Un Hogar para Siempre
Un Hogar para Siempre
Un Hogar para Siempre
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Registrado conforme a la ley.
Publicación independiente.
Obra impresa en papel ecológico.
Rionegro – Antioquia
Colombia
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Claudia Patricia Arbeláez Henao.
Marzo 2 de 1972.
Ciudad Santiago de Arma. (Rionegro)
Antioquia – Colombia
Docente en ejercicio y gestora de ARTE
PARA VOLAR, espacio para la promoción
de
la poesía en el municipio de origen.
Integrante y promotora en la Red
departamental de literatura,
por el municipio de Rionegro e Itagüí
Antioquia en los años 1999 – 2000.
Publicaciones: MANUAL PARA VER LLOVER 1999, EXPLORACIÓN
LITERARIA 2012, MARIPOSARIO Y LA LIBÉLULA AZUL.
Otras:
Solsticio, vecindarios, dejaciones, cuentos y otros
ensueños, sueños para un buen dormir, las palabras y yo, a
pulso de mujer, cuando aún brille el sol, el secreto, siete
cueros, de mis poemas azules, a viva voz, aluna y el
colibrí, el aroma de las ciruelas y el molino y Meraki.
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los micrófonos de www.radiovocesunidas.com Desde la
ciudad de Pataluma - Estado de California Estados
Unidos y Lecturas de Claudia y Freddy, desde la misma
plataforma. Proyectos dedicados a la promoción de la
lectura.
Participación en la primera feria virtual del libro.
España.
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UN HOGAR PARA SIEMPRE
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Una mañana la madre directora, le pidió a una de las
tías sustitutas, que reuniera a las niñas para darles una
noticia.
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Mamá Inés, abrió un sobre y las miró lentamente y
con picardía. La noticia era la esperada. Tendrían
un hogar definitivo de ahora en adelante.
Clarita, Matilda, Anita, Sofí, Carolina y Lupita.
– dijo. Y comenzó a leer cada una de las cartas.
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Caro tendría una casa en la ciudad, su
colegio estaría muy cerca y podría jugar en
el parque. Encontraría una habitación
con un gran ventanal y una cómoda
biblioteca.
Lupita aprendería un nuevo idioma en compañía de su
nueva familia, conocería el mar y también la nieve. La
esperaría un pequeño cerdito granjero y algunas aves de
corral.
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Un momento
… todas estaban felices excepto Clarita. Nicolás le
preguntó a su amiga las razones de su tristeza
mientras caminaban por el jardín.
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La tía Francisca se preocupó al ver a Clarita cuando
hacía la fila para entrar al comedor, a la hora del
desayuno.
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contenerse y comenzó a llorar de
nuevo.
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Clarita la miró y continúo revelando su
secreto.
- No recuerdo el día en el que llegué aquí porque
era muy pequeña, pero sé que he sido muy feliz
y no quiero una nueva familia. Este es mi hogar.
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Doña Simona, la señora de la limpieza que era muy
sensible, echó a llorar desconsolada y las tías no
pudieron contener la risa.
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