Geopolítica Y Globalización: Perspectivas para La Continuidad Del Proyecto Filosófico-Político en Contexto Latinoamericano

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C A P Í T U LO 2

GEOPOLÍTICA Y GLOBALIZACIÓN:
PERSPECTIVAS PARA LA CONTINUIDAD
DEL PROYECTO FILOSÓFICO–POLÍTICO
EN CONTEXTO LATINOAMERICANO
Andrés Felipe Arango García27
Organización de los Estados Americanos. Medellín, Colombia
Orcid: https://orcid.org/0000-0001-7149-2469

Presentación

Bajo el término “Globalización” se da significado a una de las rea-


lidades más determinantes y cruciales de la historia reciente de la
humanidad, de tal modo que se ha convertido en piedra angular de
todo el conjunto del diseño arquitectónico del mundo actual (polí-
tica, economía, educación, religión, cultura, salud, etc.), y centro y
objeto principal del estudio y la reflexión de las ciencias sociales y,
muy particularmente, de la filosofía de lo político.

27
   Licenciado en Filosofía y Letras–USTA. Mg. en Teología–UPB, Docente Vir-
tual Internacional–OEA. Magister en Dirección Estratégica UNINI (Puerto Rico).
Experto Universitario en Coaching - UNEATLANTICO (España). Experto en Coa-
ching - UNINI (Puerto Rico). Coach y Consultor de Estrategia Organizacional.
afelipebuho@gmail.com

Cita este capítulo

Arango García, A. F. (2020). Geopolítica y globalización: perspectivas para la continuidad del proyecto
filosófico–político en contexto latinoamericano. En: Obando Cabezas, A. (eds. científico). Filosofía
práctica en Iberoamérica. Comunidad política, justicia social y derechos humanos. (pp. 35-44). Cali,
Colombia: Editorial Universidad Santiago de Cali; Asociación Iberoamericana de Filosofía Práctica.
DOI: http://dx.doi.org/10.35985/9789585147188.2

Recepción/Submission: Agosto (August) de 2020.


Aprobación/Acceptance: Noviembre (November) de 2020.

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Si bien la globalización, como objeto de estudio constituido y con-


ceptualizado es de reciente aparición, el fenómeno que en ella se re-
presenta es casi tan antiguo como la humanidad misma. Podría ar-
gumentarse, sin mayor riesgo de error, que es parte de la condición
humana, que es una tendencia natural en el despliegue y realización
de lo que significa ser-humano. Ciertamente podemos rastrear a lo
largo de la historia numerosas manifestaciones que son propias de lo
que hoy conocemos como globalización: la tendencia permanente del
ser humano a salir de su lugar natural o primario hacia el encuentro,
reconocimiento y conquista de otros lugares y de sus homólogos hu-
manos, el intercambio y apropiación natural, y algunas veces también
forzado o impuesto, de elementos culturales propios de agrupaciones
humanas distantes y diferentes entre sí, así como a la homogenización
de las formas y las costumbres, de los sistemas y de las tradiciones, de
las maneras de pensamiento y comprensión, y de las perspectivas y
cosmovisiones. Esto hace evidente que, en todo caso, e independiente
de la forma como se perciba, se comprenda, se analice y se juzgue el
fenómeno de la globalización, este representa un proceso natural e
inevitable en el desarrollo de la historia humana, entendida esta como
historia del despliegue y desarrollo de su ser específico.

En el desarrollo moderno del proceso de globalización América Lati-


na, particularmente el sur del continente, ha tenido una participación
y una implicación que puede ser presentada en dos instancias: 1. Desde
la lucha por conseguir su propio lugar en la “aldea global”, a partir de
la construcción de un pensamiento y un proceso socio-histórico, am-
bos propios, en los cuales, siendo protagonista de su propio destino y
defendiendo su derecho a la auto-determinación socio-política, pueda
ubicarse con autonomía, igualdad y derecho en el concierto de las na-
ciones globalizadas y globalizantes; 2. Desde la realidad de ser punto
de referencia para las potencias globalizantes para quienes América
Latina representa uno de sus principales intereses a todo nivel.

Sin embargo, esta forma simplificada de desarrollo del proceso ha


venido experimentando una serie de importantes y acelerados cam-
bios, a los cuales América Latina no es ajena y que demandan una

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reflexión detenida y profunda por las serias y determinantes implica-


ciones que tiene sobre nosotros. En efecto, entre finales del siglo XIX
y la primera mitad del siglo XX, la consolidación de una nueva forma
de geopolítica, dada en especial a partir del pensamiento y obra de
los pensadores R. Kjellen, F. Ratzel, H.F. Mackinder y, muy especial-
mente, del alemán K. Haushofer, ha hecho que el proceso de globali-
zación adquiera nuevos matices, no siempre de feliz consideración, y
que continúe su rumbo por caminos no previstos con anterioridad.

Los criterios que han sido definidos como líneas de la geopolítica


del siglo XXI (capacidad tecnológica, producción de conocimiento,
capital humano, potencial de recursos naturales y posición geográ-
fica –o astronómica–), hacen de América Latina y, en particular a
Colombia, el cuarto objetivo geopolítico mundial. Los elementos que
describimos a continuación demandan una nueva reflexión filosófica
de lo político desde América Latina, que nos permita situarnos de la
manera más racional, consciente y proactiva posible frente estos nue-
vo fenómenos y realidades de la geopolítica globalizada: la incursión
de Irán, Irak y Rusia en el continente americano, la participación de
esos paises en los proceso de la OTAN; el interés manifiesto cada vez
con más fuerza de China en América Latina y, una vez más, de mane-
ra especial en Colombia; el interés de Europa Occidental en el Canal
de Panamá pero también, junto con China y USA en el “Tapón de
Darién”; la aparición en escena de países como Ecuador y Venezuela
en la OPEP; la de Brasil, Argentina y Chile en los grandes grupos de
élites de la política y economía global; los conflictos entre Pekín y
Washington y el interés de este último en la declaratoria masiva de
reservas naturales a lo largo del continente que luego “administrará”
unilateralmente; las geopolíticas del conocimiento y de la informa-
ción, así como de los mass-media, los conflictos creados entre na-
ciones de repercusión mundial y los grandes juegos geopolíticos de
China y USA, entre otros.

Hasta ahora, la tradición de la reflexión filosófica sobre el fenómeno


político desde América Latina se ha centrado en la consideración de
los problemas locales en orden a la emancipación, al ascenso de las

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masas a la categoría de sujeto, a la lucha de clases, a la conquista del


poder por parte de las masas y a las luchas bipartidistas; esto signi-
fica un esfuerzo por responder, desde América Latina, a la pregunta
heredada del sistema heideggeriano: la pregunta que interroga por el
sentido, desde la búsqueda de la identidad, de la autonomía, de sen-
tido del propio ser-latinoamericano.

Si bien este proyecto sigue vigente, si bien sus ideales son todavía
utopías capaces de mover generaciones enteras en búsqueda del cam-
bio y del sentido, y si bien los problemas que lo inspiran siguen laten-
tes y, en la mayoría de los casos, agravados (exclusión, marginación,
injusticia socio-política, inequidad, opresión, nuevas formas de colo-
nialismo lingüístico, cultural, intelectual y político, una democracia
confundida y extraviada en el neoliberalismo, Estados de derecho
construidos sobre sistemas económicos de capitalismo neoliberal,
etc.), es absolutamente necesario e impostergable, que la reflexión fi-
losófica de lo político desde América Latina amplié sus horizontes de
referencia hacia la realidad de la geopolítica, superando todo positi-
vismo y “romanticismo” pasado, para ubicar sus realidades y proble-
máticas en el escenario que hoy le corresponde: el de la geopolítica.

1. Claves geopolíticas en la América Latina del siglo XXI

No corresponde al interés investigativo de esta ponencia el realizar


una presentación detallada de la historia de la geopolítica en térmi-
nos de su origen, evolución e incidencia histórica. Lo que si corres-
ponde a nuestro interés es la afirmación, primero, de que la geopolí-
tica es una realidad de facto; es decir, que su ubicación e incidencia
está mucho más allá de las fronteras de la teoría social y política, y de
las llamadas teorías de la conspiración, para situarse en el horizonte
de una realidad interna y externa de los pueblos que marca con se-
rio protagonismo el desarrollo práctico, concreto y cotidiano de su
presente, así como la forma en que se proyectan en su propio futuro,
con lo cual se convierte en una cuestión de interés absoluto y urgente
para la filosofía práctica.

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En segundo lugar, nos interesa tener clara conciencia de que la geopolí-


tica no ha pasado de moda, de que no es un término caído en desuso, de
que no es cierto que, como forma de comprender, construir y dominar
la realidad ha dejado de ser un criterio relevante, ni se ha convertido en
el “muro de las lamentaciones” de quienes, después de la Segunda Gue-
rra y de la caída del Muro de Berlín, no logran ver otra historia humana
posible sobre la cual construir procesos de pensamiento y reflexión.

La geopolítica es una realidad actual, vigente y latente, que sucede


todo el día y todos los días ante nuestros ojos, quizás acostumbrados,
quizás indiferentes o quizás ignorantes de su presencia, en todos los
niveles y estratos de la realidad, desde lo más básico de la vida sen-
cilla y anónima de quien consagra su trabajo al servicio de intereses
que desconoce y que no alcanza a imaginar, hasta las más complejas
estructuras de gobierno y dirección de las naciones. Quizás una de las
estrategias más fuertes de la geopolítica emergente es, precisamen-
te, hacer pensar que ha dejado de existir, distrayendo nuestro pensa-
miento en realidades efímeras e insulsas como la moda, el marketing
económico, las dinámicas de producción y consumo masivo de bienes
y servicios, los flujos de información líquida, la recepción acelerada
y acrítica de la información global, que nos alejan del pensamiento
reflexivo y crítico de lo que en realidad sucede a nuestro alrededor.

En tercer lugar, corresponde al interés de esta exposición la aseveración


radical de que la geopolítica es un juego de grandes; es decir, no todos
los pueblos y no todas las naciones hacen y determinan la geopolítica.
Todos participan de ella, todos están inmersos en ella, todos la sufren y
la padecen, y todos aportan a ella. Algunos realizan acciones geopolíticas,
a modo del actor que comúnmente conocemos como “extra”: aquel que
en determinado momento de la obra entra y realiza una actuación corta,
puntual, sin relevancia ni trascendencia alguna, con el único fin de apoyar
a los protagonistas principales, que sale tan rápido y fugazmente como
entra y de quien, al final, el público no tiene conciencia de haber estado.

La geopolítica es el juego de unos cuantos grandes que se disputan en-


tre sí el control del territorio y, con él, el control de todas las realidades

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que en él se contienen, se simbolizan y se desarrollan. En este sentido,


geopolítca no es un proceso social o político mundial, es decir, no es
una realidad o una estrategia a la que estén apostando todos los Estados
modernos. Es una forma de dominio a la que le apuestan los realmente
grandes y poderosos de este mundo y que, por el proceso sí universal
de la globalización, se ha convertido en un fenómeno globalizado. La
globalización, en relación a la geopolítica, lo que ha hecho es expandir
por todo el planeta la determinación geopolítica de las naciones, ha
maximizado un proceso que, en principio, era regional y localizado.

En cuarto y último lugar se ha de reconocer que, si bien la geopo-


lítica no es nueva ni caduca como se ha dicho, ésta ha sufrido una
serie de transformaciones que nos permiten diferenciar en ella va-
rios momentos de desarrollo a lo largo de la historia, de tal modo
que podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que la geopolítica
que imperaba durante la segunda guerra mundial no fue la misma
que se desarrolló durante la guerra fría ni después de la caída del
Muro de Berlín. En ese sentido, se hace necesario mencionar que la
geopolítca del siglo XXI tiene unas características que es necesario
tener presentes para la correcta comprensión de lo que se propondrá
a continuación, las cuales podemos definir y organizar de la siguiente
manera: a) Los intereses geopolíticos han sido definidos en torno a
cinco ideales fundamentales, radicalmente diferentes a los de cual-
quier otro momento de sus historia: 1. La capacidad de producción
tecnológica, 2. La capacidad de producción de conocimiento, 3. El
capital humano, 4. El potencial de recursos naturales, y 5. La posi-
ción geográfica; b) El contenido semántico del concepto “territorio”
ha sido ampliado o modificado –dependiendo de la perspectiva de
análisis desde donde se aborde el problema–, de tal modo que hoy
hablamos de una geopolítica sin territorio, que expande sus intereses
a lugares ubicados más allá de la frontera de lo estrictamente geo-
gráfico como lugar de éxito geopolítico, de tal modo que realidades
como la economía, la cultura, la lengua, la historia, la educación, los
recursos naturales, el conocimiento, la ciencia y la tecnología y los
pueblos humanos, han sido convertidos en territorios, en escenarios
de la geopolítica del siglo XXI; de tal modo que hoy hablamos, no de

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una única geopolítica, sino de “geopolíticas”: geo-economía, geopo-


lítica del conocimiento, geopolítica de la comunicación y de los me-
dios de comunicación, geopolítica del lenguaje (como forma de co-
lonización por excelencia), geopolítica de la cultura, etc. Incluso, me
atrevo a decir, geopolítica de la religión28.

Con estas consideraciones entonces, podemos adentrarnos en el aná-


lisis directo de la situación y de la posición de América Latina en las
dinámicas geopolítcas del siglo XXI.

El análisis de la cuestión se planteará a partir de seis criterios que carac-


terizan la geopolítica actual en el continente, para el continente y desde
el continente, según la propuesta de Miguel Ángel Barrios (2006):

1. La mundialización y la universalización. Es el proceso por me-


dio del cual pasamos de ser culturas heterogéneas, aisladas y ab-
solutamente diferenciadas entre sí, a ser una sola y homogénea
comunidad mundial. Consiste en salir de una concepción y de
una experiencia local y regional de la realidad, hacia una cons-
trucción ampliada a lo universal de la misma. Se trata de confor-
mar un único mundo a escala política, universal y económica,
regido por un solo Derecho Internacional Universal.

2. La interdependencia. En la dinámica de la globalización y de la


mundialización, la interdependencia es un factor relevante, a mi
parecer, en dos direcciones. 1- El hecho de la mundialización y de
la universalización genera una cierta dinámica de libertad y de au-
tonomía exacerbada en los individuos por el desdibujamiento de
las fronteras geográficas y de los territorios, en el sentido que estos
han sido definidos hasta ahora. Este desdibujamiento hace que el
control de los Estados sobre las poblaciones de individuos sea cada

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   Al respecto Ulrish Beck en su libro, El dios personal, plantea una interesante
y valiosa tesis acerca del papel y el destino de las religiones en la geopolítica del
siglo XXI. En esta misma línea, creo que sería muy interesante poder realizar un
estudio, por ejemplo, del papel de la Iglesia Católica en la geopolítca sobre América
Latina, en especial en la segunda década del siglo XX.

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vez más complicado, en especial en lo referente al flujo de la infor-


mación, al control de herramientas como internet y redes sociales,
y a la capacidad de reacción, expresión, agrupación, movimiento e
incidencia que estos le otorgan a las sociedades. 2- La conforma-
ción de la sociedad universal ha hecho que los Estados busquen en
otros territorios geográficos lo que, de manera natural, no encuen-
tran en los suyos. Antes las naciones se limitaban en su producción
a las posibilidades que sus propios lugares geográficos les brinda-
ban, lo cual establecía sus características singulares a todo nivel, y
representaba a la vez su límite y su liderazgo en la sociedad plane-
taria. Con la universalización, las naciones abren sus fronteras en-
tre sí y, con ello, abren sus posibilidades de producción y consumo
al incorporar elementos existentes en otros territorios geográficos.
Estas dos realidades, son las que generan la dinámica de la inter-
dependencia para mantener las nuevas dinámicas establecidas al
incorporar elementos existentes en otros espacios geográficos y
que siguen siendo inexistentes en las regiones particulares, y para
mantener el ejercicio y el poder de control de los estados sobre los
individuos y sobre las colectividades que ellos conforman.

3. La globalización. Resultado de los procesos anteriores es la globa-


lización. Aunque se corresponde con los términos de mundializa-
ción y universalización, extiende su accionar un paso más allá de
ellos. Se trata pues de la unificación de los conceptos de tiempo y
espacio, en una única realidad simultánea para todos, sin importar
el lugar geográfico dónde nos encontremos. Se trata del fenómeno
por el cual todo sucede en un mismo instante para todos, sin im-
portar que para unos sea una hora o un día distinto que para los
otros. Un ejemplo de esto son los hechos de matriz terrorista.

4. La heterogeneización. Es la reacción de los pueblos y los estados


a los procesos de globalización. Resulta curioso que, mientras más
nos globalizamos, mientras más juntos estamos, más incapaces so-
mos de igualarnos y de trazar una agenda común y única de trabajo
y de dirección de nuestra acción. Consiste ésta en la prueba de que
no es posible una globalización pura, absoluta y definitiva. El ca-

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rácter individual y diferenciador de casa persona y de cada pueblo,


se manifiesta con más fuerza en los procesos de homogeneización.

5. La estatalización. Cosiste este fenómeno en la afirmación del Esta-


do como fuente principal, primordial y preferente de organización
de las sociedades económicas y políticas. Es un retorno a la idea
del carácter de garante del Estado, de ideal de desarrollo humano y
social, de fuente de aseguramiento de la paz y el orden social.

6. La humanización. Representa el factor diferenciador entre la


idea antigua del estado y la que debe regir en las nuevas dinámi-
cas geopolíticas. No s e trata ya de la afirmación de que el Estado
es el centro del interés al cual se debe someter toda voluntad in-
dividual, sino de que el ser humano es la razón y el centro del Es-
tado, es decir, que la legitimidad del Estado está, no en sí mismo,
sino en su capacidad de proteger la condición humana. Su fuerza
consiste es ser capaz de proteger y defender los Derechos Huma-
nos, de asegurar el derecho moral del que es digno cada sujeto, y
por lo cual se acude a él, al Estado, como forma de formas para la
organización de la comunidad global.

2. Perspectivas para la filosofía política en América


Latina desde los procesos continentales de globalización
y geopolítica

Si queremos pensar en nuevas perspectivas para la filosofía de lo po-


lítico desde América Latina, hemos de enfocar nuestros esfuerzos al
análisis de las cuestiones precedentes. Lo que nos va a implicar es
pensar de qué manera nuestra América se ubica en medio del desa-
rrollo de estas realidades, de qué forma nos ubicamos en el concierto
de las naciones para no parecer Estados fallidos, Estados que se han
quedado perdidos y marginados del desarrollo de la historia.

A mi modo de ver, la clave se encuentra en retomar y re-plantear


el proyecto de la construcción de identidad latinoamericana. Valga

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decir que, cuando se dice América Latina, también se está pensando


en los pueblo del Caribe.

El sentido que debemos dar a los procesos identitarios y de construc-


ción de unidad y de integración regional, consiste en poder realizar
procesos de acuerdos políticos, educativos, económicos, energéticos,
militares, de seguridad, de conservación y de protección de los re-
cursos medioambientales, como expresión de identidad, es decir, en
torno a estas realidades que determinan las dinámicas geopolíticas.

Referencias bibliográficas

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http://www.fundaciondemocracia.org.ar/biblioteca/Claves%20geopo-
liticas%20de%20America%20del%20Sur%20en%20la%20globaliza-
cion.%20Autor%20Dr.%20Miguel%20Angel%20Barrrios.pdf

Dinámicas Políticas Globales y el futuro de la Democracia en América La-


tina, Disponible en www.plataformademocratica.org

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