Clase N°02 Hamartiología
Clase N°02 Hamartiología
Clase N°02 Hamartiología
Clase N° 02.
Hamartiología.
1.- Definición de Hamartiología y pecado.
Es el conocimiento o la doctrina del pecado, del griego “hamartía”: pecado, “ología”: conocimiento o doctrina.
Cualquier cosa que contradice el carácter de santidad de Dios es pecado, es cualquier falta de conformidad
hacia, o transgresión de, al carácter o ley de Dios dado como regla a la criatura razonable. El pecado puede ser
en contra de la persona de Dios y por lo tanto ser un estado de perdición, depravación o violación a uno mismo;
o puede ser en contra de las leyes o el gobierno moral de Dios, y por lo tanto ser transgresión, rebelión y caos.
Esto, podría ser ilustrado en el capítulo seis del libro de Isaías, donde el profeta discernió una visión de la
santidad de Dios y gritó: “¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo un hombre inmundo de labios...” (Is. 6:5)
Entonces, podemos decir que el pecado es una transgresión de la ley: “¿Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado?
En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conocería la codicia si la ley
no dijera: No codiciarás (Romanos 7:7).
El pecado no consiste solamente de hechos exteriores. Es un principio o naturaleza dentro del ser humano.
Mientras que es verdad que los hombres son pecadores porque pecan, es un principio fundamental que los
hombres pecan porque son pecadores. Son pecadores por naturaleza antes que se conviertan en pecadores por
práctica.
2.- El problema del pecado.
Una de las preguntas más complejas que viene a la mente humana es aquella con relación a la presencia y
origen del pecado. No puede ser negado que todos los hombres son pecadores. Esto es cierto para toda raza y
tribu. Ni siquiera es necesario que el hombre aprenda a pecar. El comienzo del pecado está en la misma
naturaleza del hombre desde los días más temprano de su vida. A ningún niño hay que enseñarle cómo hacer el
mal, pero constantemente debe enseñársele cómo hacer aquello que es correcto.
Sólo porque Dios es el creador de todas las cosas, no quiere decir que Él sea el creador del pecado. La Escritura
excluye totalmente tal cosa “… Lejos esté de Dios la impiedad y del Omnipotente la iniquidad” (Job 34:10).
Dios no podría en ninguna manera pecar, porque Él es santo, no hay injusticia en Él, no puede ser tentado con
maldad ni tienta a ningún hombre, entonces, sería blasfemia el hacer de Dios el autor del pecado.
3.- El origen del pecado en el universo.
Primero, consideremos a la persona que fue responsable del primer pecado:
Hijo de hombre, levanta endechas sobre el reino de Tiro, y dile: Así ha dicho Jehová el Señor: Tú eras el sello
de la perfección lleno de sabiduría, y acabado de hermosura. En Edén, en el huerto de Dios estuviste; de toda
piedra preciosa era tu vestidura; de cornerina, topacio, jaspe, crisólito, berilo y ónice; de zafiro, carbunclo,
esmeralda y oro; los primeros de tus tamboriles y flautas estuvieron preparados para ti en el día de tu
creación. Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el monte santo de Dios, allí estuviste; en medio de las
piedras de fuego paseabas. Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se
halló en ti maldad. A causa de la multitud de tus contrataciones fuiste lleno de iniquidad y pecaste; por lo que
yo te eché del monte de Dios; y te arrojé de entre las piedras del fuego, oh querubín protector. Se enalteció tu
corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor, yo te arrojé por tierra;
delante de los reyes te pondré para que miren en ti. (Ezequiel 28:12-17).
El profeta está describiendo a un ser sobrenatural, al más alto de todos los seres creados. ¿A quién más podrían
aplicarse estas palabras, sino a Satanás mismo antes de su caída? Seguidamente miramos el pecado del cual este
ser exaltado era culpable:
¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitaste a las
naciones. Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi
trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del Norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y
será semejante al Altísimo. (Isaías 14:12-14)
Cinco veces Lucero se revela contra la voluntad de Dios. De aquí que podemos ver que el primer pecado en
contra de Dios, e independencia total de Él, veamos:
“Subiré al cielo.” Hay tres cielos: el cielo atmosférico, el cielo estelar o astronómico, y el más alto o tercer
cielo donde habitan Dios y los santos. La esfera de los ángeles está en el segundo cielo.
“Junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono.” Se refiere a las huestes angelicales; aquí está expresado el
deseo de asegurar el dominio sobre los seres angelicales.
“En el monte del testimonio me sentaré a los lados del norte” Estas palabras han sido tomadas para expresar el
reino terrenal también.
“Sobre las alturas de las nubes subiré” En la escritura, la gloria es a menudo simbolizada por nubes. Lucero
quería poseer esta gloria.
“Seréis semejante al Altísimo” Este es el clímax de los otros cuatro deseos. Todas estas declaraciones expresan
independencia de Dios y oposición a Él, una voluntaria ambición contra Dios.
4.- El origen del pecado en la raza humana.
Dios había hecho al hombre perfecto, a su propia imagen. Lo había puesto en un ambiente perfecto, supliendo
todas sus necesidades, y le había dado una hermosa ayuda en Eva. También le fue dada una libre voluntad, sin
embargo, Él les pidió un acto de obediencia, abstenerse de cometer el acto de participar del fruto de unos de los
muchos árboles en el huerto, y de esa forma demostrar su devoción a Él. Dios no los estaba privando de nada.
Adán y Eva no necesitaban el fruto de este árbol. No era necesario ni para la felicidad ni para su bienestar. No
había veneno ni maldad en el fruto de ése árbol específico. Sólo fue incorrecto porque Dios les había dicho que
no debían comer de él.
4.1. El proceso de la tentación (Gn. 3:1-6)
Dios no le permitió a Satanás forzar y predominar sobre Adán y Eva. La serpiente les tentó pero no les forzó a
comer del fruto prohibido. La manera en que vino Satanás fue una verdadera prueba, pero no fue de tal
naturaleza como para abrumar a la pareja original. Esta es la verdad de toda tentación.
4.1.1 Satanás emitió dudas sobre la Palabra de Dios y su amor.
4.1.2 Eva procuró alterar la palabra de Dios.
4.1.3 Satanás contradijo la palabra de Dios.
4.1.4 Eva sucumbió a la tentación.
5.- Consideraciones importantes en cuanto al pecado.
5.1. Pecados de omisión: fallar en hacer lo que la ley de Dios requiere es tan pecaminoso como el hacer lo
contrario a los requerimientos de la ley. Hay pecados de omisión al igual que de comisión. “Y al que sabe
hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado” (Stg. 4:17).
5.2. Pecados de Incredulidad.
“Y cuando él venga convencerá al mundo del pecado…De pecado, por cuanto no creen en mí”(Jn. 16:8-9).
5.3. Pecados de Ignorancia.
La ignorancia de la ley no es excusa. “Si una persona pecare por yerro, ofrecerá una cabra de un año para
expiación. Y el sacerdote hará expiación por la persona que haya pecado por yerro…” (Nm.15:27-28)
6.- La pena del pecado.
La única palabra que describe la pena total del pecado es “muerte”. Esta es triple: física, espiritual y eterna.
a.- Muerte física.
El hombre fue creado con la capacidad de ser inmortal; él no tenía que morir si obedecía la ley de Dios. Pero
Dios le dijo a Adán, “… el día que de él comieres ciertamente morirás” (Gn. 2:17), refiriéndose al árbol de la
ciencia del bien y del mal. Adán no murió inmediatamente; pero desde ése momento en adelante, la muerte
estuvo actuando en su cuerpo físico.
Para el cristiano, la muerte ya no es la pena de su pecado, ya que Cristo llevó ésa pena por él. La muerte se
convierte en una puerta a través de la cual el alma entra al más completo gozo de todos los beneficios que Dios
ha logrado en Cristo.
b.- Muerte espiritual.
Se refiere a la separación del alma de Dios; incluyendo todo ése dolor de conciencia, pérdida de paz y tristeza
de espíritu, que resulta del disturbio de la relación normal entre el alma y Dios.
Aunque Adán no murió espiritualmente. Perdió ésa comunión con Dios que es la fuente de toda vida. Él se
convirtió en “muerto en delitos y pecados” (Ef. 2:1).
c.- Muerte eterna.
Es la culminación y la conclusión de la muerte espiritual, y se refiere a la eterna separación del alma de Dios. A
esto se la llama la muerte segunda. “pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los
fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y
azufre, que es la muerte segunda” (Ap. 21:8).
Los sonidos discordantes de nuestro vergonzoso pecado deberían llevarnos a la desesperación de nuestra propia
justicia y temblar ante la ira de Dios. Pero existió un hombre que nunca pecó, que era un nuevo Adán. Adán
desobedeció al Padre en el huerto de Edén, pero Jesús obedeció al Padre en el huerto de Getsemaní. Fue
exiliado de la presencia de Dios en la cruz, drenando la copa de la ira de Dios al máximo, absorbiendo la
plenitud de nuestra vergüenza y culpa, y transfiriendo su justicia a todos los que creen. Si no vemos el pecado
como nuestro mayor problema, entonces el sacrificio de Cristo no lo podemos entender.
“Porque así como por la desobediencia de una hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también
por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos. Pero la ley se introdujo para que el pecado
abundase; más cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia; para que así como el pecado reinó para muerte,
así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro. (Ro. 5:19-21).
Asignación:
Leer detenidamente el capítulo 3 del libro de Génesis el cual describe cómo entró el pecado por primera vez en
la raza humana.