STC13068 2019

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LUIS ARMANDO TOLOSA VILLABONA

Magistrado ponente

STC13068-2019
Radicación n.° 54001-22-13-000-2019-00141-01
(Aprobado en sesión de veintitrés de septiembre de dos mil diecinueve)

Bogotá, D. C., veintiséis (26) de septiembre de dos mil


diecinueve (2019)

Decide la Corte la impugnación interpuesta respecto a


la sentencia de 12 de agosto de 2019, dictada por la Sala
Civil Familia del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Cúcuta, en la tutela instaurada por Carlos, David, Felipe y
René Gil Gil frente al Juzgado Primero de Familia de la
misma ciudad, con ocasión del juicio de sucesión de Carlos
Alberto Gil Yepes, con radicado Nº 2013-0287.

1. ANTECEDENTES

1. Los accionantes exigen la protección de su derecho


al debido proceso, presuntamente transgredido por la
autoridad convocada.
Radicación n.° 54001-22-13-000-2019-00141-01

2. Como sustento de su queja, manifiestan que María


Cristina Gil Gil, madre del menor Santiago Gil Gil, promovió
el referido juicio de sucesión de Carlos Alberto Gil Yepes, en
cuyo trámite, la autoridad judicial convocada profirió auto
de 1 de marzo de 2017, ordenando la suspensión del
proceso por “prejudicialidad”, toda vez que en el Juzgado
Sexto Civil del Circuito de Cúcuta se adelantaba por parte
de Beatriz Eugenia María Gil de Gil, juicio declarativo de
sociedad comercial de hecho.

En proveído de 23 de abril de 2019, el estrado


accionado decidió reanudar el trámite por haber
transcurrido el límite de dos años estipulado en el artículo
163 del Código General del Proceso y, en la misma decisión,
decretó la partición y designó a la auxiliar judicial
correspondiente.

Aunque frente a esa determinación, su apoderado


judicial interpuso reposición, la misma fue confirmada el 21
de junio de 2019, con el argumento de que, en virtud del
principio de economía y celeridad procesal, no era
procedente proferir un auto para la “reanudación” y otro
para el “decreto de la partición”.

Afirman que los pronunciamientos de 23 de abril y 21


de junio de 2019, constituyen un defecto procedimental
absoluto, pues al reanudarse el decurso e inmediatamente
decretarse la partición, se les privó de plano de la
oportunidad procesal para reclamar la exclusión de bienes

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Radicación n.° 54001-22-13-000-2019-00141-01

de la partición, conforme lo dispone el artículo 505 del


Código General del Proceso.

3. Pide revocar los proveídos censurados (fols. 1 a 13).

1.1. Respuesta de los accionados

1. El Juzgado Primero de Familia de Cúcuta, defendió


su proceder indicando que en aplicación a los principios de
celeridad y economía procesal y atendiendo a la etapa en la
cual se encontraba el asunto, en el auto criticado ordenó su
reanudación y dispuso el decreto de la partición (fol. 35).

2. María Cristina Gil Gil, inicialista del decurso


censurado, se opuso a las pretensiones de los censores, por
cuanto la decisión cuestionada fue debidamente notificada
y frente a ella los actores pudieron incoar los recursos de
ley (fols. 30 a 33).

1.2. La sentencia impugnada

El tribunal advirtió que aun cuando, en efecto, la


providencia que dispuso la “reanudación” del asunto no fue
debidamente notificada por aviso, conforme lo ordena el
mencionado canon 163 del estatuto adjetivo, los aquí
gestores convalidaron esa actuación al presentar recurso de
reposición frente a la misma.

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Radicación n.° 54001-22-13-000-2019-00141-01

No obstante, concedió el resguardo tras hallar


vulnerado el derecho al debido proceso de los accionantes,
por cuanto

“(…) no puede dejarse de lado que al renovarse la actuación y


ordenarse en el mismo auto la partición, se le estaría
restringiendo a los interesados el derecho a solicitar la exclusión
de los bienes, prevista por el legislador en el artículo 605 del
C.P.C. actualmente en el 505 del C.G.P., como quiera que tanto
una como otra norma señala, que “esta petición solo podrá
formularse antes de que se decrete la partición” (…)” (fols. 93 a
98).

En consecuencia, ordenó al juzgado accionado:

“(…) dej[ar] sin valor y efecto el auto de 23 de abril de 2019, a fin


de que la reanudación del proceso se surta conforme al artículo
163 del CGP, esto es, notificación por aviso; cumplido lo anterior,
surta las demás etapas procesales conforme al Código de
Procedimiento Civil (…) (sic)”.

1.3. La impugnación

La instauró María Cristina Gil Gil, promotora del juicio


de sucesión en donde actúa en representación de su menor
hijo, Santiago Gil Gil, manifestando que no entiende por
qué el a quo constitucional dispuso que se surtiera
nuevamente la notificación conforme al artículo 163 del
Código General del Proceso, cuando en la misma
providencia afirma que los actores convalidaron la
notificación por estado, al punto que tuvieron la
oportunidad de recurrir la decisión.

Considera que el momento procesal oportuno para que


los accionantes solicitaran la exclusión de los bienes de la
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partición, fue luego de la presentación del memorial de 8 de


abril de 2019, por ella suscrito, en donde solicitó dar
continuación al proceso.

Pidió mantener la decisión revocada, por cuanto con la


dilación en el trámite de sucesión se sigue afectando el
patrimonio de su hijo Santiago, quien, a la fecha, no ha
podido administrar ningún bien de la sucesión mientras los
otros herederos son los que tienen el manejo y control de
todas las propiedades del causante (fols. 55 a 56).

2. CONSIDERACIONES

1. Los tutelantes cuestionan al juzgado convocado


por haber reanudado el referido juicio de sucesión,
previamente suspendido por “prejudicialidad”, sin que dicha
decisión se hubiese notificado por aviso, circunstancia que,
en su criterio, constituye un “defecto procedimental
absoluto” pues, sin verificar que los sujetos procesales
estaban debidamente enterados de la continuación del
litigio, la juez accionada decretó la partición, privándolos de
la posibilidad de solicitar la exclusión de ciertos bienes del
trabajo partitivo.

2. El artículo 163 del Código General del Proceso,


dispone:

“(…) Artículo 163. Reanudación del proceso. La suspensión del


proceso por prejudicialidad durará hasta que el juez decrete su
reanudación, para lo cual deberá presentarse copia de la
providencia ejecutoriada que puso fin al proceso que le dio origen;

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con todo, si dicha prueba no se aduce dentro de dos (2) años


siguientes a la fecha en que empezó la suspensión, el juez de
oficio o a petición de parte, decretará la reanudación del proceso,
por auto que se notificará por aviso. (Subrayas fuera de texto).

Del contenido literal de la disposición citada se


deduce, claramente, que cuando un proceso judicial es
interrumpido por “prejudicialidad”, una de las razones por
las cuales opera la “reanudación” del mismo, es el
transcurso de dos años sin que las partes aporten copia del
fallo donde se finiquitó el asunto en virtud del cual se
determinó la suspensión. En ese evento, el juez, de oficio o
a petición de parte, decretará la continuación del decurso,
decisión que, indefectiblemente, deberá ser notificada por
“aviso”.

Y lo es así porque el legislador previó que en el caso de


la “reanudación” de un litigio que durante cierto lapso
estuvo detenido, resulta relevante, en aras de garantizar el
“principio de confianza legítima”, contar con un medio de
comunicación efectivo para enterar a todos los sujetos
procesales del resurgimiento del curso procesal, de manera
que atendiendo a la etapa en que se halle el juicio, aquéllos
puedan disponer de los mecanismos que tienen a su
disposición para la defensa de los intereses en contienda.

En lo atinente al “principio de confianza legítima”, ha


dicho esta Corporación:

“(…) procura garantizar a las personas que ni el Estado ni los


particulares, van a sorprenderlos con actuaciones que,
analizadas aisladamente tengan un fundamento jurídico, pero

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que al compararlas, resulten contradictorias 1”, ya que el proceder


inicial puede generar legítimas expectativas en los usuarios de la
administración de justicia, que deben ser respetadas (…)» (auto
de 4 de febrero de 2008, exp. 2002-00537-00) (…)”.

“En efecto, sin perjuicio de reafirmar que las normas procesales


son de orden público y de interpretación estricta, existen casos
excepcionales en las que la determinación de una autoridad
judicial genera una expectativa legítima en el particular respecto
del mantenimiento de una situación determinada o sobre la
manera como una solicitud debe ser planteada ante los jueces,
circunstancia ésta en la que la administración de justicia no
puede con posterioridad adoptar decisiones contradictorias,
desconociendo las expectativas que dicho particular, de buena fe,
se haya formado. Por esa razón, se ha señalado, por ejemplo,
que las consecuencias de un error judicial no pueden afectar
negativamente a la parte procesal que lo padece al punto de
socavar su derecho a la defensa o el acceso a la administración
de justicia” (sentencia de 18 de diciembre de 2012, exp. 00119-
01) (…)”2.

Ahora, aunque el artículo 163 del Código General del


Proceso haya determinado al “aviso” como el canal de
comunicación más idóneo, ello no excluye la posibilidad
fáctica de que, eventualmente, las partes concurran al
decurso por haberse enterado de su “reanudación” a través
de otro medio de notificación, como ocurrió en el sublite.

En efecto, aunque el estrado convocado incumplió con


el deber de notificar por “aviso” el proveído de 23 de abril de
2019, por el cual decidió dar continuidad al aludido juicio
de sucesión, tras haber transcurrido el límite de dos años
estipulado en la precitada disposición, los tutelantes
acudieron al litigio impetrando recurso de reposición contra
dicha decisión, situación que, tal como lo advirtió el a quo
constitucional, convalidó la actuación del juzgado, al
cumplirse, en últimas, la verdadera intención del legislador,

1Corte Constitucional. Sentencia C-836 de 2001.


2 CSJ. Civil. Sentencia de 21 de febrero de 2014, exp. 76001220300020130056101.

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Radicación n.° 54001-22-13-000-2019-00141-01

cual es, el enteramiento de los extremos de la lid, sobre su


“reanudación”.

En ese escenario, al estar notificados los sujetos


procesales, no se avizoraría vulneración alguna de su
derecho fundamental al debido proceso, de no ser porque
atendiendo a la etapa en que se hallaba el juicio sucesorio,
los herederos contaban con un medio defensivo del cual no
pudieron disponer, cual es el beneficio de exclusión de
bienes de la partición contenido en el canon 505 ibídem.

Lo antelado, por cuanto la juez accionada, en aras de


hacer efectivos los principios de celeridad y economía
procesal, dispuso en una misma providencia tanto la
“reanudación” del asunto, como la inmediata continuación
de la fase sucesiva, cual era el “decreto de la partición” y la
consecuente designación del auxiliar de la justicia para tal
efecto.

Aun cuando esa determinación se basó en una


finalidad loable, impidió a los aquí accionantes solicitar que
se descartaran ciertos bienes inventariados del trabajo
partitivo, pues conforme a lo preceptuado en la norma
citada ut supra, ésta petición solo podía elevarse antes del
“decreto de la partición”.

En efecto, el artículo 505 del Código General del


Proceso estipula:

“(…) Artículo 505. Exclusión de bienes de la partición. En caso de


haberse promovido proceso sobre la propiedad de bienes

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inventariados, el cónyuge o compañero permanente, o cualquiera


de los herederos podrá solicitar que aquellos se excluyan total o
parcialmente de la partición, según fuere el caso, sin perjuicio de
que si el litigio se decide en favor de la herencia, se proceda
conforme a lo previsto en el artículo 1406 del Código Civil.

Esta petición solo podrá formularse antes de que se decrete la


partición y a ella se acompañará certificado sobre la existencia
del proceso y copia de la demanda, y del auto admisorio y su
notificación (…)” (subrayado fuera de texto).

Así las cosas, la Sala accederá a la concesión del


amparo tras advertir la vulneración al debido proceso de los
tutelantes, pero por el proceder precipitado de la juez
accionada, quien previo a dar continuidad a las etapas
procesales subsiguientes, debió constatar que las partes en
contienda se hallaban debidamente enterados de la
“reanudación” del litigio.

Por lo antelado, se confirmará la providencia del a


quo constitucional; no obstante, únicamente en lo atinente
a dejar sin valor y efecto el auto de 23 de abril de 2019, en
lo relacionado con el decreto de la partición; pues,
ciertamente, resulta irrazonable, volver a emitir
pronunciamiento sobre la “reanudación” del asunto y
adelantar el trámite de notificación por “aviso”, cuando los
sujetos procesales ya se encuentran enterados de que el
asunto continuó su curso.

5. Deviene fértil abrir paso a la protección incoada por


virtud del control legal y constitucional que atañe en esta
sede al juez, compatible con el necesario ejercicio de control
convencional, siguiendo el Pacto de San José de Costa Rica
de 22 de noviembre de 1969 (art. 8º de la Convención
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Americana sobre Derechos Humanos), a fin de garantizar el


debido proceso.

El convenio citado es aplicable dado el canon 9 de la


Constitución Nacional, cuando dice:

“(…) Las relaciones exteriores del Estado se fundamentan en la


soberanía nacional, en el respeto a la autodeterminación de los
pueblos y en el reconocimiento de los principios del derecho
internacional aceptados por Colombia (…)”.

Complementariamente, el artículo 93 ejúsdem,


contempla:

“(…) Los tratados y convenios internacionales ratificados por el


Congreso, que reconocen los derechos humanos y que prohíben
su limitación en los estados de excepción, prevalecen en el
orden interno”.

“Los derechos y deberes consagrados en esta Carta, se


interpretarán de conformidad con los tratados internacionales
sobre derechos humanos ratificados por Colombia (…)”.

El mandato 27 de la Convención de Viena, sobre el


Derecho de los Tratados de 1969 3, debidamente adoptada
por Colombia, según el cual: “(…) Una parte no podrá
invocar las disposiciones de su derecho interno como
justificación del incumplimiento de un tratado (…)”4, impone
su observancia en forma irrestricta cuando un Estado parte
lo ha suscrito o se ha adherido al mismo.

5.1. Aunque podría argumentarse la viabilidad del


control de convencionalidad sólo en decursos donde se halla
el quebranto de garantías sustanciales o cuando la
3 Suscrita en Viena el 23 de mayo de 1969.
4 Aprobada por Colombia mediante la Ley 32 de 1985.

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Radicación n.° 54001-22-13-000-2019-00141-01

normatividad interna es contraria a la internacional sobre


los derechos humanos, se estima trascendente efectuar
dicho seguimiento en todos los asuntos donde se debata la
conculcación de prerrogativas iusfundamentales, así su
protección resulte procedente o no.

Lo aducido porque la enunciada herramienta le


permite a los Estados materializar el deber de garantizar los
derechos humanos en el ámbito doméstico, a través de la
verificación de la conformidad de las normas y prácticas
nacionales, con la Convención Americana de Derechos
Humanos y su jurisprudencia, ejercicio que según la Corte
Interamericana se surte no sólo a petición de parte sino ex
officio5.

No sobra advertir que el régimen convencional en el


derecho local de los países que la han suscrito y aprobado,
no constituye un sistema opcional o de libre aplicación en
los ordenamientos patrios; sino que en estos casos cobra
vigencia plena y obligatoriedad con carácter impositivo para
todos los servidores estatales, debiendo realizar no
solamente un control legal y constitucional, sino también el
convencional; con mayor razón cuando forma parte del
bloque de constitucionalidad sin quedar al arbitrio de las
autoridades su gobierno.

5.2. El aludido control en estos asuntos procura,


además, contribuir judicial y pedagógicamente, tal cual se
le ha ordenado a los Estados denunciados –incluido
5Corte IDH. Caso Gudiél Álvarez y otros (“Diario Militar”) contra Guatemala. Sentencia de
noviembre 20 de 2012. Serie C No. 253, párrafo 330

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Radicación n.° 54001-22-13-000-2019-00141-01

Colombia-6, a impartir una formación permanente de


Derechos Humanos y DIH en todos los niveles jerárquicos
de las Fuerzas Armadas, jueces y fiscales 7; así como realizar
cursos de capacitación a funcionarios de la rama ejecutiva y
judicial y campañas informativas públicas en materia de
protección de derechos y garantías 8.

Insistir en la aplicación del citado control y esbozar el


contenido de la Convención Interamericana de Derechos
Humanos en providencias como la presente, le permite no
sólo a las autoridades conocer e interiorizar las obligaciones
contraídas internacionalmente, en relación con el respeto a
los derechos humanos, sino a la ciudadanía informarse en
torno al máximo grado de salvaguarda de sus garantías.

Además, pretende contribuir en la formación de una


comunidad global, incluyente, respetuosa de los
instrumentos internacionales y de la protección de las
prerrogativas fundamentales en el marco del sistema
americano de derechos humanos.

6. De acuerdo con lo discurrido se modificará la


providencia impugnada.

6 Corte IDH, Caso Vélez Restrepo y familiares Vs. Colombia, Excepción preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 3 de septiembre de 2012. Serie C No. 248, párrs. 259 a
290, criterio reiterado Caso Masacre de Santo Domingo Vs. Colombia, Excepciones
preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 30 de noviembre de 2012. Serie C
No. 259, párrs. 295 a 323.
7 Corte IDH, Caso de la Masacre de Las Dos Erres Vs. Guatemala, Excepción Preliminar,

Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de noviembre de 2009. Serie C No. 211,


párrs. 229 a 274.
8 Corte IDH, Caso Furlan y familiares Vs. Argentina, Excepciones preliminares, Fondo,

Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2012. Serie C No. 246, párrs. 278 a
308.

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3. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, en Sala de Casación Civil, administrando justicia
en nombre de la República y por autoridad de la ley,

RESUELVE:

PRIMERO: CONFIRMAR la sentencia recurrida en


cuanto concedió el amparo, y MODIFICARLA en el sentido
de ordenar al Juzgado Primero de Familia de Cúcuta, que
en el término de cuarenta y ocho (48) horas, contadas a
partir de la notificación de este proveído, anule
parcialmente el auto de 23 de abril de 2019 y las decisiones
que de éste dependan, únicamente en lo relacionado con el
decreto de la partición; conforme a lo anotado en el acápite
de consideraciones de esta providencia.

SEGUNDO: Notifíquese lo resuelto, mediante


telegrama, a todos los interesados y envíese oportunamente
el expediente a la Corte Constitucional para su eventual
revisión.

NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE

OCTAVIO AUGUSTO TEJEIRO DUQUE


Presidente de Sala

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Radicación n.° 54001-22-13-000-2019-00141-01

ÁLVARO FERNANDO GARCÍA RESTREPO

AROLDO WILSON QUIROZ MONSALVO

LUIS ALONSO RICO PUERTA


Aclaración de voto

ARIEL SALAZAR RAMÍREZ


Aclaración de voto

LUIS ARMANDO TOLOSA VILLABONA

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Radicación n.° 54001-22-13-000-2019-00141-01

ACLARACIÓN DE VOTO

Aunque comparto la decisión adoptada por la


Honorable Sala, dado el acierto en su motivación,
respetuosamente aclaro mi voto con el exclusivo propósito
de resaltar que se torna innecesario en el ejercicio
jurisdiccional cotidiano, incluir de forma genérica y
automática una mención sobre el empleo del denominado
«control de convencionalidad».

Ciertamente, de conformidad con la propia


jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, cuando un Estado ha ratificado un tratado
internacional como la Convención Americana, surge, entre
otros deberes, el imperativo para sus jueces de examinar ex
officio, en sus decisiones, la vigencia material de lo pactado.

De esta manera, el «control de convencionalidad»


comporta una actitud de consideración continua que deberá
acentuarse y manifestarse expresamente, tan solo en
aquellos pronunciamientos donde se advierta comprometido
o amenazado «el efecto útil de la Convención»9, lo cual acontecerá
en los eventos donde pueda verse «mermado o anulado por la
aplicación de leyes contrarias a sus disposiciones, objeto y fin del
instrumento internacional o del estándar internacional de protección de
los derechos humanos»10; todo lo cual resulta ajeno al presente

caso.

9 CIDH. Caso Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) contra
Perú. Sentencia de 24 de noviembre de 2006. Serie C No. 158, párrafo 128.
10 CIDH. Caso Heliodoro Portugal contra Panamá. Sentencia de enero 27 de 2009.

Serie c No. 186, párrafo 180.

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Radicación n.° 54001-22-13-000-2019-00141-01

En los anteriores términos dejo fundamentada mi


aclaración de voto con comedida reiteración de mi respeto
por la Honorable Sala de Casación Civil.

LUIS ALONSO RICO PUERTA

Magistrado

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Radicación n.° 54001-22-13-000-2019-00141-01

ACLARACIÓN DE VOTO

Con mi acostumbrado respeto hacia los magistrados que


suscribieron la decisión, me permito exponer las razones por
las cuales debo aclarar mi voto en el presente asunto.

Se afirmó en la providencia que fue realizado un “control


de convencionalidad”, a partir de lo previsto en la Convención
Americana sobre Derechos Humanos; sin embargo, debe
atenderse que la sola alusión al ordenamiento foráneo no
tiene per se la aptitud de proteger los derechos esenciales de
las personas.

La figura a la que se hace referencia, en mi criterio, no


tiene aplicación general en todas las controversias que
involucren derechos fundamentales; su utilidad estaría
restringida a los eventos de ausencia de regulación, déficit de
protección a nivel de las normas nacionales, o una manifiesta
disonancia entre estas y los tratados internacionales que
ameriten la incorporación de los últimos.

Consideraciones que, estimo, debe tener en cuenta la


Sala cuando lleve a cabo un estudio sereno, riguroso y
detallado sobre el tema, pues las aseveraciones que hasta
ahora se han consignado al respecto en las providencias de
tutela corresponden a una opinión personal del H. magistrado
ponente; no obstante, el control que supuestamente efectuó,
además de no guardar correspondencia con lo que fue materia
de la acción constitucional, no tuvo ninguna repercusión
práctica en la solución de la petición de amparo.

De los señores Magistrados,

ARIEL SALAZAR RAMÍREZ


Magistrado

17

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