Los Indios Cayapas Del Ecuador

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LOS INDIOS CAYAPAS

DEL ECUADOR
COLECCIÓN BIBLIOTECA
ABYA-YALA
6

S.A. Barrett
LOS INDIOS CAYAPAS DEL ECUADOR

S. A. Barrett

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Ediciones
Abya-Yala
r994
LOS INDIOS CAYAPAS DEL ECUADOR
S. A. Barrctt

Colección "Biblioteca Abya-Yala" No 6

l" Edición
1994 Ediciones ABYA-YALA
Av. 12 de Octubre la-30 y Wilson
Casilla l7-12-719
I eII.: )Ol.-OJJ
Quito - Ecuador

PUCESE
Casilla ó5
Santa Cruz y Espejo
Esmeraldas

Autoedición: Abya-Yala Editing


Quito-Ecuador

lsBN 9978-99-079-8

Impresión: TalleresABYA-YALA
Cayambe-Ecuador

lmpreso en Cayambe-Ecuador, abril 1994


INTRODUCCION

Toda la información que aparece en este volumen fue


obtenida durante el perÍodo comprendido entre julio de 1908
y abril de 1909, en el cual convivimos con los Cayapas que
habitan en el noroeste del Ecuador.

El hallazgo de extensos depósitos arqueológicos en La


Tolita, cerca de la desembocadura del río Santiago, fue lo que
animó al profesor Marshall H. Saville a sugerir una investiga-
ción al Sr. George G. Heye, cuyo objetivo principal era el de
recopilar información, que pudiera aclarar las dudas surgidas
al encontrar muestras de arte prehistórico muy desarrollado,
alrededor de las tolas de l-a lolita, especialmente en alfarerÍa
y metalurgia.

La investigación no aportó datos sobre los "fab¡ican-


tes" de dichos objetos, quizá porque la cultura que represen-
tan es muy antigua, o porque los Cayapas son inmigrantes re-
lativamente recientes en esta región, pero sí que ayudaron a
establecer numerosas observaciones relevantes. en cuanto a la
etnologÍa de la zona noroccidental de Sudamérica, hasta el
momento no muy conocida.

Debo agradecer el interés de la Sra. Marie Antoinette


Heye, ya que todo lo presentado en este libro es parte de una
investigación patrocinada por ella.

Partimos de San Francisco en junio de 1908, con tiem-


po suficiente para poder embarcarnos, vía Nueva Orleans y
S. A. Banett

Colón, en una nave de la Pacific Navigation Company, en Pa-


namá, destino a Esmeraldas. Sin embargo, tuvimos que Per-
manecer dos semanas en Panamá a la espera del siguiente va-
por pues el horario a lo largo de la costa occidental es bastan-
te irregular. Gracias a este atraso, nos encontramos con el
profesor Saville, quien regresaba de una investigaciÓn arqueo-
lOgica en Ecuador, y nos comunicó alentadoras noticias res-
pecto a las favorables condiciones sanitarias de la regiÓn, asÍ
como otros datos de interés.

Tras un viaje de cinco dÍas, con las escalas usuales en


Buenaventura y Tumaco, nuestra embarcación ancló en el
puerto de Esmeraldas, donde fuimos calurosamente recibidos
por el Sr. George D. Hedian, agente consular de los Estados
Unidos en Esmeraldas. El Sr. Hedian ya conocía al profesor
Saville desde hacía tres años y habÍa participado con él en
una expedición arqueolOgica el verano anterior. Se mostró
muy interesado en nuestra investigación por ser cónsul, cola-
borador, y sobre todo por ser amigo, lo que me demostró en
tiempos de enfermedad y otras necesidades. En esta ocasión,
compartió con nosotros sus conocimientos sobre el paÍs y su
gente, adquiridos durante su larga estancia en la zona, y nos
dio buenos consejos y recomendaciones e incluso nos ayudó
en cuestiones de negocios relacionadas con la expedición.
Quisiera agradecer desde aquÍ, todas las muestras de genero-
sidad del Sr. Hedian para conmigo.

Decidí permanecer una semana en Esmeraldas, pues


debía recuperarme de una fiebre que contraje en la BahÍa de
Tümaco, durante una travesÍa en canoa, inspeccionando las
tolas de la isla El Morro. Durante este tiempo tuve la oportu-
nidad de conocer todas las personas relevantes en Esmeral-
das, ciudad principal y capital de la provincia que lleva su
nombre, así como de equiparme con lo necesario para el viaje
Los Indios Cayapos ilel Ecuador

río arriba del Cayapas. Entre otros, pude entrevistarme con el


Gobernador de la provincia, quien amablemente me entregó
cartas de recomendación para el teniente polÍtico de [¿ Tola.

Obtuve pasaje paraI,a Tolita en una balandra (una cor-


beta pequeña). Me acompañaba el Sr. Hedian, que habÍa arre-
glado unos asuntos para poder visitar a los indígenas y cer-
ciorarse de que fuera adecuadamente presentado a algunos de
sus jefes.

Después de dos dÍas, desembarcamos en La Tolita don-


de fuimos recibidos por el Sr. Don Pablo l. Sánchez, dueño de
la hacienda, y el Sr. Don Calixto RamÍrez, el administrador,
dos caballeros españoles, que nos facilitaron de muchas ma-
neras el trabajo, a los que quiero especialmente agradecer sus
atenciones, en particular las que me brindaron cuando estuve
enfermo, así como a la Sra. de Sánchez. el Sr. Don Maximilia-
no Sánchez y el Sr. Don Manuel. Ellos fueron también quie-
nes reunieron una gran variedad de objetos de cerámica y
piedra de las minas de La Tolita, que luego donaron a las co-
lecciones que más tarde constituirÍan el "Museum of the
American lndian" de la Fundación Heye.

También agradecemos los favores del Sr. Donato Yan-


nuzzelli, de Palma y de su hermano Don Antonio Yanuzzelli
de Esmeraldas. así como de los hermanos Dumarest.

Después de algunos días de preparación en I¿ Tolita,


partimos aguas arriba del río Cayapas,llegando, al segundo
día, a casa del Sr. Don José Trejo, secretario de la Goberna-
ción de la división Punta Venado del Cayapa, quien, cuando
se aseguró de que no estábamos relacionados con ningún
proyecto minero, permitió que acampásemos en un trapiche
que tenÍa al otro lado del rÍo.
6 S. A. Banett

Al cabo de dos d¡as el Sr. Hedian regresó, dejándome


establecer las amistades necesarias para la buena marcha del
estudio. Con cuidado y diplomacia conseguí demostrar a los
indÍgenas, que mis fines no eran ni explorar secretamente sus
recursos mineros, ni interferir en sus tierras y libertades.

De esta manera, entablamos relaciones amistosas con


DonJosé y con el Sr. Don Antonio Napa, jefe principal o Go-
bernador de la división de Punta Venado, hasta ganar la con-
fianza de este último y de varios otros, lo que me permitió
obtener toda la información deseada sobre su cultura en for-
ma global. Realmente, la hospitalidad y el apoyo que me
brindaron los Cayapas fue total y gratuito (salvo alguna pe-
queña ayuda médica), contrariamente a lo que se acostumbra
en Norteamérica. En particular, es de agradecer la acogida de
Don Antonio y los suyos, considerándome como un miembro
más de su familia y facilitando la investigación en todo lo po-
sible.

l-as fotografÍas que se muesrran en el libro fueron to-


madas en la zona durante el estudio, o más tarde en el caso
de los especímenes que fuimos recopilando, y que hoy están
en el "Museum of the American Indian" de la Fundación He-
ye. Otra colección similar se encuentra en el "Kóniglicher
Museum fur VOlkerkunde" en BerlÍn. Los dibujos del "Mu-
seum of the American Indian", de la Fundación Heye, los rea-
lizaron los Sres. Rudolph Weber y Willian Baake, de Nueva
York, y el Sr. George Peter, de Milwaukee.

El mapa del rerritorio de los Cayapas empleado en la


expedición es una copia del que se hizo para el gobierno pro-
vincial, bajo el título "Pl¿no topogrdJico del Rio Cayapas y sus
principales aJluentes,leyantado en dicíembre de 1B9l por San-
tiago M. Basurco, ingeniero de la Comisión exploradora". I,a, co-
I-os Indios Cayapas del Ecuodor

pia, autorizada por el gobernador provincial, resultó muy útil


pero la investigación puso de manifiesto que no era del todo
fiable en ciertos detalles, de manera que se debieron hacer co-
rrecciones y añadiduras que se efectuaron en base a un mapa
puesto a disposición del Museo por la American Geographi-
cal Society" de Nueva York.

Los resultados del trabajo de campo, fueron elaborados


en su forma final con las dificultades que conllevaba el tener
que hacerlo día a día, después de mi trabajo como supervisor
del museo, así como el carecer de una adecuada biblioteca de
[ácil acceso.

No obstante, debo agradecer el privilegio que me fue


concedido, por el "Field Museum o[ Natural History", de
consultar sus volúmenes sobre Sudamérica los domingos, que
era el único día en el que podía trasladarme a Chicago, donde
se encuentra este establecimiento.

Finalmente quiero terminar esta presentación del tra-


bajo realizado, agradeciendo una vez más la colaboración y
las numerosas sugerencias del profesor Saville y delya falleci-
do Sr. George H. Pepper asÍ como el apoyo e interés constan-
te del Sr. Heye.

S. A. Barrett
8 S. A. Banett

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GEOGRAFIA
(FISICAY ECONOMICA)

Situación geográfica

Los Cayapas, unos 1500 o 2000 indÍgenas, viven ac-


tualmente y casi en su roralidad a lo largo del rio Cayapa y
sus afluentes. Este rÍo es uno de los mayores de la parte nor-
occidental de la provincia de Esmeraldas, y está ubicado a
unos 150 kilómetros al norte de la línea equinoccial. Su terri-
torio presenta un relativo fácil acceso al océano, lo que per-
mite que casi todos los moradores de la zona lo visiten al me-
nos una vez al af,.o.

Sólo unos pocos indígenas, (unos 100), no viven en las


proximidades del río, sino en otras localidades como pueblo
Viejo, a orillas del río Santiago; en la orilla del rio Dabele, a
unos kilómetros al sur de la capital (Esmeraldas); y, hacia el
norte, en el rÍo Rosario a l2 kilómetros de Tirmaco aproxima-
damente, en el extremo sur-occidental de Colombia.

El río Cayapas nace en la parte oeste de la cordillera


occidental de los Andes, en un punro próximo al Cotacachi
(4966 m de altitud). Esta vertiente, presenta un relieve muy
abrupto que abre paso a una amplia llanura cosrera que se ex-
tiende hasra el océano donde se distinguen algunas estriba-
ciones en su parte oriental, y algunas cadenas aisladas de lo_
l0 S. A. Barrett

mas y colinas bajas, cerca de la costa. Es en esta llanura don-


de se sitúa el curso bajo del rÍo Cayapas, donde viven los in-
dÍgenas. Pocos son los que se establecen en las zonas inferio-
res de la cordillera, si es que hay alguno.

En esta parte, el rio es ancho, muy profundo y tranqui-


lo; no ocurre así en la parte más arriba de la lÍnea de la ma-
rea, donde su curso es acelerado, menos profundo, con nu-
merosos rápidos provocados por la naturaleza de la llanura
costera v difíciles de franquear, aun cuando no está crecido,
en canoa. Navegarlo en tiempos de crecientes es casi imposi-
ble, especialmente en el rápido de Corriente Grande. Por otra
parte, no se encontraron cataratas en el curso bajo del río.

Anteriormente, según cuentan sus tradiciones, los Ca-


yapas vivÍan en la meseta ubicada enrre las cordilleras occi-
dental y oriental de los Andes, en un altiplano donde se en-
cuentran las principales ciudades interiores del Ecuador
(Quito: 2850 m; Ibarra: 2250 m, etc.) dejando, más allá de la
cordillera oriental, la vasta cuenca amazónica.

l-as condiciones de vida, por tanto, de este grupo indÍ-


gena, han variado considerablemente al cambiar no sólo la
topografÍa del territorio que ocupan sino rambién el clima,
los recursos naturales, el modo de viajar, la estructura de sus
viviendas, el abastecimiento de alimentos. erc.

El Clima

En el territorio del rio Cayapa, el clima es tÍpicamente


tropical. La temperatura se mantiene estable durante todo el
año, siendo su valor máximo en el día, entre 2l y Z7oC. I
I-os Inilíos Cayapos ilel Ecuailor ll

Se registran lluvias casi a diario, aunque en el año se


distingan la llamada estación humeda (que corresponde al
otoño, inüerno y primavera de la región templada del norte)
y la estación s¿c4 (durante el verano). Sin embargo, en esta re-
gión las lluvias se dan durante todo el año, a pesar de encon-
trarse a escasa distancia al norte de las zonas áridas de la cos-
ta occidental de Sudamérica.

AsÍ si avanzamos hacia el sur desde la región del río


Esmeraldas, el nivel de precipitaciones decrece rápidamente
y, con algunas excepciones, el terreno se va mostrando cada
vez más árido, tanto en ManabÍ, como en la costa peruana,
donde la andez es muy acusada. Por otra parte, en el norte,
hasta el sur de México, las lluvias son tan abundantes, que en
ocasiones pueden exceder a las del territorio Cayapa.

Cierto es que no fue posible en nuestra expedición,


medir con exactitud las precipitaciones, por carecer de apara-
tos, pero según observaciones hechas los tres primeros meses
de 1895, en abril de 1896 y con posterioridad, en mayo de
I90I, en el rÍo Santiago, que tiene la misma desembocadura
que el río Cayapas, se registraron valores diarios desde 2,06
hasta 2,21 cm (de 7,5I a 8,06 m de precipitación anual to-
tal)2 Posiblemente estos resultados variarían si el estudio se
hiciese a lo largo de todo un año, o comparando año a año.
De cualquier modo, análisis que indican lluvias sin preceden-
tes en el invierno de 1909-10, nos demuestran que los datos
antes aportados son bastante acertados para esta región.

l¡s inundaciones son frecuentes a lo largo de los ríos


de esta zona, debido a las grandes lluüas y a la constante sa-
turación del suelo, y tienen lugar después de aguaceros largos
y de gran dureza, que a veces suelen ser de días. En estos ca-
sos en la parte de la desembocadura del Cayapas, (que tiene
t2 S. A. Barrett

más de una milla de ancho), el nivel de las aguas se eleva va-


rios metros, y consigue anegar las zonas de sus alrededores
que presentan poca altura. Más arriba, donde el cauce del rÍo
discurre entre colinas, el nivel se eleva mucho más, llegando
hasta los 15 metros donde las orillas son escarpadas.

Los Cayapas suelen colocar sus casas lo más cerca posi-


ble del rio, ya que dependen en gran medida de é1, sobre todo
como vía de comunicación. Pero debido a las abundantes
inundaciones, han desarrollado un sistema de construcción,
tipo palafito, que consiste en elevar el piso sobre pilores, a
unos 2 o 4,5 m del suelo. Sin embargo deben rener también
en cuenta el lugar donde instalan la vivienda ya que en tiem-
pos de desbordamiento, las aguas suelen rodear completa-
mente la casa llegando a pocos cenrímetros del piso.

[-as copiosas lluvias, producen tasas de humedad muy


elevadas3, que no serÍan soportables si el cielo no estuviese
casi siempre nublado. Por suerte, el sol se siente rara vez en
la región por lo que el clima es bastante uniforme y placente-
ro.

Recursos naturales

Flora

Con las caracterÍsticas climáticas descritas, se puede


afirmar que la vegetación de la región Cayapa es tropical. Ca-
da palmo de suelo está cubierto por una densa selva, con
gran variedad de especies: árboles, palmas, arbustos, plantas
pequeñas, así como abundantes enredaderas y vegetación pa-
rasitaria. Es imposible viajar por tierra, aun cortas distancias,
sin la ayuda de un machete.
Los Indios Cayapas del Ecuador 13

Entre las especies vegetales más importantes y caracte-


rísticas, se encuentran las palmas, muy variadas, y muy utili-
zadas por los Cayapas. En la tabla 2 se recogen los nombres
de algunas de las más usadas, incluyendo junto al término en
español local, el correspondiente en cha'palaachi. De estas
palmas, obtienen los indÍgenas alimentos, hojas para cubrir
los techos de sus casas, así como madera con Ia que se puede
construir pisos resistentes y duraderos para sus viviendas.
Más adelante se hará referencia explícita de estas aplicacio-
nes.

Otra planta caracterÍstica es el bamb¡ gigante o gua-


dúa, que crece en grupos próximos entre sí, en las orillas de
los ríos, sobre todo en los cursos inferiores. Llegan hasta los
20 metros o más de altura, y tienen un diámetro basal de más
de 25 cm. Estos tallos se emplean sobre todo como uniones y
vigas para construcciones.

Existen numerosas variedades de árboles, muchos de


los cuaies suministran madera útil. Los Cayapas la suelen
emplear en la construcción de las casas, para vigas y travesa-
ños (como la del guayacán, del que sacan los pilotes, casi in-
destructibles, para las estructuras elevadas) y de las canoas
(para las que escogen dos o tres variedades de árboles).

La selva acoge en poca superficie de terreno gran nú-


mero de especies, no como ocurre en la zona templada del
norte en la que son comunes los bosques de una sola especie,
como el pino. Aquí, en la selva, la norma es la heterogenei-
dad, que aporta además, una densa maleza,junto a las enre-
daderas y a las raÍces aéreas (éstas cuelgan de los árboles con
tal profusión, que es necesario ir abriendo senderos al cami-
nar).
t1 S. A. Barrett

Una de estas raÍces aéreas, la piquigua, se usa para atar


uniones en construcciones, o cualquiera que deba ser resis-
tente, asÍ como en la cesterÍa. La piquigua es muy fuerte y
duradera, y además es poco susceptible a las condiciones cli-
máticas y no se ve atacada por los insectos.

Esta variedad de flora, que se extiende en todas las lo-


calidades de la región, es debida a la uniformidad del clima,
el suelo y otras condiciones ambientales. Supone también
una riqueza importante y fácilmente accesible para los Caya-
pas, cuva cultura tanto depende de las plantas.

Más adelante trataremos en detalle cada planta por se-


parado en relación con sus aplicaciones más especÍficas. Por
ahora, hacemos una alusión general a los recursos vegetales
naturales de la región. En la siguiente ubla se recogen los
nombres de los más empleados por los Cayapas, tanto nativos
como traÍdos de fuera.

Tabla N'l
Arboles y Plantas

Español Cayapa

guayacán waiaka'n4
caucho sa'be
cedro inü'n-tci, orinó -n-tci
guadaripo tü-tci
amarillo pitda'16
balsa na'na
danagua te'cki-tcT o tú'cki-tcf
achote ca'imü (canyüñ-tci= la mata)
hawa ma'iñ-tci
guabo ci'lyü (cT'-tcÍ= el árbol)
Los Indios Cayapas del Ecuadot l5

guabo machetón macte-pa'cilyú


guabo dulce pi'cilyü
guabo tacoane ni'ñga cilyü
guabo agdo sa'cilyü, pu'cTlyü
calabaza wa'iyu (wa'i-tci = el árbol) ..r,,
también cu'lya
cacao kaka'b6
p^paya papa'ia
caimito a'kü'iñya(aküi'ñ-tcl= el ¿rbol)
zaPoLe sapo'te
naranjo la'nsa (lansa'-tcÍ = el árbol)
limon lé-mó (lemó'-rci= el árbol)
chocolatillo tcoKola te, tcoKolan a
árbol de lija lya'pic-hakÍ
plátano pa'nda
guineo seda sé-da, seda-kini'a
hoja blanca fi'ba-haki5
hoja negra e'lün-haki
caña dulce e-lla
caña brava nya'nyT
maiz pi'cü
tabaco uKo
yuca KU 'tCU, KU CTCU

rascadera tÍ'a
piña tci-lya
ají ryú
yerba buena ---.-A
evl ve no"
zapallo ü
kuna-Pkuna wa'-tci
matamba bi'ta nintcü'a7
tangarea olo n-tcl
t6 S. A. Barrett

Tabla N'2
Palmas

Español Cayapa

palma tagua tT'mó büló (ti-ñ-tcf = la pal-


ma)8
palma real üya'-tcT
palma palmicha sá-wi (sa'n-tcl = la palma)
palma ka'imbf (kanó'-tci = la palma)
palma chapil o küla'pó-tcl
milpeso
palma guividnande viñga--tcT
palma guinul púka" -tci
palma pambil bü'a (bü-iñ-rci = la palma)
palma crespa pi-nlya-tci
palma chontilla pE'aputc
palma coco k6'kó (kó'kó-tcT= la palma)
palma rampira pi'tcüa
ya'ha
kapi'm-tci

Fauno

La fauna es abundante en la selva, hay diversidad de


especies de pescado en los arroyos y el oceano está relativa-
mente cerca y en sus orillas se encuentra gran variedad de pe-
ces, crustáceos y moluscos, todos muy apreciados por los Ca-
yapas.

En este apartado, sólo nos detendremos en aportar lis-


tados de los principales mamÍferos, aves, repriles y anfibios,
peces, moluscos v crustáceos que se encuentran en la región,
haciendo un comentario más extenso en los insectos. Deja-
mos los usos especÍficos de cada especie, su modo de captura
asÍ como otros aspectos de interés, para más adelante.

Estas listas, al igual que las de árboles, plantas y pal-


mas, no son completas, Pues incluyen únicamente las espe-
cies principales, las de mayor interés para los indígenas. Tam-
poco podemos, exceptuando algunos casos, dar los nombres
cientÍficos. De hecho mi intención era hacer una colección de
todas las formas de vida vegetal y animal empleadas de algu-
na manera por los indÍgenas. Su inicio fue satisfactorio, y
contaba con pieles de mamíferos y aves, preparadas durante
los tres primeros meses de estancia, pero desgraciadamente,
durante una de mis enfermedades que me mantuvo nueve se-
manas con fiebre, estos especÍmenes fueron atacados por los
insectos, y totalmente destruidos. No hubo tiempo Para reu-
nir otra colecciona, y lo único que se salvó fueron algunos in-
sectos guardados en alcohol.

Tabla N'3
Mamiferos

Español Cayapa

venado ma'na
saino aven-dü'cü, awen-dyü'cü
tatabra na'-tcücü,ne-tU'cü,ka'ne
tyücü
Puerco kü'tcr, kó"tcT
guanta wala-mbü
guatin kó'yó, kü'yú
tigre klla, a-ke'la
pabañe'la
lakembÍ'lya
tigrillo tómañ-g€'la
I8 S. A. Barrett

león lyu-ke'la, lyu-ke'na


mono wa-cu. wo'cu
mico, machin cu'ri,co'ri
mongon hoyu-ngu
cusumbi wa'su, wa'se
ardilla i-ya'mbu, ya'mbu
armadillo tcil-ya'mbu
ratón i'yo pakola'la
zoTra ci-ni

Tabla N'4
Aves

Español Cayapa

paliton tcando'to(o)9
pichilingo pi'tci(o)
perdÍz u'ndururu,
o'ndororo (o)
pava, drumalona e'li
L)a\/on, cantona ka'ntsu
pava kasti-lya walva pa
paloma mabo''ko (o)
pasto''ko (o)
wa'pu'pu (o)
gallinazo ku'ndururu,
petyu'tyu
alcatraz nana-'ka
guacharaca watcara'ka (o)
nyambiwa'tu
gavilán huya'lyu
gavilán de machÍñ cuihuya'lyu
gavilán de mono wac huya-lyu
canchirnalo tcañgo'ko
catanita, panchana kiwiku'ctci
Los Inilios Cayapas del Ecuador l9

Tabla N'5
Reptiles y anfibios

Español Cayapa

I -
gualcauna nurunu
-t -.
ru
-

sobrecama we-sü
lagarto e'mbü
caimán e'lmbt
tulicio l-
oonl-. cu
-

iguana ara"pT
piande (lagarto grande) bimbu'ka
lagartilla
(lagarto grande) dümbE1a
kapütckE'rCrn (lagarto
semejante al camaleón)
salamandra wacpT'nf
saPo Pa'tata

Tabla N" 6
Peces

_
sábalo awr-.t-u, PlPu'Pu
- -,.

faya ryü-wi1i
verugate antca'rna

Tabla N'7
Moluscos

ostión osti'ñ, osteo'n


piangua pfañgü, icpTa'ñgüa
chiripiangua tcT'ripTañgüa
litorina ka'kü
almeja rcüia
20 S. A. Banett

Tabla N'8
Crustáceos

camaron a'bicú, pI'cú, karna'da (?)


(otra especie)
cangrejo ne'lu, nE'lo, tepiri né'lü, kaia
n€'lü, kaia'pa nelü (variedades
de cangrejos)
maPara ma'Para

Artrópodoslo

Existen numerosas especies de artrópodos en la región


Cayapa, aunque pocos formen parte de la economÍa de este
pueblo.

Quizá aquellos que merecen particular atención sean


los malignos: ciempiés, alacranes, tarántulas, garrapatas, jeje-
nes, y sobre todo los mosquitos, de los que se pueden encon-
trar varias especies.

A pesar de esto, en esta zona no habitan ni el mosquito


de la fiebre amarilla ni la pulga que transmite la peste, de ma-
nera que hasta ahora este territorio se ha visto libre de estas
dos temibles enfermedades.

Este dato es bastante curioso, pues estos dos insectos sí


se encuentran en otros lugares de la costa occidental, donde
las condiciones climáticas son similares a las de Esmeraldas,
sobre todo en el caso del mosquito, que se ha encontrado en
Tümaco, a corra distancia de la desembocadura del Cayapas.

Para ambas especies, existen en esta zona posibles


huéspedes, y sólo en el caso de la pulga se puede
".r.ontr",
Los Indios Cayapas ilelEcuado¡ 2l

una explicación a su ausencia: las densas precipitaciones de


esta provincia. La pulga se reproduce favorablemente en pa-
rajes áridos y secos como los alrededores de Guayaquil, o al
sur de esta ciudad. Las abundantes precipitaciones en Esme-
raldas, saturan el suelo, de manera que se eliminan los luga-
res de reproducción de la pulga.

Entre los mosquitos que sÍ existen en esta región, los


más peligrosos son los transmisores de la malaria, o paludis-
mo. De cualquier manera no son muchos los casos que se
presentan, existiendo probablemente cierta inmunidad tanto
en indígenas como blancos y negros que viven en la zona. Sin
embargo, un recién llegado aquejado de esta fiebre, presenta
reacciones violentas a la enfermedad, pudiendo llegar a un
desenlace fatal.

Existe todavía otra especie dañina de mosquito digno


de mención: un mosquito de tamaño pequeño, cuyas picadu-
ras provocan infecciones locales que, de no tratarse conve-
nientemente, pueden extenderse poco a poco.

Hay muchos otros tipos de mosquitos, pero sus pica-


duras, aunque molestas, no producen efectos particularmente
nocivos.

I,a, garrapata, se encuentra en la parte de la desemboca-


dura del rÍo Cayapas. Este artrópodo es más abundanre don-
de existen animales domésticos (ganado o caballos, sobre to-
do), de manera que no hay muchos indígenas afectados por
este mal, especialmente molesto allÍ donde abunda.

Las picaduras y mordeduras de ciempiés, alacranes y


tarántulas son relativamente graves, pero sólo se tienen con
estos insectos encuentros "ocasionales", siendo los ciempiés,
22 S. A. Banett

que alcanzan más de 40 cm, los más comunes. Hay también


otros animales venenosos desconocidos en zonas templadas,
Pero son escasos.

Existen además especies dañinas que no atacan directa-


mente al hombre, como es el caso de las termitas, que destru-
yen la madera, construyendo sus "túneles" hasta en las vi-
viendas, sin producir en ningún caso, destrozos graves.

Entre la gran variedad de hormigas pobladoras de esta


zona, la mayorÍa inofensivas, nos detendremos en la "hormi
ga ejército" u "hormiga conductora". Viaja en grandes "ejérci-
tos" y es carnÍvora, atacando tanto animales pequeños, como
grandes. A su paso, no queda animal vivo, de manera que los
Cayapas suelen decir, que ante un ataque de estas hormigas
en la vivienda, la única solución es ir a visitar a algún parien-
te por uno o dos dÍas. l-as hormigas pe.netran en todos los
rincones, incluyendo el techo de palma, y hacen salir o co-
men a todo ser viviente que encuentren. Las cucarachas,(una
de las mayores plagas de la región) e incluso ciempiés y ala-
cranes desaparecen al paso de estos ejércitos de hormigas.

Es realmente sorprendente presenciar el ataque de es-


tos diminutos seres. Tüve la oportunidad de verlos "actuar",
desde el trapiche en el que me encontraba viviendo (ilustra-
ción 6) a corta distancia de Punta Venado, en el curso infe-
rior del río Cayapas. Una mañana, a eso de las diez, aparecie-
ron en el suelo gran cantidad de estas hormigas. Salian de la
selva, a millares, por un sendero que usaban los indÍgenas pa-
ra ir de caza, y que llevaba de la selva al claro. Alrededor de la
casa habÍa un claro de unos dos acres, del cual medio acre,
lindante con la construcción, estaba cubierto de caña recién
plantada y que no llegaba a 30 cm de aho, lo que me permitió
observar fácilmente los movimientos de las hormigas. Estas,
Los lndios Cayapas del Ecuador 23

al llegar al claro, se dispersaron rompiendo la formación que


traÍan, y fueron a buscar comida.

Esta búsqueda fue realmente meticulosa, penetrando


por todos los rincones, fisuras o esquinas que encontraron
pero, por alguna razón desconocida y por suerte, no subieron
a la casa, y pasaron de largo.

Había en la proximidad del trapiche, muchos agujeros


de un pequeño cangrejo rojo muy abundante en la zona. Du-
rante la invasión, la agitación era ral que era imposible fijar la
mirada en uno de éstos y ver cómo las hormigas lo sitiaban,
hasta que uno de ellos salió súbitamente de su agujero, inten-
tando huir, corriendo en una y otra dirección; la .,víctima" al
salir del escondrijo llevaba adheridas seis o diez hormigas,
que se agarraban fuertemente a su cuerpo, pero otras se le pe-
garon, hasta gue finalmente fue vencido. Naturalmente, de
vez en cuando, algún cangrejo conseguÍa escapar.

Ahora bien, el ejemplo más sorprendente de los méto-


dos empleados por esras hormigas, fue su búsqueda de ali-
mento en un montón de cañas viejas y machacadas: un "ba-
gazo" , situado frente al trapiche. A simple vista, este desecho
parecÍa deshabitado pero a la llegada de estas hormigas, re-
sultó estar literalmente vivo. Cangrejos, cucarachas y otros
insectos, salÍan desesperados con varias hormigas agarradas a
sus cuerpos. Algunos insectos voladores como las cucarachas.
hacÍan intentos de escapar usando sus alas, pero al aterrizar
para deshacerse de sus verdugos, sufrían el ataque de un nú-
mero superior de hormigas.

Tras dos o tres horas de 'caza y banquete,', el ejército


de hormigas volvió a ascender la orilla para desaparecer en la
selva. A su paso no dejaban huella, a excepción del caparazón
24 S. A. Banett

vacio de algún cangrejo o algún otro mudo recuerdo aquÍ y


all¿.

Son muchas las historias que los Cayapas y otros,


cuentan de estas hormigas, poniendo de manifiesto su tre-
menda voracidad. Voy a detenerme en la experiencia de Don
Calixto Ramírez que en sus muchos años de estancia en esta
región ha tenido muchas oportunidades de observar el traba-
jo en equipo de estos insectos al atacar un animal pequeño.
En una ocasión, el Sr. RamÍrez se dirigía en compañÍa de un
amigo a cuidar ganado, a lo largo del curso superior del río
Santiago. Mientras cabalgaban, descubrieron un grupo de
hormigas, que avanzaban formando un círculo, del cual sólo
un segmento era visible, el resto desaparecÍa en la selva. Ata-
ron sus caballos y, aproximándose, vieron con sorpresa en el
centro del cÍrculo, descansando, una equis enrollada, una de
las serpientes más venenosas de la región, que parecÍa dormi-
da. Las hormigas avanzaron, cerrando el cÍrculo, hasta llegar
a unos pocos pies de espacio y entonces cuatro o cinco se
acercaron a la serpiente mordiéndola. I¿ serpiente se estiró,
se lanzó desesperadamente en una y otra dirección, pero cada
vez topaba con las hormigas hasta que el círculo se cerró
completamente, y sólo se vio una masa convulsiva de hormi-
gas y serpiente, de unos 30 cm de alto y 60 o 90 de diámetro.
Pocas horas más tarde, cuando regresaron, sólo quedaba el
esqueleto de la serpienre, completamenre limpio.

Hay también otras muchas clases de hormigas. Una de


ellas, presenta un curioso aspecto, por su cuerpo espinoso; es
cortadora de hojas y no es de gran importancia para los indÍ-
genas. Hay otra r'egra y grande, llamada conga en español y
nyú'mien cha'palaachi, que produce picaduras, que además
de una molesta irritación provocan fiebre, que dura un par de
días.
I-os Indíos Cayapos del Ecuadot 25

Algunas pequeñas abejas que habitan en la región, son


valoradas por los indÍgenas, sobre todo por su producción de
cera, empleada para calafatear cerámica y canoas, asÍ como
para pintar estas últimas, o para curar cortaduras y raspones,
aunque en menor medida. Su miel casi no es aprovechada.
Los Cayapas clasifican a estas pequeñas abejas en cuatro ti-
Pos:

- paba ta'nda, de color negro, que fabrica la mejor ce-


l--a
ra y en más cantidad, amarilla. Vive en los árboles.

- La ciñemi-ski, también negra, que vive en el suelo, pe-


ro que produce una cera negra de peor calidad, menos
usada.

- l-a ta-nda, que produce más miel que cera. También es


negra y vive en los árboles.

- la amüfa'ma, amarilla, que vive en los árboles, produ-


ciendo una cera negra bastante usada.

Algunos insectos son comestibles. Entre ellos, están los


kü'perü (Rhy mchophorus palmarunr), escarabajos grandes, ne-
gros y picudos, y una gran larva blanca, la kómu'cii.

Finalmente, podemos mencionar otros insectos de po-


ca importancia económica, pero que resultan de interés: un
escarabajo grande (Euchroma goliathL. €, G.) cuyas cubrealas
iridiscentes se emplean en la fabricación de collares; hermo-
sas mariposas de colores; libélulas, y una luciérnaga grande
(P y ro ph orus p elluc ens) .
26 5. A. Banett

Tabla N" 9
Artrópodos

Español Cayapa

escarabajo kü'perü
cucaron kabe"tsu
mu luKu
paba ta'nda
ciñemi'skÍ
ta'nda
amüia'ma
conga nyú'mI
kó'mucü
cogoyo avi'
hualpe tcili'li

Minerales

Los minerales constituyen otro recurso natural impor_


tante en la región, encontrándose considerables depósitos en
esta parte de la costa del Ecuador. Gran parte de la costa occi-
dental de Sudamérica es, de hecho, rica en metales preciosos
y esta región no es ninguna excepción con su oro y platino, y
también plau y cobre, aunque en menor grado. El piarino fue
introducido en el mundo civilizado desde la provincia de Es_
meraldas, y habia sido ya empleado mucho antes de la llega_
da de Colón por los aborÍgenes de la desembocadura del i¡o
Santiago, en la elaboración de ornamentos. Estos, minuciosa_
mente hechos de oro y platino y a veces de cobre y plata,
abundanres e. la Tólita y en los alrededores, dan tesirmonio
Los Indios Cayapas ilel Ecuatlor 27

del grado de evolución que los antiguos moradores de la zona


habÍan alcanzado en la metalurgia.

Los Cayapas no trabajan el metal, pues desconocen la


técnica, y sólo utilizan los objetos merálicos que adquieren en
el comercio: hachas, azuelas y machetes. Dicen no haber teni-
do ninguna relación con los antiguos trabajadores del metal,
ya que éstos fueron expulsados o exterminados por otra tribu
a Ia que los Cayapas a su vez, expulsaron recientemente. El
Cayapa no trabaja el metal, no tiene conocimientos de mine-
ría y además no quiere aprender por mucho que sepa que el
oro y el platino alcanzan buenos precios en los asentamientos
blancos. Es más, es extremadamente desconfiado y hostil con
todo Io relacionado con la minerÍa o con empresas de pros-
pección.

Condiciones de Salud

Las condiciones de salud, siempre dependientes de los


recursos naturales, son muy buenas en la provincia de Esme-
raldas si las comparamos con otras muchas zonas tropicales
de Sudamérica; incluso tiene fama justificada de ser la zona
más salubre de toda la costa occidental de América del Sur.
De hecho, durante mi estancia en la provincia no se dio nin-
gún caso de enfermedad contagiosa seria, ni se supo de nin-
guno. Mientras tanto, se desataban en Guayaquil, a unos 300
kilómetros al sur, epidemias de peste bubónica y de fiebre
amarilla y en Tümaco, a unos 80 kilómetros al norte. otra de
liebre amarilla. La razón de que no llegaran a Esmeraldas ya
Ia expuse anteriormente, al hablar de Ia ausencia de insectos
que propaguen estas enfermedades.

La única enfermedad contagiosa y seria que existe en la


región, o casi, es el paludismo: una fiebre, que se considera
28 S. A. Borrett

benigna en comparación con los males mencionados ante-


riormente. El paludismo sólo afecta seriamente a los recién
llegados, pudiendo alcanzar consecuencias fatales, pero el na-
tivo, o el que lleve tiempo residiendo, se muestra bastante in-
mune.

La tifoidea es completamente desconocida, y la disen-


terÍa, tan seria en ciertas regiones de los trópicos, sólo se ma-
nifiesta en casos esporádicos. De esta enfermedad no conocÍ
más de dos casos, de los cuales, uno de ellos, acabó en muer-
te debido sobre todo a un cuidado inadecuado y a condicio-
nes desfavorables.

Está claro que la región Cayapa, y la provincia en ge-


neral, es muy sana, en comparación con el resto del trópico.

Etnias vecinas

Sólo hay un grupo étnico conocido hasta hoy que pre-


sente afinidad lingüística con los Cayapas: los Colorados. Es-
te grupo vive en el curso superior del rÍo Esmeraldas. Los Ca-
yapas, según el Dr. Brintonll, se sitúan dentro del tronco lin-
güÍstico Barbacoas, nombre tomado de una etnia que ocupa-
ba antiguamente la parte superior del rÍo Patia, en el sur de
Colombia. Los límites de este grupo lingüístico no esrán muy
definidos, pero se sitúan entre el nacimienro del río Daule
(que desemboca en el golfo de Guayaquil) y las proximidades
del Patia (que muere en Tümaco). Va desde Io de latitud sur
hasta el 2,5o de latitud norte. Dentro de este grupo, Brinton
menciona, aun con los escasos datos con los que contaba que
hicieron imposible una localización exacta, nombres como
los Cayapas, Colorados o Sacchas, Cuaiqueros, Iscuandés,
Manivis y Telembis. Es posible que los Barbacoas, lscuandés,
Telembis e inclusive los Cuaiqueros, fueran Cayapas que se
Los Inilios Cayapa:s ilel Ecuailor 29

habÍan desplazado a otras zonas, que todavía llevan esos


nombres, y de los cuales se obtuvieron, en estas distintas zo-
nas, vocablos y otras informaciones que le sirvieron a Brinton
para clasificarlos en cuatro grupos distintos12.

Algo parecido ha ocurrido con frecuencia en América


del Norte, donde un grupo que habla una sola lengua, se en-
cuentra en distintas publicaciones bajo nombres diferentes.

Como ya se mencionó, algunos Cayapas se ubican des-


de el norte de Tümaco, hasta el sur de Esmeraldas, a lo largo
de la costa y se encuentran por tanto mucho más accesibles
para los viajeros. Es por esto que seguramente los distintos
grupos, cuyos idiomas eran estrechamente relacionados y so-
bre los cuales Brinton recibió información de viajeros, distin-
ta en cada caso, eran tan sólo Cayapas emigrados de su zona
principal, tal como ocurre hoy. Si esta hipótesis fuera cotrec-
ta, es probable que estos Cayapas de la costa reconocieran en-
tonces su identidad con el grupo principal, como lo hacen
ahora.

Una prueba de que los Cayapas, desde una fecha relati-


vamente antigua, conocían y probablemente poseÍan el terri-
torio hasta más allá de Tümaco es que casi todos los rÍos y Ia
totalidad de los esteros, así como otros accidentes geográficos
de este territorio -mencionados por Brinton - llevan todavía
nombre de origen Cayapa.

Parece entonces probable que los grupos que Brinton


consideró como distintos sean en realidad partes de un solo y
único grupo y que la única etnia hasta hoy conocida, afÍn a la
Cayapa, sean los Colorados.
30 S. A. Barrett

De cualquier manera, el idioma de los Colorados es tan


distinto al de los Cayapas, que casi no se entienden entre sí.
También existen diferencias fuertes en cuanto a costumbres,
vestuario, cultura general y en las caracterÍsticas del territorio
que aquellos ocupan que es montañoso, aunque no muy leja-
no a la costa, y por tanto de poca altitud.

Tampoco existen afinidades ni polÍticas ni sociales. El


único conocimiento que un pueblo tiene del otro son visitas
ocasionales. Aparece como un evento excepcional de los últi-
mos años, que el jefe de la división de Punta Venado, en uno
de sus viajes a Quito, estuviera varios días con los Colorados,
Ilevando después a su casa a un miembro de esta tribu, quien
visitó el río Cayapas algunos dÍas ante de su regreso.

Estudios más recientes de los Drs. Beuchat y Rivetl3


demuestran que los Cayapas tienen filiaciones lingüÍsticas
rnás amplias, atribuyendo a los Barbacoas (del que es dialecto
el Cayapa), afinidad con los Coconuco v Paniquitas, en Co-
lombia. Estos dos grupos últimos presentan relaciones más
fuertes entre sÍ que con los Barbacoas pero tienen suficientes
características comunes con los dialectos Cayapa y Colorado,
como para incluirlos a rodos en una sola familia lingüística.

Hay otras dos etnias, con las que los Cayapas se rela-
cionan:

- Los llamados por el término ambiguo de ,,cholos", al


norte, que viven a Io largo del rÍo Saijá, un arroyo que
desemboca en el océano a 2050' N, en un punto opues-
to a la isla de Gorgona. Este grupo, es muy distinro al
Cayapa, tanto social como lingüÍsricamente hablando,
pero ejerce alguna influencia sobre todo en las prácticas
medicinales.
I-os Indios Cayapas del Ecuador 3l

- Los "Quichuas" o "Quechuas" descendientes de los in-


cas, situados en los valles del interior y de otra familia
Iingüística, siendo los más cercanos los de Ibarra y Co-
tacachi. Los contactos se reducen a los viajes que algu-
nos Quichuas hacen a Ia costa y algunos Cayapas a la
sierra. Actualmente los senderos no son muy buenos, lo
que limita el intercambio.

Otros pueblos con los que se relacionan los Cayapas


son los pocos europeos o norteamericanos blancos y los mu-
chos negros, descendientes de los antiguos esclavos de esta
costa, de Colombia fundamentalmente. Estos negros viven
cerca de los Cayapas con quienes mantienen muchas relacio-
nes y sobre quienes han ejercido mucha influencia, sobre to-
do en su música.
il
HISTORIA

De acuerdo a la tradición Cayapa, el origen geográfico


de este pueblo se sitúa en la Sierra, cerca de Ibarra. En la épo-
ca próxima a la llegada de los primeros españoles, los Caya-
pas se trasladaron a lo que ahora es conocido como Pueblo
Viejo de Cayapas, enla zona de la montaña donde discurre el
curso superior del río Santiago.

Se han aducido diversas razones para esta migración,


según dijo un informador. Unos afirman que fue el miedo a
los invasores (y sobre todo a sus caballos) y otros que fue
producto de una alteración general en su modo de vida, re-
sultado de la conquista. Otros, todavÍa, sostienen que la mar-
cha de este pueblo fue algo anterior a la conquista española y
que fue motivada por las hostilidades provocadas por los
Quechuas o Incas, quienes entonces habían invadido Ecua-
dor, y subyugado a sus pueblos, hasta 1o que es ahora fronte-
ra norte de la República. Por último, también se conoce un
cuento tradicional que narra el por qué del traslado de los
Cayapas. Según el relato, los Cayapas migraron bajo el conse-
jo y guía de cierto shamán, quien, no satisfecho con las con-
diciones en lbarra, encomendó con la ayuda de su magia a un
jaguar que fuera a buscar otro territorio más conveniente.
Después de un mes, regresó el animal informando que la me-
jor zona era una región despoblada cerca de Pueblo Viejo. De
esta manera, todos marcharon hacia la nueva tierra, donde vi-
vieron durante bastante tiempo, como típicos serranos, con el
34 S. A. Barrett

maíz como base de su alimentación y sin sacar provecho del


rÍo.

En esta época, Ios rÍos Cayapa, Santiago y la costa ad-


yacente estaban habitados por los "Indios Bravos" un pueblo
feroz y enemigo de los Cayapas y a los que algunos llamaban
"caníbales". Sus ataques al pueblo Cayapa, y las muertes que
provocaban, eran continuos hasta que los Cayapas, gente pa-
cífica, organizaron expediciones armadas y exterminaron al
enemigo. Algunos informadores describen a los Indios Bravos
de manera excéntrica y mítica. Otros, sin embargo, hablan de
ellos como gente ordinaria, que usaban faldas de tela de cor-
teza de árbol (tanto hombres como mujeres) vestimenta muy
distinta ala Cayapa, y que, eso sí, eran muy feroces. No todos
se ponen de acuerdo en cuanto al destino de los lndios Bra-
vos. Unos dicen que murieron todos, pero otros aseguran que
unos pocos escaparon a las montañas, a la cabecera del rio
Esmeraldas, donde aún viven sus descendientes, muy temi-
dos hasta el momento. Sea cual fuera su destino, se dice que
ese pueblo exterminado por los Cayapas no era el que vivÍa
en la Tolita, que construyó las tolas y que fabricó los artÍculos
de alfarería y metal, tan abundantes.

Tampoco era el mismo pueblo que ocupaba antes el


curso inferior del río Esmeraldas. A poca distancia al norte de
lo que actualmente es la ciudad de Esmeraldas, antes de la
llegada de blancos o negros, vivÍa una tribu de indígenas lla-
mada Wásu. De aspecto similar a los Cayapas, hablaban una
lengua totalmente distinta a ellos o a cualquier otra tribu co-
nocida. Hace una o dos generaciones, se extinguieron, y hoy
ninguno de los informadores Cayapas recuerda ni una pala-
bra en aquella lengua.
Los Indíos Cayapas ilel Ecuador 35

En cuanto a la migración de los Cayapas desde pueblo


Viejo a su actual residencia, hay relatos para todos los gustos.
Voy a contar uno de ellos, en el que se atribuye el éxito de los
Cayapas a la magia.

Tras los múltiples y continuos ataques de los Indios


Bravos, los Cayapas decidieron actuar. Para reconocer la zo-
na, tres hombres viajaron por el río, en una pequeña balsa,
con el mayor sigilo, y sólo de noche. En el viaje descubrieron
un gran número de lndios Bravos instalados en aldeas a lo
largo del río.

Luego mandaron dos mujeres jóvenes, quienes, entran-


do en una casa donde dormÍan dos Indios Bravos, consiguie-
ron arrebatarles con extrema cautela, unas varas en forma de
lanza, que sujetaban en sus brazos. lJnavez en pueblo Viejo
dieron su botín a sus esposos que se propusieron aprender de
las varitas los poderes mágicos de muerte que tenían. Al prin-
cipio, las varitas se negaron rotundamente a hablar, pero bajo
amenaza de terminar quemadas, accedieron a enseñar a los
hombres durante la noche.

Al caer la noche, las varitas volaron por la casa exhi-


biendo sus poderes mágicos. Enseñaron cuáles eran las partes
vulnerables del cuerpo, como podían ser cogidos por el soba-
co, el lado de la cabeza, en el hombro, en el ángulo interior
del codo, de la rodilla y en varias otras parres del cuerpo.
También les enseñaron a eludir sus ataques, y a ser usadas
para matar a los que no estaban iniciados. Estos hombres en-
señaron a otros, hasta que un considerable número de magos
fue entrenado.

Una expedición de diez magos, cada uno con su varita


bien probada, comenzó su ataque rÍo abajo contra los Indios
36 S. A. Banett

Bravos. Uno de ellos, especialmente poderoso, se quedó en


Pueblo Viejo cantando los encantamientos apropiados, para
apaciguar las almas de los que iban a ser matados y evitar que
hicieran daño a su gente. La expedición llegó con cautela a
varios puntos habitados por los Indios Bravos, realizando en
cada uno ataques repentinos, a los que les respondÍan animo-
samente, pero las varitas habian estado tan bien enseñadas
que salían volando para romper las de los contrincantes ma-
tando luego a todos los habitantes del pueblo atacado.

Los Cayapas atacaron primero a los Indios Bravos del


no Zapallo Grande, luego a los del rÍo San Miguel, a los del
Camarones, los del la Herradura de Cayapas, y asÍ hasta abajo
del rÍo Cayapas subiendo al rio Onzole, para volver a\ Caya-
pas hasta su confluencia con el Santiago; recorrieron este río
y se dirigieron a la costa. Aqui, se dividieron, yendo unos al
norte hasta Tümaco, y otros al sur hasta Esmeraldas. Así des-
truyeron a los antiguos moradores de la región haciéndola
habitable para ellos.

Al regreso de los shamanes a Pueblo Viejo, los Cayapas


se trasladaron al rÍo Cayapas. La región entonces presentaba
parecido aspecto al que presenta ahora. Eso sÍ, tuvieron que
sacar de raÍz todas las plantaciones que tenÍan los lndios Bra-
vos, y replantarlas nuevamente, así como cambiar todos los
productos del trabajo de los Indios Bravos para evitar la
transmisión de cualquier posible peligro por conracro.

En aquella época también consiguieron que el sábalo,


el pez más apreciado por ellos, se dirigiese a los esteros, ya
que antes sólo habitaba las corrientes principales de los ríos.
Para ello, colocaron en la desembocadura de cada estero, una
hilera de estacas de palma, que tenían el poder mágico de le-
vantarse hasta su altura total durante la luna llena. v de su-
Ins Indios Coyapa:s del Ecuailor 37

mergirse en el barro las noches de luna nueva. Se dice que es-


tas estacas influÍan directamente en este Pez y en su entrada y
salida de los esteros, y que aún se pueden encontrar en algu-
nas de las confluencias de los esteros con el rÍo.

No hay modo de establecer la fecha exacta de las mi-


graciones de los Cayapas, ni hacia Pueblo Viejo, ni hacia su
actual ubicación, y sus tradiciones no pueden ser considera-
das de modo literal, pero es posible que algunos de sus rasgos
esenciales se basen en hechos históricos.

De todas maneras, cualquiera que haya sido la razón


para su migración o los medios empleados, ha traÍdo ventajas
considerables para los indígenas: mayores facilidades para la
agricultura, mejoras en las condiciones de cultivo de pláta-
nos, posibilidad de comunicación a través del río, y proximi-
dad al mar. El cambio fue grande, si se considera que antes
vivían agrupados en pueblos en la montaña, alimentándose
de maiz fundamentalmente. En la actualidad üven esparcidos
por las orillas de los rÍos. Cada familia vive casi compleu-
mente aislada, pero conservan parte de su antigua forma de
vida comunitaria en los tres pueblos donde se encuentran re-
partidos por división: Punta Venado, Zapallo Grande y San
Miguel.

Los gobiernos nacional y provincial reconocen en cier-


to modo, los derechos de los indÍgenas parala posesión total
y pacÍfica de su territorio. lncluso se han realizado esfuerzos
por protegerlos decretando leyes que prohiben el asentamien-
to de otras gentes a lo largo del río Cayapas y sus tributarios.
Ahora bien, el cumplimiento de estas leyes es otro asunto: los
negros, procedentes de los antiguos esclavos de Colombia y
Ecuador, han proseguido en los últimos años su avance, lle-
gando hasta Corriente Grande. Antiguamente, hasta Borbón
38 S. A. Barrett

se encontraban casas Cayapas, en la confluencia de los rÍos


Cayapas y Santiago; en la actualidad, la casa más lejana río
abajo esuÍ a poca distancia de la confluencia del río Onzole y
el Cayapas.

En cuanto a la población blanca está en gran minorÍa


en toda la provincia de Esmeraldas y sobre todo en la cuenca
del Santiago y del Cayapas, y sólo hay una familia blanca vi-
viendo en el curso de este rÍo.

Es legÍtimo preguntarse si la instalación sobre un terri-


torio indigena de pobladores de otra raza es un hecho positi-
vo o no. En el caso de los Cayapas,la pregunta se justifica es-
pecialmente puesto que algunos negros se han tomado siem-
pre grandes liberudes, llegando hasta a saquear sus cosechas
y casas cuando hay oportunidad. El Cayapa tolera estos pilla-
jes, raramente participando en el castigo del delincuente o to-
mando represalias. Son respetuosos con la ley, y ¡econocen la
autoridad del gobierno provincial sobre todos los habitantes,
excepto sobre ellos. Si alguno de ellos comeriera esros actos
le castigarÍan con severidad sin la ayuda del gobierno. El mis-
mo gobierno reconoce el derecho del Cayapa de gobernarse a
sÍ mismo y de castigar a sus propios transgresores, e incluso
se le trata de proteger del abuso de exrraños. En la realidad,
sin embargo, suele suceder que los culpables o escapan, o no
son lo suficientemente castigados.

Si los Cayapas toleran los robos por forasteros, sin re-


presalias, hay un crimen que demanda un castigo severo: el
ultraje contra las mujeres. Entre 1897 y 1898, dos negros vi-
nieron a una casa Cayapa, alejaron a los hombres y tomaron
posesión del local con las mujeres que lo ocupaban. Al dÍa si-
guiente, el jefe mandó una comisión río abajo, que llevó al te-
niente polÍtico de la Tola las cabezas de los negros ciudadosa-
Los Inilios Cayapas delEcuador 39

mente envueltas en hojas de hoja blanca, con los saludos del


jefe y la explicación del porqué de la decapitación. Se dio a
entender que futuros crímenes de esta clase serÍan igualmen-
te castigados.

Se solicitó al teniente que mandara las cabezas al go-


bernador de Esmeraldas con la explicación dada, pero debido
a la rapidez de la descomposición en los trópicos, se conside-
ró más oportuno enviarle sólo el mensaje. Afortunadamente
para las partes interesadas, se dice que la respuesta del Go-
bernador era a favor de los Cayapas. Desde entonces, no se
ha conocido otro crimen similar.
ilI
VIDACOTIDIANA

l-a, organización social de los Cayapas tiene su base en


la familia, aunque antes vivieran en comunidad instalados en
los pueblos de Imbabura y Pueblo Viejo según cuentan sus
tradiciones. En la actualidad, cada familia vive de forma inde-
pendiente, y por lo general, a buena distancia de sus vecinos
más próximos, aunque ocasionalmente puedan estar dos o
tres casas a la vista una de otra, a lo largo del rio. Ahora bien,
cada familia forma una unidad separada con derechos de pro-
piedad familiares, sin carac terísticas comunitarias.

Aparte de esta organización familiar, existe un gobier-


no central, con un jefe herediurio o "gobernador" (nombre
acuñado de la "moda española") que se encarga de velar por
el mantenimiento de laley y el orden, arregla litigios y aplica
castigos por infracciones contra las costumbres sociales en vi-
gor. Pero en ningún caso, este gobierno central interfiere en
los derechos de la familia y sus propiedades.

Una familia Cayapa, en el sentido en el que se emplea


aquÍ, consta del esposo, la esposa, los hijos y los "dependien-
tes". Los dependientes, sin ser necesariamente mantenidos
por la familia, son los que no tienen casri o familia propia, y
se alojan en la casa de un pariente. Normalmente son los hi-
jos o hijas recién casados, los padres o abuelos del jefe de fa-
milia, su esposa o algún otro familiar.
12 S. A. Banett

La vida diaria del Cayapa es rutinaria y ajetreada, sobre


todo para las mujeres. Cocinar, ordenar la casa, atender a los
hijos pequeños, hilar, tejer, hacer canastas, esteras, abanicos,
ollas... son las ocupaciones normales de las mujeres, a las que
se les suman el cuidado de la cosecha y la recolección de ali-
mentos silvestres. l¿s niñas son instruidas en estos quehace-
res domésticos desde muy pequeñas y a la edad de cinco a
seis años, empiezan a realizar las mismas tareas productivas
que sus madres entregándose a ellas cada dÍa más. Normal-
mente se casan jóvenes, a los 17 o 18 años de edad.

También la vida de los hombres es ajetreada: trabajan


en el campo, y además son diligentes pescadores y cazadores.
Para ello usan trampas y redes, sedal y anzuelo parala pesca,
cuando no colocan buitragos en los rÍos para desüar a los pe-
ces a ciertos lugares, y favorecer asi la pesca. Obtienen asi
buena parte de las reservas alimenticias de la casa. Por orra
parte, son expertos carpinteros, haciendo desde canoas, cana-
letes y bancas, hasta juguetes para niños, instrumentos musi-
cales y algunos utensilios de cocina, entre otros artÍculos, to-
dos de excelente calidad.

Cuando están en casa, siempre están ocupados en algu-


no de los quehaceres que les corresponden como hombres:
tejer una red, fabricar una canoa, etc. También se dedican a la
costura desde la introducción de las agujas e hilo, y son sus
propios sastres. Las mujeres hacen el trabajo de hilar y tejer,
pero ellos se cosen sus prendas y las de los niños pequeños
que todavía no aprendieron a hacerlo. La ropa masculina es la
única que necesita costura pues las mujeres usan indumenta-
ria de una sola pieza. A los niños también se les enseña sus
trabajos desde muy temprana edad.
Los Inilios Cayapas ilel Ecuailor 13

El dÍa comienza al alba, entre las cinco y las cinco y


media y acaba al anochecer o si no, a las seis y media o siete,
horario que no suele variar o lo largo del año, debido a la
proximidad con la lÍnea equinonoccial.

Todos los días son más o menos iguales, a excepción


de las fiestas o bodas que reúnen a todos los habitantes por
varios dÍas en un pueblo en particular, regresando luego a sus
casas. Otra diversión, que se suele combinar con propósitos
comerciales, es la de ir rio abajo a otros poblados, para conse-
guir ostiones y mariscos en general, y muchas veces vender
tagua, cacao, caucho, plátano y también troncos de madera.

Es de destacar, el afecto que reina en las familias, espe-


cialmente entre padres e hijos. Son raros los castigos, y nor-
malmente, los niños juegan juntos, sin problemas ni restric-
ciones. Los mayores suelen cuidar con mucho cariño de sus
hermanos pequeños. En el trabajo agrÍcola, que requiere mu-
cha mano de obra, particularmente los cultivos de plátano,
caña y cacao, toda la familia colabora, incluso los más peque-
ños, limpiando su parte de maleza, de tan rápido crecimiento
en el trópico, o recolectando la cosecha.

Los niños tienen muchas diversiones, pero ningún jue-


go, propiamente dicho. Como juguetes, usan trompos musi-
cales, hechos de calabaza o nueces grandes (il. 85, 2-5), mu-
ñecos de madera con formas humanas o de animales (il. 84)
y también canoas de juguete, cuyas dimensiones varían entre
unos pocos centÍmetros y varios metros de largo, con sus re-
mos y todo, que utilizan mayormente cuando nadan, diver-
sión muy común tanto en niños como niñas. Se les entrena
desde muy pequeños al manejo de estas canoas, y a los cinco
y seis años, ya pueden remar distancias cortas en canoas pe-
queñas.
+1 S. A. Borrett

Tambiénjuegan con pequeñas canastas, abanicos, este-


ras, ollas y otros objetos de madera o piedra, fabricados por
ellos mismos o por los mayores. Hacen casas de juguete, y, en
el caso de los niños, corrales de pescado, redes de pesca, ca-
ñas de juguete, hasta usan las cerbatanas, aunque sea ahora
un artilugio poco empleado por los mayores parala caza.

El entretenimiento de los niños Cayapas, y de los ma-


yores, que más se podÍa calificar como juego, es el que practi-
can con los trompos musicales que no es para nada un juego
de azar. Dado que el piso de las casas esrá hecho de pambil
sin cepillar, y que el suelo está siempre húmedo, juegan en
una estera grande tendida en el suelo o una manta o cual-
quier tejido sujetado por las piernas de un niño sentado di-
rectamente en el suelo. El niño y su contrincante hacen girar
su trompo para chocarlo con el del otro jugador hasta sacarlo
de la superficie de juego

No se cuentan los puntos, y el interés del juego reside


en mirar los trompos girar y chocar. A veces hay hasta cuatro
o cinco trompos bailando, dando lugar a una escena muy ani-
mada y muy apreciada por jugadores y espectadores. Los sue-
len poner a girar con las manos, pero también emplean un
trozo de cuerda para obtener un movimiento muy rápido. Se
puede ver alguna niña jugando al trompo, pero generalmente
es unjuego de niños.
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ASPECTOS MAT ERTATES

Construcciones

Las construcciones Cayapas, se pueden clasifica¡ en


cuatro tipos, los tres primeros edificados sobre pilotes:

- la vivienda o residencia habitual;


- el rancho o residencia temporal;
- el trapiche y la destilería;
- la capilla (la única de las cuatro que queda a ras del
suelo).

Algunos ejemplos de viviendas se recogen en las ilus-


traciones I-4. Son siempre de planta rectangular, variando su
superficie según el número de ocupantes (algunas alcarzan
grandes dimensiones). lá caza del plano que aparece en la
ilustración II tiene 26,5 m de largo y I2,5 de ancho. Las vi-
viendas se ubican a lo largo del rÍo, y alrededor de ellas tie-
nen una zona destinada a plantación: caña, plátano, cacao,
piña, etc. Como los pisos se elevan a I a 3,5 m del suelo, em-
plean escaleras para su entrada, como las que se muestran en
la figura I (sobre todo a y d).
46 S. A. Barrett

La estructura de las viviendas es simple: unos postes


cuadrados (de guayacán) que llevan unas muescas a nivel del
piso (lam. 13 B) para sujetar las cuerdas que soportan el piso.

Fig. l. Tipos de escaleras.

También tienen muescas, las puntas de los postes para sujeur


el techo. Los lados del edificio van abierros. El tejado es incli-
nado, y se cubre con hoja de palma. Los edificios más gran-
des van cubiertos en dos parres (lam. I0 y tl) pero hay veces
en las que un solo tejado cubre la vivienda enrera (lam. 2 y
7). El suelo, siempre es continuo. Cuando existe una separa-
ción en el techo, indica una división en la casa en dos zonas:
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L,os Indios Cayapos ilelEcuailor 17

por una parte el dormitorio y Ia sala de estar, y por otra la co-


cina. De esta manera, presenta Ia apariencia de una casa do-
ble, aunque se sitúe el piso de ambas partes al mismo nivel.
La separación del techo, permite también la salida de los hu-
mos que se generan en el fogón abierto de la cocina, que de
otro modo entrarían en el dormitorio. Esta separación, esrá
hecha de dos aguilones internos cuyos aleros dan hacia el in-
terior de la casa (ilustración II h, e, i y ilustración 12) y deja-
rÍan pasar el agua de lluvia si no fuese por una grande canoe-
ra hecha de un tronco de pambil hueco (bu'in-tclen cha'pa-
laachi). En la parte exterior, los aleros son bastante pronun-
ciados, así el agua que escurre por ellos cae a un metro de la
casa, y ni el viento consigue hacerla llegar a la vivienda.

l¡s viviendas ordinarias no presenun paredes laterales,


pero en su lugar se coloca una especie de barandillas que dis-
minuyen el peligro de caídas (lam. 5).

También construyen unas plataforrnas, en varios pun-


tos de la vivienda. Son de uno a tres metros de largo por uno
o dos de ancho (lam. lI e). Van cubiertas por el recho, que se
prolonga para el efecto y se suelen emplear para dormir o co-
mo lugar de almacén de varios artÍculos. Se elevan del piso
unos I0 o 30 cm.

En esta región de tan abundantes lluvias, y en las que


el sol no luce todos los dÍas, una de las preocupaciones coti-
dianas es mantener la ropa y otros artículos secos. Para ello,
los Cayapas disponen de una "plataforma de secado", ubicada
normalmente detrás de la casa o del fogón. Consta de unas
cañas guadúa, una junto a otra, más o menos a la altura del
piso y sin techo. El agua resbala por las superficies convexas
e impermeables de las cañas, sin ser absorbida. Tras el agua-
cero, en poco tiempo las cañas están secas y permiten colocar
18 S. A. Barrett

encima ropa o esteras para secar el cacao. A un lado se suele


colocar una caña tan larga como la plataforma, en horizontal
y a unos dos metros de alto para secar las grandes redes de
pesca.

En la parte superior de la casa, sujeta con las vigas, hay


una plataforrna o desván de caña, que sirve de despensa para
todos aquellos utensilios y alimentos que no se emplean a
diario. Su extensión no suele ser mayor de una cuarta parte
de la superficie de la vivienda, pudiendo ser mucho más pe-
queña, pero lo suficientemente grande para albergar los obje-
tos de toda la familia.

En la ilustración I I aparece el plano de una de las ca-


sas más grandes de los Cayapas. Es la mayor de las cuatro
que posee el jefe de la división de Punta Venado: ,,la casa
grande del Gobernador". Está situada en la parte sudoeste del
rÍo Cayapas, algo río arriba de la confluencia de la Herradura
Grande. La casa acoge normalmente a dos familias al menos,
aunque llega a albergar a unas 40 personas. presenta una dis-
tribución similar a la del resto de las viviendas Cayapas, aun-
que sean más pequeñas. Esta "casa grande", de 26,5 m de lar_
go por 12,5 de ancho en total, se encuentra dividida en dos
áreas, por la lÍnea h-i de la ilustración I I donde se encuentra
la canoera de pambil que recoge el agua de los aleros de los
dos techos. l-a zona mayor (a) es la destinada al dormitorio y
a la estancia, de 15,25 por 10,6 m, excluyendo los salienres
!-.]
ql" tienen I,B y 2,I m cada uno. El área más pequeña
(b), de unos 60 (m2)t¡, esrá al mismo nivel que el iesto, 'roa
cubierta con un tejado separado, y es la parte que acoge el fo-
gón y la cocina. El fogón (c) es de 1,93 m por I,I4
- y s" .o-
loca a I m sobre el suelo. Lo que viene marcado con la letra
d, es un saliente de unos 1,6 m de ancho y 5,94 m de largo, al
ras del suelo pero hecho de bambri. Es aquÍ donde ,. pr"p"r"
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Los Inilios Cayapas delEcuodor 49

la comida, y donde se almacenan las calabazas de agua. Todas


las casas están provistas de este espacio para las calabazas
aunque en otras viviendas sea mucho más pequeño.

Las demás salientes que se señalan con (e) van todos a


unos I0 o 30 cm sobre el piso y tienen de l,B a 2,I m de an-
cho. Si se sigue el plano en el sentido contrario a las agujas
del reloj, comenzando por el situado en la parte inferior dere-
cha, sus longitudes son 3,8, 2,6,4,5, 4,3,3 y 2,7 m respecti-
vamente. Suelen emplearse de almacén aunque con frecuen-
cia sirvan también para dormir.

Todos estos salientes se apoyan en sus bordes interio-


res en los durmientes del piso de la vivienda, y en la parte ex-
terior van sobre dos postes especiales que se alzan desde el
suelo hasta la proyección del techo principal para dar la pro-
tección debida. En el plano van marcados con pequeños rec-
tángulos y son un poco menores que los que sostienen el piso
principal. Los catorce postes van colocados a unos 4 m de
distancia. Estos postes tienen una sección de aproximada-
mente 15 por 23 cm.

Para entrar en la casa, hay dos escaleras (g) del tipo de


la que aparece en la figura la. Una de ellas termina en un sa-
liente especial, a modo de descanso, de I por 1,7 m.

En la ilustración 13 se pueden apreciar los detalles de


la estructura de sujeción de la vivienda, el armazón:

a) Los postes cuadrados, que sustentan el piso, se inser-


tan en el suelo unos 90 cm a 1,20 m.

b) Aquí van anclados los durmientes que se extienden a


lo largo de la casa. En la figura 4b, se puede apreciar en
50 S. A. Banett

deulle Ia muesca que en el poste permite la colocación


de estos durmientes.

c) Sobre (b) descansan las cañas de guadúa señaladas con


la letra (c) que son Ias que soportan el suelo de madera
de palma (d).

Fig. 2. Detalle de la construcción de la superestructura.

d) Este piso se eleva unos 2,7 m del suelo, y a los 2 m


desde éste, en la parte superior, va otra muesca como
la que aparece en las figuras 4a y 5 y que es el soporte
para la superestructura entera. Una esquina de esta su-
perestructura se señala en la figura 5, en la que las le-
tras se corresponden con las de la ilustración 13.

Fig. 3. Detalle de la construcción de la superestrucrura.

e) Este durmiente longitudinal sobresale alrededor de I


m más allá del poste, y soporta otro durmiente trans-
versal ([), que sobresale de la misma distancia.
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Fig. 4. Muescas que soporta los durmientes.

o) Otro durmiente longitudinal (g), descansa a pocos cen-


ó/
tímetros del extremo del durmiente (l) y soporta las
extremidades inferiores de las vigas del techo.

Fig. 5. Esquina de La superestructura vista desde el.interior.

A veces las ügas descansan directamente sobre (l) co-


mo es el caso de esta Casa grande. cuya parte elevada es ilus-
trada en la ilustración 13, o en la construcción sin acabar de
la ilustración 7. En otras, casas se utiliza otra viga transversal
para sujetar el techo (figura 5f').
52 S. A. Barrett

Todas las uniones, que sean entre dos durmientes o en-


tre un durmiente y un poste, son del tipo de las de las figuras
2 a 4, que se llevan a cabo con piquigua (raiz aérea resisrenre,
que se conserva enrollada, como aparece en la figura 91,1,y
que cuando se seca, basta con mojarla un ratito para que re-
cupere su elasticidad). La piquigua también se usa en la fabri-
cación de canastas.

El armazón del techo. consiste en una corta cumbrera


central (ilustración I4i) sujetada por dos o a veces tres cañas
verticales (m) que, a su vez, descansan sobre una viga hori-
zon¡al (j) que recorre longitudinalmente el centro de la vi-
vienda. La cumbrera es lo suficientemente larga para que las
cuatro partes del techo tengan una pendiente de 45o. Su lon-
gitud depende pues de las dimensiones de la casa, pero suele
ser de un tercio o de la mitad del largo. Los postes que la so-
portan tienen 4,2 m de altura en la casa grande. Es sobre la
cumbrera, al que van atadas, donde se apoyan las vigas de ca-
ña de los lados del techo.

L-as vigas que forman los aguilones se juntan por una


vara de pambil que pasa por unos agujeros practicados en su
extremidad superior, para luego sujetarse a las dos vigas ter-
minales de cada lado del techo a más o menos B0 cm más
abajo de la cumbrera. Las extremidades inferiores de las vigas
del aguilón reposan en el durmiente terminal de la superes-
tructura, dispuestas a manera de un abanico para permitir la
sujeción de las hojas de palma.

En la parte superior del aguilón queda una pequeña


abertura triangular (ilustración l0) que sirve de escape para
el humo del fogón. Las hojas del techo principal se colocan
de tal manera que forman encima del aguilón un saliente de
unos 60 cm sobre su posición normal, mientras que las del
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Los Indios Cayapas ilel Ecuador 53

aguilón sólo llegan hasta la base inferior del salienre. Esra


disposición evita que la lluvia penerre por la junta del techo
principal y del aguilón o por la aberrura triangular.

La superestructura descrita, queda bien reflejada en la


ilustración 7 de la construcción inacabada de una casa Caya-
pa.

La cubierta del tejado es de hoja de palma, normal-


mente de tagua o marfil vegetal. El Cayapa necesita consran-
temente una provisión de estas hojas, de manera que cuida
en forma especial sus bosquecillos, también para asegurar un
suministro ininterrumpido de pepas de ragua, fuente de im-
portantes ingresos, y se dedican incluso a las palmas que cre-
cen aisladamente. Se eliminan árboles, lianas y malezas de Ia
selva que crecen a su alrededor. Una vez al año se cosechan
las hojas, seleccionándose las completamente sanas y madu-
ras para cubierta de tejados, de manera que sólo quedan en la
planta una corona de hojas jóvenes y tiernas que preserva a la
planta del daño que la poda pudiera causarle.

La tagua es una variedad de palma de crecimiento len-


to y de poca altura. Quizá debido a esto (con una escalera se
pueden alcanzar fácilmente sus hojas), y a la calidad de la ho-
ja, es casi la única especie de la que se obtiene el material pa-
ra las techumbres. La altura de la tagua suele se¡ de unos 5 m
frente a las dimensiones que suelen adquirir otras palmas de
las que sólo se podrÍan utilizar sus hojas cortando la planta.

La hoja de la tagua tiene unos 4 m de largo. Presenta


unas hojillas robustas que parten del fuste central, hasta los
90 cm de largo, en un ángulo de 70o. Los Cayapas las parten
a lo largo y colocan cuatro mitades juntas quedando el rever-
so de las hojas hacia el mismo lado, y arando sus fustes con
51 S. A. Barrett

piquigua en dos puntos. Cuando están verdes, son muy pesa-


das, de manera que se suelen dejar secar para transformarlas
en ligeras. Se construye una platalorma de bambú a unos 60
o 90 cm del suelo, cubierra por todos los lados para proreger
a las hojas de la intemperie. AllÍ permanecen las hojas unos
dos meses hasta estar secas y listas. Estos secaderos se cons-
truyen cerca de las palmas y luego las hojas se rransportan
donde se necesiten, aunque a veces se llevan verdes a la cons-
trucción y se secan all¡. Si se pusieran verdes, se pudrirÍan
con las constantes lluvias y además sufrirÍan los ataques de
insectos, sobre todo de cucarachas, tan molestos como nume-
rosos.

También los negros utilizan la tagua como techumbre y


además son muy meticulosos en su preparación, sobre todo
en relación a la luna. AsÍ a la luz de la luna, no se puede cor-
ur ni árboles para madera, ni hojas para el techo, pues la ma-
dera se vería atacada por los insectos, se partiría o se quebra-
rÍa, y las hojas serian inútiles. Si bien los indÍgenas han ad-
quirido algunas costumbres de los negros en cuanto a la ta-
gua o a la madera, se rigen más por la necesidad o la facilidad
que por la luna.

Finalmente, los atados de cuatro medias hojas se colo-


can directamente sobre Ia estructura de caña, sin otro soporte
horizontal que sus fusres. Con los reversos de Ia hoja hacia
arriba se disponen de la misma manera que las tejas, empe-
zando desde abajo, y se sujetan con piquigua a las vigas en
dos, tres o cuatro puntos. Como las filas se superponen sólo
se exponen a la intemperie de 12 a 20 cm, y forman un techo
espeso e impermeable. Además, las hojillas se disponen para-
lelamente a la pendiente del techo y su reverso, colocado ha-
cia arriba, forma una pequeña canoera natural que conduce
el agua de una fila a otra. La techumbre de la casa grande
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Ilust. 12. Ganchos de suspensión.


Los Indios Cayapa d.elEcuador 57

(ilustración It) tiene un espesor no inferior a7 cm, pudien-


do llegar a l0 cm. El aguilón norre de la sección a esrá forma-
do de diez ügas cubiertas con cincuenta y siete filas de hojas
y los lados de diecisiete vigas cubiertas con sesenta filas.

En la última fila de los techos principales, los atados se


superponen para cubrir totalmente la cumbrera. Además se
coloca uno o dos filas más encima de la cumbrerapara evitar
cualquier infiltración. Se suele también reforzar el techo con
un caballete de caña hecho de dos o más pares de estacas de
pocos metros de longitud atados arriba y descansando sobre
el techo. Una estaca horizontal. colocada a la altura de la
cumbrera, las une y da fortaleza al armazón, tal como se pue-
de ver en las ilustraciones 2, 8 y 10.

A pesar de todos los cuidados empleados, es muy co-


rriente que haya alguna gotera, bien porque alguna porción
se ha podrido o porque algún insecto se ha comido alguna
hojilla. En tal caso, se reparan rápidamente con unas hojillas
verdes de hoja blanca. Se trata de unas hojas muy robusras e
impermeables de unas dimensiones de aproximadamente I m
de largo y de 30 a 45 cm de ancho. Si la gotera es de ramaño
mayor, se vuelve a recubrir la zona afectada con hojas de ta-
gua.

Para las estructuras temporales, se emplea el mismo mé-


todo de construcción pero menos refinado. Las diferencias
son que los postes son de bambú, y que la techumbre suele
de ser hoja de palma de menor calidad o del material que se
encuentre.

Estos ranchos temporales, cumplen con la finalidad de


ser residencia en viajes, o cuando el trabajo queda lejos del
propio domicilio. En los viajes, es peligroso dormir a la in-
58 S. A. Banett

temperie, por las serpientes y alimañas, asÍ como por las con-
tinuas lluvias torrenciales, de manera que se hace un alto en
el camino, y se construye el rancho para poder cobijarse
cuando la casa más próxima se encuentra demasiado lejos.
De cualquier manera, en la práctica, sólo se emplean en los
viajes largos por la montaña, ya que en la zona de los rÍos,
hay siempre casas donde albergarse, y aquÍ, la tradición quie-
re que cualquier viajero sea bien recibido ya sea conocido de
toda la vida, o un completo extraño.

En las expediciones de trabajo, al ir a recolectar caucho


y pita, labrar canoas o cualquier otro trabajo en el que no se
pueda regresar a la casa ese mismo dia, se construye un ran-
cho que se pueda emplear por poco tiempo o durante varias
estaciones, y es retechado varias veces según se requiera. Si se
ocupan con regularidad el piso se coloca de 60 a 1,20 m so-
bre el suelo.

En la plaza de Punta Venado, hay uno de estos ran-


chos, con la diferencia de que el piso de guadúa va a ras del
suelo (lam. 82 a 84). En las dos primeras ilustraciones el ran-
cho aparece en el fondo mientras que en la última se ve en
detalle, con sus usos específicos. Este rancho se ocupa un dÍa
al año: para las fiestas de Pascua se limpia la maleza de la pla-
za, anfes del amanecer del domingo de Pascua, se paran las
fiestas y bailes, se trasladan los instrumentos y se forma una
procesión hacia el rancho donde se instalan, con bombos y
platillos, ciertas figuras de santos sacados de la iglesia así co-
mo los instrumentos musicales. A lo largo del dÍa, no cesarán
de tocar ante las imágenes. Dicen que es el único día en el
que las imágenes pueden tomar. Se les ofrece guarapo, y se
les acerca a los labios un mate de este jugo de caña. Durante
este tiempo, no se puede beber ron ante las figuras, pero sí
guarapo, todo el que se desee.
Los lndios Cayapas ilel Ecuador 59

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BIBIIOTECA

S9¡ten<rgz

Ilust. 13. Detalle de la construcción de una casa.


60 S. A. Banett

Ilust. 14. Plataforma de almacenamiento o altillo.

El trapiche es una construcción permanente. Se trata


de un edificio que se levanta cerca de la casa con una estruc-
tura idéntica a ésta y rodeada de cañaverales. Alli se encuen-
tra el trapiche propiamente dicho con sus dos grandes rodi-
llos y su rueda para hacerlos girar, ollas para almacenar y fer-
mentar el jugo de caña, el fogón y la cerámica utilizados para
destilar el ron hecho del jugo fermentado. En las ilustracio-
nes I y 2, donde aparece el conjunto de trapiche (a la dere-
cha) y vivienda, se ponen de manifiesto su similaridad y su
proximidad. En la ilustración 6 aparece un trapiche aislado
delante de un cañaveral joven. l-a vivienda del dueño se en-
cuentra justo en la otra orilla del rÍo (ilustración 5).
Los Indios Cayapas delEcuador 6l

Estas tres construcciones: la vivienda, el rancho y el


trapiche, se encuentran generalmente aisladas, separadas
unas de otras, y colocadas a lo largo de los ríos. Sólo est¿in
agrupados en las aldeas, las construcciones que se emplean
esporádicamente, como en fiestas religiosas o sociales. En el
territorio Cayapa hay tres aldeas de este tipo, con una capilla
cada una y un grupo de casas. Ahora bien, aunque estos edifi-
cios no se ocupan regularmente, presentan la misma estruc-
tura que aquellos donde se desarrolla la vida cotidiana.

l-as capillas, son edificios más recientes, que datan de


las conquista española. No están elevadas sobre el suelo, pre-
sentan un cerramiento de madera traída de los aserraderos de
la desembocadura, y en su interior no hay muebles, excepto
un altar tosco y alto, y varias figuras de santos.

En la ilustración 4 aparece el frontón de la capilla de


Zapallo Grande, y con la vivienda adyacente, se pueden per-
cibir las diferencias que presentan estas construcciones con
las viviendas. A la izquierda y en primer plano está el con-
vento o la casa del cura, con la misma estructura que una vi-
vienda Cayapa. En las ilustraciones24,32,I33, I35 y I37 se
puede ver la estructura tÍpica de la capilla, que en las ilustra-
ciones corresponde a la de Punta Venado: la ausencia de pila-
res, sus paredes completamente cerradas y su techo, cuya
parte central se eleva algunas decenas de centÍmetros sobre el
resto. Tiene cerca de 24 m de largo, I0,5 de ancho y 7,5 de al-
to. Los aleros quedan a unos 3 m del suelo. Esta capilla de
Punta Venado es casi el doble de grande que la de Zapallo
Grande o de San Miguel, y de éstas dos, la última es la mayor.
La única diferencia en cuanto al diseño, entre la capilla de
Punta Venado y las otras dos, es que el piso es de tablas ase-
rrados al igual que las paredes.
62 S. A. Banett

[¿ armazón de la capilla defiere poco de la de las vi-


üendas, excepto que, por sus dimensiones, sus postes y ügas
son mayores y más robustas y que su piso carece de durmien-
tes por estar directamente en el suelo.

Vestimenta

Hay bastantes diferencias entre el modo de vestir de


hombres, mujeres y niños.

El vestido diario de los hombres, consta de un calzón y


una camisa. El calzón pequeño y ajustado (ilusrración 116, I-
3), se asemeja a un traje de baño; la camisa, se confecciona
con calicó o con un pañuelo llamativo. En ocasiones especia-
les (fiestas o reuniones), llevan también sombreros europeos
o americanos, collares de cuentas, botones y monedas de pla-
ta, pulseras y collares de botones blancos y decoraciones ro-
jas, amarillas y negras en la cara y las demás partes visibles
del cuerpo. También a veces, llevan esta indumentaria en días
normales. En las ilustraciones 53-56 se muestran collares y
pulseras, y en las 39-52, pinturas de cara, brazos y piernas.
En esto de la indumentaria hay gran variedad, asÍ hay hom-
bres que se pintan muy pocos y otros muy cuidadosamente,
unos llevan bastantes pulseras y ornamentos, y otros no, y
otros todavÍa se decoran pródigamente de los dos maneras.

Los calzones están hechos con piezas de tela que las


mujeres elaboran. Con una pieza se cortan cuatro trozos que,
cosidos de dos en dos. forman dos calzones. con las costuras
delante y atrás. La tela Ia suelen tejer las mujeres, pero son
los hombres los que se los confeccionan, probablemente por-
que como el vestido de la mujer no precisa costura, no tuvie-
ron que aprender. Los llevan tan ajustados, que no requieren
ni de cordones ni de botonaduras para su sujeción. Sólo hay
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Ilust. l 5. Cosecha de la caña
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Ilust. 18. Familia típica


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Ilust. 19. Mujer adornada con collar y brazaletes


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Ilust. 20. Mujer vestida con una doble manta


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Ilust. 21. Tocado habitual de la mujer
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Ilust. 25. Jóvenes vestidos para la fiesta
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llust. 26. Corte típico


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llust. 28. Traje de fiesta y chaleco


Los Indios Cayapos delEcuador 63

algún hombre que los lleva algo más flojos, y se los abrocha
con un botón, al lado derecho, como se hacÍa antiguamente,
pero la costumbre de llevarlos ceñidos suplantó la moda an-
terior. Actualmente y debido a las múltiples influencias que
experimentan los Cayapas a través del comercio de artículos
industriales. el calzón de muselina blanca es casi tan habitual
como el de tela nativa.

Se dice que antiguamente los hombres llevaban el pon-


cho usado ahora por los indÍgenas de la sierra, pero al emi-
grar a la costa y abandonar el frÍo, se sustituyó por la camisa,
ligera y hecha de pañuelos o calicó. Tanto los hombres como
los muchachos, tal y como aparece en las ilustraciones 25-38,
se visten de este modo. [¿ forma de la camisa es como la de
un saco, con aberturas apenas suficientes parala cabeza y los
brazos. En los brazos queda un poco ajustado pero luego se
ensancha, y resulta ser una prenda ligera que protege de la
luz solar y sobre todo de los insectos, pero cuando no es ne-
cesaria, como en los alrededores de la casa, se la quitan.

Tanto los hombres como las mujeres usan collares dia-


riamente y en ocasiones festivas. Estos adornos est¡in hechos
de vidrio, porcelana, botones o monedas de plata. Antigua-
mente, estaban fabricados con semillas de plantas o aquellos
caparazones iridiscentes del escarabajo Euchroma Goliath. To-
davÍa se encuentran algunos de aquellos collares, pero en su
mayorÍa, han sido sustituidos por los nuevos materiales.

En las ilustraciones 53 a 56 se pueden observar algu-


nos de estos collares y pulseras. En la ilustración 53, todos
menos el primero, así como los de la 54, están hechos de se-
millas de olor o color especial; el primero de la 53 es de
cuentas y monedas. Hay collares de cuatro vueltas de cuentas
de vidrio (55,I), de bandas tejidas con pendiente de haliotis
61 S. A. Barrett

(55,2 y 3) y de botones con monedas (55,4). En la ilustra-


ción 56,1 aparecen dos pulseras de botones y monedas y en
la 56,2 un collar de cuentas, monedas y hojas olorosas al cual
van atadas dos sicus.

Lo que no es empleado tradicionalmente son los aretes


de nariz o de oreja para los hombres aunque hay ahora algu-
nas mujeres que lleven hilos con cuentas u otros objetos in-
dustriales llamativos en las orejas.

Tampoco se usan zapatos ni sandalias en la población


Cayapa y anteriormente, no era conocido el sombrero, que
sin embargo apareció con la conquista española. Se trataba de
un sombrero para hombres hecho de piquigua de una forma
similar al de los conquistadores. Hoy en día, sobre todo para
las fiestas, los hombres llevan los "sombreros de los blancos"
(sombreros de bola), comprados, así como chalecos, a los que
insertan botones e hilos de colores brillantes y sobre todo
moneditas de plata en fila. Los que no tienen chalecos de
blancos improvisan uno con tela ordinaria que decoran a me-
nudo con agujeros, en lÍnea, cruzados o con otros dibujos
(lam. 25 a la izquierda).

l¡ indumentaria diaria de las mujeres es una manta o


falda (lam. I l2-l 15) que se ciñe a la cintura con un cinturón
estrecho de borlas (ilustración 107, I, 2). Esta es la ropa que
usan también en las fiestas y reuniones excepto los bailes y
las ceremonias religiosas en las que llevan la cabeza y la parte
superior del cuerpo, totalmente cubiertas con mantas de cali-
có o pañuelos de bandana de colores brillantes. También se
protegen la cabeza y los hombros, cuando van en canoa, en
los días muy calurosos con el mismo atuendo, que puede ser
en esta ocasión negro, y una especie de gorro hecho con cala-
baza; el ma'te. La falda es una pieza rectangular casi siempre
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llust. 30. Trajes de [iesta
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Ilust. 32. Muchacho vestido para la fiesta


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Ilust. 34. Traje de fiesta
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Los Indíos Cayapas del Ecuador 75

de la tela nativa, de un ancho suficiente para cubrir hasta los


tobillos, y de un largo para rodear la cintura una vez y un ter-
cio. Las extremidades de la prenda se superponen atrás y bas-
ta tirar de vez en cuando de las esquinas superiores para que
quede sujetada por el cinrurón tejido o el cabo de pita que lo
puede sustituir. A menudo se lleva por encima de esta tela,
otra, rrrás ligera, que se enrolla en sentido contrario, encon-
trándose su extremo en la parte anterior, con el de la primera
falda. Esta falda externa suele ser de calicó, pero no es parte
esencial de la ropa e incluso, a veces, la segunda falda es tan
gruesa y pesada como la primera. Se pueden unir las dos fal-
das con el mismo cinturón, pero se acostumbra más atar sólo
la primera falda con ély la segunda queda sujeta fajando sus
bordes por debajo del cinturón en la parre delantera.

En las ilustraciones 19, 20, 2I,22y 23 aparecen distin-


tos tipos de uso de la falda. En las ilustraciones L9,2I y 22,
se presenta la falda simple, y en la 20 la segunda f.alda queda
amarrada bajo el cinturón, por delante. En la ilustración 23,
la muchacha mayor usa la sobrefalda de calicó.

Los niños, hasta los seis y a veces los diez años, no lle-
van ropa. l¿ niña comienza a ponerse la manta y el niño la
camisa a los seis u ocho años, pero los niños no usan el cal-
zón a veces hasta los doce. Sin embargo, a los niños más pe-
queños, de dos a tres años se les suele vestir, imitando a los
mayores, para las fiestas.

Los bebés sólo son vestidos cuando duermen, que se


les enrolla fuertemente con telas. No se utiliza cuna o canas-
ta: se les coloca transversalmente en hamacas, que se mantie-
nen abiertas con un pedazo de tela de corteza o una estera. Se
ata un extremo de la hamaca con un cordel largo trenzado,
hecho de un especie de hoja joven de abanico o piola común
76 S. A. Banett

de pita retorcida. Con esa cuerda, algún mayor mece al niño


mientras realiza otras tareas.

Antiguamente tanto los hombres como las mujeres lle-


vaban el pelo largo y suelto, pero ahora los hombres lo llevan
corto. Las mujeres no se lo arreglan de ninguna manera esPe-
cial'. raya al medio y caído sobre la espalda y pecho. A veces,
las mujeres se cortan el flequillo a la altura de las cejas' y sólo
se recogen el cabello cuando han de realizar alguna iarea aca'
lorada, entonces se lo atan sobre la cabeza, o atrás en un mo-
ño.

A las niñas nunca se les corta el pelo, Pero a los niños


sÍ, cuando son muy pequeños.

Los hombres no tienen un estilo especial de llevar el


cabello: lo recortan uniformemente, sin peinar; raras veces al-
guno se hace una raya en medio (ilustraciones I6-38).

Otra de las caracterÍsticas de los Cayapas, es su cos-


tumbre de pintarse el rostro, u otras Partes visibles del cuerpo
con pigmentos rojos, amarillos y negros, formando distintos
diseños. Los pigmentos rojo y amarillo se llaman mú'y y
lá-'mü, y se obtienen de unas cáscaras de semillas del achiote
(canyü'ñ-tcT), un pequeño arbusto. Hay dos tipos de achiote
prácticamente iguales a simple vista, pero sus semillas van re-
cubiertas de una cáscara roja en un caso y amarilla en el otro.
Cuando están maduras, se recogen, se seParan las semillas y
se mantienen las cáscaras en agua bastante tiempo, sacándo-
les así los colores. Luego, se deja hervir hasta conseguir una
pasta que, mezclada con grasa, como tocino o grasa de jaguar,
puma o cualquier otro animal salvaje, sirve como pintura'
También se puede mezclar con el jugo lechoso, viscoso de un
árbol, el sande, pero no se obtiene un pintura tan buena. Para
Los lnd.ios Cayapas del Ecuador 77

tlust. 49. Pinturas de los brazos.

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ap)icar la pintura en el cuerpo se emplean unos palitos pun-


tiagudos para realizar puntos o lÍneas estrechas (ilustraciones
l2l-I22) o una palita ancha y labrada para lfneas gruesas que
se llama m0pitcpaTpa.

El pigmento negro (ma'lyü) se obtiene del fruto de un


árbol: ha'wfl Este fruto esférico de 5 o 7 centfmetros de diá-
metro! se cosecha verde, se parte por la mitad, se extraen ias
semillas y la pulpa y se machacan sobre una piedra de moler,
A la vez se le va agregando carbón, y asf resulta un pasta ne-
gra [ina. Se aplica con Ia punta de un palito recubierta de al-
godón, para diseños finos, o directamente con el dedo para
formas más grandes,
Los Inilíos Cayapas del Ecuailor 79

llust. 52. Pinturas de las piernas.

Existen gran variedad de diseños, sobre todo en color


negro, (il. 39-52), pero los Cayapas no reconocen en ellos
ningún significado especial. Lo mismo ocurre con los dibujos
de mantas, canoas o calabazas: se consideran meramente de-
corativos, sin pretender simbolizar nada, aunque algunas ve-
ces tengan nombre o intención gráfica. Además, los diseños
no pertenecen a un individuo o a un grupo de individuos, Io
que da mucha libertad en su uso. Muchas veces, se cambia de
dibujo de un día para otro durante una fiesta sin que exista
una secuencia o una regla establecida para hacerlo. Tanto el
hombre como la mujer se pintan a sÍ mismos con la ayuda de
un pequeño espejo para la cara. Muchas veces los diseños tie-
nen muchos años, pero en ocasiones se pinta algún motivo
referente a algún objeto de fabricación moderna como el ar-
pón de tres puntas de hierro que aparece en la pierna de un
hombre en la ilustración 52. 11.
80 S. A. Ba¡rett

Costumbres Alimenticias

El territorio Cayapa está realmente bien surtido de ani-


males y vegetales, estos últimos en mayor medida. Hay que
añadir también los cultivos que los indÍgenas realizan de
plantas introducidas: plátano verde, banano, caña de azvcar,
yuca, piña, cacao y camote, además de guabas, caimitos, za-
potes, papayas y en cierta medida los cocos; por último estiin
todas las especies silvestres como las palmas (la chontadura y
la palma real).

La selva alberga gran variedad de mamÍferos y aves que


sirven de alimento a los indÍgenas. Los mamÍferos más utili-
zados son la guanta y el guatín (dos grandes roedores), la ta-
tabra o pecarí, jabalí o saíno, venado, jaguar o tigre, puma o
león, ocelote o tigrillo, una pequeña ardilla roja, un ratón de
monte grande, el oso hormiguero, el perezoso y el armadillo.
Y entre las aves, podemos hablar de dos especies de perdices,
dos de pavo silvestre, dos de tucán y varias de paloma.

En los rÍos también encuentran los Cayapas una am-


plia variedad de alimento; además de los peces, abundan tam-
bién una especie de langosta y una pequeña concha bivalva
que se come en pequeñas cantidades. Los reptiles, incluida la
boa y otras serpientes grandes, se evitan como alimento aun-
que los huevos de iguana y el propio animal son muy aprecia-
dos y se cazan en la temporada cuando bajan al rÍo a poner
sus huevos. También se buscan los huevos de cairnán y del
"tulicio", otra especie de una familia cercana a los anfibios.
Algunos dicen incluso que la carne del caimán es comestible.
Y por último, hay ciertas clases de insectos que se comen,
tanto en estado de larva como totalmente desarrollados.
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Ilust. 53. Collares de cuentas y semillas


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Ilust. 54. Collar de semillas


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Los Indios Cayapas delEcuador 8l

En cuanto a los métodos de preparación de alimentos,


son muy variados. El plátano verde, alimento más importante
para los Cayapas, se corta estando todavÍa verde, se cuece sin
cáscara durante media o 3/4 de hora en una olla de barro o
como se ha vuelto común ahora, en una paila de metal o de
peltre, tapada con una hoja verde, muy dura llamada
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hak-. Es imposible conseguir que el verde quede suave, así
que se suele machacar el fruto cocinado con una piedra, so-
bre un mortero (il. 62,I-2) amasándolo y mezclándolo con
las manos. A este tipo de verde machacado llamado "bala", se
le puede añadir carne seca, y generalmente va sin condimen-
to o con un poco de sal. A menudo también se come sin ma-
chacar.

El plátano maduro se suele tomar en forma de una es-


pecie de colada. Se hierve y luego se machaca con un mortero
de madera (matco'ka) en una batea también de madera (ilus-
traciones 61,1-5, 62-4). De esta manera, el plátano se conser-
va durante tres o cuatro dÍas, resultando ser un preparado
concentrado y nutritivo, que se diluye con agua y se toma co-
mo refresco entre comidas. Se suele llevar el plátano para via-
jes cortos y se va preparando la colada a medida que se nece-
sita.

Tanto el plátano verde como el maduro, se asan tam-


bién sobre brasas, el verde con cáscara y el maduro sin ella
generalmente. AsÍ preparado, se prefiere el verde al maduro y
se le saca antes de machacarlo pero sin amasar.

Hay todavÍa otra receta para el verde, que no es aplica-


ble a la fruta madura. Se trata de una especie de tamal, hecho
a veces con carne, pescado o incluso insectos. Se raspa el plá-
tano con una concha hasta que adquiere una consistencia de
masa y se enrolla en la hoja u'tya haki en forma de cilindro.
82 S. A. Banett

Se coloca al fuego, y cuando la hoja queda negra, se quita, y


queda listo para comer. A veces también se lo machaca en el
mortero. Este preparado sí lleva sal. Los indios dicen que
queda delicioso añadiendo una especie de escarabajo negro,
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grande, llamado kü ruchophoris palmaru) .

Normalmente, la yuca, el camote u otros vegetales se


hierven. Las carnes y pescados se suelen hervir en ollas de
barro, sin cubrir, aunque también pueden asarse u hornarse.
El asado se prepara colocando el alimento sobre las brasas.
Para hornear, se trocea en pequeñas porciones que se envuel-
ven en una doble capa de las hojas de arriba mencionadas.
Estos paquetes se colocan sobre las brasas y se cubren de ce-
niza y brasas calientes. Se dejan varios minutos y a veces es
necesario añadir brasas o ir moviendo el envoltorio, para
conseguir la cocción adecuada. De esta manera se pueden co-
cinar carnes, pescados, cangrejos y otros crustáceos.

El clima cálido y húmedo hace que la carne no se pue-


da conservar durante mucho tiempo. Por esto los Cayapas
han desarrollado técnicas de conservación de alimentos. AsÍ,
cuando tienen grandes cantidades de carne o pescado, las se-
can y ahuman sobre el fuego. Para ello colocan, sobre el [o-
gón, una rejilla de las mismas dimensiones que éste, en la
que disponen las tiras de carne o los animales enteros si son
pequeños. Se pueden colocar hasta tres rejillas superpuestas.
Lleva bastante tiempo este secado de carne y una vez conclui-
do, la carne se deja en la rejilla o cerca del fuego para evitar
que se enmohezca.

Para secar el pescado, se emplea normalmente la mitad


superior de una olla de barro que se coloca boca abajo sobre
el fuego, y en la abertura y sobre palos verdes, el pescado.
Como '.za tan cerca del fuego, se necesita menos tiempo para
Ilust. 57. Vertedcro de conchas de ostras
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llust. 5tl. Plataforma dc sccado


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llust. 59. Plantación de verde


Ilust. 60. Cosecha de verde
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Los Indios Cayapas ilel Ecuador 83

secarlo y ahumarlo, pero luego hay también que almacenarlo


cerca del fuego.

En cuanto a los vegetales, sólo se secan con este proce-


dimiento algunas hierbas medicinales y dos tipos de alimen-
tos: la corteza interior de la tagua, o marfil vegetal, y el pláta-
no verde, que cortado en rebanadas se seca completamente al
sol, o al fuego si es necesario, y hecho polvo se mezcla con
agua para hacer una colada aguada que sustituye a la leche
materna, cuando la madre está enferma o no puede amaman-
tar por otra razón. La tagua seca y asada en brasas presenta
un sabor realmente excelente.

También se preparan algunos vegetales cociéndolos en


jugo de caña, aunque lo cierto es que casi todo el producto
del cañaveral se destina a la producción de ron. Parte, sin em-
bargo, se emplea en preparar rnelaza y dulces. Si a esta mela-
za se le añaden, durante la preparación, trozos de fruta, de
yuca o de plátano verde, resulta una deliciosa conserva. Pero
este manjar lleva mucho trabajo, y se elabora muy raramente,
salvo como producto anexo de la destilación.

Existe una larva grande, blanca y de cabeza marrón,


llamada kó-muc-u (la gualpa), que se encuentra en los troncos
podridos y en los troncones de las palmas caÍdas. Se la locali-
za por el sonido que emite al morder la fibra dura de la pal-
ma. Se abre el tronco y se extraen estas larvas junto a una
gran cantidad de madera, y se conservan en ollas hermética-
mente cerradas, en las casas. Estos animales tienen una piel
muy dura, y también una gran cantidad de grasa muy utiliza-
da, semejante al tocino. El ko'mucü se puede comer crudo,
pero por lo general se abre y se frie en una ollita de barro en
su propia grasa. Otra receta de ko'mucü es preParar una cola-
da con pláunos maduros y mezclada con kó'mucü hervidos
84 S. A. Barrett

en poca agua. Algunas de las larvas se rompen para que den


grasa preparado. AsÍ se obtiene un alimento muy rico y con
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consistencia de colada , quizá el más apreciado por los Caya-
PAS.

En los frecuentes viajes al mar que hacen los Cayapas,


se proveen de cangrejos y otros crustáceos que encuentran en
las playas, cerca de la desembocadura de los rÍos. También re-
colectan almejas, conchas y ostiones. Los cangrejos, de los
cuales hay varias especies, se capturan en sus mismos escon-
drijos, escarbando. Se transportan vivos rÍo arriba, en canas-
tos en el caso de los cangrejos, y casi siempre se hierven en
agua aunque algunas veces se asan. Las almejas y conchas se
cocinan pero los ostiones se calientan sobre las brasas hasta
abrirlos, y se comen directamente con un poco de limón o
sal.

En los rÍos se consiguen otros tres tipos de alimentos


acuáticos:

- unos cangrejos de tierra, rojos, (né'lü o kaia'pa nélú),


que tienen un brazo largo que es lo que se come, asa-
do.

- una especie de langostino (pi'cü) muy apreciada y que


vive en marisma; se pesca con una redecilla: la cia.

- un minúsculo molusco bivalvo, que se encuentra en al-


gunos puntos de las orillas, donde hay paredes de roca,
o en el lecho, también rocoso.

Agricultura

La agricultura constituye la principal ocupación de los


Cayapas, su mayor fuente de alimentos, así como la de ciertos
Los lndíos Cayapas del Ecuador 85

materiales textiles. Hablaremos aquí tanto de los cultivos in-


troducidos, como de las plantas aborÍgenes, que se cuidan en
mayor o menor medida. Por lo general, estos productos re-
vierten en el propio consumo aunque algunos se destinan a la
venta en los poblados próximos a la desembocadura del rÍo.

Los Cayapas colocan sus viviendas permanentes cerca


de las orillas de los rÍos, rodeadas por claros y cultivos de pla-
tanos, bananos, caña de azúcar, cacao, algodón, yuca, rasca-
dera, piñas, ñame, tabaco, maÍ2, coco, caucho y algunas hier-
bas que son las plantas cultivadas habitualmente por los Ca-
yapas. Las cinco primeras se desarrollan en las proximidades
de la casa, pero algunas otras, como el ñame, el maÍ2, el coco
y la yuca no los cultivan todos los indios. Para el caucho, hay
que buscar las condiciones óptimas del suelo que suelen si-
tuarse lejos de las casas. Se encuentran buenas zonas de plan-
tación, más o menos grandes, en las lomas a lo largo de los
esteros y a distancia del rÍo. Ciertos indios aseguran que el
verde se cultiva mejor a cierta distancia del curso principal
del rÍo, así como la pita (una planta de cuya fibra, blanca y
resistente, se fabrica una especie de piola). De cualquier ma-
nera, siempre hay relativamente cerca de las plantaciones un
río o un estero para poder ir a cultivarlas y efectuar el trans-
porte del producto.

El verde

El cultivo más importante de los Cayapas es el plátano


o verde, base de la alimentación. El verde, como el banano. se
planta en forma de cepas, y no como semilla. Cada cepa ne-
cesita de nueve a diez meses para dar el primer racimo, pero
mientras tanto, brotarán retoños, y después de obtener el pri-
mer racimo sólo pasarán pocas semanas para el segundo, y
asi sucesivamente. Si se cuida bien, y se va limpiando la ma-
86 S. A. Barrett

leza, no es necesario replantar, y se poJrán recoger racimos


durante todo el año con intervalos de cuatro a seis semanas
ya que prácticamente no hay cambio de estaciones en esta re-
gión.

Cada planta produce un solo racimo de tal peso que es


necesario apuntalar la planta para que no caiga. Cuando ya se
ha desarrollado el racimo, pero está todavÍa verde, se corta la
planta entera con el machete. De esta manera es más sencilla
la recolección, ya que el racimo está a una altura de tres a
cuatro m y medio del suelo, y además, moriría la planta, de
forma natural, una vez que el fruto está maduro. Se aparta el
tronco desmenuzado de los nuevos retoños, y se pudre rápi-
damente debido a su alto valor de humedad y al clima.

Una familia, suele cultivar extensiones de verde de va-


rios acres, puesto que constituye su alimento primordial. Hay
terrenos mejores que otros para este cultivo. AsÍ, en la zona
de Punta Venado, la tierra es baja y húmeda, y los indÍgenas
se quejan de que no se desarrolla bien. Sin embargo, a lo lar-
go del rÍo Onzole, las condiciones mejoran, ya que la tierra es
algo más alta y con mejor drenaje.

Normalmente, son las mujeres las que atienden estas


plantaciones, aunque los hombres también ayudan en la lim-
pieza del campo. Ellas son las que cosechan y las que trasla-
dan los racimos de fruta a la canoa, sujetándolos con una
banda que se colocan en la cabeza, hecha del fuste de una de
las hojas. Cosechan el fruto aún verde, lo llevan en canoas a
la casa, donde se deja madurar en un lugar lresco y sombrÍo,
si es que se quiere comer maduro. Si se dejase madurar en la
planta, se lo comerÍan los loros, roedores y murciélagos, y
además resultarÍa insÍpido, según dicen los Cayapas.
Los Indios Cayapas del Ecuailor 87

El guíneo

Se cultiva y se cosecha de la misma manera que el ver-


de y casi en la misma proporción. En muchos aspectos es di-
ficil distinguirle de éste. Hay tres tipos: uno amarillo y gran-
de, otro amarillo y pequeño, un tercero, rojo y pequeño. Se
emplean casi exclusivamente como alimento para cerdos, que
los Cayapas crÍan en gran número.

La caña de azúcar

1¿ caña de azitcar, aunque no se trata de un producto


nativo, es uno de los mayormente cultivados. Recibe un nom-
bre nativo: e'lla. Junto a la casa, se suelen situar el trapiche y
la destilería (tapT'tci o u'plya), rodeados de grandes cañave-
rales, que prosperan en terrenos bajos y húmedos (lam. I y
2). En la ilustración 6, se distingue un trapiche aislado, situa-
do en la ribera opuesta a la casa del dueño, y rodeado de
campos de caña joven.

I-a caña madura en Pocos meses, y no suele estar regu-


lado el tiempo dela zafra. Normalmente se lleva a cabo cuan-
do se acaba el ron. Toda la familia sale entonces con el ma-
chete, y con un palo que lleva un gancho, de unos 90 cm de
largo. Se limpia la maleza, y se cortan las cañas, a ras del sue-
lo, quitando todas las hojas. Hay que sacar del cultivo las ho-
jas y la maleza que se corta, Pues, de otro modo, esta volvería
a echar raíces y a crecer rápidamente. El cabo de la caña de
azucar se corta diagonalmente, al bies, para poder introducir-
lo más fácilmente en los rodillos del trapiche. Este corte dia-
gonal se puede ver en la ilustración 15 donde aparece Anto-
nio Napa (Pilcü apa en cha'palaachi) jefe de la división de
Punta Venado, en su cañaveral en Proceso de zafra.
88 S. A. Barrett

Como estos campos están situados cerca de los trapi-


ches, la caña se traslada a hombros. Si se encuentra a varios
centenares de metros se lleva a la orilla del rÍo, y de ahÍ, se
transporta en canoas. Normalmente las cañas se cortan en
trozos de uno a dos m de largo, y se amontonan en pilas,
frente a los rodillos. La caña puede ir primero en el suelo
amarrada, y luego sobre el piso, en el mismo sitio, como se ve
en la ilustración 64.

El molino, trapiche, tapT'tcf en Cayapa (vocablo toma-


do del español), consta de dos rodillos (llamados también
trapiches) pesados, de unos 38 cm de diámetro y 76 de longi-
tud. Estas piezas se colocan horizontalmente en un soporte a
I,2 m del suelo. El rodillo superior, es continuación de un eje
cuadrado de 3 a 4,5 m de longitud, en cuyo extremo opuesto
hay una gran rueda llamada tapi'tcÍ lyu'mi, que puede alcan-
zar los 4,5 m de diámetro. Esta rueda es doble, con una dis-
tancia entre las dos partes de 60 a 90 cm. Cada rueda tiene
dos radios cruzados que encajan perpendicularmente en el
eje cuadrado, y un aro hecho con una de las grandes lianas
comunes en la región. Las dos ruedas van unidas con muchos
barrotes, que sirven de agarraderas para impulsarlas y hacer
girar los rodillos. Estos van dentados, girando cada uno en
sentido opuesto, para coger y triturar la caña. Es necesaria
más de una persona para hacer girar este molino. Normal-
mente una mujer o un niño alimenta los rodillos con cañas,
una inmediatamente tras otra, cayendo el jugo o guarapo en
una batea en forma de canoa (il. 63 ó 65) situada debajo de
los rodillos. Otra persona recibe el resto, al otro lado. Si no
está libre la batea especial o la común, se emplea una canoa
pequeña bien lavada. Para evitar que salpique el jugo o que
algo se desperdicie, se hace un embudo con hojas blancas o
de plátano (sobre todo cuando a falta de otra cosa, se usa co-
mo recipiente un jarro grande), o bien se colocan a los lados
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Los Indios Cayapas ilel Ecuador 89

del recipiente. Cuando todo el lote de cañas ha pasado por el


trapiche, se invierte el movimiento y se exprime la caña por
segunda vez después de haber colocado unas cuñas encima
del soporte del rodillo superior para disminuir el espacio en-
tre los rodillos. Este segundo paso, en el cual se procesan dos
o tres cañas a lavez, rinde casi tanto jugo como el primero a
tal punto que después las cañas salen totalmente exprimidas
y se apilan en un bagazo como el de la lilustración 6.

Mientras se muele la caña, hay preparado al fuego un


gran caldero de cobre (pai'la), en el que se va hirviendo elju-
go según sale de los rodillos. Se mantiene hirviendo unos
diez o veinte minutos retirando la espuma que se forma en la
superficie con un cucharón perforado (una espumadera) uni-
da a un palo largo (cÍ'cülya) o con una cuchara de calabaza
(cl'ñ-ktitcada; la última parte de esta palabra proviene del es-
pañol). Cuando deja de producir espuma, se saca de la calde-
ra con un mate (sü'mbU o i'ckala pi cüinuntsümj) como el
que aparece en las ilustraciones 63 y 65 sobre la batea, y se
deja en un recipiente en forma de canoa para que se enfríe. ya
frÍo, después de varias horas, para prepararlo para destila-
ción, se le deja fermentar dos o tres semanas en grandes ollas
de barro como en la ilustración 87, ll, que se tapan con va-
rias capas de hoja blanca atadas al borde. Es necesario todo el
proceso anterior de ebullición y enfriamiento, para que no se
agrÍe.

Se preparan varias ollas de guarapo, llamado wa'pu en


Cayapa. Antes de la fermentación, se llama p'i'wapü, ..Guara-
po de agua", y el jugo fermentado sa'wápú, que significa
"guarapo agrio". Las ollas son especialmente fabricadas para
esta función, y son el trabajo más difícil del alfarero por su
delicado manejo tanto durante el modelaje y el secado, como
durante Ia cocción, debido a su tamaño. Se las recubre por
90 S. A. Banett

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llust. 66. Hojas de pifa usadas para hacer cuerdas


llust. 67. Trampa para sábalos
Los lndios Cayapas del Ecuador 9l

dentro y por fuera de brea (amü'ya), la cera de una abeja pe-


queña que las hace impermeables y evira las pérdidas. para
que no se vuelquen se colocan sobre un anillo hecho de caña
desechada, ya que presentan una base muy pequeña para sus
dimensiones. Cuando se introdujo la caña de azúcar entre los
Cayapas, no se fabricaba ron, sino que se bebia el guarapo
fermentado, que no es tan fuerte como el ron, aunque des-
pués de dos o tres semanas adquiere un considerable grado
de alcohol. Actualmente, el guarapo se sigue tomando mucho
no sólo en casa o durante la destilación, sino también en las
fiestas donde se lleva en grandes ollas y hay quienes lo prefie-
ren al ron.

Del guarapo se produce el "aguardiente" (en Cayapa:


i'ckala). El alambique empleado para esra elaboración apare-
ce en la foto de la ilustración 53 tomada duranre la destila-
ción y en el croquis de la 65 donde se ve el serpentín de ma-
dera en su interior. Tiene cinco partes, tres de las cuales son:

l.- Una gran olla (il. 87,7) que sirve como caldero, y se co-
loca sobre tres piedras en el fuego.

2.- Una segunda olla (figura l0 de la misma ilustración)


que, situada sobre el caldero, actúa de vaporizador.

3.- Un cono de cobre, plano, que se coloca invertido sobre


la segunda olla (i'ckala lanó pai'la).

El cono y el caldero que se utiliza para hervir el guara-


po, se adquieren, a través del comercio, de fabricantes de
Quito. Son artÍculos muy preciados por los indÍgenas, pues
las comunicaciones con Quito son difíciles.
92 S. A. Banett

El vaporizador se llama kandyihü'lü y, al no rener fon-


do, forma una recámara donde llega el vapor del guarapo hir-
r¡ient€, se condensa al entrar en contacto con el cono, que se
logra mantener frío cambiándole frecuentemente el agua, se
dirige a la punta de éste y cae en una tabla acanalada (kandé-
lé'hú o kandyihülú ta"pa) que es la cuarra parte del artilugio,
y hace los efectos del serpentín (il. 65). El serpentín conduce
el líquido a un lado del vaporizador hacia un tubo de bambú,
el i'ckala lanó pa'kkl (el quinto elemento) que lo dirige hasta
un algodón que, colocado en la parte más baja del desagúe, lo
lleva hasta una botella u otro recipiente.

Es desde luego necesario que las uniones entre los dis-


tintos elementos sean herméticas, para que no se escape el
vapor; esto se consigue aplicando ralladura de plátano verde
que, al calentarse, cementa las partes del alambique.

El proceso de destilación requiere basrante atención,


sobre todo en cuanto al fuego se refiere, ya que si se deja muy
fuerte, el guarapo subirá en el vaporizador, pasará por el tubo
y se mezclará con el ron, alterándolo. De igual manera, el
agua del cono debe estar fría, para que sea posible la conden-
sación. Normalmente el agua se guarda en un recipiente en
forma de canoa, cerca del fogón (il. 65), y se cambia con la
calabaza de mango largo mencionada antes.

Si se toman en cuenta estos dos aspectos, la caÍda del


ron es más pequeña pero constante. De un caldero con diez o
quince galones de guarapo, se puede conseguir de un galón a
un galón y medio de licor, con dos o tres horas de destila-
ción. Es un licor claro, como el agua, de olor penetrante, sa-
bor pésimo y de un I0 a 2Oob de alcohol. Conseguir destilar
cuatro o cinco calderos de guarapo, es un "buen d¡a de traba-
jo".
Los Indios Cayapas del Ecuador 93

Pero el éxito de la destilación, según los Cayapas, no se


debe exclusivamente al buen control de la ebullición. Al
echar el guarapo en la olla, se debe trasvasar desde los reci-
pientes donde se ha almacenado, con un olla pequeña (il. 65)
de uno o un galón y medio de capacidad. Primero se Pasa a
esta olla pequeña con un mate, como el de la figura 13. Va-
ciarlo al caldero, es un trabajo para aquellos que tienen "bue-
na mano", puesto que en esto hay manos "mejores" que
otras. Si se vierte el líquido con esta buena mano, la produc-
ción aumenta dos o tres litros. Es práctica, honrar a los hués-
pedes, invitándoles a vaciar el guarapo en el caldero, sobre
todo si tienen "buena mano". En este caso se le llevan las
ollas y el caldero para que las vacÍe.

De las botellas donde se recibe el ron, se pasa a unos


recipientes mayores, las damajuanas, de cinco a diez galones
de capacidad. Si se recogiera directamente en las damajuanas
se correría el riesgo de tener que volver a destilar una gran
cantidad de ron cadavez que el guarapo desborde.

Al principio del proceso, el ron que se obtiene es de


mayor fuerza. El tiempo que dura la destilación de un caldero
no es fijo puesto que el grado del ron se determina al probar
cada botella. [-a destilación se hace por fracciones y cuando el
grado ha bajado lo suficiente, se interrumpe la destilación pa-
ra cambiar el guarapo.

Antes de rellenar el caldero con nuevo guarapo, hay


que retirarlo del fuego, rociar con agua el plátano duro para
ablandarlo, separar y limpiar las piezas, en especial la tapa de
cobre, que se refriega cuidadosamente con ceniza, y el vapo-
rizador. El guarapo que queda en la olla se retira con un mate
de mango largo, y finalmente se vuelve a echar guarapo fres-
co. Si los resultados de la última destilación fueron buenos.
91 S. A. Barrett

es que el que vació el guarapo en la olla conserva su "buena


suerte" y será el que vuelva a hacer el trasvase. Si no es así,
otro, u otra (también las mujeres, que hacen su parte del tra-
bajo, pueden tener "buena mano"), intentará probar su suer-
te.

Normalmente este método de destilación, se considera


suficiente, pero si se quiere conseguir un ron excepcional-
mente bueno como para ciertas fiestas, se destila una segunda
vez el ron, con algunas hojas de hierba de olor y sabor del
anís en el caldero para darle un sabor especial.

Si bien la principal aplicación de la caña de azúcar por


los Cayapas, es la destilación del ron, a veces, también prepa-
ran melaza y conservas. No hacen azúcar, a diferencia de los
negros. También suelen mascar la caña cruda, sin tragar la
parte de la pulpa fibrosa, por muy tierna que esté, sino que se
produce un jugo dulce muy apreciado. También se suele tos-
tar la caña en las brasas, y también al hervir el jugo de la caña
para el guarapo, se echan trozos crudos de caña. Tanto la ca-
ña hervida como la asada resultan deliciosas. con un cierto
sabor a arce y son más sabrosas que la caña cruda.

El cacoo

El cacao (kaka'bo) es también un cultivo frecuente en


esta zona. De él se hace el chocolate, aunque normalmente
los indÍgenas venden las pepas secas. Estas plantaciones re-
quieren muchos cuidados. Primero se siembran las semillas
en calabazas o cajas, en casa, y hasta que no alcanzan los diez
o quince cm no se trasplantan. Una vez que ya se han planta-
do en terreno abierto. se rodean con un trozo ancho de bam-
bú abierto arriba, para que no las devoren las hormigas. Suele
tardar unos cuatro o cinco años el que el árbol llegue a su
Ios Inilios Cayapas ilel Ecuailor 95

productividad máxima, y uno grande puede llegar a producir


hasta 200 o 300 libras de cacao seco en un año, a pesar de los
rudimentarios métodos empleados por los Cayapas para su
cultivo.

En unas mazorcas en forma de huevo, de color rojo o


amarillo están las pepas de color café rodeadas por una en-
voltura carnosa blanquecina o traslúcida. cogidas maduras,
las mazorcas se llevan a la casa donde se abren con el mache-
te. se meten en urvl batea de madera como la de la ilustración
62,4 y, con algo de agua, se amasan frotándolas con las ma_
nos, para remover la envoltura carnosa y dejar las semillas
listas para secar. Esta parte carnosa que cubre ia semilla, mez-
clada con agua, forma un lÍquido de consistencia como la co-
lada y con un agradable sabor algo ácido, muy refrescante y
apreciado. Las semillas se dejan secar durante dos ,"-".r",
sobre esteras, en las plataformas de secado cuidando que no
se mojen y par^ entonces ya están listas para su venta a nego_
ciantes, río abajo. El cacao es, entre los productos de exporia_
ción del Ecuador, uno de los más importantes, y fuente de
una considerable parte del chocolate que se comercializa en
el mundo.

A pesar del abundante cultivo del cacao, los Cayapas


no lo suelen consumir casi. sólo para las fiestas, m,releí fi.ra-
mente las semillas secas en un mortero de piedra como el del
platano verde, y luego lo hierven. También tienen un olla es_
pecial para esta operación, como la de la ilustración g7,9. El
chocolate hirviente se va removiendo con la tcókdla'te tcalÍ
(il. 6I,6-7), quedando un líquido espeso, nurririvo y oleoso
totalmente disrinto del chocolate comercial pues no áe lo de-
sengrasa. Se puede tomar así, directamente, pero se le añade
azúcar cuando lo hay.
96 S. A. Barrett

El maíz

Cuando vivÍan en la sierra, tal y como cuentan sus tra-


diciones, los Cayapas se alimentaban principalmente de maÍz
(en cha'palaachi pi'cü), que es todavía hoy el alimento base
de los indígenas de la Sierra. Habiéndolo traído en su migra-
ción, los Cayapas siguen cultivándolo en pequeña escala. La
planu es relativamente pequeña y las mazorcas no pasan de
veinte cm. Se suele recolectar verde y se puede preparar bien
asado simplemente sobre brasas, o bien en coladas después
de haberle quitado las tuzas. En este segundo caso las muje-
res se dedican a sacar los granos con los dientes y colocarlos
en una batea de madera. Desde que los Cayapas comPran ar-
ticulos del comercio, hay casas en las que se utilizan rallado-
res de lata para desgranar las mazorcas. Luego, se van colo-
cando los granos, a puñados en un mortero de piedra (il.
62,I,2) según la necesidad, y se muele con una piedra de mo-
ler, añadiendo de vez en cuando algo de agua. Esta Pasta es-
pesa se pone a hervir en una olla, añadiéndole más o menos
agua según la consistencia que se desee para la colada. Si se
prepara la colada espesa, se come con los dedos, aunque últi-
mamente se emplea también la cuchara, como cualquier ali-
mento. La colada más lÍquida, se bebe en unas calabazas se'
miesféricas, sazonada con sal o mejor con azúcar. A esta bebi-
da se la llama champú (tcambo'se), y se prePara sólo para
fiestas, en las que se presenta en unos recipientes de madera
con forma de canoa, especialmente elaborados Para este pro-
pósito, llamados tcambo's kule, que van decorados como las
canoas de verdad y que tienen de 70 cm a I m de largo. Lo
más común es que se vaya pasando esta canoa entre los asis-
tentes, llevándola entre dos maestros de ceremonias, uno en
la proa y otro en la popa, pudiendo cada participante beber
con alguno de los cucharones de calabaza que flotan en el lí-
quido.
Los Inilios Cayapas delEcuodor 97

En la mata, se deja madurar la cantidad de maÍz sufi-


ciente para la siembra del siguiente año. Al cosechar las ma-
zorcas, se retiran hacia atrás las hojas exteriores de la vaina, y
se atan en manojos de una docena de mazorcas, que se cuel-
gan del techo para que no se los coman los roedores y, de ser
posible, cerca del fogón para que no se enmohezcan.

O tr as plontas cultiv adas

También se cultivan piñas (tcr'lya) para el consumo lo-


cal, a partir de la parte verde superior de la fruta. No llevan
mucho trabajo y tienen un sabor excelente sobre todo si se
cosechan maduras. Una comida habitual son las raíces de la
yucc (kú"tcü). La yuca se reproduce por esquejes y tarda de
siete a nueve meses en dar las raíces comestibles, que se hier-
ven en agv y umbién en miel de caña, para hacer conserva.
Muchos prefieren la yuca, muy nutritiva y sabrosa, a Ia papa
o el ñame, pero en cualquier caso nunca es horneada.

(pü'lyu) no se dan bien a baja altura por el


l-as papas
calor y la humedad, sin embargo sí lo hacen en los valles al-
tos de los Andes. En pocas ocasiones, se obtienen de indÍge-
nas de la Sierra que viajan a la Costa para hacer negocio o
por otra razón. En los últimos años también se han consegui-
do de los negociantes de la desembocadura del río, pero los
Cayapas no suelen comprar este tipo de mercancÍa.

Lo que sÍ se cultiva por los Cayapas, aunque en pocas


cantidades, es el ñame rojo, parecido a la yuca. También se re-
produce por esquejes, y se hierve, pero nunca se asa. Lo mis-
mo le ocurre a la raíz de la rascadera (tú'a), otro tubérculo.
Tanto la yuca como la rascadera son cultivos muchos más di-
fundidos en los negros que en los Cayapas.
98 S. A. Barretl

I aspalmas

Todos los alimentos que he mencionado, bases de ali-


mentación Cayapa (a excepción del maíz y la papa), fueron
introducidos por los españoles y hoy se siguen cultivando sis-
temáticamente.

A estos alimentos, conviene añadir las palmas, que si


bien no pueden ser consideradas como productos agrícolas
porque no son plantadas y cuidadas como otras especies, son
de gran imporuncia económica para los indÍgenas.

Entre estas palmas tenemos la chontadura, un árbol al-


to, (kand'tcr-) que produce un racimo de frutos muy aprecia-
dos, rojos o amarillos según la variedad, que reciben el nom-
bre de ka'imbi. Maduran en los últimos meses de verano, y se
cortan justo por debajo de la corona de la palma ayudándose
de una larga caña de bambú provista de un gancho. Se hier-
ven las frutas en una olla, y asÍ luego se puede quitar [ácil-
mente la piel dura y comer la pulpa amarillenta y carnosa que
tiene. En el centro, lleva una nuez dura, en cuyo interior hay
una pulpa blanca de sabor semejante al cacao maduro. Nor-
malmente, la pulpa amarilla se come con sal, pero también
con miel de caña, y a veces se hierve en esta miel para fabri-
car conserva.

Hay otra palma que da frutos semejantes en la forma,


pero de color amarillo grisáceo y que se comen crudos. Los
Cayapas no plantan ninguna de estas dos palmas, pero cuan-
do se las encuentran las protegen y cosechan sus frutos todos
los años.
I-os Indíos Coyapas delEcuodor 99

También existe otra palma, alta y delgada, que se corta


con machete para conseguir sus frutos, que también se co-
men crudos.

Uno de los productos naturales más importantes de es-


ta parte del Ecuador, es la tagua o marfil vegetal. Las palmas
se llaman ti'ñtc'i o ti'móbúld, y se encuentran esparcidas por
la selva. Son muy apreciadas y cuidadas tanto por los indíge-
nas, en especial si se encuentran agrupadas y próximas a al-
guna vivienda como por blancos y negros. [-a nuez madura
(timbü p-u'ka o timo poka) es un artículo de comercio que se
exporta masivamente a los Estados Unidos y Europa para ha-
cer botones. Para los Cayapas, el interés de la tagua no se
agota con esto, puesto que además de utilizar la hoja para el
techo de las casas - como lo vimos en el capÍtulo sobre las
construcciones - aprovechan la nuez como alimento. Cuando
las envolturas de las nueces eslán verdes, próximas a madu-
rar, se llevan a cas¿¡, se cortan transversalmente con un ma-
chete y se extrae con los dedos, o bien succionando, la sus-
tancia gelatinosa y casi transparente de su interior llamada
tcapÍ ta'ka que se toma como confitura. De cualquier modo,
su uso es ocasional, ya que no es muy común, y cuesta bas-
tante abrir la cáscara, pues lleva una concha externa, muy
dura llamada ha'ñda kika.

l-a pimbukü o ya ü'kü, la envoltura carnosa delgada y


amarillenta que rodea a la nuez madura, se pela y se asa en
brasas si se va a consumir inmediatamente, o bien se seca en
el ahumadero sobre el fogón si se utiliza con posterioridad.
Su sabor asada, es semejante al tocino fresco, horneado y cro-
cante, pero cruda, es parecido a la bellota cruda.

Otro alimento bastante bueno se obtiene de la palma


real (trya'tcÍ), una especie muy grande y probablemente la
lo0 S. A. Barrett

más hermosa de todas. Tiene un tronco muy recto de 23 a 30


m de altura, que se ensancha en su Parte central, lo que le da
el aspecto de una columna coronada por una sombrilla de
hojas que la brisa mece. Así, el tronco de las palmas grandes,
de un diámetro de base de 0,9 a l,2m se ensancha regular-
mente hasta quizás 1,5 m a la mitad de la altura, para volver a
disminuir hacia la corona, a un diámetro inferior al de la ba-
se. las hojas maduras alcanzan una longitud de 6 m. De esta
palma, la parte aprovechada como alimento y muy apreciada
son las hojas tiernas, crocantes y blancas del centro del pena-
cho, aunque es preciso cortar la planta Para conseguirlas, con
un machete o mejor un hacha. Para llegar a estas hojas tier-
nas, hay que primero retirar las hojas externas de la corona,
que son más fibrosas y resistentes que el mismo tronco, y es
necesario cortar su fuste con hacha. Por su peso y, sobre to-
do, por la textura entrecruzada de las fibras duras y muy re-
sistentes de la base de las hojas, se emplean a continuación
unas cuñas de madera de casi 2 m de largo para separarlas del
tronco. A continuación, se cortan la parte interior del tronco
y las hojas, que ya empezáron a abrirse. Aparecen entonces
las hojas tiernas y jugosas, todavia no abiertas, en forma de
un cono sólido delgado y de color blanco. Puede tener di-
mensiones de 25 a40 cm de diámetro y de 3 a 3 m y medio
de largo. Es una masa sólida, blanca y crocante más fina que
el interior de una col en su textura, y con un sabor parecido
al de la almendra. Normalmente se come crudo, con o sin sal,
pero hervido resulta un plato delicioso.

De la palma real se aprovechan también las fibras


(nintcü'a), que crecen a lo largo de los lados de la base del
fuste central de la hoja madura y se entrecruzan con las fibras
de las hojas adyacentes de tal manera, que es necesario sepa-
rarlas con cuñas. Siendo fuertes y flexibles, se tejen como fa-
jas para transportar bultos. Estas fibras son de I,20 m de lon-
Los lndios Cayapas ilel Ecuailor r0l

gitud y presentan una tensión y elasticidad tal que se em-


plean también como cuerdas del arpa de madera. Este instru-
mento, ahora poco usado fue copiado de los indígenas del in-
terior, que a su vez lo habían copiado de los conquistadores
españoles.

A lo largo de los ríos, aunque ocasionalmente, pode-


mos encontrar la palma de coco (kO'kotc¡), planta que no
prospera lejos del océano. En la ilustración 131, se puede ver
la confluencia del rÍo Onzole y el Cayapas, y sobre el saliente
de tierra, la hacienda de uno de los negros rrrás ricos de la re-
gión. Frente a la casa se pueden distinguir varias palmas de
coco. Sin embargo, no es muy común verlas a esta altura ni
más arriba. Estas palmas, que crecen bien en la costa, produ-
cen los cocos que luego son transportados por barco y vendi-
dos hasta en Esmeraldas. Los indígenas compran y consumen
poco coco, pero sobre todo la leche que se obtiene del coco
maduro.

Guaba

Otra fruta abundante en la región y muy apreciada es


el guabo o guaba, cuyas variedades, según se dice, son unas
nativas y otras introducidas. No requiere cultivo, pero si se
protege, y crece de las semillas que caen accidentalmente. Ca-
da casa, o casi, tiene varios árboles de algunos tipos de guaba
que crecen en largas vainas y se comen crudas.

De todas estas especies de guabas, la más común es la


del pu'c'ilyú, un árbol de 12 m de altura y de copa ancha. En
la ilustración 5 se puede ver uno de ellos, con la copa ramifi-
cada y ancha, recortada contra el cielo, a la izquierd" d" la fo-
to. Las otras variedades suelen crecer de igual medida.
102 S. A. Barrett

Tabla N' l0
Tipos de Guabas

ESPAÑOL CAYAPA

Guabo de machetón (mache- -"s¡¿'-pa cllyú


te guabo)
Guabo de tacoano ni'ñga cilyú
Guabo dulce pl cllyu
Guabo agria sa'iil$
guabo pu cuyu

Productos no comestibles

Además de alimentos, los Cayapas consiguen de las


plantas otros materiales como por ejemplo el algodon (kti'a).
Tejedores expertos, los Cayapas producen casi todos sus tex-
tiles, sobre todo de algodón. La poca lana que utilizan la ob-
tienen de los Quichuas de la Sierra, o bien como hilado, com-
prado en el comercio. Los Cayapas siempre utilizan hilo rojo
o azul, más por el color, que por el material mismo.

Cultivan dos tipos de algodón: blanco (una especie im-


portada) y marrón (nativo). Con esos dos colores, las tinturas
verde y lavanda, y los hilos rojos y azules consiguen un total
de seis colores.

El cultivo del algodón, no requiere un cuidado espe-


cial. Se planta la semilla, y la planta florece siempre. Con
unas pocas plantas se puede abastecer una familia completa.
Se deja madurar hasu que se abren los copos y están a punto
de caer. Se cosecha (il. I07,lI), y guarda seco, en fardos, en-
vueltos en hojas blancas hasta el momento de hilarlos (il.
Los Inilios Cayapa:s ilel Ecuailor 103

107,12). De las hojas del algodón, también se preparan, a ve-


ces, infusiones.

Otro cultivo a considerar es el tabaco, muy extendido


entre los Cayapas, pero sin abusos. Puesto que casi no lo cul-
tivan, lo adquieren en atados de los negros o de los comer-
ciantes. Afirman que fue introducido bastante tiempo des-
pués de la conquista española, lo que está confirmado por su
nombre: ta'ku, una clara adaptación del español. No fuman
ni cigarrillos ni pipas, solo cigarros hechos por ellos con las
medias hojas que adquieren y que lÍan cada uno, a medida
que quieren fumar. Por lo visto, no se mastica.

Además de por placer, los indÍgenas usan el tabaco pa-


ra ceremonias. AsÍ, para extirpar espÍritus malignos de algún
lugar, se llama a un curandero que, ayudado por algunas
otras personas u otro (s) curandero (s), provoca un ambiente
realmente inhabitable para ningún espíriru. Cada participante
va provisto de un cigarro y de una pequeña calabaza con la
cocción de hojas de cierta hierba. Se va dando vuehas por el
recinto, rociando todo lo que encuentren con el brebaje, que
van escupiendo. Combinando el brebaje, el humo del tabaco,
y cantos y silbidos del curandero, que también agita una ban-
dera especial de vez en cuando, se consiguen alejar poco a
poco los malos espÍritus de la localidad.

Otro producto importanre es la pita (sa'n0), parecida a


la yuca de la región desértica suroccidental de los Estados
Unidos, pero con hojas que a veces alcanzanlos 4,5 o 5 m de
longitud. Se cultiva lejos de los rÍos y preferentemenre en la
sombra de la selva. Cuando ha comenzado a crecer, sólo es
necesario ir cortando lamaleza lo que se hace al tiempo de la
cosecha de las hojas. Estas hojas se emplean para fabricar
cordeles muy resistentes, que se hacen trenzando sus fibras
r04 S. A. Barrett

(sañ bu'tyú) de dos en dos. l¡s fibras se emplean para hacer


redes, fajar los bordes de los tejidos, sedales de pesca, o cual-
quier otro material que requiera una cuerda muy resistente.
De una sola hoja, que se corta cerca del suelo, se pueden ob-
tener varias fibras. En la ilustración 66, aparecen, apoyados a
un costado de la casa, un par de manojos de estas hojas re-
cién cortadas y traÍdas de la selva: uno grande y otro más pe-
queño. La preparación meticulosa de la hoja se describirá en
el capitulo sobre los cordeles.

Si bien la pita es el mejor material, bajo cualquier pun-


to de vista, hay otro material que se usa cuando se busca una
soga de buen diámetro, aunque no tan resistente: la cosadera,
o señgi'lya en cha'palaachi, como es el caso de las hamacas.
l-a cosadera se obtiene de la corteza de un árbol. Se golpea al
S calor como la damajaua (ver infra) para extraer las
fibras, que luego se van torciendo en cordeles, y al-
macenándose en fardos (il. 1I9,2).

La damajaud, que en cha'palaachi es tú'ckf es


la tela que se obtiene de corteza golpeada de un ár-
bol indÍgena, el tú'ckftcÍ. Se tumba el árbol y se re-
tira con cuidado una sección de la corteza del largo
deseado (1,80 a 2,4 m) rajándola sólo por un lado.
La corfeza se puede golpear sobre el mismo tronco,
pero es más común llevársela a c^sa donde ya se
tiene un tronco para esto, y un mazo corto, el tatci
wlma'so (figura 6). Se golpea la corteza pocas ho-
Fig.6. ras después de cortada o, en cualquier caso, antes
Mazo para de que se seque. El mazo lleva, a un lado por lo
la tela de menos, surcos diagonales; es con este lado, con el
cotteza.
que se golpean las tiras de corteza, que se colocan
transversalmente sobre troncos, con mucha Íuerza y mante-
niendo un ángulo de 45o. Se va golpeando toda la superficie
Los Indios Cayopas delEcuador t05

de la corteza, por pequeñas porciones y los dos lados, colo-


cándose el segundo lado longitudinalmente. Se consigue re-
ducir a pulpa Ia parte suculenta de la corteza, pero si se hace
bien no se rompen las largas fibras entrecruzadas. Tras este
proceso, la corteza queda el 50oó más ancha que al principio,
aunque de parecida longitud. Luego se deja en remojo en una
canoa con agua durante varias horas, por lo general una no-
che; se exprime sacando la mayor parte del jugo y la pulpa y
se vuelve a golpear la corteza para retirar toda la pulpa, de
nuevo se lava, se exprime y se tiende para secar. Antes de que
esté completamente seca, se dobla cuidadosamente y se mar-
can los pliegues para que una vez seco, se doble f¿cilmente a
lo largo de estos pliegues y forme un fardo de aproximada-
mente 25 por 45 o 50 cm. En la ilustración 106,3 se muestra
una de estas telas parcialmente doblada: es una tela grande,
doblada tres veces en cada sentido. Se notan las 4 secciones
transversales, o sea todo su ancho, mientras que sólo se ve la
cuarta parte de su longitud.

La tela de corteza, tiene normalmente de l,B a 2,4 m de


largo, y una anchura de 46 m a 1,2 cm según lavayan a usar
unas o más personas. En la muestra de la ilustración. se dis-
tinguen los canalones del mazo con que fue golpeado, que
forman líneas paralelas con una inclinación de l5o. No se de-
coran y se emplean sobre todo como esteras para dormir, jun-
to a un toldo mosquirero y una sábana de algodón como co-
bija. A veces también se envuelven con ellos telares desman-
telados o cualquier otra cosa.

Si el golpeado de la tela es correcto, se consigue, gra-


cias a las fibras entrecruzadas, una tela que si bien es fina, es
alavez muy resistente y sin agujeros, que la harÍan inutiliza-
ble. Pero en el caso de que se haga alguno, se puede parchear
con un trozo de cor¡.eza algo mayor que el agujero, golpeán-
106 S. A. Barrett

dolo y consiguiendo que se mezclen las frbras del parche con


la de la tela principal, y queda casi tan firme como la propia
tela.

Con la llegada de los Cayapas al rio, dejaron de usar


utensilios de alfarería y los sustituyeron por los fabricados
con mates o calabazas. Por aquel entonces, se dice que había
un árbol nativo de mate, pero los dos tipos que utilizan ac-
tualmente: un fruto esférico (wa'iyii) y otro elipsoidal (cií'l-
ya), son procedentes de Colombia. Todas las casas suelen te-
ner al menos un árbol de cada especie que produce abundan-
tes frutos. Se cosechan cuando están a punto de madurar y se
almacenan enseguida. Detalles y usos de estos utensilios se
especificarán en la descripción de su elaboración.

Hay una clase de pequeñas flores: compositae,llamada


Iu'lyu que se cultiva con mucho cuidado para adornar fiestas,
trenzándolas en guirnaldas, que luego se colocan en el altar
de la capilla, o como collares, en el cabello, las orejas o en la
ropa.

También plantan hierbas medicinales como el limonci-


llo plantas para infusiones y plantas olorosas, en canoas u
ollas rotas colocadas en las plataformas de secado de las ca-
sas.

Por último, hay otras frutas introducidas, que crecen


accidentalmente como papayo, caímito, naranja, lima o limon,
y que también se comen crudas los Cayapas, siempre que
pueden, pero en cantidades tan limitadas que son desprecia-
bles en la exposición de sus productos agrícolas.
V
wh

En este territorio la práctica de la cacería es muy im_


portante por la abundancia de animales que exisren. Aáual_
mente se utilizan viejas escopetas de carga frontal que su_
plantaron casi totalmente a las cerbatanui. ¡r, los tümpos
aborígenes, la cerbatana era el arma principal, e incluso en la
actualidad, los niños las emplean para cazar pájaros peque_
ños. Además, rambién usaban lanzas de maderá áe palma du_
ra, y más recientemente el arco y la flecha. Originalmente no
conocÍan el uso del arco y la flecha y se familiarizaron con
ellos cuando bajaron a la costa. De cualquier manera, los Ca-
yapas han usado más la lanzapara cazar sahinos y otros ani_
males y todavía algunos la usan para cazar la guanta, un roe_
dor grande que vive en cuevas.

Cerbatana

La cerbatana, llamada pitcú'a por los Cayapas, es un


tubo de 1,80 a 2,7O m de largo, hecho de madera de palma
envuelto en piquigua, y toda ella cubierta de brea, la cera ne_
gra que se usa normalmente para calafatear las canoas. En la
p_unta se afila y en el extremo opuesto, lleva una boquilla an_
cha de 5 a 7 cm de diámetro. l: parte interna consta de dos
piezas de madera de palma que llevan un canal conformando
un tubo liso y uniforme de un diámetro de casi I cm y una
pared de unos 2 cm de grosor. Estas dos mitades ,"
tres o cinco puntos con piquigua, o con la fibra fuerte"t"r, "r,
de las
108 S. A. Barrett

bases de las hojas de palma real, para sujetarlas mientras se


envuelve total y regularmente con tiras de piquigua de i,6
mm de espesor y de 6 mm de ancho. Se necesitan muchas de
estas tiras y la unión entre ellas se hace de tal manera que
queden [irmemente sujetas.

En algunas de estas cerbatanas, se hace con la brea una


protuberancia frente a la boquilla a modo de mira, no muy
precisa desde luego,
pero Ia punterÍa con-
siste más en la destreza
y la práctica del caza- I
dor que enla pieza. T-a /\
lr!
boquilla se fabrica con \$
una especie de embudo ii
que se coloca en el ex- tl

tremo más amplio. é


Por este tubo, se
disparan dardos de ma-
dera de palma, muy li-
geros (mó'te, o ham-
bTtsü'u) de casi 30 cm
de largo y de un grosor
de una aguja de tejer,
mediante soplidos sú-
bitos a través de la bo-
quilla. Los dardos co-
gen peso, por una por-
ción de arcilla que se
coloca cerca de la pun- Fig. 7. a: Dardo de cerbatana
ta, llamada, ya'tü'mÍta, b: Carcaj de cerbatana
y p^r^ que se ajuste herméticamente al tubo y aumente así la
presión que se ejerce sobre ellos, se rodea a la mitad con una
Los Indios Cayapas ilel Ecuador 109

mota de algodón llamada kümi t6'na. En la figura 7a se puede


ver uno de estos dardos.

Para conseguir que estos dardos sean un arma efectiva


se unta al menos 2 cm de la punta, muy afilada, de un veneno
vegetal llamado ham'bique es la savia de un gran árbol poco
común. Esta savia se recoge como la leche del caucho o el ju-
go del sande, que se usa para hacer antorchas. Es muy visco-
so, y gotea lentamente por los cortes practicados en el árbol.
Se pueden obtener pocos gramos en un día. La savia se seca
en pocos dÍas, y solidifica con un color negro o marrón oscu-
ro. Se añaden unas gotas de lima o de limón en el lado del re-
cipiente en el que se almacena, y se amasa una parte del ve-
neno con una paletilla formando una pasta. Se unta la punta,
sumergiéndola en el veneno, y se deja secar apoyando el dar-
do en un soporte justo debajo y detrás de la punta, para que
no toque nada, y el veneno no se escurra hacia atrás. Esta
pasta se seca en una hora y no se quita por fricción pero sí se
disuelve en contacto con líquidos. De esta manera el veneno
pasa rápidamente a la sangre del animal o incluso del hombre
que resulta herido, provocando su muerte en pocos minutos,
según dicen los Cayapas.

La madera de palma es muy dura y se quiebra con difi-


cultad, de manera que una vez disparados, los dardos pueden
ser extraÍdos fácilmente sobre todo por un mono o un hom-
bre. Para evitar esto, se le hacen dos incisiones a los lados de
la punta, detrás del veneno, como a medio centímetro de dis-
tancia; así se consigue que el dardo se quiebre a fuerza del
golpe, o si no, que lo haga cuando se intente extraer. En cual-
quiera de los dos casos, la punta envenenada queda en el in-
terior de la vÍctima.
ll0 S. A. Bqrrett

Hay que tener por lo tanto mucho cuidado al hacer y


manejar estos dardosi pues con una picadura o una raspadura
en la piel uno podrÍa envenenarse. En ausencia de una inves-
tigación completa, hay dudas de la virulencia que los Caya-
pas atribuyen a este veneno en grandes mamÍferos, pero des-
de luego en pequeños animales es muy efectivo.

Para llevar los dardos, se construye una aljaba o carcaj,


llamado ha'mbi pa"ki (fig. 7,b). Consiste en un tubo de
bambu de 2,5 cm y medio más largo que los dardos y relleno
con fibras suaves de las hojas tiernas de alguna palma que se
colocan verticalmente en el tubo. Se llaman hambiyata'pi, y
sirven para proteger las puntas de los dardos y evitar que se
desgasten los contrapesos de barro. El cabo de los dardos (la
parte no envenenada) sobresale del relleno y así se pueden ir
sacando, según se necesiten, con facilidad. En la fig. 7,b, se
pueden ver los extremos de los dardos, que se sacaron un po-
co del estuche, para observarlos mejor, aunque al utilizarse
no asoman del estuche para evitar que se estropeen.

Normalmente, sólo se llevan listos tres o cuatro dardos


a la vez, cuidadosamente colocados cerca del borde del relle-
no de fibra. Los demás se colocan en masa en el centro sin el
contrapeso ni el algodón, puesto que éstos se dañarÍan de no
ser utilizados. Para equiparlos rápidamente, el cazador lleva
atado al carcaj dos pequeños recipientes, uno de mimbre para
la arcilla (to'kubi) y otro de mate para el algodon (hambiko-
a'iü). El carcaj se lleva colgado a la espalda, mediante una
cuerda que se llama ya''tcua, que se pasa por el cuello.

La cerbatana se lleva sobre el hombro, o en la mano,


pero siempre con su punta hacia delante, ya que si no fuera
asÍ, se podrÍa romper fácilmente la boquilla, con la selva.
Cuando no se usa, se guarda, de tal manera que nada ejerza
Los Inilios Cayapas ilelEcuailor lll

presión sobre ella. Normalmente se cuelga de una cuerda, o


se coloca en el techo o en los aleros.

Este arma es eficaz para todo tipo de mamÍferos y aves


que vivan en los árboles, ya que la mejor posición para atinar
con el disparo, es colocarse debajo de la vÍctima,y así contra-
rrestar la fuerza de la gravedad, que en un tiro horizontal u
oblicuo desviarÍa el dardo. Así es que la cerbatana, se reco-
mienda para la caza de monos, ardillas, guatines, loros, tuca-
nes y otras especies que frecuentan los árboles, pero no Para
los animales que viven en el suelo o los pájaros en el cielo.

Otras annas

El Cayapa es de naturaleza pacífica, lo que no quita


que haya tenido que tomar parte de guerras. En estos casos,
usaban la cerbatana como arma, aunque era preferidalalanza
(tsü-ta). Estas lanzas son de unos I,80 m a 2 m de longitud,
hechas con madera de palma y una punta aguda y afilada. En
la actualidad, se usan estas lanzas para cazar algunos mamÍfe-
ros como el wala'mb͡ (la guanta), un gran roedor que vive
en madrigueras. Con la larza a cuestas, el cazador se sienta
ante la entrada de la madriguera esperando a que salga el ani-
mal. También se emplea a veces p ra cazar el sahino y la tata-
bra, que son todavÍa abundantes en la selva.

El arco y la flecha no son muy usados ya que olvidaron


su manejo, desde los tiempos en los que lo aprendieron de
sus enemigos, los antiguos habitantes del rio Cayapas. I-as
flechas eran, como de un metro de longitud, con el cuerpo de
caña selvática "caña brava", (en cha'palaachi, nya'nyT). I-as
puntas se elaboraban con madera de palma dura. De cual-
quier manera, casi nunca se usaron mucho y menos todavía
l12 S. A. Barrett

como arrut de cacería, y sólo se conocen los nombres de estas


armas en español.

Trampas

No se emplean redes o lazos para la caza, pero si un ti-


po de trampa, como la de la figura 8, con las que se capturan
pequeños mamíferos como la rata silvestre, que abunda en
toda la selva, y en especial, en zonas próximas a un desmon-
te. Son los muchachos los que instalan estas tramPas, a veces
hasta seis, que son dos vallas de varitas verticales, de cual-
quier material, con una distancia entre ellas suficiente para
que pueda caer y levantarse un tronco o un trozo pesado de
tallo de plátano verde o de banano. En un extremo del tronco

Fig. 8. Trampa de gravedad para pequeños mamÍferos.

(de I,20 a 1,80 m de longitud) se ata una cuerda o piquigua


que también va amarrada al final de un palo que se usa como
palanca y que, apoyándose en la muesca de una de las varitas,
sale oblícuamente hacia fuera para acabar a unos 30 cm de la
valla a la altura del primer tercio del tronco. En esta extremi-
Los Inilios Cayapas delEcuador l13

dad, la palanca va unida con otra cuerda al gatillo que accio-


ne la trampa. En la fig. 8 se puede ver esre dispositivo, ya que
se hizo un corte en la valla semicircular, que protege al gatillo
de algún animal que merodee por la zona. Directamente de-
bajo de la palanca se clava una ramita semicircular en el sue-
lo, por debajo de la cual pasa la extremidad exrerior del palo
que soporta la carnada (por lo general, un pedazo de verde)
situada debajo del tronco entre las vallas. Para que la carnada
esté a unos 5 o l0 cm del suelo, se clava levemente la extre-
midad exterior del palo en el suelo para que no quede ningu-
no flojo y se accione sola la trampa, ni demasiado fuerte, co-
mo para que no se pueda disparar el gatillo. Este gatillo se co-
loca verticalmente debajo de la ramita semicircular, reposan-
do sobre el palo de la carnada, por lo cual un leve moümien-
to de este último bastará para dispararlo y dejar caer el tronco
sobre el o los animales. Para cazat animales de mayor enver-
gadura y para acelerar la caÍda y restar posibilidades de esca-
pe, se coloca un segundo tronco, algo más corto, sobre el pri-
mero y asÍ el golpe es mayor. Los animales mueren al caer so-
bre ellos el pesado tronco. A menudo se capturan dos o tres
ratones alavez.
VI
P ESCA

En la región Cayapa, la pesca constituye también un


importante recurso alimenticio, ya que las numerosas co-
rrientes llevan bastante variedad de peces. Hay 6 métodos de
captura conocidos: tres redes; la "re" o gran red fija, la atarra-
ya o red cónica arrojadiza, y la red pequeña de inmersión que
se utiliza a veces con la red fija. La más empleada es la red fi-
ja; los otros 3 métodos son el corral, caña y sedal y arpón,
que todavÍa son más usados.

De todos ellos solo cuatro son de origen aborigen: la


red fija, la de inmersión, el corral y el arpón.

Redes


re o wa'kü es, al igual que las otras dos redes, fabri-
cada con cuerdas de fibra de pita, y se usa sobre todo en la
pesca del awi'li una clase de sábalo, un pez muy apreciado.
La malla es de unos 7,5 cm y varía en su longitud desde los 6
a 18 m, según el ancho del estero en el que se vaya a usar.

Suele haber cerca de la casa uno o más esteros donde


abunda este pez, pero no se lo puede capturar en cualquier
época. Cuando el rÍo está crecido, gran número de sábalos re-
l16 S. A. Barrett

montan los esteros en busca de alimentos vegetales inexisten-


tes cuando el agua estrí baja; entonces la red se coloca a lo an-
cho de la desembocadura del estero, cuando empieza a decre-
cer el nivel. En este momento los peces intentan volver al río,
pero no pueden por la red, que va afada a los dos lados y con
lastres de piedra en el fondo. Esros lasrres (có'póka o cü-püka
o sea, piedra) van envueltos en una hoja fuerte, la ü'tya haki,
y asÍ se evita el desgaste de las cuerdas con los que se atan a
la red.

Los lastres, son cantos rodados de poco peso, que se


anclan en el barro, para que no quede salida posible para el
pez. En la superficie, se mantiene flotando el otro extremo de
la red con unos 'flotadores" (walú de-'poka) que son trozos
de madera de balsa. También se mantiene la red. con unos
postes clavados en el fondo y atadas al borde superior. Esta
sujeción es necesaria, ya que de lo contrario los trozos de ma-
dera y hojas que arrastra la corriente después de la creciente,
se acumularÍan alrededor de los flotadores y hundirían el dis-
positivo, permitiendo escapar a los peces.

Cuando el agua se ha retirado lo suficiente para que los


peces hayan vuelto a la desembocadura del estero, el dueño
de la red, con todos los familiares disponibles y otros amigos,
va río arriba con otra red igual hasta un punto donde el agua
es muy poco profunda. Se coloca la red a través del estero. Se
va luego bajando lentamente el estero, arrastrando la red, de
manera que los peces, quedan atrapados entre las dos redes
en un espacio de unos 6 o 7,5 m de largo y del ancho del es-
tero. Dos o tres personas bastan para mover la red, los demás
se sumergen delante de ella cogiendo en los troncos huecos y
relieves del lecho, una gran cantidad de peces y los arrojan
con la mano, tras darles un gran golpe en la cabeza, o detr¿s
de la nuca, en una canoa o a la orilla del rio. Se cogen tam-
Los Indios Cayapas delEcuador tt7

bién muchos peces que intentan huir aguas arriba. Corno el


pez suele empujar la red varias veces en el mismo sitio, es fá-
cil localizarlo. Cuando las redes están finalmente muy próxi-
mas, los buceadores van recogiendo los peces en atarrayas có-
nicas, los pasan a un hombre que está en la canoa, y ahÍ se
van vaciando, asÍ como "rematando" con golpes las piezas
más grandes, que podrían intentar escapar.

Terminada la operación, se retiran la red fija y la móvil,


el buitrago y se llevan a casa. Se lavan cuidadosamente en el
río, se les retira los lastres y se cuelgan en una larga caña, es-
pecialmente colocada para el efecto encima de la plataforma
de secado junto a la vivienda, para que se sequen. Una vez se-
cas, se doblan y retuercen (lam. 120,2) se guardan las piedras
del lastre sin las hojas en una canasta para la próxima vez.
Los floudores que aparecen en la ilustración miden alrededor
de I0 a 20 cm por 1,9 cm A menudo suelen ser cilíndricos.

Hay otro tipo de redes, llamadas atc-rwa'kü, que se em-


plean para capturar otro tipo de peces, y que tienen las mallas
más pequeñas, pero el procedimiento descrito antes, se reser-
va casi exclusivamente para el sábalo.

l-a atanaya, que en cha'palaachi se deriva a ata'ia, es


una red arrojadiza, de forma cónica, con la abertura cargada
con plomo o piedras. En la lam. 120,1 aparece una de estas
redes cuyas piezas de plomo pesan unas 25 libras. En la foto,
está doblada por la mitad, y la parte superior del cono se en-
vuelve alrededor del resto de la ¡ed. La punta del cono va^ta-
da con una cuerda largay pesada que se agarra con la mano.
Es difícil lanzar esta red, y requiere de mucha práctica. Se ha-
ce desde la proa de una canoa, mientras que otra persona
desde la popa, actúa de remero. Mirando el agua, se echa la
red allí donde parece saltar o moverse algún pez.
ll8 S. A. Barrett

Para lanzar esta red, la cuerda y la parte superior de


ella se enrollan en la mano izquierda, y uno de los bordes de
la abertura cargada con el lastre, se agarra con los dientes. El
peso de lastre en su mayor Parte se hace girar con la mano
derecha, hasta tener fuerza paralanzar la red, que se arroia a
la vez con las dos manos, reteniéndose un instante todavÍa
con los dientes, para que caiga abierta, en cÍrculo. Los lastres
caen al fondo, cogiendo cualquier pez que se encuentre en el
área delimitada por la red. Cuando ésta llega al fondo, se
arrastra horizontalmente con cuidado hasta que los lastres se
unen, evitando así que los peces escapen si se sube demasia-
do rápidamente, y se les empuja hacia la parte superior de la
red. Después se acerca la red a la canoa y, con tirar de un lado
de ésta, el pescado cae en la canoa o en una canasta, y la red
está lista para usarla de nuevo.

Este tipo de red sólo sirve Para Peces pequeños y es de


poco uso entre los Cayapas. Los negros fueron los que les
transmitieron su uso en una época bastante reciente'

red de inmersión, la ii'a, es una red cónica de malla


J..a,
pequeña, que se utiliza Para pescar y sobre todo para caPturar
camarón de rÍo (pI'cü o a'bicü) que abunda en las orillas de
los esteros. I¿ abertura de esta red es una liana flexible con la
cual se forma un cÍrculo y se cierra atando los extremos. AsÍ
queda una parte saliente y puntiaguda, a modo de mango y
otra redonda. I-a boca de la red es de 38 a 50 cm por 75 a 90
cm y la distancia del borde al vértice del cono, alcanza los 60
o 75 cm.

Todas estas redes, están hechas con cuerda de fibra de


pita y ya hablaremos de su fabricación, cuando nos detenga-
mos en la cordelerÍa.
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Ilust.69. Fabricación de canoa


Los Inilios Cayapas ilel Ecuailor 119

Conal

El conal, o trampa cerrada, como la que se muestra en


la lam. 67 , es usada por los que viven a lo largo de las partes
de los ríos en las que se siente el efecto de las mareas, que lle-
ga a muchas millas de distancia de la desembocadura, por el
relieve de la llanura. El éxito del empleo de esta trampa de-
pende de los hábitos del sábalo. Ya he dicho anteriormente
que este pez, vive del alimento vegetal de los bancos de los
rÍos, que caza principalmente de noche, y cuando la marea
está alta. En otros momentos, permanece en las partes más
profundas de las corrientes. Durante las crecientes, el sábalo
deja el rÍo y se dirige a los esteros por lo que el corral pierde
su utilidad.

Se escoge un lugar del río, resguardado de las corrien-


tes fuertes de las crecientes y se coloca un palo con verde u
otros alimentos vegetales. Si el lugar es frecuentado por el sá-
balo, de hábitos nocturnos, por las mañanas el cebo aparecerá
repetidamente comido, y será un buen punto para colocar el
corral. Habrá que tener cuidado también, por si el sitio queda
en la parte de los bancos del río donde la corriente es rápida,
ya que el corral puede ser arrastrado durante la crecida.

Una vez seleccionada su ubicación, se construyen dos


paredes con palos o estacas de madera de palma o de bambú
que se atan con travesaños horizontales asegurados con otros
diagonales. Hay otra tercera pared que queda frente al río,
donde se puede decir que termina el corral, y que es mucho
más estrecha. [¡s dos paredes se colocan de manera que con-
vergen al alejarse de la orilla. Para completar el cerramiento
de la trampa, haría falta una cuarta pared, que es la misma
orilla. Las tres paredes que están en el agua, sobresalen I,20 o
I,80 m de la superficie del agua cuando la marea estrí alta. El
120 S. A. Banetl

fin del corral, lleva una puerta cuadrada de unos 90 cm de Ia-


do, aunque en general varía de acuerdo a las dimensiones del
corral.

En la pared frontal (que suele ser un poco más ancha


que la abertura) van dos estacas lisas y rectas sobre las cuales
corre la puerta, que se fabrica con palos de madera de palma
amarrados con piquigua o barras cruzadas. Para mantenerla
abierta, se emplea una cuerda de piquigua que se apoya en
una barra transversal circular elevada, y de ahÍ a un escondri-
jo en la orilla, desde donde se maneja. Para cerrarla rápida-
mente cuenta con unas piedras pesadas, que permiten que
baje con rapidez.

Justo a la entrada del corral, antes de la puerta, se colo-


ca un poste con cebo que atrae a las piezas. Ya dentro del re-
cinto hay un par de cebos más, atados a palitos estrechos, de
manera que al acercarse el pez y tratar de desprender el ali-
mento, la parte superior no sumergida de los palitos se mue-
ve y avisa al vigÍa situado en la orilla. Sólo se vigila esta es-
tructura cuando la marea está alta, que es cuando el sábalo se
dirige a las orillas en busca de alimento; además cuando la
marea está baja, la abertura de la trampa queda algo por enci-
ma del nivel del agua. Hay que tener mucho cuidado con no
hacer ningún movimiento ni ruido mientras se vigila, ya que
estos peces se asustan fácilmente y escaparÍan espantados. Se
suele también colocar algunas hojas de palma o ramas de ár-
boles en la orilla junto al corral, para hacer los alrededores
nús naturales y reales. En la ilustración 67, se puede ver bien
Ia disposición del corral, pues la marea esuí baja y lo descu-
bre en su totalidad.

Cuando se dispara la trampa, los peces quedan atrapa-


dos y luego, al bajar la
marea, se pueden recoger fácilmente
Los lndios Cayapas delEcuodor t2t

en el lodo o en el agua poco profunda. De esta manera no só-


lo se pescan sábalos, sino también otras especies menos apre-
ciadas, aunque obviamente el resultado no es muy seguro.

Arpones

Los arpones son de dos tipos: el a'sta y el pütyú'lya.Pa-


ra los peces grandes, utilizan el primero, que no es de origen
aborigen, en forma de tridente con la punta de hierro y hecha
por herreros de la costa. La vara es de unos 3 o 4,5 m, y va
partida en un extremo en el que se coloca la punta atada con
pita (impermeable al agua) y protegida con cera de abeja. pa-
ra mayor seguridad, los dientes de la punta van unidos con
pita a la vara, a pocos centÍmetros de ella. AsÍ, si la punta se
sale de su cavidad, no se perderá, pues estará unida alavara.

El otro tipo de arpón (ptÍtyu'lya) es una vara de made-


ra de palma, larga y delgada de I cm de diámetro aproxima-
damente. Como punta, se utilizan de dos a cuatro anzuelos
fuertes que se enderezan y se atan al extremo de la vara apla-
nado y m¿ís ancho (2,5 cm) con pita totalmente recubierta de
brea. Este arpón sirve para pescar pequeños pescados.

Todavía hay otro tipo similar al anterior, pero con vara


y punta más pesadas, que se emplea para afrapar las tortugas
de agua. Recibe el mismo nombre o también hwe'ska o [e's-
ka, y la única diferencia es que las puntas no tienen barbas,
ya que según los Cayapas, las barbas impiden atravesar los
caparazones. Las tortugas de tierra, que tienen el caparazón
más duro, se atrapan con la mano.

Estos arpones se construyen con hierro. En su origen,


eran de madera dura de palma aunque de la misma forma.
122 S. A. Barrett

Caña

También son muy usados por los indígenas, el anzuelo


y la caña, aunque hayan sido introducidos por los blancos'
[¿s cañas se hacen con las ramas superiores de la guadúa que
se cortan ya maduras pero cuando todavÍa son verdes, y luego
se enderezan y enduran con calor. Miden de unos 2 a 3 m de
largo y en cha'palaachi se llaman waugü-tca'li. Los sedales
(wángu-tcu'a, o sañ-dó'a) son de cuerda de pita, muy fina,
quedando muy resistentes aún Para
peces grandes. En la figura 9 apare-
ce uno de estos sedales, equiPado
también con una pesa esPecial de
cerámica, y un anzuelo normal de
acero, y va enrollado en un Pedazo
de madera de balsa; se llama tcund-
yé'pü, y se lleva en la mano como
un carrete. El flotador de balsa, im-
pide que se hunda si es que se cae
accidentalmente al agua. El lastre
de cerámica, es Ya antiguo, Pues
hoy en dÍa la mayoría son de Plo-
Fig' 9' Línea de-pesca con
rnó. Lo, anzuelos (wengo'la) se plomodealfarería'
compran I" .ort") ;;ü;';; ;
"r,
cuando al contacto con los primeros españoles se in-
origen,
troáu¡o este método, se hacían anzuelos rudimentarios marti-
lleando piezas de hierro.

El método de pesca de anzuelo, es tan popular, que ca-


si todos los hombres tienen una pequeña canoa y un remo
corto que casi solo se utiliza Para esta actividad' Se rema un
po.o, ,io arriba o contra la corriente y se Pesca dejándose lle-
.tr", por la corriente siguiendo las riberas' Lleva poco esfuerzo
,"rrrá, asÍ, y se navega dando ligeros movimientos con la ma-
Los Indios Cayapos del Ecuadot t23

no izquierda. Se lleva también medio mate con los cebos (gu-


sanos) y un canasto como una botella, con saltamont.es
(1am.93,3) o incluso frutos pequeños y rojos en otra calabaza,
según el pescado que se busque.

En contadas ocasiones se emplea un sedal secundario


llamado weñg-utcü'a (lam. 119,1), siendo el sedal principal
(el señgi-ri) hecho con la fibra de la cosadera. Las "guías"
(sañdo-a) son de cuerda de pita y llevan cada anzuelo separa-
do.
VII
GUERRAS

Los Cayapas aseguran que rara vez han ido a la guerra


en los tiempos antiguos y sólo en caso de grandes provoca-
ciones, como la hostigación de los anteriores moradores de
su actual territorio, que se hizo insoportable y morivó una
expedición exterminadora que salió de pueblo Viejo.

La única guerra que describen, la mantuvieron organi-


zados en expediciones, y de manera sistemática. euizá por su
ubicación aislada y por no ser "guerreros", nunca practicaron
ataques premeditados.

La principal arma eralalanza. aunque también usaban


poco el arco y la flecha en épocas más recientes, y la cer-
]r.n
batana. Los habitantes que precedieron a los Cayapas usaban
el lanzamiento de piedras con buena eficacia, pero con la ma-
no pues la honda, aparentemente, no se conocÍa.
VM
ARTESANIA

Canoas y navegación

El rÍo es casi la única vÍa de comunicación en el terri-


torio Cayapa. La densa jungla, y el hecho de que casi todos
los Cayapas, instalen sus viviendas en las orillas de los ríos
navegables, hacen de la navegación la forma de viajar Por ex-
celencia. Casi no se usan los pocos senderos de las zonas rrrás
altas, excepto en los viajes al interior; y los senderos Peque-
ños que van hacia las colinas, ya más numerosos, se emplean
como rutas de caza o para viajes cortos. La canoa, llamada
ku'le, es uno de los elementos más característicos de los Ca-
yapas y se utiliza para ir de una casa a otra - las casas perrna-
nentes siempre esgán a las orillas del rio - y Para viajes más
largos. Desde pequeños, comienzan el entrenamiento en su
manejo, pudiendo luego circular fácilmente en aguas lentas y
tranquilas de los cursos bajos, en los rápidos de los cursos
superiores, o en el océano. Con la importancia que tiene la
canoa para esta gente, es normal que su fabricación se haya
convertido en un arte muy cuidado.

De todos los árboles que hay en la selva, hay muy po-


cos que producen madera dura y robusta como para hacer ca-
noas. Se necesita un tiPo de madera que Presente una estruc-
r28 S. A. Barrett

tura entrecmzada de sus fibras evitando asÍ que se raje, pero


tampoco es deseable una dureza excesiva. Así, el guayacán, es
demasiado duro y pesado para este fin.

Cuando se ha encontrado el árbol adecuado, se tumba


con un hacha, y se comienza a modelar la canoa, como se ve
en la ilustración 70. Luego se separa esta sección del resto del
árbol, y se ahueca pero dejando las paredes y el fondo más
gruesos de lo que se desea. la canoa de la ilustración fue he-
cha casi a cinco km del río y a cuatro de las aguas navegables
del estero más cercano. Esto es más bien frecuente y en estos
casos la primera parte del trabajo se hace donde se corta el
árbol, sobre todo cuando se encuentra a una altura muy su-
perior a la del estero. AsÍ, el árbol del que fue hecha esra ca-
noa estaba en la cima de una elevación, a unos cien metros
sobre el nivel del estrecho valle que presentaba unos bordes
tan escarpados que fueron necesarios dos fuertes cables para
deslizarlo hacia el estero.

Después de trabajar la canoa hasta casi su forma final,


se voltea, se coloca sobre un costado, amarrándola a un par
de estacas verticales, como aparece en la ilustración 69, y se
eleva unos centÍmetros del suelo con unos trozos de madera
para evitar que se pudra, finalmente se deja seca¡ y curar a la
sombra durante varias semanas.

Una vez seca, se "invita" a varios amigos para poder


trasladarla a un lugar donde flote. Si la canoa se encuentra a
nivel del río, es un trabajo fácil, pero si está elevada, hay que
tener mucho cuidado. La dificultad del traslado depende tam-
bi¿n de sus dimensiones. Una canoa pequeña, puede ser mo-
vida por uno o dos personas, pero si es grande, como de 7,5 o
9 m, se necesitan diez o doce. [-a canoa de las ilustraciones
llevaba tres pares de agujeros (dos cerca de las puntas y el
llust. 70. Fabricaciri: de <:anoa
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Los Inilios Cayapos ilel Ecuailor t29

otro en el centro) en los que se colocaron unas estacas de ma-


dera verde de 2,5 cm de diámetro, que sobresalían 15 o 20
cm de cada lado, y que servÍan de agarraderas para los porta-
dores (il. 7l). Estos palos no deben estar unidos muy firme-
mente, para que puedan ser corridos de un lado a otro, al pa-
sar cerca de un árbol. Hay que ir abriendo cuidadosamente
un sendero en la selva e ir colocando en la base de la canoa,
unos troncos de árboles pequeños, separados de 0,3 a 1,5 m
para trasladarla rodando sobre ellos y así reducir la fricción.

Si el lugar de la construcción está elevado, es necesario


bajar la canoa por una pendiente. Se calzan en la proa y en la
popa dos pequeñas estacas transversales a poca distancia de
la pared. Se tuercen dos cables dobles de hasta 20 m de longi-
tud como el de la ilustración 91,5, que se obtienen de una
raíz aérea, que se dice que proviene de una planta llamada en
español local matamba, y en cayapa bÍ'ta. Los cables se atan
con nudo simple a las estacas transversales. El cable delante-
ro se pasa con media vuelta de cabo, por la proa y se ata don-
de se cruza, para que no se resbale. El de la popa pasa por la
ranura que hay a cada extremo y se ata eütando que se resba-
le hacia un lado. De esta [ranera, la fuerza del cable siempre
se hace sentir en la estaca y se evita que un tirón lateral la ha-
ga salir. Este procedimiento permite bajar canoas grandes por
pendientes muy fuertes.

El cabo trasero se ata a un tronco de árbol, y se deja


deslizar la canoa, atando también el delantero a otro tronco y
asÍ prevenir las posibles caídas. Cuando ya ha descendido el
tramo correspondiente a la canoa, el cable trasero se suelta, y
se baja, atándolo a otro tronco. De la misma manera se va sol-
tando y amarrando el cable delantero loma abajo. Maniobran-
do con los dos cables, alternativamente, se eliminan las posi-
bilidades de perder el control de la embarcación y de que esta
r30 S. A. Barrett

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llust. 72. Canoas decoradas.


se estrelle contra un árbol. Además, hay hombres a los lados
de la canoa, ayudando a guiarla y mantenerla. Sólo hace falta
una persona a cargo de cada cable. Cuando ya se esrá a poca
distancia del fondo del valle, se sueltan los dos cables y se la
deja deslizar. El peso de la canoa, da suficiente impulso para
alvanzar algunos metros en el llano.
I.os Indios Cayapas del Ecuador 13l

l7
llust. 73. Canoas decoradas.
132 S. A. Banett

llust. 74. Canoas decoradas.


Los Inilíos Cayapas ilel Ecuador 133

Una vez alcanzado el nivel del estero, se lleva a rnano


hasta que pueda flotar, salvando los bancos de arena, y los
troncos que se encuenfian en el camino. A veces se lleva sólo
hasta donde se sabe que llega la creciente, se ata a un árbol, y
se espera que el remanso del río sea suficiente Para llevarla
hasta la corriente principal.

Se traslada por fin hasta la casa. Se guarda dentro, si Ia


canoa es pequeña, pero si es grande, se guarda bajo la vivien-
da, o en algún bosquecito cercano de palma u otro árbol. Es
entonces cuando se la trabaja con azuela y cepillo hasta de-
jarla del grosor y de la forma que se desee, y dándole el aca-
bado adecuado. Se vuelve a dejar secar, y se calafatea y pinta
con brea.

Con la azuela, se va rebajando primero la parte interior


a lo largo de las vetas y luego en dirección diagonal a ella, y
por último el fondo, con la misma secuencia. Para este traba-

Fig. 10. Azuela moderna usada para fabricar canoas.


134 S. A. Barrett

jo, se coloca la canoa en posición vertical. Una azuela de ma-


no usada para este trabajo, aparece en la figura 10. Es una he-
rramienta relativamente moderna, asÍ como las canoas y su
método de fabricación. Su hoja es de hierro y la fabrican he-
rreros locales río abajo. El mango, hecho por los Cayapas, es
de madera (figura II) con un gran saliente en la parte supe-
rior y muescas en Ia parte inferior que sirven para atar fuerte-
mente la hoja con cuerda de pita como en la figura I0. I¿ ho-
ja es cóncava y su filo es regular, con un ancho de I0 cm.
Además, es curvo, por lo que sólo se utilizan unos 2,5 cm
cuando se da el golpe. l-a azuela del dibujo, esÍáya muy asti-
llada, y su filo es muy desigual.

Los nombres cha'palaachi de la azuela son aswé'la y


kú'le múcte, ambos derivados del español. El segundo de
ellos significa "machete de canoa".
El mango de la azuela se llama as-
wé'la tyapÍ.

Con esta herramienta se gol-


pea la madera en forma suave y re-
petidamente, primero a lo largo de
las vetas y después perpendicular-
mente a ellas. Así, se consigue re-
ducir la madera a un grosor unifor-
me y darle una superficie relativa-
mente lisa. l-a azuela sirve pues, pa-
ra darle el acabado final al interior
de la canoa, pero para la superficie
Fig. I l. Mango de azuela.
externa v los bordes internos v ex-
ternos, se emplea también el cepillo (sepi'6 o sepilyú), una
imitación del cepillo ordinario de carpintero.
Los Inilios Cayapas ilel Ecuailor t35

Normalmente, los lados de una canoa grande, se redu-


cen hasta llegar a 1,9 cm de espesor, y el fondo a los 5 u B
cm. Se perfilan la proa y la popa con la azuela, hasta llegar a
su forma característica: muy estrecha y cóncava en el punto
superior, con Ia apariencia de un par de orejas, En esto, se
distinguen de la forma de las canoas del negro o cholo de la
región. En la ilustración 60, se pueden apreciar bien los perfi-
les de estas embarcaciones. A unos 12 o 18 cm del exrremo
de la proa, hay un saliente en la superficie exterior, y en la in-
ferior a unos 7 cm de la punta una linea extremadamente
convexa que tiene la finalidad de servir como agarradera al
hacer desembarcos. El primer detalle, no parece tener ningu-
na función especial. Estos dos salientes, y el agujero por los
que pasa el cable de amarre, son los que diferencian la proa
de la popa.

En general, el diseño de las canoas se hace de forma


aproximada pero la proa y la popa se miden con cuidado, pa-
ra que queden simétricas. También se toman medidas en la
altura de los bordes y el grosor del fondo, para asÍ darle a la
construcción el equilibrio adecuado.

Una vez que se ha trabajado con la azuela y el cepillo,


se coloca la canoa debajo de la casa, y se deja secar del todo,
antes de pintarla y calafatearla. De esta manera será más du-
radera, aunque a veces se usan canoas todavÍa verdes, e inclu-
so las que se utilizan para vender en los poblados, sólo han
recibido una pequeña parte del tratamiento.

Para calafatear y pintar las canoas, se emplea cera de


abeja. Hay que hervir esta cera para que adquiera la consis-
tencia y adherencia óptima. Se suele probar que esté en bue-
nas condiciones, dejando caer una pequeña cantidad de cera
hirviendo en agua, exprimiéndola luego con los dedos y mas-
r36 S. A. Barrett

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llust. 75. Canoas decoradas.


Los Indios Cayapas del Ecuador r37

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138 S. A. Banett

ticándola. Luego se aplica caliente, con brochas de unos 5 cm


de ancho, que se llama kú'kú sapa, y que se fabrican con la
estopa del coco, cortada triangularmente.

Recubrir de cera la canoa, tiene como objetivo preser-


varla pero también se hacen con ella diseños decorativos con
sellos de madera de balsa en las partes externas. Los hay
triangulares, con los vértices redondeados para dibujar líneas
y triángulos, y cilÍndricos, con los que se dibujan punros. El
primero se llama pike'ndú y el segundo tsú ka-nü. La cera se
aplica muy caliente, y para ello se mantiene a esta temperatu-
ra en una olla, a la que se va añadiendo y recalentando.
Cuando se aplica con la brocha de estopa o pincel, no se ne-
cesita mucha habilidad, ni mucha paciencia, pero los diseños
con los sellos necesitan de enorme cuidado para que el tama-
ño, la forma y el espaciamiento de los dibujos queden unifor-
mes. De cualquier modo los indÍgenas no dedican mucho
tiempo a la decoración, en especial si la canoa está destinada
a ventas, aunque siempre hay trabajadores minuciosos que se
enorgullecen de su obra. Lo normal es realizar dibujos rudi-
mentarios con una pequeña brocha de estopa.

Los diseños (kü-m bitya) son variados. Suelen ser geo-


métricos (puntos, líneas y triángulos) pero a veces aparecen
también algunas figuras de animales en las canoas que se de-
dican a la venta. La mayoria de los diseños empleados apare-
cen en las ilustraciones 72-75. No tienen ningún significado
especial, ni pertenecen a nadie ni a ningún grupo en particu-
lar. No suelen tener otro nombre que el. nombre genérico de
kúm'bilya: "diseño de canoa".

Ya hemos hablado antes de la brea, una cera fabricada


por abejas de la región. Se llama amü'ya, y hay negra y amari-
lla, que es la que se prefiere. Hay cuatro especies de abeja que
Los Indios Cayapas del Ecuador r39

la fabrican: la paba ta'nda, (pequena y negra, que vive en los


huecos de los árboles y produce la mejor cera y en mayor
cantidad), la ta'nda (muy parecida a la anterior, pero que ha-
ce más miel que cera), la ciñemi'skÍ (negra; construye sus pa-
nales en el suelo y su cera casi no se utiliza) y la amúi a'ma
(amarilla y pequeña, pero con una cera negra). La miel casi
no se aprovecha.

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Fig. 12. Artilugio para ahumar las abejas.

Para conseguir la brea, primero hay que ahuyentar las


abejas, pues son bastante peligrosas, ahumándolas. En un
trozo de corteza verde, o en una bráctea florida de una espe-
cie de palma grande, se colocan trozos de madera verde o
mojada y carbón y se amarra en sus extremos con piquigua,
haciendo un asa de unos 38 cm para poder acarrear el artilu-
gio. De largo suele medir 90 cm y queda con 25 o 30,5 cm de
diámetro (figura l2). Lo lleva un hombre en la cabeza, con
todas las partes del cuerpo cubiertas con pañuelos o telas. Se
acerca al tronco donde están las abejas, y con el humo, éstas
se alejan. Luego se derriba o abre el tronco y asÍ se puede co-
ger la cera, que suele estar en bloques, al fondo del panal y
140 S. A. Barrett

que hay que cortar con machete o hacha. Esta cera es impere-
cedera y se guarda en casa o enterrada hasta que se necesite.

Cuando se pintan las canoas con la brea (ya sea antes o


después), se práctica un agujero en la mitad de la proa, justo
atrás del saliente superior. En él se insertará el cable con el
que se amarra Ia canoa. Este cable recibe el nombre de kon-
dó'pi y se elabora con dos o cuatro fibras enrolladas de pi-
quigua cuidadosamente seleccionadas. Uno de estos cables,
de 3 fibras se puede ver en la ilustración 9I, L Su longitud
dependerá del número de cordeles, de su diámetro y sobre to-
do, de las dimensiones de la canoa en la que se vaya, yendo
desde los que se construyen con un solo cordel de piquigua,
hasta los que necesitan de cuatro. Para hacer estos cables,
primero es necesario retorcer cada cordel por separado des-
pués de quitar las cortezas de cada fibra. De esta manera se
hacen más flexibles y se fortalecen puesto que las fibras, en
lugar de quedar paralelas se enrollan entre sÍ. Los cordeles se
envuelven alrededor de un palo con un gancho, como el que
se usa para limpiar los cañaverales y los platanales, y se dejan
secar durante una noche. Los que formarán el cable se unen
con un nudo simple y se coloca un soporte vertical para sepa-
rarlos en la mitad. Se desenrollan 2 o 2,5 m de piquigua de
los palos con gancho, y luego se retuerce cada palo en una
misma dirección (cada persona se encarga de un palo). Cuan-
do se alcanza una tensión suficiente, otra persona coge el nu-
do y retuerce los cables al otro lado del soporte. De hecho, no
los tuerce, sino que jala con la fuerza suficiente como para
hacerlos pasar hacia su lado del soporte donde la torsión acu-
mulada basta para que las hebras se enrollen.

Este procedimiento es lento y requiere bastante cuida-


do, ya que se debe ir tirando poco a poco para que el cable se
enrosque con medida y fuerza uniforme. A medida que los
Los Indios Cayapa-s del Ecuador l4l

cordeles pasan el soporte y se enrollan, se desenvuelven de


los ganchos hasu que éstos queden vacíos. Para evitar que se
pueda desenrollar el cable, se hace otro nudo o se aplica un
entretejido de pequeñas fibras de piquigua alrededor del ca-
ble principal (il. 103, 19, 20). Este segundo método es el más
usado, ya que hace falta que un extremo sea pequeño para
poder pasar el cable por el agujero de la proa. Normalmente
las canoas no se atan a la proa, sino que por ella pasa el cable,
y el nudo que queda debajo la asegura suficientemente.

Con el tipo de canoa que hemos descrito, se pueden


realizar transportes o viajes usuales pero si la carga es muy
pesada, voluminosa o inestable hay que aumentar la flotabili-
dad de la canoa. Esto se consigue con unos estabilizadores
externos, en español balsas y en cha'palaachi na'na. El térmi-
no "balsa" en esta región tiene 4 posibles significados:

- una balsa de cualquier clase;


- balsas de troncos o de bambú, eue los Cayapas llevan
río abajo para las ventas en los poblados;
- los estabilizadores de las canoas;
- el árbol y su madera.

1¿ madera de balsa es muy liviana ya sea verde, empa-


pada o seca, (seca se asemeja al corcho y tiene muchos usos).
Sin embargo, su aplicación principal se debe a su flotabilidad
que le permite soportar mucho más que su peso. En ella se
transportan pesos grandes, como la madera de guayacán. Se
atan los troncos de guayacán entre sí, y se colocan sobre va-
rios troncos de balsa que también van atados. De esta manera
se transporta el guayacán rÍo abajo para usarlo como postes
de casas. Los troncos de balsa también tiene salida en los po-
blados como estabilizadores de las imbaburas. unas canoas
r12 S. A. Bonett

grandes que se utilizan par llevar y traer Ia carga de los bar-


cos.

Normalmente los Cayapas transportan cargas ligeras,


pero cuando lo necesitan cortan troncos de balsa entre l0 y
20 cm de diámetro, labran sus extremos anteriores con la for-
ma parecida a la proa de la canoa y los amarran a un palo que
se inserta en los orificios que se emplearon para trasladar la
canoa al rÍo. Este palo tiene que ser lo suficientemente largo
para que sobresalga a los lados de la embarcación y se puedan
atar los troncos. Al atar estos troncos al palo, se coloca entre
ellos un trozo de madera de 7,5 a I0 cm de espesor que logra
que la balsa se introduzca más en el agua. En sus extremos se
atan a los orificios de los bordes en la proa y popa. Los extre-
mos suben hasta casi alcanzar el nivel de los bordes y se en-
cuentran a una altura de 5 o 7,5 cm por encima del centro del
tronco.

Para canoas muy grandes, como las imbaburas, se atan


en paralelo a cada borda hasta tres troncos de 30 cm de diá-
metro dando realmente el aspecto de una verdadera balsa. Pe-
ro para canoas de dimensiones normales, basta con un tronco
atado de la misma manera. Si se usa más de un tronco en ca-
da lado se hace necesario, en lugar de atar directamente las
extremidades a las bordas, juntarlas con estacas transversales
que pasan por la proa y la popa como la estaca mediana.

En la ilustración 76, aparecen varios tipos de palos de


remo. La número 5, es la típica hoja recién elaborada. Llevará
poco tiempo que se desgaste su punta hasta el punto de ad-
quirir el aspecto de la número 13. Esta forma de hoja es más
común entre los negros que entre los cayapas. El fabricante
suele dejar a lo largo de la mitad de la hoja un filo pronuncia-
do que puede alcanzar un espesor de 1,8 cm. A lo largo de es-
Ilust. 77. Hojas usad"s para lijar remos
llust. 7il. Navegando en canoa por eI Rio Ca¡apas
Los Indios Cayapas ilel Ecuador r13

ta lÍnea la hoja se ahueca mucho; por lo demás el espesor es


bastante regular y sólo disminuye en el borde donde varÍa de
0,3 a 0,5 cm.

Los mangos de los remos son cilindros casi perfectos


de 2,5 a 4 cm de diámetro, siendo algo más estrechos en la
zona de la empuñadura. En los remos que usan las mujeres,
estas empuñaduras llevan a veces la forma de la cola de un
pez (il. 76,9,11). fn ella apoyan la mano las mujeres, pero
los hombres no la suelen tocar aunque lleven también un
acabado puramente ornamental. En la misma ilustración se
distinguen distintos diseños de empuñadura en los números
I-4 y 6-8. A veces van también tallados con relieves (n" 9),
sobre todo los usados por las mujeres.

Para conseguir que los remos queden completamente


lisos, y en especial sus mangos, se frotan con la superficie in-
ferior de una hoja seca (lya'pÍc hakD, cuyas espinillas duras,
Ia convierten en una especie de lija. Un manojo de esta hojas,
aparece en la ilustración 77.

Normalmente, la mujer suele ir de piloto en la canoa-


,pero en viajes largos, también ocupa el lugar de remero ade-
lante, como el hombre y lo hace como se ve en la ilustración
80. Suelen usar remos cortos pero también manejan el remo
largo, propio de los hombres, como las dos mujeres de la ilus-
tración 79. En estas ilustraciones umbién se puede ver la ma-
nera en la que cargan las embarcaciones. Suelen colocar el
peso de manera que los extremos queden equilibrados, e ir
asÍ más cerca del nivel del agua. En otras regiones se acos-
tumbra a orientar la carga hacia la popa quedando la proa
muy levantada, pero los Cayapas aseguran que su método
consigue más velocidad y facilidad de avance, y que en todo
r11 S. A. Bonett

caso habria que cargar más la canoa delante, ya que si la popa


está muy baja se impide el avance.

Para trayectos más largos se usan canoas largas, ya que


deben albergar a varias personas, pero las de pesca no tienen
más de 3 m de longitud y de 30 a 40 cm de ancho. Las canoas
de las ilustraciones 78 - 82 "familiares" y rienen una longitud
de 5,5 a 10,5 m.

Los viajes a la costa son algo especial para algunas fa-


milias. De hecho, en las aguas superiores del río Cayapas y de
San Miguel, algunos individuos de mediana edad dicen no
haber visto nunca el océano. De cualquier manera, lo normal,
es que las familias vayan al menos una vez al año, a la costa.
Los que viven más abajo del limite de influencia de la marea
(situado justo después de la confluencia del Camarones con
el Cayapas), tanto en el Cayapas como en sus tributarios, via-
jan más a menudo, llevando consigo material para vender,
como plátano verde, tagua, caucho y cacao. Un viaje de este
tipo dura varios dÍas, y cada uno debe llevar su mosquitero,
la faja de tela de corteza que sirve de cama, y los artículos
personales. Las mujeres se encargan de preparar los utensilios
de cocina y los alimentos. Van vestidos con sus mejores pren-
das y collares y también van pintados como en las fiestas.

Para proteger a los niños pequeños se prepara una este-


ra (il.106, 2) con sus extremos dentro de los bordas, que so-
bresale en forma de arco. La carga se cubre con hojas blancas
u hojas de plátano, evitando que se moje con la lluvia que cae
casi cada día. La lluvia no impide nunca el viaje. Si es leve, se
viaja sin protección, pero si es fuerte, se cubren con hojas de
plátano o verde a favor del viento.
Ilust. 79. Canoa manejada por una mujer
Ilust. 80. Canoa manejada por un hombre
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Los Inilios Cayapas ilelEcuailor t15

No es necesario llevar equipo para acampar, pues la


hospitalidad es tan grande, que ya sea amigo o desconocido,
será bien recibido en la casa para pasar la noche.

Un viaje corriente abajo es más rápido y sencillo que


contra corriente, aunque influyen las mareas. Ya sea corriente
abajo o arriba, se suele viajar con la marea. Cuando se va con
la corriente, se circula por el centro del rÍo, pero si es contra
corriente se va por un costado. En la ilustración 79 se ve una
canoa a favor de la corriente y otra que va contra ella. Para el
impulso se emplea el remo, que muchas veces, cuando el ni-
vel es bajo, se usa de vara (en especial el de los hombres). Pa-
ra ir contra las corrientes fuertes de las crecientes y del curso
superior se utilizan varas normales. Cada miembro de la ex-
pedición lleva su propio remo, y lo usa durante casi todo el
trayecto. Varas sólo se llevan dos y se suele utilizar si la co-
rriente es débil, una sola, manejada por el hombre en la su-
perficie plana de la proa, de pie (il. 79). El remero que va en
el centro, carga su peso en un pie colocando el otro en el bor-
de, así equilibra su cuerpo y la tendencia a inclinarse la canoa
por el lado que se rema.

Los golpes de los remos varÍan con su longitud. Con el


remo largo del hombre se efectúa un barrido largo y lento su-
mergiendo sólo la pala. Después de cada golpe se gira el remo
en un movimiento de arco, lejos de la canoa y se vuelve a su-
mergir en el agua sin salpicar. El golpe del remo más corto, el
de la mujer, es más brusco dando tres o cuatro paladas y des-
cansando un momento antes de dar las siguientes. El hombre
siempre realiza golpes regulares, de manera uniforme y rÍtmi-
ca, aunque esté sentado y use sólo una pequeña parte del
mango.
t16 S. A. Barrett

Trabajo en madera

Los Cayapas elaboran utensilios y objetos de madera


muy variados y para muy distintos fines, Quizá los más inte-
resantes sean las bancas o asientos (tcümbú'lya), que pueden
ser de distintas clases, como se puede observar en la ilustra-
ción 83, 2-6 y 8. Normalmente tienen alrededor de 15 cm de
alto (nunca sobrepasan los 20 cm), de 15 a 23 cm de ancho y
de 30 a 60 cm de largo. Están talladas en una única pieza de
madera, y tienen dos superficies de apoyo. Habitualmente es-
tas superficies de apoyo son tiras estrechas que siguen las ve-
tas de Ia madera y por lo tanto paralelas a lo largo de uno de
los costados del asiento (número 6). Se fabrican ahuecando la
parte inferior, hasta que el asiento tenga de 2,5 a 4 cm de gro-
sor y los lados de I a 2 cm en sus bases.

Otro método de elaboración es en el que las superficies


de soporte son transversales a las vetas, y se corta desde la
mitad de la parte inferior del bloque una sección de las di-
mensiones deseadas. AsÍ son los diseños I y 5 de la ilustra-
ción 83, siendo la 5 la más común, con la parte inferior del
asiento relativamente delgada y totalmente recta.

Un tercer método, serÍa el de cortar las superficies de


apoyo por la mitad para obtener cuatro patas cilíndricas (nú-
mero 8). De esta manera se fabrican a veces bancas largas, pa-
ra dos personas.

L-a parte superior del asiento es completamente plana


como hemos üsto hasta ahora. Sin embargo, puede a veces
presentarse cierta curvatura, como se aprecia en los números
2 y 3 de la misma ilustración que recuerdan las piezas de pie-
dra, propias de la arqueologÍa de Manabí, particularmente el
número 215. Llevan 2 soportes largos en el suelo, sobre los
llust. U3. Asicntos y bases de madcr¿r
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Los Indios Cayapas del Ecuador t17

que se colocan 2 piezas verticales en las que descansa el


asiento. El parecido es asombroso, con la excepción de la par-
te central que, en los asientos de piedra, no está ahuecado y
forma una columna en la cual está esculpida una forma ani-
mal, por lo que el parecido es mayor si se mira el asiento des-
de atrás. No existen actualmente medios Para establecer co-
nexiones entre estos dos tipos de asientos, pero resulta inte-
resante su comparación, ya que uno es Parte de lo que quedó
en una antigua cultura y el otro se fabrica actualmente por
los Cayapas.

l¿ banca de madera que aparece con el número 3, es


casi igual que la del número 2, menos en el soporte de la ba-
se. El fondo de este asiento como los de números 4 y 5, resul-
ta del corte transversal a la veta, mientras que en el número 2
va en la misma dirección. Estos asientos con la superficie
cóncava no son muy usados.

Normalmente, en todas las viviendas cayapas, se Pue-


den encontrar bancos de madera que no se usan con la [re-
cuencia que cabría esperar. Si un hombre quiere sentarse,
suele utilizar la hamaca, que principalmente se usa como ca-
ma del bebé. Se cuelga de manera que sus puntas queden a 3
o 3,6 m de distancia, y se pueda uno sentar casi recto, si se
apoya en el extremo. También es frecuente sentarse en las
plataformas elevadas que hay por la casa' I-as mujeres y los
niños se sientan en el piso, y usan ocasionalmente las bancas,
sobre todo si una mujer desea hilar. Suelen ser los visitantes o
los hombres las que las usan, sobre todo para trabajos espe-
ciales como afilar machetes, o tallar y cepillar remos, Por
ejemplo.

Hay también otro objeto de forma parecida a estos


asientos, que es la base donde se apoya la piedra de afilar (il.
148 S. A. Bonett

83 número 7).la diferencia está en que este instrumento lle-


va un asa. El nombre es el mismo: tcúmbú'lya. Las piedras de
afilar (t6la'ha) están hechas de arenisca muy fina, y se com-
pran en los asentamientos río abajo. Las más usadas son las
de 15 por 20 o 25 cm, aunque las hay de todos los tamaños.
La piedra se coloca sobre la base, sin atarla, para poder poner
las manos debajo si es necesario. Los hombres se sientan de-
lante de ella para afilar los machetes, y con una calabaza con
agua van mojando la piedra. Suelen dedicar dos o tres horas
seguidas a esta actividad sobre todo cuando se limpian los ca-
ñaverales o se desbroza un campo.

Hay todavía otro objeto muy parecido a los asientos, y


que en la misma ilustración aparece con el número l. Se trata
de una base para apoyar las ollas mientras se fabrican. Nor-
malmente estas bases no son más que una tabla plana rectan-
gular, pero ésta de la figura está más elaborada; es circular y
con cuatro patas oblicuas. Como todos los demás objetos,
también se fabrica a partir de un solo trozo de madera.

Las muñecas (nawa' wa), juguetes para los niños, son


umbién hechas de un único bloque de madera, y representan
objetos animados (il. 8a): figuras humanas, masculinas o fe-
meninas (los más comunes), mamÍferos y aves, y caimanes
(poco frecuentes). Las hay muy simples (como la número 4
que es un mero cilindro con la cabeza y la cara labrada), y
también las que se encuentran bien talladas. l¡ número 5, es
una muñeca con las partes del cuerpo diferenciadas. La línea
alrededor de la cabeza intenta representar el cabello de un
hombre, aunque la muñeca sea una mujer. Talvez el artesano
no supiera hacerlo mejor. Las estatuas de los animales y p^j^-
ros alcanzan una calidad variable como se ve en las imágenes
6 y 8 de la misma ilustración. El lindo caimán con el número
7, está hecho en madera muy dura, pulida, hasta dejarla lisa.
L¡s Indios Coyapos delEcuador t,t9

Estos muñecos son casi los únicos juguetes de los ni-


ños aparte de ollas, pequeños canastos, etc. y es asÍ que el Ca-
yapa, prácticamente, no tiene juegos.

En la ilustración 6I, se muestran varios utensilios de


cocina hechos en madera:

- Machacadores (figuras 1-5), matcó'ka. Sirven para


moler el plátano maduro y hacer la colada. Algunos
son totalmente sencillos, un palo con una extremidad
ancha y plana, (figura 4), pero la mayoría están ador-
nados, sobre todo en la parte superior. La figura 2
muestra el ornamento más sencillo donde la parte su-
perior es una réplica en miniatura de la base. Hay otros
adornos situados en la parte superior, con o sin mues-
cas, como los que se ven en las figuras 1 y 3. A veces se
decora también el mango, sobre todo cerca de la base
(figura 5).

- Batidores de chocolate, o tcókóla'te tca'lÍ (figuras 6 y


7). Tienen unos salientes laterales en la base, con los
que se bate al girar el utensilio con las palmas de las
manos. Los Cayapas no suelen usar el chocolate pero a
veces lo preparan como bebida y lo hiewen en una olla
(Il. 87, 9). Los batidores se suelen adornar también,
tanto en el mango (figura 7) como en las proximidades
de las salientes (figura 6). En este caso, los mismos
adornos - casi tan largos como las salientes - sirven
también para batir, aunque en su origen no eran más
que ornamentales, como lo muestra el hecho de que la
mayorÍa no los lleven (figura 7) y cuando los llevan,
son demasiado pequeños para tener un uso práctico.
150 S. A. Bonat

- küwi'ñgi. Con ellas se bate cualquier clase de


Paleta,
comida pero sobre todo colada de plátano maduro, o
de maíz tierno. Suelen ser sencillas (figura 9), pero a
veces se adornan con ranuras o incisiones (figura B)'

- Bateas. Se trata de unos cuencos de madera, de forma


elíptica que lueron copiados de los hechos por blancos
yt Pueden variar en su forma más o menos elíp-
"g.ot.
tica pero siempre Presentan unas agarraderas en sus ex-
tremidades, y suelen ser de 30 cm a I m de longitud,
hechos de un solo trozo de madera (il. ó2,'t)' Sirven
para preparar comida, (coladas de plátano o maÍ2, puré
d. -"it), como bandejas para lavar carnes u otros ali-
mentos, y también para mezclar y trabajar el barro para
alfarería- Hay también otro tipo de bateas (figura 3),
con muy poca profundidad, que se usan mucho menos'

- Plato en forma de canoa (tcambós kü'le)' Se usa para


servir una colada a base de maíz (champo o tcambo'se
en Cha'palaachi). Es exactamente igual a una canoa
con su proa y PoPa caracterÍsticas y sus dibujos en las
bordas y en losextremos. Suelen ser de 75 cm a I m de
(25 a
largo, y más anchos en proporción que una canoa
rolm). Este plato sólo se usa en fiestas, para servir el
champo o, ,re."s la ma'la (colada de plátano madu-
ro).
"

- Hay también un pesado bloque para moler el plátano


,rerde, con el que se elabora la bala o panda'lo'a' Apare-
ce uno en la ilustración 62, l. Si lo comParamos con
las piedras que normalmente se utilizan para-el mismo
fin (figura 2), estos mazos presentan parecido diseño'
Son de forma más o menos elÍptica, y de una longitud
de unos 30 cm. Se usan con un mortero de piedra'
Lns Indios Cayapas ilel Ecuador l5l

ffi

Ilust. 84. Juguetes tallados en madera.

- Hay umbién otros utensilios de madera de los cuales


hablamos en otros capitulos como: ganchos para col-
gar; estantes para las cañas de pescar; objetos para hilar
o teje¡ palos de malla, empleados al fabricar cordeles y
redes; mazos para la tela de corfeza; la tabla condensa-
dora o *gusano" para la destilación del aguardiente y
también sellos para la decoración del cuerpo y la pintu-
ra de canoas.
152 S. A. Banett

Piedra

Los utensilios de piedra que fundamentalmenre em-


plean los Cayapas son el mortero y la piedra de moler.

El mortero es una piedra plana de 20 a 30 cm de an-


cho, de 30 a 60 cm de largo y de 13 a 15 cm de espesor. I-a
parte superior, se ahueca levemente picándola con un hacha
vieja u otra herramienta pesada de hierro. En la actualidad se
hacen pocos morteros de piedra y se usan más bien viejos
morteros que los Cayapas obtienen de las tolas, de la antigua
civilización que ocupaba el mismo territorio que ellos.

En la ilustración 62, 2 aparece un mortero Cayapa mo-


derno con la forma cóncava tÍpica en la parte superior, aun-
que está menos ahuecado que los viejos. A los lados y en un
extremo se deja un reborde para sujetar los alimentos que
son machacados, mientras que el otro extremo queda libre y
sirve para moler maÍz tierno.

Con el mortero, asÍ como con el bloque de mole¡ se


utiliza una piedra (il. 62, 2). Esta piedra es un guijarro de 13
a 18 cm de longitud ,7 ,5 a l0 de ancho , y de 5 a 7,5 cm de es-
pesor. A veces estos morteros se labran.

Estos utensilios se emplean sobre todo en la fabrica-


ción de la bala. Se colocan en el mortero de uno a seis pláta-
nos verdes cocinados, se rallan, machacan y por último se
martillean con la piedra en la mano derecha, recogiendo en el
centro del mortero, con la mano izquierda, aquellos trozos
que con los golpes se van a los lados. Con diez o quince gol-
pes, resulta una masa fina y pastosa, amarilla clara, que se pa-
rece a la masa de pan medio cocinada y es muy estimada por
los Cayapas y los negros. Las mujeres y las muchachas prepa-
Los Indios Cayapas del Ecuador 153

ran la bala para los hombres y los muchachos, y la sirven en


platos o sobre unas hojas llamadas ü'tya haki. Después se
preparan su bala y la comen directamente del mortero.

Cuando se ha terminado, se coloca la piedra en el piso,


y sobre ella el mortero boca abajo, par evitar que la chupen
los perros. Cuando se vuelva a necesitar, se limpiará con un
verde cocido, que se muele sobre toda la superficie. Este ver-
de limpiará los residuos de la molida anterior, tanto en el
mortero como en la piedra.

Los bordes del mortero resultan muy útiles cuando se


muele verde, ya que de esta manera no se escapa, mientras
que su ausencia en un extremo es ventajosa para moler maíz
tierno como ya se vio.

A veces también se muele en el mortero y la piedra la


pulpa de la fruta de un árbol, el ma'iñtcí que, mezclada con
carbón de balsa, da lugar a la pintura facial negra llamada
ma'lyú.

El único otro artilugio de piedra que utiliza el Cayapa


es el contrapeso que emplea en el buitrago y la atarraya. Son
guijarros de cinco o diez cm de largo y de 2,5 a 5 cm de di¿-
metro. Los llaman cúpú'ka, que es nombre general de ..pie-
dra". Estos guijarros se enrollan en la ü'tya haki (una hoja) y
se atan directamente al borde inferior de la red. A veces se les
practican canales y ranuras rudimentarias para no desatarse
de la red, si su forma no garantiza una buena sujeción.

Por último también se utilizan para el tratamiento de


enfermos ciertas piedras negras y lisas.
t51 S. A. Barrett

Utensillos de calabaza

Los Cayapas comenzaron a utilizar la calabaza, cuando


se mudaron a su actual posición en la costa, ya que en la Sie-
rra, no crecen los árboles de los que se obtienen estos frutos.
Ahora, fabrican con calabazas muchos utensilios que ante-
riormente eran hechos mediante alf.areria. La calabaza que
ellos cultivan dicen que proviene de Colombia, pero hay otra
especie nativa algo más pequeña. Los Indios Bravos, según
los propios Cayapas, ya empleaban la calabaza nativa, y ela-
boraban recipientes similares a los que se emplean en la ac-
tualidad.

Hay entonces dos tipos diferentes de calabazas: una es-


férica (wa'iyú) y otra elipsoidal (cu'lya). Esros fruros crecen
hasta el tamaño de la cabeza de un hombre, o incluso mayo-
res, y un solo árbol, produce un gran número de ellas a Io lar-
go de un año.

La calabaza se corta siempre verde, pero su mejor mo-


mento es justo cuando comienza a madurar, ya que si se deja
madurar completamente serÍa demasiado dura para usarla.
Normalmente se aprovecha más la esférica ya que, de la elip-
soidal sólo fabrican cucharas (seis u ocho de una sola calaba-
za). A veces se corta una cu'lya pequeña en dos mitades, que
se usan como platos semiesféricos: el mate.
De una calabaza esférica se pueden obrener siere tipos
de utensilios:

- la calabaza de agua (para almacenar agua).


- la calabaza de adorno.
- la de llevar los tacos de algodón, para la cerbatana.
- mate.
- cedazo.
Los lüíos Cayopas delEcuador 155

- cucharón.
- esPumadera.

Los tres primeros se hacen con la fruta entera, mientras


que los cuatro últimos, se fabrican con la mitad de ella.

l-as calabazas enteras, esféricas, se muestran en la ilus-


tración 63 y 65, se llaman wa'iyü y se usan para transportar y
almacenar el agua. Son frutos grandes, con un pequeño orifi
cio cerca del tallo por el que se llena o vacía. Tiene 30 cm o
más de diámetro, y cada mujer o muchacha de la casa tiene al
menos dos, que mantienen llenos con agua cerca del fogón.
l-as niñas también aprenden desde pequeñas a llevar su pe-
queña calabaza para ayudar en la cocina. l-as calabazas pe-
queñas también sirven para almacenar baratijas, como anzue-
los y hay todavía otras más pequeñas, llamadas le'meta, en
las que se guarda el achiote rojo y amarillo con los que harán
las pinturas para la cara.

Si se recogen aún verdes las calabazas, la fruta se en-


cuentra llena de una masa de semilla blanca, dura y de pulpa,
que ha de sacarse con cuidado sobre todo de las esféricas de
agua, porque tienen la abertura muy pequeña. Hay que ir gol-
peando la cáscara suavemente con un machete, o algo Puntia-
gudo, se va astillando y se consigue la abertura. Generalmen-
te se hace cerca del tallo y sus dimensiones dependen del ta-
maño de la calabaza, aunque no suelen superar los 4 cm.
Luego, con una herramienta larga, que se llama wai-be'rú o
wci-bet, (que proviene de wa'iyü, que significa caLabaza, y
be'ru, gancho), se van sacando semillas y pulpa. Esta herra-
mienta, tiene un extremo en forma de cincel, y el otro con
una cáscara de coco, en forma de azada (il. 117, 1).
156 S. A.Bonett

Con el extremo similar al cincel, se va desmenuzando


la pulpa, añadiendo agua de vez en cuando y luego, con el
otro extremo, se raspan las paredes, hasta que quede el fruto
vacío, limpio y liso. Este trabajo se suele llevar a cabo en una
canoa en el rÍo donde el agua es abundante. Luego se deja se-
car afuera, colgándola de una estaca, boca abajo hasta que se
seque del todo. Con el sol, la superficie externa de la calaba-
za, de verde claro pasa a ser marrón oscuro.

Estas calabazas se adornan a menudo con líneas o figu-


ras como las que aparecen en la ilustración 86. Se graban con
la punta del machete o con un cuchillo, de manera que al cu-
rarse quedan blancas sobre el fondo marrón de la calabaza
puesto que sólo la suave piel externa se vuelve café. Tras va-
rios dÍas secándose (hay que tener cuidado de retirarla cuan-
do llueve), la calabaza está lista para usar, pero, como nor-
malmente hay varias de estas piezas en la casa, se guarda para
que cure más y se haga más resistente. Se le mete algún palito
cruzado al que se ata una cuerda de piquigua, y se cuelga de
alguna viga de la vivienda, con la abertura cubierta con un
pedazo de hoja blanca o de hoja u'tya hakipara evitar que
entren las cucarachas. Suelen verse en las casas. verdaderos
racimos de calabazas colgadas.

Otro de los típicos utensilios de calabaza es el mate


(cu'lya). Se trata de media calabaza, que suele ser esférica, pe-
ro a veces se utiliza la elipsoidal. En la figura 13, se puede
apreciar un mate, que se apoya en un aro tejido, para mante-
nerlo erguido, utilizado sobre todo en las fiestas. Como se
puede ver, lleva incisiones alrededor del borde y en sus lados.

Si se corta la fruta en dos a través del tallo. de una cala-


baza, se pueden fabricar dos mates. El corte se hace con un
machete viejo que se convierte en sierra rudimentaria gol-
Los Indios Cayapas ilelEcuailor t57

Fig. 13. Mate sobre un anillo de cestería.


peando su filo con otro machete cada 3 mm aproximadamen-
te. Con esta herramienta se corta cuidadosamente la calabaza
por una línea marcada por un cordel firmemente atado a la
fruta. Una vez partida, es sencillo extraer la pulpa con la pun-
ta del machete o un cuchillo para luego, raspar suavemente
con una concha de almeja. Incluso el secado es más sencillo,
pues hay más superficie expuesta al aire.

El mate tiene muchísimas aplicaciones: sacar lÍquidos,


servir comidas, etc. Si se mantienen secos pueden durar inde-
finidamente, pero si se dejan con liquidos,la calabazala ab-
sorbe y termina por pudrirse. A pesar de la fineza de la corte-
za (de 1,5 a 3 mm), los mates soportan mucha presión como
por ejemplo los mates que se emplean para achicar canoas.
Como las canoas están expuestas a las lluvias nocturnas, to-
das las mañanas algún miembro de la familia va a achicar el
agua de todas ellas, ya sean de la propia familia como de al-
gún visitante.
158 S. A. Banett

Los mates presentan varias ventajas frente a las ollas de


barro u otro recipiente pesado: son más duraderas, ligeras y
fáciles de fabricar y además su poco peso facilita los viajes en
canoa cuando es importante aliviar la carga, y por si fuera po-
co, no se hunden. Si hay que pasarse algún objeto o alimento
en la canoa y que la carga impide pasar de la proa a la popa,
se suele colocar en un mate y puesto en el agua, se recoge en
la parte posterior de la embarcación al pasar por la popa.
También se suele utilizar las hojas de los remos largos para
acercarse pequeúos objetos, como cuchillos, lo que sería im-
posible con objetos redondos llenos de lÍquido.

El mate umbién es usado como gorro para las mujeres


junto con una tela ligera negra, o un pañuelo doble de banda-
na, que pasa por la cabeza y cae sobre los hombros y la espal-
da, protegiendo del sol. l-a gorra también se decora, y sólo se
utiliza como tal para beber, en ocasiones excepcionales como
los viajes. las mujeres llevan también unos mates especiales
en viajes largos que emplean para orinar.

Si se hacen dos perforaciones en puntos opuestos de


un mate hemisférico, y se ata a un mango largo, se obtiene un
cucharón como los que se emplean en la destilación del
aguardiente. Se llaman sumb-u y üikala pi culnúnt-sü-mf, que
aparecen en las ilustraciones 63 y 65.

También se puede perforar el fondo de un mate y adap-


tarlo como cedazo o espumadera; recibe el nombre de cÍ'cul-
ya, y se emplea en la fabricación de puré de maíz tierno o en
la colada de maduro. Si se ata a un mango largo sirve para re-
tirar la espuma que se produce al hervir el jugo de caña antes
de fermentar.
I-os lndios Cayapas del Ecuador t59

Ilust.86. Dibujos en utensillos de calabaza.


160 S. A. Banett

0 /\
\H
\._r/
t0

uurt. s;'. Alfareria.


Los Indios Cayapas del EcuaÁor l6r

Los cucharones (ci'fi kútcada, del español "cuchara")


se hacen cortando secciones estrechas de las calabazas elip-
soidales con el machete sierra con el que se cortan los mates.
De una calabaza pueden salir seis u ocho cucharones de una
longitud desde 7,5 o l0 cm hasta 40 cm. Los más grandes se
emplean para cocinar, y, los pequeños, para comer, aunque
cada vez se emplean más las de hierro. I¡s cucharas también
se suelen adornar como los demás utensilios de calabaza.

Alfarería

Los recipientes de barro que hacen los indios Cayapas,


son pesados, toscos y suelen ir sin decorar. Solo a veces se
imprimen lÍneas o puntos en el borde o en la proyección, pe-
ro nunca se usa ni pintura ni baño alguno. El nombre genéri-
co para la alfarería es pia'ma o o"ra'ma.

Hay diez formas de ollas en toral, de las que los Caya-


pas usan comúnmente. Todas ellas se recogen en la ilustra-
ción 87:

I. Un plato, llamado tó'palaró (número 4)

2. Una olla algo más profunda, para cocinar (número I-


3). Suelen ser de lados rectos, y el borde sin reborde.

3. Una olla, con base más o menos hemisférica, una pro-


yección saliente, y un reborde redondo curvado hacia
fuera (número 6).

1. Una pequeña de fondo plano (número 5), parecida a


un cono truncado invertido, con reborde más o menos
pronunciado.
t62 S. A. Banett

5. Olla de forma esférica con un amplio cuello, y un bor-


de curvo hacia afuera (número 8).

6. Una olla grande para almacenar (número l1). Tiene un


nombre propio: bú'lúm bÍama, con fondo oval, los la-
dos cónicos y borde curvo hacia fuera y cuello estre-
cho.

7. Un gran caldero que forma parte del alambique (núme-


ro 7).

8. lá cámara de condensación (número l0), sin fondo,


usado para destilación del aguardiente.

Las figuras con números I, 2 y 6 no tienen nombre es-


pecial, a las 5, 7 y 8, se las llama kanda'ro

Todavía se puede hablar de una novena forma que en


sÍ, es el resultado de la fractura de cualquiera de las otras
(número l2). Se coloca sobre fuego, y asi se construye ulur
chimenea que concentra el humo y el calor. Sobre ella se sue-
le colocar el pescado sobre palos, para ahumarlo.

Por último, la número 9, sería una olla con 2 salientes,


que se usa para hacer chocolate.

I-a arcilla, llamada tú o tó, para hacer las ollas, es de


color café amarillento, y se extrae de las orillas de algunos es-
teros. Se recoge en cantidades considerables, se lleva a casa
en las canoas, y allí se le retiran las piedras, palitos u otras
impurezas. Luego se envuelve en hojas y se deja en algún lu-
gai ala sombra, hasta que se necesite, humedeciéndola de
lr"r .. cuando. Para conseguir firmeza, se mezcla a la arcilla,
una tierra arenosa, azulada llamada lu'c tü, que literalmente
H
(t
Iq)
o
q

6
o
A

q,
F

(!
{,
6

o
o
6
I
I

U
q

(.)

U
@
Los Indios Cayapas del Ecuador r63

significa "arcilla o tierra azLrl", que también hay que ir a bus-


car al río.

Para hacer las ollas, las mujeres toman una cantidad de


arcilla limpia, se le retiran por segunda vez los objetos extra-
ños que hayan podido quedar, y si es necesario se le añade
más agua. Cuando tiene la consistencia adecuada, se amasa
con ella un poco de la arena azulada en proporción de uno a
diez. A este mateúal se le llama tú ya'ndü. Si la cantidad de
arcilla es pequeña, se amasa con las manos, pero para porcio-
nes mayores, (como para hacer una olla profunda), se mezcla
en una bandeja de madera como la de la ilusrración 62, 4.
Luego se van tomando trozos de los bordes de la masa y se
lanzan violentamente sobre ella. Finalmente se cuece una pe-
queña olla, como prueba, en el fogón de la casa.

Para hacer un objeto pequeño en forma de plato, de


unos l0 cm de diámetro, se forma una esfera lisa con las ma-
nos. Luego se clava el pulgar en el centro, y la bola de arcilla
es girada para hacer la cavidad. La depresión se va ensan-
chando gradualmente hasta formar el fondo y los lados, con
un espesor semejante. Si el recipiente es muy pequeño, el tra-
bajo se hace por completo en la palma de la mano izquierda,
pero para trabajos mayores, se utiliza una tabla de 25 a 30 cm
por 38 a 46 cm (il. 88) o cualquier otro objeto plano para po-
der virar la olla con facilidad. A veces, esta base de madera es
muy elaborada, como la que vimos en la ilustración 83, I,
que se asemeja a una banca aunque los Cayapas aseguran que
nunca fue utilizada como tal.

Una vez hecho el fondo y la pared, se va perfilando el


borde con el pulgar en el interior, la exrremidad del Índice
encima y la yema del medio en el exterior del borde con los
que se va uniformando a medida que se gira. Si hay algún tra-
t64 S. A. Barrett

mo en el que el espesor es menor que el deseado, se parchea


con un trozo de arcilla modelada y alisada como el resto, y si
es de mayor espesor se retira parte de ella con un pellizco, y
se alisa también. El reborde se termina de modelar con Ia su-
perficie interna de un trozo pequeño de cáscara de plátano
verde o de guineo. Siempre quedan asPerezas en este momen-
to del trabajo, en las paredes internas y externas que se elimi-
nan con pequeños instrumentos (llamados tdmbflya'mba)
hechos de trozos de platos o de cucharas de calabaza cuyos
filos se uniformizan con una piedra. Pulida y perfilada la olla,
se deja a la sombra para secar y endurecer antes de cocerla.
Este secado que para objetos pequeños y finos no dura más
que algunos días, no puede ser hecho bruscamente, pues lue-
go se rajarÍa por una posible contracción del material.

Si se desea una olla más grande, primero se hace la ba-


se con un pegote de masa de arcilla según Io explicado arriba,
pero no se alisa el reborde tan cuidadosamente. Se deja secar
parcialmente, y luego se continúa construyendo mediante el
"enrollado" que consiste en ir añadiendo a la base, rollos de
arcilla hasta conseguir el tamaño deseado.

En la ilustración 88, se ve en primer plano, una base de


una olla inacabada de tamaño mediano sobre una tabla que
permite al alfarero girarla sin deformarla. El tiempo de secado
de la base depende de su tamaño y grosor, y ha de poder so-
portar el peso del primer rollo sobre su reborde. Para ollas de
15 a 20 cm de diámetro bastan dos o tres dÍas para secar pero
una olla más grande y por lo tanto más pesada necesitará más
tiempo. Se van fabricando con las palmas de las manos, rollos
de arcilla de un grosor que varÍa de I a 2 cm según la olla.
Con la yema del dedo índice se hace un surco en el rollo, lue-
go se coloca el surco hacia abajo sobre el borde de la base
quitando lo que sobre en el punto de unión. Se alisan los bor-
q

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Ilust. 91. Cepillos y atados de cuerdas
Los Indíos Cayaoas del Ecuador 165

des para que queden del mismo grosor que la base. Hay que
dejar secar este rollo hasta que se coloque el siguiente cuando
se fabrica una olla honda.

Este método se emplea para ollas pequeñas y media-


nas. Para hacer el fondo de una olla grande profunda, se cu-
bre una olla vieja u otro objeto de tamaño similar deseado,
con hojas delgadas o un trozo de tela, para que no se adhiera
la arcilla. Luego se labrica una porción de arcilla de forma de
disco grueso y se coloca sobre el molde, golpeándolo suave-
mente hasta que lo cubra de manera uniforme. Se deja secar
en el molde ya que no podrÍa soporrar el peso por sí solo. En
Ia ilustración BB, se ve la arcilla fresca sobre el fondo de una
olla grande cubierra de una tela negra que aparece debajo de
la arcilla. Unavez seca, se retira del molde, se perfilan las pa-
redes y los bordes y se le siguen añadiendo rollos, con el pro-
cedimiento que ya hemos descrito antes.

Los recipienres de barro más grandes que elaboran los


Cayapas son las ollas para almacenar (il. 87, 11) sobre todo
para el jugo de caña, que suelen tener hasta 90 cm de diáme-
tro y de altura. Estas fuentes son muy apreciadas siendo de
difÍcil fabricación puesro que es normal que las uniones d.e
los estrechos rollos sean defectuosas. También es difÍcir oue
toda la arcilla empleada renga una consistencia similar, asÍ
como que durante el secado no se agriete, pero sin duda, el
paso más difícil es la cocción. El 90oó de las ollas que son
bien elaboradas y secadas, se agrietan durante esta fase. Lo
que no presenra dificultad es la elaboración de los objetos pe-
queños y medianos.

Normalmente, no se decoran estas piezas de cerámica,


pero de hacerlo, sólo llevan puntos o lÍneas en el reborde o
en el saliente a modo de incisiones, cuando el objeto está par-
166 S. A. Barrett

cialmente seco. Estos adornos se hacen con los mismos ins-


trumentos con los que se alisaban las superficies, en el caso
de las líneas. Los puntos se graban con las conchas de un pe-
queño molusco bivalvo. Suelen dibujar lÍneas paralelas, en
posición vertical u oblicua, combinando a veces el zigzag'

Cuando la olla está seca y dura se alisa de nuevo su su-


perficie y a veces se pule con una gran nuez en forma de dis-
co, llamada múlümbü múñge'nú, que es nativa de la región'
Esta misma nuez se usa Para fabricar tromPos, y también pa-
ra agarraderas giratorias' Se puede ver una de estas nueces en
la ilustración 85, I y 4. Para alisar las cerámicas, se moja con
saliva el filo de la nuez y se frota sobre la vasija, alisándola e
impermeabilizando los poros. No se utiliza pintura ni barniz.

Ahora ya están listas para la cocción' Se llevan a un lu-


gar abierto cárca de casa, se colocan una dentro de la otra o
iobre el suelo, de manera que a su alrededor' se prePara un
horno con leña. Con el carbón de la casa se enciende la ma-
dera y se va vigilando el fuego añadiendo leña según se nece-
sita. Én h ilustración 89, aparece uno de estos hornos cuan-
do se acaba de encender. La cocción suele durar de veinte mi-
nutos a una hora, según el tamaño de las ollas y la cantidad
de madera que se use. Cuando se va apagando el fuego, se de-
jan las ollas ya cocidas como en la ilustración 90' Se saca la
cerámica con un palo cuando está todavÍa caliente' y se prue-
ba golpeándola suavemenre para detectar alguna posible grie-
ta.li est¿n muy rajadas' se desechan, Pero si sólo presentan
algunas grietas, se comPonen con brea, sobre todo las ollas
grandes.

En las ollas recién cocidas, se vierte algo de colada de


plátano maduro (ma'la) y se Pone en rescoldo, donde se coci-
na la colada. l-a colada ráll"n" los poros de la olla volviéndola
I-os lndios Cayapas del Ecuador r67

prácticamente impermeable. Si no es posible poner la colada


a cocer, se frota meticulosamente el interior de las ollas con
plátano verde para conseguir el mismo propósito, pero no se
obtiene tanta calidad.

Este proceso de rellenar los poros con plátano, se hace


con todas las ollas, pero a las que se destinan para fermentar
el jugo de caña, o para almacenar lÍquidos más que para colo-
carlas en el fuego, se les aplica una capa de brea tanto por
fuera como por dentro. Sería inútil aplicar brea a los recipien-
tes que se colocan en el fuego pues con el calor se derretirÍa y
se inflamarÍa. Además sólo es necesario impermeabilizar
aquellas ollas que van a almacenar líquidos durante bastante
tiempo sin que pase la humedad.

l¡ arcilla también se emplea en los pesos de cañas de


pescar (weng6tca'li). Suelen ser cilÍndricos o globulares, lle-
van perforaciones en el centro, y se cuecen de igual manera
que las ollas (figura 9).

Producción textil

Con la variedad de materia prima nativa de la región,


los cayapas elaboran gran cantidad de artículos: varios ripos
de cesteria, 3 tipos de redes y un tipo de abanicos, esteras y
tela.

El trabajo más fino de rodos es el hecho en rela de al-


godón y lana, que además va decorado como los abanicos, es-
teras y algunos canastos. Se trata de conjugar distintas formas
geométricas, con los tipos de corteza de 5 plantas. Como es-
tas tiras tienen distintos colores en sus dos superficies, se van
contrastando sin necesidad de orro ripo de coloración. Es por
168 S. A. Banett

esto que el número de diseños es limitado como se subraya


en el estudio hecho por Max Schmidtr6.

Cestería

l¿ cestería cayap se puede clasificar según la materia


prima que se emplee, la técnica o según sus formas y usos. La
división en base a los materiales empleados es la que utilizan
los mismos Cayapas.

a) Materiales

Piquigua: te'tcüa (raíz de una planta aérea); te'tcüm


pickalyT (canasto hecho de te'tcúa).
Rampira: pi-tcúa (una especie de palma); pi'tcúm
pickalyT (canasto hecho en rampira).
Hoja blanca: fi'ba hakl fí'bañ pickalyi (canasto hecho
de hoja blanca)
Hoja negra: é'lún pickalyi (canasto hecho de hoja ne-
gra).
Chocolatilla: tcókóla'te; tcókóla-te pickalyf (canasto he-
cho de chocolatilla).
Crinande: viñga'tci viñga- pickalyl (canasto hecho
de crinande).
Hoja de chapil: küla'haki díc-púnúntsú -mi küla'pickalyrl
kúla'pó pickalyi (canasto hecho de hoja de
chapil).

En esta primera clasificación, sólo se tiene en cuenta el


material que se emplea. La palabra pickalyi será el rérmino
general para designar cualquier tipo de canasto, menos la ca-
nasta de cargay la canasta de cuévano.
Los Inilíos Cayapas del Ecuador 169

Los siete materiales que se señalan en la clasificación,


podrÍamos agruparlos en tres:

- la piquigua; se emplea para fabricar las cesras que re-


quieren nrás resistencia (il. 92,I,3,4 6-8; il. 93, I, 3,
4,y I2).
- la corteza de las cinco especies de plantas autóctonas
(rampira, hoja blanca, hoja negra, chocolatilla y cri-
nande); empleadas en la elaboración de objetos más li
geros y menos duraderos, de forma cuadrada (11. 93, Z,
5, 6, l0 y tl);y los pequeños cesros para baratijas (del
15-17). También se urilizan, sobre todo la rampira, pa_
ra hacer canastos de otras formas, poco resisterrt", (il.
93,7-9). Este último material se uriliza mucho en la fa-
bricación de abanicos y esteras.
- fa
hoja de chapil, también llamada ,,milpeso,'. De ella se
fabrican dos clases de cestas: una cónica y otra cuad.ra_
da (il. 92,2,5). Estas cestas se secan y se hacen que-
bradizas, después de un día o dos, aunque verdes son
muy flexibles. El cesto cónico se emplea para fines ce_
remoniales y cotidianos.

El más importante de todos los materiales, es la piqui_


gua. Se de una planta aérea que crece en las partes supe_
-trata
riores de los árboles y cuyas delgadas raÍces llegan hasta el
suelo. Esta planta es tan usada por los indÍgenas, y también
blancos y negros, que ya empieza a escasear en el curso infe_
rior y orillas del úo Cayapa. Cuando se encuentra es muy lá_
cil recogerla, ya que sólo hay que tirar de sus ,aí.es, obte_
niendo asÍ riras de hasta 30 m.

La piquigua no sólo se utiliza en cesterÍa, sino en todos


los casos en los que se necesite un material fuerte para atar o
asegurar: uniones en la estructura de las viviendas (figuras 2-
r70 S. A. Banett

5), asegurar las techumbres de hoja palma (il. 7), amarrar ca-
noas, atar animales, etc. De hecho, reemplaza nuestras cuer-
das y cordeles. La fibra de piquigua es prácticamente indes-
tructible con la humedad, y hasta se puede conservar mojada
durante cierto tiempo. Fuera del agua dura años a pesar del
clima tan húmedo de la zona. Prueba de ésto son las ataduras
de las estructuras de muchas viviendas Cayapas que se vie-
nen utilizando desde hace diez o quince años.

Cuando se cortan las raíces, se forman grandes rollos


(il. 91,4) y se conservan en un lugar seco hasta que se necesi-
ten. Para recobrar su flexibilidad, basta con dejarlas sumergi-
das en el río durante la noche.

Normalmente se hacen tiras o bandas de esta raíz para


elaborar los canastos, pero hay también un par de modelos en
los que se emplean Pequeñas
raÍces directamente. Por lo ge-
neral, el primer Paso en el trata-
miento de la piquigua, consiste
en quitar la corteza de la raí2, Y
es relativamente fácil seParar
una tira uniformemente, Y de
longitud similar a la raí2. Se to-
ma un extremo de la raí2, Y con
un machete o un cuchillo, se di-
vide en las tiras que se Puedan
sacar. Luego, sujetando con la
mano izquierda a unos quince
cm de la zona cortada, se van ja-
lando con cuidado con la mano
derecha, que las sePara unifor-
memente al ejercer Presión con Fig. 14. Pigrrigua PreParada
para la cesteria.
ellas sobre el pulgar o los dedos
Ilust. 92. Canastas de piquigua y chapil
ffi

' :,t&
,#:ffi
'F*'¿'""':
Los Indios Coyopu delEcuador l7r

de la mano izquierda (figura I'1). Se repite el proceso hasta el


final de la raiz.

De una raiz, se pueden obtener hasta seis tiras a las que


habrá que ir quitando cualquier posible asperez , raspando o
rebajando, con un cuchillo u objeto afilado colocado vertical-
mente sobre el que se pasa la tira que se va moviendo tirando
de ella y pasándola por el talón o la rodilla. l¿ anchura de las
tiras, depende de la parte de la raíz de la que se saquen, aun-
que en realidad no hay muchas diferencias a lo largo de la
raÍ2. Sólo se elaboran tiras de igual ancho para cestería de ca-
lidad.

Hay también otras plantas parásitas que desarrollan


raíces aéreas de las que se fabrican cestos temporales al no es-
tar disponible la piquigua.

La rampira, utilizada para canastos, proviene de una


palma de hoja en abanico. De la corteza de su peciolo, salen
tiras desde 3 mm a I,3 cm de espesor y de 9l cm a 3 m y me-
dio de longitud. Para sacar la corLeza, se corta la circunferen-
cia del extremo del tallo con un instrumento afilado en el nú-
mero de segmentos necesario en función del ancho deseado
de las tiras. Se suelen sacar las tiras de varios tallos a Ia vez,
tiras que se separan al halarlas una por una con los dedos.
Para eliminar la parte carnosa interna de la corteza se agarran
entre el primero y el segundo dedo del pie un cierto número
de tiras (unas veinte) de tal manera que el otro extremo del
manojo llegue a la altura del torso. Se cogen tiras una a una y
su parte carnosa se corta transversalmente a unos 5 cm del
extremo para después separarle la corteza. Ya sólo queda em-
parejar las tiras, o sea, igualar sus anchuras, separándolas lo
que es relativamente sencillo, ya que su estructura, como la
de la piquigua, lo facilita y no hace necesario cortarlas.
172 S. A. Borrett

La rampira se emplea sobre todo para canastos que no


requieran gran robustez o durabilidad (il. 93,7-9). También
se fabrican con ella abanicos y esteras.

El siguiente material en importancia es la hoja blanca


(en cayapa fi'ba hakf= hoja blanca). La hoja de esta planta es
parecida a la del banano, en forma de pluma, con un peciolo
largo, redondo, delgado y bastante duro. Su nombre proviene
del hecho de que la parte posterior de la hoja Presenta una
pelusilla de color blanco. Las tiras se obtienen del peciolo, si-
guiendo el mismo procedimiento que con la rampira, pero
antes de dividir la corteza, se raspa. Con este raspado, se qui-
ta una capa verde clara y deja una corteza interior de color
crema que es dura y resistente a pesar de su fineza. Con estas
fibras se suelen hacer los cuévanos para las baratijas (figura
I5-I7) y abanicos finos, pero, por ser mucho menos duradera
que la rampira y mucho más fina no sirve Para canastos gran-
des y esteras. Sus hojas se utilizan sobre todo, como cubierta
para los cargamentos en los viajes en canoa puesto que son
mucho más duras que otras hojas y conducen el agua lejos de
la carga. Hasta sirven para reparar goteras, aunque no se utili-
zanpara cubrir completamente una casa perrnanente.

La hoja blanca es el único material de cestería que se


tiñe. Para ello se utiliza el achiote rojo (el mismo que utiliza
para las pinturas faciales). Este colorante, se aplica en la cor-
teza blanca después de rasparla y antes de pelarla. Con estas
tiras coloreadas, se elaboran los dibujos geométricos de los
pequeños cestos y abanicos.

l-a chocolatilla (de color café), lahoja negra y la crinan'


de, son otros tres tipos de plantas de las que se obtienen tam-
bi¿n fibras para pequenos canastos. Se obtienen y manipulan
igual que la hoja blanca, pero ninguna de ellas se colorea.
Los Inilíos Cayapas ilelEcuailor 173

tl

Ilust. 94. Técnicas de cesteúa.


t74 S. A. Barrett

Por último, Ia hoja de una especie grande de palma,


llamada chapil, se usa también aunque más raramente para
cestería. Con ella se fabrican cestas provisionales, cuando,
por algún motivo, en algún viaje se necesita rápidamente pa-
ra transportar una c rga a casa (il. 92, 2 o 5). Los canastos
hechos con chapil, nunca se guardan pues tan Pronto como
secan las hojas, son quebradizas y totalmente inútiles.

b)T¿cnicas

Desde el punto de vista de la técnica, la cesterÍa cay^Pa


puede ser dividida en tres grupos, según el número de ele-
mentos que se emplean.

* 2 elementos:

- mimbre: kútse'ka (il. 92, 1,7;92, 1,93, 4, 12;91,7;


95, l,2,5)

- tejido cruzado: kapé'a, yé'i o ya'iyi (il. 93,2,5, 6, B,


I0, lI; 94,l-6;95,3,7)
* 3 elementos:

- ka'pü (il. 9'+, 6,8, 12)

- tcT'nde (il. 94, Il;95,4,8, I0, 12 - 14)


- dó (il. 95, 6, 16)

* 4 elementos:

- ba'ndilas (il. 92, 3;94, I0;95,9, l1)


Además de estas técnicas, que pueden ser consideradas
I-os Indios Cayapas ilel Ecuailor t75

como las básicas, hay otras dos que se emplean con hojas de
palma (il. 92, 2 y 5): el trabajo de ajedrezado y el trabajo de
"medio nudo".

No se emplea ni la técnica del trenzado ni la del enro-


llado, y en realidad, la récnica del ajedrezado, (il. 95, 2) no es
muy común sino casi exclusiva, reservada para el fondo de
un tipo de cesto de forma de botella (93,3 y 95,2). En esre
cesto, se usan varias tiras que conforman un solo elemento
ancho y se trata más bien de mimbrerÍa en la cual se usan va-
rias tiras en lugar de una. En ciertos ejemplares de este cesto
el resultado recuerda aún más al tablero de ajedrez pues se
pasan los elementos compuestos por debajo y por encima en-
tre si varias veces. Este procedimiento sólo se utiliza en el ini-
cio de la elaboración de este tipo de cesto.

Además de la cesterÍa, la récnica del tejido cruzado se


emplea en esteras y abanicos y la del mimbre, para bandas de
cargay en las asas de los abanicos.

A continuación iremos detallando cada técnica por se-


parado.

* Tejido en mimbre

El tejido en mimbre, es el más sencillo de todos, con-


siste en ir pasando un elemento activo (trama) por encima y
por debajo de un elemento pasivo (urdimbre). Sólo se utiliza
esta técnica para trabajar la piquigua, y se elabora cinco tipos
de objetos de cesterÍa: un canasto de carga, otro rectangulár y
poco profundo, otro en forma de botella para el cebo, el esfé-
rico para transportar frutas y otros usos domésticos, y por úl-
timo, un largo cesto tubular, empleado sobre todo para guar-
dar los husos.
176 S. A. Banett

rffi.s
iwffi
gffi€
llust. 95. Técnicas de cesterÍa.
l-os Inilios Cayapas del Ecuailor 177

Modelos de estos cestos aparecen en la ilustración 92,


4 y 7 (canastos de carga) y en Ia ilustración 93, I, 3,4 y L2
respectivamente (los otros tipos).

Normalmente el tejido en mimbre queda bastante tupi


do, aunque hay también dos tipos de cestos más abiertos para
que el agua pase por ellos, pues se utilizan para guardar los
camarones de rÍo, que se conservan en agua hasta ser cocina-
dos. Estos cestos, más abiertos, son similares al de Ia ilustra-
ción 93, 4. Uno de ellos tiene el tejido abierto sólo en el fondo
y el otro por todos los lados. En la ilustración 94, 8, se ve un
detalle de un trozo de este tipo de cesto próximo al borde.

Para conseguir este entramado abierto, lo que se hace


es separar los elementos y dejar asÍ mallas, de las dimensio-
nes que se desee. Para los que sólo tienen el fondo abierto, se
suele tejer quitando la trama larga que se usa para los codos
de canastos compactos, y dejando la trama corta del fondo,
que doblada formará los lados.

Es digna de mención, la técnica que se emplea para los


fondos rectangulares compactos (il. 95, l). Primero se colo-
can varias tiras paralelas de urdimbre. Después se le pasa por
encima y por debajo de manera alternada, un elemento muy
largo de la trama. Luego se coloca otra trama, mucho más
corta, en paralelo con la primera, pero pasando por encima
del urdimbre donde la trama larga pasa por debajo, en senti-
do inverso. Donde se cruzan la segunda trama y la última tira
de urdimbre se dobla la primera trama hacia atrás y se lleva
cruzando la urdimbre de forma inversa a la segunda tira, pero
igual que la primera. Los dos extremos del elemento corto, se
enderezarán para formar los lados del cesto. Después de ha-
ber hecho ya estos tres recorridos se necesita una cuarta tira,
esfa vez corta, que se manipula como la segunda. Este proce-
r78 S. A. Barrett

Ilust. 96. Partes del parrón de la técnica de tejido cruzado.


Los Indios Cayapas del Ecuador 179
r80 S. A. Barrett

so se repite una v otra vez quedando la trama larga, que I'a i'
viene a lo Iargo del fondo del cesto, y las cortas con las que se
harán los lados. Las dimensiones, dependerán del tamaño del
cesto deseado. El rectángulo, de todas maneras, quedará más
largo en la dirección en ia que corre la tira continua de la tra-
lna.

La naturaleza de esLa técnica hace que los espacios en-


tre los elementos de la urdimbre en los lados anchos de la ca-
nasta, sean mayores que en los lados pequeños. Por esto sólo
se empiea la trama larga pues si se entrecr\zaran sólo las cor-
tas, con sus extremidades que se doblan hacia arriba para for-
mar el urdimbre de los lados pequeños, habría demasiados
elementos de urdimbre, lo que no serÍa práctico' Gracias al
uso de la trama continua, el número de elementos de urdim-
bre se reduce a la mitad y los espacios entre ellos son lo sufi-
cientemente grandes para que la trama de los lados del cesto
pase entre ellos con facilidad. De hecho, la trama de los lados
pequenos es mucho más densa que la de los lados anchos, a
pet"t d" que éstos sean mucho más largos. En los cestos ela-
borados con esta técnica, excepto en los que se usa el tejido
abierto para los lados y el fondo, los bordes se terminan co-
mo en la ilustración94,7, con una simple media vuelu de la
tira alrededor del urdimbre.

Para los cestos de carga, se emplea sobre todo el acaba-


do que aparece en la ilustración 92, 4. Estos cestos se hacen
sobre otro canasto de carga, que sirve de "molde". Al termi-
nar el cesto, cada tira de urdimbre, que queda hacia arriba, se
dobla hacia el interior o hacia el exterior para así volver a ba-
jar por donde había subido y quedar atrapada por la trama'
De esra manera. se forman una serie de grandes anillos que
reemplazarán la urdimbre sencilla por los que pasan las tiras
de trama necesanas para llegar ai borde. Entonces se pasan
Los Indios Cayapas delEcuador l8t

sin partir, de una a tres tiras de piquigua a rravés de ellos, y


alrededor de toda la abertura del cesto. A esta altura, los ani-
llos son grandes y se elevan sueltos sobre el tejido (il. 92, 4),
y los extremos de las tiras caen por los lados de Ia canasta. Al
jalar estos extremos, los anillos se contraen y la piquigua se
ajusta estrechamente sobre el borde tejido, dandole una aca-
bado uniforme y suave; sólo falta cortar las puntas que so-
bran de la urdimbre. La longitud de estas tiras, que vuelven
hacia abajo por los lados de la canasta, varÍa mucho y puede
llegar a ser de la mitad de la altura del cesro (i1.92,7). De to-
das maneras raramente es menor que el ancho de unas ocho
o diez tiras de trama, quedando un borde bastante firme.

Sólo se ha encontrado otro tipo de borde, en la cestería


de mimbre, que se muestra en la ilustración 94,8, y en un
cesto de malla muy abierta, hecho de rampira. En é1, los ele-
mentos que sobresalen de la urdimbre, se roman por pares y
se dobla cada par hacia dentro sobre una tira transversal que
se coloca a lo largo de su interior. Luego se pasan en diagonal
hacia abajo y hacia fuera por delante del próximo par y por
fin hacia dentro y atrás del próximo. A lo largo de la superfi-
cie externa, y frente a la tira horizontal, se pasa otra, y luego
se aseguran las dos con otras dos que van en espiral a lo largo
del borde, atando los pares de elementos de urdimbre.

El mimbre se usa casi exclusivamente para la cesterÍa.


Sin embargo también se emplea para las fajas frontales usadas
en las cintas de carga, que se hacen de piquigua o de fibra de
palma real, y en ocasiones, para tejer la cara exterior del
mango de los abanicos. En el primer caso, se usan tiras de pi-
quigua medianamente anchas (il. 103, l) o de cuarro a seis fi-
bras pequeñas y cilíndricas de palma real, lado a lado, y la
trama suele ser una sola fibra, (a veces dos) colocada como se
muestra en la ilustración 103 con el n"3. Es raro utilizar más
182 S. A. Barrctt

de dos tiras para esta trama. Normalmente los mangos de


abanicos se hácen con la misma técnica que sus hojas: el cru-
zado, pero también se pueden encontrar con mangos de
mimbre (il. I03, 5).

* Tejido cruzado

Esta es otra técnica que se emplea con dos elementos'


Se usa para elaborar cestos en forma de cuévano
(il' 93' 2' 5'
6, 10, ii), tubulares y largos, para los husos (il' 93' 8), este-
ras (il. 106, 1, 2), abanicos (il. IOa) y soportes redondos de
las calabazas (figura 13). En todos ellos, el material es la cor-
rcza de una palma de hoja en abanico llamada pambil' Tam-
bién se ha encontrado un cesto, en el que esta técnica se
combina con otro material. se trata de un canasto cilíndrico
de fondo cuadrado parecido en estructura al de la ilustración
92, 3, hecho de piquigua, del que un detalle de su lado y bor-
de se muestra en la ilustración 94, 6.

La manera de manipular los elementos en el tejido cru-


zado es muy variad a. Hay tres métodos principales:

I. Un elemento pasa sobre dos y por debajo de dos ele-


mentos que van en direcciones opuestas (il' 94' 3)'

2. El elemento pasa entre otros tres (il. 93' 6).

3. Un elemento pasa sobre siete y bajo uno (il' 93' 2' 5' 8'
Il; il. 94, 5).
Este último método se dice que lo introdujeron los in-
clÍgenas de Colombia, una prueba de ello es que los pocos
chtlos que viven en el territorio Cayapa lo usan mucho' Los
I.r,s Indios Cayapas ilel Ecuailor 183

otros dos métodos, más simples, han sido empleados por los
Cayapas desde hace mucho tiempo.

Si no hay diseño especial, como en la ilustración 93,


ll, o bien se desean diseños simples, como los no 6 y 10, de
la misma ilustración, y en los 2 y 3 de la ilustración 94, el
método no varía en todo el canasto. Pero para dibujos más
sofisticados pueden variar a gusto del artesano para conseguir
los colores y dibujos deseados. Decoraciones, con cambios de
método, aparecen en la ilustración 94, I y ,1. En esta última
figura, el diseño consiste en una fila horizontal de puntos, se-
guida de una hilera de cuadros unidos en las puntas opuestas
de tal manera que parecen una "rejilla", repitiéndose el es-
quema. Este diseño se utiliza tanto en elementos oscuros co-
mo en los claros, y la disposición no varÍa si no varÍa la direc-
ción, esto es, oblicuamente de izquierda a derecha o vicever-
sa. De esta manera la disposición de las tiras que van de dere-
cha a izquierda complementan las que van de izquierda a de-
recha, con el mismo orden en igual dirección, yav^yande de-
recha a izquierda o al revés. En el primer caso la secuencia es
sobre uno, bajo uno, sobre dos, bajo cuatro, y todo ello repe-
tido. Cuando los elementos van hacia abajo de izquierda a
derecha, el orden es sobre uno, bajo uno, sobre cuatro, bajo
dos.

En el cesto de la ilustración 94, I, la manipulación es


compleja ya que el diseño también lo es. En cada caso, el pa-
trón particular que se emplea, exige ciclos numéricos regula-
res. Los ciclos empleados en los diseños antes mencionados
aparecen en la ilustración 96, con las tiras hacia abajo, de de-
recha a izquierda para el primer ciclo y hacia abajo de iz-
quierda a derecha para el segundo. Si se observan por separa-
do parecen bastante similares y simples, pero si se superpo-
nen resulta el diseño complejo de la ilusrración 96, l. Los ca-
r84 S. A. Banett

Figs. 15. 16. Canasta hecha en tejido cnrzado.

y con patrones complicados, em-


yapas, en el tejido cruzado
plean cualquier ciclo numérico para producir el diseño de-
seado.

Para cambiar de secuencia en los elementos y por lo


tanto las lÍneas de dirección se emplean varias técnicas inte-
resantes. Para cambiar la dirección de una lí-
nea en un zig zag, utilizan ángulos rectos (il.
94, 6). Una vez alcanzado el vértice del en-
gulo, se desplaza hacia la derecha o la iz-
quierda el punto de apariencia del elemento
horizontal de la distancia de un elemento
vertical. AsÍ los elementos horizontales si-
guen pasando encima del número habitual
de tiras verticales, mirando la cara externa
de la canasta.
Fig. 17. Canasta
Sin embargo, en esre punto de cruce,
tt*,",:^l:jto'
cruzaoo'
las fibras verticales 'r0"., .r,-rr"das por las ho-
rizontales de tal manera que sólo queda un ancho en el pri-
Los Indios Cayapas del Ecuailot 185

mer elemento, tres en el siguiente y cinco en el tercero. Its


dos lÍneas divergentes de los verticales siguen después regu-
larmente sobre tres y bajo tres. Si se quiere que el tejido sea
sobre dos y bajo dos, el proceso es el mismo salvo que los nú-
meros impares para cambiar la dirección serán uno y tres en
vez de uno, tres y cinco.

Los detalles de los trabajos de cestería, se pueden ver


fácilmente en los canastos en forma de cuévano. Para empe-
zar un cesto de este tipo se colocan los elementos en ángulo
recto, unos sobre otros, en una superficie plana que suele ser
un trozo de corteza puesto sobre el piso o en el regazo del
que teje. Se ponen las tiras, con los lados oscuros hacia arriba
y se cruzan como si se tejieran. A esta altura, el tejedor puede
pasar una tira sobre tres tiras perpendiculares o sobre una so-
la que después pasa sobre la próxima, paralela a la primera.
De esta manera habrÍa una fila, la fila central, cuyos elemen-
tos pasan sobre sólo un elemento perpendicular. Luego se re-
cupera el ritmo de tres en tres o con menos frecuencia. de
dos en dos.

También en los cestos en que se emplea una técnica


más elaborada para los lados (sobre siete y bajo uno), se em-
plea el mismo método para fabricar los fondos. Este método
más complejo nunca se utiliza para los fondos, ni siquiera en-
tre los cholos.

Una vez que se han dispuesto los elementos para for_


mar el fondo, y que se han tejido algunas filas cenirales, se
controla minuciosamente todo y se decide el diseño a hacer.
Si se quiere intercalar las partes claras y las oscuras de las ti_
ras, se separan las tiras para poder virar el número de necesa_
rio. Muchas veces todas las tiras muestran el mismo lado. En
r86 S. A. Barrett

este caso el diseño depende de la técnica y del cambio de di-


rección.

Con el dibujo decidido, se van añadiendo los elemen-


tos que se necesiten según la dimensión del fondo o de la ta-
pa de la canasta. Al final resulta un área cuadrada tejida con
numerosos salientes de más o menos igual longitud. Ya no se
añadirán más elementos, de modo que las tiras han de esco-
gerse lo suficientemente largas para formar los lados. Nor-
malmente se hacen primero las dos bases ante que los lados,
siendo una de ellas un poquito más grande que la otra, pues
la de la mitad superior ha de encajar perfectamente con la in-
ferior. Se pasa una piquigua o una tira de rampira alrededor
de la base cuadrangular enlazando la esquina para marcar
exactamente las lÍneas a lo largo de las que se deben doblar
las tiras. Una vez marcadas las bases, se siguen tejiendo los
lados con las variaciones de diseño o técnica que se deseen.

Cuando se llega al borde, se coloca un trozo de cuerda


de pita alrededor del cesto, sobre la que se doblarán los ele-
mentos para formar el borde, y quedará como un hilo corre-
dizo que puede apretarse más o menos según se quiera. Ade-
más, esta sujeción previene de que se afloje el cesto y se des-
barate permitiendo ajustar la abertura a la otra mitad del ces-
to.

Como aparece en la ilustración 93, I0 y ll, todavÍa


quedarÍa, para completar el cesto, retirar las puntas. Con ellas
se sujeta el borde, y se suele hacer por alguno de los dos mé-
todos conocidos. El más común es el de cerrar el borde con
las puntas exteriores, cortando las interiores a ras del cesto en
el punto en que se salen de abajo del último elemento per-
pendicular por lo que la cara interna queda lisa. Se doblan las
tiras externas con un ángulo de 90o y se tejen de manera que
Los Indios Cayapos ilelEcuador t87

Ilust. 97. Acabado del borde en la técnica de tejido cruzado.

Ilust. 98. Acabado del borde en la técnica de tejido cruzado.


188 5. A. Barrett

queden bien sujetas. Lo más usual es doblar la tira hacia den-


rro y hacerla pasar detrás de dos elementos perpendiculares,
después delante de tres y finalmente detrás de tres, donde al
salir otra vez, se la corta (il. 97). En variantes de este método,
se pasa detrás de uno, encima de tres y detrás de tres (il. 98)
o en la secuencia uno, dos y dos (il. 99). Finalmente sólo
quedaría ajustar la abertura del canasto con el hilo corredizo
que se ata. Este hilo se ajustaría más tarde, de ser necesario.

El otro método para el acabado del borde, consiste en


doblar ambos elementos: exteriores e interiores. Se doblan y
se pasan por dentro en vez de sólo en la parte externa, que-
dando con un ángulo recto respecto a la dirección que lleva-
ban. Se tejen al mismo tiempo por una o dos filas hacia abajo,
y queda un borde de un grosor doble. Las puntas de los ele-
mentos interiores se cortan y las de los extremos se pasan so-
bre 5, 7 o 9 elementos, y se amarran asegurándolos al pasar-
los detrás de tres elementos perpendiculares en la pared del
canasto, cortando las puntas sobrantes. La superficie interna
del borde se ve en la ilustración 100. En este tipo de borde,
más grueso, se utilizan también un hilo corredizo, a pesar de
que el bo¡de es uniforme y más fuerte.

Para otro tipo de canastas, pero con la misma técnica,


el procedimiento a seguir es el mismo con las variaciones
provocadas por el cambio de forma. El borde que aparece en
la ilustración 94,6. constituye, sin embargo, una excepción,
asÍ como el propio cesto, diferente en forma y material. El
borde es similar al del no 8 de la misma ilustración que ya ha
sido descrito, cuando hablaba del tejido de mimbre. La dife-
rencia radica en los puntos que se doblan de tres en tres, en
vez de ir por pares, además, el elemento horizontal, se pasa
alrededor de la superficie interna en vez de en la externa, y
Los Indios Cayapas del Ecuador 189

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r90 5. A. Barrett

llust. 100. Acabado del borde en la técnica de tejido cruzado'


Los Inilios Cayapas del Ecuoilor l9l

los elementos espirales van en este caso en direcciones


opuestas, cruzándose envez de seguir recorridos paralelos.

* Técnica ka'pü

Esta técnica es la más sencilla de las que se emplean,


con elementos que recorren tres direcciones diferentes. Su
nombre deriva del término Kapü'ka, que significa "ojo";y ha-
ce referencia a los orificios hexagonales que se originan. Para
facilitar la descripción del procedimiento, vamos a colocar le-
tras en las ilustraciones a los elementos que se usan, a las fi-
guras y ángulos que se producen.

Se necesitan tres parejas de elementos, para producir


una sola unidad. Cada par de elementos pasa en una direc-
ción particular, y queda en una posición determinada, respec-
to a los dem¿ís. Si nos fijamos en la figura 18, los elementos A
y A van oblicuamente hacia arriba y a la derecha; B y B', obli-
cuamente a la izquierda; y C y C' en horizontal. La tercera
pareja de elementos es la que sujeta a las otras dos. El prime-
ro y el segundo par pasan sencillamente el uno sobre el otro y
el tres va a través de los ángulos de las intersecciones de los
otros dos dendoles firmeza. Cualquiera que sea el orden de
colocación, se sigue este procedimiento.

Los detalles de esta técnica, se reflejan bien en los ces-


tos de las ilustraciones 92 y 93, con los números B y 9 respec-
tivamente. Se pueden ver en ellas que lo que hemos dicho de
las relaciones entre los tres pares en una unidad es cierto para
todo el canasto y que si un elemento A dispuesto en cierto
sentido está en una determinada relación con un elemento B,
entonces todos los elementos paralelos a A están en la misma
relación con los elementos paralelos a B. Se puede ver en
192 S. A.Banett

ellos, que esta relación entre los seis elementos se nuntienen


en todo el canasto.

Del cruce de estos tres Pares de elementos, se obtienen


dos triángulos, el KYZy X'YZ', equiláteros (figura 19), qle se
,,rp.rpo.t"tt formando una estrella de seis puntos, y un hexá-
gotto su interior: (a, b, c, d, e, l) el ojo, que da el nombre
"tt
al cesto (ka'pü pickalyi, "cesto de ojo")

Para comenzar un cesto de este tipo, no se necesita


ningún nudo ni otro procedimiento. Se colocan los seis ele-
mentos en una superficie lo suficientemente plana, para el
primer ojo, alrededor del cual se van intercalando elementos
qrr. g.r"idrn la relación uno con otro ya descrita' Se añaden
1", ti.", colocándolas paralelamente a las ya puestas hasta
que se consigue el fondo hexagonal de las dimensiones de-
seadas.

Normalmente los fondos son regulares (hexagonales)'


excepto en una canasta que se usa para cargar (lam' 92,6) en
el que es casi dos veces más largo que ancho'

Desde aquÍ se extienden hacia afuera gran número de


elemenros paralelos a los seis lados de la primera estrella en
dirección radial. El ángulo entre cualquiera de los grupos que
se cruzan en los vértices del hexágono será de l20o' Al co-
menzar a tejer los lados, se doblan bruscamente las tiras para
formar las paredes. En teoría, el ángulo que forman los ele-
mentos con la perpendicular puede ser cualquiera, con tal de
que resulte una pared vertical' pero en la práctica la técnica
es Ia misma q.t" lu usada para el fondo' Se dobla hacia arriba
cada elemento de modo que crucen oblicuamente a lo largo
de la pared del cesto en un ángulo de casi 30o a la perpendi-
cular y entre el grupo de los que van hacia la derecha y el
Los lndios Cayapas del Ecuador 193

grupo adyacente, que es la izquierda, Quedarían 600. De he-


cho, aunque este ángulo vana y las figuras que resulten, tie-
nen variedad de formas, todas se aproximan más o menos al
hexágono de la fig. t8 y 19.

Fig. 18. Unidad de la técnica ka'pu. Detalle de las relaciones


de los tres pares de elementos paralelos.

Si, en las paredes, se utilizase la simple prolongación


de las tiras del fondo, las aberturas quedarÍan con cuatro la-
dos (formadas por las tiras oblicuas). Para conseguir la aber-
tura hexagonal, se le intercala otra tira horizontal en el senti-
do de las agujas del reloj que forma una espiral alrededor del
cesto, cortando el ángulo superior y el inferior del cuadriláte-
ro formados por las tiras oblicuas y convirtiendo éste en he-
xágono. Esta tira tiene que ser larga, pero si se acaba se colo-
191 S. A. Barrett

Fig. 19. Componentes de una unidad de la técnica ka'pu.

ca otra que se superpone a la anterior unos 2 cm producien-


do un efecto de continuidad.

El fondo y las paredes se construyen entonces con el


mismo método, solo que en el caso del fondo, al ir aumentan-
do el diámetro, se van añadiendo tiras horizontales ya que no
se emplea la tira en espiral de las paredes. En la técnica tcin-
'de, que es muy parecida alaha'pú, estos elementos horizon-
tales son independientes unos de otros y forman un cÍrculo
completo alrededor del cesto. En ningún canasto hecho con
la técnica k"'pü se ha encontrado este procedimiento, pero
en una muestra más grande se podrÍa encontrar tal como se
encontró una excepción al respecto del sentido del espiral.

Con respecto a la forma hexagonal de las aberturas, sÍ


hay una excepción notable: en las seis esquinas del fondo del
cesto los ojos tienen forma de pentágono, debido a que no
Ins lnilios Cayapas del Ecuailor 195

pasa ningún elemento horizontal en el ángulo inferior inter-


no (ángulo e'a'b' de la figura 20) y los cuarro elementos obli
cuos (A,A,B',y C'), con el elemento horizontal D, formar un
pentágono.

):,"

Fig. 20. Abertura pentagonal en una esquina del fondo


de una canasta hecha con la técnica ka'pu.

En el borde del cesto se pueden seguir varios métodos.


El más usado es aquel en el que se doblan a la derecha en el
borde, cada pareja de elementos diagonales, justo en el borde
de la abertura, pasándolos hacia adentro y hacia abajo alrede-
dor de una sola tira de piquigua, y luego afuera en la superfi-
cie externa del cesto, cruzado el par adyacente, entonces se
vuelven a doblar hacia adentro y detrás del próximo par de
elementos p^ra, a veces, volver a salir por la abertura inferior,
por encima de la superficie interna y finalmente hacia afuera,
en la junta. El borde se envuelve con una espiral uni o bidi-
reccional que recoge también una tira suplementaria que se
coloca en el borde externo del canasto para conferirle mayor
196 S. A. Barrett

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Ins Indios Cayapas delEcuador 197

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198 S. A. Barrett

fuerza y rigidez (a veces se coloca iguamente una tira inter-


na).

En cestos para carga (lam 92, 8), y a veces en otras for-


mas, se hace un acabado de borde bastante simple, doblando
sin más los elementos diagonales hacia abajo y haciéndolos
pasar en paralelo a los elementos diagonales de las paredes.
En el ejemplo de la ilustración 94, no 12, los elementos dia-
gonales se doblan sobre el último horizontal, y de ahi se pa-
san sobre una tira diagonal de las que forman los lados. En
este caso concreto, pasan al bajar, en relación con las tiras ho-
rizontales, en el lado opuesto al que subÍan, saliendo de la
abertura en cualquier punto. La ilustración I00, muestra có-
mo los elementos que bajan, lo hacen por donde han subido,
insertándose muchas veces en los diminutos triángulos for-
mados por los hexágonos. A veces incluso, se superponen a
los elementos que suben. Otro detalle interesante es la mane-
ra en la que la envoltura del borde sigue por una de las tiras
diagonales, mientras que el extremo de una de estas tiras, se
envuelve de la misma forma alrededor de otra tira diagonal.

La técnica ka'pü es la más usada en cesterÍa. Sin em-


bargo, su uso se limita a este campo por lo que se considera
al tejido cruzado, utilizado también en la fabricación de este-
ras y abanicos, como el más importante.

* Técnica tcin'de

otra técnica con elementos dispuestos en


Se trata de
tres direcciones distintas. No se pudo encontrar traducción
para su nombre. Sus detalles se pueden observar en las lam.
91 ll y 95, 4, B, 10, 13 y en la lam. 92, I, que aparece un ces-
to tÍpico de esta técnica, pero con un grado mayor de com-
plejidad por el regreso de las tiras diagonales.
los Indios Cayapas delEcuador 199

La técnica es similar a la ka'pú, pero con otro elemenro


horizontal que atraviesa la mitad del hexágono, dando lugar a
dos aberturas en forma de trapecio (fig. 2I). Para ello se pasa
una tira a través de los ángulos c y f de la fig. tO por debajo
de B y B'y por encima de A y A (fig. I8). ne h misma mane-
ra, pasa de manera progresiva por todas las aberturas de las
paredes. Sin embargo, en el fondo es necesario una manipula-
ción especial (lam. 95,4).

Fig. 2f . Detalle de la técnica tci'nde.

Para iniciar el fondo, se teje el hexágono primero, al


que se le intercala el nuevo elemento horizontal entre los án-
gulos opuestos c y f. Normalmente las figuras que resultan,
son de forma bastante idéntica aunque el detalle de la lam.
95,1, no lo sea. Si esta nueva horizontal, siguiera en la mis-
ma dirección, hacia los lados, quedarÍa una línea recta radial
S. A. Barrett

que parte del centro del fondo. En vez de esto, se dobla, de


tal modo que cambia su dirección y va hacia la segunda inter-
sección después del hexagonal por el que acaba de pasar' Así
es como llega a uno de los ángulos (f o b), formado por un
elemento horizontal inferior y un elemento diagonal' pasa a
su alrededor, se dirige al ángulo diametralmente opuesto del
hexágono, donde pasar por el medio de las tiras y se dirige
hacia el próximo ángulo a Ia izquierda' pasa a su alrededor, y
vuelve a crvz^r el hexágono para llegar a la intersección dia-
metralmente opuesta v pasar por el medio de las tiras que la
componen. Se repite este movimiento y v^ avanzando en di-
rección horaria, mirando el fondo del canasto, tomando un
sentido espiral que le hace pasar por todos los ojos del fondo
del cesto. En todos los casos, menos en el primero, el cambio
de dirección se hace pasando del ángulo por el que se entra al
hexágono al próximo ángulo en dirección horaria y en el pri-
mero se pasa al segundo ángulo en dirección horaria. Esta va-
riación provoca que en los cuatro primeros cambios de direc-
ción, se pase por una sola abertura cada vez, luego pasa por
dos, avanzando paralelamente a la direcciÓn inicial. Tras esto
pasa por una sola, antes de pasar por dos durante las cuatro
siguientes cambios de dirección. Al retornar a una dirección
paralela a la inicial, pasa Por tres, luego por dos y frnalmente
tres durante cuatro series, así se completa todo el fondo au-
mentando el número de aberturas de uno en uno en cada re-
volución. Se podría escribir una fórmula en la que X es el nú-
mero fundamental de aberturas por las que pasa la tira en ca-
da uno de los cÍrculos comPletos.

X+X+X+X+(X+t)+X
Para estos fondos, el elemento horizontal pasa en la
misma relación siempre respecto a cualquier otro (fig. 4 dela
lam. 95), cualquiera que sea la vuelta de la espiral.
Los Indios Cayapas ilel Ecuailor 20r

Al llegar al borde del fondo cesa el recorrido de esta


tercera trama horizontal y empiezan las paredes por las que
puede pasar o bien en una espiral continua, o bien (que es lo
más normal) círculos independientes. Cuando se utiliza la
técnica de la espiral el tercer elemenro que divide el hexágo-
no es distinto de la espiral que forma la parte superior y el
fondo del hexágono. Al igual que la espiral de la técnica ka-
-pú,
la punta inicial se coloca al borde del cesto, va hacia aba-
jo, como si fuera un elemento diagonal, hasta una esquina del
fondo donde cambia su curva y se convierte en la espiral ho-
rizontal mencionada. Este es umbién el procedimiento cuan-
do se combinan en un cesto la técnica ku'pú para el fondo y
tcTn'de para las paredes. En este caso las dos espirales necesa-
rias parten del mismo punto del borde y bajan hacia la misma
esquina para comenzar a dar vueltas.

Para elaborar el borde del cesto se podría aplicar cual_


quier técnica ya vista, pero hay una que es una variante de la
propia técnica y que es similar a uno de los acabados relacio_
nados con el método ka'pü. Los dos grupos de elementos dia_
gonales - el que llega al borde en su superficie externa y el
que llega en su superficie interna - se doblan hacia abajo so_
bre el último elemento horizontal y se bajan en el cuerpo de
la canasta, siguiendo la dirección del otro grupo diagonal.
Los dos grupos se tejen según la técnica tcT'nde. Entre cada
par de elementos diagonales se incluye un elemento horizon_
tal. Así, uno de los elementos diagonales pasa por encima de
los dos elemenros del cruce d (il. 102), por debajo del ele-
mento central horizontal y por encima del cruce a. El otro
elemento pasa por debajo de e, por encima del elemento cen_
tral horizontal y por debajo de b. Hay un ejemplo de esta téc_
nica en la ilustración 95. 10.
202 S. A. Banett

Este método de usar los elementos diagonales que re-


gresan, produce un tejido compacto, que se emplea en los Ia-
dos, aunque también puede servir para el fondo. Principal-
mente se usa para cestos cilíndricos de distintas dimensiones,
generalmente destinados a almacenar cualquier artÍculo.

* Técnica dd

Es la última de las técnicas en tres direcciones. En la


base, es similar a la ka'pú, pero con tres tiras adicionales que
pasan por ángulos opuestos del hexágono (figuras 22 y 23).
De esta manera, cada hexágono queda divido en seis peque-
ños triángulos, dando lugar a un tejido más compacto que los
vistos anteriormente. Además, en la técnica d6'resultan doce
pequeños triángulos equiláteros (en lugar de los seis de las
dos técnicas anteriores), alrededor del hexágono central, de
dimensiones casi iguales.

Quizá, lo más llamativo de esta técnica, sea la presen-


cia de tres pares de tiras robustas, colocadas radialmente en el
fondo, alrededor de las que se teje la estrella. Cada pareja de
estas tiras se maneja como si fueran una sola y pasa por es-
quinas opuestas del hexágono (figura 23 e ilustración 95, 6).
Al salir del hexágono central, los pares se dividen y las doce
tiras toman una diagonal distinta con un ángulo de 600 con
respecto a la otra tira de su pareja. A veces, sin embargo, se
dividen y corren paralelamente en la pared del cesto. Estas
dos variantes, se pueden encontrar también combinadas en el
mismo cesto. A veces uno de los elementos sigue vertical-
mente, mientras que otro va en diagonal (il. 95, I5), otras ve-
ces uno u otra toman la dirección vertical (il. 94, 9).

Normalmente las paredes de los cestos son perpendi-


culares respecto al fondo, lormándose hexágonos regulares,
I-os Inilíos Cayary delEcuador 203

Fig. 22. Compone¡tes de la técnica do.

Fig. 23. Disposición inicial del fondo de una canasta. (Técnica do).
201 S. A. Barrett

pero cuando las paredes se ensanchan los hexágonos resultan


más alargados horizontalmente. En ningún caso se añaden
elementos suplementarios por este ensanchamiento.

Para las tiras horizontales de los lados, se puede seguir


o bien el método de la espiral (ver los dos métodos anterio-
res), o el de los cÍrculos independientes. Esta segunda mane-
ra, es más Íara, y los extremos de las tiras, se aseguran super-
poniéndose de tal manera que la unión de una tira nunca esté
directamente arriba o debajo de otra, sino ligeramente a un
lado, para no debilitar al conjunto. Tampoco se añaden más
elementos diagonales para las paredes, sino que se emplean
los del fondo.

Vale la pena destacar que con la técnica dó el elemento


diagonal que sube hacia la izquierda pasa en medio del ele-
mento horizontal y del elemento diagonal hacia la derecha,
mientras que en la técnica tcT'nde es el elemento horizontal el
que pasa entre los otros dos. En la técnica ka'pú, no hay pun-
to de encuentro de estos tres elementos.

En la técnica d6, no se pueden doblar las puntas de las


diagonales al llegar al borde, ya que las aberturas triangulares
son muy pequenas puesto que el tejido es muy comPacto'
Normalmente Io que se hace, es doblar las paredes de ele-
mentos diagonales hacia adentro y derecha sobre una varilla
de piquigua haciendo que las Puntas de cada par salgan fren-
te al siguiente para la derecha y luego hacia abajo tras el se-
gundo par a la derecha. Muchas veces a este simple doblez se
le añade una envoltura de piquigua (il. 91, 9)- Los Cayapas
usan a veces acabados más elaborados (il. 95, l5), un tipo de
los cuales se descubrió entre los cholos, (n" I6, il. 95). El pri-
mero será como el descrito, sólo con la diferencia de usar de
tres elementos a cinco, doblados en cada grupo, con un ele-
I-os Inilios Cayapas ilel Ecuoilor 205

mento horizontal extra en la parte externa y con tres tiras de


mimbre que se tejen en las aberturas justo al filo del cesto.
En el segundo, (el de los cholos) cuando reaparecen los ex-
tremos de las parejas de tiras por Ia superficie interna del ces-
to, se pasan hacia abajo por el par que sigue. La ilustración
95, l8 ofrece una vista del interior del borde. Sería una técni-
ca similar a la que se llama "esqueleto de pescado". El filo pa-
rece muy elaborado debido a la manera en que de tiras grue-
sas se envuelven a su alrededor. Los Cayapas no emplean este
método, que es sin embargo común entre sus vecinos cholos
que utilizan mucho más que ellos la técnica d6.

* Técnica ba'ndilas

Es la única de las seis técnicas en las que los elementos


pasan por cuatro direcciones diferentes: horizontal, vertical y
dos diagonales opuestas. No se requiere ningún cuidado es-
pecial para tejer el fondo, que se teje exactamente igual a sus
laterales. Todos los elementos del fondo, seguirán en las pare-
des verticales y por tanto es necesario introducir nuevas tiras
horizontales, que serán independientes (nunca en espiral) y
cuyos extremos se superPonen Para sujetarse.

Los fondos son casi siempre rectangulares, no cuadra-


dos, y el cesto acabado queda algo más angular que con las
demás técnicas, menos las canastas en forma de cuévano. Un
cesto de este tipo aparece la el no 3 de la ilustración 92.

Los bordes se elaboran de manera parecida a las técni-


cas ka'pú y tcÍn'de. Los elementos diagonal y vertical sobre-
salen del bordey en los puntos donde se cruzan por última
vez forman conjuntos de tres elementos, uno vertical y dos
diagonales. Se dobla cada conjunto de ellos hacia abajo y
adentro pasándolo diagonalmente hacia fuera y adelante del
206 S. A. Banett

siguiente conjunto, a la derecha y luego hacia dentro tras el


siguiente. Al doblarse Pasan por encima de una tira horizon-
t'al. Generalmente se colocan tiras horizontales similares en
las partes externas e internas, además de una o dos espirales.
Se podrÍa omitir uno de esos dos elementos. En la ilustración
94, l0 y 95 9, se muestran dos ejemplos de bordes con dos
espirales en direcciones oPuestas, combinados con refuerzos
horizontales internos y externos. En el n" 1l de la ilustración
95 sólo se lleva un elemento espiral y la tira interna, pero hay
dos elementos horizontales que van entretejidos como mim-
bre por las aberturas debajo del borde y que le dan robustez'

Los cestos fabricados con esta técnica son los más ra-
ros. No tienen uso especial, pero los Cayapas sÍ los utilizan,
como todo material de cesterÍa, para cualquier uso domésti-
co, como almacenamiento de artículos o alimentos.

* Otras

Además de las seis técnicas de cestería ya vistas, exis-


ten otras, que se emplean para fabricar cestos de carga hechos
en hoja de palma que se usan de manera temporal' en casos
de emergencia, para transPortar cargas o Para asuntos cere-
moniales de algún shamán en sus prácticas medicinales' En la
ilustración 92,2 y 5 se muestran dos de estos cestos'

- En el primero, la técnica se parece al ajedrezado' Este


cesto cónico se elabora con una sola hoja de palma en
forma de pluma, que se llama chapil en español' y kü-
la'pó-tci en cayaPa. Estas hojas llegan a tener 3 m de
longitud de los que sÓlo se utilizan algo más de 2 m pa-
." .f ."rto pues la parte restante es débil y tiene hojillas
Pequenas. Útt" .,et cortado este
trozo' la hoja se dobla
por la mitad y se entrecruzan sus hojillas a modo de ta-
I-os Inilios Cayapas ilel Ecuailor 207

blero de ajedrez, quedando un cesto flojo de mallas an-


chas. La otra punta de las hojillas se envuelve en el
borde y se atan.

- El segundo, de sección cuadrada, y de paredes vertica-


les, resulta del cruce de dos hojas. Normalmente el
fondo tiene una superficie de 30 cm2 y las paredes ver-
ticales son de 75 a 90 cm de alto. El listón central de Ia
hoja pasa por el cenrro de las paredes y las hojillas sin
tejer forman los lados. Para enderezar las esquinas de
las hojas se aran las hojillas. Al juntarse los lisrones
centrales se atan para mantenerlos firmes en esa posi-
ción mientras se manejan las hojillas de las esquinas. A
una distancia de unos 13 o 15 cm del centro, se doblan
los listones hacia arriba y se van cruzando las hojillas
de cada hoja que quedan juntas. Comenzando por el
fondo, se pasa el exrremo de esras hojillas alrededor de
la que queda enfrente suyo juntándose las extremida-
des de las dos hojillas para formar un núcleo por el que
pasan las otras hojillas de la siguiente manera: primero
le da una vuelta completa, regresando hacia adelante
por debajo de sÍ misma y luego doblándose bruscamen-
te sobre sí para penetrar en el núcleo. Es un técnica pa-
recida al "medio gancho" de cordelería. Se van pasando
las hojillas de uno y orro lado, formando las esquinas.
En la parte alta, se atan las puntas de las últimas dos o
tres hojillas para que no se afloje.

c) Formasy usos

Según las formas y los usos, la cestería Cayapa puede


clasificarse de la siguiente manera:

- Cesto para carga, con boca ancha: Kü'bi(il. 92,4,7)


20E S. A. Barrett

- Cesto para carga, de paredes verticales (que usualmen-


te se lleva con dos bandas para los hombros): fe-pickal-
yi fe hi'nü pickalyi e'pickalyT(il. 92,8).
- Cesto provisional para carga, de lados cuadrados, de
hoja de chapil: kúla' pickalyi, küla'pd pickalyí (il. 92,
5).
- Cesro en forma de cuévano: pú'te (il. 93, 2, 5, 6, I0,
rr)
- Cesto cilÍndrico común: picka-lyí(i1.93, I,3).
- Cesto en forma de botella, para carnada: tú'nútcitcT,
dyünútcÍ'tcr (il. 93, 3).
- Cesto tubular para guardar los husos: tcürükü'kü, tr--
wótci'tci(il. 93, 8, 12).

Hay también términos que se aplican a cestos de cuai-


quier forma material o técnica. Por ejemplo el nombre pü-
pickalyTviene de pú'ka (fruta) y picka'lyT (cesto), y se usa al
hablar de cualquier cesto en el que se lleve o almacene fruta.

Como se indica en la mayorÍa de los nombres an¡erio-


res, los cestos tienen usos especiales según su forma. I¿s ca-
n¿rstas de carga, se emplean para llevar a la espalda cualquier
tipo de carga pesada. l¿s dos de chapil, son de uso temporal
mientras sus hojas estén verdes, aunque a veces el brujo los
utiliza cuando están ya secas para sus curaciones. Las otras
dos, hechas de piquigua, se emplean para almacenar cuando
no se usan para cargar, que es el principal cometido.

El kü'bf, (cesto de carga con boca ancha) se lleva con


una faja especial, ancha, que se pasa por la frente. Normal-
mente lo usan las mujeres para llevar la fruta u otros produc-
tos del campo a la casa. Pero esre tipo de cesto (ils. 92,7) no
se destinan al transporte de la leña que suelen ser uno de los
usos principales de los cestos de carga en los pueblos aborí-
Los Indios Cayapas del Ecuador 209

genes, sino que ésta se trae en canoas desde alguna zona don-
de haya árboles secos.

El de paredes verricales (fe'pickalyi: il. 92,6, g) está


especialmente fabricado , para transportar cargas a largas dis-
tancias, que no se cubran en canoa. Se llevan con dos bandas
anchas a modo de mochila. Si la carga es muy pesada (n" g)
las extremidades de las bandas se pasan alrededor del cesto
para asegurarla. Además para darle mayor robustez y rigidez,
se colocan dos varillas hechas de madera de palma i.rt._
"r, "fde las
rior del cesto, en el punto correspondiente a la altura
bandas, que en este caso dan una vuelta alrededor de la vari-
lla en cada punto en el que se atan. l¿s varillas sirven tam_
bién para eütar que estas ataduras rasguen las tiras finas que
hacen el tejido.

El cesto cilíndrico común (ils. 92, l,3 y g3,4), se usa


como recipiente para guardar alimentos u otros artículos. Se
suelen almacenar en los desvanes de las casas, o se cuelgan
de los aleros cuando tienen poco uso.

El más útil es el cuévano (pú.te, il. 93, Z, 5,6). Sirven


para guardar ropa y objetos de valor, y sobre todo como ma_
letÍn de üajes. Allí llevan los cayapas los mosquiteros, ropa,
pintura facial, joyas que no quieren ponerse o óualquier oiro
artÍculo que no convenga dejar en la casa. Se atan con una
cuerda o banda tejida para que su contenido no se vierta. Se
dejan en el desván o colgados por sus bandas de los aleros o
vigas. A veces, tienen fines específicos, como el n" 2 de la
ilustración 93 que se hizo para guardar los husos (aunque pa_
ra ésto se suelan utilizar cesros tuburares como el n" g y
r)),
o el 15 o 17, pequeños, para guardar baratijas.
210 S. A. Barrett

Los cestos en forma de botella: tú'nüctcitci (il. 93, 3),


se emplean para llevar el cebo, insectos vivos, mientras se
pesca. En su cuello estrecho lleva un tapón de balsa o un ma-
nojo de hojas.

Los tubulares (tcúrúkü'kú, il. 93, B, 12), sirven para


guardar husos, ya estén llenos o vacÍos. Sus dimensiones sue-
len ser de 30 a 40 cm de largo y entre 7 y 15 de diámetro. Se
suelen colgar de forma oblicua, del borde de su abertura, en
una viga del techo, o en algún punto del alero de facil alcance
desde el piso. [-as mujeres cayapas, se dedican a hilar o tejer
siempre y cuando no están en el campo o han acabado las ta-
reas de la casa. El trípode de hilar (il. I08), se guarda a un la-
do de la casa con un par de husos en una pequeña repisa en
su parte inferior. Los demás husos, vacÍos o llenos, se conser-
van en los cestos. Se suelen guardar los hilos en bolos, me-
tiendo entonces los husos vacios en el cesto tubular.

El n" 7 de la ilustración 93, es un cesto en forma de bo-


tella, grande, que se hizo como jaula para un pollo. Para las
jaulas se usan cestos toscos, cilÍndricos, y se cierran sus aber-
turas con una tira de piquigua atada en sus bordes. Este cesto
en forma de botella fue el único ejemplar encontrado de su
tipo y no llevaba nombre c yapa.

* Asas de cestería

La mayorÍa de los cestos cilÍndricos, medianos o pe-


queños sea cual sea la técnica empleada se construyen con
asas como los de la ilustración92,3 y la ilustración 93,4. Es-
tas asas son de piquigua y se pueden hacer de varias maneras.

El asa más sencilla consiste en una tira de piquigua sin


dividir a dos puntos opuestos del borde, y de la longi-
^tad^
Los Indios Cayapas del Ecuador ztl
tud que se desee. Generalmente se pasa la tira para poder atar
sus puntas con nudos corredizos, lo que da más seguridad.
Cuando no se llevan cargas pesadas, se ata sencillamente a
los dos lados.

En la ilustración 103, con Ios no 10-13, L9 y 20 apare-


cen los cinco tipos de asas más elaborados. La no I0, consiste
en un trozo de piquigua sin dividir que una vez pasada por
los costados del cesto se tuerce sobre sÍ misma. La n" II es
parecida, pero la piquigua se coloca plana y el segundo ele_
mento se enrolla alrededor de esta tira. Los n" 12 y 13 pre_
sentan también la misma estructura con la diferencia de enro-

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Ilust. 103. Mangos de


5effi ¡.e,J

canasras y abanicos; bandas de carga.


212 S. A. Banett

llar dos o tres tiras alrededor de los dos elementos centrales.


Con estas asas, sólo se busca la resistencia suficiente.

Por otra parte, en las asas no 19 y 20 se busca la orna-


mentación. Se añade a la base de piquigua (una tira sin divi-
dir), otra fibra tejida. Uno de los lados, el que suele ocupar la
parte superior,tiene la apariencia de un esqueleto de pescado
(n- 19) y el otro lado es como se ve en el n- 20. En estas
ilustraciones se pueden apreciar con claridad los detalles de
su elaboración.

" Bandas de carga

Estas bandas cayapas se fabrican casi exclusivamente


para llevar los dos cestos de carga ya descritos' Reciben el
nombre de ta'ñla, y constan de dos partes:

- Labanda ancha para la cabeza (pickai ka'ñnü)'

- Las dos cuerdas largas que rodean el cesto (picka'lyi nó


tetstüi pañnü). Estas cuerdas se fabrican según dos téc-
nicas:

- un trenzado sencillo (il. 103, l-3): wa'tse'ta'

- una técnica elaborada que produce una cuerda de sec-


ción cuadrada (il. 103,4): pi'ta kalara, o bi'nda kalara'

Hay cuatro tipos de bandas de carga' La más- simple se


hace con la corteza de kuna-kuna (il. 103,2), y se llama
wa't-
ci kika tañla. Se selecciona una tira de esta cortez^ de 5 o 7
'5
la para la ban-
cm de ancho y de una longitud igual a deseada
da. Se desmenuzar, ,,'r, dejando una sección central
"tir"-os y
entera de unos 30 a 40 cm. Esta sección sirve para la cabeza
Los lndios Coyapas del Ecuador 213

sus extremos se les repasan con pita para evitar que siga des-
hilachándose. La parte desmenuzada se divide en dos, se
Úenzan por separado algunos centímetros y luego se unen en
una sola Írenza hasta el final. La cara externa de esta corteza
es áspera pero la interna no, y es la superficie que se usa para
la cabeza, aunque en general este tipo de banda se usa más
para los hombros.

Un segundo tipo es el n" I de la ilustración 103, hecha


de piquigua y que se llama te'tsü tañla. La banda dela cabeza
se hace de mimbre, con tiras de piquigua anchas como ur-
dimbre y otra tira ancha del mismo material como trama. Se
divide la urdimbre en dos pequeñas trenzas que luego se
unen también en una sola. Este tipo de banda se usa casi sólo
para cestos de boca ancha, para pasar por la frente.

Los otros dos tipos se hacen de fibra de palma rea| y


sólo se diferencian en la técnica empleada para hacer la cuer-
da. En un caso (nintcü'a tañla en cha'palaachi), la cuerda se
trenza, como se hacía con la corteza de kuna-kuna (il. 103,3).
La otra, lleva una cuerda de sección cuadrada, resultado de Ia
técnica que se ve en la n" 4. Recibe el nombre de lü'ra balya
tañla. El tramo de la cabeza se hace en los dos casos con Ia
técnica de mimbre dedicando varias cuerdas de palma real
parala urdimbre y la trama.

* Abanicos

Los Cayapas fabrican en abundancia un tipo de abani-


cos que llaman nyé've o nyiwé'wi, para atizar el fuego y, pata
abanicarse ellos mismos. En la il. I04, se puede ver su forma,
siempre cuadrada con un largo mango, que se inicia en uno
de sus vértices. Se elaboran casi exclusivamente con la corte-
za del peciolo de la hoja de palma siendo raro el que esté he-
cho de hoja blanca. En este segundo caso, casi siempre un
2t1 S. A. Barrett

grupo de los elementos que se van a tejer se tiñen en rojo con


áchiote para darles un dibujo especial a los abanicos. Los dos
tipos de hojas se Preparan de igual manera que Para los ces-
tos.

Para la hoja del abanico, se sigue la técnica del tejido


cruzado, de tres en tres, mientras que el mango se hace atan-
do los elementos que forman la hoja y se cubre con un tejido
de mimbre. cruzado (la ilustración 103, 5-9). Suelen tener
una superficie de aproximadamente 50 cm2, aunque los hay
de mayor o menor dimensión, para atizar el fuego, o para uso
personal respectivamente.

Llevan diseños geométricos muy variados, al igual que


las esteras y, en menor grado, los canastos, que se consiguen
con el tejido cruzado. En la ilustración I05, se recogen varios
diseños, que como toda la decoración cayapa en general no
encierra significado especial. En todo caso no tienen nombres
pailiculares.

EI detalle de Ia fabricación de estos abanicos se mues-


tra en la il. 103, n" 14 y 15, donde se ven la esquina superior
y la derecha de uno de ellos. Se dobla un tira larga con su
parte oscura hacia afuera y en el punto de doblez, se inserta
una tira transversal, con la parte clara dirigida al exterior.
Luego se coloca otra tira transversal sobre la vertical, y los
extremos de la primera tira horizontal se doblan sobre la se-
gunda y se pasan en paralelo a la vertical. Para doblarlas y pa-
sarlas de la posición horizonul a la vertical se marcan ángu-
los de 45o, por lo cual el lado oscuro aparece arriba. De igual
manera, se coloca la tercera tira horizontal sobre la primera
tira vertical y sobre las tiras verticales formadas al doblar las
extremidades de la primera tira transversal, luego las extremi-
dades de la segunda tira transversal se doblan por encima de
llust. 104. Abanicos
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Los Inilios Cayapas ilel Ecuador 2t5

la tercera transversal formando así la primera unidad de tres


tiras y la esquina superior del abanico.

Se coloca ahora otro grupo de tres tiras que pasan por


debajo de la tira central: la primera pasa por debajo de la do-
ble tira original, la segunda también por debajo de las dos
que la rodean (una a cada lado) y la tercera debajo de dos de
cada lado. Las demás tiras horizontales se pasan por encima y
por debajo de las verticales según el diseño deseado. Al haber
colocado una tira horizontal, se doblan las extremidades de la
tira precedente de la manera ya descrita, formando nuevas
verticales. De esta manera las tiras transversales se colocan
con su cara blanca hacia afuera, y al doblarlas y hacerlas ver-
ticales, es la cara oscura la que queda a la vista. Los dibujos
resultantes del número de tiras verticales que se superponen
con las horizontales, son siempre geométricos y su sentido
depende del número de elementos verticales y horizontales
que se crucen en el punto de cambio de dirección.

Añadiendo las tiras horizontales que se deseen, queda


formada la mitad del abanico, que es un triángulo isósceles
con un ángulo recto, que corresponde al vértice superior. To-
das las tiras que en la parte superior son horizontales pasan a
ser verticales en la segunda mitad del abanico. pero la última
tira horizontal de la parte superior no se dobla sino que cons-
tituye la tira media del abanico y se deja sueha hasta comple-
tar la hoja.

Para tejer la segunda mitad del abanico, el elemento


horizontal, anterior al central, se dobla en vertical. Luego se
da un segundo doblez y se coloca de nuevo en posición Íori-
zontal. Este doblez queda en la dirección opuesta a la dada
arriba, es decir, cuando se dobla una tira horizontal en la ver-
tical hacia el tejedor y pasa por encima de la horizontal, en el
216 S. A. Banett

segundo doblez, se aleja del tejedor. AsÍ se muestra en la ilus-


tración 103, 15. Todo elemento que comienza en horizontal y
que se hace vertical en la mitad superior, luego se hace hori-
zontal en la parte inferior.
Por lo demás, la forma de tejer la parte inferior es simi-
lar a Ia de la parte superior, siempre seleccionando el número
de elementos verticales sobre los cuales han de pasar los hori-
zontales para hacer el diseño. Cada punta de las tiras se dobla
como ya se ha descrito y lo que era horizontal pasa a ser ver-
tical doblándose otra vez y encontrándose en el medio de la
parte inferior para formar el elemento horizontal en esta mi-
tad del abanico. Las puntas de la mitad de una unidad hori-
zontal pasan por la superficie frontal del abanico, mientras
que la punta de la otra mitad pasa por el reverso, las dos so-
bresaliendo varios centímetros de cada lado.

Cuando se termina de tejer esta segunda unidad, que-


dan unas puntas que sobresalen en forma alternada hacia la
derecha y de un número igual al de los elementos horizonta-
les de la primera mitad del abanico, menos uno que es el que
se coloca en la mitad, ya que éste no se dobla. Las que sobre-
salen en el anverso presentan su cara blanca, mientras que las
que sobresalen en el reverso enseñan su parte oscura. A partir
de estas puntas se elabora el mango del abanico. En la mitad
superior del abanico la doble tira vertical se mantiene como
unidad pasando las dos tiras juntas por las transversales co-
mo si fueran una sola. Pero al terminar la primera mitad, las
dos tiras se dividen pasando una por el anverso y la otra por
el reverso y son ahora los centros sobre los que se tejen los
dos lados del mango.

Para tejer el mango, primero se toma las tiras de un la-


do del abanico y luego las del otro (fig. 24).la punta más al-
ta de los elementos horizontales, o sea, el centro geométrico
Los lndios Cayapas del Ecuador 2r7

del abanico, se dobla primero hacia atrás sobre sí mismo, to-


mando la misma dirección que el siguiente, que al doblarse a
su vez, queda en dirección contraria. A medida que se van
doblando estas tiras, se va incluyendo una de las mitades del
elemento vertical original. La primera punta se dobla enton-

Fig.24. Detalle de la fabricación de abanicos.

ces hacia abajo como se hace para los lados del abanico. La
tercera punta se dobla de manera que incluya el elemento
vertical y la punta que acaba de doblarse hacia abajo. Luego,
la punta del segundo elemento se dobla hacia abajo y el cuar-
to por encima, a través de los tres primeros elementos verti-
cales del mango. Después se dobla el tercer elemento hacia
abajo y por encima a través del cuarto, el quinto se dobla al-
rededor de todos los elementos verticales antes de hacer pa-
sar el cuarto a su alrededor para darle dirección vertical. Se
sigue este proceso hasta alcanzar el punto inferior del abani-
co. Todas las puntas que antes quedaban en posición hori-
zontal, se doblan en vertical, formando un manojo de tiras
2t8 S. A. Banett

[--l rlu

Ilust. 105. Dibujos pan¡ €ster¿rs y abanicos.


I¡s Inilios Cayapas ilel Ecuailo¡ 219

que se ata firmemente para formar la mitad del mango. Se re-


pite el mismo proceso con los que sobresalen en la otra cara
de la hoja del abanico.

Una vez tejido el cuerpo queda por confeccionar la


parte del mango que sobresale del cuerpo de la hoja. Para
ello. una de las últimas tiras, se enrolla firmemente alrededor
del atado de tiras verticales. Suele ser una de las tiras que so-
bresalÍa de la cara superior del abanico. Se seleccionan algu-
nas de estas tiras para realizar un tejido cruzado o de mimbre
alrededor de las demás tiras. Se pasa una espiral en el mango,
y se van entretejiendo en ella las tiras seleccionadas pasándo-
las por encima y por debajo según el diseño deseado. Para re-
matar, se doblan las tiras que han servido de urdimbre en el
mango y se pasan hacia arriba, antes de que éste esté total-
mente tejido. Las tiras dobles se usan como unidad y la últi-
ma vuelta de la espiral se pasa por el pliego de las tiras verti-
cales que se atan firmemente para que todo el tejido quede en
su lugar.

Este procedimiento para acabar el mango, es el mismo


que el de los bordes de las cestas de mimbre. Algunos ejem-
plos de estos mangos se recogen en la ilustración 103, 5-9.
Los cuatro últimos son de tejido cruzado y el primero sigue
la técnica del tejido de mimbre.

Antes de tejer el mango, se dobla con una media


vuelta la tira mediana cuyas extremidades se habÍan dejado
sueltas. La media vuelta es necesaria pues con un doblez sen-
cillo se hubiera cubierto la superficie blanca con la cara oscu-
ra y alterado el diseño. Se pasa luego la tira sobre sÍ misma,
por debajo y arriba de los mismos elementos para no romper
la simetría del diseño. Habrá que cortar las puntas a la altura
220 S. A. Banett

de un elemento transversal para que no queden salientes en


la superficie lisa del abanico.

* Esteras

Las esteras reciben el nombre cha'palaachi de tya'pü,


independientemente de la forma o el uso que se les dé. Se ela-
boran a partir del peciolo de la palma de hoja en abanico, con
diseños idénticos a los empleados para los abanicos, aunque
no sean tan variados. l¿ técnica usada es el tejido cruzado:
tres por encima y tres por debajo.

Su fabricación empieza de igual manera que los cestos


en forma de cuévano, colocando dos conjuntos de tiras, cru-
zándose a lo largo de la lÍnea que dará el ancho deseado para
la estera. Esta línea está próxima a un extremo de la estera. A
un lado de la línea están las largas extremidades de las tiras y
el otro las cortas. Se termina un lado de la estera tejiendo un
tramo pequeño con el sistema tres por encima, tres por deba-
jo, hasta llegar al punto que sirve de borde. Un juego de ele-
mentos se dobla entonces en ángulo recto y se pasa hacia
dentro y hacia fuera por algunos centimetros a lo Iargo del
otro juego, cuya parte sobresaliente luego se corta. En la ilus-
tración 106, I, aparece una estera a medio hacer. Se puede
ver el método para acabar el primer extremo y para tejer el
cuerpo de la estera, asi como la longitud de los elementos
que se emplean, que se han tenido que enrollar para poder
trasladarla. Mientras se va tejiendo, Ios dos conjuntos de ele-
mentos sobresalen en ángulos rectos uno respecto al otro en
forma de V Para esteras tan grandes como la de la ilustración
se emplean elementos de 4,5 a 5 m de largo.

La mitad de las tiras quedan con la parte clara hacia


arriba y la otra mitad, que va en la otra dirección, lleva su
Los Indios Cayapas ilel Ecuador 22r

parte oscura hacia arriba. Ahora bien, si en el borde son las


tiras blancas las que se voltean, se han de superponer sobre
las oscuras para no romper el diseño (ya que al darles la vuel-
ta ésta será la superficie que queda arriba). Normalmente se
pasan en una longitud que corresponde de ancho a doce tirás
y se cortan al resurgir de abajo de las tiras verticales. La otra
mitad de fibras, con la parte oscura hacia arriba, se corta en el
borde quedando así ésre, fuerre y parejo.

En las esquinas no se teje hasta el final para darle un


acabado recto, sino que los elementos que sobresalen se do-
blan sobre sÍ mismos hacia la parte posterior para atar la es-
quina, siguiendo la misma dirección que tenían en la cara an-
terior. Las esquinas resultan asÍ más redondeadas.

Cadatira larga pasa en diagonal, cruzando el cuerpo de


la estera y, al alcanzar el borde, se dobla y regresa perpendi-
cularmente a su primera dirección. De esta manera sirve co-
mo un elemento del otro color que pasa en dirección contra-
ria. El proceso se repite una y otra vez cada vez que llega a un
borde. En una estera muy grande, este elemento p,r.á. .*-
zarla tres o cuatro veces, como en la no 2 de la ilustración
106.

Cuando se llega al otro extremo de la estera, se sigue el


mismo procedimiento que en el primer extremo, doblando
unas tiras y cortando las otras.

Generalmente los Cayapas utilizan estas esteras para


cunas en las hamacas. se colocan en cruz sobre ellas, extend!
das, y al niño encima, entonces se mece la hamaca como si
fuera una cuna. A veces elaboran esteras grandes para camas,
pero para este objetivo se prefiere la rela de la corteza del ár_
bol. Un uso importante de estas esteras es como superficie de
222 S. A. Borrett

secado para el cacao. También las utilizan en los viajes en ca-


noa, como dosel o parasol de un niño o un inválido; si se co-
locan sus extremos dentro de los bordes de la embarcación,
forman un arco resistente (lam. 80).

Hilado

Como se veía, al hablar de la producción agrícola, los


Cayapas cultivan algodón, el necesario para poder fabricarse
la ropa, las mantas o cintas Para sostenerlas. No es necesario
cultivar muchas plantas, pues de una sola, se puede recoger
una cantidad considerable de cápsulas, y además produce du-
rante todo el año. Se siembran cerca de la casa, o al borde del
cañaveral o de una plantación de cacao.

Hay 2 tipos de algodón:

- el marrón, nativo según los Cayapas' Normalmente no


crece de forma silvestre a lo largo de los ríos o en las
montañas, sino que se ve casi exclusivamente en luga-
res habitados, o que lo hayan sido recientemente.

- elblanco, Es sembrado en menor medida, y se dice que


no es una variedad nativa sino que es producto impor-
tado directamente de la región montañosa o de la zona
del río Esmeraldas. De hecho, los indígenas, lo com-
pran a veces en sus viajes a este rto,ya que se cultiva
muy poco.

Las cápsulas se recogen cuando están a punto de caer


las semillas y si es necesario, se ponen a secar. En la lam' I07,
1I, se ve el contenido de dos de estas cápsulas completamen-
te abiertas. Cuando se quiere almacenar el algodón en este es-
tado, se empaquetan estas cáPsulas envueltas en hoja blanca,
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llust. 107. Cinturones y material para hilar
y atadas con piquigua. De esta manera, se puede conservar
casi indefinidamente. En la misma lam. con el n" 12, aparece
un paquete de algodón, abierto para enseñar su contenido.

Cuando se va a usar, primero hay que retirar las semi-


llas y los restos de cualquier orro marerial que se haya podido
mezclar con la fibra, ya que interferirÍan en el hilado. Las fi
bras enredadas a una semilla, se separan y se aplanan en plie-
gos finos e irregulares. Luego se añaden unos pliegos a otros,
uniendo sus bordes de manera que forma uno único, delga-
do, de 7 x L5 cm. También se pueden sacar todas las semillas
a la vez (de doce a veinte) y obtener un pliego del tamaño di-
cho.

Recogido un número suficienre de pliegos para hacer


un rollo, se vuelven a trabajar uno por uno, para asegurarse
de que no tienen ninguna partícula extraña, así, que quedan
tan delgados que parecen transparentes. Con este tratamien-
to, resultan ser mucho más grandes llegando a ser de 25 por
40 cm. Luego se van superponiendo las distintas capas, pren-
sándolas con las rnanos de manera que toda la superficie esté
en contacto con la otra. El espesor llega a ser de 1,25 cm. Se
enrolla luego en dirección transversal, en cilindros de cerca
de 25 cm de largo y de 5 a l0 de diámetro. El algodón, ya lis-
to para hilar se ata por un extremo a la parte superior de un
trípode para hilar que se llama kote'le (lam. l0B) o a un palo
vertical a falta del trÍpode.

El hilado se hace con un huso (lam LO7, 4-T) llamado


kütcú'a. Se trata de una vara larga y delgada de madera de
palma (pitya'lyT), con un disco, llamado pi''póka, hecho de
cáscara de coco o de madera dura de unos 4 o 5 cm de dia-
metro. El fuste tiene de 25 a 35 cm de largo, pero no es más
grueso que una aguja de tejer. El disco se coloca a 5 o 7,5 cm.
S. A. Banett

del extremo inferior, la parte corta se va girando con los de-


dos de la mano derecha. El hilo se va enrollando en la parte
Iarga del fuste. Normalmente se enrolla firmemente una pe-
queña cantidad de hilo a una altura media del fuste que per-
mite sujetar bien el hilo durante el hilado.

A medida de que se va hilando, las fibras se toman de


la parte inferior del rollo. Cuando se comienza uno, se cogen
algunas fibras y se añaden por presión al hilo del huso. Como
el huso tiene un movimiento giratorio continuo, estas fibras
se van torciendo, y tirando del huso se atraen otras fibras que
pasan a formar parte del hilo. Con la mano izquierda, se va
trabajando el hilo, para que todo él quede del mismo espesor.
Para ésto, se le va haciendo pasar entre el Índice v el dedo
medio, y amasándola entre el pulgar y el anular. Esta combi-
nación permite jalar el hilo cuando está grueso y lo deja pasar
cuando está delgado, de manera que queda uniforme. Esta
manipulación también consigue que las libras no pasen de-
masiado rápido, ya que asi se consigue una tensión para regu-
lar la cantidad. A veces hay que parar el proceso y retroceder,
pues pasa un hilo excepcionalmente grueso que se debe a
una irregularidad en la tensión ejercida por el dedo Índice y
el medio o en el amasamiento hecho por el pulgar y el anular.
En este caso se repite el proceso hasta conseguir la delgadez
deseada. En la ilustración i0B, se puede ver la posición de las
manos al girar el para hilar la fibra (fig.I), así como el méro-
do para enrollar el hilo ya terminado (fig.2).

Para girar el huso con Ia mano derecha, se puede usar,


o bien el pulgar y el anular apoyándolo en las extremidades
del ¡ndice y el medio, o bien el pulgar y el indice dejando de
soporte las extremidades del medio y el anular. En los dos ca-
sos el pulgar no se mueve, y es el otro dedo que sujeta el hilo
el que lo hace girar con su segunda o tercera falange, consi-
Los Indios Cayapas del Ecuador 225

guiendo el movimiento rápido que, combinado con la lenta


alimentación de la fibra, permite la elaboración de un hilo fi-
no y bien torcido.

Al hacer el hilo, el brazo derecho va alejándose cada


vez más del cuerpo y el huso del algodón. Cuando resulta di-
ficil girar el huso, hay que cambiar el ángulo entre el hilo y el
huso, hasta forrnar 90o. Se desenrolla la última parte del hilo
que, al enrollarse, cubre el fuste hasta su extremidad. Enton-
ces se cambia el sentido de la rotación y se enrolla todo el hi-
lo hasta que la mano izquierda quede cerca de la punta del
huso y se pueda empezar a hilar más algodón.

El hilo se empieza a enrollar en la parte cercana al dis-


co, asÍ queda en forma de cono, de un diámetro de base igual
al disco y de altura como el resto del fuste.

En el caso de tener que parar el trabajo, basta con sepa-


rar el hilo del rollo de algodón, aflojando las fibras, y dejando
así un pequeño mechón de fibras sin torcer al final del hilo.
Para retomar el trabajo, sólo se necesita colocar estas fibras
sueltas en el rollo de algodón y torcerlas un poco.

Como se dijo, las fibras se cogen del borde inferior del


rollo de algodón que está constituido por los pliegos coloca-
dos uno tras otro. Al hacer ésto, se van desenrollando estos
pliegos hasta llegar al centro del rollo. Se invierte entonces el
sentido de rotación con un cambio en la manera de jalar el
hilo para volver al borde y empezar de nuevo la operación.
Este proceso hace que se vaya gastando uniformemente el ro-
llo cilÍndrico que
se va haciendo más corto hasta acabarse.

Cuando se ha llenado un huso, se guarda en los cestos


para tal fin (lam 93, 8, I2). Si ya se riene un buen número, se
226 S. A. Banett

enrollan en ovillos (lam. I07, l0)' Para desenrollar el hilo del


huso, éste se sostiene entre el dedo gordo y el segundo de ca-
da pie. La parte inferior al disco, se suele agaffar con-el pie
izquierdo, y la punta del huso con el derecho, para formar
una bobina.

El hilo se guarda en ovillos. El blanco y el marrón se


conservan en ovillos de 7,5 a 13 cm de diámetro' El verde y
el color lavanda también se pueden enrollar, Pero como se
usan en menor cantidad, los ovillos son menores. Lo mismo
ocurre con el hilo de lana rojo y azul, que se suele comprar a
los índigenas de la sierra y que lo venden en ovillos de 2,5 o
5 cm de diámetro (lam 107, 9).

Los Cayapas utilizan cuatro colores nativos de hilo. El


blanco y el marrón, son los colores naturales de las especies
del algodón. El color lavanda se consigue tiñendo con un co-
lorante obtenido de una concha univalva del océano, y el ver-
de, a partir de una tintura que se extrae de la hoja de un pe-
queño arbusto, parecido al algarrobo' Aparte de estos cuatro
colores, umbién combinan el rojo y el azul, que compran'

Para teñir el algodón (lavanda o verde), se enrolla en


madejas entre el dedo gordo de un pie y el pulgar de la mano
izquierda. Otro método es construir el carrete con dos estacas
cortÍrs de madera, una mata de un plátano verde u otro tronco
carnoso. Entre ellas se hace la madeja que se ata cerca de las
estacas para que no se enmarañe. Luego se coloca en la tintu-
ra y se la va "frotando" con ella, de modo que penetre y se
consiga un color uniforme y resistente. Luego se deja secar y
más tarde se enrolla en ovillos y se guarda (lam 107, 8).

Sólo se emplean otras dos tintas: el azabache, que se


obtiene por cocción de la corteza de un árbol y se usa para te-
Ilust. 109. Telar
u* ;' :;i
It' : ':{."}

llust. ltl. Teiido estirándose


Los Indios Cayapas ilel Ecuailor 227

ñir viejas mantas o telas y el rojo, a partir del achiote, que só-
lo sirve para algunos cestos y abanicos.

Tejido

La operación de tejer se lleva a cabo siempre sobre un


telar rudimentario pero bastante completo que tiene doce
partes principales. En la lám. I09 aparece un telar, pero sus
partes se ven mejor en la I I0. Sus nombres son:

* Soportes laterales, (a, b): a'ipala


'* Barras transversales del bastidor (c,d): tyünlü'ra
* GuÍas de urdimbre (e,f): ya'ipe
* Peine (g): tsé'hwa
* Lanzadera (h): pÍ-picalyi
* Lizos (ij): yade'mbfi
* Barra principal (k): yade'mbú
* Palo principal (l): sobre el que se ata la primera lÍnea
del tejido
* Vara de anchura (m): ityu'lya

Los soportes laterales (a,b) son dos palos largos y del-


gados. En un extremo de cada pala se práctica una hendidu-
ra, quedando a modo de pincho, cuyas puntas se tallan como
cincel y que luego se encajan entre las rendijas del piso de
madera de la vivienda a través de una de las vigas. El otro ex-
tremo del soporte se atará a una viga, cerca de los aleros, de
tal manera que el telar forman un ángulo con la vertical de
unos I50.

Se atan dos barras pesadas en las partes inferior y su-


perior del soporte. La barra d, es de casi B cm de diámetro y
se coloca a unos 7,5 o 15 cm. del piso. La barra c, la superior,
se coloca a una altura que depende del tamaño de la tela a te-
22E S. A. Barrett

llust. ll0. Diagrama de un telar.


Los Inilios Cayapa del Ecuador 229

jer pero en general a 15 o 20 cm más de la mitad de la longi-


tud de la tela desde la barra inferior. Para una manra de tama-
ño normal quedan a casi I m. la una de la otra. Para unirlas a
los soportes, se emplean cuerdas de pita, y la barra superior
queda "colgada" puesto que la pita sólo da una vuelta alrede-
dor de ella y del soporre mientras que la inferior está unida
de forma fija; esta unión se logra al pasar la cuerda de pita
por todo el perÍmetro de Ia barra y por en medio de la hendi
dura de los soportes verticales. Estas cuerdas también se utili-
z npara sujetar los lizos móviles (i, j) que separan el urdim-
bre, sobre todo cuando se está instalando el telar, antes de
atar la urdimbre.

Los dos soportes y las barras transversales constituyen


los elementos fijos del telar, formando una estructura rectan-
gular, un bastidor, en el que se ensartan la urdimbre y se ma-
nejan los elementos móviles. Estos elementos móviles son:
los lizos (i, j) las guías (e,l), lalanzadera (h) y el peine (g).

Los lizos, son varillas de madera, pequeñas, una más


que la otra, que colocadas en horizontal, se usan para sacar
hacia delante los juegos de hilos de la urdimbre, conforme se
va tejiendo. Cuando el dibujo es simple, sólo se necesira un
lizo, entonces se elige el mayor de los dos.

La guÍa de la urdimbre (e), tiene el mismo uso. Consis-


te en una cuerda de pita larga y lina que pasa entre la urdim-
bre de manera alternada. Esta cuerda está atada a dos trozos
piquigua situados delante de la urdimbre que se jalan para
hacer al frente los hilos de urdimbre que esrán atrás después
de pasar la lanzadera entre la urdimbre.

horizontal (i) corre entre los dos juegos de la


I-a, vara
urdimbre y tiene en frente el juego que no enrra en (e): los
230 S. A. Banett

dos trabajan en sentido opuesto, el lizo bajando hacia e para


sacar adelante el juego que controla.

Con el elemento (j) se puede jugar con hilos de colo-


res para formar diseños regulares, como cuadros verdes y
blancos. Si no se desean dibujos de este tipo, se suprime la
vara (j).

Para diseños más elaborados, en los que no sea igual el


número de hilos de cada pasada, es necesario un instrumento
especial (l) para ir incorporando urdimbre. Así es como se
hacen los dibujos de aves o animales y muchos figuras geo-
métricas que necesitan cantidades variables de urdimbre. Se
trata de unos anillos de cuerda de pita que incluyen cada
uno, uno de los hilos de urdimbre del color deseado. Primero
se trabajan los dos juegos de urdimbre con (e) y con las varas
(ij). Como de costumbre se manipulan las tiras de urdimbre
usadas para hacer cada línea del dibujo con un juego de ani-
llos en cuerda. Para esto, hay que contar el número de hilos
del dibujo, número que se va variando según la parte del di-
bujo que se vaya haciendo. Una vez contados y separados los
anillos correspondientes a las tiras que aparecerán en el an-
verso, se tiran hacia abajo contra la guía, y el resto se fuerzan
hacia arriba para que no interfieran, cuando se separan los
dos juegos de tiras, lo que se consigue rirando de los anillos
que contienen los segmentos de urdimbre que se quieren en-
señar. Cuando ya están colocados hacia adelante se pasa tras
ellos el peine, se separa la urdimbre y ya se puede intercalar
la trama, que se hace pasando la lanzadera (h) bajo el peine
que está separando los dos juegos de la urdimbre.

Para poner el hilo en el telar se ata la urdimbre a un


palo de madera de palma, largo y delgado (f). k, un palo más
pesado, se ata con anillos a (a) y (b), y a cada lado pasa una
Los Indios Cayapas ilel Ecuador 231

mitad de los hilos de urdimbre. Este palo soporta el peso del


tejido, mientras que el peine se ernpuja hacia abajo con la su-
ficiente fuerza para bajar el juego de trama anterior y así re-
sultar un tejido apretado y compacto.

Sólo queda un elemento móvil: lavara de anchura (m).


Sirve para mantener la anchura de la manta constante. Está
fabricado con caña o madera de palma. En cada uno de sus
extremos, tiene una punta afilada que se encaja en el borde
de la manta, por debajo de la línea que se esté tejiendo.

El peine (g), es un trozo de madera plana, de unos 6


cm de ancho y 15 o 20 cm más grande que el ancho de una
manta y del largo de una manta ordinaria o sea cerca de 1 m.
Se parece a una espada de dos filos, puntiaguda, que se puede
insertar fácilmente entre la urdimbre, y dar golpes enérgicos a
toda la tela. Estas espadas se fabrican siempre con madera del
árbol de quende. Se trata de un árbol rojizo de madera muy
dura y perenne, que se alisa con la hoja lya-pic hakf, que es lo
que naturalmente se usa para alisar los objetivos de madera.
Estos árboles son escasos en la región, si además tenemos en
cuenta lo difícil que es construir los peines, resultan instru-
mentos muy estimados por los Cayapas. De hecho es la única
pieza del telar que si se rompe o se pierde es difícil de reem-
plazar.

l-alanzadera, en cambio, no es más que una vara cilín-


drica de doble punta, hecha con madera de palma, de cerca
de I cm de diámetro, y de una longitud apenas mayor que el
ancho de la tela. Sobre la lanzadera, se envuelve la trama, em-
pezando por la mitad. La primera vuelta se hace en un espa-
cio de 15 o 18 cm a lo largo de su centro. Al pasar el hilo, se
le da una media vuelta a la lanzadera. dándole al hilo una
lrrelta completa, luego, al volver a pasarlo, se gira en el senti-
232 S. A. Barrett

do opuesto para mantenerlo en su lugar' AsÍ avanza el hilo


hacia atrás y delante, de extremo a extremo, sujetando el hilo
al final de cada sección, para evitar que se resbale. El envolto-
rio de la lanzadera va poco a poco aumentando en longitud, y
alcanza los 30 o 40 cm, y su centro lorma una especie de ci-
garro de 7,5 o 4 cm. de diámetro. Como el hilo es tan [ino' se
puede ir enrollando una gran cantidad en cada lanzadera'

Al armar el telar, la vara superior horizontal (c) cae na-


turalmente en su lugar, pero la inferior (d) se tiene que suje-
tar con dos cuerdas de pita que se Pasan de (d) a (c), de ma-
nera que sujeten también las partes móviles (i y j). Al colocar
la vara (i), la cuerda que queda al frente, pasa por detrás, y la
que va por detrás cambia hacia delante, formando un ocho'
De esta manera se sostiene (i) y se permite su movimiento
arriba o abajo. De forma similar se coloca la vara (j). El telar
esrá entonces listo para recibir los hilos.

Habrá ahora, una vez "montado" el telar, que pasar a


seleccionar los ovillos que se van a utilizar. Se suelen emplear
el blanco o el marrón como fondo y el lavanda' verde, azul o
rojo para los dibujos. Encordelar la urdimbre en el telar, re-
quiere de mucho cuidado ya que han de situarse los colores
deseados, en los lugares apropiados y en el número adecua-
do, puesto que la urdimbre es visible y lorma los dibujos. Pa-
ra colocar la urdimbre, se van envolviendo las dos varas hori-
zontales c y d. El reverso del telar parece una tela delgada de
hilos paralelos, pero el anverso tiene un aspecto muy distinto
puesto que la mitad de los hilos pasa detrás de (i), y Ia otra
mitad queda por delante. La parte delantera está, pues, divi-
dida en dos partes de igual importancia' a menos que un di-
bujo complicado requiera que los dos hilos de colores pasen
atrás.
i

#.
F
llust. l13. Detalle de dibujo para manra
Los lndios Cayapas del Ecuador 233

Una vez colocado el hilo en el telar, se hace la guia (e).


Para ello, se tienen dos pedazos de piquigua flexible con una
madeja que contiene un cordel de pita muy largo y delgado.
El cordel se pasa dentro y fuera de los hilos de la urdimbre,
en la superficie frontal, y se van incluyendo aquellos que
quedan tras la vara (i), cada hilo en una vuelta distinta. Cada
vez que esta cuerda pasa al frente, se dobla en forma de ocho
hacia dentro y hacia fuera sobre los dos varas de pitigua. De
esta manera, el cordel queda fuertemente sujeto en la parte
delantera y puede pasar atrás para incluir uno de los hilos y
volver adelante. Se sigue este proceso hasta completar la guía
(e). Cuando se teje, sólo es necesario tirar de estas varas para
traer delante la urdimbre que se encontraba detrás. Así las
hebras traseras, son ahora las frontales y viceversa. La presión
lateral de las hebras es suficiente para mantenerlas en su lu-
gar. Luego se coloca el peine entre los dos juegos (el trasero y
el delantero). Usando lavara (i) - que se pasa suavemente - y
la guÍa (e) es posible, entonces traer adelante de forma alter-
nada uno u otro juego de urdimbre.

Si Ia pieza que se quiere tejer es simple, sin dibujos, no


se necesitaría ningún elemento adicional que los dos ya men-
cionados para cambiar la urdimbre. Hay un instrumento, pa-
ra cuando se desean cambios alternativos regulares. Se trata
de una vara más pequeña (j) que controla algunas de las he-
bras que pasan frente a la vara (i), sin conexión con el juego
de hilos trasero. Cuando algunos de los hilos que pasan de-
lante la vara (i) se encuentran atrás por el movimiento de la
guÍa (e), pero se necesitan adelante, entonces, se hace girar la
vara (j) sobre la (i) hasta que sea posible pasar el peine arrás
de ellos.

Si por el conrrario la pieza lleva diseños complicados,


hay que ordenar a mano las hebras que se necesitan para el
231 S. A. Banett

dibujo. Se utiliza un dispositivo (l), similar al que se utiliza


con las dos piquiguas transversales de (e), que sirve para or-
denar y traer hacia delante los hilos conforme se vayan usan-
do. La guÍa (e) no está entonces pegada a esas hebras particu-
lares que están sólo atados a las fibras más largas de ([). Des-
pues de manejar los dispositivos (e) e (i), se coge el manojo
de hebras largas de (D y se las ordena uno a uno. Las que de-
ben figurar en esta línea se pasan hacia abajo mientras que el
resto se colocan unos centímetros más arriba. Al pasar el pei-
ne, se van tirando de las hebras que se necesitan, a mano, pa-
ra poder colocarlo en la posición correcta. Con las demás he-
bras, no hace falta fi¡arse mucho, ya que las controlan e, i y j.
Colocando el peine, se sujeta por las puntas y se empuja ha-
cia abajo con golpes fuertes o iguales. Después se sube el pei-
ne unos 8 a I0 cm. y se gira hasta colocar su superficie plana
en posición horizontal. Así se separan los dos juegos de ur-
dimbre, y la lanzadera con la trama se puede pasar entre
ellos.

Al ir insertando la trama hay que tener cuidado con la


tensión, ya que si no es uniforme, se notará en los bordes, o
lo que es peor, aparecerían arrugas o agujeros en la tela.

Se retira el peine, se cruza la urdimbre con los elemen-


tos (e), (i), (j) y (p), y se vuelve a pasar otra vez el peine y
otra tranur. Esta operación se repite una y otra vez hasta com-
pletar la pieza.

Después de esta descripción, se puede ver que los di-


bujos de las piezas textiles Cayapas, se forman con la urdim-
bre, con ella se elaboran Ios diseños y la trama resulta casi in-
visible. Esta es además la única técnica empleada en la re-
gión. Sólo se conoce una variante con diseños que lleven al-
Los Indios Cayopas delEcuailor 235

guna lÍnea diagonal; en este caso hay un arreglo de elemen-


tos, que se parece al tejido cruzado.

El telar, ya dijimos que quedaba a unos l0 o 12 cm. so-


bre el piso. Se elabora el tejido en la parre inferior. La tejedo-
ra se sienta, con las piernas cruzadas, en un trozo de tela de
cotteza, o a veces en un banco muy bajo. Después de tejer
unos 20 o 25 cm. de pieza, se aflojan las ligaduras de (k) y se
desliza el trabajo, enrollándolo sobre (c) y (d) como si fuera
una cinta transportadoray Ia altura de trabajo vuelve casi a la
barra (d). Como si fuese una cinta transportadora y la altura
de trabajo vuelve casi a la barra (d). El trabajar a esra ahura
presenta una doble venraja: es más facil dar golpes enérgicos
a una altura más baja que los hombros, y además también re-
sulta más sencillo manipular €, i, j, y f, Se repite el proceso
hasta llegar a la longirud de rela deseada. A esre momenro, las
dos extremidades de la tela se encuentran a más o menos 30
cm de distancia, tal como estaba previsto al montar el telar.
SerÍa difícil manipular todos los elementos en un espacio me-
nor de los 30 cm. con esta técnica.

Cuando se ha terminado el tejido, se preparan dos


cuerdas finas de algodOn torcido o hilo de pita, y se aran con
ellas los bordes de la sección tejida. Una de ellas se coloca en
horizontal, delante, y la otra se pasa envolviendo esta hori-
zontal, de izquierda a derecha y cogiendo de dos en dos los
elementos y la cuerda horizontal. Luego se ajusta su posición
con el peine.

Los hilos de color de la urdimbre, se cortan cerca de


los bordes dejando únicamente las hebras blancas o marro-
nes: el cuerpo de la urdimbre. Estas hebras se cortan a la mi-
tad de la disrancia enrre los dos bordes del tejido y se puede
entonces retirarlo del telar.
236 S. A. Banett

A veces, mientras se teje, se rompen algunos hilos, y es


necesario irlos atando. Los cabos de estos nudos quedan en
una de las dos caras de la tela. Hay que revisarla e ir cortando
esas puntas con un cuchillo bien afilado.

Finalmente se colocan dos varillas de madera en los


anchos de la pieza, y se atan a ellas, usando los flecos de los
elementos de urdimbre. Suele haber unas veinte a treinta ata-
duras en cada vara. Luego se lleva la tela a la orilla del río y
se clavan cuatro estacas de modo que se pueda estirar la pie-
za, afando las puntas de las varillas a las estacas (il. f f l).
Luego se moja la tela, y se deja secar al sol. AsÍ se encoge, se
ajustan las hebras, y de esta manera se consigue la máxima
flexibilidad. Cuando se ha secado, se baja la tela, se desatan
las varillas, y se coloca el borde sobre un calabazo hemisféri-
co u otra superficie redonda. Con un cuchillo afilado, se
igualan los flecos. La pieza está entonces terminada.

Casi las únicas piezas textiles que hacen los Cayapas


son mantas (tyú'nya) il. li2 - 115, que usan las mujeres, y
los mochos o wa'ra (. l16). La única otra pieza tradicional es
el estrecho cinturón (I17, I y 2) para sujetar la manta. Estos
cinturones se tejen igual que las mantas pero no se usa el te-
lar, a no ser que se desee un cinturón ancho y elaborado. Para
cinturones estrechos, se clavan dos estacas de madera en un
tronco de plátano verde, y sobre ellas las varas (c) y (d). Se
suele emplear una cuerda de pita como trama. No se usan ni
peine ni lanzadera sino que se ajusta con los dedos el hilo pa-
sado como manojo. Para atar los cinturones, se trenzan las
hebras de la urdimbre en dos partes a las cuales se suele atar
"pompons" de hilo rojo o azul. En los cinturones anchos, sí
que se hacen dibujos geométricos, de aves o de animales bien
bonitos.
t
Ilust. 115. Detalle de dibujo Para manta
Los Indios Cayapas del Ecuador 237

Los tamaños de las mantas, varían según la edad del


destinatario. Para una mujer adulta, miden 75 cm por metro
y medio, y se suelen tardar meses en hacerlas, ya que este tra-
bajo suele quedar para los "ratos libres".

Los calzones, o mochos para los hombres (lam. 116)


se hacen con tela tejida por las mujeres. Se trata de una tela
especial, prieta. De una pieza suelen salir dos mochos. Son
los hombres los que cortan y cosen, ya que las mujeres no
"saben de esto", y ellos mismos cosen también los de los ni-
ños, hasta que son lo suficientemente grandes como para
aprender.

Cordelería y redes

La fibra de la hoja de piu (el sa'ñó en cha'palaachi) y a


veces las de la corteza del ¿rbol de cosadera (señgÍ'lya), son
la materia prima fundamental para las piezas de cordelería y
las redes que elaboran estos indÍgenas.

El tratamiento de la pita es muy elaborado. primero


hay que cortar las hojas de la planta, llevarlas a casa atadas en
manojos (il. 66) y cuando todavÍa están verdes, se extrae la
fibra raspando en primer lugar la parte carnosa de la zona
cóncava de la hoja, y luego sacando las fibras. para este ras-
pado, se emplea un tronco de madera de palma, semicilíndri-
co, llamado sañwi cÍno-, y una navaja de afeitar de doble filo,
el sañwi'ctcipapa. El rronco, es la mitad de uno de palma de
pambil, de más de 2,5 m. de largo. Se apoya su lado plano en
una de las vigas horizontales de la casa, en un ángulo de unos
20o con Ia perpendicular y entre dos palos verticales que van
atados a la viga. Estos palos tienen sus puntas divididas (son
las que soportan los telares) y se sitúan a unos 75 cm uno del
otro. A una altura de 1,80 o 2 m del suelo, se ata un trozo de
238 S. A. Banett

piquigua a estos palos, de manera que pasa en horizontal por


la parte curva del tronco. Luego se ata otro trozo de piquigua
a la misma altura, pero a varios metros al interior.

Se seleccionan las hojas de pita según su tamaño y se


apilan en grupos de 6 u 8, con el fondo hacia arriba. Se do-
blan y se colocan sobre el primer trozo de piquigua, cuya pre-
sión las mantiene en su lugar, fi¡adas con la cuerda que pasa
sobre é1. Se colocan con la parte cóncava hacia arriba y sus
bases quedan colgando hacia abajo tocando el tronco. La par-
te superior del atado, así como las hojas que de momento no
se usan, se separan pasándolas sobre la segunda cuerda de pi-
ta.

Empezando desde la base, con la punta del cuchillo, se


parte la capa carnosa, y asi se aplana contra el tronco para
poder rasparla con el filo del cuchillo (fig 25). Este cuchillo
(il. ll7,2) está hecho de la mitad de una sección de "caña
brava" de 38 a 46 cm de largo. Se ahueca el cenrro blando de
la caña, y quedan dos filos muy agudos.

Cuando se ha raspado la parte carnosa de la hoja, y se


ven las fibras, con una longitud de unos 45 cm desde la base,
se aflojan con la uña del pulgar o de otro dedo, y se van par-
tiendo, tirando suavemente de ellas, hasta donde se haya ras-
pado. Luego se hace una hendidura en la hoja y se pasan por
ella las fibras, y se las hace dar una vuelta para que no se en-
reden, mientras se sigue avanzando hacia arriba (fig.25). Al
terminar la mitad de la hoja, se aparra a un lado del palo, y se
sigue con otra.

Tras trabajar la parre inferior de todas las hojas, se co-


mienza con las mitades superiores, sujetándolas con la cuer-
da. Se dobla un trozo como de 30 cm. de largo, a la punta ex-
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ilust. I t6. Mochos (calzones cortos)
Los Ind.ios Cayapas del Ecuailor 239

Fig. 25. Fibras de pita atadas para que no se enmarañen.


trema del atado, y se raspan estas mitades, de igual manera
que como se ha descrito. Finalmente, se da la vuelta a cada
hoja por separado, pasándola sobre el hombro y sujetando
con la mano izquierda el último trozo sobre el tronco- Se ras_
pa con el cuchillo y se van separando las fibras con las ma_
nos. Las fibras que se sacan de cada hoja se enrollan por se_
240 S. A. Bonett

parado y se llevan al rÍo donde se lavan para quitar cualquier


trozo de pulpa o de jugo que haya quedado. El producto es
un juego de fibras, de color verde claro, que se secan y blan-
quean al sol, y que se almacenan en grandes atados hasu que
se necesiten. Para afarlas, primero se doblan por la mitad y se
tuercen ligeramente (18, I). Este proceso se repite una o dos
veces, hasta llegar a la largura deseada.

Las fibras quedan listas para hacer las cuerdas. Se atan


entonces Por una Punta, a un lugar alto y luego se peinan con
los dedos, desechando las más cortas y ajustando las danadas
y las largas en paralelo. Luego se seleccionan las largas, según
el tipo de cuerda que se quiera hacer, y se colocan en doble-
ces sueltos, torciéndolos primero con los dedos ,v luego enro-
llendolos sobre el muslo de la pierna derecha. AsÍ se consigue
un atado del tipo de la il. I I8, 2. Luego se seleccionan parejas
de dobleces y se van torciendo, agarrándolos con la mano iz-
quierda y separándolos con el Índice, y se enrollan con la pal-
ma de la mano derecha sobre el muslo. Cada uno de los cor-
deles tiene que estar completamente torcido por separado an-
tes que torcerlos juntos y formar la cuerda, por lo que se se-
paran jalándolos con mucha frecuencia. Al final, se saca el Ín-
dice y se enrolla en sentido contrario (la mano acercándose al
cuerpo en lugar de alejándose), lo que forma una cuerda fir-
ma y fuerte gracias a su torsión, cuyo sentido es opuesto al de
sus dobleces. Se guardan en madejas como aparece en la il.
118,3. El grosor de cada cordel, y por lo tanto, de la cuerda,
depende del número de fibras que se emplean y del uso que
se la quiera dar.

De cada hoja, se puede obtener un buen número de fi-


bras, tan largas como la misma hoja. Por ejemplo, de cuatro
hojas se llegaron a fabricar sesenta y cuatro cordeles, de esos
Los Indios Cayapas ilel Ecuador 241

que se emplean para tejer la afarraya, y con una longitud de


4,5 m. cada uno.

Cuando se tuercen los cordeles, hay que tener un cui-


dado especial en que no se enreden. Para evitar esto, se suele
dividir en tres grupos que se trenzan, y se van añadiendo es-
tos grupos unos a otros formando madejas (l¿m. I18,3), de
cuyo centro se va tirando y obteniendo las cuerdas, lo que
distiende las extremidades del atado y facilita su exrracción.

Las cuerdas fabricadas a partir de la cosadera, siguen


un proceso similar en la elaboración. Las fibras se sacan tras
golpear la corteza como se hace para obtener la tela de corte-
za. Se secan, se doblan y se atan en lÍos (lám. i19,2). Cuando
se necesiten, habrá que tomar los pliegos, separar las fibras y
torcerlas en una cuerda pesada y algo floja, que sirve sobre
todo para hacer hamacas. Las hamacas, se tejen igual que las
redes de pescar, aunque las mallas, muy grandes, se hacen "a
ojo", sin la ayuda de una medida.

Otro uso de esta cuerda, cuyo nombre cha'palaachi es


señgÍlya, como el árbol del cual se extrae, es para hacer el ca-
ble principal de la lÍnea de pescar con varios anzuelos.

Los cayapas no unen las


piezas de fibras torciendo sus
extremos, sino que al añadir
otro tramo, se aplica un nudo
cm
cuando se llega a los 15 o 20 cm
de la punta. Por esto no emplean
lanzaderas, como otros pueblos
indígenas, sino que sólo usan
una aguja, que normalmente es Fig. 26. Agujas o medidas
de caña, aunque las más grandes usadas para tejer redes.
2+2 S. A. Banett

se hacen en madera. Por lo general, estas agujas tienen entre


13 y 18 cm de largo, variando su anchura según el tamaño
deseado para la malla (fig. 26). El término general para estas
agujas es ya'tcTpapa, aunque a las más anchas para las mallas
grandes, se las llama wa'lo tCrpapa, y alas que se utilizan pa-
ra mallas más estrechas, como las destinadas a tejer atarrayas,
se Ias conoce como ata'ia tcipapa o ate' tcÍyapa.

Para tejer una de las grandes redes fijas de pesca, la wa-


'kü (lám 120,2), se atan en la esquina de un extremo, un nú-
mero de nudos, normalmente cinco. Si se añade un nudo más
a cada extremo, se pueden ir sumando nuevas mallas y asÍ ir
aumentando las dimensiones. En el primer momento, se [or-
ma un triángulo rectángulo, en el que uno de sus lados marca
la anchura de la red. I-a hipotenusa del triángulo, será la línea
desde la que se va haciendo el tejido. Si no se añaden nuevas
mallas, sino que se teje uniformemente, se obtendrá la red
rectangular. l: esquina final se hace soltando nudos y mallas
en algunas hileras, es decir, invirtiendo el proceso que se si-
guió en la esquina original.

Fig. 27. Tejido de la red y detalle del nudo.


Los Indios Cayapas del Ecuador 243

Todas las redes se tejen con el mismo tipo de nudo,


que aparece en la fig. 27. En a) se ve el nudo abierto, y en b)
cerrado. También se puede apreciar en esta figura, el uso que
se da a la aguja en el comienzo de una red cónica, cuya técni-
ca se diferencia algo a la de la red fija aunque se usa la misma
aguja de la misma manera. Comenzando con una serie de
cinco nudos en la base, se va ampliando, añadiendo una ma-
lla más a cada extremo de la fila, y en el medio, produciendo
una lÍnea doble a la mitad de la red (fig27). Para completarla
sólo se necesita juntar los bordes abiertos, y asÍ resulta una
red cónica de 60 cm de profundidad desde el vértice de la
abertura, que es de 45 por 90 cm.

La forma de tejer la red cónica (lám 120,1) se adoptó


de los negros, y además su nombre (ata'ia) se deriva directa-
mente del español local "atarraya".

Para la at^rÍaya,la técnica general es similar a la fija.


Primero se trenzan un considerable número de fibras de pita
(en algún caso llegaron a cuarenta) para formar un ojal fuerte
de más de 5 cm de largo, en el que se ata la cuerda con la que
se tirará una vez lanzada de la canoa. El ojal tiene que ser
fuerte, y para ello se suele tejer en un espacio de casi 2 cm a
lo largo de su parte inferior. De es[a atadura, saldrán los cua-
renta pares de hebras que se atan para formar la primera fila
de cuarenta nudos y mallas. En cada una de las filas impares,
se añade otra cuerda, resultando en la tercera un total de se-
senta mallas. Este número se mantiene hasta la séptima fila
donde se añaden otras veinte más en intervalos regulares, por
lo que la octava fila tendrá ochenta pares. Se añaden pues, ca-
da cinco filas veinte elementos nuevos. Los aumentos se ha-
cen en las filas que acaban en dos y en siete: dos, siete, doce,
diesisiete. etc. Cuando se ata la fila sesenta y tres, habrá un
total de trescientos nudos y mallas y este número se mantiene
211 S. A. Barrett

a..¡

9
0
r1

flf 1

llust I 18. Atados, cuerdas y fibras de pita

Fl¡r\lir!1-
'-':.... i:i i:i ii i:lriltriI

"S¡,e
iii ::i+ti

llust. I 19. Línea principal de pesca, manojo de fibras de pita y cuerdas


Ilust. I20. Redes de pescar
Los Indios Cayapas delEcuador 245

hasta completar las ciento veinte y siete filas de la red. Las


mallas tienen 2 cmz a lo largo de sus 2 m 62 cm de longitud.
Cuando el pescador lalanza, puede cubrir fácilmente un cÍr-
culo de 3 a3,5 m de diámetro.

Estas redes, generalmente, son de pita, delgadas cuer-


das que van de la parte superior del cono hasta la abertura,
menos la última tercera parte donde son de pita gruesas. El
que sea más gruesa en esta pafte, es debido a que se desgasta
más fácilmente pues es donde los peces dan tirones, y porque
es donde se colocan los pesos que suben más de 20 o 30 li-
bras el peso total y arrastran rápidamente la red al fondo.

Sólo hay otro objeto de tejido de red que fabrican los


cayapas: las hamacas. Se elaboran con burdas cuerdas de pita
o con la kuna-kuna. Se necesitan pocas cuerdas ya que las
mallas son muy abiertas. Primero se selecciona un número de
cuerdas y se hace un gran ojal, en el que se van envolviendo
las demás fibras. En una hamaca hecha con pita, se necesita-
ron sólo catorce cuerdas, a las que se añadió la que servió de
envoltorio. Una fila llevaba siete nudos y la siguiente ocho,
pero como no se empleó aguja, sino que se hizo con la mano,
hubo variaciones en Ias mallas. de t0 a 15 cm2. Se usaron
diesisiete filas de nudos para tejer esta hamaca que, cerrada y
estirada, tenia 2 m de longitud. La segunda punta acabó en
otro ojal similar al primero.

Arte decorativo

La decoración cayapa se puede clasificar en cuatro


grandes grupos, teniendo en cuenta la técnica empleada: de-
coración textil, incisiones, pintura, y tallado. Al primer grupo
corresponde los cestos, abanicos, esteras y telas en general; al
segundo los calabazos y en menor grado la alfarerÍa; al terce-
246 S. A. Banett

ro las canoas y el cuerpo humano y por último, en el cuarto,


entrarÍan los muñecos de madera, los mangos de los remos y
en algunos casos, los asientos.

En cuanto a los diseños se pueden clasificar en los mis-


mos grupos aunque algunos se encuentran en varios de ellos.
Son en su mayorÍa geométricos, a excepción de las muñecas
talladas, algunos calabazos y numerosos dibujos de mantas.
También hay diseños realistas en canoas y, más esporádica-
mente en las pinturas del cuerpo. De cualquier manera, en
número son parecidos unos y otros, aunque los geométricos
presentan más variaciones.

Ya hemos comentado varias veces, que estos diseños,


no tienen un significado especial, o nombres específicos, ex-
cepto los que se realizan en telas. Las pinturas corporales,
aún siendo ran variadas (lám 39-52) sólo tienen un dibujo de
tipo con nombre propio: uno en forma de tridente que apare-
ce en la il. 52, Il. Tampoco las pinturas de las canoas llevan
nombres (i1.72-75) y para ellas se prefiere la geomerrÍa, más
tradicional, antes que el realismo más moderno, que sólo se
aplica en embarcaciones que se fabrican para la venta; con
mamÍferos, personas, etc.

En el tallado, los muñecos son de estilo realista (il. g4):


perros, caimanes, aves y seres humanos (en los que se pone
especial interés en diferenciar los sexos). Los mangos de los
remos son de diseño geométrico, sin nombre, (il. 76), ni si-
quiera el no 9, muy elaborado, tiene nombre). y lo mismo
ocurre con los palitos para pintarse la cara (il. l2i-f 22).
Támbién, algunos asientos llevan ornamentos (il. 83). ya se
dijo en su momento, que por comparación con otros objetos
similares del Sur y Centroamérica, se deduce que hay cierta
conexión entre estas obras cayapas y las de otras regiones, so-
Los Inilios Cayapas tklEcuador 217

bre todo con la proüncia de Manabi (fig. 2 y 3) donde se en-


cuentran los más elaborados, en forma de puma.

Las incisiones se realizan exclusivamente en las super-


ficies de las calabazas, y en principio, resaltan en blanco so-
bre el fondo marrón del fruto, pero con el tiempo se oscure-
cen. Se hacen con la punta de un cuchillo o un machete. En
estos utensilios se encuentran tanto figuras geométricas, co-
mo diseños realistas. En la lám 86, se distinguen diez formas
animales:

Figura humana I-4


Figura humana a caballo 5,9
Mono 6
Caballo o perro. I8
Ave l0-12
Lagarto I3
Tortuga l6
Cangrejo L4,36
Escorpión (alacrán) 7
Garrapata 15
Un animal desconocido 8-17

Normalmente, estas figuras son pequeñas, pero en el no


36, el cangrejo es bastante grande, y se colocó próximo a la
abertura de una gran calabaza esférica, para almacenar agua,
ocupando casi la mitad de la superficie. Los nombres de estos
adornos son los de las figuras que representen, los geométri-
cos no llevan.

En la alfarería, las formas son simples y sin adornos.


Sólo hay algunos casos en los que se pintan líneas o puntos
en protuberancias del recipiente, pero no se sigue ningún pa-
trón especial.
218 S. A. Bcrrett

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Los Indios Cayapas ilelEcuailor

x*xFEffiF
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ffi=F-ffiNEF
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VHr E=TffiK
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.o .r .; ¡t s

Ilust. 123. Dibujos para telas: figuras de seres humanos y mamÍferos.


250 S. A- Banett

Los diseños en tejidos con materiales duros (cestos de


tejido cruzado, abanicos y esteras) son puramente geométri-
cos (il. I05), y monótonos, debido sobre todo al material y a
la técnica de elaboración que requieren. Sólo se conocen los
nombre de los "zig-zags" de las fig 3 y 5: dE'tcú, y los ojos,
kapü'ka de las n" 25 y 27.

Textiles

Es aquÍ, donde se encuentran la mayor variedad de di-


bujos tanto geométricos, como realistas, con nombre recono-
cidos.

Unos cuantos, se recogen en las lám 123 a L27, asÍ co-


mo sus nombres en el glosario que sigue, clasificados como:
mamÍferos, aves, reptiles, insectos, objetos animados varios,
partes de objetos animados, plantas, objetos artificiales, figu-
ras geométricas y algunos términos intraducibles:

Mamlferos Rqtiles Plantas


ser humano culebra (término general) piquigua
mono (2 clases) boa constrictor frutas
caballo lagarto
burro
VCrcA Insectos Objetos
PerTo ciempies mesa de fiesra
chivo escorpión/alacrán cinturón
oveja Sarrapata escalera
cuy araña peldaños
venado de escalera palito para pintar
Varios
Aves cangrejo la cara
Pl r.cu né'hÍ cima
la'pítcú te-púiné'lü dibujo de canoa
Ios lndios Cayapas del Ecuador 251

tu'mbltcililÍ (hay rambién otras cruz


halcón 3 nombres cebo
pelícano compuestos acero
pavo en los que aparece diseño de pañuelo
gallinazo la palabra te'mbu balya'lya
fragata cangrejo)
pato lortuga Extremídodes
garza sapo y partes de animales
paloma (térm gral) ojo (término gral)
pectü'kü ojo pequeño
wapü'pú kapú-ka va détc-u
pollo Ka-pú tcÍlara
Kapüka dalala ke"trf dú'lalara kap-uka
Otros
técnicas de bandelas oreja
color pam de lagarto
huevo de lagarto
Figuras geométncas lengua de manta-raya
zigzag: se-rañ dércü
E-détcü
uyu nu oetcu
de-'pañmÍdétc
dé'tcü serañ tsú'a
horizontal

T érmino s intr aducible s

pala'c lara
balya'lya pala'lac
balya'lyac pala'lara
delam ba"ta pala'ra
de'we palú'c lara
dü'lalara pala'tcu
252 S. A. Barrett

hó'lara Peti
hü"la pü'ka ka
hü'lara se'rañ
hú'rula tapü'lyú
hú'rulara té'pú balya'lya
KUE DU tyúlya'lya
nim bi'lya tyüm bi'lya
pala'cla uñlo'cla
pala'la tyü'ndyü tcilara

Existen un gran número de diseños geométricos (il.


lZ5 - L27), más que los "realistas", pero en el fondo no son
más que variaciones y combinaciones de algunos elementos:
el zigzag,la cruz, el triángulo y el rectángulo. Un análisis de
los nombres originales, muchos de ellos intraducibles, indica
que los cayapas reconocen estas similitudes y no relacionan
los dibujos con objetos o imágenes reales. Hay pocos que
muestran una tendencia a la realidad: "ojo", "peldaños de es-
calera", "cangrejo" (se relaciona con las huellas que un can-
grejo deja en la arena). "acero para disparar fuego"; aunque
puede haber más en los intraducibles.

Los diseños "realistas" son más estilizados, lo que es de


esperar por la naturaleza de la tela y la técnica empleada. Los
mejores ejemplos son los "seres humanos" de la il. L23 n" 12-
16, los "sapos" n" 17 y IB, el "pelÍcano" de la fig. 42 y el pe-
rro o el mono dela 45.

La tendencia hacia la estilización es característica de


Ios tejedores inexpertos. Los más expertos consiguen dibujos
muy realistas, de manera que no se puede dudar de la proce-
dencia del modelo.
Los Indios Cay apas del Ecuador 253

#$ffis$q=
HBffiEF*E
ü *K ffiEEw
*strÉNso
SEtr?sffi*f
EffiÉE#Mft
agsS#m*
gsffi#trHA
51 5.ttro:ta-?

Ilust. 124. Dibujos para relas: figuras de mamÍferos,


aves e insectos.
251 S. A. Banett

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Ilust. 125. Dibujos para telas: figuras de grupos de mamiferos


y figuras geométricas.
Los Indios Cayapos ilclEcuoilor 255

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$,gEry.ffi4ry
x*#XE#H
--n3¡'=L=15

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Ilust. 126. Dibujos para telas: figuras geométricas.
S. A. Barrett

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g*=*ffinf
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ffFF*$ü$
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llust. 127. Dibujos para telas: figuras geomérricas.


.J
Los Indios Cayapas del Ecuailor 257

Una de las caracterÍsticas de los patrones textiles, es el


afán por no dejar espacios vacÍos. Se tiende a rellenar todas
las esquinas, aunque sea con motivos de puntos y líneas que
no tengan nada que ver con el dibujo principal.

En resumen:

I
I. Predominan los dibujos geométricos sin nombre ni
significado especial.
2. Existen diseños realistas en rexriles y también en los
calabazos, que a veces tienden a estilizarse.
J. Hay una ligera tendencia a asignar significados a las
[ormas geométricas.
Afán por rellenar todo el espacio, huyendo de zonas
vacÍas.

En el Apéndice I se recogen en tablas los nombres de


los diseños de las mantas que aparecen en las ilustraciones,
asÍ como un glosario de ellos.
x
FORIVIADE G OBIERNO

l¿ forma de gobierno, ügente entre los Cayapas, toma


su modelo del sistema español, adoptado en Ecuador. AsÍ, en-
contramos en cada una de las tres divisiones Cayapas,los si-
guientes cargos: gobernador, secretario de Gobernación, te-
niente polÍtico, alcalde, comisario, capitán y sargento. La su-
cesión es hereditaria, y así, a la muerte del que sustenta el
cargo, pasaa su hijo mayor, o si no tiene hijos a su hermano
mayor. Si no tiene ni hijo ni hermano, pasa al hijo mayor de
su hermano mayor muerto, y si tampoco viviera, pasaría el
mayor de los parientes varones más cercanos. De esta mane-
ra, todo queda en familia. Este sistema de sucesión es nativo,
y fue conservado cuando se insertó la nueva forma de gobier-
no.

Si el candidato hereditario no quiere asumir el cargo,


sigue la línea antes descrita, o puede salirse de este orden si
los jefes de las familias paúentes lo permiten. Normalmente,
no ocurren estos rechazos, aunque sí los ha habido, en los
que no se ha aceptado este privilegio, y este deber.

Como se ha mantenido este sistema por tantos años,


hoy no se puede determinar el original cayapa, pero lo que sÍ
parece es que habÍa solo tres clases de funcionarios:
260 S. A. Banett

I. el jefe ü'nyÍ o ú'mi. El actual gobernador


2. uno o más sub-jefes: casawa'lyÍ. El gobernador nuevo
3. los magistrados de la ley: Tca'iula

Todos los magistrados de la actual forma española de


gobierno, excepto el gobernador y el gobernador nuevo, se
pueden incluir en el último término, y tienen las mismas res-
ponsabilidades que los antiguos tca'itala.

El centro del gobierno, recae en el jefe, independiente-


mente de donde viva. A él se llevan todos los asuntos, y en
especial, los de mayor importancia.

Los Cayapas se dMden geográfica y políticamente, en


tres zonas, cada una con su parte del rÍo y su aldea, que sólo
se usa en fiestas o reuniones. Me refiero a Punta Yenado, Za-
pallo Grande y San Miguel, que toman sus nombres de los de
sus aldeas, en el orden de subida del rÍo Cayapas. En la ilus-
tración 8 se ve una parte de Punta Venado, y en la 9 aparece
una vista tomada desde el rÍo. Esta es la más grande de las
tres. En la I0 se muestra una vista parcial de Zapallo Grande,
con la casa del jefe en primer plano, a la izquierda.

En las tres aldeas, la casa del jefe es grande. En ella se


resuelven los asuntos, se administra justicia y se imponen pe-
nas y castigos. En su estructura hay un cuarto grande, espe-
cial, con un pesado cepo en un extremo, para tener a los pri-
sioneros cuando es necesario. Por lo que se sabe, el cepo es
un objeto introducido por los españoles, por los primeros mi-
sioneros. Los indígenas no le han cambiado el nombre y lo
denominan se'p6.

Cuando hablemos de las ceremonias, nos detendremos


en los métodos de castigo, que en teorÍa, sólo imponen el jefe
Los lndios Cayopas delEcuador 261

o el sub-jefe. El resto de los funcionarios, también colaboran,


si se les solicita, pero su principal tarea es la de capturar a los
que infringen las normas, y mantener el orden en las fiestas y
otras reuniones y, en general, velar por el cumplimiento de
las leyes del jefe, cuya autoridad es suPrema, debiéndose obe-
decer todas sus disposiciones en todas las materias. Aún asÍ,
su autoridad no resulta opresiva, sino que actúa teniendo en
cuenta a la gente, y de forma armoniosa. Quizás, las opera-
ciones de la maquinaria gubernamental cayapa se aprecian
mejor en los casos civiles, ya que casi no hay leyes fijas por la
razón de que se comenten pocos crÍmenes. l-as leyes son más
bien cánones de conducta ética que pueden sufrir alguna va-
riación debido a la opinión pública. De cualquier manera, los
Cayapas son honestos. Y esta reputación es confirmada tanto
por blancos como por los negros de la región: no roban, y el
homicidio es desconocido para ellos, por lo cual no tienen
castigo para estos crÍmenes.

Sin embargo hay leyes bien estrictas respecto el matri-


monio y las relaciones conyugales, y cualquier infracción se
castiga con severidad, aunque m¡ís detalles daremos cuando
hablemos del matrimonio. Estas leyes vienen de antiguo, di-
cen los Cayapas, pero se han visto probablemente reforzadas,
por las rígidas leyes eclesiásticas que introdujeron los misio-
neros.

Cuando los Cayapas vivian en la Sierra, formaban una


única comunidad con un sólo jefe y un gobierno para todos.
Fue cuando se instalaron en la costa cuando se dividieron en
las aldeas. Ni ellos mismos conocen el por qué de esta separa-
ción, sólo que "era más conveniente", ni tampoco se sabe có-
mo fueron nombrados los primeros mandatarios de cada uno
de los tres gobiernos.
262 S. A. Banett

Antes no se celebraba ninguna ceremonia especial para


tomar posesión de un cargo y la sucesión era automática' Pe-
ro en la actualidad, es necesario que el nuevo mandatario sea
posesionado por el cura durante su visita anual a la aldea, y
cuando, en presencia de todos los demás funcio-
", "r,totta"t
narios, y de todo el que lo desee, el sacerdote da un discurso
en el que nombra al nuevo oficial, anuncia sus deberes y de-
rechos, le encomienda el respeto a la gente y le confÍa sus res-
posabilidades y obligaciones. Aunque ya se conoce quién es
el merecedor del cargo, sólo se celebra el "nombramiento" en
presencia del cura. Si muere el 'Jefe", sus deberes se delegan
a algún otro oficial, generalmente a un alcalde, hasta que lle-
gue el "padre". Estos funcionarios, no cobran por su cargo,
á*..pto .l hottot y el respecto merecido. A veces, el jefe im-
pone multas, y podría utilizar parte de este dinero para sus
necesidades personales Porque nadie lleva las cuentas, Pero
casi nunca sucede.

Normalmente, este dinero se emplea en los viajes que


realizan los oficiales para capturar los culpables, o resolver
disputas, o en pago a los shamanes que contrata de vez en
c,rando para ahuyentar espíritus peligrosos de los pueblos o
de las pozas. Estas multan ahora se pagan en dinero Puesto
que circulan monedas colombianas y ecuatorianas' pero antes
eran pagadas en "esPecies".
X
NACIMIENTOS

En contraposición a las costumbres de otros pueblos


aborígenes, entre los Cayapas hay pocas restricciones en este
tema. A la hora de dar aluz,la mujer se mantiene más o me-
nos parada en un banco bajo (como el de la il. 83) y sin to-
mar medicinas, a excepción de un vasito de ron caliente bien
cargado. Atendida por otras mujeres de su familia, la nueva
madre, no tiene que someterse a ningún rito ceremonial, sólo
ha de privarse del baño y de comer carne. Se queda acostada
durante un perÍodo que va desde un dÍa a casi una semana,
pero en este tiempo y después de él puede comer lo que le
apetezca, peinarse, tocarse la cara, y realizar otras acciones
que en las mismas circunstancias rienen prohibidas las muje-
res de otras tribus. Tampoco el padre sufre restricciones parti-
culares; puede ir de caza y pesca y llevar la vida de siempre.
La "couvade" de otros pueblos de América del Sur, no se
practica entre los Cayapas.

Con respecto al recién nacido, se toman ciertas .,pre-


cauciones" con el cordón umbilical y la placenta. El cordón
se corta a unos 8 o l0 cm del cuerpo, y la punta se remoja en
grasa caliente y se ata. Inmediatamente después se envuelve
en hojas la placenta, y se lleva al monte, lejos, y se deja en al-
gún lugar solitario y apartado del camino. También puede
S. A. Barrett

ponerse a secar durante un mes en la parte superior de la casa


y luego ser arrojada a algún sitio donde nadie la pueda en-
contrar. Finalmente cuando el resto del cordón se desprende
del cuerpo del beb¿, se guarda en la casa un mes, más o me-
nos, y también se rira a algún sitio apartado. Este cuidado
porque nadie encuentre ningún resto, no es debido al temor
de lo que les pueda pasar al nino o a su familia, sino al que se
lo encontrara, que puede sufrir algún efecro mágico peligro-
so, que puede llevarle hasta a la muerte. Tampoco hay datos
de que los shamanes u otros utilicen estos restos para ningún
rito maléfico.

Recién nacido, el niño es bañado en agua caliente y se


le pinta la cara con achiote rojo. Ni la madre ni é1, siguen lue-
go ningún rito de purificación o ninguna orra ceremonia.
XI
I\OMBRES

Los Cayapas bautizan a sus hijos pocos dÍas después


de su nacimiento conforme con el rito católico. Este primer
rito, lo realizan una pareja (hombre y mujer) de amigos espe-
ciales de la familia, seleccionados por los padres.

Si es niño, lo sostendrá el padrino, y su madrina le


bautiza con un vaso de agtJa,y le da su nombre que será, casi
invariablemente, el del padrino. Si es niña, se invierten los
papeles entre los padrinos, y el nombre será el de la madrina.

Generalmente, se usa este nombre durante algún tiem-


po. Pero, en su infancia, seguro que alguna situación o acto
del niño llamará la atención de sus familiares, porque parezca
interesante o produzca gracia. Desde ese momento, se le lla-
mará con el nombre de esa anécdota, olvidándose casi por
completo del primer nombre.

Ahora bien, a la primera oportunidad que se presente,


el niño será bautizado por un sacerdote, con el nombre del
santo patrón del dia en que nació. Esto ocurre, en la visita del
cura, o durante algún viaje que la familia haga donde viva al-
guno. Pero, aunque tenga dos nombres cristianos, se le llama-
rá con algún sobrenombre hasta después del matrimonio. Es-
266 S. A. Barrett

te sobrenombre puede cambiarse sin problemas por alguna


manÍa del niño, o cuando suceda alguna otra anécdota diver-
tida.

El apodo persiste hasta que se llega a rener un hijo, en-


tonces se le llamará "padre o madre del hijo o hija mayor,'.
Así, el jefe de la división Cayapa de punta Venado riene como
nombre cristiano al de Antonio Napa, pero todos le llaman
pi'tcü-apa (padre de pi'tcü) y a su esposa pTt'cü-ama (madre
de p'i'tcú). Sólo se roma en cuenra el nombre del primer hijo,
aunque esré muerto. Así, pi'tcü, había muerro y había otros
hijos, pero el nombre persistía. Hay algún caso en el que se
mantiene el apodo original, pero es realmente excepcional.
XII
PUBERTAD

Al igual que en el nacimiento, no hay restricciones o


ceremonias especiales en la pubertad de niños o niñas. Esto
sigue siendo una sorpresa con respecto a las costumbres de
otros pueblos.

Algunos afirman que no hay restricción alguna, pero


otros dicen que a las niñas que alcanzan la pubertad, no se
las deja, durante un tiempo corto, ir de acá para allá, ni ba-
ñarse. Esto último parece lo más probable, porque incluso las
mujeres mayores, en el período de menstruación, tienen estas
mismas prohibiciones.

BfBLfot EcÁ /)
{Ilr,'.^o¿
XIII
MATRIMONIOS

Cuando un joven, o una joven, desea casarse con al-


guien en especial, no realiza ninguna otra tarea o trabajo que
el indispensable, y anula las relaciones sociales con otros in-
dividuos. Se pasa todo el dÍa sentado, sin hablar con nadie, y
la "etiqueta" le prohíbe responder o reírse de las preguntas o
de Ias burlas que los demás puedan hacerles.

Si no es correspondido por la persona amada, aún con


todos los esfuerzos normales para ganar su atención e interés,
recurre al uso de ciertas hierbas aromáticas, madera de algu-
nos árboles y otros objetos que se suponen mágicos, y que le
darán buena suerte. Se suelen llevar colgados estos amuletos
en collares.

El joven enamorado, espera pacientemente, hasta que


los demás miembros de la familia se duerman, entonces toma
su canoa y rema hasta un lugar cercano de Ia casa de la ama-
da. Alli, le canta suavemente mágicas canciones de amor, y
luego se acerca cautelosamente a la casa. Allí, según ciertos
informantes, llama la atención de ella y Lrata de convencerla
para que salga y se vaya con é1. Según otros, lo que ocurre es
que él entra sigilosamente en la casa y pasa parte de la noche
con ella, bajo el mosquitero. En cualquiera de los dos casos,
270 S. A. Banett

el amante debe regresar a su casa sin que su familia se entere.


[-as visitas, se suceden hasta que anuncian su deseo de casar-
se, y obtienen el consentimiento de sus respectivos padres.

Después de esto, hay varias versiones. Unos dicen, que


la pareja se va inmediatamente a casa del novio o de la novia,
o incluso a una casa propia y allí viven como marido y mujer,
sin ceremonia alguna. La única ceremonia es la boda en la
iglesia cuando vuelva el sacerdote católico en su visita anual.

Otros dicen que pasa algún tiempo entre el consenti-


miento de la familia y la fiesta y ceremonia de bodas prelimi-
nares. En este tiempo, el joven y sus amigos se van de cacerÍa
para buscar la carne para la fiesta, y a conseguir regalos para
los padres y parientes de la novia. Ella también debe proveer-
se de alimentos, plátano verde y maí2, y junto a su familia,
hacer regalos a la familia del novio. Entre la pareja no se ha-
cen regalos, ni hay nada que pueda interpretarse como una
"compra" de la noüa.

Finalmente, se reúnen los familiares y amigos de las


dos partes y celebran una fiesta que dura de uno a dos o tres
dÍas. Durante la fiesta, se trae a la pareja, y se lleva a cabo el
procedimiento civil, que consiste en diez azotes que les da el
jefe con un látigo de nueve colas para legalizar el matrimonio
civil. Probablemente, esta costumbre persiste desde los tiem-
pos primitivos, y no ha sido modificada a pesar de la intro-
ducción de conceptos religiosos que sí influirán en otros as-
pectos de la vida de los Cayapas.

Cuando llega el tiempo de la visita anual del cura, se


celebra el rito nupcial en la iglesia, donde el jefe, o alguien
delegado por é1, impone aLapareja un castigo adicional.
Los Inilios Cayapas ilel Ecuador 27l

En agosto o septiembre, durante la visita del sacerdote


se realiza una fiesta de una a tres semanas de duración duran-
te la cual se celebra el matrimonio de todas las parejas que se
han unido en el tiempo entre la anterior visita del cura y la
presente. Si no se puede celebrar en estas fechas, se puede
realizar en cualquier otra reunión, o posponerse hasta la pró-
xima visita del sacerdote. Estas fiestas son ocasiones de una
buena diversión. Hay bastante comida, ron y tabaco, y toda la
aldea celebra durante un día o dos.

Durante la mañana del primer dÍa se prepara una mesa


en una alfombra de hoja blanca, que se extiende en el piso de
la sala de reuniones de la casa del jefe, y se llena de todo tipo
de comidas. No puede faltar un plato especial de huevos, se-
mejante a los huevos revueltos. En la fiestas sólo entran los
hombres y los niños, pero en esta ocasión, también asisten la
novia y su madrina, sin embargo su madre no puede entrar.

Con los novios y sus padrinos, en la mesa se sientan


los jefes de familia. En la cabecera se coloca el jefe, rodeado
de tres a cuatro funcionarios principales. A un lado, a la dere-
cha de los funcionarios, se sientan el padrino del novio, el
novio, la noüa y su madrina, por este orden. El resto de los
puestos son para los jefes de familia. Los padrinos no son los
mismos del bautismo, sino otros, algo más mayores que los
novios, y que actúan como patrocinadores.

En una de estas fiestas, en 1908, tras la invocación


eclesiástica, habitual en todos estos eventos, el jefe tomó el
tazón con los huevos revueltos, y sirvió una cucharada al no-
vio, luego a la novia, después al padrino, y a la madrina. De
esta manera, se inició la ceremonia y a partir de ese momento
ya se podÍa participar libremente de la comida. Además de las
carnes secas y de los alimentos de la mesa, se sirve a cada
272 S. A. Banett

uno, un plato de alfarerÍa con puré de plátano maduro y car-


ne.

Todos comieron con libertad, excepto los novios. Ellos


habían pasado toda la mañana en cuartos separados, vestidos
especialmente para la ocasión, y con la boca tapada con una
tela. El padrino atiende al novio y la madrina a la novia, y no
pueden conversar con nadie más. Es más, mantienen la boca
tapada durante toda la fiesta.

Hacia el final de la fiesta algún funcionario echa un


discurso, en el que exhorta a los novios a üvir en paz y ayuda
mutua, les indica el modo de seguir una vida marital ejem-
plar para ellos mismos y útil para la comunidad. Hace hinca-
pié también en avisar al novio para que nunca se sienta con el
privilegio de castigar a su esposa, sino que si ella no cumple
con alguna de sus obligaciones, el asunro debe llegar al jefe y
a las autoridades que serán las encargadas de imponer el cas-
tigo y de igual manera, también aprovecha para avisarle de
que sus descuidos serán castigados.

Después de la comida y rras la bendición, se limpia el


piso y comienza el baile. Los bailes cayapas son una serie de
saltitos adelante y aLrás, a lo largo de una lÍnea en el centro
del salón. Cada vez baila una pareja, uno detrás del otro. El
orden de los participanres en el baile, sigue toda una parafer-
nalia característica. Primero, el padrino del novio, que es
también el maestro de ceremonias, baila con la novia, y luego
el novio con la madrina de la novia. Después es el jefe, que
seguido de los funcionarios, en orden de su rango, baila con
la novia. El novio ya no vuelve a salir a bailar, sino que per-
manece en una esquina del salón, sentado, con la boca tapada
sin dirigirse a nadie, excepto a su padrino, aunque raramente.

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Ilust. 128. Instrumentos musicales
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Ilust. 129. Arbol de parentesco


Los Indios Cayapas ilel Ecuailor 273

l-a novia, sin embargo, baila constantemente, aunque


de vez en cuando es sustituida por algún miembro de su fa-
milia. Entre baile y baile, la novia se sienta en silencio en al-
gún cuarto contiguo. La función se prolonga durante la tarde
y la noche, con un sólo descanso en el que los novios se po-
nen ropa nueva y se engalanan con pendientes y collares de
monedas de plata y guirnaldas de flores amarillas como las
que se usan para decorar las imágenes de los santos en la
iglesia. Recién vestidos, el novio vuelve a sentarse en su es-
quina, y la novia sigue bailando hasta la madrugada. En la
noche, se encienden velas, antorchas de keroseno y otras
(nÍ'lyü) propias de los Cayapas.

Al final del baile, se ejecuta el "SanJuan", una impor-


tación de la sierra, que parece de origen español. En la cere-
monia a la que hacía referencia, cuatro parejas bailaron el
"San Juan" a eso de las cuatro de la madrugada. Se colocan
los hombres y las mujeres en dos filas, en cuyos extremos se
sitúan el novio y la novia seguidos del padrino y la madrina.
Las demás parejas eran las que tuvieron la suerte de ser elegi-
das para ello. La música cambia, y ya no se utiliza la marim-
ba, y los que tocan las tambores y maracas abandonan su sitio
al fondo de la sala y van al compás de la música, recorriendo
arriba y abajo el salón (il. 128). Mientras los músicos y orros,
recorren el local, cada hombre intercambia instrumentos,
sombreros u otras vestimentas con cualquiera con el que se
encuentra, que debe aceptar el intercambio. Con toda esta
bulla y diversión sigue tocando la música y todos mantienen
el compás y el ritmo perfecramente.

Las dos filas, una de hombres y otra de mujeres, bailan


una hacia la otra y pasan al lado opuesto del salón, pasando
uno entre otro. Al llegar a la pared, se vuelven y regresan pa-
sando y cruzándose tres veces para quedar enfrentados en la
274 S. A. Boftett

posición original. Luego baila cada uno de los ocho sólo y


por turno, siguiendo unzigzag, desde donde está el novio, re-
corre la sala, pasa atrás de la primera mujer, regresa al lado de
los hombres, pasa atrás del primer hombre y sigue hasta pa-
sar atrás de todos los bailarines y vuelve a su sitio. Luego le
toca el turno a la mujer que se sitúa frente a é1, y así los ocho,
de uno en uno. Después se repite el recorrido, pero por pare-
jas, la mujer detrás del hombre. Entre el recorrido de cada
pareja, todos los bailarines cruzan la sala y regresan a su sitio
como al principio del baile. Finalmente, los ocho unen las
manos y giran tres veces a la derecha y tres a la izquierda, es-
tando uno de los tamborileros, en el centro del cÍrculo, y el
resto de los músicos siguen su recorrido bullicioso arriba y
abajo del salón.

Las mujeres, al terminar la danza, escoltan a la novia,


y los hombres al novio, hasta el mosquitero que les ha sido
preparado en el cuarto contiguo, acompañados con toda la
"orquesta" entre ruidos, gritos y toda la bulla posible. Aquí,
termina la ceremonia y los novios pueden quitarse las galas y
ponerse vestidos usuales y comportarse normalmente.

Ahora (por influencia de la Iglesia católica), y también


desde tiempos antiguos, el matrimonio entre parientes cerca-
nos, incluso primos lejanos, esta prohibido entre los Cayapas.
De cualquier manera esta relación de "primos", es distinta a
lo que nosotros podemos conocer. Volviendo al tema del ma-
trimonio entre parientes, queda por decir que, si muere un
hombre o su mujer, el sobreviviente no podrá casarse con
ningún otro miembro de la familia del cónyuge.

El divorcio también está terminantemente prohibido.


Los indÍgenas afirman que era algo desconocido para ellos
antes de la llegada de los misioneros. Las relaciones familia-
Los Inilíos Cayapas ilel Ecuador 275

res son sagradas y el divorcio es algo prohibido, aunque sea


"teóricamente", pues en la realidad se conocen casos, excep-
cionales, eso sÍ. Si un hombre o una mujer abandona a su pa-
reja, será perseguido por Ia ley, castigado, y se harán todos los
esfuerzos posibles para lograr la reconciliación. Se conocen
casos en los que, para poder escapar de la ira de la opinión
pública y del castigo de los funcionarios, el transgresor de la
ley ha huido del territorio Cayapa hacia Colombia o hacia el
interior del país. Parecidos castigos sufren los que violan la
ley de la consanguineidad en el matrimonio. Estas violacio-
nes son, sin embargo, muy poco frecuentes y estas leyes, que
se aplican de manera casi total, permiten afirmar que, suma-
das a las leyes de castidad y fidelidad para ambos sexos, es di-
fícil, encontrar una tribu o comunidad, que como los Caya-
pas, siga y cumpla las normas éticas con tanta rectitud.
Xry
[AMUERTE

La muerte siempre se atribuye a la presencia de espÍri-


tus malignos, que pueden entrar en el cuerpo, de diversas
maneras, por ejemplo: mediante el influjo de algún shamán,
que aprovecha la ocasión mientras el alma se pasea durante el
sueño, o pasando, sin más, por algún sitio que esté infectado
de ellos.

Se escuchan distintas opiniones en cuanto al alma se


refiere. Algunos dicen que hay varias almas, y que cada una
se aloja en una parte del cuerpo, pero la que está en el pecho
es la más grande e importante, es la que subirá al cielo donde
recibirá o un premio o un castigo. Esta opinión parece que se
debe a ideas religiosas modernas. Las demás almas del mismo
individuo, se quedarán en la casa o en sus alrededores hasta
pasado un tiempo. Sin embargo la mayoría creen en la exis-
tencia de una sola alma, que se queda en la casa del muerto, y
que es preciso alejar al océano o a las montañas por un sha-
mán. AllÍ vivirá eternamente. No regresará ala casa, pero sÍ al
cementerio o a otras partes de la región. De todas maneras no
causa ningún daño a los vivos, pero puede causar la muerte
de algún familiar si se le deja en la casa.
278 S. A. Barrett

Cuando hay una muerte, se viste :l cuerpo con sus


mejores galas, se enrolla en mantas y se mete en una caja de
madera, o de bambú si no se consigue la primera. Si la muer-
te ocurre por la mañana temprano, el cadáver puede ser ente-
rrado el mismo día, pero lo normal es guardarlo hasta el dÍa
siguiente. Se avisa a todos los parientes y amigos cercanos, y
en el cementerio cerca del pueblo se lleva a cabo un servicio
fúnebre, según el rito católico, enterrándolo en una tumba
poco prolunda.

Antes de sacar el cadáver de la casa, los parientes colo-


can a lo largo del río una cerca con hojas de palma. Sólo se
deja una hoja sin poner, allÍ donde estaba el sendero para ir el
rÍo. Cuando sale el cuerpo, el jefe de la casa coloca esta últi-
ma hoja, y ya nadie podrá pasar ni acercarse a ella, sobre to-
do, por el temor de que el alma del difunto esté merodeando
por alli. En realidad, ni siquiera los negros de la zona se acer-
can. Si se piensa volver a habitar la casa del difunto los [ami-
liares regresan a ella después del funeral. Para poder entrar, el
jefe tendrá que volver a quitar la hoja que colocó en último
lugar. Los demás hojas no se retiran, sino que se espera a que
se caigan ellas solas. Si el muerto es un miembro importante
de la familia (no sólo el padre o la madre, sino cualquiera de
Ios miembros mayores), la casa se suele dejar abandonada. Si
por el contrario era un niño, se suele volver a ocupar. El he-
cho de abandonar la vivienda no es asunto trivial ya que su
construcción conlleva muchas dificultades. sobre todo cortar
y cepillar las postes de madera dura y resistente y hay que
construir inmediatamente otra, aunque sea temporal o ir a vi-
vir a casa de un pariente. Normalmente, la nueva casa no está
muy alejada de la anterior, se pueden seguir utilizando y sem-
brando los mismos campos, pero si queda lejos, se plantan
nuevos campos en un tiempo relativamente corto, asÍ como
se preparan otravez todos los equipos necesarios.
Los lndíos Cayapos delEcuador 279

Una casa abandonada, no padece cambios en la primer


estación del año pero en uno o dos años, queda cubierta por
la vegetación, y en cinco años, totalmente invisible. A veces
se venden los materiales, que se desarman y trasladan a otro
lugar para construir otra vivienda. Los familiares, sin embar-
go, no utilizarán el mismo material para su nueva casa.

Algunos afirman que nadie regresa a una casa abando-


nada, pero otros dicen que uno o varios parientes vuelven
con un shamán para alejar el alma del muerto. Cuando se lle-
va el cadáver al cementerio, se sacan los materiales o las pro-
piedades que puedan interesar. Algo que perteneció al muer-
to, con algo de los familiares se entierra con el cuerpo, pero
la gran mayoría se tira al río, se regala o se vende. A veces
guardan los parientes cercanos uno o dos artÍculos, como una
manta, o una azuela, pero por lo general el deseo y la práctica
general es la de destruir toda evidencia que tenga relación
con el difunto y que pueda recordarles la memoria del muer-
to.
XV
PARE NTE SCO

Hemos recogido los términos de parentesco que se uti-


lizan entre los Cayapas, distinguiendo la relación ascendente,
colateral, descendiente, y por matrimonio.

Parentesco Ascendente

ESPAÑOL CHAPALAACHI EQUIVALENTE


padre a'pa
madre a'ma
abuelo antc-a'pa antc-padre
abuela antc-a'ma antc-madre
tÍo yapi'pi ap'i'pT a'pÍ-a'pa
api'ku
- mayor que el apa-kari'we apikú- padre-kari'we
padre o madre rük-u'we padre-kú-viejo
-más joven que ka'i-apTpi pequeño padre pi
el padre o madre
hiijo de tÍa mañgó-na'rala rÍa-hermano
hija de tía mañgó'-nata-tsu'kkÍ tÍa-hermano-hermana
hijo de tÍo apT-na'tala padre-hermano
hijS_de tÍo apí-na'ra-su'kkÍ padre-hermano-hermana
I
tíat mañgó'ko
mayor que el mañgú'kú-cimbü'we tÍa-üeja
padre o madre
menor que el kari'-mañgükú karí-tia
padre o madre
282 S. A. Barrett

Los términos para los ascendentes del padre y de la


madre son idénticos.

Parentesco Colateral

ESPAÑOL CHAPALAACHI EQUIVALENTE


hermano nata'la
hermano mayor únya'ko
hermano menor bé'na
hijo del hermano api'nya padre hijo
hijodel hijo api'nya-na padre-hijo-hijo
del hermano
hija del hijo api'-nya-na'm^ padre-hijo-hr.¡a
del hermano
hija del hermano api'-na'ma padre-hija
hijo de la hija api-na'ma-na padre-hija-hijo
del hermano
hrja de la hija api-na'ma-nama padre-hija-hija
del hermano
hermana su'kki
hermana mayor tsu'kki
hermana menor kai-in-tsu'kkT pequeña-mi-hermana
hijo de hermana atci'-nya atcÍ-hrjo
hijo det hijo de atci-nya'-na atcl-hijo-hijo
la hermana
hija del hijo de atcT-nya-na'm^ atcÍ-hijo-hija
la hermana
hija de la üpú-na'ma úpú-hija
hermana
hijo de la hija üpü-na'ma-na úpú-hija-hijo
de la hermana
hija de la hija üpü-na'ma-nama úpú-hija-hija
de la hermana
I¡s Inilíos Cayapas delEcuodor 283

Parentesco Descendente

ESPAÑOL CHAPALAACHI EQUIVALENTE


niño ka'ilya
hüo na
hijo mayor awE-na grande-hijo
hijo menor ka'i-na pequeño-hijo
hü. na'ma
hija mayor awE-na'ma grande-hija
hija menor kai-na'ma pequeña-hija
nietolS pa'nya
bisnieto ryü'i-panya tyúí-nieto

Relación por nurtrimonio

ESPAÑOL CHAPALAACHI EQUIVALENTE


esposo iñru'kü mi üejo
esposalg iñ ci'mbü mi vieja
suegro antc-a'pa antc-Padre
suegra antc-a'ma antc-madre
suegra (jocoso) a'ia
yerno ki'a
nuera sü'ya

En la ilustración I29, se muestra el árbol de parentes-


cos entre los Cayapas, de manera gráfica.

Términos compuestos

CaliJicativos

Todos los términos de parentesco, van precedidos del


pronombre posesivo que varÍa en función de la relación de la
persona en cuestión con la persona que hable, escuche o de
la que se hable. En singular, los posesivos son: iñ,nyu y ya,
que significan mi, tu y su, respectivamente. En el fondo, las
28,+ S. A. Banett

F":*^*
7-*a - k*-;-

Fi . t..
.:-
| '; ..i;'L¿óod
^.

____"'tF;-_}:"
Y"
:

formas completas llevarÍan la terminación -tci, pero se suele


omitir.

Los plurales no se suelen oÍr, y en su forma completa,


serÍan: la-tci, nyü-tcT y ya-tcl Voy a suprimir de ahora en ade-
lante, los posesivos, para facilitar el tratamiento de los térmi-
nos. En realidad, sólo se expresa la posesión con respecto al
que habla, escucha o del que se habla, pero no aparece nin-
gún otro término posesivo en el parentesco. AsÍ, para nom-
brar a la hija de la hija de mi hermana, se dirá el posesivo de
la primera persona: iñ, pero si se traduce literalmente, queda-
rÍa: mi hija - hija - hermana. La única excepción es en el que
Los Inilios Cayapas del Ecuador 285

hace referencia a la hermana más joven: kaiin-tsu'kki pe-


queña - mi- hermana.

A veces, las palabras hijo e hija, se usan como califica-


tivos, pero los términos con los que se combinan, no guardan
relación con los originales. AsÍ, hijo de hermano e hija de
hermano son: api'-nya y apl-na'ma mientras que hermano es
nata'la. Todavía se nota más la diferencia si se habla de los hi-
jos de la hermana, pues son atcT'-nya y úpü-na'ma mientras
que hermana se dice tsu'kki.

Las palabras padre y madre, se usan de calificativo en


antc-a'pa y antc-a'ma: abuelo y abuela, o también suegro y
suegra.

También se emplean calificativos de tamaño, especial-


mente en la serie descendente: hijo mayor será awé'-na e hijo
menor: ka'i-na, que literalmente serían hijo grande e hijo pe-
queño.

Lo mismo ocurre con "hombre viejo" y "mujer vieja".


Esposo, (mi-viejo-hombre) será inrú-kü y esposa (mi-vieja-
mujer) iñ ci'mbü. Si el tÍo o la tÍa son mayores que los padres
por los que se indica el parentesco, serán respectivamente,
apikü-rükü'we (o apa-kari'we) y mangü'kü-cimbü'we; que
significa tÍo-hombre-viejo y tÍa-mujer-vieja.

Las relaciones entre los hijos de hermanos y hermanas,


se consideran al mismo nivel que entre hermanos, pero se in-
dica la persona por la que se tiene el parentesco. AsÍ, hijo de
tÍo e hijo de tía son: api-na'tala y mañgo-na-tala, que significa
padre-hermano y tÍa-hermano. Se supone que la parte mañ-
go-, (de mañg6'ko) deriva de a-ma (madre) como apf de a'pa
(padre). Sin embargo "tÍa" es tan complicado y "madre" tan
286 S. A. Barrett

simple, que no se han podido relacionar claramente. Si esta


derivación es admitida, entonces, hijo de tÍa sería equivalente
a madre-ñgd (intraducible)- hermano.

Por otra parte, para hija de tío e hija de tía, se añade


sin mris el término "hermana" a los que significan hijo de tio
e hijo de tÍa, quedando padre-hermano-hermana y madre-
ñgó-hermano-hermana.

Modíficadores

En todos los términos, excepto para nieto y biznieto,


se indica el sexo de la persona de quien se habla. Para la per-
sona por la cual se da el parentesco, esto no es asÍ en la as-
cendente, en la que todos los parientes Por parte de la madre
son los mismos que los de parte del padre. Resumiendo:

- Los familiares por parte de padre y madre son los mis-


mos.
- Se diferencian los parientes por parte de la hermana y
del hermano.
- Todos los descendientes más allá de hijos e hijas tienen
la misma designación.

En la terminologÍa de la lÍnea colateral, los tres térmi-


nos de hermano, hermano mayor y hermano menor, son to-
talmente distintos pero los relativos a la hermana' se constru-
yen con la misma raí2. Así hermana y hermana mayor' son
idénticos y para la hermana menor, se añade la palabra "pe-
queña".

Para los hijos del hermano y los nietos, se usa la mis-


ma base: a'pi que no tiene ninguna relación con cualquiera
de los términos: naüa'la, únya'ko y bé'na que significan her-
Los Inilios Cayapas del Ecuador 287

mano. Guardan relación con "tío", cuya raíz es a'pi que es


una alteración fonética de padre: a-pa. Cuando estos paren-
tescos se refieren a la hermana, la cosa es distinta. Hijo de
hermana e hijo a del hijo de la hermana se forman con la raíz
a'tci seguida de términos que significan hrjo-hijo e hijo-hija.
Sin embargo, hija de hermana e hijo/a de hija de hermana, se
forman con una nueva raíz: ü'pü, que indica una doble dis-
tinción basada en el sexo. Partiendo de la raíz a'tcT (hija de la
hermana del que habla) se hace referencia al hijo de la hija. Si
se quiere hablar de la hija de la hija se usará ri-pú. En cual-
quier caso, no hay conexión entre estas raÍces y el que signifi-
ca hermana: tsu'kkí. O sea, que se altera la raí2, en lo referen-
te a la hermano, mientras que para el hermano, es la misma
para todos las relaciones, aunque ésta no se parezca en nada a
los tres términos originales para "hermano".

Si se quiere señalar la edad relativa, hay dos formas.


Una es el empleo de aumentativos y diminutivos, y la otra a
través de los términos: hombre-viejo y mujer-vieja. Esta se-
gunda forma sólo se utiliza para: tÍo mayor que el padre (api-
kü-rikü'we o también apa-kari'we) y en esposo (iñ ru'kü: mi-
viejo-hombre). "Mu¡er-vieja" aparece'en los correspondientes
a tía mayor que el padre (mañgü'ku'küy esposa (iñ-ci'mbu
mi -vieja-mujer). Sólo hay un caso en el que se emplean pala-
bras distintas de la raíz para indicar la edad relativa: en "her-
mano" que es nata'la, mientras que "hermano mayor" es ün-
ya'kO y "hermana menor" es be-'na.

El a'we-, significa grande, y se usa para hijo e hija ma-


yores. El diminutivo ka'i (pequeño) se usa para hijo, hija,
hermana, tío y quizás tía.

Las palabras en la que se incluye la edad relativa son:


288 S. A. Bonett

hermano nata'la
hermano mayor ünya'kó'
hermano menor bé'na
hermana tsu'kkí
hermana mayor tsu'kki
hermana menor kai-in-tsu'kkí
tÍo yaPl Pl, apl pl, apr Ku
mayor que el padre o madre apa-kari-we
apikú-rúkú'we
menor que el padre o madre ka'iapÍpi
tÍa mañgó'ko-
mayor que los padres mañgü'kü cimbü'we
menor que los padres kari"-mañgükú
hijo na
hijo mayor awé'-na
hijo menor ka'i-na
hija na'ma
hija mayor awé-na-ma
hija menor kai-na'ma

Las mujeres y los hombres utilizan los mismos térmi-


nos.

Como se ve en las tablas, en la mayorÍa de los casos los


términos cayapas de parentesco son simples. Son pocas pala-
bras base sobre las que se van construyendo las demás, com-
binando calificativos de sexo y edad, siendo este úhimo el
más importante.
PRACTICAS MEDICAS
SHAIvIANISMO

Ya hemos comentado, que prácticamente todas las en-


fermedades, se relacionan con la presencia de espÍritus malig-
nos. Estos residen en cantos rodados pequeños y negros, y en
fragmentos de alfarería antigua, mamíferos, culebras, insectos
y cosas parecidas, y el entrar en el cuerpo de alguien, directa-
mente o a través del objeto en que residen, provocan enfer-
medades graves o fatales, que pueden tomar la forma de al-
gún típico mal tropical.

Hay varias maneras por las que pueden entrar los espí-
ritus en el cuerpo. Puede ocurrir mientras el individuo pasa
por su morada, o bien puede entrar en el alma mientras la
persona duerme, y ésta vaga por la tierra. Cuando el alma re-
gresa al cuerpo, éste registra los mismos sÍntomas que si el
espÍritu hubiese entrado directamente al cuerpo.

Todas las enfermedades son curables, siempre que se


llame a tiempo a un shamán competente. Cada brujo tiene su
propio método pero en esencia consiste en, primero, silbar y
cantar para llamar a los espíritus guardianes para que le ayu-
den y luego, cuando han venido estos guardianes, se cura la
parte afectada con una decocción de aguardiente y bejuco, se
290 S. A. Barrett

da un masaje y se frota con las manos o se succiona con la


boca para sacar la piedra o el objeto que al entrar en el cuer-
po con el espÍritu causó la enfermedad.

Los shamanes, forman una clase especial, pero no tie-


nen una organización secreta. Tampoco son "predestinados",
es decir, cualquiera puede ser shamán, si es instruido por
otro u otros de mayor edad y con habilidad reconocida. Se
van pagando las "clases" que se reciben todas las noches y así
aprenden los cantos, ritos y sortilegios adecuados y se fami-
liarizan con los espiritus guardianes. Normalmente, con el
tiempo, podrá utilizar sus propios cantos y ritos e invocar sus
propios espÍritus.

Estos shamanes, no sólo expulsan los espÍritus de per-


sonas particulares, sino que también se dedican a "limpiar"
casas y localidades enteras. Para esto se necesita la acción de
varios, bajo la dirección de uno que actúa de jefe. Para el
exorcismo, el jefe utiliza una poción de aguardiente y bejuco,
y los demás llevan una tisana de menta silvestre y agua, y un
buen número de cigarros. Van botando el humo y escupiendo
por la zona. El jefe agiu constantemente una varita especial
en forma de darza e interrumpe su acción con encantaciones
y silbidos de baja intensidad.

En una ocasión en la que había que expulsar los espÍ-


ritus de una casa, el grupo, desde un extremo del piso princi-
pal, avanzó hacia el extremo opuesto, rociando el piso y so-
plando nubes de humo al aire y también a cada cesto, banco,
recipiente, rinconcito o esquina. Lo mismo hicieron en el al-
tillo y en el suelo bajo la vivienda; no quedó cerdo en la
chanchera ni gallina en el gallinero sin rociar, y por si fuera
poco, también pasaron al claro contiguo e incluso en un cor-
to trecho dentro de la selva.
Los lnilios Cayapas del Ecuador 291

El ambiente de la ceremonia, no necesita ser extrema-


damente solemne. De hecho, los shamanes hablan, rÍen como
si estuviesen ocupados en cualquier trabajo rutinario.

La expulsión de espíritus de una vivienda, se realiza


cuando varios miembros de la familia contraen la misma en-
fermedad, o tras la muerte de alguien. En este último caso, el
alma normalmente no lleva a la selva sino al océano. Va o a la
isla de Gorgona, cerca de la costa sur de Colombia, o a un
gran banco de arena lejano y mítico. A veces sólo se trasladan
a las playas arenosas próximas a la desembocadura del rÍo o
algún lugar solitario de las montañas. En todos los casos, hay
que recurrir al shamán en el mismo mes de la muerte, para
que el regreso del alma no traiga enfermedades.

Para los Cayapas no es lo mismo alma que espÍritu.


Cada ser animado tiene su alma, sin lo cual no sería posible
Ia vida. Este alma continúa viva después de la muerte, tiene la
forma del cuerpo que la habita, y puede üajar por sus alrede-
dores mientras él duerme o está inconsciente. Sin embargo, el
espíritu es un ser sobrenatural que reside en un objeto ani-
mado o inanimado, o en un sitio particular, pero que nada
tiene que ver con é1. Puede tomar su forma pero nonnalmen-
te es un enano, o un ser humano normal, sobre todo si vive
en un objeto sin vida. Los espÍritus pueden abandonar sus
moradas o viajar, o bien pueden llevárselas con ellos. Tienen
grandes poderes que pueden ser tanto perjudiciales como be-
neficiosos.

Los shamanes también pueden ejercer una función


maléfica si llaman a espiritus para matar o causar daño. Ade-
más estos espÍritus son los mismos que otras veces llaman pa-
ra sanar enfermedades.
292 S. A. Banett

l-as viviendas de los espíritus son innumerables: pie-


dras negras o rojas, tiestos prehistóricos (sobre todo los que
tienen forma de animal o persona) y en cualquier objeto, so-
bre todo si es liso. Pueden vivir en las montañas y cerros, la-
deras y cimas, y casi todos los mamÍferos, aves, rePtiles o in-
sectos albergan uno de ellos. Al asistir a un sham¡in en su tra-
bajo, estos espíritus a veces abandonan el objeto en el cual re-
siden o pueden hacerlo desde el mismo objeto. En este caso,
el objeto lo acompaña en su misión.

El único remedio conocido por los Cayapas es el trata-


miento mágico. Se recurre al shamán, y no se toman ni se
aplican casi hierbas medicinales. Para cortadas o heridas, en
las que se esrá claro que no tiene la culpa ningún espíritu, se
aplica cera de abeja caliente, con la que se esteriliza la herida
y se evita la infección, tan peligrosa en el trópico. Así mismo,
se puede aplicar un trozo de hoja verde sobre el corte o llaga
para protegerla del aire y los insectos. Este método se usa so-
bre todo en úlceras que resultan de las picaduras de un pe-
queño mosquito muy abundante y en sí no persigue ningún
fin aséptico. Para cosas rrrás serias, se lava la herida, y se ven-
da, sin mayor tratamiento puesto que se considera demasiado
grave para curarse. Esto ocurre a menudo cuando es herida
de escopeta, ya que si el instrumento que origina el mal, no
es aborigen, no lo podrá curar el brujo. Ahora bien, si se llega
a infectar y causar fiebre entonces sí se llama al shamán para
alejar los espíritus malignos, aungue se da por suPuesto que
nunca intentará curar la herida misma.

AsÍ ocurrió en 1909, cuando un joven habÍa sido acci-


dentalmente disparado desde cerca y tenÍa siete heridas en el
muslo, todas ellas gangrenosas. Cuando se le visitó por pri-
mera vez, habían pasado siete dÍas, y sólo se le había lavado y
vendado la herida.
Los lndios Cayapos del Ecuailor 293

El shanuin suele tener tres tipos de instrumentos:

Una o más varitas de madera negra en forma de lanzas.


Cada una posee un poder mágico especial dependien-
do del tipo de espíritu que la habite.
)k
Una botella de cocción de aguardiente con bejuco.
* Una colección de piedras negras lisas, trozos de ollas y
en especial antiguas hachas de guerra, ya sea enteras o
fraccionadas. Todos estos objetos, por supuesto, están
habitadas por espiritus.

En cada uno de los objetos pueden vivir uno o más es-


prntus.

Así, en un hacha de piedra que tenÍa un shamán cerca


de Punta Venado, vivían cinco. Dudó mucho cuando se le
quiso comprar el hacha, y para disipar las posibles dudas, la
roció con Ia cocción de aguardiente y bejuco, le cantó y silbó
durante bastante tiempo, mirándola fijamente. Al final señaló
las posiciones de los cinco espíritus, y que estaban enojados
con él por haber querido venderla. Naturalmente no la ven-
dió, ya que si lo hacía, contra la voluntad de los espÍritus, era
seguro que a la siguiente noche, volverÍan con la piedra a su
cesto, y el comprador la perdería, además del dinero que hu-
biera pagado, por fuerte que fuera el recipiente donde la
guardara.

A pesar de todas los cuidados en su manejo, se guar-


dan en cestos abiertos colocados en cualquier, sitio y al alcan-
ce de cualquiera, niños y no iniciados incluso. No hay peligro
con el simple contacto, sólo si se pretende curar con ella.

Entre los shamanes, se pueden intercambiar los obje-


tos, siempre que los espíritus lo deseen. A veces no se les
291 S. A.Banett

consulta, pero sÍ cuando el objeto es parchlmente valioso y


en él residen varios espíritus.

Aunque hay varios shamanes en las tres divisiones Ca-


yapas, no es muy practicado el shamanismo, y el ser el brujo
de la tribu no tiene mucha importancia. Los cholos del sur de
Colombia, son bien conocidos de los Cayapas por su artes
mágicas y como hay al menos cinco o seis shamanes cholos
en el rÍo Cayapas, suelen ser solicitados a menudo. También
llaman a los curanderos negros, pero en el caso de expulsión
de espÍritus de localidades y casas, dependen casi por entero
de los shamanes propios y de los cholos.
}v.II
RETIGION

El Universo

Hay un ser gigantesco llamado Tyapatci tena'tü que


sostiene el mundo "inferior" en la palma de su mano. Sobre
el mundo inferior (ta-ñca: "dentro") hay una columna de oro
y plata que sujeta el mundo "intermedio"; en el que vivimos,
y sobre éste hay todavÍa otro, el "superior" que descansa so-
bre otro pilar de oro y plata; se llama ka-ica y encima de é1,
no hay nada. En el mundo inferior viven los pehú rú pu'tyú,
en el intermedio los seres humanos y los espíritus, y sobre los
habitantes del superior, no está nada claro.

En el mundo inferior. las condiciones son contrarias a


las del intermedio. Por ejemplo, el sol y la luna se mueven de
poniente a oriente, pero son los mismos astros que en nues-
tro mundo.

El sol y la luna, (pa"ta y pd pa"ta, respectivamente)


son dos hombres con luz en sus ojos. Anteriormente, los dos
iluminaban de igual manera, y se podÍa cazar a cualquier ho-
ra. Esta circunstancia ponÍa en peligro la existencia de la vida
animal, asÍ que el creador tuvo que taparle un ojo a la luna,
de manera que ilumina la mitad del sol.
296 S. A. Banett

En el lÍmite oriental de nuestro mundo, hay un orificio


por el que sale el sol por la mañana, viniendo del mundo in-
ferior. Luego hace su recorrido por una senda en el cielo, du-
rante el día: "escala la gran montaña del cielo". En esta zona
oriental viven una raza de pigmeos: pa'la'mbele, que son muy
pequeños, debido al calor del sol, que pasa tan cerca de su re-
gión cada dÍa. En el cénit, en el punto alto de su trayectoria,
hay una silla, donde descansa un poco el sol al mediodía.
AquÍ toma un pequeño relrigerio que consiste en colada de
maíz y huevos de perdiz hervidos. Luego, continúa su reco-
rrido, hasta llegar al otro orificio en la parte occidental, don-
de entra en el mundo inferior. El sol va vestido de blanco. re-
luciente, al mismo estilo que los Cayapas, y le acompaña un
perro también blanco.

La luna viaja por la misma senda que el sol, y también


para para el refrigerio a medio camino. Va rambién de blanco,
como el sol, pero va sola, sin compañÍa. Como tienen forma
humana, no pueden volar sino que tanto el sol como Ia luna,
van caminando sin parar, descansando esos breves instantes
en el cénit de nuestro mundo v del mundo inferior.

No se conoce más información sobre los astros que la


que hemos relatado. Nada se sabe, ni siquiera se menciona,
de los eclipses o de las fases lunares. Tampoco se obtuvo na-
da respecto a las estrellas o sus constelaciones. Quizá este
desconocimiento sea debido a que el cielo siempre está nu-
blado y no se percibe ningún orro cuerpo celesre. Es probable
que los indÍgenas, que vivieron en el interior, tuvieran alguna
idea de este tenul, ya que las condiciones climáticas de la sie-
rra son distintas, pero en la actualidad han perdido cualquier
conocimiento que fal vez un dÍa tuvieron.
WW, ,,

Ilust. 130. Asentamientos de blancos y negros en el RÍo Cayapas


I
Q

o
k
qJ


q
Los lndios Cayapas del Ecuador 297

Los tres mundos, son planos, casi cuadrados y de las


mismas dimensiones. 5e distinguen los limites oriental y oc-
cidental (a poca distancia de la salida y entrada respectiva-
mente del sol y la luna) y los del norre y del sur, pero más
allá de éstos no hay nada.

El mundo superior (ka-ica) es como el nuestro, pero


sin rÍos, ni mar, o sea, sin agrra;y por si fuera poco, allÍ nunca
llueve. Está iluminando constantemente por otro sol, estacio-
nario. De sus habitantes, sólo se sabe que viven en casas, pero
distintas a las de los Cayapas; más se asemejan a las de los
blancos que viven en los asentamientos de la desembocadura
del rÍo Cayapas: sin pilotes y con paredes (il. I30-I3I). Algu-
nos dicen que las almas de los humanos que mueren, viven
en ese mundo, pero la mayoría afirma que viven en la tierra,
aunque en lugares apartados. En el mundo superio¡ hay espÍ-
ritus, pero no se conoce bien su naturaleza.

La creación

A pesar de los esfuerzos no se han encontrado histo-


rias nativas sobre la creación del universo. sino más bien hav
un solo relato más o menos mezclado con las concepciones
religiosas tomadas del Génesis, que queda un tanto distorsio-
nado. Según esto, el creador (Dios apa) modeló cinco pares
de individuos, dándoles forma humana, en algún lugar remo-
to al oriente de Quito. Luego escupió en sus bocas insuflán-
doles así la vida. Estos primeros seres humanos, se traslada-
ron a lbarra y fueron los primeros Cayapas.

Ya no hay más detalles hasta la llegada de los españo-


les, sólo que los cayapas eran numerosos y que llenaban com-
pletamente el país. Por el temor en especial a los caballos de
los españoles, emigraron a Pueblo Viejo en las montañas ba-
298 5. A. Barrett

jas entre lbarra y la costa. Otros relatos cuentan que el moti-


vo del desplazamiento pudo ser la usurpación del territorio
por otras tribus, y que tuvo lugar antes de la conquista. Sobre
todo se hace referencia a la conquista de los quichuas del pe-
rú, en la zona montañosa, poco antes de la llegada española.

No hay más concreciones respecto a la creación del ser


humano, y con respecto al Universo, siempre ha existido para
los Cayapas, así que no se atribuye a ningún acto creador es-
pecial.

El alma

El alma (kü'm1, que habita todos los seres humanos y


otros seres animados, toma la forma del cuerpo en el que vi-
ve, y tiene el poder de abandonarlo mientras duerme, y v^gar
a voluntad. En su viaje recorre muchos sitios: cementerios,
casas de campo, etc, y está expuesta a numerosos peligros.
Un sharnán podrÍa, con su magia, llamar a una de estas almas
errantes, ganar su confianza y hacerla beber chicha. Enton-
ces, una vez que está ebria puede introducirle en una piedra,
una serpiente, insecto o cualquier objeto maligno. Cuando
vuelve al cuerpo, lleva consigo ese objeto, que provoca la en-
fermedad y la muerte del individuo, generalmenre en el mis-
mo dÍa al ocaso del sol, a no ser que sea atendido por un sha-
mán. Naturalmente, estas muertes parecen provocadas por
"causas naturales", ya que todas las enfermedades se deben a
la presencia de un espÍritu menos los golpes o contusiones vi-
sibles. No hay manera de distinguir las fiebres provocadas
por alguno de estos objetos dañinos de los ocasionadas por
un "cambio de agua". Esto hace referencia a que, en esta re-
gión, el que viaja de la costa a la sierra o viceversa, aunque
esté perfectamente sano, contrae una fiebre corta más o me-
Los Indios Coyapas del Ecuador 299

nos grave al beber un agua distinta, aunque esto también, en


el pensamiento Cayapa, tiene que ver con los espíritus.

Un peligro mayor para el alma, es que mientras anda


errante, un shamán le ponga una trampa. Si cae en ella mori-
rá, y su dueño jamás despertará. En verdad, el alma es inmor-
tal, y en cuanto consigue escaparse de la trampa, pasa a su
existencia futura, pero si el cuerpo ya ha perdido la vida, no
podrá regresar a é1. Tras la muerte, las almas andan errantes
como en el sueño, flrecuentando los cementerios y las casas
donde vivÍan sus anteriores dueños. Si no se los molesta, se-
guirán viajando indefinidamente, pero por lo general se pre-
fiere expulsarlas, para lo que se requieren los servicios de los
shamanes (ver Prácticas médicas).

En cuanto a los mamíferos, aves, reptiles u otros obje-


tos animados, hay división de opiniones, unos afirman que
tienen alma, y otros lo niegan. En los objetos inanimados no
hay alma sino espÍritu, sobre todo si son de forma inhabitual
y de materia dura. Estos también vagan por las noches, al
igual que las almas (pues los seres animados suelen dormir
por las noches), y en general presentan unos y otros los mis-
mos atributos, incluso a menudo se reúnen en bailes, visitas,
y para hacer "causa común".

Hay también otras ideas que sin duda provienen de Ia


religión católica. Así, los hay que creen que Dios, en el mun-
do superior, tiene una larga escalera que tiende a la persona
que está a punto de morir para que el alma pueda subir por
ella hasta el mundo superior. Pero incluso los que defienden
esta teoúa, evitan las tumbas de noche, y hacen expulsar de
sus casas las almas y alejarlas al mar...bien lejos, según la pro-
pia tradición cayapa.
3(X) S. A. Banett

Los espÍritus

Ya hemos hablado de los espiritus que viven en los


arroyos, montañas, piedras, fragmentos de cerámica u otros
objetos de forma inhabitual. Algunos son siempre benignos o
siempre malignos y otros pueden ser benignos o malignos,
según les convenga. Los hay masculinos, femeninos o [or-
mando familias completas, con hombres, mujeres y niños.
Unos son gigantes, otros son enanos, y otros de la talla de los
seres humanos. En cualquier caso tienen su aspecto, aunque
puedan estar deformes faltándoles algún miembro. Unos vis-
ten como los Cayapas, otros de manera distinta y otros van
desnudos. Los hay de distintos colores, aunque suelen ser del
mismo color que los Cayapas. Por lo general, sólo se mueven
de noche.

El trueno

Uno de los espÍritus más importantes y reconocidos


por los cayapas es kú'itlya: el trueno. Según algunos de los
informantes, hay dos, el femenino y el masculino. Son algo
mayores que los espÍritus normales, y tienen el cuerpo de co-
lor azul pálido y cubierto con pelo grueso, como de puerco.
No llevan ropa ni se pintan el cuerpo y se trasladan volando
con sus grandes alas azules. Los aleteos son los que producen
las detonaciones que llamamos normalmente truenos. No tie-
nen residencia propia, pero suelen frecuentar un cerro alto,
sobre el rÍo Cayapas.

Frente a esta descripción, se escuchan otras que pre-


sentan rasgos distintos. Se asegura que no tienen alas, y que
pasan el tiempo sentados en la copa de un árbol en lo alto de
Ias montañas. Son gigantes, fuertes y de grandes espaldas.
Tienen uñas largas, tan fuertes como las rocas, y si algún bru-
Los Indios Cayapas del Ecuador 30r

jo se encuentra alguna, la utilizará para curar enfermedades.


Van vestidos de azul, al estilo de los Cayapas, con un gorro
del mismo color, y sólo tienen pelo en sus brazos. Los true-
nos se producen cuando se irritan, ya que el trueno masculi-
no habla en voz alta y gruñe. En la época de lluvias, es cuan-
do se enfada más frecuentemente, pero su mujer nunca dice
nada. Se cuenta que hasta la pasada generación, vivían en el
rÍo, pero luego se trasladaron a las montañas, de manera que
ahora truena menos en e[ territorio cayapa.

El relámpago

El relámpago (kü'idya pídya), que en la mayoría de los


pueblos se relaciona con los truenos, se atribuye entre los Ca-
yap^s a la espada que lleva el espÍritu del trueno.

Por la descripción que hacen de esta espada, es evi-


dente que hay influencias modernas, a pesar de que el con-
cepto de relámpago provenga seguramente de su tradición.
La espada tiene una vaina y es de acero muy pulido que envÍa
reflejos de la luz del sol cuando se saca. Algunos dicen que el
espÍritu del trueno mata a la gente con la espada o su resplan-
dor.

En la época seca, el trueno está contento y vive en paz,


pero en la lluviosa se pone nervioso, y disgustado con el
mundo en general, y va recorriendo el cielo, agitando sus alas
rugiendo y moviendo la espada, lo que produce relámpagos.
Con todo este ajetreo llega un momento en el que se cansa y
su irritación disminuye, y durante el resto del año, sólo gruñe
alguna vez, así que raras veces se ven relámpagos o se desatan
tormentas.
302 S. A. Barrett

Los espÍritus de las cuevas

En Cayapa, serÍan los bü"tcúlya o también túnda, y en


español, los malavas. Son muy numerosos y viven en monta-
ñas huecas, con enormes cavernas (a tú'húrú) en su interior
comunicadas con pasadizos e iluminadas con antorchas de
savia de sande. Cada familia de espíritus vive por separado y
arreglan sus casas como los Cayapas, con la diferencia de que
no están construidas sobre pilotes, y naturalmente, no tienen
techo. Tampoco construyen altillos, y el piso no es de made-
ra, sino e[ mismo suelo de la cueva. La entrada es un túnel a
un lado de la montaña (no hay más acceso en la cima) que
está cubierto por una estera y resulta invisible para el ojo hu-
mano.

El padre de la familia (bü''tcülya), vive igual que los


padres Cayapas. Tienen animales "domésticos". Sus "perros"
serían los jaguares, ocelotes y pumas, y también crÍan el sahi-
no, el pecarí, la guanta y el guatÍn y algunos otros pequeños
mamíferos. En sus gallineros, guardan pavos silvestres de dos
especies, perdices y palomas. Todos estos animales crecen y
se engordan mucho con su cuidado. En general, los bü"tcúl-
ya, protegen a todos los animales de la selva y a las aves. De
éstas guardan sus huevos, sobre todo los de la perdiz'

También usan muebles Cayapas en sus casas' Pero sus


asientos suelen ser serpientes equis (unas de las más veneno-
sas de la región); y las boas enrolladas les sirven de recipien-
tes para comida.

Su apariencia es como la del Cayapa, salvo el color.Al-


gunos dicen que son de color más blanco, aunque más rojizo,
pero la mayorÍa afirma que tienen la cara amarilla, pues se la
pintan con la variedad del achiote de ese color. Sus mujeres
IaslndiosCaYalasdelEcuador 303

son muy hermosas y con una melena larga y ondulada' Existe


la creencia de que sus cuerpos no tienen ni glúteos, ni ano,
por lo que no pueden defecar, así que nunca comen, sino que
solamente beben agua o aspiran los vapores las carnes y otros
alimentos en ebullición. Sólo están capacitados para orinar y
por lo tanto beben y aspiran vapor. Sus órganos genitales son
también normales, pero sólo pueden realízar el coito en las
noches de luna llena.

Estos espíritus fueron muy temidos en la antigüedad,


ya que se creÍa que con sÓlo mirarles, se contraían enferme-
dades mortales, y que se dedicaban a raptar niños y adultos'
Sin embargo, en la actualidad se ha desechado esta creencia,
y se dice que sólo roban Perros, cerdos, pollos o los cultivos
de los Cayapas. Siempre salen de noche, y aunque no se les
puede ver, sí se les puede oÍr por su hablar gimoteante, aun-
que si quieren también pueden hablar normalmente. A pesar
de esto, todavía son temidos por los Cayapas. En una de mis
estancias en la casa de un funcionario, mientras estábamos
sentados, como era costumbre, conversando de varios temas
generales, ocurrió un hecho curioso. Era una noche muy os-
intu, y habÍamos colocado una antorcha entre nosotros, de
manera que la luz, impedia ver el exterior de la casa' De
pronto, en medio de la charla, el anfitrión se levantó, desató
ál p"rro y lo mandó escalera abajo, intentando perseguir algo
en la oscuridad. Parece ser que habÍa oído a un bu'tculya, y
salió a espantarlo antes que le robara sus puercos y pollos,
que estaban encerrados debajo de la casa.

Se cree que estos espiritus pueden viajar a cualquier


hora, y en caso de llegar a una casa vacia, robarán la comida,
o allí mismo la cocinarán Para inhalar su vaPor.
304 S. A. Banett

Normalmente, los bü"tcúlya, ya no secuestran directa-


mente a las personas, pero las pueden invitar a sus cuevas.
No tienen deseo de hacerles daño, se trataría de una visita de
cortesía, pero siempre hay mucho peligro en las cuevas. Para
estas invitaciones, los espÍritus, contrariamente a su costum-
bre, se hacen visibles. Si el invitado, llega solo hasta la sala
externa, luego podrá salir, pero si se interna en alguna otra
estancia interior, no lo logrará pues están custodiadas por ja-
guares y pumas bravos. En la sala externa le ofrecerán sentar-
se en serpientes enrolladas, y le darán de comer en los platos
hechos con boas. Hay relatos de quienes, dormidos o borra-
chos, han sido seducidos a las cuevas, y luego han podido es-
capar, pero tras una experiencia asÍ, la persona enferma, y, si
no es asistida por el shamán, orinará sangre y morirá. Ahora
bien, ver o hablar con estos espÍritus, no trae consecuencias
fatales, como ocurre con otros, de hecho tuve la oportunidad
de escuchar algunos relatos de este tipo. En una ocasión, un
Cayapa, estuvo fabricando una canoa en unas lomas, lejos de
su casa, de modo que no podÍa estar yendo y viniendo todos
los días, así que se construyó un rancho: una vivienda tempo-
ral. Una tarde, al regresar al rancho, encontró el fuego encen-
dido, y no sólo eso, sino que al dÍa siguiente habia hasta una
olla con comida cocinada. Al tercer día decidió regresar más
temprano, y así ver qué ocurrÍa. AllÍ se encontró con una mu-
jer muy hermosa, con el rostro amarillo, cocinando, y con
"bala" lista para merendar. El le habló, pero ella no respon-
dÍa. Entonces le dijo: " ven y dale a tu esposo algo de comi-
da". Ella se la dio sin rechistar, pero luego abandonó súbita-
mente la casa diciendo que no soportaría vivir con un hom-
bre que come de todo mientras que ella sólo podía respirar y
oler.

Otro Cayapa cuenta que yendo de cacerÍa, mató un pa-


vo, y mientras recargaba el arma, fue derribado por un golpe
Los Inilíos Cayapas ilel Ecuador 305

en la espalda "¿Por qué matas mis animalitos?", escuchó; mi-


ró a su alrededor pero no pudo ver a nadie. Sin duda era un
bü"tcülya, enojado por el maltrato, a uno de sus animales fa-
voritos.

Por último, voy a contarles la historia de un anciano,


que estaba labrando su canoa cerca de la orilla del rÍo, a poca
distancia de la casa del jefe, en l¿ Herradura, se emborrachó
y se durmió. bü''tcúlya le visitó y le invitó a su casa. De esra
manera llegó a la sala externa de la cueva, allí le ofreció sen-
tarse en una serpiente, y también una taza de champú servida
en una boa, pero el rechazó estas invitaciones. En la sala, ha-
bía gran cantidad de mamÍferos y aves bien cebados. Le invi-
taron a visitar el resto de la cueva, pero el anciano, al ver
unos jaguares atados en la puerta no se atrevió a proseguir,
así que se quedó en la misma sala conversando con su anfi-
trión sobre sus costumbres y hábitos, que el anciano relató al
llegar a su casa. Como no se internó más en la caverna, el vie-
jo pudo regresar el mismo día. Peor suerte tuvo otro Cayapa
que estuvo durante tres días en una queva, y aunque rechazó
todos los ofrecimientos del espÍritu, regresó a su casa más
muerto que vivo. Se enfermó, su cuerpo se cubrió de llagas,
en una semana comenzó a orinar sangre hasta que murió.
Una visita tan prolongada, es sin duda causa de muerte segu-
fa.

El motivo de que sus animales estén tan rollizos es


que, como los bü.tcúlya no pueden comer, una vez cocinados
los alimentos, y aspirado el aroma, arrojan la carne al suelo
para que lo coman los animales. Sólo se sirven en "platos de
boa" para los humanos.

A veces, los bú'tcülya, suben al mundo superior por el


arco iris (bü'tcülya ciñgútiñatü) para visitar a los rruenos. Es-
306 S. A. Barrett

tas visitas son puramente amistosas, ya que no son ni sus sir-


vientes, ni admiten favores de ellos.

Los indios bravos

Se trata de seres en parte míticos y en parte reales. Ya


hemos comentado que era el pueblo que ocupaba el territorio
junto al río antes de los Cayapas, y que se alimentaba, en par-
te, de carne humana cruda. Vivían en núcleos familiares. ais-
lados, sin formar aldeas, eran algo más altos que los Cayapas,
del mismo color, y vestÍan, tanto hombres como mujeres, fal-
das cortas de color negro. El rasgo más sorprendente son sus
enormes colmillos, como los del jaguar.

Después de muchos años sufriendo los desmanes y pi-


llajes de los Indios Bravos, los Cayapas consiguieron, ayuda-
dos de annas mágicas, aniquilarlos y tomaron posesión de su
territorio (ver apartado sobre la historia). Hoy en día, aún
hay un grupo de estos indÍgenas en las montañas, cerca del
nacimiento del río Guayllabamba. No son visitados y son
realmente temidos. En cierta ocasión un grupo de caucheros
negros, capturaron tres muchachos de éstos, y los llevaron a
Quito. En el camino murieron dos, pero el tercero llegó a la
ciudad. Allí lo confiaron a unos sacerdotes, y el muchacho
mordió y arrancó el dedo a uno de ellos, prueba de la maldad
innata de este pueblo.

l¿s lanzas de chonta con los que los Cayapas lucharon


contra los Indios Bravos, están enterradas en las riberas de
los ríos. Todavía guardan algo de la magia Cayapa de aquella
que tenÍan en el enfrentamiento y que derrotó a la magia de
los lndios Bravos, de manera que si alguien toca alguna de es-
tas armas, seguramente enfermará.
Los lndios Cayapas del Ecuador 307

Los gigantes Aslaü'Hmú

Anteriormente, en los pies de los cerros del Río Caya-


pas, vivían los aslaü'hmü, unos gigantes masculinos. Poco a
poco fueron abandonando la zona, atemorizados, por las ar-
mas de fuego de los Cayapas. Fueron a las montañas lejos del
río, y allí siguen todavía, capturando gente que se adentra de-
masiado en la selva.

Tienen de 2,5 a 3,5 m de altura: son del mismo color


de piel que los Cayapag, con dedos muy largos y sin uñas. Sus
narices son largas, de casi B cm, sus ojos grandes y su boca
irregular, sin dientes; tampoco pueden hablar. No tienen es-
paldas, desde las costillas para abajo y dentro del abdomen,
sólo tienen el hÍgado. Visten una falda azul y una camisa tam-
bién azul hasta el ombligo, y con mangas hasta los codos.
Lleven una gorra alfa azttl, sin visera.

Suelen viajar en grupos de cinco a seis o más, atacan-


do a cazadores o a gente que encuentran sola en la selva, con
unos látigos con espinas en la punta, que llevan cruzados so-
bre los hombros. Cuando lanzan el látigo, hace un ruido co-
mo Früm-m-m-m-ml. No comen, asi que tras matar al caza-
dor, abandonan su cuerpo, en el que se pueden distinguir los
moretones causados por los latigazos.

La descripción tan detallada de estos gigantes, es posi-


ble, ya que algunos cazadores han podido matar a alguno con
sus lanzas, pues se trata de seres vulnerables. Para poder ven-
cerlos hay que ayudarse del viento, ya que los aslaü'hmü, via-
jan rápidamente y atacan a su favor, pero en dirección contra-
ria, aunque sólo sea una brisa, avanzan muy lentamente.
308 S. A. Barrett

Ura-'Tü

Estos seres viven en las montañas al este de euito, pe-


ro aunque estén tan apartados, pueden desplazarse velozmen-
te a cualquier parte del mundo. Viven al estilo de los qui-
chuas de la sierra. Sus casas son bajas, con techo de paja pero
sin paredes, y con piso de rierra. Todas las noches tienen un
baile en una de las casas, en la que han limpiado el piso, Casi
todos bailan, unos sobre los pies, otros con las manos y otros
sobre una especie de cuernos, unas prolongaciones carnosas.
distintas de las orejas. Estos espÍrirus tienen apariencia hu-
mana, tienen parecida talla que los Cayapas y vlven en gru-
pos familiares. Su piel es negra, y el cabello crespo y rebelde.
Las madres llevan a sus hijos a la espalda, pero con la cabeza
para abajo. [-as mujeres se visten con una falda larga, y los
hombres llevan pantalones cortos hasta Ia rodilla y camisa ro-
ja con mangas cortas. Son muy peligrosos para los que viven
en su zona ya que roban seres humanos, )'sólo el hecho de
verlos. provoca enlermedades, y casi irremisiblemente la
muerte.

Kü'me

Estos espíritus peligrosos viven en las montañas o en


las pozas profundas de los ríos. Tienen la piel negra, y su apa-
riencia es como la de los seres humanos. Llevan siempre la
cabeza erguida, mirando al cielo, y no pueden mirar hacia de-
lante. Se dedican a perseguir a la gente en la noche. Si cogen
a alguien o si le toca su aliento, la persona enfermará y mori-
rá a no ser que sea tratada adecuadamente por un shamán. Si
muere, los kú'me se llevarán su alma. Son invisibles para los
humanos, pero no para los shamanes que hayan bebido el
aguardiente con bejuco y que sepan cantar los encantamien-
tos apropiados.
L¿s Indios Cayopos ilel Ecuailor 309

PÍ'Tcülya

Son especialmente peligrosos para los canoeros, pues


viven en cuevas, en los lechos de las pozas o a orillas de los
ríos, con el mismo tipo de relaciones familiares que los Caya-
pas. Sus mujeres son especialmente bellas, y llevan el cabello
largo y ondulado. Salen a la superficie del agua por las tardes
y noches sobre todo si es luna llena. Si pasa por allÍ alguien
en canoa, puede enfermar de fiebre y probablemente morir,
con tal que sólo le toque su aliento. Un shamán puede sin
embargo librarle de tan trágico final.

Las mujeres llevan faldas negras, y los hombres usan el


mismo tipo de paño y camisa que los Cayapas. Llevan gran-
des collares hechos de objetos fabricados por los habitantes
prehistóricos y tanto mujeres como hombres se pintan el
cuerpo de amarillo. Tampoco comen alimentos sólidos, sino
que se alimentan del aroma del pescado al cocinarlo.

En casi todas las pozas del río hay pÍ"tcúlya, aunque


en unas haya más que en otras. Justo frente a Punta Venado
hay una grande con multitud de estos espíritus. De vez en
cuando, el gobernador llama a algún shaman para ahuyentar-
los ya que pueden resultar peligrosos para los que se reúnen a
celebrar las distintas fiestas.

Falu u nmu

Son seres mÍticos que antiguamente vivieron en la zo-


na del río Cayapa, y que ahora raramente se ven. Tienen esta-
tura normal, y cabezas como las de los seres humanos, pero
su boca es en forma de pico y sirve para matar. Se alimentan
de sangre, que chupan picando con el pico introducido en el
cráneo de su victima.
310 S. A. Barrett

Hay otras versiones que los describen como gigantes


de unos 3 m de altura, sin cabeza, y en su lugar un pico largo
como de ave, con el que matan y chupan la sangre.

Todos coinciden en que son de color negro, que no lle-


van ropa y que no hacen ruido, sólo un grito bajo. Atacan en
especial a los cazadores de las montañas. Sólo si se va acom-
pañado, en pareja, falvez se logre vencer a este ser.

Pehürú pú'tyü

No son tan temidos va que no se les ha llegado a ver. A


pesar de esto, se dice que son como los Cayapas, en aparien-
cia, pero que no tienen ni nalgas ni ano. Unos dicen que vi-
ven en el mundo inferior, y otros que en el intermedio, inclu-
so que antes vivÍan en la zona que actualmente habitan los
Cayapas. La leyenda cuenta que hubo, antes de la creación de
los Cayapas, un tremendo terremoto que volteó la tierra e hi-
zo enterrar a los pehürü pú'tyü, y que en el futuro se produ-
cirá otro seÍsmo que devolverá la superficie a sus antiguos
moradores, enterrando a los Cayapas y a todos los seres hu-
manos.

Se alimentan también de los aromas del pescado de


mar cocinado, muy abundante en su zona. No tienen residen-
cia fija, son nómadas. Al igual que otros seres sobrenaturales,
tampoco pueden realizar el coito más que cuanto brilla la lu-
na.

Pa'la'mbele

Se trata de la raza de pigmeos que viven en el límire


oriental del mundo, allí por donde dale el sol. Su diminuto
tamaño es debido a la proximidad del astro, cuyo calor impi-
Los Indios Cayapas del Ecuador 3ll

de su desarrollo. Se supone que no viajan nunca y que no se


relacionan con los hombres, ni para bien ni para mal. Cerca
del otro orificio de entrada del sol, en el lÍmite occidental, no
vive ninguna tribu.

Peje bravo

Además de los espÍritus que viven en el fondo de las


pozas del río, hay unos peces grandes, armados con podero-
sos dientes que a veces atacan a los canoeros aunque son más
temidos por sus poderes mágicos: el peje bravo. En todas y
cada una de las pozas grandes existe al menos uno si no hay
más de estos peces. No suelen alacar a los viajeros, pero éstos
si que les temen. De cualquier manera, pueden ser expulsa-
dos, o encerrados en alguna cueva o falla del fondo del río,
como los espíritus.

En La Herradura, en el RÍo Onzole, hay una poza


grande en la desembocadura de una pequeña, pero caudalosa
corriente que cruza un puente estrecho de tierra por unos
250 a 300 m y forma un atajo entre una parte del rÍo y otra
con un desnivel de unos 30 m. El puente une una loma gran-
de con la tierra firme, y el río discurre alrededor de esta loma
durante unos 8 km o más antes de alcanzar la corriente más
pequeña. Este arco es el llamado "La Herradura. Cuando el
rÍo crece, esta corriente menor, se convierte en un torrente y
a sus lados se forman remolinos que retienen grandes troncos
y a veces árboles enteros, partiéndolos en pedazos.

Al reunirse con la corriente principal alcarza tremen-


da velocidad y forma un chorro voluminoso que cae lejos en
el agua -que se convierte allí en una especie de piscina gran-
de. La navegación en canoa se hace entonces imposible, hasta
si uno da el rodeo por el lado opuesto al chorro de agua, por
3t2 S. A. Barrett

los troncos que giran como alocados. Ante esta fuerza de la


naturaleza, no es de extrañar que los Cayapas crean que algo
sobrenatural se esconde en la poza. Se asegura que antes vi-
r'Ían unos peces rojos, que por el simple hecho de mirarlos,
ocasionaban enfermedades. Más grave serÍa si se atreviese al-
guien a tocarlos, mientras ellos se fingen muertos, flotando
en la superficie. Finalmente unos shamanes lograron que los
peces se introdujeran en una caverna, en el fondo, sellaron la
entrada con hierro, y asÍ, se puede hoy transitar por la zona
sin peligro. No obstante, todavÍa queda algo de remor por si
algún dÍa, consiguen salir y vuelven a atacar.

Pi pÍ'ni

A lo largo del rÍo Cayapas, hay varias pozas a las que


se las llama "charcos", pero hay una en especial que lleva ese
nombre propio. "El Charco", esrá situado 5 kilómetros río
abajo de la confluencia con el Onzole. Antiguamenre era la
vivienda de un pez o mejor, serpiente peligrosa, llamada pi
pÍ'nio "serpiente de agua".

Hay una leyenda con respecto a este ser. Se dice que


antiguamente "El Charco", era todavÍa más grande que lo que
es en la actualidad y cubria la llanura entera entre las lomas.
Allí vivÍa una plpi'nÍ tan grande que devoraba cualquier cosa
que bajara por el rÍo, con su boca de cerca de 20 brazos de
anchura. Su estómago era una inmensa zona seca, en la que
almacenaba los troncos y árboles que hallaba. Se comió tal
número de viajeros, con sus balsas y todo, que la población
de la región disminuyó rápidamente. Era tan terrible, que na-
die se atrevía a cnJzar El Charco, sino que se abrieron unos
senderos en las lomas, y los viajeros ataban su balsa en un
punto corriente arriba de la poza, y cogían luego otra que se
encontraba en la zona inferior en Nañiara. Por suerte. cuatro
Los Inilios Cayapas del Ecualor 313

shamanes lograron acabar con el peligro del Charco. Después


de haber inventado un procedimiento para conservar el fuego
mucho tiempo, se internaron valientemente en la corriente, y
fueron devorados por el monstruo. lJna vez dentro de é1, se
encontraron con la leña y todos los restos de los individuos
que había devorado. Las personas morían de hambre y sed,
ya que no eran alimento para la serpiente. Los cuatro brujos
prendieron fuego a toda la madera seca y con sus cuchillos de
chonta empezaron a cortar los órganos de la serpiente. El ca-
lor del fuego hizo vomirar a la pipi'nÍ, y asÍ fueron expulsa-
dos los brujos, y los restos de balsas y árboles. Esperaron a
que todo el cuerpo del animal fuera quemado,ya que si que-
daba algún lrozo, de él podÍa crecer una nueva pif'nL

Desde entonces El Charco quedó de las dimensiones


que tiene ahora, y es un paso relativamente seguro. Sólo en
tiempos de crecida, se forman unos remolinos que hay que
cruzar con precaución, por la curva del rio.

El tesoro invisible

Varios cuentos populares hablan de grandes tesoros in-


visibles, de oro y plata, guardados en cuevas y custodiados
por espÍritus invisibles con lanzas de oro. En una ocasión, un
shamán visiró una de estas cuevas, y el guardián le ofreció su
contenido a cambio de un niño, un perro blanco y un gallo
del mismo color. Ni este shamán ni nadie ha llevado nada, así
que el tesoro sigue sin ser reclamado.
}MII
MITOLOGIA

Es curioso que en un pueblo como el Cayapa, con


unas creencias tan aferradas en los espiritus, y la importancia
que se les da en la vida cotidiana, no posea rradición mitoló-
gica. No existen cuentos ni narraciones mitológicas, y lo más
parecido serían las experiencias que algunos afirman haber
vivido con espíritus, y que explican, sobre todo, en sueños o
en alguna borrachera.

No hay ningún "héroe cultural", ni nipgún cuento de


animales tan corriente en las sociedades aboriginales. Sólo he
podido recoger dos pequeños cuentos incompletos, pero que
dudo de que sean originales de esta gente.

El primero se basa en la capacidad que en tiempos re-


motos tenían las aves y los mamÍferos de hablar, naturalmen-
te en lenguaje Cayapa. El tucán usaba un collar de plata, y
siempre estaba llorando, pues aunque habÍa abundantes fru-
tas, no encontraba chontaduro para comer. Cuando cambió
su forma humana por la de ave, su collar de plata se transfor-
mó en el cerco blanco de plumas que lleva en la parte amari-
llenta de su garganta, y su llanto aún se reconoce en su grito
caracteristico: tcando'to, del que deriva su nombre onomato-
péyico.
3r6 S. A. Barrett

El segundo cuento tiene como prrtagonista al jaguar.


Antiguamente también tenÍa forma humana, y vivÍa con su
esposa cayapa. Durante el dÍa no usaba camisa, pero por la
noche, para salir a cazar se ponÍa una fina y de muchos colo-
res. Mataba varias presas, que comÍa crudas, en el mismo lu-
gar. Así que al volver a casa, no tenía hambre y lo poco que
llevaba, cocinado por su mujer, no lo comía, diciendo que no
estaba bueno. Cuando se convirtió en animal, se vio obligado
a caminar a cuatro Patas, y su elegante camisa es su actual
piel moteada.
XIX
PRACTICAS CEREMONruES

La mayoria de las ceremonias aborigenes de este pue-


blo, han sido sustituidas por las de la iglesia. Queda algún
rastro, algún recuerdo de aquellas, pero totalmente diluidas
dentro de la ceremonia católica.

Al contrario gue la mayorÍa de los pueblos, los Caya-


pas no practican ahora, ni nunca parece, ceremonias relacio-
nadas con el nacimiento, la pubertad o la menstruación de la
mujer, y sólo conocen algunas restricciones ya descritas. Las
que son bastantes elaboradas son las celebraciones nupciales
y mortuorias, conservando algunos rasgos originales.

La Noche Buena y la Semana Santa, se celebran según


las costumbres de la lglesia. También festejan el "I0 de Agos-
to", aunque no sea ese mismo dÍa, pues la suelen hacer coin-
cidir con la visita anual del sacerdote que acostumbra a ser en
ese mes, De toda manera, esta fiesta se conoce como la "Fies-
ta de Agosto".

Además de éstas, y en combinación con ellas se cele-


bran las "bodas" y las "ofrendas". Las primeras serían las [ies-
tas de casamiento o ceremonias nupciales, y las segundas,
aquellas en honor de algún pariente muerto en los últimos
318 S. A. Banett

doce meses, o antes si ha sido alguien notable. De cualquier


forma si bien el término "ofrenda" siempre se aplica a un rito
funerario la palabra "boda" se refiere a cualquier tipo de fies-
ta, y siempre que hay alguna reunión, sin importar el motivo,
se baila, festeja, y se bebe mucho aguardiente.

Voy a relatar cómo se desarrollan cada una de estas


fiestas, según lo que pude ver durante los años de 1908-1909.

La fiesta de Semana Santa

Es la más importante y Ia más preparada. El relato que


sigue corresponde a la celebración que se hizo en 1909 en
Punta Venado y puede servirnos para conocer hasta qué pun-
to pueden integrarse costumbres religiosas extrañas en las
prácticas de un pueblo primitivo.

Pnmer día: Juews Santo. S de abril

Muchos de los "fiesteros" habÍan llegado el dÍa ante-


rior, pero la mayorÍa lo hizo en la tarde de este primer día, y
para la noche ya eran unas 500 personas. No hubo bailes ni
festejos especiales, sino varios rosarios dichos en la capilla
por algún miembro importante, o algún negro. La tarea más
importante fue la de limpiar la aldea de la maleza, que llevó
casi todo el dÍa a los hombres, a pesar de que ya habÍa sido
limpiada en Navidad.

Segundo día: Viernes Santo. 9 de abril

Tampoco se bailó, pero sÍ se siguió con los oficios reli-


giosos del dÍa anrerior. Se fabricaron cantidad de banderines
y de pañuelos de colores brillantes, de bandana. También se
construyeron unas veinticinco antorchas, atando a una caña
L-os Inclios Cayapas delEcuador 319

larga pares de pequeñas cañas que aguantaban velas. Algunas


de estas antorchas llevaban hasta quince parejas de estos can-
delarios, y en total había más de quinientas luces. Se adorna-
ron andas para las imágenes de los santos y de Cristo que lue-
go se iban a llevar en la procesión. Y a eso de las siete de la
noche, los pregoneros convocaron a la gente en la iglesia para
el primer servicio importante de la fiesta, de asistencia obli-
gatoria. A las siete y media ya estaban rodos reunidos. Enton-
ces se cerraron las puertas y se colocaron guardias para que
nadie pudiera salir. El rito lo dirigÍa el sÍndico o encargado de
la capilla, y era asistido por alguna personalidad de la aldea.
Durante el transcurso de la celebración se iban apagando las
velas del altar una tras otra, hasta que sólo quedó una. Luego
el síndico se la llevó a la sacristÍa detrás del altar, de manera
que la capilla quedo totalmente a oscuras. Los hombres y los
niños sacaron de debajo de sus ropas, unos trozos de corteza
verde de un árbol, y comenzaron a fustigarse duramente. Pa-
ra dar mayor dureza al castigo, se remangaron las camisas de
calicó o de pañuelos que llevaban, hasta el cuello. Los golpes
eran fuertes, y hacÍan bastante ruido pero, en el fondo, el do-
lor no podÍa ser mucho, ya que las cortezas eran planas y an-
chas.

Después de unos diez minutos el SÍndico regresó, se ti-


raron los látigos, y los hombres y niños se colocaron rápida-
mente al fondo y a los lados de la iglesia. Parece que este au-
tocastigo sólo se reserva para los indígenas ya que muchos
negros de la zona, que asistÍan a los oficios, no participaron
de é1. Se dice sin embargo, que otros negros, al sur de Esme-
raldas, practican este tipo de castigo. Quizá sea debido a que
los últimos esclavos llegados recibieron otras leyes eclesiásti-
cas de otras órdenes religiosas, distintas a los Cayapas, ya que
la práctica de estos autocastigos, sin duda, es producto de la
influencia de los primeros curas católicos, pues, si es que hu-
320 S. A. Banett

biera una explicación aborigen a este rito, ya está diluida en


las creencias modernas.

Se volüó a colocar la vela encendida en el altar, y se


prendieron otras más. El servicio se acabó con cantos.

Enseguida, se formó una procesión. Detrás de los que


llevaban la cruz, iban las imágenes de los santos, y los que
llevaban las antorchas y festones, y por último, un gran nú-
mero de fiesteros, casi todos los asistentes. Todos llevaban
además una vela, y todas las casas de la aldea tenÍan también
su luz. Por otra parte el patio de la iglesia estaba lleno de filas
y filas de espelmas, en total de mil doscientas a mil quinien-
tas velas encendidas.

Se cantó otro rosario, y se pusieron cruzadas dos largas


lanzas entre los pilares del frontis, separadas por unos 6 y a 5
m de la puerta. Cada una de ellas, estaba apoyada en el hom-
bro de un hombre, y en el cruce de sus filos, a 30 cm del sue-
lo, se ubicó una pequeña vela encendida. Cuando se habÍa
consumido (después de unos 20 minutos), los hombres se re-
levaron. Este gesto simboliza la guardia ante Ia tumba de
Cristo, y dura hasta las tres y media de la madrugada, más o
menos. Nadie puede atravesar este "arco", y sólo se retira pa-
ra que la procesión con las imágenes y las antorchas pueda
salir y volver a entrar. Se repite el acto de nuevo, y esta vezla
guardia dura hasta las siete y media de la mañana. Entonces
se canta el servicio del "gloria". Para ello, se retiran las lan-
zas, y los hombres que las sujetaban, van girando con ella en
la mano derecha y dándole vuelta. Finalmente se vuelven a
colocar junto a los pilares, pero con las lanzas en vertical y
abandonan la guardia al concluirse el servicio.
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ñ.¡

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N
Los Indios Cayapas ilelEcuailor 321

Tercer dta: Sabado Santo. 10 de abnl

No hay ningún oficio especial en este dÍa. Sólo se can-


tan algunos rosarios hacia el mediodía, y en una de las casas,
empieza un baile, que durará hasta el amanecer del dÍa si-
guiente.

Cuarto día: Domingo dePascua. 1I de abril

Poco antes del amanece\ se colocan en un rancho, en


laplaza, cuatro imágenes de santos, y la marimba, tambores y
maracas que animaron el baile nocturno. En la il. I32 se ve al
fondo esta estructura rodeada de maleza, que en la 133, que-
da casi cubierta por el humo de los escopetas, y vuelve a
apreciarse, en último plano, en la 136. En la I34, se ve su in-
terior, con los instrumentos y los músicos. I¡ música fue casi
ininterrumpida hasta más o menos las cuatro de la tarde.
Mientras tanto, se celebraban procesiones, ceremonias y festi-
vidades, a distintas horas.

Este es el día en el que se ofrece guaraPo a las imáge-


nes. Los imágenes no beberán, e incluso, no se bebe este licor
en su presencia pero en realidad, se consume gran cantidad
de guarapo, tanto simbólicamente (los santos) como real-
mente (las personas). Se llena un matecito y se acerca a los
labios de la imagen, o bien se humedecen con los dedos, y el
resto, o bien se arroja al suelo, o se la bebe alguien. Los parti-
cipantes mismos beben bastante guarapo pero si quieren to-
mar ron tienen que alejarse de las imágenes, no vaya a ser
que se disgusten.

A eso de las ocho y media de la mañana, comienza un


servicio en la capilla, seguido de una "ofrenda" en urur casa a
la vez que otra procesión en el pueblo, similar a la que se hi-
322 S. A. Banett

zo por la noche, pero sin antorcha. Los celebrantes se repar-


tieron entre una y otra ceremonia. En la procesión se realizó
la representación de la bajada del ángel a la tumba de Cristo.

Esta representación de la resurrección de Cristo se rea-


lizó en el centro de \a plaza, donde se colocó una tarima de
unos 4 m de alto, con un orificio en el centro. Bajo el agujero
se coloca la "tumba de Cristo", que es un cajón hecho con
barrotes tallados, con la imagen de Cristo en su interior cu-
bierta con una tela negra. Desde el orificio, que mencionaba
antes, descendió un niño pequeño, vesttdo a la europea, con
ropa blanca y unas alas y cola postizas de algodón, que repre-
sentaba al angel. Un par de hombres, le fueron bajando y él
extendió sus brazos y piernas, simulando que volara. Tomó el
velo negro con Ia boca, y entonces volvió a ser izado, regre-
sando asi, el ángel al cielo. (il. 136). Se continúa en procesión
alrededor de la capilla, la plaza, y el rancho, entrando final-
mente en la iglesia (il. 135 y 137).

A las diez de la mañana, el subjele se coloca en el ex-


tremo izquierdo del altar. Se congrega a la gente, y comienza
el "castigo anual" con un latigo de nueve colas. Se trata de un
castigo obligatorio para todos los indígenas, viejos y jóvenes,
pero nunca participan los negros. Los hombres se inclinan o
se sientan sobre el talón izquierdo, y las mujeres se inclinan o
se sientan ante el altar para recibir el castigo. Como el látigo
tiene cinco puntos, un golpe cuenta como cinco latigazos, y
éste es el número mÍnimo, pero el que se acerca puede pedir
los que quiera. A veces, los penitentes van varias veces al al-
tar. El encargado en repartir el castigo, es bastante compasi-
vo, a los adultos se les da fuerte, pero a los niños no. Los
hombres van vestidos con una camisa ceñida, como lo hacen
normalmente, pero las mujeres lo hacen especialmente con
un manto de calicó o bandana para cubrirse el rostro, y con
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Los Indios Cayapos ilelEcuailor 323

varias mantas una sobre otra con las que se protegen de los
golpes. Suelen llevar una manta especialmente confeccionada
para la ocasión, que estrenan ese día, y que a partir de él pue-
den utilizar cuando quieran. Normalmente a los niños de dos
a cinco años se les lleva a la fuerza pero luego sólo se les da
una palmada. Los demás niños van voluntariamente.

Cuando ha empezado este rito, hay un asistente que se


coloca en la puerta de la capilla, y reparte el castigo a quien
quiera, que luego, si desea, también puede acercarse al altar.
En las ilustraciones L37 y I39 aparecen el "castigador" y un
momento del castigo. Se tomaron en el exterior para que hu-
biera más luz. Y en la fig. 28, se muestra la técnica de encor-
delar el látigo.

Fig. 28. Técnica usada para encordelar un látigo de nueve colas.

A eso de las once y media, yahabía terminado el casti-


go, y se convocó a la segunda ofrenda. Participan casi todos,
aunque algunos se quedaron en el rancho con las imágenes
de los santos tocando para ellos. A las cuatro, se guardan es-
tas imágenes en la capilla, trasladándose ceremoniosamente,
y así terminan los oficios de la fiesta.

l¡ noche se dedica a bailar, y ala tarde del lunes, to-


dos se habian marchado a sus casas, aunque algunos se van
ya el mismo domingo.
324 S. A. Banett

Esta es la fiesta mris importante. A ella acuden todos,


incluso los que viven más retirados de las aldeas, como los
que residen en RÍo Verde, y que no asisten a las demás fiestas.

I-a fiesta de la Noche Buena

También llamada "fiesta de navidad", es la menos im-


portante para los Cayapas. Los servicios, los dirige el síndico,
o el guardián de la capilla, pero no son tan cuidados, como
los de Semana Santa. En realidad, el desarrollo de la fiesta es
similar a la de Pascua pero con menos procesiones, y sin la
ceremonia de dar de beber a los santos. Se baila bastante, día
y noche, en las frecuentes bodas y ofrendas.

Se suele aprovechar este encuentro para castigar a los


que han faltado a la ley, aunque cualquier reunión pública
sirve para este efecto. La celebración de.la Nochebuena dura
de tres dÍas a una semana.

La fiesta de Agosto

La fecha de esta celebración, depende de cuando haga


el sacerdote su visita anual. Los blancos y negros, suelen cele-
brarla el mismo dia I0, dÍa nacional del Ecuador. Para los Ca-
yapas, sin embargo, esta fiesta reemplazala de pascua tal co-
mo la celebran los negros y los blancos, en lo que a la presta-
ción del sacerdote se refiere. Este siempre celebra el rito pas-
cual cerca de la costa pero los cayapas prefieren esperar a que
el cura se traslade a sus aldeas. Cuando se enteran de que el
cura está en alguna aldea cerca de la desembocadura del rio,
normalmente en La Tola, va una delegación de Cayapas a in-
vitarle. Luego se fija la flecha, que los funcionarios comuni-
can a los miembros de cada aldea, y el dia anterior a la fecha
convenida, una canoa marcha a La Tola o a donde se encuen-
*,". '1 .*
t{.ta,,'
'

Ilust. I38. Castigador con el látigo de nueve colas


o
oo

;fa
Los Indios Cayapas delEcuador 325

tre, a buscar al cura y regresa con é1. El dÍa anterior se reúnen


a la fiesta, aunque hay también "rezagados" que llegan al día
siguiente.

El sacerdote, se albergará en el 'Convento", una casa


especial de la aldea que sólo se utiliza como vivienda del cu-
ra, y que en el resto del año no es ocuPada por nadie más.
Una vez instalado, va a dirigir el primer servicio, y a Partir de
ese momento se mantiene ocupado en los servicios regulares
(dos al dÍa), las misas especiales para el descanso de los
muertos, matrimonios, bautizos y confirmaciones que no se
hayan hecho durante el año. El sacerdote suele quedarse de
una, a dos semanas en cada una de las tres aldeas, dependien-
do de las peticiones que se le hagan.

I¡s celebraciones son similares a las bodas y ofrendas


que se celebran en otras fechas, con la particularidad de que
se lleva a la capilla algún alimento de los que se servirán en la
fiesta, para que sea bendecido. Generalmente, esta comida
luego se lleva al cura al convento como regalo. Lo cierto es
que los Cayapas llevan todos los días a la casa del cura, pláta-
no verde, yrrca, frutas, carne y pescado, abasteciéndole abun-
dantemente. Además, también se le paga con dinero por los
servicios prestados.

Boda

En su sentido más estricto, boda es un matrimonio.


Sin embargo, para los cayapas, boda es toda fiesta en la que
haya baile, aunque no vaya acompañada de ningún oficio re-
ligioso. Se incluyen en el mismo espacio de tiempo la ofrenda
de muertos, y generalmente oficios religiosos simples sin cu-
ra. Las bodas son fiestas personales o familiares y casi siem-
326 S. A. Barrett

pre son una o dos las familias que las celebran. Hay un nú-
mero determinado al año de bodas, y todas son iguales.

Voy a describir con detalle la que se celebró durante


los días 7 al I0 de enero de 1909, y de esta manera se tendrá
una idea de como son todas.

El aviso de la boda se realizó durante la fiesta de Navi-


dad. Desde entonces hasta enero las dos familias, se dedica-
ron a recoger provisiones Para la fiesta: cazaf y Pescar, secar
carne, destilar el aguardiente, recolectar la verdura, y viajar al
mar para coger los cangrejos y crustáceos, un asunto Particu-
larmente importante. En la tarde del 7 de enero, comenzó a
llegar la gente, aunque la primera fiesm fue al día siguiente.

Primer dia: 8 de enero de 7909

A las 9 de la mañana hubo un oficio religioso en la ca-


pilla, y después se siguió con una ofrenda en una casa de la
aldea.

Durante el servicio en la capilla la familia se dedicó a


preparar la mesa, en el piso, con una alfombra de hojas blan-
cas, colocando la comida preparada la noche del dÍa anterior'
Los líquidos y puré, se sirvieron en vajilla de barro o en cala-
bazas y los alimentos secos, sobre las mismas hojas.

Había mamÍferos, aves y peces secados y ahumados:


monos, guatines, ardillas, zorras, ratas de monte, y otros se-
cados enteros; guantas, venados, jaguares, pumas, armadillos,
perezosos y sahinos, todos ellos ya despedazados. También
había loros, tucanes, palomas, pavos silvestres y g rzas, seca-
dos enteros. El pescado más abundante era el sábalo' Y todo
acompañado de plátano verde, yuca, papaya, rascadera, caña
Los Indios Cayopas del Ecuadar 327

de azúcar, coco, guaba, zapote, pepepán, naranja, chontaduro


y palma real.la mesa se preparó de manera que se pudiera
apreciar todo el derroche, y la abundancia, y también con de-
talle: a veces se colocaron los mamÍferos, como si estuüeran
parados y se metieron las frutas en los picos de las aves o en
los hocicos o patas de los demás animales: algunos parecían
que estuvieran peleando.

En la ceremonia en la capilla, se presentaron algunos


alimentos, para que por medio de ellos, todos quedaran ben-
ditos. Luego fueron todos a la casa donde estaba la mesa lista.
En esta sala enteraron los hombres y los niños mayores. Las
mujeres, niñas y niños pequeños se quedaron en el- cuarto
contiguo. Entonces los anfitriones regalaron algunas presas a
los invitados para que se las llevaran a sus casas. Lo que que-
dó en la mesa, se repartió entre los que quedaron y tras una
invocación del guardián de la capilla, los hombres y niños se
sentaron en pequeños bancos alrededor de la mesa para co-
mer. En el momento del reparto de la comida, parte se habÍa
llevado al sitio donde estaban las mujeres, que comieron allÍ.
Terminada la comida se hizo otra invocación y se limpió el
piso con hojas y todo.

Ahora empezaba la "boda" propiamente dicha, ya que


lo celebrado había sido una ofrenda donde el surtido de ali-
mentos es muy grande mientras que en la boda sólo se sirven
pescado, ostras o carnes cocinadas con verde en forma de co-
lada espesa. Se volvieron a poner hojas frescas en el piso. Se
sirvió la comida en platos de barro (il. 87, 4), que son los
destinados a las celebraciones, ya que de diario, se usan pla-
tos "europeos". En esta boda, sólo hubo una comida de pes-
cado con verde aunque puede haber varias. Luego, los invita-
dos se fueron a sus casas en la aldea o bien a la casa deljefe.
328 S. A. Barrett

Se suelen aprovechar estos encuentros, para presentar


al jefe a los que han transgredido la ley. En esta ocasión se
trataba de un hombre y una mujer. El hombre había abando-
nado a su mujer y a su hijo, después de haber estado maltra-
trlndoles, y además habÍa tenido relaciones con una viuda jo-
ven. Era culpable, de infidelidad, de maltratar y de violar la
ley del divorcio. La mujer, la viuda, no estaba acusada de un
crimen tan grave, pues siendo viuda podía haberse casado,
pero eso sí, no tenía derecho al hombre de otra mujer. En rea-
lidad, era un caso poco frecuente, pues los Cayapas conside-
ran las relaciones familiares como sagradas y casi no se dan
asuntos de infidelidad, abandono del cónyuge o maltrato.

Se llevó a los acusados a casa del jefe y se les puso en


el cepo. El hombre no mostró emoción ,rirrgrr.,u, p.ro l" -r-
jer no dejaba de llorar y de cantar. A su lado esraba su madre,
que lloraba con ella, y cantaba su pena por la desgracia, que
con la conducta de su hija caía sobre la familia. Los amigos
de ambos les reprochaban su conducta.

Normalmente, el castigo se conoce con anterioridad,


pero se les tiene en el cepo para que sirvan como ejemplo pa-
ra el resto de la comunidad, en especial para los más jóvenes.
Los funcionarios además se dedican a discutir su conducta de
forma pública en la gran sala de la casa principal, donde esrá
el cepo, y es tema de conversación de toda la aldea.

Por la tarde, se les sacó del cepo un rato mientras co-


mÍan. A eso de las nueve, se reunió la asamblea, se soltó al
hombre, y varios de los funcionarios y el mismo jefe se dedi-
caron a recriminar la conducta de la pareja, y su desobedien-
cia a las leyes. Uno de los oradores era una mujer, pariente de
uno de los acusados y el sub-jefe puso fin a las acusaciones
con una tirada rápida y elocuente de veinte minutos. Luego
Los Inilios Cayapas del Ecuador 329

se llamó a una comisión, la misma que trajo al acusado, cuyo


jefe pronunció una invocación ritual. Se hizo inclinarse al
hombre ante el cepo y el jefe le dio quince latigazos (que con
el látigo de nueve colas, equivalen a 75).bsentencia era ma-
yor, pero debido a que el jefe tenÍa una herida reciente de ar-
ma de fuego, y a que el acusado compró parte del castigo con
aguardiente para la fiesta, ya no se le azotó más. A la mujer le
dieron diez goipes, pero luego no se la dejó libre. Al haber vi-
vido con el hombre, demostró que querÍa volverse a casar y
se le buscó un marido. Asi que siguió en custodia hasta el día
II. Había un anciano, de la zona del río Camarones, que en
otra ocasión quiso casarse con ella, pero como la mujer no
accedió, el cura no los casó en su última visita. Después de la
fiesta, se puso a la viuda bajo la vigilancia de la mujer del je-
fe,y al dÍa siguiente una comisión de tres funcionarios la en-
tregaron al viejo, su futuro marido. Pero pasados unos dÍas,
ella y su amante lograron escaparse y no se supo más de su
paradero.

Segundo dta 9 d.e enero de 7909

Abrió la celebración una corta ceremonia en la capilla


a la que siguió otra ofrenda. En este caso hubo un comporta-
miento de mal gusto de acuerdo con la etiqueta Cayapa, ya
que cada uno cogía parte de la comida, sin orden. Parece se¡
que el estado de embriaguez era alto, y sobre todo, había va-
rios negros, que demostraron mayor avidez.

Tras la ofrenda se sirvió la boda: tres plaros de coladas


de verde con pescado, verde con carne y verde con ostras,
que se iban colocando en el plato de cada asistente cuidando
de que siempre comiera del mismo plato. Si alguno no quería
algo de la comida, el huésped o sus ayudantes se lo llevaba a
una mujer de su casa, que esperaba en el cuarto de al lado.
330 S. A. Barrett

Los hombres que ofrecÍan la boda sirviercn a los invitados, y


las mujeres se encargaron de llevar los platos.

La anfitriona y sus amigas, habÍan pasado roda la no-


che cocinando las coladas que guardaron en canastos cubier-
tos con hojas. AsÍ, para la hora de la boda, ya estaban bien
frías y espesas.

También tras esta boda. hubo más casos de iusticia: un


hombre que habÍa descuidado a su mujer y se haLia ido du-
rante tres meses con su prima hermana que abandonó a su
marido. Se los acusaba de deserción y de relaciones entre pa-
rientes. Por tratarse de crÍmenes graves, se les puso en el ce-
po, sus amigos y parientes les increparon y fueron azotados.
El hombre recibió 175 latigazos (35 golpes) y una multa de
15 o 20 sucres; a la mujer le dieron 125 (25 golpes). La falta
contra la consanguinidad en la relación les costó un castigo
más severo.

A Ia tarde se presentó otro caso, el de un joven que bo-


rracho, se habÍa metido en dos o tres casas, causando estra-
gos y armando bulla. El ron le hizo querer pelear con todos y
no hizo caso a los que quisieron apaciguarlo, Los funciona-
rios le amarraron por un pie al cepo, y después de forcejear
para librarse, se durmió, y al despertar, su humor mejoró
considerablemente. Su madre, que intentó calmarlo y recibió
por ello varios golpes, se sentó a su lado y estuvo abanicán-
dole mientras dormía, en un acto típico de la devoción de las
mujeres Cayapas. No se considera vergonzoso el emborra-
charse, ni siquiera para las mujeres. Por lo general, el ron
provoca euforia y locuacidad, luego se sienten deseos de de-
mostrar habilidad en luchas y finalmente se desencadenan las
peleas. Las mujeres se encargan de apaciguar a los hombres,
siendo a veces necesarias varias para detenerlos.
I-os lndios Cayapu delEcuador 33t

El joven no recibió castigo, sólo cuando se despertó,


fue presentado al jefe quien le amonestó que de repetirse el
desorden sería castigado y multado.

Tercer día 10 de enero de 1909

A la mañana hubo una corta ceremonia, entre dos pro-


cesiones alrededor delaplaza, seguida de ofrenda y boda. En
este caso la ofrenda era por una persona recientemente falle-
cida mientras que en los dÍas anteriores lo habÍa sido para los
muertos en general. Después de la boda, el subjefe se colocó
a un extremo de la sala y empezó a dar uno o dos golpes con
el látigo de nueve colas a cada uno de los miembros de la fa-
milia que daban la fiesta. Para ellos era obligatorio, pero todo
aquel que deseaba, también recibia los golpes y muchos lo hi-
cieron.

Durante la fiesta, colgaban de cuerdas de piquigua, el


látigo, y varias pertenencias del difunto y artÍculos, donados
por los parientes. Al final, se repartieron estos objetos entre
los asistentes que no eran de la familia.

Muchos de los asistentes fueron a casa del jefe, donde


se continuaba castigando a la pareja del dÍa anterior, ya que el
hombre se negaba a regresar a su familia de origen. A la mu-
jer le dieron veinticinco golpes, y al hombre entre treinta y
cuarenta. El hombre seguia rehusando volver con la familia,
asÍ que el jefe y otros intentaron convencerle, sin éxito. Final-
mente, el jefe, cansado, le dio dos sonoras bofetadas y le
mandó al cepo por el resto del día. Al atardecer se le liberó y
no se le castigó más. Las bofetadas del jefe sólo se dan en ca-
so de gran provocac.ión. Si alguien da alguna bofetada a otro,
seguro que acaba en pelea, pero tratándose deljefe, y en tales
circunstancias, no hay contestación.
ANTROPO#G TA FISICA

Características generales

En los últimos días de nuestra estancia con los Caya-


pas, tomamos medidas a setenta individuos. Cuando salimos
de Nueva York, no había instrumentos antropométricos y se
tomaron medidas para recibirlos más tarde, pero no llegaron,
así que hubo que fabricarlos. D. Donato Yannuzzely me per-
mitió usar su aserradero para elaborar una regla con madera
seca de guayacán, que medí exactamente y gradué con un
metro, ajustándole un brazo móvil. Una de las mayores preo-
cupaciones era que no se humedeciera para que no se alterara
su medida. Se utilizaron esta regla, dos calibradores dejados
por el señor Yannuzzelly y otra regla más pequeña de 30 cm.
Al final del procedimiento se volvió a comproba¡ la exactitud
de la regla.

Los Cayapas colaboraron de buena gana en estas medi-


das, y con más tiempo, los datos hubieran sido más extensi-
vos, pero con los datos recogidos se puede tener una idea
bastante clara de las caracterÍsticas fÍsicas de esta tribu. De
los setenta, treinta y seis eran hombres y treinta y cuatro mu-
jeres, de los que diecinueve y vientiuno eran los varones y
mujeres adultos respectivamente. I¡s medidas las hemos re-
331 S. A. Banett

cogido en tablas en el apéndice lI, con los Índices que se deri-


van.

Los Cayapas, en general, son de poca estatura, de unos


155 cm el hombre, y 146la mujer; con una amplitud de va-
riación de unos 14 cm. para los dos sexos. Entre hombres y
mujeres la diferencia es de II,27 cm., o sea son un7,7o/omás
altos los hombres que las mujeres. Esta diferencia es grande
si la comparamos con la que hay en seres de poca estatura en
general, que suele ser de un 5olo. Quizá con más datos variarÍa
este dato, pero no mucho.

Son en su mayorÍa braquicéfalos (cabeza grande). Los


muchachos, las mujeres y las muchachas presentan V,17 y
1l contra 3, 1y 2 que son mesocéfalos, y estos 9 son bajo
83,33. Entre los hombres, hay 10 frente a 9 casos de braqui-
cefalia. Pero las medidas de los mesocéfalos se aproximan a
las de braquicefalia, mientras que de los branquicéfalos, seis
se encuentran entre 87,5 y 90,5, por lo que el índice Prome-
dio de los hombres cae en la categoría braquicéfala. [¿s cabe-
zas de los hombres (con un Índice de 83,58) son más largas
que las de las mujeres (86,65). La del hombre tiene mayor
longitud (en I0 mm.) que la de la mujer, mientras que la an-
chura sólo se diferencia por 2 mm de la de las mujeres. Las
diferencias son menores entre muchachos (86, 86) (87,30),
pero los datos no son tan fiables, ya que hay un número dife-
rente de individuos (diecisiete niños y trece niñas) y además
los niños son en general de menor edad que ellas' Para elimi-
nar este sesgo se hizo otro cálculo en el que sólo se tomaron
en cuenta los trece muchachos mayores (del S al 17) cuya
edad promedia es parecida a las de las trece chicas. Se obtuvo
un Índice de 86, 04 que sigue siendo más próximo al índice
de las mujeres que al de los hombres, siendo las diferencias
de 0,71 y 2,46 respectivamente. Las proporciones de las cabe-
Los Inilíos Cayapas ilel Ecuador 335

zas de las mujeres adultas, se diferencian poco de las niñas.


Sin embargo, en el caso de los hombres, la cabeza tiende a
alargarse con el paso del tiempo.

En cuanto al cabello, varÍa desde el negro azabache


hasta el marrón oscuro, y del lacio al ondulado (pero nunca
rizado) y por lo general es fino salvo en algunos hombres que
lo tienen tupido. Estas diferencias son más acusadas en las
mujeres que son las que lo llevan largo y suelto, a veces hasta
la cintura, y suele ser denso y abundante. (il. 20). Los hom-
bres lo llevan corto aunque en épocas anteriores lo llevaban
largo. También hay mujeres que llevan el cabello corro, debi-
do a la costumbre de cortarlo tras la muerte de un pariente
(il. 19). En esta misma ilustración, se puede apreciar la ondu-
lación del cabello, que en este caso es marrón oscuro. Con el
tiempo, se vuelve cada vez rrrás fino, pero no se observó nin-
gún caso de calvicie aunque fuera incipienre, y sólo había un
anciano que tenía el pelo canoso desde hacía mucho tiempo,
nadie sabe por qué. Probablemente se mantiene el color por-
que no utilizan ni sombrero ni tocado.

La forma de la nariz es variada. Algunos la tienen an-


cha y plana en la punta con la apertura de las fosales redon-
das pero sin faltarles el entrecejo como en el caso de los ras-
gos mongoloides. A menudo el entrecejo es alto, dando a la
nariz una lÍnea aguileña. En este caso las alas son menos an-
chas que en los que el puente es menos pronunciado.

Los ojos son nvlrrones oscuros, y los párpados superio-


res tienen en mayor o menor grado un pliegue que se asemeja
al rasgo mongoloide, pero la forma de este pliegue varÍa mu-
cho de uno a otro individuo.
336 S. A. Barrett

La frente es llena y alta. Las cejas son negras y modera-


das, y no son muy salientes los arcos ciliares.

Los pómulos altos, dan un aspecto general redondeado


al rostro. Los labios no son muy gruesos, 1'generalmente el
superior es más ancho y abultado. El mentón no tiene mucha
prominencia.

No se pudo pesar a los participantes, pero se puede ge-


neralizar diciendo que no son propensos ni a la obesidad ni a
la delgadez. Quedan dentro de lo que se podrÍa calificar como
"buenas carnes". Los niños pequeños suelen tener el abdo-
men abultado debido a la dieta de "verde", que comen a cual-
quier hora del día, sin que esto les cause enfermedad, pero
conforme van creciendo, quedan bastante bien proporciona-
dos. A veces, pero como cosa rara, se ve algún anciano con el
abdomen abultado.

El color es en general marrón rojizo claro, bastante


más claro que los indÍgenas de Norteamérica. Quizá sea debi-
do al clima de la región, ya que ni el sol ni el viento son co-
munes, y no pueden broncear a sus habitantes. En sus viajes
a la costa, sobre todo si van hasta Tümaco o Esmeraldas se
puede notar la diferencia de color de su piel. El viaje de Li-
mones a Esmeraldas por la costa (80 kilómetros) dura por lo
menos una semana. En estos viajes, se suelen adornar con
brazalestes y collares que no se sacan hasta regresar ala casa.
Entonces el contraste entre la parte expuesta al sol y la parte
protegida es notable a pesar de que el sol no brille mucho
más en la costa que en el rÍo. La brisa del mar tiene un efecto
tan fuerte que adquieren un color casi similar al de los indí-
genas de Norteamérica expuestos al sol y al viento. La pena
fue no tener cartas de color para poder comparar y estabiecer
las diferencias más exactamenre.
I
6

¿
Y

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,r' , ¡S.r r ."

llust. l42.Joven cholo


Los lndios Cayapw delEcuador 337

En resumen, podemos decir que el Cayapa es bien pro_


porcionado, bajo de esrarura, de color marrón claro, braiui_
céfalo, de cabello negro o marrón lacio u ondulado, con nariz
variada, ojos marrones muy oscuros, labio superior ancho,
frente llena y alta, pómulos altos y cara redonáa, sin promi_
nencias fuertes ni en el mentón ni en los arcos ciliares.

No medimos cholos, pero son distintos a los Cayapas,


algo más pequeños y robustos, y con un aspecto g".r"rál .rra,
próximo al mongoloide. En las il. i40-142 aparicen dos ni_
ños y dos niñas, asÍ como un joven de veintiun años, de esta
tribu.
XXI
SISTEMANUMERICO

Los datos que se recogen en este capítulo ya aparecie-


ron en el "Putman Anniversary Volume" (1909), bajo el tÍtu-
lo de "Sistema numéri co Cayapa", y se basan en la tabla de
números adjunta que llega hasta el I0.000. Sólo conseguimos
que un informante llegara a contar unos pocos millares, pero
parece que los datos que presentamos son correctos.

Se trata de un sistema quinario-decimal-centenario con


reglas uniformes, aunque presenten alguna variación. Su ca-
rácter centenario es especialmente interesante pues se pres-
cinde del millar. Así 4000, no será cuatro miles, sino cuarenta
centenas. Hay además dos términos que podrían considerarse
como vestigios de distintos sistemas, aunque no existen prue-
bas de ello.

- El cuatro se forma de la base de dos (restos de un siste-


ma binario, aunque es la única prueba de este). El tres
se forma independientemente de dos, lo que quizá de-
muestra un sistema más alto que el binario.

- El veinte aparece sin referencia a ninguno de los otros


números. Ni cuatro ni veinte parecen ser una adapta-
ción de palabras de otro origen, a pesar de que hay dos
340 S. A.Banett

otros términos que el cha'palaachi comparte con idio-


mas cercanos.

Otra curiosidad es que se utilizan dos distintos térmi-


nos para el diez, dependiendo de qué lugar ocupa en la serie.
Así, l0 es pa'it.a hasta diecinueve pero se llamará tcu'ñga del
treinta para arriba. Este último término Parece adaptado de
otro idioma.

Todos los números del diez en adelante, que tienen una


cifra en las unidades, tienen ésta como término final' Así, tre-
ce será diez-tres. Los números del seis al nueve, son com-
puestos del cinco con los cuatro números inferiores, siendo
éstos los terminales.

En las decenas y centenas (que incluyen los millares)


el término " diez" o "centena" es el terminal y va precedido
del número de decenas o centenas en cuestión: 40 : 4 dece-
nas; 400 : 4 centenas; 4000 : 40 centenas. No hay ningún nú-
mero que actúe de nexo en los números comPuestos.

De acuerdo con la fonética del Cha'palaachi, ciertos


términos, si no son terminales, se cambian cuando se em-
plean en números comPuestos.

PE-má es tres, ytrece es pa'it.a péma, pero treinta es


pe'ñ tcúñga. Para el dos y el tres, los cambios son fijos' El
uno cambia en las centenas, si ocupa el lugar de los centena-
res desde el I0I hasta el 199, y el seis cuando es terminal' El
cinco tiene tres formas también. Según las leyes de la fonéti-
ca, pueden modificarse estos números si son unidades y de
acuerdo con el sonido de la palabra que le sigue' En la ora-
ción "tiene tres ollas": ya-tcT kasa pé'n É"'-u hün, (literal-
mente, "sus nuevas tres ollas tiene"), es necesario el cambio
Its Indíos Cayapas del Ecudor 341

del numeral. También sería correcto "ya-tci kasa pia'ma en el


que no se necesita cambios. Los números dos, tres y quizá
uno y cinco, pueden influir en el término siguiente como en
pá'ipatsa y pE'n batsa.

Reglas de composición

Los números base en el sistema numérico Cayapa son :

I, y 100, y se combinan como sigue:


2, 3, 5, 10, 20

* Cuatro es: ta-2


* De seis a nueve son 5-dic I,
2, 3, y 4 respectivamente
* Diez solo o formando del lt al 19 o en números supe-
riores, con esta agrupación es pa'it-a. Pero para dece-
nas de 30 en adelanre es tcú'nga.
* Desde el II, se forman añadiendo del I al9 al rérmino
I0.
* El veinte tiene nombre propio y no guarda relación con
ningún otro.
* A partir del 30, todas las decenas se forman añadiendo
tcuñ'ga, a los términos del3 al9, con algunas variacio-
nes Puntuales.
r' La centem es la última gran división, y en los términos
superiores se indicará el número de centenas que ten-
ga.

Números básicos

I es básico : en I: ( ma',iñ) en 6 : (ma'ly6),


El nimero
en l0O: (mam), y en los superiores que contengan alguno de
éstos en su composición.
342 S. A. Barrett

ma'iñ: aparece en el I, 11,2I,60, I0I,600, 1100,


1600, 2100, 6000 (sólo en el número 6 y los que acaban en 6,
el I aparece como ma'lyó; en los deruis es ma'iñ)
ma'ly6': aparece en 6 y ló.
mam: en 100, l0l, II0, 120 Y 10000.

EI numero 2 es básico en 2, 4,7 , y 9, donde aparece co-


mo pa'lyó'. También mantiene esta forma en los números su-
periores, en los que estas cuatro aparecen como unidades. Si
lo hacen como decena o centena , el 2 será pai, el mismo tér-
mino utilizado en combinación con otras palabras, (pai kü't-
ca: dos perros). Excepciones serán 20 y 2000 ya que 20 es
ma'ntcal6ra.
pa'ly6 aparece en 2, 4, 7 , 9 , 12, 14, 17 , y 19.
pai: aparece en 40, 70, 90, 200,400, 700, 900, 1200,
1400, 1700, 1900,2200,4000, 7000, y 9000.
Elnúmero 3: es básico en 3 y 8: pé'ma, y en los supe-
riores que los contengan. Cuando se trata de decenas o cente-
nas, será péñ.
pé'ma: aparece en 3, 8, 13 y 18.
pé'ñ: en 30,80,300,800, 1300, 1800,3000 y 8000.

El número 5 es básico en 5 donde es ma'n-da, y en 6,7 ,


8 y 9 y número superiores donde son unidades, donde es
ma'n-dic.(probablemente una contracción de ma'n-dam-ic).
Fi es decena o superior será ma'ñ. Parece que ma'n-da,á-
"t:
pesar de que se use para cinco, es un comPuesto, siendo
man o mañ la forma simple. Esta forma simple también se
usa en combinación con otras palabras: ma'ñ ya significa cin-
co casas y ma-ñ kütca cinco perros.

ma'n-da : aparece en 5 y 15.


Los Indios Cay apas del Ecuador 343

ma'n-dic aparece en 6, 7,8, 9, 16, 17, 18, 19, 60, 70,


90, 600, 700, 800 y 900, 1600, 1700, 1800, 1900, 6000,
7000,8000, y 9000.
mañ: aparece en 50,500 f500 y 5000.

EI número l0 es básico del l0 al 19 (pa'it-a) y en los


números superiores donde aparece. Diez, en decenas, es
tcú'ñga, del 30 en adelante. Este quizá sea una influencia del
Quichua. En el Cayapa no existe un plural nominal, y tc-u'ñ-
ga y ba'tsa sirven para singular y plural en cuanto a la forma.
El primero se usa de hecho sólo como plural, pero el segundo
para singular y plural. El término tcú'nga es la forma regular
quichua para el I0 y las decenas. También el I00 tiene un pa-
ralelo cercano (pa'tsak) en quichua pero este idioma lo usa
para las centenas, pues el 1000 es wara'iga, sin relación con
el 100.

pa'ita : aparece en 10 a 19, y en 1000 a 1900.


tcú'ñga: aparece de 30 a 90 y de 3000 a 9000.

EI número 20 es una excepción a la regularidad.


ma'ntcaldra: 20,2L,120, 2000, 2100 y 2200.

El número 100 pa'tsa o ba'rsa, dependiendo de la foné-


trca.
pa'tsa: aparece en 100, I0l, 110, I20, 200 al 2200 y
3000 al 10000.
34+ S. A. Borrett

Cuadro de la numeración CaYaPa

Numeración CayaPa Andlisis

I l*
2
2 Tí',ü,
3 pé'ma 3
4 ta'l-paly6 tal-2
5 ma'n-ila 5-da
6 man-dic ma'lyd >-arc t
7 man-dic pa'lyo- 5-dic
8 mon-dic pZ'na 5-dic 3
9 man-ilic ta'l-palyd 5-dic tal-2
10 pa'it-a IO
II pa'it-a ma'iñ l0 I
')
t2 pa'it-apa'lyo l0
I3 pa'ít-a pé'ma t0 3
T4 pa'it-a ta'l-palyd 10 tal-2
l) pa'it-a ma'nd-a IO 5-da
l6 pa'it-a ma'n-díc malyd IO 5-daI
t7 pa'it-a ma'n-dic palyd l0 >-atc¿
t8 pa'it-a ma-n-díc pána l0 5-dic 3
l9 p a' it - a man - dic t a'l -p aly'o l0 5-díc tal-2
20 ma'ntcalóra 20
2l ma'ntcal'ra ma'iñ 20 I
30 pE'n rcír'nga 3 l0
40 ta'l-pai tcítñga tal-2 IO
)U ma'ñ tciñga l0
60 man-dic ma'iñ tcíñga 5-díc I l0
70 mon-dic pa'i tcuñga 5-díc L l0
80 man-dic pV'a tcitga 5-dic 3 l0
90 man- dic ta'l-pai tcúñga 5-dic tal-2 l0
r00 mam ba'tsa 100
l0l mam batsa ma'iñ 100 I
ll0 mam batsa pa'it-a I00 l0
I20 mam batsa ma'ntcalíra 100 20
200 pai pa'tsa ¿ 100
300 péñ ba'tsa 3 100
400 tal-pai pa'tsa tol-2 100
500 mañba'tsa 5 I00
ó00 man-dic ma'iñbatsa 5-dic I 100
700 man-dic pa'i patsa 5-dic 2 100
800 man-dic pE'ñ batsa 5-dic 3 100
Los l¡díos Cayapas delEcuado¡ 315

900 man-dic ta'l-pai patsa 5 díc t^l-Z 100


1000 po'it-opotsa l0 r00
1100 pa'it-a ma'iñbüso l0 I 100
1200 pa'it-apa'¡patsa l0 2 100
1300 pa'ít-afi'ñbatsa l0 3 100
1400 pa'it-a ta'l-pai pasa l0 tal-2 100
1500 pa'it-a ma'ñ batsa t0 5 100
1600 pa'it-a man-ilíc ma'iñ batsa l0 5-díc | 100
1700 pa'it-a man-dic pa'í patsa l0 5-dic 2 100
f 800 pa'it-a man-dic fe'ñbatsa l0 5-dic 3 100
1900 pa'it-a man-ilic ta'l-poi patsa l0 5-dic tal-2 100
2000 ma'ntcalírapatsa 20 6 100
2f 00 mantacalira ma'íñ batsa 20 I 100
2200 mantcalíra pa'i patsa 20 2 100
3000 p7'n tcinga pa*a 3 l0 100
4000 ta'l-paitcúñgapatsa tal-2 l0 100
5000 ma'ñ tcítñgapatsa 5 l0 100
6000 man-ilic ma'iñ tcuñga patsa 5-dic I I0 100
7000 man-ilic ?a'i tcúñgapatsa 5-dic 2 I0 I00
8000 man-dic p¿'ñ tcíñga. patsa 5-dic 3 I0 I00
9000 man-dic ta'l-pai tcíñga patsa 5-dic tal-2 l0 100
10000 ma'm batsa patsa I 100 t00

Un esbozo de escritura nemotécnica

El Cayapa, no tiene lenguaje escrito. Voy a relatar un


suceso en el que se puede demostrar la adaptación del indivi-
duo. El incidente no riene relación con la vida y la cultura ge-
neral de la tribu, sino que fue algo individual, en el que se to-
mó prestado un principio totalmente extraño a la propia cul-
tural, que sirvió de base para un sistema nuevo que si fuese
llevado hasta el final, podrÍa ser el inicio de un sistema de es-
critura nemotécnica. Además, este sistema es muy interesante
desde el punro de vista fonético puesto que se basa en consi-
deraciones propias de esra disciplina, lo que demuestra esta
tendencia natural del pensamiento de ordenar por lo menos
algunas ideas lingüÍsricas según principios fonéticos lógicos.
t16 S. A. Banett

A mi llegada a la zona Cayapa, me alojé en la casa de


un importante funcionario: "el secretario de la Gobernación".
Le indiqué que querÍa aprender el Cha'palaachi, y el me co-
municó que también le interesaría aprender el inglés. De esta
manera y debido al interés mutuo, quedamos en enseñarnos
uno al otro. Comenzamos con el sistema numeral. Yo anotaba
los términos según se pronunciaban, pero él sólo podÍa em-
plear la memoria ya que no escribÍa. Al dÍa siguiente, mis
apuntes me permitieron pronunciar los números correcta-
mente, mientras que al secretario le costó acordarse de ciertos
términos y de su pronunciación. Le expliqué entonces cómo
se podÍa recordar los números y su pronunciación. Decidió
empezar él también a "escribir" las lecciones. De esta manera
anotó Ios diez primeros números (fig. 29). AsÍ pudo recordar,
a mi sorpresa, los distintos nombres casi sin error, y en uno o
dos días, añadió más figuras, llegando en una semana a crear
un sistema memotécnico del I al 100, teniendo en cuenta la
base decimal de este sistema de numeración en oposición al
sistema numérico tradicional.

Las unidades son independientes pues al ver al indíge-


na hacer las figuras, vi que las estaba creando queriendo re-
presentar cada número de manera distinta de los otros.

Para los números del once al diecinueve. tuvo en con-


sideración los del uno al nueve, representándoles enteramen-
te o en parte en las figuras de los números de la segunda de-
cena. Los del catorce al diecinueve son casi los mismos que
dd cuatro al nueve, pero con la "pata de cuervo". Sin duda
este dibujo representa sonidos que evocan el concepto de de-
cena.

Se hace más evidente con el número trece - que no tie-


ne el sÍmbolo de tres- que las partes de las figuras represen-
l-os Indios Cayapas delEcuador 317

r,
d Do @ )f +l
I i0V
12345678910

HIT R
1l t2 tJ t4
)flut
15 ¡ó t7 t8 t9 20

á rr I l,
.Y Áé
2l 22 2i
Á {f * rix
24 25 26 27 28 29 30

Yf Iu )x tjll 00
t0 2t) 30 40 50 60 70 80 90 t00

Fig. 29. Caracteres nemotécnicos.


tan, más que ideas relacionadas, sonidos. Esto se aclaró cuan-
do utilizaba esta tabla de caracteres, porque repetÍa los núme-
ros muy lentamente e indicaba con el lapiz la parte precisa
del carácter que representaba el sonido que estaba piorrurr-
ciando. En el caso de catorce señaló el cuadrado con el círcu-
lo inscrito y dUo "four" (cuatro) y después la pata de cuervo
y dijo 'teen" (diez). Para diecinueve, el óvalo era .,nine"
(nueve) ylapata 'teen" (diez).
348 S. A. Banett

Más clara todavÍa aparece en los números once y doce


la naturaleza fonética de esta escritura. Para este hombre, la
Iínea vertical con los cuatro puntos significaba "e" y la figura
oval con la cresta (eleven = once). AsÍ en el doce, el óvalo era
el "two", y la línea con Puntos "helve" (twelve = doce). Ade-
más para é1, twelve era "two helve", y nunca cambió esta Pro-
nunciación. En ambos casos, la composición sigue principios
fonéticos estrictos. De igual manera ocurría en otros núme-
ros, aunque a veces el mismo gruPo de sonidos se escribía
con distintos dibujos. AsÍ la terminación "ty" (-enta) varió
mucho: en el cincuenta, era la curva gruesa; en sesenta, la Pa-
ta de cuervo y en el ochenta el punto. Sobre éstos se colocan
los otros dibujos de los números de las unidades. En el seten-
f^ eÍa la línea vertical, y en treinta la pata de cuervo, que en
estos casos se colocan en la parte superior, En cuarenta y no-
venta son muy parecidos al cuatro y al nueve.

Hasta el veintinueve se van añadiendo las figuras de las


unidades a las de las decenas formando una sola figura pero a
partir del treinta el método era distinto, colocando la figura
de la unidad, detrás de la que representaba la decena, habien-
do dos figuras independientes para un sólo número. Estos ca-
racteres compuestos se deben quizás a que el secretario,
cuando empezó a crearlos, yahabía notado la composición de
los números ingleses, que al momento de representar los nú-
meros inferiores todavía no había entendido. En las decenas,
diez, veinte y treinta se forman sin tener en cuenta el uno,
dos y tres pero del cuarenta y noventa se añade un rasgo ex-
tra al dibujo de la unidad correspondiente o se le modifica.
Dada la naturaleza fonética del sistema, no es de extrañar que
estos tres números (diez, veinte y treinta) difieran de su uni-
dad puesto que los sonidos son muy distintos. Entre el trece
y treinta, que tanto se parecen en inglés, sólo se invirtió la
orientación: en el trece (en inglés "thirteen"), la copa de ra-
Los Indios Cayapas delEcuador 319

mas que representa el morfema "thir" está arriba y la pata de


cuervo que representa "teen" está abajo, mientras que en el
treinta ('thirty"), lo que representa'ty", está arriba. Como se
ve, se trata de un sistema nemotécnico, basado en la fonética.
Es "invención" de una persona en particular, y no se puede
generalizar. Pero lo que sÍ que es cierto es que fue bastante
positivo, ya que aprendió pronto a contar en inglés de uno a
cien. Por mucho tiempo necesitó de los "apuntes", pero lue-
go, pudo repetir los números, sin mirar el papel.

NOTAS

l- 'l: temperatura, en la noche va dede lB a 24oC; en dÍas nublados de 2l a


27oC y en los soleados de 2l a 31oC, aunque en mi estancia de 7 a g meses
solo dos veces he experimenudo la temperatura mlis elevada... A pesar de
estar casi en la hnea equinoccial, el sofocante calor y las fiebres malignas,
que tanto hemos lefdo en los libros, tÍpicas de la zona ecuatorial, son aqui
desconoci'l¿". Esre clima saludable es debido a una corrienre húmeda que
desde las lslas Galápagos üega hasta la Coordillera de los Andes, y en su
choque, deja caer su carga en esa porción de costa ecuatoriana. l¿s nubes
nos resguardan de los rayos direcros del sol, las copiosas lluüas lavan y lim-
pian la región, la nieve proporciona agua fresca, y alavez, la constanrc eva-
poración, refresc¿ el aire".
Ext¡acto del Informe del ingeniero de la Unired Sutes Gold Dredging and
Rubbber Company, del Rfo Santiago. Su contenido se basa en las observa-
ciones realizadas en el perÍodo 1895-1896. Otro informe elaborado por ot¡o
ingeniero de la misma companía, da un intervalo de temperaturas noctunu¡s
entre 16 y l9,5oC, y diurnas de l8 a 23oC. Así mismo, el fndice de precip!
tación diario se situaba entre 2,06 y 2,21 cm.
2. Ver nota anterior.
)- Uno de los informantes del ingeniero citado anteriormente, sirúa el porcen-
taje de humedad ambiental en un valor.
En algunos casos, los informadores añaden tci(árbol) a los nombres recosi-
dos. En oÍos se prescinde de la terminación a no ser que se desee señaLr
expresemenre que se refiera al á¡bol. A veces, el empleo del tci provoca
cambios fonédcos considerables e¡la raL de la palabra. En aquellos térmi-
nos en los que se obtuüeron las formas simples y compuesns, éstas apare_
cen enre paréntesis.
Este término se traduce literalmente como hoia blanca.
350 S. A. Banett

6. El nombre d¡do a esu planta se debe obviamente a Ia inlluencia del espa-


ñol.
a Una enredadera empleada por los niños para fumar'
ó. En Ia mayoría de los casos, los nombres dados por los informadores de estas
palmas se obtienen a pertir del nombre simple' con la terminaciÓn tci(ár-
Ll). S"to hay cinco casos en los que sc consiguió conocer el nombre com-
puesro, que viene indicado enue paréntesis.
9. Como sucede en otros pueblos aborfgenes, los términos onomatopéicos son
frecuentemente usados por los Cayapas especialmente para designar las
aves. Términos de esta naturaleza.
l0 El tÍtulo original de este apartado es "lnsectos", pero incluye animales, co-
mo las arañas, que no son insectos. Por este motivo, decidi elegir el tftulo de
"Artrópodos" para este apartado (N. del tr.).
ll Brinton, TheAmenca¡ R¿c¿, NewYork, pp 196-199.
l) Resulta altamente probable, que el vocabulario escaso con el que Brinton
clasifica estos grupos humanos supuestamente distintos, denuo de una mis-
ma familia, esté registrado en distinros sistemas ortográficos, usados por
viajeros con distinus lenguas matemas que en cualquier ceso, no domina-
ban las lenguas aborÍgenes. Esto podrfa explicar las diferencias considera-
bles en el vocabulario empleado por cada uno y su consiguiente clasifica-
ción en grupos dialecales distintos.
H. Beuchat y P. Rivet, AlJinitcs des l-angues du Sud de la Colonúie et du Nord
de I'Equatcur (Groupes Paniquita Coconuco et Barbacoa), ext¡acto de Mu-
séon. l¡uvain, 1910.
l,r El autor daba para esta área solo 9m2, lo que no Pres€nta coherencia con los
números anteriores. El dato que figura se ha tomado del plano (N' del tr).
15. Saville. M. H., Añ¿iqüiti¿s ol Manabi, Ecuador. Contributíons to South Amen-
can Archeologt, The George G. Heye bcpedition, Vol. ll, Il. )üXV, fig. f-3'
Nueva York, 1910.
tó. lndianerstudien in Zentralbrasilien. Berh¡r 1905. Besondere Geflechtsart de¡
lndiane¡ im Ucayaligebiet, Archív Íúr Anthropologie, N. F., Vl, H. 4,270-
281, Braunschweing, 1907.
17 Un informante aportó el término a'tcií, que sirve lo mismo para tÍo que pa-
ra tÍa, y otro ambién unyunyu, que es tÍa. Lo cieno es que estas palabras re-
sultan más dudosas, pues no se pudo verificar su significado y difieren mu-
cho del sistema general de parentesco.
I8. Normalmente, se utiliza pa'nya para todos los nietos, pero hay también tér-
minos más específicos:
hijo de hijo: lyúpú-na-pa'nya, o na-na-m-rabe
hijo de hija: na-sípü-nama-na'-miabe
hijo de hija: nama-na'-mlabe
hija de hija: sú'pfi -nama-pa'nya, nama-sú'pú-nama-na-m-¡abe o na-i'ñ-nama.
l9 También se indicó el término iñ-tsa'kipara esposa, pe¡o es algo dudoso.
XXII
A?ENDICES

APENDICE I
Tabla de nombres de diseños de mantas

Ilustración 123

I ser humano (tca'tcT)


2 ser humano (tca-tcí)
3 ser humano (tca'rci)
4 ser humano (tca-tcÍ)
sapo(sa'pü)
5 ser humano (tca'tcT)
6 ser humano (tca'tcT)
7 ser humano (tca'tcT)
B ser humano (tca'tcÍ)
9 pala'la (intraducible)
l0 pala'la (intraducible)
II balya'Iyac (intraducible)
12 arana (mü'tele)
ser humano (rca'tci)
I3 ser humano (rca'tci)
L4 ser humano (rca-tcÍ)
15 ser humano (rca-rcÍ)
I6 ser humano (tca-tcT)
352 S. A. Banett

17 sapo (sa'pü)
hü'rülara o hü-'la (intraducibles)
l8 sapo (sa'pü)
t9 ser humano (tca'tc'i)
sapo (sa'pú)
20 sapo (sa'pü)
2T hü''la o pala'tcu (intraducibles)
22 mico (cü'rí)
mono wo'cü
23 mono (cú'ri)
24 caballo (kawa-lyú) con ser humano (tca'tii)
25 caballo (kawa'lyú)
26 caballo (kawa'lyú)
chivo (tci'bú)
27 caballo (kawa'lyü)
chivo (tcí'bú)
28 ho'lara (intraducible)
ser humano (tca-tcl)
29 (cú-ri)
30 caballo (kawa'lyü) con ser humano (tca'tcÍ)
3I (cú-ri)
caballo (kawa-lyü)
32 No se obtuvo interpretación
33 caballo (kawa'lyü)
31 caballo (kawa'lyú)
35 vaca (waga'ra)
36 caballo (kawa-lyú)
caballo (kawa-lyü)
'I
3B alcarraz (nana-'ka)
pequeño cangrejo rojo terrestre (ne'lü)
mono (wa'cü)
39 mico (cü'ri)
+0 venado (ma'na)
l¿s fndios Coyopos dzlEcutdot 353

+T venado (ma'na)
gavilán (hüya'lyü)
12 alcafraz (nana'ka)
43 ser humano (tca'tci)
11 No se obtuvo interpretación
45 perro (kü-tca)
mono (wo'cü wa'cú)

Ilustración 124

cuy (a"tse)
oveja (óic'a)
2 cuy (a"tse)
3 cuy (a"tse)
1 oveja (óÍc'a)
cuy (a"tse)
5 ser humano (tca'tci), con cuy (a"tse), u oveja (óÍc'a)
6 ser humano (tca'tci), con oveja (óic'a) o cuy (a''tse)
7 caballo (kawa'lyú)
perro (kü'tca)
cuy (a'tse)
oveja (6Í'ca)
9 chivo (tci'bü)
10 cuy (a'tse)
vaca (waga'ra)
II cuy (a"tse)
burro (bü'rii)
T2 Una forma animal para la cual no se obtuvo ningún
nombre
I3 Un dibujo de animal; ninguna información se dio al
respecto. Se asemeja a un lagarto y los Cayapas le dan
cualquier nombre de este animal.
I4 caballo (kawa'lfú)
l5 vaca (waga'ra)
351 S. A. Banett

l6 mico (cú'ri)
oveja (ói'ca)
17 ser humano (tca'tci)
tyu-ndyú tcilara (intraducible)
i8 Una forma animal. No se obtuvo ningún nombre'
19 perro (kü-tca)
20 ave (pi-tcü). No se menciona ninguna especie en partl-
cular.
2L alcatraz (nana-'ka)
caballo (kawa-lyü). Estos nombres sirven para designar
a la gran ave en la figura principal del diseño.
La pequeña porcion triangular del diseño se llama tem-
búbalya'lya o tembú'p1'lya (tembú es una contracción
de tembú'pú que signilica pañuelo).
22 pavo doméstico (kasté-lyawalya'pa). Literalmente, po-
llo de Castilla.
kúé'bu (intraducible)
23 ave (pi'tcu)
21 ave (pi-tcu)
paloma (una especie pequeña, de color rojizo' llamada
por los Cayapas wa'Pu'Pú)
25 aIc^fraz (nana''ka)
paloma (Una gran especie rojiza llamada en Cayapa
pactü'kü)
26 alcatraz (nana-'ka)
pollo (walya-pa)
27 No se obtuvo ningún nombre. Se parece al diseño de la
fig. 33, que se llamaba alcatraz (nana-'ka).
28 caballo (kawa'lyü). Esta interpretacion Parece ser erró-
nea. El diseño representa claramente a una ave y no a
un caballo. Se asemeja en todos sus detalles al diseño
de la fig. 33, que llamábamos alcatraz (nana''ka)
29 garza (ka-'tsü)
ave (pi'tcü)
Los Inilios Cayapos delEcuador 355

alcatraz (nana"ka)
paloma. No se especÍfica la especie.
30 alcatraz (nana"ka)
31 ave (pi'tcü)
paloma. No se especÍfica la especie.
32 No se obtuvo un nombre para este diseño, pero en mu-
chos aspectos se parece a la fig. 45, que llamamos garza
ka"rsü).
33 alcatraz (nana"ka)
34 fragata(nyamblwa'tü)
35 alcatraz (nana''ka)
36 gallinazo (kü'ndürürú,peryü'ryü)
alcatraz (nana"ka)
caballo (kawa'lyü)
chivo (tcí'b¡)
37 alcafraz (nana''ka)
pollo (walya'pa)
38 alcatraz (nana"ka)
pato (pa'td)
39 tu'mbitcilili (un pequeño pájaro negro de pico rojo)
40 alcalraz (nana''ka)
1I alcatraz (nana"ka)
42 paloma (una pequeña especie, de color rojizo, llamada
por los Cayapas wa'pú-pü).
43 No se obtuvo ningún nombre para estas dos aves. Es
probable que se llamen pájaros (pi'tcU), y que reciban
nombres especÍficos.
+1 ave, una especie pequeña, negra y amarilla, que canta
bien. Los Cayapas los tienen con frecuencia como pája-
ro favoriro (la'pj'rcü), también llamado en espanol pi-
chichu.
45 garza (ka-'tsü)
46 araña (mú'¿ele)
47 arana (mú'tele)
356 S. A. Bcrrett

,tB araña (mü'tele)


49 alacrán (alaga'ra)
arana (mú'tele)
50 alacrán (alaga'ra)
5t No se obtuvo ningún nombre para este dibujo parecido
a la mariposa.
52 No se obtuvo ningún nombre para este dibujo parecido
a una ave.
53 tortuga (pitci'IÍ)
54 tortuga (p'itcÍ'lD
55 cangrejo (n¿'lü), pequeño cangrejo terrestre de color
rojo.
cangrejo, una especie costera (tepirine'lü).
karna'da (probablemente del español). Se dice que el
término significa carnada y también es el nombre de
una especie de crustáceo llamado en español Camarón
bravo.
56 cangrejo (ne'lü), pequeño cangrejo terrestre de color
rojo.
57 (se'pinde)
58 bimbü'ka (una especie de lagarto)
cangrejo (ne'lü), pequeño cangrejo terrestre de color
rojo.
59 tortuga (p'í'tcÍ'li)
sapo (sa'pü)

Ilustración 125

I ser humano (tca'tci)


2 ser humano (tca'tci)
J /
mlco tcu
-'q
n/
4 mico (cü'rl)
5 mico (cü'¡-D
6 ave (pi'tcü) con mico (cú'r-D
I'r.s Inilios Cayavas delEcuoÁor 357

7 No se obtuvo interpretación para estas figuras a pesar


de que se parezcan a otras llamadas caballos.
8 caballo (kawa'lyü) con venado (ma'na)
9 venado (ma-na)
l0 hombre(tca'tci) con venado (ma'na) y ave (p1-tcü)
II venado (ma'na)
12 venado (ma'na) con perros (kú-tca)
13 venado (ma'na) con ave (pI'tct)
L4 caballos (kawa'lyü) con ave (pI'tcü)
15 zigzag (dE'tcU). El nombre exacro de los zigzags de-
pende de su tamaño relativo:
de''pañrrf dé'tcü = zigzaghorizontal
üyümf dd'tci = zigzagvertical
e' dé'tcú = zi+zaggrande
se'rañ dé'tcü = forma intraducible de zigzag
lya'tena (los escalones de madera de palma de la esca-
lera de la casa). Este nombre se refiere a las lÍneas cor-
tas que llenan los espacios en los ángulos formados
por los zig zag.
16 zigzag (dé'tcü). Ver supra fig.15
17 zigzag (dé'tcü). Ver supra fig.15
ojo (kapü'ka). Este término se aplica a las figuras en
forma en los ángulos formados por los zigzags.
lB gran zigzag(e' dEtcU)
19 zigzag (dé'rcü). Ver supra fig.I5
20 zigzag (dé'tcü). Ver supra fig.I5
diseño de piquigua (tyúm bi'lya)
mesa de fiesta (pa'kigi)
2l diseño de piquigua (ercüm biú, de te'tcüm bilya)
serpiente (pinÍ)
ZZ serañ dé'tcü (una forma de zigzaginrraducible)
23 zigzag (dé'tcü). Ver supra fig.l5.
ojo (kapü'ka) y ojo pequeño (ka' kapüka). Ver supra
fig. 17 24 zigzag (dé'tcü). Ver supra fig.f 5.
358 S. A. Banett

25 zigzag(dé'tcü). Ver supra fig.I5.


26 zigzag(dé'tc¡). Ver supra fig.l5'
27 granzigzag (e'détcü)
ojo (kapü'ka) y ojo pequeño. (kapü'ka). Ver supra fig.
17.
28 zigzag (dé'tcü). Ver supra fig.15
29 zigzag (d?-tcú). Ver supra fig.I5
30 zigzag (d¿'tc¡). Ver supra fig.l5
3l zigzag (dé'tcü). Ver supra fig.I5
(Pi'lya significa diseño, y Parece que dé'we puede rela-
cionarse con dé'tcü que significa zigzag.
Este diseño consiste de hecho en un zigzagparcial.)
32 gran zigzag(e' détcü)
hü'rülara, hü-'la, (intraducible).
ojo (kapü'ka). Este término designa las partes romboi-
des del dibujo.
33 zigzag (dE'tcü). Ver supra fig.I5.
34 zigzag (dé'tcü). Ver supra fig.t5.
Iengua de manta raya (tyü'wÍ ni-ka)
35 zigzag (dé'tcu). Ver supra fig.l5.
hü'rülara, hu'la, (intraducibles).
36 bimbü'ka (piande, una especie de lagarto pequeño) y e
pala-tcü (e significa grande), pala'tcü es (intraducible).
37 zigzag (dé-tcü). Ver supra fig.I5
38 pala'ra (intraducible)
pala'tcü (intraducible)
hü'rülara, hu "la (intraducibles)
39 No se dio ninguna interpretación para este diseño,
pues parece que tiene un origen moderno. Un diseño
moderno parecido es denominado usualmente te'mbü
pTlya, que significa pañuelo por el hecho de que se de-
rivan en general de los pañuelos de manufacturas mo-
dernas.
40 gran zigzag (e'détcü)
I.os Indíos Cayapas delEcuador 359

4l zigzag (d€'tcü). Ver supra fig.15.


42 zigzag (dE-tcü). Ver supra fig.15.
13 zigzag (d6'tc¡). Ver supra fig.15.
44 lya'tena (los escalones de madera de palma de la esca-
lera de la casa) Cinturón (tcT'mbi). Este término debe-
rÍa ser tcü'mbi piilya, que designa cualquier dibujo que
aparece en un cinturón.

Ilustración 126

I balya'lyac (intraducible)
huevos de una especie de lagarto llamado bímbú'ka
(bi'mbU napTpú)
2 hu'rulara, hü"la (intraducibles)
huevos de una especie de lagarto llamado bi'mbú-ka
/1 I
\Dl-. mDu- naplpu/
3 pú'ka ka
granzigzag (e'dércú)
balya'lyac (intraducible)
hü'rülara, hü "la (intraducibles)
4 hú'rüylara,hú'la(intraducibles)
b aly a' ly ac ( in tradu c ible )
pü'ka ka (parece ser en realidad ka'puka que significa
pequeña fruta)
5 pata de una pequeña especie de lagarto (bi'mbü nyapa)
e hü"la (e significa grande, hú"la es intraducible)
6 huevos de una especie de lagarto (bi-mbú napÍpü)
hú'rulara, hü''la (intraducibles)
7 balya-lyac (intraducible)
tyü-ndyu tcT lara (intraducible)
8 balya'lyac (intraducible)
tyü'ndyü tcT lara (intraducible)
(dibujo de pañuelo) té'mbü pilya
9 balya'lyac (intraducible)
S. A. Barrett

tyú'ndyü tci lara (intraducible)


hü''lara (intraducible)
dibujo de pañuelo (te'mbüpTlya)
l0 balya'lyac (intraducible)
dibujo de cinturón (tcü-mbTpilya). Este término desig-
na cualquier diseño que aparece en un cinturón.
gran zigzag (e- dé-tcü)
lya'tena, los escalones de madera de palma de la escale-
ra de la casa. (Este término designa las lÍneas que for-
man parte de este diseño.)
t1'u'ndyu tcÍ lara (intraducible)
11 balya'lyac(intraducible)
te'pü balyalya (intraducible)
12 pala'c lara (intraducibles) balya'lyac(intraducible)
tyú'"dy" tci lara (intraducible)
l3 balyílyac(intraducible)
dibujo horizontal (de" pañ bÍlya)
tyu-ndyü tcT lara (intraducible)
14 balydlyac(intraducible)
dibujo de pañuelo (te'mbü pilya)
l5 balya'lyac(intraducible)
16 balya-lyac(intraducible)
cinturón (tcü-mbi). Ver supra il. 125, frg.++.
17 balydlyac (intraducible)
cinturón (tcü'mbi). Ver supra il. 125, ftg. ++.
18 No se obtuvo interpretación.
19 No se obtuvo interpretación.
20 No se obtuvo interpretación.
2I zigzag (dé'tcü)
cinturón (tcü'mbT). Ver supra il. 125, fig.a4.
22 huevos de un lagarto pequeño llamado br-mbü'ka
(bT'mbü napTpü)
tyülya-lya (intraducible)
hü'rülara, hü''la (intraducibles)
Los Inilios Cayapas delEcuodor 36t

p-u'te wilücla (pü'te significa cesta en forma de cuéva-


no uñtü'cla es intraducible)
23 balya'lyac(intraducible)
escalera (lya'pT)
24 No se obtuvo ningún nombre.
25 No se obtuvo ningún nombre.
26 No se obtuvo ningún nombre.
27 No se obtuvo ningún nombre.
28 cinturón (tcü'mbT). Ver supra il.I25, fig.44.
tyúly a' ly a ( intraducible)
29 md'pitiipapa mdpi ke-nü tcipapa. Palito tallado que se
utiliza para aplicar pintura facial roja y amarilla.
tyülya-lya (intraducible) ;
baly a' ly ac ( intraducible)
tyñm bi'lya (bi'lya significa dibujo, tyúm parece venir
de te-tcüa, que significa piquigua. La conexión entre
diseño y nombre no es muy clara aquÍ).
30 dibujo de pañuelo (te'mbü p'ilya)
tyúly a'ly a ( intradu cible)
pala' lar a (in traducible )
3l dibujo de pañuelo (te'mbü pllya)
tyúly a' ly a (in tradu c ible)
32 balya'lyac(intraducible)
tyüm bi'lya (bi-lya significa diseño y ryüm parece ser
derivado de te'tcüa que significa piquigua)
33 Ningún significado se obruvo para esre dibujo elabora-
do.
34 baly a'ly ac ( intradu c ible)
35 No se obtuvo el significado.
36 No se obtuvo el significado.
37 No se obtuvo el significado.
3B dibujo de pañuelo (te'mbü pilya)
tyúly a'ly a ( intradu c ible)
No se obtuvo el significado.
S. A. Banett

40 dibujo de pañuelo (te'mbú pilya)


tyülya-lya (intraducible)
4l zigzag (d€'tc¡). Ver supra il 125 fig.f 5
te'pü balya'lya (intraducible)
balya'lyac (intraducible)
fruta (pú'ka)
42 pala'cla(intraducible)
cinturón (tcü'mbT). Ver supra il. 125, fig- ++.
43 balydlyac(intraducible)
h6'lara (intraducible)
11 dibujo de pañuelo (te'mbü pilya)
tyülya'lya (intraducible)
15 tyulya'lya (intraducible)
tyu'nd1'u tcT lara (intraducible)
46 dibujo de canoa (küm bi'lya)
dibujo de pañuelo (te'mbü pilya)
47 diseño de pañuelo (te'mbü pÍlya)
te-mbü balyalya (te'mbú significa pañuelo, balya'lya es
intraducible)
48 pala'tcü o palü'c lara (intraducibles)
49 pala-tcü (intraducible)
orejas (pú-nge)
ciempies (se-pTnde)
50 No se obtuvo el significado.
5l No se obtuvo el significado.

Ilustración 127

I zigzag grande (e'dEtcü)


e pala'tcü (e signifca grande y pala'tcü es intraducible)
boa constrictor (we-sü)
2 e hü'rúlara (e significa grande; hú'rúlara es intraduci-
ble)
Los Indios Cayapas ilel Ecuador

dibujo de piquigua tyüm bT'lya (tyúm viene de te'tcüa


que significa piquigua).
ba'ndilas (una técnica de cesterÍa gue es una especie de
calado que produce cuadritos similares a los que se
muestran aqui. Este es claramente un caso de adapta-
cion de esta técnica a este textil).
hü'rülara, hü "la (intraducibles)
ba'ndilas. Ver supra fig.3.
zigzag (dé'tcü). (Esta interpretación parece un poco
dudosa).
hü'rülara, hü''la, hú-rila (intraducibles)
ojo (kapü'ka)
kapüka ya dé'tcu (ojo ya zigzag)
6 hü-rülara, hu''la (intraducibles)
'7
e hú''la, hü"la (intraducibles)
8 hú'rülara, hu"la, pala'lac (intraducibles)
9 ba'ndilas. Ver supra fig.3.
l0 hü'rülara, hú''la, e hú''la, ho'lara (intraducibles)
II zigzag (dé'tcú)
hü'rülara, hü "la (intraducibles)
t2 ba'ndilas. Ver supra fig.3
dibujo de cangrejo (ne'pÍlya)
nim bi'lya (intraducible)
zigzag (dé'tcU). (La conexión parece dudosa).
13 ba'ndilas. Ver supra fig.3
T4 pala'la, pala' lar a, pala' tcü (intradu cibles )
I5 hü'rülara, hü"la (intraducibles)
tortuga (pitc1'li)
t6 No se obtuvo la interpretación.
1'7
LI hú'rülara, hü-'la (intraducible)
IB No se obtuvo la interpretación.
I9 pala'tcü, tapú :lyü (intraducibles)
S. A. Bandt

20 cruz (karü-sa)
pala'tcu (intraducible)
trompo (t6mbe'ta)
2I pala'cla(intraducible)
cinturón (tcú'mbi). Ver supra il f 25.
22 zigzaggrande (é'détcu)
i-clabóñ (hierro y pedernal usados Para encender fue-
go)
23 ojo (kapú"ka)
24 lya'tena (los escalones de madera de palma de una es-
calera)
ne' pilya tyündyü tcilara (ne' p'ilya significa dibujo de
cangrejo el resto del término es intraducible)
tyu'ndyu tcilara (intraducible)
escalera (lya'pi)
dibujo de cangrejo (ne'pílya)
25 lya'tena (los escalones de madera de palma de una es-
calera)
ne'pilya tyünd)'u tcÍ lara (Ver supra fig.2a).
escalera (lya'pi)
diseño de cangrejo (ne'pilya)
tcú'mbÍ delam ba'-ta (tcü'mbTsignifica cinturón; el res-
to del término es intraducible)
26 lya-tena (los escalones de madera de palma de una es-
calera)
27 dibujo de cangrejo (ne-pllya)
nim bi'lya (intraducible)
28 ka'pú tci lara (volver los ojos hacia arriba)
lya'tena (los escalones de madera de palma de una es-
calera)
29 delam ba''ta (intraducible)
lya'tena (los escalones de madera de palma de una es-
calera)
30 dibujo de cangrejo (ne'p'ilya)
Ins Inilios Cayapas ilel Ecuador 365

3l zigz^g (dé'tcü, la relación parece dudosa)


l-a,varita usada para la pintura facial; se llama mo'pÍtci-
papa, mdpT ke'nü tcipapa y mü'pT kenü tc-rpapa, rodas
variantes del mismo término.
32 dibujo de cangrejo (ne'frlya)
nim bi'lya (intraducible)
ojos de cangrejo (ne'kapúka)
33 zigzag (dé'tcü)
3+ dibujo de cangrejo (ne-pilya)
35 No se obtuvo la interpretación.
36 No se obtuvo ninguna interpretación para este dibujo
en su conjunto. Las barras horizontales se llaman lya-
'tena, lo que significa los escalones de palma
de made-
ra de la escalera de la casa, y los pequeños rectángulos
se denominan ne- pilya, que significa diseño de cangre-
jo, o nim bi'lya en el que nim es un término desconoci-
do.
37 dibujo de cangrejo (ne'pllya).
dibujo de cangrejo en algodon blanco (ne' pí-lya f'üan
útcüa)
nim bi'lya (intraducible)
técnica de dibujo de cangrejo (ne'pí-lya decima)
ojo (kapü-ka)
38 ojo (kapü'ka)
ojo de cangrejo (ne'kapü'ka, né'lú kapüka)
dü-lalara, kapüka, kapüka dala'la, ke'tü (kapü'ka signi-
fica ojo. El resto es intraducible.
baly a'ly ac (in traducible)
cinturón (tcü'mbi fl'lya). Ver supra il IZ4, fig. 124,
fig.44.
39 No se obtuvo ninguna interpretacion. Las barras hori-
zontales se llaman usualmente lya'tena que significa
los escalones de palma de madera de la escalerá d" h
casa. De hecho, el dibujo de donde se sacó esta figura
366 S. A. Barrett

era muy pequeño y es dudoso que este nombre sirva en


este caso.
zigzag (dé'tc¡)
i'clabó'ñ (hierro y pedernal usados para encender [ue-
go)
-fl
^l i'clabd'n (hierro y pedernal usados para encender fue-
go)
+¿ i'clabó'ñ (hierro y pedernal usados para encender fue-
go)
zigzag (dé'tcü)
Las figuras rectangulares cerradas se llaman kú-tca pe-
ti; kü'tca significa perro, pero Pe-ties intraducible. Las
lineas cruzadas entre estas figuras rectangulares es lla-
man pala-la un término desconocido.
43 i'clabó'n (hierro y pedernal usados para encender fue-
go).

Glosario de los nombres de Ios dibujos de las Mantas

Cebo: karna-da. También se llama así a un crustáceo: el cama-


rón bravo. I21,55.

balya'yac (intraducible): I23, 1l; 126, l, 3, 4, 7, B,9, I0, I I,


I2, 13, i4, 15, ló, I7, 23,29,32,34,35,
4r. 43, t27 , 38.

Canasta: ver pü'te.

Cinturón: tcü'mbi, nombre que se puede usar como parte de


cualquier dibujo de un cinturón. 125, 44: I26, i6, 17, 2I, 28,
42; I27,21, 38.

Ave: pi'tcú. 124,20,23,24,29,3I, 431, L25,6, i0, 13, 14. la-


'pí'tcú: un pajarito negro ,v amarillo, cantor, que los Cayapas
Ins Inilios Cayapas delEcuador 367

cuidan como animal favorito. En español local lo llaman pi-


chichu. 124,44.
tü'mbitirlÍli Un pajarito negro con el pico rojo. I24,39.
nyambTwa'tü : F ragata. LZ+, 31.

Boa constrictor: we'sü. I27. L

Burro: bü'rü. I24, tI.


G allinazo: kü'ndürürú, petyir'tyü. I24, 36, 11.

Dibujo de canoa: küm bi-lya: küm, de k-u-lo, canoa. 126,46.

Mano de ciempiés: se'pTnde tyapa; mano (no pata) = tyapa'pa.


I24,57; 126,49.

P ollo: walya' pa. 124, 26, 37 .

Color: hay veces que se obtiene como nombre de un dibujo,


el nombre del color del material con el que está hecho. No
tienen significado, pero es interesante pues es el único nom-
bre que se puede obtener.
Los nombres particulares en relacion a ésto son:te'nda, hilo
verde, derivado de un pequeño arbusto llamado te'nda tcl de
cuyas hojas se saca el pigmento para reñir los hilos.
ka'ko-, hilo lavanda, se obtiene de un pequeño molusco en
forma de perinola.
No se usaron nombres de otros colores de esta forma.

Vaca: wagara. I23, 35:' L24, I0, 15.

Cangrejo: ne'lü, un pequeño cangrejo rojo terrestre. 123, 38;


L24,55,56, 58.
tepui ne'lu-, especie de la región cosrera. CXXIY 55.
368 S. A. Banett

Ojo de cangrejo: ne'kapüka, ne'lü kapüka. Se refiere al ojo del


ne'lu. I27, 32,38.

Díbujo de cangrejo: ne'pTlya, ne de ne'lú, cangrejo; pilya, di-


bujo. I27, 12, 21, 25, 27, 30, 32, 34, 37.
ne'pilya tyündyü tcÍlara: ne'pilya, dibujo de cangre-
jo; el resto es intraducible. 127, 24,25.

Técnica de diseño de cangrejo Qíteralmente): ne' flya decima.


r27.37.

Dibujo de cangrejo en algodón blanco Aiteralmente): ne' p-rlya


fibañ útcüa. I27,37.

Cruz: lr.zlrl'sa. I27,20.

Venado: ma'na. 123,40,íL; L25,8, 9, 10, 12, 13.

Delam ba"ta: intraducible . I27, 29.

Duibujo: en muchos casos, se emplea el nombre de "dibujo"


pilya, o bilya, cuando su significado es desconocido o es re-
cientemente introducido.
Se puede aplicar a todos los patrones.

Diseño de cinturón: tcü'mbTpilya. Se aplica a cualquier cinru-


rón, sin importar su forma. 126, 10; L27,38. Ver palabra cin-
turón.

Diseño horizontal: de''pañ bllya. 126, 13.

Perro: kú'tca. L23, 451' I21, 7, 19; 125, 12.


kü'tca peti pe-ties intraducible. Se aplica a las figu-
ras rectangulares. I27, 42.
Palomcu L21,29,3L.
patcú'kü. Una especie rojiza del ramaño de un pollo.
L24,25.
wa'pü'pú. Una pequeña especie rojiza. L24,24,42.

Pato: I24,38.

Dú.'lalarahapúka (dü'lalara es inrraducible; kapü.ka, es ojo):


I27,38.

Oreja: pú'nge. L26,49.

Garza blanca: ka-'tsü. L24, 29, 45.

E hi"la (e significa grande); hü'la es intraducible): 126, 5:


r27,7 , r0.

Ehi'rflara (e significa grande, el resro es inrraducible): 127.


2.

E pala'tcú (e significa grande, el resro es intraducible):


I25,36; I27, I.

Ojo: kapü'k a. L25, 17, 23, 27, 32; I27, 5, 23, 37, 3g.
kapüka dalalake"tü (kapü'ka, ojo; el resro es
intraducible). I27, 38.

ka'kapüka, "pequeño ojo". pequeños dibujos romboi-


des de mantas romboides, etc. I25, 23,27.
ka' püka ya détcü (kapü'ka, ojo; el resro es intraduci_
ble. 127, 5.

ka'pü tcilara, subir los ojos, o sea, mirar


hacia arriba ,I27,29.
370 s. A. Barrett

Mesa de Jiesta: pa'kigi, una contracción de piñba kiki. I25,


20.

Fruta: todas las clases, pü'ka. L26,41.

Chivo: tcÍbü. I23, 26, 27 ; 124, 9, 36.

Cuy: a"Lse. I21, l, 2, 3, 1, 5, 6, 8, f0, II.


Pafruelo: te-mbú balya'lya: te'mbü, una contracción de tem-
b-u'pú,pañuelo; balya'lya, intraducible. i 24, 21, 126, 47 .

Dibujo de pañuelo: te-mbü plya: tembú'pú pañuelo. 124,2L;


I25,39: 126, 8, 9, 14, 30, 31, 38, 40, 44, 46, 47.

Gavílan: hüya'lya. 123, 41.

H6'lara (introducible) : 123 , 28, 43; I27 , I0.

Caballo : kawa'lyú. 123, 24, 25, 26, 27, 30, 3 I, 33, 34. 36, 37 ;

124, 7, 11, 2L, 28, 36:' 125, 8, I4.

Hi''la (intraducible) : 123, 17, 21; 125, 32, 3 5, 38; 126, 2, 3, 4,


6,22;L27,3,5,6,7,8, I0, II, 15, 17.

Hl'lor a (intraducible) : L26, 9.

Ser humano: tca'tci. 123, l a 8, 12 a 16. 19, 21, 28, 30, 43;
121, 5, 6, 17:' 125, l, 2, 10.

IIit' rúla (intraducible) : I27, 5.

Hu'rúlara (intraducible): 123, 17; 125,32,35,38; I26, 2,3, 4,


6,22;I27,3,5,6,8. 10, ll, 15, 17.
Los Indios Cayapos del Ecuador 371

KiA'bú, (intraducible) . 124, 22.

Kfi'tca pe'ti (la primera palabra es perro y la segunda es intra-


ducible): se refiere a las figuras rectángulares. 127,42.

Escalera: lya'pi 126, 23; 127, 2+, 25. lya'tena, escalones de


madera de palma de una escalera de casa. IZ5, 15, 44, 126,
L0 I27, 24, 25, 26, 28, 29.

Lagarto: 124,13, bimbú'ba una especie grande (español: pian-


de): I24,58; I25,3ó.
bimbü napipú: huevo de un lagarto llamado bÍmbü-ka. 126,
r,3,6,22.
bTmbü nyapa: pata de un lagarto llamado bimbü'ka. 126,5.

Mico: cu'ri.

Mono: wo'cü, L23, 22, 23, 29, 3 I, 39; 121, 16; I25, 3, 1, 5, 6.
wo'cü, wa'cü, especie más pequeña que el gran mono llamado
mongón. I23,22,38,45.

N{lúhaplka: ver ojo de cangrejo.

Nimbí'lya: (intraducible). Este dibujo es uno de los más


comunes. I27, L2, 27, 32, 37.

Pala'cla (intraducible): 126,42; I27 ,21.

Pala' c lara (intraducible) : I26, t I.

P ala'la (intraducible) : L23, 9, l0; I27, I1, 12.

Pala'Iac (intraducible) : 127 . 8.


372 S. A. Banetl

Pala'lara (íntraducible) : 126, 30; 127, 14'

Pala'ra (íntraducible) : I 25, 38.

Pala'tci (íntraducíbl¿): la única definicion que se obtuvo es el


término "garÍapata". I23, 2I; 125, 38; 126, 48, 491' L27, 14,
19.20.

P al¡' c lara \ntraducible) : L26, 18.

Alcatraz: nana"ka. I23, 38, 42; I25,2I,25, 26' 27,29,30,


33, 35, 36,37,38, 40, 4I.

P etyi' tyü,: ver gallinazo.

Pílya dé'we: posiblemente relacionado con de'tcú (zigzag).


r25.31.

Piquigua: etcrlm bT'ú, probablemente relacionado con te't-


cúmbilya, de te'tcüa, piquigua, y bÍ'lya,diseño. IZ5,2L.

Pú'ha h.a (íntraducible) : 126, 3, 4.

Pi'te uñlú'cla: pú'te, camsto de cuévano, vñlü'cla, intraduci-


ble.126.22.

Raya: tyü-wi ni'ka, lengua de raya. 125,34.

Alacrán: alaga'ra. L21, 19, 50.

S e' r añ d¿' tcl (íntraducíble) : I25, 22.

Oveja: bórri'gó. Se suele llamar bdrñ'gó, Pero a veces se llama


también ói'ca. 124,I,4,5,6, 8 y 16.
Losl¡diosCayaposdelEcuador 373

Culebra: pínÍ 125,2I.

Araña: mú',tele. L23, L2; L24, 46, 47, 49.

Acero: i'clabo'ñ, o sea el hierro para echar fuego. I27,22, 40,


4L,42,43.

Palito: para aplicar achiote en la cara, rostro, m6'ftcÍpapa,


mópíke'nú tcípapa, mú'píkenü tcípapa. 126,29; L27,31.

Tapú'lyi (intraducíble): I27, L9.

Tci'mbí delamba"n (tclt'mbi, cinturón; delam ba'ra inrradu-


cible):127,25.

Técnica: ba-ndilas, técnicá de cestería. L27 , 3, 4 , g


, IZ, 13 .

Te'pu balya'lya (íntraducible) : 126, 1 1, 4 1.

Sapo: sa'pü . I23,1,17, 18, L9,20, 59.

kompo: tombé'ta. L27, 20.

Pavo: doméstíco, kaste'lya, walyapa, literalmente: "pollo de


. Castilla". 124,22.

Tbrtuga: pitcl'll I24, 53, 51, 59: IZ7, 15.

TyúIya'lya (intraducible): 126,22,28, Zg,30,3l, 3g, 40, q4,


45.

Tíúmbi'lya, (Probablemenre de re'rcüa, piquigua; y bT.lya, di-


bujo): L25,20; L26,29,32; L27,2.
374 S. A. Barrett

Tyí|ndyi tcTlara (intraducible): 124,17; 126,7, B, 9, 10, I2,


13, ,15; 127,24.

Zigzag (genérico), dé'tcü: normalmente va precedido de un


adjetivo que indica el tipo de zigzag. I25, 15, 16, 17, 19, 20,
23, 25, 26, 28, 29, 30, 3 I, 33, 34, 35, 37, 1r, 42, 13, 126, Zl,
4l:127,4, lI, 12, 3I, 33, 40,42.

dé'tcü serañ tsüa; (dé'tcü, zigzag; el resto no tiene traducción


precisa). 125,29.

é' détcu,literalmente gran zigzag; se utiliza también para el


zigzag cruzado, pero este significado es dudoso. L25, L8,27'
32,40, 126,3, r0, L27 , r,22.

de''pamT détci, de''pañmi dZtcít: zigzag horizontal. I25,34.


Los Indios Cayapas ilelEcuador 375

APENDICE II

En las tablas que hemos confeccionado, aparecen cier-


tas abreviaturas, cuyo significado desglosamos a continua-
ción:

Es. estatura
Ex. extensión de brazos
Al. altura del hombro ("acromion")
Adm. distancia del talón al dedo medio
Lb Longitud debrazo (hasta la punu del dedo índi
ce)
A.s. altura sentado
A.h. anchura de hombros (entre "acromonias")
Lab. longitud del antebrazo (codo hasta la punta del
dedo medio)
Lc. longitud dela cabeza
A.c anchura dela cabeza
A.car anchura de la cara, tomada entre los arcos cigo-
máticos
Dmc. distancia entre mentón y nacimiento del cabello
Dmn. distancia entre mentón y nariz
Ln. longitud de la nariz
Ana. anchura de la nariz (entre las alas)

IEX = Ex
Es
ILb = Lb
Es

Ias= As
Es
376 S. A. Barrett

lAh = Ah
Es

(Índice facial) = Dmn = lF


A.car

(índice nasal) = Ana = IN


An

(indice cefálico) = Ac =lC


Lc
Los lndios Cayaoas delEcuadot 377
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ó -c6€É,hoa€r6------nd-qñño6doc96e-a€h€6
Í - n* n?ei q.-- o? q
nee r:9I9?- q fla* n rlen -: \c.t 9 - i nq
=
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-!{ 6h6hhhh66h664ñ66hh66ñn6ñ6ñ6h6h6666hC
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Los Indios Cayapas delEcuador 379

Tabla 2
Valores Máximo, MÍnimo y medios e indice de adultos
(en milÍmetros)

Hombres (mayores de l8 años Mujeres (mayores de l8 años)


N" 18-36 No 50-70

Máx. Min. Prom. Máx Min. Prom.


Es 1605 t170 1551.31 l 535 1405 1464..01
Ex t720 t525 1609.73 I])U t120 1198.57
r340 I2IO 1291.05 1265 Il50 1209.50
Adm 625 >5> 577.89 595 505 550.50
Lb /ou 670 7t3.12 69s 610 659.00
As 895 It) 836.84 830 750 79r.42
Ah 440 355 399.21 385 325 357.25
Lab 465 410 431.0s 1t5 370 399.00
Lc I9l 165 178.3ó 178 58 t68.28
Ac óI r36 r48.94 t51 '| ?7 146.01
A-car 47 133 I39.89 136 z5 131.12
Dmc r87 t59 t71.73 LI) 15 161.00
Dmn 22 lnl r I1.21 ll8 92 I04.61
Ln 52 3ó 4ó.68 50 39 14.52
Ana 12 3l 36.42 10 30 34.t4
IEx 107.16 100.00 I03.78 105.ót 98.91 r02.33
ILb 47.77 44.51 45.97 17.O1 42.40 44.98
lAs 5ó.21 52.01 53.88 55.52 52.08 51.O4
IAh 29.25 23.39 25.73 26.92 23.12 24.39
IF 90.37 74.73 79.59 90.77 69.62 79.65
IN 92.50 67.31 78.16 95.00 63.26 77.00
IC 90.15 78.28 83.58 91.18 82.08 86.85
IC Niños(N" i-17) 86.37 lC Niñas (Nos. 37-49) 87.30
380 S. A. Barrett

Tabla 3
Estatura (Es)

NUMERO DE INDIVIDUOS
MEDIDAS
(cm) HOMBRES MUJERES
t40 I
I
2 I

5 I
+ 2
5 3
6 2
I I
8 I
9 3 2
150 I t
t 2
2 I
3 2 I
I

6
7 +
8 2
9 I
t60
N" de casos l9 2l
Promedio I55.40 t46.40
Los lndios Cayapas del Ecuailor 38r

Tabla 4
Extensión de brazos (Ex)
NUMERO DE INDIVIDUOS
MEDIDAS
(cm) HOMBRES MUIERES
t42 z
3
4
) 3
6
7 2
8 2
9
150 2
t
I
2
5
I 2
r55 J 2
6

8
9
160
t
)
3 I
I
155 I
6 f

8
9
170

2
Node casos.. l9 )l
Promedio. .. ló0.97 r49.8ó
382 S. A. Barrett

Tabla 5
Altura del hombro (Al)

NUMERO DE INDIVIDUOS
MEDIDAS
(cm¡ HOMBRES MUJERES
I
l15 f

6 2
I
8 +

9
120
I I 2

2 2 I
3 t I
I
TÁ I
I
5 I I
6 t 3

7 I I
8
9
I30
i z
2 2

5 ¿

1 z
No de casos.. t9 z0
Promedios... 129. l0 r20.95
Loslndios Cayapas delEcuador 383

Tabla 6
Distancia del talón al dedo medio (Adm)

NUMERO DE INDIVIDUOS
MEDIDAS
(cm) HOMBRES MUJERES
50 I
t I
2 I
3 I 3

4 I
55 2 )
6 2 3
-l
6 2

8 3 2

9 I
60 2

I 2

z I
N" de casos.. t9 20
Promedios... 57.79 55.05
S. A. Banett

Tabla 7
Longitud del brazo (Hasta la punta del dedo índice) (Lb)

NUMERO DE INDIVIDUOS
MEDIDAS
(cm) HOMBRES MU]ERES
6l I
2 I
3 3

+ I
65 2

6 3

7 3 3
I i. 3
9 ? 3
IO 3
I I
)
3 2

+ )
65 3

6 I
No de casos.. I9 20
Promedios... 7L.34 65.90
Los Inilios Cayapas del Ecuailor 385

Tabla 8
Altura sentados (4. s)

NUMERO DE INDIVIDUOS
MEDIDAS
(cm) HOMBRES MUJERES
75 2
6 2

T
I z
8 I I
9 6
80 I 3
I z I
2 t 2
3 ? z
4 I
85 1
6 4
I

I
9
No de casos.. I9 2l
Promedios... 83.68 79.t+
386 S. A. Barrett

Tabla 9
Anchura de hombros (4. h)

NUMERO DE INDIVIDUOS
MEDIDAS
(cm) HOMBRES MUJERES
32 I
5 I
I ?

35 I 6
6 2 I
t '7

8 I I
9 4
40 z
t 2

2 4
3 1

I I

No de casos.. t9 20
Promedios... 39.92 35.72
Loslndios CayapasdelEcuador 387

Tabla l0
Longitud del antebrazo
(codo hasta la punta del dedo medio) (Lab)

NUMERO DE INDIVIDUOS

MEDIDAS
(cm) HOMBRES MUJERES

37 I
I 2

9 5

10 )
I 3 I

2 )
3 6

1 2

15 2

6 I
No de casos.. l9 20

Promedios... 43.I0 39.90


388 S. A. Barrett

Tabla ll
Longitud de la cabeza (Lc)

NUMERO DE INDIVIDUOS

No de casos
Promedios.
Los lnclios Cayapas del Ecuador 389

Tabla 12
Anchura de la cabeza (A. c)

NUMERO DE INDIVIDUOS
MEDIDAS
(mm) HOMBRES MUIERES
6 I

8 I
9
140
I
I

2 I
3 3
a 2 4
L45
6 2 I
I
I 3 3
9 z
t50 2
I I 2
2 I I
3
4
155 I
6
1

8 2
9
160
I I
N" de casos.. T2 2T
Promedios... 148.94 146.04
390 S. A. Bonett

Tabla 13
Anchura de la cara, entre los arcos cigomaticos (A car)

NUMERO DE INDIVIDUOS
MEDIDAS
(mm) HOMBRES MUJERES
125 I
6
7 I
I I
9 2
130 2
I +
2 z
3 2 2
4 3
135 4 2
6 I
7 2
8
9 I
14'o
I I
2 I
3 3
I 2
t45
6 2
7 I
N" de casos... l9 2L
Promedios.... 139.89 L3t.42
Los Indios Cayopas ilel Ecuailor 39f

Tabla 14
Distancia entre mentón y nacimiento del pelo (Dmc)

NUMERO DE IND¡VIDUOS
MEDTDAS
I{OMBRES MUIERES
145 I
ó

I
o
tl)

1
155
6 I
1
I
o 1
ló0 I

3
I
ló5
6
7
8 l I

9
170

3 t

t75
ó

a
o
180
I

7
N" dc casos.. . I9 2l
Promcdio.-.-. t7t.71 ló1.00
392 S. A. Barrett

Tabla 15
Distancia entre menton y naríz (Dmn)

NUMERO DE INDIVIDUOS
MEDIDAS
(mm) HOMBRES MUIERES
2 I
3
I
95
6
7
R
9
100

2
3 2 I
!

105
6 2
7 2
8
I
n0 I
z I
¿ I I
3 2

tI5 I
6
7 z
¡
8 2
I
120

2 I
No de casos.. l9 2l
Promedio..... II I.2l 104.61
Los lndios Cavaoas del Ecuador 393

Tabla ló
Longitud de naríz (Ln)

NUMERO DE INDIVIDUOS
MEDIDAS
(mm) HOMBRES MUJERES
36 I

7
I
9 I
40 t 2
I t
2 I
3 I 3
1 I 3
45 2 2
6 3
'7 I I
I ?

9 t I
50 I 2
I 2
2 2
No de casos.. t9 2T
Promedio.... 26.68 4+.52
391 S. A. Barrett

Tabla 17
Anchura de la nariz (entre las alas) (Ana)

NUMERO DE INDIVIDUOS
MEDIDAS
(cm) HOMBRES MUJERES
30 I
I I 2

2 3
3 ) )
+ 2 3

35 3 I
6 I z
7 I
8 2 2

9 I I
40 I I
I t
2 I
N" de casos.. t9 2l
Promedio.... 36.42 34.14
Los Indios Cayapas del Ecuador 395

Tabla l8
(IEx)

NUMERO DE INDIVIDUOS
lndice
Hombres Niños Mujeres Niñas
97 I
at t I
I 2 I 1

t00 t 6 4
I I

2 I 5 3
3 5 I J I
'f
A
T I + I
5 2 2
6 I 2 I
7 J
No de casos... l9 T7 21. l3
Promedio... 103.78 101.37 102.33 r00.62
Promedio (N" 5-17) r02. I I
396 S. A. Barrett

Tabla 19
(rAs)

NUMERO DE INDIVIDUOS
Inilice
Hombres Niños Mujeres N¡ñ4s
5l I
2 2 I 2
3 5 3 7 3
4 8 ) 6 3
55 I .¡ 6 2
6 3 I I 2
I I t
8 I
9 I
N" de casos...... t9 T7 2L I3
Promedio .... .. 53.88 5+.71 51.O1 54.46
Promedio (N" 5-17) 54.18
Los Indios Cayapas delEcuador 397

Tabla 20
(IAh)

NUMERO DE INDIVIDUOS
Indice
Hombres Niños Mujeres Niñas

22 I
3 I + 4 I
4 3 5 l0 2

¿> ) 3 9
6 4 2 2 I
7 1 I
8 I

9 I
No de casos. ..... 19 L7 20 l3
Promedio... 2s.73 23.78 24.39 23.59
Promedio (N" 5-17) 24.25
398 S. A. Barrett

Tabla 2l
(rlb)

NUMERO DE INDIVIDUOS
Indice
Hombres Niños Muteres Níñas

36 t
'7

8
'I
9
+0
I
z I I
2 1 2 2

I A
T

45 ó 5 7 3
6 6 l 5 2

7 6 z
8 i 2
11
No de casos.... . . r9 LI 20 l3
Promedio... 45.97 44.29 44.98 43.58
Promedio (N" 5-17) +5.0+
I-os lndios Cayapas del Ecuador 399

Tabla22
lndice hcial (IF)

NUMERO DE TNDIVIDUOS
Inilice
Hombres Niños Muieres Niñ¿s
65 I
6

8
9 I
70 I I
I 3 I I
2 2
3 2 ')
4 2 I I
75 1 I I I
6 t I I
7 )
I I
s 2
80
I I z 2
2 3 2
3 I
I 2
85
6 2
7
8
9
90
I I

N" de casos...... t9 t7 zl I3
Promedio... 79.59 73.61 79.65 74.69
Promedio (N'5-17) 74.63
,fo0 S. A. Barr¿tt

Tabla 23
Indice nasal (IN)

\It If,fEDA NE INNI\NNI Iñq

Indicc
Niñns N;;¿<
1
1
rl5
rl

8
9 3 I
70
I
) )
3
4
T) I
6 2
2
8
2 I
9
80 1

2
5
1 )
85 2 2
6
7 I
8 I z
9 2 I
90 1
I I
L

I
95 I
6
7 ¿

I
9
t00
Nodecasos..-.. l9 17 2l I]
Promedio... 78.16 8ó.80 77.00 83.64
Promedio (N'5-I7) 87.41
Los Indíos Cayaoas del Ecuador 401

Tabla24
Indice cefálico

NUMERO DE INDIVIDUOS
lndice
Hombres Mt Niñ¿s
76

RO

5
t

85

ó 3

7
5
R

.5 2
q

90 I
.5

)
5
1

N'de casos...... l9 t7 2L l3
Promedio... 83.58 86.37 8ó.85 87.30
Promedio (N'5-f7) 86.04
N" mercéhlos l0 4 2
N'bmquicehlos 9 1.1 t7 lt
102 S. A. Banett

Tabla 25
Tabla de parentesco entre los individuos medidos

p ¡ padr€ abo = abuelo


m - madre aba = abuela
ho = hijo no - niero
ha = hüa na = nieta
hno = hermano eo = esposo
hna = hermana ea = esposa

I = ho de 34, 57: hno de 13, 1,1,,$,1,.19.


2 = ho de 23, 52; hno de 37.
I = ho de 36, 66: hno de 20,39.
4 = (nombre-sapo)
5 - hno de 9, ,13.
6 = (nombre=Yukiro)
7 = ho de 35. 5ó.
8 = ho de 30, ó0.
9 = hode 29,61; hno de5,43
l0 = hode33, ó3:hnode 19. 21. (nombre= Pablo)
II = ho de 62; no de 68: hno de L5; eo de 55.
12 = hode59.
13 = hode 34,57; hno deL,L{,11,19
14 = ho de 3.1, 57; hno de l, 13,44,49.
15 - ho de 62; no de 68; hno de ll.
16 - ho de 32, ó5; hno de,t7.
17 - hode67;hnode3l,,f5(nombre=Jenaro).
l8 = (nornbre, Pipa).
19 = ho de 33, 63; hno de 10, 2l (nombre = Belisario)
20 = ho de 36, 66; hno de 3, 39.
2l = hode33, 63;hnode 10. 19;eode 50. (nombre=Juan).
22 = eo de 51. (nombre = Pehla'sa).
23 = p de 2,37;eo de 52 (nombre Piwañtcitcios Barfiki)
24 = ho de 68; hno de 62,59; p de 40 (nombre, Juan Vicente).
25 = eo de 53. (nombre =José Lisandro)
26 = hno de .16. (nombre = Antonio Tamonero)-
27 = eo de 58.
28 = hno de 29.
29 = eo de 6l; p de 9. 43; hno de 28. (nombre Chibu).
Los lndios Cayapas del Ecuador 403

30 = p de 8; eo of60. (nombre = Antonic Nyapa).


3l = ho de 67: hno de 17, 45; p de 42,48 (nombre = Ramón Pichota)
32 = eo de 65; p de 16,47
33 = eo de 63; p de 10, 19, 2l (nombreJosé Trejo).
34 = eo de 57; p de l, 13, l,+,44,49 (nombre = Rosendo)
35 = p de 7; eo de 56. (nombre Sylvester).
36 = eo de ó6; p de 3, 20. 39. (nombre = Manuel Sanfiki).
37 = ha de 23. 52: hna de 2.
38 = hna de 41.
39 = ha de 36, 66; hna de 20, 3.
4A = ha de 24; na de 68.
4I = ha de 38.
42 = ha de 3l; hna de 48.
43 = hade29,ól;hnade5,9.
44 = ha de 34, 57; hna de I, 13, 14. 49.
45 = ha de 67; hna de 31, 17.
46 = hna de 26.
47 = ha de 65,32. hna de Ió.
48 = hadeof3l;hnade42.
49 = hna de31,57: hnade l. 13,11.14.
50 = ea de 21.
5l = eade22.
52 = eade23:mde2,37.
53 = eade25.
55 = eade ll.
5ó = eade35;mde7.
57 = ea de 34; m de l,13,14,41,49.
58 = eade27.
59 = m de 12: hna de 24.
60 = eade30;mde8.
6l = ca de 29; m de 9,43.
62 = ea de 68; m de ll, 15: hna de 24.
63 = ea de 33, m de 10, 12, 2l
65 = ea de 32:m de 47,16.
66 = ea de 36; m de 3, 20.39.
67 = m de 17,3I,45. (nombre = Martha).
68 = m de 24,62;aba de lI. 15.40.
INDICE

Introducción............... 3

Capítulo I
GeografÍa (F¡sica y Económica) 9

Capltulo lI
Historia 33

Capítulo III
Vida cotidiana ............ 4l
Capítulo IV
Aspectos materiales 45

CapítuloV
Caza ......... 107

Capítulo Vl
Pesca......... lI5
Capítulo VII
Guerras I25

Capítulo VIII
ArtesanÍa t27
+06 S. A. Barrett

Capítulo lX
Forma de gobierno 259

Capítulo X
Nacimiento 263

Capítulo Xl
Nombres 2.65

Capítulo Xll
Pubertad 267

Capltulo XIII
Matrimonio 269

Capítulo XIV
La muerte. 277

Capítulo XV
Parentesco 28l

Caprtulo XVI
Prácticas médicas. Shamanismo 289

Capttulo XVII
Religión 295

Capttulo XWII
Mitologia 3I5

Capltulo XIX
Prácticas ceremoniales 317
Los Indios Cayapas delEcuador 4O7

Capltulo XX
Antropología física 333

Capltulo XXI
Sistema numérico 339

Capítulo XXll
Apéndices 351

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