El documento resume la historia del vallenato, un género musical originario de la Costa Norte de Colombia. Explica que el vallenato y el acordeón fueron despreciados inicialmente pero ganaron popularidad con el tiempo. Detalla los orígenes del acordeón en la región y algunos de los primeros acordeonistas. También relata la leyenda de Francisco el Hombre, quien supuestamente derrotó al diablo en un duelo de acordeón y se convirtió en un símbolo de la música vallenata.
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El documento resume la historia del vallenato, un género musical originario de la Costa Norte de Colombia. Explica que el vallenato y el acordeón fueron despreciados inicialmente pero ganaron popularidad con el tiempo. Detalla los orígenes del acordeón en la región y algunos de los primeros acordeonistas. También relata la leyenda de Francisco el Hombre, quien supuestamente derrotó al diablo en un duelo de acordeón y se convirtió en un símbolo de la música vallenata.
El documento resume la historia del vallenato, un género musical originario de la Costa Norte de Colombia. Explica que el vallenato y el acordeón fueron despreciados inicialmente pero ganaron popularidad con el tiempo. Detalla los orígenes del acordeón en la región y algunos de los primeros acordeonistas. También relata la leyenda de Francisco el Hombre, quien supuestamente derrotó al diablo en un duelo de acordeón y se convirtió en un símbolo de la música vallenata.
El documento resume la historia del vallenato, un género musical originario de la Costa Norte de Colombia. Explica que el vallenato y el acordeón fueron despreciados inicialmente pero ganaron popularidad con el tiempo. Detalla los orígenes del acordeón en la región y algunos de los primeros acordeonistas. También relata la leyenda de Francisco el Hombre, quien supuestamente derrotó al diablo en un duelo de acordeón y se convirtió en un símbolo de la música vallenata.
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HISTORIA DEL VALLENATO
Tanto el vallenato como el acorde�n fueron despreciados por la aristocracia, en la
�poca de la colonia espa�ola en Colombia. Hoy son el orgullo de todas las clases, pues con el tiempo fueron ganando terreno. Como termino, vallenato se utilizaba en forma despectiva para llamar a las personas que ten�an la enfermedad de la piel (carate). Producida por la picadura de un insecto que dejaba manchas. Cuando fue que se desvirtu� su significado y se le permiti� que identificara a la m�sica de acorde�n, no es claro entre los investigadores. Entre los mercaderes de la �poca apareci� un instrumento musical de origen Alem�n, que al hacer trueque de mercanc�as empez� a filtrarse en la cultura del pueblo. Era el acorde�n, creado por Kiril Dami�n. Entre finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, existi� un selecto grupo de acordeonistas algunos antecedieron a �Francisco el hombre�, de los cuales se recuerdan los nombres de Jos� Le�n Carrillo, Abraham Montero, Crist�bal Luquez, Agust�n Montero, Francisco �chico� Bola�os y Luis Pe�aranda. LA LEYENDA VALLENATA Esta historia, que se supone ocurri� en los albores del siglo XX, sintetiza el episodio que se convertir�a, con el correr de los a�os, en el soporte mitol�gico de la m�sica Vallenata; la derrota del diablo en un vibrante duelo de acorde�n, a manos de Francisco Antonio Moscote Guerra, el campesino guajiro que se transform� en leyenda y se inmortaliz� en la historia del Vallenato con el nombre de Francisco el hombre. El recuento pormenorizado de su vida, el relato de sus proezas como acordeonista, y espec�ficamente su consagraci�n frente al diablo, hacen parte de una serie de documentadas cr�nicas escritas por �ngel Acosta Medina en el Espectador (abril 82), en las que se recogen testimonios fidedignos y elocuentes sobre las andanzas del trovador, s�mbolo de la m�sica Vallenata. Es probable que el encuentro con el diablo haya sido fruto de la imaginaci�n popular, y con mayor raz�n si se produjo en los territorios del realismo m�gico. Quiz� se discuta su veracidad. Pero lo cierto es que el hecho ha servido como sustento de la leyenda y ha reafirmado la identidad de un pueblo que tiene en la m�sica Vallenata su patrimonio cultural m�s valioso. Por eso, Francisco Moscote dej� de ser un modesto ayudante de recua y se torn� en un acordeonista portentoso cuya existencia qued� para siempre rodeada por una aureola de fantas�a y de misterio. Su fama se extendi� incluso a las p�ginas de la literatura: en Cien a�os de soledad, Gabriel Garc�a M�rquez lo describe como �un anciano trotamundos de casi 200 a�os que pasaba con frecuencia por Macondo divulgando las canciones compuestas por �l mismo y relatando con detalles minuciosos las noticias ocurridas en los pueblos de su itinerario�. Francisco El Hombre (que probablemente naci� en 1880 y muri� en 1952, seg�n los Vallenat�logos), no fue precisamente el primer acordeonista en la historia del Vallenato, pero si uno de los integrantes de esa admirable legi�n de pioneros que sembraron las semillas y estructuraron este g�nero musical. Francisco Moscote fue uno de tantos trovadores en su mayor�a analfabetos que, con el acorde�n terciado al hombro y sin ning�n tipo de acompa�amiento, recorrieron de manera incansable los rincones m�s insospechados de la comarca, contando en sus versos sus penas y sus alegr�as, relatando an�cdotas personales, o expresando su amor inmenso por alguna mujer. Mientras la fama de Francisco El Hombre se reg� por caser�os, veredas y pueblos, muchos acordeonistas, quiz� tan diestros como �l, prefirieron permanecer en el anonimato de sus hogares, d�ndole rienda suelta a su pasi�n musical. Seg�n Garc�a M�rquez, todos estos m�sicos primitivos eran como los juglares de la �poca medieval: cantaban cuando sent�an la necesidad de hacerlo, despu�s de haber sido estimulado con un hecho real. Hac�an versos, ejecutaban el acorde�n e interpretaban sus propias canciones. Como genero musical agrupa distintas formas de expresarse, las cuales reciben los nombres de : Piqueria: que refleja un duelo entre acordeonista el cual es calificado con aplausos para el ganador; la Puya : extremadamente r�tmica y que se caracteriza por los coros con los que se responde a las estrofas de un cantador; Merengue : tambi�n r�tmico, pero menos que la puya, que identifica un especifico tipo de jolgorio que tiene connotaciones sensuales y er�ticas, de procedencia africana y sin ninguna relaci�n con el merengue Dominicano; y el Paseo : el mas joven de todos. Para algunos el paseo tiene descendencia del vals, por la manera de bailarlo. En su desarrollo influyeron los desplazamientos de personas de Valledupar hacia la zona bananera en la �poca de su bonanza y hacia las plantaciones de algod�n, donde se precisaba mucha mano de obra, incluso de gentes del interior del pa�s. El Paseo es cadencioso y r�tmico y se convirti� en el m�s comercial. Hoy el Vallenato ha tomado dos rumbos. Los cultores tradicionales que siguen la l�nea de �Francisco el hombre�, obviamente con una marcada tendencia al paseo y La Nueva Generaci�n. A principios de los 90 se demostr� que la juventud es capaz de recibir y disfrutar la tradici�n, cuando se le brinda en su propio lenguaje. La nueva escuela que le canta al Vallenato empez� por recuperar los cl�sicos del Valle de Upar, principal regi�n donde se gesta el Vallenato y fusionarlo con el lenguaje del rock. El evento es todo un remez�n a la cultura del Vallenato, pero bien aceptado pues lo sac� de su entorno regionalista y lo internacionaliz�. Dentro de los cantores que acogieron la nueva l�nea musical se destac� Tulio Zuloaga, el m�s importante representante del Vallenato pop y seguro el m�s conocido de todos en todo el mundo es Carlos Vives.
DONDE NACIO EL VALLENATO
El ritmo Vallenato naci� en la Costa Norte de Colombia y fue interpetado en sus principios por campesinos de la regi�n, que a�n sin tener una preparaci�n acad�mica ni siquiera regular, con muy contadas excepciones, aprendieron a tocar (interpretar) el acorde�n, pese a desconocer en absoluto las notas del pentagrama musical. Su aprendizaje se hac�a por "oido" y practicaban a diario, bien en el cambuche ( Rancho) de su huerta (tambi�n la llaman rosa) o en el extenso patio de la casa en los pueblos, los cuales se tomaban como costumbre tenerlos en los pueblos Coste�os. La historia no registra en sus anales, al maestro que ense�� a "tocar" al primer acordeonero de Colombia; pero s� cuenta an�gdotas de legendarios acordeoneros, como Francisco"El Hombre", que hacia ruta entre los pueblos a lomo de burro, interpretando ritmos con canciones que contaban los aconteceres diarios de cada uno de ellos, convirtiendose a diario en el "Mensajero de la regi�n". Eran canciones que �l mismo compon�a y que acomodaba en versos de cuatro palabras (daremos ejemplo mas adelente), con los cuales entregaba el mensaje a su destinatario. Para la �poca no exist�an emisoras de radio ni TV y la prensa capitalina llegaba atrazada por lo menos una semana a manos de los pocos que sabian leer en el pueblo, esto sin mencionar que nadie se ocupaba en estos medios escritos de dar a conocer los problemas de los pueblos apartados de la gran civilizaci�n. Tampoco hemos mencionado que el servicio telef�nico era nulo y que el �nico medio de comunicaci�n posible era el de persona a persona, como lo hac�a nuetro personaje en menci�n, solo que �l ten�a su estilo peculiar de mensajero musical. De hecho, para �ste entonces no se hab�a discriminado a cuatro los aires del Vallenato (Paseo, Merengue, Puya y Son), en cualquier reuni�n se escuchaban ritmos como Cumbia, Cumbiamba, Zafra, Pajarito, etc... sin detenerse a pensar nadie en la palabra Vallenato, para calificar esta m�sica. Quiero decir que hace mas de cien a�os, la m�sica interpretada con acorde�n, era solo eso: M�sica. Las dos razas que interpretaron m�sica de esta �ndole en sus principios, fueron la Indigena y la negra. Los blancos se dedicaban a pensar en la mejor forma de enriquecerse y a manejar las fortunas que hab�an conseguido, teniendo como peones a los ya mencionados. En la Costa Caribe de Colombia, se maneja un lenguaje distinto al del resto del pais, por la influencia de las Antillas y su forma de hablar y de expresarse.Es por eso que en algunas canciones se encuentran terminos que eran dificiles de entender entre los mel�manos de otras regiones. Como por ejemplo:Trilla: Senda dejada por el paso del ganado. Morena: Forma de alagar a una mujer por su piel canela.Grupa: Correa que sujeta la silla de montar,por cola del anumal.Pica Los Cabos: Irse, perderse,marcharse.Pechiche: Mimado, Consentido,Mimo.Simp�tica:Bonita,Querida.Perrenque:FuerzaCoraje, Guapeza.Arrutanao: Persona fracasada. Etc...Etc. Todos estos terminos han aparecido alguna vez en las canciones de m�sica de acorde�n y al principio no eran entendidas por los interioranos (Cachacos) que escuchaban sin dar importancia a lo que se quer�a expresar.
EVOLUCI�N DE VALLENATO
La m�sica vallenata ha evolucionado a trav�s del tiempo como lo han hecho la
mayor�a de los g�neros musicales latinoamericanos, tal son los casos del tango argentino, la ranchera mexicana y el merengue dominicano. Por esta raz�n, es que vemos la diferencia de los distintos estilos de como graban el vallenato a trav�s de las �pocas. As�, me atrevo a hacer una clasificaci�n del vallenato marcada por la forma de interpretaci�n de los exponentes de esta m�sica. Empecemos por el vallenato de los juglares donde la caja, la guacharaca, y el acorde�n acompa�aban la voz del ejecutante de este �ltimo. El vallenato de esa �poca era narrativo, lleno de an�cdotas y se le cantaba a la mujer con verdadero amor y sentimiento. Cabe anotar que entre estos se encuentran Abel Antonio Villa, Juancho Polo Valencia, Alejo Dur�n, entre otros. Luego vino una �poca donde el vallenato le puso m�s atenci�n al ritmo y la percusi�n se hizo m�s alegre, la jocosidad de las letras hac�a juego con lo que quer�an transmitir los m�sicos de aquel entonces, entre estos est�n Alfredo Guti�rrez, Lisandro mesa, Gilberto Torres, Aniceto Molina, etc. Esta etapa se comprende desde finales de los 50�s hasta comienzos de los 70�s, en esos momentos se dieron los primeros visos del romanticismo en el vallenato porque de esta �poca son Gustavo Guti�rrez y Fredy Molina. Canciones de estos a�os est�n: Cabellos largos, El acorde�n Pitador, La negra, etc.