Escrutinios o Ritos Penitenciales
Escrutinios o Ritos Penitenciales
Escrutinios o Ritos Penitenciales
330. Estos ritos penitenciales, que señalan el paso entre las diversas etapas del catecumenado,
pertenecen al género de los escrutinios, que tienen lugar en el Ritual de la iniciación de los
adultos (nn. 152-180). Por tanto, como tienen una finalidad similar, se pueden utilizar y
acomodar las normas que se establecen para los escrutinios (nn. 25-1, 154-159).
331. Como los escrutinios de ordinario pertenecen al último tiempo de la preparación para el
Bautismo, los ritos penitenciales exigen que los niños se acerquen a ellos con la fe que se
requiere para el Bautismo.
332. Estos ritos, en los que participan a una con los catecúmenos sus padrinos (madrinas) y sus
compañeros de catequesis, son apropiados para todos los asistentes, de modo que se conviertan
en celebraciones penitenciales también para los que no son catecúmenos. En realidad, durante
esta ceremonia, algunos niños ya bautizados de tiempo atrás, y pertenecientes al grupo
catequístico, pueden ser admitidos por primera vez al sacramento de la Penitencia. En tal caso,
procúrese que en la celebración se añadan oportunamente las moniciones, intenciones de la
oración y los actos que requieran estos niños.
333. Los ritos penitenciales se celebran en Cuaresma, si los catecúmenos han de ser iniciados
en las solemnidades pascuales; en otro caso, se celebran en el tiempo que parezca más oportuno.
Téngase por lo menos un rito penitencial. Si cómodamente se puede tener otro, mejor. Su
esquema será similar al primero; para las súplicas y para la oración del exorcismo, se emplean los
textos de los nn. 164, 171, 178, conveniente- mente acomodados.
Rito de entrada
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y restablece la vida en nuestros corazones.
Por Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén.
O bien:
Concédenos, Señor,
los dones del perdón y de la paz,
para que, lavados de nuestros pecados,
te sirvamos con corazón sosegado.
Por Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén.
Lecturas y homilía
Súplicas
337. Durante la homilía, o después de ella, el celebrante propone a todos los reunidos algunos
razonamientos y motivaciones, con algunos momentos de silencio intercalados, para que se
preparen a la penitencia y a la renovación de la mente.
Pero si entre los presentes se encuentran niños ya bautizados y pertenecientes al grupo
catequístico, el celebrante también se dirige a ellos, invitándoles para que externamente
manifiesten su fe en Cristo Salvador, y el dolor por sus propios pecados.
338. Después de algún tiempo de silencio, que aprovechan todos para prepararse a la
contricción del corazón, el celebrante invita a la asamblea a la oración.
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Oremos por N. y N., que se preparan a los sacramentos de la iniciación
cristiana; por N. y N., que recibirán por primera vez el perdón de Dios en el
sacramento de la Penitencia; y por nosotros que aguardamos la misericordia
de Cristo.
Lector:
– Para que ante Jesús, el Señor, podamos mostrar nuestros sentimientos de
gratitud y de fe, roguemos al Señor.
R/. Escúchanos, Señor.
Lector:
– Para que traigamos a la memoria con sinceridad nuestras ligerezas y
pecados, roguemos al Señor.
R/. Escúchanos, Señor.
Lector:
– Para que con la sencillez de los hijos de Dios confesemos nuestra
fragilidad y nuestras culpas, roguemos al Señor.
R/. Escúchanos, Señor.
Lector:
– Para que desahoguemos ante Cristo nuestro dolor por los pecados que
hemos cometido, roguemos al Señor.
R/. Escúchanos, Señor.
Lector:
– Para que seamos liberados de los males presentes y preservados de los
futuros, roguemos al Señor.
R/. Escúchanos, Señor.
Lector:
– Para que aprendamos de nuestro Padre celestial que su amor divino supera
todos los pecados de los hombres, roguemos al Señor.
R/. Escúchanos, Señor.
Se pueden acomodar, según las circunstancias, la monición del celebrante y las intenciones,
usando con las adaptaciones apropiadas los formularios de los números 378, 382 y 386.
Exorcismo
339. Después el celebrante con las manos extendidas sobre los niños, hace la oración siguiente:
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Oremos.
Padre de las misericordias,
que entregaste a tu amado Hijo
para dar al hombre,
oprimido con la esclavitud del pecado,
la libertad de tus hijos,
escucha a estos siervos tuyos,
que ya han experimentado las tentaciones
y reconocen sus propias culpas,
y mira con clemencia su esperanza.
Concédeles pasar de las tinieblas
a la luz que no se apaga,
limpiarse de los pecados,
y, llenos de paz, marchar ilesos bajo tu protección
por el camino de la vida.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Todos:
Amén.
Niños:
Amén.
Todos son ungidos con el Óleo de los catecúmenos en el pecho o en las dos manos o también,
si parece oportuno, en otras partes del cuerpo.
A juicio de la Conferencia Episcopal, esta unción se puede omitir o diferir para el día de la
celebración del Bautismo (cfr. n. 218). En tal caso el celebrante les dice a todos los catecúmenos:
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Os fortalezca el poder de Cristo Salvador,
que vive y reina por los siglos de los siglos.
Niños:
Amén.
Inmediatamente el celebrante impone la mano en silencio sobre cada uno de los catecúmenos.
Niños:
Demos gracias a Dios.
O bien los envía a sus puestos, y los niños no salen de la Iglesia. En ese caso el celebrante
dice:
Jesús, el Señor, en nuestra presencia os ha abierto a vosotros, N. y N., su
misericordia. Volved ahora vuestro sitio, y orad todavía con nosotros.
342. Entonces prosigue la liturgia penitencial dirigida expresamente a los niños ya bautizados.
Después de la monición del celebrante, cada uno de los que van a recibir por primera vez el
sacramento de la Penitencia, y después los demás, se acercan a la confesión.
Después de un canto u oración de acción de gracias, todos salen.
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