La Pascua en El Antiguo Testamento
La Pascua en El Antiguo Testamento
La Pascua en El Antiguo Testamento
La Pascua (pesaj: saltar o pasar de un salto, nosotras saltamos de la muerte a la vida) debía ser
celebrada cada año como recuerdo de lo que había hecho Jehová en liberar a Israel de Egipto (Éxo.
12:42). Cada año, cada familia se concentraría en esta comida y el significado de cada uno de los
elementos de la comida. Por lo menos una vez al año cada familia en Israel sabría lo qué Dios hizo
en la Pascua en Egipto. Fue un método de enseñanza a las personas acerca de la redención.
Significaba salir de la esclavitud de Egipto, eso es lo que significa Cristo en nuestra vida, nos libera
de la esclavitud del pecado y nos hace libres.
Jesús celebró la Pascua con Sus discípulos (Mateo 26:26-32; 1 Corintios 11:23-34). En la última
Pascua fue hecha la transición a la cena conmemorativa del Cordero de Dios, que quitó nuestros
pecados. La ordenanza de la Santa Cena es un recordatorio de lo que Jesús logró en nuestro
nombre. Es un mensaje de la salvación de la familia de Dios. "Hagan esto en memoria de mí”. El
sacrificio expiatorio de Cristo ha sido logrado.
Jesús no sólo nos salva del pecado, sino que también proporciona pan cada día para nuestra vida
espiritual. Debemos venir a Él para nuestra alimentación todos los días. Los que comimos el
alimento espiritual de ayer no transferirá para hoy o mañana. Necesitamos de ese pan de vida todos
los días.
Cristo, nuestra Pascua es sacrificado por nosotros. "Tomarán de la sangre y la pondrán en los dos
postes y en el dintel de las casas en que lo han de comer" (Éxodo 12:7).
El Cordero de Pascua era un sacrificio sustituto En cada casa judía en Egipto el cordero de pascua,
debía morir en el lugar del primogénito. De la misma manera, Cristo nuestra Pascua fue sacrificado
por nosotros. Él es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
Si Cristo ha resucitado de la forma en la que los evangelios lo describen, esto quiere decir que hay
vida más allá de la muerte y que Jesús es el único que ha logrado salir victorioso de la tumba y traer
así esperanza a una humanidad que sigue mirando con horror y temor a la muerte. En ese caso,
ignorar la resurrección de Cristo nos dejaría sin otra alternativa que esperar el fin de nuestros días
sobre este mundo sobreviviendo lo mejor que podamos
La tumba vacía
Marcos comienza su relato con estas palabras: "Cuando pasó el día de reposo...". podemos
entender que aquel sábado tuvo que ser el día más oscuro en toda la vida de los discípulos. Cuando
en la tarde del viernes Jesús murió en la cruz, todas sus esperanzas y sueños se deshicieron. Ellos
quedaron desanimados, tristes y también asustados. A partir de ese momento su mayor
preocupación sería cómo volver nuevamente a la rutina de sus trabajos y ocupaciones, buscando la
forma de llenar de alguna manera el enorme vacío que Jesús había dejado en sus corazones y
mentes. Después de haber estado tres años junto al Señor, seguro que en ese momento ninguno de
ellos lograba pensar en el futuro con optimismo y alegría, sino todo lo contrario; la desesperación y la
falta de significado les presionaban por todas partes.
Pero las mujeres enfocaban el asunto de una manera diferente que los hombres. Algunas de ellas,
"María Magdalena, María la madre de Jacobo, y Salomé", se habían puesto de acuerdo para ir al
sepulcro para terminar los ritos funerarios y ungir el cuerpo de Jesús rindiéndole así su último
homenaje de amor. Lucas nos dice que había también otras mujeres que fueron al sepulcro en esa
mañana (Lc 24:10). Esto nos hace pensar que seguramente hubo varios grupos que fueron por
separado con la intención de juntarse en el sepulcro. ¿Qué ocurrió cuando llegaron allí? Pues para
su sorpresa, encontraron que el sepulcro estaba vacío y también se les apareció un ángel que les
informó de que Jesús había resucitado.
El evangelista Mateo nos explica que antes de que ellas llegaran, un ángel había estado allí para
remover la piedra, con tal energía celestial que se había estremecido la tierra.
(Mt 28:2-4) "Y hubo un gran terremoto; porque un ángel del Señor, descendiendo del cielo y
llegando, removió la piedra, y se sentó sobre ella. Su aspecto era como un relámpago, y su
vestido blanco como la nieve. Y de miedo de él los guardas temblaron y se quedaron como
muertos."
Por supuesto, el ángel no bajó del cielo porque el Señor necesitara su ayuda para salir del sepulcro,
puesto que el cuerpo con el que Jesús había resucitado no estaba limitado por ninguna cosa
material. El propósito del ángel era mostrar al mundo que Jesús ya no estaba en la tumba, que la
muerte había sido vencida por el Príncipe de la Vida. Así que quedó allí para comunicar la buena
noticia de la resurrección a todos los que llegasen interesándose por el Señor. Vemos que el
mensaje glorioso de la resurrección vino primeramente del cielo, antes de que ningún predicador de
esta tierra llegase a hacerse eco de él.
Por lo tanto, después de que el ángel tratara de calmar a las mujeres, les informó de que Jesús
había resucitado, y les mostró el lugar donde había sido puesto. En aquel momento tuvieron que ver
los lienzos perfectamente colocados, como si el cuerpo de Jesús hubiera salido atravesándolos (Jn
20:6-8). María Magdalena había estado junto a la cruz cuando Jesús murió, también acompañó a
José de Arimatea y a Nicodemo cuando llevaron su cuerpo hasta el sepulcro, y en la mañana del
primer día de la semana fue de las primeras en llegar para ungir el cuerpo de Jesús (Mr 15:40) (Mr
15:47) (Mr 16:1). Y ahora también fue la primera en ver al Señor resucitado, siendo premiado así su
intenso amor y devoción por él. Marcos añade que Jesús había echado de ella a siete demonios (Mr
16:9), lo que sirve para mostrarnos que por grande que haya sido nuestra caída, si nos arrepentimos
y creemos en Cristo, somos restaurados para disfrutar plenamente de la comunión con él.
¿Por qué se apareció a la gente durante 40 días después de Su resurrección entre los muertos?
¿Cuál es el significado de ésta aparición? Las palabras de Dios nos revelan estos misterios. Dios
dice: “Lo primero que el Señor Jesús hizo tras Su resurrección fue permitir que todos lo
vieran, confirmar Su existencia y el hecho de Su resurrección. Además, este acto restableció
la relación con las personas y todo volvió a ser como cuando Él obraba en la carne y era el
Cristo que podían ver y tocar. Uno de los resultados de esto fue que nadie tuvo ninguna duda
de que Él hubiera resucitado de la muerte después de haber sido clavado en la cruz y que no
se dudara de la obra del Señor Jesús para redimir a la humanidad. Otro resultado fue que, al
aparecerse tras la resurrección y permitir que lo vieran y lo tocaran aferraba a la humanidad a
la Era de la Gracia, asegurando que, de allí en más, no regresarían a la era precedente, la Era
de la Ley, sobre la presunta base de que el Señor Jesús había “desaparecido” o que se había
“marchado sin decir una palabra”. De esta manera, Él se aseguró de que seguirían
avanzando, siguiendo las enseñanzas del Señor Jesús y la obra que Él había realizado. Una
nueva fase se había abierto, pues, formalmente en la obra de la Era de la Gracia y, a partir de
ese momento, quienes habían estado viviendo bajo la ley dejaron formalmente de hacerlo y
entraron a una nueva era, un nuevo comienzo. Estos son los multifacéticos significados de la
aparición del Señor Jesús ante la humanidad, después de Su resurrección”
La resurrección de Jesús inauguró una nueva era para el hombre, él no regresó a la vida en las
mismas condiciones en las que murió. Por lo tanto, nuestra identificación con él nos introduce en una
dimensión de vida humana completamente nueva, en la que libres de la muerte tenemos un futuro
realmente esperanzador.
El mensaje del ángel trasmitido por las mujeres tuvo que resultarles auténtico a los discípulos,
porque cuando ellos estaban solos con el Señor en el aposento alto celebrando la pascua, él les
había dicho exactamente las mismas palabras, y había muy pocas posibilidades de que las mujeres
hubieran llegado a conocer este detalle (Mr 14:28).
Fue allí, en el mar de Tiberias, después de una infructuosa jornada de pesca, donde Jesús llevó a
cabo la restauración definitiva del apóstol Pedro (Jn 21:1-19). Para él tuvo que ser como volver a
empezar, puesto que había sido precisamente en ese contexto donde el Señor le había llamado la
primera vez para ser un discípulo suyo (Mr 1:16-18).
Fue también en Galilea donde Jesús se apareció a los discípulos y renovó la comisión apostólica,
ampliándola para enviarles hasta el fin del mundo con nuevo poder y autoridad (Mt 28:16-20). Al
hacer esto desde Galilea, alejados de Jerusalén, estaban mucho más cerca de los gentiles, a los que
finalmente habrían de dirigirse.
Salir de Jerusalén para ir a Galilea a encontrarse con Jesús implicaba también que cualquier
persona que quisiera seguirle tendría que salir del sistema religioso que Jerusalén representaba para
ir a Galilea, fuera del judaísmo oficial. Es allí donde el Señor pasó cerca de cuarenta días
enseñándoles y teniendo comunión con ellos.
Sin embargo, una vez que estuvieron algún tiempo en Galilea, nuevamente volvieron a Jerusalén y
desde muy cerca de allí el Señor ascendió al cielo. Esta nueva entrada en la capital después de la
resurrección, indicaba que Jesús no había renunciado a sus derechos legítimos de Rey. Desde el
mismo lugar que lo vieron ascender al cielo, Vendrá!!!! Vendrá por nosotros, por nosotras, su iglesia ,
su esposa, El es el amado de nuestra alma, el que vendrá a buscarnos, estemos preparadas para
ese día, El lo prometió y lo hará, viviremos eternamente a su lado, viendo su hermosura y santidad,
Ven Señor Jesús!!! Gracias por ese sacrificio de amor, Gracias. La niña de tus ojos