A10 SERNAM - Ruta Crítica
A10 SERNAM - Ruta Crítica
A10 SERNAM - Ruta Crítica
cl
El cuadro Nº1, sintetiza los factores impulsores internos y externos que influyen en el
primer paso que dan las mujeres en su Ruta Crítica. Es importante insistir en el
aspecto particular para cada mujer de la Ruta Crítica, estos factores pueden estar
presentes simultáneamente y no ser considerados subjetivamente por una muje r como
un elemento activador de su acción.
20
OPS, Programa Mujer, Salud y Desarrollo. Ruta Crítica de las mujeres afectadas por la violencia
intrafamiliar en América Latina (Estudios de casos de diez países). 2000. Pág. 89.
19
Cuadro Nº1
Factores Impulsores
? onvencimiento
C de que el/la L
?a violencia misma ejercida contra ellas
agresor/a no va a cambiar
Convencimiento de que los recursos ?
? La violencia contra hijos e hijas
personales se han agotado
Enojo y desamor
? Apoyo de personas cercanas
?
? stado de
E saturación con la C
? ondiciones materiales y económicas
situación favorables
Cuadro Nº2
Factores Inhibidores
20
gubernamentales de mujeres
A pesar de la fuerza que tienen estos factores inhibidores sobre la subjetividad de las
mujeres en su decisión de comenzar una vida libre de violencia, existen situaciones
límites objetivadas por éstas como aquellas que ponen en riesgo sus vidas y la de
terceros/as de importancia para ellas. La OPS denomina estas situaciones como
Factores precipitantes “si bien no existe un único factor precipitante o única razón por la
que las mujeres inician una Ruta Crítica, generalmente el punto de saturación está
asociado a momentos particulares de agresión” (OPS, 2000: 102).
Una vez que las mujeres han optado –luego de hacer una evaluación de los pro y
contras- por salir de la vida de violencia que experimentan, una de las acciones más
difíciles, es el romper el silencio y contar su experiencia a otro/a. Este es el
reconocimiento público de la violencia que ella ha vivido (entendiendo con ello más allá
de las relaciones íntimas de pareja).
Sin embargo el paso más crítico en la ruta es la denuncia de las mujeres a su agresor/a
en instancias judiciales y policiales (OPS, 2000). Muchas veces ellas hacen un paso
anterior que es acudir a lugares intermedios como iglesias, centro de mujeres,
organizaciones no gubernamentales, etc., donde encuentran una primera acogida,
donde buscan aquietar su angustia para continuar al lado del/la agresor/a creyendo
muchas veces que la situación puede cambiar.
Pero la decisión de denunciar al agresor/a no solo tiene que ver con la evaluación que
las mujeres hagan de la posibilidad de revertir la situación de violencia que vive en su
relación de pareja, muchas veces tiene que ver con suponer o haber vivido una
victimización política-institucional por parte de las instancias judiciales, policiales y de
salud.
Esto nos lleva necesariamente a hablar lo que la OPS ha denominado las trayectorias
recorridas que para cada mujer puede parecer distinta, en general las situaciones
tienden a replicarse para las mujeres víctimas de violencia: decidir terminar con la
situación de violencia, volver a su relación de pareja, buscar ayuda en iglesias, volver
21
con el/la agresor/a, terminar con éste/a, denunciarlo/a, no encontrar respuestas en las
instancias a las que acude, desorientarse ante la revictimización, etc.
La experiencia, con miles de mujeres que han vivido violencia y a decir del estudio
citado de la OPS, corrobora el hecho que este proceso tiene implicancias propias de las
mujeres y de carácter institucional-normativo. Además tal como indica la OPS (2000),
las trayectorias que emprenden las mujeres lamentablemente son fragmentadas y no
integrales. La respuesta institucional no trabaja la problemática de la violencia de
manera integral, por ende las mujeres deben acudir a las distintas instancias si desean
resolver la dimensión legal, de salud, o bien buscar la acogida emocional frente al
proceso iniciado.
21
ASOCIACIÓN “SOBREVIVIENTES”. “Análisis sobre la situación de violencia en contra de la Mujer en
Guatemala”. En www.sobrevivientes.org/docs/AnalisisSitMj.pdf
22
Agrupación de familiares de mujeres víctimas de violencia y mujeres sobrevivientes de la violencia por
parte de sus parejas.
22
Un segundo estudio revisado se titula “Ruta Crítica y Percepción de la Violencia
Intrafamiliar contra la Mujer en el Consejo Popular “Los Maceo””23 y fue realizado en el
año 2003 por el MEDISAN en Santiago de Cuba. En general, los resultados de este
estudio dan cuenta de la importancia de la familia y el círculo social cercano en el inicio
de la Ruta Crítica (el 25,0 % de las mujeres contó primero de la violencia a la madre,
seguido por las/os amigas/os en 20,83%, mientras que acudir a prestatarios/as de
servicios del sector salud o jurídico-legal de primera instancia fue prácticamente nulo);
de los sectores institucionales más relevantes para el proceso de Ruta Crítica destacan
el sector jurídico, luego el de salud y en tercer lugar la policía; sobre la efectividad del
apoyo institucional éste solo es evaluado como efectivo en un bajo porcentaje de casos.
Sobre la visión institucional del problema de la violencia contra la mujer en la pareja, se
constató que una baja proporción de los/as prestatarios/as del sector salud (44,44 %)
identificaron la violencia como problema y más del 50% de estas/os funcionarias/os
declararon no conocer el procedimiento legal seguido ante una víctima de este tipo de
violencia.
23
Orozco González MI, Valdés García LE, Fuentes Sánchez N, García Gutiérrez J, Palú Orozco A. “Ruta
Crítica y percepción de la violencia intrafamiliar contra la mujer en el Consejo Popular “Los Maceo””
[artículo en línea]. MEDISAN 2003. En: http://bvs.sld.cu/revistas/san/vol7_4_03/san02403.htm
23
ellos te compran, ellos creen que tu personalidad se tiene que ir anulando para que
aflore la de él”.
V. CONCLUSIONES
Por otra parte, como se pudo observar, gran parte de la Ruta que emprenden las
mujeres maltratadas, por las instituciones o servicios públicos -o al menos sus
preámbulos-, generalmente se realiza en paralelo a otra ruta, que tiene lugar en la base
social y en el entorno cercano de éstas, y cuya principal función es la de la legitimación
de la situación de violencia como un problema, para dar paso a la constitución de éstas
en sujetos de acción respecto de este diagnó stico. Algunas de las instituciones de
primer nivel (salud, policía, municipios) juegan un papel importante en esta primera
constatación. No obstante, es central el papel de las otras redes sociales no
institucionales con las que cuentan las mujeres y también del contexto social general
donde ellas se insertan (comunidad) al momento de configurar la VIF como problema.
216
profundamente imbricadas, determinándose mutuamente en su curso y resultados.
Finalmente se tratará como punto aparte los principales nudos críticos de la Ruta, de
modo de identificar ámbitos de intervención relevantes para las propuestas de políticas
en VIF.
1.1. La Ruta Crítica como un proceso construido desde las subjetividades de sus
actores/as
El presente estudio abarca dos miradas: una mirada desde la subjetividad de las
mujeres, y una mirada desde quiénes están en posiciones de encontrarse con ellas en
diferentes lugares sociales, para asistirlas, para acompañarlas, para ejercer su función
como actores/as sociales respecto de la problemática que ellas viven.
La primera perspectiva, desde la subjetividad de las mujeres, recoge los sentidos que
cobra la petición de ayuda en el contexto de la historia particular de cada mujer. Cada
historia implica una compleja constelación de significados que le pertenecen a cada una
de ellas, y sin los cuales no es posible comprender cuáles son las implicancias que
tiene para ella la experiencia que trae, ni cuáles son las motivaciones de la salida que
busca.
Cada mujer nos presenta una salida distinta, con medios diferentes, con
interlocutoras/es distintas/os, con demandas diversas y formuladas a diversas
instituciones. El punto de llegada de la ruta (marcado temporalmente por el momento de
nuestro encuentro con ellas) es diverso de la misma manera. Se presenta una ruta que
se configura cada vez, como una trayectoria única y propia de cada mujer.
217
las salidas que ellas llevan a cabo. Estos nudos están relacionados con el lugar que
ocupan los/as otros/as, las/os terceros para la mantención de la dinámica de violencia o
para su detención. Estas/os terceras/os son siempre, en primer lugar, aquellos/as
cercanos/as, parientes, amigas/os o vecinos/as, con quienes las mujeres mantienen
relaciones significativas, y que juegan un rol fundamental en la resolución de la
violencia que han experimentado en sus relaciones de pareja. Pero también son los/as
terceros/as de la red institucional, que se convierten en significativas/os por la cualidad
de este encuentro, en un contexto de sufrimiento, riesgo, vulnerabilidad, etc. Es un
momento intersubjetivo de alta intensidad, por lo que el clima, los contenidos y la
entonación de este encuentro resultan vitales en la consecución de esta ruta.
El modo en que cada funcionario/a comprende su rol en relación con la demanda de las
mujeres está íntimamente relacionado con el modo en que escucha la problemática y la
demanda, repercutiendo en el tipo de relación que establece con ella y tipo de recursos
que pone a su disposición.
A partir de los resultados de este estudio también es posible reconocer que estos
discursos están cruzados por conceptualizaciones institucionales de la violencia, siendo
reconocibles algunas políticas institucionales respecto al abordaje del fenómeno, que
son diferentes según el contexto en que se encuentran. De este modo, por ejemplo, el
abordaje de los Servicios de Salud está cruzado por la política de atención integral de la
familia, mientras que el abordaje del Ministerio Público está fuertemente orientado a la
persecución penal del delito.
Resulta interesante observar hasta qué punto las políticas institucionales están
entretejidas en los modos más subjetivos de afrontar la violencia de cada funcionario/a.
Esto entrega nuevas pistas acerca de las posibilidades que tienen las instituciones de
traspasar miradas, conocimientos e interpretaciones que se traduzcan en las prácticas y
en los modos de establecer las relaciones con las usuarias.
218
En resumidas cuentas, la Ruta Crítica se trata más bien de un proceso de construcción
intersubjetiva, de un encuentro entre la subjetividad de cada mujer y la de aquellos a
los/as que acude o que van en su ayuda.
La pregunta por la Ruta Crítica tiene que ver entonces con intentar identificar aquellos
aspectos de estos encuentros que implican avances, detenciones, retrocesos o
entorpecimientos a la resolución de la problemática vivida. A partir de estos resultados,
se puede plantear que estos nudos son reconocibles solo en el contexto de una
compleja dinámica de vinculación entre la mujer y esas/os otras/os, de la red primaria o
institucional.
La Ruta Crítica puede entenderse desde las mujeres como un proceso gradual de
reconocimiento y activación de los propios recursos personales, que pueden leerse
como diversidad de capitales humanos, sociales, materiales, simbólicos, etc., con los
que cuentan éstas de forma latente al momento de iniciar la ruta, y cuya activación
genera un fortalecimiento de los recursos existentes y la adquisición de otros nuevos, a
medida que se avanza en el proceso de fortalecimiento de el nuevo sujeto de acción-
mujer. Este proceso es sumamente complejo y varía en cada una de las experiencias o
rutas emprendidas, no obstante se puede distinguir algunos factores que actúan
determinando la forma y el momento en el que estos recursos se ponen en acción.
El desarrollo y resultados del proceso de Ruta Crítica se configuran en relación con una
serie de factores que determinan la búsqueda de ayuda y la salida de la situación de
violencia, facilitándola u obstaculizándola.
219
El proceso de búsqueda del reconocimiento de estas/os terceras/os es desarrollado de
forma constante por las mujeres antes y durante la Ruta, siendo para ellas necesaria la
actualización permanente de esta legitimidad social de su problema y sus demandas.
No basta, entonces, con una primera acogida y reconocimiento, sino que es necesaria
una re-validación constante del discurso de las mujeres afectadas y sus necesidades.
Por último, y en algunos de los casos revisados en este estudio, el inicio mismo de la
Ruta es accionado por un /a tercero /a, que también se ve en cierto modo afectado por la
VIF, generalmente hijos/as u otras/os parientes, quienes toman la decisión de intervenir
y recurrir a las instituciones frente a una situación donde la agresión alcanza un punto
de quiebre.
220
hogar y la familia, naturalizándose también el maltrato y la sumisión de las mujeres a
este poder.
En tanto expresión de estos patrones, la violencia contra las mujeres de parte de sus
parejas también se encuentra legitimada y naturalizada por el contexto social y por las
mujeres mismas, haciendo difícil su reconocimiento y visibilización (ya que lo que
ocurre en el hogar forma parte de lo privado) y su afrontamiento, que significa
necesariamente para las mujeres poner en tensión – al menos- el deber ser
socialmente construido, lo que les implica romper con las expectativas del medio y las
propias acerca del cómo debe desarrollarse la vida de una mujer, con ciertas
características y en ciertos contextos. Es así como un entorno social donde las pautas
de género tradicionales se encuentran en transformación y/o en cuestionamiento,
significa un terreno más fértil para que las mujeres desarrollen su Ruta de salida de la
VIF.
221
de la oferta pública disponible en este nivel de servicios, lo que, hasta cierto punto, las
enfrasca en un dilema recursivo, ya que para acceder a la ruta institucional es
necesario que cuenten con cierto acceso previo y paralelo a la oferta pública. Esta
necesidad de acceder se hace patente especialmente ante las instituciones de justicia,
donde el apoyo profesional es fundamental para el ajuste de las demandas de las
mujeres al lenguaje legal y para la acción y comprensión del proceso que puedan tener
éstas una vez judicializadas sus demandas.
Puede ser un episodio de violencia grave o una situación que en la historia del abuso
marca un punto de quiebre que se cruza con un proceso de cambio personal (agote,
humillación) y se traduce en capacidad de acción. Los casos más evidentes de esta
percepción de límite se relacionan con la activación de un instinto de sobrevivencia,
frente al peligro vida de hijos/as o la propia.
En la medida que existe la idea de que una institución (Carabineros , tribunales, etc.)
podría escuchar y validar algo del malestar de las mujeres es que hay una mayor
posibilidad de acercamiento. Esto se encuentra muy relacionado con la red social que
es la que transmite esta percepción de que ahora se escucha a las mujeres o de que
hay lugares donde te pueden ayudar, dando pie a la apertura del tema; pero también se
relaciona con la validación social de la violencia contra las mujeres en la relación de
pareja como un asunto público, es decir, en el que el Estado y sus instituciones están
llamados a intervenir.
Se pueden distinguir tres ámbitos en los que se configuran los principales obstáculos al
proceso de inicio y continuidad de la Ruta Crítica para las mujeres que la emprenden:
ellas mismas, las instituciones y el contexto social en amplio. Si bien estos ámbitos
están imbricados y son interdependientes, se distinguen los obstáculos en cada uno de
ellos con fines analíticos:
222
1. En las mujeres
• El “Miedo a…”
Dado que la salida la VIF implica muchas veces la ruptura de ciertos modelos
normativos -fundadas principalmente en el género pero también en otras estructuras
como el status social-, la Ruta Crítica y su desarrollo imponen en las mujeres el miedo
a la sanción o rechazo social, por el incumplimiento de las expectativas sociales
creadas en función de estos modelos. Específi camente respecto de las condicionantes
de género, las mujeres experimentan miedo por las consecuencias de sus acciones en
otras/os especialmente en sus hijos/as, temiendo por los efectos en ellos/as de no tener
una familia “normal”, enfrentar situaciones de incertidumbre económica o “dejarlos/as
sin padre”. Las mujeres evalúan sus decisiones y acciones de forma importante en
función de sus implicancias para estos/as otros /as, por quienes se debe vivir, siendo
dificultoso para ellas individualizar sus necesidades.
Estos temores no deben interpretarse como inmovilización sino como una fuerza (o
movilización diversa) que se expresa en el desarrollo de estrategias por parte de las
mujeres, que apuntan a generar un objetivo: su supervivencia y a la de sus hijos/as, la
mantención de su proyecto de vida, la adecuación con el deber-ser femenino, evitar el
reproche social, etc.
El peso del silencio y la dificultad de dar el primer paso hacia la externalización, vía
habla de la situación de abuso vivida es un factor gravitante en las trayectorias de las
mujeres. El silencio y su ruptura marcan un antes y un después en la Ruta Crítica, que
coincide con un proceso progresivo de apertura/reconocimiento que se plasma en
decisión y acción. El proceso de contar a otro/a es a la vez el proceso de construcción
y legitimación de una realidad (la situación de abuso vivida) y de una actora (la mujer).
Las mujeres tienden a mantener el abuso que sufren bajo un manto de silencio durante
muchos años, lo que en parte se relaciona con la persistencia de la concepción de la
VIF como un problema privado o “de matrimonio” y también con la prevalencia de otras
concepciones culturales como: el imperativo femenino de no molestar o no hacer sufrir
223
a las/os demás, el no mostrar el dolor a otros/as, la vergüenza de hablar por miedo al
reproche social, etc. En tanto problema privado, la vivencia de la violencia queda
adscrita al/la individuo y su relación de pareja, lo que reafirma en las mujeres la
sensación de soledad y la tendencia al aislamiento social, ambos también como
mecanismo de protección ante la serie de miedos presentes a la hora de evaluar los
costos y beneficios el hablar o no hacerlo.
El paso que da inicio a la Ruta así como su continuidad choca con necesidades
prácticas de las mujeres y sus hijos/as como son la sobrevivencia económica y la
necesidad de tener un hogar donde cobijarse. Las decisiones y acciones de las mujeres
dependen de las posibilidades reales de cubrir estas necesidades. La dependencia y la
violencia económica constituyen factores gravitantes en las historias de abuso y forman
parte central de las estrategias de control y manipulación de los/as agresores/as.
Por otra parte, el inicio y desarrollo de la Ruta implica para las mujeres una serie de
procesos de rupturas con elementos y modelos profundamente arraigados, que
224
involucran angustia y dolor para ellas. Estos procesos son vividos como duelos de
diverso origen: duelo por el quiebre de proyecto de vida, duelo por romper el modelo de
ser mujer, duelo por los costos en a l s/os hijas/os, duelo de la relación de apego con
otro/a, etc, todo lo cual debe ser superado –o al menos amortiguado- por las mujeres.
La forma en que las mujeres y sus procesos internos se encuentran con las
instituciones, sus prácticas y procedimientos se caracteriza como un proceso de ajuste,
entre las demandas de las mujeres y los recursos institucionales, enmarcada en
diversos grados de flexibilidad.
Frente a las instituciones las mujeres aparecen como entes multidemandantes que
exceden los límites funcionalmente establecidos para la labor específica de cada
organismo.
Del lado de las mujeres la decisión de buscar ayuda para resolver una situación que se
reconoce como problema, no siempre es igual a la decisión de terminar con la relación
abusiva, y si ésta se configura, tampoco es necesariamente igual a la decisión respecto
del cómo lograr este objetivo. Frente a esta diversidad de situaciones la ayuda
estereotipada que reciben las mujeres desde las instituciones puede representar una
dificultad en la relación con éstas y en la evaluación de las respuestas que ellas
realizan. Se produce entonces una discordancia entre las expectativas de resolución de
las mujeres y las lógicas y practicas institucionales, lo que puede traducirse en una
desmotivación para la continuidad de la Ruta para las mujeres y en una sensación de
sobre demanda para las/os operarias/os de la oferta pública en VIF.
225
• Desinformación, desconocimiento de los procesos e instituciones
Se relaciona con los diversos grados de conexión previa de las mujeres con
institucionalidad base de la Ruta, con sus experiencias anteriores de acceso a la oferta
pública y con la disponibilidad de apoyo profesional especializado/a, lo que determina
las posibilidades de maniobra de las mujeres en los contextos institucionales.
Aparece aquí el nudo y la necesidad de delimitar con claridad las expectativas respecto
a los tiempos y a lo qué pueden conseguir las mujeres en cada instancia.
3. En el entorno social
226
contar con una red social de calidad, es decir, compuesta por sujetos sensibles al
problema de la violencia de pareja y sin una visión estereotipada o castigadora del
mismo, dispuestos/as a escuchar y a aconsejar a las mujeres y con cierto nivel de
información que contribuya a dar un paso certero en la Ruta.
La primera constatación que se hace en las historias de vida de las mujeres, es que la
relación de violencia existe – se inicia, se mantiene, se detiene – en un escenario más
amplio, que implica las relaciones con las/os otras/os. En todas las historias aparecen la
red primaria (familia nuclear, extensa, vecinas/os, cura, etc.) como los/as primeros/as
en establecer relaciones con las mujeres, que permiten el reconocimiento y la detención
de las agresiones o, por el contrario, el silenciamiento y la mantención de las dinámicas
abusivas, solo en cuanto esta red se agota, en el sentido de no poder responder
adecuadamente o no poder proveer de recursos más sofisticados que requiera la
resolución del fenómeno, aparece la petición de ayuda a la red institucional. Esta red
institucional también se constituye como otro con quien establecer una relación.
Las mujeres retratan en sus historias hasta qué punto la respuesta de las/os otras/os es
decisiva en la visualización de posibilidades de salida de la relación de abuso. En todas
las historias, éstas se encontraron con otros/as que desconfirmaron la existencia de la
violencia, que minimizaron sus manifestaciones, que no las reconocieron en sus
derechos fundamentales.
227
es opuesto al anterior. El/la otro/a se configura como alguien que no solo reconoce la
violencia, sino que reconoce a la mujer, sus derechos y sus posibilidades. Es un/a
otro/a que la valida a ella misma como sujeto, en medio de una relación inaceptable.
Ese/a otro/a se configura también como capaz de comprender lo que la mujer ha
vivido, tanto desde lo afectivo, como desde lo cognitivo, entablando una relación de
reconocimiento que es nueva en sí misma para esta mujer.
1.2. La Ruta Crítica como proceso de encuentro entre las mujeres y la red
institucional
228
1.2.1. Los imaginarios y concepciones sociales sobre la VIF en las instituciones
229
SERNAM (encargadas VIF, OIRS) y otras como salud y CAJ que tienen más
incorporado el tratamiento de la VIF en su labor institucional. Para estos discursos el
foco de la problemática en VIF son las mujeres, y en segundo término sus familias,
siendo el principal objetivo la concientización personal, el empoderamiento y la
protección de derechos de las mujeres. El carácter emotivo sería un componente
importante de la VIF, pero no resultaría tan problemática su absorción por el sistema
institucional dado que se comprende como parte central del fenómeno, aunque no único
elemento a intervenir.
La concepción de la labor del func ionario público como ajena a los problemas privados
o de familia, se acentúa a medida que se asciende en la escala institucional de la Ruta
Crítica. Dependiendo de la consideración de su naturaleza más o menos privada o
pública, es que se evalúa la inserción de la VIF en el espacio institucional y la
capacidad de otorgar respuestas apropiadas desde los procedimientos y recursos
propios de cada instancia. Pasamos así al segundo punto que marca una inflexión en el
discurso de los/as funcionarios/as de los diferentes servicios de la Ruta: la disyuntiva
sobre la competencia de las instituciones públicas para el tratamiento de la VIF y la
inadecuación entre las demandas de las mujeres y las respuestas institucionales
posibles.
Desde la cultura institucional se visualiza una mujer que pide ayuda más bien desde un
lugar pasivo, solo demandante, desprovisto de recursos, de deseos, necesidades y
maneras de comprender su situación. Hay una visión estática y rígida no solo de la
mujer sino de sí mismos y de su rol o respuesta. Desde esta descripción es difícil
sostener las dinámicas diversas, ambivalentes y de avances y retrocesos de un proceso
que es eminentemente dinámico, complejo, móvil.
230
1.2.2. Los niveles de la Ruta y el rol de las instituciones en el abordaje público de
la VIF
En su Ruta para enfrentar la situación de abuso que las afecta, las mujeres acuden a
una serie de instituciones, en una secuencia de pasos, no necesariamente lineal e
incluso recursiva pero que, en parte importante de los casos, las conduce a la
búsqueda de una solución vía sistema de justicia con la consecuente judicialización de
su problema .
Al inicio de este proceso, las mujeres deciden buscar ayuda, en un sentido amplio, es
decir, como satisfacción de necesidades de “contención”, “consejo”, “amparo”,
“protección”, etc., aproximándose a las instituciones con el objetivo de satisfacer esta
demanda aún un tanto difusa, pero que proviene de la convicción respecto de la
necesidad de actuar frente a una situación anormal, limite o intolerable.
Poco a poco, a partir de las respuestas que encuentran en las instituciones a las que
acuden y también gracias a la intervención de aquellas/os terceras/os significativas/os
no institucionales (redes sociales en amplio), la demanda de ayuda de las mujeres va
adquiriendo forma institucional, es decir, ajustándose a los criterios dispuestos por las
diferentes instituciones, de modo de traducir aquellas necesidades inicialmente difusas
en demandas de recursos, servicios o apoyos concretos: garantías de integridad,
sanciones, medidas de protección, tratamiento, apoyo psicosocial, etc.
eros
Carabin
CAJ
dad
Municipali
alud
Ay
ud Centro de S
a
Momento en
que el
fenómeno Productos Institucionales
toma ‘forma
institucional’
Demanda
Mujer difusa
Multidemanda
231
La demanda de las mujeres se ve compelida a ajustarse a la gama de productos
institucionales disponibles. En este proceso es orientada y, a veces, conducida por las
propias instituciones a las que acude, con quienes se co-define el camino a seguir para
alcanzar la solución a su problema. No obstante la adecuación de la demanda de las
mujeres afectadas por VIF a los criterios y ofertas institucionales no es un proceso
simple y –como se verá más adelante - sus resultados muchas veces generan
insatisfacción en las mujeres y también en los/as funcionarios/as de las diversas
instituciones.
El siguiente esquema presenta las funciones definidas para cada uno de los
organismos de la Ruta considerados en el estudio, de acuerdo a la percepción de sus
funcionarios/as:
CARABINEROS
Acoger denuncias
(“guardia”, “población”)
Hacer “partes”
FISCALES
Resguardar medidas
“Investigar para
Cautelares (proteger)
A condenar”
C
O CENTROS DE
SALUD D
G R
Acoger, Diagnosticar E
E y tratar. DEFENSORES E
R
R Derivar cuando demanda Defender al imputado S
I Salida
excede funciones Enfatizar casos O
Entrada Aconsejar, orientar V de la
específicos L
a la en la Ruta A Ruta
O V
R
Ruta R E
OIRS Sernam R
I Informar a las mujeres A
E sobre sus derechos JUECES/ZAS
N Enseñar nuevos valores
DE FAMILIA
T para la acci ón
Mediar y dirimir
contra la VIF
A conflictos familiares
R
CAJ
Atender psicosocial y
jurídicamente la VIF
232
MUNICIPIO
Orientar a mujer
para búsqueda de solución
a su problema
Las instituciones de primer nivel tienen como parte de su labor la derivación de las
mujeres hacia las diferentes instancias de salida de la Ruta, siendo estas últimas las
encargadas de dar una resolución a la problemática delineada. Es necesario establecer
que igualmente existen procesos de derivación de la demanda entre las instituciones de
primer nivel, siendo las entradas más naturales de la Ruta Carabineros y Servicios de
Salud; mientras que las otras instancias que hemos ubicado en el nivel de la acogida, la
orientación y el apoyo, pueden ser instancias a las cuales se deriva la demanda desde
estas instituciones básicas.
Mientras las posibilidades de ingreso a la Ruta Crítica son diversas para las mujeres,
las posibilidades de resolución o salida de este camino se reducen al ámbito de las
instituciones de justicia (de familia y penal), lo que demuestra una importante
judicialización de la problemática de la VIF a nivel de respuesta pública. De una u otra
forma, las instituciones de primer nivel conducen a las mujeres hacia los canales
judiciales en la búsqueda de ayuda para resolver sus demandas y en este camino, la
oferta institucional disponible se va restringiendo –a modo de pirámide-.
De todas formas cabe hacer la salvedad de aquellos casos que llegan a las instancias
judiciales sin haber pasado previamente por las instituciones de acogida u orientación.
Estos casos se presentan como demandas directas al sistema de justicia y, en general,
son evaluados como potenciales deserciones en la Ruta, precisamente a falta de la
contención y asesoramiento iniciales.
También existiría una derivación recursiva desde las instituciones de salida de la Ruta
nuevamente hacia las de primer nivel, dado que, muchas veces, las resoluciones
judiciales consisten en soluciones que se traducen en entrega de servicios
psicosociales, como terapias, tratamientos de rehabilitación, etc. En estos casos la Ruta
Crítica se ve encapsulada en sí misma.
Por último cabe agregar dos tipos de instituciones que forman parte relevante de la
Ruta, a pesar de que no fueron objeto directo de este estudio, pero cuya relevancia se
desprende de las experiencias de las mujeres. En primer lugar se encuentran los
Centros de la Mujer con dependencia de SERNAM que forman parte de las
instituciones de acogida y orientación, pero que se sitúan en un nivel un tanto más
233
complejo que las demás en tanto entregan servicios de acompañamiento de las
mujeres, al menos durante una parte importante de su proceso de enfrentamiento del
abuso que viven en su hogar.
Con estas salvedades, el diagrama de la Ruta Crítica de las mujeres queda configurado
como sigue:
FISCALES
CARABINEROS
R
DEFENSORES E
A CENTROS DE S
C SALUD D
O
O E
L
G R
I V Salida
E
OIRS E de la
R V
Entrada SERNA R Ruta
a la M
A
R JUECES/ZAS
Ruta DE FAMILIA
O Centros de
R la Mujer A
I SERNAM
E
N
SOBREVIVIR
T CAJ
A
R JUNJI, Casa acogida
Organismos
área trabajo INTEGRA SERNAM
MUNICIPIO
DERIVACION A…recursividad
El carácter de la salida de la Ruta para las mujeres se asocia con la gravedad de la VIF
vivida por ellas. En los casos de violencia física grave, es más probable que la
resolución judicial se plasme en una sanción penal hacia el/la agresor/a. Mientras que
en los casos de resoluciones reparatorias, más asociadas a violencia física leve o
psicológica, el sistema tiende a salidas recursivas.
234
Como se apreció, el carácter predominantemente emotivo de la demanda asociada a la
VIF, es percibido por los/as funcionarios/as como un elemento central en la naturaleza
de este problema. Sin embargo, esta naturaleza no es fácilmente integrada por todas
las instituciones de la Ruta, sino que constituye un elemento extraño y desestabilizador
en ciertos contextos institucionales, especialmente aquellos donde priman las lógicas
normativizantes por sobre las de acogida y contención, como son las instituciones de
justicia.
Las demandas de las mujeres afectadas por VIF serían vistas como inadecuadas en los
espacios institucionales y de acuerdo a las funciones que se definen como propias de
cada institución, en diversos modos:
• Respecto de las normas y los procedimientos de las instituciones,
• Respecto de los recursos y servicios disponibles,
• Respecto de los resultados o salidas posibles para estos problemas en cada
institución.
235
Normas
Procedimientos
DEMANDA MUJERES
VIF
-Acogida, contención TENSION
-Solución, Servicios INSTITUCIONES
INADECUACION
-Sanción Recursos
-Restauración
Resultados
Salidas
Insatisfacción
Desencuentro entre las partes (mujeres/instituciones)
236
los/as entrevistados/as, los resultados del proceso judicial serían ineficientes para
solucionar el problema de la VIF, acarreando más costos que beneficios para las
propias mujeres y sus familias.
Las instituciones de la Ruta se sitúan de diversa forma según estas posibles tensiones
o desajustes entre las demandas de las mujeres y las dimensiones del sistema
institucional:
de
Inadecua
-ción/
Carabineros
Adecua-
Defensores
ción
Fiscales
Centros
Jueces/
Salud
CAJ
OIR
Zas
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238
Otro elemento de peso es la mayor o menor delimitación del rol institucional dentro de
la Ruta, lo que posibilitaría despejar las expectativas y responsabilidades respecto de
las demandas de las mujeres –como es el caso de los organismos de salud-. La
conciencia de ser un eslabón dentro de un proceso global –la Ruta Crítica- , alivia la
carga de los/as funcionarios/as en su labor y relación con las mujeres maltratadas. Por
el contrario, la percepción de ser la resolución o salida de la Ruta, aumenta la
percepción de carga y multidemanda de las mujeres. Es así como los organismos de
base o intermedios cuya labor consiste en acoger y derivar las denuncias o peticiones
de ayuda de las mujeres demuestran mayor capacidad de integrar las necesidades
derivadas de la VIF, mientras que las instituciones de nivel superior o salida de la Ruta,
cuya labor es resolver o solucionar, muestran profundas dificultades para ello.
Así mismo, desde las mujeres, el contar con un acompañamiento previo y durante la
Ruta también facilitaría este ajuste en tanto contribuye a la simplificación de su
demanda, especialmente en los ámbitos de la contención, acogida y orientación,
permitiendo su abordaje en los niveles superiores de la Ruta.
Para las mujeres la Ruta es vivida como un proceso paulatino de apertura y cambio
personal y e ncuentro con la red social e institucional. Como se ha visto, en este camino
las respuestas que encuentran frente a sus demandas de apoyo para superar la
violencia que las afecta son variables y, a la vez, determinantes en la evaluación que
ellas hacen de la viabilidad y necesidad de continuar con la Ruta emprendida. Las
mujeres, su entorno social y la red institucional interactúan retroalimentándose e
incidiendo en el devenir y criticidad del camino de salida de la VIF.
La evaluación que hacen las mujeres respecto de los resultados obtenidos se realiza en
función de sus propias necesidades específicas, variables en cada una de las historias
que ellas protagonizan. La respuesta institucional es decepcionada por las mujeres de
acuerdo a su adecuación o inadecuación con estas necesidades, lo que se traduce en
que no siempre el mismo resultado generará la misma evaluación positiva o negativa.
Por ejemplo, la separación del/la agresor/a no siempre es vista como el resultado
deseado por las mujeres. Las expectativas que las mujeres construyen ante las
instituciones también varían de acuerdo a estas necesidades, lo que complejiza el
proceso de ajuste problemático entre las demandas de las mujeres y la respuesta
institucional en VIF.
239
Un segundo elemento que caracteriza la visión de las mujeres respecto de la respuesta
institucional es el peso que en su subjetividad tiene la respuesta judicial. Las mujeres
reconocen en la justicia un poder de transformación de la realidad, y de sus vidas, que
no siempre es comprobado luego de la finalización de los procesos por el sistema de
justicia. A esto se suman los cuestionamientos de los/as propios/as operadores/as de
este sistema sobre la adecuación de esta salida para la solución de la VIF. Más allá de
ello, las mujeres depositan enormes expectativas en este sistema, que difícilmente son
cubiertas dadas las limitaciones de cobertura, atención especializada y eficacia de los
procedimientos que lo caracteriza. El Sistema Judicial es un importante nudo en la Ruta
Crítica, no solo porque las instancias de salida tienden a concentrarse en este sector,
sino además porque el incumplimiento de las altas expectativas depositadas aquí por
las mujeres implica un desincentivo de mucho peso a la hora de continuar con la Ruta.
1. Aspectos generales
A grandes trazos, la Ruta de las mujeres para enfrentar la violencia de parte de sus
parejas es un proceso problemático para los/as diferentes actores/as involucradas/os
en él. Desde las mujeres se plantea como la puesta en lo público de conflictos y
necesidades vividas por mucho tiempo en el silencio de sus mundos privados, lo que
acarrea para ellas una serie de transformaciones y costos asociados al tensionamiento
240
de sus identidades –de esposas, madres-, de sus proyectos de vida y de la forma en
que, hasta ese momento, habían estructurado sus relaciones familiares y con el entorno
social cercano.
Desde las instituciones, si bien se asume el deber de hacerse cargo de las demandas
de las mujeres afectadas por la VIF, esta incorporación se traduce en una serie de
problemas a nivel de lógicas y dinámicas de funcionamiento propias de estas
instancias, que se ponen en juego al momento de evacuar una prestación o respuesta
ante estas demandas, percibidas como múltiples, difusas o, al menos, complejas para
el sistema. Desde el mundo social el abordaje de la VIF también aparece como un
campo de conflicto en tanto se encuentran diversas visiones respecto de la sociedad, la
familia y las mujeres, que conducen a respuestas múltiples, que caracterizan el ámbito
de la VIF como un terreno en disputa.
En medio de estas tensiones múltiples, es posible distinguir algunos nudos críticos que
tiñen la Ruta de las mujeres:
241
Estas carencias institucionales varían de acuerdo al sector, pero existen al menos tres
puntos comunes a todos ellos: déficit de coordinación interinstitucional, déficit de
recursos materiales y humanos y, déficit de instancias de seguimiento y evaluación.
Específicamente estas carencias se traducen en problemas como:
2. Problemas sectoriales
El siguiente cuadro sintetiza los principales nudos detectados en cada una de las
instituciones de la Ruta Crítica abordados en este estudio:
CARABINEROS
242
• Alta rotación de funcionarios/as: se pierden sujetos capacitadas/os y los
vínculos generados con la comunidad.
SALUD
OIRS SERNAM
243
• Escasa disponibilidad de tiempo para la atención de cada usuaria, impide
abordaje adecuado de la VIF .
• Dependencia de usuarias con el servicio: derivación recursiva, se
demanda protección y asistencia gub ernamental. Imagen SERNAM
(poder paralelo a la justicia).
CAJ
MUNICIPIO
SECTOR JUSTICIA
MINISTERIO PUBLICO
244
• Mal uso del sistema penal por parte de las víctimas: no ad hoc a fines de
la acción de persecución penal (se busca amedrentar/sancionar).
• Mujeres percibidas como factor de desviación del sistema penal.
• Cuestionamiento a la sanción penal como salida a VIF. Costos de sanción
al/la agresor/a mayores que costos de VIF.
• Falta de comprensión integral: autonomía económica, dependencia
emocional. Sanción penal, imposición social no adecuada a la realidad de
las mujeres VIF .
• Derivación inadecuada: otros organismos (Tribunales de Familia) deriva
para resolución en Ministerio Público otros asuntos camuflados en VIF
(alimentos, tuición, etc.).
• Ausencia de una visión integral de la VIF y sensibilización sobre el tema
en los/as funcionarios/as.
• Desconocimiento de los pasos de la Ruta (jueces/zas y fiscalas/es) .
• Decisiones poco realistas: como la solicitud de exámenes psicológicos y/o
físicos inverosímiles de realizar en el sistema de salud pública, o pedir
medio de prueba judiciales imposibles de conseguir por las mujeres.
TRIBUNALES DE FAMILIA
245
DEFENSORIA
SOCIEDAD CIVIL
246