Salud Mental-Nut22
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Salud Mental-Nut22
No existe salud sin una buena nutrición y, a la vez, sin salud no es posible alcanzar un estado
nutricional adecuado. Debemos integrar el proceso de la alimentación desde las primeras horas de
vida como parte de las estrategias formadoras de vínculos, de afectividad, de sociabilidad para el
individuo y así alcanzar un verdadero estado saludable.
La alimentación es uno de los condicionantes del crecimiento y del desarrollo de cada individuo,
una situación de mal-nutrición prolongada durante la infancia es capaz de modificar las
capacidades intelectuales, psíquicas, afectivas y orgánicas del niño.
Adaptativo: dar respuestas a las situaciones que el medio le plantea por aprendizaje
Para los seres humanos alimentarse significa mucho más que comer, ya que el alimento no solo
satisface una de sus necesidades primarias como el hambre. También significa estímulos
sensoriales e integrador afectivo, social y cultural que ofrece la posibilidad de un encuentro, una
identidad y una comunicación.
Los niños tienen derecho a ser alimentados, a recibir el mejor alimento para su edad, y a gozar de
un ambiente que les procure bienestar.
Desde la etapa intrauterina los nutrientes constituyen un componente fundamental para la vida
de todo individuo, ya que aportan los elementos esenciales para el crecimiento de todo su
organismo. La alimentación ofrece a los cuidadores la posibilidad de brindar otro tipo de alimento:
el amor.
El vínculo afectivo entre la madre (o la persona que le brinda los cuidados) y el bebé, es
reconocido desde hace tiempo como componente fundamental para la estructuración del
psiquismo y para lograr un desarrollo psicosocial adecuado del niño.
Esta relación se manifiesta y fortalece por medio de las miradas, las palabras, las caricias y el
alimento.
En los primeros meses de la vida extrauterina la lactancia adecuada cubre las necesidades tanto
nutricionales como psicoafectivas del bebé. Es un tiempo de aprendizaje compartido, durante el
cual cada uno reconoce y decodifica mensajes que expresan los distintos sentimientos y
necesidades (hambre, saciedad, fatiga, juego). Este proceso gradual y continuo fortalece la
sensación de seguridad y protección del niño y, al mismo tiempo, reafirmar en la madre y en la
familia su competencia para la crianza, lo cual mejora su autoestima y le permite obtener
reconocimiento social.
El equipo de salud debe acompañar este proceso, ser capaz de observar estos aspectos y reforzar
las actitudes positivas, promoviendo comportamientos y prácticas adecuadas, y brindando el
apoyo que cada familia necesita.
En los primeros años de vida, los niños representan un grupo biológico de gran demanda
nutricional por su velocidad de crecimiento, sus elevados y específicos requerimientos
nutricionales y sus características inmunológicas.
El hombre, durante todo su ciclo vital, debe formar y mantener relaciones con el mundo que le
rodea, ya que le es necesario esto para poder sobrevivir. A este proceso lo llamamos “apego”. Es
un vínculo muy especial y específico que se produce entre el recién nacido y la madre o cuidador
primario y consiste en crear una relación emocional perdurable con una persona que logra generar
en el niño consuelo, agrado, placer, seguridad. El primer apego es el armazón para las relaciones
que el niño irá desarrollando en su futuro.
Una madre psicológica y físicamente sana sentirá atracción hacia su hijo y lo manifestará a través
de caricias, abrazos, miradas, a lo que el niño le responderá con un estado de serenidad producido
por la confianza.
Es importante un sano desarrollo en la creación de vínculos en los primeros 5 años de vida, ya que
de esta forma el niño logra formar relaciones sociales sanas y fortalecer los procesos de confianza
básica.
La lactancia es un proceso mental mediante el cual la madre provee un tejido vivo que opera
mediante intercambios nutricionales, inmunológicos y emocionales específicos del recién nacido.
Los primeros alimentos que recibe el niño, por lo general, están determinados por pautas
culturales, mitos y creencias muy arraigados en la población, así como por la accesibilidad a los
mismos.
Ítem para tener siempre presente en la consulta médica para ponerlos al alcance de las familias
durante este periodo:
Aportes energéticos, proteico y de otros nutrientes que puede brindar cada alimento
Durante este periodo, podemos afirmar que los mecanismos fisiológicos van alcanzando
prácticamente en la maduración y la eficacia de un adulto. Si se logran establecer hábitos
alimentarios saludables, estos pueden persistir a lo largo de toda la vida.
Ítem para tener siempre presente en la consulta médica para ponerlos al alcance de las familias
durante este periodo:
Crear patrones de horarios y hábitos alimentarios
El objetivo de la consejería en nutrición infantil es acompañar a la madre, las familias y/o quiénes
estén al cuidado de los niños, para facilitar la adopción de prácticas y conductas beneficiosas en
relación con la alimentación y para fortalecer vínculos entre ellos y así provisionar un desarrollo
verdaderamente integral del niño.
Una vez identificados los problemas de la alimentación del niño, el equipo de salud debe ofrecer
sugerencias precisas a fin de alentar las prácticas adecuadas, modificar aquellas que lo requieran,
así como afianzar los cambios logrados.
Dedicar tiempo necesario y suficiente para escuchar y conocer cuál es la realidad del niño
y su ambiente
Evaluar la alimentación del niño en el sentido más amplio posible, contemplando este
proceso como un verdadero estímulo y colaborador del crecimiento y del desarrollo
integral del Infante
Vínculo → Pichon Riviere toma como fundamento las relaciones de objeto e incorpora el concepto
de VÍNCULO como respuesta a las mismas, buscando, entre otras cosas, poner el Psicoanálisis en
confrontación con la Psicología Social.
Para la Psicología Social la unidad mínima de análisis es el VÍNCULO, siendo este su objeto de
estudio. El VÍNCULO es una relación que un sujeto puede establecer con otro sujeto. Esta relación
es de características bidireccional ya que se da entre sujeto-sujeto y es de mutua afectación.
Afecta el cómo pensar y analizar los efectos subjetivos que se surgen en el encuentro con el OTRO.
La idea del OTRO en términos vinculares tiene características sociales. Ante el desamparo del
recién nacido tiene que haber un OTRO que cubra sus necesidades básicas. La madre se presenta
como completa y brinda lo que mencionado recién nacido necesita: alimento, calor, etc.
Pichon Riviere muestra que existe un elemento más que se agrega a la ya mencionada relación
bidireccional sujeto-sujeto. La cultura en la que se encuentra inmersos los sujetos relacionados por
el VÍNCULO agrega complejidad a la estructura formulada quedando entonces una triangularidad
en el vínculo: SUJETO-SUJETO-CULTURA.
BI-CORPORAL → porque siempre hay en juego dos sujetos afectando se de manera mutua.
Concepto de apego
Apego → derivada del latín, se compone de dos partes diferenciadas que se suman: el prefijo ad:
hacia; y el verbo picare: pegar o unir.
Es el primer vínculo que se forma durante la vida de un ser humano. Es la relación de un recién
nacido con la persona que lo alimenta y lo cuida, generalmente es la madre. “La forma” en que la
madre genera este vínculo con el recién nacido afecta la vida posterior del niño, debido a que
contará con determinadas imágenes mentales acorde a lo asimilado en aquella edad temprana y
serán las que moldearán su accionar futuro.
John Bowlby define el apego como un vínculo emocional profundo y perdurable que conecta una
persona a otra a través del tiempo y el espacio. Los enlaces formados por niños con sus cuidadores
en sus etapas más tempranas, tienen un impacto que no desaparece y continúa durante toda la
vida.
La idea central de la Teoría del Apego es que: los cuidadores primarios que están disponibles y que
responden a las necesidades de un bebé, permiten al niño desarrollar un sentido de seguridad.
Luego, con esa base y esa seguridad, se dedican a explorar el mundo.
1. Fase Pre-apego
Desde el nacimiento hasta los 3 meses. Señales como el llanto y el malestar natural atraen la
atención del cuidador, y las respuestas positivas del bebé estimulan al cuidador a permanecer
cerca para así poder atenderle.
2. Fase de formación del apego
A partir de alrededor las 6 semanas y hasta los 7 meses, los bebés comienzan a mostrar
preferencias por los cuidadores primarios y secundarios. Los bebés desarrollan un fuerte
sentimiento de confianza. Distinguen mucho mejor entre las que les son conocidas y las
desconocidas.
3. Fase de apego
Entre los 7 a los 11 meses de edad, los bebés muestran un fuerte apego y la preferencia por
un individuo específico. Protestan cuando se les separa de la figura de apego primario
4. Formación de relaciones recíprocas
Después de aproximadamente los 9 meses de edad, los niños empiezan a formar fuertes lazos
emocionales con otros cuidadores más allá de la figura de apego primaria. incluye padre,
hermanos mayores y abuelos.
Por otro lado, podemos con Bowlby describir varios tipos de apego
Apego seguro
Apego ambivalente
Los niños responden a la separación con angustia intensa y mezclan comportamientos de apego
con expresiones de protesta, enojo y resistencia. es el resultado de la escasa disponibilidad
materna. Estos niños saben que no pueden depender de que su madre va a estar allí cuando el
niño lo necesite.
Apego evitativo
Los niños tienden a evitar padres o cuidadores. Se da cuando el cuidador deja de atender
constantemente las señales de necesidad de protección del niño, lo que no le permite desarrollar
el sentimiento de confianza que necesita. Se sienten inseguros hacia los demás y esperan ser
ignorados debido a las experiencias pasadas de abandono. Estos niños no muestran ninguna
preferencia entre un cuidador y un completo desconocido. Los niños que son castigados por
depender de un cuidador, aprenderán a evitar la búsqueda de ayuda en el futuro.
Apego desorganizado
Los niños a menudo muestran una mezcla confusa de comportamientos y pueden parecer
desorientados, aturdidos o confundidos. Estos patrones son debidos a que el cuidador ante las
demandas del niño, presenta respuestas desproporcionadas y/o inadecuadas. Esta conducta del
adulto desorienta al niño, no le da seguridad y le genera ansiedad adicional. En tales casos, los
padres pueden servir como una fuente de confort y una fuente de temor, lo que lleva al pequeño
hacia un tipo de comportamiento desorganizado.