Bloque 9
Bloque 9
Bloque 9
9.1. Alfonso XIII y la crisis del sistema político de la Restauración: los partidos
dinásticos. Las fuerzas políticas de oposición: republicanos, nacionalistas, socialistas
y anarcosindicalistas.
9.2. La intervención en Marruecos. Repercusiones de la Primera Guerra Mundial en
España. La crisis de 1917 y el trienio bolchevique.
9.3. La dictadura de Primo de Rivera. El final del reinado de Alfonso XIII.
• Las injerencias del rey en los asuntos políticos. En ningún momento estuvo dispuesto a
renunciar a su soberanía compartida con las Cortes ni a sus prerrogativas políticas, en especial,
la de designar gobierno y, llegado el caso, retirarle la confianza y obligarle a dimitir. Por este
motivo la oposición al sistema derivó en rechazo a su persona, que acabaría arrastrando en su
caída a la propia institución monárquica.
• La inestabilidad de los partidos del turnismo, sin unidad interna al no contar con sus
líderes históricos, Antonio Cánovas del Castillo (partido Conservador) y Práxedes Mateo
Sagasta (partido Liberal). Debilitamiento del caciquismo y del turno por la aparición de nuevas
fuerzas políticas con una influencia creciente: nacionalistas, republicanos y socialistas. El
aumento de la conflictividad social y de la capacidad de movilización de las organizaciones
obreras.
• Protagonismo creciente del ejército, que quería resarcirse del “Desastre del 98”
interviniendo en Marruecos.
Los dos políticos más destacados de esta etapa fueron Antonio Maura, del Partido
Conservador, y José Canalejas, del Partido Liberal. Ambos aplicaron medidas reformistas,
cercanas al regeneracionismo, pero sin afrontar las transformaciones que España necesitaba.
La primera crisis del reinado de Alfonso XIII tuvo lugar en 1905, cuando una viñeta satírica
antimilitar desató la ira de algunos mandos, que presionaron y consiguieron la aprobación de
la Ley de Jurisdicciones, que otorgaba a los tribunales militares la jurisdicción sobre cualquier
ofensa al ejército.
El primer intento modernizador fue obra de Antonio Maura. Su proyecto político era la
revolución desde arriba, para impedir la revolución popular.
La ciudad de Barcelona vivía un clima de tensión por las fricciones con los militares, la
intervención en Marruecos, el malestar ante el sistema de quintas, (los que tenían dinero se
podían librar de incorporación a filas mediante el pago de una cuota demasiado elevada para
las clases populares bajas ), las reivindicaciones anarquistas entre los obreros, el creciente
anticlericalismo y el éxito de las consignas del Partido Radical de Alejandro Lerroux entre las
clases medias. Los disturbios se iniciaron por el envío de reservistas al Protectorado de
Marruecos, donde se habían producido ataques de las cabilas rifeñas a trabajadores de una
línea férrea y a las minas de hierro. Posteriormente se produjo el desastre militar del Barranco
del Lobo (originó más de 1200 bajas.) Maura decidió enviar más soldados. Su error fue no
enviar soldados de reemplazo ordinario sino reservistas de Madrid y Barcelona lo que provocó
la resistencia de estos y sus familias a embarcarse. Se convocó en Barcelona una huelga
general, que derivó en revuelta popular con sucesos muy violentos, en la que se manifestaron
todas las tensiones sociales acumuladas. Las autoridades declararon el Estado de Guerra y el
ejército acabó con la revuelta. Durante una semana (Semana Trágica- del 26 de julio al 31 de
julio ), la población reaccionó levantando barricadas en las calles e incendiando iglesias y
conventos. La represión fue muy dura y arbitraria: más de mil detenciones y diecisiete penas
de muerte, de entre ellas la de Ferrer Guardia, pedagogo anarquista y fundador de la Escuela
Moderna. La oleada de protestas, incluida la del Partido Liberal, que se alineó con republicanos
y socialistas, provocó la caída de Antonio Maura y el traspaso de poder a los liberales. En las
elecciones de 1910, una alianza electoral de socialistas y republicanos permitió a Pablo Iglesias
conseguir un escaño.
De los partidos nacionalistas, el que contaba con mayores apoyos era el catalanista Lliga
Regionalista, fundado en 1901, de ideología conservadora; conseguir la autonomía para
Cataluña era su principal objetivo. En 1906 aparece Solidaritat Catalana, agrupación, no
partido político, que aglutinaba a todas las fuerzas políticas catalanas en defensa de los
derechos de Cataluña. En 1922 aparece Estat Catalá, dirigido por Francesc Maciá, partido
nacionalista izquierdista de ideología más radical.
Respecto al nacionalismo vasco, Sabino Arana funda en 1895 el Partido Nacionalista Vasco
(PNV). Apoyado en la pequeña burguesía bilbaína, ultraconservadora y recelosa del progreso y
la industrialización proponía una Euskadi independiente, católica y tradicional. A comienzos del
siglo XX moderará su discurso para extender su influencia entre la población vasca.
Dentro del nacionalismo gallego, y sin el peso político de otras regiones, encontramos
Solidaridad Gallega (1907), agrupación de campesinos que llegó a participar en elecciones
municipales y, desde 1910, Acción Gallega, que intentó liderar sin éxito el movimiento
agrarista gallego.
En Andalucía es destacable la figura de Blas Infante, que defendió, sin éxito, una mayor
autonomía para su región.
Los pequeños núcleos marxistas fundaron en 1879 el Partido Socialista Obrero Español
(PSOE), en torno a la Agrupación de tipógrafos, bajo el liderazgo de Pablo Iglesias. Sin
renunciar a la revolución social y cada vez más dispuestos a entrar en el juego político
parlamentario, fueron creciendo en implantación social. El primer diputado, que fue Pablo
Iglesias, lo obtuvieron en las elecciones de 1910, después de la Semana Trágica de Barcelona,
elecciones a las que concurrieron junto a los republicanos.
La intervención en Marruecos.
La Primera Guerra Mundial marcó un compás de espera en los problemas políticos internos.
España se declaró neutral, manteniendo la actitud aislacionista adoptada desde 1898, si bien
hubo acalorados debates, especialmente en la prensa, entre germanófilos (los de derechas, en
general) y aliadófilos (los de izquierdas). La guerra estimuló la economía, ya que potenció la
industria y multiplicó las exportaciones, al convertirse las potencias en conflicto en países
importadores. Sin embargo, tuvo consecuencias sociales muy negativas: el aumento de la
demanda exterior provocó inflación dentro de España, e incluso escasez de algunos productos,
y esto no se compensó con un aumento equivalente de los salarios. La riqueza empresarial
generada vino acompañada de un empobrecimiento general de los trabajadores, que
perdieron buena parte de su poder adquisitivo con la subida de precios. Al terminar la guerra,
el descenso de las ventas obligó al cierre de fábricas y minas, con el consiguiente aumento del
paro y los conflictos sociales.
En 1917 tres problemas pudieron haber acabado con el régimen si los objetivos de sus
protagonistas hubieran sido coincidentes (crisis de 1917)
Además, en 1917 ocurrió el triunfo de la Revolución Rusa, de tanta importancia para la clase
obrera y cuyas repercusiones revolucionarias se extendieron por toda Europa. El movimiento
obrero cobró más fuerza, especialmente con el clima de crisis económica existente tras la I
Guerra Mundial. El gobierno adopta en este periodo medidas sociales como la jornada de ocho
horas en la industria o la creación del Ministerio de Trabajo.
En los años de 1918 a 1923 continuó la inestabilidad. Se sucedieron hasta once gobiernos,
muchos de concentración, que fracasaron. Empeoró la coyuntura económica, ganó fuerza el
sindicalismo, creció la conflictividad social y hubo más huelgas. Era la agudización de la crisis. A
partir de 1919 el enfrentamiento entre trabajadores y patronos adquirió una extremada
violencia, sobre todo en Barcelona, donde se creó el Sindicato Libre (patronos) para actuar
contra los líderes del movimiento obrero valiéndose del pistolerismo (época del pistolerismo).
Así mismo, se puso en práctica la Ley de Fugas, que autorizaba a los cuerpos de seguridad a
disparar contra detenidos que intentaran fugarse. Los sectores radicales del anarquismo
respondieron con acciones violentas que se extendieron también a otras ciudades, con
atentados y asesinatos como los de Eduardo Dato (presidente del Gobierno) y el líder
anarquista Salvador Seguí. En Andalucía la situación de miseria del campesinado, reforzada por
el aumento de precios, dio paso al llamado trienio bolchevique, desde 1918 a 1920. Hasta
entonces, en la región, con una mayoría de trabajadores del campo, la agitación social no
había sido muy importante; sin embargo, entre estos años y debido a la miserable situación de
los jornaleros, se van a producir huelgas, quema de cosechas, ocupación y reparto de tierras y
toma de ayuntamientos, bajo la dirección de la UGT Y la CNT. La declaración del estado de
guerra y una dura represión pondrán fin a estas revueltas en 1920.
A principios de la década de 1920 España vivía una situación difícil. Fue el pretexto utilizado
por Miguel Primo de Rivera (Capitán General de Cataluña) para proclamar la dictadura en
1923.
Gobiernos ineficaces.
Corrupción política.
Política centralista. Prohibición de la bandera catalana y limitación del uso del catalán
al ámbito privado.
Creación de la Unión Patriótica a modo de partido único, sin ideología definida, cuya
única misión era apoyar la dictadura de Primo de Rivera.
El éxito de los primeros años de la dictadura fue acabar con la guerra de Marruecos. Miguel
Primo de Rivera era partidario de abandonar el Protectorado por los enormes gastos que
acarreaba y por la oposición popular a la presencia española en Marruecos. Por ello, preparó la
retirada de Marruecos pese las protestas de los militares africanistas.
En 1925, ante un ataque de Abd-el –Krim en la zona de soberanía francesa, se decidió la acción
conjunta franco-española.
Una vez consolidado el régimen, se sustituyó el Directorio Militar por el llamado Directorio
Civil, integrado por civiles y militares. El objetivo era institucionalizar la dictadura. Con este
propósito, en 1927, se creó una Asamblea Nacional Consultiva, sucedáneo de Parlamento,
compuesto por miembros de la Unión Patriótica, elegidos por sufragio indirecto, y por
funcionarios de la administración nombrados por el Gobierno. La Asamblea Nacional
Consultiva elaboró una pseudo-constitución, que no llegó a entrar en vigor.
Fueron importantes las exposiciones internacionales del año 1929. En Sevilla, exposición
Iberoamericana y en Barcelona, exposición internacional. Fueron una operación de prestigio
de la dictadura con el propósito de impulsar el desarrollo económico y el comercio. Juzgadas
hoy tuvieron escaso éxito económico, pero supusieron importantes reformas urbanísticas.
En la política social se creó el Consejo Nacional del Trabajo para resolver los conflictos
laborales y se legisló sobre contratos, accidentes laborales y subsidios. Habría unos comités
paritarios para mediar entre la patronal y los trabajadores.
Primo de Rivera intentó atraer a su política a los líderes sindicales moderados como Francisco
Largo Caballero (UGT) quién, durante unos meses y a título personal, aceptó formar parte del
Consejo Nacional del Trabajo. Por el contrario, la CNT estuvo prohibida y los comunistas fueron
perseguidos.
Pese a que la dictadura, como solución provisional, fue aceptada por una gran parte de los
españoles, se ganó la oposición de muchos cuando fue evidente su intención de perpetuarse.
Así, la oposición al régimen se generalizó entre los siguientes grupos:
La UGT rompió sus relaciones con el gobierno y los anarquistas crearon la Federación
Anarquista Ibérica en 1927 (FAI).
El día 14 de abril se proclamaba la Segunda República Española y, ese mismo día, Alfonso XIII
partía para el exilio en Italia.