Literatura

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 7

MODERNISMO

El modernismo, que se dió entre el final del siglo XIX y el comienzo de la 1ªGuerra Mundial,
tuvo una enorme trascendencia, ya que supuso una renovación en la poesía
hispanohablante gracias a dos movimientos, el parnasianismo y el simbolismo. Por una
parte, el parnasianismo reaccionaba contra la espontaneidad y los excesos románticos y el
simbolismo hace al autor capaz de interpretar los símbolos mediante los cuales la
naturaleza habla al ser humano. El modernismo surgió como denuncia de la doble moral
burguesa y como mecanismo de evasión ante el mundo de la revolución industrial.

Hispanoamérica se enfrentaba al doble reto de abrirse al mundo y afianzar sus raíces


mediante influencias francesas adaptadas a cada país. Durante este movimiento destacan
los tres precursores del modernismo: José Martí, con libros de poemas como Ismaelillo,
Versos libres y Versos sencillos; Manuel Gutierrez Nájera, que fundó la Revista azul y
Julián del Casal, que incorporó a nuestra lengua el decadentismo. Destaca sobre todo
Rubén Darío, que incorporó al castellano las formas y temas parnasianos y simbolistas
franceses. En sus obras destaca el mundo exótico como en Azul y Prosas Profanas. Su
muerte en 1916 supuso el fin del modernismo. En Hispanoamérica, su huella fue notable
hasta finales del siglo XX.

Cuando Rubén visitó España, influyó a varios jóvenes escritores. Algunos de ellos fueron
Manuel Machado, que escribió Alma y Capricho; Antonio Machado, que escribió
Soledades, al cual amplió en Soledades, Galerías y otros poemas y que abandonó el
modernismo para avanzar hacia otras tendencias; Juan Ramón Jimenez, el más influido por
Rubén Darío con titulos como Ninfeas y Almas de Violeta. También destacaron otros
poetas como Ricardo Gil (La Caja de música), Salvador Rueda (Himno a la carne) y
Manuel Reina (Andantes y allegros).

El estilo modernista influyó tanto en poetas como en escritores de prosa debido a que
Rubén Darío alternaba entre los dos géneros. El decadentismo influyó a grandes escritores
como Valle-Inclán, quien escribió las Sonatas de Invierno, de primavera, de estío y de
otoño. También destaca por su obra Luces de Bohemia. Valle-Inclán mostraba su rechazo
a la moral burguesa y su sentido vulgar y materialista de la vida. También destaca Gabriel
Miró con sus obras ‘’Las cerezas del cementerio’’ y el ‘’Obispo Leproso’’

Por otra parte, el teatro era uno de los pasatiempos más populares de los españoles. El
género mejor reconocido por la crítica fue el escrito en verso de corte modernista cultivado
por Francisco Villaespesa (El alcázar de las perlas) y Eduardo Marquina (Las hijas del
Cid).
Destacan de entre todas las obras dramáticas de la época las de Jacinto Benavente,
reconocidas por su estructura narrativa, su diálogo elegante, la réplica irónica y la técnica
teatral. Algunos ejemplos son ‘’La noche del sábado’’, ‘’Los intereses creados’’ y ‘’La
malquerida’’.

El modernismo se caracterizó por ser esteticista, bohemio, cosmopolita y apolítico. Se


extendió desde Hispanoamérica hasta España hasta su fin con la 1ª Guerra Mundial,
aunque se siguió dando hasta mediados del S. XX. Coincidió con la Generación del 98, con
autores más preocupados por cuestiones políticas y existenciales y que dejarían de lado la
cuestión estética.
GENERACIÓN DEL 98
La generación del 98 surge a partir de los escritores que se dan a conocer a comienzos del
S. XX, junto a sus angustias existenciales y su preocupación por los problemas sociales y
nacionales, es así que la generación del 98 trata de separarse del modernismo para
destacar cambiando lo estético y bohemio por cuestiones políticas y existenciales, dejando
a un lado la estética. Esto es reflejado en la novela lírica, una forma de narrar de los autores
de la época que tratan de romper los límites de los géneros literarios tradicionales, con la
reflexión filosófica o confesión íntima autobiográfica y también tratan de dotar al lenguaje de
la intensidad lírica de la poesía.
Uno de los primeros autores de la generación del 98 fue Miguel de Unamuno. Destacaba
por ser liberal e individualista con una marcada lucha entre fe y razón además de la duda de
su razón de ser, impregnado en sus ensayos como ‘’En torno al casticismo’’,’’Vida de don
Quijote y Sancho’’y ‘’La agonía del cristianismo’’. Pese a ser más conocido como
ensayista y narrador, también dejó una voluminosa obra poética con libros como ‘’Poesías’’,
‘’El Cristo de Velázquez’’, ‘’Romancero del destierro’’ y ‘’Cancionero, diario poético’’.
Unamuno fue conocido como novelista, desconcertando a los críticos con su segunda obra,
‘’Amor y Pedagogía’’. En obras como Niebla representa su madurez como novelista y su
gran éxito, San Manuel Bueno, mártir, resume sus angustias existenciales y sus dudas
sobre la existencia de vida más allá de la muerte que completaría su aportación a la novela.
Pio Baroja, fue más tradicional en su concepción novelística y se le define como
individualista radical, escéptico y huraño, consciente de vivir en un mundo en crisis que no
le gusta. En el Camino de perfección, se enfrentan la religión tradicional y el racionalismo
científico y en el Árbol de la ciencia se representa el suicidio del protagonista por la
ansiedad tras no resolver los dilemas filosóficos que lo paralizan. En la Trilogía de la lucha
por la vida (La busca, Mala hierba y Aurora roja), se presencia la lucha de las capas más
miserables de la sociedad. También es autor de aventuras como Zalacaín el aventurero,
de héroes que se mueven con impulsos sin una dirección ideológica determinada.
Azorín destaca por sus originales libros de relatos, descripciones paisajísticas y
evocaciones del pasado español como Los pueblos, La ruta de don Quijote o Castilla
además de Voluntad, donde pretende la verosimilitud psicológica. Sus novelas también
tienen una dimensión filosófica con el afán de analizarlo todo demostrado en Antonio
Azorín y Las confesiones de un pequeño filósofo. También destaca una prosa de gran
intensidad lírica en Don Juan y Dña Inés aunque siempre fiel a su propio estilo.
Valle-Inclán visitó todos los géneros mezclandolos en muchas ocasiones destacando
Romance de lobos, una renovación que llevaría a la creación del esperpento, una técnica
que se distingue por examinar una deformación de la realidad, acentuando sus rasgos más
grotescos e incoherentes donde se cosifica y animaliza a las personas. Destaca la trilogía
de Martes de Carnaval pero la obra esperpéntica más importante es Luces de Bohemia,
la cristalización de forma magistral del género esperpéntico.
Antonio Machado publicaría Soledades, Galerías y otros poemas y se alejaría del
simbolismo para emprender una camino ascético en el que se preocuparía por los males de
la patria aproximándolo al periodismo, la acción política y a los presupuestos de la
Generación del 98. De esta etapa destaca Campos de Castilla.
La Generación del 98 pervivió por estos autores que empezaron a escribir de forma
filosófica y política debido a la crisis del 98. Esta tendencia terminaría con los movimientos
de Vanguardia y el novecentismo emanados de poetas que habían vivido la 1ª Guerra
Mundial, tenían una sólida formación académica y preferían la cultura urbana con una
apertura al mundo exterior que traían propuestas para la modernización de España.
NOVECENTISMO Y VANGUARDIAS.
Los movimientos de vanguardia y el novecentismo coinciden en España con los autores que
vivieron la Gran Guerra. Conscientes de ello, reflejan en sus libros una apertura al mundo
exterior y una propuesta constructivista para la modernización de España. Estos escritores
tenían en común una sólida formación académica y una preferencia por la cultura urbana.
El ensayo se cultivó con gran éxito por los novecentistas para expresar ideas sobre dos
cuestiones: El tema de España y la visión sobre el arte, la literatura y la sociedad.
José Ortega y Gasset fue líder de esta generación, su estilo cuidado y de vocación clásica
busca la claridad, la precisión y el orden metodológico. En sus obras filosóficas destaca El
tema de nuestro tiempo, en sus obras ensayísticas destacan Meditaciones del Quijote y
La rebelión de las masas y referidas a temas artísticos destaca La deshumanización del
arte. Entre otros autores se encuentran: Eugenio d’Ors quien fue un estudiante de derecho
que coincidió con varias eminencias artísticas y cultivó crítica del arte como Tres horas en
el museo del Prado y Lo Barroco; Gregorio Marañón quien fue un prestigioso médico que
escribió ensayos sobre personajes de la historia y literatura española como El Conde-
Duque de Olivares, Luis Vives, El Greco y Toledo y Don Juan, ensayos sobre el origen
de su leyenda; Manuel Azaña, escritor y político fue presidente durante la 2º República
Española. Entre sus ensayos destacan El problema español y La invención del Quijote
además de la novela, El jardín de los frailes.
La novela novecentista busca nuevas técnicas narrativas de carácter más lírico e intelectual.
Gabriel Miró, uno de los creadores de la novela lírica, busca una moral que busca la
felicidad en las novelas Las cerezas del cementerio, Nuestro padre San Daniel y El
obispo leproso. También es escritor de la novela-retablo Figuras de la pasión del Señor.
Ramón Pérez de Ayala insiste en la crítica a la moral tradicional y su nefasta influencia en la
juventud. Escribe novelas de aprendizaje como Tinieblas en las cumbres y de madurez
como Belarmino y Apolonio, novelas en las que se da el multiperspectivismo o doble
visión de la realidad. Existen otros autores como Vicente Blasco Ibañez con obras como La
catedral, Wenceslao Fernández Flórez con Volvoreta. Felipe Trigo (El médico rural) y
Jesus López Pinillos (Cintas rojas) critican con sus obras el caciquismo.
En la poesía de la generación del 14 destaca Juan Ramón Jiménez con temas como el
amor, en su sentido más profundo y universal y el afán de paz y fraternidad que se
identifican en su obra Platero y yo. Otros autores se basarán en él por sus innovaciones en
el verso libre y el poema en prosa.
Las vanguardias son movimientos artísticos y literarios que se crearon para una revolución
radical. Las primeras vanguardias surgieron a finales del S. XIX en las artes plásticas pero
no tardaron en sumarse a la literatura en las primeras décadas del S.XX desafiando la moral
y la burguesía en un deseo de renovación artística. En España, su catalizador fue Ramón
Gómez de la Serna siendo uno de los primeros estudiosos del fenómeno en su libro Ismos.
De la Serna buscó la provocación y lo insólito. Su influencia es esencial entre 1918 y 1935
dejando huella en la futura generación del 27. Con su obra "El doctor inverosímil" dinamitó
todos los esquemas novelísticos anteriores. La novela deshumanizada de los años 20 es
una renovación de la novela y la experimentación literaria que sería cultivada por los
jóvenes que siguieron los conceptos de José Ortega y Gasset en sus ensayos sobre La
deshumanización del arte e ideas sobre la novela. Destacaría Benjamín Jarnés, autor de
‘’El profesor inutil’’ con una prosa rica en metáforas y juegos verbales.
El novecentismo y las vanguardias supusieron una transición que desembocó en la
generación del 27 que, basada en una excelente formación académica, buscará el equilibrio
entre lo sentimental y lo intelectual en sus temas universales.
GENERACIÓN DEL 27
La generación del 27 está marcada por la aspiración de una educación laica, libre, integral y
activa en la que destacó la creación de la residencia de estudiantes por la que pasaron casi
todos los autores del movimiento. Los movimientos de vanguardia tuvieron una gran
influencia en estos jóvenes y en conjunto todas las influencias formaron una gran diversidad
de propuestas originando dos grupos: El de poesía pura que coincidía con la
deshumanización y la impura que era la respuesta a esta. Esta generación se caracteriza
por su excelente formación académica e intelectual, su armonización del respeto por la
tradición literaria y del gusto por la novedad, el equilibrio entre lo sentimental y lo intelectual
y la cultivación de lo culto y lo popular.
La intención implícita, su devoción por la profesión de poeta y la búsqueda incansable de la
belleza ideal de Juan Ramón Jiménez inspiraron a los poetas que empezaban a publicar en
los años 20. Pedro Salinas quedó como el gran poeta del amor con sus obras La voz a tí
debida, Razón de amor y Largo lamento que abarcan todo el abanico de emociones
amorosas en un tono sentimentalista. En cambio, Jorge Guillén es la encarnación de la
poesía pura que une a la herencia juanramoniana y a la poesía francesa después del
simbolismo. Se considera riguroso, de gran depuración y excelente técnica compositiva.
Destaca su libro Cántico al que se unirían Clamor y Homenaje.
El grupo poético del 27 estuvo marcado por los poetas liberales y cultos que recuperaron lo
más valioso de la tradición popular, admiraron y reivindicaron los clásicos y adoptaron el
surrealismo para reemplazar las vanguardias. Gerardo Diego demostró su dominio de
formas poéticas variadas promoviendo varios actos que consagraron a su generación. En
su obra se dan lo vanguardista, lo neopopular y lo clásico. Destaca Imagen y Manual de
espumas. Vicente Aleixandre publica Sombra del paraiso, hablando de belleza y felicidad,
lo opuesto al ambiente de la época. Destaca por su poderosa intensidad lírica entregándose
a la pasión amorosa en obras como Espadas como Labios o la Destrucción o el amor.
Ganaría el premio Nobel de Literatura en 1977.
Federico García Lorca se volvió reconocido y admirado con Canciones. Utilizó formas
métricas y motivos de tradición popular recreando la infancia con una ingenuidad y
experimentación vanguardista combinándola con una expresión oscura y dramática
demostrada especialmente en Romancero gitano. De su etapa en EEUU destaca Poeta
en Nueva York. El teatro de Federíco García Lorca a partir de 1927 destaca por sus
tragedias rurales como Bodas de sangre y La casa de Bernarda Alba.
Destacan también Concha Méndez, con obras como Surtidor, con imágenes visionarias de
corte neopopular; Vida a Vida y Niño en Sombras. Luis Cernuda, cuya homosexualidad
aparece explicitamente en sus poemas como La realidad y el deseo, Los placeres
prohibidos o Donde habite el olvido. Rafael Alberti se dió a conocer con Marinero en
tierra y se muestra su angustia interior en Sobre los ángeles. También destacan otros
autores como Manuel Altolaguirre con Las islas invitadas y Amor.
La narrativa y el ensayo del 27 fue eclipsada por los poetas anteriores. Destaca Ramón J.
Sender, periodista anarquista que publicó Imán criticando el colonialismo y Siete domingos
rojos analizando el movimiento anarquista. Max Aub recoge en El laberinto mágico los
orígenes y el desarrollo de la guerra civil. También destacan Francisco Ayala con Muertes
de perro, Arturo Barea con La forja de un rebelde y Manuel Chaves Nogales con A
sangre y fuego.
La generación del 27 estuvo formada por una serie de poetas que rescataron movimientos
tradicionales y populares mediante las vanguardias y que relataran y denuncien los sucesos
de la Guerra Civil. Al final acabaron dando paso a las generaciones de la posguerra.
NOVELA EN EL SIGLO XX.
La novela española en el siglo XX, de 1939 a 1975, nace tras la generación del 27 y del
hecho de la guerra civil en una sociedad marcada por el trauma colectivo que supuso una
ruptura brutal con el esplendor cultural dado en el primer tercio del siglo.
La narrativa del principio de la posguerra se caracterizó por la limitación de la presencia del
narrador, el protagonismo de la situación y del contexto más que de los personajes, el
objetivismo que elimina el análisis psicológico de los personajes, que son arquetipos
representativos y se condensa el espacio-tiempo. Camilo José Cela se hizo popular con La
familia de Pascual Duarte y su visión negativa de los seres humanos primitivos evolucionó
para ser más compleja como es el caso de La colmena. Carmen Laforet escribió Nada
relatando el regreso a Barcelona de una joven que encuentra un tenso ambiente familiar en
la casa. En La isla y los demonios recrea su adolescencia y La mujer nueva su
conversión al catolicismo. Miguel Delibes con La sombra del ciprés es alargada refleja la
angustia existencial y su obsesión por la muerte. Asentado en su firme humanismo, Delibes
escribiría El camino. Gonzalo Torrente Ballester destacó con la trilogía de Los gozos y las
sombras, obra que mezcla lo mítico y lo real.
La narrativa de la generación del 50 está caracterizada por los autores que habían vivido la
guerra siendo niños y muestra una visión crítica de esta. Es así que dominan un realismo
objetivista. Jesus Fernandez Santos, publicó Los Bravos, novela ambientada en un pueblo
carcomido por la violencia y Cabeza rapada, sobre la guerra civil. Rafael Sanchez Ferlosio
publicó El Jarama,exponente del realismo social. Carmen Martín Gaite con Entre visillos
denuncia la opresiva situación de las mujeres. Ana María Matute refleja un mundo
conflictivo desde una mirada infantil en la que los pobres son víctimas de la guerra,
destacan Los Abel. Ignacio Aldecoa es autor de cuentos y novelas como El fulgor y la
sangre o Gran Sol. Jose Manuel Caballero Bonald, es autor de las dos novelas más
representativas del realismo social: Dos días de septiembre y Ágata ojos de gato. Juan
Benet es el novelista más importante de la 2ª mitad del siglo XX con obras complejas como
Volverás a Región de trama difusa y contradictoria.
La narrativa en los años 60 está marcada por el inmovilismo franquista y la renovación de la
literatura con cambios como el múltiple punto de vista, el monólogo interior, el narrador
problemático poco fiable, la ruptura del tiempo cronológico y la fusión de géneros entre
otros. Tiempo de silencio de Luis Martín Santos es el primer libro de la etapa con una
crítica ácida y sarcástica. Juan Goytisolo reacciona contra la educación dada a la burguesía
descrita en sus primeras novelas como ‘’Señas de identidad". Juan Marsé, intenta superar
el simplismo del realismo social. En Últimas tardes con Teresa, se burla sarcásticamente
de la novela social y La oscura historia de la prima Montse. Manuel Vázquez Montalbán
hizo destacar la novela policiaca usándola para la crítica social con novelas como Yo maté
a Kennedy. Eduardo Mendoza inició con La verdad sobre el caso Savolta ambientada en
Barcelona con una mezcla sorprendente de estilos. Destacan las parodias como El misterio
de la cripta embrujada en las que Mendoza era un maestro. Miguel Espinosa fue un gran
explorador de formas narrativas y analista de la sociedad. Su primera novela, Escuela de
mandarines, fue una crítica a las dictaduras perseguida por la censura. Francisco Umbral
escribió Las ninfas sobre el acceso al mundo del erotismo de un adolescente. Otros
autores que destacaron fueron Alfonso Grosso, con obras como La zanja; Fernando
Quiñones con La Gran Temporada y Álvaro Cunqueiro, que escribió Merlín y familia.
La generación del 27 y la guerra civil influenciarían mucho una época marcada por la
dictadura, que se reflejaba en la manera de escribir. En esta época, la literatura servía para
evadirse de un mundo en el que los autores habían tenido una infancia de guerra.
POESÍA DEL SIGLO XX
La poesía española en el S.XX comenzó debido al prestigio colectivo del grupo del 27 que
dejó una gran herencia como la de Carmen Conde, quien comienza con irracionalismo
experimental de la vanguardia para terminar en la posguerra con tintes existenciales; Miguel
Hernández que casi sin estudios demostró dominio de las formas clásicas y durante la
guerra civil se dedicó a los poemas de combate y Ramón Gaya, pintor defensor de lo
clásico y elegante que pasó exiliado casi toda la etapa franquista.
El aislamiento internacional, clima violento y el exilio de la mayoría de autores resultaron en
un frenazo poético en la posguerra donde se dividió entre la poesía arraigada, de los
vencedores y desarraigada, de los perdedores, denominados así por Dámaso Alonso, un
poeta de la generación del 27 que publicó Hijos de la ira, libro de protesta cuando nadie
protestaba. Es así que en los años 40, vinculados al bando ganador surgieron los poetas
arraigados, quienes mantuvieron varios grados de reserva con el régimen, con temas como
la familia, el paisaje o las vivencias. Destacan Leopoldo Panero quien había conocido a
muchos componentes de la generación del 27. Publicó "Escrito a cada instante", su mayor
éxito. Luis Rosales que se distanció en cuanto a temática y técnica del resto de autores.
Publicó La casa encendida, Diario de una resurrección y la trilogía de La carta entera.
En la línea estética y de denuncia de Dámaso Alonso se publican libros muy importantes
como Tranquilamente hablando de Gabriel Celaya, Los muertos de Jose Luis Hidalgo,
Tierra sin nosotros de José Hierro o Redoble de conciencia de Blas de Otero. Muchos de
estos poetas denunciantes habían sido combatientes y sus emociones llevaron a una
rehumanización con la desesperanza reflejada en libros como Pido la paz y la palabra de
Blas de Otero. Por otro lado José Hierro fue encarcelado y con un hondo compromiso
humano y social escribió Alegría predominando el intimismo social.
Al margen de las disputas, un grupo de cordobeses quiso recuperar el contacto con los
miembros exiliados de la generación del 27 y fundaron la revista Cántico para recuperar la
poesía culta rechazando, la queja y la poesía arraigada. Por otro lado, se dió el postismo
recuperando el espíritu lúdico, irreverente e ilógico de la vanguardia.
La generación del 50 le dió forma a una nueva generación poética de gran diversidad
aunque con hondos lazos comunes. La lista de poetas es larga pero destacan Ángel
González, quien inició con Áspero mundo, lleno de pesimismo y evolucionó hacia la ironía
con Tratado de urbanismo o De grado elemental. Igual le pasó a Jaime Gil de Biedma
llegando a denunciar la hipocresía burguesa. Destaca su obra Las personas del verbo.
Como poesía depurada y centrada en matices de la belleza sensorial destacó Maria Victoria
Atencia que no se conoció hasta Ex Libris pero destacó su libro El coleccionista. La breve
e intensa poesía de Claudio Rodríguez es un prodigio de rigor formal y rítmico,
contemplación de la naturaleza y reflexión sobre la fragilidad del vivir cotidiano. Destacan
Conjuros, Alianza y condena y El vuelo de la celebración.
Aunque ya se empezaba a superar la poesía social, fue con los novísimos en el fin de la
dictadura cuando más se rechazó, reivindicando el esteticismo más decadente, la cultura de
masas, el cosmopolitismo y referencias de otras artes. El más conocido fue Pedro Gimferrer
y su poesía neorromántica destacando libros como Arde el mar y La muerte en Beverly
Hills. Otros poetas como Antonio Carvajal buscaron la revitalización de la poesía del
barroco y el modernismo destacando Tigres en el jardín. Destaca también Jose María
Álvarez con Museo de cera donde el autor se convierte en el héroe de su propia ficción.
Se puede valorar la etapa poética de la posguerra por el exilio de grandes poetas aunque
resurgió poco a poco pasando de una poesía social a una poesía más estética y que
llevaría a una normalidad en proyecto de una poesía más cercana a la de hoy en día.
EL TEATRO DEL SIGLO XX
El teatro español del siglo XX tuvo un comienzo desolador debido a la muerte de F.G.L. y de
Valle-Inclán. Además nos encontramos con muchos teatros destruidos o ya inservibles
debido a la guerra y al aislamiento que hizo que las nuevas tendencias europeas llegaran
tarde, lo que hizo que este se convirtiera en una herramienta de propaganda franquista.
Entre sus características destaca por ser concebido como entretenimiento y ocio burgués,
fiel a técnicas tradicionales del teatro de Benavente, ser conservador`poniendo en escena
dilemas morales de la vida cotidiana burguesa, transmitir ideas del régimen franquista, los
diálogos ingeniosos y cuidadosamente elaborados, la dosificación del conflicto y la intriga
hasta el final a gusto de todos y la escasa profundidad psicológica de los personajes.
Desde los años 30 se intentó renovar el teatro con el uso inteligente, elegante y moderno
del humor. Destacó Enrique Jardiel Poncela quien se estrenó con Una noche de primavera
sin sueño y curiosas novelas de humor como Amor se escribe sin hache o Pero…
¿Hubo alguna vez once mil vírgenes? a modo de parodia de la literatura erótica. Trabajó
en Hollywood y publicó al final de la guerra su obra más conocida, Eloisa está debajo de
un almendro. Destacaron en el teatro de humor Neville con El baile, Jose López Rubio,
quien hizo comedia sobre el conflicto amoroso, escribió La venda en los ojos y Miguel
Mihura, quien escribió Tres sombreros de copa, que nadie quiso representar aunque se
estrenaría más tarde después de que Mihura hubiera dirigido la revista La codorniz.
Por otro lado, Alejandro Casona tuvo obras con gran expectación como Nuestra Natacha.
Con la guerra tuvo que exiliarse a América donde continuó con la fusión entre la realidad y
la fantasía de La sirena varada y escribió La Dama del alba, su mayor obra. También
destacan otros autores de la Generación del 27 como Rafael Alberti con Noche de guerra
en el museo del Prado; Miguel Hernández con El labrador de más aire; Pedro Salinas
con Caín o una gloria científica y Max Aub con San Juan.
En la década de los 50, una nueva generación de autores vino a cambiar el panorama
teatral. Ante el miedo de invertir en teatro ‘’arriesgado’’ se pronunció Antonio Buero Vallejo
con Historia de una escalera mostrando los problemas de la clase trabajadora. En su
teatro se denuncia mediante el lenguaje escénico, en un ambiente sórdido y degradado, con
personajes marcados por las frustraciones, muchas referencias al pacto de silencio en
España y el uso del teatro histórico como espejo para analizar la época contemporánea.
También destaca Alfonso Sastre cuyas obras combinaban lo épico y lo grotesco, multitud de
registros, héroes irrisorios y protagonismo colectivo y su confrontación con el sistema
consiguiendo estrenar Escuadra hacia la muerte . Otros autores fueron Lauro Olmo con
La camisa, Jose María Rodríguez con Los inocentes de la Moncloa, Alfonso Paso con
Los pobrecitos y José Martín Recuerda con Los salvajes en Puente San GIl.
En los años 60 a España solo llegaban algunos ecos de las tendencias en el exterior por la
censura. Cuando se relajó destacaron dos autores: Francisco Nieva quien escribió teatro
furioso como La carroza de plomo candente y teatro de farsa y calamidad como
Coronada y el toro. El otro autor fue Fernando Arrabal, el dramaturgo español más
internacional de la segunda mitad del S XX, que unía crueldad y absurdez en obras como El
cementerio de automóviles. Otros autores fueron Jose Ruibal con El asno, Manuel
Martínez Mediero con Las hermanas de Buffalo Bill. Finalmente destaca el teatro
independiente de los años 70 en el que aparecieron las compañías teatrales animadas por
la relajación de la censura destacando Els Comediants, Els Joglars o Los Goliardos.
El teatro en el S XX en España fue definido por la censura franquista, que se fue relajando
hacia el final del régimen mientras el teatro evolucionaba a su vez. Aun así se pueden
nombrar grandes autores y obras que trataron de crear arte ya sea reivindicativo o artístico.

También podría gustarte