Twisted in Flames

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 127

Índice

Sinopsis
Aclaración
Advertencia
Agradecimiento
Playlist
Capítulo 1. Sebastian
Capítulo 2. Carrington
Capítulo 3. Sebastian
Capítulo 4. Carrington
Capítulo 5. Sebastian
Capítulo 6. Carrington
Capítulo 7. Sebastian
Gracias
Agradecimientos
Sebastian McCoy va a echar gasolina en Woodsboro y lo quemará hasta los
cimientos. El arrogante y desgarrador monstruo me atormentará para que
encienda la primera cerilla.
Conoce todos mis secretos, pero se olvida de que yo también conozco los suyos.
Si nos quemamos, nos quemamos juntos.
Este es un romance universitario de 50k, MF, STEPBROTHER.
Sebastián es un antihéroe y los temas de este libro pueden hacer que algunos
lectores se sientan incómodos. Como se trata de un dúo, el primer libro termina en
suspenso... pero el segundo libro se publica muy poco después y ya está disponible
para su reserva.
Este trabajo es de fans para fans, ningún participante de ese proyecto ha
recibido remuneración alguna. Por favor comparte en privado y no acudas
a las fuentes oficiales de las autoras a solicitar las traducciones de fans, ni
mucho menos nombres a los foros o a las fuentes de donde provienen estos
trabajos.

¡¡¡¡¡Cuida tus grupos y blogs!!!!!!


Twisted in Flames es el primer libro de Woodsboro Duet. Termina en un final
abierto. El libro dos, United in Ashes, está disponible para pre-ordenar y se
lanzará el 2 de junio.
Es un hermanastro OSCURO/DE ENEMIGOS A AMANTES, romance con
TEMAS OSCUROS que podrían resultar molestos para algunos lectores.
Hablando en serio, Sebastian es un antihéroe. NO es una lectura sana.
Si no está segura, envíe un correo electrónico a mi asistente, Jackie, a
Roryassistant@gmail.com para una divulgación completa antes de leer. No hay
trampa.
KB, solo puedo esperar que estos libros estén a la altura de las magníficas
portadas que creaste para Woodsboro.

Siempre serán mis favoritas.


Someone Else - Rezz & Grabbitz
Second Chances Aren’t For Everyone - KAMAARA
HEADSPACE - Fame on Fire FT. POORSTACY
MONSTERS - Shinedown
Afraid - The Neighborhood
Slow Down - Chase Atlantic
Play with Fire - Sam Tinnesz FT. Yacht Money
The Devil Within - Digital Daggers
Sick Like Me - In This Moment
Seven Devils - Florence + The Machine
MoodSwings – KAMAAARA
Asshole - hooligan chase
DEAD TO ME - blackbear
If These Scars Could Speak - Citizen Soldier
Another Lie - Motionless In White
—L LEGAS TARDE , M CCOY —dice Talon, el presidente de Kappa Alpha, por
encima del hombro cuando entro en el comedor formal de la fraternidad.
Está apagando las velas alineadas sobre la repisa de mármol de la antigua
chimenea de piedra. Todo en esta escuela es tan pretencioso, entre la forma en
que nos hacen vestir, hablar y actuar. Es como si estuviéramos viviendo en
tiempos arcaicos, a pesar del hecho de que cuando vamos a casa en vacaciones,
todos manejamos putos Maserati, nos tatuamos y destrozamos las mansiones de
nuestros padres con fiestas salvajes.
Pero es un rito de iniciación para los ricos de Faircliff, y estoy bastante seguro
de que ninguno de nosotros estaría aquí si nuestros fondos fiduciarios no
estuvieran en juego.
—Cuando el presidente se dirige a ti, es de buena educación responder —Talon
pasa su mano por su cabello rubio y me da una sonrisa de comemierda. Me está
provocando. Puedo sentir la jodida tensión entre nosotros, y es más intensa de lo
habitual. Pero eso depende más de mí que de él. Siempre es un idiota pretencioso.
No puedo recordar la última vez que dormí más de una hora o dos, y estoy
colgando de un hilo. Y si alguien me va a hacer estallar, es Talon Sanderson.
He querido patearle el trasero desde la primera vez que lo escuché abrir la boca
en primer año, pero no lo he hecho porque su padre es el decano de la
Universidad de Woodsboro y el mejor amigo de mi padre. Así que, en lugar de
noquearlo y aplastarle la tráquea con el pie, me conformo con darle una sacudida.
No quiero ser parte de esta estúpida fraternidad, pero no tengo elección. Mi
hermano Blaine y yo somos herederos. Aprieto la mandíbula mientras el
pensamiento atraviesa mi cerebro. Éramos. Tiempo pasado. Éramos herederos,
hasta que lo encontraron muerto en los acantilados que rodean el perímetro del
campus de Woodsboro el mes pasado. Nadie está actuando como si fuera un gran
problema. Solo un horrible accidente, es lo que todos los adultos en esta escuela
infernal están diciendo. Hay algunos rumores de los estudiantes sobre si fue
suicidio, si nuestra hermanastra Carrington estuvo involucrada. Ninguna
investigación, nada más que una vigilia de mierda y una lápida aún peor en el
cementerio cerca de la vieja iglesia del campus.
Miro alrededor de la habitación y me doy cuenta de que debo estar más
retrasado de lo que pensaba. Además de Talon, solo quedan cuatro chicos en la
sala, lo que significa que me perdí por completo la reunión.
Fingen estar aburridos y despreocupados, pero son conscientes del hecho de
que no estoy en el estado mental para tratar con este imbécil. Wilder ha tomado
uno de los libros encuadernados en piel de la estantería empotrada y lo está
leyendo al revés mientras me sonríe. Siempre está buscando una razón para
meterse en una pelea, y está esperando que yo la inicie para poder divertirse.
Nathaniel y Cruz están jodiendo con el globo incrustado de oro que
probablemente vale más que todas nuestras vidas juntas. Y Declan está bebiendo
whisky y mirando a Wilder con una expresión divertida. Él es el más reservado,
nunca he sido de los que se enfadan, pero si pudiera elegir a una sola persona
para que me cubriera las espaldas, sería él. Los cinco somos como hermanos, y
no me sorprende que estén esperando para ver si voy a perder la cabeza y
quemar a este puto lugar hasta los cimientos con Talon adentro. Me doy cuenta
de que Jesse, el mejor amigo de mi hermano, no me ha esperado. No necesito una
niñera, pero generalmente es el Señor Simpático.
Justo como lo era Blaine, y no se arriesgaría a dejarme solo con Talon con cuatro
testigos que jurarían por sus abuelas que golpeó su propio cráneo contra el
cemento. Sin embargo, todos estamos de duelo, así que no lo culpo por estar
distante.
—¿Tienes problemas para oír, Bash? —Talon se burla de mí otra vez y puedo
sentir que la razón abandona mi cuerpo. Necesito sacar un poco de esta ira
reprimida y parece el objetivo más fácil en este momento. No hay reglas para él
debido a quién es su padre, y lo sabe.
—No estoy de humor. Haz tu gran actuación de mierda cualquiera que tengas
planeada para mi beneficio. Anota mi maldito nombre ahora en tu pequeña y
preciosa hoja de asistencia y luego cierra la puta boca. —Miro a Talon y me acerco
para prepararme un trago. Pruebo el sabor amargo del whisky y me suelto la
corbata. Siento que me están estrangulando, y la corbata poco tiene que ver con
ello.
Wilder se ríe, y le corto con la mirada porque no estoy de humor para jugar.
Solía pensar que su idiotez era divertida, pero ahora todo me molesta. Llego
tarde porque me he convertido en un maldito acosador, siguiendo a mi
hermanastra, Carrington, a todas partes. Quiero saber qué sabe ella sobre la
muerte de Blaine, y está empeñada en llevarse sus secretos a la tumba. Me dijo
que iba a estar con ella esa noche y, sin embargo, no estaba con él cuando
aparentemente murió. Ella no dirá dónde estaba o cómo terminó él en los
acantilados esa noche. Sabe más de lo que me dice, y exprimiré hasta el último
aliento de ella hasta que se rompa. Siempre hemos tenido una relación
tumultuosa, y eso se debe principalmente a que ella es lo único que he querido y
no se me permitió tener.
Carrington es una buena chica, o eso pretende ser. Sé la verdad sobre ella y
Blaine, incluso si quiere pretender que solo eran amigos. Conozco a mi hermano
mejor que nadie, y Blaine McCoy no era solo amigo de chicas que lucen tan bien
como Carrington Jane con una jodida falda. Ella es una mentirosa, y yo soy el
monstruo que quiere corromperla, poseerla, bajarla a mi nivel. Pero siempre
prefirió la compañía de Blaine a la mía, probablemente porque él es hermano
McCoy bueno. El amable. El que puso a todos antes que a sí mismo. Siempre
estaban cuchicheando sobre alguna mierda, riéndose y dando paseos por los
acantilados que dan al océano. Afirmó que amaba a Carrington, pero solo como
hermana. Me mintió en la cara cuando dijo que no tenía los pensamientos
enfermizos que yo tenía, tengo... que siempre tendré.
Siento que se me encoge el corazón cuando pienso en mi hermano, y si es la
última puta cosa que hago, averiguaré qué le pasó. Tengo mis momentos en los
que rompo y destrozo todo. En el último mes, he destruido mi habitación más
veces de las que estoy orgulloso, y eso es un gran problema porque no tengo
conciencia. Es como si me desmayara porque nunca recuerdo nada. Solo me
quedo con el daño que he causado. Tampoco recuerdo haberle gritado a
Carrington, pero lo hago. Cada maldita vez.
Declan se pone de pie, para apoyarse contra la chimenea. Debe sentir que estoy
colgando de un hilo, y si alguien me da una razón para romperlo, la tomaré con
mucho gusto.
—Necesito anotar por qué te perdiste la reunión. ¿Estabas demasiado ocupado
tratando de follarte a tu hermana? —Talon se burla mientras está de pie junto a
la puerta—. Oh, es cierto, Blaine era el folla/hermana, pero ahora que está
muerto, quién sabe cómo estará el árbol genealógico. —Se ríe, y toda la rabia que
apenas he sido capaz de contener durante los últimos días estalla. Lanzo mi vaso,
dejando que se rompa contra la pared de piedra. Me concentro en Talon. Es
jodidamente hombre muerto. Puede que trate a Carrington como basura, pero
mataré a cualquiera que sea lo suficientemente tonto como para decir su nombre.
Talon sonríe, aparentemente indiferente mientras camino hacia él. O quiere sentir
que le ahogo la vida o es lo suficientemente denso como para pensar que su
estatus en esta universidad es suficiente para salvar su vida.
Soy absolutamente salvaje cuando se trata de Carrington en un buen día, pero
¿hoy? ¿Después de toda la puta mierda con Blaine? Soy un asesino.
—Bash, no lo hagas —la voz de Declan me detiene a mitad de camino, pero
mis ojos no dejan a Talon incluso cuando Declan golpea con el puño el antiguo
carrito de madera intrincadamente tallado en el que está el licor—. Cierra la puta
boca, Talon. Él está aquí. Di lo que tengas que decir y me aseguraré de que salgas
caminando esta noche.
El tono sereno de Declan, el que nos han empujado a través de la garganta
desde el jardín de infantes, hace su trabajo enmascarando su ira. Su tono es frío
y uniforme. Sé que puedo contar con él si necesito apoyo, pero no necesito que
nadie intervenga. Después de ver a Carrington hoy, verla caminar por el campus
fingiendo estar triste, fingiendo que no sabe por qué mi hermano yace sin vida
en el suelo frío, busco una razón para joder a alguien. Y Talon acaba de darme
varias.
Talon ignora a Declan y empieza de nuevo conmigo.
—Ya que el chico dorado ya no está con nosotros, y claramente no quiere tener
nada contigo. ¿No te importará si tomo mi turno con ella? —Le he dado una
paliza a tipos por hablar de Carrington, pero nunca había sentido este tipo de
rabia desenfrenada. Voy a matarlo. Voy a ver sus ojos quedarse en blanco y sentir
su último aliento. Me sonríe cuando dice—. No te preocupes, te la devolveré
cuando termine con ella.
Antes de que alguien pueda parpadear, estoy sobre él. Ni siquiera sé con qué
se estrellan mis puños, y no puedo sentir el dolor que debería estar allí. Se
necesita tanto a Declan como a Wilder para sacarme de encima del hijo de puta.
Pasan minutos que se sienten como horas, y cuando mi visión ya no es borrosa,
veo a Nathaniel y Cruz tirando de Talon levantándolo del piso hacia la larga mesa
de madera que ha sido el centro de las reuniones de Kappa Alpha desde que
existe Woodsboro.
Su boca está sangrando por su camisa blanca de Woodsboro, y me alegro de
ver el miedo parpadear en sus ojos por un momento antes de que enmascare sus
sentimientos.
Me acerco a él, pero permito que Cruz y Nathaniel actúen como
amortiguadores.
—Ni siquiera piensas en tocarla, no tendrás la fuerza suficiente para
suplicarme que te saque de tu miseria. —Ella es mía, quiero agregar, pero tengo
suficiente sentido común para saber que eso solo le dará la satisfacción de
conocer que ha dado en el blanco con los golpes que me está lanzando.
—Ahora veo, todo este tiempo creí que estabas pensando con tu polla, porque
¿quién no querría un pedazo de la dulce y pequeña Carrington Jane? Pero
claramente te importa lo que le pase, ¿no? —se ríe, pero puedo escuchar la forma
en que su voz tiembla, y eso hace que mis labios se inclinen en una sonrisa
demente como el psicópata que soy. No tiene ni puta idea de con quién se mete
cuando se trata de Carrington—. Eso es una pendiente resbaladiza, ¿no crees?
Deja que tu hermano descanse en paz y mantén tu nariz fuera de lugares a los
que no pertenece. No me gustaría que le pasara algo a nadie más que te importe.
—Estoy a punto de agarrarlo, pero tanto Nathaniel como Cruz me detienen.
Wilder sacude los hombros como si estuviera ansioso por agarrar a Talon, pero
Declan presiona una mano contra su pecho, anticipando sus movimientos y
deteniéndolo antes de que haga algo para meterse en problemas. Declan y Wilder
tienen una amistad diferente al resto de nosotros. Es como si fueran hermanos o
pueden sentir lo que siente el otro. Ni siquiera tuve eso con mi propio hermano.
Éramos polos opuestos y rara vez estábamos de acuerdo en algo. Excepto que
estábamos de acuerdo en una cosa. Carrington Jane es propiedad de los McCoy
y siempre lo será.
Declan se para entre Talon y yo, toma su chaquetón negro el que todos los
Kappa Alpha usan del respaldo de la silla en la que debió estar sentado durante
la reunión.
—La próxima vez que quiera matarte, no me interpondré en su camino. —La
voz de Declan es controlada, casi aburrida—. ¿Soy claro?
Talon solo sonríe y la satisfacción me recorre cuando veo sus dientes
ensangrentados.
—Contéstale. —Wilder está hombro con hombro con Declan, buscando a
tientas los botones de su propio abrigo, haciendo que su orden parezca menos
intimidante. Observo cómo Declan aparta los dedos de Wilder y toma el relevo,
abrochándole los botones con la facilidad de la práctica. Esos pequeños gestos
entre los dos hacen que me pregunte si suceden cosas entre ellos que el resto de
nosotros no conocemos. Cuando Talon no responde a la orden, Wilder agrega—.
Si no juegas bien y le respondes a Declan, vamos a etiquetar a tu mamá. Todos
sabemos que la señora Sanderson prefiere a los chicos de fraternidad sobre tu
padre.
Declan no reacciona, pero Nathaniel y Cruz sueltan una carcajada cuando
Talon espeta:
—Cierra la puta boca. Déjala fuera de esto. —Talon finalmente se pone de pie,
y haría bien en recordar que solo puede hacer eso porque se lo hemos
permitido—. Les advierto a todos que dejen de husmear en el campus buscando
cosas que no son de su incumbencia.
—Mi hermano es mi asunto. Y averiguaré quién es la razón por la que terminó
en esos acantilados con el puto cuello roto. —Lucho por controlar mi
temperamento y apenas lo logro. Me inclino y susurro con enojo—. Cuando
descubra quién es el responsable, lo va a pasar diez veces peor de lo que Blaine
lo pasó esa noche. —Observo a Talon de cerca mientras mis palabras calan, y me
doy cuenta de que la promesa silenciosa es más intimidante que cualquier cosa
que pueda gritarle con enojo.
Sin otra palabra, me doy la vuelta y me dirijo hacia la pesada puerta de madera
que conduce al corredor de piedra. Necesito salir de aquí o voy a matarlo, y
claramente él sabe algo sobre la muerte de Blaine, o no estaría peleando tan duro
para evitar que yo sacudiera la mierda en Woodsboro. Necesito mantenerlo cerca
hasta que pueda desentrañar la verdad. Después de eso, si muere de una forma
lenta y horrible. Me importa un carajo.
—¿A tu mamá le gusta por el culo? Estoy preguntando por un amigo. —Oigo
la burla de Wilder y pongo los ojos en blanco porque, aunque no me doy la vuelta
para verlo, sé que está moviendo las cejas sugestivamente mientras Declan pone
los ojos en blanco. Sé lo que está haciendo, y que lo hace para ayudarme, pero
sus travesuras solo reducen mi frustración un poco.
—¡Vete a la mierda! —Escucho la voz llena de ira de Talon justo cuando estoy
a punto de empujar la puerta para abrirla, pero me giro cuando escucho una
pelea. Talon arruga su rostro ensangrentado con ira y empuja a Wilder, quien
continúa riéndose, sin moverse ni una pulgada.
Declan me hace señas para que me vaya, haciéndome saber que lo tiene bajo
control, y no discuto. Una vez que estoy afuera, miro hacia el cielo nublado y
trato de calcular si la lluvia se va a mantener fuera. Este es exactamente el tipo
de clima que a Blaine y Carrington les encantaba, y la razón por la que bajaban a
los acantilados y se sentaban durante horas. Me pregunto de qué hablaban. ¿La
folló al aire libre donde cualquiera lo suficientemente valiente como para
aventurarse por los acantilados pudiera verlos? Los celos se apoderan de mí al
pensar en ella con otra persona. La trato como basura porque estoy jodidamente
enojado con ella, pero es mía. La necesito, y eso me hace odiarla aún más. Sé que
necesito alejarme de ella, por su bien y por mi propia cordura. Me dirijo hacia su
dormitorio de todos modos, porque me importa una mierda ninguna de esas
cosas.
Voy a arruinar su vida.
—¿DECLAN TE DIJO ALGO SOBRE MÍ ? —Las palabras salen de la boca de Ella antes
de que pueda tirar de la silla frente a mí en la enorme mesa de madera del
comedor. Estoy comiendo sola como de costumbre ahora que Blaine se ha ido.
Pero no se me escapa que Sebastián tiene a Nathaniel espiándome. Es como si su
equipo hiciera turnos, vigilando cada uno de mis movimientos, y son demasiado
egocéntricos para darse cuenta de lo notables que son. Todos miden más de dos
metros y tienen la peor reputación del campus, y exigen silenciosamente atención
cuando entran en una habitación.
Cuando pensé que no podían ser más idiotas, la gente empezó a llamarlos los
malditos “Lobos de Woodsboro”. Sin embargo, aquí está Nathaniel, con las
mangas de la sudadera con capucha que se supone que no debe usar durante el
horario escolar levantadas hasta los codos y la forma en que sostiene la cuchara
para llevarse el cereal a la boca me recuerda a un niño pequeño. Mientras me
sonríe, indicando que piensa que el hecho que Ella me tenga acorralada es
gracioso, la leche gotea por su barbilla.
El hecho de que sea uno de los pocos chicos del campus con los que la población
femenina se arrancarían los ojos entre sí para salir con él, me hace querer lanzarme
por una escalera y acabar con la miseria de existir en este mundo.
Ella agita su carpeta roja frente a mi cara, y si me importara lo suficiente,
comentaría sobre una estudiante de último año de universidad que lleva carpetas
en el comedor. En su lugar, alejo mi mirada de Nathaniel el tiempo suficiente para
arrebatarle la carpeta de las manos y dejarla sobre la mesa donde no me lastimará
la córnea si hace algún movimiento salvaje. Miro a Nathaniel cuando lo escucho
resoplar ante mi demostración de precaución, y luego muevo mi dedo medio
hacia él para mostrarle que no tengo miedo de que se acerque. Sebastian, por otro
lado, me asusta como la mierda cuando estamos solos, pero es principalmente
porque parece querer seducirme y matarme al mismo tiempo. A veces, siento que
quiero quedarme para averiguar qué lado ganará.
—¿Me estás escuchando, CJ? Me acosté con ellos. —Le doy mi atención
—¿Con quién? ¿Uno de los amiguitos psicóticos de Sebastian?
Meto una cucharada de macarrones con queso en la boca y entrecierro los ojos
hacia ella con confusión. No estoy segura de por qué me habla de todos modos.
No somos amigas por muchas razones, la principal es porque pasa sus días
babeando por mi hermanastro y yo paso mis días tratando de evitar estar
confinada en cualquier espacio pequeño en el que él intente atraparme. Tiene
afinidad por perseguirme, y no soy tan estúpida como para pensar que no podría
atraparme si realmente lo quisiera. Le gusta mi temor y, si soy sincera, a veces la
emoción de su tortura es lo único que me hace sentir que sigo viva.
Sebastian y yo nunca nos hemos llevado bien. No quería que mi madre se
casara con su padre, y supuse que era porque su padre engañaba a su madre.
Desde el primer día se ha empeñado en atormentarme de una forma u otra, pero
desde que murió Blaine, ha empeorado. Si cree que me va a intimidar para que
le cuente los secretos de Blaine, tiene la cabeza más metida en el culo de lo que
pensaba.
Tendrá que matarme primero.
Ella empuja su silla y el ruido de la raspadura en el piso de piedra me saca de
mis pensamientos. Entonces me doy cuenta de que Ella tiene los ojos llorosos y
siento que necesito fingir que me importa cuál de los amigos de Sebastian le
mostró algunos abdominales para llevarla a la cama y luego la tiró como la
basura que creen que es. Ella no tiene que decirme lo que pasó para que yo lo
entienda. Los cinco han estado causando estragos en la población femenina de
Faircliff desde la escuela secundaria.
Empujo el resto de mi comida hacia el centro de la mesa y paso mi mano por
mi cola de caballo, comprobando si la cinta todavía está colocada correctamente.
La Universidad de Woodsboro es estricta con todo, pero especialmente con el
código de vestimenta. No es que tengamos que usar uniformes, pero también
podríamos hacerlo. Mis cintas son lo único divertido que tengo, así que uso una
diferente todos los días. Suspiro cuando Ella se mete detrás de las orejas su corto
cabello rojo y moquea.
—¿Cuál de ellos? —pregunto, inclinándome para hablar en voz baja. No soy
la mayor admiradora de Ella, pero tampoco quiero avergonzarla en un lugar tan
público, y claramente ella no quiere hablar con su camarilla de chicas mocosas, o
no estaría llorando sobre mis macarrones con queso.
—Dije que me acosté con ellos. Plural. —su tono condescendiente casi me da
ganas de decirle que se vaya a la mierda, pero mi curiosidad supera mi molestia.
Arqueo una ceja, convenciéndola en silencio para que suelte los detalles.
—Declan y Wilder. Al mismo tiempo —susurra las últimas palabras y baja la
mirada en lo que supongo que es vergüenza, lo cual es extraño de presenciar en
alguien como Ella.
—Oye, eso no es nada de lo que avergonzarse. Todos hemos estado allí. —
Quiero decir, no lo he hecho, es difícil tener un dúo, y mucho menos un trío,
cuando los hermanos McCoy han amenazado con una muerte lenta pero segura
a cualquiera lo suficientemente valiente como para pedirme una cita. Blaine tenía
buenas intenciones e incluso se disculpó por tratarme como una posesión. Se
preocupaba por mí como una hermana y no quería que terminara llorando en la
cena de alguien debido a una aventura sexual desastroza. Sebastian, por otro
lado, solo quiere hacerme sentir miserable, y estoy bastante segura de que si las
palabras «lo siento» alguna vez pasaran por sus labios, su lengua se incendiaría.
Me inclino hacia atrás y tiro del pin de Woodsboro en el cuello de mi camisa
blanca con botones por puro nerviosismo. No estoy segura de cómo manejar esta
situación, porque todo lo que digo parece que lo estoy suavizando. Es una mujer
adulta y puede hacer lo que quiera con su cuerpo, pero claramente lo lamenta.
—Quiero decir, en lo que respecta a los mujeriegos, Declan y Wilder no son tan
malos. Quiero decir que podría ser mucho peor. Podría haber sido él —señalo
con el pulgar a Nathaniel y me encojo de hombros. Ella se ríe entre lágrimas
mientras lo vemos jugar con su cabello castaño y estrechar su mirada sin
disculpas sobre nosotros.
—Realmente me gusta Declan —finalmente admite Ella, y luego mira hacia mí
suplicante—. Él no volverá a mi habitación a menos que Wilder venga también.
Durante… mientras estábamos… era como si me estuvieran follando, pero ni
siquiera me miraban. Prácticamente le rogué a Declan que se quedara a pasar la
noche, pero era como si no pudiera escuchar nada de lo que le decía. Fue tan
embarazoso. Me senté desnuda en mi cama y los vi vestirse. —Sus labios
comienzan a temblar de nuevo, y es tan extraño ver a alguien tan fría y
despiadada como Ella estar emocionalmente angustiada. Al mismo tiempo, no
estoy segura de cómo podría estar tan sorprendida de que sean así. Los Lobos
son conocidos por tratar a las chicas de esta manera. No me refiero a lo del trío,
creo que eso es específico de Wilder y Declan, pero, aun así, no tienen empatía.
Por eso gobiernan el campus, todos les tienen miedo—. ¿Estás segura de que no
te dijo nada sobre mí?
—Ella, ya que Blaine... —Aparto la mirada porque no quiero llorar. He estado
fingiendo estos últimos días, tratando de no mostrar lo destrozada que me siento,
pero Blaine era mi único amigo real, literalmente, la única persona en la que
confiaba todos mis secretos. Incluso conocía mi sentimientos complicados por
Sebastian. Todavía no puedo creer que se haya ido y por una razón tan estúpida.
Me hizo jurar que le guardaría el secreto y sus razones eran válidas, pero todavía
no estoy segura de que me haya contado todo, lo que hace que la herida de
perderlo duela aún más. Sin embargo, mantendré los secretos de Blaine, incluso
si eso me convierte en un objetivo. Me trago la emoción que estoy sintiendo y
continúo:
—Sebastian y yo no nos llevamos bien. Así que sus amigos en realidad no se
quedan a dormir en mi dormitorio y me cuentan sobre sus tríos o por qué son
tan imbéciles. —Cuando frunce los labios con decepción, agrego—. Creo que
deberías alejarte de ellos. Todo lo que hacen es ir de fiesta y acosar a las chicas
como si fuera su maldito trabajo. —También creo que Declan nunca amará a
nadie de la forma en que ama a Wilder, y creo que Wilder no se ha dado cuenta
de ese hecho. Eso es solo mi instinto, y nunca lo diría en voz alta, especialmente
a alguien como Ella. No es mi asunto decirle que está peleando una batalla
perdida.
—Pensé que tú y Sebastian estaban bien ahora —dijo, frunce las cejas y se
ajusta la diadema azul marino que hace juego con los blazers y chaquetas de
punto que debemos usar. No se nos permite tener el cabello completamente
recogido durante el horario escolar junto con una larga lista de otras
prohibiciones que son demasiado tediosas para mencionar. Por lo general, todos
nos volvemos locos cuando nos escapamos del campus, lo que a veces es
entretenido de presenciar. Estamos en la universidad y entiendo que nuestros
padres pretenciosos están haciendo todo lo posible para convertirnos en sus
clones sin cerebro, pero incluso para un lugar como Woodsboro, las reglas son
ridículas.
—¿Por qué piensas eso? —pregunto, empujando mi silla hacia atrás para irme.
Terminé con las clases del día, y realmente no quiero volver a mi habitación
donde todo lo que veo son cosas que me recuerdan a Blaine. Supongo que eso es
mejor que con lo que estoy lidiando ahora. Echo un vistazo y Nathaniel se ha ido,
y toda la basura de su cena está desordenada sobre la mesa. Estúpido. Mi
atención vuelve a Ella cuando me doy cuenta de que está recogiendo mi plato y
mi taza de la mesa de madera pulida.
—Oh, vienes conmigo. —Por supuesto que si. Claramente, Blaine me está
persiguiendo porque sé que está flotando en algún lugar riendo a carcajadas.
Lidiar con su hermano queriendo estrangularme y sus estúpidos amigos
acechándome no tan encubiertamente no era suficiente, ahora tengo «groupies
lobo» siguiéndome.
Me hace un gesto con la mano desdeñosamente y ahora me doy cuenta de que
sabe exactamente lo incómoda que ha sido toda esta interacción para mí.
—Todo el mundo está hablando de cómo Sebastian le dio una paliza a Talon
por tu culpa.
—No, no lo están. —Pongo los ojos en blanco y empiezo a recoger mi mochila.
—Quiero decir, no, no lo hizo. Podría haber golpeado a Talon, que también es un
imbécil del que también deberías mantenerte alejada, por cierto.
—Literalmente con todas las personas con las que he hablado hoy, y sabes lo
socialmente activa que soy —lo dice con tanta seriedad que tengo que luchar
para contener la risa que quiere salir de mi pecho. Ella no puede estar metida en
esto y, sin embargo, aquí estamos, teniendo una conversación sobre cuántos
amigos estirados tiene.
—“Los Lobos” son realmente importantes, CJ. —Ella me mira expectante,
como si supusiera que debo hablar sobre lo divinos que son. Claro, Sebastian se
ve bien sin camisa, y sus ojos azules tienen esa cualidad penetrante que se siente
como si pudiera cortarme por la mitad con solo verme. Aun así, esa no es razón
para dejar que él y sus amigos traten a todos como basura. Son brutales,
psicóticos, y todos estarían mejor si se quedaran en el cementerio detrás de la
iglesia en el campus donde les gusta jugar sus jueguitos idiotas.
—Todo mundo dice que Sebastian está obsesionado contigo, por eso actúa así.
—Bueno, eso hace que esté bien, entonces, ¿no? —Ella no capta el sarcasmo en
mis palabras o no lo capta, así que le devuelvo la sonrisa falsa mientras
empezamos a caminar por el patio de adoquines. Esta nublado hoy, como la
mayoría de los días por aquí, pero todavía no llueve, así que lo tomaré como una
victoria. Los altos edificios de piedra crean una sombra aún mayor en el patio, y
mientras un escalofrío me atraviesa, me arrepiento de no haber sacado la
chaqueta de mi mochila antes de irnos. Las nubes oscuras que parecen moverse
visiblemente no parecen prometedoras, así que espero que una vez que me
deshaga de Ella, pueda averiguar dónde me esconderé esta noche antes de que
comience el aguacero.
Estoy caminando rápido, cuando me doy cuenta de que Ella me sigue paso a
paso sin ninguna señal de seguir su propio camino, le pregunto:
—¿Entonces, a dónde te diriges? —Me estremezco por la forma en que sale la
oración, ella es mala... no estúpida, sabe que estoy tratando de deshacerme de
ella sin causarle una rabieta. No necesito que otra persona me humille
públicamente, “Los Lobos” tienen eso cubierto.
Ella me agarra del brazo justo cuando llegamos al final del patio, mis ojos se
concentran en la biblioteca. La hermana mayor de Declan, Delaney, es una de las
bibliotecarias. Probablemente es técnicamente demasiado joven para conseguir
un trabajo como ese si no viviéramos en la burbuja Woodsboro y si su apellido
no fuera St. James. Ella siempre ha sido muy amable conmigo, aunque Declan a
lo mejor le dijo que actualmente soy el enemigo público número uno.
Probablemente me dejará pasar el rato en la biblioteca esta noche fuera de
horario, quitarme a Sebastian de encima.
—Él no puede culparte por siempre, ni siquiera hiciste nada. La muerte de
Blaine fue un horrible accidente. Estaba borracho en los acantilados y se cayó. —
Aparto mi brazo y frunzo el ceño ante sus palabras. Ella no sabe toda la historia,
y quiero que siga siendo así. Se mueve conmigo, sin soltarme—. ¿Tienes miedo
de la atención de Sebastian porque ya te has liado con su hermano? Se ha ido
tan…
Me quedo quieta cuando sus largas uñas rosadas, que también están en contra
del código de vestimenta de Woodsboro, se clavan en la piel de mi antebrazo.
—¿Por qué me preguntas eso?
—Solo pensé que tal vez por eso lo evitas, por lealtad a Blaine. —Ella se encoge
de hombros y empiezo a preguntarme cuánto de su comportamiento es real y
cuánto es una actuación para ver si podía sacarme alguna información. Veo a
Talon trotando hacia nosotros, lo cual es muy diferente al pulido presidente de
fraternidad que he estado evitando desde la secundaria. Efectivamente, luce un
labio partido y una mandíbula magullada. Ella levanta la cabeza con una sonrisa
en los labios que solo puede interpretarse como, «te lo dije».
Me escaparía, me escondería en uno de los edificios, pero he aprendido por las
malas que lo único que detendrá a Talon es uno de “Los Lobos”, y no son
exactamente el equipo Carrington Jane en este momento. Me pregunto qué
podría haber dicho para que Sebastian le diera un puñetazo, quiero decir, no es
que crea que haría falta mucho en estos días para que Sebastian se quebrara. Me
regaño en silencio mientras mi mente divaga, preguntándome si lo que dijo Ella
era cierto, ¿realmente había atacado a Talon por mí? El calor se acumula en mi
estómago ante la idea, y estoy agradecida de que nadie sepa mis pensamientos
secretos, o que, a pesar de nuestra rivalidad, la agresión de Sebastian me excite
de una manera que sé que no debería. Es tóxico, desquiciado, psicótico, y estoy
jodida por las cosas que quiero que me haga.
Trato de controlar el disgusto que sé que está tirando de mi rostro cuando
Talon nos sonríe ampliamente, levantando una mano para que esperemos a que
recupere el aliento. Ella le sonríe, y mi fachada cae instantáneamente. Entrecierro
los ojos y miro de Ella a él. Ella está metida en lo que sea que tiene bajo la manga,
y soy una idiota por pensar que estaba realmente triste por Declan y Wilder. En
mi defensa, he visto una buena cantidad de chicas sollozando en los baños de los
dormitorios a las 2 de la madrugada por culpa de “Los Lobos”. Talon me lanza
su brillante sonrisa blanca y comienza a desabotonar el chaquetón negro que
siempre usan los Kappa Alphas.
—Pareces tener frío, toma mi chaqueta —dice suavemente, quitándosela y me
la ofrece. Suspiro, dejo caer mi mochila al suelo y levanto los brazos para
quitarme la cinta del pelo. Está bien después del horario escolar, y mi cuero
cabelludo está empezando a arder con una migraña. Lo miro fijamente a los ojos
mientras sin decir palabra me recojo el pelo largo en una coleta alta y
rápidamente ato la cinta alrededor de la banda elástica—. Vamos, CJ, no muerdo,
a menos que quieras que lo haga. ¿Cuál es tu problema? —Me guiña un ojo y
quiero vomitar sobre su caro abrigo.
Cruzo los brazos sobre el pecho para mostrar que no le aceptaré nada, y es solo
entonces que tira su brazo hacia atrás. Sin embargo, todavía sonríe, así que digo:
—Mi problema es que preferiría morir congelada que tomar un abrigo de
alguien que no me gusta. Es lo que soy como persona, así que no veo que eso
cambie. —Inclino la cabeza hacia un lado y arrugo la nariz con disgusto, pero
solo hace que sonría más—. De todos modos, si pudiéramos hacer esto rápido,
realmente tengo que irme. No eres el único gilipollas que me acosa hoy, y
desafortunadamente estoy ocupada para el futuro previsible. Entonces, tal vez
consulte con “Los Lobos” y vea si tienen algún horario que puedas tomar. De
alguna manera han acaparado el mercado —gorjeo, girando ya a la izquierda
para dirigirme a la biblioteca. Solo estoy a dos pasos y Talon está frente a mí,
bloqueando mi camino.
—No tan rápido. —Él no me toca, y sospecho que eso es porque no quiere que
“Los Lobos” lo decapiten, pero usa su mano para indicar que no me va a dejar
pasar.
—Talón yo...
—Solo quiero hablar. —Me muevo para continuar mi camino alrededor de su
gran cuerpo, y puedo ver el momento exacto en que pierde la última mierda que
tenía que dar. Extiende la mano, me agarra con firmeza por los hombros y tira de
mí para pararme frente a él. Estamos a plena luz del día, lo que debería hacerme
sentir segura, pero no es así como funcionan las cosas por aquí. Los padres de
Talon Sanderson prácticamente son dueños de la universidad, y ni siquiera “Los
Lobos” pueden evitar eso. Bueno, sin cometer un crimen, y los conozco lo
suficiente como para que ninguno de ellos tenga miedo de ir a la cárcel. Tenemos
la dinámica más rara. Son los que más deberían asustarme, pero son en los que
tengo más fe cuando se trata de mi seguridad.
—¿Qué quieres? Escúpelo, y no me toques otra vez o te corto la polla y te la
meto en tu pequeña y privilegiada garganta —digo bruscamente, pero no lo
empujo como quisiera. En cambio, me alejo de él y pongo unos pasos de espacio
entre nosotros. Tal vez si solo dice lo que sea que quiera decir, puedo seguir mi
camino sin una escena gigantesca. Miro a Ella, y veo que está susurrando a dos
de sus amigas malvadas que se han acercado desde el otro lado del edificio. Las
veo por el rabillo del ojo, observando atentamente mientras Talon me acosa. Se
endereza por completo, y sé que está tratando de hacerme sentir pequeña, pero
me niego a mostrarle que está funcionando.
—Tú y yo sabemos que la muerte de Blaine no fue un accidente. —Inclina la
cabeza hacia un lado en fingida simpatía, haciendo un puchero con su labio
inferior en señal de condescendencia—. ¿Por qué no le has dicho a Sebastian lo
que realmente pasó? —Siento que la bilis sube por mi garganta. No sé qué pasó,
pero sí sé que las cosas que estaba haciendo Blaine probablemente lo mataron,
pero es un idiota si piensa que sería lo suficientemente crédula como para decirle
lo que sé. Así es como Talon siempre tiene a todos agarrados del cuello, obtiene
información y la usa en su contra.
Tomo una respiración profunda antes de decir:
—Bueno, mierda, es casi como si usaras habilidades de pensamiento crítico. —
Pongo los ojos en blanco, rezando para que no pueda darse cuenta de lo alterada
que estoy en realidad—. Por supuesto que no fue un accidente, pero esta escuela
encubre cualquier cosa que pueda ser una mancha en su reputación prístina.
—Veo todo lo que va y viene en este campus, y podría arruinar vidas si quisiera
—dice en voz baja, inclinándose—. Nunca lo olvides.
Mi estómago se retuerce ante su amenaza, pero en lugar de retroceder como
quisiera, estiro la mano y acaricio su mejilla inflamada con rudeza.
—No parece que hayas visto el puño de Sebastian viniendo. —Sonrío, girando
sobre mis talones y dando unos cuantos pasos antes de que me agarre por la nuca
con tanta brusquedad que me muerda el labio, para no gritar. Pruebo la sangre
en mi boca, pero permanezco rígida.
—Ven a la fiesta de Kappa este fin de semana. —Me agarra la mandíbula con
tanta fuerza que me doy la vuelta para mirarlo. Se inclina hacia atrás, fuera de
mi espacio y su sonrisa no llega a sus ojos fríos y muertos. Realmente está
disfrutando esto, jugando conmigo.
—Estás delirando.
—Actúas como si tuvieras una opción. —Extiende la mano para tocar mi
mejilla, pero tiro mi cabeza hacia atrás—. Te estaré buscando. Pero supongo que,
si no apareces, siempre puedo pasar mi tiempo hablando con Sebastian. Estoy
seguro de que tenemos mucho en lo que ponernos al día.
Siento la ira burbujeando a través de mi pecho y justo cuando estoy a punto
de perderla, siento que alguien envuelve un brazo alrededor de mi hombro.
—Necesito pedir prestada a CJ, estoy seguro de que no te importa. —Sé que es
Declan antes de mirar hacia arriba para ver sus enojados ojos verdes.
Normalmente es el educado, el que no muestra cómo se siente, incluida su ira,
pero en este momento siento que podría aplastar cada hueso de mi cuerpo si me
acerca más a su pecho. Supongo que ahora mismo está de guardia.
—Estábamos teniendo una discusión. —La alegría que está claramente escrita
en el rostro de Talon es molesta—. CJ estaba preguntando sobre la fiesta de este
fin de semana, ella realmente quiere venir y volverse loca. Ha pasado por muchas
cosas últimamente. —Hace un puchero con el labio inferior de nuevo, burlándose
de mí y de Blaine. Declan no le da la respuesta que está buscando, sino que se
agacha para agarrar mi mochila y luego pone un brazo protector sobre mis
hombros. Así es como debería sentirse el toque de Sebastian. Debería hacerme
sentir protegida, no como si todo mi cuerpo estuviera en llamas y nunca quisiera
que las llamas se apagaran.
—No creo que tengas que preocuparte por la fiesta después de que Bash vea
estas marcas que le pusiste en la cara y el cuello —dice Declan suavemente, y sin
otra palabra me lleva lejos y hacia los dormitorios. No estoy segura de a dónde
cree que me está llevando, pero mi mente ya está pensando en cómo voy a salir
de su agarre.
—Tienes que mantenerte alejada de Talon —dice Declan, quitándose el abrigo
que es idéntico al de Talon y colocándolo sobre mis hombros. No discuto con él
porque me estoy congelando y está empezando a llover—. Quiere meterse con
nosotros y te va a utilizar a ti y a Delaney para hacerlo.
Me detengo abruptamente para preguntar:
—¿Delaney está bien? —Sus ojos se suavizan por solo una fracción de segundo
mientras asiente, y luego vuelve a estar en modo de imbécil rico.
—Talon tiene mucho poder por aquí y sabe que tú y Delaney son los únicos
puntos débiles que tenemos. —Se frota una mano a través de sus rizos negros—
. Talon dirige el espectáculo, al igual que sus hermanos antes que él. Pero si todos
siguen dejándolo salirse con la suya, nunca terminará.
—¿Por qué soy un punto débil? Ustedes cinco me odian. Talon no estaría
detrás de mí si supiera que a ustedes no les importa lo que me pase. —Lo miro
expectante, pero él no contesta. Sus labios se presionan en una delgada línea, lo
que indica que sabe algo que no me va a decir—. Entiendo que Delaney es tu
hermana y todo eso, pero también es miembro del personal de Woodsboro. Talon
no puede ser tan estúpido como para meterse con ella. —Una ráfaga de viento
sopla mi cola de caballo en mi cara y me encojo en su chaqueta de gran tamaño
cuando llegamos a la entrada principal de mi dormitorio.
Declan suspira como si no tuviera tiempo para lidiar con cosas complicadas
como sentimientos y hermanastros psicóticos.
—No subestimes a Talon. Él es así de estúpido. —El tono de Declan es tan
aburrido que casi me hace reír—. Ahora entra y quédate en tu habitación el resto
de la noche.
Me quito la chaqueta y le ofrezco un intercambio por mi mochila.
—Sí, señor. Cualquier cosa que pueda hacer para apaciguar a los dioses lobo
de Woodsboro —me burlo de él y es la primera vez en mucho tiempo que veo
sonreír a Declan. Es pequeña, no se ven los dientes, pero la tomaré.
Observo cómo se vuelve a poner el abrigo y se adentra en la niebla. Saco mi
abrigo de mi mochila y espero a que se pierda de vista antes de regresar a la
biblioteca. De ninguna manera voy a subir a mi habitación donde Sebastian cree
que estaré.

SON casi las ocho de la noche y Delaney St. James y yo somos las únicas que
quedamos en la biblioteca. Observo cómo Delaney empaca sus cosas y me doy
cuenta de que nunca antes la había mirado de verdad. Es hermosa y aunque
sarcástica, también es muy amable si le gustas. Se decolora el cabello color platino
y siempre lo lleva liso, sin un mechón fuera de lugar, si no fuera por sus ojos
verdes enmarcados en unas gafas negras cuadradas, no vería el parecido entre ella
y Declan.
—La protegeré con mi vida —digo en broma mientras Delaney me entrega una
vieja llave maestra que funciona en todas las salidas de la biblioteca.
—No lo hagas —se encoge de hombros sin contemplaciones—. Odio este lugar.
Espero que me despidan —dice sonriendo—. Pero nunca le harían eso a un St.
James, ¿o sí? —Ella guiña un ojo y desliza un par de libros encuadernados en piel
del mostrador. Inclino la cabeza hacia un lado para leer los títulos desvaídos
cuando dice—. Sin embargo, me encantan los libros. —Se lleva uno a la nariz y
respira como si alguien le hubiera dado un ramo de las mejores rosas.
—Mitología griega —digo—. ¿Solo haciendo un poco de lectura ligera este fin
de semana? —Las dos nos reímos mientras se endereza la falda lápiz azul marino
y se pone el abrigo. Se parece mucho al chaquetón de mi escuela, pero el de ella
tiene una capucha de gran tamaño y el vibrante color rojo resalta contra su piel
pálida.
—Gracias, carajo, soy demasiado mayor para recibir una invitación a las fiestas
de fraternidad súper geniales y para nada emocionalmente atrofiadas —pone los
ojos en blanco a expensas de su hermano, y me encanta eso de ella. Es sólo un par
de centímetros más baja que yo en sus tacones de aguja de 8 o 10 centímetros, por
lo que probablemente la sitúa en 1.52 metros. Lo curioso es que la he visto
reprender a Declan y Wilder en varios lugares del campus. A pesar de su tamaño,
no estoy del todo convencida de que no ganaría en un partido 1 a 2 si estuviera lo
suficientemente animada.
Casi salgo de mi piel ante el fuerte golpe contra el vidrio de la puerta principal.
Está cerrada, y estoy agradecida por eso, pero se me cae el estómago cuando veo
a Cruz Hayes mirándonos. Me acerco a la estantería que está frente al escritorio
de Delaney y rezo en silencio por haber estado fuera de su línea de visión todo el
tiempo.
—Mierda. ¿Cómo supieron que estaría aquí? —susurro principalmente para mí
misma, agarrando la llave en mi palma con tanta fuerza que creo que podría dejar
una huella.
Delaney suspira, poniendo sus manos en sus delgadas caderas. Arruga la nariz
con disgusto cuando dice:
—Él está aquí por mí —gira sin esfuerzo sobre sus talones y me da una mirada
exasperada. —Me follo a un chico de fraternidad una vez y ahora tengo un club
de fans.
Me aclaro la garganta y no puedo evitar dejar que mis ojos parpadeen hacia el
anillo de diamantes de tamaño considerable en su dedo anular izquierdo.
—¿Tú… y Cruz? —Ni siquiera puedo formar la oración que estoy tratando de
preguntarle.
—No, yo y Nathaniel. Cruz solo miraba. —Ella resopla como si esto fuera
información pública y yo necesito ponerme al día—. Tú también harías algunas
cosas bastante estúpidas si tus padres estuvieran tratando de casarte con un viejo
horrible. —Levanta la mano y el diamante brilla más de lo que debería mientras
lo lleva una novia tan infeliz. —Solo espera hasta que me escuches irme, me
desharé de él. —Se sube la capucha antes de sacar una llave idéntica a la que me
dio antes de su bolsillo.
Está en la puerta cuando me dice:
—No pierdas esa llave, CJ, sin ella no puedes abrir la puerta para salir.
—Gracias de nuevo —susurro/grito aunque sé que estos viejos edificios están
insonorizados y no hay forma de que Cruz pueda oírme. Escucho la pesada puerta
abrirse y los sonidos apagados de la voz profunda de Cruz y la suave de Delaney
cuando la puerta se cierra lentamente detrás de ella. Espero unos segundos,
escuchando atentamente para asegurarme de que no han vuelto a entrar. Solo
planeo quedarme unas horas, hasta que Sebastian deje de buscarme.
Lanzo mi bolso en su silla y una sensación de vértigo me recorre mientras dejo
que mis ojos deambulen por el enorme edificio. Por lo general, cuando estoy aquí,
estoy yendo y viniendo entre clases o tratando de evitar a mi malvado
hermanastro. Dejo que mi mano se arrastre a lo largo de la densa madera de las
estanterías que deben tener seis metros de altura. No son prácticos, pero no hay
muchas cosas que lo sean en Woodsboro. Todo gira en torno al aspecto de las
cosas, a cómo nos perciben los de fuera, y todo tiene que ser caro.
No saco ninguno de los libros de la estantería porque mi mente está demasiado
dispersa como para concentrarme siquiera en los títulos. Si no voy a la fiesta
mañana por la noche, Talon dirá todo lo que sabe sobre Blaine, lo que irritará a
Sebastian y solo lo meterá en problemas. Eso es exactamente lo que Blaine nunca
quiso que sucediera. A pesar de que todos conocían a Blaine como el afable y
caballeroso McCoy y Sebastian como el hermano salvaje e imprudente, Blaine
tenía su parte justa de oscuridad. Simplemente lo escondió bien. Por otro lado, si
voy a la fiesta, sé que Talon solo me usará para mantener la pelea que Ella
mencionó.
Antes de decidir qué novela clásica sacar del estante, alzo la mano y agarro la
cadena de Blaine que sostiene el colgante de su legado. No estoy segura de por
qué mi padrastro me lo regaló cuando él y mi madre vinieron a visitar
Woodsboro para el entierro de Blaine, pero no iba a decir que no… es todo lo que
realmente quedan de mi mejor amigo, y es algo que usaba casi todo el tiempo.
Abro el cierre y deslizo la llave de la biblioteca para no perderla. Vuelvo a colocar
el cierre en su sitio justo cuando oigo que se abre una de las pesadas puertas de
la biblioteca. Me tapo la boca con la mano y me agacho para esconderme entre el
estante y la gran mesa destinada a estudiar. Podría ser cualquiera, y
probablemente esté aquí por algo inofensivo que no tiene nada que ver conmigo.
Mi corazón prácticamente se me sube a la garganta cuando escucho la voz
amarga de Sebastián gritar:
—Sal, sal, donde sea que estés. —Soy la primera en admitir que siento
debilidad por Sebastian cuando tiene un ataque de pánico inducido por terrores
nocturnos. No quiero nada más que consolarlo cuando está enojado y llorando
por la pérdida de su único hermano. Sin embargo, ¿esta versión de él? La odio.
La odio tanto. No estoy segura de dónde está, así que no estoy segura en qué
dirección debo ir. Puedo escuchar el filo en su voz. Está buscando sangre esta
noche, y quiere la mía—. Puedo oírte respirar, entrando en pánico. Me encanta el
sonido de tu miedo. ¿Vas a correr, Carrington? Sabes cuánto me encanta
perseguirte.
Huir se impone a la parte de mi cerebro que me dice que me revele y luche
contra él. Empiezo a correr por la biblioteca poco iluminada. Busco la gran
escalera que lleva al segundo piso con la esperanza de poder llegar hasta arriba,
encontrar la escalera trasera y salir de la biblioteca antes de que me alcance. Sólo
he subido tres o cuatro peldaños cuando me empujan hacia atrás, hacia el duro
pecho de mi hermanastro. Me ha enrollado el pelo en su pecho y se inclina hacia
mi oído cuando susurra:
—Siempre te encontraré.
Intento zafarme de sus brazos, pero su agarre es demasiado fuerte. Su
abdomen se siente como una pared de ladrillos cuando tiro mi brazo hacia atrás
y hago contacto con mi codo. Actúa como si no sintiera nada, y su risa es áspera
mientras me deja ir sin previo aviso, haciéndome tropezar y caer sobre el suelo.
Se agacha y me empuja sobre mi espalda como si no pesara nada para él.
Observo cómo sus ojos parecen oscurecerse mientras recorren el vestido ceñido
al cuerpo que llevo puesto. Mis pezones se endurecen instantáneamente bajo su
mirada lujuriosa.
Me levanto, pero no trato de huir de él. Lo disfrutaría demasiado.
—¿Por qué estás aquí? —Cruzo los brazos sobre el pecho y lo miro cuando
niega con la cabeza y aprieta los dientes. Claramente se ha dado cuenta de cómo
me está mirando, y no estoy segura de por qué eso me da satisfacción.
—Buscándote, por supuesto. —Extiende la mano y sostiene un mechón de mi
largo cabello negro entre sus dedos casi como si lo estuviera inspeccionando. Me
gusta pensar que soy fuerte con la mayoría de la gente. No confío fácilmente, y
no soy una persona complaciente, pero nunca he sido fuerte cuando se trata de
Sebastian y la forma en que sus ojos me encienden en fuego y su toque me
retuerce en llamas. Sé que todo lo que se necesita es sentir sus manos sobre mí, y
me derretiré en sus brazos sin provocación. Oculta sus hermosos dientes rectos
presionando sus labios en una línea recta antes de decir:
—Parece que siempre te estoy buscando, Carrington.
Su mano se mueve hacia arriba para pasar por mi pelo, pero ya he caído en eso
antes sólo para que me tire del cabello y diga algo denigrante mientras me mira
a los ojos. O es un actor realmente bueno o está enfermo de conflicto porque
parece que no puede decidirse si quiere acariciarme hasta la sumisión o infligir
dolor hasta que ya no le importe. Aparto su mano de un manotazo y sus ojos se
iluminan cuando mi palma choca contra el hueso de su muñeca.
—No quiero ser atrapada, hermanastro—. Entrecierro los ojos para mirarlo
directamente y él se inclina tanto que su nariz recta roza la punta de la mía y
pienso, solo por una fracción de segundo, que podría reclamar mis labios con los
suyos.
Mis ojos lo observan rápidamente. No está vestido con su atuendo habitual de
viernes por la noche de jeans, sudadera con capucha y tenis que no están
permitidos en el campus. Nuestro director dice que son de aspecto descuidado,
y la vestimenta informal aún debe ser elegante. Sebastian debe haber estado
buscándome desde que salió de su última clase, lo que me provoca emociones
encontradas. Detesto y disfruto ser el objeto de su atención.
—¿Con quién te encontrarás aquí esta noche? —murmura la pregunta, da un
paso hacia mí, haciéndome subir dos escalones. Estoy a la altura de sus ojos de
esta manera, y me hace sentir menos vulnerable.
—Con nadie. —Pongo los ojos en blanco y doy dos pasos más, y él hace lo
mismo. Guiar al villano por las escaleras no es lo más inteligente que se puede
hacer, pero no puedo esquivarlo, y parece que quiere devorarme—. Te estaba
evitando. ¿Por qué si no estaría escondida en la biblioteca con la mayoría de las
luces apagadas?
—¿No estabas esperando a Talon? —No mueve un músculo, y su mirada no es
más que acusatoria. Necesito recuperar algo de control. Está bien si me odia, pero
no puedo dejar que me haga sentir así.
—¿Por qué diablos me encontraría sola con Talon? Apenas logré salir con vida
en medio del jodido campus. —Lo señalo con el dedo porque no hay nada más
que hacer en este momento. No entiendo por qué está aquí preguntándome con
quién tengo una cita secreta. Me odia, lo ha dejado claro, y pensé que por eso me
buscaba esta noche. Me imagino que me interrogará sobre Blaine, para ver si
puede sacarme algún secreto.
—Declan me contó todo. —Se acerca más, sus ojos azules hirviendo a fuego
lento con algo parecido a la ira. Odio furioso y descarado que ha guardado solo
para mí.
Me río, pero no encuentro el humor.
—Si él te dijo todo, ¿por qué diablos pensarías que me acercaría a Talon? —Me
alejo de él y empiezo a subir el resto de la escalera de mármol. El último piso de
la biblioteca está completamente oscuro, pero cualquier cosa es mejor que estar
tan cerca de Sebastian McCoy—. Estás enojado porque tu segundo al mando me
dijo que me quedara en mi habitación y no seguí las órdenes. ¿Cuándo he hecho
algo que me hayan dicho tus tontos amigos? —Me río, alcanzando el último
escalón, pero dura poco porque la mano de Sebastian ahueca la parte de atrás de
mi cuello con fuerza mientras me obliga a caminar hacia la barandilla de mármol
que da al primer piso de la biblioteca y me hace girar para mirarlo. La pizarra
fría me lastima mientras presiona mi espalda baja, y trato de estabilizar mi
respiración. Si le muestro algún nivel de miedo, también podría firmar mi deseo
de muerte ahora mismo.
Lógicamente sé que Sebastian es sádico y no me quiere como nada más que un
juguete para descargar toda su ira y culpa, pero no puedo saciar la lujuria que
siento cuando lo miro. Dejo que mis ojos lo vean por última vez, y me encuentro
ansiosa por estirar la mano y tocar su rostro irracionalmente hermoso. Cuando
mi mirada llega a sus ojos, el calor me golpea justo en la parte inferior del vientre
y mi vagina se contrae. Su ira se ha evaporado y lo único que veo en sus ojos
ahora es deseo. Sus pestañas oscuras se rozan contra las lunas de sus mejillas
cuando me rindo y toco su rostro. Él gime quedamente con necesidad cuando mi
mano viaja a su cuello y luego hacia abajo. Acaricio su chaquetón para abrirlo,
porque estoy desesperada por sentir las duras líneas de su pecho y estómago bajo
mis dedos.
—Pensé que querías hacerme daño, Sebastian. —Mi voz suena extraña incluso
a mis propios oídos,
—Hay muchas maneras en que puedo lastimarte, Carrington Jane. —susurra
mientras su muslo se desliza entre mis piernas. Esta es la primera vez que siento
su dura polla presionando contra mí e incluso a través de sus pantalones y mi
vestido, puedo sentir su espesor. Mis pezones se endurecen cuando él frota su
muslo contra el vértice de mis muslos. Sebastian se ajusta rápidamente, su mano
sale para ahuecar la parte posterior de mi cabeza mientras cae hacia atrás por el
placer que me inunda. Abro más mis piernas y envuelvo mis brazos alrededor
de su cuello, apretando mi coño contra él, jadeando cuando se aplica más presión
a mi clítoris.
—Jooodeeer —gruñe justo antes de que su boca esté en la mía. Me está besando
tan profundamente que se siente como si me estuviera absorbiendo.
Sebastian está absolutamente frenético mientras sus labios devoran los míos,
como si necesitara esto de mí. Se siente como si extrañara tenerme así, como si
hubiera imaginado a qué sabría un millón de veces antes. Su mano sube para
ahuecar mi pecho y pellizca mi pezón, haciéndolo rodar entre sus dedos. Está
impaciente, gimiendo en mi boca mientras me levanta para envolver mis piernas
alrededor de sus caderas. Está duro, me desea, y a pesar de lo que diré cuando
mis bragas estén secas, no quiero detenerlo. Quiero que me folle duro, rápido,
como sólo Sebastian McCoy puede. Quiero que me haga olvidar lo triste que
estoy, quiero que me haga olvidar que me odia, aunque sea por un rato. Usa sus
caderas para presionarme contra la barandilla y rasga la parte de atrás de mi
vestido, haciendo que se deslice por mis hombros.
Finalmente se aleja de nuestro acalorado beso, y siento su labios y lengua en la
curva de mi cuello. Me arqueo, presionando mi pecho en su mano, y lo siento
agarrar mi cadera con la otra, tirando de mí mientras empuja su polla contra mis
bragas mojadas. Puedo sentirlo palpitar incluso a través de sus pantalones.
—Le prometí a Blaine que no te follaría. Dijo que te arruinaría. Pero hay tantas
maneras de arruinar a una chica como tú, Carrington —la voz de Sebastian está
mezclada con angustia, pero la pizca de ira está de vuelta. Me pongo rígida en
sus brazos cuando su boca comienza a descender desde mi cuello hasta mi pecho.
—¡Para! ¡Sebastian, déjame ir! —grito cuando me mira, la pasión desaparece
por completo de sus ojos. Él obedece, o al menos creo que lo hará cuando deja
que mis pies toquen el suelo, pero tira de mi vestido hasta el final, dejándome de
pie frente a él con nada más que bragas de encaje rosa, mis zapatos y el collar que
escondo.
—¿Blaine realmente querría que usaras esto mientras estabas a horcajadas
sobre mi polla? Siempre estaba cuidando de ti y mira a dónde eso lo llevó. —
Tomo aire cuando lo siento agarrar bruscamente el colgante entre sus dedos, los
mismos dedos que estaban amasando mis pechos tan suavemente hace unos
momentos—. Vas a decirme dónde se suponía que estaría esa noche y por qué no
estabas con él como dijo que lo estarías.
Siento el roce de la cadena contra la piel sensible de mi cuello justo antes de
que se rompa, y tengo que contenerme para no agarrarla. Si se da cuenta de que
necesito la llave de la biblioteca para salir esta noche, me quedaré atrapada aquí
hasta que alguien venga a prepararse para los estudiantes que se levantan
temprano. Me da un vuelco el estómago cuando se guarda la cadena, el colgante
y la llave. Él sonríe con maldad; me doy cuenta que él lo sabe. Se quita el
chaquetón y me lo arroja antes de recoger mi vestido y mi sostén del suelo.
—Disfruta de tu noche de soledad, Carrington. —Me agarra por la garganta y
su mirada recorre mi cuerpo por última vez antes de que nuestros ojos se
encuentren de nuevo—. Recuerda, todo esto se detendrá cuando me digas lo que
quiero saber. Así que piensa en eso mientras caminas de regreso a tu dormitorio
mañana vistiendo nada más que bragas mojadas y un abrigo con mi maldito
nombre bordado. —Me aprieta lo suficientemente fuerte para que yo haga un
ruido de asfixia, y veo el deleite en sus ojos por el sonido. Cuando finalmente me
deja ir, me deslizo hasta el suelo, jadeando por aire mientras lo veo dirigirse hacia
las escaleras. Se siente como si no pudiera respirar por completo hasta que
escucho la pesada puerta de la biblioteca cerrarse detrás de él. Cree que me está
rompiendo y que está ganando.
Pero los juegos apenas han comenzado.
—DAME UN POCO —le dice Wilder a Declan, quien acaba de dar una calada al
porro que pasó veinte minutos enrollando meticulosamente. Espero que se lo de
a Wilder, en cambio se inclina y exhala el humo en la boca de Wilder. Sus labios
casi se tocan, pero no del todo y debo parecer tan confundido como me siento
porque Wilder me ofrece una gran sonrisa y dice—. ¿Quieres un poco?
—No, maldita sea, gracias —espeto, lo que hace que Declan sonría y Wilder se
ría. No estoy de humor para sus juegos. Empujo a Wilder del sofá cuando lanza
humo en mi dirección, y aterriza sobre su trasero borracho. Se pone de pie, solo
para pararse detrás del sofá. Está hablando con Nathaniel, pero la música está tan
alta que solo puedo escuchar algunas palabras que están diciendo. Están hablando
de la nota que estaba en mi puerta esta mañana, un cuchillo sosteniéndola contra
la madera. En resumen, decía que, si no dejaba de intentar descubrir lo que le pasó
a mi hermano, mi linda y pequeña novia correría la misma suerte. No hace falta
ser un jodido genio para saber que hablan de Carrington. Mi primer pensamiento
fue obviamente Talon, pero Declan no pudo dormir anoche y se quedó en la sala
común hasta el amanecer jugando al ajedrez contra sí mismo.
Tomo un sorbo de mi cerveza y hago mi mejor esfuerzo para relajarme. Ya es
bastante malo que esté aquí en primer lugar. No es como si pudiera salir de una
fiesta de Kappa Alpha, y sé que alguien aquí es responsable de esa nota. Y cuando
los encuentre, se van a arrepentir de tener el nombre de Carrington Jane en la boca.
Ella es mía para atormentarla, y todos lo saben.
Toco el bolsillo delantero de mis jeans donde he guardado el collar de Blaine
desde que lo arranqué del cuello de Carrington. Le di a Declan la llave para volver
con Delaney, principalmente porque quería ahorrarme el sermón que sabía que
me daría, y ella me asusta con esos tacones puntiagudos y la ira de un maldito
león de montaña. Dejo que la cadena se deslice entre mis dedos y mi polla se
endurece instantáneamente cuando recuerdo haberla arrancado de su delicado
cuello.
La mirada en sus ojos cuando lo hice fue agridulce. Me encanta tener control
sobre alguien tan testaruda como Carrington, pero no quería nada más que
enterrar mi polla profundamente dentro de ella. Es mía. Cada jodida parte. Por la
forma en que me respondió anoche, necesité cada onza de fuerza de voluntad para
no follarla allí mismo, en la biblioteca. Ella se hubiera entregado a mí, y eso fue en
partes iguales emocionante e instigador de ira. ¿A cuántos hombres se ha
entregado de esa manera? ¿Su cuerpo se derritió cuando Blaine la tocó de la forma
en que se desmoronó en mis brazos? Estoy jodidamente enojado con ella, pero la
atracción magnética entre Carrington y yo simplemente no se romperá. Tengo que
luchar contra ella todos los días y en el fondo sé que nunca se disipará.
—¿Quién diablos la invitó? —Nathaniel se ríe, inclinándose sobre el respaldo
del sofá. Nadie ha ocupado el lugar de Wilder a mi lado. Tengo ganas de pelear y
ellos saben que no deben interponerse en mi camino cuando estoy así.
Levanto la vista y veo a Ella, la pequeña perra de Talon sentada en la barra
artesanal. Se ha acostado con la fraternidad, incluyendo a algunos de “Los Lobos”,
no es la razón por la que no me gusta. Siempre está en los asuntos de todos, y es
una maldita serpiente, siempre hablando por los dos lados de su boca. Está
sacando los pechos mientras mira a Declan, que está en una conversación
profunda con Wilder.
—La idea de cerrar los ojos cerca de esa perra es aterradora —interviene Cruz,
acercándose y entregándole una cerveza a Nathaniel.
—Parece que está a punto de sacar mi muñeco vudú —grita Wilder en voz alta,
saltando sobre el sofá y dejándose caer a mi lado. Claramente está empezando a
sentir la hierba porque le miro fijamente y no se inmuta—. La follamos la otra
noche —señala con el pulgar hacia Declan, que parece aburrido, pero lo conozco
lo suficientemente para saber que se siente incómodo con que Wilder saque a la
luz sus asuntos.
—Preferiría que me dieran con un martillo en la polla antes que ponerla cerca
de esa zorra —digo y Wilder se estremece.
—No todos tenemos hermanastras buenas con las que follar — Nathaniel se ríe
y lo miro, girando para verlo a los ojos.
—Era una broma, hijo de puta. Cálmate. —Retrocede porque valora su vida, y
yo relajo mi espalda solo una fracción.
—No hables jodidamente de ella.
—Mira, hombre. —Se inclina hacia atrás—. Sé que culpas a CJ por lo que le pasó
a Blaine. Ni siquiera puedo imaginarme pasando por esa mierda. —Retrocede de
nuevo cuando ve que aprieto la mandíbula—. Solo creo que tal vez te estás
desquitando con ella por otras razones. Estaba jodidamente cerca de Blaine, no
creo que lo hubiera puesto en peligro.
—Cierra. La. Jodida. Boca. Y no digas su nombre. —Puedo sentir todo mi
cuerpo tensarse. Antes de Carrington, nunca me habían gustado las chicas excepto
cuando estaba cachondo. Nathaniel me está cabreando con la forma en que habla
de ella, porque me doy cuenta de lo transparente que soy en realidad.
—Solo digo C… —Nathaniel se detiene y no dice su nombre, pero continúa con
su pensamiento—. Ella amaba a Blaine. —Debe ver la ira grabada en mi rostro
porque se retracta de sus palabras—. Ella lo amaba como a un hermano. Declan y
yo estuvimos hablando de eso el otro día. ¡Mierda no tiene sentido! Ella no atraería
a Blaine a los acantilados sabiendo que estaba en peligro.
Estoy en silencio. La ira que se canaliza a través de mi pecho solo se ve
amortiguada por la verdad en sus palabras. Ella amaba a Blaine más que a nada,
y él la amaba a ella. El juraba que era solo platónico, pero no me creo esa mierda.
Lo que me ha molestado es que Carrington claramente sabe algo, pero se niega a
decírmelo. Nunca negó nada, nunca explicó dónde estaba o por qué Blaine me
dijo que estaría con ella esa noche. Blaine me dijo que no vendrían a la pelea del
Cementerio esa noche porque él y Carrington estaban trabajando en un proyecto
para una de sus clases. Estaba enojado esa noche porque odiaba la idea de que
pasaran tiempo solos en su habitación. Nunca lo admitiría, ni siquiera ante Blaine,
y especialmente ante Carrington.
Carrington nunca tuvo que explicar dónde estuvo esa noche porque todo fue
barrido debajo de la alfombra, y ella nunca fue interrogada por la escuela o la
policía. Jesse fue quien lo encontró e inmediatamente pidió ayuda, pero ya era
demasiado tarde. Sobrevivir a una caída desde los acantilados que rodean
Woodsboro habría sido un milagro. Cuando encontré a Carrington, su historia no
encajaba. Estaba temblando, los sollozos atormentaban su cuerpo mientras se
aferraba a mí. Fui cruel, exigiendo respuestas que ella no podía darme. No me dijo
por qué no estaba con Blaine; ella no podía decirme por qué estaba solo en los
acantilados. Le pregunté a quemarropa con quién estaba esa noche y no
respondió. Cuando averigüe con quién se estaba acostando la noche en que murió
Blaine, él estará bajo tierra junto a mi hermano.
—Carrington es una perra mentirosa. —Las palabras saben amargas en mi boca.
Todas las cosas que Carrington ha hecho desde que Blaine murió no se suman a
lo que sé que es verdad. La forma en que lloró en el funeral de Blaine y consoló a
mi abuela. Después de todo lo que le he hecho y dicho, todavía deja todo en el
momento en que Declan le dice que estoy teniendo un ataque de pánico. Viene a
verme, a consolarme, sabiendo que voy a arremeter contra ella. No puedo pensar
en eso porque tengo que concentrarme en averiguar qué le pasó a Blaine y todo lo
que Carrington hace es revolver mis emociones.
Puede que Talon no me haya dejado esa nota, pero apostaría a que estaba detrás
de ella. La idea de que él se le acerque incluso en público hace que los celos se
agiten a través de mí. Me siento psicótico, como si estuviera a un paso de matar a
alguien por tocar lo que es mío. Me estoy descarrilando, puedo sentirlo, y necesito
concentrar mi energía en algo que no sea una chica que nunca podrá ser mía.
Nathaniel me pone una mano en el hombro.
—Simplemente no hagas nada de lo que te puedas arrepentir.
—¿Sabes lo que extraño? —Wilder espeta, sonriendo—. Cuando CJ nos
preparaba el desayuno para ayudarnos a recuperar la sobriedad. —Wilder levanta
una jodida copa de vino llena de cerveza a Nathaniel para brindar. Nathaniel está
lo suficientemente sobrio para ver que estoy a punto de perder la cabeza y desliza
su mano por su propio cuello tratando de transmitirle a Wilder que se calle.
—Suficiente. —Voy a ponerme de pie, pero una mano femenina me empuja
hacia el sofá.
—Solo venía a hablar contigo. —Ella se ríe desagradablemente y se sube a mi
regazo.
—Quítate, joder —le espeto. Ella trata de moler su culo contra mi polla que no
esta dura ni mucho menos. Ahueca su mano contra un lado de mi cara, sus largas
uñas postizas arañan mi mandíbula de la manera más irritante.
—Oh, vamos. ¿No estás cansado de seguir a esa puta como un cachorrito
perdido? ¿No es eso lo que hizo que mataran a tu hermano? —Hace un puchero
mientras se ríe, trato de quitarla de mi regazo sin tocar su piel expuesta. Ella es
jodidamente asquerosa.
—Hermano. —Nathaniel me da un golpecito en el hombro, lo miro y sigo sus
ojos. Inmediatamente dejo de pelear con Ella y la ira llena mi pecho. Voy a matar
a alguien, carajo.
Carrington mira a través de mí y la decepción es palpable en sus ojos verdes.
Carrington está parada en el bar usando mi abrigo. Levanta una ceja como si me
desafiara y se abre el abrigo, mostrándonos a mí y a cualquiera que la mire que
no lleva nada debajo excepto un sostén de encaje negro y bragas a juego.
Así es como me está pagando por excitarla y luego dejarla en la biblioteca toda
la noche sin nada que ponerse excepto mi abrigo. El impulso de apuñalar a cada
hijo de puta en esta habitación que la está mirando, incluidos mis mejores amigos,
es demasiado intenso.
—¡Oww, imbécil! —Lanzo a Ella de mi regazo, y ella aterriza sobre su trasero.
Veo a Talon acercarse a Carrington y pararse junto a ella en la barra. Le está
ofreciendo un trago y podría partirle el cuello en ese momento.
¿Ella vino aquí por él?
Antes de que cualquiera de “Los Lobos” pueda disuadirme, estoy caminando a
través de la multitud de personas que no soporto con una sola cosa en mente. No
agarro a Talon, porque en este punto, si hace contacto visual conmigo, voy a
asesinarlo delante de todos estos testigos y no me importa un carajo si lo intento.
Quiere sacarme de quicio y, a pesar de lo mucho que lo he intentado, no puedo
ocultar el deseo que tengo por mi propia hermanastra, así que sabe que ella es la
manera de hacerlo. Me giro hacia un lado y me abro camino bruscamente entre
ellos, frente a ella, con mi espalda en su rostro. Mi abrigo está cerrado sobre su
ropa interior ahora, y una parte de mí está agradecida por eso y la otra parte de
mí quiere ponerla en esta barra y lamer su coño hasta que se corra sobre mi lengua.
Ella levanta su chupito en un brindis simulado antes de beberlo, es el tercero
que he visto en su mano esta noche. Ella no es una gran bebedora, y si sigue, se va
a emborrachar. Tengo otros planes para ella, así que le arrebato el vaso de la mano
y miro a mi hermano de la fraternidad, que está jugando al barman, antes de decir:
—Si le das algo más para beber, romperé esa maldita botella en tu mano y te
cortaré la garganta con ella. —Levanta una mano en señal de rendición y se mueve
hacia el otro lado de la barra para servir a otra persona. Me vuelvo hacia
Carrington y me inclino sobre ella. Tiene la estatura promedio para una niña, pero
la empequeñezco significativamente con mi 1.93, pero no parece afectada, sin
miedo. Y jodidamente odio eso.
—Te dije que no vinieras aquí —prácticamente ladro las palabras, y su mirada
es dura y llena de dolor por solo un momento antes de que sus ojos se nublen,
ocultando sus sentimientos—. Vas a venir conmigo. Vamos a resolver esto de una
forma u otra.
—Y te dije que no voy a recibir órdenes tuyas. —Mantiene su expresión
uniforme, y amo y odio eso de ella al mismo tiempo. Es tan fuerte y suave al
mismo tiempo, el equilibrio exacto que anhelo. Escucho a Talon riéndose detrás
de mí, pero lo ignoro. Esto es un juego para él, y lo voy a aniquilar si toca lo que
es mío. Vierte su bebida en mi espalda antes de empujarme y me doy la vuelta,
empujándolo de vuelta a la barra.
—Estoy seguro de que nuestros padres estarán encantados de escuchar sobre
esto. —Talon me sonríe, ajustando el cuello de su polo azul pálido.
—Te mataré delante de tu estúpido padre si la vuelves a tocar. Lo. Haré. No. Te.
Daré. Una. Mierda. —No puedo decirle que ella es mía, porque Carrington está
enroscando sus dedos alrededor de mi antebrazo, su toque me saca de mi ira.
—Sebastian, está bien. Detente. —Se ve aterrorizada, lo cual es algo raro en
ella—. Tenemos que salir de aquí. —Está tirando de mí como si su pequeño cuerpo
pudiera moverme si no quisiera que lo hiciera.
—¿No estás avergonzada? —Ella se ríe, caminando a mi lado y saltando sobre
la barra. Siento que Carrington se tensa incluso cuando me alejo de Talon—. Estás
persiguiendo a un hombre que claramente no te quiere. Todo el mundo sabe lo
que pasó entre tú y Blaine.
Carrington no responde, pero no espero que lo haga. Ella no es de las que bajan
su nivel solo para discutir con la basura. Pero ya estoy a metros por debajo del
nivel del sótano, así que la complazco.
—Guarda tus tetas y busca una polla para chupar. No estás agregando a la
conversación de nadie aquí. —Frunzo el ceño, mirándola de arriba abajo con
disgusto—. No vuelvas a hablar con ella.
Una sonrisa tensa constriñe las mejillas de Ella, sé que la he lastimado, pero no
lo demostrará. Piensa que es valiosa porque se ha abierto camino a través de la
fraternidad, pero en realidad, no puedo imaginar estar lo suficientemente
borracho como para meter mi polla cerca de ella.
—Déjalo, Sebastian. Ninguna de estas personas vale la pena —me dice
Carrington, mirándome por debajo de unas gruesas pestañas oscuras. Ella no es
débil, está concentrada y lo único que parece importarle es sacarme de aquí antes
de que cometa un homicidio. Blaine siempre me decía que ella se preocupaba por
mí de una manera que nunca entendería, pero nunca le creí.
—¿Te quedas despierta por la noche, CJ preguntándote si podrías haberlo
salvado si hubieras estado cerca? ¿No te estaba esperando? ¿Por qué no le dices a
nadie dónde estuviste esa noche? Escuché que andabas de puta por Faircliff, pero
ya sabes cómo se extienden los rumores por aquí. —La tonta zorra rubia se burla
y antes de que pueda romperme, los brazos de Carrington están alrededor de mi
cuello, tirando de mí hasta su altura. Puedo sentir las curvas de sus pechos llenos
presionados contra mi pecho y odio que pueda ponerme duro como una roca
cuando estaba a punto de arrancarle la cabeza a alguien hace un segundo.
Solo me doy cuenta de que los muchachos han migrado hacia nosotros cuando
escucho a Wilder decir:
—Se extienden casi tan fácilmente como tus piernas, Ella. —Y la risa de
Nathaniel estalla porque los dos son jodidos niños de jardín de infantes.
Carrington me baja a su nivel para que pueda susurrarme al oído.
—Ella está inventando mierda y lo sabes. Tenemos que irnos para poder hablar.
Estaba siendo mezquina apareciendo aquí de esta manera porque me cabreaste
dejándome tirada en la biblioteca medio desnuda. —Trago saliva al recordar cómo
se veía y se sentía anoche y mi polla se contrae en mis jeans cuando pienso en ella
caminando por el campus solo en bragas y mi abrigo—. Cuando regresé a mi
habitación esta mañana, había una nota amenazante en mi puerta. —Sus ojos
verdes se clavaron en los míos y vi el pánico arremolinándose allí.
Agarro su barbilla bruscamente porque el pensamiento de que alguien estaba
tan cerca de ella incluso podría haberle hecho algo si hubiera estado en su
habitación en lugar de en la biblioteca hace que cada músculo de mi cuerpo se
tense.
—Qué mierda, Carrington. ¿Por qué me acabas de decir eso ahora?
Ella me da una mirada inquisitiva antes de apartar su cara de mi agarre.
—No somos exactamente amigos, Sebastian. Simplemente coexistimos en la
misma familia, e incluso eso es un maldito espectáculo de mierda. ¿Por qué te lo
diría?
Quiero sacudir la actitud de su cuerpo, aunque todo lo que dijo es verdad.
—¿Le dijiste a alguien?
Ella niega con la cabeza.
—No confío en nadie excepto en… —se calla, pero no tiene que decir el nombre
de mi hermano para que yo sepa lo que va a decir. Subconscientemente, estoy
envolviendo un brazo alrededor de Carrington, acercándola a mi lado donde
pertenece. Siento que se pone rígida en mis brazos y no me importa. Ella puede
luchar todo lo que quiera; ella regresará a mi habitación esta noche donde puedo
vigilarla hasta que averigüemos quién está jodiendo con nosotros.
Dirijo mi atención a Ella y luego inclino mi cabeza hacia Talon, y sé que la
sonrisa que se extiende por mis labios parece absolutamente psicótica. Porque así
es como me siento ahora mismo, desquiciado.
—Mantén a tu perra a raya. Y si descubro que fuiste tú quien dejó la nota en la
puerta de Carrington, estás jodidamente muerto. —No me pierdo la mirada
confundida que cruza su rostro antes de que intente cubrirlo con una sonrisa de
suficiencia. Tal vez no fue él, pero tiene que ser alguien cercano a él.
—¿Es eso una promesa, McCoy? ¿Me vas a dar una paliza en una de tus
pequeñas peleas en el cementerio? —Se ríe, y me cuesta todo no derribarlo contra
el suelo. La suave mano de Carrington se desliza por mi pecho y me ahueca la
cara. La sensación de sus manos sobre mí es tan magnética que no me doy cuenta
de que ya no estoy mirando a Talon, sino que la estoy mirando a ella.
—No creo que haya sido él. Es demasiado pomposo para hacer algo así y no
difundirlo por todo el campus. Por favor, vámonos —susurra contra mi oído
después de tirarme hacia ella de nuevo. No puedo explicar los intensos
sentimientos de posesión que siento por ella, y me destroza. Es la última persona
que debería querer, y la única persona que no puedo tener.
Necesito salir de aquí antes de que haga algo estúpido. La levanto y la lanzo
sobre mi hombro, mis ojos fijos en Talon. Él necesita ver esto. Necesita ver que
Carrington Jane es y siempre será propiedad McCoy y que acabaré con su vida si
intenta meterla en cualquier jodido juego al que está tratando de jugar. No estuve
cerca para proteger a Blaine cuando necesitaba ayuda y estoy seguro de que no
dejaré que nada le pase a Carrington. Solo porque no puedo confiar en ella, y solo
porque me gusta atormentarla, no significa que dejaré que alguien más se acerque
a ella. Ella es mi juguete, mía para jugar.
—Bájame, Sebastian. Me siento mareada. —Carrington patalea, pero planto mi
mano en su trasero y eso hace que se calme por un momento.
—Eso es por todo el licor que bebiste, pateadora —digo secamente, dejando que
mi mano se deslice por su pierna y luego vuelva a subir debajo de mi abrigo que
aún lleva. Las bragas que viste solo cubren parte de su firme trasero, y lo uso a mi
favor. Dejo que mis dedos se claven en su piel, porque nunca antes había estado
en una posición en la que pudiera salirme con la mía. Llego a las escaleras y miro
por encima del hombro para ver a dónde han emigrado “Los Lobos” desde que
salimos del bar.
Wilder ha encontrado el camino de regreso al sofá que “Los Lobos” suelen
ocupar, y hay una chica con el pelo rojo y rizado encima de él. Su cabello largo le
cubre la cara, pero si sus manos en su trasero son una indicación, tiene la boca
llena de sus tetas. Nathaniel sostiene una cerveza, con una sonrisa en su rostro
cuando ve que llevo a Carrington a mi habitación. No es hasta que subimos las
escaleras que veo a Declan saliendo de su habitación. Parece molesto, pero no dice
nada. Se ajusta las gafas y abre la puerta de mi dormitorio para mí, probablemente
para que no intente abrirla de una patada.
Lanzo a Carrington sobre mi cama y ella chilla, levantándose sobre sus manos
y rodillas antes de colapsar boca abajo sobre mis almohadas de satén negro.
Declan todavía está parado en la entrada, sus ojos rebotando de un lado a otro
entre mi hermanastra y yo. Él sabe exactamente lo que quiero hacer con ella, y
exactamente por qué no debería hacerlo.
—¿Quieres que la lleve de regreso a su dormitorio? Voy a dar un paseo hasta
los acantilados. —Sé que está siendo lógico, está preocupado de que haga algo
para joderla más. Soy consciente de ello, pero la racha de celos en mí odia el hecho
de que él esté cuidando de ella en cualquier capacidad. Haré lo que quiera con
ella.
—No me voy a quedar aquí. —Su voz es dura, pero la ignoro. Carrington se
pone de pie, pero pierde el equilibrio rápidamente. La empujo hacia atrás sobre la
cama. No está segura sin mí, y cuanto antes se dé cuenta de eso, mejor estará.
—El hecho de que creas que tienes una opción es una locura. —Pongo mis
manos en mis caderas y ella frunce el ceño—. Vas a decirme lo que estás
escondiendo sobre Blaine.
—Tendrás que matarme antes de que te cuente alguno de sus secretos. Él era mi
mejor amigo y tú solo eres un imbécil que me odia. —espeta—. Hace un jodido
calor aquí —susurra las palabras y se quita el abrigo antes de tirarse en mi cama
y dejar que sus ojos se cierren.
Me muevo para pararme frente a ella y Declan como si él tuviera algún control
sobre lo que acaba de suceder. Se aclara la garganta y se aleja más hacia el pasillo.
Me muevo hacia la puerta y bloqueo la vista de cualquiera en mi habitación.
Declan se abrocha el abrigo y dice:
—Tengo que salir de aquí. No puedo escuchar esa música o el imbécil tirándose
a una chica al otro lado de mi pared. —Está a unos metros por el pasillo cuando
responde—. No hagas nada que yo no haría.
Me doy la vuelta y cierro la puerta detrás de mí y me acerco a la silla en la
esquina de mi habitación. No puedo confiar en mí mismo en la maldita cama con
ella usando algunas piezas de encaje. No me detendría, aunque ella gritara, me
suplicara que no lo hiciera.
El impulso de empujar mi polla profundamente dentro de su coño y ver sus
ojos en blanco es abrumador. Camino por mi habitación a oscuras durante lo que
parecen horas mientras ella duerme y sé que no es solo porque me preocupa quién
nos está atacando. Estoy tratando de luchar contra el impulso de tocarla,
saborearla y follarla durante horas.
Mi boca prácticamente se hace agua cuando se mueve, doblando una de sus
piernas a la altura de la rodilla. Las bragas de encaje negro se mueven y siento que
estoy conteniendo la respiración, esperando a ver si expone su coño sin querer.
Me he imaginado cómo se ve y cómo se siente un millón de veces, pero nada me
ha preparado para este momento. Me he follado a todas las chicas que he querido
joder, pero estar dentro de ellas no es nada comparado con solo mirarla. Inclino la
cabeza hacia atrás, cierro los ojos y una de mis manos encuentra su camino por
mis jeans para agarrar mi polla. me duele y estoy duro, y en todo lo que puedo
pensar es en lo suave y húmeda que estaba su lengua anoche.
—Sebastian. —Mi cabeza gira para mirarla cuando escucho la súplica
amortiguada. Todavía está profundamente dormida, pero una de sus manos se
frota las bragas. Está jodidamente soñando conmigo y tocándose a sí misma—.
Mmm, más duro. Fóllame más fuerte. Veo como su pierna tiembla mientras sus
dedos frotan círculos sobre sus bragas.
No lo pienso dos veces. Estoy trepando al pie de la cama, separando más sus
piernas y tirando de sus bragas hacia un lado.
Su coño es tan bonito y rosado como imaginé que sería. Me inclino y rozo mi
boca a lo largo de la parte interna de su muslo tan suavemente como puedo
mientras me estiro sobre mi estómago y miro hacia arriba para ver si se va a
mover. No me detendré si lo hace, la necesidad de saborearla es mucho mayor que
cualquier cosa que pueda decir o hacer.
Ella gime mientras duerme, y eso solo hace que mi polla se ponga más dura.
No puedo contenerme, así que engancho mis brazos debajo de sus caderas y giro
mi mano izquierda hacia atrás para mantener sus bragas tiradas hacia un lado.
Saco mi lengua y estoy gratamente sorprendida de que ya esté mojada, su raja
brilla cuando la abro. Mantengo mi lengua enterrada en su coño mientras miro su
forma dormida. Sus labios están separados y está levantando sus caderas para
moler contra mi lengua y mi boca. Sus impertinentes tetas aún están encerradas
en su sostén, y no haberlo arrancado es lo único que lamento en este momento.
—Sebastian —dice mi nombre de nuevo, y ahí es cuando lo pierdo.
—Esa es mi chica —gruño—. Incluso en tus sueños piensas en mí reclamándote.
Eres mía. Sabía que estarías tan mojada por mí. —Me importa un carajo si se
despierta. Aproximadamente lamo su raja, sacando mi lengua, devorando la
dulce excitación que ahora cubre su coño. Muevo mi boca hacia arriba para chupar
su clítoris y gimo cuando sus caderas se sacuden cuando mi lengua comienza a
lamer el pequeño y duro botón. Empujo sus piernas para que se abran más,
dándome el espacio que necesito para complacerla. Ella grita y miro hacia arriba,
mi boca sigue chupando y lamiendo su clítoris, y para mi sorpresa sus ojos todavía
están cerrados, pero su boca está entreabierta de placer. Sus caderas intentan
levantarse, rogando por más cuando me detengo, dejando que mi boca se cierne
sobre su clítoris, mi aliento soplando juguetonamente contra su piel sensible.
Gimo ante la vista ante mí. Es tan jodidamente perfecta y sabe a caramelo.
—Por favor, no te detengas —exhala las palabras y miro hacia atrás para ver sus
ojos verdes centrados en mí, viendo mi boca descender sobre su coño empapado.
No soy gentil porque estoy en mi punto de ruptura. debo tenerla. Ella es
intoxicante, y no puedo tener suficiente. Muevo mis manos de sus caderas a sus
muslos, agregando suficiente presión para hacerla gritar mientras estiro sus
músculos. Me encanta la forma en que su cuerpo llena mis manos como si
estuviera destinada a que yo la toque a ella y a nadie más.
—Bájate el sostén. Quiero ver lo que es mío —digo contra su raja, haciéndola
gemir y su cuerpo se sacude de placer por las vibraciones de mi voz contra ella.
Tiro de su clítoris entre mis labios, chupando fuerte y moviendo mi lengua
repetidamente. Un gemido escapa de mis labios cuando miro hacia arriba y veo
que Carrington Jane, la chica que hace lo contrario de todo lo que le digo, no solo
se ha quitado el sostén para que yo pueda verla, sino que está jugando con sus
pezones y sus ojos están mirando a los míos.
Uso mis manos para separar su coño y sumergir mi lengua en su apretado
agujero, lo que hace que ella tire su cabeza hacia atrás contra mis almohadas. Su
largo cabello negro está extendido sobre mi almohada, y nunca he visto nada más
hermoso en toda mi vida. Esta imagen de ella, desnuda y hermosa en mi cama es
algo que quedará grabado a fuego en mi memoria hasta el día de mi muerte.
Vuelvo a subir a su clítoris y muevo mi lengua en círculos hasta que ella grita y
levanta sus piernas sobre mis hombros para clavar sus talones en mi espalda.
—Eso es todo bebé, córrete para mí. Córrete en mi lengua —digo antes de
mover la punta de mi lengua de un lado a otro sobre el manojo de nervios que
hace que sus caderas se sacudan salvajemente mientras el orgasmo la atraviesa.
La necesidad de sentir más de ella me abruma y antes de que me dé cuenta de
lo que estoy haciendo, estoy flotando sobre ella por un momento antes de bajar
mis caderas hacia las suyas. Incluso con mis jeans entre nosotros, mi polla se
endurece aún más por la cálida humedad de su coño. Sus manos están en mi
cabello, y siento sus uñas raspar la parte de atrás de mi cuello cuando tomo
bruscamente uno de sus pezones en mi boca. Muevo mis caderas contra las suyas
y sé que quiere más. Sé que le encanta lo jodidamente duro que me pone por la
forma en que engancha sus pies alrededor de mi espalda y me atrae más hacia
ella, apretando su dulce coño contra mi longitud.
Chupo su capullo rosa entre mis labios, giro y tiro en el otro mientras golpeo
mis caderas contra las suyas. Nunca antes había estado tan frenético por una
mujer, nunca tan salvaje. Tengo que estar dentro de ella, o podría volverme loco.
Me siento sobre mis rodillas, prácticamente siseando por la pérdida de contacto,
y cuando miro su silueta, no puedo evitar pasar mis manos por la longitud de su
cuerpo mientras ella me mira con cruda necesidad.
Mis manos exploran cada curva que tiene y, a pesar de que es la segunda vez
que la tengo tan cerca, se siente tan familiar. Creo que he estudiado su cuerpo,
cada centímetro de ella durante tanto tiempo, que se siente exactamente como
imaginé que se sería. Ella es tan suave y pequeña en mis manos grandes y las
emociones contradictorias rugen dentro de mí que no estoy acostumbrado a
sentirlas todas a la vez. Me siento posesivo, incluso protector, quiero follármela
hasta que no recuerde nada excepto que me pertenece, en mi cama, y con mi
semen llenando cada hueco que tiene.
Empujo mis jeans hacia abajo y me los saco y cuando estoy de vuelta entre sus
piernas, ella está medio sentada y pone sus palmas sobre mi pecho y abdomen.
Flexiono los músculos debajo de las yemas de sus dedos y la forma en que sus
ojos verdes se iluminan con lujuria mientras recorre mi cuerpo no hace más que
alimentar mi deseo por ella. Antes de que pueda siquiera jadear, estoy de vuelta
sobre ella, mi boca tirando de un pezón duro entre mis dientes porque no puedo
tener suficiente de la forma en que sabe y se siente. Necesito sentirla, toda ella,
todo a la vez. Siento que me han privado, y no puedo recordar sentirme tan
frenético en mi vida.
Golpeo mis caderas contra las suyas, haciéndole saber que cuando empuje mi
polla dentro de ella por primera vez, olvidará a cualquier otra persona con la que
haya hecho esto. Los follaré hasta sacarlos de su mente. El pensamiento de que
ella ha estado con otros hombres, incluso con mi hermano, hace que la ira se
acumule dentro de mi pecho y me estiro, envolviendo mi mano alrededor de su
garganta. Aprieto mi polla contra ella con más fuerza mientras la miro, aplicando
más presión en su garganta. Prefiero matarla que dejar que otro hombre la vea
así y, para mi sorpresa, levanta las caderas y frota su dulce coño de arriba abajo
a lo largo de mi polla.
—Deja de pensar demasiado, Sebastian. Sólo fóllame. Sólo toma lo que quieras.
Los dos nos sentiremos mejor —jadea las palabras y sus ojos se ponen en blanco
cuando la punta de mi polla muele sobre su clítoris. Mantengo el mismo
movimiento una y otra vez, mis dedos siguen reclamando su cuello mientras mi
polla la convence para que tenga otro orgasmo que le sacude el cuerpo—. No te
detengas. Por favor. Por favor.
—Ruégame Carrington. Ruégale a tu hermanastro que te folle el coño mojado.
—Uso mi otra mano para abrir su coñito perfecto. Mis caderas se sacuden ante la
vista—. Dime que quieres.
—Quiero tu polla dentro de mí. Por favor, Sebastian —su voz es ronca, y
prácticamente exhala la súplica del orgasmo que acaba de alcanzarla y la forma
en que mis dedos sujetan con fuerza su cuello—. Fóllame como siempre has
querido. Quiero que me hagas olvidar todo. Sólo hazme olvidar.
Me muevo hacia arriba para tragarme sus gemidos entre besos y presiono mis
caderas contra ella de nuevo. Una de sus manos rodea mi bíceps, apretando,
tirando de mí más cerca, y me doy cuenta de que me he perdido algo que nunca
antes había tenido. Cuando me he follado a otras chicas, siempre es solo para
correrme, ni siquiera me he corrido dentro de ellas, y siempre es con ellas de
espaldas a mí. No me gusta que me toquen con las manos o la boca a menos que
sea estrictamente sobre mi polla. Pero esto, esta sensación de sus manos suaves
y la forma en que desliza sus piernas por mis costados para engancharse
alrededor de mis caderas nunca dejarán mi mente. Su piel es sedosa y se siente
demasiado perfecta para que mis ásperas manos la toquen. Sus labios son
carnosos y su lengua se mueve contra la mía como si hubiéramos hecho esto toda
nuestra vida.
Quito mis dedos, colocando mis labios en su cuello y puedo sentir las bestias
rugiendo dentro de mí. Una quiere hacerle daño y la otra quiere calmar las
marcas que han dejado mis dedos. Soy el único que puede hacerle esto. Soy el
único que dejará que la controle, y soy el único que puede calmar el dolor que
deja a mi paso. Me encanta escuchar su respiración acelerada, saliendo en
pequeñas bocanadas. Quiero saborear el momento, pero no puedo reducir la
velocidad. Necesito sentirla, necesito estar dentro de ella. Necesito que entienda
que en el nivel más básico ella es mía, y nunca será de nadie más. Gimo contra
su cuello, raspando mis dientes contra su dulce piel.
—Necesito que me mientas de nuevo. Dime que soy el único que alguna vez
te ha tocado. Quiero ver tu sangre cubriendo mi polla, Carrington Jane. Quiero
lastimarte de una manera que te ate a mí. Quiero poseerte como nadie más lo
hará —soy yo quien le suplica ahora—, podemos volver a odiarnos mañana, pero
dame esta fantasía esta noche.
—Nunca he querido a otro hombre, Sebastian. quiero que seas tu. Quiero que
me reclames, incluso si no me quieres por la mañana. —Ella es una buena actriz
porque sus palabras tienen a mi polla palpitando en mis calzoncillos que están
empapados de su coño. Sonrío contra la curva de su cuello cuando arquea la
espalda y deja escapar un grito de sorpresa cuando presiono solo la punta de mi
dedo dentro de su coño. Si presiono demasiado, arruinará la ilusión de que ella
solo ha sido mía, y quiero disfrutarlo un poco más antes de empujar mi polla
dentro de ella y castigarla por dar lo que es mío a otros hombres. Estoy
impaciente y necesito ver cómo se deshace debajo de mí. Ya la he hecho correrse
dos veces, y creo que tiene uno más antes de que no pueda contenerme más.
Ella me alcanza en la oscuridad, sus palmas en mi cara, tirando de mí hacia
abajo para besarla. Froto el pequeño manojo de nervios en la parte superior de
su coño. El orgullo llena mi pecho cuando siento que su cuerpo se sacude bajo
mi peso justo antes de regresar a su agujero y esta vez presiono dos dedos dentro,
pero no lo suficiente como para arruinar mi pequeña fantasía. Gruño por lo
apretada que está, y la forma en que su coño se esfuerza por estirarse alrededor
de mis gruesos dedos. El impulso de deslizarlos hasta el fondo, enroscándose en
mis nudillos, me abruma, pero me contengo.
—Córrete por mi bebé. Córrete en mis dedos para que pueda follarte. ¿Quieres
eso? ¿Quieres que te folle hasta que mi semen gotee de tu coño? —Ella gime
mientras sigo con las caricias superficiales, y me trago los dulces sonidos que
salen de sus labios mientras la beso dura y profundamente.
—Te necesito —susurra contra mis labios antes de que su voz se rompa en un
suspiro. Ella arquea la espalda, una de sus manos me deja cuando alcanza la
sábana, agarrando tan fuerte como puede. Siento que se aprieta alrededor de mis
dedos y sé que está muy cerca.
—¿Que necesitas de mí? —Exijo, necesito escucharla decirlo. Necesito este
momento, estas palabras, sus súplicas grabadas en mi memoria para poder
reproducirlas una y otra vez. Nada superará esta noche mientras tenga a mi
hermanastra acostada debajo de mí, rogándome que empuje mi polla dentro de
su apretado coño—. ¿Qué es lo que yo solo puedo darte? —Ella abre la boca, pero
nada más que un gemido jadeante sale de sus labios. Dejo que mis dedos se
hundan un poco más y ella todavía debe seguirme el juego porque grita como si
la lastimara. A pesar de que le he pedido que me mienta, me enoja cuando su
coño se aprieta con fuerza alrededor del primer nudillo de mis dedos. Una de
sus manos vuela hacia arriba y presiona mi pecho, pidiéndome en silencio que
disminuya la velocidad, y la mirada de dolor en su rostro solo aumenta mi ira.
Qué buena pequeña actriz—. ¿Te hizo sentir mejor que Blaine? ¿Me imaginaste
cuando su polla estaba dentro de ti? —grito las palabras.
Acelero el ritmo mientras la follo con el dedo, pero no aumento la profundidad
de mis dedos dentro de ella. Si los deslizo hasta el fondo y no siento resistencia,
no sé de lo que seré capaz. Necesito tener más control cuando me la folle.
—Nunca me tocó porque sabía que siempre te he pertenecido, Sebastian. —
Mis ojos se clavan en los suyos, tratando de detectar algún tipo de engaño,
tratando de encontrar una razón para volver a llamarla mentirosa, pero no
encuentro nada. Sus palabras me golpean con fuerza en el pecho, y me duele y
me hace rugir a la vida, todo al mismo tiempo.
Tomo su pezón en mi boca, chupando fuerte mientras mis dedos trabajan sobre
ella. Siento que sus piernas se ponen rígidas, y cuando escucho mi nombre salir
de sus labios una y otra vez como una oración, sé que se está desmoronando. Me
muevo para sentarme sobre mis piernas y bajo mis calzoncillos para que no haya
nada que nos separe. Sus piernas se abren a mi alrededor, y tengo que morderme
el labio mientras froto la cabeza de mi polla por su coño mojado. Es la mejor
jodida vista que he mirado en mi vida. Golpeo con fuerza mi polla contra su
clítoris, haciendo que grite mi nombre y todo su cuerpo se sacuda. Froto solo la
punta de mi pene contra su abertura, dejándola anticipar lo que pretendo hacer
una vez que se recupere del orgasmo que todavía tiene sus piernas temblando.
Me inclino y la beso, suavemente esta vez, frotando mi pulgar a través de su
mejilla suave y sonrojada. Ella trae una dulzura en mí que no sabía que poseía.
Quiero recordar la forma en que se ve ahora debajo de mí, esperando que mi
polla la parta por la mitad. Sus ojos están fuertemente cerrados y sus labios están
sonrojados por luchar contra los míos en fervientes besos que nacen de una
profunda necesidad y pasión que sé que nunca tendrá con nadie más.
—Pregúntame de nuevo —exijo, empujando solo la punta dentro de ella y
luego tirando hacia atrás. Ella llora por mí, y no estoy seguro si es porque anhela
la forma en que mi polla estira la entrada de su pequeño y apretado coño o
porque le duele. Espero que sean ambos.
Se muerde el labio inferior, que ya está rojo, e incluso estoy jodidamente celoso
por eso. Me estiro y golpeo suavemente su boca para que se detenga.
—Solo yo puedo hacer eso —gruño y siento el pulso de mi polla mientras mi
mano se aprieta a su alrededor cuando ella asiente, los labios entreabiertos y su
pequeña lengua suave se lanza para calmar el lugar donde sus dientes se estaban
clavando.
Se sienta, sus ojos me ruegan antes de que su boca se abra. Ella toma mi cara
entre sus pequeñas manos y dice:
—Por favor, fóllame el coño, Sebastian. Quiero sentir tu corrida llenándome.
—Miro hacia arriba por un momento ante sus palabras y mi respiración se
acelera. Necesito follarla tan rápido y fuerte que me derrumbe encima de ella
asfixiándola con todo lo que soy.
Estoy a punto de darle justo lo que necesita, lo que ambos necesitamos. Pero
los fuertes golpes en la puerta nos sobresaltaron a ambos y, en cambio, me incliné
hacia adelante, dejando caer mi cabeza sobre su hombro mientras dejo escapar
un largo suspiro agitado. Odio buscar consuelo en ella, pero lo hago. Mis labios
rozan su hombro y me doy cuenta de que ella es lo único que me hace sentir
tranquilo a pesar de que es la única persona que puede hacerme sentir como un
psicópata celoso y obsesionado.
Hay otra ronda de fuertes golpes en la puerta y mi espalda se pone rígida, y
estoy de pie y al otro lado de la habitación, encendiendo la luz. Tan pronto como
escucho la odiosa voz de Wilder, la molestia se apodera de todo el deseo y la
lujuria que estaba atravesándome. Veo a Carrington gemir y envolverse debajo
de mi grueso edredón y luego esconde su cabeza debajo de una de mis
almohadas mientras me pongo un par de pantalones de chándal.
—No te muevas de debajo de esas sábanas. —Sueno como un gilipollas
exigente porque lo soy. Mataría a alguien, amigo o no, por verla como está ahora.
Está saciada del placer que le di y, a pesar de que todavía no he estado
completamente dentro de ella, parece recién follada.
—Cualquier cosa por usted, señor —el sarcasmo prácticamente gotea de
debajo de la almohada y su voz es apagada, pero puedo decir que no está
realmente molesta. A juzgar por las cosas que dijo mientras jugaba con su cuerpo
hace unos minutos, le gusta cuando tomo el control de ella. Las mismas cosas
que me excitan, la encienden a ella también. Siempre pensé que sería increíble,
que, si se relajara, derribaba sus muros, sería mi maldita reina, igualándome en
todos los sentidos.
Me acerco a la puerta y la abro, mis ojos todavía pican por no haberme
adaptado a la luz correctamente.
—¿Qué diablos es tan importante que estás dispuesto a arriesgarte a que te
mate ahora mismo?
Declan está con él, sosteniendo una nota que parece estar estudiando, así que
inmediatamente empujo a Wilder y se la arrebato de las manos a Declan.
¿ ñ
—¿De dónde has sacado esto? —La sostengo frente a Wilder con agitación.
—Jesse llegó a casa esta noche y estaba pegada a su puerta con un cuchillo,
como todos las demás —dice Wilder—. Se ve muy mal, no se ha presentado a las
cosas de la fraternidad y es el vicepresidente.
—Bueno, acaba de perder a su mejor amigo —dice Declan secamente, tomando
la nota de mis manos. Ha insistido en conservarlas todas para que podamos
compararlas y, con suerte, encontrar una pista sobre quién se está burlando de
nosotros—. Me registraré con él mañana cuando tenga unos minutos —
murmura, sus ojos de nuevo en la nota.
—Jesse dijo que pasó por la habitación de Carrington para ver cómo estaba
cuando recibió la nota, pero ella no estaba allí. Así que pensamos que tal vez ella
todavía estaba contigo —Wilder rebota sugestivamente—. ¿Te la follaste? Vamos
hombre, no puedes mantener esa mierda en secreto. Es como un maldito
programa de televisión que todos hemos estado viendo durante los últimos mil
millones de años esperando que suceda algo. —Se ríe, levantando las manos para
bloquear cualquier golpe que pueda lanzarle antes de agarrar a Declan por el
bíceps y arrastrarlo por el pasillo hacia su habitación.
Vuelvo a mi habitación y cierro la puerta, lo que nunca solía molestarme en
hacer, pero con Carrington aquí, no voy a correr el riesgo de que alguien entre
mientras dormimos. Muevo la almohada de encima de su cabeza y veo que ha
caído en un sueño reparador. Levanto su cabeza y deslizo la almohada debajo de
su cuello y camino hacia el otro lado de la cama y me subo. Odio tener la
necesidad de jalarla hacia mí y quedarme dormido con su cabello en mi cara. Esta
noche fue una fantasía que nunca puede ser real para ninguno de los dos, sin
importar cuánto lo deseemos.
Ella sigue siendo lo único que nunca podré tener de la manera que quiero, y
yo sigo siendo su atormentador, el monstruo que ama verla llorar. Me acuesto
boca arriba, mirando al techo y pensando en la nota. Odio que lo único en lo que
puedo concentrarme es en el hecho de que Wilder dijo que Jesse fue a la
habitación de Carrington para ver cómo estaba, tal como lo habría hecho Blaine.
Ella no es suya para controlarla, y me aseguraré de que lo sepa la próxima vez
que lo vea.
Me revuelvo a la mañana siguiente, sintiendo que he dormido mil años. No he
dormido tan bien desde antes de que Blaine muriera. Me acerco a Carrington en
mi estado medio dormido, medio despierto. Quiero sentir el peso de su cuerpo
contra mi pecho. Todo lo que encuentro es un espacio vacío a mi lado y la cinta
que tenía en su cabello anoche en mi almohada.
—N O PUEDES HABLAR EN SERIO —digo mientras salgo de mi dormitorio casi una
semana después y veo a Cruz luciendo como si estuviera tan emocionado de
verme como yo a él.
El domingo pasado por la mañana, me desperté en la cama de Sebastian y él me
tenía acurrucada contra su pecho mientras estaba tumbado como un rey. Me
escabullí sin despertarlo porque no quería arruinar el recuerdo de la noche
anterior con las cosas odiosas que me iba a decir una vez que volviera en sí. Es
sábado por la noche y he pasado la mayor parte de la semana encerrada en mi
habitación y corriendo de un lado a otro de mis clases, tratando de evitar a “Los
Lobos”, y todavía no he visto a Sebastian, pero sin falta, cada vez que necesito
camina a cualquier aparece uno de los otros ”Lobos”. Por lo general, no me
hablan, sino que simplemente caminan cerca y observan para ver si he llegado a
donde se supone que debo ir.
—Mira, realmente no quiero pasar mi sábado por la noche cuidándote, así que
¿puedes hacer esto fácil? —Cruz resopla.
—¿Qué tal si me dejas cuidar de mí misma y te escapas y acechas a Delaney en
su lugar? Creo que le gusta —digo en broma, pero su ceño se profundiza. No
puedo luchar contra la sonrisa que estalla en mi cara. Hawthorne Cruz Beckett IV
está enamorado de Delaney St. James y eso es la cosa más divertida que he
escuchado. Ella lo masticará y lo escupirá a él y a Nathaniel, y solo espero estar
en algún lugar cercano para verlo todo.
—Sebastián está peleando esta noche en el cementerio. “Los Lobos” necesitan
estar allí, y como tenemos que vigilarte, tú también vendrás. —Se cruza de
brazos—. Órdenes de Bash.
Pongo los ojos en blanco, pero no discuta con él, porque eso es todo lo que he
estado haciendo con ellos esta semana. Intenté armar una escena, huir y
esconderme directamente de ellos, y nada los sacude.
—Así que, ¿cuál es el plan? Cuidarme hasta... ¿cuándo? ¿Hasta que Sebastian
pierda interés en controlarme? —Me mira fijamente como si no pensara que lo
que acabo de decir suena absolutamente loco.
—Sí. Vamos, camina y habla. Se está haciendo tarde y es una caminata hacia el
cementerio. —Se encoge de hombros—. No has recibido más notas en tu puerta,
¿verdad? Eres lo suficientemente terca como para ocultar esa mierda. —Cruz me
acusa, sacudiendo la cabeza. no le respondo. No he recibido más amenazas, pero
eso no es asunto suyo.
—Entonces, ¿estás enamorado de Delaney? —Bromeo con él mientras hacemos
nuestro camino a través del adoquín.
—Quizás. —No pierde el ritmo, y lo miro, viendo la mirada de preocupación
en su rostro—. Mira, tienes que dejar de luchar contra nosotros y dejar que te
cuidemos. Sé que tú y Sebastian tienen sus diferencias, pero él…
Me detengo abruptamente y levanto la voz, empujándolo con fuerza, pero sin
esperar realmente que eso lo desconcierte.
—No puedes hablar en serio. Me odia un minuto y luego al siguiente tiene su
lengua en mi garganta. ¿Y sabes lo que conllevan los siguientes momentos? Él
acusándome de acostarme con su hermano muerto o de tener algo que ver con
su muerte. ¿Por qué diablos confiaría en alguno de ustedes?
El viento azota a nuestro alrededor y me cierro la capucha alrededor de las
orejas mientras él se mueve para pararse frente a mí, bloqueando mi vista de todo
menos de su gran cuerpo. “Los lobos” deben tomar clases especiales sobre cómo
ser jodidamente molestos.
—Sebastian es un imbécil, ¿verdad? —Cruz entrecierra los ojos, como si
estuviera tratando de leer mi expresión.
—Quiero decir, no estaré en desacuerdo. —Lo observo con cuidado porque no
estoy segura de adónde va con eso.
—Bueno, si es un idiota en un buen día, ¿te imaginas cómo es cuando alguien
amenaza lo que es suyo? Y además de eso, peleas con él en todo lo que dice. —
Lo dice tan en serio que casi me siento mal cuando me echo a reír. Entonces Cruz
casi susurra—. Ha estado insoportable toda la semana. ¿Puedes hacer lo que él
quiere por una noche y dejarnos descansar? Estamos jodidamente cansados, CJ.
Y es la noche de la pelea. —Extiende las manos expectante, como si me importara
todo lo que acaba de decir. El hecho de que sea uno de los cinco tipos más temidos
del campus y que prácticamente me esté rogando que les deje descansar no tiene
precio. Delaney estaría orgullosa de mí.
—Si dejo que me rompa, no resolverá nada. Alguien todavía está tratando de
atraparnos. Ustedes y yo por poder. ¿Qué es lo que quieres que haga? ¿Animarlos
mientras golpean a quien sea lo suficientemente tonto como para entrar al ring
con ustedes? —No pretendo que mis palabras suenen tan enojadas. Pero yo soy.
Estoy tan malditamente enojada, y cuanto más tiempo pasa, más agitada me
siento conmigo misma, la situación e incluso con Blaine por las decisiones que
tomó y los secretos que me vi obligada a guardar para salvar su reputación y los
sentimientos de su familia.
Me hace un gesto para que me ponga delante de él para que podamos empezar
a caminar de nuevo. El cementerio no está lejos de donde estamos, y el ring de
combate está justo a través del bosque y bajando una pequeña colina una vez que
entramos en el cementerio.
—Sé que Sebastian tiene muchas cosas mal. Tú y Blaine no eran nada. —Sus
hombros se relajan un poco mientras mira a su alrededor antes de hacer contacto
visual conmigo—. Pero nos estás ocultando algo.
—Blaine tenía secretos como el resto de nosotros, y no son míos para contarlos.
—Aprieto la mandíbula, deslizando un mechón suelto de cabello detrás de la
oreja—. Si lo hiciera, solo pondría a Sebastian en peligro. Es un cañón suelto, y lo
sabes. Es mejor que descargue su ira conmigo hasta que se canse de mí.
—Sabes que eso no sucederá. Él piensa que, si te folla, te sacará de su sistema,
pero creo que solo alimentará su obsesión aún más. —La forma en que su voz
cae a un tono oscuro al que no estoy acostumbrado en Cruz, me hace pensar que
está hablando por experiencia.
—Qué romántico. —Pongo los ojos en blanco mientras nos acercamos a la
puerta de hierro negro de la entrada del cementerio. Mi estómago se hunde
porque aquí es donde está enterrado Blaine, y lo odio absolutamente. Odiaba
Woodsboro y su padre lo sabía y decía que los legados tenían que enterrarse aquí.
Esas son las reglas. Estoy tan enferma y cansada de las reglas McCoy. Le hará
daño a mi madre, pero tan pronto como me gradúe, me iré. No estoy segura de
adónde iré, pero me estoy alejando lo más que puedo de Woodsboro y los McCoy.
Cuanto más me quedo, más dejo entrar a Sebastian, solo para que me arroje en
la cara la poca confianza que le he dado. ¿Me dio el mejor orgasmo de mi vida?
Sí. ¿Me hace querer tirarme por un precipicio? Sí, también.
—¿Por qué te mira así? —El tono agudo de Cruz me saca de mis pensamientos
y sigo su línea de visión hasta Jesse, el mejor amigo de Blaine, que está justo al
otro lado de la puerta.
—Supongo que él también me culpa por la muerte de Blaine, ese parece ser un
tema común últimamente. —Resoplé al ver a Wilder apoyado contra la puerta y
no tengo que aclarar que Cruz me está entregando a él. Si bien es frustrante, en
realidad solo estoy aquí porque quiero. Sebastian puede estar equivocado en
muchas cosas, pero alguien está jodiendo a “Los Lobos” y tratando de usarme
para hacerlo. Mi instinto generalmente no está mal, y no siento que sea Talon.
Creo que abre la boca y trata de revolver la mierda para molestar a Sebastian,
pero no creo que esté amenazando con matar a nadie. No es tan audaz como para
arriesgar su fondo fiduciario por algo tan estúpido.
Quienquiera que sea, o se siente invencible o no tiene nada que perder. Espero
ver algo esta noche que me indique quién está detrás de las notas.
—¿La tienes? Quiero ir a ver cuál es el problema de Jesse. No se ha presentado
a nada y ahora está mirando a CJ —le dice Cruz a Wilder, y lo miro, pero no me
molesto en discutir con él por hablar de mí como si fuera un maldito saco de
papas. No van a cambiar, y solo estaría perdiendo el aliento. En lugar de eso,
paso por delante de Wilder y me dirijo a través de la puerta y camino directo a
Jesse. Si sabe algo acerca de quién está tratando de exponer a Blaine, entonces
puede decírmelo a la cara en lugar de escabullirse y observarme como un
acosador.
—Jesús —escucho sisear a Cruz mientras él y Wilder me alcanzan, alejándome
de mi destino previsto.
—Seremos mejores amigos hasta después de la pelea de Bash —dice Wilder en
broma, pasando un brazo por mis hombros y guiándome hacia el bosque. Hace
un punto para frotar su mano libre sobre cada lápida levantada que pasamos.
Puedo escuchar a los estudiantes charlando mientras se dirigen al ring de pelea—
. Si muero antes que tú, asegúrate de que no me entierren aquí. Preferiría
pudrirme en un vertedero. —Levanta un hombro como para indicar que ha dicho
algo mucho menos morboso.
Levanto mi dedo meñique hacia él, el cual agarra con el suyo solidificando
nuestro trato. Decido tentar a mi suerte.
—¿Qué tal si me dejas ir y le dices a Sebastian que me escapé?
—Estás tratando de hacer que me maten. —Wilder cruza los brazos sobre el
pecho. —Mira CJ, no quiero ser malo contigo, pero lo seré si es necesario.
Podemos hacer esto de la manera fácil o de la manera difícil. —Él sonríe como
un lobo.
Lo fulmino con la mirada justo cuando llegamos a la línea de árboles.
—Podemos hacerlo de la manera difícil —digo, imitando su pose. Le prometí
a Blaine en su funeral que haría cualquier cosa para proteger a Sebastian de los
secretos de los cuales él lo protegía. Blaine también era un gran admirador de
que les hiciera pasar un mal rato a “Los Lobos”, así que espero que pueda verme
ahora mismo.
La sonrisa de Wilder se desvanece y se inclina para hablarme, sus manos
descansan en los muslos de sus jeans.
—Creo que deberías tomar lo que te ofrezco porque Sebastian no ha dormido
en una semana. Va a estar excitado por el subidón de la lucha. Es difícil bajar de
eso, CJ. Y la única otra alternativa a que te comportes es que Sebastian te persiga
en este bosque. —Wilder agita su brazo indicando el denso bosque—. Apenas
aguanta, y si te atrapa, creo que cualquier cosa que te haga hará que sentarte
conmigo durante la pelea parezca agradable.
—Sebastian quiere que veas su pelea —dice Wilder, frotándose una mano por
su oscuro cabello desordenado—. Y eso es lo que vas a hacer. —Aprieta la
mandíbula y por primera vez veo por qué Wilder es un “Lobo”. Toda su alegría
se ha ido, y la mirada que me da me dice que no le importaría ver lo que Sebastian
haría conmigo una vez que me atrapara.
Dejo escapar un suspiro lento, lo miro, pero finalmente decidí caminar por el
bosque por mi cuenta. Wilder me sigue de cerca, pero no dice una palabra.
Recorro el usado camino y agradezco que Wilder me ilumine el hombro con la
linterna de su teléfono celular para que no tropiece.
—Entonces, ¿qué quisiste decir con que Sebastian no ha dormido en toda la
semana? Pensé que ya no estaba teniendo ataques de pánico. Nadie vino a
buscarme como Blaine cuando por primera vez...— Me rezago.
Wilder se queda callado por un momento antes de moverse para caminar a mi
lado, indicando en silencio que estamos en términos amistosos nuevamente para
esta conversación.
—La última noche que durmió una noche completa fue el sábado pasado
cuando pasaste la noche en su habitación. No sé qué pasó entre ustedes dos, pero
cuando lo escuchamos gritar y destrozar su habitación, se negó a dejar que
ninguno de nosotros fuera a buscarte. —Su voz es tensa, como si no estuviera
seguro de si está diciendo demasiado o muy poco, o si debería decirme algo.
Sebastian y yo solo nos confundimos uno al otro. Solo puedo imaginar lo que
otras personas piensan cuando tratan de averiguar qué es lo que está pasando
entre nosotros.
También me alegra saber que Sebastian no les dijo a “Los Lobos”, o al menos
a Wilder, lo cerca que estuvimos de tener sexo esa noche. Se siente privado, como
algo que preferiría quedarme solo entre nosotros, y no porque él dijera que fue
un error, porque no creo que él realmente crea eso.
—Él te necesita y odia eso. —Wilder se encoge de hombros.
Mi estómago se contrae, y un dolor ardiente llena mi pecho mientras nos
acercamos al ring donde Sebastian ya está listo para pelear contra un tipo que
nunca he visto antes. Ninguno de ellos tiene una herida en ellos, así que sé que
es su primera pelea de la noche. Veo a Nathaniel de pie junto al ring, y Wilder lo
golpea en la parte posterior de la cabeza en lugar de tocarlo en el hombro como
lo hubiera hecho literalmente con cualquier otra persona.
—Te noquearé hasta la mierda —Nathaniel lo golpea, y está claro que es una
broma, pero Wilder se frota el brazo como si le doliera de todos modos.
—¿Puedes vigilarla? Tengo que orinar. —Wilder hace un gesto hacia mí.
—Me siento como si me estuvieran lanzando como una maldita pelota de
fútbol —digo, poniendo mis manos en mis caderas.
—No me vengas con una mierda, CJ. Soy la tercera pelea esta noche y no puedo
escucharte quejarte de Sebastian. Es un mal hijo de puta. Todos lo sabemos, y
todos lo amamos —dice Nathaniel sugestivamente como si tuviera alguna idea
de lo que siento por mi hermanastro. Me ofrece la bolsa de papas fritas que se
está metiendo en la boca como si hubiera pasado hambre durante el último mes.
Juro que cada vez que lo veo, está comiendo, y no tengo ni idea de cómo no pesa
200 kilos.
—¿Así que van a turnarse para cuidarme mientras cada uno lucha contra un
imbécil que no tiene ninguna oportunidad? ¿Por qué alguien acepta venir aquí?
—Ninguno de “Los Lobos” ha perdido nunca, ni siquiera Wilder y me
sorprendería que Declan no le atara los zapatos. —Lo golpeo en el brazo y él me
mira fijamente por un momento, pero finalmente no puede luchar contra la
sonrisa que estalla en su rostro—. ¿No sería más práctico me ataras a tu espalda
mientras peleas? —Pongo los ojos en blanco, pero me acomodo a su lado a pesar
de todo. Cualquier posibilidad de opinar en esta situación disminuyó en el
momento en que acepté ir con Cruz.
—No le des ideas a Bash —dice Nathaniel con la boca llena y todo lo que puedo
hacer es sacudir la cabeza hacia él.
Siento ojos en mí otra vez y miro para ver a Talon observándome. Está dejando
que una chica cuelgue sobre él, pero hay algo en la forma en que me mira que me
eriza el vello de la nuca. Claramente no está aquí para disfrutar de la pelea, y no
hay forma de que alguna vez esté en una pelea.
Nathaniel se pasa una mano por el cabello y me mira por un largo momento
antes de decir:
—Si le dijeras lo que pasó esa noche, dejará de atormentarte. —Niego con la
cabeza y él continúa con su pensamiento—. Está bien, probablemente siempre
joderá contigo, pero eso es solo porque quiere follarte. —Se cruza de brazos, y si
no fuera Nathaniel, me sentiría intimidada por su tamaño y postura.
—Lo estoy protegiendo a él y a toda la familia McCoy, y no tienes que creerme
cuando digo eso, pero ¿no crees que le diría lo que sé si pudiera?
Nathaniel estira los brazos, bosteza y mira distraídamente a su alrededor como
si estuviera esperando a alguien.
—Cree que te estabas follando a Blaine. Tú y yo sabemos que eso no es cierto.
Cabello rubio platino salta delante de mi cara mientras Delaney se interpone
entre Nathaniel y yo y le apunta con su dedo a la cara con rabia.
—Si Hawthorne y tú no dejáis de joderme, os quitaré las ganas de vivir. —
Incluso en medio del bosque en un club de lucha ilegal, Delaney St. James está
vestida de punta en blanco con tacones negros y un elegante abrigo rojo con
botones dorados. Nathaniel parece divertido y la agarra del brazo para sostenerla
cuando uno de sus talones se hunde más en el barro.
—La última vez que Cruz y yo estuvimos jodiendo contigo, no pareció
importarte. —Arrugo la cara con disgusto por sus palabras porque no es así como
hablas con dulzura a alguien como Delaney. Estoy asombrada de su maquillaje
de ojos ahumados que, si lo intentara, me vería como si tuviera dos ojos negros.
—Tu maquillaje se ve increíble. Casi me saco un ojo cada vez que intento usar
rímel —le digo. Fue tan dulce conmigo cuando le conté lo que pasó con la llave
que me prestó. Me aseguró que la recuperaría de Sebastian y que no me
preocupara por eso. Tiene esta cualidad extrañamente reconfortante sobre ella
que no es obvia a primera vista.
—Te puedo enseñar totalmente en algún momento. A mi niñera cuando era
pequeña le gustaba mucho el maquillaje —dice despreocupadamente, pero su
voz es sincera. Ella no aparta sus ojos entrecerrados de Nathaniel mientras saca
un pedazo de papel arrugado del bolsillo de su abrigo y lo golpea contra su
pecho—. Si ustedes dos neandertales piensan que dejarme cartas amenazadoras
pegadas a mi puerta con un maldito cuchillo —se gira para darme una mirada
escandalizada cuando dice la última parte antes de devolverle la mirada a
Nathaniel—, me asustaré y me llevará a su camas, son más tontos de lo que mi
hermano me dijo que eran. —Ella me mira, su voz se eleva otra octava—. Declan
me dijo que eran malas noticias. Me dijo que dejara de coquetear con ellos. ¿Pero
escuché? No. ¿Por qué nunca escucho a Declan? Él es el único que tiene sentido.
—ella resopla, y pensaría que su exasperación es graciosa si no fuera por la
situación. Solo tengo que echar un vistazo a la carta que Nathaniel está leyendo
para ver que dice que, si “Los Lobos” no se ocupan de sus asuntos, ella saldrá
perjudicada. Ahora me doy cuenta de que cuando Declan dijo que Delaney era
un objetivo, omitió la parte de que ella no es consciente de que está en peligro.
—Esto no es una broma, Delaney. ¿Cuándo encontraste esto? —La voz de
Nathaniel es dura, pero su expresión es tan suave cuando la mira, que ni siquiera
estoy avergonzada de estar observándolos.
—Está bien, no voy a perder el tiempo jugando al juego que sea. —Ella le
arrebata la carta de las manos y gira para marcharse—. Adiós CJ, ven a verme
por el maquillaje cuando quieras.
—Joder —murmura Nathaniel moviéndose para alejarse tras ella, pero debe
recordar sus deberes de niñera porque se vuelve hacia mí—. No te vayas de esta
zona, ya vuelvo. —Y dicho esto, sale corriendo a buscar a Delaney.
Miro a mi alrededor buscando la salida más rápida, pero no tengo la
oportunidad de planear mi escape porque Talon se ha acercado sigilosamente a
mi lado y envuelve su brazo alrededor de mi hombro como si hubiera estado
observando, esperando una oportunidad para moverse hacia mí. .
Los ojos de Sebastian se encuentran con los míos y luego se centran en la mano
de Talon que descansa sobre mi hombro. Me encojo de hombros, pero la
reemplaza inmediatamente.
—¿Por qué quieres que Sebastian te mate a golpes?— Tiro su brazo de mí otra
vez, pero él es como un puto pulpo. Por mucho que esté molesta con Talon en
este momento, tampoco quiero ver a Sebastian matarlo. Hay demasiados testigos
y no me apetece el dolor de cabeza de otro encubrimiento en Woodsboro.
—Solo le estoy dando un poco de rabia para ganar la pelea. Está cansado,
recuerda. —Talon se ríe y, por suerte para él, suena un silbato que indica el
comienzo de la pelea.
Observo a Sebastian nivelar a un tipo de su misma altura que lo supera en
aproximadamente en 20 kilos en tres golpes y solo recibe un golpe en la
mandíbula. Aparta su brazo del Kappa Alpha que está arbitrando la pelea esta
noche y salta de la plataforma de piedra que construyeron específicamente para
estas peleas y se dirige directamente hacia mí y Talon.
—Creo que calculé mal lo mucho que no le gusta que la gente te toque. —Talon
susurra para sí mismo mientras Sebastian se abre paso entre la multitud.
—Hermano, no lo hagas. Aquí no —dice Wilder mientras se abalanza para
pararse frente a mí y siento a Talon moverse para pararse detrás de mí,
escondiéndose como el cobarde que es.
—Quítate de mi camino —le dice Sebastian furioso a Wilder, y cuando no
obedece de inmediato, le da un puñetazo en la mandíbula.
—Hermano, estaba jodidamente tratando de ayudarte. Maldita sea —se ahoga
Wilder y empujo a Sebastian, tratando de que suelte a su amigo. Sebastian me
agarra y me empuja a los brazos de Wilder mientras se abalanza sobre Talon,
envolviendo sus brazos alrededor del cuello del rubio.
—¡No toques lo que es mío! —Sebastian brama y Talon se queda sin aliento.
Tengo el impulso de salir corriendo de aquí, y Wilder debe sentirlo porque me
agarra de los dos antebrazos y me retuerce los brazos detrás de la espalda.
—Mierda. ¿Estás bien? —giro el cuello para ver que Declan está
inspeccionando el rostro de Wilder con cautela, con mucho más cuidado del que
esperaría que uno de “Los Lobos” tuviera, especialmente entre ellos.
—Lo último que supe es que ella pertenecía a tu hermano, y él está en algún
lugar por ahí pudriéndose en el suelo —sonríe Talon, señalando con el pulgar en
dirección del cementerio.
—¿De verdad crees que tengo miedo de matarte? ¿De verdad crees que no
estoy tan desquiciado? Mi hermano acaba de morir. Estaba defendiendo a mi
dulce hermanastra de ti. Eso es lo que dirán. Encubrieron la muerte de Blaine
como cubrirán la tuya. Al igual que encubrieron cuando expulsaron a la perra de
tu hermana el año pasado. ¿Adónde fue, Talon? ¿Rehabilitación o la sala de
psiquiatría? —Sebastian gruñe mientras hace retroceder a Talon contra un gran
árbol, su espalda golpea tan fuerte que escucho el silbido del aire salir de sus
pulmones—. ¿Y sabes qué? Cuando estás muerto y enterrado con tu bonito y
brillante Lápida Sanderson, me la voy a follar encima, para que se acuerde de
quién te puso ahí.
Talon tira del cuello de su camisa cuando Sebastian da un paso atrás por un
momento. Sebastian aprieta los puños a los costados y no estoy segura de qué
cosa de lo que acaba de decirle Sebastian le hizo estallar, pero Talon se abalanza
sobre Sebastian solo para ser empujado contra el árbol con más fuerza esta vez.
Vuelvo a oír el silbato y me doy cuenta de que las peleas siguen ocurriendo a
pesar de nuestro pequeño espectáculo secundario.
—Si quieres que deje a tú dulce hermanita sola, tal vez Blaine debería haber
dejado a la mía en paz. —Talon sonríe, pero Sebastian ya no lo mira. Sus ojos
están clavados en los míos, la confusión se arremolina en sus heladas
profundidades azules—. Oh, no te lo dijeron, ¿verdad? Siempre protegiendo al
pobre Bash y su temperamento explosivo, ¿verdad, CJ? —Mis ojos se mueven
hacia Talon en el mismo momento en que sus ojos se abren, justo antes de que el
puño de Sebastian se conecte con su mandíbula. Queda noqueado al instante y
Sebastian lo deja caer al suelo.
Me doy cuenta de que todavía está consciente cuando Sebastian lo levanta por
el cuello de su camisa, la sangre gotea por su rostro pálido.
—Mantén el nombre de mi chica fuera de tu boca, hijo de puta.
Sebastian se acerca a nosotros y Wilder dice:
—No me pegues hermano, solo la estoy sosteniendo por ti. —Siento su cuerpo
temblar detrás de mí con la risa cuando Sebastian me arranca de sus brazos y
luego lo empuja con fuerza contra Declan.
—Cierra la puta boca, Wilder. —Su gran mano agarra mis ya adoloridos brazos
y me estremezco, pero él no afloja su agarre. Está demasiado alterado y me doy
cuenta de que no ha dejado de ser destructivo esta noche. Comenzamos a
caminar por el bosque hacia el cementerio y se detiene cuando pasamos junto a
dos de sus hermanos de fraternidad a quienes reconozco, pero no puedo decir
sus nombres.
Los veo con Talon por el campus, por eso no los conozco. Me mantengo alejada
cada vez que los veo en la misma vecindad. Me tira hacia atrás con fuerza contra
su pecho mientras hace una pausa para mirarlos de arriba abajo. Sebastian es
metódico en su intimidación, y supongo que es bueno saber que no solo usa esa
táctica conmigo. Hay una chica con ellos, pero sus ojos están bajos, y
probablemente debería preguntarle si está bien y si quiere ir a donde sea que la
lleven, pero no estoy bien y no quiero ir a donde sea, que Sebastian me está
guiando. Antes de que pueda decidir si quiero hablar con ella, Sebastian espeta
—Vayan a limpiar a su puto presidente basura, está sangrando por todas
partes.
—Tienes que controlar esta mierda, Bash. —Cruz sisea con los dientes
apretados mientras nos alcanza. Sus ojos se desplazan hacia mí cuando dice—.
Fóllala si necesitas sacarla de tu sistema, pero esta mierda tiene que parar.
—Estaba jodidamente bromeando. Es Wilder —me doy cuenta que Nathaniel
está detrás de él cuando interviene y le da una palmada a Sebastian en la espalda.
Siento a Sebastian tomar una bocanada de aire, tratando de calmarse.
—Vas a matar a alguien si no resuelves tu mierda.
—Vayan a prepararse para sus peleas y recojan el dinero que gané esta noche.
Me voy. —Sebastian les dice a los otros dos lobos, pero sus ojos están fijos en mí.
Mi estómago se retuerce con algo que se siente como si la ansiedad y la emoción
se fusionaran. —Y ella me va a contar todo lo que sabe.
Se van sin decirme nada y Sebastián no pierde el tiempo en avanzar hacia mí.
—A Talon le gusta empezar con la mierda, lo sabes —miento—.
Absolutamente no puedo decirle lo que sé en el estado en que se encuentra. Solo
empeorará las cosas y hará que quiera hacer cosas imprudentes—. Tenemos que
centrarnos en quién nos está amenazando y ocuparnos de eso primero. —
Levanto mi mano y la presiono contra su pecho desnudo. Hace frío afuera, pero
él se está caliente. Los músculos de su abdomen se tensan cuando dejo que mi
palma se deslice hacia su estómago, tratando de mantener cierta distancia entre
nosotros.
Deja caer la cabeza para que su boca esté directamente contra mi oído.
—Pasé todas las noches desde que me desperté sin ti en mi cama pensando en
lo dulce que sabe ese coñito apretado tuyo. Si no quieres que te folle delante de
toda esa gente, Carrington Jane, ya sabes lo que tienes que hacer.
No tengo la intención de hacerlo, pero jadeo la palabra,
—¿Qué?
—Corre.
Sorprendiéndome incluso a mí misma, hago exactamente lo que me dice y
corro lo más rápido que puedo a través del terreno irregular del bosque entre el
ring de combate y el cementerio. Miro hacia atrás y está oscuro, pero puedo ver
el contorno de su alto cuerpo de nadador caminando lentamente detrás de mí.
Ambos sabemos que me atrapará, y algo sobre la idea de que él finalmente me
atrape y me obligue a hacer lo que quiera es a la vez aterrador y liberador, todo
al mismo tiempo. No seré una presa fácil para él, y no reprimirá su odio hacia mí
cuando finalmente me ponga las manos encima.
—Ten cuidado, Carrington Jane, los monstruos acechan en este bosque por la
noche —grita en lo que suena casi como una voz cantarina que sale de él. Un
escalofrío me recorre la columna ante el tono sádico de su voz. Sebastian es un
bastardo, nadie, ni siquiera él lo negará, pero se reserva este lado desquiciado
solo para mí.
—¿Con quién estabas la noche que murió Blaine? —Vuelve a decir, y aunque
estoy corriendo tan rápido como mis pies me lo permiten y ya estoy sin aliento,
esquivando por poco las ramas de los árboles y corro más a lo profundo del
bosque donde el camino no está despejado, suena como si estuviera más cerca y
ni siquiera un poco sin aliento. Mi abrigo se engancha en una gruesa mata de
zarzas y, en lugar de reducir la velocidad, rápidamente me arranco la prenda y
la dejo atrás.
—Claramente, debo haber estado follando a toda la fraternidad excepto a ti,
imbécil. —chasqueo sarcásticamente, tomando un fuerte respiro mientras el
karma se pone al día con mi boca inteligente y tropiezo con una rama caída y me
deslizo por la pequeña pendiente. Escucho sus pesados pasos acercándose a mí,
pero me niego a acostarme cuando me alcanza, y estaré hablando mierda hasta
que me amordace. —¡Te dije que estaba sola! Siempre estaba sola a menos que
estuviera con Blaine. —Me pongo de pie y sigo caminando hacia atrás,
manteniendo la mano extendida para asegurarme de no chocar contra ningún
árbol.
Está justo frente a mí ahora, mirando hacia abajo y su respiración se acelera, y
disfruto sabiendo que es por mi proximidad. Puede que me odie, pero estar
dentro de mí sería lo más placentero que jamás haya experimentado, y odia que
yo sea consciente de ello.
—¿Por qué mi hermano me mentiría entonces? ¿Por qué me dijo que iba a estar
contigo toda la noche? —gruñe y estoy segura de que quiere respuestas, pero sus
ojos están en mi pecho agitado, y sé que probablemente puede ver mis pezones
duros a través de la delgada blusa abotonada y el sostén sin forro que
estúpidamente elegí usar. Mi hermanastro está persiguiendo a sus demonios en
este momento, y creo que lo único que lo hará sentir algún tipo de paz es
lastimarme.
Está en silencio por un momento, pero luego mueve su mano a mi cuello y
aprieta lo suficientemente fuerte como para cortarme el suministro de aire. Jadeo
cuando él me mira, veo el placer en sus ojos claros mientras observa la sorpresa
en los míos.
—Joder —gime—. Traga. Quiero sentir que tragas —susurra roncamente, y
cuando obedezco, afloja su agarre para mover su mano a mi cola de caballo,
dejando que sus dedos se deslicen a través de las hebras lisas y sedosas—. Buena
niña. —Siento que mi vagina se contrae con sus palabras y es la primera vez que
me doy cuenta de que estoy tan jodida como Sebastian. A una parte muy básica
de mí le gusta este lado de él, y soy la única a la que odia lo suficiente como para
mostrarle sus deseos perversos, los más brutales. Una parte de él sabe que lo
entiendo y que yo también quiero esas cosas.
—Tienes que confiar en mí en esto. ¿Está bien, Sebastián? Blaine no me habría
pedido que guardara su secreto si no pensara que era lo mejor para todos. — Me
mira, sus ojos azules son gélidos y oscuros y todo lo que necesito que sean en
este momento. Puedo sentir la atracción entre nosotros, él quiere creerme, pero
la ira se apodera de él. Veo el momento en que empieza a correr por sus venas, y
fue cuando mencioné el nombre de Blaine.
—¿Lo extrañas? —Sebastian espeta, porque es odioso y celoso y quiere
lastimarme de la forma en que cree que estoy tratando de lastimarlo en este
momento—. ¿Desearías que fuera él quien te tocara en este momento en lugar de
mí? —La ira hierve a fuego lento en sus ojos y parpadeo para contener las
lágrimas, no dispuesta a dejarlas caer—. Vas a llorar por él, pero no por mí —
dice entre dientes.
No desvío la mirada, y eso parece sorprenderlo. Prácticamente vibra con la
necesidad de hacerme pagar por lo que cree que hice. Nadie más puede tomar
mi lugar, y él no se sentirá mejor hasta que tenga lo que quiere. Sé exactamente
lo que tengo que hacer.
—Blaine siempre será el mejor que he tenido. No importa quién o cuántos
vengan después de él, siempre conocerá mi cuerpo mejor que nadie —miento,
levantando mi barbilla desafiante, esperando lo que venga. Pero nada lo hace, es
como si hubiera dejado de respirar, y su respiración tranquila y calmada mientras
me mira es mucho más aterradora que cualquier otra vez que lo haya visto
enojado. Solo necesita un empujoncito más, y explotará, y finalmente me sacará
de sus pensamientos—. Pensaré en él mientras estés dentro de mí, esa es la única
forma en que podré correrme. —Él entrecierra los ojos, y una sonrisa enloquecida
se extiende por su rostro.
—Estás tratando de enojarme. Quieres que esto duela, y eso hace que mi polla
esté más dura que nunca en mi vida —dice gravemente, y grito cuando su gran
mano baja sobre mi boca. No se equivoca, lo que pase entre nosotros tiene que
doler para que no nos quedemos en este ciclo tóxico de sentimientos que siguen
revolviéndose como el oleaje de una resaca. Un tira y afloja constante, girando
sin lugar a dónde disiparse.
Así que muerdo uno de sus dedos con fuerza, pero él solo se ríe, sujetando sus
dedos en mi cara con tanta fuerza que me estremezco en el giro del dolor.
—Esa es mi chica. Pelea conmigo, Carrington Jane —susurra Sebastian,
presionando su frente contra la mía y respirándome, como si no pudiera tener
suficiente de mí. Siento que retuerce un mechón suelto de mi cabello entre los
dedos de su otra mano como si estuviera memorizando la textura. —Eres tan
educada y correcta con todos los demás. Soy el único que puede sacar este lado
trastornado de ti. ¿No es cierto? —Su voz es ronca y cuando deja de hablar, puedo
escuchar mi propio corazón latiendo en mis oídos. Cuando no le respondo,
enrolla mi cabello en el resto de sus dedos y desliza bruscamente su muslo entre
mis piernas. Exactamente en el mismo momento, tira de mi cabello lo
suficientemente fuerte como para hacerme gritar de dolor y desliza su muslo con
fuerza contra mi clítoris haciendo que mi coño se apriete de placer.
—Shh... tus gritos son solo para que los disfrute —dijo susurrando y luego
mueve su mano para envolver alrededor de mi garganta—. Siento los latidos de
tu corazón. Tu pulso está acelerado. ¿Estás lista para retractarte de lo que dijiste,
hermanastra? —se burla de mí, prácticamente escupiendo el título que ambos
desearíamos no tener. El nombre sale de su lengua como veneno, y tengo que
morderme el labio inferior para no dejar escapar un gemido. Su muslo se frota
directamente contra mi clítoris, y creo que podría morir de placer.
—Preferiría morir antes que darte la satisfacción —le sonrío tragando saliva,
sabiendo que puede sentir el movimiento de mi garganta contra su palma.
—Voy a destruir tu dulce y pequeña garganta cuando empuje mi polla en ella.
Eso es más que suficiente satisfacción para mí. — Su sonrisa es lobuna, y me mira
lentamente y luego, sin previo aviso, mueve su mano hacia el botón superior de
mi blusa. Cierro los ojos porque sé lo que viene. Me rasga la camisa de un solo
golpe, hasta el último botón. Sus ojos no dejan mis pechos, ahora solo encerrados
en un sostén de encaje rojo sin forro.
—El color favorito de Blaine era el rojo —digo con fingida dulzura, inclinando
la cabeza hacia un lado tanto como puedo con su fuerte agarre. No puedo dejar
que se distraiga con lo que estamos haciendo, necesita descargar su agresión
conmigo, probablemente tanto como yo lo necesito. Mis bragas están empapadas
con la anticipación del placer y el dolor que sé que solo mi hermanastro puede
darme.
Empuja sus caderas bruscamente contra de mí y siento lo duro que está contra
mi estómago. Mantiene su pierna entre las mías, y cierra con fuerza una de sus
manos alrededor de mis muñecas, asegurándolas por encima de mi cabeza contra
la corteza áspera del árbol en el que me ha apoyado. Estoy atrapada entre dos
objetos inamovibles, y en este punto tendría más suerte peleando contra el árbol
que con Sebastian.
—Eso es caro, gilipollas —digo bruscamente cuando él mueve la mano que ha
estado encerrada alrededor de mi garganta hacia abajo para rasgar el centro de
mi sostén, dejando que mis senos reboten libres. Mis pezones se tensan por el frío
y por el recuerdo de lo que se siente cuando los muerde entre los dientes y luego
los succiona con la boca para calmar el dolor que acaba de causar.
—Nunca volverás a vestirte de rojo —dice con calma, y esa sonrisa insensible
está tirando de sus labios otra vez—. ¿Estamos claros? —Me abofetea uno de los
pechos y luego lo palmea, tirando del pezón entre el pulgar y el índice.
Abro la boca para gritar, y no estoy segura de si es porque duele o se siente
bien o es una combinación sádica de los dos, pero él presiona sus labios contra
los míos, haciéndome callar antes de que pueda emitir un sonido. Cuando se
aleja, sacude la cabeza con fingida decepción.
—Te lo dije, cariño. Tu placer es solo para mí, escuchar, ver y sentir —susurra
contra mis labios, moviendo su mano hacia mi otro seno—. Es como si tu cuerpo
estuviera hecho para el mío. —Aprieta para enfatizar cuán perfectamente su
mano ahueca mi pecho antes de tirar de ese pezón. Él sonríe contra mi boca, y
puedo sentir que es genuino cuando muevo mi coño contra su muslo.
Giro la cabeza hacia un lado, cerrando los ojos con fuerza porque si ve cuánto
estoy disfrutando esto, sé que se detendrá solo para atormentarme.
—No te escondas de mí —exige, poniendo más presión entre mis piernas. Se
inclina y me chupa el labio inferior entre los dientes cuando gimo.
—Tengo que correrme, Sebastian. —Odio que le esté rogando y que lo esté
disfrutando tanto.
Él se ríe sombríamente, golpeando uno de mis senos con fuerza y veo que sus
ojos se iluminan mientras lo ve moverse y rebotar. Se inclina y toma el pezón
entre sus labios y dice contra mi carne:
—¿Dónde estaría la diversión en eso? Solo te correrás con mi nombre en tus
labios y mis dedos alrededor de tu garganta. —Raspa con los dientes el capullo
endurecido y mis caderas se mueven contra él persiguiendo el éxtasis que sé que
solo él puede proporcionar.
Arqueo mi pecho hacia él cuando se acerca y me quita el sostén. Creo que va a
tirarlo al suelo del bosque, pero en vez de eso tira con fuerza de mis brazos hacia
abajo desde arriba de mi cabeza y los empuja bruscamente detrás de mi espalda.
Me sonríe como el psicópata absoluto que es mientras lucho cuando comienza a
atarme las muñecas. El pánico y la emoción se mezclan dentro de mí mientras
trato de liberarme de su agarre. Da miedo ceder el control total a alguien tan
impredecible como Sebastian, pero la forma en que está a punto de usarme
valdrá la pena el riesgo.
Cuando está satisfecho de que no puedo mover los brazos, vuelve a
encontrarme con su mirada helada. Es tan guapo, tan cruel y tan hambriento para
mí.
—Mierda. —La maldición sale de sus labios con una larga exhalación. Inclina
la cabeza hacia abajo para tener una mejor vista, sus ojos pegados a mis pechos—
. Eres una putita tan buena, con los brazos atados detrás de ti. —Susurra
sombríamente y luego agrega: —mi pequeña zorra.
—No soy tuya. Nunca confiarás en mí lo suficiente como para hacerme tuya.
—Mi voz se quiebra y sus ojos parpadean hasta los míos. —No fue mi intención
sacarnos del pequeño juego vicioso que estamos jugando, pero no pude evitarlo.
Estar tan cerca de él me jode la cabeza, y sé que follar con odio en el bosque es lo
único que puedo ofrecerle.
—Eres mía si digo que eres mía —gruñe, frotando su dura polla contra mi
muslo. Jadeo y empujo mi pecho más hacia él. La necesidad de que me baje los
pantalones y me folle duro y rápido me invade por loco que suene. Debería
querer que mi primera vez sea en una cama con alguien que no odie el aire que
respiro. Pero quiero a Sebastian, y quiero esta versión de él, y no creo que eso
cambie nunca.
Sus manos ahuecan mis pechos y giro contra su muslo. Ni siquiera ha tocado
mi coño y siento que estoy a punto de desmoronarme en sus brazos.
Desliza ambos pulgares sobre cada pezón lentamente antes de pellizcarlos y
alejarlos de mis senos. Me sacudo en sus brazos, una chispa de placer se dispara
a través de mi cuerpo y resuena en mi coño. No puedo aguantar mucho más, y
me retuerzo en su agarre y logro alejarme del árbol, pero su agarre sobre mí es
demasiado fuerte. Gruñe mi nombre, y no puedo decir si lo dice como una
maldición o una oración. Me golpea contra el árbol y su mano aprieta mi cuello
mientras continúa pellizcando mis pezones con la otra mano.
—Sabía que eras una zorra, Carrington, pero no pensé que te rendirías tan
fácilmente. —Lo dice para ponerme nerviosa de nuevo, pero estoy herida. Quiero
odiarlo tanto, y me odio a mí misma por no hacerlo. No digo una palabra, pero
me quedo completamente quieta—. Mírame —jadea mientras me mece contra él,
y mis ojos miran a los suyos. Sé que me estoy permitiendo ser vulnerable y que
es un movimiento estúpido, pero no puedo soltar mi cuello de su agarre. Muerdo
mi labio, tratando de no mostrar ninguna emoción, pero puedo ver que está
buscando mis ojos incluso en la tenue luz de la luna. Espero que diga algo malo,
algo para herirme más profundamente, pero roza sus labios contra los míos—.
Estoy jodido de la cabeza —susurra—. Me gusta lastimarte porque sé que nadie
más puede hacerlo. Solo me dejas entrar aquí. —Levanta la mano que no está en
mi garganta para tocar mi sien, y mis ojos se cierran para ocultar mi dolor. Intento
parpadear para contener las lágrimas que se están formando, pero algunas se
escapan y ruedan por mis mejillas y rápidamente caen a mi pecho que todavía
está arqueado hacia él.
Estira el cuello y se inclina para cerrar sus labios alrededor de uno de mis
pezones y luego al otro, lamiendo suavemente y luego mordiendo la piel
sensible.
—Sebastian —jadeo su nombre—. Detente. Quiero irme. Déjame ir. —Ni
siquiera puedo liberar mis manos para limpiarme la cara, y me da vergüenza que
me haya hecho llorar por algo tan estúpido. No puedo dejar que joda con mi
mente. Con mucho gusto le daré mi cuerpo, pero necesito mantener mis
pensamientos claros, o me ahogaré por completo en la tormenta de Sebastian.
Él gruñe, pero por lo demás me ignora mientras sus dientes se cierran
alrededor de mi pezón. Gimo cuando su lengua comienza a lamer el pequeño
capullo con movimientos rápidos. Puedo sentir mi coño contraerse, y de repente
estoy cerca del borde de la felicidad pura mientras él mueve su boca de un lado
a otro de cada pezón.
—Nunca te dejaré ir, Carrington. Eres mía en cualquier forma que yo quiera
que lo seas. Para siempre. —dice, apartando la boca para hablar, y yo muevo las
caderas ante sus palabras. Quiere asustarme, pero la naturaleza posesiva de sus
palabras me consume.
Siento que algo cambia en Sebastian, de repente no está sereno ni es
estratégico. Sus movimientos son necesitados y erráticos.
—Joder, te necesito —gruñe mientras me baja los pantalones tan bruscamente
que me sorprende que no los rompa en pedazos también. Ve las bragas de encaje
rojo que combinan con mi sostén, y sus ojos miran los míos antes de
arrancármelos, dejando mis pantalones enredados en mis tobillos.
Lucho contra mis manos atadas mientras él se aleja de mí. Si me muevo en la
dirección equivocada, volcaré debido a la forma en que mis pantalones me
sujetan los tobillos y mis brazos están atados a mi espalda. Se inclina y se sienta
sobre sus talones para quedar a la altura de mi coño. Se lame los labios mientras
una de sus manos se enrosca en la parte posterior de mi muslo y me levanta la
pierna izquierda para quitarme los pantalones. Repite el movimiento con la otra
pierna y luego golpea con fuerza el interior de mis dos muslos
—Abre tus piernas para mí —exige y luego frota sus manos sobre la carne
punzante de mis muslos internos—. ¿Todavía quieres irte? —se burla de mí
mientras desliza su dedo entre los labios de mi vulva para encontrarme
empapada.
—Haz que me corra o déjame ir — espeto, y eso lo hace reír genuinamente.
Se burla de mí con su grueso dedo deslizándose entre mis pliegues desde el
clítoris hasta la entrada y luego regresa para rodear lentamente mi clítoris.
Mis caderas se mueven hacia él y susurra:
—Esa es mi buena chica. Voy a hacer que te corras en mi boca. —Luego se
inclina y devora mi coño empapado con los labios y la lengua.
—Sebastian —grito, mi cabeza cae hacia atrás contra el árbol, empujando mi
cuerpo hacia él.
Sebastian lame la longitud de mi coño una y otra vez, antes de finalmente
darme lo que necesito y chupar mi clítoris con su boca. Gimo su nombre una y
otra vez, lo que lo estimula. Muevo mis caderas contra su rostro, perdiéndome
en su toque.
—Ríndete a mí, mi dulce Carrington Jane —dice Sebastian entre lengüetazos—
. Ríndete y toma el placer que te estoy dando. —Me sacudo de un lado a otro, y
mis caderas comienzan a moverse con más fuerza contra sus labios. Él aplana su
lengua mientras golpea contra mi clítoris, lo que envía temblores a través de todo
mi cuerpo. Sebastian detiene sus movimientos con la boca abruptamente y
mueve sus dedos hacia mi clítoris mientras me advierte—. Soy dueño de este
coño, bebé. Solo me desearás a mí y solo a mí.
Su boca se apodera de mi coño nuevamente mientras sus manos agarran la
parte posterior de mi trasero, alternando entre apretar y abofetear mientras
sumerge su lengua dentro de mí. Su nariz roza mi clítoris, y gruñe cuando todo
mi cuerpo comienza a temblar mientras ruedo sobre el borde y me corro más
fuerte de lo que creía posible. Mis jugos cubren su lengua y sigue lamiendo mi
raja y chupando con fuerza mi clítoris, haciéndome gritar—. Detente. No puedo.
Es demasiado —suplico mientras otro orgasmo me atraviesa.
Se endereza por completo, pero no se me escapa que mantiene su mano en mi
cadera, asegurándose de que no me derrumbe en el desastre sin huesos al que
me ha reducido.
—Nadie más podría hacerte esto, y lo sabes.
Sin más advertencias, me da la vuelta, me desata las manos y arroja mi sostén
a algún lugar desierto. Todavía estoy cabalgando sobre las eufóricas olas de
placer y no me doy cuenta de lo que está pasando, hasta que me pone de rodillas.
Varas ásperas y hojas me raspan la piel mientras se baja los pantalones hasta los
tobillos. Él bombea su larga y gruesa polla bruscamente en su puño por solo unos
segundos y me mira con una mirada lujuriosa.
—Vas a dejar que te folle la garganta y luego vas a sacar la lengua y rogarme
que me corra en ti —me dice mientras agarra un puñado de mi cabello con la otra
mano. Todavía no estoy completamente recuperada de correrme tan fuerte varias
veces seguidas, así que trato de alejarme de él.
Presiona la punta de su polla contra mis labios y lo miro con los ojos muy
abiertos. Puedo hablar un buen juego, pero nunca he hecho esto antes, y estoy
empezando a entrar en razón. Es grande, y no veo cómo va a entrar eso en mi
boca, y mucho menos en mi garganta, pero no puedo decir lo que estoy pensando
porque me advierte:
—Y no me muerdas. Abre —gruñe—. Ya no quiero jugar más.
Lo miro fijamente.
—Jesucristo, Sebastián. Sé que estás acostumbrado a las putas de la
fraternidad, pero dame un minuto. Nunca he hecho esto antes. Tan pronto como
está fuera de mi boca, me arrepiento al instante. No quería que supiera lo
inexperta que soy, aunque él piensa que miento en todo. Puedo decir por la
mirada que me está dando que él cree lo que acabo de decir y una parte sádica
de él va a disfrutar follando mi garganta virgen.
Abro la boca para sacar la lengua y lamer la punta de su polla, pero él no me
lo permite. Envuelve su mano alrededor de mi garganta y empuja su polla dentro
de mi boca.
—Mírame ahora —exige justo antes de sacar su polla por completo y luego
empujarla hasta el fondo, golpeando la parte posterior de mi garganta con un
fuerte empujón de sus caderas.
Puede que no haya hecho esto antes, pero estoy en la universidad y tengo una
imaginación activa y novelas románticas. Sé lo suficiente como para sentirme
segura de que puedo hacer que se corra. Hago mi mejor esfuerzo para relajar mi
garganta y él gime, moviendo sus caderas mientras golpea repetidamente la
parte posterior de mi garganta. Trago saliva y respiro por la nariz, subiendo las
manos para acariciar su polla mientras se desliza entre mis labios.
Gimo y él aprieta su agarre en mi cabello, sus caderas se mueven más rápido
mientras mi voz vibra alrededor de su pene. Me atraganto, mi garganta se cierra
cuando sin darme cuenta trato de empujarlo fuera de mi boca. La saliva gotea de
mis labios y alrededor de su polla mientras sigue follando mi boca. Todo lo que
puedo hacer es seguir respirando por la nariz y mantenerme lo más relajada
posible mientras él me usa para su propio placer.
La fuerza de sus embestidas me hace clavar mis rodillas en el duro suelo y
dejar que el dolor de las ramas me mantuviera semi enraizada en la realidad.
Puedo sentir sus bolas, pesadas y llenas moverse y golpear mi barbilla y debería
estar asqueada, pero estoy tan enferma y retorcida como él. El peso de ellas es
casi reconfortante.
—Mieerdaaa —gruñe, empujando toda su longitud dentro de mi boca y luego
tirando por completo antes de tocar fondo en la parte posterior de mi garganta y
se queda quieto por un momento antes de continuar. Puedo sentir su polla
latiendo y sé que está justo ahí—. Hazlo. No. Escupas —advierte entre
estocadas—. Mírame. Déjame ver tus ojos —exige a su última embestida y puedo
sentir su polla sacudirse y salir a borbotones y luego el cálido líquido salado llena
mi boca. Me atraganto e inconscientemente miro hacia abajo, pero él levanta mi
cabeza para mirarlo—. Saca la lengua, déjame ver mi marca en ti —susurra,
respirando con dificultad. Lo complazco, sacando la lengua sabiendo que su
semen debe estar cubriéndola. Toma su polla todavía dura en la mano y la frota
a lo largo de mi lengua y mis labios por un momento antes de decir:
»»Quiero verte tragar mi semen, Carrington. —Obedezco, trago y luego
vuelvo a sacar la lengua para que pueda ver que el líquido tibio se ha ido.
Su respiración se ha nivelado un poco y se agacha para subirse los pantalones,
y luego me levanta del suelo sucio.
—Vístete, pero las bragas y el sostén se quedan aquí. No estaba bromeando.
No quiero volver a verte de rojo.
—No recibo órdenes tuyas. —Me río de la audacia de este hombre mientras
me desplomo contra el árbol e intento dos veces ponerme los pantalones, pero
casi me caigo antes de finalmente ponérmelos y levantarme. Me estremezco
porque mis rodillas van a estar adoloridas por las ramitas y la suciedad
raspándolas. Miro hacia arriba para ver a Sebastian mirándome con el ceño
fruncido, supongo que es porque en lugar de discutir con él, se suponía que yo
debía estar de acuerdo tontamente con sus demandas de mierda. Decido agregar
combustible al infierno furioso que es nuestra relación—. De nada para la mejor
mamada de tu vida. Espero que lo recuerdes cuando vuelvas a las mediocres que
Ella y sus amigas probablemente te den. —Estoy siendo una perra, pero él fue
primero, así que no voy a parar hasta que lo haga.
Eso es todo lo que se necesita y él está en mi cara, ahuecando mi mejillas mucho
más suavemente de lo que esperaría que hiciera después de la forma en que ha
estado conmigo esta noche. Él gruñe:
—De verdad crees que después de haberte probado, sabiendo lo que se
siente… —se calla, moviendo su mano para acariciar el frente de mi garganta.
Trago por él porque sé que le gusta eso—. Nunca podría conformarme con otra
cosa —dijo en un susurro, apretando con una firmeza suave que refleja cómo veo
a Sebastian cuando no está enojado conmigo.
Giro la cabeza para apartar la mirada de él porque mis emociones se están
descontrolando y no puedo arriesgarme con él. Pero él no lo acepta porque me
obliga a mirarle.
—Serás mi maldita sombra hasta que averigüemos qué está pasando —dice
bruscamente, la emoción quebrándose en su voz profunda.
—¿Estamos llamando a una tregua? —Muevo mi mano hacia arriba para
cubrir la suya, alejándola de mi cuello mientras un escalofrío atraviesa mi cuerpo.
Encontrar mi abrigo en la oscuridad va a ser una putada.
Extiende su mano hacia mí, y antes de que pueda disuadirme, pongo mi mano
en su palma. Estamos a unos pocos pasos de nuestro camino de regreso al
campus cuando él dice:
—Sí, estamos llamando a una tregua. Por ahora.
EL RESTAURANTE HUELE COMO UNA BOLSA de pollas sudorosas y aceite de
cocina, pero tenemos que discutir qué ha estado pasando con las amenazas y no
podemos hacer eso en el campus.
Cómo diablos el primo de Wilder, Remington, encontró este lugar, nunca lo
entenderé. No poder tener nuestros vehículos en medio de la nada en
Woodsboro, no hace que sea fácil escabullirse del campus. Remington vive en
Hollow Hill Mountain y a menudo viene a Faircliffe a comprar mierda para esas
estúpidas crotch rockets1 con las que él y sus amigos joden. Es mayor, pero al
igual que Wilder, un dolor en el culo. Nos dejó aquí y dijo que volvería después
de ir a recoger algunas piezas de las que no me molesté en recordar el nombre.
Pensé que reclamar a Carrington la otra noche, empujando mi polla por su
garganta hasta que se atragantara me haría sentir mejor, pero no fue así. Ella
sigue siendo lo único en lo que pienso, y eso no hizo que la deseara menos, solo
me hizo odiarla aún más. Fue un error, y no puedo permitir que ese tipo de
mierda vuelva a suceder, no importa cuánto se me acelere la sangre cuando la
miro. En el momento en que la vi por primera vez, supe que debería tenerla. La
arruinaré, y cuanto más de ella me dé, menos culpa siento por tomarla.
Ya odio a la anfitriona antes de que comience a hablar porque salta de emoción
como si no se diera cuenta de lo grasiento que es este infierno. Tal vez he estado
atrapado en el prístino mundo de Woodsboro por mucho tiempo porque todo

1 Motocicleta que se distingue por su posición aerodinámica de asiento encorvado y su elevada relación peso/potencia. Suelen ser las
preferidas de los acróbatas, que las eligen porque son ligeras y fáciles de hacer trucos.
aquí parece haber sido hecho en los años 70 y no se ha limpiado ni una vez desde
entonces. La perra de los menús está jugando demasiado con su cabello rizado y
está diciendo algo sobre servilletas extra como que realmente va a hacer que esta
experiencia culinaria suba de un veinte negativo a una reseña de cinco estrellas.
Escaneo el restaurante rápidamente y me alegro de no ver a nadie que reconozca.
—¡Tienes los ojos más bonitos y tu cabello! Es muy largo y sedoso —le dice la
anfitriona a Carrington, y estira la mano para tocar su cabello que está peinado
sobre un hombro, pero tropieza con sus propios pies cuando pasamos junto a
unas cuantas mesas llenas. Nathaniel es lo suficientemente rápido como para
alcanzarla y atraparla, lo que solo la envía a un ataque de risa nerviosa. Empiezo
a preguntarme si es necesario fumar crack para conseguir un trabajo aquí.
Inmediatamente miro hacia abajo, haciendo contacto visual con Carrington,
quien parece leer mi mente. Ella me da una sonrisa acusatoria.
—No la hice tropezar, joder —le espeto, lo que solo hace que Carrington se ría
dulcemente.
—Tú querías —bromea, y no se equivoca.
Nos llevan a la cabina de medio círculo más grande en la parte de atrás cerca
de la barra que un lugar como este probablemente no tiene licencia para tener.
Por impulso, agarro la mano de Carrington, empujándola delante de mí. Trato
de decirme a mí mismo que hago cosas como esta para torturarla, pero tenerla
tan cerca es el cielo y el infierno al mismo tiempo. No puedo detenerme, mi
obsesión con ella solo se vuelve más fuerte si estoy con ella o lejos de ella. No
importa. En mi mente, sé lo que es tener una pequeña parte de ella, y siento que
voy a destrozar el mundo entero si no consigo algún tipo de paz.
Cuando todos están adentro, no suelto su muñeca y me sorprendo a mí mismo
porque no siento más que alivio cuando ella no se aleja. No puedo descifrar cómo
controlar mis sentimientos, y me dan ganas de enfurecerme. Mi pulgar encuentra
su punto de pulso y el suave latido instantáneamente comienza a calmar parte
de mi agitación.
No estoy prestando atención a nada de lo que dicen los demás, pero me
arrancan de mis pensamientos cuando una voz fuerte y chirriante gorjea:
—Hola, soy Stacey y seré su mesera hoy. ¿Qué puedo traerles? —Lleva un lápiz
labial rojo brillante que distrae de una manera que no creo que deba ser.
—Prefiero clavarme este tenedor en el ojo que comer algo de este
establecimiento. —Declan dice secamente.
Stacey parece confundida, como si no tuviera conciencia de cómo es realmente
este lugar, pero no deja que eso le impida inclinarse para que su escote quede
prácticamente frente a la cara de Declan.
—¿Son ustedes de esa elegante universidad en los acantilados? —Ella deja que
sus ojos nos pasen a todos, y estoy seguro de que Declan y Delaney son el claro
indicativo porque el resto de nosotros estamos vestidos con ropa informal que
no nos saldría bien con el uso en el campus. Los St. James tienen un don para lo
extravagante, lo que explica por qué lleva un blazer y los tacones de Delaney
podrían usarse como un arma mortal.
—¿Qué tal si corres y nos traes a todos un poco de té helado en lugar de
intentar que mi hermano te lleve en un bote a motor? —interviene Delaney,
ladeando la cabeza hacia un lado de una manera condescendiente que solo un St.
James podría dominar. Sus dedos se abren en abanico en un movimiento
desdeñoso, y no le molesta cuando Stacey se aleja pisando fuerte. La expresión
de indiferencia de Delaney no flaquea incluso cuando la camarera deja caer su
bolígrafo y maldice cuando sus largas uñas le impiden recogerlo.
—Esa es mi chica —sonríe Nathaniel, lo que provoca una reacción en cadena
alrededor de la mesa.
—No, no lo es —comenta Declan despreocupadamente, mirando su reloj. —
De nuevo, prefiero recibir un tenedor en el ojo que tenerte como cuñado.
Delaney niega con la cabeza, y me doy cuenta de la forma en que Cruz la está
mirando, y me recuerdo a mí mismo para preguntarle sobre eso más tarde. “Los
Lobos” no suelen esconderse una mierda entre ellos, pero definitivamente hay
algo entre ellos tres. Veo la ira hirviendo a fuego lento en sus ojos cuando la mira,
no muy diferente de la forma en que soy con Carrington.
—Fuiste grosera con la perra llorona con el lápiz labial de prostituta, así que
ahora me tienes a mí —dice una mujer baja y redonda que suena como si hubiera
estado fumando sin parar desde que todavía estaba en el útero mientras
comienza a arrojar vasos de lo que creo. se supone que es té helado frente a todos
nosotros. Lleva botones con fotos de quienes supongo que son sus nietos en su
bata sucia. Entrecierra los ojos directamente hacia Delaney y dice: —¿Nada que
decirme, princesa?
Delaney se aclara la garganta antes de forzar una sonrisa falsa.
—Preferiría que no me añadieran a su muestra de víctimas. ¿Clientes rebeldes?
—Delaney hace un gesto hacia los botones, lo que hace que Wilder y Nathaniel
se rían demasiado fuerte.
—¿Qué quieres comer? Pide ahora o elegiré alguna mierda al azar en el menú
y te cobraré el doble.
—Todos comeremos hamburguesas —dice Carrington en voz baja, mirando
con los ojos muy abiertos alrededor de la mesa, tratando de transmitir que joder
con las personas que manejan tu comida no es una buena idea cuando estamos
fuera de Woodsboro.
—Chica inteligente —dice la camarera y luego me mira de arriba abajo antes
de dejar que su mirada se fije en la posición de mi brazo mientras apoyo mi mano
en la parte superior del muslo de Carrington. Mi mano se siente gigantesca
cuando la deslizo por su muslo cubierto de jeans y entierro mis dedos en ella.
Quiero sentir su piel, quiero que mis dedos estén más cerca de su coño de lo que
puedo estar con lo que lleva puesto. Me vuelve jodidamente loco, hasta el punto
de que sé que, si tuviera puesto un vestido, ya tendría mis dedos cubiertos con
sus jugos. No es mi maldita culpa que ella esté apretada contra mí. No puede
esperar que esté tan cerca de ella y mantenga mis manos quietas.
—Aléjate de ese —vuelve a hablar la camarera—, conozco a su tipo, y no va a
ser más que un dolor de cabeza para ti.
—Es su hermano —dice Wilder, y está tratando de mantener una cara seria.
Tiene el efecto deseado porque la camarera se ve escandalizada. Ella niega con la
cabeza, murmura algo sobre la gente rica que no puedo escuchar y se dirige a la
cocina, probablemente para escupir en nuestra comida—. Me encanta hacer eso
—se ríe Wilder y observo cómo su mano se desliza por la espalda de Declan y
luego sube por el cuello hasta la base de la cabeza, donde sus dedos pueden
enredarse en las ondas de cabello oscuro.
—Estás muy callado —le dice Delaney a Cruz, quien no responde más que
cruzar los brazos sobre el pecho y recostarse en el asiento.
Declan ignora la clara tensión en nuestra mesa y saca los papeles arrugados
que han sido usados para tratar de asustarnos. Claramente tenía mi mente en
otra mierda porque no tenía idea de que eran tantas. Siento que Carrington se
congela a mi lado mientras Declan extiende la pila sobre la mesa. Me doy cuenta
de que sus ojos están en los agujeros que claramente provienen del cuchillo que
los atravesó para mantenerlos pegados a las puertas.
Delaney se hace cargo, hace callar a todos y organiza los papeles de una
manera que probablemente solo ella entienda.
—No veo ninguna pista notable. El único denominador común es Carrington
porque se la menciona en todas las notas. A menos que otras personas las
tuvieran en el campus y no hayamos oído hablar de ello, lo cual es muy poco
probable, solo las personas cercanas a Sebastian son los objetivos.
Puedo sentir la energía nerviosa que irradia mi hermanastra, y uso mi mano
que está en su pierna para acercarla aún más. Ella me mira con ojos preocupados,
pero tira de mi brazo en silencio indicando que quiere estar más cerca de mí.
Muevo mi mano de su muslo y la envuelvo alrededor de ella y la acerco a mi
pecho. estoy acostumbrado a la intensa obsesión que siento por ella, pero esta
necesidad de calmarla es jodidamente irritante. Va en contra de todo lo que
quiero, todo lo que pensé que necesitaba, pero no puedo controlarlo.
Todavía está conmocionada, y siento que mi pecho se contrae. Me doy cuenta
de que en mis demandas de averiguar qué sabe ella sobre la noche en que Blaine
murió y quién podría haber sido el responsable, nunca pensé en comprobar si le
había pasado algo más. Siempre he vigilado de cerca a Carrington, pero eso fue
para alimentar mi propia obsesión egoísta con ella. Cuando Blaine estaba cerca,
nunca me preocupé por su seguridad, porque él era ferozmente protector con
ella. Podría haber sido el más amable de los dos, pero jodería a cualquiera que se
metiera con la propiedad de McCoy.
—A menos que sea Carrington tratando de hacer que parezca que es alguien
más. —Wilder levanta una ceja juguetonamente y Carrington se ríe, y eso me da
ganas de arrancarle la cabeza. No me gusta que preste atención a nadie ni a nada
que no sea yo, y eso nunca va a cambiar.
—Sí, en mi tiempo libre cuando ustedes no están mirando cada uno de mis
movimientos, he estado dejando notas de amor para todos amenazando con
eliminarme y a cinco hombres el doble de mi tamaño —dice Carrington, su voz
llena de sarcasmo.
Nuestra comida está a punto de ser entregada cuando Carrington cambia de
posición y me susurra al oído:
—¿Remington también los trajo?
Cuando levanto la vista, veo a Talon y Ella caminando por la puerta seguidos
por varios de nuestros hermanos de fraternidad. No esperan a sentarse y saludan
a la anfitriona cuando trata de entregarles los menús. Sus ojos están enfocados
en nuestra mesa, y está claro que tampoco están aquí por la comida. Supongo
que Talon quiere que le den una paliza de nuevo, y yo estoy de humor para
complacerle.
Siento a Carrington tensarse a mi lado. El hecho de que le hayan metido un
mínimo de miedo me hace querer romperles el cuello. Es Carrington quien tiene
su mano en mi muslo ahora, y puedo sentir el calor de sus dedos a través de mis
vaqueros. Froto mi mano sobre mi cara tratando de sacar los malditos
pensamientos de mi cerebro que están divididos entre golpear a Talon hasta
matarlo por pura frustración y follarme a Carrington encima de su cadáver.
Necesita decirme lo que sabe, o nada de esto se resolverá. Uno o todos nosotros
terminaremos muertos y enterrados junto a Blaine, y Woodsboro lo cubrirá para
mantener limpio su historial. Aparto suavemente mi pierna de su mano. Me está
costando bastante mantener a Carrington a distancia, con sus manos sobre mí
todo lo que quiero hacer es extenderla sobre esta mesa frente a mí y lamer su
dulce coño hasta que me sienta mejor.
Miro a Declan para evaluar que debemos hacer respecto a los imbéciles,
porque estoy bastante seguro de que va a vetar el asesinato y el sexo en público.
Me doy cuenta de que aún no ha visto a Talon porque sus ojos están fijos en
Wilder, quien está hablando animadamente con Delaney sobre las notas. No
tengo tiempo de llamar su atención porque la hermana de Remington, Mia,
camina hacia nosotros, presumiblemente para decirnos que están listos para
llevarnos de regreso al campus.
Remington entra justo a tiempo para verla pasar junto a la mesa de Talon y
uno de nuestros hermanos de la fraternidad, Benjamin, se acerca y le da una
palmada en el trasero, asumiendo claramente que es una chica local y no pariente
de uno de “Los Cuervos” de Hollow Hill. “Los Lobos” somos bastante atrevidos,
y no retrocedemos ante mucho, pero ni siquiera yo me metería con ninguno de
“Los Cuervos”. Han matado a tipos por mucho menos de lo que acaba de hacer
Benjamin.
Carrington jadea cuando Mia no pierde el ritmo, gira sobre sus talones y
abofetea a Ben directamente en la cara. Se acerca, aún sin darse cuenta de que
Remington se acerca.
—Sí, ahí está —dice Remington, con una sonrisa que solo un psicópata pondría
en su rostro. Coge la gorra de béisbol que lleva en la cabeza y la gira hacia atrás,
y eso me hace saber que está a punto de joder a todos los de esa mesa.
Meto la mano en el bolsillo, agarro un fajo de billetes y lo tiro sobre la mesa.
—Tenemos que irnos antes de que nuestro «transporte» termine encerrado por
golpear a Benjamin hasta matarlo.
—Quiero decir, nos estaría haciendo un favor a todos. Ese tipo es vil —
interrumpe Delaney, pero sigue mi dirección mientras todos nos deslizamos
fuera de la cabina y nos dirigimos hacia donde Remington acaba de llegar a la
mesa. Está vestido con botas de trabajo, jeans y una camisa de franela roja y
negra.
Lo observo para ver si puedo detectar alguna arma, y afortunadamente no veo
ninguna. Me importa una mierda si quiere llevar a Benjamin y toda su mesa a las
montañas y rebotar sus cabezas contra una roca, pero no necesito estar en las
putas noticias nocturnas por ser cómplice de una ejecución pública.
—Ella tiene un buen culo, ¿no? —pregunta Remington, colocando su mano en
el respaldo de la silla de Benjamin, inclinándose hacia él y Talon. Es un jodido
tipo alto, y aunque no es voluminoso, no me gustaría pelear con él, y pelearía con
cualquiera.
—Yo no respondería a eso —advierte Declan mientras pasamos junto a
Remington y nos dirigimos hacia la puerta. Nathaniel se bebe el resto de su
bebida. Cruz y yo nos aseguramos de que Carrington y Delaney estén en medio
de nuestro grupo mientras salimos.
—Quítate de mi cara. ¿Sabes quiénes somos? —Talon gruñe, pero Remington
le da un codazo en la cara con un fuerte golpe.
—Eres un hijo de puta muerto si no cierras la boca —espeta Remington y
luego, sin previo aviso, agarra la parte posterior de la cabeza de Benjamin y
golpea su rostro contra la mesa, dejándolo inconsciente con tres golpes
consecutivos—. No toques lo que no es tuyo —dice antes de dejar que su rostro
caiga sobre la mesa ahora ensangrentada.
—¡Dios mío! —grita Ella, y miro alrededor detrás de nosotros para ver si
alguien va a desafiarlo. “Los Lobos” le cubrirán las espaldas, porque todos
hubiésemos hecho lo mismo en esta situación.
—Eso fue sexy —le dice Delaney a Carrington mientras las guiamos fuera del
restaurante y hacia el SUV que Remington no solo dejó abierto, sino que también
lo dejó en funcionamiento. A él no le importa nada, y puedo respetar eso.
—Le daré una paliza a Wilder si quieres ver un espectáculo —ofrece Nathaniel
tratando de envolver un brazo alrededor de Delaney, pero ella es lo
suficientemente baja como para esquivar su alcance y subir a la camioneta.
—Por mucho que me encantaría verlos a ustedes dos haciéndose cosquillas en
este asqueroso estacionamiento, tendré que rechazar respetuosamente su oferta.
Gracias. —Delaney asoma la cabeza hacia atrás con la nariz levantada con
disgusto.
Wilder sonríe, empujando a Nathaniel, que sólo tropieza un par de pasos antes
de hacer una llave a Wilder y frotarle los nudillos en la parte superior de la
cabeza. Estoy demasiado cansado y estresado para lidiar con su mierda ahora
mismo, así que finjo que no están con nosotros.
Observo cómo Carrington se sube detrás de Delaney y no puedo evitar
mantener mis ojos en su trasero. Empecé con ventaja, listo para arruinarla, pero
si no tengo cuidado, me pondrá de rodillas.
Espero a que Cruz y Declan entren primero, y luego me subo detrás de ellos,
sin siquiera molestarme en mirar detrás de mí cuando escucho la pelea de lo que
solo pueden ser Wilder y Nathaniel abofeteándose sin ninguna razón. .
—Suban, cabrones. Tenemos que salir de aquí. —Remington grita mientras
sale del restaurante con Mia detrás sosteniendo una de sus manos
ensangrentadas.
Cuando estamos en la carretera principal que nos llevará de regreso a Faircliff,
Declan finalmente dice:
—¿Alguien más tiene curiosidad por saber cómo Talon sabía dónde
estaríamos?
—¿Has revisado la fraternidad en busca de dispositivos de grabación? Es la
única explicación —dice Carrington, inclinándose sobre el asiento para mirar a
Declan, que está una fila delante de nosotros.
—A menos que uno de nosotros aquí le esté dando la información —dice Cruz,
entrecerrando los ojos hacia Carrington. La siento enderezarse y coloco mi mano
posesivamente sobre su muslo. Los sentimientos que tengo no tienen sentido.
Está en todo su derecho de cuestionar su lealtad, especialmente cuando no he
hecho más que acusarla de mierda desde que Blaine murió. Pero no me gusta que
le hable de esa manera.
—No la acuses de mierda como esa —le espeto. Él me mira, y sé que puede
decir que me estoy equivocando cuando se trata de ella, pero me importa una
mierda. Ella es mía para tratarla como yo quiera, y no necesito que él se meta en
medio.
Todos guardan silencio por un momento hasta que el auto comienza a zumbar
con conversaciones secundarias. Siento los ojos de Carrington en mí, y
finalmente la miro.
—¿Qué? —Mi tono no muestra nada más que mi molestia y la veo
estremecerse por solo un breve segundo.
—¿Por qué me defendiste? —susurra, pero su postura sigue siendo cautelosa,
sin apoyarse en mí, o derretirse a mi lado como realmente me gustaría que hiciera
en este momento.
Como estoy agitado y quiero sacar de ella una reacción que nadie más podría,
le digo:
—Eres mía para atormentarte. —Me inclino, respirando contra sus labios, pero
controlándome lo suficiente como para no dejar que los míos toquen los de ella
y susurro—. No. Comparto.

—A LGO está pasando, mira la multitud en el patio —dice Carrington cuando


regresamos al campus, señalando a la multitud de estudiantes reunidos
alrededor de la fuente. Woodsboro es una escuela muy selectiva, lo que significa
que la población estudiantil es muy baja. Para que tantos estudiantes estén en un
lugar al mismo tiempo, algo grande debe estar pasando. Cuando Carrington
comienza a caminar más rápido, estiro la mano y le rodeo la nuca con la mano.
Mi agarre no es demasiado fuerte, pero sí lo suficientemente firme como para
hacerle saber que no se va a ir de mi lado.
Se vuelve para mirarme, y mi polla se endurece instantáneamente. Quiero que
me mire, así, como si odiara mi alma mientras la follo hasta que grita.
—Suéltame, voy a ver qué pasa —espeta.
—Quién carajo eres —aprieto mi agarre y me detengo de repente, haciéndola
girar para que me mire. Ella golpea directamente en mi pecho y me mira. Ignoro
a los chicos y a Delaney cuando siguen caminando. Me quedaré aquí todo el
jodido día hasta que ella se rinda ante mí.
Escucho los tacones de Delaney resonar en el adoquín antes de mirar hacia
arriba para ver el terror en su rostro mientras se acerca a nosotros.
—Tenemos que sacarte de aquí, Carrington. ¿Alguien tiene la llave de tu
habitación?
—¿Qué mierda de pregunta es esa? Háblame a mí, no a ella —le espeto,
empujando a Carrington para que se pare directamente frente a mí. No me
importa si estoy siendo irracional, claramente algo está pasando que involucra
su seguridad y eso es asunto mío.
—Oh, mueve tu energía de gran polla hacia otra persona, Sebastian,
literalmente no me importa —me espeta Delaney, señalándome como si pudiera
lanzarse e intentar arrancarme la garganta si digo otra palabra. antes de mirar a
Carrington—. Alguien ha entrado en tu habitación y ha puesto algunas de tus
cosas en la estatua de la fuente. Necesitamos hablar con todos los que viven en
tu dormitorio y ver si vieron a alguien entrar allí. La miro, pero mantengo la boca
cerrada, porque en este caso escuchar lo que tiene que decir es más importante.
—¿Cómo sabes que es mío? —pregunta Carrington, tratando de alejarse de mí,
pero la abrazo con firmeza. Puedo sentir la tensión en su cuerpo, está lista para
salir corriendo y no puedo permitir que eso suceda.
—Esa cinta roja que siempre usas y la lencería negra que usaste en la fiesta de
la fraternidad —dice Delaney, extendiendo una mano para acariciar la mano de
Carrington.
—¿Cómo jodidamente sabes sobre eso? —Observo a Delaney con suspicacia y
sueno enojado porque la idea de que todos vean a Carrington con ese sostén y
bragas de encaje apenas visibles será la razón por la que rompa el cuello de
alguien.
—Solo porque no lo comenté contigo o con mi hermano, no significa que no
estaba allí —se burla Delaney—. No vi lo que pasó, pero Cruz me lo dijo esa
noche. —Tengo la sensación de que solo agrega la última parte para que
Carrington se sienta mejor.
Carrington se retuerce en mis brazos y la dejo, pero no aflojo mi agarre. La
multitud es demasiado grande, y no estoy dispuesto a perderla de vista incluso
si eso la enoja.
—Quiero ver. Todo el mundo lo ha visto, y se trata de mí. Tal vez las cartas no
han sido sobre Blaine todo el tiempo, podría ser que alguien simplemente me
odia. Tal vez incluso más que tú. —Miro sus ojos verdes y la angustia que veo
allí hace que mi pecho se contraiga de una manera que no entiendo
completamente. Por lo general, me encanta verla molesta, ver que su dolor refleja
el mío. Es diferente esta vez, en cambio, quiero quemar todo este patio con todos
en él para quitarle lo que siente.
—¡Jesse baja! ¡Te vas a caer! —Escucho a una chica gritar al azar y me muevo
a un lado para poder ver lo que está pasando, e inconscientemente mantengo a
Carrington cerca de mí.
Jesse está subiendo a la fuente y hasta la estatua. Cuando miro mejor, veo que
quienquiera que haya hecho esto ha puesto algo que parece sangre en la estatua.
La sangre cubre los ojos y los senos y se ha colocado cinta adhesiva sobre la boca.
La ropa interior de Carrington cubre la estatua y su lazo rojo está asegurado a la
mano levantada. Siento la rabia correr a través de mi cuerpo entero y solo me
doy cuenta de que estoy apretando los puños cuando Carrington grita.
—¡Jesús, Sebastian! —Se suelta de mi agarre, y la dejo por un breve momento
antes de agarrar su mano y arrastrarla más cerca de la fuente. Jesse se ve histérico
mientras se sube a la mujer de mármol y toma las pertenencias de Carrington.
Observo cómo arranca la cinta adhesiva antes de volver a saltar al agua y
separarse de la multitud mientras sale. Se dirige directamente hacia nosotros y, a
pesar de todo lo que acaba de pasar para ayudarla, tengo la urgencia de tirarlo al
suelo cuando veo sus bragas y sujetador agarrados en sus manos. No debería
sentirme así porque él es así, siempre tratando de hacer lo correcto como Blaine.
Estoy aliviado de ver a los otros “Lobos” obligando a los otros estudiantes a
dispersarse y dejar el área general, dándonos un poco de privacidad. Declan y
Cruz permanecen en silencio, manos en los bolsillos de sus abrigos mientras
miran a los otros estudiantes. Eso sería suficiente, pero Wilder y Nathaniel han
decidido subirse al borde de la fuente y agitar los brazos como si estuvieran
tratando de dirigir el tráfico.
Malditos idiotas.
—Esto tiene que parar —dice Jesse mientras camina hacia Carrington, con los
ojos rojos y llorosos como si estuviera tratando de no llorar. Sé que no es un duro,
pero nunca lo había visto así. Siempre es tan ecuánime. Extiendo la mano y
arrebato las cosas de Carrington de sus manos y las meto en el bolsillo de mi
abrigo.
—No te preocupes por él —le dice Carrington a Jesse porque su mandíbula
todavía está abierta por la sorpresa por lo bruscos que fueron mis movimientos—
. Él no puede decidir si quiere atormentarme o jugar al perro guardián. —Su voz
es clara, no temblorosa como lo hubiera esperado.
—Y eso es exactamente por lo que deberías preocuparte por mí —digo con
calma, pero veo la mirada de comprensión en su rostro.
—¿Quién crees que hizo todo esto? —Carrington me hace señas para que me
vaya.
Jesse niega con la cabeza y luego le indica a Delaney que se acerque para
formar un círculo entre los cuatro. Mira a su alrededor antes de susurrar:
—¿Estabas allí la noche en que murió Blaine? —Carrington se pone
visiblemente rígida.
—No, se lo sigo diciendo a todo el mundo. No estuve con él esa noche —dice
sin perder el ritmo.
—¿Por qué dijo que ibas a estar con él? —pregunta Delaney, y luego
continúa—. Si podemos averiguar por qué estaba en los acantilados,
supuestamente solo, tal vez podamos averiguar quién cree que sabes algo.
—No sé. No sabía que les había dicho eso a ti ya Sebastian. Era mi mejor amigo,
de verdad. Probablemente pensó que lo cubriría si alguien preguntaba —dice
Carrington y deja escapar un profundo suspiro—. Si él no hubiera muerto y
necesitado que lo cubriera por cualquier razón, lo habría hecho. Y él lo sabía. No
teníamos ningún secreto el uno del otro. —Siento que mi pecho se contrae por la
forma en que habla de mi hermano muerto. Odio que incluso en la muerte él
posea cualquier parte de ella, incluso las partes de ella que no quiero.
Jesse asiente con tristeza, pero es Delaney quien habla:
—Deberías volver a la fraternidad y descansar un poco. Pareces exhausto. —
Ella se acerca y pone lo que se supone que es una mano reconfortante sobre su
hombro, pero él se estremece visiblemente ante su toque. Solo asiente de nuevo,
gira y comienza a alejarse lentamente.
—Eras el más cercano a Blaine además de mí. Si piensa en algo, házmelo saber
—grita Carrington, pero solo levanta una mano en reconocimiento.
—Él realmente no está tomando nada de esto bien. Me refiero al hecho de que
saltó sobre la fuente y... —comienza Delaney, pero cierra la boca y se mueve para
pararse frente a nosotros—. Mira quién está de regreso en el campus.
Miro al otro lado del patio y mis ojos instantáneamente se encuentran con
Talon. La mirada que aparece en su cara me hace saber que todavía está
sobresaltado por la patada en el culo que le di. Siento que todo mi cuerpo se
enfría cuando él sonríe, lanzando un beso a Carrington.
Se me cruza por la cabeza acercarme y matarlo a golpes aquí mismo en el
centro del campus para que todos lo vean. Carrington debe saber lo que pasa por
mi mente porque pone una mano en mi hombro y luego en mi pecho,
presionando su palma contra mí suavemente para hacerme saber que está allí.
—No hagas nada estúpido, él solo está tratando de antagonizarte —dice, y me
doy cuenta de que esta es una de las razones por las que la necesito, y eso me
asusta muchísimo. Detesto que se esté volviendo difícil odiarla. Pensé que
tocarla, besarla, casi follarla sería una forma de controlarla, una forma de
atormentarla, pero al final solo me hizo sentir más frustrado y enojado.
Necesito un respiro para refrescarme, para averiguar cómo tomar la delantera
y hacer que me diga lo que sabe sobre Blaine. Puede que ella no haya estado con
él la noche en que murió, pero ella misma lo dijo, además de Jesse, ella era la
persona más cercana a él. Yo diría que mi dulce hermanastra estaba más cerca de
Blaine que de Jesse, porque se lo estaba follando.
Debo estar frunciendo el ceño, sumido en mis pensamientos, porque Delaney
chasquea los dedos delante de mi cara y dice:
—Limpia la puta actitud de tu jeta y acompáñanos a la biblioteca como un
buen lobito. Carrington puede pasar el rato conmigo mientras tú y los chicos
husmean en su dormitorio y se aseguran de que sea seguro para ella volver allí.
Mi instinto me dice que el único lugar seguro para Carrington es conmigo,
pero descarto ese pensamiento y empiezo a caminar hacia la biblioteca. Camino
rápido a propósito porque me divierte ver a Delaney tambalearse sobre esos
ridículos tacones que insiste en usar.
—Entonces, ¿a quién estás follando? ¿A Cruz o Nathaniel? —sonrío cuando
Carrington jadea y golpea mi brazo.
Sin embargo, Delaney no se inquieta porque no pierde el ritmo antes de
responder:
—A mi prometido no, y creo que esa es la parte importante de la historia. —
Nos encontramos con los otros “Lobos” en la mitad del patio y nos dirigimos
juntos a la biblioteca y todos están en silencio, incluso Wilder y Nathaniel. Lo que
sucedió con la fuente podría no haber sido un ataque físico, pero tal como van
las cosas, no me sorprendería que eso fuera lo siguiente.
Cuando llegamos a la biblioteca, camino alrededor y reviso el lugar antes de
estar satisfecho de que estarán a salvo. Cuando paso por delante de Carrington
hacia la puerta, ella me detiene poniendo una mano en mi antebrazo.
—Quiero que me devuelvas mis cosas —dice, señalando mi bolsillo. Deslizo
mi mano dentro y mi polla se endurece instantáneamente cuando siento el encaje
bajo mis dedos ásperos. Instantáneamente me acordé de su coño mojado
corriéndose por mi boca. Mantenerme alejado de ella va a ser absolutamente
malo, pero es lo que tengo que hacer.
—Supongo que estamos a mano, Carrington Jane. Ambos queremos cosas que
no podemos tener. —Le sonrío y la dejo ahí para que me vea alejarme de ella otra
vez. Declan, Cruz y yo cruzamos el campus juntos para ver su dormitorio,
mientras que Nathaniel y Wilder se quedan para asegurarse de que nadie intente
entrar a la biblioteca.
—O H , ¿QUIÉN DE USTEDES ME CUIDARÁ ESTA NOCHE ? —pregunto a Wilder
mientras cruzamos el campus hacia mi próxima clase, en la que él también está.
Hago un esfuerzo por apartarme de su camino, y me doy cuenta de que está
tan acostumbrado a ese trato especial que probablemente ya no lo nota. Levanto
mi mano con la palma hacia arriba, tratando de sentir si ya comenzó a lloviznar,
pero hasta ahora las ominosas nubes grises solo amenazan con empapar el
campus. Afortunadamente, no me han llegado otras amenazas, que yo sepa de
todos modos. No me sorprendería que “Los Lobos” me escondieran cosas, pero
he decidido no centrarme en las situaciones que están fuera de mi control.
No menciono el hecho de que no he visto ni oído hablar de Sebastian desde
que regresamos de nuestra pequeña aventura fuera del campus o que me he
quedado pensando en él más noches de las que quiero admitir. Solo soy un
juguete para él, algo con lo que jugar cuando está aburrido o se siente
particularmente cruel, pero mis sentimientos por él son sinceros. Siempre me ha
atraído, desde el primer día que lo conocí, y nada de lo que hace cambia eso.
—Yo no. No he bebido ni nada en toda la semana porque Sebastian me tiene
patrullando el campus como si fuera un puto Navy Seal 2. —Pone los ojos en
blanco y agita la mano con exasperación. Me hace gracia que piense que esta
situación tiene que ver con él, como si la muerte de Blaine y quien me está
acosando sólo lo hace para que le salgan pelotas azules.
—¿Hiciste la tarea para esta clase? —pregunto mientras Wilder abre la puerta

2 Fuerzas Especiales de los Estados Unidos de América.


y me agacho bajo su brazo y empiezo a buscar un asiento vacío.
—Nah, le pagué a un niño nerd para que lo hiciera. No puedo tener al viejo
Whitlock en mi trasero por reprobar más clases. Todo este lugar es una mierda
de tiempo. —Resopló como si pagarle a alguien para que hiciera su trabajo fuera
demasiado esfuerzo, y no puedo evitar sonreírle.
Está tan mimado que es casi entrañable. Siguiéndome al salón de clases, me
entrega mi mochila que estaba cargando y luego escanea la habitación. Sus ojos
se demoran sospechosamente en Ella, lo suficiente como para hacerme sentir
incómoda. No necesito que provoque una escena frente a todos, ya es lo
suficientemente incómodo que tenga cuatro tipos diferentes escoltándome por el
campus, y todos ya piensan que me he follado a mis dos hermanastros. Solo
puedo imaginar los rumores que circulan sobre mí.
—Declan te va a recoger —dice finalmente Wilder, frotándose una mano por
su cabello oscuro mientras se agacha para que estemos cara a cara. Él mira a Ella
de nuevo, y mi estómago se hunde. Puedo sentir lo que viene, así que miro hacia
otro lado mientras ella se ríe roncamente de mí como si supiera algo que yo no—
. ¿Tienes algún maldito problema? —Wilder la mira y eso hace que
instantáneamente cierre la boca y mire hacia adelante.
—Está bien, hiciste tu punto. Ahora, ¿quieres sentarte, por favor? —Apenas
muevo los labios y mantengo la voz baja—. La gente está mirando.
Su expresión agria se desvanece en una sonrisa sincera cuando se pone de
pie, dándome palmaditas en la cabeza como un gran hermano.
—No me voy a quedar. Terminaré haciendo que nos echen a los dos. Sin
embargo, estaré cerca si necesitas algo. —Resopla mientras se pone de pie, mueve
su dedo medio hacia Ella y se dirige hacia la puerta.
—No olvides entregar nuestra tarea. Puse la mía en tu bolso —dice Wilder
descaradamente y cierra la puerta detrás de él. Me hundo en mi silla y saco mi
cuaderno. No quiero reconocer que la gente que conozco me está mirando.
Pienso en pedirle a Delaney que venga esta noche. Es divertida y
probablemente mantendría mi mente alejada de todo. Pero estoy segura de que
probablemente no quiera lidiar con tonterías universitarias un viernes por la
noche.
Ella tiene que lidiar con un matrimonio arreglado a la fuerza, así que lo que
me está pasando a mí probablemente no le parezca nada. Las notas son molestas,
mostrar mi ropa interior en público fue vergonzoso, pero eso es todo. Nadie ha
tratado de lastimarme físicamente, y sospecho que Jesse tiene razón en el sentido
de que quienquiera que sea probablemente piensa que yo sé algo que hizo y está
tratando de callarme. Tengo la sensación de que Blaine murió porque sabía algo
que no debería. Woodsboro está lleno de secretos; podría ser cualquiera.
Siento que alguien me mira y cuando miro, es Ella. No puedo leer su
expresión, pero el temor corre por mi cuerpo. Rápidamente desvío la mirada y
hojeo las notas de la última clase.
—¿También te estás tirando a todos los amigos de Sebastian? Muy ambicioso
de tu parte. —La risa de Ella solo puede describirse como una carcajada, pero la
ignoro. Tratar de defenderme solo hará que ella quiera seguir acercándose a mí—
. ¿Follaste a Blaine hasta la muerte? —Su sonrisa cae cuando mira a su alrededor
y nadie más se ríe.
—¿Quieres dejar de quejarte? Oh, Dios mío, cada jodida vez que te veo, tu
boca se mueve —escucho a Jesse espetarle en voz baja.
Ella no responde, en lugar de eso, me lanza una mirada asesina antes de
volverse hacia el frente del salón de clases, tal como lo hizo cuando Wilder le
gritó. Me arriesgo y miro a Jesse, pero él está sacudiendo la cabeza y revisando
su cuaderno. Debe sentir que lo miro porque finalmente levanta sus ojos para
encontrarse con los míos. Dejo escapar un suave y simple
—Gracias.
Él sonríe y asiente, pero la terrible sensación que se arremolina en mi pecho
y estómago no se disipa. Algo malo va a pasar.

NO ESTOY SEGURA de cómo Delaney convenció a Nathaniel para que nos llevara
al cementerio, pero no dudo que no haya algo que ella no pueda hacer. Declan le
dio órdenes estrictas de que nos vigilara en el apartamento de Delaney en el
campus, mientras los otros Lobos asistían a una fiesta en el cementerio. Aún no
se han dado cuenta de que estamos aquí, pero Nathaniel ya está zumbando y
tratando de contarme una historia sobre Declan. Se está riendo tan fuerte que
jadea entre respiraciones y es difícil entender lo que está diciendo, lo que me hace
reír más fuerte.
—Sebastián te va a matar. Yo correría si fuera tú. Acaba de terminar con una
pelea y está listo para destrozar a todos. —Wilder le da un codazo a Nathaniel y
hace un gesto hacia Sebastian, quien nos mira como si hubiera visto un fantasma.
Sabía que lo vería esta noche, pero no sabía que verlo me retorcería tanto el
estómago. No debería haber venido aquí; No puedo manejar emocionalmente
tratar con él esta noche.
Busco a Delaney porque al menos si estoy con ella, no tendré la tentación de
irme a solas con Sebastian. Hay demasiada gente dando vueltas por el
cementerio para encontrarla de inmediato, pero luego la veo junto a la línea de
árboles. Está moviendo los brazos salvajemente hacia Cruz, y él se cierne sobre
ella de la misma manera que Sebastian lo hace conmigo. No siento que la haya
lastimado, y realmente no es de mi incumbencia lo que está pasando entre ellos.
Se siente como si estuviera viendo un colosal choque de trenes a unos metros de
distancia.
De reojo veo a Sebastian caminando hacia mí e instintivamente, salgo
corriendo, tratando de pasar entre la multitud de estudiantes. Me confundo entre
la multitud y trato de decidir cuál es mi plan de juego. No estoy segura de que
sea lo suficientemente seguro intentar regresar a mi dormitorio sin uno de “Los
Lobos”, y estoy bastante segura que si les digo a alguno de ellos lo que está
pasando, solo me llevarán de vuelta con Sebastian. Mis pensamientos se
interrumpen cuando una mano fría me agarra del brazo y tira de mí hacia
adelante. Choco con Talon, lo golpeo de lleno en el pecho, y él me agarra por los
hombros para estabilizarme. Su agarre no es particularmente fuerte o
amenazante, pero la expresión de su rostro es puro odio.
—¿Buscas a tu hermano? —Resoplo una carcajada, porque realmente está
tratando de impulsar toda esta historia de incesto que tiene en la cabeza. No le
tengo miedo, solo estoy jodidamente cansada. Quiero que las cosas vuelvan a la
normalidad, y aunque sé que eso no es posible, al menos puedo esperar—. ¿Tus
bragas también estarán en exhibición esta noche? ¿O es estrictamente para el
centro del campus donde todos pueden ver?
Me escapo del agarre de Talon.
—Sigue tocándome y dejaré que “Los lobos” te destrocen. ¿Es eso lo que
quieres?
Talon entrecierra los ojos, y de alguna manera parecen más oscuros que su tono
habitual. Considero pararme aquí y discutir con él, pero recuerdo que necesito
salir de aquí porque él es la menor de mis preocupaciones. Sebastian parecía que
estaba listo para quemar todo el campus hasta los cimientos, y no voy a darle los
fósforos. Saco la barbilla y lanzo mi mejor mirada fría antes de girarme y abrirme
paso entre la multitud en dirección a la puerta que me llevará fuera del
cementerio.
Estoy a punto de llegar al conjunto de árboles justo antes de la puerta de hierro
cuando escucho pasos pesados. Miro hacia el sonido e inmediatamente tengo que
protegerme los ojos. Quienquiera que sea tiene una linterna de alta potencia que
me da directamente en los ojos. Tropiezo hacia atrás, y me doy cuenta de que dar
la vuelta y volver corriendo dentro del cementerio es mi única opción.
Sin embargo, no tengo la oportunidad de correr porque cuando doy otro paso
hacia atrás, choco con un pecho duro. Estoy segura de que es Talon o uno de sus
hermanos de fraternidad. El pánico se eleva en mi pecho y ni siquiera puedo
gritar. Quiero gritar por Sebastian. Es mi primer instinto gritar por él, pero no
puedo hacer que salga ningún sonido.
—¡Apaga esa maldita luz, hijo de puta! —Es Sebastian, y nunca he estado tan
agradecida en mi vida. Está enojado, y agradezco la forma brusca en que me
sostiene contra su pecho. Nunca debí haber corrido sola. Su brazo me envuelve,
y me empuja para que me pare detrás de él porque quienquiera que sea no
obedece la orden de Sebastian y todavía nos está apuntando con la luz—. No te
muevas —Sebastian me ladra parcialmente las palabras, y ni siquiera estoy
irritada con su tono. Envuelvo mis brazos alrededor de sus costados,
sosteniéndolo y noto que en una mano tiene su botella de cerveza medio vacía.
»»Tiene que ser Sanderson —dice Sebastian más para sí mismo que para mí.
Niego con la cabeza contra su espalda, y lo siento todavía en mis movimientos
bruscos—. ¿Viste quién es?
—No, pero Talon me agarró dentro del cementerio. Él no habría tenido tiempo
de llegar aquí antes que yo. —Tomo una respiración profunda. Estoy exhausta y
siento que podría caerme al suelo si no tuviera a Sebastian en quien apoyarme.
—Talon está dentro del cementerio —dice Declan, y me doy cuenta de que
debe haber seguido a Sebastian.
—¿Por qué estás aquí? —Sebastian exige, y me aprieto más cerca de su
musculosa espalda.
—Vi lo enojado que estabas mirándome, y entré en pánico —logré decir—. Fue
estúpido y me di cuenta de inmediato, pero solo quería volver a mi habitación y
dormir. No tengo la energía para pelear contigo esta noche. —Me interrumpo,
resoplando con un fuerte suspiro contra su espalda.
La persona parece dar unos pasos hacia atrás y presiona algo en la linterna
para hacer que la luz parpadee como una luz estroboscópica. Me duelen los ojos
inclino la cabeza para presionarla contra la espalda de Sebastian, protegiéndome
de la luz. Siento a Sebastian reaccionar, usando su mano libre para cubrir su
rostro. Siento que su cuerpo se mueve cuando echa el brazo hacia atrás y arroja
la botella de vidrio hacia la luz, dando en el blanco y rompiendo el vidrio por
todo el asfalto.
Casi esperaba que alguien corriera hacia nosotros, pero en cambio se retira
apagando la luz por completo y huyendo hacia la línea de árboles. Sebastian se
da la vuelta, atrayéndome hacia su pecho y ahuecando la parte posterior de mi
cabeza con la palma de su mano.
—¿Te hicieron algo? —Su voz todavía es dura, pero todo lo que puedo
escuchar es preocupación.
—No. —Niego con la cabeza, envolviendo mis brazos alrededor de él,
agarrando la parte de atrás de su camisa en mis manos—. Tenemos que encontrar
a Delaney. ¿Y si van tras ella a continuación?
No me responde, pero tira de mi mejilla hacia su pecho, sus dedos acariciando
mi cabello distraídamente mientras le habla a Declan.
—Encuentra a Delaney y a “Los Lobos” que puedas reunir y encuéntrame en
la tumba de Blaine.
—No la dejes escapar de nuevo. Quienquiera que haya sido, está listo para
aumentar las cosas —dice Declan, y su voz se desvanece, así que sé que está
caminando de regreso al cementerio. Giro la cabeza para mirar por debajo del
brazo de Sebastian.
—Eso no volverá a suceder. —Sebastian me aprieta más fuerte, y me doy
cuenta de que por mucho que diga que me odia, por mucho que me demuestre
que me odia, está preocupado por mí.
Entramos, y Sebastian me sorprende entrelazando su mano con la mía,
empujándome detrás de él mientras navega a través de la multitud.
—Vete a la mierda —le espeta Sebastian a la rubia sentada en el regazo de Cruz
mientras él se sienta en la lápida junto a la de Blaine. Ella está besando su cuello,
y su mano está bajando por su blusa desabrochada.
—¿Vas a dejar que me hable de esa manera? —Ella se levanta de un tirón en
su regazo.
—Él puede decirte lo que quiera —dice Cruz con una risita, pero no la mira,
en lugar de eso, sus ojos van y vienen entre Sebastian y yo—. ¿Dónde está
Delaney? —Puedo ver la alarma en sus ojos, aunque la mayoría de la gente no lo
reconocería.
—No estoy segura. La última vez que la vi, estaba peleando contigo —gruño,
pero Sebastian me hace callar con una mano enroscándose alrededor de mi
cintura—. Traté de irme y alguien me impidió salir. Si Sebastian no hubiera
aparecido, no estoy segura de lo que hubiera pasado.
Cruz se levanta y casi hace que su amiga se caiga al suelo, pero ella se estabiliza
agarrándolo de la camisa. Cuando ella comienza a protestar, Cruz le levanta la
mano, pero Sebastián es quien habla.
—Cierra la puta boca y vete.
—¿Pudiste ver quién era? —Cruz no parece darse cuenta de que la chica que
llamó su atención momentos antes se está marchando furiosa.
—No, la linterna era tan brillante y tenían toda la ropa negra. Era difícil saber
qué tan alta es la persona o su tipo de cuerpo —digo en voz baja.
—Tenemos que encontrar a Delaney —comienza Cruz, pero Sebastian lo
interrumpe.
—Está claro que se escapó, como hizo Carrington y ninguno de ustedes se dio
cuenta. —Escucho la indignación en la voz de Sebastian, y envuelvo mi mano
alrededor de su muñeca, frotando mi pulgar a lo largo de su pulso para calmarlo.
Siento que la tensión en su brazo se alivia. No es su trabajo cuidarme y tomé la
decisión de irme por mi cuenta—. No podemos dejarlas fuera de nuestra vista
hasta que averigüemos quién es este hijo de puta —el tono de Sebastian es
terminante, y Cruz solo asiente con la cabeza.
Cuando giramos para irnos, veo a Delaney, sentada en una lápida dos filas más
allá. Me separo de Sebastian y corro hacia ella, sorprendiéndola con un abrazo
gigante.
—Ay dios mío. Pensé que te tenían. —Ella retrocede bruscamente al principio
y luego se relaja cuando se da cuenta de que soy yo quien la aborda—. ¿A dónde
fuiste?
Ella mira hacia arriba porque Nathaniel y Cruz ahora están parados a ambos
lados de la lápida, con los brazos cruzados y sus miradas enfocadas en nosotros
como si hubiéramos cometido algún tipo de crimen contra ellos.
—El suelo es blando y mis talones se hundían en el barro, así que vine aquí
para limpiarlos. ¿Por qué todos se están volviendo locos? —Me agarra la cara
para que la mire—. ¿Qué te ha pasado?
—Estaba tratando de evitar a Sebastian, y Talon comenzó a acosarme, así que
traté de irme por mi cuenta, lo cual fue una estupidez, lo sé. Y alguien con una
linterna vino detrás de mí. —digo, mordiéndome el labio. Quienquiera que haya
sido, no retrocedió ni siquiera cuando Sebastian y Declan salieron a buscarme.
La abrazo de nuevo, y ella me aprieta con fuerza en un silencioso agradecimiento
antes de separarnos.
Declan aparece con Wilder, dándonos una mirada sucia antes de frotarse la
cara con la mano, un tic practicado que tiene incluso cuando no hay anteojos esta
noche para meterse en el puente de la nariz.
—Ninguna de ustedes tiene una razón para andar vagando sola —Sebastian
aprieta los dientes, y puedo sentir que la ira que tenía antes está regresando ahora
que no estoy a su lado, tocándolo, tratando de calmarlo.
—Si no hubieras parecido que ibas a golpearme, tal vez no me habría escapado
en primer lugar —digo, poniéndome de pie, pero Delaney permanece sentada—
. Noto que ella y Cruz están teniendo una conversación silenciosa y obviamente
muy privada con sus ojos, así que miro a Sebastian—. No puedo soportar mucho
más idas y vueltas contigo.
Aprieta la mandíbula, no con ira, pero probablemente porque se está tragando
el hecho de que tengo razón.
Mira a Cruz, con los hombros aún contraídos por la tensión.
—Uno de ustedes vigile a Delaney, nos encontraremos mañana y trataremos
de resolver esta mierda. Da un paso alrededor de Delaney y su mano se cierra
alrededor de mi brazo, tirando de mí para que camine delante de él hasta su
habitación—. Te vas a quedar conmigo y no nos vamos a pelear por eso. Me
suaviza con una mirada oscura, y no tengo la energía para discutir con él. No
quiero admitirlo ante él o ante mí misma que me siento mucho más segura
durmiendo en su habitación que en la mía, incluso si uno de los Lobos está
vigilando mi puerta.
—Ella puede quedarse conmigo —dice Cruz, y miro hacia atrás para verlo
estirar una mano para ayudar a Delaney a bajar las escaleras y Declan pellizca el
puente de su nariz otra vez.
Sebastian toma mi mano mientras caminamos en silencio. Espero que sea rudo,
arrastrándome detrás de él como el juguete que soy, pero no lo hace. Camina
lentamente, su pulgar frotando distraídamente la parte superior de mi mano. Mi
estómago se hunde ante el gesto porque no me había dado cuenta de que algo
tan pequeño podría calentar todo mi cuerpo. Cuando llegamos a la Fraternidad,
me doy la vuelta para enfrentarlo antes de que pueda abrir la pesada puerta de
madera.
—¿Vas a pelear tan pronto como estemos solos en tu habitación? —Espero que
mi tono juguetón sea suficiente para ablandarlo. Sé que está enojado conmigo
por ponerme en peligro, pero no creo que pueda manejar una pelea con él esta
noche.
Me atrae hacia él y me desliza entre él y la puerta. Inclina la cabeza para
presionar su frente contra la mía y dice suavemente:
—Estoy cansado de pelear contigo, Carrington. Tan jodidamente cansado.
Pidamos una tregua por esta noche.
—Hecho —digo en voz baja.
No dice nada más, sino que abre la puerta con una mano y agarra mi costado
con la otra, empujándome hacia la habitación y cerrando la puerta detrás de él.
No enciende la luz, pero escucho el clic de la cerradura. La casa se siente vacía,
pero estoy segura de que algunas personas ya están durmiendo en sus
habitaciones.
Dejo que Sebastian me guie por la escalera de mármol hasta su habitación. Se
tambalea un poco para abrir la puerta y no me dice una palabra mientras la abre
y enciende la luz.
—¿Qué diablos, Sebastián? —Exclamo cuando veo que parece que todas mis
cosas, excepto mis muebles, han sido sacadas de mi habitación y están
ordenadamente apiladas frente a su gran armario.
ME DESPIERTO CON CARRINGTON TOCÁNDOME LA CARA , y cuando abro un ojo
para mirarla, ella sonríe y se acurruca más cerca en su sueño. Ella estaba furiosa
cuando ella se dio cuenta de que hice que veinte Kappa Alphas de primer año
trasladaran sus cosas a mi habitación después de que ella se fuera.
Creo que sabía que discutir conmigo era una causa perdida y, finalmente, se
subió a su lado de la cama y se desmayó. Duré probablemente media hora
escuchándola respirar, hasta que finalmente me rendí y la acerqué a mi lado de la
cama. Me sorprende lo bien que duermo cuando ella está a mi lado, pero nunca
se lo admitiré. Levanto la mano para frotar mis dedos a través de su cabello oscuro
y luego tiro suavemente de ella para besarla.
Ella gime contra mis labios mientras duerme, y tengo que luchar contra el
impulso de acomodarla sobre su espalda y subirme encima de ella. Me dije a mí
mismo que me mantendría alejado de ella, y aquí estoy, actuando como un
cachorro enamorado.
Ella se acomoda contra mí con su cabeza en mi pecho, y me quedo allí
abrazándola, tratando de pensar si alguna vez ha habido un momento en el
tiempo en que me sentí tan tranquilo, o tan satisfecho. Me atrajo Carrington en el
momento en que la vi, después de todo, es jodidamente hermosa. Pero eso no fue
lo que me hizo desearla. Ella es lo suficientemente fuerte como para llamarme por
mi mierda, pero lo suficientemente suave como para calmarme cuando estoy cerca
de romperme. Es lista, demasiado lista para aguantarme.
Es inteligente, demasiado inteligente para soportarme. Había oído eso de
Blaine demasiadas veces para contarlas. Mi labio se crispa al pensarlo, él
realmente odiaba el hecho de que ella me quisiera tanto como lo hacía, pero no
sonrío. En cambio, aprieto un beso en el pelo de Carrington y ella suspira contra
mi piel. Su mano se desliza por mi pecho hasta mi estómago y luego vuelve a
subir para posarse sobre mi corazón.
Escucho que mi teléfono se apaga, pero no tengo ningún deseo de acercarme
a la mesa de luz y contestar. Me gustaría quedarme envuelto con ella así todo el
día, pero después de la tercera llamada telefónica se despierta y se empuja a sí
misma para sentarse, mirando alrededor somnolienta para ver de dónde viene el
ruido. Mientras se mueve sobre mí para recuperar el teléfono, agarro sus caderas,
permitiéndole arrebatar el teléfono, pero manteniéndola en su lugar, sentada
justo encima de mi polla.
—Podría ser un problema o algo así —dice ella, su voz sexy como la mierda
por el sueño. Ella está tratando de pasarme el teléfono que aún suena, pero estoy
más interesado en la vista frente a mí. Mueve sus caderas sobre mi polla mientras
mis manos se deslizan por su estómago y sobre sus pechos. Solo lleva bragas y
una de mis camisetas, y son dos prendas de más.
—Me importa una mierda. Compruébalo si quieres. La acuno contra mí y el
teléfono deja de sonar, pero escucho la alerta de un mensaje de texto.
—Declan —dice, y puedo escuchar la preocupación en su voz.
—¿Qué dice? —Aprieto sus pechos y pellizco sus pezones a través de la fina
tela de la camiseta, pero me siento, porque ya he percibido que esta mañana no
va a salir como yo quiero.
Le da la vuelta al teléfono y lo leo a regañadientes.

Declan no es de los que exageran, así que ya sé que no me va a gustar la mierda


que ha pasado desde anoche. Instantáneamente me erizo ante el pensamiento
¿Alguna vez duerme? Está despierto todas las horas de la noche y sigue despierto
antes que nadie. Carrington suspira, sabiendo que lo que sea que estemos a
punto de recibir no será bueno.
Le pego en el trasero lo suficientemente fuerte como para dejar una huella roja
en su nalga cuando nos levantamos de la cama.
—Ponte algo de ropa. No quiero que te vea así —le digo mientras agarro un
par de pantalones de chándal y me los pongo mientras me dirijo a la puerta.
Compruebo dos veces para asegurarme de que tiene los pantalones puestos antes
de dejar entrar a Declan.
Levanta un dedo para recordarme que me calle y se acerca a mi mesita de
noche y enciende mi radio, llenando la habitación con música pop horrible.
—¿Qué estás haciendo?
Camina hacia mí, sosteniendo un pequeño dispositivo negro en su mano.
—Encontré esto en mi habitación esta mañana. Están por toda la casa. Debes
tener algo aquí también —susurra, poniendo el dispositivo en mi mano.
—¿Qué carajo es esto? —Apenas exhalo las palabras, miro alrededor de mi
habitación para ver si algo sobresale. Si alguien tiene micrófonos en mi
habitación, entonces se enteraron de la noche en que Carrington y yo casi
tuvimos sexo. Me hierve la sangre al pensar en alguien escuchando los momentos
íntimos entre nosotros. Los sonidos que hace son para mí y para nadie más.
—Te lo digo, esto es más grande que Talon. ¿De dónde diablos sacarían todo
esto? —Mantiene su tono bajo mientras señala el marco de madera que encierra
mi colchón y somier. Me agacho y oculto en el marco está la réplica exacta de lo
que sostiene Declan. Arranco el dispositivo y se lo lanzo.
—Así podría ser como Talon supo que estábamos fuera del campus el otro día
—dice Carrington mientras Declan y yo tiramos mi colchón del somier en busca
de más. Declan y yo le hacemos señas para que se calle. Incluso con la música
encendida, no estoy seguro de qué puede captar uno de esos micrófonos. la
empujo hacia el pasillo, y no necesito mirar detrás de mí para saber que Declan
me sigue.
Él toma la iniciativa de revisar todo el pasillo, y yo la jalo hacia adentro,
acomodándola contra mi costado.
—¿Quién crees que está ayudando a Talon y por qué? Nada de eso me cuadra.
Él y Sebastian no se gustan, pero ¿realmente pasaría por todos estos problemas?
—pregunta, pero no parece asustada. Admiro eso de ella.
—Si tuviera que apostar —dice Declan, asintiendo y luego mirándome—.
Necesitamos reunirnos en algún lugar donde podamos hablar abiertamente.
—El dormitorio de Carrington está fuera de discusión porque claramente
alguien tiene libre acceso a él. —Dejo que mis dedos jueguen con las puntas de
su cabello que sacuden la parte baja de su espalda mientras mueve su cuello.
—El cementerio —decide Carrington por nosotros, y la miro y le doy un
asentimiento, haciéndole saber que estoy de acuerdo.

A PESAR de estar de pie en medio del cementerio durante varias horas y


hablando de los pocos detalles hasta que las cosas tuvieron aún menos sentido,
no estamos más lejos de lo que estábamos cuando sospechamos por primera vez
que había juego sucio con respecto a la muerte de Blaine.
Carrington no se opuso a que se quedara en mi habitación, pero en realidad no
hay mucho que ella pudiera hacer ya que allané su dormitorio. También creo que
tiene miedo y quedarse conmigo, por mucho que crea que la odio, es mejor
alternativa que estar sola.
A la mañana siguiente, me despierto, esperando sentir el peso de Carrington
acurrucado contra mí, pero la curva de su trasero no está contra mi polla como
lo ha estado en las últimas mañanas. Extiendo mi brazo y no siento nada más que
la fría seda de mis sábanas. Inmediatamente, me levanto y ya me pongo un par
de sudaderas mientras examino la habitación. El pánico se apodera de mí cuando
me doy cuenta de que no está por ningún lado, y sus zapatos todavía están al pie
de la cama donde se los quitó.
El cumpleaños de Blaine es hoy, así que ya estoy de un jodido humor
fantástico. Quienquiera que esté atormentando a Carrington tiene que saber qué
es hoy, y es demasiada coincidencia que no esté en mi cama. Gimo mientras cierro
la puerta detrás de mí porque todo esto es culpa mía. Bajé la guardia, me permití
dormir, sabiendo que toda esta mierda estaba pasando.
Dejo que el hecho de tenerla conmigo alivie un poco mi dolor. Cada vez que la
dejo entrar, algo malo sucede. Carrington no se iría sola, especialmente después
de lo que pasó en el cementerio la otra noche. Así que estoy seguro de que algo
le ha pasado. Está escondiendo algo para proteger a Blaine y preferiría morir
antes que decepcionarlo. El hecho de que él siga siendo su prioridad incluso en
la muerte, me retuerce el estómago. Ella no deambularía por la casa de la
fraternidad sabiendo que Talon está al final del pasillo. Ella no quería que lo
confrontara en la fuente y, a pesar de la rabia que me atravesaba por alguien que
intentaba intimidarla, sé que tiene razón.
En algún momento las cosas se pondrán tan mal que alguna otra persona
saldrá lastimada o morirá, y sé que Woodsboro lo encubrirá, especialmente con
Talon tan involucrado. Hemos puesto algo en marcha cuando empezamos a
indagar en la muerte de Blaine y estaría dispuesto a apostar toda mi jodida vida
a que lastimarán a Carrington como retribución si alguno de nosotros se
interpone en su camino. Estaba tan devastado por la muerte de Blaine y
demasiado obsesionado con Carrington, como para preguntarme por qué Talon
está tan involucrado en todo esto. Nunca estuvo cerca de mi hermano, y
ciertamente no lo odiaba. Talon y yo siempre hemos chocado porque yo soy el
jodido villano que todos quieren que sea, y él es el marica que quiere ser el
villano, pero no tiene suficientes cojones para hacer nada más que abrir su jodida
boca y besar traseros.
Bajo las escaleras descalzo y sin camisa, y con la mentalidad de que voy a matar
a quien la tenga, no importa si la han lastimado físicamente. Cuando descubra
quién ha tocado lo que es mío, se acabó.
“Los Lobos” van a pasar el cumpleaños de Blaine cavando un hoyo de dos
metros en el cementerio, porque el hijo de puta ya está casi muerto. Hace un frío
de mierda y mi estómago se retuerce con cada paso. Algo está por suceder, es
como si pudiera sentir su ansiedad en mis huesos. Echo un vistazo a la puerta
principal de la casa de la fraternidad, pero ya sé que ella no está ahí fuera sin
zapatos ni abrigo. Mierda. Sala de estar, comedor, pasillo, sin señales de nadie, lo
cual no es anormal a esta hora de la mañana. Hasta que llego a la cocina y veo al
gilipollas que voy a sacar afuera y le pisotearé el cráneo y veré cómo su sangre
se drena de su cuerpo.
Declan y Carrington están acurrucados juntos en el mostrador, ella lo mira con
ojos preocupados y su jodida mano está en su hombro. Él la está tocando, y todo
lo que veo es rojo. Mía. Ella es mía. Voy a romper todos los dedos que la han
tocado y voy a obligarla a mirar mientras él grita y ruega por un momento de
clemencia. Sus susurros conspiradores resuenan en mis oídos y una nueva ola de
ira me atraviesa. He estado exigiendo respuestas de ella desde el día en que
Blaine murió y ella le está hablando libremente, diciéndole claramente cosas que
no quiere que nadie más escuche. Sus susurros, sus gritos, todos sus
pensamientos están destinados a ser solo para mí.
He estado tan concentrado en mantener a otros hombres alejados de
Carrington, demasiado obsesionado con su relación con mi hermano, enfurecido
por la idea de ella con alguien más que yo, que nunca consideré que sería alguien
en mi círculo íntimo quien me traicionaría.
Debería esperar eso de ella. Sé que es mi propia mente jodida la que me deja
caer en la fantasía de que es sincera cuando me toca, la forma en que me mira
cuando dice que me quiere tanto como yo la quiero a ella. Sé que no es más que
una sucia mentirosa que tenía a mi hermano bajo el mismo hechizo. El odio llena
mis venas y me doy cuenta de que lo único que voy a disfrutar más que hacerla
llorar con mis palabras, la voy a hacer llorar cuando le meta la polla hasta el
fondo. Necesito follarla para sacarla de mi sistema, y finalmente romper la
pequeña fantasía de que ella ha estado diciendo la verdad sobre Blaine y los otros
chicos sobre los que le he preguntado, que ella ha negado follar. Estudio su perfil
por un momento, la suave inclinación de su pequeña nariz, sus largas pestañas
oscuras y las pecas en sus mejillas. Una puta mentirosa tan bonita.
—¿Le estabas chupando la polla la noche que murió Blaine? ¿Es por eso por lo
que mi hermano estaba solo en los acantilados? ¿Lo abandonaste por este pedazo
de mierda? —Hago un chasquido, y se separan como jodidos adolescentes a los
que acaban de pillar follando en el coche de sus padres—. No seas tímida. Tócalo.
Muéstrame qué tipo de puta eres realmente. ¿Cuándo vas a dejar de actuar y
abrazar lo que todos dicen de ti? ¿También te estás tirando a mis otros amigos?
¿Wilder? ¿Nathaniel? ¿Cruz? ¿Le chupas la polla a uno de ellos mientras los otros
dos te llenan los agujeros con semen? —La imagen que estoy creando en mi
mente es suficiente para romper el último hilo de control al que he estado
tratando de aferrarme durante mucho tiempo. Avanzo hacia ellos y no estoy
seguro de lo que espero que hagan, pero Carrington solo me mira con dolor
arremolinándose en sus ojos verdes. Ella no niega nada de lo que he dicho, no
llora, o enfadarse. Es como si pudiera verla arrastrándose dentro de sí misma y
levantando paredes para tratar de bloquear las cosas que le estoy diciendo.
Declan no responde, pero no espero que lo haga, el bastardo le gusta fingir que
es mejor que todos, pero aquí está, como el resto de nosotros, obsesionado con
Carrington Jane. Está erguido a su altura máxima y casualmente enrolla las
mangas de su botón blanco hacia abajo como si no lo molestaran. Claramente
piensa que no le voy a dar una paliza porque se supone que debemos estar cerca,
confiar el uno en el otro en todo, pero está a punto de llevarse una jodida
sorpresa.
Las cejas de Carrington se juntan y la mirada de dolor absoluto está grabada
en sus rasgos.
—Sebastian alguien dejo un…
—¿Qué es lo que le estás comentando que no puedes decirme? —exijo,
agarrando una botella de vino que alguien tiene en el mostrador de la isla central.
La rompo y el vidrio vuela a nuestro alrededor y solo siento una mínima
satisfacción cuando veo el líquido rojo salpicar a nuestro alrededor—. ¿Por qué
mierda te alejarías sin despertarme? ¿Sabes lo que pensé? ¡Pensé que alguien te
había pillado! Pensé que te encontraría muerta. Pensé que iba a tener que
enterrarte como Blaine —grito ahora, y puedo sentir la tensión en mi cuello.
Estoy tan jodidamente enojado y también aliviado de que ella esté bien porque
no puedo manejar las emociones que explotan fuera de mí. Doy un paso hacia
ella y Declan se interpone entre nosotros, protegiéndola de mi línea de visión.
Podría romperlo por la mitad con mis propias manos por pensar que tiene
derecho a protegerla de mí.
—Te voy a dar una cortesía por el día que es hoy, y el hecho de que ella te
vuelve psicótico con solo respirar. —Suena como si estuviera en un debate, en
lugar de una pelea a puñetazos. Absolutamente pierdo mi mierda. Ella es mía
para protegerla, no de él—. Ve tranquilo y te explicamos todo, no es lo que
piensas, Sebastian.
Dejo caer la botella dentada al suelo, lo agarro por el cuello de la camisa y lo
arrojo contra el mostrador, esquivando a Carrington por poco. Da un paso atrás,
se tapa la cara con las manos y grita mi nombre. Ella dice mi nombre, no el de él.
MÍA.
—¿Te la follaste? —grito mientras él se pone de pie. Avanzo hacia él de nuevo,
sin esperar una respuesta antes de darle un puñetazo en la mandíbula. Le rompo
el labio, pero no cae como creo que lo hará. No estoy siendo preciso con mis
golpes porque estoy demasiado enojado para concentrarme—. ¡Respóndeme!
—Cuando ella finalmente decida que ya ha tenido suficiente de tu mierda, no
tendrás a nadie a quien culpar más que a ti mismo —dice Declan, y su tono es
distante y tranquilo, y no se molesta en detener la sangre que gotea de sus labios,
pero lo conozco mejor que nadie, pensé que estábamos más cerca que de mi
propio hermano, y él está absolutamente hirviendo por dentro. Al igual que él
sabe que usar ese tono de mocoso conmigo solo hará que me enfurezca más.
Estoy celoso cuando se trata de Carrington, incluso si es solo alguien viéndola
con una mirada apreciativa, pero ¿verla confiar en alguien más? Esa mierda me
arrancó el corazón del pecho mientras aún latía y lo cortó en pedacitos.
—¡Sebastian, detente! Le dije a Declan que no te despertara porque es el
cumpleaños de Blaine y estabas durmiendo profundamente. —Ella avanza hacia
mí, aparentemente sin miedo a mi temperamento o mi tamaño. Ella me empuja
hacia atrás, y la dejo. Dejo que me guíe hacia atrás hasta que mi espalda está
contra una pared. Mis ojos están fijos en ella y nunca he experimentado algo así
con otra persona. Ella me tiene jodidamente hipnotizado, y odio que tenga tanto
control sobre mí—. Alguien dejó fotos de Blaine apuñalado en el acantilado en la
puerta y un pastel que decía feliz cumpleaños. —Se ahoga con las palabras y me
doy cuenta de que las lágrimas que se acumulan en sus ojos son por la pérdida
de Blaine. Incluso cuando está destrozada, triste sin remedio, es jodidamente
hermosa.
—¿Por qué viniste aquí con él? —miro hacia a ella, y luego mira a Declan
cuando habla por ella.
—Descubrí el secreto de Blaine y por qué Talon tiene una erección tan jodida
por arruinar nuestras vidas. —Mis ojos saltan a los suyos cuando dice su nombre,
y ella debe sentir que me tenso porque me empuja hacia atrás, probablemente
con miedo de que vaya a recoger lo que queda de esa botella y le corte la
garganta. Tiene un paño hasta el labio que atrapa la sangre, y la vista es
satisfactoria—. Todo lo que voy a decir es que es mejor que aprendas muy rápido
a arrastrarte, porque vas a estar de rodillas por mucho tiempo. La mierda que le
hiciste y le dijiste es ridícula, y nos hicimos los ciegos para dejarte hacerlo porque
era más fácil creer todo lo que escuchamos sobre ella, que solo estaba tratando
de protegerte. No a Blaine, no a ella misma, sino a ti.
Agarro a Carrington por la cara y me tiemblan las manos cuando levanto la
cabeza para que me mire.
—Dime.
—Blaine no quería que lo supieras. Y sólo te meterás en más problemas si te
enteras. —Parpadea entre lágrimas, pero no muestra ningún miedo, pero sé que
debe tener miedo. Estoy furioso y la tengo agarrada de la mandíbula,
inmovilizándola, pero tengo suficiente sentido común para tener cuidado de no
presionar demasiado—. Y yo solo soy la puta que tus amigos se turnan para usar
como juguete para follar, ¿verdad? Eso es todo lo que alguna vez seré en tu
mente, así que tal vez eso es en lo que debo convertirme. —Ella se acerca y me
abofetea con fuerza en la cara, y yo no reacciono. El escozor de su palma contra
mi mejilla se siente bien de una manera jodida. Quiero que ella lo haga de nuevo.
Quiero que ella pelee conmigo. Quiero sacarla de mi puta cabeza.
—CJ, deberías ir a buscar algunas de tus cosas y yo te llevaré. Ve a casa de
Delaney y ve si puedes pasar el día con ella hasta que resolvamos algo de esta
mierda —dice Declan, frotándose una mano agitada por su cabello rizado y
desordenado. —Suelto su rostro, pero envuelvo mis dedos alrededor de su
muñeca suavemente para mantenerla en su lugar contra mí.
—Di su nombre otra vez y te mataré aquí mismo —le espeto, y él no responde,
pero tampoco se va. Carrington se aparta de mí y veo mi ira y rabia reflejadas en
sus ojos. Emparejamos. Estamos heridos. Estamos rotos. Y pertenecemos juntos
incluso si ambos odiamos la idea.
—Jesús, son las cuatro de la mañana. ¿Por qué estás gritando? —Delaney
pregunta mientras sigue a Cruz a la habitación. Ella está usando una de sus
camisas y su largo cabello rubio está despeinado y recogido en la parte superior
de su cabeza en un moño desordenado. Nunca la he visto sin todo el maquillaje
y la ropa elegante, es casi impactante lo joven que se ve de esta manera.
—Sebastian cree que me acuesto con todos “Los Lobos” y probablemente con
el resto de la fraternidad —se burla Carrington entre lágrimas.
—Estás bromeando. —Nathaniel se ríe, escuchando claramente lo que ella dijo
mientras arrastra los pies hacia la cocina. Lo miro sospechosamente mientras se
acerca sigilosamente a Delaney como si ella no hubiera aparecido hace un minuto
con cabello despeinado con un Cruz sin camisa. Se pone serio cuando tanto
Declan como yo lo inmovilizamos con una mirada—. Lo sé. Lo sé. No son mis
monos o mi circo, pero esa es la mierda más tonta que he escuchado.
—Sebastian es bueno para sacar conclusiones precipitadas —Delaney pone los
ojos en blanco y luego le da a Carrington una sonrisa comprensiva.
—¿Me acompañarías de regreso a mi dormitorio? —Carrington le pregunta a
Cruz, pero estiro la mano y la atraigo hacia mí—. No me vuelvas a tocar,
Sebastian. —No levanta la voz, pero su tono es terminante.
Por una vez, obedezco, dejándola fuera de mi alcance a pesar de que esto no
ha terminado entre nosotros.
—Por supuesto, podemos hacer eso. —Delaney responde por Cruz y luego
mira a Nathaniel expectante—. Tú también, vamos, vamos.
—Tenemos que hablar —le digo a Carrington, pero ella niega con la cabeza.
—Creo que ya has dicho suficiente, Sebastian. —Suena rota, y sé que
finalmente lo he hecho. Anoche me maldije pensando que no había nada que
pudiera hacer o decir para alejarla. Todo lo que puedo hacer es mirar mientras
Delaney la guía fuera de la cocina hacia el pasillo.
Cruz me da un encogimiento de hombros confundido antes de seguirlas, y
cuando escucho cerrarse la puerta principal, empiezo a caminar. Tengo suficiente
rabia dentro de mí en este momento para quemar Woodsboro hasta los cimientos.
—No la mereces —dice Declan mientras camina a mi lado, deteniéndose para
escuchar mi respuesta antes de dirigirse por el pasillo y subir a su habitación.
—Lo sé, ese ha sido el maldito problema desde el día que la conocí.

—¿Q UÉ HICISTE ? ¿Por qué están detrás de tu dulce niña? —El nombre que tenía
para ella se siente pesado en mi lengua. Odiaba cuando la llamaba así. Ella no es
una niña ingenua que necesitaba que él la tomara bajo su protección. Es fuerte,
capaz, y por eso discutir con ella es adictivo, da tanto como recibe. Camino de un
lado a otro un par de veces, mis pensamientos se aceleran con todas las cosas que
desearía poder decirle a mi hermano—. Sabes que solía admirarte. Eras perfecto,
el hijo perfecto del que nuestro padre podía estar orgulloso sin importar nada.
Podías controlar tu temperamento, siempre tenías las cosas correctas que decir
en cualquier situación, y tratabas a Carrington como si fuera una muñeca de
porcelana que temías que mis manos sucias arruinaran. —Me río sin humor,
sacudiendo la ceniza del cigarrillo que le robé a Cruz de camino al cementerio.
—Pero ya no quiero ser nada como tú. ¡Tú eres el que puso un objetivo en su
espalda para protegerte, maldita sea! —grito las palabras que nunca escuchará y
golpeo con mi puño la lápida de Blaine—. No la conocías como yo. No sabes lo
que ella necesita. Querías que fuera perfecta como tú, pero no lo es. Está rota
como yo —susurro, las lágrimas llenan mis ojos mientras paso mis dedos por la
piedra fría. Es extravagante, dice alguna gilipollez acerca de que él es un hijo y
un hermano amoroso y nuestro apellido es jodidamente enorme y está grabado
con copos de oro para que brille a la luz de la luna. Tomo una calada del cigarrillo
que ni siquiera quiero, pero la esperanza aliviará el ataque de pánico del que
estoy tratando de salir.
No he visto a Carrington en una semana, y no he dormido más de una hora
seguida desde el día en que ella salió furiosa de la fraternidad. Es tan terca como
yo, lo que significa que no me va a decir lo que sabe. Me dejará reducirla a la
nada, humillarla, tratarla como basura antes de que traicione a Blaine.
Declan parece pensar que está tratando de protegerme de alguna manera, lo
cual no tiene sentido. No tuve nada que ver con lo que sea que ella está
escondiendo, y ¿por qué me protegería? Ella me quiere porque soy el único que
puede hacerla sentir bien. Soy el único que sabe cómo le gusta que la toquen. Soy
el único que ella anhela.
Pero ella odia quién soy y cómo soy. Se suponía que nunca íbamos a terminar
el juego porque ella acabaría con alguien como Blaine, Jesse o Declan. Tan pronto
como el pensamiento pasa por mi mente, tengo una reacción física. Se siente
como si alguien me hubiera apuñalado con una daga en el centro de mi pecho y
arde como si estuviera girando lentamente.
Pasará el resto de su vida con un buen hombre que la trate bien en público y
la aburra hasta las lágrimas en la cama. Ese será su propio infierno privado. Mi
condenación eterna será la misma. Siempre la imaginaré en alguna casa
extravagante con su rico esposo acostado encima de ella, haciéndole el amor
suavemente mientras ella cierra los ojos deseando que fuera yo. Ella no conocerá
el placer y yo no conoceré la paz. Dejo escapar un grito de frustración, deseando
poder destrozar todo el cementerio mientras la imagino sonriendo al hombre sin
rostro que he inventado. Estoy loco. Mi obsesión con Carrington me ha llevado a
la locura pura e inequívoca.
—Bash, te vas a enojar mucho, y yo no estoy de humor para recibir un
puñetazo en la cabeza o ser enterrado vivo o cualquier otra cosa que pienses en
hacerle a las personas que tocan a Carrington.
Levanto la cabeza cuando veo a Wilder. Está unas filas más allá con Carrington
a su lado. Él la está tocando, pero solo la está sosteniendo por la parte superior
del brazo, así que decido dejarlo vivir y terminar cualquier mierda que esté a
punto de decirme.
—Tengo que aferrarme a ella porque se escapará si no lo hago. —Carrington
resopla con incredulidad antes de espetar:
—Todos ustedes son psicóticos. Cada uno de ustedes. —Wilder le sonríe
porque es demasiado tonto para darse cuenta de que no se está burlando de él.
—Cruz y Nathaniel creen que vas a implosionar si no te la follas o te disculpas
para que se enamore de ti. Porque incluso los tipos como tú quieren ser amados,
¿verdad? No sé, están borrachos y creo que solo estaban repitiendo cosas que
Delaney les dijo. —Sacude la cabeza antes de que una expresión confusa inunde
su rostro y me doy cuenta de que ha perdido la razón de por qué está aquí cuando
pregunta—. ¿Ambos la están follando? Porque parece de esa manera... pero ella
siempre está molesta y es mala con ellos, así que realmente no...
—Vete a casa —lo interrumpo porque si tuviera una pala en este momento, lo
haría cavar su propia tumba por darme un maldito dolor de cabeza.
—Con alegría. Dile a tu perro guardián que me suelte —Carrington sacude su
brazo, pero Wilder solo lo usa como una oportunidad para hacerla girar en un
círculo y regresar a su lado.
—Tienes que quedarte. Eres la elegida. Con un coño mágico, por así decirlo. —
Se encoge de hombros con inocencia cuando Carrington lo fulmina con la
mirada, pero no dice una palabra más. Está hirviendo de ira, y supongo que está
más dirigida a mí que al golden retriever gigante que la tiene cautiva.
Él me mira, y debo parecer un asesino porque suelta su brazo y la empuja
suavemente hacia mí como si estuviera arrojando carne cruda dentro de la
guarida del león. Se da vuelta para alejarse, pero llama al cielo:
—Salgan, fantasmas. Están a punto de tener un espectáculo.
—Es ridículo y espero que se caiga en una zanja de camino a casa —murmura
Carrington más para sí misma que para mí. No me muevo hacia ella porque
todavía estoy temblando por el ataque de pánico. Todavía tengo la necesidad
innata de controlarla y dominarla en todos los sentidos, y como ella no me mira
a los ojos, ese sentimiento se multiplica por diez.
Coloco mis manos sobre la lápida de Blaine y dejo escapar un gemido
torturado. La agarro y tiro hacia atrás, me balanceo hacia adelante y luego hacia
atrás tan fuerte como puedo, completamente preparado para arrancarla del suelo
con pura frustración. Carrington dice mi nombre, pero no me detengo. Tengo
tanta ira y odio arremolinándose dentro de mí como mi propio infierno personal
listo para comerme vivo. Nada ayuda. Nada lo hace mejor excepto ella, e incluso
entonces, no puedo tenerla como la quiero. Necesito romperla por completo. Haz
que me odie tanto que nunca me dé otra oportunidad. El juego habrá terminado.
Finalmente lo hará.
Solo me detengo cuando siento las manos de Carrington en mi espalda. Me
detengo, apoyándome en la lápida con todo mi peso apoyado en mis brazos
extendidos.
—Sebastian, por favor, detente. —La preocupación en su voz hace que mi
pecho arda y la sensación de su mano deslizándose por los músculos tensos de
mi espalda hace que mi polla se endurezca.
—¿Por qué viniste aquí? —espeto, pero continúo antes de que pueda
responderme—. Ambos sabemos que no estarías aquí a menos que quisieras
estarlo. Wilder se distrae fácilmente.
Carrington permanece en silencio durante un momento agonizante y luego
dice con voz fuerte:
—Porque me necesitabas.
—Mierda —me alejo de la lápida y la atraigo hacia mí con tanta fuerza que
creo que podría partirla por la mitad. Gimo contra su cuello, plantando besos allí
mientras busco a tientas para quitarle el abrigo—. Voy a follarte tan fuerte, tan
profundo y tan bien que nunca encontrarás placer con nadie más —le prometo
sombríamente.
Cuando le quito el abrigo, me doy cuenta de que lleva un vestido negro de
manga larga con cuello blanco. Uno de sus vestidos de niña buena que
Woodsboro aprobaría, pero sé qué tipo de lencería usa debajo de esta fachada.
Tomo su rostro suavemente y me inclino para besarla, pero ella pone sus manos
sobre mi pecho, tratando de detenerme.
—No seas amable conmigo, Sebastian. Necesito que seas tú mismo. No quieres
besos dulces y caricias suaves. Quieres castigarme, y para eso vine aquí. —Sus
palabras son como un cubo de hielo que se vierte sobre mi cabeza. No quiere que
sea amable con ella porque puede obtener eso de los buenos hombres, los
hombres que merecen algo más que su cuerpo. Los hombres con los que se ha
estado follando mientras me miente. Se aleja de mí, pero agarra mi mano
tratando de llevarme hacia uno de los grandes mausoleos que albergan los
cuerpos de importantes figuras de Woodsboro. La agarro del brazo con tanta
fuerza que grita de dolor cuando tiro de ella hacia mí.
—No tan rápido, dulce niña —le gruño al oído. —Estoy al mando. —La
empujo hacia la lápida de Blaine y la coloco hacia arriba para que la mitad
superior de su cuerpo quede sobre ella.
—¡No me llames así! Déjame ir. —forcejea, pero mantengo mi palma en su
espalda, sosteniéndola en su lugar. Levanto su vestido y la vista de su culo
encerrado en bragas de encaje blanco es suficiente para hacer que mi polla se
sacuda contra la parte delantera de mis jeans. Siento que se tensa más de lo que
ya estaba, y sé que se ha dado cuenta de por qué la ha arqueado—. Sebastian,
esto no es divertido. Ni siquiera tú eres tan cruel. —Puedo escuchar las lágrimas
amenazando por la forma en que se ahoga con sus palabras y eso me da un poco
de satisfacción. Está claro que ha subestimado lo desquiciado que estoy en
realidad.
Golpeo su trasero con fuerza y luego el otro lado antes de frotar mis dedos
sobre su coño. Puedo sentir lo mojada que está incluso a través de la suave tela
de estas pequeñas bragas que claramente usa para mi beneficio.
—¿Pensé que viniste aquí para follarte a un monstruo, cariño? ¿No es eso lo
que estás buscando? Una forma de castigarte por toda la mierda por la que te
sientes culpable. ¿Ser mi puta te hace sentir mejor, Carrington? —golpeo su
trasero de nuevo y luego la parte posterior de sus muslos antes de encajar mi
pierna entre ellos. Ella está a la altura perfecta para meter mi polla dentro de ella
tan profundamente que el mismo diablo escuchará sus gritos.
Intenta levantarse, mover las caderas para ganar algo de tracción, pero soy
implacable. La sostengo mientras me desabrocho los jeans y tiro de mis bóxer lo
suficiente como para dejar que mi polla salte libremente. Estoy tan duro que es
doloroso. No quiero juegos previos, no quiero tiempo suficiente para que
adivine lo que estoy haciendo. Solo quiero el puro éxtasis de estar
profundamente dentro de mi hermanastra mientras odio follarla.
—Sebastián, haré lo que quieras, pero por favor no aquí. —Suena rota, no triste
o enojada como antes. Suena devastada y desearía que mi pecho no se contrajera
con el sonido de su voz. Aparto el pensamiento.
—Necesitamos esto, los dos. Necesitas que te arruine, romper todas las
paredes hasta que no quede nada más que la verdad —le digo, rasgando sus
bragas por sus piernas con un rápido tirón. Ella grita, y no sé si la he lastimado
o si está anticipando lo que está por venir—. Y necesito hacer que me odies tanto
que nunca me dejes acercarme a ti de nuevo.
Ella se estira hacia atrás, tratando de alejar mis caderas mientras froto mi polla
a lo largo de su raja. Está tan mojada, y sé que eso debe ser humillante para ella
porque tiene tantas ganas de fingir que no quiere esto en este momento. Gimo
cuando la cabeza de mi polla rompe su abertura. Agarro sus muñecas con una
de las mías y las aseguro en su espalda baja mientras empujo mi polla dentro de
ella. Sabía que sería apretada, pero estaba seguro de que con lo mojada que está
podría deslizarme directamente. Nunca sentí una resistencia como esta, y me he
follado a suficientes chicas tratando de sacar a Carrington de mi mente, que
sabría que esto no es normal.
—Dios mío, estás apretada —jadeo las palabras mientras ella lucha contra mi
agarre. Empujo un poco más dentro de ella y la siento estremecerse como si
tuviera dolor. Su coño se contrae alrededor de la punta de mi polla y el placer se
dispara a través de todo mi cuerpo. Suelto sus muñecas y dejo que mis dedos
pellizquen los globos de su trasero. La separo para poder ver su dulce coño
agarrando mi polla.
—Vete a la mierda —grita—. Nunca has follado con una virgen antes y se nota
—espeta ella. Esa es mi chica. Ahí está esa actitud que tanto me gusta. Y sigue
siendo una asquerosa mentirosa. Las vírgenes no se follan a sus hermanastros
bajo la luz de la luna en un cementerio. Quemo la imagen frente a mí en mi mente
y luego pierdo el pequeño control que había estado aprovechando. Ella deja
escapar un grito desgarrador cuando la golpeo completamente dentro de ella de
un solo golpe. Siento que algo dentro de ella se estira y se desgarra cuando me
abro paso, tocando fondo dentro de ella.
Ella es tan jodidamente apretada, y el impulso de sacarla y luego volver a
golpear dentro de ella es casi insoportable. Dejo quieto todo mi cuerpo cuando
siento lo que acaba de pasar. Estoy completamente dentro de ella, y no puedo
evitar empujar mis caderas hacia adelante. Ni siquiera es posible profundizar
más, pero sentirla apretarse a mi alrededor me da ganas de intentarlo. Me inclino
sobre ella, cepillando su cabello hacia un lado para descubrir su rostro. Su mejilla
está manchada de lágrimas y su labio inferior está ensangrentado en donde se
mordió.
—Adelante, Sebastián. Saca tu polla y mira mi sangre en ella. ¿No es eso lo que
querías ver? Prueba de que no soy la mentirosa que pretendes que sea. —Está
furiosa, finalmente me odia de la forma en que yo la necesito, pero sus palabras
solo hacen que mi polla se sacuda de emoción dentro de ella. Hago lo que me
sugirió y me deslizo lentamente fuera de ella, con los ojos en blanco ante el placer
de deslizarme a través de sus resbaladizos pliegues.
—Dios mío —mis palabras son prácticamente un gruñido cuando veo la
sangre mezclada con la humedad de su coño cubriendo toda mi longitud.
Presiono mi polla contra su apretado agujero y esta vez, cuando siento que se
tensa, inclino la parte superior de mi cuerpo sobre el de ella, hablándole
directamente al oído—. Eres mía ahora. No importa quién te tenga después de
esto, mi polla es la único que sentirás. —Alcanzo debajo de la parte delantera de
sus muslos y muevo mis dedos a su clítoris, frotando círculos mientras meto mi
polla dentro de ella con más suavidad esta vez. necesito hacerla correrse con mis
dedos porque nada de lo que haga dentro de ella va a aliviar el dolor de cómo la
desgarré. No voy a durar mucho, y quiero asegurarme de que recuerda algún
tipo de placer cuando piensa en esta noche y cuánto odia a su cruel hermanastro
desagradable.
Sus piernas tiemblan bajo mis cuidados y sé que, a pesar de su ira, está cerca
de correrse por mí.
—¿Alguien más te ha hecho correrte? —exijo.
—Simplemente me llamarás mentirosa, así que ¿por qué debería hacerlo? ¡Oh!
—grita cuando cambio la dirección de las yemas de mis dedos, frotando
directamente su clítoris mientras deslizo mi longitud completamente dentro de
ella, llenándola, estirándola, dejando mi marca en ella.
—Dime. —Quiero arrancarle el vestido, ponerla de espaldas y cubrir su cuerpo
con el mío para poder sentirla desnuda debajo de mí mientras penetro en ella,
nuestra piel chocando juntas mientras se corre sobre mi polla. No hay tiempo
para eso, y este no es el lugar, el impulso de llenarla con semen y ver cómo se
desliza por sus sedosos muslos me abruma.
—Nadie me ha tocado nunca excepto tú, Sebastian. No lo diré de nuevo. —
grita cuando agarro su cabello y empiezo a empujarla. Mi otra mano trabaja en
su clítoris y es solo un momento antes de que se desmorone y siento que se corre
alrededor de mi polla.
—Lo dirás cuando yo quiera que lo hagas —espeto.
—Nunca más me tocarás. —Sus palabras están rotas, temblorosas por el
orgasmo que acaba de destrozarla, y son definitivas. Me animan, me instan a
hacer de esta vez todo lo que necesito que sea, porque no habrá más
oportunidades con Carrington Jane. Un ardor familiar se eleva en mi estómago
y siento que mi polla comienza a latir dentro de ella.
—¿Utilizas control de natalidad? —susurro contra su oído, y el sonido de mis
caderas golpeando su trasero es el sonido más erótico que jamás haya escuchado.
Se pone rígida, tratando de levantarse, pero empujo el peso de mi pecho sobre
ella, apretándola contra la piedra. Me encanta este sentimiento, atraparla,
mantenerla como mi juguete más preciado con el que nadie más jugará jamás.
—Tienes que retirarte, Sebastian. —Su voz no es más que pánico, y me alegro
de ello, golpeando dentro de ella con más fuerza.
—Te llenaré con mi semen y lo tomarás —gruño, empujando dentro de ella
dos veces más—. Dime, Carrington. Dime que me venga dentro de tu dulce y
pequeño coño. —Froto su clítoris de nuevo, tocando fondo tres veces más y
gimiendo cuando siento que sus paredes me agarran como un tornillo cuando se
corre de nuevo, y no puedo aguantar más.
—Córrete. Córrete dentro de mí —jadea las palabras, sorprendiéndome. Eso
es todo lo que se necesita. Entierro mi cara en su cuello mientras mi polla se
sacude más fuerte de lo que creo que nunca y siento las corrientes de mi semen
chorreando dentro de ella hasta que está llena. La saco toda y luego la vuelvo a
meter dos veces más, no estoy listo para que termine. El impulso de empujar mi
corrida más profundo dentro de ella es tan intenso que empujo hacia atrás antes
de colapsar encima de ella.
Presiono mis labios contra la piel expuesta de su cuello, aunque sé que no
debería permitirme ese placer. Son solo unos minutos antes de que ella pase de
estar sin huesos y saciada a rígida debajo de mi cuerpo. Todavía estoy dentro de
ella y su coño sigue latiendo por los orgasmos, ordeñando mi polla. Nunca me
he quedado dentro de alguien después de haber terminado antes, pero no me
atrevo a salir de ella. Se siente demasiado bien, y no estoy preparado para lo que
viene después.
Pero Carrington Jane siempre está lista para pelear conmigo.
Espero sus habituales comentarios sarcásticos destinados a ocultar sus
sentimientos y hacerme enfadar, pero no llegan. Ella susurra en voz baja, pero no
mansamente:
—Me gustaría irme ahora.
Esto es lo que estaba destinado a suceder. Iba a romperla hasta que no le
quedara nada de lucha, hasta que simplemente desapareciera de mi mente. Pero
la ira recorre todo mi cuerpo y solo está dirigida a mí esta vez. No quiero que se
vaya. No quiero dejar de tocarla. ella ha estado esperándome todo este tiempo y
no importa cuántas veces la llamé mentirosa, puta, y la acusé de una mierda
impensable. Ella todavía me quería.
Solo a mí.
—¿Por qué no querías que te besara? —Sé la respuesta, pero necesito oírla
decirla. Necesito que ella sacuda el proverbial cuchillo en mi pecho y lo gire un
poco más fuerte.
Respira profundamente y puedo sentir los latidos de su corazón, incluso a
través de nuestra ropa zumbando contra mi pecho.
—Porque no quiero enamorarme de ti, Sebastian. Y es difícil no hacerlo cuando
me miras como si fuera lo único valioso que has tenido. —Empuja hacia arriba,
y la dejo esta vez porque estoy atónito por sus palabras. Maldigo por lo bajo
cuando me deslizo fuera de ella, y ella se endereza—. Sé que es falso, solo un
juego que juegas conmigo. A veces copio, diciendo cosas que sé que necesitas
escuchar para sacar tu ira. Pero a veces se siente real. —Hace una pausa para
subirse las bragas antes de añadir—. Eres un buen actor también. Porque cuando
me besas y me miras de la forma en que me ves ahora, se siente real.
Me vuelvo a meter dentro de mis pantalones y me los abrocho y me muevo
hacia ella, pero ella levanta su mano para detenerme.
—Llamamos a una tregua antes. Pero no quiero jugar más. Tienes que
encontrar un juguete nuevo porque ya no soy yo.
Avanzo hacia ella de todos modos porque siento que me estoy ahogando, pero
ella grita:
—¡Sebastian, detente! no puedo más Obtuviste lo que querías, estoy haciendo
golpeada. Me rompiste. Tú solo. Ni la muerte de Blaine, ni quienquiera que esté
amenazando con matarme por un secreto que ni siquiera es mío para guardar.
Tú solo lo hiciste por tu cuenta porque eres la única persona que realmente me
importa un carajo ahora. —Ella respira bruscamente varias veces, y me he dado
cuenta de que eso es lo que hace para evitar llorar. Una sonrisa triste, que no
pretendía antagonizarme, se extiende por sus labios manchados de sangre.
Quiero lamer la herida que se infligió cuando se mordió el labio mientras la
estaba follando. Yo quiero pasar horas besando y tocando su cuerpo hasta que
puedo excitarla lo suficiente como para tomar mi polla de nuevo. No he
terminado con ella, pero ella ha terminado conmigo.
—Supongo que podrías decir que soy yo quien me arruinó. —Se gira sobre sus
talones y cuando oye que mis botas golpean el suelo detrás de ella, se gira y mira
por encima del hombro—. No me persigas esta vez —dice antes de echar a correr.
La observo mientras desaparece detrás de los altos monumentos y mausoleos
esparcidos por el cementerio. La ira envuelve todo mi cuerpo mientras me acerco
a la tumba de Blaine. Me agarro a ella y caigo de rodillas, gritando de dolor por
la pérdida de algo que ni siquiera sabía que tenía. Pasan los minutos y me pongo
de pie, listo para ir tras ella. Me importa un carajo si tengo que atarla a mi cama
hasta que acepte mis disculpas. No me importa si nunca me cuenta ninguno de
los secretos que prometió guardar para mi hermano. Lo único que me importa es
que Carrington Jane es mía, y haré lo que sea necesario para que se dé cuenta de
eso. Casi admitió que se estaba enamorando de mí, y no esperaba eso ni me di
cuenta de lo mucho que quería escucharla decir esas palabras hasta esta noche.
—¡Sebastian! —La escucho gritar mi nombre. —¡Ayúdame! Ven a mi… —sus
palabras se cortan y todo lo que puedo discernir es su grito ahogado. Salgo
corriendo hacia el sonido, pero es un cementerio arcaico y todo resuena.
—¡Carrington! —grito su nombre, mi voz se quiebra por la pura violencia en
mi tono. Sigo corriendo hasta que veo salir humo del mausoleo más extravagante
justo al lado de la entrada del cementerio que tiene el cuerpo del tatarabuelo de
Talon.
La escucho gritar dentro y busco algo con lo que derribar la puerta. Escucho
un crujido y veo una figura encapuchada corriendo por el cementerio con una
linterna en la mano, como la noche en que se acercaron a Carrington después de
mi pelea. No sé cómo abrieron la cripta para atraparla dentro, pero esta atascada
tan apretada que ni siquiera pateándola o golpeándola con mi hombro lograré
que se mueva.
—¡Sebastián, corre! Por favor. Él está ahí fuera —grita a través de una tos
chisporroteante. Tiene un cuchillo. ¡Él te matará!
—Me importa un carajo. Aléjate de la puerta, cariño. Yo soy va a romper la
cerradura. —Corro hacia una lápida de cruz pesada que sé que será fácil de
arrancar del suelo con la adrenalina que está corriendo por mi cuerpo en este
momento—. ¿Me has oído? —Llamo cuando vuelvo a la puerta. Sé que cuando
rompa la cerradura, la puerta se abrirá y si ella está detrás, la fuerza podría
matarla.
No hay respuesta y se me retuerce el estómago.
—Quédate conmigo, Carrington Jane —suplico y todo lo que puedo hacer es
levantar la cruz sobre mi cabeza y golpearla contra la cerradura repetidamente.
Las llamas lamen mis pies a medida que se extienden por debajo de la puerta y
me doy cuenta de que el piso está cubierto de gasolina. No vacilo, sino que
levanto el pie para patear la cerradura lo más fuerte que puedo. Porque no la
dejaré.
Si nos quemamos, nos quemamos juntos.
¡¡Sé que te dejé en suspenso!! United in Ashes se lanza el 4 de junio, ¡así que no
tienes que esperar mucho! Reserva ahora para obtener la conclusión de Sebastian
y Carrington.
Si disfrutaste Twisted in Flames, considera dejar un comentario. Su apoyo
significa mucho para todos los autores, grandes o pequeños.
Jackie/The Warlock: Muchas gracias por todo lo que hiciste para hacer posible
este libro. Tuvimos un tiempo de respuesta muy ajustado para este, y en serio no
podría haberlo hecho sin ti. Gracias por no ponerme en DND incluso cuando casi
no llegué a mi fecha límite, y puse espacios al azar en todo el documento, y por
mi vida no pude deletrear correctamente el nombre de SeBEASTians. Jaja aquí
hay cien lanzamientos más... que están terminados antes de que suba el pedido
anticipado. ¡Aquí hay algunos signos de exclamación! Hablando en serio, te has
convertido en una buena amiga más de lo que podría haber imaginado y estoy
muy agradecida por eso y por tus sólidos consejos. Gracias por mantenerme
siempre en el buen camino y hacer que estos libros sean lo mejor que pueden ser.
Brittney: Lo siento por el suspenso, pero gracias por promocionarme incluso a
pesar de eso. Ja ja. Tus comentarios son la parte más divertida del proceso. Brindo
por un libro más en el mundo, y que nuestros paquetes finalmente lleguen a
nuestras casas.
Shawna: Lo mejor que puedo hacer es cambiarme la ropa interior, lo siento.
Jajaja Muchas gracias por toda tu ayuda con este proyecto y todos los demás,
incluso cuando siempre estoy atrasada y no tengo idea de lo que estoy haciendo
jaja ¡Eres LA MEJOR!
Jaime: Muchas gracias por salir adelante en un apuro y ofrecer comentarios tan
útiles. te apreciamos más de lo que podrías saber! Estoy muy emocionada de que
veas lo que le espera a United in Ashes.
KB: La Nicole de mi París. Estoy tan agradecida de haberte conocido, y tan
agradecida por tu talento creativo. Incluso un mes después de la revelación de la
portada, sigo recibiendo mensajes y comentarios sobre lo impresionantes que son
las portadas a dúo. ¡Estoy tan enamorada de ellas! Sobre todo, estoy tan
emocionada de que hayamos hecho clic tan rápido y de que podamos hacer
turnos para molestar a Jackie, porque es un trabajo de tiempo completo. LOL.
Mis Cuervos: ¡Libro número TRES! No puedo creer que hayamos llegado hasta
aquí, ¡pero estoy muy contenta de que me acompañen en el viaje! ¡Nuestro grupo
de Facebook es, en serio, mi lugar favorito para estar, y estoy muy agradecida
por todos ustedes y su apoyo!

También podría gustarte