Actividad. Cuadro Comparativo TEORÍAS
Actividad. Cuadro Comparativo TEORÍAS
Actividad. Cuadro Comparativo TEORÍAS
Normal
Licenciatura en educación
Primaria
Vidal Serrano Llamas 6°A
Estrategias para el Desarrollo
Socioemocional
Mtro. Roberto Carlos Victorio
Reyes
Actividad: Cuadro comparativo
TEORÍAS.
Autor Postulados
Sigmund Freud Teoría del desarrollo Psicosexual de Sigmund Freud
Para Freud, la sexualidad humana es una de las principales vertientes de la energía vital que mueve el
comportamiento del ser humano. Esta energía, a la que se le puso el nombre de libido, es la fuente de los
impulsos que para el padre del psicoanálisis hacen que tendamos hacia ciertos objetivos a corto plazo y, a la
vez, obligan a otras instancias de nuestra psique a reprimir estas tendencias para no ponernos en peligro o no
entrar en conflicto con el entorno en el que vivimos.
La energía vital que se expresa a través de la sexualidad, según Freud, está presente ya desde las primeras
semanas de nuestra vida, lo cual significa que nuestra vertiente sexual no nace en la adolescencia, tal y como
muchos investigadores de su época sostenían. Tiene implicaciones profundas en el modo en el que Freud
relacionaba nuestra personalidad con nuestra vertiente íntima, afectiva y basada en impulsos.
Una de las ideas esenciales detrás de la teoría del desarrollo psicosexual de Freud es que el modo en el que
gestiona la satisfacción de la libido durante la infancia deja unas huellas en nuestro inconsciente que se harán
notar durante la vida adulta. Para Freud, por tanto, en el desarrollo psicosexual interviene tanto la biología como
la crianza.
En los primeros años de nuestras vidas atravesamos distintas etapas de desarrollo vinculadas a la sexualidad y
a distintas fijaciones, y que lo que ocurra durante ellas influirá en el modo en el que el inconsciente condicione a
la persona una vez haya llegado a la adultez.
La manera de comportarse de una persona dependerá del modo en el que haya afrontado las diferentes etapas
de desarrollo psicosexual y los retos característicos de cada fase:
1.- Etapa oral:
La etapa oral ocupa aproximadamente los primeros 18 meses de vida, y en ella aparecen los primeros intentos
por satisfacer las demandas promovidas por la libido. En ella, la boca es la principal zona en la que se busca el
placer. También es la boca una de las principales zonas del cuerpo a la hora de explorar el entorno y sus
elementos, y esto explicaría la propensión de los más pequeños a intentar "morderlo" todo.
Si se impide tajantemente que los bebés utilicen su boca para satisfacerse, esto podría producir un bloqueo que
haría que ciertos problemas quedasen fijados en el inconsciente. Un ejemplo de ello es, según Freud, a las
personas que fuman, pues mantienen una fijación en la etapa oral al no haberla concluido de manera
satisfactoria y la incipiente necesidad de fumar y el placer que produce tener el cigarrillo en la boca.
2.- Etapa anal:
Esta etapa se produciría desde el fin de la etapa oral y hasta los 3 años de edad. Se trapa de la fase en la que
se empiezan a controlar el esfínter en la defecación. Para Freud, esta actividad está vinculada al placer y la
sexualidad.
Las fijaciones relacionadas con esta fase del desarrollo psicosexual tienen que ver con la acumulación y con el
gasto, vinculadas con el espíritu ahorrador y la disciplina en el primer caso, y con la desorganización y el
derroche de recursos en el segundo. Sin embargo, según el padre del psicoanálisis, estas dinámicas de gasto y
ahorro no se expresarían solamente o principalmente a través de la gestión del dinero.
3.- Etapa fálica:
Esta fase pulsional duraría entre los 3 y los 6 años, y su zona erógena asociada es la de los genitales. De este
modo, la principal sensación placentera sería la de orinar, pero también se originaría en esta fase el inicio de la
curiosidad por las diferencias entre hombres y mujeres, niños y niñas, empezando por las evidentes
disimilitudes en la forma de los genitales y terminando en intereses, modos de ser y de vestir, etc.
Además, Freud relacionó esta fase con la aparición del "complejo de Edipo", en el que los niños varones sienten
atracción hacia la persona que ejerce el rol de madre y sienten celos y miedo hacia la persona que ejerce el rol
de padre.
4.- Etapa de latencia:
Esta fase empieza hacia los 7 años y se extiende hasta el inicio de la pubertad. La etapa de latencia se
caracteriza por no tener una zona erógena concreta asociada y, en general, por representar una congelación de
las experimentaciones en materia de sexualidad por parte de los niños, en parte a causa de todos los castigos y
amonestaciones recibidas. Es por eso que Freud describía esta fase como una en la que la sexualidad queda
más camuflada que en las anteriores.
La etapa de latencia ha estado asociada a la aparición del pudor y la vergüenza relacionada con la sexualidad.
5.- Etapa genital:
La etapa genital aparece con la pubertad y se prolonga en adelante. Está relacionada con los cambios físicos
que acompañan a la adolescencia. Además, en esta fase del desarrollo psicosexual el deseo relacionado con lo
sexual se vuelve tan intenso que no se puede reprimir con la misma eficacia que en etapas anteriores.
La zona erógena relacionada con este momento vital vuelve a ser la de los genitales, pero a diferencia de lo que
ocurre en la fase fálica, aquí ya se han desarrollado las competencias necesarias para expresar la sexualidad a
través de vínculos de unión de carácter más abstracto y simbólico que tienen que ver con el consenso y el
apego con otras personas. Es el nacimiento de la sexualidad adulta
El complejo de Edipo:
Klein considera que existe un complejo de Edipo desde el momento en que el niño es capaz de discernir que
sus progenitores son individuos ajenos a él, observando que existe un vínculo entre ellos del que él no forma
parte. El niño proyecta sus deseos en dicho vínculo, generándose envidia y provocando sentimientos
ambivalentes al respecto. Posteriormente aparecerá el complejo de Edipo propuesto por Freud, en el momento
en que se reduce la ambivalencia y se realiza la elección entre el deseo por un progenitor y la rivalidad e
identificación con el otro.
1. Apertura a la experiencia
La personalidad de las personas altamente funcional es, según Carl Rogers, muy abierta a la experiencia, en un
sentido amplio. No adopta una actitud defensiva por defecto ante lo desconocido, sino que prefiere explorar
nuevas posibilidades. Es por eso que este tipo de personalidad se define por la aceptación de las emociones
asociadas a lo que se está viviendo, la no evitación de las "emociones negativas" y la adopción de actitudes
receptivas ante situaciones que no son claramente peligrosas.
2. Estilo de vida existencial
Esta característica tiene que ver con la tendencia a asumir que es uno mismo quien ha de otorgar sentido a las
experiencias que se viven en cada momento, a través de un proceso de creación de significado. De este modo,
se deja que el modo de vivir el día a día sea espontáneo, creativo, sin intentar que todo lo que se percibe encaje
a la fuerza en esquemas preconcebidos. El estilo de vida asociado a este tipo de personalidad, para Carl
Rogers, se caracteriza por evitar la tendencia a prejuzgar.
No se analiza el presente como algo que debe ser explicado totalmente por las vivencias del pasado, sino que
se vive plenamente.
3. Confianza en uno mismo
Para Carl Rogers, el hecho de abrazar una manera libre de vivir la vida conlleva fiarse del propio criterio y la
propia manera de tomar decisiones por encima de cualquier otro referente. La idea es que, como nadie conoce
mejor que uno mismo la propia manera de vivir la vida, no se tiende a apoyarse en códigos de comportamiento
impuestos desde instancias externas.
4. Creatividad
El hecho de que las personas altamente funcionales de Carl Rogers sean enemigas de los dogmas y las
convenciones hace que miren más allá de lo considerado como "normal". Esto proporciona las bases
necesarias para que puedan desarrollar su creatividad.
5. Libertad de elección
El modo de ser creativo e innovador de la personalidad altamente funcional teorizada por Carl Rogers hace que
estas personas sean capaces de encontrar nuevas opciones de comportamiento allí donde aparentemente solo
hay unas pocas. Esto define el carácter inconformista de este tipo de personalidad, que es capaz de resolver
paradojas en las que hay una aparente contradicción entre las opciones que a priori parecen disponibles.
6. Carácter constructivo
Este tipo de personalidad muestra una gran facilidad para dar respuesta a todas las necesidades de manera
equilibrada, de manera que las crisis son aprovechadas como oportunidades para construir nuevas
oportunidades y encontrar maneras de alcanzar niveles de bienestar.
7. Desarrollo personal
El desarrollo personal es el motor vital de las personas altamente funcionales. Se vive como un proceso de
cambio constante, en el que nunca se alcanza una meta final definitiva, sino que se va pasando de una etapa a
otra.
Durante este estadio el niño emprende su desarrollo cognitivo y muscular, cuando comienza a controlar y
ejercitar los músculos que se relacionan con las excreciones corporales. Este proceso de aprendizaje puede
conducir a momentos de dudas y de vergüenza. Asimismo, los logros en esta etapa desencadenan sensación
de autonomía y de sentirse como un cuerpo independiente.
3. Iniciativa vs Culpa
Este estadio viaja desde los 3 hasta los 5 años de edad.
El niño empieza a desarrollarse muy rápido, tanto física como intelectualmente. Crece su interés por
relacionarse con otros niños, poniendo a prueba sus habilidades y capacidades. Los niños sienten curiosidad y
es positivo motivarles para desarrollarse creativamente. En caso de que los padres reaccionen de
negativamente a las preguntas de los niños o a la iniciativa de éstos, es probable que les genere sensación de
culpabilidad.
4. Laboriosidad vs Inferioridad
Este estadio se produce entre los 6-7 años hasta los 12 años.
Los niños muestran un interés genuino por el funcionamiento de las cosas e intentan llevar a cabo muchas
actividades por sí mismos, con su propio esfuerzo y poniendo en uso sus conocimientos y habilidades. Por esa
razón es tan importante la estimulación positiva que pueda ofrecerle la escuela, en casa o por el grupo de
iguales. Éste último comienza a adquirir una relevancia trascendental para ellos.
En el caso de que esto no sea bien acogido o sus fracasos motiven las comparaciones con otros, el niño puede
desarrollar cierta sensación de inferioridad que le hará sentirse inseguro frente a los demás.
Los adolescentes empiezan a mostrarse más independientes y a tomar distancia de los padres. Prefieren pasar
más tiempo con sus amigos y comienzan a pensar en el futuro y a decidir qué quieren estudiar, en qué trabajar,
dónde vivir, etc.
La exploración de sus propias posibilidades se produce en esta etapa. Comienzan a apuntalar su propia
identidad basándose en el las experiencias vividas. Esta búsqueda va a causar que en múltiples ocasiones se
sientan confusos acerca de su propia identidad.
2. Fase convencional
La fase convencional suele ser la que define el pensamiento de los adolescentes y de muchos adultos. En ella,
se tiene en cuenta la existencia tanto de una serie de intereses individuales como de una serie de convenciones
sociales acerca de lo que es bueno y lo que es malo que ayuda a crear un "paraguas" ético colectivo.
2.1. Tercera etapa: orientación hacia el consenso
En la tercera etapa las acciones buenas están definidas por cómo repercuten sobre las relaciones que uno tiene
con los demás. Por eso, las personas que se encuentran en la etapa de orientación hacia el consenso tratan de
ser aceptadas por el resto y se esfuerzan por hacer que sus acciones encajen muy bien en el conjunto de reglas
colectivas que definen lo que es bueno.
Las acciones buenas y malas están definidas por los motivos que hay detrás de ellos y el modo en el que estas
decisiones encajan en una serie de valores morales compartidos. La atención no se fija en lo bien o mal que
puedan sonar ciertas propuestas, sino por los objetivos que hay detrás de ellas.
2.2. Cuarta etapa: orientación a la autoridad
En esta etapa de desarrollo moral, lo bueno y lo malo emana de una serie de normas que se perciben como
algo separado de los individuos. El bien consiste en cumplir las normas, y el mal es incumplirlas.
No cabe la posibilidad de actuar más allá de estas reglas, y la separación entre lo bueno y lo malo es tan
definida como concretas sean las normas. Si en la etapa anterior el interés está puesto más bien en aquellas
personas que se conocen y que pueden mostrar aprobación o rechazo por lo que hace uno, aquí el círculo ético
es más amplio y engloba a todas aquellas personas sujetas a la ley.
3. Fase post-convencional
Las personas que se encuentran en esta fase tienen como referencia principios morales propios que, a pesar de
no tener por qué coincidir con las normas establecidas, se apoyan tanto en valores colectivos como en
libertades individuales, no en exclusivamente en el propio interés.
3.1. Etapa 5: orientación hacia el contrato social
La manera de razonamiento moral propia de esta etapa surge de una reflexión acerca de si las leyes y las
normas son acertadas o no, es decir, si dan forma a una buena sociedad.
Se piensa en el modo en el que la sociedad puede afectar a la calidad de vida de las personas, y se piensa
también en el modo en el que las personas pueden cambiar las normas y las leyes cuando estas son
disfuncionales. Es decir, que existe una visión muy global de los dilemas morales, al irse más allá de las reglas
existentes y adoptar una posición teórica distanciada. El hecho de plantearse, por ejemplo, que la esclavitud fue
legal pero ilegítima y que a pesar de eso existía como si fuese algo totalmente normal entraría dentro de esta
etapa del desarrollo moral.
3.2. Etapa 6: orientación hacia los principios universales
El razonamiento moral que caracteriza a esta fase es muy abstracto, y se basa en la creación de principios
morales universales que son diferentes a las leyes en sí mismas. Por ejemplo, se considera que cuando una ley
es injusta, cambiarla debe ser una prioridad. Además, las decisiones no emanan de suposiciones acerca del
contexto, sino de consideraciones categóricas basadas en los principios morales universales.
Etapas de desarrollo
Etapa vegetativa- motriz (de los 18 a los 36 meses). Se manifiesta cuando al tomar el niño un lápiz o una tiza
se da cuenta que este puede ser una prolongación de su mano y descubre, con gusto, que al deslizar el lápiz
sobre la superficie logra hacer trazos, carentes de significado y de intención.
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