Sexenio Revolucionario

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EL INTENTO DE REVOLUCIÓ N

DEMOCRÁ TICA: EL SEXENIO


REVOLUCIONARIO (1868-74)

Debido a una crisis económica y al deterioro político que venía arrastrando desde
1866, estalló la Revolución Gloriosa, encabezada por los generales Serrano, Prim y el
almirante Topete. El 19 de septiembre de 1868, la escuadra concentrada en la bahía
de Cádiz al mando de Topete se sublevó al grito de “España con honra”, contra el
gobierno de Isabel II. Los generales Prim y Serrano se unieron a dicho levantamiento
y en muchas ciudades se comenzaron a formar Juntas revolucionarias que
demandaban sufragio universal, supresión de las quintas, abolición de los
“consumos” y su sustitución por una contribución directa, y elecciones a Cortes
sustituyentes. Finalmente, dicha revolución triunfó y tras la derrota de las tropas
isabelinas en el Puente de Alcolea, Isabel II no tuvo más remedio que exiliarse a
Francia. A partir de este momento comenzó el sexenio revolucionario.

Tras la derrota, comienza un Gobierno Provisional, constituido por unionistas y


progresistas, encabezado por los generales Prim y Serrano. Decretaron la disolución
de las Cortes y se dictaron instrucciones para designar nuevos Ayuntamientos y
Diputaciones que aseguraban el control político del país. Asimismo, se inició un
importante programa de reformas: libertad de imprenta, sufragio universal, reforma
de la enseñanza, democratización de Ayuntamientos y Diputaciones y la
emancipación de los hijos esclavos en las colonias.

Por otra parte, a comienzos de diciembre el gobierno pudo convocar para enero
elecciones a Cortes Constituyentes, elegidas por sufragio universal directo masculino
(hombre mayores de 25 años). En dichas elecciones, los que consiguieron mayoría de
votos fueron los partidos antiburgueses partidarios de una monarquía democrática,
frente a una facción del partido demócrata partidario de la República, que finalmente
formó el Partido Republicano Federal. Nombraron a Serrano como jefe ejecutivo y se
elaboró una nueva Constitución. La Constitución de 1869. Características:

- Soberanía nacional
- Regulación de los derechos fundamentales y libertades públicas
- División radical de poderes
- Libertad de cultos, pero el estado debe mantener el culto y clero católicos
- Compromiso de regular la situación de las colonias de ultramar

Cuando se aprobó la Constitución, el general Serrano fue elegido como regente, y


Prim gobernador. Tenían un triple objetivo: unificar los partidos políticos con el fin
de estabilizar el régimen, emprender el desarrollo legislativo de la Constitución y
fundamentalmente, buscar un candidato al trono.

Tras varios conflictos por la elección del rey (la guerra franco-prusiana), se eligió
finalmente a Amadeo de Saboya, hijo de Víctor Manual I de Italia. No obstante, su
reinado fracasó ya que no llevo a cabo los ideales políticos de la monarquía
democrática. Por ejemplo, por el hecho de que no se volvió popular, el asesinato
de Prim (que era el único de mantener unidos al partido progresista y a la
coalición gobernante) y por el desprestigio de los habitantes a la casa Saboya. A
esto se le une los conflictos militares y políticos no apoyados por los habitantes de
España. Consecuentemente, Amadeo abdicó y regresó a Italia, y ese mismo día
(11 de febrero de 1873), el Senado y el Congreso reunidos en la Asamblea
Nacional proclamaron La República como forma de gobierno.

A partir de este momento comienza la primera República (1873-18749). Durante


dicho periodo se destacan varios presidentes. Primero, Estanislao Figuera
(moderado) que tuvo una serie de problemas: división entre republicanos
conservadores y radicales y unionistas y federales, quiebra financiera del Estado y
situación muy mala del sector agrario, internacionalmente solo los EEUU y Suiza
reconocieron al nuevo régimen, y el resto de partidos pasaron a la oposición.
Finalmente, al ver que era imposible gobernar, Figueras dimitió. El puesto lo cogió
el federal Francisco Pi y Margall. Durante su presidencia se comenzó a redactar la
Constitución de 1873 siguiendo el ideal federalista que no llegó nunca a
promulgarse. No obstante, la división interna entre los republicanos y sus
conflictos provocaron la abdicación de Pi y Margall y dio lugar al empeoramiento
de los conflictos de los carlistas, con una nueva sublevación ante la inestabilidad
política en todas la zonas de tradicional predominio carlista y cubanos que tras el
“grito de Yara”, Manuel Céspedes organizó una guerrilla (Guerra Larga) que no se
cerró hasta el 1878 con la Paz de Zanjón (primera parte de la guerra de
independencia cubana), y el comienzo de la Insurrección Cantonal que tras la
proclamar República de Cataluña, Málaga se independizo de Madrid y siguieron su
ejemplo Cádiz, Sevilla, Granada, Jaén, Valencia, Cartagena, Jumilla y Utrera.

El tercer presidente fue Nicolás Salmerón. Quiso dar un giro conservador en el


régimen, pero el ejército lo impidió. Salmerón se negó firmar penas de muerte
para la sublevación cantonal, lo que le llevo a dimitir. Posteriormente, fue
sustituido por Emilio Castelar, que supuso un mayor giro conservador y
centralista. Reforzó el poder del estado, aplicó la pena de muerte, suprimió el
principio federal por el centralismo y por ello, fue acusado de militarista y
dictatorial. Con el apoyo de los sectores más conservadores, gobernó
autoritariamente hasta que en diciembre de 1873, un sector importante de los
diputados forzó la dimisión de Castelar convocando las sesiones de Cortes el 2 de
enero de 1874. Al siguiente día, se abrieron las Cortes y el gobierno de Castelar
fue derrotado, después de que el general Pavía diera un golpe sin resistencia
alguna que demostraba la debilidad de la República.

Finalmente, tras este golpe, el poder pasó a manos de los unionistas y


progresistas dirigidos por el general Serrano, con plenos poderes, suspendiendo la
Constitución de 1869 y disolviendo las Cortes, intentando estabilizar un régimen
republicano de carácter conservador. Dicho gobierno se convirtió en el comienzo
de la futura restauración borbónica, tras la abdicación de Isabel II en su hijo
Alfonso que posteriormente, escribió junto a Cánovas el Manifiesto de Sandhurst
(que proponía la monarquía borbónica dentro de un sistema político liberal) y
finalmente el pronunciamiento del general Martínez Campos en Sagunto el 29 de
diciembre de 1874, proclamando la Restauración de Alfonso XII como rey de
España.

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