Mitos Argentinos Famosos
Mitos Argentinos Famosos
Mitos Argentinos Famosos
El mito de la luz mala es uno de los más famosos de Argentina, Chile y Uruguay. Consiste en la aparición
de una luz brillante en la noche, que flota a poca altura del suelo y puede permanecer inmóvil, desplazarse
o perseguir a gran velocidad a quien la observa. En esta nota, Billiken te cuenta la historia de este mito
argentino.
Los mitos y las leyendas nacen del relato espontáneo de alguien a quien le sucedió algo extraordinario
alguna vez. O son un eco lejano de las antiguas narraciones de los pueblos originarios, que se van
transmitiendo oralmente de generación en generación. Otras veces son adaptaciones de fábulas de otras
partes del mundo. Aunque la ciencia desmiente este tipo de historias una y otra vez y se esfuerza por
encontrarles una explicación racional, los mitos y las leyendas se siguen transmitiendo a través de los
años. En esta oportunidad, Billiken te va a contar la leyenda de la luz mala y, en otras notas, te va a hablar
sobre otros mitos y leyendas.
En Paraguay y en Argentina se acostumbra desde el siglo XIX que el Presidente de la Nación sea nombrado
"padrino" del séptimo hijo varón de un matrimonio consolidado bajo las mismas costumbres. Este
accionar se debe a que los supersticiosos, en el pasado, sacrificaban a su séptimo hijo a pedradas por el
terror que les producía la posibilidad de que les hubiera nacido un lobizón. Si bien este padrinazgo se
realizaba de modo informal hasta 1907, existen registros de que en ese año se hizo el primer bautismo
oficial, con el presidente José Figueroa Alcorta como padrino. Ya el 12 de marzo de 1973, el presidente
Juan Domingo Perón dio formato legal a esta costumbre a través del “Decreto 848”, conocido como “Ley
de padrinazgo presidencial''. El decreto otorga becas totales para estudios primarios y secundarios al
séptimo hijo varón de cualquier familia.
Según la leyenda, se trata de una mujer sin moral, que cometió incesto con su hermano y su padre y tuvo
relaciones sexuales con el cura del pueblo. Como no mostró arrepentimiento, antes de su muerte recibió
una maldición de Dios, quien la convirtió en una mula de color gris que arrastra unas cadenas pesadas. Es
muy peligrosa ya que puede matar a patadas a quien la encuentre a la noche en el monte.
Se dice que vaga por las noches en los montes y las montañas y recorre los alrededores de los pueblos en
días de tormenta. Da unos gritos de dolor que hielan la sangre de quien los escucha, debido a que va
arrastrando unas cadenas que le producen un gran dolor cuando camina. Además, el freno de las riendas
que lleva en el hocico le lastima la boca. Según la leyenda, su viaje termina en la puerta de la iglesia del
pueblo más cercano, desde donde emprende nuevamente su caminata largando fuego por los ojos y la
boca. Dicen aquellos que la vieron que no la pasaron nada bien en los meses siguientes, ya que la
mulánima sólo trae desgracias. Por eso, la leyenda dice que no hay que pasearse por el monte de noche
y con tormenta.
Aunque aparezca de noche y su color sea oscuro, la mulánima es visible. La luz de la luna o los relámpagos de
la tormenta resaltan el brillo de su lomo, humedecido de tanto correr. Además, salen chispas de su boca y
nariz, y una nube de polvo y vapor la envuelve por completo. La leyenda dice que para salvarla de su condena
hay que quitarle el freno del hocico. Algunos dicen que, para evitar que la mulánima mate a la persona con
la que se ha cruzado, debe contener el miedo y mostrar valentía. Otras tradiciones, además, indican que
debido al poder de su maldición, que se extiende por donde ha transitado, las personas que tengan relaciones
inmorales y no se arrepientan de ello, se transformarán durante la noche en una mula como castigo.
La cadena que porta la mulánima vendría a ser la representación del peso de sus pecados. La leyenda tiene
como trasfondo moral la intención de reprimir ciertas relaciones sexuales y culpabilizar a la mujer que las
ejerza.