Covid
Covid
Covid
respuestas estatales y
sociales *
Resumen
A pesar de los esfuerzos del Estado por contener la llegada y propagación de la covid-19,
que comprendió una cuarentena estricta a nivel nacional por más de cien días, el Perú fue
uno de los países en el mundo con más casos y número de muertes por la pandemia. La
pandemia hizo visible la precariedad del sistema de salud, del empleo, de las condiciones
de vivienda y transporte. Demostró además que mientras no se resuelvan problemas de
fondo en el sistema social y económico del país, es poco lo que se puede hacer desde el
sector salud para confrontar una crisis sanitaria. Este artículo analiza las respuestas
estatales y sociales a la pandemia entre febrero y agosto del 2020.
Palabras clave
historia; covid-19; Perú; pobreza; cuarentena
Abstract
Despite efforts by the Peruvian state to contain the outbreak and spread of covid-19,
including a strict nationwide quarantine for more than one hundred days, Peru had one of
the highest numbers of cases and deaths in the world due to the pandemic. The pandemic
highlighted the precariousness of the health care system, work, living conditions and
transport. The pandemic also demonstrated that until underlying problems in the country's
social and economic system are solved (such as inequality and poverty), the health sector
can do little to combat a health care crisis. This article analyzes state and societal
responses to the pandemic between February and August 2020.
Keywords
history; covid-19; Peru; poverty; quarantine
La lectura de este plan nos muestra que la idea del Estado peruano era, en primera
instancia, evitar que el virus ingresara al país. Para ello se puso especial atención a los
pasajeros que llegaban desde Asia. En segunda instancia, se buscó mejorar nuestra
capacidad para diagnosticar (se dispuso la compra de pruebas moleculares, por ejemplo).
El Centro Nacional de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades identificó
como riesgos y limitaciones en el Perú el alto número de turistas chinos que llegaban al
país (segundo lugar de origen de los turistas que cada año llegaban al Perú), la falta de
infraestructura hospitalaria, el hacinamiento y la limitada oferta de unidades de cuidado
intensivo en el país. Hasta fines de febrero las respuestas estuvieron dirigidas a evitar que
el virus llegase al país, aunque no se cerró inicialmente el Aeropuerto Internacional Jorge
Chávez.
No fue sino hasta el 6 de marzo de 2020 que el presidente Martín Vizcarra confirmó
el primer caso de covid-19 en el país. El paciente cero fue un hombre de 25 años, piloto
de Latam Airlines, que estuvo de vacaciones por España, Francia y República Checa. Al
día siguiente, el 7 de marzo, se confirmaron seis casos. Una vez que se detectó el primer
caso en Perú y empezó la propagación autóctona, las respuestas estatales se orientaron a
evitar una propagación exponencial, informar a la población sobre el coronavirus y mejorar
la infraestructura hospitalaria. El 8 de marzo se confirmaron siete casos. El 9 de marzo el
Ministerio de Salud estableció la línea 113 (línea telefónica) para que la población pudiera
informarse y avisar de posibles casos. De igual manera se emprendió una agresiva
campaña de información sobre cómo evitar el contagio de la covid-19. Sin embargo, una
limitación fue la incapacidad de un sector de la población de comprender o aceptar
conceptos como el del portador asintomático, virus o contagio.
Junto con prohibir la entrada de visitantes de países afectados por el mal y promover el
aislamiento social, el gobierno buscó mejorar la infraestructura hospitalaria y la capacidad
del sistema para luchar contra el coronavirus. El Ministerio de Salud dispuso cien millones
de soles para la lucha contra la covid-19 (contratación de personal y compra de
ambulancias, insumos y equipos biomédicos), y el presidente anunció que la Villa
Panamericana, construida para los deportistas que llegaron para disputar los juegos
panamericanos, sería destinada para los pacientes con covid-19. Por su parte, el alcalde
de Lima, Jorge Muñoz, anunció que la Plaza de Acho se usaría para albergar indigentes.
Este tipo de medidas improvisadas y de emergencia reflejaba la falta de inversión en salud
a lo largo de décadas. Hay que recordar que en la década de los 1990s el Perú adoptó una
política neoliberal y discursos que enfatizaban la responsabilidad individual en materia de
salud (Cueto, 1997). En Perú en 2020 se contaba con 773 camas en UCI en total, número
muy bajo incluso para el nivel de América Latina. También se hizo evidente la falta de
respiradores para los casos críticos de covid-19. El 3 de abril el Comando de Operaciones
Covid-19 señaló que había disposición de quinientos ventiladores mecánicos, lo cual por
supuesto resultó insuficiente.
La cuarentena
El domingo 15 de marzo de 2020, cuando habían 71 casos oficialmente registrados en el
Perú, se inició una cuarentena que se pensó inicialmente duraría dos semanas, pero que
duró hasta el 26 de junio. Los más de cien días de cuarentena drástica en el Perú, durante
la cual solo se podía salir para compras esenciales (farmacias, mercados y bancos), fue
una experiencia inédita en la historia y de consecuencias culturales y económicas aún
difíciles de medir. Desde el punto de vista de las autoridades de la salud se esperaba que
la cuarentena retrasaría los contagios y el número de muertes y así se evitaría el colapso
del sistema de salud. La de la covid-19 fue la cuarentena más larga y extendida de la
historia peruana.
Consideraciones finales
La cuarentena no funcionó en Perú. Si al empezar la cuarentena teníamos 71 casos
confirmados y ninguna muerte, al terminar la misma teníamos 268.602 casos confirmados
y 8.761 fallecidos. Es decir, durante la cuarentena los casos y muertes crecieron de forma
exponencial. Al terminar la cuarentena estábamos entre los cinco países con más casos
confirmados de coronavirus. ¿Por qué fracasó la cuarentena en Perú? En primer lugar,
factores socio-económicos. La necesidad económica de un sector alto de la población que
tenía que salir a vender a la calle, a pesar de los riesgos. Hay que recordar que
aproximadamente el 70% de la población en Perú vive de la venta diaria en una economía
informal. En segundo lugar, muchas familias en el caso de Lima viven en zonas alejadas
de los centros de la ciudad donde no llega el delivery o se vive del día a día, por lo cual
había que salir de forma casi cotidiana a hacer compras. En tercer lugar, el hacinamiento
en los hogares. En viviendas hacinadas es imposible mantener la distancia social o aislar a
los enfermos.
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