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Revisión del papel de la

Rx y la TCMD en la
planificación quirúrgica
y el pronóstico de los
pacientes con fractura
de la cabeza del radio

María del Mar Iglesias González


María Francisca Cegarra Navarro
Carmen Alcántara Zafra
Carla Fuster Such
Juan Bautista López Martín
Diego José Melgares de Aguilar
Eva Fernández Díaz
José Fernando Soler Gutierrez
Eduardo Alias Carrascosa

Hospital General Universitario Reina Sofía, Murcia


Índice
Objetivos docentes
1. Introducción
2. Recuerdo anatómico y funcional
3. Diagnóstico por imagen y clasificación
4. Tratamiento y complicaciones
5. Casos clínicos
Conclusiones
Bibliografía

Objetivos docentes
• Revisión anatómica de las estructuras implicadas en la
articulación del codo.
• Identificar los diferentes tipos de fracturas según la
clasificación de Mason-Johnston a través de estudios de
radiología simple, y en algunos casos con TC, de pacientes de
nuestro hospital.
• Recordar la importancia de las imágenes radiológicas y sus
reconstrucciones multiplanares y en 3D en la planificación
quirúrgica de estas fracturas.
1. Introducción
Las fracturas de codo constituyen una patología común,
siendo de forma general las fracturas de cabeza del radio las
más frecuentes, seguidas de las fracturas cubitales (olécranon y
apófisis coronoides) y las fracturas supraintercondíleas del
húmero distal, asociadas o no a luxación del codo.

Los traumatismos del codo tienen un porcentaje alto de


incidencia en niños y adultos jóvenes, en su mayoría varones,
siendo las fracturas más frecuentes en este rango de edad las
supracondíleas de húmero, las cuales suponen una entidad
urgente importante debido a las potenciales complicaciones
por lesiones vasculares asociadas e importantes limitaciones de
la movilidad en caso de fracturas mal consolidadas.

Las fracturas del radio proximal (cabeza y cuello) constituyen


un elevado porcentaje (33-50%) de la patología traumática del
codo en el adulto, alcanzando hasta el 4% dentro de toda la
patología traumática. Hasta un tercio de estos pacientes suelen
presentar fracturas complejas, otras fracturas asociadas
(apófisis coronoides cubital, húmero distal…), lesiones
ligamentosas (ligamento colateral cubital, Essex-Lopresti…) y/o
luxación del codo, lo que condicionará mayor necesidad de
estudios de imagen, incluso con TC en caso de indicación
quirúrgica, para planificar el tratamiento de estas fracturas.
2. Recuerdo anatómico y funcional
El codo es un complejo articular formado por tres articulaciones,
que se encuentran incluidas dentro de la misma cápsula sinovial
(ver Figura 1):

• Húmero-radial: articulación condílea entre el cóndilo humeral


lateral y la cabeza radial, que presenta dos ejes de
movimiento para la flexo-extensión y la pronosupinación
(rotación).
• Húmero-cubital: articulación de tipo troclear entre el cóndilo
humeral medial y el cúbito, con un eje de movimiento para la
flexoextensión.
• Radiocubital proximal: articulación de tipo troclear con un
eje de movimiento de rotación para la pronosupinación.

En la parte posterior del codo existe un refuerzo ligamentoso de


la cápsula articular por donde transcurre el músculo tríceps
braquial, que se inserta en el olécranon y es inervado por el
nervio radial.

El cuello del radio está unido a la parte externa del cúbito por el
ligamento cuadrado de Denucé y la cabeza del radio está sujeta
al cúbito por el ligamento anular, entre otras estructuras
estabilizadoras que comentaremos a continuación (ver Figuras 1
y 2).
2. Recuerdo anatómico y funcional
BIOMECÁNICA DE LA ARTICULACIÓN DEL CODO:

La estabilización funcional estática y dinámica del codo se


determina por varios componentes estructurales. Los
principales son la articulación humerocubital, las fibras
anteriores del LCM (valgo forzado) y el LCCL (varo forzado y
estabilidad posterolateral); mientras que los secundarios
incluyen la articulación radiohumeral, el tendón común de los
músculos flexores-pronadores, el tendón extensor común y la
cápsula articular (ver Figuras 1, 2 y 3).

Los principales estabilizadores dinámicos de la articulación del


codo son los complejos ligamentosos colaterales medial
(cubital) y lateral (radial). El ligamento colateral medial (LCM)
consta de tres haces (anterior, posterior y transverso), mientras
que el complejo ligamentoso lateral está formado por el
ligamento colateral radial, el colateral cubital lateral (LCCL) y el
ligamento anular.

Por lo tanto, la cabeza del radio actúa como un estabilizador


secundario, especialmente en caso de lesión del LCM, por lo
que la asociación con esta y otras lesiones ligamentosas puede
condicionar inestabilidad del codo e impotencia funcional,
siendo muy importante la exploración clínica y el diagnóstico
precoz para valorar el tratamiento de estas fracturas.
2. Recuerdo anatómico y funcional
Dentro de las estructuras músculo-tendinosas más relevantes
destacan los músculos flexores y pronadores del codo
(pronador redondo, palmar mayor, palmar menor, cubital
anterior y flexor común superficial de los dedos), que se insertan
con un tendón común en la epitróclea, junto con el ligamento
colateral medial, y están inervados por el nervio mediano.

En el epicóndilo se insertan el ligamento colateral radial y el


tendón común de los músculos extensores y supinadores
(supinador largo, radial externo, ancóneo, extensor común de
los dedos, extensor propio del meñique y cubital posterior),
inervados por el nervio radial (ver Figura 3).

Figura 1. Ilustración que representa los principales refuerzos ligamentosos primarios


y secundarios para la estabilidad de la articulación del codo.
2. Recuerdo anatómico y funcional

Figura 2. Ilustración del atlas anatómico digital IMAIOS de la articulación radiocubital


proximal y sus refuerzos ligamentosos.

Figura 3. Ilustración del atlas anatómico digital IMAIOS de corte anatómico en el que se
identifica la articulación humerocubital, los ligamentos colaterales (LCM y LCR) y los
principales músculos del antebrazo y sus tendones comunes de inserción.
2. Recuerdo anatómico y funcional
El mecanismo lesional más frecuente en las fracturas de
cabeza de radio tiene lugar con una caída sobre la mano en
extensión que condiciona una migración proximal del radio con
impactación de la cabeza radial contra el cóndilo (capitellum).
Puede suceder con una carga axial pura, con fuerza rotatoria
posterolateral con el antebrazo en pronación y/o valgo forzado;
o bien asociado a una luxación posterior de la cabeza del radio.

Es habitual su asociación con lesiones ligamentosas del


codo, principalmente el LCM o cubital, y con otras fracturas
como la de la apófisis coronoides, que condicionan mayor
inestabilidad y tendencia a la luxación del codo.

Los pacientes acuden a los servicios de Urgencias refiriendo


dolor a nivel de la cara lateral del codo, que suele asociar
edema y/o hematoma de partes blandas tras un traumatismo
con las características previamente descritas.

Ante la sospecha de fractura de la cabeza radial se debe


realizar una exploración física minuciosa del codo, en la que
destaca principalmente una importante dolor y limitación a la
prono-supinación del antebrazo, pudiendo identificar crepitación
ósea.
2. Recuerdo anatómico y funcional
Además, debido a la alta prevalencia de otras lesiones
asociadas, debemos completar la exploración de la estabilidad
del codo con otras maniobras:
• Maniobra pivot-shift y valgo forzado para valorar el LCM.
• Palpación de la articulación radiocubital distal y membrana
interósea.
• Tracción del radio > 3 mm indica inestabilidad longitudinal
(lesión de Essex-Lopresti) (ver Figura 4).

Figura 4. Ilustración de la fractura-luxación de Essex-Lopresti, en la que se identifica


una fractura de la cabeza radial (1), con rotura de la membrana interósea (2) y
migración/luxación proximal del radio (3).
3. Diagnóstico por imagen y
clasificación
El diagnóstico por imagen se suele realizar mediante
radiografía simple de codo, inicialmente en proyecciones
anteroposterior (AP) y lateral. En ocasiones puede ser
necesaria una proyección especial radiocondílea o
radiocapitelar (proyección de Greenspan, ver figura 5).

En pacientes con sospecha clínica de fractura no desplazada,


es posible encontrar en la radiología simple un signo clínico
indirecto de hemartros o “signo de la Vela” (ver Figura 7).

En caso de fracturas complejas que requieran planificación


quirúrgica, se recomienda la realización de una TC con
posteriores reconstrucciones multiplanares y en 3D.

•v

Figura 5. A la izquierda, ilustración que refleja la técnica de adquisición de la


proyección de Greenspan o radiocapitelar del codo. A la derecha, imagen de
radiografía simple de dicha proyección de un codo normal, sin líneas de fractura.
3. Diagnóstico por imagen y
clasificación
Para clasificar este tipo de fracturas el sistema más utilizado es
la clasificación de Mason que consta de 3 tipos de fractura,
con la última modificación de Johnston, que añade un cuarto
tipo que consiste en la asociación de cualquiera de estas
fracturas con luxación del codo (ver Figura 6).
• Tipo I: Fracturas no desplazadas.
• Tipo II: Fracturas marginales desplazadas (impactación,
desplazamiento y/o angulación),
• Tipo III: Fracturas conminutas de toda la cabeza radial.
• Tipo IV: Cualquiera de las anteriores, asociada a luxación.

Figura 6. Ilustración que muestra los distintos tipos de fractura de cabeza radial
según la clasificación de Mason-Johnston.
4. Tratamiento y complicaciones
Aunque, como ya hemos comentado, las fracturas de la cabeza
radial constituyen una de las patologías traumáticas más
frecuentes, su tratamiento continúa siendo controvertido hoy
en día, sobre todo en las fracturas más conminutas y
desplazadas (tipos III y IV de Mason).

La clasificación de Mason tiene como objetivo estratificar las


fracturas en función de su gravedad y riesgo de complicaciones,
lo que permite simplificar las indicaciones de tratamiento
quirúrgico (ver Figura 7).

Figura 7. Algoritmo simplificado de las indicaciones generales de tratamiento de las


fracturas de la cabeza radial en función de la clasificación de Mason y la exploración.
4. Tratamiento y complicaciones
El tratamiento de estas fracturas debe cumplir ciertos
objetivos, como la recuperación de la estabilidad, corrección
del bloqueo articular, mejoría del rango de movilidad y
disminución de la posibilidad de artrosis precoz.
Por lo tanto en función del tipo de fractura y sus
características, el tratamiento de elección dependerá no solo
del tipo de Mason, sino también de otros datos radiológicos:

• Cuantificación del desplazamiento de los fragmentos.


• Porcentaje de superficie articular afecta.
• Presencia de fragmentos óseos intraarticulares.

4.1. Tipo I (Fig. 8):


Se realiza tratamiento conservador en TODAS las fracturas
tipo I de Mason.
El manejo inicial consiste en la utilización de un cabestrillo,
pudiendo inmovilizar el brazo con una férula de escayola que
no superará los 7 días de duración.

Es muy importante iniciar la movilización de la articulación


de forma precoz en este tipo de fracturas para evitar la
rigidez articular, una de las principales complicaciones.
La evolución de estas fracturas suele ser favorable, aunque
se recomienda la realización de controles radiológicos
durante las primeras 4-6 semanas, especialmente en
aquellas fracturas que afecten a más de 1/3 de la cabeza.
4. Tratamiento y complicaciones
4.2. Tipo II (Fig. 9, 10 y 11):

Las fracturas tipo II con desplazamiento ≥ 2 mm,y que


afecten a < 1/3 de la cabeza radial y NO produzcan bloqueo
de la articulación pueden tratarse de manera conservadora,
igual que las tipo I que hemos comentado o quiúrgica.

El resto de fracturas de tipo II que NO cumplan cualquiera


de estas tres características, serán candidatas para
tratamiento quirúrgico.

Existen diferentes opciones, cuya elección dependerá tanto


de las características de la fractura como de la demanda
funcional del paciente y la experiencia del cirujano.

La reducción abierta con fijación interna (RAFI) suele


estar indicada en pacientes con fracturas tipo II complejas,
aunque no exista bloqueo de la movilidad.

El material de osteosíntesis no está exento de


complicaciones, ya que puede interferir con la articulación
radio-cubital proximal, causando limitación de la movilidad
articular, dolor y pudiendo condicionar una artrosis
postraumática de las articulaciones adyacentes.

Los pacientes de edad avanzada con baja demanda


funcional pueden tratarse de forma conservadora o mediante
exéresis completa de la cabeza radial.
4. Tratamiento y complicaciones
4.2. Tipo III (Fig. 12, 13, 14 y 15):

Las fracturas tipo III son fracturas conminutas que van a


requerir siempre tratamiento quiúrgico, que en la
actualidad, gracias a los avances radiológicos y la realización
de reconstrucciones multiplanares y en 3D, permite que la
RAFI sea el tratamiento de elección.

Sin embargo, hay ocasiones en las que las fracturas


presentan múltiples fragmentos óseos pequeños y escasa
congruencia articular, por lo que la osteosíntesis no es
viable, y supone un reto para los traumatólogos.

Existe controversia a la hora de elegir el tratamiento


quirúrgico en este tipo de fracturas, ya que existen múltiples
estudios con series de pacientes en los cuales se obtienen
resultados dispares en los objetivos del tratamiento y sus
complicaciones, por lo que en estos casos es importante
realizar un estudio de imagen con TC para planificación
quirúrgica y conocer la demanda funcional y las
características del paciente.
4. Tratamiento y complicaciones
4.2. Tipos III y IV (Fig. 16):

Generalmente, en pacientes que NO presentan lesiones


asociadas ligamentosas (colateral medial, membrana
interósea ni luxación del codo), puede estar indicada la
exéresis de la cabeza radial con rehabilitación precoz,
con buenos resultados funcionales a medio plazo.

Hoy en día suele realizarse con mayor frecuencia en


pacientes con baja demanda funcional y/o de edad
avanzada, ya que se han descrito complicaciones a largo
plazo como dolor e inestabilidad articular, migración proximal
del radio, disminución de la fuerza y artrosis postraumática.

La alternativa terapéutica es la artroplastia o sustitución


protésica de la cabeza radial.

En fracturas con más de 3 fragmentos, que involucran más


del 25% de la cabeza radial y/o asociación con lesiones
inestabilizadoras (lesiones ligamentosas, luxaciones…),
presenta menor tasa de complicaciones respecto a la RAFI,
por lo que sería el tratamiento de elección.

Las complicaciones más frecuentes son la luxación de la


prótesis y la rotura periprotésica.
5. Casos clínicos
En esta presentación recopilamos varios ejemplos de los
distintos tipos de fracturas de cabeza radial de pacientes de
nuestro hospital, de los que la mayoría recibió tratamiento
quirúrgico, mientras que uno de ellos (con fractura tipo I de
Mason), que recibió tratamiento ortopédico.

Figura 8. Radiografías de codo AP de un paciente de 73 años con fractura de cabeza


radial no desplazada (tipo I de Mason), (flecha roja, izquierda), que fue tratada de
forma conservadora, con buena consolidación de la fractura en control radiográfico a
los 6 meses tras el tratamiento inmovilizador (flecha blanca, derecha).
5. Casos clínicos

B C

Figura 9. A) Radiografía lateral del antebrazo derecho con leve hundimiento central
en cabeza radial (flecha blanca), sin líneas de fractura ni luxación distal.
B) Imagen axial de de TC de codo realizado para planificación quirúrgica, que
confirma el hundimiento central (flecha roja), sin otras fracturas asociadas.
C) Radiografía AP tras osteosíntesis con tornillos canulados (flechas amarillas),
visualizando adecuada reducción de la fractura
5. Casos clínicos

A B

Línea de distancia:
0,93 cm

Figura 10. A) Imagen sagital de TC de codo izquierdo en la que se identifica fractura


de la cabeza radial con hundimiento del fragmento > 2 mm, compatible con tipo II de
Mason. B) Radiografía de codo izquierdo AP de control tras el tratamiento quirúrgico
mediante osteosíntesis con tornillos canulados tipo Herbert (flechas amarillas).
5. Casos clínicos

A C

Figura 11. A) Radiografía lateral de codo derecho con fractura mínimamente


desplazadas en cabeza radial (flecha blanca), tipo II de Mason.
B) Reconstrucción 3D de TC de codo realizado para planificación quirúrgica y
descartar fracturas asociadas, visualizando tres trazos de fractura con mínimo
desplazamiento (flechas rojas).
C) Radiografía lateral tras osteosíntesis con tornillos canulados (flechas amarillas),
visualizando reducción de la misma (RAFI).
A
5. Casos clínicos

A B

Figura 12. A) Radiografía AP de codo derecho con fractura conminuta de la


cabeza/cuello radial (flecha roja) con importante desplazamiento y pérdida de la
congruencia articular (flecha blanca), compatible con tipo III de Mason.
B) Radiografía AP de codo derecho de control tras tratamiento con RAFI,
visualizando dos tornillos verticales y un tornillo horizontal canulados (flechas
amarillas), con restauración de la congruencia articular radio-capitelar.
5. Casos clínicos
A B

Figura 13. A) Radiografía AP de codo derecho con fractura conminuta de la cabeza


radial (flechas rojas), desplazamiento de los fragmentos, tipo III de Mason, en una
paciente de 89 años con baja demanda funcional.
B) Radiografía AP de codo derecho de control tras tratamiento con exéresis de la
cabeza radial (círculo amarillo), con buenos resultados funcionales, sin identificar
migración proximal del radio.
5. Casos clínicos
A

A B C

Figura 14. A) Radiografía lateral de codo derecho con fractura conminuta de la


cabeza radial (flechas rojas) e importante desplazamiento de los fragmentos, tipo III
de Mason, en un paciente joven de 45 años, deportista.
B) Radiografía lateral tras tratamiento con artroplastia con colocación de prótesis de
cabeza radial tipo Zimmer (flecha amarilla). En el control postoperatorio tras 2
semanas se identifica complicación aguda con luxación del codo (flecha negra).
C) Radiografía lateral del codo de control tras reducción de la luxación e
inmovilización, con buena congruencia de la prótesis (flecha amarila).
5. Casos clínicos

A B C

Figura 15. A) Radiografía AP de codo izquierdo visualizando fractura desplazada tipo


II de Mason (flecha roja), con fractura asociada de la apófisis coronoides del cubito
(flecha blanca), en mujer de 36 años.
B) Vista lateral de reconstrucción en 3D de TC que se realizó para planificación
quirúrgica, en la que se observa que la fractura de la cabeza radial es conminuta
(tipo III de Mason, flechas rojas) y la fractura de la apófisis coronoides.
C) Radiografía AP del codo izquierdo de control tras 6 semanas, tras la realización de
RAFI con osteosíntesis mediante tornillos canulados (flechas amarillas) con buena
estabilidad articular y ausencia de dolor.
5. Casos clínicos

A B C

Figura 16. A) Vista lateral y B) Vista coronal de la reconstrucción en 3D de TC de


codo derecho para planificación quirúrgica de fractura de cabeza radial (flechas rojas)
con luxación distal del radio por rotura de la sindesmosis radiocuibtal (tipo IV de
Mason), que también presenta un fragmento óseo de gran tamaño (flecha blanca),
desplazado anteriormente, que se debe resecar.
C) Radiografía en proyección de Greenspan del codo del postoperatorio inmediato
tras artroplastia con prótesis tipo Align (flecha amarilla), con buena congruencia
articular, sin complicaciones inmediatas).
Conclusiones
La fractura de cabeza del radio es una entidad frecuente
que requiere estudios de imagen, sistemáticamente Rx y en
ocasiones TC, para clasificarlas correctamente (Mason-
Johnston) lo que, junto con la evaluación clínica, permite a
los traumatólogos adoptar un tratamiento conservador o
planificar una intervención quirúrgica.

Bibliografía
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