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Capítulo 1
“No puedes elegir si algo te hiere en este mundo… pero tienes que decir algo cuando algún día te hieran”.
Camila estaba sentada en un banco cerca de su taquilla mientras sus compañeros andaban hacia el colegio,
silenciosamente observando e intentando darle sentido a todos y cada uno de ellos.
Encontraba su mirada con algunos, y no por sorpresa, todos la miraban con odio y hasta con sonrisas
ridículas. Suspiró y cerró los ojos, ya acostumbrada a las valoraciones que recibía. Solo había una persona de
la que le importaba su opinión, y la forma en la que esa persona retrocedió evitaba todas las demás miradas
horribles que le dedicaban. A la gente le gusta decir que ella misma se hizo esto, pero en realidad no tienen
ni idea. No eran conscientes de las batallas que ha afrontado diariamente desde aquella noche, y nunca lo
sabrán porque el orgullo y la vergüenza de Camila sobre la vulnerabilidad de aquella noche hace que
mantenga su boca cerrada y todo el mundo asume que esta espiral cuesta abajo es por razones egoístas e
incomprensibles, pero no tienen ni idea.
Se sentó y esperó la llegada de la única persona que le daba esperanza – aunque ella no era consciente de
eso. Aunque lo supiera, probablemente la ignoraría, tenía que verla para darle fuerza y coraje para el día que
se avecinaba. Cuando las puertas del colegio se abrían con el grupo de amigos de la chica, Camila se encontró
de repente de pie, corriendo hacia su taquilla, ocultando su cara y mirando de reojo a la chica de detrás de la
puerta de su taquilla.
La miraba con admiración mientras la chica quitaba su largo pelo de la cara y vio una sonrisa que crecía en su
cara con algo que había dicho una de sus amigas, porque en sus ojos había alegría. Camila miraba para
intentar distinguir la sombra de los ojos verdes de la chica hoy, pero fue interrumpida por una voz masculina
profunda en su oído, susurrando lo que ella asumió como un intento fallido de seducirla, pero sabía que
tenía que jugar así que se apoyó en su cuerpo y sintió la sonrisa del chico contra su cuello, y justo antes de
darse la vuelta se dio cuenta de con quién estaba tratando hoy, captando la mirada de disgusto y
desaprobación de la otra chica, y a pesar de ello y aunque ya estaba acostumbrada, fue como una daga en el
corazón.
Camila apartó inmediatamente la mirada antes de que Lauren pudiera ver el dolor en sus ojos porque sabía
lo expresivos que podían ser sus ojos y puso una sonrisa falsa al chico, cuyos brazos estaban recorriendo su
cuerpo constantemente delante de todos, y sabía que hoy sería un día largo. Lauren sacudió su cabeza antes
de que ella y sus amigas pasasen por donde estaba Camila, la palabra que murmuraban no pasó
desapercibida para los oídos de Camila, “Puta”. Camila mantenía los ojos puestos en la cara que tenía
delante, con su sonrisa falsa, y examinaba los rasgos del chico para intentar distraerse de la proximidad de la
chica y sus palabras hirientes.
Camila se sorprendió al tener tan cerca al chico, pero ella no comprendía el hecho de que ella no estaba
cerca de él. El chico no podía ver el dolor en sus ojos, porque su mirada hormonada estaba demasiado
ocupada con cada intención que estaba formando en su cabeza por lo que iba a venir si caminaban unos
metros más hasta el armario del conserje. Camila finalmente, dejó viajar a sus ojos detrás de la cabeza del
chico echar un último vistazo a Lauren antes de asentir con la cabeza al extraño que tenía delante y le cogió
la mano para dar lugar a lo que se convirtió en un hábito crónico en el estilo de vida cotidiana de Camila.
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Capítulo2
“Te gusta alguien que no te puede corresponder porque el amor no correspondido puede sobrevivir de
cualquier manera mientras que el amor una vez correspondido no puede”
Camila salió del armario del conserje sigilosamente, tratando de no llamar la atención. Así era como lo hacía,
llevaba a cualquier chico que le interesaba –y por interés, ella se refiere a lujuria y deseo- y le llevaba a
cualquier sitio pequeño que tenían cerca, y le dejaba usar su cuerpo. Era el pequeño no tan secreto hábito
que la chica tenía, y se odiaba cada minuto por ello. Odiaba la manera en la que la tocaban; odiaba la manera
en la que la usaban con sus dedos ásperos. Odiaba cómo se sentía al abrir su cuerpo a chicos de los que ni
siquiera sabía sus nombres. Ella odiaba las miradas sin sentido que le daban mientras le daban las gracias y
se iban, subiéndose las cremalleras, y con eso, el orgullo de Camila.
A lo mejor si él no hubiera pensado en lo fácil que sería usarla, ella no habría tenido este hábito. Eso era
cierto. A lo mejor, si ella se lo hubiese quitado de encima, diciéndole “no, no, no” como la buena chica que
supuestamente es, ella no tendría este hábito. A lo mejor si hubiese sido más lista, no tendría este hábito.
Pero ahora, saliendo del armario del conserje, limpiándose la boca con una servilleta que había encontrado
en el suelo, hizo que se diese cuenta de que necesitaba este hábito.
Daba igual cómo de asqueroso fuese o cómo de ridículamente menospreciada era, pero lo necesitaba.
Ella lo necesitaba para sentir que no podía y no iba a morir de vergüenza por lo que él la hizo pasar. Incluso
poniendo su boca en los suficientes chicos cada día como para hacer un equipo de fútbol, era menos
vergonzoso que dejar a un chico que la tocase sin ella querer que la tocase porque ella sabía dos cosas:
El podía, y Ella no podía pararle. Dando mamadas gratis y distribuyendo sus órganos sexuales, la hacía
sentirse mejor que recordar cómo le había permitido que la tocara.
Su hábito le recordó que estaba bien decir que sí, y nunca está bien decir que no. Y eso es lo que la ayudaba
a dormir por la noche.
Ella no dijo que no aquella noche, ella debió hacerlo, pero no lo hizo. Y por aquella noche, ahora ella tenía un
asqueroso, asqueroso hábito que la acabaría matando pronto.
Estaba escrito en las caras de todas esas personas que pasaban por delante. Camila podía ser tan reservada
como ella quería ser; la gente sabía dónde estaba, qué estaba haciendo, pero no sabían por qué.
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Ellos no sabían que la salvó de una manera enferma, retorcida. No sabían que estaba desesperada por
deshacerse de la sensación de malestar, de los sentimientos enfermos que la poseían por las chicas de la
manera que debería de pasar con los chicos. Ella no debería sentirse atraída por las chicas, mucho menos por
Lauren Jauregui. Lauren la odiaba más de lo que Camila se odiaba a si misma, lo que ya decía algo.
Había algo en Lauren que la intrigaba, la hacía querer explorar qué podría ser posible entre dos chicas
adolescentes, una demasiado popular, y otra demasiado putilla. Había algo eminente ahí, algo necesario al
menos para encontrar, daba igual lo difícil que fuera. Camila quería hacer cosas con Lauren que no buscaba
en los chicos que la seducían. Ella quería tocar a Lauren de manera inocente, de manera libre –suave, con
caricias cuidadosas que las llevarían a las dos en una dirección que nadie más podía.
Y todos aquellos deseos y necesidades por Lauren Jauregui, tenían a Camila cagada de miedo.
Sabía desde el principio – chicas y chicos tienen que estar juntos. No chicas y chicas. Lo había aprendido de
su madre, de su padre, abuelos, y amigos de la iglesia donde ya no iba diariamente. Sentía que esos
sentimientos por Lauren eran un pecado, y aunque no fuese a la iglesia, aunque entregase su cuerpo
libremente a cualquier hombre, ella no estaría ni podría estar con otra mujer. Era inaceptable, socialmente
peor que ninguna otra cosa que Camila pudiera hacer.
Camila Cabello era una puta porque sabía que con el sexo encontraba paz por un error cometido hace años.
Camila Cabello era una puta por encontrar paz sabiendo que no era “homosexual”- o en términos latentes,
“un maricón”.
Estas dos cosas era ciertas, y existían en las palabras de Camila como una barrera para lo que el sexo podía o
no significar.
Capítulo3
"Las marcas humanas dejan normalmente demasiadas cicatrices"
Justo unos minutos antes de que la primera clase empezase, Camila estaba en su taquilla mirándose en el
espejo. Se examinaba sus rasgos y se preguntaba si era como un libro abierto como muchos de sus
compañeros. Incluso después de retocarse su fuerte maquillaje, el pensamiento seguía mientras iba a Inglés.
Inglés era su asignatura favorita por diferentes razones. Una era porque Lauren estaba allí, y otra era porque
se encontraba agusto en esa clase, porque aunque no se podía llamar favorita, la profesora no la miraba de
la manera condescendiente que todo el mundo lo hacía. Camila se sentó en su sitio habitual al final en una
esquina, uno porque estaba cerca de la puerta, y porque así continuaba su evaluación habitual de quien era
quien.
A Camila le encantaba leer a la gente, era algo que se le daba muy bien. La única persona a la que no podía
adivinar completamente era a Lauren, y era una de las razones por las que se sentía tan atraída por ella. Le
daba la idea de que debajo de la persona superficial, era diferente. Tan pronto como se sentó, su
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pensamiento de antes volvió a su mente. Ella pensaba en el dicho que habla sobre cómo la gente
normalmente no suele ir buscando las cicatrices, a menos que ellos mismo las tengan.
Se preguntó si ella siempre tomaba nota del dolor evidente en los ojos de la gente porque ella misma se
sintió parte de ella. Ella se compadeció de esa gente que, como ella, se hacía pasar por personas que
claramente no eran. Ella se quitó la idea de la cabeza cuando Lauren entró, e instantáneamente su estómago
se puso boca abajo. Miró hacia otro lado para evitar los ojos en blanco y la burla habitual de la chica. Nunca
había entendido porque la chica la odiaba tanto, pero supongo que todo tenía que ver con cómo Lauren
tenía sus valores y moral intactos, aunque Lauren se olvidase de ellos cuando abusaba de ella verbalmente.
A tiempo, Miss Lovato entró y su sonrisa brillaba en presencia de todos los que estaban en la clase. Había
algo en Miss Lovato que te hacía sentir seguro – entendido. Camila realmente nunca había tenido una
relación en particular con la profesora, pero sabía que había una conexión ahí, con el apoyo que le había
dado sobre su escritura con la forma en la que le había mandado sonrisas reconfortantes que decían “Vas a
estar bien”.
La clase llevó su rutina habitual teniendo todos escritura libre en la que la mayoría de los estudiantes solían
llevar a cabo un diario, pero no Camila, ella escribía poesía. Nunca le había gustado decirle a alguien
exactamente cómo se sentía. Era una gran creyente de la idea de menos es mas – vaguedad. Después, Miss
Lovato leería algún fragmento de su libro favorito y luego explicaría cómo podía estar relacionado con
cualquiera en la clase, y por último, recogería los deberes que mandó para el fin de semana. No era una de
esas profesoras que hacían que los Lunes diesen asco, nos daba a todos un poco de esperanza de que los
Lunes estaban bien – después llegaría el segundo periodo y los lunes volverían a dar asco.
Hoy ha leído un fragmente de un libro que ha dicho que se llamaba “Shatter me” de Tahereh Mafi. Nunca se
tomó su tiempo para preguntar si habíamos leído el libro, tampoco en explicar de que iba el libro porque
quería que nosotros nos reflejáramos en lo que ella leía sin contarnos el argumento del libro. Observaba con
atención mientras leía, porque me encantaba cualquier trabajo escrito mejor que leyese lo mío, me
conmovía. El fragmento decía:
“El volumen de mi voz es más alto con cada palabra, las emociones desenfrenadas de repente
gritando a través de mis pulmones. “¿Crees que no tengo corazón? ¿Crees que no siento? ¿Crees que porque
puedo causar dolor, yo podría? Eres como todos los demás. Crees que soy un
No sabía de que iba el libro, pero tampoco quería saberlo porque mientras las palabras se derramaban, mi
respiración se entrecortaba en mi garganta y miraba alrededor, y algunas personas reaccionaban de la misma
manera mientras otros estaban sentados imperturbables. Mientras la voz de Miss Lovato se agarraba a cada
palabra, yo cerraba mis ojos y me veía a mi misma. Me veía escuchando a todo el mundo burlarse de mi. Me
veía sonriendo y pretendiendo que no escuchaba sus palabras, y aunque pensaban que estaban siendo
bastante discretos, nunca lo eran. Me veía a mi misma sentada sola en el armario del conserje esperando a
que saliese el chico de ese día. Veía mi dolor, y por primera vez, las palabras existían para expresar lo que
quería gritar a todos cuando me miraban de la manera que lo hacían.
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Deseaba decirles a todos que esa no era yo, que ellos no conocían a la yo verdadera, pero ¿no es eso de lo
que intentan convencernos todos? Ese quien aparentemente es, ¿es difícil saber quiénes son? Era una
pérdida de tiempo. Todos eran una pérdida de tiempo. Todos menos una – o dos en el caso de Miss Lovato.
Cuando terminó, Camila no falló en ver el milisegundo en el que los ojos de Miss Lovato se dirigieron en su
dirección, pero antes de que pudiera reaccionar, la campana sonó. Todo el mundo guardó sus cosas, pero
Camila se encontraba pegada a la silla. Se tragó el nudo que se estaba construyendo en su garganta, y
lentamente se puso en pie. Justo antes de irse, Miss Lovato habló.
“¿Q-qué?
Camila bajó su mirada a sus pies y despacio asintió con su cabeza antes de mirar de nuevo a su profesora y
no era necesario decir nada, Miss Lovato sabía lo agradecida que Camila se sentía al saber que alguien veía
su falsa sonrisa. Los rasgos de Miss Lovato se suavizaron porque a pesar de que ella era lo suficientemente
valiente para decirle a la chica joven que ella siempre esperaba que estuviese equivocada. Aunque estuviese
en lo cierto, era mejor en este caso.
- “Se hace agotador, pero a veces es más fácil. Y lo hago como un hábito de elegir la salida más fácil. Lo
siento.”
Camila dijo eso antes de irse. No estaba completamente segura de lo que estaba arrepentida, de ella o de
cada uno que ha participado en la Historia de Horror de Camila. Se preguntaba si su vida encajaría mejor en
una sección de drama, o ¿a lo mejor en una de horror? Su pregunta podía contestarte fácilmente; todo el
mundo a su alrededor categorizaría su vida en la sección de comedia. Ella era una broma.
Capítulo4
“Cualquiera que haya pasado por tiempos difíciles – la percepción de cualquier desconocido, da igual la
información que se les haya dado, ellos no tienen ni idea de cómo es la vida de esa
persona.” – Amy Grant.
Camila volvió a casa agotada. Había algo en la manera en la que Miss Lovato sabía cómo se estaba sintiendo,
en lo que estaba pensando, que la hizo estar completamente desgastada. No había nada que pudiera hacer
en ese punto más que dormir. Camila subió a su cama esa noche con unas pastillas en la mano, unas 13 si ha
contado correctamente. No eran suficientes para matarla, pero eran suficientes para dejarla dormida hasta
el día siguiente sin despertarse. Pero antes de que pudiera tomárselas, vio como su teléfono se iluminaba y
vibraba en su mesilla de noche. Si hubiera sido cualquier otra persona, no se habría molestado en escupir las
pastillas.
Pero no había ningún nombre de contacto, y ella tenía un sentimiento de quién podría ser.
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“Hey, puta. Soy Lauren J. ¿Quieres venir? Creo que sabes lo que quiero.”
Camila cerró sus ojos, más y más fuerte hasta que se le empezaron a caer las lágrimas de la presión. Ella
sabía lo que Lauren quería – la vergüenza de Camila. Camila se atragantó con un pequeño sollozo que
apareció desde su interior y comenzó a escribir una respuesta que no tardaría en lamentar.
————
Camila caminó por el lado pequeño del suelo de grava que conducía hasta la ventana hasta la que Lauren
Jauregui la había guiado en sus mensajes. Ella venía para irse, dando a Lauren lo que quería en medio, sin
mencionar ese intercambio en el colegio, o realmente, en ningún sitio. Pero esto era estrictamente negocio,
es lo que Lauren había dicho. Y si Camila tuviera que guardar el secreto, Lauren podría gradualmente dejar
de aterrorizarla en el colegio. Camila sabía que “gradualmente” significaba despacio pero de forma segura,
porque si de repente Lauren dejase de propagar la promiscuidad de Camila por todos lados, la gente se daría
cuenta. La gente se haría preguntas. La gente lo averiguaría. Así que, la promesa eran aguas oscuras, pero
merecía la pena. Lauren merecía la pena.
Camila trepó hasta la pequeña y abierta ventana a la que Lauren le había dirigido y vio a Lauren sentada en
un pequeño escritorio de madera en la esquina de la habitación. Había una cama en la habitación, y Camila
tenía que decirlo, el peso de lo que iba a hacer hizo que se resbalase. Lauren se giró con la entrada de Camila
y dijo con una silenciosa – si Camila estaba en lo cierto, casi arrepentida- voz,
- “Hey, puta. ¿Preparada para lo que mejor haces?” – Los ojos de Lauren estaban tristes cuando ella dijo eso,
e hizo que Camila se enfadase.
- “¿Por qué coño me querías aquí? Te has dado cuenta de que no eres mejor que yo consintiendo esto
¿verdad?” – Camila dio un paso adelante y Lauren sonrió.
- “Realmente eres un poco caliente cuando lo intentas y te pones furiosa. No puedes enfadarte conmigo.
¡Vamos, hagámoslo! No estoy pagando para que te quedes ahí y me grites.”
- “¿Qué sacas exactamente tú de mi? No soy una prostituta a la que puedes llamar cuando tu quieras usar, te
hablo con dulzura cuando me quito los pantalones y luego me despido.”
- “Realmente, Camila, tu eres una prostituta. Por eso estás de acuerdo con esto.”
Lauren empezó a quitarse la camiseta, enseñando su sujetador, y se levantó de la silla, cogiendo a Camila con
intensidad por su cintura y la puso contra la pared, con las caderas juntas y tirando de la camiseta de Camila.
- “Está bien” - susurró, mientras dejaba un beso en el pelo de Camila - “porque serías inútil sin ella.”
Camila retuvo en su cabeza las duras palabras, esas fáciles palabras, sabiendo que era verdad. Dejó a Lauren
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hacer lo que quisiera con ella, a través de movimientos fáciles pero burlones y raros. Nunca había hecho esto
con una chica, pero Lauren tomó el control, lo que le dio a Camila algo con lo que trabajar. Después de todo,
siempre había querido saber más sobre la chica. Lauren sabía exactamente lo que hacía, como si ya lo
hubiese hecho antes, lo que realmente sorprendió a Camila más que Lauren la hubiese llamado para ir a su
casa y ser la primera. Pero después otra vez, ¿por qué alguien querría tener su primera vez con Camila? La
primera vez debería ser especial y Camila era, en todo caso, lo contrario a especial. Camila se preguntaba
quién fue la primera vez de Lauren.
Lauren aparentemente había terminado con Camila porque se había recostado en la cama, claramente
cansada, y con los ojos cerrados.
- “¿Sabes? Podría ser un poco más agradable si participases igualmente sin pensar demasiado”.
Lauren miró en su dirección, y Camila podía decir esta vez sin cuestionar nada, que Lauren estaba tratando
de ser agradable. Aunque siguiese siendo una puta.
- “¿Cómo sabes que estoy pensando?” - Camila preguntó intrigada. Le encantaba saber cómo la gente leía a
las otras personas.
- “Estabas ida, daba igual lo que hiciera. Tus ojos estaban vidriosos y tu lenguaje corporal y tu mente eran dos
seres diferentes. No lo sé, lo sé.”
Camila estaba recostada, ropa por todas partes, y Lauren se inclinó a coger una manta a los pies de la cama.
La extendió sobre Camila descuidadamente.
Camila parecía que había mostrado confusión porque Lauren dijo después.
Camila parpadeó varias veces, completamente confundida con el hecho de que Lauren quería que se
quedase. No tenía sentido en su cabeza. Pero pensó que era su oportunidad de oro para preguntarse en voz
alta cosas sobre la chica que la fascinaba y la ofendía.
- “Vale. Me quedaré a cambio de conversación. No puedo dormir así que tendrás que hacerme compañía.”
Debajo de la pequeña y naranja luz que provenía de la lámpara de la esquina, Camila podía ver cómo Lauren
entrecerraba los ojos.
- “¿Por qué me odias tanto? ¿Qué he hecho?” - Lauren se río al escuchar eso.
- “No has hecho nada. Simplemente eres asquerosa. Tus pequeños hábitos me ponen enferma. No te odio.
Camila, me repugnas.·
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Camila cerró sus ojos; estaba acostumbrada a observaciones de ese tipo, especialmente de Lauren Jauregui.
Camila se río.
- “¿Qué? ¿Todo lo demás que dices sobre mi cada día también es innecesario?”
Lauren no contestó por un rato, y Camila asumió que se había quedado dormida, pero había una pregunta
incuestionable en una voz que escuchó detrás suyo, demasiado baja para saber si era real, demasiado alta
para que fuese de la mente de Camila.
Capítulo5
"¿Cómo dejas de estar aterrorizado de quedarte atrás y de terminar contigo mismo para siempre sin ser nada
para el mundo?"
Camila se aferró a la manta mientras sus músculos se tensaban. No quería que la entendiese, no alguien a
quien no le importaba. Dejó salir una respiración a través de su nariz, y se giró hacia Lauren:
- “¿Por qué finges ser heterosexual?” - su pregunta hizo eco, y se preguntaba si lo había dicho en alto, pero la
mirada incrédula de Lauren confirmaba que la había escuchado.
Lauren abrió la boca, solo para cerrarla, y miró a los ojos de Camila con pánico, pero en cuestión de
segundos, el pánico se había esfumado y en su cara se dibujó una sonrisa de superioridad.
- “Soy heterosexual. Tenía curiosidad y no me sentía bien teniendo que involucrar en mi curiosidad a una
chica inocente que desarrollaría sentimientos mientras que tú eres indiferente ante esto. Daría igual.”
Las palabras escocían. Escocían más de lo que a Camila le gustaría admitir así que ella dio lo mejor de si
misma y se convirtió en una actriz. Se burló antes de girarse.
- ¡Que considerada!”
Antes de que Lauren pudiera decir nada más para añadir más daño a esa noche de arrepentimiento, Camila
empezó a exagerar su respiración para aparentar que se había quedado dormida. Parecía que había
funcionado porque después de diez minutos, un peso movió en la cama y pudo escuchar como Lauren se
levantó. Lauren no se había movido y Camila intentó con todas sus fuerzas que no se diese cuenta de que
estaba despierta y casi se da por vencida cuando sintió que algo caía sobre ella antes de que Lauren se fuese
de la habitación. Una vez que la puerta se cerró, Camila abrió sus ojos y se giró para ver qué le había tirado y
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lo que vio le rompió el corazón más que cualquier comentario degradante - era un billete de veinte dólares.
Camila decidió que no se podía quedar, Lauren la echaría en dos horas y veía como el sol estaba empezando
a salir - se levantó y dejó el billete ahí, por supuesto, no sin romperlo antes.
Ella resopló mientras sus pies se encontraban con el suelo sólido y no podía decidir si quería irse a casa o no.
Decidió no quedarse porque no encontraba la fuerza suficiente para enfrentar a Lauren, tampoco en el
colegio. Algo sobre la noche anterior hacía que todo fuese aún más vergonzoso.
Pensó en las palabras de Miss Lovato que empezaron a recorrer su mente, la idea de intentar cambiar. La
idea de cambiar su vida, pero después se río tristemente sobre cómo la simple idea de “normal” estaba tan
lejos para ella. Camila se encontró caminando por un camino familiar que la llevó hasta la playa.
La playa estaba vacía, por supuesto, porque era pronto, pero se veía aún más bonita. Mientras el sol salía en
el cielo y le daba un beso de buenos días al océano. Camila se quitó los zapatos y su ropa, quedándose en
ropa interior. Respiró profundo y mientras sus manos empezaron a temblar, se puso a contar como un niño
pequeño: 1…2…3… antes de correr hacia el océano.
Siguió corriendo hasta que sus pies ya no estaban en la arena, y nadó hasta que cubrió su cuerpo entero. No
luchaba contra las olas que iban en su contra, porque lo necesitaba en ese momento. Sentía el tira y afloja de
la marea matutina, tan mal como se sentía - pero también se sentía increíble. Tomó aire antes de dejar que la
corriente de agua la tapase. Su cuerpo se agitaba y daba vueltas sin control, quedándose incluso cómo sus
pulmones se rompían, pero no quería luchar todavía contra el agua. Quería sentir cómo era ahogarse
físicamente porque estaba segura de que así se sentía cada día, ahogada en una miseria sin fin. Mientras las
olas golpeaban, se dejaba llevar creyendo que el océano la estaba limpiando de todo. Cuando supo que su
cuerpo estaba a pocos segundos de rendirse, subió a la superficie. Ella quería creer por un momento que su
existencia era insignificante, pero una parte de ella sentía que se debía respuestas.
Respuestas a la confusión y respuestas a las que se sigue sosteniendo. Nadó hacia la orilla y descansó en la
arena. Cerró los ojos y se dejó controlar por la velocidad de su corazón, y se dejó pensar a su mente que se
acababa de salvar a sí misma. Por una vez, se dijo a sí misma que merecía quedarse aunque nadie más
estuviese de acuerdo. Se preguntaba qué hora era, y se preguntaba si el primer periodo habría empezado ya
o no. Se preguntaba si Lauren habría entrado con su habitual movimiento de pelo y bebiendo café. Se
preguntaba cómo era estar en control.
Después de lo que pareció una hora, se levantó y se vistió. El sol la había secado un poco, así que pudo
ponerse el pijama que se había dejado en casa de Lauren, y decidió que podía ir a casa ahora que sus padres
estarían probablemente en el trabajo, pero sus pies tenían un plan diferente.
Camila caminó hasta el edificio que ahora parecía extraño - le daba miedo. Respiró hondo antes de entrar, y
se santiguó y se preguntó si se había fundido o algo. Avanzó hasta el altar, y se arrodilló . La iglesia estaba
vacía, era un día entre semana, pero el cura tenía que estar por algún lado; y mientras se arrodillaba ,
empezó a llorar, no, empezó a sollozar. Cuando sintió una mano del cura de la ciudad en su hombro, no
podía dejar de llorar más fuerte antes de que se le escapasen de sus labios cosas incoherentes.
Capítulo6
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“Cuanto más grande sea la lucha, más glorioso será el triunfo”
Camila entró en el colegio esa mañana sintiendo algo que no había sentido en años – paz interna. Había algo
reconfortante sabiendo que el cura había sentido que algo en ella podía cambiar a mejor. Camila le contó
todo –todo lo que debajo del sol se había negado a hablar con nadie más hasta ahora. Y la mejor parte era
que a pesar de todo esto, el cura no la había mirado con decepción, locura, repulsión ni nada. Se mostraba
compasivo. Le dio una palmada en el hombro a Camila, le dijo que Dios estaba de su lado y que el perdón era
imparable Parecía que con esa visita a la iglesia, todo podría volver a estar bien de nuevo. Entró al colegio
con un sentimiento imparable, sintiéndose tranquila al saber que todo podría ir a mejor.
Pero eso fue hasta que el primer chico llegó hasta ella, agarró su mano duramente, acercándola en dirección
al cuarto del conserje que estaba cerca, susurrando súplicas de necesidad y prometiendo dinero en su oído.
Ella intentó empujarle, intentó decirle que había terminado con esa mierda, pero él no la escucharía. Abrió la
puerta negra grande que tenían enfrente, la empujó hacia adentro y cerró detrás suyo, empezando a quitarle
la camiseta a Camila. La tiró al suelo, cogió la cara de Camila con su mano.
Ella se echó hacia atrás sin dudarlo un segundo e hizo todo lo que fue posible por encontrar la fuerza que
debió haber tenido para evitarlo cuando pasó esto por primera vez. Le mordió con fuerza el brazo.
Él la soltó inmediatamente, gritando “Puta loca” mientras ella salía como un torbellino de la habitación,
cuando él se subía la cremallera. Camila no recordaba el momento en el que se la había bajado.
Camila puso las rodillas contra su pecho en el frío y duro suelo donde estaba, sentía el frío a su alrededor, se
estaba congelando ahora. Dejó que las lágrimas cayeran por sus mejillas, dándose cuenta de las pequeñas
cosas que habían cambiado, pero ahora, de repente, todo había cambiado. Agarró la camiseta con su puño,
mientras no podía dejar de temblar. Sintió como algo caliente caía sobre su boca y vio que era rojo; le había
mordido lo suficientemente fuerte para hacerle sangre. Se limpió la sangre de sus temblorosos labios,
limpiando también las lágrimas que tenía en las mejillas. Puso la cabeza en sus rodillas y rezó.
Rezó por las cosas que deseaba poder ver, pero no podía.
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Después de que Camila encontrase la fuerza suficiente para levantarse del suelo y ponerse la camiseta, se fue
a la clase que se suponía que debía ir a esa hora. Podía estar preocupada por ver al chico otra vez, pero
realmente, no le había visto ni la cara. Entró tristemente a la clase, pidiendo perdón a su profesora, dándose
cuenta de que su cuerpo le había llevado hasta la clase de Inglés. Miss Lovato paró la clase, miró a Camila,
quien estaba evitando el contacto visual. Miss Lovato
volvió a mirar la pizarra en la que estaba escribiendo y Camila se preguntó si se había rendido con ella.
La clase continuó por un rato antes de que Camila se diera cuenta de que era la única que quedaba dentro.
Había perdido la noción del tiempo; era casi la hora de comer. Camila miró alrededor y vio a Miss Lovato que
la miraba fijamente, con preocupación en los ojos. Camila se levantó de su mesa y caminó hasta la de Miss
Lovato, preparada inventarse una excusa por todo. Pero antes de que pudiese abrir la boca, Miss Lovato
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levantó su mano.
“Sé que me vas a mentir sobre lo que pasó realmente. Sé que me vas a dar cualquier excusa válida sobre
dónde estuviste, pero vas a tener que decirme la verdad, porque sino en cinco minutos voy a llamar al asesor
académico y le voy a decir que tengo una alumna que creo que está gravemente deprimida. Tus notas están
bajando, Camila. Llegas tarde todos los días, y cuando no llegas tarde, es como si no estuvieses en clase. Y
cuando estás en clase, te quedas mirando a la nada o garabateando en tu cuaderno. Nunca estás presente y
esto no puede seguir así por más
tiempo” – Miss Lovato dio un pequeño golpe en el asiento que tenía al lado con una manicura recién hecha.
– “Es hora de que me digas qué es lo que tienes que te pueda levantar.”
Camila miró hacia la silla, brevemente considerando sentarse antes de decidir que no iba a ser la opción más
correcta. Miss Lovato debió apreciar eso en los gestos de Camila porque antes de que pudiera correr, Miss
Lovato dijo:
Y con eso, Camila se sentó y le contó a Miss Lovato todo lo que podía contar. Le contó que había sido violada,
algo que no le había contado a nadie. Le contó que no pudo resistirse, que necesitaba compensar aquello,
que se estaba tirando a todos los chicos del colegio, que era una puta en los ojos de cada chico del colegio,
una pecadora en los ojos de Dios, que estaba intentando mejorar, que estaba intentando dejar ese hábito,
que trataba de salvarse, pero que no funcionaba, pero Dios podía salvarla, eso es lo que le dijo el cura la
noche anterior, pero ¿por qué había pasado lo de esta mañana si estaba arrepentida y quería cambiar?
Y no podía decir nada más porque después se puso a llorar fuertemente por las palabras que se le habían
escapado de sus labios.
Camila se llevó las manos a los ojos, sintiendo solo vergüenza. No había alivio. Miss Lovato se acercó y cogió
de la mano a Camila, envolviéndola en las suyas, y Camila se agarró como a un salvavidas. Podía ahogarse en
las aguas que la rodeaban, pero no sin antes luchar. Eso estaba más que probado.
Miss Lovato levantó su mano y cogió la barbilla de Camila con sus suaves dedos. Los ojos de Camila se
encontraron con los suyos, y empezó a hablar.
“No estás sola. Nunca vas a estar sola. Eres preciosa, maravillosa, y este estilo de vida que estás llevando no
merece la pena. Vales más de lo que tú misma te crees. Te degradas a ti misma por tu pasado y eso no está
bien. Nunca estarás bien hasta que no te des cuenta de que tu pasado no te define.”
Camila se burló.
“Esa es la conclusión, Miss L. Esto me define. No lo entiendes. No entiendes lo que es odiarse de esta
manera.”
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Otra lágrima bajó con la cara de Camila, y se dio cuenta de que también se le había caído una lágrima a su
profesora de Inglés.
“Pero, Camila, esa es la cosa. Sé lo que es eso. Por eso sé cuanto te odias. Tú estás donde yo me encontraba
hace tres años.” – Miss Lovato dejó la barbilla de Camila, y se subió las mangas de su camiseta, dejando ver
dos palabras escritas en horizontal en sus muñecas. Sé fuerte. – “Tengo esto para recordarme cuando estoy
sola, cuando creo que no merezco la pena o alguna de esas cosas. Pienso que lo soy. Me recuerdan que estoy
bien, a salvo, y que merezco la pena. Tú también mereces la pena, Camila. Más de lo que crees ahora. Pero
mereces la pena más de lo que te estás haciendo a ti misma. No te mereces esta tortura. Lo que pasó esta
mañana no fue tu culpa, y estoy muy orgullosa de que hayas peleado. Eso demuestra lo fuerte que es tu
corazón luchador. Eres una luchadora. – Miss Lovato sonrió, bajó sus mangas, y se acercó a Camila para darle
un abrazo. – “Eres una luchadora.
Capítulo7
"Te pasas la vida entera atascado en un laberinto, pensando cómo escapar un día, y cómo de increíble sería,
imaginando un futuro que continuase, pero nunca lo haces. Solo usas el futuro para escapar del presente".
Me separé del abrazo en el que Miss Lovato me tenía y la miré a los ojos. Siempre me había dado mucho
crédito en la manera que tenía de poder leer a la gente, pero nunca me había dado cuenta de que ni siquiera
los adultos pueden sentir lo que nosotros sentimos. Vi dolor en sus ojos, pero también, libertad. Estaba libre
de cargas, o al menos había luchado duro para estarlo y eso me daba la esperanza que creía haber perdido
cuando ese chico me arrastró al cuarto antes. La sonreí a través de mis lágrimas y le susurré un “Gracias”,
antes de levantarme mientras la campana sonaba señalando la hora de la comida. Me había perdido mi
segundo y tercer periodo pero estaba bien, considerando que solo eran gimnasia y una hora libre. Fui hacia
mi taquilla y la abrí. Me miré en el espejo limpiando mi maquillaje, dejando solo una pequeña capa en
comparación con la máscara de payaso habitual. (Hablando en sentido figurado).
Entré en la cafetería e ignoré todos los silbidos que venían del grupo habitual de cerdos que pagaban sus
visitas diarias. No comía y cualquiera con un poco de sentido común lo encontraría como un problema por el
que preocuparse. En este colegio nunca había tenido a nadie exactamente en el que poder apoyarme. Antes
solía tener, pero eso fue antes del incidente. Miré alrededor, buscando un sitio en el que sentarme y
encontré a una chica sentada sola que parecía que estaba rezando antes de empezar a comer. Dudé sobre si
sentarme con ella ya que era una rechazada social, una puta al menos recibe más interacción que un santo,
pero esta era una nueva yo, y era una oportunidad para aprovechar así que me acerqué a ella. Unos cuantos
ojos me siguieron, entre ellos los de Lauren y todos se empezaron a reír cuando me senté con la chica. Era un
espectáculo raro, al menos tenía que admitirlo. Esperé pacientemente a que terminase de rezar antes de
preguntar.
Sus ojos se abrieron más cuando vio quien era pero aún así asintió. Al menos no era hijo de Dios atascado.
Sonreí débilmente antes de asentir con la cabeza poniendo mis manos delate. Ella me miró con curiosidad
mientras abría la bolsa de la comida. Yo estaba entretenida pero también con algo de precaución. Ella
entrecerró los ojos mientras mordía su sándwich, después habló:
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“¿Por qué te sientas aquí exactamente?”
“Bueno, yo… estoy cansada de quien he sido hasta ahora, y he decidido cambiar con el perdón de Dios,
claro.”
Miré como sus ojos se iluminaban y me sonrió calurosamente. Me cogió una mano y me dijo:
Di un pequeño grito ahogado y me eché hacia atrás. Sentí que mis ojos se llenaban de lágrimas y me
atraganté, “tú, tú.. ¿lo has hecho?.” La miré con incredulidad y ella asintió con amabilidad en su cara.
“He estado rezando por si desde el primer día que escuché sobre tu cambio de comportamiento, en nuestro
segundo año. Cada mañana, cada noche. Rezo cosas especiales, una siempre has sido tú.”.
La miré e intenté encontrar algún signo de que podría estar mintiendo, puede que se empezase a reír en
algún momento señalándome mientras todo el mundo se unía a ella, pero no encontró nada de eso, y las
risas nunca llegaron.
“Pero, ¿por qué? Quiero decir, ni siquiera hablamos, ni me conoces, ¿por qué rezar por alguien que ni te
importa?”
Me miró y frunció los labios. Parecía estar sumida en sus pensamientos profundos y contestó:
“Supongo que es porque sabía quién eras antes de cambiar, porque conozco a tus padres y porque todos
somos iguales Camila, todos estamos sobreviviendo en este mundo de manera diferente. Espero que
encuentres lo que estás buscando con este nuevo perdón garantizado.”
Me ofreció una pequeña sonrisa antes de levantarse e irse dejándome sin palabras. Unas pocas lágrimas
cubrieron mis ojos y por alguna extraña razón, no podía pararme a mi misma de correr detrás de ella para
abrazarla. Al principio se tensó antes de devolver el gesto. Todos los que estaban cerca nos observaban pero
me daba igual, a lo mejor Ally no quería ser mi amiga, pero si ella necesitaba una, yo sería la primera en
firmar. Le susurré un “gracias” en su oído antes de dejarla ir.
Cuando dejé que Ally se fuese, me giré hacia las zapatillas que escuchaba que se acercaban viniendo de una
mesa cercana. Era la mesa de Lauren.
-” Sabes, puedes abrazar y salir con Ally la Santa todo lo que tu quieras pero nunca serás la mitad de lo que
ella es. Ella no te puede salvar, puta.”
Ella sonrió. Mi mandíbula se tensó y me incliné hacia delante, mirándola a los ojos.
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“Tú puedes salir con todos tus amigos superficiales, heterosexuales, llamados amigos perfectos, pero nunca
serás la mitad de lo que ellos son. Ellos tampoco te pueden salvar.”
Acentué mi última frase y vi cómo sus ojos se entrecerraban. Antes de que ella pudiese decir nada, empecé a
andar. Sabía que acababa de apretar el botón y por mucho que quisiera algo más profundo que su encuentro
de hace dos noches, eso no significaba que tuviese que ir besando sus pies. Quería ser suficiente para
Lauren, pero sabía que dejar que me intimidase sin luchar no haría que ella me quisiera exactamente.
Siempre me menospreciaba, y yo dejaba que eso pasase.
Escuché que me llamaba, pero no me di la vuelta, sabía que yo había ganado esta batalla, pero también sabía
que acababa de encender el fuego de esta guerra y no estaba completamente segura de si mi pequeña llama
era lo suficientemente fuerte para poder con lo que vendrían los dos próximos días. Todo iba a cambiar.
Por fin.
Capítulo8
"¿Cuál es la finalidad de estar vivo si al menos no intentas hacer algo extraordinario?"
No tardó mucho en terminar el día y pronto me encontré en casa. Estaba tumbada en la cama, mirando el
techo. No podía quitarme la sonrisa de satisfacción de la cara. Después de lo ocurrido, Lauren siguió
intentando encontrarse con mi mirada en el pasillo, pero nunca se la devolví porque sabía que ella estaba
buscando la oportunidad perfecta para burlarse de mi otra vez sin parecer demasiado defensiva sobre lo que
había pasado durante la comida así que evitó sus ojos irresistibles y siguió como si nada pasase.
Estaba tumbada ahí y no podía dejar de pensar en lo que pasaría mañana. Iba a ser el primer día desde mi
segundo año fuese sin una máscara en mi cara sin un maquillaje que me hiciera sentir tan… sucia. Además
iba a llevar algo diferente de mis pantalones cortos habituales que enseñaban demasiada piel y las camisetas
con tanto escote. Hace unas horas, estaba decidida de que tenía que acabar con ellos y los tiré. Había
terminado de ser esa persona, y una cosa que definitivamente tenía que cambiar era mi armario. Estaba
mirando la ropa que había puesto en la bolsa de basura y tenía que intentar con fuerza no atragantarme, era
repulsiva, pero sobre todo, vergonzosas.
Una parte de mi quería creer que estaba haciendo esto por mi, y solo por mi, pero sabía la verdad, lo estaba
haciendo por Lauren. Por mucho que quisiera odiarla por las cosas que había dicho, aún cautivaba mi
atención, y aún con su actitud horrible que no podía faltar por alguna razón. A lo mejor no se iba a enamorar
de mi, pero aún así quería su respeto. No podía entender porqué era tan importante para mi, pero lo era,
quería que me mirase de la manera que el cura lo hacia, o Miss Lovato, o Ally.
Además de Lauren, también quería que mi madre sonriera otra vez. Quería que me abrazase de nuevo de la
forma que lo hacía antes. Quería que volviera a casa de la manera que volvía antes. Le guardaba algo de
rencor por huir de mi, pero cuando Ally mencioné a mis padres hoy en la comida; no podía dejar de sentir
más culpa de la que sentía. Sí, mis padres no sabían nada del tema de la violación, pero eso no significaba
que se merecieran tener una hora que se comportase de esa manera aunque ellos ni siquiera la reconociesen
como su hija. Iba a cambiar, tenía que hacerlo.
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Miré en el fondo del armario y encontré mis vestidos y mis faldas. Ropa que estaba intocable desde hace
mucho pero que era preciosa y me hacia sentir guapa. Una pequeña sonrisa se dibujó en mis labios mientras
los agarraba y los ponía cerca de mi pecho. Olían a mi madre. Era raro cómo después de tanto tiempo
escondidos, se podía oler la esencia de mi madre. Era una mezcla de la esencia de mi madre y detergente
para la ropa. Intenté no llorar, pero no podía porque una tristeza abrumadora me vino cuando recordé que
había pasado mucho tiempo desde la última vez que abracé a mis padres. Todavía no estaban en casa; se
habían ido pronto esta mañana y llegaban a casa muy tarde para después distraerse un poco con Sofía. Sofía
y yo ya no estábamos tan juntas como antes, ella era todavía muy pequeña para entender mi mal
comportamiento pero sabía que algo estaba mal en la forma que las cosas ya no eran como antes. Cuando yo
podía, entraba en la habitación de Sofía cuando era tarde por la noche, mientras dormía en su litera y la
abrazaba un rato y le susurrando historias al oído para evitar que mis padres me escuchasen y antes de que
la mañana llegase, volvía a mi habitación. Ella nunca sabía que hacía esas cosas porque me aseguraba de que
siempre estuviese dormida porque sino se lo diría a mis padres porque después de todo ella es una niña
pequeña que no tiene la intención de herir a nadie.
Si había una cosa que quería más en este mundo, era recuperar a mi familia. Quería que me quisieran de
nuevo, al menos antes de irme. Iba a conseguir una beca para la NYU a menos que lo echase todo a perder
antes de la graduación, pero iba a dejar Miami atrás. Una parte de mi tenía muchas ganas y estaba feliz de
irse y dejar atrás a la gente del colegio, a veces hasta a mi familia y también al hombre que me arruinó. No
sabía quién era él o dónde estaba, pero vivía también en Miami y eso lo sabía con seguridad. Otra parte de
mi, sin embargo, estaba asustada de irse, no estaba asustada de la distancia en si, tenía más miedo de no
poder quitarme el ancla se mi reputación de encima, tenía que asegurarme de que no me iban a conocer por
cómo he sido este tiempo, sino por cómo soy en realidad, pero iba a asegurarme de que eso pasase.
La mañana siguiente.
Me desperté mucho antes de lo normal por primera vez sintiéndome con ganas de afrontar el día.
Prácticamente salí corriendo hacia el baño y me di una ducha rápida. Me sentí mucho más feliz mientras
cantaba en voz alta, cayéndome casi en varias ocasiones pero daba igual, hoy era un día nuevo. Lauren iba a
estar impresionada. Mis padres también y yo no tenía que esconderme más para abrazar a Sofía. Después de
diez minutos, me sequé el pelo y me lo ondulé. Volví a mi habitación que había ordenado antes de ponerme
el vestido que había planchado la noche anterior. Lo miré y me mordí el labio. Una vez que tuve mi pelo
arreglado, caminé hasta el espejo. Miré mi kit de maquillaje, y escogí los tonos más neutrales y me puse la
sobra más básica en mis mejillas, con un gloss y un poco de lápiz de ojos con rímel. Mi cara parecía mucho
más natural y me hizo sonreír. Me puse los tacones que me daban un aire más femenino que mi habitual
look de puta y me acerqué al cajón que había cerca de mi cama. Lo abrí y vi mis lazos viejos. Dios, no me
había puesto un lazo desde hace mucho. Cogí uno blanco y me lo puse de forma familiar y me miré al espejo.
Respiré hondo y me dije a mi misma que estaba preparada.
Bajé las escaleras, estaba muy nerviosa a cada paso que daban. Sentía como si mis pasos sonasen más de lo
normal, pero me di cuenta de que todo era el eco que hacían en mis oídos, incluso mi propia respiración.
Podía escuchar a mis padres hablando en la cocina, y a Sofía riéndose. Mi corazón se expandió y di los
últimos pasos. Respiré hondo, alisé mi vestido y me recoloqué mi lazo antes de entrar.
Capítulo9
"La esperanza es un bolsillo de posibilidades. Estoy sosteniéndolas en mi mano.”
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Es divertido cómo todos soñamos con estar en películas, e imaginamos cómo sería estar en una escena en
particular en un momento indicado e incluso te puedes ver a ti mismo interpretando el
papel perfectamente, pero después tu vida se convierte en una película y te preguntas porqué quisiste
empezar con ella.
El silencio que siguió mi entrada era casi inaguantable. Sentía que mis padres me agujereaban con sus
implacables y confusas miradas y eso me hizo querer volver escaleras arriba, y después miré a Sofía. Es raro
cómo una sonrisa te puede dar tanta comodidad, pero una sonrisa en su cara y sus mejillas con alegría, no
podía dejar de reflejar su acción. Saltó de su asiento y corrió hacia mi.
Parecía que corría hacia a mi en cámara lenta. Me incliné preparándome para recibirla en mis brazos, una vez
que llegó, la cogí y la abracé con fuerza contra mi pecho y me puse a dar vueltas. No quería dejarla ir porque
por una vez, no la estaba abrazando mientras dormía, estaba finalmente en los brazos de mi mayor orgullo y
alegría, y su risa sonaba en mi oídos y era precioso. Finalmente la bajé, pero me arrodillé a su nivel.
“ Hey hermanita”. – Le dijo con una gran sonrisa y lágrimas en mis ojos.
La envolví en mis brazos de nuevo, y le di un beso en la frente antes de levantarme para enfrentarme a la
lluvia.
Dejé de mirar a Sofía y miré a mis padres. Mi padre había dejado el periódico y me estaba mirando mientras
tomaba café y mi madre también me miraba, pero ninguno parecía enfadado. Dejé escapar un suspiro que
no sabía que tenía retenido y levanté las cejas hacia ellos, esperando cualquier cosa que pudieran decirme. A
lo mejor esto podía ser un punto de inicio, o a lo mejor se habían enfadado por interactuar con Sofía, pero
después vi que mi madre escaneaba mi cuerpo y una lágrima calló de sus ojos.
Mi mandíbula se tenso y caminé hacia ella. Nos quedamos una enfrente de la otra por unos segundos y solo
podía ver todas las preguntas en sus ojos, incluso detrás de la pena. Era la misma mirada que tenía antes de
perder la esperanza en mi. Cuando no pude aguantarlo más, tiré mi mochila al suelo y la abracé. Pasé mis
brazos a su alrededor y rompí mi fachada fuerte cuando sus brazos se aferraron a mi como un salvavidas,
pero la aparté y besé su frente como había hecho con Sofía y le dije tan bajo que solo lo pudo oír ella “No te
preocupes, todo tendrá sentido más pronto de lo que piensas.”
Con eso, recogí mi mochila y puse una mano en el hombro de mi padre a lo que él respondió poniendo el
suyo en el mío y dando un pequeño apretón antes de que me fuese.
Me senté en el coche por unos minutos mientras lo ponía en marcha, mis nervios iban creciendo en mi
estómago pero me los quité cuando recordé que Miss Lovato me daba fuerza y contaba con la bendición de
un amigo Dios, con Ally.
Empecé a conducir hacia el colegio. No tardé mucho en llegar porque vivo cerca, quería que me tomase el
mayor tiempo posible, pero para mi sorpresa estaba en el parking demasiado pronto. Había llegado bastante
pronto, por una vez, llegué después de la llegada habitual de Lauren.
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Quería que ella me viese entrar, no al revés, así que respiré hondo antes de coger mi mochila y salir.
Estaba tan nerviosa que sentía como si fuese el primer día del primer año una vez más, pero incluso peor.
Llegué a la puerta de entrada y me sentí asfixiada pero no, no podía dar marcha atrás ahora.
Abrí la puerta y me sentí normal por dos segundos hasta que la primera cabeza se giró y los cotilleos
empezaron a resonar en las paredes. Sentía cómo mi cara se ponía roja, pero me recordé a mi misma “No te
puedes rendir”. Despacio empecé a mover mis pies y por fin llegué a mi taquilla. El pasillo seguía en silencio y
todos los ojos estaban puestos en mi. Lauren y sus amigas no habían aparecido aún y por lo menos a mi me
parecía raro. La campana sonó, pero nadie se movió. Todo era raro y pronto me di cuenta de porqué. Tan
pronto como puse la combinación de mi taquilla y abrí la puerta, un montón de paquetes cayeron de mi
taquilla. Estaba lleno,
completamente lleno, con… condones. Mi cara se enrojeció y me sentí mucho más avergonzada de lo que me
he sentido en mucho tiempo, especialmente cuando las risas empezaron a resonar a mi alrededor y
finalmente todos empezaron a irse. Yo me quedé ahí.
No podía apartar los ojos del desastre que tenía delante, pero algo captó mi atención, era una nota roja
debajo de unos cuantos paquetes de condones, estaba dentro de mi taquilla, y cuando la cogí y la abrí, mi
mandíbula se apretó y mi nariz estalló.
Puse mis manos detrás de la cabeza mientras pensaba qué debía hacer, por mucho que quisiera esconderme
y llorar, me di otras instrucciones. Ella no podía ganar. Cogí tantos condones como pude y los metí en mi
mochila y me dirigí a las clases de mi primer periodo. Entré mientras Miss Lovato pasaba lista. Debo tener
una sincronización impecable porque cuando entré, dijo en voz alta.
“¿Camila Cabello?”
“Presente”
Sus ojos se apartaron de mi y su sonrisa creció cuando vio mi apariencia y miré a la clase, encontrando a la
única e inigualable. Unas cuantas personas que no vieron el espectáculo de esta mañana, o yo, todos me
miraban con las mismas reacciones que el resto de compañeros cuando entré, uno de ellos fue Lauren. Vi
que levantó la cabeza con el sonido de mi voz y comprobó mi presencia por segunda vez. Su boca se abrió y
luego me miró de arriba abajo mientras andaba hacia mi asiento. Sus ojos mostraban confusión antes de que
ellos se convirtieran en una sonrisa cuando me paré delante de ella.
Unos cuantos alumnos a nuestro alrededor se empezaron a reír, pero la mayor parte, seguía en silencio. Mis
ojos se entrecerraron antes de sonreírle dulcemente. Cogí mi mochila de la espalda y la abrí. La vacié sobre la
cabeza de Lauren y tiré todos los condones que pude encima de ella, a lo que ella se quedó sin aliento. Había
abierto todos los paquetes y ahora ella estaba sentada en una pila de condones.
“Quería que supieras cómo es un condón. Quiero decir, seguro que nunca has visto uno considerando tus
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preferencias…”
“Ni se te ocurra”
“¿O qué?”
Sonreí, me incliné y miré sus labios y después la miré fijamente a sus ojos,
Sus ojos se entrecerraron y podía decir que iba a explotar, así que para sacarla de sus casillas, cogí un
mechón de pelo que tenía en la cara y se lo puse detrás de la oreja. Ella me dio un manotazo y yo sonreí
antes de sentarme en mi sitio. Miré a Miss Lovato y vi una pequeña sonrisa en sus labios antes de aclararse la
garganta y girarse para escribir en la pizarra.
Un paso adelante.
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“Y así es como suceden los cambios. Un gesto. Una persona. Un momento en el tiempo.”
Me senté en mi sitio intentando contenerme de chillar como una niña pequeña, pero se estaba haciendo
cada vez más difícil cada vez que Lauren se giraba y me miraba – una mirada que yo nunca devolvía.
Ella estaba tramando algo, sabía que lo estaba haciendo y eso me recordaba que tenía que estar alerta todo
el día tan pronto como acabase la clase. Los dos siguientes periodos me arrastraban y seguía con las mismas
respuestas de esta mañana, y tenía que admitir que estaba impulsando mi confianza, pero la confianza de mi
interior me estaba dando miedo, pero otra parte de mi me decía que lo que tuviera Lauren en mente no
podía ser tan malo, asumía que estaba dispuesta a afrontar la tormenta más dura.
La hora de la comida llegó y el silencio que surgió cuando entró no se rompió ni por ella ni por Lauren. Lauren
siguió con la mirada en la chica del pelo marrón con cada paso que daba, pero se aseguró de mantener una
mirada amenazante hacia la otra chica. Estaba acostumbrada a meterse bajo la piel de Camila y no al revés.
Ella quería algo – cualquier cosa para recuperar la ventaja pero nada le venía a la mente, cada comentario
torturados o abuso ya habían sido arrojados a la chica, pero sin embargo había sentido mucho dolor porque
no podía pensar en nada que pudiera hacerla estremecerse.
Todo el mundo en la cafetería miraba como Camila cogía un plato de comida por primera vez, no se daban
cuenta de que era el primero y vieron cómo se mordía el labio mientras sus ojos buscaban a alguien. Varias
personas que estaban mirando se asustaron al escuchar una voz romper el silencio con un grito familiar.
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Algunos se giraron en dirección a la voz y reconocieron que no podía pertenecer a otra que a la Santa Ally.
Era casi reconfortante presenciar la sonrisa de alivio que tenía Camila en la cara y había algo diferente en ella
hoy además de su ropa, y no muchos fueron capaces de descifrar lo que era pero alguien en particular era
capaz de admitirlo; Lauren Jauregui sabía que era lo diferente, la belleza de la chica brillaba en su cara de
alguna manera y eso le molestaba. Parecía que echaba humo por la nariz, girando los ojos y frunciendo el
ceño mirándose a si misma. Miró su comida e intentó conseguir la atención de sus amigos en un intento de
que todos dejasen de embobarse con Camila. No estaba celosa, estaba enfadada porque la chica además era
guapa y solo hacía que ignorarla fuese más difícil.
Camila se sentó con Ally y le dirigió una sonrisa de agradecimiento, a la que Ally emitió emoción mientras le
dedicaba otra a la chica. Camila esperó con anticipación y una sonrisa se dibujó en su cara cuando Ally le dio
su aprobación para empezar a comer. Las dos chicas disfrutaron de la comida mientras hablaban de
cualquier cosa ignorando a la gente que seguía mirándolas como si fuesen algún tipo de espectáculo. Fue un
almuerzo sin incidentes y Camila terminó un poco antes de que terminase la hora así que le dijo a Ally que la
vería luego en clase, levantándose para irse. Tiró sus cosas y caminó en lo que parecía un paso decidido hacia
la mitad del pasillo para salir, pero en realidad, caminaba con mucha ansiedad en sus interior.
Justo antes de llegar a la puerta, un chico se levantó. La respiración de Camila se cortó cuando se dio cuenta
de que era uno de los habituales y cuando se intentó ir, él lo hizo misión imposible. Le miró a la cara que
tenia una sonrisa maliciosa y Camila cómo el levantaba uno de sus brazos quitando su pelo de la cara. Su
mano seguía moviéndose pasando por su oreja hasta su hombro, bajando por el brazo y justo antes de que
pudiera llegar más lejos, ella dejó escapar un tembloroso pero alto “PARA”. Él se río y negó con la cabeza.
La atención de Lauren fue captada por el grito y apretó el puño debajo de la mesa. No sabía porqué estaba
reaccionando de esa manera, pero su respiración se aceleró y se golpeó en el pie con impaciencia para
evitarse a si misma levantarse y caminar hacia allí. Sus pensamientos se nublaron con gritos de esquizofrenia
que le decían muchas cosas a la vez; hipócrita. Se mordió en anticipación y se preguntó si alguien iba a hacer
algo, pero sus ojos estaban mirando al chico que se acercaba a los dos en el medio de la cafetería.
Una voz profunda habló, lo que causó que Camila tiritara. Conocía esa voz. Pertenecía a quien fue su mejor
amigo, Harry. Le miró con cara de confusión pero agradecida. El chico que tenia una sonrisa de satisfacción
se giró para mirar a Harry.
“¿Desde cuándo te importa? Tu mismo la llamabas puta hasta hace dos días.”
Camila aprovechó la oportunidad de irse antes de que el otro chico la volviese a coger y una vez sintió como
se asfixiaba.
Por mucho que ella quisiera un héroe, la idea de los héroes que se levantaban por ella, hacían que todo
pareciese muy patético. Ella también quería preguntarle “¿porqué ahora?” pero se dio cuenta de que ya
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tenía demasiadas preguntas sin respuesta, por lo que no pudo, dejando pasar todos los temores para
aferrarse a él, pero también a Dinah, Marielle y Sandra. Fueron sólo algunas de las personas que caminaron
hacia la chica a primera vista desde que había cambiado y Camila empezó a preguntarse si ahora que era”
normal” de nuevo, si volverían arrastrándose, y por mucho que les quisiera, una parte de ella no quería.
Camila salió al pasillo y se dio cuenta de que le costaba respirar y justo antes de intentar controlarse, miró
hacia arriba. Allí estaba delante nada menos que Lauren Jauregui. Estaba apoyada contra la taquilla de
Camila y en ese momento estaba sola. Camila relajó sus hombros y se arregló el vestido antes de acercarse.
La chica de pelo castaño oscuro alzó la mirada del suelo hasta encontrarse con los ojos marrones. No había
piedad en ellos, nada que pudiera ayudar a Camila a leerla como normalmente intentaba, pero ella aún
estaba atraída por los ojos color esmeralda que tenía la chica. Lauren se tomó un momento de
contemplación antes de contestar a la chica.
Ella frunció el ceño por la extraña pregunta pero no sabía cuáles eran las intenciones de la chica sobre el
cambio de armario. Camila giró su cabeza hacia un lado y se mordió el labio antes de contestar.
Los ojos de Lauren fijaron su mirada de los labios hasta los ojos de la otra chica y entrecerró los ojos.
La forma en la que su voz temblaba mandó escalofríos a la espalda de Camila y la obligó a inclinarse. Lauren
la miraba nerviosa y justo antes de que sus labios se encontrasen…
“Pero siempre vas a ser una puta.” - Lauren silbó antes de empujar a Camila y volver a la cafetería.
C a p í t u l o 11
"Se tarda diez veces más en recuperarse que en desmoronarse."
Camila se congeló en su sitio delante de la chica que podía haber querido. No había nada que la parase de
besar a la chica de forma apasionada, con fuerza, intensamente, pero después llegó esa palabra. Puta. Lo
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tenía que arruinar. Podían haberlo tenido, su momento, lo que Camila había estado esperando durante
mucho, mucho tiempo. Pero no. No podía pasar. Porque al final del día, Lauren seguía viendo a Camila como
una puta, una fulana a los ojos de todos y esa era la única cosa que importaba. Camila podía desear, esperar,
soñar con algo positivo de la chica que quería, pero Lauren siempre la ofendía. Porqué, Camila no lo sabía.
Pero ella sabía que no lo podía aguantar. No lo aguantaría. La condenaría si seguía dejando que esto le
pasase. Pero en vez de vengarse, en vez de amenazar, en vez de gritar sobre lo injusto que era todo, ella
jugaba con la chica que tenía delante.
“Algún día dejarás de rechazarme, cariño. Porque cada vez que esto pasa.” - Camila quitó un mechón de pelo
de los labios de Lauren, mirándola fijamente un rato, con una mirada juguetona en su cara, hacia la cara
perfecta que tenía delante y puso un dedo en el medio de los labios de Lauren - “Cada vez que esto pasa,
estás más y más cerca de besarme.”
Camila se acercó más a ella, demasiado cerca y besó suavemente un lado de la mandíbula de Lauren.
“Y cuando finalmente pase.” - Camila mordió el lóbulo de la oreja de Lauren, lo mordió de nuevo y Lauren
dejó salir un pequeño gemido, - “Te podrás ir a la mierda, porque no lo haré por ti.”
Camila se echó para atrás mientras sentía como Lauren se tensaba. Se marchó con la cabeza bien alta, pero
dentro de ella todo se estaba desmoronando. Camila caminó por tres pasillos diferentes, girando a la
derecha primero, después a la derecha y hasta llegar a un pequeño baño que asumió que sería el del pasillo
de primer año. Asumió eso porque cada día por los últimos dos años y medio, se había tirado a cada chico en
el colegio en los baños del edificio; sin embargo, nunca había estado en este baño. Ella era virgen en su
primer año. Nunca había tenido una razón pasar ser indecente, para usar los baños de otras maneras. Se dio
cuenta de que estaba en un sitio seguro, donde nadie podía encontrarla, sin recuerdos. Camila sonrió.
Se quitó los tacones de los pies y se sentó en el suelo, apoyándose contra la pared azul del baño. Camila se
puso las rodillas en el pecho, sin importarle que llevaba un vestido. Puso su cabeza abajo y dejó que su
mente corriese sin importancia. Se quedó ahí la mayor parte del día, sin levantarse hasta que escuchó cómo
se abría la puerta, se levantó corriendo, sin querer que la viesen sentada en el suelo sucio del baño. Por un
segundo dejó que su corazón pensase que podía ser Lauren.
Cuando vio que no era Lauren, decidió había terminado con su cabeza. Lauren no la quería, nunca lo haría.
No importaba.
Camila condujo hasta a casa esa noche con cosas en su cabeza, la mayoría eran en torno a Lauren. Se negaba
a que todo le llevase a pensar en la chica de ojos esmeralda. Finalmente, puso la radio lo más alto que pudo y
empezó a gritar las letras de cada canción que podía cantar. Cuando llegó a casa, subió las escaleras pero no
sin antes besar a su madre en la mejilla primero, y luego se fue a su habitación. Terminó sus deberes,
sabiendo que tenía que terminar su último semestre con buenas notas para su beca en la NYU, cuando
terminó, se tumbó en la cama quedándose casi dormida por completo.
“Kaki” - escuchó que su madre decía tranquilamente. No había llamado así a Camila durante años; eso hizo
que la chica sonriese, su confianza creciendo un poco más.
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“Si, ¿mamá?”
Camila sabía quién era, innegablemente. Tenía que ser Lauren. Nadie más podía aparecer, a lo mejor Ally,
pero la madre de Camila conocía a Ally, así que no habría dicho “hay alguien aquí”. Tenía que ser Lauren
Jauregui. Camila bajó de la cama rápido y bajó las escaleras casi corriendo sobre la planta de sus pies. En lo
alto de las escaleras, había visto claramente a quién había previsto de pie en su propio vestíbulo.
Sabía que se tenía que proteger. Lauren miró hacia arriba, vio a Camila y sonrió un poco. Tan pronto como
Camila lo notó, la sonrisa desapareció y se convirtió en irritación. Camila copió a la chica.
“Bueno, ven arriba.” - Dijo con rapidez, como si Lauren la hubiese interrumpido, aunque no lo había hecho.
Lauren la miró sorprendida después de que Camila dijese eso. Camila giró sobre sus talones con una sonrisa
de satisfacción con el efecto que había tenido sobre la chica hasta ahora. Lauren siguió a Camila por las
escaleras y después llegaron a la habitación de Camila. Camila cerró la puerta detrás de ella. Lauren caminó
por la habitación, mirando los posters, la ropa tirada en el suelo, los CDs que tenía en las estanterías.
“Tienes buen gusto para ser una puta.” - Dijo Lauren, recorriendo sus dedos sobre los CDs de Blink 182.
Camila puso los ojos en blanco.
“Date un descanso, Jauregui. Estamos solas. Deja de pretender que tienes algo en mi contra. Es viejo.” -
Camila no creía que fuese a funcionar - pero lo hizo.
Lauren se derritió delante de ella, su dura fachada exterior. Se pasó una mano por su largo pelo, cerró los
ojos fuerte por un minuto y los abrió un breve minuto, mirando directamente a los ojos de Camila. Parecía
triste.
“Nunca me dijiste porqué te has vestido así hoy. Dime.” - Cruzó sus brazos sobre su pecho y Camila se dio
cuenta de que la chica que tenía delante le estaba suplicando. Lauren Jauregui de verdad quería una
respuesta.
“He terminado con esa persona. Estoy cansada de recoger billetes de veinte a cambio de sexo que no siento,
sin tener un propósito en la vita más que complacer a los idiotas del colegio. He terminado con eso de ser
una puta, una zorra o todas las cosas que me hayas llamado.” - Lauren se estremeció con lo que dijo. - “He
dejado de vestirme para llamar la atención. Atención negativa. Quiero estar guapa. Y maldita sea, Lauren,
hoy me he sentido guapa cuando me has dicho que lo estaba. Pero estaría muerta si creyese que eso era lo
que realmente piensas.” - Camila se tragó las lágrimas que se habían formado e iba a continuar, pero antes
de que pudiese, Lauren se precipitó sobre ella, puso sus manos en su cintura y empujó a la chica pequeña
contra la pared que tenía detrás.
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“Solo cállate. Bésame.” - y Lauren puso sus labios sobre los de Camila, presionando fuerte, besándola con
toda la presión que había en los cuerpos. Camila devolvió el beso, aunque pensara que no debería.
C a p í t u l o 12
"Fue un error," - dices. Pero lo cruel es que siento que fue un error mío, por confiar en ti."
El beso dijo demasiadas cosas que mi mente no podía envolver. Era nuestro primer beso. Aunque me haya
invitado a su casa aquella vez, nunca nos besamos pero algo en la forma en que nuestros labios se fundieron
en este momento, hizo que pareciera que estábamos destinadas a ello.
Demasiado tierno. Demasiado suave para no tener ningún afecto al fin y al cabo. Cogí sus brazos y los quité
de mi cintura, solo para conseguir mejor control y girarnos para ponerla contra la pared. Estaba siendo un
poco brusca, aunque no era así como había imaginado que sería nuestro primer beso pero ella tenía que
saber que estaba enfadada. Puse mis brazos alrededor de su cintura y ella puso una en mi pecho mientras
que la otra se enredaba en mi pelo. Ella estaba jugando con mi pelo y la paré, pero no pensé demasiado, no
en ese momento. Mi mente no paraba y antes de profundizar el beso, ella se separó. La miré, tenía confusión
en sus ojos y me miró mordiéndose el labio.
“Lo siento.” - Ella susurró con lágrimas en los ojos antes de alejarme lo suficiente en la habitación para salir
corriendo. Debía haberla seguido, debía haberle preguntado porqué estaba exactamente arrepentida y debía
haber visto el móvil en sus manos.
Me desperté pronto como el día anterior para prepararme una vez más, y a lo mejor debería haber mirado
mi móvil antes de ir al colegio pero no lo hice. Me aseguré de estar “guapa” otra vez hoy, y me senté a
desayunar con mi familia. Algo había en ese momento y no podía entender qué era, pero estaba
prácticamente pegada a la silla, el miedo me invadía mientras abrazaba a mis padres y a Sofía
despidiéndome, no entendía qué me estaba pasando.
Conduje en silencio y sentí cómo mis manos empezaban a sudar y mis pulmones hacían que me costase
respirar y no sabía qué era. Era como si mi cuerpo tuviese su propia previsión cuando algo mal iba a pasar;
como una premonición. Me quedé sentada un rato en mi coche, y no me había dado cuenta de que la
campana había sonado. Salí corriendo hacia la clase, sin pararme en la taquilla esta vez y cuando llegué a la
clase de Miss Lovato, era tarde. Entré por la puerta corriendo, sin aliento y grité.
“¡Estoy aquí! ¡Estoy aquí! Lo siento, yo…” - Mis ojos se dirigieron a la pantalla donde había un vídeo puesto
en el proyector. Todo el mundo se giró para mirarme y Lauren se levantó.
“Camila, encantada de que te unas, estaba contando a todo el mundo cómo aunque te vistas diferente, no
significa que hayas cambiado tus viejos hábitos. Les he dicho cómo viniste a mi cuando te dije que no quería
nada de ti, y supe que no te negarías, así que te grabé. Y como puedes ver, tu me sujetabas y mi brazo quería
apartarte. Incluso puedes ver lágrimas en mis ojos.”
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Ella terminó con una sonrisa satisfecha.
La miré sin creérmelo y vi cómo sujetaba otra cámara. Estaba grabando mi reacción. De repente las
televisiones cambiaron a las noticias de esta mañana y en vez de tener a la mejor amiga de Lauren, Normani,
presentando las noticias, estaban en directo desde nuestra clase y todo el mundo lo estaba viendo. Miré
alrededor a Miss Lovato que había una sustituta hoy. ¿Por qué nadie la está parando? Sentí cómo mis ojos se
llenaban de lágrimas y me mordí la mejilla para no decir nada que pudiese hacer de esto una broma aún
mayor de lo que era. Fruncí el cerró y le dije.
“No puedo creer que hayas hecho esto.” - Dije antes de irme.
No sabía dónde ir, pero antes de que pudiera irme, escuché una pequeña voz detrás de mi.
Cuando ya no estaba a la vista, cerré mis ojos y pasé los dedos por mi pelo. Pegué un puñetazo en la taquilla
más cercana con mi mano derecha y decidí esperar hasta el segundo periodo para volver a clase. No podía
enfrentarme a Lauren. No podía enfrentarme a nadie pero eso no recibiría ninguna simpatía de la NYU, así
que decidí quedarme.
El primer periodo se esfumó, al igual que los demás hasta la hora de la comida. No hablé a nadie, aunque eso
no estaba fuera de lo normal en mi comportamiento pero cualquiera con sus cinco sentidos podía decir que
estaba más que acabada hoy. La gente como era habitual hablaba a mis espaldas, pero no dejé que mis oídos
escuchasen sus conversaciones porque no quería escuchar. La comida terminó y me observé como cinco
veces antes de entrar en la cafetería. No me importaba conseguir comida esta vez y me senté en la mesa de
Ally, intentando evitar los ojos de todos, especialmente los de Lauren pero ella tenía otro plan.
Escuché cómo me llamaba pero seguí caminando. Se levantó y vino corriendo para alcanzarme. Todos los
ojos y oídos estaban puestos en nosotras, ella me cogió del brazo y me giró. Ella llevaba una sonrisa de
satisfacción en su cara y sabía que el acoso no estaba ni cerca de terminar. Respiré hondo y cerré los ojos.
Ella puso una sonrisa irónica y sacó algo de su bolsillo. Miré su mano y vi que era un bote de pastillas. Mis
cejas se fruncieron, y miré su cara que estaba llena de satisfacción.
“¿Esa mierda de ayer? ¿En el pasillo? No estuvo bien. Y te lo digo ahora, siempre gano, así que
¿por qué no te ahorras más problemas…” - paró y cogió mi mano, poniendo el bote ahí - “y desapareces?”
Cogí con fuerza el bote y mis nudillos se pusieron blancos. Todo el mundo alrededor estaba en silencio, era
inaguantable. Después Ally gritó furiosa.
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Normani se levantó y la retuvo, pero también se sorprendió. Sostuve mi mano en Ally, silenciándola y le
dediqué una sonrisa triste. Me giré de nuevo hacia Lauren y sus ojos me estaban retando, esperando que me
rompiese, pero no podía dejarla ganar de nuevo. Por muy doloroso que fuese sujetar el bote, esto había
llegado muy lejos. La miré a los ojos y no mostraban tanta convicción como sus palabras o su apariencia
competitiva. Veía arrepentimiento en sus ojos pero no iba a empatizar con ella, me acerqué un paso hacia
ella y antes de que pudiera reaccionar le di un puñetazo en la mandíbula. Todo el mundo en la cafetería
demostró haberlo visto mientras gritaban sincronizada mente, y cuando Lauren se recuperó, se puso recta y
escupió sangre mientras me gritaba furiosa.
“No, TÚ vas a lamentar esto. TODOS vosotros lo haréis.” - le grité a ella y a todos los que estaban alrededor.
Nadie dijo ni una palabra y eso me trajo paz mientras me iba de la cafetería con el bote en la mano.
La verdad estaba lejos de haber salido pero por una vez, no me daba miedo de dejarla libre.
C a p í t u l o 13
"¿Debería suicidarme o tomar una taza de café?"
Camila salió del colegio, caminó hasta su coche, entró en él y condujo. Ella no lloró - era muy tarde para
llorar. Solo condujo. Condujo por las largas interestatales y autopistas, a través de vecindarios donde solo se
podía ir a 15km por hora con niños corriendo por las acercas, a través de carreteras de la ciudad con
vagabundos que no daban apariencia de un sitio seguro. Condujo por parques, por el parking del cine, por
una pequeña parte de la ciudad de Florida, y cuando se quedó sin gasolina, se paró en un lado de la pequeña
carretera al lado de tres postes. No había nadie alrededor y estaba demasiado avergonzada para llamar a
alguien. Debería haber sabido que no tenía que haber conducido hasta quedarse sin gasolina. Estúpida. A lo
mejor debería tomarse las pastillas. A lo mejor debía escuchar a Lauren. ¿Acaso merecía la pena? ¿Qué podía
hacer por la gente más que crear una sensación sexual que nunca sentía? ¿A que contribuiría en el mundo
que mereciera la pena más que recibir billetes de cinco, diez o veinte dólares? ¿Cuál era objetivo ahora?
¿Qué era el objetivo real, actual y físico? Porque estaba claro que no estaba teniendo éxito.
——-
Camila caminó durante tres horas por la carretera, siguiendo las luces de cada calle hasta que se encontró
con su casa. Entró en la silenciosa casa, dándose cuenta de que no había nadie en cuento
abrió la puerta. Las luces estaban apagadas y había una nota en la pequeña mesa al lado de las escaleras:
“Kaki, hemos salido esta noche y nos hemos llevado a Sofía con nosotros. ¡No nos
esperes!”
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Esto relajó a Camila porque ¿cómo iba a explicar a sus padres que su coche estaba en una calle cualquiera a
tres vecindarios de distancia, sin gasolina y completamente abandonado? Llamaría a Harry para pedirle
ayuda más tarde. Pero ahora, necesitaba tiempo para pensar, tiempo para sentir, tiempo para arrepentirse y
tiempo para decidir. Tenía que decidir que demonios iba a hacer. Había muchas opciones, pero poco tiempo.
Camila miró hacia abajo, al bote blanco que tenía en sus manos. Aspirinas. No sabía ni siquiera si eso podía
matarla, sin importar cuantas se tomase. Sólo eran aspirinas. Había tomado muchas de esas antes para
poder dormir mejor, pero eso es lo único que habían hecho, dejarla dormida. ¿Un bote entero podría
ponerla a dormir para siempre?
No podía averiguarlo pero tampoco quería saber si quería. Había muchas cosas que podía hacer o no. Había
mucha gente a la que no le importaría que hiciese esto. Indudablemente decepcionaría a sus padres, claro;
les había dado esperanza recientemente por un cambio, como ellos siempre habían querido. Dios, ¿qué pasa
con Sofía? La mataría. Camila le debía a su hermana más legado que este.
Pero después estaba Lauren. Había algo en Lauren que no le encajaba a Camila. Estaba la forma en la que
miraba a Camila cuando la vio por primera vez con aquel vestido que llevaba. Camila no podía negarse a sí
misma que había algo de esperanza en los ojos de Lauren - algo como alivio, casi contenido. Pero luego esas
expresiones cambiaron. Después cuando Lauren fue a su casa y cuando la besó, cuando no había nada más
que Camila hubiese esperado para un primer beso con la chica que pensaba que podía querer. Había algo en
ese beso, una especia de alegría y ganas en el beso que no podía ser falso - una especie de prisa que vino por
parte de Lauren que irradiaba chispas que le decían a Camila que había una posibilidad sin palabras. Pero eso
también desapareció, tan pronto como Lauren se separó- Y cuando Lauren pidió perdón -realmente
arrepentida- por lo que
iba a hacer… Nunca había hecho esto antes. nunca se había permitido expresar el arrepentimiento que sentía
por todo lo horrible que le había hecho a Camila.
Había mostrado su arrepentimiento por primera vez y parecía que significaba algo. Y Camila no podía decir
que en su buen corazón que todas estas cosas eran falsas, que Lauren la había engañado, que no era nada a
los ojos de Lauren, que Lauren la odiaba. Incluso cuando Lauren le dio esas pastillas, había algo en esos ojos
esmeralda que decía, no, no te las tomes. No quiero perderte.
Pero ¿cómo demonios iba a tener sentido algo de esto? Lauren no podía querer a Camila, eso sería como
desafiar a la gravedad. Pero Camila no podía ignorar esos signos tontos. Había algo ahí.
Había algo que podía recomponerla o romperla, algo que podía cambiar todo. Tenía que averiguarlo.
—————
Había una fiesta esta noche, algo que Camila vio en su Twitter que aparentemente todos - Lauren incluida,
por supuesto - iban a ir. Y era su oportunidad de oro. Iba a ir para romper a Lauren en pedazos. Llamó a Harry
que la ayudó a traer su coche. Le llenó el depósito y ella se fue agradeciéndoselo, mientras le pedía perdón
por lo que había pasado. El tan solo sonrió y dijo adiós con la mano.
Camila se paró delante de una pequeña casa blanca donde había chicos dentro. Había música que se podía
escuchar a lo lejos y muchos coches aparcados en la calle y en la calle anterior. Camila no encontraba un
hueco donde aparcar hasta que se fue a la parte de atrás del vecindario. Después volvió hacia la casa,
dándose cuenta de que podía arruinarlo todo. Sus manos estaban temblando y había una línea de sudor a lo
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largo de su frente, por su espalda y en sus manos. Sus manos parecían gelatina y estaba muerta de miedo
que podía morir ahí mismo. Pero no importaba.
Ya era la hora.
Camila caminó hasta la puerta principal de la casa, entre la gente que había alrededor, reconociendo a
algunas personas que estaban por ahí, pero sin decir hola. No había tiempo para eso. Se aferró con fuerza al
bote que tenía en las manos apretándolo a través de la tormenta hasta que encontró a la chica de ojos
esmeralda que estaba buscando.
Lauren se giró y vio a Camila, ojos como puñales. Había chicas en ambos lados de Lauren, su pequeña
postura, los brazos cruzados y preparadas para defender a su líder si había más puñetazos en el aire. El ojo
de Lauren estaba morado, y honestamente, eso la hacía parecer más caliente. Camila se sonrojó un poco,
dándose cuenta lo horrible que era considerar eso ya que ella misma había causado ese daño.
“¿Qué demonios estás haciendo aquí, Cabello? ¿Quieres golpearme un poco más? Ya sabes, con ambos
puños o con tu…” - y Lauren miró el cuerpo de Camila.
Después de eso, se giró hacía la chica de la derecha, haciendo una señal con su dedo en la garganta. Los ojos
de Camila se pusieron rojos y Lauren sólo se río más alto.
“En realidad, no, Jauregui, quería darte algo. Un regalo si quieres.” - Camila se vino arriba y Lauren la miró
intrigada. Subió una de sus cejas.
“Bien, entonces. ¿Qué es?” - dijo con un tono exasperado y Camila cogió la mano derecha de Lauren y dejó
en ella un pequeño, blanco y vacío bote. Cerró la mano de Lauren con los dedos alrededor del bote y cuando
Lauren vio que era lo que tenía, miró a Camila con ansiedad.
- “No”.
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"Esto es para los locos. Los inadaptados. Los rebeldes. Los alborotadores. Los clavos redondos en los agujeros
cuadrados. Los que ven las cosas diferente. Los que no están hechos según las reglas. Y no tienen respeto por
el status quo. Puedes citarles, estar en desacuerdo con ellos, puedes glorificarlos o lapidarlos. Lo único que no
puedes hacer es ignorarlos. Porque ellos cambian las cosas. Ellos impulsan hacia adelante a la raza humana.
Y mientras algunos pueden verlos como unos locos, podemos ver genios. Porque la gente, los que están lo
suficientemente locos para pensar que pueden cambiar el mundo, son los que realmente lo hacen."
Lauren’s Pov
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Es una locura, ¿no lo es? El deseo de intentar siempre complacer a los otros - la adicción de siempre cumplir
las normas que otros ponen en tu contra, aunque sean buenas o malas. Es una cualidad enfermiza, casi como
una enfermedad, una adicción. Un deseo tan poderoso que los pensamientos de traicionar las normas de la
sociedad que cargas son demasiado fuertes, que nunca pueden ser silenciados.
Mientras mis dedos agarraban el pequeño bote en mi mano, era como si todos esos altos y críticos
pensamientos fuesen silenciados por el miedo. Nunca nada antes se había sentido tan feo como el bote de
pastillas que sostenía en mi mano. Sentía que mi mecanismo se paraba. Mi cerebro no podía formular ningún
pensamiento coherente, mi corazón no golpeaba mi pecho y mis pulmones casi no podían ni mover el
oxigeno que necesitaba para ese momento. La miré y suplicaba sin
creerlo “No” y luego cuando sus ojos empezaron a llorar, todo el mundo a nuestro alrededor se tapó sus
bocas en estado de shock y vi a Harry haciéndose un hueco entre la multitud. Todo el mundo nos rodeaba y
todo parecía mucho más agobiante de lo que ya lo era, cuando sus palabras me rompieron como un cristal.
“Si, Hey, Lauren, te puedes tomar esto como un favor. Voy a desaparecer.”
Negué con mi cabeza y un sollozo se quedó atrapado en mi garganta. No quería que ella muriese, no podía
morir, esto no estaba pasando y después ella empezó a correr.
Mis ojos siguieron su largo pelo mientras se movía de lado a lado y ella corrió más rápido de lo que había
visto correr a nadie. Corría como si siguiera huyendo de algo, de alguien, ¿era de mi? Harry me miró y vi
dolor en sus ojos mientras andaba hacia mi y abría mi mano. Cuando vi el bote vació, me golpeó la mano y
calló sobre sus rodillas. Empezó a gritar, a gritar horriblemente y yo miré hacia arriba al ver a Ally
cubriéndose la boca y moviendo su cabeza mientras las lagrimas cubrían su cara.
Tanto como mis piernas me rogaban que me colapsara, tanto como mi mente me decía que no tenía derecho
para no derrumbarme delante de todo, no podía porque tenía que encontrarla. Tenía que salvarla. Tenía que
hacer algo, así que empecé a correr detrás de ella en la misma dirección en la que ella salió.
Corrí y corrí y corrí pero no la pude encontrar. Llegué hasta su casa y golpeé la puerta con una falta de
respeto inintencionada pero tenía que verla, tenía que decirle que no quería se fuera, que me mirase a los
ojos y decirle que siempre siguiese luchando, porque eso es lo que Camila y yo éramos, luchábamos y nos
empujábamos hasta los límites, pero nunca retrocedíamos. Pero había ido muy lejos. La puerta nunca se
abrió. No sabía si había alguien en casa, pero si había alguien, sabía que me habían escuchado. ¿Podía ser
que la familia de Camila no le importase que su hija pudiera estar cerca de una sobredosis? ¿Qué pasaría si
sus padres llegaban a casa y se encontraban a su hija muerta con una nota de suicidio al lado de su cuerpo?
Golpeé más fuerte la puerta y sentó que me caía al suelo mientras mi llanto empezaba a dejarme exhausta
pero seguí gritando y golpeando con mis puños la puerta, grité a todo pulmón.
“¡Por favor! ¡Por favor abre la puerta! ¡Por favor dejadme verla! ¡Por favor dejadme salvarla!
Seguí así durante unas horas, pero mis gritos empezaron a parar y mis golpes ya no eran tan fuertes a
medida que el tiempo pasaba, pero cuando aparté la mirada de la puerta, con mi espalda contra ella, vi a un
inquieto Harry delante de mi. Sus ojos estaban inyectados en sangre, su pelo revuelto en todas direcciones y
su labio inferior temblaba.
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Ambos estábamos horribles y no teníamos que decir nada, estábamos demasiado enfadados con nosotros
mismos, el uno con el otro y con ella por hacer esto. Quería llamarla egoísta pero ¿qué pasaría si esta era la
primera cosa que hizo por ella? ¿Que pasaba si quería libertad de una vez para todas? Pero esto no podía
estar bien, no podía ser la forma de terminar las cosas.
Finalmente, Harry habló, pero tan bajo que casi no le pude escuchar. Cada acorde de su voz se
resquebrajaba, y todos y cada una de sus palabras venían seguidas de un sollozo, pero sin embargo entendí:
“Podemos intentar entrar en su casa a través de su ventana, a lo mejor sus padres no están en casa, nunca
estaban desde que cambió…”
Sentí cómo mi corazón se rompía otra vez y empecé a llorar de nuevo limpiando las lágrimas secas que ya
tenía en mi cara, pero asentí con la cabeza y le seguí. Él trepó por la valla y me ayudó a saltarla y me cogió la
mano en forma de apoyo por si era demasiado tarde. Llegamos hasta el que se suponía que era el lado de
Camila y él empezó a gritar y como si yo no estuviera angustiada, encontraba esto asqueroso y ridículo, pero
mis gritos no decían eso, nada contestó a nuestros gritos. Mi corazón empezó a acelerarse y me agarré a un
árbol que estaba cerca de la ventana y empecé a trepar. Llegué hasta una altura cercana a la ventana y saqué
fuerza para abrirla y con la ayuda de Harry, la abrimos y entramos. Buscamos por cada habitación con miedo,
con miedo de encontrarla, lo que parecía confuso. Queríamos encontrarla, pero teníamos miedo de cómo
podríamos encontrarla si lo hacíamos.
Después de dar dos vueltas por cada habitación, bajamos las escaleras completamente exhaustos pero algo
captó mi atención. Era una carta. Ponía “Mamá y Papá” y mi corazón se paró. Harry vio cómo me tensaba y
se puso detrás de mi y miró qué era lo que tenía en mis manos. Respiró profundamente y la cogió de mis
manos para abrirla. Era ahora o nunca. Estas eran sus últimas palabras. La última parte de Camila que
teníamos, la última parte de Camila sin haber hecho las paces.
Su voz encontró el volumen suficiente y se aclaró la garganta. Miré hacia él mientras las lágrimas le caían por
la cara sin esfuerzo, no eran forzadas, caían en cascada.
"Mamá, Papá, no preguntéis dónde estoy en este momento. No llaméis a la policía para que me busque. No
imaginéis. No penséis demasiado, pero lo más importante de todo, no os preocupéis. Todas vuestras
preguntas serán contestadas si sólo, por favor, aparecéis en el colegio mañana por la mañana antes del
trabajo. No durará mucho y sé que lo que descubriréis silenciará todas las dudas que teníais sobre mi, y a lo
mejor después finalmente podáis dar ese paso de fe que siempre tenéis en vuestro corazón, pero que
siempre habéis tenido miedo de seguir. Os quiero, Camila."
Harry me miró y yo le miré, y no sabía si quería descubrir que Camila se había suicidado y en realidad no
quería que sus padres lo supieran pero teníamos que estar ahí. Era la última cosa que podíamos hacer.
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A la mañana siguiente.
Los pasillos estaban demasiado silenciosos y nunca lo había imaginado, aunque las muertes traigan dolor,
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tanto como esta en particular podía impactar como lo había hecho. Supongo que todos éramos un puñado
de hipócritas. Siempre encontramos cosas nuevas para herirla, incluso aquellos que participaron en su
esquema promiscuo, pero ahora que ella se había ido, no teníamos nada que decir. De repente, escuchamos
la voz de nuestro director en los altavoces y sus palabras retumbaron en el pasillo.
"Perdonad estudiantes, los mayores, podrían ir todos y cada uno de ustedes al auditorio, inmediatamente.
Todas las clases han sido canceladas hoy, pero no sin antes de lo que vais a escuchar así que vayan de
camino."
Todo el aire que tenía dentro se quedó atrapado y miré a través del pasillo hasta encontrarme con los ojos de
Harry, el estaba tan roto como sabía que se sentía y me asintió con la cabeza para que le siguiera. Me
merecía este tortazo en la cara, me merecía vivir con la culpa de haber derrotado a alguien de quien me
olvidaba que también era una persona. Todos nosotros caminamos juntos con las mismas expresiones de
remordimiento y en silencio entramos y nos sentamos. Momentos después vi a los padres de Camila con su
madre agarrando a su hija pequeña detrás suyo. Una vez más, mi corazón se hizo pedazos; era como si los
trozos rojos ahora se clavasen en mi pecho, rotos en trozos más pequeños y mientras yo cubría mi cara con
las manos. Estaba a punto de tener un ataque de pánico o un ataque al corazón, no podía decir cuál de los
dos, pero después vi a Miss Lovato entrar hasta la plataforma que estaba en el medio del escenario y parecía
¿orgullosa?
Respiró hondo, antes de esperar a que todos se sentasen. Miró alrededor de los estudiantes y asintió con la
cabeza y se encontró con mi mirada.
“Soy una profesora joven en este colegio, así que creo que es más fácil para mi encontrar algo en común con
la gente de vuestra edad, porque yo estaba donde estáis vosotros hace poco. He
afrontado presiones de la sociedad, y las voces en tu cabeza que dicen que no eres lo suficiente, pero creo
que nunca he pasado por lo que esta
estudiante ha pasado. Su historia es increíblemente verdadera, para abrir los ojos si le dais la oportunidad.
Ella ha luchado con el mismo problema que el mío, no quererse lo suficiente, pero la diferencia entre
nuestras historias es que, las voces que yo escuchaba estaban en mi cabeza y las voces que ella escuchaba
pertenecían a cada uno de los estudiantes de este auditorio. Creo que siempre supe que ella era mejor que
lo que ella pretendía aparentar, pero la cosa era que ella necesitaba encontrar una voz que le ayudase a
encontrar la suya. Ella necesitaba entender que a veces, decir “para” no silenciaría los monólogos que se
repetía durante tanto tiempo, a veces eso conlleva la verdad. Así que, hoy, damos la bienvenida a Camila
Cabello.”
Mi corazón se paró cuando dijo su nombre. Todos y cada uno de los que estábamos en el auditorio parecía
que sentíamos la misma incredulidad, deseaba verla en carne y hueso, el eco de sus tacones sonó en el
escenario, y miró a Miss Lovato dándole una sonrisa calurosa, era inevitable lo que pasó después. Todos,
incluso los chicos que se llamaban a ellos mismos hombre, e insistían en que no les importaba nada en el
mundo, empezaron a llorar. Era precioso, de la forma más trágica. Tan enfadada como quería estar por
hacerme creer que había intentado suicidarse, no podía reunir el coraje para estarlo , porque ella estaba ahí.
Camila estaba ahí. Camila estaba viva.
Llevaba un vestido blanco, un bonito, maravillosamente favorecedor vestido que hacia juego con el lazo que
llevaba en lo alto de su pelo rizado. La miré y no podía descifrar que le hacía parecer tan diferente. No sé si
era porque había empezado a imaginar su muerte o qué era, pero tenía un brillo, un brillo que no entendía
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porqué estaba ahí, pero tenía un sentimiento de que lo descubriría muy pronto.
Se levantó un momento, como pudo, antes de mirar y estudiar las caras de todos los de la sala. Se aclaró la
garganta antes de ajustar el micrófono y se centró en el papel que tenía enfrente. Esto estaba planeado.
“Por lo que sentí como un largo tiempo, he vivido en un problema constante de intentar encontrar mi fuerza
y paz interior. He vivido en la sombre de alguien que no era porque esa persona me ayudó a encontrar paz
en mi mente. El carácter que tenía, parecía estar lejos de lo real y compatible de la persona que mi cabeza
me decía que
era, que quien era y a la que perseguía. Nunca me di cuenta de lo que realmente era un héroe. Necesitaba
que me salvasen de mi misma, porque no podía hacerlo sola. Daba igual lo cabezota que fuera y que me
dijese a mi misma que este era mi problema y que debía solucionarlo o enfrentarme a él yo misma, nunca
debería haber aceptado ese reto. Tenía quince años, casi dieciséis, la noche que me violaron. Era implacable,
la repulsión que sentía por mí misma y me asustaba lo inútil que me sentía, como de incapaz era de olvidar.
Fue durante el verano antes del
segundo año así que la transición fue mucho más impactante porque nadie me había visto desde el principio,
solo me vieron las consecuencias. Empecé a cortarme porque pensaba que él estaba en mi sangre. Pensaba
que la razón por la que no podía olvidar su tacto y el sabor de su boca era porque aún estaba aquí, dentro de
mi, así que me cortaba. Cuando eso no ayudaba, empecé a tomar pastillas para quedarme dormida por las
noches. Era un acto traicionero, porque aunque me dejaban dormida, nunca me quitaban las pesadillas. Y ahí
era cuando no sabía qué era lo que me asustaba más, si despertarme por culpa de mis propios gritos, o tener
los gritos atrapados en mi mente…”
Mientras escuchaba, empecé a sentir nauseas. Las pareces parecía que se estaban cerrando a mi alrededor y
todo lo que podía ver era oscuridad pura mientras la voz de Camila hacía eco con cada desgarradora palabra
de su historia. Mis ojos no podían encontrar consolación en nada, así que los cerré, pero las lágrimas nunca
pararon de salir, y nunca me dio ninguna paz, porque la historia iba a peor.
“Continuaba tomándome las pastillas hasta hace unos días. Era divertido, lo que cambió mi mente, sabía que
tenía malos hábitos, pero también sabía que yo los inicié, nadie me había forzado a hacerlo y en el momento
en el que alguien intentaba provocarme para hacer algo tan horrible como lo que estaba haciendo, yo misma
apretaba el gatillo en mi mente. Por mucho que me odiase, nunca me odié lo suficiente como para
suicidarme y eso es algo de lo que no me había dado cuenta en estos dos años de batalla hasta ese día. Me di
cuenta cuando alguien que me daba cordura, esperanza y las ganas de amar, me dijo que estaría mejor
muerta. Pensé sobre todo lo que hice, aunque usase a esos “clientes” si los quieres llamar así, como terapia
para llenarme con un nuevo disgusto para tratar de afrontar la sensación del violador, de cortarme, de las
pastillas, lo que más me asustaba era que la única persona que sin ningún esfuerzo y sin ninguna intención
me había dado serenidad era alguien que me trataba como yo misma me trataba, con odio. Era cabezota y
me decía a mi misma que vería algún día que merezco la pena pero cuando me grabó en un estado
vulnerable, y cuando me dio ella misma un bote de pastillas, supe que tenía que parar de vivir por ella y por
cualquier otro y empezar a vivir por mi. Es divertido cómo incidentes como ese me habían despertado del
cuento de hadas y es una locura cómo grabarme en un estado vulnerable y darme un bote de pastillas para
darme cuenta de mi baja autoestima. Me recuerda a esta cita que realmente me encanta "Ante una serie de
eventos desafortunados, vieron sus sueños truncados y divididos como un millón de estrellas en el cielo de la
noche que soñé una y otra vez - brillante y roto. Pero realmente no me importaba porque sabía que
necesitaba conseguir todo lo que siempre había querido y después perder para saber lo que era la verdadera
libertad." Mamá y Papá, nunca os conté la guerra de mi cabeza porque no quería que sintieseis el dolor que
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estaba sintiendo, no quería que me miraseis diferente, pero en vez de evitar eso, cambié a algo peor; hice
caso omiso. Me convertí en una oveja perdida que sabía dónde estaba, pero parecía que había perdido el
camino por un consuelo equivocado. Ya no me involucraba con la gente, porque me gustaba o porque me
sentía fuera de eso, lo hacía porque no soportaba sentirle más. Mientras sujetaba el bote de pastillas en mis
manos hace unos días, pensé mucho en si este era mi última oportunidad o no. Y en ese momento estaba en
a punto de rendirme por la humanidad y por mi misma, pero me di cuenta de que no podía enfadarme con
ninguno de vosotros porque no sabíais mis motivos, y no podía enfadarme con mis padres porque tampoco
sabían lo mucho que alejaba a todo el mundo, simplemente quería a alguien que me acercase a ellos.
Necesitaba sentir que le importaba a alguien y cuando vi que no, me rompí. Pero después fue como si Dios
me había mandado algo para darme al menos un pequeña esperanza, y en ese momento aparecieron Miss
Lovato y Ally. Era verdad cuando dicen que una pequeña esperanza puede mover montañas. Me presenté
delante de todos con el bote vacío, no para haceros sentir mal sobre mi, pero porque quería desaparecer,
quien había sido tenía que desaparecer y me agarré a esas pastillas con un propósito, con un solo
propósito…”
Hizo una pausa para rebuscar en su bolso todas las pastillas y llenar el bote que estaba vacío.
“Las guardé porque aunque las tuve varias veces en mis manos, preparada para tomármelas para mi
despedida final, necesitaba dar rienda suelta para definirme, las guardé, no como decoración o como
recuerdo de que casi me las tomo, pero porque representaban algo. Representaban un ejercicio diario que
haré y que consiste en encontrar sesenta razones por las que no me debería tomas las pastillas. Representan
los sesenta pasos que tomaré en este búsqueda de superación de la vida que he vivido, pero no sólo eso, no
pararé con los sesenta pasos, porque continuaré pasando página. No he encantado sesenta razones por las
que debería estar viva, pero sé que las encontraré algún día, y cuando lo haga, estas pastillas estarán en la
basura, olvidadas, porque he descubierto que nunca olvidaré lo que ocurrió en el pasado porque no me he
perdonado a mi misma por ello, ni a él. Parece un error que pueda pensar en perdonar al hombre, pero me
he dado cuenta de que me ha estado reteniendo. El perdón no es fácil de dar, y tampoco se lo merece, pero
yo sí. Por mucho que sepa que esta lucha me perseguiré seguramente por el resto de mi vida, no podía dejar
que me siguiera hasta la tumba sin haceros saber la verdad. Al menos ahora, si me voy a casa hoy y pienso
que a lo mejor hoy era un buen día para morir, sabría que sabéis quién soy aunque haya tenido que contar
mi vergonzosa verdad para ayudaros a ver. Pero sé que no me iré a casa queriendo tragarme todo esto
porque…”
Ella se paró y se echó para atrás mirando a Miss Lovato con una calurosa sonrisa antes de enseñar su muñeca
enseñando una palabra tatuada en ella, una palabra que hizo que Miss Lovato se cubriese la boca para
aguantar un sollozo que amenazaba con escaparse.
Mientras tomaba un tiempo recomponernos, emocionalmente, nada podía romper el silencio, pero después
un suave aplauso hizo que todos girásemos la cabeza y no era otra que la hermana pequeña de Camila. Sabía
que no entendía lo serio que había sido el discurso, pero miraba a su
hermana como al héroe que era, porque aunque Camila buscaba un héroe en cualquier lado al que fuera,
nunca se dio crédito del éxito de ser la persona que se estaba salvando de ella misma.
En ese momento, me di cuenta de que nadie había conocido la mitad de lo que era, si llevásemos la carga
que ella llevaba, o si la hubiésemos cagado de la manera que ella lo hizo, ella sería aún mejor que todos los
que estábamos en la sala. Ella representaba la gracia y hoy nos asombró a todos. No tenía que mirar a nadie
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para saber que la culpa estaba reflejada en todas nuestras caras y nos dimos cuenta de lo lejos del alcance de
Camila que estábamos. Por lo menos yo. Me di cuenta de que estaba mucho más lejos de mi alcance de lo
que ya había estado todo el tiempo.
Ella era la luz del final del túnel, una luz que muchos de nosotros habíamos apagado durante mucho tiempo.
No podía hacer otra cosa más que mirarla y sentir que estaba gritando en mi interior, porque tenía que ser la
persona que ella necesitaba que fuera. Tenía que darle la oportunidad de abrirse a mi, no tendría que
contarle a nadie algo tan personal como eso, y no tendría que aferrarse a esas pastillas mientras intentaba
encontrar una razón por la que no debía tomarlas, y la manera en la que habló de mi parecía definitiva,
acabada y el brillo que estaba irradiando al final tenía sentido en mi cabeza, - ella era libre.
C a p í t u l o 15
"Odia el pecado, ama al pecador."
Lauren miraba a un confuso, destrozado y arrepentido público detrás suyo aplaudir, llorar unos sobre otros, y
sentir el dolor que habían visto en los ojos de la chica que tenían enfrente. El aplauso demostró ser
demasiado para Camila, quien seguía de pie en el escenario delante de ellos, mientras ponía sus manos en
los ojos y lloraba en ellas sin ninguna vergüenza. Para ser honesta consigo misma, Lauren admitía las
increíbles ganas que tenía de correr hacia la chica, tenerla en sus brazos, decirle lo arrepentida que estaba. El
único problema con eso era que Lauren no podía pedir perdón. Ella lo necesitaba - ella quería hacerlo,
incluso - pero había cosas por las que no podía pedir perdón, daba igual lo mucho que una disculpa de
necesitase. ¿Cómo podías? ¿Cómo podía acercarse a alguien a quien ha estado haciendo daño durante años,
cogerla en sus brazos, susurrarle es su pequeño y perfecto oído lo increíblemente horrible que fuiste? ¿Lo
increíblemente malvada que fuiste? ¿A una victima de violación?
No se podía hacer.
Lauren podía hacer cualquier cosa. Ella podía escalar montañas y montañas, cruzar el océano sin mareas que
la ahogasen y podía deshacerse de cualquier cosa que alguna vez era demasiado para ella. Pero esto - esto
no podía. Miró a Camila, la chica que, daba igual las lágrimas que cubriesen su cara, era más que fuerte de lo
que la había visto nunca. Cuando Lauren la intimidaba, cuando Lauren la traicionaba, creando un agujero
negro en el universo de Camila, Lauren siempre veía el dolor detrás de esos ojos marrones; veía algo con lo
que no podía jugar, que no podía retar. Ella nunca pensó que esa cosa era una violación que envió a esta
pequeña y frágil chica hacia una caída. Camila no era ella, era evidente para todo el mundo. Todos
supusieron que era una cosa que iba a ir creciendo, buscando atención. Todos asumían que era solo sexo,
que quería dinero. “Mierda”, Lauren pensó. “¿Cómo podía estar tan ciega?”
Pero ahora, ahora Lauren miró el alma que tenía delante y se dio cuenta de todo lo desalmado que había
hecho.
Sí, Lauren sabía que una simple disculpa no cambiaría nada. Sabía que no podía disculparse y esperar que
cambiase todo. Pero las cosas tenían que cambiar - empezando ahora.
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——
Lauren esperó a que todo el mundo se fuese del auditorio. Como las clases habían sido canceladas para todo
el día, todos los estudiantes se fueron por caminos separados. Algunos se fueron a casa; otros se fueron a la
biblioteca para hablar con los consejeros que había disponibles después de las cosas difíciles mencionadas.
Otros incluso fueron hasta Camila y la abrazaron. Aquellos fueron los que se disculparon, los que sabían que
la habían cagado. Aquellos que estaban verdaderamente
arrepentidos, no como Lauren. Pero esos chicos no le dijeron a Camila Cabello que se suicidase. Así que,
Lauren se sentó en uno de los bancos, esperando con pacientemente con las manos apoyadas en su regazo.
Esperó hasta que la última persona salió de allí, incluidos los padres de Camila, su hermana y Miss Lovato.
Todos. Finalmente, solo quedaba Camila. Estaba de pie en el escenario recogiendo sus cosas. Lauren se
levantó y sacudió algo invisible de su falda y caminó tranquilamente, bajando las escaleras hasta que estuvo
delante de la chica, eso si, podía admitir a si misma, preciosa y trágicamente fascinante chica. Camila no
levantó la mirada.
“Te puedes ir” - Esas fueron las únicas palabras que ella dijo.
Lauren dejó que sus cejas se levantaran sorprendidas, sintiendo que su cuerpo había sido empujado
automáticamente por la falta de espacio entre ella y Camila. ¿Cuándo se habían acercado tanto?
“No me estoy disculpando a través de estas palabras, Camila.” - Lauren se inclinó hacia la mano de Camila, la
cogió, pero Camila la soltó inmediatamente. - “Por favor. Deja que lo arregle. Las acciones hablan más alto
que las palabras.”
Finalmente, Camila levantó la mirada hacia Lauren y la miró tristemente a los ojos que la tenían embrujada.
“Y exactamente ¿qué vas a hacer, Jauregui? ¿Qué puedes hacer? Querías que desapareciera, querías que me
fuera. No llegué tan lejos pero Jesús sabe que quería. Mira, Lauren, nos graduamos dentro de poco tiempo.
No pienses en mi. No me encuentres donde mires. No lo
Ella la cogió la mano a la chica una vez más, la sostuvo con fuerza.
“No quería hacer esas cosas. No puedo explicarlas, pero no puedo decir porqué, pero tenía que decir y hacer
esas cosas. Quería que supieras lo poco que sentía esas palabras. Camila, por favor, créeme. Por favor.” -
Lauren miró a la mano que tenía entre las suyas, pero la apartó otra vez, despacio. Camila sostuvo su mano
en el pecho, cerrando los ojos por un minuto antes de volver a abrirlos. Miró con curiosidad a Lauren, le
sostuvo la mirada y negó con la cabeza, riendo un poco.
- “¿Qué?”
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Camila miró directamente a los ojos de Lauren y algo cambió. El aire cambió. Por un segundo, al menos.
“¿Por qué ahora? ¿Porque he confesado que me violaron? ¿Porque he intentado suicidarme?
¿Porque he tenido un triste festival para todo el año? ¿Porqué, Lauren? No lo entiendo. Porque sé que si
nada de esto hubiese pasado seguirías insultándome y torturándome. ¿Por qué ahora?”
Lauren se quedó donde estaba por un total de tres segundos, tres respiraciones, tres pensamientos, antes de
acercarse y poner sus manos en la cara de Camila. Sostuvo sus perfectas mejillas suavemente, acariciándolas
con sus pulgares, y finalmente, cuando había reunido el coraje para hacerlo, besó a Camila con más
significado que cualquier palabra podría dar. Camila se puso rígida, se echó hacia atrás, pero Lauren la paró.
Camila la miró a los ojos antes de poner sus brazos en los antebrazos de Lauren, aunque de mala gana. Y
después la beso de en respuesta.
De repente el aire cambió y Camila se retiró. Dio varios pasos hacia atrás hasta que hubo diez o quince pies
entre ambas,
Y Lauren sabía qué estaba haciendo. Camila la estaba parando. Estaba encontrando su voz. Después de años
permitiendo a su cuerpo batallas con favores sexuales, por fin estaba diciendo que no. Y es ese pequeño
minuto, Lauren sabía que lo que estaba haciendo no era diferente de lo que aquel primer chico hizo. Estaba
forzando a Camila a algo en lo que no podía forzarla. Y mierda, podía pedir perdón por ello. Así que, Lauren
se quedó en su sitio con Camila enfrente, pareciendo violada, y se sintió horrible. Lauren se sentó en el sitio
en el que estaba de pie y miró a la chica que tenía delante.
“Esperaré. Esperaré a que estés bien de nuevo. Esperaré a que me dejes explicarlo todo. Esperaré a que
puedas confiar en mi. Lo haré. Esperaré. Pero no desaparezcas. Porque hay cosas que tienes que saber. Cosas
que te tengo que contar.”
Camila miró hacia abajo donde Lauren estaba y se movió. Se sentó en su sitio. Miró a través de la distancia y
no perdió la mirada de Lauren en todo el tiempo. Lauren podía decir que Camila estaba nerviosa, dubitativa,
insegura. Estaba incómoda. Estaba asustada. Pero tenía algo que decir.
Lauren vio como Camila se encogía, vio cómo jugaba con sus manos en su regazo, finalmente dejando de
mirar a Lauren. Ella susurró “Dejé que me intimidaras porque creía que te quería.”
Lauren suspiró.
“Me di cuenta de que sentías algo por mi. Es por lo que te pedí que vinieras aquella noche. Nunca pretendía
darte ese dinero, pero sabía lo que parecería si no te lo daba.”
“¿Qué? ¿Gay?” - Camila miró hacia arriba, un poco de humor bordeaba sus rasgos nerviosos. Se sonrojó ante
la palabra que había salido de su boca, y Lauren sonrió ante su inocencia inesperada.
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“Gay, Parecerías gay si no me hubieses dado aquel billete de veinte.” - Camila la miró a la cara, y si las caras
pudieran hablar, diría “Duh” - Lauren se echó a reír.
C a p i t u l o 16
"No, eso no es el principio de un nuevo capítulo de mi vida; ¡esto es el principio de un nuevo libro! Ese primer
libro ya está cerrado, terminado, y tirado en el mar; este nuevo libro se acaba de abrir,
¡Acaba de empezar! Mira, ¡esta es la primera página ¡Y es una bonita!"
Camila se encontró con la mirada de Lauren y pensó profundamente ante la pregunta. Se movió y parpadeó
detrás de la cabeza de la chica.
“Bueno, lo que he dicho, No creo que importe lo que pienso porque incluso con mi opinión, tu misma sigues
en el limbo. No sabes lo que quieres.”
“Creo que todo lo que quieres, todo lo que sientes está nublado por el deseo de sentir liberación en todo lo
que haces. No estoy segura de si la realidad de nuestra situación te ha dado la libertad que me ha dado a mi,
o si solo ha hecho las cosas más difíciles para ti. Espero que encuentres paz en tu mente, al menos.” - Dijo
eso antes de acariciar la rodilla de Lauren y levantarse.
Camila sonrió débilmente antes de irse del escenario hacia la salida, sin mirar atrás.
Lauren se llevó las manos a la cara y se quedó sentada en silencio durante un rato, pensando en las formas
en las que podía arreglar esto, tenía que haber algo, cualquier cosa.
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Unas horas más tarde.
Lauren pensó en todo lo que había confesado hoy Camila e intentó pensar en cómo arreglar la situación
entre ambas. ¿Cómo podía convencer a Camila de que podía confiar en ella, sin que Camila pensase que solo
estaba haciendo esto porque se sentía más con todo lo que había pasado? ¿Cómo podía decirle no solo a
Camila sino al colegio entero que todo este tiempo solo estaba actuando? Que aunque no podía negar que el
comportamiento de Camila era algo que le enfadaba fácilmente, ella se sentía atraída sin remedio desde la
primera vez que la vio. ¿Cómo podía explicarle a Camila que encajar había significado más que perseguir lo
que ella realmente quería? Lauren tuvo problemas para encontrar la manera de darse cuenta de que podía
desarrollar algún interés hacia la chica cuando se había comportado de esa manera, ¿eso la hacía tan
enferma como todos los chicos que participaron en los incidentes del pasado oscuro de Camila?
Lo que le hacia daño a Lauren aún más era que todavía tenía miedo de los sentimientos que estaba
desarrollando por Camila y lo que más la asustaba era la manera en la que todo el mundo reaccionaría, y a lo
mejor eso es lo que la mantenía tan indecisa sobre qué hacer. Se encontró llorando otra vez, pero no era por
la verdad que había detrás de Camila, era por su propia verdad.
Era homosexual.
Ese pensamiento hizo que se sacudiese en su propio miedo y parecía tan diferente en ese momento, tocando
el cuerpo de Camila aquella noche, besarla por primera vez, nadie le había hecho darse cuenta de que era
homosexual. Sus propios sentimientos, habían estallado en la boca de su estómago cada vez que veía que
Camila la hacía pensar un segundo en su sexualidad, porque nunca había pensado en ello cuando estaba con
Camila. Era impulsiva y nunca dejaba que nada se hundiese; solo vivía en su presencia. Pero ahora se daba
cuenta de que no podía maltratarla paraestar cerca de ella, o para nublar todos los pensamientos
desenfrenados cada vez que la veía, ahora todo empezaba a tener sentido. Era homosexual, y es diferente
ser homosexual y no tener a alguien que te interese, pero una vez que te interesa alguien, todo lo hace más
real.
Ella pensó en unos días atrás, en su primer beso. Fue un momento agridulce, y no podía dejar de temblar por
la manera en la que había arruinado aquel momento. No debía haber ido tan lejos solo para tener la sartén
por el mango, ¿había merecido la pena? La popularidad y las opiniones iban a desaparecer una vez que se
hubiesen graduado en unos pocos meses, y si Camila podía arriesgarlo todo, ella también debería ¿verdad?
Ella buscó su móvil y cuando lo encontró, respiró hondo estremeciéndose antes de pulsar en el primer
contacto de llamada rápida y esperó pacientemente hasta que lo cogiese.
“¿Hola?”
“¿ManiBear?”
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- “¿Sí?”
Colgó y se limpió la cara de todo el maquillaje que se le había movido antes de conducir diez minutos hasta el
Starbucks, esperando no perder a su mejor amiga.
Cuando Lauren llegó, Normani ya estaba dentro, mordiéndose las uñas nerviosa. Lauren miró y caminó hasta
ella. Cogió una silla y se sentó, mirando a cualquier lado menos a la mirada ansiosa de Normani.
“Mani, hay algo que necesito contarte… Tenías que ser la primera en saberlo.”
Normani la miró con expectación y Lauren luchó por mantener el contacto visual cuando susurró las palabras
“Creo que soy homosexual.”
Lauren no quería mirar y ver la cara de Normani, no sabía si estaba preparada o no para verla molesta,
enfadada o confundida, pero lo que pasó después le sorprendió mucho.
Lauren levantó los ojos hasta encontrarse con los suyos y buscó signos de que su contestación fuese una
broma, pero no encontró ninguno, y eso hizo que las lágrimas inundasen sus ojos.
La sonrisa se Normani creció ante la mirada de incredulidad que le estaba dando Lauren, y se levantó para
abrazar a Lauren.
“Laur, eres mi mejor amiga, puede que no lo entienda o no lo comparta, pero ¿significa eso que piense que
está mal? ¿Por qué no iba a estar de acuerdo con ello? ¿Recuerdas la promesa que
hicimos en la guardería?”
Lauren puso sus brazos alrededor de Normani con fuerza mientras lloraba en su hombro, pero se echó atrás
para levantar su meñique, como en la guardería, “Solo tú y yo…”
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Normani sonrió, y limpió las lágrimas de debajo de los ojos de Lauren antes de enlazar su meñique con el de
Lauren, “Contra el mundo.”
“Pero, esto conlleva mucho, ¿qué pasa si la gente me mira diferente y empiezan a odiarme? Quiero decir,
¿no te da asco? ¿No vas a estar vigilando ahora, como “qué pasa si me fijo en ti”?”
“Lo, nos conocemos desde la guardería, creo que si te hubiese gustado algo, ya habría pasado antes, además
soy demasiado ardiente para ti”.
“No, de verdad, ¿cómo es tan fácil para ti? Es prácticamente una abominación, un pecado, está mal.”
“Lauren, ser homosexual no es una abominación, la manera de señalar a las personas que lo son, eso es una
abominación. ¿Cómo estás tan segura de que es un pecado? ¿Te lo ha dicho Dios? y no deberías buscar
razones de si está mal, deberías estar contenta con lo que está bien, por ejemplo, ¿si salir con una chica te
hace feliz? Así será. A lo mejor no todo el mundo entenderá algunas cosas sin experimentarlo ellos mismos,
¿sabes?”
“Pero tengo miedo, Mani…” - Lauren parecía una niña pequeña, con miedo de que el mundo le tuviese miedo
y eso le dolía a Normani.
“Si, puede dar miedo al principio, pero siempre tendrás mi mano para agarrarte y no sabrás cómo
reaccionará la gente hasta que no les des la oportunidad…”
“¿Merece la pena?”
“¿La felicidad merece la pena? Apuesto a que una vez que hayas derrotado a tus demonios, podrás encontrar
sesenta razones por las que merece la pena, como Camila hará.”
Lauren se encogió con el nombre pero sonrió suavemente y le dio otro abrazo a Normani.
Normani se apartó y la besó en la frente. - “Es mi trabajo, está en el folleto de mejor amiga.”
Ambas sonrieron y Lauren se fue a cada sabiendo exactamente cuál era el primero de los sesenta pasos para
recompensar no solo a Camila, sino a si misma.
A la mañana siguiente.
Lauren miraba ansiosa desde detrás de la puerta de su taquilla para cuando la chica del pelo castaño pasase
a través de las puertas principales del colegio. Le había contado a Normani su plan,
y le había confesado que Camila era la persona a la que quería conseguir y se sorprendió al darse cuenta de
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que Normani ya tenía una idea de quién había capturado la atención de su amiga, y aunque le dijo a Lauren
que sería una lucha continua conseguir a la chica, ella había aceptado para ayudarla. Normani estaba detrás
suyo observando igual de ansiosa y ambas respiraron con dificultad cuando la puerta se abrió y Camila entró
con una sonrisa en su cara por primera vez.
Ambas chicas sonrieron e intercambiaron miradas y decidieron no llamar la atención escondiendo las
cabezas en sus taquillas.
Se giraban cada dos segundos para ver si la chica había abierto su taquilla, y movían sus pies
desesperadamente mientras la chica se tomaba su tiempo hasta llegar allí.
Finalmente llegó, y miraron con emoción mientras abría la taquilla, y sus mejillas se sonrojaron un poco
mientras cogía una rosa que estaba en la taquilla. La sacó y la olió lo que hizo que Normani y Lauren chillasen
en silencio y chocasen sus manos. Continuaron observando a Camila que cogió una pequeña nota que estaba
pegada y la leyó.
"Razón 1 de 60 de porqué no debería tomarme las pastillas: Siempre habrá un mañana mejor. - La chica que
se quedó sin tiempo."
Una pequeña sonrisa se dibujó en la cara de Camila y sus ojos vagaron hasta encontrarse con la mirada de
Lauren con una ceja levantada. Lauren sonrió, se mordió el labio y le dijo hola con la mano a lo que Camila
movió los ojos de manera juguetona, pero le devolvió el gesto antes de entrar a clase.
C a p í t u l o 17
"Si quieres conseguir lo que aún no has conseguido, entonces tienes que hacer más de lo que has estado
haciendo antes."
Durante el resto de la semana, Lauren planteó razón tras razón para que Camila creyese en las sesenta
razones por las que merecía la pena su vida. Lauren sabía que Camila tenía sus propias sesenta razones,
sesenta razones que la llevarían hasta asegurar que su vida merecía la pena, pero ella no sabía las sesenta
razones por las que Lauren la necesitaba en este planeta. Demonios, Lauren ni siquiera sabía sesenta razones
por las que necesitaba a Camila. Pero a pesar de ello, estaba trabajando para descubrirlas.
El primer día, Lauren dejó una rosa. Normani se había desvariado mucho cuando Camila encontró y la rosa y
la nota eran tan románticos, tan perfectas, blah, blah, blah. Lauren sonrió orgullosa de si misma, pero sabía
que una rosa de tres dólares de una floristería con una cita cursi atada que no era 100% suya no conseguiría
el corazón de Camila. Ella sabía que una rosa estaba bien. Una rosa está muy bien. Pero Lauren Jauregui lo
podía hacer mejor.
El segundo día, Lauren dejó algo en la taquilla de Camila que nadie podía imaginar. Lauren se quedó de pie
en el mismo sitio que el día anterior, completamente ansiosa detrás de la puerta de su taquilla con Normani
cerca, mirando impaciente, mientras presenciaban algo precioso. Camila abrió la puerta de la taquilla y un
millón de pequeños pétalos de rosa cayeron sobre la pequeña chica, que gritó de alegría - fue un sonido que
Lauren Jauregui estaba convencida que nunca había escuchado. Camila se río y saltó en el sitio antes de
darse cuenta de que había gente mirando.
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Claro, Lauren se había repetido de alguna manera en cuando a los regalos de Camila, pero los pétalos de rosa
eran siempre más especiales que una rosa. Había algo en la forma en la que cayeron sobre la chica, lavándola
en romanticismo, que hizo que el corazón de Lauren revolotease. Camila rebuscó en su taquilla, y, bingo,
Lauren vio como encontraba su nota, señalando con anticipación. Los ojos de Camila rozaron el pequeño,
blanco y arrugado papel y miró hacia Lauren con lágrimas en sus ojos. Lauren sonrió un poco y asintió
alentadoramente.
"Razón 2 de 60 de porque no debes tomarte las pastillas: las rosas significan curación - deja que esos pétalos
sean tu destino. - La chica que está intentado recuperar el tiempo."
Camila dio unos pasos más hacia Lauren, pero ella se movió en su lugar, y a regañadientes se dio la vuelta.
Lauren frunció las cejas, ¿por qué estaba retrocediendo? Lauren corrió hacia la chica, suavemente puso su
brazo alrededor de su hombro. Camila se giró despacio, y en un mar de gente, Lauren vio algo en los ojos de
Camila que era una mezcla de tristeza, arrepentimiento.
Lauren no podía entenderlo. Había demasiada gente alrededor para que Lauren preguntase en voz
alta, para preguntar qué pasaba, pero Camila tenía una pista. Caminó hacia su taquilla, con Lauren al lado y
se giró hacia la chica cuando estaban casi a solas Lauren miró a la chica expectante, pero Camila evitó su
mirada. Finalmente, Lauren no podía aguantarlo más. Cogió la barbilla de la chica pequeña ya que así Camila
no tenía otra opción más que mirar a los ojos de Lauren.
“¿He hecho algo mal?” - Camila intentó dejar de mirar los ojos de Lauren, pero Lauren no la dejó.
Ella quitó un mechón de pelo de la cara de Camila, y la chica pequeña se sonrojó un poco. Pero aparte de
eso, no dijo nada. Su boca siguió cerrada, como un pez fuera del agua, como si las palabras que quería decir
estuvieran fuera de su alcance. Lauren lo entendió; lo que quería decir era algo de lo que no podía hablar Ya
fuese por la gente que tenían alrededor en el pasillo o porque no estaba preparada para hablar sobre ello,
Lauren no sabía. Pero estaba bien.
“Escucha, Camz.” - Ella susurró tan bajo como pudo en el oído de la chica. - “No tenemos que hablar de ello.
Pero hay algo ahí. Estoy aquí para ti. Cuando quieras. ¿Vale? - y Lauren sintió como la chica que tenía delante
empezó a temblar. Pero Camila asintió.
——————
Lauren se sentó en su cama más tarde esa noche y sostuvo su móvil en sus manos. Tenía esperanza, rezaba
para que Camila llamase. Había algo en la manera en la que Camila reaccionó antes que hizo que se le
pusieran los pelos de punta a Lauren. Quería saber qué pasaba, que había causado ese shock en Camila y su
aparente malestar cuando los pétalos cayeron sobre ella. Quería una explicación, lo que hacía que fuese
egoísta, pero más que nada, quería saber si Camila estaba bien.
Como Camila no llamó, Lauren la llamó. Camila no contestó, pero después de que Lauren dejase un mensaje
en el contestador, recibió un mensaje.
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————
Lauren llegó a la puerta de delante de Camila y fue recibida rápidamente en cuanto sonó el timbre por Mrs.
Cabello.
“Hola, ¿Lauren? ¿Cómo estás? - Lauren solo sonrió, dijo que estaba bien, ¿usted que tal? y cuando fue
invitada a pasar, subió las escaleras hasta la habitación de Camila. La puerta estaba cerrada, así que Lauren la
golpeó con suavidad. Escuchó silencio de dentro así que abrió la puerta despacio.
Camila estaba sentada dentro, encogida en el suelo, con las manos en su regazo. Lauren se sentó a su lado
con cuidado y no dijo nada.
Se acercó un poco más a Camila, y dejó su mano en el suelo entre las dos. Sus dedos avanzaban más y más
hasta que Camila puso su mano al lado. Lauren miró y sostuvo el contacto visual durante un segundo antes
de poner su dedo índice suavemente en la parte posterior de la mano de Camila, dibujando círculos ahí.
Camila giró su mano despacio y Lauren puso la suyo encima. Cogió la mano de Camila suavemente, y la puso
en su regazo. Camila miró a Lauren y su cara retrataba algo que parecía miedo.
“No tengas miedo.” - Lauren sonrió y Camila le respondió con una pequeña sonrisa.
“No puedo dejar de sentirle. Y hoy… hoy cuando me dijiste que esos pétalos eran para curar, me perdí.
Porque no siento que esté perdiendo la batalla cuesta arriba. Y no quiero decepcionar a nadie,
especialmente a ti.”
Lauren sonrió a Camila, pero era una sonrisa triste. Odiaba que Camila pensase que la podía decepcionar. Por
mucho que Lauren odiase admitirlo, no había nada que Camila pudiese hacer para decepcionarla. Había
sentimientos que superaban cualquier decepción que pudiera avecinarse. Pero no había manera de que
Camila supiese eso, Lauren había perdido la confianza dela chica hace mucho cuando las palabras crueles
que le lanzó a Camila le rompieron el corazón. Así que, Lauren hizo la única cosa que sabía hacer. Sostuvo la
mano de Camila, y miró a la chica directamente a los ojos, esos ojos marrones, ojos marrones llenos de
lágrimas. Le quitó cada lágrima con su dedo índice y sostuvo la mejilla de Camila en la palma de la mano.
"Razón número 3 de 60 por la que no deberías tomar las pastillas" - susurró Lauren. - "Nunca me vas a
decepcionar mientras sigas intentándolo."
C a p í t u l o 18
"Larga vida a las paredes contra las que nos hemos chocadoTodas las luces de los reinos que brillaban solo
por ti y por mi. Estaba gritando larga vida a todo la magia que creamos. Y presenté a todos los pretendientes.
No tengo miedo. Larga vida a todas las montañas que movimos.Tengo el tiempo de mi vida para luchar los
dragones contigo. Estaba gritando larga vida a esa mirada en tu cara.”
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Dicen que el silencio dice más que cientos de palabras y las dos chicas siguieron sentadas en silencio, lo que
les dio una sensación de tranquilidad, no podían encontrar nada que las molestase, sobre todo por el miedo
a decir algo equivocado, pero Camila sabía mejor.
Lauren sonrió pero antes de que pudiera decir nada, Camila añadió, “Eres una buena amiga.”
Su sonrisa se desmoronó un poco, pero se obligó a recomponerla y asintió con la cabeza en reconocimiento.
Movió los dedos de las manos de Camila y exhaló, antes de mirar a su teléfono.
Camila dejó salir un suspiro a través de su nariz y cerró los ojos, asintiendo de acuerdo con ella. Ninguna de
las chicas quería que la otra se fuese de su lado pero había aún demasiadas piezas rotas entre ambas para
recomponer.
Lauren se levantó del suelo y Camila la siguió, llevándola escaleras abajo y justo antes de que Lauren pudiera
irse, se giró y miró a Camila y abrió sus brazos de forma extraña. Camila sonrió e hizo lo mismo ante el abrazo
de la chica, y en el proceso le dio un pequeño beso en la mejilla haciendo que la cara de Lauren ardiese en
respuesta.
Mientras Lauren empezaba a conducir hacia su casa, decidió que la noche había tenido una sensación
agridulce. Aunque Camila estaba empezando a dejar que Lauren entrase, su mayor miedo estaba
estableciendo una relación de amistad en el proceso y aunque Camila quisiera llamar a Lauren “amiga”, ella
tenía que demostrar que no era así.
Cuando Lauren llegó a casa, esperaba que todo el mundo estuviera durmiendo pero se sorprendió de
encontrar a su madre despierta, bebiendo café en la cocina. Comprobó el reloj y vio que eran las 11 de la
noche pero sabía que no importaba considerando que su madre era su propia jefa. Era la dueña de una
tienda de flores donde Lauren compraba las rosas - fáciles de conseguir. Clara miró por encima del libro que
estaba leyendo y sonrió calurosamente a su hija.
“¿Dónde has estado?”
Lauren exhaló, - “He estado en la casa de esa chica, de la que te estaba hablando el otro día.”
Clara conocía a Lauren por dentro y por fuera, a veces eso era una cosa buena, normalmente no, pero en
estos casos sí. Lauren nunca tuvo que “salir” para su madre, Clara lo sabía, pero Lauren aún así tenía miedo
de decírselo, aunque lo dejase en evidencia al hablar de Camila constantemente, y con las compras aleatorias
de rosas esta semana hicieron las cosas más claras de lo que estaban, y se sorprendió de que no le
preguntase nada, pero supuso que sería raro.
Lauren asintió a su madre, y cogió su teléfono para encontrarse con un mensaje de Normani.
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"Hey, Laur, lo mismo, a la misma hora, ¿mañana?"
Lauren miró a los ojos a sus madre que estaba mirándola atentamente con una pequeña sonrisa en la cara,
“¿es ella?, Lauren entrecerró sus ojos y negó con la cabeza
- “¿Qué?”
“Sí, quiero decir, ¿cuánto tardarán en perder las rosas su significado? Haz algo diferente.”
Clara golpeó con sus dedos en la taza de café y una sonrisa se dibujó en su cara y Lauren podía jurar que vio
como una bombilla con luz en la parte superior de la cabeza de su madre.
“Tengo una idea, pero tenemos que ir a la tienda ahora, y haz que venga Normani, no voy a quedarme
despierta toda la noche.”
Las cejas de Lauren se fruncieron pero aceptó de todos modos, todo por Camila.
Lauren llamó a Normani quien gruñó al pensar que iba a estar toda la noche despierta
“trabajando” pero aceptó, estaba tan sola que sentía que era su deber para ayudar a Lauren para conseguir a
la chica.
Clara llevó a las dos chicas dentro y les dio una lista de todas las flores que había en la tienda y sus
significados.
Normani y Lauren se miraron con expresiones confundidas y miraron de vuelta a Clara con una sonrisa. Clara
asintió mirando la lista y dijo.
“Las rosas son bonitas, si, pero creo que si realmente quieres algo, deberías pensar más en la elección de la
flor. Todas y cada una de las flores de aquí representan algo, y individualmente dicen cosas diferentes que
nosotros no podemos decir, así que te doy esta lista para que puedas encontrar algunas flores que puedan
expresar lo que le quieres decir a Camila, y creo que sería muy bonito si le hicieras una corona de flores con
las flores que elijas.”
Lauren y Normani se intercambiaron miradas emocionadas y asintieron con rapidez a quien era
prácticamente una madre para las dos. Lauren abrazó a su madre y volvió su atención a la lista. Unas cuantas
le hicieron sonreír demasiado que incluso sus ojos sus ojos imitaban a su boca y después de enseñarles a
Lauren y Normani cómo construir realmente una corona de flores, se fue dejándole a Lauren las llaves y les
dijo que se asegurasen de cerrar la tienda antes de volver a casa. Las dos chicas asintieron, prestando
atención difícilmente, lo que hizo que Clara sonriera antes de irse.
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“¡No puedo esperar para ver su cara, Mani!”
“¡Yo tampoco!” TIENES que hacerle una foto con ella puesta, ¡va a estar preciosa!”
“¿Crees que se la pondrá? ¿Que pasa si simplemente la deja en su taquilla…” - La cara de Lauren cayó
ligeramente pero Normani no la dejaría.
“Laur, es Camila de quien estamos hablando, se la pondrá, sabes que lo hará. ¿Por qué no te haces tú
también una? Podéis ir a juego.”
Lauren sonrió ante la idea, y estuvo de acuerdo, así que después de que Normani y Lauren revolvieran toda
la tienda buscando las flores que Lauren eligió, se dividieron el trabajo con Normani haciendo la corona de
Lauren Y Lauren haciendo la de Camila.
Debido a que las dos chicas no tenían experiencia en el arte de hacer coronas de flores, tardaron más de lo
que pensaron que tardarían, pero finalmente fueron capaces de terminarlas después de cuarenta o
cincuenta intentos. Lauren esperaba y rezaba por haberla hecho del tamaño de la cabeza de Camila, y no
demasiado pequeña o demasiado grande, pero de cualquier manera, pensaba que la intención era lo que
contaba.
Cuando terminaron, Normani y Lauren limpiaron todo y se dieron cuenta de que eran casi las cuatro de la
mañana. Ambas gruñeron con la idea de tener que levantarse en tres horas pero dejaron que la idea de ver a
Camila sonriendo fuese un regalo a pesar de la realidad de la desafortunada posición en la que estaban
ahora.
Normani le dijo a Lauren que se quedaría en su casa a dormir para ir justas al colegio esa mañana.
Después de cerrar, se fueron adormiladas a casa de los Jauregui y se tumbaron en el sofá sin ninguna fuerza
para subir las escalera.
A la mañana siguiente, Clara se levantó antes que nadie y sonrió al ver a sus hijas en el sofá, y su corazón se
derritió al ver las dos coronas en el pecho de Lauren con una pequeña sonrisa en la cara. Después de darles
15 minutos extra para dormir, Clara les dijo a las chicas que era tiempo para prepararse para el colegio y
Lauren saltó del sofá corriendo escaleras arriba mientras Normani la seguía adormilada detrás haciendo que
la mujer mayor se riera.
Las chicas tardaron casi 45 minutos en prepararse antes de besar a Clara en la mejilla e irse corriendo hasta
el campus para ganar a Camila, como habían hecho los días anteriores. Sintieron
alivio al llegar antes que ella, lo que daba a Lauren la oportunidad de escribir una pequeña nota y meterla
dentro de la taquilla de Camila.
Normani y Lauren dieron unos pasos hasta llegar a sus taquillas y observaron las puertas principales con
expectación.
Después de diez minutos, Camila entró con un jersey blanco, unos vaqueros cortos y un lazo en la cabeza, un
look sin esfuerzo, pero aún así estaba preciosa. La respiración de Lauren se entrecortó con la simplicidad de
la chica, lo que hacía que brillase diez veces más en sus ojos verdes. Camila tenía su cara pegada en su móvil
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mientras enviaba un mensaje; andando hacia su taquilla, y Normani y Lauren empezaron a acercarse hasta
allí mientras guardaba el móvil en el bolsillo para poner la combinación de la taquilla. Tenía una mirada
determinada en su cara que Lauren no había visto antes, lo que hizo que su corazón se revoloteara.
Finalmente, Camila abrió la taquilla y la nota cayó, así que se agachó para cogerla y leerla, “Date la vuelta.”.
Ella hizo lo que le dijeron y ahí estaba Lauren sonrojada sosteniendo algo en su espalda y Normani mirando
fijamente a Camila con la sonrisa más ridícula en su cara e hizo que Camila le devolviera una sonrisa divertida
levantando la ceja.
Lauren movía el pie con nerviosismo y miró a Normani que se dio cuenta de la señal y dijo,
“¡Oh! Cierto, cierto, yo estaré allí.” - Ella señaló el banco que había detrás y se sentó de cara a las dos chicas
con la cara en la palma de la mano y una sonrisa ridícula en ella.
Lauren puso los ojos en blanco y gritó, “¡MANI!”. Normani frunció las cejas.
“Hey, no me he quedado toda la noche despierta para perderme esto, ¡venga!” - Ella hizo un gesto con sus
manos para que continuase.
“No quería que te aburrieses de las rosas, así que he traído algo nuevo, sigue involucrando flores, porque
creo que son bonitas, y te mereces una cada día lo que me trae hasta el regalo de hoy.” - Ella divagó. Camila
sonrió suavemente, y asintió antes de que la chica continuase.
Lauren exhaló y miró a Normani quien asintió dándole coraje también.
“Lo que estoy a punto de darte está compuesto por siete flores diferentes, habría puesto más pero quería
darte primero estas en especial y tuve que pensar y analizar lo que quería decirte,
entenderte, antes de seguir con todo quiero que sepas, cómo te veo.”
Los ojos de Camila brillaron con las últimas palabras de Lauren y se acercó más, alentadoramente, una vez
más.
Lauren puso sus manos hacia adelante, enseñándole a Camila la corona de flores y mirando atentamente los
ojos de Camila que miraban el regalo como las niñas pequeñas miran las Barbies en las tiendas.
“Como puedes ver, he puesto Cherry Blossoms porque según mi madre, representan la belleza espiritual.
Antes, cuando te veía en el pasillo, sabía que eras preciosa, lo daba por hecho, no tenía que pensarlo dos
veces, pero después de descubrir pequeños destellos de cómo eres realmente, empecé a darme cuenta de
que la cara bonita viene con una sorpresa dentro también. Ya no te veo de forma física, te veo preciosa, y eso
hace que te quiera conocer mejor, averiguar más cosas. Después de eso, he puesto Angélicas, lo que
representan inspiración, y creo que hablan por sí mismas, porque tu eres realmente inspiradora, no solo por
la historia que innecesariamente confesaste, pero simplemente por el coraje que tuviste de subir ahí, frente
a mi - quien era un monstruo contigo, decir lo fuerte que eres, y además eres un icono de inspiración para
todos aquellos que están luchando como tú, buscando su voz. Luego, he añadido pétalos de helecho en cada
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lado, lo que representa fascinación porque estoy completamente fascinada contigo y literalmente no puedo
esperar hasta que me des la oportunidad de tener ese efecto completo, porque sé que nunca dejarás de
fascinarme con lo que eres, cómo eres, tus maneras, y también, con tu cerebro. Después, he añadido
girasoles lo que conlleva varios significados pero los dos que más destacaron para mí para añadirlos sin
pensarlo aquí, uno de los significados es belleza única, algo que tú posees. No eres alguien que llame la
atención en el instante, pero a mi sí. Y no estoy diciendo esto para ganar puntos contigo, lo digo en serio. Tu
belleza es del tipo que se aprecia más y más cuando el tiempo pasa, la clase de belleza donde se encuentran
nuevas razones para darse cuenta de tu belleza en cada momento que alguien estudia tu cara, tus
peculiaridades, tu forma de vivir la vida. Esta flor habla por la persona que te vio a lo lejos, y solo espera que
esté adivinando todo correctamente, en cuanto a cómo eres. No quería poner yo sola juntas las piezas,
quiero estar segura, quiero saber realmente todo sobre ti, pero hasta que pueda, añado estas flores para
hacerte saber que desde lejos eres inmensamente preciosa en mis ojos. El segundo significado de estos
girasoles es fe. Los girasoles siempre están buscando sol, es luz, cegadora, con fe y esperanza de que un día
tu puedas tener fe en mi para depender de mi, para confiar en mi, ciegamente.
También he añadido estas flores que se llaman Mountain Ash que significa que “conmigo, estás a salvo.” Y
con todo lo que te he hecho, sé lo poco convincente que puede sonar esa frase, pero puedo asegurar que lo
estás. Porque tus peores tormentas ya han pasado, y ahora, no estaré a tu alrededor dejando que te
pisoteen. A partir de ahora te protegeré de los demás, del mundo, y de mi misma. Estos pétalos morados que
ves aquí se llaman Wisteria, lo que representan - confianza mutua. Espero que un día pueda derrumbar todas
las barreras que sé que aún tienes, y que te abras a mi, de la misma forma que yo me abriré a tu si me das la
oportunidad. Quiero que confíes en mi, tanto como quiero confiar en ti, y espero que lleguemos a ese punto
en nuestras vidas juntas algún día, espero que tan pronto que no… Por último, he añadido Plum Blossoms
que representan guardar secretos. Así como pretendo guardar cada promesa que te haga con esta corona,
tanto como cada promesa que te haga en el futuro. Esta corona es una promesa. A lo
mejor no lo parece, pero lo es, es una promesa que estará ahí, cuando quieras que esté. Estaré ahí para
sostenerte cuando llores. Para sonreír a tu lado y compartir tu felicidad. Para ser la persona que necesitabas
que fuese antes. Esta no soy yo prometiendo que seré una persona de un cuento de hadas, probablemente
asumías que era antes de ver mis partes más feas, pero esta soy yo prometiendo que no me voy a rendir
contigo de la manera en la que otros lo hicieron. Esta es una promesa para luchar todos tus dragones y
demonios contigo. Considéralo, una promesa para ser tu caballero femenino sin su armadura brillante, una
amiga, un héroe si es necesario.” - Ella terminó con una suave sonrisa.
Camila la miró y por primera vez desde los días oscuros, miró a Lauren de la misma manera que solía hacerlo
cada mañana mientras la miraba entrar en el colegio. Por un breve momento, el mundo a su alrededor no
existía y Lauren supo que lo había hecho bien. Los ojos de Camila reflejaban adoración y movió la cabeza
mordiendo su labio, intentando con fuerza esconder la sonrisa que estaba intentando salir en su cara pero la
felicidad que sentía en esos segundos pudo con la lucha, ella le sonrió a Lauren de una forma en la que
Lauren después decidió que sería una de las sonrisas favoritas de Camila.
Camila asintió y agachó su cabeza un poco para darle a la chica mejor acceso, y Lauren suavemente la puso
en su cabeza. Le quedaba perfectamente lo que causó una sonrisa inmensa en su cara. Camila tarareó un
poco antes de arrojar sus brazos alrededor de Lauren en un abrazo fuerte. Cuando se separaron, Normani se
acercó con una segunda corona y se la dio a Lauren.
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Camila la miró con curiosidad y abrió sus ojos al ver la segunda corona con una mirada expectante.
"Razón 4 de 60 por la que no deberías tomarte las pastillas, porque nunca volverás a estar sola. Si me dejas
rellenar ese vacío, nunca volverás a luchar sola, nunca te enfrentarás a ningún demonio sin mi a tu lado…" -
se paró y empezó a ponerse la corona en su propia cabeza. - “y no volverás a sentir ninguna humillación
pública, no sin mi.” - Terminó y le dio un casto beso en la frente a Camila.
C a p í t u l o 19
"Tenemos que dar a los demás el espacio para crecer, para ser nosotros mismos, para ejercer nuestra
diversidad. Tenemos que dar a los demás el espacio para así poder dar y recibir cosas tan bellas como las
ideas, la sinceridad, la dignidad, la alegría, la curación y la inclusión.”
Lugares, gente, y situaciones que parecen más bonitas si dejas fuera las cosas dañinas y esa es la forma en la
que Camila veía a Lauren. Ella era una preciosa esencia que tenía sus partes oscuras detrás de su sonrisa. Por
mucho que Camila quisiera ceder ante la nueva Lauren, una parte de ella se mantenía a una distancia porque
no estaba segura de que Lauren pudiera ser capaz de cambiar. No podía perdonar a la chica, aunque era
exactamente lo que quería, pero Camila sabía que todavía había muchas piezas ausentes en su puzzle.
El día continuó, con Camila consiguiendo nuevos elogios que a pesar de todo quería apreciar, se encogió
porque incluso había sinceridad en los ojos de todos aquellos que la felicitaban, pero ella todavía lo sentía
como una broma. Ella era libre de muchas maneras, pero estaba atrapada en muchas más. Era libre de la
culpa de vivir una mentira, pero eso no cambiaba el pasado y no cambiaba el miedo en el que aún vivía.
Con todo lo que pasaba, Camila vivía una vida que siempre quiso mantener en sus pies, nunca estaba
completamente agusto en ningún sitio, y nunca dejó de bajar la guardia. Las únicas veces era en los brazos de
Sofía. Estaba recuperando el consuelo en los ojos verdes de Lauren Jauregui pero el pasado de la chica aún
ensombrecía todo, tanto como ensombrecía a Camila.
Era como si Camila solo quisiera ver algunas partes de Lauren pero su conciencia nunca le dejaba ver más allá
de la versión terrible de la chica que era hace unos días. Camila forzaba las sonrisas más que nunca, porque
ahora esperaban que sonriera, no esperaban que pareciera una damisela en apuros que era antes y una
parte de ella se sentía molesta con eso, pero otra parte le recordaba que ahora podía buscar la comunidad
sin ser apartada como antes.
Era agridulce, el torbellino de sentimientos que sentía, porque su corazón le decía que confiara, que amara,
que perdonara sin condiciones, pero su mente le decía que mantuviese la guardia, que no confiase en
cualquiera que podía decepcionarla (y eso solo consistía en confiar en ella misma).
Ahora era extraño. Camila sentía algo más que todavía tenía algo que tiraba de sus talones y no podía
identificar qué era. Por mucho que quisiera saborear el momento que podía disfrutar con su familia, y esos
momentos más sinceros que Lauren intentaba regalarle, se sentía como si ella no estuviera completamente
ahí.
Por breves momentos durante sus momentos de pensar demasiado, frecuentemente consideraba ver a un
terapeuta. Empezó a pensar que era bipolar, porque podía ir de estar feliz por ser el centro en el mundo de
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su familia, y también el de Lauren ahora, para sentirse mal a los pocos segundos, pero Camila siempre
llegaba hasta términos en los que nunca encontraba el espacio para curarse.
Les había dado la verdad y había abrazado su aceptación casi al instante pero nunca se dio la oportunidad de
aceptarles de vuelta. Era en esos momentos cuando Camila sentía como que no estaba preparada como ella
pensaba para que la verdad saliese, pero luego se recordó a ella misma en lo acabada que estaba con quien
había si doy todo parecía que merecía la pena de nuevo.
La cosa era, en aquellos dos años, una distancia mayor había crecido entre ellos, y ellos habían querido
pretender que Camila era la misma persona que cuando tenía 15 años, pero no los tenía y la persona que
era, era una extraña.
La única persona que seguía a salvo de vivir en el pasado era Lauren, porque nunca había hablado realmente
con Camila, así que Camila podía ser quien quisiera ser con ella, no tenía que tener quince años y eso le daba
mucho alivio pero aún así se sentía como que tenía que tener la guardia arriba.
Se sentía atrapada y no sabía cómo salir de ese laberinto. ¿No se suponía que la verdad tendría que dejarla
libre?
Camila se encontró a si misma estudiando a la gente. No de una forma crítica, pero si de una manera abierta.
Empezó a analizar a la gente en la que solía pensar un poco, y aun así aquellos que solían alabarla, y de
repente todos parecían la misma persona a sus ojos.
Todos parecían ser versiones variadas de la misma persona. Porque tal y como dijo Ally, todos éramos la
misma persona, solo que sobrevivimos de manera diferente. Era verdad. Ally se había convertido en una muy
buena amiga de Camila; era casi seguro decir que estaba en el proceso de convertirse en su mejor amiga.
Camila se olvidó qué era tener una, desde que sus amigos formales la tiraron a la carretera a la primera, pero
se sentía bien. Fue refrescante incluso, tener a alguien que se preocupaba tanto como Ally lo hacía. Camila
comenzó a rezar junto a Ally antes de devorar cada comida y por la noche también.
Sus rezos eran casi siempre los mismo, rezaba por encontrar la comunidad en el presente, y encontrar un
cerrojo para su pasado. Rezaba para cerrar el libro en el que solía vivir y empezar uno nuevo, y rezaba por
abrir su corazón para las posibilidades de un mejor mañana. Rezaba para que sus padres la entendiesen, y
para que viesen a través de la que Camila pretendía ser. La diferencia ahora era que todavía seguía
intentando ser feliz en vez de ser una puta. Rezaba por Ally, rezaba por que cada una de las oraciones de Ally
tuvieran respuesta porque se lo merecía.
Rezaba para que Lauren tuviese paciencia con ella, porque algún día, estaría bien de nuevo, y entonces - a lo
mejor entonces, podía confiar de la manera que quería. Pero, cerraba sus ojos con más fuerza cuando rezaba
por ella misma para estar bien. Cuando rezaba para encontrar paz y no seguir con miedo. Rezaba para no
tener miedo ante cualquier contacto, rezaba para no tener más pesadillas. Rezaba para ser una luchadora,
como su tatuaje y Miss Lovato dijeron que era.
Cuando terminaba, miró más arriba de sus puños y se encontró con la mirada de Lauren a través de la
cafetería. Ella se dio cuenta y arrugó una de sus cejas mientras la miraba y temblaba ligeramente de la
manera que siempre lo hacía después de rezar, y leía las palabras que le murmuraba Lauren, “¿estás bien?”
Camila asintió despacio, de una forma poco convincente y Lauren se quedó sentada por un momento,
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sumergida en sus pensamientos. Miró hacia Normani y Normani miró hacia Camila dándole una sonrisa
calurosa. Camila le sonrió de vuelta, y volvió su atención hacia Lauren quien se levantó y fue hacia la mesa de
Camila, y pidiendo permiso miró a Ally quien entendió y recogió su bandeja yendo a sentarse con Normani.
Lauren se sentó en frente de Camila y la miró sin decir ni una palabra. Camila lo apreciaba porque no quería
emocionarse o expresar sus pensamientos. No quería que Lauren supiera que seguía teniendo miedo pero
parecía que Lauren lo sabía de cualquier forma porque le cogió la mano a Camila, y empezó a pasar su dedo
por su muñeca, despacio y con ternura.
“No te olvides de esto, ¿vale? Esta bien que no estés bien, pero no dejes que haga que te sientas débil. Yo
seré fuerte por tu si necesitas que lo sea, sólo dime que lo necesitas y lo seré,
“Vale” - Dijo con la voz ronca, decidiendo que la mejor distracción en ese momento era contar las diferentes
sombras verdes que había en los ojos de Lauren.
C a p í t u l o 20
Lauren estaba sentada en su habitación con Camila tumbada en la cama. Las dos chicas habían vuelto a cada
juntas después del colegio porque Lauren no quería que Camila se fuese sola a cada después del duro día de
colegio.
Lauren podía decir que estaba pasando algo en la cabeza de Camila, algo que la bloqueaba para comunicarse
con Lauren. Lauren le dijo que la acompañaría a casa por si pasaba algo, pero Camila solo dijo que prefería ir
a casa de Lauren si estaba de acuerdo. Lauren sonrió sin creerlo. Pero claro que estaba de acuerdo.
Así que, ahí estaban, Lauren sentada en una silla junto a su cama con su libro de Cálculo en su regazo
haciendo problemas que les habían mandado de deberes con Camila tumbada encima de su edredón
púrpura haciendo historia. Lauren miró hacia arriba durante unos segundos para ver a Camila juguetear con
un mechón de pelo alrededor de su dedo índice, parando de vez en cuando en momentos pensativos. Sus
piernas estaban moviéndose en el aire y sus calcetines tenían un par de agujeros, uno de ellos mostrando el
dedo pequeño de Camila completamente. Eso hizo que Lauren sonriera. La mayoría de las cosas de Camila
hacían que sonriera.
Camila miró hacia arriba y vio a Lauren, y claro que Lauren intentó esconder su cara con algo de vergüenza al
quedarse embobada. Camila se río en alto, con una de sus ridículas risas cuando vio a Lauren hacer eso y
dijo.
“Sabes, dicen que mirar fijamente es de mala educación, pero creo que mirar fijamente de esa forma es
realmente una de las cosas más halagadoras”.
Lauren volvió a mirar a los ojos de Camila con una sonrisa en su cara y procesó las palabras. Camila sonrió
con una sonrisa animada y le guiñó un ojo antes de volver su mirada despacio hacia el libro de historia que
tenía debajo.
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Lauren se mordió el labio, intentando averiguar si el plan que tenía en mente era bueno. Intentando ser
espontánea, fuerte y con esperanzas de no ser ridícula, Lauren se levantó de la silla donde estaba sentada y
se sentó en la cama enfrente de Camila. Camila no la miró, solo sonrió hacia abajo a su libro de historia.
Lauren se aclaró la garganta, intentando captar la atención de la chica, pero algo en la forma en la que
Camila se negaba a mirar hacia ella o responder de cualquier manera le dijo a Lauren que la estaba poniendo
a prueba. Oh no, pensó Lauren. Esto no puede ser.
Riéndose, Lauren cogió despacio el libro de historia de debajo de Camila, poniéndolo en el suelo con un ruido
sordo. La sonrisa de Camila creció en profundidad, y Lauren sabía que estaba haciendo algo bien. Lauren
eligió ser valiente, después escaló hasta la espalda de Camila y puso una rodilla a cada lado de la chica.
Camila se estremeció riéndose casi en silencio.
Lauren sólo recogió el pelo de Camila con ambas manos, poniéndolo todo sobre el hombro derecho de la
chica. Después cogió sus manos firmemente y acarició la parte baja de la espalda de Camila suavemente, tan
intensamente como pudo. Camila hizo un pequeño gemido silencioso, y Lauren sonrió con el sonido. “Oh”
suspiró Camila, y Lauren aprovechó la oportunidad de hacer su primer gran movimiento con la chica - el
primer movimiento real que contaba.
Lauren se sentó más abajo para que su estómago se encontrase con la espalda de Camila, y le dio un
pequeño beso en la parte de atrás del cuello. Se movió hacia la derecha, dejando otro beso en una de la
mejillas de Camila, luego otro más cerca de la boca de la chica. Finalmente Camila tuvo una idea y giró su
cabeza lo suficiente para que Lauren alcanzase un labio - besando así a Camila
en medio de la boca. Lauren sonrió durante el beso, y Camila subió su mano hasta una de las mejillas de
Lauren. Lauren se echó hacia atrás y sonrió con el contacto visual que mantuvo con la chica, y Camila miró
hacia abajo, sonrojándose un poco.
Lauren subió hasta la espalda de Camila para sentarse en forma de indio al lado de la chica, delante de ella.
Eso fue todo lo que dijo, pero sabía que era suficiente para Camila. La chica miró hacia arriba, su
comportamiento cambió. No estaba molesta, lo que era bueno, pero tampoco estaba alegre y coqueta como
antes. Tenía una expresión algo triste en su cara y falta de alma en sus ojos lo que tenía cambiada la Camila
de la que Lauren se estaba enamorando.
Camila resopló una vez para sí misma y se volvió a colocar en el lado derecho, frente a la espalda de Lauren.
Miró hacia abajo al edredón doblado mientras pasaba por ahí su dedo, intentando no centrarse en los ojos
de Lauren cuando dijo esto.
“Siento como si estuviera forzada a estar así de feliz, como una persona aliviada. No quiero estar triste, claro,
pero estoy asustada de estar “bien” si eso tiene sentido.” - Lanzó una mirada rápida a Lauren y se dio cuenta
de que la chica la estaba mirando fijamente.
Volvió a bajar los ojos hacia el edredón, pero sintió la mano de Lauren a su alrededor, encima de la mano que
estaba en el edredón. Observó cómo los dedos de Lauren encontraron su camino fácilmente en los huecos
de la suya y pensó para sí misma lo bien que encajaban, lo normal que se sentían entrelazados.
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“Sigue.” - Lauren susurró. Ella apretó la mano de Camila y Camila volvió a respirar hondo.
“Solo estoy asustada de poder decepcionarte cuando no estoy feliz. O incluso feliz. Y estoy asustada de
decepcionarme a mi misma cuando la gente en la que estoy decidiendo confiar no
resulten ser tan confiable como mi esperanza quieren que sean.” - Camila no se arriesgó a mirar a la cara de
la otra chica, pero Lauren la paró antes de que pudiera decir ninguna palabra más.
“¿Soy una de esas personas? ¿Tienes miedo de confiar en mi, Camz?” - Había delicadeza en su voz, una
fragilidad que rompió el corazón de Camila un poco.
Hubo una fractura de decepción ahí, algo que Camila no podía describir exactamente, pero era suficiente
para decirle a Camila que Lauren estaba siendo cruda, emocional, y que había sentimientos involucrados en
eso en lo que Camila podía realmente confiar. Pero tenía que ser honesta con Lauren.
Miró hacia arriba y Lauren tenía esa mirada en su cara - esa donde sus ojos estaban llenos de lágrimas en vez
de sus ojos verdes de siempre, donde sus cejas estaban fruncidas con una especie de dolor, esa mirada
donde estaba suplicando a Camila cambiar su mente.
“Pero confío en ti, confío en ti mucho más de lo que crees. Y eso me asusta muchísimo.” - Camila dejó que un
suspiro tembloroso saliese de sus labios y sintió una pequeña lágrima caer por su mejilla y la vio caer al
edredón que tenía debajo.
Sintió los dedos de Lauren sobre el área húmeda debajo de su ojo, sintió cómo limpiaba esos rastros de agua,
y cuando su piel ya no estaba mojada, los dedos de Lauren se quedaron ahí. Camila miró hacia arriba y
Lauren le dio media sonrisa, se inclinó y le dio un beso en la nariz delicadamente.
“Te voy a decir algo que nunca le he dicho a nadie, ni siquiera a Mani. Esto debería hacer que confiaras en
mi.”
C a p í t u l o 21
"Confía en tu corazón si los mares se incendia, vive por el amor a pesar de que las estrellas caminen hacia
atrás."
Camila POV:
Esperé pacientemente mientras un suspiro temblorosa salió de sus labios; ella empezó a jugar con sus dedos
absorta en sus pensamientos. Agaché mi cabeza hasta el nivel de sus ojos e intenté leerla para intentar
entenderla. Se encontró con mi mirada y tartamudeó una disculpa. Sonreí amablemente y le cogí la mano
para apretársela.
“Solía tener problemas con el alcohol. Uno realmente malo y grande, pero no creo ni siquiera que fuese una
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adicción, porque supe que era deteriorativo pero continué porque quería hacerme daño, ¿tiene sentido?”
Mis ojos se entrecerraron y esperaba que no pensase que la estaba juzgando, así que le di valor para seguir
con la conversación, “Pero, ¿por qué?”.
“Bebía porque quería sacar los pensamientos de mi cabeza, la idea de ser homosexual me daba un miedo
increíble, sentía miedo al rechazo, a que me intimidaran y a enamorarme de alguien fuera de mi alcance.
Bebía para olvidarme de ti, pero alguna de esas veces bebía para poder verte más allá de cómo te
presentabas a ti misma. La noche que viniste a mi cara, no estaba completamente sobria pero se me daba
bien en esconderlo porque lo he hecho muchas veces antes por mis padres o Normani. Bebía porque me
sentía culpable de enamorarme de alguien que pensaba que se entregaba a cualquiera, me daba asco a mi
misma porque pensaba que eras un antojo de la manera más lujuriosa como para todos los chicos, pero un
día, me di cuenta de que realmente lo que me atraía de ti era el desastre que eras como yo, de diferente
forma, pero aún así rota al fin y al cabo. Todavía guardaba rencor por ti, porque aunque sabía que era
diferente, nunca tuve un interés que demostrase que yo en realidad era, homosexual, después empecé a
verte en los pasillos, tú todavía eras normal, y pensé que eras preciosa. Lo vi como un Crush inocente, eso
fue hasta que cambiaste y todo se hizo un poco más real. Tu cambio me alivió al principio, porque me daría
una razón para encontrarte asquerosa pero fue lo contrario, me hacía quererte incluso más y eso me
enfadaba. Así que bebía. Bebía hasta que me adormecía y no podía pensar bien - no podía pensar en ti. Pero
convencí a todo el mundo a mi alrededor de que te odiaba por ser de la manera que eras y una parte de mi lo
hacía, pero la otra parte nunca fue lo suficientemente fuerte que la parte que te quería.”
A este punto estaba más que confundida, y no sabía que responder porque estaba aún atrapada en la parte
de su confesión donde admitía que le gustaba desde hace dos años. Fue raro incluso pensar que le gustaba
en este momento a Lauren, y me decía a mi misma que era solo porque era
normal, pero esto me cogió por sorpresa. Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando sentí una lágrima
caer en mis dedos, y miré hacia arriba de nuevo para ver cómo ella examinaba mis dedos mientras jugaba
con ellos, y me di cuenta entonces, de que los muros se estaban derrumbando.
En ese momento, no conocía nada más precioso que el lado frágil de Lauren Jauregui. Vi como las lágrimas
de sus ojos nublaban el verde haciendo que se viesen más claros. Me di cuenta entonces, que Lauren no
llevaba maquillaje hoy. Y su pelo estaba alborotado debido a la corona de flores que ha estado llevando todo
el día. Usé la mano que no tenía ocupada y la llevé hasta su cara conectando con los dedos los puntos de sus
pecas que tenía en la nariz. Ella cerró los ojos, y me dejó lo que quise mientras las lágrimas seguían cayendo.
Moví su pelo hacia un lado como ella siempre prefería por las veces que la he visto quitárselo de la cara. Le
encantaba jugar con su pelo; sabía eso de la casi extraña que estaba sentada delante de ella. Estudié su cara.
Nunca había estado tan cerca de ella antes, las únicas veces que lo he estado fue esa noche en su habitación
y difícilmente la miré, y esa otra vez en mi habitación cuando me besó, pero el momento fue demasiado
rápido - muy precipitado. No sabía que decirle, porque aunque debería estar consolándola, diciéndole que la
entendía, solo lo hacía todo más confuso. ¿Por qué no nos podíamos haber salvado la una a la otra entonces,
cuando todavía había tiempo? Pero a lo mejor ese momento no era el indicado, podía ser ahora, y mientras
nuestros muros suplicaban por derrumbarse detrás de nosotras, finalmente era la hora de salvarnos
respectivamente. A lo mejor nosotras teníamos que aprender primero una lección.
“Podíamos haber tenido miedo juntas, Lauren.” - Susurré, intentando con fuerza poner voz a mis
pensamientos sin interrumpir nuestra tranquilidad.
Ella rozó sus labios juntos y se sentó más cerca, apretando con fuerza mi mano,
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“Pero eso ya está, Camila, yo no sabía que tu tenías miedo.” - Susurró de vuelta, mirándola como una niña
pequeña.
Mi cara se suavizó, de repente, ya no estaba enfadada. Me tuve que recordar a mi misma, cada vez que me
enfadaba con el mundo - que ellos no sabía, nunca supieron, y ahora lo sabían, y eso es por lo que iban hacia
el rescate.
Todo el tiempo, Lauren estaba buscando por una razón para creer que no estaba enferma por quererme,
especialmente durante su época oscura. Aclaró alguna de las nueves de duda que tenía en mi mente, y una
débil sonrisa se dibujó en mi cara. No pude hacer otra cosa más que dejar la palma de mi mano en su mejilla
para acariciarla. Lauren Jauregui era diferente, tanto como había
predicho hace tiempo. Besé su frente y me quedé ahí por un momento, y sentí caer una lágrima en mi propia
cara a la que sus ojos siguieron como en una carrera.
“Nunca te he odiado, Camz, no de la manera que tu creías, creo que me odiaba a mi misma más de lo que te
odiaba a ti pero te ataqué a ti porque sabía que si me golpeaba a mi misma por ello, lo notarían, me
cuestionarían, y quería estar cerca de ti de alguna manera pero sabía que empezar a ser tu amiga era
demasiado peligroso para mis sentimientos. Nunca imaginé era algo recíproco. Pero poco a poco me empecé
a dar cuenta de la forma en la que me mirabas por las mañanas, y tu mirada se parecía a la mía, mi primer
paso para llegar algún lado contigo, obviamente no fue uno bueno, y eso es probablemente mi mayor
arrepentimiento, la forma en la que te traté ¿no es así?”
La miré atentamente, para poder así sentir todas sus palabras, el pesar, el dolor, pero lo más importante, la
conclusión. Cualquiera con sentido común me llamaría loca por ponerme a mi misma en esta posición, en
esta cercanía con la persona que me ha tratado peor de lo que me he tratado a mi misma, y en este
compromiso de olvidar. Pero nuestros días estaban contados, y había vivido en la duda y en la oscuridad por
demasiado tiempo para alejar a la única persona que me había dado esperanza en ese tiempo. Creo que eso
es lo que es el amor, tener fe en la gente cuando todo el mundo se ha rendido, o a lo mejor eso es por lo que
tenía esperanza en ella este tiempo, porque Lauren Jauregui era alguien de quien me podía enamorar,
alguien que no lo hacía imposible. a pesar de quien fue, o al menos de quien había sido.
“Te he querido, Lauren, durante mucho tiempo, y a veces era la cosa más espantosa que jamás había
encontrado, querer a alguien, especialmente después de sentirme casi sin vida, y creo que eso es hizo que
floreciese una flor dentro de mi… que debajo de toda esta repulsión que tenía por mi misma y por el mundo,
mi corazón todavía se sacudía con tu presencia, puede que haya soñado contigo todo este tiempo, pero la
realidad… es tan grande como la ilusión.” - Dije con una sonrisa.
Ella encontró mis ojos después, y sus ojos recorrieron cada centímetro de mi cara, y un sollozo se escapó de
sus perfectos labios rosas. Estaban temblando y sus ojos estaban haciendo esa cosa preciosa otra vez, pero
ya no estaban tristes, y eso hizo del momento uno que nunca olvidaré.
Todos tenemos nuestras deudas, pero no sería justo lanzarlas a la cara de las otras personas todo el tiempo.
Ya nos hemos hecho eso lo suficiente.
Puse mis brazos alrededor de su cintura y empecé a dibujar círculos en su espalda con la punta de mis dedos
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y empecé a hacer algo que no había hecho en mucho tiempo.
De algún modo, nos encontramos tumbadas en sus almohadas, mientras recorría con mis dedos su pelo,
teniendo mucho cuidado cuando llegué hasta algunos enredos y empecé a tararear el principio de una
canción muy familiar, y me pareció apropiado mostrarle una de mis partes más secretas, ya que estábamos
siendo honestas.
And your tired eyes refuse to close and sleep in your defense. When it’s in your spine like you’ve walked for
miles
And the only thing you want is just to be still for a while
If your heart wears thin I will hold you up And I will hide you when it gets too much I’ll be right beside you
When the space between the things you know is blurry nonetheless. When you try to speak but you make no
sound
And the words you want are out of reach but they’ve never been so loud
If your heart wears thin I will hold you up And I will hide you when it gets too much I’ll be right beside you
I will stay.
I’m just trying to keep this together, because I could do worse and you could do better
And your tired eyes refuse to close and sleep in your defense.
If your heart wears thin I will hold you up And I will hide you when it gets too much I’ll be right beside you
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And, if your heart wears thin I will hold you up And I will hide you when it gets too much
Sentí su abrazo más fuerte mientras cantaba cada letra, y mientras tarareaba el final, empecé a enamorarme
con las respiraciones exageradas que se le escapaban de su boca medio abierta y del ritmo de su corazón que
se había ralentizado indicando se había dormido. Por mucho que Lauren intentase aparentar que era
irrompible y fuerte, a veces alguien tan pequeño como yo podía salvarla, como el ratón salvó al león en esa
otra historia.
Miré el reloj que había encima de su mesilla, y me di cuenta de que se estaba haciendo tarde y si no me iba
ahora, sería tarde para llegar a la cena así que despacio me levanté de la cama de Lauren, intentando no
despertarla, y dejando un beso en su frente. Busqué alrededor un papel y un boli para dejarle una nota; no
quería que se levantase creyendo que la había abandonado.
"Razón 5 de 60 de porqué no deberías tomas las pastillas: Lauren Jauregui está en la Tierra, y sería una
lástima se enamore de la forma en la que duerme."
C a p í t u l o 22
Lauren POV:
Me desperté con la nota de Camila y estaba ligeramente decepcionada de que se hubiese ido, después de
todo, había hecho que me desmayase sin esforzarme con su voz angelical. No podía creer la facilidad con la
que me hizo sentir … simplicidad. Felicidad. Comodidad.
Amor.
Por eso tan pronto como me levanté, vi la nota, y sentí mi corazón agitarse en mi pecho por enésima vez por
Camila Cabello, le mandé un mensaje. Le escribí las palabras que estaba deseando que viera, que sintiera,
para saber que era lo que sentía.
Sonreí para mí, saber lo necesitada y ridícula que sonaba y no importarme en absoluto. Era Camila. Camila
sabía cosas sobre mí ahora que nadie conocía, ni siquiera mi mejor amiga. Camila me había sostenido en sus
brazos y me había serenado hasta dormirme con la canción; eso sólo pasa en las comedias románticas con
esos momentos dramáticos antes de que los personajes realmente se enamoren. Solo que esta vez, no era
una comedia romántica. Ni siquiera es una maldita película.
Esta es mi vida. Esta soy yo enamorándome. Sé que suena ridículo, sabiendo que esta chica debería odiarme,
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guardarme rencor por todas las cosas por las que la hice pasar, pero aún así ella me abraza, me dice que
siempre estará a mi lado, pero ¿para qué? ¿Por qué? ¿Qué razón o explicación lógica podía tener para
tenerme este cariño, enamorándome con todo lo que hace?
Podría hacerme esta pregunta una y otra vez si quisiera, pero sabía que no había una razón concreta para
explicar el porqué. Como si un científico se preguntase a si mismo porqué los átomos constituyen todo en el
universo. Nunca podrá explicarlo, tan solo lo hacen. Saber eso me reconforta. Camila es como los átomos
para mí; ella es mi átomo. Siempre me reconstruirá en la persona que soy, la persona que quiero ser, la
persona que tenía que haber sido en aquellos terribles años maltratando a la chica haciéndola pasar un
infierno. Pero de alguna manera no parecía importar más. Era como si por mucho tiempo ambas hubiésemos
estado bailando alrededor de su idea, a lo mejor, posiblemente siendo capaces de mirar más allá de nuestra
historia. Simplemente estamos juntas. Estamos agusto. Somos simples, y eso hace que me sienta segura.
Mi móvil vibró y lo miré para ver la respuesta que había anticipado nerviosa, ansiosa con todo mi ser.
"Ven."
Llegué a la casa de Camila y me encontré con una sola luz en el piso de arriba, su habitación. No había
ninguna otra luz encendida, y cuando intenté abrir la puerta, ya lo estaba. Entré en la casa, llamando a
Camila pero sin recibir ninguna respuesta. Di la vuelta a la cerradura de la puerta, dándome cuenta de que no
había nadie más en casa, Camila estaba sola en una casa vacía, sin saber que alguien estaba entrando en su
casa, aunque sea sólo yo. Tonta, pensé para mi misma. Tonta. Chica, tonta.
Caminé despacio, subiendo por las escaleras, intentando no asustar a Camila si ella realmente no sabía que
había alguien allí. No quiero que venga con un bate y me de en la cara para defenderse. Me arrastré
furtivamente hasta su puerta cerrada, golpeándola con cuidado. No había respuesta. Golpeé con un poco
más de fuerza, pero seguía sin responder, por lo que me incliné para poner mi oído en la puerta de madera y
escuchar con atención.
Agua.
Vamos, Camz.
Abrí la puerta sin cerrojo y entré tranquilamente a la habitación desordenada. Había ropa por todas partes,
ropa interior y vestidos del colegio tirados descuidadamente por todos lados, en cada mueble, en el suelo, en
todas partes a la vista. Me reí para mi misma, sabiendo que habría sido absurdo esperar menos o más de
Camila.
Me acerqué a la puerta de la habitación, iluminada por una luz blanca que llegaba hasta el suelo de la oscura
habitación. Giré el pomo de la puerta con mi mano, con cuidado, despacio por si acaso Camila se estaba
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vistiendo o desvistiendo. No quería violar su espacio personal. Pero cuando la puerta estuvo entreabierta, lo
suficiente como para ver un pequeño espacio azul, pude ver a Camila de espaldas, recostada contra la bañera
blanca. Pensé que estaba dormida, pero sobre la preciosa canción de Michael Bublé pude reconocer su voz,
podía oír su dulce acompañamiento, parecía que estaba haciendo un dueto y en ese instante quería escuchar
más. Era bonito, simple. Orgánico. Precioso.
Golpeé suavemente la puerta, ligeramente para no parecer muy brusca, pero podría decir que el sonido de
Camz me pilló con la guardia baja. Se incorporó al instante, dejando al descubierto una pequeña parte de su
pecho que antes no estaba a la vista. Debía de haberme visto cuando la estaba observando en la bañera,
obviamente expuesta, y ella se sonrojó de vergüenza.
“Maldita sea, Lauren, ¡me has asustado!” - Ella se quejó, pero luego se inclinó hacia abajo cómodamente en
la bañera como estaba antes.
Supuse que ya que no decía nada, estaba bien que estuviera ahí, así que fui y me senté a su lado junto a la
bañera, poniendo mis brazos a cada lado suyo, poniendo la barbilla en mis manos dobladas, mirando
directamente a su cara. Sus ojos estaban cerrados de una manera pacífica, y sonreí ante la simplicidad con la
que ella existía. Abrió un ojo para mirarme y cuando vio que estaba mirándola fijamente, volvió a cerrarlo,
riéndose a carcajadas. Yo también me reí, dándome cuenta de lo tonta que había sido.
“Sabes, la puerta estaba abierta antes de que entrase.” - La miré en las profundidades del agua, entre las
nubes de espuma que rodeaban a Camila como un maremoto.
“Abrí para ti cuando entré. Bienvenida.” - Sonrió, con la boca cerrada, sin enseñar los dientes.
Llevé un dedo hasta su cara, su sonrisa todavía presente, esta vez con sus dientes a la vista. Froté mi dedo
índice por su mejilla, debajo de su barbilla, y después por su nariz. Ella movió la nariz de una forma muy linda
como si estuviese oliendo galletas con pepitas de chocolate y se rio de forma entrecortada. Se apoyó contra
mi tacto y giró su cabeza hacia mi, con sus ojos completamente abiertos. Me sonrió tímidamente y me
devolvió el gesto.
La miré con curiosidad antes de que se inclinase hacia adelante, haciendo que el agua saltase de forma
ruidosa. Sonrió y se inclinó para poner su nariz en contra de la mía.
Me acerqué, intentando alcanzar sus labios. Ella se echó hacia atrás, encontrando diversión para retarme.
Jodida maleducada, pensé para mi. Me sonrió y yo le devolví el gesto, pero cuando nuestros ojos se
encontraron, las risas se desvanecieron.
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Nuestras risas se desvanecieron, pero nuestras sonrisas no. Ella subió sus labios hacia arriba de manera cursi,
con una sonrisa adorable y yo miré justo hacia ellos. Eran preciosos, como ella. Le vino una idea, y la próxima
cosa que supe es que tuve una mano mojada presionando la parte de atrás de mi cabeza, acercándome a
ella, y presionó sus labios contra los míos. Se quedó ahí, sin moverse en principio, y no quería alejarla. Pero
antes de que me diese cuenta, sus labios se empezaron a mover contra los míos con un ritmo lento, una
especie de paciencia contra nuestros propios labios, moviéndolos de una manera que parecía como algodón
contra un cuerpo tembloroso, como las llamas de nuestra cara en el frío, como las frambuesas en el verano,
madurando con el crecimiento y con confianza que te da fuerza. Puse mi otra mano en su otra mejilla,
presionándola con cuidado contra su cara, acercándola más, tan cerca como podía con la bañera en medio.
Cuando se dio cuenta de que la quería más cerca, pero que teníamos un impedimento en medio, se río en el
beso, echándose atrás unos centímetros para mirarme a los ojos.
Yo le sonreí de vuelta, acercándola para besarla una vez más en esos labios perfectos. Movió sus dedos
arriba y abajo de mi cara, sintiendo cada centímetro y echándose hacia atrás con cuidado besando mi frente.
“Mi agua se está enfriando.” - Yo asentí, sonrojándome un poco, me levanté, cogiendo una toalla del
armario.
Se la pasé y salí del baño, sentándome en su cama mientras se secaba y vestía en la pequeña habitación.
Salió en unos minutos en un camisón blanco, un poco ajustado a su trasero, pero
“¡Sabía que dirías algo!¡Lo sabía! No está tan mal ¿verdad? Me refiero a que, ¿es bonito?” - Ella tiró del
extremo del vestido, riendo y sonriendo pero sonrojándose a la vez.
Me levanté y riendo, me acerqué a ella, quitando sus manos del extremo de su camisón.
“No he dicho ni una palabra, cariño.” - Ella se río, pero con tanta proximidad, ella sabía que no estaba
bromeando.
“Eres preciosa.” - Ella me miró, y le di un beso en la frente, cogiendo sus caderas y acercándola más. Ella
puso sus brazos alrededor de mi cintura y apoyó su cabeza contra mi hombro. Me reí un poco, escuchando la
canción que estaba sonando en la radio del baño; estaba a un volumen muy bajo, pero podía reconocer esa
canción en cualquier sitio.
Empecé a tararear, una sonrisa dibujándose en mis labio y puso una mano en la cintura de Camila, y cogí su
mano con la otra. Me miró con duda, pero solo asentí, dándole ganas. Movió su cabeza, riéndose
suavemente y susurró un silencioso “esta bien” a través de sus perfectos sonrientes labios.
Moví nuestros cuerpos al ritmo, sintiendo el suelo debajo de nosotras incluso girando. Empezamos a hacer
círculos en el aire, y le di vueltas juguetonamente. Ella se rio con ganas, y eso hizo que todo mereciera la
pena. La acerqué de nuevo y volvimos a bailar al ritmo del piano de fondo. Yo canté silenciosamente,
confiando en lo que la no tan secreta letra quería decir, dándole significado para la chica que tenía en mis
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brazos mientras escuchaba, sumergiéndose en ellas.
“Sé que todavía no te has decido, pero nunca te haré daño. Lo he sabido desde el momento en el que nos
conocimos, sin dudarlo en mi mente a donde tú perteneces.” Ella sonrió contra mi hombro, cerrando sus ojos
y dejando que la música sonase detrás nuestro. Le besé en la frente y le di una vuelta en el aire dulce que nos
rodeaba. Ella me agarró, yo la agarré. Así es como debería ser.
“Podría hacerte feliz, hacer tus suelos realidad. No hay nada que no pudiera hacer. Ir hasta el fin del mundo
por ti… para hacerte sentir mi amor.”
C a p í t u l o 23
Bailamos por lo que parecieron horas cualquier canción que sonase en el estéreo de Camila, y me aseguré de
fijarme en cada pequeña cosa que yo hacía para hacerla reír o arrugar su nariz, así podía hacerlo una y otra, y
otra vez. De vez en cuando, nos caíamos en la cama contentas y con sonrisas de sueño en nuestras caras, y
decidimos echarnos una sienta abrazadas hasta que sus padres volvieron a casa de hacer los recados.
Fueron dos horas de siesta cuando me desperté y con suerte, antes que Camila. Me moví a su lado para
darles a mis ojos mejor acceso para ver su cara. Si hubiese alguien entregando premios al
“Más Horripilante” uno sería sin duda para mi, después de hoy. Estudié su cara con apreciación sincera y
sentí su mano moviéndose sobre la mía y aprovechó la oportunidad de entrelazar nuestro dedos. Miré
mientras las comisuras de sus labios se movieron hacia arriba y dejaron salir una exhalación adorable a
través de su nariz. Todo en ella gritaba “Bésame”. Y era tan aliviador de que podía hacer ahora, sin tener que
estar intoxicada o sin ser un monstruo con ella. No creo que haya entendido porqué ella me eligió para darle
esperanza, pero nunca lo daré por hecho de nuevo. Mientras la veía a mi lado ahora, podía imaginar muchas
mañanas despertándome así, tanto como me podía imaginar noches durmiéndome así. Ella era como una
canción de cuna, mi canción de cuna.
Media hora después de despertarme, escuché un coche estacionarse fuera y supe que era el momento de
irme.
Su nariz se arrugó y se cambió de posición para ponerse de espaldas a mi. Me reí y solté su mano, y me subí
sobre ella para estar en el lado opuesto, ahora frente a ella otra vez.
Sus cejas se fruncieron con frustración y me puso un dedo adormecido en mi mano, señalando que estuviese
callada.
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Sonreí y me acerqué para besar su mejilla, que comenzó a enrojecerse y una pequeña sonrisa comenzó a
formarse. Estaba despierta. Esta vez besé su frente, cariñosamente. La sonrisa creció, poco a poco, de
manera casi inapreciable. Besé su nariz lo que hizo que se la cubriese con su mano y la sonrisa creció incluso
más, enseñando sus dientes ahora. Besé su mano antes de quitarla amablemente.
“Camz?”
“Hmm?”
Mis cejas mostraron sorpresa, ¿estábamos ya en este nivel? ¿No era demasiado pronto? Ni siquiera teníamos
algo oficial, ¿podía esto arruinarlo todo? Pero por muy preocupada que estuviese o por el resultado que
podía tener, quería quedarme, así que le sonreí y asentí.
Su sonrisa creció, y me dijo que esperase un poco para que se cambiase, sin saber cómo reaccionaría su
familia a mi compañía. Me senté al filo de su cama, mientras ella corría hacia el baño y empecé a mover
nerviosamente los dedos. No debería estar nerviosa, pero lo estaba.
¿Sabían ellos quién era? ¿Sabían lo que le había hecho a su hija? ¿Acaso sabían que Camila era homosexual?
Miré a su ventana y me acerqué hasta ella. No era tan alta, así que me puse de puntillas antes; siempre podía
escapar y no tendría que pasar por esto…
Pero, le había hecho una promesa a Camila, y ella me dijo que quería que tuviéramos miedo juntas, así que
eso es lo que haremos.
Volví a donde estaba antes y esperé pacientemente a Camila. Empecé a mirar por toda su habitación y vi un
espejo y me acerqué hasta allí. Arreglé un poco mi pelo aplastado de estar en la cama para parecer
presentable. Acomodé mi ropa, intentando que estuviese lo suficientemente lisa y resoplé cuando una
arruga no se fue de mi camisa. Estaba empezando a frustrarme cuando dos brazos envolvieron mi cintura y la
barbilla de Camila apareció en mi hombro. Ella dejó un beso en mi cuello y pasó su nariz contra él.
“Relájate. Estarás bien. No muerden; no les gustan particularmente las Lauren de cena.” - se río con su
propia broma y yo intenté luchar contra la sonrisa que se estaba formando en mis labios pero se la di de
todas formas. Estaré bien.
Se separó de mi y me ofreció su mano, esperando la mía y nos uní en una y la seguí fuera de su habitación,
escaleras abajo. La solté bruscamente en cuanto vi la luz de la cocina y vi que las cejas de Camila se
arrugaron, pero no me forzó.
Ella entró delante mío mientras yo la siguió detrás y se aclaró la garganta antes de ir hasta su madre,
poniendo sus brazos alrededor de su cintura tal y como había hecho conmigo antes.
“Mamá, Papá, Sofí, esta es Lauren. Se unirá a nosotros para cenar, si no hay problema.”
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Intenté encontrarme con las miradas ansiosas, pero solo pude quedarme en trance por culpa de los ojos de
Camila. Fue un saludo informal, pero la forma en la que ella me miraba me demostró exactamente lo que
significaba para ella e hizo que mi corazón se agitase. El brillo de sus ojos era diferente ahora, estaba
orgullosa, estaba presumiendo, como si me lo estuviese mostrando de una manera discreta que sólo sus ojos
podían expresar.
La sonreí calurosamente y dejé de mirarla fijamente para encontrarme con los brazos de la madre de Camila
a mi alrededor y unos brazos más pequeños alrededor de mis piernas.
Sentí como mis mejillas ardían y miré hacia Camila que se estaba mordiendo su labio sonriendo al suelo.
Volví a mirar a su madre y asentí.
Con una sonrisa hambrienta en su cara y una vez que me se alejó, me agaché para estar al nivel de Camila.
“Oh sí! ¡Me encanta el césped! Me encanta como se siente en mis pies descalzos pero Mami nunca me deja
salir fuera sin zapatos…”
Ella se desvaneció, frunciendo un poco el ceño, pero con una sonrisa maliciosa en su cara.
“Pero, a veces, rompo las reglas y Camila y yo salimos fuera… ¡sin zapatos!” - ella exclamó antes de cubrirse
la boca mientras dejaba escapar una risa de su boca.
Me reí con ella y ella paró de reírse durante un rato antes de bajar la voz y mirarme con la expresión más
seria - te podía hacer reír…
“Pero no digas nada, es un secreto.” - sacó su dedo meñique y me lo acercó a la cara, casi haciendo que me
cayese, pero me estabilicé y me reí un poco, antes de inclinarme con mi dedo meñique hacia adelante.
“Prometo que no diré ni una palabra, princesa ¿te puedo llamar así?”
Una gran sonrisa se dibujó en su cara y enseñó los dientes que le faltaban en la boca mientras asentía
ansiosa con la cabeza y abrazó mi cuello. La abracé de vuelta, cogiéndola y dando vueltas a su alrededor para
ver a los otros tres Cabello sonriéndome, y sentí como me estaba sonrojando otra vez.
Una vez que todos nos sentamos, Sinú, como me dijo que la llamase, sirvió a todos un plato de comida
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cubana, lo que acepté con agradecimiento, ya que yo era en parte cubana, y me lo comí casi de inmediato.
Estaba sentada en frente de Camila, al lado de la princesa Sofía, y me sorprendí de no sentirme rara, me
sentía aceptada, casi como si fuese mi propia casa. Sinú y Alejandro eran divertidos, y cuando digo divertidos,
digo súper graciosos. Sofía tuvo que golpear mi espalda varias veces para no ahogarme cuando comía
durante una de sus muchas bromas.
Cuando no me estaba riendo con sus bromas, estaba mirando la forma en la que Camila brillaba con su
familia alrededor. Fue entonces cuando me di cuenta de lo expresivos que podían ser los ojos de Camila
Cabello y nunca miré a nadie más de la forma en la que miraba a Camila, nunca entendí a nadie de la manera
que entendía a Camila, era como un lenguaje sin palabras entre nosotras del que deseaba aprender mucho
más. Sus ojos parpadeaban de vez en cuando me miraba y en esos pequeños momentos podía apreciar lo
inmenso de todo porque nos sonreíamos
y me hizo darme cuenta de que daba igual dónde estuviese, con quien estuviera, mientras Camila estuviese
ahí también, podía sacar lo mejor en cada situación ¿verdad?
La cena terminó antes de lo que estoy segura de que todos nosotros hubiésemos querido, pero fue bonito,
fue adorable, y supe entonces, que cuando fuera que decidiésemos hacerlo oficial, estaría bien, porque
teníamos su apoyo, tanto como esperaba que mi familia esperaba que hiciese también.
Camila se ofreció voluntaria para lavar los platos lo que sorprendió a Sinú pero ni siquiera le preguntó a su
hija, con miedo de que cambiase de opinión, y después nos dio las buenas noches a las dos, besándonos en
lo alto de nuestras cabezas y caminó de la mano de Alejandro a su habitación. Camila se recogió el pelo en
una coleta, dándome acceso para devolverle el favor de antes cuando me besó el cuello y haciendo lo mismo
con mi pelo, para ayudar.
Cogí uno de los platos y empecé a rascar. Puse mi mejor cara de concentración y la ayudé sintiendo la mirada
fija de Camila cada pocos minutos, a veces intentó hacerlo de manera disimulada, haciéndolo de reojo, pero
nunca conseguía que no me diese cuenta. Una sonrisa se formaba en mis labios cada vez que la pillaba y
supe que sabía que la había pillado porque se giraba rápidamente para darme con su larga coleta que nunca
dejaba de hacerme reír, y sin duda fue lo más divertido de la tarde/noche.
Se giró y me sonrió.
Puse los ojos en blanco y la empujé juguetonamente antes de ahuecar las manos, llena de jabón, para
mandarle burbujas lo que hizo que se desesperase y se riese de esa forma tan adorable.
Camila Cabello será mi muerte; se supone que te tienes que enamorar, despacio, ¿verdad?
C a p í t u l o 24
Las siguientes semanas para las chicas no se podían describir: estaban enamoradas la una de la otra.
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Pasaban cada segundo libre juntas con la única intención de estar demasiado cerca con miradas insinuantes.
Las clases volaban y en la hora de la comida, donde ambas se sentaban bajo las ramas de un pequeño roble
en el patio del colegio; se sentaban debajo de este roble cada día, Lauren alimentaba a Camila con el
chocolate y las cerezas que llevaba, Camila, trazaba las líneas de las sombras de las ramas que se dibujaban
en la cara de Lauren hasta llegar a los labios de la chica, donde dejó su pulgas durante un segundo antes de
acercarse y darle un beso ahí. No habían estado lo suficientemente lejos de los ojos de los demás, Lauren
odiaba admitirlo, ella probablemente hubiese apartado a la chica. Lauren quería a Camila; eso era cierto.
Pero algo en la forma en la que ambas se comportaban en el colegio no estaba bien, no era sano - era
imprudente, lo que a Lauren le producía ansiedad. Pero con Camila, todo estaba demasiado en los límites de
la locura para confiar en cosas que podían ser así de simples todo el tiempo sin interferencias alrededor.
Pero claro, en el caso de Lauren, las cosas no podían ser tan simples.
Empezó después de un día en el coche de Lauren. Lauren tenía el hábito de recoger a Camila por las mañanas
y llevarla a casa a casa por las tardes para “hacer que Camila ahorrase dinero de la gasolina”, pero ambas
sabían en realidad que era la excusa para estar en casa de Camila cada día, solo para pasar más tiempo con
Camz. Ese día en particular, Lauren y Camila estaban esperando un hueco en la fila de estudiantes para irse
del parking de estudiantes, y la mano de Camila se deslizó por mi muslo cariñosamente, como hacia muy a
menudo. Esta claro que mataba los
sentimientos de Lauren, se angustiaba con el tacto. Pero obviamente no podía hacer nada por ello con el pie
de Lauren en el acelerador y el coche en marcha. Así que, Lauren dejó que la mano de Camila se quedase ahí
y rezó para que no hiciera nada más.
Camila la miró sensualmente por el rabillo del ojo y frotó la pierna de Lauren sensualmente, riéndose de las
intenciones evidentes de Lauren que consiguieron que la chica la sedujera demasiado cerca de otros coches
que tenían las políticas de un seguro de golpes secundarios causados por imposiciones sexuales. Así que, en
vez de dejar que Camila la torturase, Lauren se inclinó y dejó un ligero beso en los labios de Camila antes de
echarme hacia atrás y ver a tres o cuatro estudiantes de último año parados y mirando lo que acababa de
ocurrir. Se sintió como si fuese una película, no había nada gracioso o romántico en ese momento. Las dos
chicas eran un espectáculo en los ojos del Instituto de Miami delante de los que estaban. Lauren había
imaginado esto. Sabía que cualquier posibilidad en el mundo de ver la relación de las chicas y cuestionar la
moralidad de esta. Y eso la atemorizaba demasiado, siempre lo había hecho. Pero le había prometido a
Camila que iba a ser valiente, que lucharían con todos sus demonios personales juntas. Y eso es lo que haría.
Lauren entró en el colegio al día siguiente con sus zapatillas caminando por el pasillo, muy similar a lo que
veríais en una serie típica de TV donde una chica adolescente estaba siendo juzgada por las otras chicas a su
alrededor. Era ridículo. Lauren bajó su mirada al suelo, sin querer que los demás viesen cómo se sonrojaba.
Cuando llegó a la taquilla, puso la clave nerviosamente, teniendo una predisposición interna de que algo
horrible iba a pasar.
Tan pronto como abrió la puerta de la taquilla, cientos de paquetes de condones abiertos cayeron encima
suyo. Estaban abiertos, sin ninguno dentro, y cuando la mayoría de las cajas azules de Trojan cayeron al
suelo, Lauren encontró una nota en uno de sus libros.
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"No necesitarás esto con los favores sexuales de la otra chica, ¿verdad? - xoxo"
Lauren no sabía de quién ni de dónde había llegado eso. Miró hacia arriba muy enfadada, con las lágrimas en
la esquina de sus ojos verdes, y Camila, quien estaba detrás, corrió hacia allí, viendo el espectáculo que
acababa de pasar. Lauren miró a la chica, dándose cuenta de que algo similar había hecho ella a Camila hace
unas semanas e inmediatamente supo que Camila sintió este dolor. Pero Camila parecía no notar eso. Ella
solo miraba sus ojos. Camila corrió hacia delante y se puso de rodillas en el suelo, recogiendo los paquetes de
plástico que les rodeaban. Lauren miró hacia arriba de nuevo, mirando a los que se reían alrededor, algunos
incluso haciendo fotos mientras.
Eso la enfurecía. Arrugó la nota en voz alta en su mano y la tiró al suelo, pisando fuerte lejos antes de que
Camila pudiera levantarse y detenerla. La puerta de la sala de al lado golpeó ruidosamente detrás de Lauren
mientras corría, corría rápido y furiosa por el laberinto de colegio de secundaria,
y no se paró hasta llegar al parking. Se metió en su coche, encendió la radio lo más fuerte que pudo, y
maldijo contra el aire frío de su cara.
Ella era el hazme reír del colegio ahora, y ¿todo por un pequeño beso con la chica a la que amaba? No era
justo.
Pero a pesar de todo esto, Lauren no podía dejar de preguntarse si era así cómo se sentía exactamente
Camila cuando ella le hacía casi las mismas bromas. Lo que no era justo era que Lauren estuviese cabreada
con una estúpida broma cuando ella le había hecho las mismas bromas repetidamente a esa chica por la que
ahora se preocupada más que por cualquier otra cosa. No era un sentimiento justo para ella, una situación
justa, pero era menos justo para Camila de quien había rechazado su consuelo.
Tan pronto como este pensamiento entró en su mente, sintió un suave Toc toc en la ventana. Miró hacia
arriba para para verla a ella, al único amor de su vida en la ventana, una pequeña sonrisa triste dibujada en
su cara. Lauren bajó la ventana, intentando evitar la mirada de Camila. Se sentía demasiado culpable para
mirarla a los ojos.
Lauren sorbió con la nariz, con lágrimas aún cayendo por su cara hasta su garganta.
“¿Si Camz?” - Finalmente miró hacia arriba, y Camila se mordió el labio de abajo intentando no llorar al ver a
Lauren llorando.
“Bebé” - dijo Camila silenciosamente, mirando a sus pies - “Sé que es una mierda.” - La voz de Camila se
estaba llenando de lágrimas que Lauren podía detectar fácilmente. - “Sé que es una mierda” - repitió. - “Y lo
siento.”.
Las lágrimas ahora caían por su cara y eso golpeó a Lauren: Camila pensaba que era su culpa. Ella se culpaba
a si misma por este lío porque había iniciado a tener la misma actitud dentro y fuera de la escuela sobre su
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relación. Ella se sentía culpable de todo porque había mostrado su relación con Lauren de forma física
delante de sus compañeros. Pero una cosa era evidente para Lauren: No era de ninguna manera ni de lejos
culpa de Camila.
Abrió la puerta del coche corriendo, intentando hacer que Camila se quitase del medio mientras la abría.
Acogió a la chica en sus brazos para mantenerla ahí, acariciando su espalda, diciéndola que no llorase.
“No te preocupes, amor, no es para nada tu culpa.” - puso su barbilla en la cabeza de Camila y dejó pasear
sus dedos por la espalda de la chica una y otra vez, sabiendo que al menos eso la consolaría.
Camila se aferró a Lauren con fuerza, intentando forzar sus palabras mientras sus lágrimas no paraban.
Dejó salir un pequeño sollozo durante sus palabras antes de seguir, y Lauren la abrazó con fuerza, sin querer
dejarla ir bajo ninguna circunstancia.
“Cariño.” - dijo Lauren, “Yo te besé, ¿te acuerdas? - Lauren se río un poco, pensando en aquel recuerdo.
Camila se río un poco ante esa risa, pero Lauren sabía que aún estaba molesta. - “Yo te besé. Fue mi elección.
No me arrepiento.”
“¿De verdad? - sus ojos estaban llenos de asombro, con duda. - “¿No te arrepientes de haberme besado
delante de aquellos niños?”
Lauren resopló en alto y Camila se río realmente, lo que hizo sonreír a Lauren.
“No, bebé. Para nada. Nunca me arrepentiría de besarte. Nunca.” - Ella dejó un simple y adorable beso en la
frente de Camila y Camila subió su cabeza para mirar a los ojos de Lauren.
“Te quiero.” - Camila la besó en los labios, despacio, con cuidado. Lauren la besó de vuelta y la separó unos
momentos después.
Lauren se sentó en la cafetería junta a su mejor amiga, Normani, quien estaba ocupada masticando su
sándwich que decía que era la mejor cosa del mundo. Se sentó y miró a todo el mundo de la cafetería. Su
atención era captada continuamente por las parejas que estaban compartiendo momentos bonitos, y el baile
estaba a la vuelta de la esquina. Ella les miraba, los esfuerzos de lo más monos de los chicos quienes
preguntaban a sus novias con grandes señales, grandes multitudes, tartas o con globos. Su mirada aterrizó
sobre su novia no oficial que estaba sentada junto a Ally, a una mesas de distancia. Se habían dicho
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mutuamente que aunque amaban estar en compañía la una de la otra, para no perder a sus amigas, pasarían
algo de tiempo alejadas. Camila no devolvió el gesto porque estaba demasiado centrada en la conversación
que estaba teniendo con la chica bajita, y eso le dio la oportunidad de examinarla, y para poder organizar
claramente sus pensamientos, ¿cómo se lo pediría a Camila? ¿Acaso querría Camila ir? Es el sueño de toda
chica ir al baile, bailar toda la noche, con una persona especial, con el vestido correcto, ¿no era así?
¿Acaso le gustaba a Camila bailar? Parecía más el tipo de persona que se queda en casa, pero Lauren quería
ir al baile, y quería compartir la experiencia con esa persona con la que podía hacer aquello algo memorable.
Lauren tenía que pensar; tenía que analizar todo lo que sabía de Camila y
hacerlo perfecto. A lo mejor no tenía que ser por todo lo alto, porque a Camila no le gustaban los grandes
gestos; le gustaban las cosas pequeñas, las importantes, pero ¿y si Camila quería un gesto grande esta vez?
¿Y si Lauren tenía aún que demostrarle algo más y la pedida para el baile sería eso? ¿Podía Lauren soportar
un espectáculo de esa magnitud? Sí, una cosa era tener unos compañeros que seguían atrapados en aquel
beso, o cuando nos cogíamos las manos o nos abrazábamos, pero esto sería en frente de todos los
estudiantes. Todas esas dudas quedaron silenciadas cuando Camila finalmente se encontró con su mirada.
Le sorprendía a Lauren cómo una mirada podía cambiarlo todo, silenciar todo, arreglar todo, y toda esa
comodidad la llevaban a cabo esos dos únicos, simples y preciosos ojos marrones.
Camila la miró, con una expresión que preguntaba si estaba bien, a lo que Lauren asintió con una pequeña
sonrisa. Camila sonrió de vuelta y apoyó su cabeza en sus manos para seguir escuchando la charla de Ally.
Lo que Lauren no sabía era que Ally le estaba diciendo a Camila cómo Troy le había pedido ir al baile. Troy
era el novio de Ally. Habían sido amigos un tiempo, pero nunca definieron su relación hasta hace unos
meses. Camila no quería estar celosa, pero lo estaba, no mucho porque no tanto porque no se sintiera
satisfecha con su relación con Lauren, sino porque, daba igual cómo Lauren o ella se propusieran la una a la
otra ir al baile, seguirían juzgándolas o las mirarían diferente cuando el evento llegase. No importaba cuando
intentase ignorar las miradas, los susurros, ellos estarían presente en esa noche, y ella no quería que
importase, sus preferencias o ese tipo de cosas.
Pero, importarían. Estaba celosa de lo libres que eran las parejas heterosexuales, cómo se les entendía y
aceptaba. Como todos esos gestos a su alrededor se consideraban bonitos y aceptados mientras que en
parejas homosexuales no lo serían.
Camila se preguntaba si Lauren quería ir, y se preguntaba si alguna vez Lauren se había parado a pensar que
no tenía ni idea de cómo bailar. No sabía cuando ser suave y manejable y cuando ser rápida con un ritmo
particular. Nunca había estado en esa situación porque cuando para cuando los estudiantes de segundo año
y los de primero empezaron a ir a los bailes y celebraciones con estudiantes del último año, su cambio
drástico estaba a punto de ocurrir, y nadie nunca le preguntó para ir más lejos del armario del conserje.
El día iba pasando, y ambas chicas estuvieron distantes la una con la otra, demasiado atrapadas en sus
propios pensamientos para querer compartirlos entre ellas. Fue cuando estaba acabando el día de colegio
cuando Camila se encontró con Lauren esperándola al lado de su taquilla, con su
espalda apoyada contra la pared. Camila le sonrió a la chica, y Lauren se la devolvió. Esperó a que Camila
recogiese sus cosas antes de coger y sujetar su mano, entrelazando sus dedos. Evitaron todas las miradas y
salieron, ambas esperando para hablar de lo inevitable, pero Lauren la sorprendió.
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Camila levantó su ceja en forma de reto, pero reforzado su control sobre la mano de Lauren,
alentadoramente.
Lauren asintió y se dirigió hasta su coche, una vez que ayudó a Camila con el simple problema de ponerse el
cinturón, puso en marcha su coche hacia el sitio determinado.
Antes de que pudieran llegar, Lauren le dijo a Camila que necesitaba algo de pintura, purpurina, plumas y
fundas de almohada.
Camila estaba más que confundida pero sin embargo accedió a seguirla.
Lauren condujo hasta la tienda en los alrededores, y cogió un carro donde Camila se subió. Lauren sonrió con
alegría, y comenzó a correr hasta entrar en la tienda mientras los gritos y risas divertidas de Camila las
seguían.
Recibieron miradas raras de los adultos de dentro pero no les importó, especialmente a Lauren, sabía que
esa noche sería una para recordar.
Las dos recorrieron la tienda y una vez que reunieron todo lo que necesitaban, y pagaron todo, Lauren se
puso al volante de nuevo, ahora yendo en dirección al sitio que le había mencionado a Camila en un
principio.
El paseo fue un poco largo, considerando que estaba un poco fuera de la ciudad, pero Camila no se quejó ni
una vez, estaba completamente curiosa pero se dijo a si misma que tenía que ser paciente y no quería
interrumpir el canto suave de Lauren de fondo junto al cd que estaba sonando.
Cuando llegaron, era una casa, ni pequeña ni grande, estaba bien, y parecía abandonada. Camila miró a
Lauren que estaba sonriendo con admiración hacia el lugar que tenían delante. La mano de Lauren se apretó
alrededor de los dedos de Camila, mientras las conducía a las escaleras del porche que llevaba a la puerta
principal.
“Esta es la casa que mi abuela me dejó antes de morir. Es básicamente donde crecí durante los veranos,
cuando mis padres estaban demasiado preocupados con su trabajo y me encantaba pasar cada momento
con mi abuela, junto a Chris y Tay, pero, tenía una relación más cercana con ella.”
Camila miraba atentamente a Lauren mientras hablaba, y podía casi sentir el amor en las palabras de la
chica, y sabía que era un momento para apreciar. Ella le dio fuerzas para que Lauren continuase, y abrazó su
brazo, mientras la seguía hasta la puerta principal.
“Planeo vivir aquí un día. Quiero criar a mis propios hijos aquí, y contarles todas las historias que esta casa
guarda, y espero construir nuevos recuerdos. No puedo imaginarme a nadie más viviendo aquí, ni siquiera a
alguien de mi familia, es egoísta, pero no creo que ellos se lo merezcan, pero a lo mejor soy avariciosa y no
quiero que ella se vaya del todo. Siento como si esta casa guardase todos nuestros recuerdos vivos, ¿sabes?
A lo mejor ella no puede estar aquí, pero es el sitio donde nos reímos juntas, lloramos juntas, básicamente
vivimos juntas, está aquí todavía, y no creo que nunca pueda dejarla ir…” - dijo ella con los ojos llorosos.
Camila decidió que esta era una de esas veces donde estaba bien animar a la chica a llorar, o al menos no
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molestarla, tenían que pasar por esto juntas; era una piedra más para su relación, para abrirse.
Camila dejó que Lauren se apartase y caminase, entrando a la casa. Era perfecto; un lugar donde ella podía
verse con Lauren viviendo algún día. Lauren podía arreglarla y reparar las partes rotas y hacer que volviese a
ser la casa donde ella había estado los veranos con su abuela, dejó sus dedos pasar por el polvo de la
barandilla de las escaleras y entró para comprobar si eran lo suficientemente resistente para soportar su
peso, lo que hizo que se dibujase una sonrisa en su cara. Sus pies la llevaron hasta la cocina que era de
tamaño medio, y tenía decoración vintage que se mantenía como si nadie hubiese movido nada desde la
muerte de la mujer. Era seguro decir que la parte favorita de Camila era sin duda esa habitación, y no era
solo porque volvería a guardar comida de nuevo algún día. Lauren miró como Camila paseaba por la casa y
no podía hacer otra cosa más que sonreír, ¿era demasiado cursi pensar que podía estar con ella algún día
ahí? Nunca se lo diría a Camila, era demasiado pronto.
Camila volvió al salón y se sentó en el sofá lo que hizo que estornudase del polvo que había saltado hasta su
nariz. Lauren se río y continuó observándola, curiosamente, Camila cogió el mando a distancia que estaba en
la mesa de delante del sofá pretendiendo encender la televisión que obviamente no iba a funcionar sin
electricidad.
Ella puso mala cara juguetonamente a Lauren y dijo, “Oh, mierda, jo, parece que alguien ha olvidado pagar
los recibos ¿te han vuelto a despedir?”, se río ante la chica que le dedicó una expresión de asombro.
Lauren sopló y metió las manos en los bolsillos mientras asentía, mirando hacia el suelo e intentando con
dificultad no sonreír.
“Es una vergüenza, los niños estarán muy decepcionados. Supongo que ahora tendré que hacer que lean
como yo hacía siempre.” - Camila sonrió dulcemente, antes de levantarse y coger la mano de Lauren,
subiendo escaleras arriba para continuar viendo la casa.
Mientras llegaban a lo alto de las escaleras, Lauren cambió posiciones con Camila y las llevó donde quería
llevarla desde un principio. Caminaron en silencio, como si estuviesen en una aventura hacia la habitación
más lejana de la casa. Ponía “Lauren” en una tallada y desordenada puerta, y con diferentes diseños
dibujados en ella, algo que parecían garabatos de una niña, algo más maduro, lo que Camila supuso que eran
algunos de los últimos dibujos de Lauren antes de que ella dejase de venir- si alguna vez dejó de ir. Lauren
abrió la puerta, y Camila se sorprendió al encontrarla prácticamente vacía, algo a lo que la chica leyó la
mente inmediatamente diciendo.
“Me llevé todas mis cosas, las que realmente quería mantener en la habitación de mi abuela, el resto, las
puse en una caja en mi desván, pero dejé algunos de mis dibujos y pinturas en las paredes, decidí que quería
hacer de esto un salón de arte, un día, en el que pueda poner mis diferentes obras de arte, así como los
dibujos de mi hijos que muy probablemente traerán a casa del colegio un día.” - Camila sonrió ante la idea, y
besó la mano de Lauren en respuesta.
Las dos entraron y Lauren soltó la mano de Camila para ir escaleras abajo a coger las bolsas de la tienda que
llevaban las cosas que ella necesitaba para lo que iba a suceder. Rápidamente subió las escaleras y
prácticamente entró en la habitación corriendo emocionada. Camila estaba asombrada por la emoción de
Lauren y movió la cabeza hacia un lado, lo que mostraba lo confusa que estaba.
Lauren levantó un dedo, diciendo que esperase, y revolvió entre las bolsas que habían comprado y le dio a
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Camila una brocha, la que felizmente aceptó, y Lauren sacó la pintura que había comprado
menos la de color blanco. Abrió una a una y le dijo a Camila que eligiese un color, o varios colores y empezó a
pintar la pared que no tenía nada. Le dijo que esparciera la pintura, o que hiciese lo que quisiera, pero quería
que dejase una marca en esta casa, así podría contar la historia de Camila a alguien; terminasen juntas o no,
Lauren decidió que Camila sería una historia para ir a dormir algún día. Camila sonrió y le dedicó una mirada
a Lauren que no podía poner un dedo, pero la pudo apreciar sin embargo. La única esperanza real de Camila
era estar al lado de Lauren un día escuchando la historia en sus palabras. Nunca le diría su pensamiento a
Lauren.
Lauren observó cómo Camila empezó a pasar la brocha de arriba para abajo, de lado a lado, haciendo
diferentes dibujos, con árboles y pájaros, pizzas y bananas, huellas por Ed Sheeran y
escribió la palabra “Warrior” en cursiva en representación de los pasados meses y por su tercera persona
favorita en el mundo entero, su profesora, Demi. Lauren sonrió cuando se dio cuenta de la cara de
concentración de Camila que tenía pintura por todos lados, manchada. No quería decírselo a la chica, así que
en vez de eso, sacó su móvil y le hizo una foto discretamente. Después cogió su propia brocha y se acercó y
empezó a esparcir pintura por toda la pared formando un corazón. Camila no se dio cuenta de lo que Lauren
estaba haciendo, y eso fue un plus para su plan. Lauren después coloreó su corazón con pintura negra, y
podía decir honestamente que estaba orgullosa de cómo le había salido, y esperó a que se secase. Se sentó y
esperó a que Camila terminase antes de poder divertirse en condiciones. Camila terminó un poco después lo
que le dio suficiente tiempo a la pintura de Lauren para terminar de secarse.
Camila se giró solo cuando le empezaron a tirar pintura, a lo que ella emitió un pequeño grito, pero aceptó el
reto mientras cogía el cubo que tenía al lado, lanzándole un poco de vuelta a la otra chica. Las dos chicas
lucharon competitivamente hasta que se dieron cuenta del desastre que estaban creando. Pero eso no paró
a Lauren, oh no, ella cogió las fundas de almohada que había rellenado con plumas y purpurina y empezó a
golpear a la otra chica, esparciendo purpurina y plumas por todos lados, incluyendo la cara y el pelo de
Camila con la pintura todavía húmeda sobre ella. Camila se empezó a reír y escogió otra almohada que
Lauren había preparado y empezó a pelear también, pero perdió porque no podía contener su risa. Se cayó
en el suelo agarrando su estómago que le estaba empezando a doler de la risa, y Lauren sonrió a la chica,
antes de acercarse a la pared, y usar la tercera brocha que había comprado y cogió la pintura blanca que no
habían tocado, se puso delante de la pared y escribió cinco letras dentro del corazón negro que ahora tenía
gotas de lluvia esparcidas por encima. Respiró hondo y se giró, esperando a que Camila mirase.
Los ojos de Camila se abrieron hasta encontrarse con Lauren, y después detrás de su cuerpo, y leer lo que
podía en el corazón.
“¿Baile?”
El corazón de Camila se aceleró, y si no fuese por la pintura y la purpurina de toda su cara, Lauren podría
haber visto como se sonrojaba. Camila se levantó torpemente, y miró hacia abajo a sus pies con una pequeña
sonrisa dibujándose en su cara. Lauren tomó eso como estímulo para caminar hacia la chica tímida delante
de ella. Su propio corazón se expandía con la adorabilidad que tenía la tímida Camila Cabello.
Ella agarró las manos con las que la chica estaba jugando y levantó la barbilla de Camila para poder mirarla a
los ojos. Lauren buscó aceptación o rechazo, pero no podía descifrar cuál sería la respuesta de la chica, pero
ella sabía que Camila estaba nerviosa.
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“¿Entonces?” - Lauren preguntó.
Camila miró a Lauren y se mordió el labio con una sonrisa, “No sé bailar, Lauren.”
Lauren puso los ojos en blanco juguetonamente pero relajó sus hombros; ahora sabiendo que Camila no diría
necesariamente que no.
“¡Te puedo enseñar! De hecho, hay una canción para eso. Te la podría poner para ti, si hubiese electricidad
aquí, pero supongo que mi voz tendrá que hacerlo, ¿estas preparada para tu primera lección, Señorita
Cabello?” - Lauren sonrió.
Camila sintió que su cara se estaba poniendo caliente otra vez, y estaba ya demasiado avergonzada con la
situación, pero después de pensárselo un poco, asintió a la chica.
Lauren se acercó y cogió la mano de Camila entre las suyas y la puso en su hombro, mientras ella ponía una
en su cintura. Ella después le cogió la otra mano y la subió para hacer que se pusiera derecha. Lauren asintió,
satisfecha con la posición y empezó a balancearse lo que Camila intentó seguir pero estaba demasiado rígida,
aunque fuese sólo un movimiento de lado a lado.
Lauren intentó no reírse y respiró hondo para controlar su asombro y cerró los ojos antes de volver a mirar a
la chica nerviosa que tenía en sus brazos.
Como si fuera una señal, Lauren gimió cuando Camila pisó el pie derecho, a lo que la chica emitió una
disculpa y fijó su posición de nuevo donde Lauren las había colocado originalmente. Lauren se rió de la chica,
y empezó de nuevo, pasos de bebé, se recordó.
“Ahora, necesito que me sigas, cierra los ojos e intenta verte en un vestido, y a mi también, necesito que
veas a todo el mundo a nuestro alrededor y te recuerdes que puede que nos miren o puede que no pero en
cualquier caso, este momento es nuestro ¿vale? ¿Puedes compartirlo
conmigo?” - Lauren susuró en el oído de Camila, mientras ella misma cerraba los ojos. Sintió cómo Camila
asentía despacio la cabeza y comenzó con la siguiente línea.
"The room’s hush hush and now’s our moment. Take it in, feel it all and hold it
'Cause lovers dance when they're feeling in love Spotlight’s shining. It’s all about us
And every heart in the room will melt This is a feeling I’ve never felt
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But it’s all about us
Suddenly I’m feeling brave Don’t know what’s got into me Why I feel this way
The room’s hush hush and now’s our moment Take it in, feel it all and hold it
Lauren estaba orgullosa por cómo esta vez, Camila era capaz de seguir en harmonía con ella y empezaron a
moverse como una, incluso le dio a Lauren el impulso de girar a la chica, y así lo hizo, lenta y suavemente
para no asustar a la chica que estaba en estado de tranquilidad. Camila respondió y siguió adelante con el
movimiento y cayó al ras del pecho de Lauren lo que les hizo reír.
Se tambaleaban y balanceaban, girando y girando hasta que Camila fue capaz de llevar a Lauren ella misma, y
no se detuvo hasta que Lauren dejó de cantar. La frente de Lauren descansaba en la de Camila y eso le daba
la suficiente oportunidad de poder disfrutar de su aroma dulce y natural tanto como del olor a pintura que
las cubría.
Lauren se rió, lo que hizo que Camila moviese su cabeza un poco y mirase a Lauren con cara de curiosidad.
- “¿Qué?”
“A lo mejor deberíamos, así daríamos una verdadera razón para que nos juzguen y nos miren.”
Lauren se rió muy alto y movió la cabeza antes de girar a Camila una última vez, acercándola para abrazarla.
“¡Sería una maldita vergüenza verte allí con alguien más, Jauregui.” - Dijo Camila mientras ponía sus brazos
alrededor de la cintura de la chica escondiendo su cara en el cuello de Lauren, dándole un pequeño beso.
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"Solo quiero dormir. Un coma estaría bien. O amnesia. Cualquier cosa, para escaparme de esto, de estos
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pensamientos y susurros en mi mente. ¿Violó mi mente también?"
Lauren se preparó para el baile con Normani, y Camila lo hizo con Ally. Normani iba con Arin, el chico con el
Lauren sabía que había soñado durante años. El hecho de que ella tuviese la oportunidad de ir con él, Lauren
supo que era suficiente para hacerla la chica más feliz del mundo. Mientras se preparaban, Lauren observaba
a la otra chica, y veía sonrisas en su cara, grandes y profundas sonrisas, lo que transmitía que estaba muy
feliz. Eso hacía que Lauren fuese feliz también. Ally iba con su novio, Troy Ogletree. Ally tenía todo planeado
y esperaba convertirse en la mayor princesa de la moda con su Príncipe Encantador. Ally era una de esas
chicas que básicamente tenía su baile y boda planeado casi en su mente desde el nacimiento. Eso
emocionaba a Camila; esperaba que todo fuese como ambas esperaban.
Sí, ambas chicas tenían diferentes razones para tener ganas de ir al baile, por sus amigos, por supuesto, pero
la única cosa con la que ninguna de las dos podían acabar eran las mariposas que tenían en el estómago, las
ganas de tener delante a su novia, verla en su vestido, rodeadas de belleza y adorabilidad, sabiendo que esa
noche era toda suya. No solo era su noche. Esa noche era toda suya, juntas. Había una finalidad en esa
situación, una especie de estabilidad, especialmente para Lauren. No podía dejar de pensar en cómo, desde
que fue a la casa de su abuela con Camila, había habido múltiples razones para creer que ellas podían hacer
que esto funcionase de manera mágica. Lauren encontró esperanza en esta noche del baile, encontraba paz
al saber que podría tener a esta chica en sus brazos toda la noche, sin interferencias del mundo exterior. Al
menos eso esperaba.
Lauren se sentó esa noche, para ponerse el maquillaje oscuro en sus ojos, pensando en cómo había llegado
hasta todo eso. Se había enamorado de una chica. De una chica. Pero de alguna extraña manera, nunca había
visto a Camila como a cualquier otra chica. No la veía como un chica, por supuesto, eso sería absurdo. Pero
no podía ver su relación como algo fuera de lo normal.
Camila era maravillosa, preciosa, lista, divertida, y Dios, su acento… Hacía que Lauren se desmayase. Pero era
más que eso para Lauren. Era la forma en la que Camila siempre sería un poco más bajita que Lauren, daba
igual cómo de altos fuesen los tacones. Era la forma en la que Camila la besaba, la forma en la que sus labios
se encontraban, sin descanso, sin cuidado. Era la forma en la que Camila cantaba en la ducha, y Lauren podía
sentarse al otro lado de la puerta, tan cerca como podía para escuchar sus notas altas. Eran preciosas. Era
casi la forma en la que los ojos de Camila eran como ventanas. Era la forma en la que Lauren podía decir
completamente cómo la chica se sentía. Claro que algunas veces Lauren podía ver el dolor, el daño, el
sufrimiento, y eso rompía su corazón. Sabía el largo camino que había recorrido con Camila, su dolor. Y eso
merecía la pena. Ella haría todo lo posible para hacer que la chica se sintiese mejor. Mucho más a menudo.
Pero por el lado triste, Lauren podía ver en esas ventanas todas las cosas que hacían que su corazón
temblase con gratitud y serenidad. Era cuando ellas bailaron, la primera vez, en la casa de su abuela. Como si
los recuerdos que la rodeaban con su abuela no fuesen suficientes, ahora tenía un recuerdo bailando con
Camila, viendo la mirada soñadora mientras se daba cuenta de lo que estaba pasando, estaban bailando.
Camila no podía bailar pero estaba bailando. Y podía ver en esas preciosas marrones ventanas lo
increíblemente orgullosa que estaba de ella. Lauren adoraba eso. Era tan especial.
“¡Mierda!” - gritó.
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“Mani” - dijo Lauren sin creérselo, “He olvidado del maldito ramillete. Está en la tienda de mi madre.”
Normani murmuró algo en respuesta, lo que Lauren no escuchó por el pánico que tenía en su cabeza.
“Ahora vuelvo.”
Cogió las llaves corriendo y bajó las escaleras, intentando no caerse de la velocidad con la que iba. Para
cuando estuvo en el coche, se dio cuenta de que solo llevaba maquillado un ojo. Si no hubiese sido por la
situación, nunca habría salido así. Pero era demasiado tarde. Y necesitaba coger el ramillete de Camila. Había
trabajado muy duro para hacerlo especial como para dejarlo coger polvo en la floristería de su madre.
Lauren condujo tan rápido como pudo para recoger el pequeño adorno. Al entrar, saludó al ayudante de
detrás del escritorio (su madre estaba en casa intentando terminar unas cosas para las fotos del baile), y fue
hacia atrás para recoger su pequeño brazalete de flores. Cuando lo cogió en sus manos, lo guardó
delicadamente en una pequeña caja blanca para protegerlo del mundo exterior. Besó la caja antes de salir de
la habitación trasera para ir hacia la parte de delante de la tienda. Mirando alrededor, finalmente eligió una
rosa para darle a Camila, para recordar. Fue hasta la caja, cogiendo un billete de diez de su monedero para
pagar cuando un chico que tenía delante, navegando entre los diferentes paquetes, dejó lo que estaba
haciendo y dijo: “Me llevaré ese”, mencionando las semillas que acababa de coger, “y lo que esa chica
preciosa quiera.” Lauren miró al extraño y se rió. Era un adolescente normal, con el pelo castaño corto, con
los ojos verdes pero diferente, muy diferentes a los suyos y tenía un tatuaje en su brazo, lo suficientemente
grande para que cualquiera pudiera reconocerle habiendo visto ese tatuaje.
“¿Qué hace una chica tan guapa como tú comprando una rosa para ti misma para el baile?” - la miró con
curiosidad, y ella respondió con nada más que la verdad.
“En realidad” - dijo muy convencida, “esta rosa es para mi novia. Voy a ir con ella al baile esta noche.” - Miró
al chico, que puso los ojos en blanco.
Hablaron un poco, pero Lauren solo estaba escuchando a medias; estaba intentando lo mejor que podía salir
de la conversación para poder volver a casa y terminar de prepararse, pero el chico era demasiado
persistente. Descubrió tres cosas sobre él: 1. Iba al colegio de al lado. 2. Iba a ir al baile de Lauren porque un
amigo le había invitado como su cita, y 3. Estaba convencido de que Lauren bailaría con él esa noche. Cuando
este último hecho apareció en la conversación, ella contestó rápidamente para irse.
El lo tomó como una señal de tonteo y respondió, acercándose, con un sensual, “Nos vemos esta noche…
cariño.”
Lauren se estremeció y se alejó rápidamente, sacudiéndose en ese momento como una simple tentación.
Claro que el chico era guapo; pero no tenía nada que ver con Camz. Y eso hacía la diferencia en el mundo.
Cuando Lauren volvió a casa, terminó de arreglarse rápidamente, poniéndose su largo y blanco vestido para
el baile, que había elegido con Normani. Al ser su cita para el baile, ella y Camila no habían querido elegir el
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vestido delante de la otra, querían que fuese un elemento sorpresa. A Lauren le encantaba su vestido, estaba
segura de que a Camila también. Los tirantes eran brillantes, y la parte de atrás estaba descubierta, justo
hasta encima de su trasero. El vestido era de seda, era precioso. Pero más que eso, Lauren estaba deseando
ver el vestido de Camila. Ella había rogado innumerables veces sólo para saber al menos el color, la textura,
lo que fuese, pero Camila se negaba a dejar salir ni una palabra de su boquita.
Así que, cuando escuchó que se abría la puerta delantera y Clara dijo, “Oh, Camila. Tu vestido.”, Lauren salió
corriendo de la habitación para ver desde la barandilla. Estaba lo suficientemente segura de que su preciosa,
increíble y potencialmente perfecta novia estaba en la puerta, con la parte de abajo del vestido en una mano
para evitar que cayese al suelo. Era rosa, pero como Lauren lo hubiese esperado. Era rosa pálido, no el rosa
extravagante que le gustaba a Camila. Era largo, claro, con capas al final. La parte superior estaba cruzada
por una sola banda que recorría su torso. Llevaba pendientes de perlas, su pelo estaba recogido en una
coleta trenzada que bajaba por su hombro izquierdo. Su maquillaje era sutil, simple pero estaba igual de
preciosa.
Camila miró hacia arriba y vio a Lauren y Lauren pudo ver cómo respiraba profundamente. Sonrió hacia abajo
a la chica, guiñándole el ojo, y volvió corriendo a su habitación para coger el ramillete. Cogió la caja, por un
momento pensando en Luke, pero después empujó el pensamiento fuera de su cabeza. Esta era su noche, la
suya y la de Camila. Era su noche, y era todo sobre ellas. Lauren besó la caja una vez más y bajó las escaleras
con ella en la mano izquierda. Normani la siguió y la besó en la mejilla, diciéndole que la vería allí; que iba a
casa de Arin.
Cuando Normani se fui, Lauren pudo finalmente realmente centrarse una vez más en la chica preciosa que
tenía delante.
Camila.
Lauren bailaba hacia ella, puso sus manos en las caderas de la chica, y la presionó ligeramente contra ella,
dejando un casto beso el lápiz de labios con sabor a granada perfectamente aplicado que llevaba Camila.
Los ojos de Camila se volvieron a abrir después del beso y miró de arriba a abajo a Lauren; Lauren rezó para
que le gustase el vestido tanto como a ella le gustaba el de Camila. Cuando la sonrisa de Camzi apareció
brillante y profunda, Lauren se rió con ganas.
“¿Te gusta?”
Lauren sonrió de nuevo, cogió la mano de Camila y la besó una vez más.
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C a p í t u l o 27 - P a r t e 1
"Enfadada, y medio enamorada de ella, y tremendamente arrepentida, me di la vuelta."
Son las cosas pequeñas. La gente no se da cuenta de muchas cosas, de que lo que les rodea, es frágil. Los
momentos son frágiles. La gente no sabe cómo una mirada puede decir demasiado. Cómo un silencio puede
decir todo lo que necesitas decir. Piensas y estas muy convencido de que eres invencible ante todas las
tentaciones que te rodean porque estas exactamente donde necesitas y quieres estar, que sería imposible
caer pero cualquier cosa puede pasar. La tentación es el fuego que despierta la escoria del corazón. La
tentación nunca duerme, especialmente no cuando se le da la perfecta y abierta oportunidad.
Lauren miró a Camila y podía ver cómo brillaba de cada manera posible. Ella nunca había visto y sentido algo
que la pudiera atraer más, hasta esta noche y podría quedarse en este momento de alegría para siempre,
porque estaba a salvo. Segura y alejada de lo que estaba por venir. Las dos chicas eran lo suficientemente
realistas como para saber que no todo iría como ellas esperaban, pero tampoco esperaban fallarse la una a la
otra tanto como lo harían. Para permitir que sus lados más oscuros ganasen, y apagando toda la luz que
había venido de su amor floreciente. Ni el miedo esperado ni la tentación de echarlo todo a perder y
traicionarse en cualquier sentido del engaño.
Camila levantó la vista mirando con amor el ramillete de su muñeca y se encontró con la mirada de Lauren
que ya estaba muy concentrada en ella. Los labios de Camila mostraron una sonrisa, con ellos cerrados, lo
que fue interrumpido por el mordisqueo de su labio inferior, que comenzó con sus dientes, una vieja
costumbre suya que nunca se hacía vieja para Lauren.
Los ojos de Lauren cayeron hasta el ramillete y sus mejillas se ruborizaron ligeramente cuando recordó lo
duro que había trabajado en él, la perfección era crucial para ella en esa noche porque Camila se merecía
eso.
Ambas se sentaron en la limusina que Troy, Ally, Siope, Dinah, (quien había empezado a irse con ellas porque
su novio era buen amigo de los chicos) Normani y Arin estaban compartiendo sitio con ellos. Todo el mundo
tenía sonrisas divertidas deslumbrantes, ninguno de ellos anticipando cualquier fallo en el evento de esta
noche. Todos se miraron unos a otros y ni siquiera sentían lo inevitable en el aire. Camila, sin embargo, lo
sintió. No quería decir nada, pero había algo en el interior de su estómago lo que hizo que tuviera una
sensación de asfixia en este coche abrumadoramente lujoso. No podía arruinarlo todo por un pensamiento
por lo que ella sólo se dijo a si misma que debía relajarse y no pensar más en ello, se dijo a sí misma que eran
simplemente nervios, era su primer y único baile de graduación, por supuesto. Ella decidió buscar consuelo
en la chica sentada a su lado, cogiendo su mano con mucha fragilidad, como una promesa, una promesa de
mantenerla a salvo.
Camila saboreó cada pequeño momento y se dio instrucciones para no hacer caso a su mente y vivir en lo
que estaba pasando delante suyo. Ella escuchó los chistes que se intercambiaron Dinah y su novio, y se rió
con todos, sonriendo con la adorabilidad con la que Ally arreglaba la corbata de Troy mientras él la miraba
fijamente como si ella fuese la única persona en este mundo para él.
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Sus ojos llegaron hasta Normani que parecía una niña pequeña sentada junto a su amor platónico, mientras
Arin parecía nervioso, pero feliz, no obstante. Sus ojos finalmente aterrizaron en Lauren que estaba sumida
en sus pensamientos, pero todavía sosteniendo su mano con firmeza, incluso, más fuerte.
Llegaron poco después de que el conductor les llevase a dar una vuelta para disfrutar de una de las noches
más memorables por todo lo alto, dentro de una de las limusinas más deseadas de la ciudad. Ally fue la
primera en salir con Troy, ambos respirando hondo, y Camila se dio cuenta del brillo en los ojos de ambos,
era el sueño de Ally y el de Troy, de tener una noche mágica junto a su príncipe/princesa. Después, fueron
Dinah y Siope quienes saludaron a todos como si fueran de la realeza y elevaron la barbilla provocando risas
en los cuatro restantes. Luego, fue Normani junto a Arin, quienes miraron hacia el suelo con una tímida
sonrisa antes de entrelazar sus brazos, dando un paso hacia la entrada con mucha gracia, y se veían perfecto
juntos. Lauren salió con una amplia sonrisa en su rostro, Camila estaba casi convencida de que se caería, se
dio cuenta de que la gente dejó de mirarla en todo su esplendor, pero sus miradas no eran nada comparado
con lo lejos que sus cejas se elevaron y sus bocas se abrieron cuando Lauren volvió dentro de la limusina y
sacó su mano para que Camila la cogiese, que es lo que hizo, y salió de la limusina, como el ángel que era, lo
que hizo que todo el mundo sacudiera la cabeza a su alrededor sin aliento. Lauren miró a Camila con una
sonrisa de orgullo y se inclinó para plantar un beso en la mejilla, teniendo cuidado para no estropear su
maquillaje. Ella retrocedió un poco al oír el sonido del clic de una cámara que no pertenecía a otro que a
Harry. Él sonrió y le pasó un brazo por la cintura de Camila para acercarla en un fuerte y agradable abrazo.
Parecía casi tan orgulloso como Lauren, y Camila no podía evitar sentirse abrumado con tanta felicidad
mientras ella envolvía sus propios brazos alrededor de los hombros de Harry. Suspiró contra él, lo echaba de
menos un poco más de lo que ya lo había hecho. Él era su mejor amigo después de todo. Ella miró detrás de
él y se dio cuenta de que un chico tímido le acompañaba. Las cejas de Camila y Lauren se alzaron por la
sorpresa, preguntándose quién era, pregunta a la que Harry se sonrojó.
Lauren y Camila se miraron con sonrisa cómplice, habían tenido algunas sospechas. Todos se dieron la mano
y caminaron juntos, ambas parejas decidieron hacer frente a la lluvia juntos. Y así,
lo hicieron. Como se abrieron las puertas, dejando al descubierto a las dos parejas que parecían
extravagantes, pero más allá de todo eso, felices, la gente alrededor de ellos optaron por sonreír y
estimularles. No querían arruinar una de las pocas noches en la que todos estarían juntos. Camila y Lauren
suspiraron, ninguna sabía a que se debían los suspiros provocados en ambas pero causaron una sonrisa de
disculpa en las dos.
Lo entendieron. Era algo que les preocupaba por que se acercaba en esa noche. Esta noche se suponía que
era suya, sin que nadie se interpusiera en su camino.
Camila y Lauren encontraron una mesa para dejar sus pertenencias, mientras el resto de sus amigos seguían
en la cola, antes de correr hacia la pista de baile. Camila estaba más que preparada para probarse a ella
misma delante de todos, especialmente de aquellos que habían visto sus intentos de baile.
Camila siguió a Lauren en cada canción rápida, miraba cómo se movía para asegurarse de que no se perdía
en ningún movimiento de baile, y mantenía una corta distancia con la chica que estaba mucho más nerviosa
de lo que esperaba. Camila estaba bailando de maneras que nunca habría imaginado que lo haría, incluso
Lauren estaba alucinada pero sin embargo lo apreciaba.
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Fue en medio de una canción lenta cuando parecía que todo a su alrededor se estaba parando también, el
mundo, su mundo estaba parándose, sosteniéndose todavía, y perdiendo su control sobre la gravedad, todo
a un ritmo tan rápido que ni el reloj podía seguir.
Lauren estaba bastante cerca de Camila, a una distancia considerada apropiada, con sus brazos de manera
protectora y posesiva alrededor de la cintura de la chica joven. Camila tenía sus propios brazos acariciando el
pelo corto que se alineaba donde se reunía la línea de pelo de Lauren con su cuello, tiraba y lo peinaba
suavemente, teniendo cuidado para no tirar de las partes de su pelo que estaban bien peinadas y cuidadas
en su sitio. Ambas chicas tenían sus frentes apoyadas la una en la otra, con los ojos cerrados con fuerza,
sonriendo como una, murmurando en la boca de la otra la letra de la canción que estaba sonando detrás
suyo. Fue un momento íntimo, uno que no querían interrumpir, pero sucedió de todas maneras.
Pensarías que cualquiera con un cerebro y decencia no se habría atrevido a hacer nada para molestar en ese
momento que estaba ocurriendo entre ellas, pero esta molestia no era una cualquiera, era alguien que
estaba reclamando algo, como ya habían previsto antes.
Los ojos de Lauren se abrieron despacio cuando unos incesantes toquecitos en su hombro continuaron
después de su intento de ignorarlos. Exhaló con irritación antes de girarse y encontrarse con quien la quisiera
con tanta urgencia. Camila frunció el ceño antes de abrir sus propios ojos para ver porqué Lauren la había
separado. Su vista estaba bloqueada por la cabeza de Lauren.
El aliento de Lauren ante la persona que tenían delante. Era el mismo chico, Luke, el de la tienda de flores,
vestido elegantemente y peinado a la perfección y parecía mucho más atractivo de lo que Lauren le había
parecido antes. Puso una sonrisa confiada en su cara con una mirada diabólica en sus ojos. Sus ojos
irradiaban un verde que era demasiado maliciosa para el gusto de cualquier chica, pero llamaron la atención
de Lauren de cualquier forma. Era como si su mirada la mantuviera en un trance que la condenaba a
obedecer todas sus órdenes y Camila supo en ese momento cuando sintió que ese momento importaba
porque la mano de Lauren cayó libremente de donde la tenía agarrada junto a la suya, era algo importante
para su relación, para lo que iba a ocurrir en los próximos momentos, pero lo más importante, le importaba a
ella. Era simple, cómo en ese momento, con una sola mirada, un gesto, todo se habla en el silencio. Una
respuesta a una pregunta que nunca se hizo, delante de ellos, y Camila no podía entender la familiaridad de
la persona que se quedó mirando con tantas ganas a Lauren.
Se movió hacia un lado para verle mejor, y fue se sintió insultada por cómo su presencia estaba siendo
completamente ignorada no solo por él, sino ahora también por Lauren, pero había algo en esa persona que
no la dejaba pensar en qué era lo que hacía que Lauren estuviera prácticamente babeando con él. Entrecerró
sus ojos para analizar cada gesto para intentar entender porqué era tan familiar para ella.
No fue hasta que él rompió su mirada hechizante sobre Lauren, mientras su atención parpadeaba, cuando a
Camila le vino algo a la mente, no estaba segura de qué, pero algo hizo click en su cabeza. Su respiración se
contuvo bruscamente cuando ella miró al verde penetrante de sus ojos, y un flashback recorrió su mente, era
borroso, pero esos ojos verdes se destacaban sin duda, pero todavía había demasiadas piezas que faltaban,
pero algo le dio miedo. Miedo a la persona que tenía delante y ahora temiendo por el interés que había
tomado en Lauren de lo que ella sólo se había dado cuenta. Sus ojos siguieron por su cuerpo hasta donde vio
que sus brazos se colocaron firmemente en Lauren, y miró la cara de Lauren que no expresaba ninguna
emoción descifrable, parecía como si no tuviese vida, pero al mismo tiempo parecía seducida, eso le rompió
el corazón porque vio una expresión en la cara de Lauren, una mirada que nunca había recibido de la otra
chica, y se la había dado sin esfuerzo a esa persona que tenía enfrente.
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Los pensamientos de Camila volvieron a su mente con la fuerza con que había tratado de conseguir incluso
una segunda mirada de Lauren antes de que todo lo que había pasado entre ellos, y cogió toda su fuerza
para no salir corriendo y llorando, de repente no se sentía tan guapa como se sentía hace unos momentos.
De repente, cada inseguridad silenciada estalló dentro de ella como una erupción volcánica.
De alguna manera, Camila logró coger uno de los brazos de Lauren y tiró de ella con suavidad, pero con toda
la fuerza que pudo reunir en su sentimiento de debilidad. Ella no sabía de qué iba el chico/joven que tenían
delante, pero la hacía sentir débil, casi en estado de embriaguez y el olor a alcohol la nublaba la vista, ese
tipo de alcohol que podría dormirte, y su estómago comenzó a sentir náuseas. Ella vio cómo él inclinaba la
cabeza hacia un lado, para así estudiar ahora a Camila con curiosidad. Camila podría jurar que nunca nada le
había dado más miedo, y ella odiaba las películas con escenas de terror tanto como la que estaba ocurriendo
ahora mismo delante de ella con pasión. Miró a su alrededor para ver si alguien estaba tan asustado por la
presencia de esta persona como ella pero fue una gran decepción.
Se sintió como una niña pequeña mientras cogía a Lauren hacia su lado, y cuando consiguió romper el trance
en el que estaba sumida, el chico joven frunció el ceño, mostrando molestia con las acciones de Camila, pero
se recompuso y la sonrió de forma sombría.
“Soy Luke.”
Otra vez los nervios golpearon dentro de Camila ante el sonido de su voz, y de repente, su voz resonó en su
cabeza, y aunque estaban a unos cuantos metros de distancia el uno del otro, se sentía como si su voz
estuviese en su oreja, como un susurro escalofriante resonando y Camila sintió que su cabeza le daba
vueltas. Sus ojos mostraban pánico claramente, y eso asustaba a Camila aún más por la forma en la que su
reacción podía darle a él tanto placer, y ella sintió como si el mundo se fuese cerrando a su alrededor,
especialmente cuando Lauren ni siquiera se inmutó por la respuesta.
“Lauren, están sirviendo la cena, vamos a nuestra mesa.” - Camila fue capaz de decir.
La cabeza de Lauren se giró hacia la de Camila, y sus rasgos expresaban culpa, lo que entristeció a Camila,
cómo su expresión básicamente le decía que ella la había pillado. Lauren miró a Luke antes de dudando si
coger la mano de Camila que estaba esperando a su pareja. Era sólo una cuestión de segundos, y Camila se
encontró en una encrucijada.
Los hombros de Camila se encogieron, incluso después de que la mano de Lauren envolviera la suya, y
empezó a caminar tentativamente hacia la mesa donde se encontró con todos sus amigos mirando aquella
interacción. Todos tenían miradas de confusión, especialmente Normani. Las dos
chicas torpemente volvieron a su mesa y no se miraron la una a la otra ni una vez, y ninguno de ellos sabía la
gravedad de la situación mientras que sus dedos se dejaban ir lentamente del abrazo de la otra. Era como si
un jarrón de cristal estuviera cayendo al suelo - esa podría ser la única metáfora para describir mejor lo que
estaba pasando ya que sus manos se soltaron. Cuando se sentaron, evitando todas las miradas llenas de
preguntas de sus amigos, Camila bajó la mirada hacia su regazo, tratando de encontrar en su mente quién
era esa persona, y por qué le importaba tanto. Ella levantó la vista intentando encontrar algo de tranquilidad
en los ojos de Lauren - eso que ocurrió entre los tres no fue nada, un desliz, pero sintió que se le cortaba la
respiración una vez más cuando vio que Lauren estaba mirando alrededor en la sala, buscando, y no era a sus
ojos esta vez, eran a los de él.
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Los ojos de Camila siguieron la dirección de los de Lauren, y vio la mirada de él encontrándose con la de
Lauren, y ella empezó a sacudir la cabeza con furia, rogándole que no lo hiciera, pero lo más importante
obligándose a sí misma a recordar. Volvió a mirar a Lauren, que ahora estaba mirando Camila, mordiéndose
el labio nerviosamente.
“Un baile.”
La boca de Camila se abrió en shock con lo que acababa de decir que era más una afirmación en vez de una
pregunta. ¿Por qué? ¿Qué le debía Lauren a esa persona, y porqué no estaba luchando contra la tentación de
ese hombre atractivo?
Nunca había sido una persona de poner su orgullo ante todo, pero algo le decía que lo hiciese, algo le decía
que esto no era un problema de celos, esto era algo más allá, y era por lo que no podía sacarse ese susurro
estremecedor y por eso suplicó,
Ella rezó para que Lauren supiera lo mucho que estaba esforzándose por esta solicitud, y lo difícil que era en
ese momento para ella recuperar el aliento, por una razón sin aclarar que la tenía aún molesta. Lauren sonrió
suavemente a Camila, y apoyó una mano tranquilizadora en su rodilla aunque eso no sirvió de nada. Camila
miró a Normani, en busca de ayuda, pero Normani se sorprendió al ver lo que estaba sucediendo. ¿Iba
Lauren a dejar realmente a Camila para bailar con alguien más? Cuando Camila no encontró ayuda, volvió su
mirada hacia Lauren y una vez más, le dirigió una mirada suplicante.
“Lauren, no tengo un buen sentimiento sobre él… Tengo miedo.” - Ella admitió con vergüenza.
Lauren ignoró las llamadas a su nombre, mientras se giró y empezó a caminar hasta el chico que estaba
andando de forma segura hasta ella con esa misma sonrisa en su cara.
Lauren podía sentir cómo si su respiración se cortase, y sintió la piel de gallina cuando alzó sus brazos, y un
hormigueo en sus dedos mientras estaba de pie delante de él.
Él le tendió la mano, y se inclinó hacia ella antes de envolver su brazo alrededor de su cintura, mientras ella
ponía un brazo sobre sus anchos hombros. Se agarró a ella con tanta fuerza lo que hizo temblar a Camila.
Camila sintió que se cerraba la mano en un puño, y que sus facciones se endurecieron. ¿Por qué no estaba
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haciendo nada? Observó mientras se balanceaban en perfecta sincronía y la forma en que se miraban como
si solo existiesen ellos dos en ese momento. Fue cuando él la hizo girar y la acercó hacia él, antes de
sumergirse en ella, cuando Camila había tenido suficiente espectáculo. Ella se levantó bruscamente de su
asiento y se dirigió hacia el baño.
C a p í t u l o 27 - P a r t e 2
Le dio un golpe enfadada a la puerta abierta y se miró en el espejo. Como si mirarse a si misma le fuese a dar
respuestas sobre lo que estaba pasando. Su mirada era fuerte, y podía asegurar que estaba empezando a
alucinar.
Su respiración se volvió más elaborada, y se empezaba a formar sudor en su frente y cuello. Sus manos
empezaron a temblar, y cerró sus ojos con fuerza, y sintió cómo se desmayaba hasta caer al suelo. Todo
estaba volviendo a ella. Las pesadillas estaban volviendo, las que pensaba que habían terminado. Sus
pensamientos empezaron a mezclarse todos juntos con los ojos de Luke, y empezó a suplicarle a su mente
que recordase dónde había visto esos ojos antes. Entonces, todo se volvió oscuro. Su espalda estaba contra
la pared del baño, y su mente la llevó hasta un lugar en particular.
Ni siquiera se había dado cuenta cuando las lágrimas empezaron a caer de sus ojos. Mientras sus ojos
continuaban cerrado, esos ojos verdes aparecieron, y podía ver la misma hambre que ella había visto esta
noche, con esa sonrisa, pero estaban en ella ahora. Pero no era en la Camila que estaba sentada en el suelo
del baño; esos ojos verdes estaban desnudando a una Camila de quince años. Ella de repente recordó sus
brazos fuertes, los que había visto sobre Lauren esta noche, recorriendo su cuerpo hace dos años.
Aunque ella estaba completamente vestida ahora, ella se sentía tan desnuda como hace dos años, se sentía
sucia, tocada y cambiada.
Camila se llevó sus manos hasta la cabeza, su cuerpo empezó a envolverse en sollozos, y empezó a tirarse del
pelo para intentar salir de este sueño. Abrió los ojos pero no veía nada más que a él. Su violador tenía una
cara y un nombre ahora. Sabía quién era ahora. Ahora no tenía que vigilar cada movimiento con miedo por
culpa de que reapareciese porque él estaba ahí ahora. Había vuelto.
Estaba atrapada una vez más, y todo lo que podía hacer era sentarse en el suelo del baño y sujetar sus
rodillas con fuerza contra su pecho.
Se dio cuenta entonces porqué había tardado tanto tiempo en darse cuenta de quién era él – ella no quería
recordar. Pero cosas como esta no se quedan nubladas para siempre, su cuerpo estaba empezando a
responder ante él antes de darse cuenta de quién era, y el sabía, él sabía exactamente quién estaba en la
vida de Camila, y no había sentido de culpa o arrepentimiento en él. El corazón de Camila empezó a
acelerarse, y podía sentir ganas de vomitar y desmayarse a la vez. Estaba demasiado abrumada y no se sentía
a salvo en ese edificio, y después ella recordó quién estaba en sus brazos.
Todo a la vez, su corazón se paró y sintió un puñal en su estómago. Ella tragó saliva de forma que se podía
escuchar, y empezó a temblar aún más, pero levantarse a si misma del suelo. Ella sacudió la puerta y volvió a
la pista de baile, donde ya no estaba Lauren. Sus ojos buscaron por toda la sala con pánico, y sintió cómo
toda la sangre se subía hasta su cara cuando no consiguió encontrar a ninguno de los dos. Miró hacia la mesa
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para encontrar a todos con expresiones preocupadas en sus caras, y se encontró con la mirada de Normani.
Normani corrió hacia ella, viéndose claramente incapaz de hacer cualquier cosa realmente. Normani buscaba
algo en la cara de Camila y puso sus manos en sus hombros sacudiéndola para intentar traerla de nuevo a la
realidad. Los ojos de Camila se llenaron una vez más con lágrimas, cuando abrió la boca para hablar, no
consiguió reunir la energía suficiente antes de que sus ojos comenzasen a retroceder-a punto de desmayarse
en los brazos de Normani. Normani la agarró antes de que pudiera caerse y empezó a dar golpes suaves en la
cara de Camila para evitar que se durmiese y le decía que inspirase y expirase. Normani no sabía qué estaba
pasando pero podía ser el resultado de que la chica estuviese teniendo un ataque de pánico. Justo antes de
que Camila pudiese cerrar los ojos, su visión se nubló con la imagen de Lauren, y de alguna manera fue
suficiente para hacer que se calmase un poco, lo suficiente para coger el vaso de agua que Normani había
cogido de una mesa de al lado. Camila dio un pequeño sorbo antes de mirar a Normani con una mirada muy
rota; que cortaba a la otra chica. Normani la acogió en un abrazo, y estaba lo suficientemente cerca para
escuchar un apenas audible susurro de Camila, “Se la ha llevado”
Normani se separó de la chica, confundida de porqué había causado eso tal impacto en Camila, entendía que
la chica estuviese herida, pero no tan horrorizada como estaba.
Cuando Camila vio los ojos confundidos de Normani que buscaban una respuesta más elaborada, ella cerró
los ojos para tranquilizarse, “Él es el que me violó.”
Los ojos de Normani crecieron en sorpresa y se cubrió la boca mientras las lágrima inundaban sus ojos. Harry
se acababa de ver a las dos chicas y corrió hacia ellas para ver de qué se trataba esta conmoción.
“Es el violador, Harry, ¡Se ha llevado a Lauren!” – Normani fue capaz de decir.
La reacción de Harry fue la misma que la de Normani, antes de mirar a Camila quien parecía tener un millón
de pensamientos en su mente antes de hablar.
Por muy enfadada y traicionada que Camila se sintiese, su miedo por que el pasado se repitiese era más que
poderoso, e incluso si Lauren estaba equivocada por meterse en la boca del lobo, Camila nunca tuvo a nadie
que pudiera haberla salvado, Lauren la tendría.
Ni una palabra más fue dicha mientras los tres corrían hacia fuera, hacia la limusina en la que habían llegado,
y Camila le dijo al conductor la dirección donde tenían que estar con urgencia. Todo lo que hizo falta fue una
sola mirada de los tres adolescentes al conductor para que supiera lo importante que esto era.
El conductor intentó lo mejor que pudo correr aunque se pudiese meter en algún problema serie pero no
podía parar lo inevitable cuando se atascó en el tráfico debido a un accidente de coche. La carreteras
estaban bloqueadas, y el tráfico estaba abarrotado lo que hizo que todo fuese peor, era una parada ante una
pequeña esperanza. Camila movía incesantemente sus dedos antes de mirar a todos los del coche. No podía
seguir sentada ahí. Tenía que salvar a Lauren. Se giró hacia Normani y le dio instrucciones de llamar a la
policía y que se diesen la mayor prisa posible. Los otros tres pasajeros la miraron desconcertados mientras
respiró hondo para librarse de los nervios que la estaban bombardeando mientras salía a la noche, corriendo
hacia su destino y solo podía desear que no le fuera tan familiar. Era un sitio particular que siempre se había
asegurado de evitar siempre que salía.
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Harry nunca había visto a Camila correr tan rápido como lo hacía, y sólo pudo alcanzarla cuento perdió el
equilibrio al romperse uno de sus tacones. La acción le causó dolor en el tobillo pero continuó. Se quitó los
tacones y corrió con tanta determinación como tenía antes. No sabía que se encontraría al llegar allí, pero
eran dos contra uno, no podían perder, no iba a dejarse a si misma perder, otra vez no.
Le llevó quince minutos llegar hasta la casa vieja, que parecía que estaba abandonada como hace dos años.
Todo en ese sitio emitía gritos terribles. Llegó hasta la puerta principal, intentando encontrar el coraje que
parecía ir desapareciendo poco a poco mientras corría más y más rápido, para abrir la puerta. Su respiración
temblaba, y todos los síntomas de antes habían vuelto, porque ahora estaba de vuelta en el sitio en el que se
levantó una mañana, desnuda.
Abrió la puerta despacio, y puso un pie dentro de la casa. Sus pies palpitaban de dolor, ahora que se daba
cuenta de lo duro que estaba el suelo por el que había estado corriendo y el daño que tenía ahora en sus
pies, pero fue capaz de poner los dos pies dentro de la cada, sintiendo sus tobillos helarse, y de repente,
estaba helada, casi congelada.
Se lamió los labios que estaban incómodamente secos y sus ojos se pasearon por la sala donde no había
ninguna señal de Lauren. El lugar estaba oscuro y polvoriento, y Camila se sintió claustrofóbica. Sintió el
dolor, la vergüenza, la oscuridad, la traición, la lujuria, el acoso y el asco en el aire. Se dio cuenta que había
ropa de mujer diferente, alguna tan pequeña como la ropa de los niños, algunos de los diferentes edades
más mayores, y luego descubrió pequeños trozos de un vestido blanco tirados en la escalera. El aliento se le
quedó atascado en la garganta, cuando se dio cuenta de quién era, que estaban aquí, que él estaba aquí-ella
estaba aquí.
Miró a su alrededor y no podía decir si aún había alguien en la casa, ¿o se la había llevado a otro sitio? Ella
parpadeó dos veces antes de dar un paso adelante, el suelo de madera, crujiendo debajo suyo. Ella cogió
aliento mientras se estremecía, asustada de que estuviese haciendo demasiado ruido y no solo poniendo su
vida en peligro, sino también la de Lauren.
Después un móvil empezó a sonar. Alarmó a Camila e hizo que sus ojos se llenasen de miedo, pero había
reconocido la melodía, era la de Lauren. Volvió a mirar a la puerta principal que seguía abierta diciéndose
que corriera ahora, antes de que la viese a ella también, pero sin el consentimiento de su mente, sus piernas
se acercaron hacia los restos del vestido de Lauren, y cuando sus pies se pusieron en contacto con el material
suave, empezó a correr escaleras arriba, sin importarle que sus pies golpeasen el suelo, haciendo que la
madera crujiera fuerte, y siguió la melodía hasta el sitio de donde venía, y estaba muy segura, era ESA
habitación.
El sonido había parado ahora pero solo durante unos segundos, antes de empezar de nuevo y Camila de
nuevo volvió a correr, fue rápida, esta noche lo había comprobado, pero la melodía incesante era como un
gatillo que le obligaba a poner la mano en el pomo que sostuvo con todo el miedo que atrapaba la
habitación. Se sintió como una niña pequeña comprobando que debajo de su cama no hubiese monstruos,
mientras empezaba lentamente a girar el poco, sin estar segura de si quería ver lo que había detrás de la
puerta, pero no podía dejar a Lauren ahí, no sola, no con él. Cuando consiguió girar completamente el pomo,
todo lo que tenía que hacer era empujar, y cerró los ojos con fuerza, mientras su mano empezaba a hacer su
trabajo.
Cuando escuchó la puerta golpear la pared, abrió los ojos despacio y vio la habitación vacía, todo lo que se
encontraba en la cama era el cuerpo de Lauren, completamente vestida aún. Camila jadeó y sus ojos
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comenzaron a llorar de nuevo, había llegado a tiempo. Ella corrió hacia el cuerpo de Lauren y la inspeccionó,
y se dio cuenta de donde eran los pedazos rotos del vestido, y fue en la
parte inferior del vestido, ella debía habérselo pisado en su camino escaleras arriba. Su ropa interior seguía
en su sitio, y su cuerpo todavía estaba limpio, aparte del olor a alcohol que estaba alrededor de su cara y su
cuello.
Ese olor era para Camila como una mordaza, porque le trajo recuerdos de cuando ese olor estaba sobre su
propio cuerpo. Se dio cuenta de que el teléfono estaba al otro lado de la habitación, con la pantalla rota,
debían haberlo tirado. Camila cogió a Lauren en sus brazos y la abrazó con fuerza antes de llorar en su pecho.
Nunca se había sentido más agradecida con Dios en toda su vida. Ella besó la frente de Lauren, después sus
mejillas, su nariz, luego la barbilla, sus manos, y finalmente sus labios. La chica comenzó a moverse, pero aún
seguía inconsciente. Camila intentó levantar Lauren, pero su peso muerto era como un ancla que las
mantenía en el sitio, y toda la fuerza la había dejado en lo que pasaría después.
Cuando finalmente Camila consiguió levantar a Lauren, y los ojos de Lauren empezaban a abrirse, confundida
por dónde estaba, ambas chicas se pararon en cuando escucharon el portazo del piso de abajo. Lauren miró
a su alrededor en la habitación y frunció el ceño al ver a Camila rígida ante el sonido de la puerta. Entonces,
Lauren empezó a recordar lo que pasó. Su corazón comenzó a acelerarse, y se aferró al brazo de Camila.
Camila miró a Lauren y vio todo el arrepentimiento y remordimiento en sus ojos, y todo lo que Camila podía
hacer era sonreír tristemente a la chica, perdonándola en silencio, porque realmente no sabía lo que iba a
pasar.
Ambas chicas saltaron cuando el móvil de Lauren empezó a sonar de nuevo, y el primer impulso de Lauren,
como un instinto fue correr hacia allí para silenciarlo, pero fue un mal movimiento.
Cuando la melodía paró, antes de lo que se suponía que lo haría, escucharon una risotada proveniente de
abajo antes de escuchar pasos ruidosos que empezaron a subir por las escaleras. Ambas chicas gimieron y
salieron corriendo una hacia la otra. Contuvieron sus respiraciones y Lauren empezó a preguntarse porqué
Camila estaba tan asustada como ella lo estaba, ¿sabía quién Luke? Lauren miró a Camila, intentando leerla
pero no podía y era se sorprendió cuando Camila se giró a su lado y la cogió urgentemente antes de tirar de
ella, agarrando sus hombros como si su vida se fuese en ello. Ella se quedó sin aliento cuando los labios de
Camila se empujaron contra los suyos con una fiebre y determinación desesperada, y en ese momento, el
aire se convirtió en una segunda prioridad para ellas. Sintió que las lágrimas calientes de Camila caían por sus
mejillas, y comenzó a alejarse, pero Camila protestó en su boca.
Lauren estaba ahora más confundida que nunca, pero las ganad del beso de Camila hicieron que pusiera sus
brazos alrededor de su cintura para acercarla más en un abrazo. No fue hasta que sus cuerpos se amoldaron
juntos, que Camila se alejó y escondió su cara en el cuello de Lauren. Su cuerpo estaba temblando y el calor
del momento la nublaba pero la pregunta aún estaba en el aire sobre qué estaba pasando. Todo lo que
Lauren sabía era que estaban en peligro, pero no podía entender porqué Camila sabía eso también. Las cosas
aún no tenían sentido aún en la mente de Lauren de porqué ese momento había impactado a Lauren tanto
como lo hizo, no había puesto todas las pistas juntas para saber quién era para Camila, hasta que el pomo
empezó a girarse otra vez, y ellas vieron una sombra debajo de la puerta, todo empezó a tener sentido en los
ojos de Lauren, mientras Camila la ponía detrás de su espalda, de forma protectora cubriéndola con su
propio cuerpo tembloroso.
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La puerta se abrió dolorosamente despacio, y cuando sus ojos se encontraron con los de Camila, algo tuvo
sentido para Lauren. Algo de lo que antes no se había dado cuenta en el baile y era el peor sentimiento del
mundo. Ya no estaba nublada por las características de él y podía ver ahora como de atento estaba con
Camila, y los ojos del chico le decían a ella todo lo que tenía que saber. Estaba mirándola ansiosamente, pero
una sonrisa en su cara le decía a Lauren que él sabía que Camila estaría ahí. Ella quería sacarlas a ambas de
ahí pero no podía, porque uno, él estaba bloqueando la única salida, y dos, porque ambas, ella y Camila
estaban congeladas en su sitio. En ese momento, ninguna de las chicas podía decidir cuál estaba más
asustada.
Luke empezó a reírse de manera amenazadora, e hizo eco en la habitación, junto con el jadeo de ambas
chicas.
Lauren sintió cómo Camila agarraba más fuerte su mano, y podía sentir cómo de sudorosa estaba su mano.
Estaba aterrorizada; sólo podía imaginar cómo de expresivos eran sus ojos en ese momento. Era su culpa, si
hubiese ignorado a Luke en el baile, no haberle hecho caso, escuchado a Camila, si se hubiese quedado con
Camila, ellas no estarían ahí.
Lauren sintió que se le ponían los pelos de punta con el veneno de la voz de Camila, y miró a su móvil ¿podía
correr hasta allí y llamar al 911?¿Y si él se abalanzaba sobre Camila si se atrevía a intentarlo?
“Ambos sabemos, que ella sólo era el cebo. Tú eres a quien quiero. A quién siempre he querido.”
Lauren sintió todo cómo su cuerpo se ponía rígido, y se alegró de que Camila estuviera de espaldas a ella,
porque estaba demasiado avergonzada y apenada. Ella apoyó la frente sobre la espalda de Camila, y
comenzó a susurrar una y otra, “Por favor, perdóname. Por favor, por favor perdóname…”
Ahora Camila estaba ignorando a Lauren, encontrando furia cuando sintió que sus vidas aún estaban en
juego.
“Entonces deja que se vaya. Haz lo que quieras conmigo, pero deja que se vaya.”
Las palabras asombraron a Luke y Lauren. Luke no esperaba que se rindiera sin pelear, y Lauren no esperaba
que ella pasase por eso, otra vez, y a propósito, pero sobre todo, por ella.
Lauren empezó a mover la cabeza, negándose ante el plan y corrió para ponerse delante de Camila. La agarró
por los hombros, buscando su cara, esperando que todo eso fuese una broma. Empezó a mover su cabeza de
nuevo y las lágrimas empezaron a caer de sus ojos y abrazó a Camila con fuerza, suplicando que no lo hiciera.
Camila no respondió a la chica, pero siguió con su mirada fija en Luke, esperando a que él se moviese.
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Mientras él las miraba, y empezó a quitarse el cinturón, el corazón de Camila comenzó a acelerarse, ella llevó
sus ojos hacia Lauren.
Ella elevó las manos hasta las mejillas de Lauren y limpió sus lágrimas antes de besar sus labios con ternura,
una lágrima se escapó de sus propios ojos. Lauren se enfadó más entonces, pero sus lágrimas no pararon, y
besó a Camila otra vez con enfado y ganas, y empezó a golpear con los puños el su pecho en forma de
protesta.
“Por favor, no hagas esto, Camila. Puedo quedarme contigo aquí. Por favor, no.” - dijo ella en sus labios,
besándola otra vez, desesperadamente, mientras sus lágrimas se mezclaban juntas.
Ambas descansaron sus frentes contra la otra cuando escucharon caer el cinturón al suelo; Camila besó su
frente una última vez antes de separarla de ella con amabilidad.
Ella susurró la última parte para que solo Lauren la pudiera escuchar y deslizó su móvil discretamente en las
manos de Lauren. Lauren miró a Camila y le costó la vida mirar hacia otro lado pero tenía que buscar ayuda,
era la última cosa que la motivaba para abandonar la habitación.
Lauren corrió escaleras abajo, casi cayéndose, y empezó a marcar el 911, estaba atemorizada y eso no
ayudaba a escuchar las cosas que Luke le estaba diciendo a Camila, estaba enfadado, y Lauren no sabía
porque, y eso la asustaba, lo poco que conocía sobre lo que podía estar pasando ahora a tan solo unos
metros. Estaba jugueteando con el teléfono y porque sus manos estaban sudando, lo dejó caer, y su llanto y
visión nublada tampoco ayudaban e incluso lo empeoró cuando escuchó gritar a Camila. Era como si Lauren
estuviera viviendo en el interior de la mente de Camila, la que Camila le había descrito a ella, los gritos que
nunca podrían silenciar, las pesadillas.
Los gritos no se detendría, y ella pudo distinguir algunas de las palabras de Camila, “¡Para!”, “¡Me vas a
matar!”. La estaba pegando. Cuando Lauren estuvo a punto de correr escaleras arriba, fracasando en su
intento de llamar al 911, oyó una sirena en el exterior de la casa, y momentos después, Normani y Harry
irrumpieron en la casa. Lauren se había caído ante uno de sus pasos, temblando entre sollozos mientras los
gritos de Camila hacían eco en la casa, y eso desencadenó
que Harry corriera a toda velocidad por las escaleras, y Normani se precipitase hacia Lauren para abrazarla.
Los policías siguieron a la derecha después de Harry y le dijeron que sería mejor que se quedase en la planta
de abajo, pero él no les hizo caso, porque no quería decepcionar de nuevo a su amiga.
Normani agarró más fuerte a Lauren, y ambas cerraron sus ojos cuando escucharon un disparo. Lauren se
revolvió en los brazos de Normani, pero Normani mantuvo su control firme sobre la chica, intentando
calmarla. Ella no sabía lo que estaba pasando allí pero, sabía que Lauren no estaba lo suficientemente
estable como para verlo por sí misma.
Después de lo que pareció una eternidad, Harry empezó a bajar las escaleras con Camila en sus brazos. Ella
estaba temblando y escondiendo su cara en su cuello. Pero, estaba viva.
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Lauren se levantó al verla y corrió hacia ellos, pero Harry negó con su cabeza en desaprobación, el murmuró
una disculpa, y siguió bajando las escaleras, llevándola hasta la ambulancia que había llegado unos minutos
más tarde que la policía.
Detrás de Harry, llegó la policía, hablando de forma poco definida, pero Normani y Lauren fueron capaces de
entender que el otro hombre que estaba en la habitación, ahora estaba muerto. Eso sirvió como un alivio
para ambas, Normani y Lauren antes de que salieran de la casa, y se mantuviesen a una distancia de donde
Harry estaba sentado con Camila mientras los enfermeros revisaban su cuerpo que tenía moratones y rastros
de golpes del cinturón por toda su espalda y estómago. Sus piernas tenían arañazos, como si se hubiese
caído y él la hubiese arrastrado, pero ella seguía con su ropa puesta, así que no la tocó de esa manera. Él no
había tenido el tiempo suficiente.
Yendo en contra de lo que Harry había pedido, Lauren se acercó como un rayo donde estaban ambos, y si no
hubiese sido por las circunstancias, ella no habría presionado a Camila.
“¿Por qué harías eso por mi? ¿Cómo has podido ser tan estúpida?” - Lauren gruñó, aunque estuviera
enfadada, además estaba aliviada de que nada grave hubiese pasado.
Camila miró hacia arriba, a Lauren y entonces cayó en la cuenta, de que ahora que estaba lejos del peligro en
el que ellas habían estado hace un rato, la realidad de la situación, cómo acababa de poner su vida en
peligro, pero ¿para qué? Lauren no se merecía eso, no después de lo que en realidad le hizo pasar esta
noche. Lauren le eligió ante ella, ahora, Camila tenía que elegirse a ella misma.
“Tengo que afrontar mis miedos, necesito cerrar esto, no tiene nada que ver contigo.” - Ella escupió.
C a p í t u l o 28
"Fue un error," dijiste tú. Pero la cosa más cruel, es que sentí como si el error hubiese sido mío, por confiar en
ti."
Lauren lo sabía. Lauren sabía porqué no podía dormir, se quedaba toda la noche despierta dándole vueltas a
todos los sucesos de aquella noche en su cabeza, ahora hacía dos semanas. Sabía mientras rezaba que ella lo
iba a olvidar. Sabía mientras se aplicaba una gruesa capa de maquillaje sobre los moratones que ella no la iba
a olvidar nunca, no mientras los recuerdos físicos siguiesen ahí. Pero más que eso, sabía que ella no la
olvidaría por mucho que Camila se negase a hablar con ella. Han pasado dos semanas, y aún Camila no la
hablaba. Rechazaba las llamadas de Lauren, no contestaba a ningún mensaje, y olvidaos de ver a Lauren en
persona. Era culpa de Lauren, sin embargo. Hasta hoy - su primer día real de vuelta al colegio - Lauren no
había salido de su cama, se negaba a comer, beber, a cualquier cosa. No permitía a su madre estar dentro de
su habitación durante unos minutos cada vez, y cuando Clara intentaba con todas sus fuerzas consolar a
Lauren con palabras, ella escupía sangre asesina a la mujer para que saliese de su maldita habitación. Su
hermana le tenía miedo. Su hermano no decía ni una palabra sobre ello. Y en su mayor parte, nada de esto
afectaba a Lauren. Necesitaba su espacio, su tiempo para superar la pérdida de algo por ella misma, una
especie de paz interna que tenía antes pero que había desaparecido. Y se odiaba a si misma por hacer un
duelo por esa pérdida por una razón.
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Ni siquiera la habían violado.
Ella tuvo su precioso vestido hecho trizas. El bonito vestido blanco ahora estaba ensangrentado y cubierto de
barro, una raja de que iba de lado a lado, un agujero profundo que la atormentaba. Uno de sus tacones roto
también. Más que eso, tenía moratones no solo en su cara de los puñetazos que le había dado cuando se
había resistido, pero también por dentro de los muslos donde él había intentado forzarla justo unos
segundos antes de que el móvil sonase, dejando que Camila la encontrase. Lauren podía sentir aún el filo de
sus rodillas presionando contra su piel suave, la presión con la que la sujetaba. Podía sentir el mismo terror
cuando él estaba encima de ella cuando se apresuraban sus recuerdos en la memoria, y se puso una mano en
su corazón, frenando su respiración intencionadamente para evitar tener otro ataque de ansiedad. Ya había
tenido tres.
Pero a pesar de todo, el asalto, los moratones, el dolor físico y mental, sabía una cosa, una cosa que la
mataba.
Camila fue violada. Camila tenía una razón para sentirse violada, terriblemente violada, usada, y molesta de
formas que Lauren no podía entender ni siquiera con esta experiencia. Estaba atemorizada, deseaba morirse
debajo de él, sabiendo que prefería no vivir antes que pasar por un sufrimiento tan horrible. Pero eso fue
cuando realmente consideró la situación en su cabeza, la penosa experiencia de Camila, mientras descansaba
sobre su cama durante esas dos semanas, dando vueltas al hecho de que ni siquiera la habían violado, pero
se sentía horrible, y Camila tenía que vivir con eso cada día, y ella de alguna manera se las arregló para
superar el sentimiento que Lauren parecía que no podía quitarse si lo intentaba.
Cada vez que Lauren dormía, sus sueños eran paredes que se iban cerrando, móviles que nunca sonaban,
Camila sin salvar su día. Soñaba con esperanza perdida. Soñaba con la fatalidad de la belleza, un cuento de
hadas equivocado. Así que, intentaba no dormir, lo que solo empeoraba las cosas más. La falta de sueño
hacía que Lauren pensara más, más tiempo para sufrir con pensamientos reales, intercambios reales, lo que
era casi tan horrible como los sueños. Dormía dos horas por noche, siempre despertándose con una
pesadilla. Cuando no dormía seguía tumbada en la cama, a veces sin hacer otra cosa más que mirar hacia la
pared de su habitación. A veces reunía sus sentimientos y su habilidad física para coger el móvil y llamar a
Camila. Había llamado, pero nunca respondía. Ni siquiera un simple Hey, nada al otro lado. Eso rompía su
corazón, cuando lloraba y lloraba y la única persona que podía estar ahí para ella, su Camila, su novia, la chica
con la que podía estar para siempre, nunca cogía su teléfono.
Hacía que su corazón le doliese más de lo había pensado que un órgano que bombeaba sangre podía.
Pero Lauren se estaba empezando a dar cuenta de Camila no tenía exactamente la culpa. Lauren se fue con
Luke en el baile, dejando que se la llevara, y con eso, dejó que él la separase de Camila. Nunca debía haber
dejado a Camila. Pero con suerte y esperanza, volver al colegio y ver a Camila por primera vez en semanas
podía cambiar eso.
Lauren entró en el colegio y la primera cosa que vio fue a Normani corriendo hacia ella, rápidamente
acercándose, con una profunda sonrisa y los brazos abiertos. Lauren intentó desviar la interferencia, pero fue
inevitable. Normani envolvió a Lauren, el contacto tan cercano sorprendió a la chica más pequeña. Su cuerpo
se heló, y Normani debió sentir algo raro porque se separó inmediatamente. Miró a los ojos de Lauren
confundida, y la otra chica le dio una triste, triste sonrisa. No podían tocar a Lauren. No era una opción. Cada
toque se sentía como pólvora, como si fuese él, él tocándola, él agarrando su vida como un perro rabioso. No
podían tocarla, no ahora.
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Pero esa era la última cosa en su mente. Primero y ante todo, necesitaba encontrar a Camila.
Lauren sonrió una vez más a Normani y puso los libros que no necesitaba para clase en su taquilla. Volvió a
ponerse la mochila en su hombro, con cuidado, intentando no darse en los moratones que tenía.
Hizo una mueca, y en medio del dolor, sus ojos hicieron contacto con la chica a través del pasillo. La chica
cuyo pelo estaba perfectamente trenzado por su espalda, con un maquillaje limpio, pero con cara cansada.
Sus ojos parecían lleno de emoción ahora, pero cuando vio el claro dolor de Lauren, Lauren pudo ver como
se entristecía más. Pero la tristeza se evadió casi de inmediato, porque tan pronto como Lauren intentó
correr y llegar hasta Camila, la cara de la chica se endureció, mostraba traición. Se giró y su cara de
decepción. Sin embargo, Lauren no se rindió, corrió detrás de Camila. Llegó hasta ella y la cogió del brazo, sin
importarle el contacto; era su novia.
Cogió la mano de Camila y la sostuvo con cuidado, poniendo los dedos de la chica pequeña donde
correspondía, entre los suyos. Los puso ahí y estudió cada uno de ellos, agarrándolos con fuerza, sin dejarla
ir. Pero Camila no podía mirar a Lauren, se negaba incluso a girar en el pasillo, no se enfrentaría a ella. Camila
intentó sacar sus dedos de la mano de Lauren, pero Lauren se negó totalmente.
“Bebé,” - susurró Lauren, con esperanza en su voz. “Bebé, por favor, simplemente háblame.”
Camila se rio, tirando de su mano rápidamente para sacarla de entre las de Lauren.
“No sé, Jauregui.” - ella dijo, con una actitud sarcástica que jamás había presenciado desde que ambas se
enamoraron.
“No querías hablarme con tantas ganas cuando él estaba alrededor. No podías mantener tus jodidos ojos
alejados de él. Vete, Lauren. Déjame, otra vez.”
Camila escupió algo más que probablemente podía haber quemado a Lauren demasiado, pero Lauren había
desconectado después de escuchar Jauregui. La mordedura en la voz de Camila era inevitable. Estaba tan
enfadada. Lauren miró a la chica sacudir la cabeza, riendo de manera triste, y con eso, Camila se fue.
Ahí fue cuando Lauren se dio cuenta de cómo de rotas estaban las cosas. No solo ella - estaba rota, pero
podía manejarlo a veces. Con lo que no podía tratar era con que Camila ni siquiera quisiera verla. No podía
manejar que Camila le lanzase a propósito palabras duras y dolorosas y voces vacías donde nada parecía
estar bien. Lauren no sabía que podía hacer, que debía hacer.
Camila la odiaba.
La odiaba realmente.
Lauren no podía decir cuánto tiempo se quedó de pie en medio de ese pasillo, mirando los puntos del suelo
en el que su novia había estado de pie, por el camino por el que ella se marchó.
Camila caminó hacia su clase de Cálculo, sin mirar siquiera una vez hacia Lauren. No podía. No lo haría. No
tenía porqué cojones hacerlo. La chica la había traicionado, la había dejado en su noche, en su noche
especial, y Camila se condenaría antes de que culparse. Camila movió su cabeza, intentando deshacerse de
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sus pensamientos que la apartaban de su tranquilidad, y en vez de girar hacia el lado correcto para ir a clase,
fue hacia la derecha, al parking de estudiantes. Salió corriendo hacia su coche, y una vez allí, subió al sitio del
conductor, sin importarle llevar el cinturón desabrochado, y salió corriendo por la carretera.
Llegó hasta la salida principal del colegio y pisó el acelerador tan fuerte que el coche se sacudió debajo de
ella. Agarró el volante firmemente bajo sus dedos, tan fuerte que sus nudillos podían estallar por la presión.
Cerró los ojos durante unos segundos demasiado largos para estar en la carretera, pero a ella no le
importaba. Las lágrimas brotaron de repente, y ella no podía detenerlas. Las cosas eran demasiado duras,
demasiado jodidamente difíciles. No sabía que la vida podría ser tan complicada.
¿Qué había hecho mal? Camila se hizo esa pregunta cientos de veces en su mente, miles. Todo era perfecto.
Las cosas eran fáciles de nuevo, había luz de nuevo, era perfecto en su mente, la maravillosa utopía todo el
mundo siempre soñaba. Lauren la amaba, la abrazaba fuerte, ella respiraba ahí dentro, y nunca se contuvo.
Ella la mantenía debajo del brazo, protegiéndola y dejaba que Camila durante todo el tiempo que necesitase.
Ella la amaba. Amaba a Lauren. Le importaba demasiado, y ¿para qué? Habían pasado por muchas cosas
juntas, y ¿hasta dónde había llegado todo? ¿Una casi violación y el asesinato del idiota que casi rompe a su
novia de la misma forma en la que había roto Camila? ¿Qué tenía que esperar Camila?
Por mucho que Camila supiera que no era culpa de Lauren lo que pasó, sabía que si Lauren no se hubiese ido
nunca del baile, si no hubiese mirado a Luke, nada de esto hubiera pasado. Camila había llegado a la
conclusión de que la habían violado, que le habían quitado algo y por eso, nunca usó su cuerpo para intentar
conseguir lo que había perdido antes. Cuando eso no función, se había cortado. Se había cortado, y cortado,
y cortado y cortado, y ayudaba en ese momento, pero después no. Y tan solo cuando había estado a punto
de rendirse por completo, llegó Lauren. Y con la mala y horrible Lauren llegó la Lauren preciosa, la Lauren
que siempre había sostenido la mano de Camila, a través de todo.
Pero tan pronto como esa noche llegó, la noche que era suya, su maldita noche, todo cambió. Lauren se
preocupó más por un tipo cualquiera que podía haberla matado antes que por Camila. Estaba todo
terminado. ¿Cómo podía confiar en Lauren? ¿Cómo podía cambiar sus pensamientos sobre eso, aceptando el
resbalón de Lauren? ¿Cómo podía hacer eso cuando Camila al fin y al cabo sólo quería mantenerla a salvo, y
como resultado Lauren ni siquiera podía protegerse a si misma?
Ella amaba a Lauren. Podía protegerla en un latido, y Camila no se arrepentía ni por un segundo de haberse
encerrado en aquella habitación con Luke en vez de que fuese Lauren. Era su fin, era verdad, pero había
salvado a Lauren, y no podía creer que la otra chica no apreciase eso.
Era un juego constante de quién podía proteger a quién de mejor manera que al final resultó ser un quién
pretendía proteger a quién mejor.
Así que ella condujo. Condujo por mucho tiempo, pensando y llorando y pensando más hasta que la gasolina
se empezó a terminar y sus lágrimas se agotaron. Ella condujo, rechazando lo que ella
creía que eran los caminos rectos hasta que ella terminó en una casa, la casa que ella sabía que perteneció a
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algún lugar de su corazón.
Condujo despacio por la carretera y aparcó junto a la izquierda de la grande y vieja casa donde se había
enamorado de Lauren. Salió del coche, caminó hasta la puerta delantera y sintió la frescura de la barandilla
bajo su mano. Despacio llegó hasta la puerta y la abrió con facilidad. Entró pisando el suelo duro con
seguridad; paseó por todas las habitaciones de esa vieja y casi abandonada casa sintiendo la presencia de
Lauren por todos lados a los que iba. Camila sabía que no era bienvenida ahí, no es ese lugar sagrado, no
bajo las presencias emocionales que flotaban a su alrededor y la relación con Lauren, pero ella necesitaba
esto para asegurarse.
Camila se agarró a la barandilla y subió poco a poco los escalones, ascendiendo hasta el segundo piso. La luz
golpeaba las paredes amarillas de una manera preciosa, y Camila estaba embobada con la tranquilidad del
ambiente que irradiaba. Dejó a su cuerpo que la guiase por el sentimiento de algo que no podía poner su
dedo dentro de la habitación que tanto significaba para ella, la habitación donde Lauren y Camila bailaron,
donde todo se convirtió en algo serio por una vez.
Caminó cerca de las paredes trazando todas y cada una de las líneas con su dedo, cada palabra, y jugó con
ellas en su mente. Le venían imágenes a su cabeza, y se dijo a si misma que un día, ella y Lauren las pintarían
juntas. Esas ideas corretearon por su cabeza, y por una vez se dio cuenta de cómo seguía todo, cómo podía
pararse la vida.
Camila cerró sus ojos y los mantuvo cerrados mientras sentía cómo salía de la habitación, bajando las
escaleras, llegando hasta su coche.
C a p í t u l o 29
"Algunas personas no entienden las promesas que están haciendo cuando las hacen, pero mantienes la
promesa de todas maneras. Eso es lo que es el amor, Amor significa mantener la promesa de todos modos."
En un punto en medio de la tristeza, se vuelve difícil diferencias entre cuando estás despierto y cuando no lo
estás. Lauren sentía como que se estaba arrastrando a ella mismo por donde iba. Había pasado casi un mes
desde la última vez que había hablado con Camila; a la única persona a parte de a sus padres a quien podía
mirar a los ojos era a Normani. Normani se sentía triste por su mejor amiga, pero no podía dejar de lado a
Camila. Normani sabía que Camila aún se preocupaba, lo veía en la manera en la que se quedaba mirando un
rato más y la manera en la que temblaba y daba un paso hacia adelante cada vez que parecía que Lauren se
fuera a colapsarse allí, en ese momento. Normani podía verlo en las ventanas que tenía Camila como ojos,
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que la chica estaba luchando contra sus propios demonios que le decían que se mantuviese alejada de
Lauren. La graduación era pronto, estaba inevitablemente cerca y las tres chicas sabían que el tiempo era su
mayor enemigo ahora mismo. Lauren estaba perdiendo la esperanza en recuperarse algún día del trauma
que ahora llevaba encima porque aunque no fuese demasiado lo que pasó esa noche, sino lo que la anclaba
allí. Camila estaba perdiendo sueño con sus incesantes debates nocturnos que tenía con ella misma en si
seguir a su corazón o escuchar a su cerebro.
Es una batalla continua que todo el mundo cruza en algún momento de sus vidas, entre una elección
pragmática o una que parecía imprudente. A veces, si no normalmente, su corazón se guiaba por algo más
poderoso que la ética y la lógico; se guiaba por la fe. Es una naturaleza humana elegir las decisiones
instintivas e impulsivas cuando nos enfrentamos a situaciones problemáticas y Camila eligió a su corazón.
Camila se sentó en un banco el viernes por la mañana y se quedó mirando las dos puertas de la entrada que
en algún momento le dejarían ver a la única persona que podía afectarla de la forma que lo hacía. Sintió la
familiaridad de la situación cuando se levantó de repente, nerviosa del
banco para correr hacia su taquilla e intentar ser discreta. Abrió la taquilla para esconder su cara detrás pero
manteniendo su cabeza en la dirección que pudiera permitirla ver a Lauren por el rabillo del ojo. No quería
hacer contacto visual porque sabía que nada bueno podía salir de ello, pero aún así tenía que vigilar, es lo
que había estado haciendo el mes entero. Camila no era muda; sabía que después de esa noche en su
habitación a pesar de todo lo que no había o había pasado, Lauren estaría cambiada, y todo lo que quería
Camila, era esperar a su caída. Todo lo que Lauren estaba sintiendo y físicamente mostrando no era nada
comparado con lo que podía ocurrir en el momento en el que las paredes se derrumbasen, Camila sabía lo
que se sentía cuando estar en el borde del precipicio cuando vas a rendirte y por muy molesta que estuviera
con Lauren, esa era la última cosa que quería, si, no estaba preparada para perdonar a Lauren pero la quería.
Las dos habían tenido un desliz aquí y allí donde incautamente se habían dicho que se querían la una a la
otra, pero nunca se dijeron que estaban enamoradas y eso eran dos puntos completamente diferentes en
una relación, un punto potencial.
La espalda de Camila se puso rígida y se enderezó un poco cuando sintió las ondas oscuras y desordenadas
sobre su hombro desnudo y contuvo la respiración cuando Lauren se detuvo por un momento como si
estuviera esperando a que la chica hiciera algo - mostrase cualquier cosa.
Camila cerró los ojos y respiró hondo dos veces antes de girarse. Lauren estaba mirándola como un perrito
perdido con Normani al lado, sosteniendo su mano apoyándola. Camila tenía sus labios en una fina línea y no
podía hacer otra cosa que mirar a la chica de arriba a abajo, estaba horrible. Sus ojos estaban inyectados en
sangre y no olía tan limpia como siempre. Cuando los ojos de Camila volvieron a la cara de Lauren, se dio
cuenta de que el labio de abajo de la chica estaba temblando y sus ojos estaban mostrando una señal de
dolor de nuevo. Camila exhaló, frustrada sin saber qué hacer, y qué no hacer - ¿debería?
Lauren miró a Camila y supo que si estaba siendo sensible, estaría demasiado avergonzada de si misma, pero
estaba exhausta. Sentía que su corazón estaba empezando a acelerarse cuando Camila levantó una mano y a
pesar de que nadie más había hecho eso, esa se habría estremecido, sabía que nunca estaría en peligro con
Camila cerca, y eso estuvo probado justo cuando todo lo que hizo Camila movió un mechón de pelo fuera de
su cara. Lauren se sintió desnuda bajo los ojos de Camila, y eso hizo que empezase a sentirse cautelosa pero
recordó que Normani estaba aún sosteniendo su mano, animándola. Lauren podía ver la tristeza en los ojos
de Camila, por un momento se hundió en la idea de que Camila se había olvidado de ella y de los
sentimientos que tenía por ella, pero todas esas dudas se disiparon cuando Camila llevó su mano detrás de
su cuello para acercarla hacia ella y darle un beso en la frente. Ambas querían más, instintivamente ese
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sentimiento de acercarse más pero Camila le dedicó una sonrisa triste y empezó a caminar. Lauren resopló
para dejar a Normani de lado. Ella salió corriendo y tiró de la espalda de Camila y envolvió sus brazos
alrededor de su cuello, abrazándola con fuerza-ocultando su rostro en el cuello de la chica. Camila se quedó
sin aliento, pero disfrutaba en el abrazo de todos modos, envolviendo sus propios brazos en la cintura de
Lauren. Había pasado un tiempo.
Las dos chicas se quedaron paradas en ese punto hasta que sonó la campana. Normani notó que Lauren no
quería alejarse incluso después de las súplicas de Camila, así que ella agarró a Lauren por la cintura y trató
separarla de la chica. Normani sonrió disculpándose a Camila, Camila mantuvo la mirada fija en Lauren, su
hombro ahora estaba húmedo por las lágrimas que Lauren había dejado ahí. Lauren no quería dejar que se
fuese porque no sabía si Camila la permitiría hacer eso de nuevo pronto y estaba un poco molesta porque
Normani la había apartado pero también estaba agradecida, no habría sido capaz de hacerlo por sí misma.
Camila evitó a Lauren por el resto del día, eligiendo saltarse la comida también, y nunca dándole una
segunda mirada durante Inglés. Era difícil pero sabía que estaba cayendo en las viejas costumbres y no podía
tener a Lauren en el pedestal en el que solía tenerla, no era justo.
Miró el reloj impacientemente, esperando a que la campana del final sonase, queriendo salir de ese edificio
claustrofóbico.
Corriendo pasó a Ally y Harry, saludándoles con la mano por encima del hombro y bajó sus ojos cuando vio a
Normani girar en la esquina. Ella sabía que Lauren estaría a su lado, y estaba literalmente contando los pasos
ahora. Miró hacia sus pies y siguió sus pasos por los cuadrados del suelo, contando cuantos había antes de
llegar a la puerta. Trece pasos. No le molestaba mirar a Normani, porque casi en ese momento escuchó la
voz de Lauren, era débil, pero seguía intentando captar su atención. Era horrible ver a Lauren así de frágil,
tan rota, y especialmente siendo ella la
razón, o al menos no era una candidata que ayudase mucho en esa situación. 10…9…8…7…6…
Camila empezó a correr por el edificio cuando sintió unos dedos fríos intentando agarrar su mano, el tacto
era uno que nunca pasaría desapercibido pero ella pretendió que así fuese. 5…4…3…2…1.
Ella no se giró esta vez, siguió andando hasta que alcanzó su coche y condujo fuera del parking tan rápido
como pudo. Sólo quería llegar a casa y dormir, intentando bloquear la cara de Lauren lo mejor que pudiera,
aunque fuese sólo por un rato.
Ella ignoró a su madre y a su hermana pequeña mientras subía las escaleras y se dejaba caer en la cama. Su
teléfono estaba vibrando incontrolablemente pero sabía de quién eran los mensajes. Por mucho que quisiera
apagar el móvil, nunca lo hacía, siendo en gran parte porque se preocupaba porque la chica la necesitase
alguna vez.
La madre de Camila fue informada brevemente de la pelea que habían tenido las dos chicas y decidió no
presionar a su hija para hablar de algo que ella no quería, y se dijo a si misma que si algo merecía la pena
para desesperadamente preocuparse, Camila se lo haría saber.
Sinú le había ofrecido la cena a Camila, que educadamente rechazó pero no dejó de mostrar molestia ante la
interrupción. Camila finalmente se había puesto a dormir cuando su madre se había acercado hasta su
puerta con la promesa de pedir pizza lo que normalmente siempre rechazaba. Sinú frunció el ceño pero
asintió de cualquier modo antes de volver a la cocina para cenar con Sofía y Alejandro quien finalmente
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había llegado de trabajar.
Fue mucho más tarde cuando otra interrupción llegó, y fue su molesta melodía, que ahora mismo se
arrepentía increíblemente de haberla elegido. No se había dado cuenta en ese momento de que era la
melodía de Lauren. Estaba medio dormida y se olvidó de que había elegido esa melodía específicamente con
esperanza de poder tolerarla si pertenecía al contacto de Lauren. Con sus ojos aún cerrados, cogió el
teléfono de encima de la mesa y contestó sin comprobar quien era.
“Hola?” - dijo con una voz de dormida. Escuchó hipo mezclado con llanto y risa todo a una vez.
Camila se sentó en su cama, intentando ajustar su mirada en la oscuridad. Escuchó a Lauren sorber con la
nariz y en ese instante su preocupación creció, pero no quería pensar que fuese nada más serio que una
llamada habitual de Lauren.
“¿A qué te refieres con que no sabes dónde estás?” - Camila prácticamente chilló.
“Estoy perdida y confundida, y, y, y todo está haciendo ruido en mi cabeza y nada se queda quieto, Camz.”
Fue entonces cuando Camila escuchó el insulto en las palabras de Lauren. Estaba borracha. Camila intentó
con toda su fuerza no poner los ojos en blanco, y sus preocupaciones en la cabeza la ayudaron a evitarlo. Ella
rápidamente saltó de su cama y se puso los zapatos y la sudadera. No sabía en qué estado estaría Lauren y
tenía que moverse.
“Vale, quédate en el teléfono conmigo, voy a por ti, mira a tu alrededor, ¿qué ves?”- Camila salió corriendo,
casi sin aliento.
El sudor se estaba acumulando en su frente y su corazón estaba acelerándose con el pensamiento de que
algo le pudiese pasar a la chica.
“Yo, no, no puedo, Camila, todo está borroso y sólo veo colores.”
Camila apretó su nariz y exhaló, irritándose por lo dependiente que era ahora de la estabilidad de Lauren
para encontrarla.
“Lauren, escúchame. Quédate ahí, y escucha mi voz. Necesito que te centres en algo, en cualquier cosa.
Parpadea una vez, dos incluso, y céntrate en una señal. Cualquier cosa que pueda ayudarme a encontrarte,
¿por qué sitio recuerdas haber pasado por última vez?”
Camila escuchó la respiración de Lauren, y se dio cuenta de que se estaba acelerando, que se estaba
poniendo nerviosa.
“Lauren, cariño, escúchame. Voy a encontrarte. No importa nada más. Sólo ayúdame a hacerlo más rápido,
¿vale? No te asustes. Estas bien.”
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Camila sujetó su teléfono lo más cerca posible a su oreja, intentando encontrar una manera de estar más
cerca de ella en ese momento.
Después escuchó a Lauren exclamar, seguido de una disculpa. Camila escuchó la voz de una mujer mayor
justo después y la idea le vino a la cabeza como una luz.
“¡Laur!” ¡Lauren” Dale el teléfono a la mujer que con la que te acabas de chocar, dile que necesito hablar con
ella rápidamente.”
“¡Hazlo!”
Unos segundos más tarde, una voz confusa se puso al teléfono, y Camila rápidamente aclaró su duda.
“Hola, lo siento por molestarte, pero necesito ayuda. Mi novia no está exactamente estable en este
momento y necesito que me digas la localización exacta de dónde está para ir a por ella. Por favor. Me
necesita.” - Camila suplicó.
Escuchó a la mujer canturrear en respuesta y esperó por una respuesta. La mujer no hizo preguntas más allá
y gracias a Dios, le dio a Camila algo de información útil para encontrar a Lauren. Se dio cuenta de que era
tarde y Camila se estaba preguntando qué hacía esa mujer fuera tan tarde, pero no lo pensó mucho, su
prioridad era Lauren.
Cogió las llaves de su coche y salió, dejando una nota rápida en la mesa por si sus padres se levantaban y la
encontraban ausente.
Le llevó diez minutos llegar, saltándose todas las señales de stop y todas las luces rojas de los semáforos.
Tuvo suerte de que no hubiese policías alrededor en las calles que cogió. Tan pronto como llegó a la farmacia
más cercana que estaba cerca del sitio donde Lauren se encontraba, prácticamente saltó fuera del coche en
busca de la pobre chica. Miró por las aceras, e incluso en la carretera, y decidió entrar en la farmacia,
asumiendo que es a donde Lauren habría ido.
Camila se la encontró tumbada en una fila de cuatro sillas, cubriendo sus ojos con su cara. Camila dejó
escapar una respiración de alivio y fue hacia ella. Se puso delante de ella y la movió amablemente. Estaba
empezando a despertar de su instantáneo sueño cuando la mujer de detrás del mostrador habló.
“Tienes suerte de que fuese yo con la que se chocase… Dios sabe que podía haberle pasado cualquier cosa a
una chica tan guapa siendo tan tarde y en ese estado.
Los ojos de Lauren se abrieron, pero las nauseas la siguieron, y Camila cogió corriendo la papelera que tenía
al lado que había puesto la mujer junto a la cara de Lauren en el suelo. Sus ojos eran profundos y mostraba
miedo en su cara mientras se vaciaba en la papelera. Camila intentó con fuerza no mostrar su incomodidad y
disgusto. Tosió un poco para contenerse y no atragantarse y miró hacia otro lado para no estar en contacto
directo con esa liberación.
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No fue mucho lo que Lauren vomitó; Camila asumió que no había comido demasiado tampoco. Ella entonces
empezó a preguntarse dónde estaba Normani. ¿Por qué sus padres le habían dejado salir tan tarde? Camila
dirigió una mirada de disculpa y agradecimiento a la mujer y se arregló para levantar a Lauren, acunándola
en sus brazos contra su pecho. Lauren instintivamente puso sus brazos alrededor del cuello de Camila como
había hecho antes y le dio un beso en el pecho a Camila, justo donde su corazón estaba.
A pesar de su estado de embriaguez, ella sabía en qué brazos estaba y se habría condenado si dejaba pasar la
oportunidad de saborear ese momento. Camila salió de la farmacia hacia su coche, poniendo a Lauren en la
parte de atrás para permitirla que se tumbase de nuevo.
Camila condujo lentamente hasta la casa de Lauren, manteniendo un ojo puesto en la chica, en caso de que
vomitase de nuevo, y finalmente, encontró el camino hasta la calle de la chica.
Apagó el coche y salió para sacar a Lauren. Lauren estaba despierta pero no quería que Camila supiese eso,
así que hizo fue un ruidito a la chica y subió sus brazos lo que significaba que quería que la llevase. Camila
obligada porque esta Lauren era con la que no tenía que estar molesta, y fue mucho más fácil obedecer cada
esfuerzo cuando ella estaba medio consciente de su entorno.
Camila la llevó hasta la puerta principal y empujó la mejilla de Lauren con su frente para que ella abriera los
ojos, ya sabiendo que estaba despierta por el patrón de la respiración. Lauren sonrió suavemente y abrió los
ojos ante los ojos preocupados y curiosos de Camila.
“¿Por qué no hay nadie en casa?” - Camila preguntó, refiriéndose a la calle vacía.
Lauren bajó la mirada, “mis padres están fuera en un viaje de negocios durante el fin de semana, y mi
hermano y mi hermana están en casa de sus amigos.”
Su habla estaba un poco mejor pero aún le costaba articular en condiciones. Camila asintió y miró de nuevo a
la chica. Sus cejas estaban arrugadas, y movió la cabeza en desaprobación.
El labio de Lauren temblaba, y bajando los pies al suelo, intentando deshacerse de Camila pero Camila no la
dejaba irse. En vez de eso, ella elevó sus brazos un poco más, para darle a Lauren menos acceso al suelo y
movió su cabeza de nuevo.
Lauren sopló y metió la mano en el bolsillo, en busca de la llave de su casa, y débilmente se lo entregó a
Camila. La chica sonrió suavemente a Lauren y puso la llave en la cerradura, lo que las llevó dentro. Ella se
aseguró de cerrar detrás suyo y comenzó a subir las escaleras hasta la habitación de Lauren y la dejó en su
cama, sana y salva.
Camila cayó junto a ella, finalmente sin preocupación. Ella cogió la mano de Lauren y entrelazó sus dedos,
dándole un pequeño beso nudillos y descansando sus manos sobre su pecho. Lauren podía sentir el corazón
acelerado de Camila, y decidió girar su cuerpo para mirarla.
“¿Me quieres de nuevo?” - susurró Lauren, infantilmente pero con un poco de ingenuidad curiosa.
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Camila se burló y desvió la mirada hacia el techo.
” Eso es mentira!”
“Ni siquiera me mirabas, Camila… Te miraba como si el mundo se fuese a parar si me hubieses devuelto la
mirada una vez, y ni una sola vez lo hiciste.” - Lauren resopló.
Camila decidió que esa era la honestidad del borracho, la implacable confianza que da el alcohol. Sabía que el
depresivo revelaría todos los pensamientos verdaderos de Lauren y estaba medio agradecida.
“No te podía mirar sin sentirme decepcionada.” - Camila dijo, avergonzada. Ella cogió la mano de Lauren otra
vez. - “Estaba avergonzada de lo que hiciste, y de lo que yo no hice.” - admitió, brevemente después, el
silencio fue todo lo que siguió a esa afirmación.
Los ojos de Lauren brillaron de nuevo y se levantó a sí misma para cernirse sobre Camila, poniéndose a
caballo con ella para obtener una visión más clara suya.
Sus ojos verdes parecían enfadados pero confundidos, y tristes al mismo tiempo.
“No sabía lo que estaba pasando, Camila. Es como si el hubiese seducido mi mente, y todo lo que podía ver
era a él, y no eso no esta bien de ninguna manera, pero no podía pararme a mi misma, y no estoy segura de
quién está más herida ahora mismo, ¿tú o yo? - finalizó, confundida de nuevo.
“Cuando os fuisteis los dos” - Camila empezó tentativamente, - “¿qué pasó exactamente?”
Camila miró con ojos esperanzadores mientras la cabeza de Lauren se inclinaba hacia un lado, sumida en sus
pensamientos, y vio como ella cerró los ojos con fuerza, frunciendo sus cejas, concentrada.
“Fue durante el baile, me hizo girar hasta que empecé a ver toda la sala dando vueltas sin parar, y nos
mezclamos entre la gente, nadie más lo vio, ni siquiera yo, cuando cubrió mi boca con una pañuelo que olía
muy fuerte, como a alcohol…” - ella empezó.
Camila esperó con entusiasmo, y asintió para que continuase, intentando imaginárselo en su mente.
“Me debilité entonces, y recuerdo caerme en sus brazos, estaba aún despierta, él no se dio cuenta, pero fue
como si mi cuerpo estuviese dormido pero yo no lo estaba, porque mis ojos estaban lo suficientemente
abiertos para ver cómo me arrastraba fuera de la pista de baile hacia la salida. Nadie se dio cuenta, Camz.
Fue como si me estuviera desvaneciendo en el olvido, y nadie podía escucharme pidiendo ayuda, no creo
que nadie en la sala pudiera leer mis ojos de la manera que a lo mejor tú podías haber sido capaz de hacerlo.
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Ellos eran las únicas cosas que mostraban lo asustada que estaba, pero la modorra que estaba sintiendo hizo
que todo fuese prácticamente
imposible…”
El corazón de Camila empezó a acelerarse; se estaba poniendo ansiosa con lo que Lauren estaba contando,
sólo era capaz de imaginar la terrible sensación de impotencia que debía haber tenido. Ella asintió de nuevo,
esta vez colocando sus manos en la cintura de Lauren, apoyándola.
“Después, me tiró en el asiento de atrás. Recuerdo que mi cabeza estaba contra la ventanilla, mirando cómo
pasábamos todos los edificios, llegando hasta la casa. Cuando llegamos, me arrastró por los brazos hasta
dentro, y me subió por las escaleras. Recuerdo tropezarme con mi vestido, especialmente cuando él pisó los
extremos de la parte de atrás, lo que hizo que se rasgase, de ahí vienen los moratones de mis rodillas, y el
que tengo en la cabeza, de golpearme contra los escalones. Después, tuvo la decencia de ayudarme a
ponerme de pie y luego me gritó que me diera prisa, diciendo que tenía que salir corriendo antes de que algo
pasase, así que él me llevó hasta una habitación en particular, en la que tú me encontraste, me tiró en la
cama, yo estaba empezando a recuperarme y él se dio cuenta cuando mi cabeza se sacudió cuando mi
teléfono empezó a sonar .. Creo que era Normani.” - Ella lo contó en voz baja, como si estuviese contando un
secreto.
“Entonces, el se puso aún más enfadado, diciendo que se le estaba acabando el tiempo, y yo empecé a
preguntarse qué estaba pasando y fue cuando empecé a tenerle miedo, porque tenía esa mirada en sus ojos,
y porque había empezado a recobrar la consciencia de nuevo, era capaz de recordar sus acciones en la pista
de baile y lo recodé gritando, y me dio un bofetón por ello, muy fuerte, otro moratón. Me tiró del pelo y me
dijo que me callase, pero no se paró, ni ligeramente. Todo lo que hizo fue estallar, como me di cuenta mucho
más tarde. Me sentí sin esperanzas cuando puso el paño en mi cara otra vez, esta vez me estaba quedando
dormida mucho más rápido, como si hubiera puesto alcohol más fuerte en él. Mis ojos empezaban a cerrarse
cuando él agarró sus cosas y empezó a correr fuera de la habitación. Él dijo que estaría de vuelta en un rato,
recuerdo oír, y oí sus pasos fuertes a medida que se iba por el pasillo y bajó las escaleras. Cerró la puerta, y
se fue. Fue cuando me enteré de que mi teléfono estaba sonando otra vez y que mis ojos se estaban
cerrando con fuerza, y por más que intenté mantenerme despierta, no podía, y lo
siguiente que vi, fue a ti.” - ella terminó.
Ambas chicas estaban llorando por diferentes razones. Lauren estaba llorando porque estaba recordando lo
indefensa que estuvo, cómo fue perder el conocimiento, incluso tratar de luchar duro por no cerrar sus ojos,
y Camila estaba llorando porque a pesar de que todo fuese una trampa, no le había pasado nada a Lauren,
porque independientemente de que Luke esperaba la presencia de Camila, había llegado a tiempo. ¿Qué
hubiese pasado si Camila no hubiese aparecido, y Luke hubiese torturado a Lauren por su enfado?
Camila no podía luchar más y besó a Lauren. Por primera vez desde que estuvieron en aquella habitación,
dejó que sus labios se fundieran con los de la otra chica. La besó con la misma desesperación que tuvo en
aquella habitación, pero era diferente ahora. Ese beso era desesperado, ese beso se aferraba a cada pedacito
de esperanza que su amor aún tenía.
Era la esperanza ciega que su amor les proporcionaba, la esperanza que seguía viva después de todo lo que
había pasado. Camila debía estar enfadada con Lauren, no debería de estar perdonándola pero no podía
evitarlo, el amor es la fuerza que da a la gente una cuarta oportunidad, incluso después de haberte golpeado.
Lauren la había cagado mucho, pero en momentos como esos, cuando sabes que aún estás tratando con
errores del pasado, es cuando se demuestra tu relación. Es como si cada error en la relación fuese un
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examen. Exámenes para ver cuánto estás dispuesto a soportar por el otro y Camila estaba empezando a
creer en todo lo que ella haría, si estaba perdida en el amor. Ella empezó a pensar que las cosas siempre
pueden resultar horribles para ella, pero tenía que apreciar lo bueno que viene con lo malo, y sí, Lauren ya
había lo había estropeado dos veces, y algunas otras veces en el medio, pero se amaban. Sus formas de
demostrarlo habían variado de diferente manera, pero Camila lo sabía. Camila sabía que Lauren la
necesitaba, y quería necesitarla de la misma manera. No sabía cuántas oportunidades más estaba dispuesta
a dar, pero que no quería pensar en otra oportunidad, quería pensar que esta era la última que necesitaría
Entonces miró a Lauren, su pelo estaba despeinado, sus labios estaban hinchados, sus ojos aún estaban
perdidos y confusos, su pecho estaba subiendo y bajando de la tensión del momento y sus dedos estaban
agarrando su camiseta desesperadamente. Era preciosa, siempre preciosa.
Camila abrazó la cintura de Lauren, poniéndose abajo con ella, sin importarle que Lauren siguiese oliendo a
lo que hubiese estado bebiendo en su ropa y al olor indescifrable en su pelo, era la persona a la que amaba,
tenía que soportar lo peor tanto como cualquiera apreciaría su gloria en lo mejor.
Ella cerró los ojos y se centró en el latido rápido de Lauren contra el suyo propio corriendo, y la abrazó más
fuerte cuando escuchó que estaba sorbiendo con la nariz de nuevo. Sabía lo que iba a venir, Lauren siempre
era una cabezota y el hecho de que estuviese borracha y confusa tampoco ayudaba, se estaba serenando,
pero su dependencia aún estaba presente, la desesperación de necesitar a Camila más cerca como un osito
de peluche, y el recuerdo de la promesa seguían siendo cuestionados en las acciones de Lauren mientras se
aferraba a la otra chica.
Ella la sostuvo cerca, una vez más con miedo de que Camila la dejase ir. Ella la había perdido una vez, no
podía dejar que ocurriera de nuevo y se lo dijo a lo largo de estos últimos treinta días, que ella no haría nada
para perderla de nuevo, porque no podía estar sin ella, pasó esos treinta días pensando cómo lo hizo antes
de su afinidad revelada e incluso ahora no podía dejar estar curiosa por lo que haría si Camila desapareciese
de ella decididamente.
Ella puso su cabeza al lado de la cara de Camila, para poder descansar su sien en contra de la de la otra chica,
y se estremeció,
“Te veía, y cada paso que dabas para alejarte de mi dirección me partía en pedazos, porque estabas tan
dispuesta a dejarme ir, y me mataba ver que… era con tan poco esfuerzo …”
Camila sintió cómo caían las lágrimas de Lauren por su rostro y se dio la vuelta para capturar los labios de
Lauren, esta vez aguantando el beso durante todo el tiempo que pudo, mientras que la otra chica seguía
llorando en sus brazos, y se apartó unos centímetros para mirarla a los ojos y decir,
“Te he querido desde la primera vez que te vi, no podía dejarte ir, aunque lo intentase, y créeme, lo he
intentado.”
“¿Lo prometes?” - dijo Lauren, elevando su cabeza otra vez para mirar a Camila con cada pequeña esperanza
en su pregunta y es sus ojos.
“Lo prometo.”
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C a p í t u l o 30
"Hacer el amor, ella siempre había creído, que era más de un simple acto de placer entre dos personas.
Abarcaba todo lo que una pareja se suponía que tenía que compartir: confianza y compromiso, esperanzas y
sueños, una promesa de seguir juntos en el un futuro que pueda llegar. Cuanto mayor es el amor, mayor es la
tragedia cuando se ha terminado."
No había nubes ese día, ni una a la vista. El cielo azul estaba brillando, y todo el mundo había dejado desierto
el campus para ir a casa, para celebrar las vacaciones de verano. Quedaba poco tiempo para la graduación, y
todo el mundo se sentía cansado aunque con energía para los momentos emocionantes que tenían que
llegar en las vidas de los adolescentes que se graduaban. Quedaban algunos profesores aquí y allí, un par de
estudiantes que trabajaban en el campus, pero todos querían irse a casa más que cualquier otra cosa. Pero
había una estudiante en concreto que no quería, no quería irse aún.
Camila Cabello recorrió de arriba a abajo los pasillos vacíos, elevando la mano y tocando las paredes por las
que pasaba reconociendo los murales que había ayudado a pintas, las clases que una vez ocupó, las taquillas
de sus viejos amigos. Había recuerdos ahí, pero los mejores estaban en su corazón. Había una cosa en su
mente, y esa era la chica que la había vuelto loca desde antes de que pudiese recordar - incluso cuando no
era verdad. Lo podía recordar. La primera vez que vio la cara de Lauren, fue hace mucho tiempo, pero eso
fue cuando sabía que ella sabía algo que no podía identificar, pero algo que siempre recordaría. Camila
decidió que ella podía amar Lauren Jauregui, que podría cuidar de ella.
Y Camila le había dado todo lo que tenía a la chica que tanto quería. Había pasado por un infierno; eso era
muy cierto. Pero Camila sabía que había cosas que no podría darle nunca a Lauren, cosas que quería poder
darle pero que no podía. Camila estaba rota, dañada, y irreparablemente terminada es este lugar. No quería
nada más que Lauren fuese feliz, pero no sabía qué más hacer. Recorrió las paredes del colegio en el que
había crecido y se preguntó cómo las cosas habían pasado en este lugar.
En lo que Lauren sabía, ambas estaban “bien”, lo que quisiera significar eso. Pero Camila sabía en su corazón
que no podían seguir de esa forma. No ahora, no en este momento. No cuando ella entró en clase de Miss
Lovato después de que el resto del colegio estuviese casi desierto, y se sentase en el asiento más cercano al
escritorio.
Camila puso su mochila a la izquierda, silenciosamente sacó un paquete de papeles que había estado
escondiendo desde hace un tiempo, y los puso en sus manos en su regazo, esperando pacientemente. Miss
Lovato no levantaba la vista de los papeles de evaluación. Su pelo caía sobre su cara, algo raro que para
Camila porque miss Lovato siempre tenía una apariencia inmaculada. La mujer mayor miró a la chica que
tenía en frente y Camila se sonrojó avergonzada: no era educado quedarte mirando. Miss Lovato se rió
suavemente y bajó su bolígrafo. Se movió en su silla de ruedas y se acercó hasta Camila, poniendo sus manos
en la mesa donde estaba sentada Camila.
Camila se tensó ante lo que iba a pasar, y silenciosamente, pero casi, con confianza, puso el paquete de
papeles con todas sus esperanzas y sueños en las manos de la mujer que tenía en frente.
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“Es oficial, Miss, L.”
Miss Lovato cogió los papeles con cuidado de las manos de Camila y los sujetó, dejando que sus dedos se
paseasen a través de lo que estaba impreso, sintiendo las letras grandes que había en el fino papel. Una
sonrisa apareció en su cara y miró a Camila con anticipación.
Cuando Camila bajó la mirada hasta la mesa que tenía delante, Miss Lovato lo supo. Algo no estaba bien,
pero Camila no podía hablar, no podía dejar que saliera, porque no quería decepcionar a su profesora
favorita.
Una vez más, Camila se tensó, y dejó caer una lágrima con todo lo que había estado reteniendo. Lauren había
llegado a casa esa tarde y se había echado la siesta. Estaba tan cansada. Solo quedaban cuatro días hasta su
graduación, pero para terminar el año de colegio, volviendo a estar bien con su novia, y con todas las
presiones normales de la vida de un adolescente. Pero había algo que esperaba con interés. Mucho antes del
baile, antes de que todo lo malo pasase, Camila le había dicho a Lauren que la habían aceptado en la UM, la
Universidad de Miami, y esa era su primera opción. Lauren no se lo había dicho a Camz, pero mandado su
solicitud.
La habían aceptado.
Y esa noche era la noche en la que se lo diría a Camila, le diría que estarían juntas cuatro años más por lo
menos.
Los padres de Lauren se iban durante una semana de vacaciones, pero Lauren les dijo que no quería ir
porque así se podría quedar y darle una sorpresa a Camila. Una vez que se fueron, Lauren trabajó para
tenerlo todo en orden. Había velas en todos lados: en los muebles de la cocina, en los bordes de las
escaleras, en el suelo que lleva a la sala de estar. Pétalos de flores sirvieron como guía, y había ramos
(cortesía de Clara) en cada mesa lateral. Lauren miró a su alrededor con la perfección que había creado y se
sintió de lo más orgullosa con ella misma. Ella respiró hondo y se sentó en el sofá. Ella ya lo había preparado
todo, ahora sólo tenía que esperar.
Justo a tiempo, a las 7:30 exactamente, el timbre de la puerta sonó. Lauren se levantó y se sintió nerviosa,
todo a la vez. Dejó escapar una pequeña sonrisa ansiosa en sus labios y se susurró a si misma, “Solo es Camz.
Solo es tu novia.” Decir estas palabras la hizo sonreír, y fue hasta la puerta, quitando el cerrojo y abriéndola
completamente.
Camila estaba de pie dando golpes con su pie derecho en el cemento de la puerta delantera incómoda. Sus
ojos evitaron la mirada de Lauren completamente. Sonrió en dirección a Lauren sin ni siquiera mirarla y pasó.
Lauren frunció las cejas con confusión, pero cuando se giró, Camila la estaba mirando con los ojos
completamente abiertos.
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Lauren puso una media sonrisa tenía para Camila, y extendió sus manos, refiriéndose al área que tenía
alrededor.
Se giró y cogió una de la velas del suelo, sopló y la volvió a poner en su sitio. Cogió algunos pétalos y dejó que
su textura invadiese sus dedos. Los volvió a poner en el suelo también, y después se levantó despacio. Lauren
esperó a que se girase, tenía una sonrisa dibujada en la cara, que abrazase a Lauren fuerte y la besara con
fuerza en los labios, pero nada de eso pasó. Camila no se giró. Fue entonces cuando Lauren vio cómo elevaba
una mano hasta su cara y sabía que Camila estaba llorando.
Camila seguía sin girarse, así que Lauren corrió para estar delante suyo. Lágrimas de cocodrilo estaban
cayendo por su cara, y se puso las dos manos delante para cubrirse.
Puso sus brazos alrededor de Camila y la acercó. Camila lloró aún más fuerte, más alto, y Lauren acarició su
espalda, completamente dudosa de a qué se debía esta reacción.
“Camila cariño, tienes que decirme qué está mal para poder ayudar. Para poder hacer las cosas mejor.”
Camila levantó la vista del hombro de Lauren, donde había estado llorando, y miró fijamente la boca de
Lauren.
La besó. Camila puso una mano en la parte de atrás del cuello de Lauren y la acercó para hacer más profundo
el beso y mantenerla ahí, y usó sus manos para ponerlas en las caderas de Lauren. Lauren sintió las lágrimas
húmedas de Camila cayendo por sus propias mejillas por lo cerca que estaban. Lauren puso sus manos en la
cara de Camila y se separó. Una vez que recuperó el aliento, le dijo,
Camila miró hacia abajo, complemente avergonzada, y se sentó en el sofá que tenía al lado. Lauren también
se sentó y puso una mano en el muslo de Camila. Acarició ese punto con su mano, y Camila puso su mano
encima de la de Lauren.
Lauren sonrió y le dio un beso en la sien a Camila, apretando su muslo una vez.
Lauren sonrió aún más con una sonrisa ridícula y cogió la mano de Camila entre la suya.
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“Camz, me han aceptado en la UM.”
La reacción que consiguió fue mediocre. Camila sonrió un poco, las comisuras de la boca de Camila solo se
elevaron un poco, y sus ojos se bajaron, un poco al principio pero más según el tiempo pasaba. Hasta que sus
ojos cayeron completamente a su regazo. Camila sacó sus manos de las de Lauren y se levantó.
“Camz?”
¿Sí, cariño?”
“¿No estás contenta con esto? Estaremos juntas, como esperábamos. Podemos ir juntas. Seremos muy
felices. “- Lauren cogió la mano de Camila, y Camila la dejó.
“Es cierto. Seremos tan felices. ” - Camila dio un abrazo a Lauren y la sostuvo ahí, finalmente alejándose unos
minutos después y besando su frente. - “Te quiero ¿vale? Te amo más de lo que puedes imaginar. (Esta
última frase la dice también en español en el original).” - Y volvió a besar la frente de la chica una vez más.
Lauren lo pudo sentir en sus huesos. Algo no estaba bien. Pero en vez de decir algo, agarró a la chica más
cerca.
El día de graduación llegó volando. Todo sucedió tan rápido. Togas y birretes fueron distribuidos y, por
supuesto, decenas de selfies con cara de pato fueron hechas con la vestimenta de profesionales. Camila
estaba emocionada, pero no tan emocionada como ella podría haber estado. Sabía que esta noche era la
noche. Y eso la asustaba demasiado.
La ceremonia fue preciosa. Fue en el auditorio del colegio de la comunidad, y el sitio estaba completamente
decorado de forma exquisita. Lauren estaba hipnotizada tan sólo por su novia. Camila brillaba en su vestido,
y todo lo relacionado con el día sólo añadía más a su belleza. Lauren se dio cuenta de Camila estaba fuera de
sí, pensando en algo - y así había estado por un tiempo. Lauren lo atribuyó a los nervios sobre la graduación,
pero incluso después de la ceremonia, después que todos se fueran a casa y en vez de que ambas fueran a su
casa, fueron a casa de la abuela de Lauren, donde Camila pidió que fueran como si fuese una especie de fin
de su año.
Camila estaba ansiosa mientras Lauren conducía, y en el camino hasta allí, Camila deslizó su mano hacia el
volante donde Lauren tenía la suya y acercó sus dedos a los de Lauren poniendo sus dedos entrelazados en
su regazo. Lauren sonrió.
Cuando llegaron a la casa, ni Lauren ni Camila hicieron ningún movimiento por salir del coche, Sin embargo,
en un segundo de momentos rápidos cogió a Lauren con la guardia baja, y Camila se quitó el cinturón y trepó
hasta el regazo de Lauren. Sujetó la mejilla de Lauren y la besó delicadamente, suavemente, con más amor
que cualquier otra caricia que hubiese habido en el cuerpo de Lauren. Lauren se apartó y dijo, “Vamos
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dentro.” - silenciosamente.
Camila asintió, y dio otro suave beso en la boca de Lauren, después abrió la puerta y salieron. Una vez que
Lauren salió, Camila la empujó contra el coche y la besó de nuevo. Lauren mantuvo sus caderas juntas, pero
Camila sonrió en el beso y se apartó. Cogió la mano de Lauren y la llevó dentro de la casa, corriendo por todo
el camino con Lauren siguiéndola de cerca detrás.
Una vez que llegaron a la puerta, Camila espero sin paciencia a que Lauren metiese la llave para abrir la
puerta. Todo el rato que Lauren intentó buscar a través de su bolso, Camila estuvo a su lado, moviendo sus
manos de arriba hacia abajo por su espalda, acercándose peligrosamente a su trasero. Camila se rió cuando
Lauren se estremecía, y la puerta por fin se abrió de par en par.
Lauren acercó a Camila junto a ella e iban cayendo la una sobre la otra subiendo las escaleras hasta llegar a la
habitación vieja de Lauren. Ambas se dieron cuenta un poco tarde de que no había cama en la habitación.
“Eh, bueno” - susurró Lauren y puso sus labios de nuevo en los de Camila antes de poner una vieja sábana en
el suelo.
Camila miró al suelo y le dio una sonrisa maliciosa. Lauren se quedó de pie tímida delante de la chica,
dándose cuenta de las diferencias entre esta ocasión y la última que tuvieron sexo. Esa era precisamente la
diferencia - esta vez, harían el amor. La primera vez, cuando Lauren pagó a Camila, solo fue sexo: sin
significado, sexo ridículamente justificado. Lauren todavía no podía creer que hubiese dejado a Camila con
aquel arrugado y mísero billete junto a ella cuando se despertó. Pero esta noche, sería diferente. Sabía que
lo sería. Sabía que sería diferente en la forma en la que las mejillas de Camila se sonrojaban mientras se
quitaba el vestido que había llevado debajo de la túnica de graduación. Lo sabía en la forma en la que no
podía quitar sus ojos de Camila mientras se quitaba los zapatos, uno a uno, y sabía que cuando Camila se
acercó a ella y le cogió el sujetador que Lauren llevaba por los tirantes y los bajó lentamente, viendo como se
caían completamente. Lauren ayudó a Camila, también, y en el momento en el que estaban expuestas y
vulnerables en todas las formas posibles, Lauren besó a Camila. La besó primer en los labios, después en su
cuello, y más abajo, y abajo, y abajo hasta que cada pequeño centímetro del cuerpo perfecto de Lauren fue
tocado por los labios de Lauren.
Camila sintió todo; fue como si su cuerpo fuese ultrasensible con la luz de la tarde a través de las ventanas,
con la mirada de Lauren flotando encima suyo, en cada parte suya, y la parte más graciosa fue, que no estaba
ni medio consciente. Todo en el intercambio fue perfecto, impecable en todos los sentidos, y nada fuer
vergonzoso. Cuando Camila se sintió avergonzada, Lauren la besó para que se le olvidase. Cuando Camila
gimió, Lauren le dio un beso suave, y le dijo que era preciosa. Cuando Camila llegó al punto máximo, Lauren
la abrazó y la dejó caer, caer más y más cerca a la realidad, y mucho después de que la euforia y la alegría se
disipase, Camila todavía se sentía tan bien…
Camila se giró sobre el cuerpo descubierto de Lauren y la besó, su pelo caía entre ambas, dibujando sombras
en la cara de Lauren, cubriéndolas de la poca luz que entraba por la ventana. Dios, Lauren era preciosa.
Cuando Camila se separó de los labios de Lauren, puso sus manos en su barbilla y se quedó así apoyada sobre
Lauren. Por un rato, tan solo miró fijamente a la chica. Su cara parecía cansada, como si se pudiera quedar
dormida, pero su cuerpo estaba despierto, alerta, y Camila sonrió un poco cuando Lauren le guiñó un ojo.
Camila suspiró y dijo,
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“Te quiero mucho más de lo que puedas entender, Lauren Michelle Jauregui.” - Lauren se rió e hizo que se
moviese el cuerpo de Camila, lo que la hizo sonreír.
Camila miró hacia abajo, hacia otro lado, y en un segundo pensamiento, la besó.
Y ella pasó sus labios y las manos hacia abajo sobre los lugares en el cuerpo de Lauren por los que ya había
viajado una vez, pero ahora era diferente. Ambas sabían que era diferente. Esto era amor. Esto era paz. Esto
era serenidad. Esto era todo por lo que podía pedir y más. Camila trazó su camino por los sitios más
especiales de Lauren y consiguió que sintiera la misma euforia que había sentido antes, y Camila se dio
cuenta de que le encantó ver la alegría en el rostro de Lauren más de lo que amaba a sentirla ella misma. La
besó de nuevo de camino hasta la boca de Lauren, y después dejó un pequeño beso en la frente de Lauren,
una última vez. Ella puso otra sábana para cubrirse a ambas y puso sus brazos alrededor de Lauren,
abrazadas. Lauren se acurrucó contra Camila y, al fin y al cabo, estaba bien. Todo estaba bien. Lauren estaba
maravillada, feliz, y se quedó dormida en los brazos de Camila.
Cuando Lauren se levantó eran las 6:14 de la mañana siguiente, Camila se había ido. Su ropa no estaba, y sus
zapatos tampoco. Solo quedaba una cosa.
Una nota.
"Laur - Te quiero. Acepta la solicitud de la UM. Será bueno para ti. Cuídate, cariño. Lo siento."
Lauren giró la nota para leer la parte de atrás, para ver si había algo que se estuviese perdiendo. Buscó en la
habitación por algo más, cualquier cosa. Se puso la ropa, comprobó sus bolsillos y recorrió la casa para ver si
había algo más de la chica que había amado tanto, que le había dejado. Pero eso era todo. La nota fue todo
lo que había.
C a p í t u l o 31 (ú l t i m o C a p í t u l o)
"Desearía que supieras que has sido el último sueño de mi alma."
Todas las paredes se hicieron más finas, con la ausencia de Camila, Lauren se encontró poniendo sus rodillas
contra su pecho. Sin dejar espacio para la contaminación de nada más, solo quería lo que Camila había
dejado atrás con ella. Ella había disfrutado de tacto suave de Camila de hace tan sólo unas horas - la forma
en la que su nombre sonaba cuando Camila lo murmuró una y otra vez en la más absoluta felicidad mientras
sus labios se movían juntos. Era difícil respirar sin Camila, pero era aún más difícil respirar cuando te miraba
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como lo había hecho la noche anterior. Lauren miró a su alrededor y no sabía si ella estaba viendo ira,
venganza, tristeza, amor, felicidad, o nostalgia. Ella no podía determinar qué fue la última noche después de
todo.
Para Lauren, todo había sido un acto de apreciación en cada sentido y difícilmente incluso un símbolo de
posesión y se había sentido como si cada beso, cada caricia, ahora no tuviese ningún sentido. Se lo había
llevado todo, la magia, en el momento que Camila había decidido abandonar esa cama.
Ella miró con cansancio al despertador y vio que habían pasado casi dos horas desde que se había
despertado. Decidió ducharse. Decidió que eso podría hacerla sentir un poco menos sucia. Porque, aunque
no estaba segura de cuál era la intención de Camila, se sintió casi utilizada. Casi quería acusarse de sentirse
como Camila debió posiblemente sentirse todas aquellas otras veces, pero no otra vez, no. No podía
desacreditar el dolor y la vergüenza de Camila y tratar de compararla ni remotamente a la suya.
El agua estaba fría, pero no lo suficiente para congelarla. Se sentó en la bañera mientras el agua caía.
Después deseó que ser una niña pequeña otra vez, y estuviera duchándola su abuela como lo solía hacer.
Ella tarareó la melodía familiar que solía tararear mientras le lavaba el pelo. Las lágrimas seguían cayendo en
cascada por su cara y se preguntó si esto es todo lo que sería la relación suya y de Camila, algo roto. ¿Dónde
estaba Camila? ¿Por qué nunca estaban la una para la otra cuando se estaba rompiendo en pedazos?
Lauren trató de mantener algunas cosas sagradas y agarró el champú que había traído hace unas semanas,
que aún no había usado. Desde que ella y Camila comenzaron a venir con más frecuencia, Lauren decidió
convertirlo en una casa acogedora y volvió a poner la electricidad y el agua. Ella había querido hacer de este
su hogar, si Camila lo aceptase algún día. Se puso la cantidad adecuada para su pelo largo y trató
miserablemente de hacerse la cresta de mohicano que su abuela solía hacer con el champú, y se sintió
frustrada cuando no funcionó, obviamente no podía por la longitud de su pelo pero aún así ella lo intentó.
Se frotó con fuerza y comenzó a enfadarse más con Camila por irse. ¿Dónde había ido? Había intentado
llamarla a su teléfono y a su casa, pero ambos fueron directamente al contestador. Le envió mensajes hasta
que le dolieron los dedos, y se dio cuenta de que tampoco habría una respuesta después de comprobar
cuántos le había enviado. Estaba sin esperanza de nuevo. Camila se lo había prometido. Le había prometido
que la amaría esta vez, le había prometido que no se iría.
Lo que Lauren no sabía era que Camila se tenía que ir. Miami era una pesadilla que Camila había soportado
hasta que no pudo más, y Lauren había hecho que todo este tiempo fuese más fácil de aguantar pero cada
día de colegio de Camila era una cuenta atrás, una cuenta atrás para su salida. A menudo, en más de una
ocasión, Camila había garabateado un avión en la esquina del papel de su cuaderno, y el vuelo siempre la
llevaba a un sitio en particular. Durante mucho tiempo, Lauren había creído que las disculpas eran
suficientes, que el tiempo podía curar, pero se había olvidado por completo de que un lugar todavía
mantiene recuerdos, y esos recuerdos son como una voz dentro de tu cabeza que te impide olvidar todo lo
que de hecho ha pasado.
——-
Camila se había ido con el corazón encogido, con el corazón triste y dolorido, pero inflexible. Mientras ella
subía al avión, sintió una sensación de nueva libertad, una libertad totalmente más profunda de lo que se
había sentido cuando dio su discurso hace meses.
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La única gente que sabía dónde iba Camila Cabello eran sus padres y Miss Lovato. Sofía se negaba a
separarse de las piernas de Camila y el número del vuelo hizo eco en el aeropuerto, y primero, Camila lo
tomó como una señal de que no debía irse, pero cuando Lauren no se levantó, antes de su despegue, tomó
eso como una gran indicación de que TENÍA que irse, se arrepentiría si se estancaba. Miss Lovato había ido al
aeropuerto también, tenía lágrimas en los ojos, pero no eran de tristeza sino por lo que sabía que le estaba
esperando a Camila fuera de Florida. Sabía que esa era la única manera. Había un mundo entero fuera de su
ciudad, y para una prometedora escritora como Camila, estaba esperando. Camila finalmente se deshizo
como pudo del Sofía, pero se giró para darle un último adiós. Ella dijo,
“Escucha Sofí, las cosas pueden ser diferentes sin mi, pero quiero que pienses y recuerdes todas aquellas
noches donde escuchabas una nana en su oído. Quiero que recuerdes cada canción con la que soñabas, el
calor que sentías en tu pequeñito cuerpo, y quiero que dejes que esos momentos te recuerden a mi incluso
cuento pienses que no estoy contigo, lo estoy. Siempre lo estoy. En tu cama, cuando llegues a casa,
encontrarás un osito de peluche. Abrázalo tan fuerte como puedas y escucharás el canto de un pájaro ¿vale?
Nunca estaré demasiado lejos, y eres bienvenida para venir y visitarme cuando quieras, y si me necesitas,
puedes llamarme. Siempre
estaré ahí tan pronto marques el teléfono.”
Había lágrimas en sus ojos mientas construía una imagen mental de Sofía, no tenía ni idea de cuando la
volvería a ver de nuevo, y eso le dolía porque acababa de recuperar a Sofía, públicamente, y ahora tenía que
dejarla ir de nuevo. Le dio un abrazo enorme y un beso en lo alto
de su cabeza a Sofía. Sinú y Alejandro tenían que estar fuertes por Sofía, y solo asintieron cuando Camila les
dedicó una mirada de tranquilidad. Les dio un abrazo antes de poder llorar realmente, y les susurró a ambos
en voz baja,
Sus padres se miraron el uno al otro y después al suelo, no sabía porqué Camila no quería que Lauren supiera
dónde iba, y porqué se estaba yendo de la forma que lo estaba haciendo, tan de repente, tan decidida, pero
aceptaron igualmente, ya le había fallado demasiado a su hija para discutir.
Miss Lovato miró a Camila y estaba ligeramente decepcionada con lo que estaba pasando entre ella y Lauren
pero no dijo ni una palabra tampoco. No podía entender nada, pero tenía una idea de porqué ella estaba
haciendo todo esto, y todo lo que podía hacer en ese momento, era pretender que también estaba de
acuerdo.
Abrazó a Camila y le dio dos libros. Camila la miró con curiosidad, y confundida. Los labios de Miss Lovato
formaron una sonrisa cerrada y respondió con tono de estar contando una historia,
“El libro negro es donde escribí todos mis primeros escritos: poemas, letras, historias cortas, todo. Quiero
que lo tengas tú. Aprende de él, critícalo, absórbelo, y coge lo que quieras de él. El blanco es tuyo. Quiero
que empieces un diario y que se lo pases a tu propia aprendiz. Pásaselo a alguien que sepas que lo va a
apreciar. Sé que tienes que escribir mucho, y espero que alguien
especial consiga leer ese pequeño libro blanco algún día, y espero que sea alguien en particular…”
Camila miró de nuevo a Miss Lovato, y asintió tristemente, las lágrimas ahora cayendo por su cara, se había
mantenido fuerte pero era demasiado duro ahora, dándose cuenta de que realmente estaba dejando su
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corazón ahí, el roto al menos. Se llevó ambos libros a su pecho y cerró los ojos. Tomó otra imagen mental de
Miss Lovato en ese momento y empezó a mirar las puertas del aeropuerto. Por una extraña razón, una
incluso estúpida, empezó a desear que Lauren llegase corriendo, la parase, se uniera, pero ambas
posibilidades no iban a suceder. Porque Lauren no tenía ni idea, y se levantaría pensando que encontraría a
Camila, y Camila realmente esperaba que Lauren no la odiase por esto. Esperaba que lo entendiese, incluso si
no lo hiciera, aún tenía la esperanza.
Camila miró a la entrada del aeropuerto una última vez, agarrando en collar que Lauren le había dado, y ni
siquiera se escuchó suplicándose silenciosamente.
Pero cuando nada ocurrió en el transcurso de ese rato, soltó la mano que tenía en el collar de alrededor de
su cuello y lo dejó caer en su pecho, y empezó a andar hacia el vuelo.
El pasillo estaba oscuro, pero cuando vio una luz del sol de la mañana, mientras entraba en el avión, algo la
abrumó. Revoloteó su corazón, y la ayudó a tranquilizarse, pero sólo de forma remota. Se giró y vio a su
familia y a Miss Lovato mirándola a través de la gran ventana, y ella les dedicó un último adiós con la mano
antes de entrar en el avión.
———
Cuando Lauren había terminado con la ducha, decidió llamar a los Cabello de nuevo, y a Camila también,
pero no obtuvo respuesta.
Normani se enteró pronto de que Camila se había ido sin ninguna especie de adiós o al menos uno formal.
Harry también lo había odio, y Ally también. Todo el grupo estaba sorprendido, y eso era quedarse corto.
Todos estaban frenéticos por averiguar por qué y tampoco les vino a la cabeza los recuerdos de todas las
veces que Camila había mencionado su amor por la escritura, y cómo Nueva York le ofrecía un gran
programa en la NYU.
Nunca se les había ocurrido, al menos hasta que se había ido e incluso entonces, no tenían ni idea.
Lauren había aceptado ir fuera a por café con Normani pero difícilmente estaba allí. Normani veía en los ojos
de su mejor amiga que estaba perdida. La efervescencia normal de los sus ojos verdes estaba apagada, y sin
expresar emoción. Buscaron una cafetería y la encontraron. Ambas se miraron pero nunca fue suficiente. Fue
hasta que Lauren se sentó primera en la mesa y se cubrió los ojos con el puño sabiendo que tenía que hacer
algo.
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No recibieron ayuda de la casa de los Cabello pero eso no las paró. Habían investigado todas las posibilidades
que había disponibles y habían encontrado un camino. Habían buscado en sus cabezas cada cosa que Camila
les hubiese dicho, cualquier pista que pudiese haber dejado atrás, y entonces supieron, en sus corazones,
que Lauren la encontraría. Sin importar cómo, Lauren la encontraría porque ambas se habían perdido la una
a la otra tantas veces, pasa seguir con esa duda, Lauren al menos tenía que saber porqué se había ido, y su
corazón no se repararía si no sabía dónde estaba.
Fueron unos días agotadores y ninguno del grupo había dormido. Todos sentían en sus corazones retorcerse
cada vez que sus llamadas iban al buzón de voz. Camila significaba algo para todos ellos individualmente
también, y tenían que saber porqué alguien que parecía que estaba reparada, podía irse de repente, y
parecía como si estuviese huyendo y ninguno de ellos le encontraba sentido a porqué especialmente
después de que la única persona que le había hecho daño se había ido ahora, sin camino de vuelta.
Lauren les había dado a sus amigos bandera blanca y les dijo que se volvía a cada de su abuela para ver si
Camila había decidido llamar y si no, no había nada más que pudiera hacer. Pero cuando Lauren volvió a casa
de su abuela, vio algo que no había visto antes.
Había algo diferente en la casa, como si todo hubiese sido reordenado, pero discretamente, de una manera
en la que a primera vista no te darías cuenta. En la mesa del café, había un mapa, un mapa que podía
haberse confundido con una revista cualquiera pero la página estaba específicamente abierta por una con
todos los estados. Todos los estados estaban pintados de diferentes colores, y Lauren no le encontraba
sentido. Esto no servía de mucha ayuda. Empezó a preguntarse si eso estaba ahí antes, en los días anteriores.
¿Había dejado esto Camila para ella? Se sentó en el sofá para inspeccionar el mapa. No encontró ninguna
pista.
Fue a la cocina, una habitación que no había visitado en toda la semana, y se dio cuenta de que la mesa de la
cocina también estaba organizada de forma diferente. La fruta normalmente estaba puesta de cualquier
manera en un recipiente, pero esta vez, estaban todas puestas una encima de
otra con una gran manzana roja en lo alto de la pila. Lauren normalmente no se habría dado cuenta de tan
pequeño detalle, pero esa colocación en el recipiente le llamó la atención, estaba arriba del todo.
Entrecerró los ojos, y después volvió a mirar a la sala de estar, saltando sobre el sofá y cogió la revista de
nuevo, miró a todos los estados y una sospecha que tenía fue comprobada correctamente cuando el estado
de Nueva York estaba pintado de un color verde claro. El color favorito de Camila.
Sus ojos se abrieron un poco más, y se puso una mano en la boca, y un pequeño sollozo se le escapó. Han
sido tan solo 5 días de no saber dónde estaba Camila pero no podía creerse saber todo esto ahora. Lauren se
levantó, corriendo hacia las escaleras, y cogió la bolsa de tela que tenía en el fondo del armario y empezó a
llenarla de ropa. Cogió tanta como sus brazos pudieron sostener y la revolvió en la bolsa. Por una razón que
no podía entender, estaba corriendo como si se le acabase el tiempo si no la encontraba en ese preciso
momento.
Cuando buscó su teléfono por la habitación y lo encontró en su mesilla, finalmente se dio cuenta de que ahí
estaba la última pista que necesitaba, junto al despertador, un lápiz. Uno de esos lápices de reclutamiento,
las palabras Universidad de Nueva York estaban inscritas en él. Cogió el lápiz y dejó escapar su respiración.
Fue frustrante decirlo por lo menos, pero su mente estaba corriendo con preguntas que ni siquiera la
dejaban aterrizar en la idea de que Camila se había ido, pero no sin dar a Lauren todas estas pistas. Fue una
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mañana fea, aquella mañana, ser abandonada desnuda sobre una cama, todavía con la calidez de la otra
chica, pero aunque ella no dijo una palabra, Camila quería ser encontrada. Ella no se dejaría a Lauren sin
darle por lo menos una pequeña indicación.
Lauren cogió su teléfono, y se puso la mochila sobre el hombro, bajando las escaleras corriendo. Había
mandado un mensaje a Normani una vez que había aclarado su mente. Mientras bajaba los últimos
escalones, se giró y miró la casa, dejó a sus ojos pasear por todo lo que pudieron ver, nada en particular, y
muchos pueden llamarla loca por esto pero, susurró “Adiós”, a lo mejor era a los recuerdos que había dejado
atrás, o posiblemente era a su abuela, porque finalmente la estaba dejando ir, definitivamente. Puso su
mano en el pomo de la puerta y lo giró, sintiendo como si algo la limpiase mientras pasaba por la puerta
hacia el mundo, parecía un poco confusa, pero a la vez clara.
Nueva York posiblemente no tuviera nada para Lauren, pero al fin y al cabo, lo tenía todo, porque ella estaba
allí.
Corrió hasta el coche, y luchó para encontrar las llaves y no se había dado cuenta de que Normani estaba en
la carretera. Normani le dedicó una mirada a la chica, la mochila en su espalda, y la mirada ansiosa de la cara
de Lauren, lo sabía.
Cuando vio a Lauren abrir la puerta del conductor, corrió hasta el asiento del copiloto, sin preguntar nada
hasta que vio a Lauren relajada. Lauren condujo hasta el aeropuerto imprudentemente, y se paró solo
cuando fue necesario.
Normani despacio empezó a poner juntas todas las piezas del puzzle e hizo que su corazón se sobresaltase al
tener ventaja, pero también, hizo que llorase un poco porque eso significaba que Lauren también se iba
ahora.
Lauren no llamó a nadie una vez que llegaron a su destino, no quería que la parasen, lo mismo que Camila
hizo hace unos días.
Mientras Lauren aparcó el coche en el parking, dejó que sus manos cayeron sobre su regazo, y respiró hondo
antes de mirar a Normani. Ambas sabían que esta era su despedida, pero ninguna de las dos quería decirlo.
Es raro decir adiós a tu mejor amiga, cosas como esta no suelen pasar, más de lo habitual, los mejores
amigos se despiden cuando van a enfrentarse a la distancia el uno del otro, pero aquí estaban, las dos chicas
que habían luchado juntos en el mundo, siempre unidas por su meñique, dejándose ir.
Normani exhaló y le dio a Lauren una pequeña sonrisa; ella asintió y salió del coche para caminar hasta el
lado de Lauren. Ayudó a la chica a salir e inmediatamente la llevó hasta un abrazo fuerte. Incluso esto dolía
más de lo que Lauren asumió en un primer momento, sabía que Normani lo entendía.
Esta era otra cruzada en la relación de Lauren y Camila, y Lauren no iba a dejar que esto se terminase otra
vez.
Se separó del abrazo de Normani, y dio un paso hacia atrás para dejar que sus ojos se fijasen en la cara de
Normani. Dejó que el momento pasase lentamente, y su sonrisa creció en las caras de las dos.
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Ambas se rieron y se limpiaron las lágrimas que se habían formado en sus ojos. Lauren le dio a Normani las
llaves con un silencioso acuerdo, y sacó su bolsa de tela, poniéndose un asa en uno de sus hombros. Antes de
que Lauren se girase hacia la entrada del aeropuerto, abrazó a Normani una vez más y dijo,
Los ojos de Normani se abrieron y después ella estuvo abrumada pero orgullosa por su amiga, aunque la
situación no era muy favorable, no podía dejar de estar orgullosa de Camila, y algo brilló en sus ojos. Era
como si de pronto comprendiese. Normani siempre había tenido un lugar especial para Camila en su corazón
desde que Lauren le dijese por primera vez que estaba interesada en ella. Un vínculo casi fraternal, y le
daban ganas de abrazar a Camila ahora. Tenía sus propias preguntas, pero ella pensó que Lauren debía de ser
la primera en conocer todo por su propia cuenta.
“Ve y consíguela compañera” - dijo Normani con un pequeño empujón, e hizo que Lauren siguiera hacia
delante.
Lauren sonrió débilmente, y le dijo adiós con la mano corriendo hacia el aeropuerto.
———-
Lauren corrió hasta la fila donde tenía que comprar su billete y coincidía que había un vuelo que despegaba
dentro de poco hacia Nueva York. Haría todo lo imposible para encontrar una manera de entrar en ese si
había posibilidad. Empezó a ponerse impaciente considerando el hecho de que estaba al final de la fila.
Cuando llegó al mostrador, sin aliento pidió,
El hombre de detrás del mostrador miró a Lauren y sonrió, preguntando por su nombre, a lo que ella
respondió impacientemente, “Lauren Jauregui.”
La sonrisa del chico aumentó, “Ah, tu eres la chica que estábamos esperando.”
“Una mujer en concreto, de casi treinta años, mencionó hace unos días que alguien con tu nombre con
suerte aparecería uno de estos días, preguntando por este vuelo en particular. “
Lauren dio un paso hacia atrás, y pensó por un momento ¿quién podía haber sido? Los padres de Camila no
tenía casi treinta años, ¿quién más podía haber sido?
“Sí, había estado aquí despidiendo a alguien más. y se quedó más de lo habitual, parecía estar concentrada
en sus pensamientos y era muy guapa, así que cogí la oportunidad de preguntarle qué tenía en la cabeza.
Había sido una mañana muy vacía. Ella dijo que se llamaba Demi, y dijo que era una cosa triste, pero una
buena al fin y al cabo. Me explicó que una de sus estudiantes había conseguido entrar en la universidad de
sus sueños y quería haber ido desde que había empezado su último año, bueno ella me explicó que ese había
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sido el sueño de su estudiante, pero también me dijo que era triste ver cómo su estudiante dejaba ir al otro
amor de su vida, a parte del amor que tenía por la escritura, y me explico que serías tú. Ella entonces me dijo
que esperaba que la encontrases algún día, y que corrieses hasta aquí uno de estos días decididamente para
pedir este vuelo. Yo también lo esperaba.”
Lauren no estaba en control de su mente ni de su corazón, le habían gritado demasiadas cosas, pero todo lo
que podía hacer era preguntar,
“Porque ella me dio su número y me dijo que la llamase en el instante en el que tú aparecieses aquí, y ahora
lo puedo hacer. Podía haberla llamado antes, mentir, pero soy un hombre de palabra. Así que, aquí tienes. Tu
avión despega en quince minutos.”
Los ojos de Lauren miraron el billete que le acababa de dar, y lo cogió de sus manos amablemente, entre las
suyas, ese trozo de papel, era frágil, sagrado, su última esperanza.
Miró de nuevo al hombre y se dio la oportunidad de decidir si ella le aprobaba para Miss Lovato,
“¿Gracias…?”
Lauren asintió, satisfecha con la forma en la que Miami iba siendo dejado atrás mientras ella caminaba hacia
la puerta donde era su vuelo, y llegó justo a tiempo.
“No hay vuelta atrás ahora.” - pensó, mientras se sentaba en el asiento que le habían dado.
Lauren se entretuvo escuchando la lista de canciones que Camila le había hecho en su teléfono hace un
tiempo durante las dos horas de vuelo, y no podía dejar de intentar decidir qué sería la primera cosa que le
diría una vez que la hubiese encontrado en la gran ciudad. Sería como buscar una aguja en un pajar si Camila
no la ayudaba en la búsqueda, pero no había nada que Lauren no pudiera conseguir con perseverancia.
Cuando el vuelo aterrizó, Lauren estaba casi con esperanza de encontrar a Camila de pie con sus brazos
abiertos, diciéndole que sentía haberla dejado, con un cartel donde se pudiera leer su nombre en grande y
letras negras, pero eso supo que lo que estaba esperando no era así, tan pronto puso un pie en ese estado.
Se sintió perdida y sola, y aunque era verano, se llevó los brazos alrededor de su cuerpo para darse algo de
alivio. Miró alrededor por el aeropuerto, y vio amigos y familias abrazando a los que llegaban en el mismo
vuelo. Se sintió patética por quedarse mirando más de lo apropiado, pero su corazón se paró casi cuento sus
ojos se fijaron en alguien sentado en una mesa del Starbucks que había dentro del aeropuerto, bebiendo de
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su taza de café con indiferencia.
Lauren parpadeó una vez, dos, y después, una tercera para asegurarse antes de empezar a andar enfadada
hacia la chica.
“Miss Lovato me llamó hace hora y media, diciendo que lo habías averiguado.”
“¿Por qué no me lo dijiste? ¿No merecía la pena una llamada? ¿Un mensaje? ¿A lo mejor, una nota más
elaborada? ¿Cualquier advertencia? ¿Una despedida en condiciones?” - dijo Lauren.
Camila miró a Lauren entonces, entendiendo porqué estaba molesta, y dándose cuenta que aunque Lauren
estaba enfadada con ella, estaba a punto de llorar.
Camila se levantó, y abrió sus brazos a Lauren, lo que Lauren cabezonamente rechazó. Lauren resopló y se
giró, pero Camila se movió más cerca. Abrió los brazos de Lauren, y se movió hasta invadir el espacio de
Lauren, envolviendo sus brazos alrededor de la cintura de la chica. Le besó la barbilla a Lauren, y después la
mejilla, ya que ella no la dejaría besar sus labios.
“Me dejaste de la forma más fea que te pueden dejar; me dejaste en una cama, sola, después de entregarme
a ti. Tú eres la única persona, Camila. Nunca me he entregado a nadie de la manera
que lo hice. Y, te fuiste. ¿Estabas intentando vengarte por todas las veces que la cagué?
¿Intentando herirme de la manera que yo te herí? ¿No me querías lo suficiente para quedarte?”
Camila negó con la cabeza y froto sus narices juntas, inclinándose para plantar tiernamente un beso en los
labios cerrados de Lauren.
“No me fui esa mañana sin antes darte todo lo que me quedaba. Te di un discurso silencioso de despedida, y
te amé, Lauren. Te amé esa noche, y te amé mientras empaquetaba mis cosas, tanto como te sigo amando
ahora mismo. No tuve lo que tuvimos aquella noche, no, en absoluto, me entregué a ti, porque si no nos
volvíamos a ver nunca más, quería que tuvieras cada parte mía. No sabía si me seguirías hasta aquí, porque
tu suelo es mucho más diferente que el mío, lo tenías planeado desde la muerte de tu abuela, ¿y quién era
yo para quitarte eso y cambiarlo? Te dejé en Miami porque sabía que era dónde estaba tu corazón, pero no
el mío. Nunca estaré bien en Miami, aunque Luke esté ahora muerto, los recuerdos no lo están. Es como si
todo en Miami reflejase cada roce e intención suyas y aunque nuestro amor floreciera allí, no quería
encontrar mi hogar en un sitio tan feo para mi. No sabía si estarías dispuesta a seguirme hasta aquí o no,
pero si no hubieses querido, no quería escucharte decirlo, por eso, dejé pistas, porque no dejé Miami por ti,
lo dejé por razones completamente egoístas, y tenía que dejarte con algo al final, o quizá era eso de la forma
más vaga, pero aún sigue ahí. Porque nunca seré capaz de dejarte ir completamente, estás tatuada en mi.”
Camila se había apartado de Lauren entonces, y la estaba mirando directamente, suplicando por un perdón,
por que entendiese.
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Lauren abrazó a Camila de nuevo.
“¿Cómo sabías que te encontraría? ¿Cómo sabías incluso que me daría cuenta de las pistas?”
“Porque, nos conozco, siempre encontramos una forma de volver la una a la otra. Tan solo lo sabía.”
FIN
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