Cuando El Espiritu de Dios Esta en Nuestra Familia

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TEMA: CUANDO EL ESPÍRITU DE DIOS ESTÁ EN NUESTRA FAMILIA

TEXTO: LUCAS 4:16-19 Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de


reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer. 17 Y
se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar
donde estaba escrito: 18 El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha
ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los
quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los
ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; 19 A predicar el año agradable del
Señor.

Esas palabras fueron dichas por nuestro Señor Jesucristo cuando comenzó su
ministerio público, en él esa profecía de Isaías tuvo cumplimiento ese día.

Ahora nosotros al igual que nuestro Señor Jesucristo podemos decir que el Espíritu del
Señor está sobre nosotros y en nosotros desde él momento que confesamos a Jesús
como Señor y salvador de nuestra vida (1 Corintios 6:19) ¿O ignoráis que vuestro
cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de
Dios, y que no sois vuestros?

La vida de Jesús reflejaba perfectamente lo que ese texto que él leyó decía, él hizo
exactamente lo que ese texto declaraba: Dio buenas nuevas a los pobres, sano a los
quebrantados de corazón, pregonar libertad a los cautivos y dio vista a los ciegos y
puso en libertad a los oprimidos.

Ahora nosotros tenemos que hacernos una pregunta ¿refleja mi vida cristiana que el
Espíritu del Señor está sobre mí? Es necesario que comprendamos que los primeros
que tienen que reconocer que el Espiritu del Señor está en nosotros es nuestra propia
familia, las personas que viven con nosotros.

Comprendamos primeramente algo muy importante: No basta solamente con


predicar las buenas nuevas y anunciar la buena voluntad del Señor para con los
pecadores, es decir que el Espíritu del Señor no solamente nos ha capacitado para
predicar su palabra con nuestra boca, sino también para predicar de su amor, de su
gracia y de su misericordia con nuestras acciones, con nuestra vida diaria.
Lastimosamente hay muchos cristianos que con sus palabras ganan almas para el
Reino de Dios, pero también con sus actitudes destruyen las vidas de las personas que
son parte de su familia.

ES POR ESO QUE HOY VAMOS A RECONOCER QUE SI EL ESPÍRITU DEL SEÑOR
ESTÁ SOBRE NOSOTROS:
I) YA NO VAMOS A SEGUIR DAÑANDO EL CORAZÓN DE NUESTRA FAMILIA (VS 18b) El
Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los
pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón

El Espíritu del Señor está en nosotros para que podamos sanar el corazón de los
quebrantados, de los que han sido abandonados, de los que han sido menospreciados, de los
que han sufrido, de los que sienten que a nadie le importan.

Pero tenemos que saber que los primeros corazones que tenemos que sanar por medio del
Señor, son los corazones de los más cercanos, es decir de nuestra esposa y de nuestros hijos,
si el Espíritu del Señor está sobre mí, ya no puedo seguir dañando su corazón con mis
palabras hirientes, con palabras de menosprecio o de burla.

No podemos seguir dañando el corazón de nuestro cónyuge siendo infieles, ni tomando


actitudes de indiferencia o abandonando a nuestra familia. Pues tenemos que comprender que
las heridas del abandono son las que más perduran en el corazón de las personas y más aún
en los niños.

II) TENEMOS QUE DAR LIBERTAD POR MEDIO DEL PERDÓN (VS 18C) El Espíritu del
Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me
ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos

Si el Espíritu del Señor está sobre nosotros tenemos que liberar de nuestro corazón por medio
del perdón a todas aquellas personas que hemos tenido cautivas en nuestro resentimiento,
cautivas en nuestro rencor, en nuestra amargura, y que han sufrido nuestras malas actitudes
causado por el resentimiento.

Si el Espíritu del Señor está en nosotros tenemos que darles carta de libertad por medio del
perdón, tenemos que abrir la puerta de esa cárcel de rencor y amargura que hemos convertido
a nuestro corazón y declarar libertad para ellos y para nosotros mismos.

Tenemos que reconocer con mucha sinceridad que nuestras malas actitudes, nuestras palabras
hirientes, nuestras actitudes de menosprecio, son motivadas muchas veces por el
resentimiento y el rencor que hay en nuestro corazón por eso es necesario ser libres por medio
del perdón.

III) TENEMOS QUE DARLE A NUESTRA FAMILIA BUENOS CONSEJOS,


PRINCIPALMENTE A LOS QUE NO ALCANZAN A VER LAS CONSECUENCIAS DE SUS
ACCIONES (VS 18C) El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para
dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;
A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos

Si el Espíritu de Dios está en nosotros tenemos la responsabilidad de dar vista a los ciegos,
pues hay muchas personas que no miran, es decir no miran las consecuencias de sus
decisiones, que no miran el error que pueden cometer, que no miran el dolor que pueden traer
a su vida y muchas de esas personas están siendo guiadas por otros ciegos.
Nuestro Señor Jesucristo nos muestra el peligro de ser guiados por otros ciegos, es decir, de
ser aconsejados o asesorados por personas que no ven las consecuencias del consejo que
están dando a la vida de otra persona (Lucas 6:39) Y les decía una parábola: ¿Acaso puede
un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo?

Por medio del Espíritu Santo tenemos palabra de sabiduría para esas personas, no podemos
ser indiferentes al fracaso que puede venir a su vida, no podemos ser indiferentes si vemos una
persona que va directo a un precipicio y no detenerla, tenemos que darles un consejo, tenemos
que darles una palabra de sabiduría en el nombre del Señor. (Proverbios 24:11-12) Libra a
los que son llevados a la muerte; Salva a los que están en peligro de muerte. 12 Porque
si dijeres: Ciertamente no lo supimos, ¿Acaso no lo entenderá el que pesa los
corazones? El que mira por tu alma, él lo conocerá, Y dará al hombre según sus obras.

IV) TENEMOS QUE DARLES LIBERTAD A LOS OPRIMIDOS, Y PRIMERAMENTE A LOS DE


NUESTRA PROPIA CASA (VS 18d) El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha
ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados
de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a
los oprimidos;

Primeramente tenemos que comprender lo que significa ser oprimido: La opresión es el


uso de la violencia para demostrar la autoridad, presionar o someter a alguien por la fuerza.

Lastimosamente muchas familias viven presas de la opresión, del maltrato, de la violencia, de


los abusos, que lastimosamente sus propios familiares les causan con su carácter, con sus
actos de violencia y maltrato (Eclesiastés 4:1) Me volví y vi todas las violencias que se
hacen debajo del sol; y he aquí las lágrimas de los oprimidos, sin tener quien los
consuele; y la fuerza estaba en la mano de sus opresores, y para ellos no había
consolador.

Si el Espíritu de Dios está en nosotros tenemos que decidir ya no oprimir más a las personas
que amamos con nuestro mal carácter, con nuestros celos, con nuestra violencia, pues
tenemos que reconocer que vivir con alguien así no es verdadera vida para nuestra familia
(Proverbios 21:19) Mejor es morar en tierra desierta Que con la mujer rencillosa e
iracunda.

¿Y por qué tenemos que hacer todo eso? Porque nuestro Señor Jesucristo ya lo hizo con cada
uno de nosotros.

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