Teoría Teológica

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Teoría Teológica

La teología, su método el gran diseño de Dios.


Como las ciencias de la naturaleza y la teología tienen objeto, objetivos, presupuestos
teóricos y contenidos diferentes, los alcances de la teología son más que formales y llegan a
lo más profundo de la vida y de la existencia humana.
A diferencia de las ciencias formales y factuales que están creando, como parte de su propia
naturaleza y método, nuevos diseños o modelos del universo o de sus respectivos objetos de
estudio, la teología (1) y su método avanza en la reflexión y en la interpretación de un solo
diseño o modelo que Dios ha revelado al hombre y que contiene la historia de la salvación.
Como ciencia humana es sistemática y rigurosa. Para este propósito utiliza uno o varios
métodos como el método teológico, el método hermenéutico, el arqueológico, y el histórico
crítico, entre otros.
La teología reflexiona, estudia e interpreta los textos revelados a la luz de la fe. Razón y fe
son imprescindibles en el estudio teológico.
Parte del rigor del método teológico está en hacer uso no solo de una fuente o lugar
teológico, sino de varias, de modo que, por una parte, se pueda captar las diferentes
maneras en que Dios se revela a los hombres y, por otra, se busque dar consistencia y
objetividad al análisis realizado. el teólogo recorre a tientas el camino de la búsqueda de la
verdad sabiendo que navega en aguas profundas y llenas de misterio y que sus resultados
solo pueden ser aproximaciones a la inescrutable e inagotable palabra de Dios.
El diseño cosmológico del Génesis
El término “Génesis” viene del hebreo “Bereshith”, que significa “origen del mundo” o “en
el principio”. Fue escrito por varios autores religiosos, en la versión que conocemos, hacia
el siglo VI y V a. C., en el contexto del cautiverio en Babilonia.
En relación con la primera parte, encontramos dos relatos sobre la creación del universo. El
primero comienza:

“En el principio, cuando Dios creó


los cielos y la tierra, todo era confusión
y no había nada en la tierra.
Las tinieblas cubrían los abismos
mientras el espíritu de Dios aleteaba
sobre la superficie de las aguas
…” (Gen. 1,1- 2,4a)
El segundo relato es menos detallado sobre el proceso de la creación y se centra en la
creación de Adán y Eva, como figuras protagónicas del comienzo de la historia de la
relación de Yavé Dios con el pueblo escogido, Israel. El texto dice así:

“El día en que Yavé Dios hizo la


tierra y los cielos no había sobre
la tierra arbusto alguno, ni había
brotado aún ninguna planta silvestre,
pues Yavé Dios no había hecho
llover todavía sobre la tierra, y tampoco
había hombre que cultivara el
suelo e hiciera subir el agua para
regar toda la superficie del suelo.
Entonces Yavé Dios formó al hombre
con polvo de la tierra… Dijo
Yavé Dios: “No es bueno que el
hombre esté solo. Le daré, pues, un
ser semejante a él para que lo ayude”
… (Gen. 2, 4b – 25)

¿Estamos frente a dos diseños cosmológicos diferentes que responden a pueblos y culturas
diferentes? El análisis científico bíblico actual, como un dato esencial, relaciona estos
relatos de la creación con la prehistoria y la fe de Israel. En segundo lugar, la diferencia
entre ambas versiones se debe a que provienen de dos fuentes distintas: La primera
proviene de la fuente sacerdotal (conocida como P) y la segunda, de la fuente yavista
(conocida como J). De ahí las semejanzas y las diferencias. La primera es conceptualmente
precisa. Enfatiza el tiempo, cada día de la semana, de las acciones de Dios. La segunda
enfatiza el espacio y se fija en los detalles: La tierra, las plantas, la manera como formó a
Adán y a Eva, el jardín del Edén, en donde Dios coloca a la primera pareja de la
humanidad, etc. El primero, es más abstracto: “El hombre fue hecho a imagen y semejanza
de Dios”, en cambio, el segundo es más poético y figurativo: “Tomó polvo de la tierra para
formar al hombre y luego sopló sobre él”. Por otra parte, ambos relatos cosmológicos
expresan el comienzo del Pueblo de Israel, se dirigen a la creación del hombre, que es la
cúspide en importancia y dignidad de toda la creación, y adquieren unidad y cohesión en la
voluntad creadora y personal de Dios.
Por eso, utiliza el verbo “crear” en lugar del “hacer” o de “organizar” utilizado en el mito
sumerio del origen del mundo. En este mito existen dos principios o sustancias primordiales
de la que están hechas las divinidades y todas las cosas. Las divinidades hacen y organizan
las cosas que hay en el agua, en la tierra, en el aire y en el cielo. En cambio, “crear”, en
hebreo bara, significa sacar de la nada o traer a la existencia. Antes de la creación sólo
existe Dios y las cosas vienen a la existencia en el momento en que Dios ordena.
La creación del universo en la historia de la salvación
“Deja a tu país, a los de tu raza y a la familia de tu padre”. Este es el comienzo de una
historia de amistad y alianza entre Dios e Israel, amistad que se prolongará con Isaac,
Jacob, y su descendencia, y será probada repetidamente a través de los actos de liberación y
de salvación que marcan la historia de este pueblo.
Frente a la crisis y el peligro de perder la fe en Yavé , ellos ven la necesidad de anteponer la
fe y la esperanza en la restauración de Israel. El centro del mensaje es: “Si Dios es
todopoderoso, creador de cielo y tierra, también tiene poder para liberarnos”. Por eso, en
Isaías 40 ss se afirma que Yahvé ha perdonado los pecados de Jerusalem, y a continuación
el profeta repite sin cansancio “la grandeza de Yavé Creador”: “Pongan la cara hacia arriba
y miren: ¿Quién ha creado todos esos astros? Él, el mismo, que hace salir en orden su
ejército, y que llama a cada estrella por su nombre. Su fuerza es tan grande y su poder tan
inmenso, que ninguna se hace la desentendida. … ¿Acaso no lo sabes o no lo has oído?
Yavé es un Dios eterno que ha creado hasta los extremos del mundo” …
En el Nuevo Testamento el tema de la creación continúa como un elemento central en la
historia de la salvación, solamente que ahora adquiere un carácter cristocéntrico. Cristo es
la plenitud de los tiempos, el Alfa y Omega de toda la creación. Es el pleroma6, en el que
se cumplen todas las promesas y plenitud de todas las bendiciones (Rm 11, 12.25; Mc 1,15;
Rm 15,19). El diseño de la creación solo tiene sentido en Cristo. Por eso Pablo en Rom. 8,
21ss afirma:

“…el mundo creado también dejará


de trabajar para el polvo, y compartirá
la libertad y la gloria de los hijos
de Dios. Vemos que la creación
entera gime y sufre dolores de parto.
… en la esperanza de la redención
de nuestro cuerpo”.

El Gran Diseño de Dios: fe y ciencia


¿Qué es un diseño? En el campo de la investigación científica el diseño es un modelo
teórico que sostiene y sustenta el desarrollo de la investigación y el objeto de estudio.
Estamos diciendo que el universo físico tiene y obedece a un diseño y de acuerdo con ese
diseño, descubierto por la ciencia, tuvo uno o muchos comienzos lo mismo que podrá tener
uno o muchos finales.
Tomás de Aquino, afirma que el universo no es producto de la casualidad, sino que
responde a una idea o a un “diseño”, concebido en la mente de Dios. Esto significa que
Dios es el artífice inteligente o la causa ejemplar del universo.
De acuerdo con el autor sagrado, solamente se llega a él o a la Sabiduría a través de la fe,
que es la aceptación de sus enseñanzas.
Así, el Gran Diseño no consiste solo en un modelo o teorías del universo físico, aunque
tengan el mayor reconocimiento de la astronomía moderna o de la física teórica
contemporánea. Para un creyente cristiano actual el Gran Diseño es algo más complejo e
integral, es la historia de la salvación, fundamentada en una concepción lineal de la historia
y del tiempo.
¿Qué sentido tendría el “gran nido cósmico”, la vida y la historia de la sociedad humana
separado de la historia de la salvación del hombre?
Todo acabaría absurdamente con la muerte de las personas, la vida maravillosa del planeta,
y todo el sistema cósmico.
Fe y ciencia son dos fuentes de conocimiento que se complementan. No pueden
contradecirse si ambas buscan la verdad mediante caminos legítimos y diferentes.
El hombre de ciencia, con solo la luz de la razón puede encontrar y reconocer el camino
hacia Dios, pero sólo podrá recorrerlo desde el horizonte de la fe. Sin fe el hombre corre el
riesgo de quedarse en el camino paladeando la felicidad que ofrecen las delicias terrestres,
sabiendo y aceptando que al final solo está la muerte.
Entrar en el misterio significa encontrar a Dios, pero este paso trascendental está mediado
por la libertad soberana del hombre. Entrar es un acto valiente que implica, por una parte,
despojarse de todas las certezas y seguridades materiales y humanas, como en el caso de
Abraham, de Moisés, Pablo de Tarso, y, por otra, aceptar dócilmente ser conducido para
iniciar un recorrido de luces y de sombras.

“Los cielos cuentan la gloria de Dios,


la obra de sus manos anuncia el firmamento…”
Salmo 19, 2
Conclusión
Para esta cosmología teológica no hay diseño sin diseñador. El universo no tiene sentido en
sí mismo. Dios, el señor del espacio, de la gravedad y del tiempo. La visión paulina de esta
cosmología es total e integradora. Todo tiene sentido en relación con el hombre y el hombre
encuentra su razón en Cristo, que es el pleroma de todo el universo. Por tanto, el gran
diseño no contiene solo el universo. Es la historia de la salvación de la sociedad humana y
del cosmos.

Bibliografía
El universo y el gran diseño de Dios, un acercamiento desde la ciencia y la teología. Pedro
J. Ramírez Acosta*

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