese plano de análisis debe coordinarse con el
plano macroestructural y con una explicación global del funcionamiento de la mente humana,
cuyos procedimientos de control y autorregulación juegan, sin duda, un papel fundamental
que debe coordinarse con las rutinas automáticas que son capaces de simular los modelos
PDP. No obstante, como suele ocurrir siempre en la ciencia, sólo el tiempo y los avances que
con él se dan podrán determinar la pertinencia del conexionismo y su metáfora básica de la
mente como cerebro."

La entrada al Significado

Un grupo de psicólogos, más ligados a la interpretación sociocultural de las conductas


humanas, va cobrando fuerza explicativa en los últimos años. Como ejemplo pionero tenemos
las ideas de Jerome Bruner, uno de los fundadores del primer Centro de Psicología Cognitiva
en Harvard. En su libro "Actos de significado” expresa:

"No cabe ninguna duda que la ciencia cognitiva ha contribuido a nuestra comprensión de cómo
se hace circular la información y cómo se procesa. Como tampoco le puede caber duda alguna
a nadie que se lo piense detenidamente, de que en su mayor parte ha dejado de explicar
precisamente los problemas fundamentales que inspiraron originalmente la revolución
cognitiva, e incluso ha llegado a oscurecerlos un poco. Por eso vamos a volver a la cuestión de
cómo puede construirse una ciencia de lo mental en torno al concepto de significado y los
procesos mediante los cuales se crean y negocian los significados dentro de una comunidad”.
El proyecto de esta nueva psicología cognitiva se orienta a la comprensión de la acción humana
situada culturalmente. No desprecia lo que la gente dice sobre sus estados mentales, sus
modos de interpretar y negociar los significados de su cultura, sus intenciones, deseos,
mundos de creencias. Aunque, a la par, no prescinde definitivamente de los experimentos de
laboratorio, ni de la búsqueda de universales humanos.

Centrados en el estudio de la posibilidad humana de “narrar" el mundo de experiencias


personal y compartido, destacan la posibilidad humana de hacer uso de instrumentos
culturales como mediadores de la acción.

Es una postura de fuerte inspiración vigotskyana, donde la cognición humana se concibe como
la capacidad de crear un mundo intersubjetivo de experiencias, atravesada por significados.

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