Caso Mariela

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CASO MARIELA

EMBARAZO, ADOLESCENCIA Y CONSUMOS


PROBLEMATICOS Y LOS TIEMPOS
INSTITUCIONALES.

En este artículo, pretenderemos abrir ciertos interrogantes,


sobre cuestiones que se presentan cada vez en forma más
frecuente, en instituciones cuyo objetivo es ofrecer espacios
terapéuticos, para personas que presentan problemáticas de
consumo.
Recortando el segmento de la población, compuesto por
mujeres, adolescentes o jóvenes y su encuentro con una temprana
maternidad.
Intentando pensar sobre la oferta actual de espacios que
se ocupen de dichas problemáticas y la necesariedad de construir
redes de contención integral que trabajen interdisciplinariamente,
para brindar herramientas de alojamiento que no oficien como
productoras de obstáculos, que solo causen una iatrogenia a
través de sus prácticas, transformándose en expulsivas,
imprimiendo sus propios tiempos discursivos, por sobre los
tiempos de construcción intrapsiquica del sujeto, para poder
instaurarse como mujeres dadoras, deseantes que alojen a hijos,
que los subjetiven, teniendo en cuenta que la mayoría de las veces
su embarazo no fue planificado, que todavía son adolescentes y
que no han contado con familias continentes, en sus cortos
trayectos de vida.
Una breve síntesis de algún caso trabajado, para repensar
estas problemáticas donde confluyen las temáticas a analizar:
Mujeres adolescentes, que han sido madres, transitando sus
embarazos con consumos de tóxicos y concurren a la consulta,
por intervención de la justicia, cuyo único objetivo es evaluar
rápidamente a través de informes psicológicos, algo que
ilusoriamente denominan “Capacidades maternales,” donde se
juega para esas madres y sus bebes la posibilidad de construir un
vinculo o perpetuarse en un interminable trayecto de pretensiones
tutelares.
Advertimos a disgusto que muchas veces, pretenden
endilgar esa tarea como si se tratase de un mero trámite, en la
admistracion de justicia, en manos de los psicólogos tratantes,
quienes de esa manera terminarían aplicando un discurso de
poder. Viendo así desvirtuando su labor. La cual debiera consistir,
en contener, y alojar a personas cuya identidad como sujetos y
como madres aun se encuentra en un proceso de tiempos
inciertos, con vaivenes y dificultades y no como una sumatoria
precisa de objetivos cumplidos. y resultados obtenidos.

Uno de los casos:

Mariela, de 18 años, es traída, en el estricto sentido, de


llevar algo y no de acompañar a alguien, por dos jóvenes
trabajadoras sociales de un programa que trabajaba con trata de
personas, que, con buena voluntad, intentaban encontrar
patrocinio jurídico para la joven. La misma había sido objeto de
una serie de atropellos legales cometidos contra ella, y su bebe.
Pocas semanas después, al conseguirse la partida de nacimiento
nos enteramos que su edad en realidad era 17 años, facilitándose
algunas cosas ya que ella también era menor, y se podía apelar a
la ley de Protección integral de Derechos de niños, niñas y
adolescentes.
Mariela, paso gran parte, de su corta su vida en
instituciones cerradas, de régimen semi abierto y en situación de
calle, con una referencia vincular de algunas hermanas dispersas
también en los dispositivos jurídicos, para personas en situación
de semi- abandono de sus progenitores, ya que, si bien sobre su
padre no tiene datos, sobre su madre refiere, que conformo una
nueva familia y que la visitaba de manera eventual en alguna de
los lugares, donde ella permaneció institucionalizada.
Se inicia en el consumo de alcohol. marihuana y pasta
base a la edad de catorce años, con sus hermanos de la calle.
En algún momento es sometida a explotación sexual,
hasta los dieciséis años, momento en que quedo embarazada,
dándose cuenta de dicho estado cuando estaba en el cuarto mes.
En relación a ese momento de su vida afirma, que si bien
no se cuidaba al tener relaciones, ni imaginaba ser madre, se
alegró mucho cuando se entero de su embarazo, ya que sentía que
era la primera vez en su vida, que iba a tener “ALGO PROPIO”,
una hija, que eso la haría feliz y le daría lo que ella no tuvo, un
hogar. La llamo Mía.
Al nacer su hija, con algunos problemas respiratorios, y
bajo peso, permanece internada junto a la beba en el hospital
donde fue atendida, durante un mes. Con la intervención del
Servicio social, con un informe, moralista, signado de prejuicios y
lapidario sobre lo que consideraban la imposibilidad de ejercer la
función materna, de alguien que consumió en el embarazo.
La beba es enviada a un hogar, por orden de un Juzgado que
interviene sin avisarle a su madre de la decisión que iban a tomar,
interrumpiendo el vinculo que podría empezar a construirse, sin
permitir la visita, y negando patrocinio jurídico a la madre, y de
subjetivando tanto a la madre como a la beba, con estas acciones
profilácticas.
A partir de los hechos descriptos, se sucede una maraña
de intervenciones institucionales. La defensoría que representaba
a la beba, el hogar con sus reglas donde se encontraba la misma,
el hogar para madres con hijos, donde luego fueron alojadas
ambas, el centro donde realizaba su tratamiento para abandonar el
consumo de drogas.
Con superposición de acciones desprolijas, con discursos y
objetivos divergentes, Es difícil poder pensar, en que dichas
practicas que no sean iatrogénicas, que no impongan sus tiempos,
sus discursos, sus saberes. Tan distantes de la posibilidad de
hilvanar sobre la realidad psíquica y sus tiempos.
Lo que se pierde, se dispersa, se desintegra, es el sujeto, su
singularidad, sus tiempos propios, en la construcción de una
función, la materna, que no es instintiva, no es biológica, no es
jurídica, ni institucional, ante los imperativos de discursos amos,
como no quedar aplastada la apuesta de estos sujetos, con estas
dificultades, sino intentamos desanudar dichos imperativos,
mientras apostamos a la singularidad de ese tiempo, diferente para
cada sujeto, en la construcción del intrincado “proceso de
maternaje.” .
Como agentes de salud mental el desafío, siempre es
propiciar el despliegue del caleidoscopio del deseo, con la
singularidad de los tiempos del psiquismo, respetando a todos los
sujetos que intervengan en el entramado vincular, desde una
perspectiva ética. Un equilibrio nada fácil de constituir.

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