Trabajo Final - El Desarrollo Sostenible

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ESCUELA DE ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS

PROFESOR Dr. VICENTE MARTÍNEZ L

ASIGNATURA:
Sociedad, medio ambiente y desarrollo

ACTIVIDAD 4
Trabajo final – El desarrollo sostenible

Código de horario: 1631


Código de asignatura: 22477

VERANO 2023

Fecha de entrega
24 de febrero de 2023
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Introducción

El presente artículo tiene como finalidad abordar una de las temáticas más actuales pero a
la vez más controversiales, en este sentido el desarrollo sostenible se ha convertido en una
meta, que se pretende ser alcanzada teniendo en cuenta componentes sociales, económicos
y ecológicos, sin embargo, se convierte en un término que ha sufrido serías criticas frente a
la falta de claridad del concepto, la aplicabilidad del mismo y la respuesta que hasta el
momento ha brindado a una problemática socio-ambiental que ha ido incrementándose
como resultado de la actividad antrópica generada con más ahínco desde la revolución
industrial, establece que la sostenibilidad consideraba el patrón de acumulación y de
especialización de la economía que garantizara tasas de crecimiento sostenibles en el
mediano y largo plazo.

No obstante, dichos patrones de crecimiento dejaron ver la necesidad y la importancia de


regular la producción de bienes generados que se enmarcaron en dos conceptos que hasta el
momento establecen pautas de consumo en las sociedades, la obsolescencia programada
que según establece el fin de la vida útil de un producto, de tal manera que después de un
periodo de tiempo establecido de antemano por el fabricante o por la empresa durante la
fase de diseño, este se torne obsoleto, no funcional, inútil o inservible. La otra pauta de
consumo es la obsolescencia percibida, que induce al comprador a adquirir un nuevo
producto, la moda es un ejemplo, que se vale del marketing motivando al usuario a comprar
nuevos productos sin que el que esté usando haya perdido su funcionalidad.
De esta manera, el sistema económico capitalista marca las pautas de crecimiento que en la
actualidad se encuentran establecidas, de allí, que el desarrollo sostenible según lo establece
la Agenda 21 Rio de Janeiro “no es el estado final a alcanzar sino la trayectoria que debe
seguir una sociedad para reconocer los síntomas, y las señales de no sostenibilidad para
aprender a adaptarse a ellos”. Es por esto, que el presente artículo tiene como propósito dar
a conocer los principales aspectos referentes al desarrollo sostenible, partiendo de criterios
científicos manejados por diferentes autores expertos en el tema.
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Índice

El desarrollo sostenible
Antecedentes del desarrollo sostenible 1
¿Qué es el Desarrollo Sostenible? 2
El enfoque conceptual 3
¿Desarrollo sostenible o desarrollo sustentable? 4
Enfoque disciplinar 5
Enfoque geopolítico. 6
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Antecedentes del Desarrollo sostenible

Para empezar a abordar el tema se hace necesario inicialmente establecer que desde los
años 40 se han generado complejas relaciones entre lo que se considera desarrollo y su
relación con los componentes ambientales, en este sentido establece que inicialmente se
tuvo las primeras aproximaciones al concepto denominándolo producción sostenible y se
aplicaba específicamente a los recursos naturales.

Posteriormente, ya para los años 50, establece ciertos factores que dieron origen al
concepto de desarrollo sostenible, entre los que se destaca la relación norte-sur, que
permitió visualizar al llamado tercer mundo como un área estratégica para la obtención de
materias primas, la generación de la guerra fría que dio origen a un nuevo orden mundial,
manifestándose en la reconfiguración del poder, (6), la necesidad de los mercados, la
superpoblación, el descubrimiento de la pobreza masiva en Asia, África y América Latina
lo que dio origen al concepto de países subdesarrollados.

Ya para los años 70 los problemas ambientales empiezan a considerarse en los contextos
políticos, gracias a ciertas conferencias ambientales mundiales por parte de la Organización
de las Naciones (ONU) que permitieron mostrar el riesgo generado por la humanidad, la
extinción de especies, la contaminación galopante y el deterioro progresivo de la
naturaleza.
En la década de los 80 según lo establece la comisión europea público el “Libro Verde” el
cual realiza un análisis sobre como la política agraria se debería involucrar más activamente
en la política medio ambiental, haciendo hincapié en la necesidad de mantener y promover
el desarrollo de prácticas de prevención y reduciendo las actividades generadoras de
impacto. Así mismo, es en esta misma época donde se genera una mayor atención sobre
ciertas problemáticas ambientales, tal es el caso de la explosión demográfica, el agujero de
la capa de ozono, la contaminación entre otros, sin duda alguna, esto permitió voltear la
mirada a los recursos que en anteriores épocas se consideraban ilimitados, para empezar a
comprender la finitud de los mismos. A finales de esta década y el inicio de los años
noventa, la Organización de las Naciones Unidas establece la “Agenda 21” como respuesta
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a la necesidad de “promover el desarrollo sostenible a partir de acciones para ser cumplidas


a nivel mundial, nacional y local”. El programa 21 aprobado en 1992 el cual deberán darle
aplicación los “gobiernos, organismos de desarrollo todas las áreas en las cuales la
actividad económica humana tenga efectos sobre el medio ambiente”.

En 1992 se celebra la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente de Río
de Janeiro la cual establece como base la generación de nuevos niveles de cooperación
entre los estados que permitan llegar a acuerdos que respeten los intereses colectivos,
protegiendo las condiciones del medio natural. Así mismo, establece la prioridad a las
necesidades de los países en desarrollo, haciendo énfasis en que los estados tienen
responsabilidades comunes pero diferenciadas, así como también el reducir y eliminar las
modalidades de extracción excesiva de recursos naturales, la producción y consumo
insostenible.

A la postre, en los años 90 entro en vigor en Convenio de Diversidad Biológica el cual


establece el valor intrínseco y utilitarista de la naturaleza, para lo cual se hace
preponderante tener en cuenta el papel que desempeñan los ecosistemas y la biodiversidad
en el desarrollo de los países, siendo necesario realizar un uso racional de los mismos,
entendiendo que su valor no radica en los beneficios o servicios que cada recurso brinda, ya
esta es una visión totalmente antropocentrista que está ligada a ver la naturaleza con un
enfoque utilitarista, sino a considerar el valor intrínseco de la naturaleza que establece el
derecho de existencia de cada uno de los componentes ecosistémicos, independientemente
de los beneficios que estos brinden.
Luego en 1993 se dio inicio al proyecto de Ciudades Sostenibles cuyos objetivos fue
contribuir a una mayor reflexión sobre la sostenibilidad de las zonas urbanas europeas,
fomentar un amplio intercambio de experiencias, difundir las mejores prácticas de
sostenibilidad a nivel local y a largo plazo para finales de los 80 surge el informe
Brundtland el cual considera la posibilidad de desarrollar un crecimiento económico,
teniendo como base políticas de sostenibilidad y es en este informe donde se establece el
nuevo concepto de desarrollo el “el desarrollo sostenible”
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¿Qué es el Desarrollo Sostenible?

Cuando se habla de desarrollo sostenible inevitablemente se está abordando un tema de


gran amplitud ya que de la forma como es considerado se establece que está dirigido a
responder a una gran diversidad de componentes que interactúan entre sí que según la teoría
de los sistemas complejos analizado por, dichos sistemas consideran muchos componentes
y a su vez muchas relaciones, de allí, que su estudio y su éxito no sea una tarea fácil. Por
otra parte, si se observa al concepto con una visión menos simplista en la medida que solo
considera la interacción de componentes y la multiplicidad de estos, el desarrollo
sostenible, tiene una connotación política, social, económica y ecológica que establece la
interacción de estos de manera tal que dicha interacción se dé de manera equilibrada.

No obstante, en términos prácticos dicho funcionamiento se ha desarrollado con ciertas


debilidades que no han permitido su aplicación en toda su extensión, según, establece
Arribas; el desarrollo sostenible se enmarca en una visión “prometeica” que ha desdibujado
los alcances normativos en los que se enmarca el concepto y que ha sido uno de los factores
que ha ocasionado la poca credibilidad del mismo en la comunidad científica.

En otras ocasiones, se convierte en un término de moda utilizado como eslogan político o


de empresas que lo usan inconscientemente perdiendo así, su significado. Según la Agenda
21, establece que el desarrollo sostenible se define como “El proceso capaz de satisfacer las
necesidades de las generaciones presentes sin comprometer la capacidad de las
generaciones futuras de satisfacer las suyas.”

Este concepto ha llevado a realizar un análisis de las implicaciones que este posee en
términos de su aplicabilidad y de ser capaz de responder a las condiciones actuales tanto
económicas, ecológicas y sociales, así mismo, no establece ¿cómo se alcanzará ese
desarrollo? y esto es muy importante porque existen particularidades en cada región del
mundo que dificultan o posibilitan con mayor facilidad el alcance de dicho concepto, así
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mismo, permite denotar un fuerte enfoque antropocentrista ya que se basa en asegurar la


continuidad de los recursos en pro de mantener y asegurar las condiciones de vida de la
humanidad.

El desarrollo sostenible se define como “aquel que mejora la calidad de vida humana sin
rebasar la capacidad de carga de los ecosistemas que los sustentan” lo que denota la falta de
autonomía dado a que el hombre se ve obligado a explotar los ecosistemas en la búsqueda
de la supervivencia. Teniendo en cuenta esto surgen varias preguntas según lo establece,
¿Qué cantidad debe ser sostenida?; ¿A qué nivel de calidad?, ¿Durante cuánto tiempo?,
¿Con que beneficios?, mostrando la ambigüedad del concepto y por supuesto la difícil
aplicabilidad de este. establece los enfoques generados alrededor del desarrollo sostenible:

El enfoque conceptual

Deberá considerar todo aquello que tiene que ver con la formulación (los términos
teóricos), ya que el lenguaje utilizado expresa múltiples significados que dependerán del
contexto, intenta agrupar dos términos que pueden resultar contradictorios “desarrollo”,
“sostenible” en donde uno de los componentes del desarrollo es el crecimiento económico,
la pregunta es ¿cuál es el límite de ese crecimiento?, ¿Hasta qué punto se puede crecer sin
dejar de ser sostenible?. La contradicción radica en que en un sistema capitalista como el
que se tienen actualmente el sacrificar el crecimiento económico no es una opción y eso
limita el alcanzar los objetivos del desarrollo sostenible.

Por otra parte, se hace necesario considerar cual es el papel que ha desempeñado la
educación en el desarrollo del sistema económico que actualmente impera, de allí, que
existan profundas debilidades en cómo se ha orientado dicho componente que ha
dificultado el alcance de los objetivos de sostenibilidad, en gran medida, es preponderante
que los procesos educativos se conviertan en un eje trasversal a los diferentes componentes
de la sostenibilidad, a lo cual, establece que existe una relación biunívoca entre educación y
desarrollo ya que son los procesos educativos los que establecen los patrones sociales e
individuales que se llevan a cabo en una sociedad. Esto permite denotar, los profundos
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vacíos existentes en el mejoramiento de las condiciones tanto de calidad, como de cobertura


en educación principalmente en América Latina, lo cual se ha visto reflejado en la falta de
coherencia del actuar intergeneracional en relación con las verdaderas necesidades del
hombre y de su entorno.

Desarrollo sostenible o desarrollo sustentable?

Por otra parte, considerando los conceptos en torno a la temática que plantea este artículo,
no se puede dejar de lado la controversia que ha surgido en la terminología de “desarrollo
sostenible” o “desarrollo sustentable”, algunos autores como considera que esta discusión
ha sido enriquecida con los aportes de las diferentes disciplinas siendo un tema aún no
concluido, así mismo, establece que la principal diferencia radica en que ciertos sectores
consideran que el “desarrollo debería poder sustentarse así mismo” situación de difícil
logro cuando el sistema económico que actualmente se desarrolla no es compatible en
muchos aspectos con los principios de la sostenibilidad. No obstante, se hace importante
mencionar que La distinción entre los términos “desarrollo sustentable” y “desarrollo
sostenible” de los recursos naturales, como cualquier otra definición, es arbitraria según
quien la utiliza. Así lo afirma cuando establece que los dos conceptos son sinónimos en
cuanto al campo de desarrollo del medio ambiente sólo diferenciándose geográficamente,
es decir, desde el punto de vista europeo - sostenible- o desde el punto de vista americana -
sustentable- relacionada con una traducción equivocada del término, convirtiéndose en un
tecnicismo desde el punto de vista lingüístico.

Los países desarrollados como los de América del Norte, propenden por un desarrollo
“sustentable”, enfocándose en el ascenso de la economía como la principal estrategia para
el mejoramiento de la calidad de vida de su población, asegurándole el sustento de
alimento, vivienda y vestido. Por su parte, la visión europea percibe a la relación ser
humano-medio ambiente como la evolución y mejoramiento de las condiciones de vida y
las relaciones entre los individuos, grupos e instituciones que constituyen el tejido social de
una nación o región. Como tal, incluye aspectos como la salud, la educación, la vivienda, la
seguridad social, el empleo, y la disminución de los niveles de pobreza y desigualdad.
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De esta manera, lo sostenible se halla en el ámbito externo o exógeno al medio ambiente,


desde el cual el desarrollo de los recursos naturales tiene que ver con las oportunidades y
las amenazas de los ecosistemas para mantenerse en el tiempo. Busca satisfacer las
necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las
generaciones del futuro para atender sus propias necesidades, según el informe de 1987.
“Sostén” hace referencia a soporte, apoyo o amparo; es decir, a una necesidad de sostener o
apoyar algo o alguien, donde se puedan asegurar la disponibilidad de los recursos naturales
con un crecimiento económico estable y una equidad social, por su parte, considera el
“crecimiento sostenido” como una visión prometeica que niega problemáticas ambientales
como el calentamiento global afirmando que el bienestar de las generaciones futuras
dependerá del crecimiento económico que se logre. En el contexto latinoamericano esta
visión tiene otras implicaciones amarradas a su situación socioeconómica y cultural. Así el
desarrollo sostenible es el proceso mediante el cual se satisfacen las necesidades sociales,
de diversidad cultural y de un medio ambiente sano de la actual generación, sin poner en
riesgo la satisfacción de estas a las generaciones futuras.

No obstante, a pesar que para muchos autores estos dos términos presentan una
diferenciación significativa, considera que la ambigüedad del concepto es la que ha dado
pie a la generación de diferentes interpretaciones y “retoques terminológicos” de allí, que el
termino sustentabilidad es el resultado de su traducción del inglés “sustainability” que
significa “sostenibilidad, durabilidad o sustentabilidad” es por esto que se podría considerar
que no existen diferencias relevantes en cuanto a su denominación y que sus metas resultan
ser las mismas.

En el enfoque contextual, se hace referencia a las distintas formulaciones de desarrollo


sostenible, abarcando un amplio espectro de visiones según el contexto, ya sea el
institucional en el que tiene peso cuestiones políticas y fundamentalmente económicas,
académicos donde se procura establecer una base para evaluar la sostenibilidad; no
obstante, también se podría considerar el debate de los límites, en donde se establece desde
un fuerte optimismo en la tecnología como solución a toda la problemática existente, hasta
los que consideran permanecer el estado estacionario estableciendo que algunos limites ya
han sido superados.
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Por otra parte, esto permite establecer que de acuerdo con el contexto surge el debate de los
tipos de sostenibilidad que considera los capitales natural, social y ecológico, que ha
generado cierta polarización en torno al grado de substitución que puede desarrollarse entre
lo natural y lo artificial. Dando origen a lo que hoy se conoce como sostenibilidad muy
fuerte, fuerte y débil.

denomina a la sostenibilidad débil como sostenibilidad del sistema humano en el cual se


considera que los recursos y los servicios pueden ser reemplazados integralmente, en donde
de acuerdo a la visión economicista clásica la naturaleza debe relegarse a lo establecido por
la economía, siendo la proveedora de los recursos y la receptora de los residuos “la
sustituibilidad de los diferentes tipos de capital implica que lo fundamental es conservar un
nivel agregado de capital más capital manufacturado, y no preservar el capital natural en
particular”. De tal manera, que los recursos se protegen en la medida en que logren
responder a la sostenibilidad del componente humano. Sin embargo, respecto a esto se hace
difícil establecer que recursos son los indispensables de ser conservados para alcanzar ese
objetivo, incrementando así el grado de incertidumbre y a lo cual únicamente queda aplicar
el principio de precaución.

Con lo que respecta a la sostenibilidad muy fuerte el mismo autor la define como
sostenibilidad del sistema ecológico, considera el desplazamiento del componente humano,
representando una posición conservacionista que no se subordina a los capitales social y
económico, este enfoque propende por considerar principalmente en valor intrínseco de la
naturaleza, en donde el enfoque ético se centra en la preservación del ambiente, por lo tanto
se considera un enfoque biocentrista defendiendo preceptos que son totalmente opuestos al
sistema económico capitalista.

Finalmente, con lo que respecta a la sostenibilidad fuerte se establece en el marco de los


socio- ecosistemas, los cuales “residen en la suposición de que los sistemas sociales y
ecológicos están estrechamente conectados y por tanto, el delineamiento de sus fronteras y
la delimitación exclusiva de un ecosistema o de un sistema social, resulta artificial y
arbitrario”.
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La base de la sostenibilidad fuerte es considerar a los recursos naturales como eje el


principal de insumos para la producción económica que no pueden ser sustituidos por
ningún capital físico o tecnológico, ya que existen componentes ambientales con
características únicas y que el impacto sobre ellos, en muchos casos puede resultar
irreversible.

Enfoque disciplinar

Se debe tener en cuenta la importancia de incluir nuevos enfoques que demuestren la


complejidad de la aplicabilidad del desarrollo sostenible, dicha complejidad se da en
relación al grado de incertidumbre y riesgo al que se somete cualquier proceso de
implementación de acciones encaminadas a alcanzarlo. Es por esto, que se hace
indispensable la participación de los diferentes actores que se ven afectados por la
ejecución de ciertas políticas que repercutirán en la solución de problemáticas sociales,
económicas y ecológicas, a esto se le conoce como ciencias posts-normales, para lo cual es
necesaria la participación de diferentes disciplinas que enriquezcan el desarrollo de
propuestas y la generación de alternativas que respondan a esa visión sistémica de la
sostenibilidad.

Enfoque geopolítico.

Se considera los análisis ideológicos que dividen al mundo entre países “desarrollados” y
países “subdesarrollados” o como son denominados hoy en día en desarrollo que han
repercutido profundamente en la concepción que se tiene sobre desarrollo sostenible, en
este sentido establece dicha categorización se basa en el crecimiento económico, generado
en gran medida por los procesos de globalización, que no han traído beneficios igualitarios
a todos los países manifestándose esto en consecuencias no solo económicas sino sociales y
ecológicas.

Cambio y/o variabilidad climática y desarrollo sostenible


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El tema plantea aspectos bastante importantes para ser analizados, inicialmente se resalta
las estrategias que se pueden establecer para garantizar no solo la seguridad alimentaria
sino además responder a los retos que trae la sostenibilidad, en los que se incluye reducir
los impactos a los ecosistemas, propender por mejores condiciones sociales y económicas.
De tal manera, que las variaciones climáticas se convierten en un factor determinante a ser
tenido en cuenta para la identificación y manejo de los problemas relacionados con la
sostenibilidad. Establece que para dar respuesta a las consecuencias generadas por la
variabilidad climática existen acciones de mitigación y adaptación.

Al respecto define la mitigación como: “una intervención antropogénica para reducir la


emisión de gases de efecto invernadero, o bien aumentar sus sumideros”; donde las
acciones de mitigación ejercen su influencia globalmente, en contraposición existen las
medidas de adaptación la cual se define de acuerdo con la IPCC como “la habilidad de un
sistema de ajustarse a variaciones en el clima, para moderar daños posibles, aprovecharse
de oportunidades o enfrentarse a las consecuencias”. De esta manera la adaptación
desarrolla mecanismos de respuesta a impactos locales y específicos.

Con lo que respecta a la adaptación, es de vital importancia la resiliencia de los sistemas


que componen la sostenibilidad, buscando una adaptación preventiva y reactiva que
permitan reducir las consecuencias adversas de la variabilidad climática en los diferentes
sistemas, de allí, que la adaptación se convierte en una estrategia de mayor ejecución, ya
que puede desarrollarse no solo por los países con economías más fuertes sino por aquellos
que han tenido que enfrentar las problemáticas sociales y económicas más
desestabilizadoras, tal es el caso de los países en desarrollo, por eso se dice que no todos los
países tienen la misma capacidad de adaptación.

Tras participar en la definición y popularización del concepto de desarrollo sostenible, en


los últimos años los colectivos científicos han debido encontrarle una formulación
académica y teórica con valor científico en sus respectivas disciplinas. La producción
científica en este ámbito muestra que, allí donde se pensaba que podía emerger una nueva
disciplina – las ciencias ambientales – que articulase esfuerzos de comprensión en torno al
objetivo del desarrollo sostenible, sólo hay espacio para algunas disciplinas ya existentes
(como la Economía Ecológica). Las últimas tendencias académicas y de investigación,
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muestran cómo el lugar donde adquiere un sentido completo la expresión “desarrollo


sostenible” no es en el de una disciplina científica, sino el de un ámbito concreto de gestión.
El presente trabajo finaliza con una propuesta de clasificación de las investigaciones y
prácticas de gestión que se han venido a llamar ambientales, en función de su contribución
(inmediata o indirecta) al objetivo final del desarrollo sostenible. Este marco interpretativo
aclara cómo es posible que prácticas ambientalmente positivas, no contribuyan al desarrollo
sostenible.

Aunque inicialmente el pensamiento ambiental se limitase a justificaciones de posturas


estéticas o emocionales, pronto comenzó a ser objeto de trabajos de análisis y recopilación
propios. En la actualidad existen tratados de Filosofía Ambiental (por ejemplo, Belshaw,
2001) y se ha creado la Asociación Internacional para la Filosofía Ambiental con su propia
publicación: Environmental Philosophy. Autores como Fritjof Capra, se identifican como
filósofos ambientales, a partir de ensayos con propuestas de síntesis originales. Otros
estudian las referencias e implicaciones ambientales de la obra de filósofos históricos12. La
Ética Ambiental también ha madurado como disciplina dentro de la filosofía ambiental.

En el ámbito académico, la búsqueda de una mejor comprensión de la dinámica del entorno


natural y del comportamiento de las sociedades frente a este, y del desarrollo de iniciativas
y tecnologías para corregir los desajustes, han llevado a la consolidación de disciplinas
como la Ingeniería Ambiental, la Ecología, la Climatología, la Teledetección o la Educación
Ambiental. Como marco más concreto, para aportar soluciones integradoras e
interdisciplinarias a la problemática ambiental, han aparecido las Ciencias Ambientales,
objeto de este trabajo; una candidata a disciplina “que viene a ofrecernos una nueva forma
de representación más satisfactoria y más adecuada para nuestras necesidades: una apuesta
abierta con el fin de comprender y construir una nueva sociedad sostenible” (Pascual, 2000)
en la conjunción como objeto de estudio de investigaciones de diferente naturaleza.

Al mismo tiempo que la problemática ambiental era objeto de más estudios, sin que sea
posible distinguir si se trataba de una consecuencia o de su causa, ha aparecido y se ha
popularizado el concepto de sostenibilidad (o cualquiera de sus demás presentaciones -
“desarrollo sostenible”, “sustentabilidad”, -). Estos términos y expresiones se han
convertido en el eje de políticas y estrategias, y en la meta a definir, estudiar y alcanzar por
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las ciencias y la tecnología. Ya sea de forma meramente estética o como resultado de un


esfuerzo político y científico considerable, hoy por hoy, la solución general que se ofrece
frente a la problemática ambiental es la “consecución de un modelo de comportamiento
sostenible de las poblaciones humanas”.

Desarrollo sostenible

En 1987 la Comisión Bruntland -comisión independiente creada a solicitud del secretario


general de la ONU en 1983-, presentó un informe titulado "Nuestro futuro común", el que
tenía como temática central la idea del desarrollo sostenible y la necesidad de integrar
medio ambiente y desarrollo.

Hasta entonces estos estudios sobre el problema del crecimiento económico corroboraron
que la naturaleza es limitada en su elasticidad y en su extensión, y que tiene una capacidad
de carga que no se puede rebasar. Esta misma mirada epistemológica es necesario realizarla
al analizar los problemas de la interrelación del medio ambiente con los procesos de
desarrollo. El concepto de desarrollo construido en el mundo occidental estaba basado en el
paradigma mecanicista y racionalista, desde una visión de dominio sobre la naturaleza, y
dejaba a un lado el cuidado del medio ambiente, pues proponía su uso como objeto de
explotación sin límites. La construcción de un nuevo paradigma exigía un cambio radical
en el pensamiento y las actitudes de los seres humanos.

En este sentido, el paradigma ambiental exige ver al desarrollo como algo intrínseco a la
propia esencia del medio ambiente. Esa visión conduce a actuar sobre cualquier esfera
económica y social, desde un enfoque en el que la naturaleza y el medio ambiente se
consideran como factores estratégicos del desarrollo (Anon, 2005).

De hecho, la propuesta del `desarrollo sostenible', como su mismo nombre sugiere, es un


intento de afrontar, de manera integrada, un doble desafío de nuestra humanidad: por un
lado, la situación de pobreza en que vive una gran mayoría de la población de nuestro
planeta; por otro, los retos planteados por los problemas medioambientales.
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El concepto de desarrollo sostenible concibe el desarrollo como un proceso armónico,


donde la explotación de los recursos, la dirección de las inversiones, la orientación del
cambio tecnológico y las transformaciones institucionales deben corresponderse con las
necesidades de las generaciones presentes y futuras. Así, se presenta el desarrollo como un
proceso que requiere un progreso global, tanto en materia económica y social como en los
órdenes ambiental y humano (Pichs, 2002).

Según Dourojeanni (2000), el desarrollo sostenible tiene tres objetivos fundamentales: el


crecimiento económico, la equidad (social, económica y ambiental) y la sostenibilidad
ambiental.

Este concepto emerge como un nuevo paradigma que parte de una visión holística del
mundo y que propone un modelo de desarrollo desde otra mirada. La novedad, la
complejidad y la importancia del tema promovieron muchas dudas y preocupaciones; por
ello, desde su génesis hasta la actualidad mucho se ha hablado y estudiado sobre el tema
(Cruz, 2003).

De Camino y Muller (1993) elaboraron un resumen a partir de los conceptos de


sostenibilidad defendidos por varios autores, en el que se contempla las dimensiones
ecológica, económica y social. Consideran que un ecosistema es sostenible ecológicamente
cuando, bajo uso, mantiene a través del tiempo las características fundamentales en cuanto
a componentes e interacciones en forma indefinida; sostenible económicamente, cuando
este produzca una rentabilidad razonable y estable a través del tiempo a quien lo maneje; y
desde el punto de vista social, explican que un sistema será sostenible cuando el manejo y
la organización de este sean compatibles con los valores culturales y éticos del grupo
involucrado.

Según Souza (2001), la sostenibilidad implica ir más allá de la racionalidad instrumental y


económica para subordinarlas a la racionalidad comunicativa. Bajo la racionalidad
instrumental, los problemas complejos se reducen a una dimensión técnica, de manera que
las soluciones técnicas eficientes los puedan resolver; por su parte, la racionalidad
económica reduce los problemas complejos a requerimientos de abastecimiento-demanda,
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de manera que las soluciones relacionadas con el mercado competitivo los puedan resolver.
Se asume que en el mundo, como una red de relaciones entre todas las formas de vida, la
racionalidad comunicativa convierte los problemas complejos en problemas antropogénicos
que emergen de la interacción humana.

De ello se infiere que si la sostenibilidad es una propiedad emergente de la interacción


humana, las soluciones sostenibles surgirán únicamente a través del aprendizaje social, en
un proceso interactivo por medio del cual los actores claves de dicho proceso de desarrollo
se comprometen a llevar adelante acciones concertadas.

Casares y Arca (2002) plantearon que la sostenibilidad se configura como el marco


necesario para el desarrollo humano y constituye un paso adelante en el enfoque del medio
ambiente y su problemática, incorporando a la visión tradicional del medio natural las
variables del medio humano y haciendo hincapié en su organización institucional,
económica y social. Por su parte, Dürr (1999) señaló que la sostenibilidad o sustentabilidad
requiere algo más que garantizar el statu quo, la materia esencial de nuestro ecosistema
incluido el hombre. Esta tiene que garantizar el potencial reproductor y la capacidad de
supervivencia a largo plazo; además de ello, tiene que abarcar la preservación de la
vitalidad, la capacidad no solo de reproducción, sino de producir, de crear nuevas formas
para desarrollarla. El potencial creador y productivo de la naturaleza en sus rasgos
característicos sobre la tierra, está estrechamente ligado a un sutil y dinámico equilibrio de
fuerzas y sus antagonismos.

Souza, Cheaz y Calderón. (2000) también afirman que no habrá desarrollo sostenible sin
instituciones sostenibles, lo cual sustentan a partir de que el desarrollo sostenible no será
posible sin la existencia de una matriz institucional, con las condiciones necesarias y
suficientes para implementar -de forma consistente- los planes, programas y proyectos de
desarrollo sostenibles propuestos en el contexto del modelo de desarrollo. Muchas y
variadas son las perspectivas de análisis en torno a este suceso denominado desarrollo
sostenible, que a lo largo de los años ha ganado muchos detractores que buscan
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incansablemente destruirlo; otros, los aliados, luchan por un desarrollo integral y de mayor
justicia social en un mundo mejor, optando por investigar y profundizar desde una
perspectiva holística, el entramado de dimensiones e interrelaciones que encierran el
desarrollo sostenible (Cruz, 2003).

Diferentes dimensiones del desarrollo sostenible. Su visión integradora


Las características de la nueva época no están totalmente claras y sus implicaciones no
están aún consolidadas. Sin embargo algunos de sus elementos están moldeando la realidad
actual. Ocampo (2001) y Souza (2002), por ejemplo, plantean que existen diferentes
dimensiones que, desde esta perspectiva de la sostenibilidad, no pueden ser obviadas en el
análisis de un modelo de desarrollo:

1. Satisfacer las necesidades humanas básicas. Esto se enfoca directamente hacia lo


alimentario, para evitar el hambre y la desnutrición. De esta forma, se garantizará la
«durabilidad de la especie humana», que de no ser así se estará poniendo como un resultado
no deseado al desarrollo.

2. Lograr un crecimiento económico constante. Ello se considera una condición necesaria,


pero no suficiente. En esto se persigue que la economía brinde una cantidad de bienes y
servicios para atender a una creciente población. Lo deseable siempre es que el crecimiento
económico sea igual o superior al demográfico, con lo cual se puede mejorar su capacidad
productiva, así como el potencial de recursos humanos y tecnológicos.

3. Mejorar la calidad del crecimiento económico. En especial, las posibilidades de tener un


acceso equitativo a los recursos naturales y al beneficio del crecimiento, en términos de
mejor distribución de la renta, beneficios sociales y protección del ambiente o su
incremento.
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4. Atender a los aspectos demográficos. En especial, reducir las altas tasas de crecimiento
poblacional hacia uno mesurado que permita aumentar la disponibilidad de recursos y su
aprovechamiento por todos, y evitar la concentración poblacional.

5. Seleccionar opciones tecnológicas adecuadas. Esto se debe a los problemas que crea la
transferencia tecnológica, básica para el desarrollo sustentable de los países en desarrollo,
pero que tiene un fuerte impacto en el ambiente. Ello debe estimular la investigación y la
capacidad técnica para lograr tecnologías sustitutivas, mejorar los procesos tradicionales y
culturales, y adaptar las importadas.

6. Aprovechar, conservar y restaurar los recursos naturales. Se debe evitar la degradación


de los recursos, proteger la capacidad límite de la naturaleza, favorecer la restauración y
evitar los efectos adversos sobre la calidad del aire, el agua y la tierra, con el fin de
perpetuar la oferta ambiental de los ecosistemas.
A todo lo anterior se adiciona la dimensión humana del desarrollo como una perspectiva
completamente nueva, una manera revolucionaria de redefinir nuestro acercamiento
convencional al desarrollo. Más que residuos del desarrollo, los seres humanos finalmente
podrán convertirse en su principal objeto y sujeto, no una olvidada abstracción económica
sino una viviente realidad operativa, no víctimas indefensas o esclavas de los mismos
procesos de desarrollo, sino en sus amos.

Formas de abordar el desarrollo sostenible en la sociedad actual

Lo anteriormente expuesto exige el uso de nuevas fórmulas y enfoques para el análisis de


los problemas que limitan el desarrollo, así como para la planificación de estrategias,
considerando, además, los límites de los recursos naturales. De ahí que la elaboración de
cualquier estrategia de desarrollo, incluso de orden nacional, requiere conocer a nivel
comunitario las características del contexto, sus necesidades, preferencias, potencialidades,
los recursos materiales disponibles y la situación de sus recursos naturales. Evidentemente
ello implicaría el uso del espacio físico, la gestión económica y la valorización de la
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iniciativa comunitaria como elementos sustantivos del desarrollo a nivel local (Suset,
2004).

Se abre así una nueva perspectiva en el contexto de las características de la sociedad: el


desarrollo sostenible a nivel local, el cual tiene como objetivo la potenciación del uso
participativo y multisectorial de la tecnología, las comunicaciones y la información, que le
permitan ampliar sus posibilidades de adquirir nuevos conocimientos y proyectarse mejor,
en función de mejorar la calidad de vida de sus habitantes, como un esfuerzo integrado y
articulado al país, a la región y al mundo (Anon, 1999).

Al considerar la complejidad de la situación, uno de los desafíos más dramáticos que debe
enfrentar la humanidad es la concentración de más del 50% de la población en zonas
urbanas, con la consiguiente despoblación de las zonas rurales, que atenta contra la
producción de alimentos, la seguridad alimentaria y la soberanía nacional. Es por ello que,
durante los últimos años del siglo XX, comenzó a gestarse una tendencia hacia el análisis
de lo local, perspectiva que surge como consecuencia de la inviabilidad de las diferentes
estrategias de desarrollo efectuadas y como alternativa para lograr una mayor efectividad y
la sostenibilidad en las transformaciones que se implementan (Suset, 2004).

Esto, unido a la emergencia y el fortalecimiento de los esfuerzos hacia el desarrollo,


refuerza el significado e importancia del sector agropecuario, la familia rural, su impacto
sobre la seguridad alimentaria y su contribución a la conservación de la agrobiodiversidad y
al manejo sostenible de los recursos naturales. Ello presupone profundas transformaciones
en el modo de relacionarnos con la naturaleza y entre nosotros, de manera que se garantice
un desarrollo justo y equitativo de la sociedad, dentro de límites ecológicos (Cruz, 2003).

El desarrollo agropecuario sostenible está fuertemente vinculado a la interpretación que se


haga del ecosistema sobre el cual crece y a la aplicación consecuente de los conceptos
adecuados en su manejo, ya que de las condiciones del ecosistema depende su capacidad de
carga (población por impacto per cápita) y producción. Un agroecosistema está constituido
por componentes que tienen que ver con las tecnologías que se emplean en su manejo, los
20

recursos naturales y su situación, y los aspectos socioeconómicos que se relacionan con la


cultura, las costumbres y las tradiciones de los humanos que toman decisiones sobre el
manejo de estos, y además, sobre los productos agrícolas que serán obtenidos, lo cual tiene
que ver con la seguridad alimentaria de la población local.

Objetivos de Desarrollo Sostenible

Desde los ODS se plantean ciertas metas para el 2030, que pasan por poner fin a la pobreza
y mejorar los accesos a la educación, al empleo y la información, mejorar la salud y la
vivienda y la reducción de las desigualdades al avanzar hacia el consumo y la producción
de una alimentación sostenible. De la misma forma, considera necesario asegurar la
seguridad hídrica, una energía limpia universal, ecosistemas saludables y productivos y
gobernanza para sociedad sostenibles (Griggs, 2013).

En definitiva, el «desarrollo sostenible» consiste en una práctica que incluye el impulso de


movimientos sociales, la organización de las instituciones, la elaboración de la ciencia y la
tecnología y la negociación de compromisos entre quienes se preocupan por el medio
ambiente, la economía y los aspectos sociales (Robert, Parris, & Leiserowitz, 2005).

En este sentido, resulta imperativo que la «Ed comunicación ambiental» transite hacia el
desarrollo sostenible para alcanzar los ODS. Para ello, la educación ambiental y la
comunicación ambiental deben estar alineadas con el fin de señalar la relevancia de la
calidad de las campañas de sensibilización o la educación ambiental en la comunicación
desarrolladas tanto por asociaciones como por instituciones. Se ha de evitar caer en tópicos
e improvisaciones y fundamentar los mensajes y el diseño metodológico en la información
científica (Picó, 2017a).

En la presente revisión se ha llevado a cabo una selección de trabajos publicados en las


bases de datos Web of Science® y Scopus® de los últimos años, partiendo de los criterios
de búsqueda sobre «Objetivos de Desarrollo Sostenible» [Sustainable Development Goals]
21

y teniendo en cuenta que se tratan de las principales y más prestigiosas bases de datos
científicas a escala internacional, lo que asegura la calidad de los trabajos indexados. Para
llevar a cabo el análisis de contenido propuesto en este estudio, y teniendo en cuenta las
fases lógicas en este tipo de aproximaciones, se establece un procedimiento que se ajuste a
los objetivos planteados. En la primera fase de búsqueda y revisión de literatura se
seleccionó el término «Sustainable Development Goals» y «Objetivos de Desarrollo
Sostenible» (con algoritmos booleanos entre comillas y con asteriscos) en el periodo
comprendido 2011-2018, con la finalidad de acotar aquellos trabajos emergentes que
hiciesen referencia específicamente a los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Posteriormente, se refinaron los datos obtenidos en función del tipo de documento,
seleccionando únicamente los artículos y excluyendo capítulos de libros, las revisiones o
reseñas, las actas de congresos y los artículos en prensa, con el fin de reducir el número de
documentos.

Educomunicación ambiental

Son necesarias herramientas que permitan una «alfabetización ambiental», así como una
educomunicación capaz de desarrollar la capacidad crítica y el empoderamiento de la eco
ciudadanía, entendida ésta como aquella que sirve para “reforzar la libertad, la autonomía
crítica y la participación de los ciudadanos en cuestiones políticas, sociales, económicas,
ecológicas e interculturales a partir del buen uso de los medios y la tecnología
comunicativa” (Gozálvez y Contreras-Pulido, 2014: 130). Hace falta una colaboración en la
búsqueda de respuestas para la mitigación y la adaptación ante el cambio climático, por lo
que resulta necesario la implicación en la participación de diferentes actores en la
transformación (Sarmiento, 2013).

La educomunicación ambiental debe ser entendida como una capacitación para la acción y
caracterizada por su intencionalidad, por la implicación de la sociedad, explicando los
motivos y las razones así como los mecanismos y las causas desde la ciencia. Para ello es
necesaria la búsqueda de soluciones, la participación democrática y la visión de un futuro
utópico en los que la salud humana, los conflictos sociales o la equidad deben ser muy
22

destacados y para ello se ha poner énfasis en la acción (Rodrigo-Cano & Machuca-De-La-


Rosa, 2018).

Más allá de la educomunicación como reflexión dialógica y emancipatoria que propone


Paulo Freire para la construcción colaborativa del conocimiento, encaminada al
empoderamiento y al ejercicio de la ciudadanía, y por extensión de la eco ciudadanía, es
necesario un proceso que favorezca el desarrollo de competencias en la percepción e
interpretación de los mensajes que hoy posibilitan las tecnologías digitales emergentes
(smartphones, tabletas y phablets) (Nagamini & Aguaded, 2018), y en el que la
educomunicación se caracteriza por factor relacional dentro del ecosistema digital a través
de la comunicación digital, las interacciones, las habilidades psicosociales de la ciudadanía
en los entornos sociales, de ocio y lúdicos y de conciencia crítica (Marta-Lazo & Gabelas,
2016) que, en muchas ocasiones, se desarrollan a través de herramientas y medios digitales
(Villalonga & Marta-Lazo, 2015).

Los impactos que los expertos ya identifican pasan por la disminución de los glaciares
alterando el ciclo hidrológico, aumento de temperaturas alterando ecosistemas terrestres y
acuáticos (extinción), aumento de las sequías y mayor riesgo de incendio, aumento del
nivel del mar, estrés por calor, precipitaciones extremas, inundaciones, sequía, aumento de
la aridez y escasez de agua, evolución negativa de los rendimientos de determinados
cultivos, entre otros muchos efectos que coligen un llamado de atención.

Pero los mayores efectos del calentamiento global se van a producir sobre la especie
humana. Sus consecuencias van a modificar los patrones de las enfermedades transmitidas
por mosquitos y garrapatas o aumentar las enfermedades transmitidas por el agua, debido a
condiciones más cálidas y cambios en las precipitaciones y la escorrentía. Además, a partir
de impactos sobre los sistemas sociales, también incidirá en aspectos como la seguridad
alimentaria, la capacidad laboral, la salud mental, el desplazamiento de la población y otros
efectos sobre los sistemas de atención de la salud (Ministerio de Agricultura, Alimentación
y Medio Ambiente [España], 2014). En resumen, si la humanidad continua el actual ritmo
de emisiones de efecto invernadero, las consecuencias del cambio climático pueden ser
23

catastróficas para la humanidad y, especialmente, para las sociedades y los grupos humanos
más vulnerables (Vervoort & Gupta, 2018).

Para hacer frente al cambio climático, tanto las organizaciones gubernamentales como las
organizaciones sociales y ciudadanas plantean estrategias adaptativas de reducción de
riesgos ante el cambio climático a través de un mejor acceso a la educación y la
información, la nutrición, los servicios sanitarios, la energía, la vivienda segura y las
estructuras de asentamiento y de apoyo social, así como un mejor acceso a los recursos
locales y control de éstos. Asimismo resulta fundamental el acceso a la tecnología y foros
de toma de decisiones, lo que conllevaría a una mayor capacidad de consensos y acuerdos
sociales. De la misma forma es necesario atender a opciones tecnológicas, ecosistémicas,
económicas y de servicios, a través de leyes y regulaciones con políticas y programas
nacionales y gubernamentales, por supuesto desde una menor desigualdad de género a otras
formas de marginación (Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente
[España], 2014).

En este proceso de transformación encontramos a los medios de comunicación que, como


indica Meira (2017, p. 98), aún son: [la] fuente principal de información sobre el cambio
climático que tienen los ciudadanos, por lo que recae en ellos una considerable
responsabilidad social, aunque hay que anotar también en su descargo sus dificultades
estructurales, en un proceso irreversible de cambio hacia los formatos digitales y por la
información que los usuarios generan y distribuyen en las redes sociales, además de las
limitaciones fruto de los vaivenes políticos y mediáticos de cada momento. Sin embargo,
los expertos advierten que los medios de comunicación ponen el foco en la importancia de
las consecuencias del cambio climático en:

[…] el hábitat, la fauna, la flora y los seres vivos, donde las noticias se circunscriben en el
cambio de los ciclos naturales de los animales y la vegetación, la subida de las temperaturas
y sus consecuencias para los ciclos naturales y la salud, las olas de acciones climatológicas
adversas y la falta de lluvias y sus efectos, pero siempre desde un punto de vista pesimista,
dado que sólo se relatan las negativas y devastadoras consecuencias que ello produce
(Zaragoza, 2018, p.42).
24

Estas fórmulas de comunicación sobre el cambio climático tienen efectos directos en la


acción, reacción y formación de la realidad social, pues la forma en que estos temas se
tratan en los medios de comunicación puede tener consecuencias de alcance en la
investigación científica sobre el clima, así como en las percepciones, la comprensión del
problema y la implicación potencial de responsables políticos y ciudadanos (Boykoff &
Smith, 2010). Dada la situación en la que se encuentran los profesionales de la
Comunicación, cuyo índice de desempleo en España registrado entre los periodistas en
2016 es un 74% superior al de 2008 (Asociación de la Prensa de Madrid, 2016), la post-
verdad se posiciona con fuerza desde las redes sociales hacia la pseudociencia y oculta los
contenidos científicos, como la negación del cambio climático, posicionando la tecnología
en el eje naturaleza-sociedad como tabla de salvación.

Cómo la ONU apoya los Objetivos de Desarrollo Sostenible en Panamá

El Sistema de las Naciones Unidas en Panamá y sus diversas agencias, fondos y programas
han venido acompañando al país desde un inicio en la alineación del Plan Estratégico
Nacional con las acciones sociales prioritarias para avanzar en la Agenda 2030 y alcanzar
los 17 ODS. La ONU en Panamá trabaja en estrecha colaboración con las diversas
instituciones de Gobierno, sector privado, sociedad civil, academia, gobiernos locales,
medios de comunicación y asociaciones de jóvenes con el objetivo de reducir la pobreza y
la desigualdad, empoderar a las niñas, adolescentes y a las mujeres adultas, incentivar la
innovación y hacerle frente a la emergencia climática. El compromiso de las Naciones
Unidas en Panamá es continuar acompañando al país en todos sus esfuerzos enfocados en la
reducción de la pobreza y cerrar las brechas de desigualdad, especialmente, en el marco de
la Década de Acción por los ODS con el objetivo que ninguna persona en el territorio
nacional sin exclusión se quede atrás.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible en Panamá

En septiembre de 2015, Panamá adoptó mediante Decreto Ejecutivo la Agenda 2030 y los
ODS como parte de su agenda de desarrollo nacional y creó una comisión de apoyo y
25

seguimiento para su implementación. En 2016, presentó su primer Reporte Voluntario ante


la Asamblea de las Naciones Unidas en el que presentó sus líneas estratégicas para avanzar
en la Agenda 2030 y alcanzar los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). La
República de Panamá ha mostrado un liderazgo decidido desde septiembre 2015
impulsando acciones que contribuyan a alcanzar la Agenda 2030 buscando la alineación de
esfuerzos con todos los sectores de la sociedad. En 2017 a través de la Concertación
Nacional para el Desarrollo y el Sistema de las Naciones Unidas, el Gobierno de Panamá
presentó su Plan Estratégico Nacional con Visión de Estado alineando las acciones sociales
prioritarias para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. En la actualidad, el
Gobierno Nacional sigue trabajando decididamente junto a diversos sectores de la sociedad
civil, sector privado, gobiernos locales, organismos internacionales y la academia para
avanzar en la Agenda 2030, alineando esfuerzos con una visión de estado compartida.
26
27
28

Referencias bibliográficas

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Conclusión

El Desarrollo Sustentable debe seguir un proceso en el que participen todos los agentes
económicos (Familia, Empresa, Gobierno y Sector Externo) es decir la sociedad en general.
La población de un país es un recurso muy valioso que al ser capacitada y sensibilizada
puede lograr a contribuir a lograr el desarrollo sostenible y sustentable. Para que exista una
relación armónica entre la sociedad y la naturaleza se debe de prever oportunamente los
cambios ocasionados por actividades humanas con el fin de disminuir conflictos (desabasto,
contaminación, distribución del ingreso, concentración de mercado y poder entre otros).

La finalidad del desarrollo sustentable es lograr un bienestar social más armónico, justo, y
equitativo y así permitir a la sociedad satisfacer sus necesidades, pero sin arriesgar los
recursos de las generaciones futuras. Existen organizaciones encargadas de llevar a cabo
acciones para conservar nuestros recursos evitando el deterioro de las bases física y
biológicas de los ecosistemas, paralelas al crecimiento económico que busquen como
objetivo mejorar la distribución de la riqueza y la calidad de vida de la población, no
podemos ni debemos dejarle todo a estas, no olvidemos que todos somos parte del
30

problema y de este mundo y con lo que se haga en el presente podremos también construir
y formar parte de la solución del futuro. Desde una perspectiva global para cada país,
considerando el desarrollo, se deben ajustar micro y macro políticas de acuerdo a los
objetivos y metas identificados en esta visión. La sustentabilidad ambiental es importante
para conservar la capacidad de los ecosistemas y producir recursos naturales que no pongan
en riesgo a las generaciones futuras.

Conclusiones y aportes

Frank Arenas 8-1009-2349

Es necesario desarrollar políticas públicas que respondan a solucionar problemáticas locales


que aseguren el mejoramiento de las condiciones económicas, sociales y ecológicas de las
regiones, ya que la verdadera sostenibilidad debe propender por alcanzar el mejoramiento
de las comunidades garantizando el mantenimiento de sus recursos naturales, permitiendo
obtener los recursos económicos que asegure su calidad de vida. Indiscutiblemente, esto se
verá reflejado en el mejoramiento de las condiciones de cada país. La educación debe
dirigirse a generar cambios en los patrones de conducta que contribuyan a cambios
estructurales en la sociedad, que permita alcanzar un desarrollo humano integral, y que
desde esta perspectiva fomente la responsabilidad en la toma de decisiones en un mundo
globalizado.

Nathaly Gonzalez 8-998-286


31

El desarrollo sostenible necesita ser más que un concepto, una permanente acción que
necesita de la participación activa no solamente de dirigentes políticos, científicos e
investigadores, sino principalmente de la participación comunitaria en la generación de
estrategias que contribuyan al alcance de los objetivos de la sostenibilidad, para esto es
fundamental que exista una verdadera apropiación del territorio a través del conocimiento
del mismo, que promuevan el desarrollo de patrones de uso y consumo más sostenibles que
propendan tanto por la explotación de bienes y servicios ambientales como por la
conservación de los mismos, garantizando una mejor calidad de vida y oportunidades para
todos.

Gissell Cruz EC-0106-11575

El uso de nuevas fórmulas y enfoques para el análisis de los problemas, así como para la
planificación de estrategias, considerando los límites de los recursos naturales y la
necesidad del conocimiento de la problemática comunitaria, constituyen las nuevas
exigencias en la elaboración y ejecución de propuestas de desarrollo e intervención en el
contexto actual. De ahí que la elaboración de cualquier estrategia de desarrollo, incluso de
orden nacional, requiere conocer a nivel comunitario sus características, necesidades,
preferencias, potencialidades, los recursos materiales disponibles y la situación de sus
recursos naturales. Evidentemente, ello implicaría el uso del espacio físico, la gestión
económica y la valorización de la iniciativa comunitaria como elementos sustantivos del
desarrollo a nivel local.

Yodalis González 8-975-2472

La búsqueda del desarrollo, en especial en el sector agrario por su relevancia en los


momentos actuales, requiere un estudio de estos sistemas que necesariamente tiene que
estar dirigido hacia el análisis de los vínculos existentes entre sus respectivos componentes
y su funcionamiento, siempre desde la perspectiva de la sostenibilidad, para lo cual se
requieren políticas adecuadas y contextualizadas.
32

Jesús Meneses 8-1011-1206

A sí mismo el desarrollo sustentable nos brinda como beneficio conservar los recursos
naturales y así cuidar el planeta; aumentando el crecimiento en el desarrollo de la
humanidad. Existe una tendencia mundial hacia la conservación ambiental, sin embargo
esto no suficiente. Por ello, se ha promovido e implementado un nuevo concepto de
desarrollo económico, social y ecológico: la sustentabilidad. La sustentabilidad es una de
las alternativas para detener y revertir los daños al planeta.

Arlenees Yuill 8-1010-248

Finalmente, se concluye que para existir una relación más satisfactoria entre la sociedad y
la naturaleza se debe prever oportunamente los cambios ocasionados por actividades
humanas con el fin de minimizar por eventuales conflictos. El desarrollo sostenible es un
enfoque que busca desarrollar en las organizaciones la capacidad de redescubrir en valor
agradado de sus actividades y que desarrollen estrategias de innovación que incorporen los
requisitos ambientales, socioculturales y políticos. El objetivo del desarrollo sostenible es
lograr un equilibrio entre las dimensiones sociales, económicas y ambientales, para
asegurar la continuidad de la empresa a largo plazo.

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