Lunes 10 de Abril de 2023
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Lunes 10 de Abril de 2023
Lección: 1ª de Samuel Cap. 10, versículos 1 al 4. Tomando entonces Samuel una redoma de aceite, la derramó
sobre su cabeza, y lo besó, y le dijo: ¿No te ha ungido Jehová por príncipe sobre su pueblo Israel? Hoy, después que te
hayas apartado de mí, hallarás dos hombres junto al sepulcro de Raquel, en el territorio de Benjamín, en Selsa, los cuales
te dirán: Las asnas que habías ido a buscar se han hallado; tu padre ha dejado ya de inquietarse por las asnas, y está
afligido por vosotros, diciendo: ¿Qué haré acerca de mi hijo? Y luego que de allí sigas más adelante, y llegues a la encina
de Tabor, te saldrán al encuentro tres hombres que suben a Dios en Bet-el, llevando uno tres cabritos, otras tres tortas de
pan, y el tercero una vasija de vino; los cuales, luego que te hayan saludado, te darán dos panes, los que tomarás de mano
de ellos.
Comentario general del contexto Bíblico: El ungimiento y las tres señales, 10:1–13.
▬ a. El ungimiento, 10:1. Samuel ungió a Saúl con aceite que tenía en un frasco o redoma. Vemos en 16:1 que usa un
cuerno y en 16:20 un odre. Sea cual fuere el recipiente, el aceite simbolizaba primeramente la separación o santificación
de algo o alguien para usos santos (Gén. 31:13). Este aceite de oliva, especialmente compuesto (Exo. 30:22–25), se usaba
comúnmente para ungir a los reyes, profetas o sacerdotes (1 Rey. 19:16). Puesto que el mismo Espíritu Santo se llama la
unción (1 Jn. 2:20, 27), vemos que simboliza el acto de la venida del Espíritu sobre el siervo de Dios, capacitándole para el
ministerio al cual ha sido llamado. El Hijo de Dios se llama el Mesías4899, que es el “ungido”, o especialmente señalado y
apartado por Dios. Cristo es el mismo título, pero tomado del griego y significa lo mismo. En Isaías 61:1 se hace una
referencia clara a él. Y Jesucristo reúne en sí los tres oficios antiguos de profeta, sacerdote y rey como manifiestan su
ministerio terrenal, su muerte expiatoria y su segunda venida.
El beso que Samuel le dio a Saúl (v. 1) sería una expresión de homenaje y lealtad (ver Sal. 2:12). Podemos suponer que
así le comunicó también la amistad y amor que merecía su ungimiento. Estas dos indicaciones de aprobación habrán dejado
pasmado a Saúl. Sabiendo el profeta que este hombre necesitaría una mayor confirmación de su selección por Dios y
preparación personal para la misma, a continuación, le da tres señales que verificarían la palabra de Dios.
▬ b. La primera señal, 10:2. Dos hombres junto al sepulcro de Raquel (ver Gén. 35:16–19) le avisarían acerca de las
asnas perdidas y de la preocupación de su padre por el bienestar de ellos. Esto satisfaría su curiosidad mental por saber el
estado de las cosas materiales.
▬ c. La segunda señal, 10:3, 4. Más adelante en el camino a la casa encontraría a tres hombres cerca de la encina (un
árbol fuerte y resistente como el roble) de Tabor. Este Tabor no puede ser el mismo monte que está en el valle de Jezreel.
Por la ortografía en hebreo probablemente se refiere a un lugar de cantera donde se cortaban las grandes piedras. De ahí
subirían los tres a Betel para ofrecer un sacrificio. Del pan que llevarían para este propósito le darían a Saúl dos de las tres
tortas. Esto lógicamente supliría su necesidad física, su hambre, pero a la vez le daría evidencias de que otros estarían
dispuestos a ayudarle y compartir sus vidas con él. Mejor dos que uno solo, pues tienen mejor recompensa por su trabajo,
dice Eclesiastés 4:9.
1er Titulo: Cumpliendo con autoridad lo ordenado por Dios. Versículo 1. Tomando entonces Samuel una redoma
de aceite, la derramó sobre su cabeza, y lo besó, y le dijo: ¿No te ha ungido Jehová por príncipe sobre su pueblo
Israel? (Léase: 1ª de Samuel 9:16. Mañana a esta misma hora yo enviaré a ti un varón de la tierra de Benjamín, al cual
ungirás por príncipe sobre mi pueblo Israel, y salvará a mi pueblo de mano de los filisteos; porque yo he mirado a mi
pueblo, por cuanto su clamor ha llegado hasta mí. ▬ Los Hechos 8: 11,12. Y le estaban atentos, porque con sus artes
mágicas les había engañado mucho tiempo. Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y
el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres. y 17. Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu
Santo.).
Comentario de los Hechos 8: 11. Y le estaban atentos por mucho tiempo, porque con sus artes mágicas les
había engañado.
Las Escrituras de los samaritanos consistían en los cinco libros de Moisés que, a la luz de todo el Antiguo Testamento, les
daban sólo un segmento de la verdad religiosa. Los judíos prohibían a los samaritanos adorar en Jerusalén; por lo tanto, lo
hacían en su templo, en lo alto del Monte Gerizím. También esperaban la venida del Mesías, a quien llamaban Ta’eb. Debido
a su mezcla racial y trasfondo religioso (véase 2 R. 17:24–41), eran receptivos a la brujería.
En el siglo II, Justino Mártir afirmó que Simón el mago se había ido de Samaria a Roma, donde, gracias a sus artes
mágicas, fue honrado como un dios. Probablemente Justino se equivocó cuando afirmó que una estatua en Roma estaba
dedicada a Simón: “A Simón el Santo Dios”; porque probablemente tenía las palabras Al Dios Semo Sancus. Esta estatua,
por lo tanto, no honraba a Simón sino a un dios Sabino. En los siglos II y III, se mencionó con mucha frecuencia el nombre
de Simón. Incluso se le consideró el padre del Gnosticismo. Pero queda la pregunta si el Simón que escuchó a Felipe y a
Pedro es el mismo Simón que dio origen al movimiento gnóstico. Estudiosos que opinan sobre este punto han refutado
aquellos escritos que ligan a Simón el mago con el gnosticismo precristiano. A pesar de la fuerte evidencia provista por los
Estudio bíblico I.E.P. Autor hermano Roberto Saldías Roa; https://estudiobiblicotiquico.wordpress.com; WhatsApp +5676426950; correo electrónico rsaldiasroa@gmail.com 1
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escritores de los primeros siglos, eruditos afirman que el curso del desarrollo del movimiento conocido como simonianismo
sigue tan oscuro como siempre.
“A éste oían atentamente todos, desde el más pequeño hasta el más grande”. Antes de que Felipe viniera a los
samaritanos, éstos tenían a Simón en muy alta estima. La expresión traducida como “desde el más pequeño hasta el más
grande” es bastante común en las Escrituras (véase, p.ej., Gn. 19:11) e indica que Simón tenía numerosos admiradores.
Los samaritanos confesaban su fe en él y decían, “Este hombre es el poder de Dios, el poder que se llama grande”. Ellos
creían en un Dios y es presumible que hayan estimado que Simón era su representante, dotado de divino poder. Por otro
lado, también es posible que el mismo Simón se haya autoproclamado Dios por la magia que realizaba.
La palabra griega traducida “poder” puede significar también “Poderoso”. Entonces, es un circunloquio para el nombre
de Dios. Esto es evidente, por ejemplo, en la respuesta de Jesús a la pregunta del sumo sacerdote.
En su juicio, Jesús dijo al sumo sacerdote, “Ustedes van a ver al Hijo del hombre sentado a la derecha del Todopoderoso,
y venir en las nubes del cielo” (Mt. 26:64, Dios Habla Hoy). Sin embargo, después de haber dicho todo esto, no podemos
determinar el intento exacto de esta afirmación del credo samaritano y por lo tanto tenemos que dejar la pregunta abierta.
La influencia de Simón era enorme y el número de sus seguidores inmenso. Por un largo tiempo había mantenido cautiva
a las gentes gracias a las artes que practicaba. Pero cuando Felipe aparece predicando las Buenas Nuevas y realizando
milagros de sanidad, el pueblo atiende con mucho interés a lo que dice y a las maravillas que realiza. Para ellos, el mensaje
y las obras de Felipe sobrepasan mucho las actuaciones de Simón.
[12]. Pero cuando comenzaron a creer a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre
de Jesucristo, se bautizaban tanto hombres como mujeres. 13. Aun creyó Simón mismo y se bautizó. Estaba
siempre con Felipe, y viendo las señales y grandes milagros que se hacían, estaba atónito.
▬ a. “Pero cuando comenzaron a creer a Felipe”. Los samaritanos aceptan el evangelio predicado por Felipe y empiezan a
creer el mensaje que les trae. He traducido el verbo “comenzaron a creer” para indicar una acción que tiene un punto de
partida y que continúa progresando constantemente. Los samaritanos primero dan su aprobación intelectual al mensaje de
Felipe; luego, se entregan a Jesús y piden ser bautizados. Sabemos que su entrega fue genuina, lo que quedó en evidencia
cuando Pedro y Juan llegan y el Espíritu Santo desciende sobre ellos. Cuando el Espíritu Santo decide habitar en ellos, les
da evidencia de que su fe es genuina. Por lo tanto, llegamos a la conclusión que los samaritanos creyeron a Felipe y el
mensaje de salvación que proclamaba.
▬ b. “El evangelio del reino de Dios, y el nombre de Jesucristo”. Lucas revela el contenido total del mensaje de Felipe; esto
es, primero menciona la expresión reino de Dios y luego habla de “el nombre de Jesucristo”. En los evangelios sinópticos,
especialmente en Mateo, el concepto del reino es prominente. Pero en Hechos, se menciona únicamente cuatro veces
(19:8; 20:25; 28:23, 31). Aquí, reino de Dios no debe ser interpretado meramente como un sinónimo para “el evangelio”.
En lugar de ello, Lucas usa este término para ilustrar que Felipe hace hincapié en el reinado y la soberanía de Dios en este
mundo, en oposición con los poderes de Satanás desplegados por Simón a través de su magia.
Además, Felipe proclama el nombre de Jesucristo a los samaritanos. Nótese que el término nombre destaca la revelación
total del Hijo de Dios y que el nombre doble Jesucristo revela tanto su ministerio terrenal como su oficio divino. Jesús, por
lo tanto, es rey en el reino de Dios. Los samaritanos oyen todo el evangelio de salvación, algo que Simón no puede darles.
Y responden pidiendo ser bautizados.
▬ c. “Se bautizaban tanto hombres como mujeres”. Lucas ya no menciona números específicos de creyentes, sino que
simplemente dice que hombres y mujeres profesan su fe en Jesucristo y son bautizados (compare 5:14). Con el verbo
bautizar en el tiempo imperfecto, Lucas está indicando acción continuada. Presumimos que la ceremonia del bautismo se
repitió vez tras vez. Nótese también que las murallas que separaban a los judíos de los samaritanos (véase Jn. 4:9) han
sido derribadas. Los samaritanos están siendo bautizados por un judío.
▬ d. “Aun creyó Simón mismo y se bautizó”. Simón reconoce que uno más grande y poderoso que él ha llegado a Samaria.
Cuando la gente lo deja a él para ir tras Felipe, se une a la multitud y acepta la presencia de un poder superior. Observa
los milagros que hace Felipe, pero la predicación del evangelio parece no cambiar en nada su corazón (véase v. 21). El cree
que está “asociado con algún espíritu poderoso”. Ve el bautismo no como un signo de que se está entrando en una relación
con el Trino Dios sino como la iniciación de una relación con ese espíritu poderoso. Espera que a través del bautismo
recibiese el mismo poder que Felipe tiene de realizar milagros (véase v. 19).
▬ e. “Y viendo las señales y grandes milagros que se hacían, estaba atónito”. Después de su bautismo, Simón se mantiene
siempre muy cerca de Felipe, siguiéndole dondequiera que éste va. Y Lucas nos dice la razón de tal actitud: su interés como
mago en las grandes señales y maravillas que seguían ocurriendo. La palabra griega traducida “maravillas” en realidad
significa “poderes”. Simón está interesado en los poderosos milagros que Felipe realiza. Nunca antes ha visto cosa
comparable a las obras de Felipe. Lucas dice que Simón estaba atónito con lo que veía. Así, Simón da a conocer que su
interés no es el conocimiento de Jesús, sino los divinos poderes que Felipe usa.
Concluimos esta sección con tres breves observaciones. Primero, Felipe es incapaz de juzgar el corazón de Simón, por lo
que acepta como bueno su testimonio de fe en Cristo. Segundo, el relato del bautismo de Simón es buena prueba de que
el bautismo no es un acto que efectúa la salvación. Y tercero, Simón fue bautizado con los samaritanos para no ofender al
pueblo entre los cuales él vivía y trabajaba.
[17]. Entonces Pedro y Juan les imponían las manos y recibían el Espíritu Santo.
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Pedro y Juan, representando a los doce apóstoles, imponen sus manos sobre los creyentes samaritanos, quienes entonces
reciben el Espíritu Santo. Este acontecimiento marca la participación plena de los samaritanos en la iglesia (véase también
19:6). El hecho en sí es lucido y simple. Interpretar su significado, sin embargo, ha sido siempre problemático por los
diferentes puntos de vista teológicos. Por cuestión de espacio no podemos analizar aquí con amplitud estos puntos de vista,
por lo cual nos limitaremos a hacer unos pocos comentarios.
En ciertos sectores de la iglesia, los teólogos sacan de este pasaje el sacramento o rito de la confirmación. Por ejemplo,
en armonía con una carta papal, los teólogos catolicorromanos enseñan que “la imposición de las manos es hecha por el
ungimiento de la frente lo que es llamado también confirmación, porque a través de ella el Espíritu Santo es dado para un
aumento [de gracia] y de fuerzas”. Ellos dicen que así como los apóstoles en la iglesia primitiva confirmaron a los
samaritanos a través de imponerles las manos, así la iglesia hoy día, como sucesora de los apóstoles, confirma a los fieles.
2° Titulo: Señales que confirman el llamado. Versículos 2 y 3. Hoy, después que te hayas apartado de mí, hallarás
dos hombres junto al sepulcro de Raquel, en el territorio de Benjamín, en Selsa, los cuales te dirán: Las asnas que habías
ido a buscar se han hallado; tu padre ha dejado ya de inquietarse por las asnas, y está afligido por vosotros, diciendo: ¿Qué
haré acerca de mi hijo? Y luego que de allí sigas más adelante, y llegues a la encina de Tabor, te saldrán al encuentro tres
hombres que suben a Dios en Bet-el, llevando uno tres cabritos, otra tres tortas de pan, y el tercero una vasija de vino.
(Léase: Jueces 6:36 al 40. Y Gedeón dijo a Dios: Si has de salvar a Israel por mi mano, como has dicho, he aquí que yo
pondré un vellón de lana en la era; y si el rocío estuviere en el vellón solamente, quedando seca toda la otra tierra, entonces
entenderé que salvarás a Israel por mi mano, como lo has dicho. Y aconteció así, pues cuando se levantó de mañana,
exprimió el vellón y sacó de él el rocío, un tazón lleno de agua. Mas Gedeón dijo a Dios: No se encienda tu ira contra mí, si
aún hablare esta vez; solamente probaré ahora otra vez con el vellón. Te ruego que solamente el vellón quede seco, y el
rocío sobre la tierra. Y aquella noche lo hizo Dios así; sólo el vellón quedó seco, y en toda la tierra hubo rocío.; ▬ Los
Hechos 2:42 y 43. Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del
pan y en las oraciones. Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles.).
Comentario de Jueces: Reunión de los ejércitos, 6:33–40. Los nómadas invaden a Israel de nuevo (6:33). Para
hacerles frente Gedeón convoca un ejército de las tribus del norte de Israel (6:34, 35). La investidura por el Espíritu (6:
34a; comp. 1 Crón. 12:18; 2 Crón. 24:20; Luc. 24:49) es un cumplimiento de la promesa de Jehovah de estar con Gedeón
(ver 6:16). Cuando Gedeón tocó la corneta (ver exposición de 3:27), su clan respondió (6:34b; comp. v. 11).
Acudirían porque sabían que Jerobaal había triunfado en su confrontación con Baal. Luego la tribu de Gedeón siguió el
ejemplo de Abiezer (6:35). Manasés sentiría agudamente la amenaza de los invasores, ya que el valle de Jezreel era su
frontera norteña. Las otras tribus más preocupadas serían las del otro lado del valle; por eso Gedeón recluta de ellas
también (6:35b).
En fin, todas las tribus del norte acudieron a la batalla con la excepción de Isacar (ver exposición de 4:6).
Con su ejército ya reunido, a Gedeón le entra temor. Pide a Dios una señal (6:36–38), luego otra a la inversa (6:39, 40;
comp. las señales a la inversa en el llamamiento de Moisés, Éxo. 4:1–7).
Su propósito no es averiguar la voluntad divina. Ésta la sabe; Jehovah ha prometido librar a Israel por su mano (6:14,
16). Su duda es si Dios cumplirá con lo dicho (6:36; comp. Éxo. 17:7).
El rocío era un símbolo de prosperidad (ver Gén. 27:28, 39; Deut. 33:28; Ose. 14:5, 6), y la prueba del v. 37 es una
forma de constatar si Jehovah, y no Baal, era quien lo podría dar o retener. Al repetir como has dicho (6:36, 37), Gedeón
expresa su desconfianza en las promesas divinas. Dios no estaba obligado a someterse a la prueba, especialmente porque
ya había accedido a otra (ver 6:17–22). No obstante, en la mañana Gedeón halló lo que había pedido (6:38).
Pero, la tierra tal vez podía estar seca por causas naturales, ya que el suelo duro de la era (lugar donde se trillaba el
grano) se secaría más rápido que el vellón. Una prueba más contundente sería que sucediera lo contrario. Al pedir esto
Gedeón reconoce su presunción (6:39). Ruega a Dios no enojarse con él (ver su enojo con Moisés en Éxo. 4:14; comp. Sal.
95:8–11), sino que permitiera probarlo solo una vez más (nótese la repetición de esta frase). Tan misericordioso a Gedeón
y fiel a su pacto con Israel era Dios que efectuó esta señal también (6:40). Esta vez el texto aclara que Dios lo hizo así
(comp. el ambiguo "aconteció así" en v. 38).
En Jueces, Dios normalmente es llamado por su nombre Jehovah, raras veces se le llama Dios. Sin embargo, en 6:36–40
“Dios” se usa tres veces (lit., “el Dios” en 6:36, 39), y el nombre “Jehovah” no aparece. Gedeón pone en tela de duda la
palabra del Dios todopoderoso, y éste, en vez de enojarse por la imprudencia, concede las dos señales.
Este pasaje no nos autoriza a pedir señales para averiguar la voluntad de Dios. En ninguna parte de la Biblia Dios promete
dar señales milagrosas a sus hijos para guiarlos. Más bien espera que busquemos sabiduría en el estudio de su palabra y
la oración (ver Stg. 1:5; 2 Tim. 3:16, 17).
Cuando Dios envía señales es por su gracia y misericordia, y las da solamente cuando él quiere. En la historia de Gedeón
las señales milagrosas responden a su falta de fe. Entre más fuerte la fe, menos necesidad tiene de semejantes señales.
Comentario de los Hechos 2:42-43: [42]. Y continuamente se dedicaban a la enseñanza de los apóstoles y
a la comunión unos con otros, al partimiento del pan y a las oraciones.
Pongamos atención a los siguientes componentes:
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▬ a. Enseñando. La frase “y continuamente se dedicaban a la enseñanza de los apóstoles” apunta al fervor y dedicación
de estos primeros convertidos al cristianismo. Con toda decisión y firmeza buscaron a los apóstoles para que les instruyeran
en el evangelio de Cristo, porque Jesús había ordenado a su grupo de seguidores a ser maestros de estos aprendices (Mt.
28:20).
Durante su ministerio terrenal, Jesús enseñó con autoridad y “no como los maestros de la ley” (Mr. 1:22). Antes de su
ascensión, él delegó esta autoridad a sus apóstoles, que hablaron en su nombre. Nótese el doble significado del término
enseñanza. En un sentido amplio, la palabra se refiere a las buenas nuevas de todo lo que Jesús dijo e hizo. Y en un sentido
restringido, los apóstoles fueron ocupados en el trabajo de enseñar un evangelio oral a los convertidos, a quienes Lucas
llama en Hechos discípulos (o aprendices). Suponemos que esta enseñanza fue dada especialmente en servicios de
adoración públicos, donde los apóstoles enseñaron este evangelio en sus predicaciones.
▬ b. Comunión. Tres palabras siguen al término enseñanza. La primera, comunión, describe el entusiasmo que los
creyentes demostraron en una adoración unida, en las comidas, y en el compartir de sus bienes materiales (v. 44). Los
cristianos demostraron en forma visible su unidad en Jesucristo, en los servicios de adoración, donde se llamaban unos a
otros hermanos y hermanas.
▬ c. El partimiento del pan. ¿Es esta una referencia a una comida en un lugar privado (véase Lc. 24:30, 35), o a un
servicio de comunión? No es fácil encontrar la respuesta correcta. El contexto, sin embargo, parece sugerir que se refiere
a la celebración de la Cena del Señor. En el griego, el artículo definido precede al sustantivo pan lo que indicaría que los
cristianos participaban de el pan apartado para el sacramento de la comunión (c.f. 20:11; 1ª Co. 10:16). Además, el acto
de partir el pan tiene su secuela en el acto de las oraciones (presumiblemente durante los cultos de adoración públicos).
Las palabras partimiento del pan aparecen en la secuencia de enseñanza, comunión y oraciones en los cultos de adoración.
Por lo tanto, podemos entender el término como una temprana descripción para la celebración de la Santa Cena. En la
liturgia de la iglesia cristiana, esta celebración fue y sigue siendo acompañada por la enseñanza del evangelio y por las
oraciones.
▬ d. Las oraciones. Literalmente el texto habla de “las oraciones”. Nótese que Lucas también usa aquí el artículo definido
para describir oraciones específicas hechas en la adoración; quizás incluyen las oraciones formales que los judíos
acostumbraban ofrecer en el templo (3:1). En resumen, los cuatro elementos que Lucas menciona en este versículo (v. 42)
aparecen relacionados a la adoración pública: la enseñanza apostólica y la predicación, la comunión de los creyentes los
unos con los otros, la celebración de la Cena del Señor, y las oraciones en comunidad.
[43]. Y todos se llenaron de asombro; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles.
Un sentido de temor reverencial llenó los corazones de los creyentes porque experimentaban la cercanía de Dios en medio
de ellos. El griego sugiere que el temor se mantuvo sin disminuir (véase 5:5, 11; 19:17). Era producido por “las muchas
maravillas y señales” hechas por los apóstoles (5:12).
Jesús dio a los apóstoles autoridad para realizar milagros (c.f. Mt. 10:8). Repetidamente los apóstoles ejercieron este
poder tanto en respuesta a la fe de esta gente como para aumentar esa fe. Los resultados fueron dobles: los creyentes
estaban conscientes de la presencia sagrada de Dios entre ellos y numerosos convertidos fueron agregados a la iglesia (v.
47). Las palabras muchas maravillas y señales son un eco de la profecía de Joel y constituyen su cumplimiento (2:19; Jl.
2:30).
3er Titulo: Humildad necesaria para obedecer lo ordenado. Versículo 4. los cuales, luego que te hayan saludado,
te darán dos panes, los que tomarás de mano de ellos. (Léase: Filipenses 2:8. y estando en la condición de hombre, se
humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.; ▬ 1ª de Pedro 5:5. Igualmente, jóvenes,
estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, Y
da gracia a los humildes.).
Comentario de Filipenses 2:8. Pablo continúa: Así, reconocido en su condición como un ser humano. Cuando
Jesús apareció en la carne, ¿cómo lo consideraron los hombres?, ¿cómo lo catalogaron? Simplemente como un ser humano,
exactamente igual que ellos en muchos aspectos:
¿Vinieron ellos al mundo por el proceso natural del nacimiento? El también (Lc. 2:7). (El misterio del nacimiento virginal
no lo comprendieron).
¿Fueron ellos envueltos en pañales (cf. Ez. 16:4)? El también (Lc. 2:7).
¿Crecían ellos? El también (Lc 1:80).
¿Tuvieron ellos hermanos y hermanas? El también (Mt. 13:56).
¿Aprendieron ellos un oficio? El también (Mr. 6:3).
¿Sufrieron ellos a veces, hambre, sed, cansancio, sueño? El también (Mt. 4:2; Jn. 4:6, 7; Mr. 4:38).
¿Se entristecieron y se enojaron ellos? El también (Mr. 3:5).
¿Lloraron ellos a veces? El también (Jn. 11:35).
¿Se regocijaban ellos con motivo, por ejemplo, de una boda? El también asistió a una boda (Jn. 2:1, 2).
¿Estaban ellos destinados a morir? El también, aunque en su caso la muerte fue física, eterna, voluntaria y vicaria (Jn.
10:11), algo que ellos no comprendieron.
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En su condición total, por tanto, fue reconocido como hombre. Su porte y aspecto eran como los de los demás. Su forma
de vestir, sus costumbres y maneras, se asemejarán a las de sus contemporáneos.
Hasta cierto punto, tenían mucha razón al considerarlo así. Por tanto, se puede dudar si las conocidísimas líneas expresan
realmente la verdad:
“La vaca mugiendo despierta al Señor,
Mas no llora el Niño, pues es puro amor”; ¿No es de suponer que un niño normal llore a veces, pero que en el caso de
Jesús este llanto, como todo lo demás, fue “sin pecado”?
Excelentes palabras son las compuestas por Susanne C. Umlauf, de las cuales solamente citaré dos estrofas:
“¿Has pasado hambre, hijo de mi vida?
También yo estuve de pan necesitado.
En cuarenta días no tuve comida,
hasta que por ángeles fui yo alimentado.
¿Has estado, hijo mío, alguna vez sediento?
Mas yo he prometido tu necesidad suplir,
porque también yo en la cruz sufrí por ti tal tormento.
¡Oh!, hijo mío, corre, vuela, acude a mí.
Cuando tú estás triste, afligido y lloroso,
como aquel día en que lloré sobre Jerusalén,
ciudad amada, mi corazón se turba en mi pecho
por tus penas anheloso.
Porque mis ojos se anegaron en llanto,
cuando vine de Lázaro a la sepultura,
sabré consolarte en tu quebranto,
hasta que acabe para siempre la amargura”.
Pero aunque los hombres tenían razón al reconocer su humanidad, estaban equivocados en dos aspectos: Ellos
rechazaban a.—su humanidad impecable y b.—su deidad. Y aunque toda su vida, particularmente sus palabras y hechos,
publicaban “la divinidad velada en carne”, sin embargo, los hombres rechazaron por completo sus demandas y lo odiaron
aún más a causa de ellas (Jn. 1:11; 5:18; 12:37). Acumularon escarnio sobre él, de forma que “fue desechado y despreciado
entre los hombres” (Is. 53:3).
Lo más maravilloso es, sin embargo, que “cuando lo maldecían, no respondía con maldición” (1 P. 2:23), sino que se
humilló a sí mismo. (Para el significado del concepto humildad véase lo dicho sobre el versículo 3). Desde el primer
momento de su encarnación se sometió a sí mismo bajo el yugo; esto implica que se hizo obediente, a saber, a Dios
Padre, como indica claramente el versículo 9 (nótese la expresión “Por lo cual Dios”, etc.). Además, su obediencia no
conoció límites: aun hasta la muerte. En esa muerte, él, obrando al mismo tiempo como sacerdote y víctima, se ofreció
a sí mismo en sacrificio expiatorio por el pecado (Is. 53:10). Por lo cual, no fue una muerte común y corriente, sino como
dice Pablo: sí, y muerte en la cruz.
Muerte dolorosísima.
Bien se ha dicho que el que moría en ella “moría mil muertes”.
Muerte también afrentosa.
Obligar al condenado a llevar su cruz, hacerle salir de la ciudad a algún lugar “fuera de la puerta”, y allí ejecutarle por
medio de una muerte que, según sabemos por Cicerón, era considerada como la de un esclavo, era ciertamente vergonzoso.
Véase Jn. 19:31; 1 Co. 1:23. “Que aun el solo nombre de la cruz sea alejado, no sólo del cuerpo de un ciudadano romano,
sino también de sus pensamientos, vista y oído” Por tanto, al ser Pablo un ciudadano romano, como lo era, aunque hubiese
sido condenado a muerte, es casi seguro que no hubiese sido ejecutado en forma tan afrentosa. ¿Tenía en su pensamiento
esto cuando, refiriéndose a la muerte de su Maestro, escribió: “sí, y muerte en la cruz”?
Era una muerte maldita.
“Maldito por Dios es el colgado” (Dt. 21:23). Y si esto era así con respecto a un cadáver, ¡cuánto más con una persona
viva! Cristo Jesús se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta una muerte en la que vicariamente soportó la maldición
de Dios (Gá. 3:13). Véase el C.N.T. sobre Jn. 19:17, 18.
Y así, cuando pendía del madero, Satanás y todas sus huestes le asaltaban desde abajo; los hombres lo escarnecían a
su alrededor; Dios lo cubrió desde arriba con el manto de las tinieblas, símbolo de maldición; y desde adentro rompía su
pecho aquel amargo grito: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”. A este infierno, el infierno del Calvario,
descendió Cristo.
El pensamiento subyacente de los versículos 5–8 es este: En verdad, si Cristo Jesús se humilló a sí mismo en forma tan
profunda, vosotros, filipenses, deberíais estar siempre dispuestos a humillaros en vuestra pequeña medida. Si él obedeció
hasta la muerte, sí, y muerte en la cruz, vosotros deberíais ser más y más obedientes a la dirección divina, y esforzaros por
perfeccionar en vuestras vidas el espíritu de vuestro Maestro, el espíritu de unidad, humildad y solicitud, que agrada a Dios.
Comentario de 1ª Pedro 5:5. Asimismo ustedes, jóvenes, sométanse a los que son mayores de edad.
Revístanse todos de humildad en su trato mutuo, porque “Dios se opone a los orgullosos, pero da gracia a
los humildes.”
Estudio bíblico I.E.P. Autor hermano Roberto Saldías Roa; https://estudiobiblicotiquico.wordpress.com; WhatsApp +5676426950; correo electrónico rsaldiasroa@gmail.com 5
ESTUDIO BIBLICO TIQUICO 2023
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