BIOENERGETICA - Una Terapéutica Del Cuerpo - A.Brener
BIOENERGETICA - Una Terapéutica Del Cuerpo - A.Brener
BIOENERGETICA - Una Terapéutica Del Cuerpo - A.Brener
UNA TERAPÉUTICA
DEL CUERPO
La experiencia emocional
como fenómeno corporal
BIOENERGÉTICA
UNA TERAPÉUTICA
DEL CUERPO
La experiencia emocional
como fenómeno corporal
Alejandra Brener
Brener, Alejandra
Bioenergética, una terapéutica del cuerpo : la experiencia emocional como fenómeno corporal /
Alejandra Brener. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : iROJO Editores, 2015.
88 p. ; 20 x 14 cm.
ISBN 978-987-1431-55-7
www.irojo.com.ar
info@irojo.com.ar
Impreso en Argentina
Queda hecho el depósito que previene la ley 11.723
ISBN 978-987-1431.55-7
Introducción 11
El pensamiento maquinal 21
Las violencias 28
Tensiones y corazas 38
Los dolores 46
La memoria corporal 52
Los mandatos 57
El cambio 62
La primera naturaleza 67
La integridad corporal 72
Movimiento y placer 78
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INTRODUCCIÓN
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CAPÍTULO 1
EL PENSAMIENTO MAQUINAL
Se precipita sin darnos tiempo a nada. Nos aceleramos. Peligro. La vista divaga
en una nebulosa remota, la respiración no fluye, es superficial y perdemos el
sentido de las presencias, especialmente la nuestra. Miedo al miedo. No podemos
detenernos. Muchos minutos entreteniendo pensamientos negativos han dejado al
cuerpo debilitado con sensaciones de agobio que reavivan constelaciones de
pronósticos dramáticos.
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CAPÍTULO 2
LAS VIOLENCIAS
Una vez que comenzás a conectarte con la
historia dolorosa comprendés la desolación que sumerge a quienes han padecido
sus efectos, a quienes acosados por los rostros de la violencia, pueden relatar y
mostrar lo que alguna vez han respirado. Eso que forma parte de su identidad y se
halla sumergido en los huecos de su musculatura, en las paredes de su memoria
como retratos enmarcados con tinta indeleble y que tras mucho tiempo de
estacionamiento pudo volver a despertar para soltarse en otro contexto y sanar.
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CAPÍTULO 3
TENSIONES Y CORAZAS
Durante esos tramos de la vida, cuando el devenir camina sobre un desierto,
cuando la sonrisa forzada y el cuerpo rígido se mueven como accionados por un
motor, las tensiones se alojan en algunas cavidades corporales. Si logramos
sensibilizar esas zonas y aceptar con serenidad una dosis considerable de espera,
estaremos preparados para hacer descender desde ese lugar eso que se ha
endurecido. Tomar conciencia de que en el cuerpo se alojan en forma de
tensiones dolores guardados es otra manera de templar la ansiedad por la mejoría
rápida. Expulsemos en cada pisada la impaciencia por llegar a lo que aún es
incierto. Entreguémonos a esa ruta disponible solo percibiendo el andar. Al sentir
el paso a paso, es posible que algo dentro se suelte y la maraña muscular se
transforme en pequeñas hebras de ligamentos liberados.
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Rita sintió que esa mujer estremecida era y no era ella al mismo
tiempo. Tuvo que detenerse y dejar que las sensaciones se
hicieran cuerpo para reconocerse. Renunció a sus pensamientos.
Un paréntesis silencioso se instaló en su mente y advirtió cierto
desentumecimiento. Respiró profundo. La densa red nerviosa que
anudaba el estómago dejó pasar el aire. Sin embargo notó que
desde la cintura hacia las extremidades había un ser espantado.
El cuerpo no pudo ceder allí. Centró su atención sensitiva en las
plantas de los pies, respiró más profundo y unos extraños
temblores afloraron. Descubrió que en ese trayecto, entre las
vértebras lumbares y las plantas de los pies había tensiones
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CAPÍTUL0 4
LOS DOLORES
Cuando el dolor se inscribe bruscamente en el cuerpo se siente como un rayo que
atraviesa las entrañas. Una punzada desgarradora cruza el túnel de lo
desconocido. Un espesor de energía crece y crece alrededor. El cuerpo se
estremece, agita su respiración, la sangre corre más y más a prisa. La sensación
llega al corazón y las piernas se debilitan. Nos encrespamos por dentro. Ya no
podemos zambullirnos en las sombras. Ese relámpago nos ha oscurecido por
dentro.
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Para localizar las capas más profundas debemos llegar a eso que
está retenido bajo el yugo del control. Lo que viene después es la
energía que fluye, la gracia del movimiento y la autoconfianza.
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CAPÍTULO 5
LA MEMORIA CORPORAL
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CAPÍTULO 6
LOS MANDATOS
Desde aquel día que se instalaron con fuerza los mandatos y
anunciaron un supuesto crecimiento, andamos con temor a
transgredirlos. Esas responsabilidades que nos han asignado hasta estrujar y
comprimir ciertas aspiraciones propias se fueron implantando hasta acomodarse
en nuestros hábitos. Pero, en algún momento de la vida, comienzan a revolverse
porque las confrontamos con nuevos deseos. Entonces, surgen las amenazas
anunciando ineludibles fracasos, porque siempre creímos en la inexorable verdad
de lo que nos han enseñado. Quizá en un principio nos rendimos. Sin embargo,
jamás nos atrevemos a imaginar la enorme carga que algún día llegará a abrumar
nuestros hombros, si no le damos rienda suelta a lo que genuinamente anhelamos.
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CAPÍTULO 7
EL CAMBIO
No hay edad para buscar el cambio, sí hay
tiempo para encontrarlo.
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CAPÍTULO 8
LA PRIMERA NATURALEZA
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CAPÍTULO 9
LA INTEGRIDAD CORPORAL
El cuerpo habla a través de nuestra presencia. Aprender a entrañar sus códigos
implica un trabajo de sutil y profunda labranza. Los vuelcos del corazón se
inscriben en el cuerpo. Arde a través de la piel cuando siente reconocimiento,
resplandece cuando percibe el amor, se surca cuando advierte dolor, se enciende
cuando deviene el calor de la excitación, se bloquea cuando nota la frialdad de la
desconfianza. Habla balanceándose sin parar cuando hay ansiedad, se entorpece
cuando hay nerviosismo y tiembla cuando hay miedo. Nuestra cultura jerarquiza
la excelencia en el desarrollo de un perfeccionado lenguaje verbal y a veces
desmerece el sorprendente y sanador lenguaje corporal. Ambos pueden
complementarse si buscamos la integralidad. El cuerpo no suele mentir.
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Después de esa primera vez que Juana logró conectar con la vida
de su cuerpo se le despertó como una especie de insistencia que,
lejos de desvanecerse tras la identificación de dolores, se agudizó
a cada minuto. Simultáneamente surgió algo, a lo que no supo
muy bien cómo llamar, que luchó contra todo lo razonable para
convencerla de que ese espacio que le daba a su respiración, a
caminar con conciencia, a detenerse y pensar en nada, era valioso.
Observó su tono, su elasticidad, su temperatura, la manera de
sujetar las cosas. Respiró profundo y afinó la percepción. El
cuerpo cedió lugar a un vapor pesado, a un mar que corría apurado
y aturdido. Liberó los bloqueos que se acumulaban en las manos
lo que le permitió alcanzar un estado de intuición sensorial y le
proporcionó un contacto pleno y más placentero con su cuerpo.
Ya no sentía que estaba en medio de un laberinto o que el cielo se
le venía encima. La vida de su cuerpo se tradujo en ojos que
miraban con alivio y en un rostro cuyo resplandor brillaba sin
motivos aparentes.
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pánico, se conectó con la ira que había acumulado por tantos años,
una emoción que la llevó a la autoafirmación, a la búsqueda de su
cuerpo como un territorio propio, a defender esa forma que era
suya. Y fue allí que advirtió su capacidad de pensar y sentir más
íntegralmente.
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CAPÍTULO 10
MOVIMIENTO Y PLACER
El movimiento es la esencia de la vida, y, el crecimiento o el retroceso, dos de
sus aspectos. Vivir percibiendo ese vaivén como parte de este recorrido aparta
toda posibilidad de aburrimiento. El despliegue de nuestro potencial no tiene
edad, y no es real que el desgaste de nuestras funciones físicas sea directamente
proporcional a la audacia por atreverse a encarar lo que suponíamos irrealizable.
Por esta cruzada quebramos la sensación de planicie que a veces invade. Surgen
dudas, quizá cierto caos. La puesta en marcha de la audacia hace surgir un nuevo
orden y es mucho más provechoso de lo que imaginamos.
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Tuvo que surgir un imprevisto para que ella contara con un vasto
tiempo libre. Después de la angustia ante tanto cambio, y en forma
paulatina, advirtió la posibilidad de hallar, en ese hueco, la
oportunidad de detenerse y reencontrarse con el placer de moverse
según su deseo. Y, en ese claro entre los pensamientos y el gozo,
sintió la magia de su presencia. Una sensación singular que solo la
advirtió al situarse en el presente.
Asentarse en el ahora pudo apaciguar las tiranteces que la inducían
hacia un presente cargado de ansiedad. Ese imprevisto que le
había regalado la vida, le sirvió para experimentar con más
intensidad cada momento. Lo primero que se acercó a la
conciencia fue su excesivo control frente a cada movimiento
cotidiano. La falsa creencia de bienestar que le otorgaba lo
estrictamente programado, la envolvía en movimientos saturados
de pensamientos y no dejaba espacio para su potencial sensitivo.
Gradualmente pudo afirmarse sobre el equilibrio entre
programación y tiempo libre. Cuando esta nueva perspectiva se
instaló en su rutina asomó un horizonte diferente y, sin buscarlo
racionalmente, surgió una propuesta laboral que se amoldó a la
nueva organización de su vida.
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GOZAR DE LA VIDA
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BIBLIOGRAFIA CONSULTADA
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