Unidos Con Cristo
Unidos Con Cristo
Unidos Con Cristo
Probablemente el hecho doctrinal mas importante que apuntala una vida espiritual
es la unión que tiene el creyente con Cristo. Es fundamento de la verdad de que el
cristiano esta crucificado con Cristo, la que a su vez es base de la liberación del
poder del pecado. Por desgracia, este concepto se entiende poco, no se presenta
equilibradamente y no se aplica.
El Concepto
El concepto de estar unido con Cristo lo desarrolla principalmente Pablo en su uso
y explicación de la frase <<en Cristo>>. Nuestro Señor anunció la idea en el
aposento alto, antes de su crucifixión, cuando declaró: <<En aquel día vosotros
conoceréis que yo estoy en mi Padre y vosotros en mí, y yo en vosotros>> (Jn
14:20). También ilustro en relación cuando hablo de los pámpanos que están en la
vid (Jn. 15:4). Pero el apóstol Pablo nos dio la revelación de gran alcance sobre el
significado de este concepto.
Usa la idea en relación con nuestra llamada celestial (Fil. 3:14), nuestra elección
en Cristo (Ef. 1:4), nuestro perdón (Ef. 1:7; 4:32; Col. 1:14), en redención (Ro.
8:1), libertad de la ley (Gá 2:4), justificación (Gá 2:17) y vida (Rol. 6:11,23; 8:2).
En otras palabras, nuestra justificación o salvación, esta relacionada vital mente
con el <<estar en Cristo>>. Además, la futura resurrección de nuestro cuerpo está
garantizada por el <<estar en Cristo>> (1 Co. 15:22). Pero nuestro principal
interés en el concepto en su relación con nuestra presente santificación o con la
vida cristiana. Pablo enseño que en Cristo los creyentes están santificados (1 Co.
1:2), arraigados y edificados (Col. 2:7), santificados (Ef. 4:21), guardados (Fil.
4:7), llevados en triunfo (2 Co. 2:14) y tienen acceso con confianza a Dios (Ef.
3:12). Es Fácil ver que muchas de las actividades vitales del vivir cristiano se
basan en nuestra posición en Cristo.
Al tratar de definir o describir un concepto difícil como este, con frecuencia nos
ayuda el considerar el contrario. Preguntamos: ¿Qué es el contrario de estar en
Cristo? Significa estar en Adán, rodeado por el ambiente de la muerte (1 Co.
15:22). Esta es la posición que tiene todos los hombres de nacimiento, porque
todos pecaron en Adán (Ro. 5:12). Observemos el contraste en cada aspecto: la
justificación, la santificación, la glorificación, entre estar en Adán y estar en Cristo.
Así que, en relación a la santificación o la vida cristiana, que es nuestro principal
interés en este libro, el estar en Cristo nos libera de la esclavitud del pecado y nos
permite vivir una vida delante de Dios. Sin embargo, antes de ver cómo opera
esto, es necesario considerar otro asunto: ¿Cómo conseguimos esta posición?
¿Cómo es que nos encontramos situados en Cristo?
El Medio
La contestación a esta pregunta es que estamos colocados en Cristo, no por nada
que nosotros hayamos hecho, sino por el soberano trabajo de bautismo llevado a
cabo por el Espíritu Santo. En 1 Corintios 12:13 leemos: <<porque por un solo
Espíritu Fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean
esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu>>. En otras
palabras, esta posición, que es la base de todo vivir victorioso, se efectúa por algo
que Dios hace para nosotros por medio de la obra de bautismo del Espíritu Santo.
Quizás no haya obra del Espíritu Santo más confusa que ésta. Muchos de los que
han tenido una gran experiencia espiritual después de la salvación la han llamado
<<bautismo del Espíritu>>. Se han encontrado tan envueltos en una experiencia
preciosa que les ha sido difícil comprender la doctrina bíblica. Tal circunstancia
acarrea trágicas ramificaciones porque la falta de comprensión de la doctrina de la
obra bautizadora del Espíritu Santo oscurece la importante verdad de la unión con
Cristo que es la base de la genuina espiritualidad.
1. Todos los creyentes han sido bautizados por el Espíritu. Este ministerio
no se ha reservado para unos pocos seleccionados. Si fuera así, el cuerpo
de Cristo estaría compuesto solo de aquellos seleccionados o
espiritualmente calificados para ser bautizados, en el pasaje clave (1 Co.
12:13) observamos que Pablo no dijo que solo los espirituales de Corinto
habían sido bautizados. Dijo que todos. Notamos también que no les
exhortó para que bautizaran, como hacen algunos grupos hoy día, con
objeto de ser espirituales. Ciertamente esto había sido una fácil solución
para los problemas creados por la carnalidad en la iglesia de Corinto, de ser
una solución válida. Pero el bautismo, de por sí, no da poder; nos coloca en
una relación de la que puede salir poder. Más prueba de que todos los
creyentes han sido bautizados se ve en la falta de exhortaciones o
mandamientos en el Nuevo Testamento para ser bautizados por el Espíritu.
Si algunos cristianos han sido bautizados y algunos no, sin duda
encontraríamos en alguna parte exhortación para los que no han sido
bautizados. Pero en ninguna parte se encuentra, lo que confirma el hecho
de que todos los creyentes han experimentado esta obra del Espíritu.
3. Cada creyente es bautizado una vez, y todos los creyentes le han sido,
tanto si lo hacen como si no. Esto que Dios hace por nosotros tiene lugar
tanto si somos conscientes de ello como si no. no quiero decir que no se
registra ninguna experiencia como resultado de esta nueva posición, pero el
bautismo en sí, la colocación efectiva del creyente en el cuerpo de Cristo,
es algo que sucede, tengamos o no tengamos experiencia o conciencia o
compresión de él.
Así la unión con Cristo significa la introducción del creyente en eses nuevo
ambiente de la vida de resurrección de Cristo por medio de la obra bautizadora
del Espíritu Santo. Antes estábamos en Adán, y ahora en Cristo, transferidos
por un milagro de la gracia de Dios.
Y ¿Qué ha pasado? Una muerte ha tenido lugar para los creyentes a causa de su
unión con Cristo en su muerte. ¿Qué es la muerte? Algunos que consideran la
vida victoriosa de cierta manera se ven forzados a definir la muerte como
extinción, por cuanto enseñan que la naturaleza del pecado, siendo muerta, es
eliminada. Otros, más moderados, tiene que considerar la muerte como cese, ya
que enseñan que, si bien la naturaleza de pecado está presente en el creyente
todavía puede cesar de pecar en esta vida. Así que la muerte significa cese de
actividades (pero no de la presencia) de la naturaleza de pecado. Esta es,
probablemente, la impresión creada por la mayoría de los que predican sobre este
pasaje. Pero la muerte no significa ni extinción ni cese; siempre significa
separación.
Hombre cree para justicia, y soy yo el que creo. Del corazón salen los malos
pensamientos pero soy yo quien pienso mal. La carne produce pleitos, celos, iras,
contiendas (Ga. 5:20) pero soy yo el que muerde y come a los otros (Ga 5:15).
De modo que no es extraño que la Biblia hable de crucificar la vieja naturaleza y a
la persona.
Si recapitulamos, diremos que nuestra unión con Cristo significa separación del
dominio de la naturaleza de pecado debido a su crucifixión. Pero también significa
una resurrección a novedad de vida (Ro. 6:4). En toda esta sección de la Biblia,
no solamente se enseña la muerte, sino también la resurrección. La verdad incluye
no solo el hecho de la separación de lo viejo, sino también la importante
asociación con lo nuevo, que es la vida resucitada de Cristo. Se menciona en cada
Versículo de Romanos 6:4-10. La unión con Cristo, por tanto, no solo rompe el
poder de la vieja capacidad sino que nos asocia con quien nos da poder para vivir
de acuerdo con la nueva capacidad.
Cuando uno vive bajo un dictador en un país, no tiene otra opción sino obedecer
las leyes de tal dictadura. Pero si el dictador es derrocado por un régimen
democrático y se le envía al destierro en otro país, los ciudadanos están libres
para vivir una vida nueva. Sin embargo, es concebible que hubiera dentro del país
quienes preferirían al dictador ausente y querrían obedecerle, aunque se le
hubiera quitado el poder. Y asi lo podrían hacer, recibiendo sus instrucciones
mediante una radio clandestina obedeciéndolas a la vez que rechazan la libertad
en la que ahora se encuentran. La naturaleza de pecado es como un dictador
depuesto que fue vencido por la muerte de Cristo. Los cristianos son ciudadanos
del cielo con una nueva libertad para vivir una vida que agrade a Dios. Pero la
naturaleza de pecado no ha sido arrancada, ni se ha anulado la voluntad del
individuo, de donde resulta que es posible oír y seguir las insinuaciones del
pecado, aunque nunca será posible que el pecado vuelva a tener el dominio y el
control que tenía antes de la conversión.
La crucifixión de Romanos 6, pues, significa separación ¿de qué? Para contestar
a estos necesitamos solamente recordar el tema del capítulo: << ¿perseveremos
en el pecado para que la gracia abunde?>>(v.1). En otras palabras, la muerte al
pecado en Romanos 6 es separación del poder de la naturaleza de pecado que
hace al creyente continuar en pecado. Es separación del dominio del pecado
sobre la vida del cristiano. Esto se cumple por la crucifixión no significa aniquilar,
lo que nos llevaría a pensar que la naturaleza de pecado desaparece del creyente.
Veamos su uso en 2 Tesalonicenses 2:8 << y entonces se manifestara aquel
inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu aquel inicuo, a quien el Señor
matara con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida>>. El
hombre de pecado es <<destruido>> en la segunda venida de Cristo y, sin
embargo, continua existiendo en el lago de fuego en el que el diablo es lanzado
mil años después (Ap. 20:10). En el griego el verbo plural <<serán
atormentados>> indica que los tres seres estarán vivos en el lago de fuego por
siempre.
Las escrituras hablan tanto de la crucifixión de la vieja naturaleza (Ro. 6:6) como
de la crucifixión de la persona (Ga. 2:20). En ello no hay contradicción; más bien,
es sencillamente otra ilustración de la unidad del ser humano. De eta manera, lo
que se dice o atribuye a un aspecto o faceta del ser humano puede aplicarse a la
persona. Aunque Cristo vive en mí, en una vida que yo vivo (Ga. 2:20). Aunque
aparte de Él no podemos hacer nada (Jn. 15:5), trabajamos para ser aceptos por
Él (2 Co. 5:9). Con el corazón el Hombre cree para justicia, y soy yo el que creo.
Del corazón salen los malos pensamientos pero soy yo quien pienso mal. La carne
produce pleitos, celos, iras, contiendas (Ga. 5:20) pero soy yo el que muerde y
come a los otros (Ga 5:15). De modo que no es extraño que la Biblia hable de
crucificar la vieja naturaleza y a la persona.