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EJERCICIO COMPRENSIÓN DE LECTURA Clase 10

“Florentino Ariza, en cambio, no había dejado de pensar en ella un solo instante después
de que Fermina Daza lo rechazó sin apelación después de unos amores largos y
contrariados, y habían transcurrido desde entonces cincuenta y un años, nueve meses y
cuatro días. No había tenido que llevar la cuenta del olvido haciendo una raya diaria en
los muros de un calabozo, porque no había pasado un día sin que ocurriera algo que lo
hiciera acordarse nostálgicamente de ella. En la época de la ruptura él vivía solo con su
madre, Tránsito Ariza, en una media casa alquilada de la Calle de las Ventanas, donde
ella tuvo desde muy joven un negocio de mercería y donde además deshilachaba camisas
y trapos viejos que vendía como algodón para los heridos de guerra. Fue su hijo único,
habido de una alianza ocasional con el conocido naviero don Pío Quinto Loayza, uno de
los tres hermanos que fundaron la Compañía Fluvial del Caribe, y le dieron con ella un
impulso nuevo a la navegación a vapor en el río de la Magdalena.
Don Pío Quinto Loayza murió cuando el hijo tenía diez años. Aunque siempre se había
ocupado en secreto de sus gastos, nunca lo reconoció como suyo ante la ley ni le dejó
resuelto el porvenir, de modo que Florentino Ariza se quedó con el único apellido de su
madre, si bien su verdadera filiación fue siempre de dominio público. Después de la
muerte del padre, Florentino Ariza tuvo que renunciar al colegio para emplearse como
aprendiz en la Agencia Postal, donde lo encargaron de abrir las bolsas de la
correspondencia y ordenar las cartas, y avisar al público que había llegado el correo
izando en la puerta de la oficina la bandera del país de procedenci a.

Su buen juicio llamó la atención del telegrafista, el emigrado alemán Lotario Thugut, que
además tocaba el órgano en las ceremonias mayores de la catedral y daba clases de
música a domicilio. Lotario Thugut le enseñó el código Morse y el manejo del sis tema
telegráfico, y bastaron las primeras lecciones de violín para que Florentino Ariza siguiera
tocándolo de oído como un profesional. Cuando conoció a Fermina Daza era el joven más
solicitado de su medio social, el que mejor bailaba la música de moda y recitaba de
memoria la poesía sentimental, y estaba siempre a disposición de sus amigos para llevar
a sus novias serenatas de violín solo. Era escuálido desde entonces, con un cabello indio
sometido con pomada de olor, y los lentes de miope que aumentaban su aspecto de
desamparo. Aparte del defecto de la vista, sufría de un estreñimiento crónico que lo obligó
a aplicarse lavativas purgantes toda la vida. Tenía una muda única de pontifical, heredada
del padre muerto, pero Tránsito Ariza se la mantenía tan bien que cada domingo parecía
nueva. A pesar de su aire desmirriado, de su retraimiento y de su vestimenta sombría, las
muchachas de su grupo hacían rifas secretas para jugar a quedarse con él, y él jugaba a
quedarse con ellas, hasta el día en que conoció a Fermina Daza y se le acabó la inocencia.

La había visto por primera vez una tarde en que Lotario Thugut lo encargó de llevar un
telegrama a alguien sin domicilio conocido que se llamaba Lorenzo Daza. Lo encontró en
el parquecito de los Evangelios, en una de las casas más antiguas, medio arruinada, cuyo
patio interior parecía el claustro de una abadía, con malezas en los canteros y una fuente
de piedra sin agua. Florentino Ariza no percibió ningún ruido humano cuando siguió a la
criada descalza bajo los arcos del corredor, donde había cajones de mudanza todavía sin
abrir, y útiles de albañiles entre restos de cal y bultos de cemento arrumados, pues la
casa estaba sometida a una restauración radical. Al fondo del patio había una oficina
provisoria, donde dormía la siesta sentado frente al escritorio un hombre muy gordo de
patillas rizadas que se confundían con los bigotes. Se llamaba, en efecto, Lorenzo Daza,
y no era muy conocido en la ciudad porque había llegado hacía menos de dos años y no
era hombre de muchos amigos.
Recibió el telegrama como si fuera la continuación de un sueño aciago. Florentino Ariza
observó los ojos lívidos con una especie de compasión oficial, observó los dedos inciertos
tratando de romper la estampilla, el miedo del corazón que había visto tantas veces en
tantos destinatarios que todavía no lograban pensar en los telegramas sin relacionarlos
con la muerte. Cuando lo leyó recobró el dominio. Suspiró: «Buenas noticias». Y le
entregó a Florentino Ariza los cinco reales de rigor, dándole a entender con una sonrisa
de alivio que no se los habría dado si las noticias hubieran sido malas. Luego lo despidió
con un apretón de manos, que no era de uso con un mensajero del telégrafo, y la criada
lo acompañó hasta el portón de la calle, no tanto para conducirlo como para vigilarlo.
Hicieron el mismo recorrido en sentido contrario por el corredor de arcadas, pero esta vez
supo Florentino Ariza que había alguien más en la casa, porque la claridad del patio
estaba ocupada por una voz de mujer que repetía una lección de lectura. Al pasar frente
al cuarto de coser vio por la ventana a una mujer mayor y a una niña, sentadas en dos
sillas muy juntas, y ambas siguiendo la lectura en el mismo libro que la mujer mantenía
abierto en el regazo. Le pareció una visión rara: la hija enseñando a leer a la madre. La
apreciación era incorrecta sólo en parte, porque la mujer era la tía y no la madre de la
niña, aunque la había criado como si lo fuera. La lección no se interrumpió, pero la niña
levantó la vista para ver quién pasaba por la ventana, y esa mirada casual fue el origen
de un cataclismo de amor, del que medio siglo después, Florentino Ariza no había
terminado de reponerse.

Lo único que Florentino Ariza pudo averiguar de Lorenzo Daza fue que había venido de
San Juan de la Ciénaga con la hija única y la hermana soltera poco después de la peste
del cólera, y quienes lo vieron desembarcar no dudaron de que venía para quedarse, pues
traía todo lo necesario para una casa bien guarnecida. La esposa había muerto cuando
la hija era muy niña. La hermana se llamaba Escolástica, tenía cuarenta años y estaba
cumpliendo una manda con el hábito de San Francisco cuando salía a la calle, y sólo el
cordón en la cintura cuando estaba en casa. La niña tenía trece años y se llamaba igual
que la madre muerta: Fermina.

Se suponía que Lorenzo Daza era hombre de recursos porque vivía bien sin oficio
conocido, y había comprado con dinero en efectivo la casa de Los Evangelios, cuya
restauración debió costarle por lo menos el doble de los doscientos pesos oro que pagó
por ella. La hija estaba estudiando en el colegio de la Presentación de la Santísima Virgen,
donde las señoritas de sociedad aprendían desde hacía dos siglos el arte y el oficio de
ser esposas diligentes y sumisas. Durante la Colonia y los primeros años de la República
sólo recibían a las herederas de apellidos grandes. Pero las viejas familias arruinadas por
la independencia tuvieron que someterse a las realidades de los nuevos tiempos, y el
colegio abrió sus puertas a todas las aspirantes que pudieran pagarlo, sin preocuparse
de sus pergaminos, pero con la condición esencial de que fueran hijas legítimas de
matrimonios católicos. De todos modos era un colegio caro, y el hecho de que Fermina
Daza estudiara allí era por sí solo un indicio de la situación económica de la familia,
aunque no lo fuera de su condición social. Estas noticias alentaron a Florentino Ariza,
pues le indicaban que la bella adolescente de ojos almendrados estaba al alcance de sus
sueños. Sin embargo, el régimen estricto de su padre se reveló muy pronto como un
inconveniente insalvable. Al contrario de las otras alumnas, que iban al colegio en grupos
o acompañadas por una criada mayor, Fermina Daza iba siempre con la tía soltera, y su
conducta indicaba que no le estaba permitida ninguna distracción.”

EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL CÓLERA, Gabriel García Márquez (fragmento)

1. ¿Qué función cumple en el relato la información proporcionada sobre el telegrafista


alemán Lotario Thugut?
A) destacar la facilidad que poseía Florentino Ariza para aprender.
B) resaltar el buen oído musical que poseía Florentino Ariza
C) señalar la estima que el telegrafista sintió por Florentino Ariza.
D) destacar las características positivas de Florentino Ariza.
2. ¿Cómo reacciona Lorenzo Daza cuando recibe el telegrama?

A) Impulsivamente
B) Angustiadamente
C) Resignadamente
D) Temerosamente

3. ¿Por qué, Florentino Ariza en sus planes de conquista, consideró que Fermina Daza
“estaba al alcance de sus sueños”?
Porque
A) su condición social era similar a la de Fermina Daza.
B) tanto él como ella pertenecían al mismo nivel económico.
C) podría abordarla cuando ella iba al colegio.
D) ella se estaba preparando para ser una esposa diligente y sumisa.

4. ¿Cuál es el tema del fragmento leído?

A) la ilusión del joven por conquistar al supuesto amor de su vida.


B) el conjunto de circunstancias que rodeó la adolescencia de los enamorados.
C) los tortuosos sucesos que determinaron la ruptura afectiva de la pareja.
D) la importancia de la familia Daza en la vida de Florentino Ariza.

5. ¿Qué simboliza la tía de Fermina para las aspiraciones de Florentino?

A) La ignorancia encubierta.
B) Un recuerdo de adolescencia.
C) La madre sustitutiva.
D) Una barrera infranqueable.

6. Respecto a la relación amorosa entre Florentino y Ariza ¿cuál de las siguientes


opciones es verdadera?
A) Florentino Ariza estuvo preso después de la ruptura con Fermina.
B) Fermina Daza en algún momento pudo olvidar a Florentino Ariza.
C) Florentino llevaba una exacta cuenta del tiempo que amó a Fermina.
D) Florentino Ariza durante largo tiempo trató de reconquistar a Fermina Daza.

7. Según el relato ¿qué consecuencia inmediata tuvo para Florentino Ariza la muerte de
su padre?

A) Vivir bajo la condición de hijo ilegítimo.


B) Poseer solo el apellido de su madre.
C) Renunciar a un mejor porvenir.
D) Afrontar el desamparo económico.

8. De acuerdo con el texto leído, la restauración efectuada en la casa de Lorenzo Daza

A) superó el valor de adquisición del inmueble.


B) básicamente se concentró en trabajos de albañilería.
C) no incluyó a la fuente de agua que adornaba el jardín.
D) dio un aspecto de pulcritud y elegancia al inmueble.

9. ¿Por qué razón Lorenzo Daza estrechó la mano del mensajero?

A) porque ignoraba el protocolo social válido para la situación.


B) para expresar su agradecimiento por haberle llevado el telegrama.
C) debido a una reacción espontánea motivada por su buen ánimo.
D) para hacer entrega de una propina al mensajero.

10. ¿Qué estado anímico embarga a Florentino Ariza después de haber transcurrido
cincuenta y un años de la ruptura con Fermina Daza?

A) Resignación
B) Desesperanza
C) Melancolía
D) Frustración

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