William Shakespeare Romeo y Julieta PDF
William Shakespeare Romeo y Julieta PDF
William Shakespeare Romeo y Julieta PDF
William Shakespeare
ROMEO Y JULIETA
TRADUCCIÓN DE MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO
BARCELONA
1881
ROMEO Y JULIETA
PERSONAJES
MONTESCO
CAPULETO
Tres músicos
Un oficial
La señora de Montesco
La señora de Capuleto
El Ama de Julieta
PRÓLOGO
CORO
vales igualmente nobles habían derramado, por sus odios mutuos, mucha
que trajeron su muerte y el fin de su triste amor. Sólo dos horas va a durar
ACTO I
ESCENA PRIMERA
SANSÓN
GREGORIO
SANSÓN
soltar la albarda
SANSÓN
GREGORIO
SANSÓN
GREGORIO
SANSÓN
Los perros de esa casa me hacen saltar primero y me paran después.
Cuando topo de manos a boca con hembra o varón de casa de los Montes-
GREGORIO
SANSÓN
GREGORIO
nir en ella.
SANSÓN
Lo mismo da. Seré un tirano. Acabaré primero con los hombres y luego
GREGORIO
SANSÓN
GREGORIO
No eres ni pescado ni carne. Saca tu espada, que aquí vienen dos criados
de casa Montesco.
SANSÓN
GREGORIO
SANSÓN
Por no asustarte.
GREGORIO
SANSÓN
GREGORIO
SANSÓN
la suya si lo toleran.
(Abraham y Baltasar)
ABRAHAM
SANSÓN
Hidalgo, es verdad que me chupo el dedo.
ABRAHAM
SANSÓN. (A Gregorio)
GREGORIO (A Sansón)
No por cierto.
SANSÓN
GREGORIO
ABRAHAM
SANSÓN
como el vuestro.
ABRAHAM
SANSÓN
Está bien, hidalgo.
GREGORIO (A Sansón)
amo.
SANSÓN
ABRAHAM
Mentira.
SANSÓN
tocada. (Pelean).
BENVOLIO
TEOBALDO
BENVOLIO
TEOBALDO
cobarde.
CIUDADANOS
Montescos!
CAPULETO
SEÑORA
CAPULETO
MONTESCO
SEÑORA
venas el ardor de vuestras iras, arrojad en seguida a tierra las armas fratrici-
das, y escuchad mi sentencia. Tres veces, por vanas quimeras y fútiles mo-
aun los más graves e ilustres, empuñar las enmohecidas alabardas, y cargar
con el hierro sus manos envejecidas por la paz. Si volvéis a turbar el sosiego
retiraos todos. Tú, Capuleto, vendrás conmigo. Tú, Montesco, irás a bus-
(Vase)
MONTESCO
BENVOLIO
sobre mí, blandiendo el hierro que azotaba el aire despreciador de sus fu-
rores. Al ruido de las estocadas acorre gente de una parte y otra, hasta que
SEÑORA DE MOTESCO
presente!
BENVOLIO
Sólo faltaba una hora para que el sol amaneciese por las doradas puertas
del Oriente, cuando salí a pasear, solo con mis cuidados, al bosque de sico-
SEÑORA DE MONTESCO
Dicen que va allí con frecuencia a juntar su llanto con el rocío de la ma-
ñana y contar a las nubes sus querellas, y apenas el sol, alegría del mundo,
del día, crea artificialmente una noche. Mucho me apena su estado, y sería
BENVOLIO
¿Sospecháis la causa, tío?
MONTESCO
No la sé ni puedo indagarla.
BENVOLIO
MONTESCO
BENVOLIO
causa de su mal.
MONTESCO
(Entra Romeo)
BENVOLIO
ROMEO
ROMEO
¡Tristes horas, cuán lentamente camináis! ¿No era mi padre quien salía
ahora de aquí?
BENVOLIO
Sí por cierto. Pero ¿qué dolores son los que alargan tanto las horas de
Romeo?
ROMEO
BENVOLIO
¿Cuestión de amores?
ROMEO
Desvíos.
BENVOLIO
¿De amores?
ROMEO
BENVOLIO
¿Por qué el amor que nace de tan débiles principios, impera luego con
tanta tiranía?
ROMEO
¿Por qué, si pintan ciego al amor, sabe elegir tan extrañas sendas a su
pasado. Pero no, ya lo sé. Hemos encontrado el amor junto al odio; amor
materia grave a la vez que ligera, fuerte y débil, humo y plomo, fuego hela-
do, salud que fallece, sueño que vela, esencia incógnita. No puedo acos-
BENVOLIO
ROMEO
BENVOLIO
De tu desesperación.
ROMEO
fuego que arde y centellea en los ojos del amante. O más bien es torrente
desbordado que las lágrimas acrecen. ¿Qué más podré decir de él? Diré
que es locura sabia, hiel que emponzoña, dulzura embriagadora. Quédate
adiós, primo.
BENVOLIO
ROMEO
BENVOLIO
ROMEO
BENVOLIO
ROMEO
¿Dime formalmente?. . ¡Oh, qué frase tan cruel! Decid que haga testa-
una mujer.
BENVOLIO
ROMEO
ROMEO
Vanos serían mis tiros, porque ella, tan casta como Diana la cazadora,
burlará todas las pueriles flechas del rapaz alado. Su recato la sirve de ar-
BENVOLIO
ROMEO
la causa de mi muerte.
BENVOLIO
ROMEO
BENVOLIO
Hazte libre. Fíjate en otras.
ROMEO
Así brillará más y más su hermosura. Con el negro antifaz resalta más la
blancura de la tez. Nunca olvida el don de la vista quien una vez la perdió.
La beldad más perfecta que yo viera, sólo sería un libro donde leer que era
BENVOLIO
ESCENA II
Calle
CAPULETO
ser difícil vivir en paz. Paris Los dos sois iguales en nobleza, y no debierais
do. Mi hija acaba de llegar al mundo. Aún no tiene más que catorce años,
y no estará madura para el matrimonio, hasta que pasen lo menos dos vera-
nos. Paris Otras hay más jóvenes y que son ya madres. Capuleto Los árbo-
toda libertad entre los de su clase. Esta noche, según costumbre inmemo-
rial, recibo en casa a mis amigos, uno de ellos vos. Deseo que piséis esta no-
Vos, como joven lozano, que no holláis como yo las pisadas del invierno
las, vedlas, y elegid entre todas la más perfecta. Quizá después de maduro
las calles de Verona, y a todos aquellos cuyos nombres verás escritos en este
CRIADO
car a todos aquellos cuyos nombres son los que aquí están escritos. Denme
BENVOLIO
No digas eso. Un fuego apaga otro, un dolor mata otro dolor, a una
pena antigua otra nueva. Un nuevo amor puede curarte del antiguo.
ROMEO
Curarán las hojas del plátano.
BENVOLIO
¿Y qué curarán?
ROMEO
Las desolladuras.
BENVOLIO
¿Estás loco?
ROMEO
¡Loco! Estoy atado de pies y manos como los locos, encerrado en cárcel
(Al criado)
CRIADO
ROMEO
CRIADO
¡Raro alarde! ¿Sabéis leer sin haberlo aprendido? ¿Sabréis leer lo que ahí
dice?
ROMEO
ROMEO
CRIADO
Allí.
ROMEO
¿Dónde?
CRIADO
En mi casa, a cenar.
ROMEO
CRIADO
En la de mi amo.
ROMEO
(Vase) BENVOLIO
Rosalía a quien adoras, asistirá a esta fiesta con todas las bellezas de Ve-
rona. Allí podrás verla y compararla con otra que yo te enseñaré, y el cisne
te parecerá grajo.
RoMeo
verdaderas lágrimas, ardan mis ojos (que antes se ahogaban) si tal herejía
cometen. ¿Puede haber otra más hermosa que ella? No la ha visto desde la
BENVOLIO
Tus ojos no ven más que lo que les halaga. Vas a pesar ahora en tu bal-
anza a una mujer más bella que esa, y verás cómo tu señora pierde de los
ROMEO
mi cielo.
ESCENA III
En casa de Capuleto
SEÑORA
AMA
JULIETA
¿Quién me llama?
AMA
Tu madre.
JULIETA
Señora Sucede que. . Ama, déjanos a solas un rato. . Pero no, quédate.
Deseo que oigas nuestra conversación. Mi hija está en una edad decisiva.
AMA
SEÑORA
AMA
Apostaría catorce dientes (¡ay de mí, no tengo más que cuatro¡) a que no
SEÑORA
AMA
Sean pares o nones, ese día, en anocheciendo, cumple Julieta años. ¡Vál-
game Dios¡ La misma edad tendrían ella y mi Susana. Pero Susana está
confundo aquel día con ningún otro del año. Debajo del palomar, sentada
al sol, unté mi pecho con acíbar. Vos y mi amo estabais en Mantua. ¡Me
acuerdo tan bien! Pues como digo, la tonta de ella, apenas probó el pecho
y lo halló tan amargo, ¡qué furiosa se puso contra mí! ¡Temblaba el palo-
veces. Por cierto que el día antes se había hecho un chichón en la frente, y
dijo: «Vaya, ¿te has caído de frente? No caerás así cuando te entre el juicio.
empo hace verdades las burlas. Mil años que viviera, me acordaría de esto.
«¿No es verdad, Julieta?» y ella lloraba y decía que sí.
SEÑORA
AMA
dijo sí, y creo que tenía en la frente un chichón tamaño como un huevo, y
JULIETA
AMA
JULIETA
AMA
¡Honra! Pues si no fuera por haberte criado yo a mis pechos, te diría que
SEÑORA
que tú, y yo misma lo era cuando apenas tenía tu edad. En dos palabras,
aspira a tu mano el gallardo París.
AMA
SEÑORA
AMA
SEÑORA
una espléndida cubierta. La mar se ha hecho para el pez. Toda belleza gana
en contener otra belleza. Los áureos broches del libro esmaltan la áurea
narración. Todo lo que él tenga será tuyo. Nada perderás en ser su mujer.
AMA
SEÑORA
JULIETA
Lo pensaré, si es que el ver predispone a amar. Pero el dardo de mis ojos
(Entra un criado)
CRIADO
hace falta. En la cocina están diciendo mil pestes del ama. Todo está dis-
SEÑORA
Vámonos tras ti, Julieta. El Conde nos espera. Ama Niña, piensa bien
lo que haces.
ESCENA IV
ENCENDIDAS
ROMEO
preliminares?
BENVOLIO
Nada de rodeos. Para nada nos hace falta un amorcillo de latón con
de baile.
ROMEO
Dadme una tea. No quiero bailar. El que está a oscuras necesita luz.
MERCUTIO
ROMEO
MERCUTIO
ROMEO
Sus flechas me han herido de tal modo, que ni siquiera sus plumas
MERCUTIO
No has debido cargar con tanto peso al amor, que es muy delicado.
ROMEO
MERCUTIO
Si es duro, sé tú duro con él. Si te hiere, hiérele tú, y verás cómo se da
por vencido. Dadme un antifaz para cubrir mi rostro. ¡Una máscara sobre
otra máscara¡
BENVOLIO
pueda.
ROMEO
¡Una antorcha! Yo, imitando la frase de mi abuelo, seré quien lleve la luz
MERCUTIO
De noche todos los gatos son pardos, como decía muy bien el Cond-
ROMEO
No por cierto.
MERCUTIO
ROMEO
¿Y lo dudas?
ROMEO
MERCUTIO
ROMEO
MERCUTIO
ROMEO
MERCUTIO
arrastrada por caballos leves como átomos, y sus radios son patas de tarán-
tula, las correas son de gusano de seda, los frenos de rayos de luna; huesos
dos veces más pequeño que el insecto que la aguja sutil extrae del dedo de
discurre de noche y día por cabezas enamoradas, y les hace concebir vanos
deseos, y anda por las cabezas de los cortesanos, y les inspira vanas corte-
sías. Corre por los dedos de los abogados, y sueñan con procesos. Recorre
los labios de las damas, y sueñan con besos. Anda por las narices de los
de un rabo de puerco las orejas del cura, produciendo en ellas sabroso cos-
del soldado, y le hace soñar que vence y triunfa de sus enemigos y los de-
güella con su truculento acero toledano, hasta que oyendo los sones del
dormirse. La reina Mab es quien enreda de noche las crines de los caballos,
ROMEO
MERCUTIO
BENVOLIO
Tú sí que estás arrojando viento y humo por esa boca. Ya nos espera la
ROMEO
llegue la negra muerte a cortar esta inútil existencia. Pero en fin, el piloto
BENVOLIO
A son de tambores.
ESCENA V
MÚSICOS Y CRIADOS
CRIADO 1.º
CRIADO 2.º
CRIADO 1.º
CRIADO 1.º
CRIADO 2.º
máscaras)
CAPULETO
Ni siquiera la que por melindre dice que tiene callos. Bien venidos seáis.
las hermosas secretos que a veces no les desagradaban. Pero el tiempo llevó
consigo tales flores. Celebro vuestra venida. Comience la música. ¡Que pa-
sen delante las muchachas! (Comienza el baile). ¡Luz, más luz! ¡Fuera las
mesas! Nada de fuego, que harto calor hace. ¡Cómo te agrada el baile, pica-
rillo! Una silla a mi primo, que nosotros no estamos para danzas. ¿Cuándo
CAPULETO
hará 25 años.
EL PRIMO DE CAPULETO
CAPULETO
¿Cómo, si, hace dos años, aún no había llegado a la mayor edad?
No la conozco.
ROMEO
prodigio. Parece entre las otras como paloma entre grajos. Cuando el baile
dero mi antiguo amor, que nunca belleza como ésta vieron mis ojos.
TEOBALDO
Por la voz parece Montesco. (Al criado). Tráeme la espada. ¿Cómo se at-
reverá ese malvado a venir con máscara a perturbar nuestra fiesta? Juro por
los huesos de mi linaje que sin cargo de conciencia le voy a quitar la vida.
CAPULETO
TEOBALDO
CAPULETO
¿Es Romeo?
TEOBALDO
El infame Romeo.
CAPULETO
ponle alegre semblante, que esa indignación y esa mirada torva no cuadran
TEOBALDO
consentiré¡
CAPULETO
Sí lo consentirás. Te lo mando. Yo sólo tengo autoridad aquí. ¡Pues no
TEOBALDO
CAPULETO
Traed luces. . Yo te haré estar quedo. ¡Pues esto sólo faltaba! ¡A bailar,
niñas!
TEOBALDO
mi ira comprimida. Me voy, porque esta injuria que hoy paso, ha de traer
amargas hieles.
ROMEO
con un beso.
JULIETA
ROMEO
JULIETA
ROMEO
¡Oh, qué santa! Truequen pues de oficio mis manos y mis labios. Rece
JULIETA
ROMEO
purifican.
(La besa)
JULIETA
ROMEO
(Torna a besarla)
JULIETA
Besáis muy santamente.
AMA
Tu madre te llama.
ROMEO
¿Quién es su madre?
AMA
La señora de esta casa, dama tan sabia como virtuosa. Yo crié a su hija,
ROMEO
BENVOLIO
ROMEO
CAPULETO
No os vayáis tan pronto, amigos. Aún os espera una parca cena ¿Os vais?
JULIETA
AMA
El mayorazgo de Fiter.
JULIETA
AMA
JULIETA
AMA
Lo ignoro.
JULIETA
AMA
JULIETA
¡Amor nacido del odio, harto pronto te he visto, sin conocerte! ¡Harto
AMA
JULIETA
AMA
huéspedes.
EL CORO
sustituye una pasión nueva. Julieta viene a eclipsar con su lumbre a la belle-
za que mataba de amores a Romeo. Él, tan amado como amante, busca en
ACTO II
ESCENA PRIMERA
ROMEO
¿Cómo me he de ir de aquí, si mi corazón queda en esas tapias, y mi cu-
BENVOLIO
MERCUTIO
BENVOLIO
MERCUTIO
verso solo en que aconsonen bien los desdenes, y donde eches un requiebro
a la madre del amor y al niño ciego, que hirió con sus dardos al rey Cofet-
señales de vida. Conjúrote por los radiantes ojos, y por la despejada frente,
y por los róseos labios, y por el breve pie y los llenos muslos de Rosalía, que
BENVOLIO
Se va a enfadar, si te oye.
MERCUTIO
en el círculo de su dama, para que ella le conjurase; pero ahora veréis cómo
su amada.
BENVOLIO
como es ciego, busca tinieblas. Mercutio Si fuera ciego, erraría casi siempre
BENVOLIO
encontrado?
1∗
ESCENA II
Jardín de Capuleto
ROMEO
¡Qué bien se burla del dolor ajeno quien nunca sintió dolores...!
(Pónese Julieta a la ventana). ¿Pero qué luz es la que asoma por allí? ¿El
sol que sale ya por los balcones de oriente? Sal, hermoso sol, y mata de
envidia con tus rayos a la luna, que está pálida y ojeriza porque vence
color. ¡Qué necio el que se arree con sus galas marchitas! ¡Es mi vida,
dos más hermosos luminares del cielo la suplican que les sustituya
cielo, bastaría su luz para ahogar los restantes como el brillo del sol
mata el de una antorcha. Tal torrente de luz brotaría de sus ojos, que
JULIETA
¡Ay de mí!
ROMEO
¡Romeo, Romeo! ¿Por qué eres tú Romeo? ¿Por qué no reniegas del
ROMEO
JULIETA
alma.
ROMEO
JULIETA
¿Y quién eres tú que, en medio de las sombras de la noche, vienes a
ROMEO
JULIETA
Pocas palabras son las que aún he oído de esa boca, y sin embargo te
ROMEO
enfada.
JULIETA
¿Cómo has llegado hasta aquí, y para qué? Las paredes de esta
ROMEO
Las paredes salté con las alas que me dio el amor, ante quien no
JULIETA
Si te encuentran, te matarán.
ROMEO
Más homicidas son tus ojos, diosa mía, que las espadas de veinte
JULIETA
ROMEO
JULIETA
ROMEO
ojos que yo le había entregado. Sin ser nauchero, te juro que navegaría
hasta la playa más remota de los mares por conquistar joya tan
preciada.
JULIETA
a mis mejillas, recordando las palabras que esta noche me has oído.
hecho.
ROMEO
Júrote, amada mía, por los rayos de la luna que platean la copa de
estos árboles...
JULIETA
ROMEO
ROMEO
JULIETA
cuando vuelvas haya llegado a abrirse, animado por las brisas del estío,
ROMEO
JULIETA
ROMEO
Tu fe por la mía.
JULIETA
ROMEO
JULIETA
Sí, para dártela otra vez, aunque esto fuera codicia de un bien que
tengo ya. Pero mi afán de dártelo todo es tan profundo y tan sin límite
como los abismos de la mar. ¡Cuanto más te doy, más quisiera darte!...
vuelvo en seguida.
ROMEO
¡Noche, deliciosa noche! Sólo temo que, por ser de noche, no pase
JULIETA
JULIETA
Ya voy. Pero si son torcidas tus intenciones, suplícote que...
AMA
¡Julieta!
JULIETA
ROMEO
Por la gloria...
JULIETA
Buenas noches.
ROMEO
No. ¿Cómo han de ser buenas sin tus rayos? El amor va en busca del
amor como el niño que deja sus juegos para tornar al estudio.
JULIETA
ROMEO
¡Cuán grato suena el acento de mi amada en la apacible noche,
JULIETA
¡Romeo!
ROMEO
¡Alma mía!
JULIETA
ROMEO
A las nueve.
JULIETA
ROMEO
JULIETA
ROMEO
ROMEO
JULIETA
¿Y que quisiera yo sino que lo fueras? aunque recelo que mis caricias
ROMEO
ESCENA III
FRAY LORENZO
Ya la aurora se sonríe mirando huir a la oscura noche. Ya con sus
rayos dora las nubes de oriente. Huye la noche con perezosos pies, tro-
pezando y cayendo como un beodo, al ver la lumbre del sol que se de-
hay ser inútil sobre la tierra, por vil y despreciable que parezca. Por el
contrario, el ser más noble, si se emplea con mal fin, es dañino y abo-
a la vez medicina y veneno: los dos nacen del mismo origen, y su olor
comunica deleite y vida a los sentidos, pero si se aplica al labio, esa mi-
sma flor tan aromosa mata el sentido. Así es el alma humana; dos mo-
ROMEO
Buenos días, padre.
FRAY LORENZO
dad de conciencia, hijo mío. En las pupilas del anciano viven los cui-
ROMEO
FRAY LORENZO
ROMEO
en su amor.
FRAY LORENZO
ROMEO
Te lo diré sin ambages. En la fiesta de nuestros enemigos los Capu-
letos, donde a la vez herí y fui herido. Sólo tus manos podrán sanar a
FRAY LORENZO
en algo.
ROMEO
Pues te diré en dos palabras que estoy enamorado de la hija del no-
ble Capuleto, y que ella me corresponde con igual amor. Ya está con-
certado todo: sólo falta que vos bendigais esta unión. Luego os diré
con más espacio dónde y cómo nos conocimos y nos juramos constan-
FRAY LORENZO
los ojos y no del corazón. ¡Cuánto lloraste por Rosalía! y ahora tanto
sol los vapores de tu llanto. Aún resuenan en mis oídos tus quejas. Aún
se ven en tu rostro las huellas de antiguas lágrimas. ¿No decías que era
más bella y gentil que ninguna? y ahora te has mudado. ¡Y luego acu-
ROMEO
FRAY LORENZO
ROMEO
FRAY LORENZO
Pero no para que de la sepultura de ese amor brotase otro amor nue-
vo y más ardiente.
ROMEO
FRAY LORENZO
que esta boda sea lazo de amistad que extinga el rencor de vuestras
familias.
ROMEO
FRAY LORENZO
ESCENA IV
Calle
BENVOLIO Y MERCUTIO
MERCUTIO
BENVOLIO
MERCUTIO
BENVOLIO
Romeo.
MERCUTIO
BENVOLIO
Pues Romeo es seguro que contestará.
MERCUTIO
BENVOLIO
la carta.
MERCUTIO
centro del alma con las anchas flechas del volador Cupido... ¿Y quién
resistirá a Teobaldo?
BENVOLIO
¿Quién es Teobaldo?
MERCUTIO
Algo más que el rey de los gatos; es el mejor y más diestro esgrimi-
del par.
BENVOLIO
¿Y qué quieres decir con eso?
MERCUTIO
Mala landre devore a esos nuevos elegantes que han venido con ge-
espada, qué buen mozo, qué hermosa mujer!» Decidme, abuelos míos,
jeros, estos pardonnez moi, tan ufanos con sus nuevas galas y tan de-
(Sale Romeo)
BENVOLIO
MERCUTIO
Bien roma trae el alma. No eres carne ni pescado. ¡Oh materia di-
gna de los versos del Petrarca! Comparada con su amor Laura era una
fregona, sino que tuvo mejor poeta que la celebrase; Dido una zaga-
la, Cleopatra una gitana, Hero y Elena dos rameras, y Tisbe, a pesar
de sus negros ojos, no podría competir con la suya. Bon jour, Romeo.
dejaste en blanco.
ROMEO
¿Qué dices de dejar en blanco?
MERCUTIO
ROMEO
cortesías.
MERCUTIO
¿De suerte que tú también las usas a veces y doblas las rodillas?
ROMEO
MERCUTIO
Dices bien.
ROMEO
MERCUTIO
ROMEO
MERCUTIO
Cállate.
MERCUTIO
MERCUTIO
Vela, vela.
BENVOLIO
AMA
¡Pedro!
PEDRO
¿Qué?
AMA
Tráeme el abanico.
MERCUTIO
que su cara.
AMA
MERCUTIO
AMA
MERCUTIO
No, pero la mano lasciva del reloj está señalando las doce.
AMA
MERCUTIO
Un hombre que Dios crió, para que luego echase él mismo a perder
la obra divina.
AMA
ROMEO
Yo te lo podré decir, y por cierto que ese joven será ya más viejo
cuando le encontreis, que cuando empezabais a buscarlo. Yo soy
AMA
MERCUTIO
entendéis.
AMA
palabra.
BENVOLIO
MERCUTIO
ROMEO
MERCUTIO
comer una liebre vieja, pero tan vieja llega a podrirse, si se la guarda,
que no hay quien la pueda mascar». ¿Vas a casa de tu padre, Romeo?
ROMEO
MERCUTIO
(Vanse él y Benvolio)
AMA
Bendito sea Dios, que ya se fue éste. ¿Me podríais decir (a Romeo)
ROMEO
sus gracias y que habla más en una hora que lo que escuchas tú en un
mes.
AMA
otros sacarán la cara por mí. Pues no faltaba más. ¡El grandísimo
AMA
ROMEO
AMA
ROMEO
AMA
ROMEO
Dile que invente algún pretexto para ir esta tarde a confesarse
regalo.
AMA
ROMEO
Yo te lo mando.
AMA
ROMEO
mi criado te llevará una escala de cuerdas para poder yo subir por ella
AMA
ROMEO
¿Qué, ama?
AMA
¿Es de fiar vuestro criado? ¿Nunca oísteis que a nadie fía sus secretos
el varón prudente?
ROMEO
AMA
ciudad un tal Paris que de buena gana la abordaría. Pero ella, bendita
divierto en enojarla, diciéndole que Paris es mejor mozo que vos, y ¡si
vierais cómo se pone entonces! Más pálida que la cera. Decidme ahora:
ROMEO
AMA
menos áspera... ¡Si vierais qué graciosos equívocos hace con vuestro
ROMEO
Recuerdos a Julieta.
AMA
Sí que se los daré mil veces. ¡Pedro!
PEDRO
¡Qué!
AMA
ESCENA V
Jardín de Capuleto
JULIETA Y EL AMA
JULIETA
Las nueve eran cuando envié al ama, y dijo que antes de media hora
Sólo el pensamiento debiera ser nuncio del amor. Él corre más que
los rayos del sol cuando ahuyentan las sombras de los montes. Por eso
horas van pasadas desde las nueve a las doce, y no vuelve todavía.
¡Gracias a Dios que viene! Ama mía, querida ama... ¿Qué noticias
AMA
Vete, Pedro.
JULIETA
Y bien, ama querida. ¡Qué triste estás! ¿Acaso traes malas noticias?
AMA
JULIETA
mía.
AMA
JULIETA
AMA
¡Qué mala elección de marido has tenido! ¡Vaya, que el tal Romeo!
Aunque tenga mejor cara que los demás, todavía es mejor su pie y su
JULIETA
dímelo.
AMA
los riñones! ¡La culpa es tuya que me haces andar por esos andurriales,
dentro. ¡Vaya una pregunta! Ama ¡Válgame Dios! ¿Te enojas conmigo?
¡Buen emplasto para curar mis quebraduras! Otra vez vas tú misma a
esas comisiones.
JULIETA
AMA
JULIETA
Sí.
AMA
Vete al convento. Yo, iré por otra parte a buscar la escalera, con
comer.
JULIETA
ESCENA VI
FRAY LORENZO
¡El cielo mire con buenos ojos la ceremonia que vamos a cumplir, y
ROMEO
¡Así sea, así sea! Pero por muchas penas que vengan no bastarán a
está la dama: (sale Julieta) su piel es tan leve que no desgastará nunca
la eterna roca; tan ligera que puede correr sobre las telas de araña sin
romperlas.
JULIETA
FRAY LORENZO
JULIETA
cortesía.
ROMEO
arte, alegra con tus palabras el aire de este aposento y deja que tu voz
JULIETA
FRAY LORENZO
ción nupcial.
ACTO III
ESCENA PRIMERA
Plaza de Verona
MERCUTIO, BENVOLIO
BENVOLIO
MERCUTIO
Tú eres uno de esos hombres que cuando entran en una taberna, po-
y luego, a los dos tragos, la sacan, sin que nadie les provoque.
BENVOLIO
MERCUTIO
Y de los más temibles espadachines de Italia, tan fácil de entrar en
BENVOLIO
MERCUTIO
ves tú. Llena está de riña tu cabeza, como de yema un huevo, y eso que
a porrazos te han puesto tan blanda como una yema, la cabeza. Reñi-
ste con uno porque te vio en la calle y despertó a tu perro que estaba
de Pascua, y con otro porque ataba sus zapatos con cintas viejas. ¿Si
BENVOLIO
CAPULETOS.
Mercutio
(Teobaldo y otros)
TEOBALDO
Estad cerca de mí, que tengo que decirles dos palabras. Buenas tar-
MERCUTIO
TEOBALDO
MERCUTIO
TEOBALDO
MERCUTIO
¡De acuerdo! ¿Has creído que somos músicos? Pues aunque lo sea-
BENVOLIO
Estamos entre gentes. Buscad pronto algún sitio retirado, donde sa-
MERCUTIO
Para eso tienen ojos. No me voy de aquí por dar gusto a nadie.
TEOBALDO
(Entra Romeo)
MERCUTIO
TEOBALDO
ROMEO
conoces. Adiós.
TEOBALDO
ROMEO
amo más que nunca, y quizá sepas pronto la razón de este cariño. Vete
en paz, buen Capuleto, nombre que estimo tanto como el mío.
MERCUTIO
TEOBALDO
¿Qué me quieres?
MERCUTIO
Rey de los gatos, sólo quiero una de tus siete vidas, y luego apor-
rearte a palos las otras seis. ¿Quieres tirar de las orejas a tu espada, y
TEOBALDO
Soy contigo.
ROMEO
MERCUTIO
(Se baten)
ROMEO
Mercutio.
MERCUTIO
ROMEO
MERCUTIO
(Se va el paje)
ROMEO
MERCUTIO
una iglesia, pero basta. Si mañana preguntas por mí, verásme tan cal-
landre devore a vuestras dos familias. ¡Vive Dios! ¡Qué un perro, una
rata, un ratón, un gato mate así a un hombre! Un matón, un pícaro,
que pelea contra los ángulos y reglas de la esgrima. ¿Para qué te pusiste
ROMEO
MERCUTIO
(Vanse)
ROMEO
Por culpa mía sucumbe este noble caballero, tan cercano deudo del
BENVOLIO
ROMEO
BENVOLIO
ROMEO
seguirle forzosamente.
TEOBALDO
ROMEO
Ya lo decidirá la espada.
BENVOLIO
Huye, huye.
ROMEO
Huye, Romeo.
(Acude gente)
CIUDADANO 1.º
BENVOLIO
CIUDADANO 1.º
EL PRÍNCIPE
BENVOLIO
LA SEÑORA DE CAPULETO
PRÍNCIPE
Dime con verdad, Benvolio. ¿Quién comenzó la pelea?
BENVOLIO
Nada bastó a calmar los furores de Teobaldo, que ciego de ira, arre-
ese brazo, asesta Teobaldo una estocada que arrebata la vida al pobre
Mercutio; Teobaldo huye a toda prisa, pero a poco rato vuelve, y hal-
LA SEÑORA DE CAPULETO
PRÍNCIPE
MONTESCO
debía haberse tomado la justicia por su mano, hasta que las leyes
decidiesen.
PRÍNCIPE
ESCENA II
JULIETA Y EL AMA
JULIETA
ciego y ama la noche, y a su luz misteriosa cumplen sus citas los aman-
castidad. Cubre con tu manto la pura sangre que arde en mis mejillas.
Ven, noche; ven, Romeo, tú que eres mi día en medio de esta noche,
tú que ante sus tinieblas pareces un copo de nieve sobre las negras alas
pero no entregada a mi señor. ¡Qué día tan largo! tan largo como ví-
Pero aquí viene mi ama, y me traerá noticias de él. (Llega el ama con
una escala de cuerdas). Ama, ¿qué noticias traes? ¿Esa es la escala que
te dijo Romeo?
AMA
¡Ay, Dios! ¿Qué sucede? ¿Por qué tienes las manos cruzadas?
AMA
JULIETA
AMA
JULIETA
igual sólo debe de haberle en el infierno. Dime, ¿qué pasa? ¿Se ha ma-
tado Romeo? Dime que sí, y esta palabra basta. Será más homicida que
mirada de basilisco. Di que sí o que no, que vive o que muere. Con una
AMA
me desmayé al verle.
JULIETA
¡Estalla, corazón mío, estalla! ¡Ojos míos, yaceréis desde ahora en
AMA
¡Oh, Teobaldo amigo mío, caballero sin igual, Teobaldo! ¿Por qué
JULIETA
trompeta del juicio final. Si esos dos han muerto, ¿qué importa que
AMA
JULIETA
¡Alma de sierpe, oculta bajo capa de flores! ¿Qué dragón tuvo jamás
plumas de paloma, cordero rapaz como lobo, materia vil de forma ce-
traición y el dolo?
AMA
Los hombres son todos unos. No hay en ellos verdad, ni fe, ni con-
Dame unas gotas de licor. Con tantas penas voy a envejecer antas de
JULIETA
AMA
JULIETA
que la muerte de diez mil Teobaldos. ¡No bastaba con la muerte de Te-
solas! ¿Por qué cuando dijiste: «ha muerto Teobaldo», no añadiste: «tu
AMA
allá?
JULIETA
priva de su dulce objeto. Ella debía haber sido camino para mi lecho
nupcial. Pero yo moriré virgen y casada. ¡Adiós, escala de cuerda!
AMA
verte.
JULIETA
Dale en nombre mío esta sortija, y dile que quiero oír su postrera
despedida.
ESCENA III
FRAY LORENZO
se ha desposado contigo.
ROMEO
FRAY LORENZO
FRAY LORENZO
FRAY LORENZO
ROMEO
mismo da que digáis muerte que destierro. Con un hacha de oro cor-
FRAY LORENZO
no se lo agradeces.
ROMEO
perro, un ratón, un gato pueden vivir en este cielo y verla. Sólo Romeo
no puede. Más prez, más gloria, más felicidad tiene una mosca o un
tábano inmundo que Romeo. Ellos pueden tocar aquella blanca y ma-
lo hará Romeo. Le mandan volar y tiene envidia a las moscas que vue-
lan. ¿Por qué decís que el destierro no es la muerte? ¿No teníais algún
veneno sutil, algún hierro aguzado que me diese la muerte más pronto
FRAY LORENZO
ROMEO
FRAY LORENZO
ROMEO
ROMEO
FRAY LORENZO
ROMEO
sepultura.
(Llaman dentro)
FRAY LORENZO
ROMEO
vengan.
FRAY LORENZO
AMA
FRAY LORENZO
(Entra el Ama)
AMA
FRAY LORENZO
AMA
FRAY LORENZO
AMA
Lo mismo que él: llorar y gemir. Levantad, levantad del suelo: tened
ROMEO
Ama.
AMA
ROMEO
¿Qué dice?
AMA
ROMEO
(Saca el puñal)
FRAY LORENZO
Detén esa diestra homicida. ¿Eres hombre? Tu exterior dice que sí,
Teobaldo! Y matar además a la dama que sólo vive por ti. Dime, ¿por
potencias, como soldado que se inflama con la misma pólvora que tie-
que vive Julieta, por quien hace un momento hubieras dado la vida.
ciones del cielo, y tú, como mujer liviana, recibes de mal rostro a la
dicha que llama a tus puertas. Nunca favorece Dios a los ingratos. Vete
Entonces volverás, mil veces más alegre que triste te vas ahora. Vete,
cual será fácil por el disgusto de hoy. Dila que allá va Romeo.
AMA
ROMEO
AMA
Toma este anillo que ella me dio, y vete, que ya cierra la noche.
(Vase)
ROMEO
FRAY LORENZO
ESCENA IV
Sala en casa de Capuleto
CAPULETO
es tarde para que esta noche nos veamos, y a fe mía os juro que si no
PARIS
a vuestra hija.
CAPULETO
PARIS
Lunes.
CAPULETO
¡Lunes! Pues no puede ser el miércoles. Que sea el jueves. Dile que
PARIS
CAPULETO
ESCENA V
Galería cerca del cuarto de Julieta, con una ventana que da al jardín
ROMEO Y JULIETA
JULIETA
ROMEO
mía, cómo se van tiñendo las nubes del oriente con los colores de la au-
JULIETA
ROMEO
Diré que aquella luz gris que allí veo no es la de la mañana sino el
resuena. Más quiero quedarme que partir. Ven, muerte, pues Julieta lo
JULIETA
Sí, vete, que es la alondra la que canta con voz áspera y destempla-
da. ¡Y dicen que son armoniosos sus sones, cuando a nosotros viene a
de voz! Maldita ella que me aparta de tus atractivos. Vete, que cada
ROMEO
AMA
¡Julieta!
JULIETA
¡Ama!
AMA
ROMEO
JULIETA
¿Te vas? Mi señor, mi dulce dueño, dame nuevas de ti todos los días,
a cada instante. Tan pesados corren los días infelices, que temo enveje-
ROMEO
JULIETA
ROMEO
Sí, y que en dulces coloquios de amor recordaremos nuestras angu-
stias de ahora.
JULIETA
¡Válgame Dios! ¡Qué présaga tristeza la mía! Parece que te veo di-
ROMEO
adiós! (Vase)
JULIETA
restituirás luego.
JULIETA
SEÑORA DE CAPULETO
Estoy mala.
SEÑORA DE CAPULETO
JULIETA
SEÑORA DE CAPULETO
JULIETA
Más que por el muerto ¿lloras por ese infame que le ha matado? Julie-
SEÑORA DE CAPULETO
JULIETA
SEÑORA DE CAPULETO
tenta y vengada.
JULIETA
sangre de mi primo.
SEÑORA DE CAPULETO
JULIETA
SEÑORA DE CAPULETO
SEÑORA DE CAPULETO
Pedro.
JULIETA
Pues te juro, por la iglesia de San Pedro, y por San Pedro purísimo,
antes será mi esposo Romeo, a quien aborrezco, que Paris. ¡Vaya una
SEÑORA DE CAPULETO
CAPULETO
A la puesta del sol cae el rocío, pero cuando muere el hijo de mi her-
Tu débil cuerpo es nave y mar y viento. En tus ojos hay marca de lá-
grimas, y en ese mar navega la barca de tus ansias, y tus suspiros son el
SEÑORA DE CAPULETO
CAPULETO
JULIETA
CAPULETO
SEÑORA DE CAPULETO
CAPULETO
más. El pulso me tiembla. Esposa mía, yo siempre creí que era poca
bendición de Dios el tener una hija sola, pero ahora veo que es una
AMA
CAPULETO
¿Y por qué no, entremetida vieja? Cállate, y habla con tus iguales.
AMA
CAPULETO
Calla, cigarrón, y vete a hablar con tus comadres, que aquí no me-
tes baza.
SEÑORA DE CAPULETO
Loco estás.
CAPULETO
Loco sí. De noche, de día, de mañana, de tarde, durmiendo, velan-
cosa que no quiere casarse, que no puede amar, que es muy joven. Pues
hambre por esas calles, sin que ninguno de los míos te socorra. Pién-
(Vase)
JULIETA
SEÑORA DE CAPULETO
quieras.
(Se va)
JULIETA
¡Válgame Dios! Ama mía, ¿qué haré? Mi esposo está en la tierra, mi
el cielo ha de emplear todos sus recursos contra un ser tan débil como
AMA
Ni un águila tiene tan verdes y vivaces ojos como Paris. Este segundo
JULIETA
AMA
JULIETA
Así sea.
AMA
¿Por qué?
JULIETA
salido. Voy a confesarme con Fray Lorenzo, por el enojo que he dado
a mi padre.
AMA
(Vase)
JULIETA
tantas veces pusiste por las nubes? Maldita sea yo si vuelvo a aconsejar-
ACTO IV
ESCENA PRIMERA
FRAY LORENZO
FRAY LORENZO
PARIS
Ella no hace más que llorar por Teobaldo y no tiene tiempo para
acongoja el que ella se angustie tanto, y por eso quiere hacer la boda
cuanto antes, para atajar ese diluvio de lágrimas, que pudiera parecer
FRAY LORENZO
PARIS
JULIETA
PARIS
PARIS
JULIETA
PARIS
JULIETA
PARIS
JULIETA
PARIS
JULIETA
Poco hacen mis lágrimas: no valía mucho mi rostro, antes que ellas
le ajasen.
PARIS
Más la ofenden esas palabras que vuestro llanto.
JULIETA
PARIS
JULIETA
FRAY LORENZO
PARIS
(Vase)
JULIETA
ranza ni remedio.
FRAY LORENZO
bre del Señor, juntasteis mi mano con la de Romeo, y antes que esta
mano, donde fue por vos estampado su sello, consienta en otra unión,
FRAY LORENZO
Hija mía, detente. Aún veo una esperanza, pero tan remota y tan
muerte a la boda con Paris, pasarás por algo que se parezca a la muerte.
JULIETA
FRAY LORENZO
JULIETA
Mantua.
JULIETA
ESCENA II
Casa de Capuleto
CAPULETO
CRIADO 1.º
CAPULETO
¡Rara cualidad!
CRIADO 2.º
CAPULETO
AMA
Sí.
CAPULETO
AMA
cuanto me mandareis.
CAPULETO
de celebrarse mañana.
JULIETA
CAPULETO
JULIETA
desposada.
SEÑORA DE CAPULETO
CAPULETO
SEÑORA DE CAPULETO
vez seré guardián de la casa. ¿Qué es eso? ¿Todos los criados han sali-
ESCENA III
Habitación de Julieta
JULIETA Y SU MADRE
JULIETA
Sí, ama, sí: este traje está mejor, pero yo quisiera quedarme sola esta
noche, para pedir a Dios en devotas oraciones que me ilumine y guíe
SEÑORA DE CAPULETO
JULIETA
na. Ahora quisiera que me dejaseis sola, y que el ama velase en vuestra
SEÑORA DE CAPULETO
JULIETA
por mis venas y casi apaga en mí el aliento vital. ¿Les diré que vuelvan?
dría yo que ser esposa del Conde? No, no, jamás: tú sabrás impedirlo.
sabilidad por haberme casado con Romeo? Pero mi temor es vano. ¡Si
dicen que es un santo! ¡Lejos de mi tan ruines pensamientos! ¿Y si me
En aquel estrecho recinto, sin luz, sin aire... me voy a ahogar antes que
el silencio de aquella soledad... ¡Ay, Dios mío! ¿No será fácil que al
(Bebe)
ESCENA IV
Casa de Capuleto
LA SEÑORA Y EL AMA Señora de Capuleto Toma las llaves: tráe-
me más especias.
AMA
CAPULETO
vez el canto del gallo. Ya tocan a maitines. Son las tres. Tú, Ángela,
AMA
CAPULETO
nunca he enfermado.
SEÑORA DE CAPULETO
Sí: buen ratón fuiste en otros tiempos. Ahora ya velo yo, para evitar
tus veladas.
CAPULETO
CRIADO 1.º
El cocinero lo pide. No sé lo que es.
CAPULETO
encontrarla.
CRIADO 1.º
(Se van)
CAPULETO
Dice bien, a fe mía. ¡Es gracioso ese galopín! Por vida mía. Ya ama-
nece. Pronto llegará Paris con música, según anuncié. ¡Ahí está! Ama,
mujer mía, venid aprisa! (Suena música). (Al ama). Vete, despierta y
ESCENA V
EL AMA Y LA SEÑORA
AMA
¿No despiertas? Haces bien: duerme para ocho días, que mañana ya se
to. ¿Por qué he vivido yo para ver esto? Maldita sea la hora en que nací.
AMA
¡Día aciago!
SEÑORA DE CAPULETO
¿Qué sucede?
AMA
SEÑORA DE CAPULETO
¡Dios mío, Dios mío! ¡Pobre niña! ¡Vida mía! Abre los ojos, o déjame
(Entra Capuleto)
CAPULETO
AMA
SEÑORA DE CAPULETO
CAPULETO
sus miembros! Huyó la rosa de sus labios. ¡Yace tronchada como la flor
AMA
¡Día maldito!
SEÑORA DE CAPULETO
¡Aciago día!
CAPULETO
palabras.
FRAY LORENZO
CAPULETO
Sí irá, pero para quedarse allí. En vísperas de boda, hijo mío, vino
PARIS
¡Yo que tanto deseaba ver este día, y ahora es tal vista la que me
ofrece!
SEÑORA DE CAPULETO
AMA
¡Día aciago y horroroso, el más negro que he visto nunca! ¿El más
PARIS
CAPULETO
tesoro!
FRAY LORENZO
Callad, que no es la queja remedio del dolor. Antes vos y el cielo po-
seíais a esa doncella; ahora el cielo solo la posee, y en ello gana la don-
qué vuestro llanto, cuando Dios la ensalza y encumbra más allá del fir-
esposa no es la que más vive en el mundo, sino la que muere joven y re-
CAPULETO
todo en su contrario.
FRAY LORENZO
Retiraos, señor, y vos, señora, y vos, conde Paris. Prepárense todos a
enterrar este cadáver. Sin duda el cielo está enojado con vosotros. Ved
(Vanse)
MÚSICO L.º
AMA
MÚSICO 1.º
(Entra Pedro)
PEDRO
¡Oh, músicos, músicos! «La paz del corazón». «La paz del corazón».
MÚSICO 1.º
PEDRO
MÚSICO 1.º
No es esta ocasión de canciones.
PEDRO
MÚSICO 1.º
PEDRO
MÚSICO 1.º
PEDRO
sentir.
MÚSICO 1.º
PEDRO
MÚSICO 1.º
MÚSICO 2.º
Envainad la daga, y sacad a plaza vuestro ingenio.
PEDRO
qué quiere decir «la música argentina?» ¿Por qué ha de ser argentina la
MÚSICO l.º
PEDRO
MÚSICO 2.º
los músicos.
PEDRO
MÚSICO 3.º
PEDRO
MÚSICO 1.º
MÚSICO 2.º
a comer.
ACTO V
ESCENA PRIMERA
Calle de Mantua
ROMEO Y BALTASAR
ROMEO
razón, rey de mi pecho, y como que me dan alas para huir de la tierra.
piense un cadáver! Pero con sus besos me dio tal vida que, al despertar,
realidades del amor, cuando tanto lo son las sombras! (Entra Baltasar).
¿Traes alguna nueva de Verona? ¿Te ha dado Fray Lorenzo alguna carta
para mí? ¿Cómo está mi padre? ¿Y Julieta? Nada malo puede suceder-
me si ella está buena.
BALTASAR
lia. Y perdonadme que tan pronto haya venido a traeros tan mala noti-
ROMEO
BALTASAR
ROMEO
Fray Lorenzo?
BALTASAR
Ninguna.
ROMEO
bramante, todo muy separado para aparentar más. Yo, al ver tal mise-
(Sale el Boticario)
BOTICARIO
¿Quién grita?
ROMEO
dosis de veneno tan activo que, apenas circule por las venas, extinga el
BOTICARIO
ROMEO
BOTICARIO
ROMEO
ROMEO
ESCENA II
FRAY LORENZO
Sin duda es Fray Juan el que me llama. Bien venido seáis de Man-
FRAY JUAN
de una casa, temió que en ella hubiese peste. Sellaron las puertas, y no
FRAY LORENZO
FRAY JUAN
FRAY LORENZO
inútil, sino con nuevas de grande importancia. Puede ser muy fune-
celda.
FRAY JUAN
FRAY LORENZO
ESCENA III
PARIS
Dame una tea. Apártate: no quiero ser visto. Ponte al pie de aquel
arbusto, y estate con el oído fijo en la tierra para que nadie huelle el
movedizo suelo del cementerio, sin notarlo yo. Apenas sientas a algu-
PAJE
en este cementerio.
PARIS
Vengo a cubrir de flores el lecho nupcial de la flor más hermosa que
salió de las manos de Dios. Hermosa Julieta, que moras entre los coros
vengo a adornar con tristes ofrendas tu sepulcro. (El paje silba). Siento
la señal del paje: alguien se acerca. ¿Qué pie infernal es el que se llega
ROMEO
Dame ese azadón y esa palanca. Toma esta carta. Apenas amanezca,
en nada. La principal razón que aquí me trae no es ver por última vez
el rostro de mi amada, sino apoderarme del anillo nupcial que aún tie-
este cementerio. Más negras y feroces son mis intenciones, que tigres
BALTASAR
En nada pienso estorbaros, señor.
ROMEO
amigo mío.
BALTASAR
ROMEO
PARIS
primo de mi dama, que por eso murió de pena, según dicen. Sin duda
ROMEO
Sí: a morir vengo. Noble joven, no tientes a quien viene ciego y de-
salentado. Huye de mí: déjame; acuérdate de los que fueron y no son.
consejo de un loco.
PARIS
ROMEO
(Pelean)
PAJE
PARIS
cro de Julieta.
ROMEO
bre joven. Allí duerme Julieta, y ella basta para dar luz y hermosura al
llaman el último destello. Esposa mía, amor mío, la muerte que ajó el
bra de Teobaldo, que yace en ese sepulcro. La misma mano que cortó
gruta de la noche, en compañía de esos gusanos, que son hoy tus úni-
mis ojos, el último abrazo de mis brazos, el último beso de mis labios,
(Cae)
FRAY LORENZO
¡Por San Francisco y mi santo hábito! ¡Esta noche mi viejo pie viene
BALTASAR
FRAY LORENZO
Con bien seas. ¿Y para qué sirve aquella luz, ocupada en alumbrar a
de los Capuletos.
BALTASAR
queréis.
FRAY LORENZO
¿De quién hablas?
BALTASAR
De Romeo.
FRAY LORENZO
BALTASAR
FRAY LORENZO
Sígueme.
BALTASAR
FRAY LORENZO
BALTASAR
en desafío.
FRAY LORENZO
¡Romeo! Pero, ¡Dios mío! ¿Qué sangre es esta en las gradas del mo-
(Despierta Julieta)
JULIETA
FRAY LORENZO
Oigo ruido. Deja tú pronto ese foco de infección, ese lecho de fin-
(Vase)
JULIETA
Yo aquí me quedaré. ¡Esposo mío¡ Mas ¿qué veo? Una copa tiene en
una gota que beber. Pero besaré tus labios que quizá contienen algún
JULIETA
de Paris)
PAJE
ALGUACIL 1.º
hace dos días enterramos por muerta, se está desangrando, caliente to-
ALGUACIL 2.º
ALGUACIL 1.º
ALGUACIL 1.º
PRÍNCIPE
CAPULETO
SEÑORA DE CAPULETO
EL PRÍNCIPE
ALGUACIL 1.º
PRÍNCIPE
¿Averiguasteis la causa de estos delitos?
ALGUACIL 1.º
CAPULETO
¡Dios mío! Esposa mía, ¿no ves correr la sangre de nuestra hija? Ese
SEÑORA DE CAPULETO
sepulcro.
PRÍNCIPE
primogénito.
MONTESCO
PRÍNCIPE
¿Por qué tanta descortesía, hijo mío? ¿Por qué te atreviste a ir al se-
PRÍNCIPE
FRAY LORENZO
PRÍNCIPE
FRAY LORENZO
y el mismo día murió Teobaldo. Esta muerte fue causa del destierro
con Paris. En seguida vino a mi celda, y loca y ciega me rogó que bu-
scase una manera de impedir esta segunda boda, porque si no, iba a
yos efectos simulaban la muerte, y avisé a Romeo por una carta, que
la. Fray Juan, a quien entregué la carta, no pudo salir de Verona, por
do. Pero cuando llegué, pocos momentos antes de que ella despertara,
PRÍNCIPE
BALTASAR
PRÍNCIPE
PAJE
quedé cerca de allí, según sus órdenes. Llegó un caballero y quiso en-
a pedir auxilio.
PRÍNCIPE
Esta carta confirma las palabras de este bendito fraile. En ella habla
CAPULETO
pedir tu hermano.
MONTESCO
Y aún te daré más. Prometo hacer una estatua de oro de la hermosa
CAPULETO
PRÍNCIPE
Seguidme: aún hay que hacer más: premiar a unos y castigar a otros.