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El Servicio

«No vino para ser servido, sino para servir...»

Módulo de Servicio, Escuela de Discipulado. M.F.C. Discipulando las Naciones.


Ninguna parte de este material: “EL SERVICIO” puede ser reproducida
sin permiso por escrito del Ministerio de Formación Cristiana Discipulando
las Naciones. Para cualquier consulta al respecto puede contactarnos a
través del correo electrónico: info@discipulandolasnaciones.com

También puede contactarnos a través del número telefónico: (+58)


212-2373329 en Caracas, Venezuela.

A menos que se indique lo contrario, el texto bíblico ha sido tomado de la


versión Reina-Valera 1960.

★ 1era. Edición elaborada por los pastores y maestros: Carlos y Judith


Espinoza. Enero 2010.
★ 2da. Edición revisada y modificada por el pastor y maestro:
Jonathan Barreto. Septiembre 2020.
★ Revisión ortotipográfica por: Jessica Gil.

2
Índice.
Introducción. 4

1. Las dimensiones del servicio. 5


¿Qué es el servicio? 5
Dimensiones del Servicio. 5
1. Señor y siervo. 6
2. Un principio de vida. 7
La doble humillación. 7
3. Don sobrenatural. 8
El amor. 8

2. Mentalidad y actitud del servidor. 10


La mente. 10
La actitud. 11
Motivación en el servicio. 13

3. Características y recompensas del servidor. 15


Siete (7) características. 16
Recompensa del servicio. 18
Algunas promesas para los servidores. 18

4. Pruebas y obstáculos en el servicio. 20


Prueba de fidelidad e idoneidad. 20
Prueba de poder. 21
Prueba del talento o don. 21
Obstáculos. 23

5. El servicio y el legado. 24
¿Qué es el manto de unción y cuándo se recibe? 24
Ejemplos Bíblicos. 24
Identificando el Legado. 27
El legado garantiza: 28

6. El liderazgo de servicio. 30
La grandeza del servicio. 31
Jesús ejemplo del liderazgo de servicio. 32
Entendiendo cómo opera el principio. 32
Resultados. 33

Conclusiones. 34

Referencias Bibliográficas. 36
Biblias. 36
Otros. 36

3
Introducción.
Las acciones siempre hablarán más fuerte que las palabras, servir es más
que una expresión, se trata de la esencia y naturaleza con la que Dios
creó al ser humano.

Algunos consideran el servicio un acto denigrante mientras que para otros


es el acto de mayor dignidad, lograr ofrecer los dones, talentos,
habilidades y ministerios al servicio de la humanidad, reflejando la
naturaleza de Dios.

El ejemplo por excelencia siempre lo tendremos en nuestro Señor


Jesucristo, quien no escatimó su propia vida sino que la entregó en
servicio por amor a Dios Padre y a su creación.

Cuando logramos poner la mirada en el autor y consumador de la Fe,


entonces comprenderemos que: “mejor es servir que ser servido”, no solo
porque lo haya señalado como un principio de su reino sino porque fue la
expresión permanente de su vida.

En las siguientes lecciones se comparten principios de servicio, abordando


aspectos como: dimensión, mentalidad, actitud, motivación,
características, pruebas, obstáculos, legado y liderazgo.

Le invito a sumergirse con humildad en este material de estudio y


comprobar la dignidad y el privilegio de servir a Dios, a sus ministros y al
prójimo.

Sinceramente,
Jonathan Barreto.
Servidor del Reino.

4
1. Las dimensiones del servicio.
El servicio es el mayor acto de dignidad del ser humano, sin embargo ha
sido mal entendido a lo largo de la historia. Durante siglos la humanidad
ha distorsionado el servicio dejándolo relegado.

¿Qué es el servicio?
Podría definirse como: un don, regalo o habilidad dada por Dios para ver
las necesidades de otros y tener la capacidad de suplirlas o contribuir
aliviarlas.

A continuación algunas de las definiciones del Diccionario de la Real


Academia Española:

1. Acción y efecto de servir.


2. Conjunto de criados o sirvientes.
3. Servicio doméstico.
4. Mérito que se adquiere sirviendo al estado o a otra entidad o
persona.
5. Servicio militar.
6. Favor que se hace a alguien.
7. Organización y personal destinados a cuidar intereses o satisfacer
necesidades del público o de alguna entidad oficial o privada.

Es importante destacar que el servicio siempre se traduce en acciones,


aunque la primera impresión que puede venir a nuestra mente esté
asociada con servicios domésticos, abarca una gran cantidad de
actividades que pasan desde cuidar los intereses de alguien hasta la
satisfacción de necesidades de cualquier índole.

Dimensiones del Servicio.


El servicio podemos comprenderlo desde diferentes dimensiones:

1. La naturaleza de señor y siervo.


2. Un principio de la vida en el Reino.
3. Don sobrenatural.

A lo largo de este material estudiaremos cada una de estas dimensiones


con el propósito de adoptar nuevos paradigmas alineados con la cultura
del Reino de los Cielos. A continuación se mencionan tres (3) dimensiones
del servicio:

5
1. Señor y siervo.
Dios le dio al hombre una naturaleza de señor y de siervo. En el libro
de Génesis capítulo 1 encontramos:

«Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a


nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los
cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra
sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo
creó; varón y hembra los creó.» Gn. 1:26-27.

El hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios, haciendo referencia


a la esencia y naturaleza, con el propósito de señorear sobre todo lo que
estaba creado en la tierra. Es innegable el hecho que el hombre fue
creado con la capacidad de gobernar en la tierra como Dios gobierna
sobre todo lo que existe. El límite de gobierno del hombre está en la
obediencia y sujeción a Dios.

Así como el hombre fue creado para ser señor también se le instruyó
servir, en el capítulo dos (2) del mismo libro de Génesis encontramos lo
siguiente:

«Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén,


para que lo labrara y lo guardase.» Gn. 2:15

Es evidente que así como el hombre está creado para ser señor, su
naturaleza está en servir con palabras y acciones. Todo en la vida
responde en función al diseño y el propósito original por el cual fue
creado, por lo tanto es necesario retornar a la intención original del
hombre como señor y siervo.

6
2. Un principio de vida.
El servicio es un principio de vida, el evangelio de Juan capítulo trece
(13) Jesús nos deja una gran lección.

«Se levantó de la cena, y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la


ciñó. Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los
discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido.» Jn. 13:4-5

«Así que, después que les hubo lavado los pies, tomó su manto, volvió a
la mesa, y les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho? Vosotros me llamáis
Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el
Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los
pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como
yo os he hecho, vosotros también hagáis.» Jn. 13:12-14

Jesús aunque es el Señor de señores, lavó los pies de sus discípulos y


tuvo una vida de servicio, mostrando un camino de excelencia que supera
todos los estándares y expuso el diseño del verdadero liderazgo inspirado
en servir.

La doble humillación.
El apóstol Pablo en la epístola a los Filipenses nos revela la doble
humillación que experimentó nuestro Señor Jesús. «el cual, siendo en
forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse,
sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho
semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se
humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de
cruz.» Fil. 2:6-8.

La Biblia Textual en su IX edición traduce este texto de la siguiente


manera: «El cual, existiendo en forma de Dios, No consideró
aprovecharse de ser igual a Dios, sino que se vació a sí mismo tomando
forma de esclavo, haciéndose semejante a los hombres; y mostrándose
en apariencia como hombre, se humilló a sí mismo haciéndose obediente
hasta la muerte, y muerte de cruz.» BTX 4 Edic.

Claramente podemos apreciar la doble humillación que tuvo Jesús:


1. Como Dios se humilló (despojó, vació) en forma de hombre y
2. Como hombre se humilló en obediencia a la demanda del Padre
hasta el punto de su crucifixión y muerte.

Jesús nos muestra el servicio en todo su esplendor, y por si fuera poco


dice a los discípulos: “Ejemplo les doy para que así también hagan
ustedes”. ¿A qué se refería Jesús? ¿Tenemos que lavar los pies de los
discípulos? Jesús estaba apuntando a la necesidad de servir tal y como Él
lo hizo, con entrega, pasión, dedicación, obediencia y sumisión a la voz

7
del Padre, cuidando a cada uno de sus discípulos, formando en ellos el
carácter que necesitan para cumplir con tu propósito.

Las escrituras de principio a fin nos revelan a Jesús en su condición de


Señor y de Servidor, mostrando un principio de vida que debe estar
presente en los hijos de Dios, el servicio.

3. Don sobrenatural.
Es un don sobrenatural, tal como lo afirma el apóstol Pablo en la
epístola a los Romanos. «O si de servicio, en servir (...)» Rom. 12:7

El servicio es un don que proviene de Dios, y debe usarse conforme a la


medida de fe que fue depositada en cada hijo de Dios. Este don o regalo
del cielo nos permite ver las necesidades y nos proporciona las
estrategias adecuadas para suplirlas.

Aquellos que poseen el don del servicio usualmente manifiestan algunas


evidencias:

Fortalezas Debilidades.

Prefieren hacer las actividades tras Descuidan sus responsabilidades por


bastidores. ayudar a otros. Pueden perder el
enfoque en las prioridades.

No les gusta ser mencionadas en Aceptan demasiados trabajos. Se les


público. dificulta decir que No.

Siempre están dispuestos. Insisten en prestar ayuda aunque no


lo soliciten.

Son hacedores. Critican a aquellos que no sirven.


A veces excluyen a otros del servicio.

Son hospitalarios. Pueden ser fácilmente heridos.

Comprender las dimensiones del servicio nos permite caminar siguiendo a


Jesús, de acuerdo a la intención y propósito original del Padre, con la guía
del Espíritu Santo quien nos ayuda en todas las cosas.

El amor.
En las escrituras se encuentran más de seiscientos (600) mandamientos.
Tal vez por esto un fariseo preguntó a Jesús para tentarle:

“Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás


al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu

8
mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es
semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos
mandamientos depende toda la ley y los profetas.” Mat. 22:36-40.

La respuesta del Señor Jesús nos revela la base que debe sostener a cada
hijo de Dios: el amor. Y por supuesto, servir es una expresión de amor.

Ahora bien, obedecer a nuestro llamado de servicio es una decisión


individual, y el ministerio capacita, entrena y edifica a fin de que puedas
cumplir con la asignación del cielo.

Hoy es un buen momento para obedecer y servir a Dios con todas


nuestras fuerzas, sigamos el consejo bíblico: «Todo cuanto halle hacer
tu mano, hazlo con tus fuerzas, porque en el Seol, adonde vas, no hay
obra ni propósito, ni conocimiento ni sabiduría.» Ec. 9:10 BTX4.

9
2. Mentalidad y actitud del servidor.
El hombre es un espíritu, que tiene un alma y habita en un cuerpo. El
deseo del corazón de Dios es que seamos guardados irreprensibles de
forma integral, tal como lo afirma la primera epístola a los
Tesalonicenses.

«Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser,


espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de
nuestro Señor Jesucristo.» 1 Ts. 5:23.

En el espíritu está la intuición, la comunión y la conciencia, mientras que


en el alma se encuentra la mente, las emociones y la voluntad.

La mente.
La mente es una parte muy importante de nuestra alma, en ella están los
pensamientos, ideas, argumentos e imaginación. El proverbista afirma:
«pues como piensa (el hombre) dentro de sí, así es (actúa)» Pr. 23:7

Dicho de otra manera, las acciones son afectadas por los


pensamientos. El apóstol Pablo escribe en la segunda epístola a los
Corintios:

«Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en


Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda
altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo
todo pensamiento a la obediencia a Cristo» 2Co. 10:4-5.

Existe una lucha constante en la mente (el campo de batalla) y debemos


echar mano de las armas espirituales para poder destruir fortalezas,
argumentos y pensamientos que se levantan en contra de los propósitos
eternos.

La sumatoria de pensamientos generan argumentos: razonamientos


lógicos, estructurados y organizados que buscan probar o convencer
acerca de algo. Mientras que las fortalezas son el resultado de aceptar los
argumentos, razonamientos e imágenes creando actitudes, hábitos y
comportamientos.

El apóstol Pablo en la epístola a los Romanos nos exhorta a ser


transformados por medio de la renovación de nuestro entendimiento.

10
«No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la
renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea
la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.» Ro. 12:2.

Así mismo, necesitamos adoptar un conjunto de pensamientos que nos


permita cambiar la concepción que tenemos del servicio.

Ser transformados implica un conjunto de cambios en las estructuras de


pensamientos que están relacionados a costumbres, tradiciones y cultura.

El Señor Jesús al iniciar su ministerio expresó: «Desde entonces comenzó


Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se
ha acercado.» Mt. 4:17

La palabra arrepentimiento quiere decir cambio de pensamientos. ¿Cuál


era la invitación de Jesús? Cambiar el pensamiento para poder recibir el
gobierno perfecto de Dios.

La actitud.
La actitud es la predisposición aprendida para responder de una manera
favorable o desfavorable. Está compuesto por pensamientos, sentimientos
y conductas.

Según el apóstol Myles Monroe, el servidor es 80% actitud y 20%


habilidades. Por lo tanto, es necesario cultivar y fortalecer una actitud
correcta, inspirados en nuestro apasionado Señor Jesucristo tal y como
nos exhorta el apóstol Pablo en la epístola de Filipenses:

«Haya, pues, en vosotros esta actitud que hubo también en Cristo


Jesús, el cual, aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual
a Dios como algo a qué aferrarse, sino que se despojó a sí mismo
tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres. Y
hallándose en forma de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose
obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.» Fil. 2:5-8. LBLA.

¿Cúal fue la actitud de Jesús? Estuvo predispuesto a actuar en obediencia


a Dios Padre, sin considerar su posición, autoridad y preeminencia,
decidió humillarse a fin de agradar al Padre. Los pensamientos,
sentimientos y acciones de Jesús eran congruentes con los de Dios Padre.

El Diccionario de la Real Academia Española define la palabra humillación


como: «Inclinar o doblar una parte del cuerpo, como la cabeza o la
rodilla, especialmente en señal de sumisión y acatamiento.»

11
La actitud del Señor Jesús fue de obediencia y sumisión a la voz de Dios
Padre. La obediencia va de la mano con el servicio, tal y como se aprecia
en el evangelio de Juan capítulo ocho (8).

«Les dijo, pues, Jesús: Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre,
entonces conoceréis que yo soy, y que nada hago por mí mismo, sino que
según me enseñó el Padre, así hablo. Porque el que me envió, conmigo
está; no me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le
agrada.» Jn. 8:28-29

La invitación es que podamos auto evaluarnos:


● ¿Cuál es mi mentalidad de servicio?
● ¿Cúal es mi actitud al servir? y
● ¿Qué cambios son necesarios introducir en mi vida como servidor?

Para realizar un cambio de mentalidad y actitud es importante:

1. Identificar los pensamientos y actitudes contrarias al servicio.


2. Confesar delante de Dios las acciones contrarias a Él. Ef. 4:22.
3. Arrepentirse, cambiar de parecer considerando aquello que ofende a
Dios y dar un giro de ciento ochenta grados (180º). Mt. 4.17.
4. Renunciar a todo pensamiento y actitud contrario.
5. Llevar cautivo los pensamientos y actitudes ajenos a la palabra. 1
Co. 10:4-5.
6. Renovar la mente introduciendo la palabra de Dios como estandarte
de vida. Ro. 12:2.
7. Orar y liberar la mente, meditando día y noche en las escrituras.
Salmo 1.

12
Motivación en el servicio.
La motivación es el impulso que mueve a las personas a hacer algo o a
comportarse de determinada manera.

«Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para


los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la
herencia, porque a Cristo el Señor servís.» Col. 3:23-24.

La escritura manifiesta la importancia de hacer todo para Dios, con la


intención o motivación correcta, considerando que recibiremos una
recompensas en Él.

Existen tres (3) fuentes de motivación:

1. Biológica: Es el impulso más bajo que responde a la necesidad de


supervivencia. Suple necesidades básicas como: la comida y el
agua.
2. Externa: aquello que nos hace reaccionar y actuar cuando nos
prometen una recompensa o nos amenazan con un castigo. El
diccionario de la Real Academia Española define a la recompensa
como: «Retribuir o remunerar un servicio. Premiar un beneficio,
favor, virtud o mérito», mientras que, el castigo lo definió como
«pena que se impone a quien ha cometido un delito una falta». El
sistema castigo y recompensa, es una fuerza que moviliza a
millones de personas.
3. Interna: satisfacción del cumplimiento de una actividad por
gratitud, amor, felicidad y gozo. Se vincula con el placer de
completar o dominar una actividad.

En la medida en que conocemos a Dios descubrimos que Él suplirá todas


nuestras necesidades conforme a sus riquezas en gloria, por lo tanto la
motivación no surgirá desde el castigo o la recompensa, sino desde la
gratitud y el amor, deseando darle gloria y honra, respondiendo a su
amor, cuidado y protección.

Es importante revisar las motivación para servir:


❏ ¿Por qué le sirvo a Dios y a mi prójimo?
❏ ¿Qué busco cuando sirvo a Dios y a su pueblo?
❏ ¿Es mi prioridad la posición, promoción aceptación o recompensas
materiales?

La primera epístola a los Corintios afirma: «Así que, no juzguéis nada


antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo
oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y
entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios.» 1 Co. 4:5.

13
Es notorio que las intenciones del corazón son conocidas por el
Señor, también es importante conocer que las obras de cada uno serán
probadas. Observemos qué dice al respecto la escritura.

«Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el
cual es Jesucristo. Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata,
piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará
manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y
la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. Si permaneciere la obra
de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. Si la obra de alguno se
quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como
por fuego.» 1 Co. 3:11- 15.

El primer aspecto que llama la atención es que el fundamento de nuestro


servicio para Dios debe ser Jesucristo, y sobre este fundamento es que
podemos edificar. La obra de cada uno será probada por el fuego,
dependiendo de los materiales que utilicemos la edificación permanecerá
o sufrirá perdida.

Existen dos (2) clases de materiales, que responden de dos (2) formas
diametralmente opuestas:

1. Oro, plata y piedras preciosas: estos materiales son


perfeccionados al pasar por fuego. Tanto el oro como la plata frente
al fuego cambian su estado permitiendo que sean maleables,
mientras que las piedras preciosas al ser expuestas a altas
temperaturas unos 1.600 grados centígrados mejoran su aspecto,
esto es lo que se conoce como tratamiento térmico.

2. Madera, heno y hojarasca: estos materiales son consumidos al


pasar por fuego, y se transforman en cenizas.

Podríamos comparar a los materiales con las motivaciones al servir, todo


aquello que inicia con las motivaciones incorrectas, donde Jesucristo no es
el fundamento, al pasar por el fuego es destruido, solo quedan cenizas,
mientras que las obras de servicio que poseen la motivación correcta la
prueba de fuego las perfeccionará.

Dios se interesa en la calidad de las obras, el oro, la plata y las piedras


preciosas poseen un gran valor, y están asociados a nuestra obediencia y
sujeción a Dios, a la esencia por encima de las apariencias.

14
3. Características y recompensas del
servidor.
Todos los hijos de Dios estamos llamados a ser servidores en su Reino,
existen características básicas para poder servir de acuerdo a los
estándares del cielo.

El ejemplo por excelencia siempre lo vamos a encontrar en Jesús, su


vida nos muestra el camino que debemos seguir, partiendo del amor
como plataforma del servicio, lo cual implica entrega, obediencia y
sujeción al Padre.

Ahora bien, una vez que Jesús ascendió a los cielos nos envió otro
paracleto, el Espíritu Santo, que nos ayuda y guía en todo. También
tenemos su Palabra escrita, que es inspirada por el Espíritu y nos da
instrucciones precisas que podemos y debemos aplicar en nuestras vidas.

En el libro de Hechos de los Apóstoles encontramos que uno de los


primeros conflictos de la iglesia naciente fue por razones del servicio en
las mesas. El problema principal era que las viudas de los griegos estaban
desatendidas.

Así fue como los apóstoles designaron servidores que pudieran atender
las necesidades del momento.

«Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen


testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes
encarguemos de este trabajo.» Hch. 6:3.

Los apóstoles en esta ocasión mencionan las primeras tres (3)


características para poder servir en excelencia a Dios.

La iglesia continuó creciendo y las necesidades aumentaban, así fue como


el apóstol Pablo inspirado por el Espíritu le escribe a sus hijos en la fe,
Timoteo y Tito, dando instrucciones con las características expresas para
los obispos y diáconos.

Es importante mencionar que el origen de la palabra obispo proviene del


griego “epískopos”, que quiere decir “los que cuidan”, una expresión de
servicio. Mientras que la palabra diácono proviene del griego “diákonos”
que quiere decir servidores.

A continuación se muestran algunas de las características expresadas en


la primera epístola de Timoteo en el capítulo tres (3) y en la epístola a
Tito capítulo uno (1).

15
Siete (7) características.
1. Buen testimonio:

El testimonio es la carta de presentación del servidor, las acciones


siempre hablarán más fuerte que las palabras.

«Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas


y leídas por todos los hombres; siendo manifiesto que sois carta de Cristo
expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios
vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón. Y tal
confianza tenemos mediante Cristo para con Dios» 2 Co. 3:2-4

El testimonio es una evidencia del nuevo nacimiento, por lo cual el


servidor debe tener buena reputación para con la iglesia y la sociedad.
Esto implica que sea digno de respeto por su conducta irreprochable y
sujeta a las autoridades.

2. Llenos del Espíritu Santo.

El Espíritu Santo viene a la vida del creyente desde el momento en que


aceptamos el gobierno del Señor Jesús, por medio de Él nacemos de
nuevo, iniciando un proceso de regeneración y restauración.

Ser llenos implica que existe una comunión e intimidad continua con el
Espíritu, los hijos de Dios somos guiados por el Espíritu de Dios para ser
instrumentos útiles para la manifestación del Reino.

El resultado de una vida llena del Espíritu es que manifiestan su fruto (Ga.
5:22-23), indispensable para el servicio a Dios.

3. Llenos de sabiduría:

La sabiduría es una cualidad que nos permite aplicar de forma correcta el


conocimiento, para lo cual es indispensable conocer, aprender y meditar
la palabra de Dios.

16
La sabiduría es una manifestación del Espíritu Santo, tal y como expresa
el libro del Profeta Isaías. «Y reposará sobre Él el Espíritu de Jehová;
Espíritu de sabiduría y de inteligencia, Espíritu de consejo y de poder,
Espíritu de conocimiento y de temor de Jehová.» Is. 11:2

En el servicio se presentarán conflictos y es necesario echar mano de la


correcta aplicación del conocimiento, guiado por el Espíritu para resolver
de la mejor forma los problemas.

4. Íntegro:

Un servidor íntegro es de una sola pieza, posee dominio propio y


mantiene su palabra. La integridad implica guardarse apartado para Dios
caminando en justicia, le permite ser prudente, amable, evitando peleas y
discusiones infructíferas, por lo tanto el servidor no es obstinado ni
iracundo.

Una persona íntegra se caracteriza por ser sobria, prudente, honesta, no


avariciosa, no amante de la ganancia deshonesta, no dado a la bebida,
amante de lo bueno y digno.

5. Estable familiarmente:

Mantiene una relación de pacto familiar y administra bien su hogar. Es


marido de una sola mujer, gobierna bien su casa y es hospitalario.

«Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón
es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo.» 1 Co. 11:3

6. Fiel a la palabra:

Se mantiene obediente y sujeto a la palabra de Dios. El servidor es apto


para enseñar, capaz de exhortar y refutar. Es una persona que retiene la
palabra y guarda la fe con limpia conciencia.

7. Maduro:

17
Muestra un carácter moldeable conforme al de Cristo. No es un recién
convertido, y debe someterse a prueba durante el servicio.

Un servidor maduro conoce su identidad en Cristo y no llega a ofenderse


fácilmente, tampoco tiene envidia en su corazón porque conoce su
propósito en Dios.

Recompensa del servicio.


El servir a Dios nos garantiza un galardón en los cielos y aquí en la tierra.
Jesús enseñando a sus discípulos les dijo:

«Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre,


o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces
más, y heredará la vida eterna.» Mt. 19:29

La mayor recompensa en términos de tiempo y calidad es la herencia


eterna, sin embargo Dios no es injusto, Él no olvida nuestras obras.

«Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor


que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y
sirviéndoles aún.» He. 6:10

Ningún acto de servicio será olvidado por Dios. Ahora bien, es propicio
decir que muchos sirven esperando recibir beneficios exclusivamente del
hombre, olvidando que es Dios quien recompensa.

Algunos cuando no reciben “la recompensa” esperada, entonces reniegan


y dejan de servir. La exhortación del apóstol Pablo es la siguiente:

«Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de


agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería
siervo de Cristo» Ga. 1:10

Por lo tanto debemos buscar agradar a Dios por encima de los hombres,
sirviendo con un corazón sincero.

Algunas promesas para los servidores.

18
★ «No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu
Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré
con la diestra de mi justicia.» Is. 41:10.
★ «¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse
del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de
ti. He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida; delante
de mí están siempre tus muros.» Is. 49:14-16.
★ Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo
en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el
Señor no es en vano. 1 Co. 15: 58.
★ Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del
poder sea de Dios, y no de nosotros, que estamos atribulados en todo,
mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos,
mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; llevando en el
cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también
la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos. Porque nosotros
que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de
Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra
carne mortal. De manera que la muerte actúa en nosotros, y en
vosotros la vida. 2 Co. 4:7-12; 15.
★ El que recibe a un profeta por cuanto es profeta, recompensa de
profeta recibirá; y el que recibe a un justo por cuanto es justo,
recompensa de justo recibirá. Y cualquiera que dé a uno de estos
pequeñitos un vaso de agua fría solamente, por cuanto es discípulo, de
cierto os digo que no perderá su recompensa. Mt. 10:41-42.
★ «porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad
para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y
de la venidera» 2 Tim. 4:8

19
4. Pruebas y obstáculos en el servicio.
Si hay algo seguro en la vida, es que pasaremos por diversas pruebas
y que se presentarán obstáculos, el servicio no es la excepción a la
regla.

Durante el servicio se probará el carácter. La intención de esta enseñanza


es prepararnos para ser aprobados por Dios.

A continuación se mencionan algunas de las pruebas que se presentan en


el servicio:

Prueba de fidelidad e idoneidad.


La fidelidad es una de las virtudes más valoradas por Dios. El diccionario
de la Real Academia Española lo define como:

1. Lealtad, observancia de la fe que alguien debe a otra persona.

2. Puntualidad, exactitud en la ejecución de algo.

Es decir, una persona fiel es alguien que guarda la fe a Dios o a otra


persona, es constante en cumplimiento de sus obligaciones, no defrauda
la confianza depositada en él.

Un servidor fiel es aquel que hace el trabajo de forma continua y sin


desmayar, es confiable, no abandona su asignación hasta verla
terminada.

En la parábola de los talentos encontramos que el Señor califica de: “buen


siervo y fiel” a los que tomaron los talentos y los multiplicaron, en otras
palabras aquellos servidores que no defraudaron la confianza depositada
en ellos sino que cumplieron su deber para con el Señor.

«Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel,
sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Llegando también
el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me
entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos. Su
señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre
mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.» Mt. 25:21-23

Los servidores tuvieron una recompensa por su fidelidad, en primer lugar


el reconocimiento del Señor y en segundo lugar el gozo inefable.

20
Por otra parte, encontramos el consejo que el apóstol Pablo dijo a su hijo
en la fe, Timoteo.

«Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres
fieles que sean idóneos para enseñar también a otros.» 2 Tim. 2:2

El segundo aspecto que puede ser probado en la vida de un servidor, es la


idoneidad o capacidad para hacer adecuadamente una tarea, en este
caso, enseñar a otros.

No solo se requiere la fidelidad, sino también la capacidad para enseñar


esta virtud, teniendo como premisa que: “nadie puede dar aquello que no
tiene”.

La prueba se presentará cuando estés tentado a abandonar tu trabajo y


cuando debes enseñar a otros con el ejemplo. Habrá momentos de
cansancio y de críticas, Dios espera que te mantengas firme y constante
con la asignación que se te entregó.

Prueba de poder.
El Poder representa la capacidad para hacer algo, en el servicio para
Dios debemos comprender que no solo se trata de ejecutar una acción,
sino de dos factores básicos:

1. El ser llamado por Dios con un propósito específico.


2. El hacer las cosas con su Espíritu Santo.

El profeta Zacarías expresó: «Entonces respondió y me habló diciendo:


Esta es la palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni
con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.» Zac.
4:6

No se trata de simplemente “hacer” con nuestra capacidad, fuerza y


recursos, sino de obedecer a la instrucción de parte de Dios, con el
poder del Espíritu Santo.

Bien nos advierte el salmista: «Si Jehová no edificare la casa, en vano


trabajan los que la edifican; si Jehová no guardare la ciudad, en vano
vela la guardia.» Sal. 127:1

Prueba del talento o don.


“Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos,
llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. A uno dio cinco talentos, y a

21
otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se
fue lejos.” Mateo 25:14-15

La parábola de los talentos nos muestra verdades del Reino de los cielos.
Uno de los aspectos a resaltar es que Dios ha dado talentos y dones para
invertirlos en su Reino.

En la primera epístola a los Corintios se ratifica: «Pero a cada uno le es


dada la manifestación del Espíritu para provecho.» 1 Co. 12:7

Cada don, talento, habilidad, ministerio o servicio tiene el propósito de


edificar, construir el Reino de Dios aquí y ahora.

El mismo Jesús constituye el ministerio expresado en 5 funciones, para


que facultados por el Espíritu Santo puedan edificar el cuerpo.

«Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros,


evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los
santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de
Cristo» Ef. 4:12

¿Dónde se presenta la prueba?

1. En no utilizar los dones, habilidades, talentos y ministerios.


2. En usar de forma inadecuada lo que Dios nos entregó.

Frente a cualquier prueba o tentación debemos conocer lo siguiente:

1. Junto con la prueba o la tentación tenemos la salida.

«No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel


es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino
que dará también juntamente con la tentación la salida, para que
podáis soportar.» 1Co. 10:13

2. El Señor Jesús está dispuesto a socorrernos frente a las pruebas y


tentaciones.

«Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para


socorrer a los que son tentados.» He. 2:18

3. El Espíritu Santo nos guía.

«Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la


verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo
que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.» Jn. 16:13

22
Obstáculos.
La vida es similar a una carrera de obstáculos, las barreras están para ser
superadas. Lo que nos permite llegar a la meta es: el entrenamiento, la
capacitación, el discipulado y sobre todo el poder de Dios
perfeccionándose en las debilidades. En nuestro ejercicio de vida como
servidores encontraremos obstáculos que superar, por tanto es
importante identificar y disponernos a vencerlos.

A continuación algunos obstáculos:

1. La falta de compromiso: el compromiso es una obligación de


hecho o de palabra que se adquiere para realizar alguna actividad.
Cuando no existe un compromiso con Dios lo habrá con cualquier
otra actividad.
2. Falta de visión: la capacidad para ver más allá de nuestros ojos
pueden estar limitada o nublada, lo cual impedirá que sirva a Dios.
3. Apatía: es la falta de fuerza energía y vigor para realizar una
acción, está asociado a la falta de motivación o el desconocimiento
del propósito.
4. Falta de disciplina: alguien dijo: “cuando termina la motivación la
disciplina entra en acción”, para cumplir con las metas necesitamos
ser constantes hasta terminar la asignación.
5. Miedos y temores: El miedo genera parálisis e improductividad.

Una vez más encontramos una riqueza en la parábola de los talentos,


donde uno de los servidores manifestó que escondió el talento porque
tenía temor, este hombre fue llamado: “malo y negligente”.

«Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te


conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges
donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en
la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. Respondiendo su señor, le dijo:
Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que
recojo donde no esparcí. Por tanto, debías haber dado mi dinero a los
banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses.
Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. Porque al
que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene
le será quitado.» Mt. 25:24-29

Es necesario apropiarnos de la palabra de Dios y avanzar en el llamado, a


pesar de las pruebas, tentaciones y obstáculos. Depende de la
determinación de cada hijo de Dios para asumir la responsabilidad del
servicio.

23
«Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti
por la imposición de mis manos. Porque no nos ha dado Dios espíritu de
cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.» 2 Tim. 1:6-7.

24
5. El servicio y el legado.
En el servicio a Dios se ejecutan los planes y los intereses de su Reino,
este servicio en muchas ocasiones se traduce en servir a los ministros que
Él escogió. En las escrituras encontramos múltiples casos donde se
evidencia el servicio a los hombres.

Es importante resaltar que aquellos que sirven, tienen la posibilidad de


recibir el manto o la unción de la persona a quien ofrecen su servicio.

¿Qué es el manto de unción y cuándo se recibe?

El manto era un artículo de vestir utilizado en la antigüedad, mientras que


la unción era una preparación de aceites y otros ingredientes naturales
que se utilizaban para ungir o verter sobre objetos y personas que eran
apartados (santificadas) para el servicio a Dios.

La unción era una representación de la presencia del Espíritu Santo


sobre la vida de una persona. Entonces, podemos decir que el manto de
unción es la gracia, favor y presencia de Dios reposando sobre una
persona consagrada para Él.

En las escrituras encontramos ejemplos de personas que sirvieron a


hombres o mujeres ungidos por Dios, que luego eran recompensados con
el manto de unción de la persona a quien servían.

El manto de unción es entregado directamente por Dios y puede


transferirse sólo a los que Dios llama y estén en ejercicio de servicio.

Ejemplos Bíblicos.
1. Moisés y Josué. Éx 24; Nm 13; Jos. 1.

El patriarca Moisés fue un profeta llamado por Dios para liberar al pueblo
de Israel de la opresión de los egipcios, fue quien recibió las tablas del
pacto y quien instituyó la ley para el pueblo de Israel, gran parte de su
vida está narrada en los libros de Éxodo, Levítico, Números y
Deuteronomio.

25
Dios da instrucciones específicas a Moisés para ungir a Josué en su lugar
(Nm. 27:18-23). Al morir Moisés, Josué asume el liderazgo y conquista la
tierra de Canaán, dando posesión a Israel de la tierra prometida.

Es importante resaltar que Josué fue escogido y llamado por Dios, sin
embargo le sirvió desde su juventud al patriarca Moisés (Ex. 24:13).

2. Noemí y Rut. Libro de Rut.


Noemí fue una mujer que estuvo casada con Elimelec, un hombre de
Belén de Judá, con quien tuvo dos (2) hijos: Mahlón y Quelión.

En aquellos días hubo hambre en Belén así que Elimelec, Noemí y sus
hijos fueron a vivir a los campos de Moab. Transcurrido un tiempo
Elimelec muere y Noemí se quedó con sus dos (2) hijos. Luego sus hijos
se casaron con mujeres de la tierra de Moab, cuyos nombres eran Orfa y
Rut. Al cabo de diez (10) años los dos (2) hijos de Noemí mueren,
quedando ella solo con sus nueras.

Para la cultura de la época era muy complejo por no decir imposible, que
una mujer pudiera sobrevivir sola, así que en medio de aquellas
circunstancias Noemí decidió retornar a Belén de Judá, porque escuchó
que Dios había visitado la región dando alimentos. Así que Noemí decidió
bendecir a sus nueras y aconsejarles que regresaran con sus padres.

Al principio ambas nueras se resistieron a dejar a Noemí, pero esta


insistió y Orfa cedió ante la petición, por otra parte Rut persiste en
quedarse con Noemí y servirle. «Respondió Rut: No me ruegues que te
deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y
dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi
Dios.» Rt. 1:16.

El Libro de Rut registra todos los detalles al respecto, el punto a resaltar


es que pese a la adversidad, Rut decide voluntariamente ser fiel en el
servir a Noemí, aunque ella no tenía nada que ofrecer.

Dios observó con agradó la actitud de servicio de Rut y la recompensó al


permitir una serie de eventos que concluyeron con su redención, de tal
forma que Rut logró casarse con un pariente de Elimelec llamado Booz y
dio a luz un hijo que llamaron Obed, cuyo significado es “siervo” quien
vino a ser el abuelo del rey David. En otra palabras, el servicio de Rut fue
tan notorio para Dios que logró ser parte de la genealogía de nuestro
Señor Jesucristo.

26
3. Elías y Eliseo. 1R 17 - 2R 1.

Elías fue un profeta que tuvo un papel determinante para el pueblo de


Israel en la época del reinado de Acab y Jezabel, a quienes enfrentó
públicamente. También humilló y exterminó a cuatrocientos cincuenta
(450) profetas de Baal en el monte Carmelo.

Luego que el profeta tuvo un encuentro con Dios, recibió instrucciones de


ungir a Eliseo como profeta en su lugar (1R 19:16). Eliseo aceptó el
llamado y le sirvió durante años al profeta Elías, hasta que este subió al
cielo en un torbellino.

En el segundo libro de Reyes en el capítulo dos (2) leemos los detalles de


los últimos días de Elías en la tierra y la transferencia del manto de la
unción.

«Cuando habían pasado, Elías dijo a Eliseo: Pide lo que quieras que haga
por ti, antes que yo sea quitado de ti. Y dijo Eliseo: Te ruego que una
doble porción de tu espíritu sea sobre mí. Él le dijo: Cosa difícil has
pedido. Si me vieres cuando fuere quitado de ti, te será hecho así; mas si
no, no. Y aconteció que yendo ellos y hablando, he aquí un carro de fuego
con caballos de fuego apartó a los dos; y Elías subió al cielo en un
torbellino. Viéndolo Eliseo, clamaba: ¡Padre mío, padre mío, carro de
Israel y su gente de a caballo! Y nunca más le vio; y tomando sus
vestidos, los rompió en dos partes. Alzó luego el manto de Elías que se
le había caído, y volvió, y se paró a la orilla del Jordán. Y tomando el
manto de Elías que se le había caído, golpeó las aguas, y dijo: ¿Dónde
está Jehová, el Dios de Elías? Y así que hubo golpeado del mismo modo
las aguas, se apartaron a uno y a otro lado, y pasó Eliseo.» 2 R 2:9-14

La clave que en ocasiones pasa desapercibida, es que Eliseo sirvió a


Elías durante muchos años aprendiendo el oficio del profeta en su
caminar diario, le honró y valoró.

Es Dios quien escoge a Eliseo, pero fue necesario que este sirviera al
profeta para poder recibir la bendición que estaba destinada para su vida.

4. Pablo y Timoteo. Epístolas a Timoteo.

El apóstol Pablo fue un hombre excepcional, llamado por el Señor


Jesucristo con el propósito de predicar a los gentiles. « para que abras sus
ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de
Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de
pecados y herencia entre los santificados.» Hch. 26:18

27
El apóstol Pablo es responsable de escribir trece (13) de los veintisiete
(27) libros del nuevo testamento, se cree que influyó en al menos dos (2)
de los evangelios (Marcos y Lucas) y posiblemente contribuyó con el libro
de Hebreos. Predicó y enseñó el evangelio de Jesucristo a través de
extensos territorios de Europa y Asia, dejando iglesias en cada uno de
estos lugares.

En el segundo viaje del apóstol Pablo (Hch. 16:3), llevó consigo a Timoteo
quien fue un servidor fiel durante muchos años, como quedó registrado
en el libro de Hechos de los Apóstoles (Hch. 18:5, 18:22, 19:22, 20:4).
Timoteo estuvo con Pablo mientras escribió las Epístolas de Romanos, 2
Corintios, Filipenses, y Colosenses (Ro. 16:21, 2 Co. 1:1, Fil. 1:1, Col.
1:1), con frecuencia servía al apóstol en la solución de problemas en las
iglesias y en el fortalecimiento de ellas en la fe (1 Co. 4:17; 1 Ts. 3:2; Fil.
2:19).

El apóstol escribe acerca de Timoteo: «Espero en el Señor Jesús enviaros


pronto a Timoteo, para que yo también esté de buen ánimo al saber de
vuestro estado; pues a ninguno tengo del mismo ánimo, y que tan
sinceramente se interese por vosotros. Porque todos buscan lo suyo
propio, no lo que es de Cristo Jesús. Pero ya conocéis los méritos de él,
que como hijo a padre ha servido conmigo en el evangelio.» Fil. 2:19-22

Timoteo sirvió a Pablo como un hijo sirve a su padre y sin duda


alguna era un fiel discípulo de Cristo, continuando el legado de cuidado,
predicación y enseñanza que inicio el apóstol Pablo en lugares como:
Filipos, Atenas, Tesalónica, Corinto y Efeso. Fue justamente en Efeso
donde estuvo a cargo de la obra cuando el apóstol le escribe la epístola
que conocemos con el nombre de Timoteo.

Identificando el Legado.
Dios tiene planes enormes para sus hijos, de tal manera que no son
cumplidos exclusivamente en una generación, tal es el caso de Abraham,
padre de multitudes. Dios dijo a Abraham “Haré de ti una gran nación”.

El cumpliento de esta promesa se comienza a ver con la multiplicación de


los hijos de Jacob. «Todas las personas que le nacieron a Jacob fueron
setenta. Y José estaba en Egipto. Y murió José, y todos sus hermanos, y
toda aquella generación. Y los hijos de Israel fructificaron y se
multiplicaron, y fueron aumentados y fortalecidos en extremo, y se llenó
de ellos la tierra.» Ex. 1:5-7

28
El cumplimiento de la promesa fue generacional, fue realizada a Abraham
(Gn. 12:2; 17:2, 6; 22:17), confirmada a Isaac (Gn. 26:4), y ratificada a
Jacob - Israel (Gn. 28:3, 14; 35:11; 46:3; 47:27; 48:4).

Leemos en Éxodo que salieron setenta (70) personas, luego encontramos


en el censo de Números capítulo 1, un total de 603.550 hombres, de
veinte años arriba (Nm. 1:46), lo que supone una población de más de
dos (2) millones, de hombres, mujeres y niños. La fecundidad del pueblo
de Israel es resultado de la promesa del Dios de generaciones.

Los planes de Dios siempre se cumplen a través de generaciones,


observamos la continuidad del llamado de Moisés en Josué, con mayor
alcance en cuanto a las conquistas.

Así como Dios respaldó a Moisés, estuvo con Josué. La transferencia de


responsabilidades fue efectiva en todos los sentidos. La grandeza del
liderazgo de Moisés no se limita a su ministerio como profeta sino que
trasciende a las próximas generaciones.

La transferencia ocurre también en las vidas de Elias y Eliseo, de Pablo y


Timoteo, entre otros ejemplos que encontramos en las escrituras.

Uno de los conceptos de legado que encontramos en el Diccionario de la


Real Academia Española es: «Aquello que se deja o transmite a los
sucesores, sea cosa material o inmaterial.»

Lo que Moisés, Elías y Pablo dejaron a sus sucesores fue la visión y la


responsabilidad que Dios les había entregado.

El legado garantiza:

1. Continuidad del llamado.


2. Respaldo de Dios.
3. Seguridad en lo que se hace, porque el sucesor fue entrenado para
cumplir con sus funciones y observó el ejemplo de su líder.
4. Reducción de los errores que cometió el líder que lo antecedió.
5. Cumplimiento del plan de Dios.

Todo esto es posible gracias a una cultura del Reino donde el servicio
y la honra son determinantes por ser parte de la naturaleza de Dios en
sus hijos.

Los servidores no necesariamente tendrán la visión 100% como el líder,


“sino más bien una visión inspirada por, formada por, y conformada
desde la suya…” Munroe. 2012.

29
Una vez que aceptas el llamado de salvación es necesario ser discipulado
para que cumplas con el propósito de vida. El discipulado consiste en
enseñarle a guardar todo lo que el Señor Jesús nos ha entregado, uno
de los principios de vida que nos dió fue el servicio.

Cada hijo está llamado a servir y Dios le permite conexiones con


visiones ministeriales para que puedan madurar y crecer, esto será
posible cuando tomen la determinación de servir a Dios y a los hombres
que Él escogió, llamó, formó y envió con autoridad y poder para
manifestar su Reino.

30
6. El liderazgo de servicio.

«Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos,


postrándose ante él y pidiéndole algo. El le dijo: ¿Qué quieres? Ella le
dijo: Ordena que en tu reino se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu
derecha, y el otro a tu izquierda. Entonces Jesús respondiendo, dijo: No
sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber del vaso que yo he de beber, y ser
bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado? Y ellos le dijeron:
Podemos. El les dijo: A la verdad, de mi vaso beberéis, y con el bautismo
con que yo soy bautizado, seréis bautizados; pero el sentaros a mi
derecha y a mi izquierda, no es mío darlo, sino a aquellos para quienes
está preparado por mi Padre. Cuando los diez oyeron esto, se enojaron
contra los dos hermanos. Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que
los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son
grandes ejercen sobre ellas potestad. Mas entre vosotros no será así, sino
que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y
el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el
Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su
vida en rescate por muchos.» Mt. 20:20-28

En medio de una reunión de Jesús con sus discípulos una mujer


interrumpe al Maestro, tal vez movida por su deseo de preservar una
posición para sus hijos, la escritura no revela la motivación pero si la
petición. Nada más y nada menos que sus hijos se sentarán a la derecha
y a la izquierda del Maestro en su Reino. Una petición muy ambiciosa que
el Señor utilizó para marcar una impronta de liderazgo en la vida de sus
discípulos.

Luego de mencionar que sufrirían por seguirle (beber del vaso que yo he
de beber) y que el Padre era quien determinaba los lugares de gobierno,
expresó la forma que los gobernantes ejercían señorío y potestad, pero
aclaró: “NO será así entre ustedes”

¿No sería cómo? Con autoritarismo, fuerza, control y manipulación para


ostentar un cargo. Hay que recordar el contexto en el que vivían. Israel y
decenas de naciones estaban oprimidas por el imperio Romano, los líderes
llegaban al poder sin importar los medios.

¿Cómo sería el liderazgo entre los discípulos del Señor? “El que quiera
hacerse grande será vuestro servidor”.

31
La grandeza del servicio.

El secreto para obtener la grandeza consiste en servir, el Señor Jesús no


rechazó el deseo legítimo de Juan y Jacobo de ser grandes, solo les
mostró el camino de la excelencia, el servicio.

Y continuó con la enseñanza: “El que quiera ser el primero (Líder)


deberá ser el servidor.”

El liderazgo es la influencia que se causa por medio del servicio. No se


trata exclusivamente de dar órdenes y obtener privilegios, sino de servir.

Durante mucho tiempo ha sido mal entendida la función del líder, se ha


asumido que se trata solo de una posición de mando, cuando realmente
se trata de estar al frente sirviendo con los dones, talentos, habilidades y
ministerios.

Efectivamente el hombre desde su creación fue creador para ser señor,


pero no de otros hombres sino del resto de la creación; este señorío se
ejecutaría en la medida en que se mantuviera en sujeción y obediencia al
Padre. La naturaleza del servidor también fue colocada desde la creación
de acuerdo al libro de Génesis.

Jesús con su vida recuperó lo que se había perdido, restaurando a los


hijos a su posición original.

Es importante recordar que mientras Jesús estuvo en la tierra manifestó


su naturaleza de hijo en todo, mientras era un niño crecía en sabiduría y
gracia de Dios (Lc. 2:40). Obedeció y se sujetó a sus padres terrenales
(Lc. 2:51-52), aunque sabía que por encima de ellos estaba Dios y en los
negocios de su Padre le era necesario estar (Lc. 2:49).

Desde pequeño mostró su naturaleza de servidor, cuando estaba entre los


maestros de la ley se sentó en medio de ellos escuchándolos y
haciéndoles preguntas (Lc. 2:46-47).

El Señor Jesús mientras estuvo con sus padres era sujeto a ellos, les
servía mostrando la honra, el primer mandamiento con promesa (Ex.
20:12).

Cuando Jesús dio la lección de liderazgo a sus discípulos es porque Él ya


había caminado desde temprana edad como Señor y siervo, su grandeza
como hombre estaba en la obediencia, la sujeción y el servicio.

32
Jesús ejemplo del liderazgo de servicio.
Jesús sabía que no existía otra forma de enseñar sino con el ejemplo,
dijo: “como el hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir
para dar su vida en rescate por muchos.”

En otras palabras, Jesús estaba diciendo: !eh! ¡Mi propósito es servir! Mi


naturaleza es servir, he venido a entregar mi vida en servicio al Padre.
Jesús lo había dicho en otras ocasiones de forma implícita: «Y Jesús les
respondió: Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo.» Jn. 5:17.

Jesús predicaba y enseñaba acerca del Reino, manifestaba el Reino


sanando a los enfermos, limpiando a los leprosos, resucitando a los
muertos. Jesús discipulaba y traía el Reino con poder. Mt. 4:23-24; 5:2.

Es decir, Jesús servía con sus dones, talentos, habilidades y ministerio,


guiado por el Espíritu Santo, en completa obediencia y sujeción a Dios
Padre, cumpliendo con la ley de principio a fin. Jesús era, es y será el
líder por excelencia que influencia de forma positiva la vida de sus
discípulos.

¿Qué podemos aprender de esta lección de liderazgo?

1. Los verdaderos líderes son los servidores.


2. La medida del liderazgo no es cuánta gente me sirve, sino a cuantos
yo le sirvo.
3. La distancia más corta para ascender es: el servicio.
4. Cada ser humano tiene dentro de sí una semilla de grandeza,
porque nació para servir.

Entendiendo como opera el principio.


Todo aquel que aspire ser un líder deberá encontrar su razón de
existencia, servir con sus dones, habilidades, talentos y ministerio. Este
descubrimiento sólo será posible en la medida en que tenga comunión con
su Creador. Cuando encuentre el propósito habrá nacido un líder y las
personas le buscarán porque será una influencia positiva para sus vidas.

Recomendación: sirva en el lugar donde se encuentre ahora mismo, en


la medida en que se ejercite y pase tiempo de comunión con Dios, el
Espíritu Santo le mostrará cuáles son los dones, habilidades, talentos y
ministerio que ha depositado en su vida.

33
Tome la determinación de servir a Dios, al ministerio y a la
humanidad, será la mejor decisión de su vida porque nació para
servir.

Cuando encuentres tu propósito y sirvas en Cristo, se manifestarán los


siguientes resultados.

Resultados.

1. Autoridad: el derecho legal de ejercer el poder que Dios depositó


en tu vida.
2. Originalidad: no serás una copia, manifestarás el diseño original.
3. Confianza: fuiste creado por Dios con capacidades únicas y Dios es
tu respaldo.
4. Realización: satisfacción por cumplir con tu razón de existencia.
5. Libertad: serás libre de comparaciones y temores.

34
Conclusiones.
Servir es la mayor dignidad que puede tener un ser humano, cuando
descubre que el Rey de reyes y Señor de señores fue, es y será un
servidor, se despierta el deseo de seguir sus pasos.

El crecimiento y la abundancia está a la puerta tocando, se llama servicio.


De cada hijo de Dios depende si manifiesta los propósitos eternos del
Padre en su vida o se cruza de brazos perdiendo su tiempo, fuerza y
salud.

El Señor Jesús después de enseñar el sermón del monte dijo:


«Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a
un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia,
y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no
cayó, porque estaba fundada sobre la roca.» Mt. 7:24-25

Sé sabio y prudente, escucha la palabra y practícala, porque el día de la


prueba llegará, tarde o temprano, así que aprovecha al máximo la
enseñanza y apresúrate a servir.

Es un buen tiempo para renovar tu mente y establecer una nueva actitud,


conforme a la de Cristo, con entrega, pasión, obediencia y sujeción a la
palabra. Ahora tienes suficientes razones para servir, no caigas en el
engaño de dejar para mañana lo que puedes hacer hoy.

Recuerda que el servidor del Reino tiene estándares superiores, que se


ajustan a su líder por excelencia, no intentes aparentar algo que no es.

Haz morir lo terrenal en ti y permite que por medio de Cristo puedas


resucitar un nuevo hombre conforme al corazón de Dios, que valora el
servicio como un principio de vida. No olvides que no estás solo, el
Espíritu Santo está dentro de ti y te guiará en el proceso.

Recuerda que las pruebas y los obstáculos están para superarse, no te


detengas por la montaña que se interponga en tu servicio, háblale a la
montaña y ordénale que se mueva, supera las barreras y avanza hacia la
meta del supremo llamado.

Por último, recuerda que para bien o para mal dejarás huellas en la vidas
de otras personas, procura que sean positivas porque has de rendir
cuentas. Hay un ministerio que espera por tu servicio, corre a cumplir con
tu trabajo para que un día puedas ir a la presencia del Padre y seas
calificado como un buen siervo fiel.

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Referencias Bibliográficas.

Biblias.
❖ Biblia Reina Valera 1960.
❖ Biblia de Estudio. Biblia de las Américas. 2000.
❖ Biblia Textual IV Edición. 2017.

Otros.
❖ ¡Necesito un padre! Guillermo Maldonado. 2006
❖ La Toalla del Servicio. Guillermo Maldonado. 2006
❖ En Busca de los Doce Apóstoles. William Steuart Mcbirnie. 2009.
❖ Un legado a seguir. Myles Munroe. 2012.
❖ Paternidad y Honra. Carlos Espinoza. 2020.

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