A10 SERNAM - Ruta Crítica

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Departamento de Estudios y Capacitación

Documento de Trabajo Nº 107

“Análisis y Evaluación de la Ruta Crítica


en Mujeres Afectadas por Violencia
en la Relación de Pareja ”

Santiago, Enero de 2009

El presente trabajo fue realizado por encargo del Departamento de Estudios y


Capacitación y la Unidad VIF del Servicio Nacional de la Mujer, por al Corporación
DOMOS y el Centro Clínico, Corporación La Morada.
intrafamiliar, ya no solo como una demanda ciudadana plasmada en la agenda
gubernamental, o como un enfoque de equidad de género, sino que también como una
prioridad social de mejoramiento de las relaciones humanas. Vale decir, este estudio
sobre la Ruta Crítica también se enmarca en la tarea de cautelar que toda acción del
Estado intente articular y sistematizar una defensa eficaz de los derechos de las
mujeres que logre articularse con un mejoramiento conjunto de la calidad de vida de
todos/as los/as chilenos/as.

3. La Ruta Crítica de las mujeres víctimas de violencia en la pareja


Se comprende por Ruta Crítica el proceso que “se construye a partir de decisiones
tomadas y acciones ejecutadas por las mujeres afectadas por la violencia intrafamiliar y
las respuestas encontradas en su búsqueda de soluciones. Este es un proceso
iterativo constituido tanto por los factores impulsores e inhibidores relacionados con las
mujeres afectadas y las acciones emprendidas por éstas, como por la respuesta social
encontrada, lo que a su vez se convierte e n una parte determinante de la Ruta Crítica.
En ese sentido, con este concepto se reconstruye la lógica de las decisiones, acciones
y reacciones de las mujeres afectadas, así como la de los factores que intervienen en
ese proceso”20.

Respecto a los factores de respuesta que constituyen el ámbito institucional se


encuentran los de acceso, disponibilidad y calidad de los servicios, los cuales a su vez
están determinados por elementos estructurales y de carácter normativo, como también
por las concepciones de mundo de los/as agentes prestatarios/as de los servicios
públicos, los cuales a su vez determinan las actitudes y comportamientos de los/as
mismos.

A decir de la OPS, Corporación La Morada y el trabajo que DOMOS ha realizado


durante más de dos décadas en atención directa con mujeres que viven o vivieron
algún tipo de violencia en su relación de pareja, todos los factores anteriormente
mencionados se “interrelacionan entre sí y actúan sobre la subjetividad de las mujeres
para fortalecerlas o debilitarlas en su decisión de iniciar y continuar una ruta de
búsqueda de ayuda y soluciones. (...) La subjetividad termina siendo la dimensión en la
que se construye el sentido el proceso de la Ruta Crítica y la que explica cómo un
mismo elemento puede convertirse en factor impulsor o inhibidor.” (OPS, 2000: 89).

El cuadro Nº1, sintetiza los factores impulsores internos y externos que influyen en el
primer paso que dan las mujeres en su Ruta Crítica. Es importante insistir en el
aspecto particular para cada mujer de la Ruta Crítica, estos factores pueden estar
presentes simultáneamente y no ser considerados subjetivamente por una muje r como
un elemento activador de su acción.
20
OPS, Programa Mujer, Salud y Desarrollo. Ruta Crítica de las mujeres afectadas por la violencia
intrafamiliar en América Latina (Estudios de casos de diez países). 2000. Pág. 89.

19
Cuadro Nº1
Factores Impulsores

Factores Internos Factores Externos

? onvencimiento
C de que el/la L
?a violencia misma ejercida contra ellas
agresor/a no va a cambiar
Convencimiento de que los recursos ?
? La violencia contra hijos e hijas
personales se han agotado

Enojo y desamor
? Apoyo de personas cercanas
?

? stado de
E saturación con la C
? ondiciones materiales y económicas
situación favorables

Ponerse metas y proyectos propios


? Información precisa y servicios de
calidad
Fuente: OPS, 2000: 96.

Tal como se indicaba anteriormente influye en la decisión de las mujeres factores


inhibidores, al igual que los factores impulsores también los hay internos y externos, y
como se verá en el cuadro Nº2 , se sintetiza algunos de los factores impulsores que
pueden actuar como inhibidores. Lo anterior, enfatiza en lo que se ha indicado: la
construcción interior que hacen las mujeres sobre ellos, es significativa para
clasificarlos.

Cuadro Nº2
Factores Inhibidores

Factores Internos Factores Externos

Miedos Presiones familiares y sociales

Culpa Inseguridad económica y falta de


recursos materiales

Vergüenza Actitudes negativas de los/as


prestatarios/as e inadecuadas
respuestas institucionales

Amor por el agresor Limitada cobertura de las


organizaciones gubernamentales y no

20
gubernamentales de mujeres

Idea de que lo que ocurre al interior Contextos sociales con historias de


de la familia es privado violencia

Manipulación del/la agresor/a y


dinámicas del ciclo de la violencia

Desconocimiento de sus derechos y


falta de información

Fuente: OPS, 2000: 102.

A pesar de la fuerza que tienen estos factores inhibidores sobre la subjetividad de las
mujeres en su decisión de comenzar una vida libre de violencia, existen situaciones
límites objetivadas por éstas como aquellas que ponen en riesgo sus vidas y la de
terceros/as de importancia para ellas. La OPS denomina estas situaciones como
Factores precipitantes “si bien no existe un único factor precipitante o única razón por la
que las mujeres inician una Ruta Crítica, generalmente el punto de saturación está
asociado a momentos particulares de agresión” (OPS, 2000: 102).

Una vez que las mujeres han optado –luego de hacer una evaluación de los pro y
contras- por salir de la vida de violencia que experimentan, una de las acciones más
difíciles, es el romper el silencio y contar su experiencia a otro/a. Este es el
reconocimiento público de la violencia que ella ha vivido (entendiendo con ello más allá
de las relaciones íntimas de pareja).

Sin embargo el paso más crítico en la ruta es la denuncia de las mujeres a su agresor/a
en instancias judiciales y policiales (OPS, 2000). Muchas veces ellas hacen un paso
anterior que es acudir a lugares intermedios como iglesias, centro de mujeres,
organizaciones no gubernamentales, etc., donde encuentran una primera acogida,
donde buscan aquietar su angustia para continuar al lado del/la agresor/a creyendo
muchas veces que la situación puede cambiar.

Pero la decisión de denunciar al agresor/a no solo tiene que ver con la evaluación que
las mujeres hagan de la posibilidad de revertir la situación de violencia que vive en su
relación de pareja, muchas veces tiene que ver con suponer o haber vivido una
victimización política-institucional por parte de las instancias judiciales, policiales y de
salud.

Esto nos lleva necesariamente a hablar lo que la OPS ha denominado las trayectorias
recorridas que para cada mujer puede parecer distinta, en general las situaciones
tienden a replicarse para las mujeres víctimas de violencia: decidir terminar con la
situación de violencia, volver a su relación de pareja, buscar ayuda en iglesias, volver

21
con el/la agresor/a, terminar con éste/a, denunciarlo/a, no encontrar respuestas en las
instancias a las que acude, desorientarse ante la revictimización, etc.

La experiencia, con miles de mujeres que han vivido violencia y a decir del estudio
citado de la OPS, corrobora el hecho que este proceso tiene implicancias propias de las
mujeres y de carácter institucional-normativo. Además tal como indica la OPS (2000),
las trayectorias que emprenden las mujeres lamentablemente son fragmentadas y no
integrales. La respuesta institucional no trabaja la problemática de la violencia de
manera integral, por ende las mujeres deben acudir a las distintas instancias si desean
resolver la dimensión legal, de salud, o bien buscar la acogida emocional frente al
proceso iniciado.

Cabe destacar una de las recomendaciones dadas por la investigación de la OPS


(2000) donde releva el rol activo -ciudadano de las mujeres sobrevivientes en este
proceso, y como los/as agentes prestatarios/as de servicios deben ser eficaces en su
apoyo y acompañamiento para con ellas. Es decir, entender que este “es un proceso
transformador del que cada mujer es protagonista” (OPS, 2000: 108).

Los estudios realizados en Latinoamérica para la comprensión de la Ruta Crítica son


escasos y, en general, se han centrado en observar el funcionamiento de los sistemas
de apoyo institucional, cuantificando la cantidad y calidad del apoyo entregado, sin
profundizar en la relación entre las experiencias subjetivas de las mujeres y las lógicas
institucionales, en un marco sociocultural que permite y avala la persistencia de la
violencia contra las mujeres en las relaciones de pareja.

Entre los aportes desarrollados en Lati noamérica en torno a la Ruta Crítica se


encuentra el estudio “Análisis de la Situación de Violencia en contra de la Mujer en
Guatemala”21, realizado por la ONG guatemalteca “Sobrevivientes” 22. Este estudio da
cuenta de una creciente frustración por parte de las víctimas que inician la Ruta Crítica
por no poder llevar adelante su caso por falta de apoyo legal e institucional. Se detectan
además prácticas institucionales perversas que inciden en revictimización. Otros
elementos detectados en este diagnóstico son la falta de recursos, la demora de los
procesos, la escasez de mecanismos de protección de las víctimas, déficit legislativo,
campañas o programas de carácter preventivo, ni políticas de seguridad pública de
carácter preventivo, erradicación y sanción de la violencia contra las mujeres.

21
ASOCIACIÓN “SOBREVIVIENTES”. “Análisis sobre la situación de violencia en contra de la Mujer en
Guatemala”. En www.sobrevivientes.org/docs/AnalisisSitMj.pdf
22
Agrupación de familiares de mujeres víctimas de violencia y mujeres sobrevivientes de la violencia por
parte de sus parejas.

22
Un segundo estudio revisado se titula “Ruta Crítica y Percepción de la Violencia
Intrafamiliar contra la Mujer en el Consejo Popular “Los Maceo””23 y fue realizado en el
año 2003 por el MEDISAN en Santiago de Cuba. En general, los resultados de este
estudio dan cuenta de la importancia de la familia y el círculo social cercano en el inicio
de la Ruta Crítica (el 25,0 % de las mujeres contó primero de la violencia a la madre,
seguido por las/os amigas/os en 20,83%, mientras que acudir a prestatarios/as de
servicios del sector salud o jurídico-legal de primera instancia fue prácticamente nulo);
de los sectores institucionales más relevantes para el proceso de Ruta Crítica destacan
el sector jurídico, luego el de salud y en tercer lugar la policía; sobre la efectividad del
apoyo institucional éste solo es evaluado como efectivo en un bajo porcentaje de casos.
Sobre la visión institucional del problema de la violencia contra la mujer en la pareja, se
constató que una baja proporción de los/as prestatarios/as del sector salud (44,44 %)
identificaron la violencia como problema y más del 50% de estas/os funcionarias/os
declararon no conocer el procedimiento legal seguido ante una víctima de este tipo de
violencia.

Los antecedentes revisados reafirman la necesidad de abordar la violencia contra las


mujeres y la Ruta Crítica desde una mirada más compleja, con énfasis en sus
dimensiones cualitativas, que integre y se centre en la experiencia misma de los/as
partícipes y sus subjetividades. Es justamente este espacio el que intentará llenar el
presente estudio, innovando sustantivamente en la metodología y en la lógica con la
que ha sido abordada la Ruta Crítica, dando un papel primordial a la experiencia
subjetiva de las mujeres en su vivencia de la violencia y en su recorrido por la ruta,
reconstruyendo desde ese lugar y desde los discursos de la s/os propias/os actoras/es
de la ruta los significados, imaginarios y construcciones culturales presentes a lo largo
de este proceso.

23
Orozco González MI, Valdés García LE, Fuentes Sánchez N, García Gutiérrez J, Palú Orozco A. “Ruta
Crítica y percepción de la violencia intrafamiliar contra la mujer en el Consejo Popular “Los Maceo””
[artículo en línea]. MEDISAN 2003. En: http://bvs.sld.cu/revistas/san/vol7_4_03/san02403.htm

23
ellos te compran, ellos creen que tu personalidad se tiene que ir anulando para que
aflore la de él”.

V. CONCLUSIONES

1. El proceso de la Ruta Crítica

La información recogida da cuenta de la Ruta Crítica como un proceso sumamente


complejo, en el que la institucionalidad se enlaza con una dimensión especialmente
problemática de la realidad social y cuyos resultados o cursos son, por lo mismo,
diversos y poco predecibles, en tanto ponen en juego subjetividades, estructuras
sociales, culturales e institucionales. Por su parte, las mujeres que protagonizan esta
Ruta la significan de forma única en su experiencia subjetiva, de acuerdo a sus
particularidades personales.

La Ruta Crítica involucra decisiones y acciones de parte de las mujeres, y respuestas


desde las instituciones, estas últimas tienen que ver con el acceso y la calidad de
recursos y servicios para atender las demandas de éstas. La respuesta institucional
ante la VIF es en si misma compleja, ya que involucra concepciones y significaciones
arraigadas en los/as operadores/as de los diferentes servicios, acerca de la VIF y las
mujeres que la sufren; las que se fundan, a su vez, en modelos sociales y culturales
respecto de las relaciones sociales, la distribución del poder, los recursos y los
derechos entre las personas, siendo el género una de las determinantes estructurales
de más peso, pero que también se articula con otras diferencias como las de clase,
etnia, religión, etc.

Por otra parte, como se pudo observar, gran parte de la Ruta que emprenden las
mujeres maltratadas, por las instituciones o servicios públicos -o al menos sus
preámbulos-, generalmente se realiza en paralelo a otra ruta, que tiene lugar en la base
social y en el entorno cercano de éstas, y cuya principal función es la de la legitimación
de la situación de violencia como un problema, para dar paso a la constitución de éstas
en sujetos de acción respecto de este diagnó stico. Algunas de las instituciones de
primer nivel (salud, policía, municipios) juegan un papel importante en esta primera
constatación. No obstante, es central el papel de las otras redes sociales no
institucionales con las que cuentan las mujeres y también del contexto social general
donde ellas se insertan (comunidad) al momento de configurar la VIF como problema.

La Ruta Crítica es así un proceso dinámico en el que se articulan estos diferentes


niveles, dando forma, abriendo y constriñendo, las posibilidades de decisión y de acción
de las mujeres. En este apartado de conclusiones y propuestas se abordará la Ruta
Crítica como un proceso construido desde dos entradas: desde la subjetividad de sus
actores/as y, como proceso de encuentro y ajuste entre las demandas de las mujeres
afectadas por VIF y la oferta de la red institucional. Ambas miradas están

216
profundamente imbricadas, determinándose mutuamente en su curso y resultados.
Finalmente se tratará como punto aparte los principales nudos críticos de la Ruta, de
modo de identificar ámbitos de intervención relevantes para las propuestas de políticas
en VIF.

1.1. La Ruta Crítica como un proceso construido desde las subjetividades de sus
actores/as

A partir de los resultados de la presente investigación, se desprenden algunos aspectos


que dan cuenta de la complejidad que representa el fenómeno de la violencia en la
pareja, tanto para las mujeres que la experimentan, como para quienes se encuentran
con ellas en el trayecto que recorren para detener la violencia.

En primer lugar, se pude describir a la “Ruta Crítica” de la Violencia como un proceso


complejo, experimentado por cada mujer desde el escenario de sus propias redes,
desde su propia historia y desde sus propios recursos. No exi ste entonces una sola
ruta, sino cada ruta, cada proceso de petición de ayuda, cada modo de resolución de la
violencia, es construido desde una historia particular. Dar cuenta de la Ruta Crítica es,
entonces, acceder a un fenómeno complejo, por lo diverso de sus actoras/es y los
distintas dimensiones que están implicadas en la interacción entre diferentes
subjetividades.

El presente estudio abarca dos miradas: una mirada desde la subjetividad de las
mujeres, y una mirada desde quiénes están en posiciones de encontrarse con ellas en
diferentes lugares sociales, para asistirlas, para acompañarlas, para ejercer su función
como actores/as sociales respecto de la problemática que ellas viven.

La primera perspectiva, desde la subjetividad de las mujeres, recoge los sentidos que
cobra la petición de ayuda en el contexto de la historia particular de cada mujer. Cada
historia implica una compleja constelación de significados que le pertenecen a cada una
de ellas, y sin los cuales no es posible comprender cuáles son las implicancias que
tiene para ella la experiencia que trae, ni cuáles son las motivaciones de la salida que
busca.

Cada mujer nos presenta una salida distinta, con medios diferentes, con
interlocutoras/es distintas/os, con demandas diversas y formuladas a diversas
instituciones. El punto de llegada de la ruta (marcado temporalmente por el momento de
nuestro encuentro con ellas) es diverso de la misma manera. Se presenta una ruta que
se configura cada vez, como una trayectoria única y propia de cada mujer.

Sin embargo, a pesar de esta diversidad, podemos dar cuenta de aspectos


transversales, que cruzan todas las historias, y que permiten describir algunos nudos,
dimensiones que se encuentran presentes en la experiencia misma de la violencia, y de

217
las salidas que ellas llevan a cabo. Estos nudos están relacionados con el lugar que
ocupan los/as otros/as, las/os terceros para la mantención de la dinámica de violencia o
para su detención. Estas/os terceras/os son siempre, en primer lugar, aquellos/as
cercanos/as, parientes, amigas/os o vecinos/as, con quienes las mujeres mantienen
relaciones significativas, y que juegan un rol fundamental en la resolución de la
violencia que han experimentado en sus relaciones de pareja. Pero también son los/as
terceros/as de la red institucional, que se convierten en significativas/os por la cualidad
de este encuentro, en un contexto de sufrimiento, riesgo, vulnerabilidad, etc. Es un
momento intersubjetivo de alta intensidad, por lo que el clima, los contenidos y la
entonación de este encuentro resultan vitales en la consecución de esta ruta.

La segunda perspectiva del estudio permite comprender estas trayectorias desde la


mirada de las/os otras/os terceras/os: las subjetividades de los/as funcionarios/as de la
red institucional. Este estudio está centrado en la subjetividad de estas miradas, es
decir, en ir a buscar aquellos aspectos del discurso de las/os individuos que se
encuentran con las mujeres desde su rol institucional, pero también con sus propias
construcciones, sus propias conceptualizaciones acerca de aquello que las mujeres
traen.

En esta búsqueda también se encuentra la diversidad. En las/os distintas/os


funcionarias/os de las instituciones exploradas, existen conceptualizaciones diferentes
acerca de la problemática de la violencia, que se relacionan siempre con modos
diferentes de comprender las demandas de las mujeres, y modos distintos de construir
el propio rol frente a ellas.

El modo en que cada funcionario/a comprende su rol en relación con la demanda de las
mujeres está íntimamente relacionado con el modo en que escucha la problemática y la
demanda, repercutiendo en el tipo de relación que establece con ella y tipo de recursos
que pone a su disposición.

A partir de los resultados de este estudio también es posible reconocer que estos
discursos están cruzados por conceptualizaciones institucionales de la violencia, siendo
reconocibles algunas políticas institucionales respecto al abordaje del fenómeno, que
son diferentes según el contexto en que se encuentran. De este modo, por ejemplo, el
abordaje de los Servicios de Salud está cruzado por la política de atención integral de la
familia, mientras que el abordaje del Ministerio Público está fuertemente orientado a la
persecución penal del delito.

Resulta interesante observar hasta qué punto las políticas institucionales están
entretejidas en los modos más subjetivos de afrontar la violencia de cada funcionario/a.
Esto entrega nuevas pistas acerca de las posibilidades que tienen las instituciones de
traspasar miradas, conocimientos e interpretaciones que se traduzcan en las prácticas y
en los modos de establecer las relaciones con las usuarias.

218
En resumidas cuentas, la Ruta Crítica se trata más bien de un proceso de construcción
intersubjetiva, de un encuentro entre la subjetividad de cada mujer y la de aquellos a
los/as que acude o que van en su ayuda.

La pregunta por la Ruta Crítica tiene que ver entonces con intentar identificar aquellos
aspectos de estos encuentros que implican avances, detenciones, retrocesos o
entorpecimientos a la resolución de la problemática vivida. A partir de estos resultados,
se puede plantear que estos nudos son reconocibles solo en el contexto de una
compleja dinámica de vinculación entre la mujer y esas/os otras/os, de la red primaria o
institucional.

1.1.1. Factores relevantes para la decisión y acción de enfrentamiento de la


situación de abuso por parte de las mujeres

La Ruta Crítica puede entenderse desde las mujeres como un proceso gradual de
reconocimiento y activación de los propios recursos personales, que pueden leerse
como diversidad de capitales humanos, sociales, materiales, simbólicos, etc., con los
que cuentan éstas de forma latente al momento de iniciar la ruta, y cuya activación
genera un fortalecimiento de los recursos existentes y la adquisición de otros nuevos, a
medida que se avanza en el proceso de fortalecimiento de el nuevo sujeto de acción-
mujer. Este proceso es sumamente complejo y varía en cada una de las experiencias o
rutas emprendidas, no obstante se puede distinguir algunos factores que actúan
determinando la forma y el momento en el que estos recursos se ponen en acción.

El desarrollo y resultados del proceso de Ruta Crítica se configuran en relación con una
serie de factores que determinan la búsqueda de ayuda y la salida de la situación de
violencia, facilitándola u obstaculizándola.

a. Los facilitadores en la Ruta Crítica de las mujeres

Se distinguen como “facilitadores”, aquellos elementos que contribuyen a despejar el


camino de las mujeres hacia el reconocimiento de su situación de VIF y a la
cristalización de la decisión de salir ella, así como al delineamiento de la estrategia para
lograr este objetivo. Es así como los elementos facilitadores pueden actuar a la vez
como detonantes al inicio de la Ruta y como abono a su continuidad, una vez iniciada.
Entre los más relevantes se encuentran:

i. Interacción con un/a tercero /a significativo/a

La violencia intrafamiliar es un problema que se construye con otras/os, es decir, a


través de la validación y el reconocimiento de un/a externo/a a la propia situación, que
la legítima como un problema y como una realidad que hay que transformar.

219
El proceso de búsqueda del reconocimiento de estas/os terceras/os es desarrollado de
forma constante por las mujeres antes y durante la Ruta, siendo para ellas necesaria la
actualización permanente de esta legitimidad social de su problema y sus demandas.
No basta, entonces, con una primera acogida y reconocimiento, sino que es necesaria
una re-validación constante del discurso de las mujeres afectadas y sus necesidades.

Esta legitimación puede tener lugar en contextos institucionales o no institucionales, no


obstante, constituye un pilar fundamental para el desarrollo de la Ruta Crítica
determinando a su vez las posibilidades de salida o resolución favorable o desfavorable
de este proceso, para las mujeres. La red social base con la que cuentan las mujeres
es muy variable, de acuerdo a factores tales como la historia personal, la historia y
características de la familia, las características del barrio o comunidad de residencia de
éstas, su inserción educacional y laboral, su procedencia económica (status), etc.,
siendo para algunas más fácil acceder a la escucha validadora que les permite iniciar el
proceso, mientras que para otras resulta un momento difícil de configurar.

Tomando en cuenta la situación de aislamiento social en la que viven muchas de las


mujeres que son afectadas por la VIF, como parte de las dinámicas propias de este tipo
de abuso, adquiere importancia el rol de las instituciones de base para este primer paso
de reconocimiento. Como parte del entorno social cercano de las mujeres, los
organismos locales como consultorios, municipios, etc., pueden cumplir el rol de la red
social cercana activando la primera escucha y el reconocimiento.

Por último, y en algunos de los casos revisados en este estudio, el inicio mismo de la
Ruta es accionado por un /a tercero /a, que también se ve en cierto modo afectado por la
VIF, generalmente hijos/as u otras/os parientes, quienes toman la decisión de intervenir
y recurrir a las instituciones frente a una situación donde la agresión alcanza un punto
de quiebre.

ii. Apertura, flexibilización de las estructuras tradicionales de género en el


contexto social cercano

La vivencia de la violencia en el marco de la familia pone en tensión los mandatos


culturales de género, internalizados por las mujeres y su entorno, según los cuales la
mujer se debe a su rol de madre -esposa, siendo su lugar de pertenencia el espacio
domestico, ámbito de lo femenino por naturaleza. La división sexual de roles y la
distribución sexual del poder al interior del hogar es naturalizada según estas
concepciones, sustento en el que se funda la legitimidad del dominio masculino en el

220
hogar y la familia, naturalizándose también el maltrato y la sumisión de las mujeres a
este poder.

En tanto expresión de estos patrones, la violencia contra las mujeres de parte de sus
parejas también se encuentra legitimada y naturalizada por el contexto social y por las
mujeres mismas, haciendo difícil su reconocimiento y visibilización (ya que lo que
ocurre en el hogar forma parte de lo privado) y su afrontamiento, que significa
necesariamente para las mujeres poner en tensión – al menos- el deber ser
socialmente construido, lo que les implica romper con las expectativas del medio y las
propias acerca del cómo debe desarrollarse la vida de una mujer, con ciertas
características y en ciertos contextos. Es así como un entorno social donde las pautas
de género tradicionales se encuentran en transformación y/o en cuestionamiento,
significa un terreno más fértil para que las mujeres desarrollen su Ruta de salida de la
VIF.

iii. Información y conexión previa con la red institucional de base

Un elemento clave es el grado de conocimiento e información con que cuentan las


mujeres respecto de las diferentes instituciones, sus servicios, procedimientos y modo
de acceso para el inicio de la Ruta. La información respecto del cómo hacer llegar la
decisión de salir de la VIF a las instituciones y las respuestas esperables de cada una
de ellas es un elemento básico para el primer paso en la ruta institucional. En otras
palabras, “sin información, no hay acción”, en tanto no basta que las mujeres decidan
salir de su situación de abuso si no cuentan con la información necesaria para traducir
esa decisión en una estrategia de acción, que pasa necesariamente por la evaluación
de los cursos y recursos institucionales disponibles para lograr este objetivo.

El grado de conexión previo de las mujeres se relaciona, en parte importante, con la


inserción social de éstas. En contextos sociales precarios o marcados por la pobreza,
las mujeres se conectan con la red de servicios del Estado, principalmente a través del
gobierno local y sus dependencias, como parte importante de sus estrategias de
sobrevivencia cotidiana. Esta conexión les permite acceder a un flujo de información
que circula habitualmente por estos canales, en los que muchas veces se encuentran
con datos claves que pueden iluminar su camino de salida de la VIF. A la vez, la
experiencia de acceso a las instituciones y sus recursos permite una mayor margen de
maniobra para las mujeres una vez que inician la Ruta, dado que cuentan con un saber
acumulado que resulta significativo para el desarrollo de su Ruta.

El acceso a orientación profesional para maniobrar en los canales de respuesta


institucional es también fundamental para los resultados que las mujeres puedan
obtener a sus demandas. El apoyo psicológico y legal cumple un papel fundamental
para sostener y orientar a las mujeres en este camino. En el caso de las mujeres con
mayores recursos económicos, éstas acceden a estos apoyos principalmente vía
mercado, mientras que las mujeres de menores recursos deben procurárselos a través

221
de la oferta pública disponible en este nivel de servicios, lo que, hasta cierto punto, las
enfrasca en un dilema recursivo, ya que para acceder a la ruta institucional es
necesario que cuenten con cierto acceso previo y paralelo a la oferta pública. Esta
necesidad de acceder se hace patente especialmente ante las instituciones de justicia,
donde el apoyo profesional es fundamental para el ajuste de las demandas de las
mujeres al lenguaje legal y para la acción y comprensión del proceso que puedan tener
éstas una vez judicializadas sus demandas.

iv. Percepción de situación límite

Puede ser un episodio de violencia grave o una situación que en la historia del abuso
marca un punto de quiebre que se cruza con un proceso de cambio personal (agote,
humillación) y se traduce en capacidad de acción. Los casos más evidentes de esta
percepción de límite se relacionan con la activación de un instinto de sobrevivencia,
frente al peligro vida de hijos/as o la propia.

Es importante considerar aquí dos elementos:


• El rol de los/as terceros/as en la configuración del límite (directa o
indirectamente) y,
• La existencia de un proceso de cambio personal –incipiente o consagrado- para
la activación frente a este límite.

v. Percepción de acogida de las instituciones

En la medida que existe la idea de que una institución (Carabineros , tribunales, etc.)
podría escuchar y validar algo del malestar de las mujeres es que hay una mayor
posibilidad de acercamiento. Esto se encuentra muy relacionado con la red social que
es la que transmite esta percepción de que ahora se escucha a las mujeres o de que
hay lugares donde te pueden ayudar, dando pie a la apertura del tema; pero también se
relaciona con la validación social de la violencia contra las mujeres en la relación de
pareja como un asunto público, es decir, en el que el Estado y sus instituciones están
llamados a intervenir.

b. Las Dificultades y obstáculos en la Ruta Crítica de las mujeres

Se pueden distinguir tres ámbitos en los que se configuran los principales obstáculos al
proceso de inicio y continuidad de la Ruta Crítica para las mujeres que la emprenden:
ellas mismas, las instituciones y el contexto social en amplio. Si bien estos ámbitos
están imbricados y son interdependientes, se distinguen los obstáculos en cada uno de
ellos con fines analíticos:

222
1. En las mujeres

• El “Miedo a…”

El primer temor que marca las trayectorias de las mujeres en el enfrentamiento de la


VIF es el miedo al/la agresor/a y a sus acciones. Las amenazas y las dinámicas de
control asentadas durante largos años se traducen en una valoración del poder y sus
posibles consecuencias.

Dado que la salida la VIF implica muchas veces la ruptura de ciertos modelos
normativos -fundadas principalmente en el género pero también en otras estructuras
como el status social-, la Ruta Crítica y su desarrollo imponen en las mujeres el miedo
a la sanción o rechazo social, por el incumplimiento de las expectativas sociales
creadas en función de estos modelos. Específi camente respecto de las condicionantes
de género, las mujeres experimentan miedo por las consecuencias de sus acciones en
otras/os especialmente en sus hijos/as, temiendo por los efectos en ellos/as de no tener
una familia “normal”, enfrentar situaciones de incertidumbre económica o “dejarlos/as
sin padre”. Las mujeres evalúan sus decisiones y acciones de forma importante en
función de sus implicancias para estos/as otros /as, por quienes se debe vivir, siendo
dificultoso para ellas individualizar sus necesidades.

Estos temores no deben interpretarse como inmovilización sino como una fuerza (o
movilización diversa) que se expresa en el desarrollo de estrategias por parte de las
mujeres, que apuntan a generar un objetivo: su supervivencia y a la de sus hijos/as, la
mantención de su proyecto de vida, la adecuación con el deber-ser femenino, evitar el
reproche social, etc.

Por último, la desinformación respecto de la oferta pública y los procedimientos


institucionales se traduce también en temor respecto de las posibles respuestas a
encontrar.

• El Silencio y el aislamiento de la sociedad

El peso del silencio y la dificultad de dar el primer paso hacia la externalización, vía
habla de la situación de abuso vivida es un factor gravitante en las trayectorias de las
mujeres. El silencio y su ruptura marcan un antes y un después en la Ruta Crítica, que
coincide con un proceso progresivo de apertura/reconocimiento que se plasma en
decisión y acción. El proceso de contar a otro/a es a la vez el proceso de construcción
y legitimación de una realidad (la situación de abuso vivida) y de una actora (la mujer).

Las mujeres tienden a mantener el abuso que sufren bajo un manto de silencio durante
muchos años, lo que en parte se relaciona con la persistencia de la concepción de la
VIF como un problema privado o “de matrimonio” y también con la prevalencia de otras
concepciones culturales como: el imperativo femenino de no molestar o no hacer sufrir

223
a las/os demás, el no mostrar el dolor a otros/as, la vergüenza de hablar por miedo al
reproche social, etc. En tanto problema privado, la vivencia de la violencia queda
adscrita al/la individuo y su relación de pareja, lo que reafirma en las mujeres la
sensación de soledad y la tendencia al aislamiento social, ambos también como
mecanismo de protección ante la serie de miedos presentes a la hora de evaluar los
costos y beneficios el hablar o no hacerlo.

No obstante estas dificultades, romper el silencio es un paso fundante. La existencia y


calidad de la red social de las mujeres, así como las concepciones sociales generales
acerca de la VIF son elementos centrales en este proceso.

• Los límites materiales: dependencia económica, falta de hogar donde ir

El paso que da inicio a la Ruta así como su continuidad choca con necesidades
prácticas de las mujeres y sus hijos/as como son la sobrevivencia económica y la
necesidad de tener un hogar donde cobijarse. Las decisiones y acciones de las mujeres
dependen de las posibilidades reales de cubrir estas necesidades. La dependencia y la
violencia económica constituyen factores gravitantes en las historias de abuso y forman
parte central de las estrategias de control y manipulación de los/as agresores/as.

El desafío de la Ruta es, además de un paso hacia la salida de la violencia, un paso


hacia la autonomía económica, que significa en último término la eliminación de las
trabas materiales que unen a las mujeres y sus hijos/as con sus agresores/as. Sin
embargo, la relevancia de los elementos materiales que permiten la sobrevivencia
material y la seguridad practica de las mujeres durante la Ruta, no es siempre evaluada
por ellas al momento de decidirse a actuar en contra de la agresión que sufren y
tampoco es evaluada por las instituciones y sus procedimientos como ámbitos a cubrir,
lo que incide de forma negativa en los procesos llevados adelante por las mujeres, que
quedan en una suerte de limbo a la hora de arreglárselas para sobrevivir mientras y
luego de la Ruta emprendida.

• Los limites subjetivos: traumas, duelos, apegos

La vivencia de la violencia por parte de las mujeres puede relacionarse con


experiencias de la historia familiar de origen e infancia, que pueden calificarse como
traumáticas. Estos traumas infantiles se transforman en predisposición a entablar y
mantenerse en relaciones de abuso en la medida en que son actualizadas y
resignificadas por el medio social, que valida la persistencia de la relación abusiva y
justifica su origen.

Por otra parte, el inicio y desarrollo de la Ruta implica para las mujeres una serie de
procesos de rupturas con elementos y modelos profundamente arraigados, que

224
involucran angustia y dolor para ellas. Estos procesos son vividos como duelos de
diverso origen: duelo por el quiebre de proyecto de vida, duelo por romper el modelo de
ser mujer, duelo por los costos en a l s/os hijas/os, duelo de la relación de apego con
otro/a, etc, todo lo cual debe ser superado –o al menos amortiguado- por las mujeres.

Una dificultad especialmente relevante para las mujeres es la de encontrar un lugar


distinto donde situarse que en la relación que se ha mantenido por tanto tiempo. Las
mujeres se encuentran con una dificultad real de modificar la relación: la posición en
que se encuentran respecto al/la otro /a.

2. En la relación con las instituciones

• Tensión entre univocidad de las respuestas v/s diversidad de las


demandas

La forma en que las mujeres y sus procesos internos se encuentran con las
instituciones, sus prácticas y procedimientos se caracteriza como un proceso de ajuste,
entre las demandas de las mujeres y los recursos institucionales, enmarcada en
diversos grados de flexibilidad.

Frente a las instituciones las mujeres aparecen como entes multidemandantes que
exceden los límites funcionalmente establecidos para la labor específica de cada
organismo.

Del lado de las mujeres la decisión de buscar ayuda para resolver una situación que se
reconoce como problema, no siempre es igual a la decisión de terminar con la relación
abusiva, y si ésta se configura, tampoco es necesariamente igual a la decisión respecto
del cómo lograr este objetivo. Frente a esta diversidad de situaciones la ayuda
estereotipada que reciben las mujeres desde las instituciones puede representar una
dificultad en la relación con éstas y en la evaluación de las respuestas que ellas
realizan. Se produce entonces una discordancia entre las expectativas de resolución de
las mujeres y las lógicas y practicas institucionales, lo que puede traducirse en una
desmotivación para la continuidad de la Ruta para las mujeres y en una sensación de
sobre demanda para las/os operarias/os de la oferta pública en VIF.

La poca flexibilidad institucional y/o la tensión entre expectativas personales/respuestas


institucionales se traduce en ciertas prácticas concretas tales como:
• La imposición o intencionamiento de ciertos modos de resolución del problema
de la VIF a las mujeres de parte de los/as funcionarios/as de las instituciones
(conducción según Ruta Ideal) o,
• No acogida, revictimización y/o reproducción de maltratos para las mujeres de
parte de los/as funcionarios/as.

225
• Desinformación, desconocimiento de los procesos e instituciones

Se relaciona con los diversos grados de conexión previa de las mujeres con
institucionalidad base de la Ruta, con sus experiencias anteriores de acceso a la oferta
pública y con la disponibilidad de apoyo profesional especializado/a, lo que determina
las posibilidades de maniobra de las mujeres en los contextos institucionales.

La falta de orientación al interior de las instituciones mismas y sus procedimientos


constituye un factor de inseguridad y desmotivación para las mujeres. En algunos
casos, la desinformación y el desconocimiento se traducen el vergüenza de recurrir a
las instituciones por temor a desempeñarse de forma inadecuada, o por la sensación
de ser menos respecto de las personas que integran los diversos organismos, esto
especialmente en el caso de mujeres de estratos sociales más bajos y con menos
recursos de todo tipo para enfrentar estos procesos.

• Tensión tiempo institucional/ tiempo vivencial

Los tiempos de espera extensos en las instituciones (especialmente en Tribunales de


Familia) representan un aumento de las dificultades para las mujeres. Se produce un
desencuentro entre el tiempo institucional de acuerdo al cual las resoluciones y trámites
siguen el curso establecido en el procedimiento, y el tiempo vivencial de las mujeres y
sus situaciones de vida, que deben hacer frente a la espera través de sus propios
recursos para afrontar procesos y costos derivados de la transformación de su situa ción
familiar.

Aparece aquí el nudo y la necesidad de delimitar con claridad las expectativas respecto
a los tiempos y a lo qué pueden conseguir las mujeres en cada instancia.

3. En el entorno social

• Falta de red social y existencia de terceros/as “negativos /as”

Como se ha visto, la red social de las mujeres es un elemento central para el


reconocimiento de situación ante si misma y validación ante las/os otras/os. Al reverso,
cuando la red social no existe o es débil la violencia se perpetua, postergándose la
primera apertura hasta que aparece y entra en acción una red de otros/as
significativos/as que colaboran en la configuración y enfrentamiento de la VIF. Ante la
ausencia de red social, la situación de violencia se enfrasca en la soledad y en la
sensación de estar en el desierto.

Por otra parte, la mera existencia de relaciones o vínculos sociales no puede


interpretarse como un factor positivo para la Ruta de las mujeres, sino que es necesario

226
contar con una red social de calidad, es decir, compuesta por sujetos sensibles al
problema de la violencia de pareja y sin una visión estereotipada o castigadora del
mismo, dispuestos/as a escuchar y a aconsejar a las mujeres y con cierto nivel de
información que contribuya a dar un paso certero en la Ruta.

1.1.2 La función del/la “otro/a” en la resolución de la situación de abuso

La primera constatación que se hace en las historias de vida de las mujeres, es que la
relación de violencia existe – se inicia, se mantiene, se detiene – en un escenario más
amplio, que implica las relaciones con las/os otras/os. En todas las historias aparecen la
red primaria (familia nuclear, extensa, vecinas/os, cura, etc.) como los/as primeros/as
en establecer relaciones con las mujeres, que permiten el reconocimiento y la detención
de las agresiones o, por el contrario, el silenciamiento y la mantención de las dinámicas
abusivas, solo en cuanto esta red se agota, en el sentido de no poder responder
adecuadamente o no poder proveer de recursos más sofisticados que requiera la
resolución del fenómeno, aparece la petición de ayuda a la red institucional. Esta red
institucional también se constituye como otro con quien establecer una relación.

• La función del/la otro /a en la validación, desnormalización y visibilización


de la violencia

Las mujeres retratan en sus historias hasta qué punto la respuesta de las/os otras/os es
decisiva en la visualización de posibilidades de salida de la relación de abuso. En todas
las historias, éstas se encontraron con otros/as que desconfirmaron la existencia de la
violencia, que minimizaron sus manifestaciones, que no las reconocieron en sus
derechos fundamentales.

Esta respuesta de las/os familiares cercanos/as o de personas cercanas de la propia


comunidad, es leída retrospectivamente como un segundo momento traumático,
formando parte simbólicamente de la misma dinámica de maltrato. Es interpretado
como un nuevo maltrato, como una nueva agresión. Desde la perspectiva intersubjetiva,
esta falla del entorno actúa un nuevo trauma, que mantiene el aislamiento de la
experiencia, y que agrava la situación de vulnerabilidad de la mujer. En todos los casos,
las mujeres reconocieron retrospectivamente estas desmentidas del entorno como
momentos decisivos luego de los cuales se replegaron, volvieron a dudar de las
posibilidades de salida y se negaron por un largo período a volver a pedir ayuda.

Por el contrario, en sus trayectorias, en otros momentos, todas reconocen como


decisivo el encuentro con un/a otro /a que reconoce la experiencia vivida como una
experiencia de violencia, un/a otro /a que desde fuera la rotula, la nombra, y en ese
mismo acto la desnormaliza, la hace visible. El efecto de este acto de reconocimiento

227
es opuesto al anterior. El/la otro/a se configura como alguien que no solo reconoce la
violencia, sino que reconoce a la mujer, sus derechos y sus posibilidades. Es un/a
otro/a que la valida a ella misma como sujeto, en medio de una relación inaceptable.
Ese/a otro/a se configura también como capaz de comprender lo que la mujer ha
vivido, tanto desde lo afectivo, como desde lo cognitivo, entablando una relación de
reconocimiento que es nueva en sí misma para esta mujer.

• La función del/la otro/a en el reconocimiento de la subjetividad de la mujer


y la validación de sus propios recursos

Otro aspecto de crucial importancia se relaciona con el tipo de encuentro y si éste


posibilita el reconocimiento de la mujer como sujeto. Eso determina la cualidad de este
encuentro. Si esta red no la reconoce, como sucede en algunas instituciones, se espera
que ella represente un papel fijo, de una víctima siempre carente de recursos, se la deja
en situación de perpetuo sometimiento, en situación de dependencia de la institución,
manteniendo y agravando la situación de abuso que puede estar encubierta desde lo
benigno (“protección”), sin embargo donde se reproduce una posición de sometimiento
en que se encontraba.

Posiciones de tanta omnipotencia de las instituciones generan posiciones impotentes


de las consultantes y posibilita las desconfirmaciones al vínculo de ayuda, donde puede
darse en mayor medida las retractaciones, las conductas ambivalentes, etc., siendo una
salida posible ante una situación de sometimiento a las instituciones.

• La función del/la otro/a en el establecimiento de una relación de igualdad de


derechos para la co-construcción de la salida a la violencia

Esta red puede que no reconozca la complejidad de la demanda de la mujer y se basa


solo en la definición del rol institucional frente al fenómeno y en las
conceptualizaciones, valores y creencias personales de las/os funcionarias/os,
desarrollando respuestas ante la demanda que aparecen como uniíocas o
estereotipadas en la medida en que no reconocen la particularidad, complejidad, etc.,
de la situación de violencia vivida, de la mujer, de la relación, donde no está al centro
la co-construcción de esas salidas.

Esta respuesta requiere estar vinculada a las necesidades concretas y específicas de


cada mujer.

1.2. La Ruta Crítica como proceso de encuentro entre las mujeres y la red
institucional

228
1.2.1. Los imaginarios y concepciones sociales sobre la VIF en las instituciones

En general, la VIF es reconocida en los discursos institucionales como un problema


social importante y complejo, especialmente en aquellos casos de mayor gravedad y
peligro vital para las víctimas. Se reconoce también a las mujeres como los/as sujetos
principalmente afectados por este problema.

Las experiencias de las mujeres dan cuenta de la existencia de una sensibilidad de


base en ciertas instituciones, especialmente aquellas de acción más radicada en el
ámbito local, donde existirían capacidades instaladas para la detección y derivación
adecuada de casos de VIF. Las mujeres serían conducidas desde otras instituciones no
especializadas en VIF (municipio, consultorio) hacia la visibilización de su problema y la
búsqueda de soluciones, lo que representa un avance importante en la instalación del
tema a nivel de organismos públicos de base.

Otro punto en común en el discurso funcionario es la asociación entre las víctimas de


VIF y situaciones de pobreza y precariedad económica: quiénes acuden a requerir
servicios en materia de VIF de las instituciones parte de la Ruta, serían personas
provenientes de los estratos sociales más bajos, con escasa educación, generalmente
con muchas/os hijos/as y sin inserción laboral estable. Sobre sus condiciones
emocionales, se trataría de mujeres profundamente angustiadas y afectadas
psicológicamente.

La mujer afectada por VIF se sitúa en el polo de la vulnerabilidad y de las víctimas,


siendo además características propias su estado de confusión, la difusión de sus
demandas y su inestabilidad durante el proceso. Los casos de VIF son vistos por las
instituciones como especialmente complejos en dos sentidos: por la
multidimensionalidad del fenómeno VIF en si, y por las características propias de
quienes demandan servicios por esta causa (las mujeres maltratadas) .

La demanda asociada a la VIF para las instituciones aparece como sumamente


compleja y múltiple (“multidemanda”), frente a la cual se ponen a prueba los marcos
institucionales y sus recursos.

Sobre estos consensos, existen importantes variaciones acerca de dos puntos


principales:

• La naturaleza de la VIF como un problema familiar y emocional,


• El carácter de asunto público de la VIF y las demandas de las mujeres al
respecto.

En el primer ámbito, el discurso de los/as funcionarios/as varía desde la representación


como un problema de vulneración de derechos a su asociación de la VIF con problemas
de familia. En la primera perspectiva se situarían las instituciones vinculadas a

229
SERNAM (encargadas VIF, OIRS) y otras como salud y CAJ que tienen más
incorporado el tratamiento de la VIF en su labor institucional. Para estos discursos el
foco de la problemática en VIF son las mujeres, y en segundo término sus familias,
siendo el principal objetivo la concientización personal, el empoderamiento y la
protección de derechos de las mujeres. El carácter emotivo sería un componente
importante de la VIF, pero no resultaría tan problemática su absorción por el sistema
institucional dado que se comprende como parte central del fenómeno, aunque no único
elemento a intervenir.

Desde la segunda visión, la VIF es asociada al ámbito de lo privado, hecho que


cuestiona su competencia en tanto funcionarios del Estado , para intervenir en estos
casos. De acuerdo a la visión de los/as funcionarios/as serían las propias mujeres
quienes se negarían a la publicitación de la VIF, en tanto ellas finalmente buscarían
resolver sus problemas maritales y no castigar socialmente una agresión, lo que se
demostraría en la alta deserción y ambigüedad de las víctimas, por ejemplo, a la hora
de cumplir con medidas cautelares o de aplicar medidas punitivas al/la agresor/a.

La concepción de la labor del func ionario público como ajena a los problemas privados
o de familia, se acentúa a medida que se asciende en la escala institucional de la Ruta
Crítica. Dependiendo de la consideración de su naturaleza más o menos privada o
pública, es que se evalúa la inserción de la VIF en el espacio institucional y la
capacidad de otorgar respuestas apropiadas desde los procedimientos y recursos
propios de cada instancia. Pasamos así al segundo punto que marca una inflexión en el
discurso de los/as funcionarios/as de los diferentes servicios de la Ruta: la disyuntiva
sobre la competencia de las instituciones públicas para el tratamiento de la VIF y la
inadecuación entre las demandas de las mujeres y las respuestas institucionales
posibles.

Los/as funcionarios/as esperan un discurso desprovisto de contradicciones, dudas,


ambivalencias y confusiones de parte de las mujeres, fenómenos que son vividos con
molestia y frustración de parte de éstas/os. Aún no está integrado de parte de estos/as
terceros/as las características del fenómeno y de sus actoras/es.

Esperar a que la mujer se presente como víctima de la violencia, al mismo tiempo de


ser clara en lo que quiere, compensada emocionalmente, dispuesta a tomar decisiones,
aparece paradojal, con alguien que viene dañado/a especialmente en su capacidad de
relacionarse, de vincularse con ella y las/os otras/os.

Desde la cultura institucional se visualiza una mujer que pide ayuda más bien desde un
lugar pasivo, solo demandante, desprovisto de recursos, de deseos, necesidades y
maneras de comprender su situación. Hay una visión estática y rígida no solo de la
mujer sino de sí mismos y de su rol o respuesta. Desde esta descripción es difícil
sostener las dinámicas diversas, ambivalentes y de avances y retrocesos de un proceso
que es eminentemente dinámico, complejo, móvil.

230
1.2.2. Los niveles de la Ruta y el rol de las instituciones en el abordaje público de
la VIF

a. Las dinámicas de la Ruta Crítica

En su Ruta para enfrentar la situación de abuso que las afecta, las mujeres acuden a
una serie de instituciones, en una secuencia de pasos, no necesariamente lineal e
incluso recursiva pero que, en parte importante de los casos, las conduce a la
búsqueda de una solución vía sistema de justicia con la consecuente judicialización de
su problema .

Al inicio de este proceso, las mujeres deciden buscar ayuda, en un sentido amplio, es
decir, como satisfacción de necesidades de “contención”, “consejo”, “amparo”,
“protección”, etc., aproximándose a las instituciones con el objetivo de satisfacer esta
demanda aún un tanto difusa, pero que proviene de la convicción respecto de la
necesidad de actuar frente a una situación anormal, limite o intolerable.

Poco a poco, a partir de las respuestas que encuentran en las instituciones a las que
acuden y también gracias a la intervención de aquellas/os terceras/os significativas/os
no institucionales (redes sociales en amplio), la demanda de ayuda de las mujeres va
adquiriendo forma institucional, es decir, ajustándose a los criterios dispuestos por las
diferentes instituciones, de modo de traducir aquellas necesidades inicialmente difusas
en demandas de recursos, servicios o apoyos concretos: garantías de integridad,
sanciones, medidas de protección, tratamiento, apoyo psicosocial, etc.

eros
Carabin
CAJ
dad
Municipali
alud
Ay
ud Centro de S
a
Momento en
que el
fenómeno Productos Institucionales
toma ‘forma
institucional’
Demanda
Mujer difusa
Multidemanda

Núcleo familiar Demanda ajustada


Mujer a criterios
institucionales

231
La demanda de las mujeres se ve compelida a ajustarse a la gama de productos
institucionales disponibles. En este proceso es orientada y, a veces, conducida por las
propias instituciones a las que acude, con quienes se co-define el camino a seguir para
alcanzar la solución a su problema. No obstante la adecuación de la demanda de las
mujeres afectadas por VIF a los criterios y ofertas institucionales no es un proceso
simple y –como se verá más adelante - sus resultados muchas veces generan
insatisfacción en las mujeres y también en los/as funcionarios/as de las diversas
instituciones.

Desde los/as funcionarios/as las demandas de las mujeres son interpretadas de


acuerdo a la definición que ellos/as hacen sobre el rol o función que cumplen sus
instituciones (y ellos/as como encarnación de éstas) en la Ruta Crítica. Las diversas
instituciones se sitúan en diferentes niveles –o etapas- según su función se percibe más
cercana a la entrada o salida de la Ruta. Aquellas instituciones que podríamos
denominar de primer nivel se sitúan como las puertas de entrada privilegiadas para la
Ruta de las mujeres, siendo su labor principal la de acoger en primera instancia a las
mujeres y orientarlas para continuar su camino. En esta primera acogida se produce
también el inicio de la definición de las demandas de las mujeres, configurándose un
problema: la VIF y posibles alternativas de resolución a este, de acuerdo a los cursos
institucionales posibles.

El siguiente esquema presenta las funciones definidas para cada uno de los
organismos de la Ruta considerados en el estudio, de acuerdo a la percepción de sus
funcionarios/as:

CARABINEROS
Acoger denuncias
(“guardia”, “población”)
Hacer “partes”
FISCALES
Resguardar medidas
“Investigar para
Cautelares (proteger)
A condenar”
C
O CENTROS DE
SALUD D
G R
Acoger, Diagnosticar E
E y tratar. DEFENSORES E
R
R Derivar cuando demanda Defender al imputado S
I Salida
excede funciones Enfatizar casos O
Entrada Aconsejar, orientar V de la
específicos L
a la en la Ruta A Ruta
O V
R
Ruta R E
OIRS Sernam R
I Informar a las mujeres A
E sobre sus derechos JUECES/ZAS
N Enseñar nuevos valores
DE FAMILIA
T para la acci ón
Mediar y dirimir
contra la VIF
A conflictos familiares
R
CAJ
Atender psicosocial y
jurídicamente la VIF

232
MUNICIPIO
Orientar a mujer
para búsqueda de solución
a su problema
Las instituciones de primer nivel tienen como parte de su labor la derivación de las
mujeres hacia las diferentes instancias de salida de la Ruta, siendo estas últimas las
encargadas de dar una resolución a la problemática delineada. Es necesario establecer
que igualmente existen procesos de derivación de la demanda entre las instituciones de
primer nivel, siendo las entradas más naturales de la Ruta Carabineros y Servicios de
Salud; mientras que las otras instancias que hemos ubicado en el nivel de la acogida, la
orientación y el apoyo, pueden ser instancias a las cuales se deriva la demanda desde
estas instituciones básicas.

Mientras las posibilidades de ingreso a la Ruta Crítica son diversas para las mujeres,
las posibilidades de resolución o salida de este camino se reducen al ámbito de las
instituciones de justicia (de familia y penal), lo que demuestra una importante
judicialización de la problemática de la VIF a nivel de respuesta pública. De una u otra
forma, las instituciones de primer nivel conducen a las mujeres hacia los canales
judiciales en la búsqueda de ayuda para resolver sus demandas y en este camino, la
oferta institucional disponible se va restringiendo –a modo de pirámide-.

De todas formas cabe hacer la salvedad de aquellos casos que llegan a las instancias
judiciales sin haber pasado previamente por las instituciones de acogida u orientación.
Estos casos se presentan como demandas directas al sistema de justicia y, en general,
son evaluados como potenciales deserciones en la Ruta, precisamente a falta de la
contención y asesoramiento iniciales.

También existiría una derivación recursiva desde las instituciones de salida de la Ruta
nuevamente hacia las de primer nivel, dado que, muchas veces, las resoluciones
judiciales consisten en soluciones que se traducen en entrega de servicios
psicosociales, como terapias, tratamientos de rehabilitación, etc. En estos casos la Ruta
Crítica se ve encapsulada en sí misma.

Por último cabe agregar dos tipos de instituciones que forman parte relevante de la
Ruta, a pesar de que no fueron objeto directo de este estudio, pero cuya relevancia se
desprende de las experiencias de las mujeres. En primer lugar se encuentran los
Centros de la Mujer con dependencia de SERNAM que forman parte de las
instituciones de acogida y orientación, pero que se sitúan en un nivel un tanto más

233
complejo que las demás en tanto entregan servicios de acompañamiento de las
mujeres, al menos durante una parte importante de su proceso de enfrentamiento del
abuso que viven en su hogar.

En segundo término , se encuentran las instituciones que podemos situar en un nivel


material en tanto se asocian a la sobrevivencia necesaria de las mujeres durante la
Ruta y, especialmente, durante la espera de las resoluciones judiciales. Las mujeres
demandan a estas instituciones posibilidades de inserción o capacitación laboral,
cuidado de sus hijos/as y vivienda protegida. Entre estas instituciones encontramos:
oficinas municipales de inserción laboral (OMIL), JUNJI, Integra y las Casas de Acogida
de SERNAM, recientemente implementadas.

Con estas salvedades, el diagrama de la Ruta Crítica de las mujeres queda configurado
como sigue:

FISCALES

CARABINEROS

R
DEFENSORES E
A CENTROS DE S
C SALUD D
O
O E
L
G R
I V Salida
E
OIRS E de la
R V
Entrada SERNA R Ruta
a la M
A
R JUECES/ZAS
Ruta DE FAMILIA
O Centros de
R la Mujer A
I SERNAM
E
N
SOBREVIVIR
T CAJ
A
R JUNJI, Casa acogida
Organismos
área trabajo INTEGRA SERNAM
MUNICIPIO

DERIVACION A…recursividad

El carácter de la salida de la Ruta para las mujeres se asocia con la gravedad de la VIF
vivida por ellas. En los casos de violencia física grave, es más probable que la
resolución judicial se plasme en una sanción penal hacia el/la agresor/a. Mientras que
en los casos de resoluciones reparatorias, más asociadas a violencia física leve o
psicológica, el sistema tiende a salidas recursivas.

b. La inadecuación entre las demandas de las mujeres y la oferta institucional

234
Como se apreció, el carácter predominantemente emotivo de la demanda asociada a la
VIF, es percibido por los/as funcionarios/as como un elemento central en la naturaleza
de este problema. Sin embargo, esta naturaleza no es fácilmente integrada por todas
las instituciones de la Ruta, sino que constituye un elemento extraño y desestabilizador
en ciertos contextos institucionales, especialmente aquellos donde priman las lógicas
normativizantes por sobre las de acogida y contención, como son las instituciones de
justicia.

La dificultad con que a l s/os operarias/os de las instituciones incorporan (o no) en su


quehacer el abordaje de la VIF puede asociarse a diversos factores, entre ellos a las
particularidades de su cultura institucional, donde resulta importante la historia de la
organización en el tratamiento de elementos centrales de la VIF como la emoción o el
dolor, así como el perfil profesional de sus funcionarios/as respecto de estas temáticas:
por ejemplo, en el caso de los organismos de salud, el tratamiento de estas
dimensiones constituye un elemento de su quehacer per sé, más allá de la VIF, por lo
que las labores de contención y acogida se desarrollan con cierta naturalidad, no así en
contextos como las instituciones policiales o de justicia, donde la VIF con sus atributos
propios es un fenómeno recientemente incorporado y sobre el cual los/as profesionales
no tienen experticia (les “llego”).

Otro elemento a considerar es el de las lógicas de logro presentes en las instituciones,


que muchas veces entran en contradicción con la labor real que se desarrolla en la
atención de casos de VIF (ejemplo: para el Ministerio Público un éxito es igual a una
sanción penal, la acogida, orientación, información, etc., de las mujeres afectadas por
VIF no cabe en este parámetro de medición de logro funcionario).

Es así como la concepción de la VIF como un problema social relevante, se relativiza al


momento de evaluarla desde su instalación como ámbito de acción del Estado y sus
instituciones. Esta relativización se hace en función de dos concepciones diferentes,
pero que tienen la misma consecuencia: por un lado, la consideración de la VIF como
problema familiar y privado, por otro, la consideración de la VIF como un fenómeno
altamente complejo y multidimensional. Ambas valoraciones (la privacidad y la
complejidad) se traducen en una evaluación de la propia acción como insuficiente o
poco apropiada para abordar este problema.

Las demandas de las mujeres afectadas por VIF serían vistas como inadecuadas en los
espacios institucionales y de acuerdo a las funciones que se definen como propias de
cada institución, en diversos modos:
• Respecto de las normas y los procedimientos de las instituciones,
• Respecto de los recursos y servicios disponibles,
• Respecto de los resultados o salidas posibles para estos problemas en cada
institución.

235
Normas
Procedimientos
DEMANDA MUJERES
VIF
-Acogida, contención TENSION
-Solución, Servicios INSTITUCIONES
INADECUACION
-Sanción Recursos
-Restauración

Resultados
Salidas

Insatisfacción
Desencuentro entre las partes (mujeres/instituciones)

Como muestra el diagrama anterior, el encuentro de las mujeres que demandan


atención por VIF con las instituciones sería un encuentro problemático, caracterizado
por una tensión de origen múltiple, pero que finalmente se traduce en una inadecuación
entre las expectativas de los/as actores/as del proceso (mujeres y funcionarios/as) con
los resultados de éste.

Siguiendo esta línea, la inadecuación entre el sistema institucional y las demandas de


las mujeres puede ocurrir en diversas etapas de su paso por el sistema. Cuando se
plantea una tensión con las normas y procedimientos propios de la institución, la
demanda de las mujeres aparece como ajena o inapropiada desde su entrada al
sistema, en tanto no puede ser encauzada a través de los marcos normativos
dispuestos para ello: por ejemplo, el caso de la demanda de contención en el Sistema
Judicial. Cuando se plantea en términos de los recursos o servicios, la demanda de las
mujeres entra n al sistema, pero no puede ser absorbida por éste de forma adecuada
por escasez de recursos humanos o materiales, o por la inadecuación de los servicios
entregados: por ejemplo, en el caso de las OIRS, las demandas de las mujeres son
acogidas por las/os funcionarias/os, no obstante el tiempo y seguimiento que pueden
destinar a ello es limitado para el tratamiento de la VIF. Por último, la tensión entre las
demandas de las mujeres y la institución ocurre al momento de la salida del sistema,
es decir, en función de los resultados que las mujeres obtienen o pueden obtener del
proceso: este es el caso de los Tribunales de Familia donde, según la evaluación de

236
los/as entrevistados/as, los resultados del proceso judicial serían ineficientes para
solucionar el problema de la VIF, acarreando más costos que beneficios para las
propias mujeres y sus familias.

Las instituciones de la Ruta se sitúan de diversa forma según estas posibles tensiones
o desajustes entre las demandas de las mujeres y las dimensiones del sistema
institucional:

de
Inadecua
-ción/
Carabineros

Adecua-
Defensores
ción
Fiscales

Centros
Jueces/

Salud

CAJ
OIR
Zas
Normas No, proceder No, la No, la Si, la VIF Si, existe Si, Si, se
Procedi- policial normativi normativi se un existen plantea
miento estatuido no zacion de zacion de inserta procedim protocolo una
incluye acoger la VIF a la VIF a en un einto s para atención
las demandas nivel nivel encuadre estandari acoger y integral
de contención judicial judicial institucio zado derivar para un
de las mujeres. no se no se nal para el casos de fenómen
ajusta a ajusta a donde el tratamien VIF, pero o
las las eje es la to en el multidime
demanda demanda mediació integral marco de nsional
s reales s reales n. de la VIF. la
de las de las entrega
mujeres. mujeres. de
informaci
ón.
Recursos No en la forma, No, las No, las Si, las Si, en No, los Si,
Servicios si en la demanda demanda demanda tanto el tiempos y existirían
práctica, se s de VIF s de VIF s de rol está recursos recursos
incorpora la son son acogida y claramen humanos humanos
labor de vistas vistas resolució te disponibl diversos
acogida como como como n pueden delimitad es, no para los
parte de las elemento elemento ser o y el permiten distintos
funciones, sin s s cubiertas compone acoger tipos de
contradecirse extraños extraños por los nte no adecuad demanda
con el a la labor a la labor recursos absorbibl amente de las
resguardo del judicial. judicial. disponibl e de las la VIF. mujeres
orden. es. demanda Sin que
se deriva embargo, acuden
a otras las por VIF.
institucio funcionar
nes. ias
realizan
servicios
extra
para
acoger
adecuad

237
amente
estos
casos y
precipitar
un
cambio.
Resultad Si, dado el No, las No, las No, las Si, se No, las Si, se
os ajuste anterior, resolucio resolucio resolucio lograría mujeres logra
Salidas se logran nes del nes del nes del cubrir son apoyar a
satisfacer las sistema sistema sistema satisfacto orientada las
necesidades de no son no son no son riamente s sobre mujeres
las mujeres adecuad adecuad adecuad la su en la
as para as para as para demanda camino a Ruta en
resolver resolver resolver en el seguir, sus
la VIF. la VIF. la VIF. ámbito pero no diversas
Más aún, de es demanda
acarrean compete posible s,
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Desde las instituciones, la flexibilidad o univocidad de la respuesta institucional sería


uno de los factores que limitan o posibilitan el ajuste entre las demandas de las mujeres
y las respuestas institucionales.

238
Otro elemento de peso es la mayor o menor delimitación del rol institucional dentro de
la Ruta, lo que posibilitaría despejar las expectativas y responsabilidades respecto de
las demandas de las mujeres –como es el caso de los organismos de salud-. La
conciencia de ser un eslabón dentro de un proceso global –la Ruta Crítica- , alivia la
carga de los/as funcionarios/as en su labor y relación con las mujeres maltratadas. Por
el contrario, la percepción de ser la resolución o salida de la Ruta, aumenta la
percepción de carga y multidemanda de las mujeres. Es así como los organismos de
base o intermedios cuya labor consiste en acoger y derivar las denuncias o peticiones
de ayuda de las mujeres demuestran mayor capacidad de integrar las necesidades
derivadas de la VIF, mientras que las instituciones de nivel superior o salida de la Ruta,
cuya labor es resolver o solucionar, muestran profundas dificultades para ello.

Así mismo, desde las mujeres, el contar con un acompañamiento previo y durante la
Ruta también facilitaría este ajuste en tanto contribuye a la simplificación de su
demanda, especialmente en los ámbitos de la contención, acogida y orientación,
permitiendo su abordaje en los niveles superiores de la Ruta.

1.3. Los nudos de la Ruta Crítica

a. La evaluación de las mujeres

Para las mujeres la Ruta es vivida como un proceso paulatino de apertura y cambio
personal y e ncuentro con la red social e institucional. Como se ha visto, en este camino
las respuestas que encuentran frente a sus demandas de apoyo para superar la
violencia que las afecta son variables y, a la vez, determinantes en la evaluación que
ellas hacen de la viabilidad y necesidad de continuar con la Ruta emprendida. Las
mujeres, su entorno social y la red institucional interactúan retroalimentándose e
incidiendo en el devenir y criticidad del camino de salida de la VIF.

La evaluación que hacen las mujeres respecto de los resultados obtenidos se realiza en
función de sus propias necesidades específicas, variables en cada una de las historias
que ellas protagonizan. La respuesta institucional es decepcionada por las mujeres de
acuerdo a su adecuación o inadecuación con estas necesidades, lo que se traduce en
que no siempre el mismo resultado generará la misma evaluación positiva o negativa.
Por ejemplo, la separación del/la agresor/a no siempre es vista como el resultado
deseado por las mujeres. Las expectativas que las mujeres construyen ante las
instituciones también varían de acuerdo a estas necesidades, lo que complejiza el
proceso de ajuste problemático entre las demandas de las mujeres y la respuesta
institucional en VIF.

239
Un segundo elemento que caracteriza la visión de las mujeres respecto de la respuesta
institucional es el peso que en su subjetividad tiene la respuesta judicial. Las mujeres
reconocen en la justicia un poder de transformación de la realidad, y de sus vidas, que
no siempre es comprobado luego de la finalización de los procesos por el sistema de
justicia. A esto se suman los cuestionamientos de los/as propios/as operadores/as de
este sistema sobre la adecuación de esta salida para la solución de la VIF. Más allá de
ello, las mujeres depositan enormes expectativas en este sistema, que difícilmente son
cubiertas dadas las limitaciones de cobertura, atención especializada y eficacia de los
procedimientos que lo caracteriza. El Sistema Judicial es un importante nudo en la Ruta
Crítica, no solo porque las instancias de salida tienden a concentrarse en este sector,
sino además porque el incumplimiento de las altas expectativas depositadas aquí por
las mujeres implica un desincentivo de mucho peso a la hora de continuar con la Ruta.

En tercer lugar, la evaluación de las mujeres respecto de las respuestas recibidas


desde las diferentes instancias a las que acuden, está teñida por su escasa experiencia
anterior de conexión con este tipo de redes y al déficit de información con el que se
cue nta, generalmente, al momento de iniciar la Ruta, sobre dónde acudir, cómo hacerlo
y qué se puede encontrar. De todo lo anterior se desprende que las evaluaciones de las
mujeres son hechas con escasos parámetros de comparación, desde los cuales medir
el rendimiento de las instituciones. Dado el escaso conocimiento, las percepciones de
las mujeres sobre las prestaciones recibidas no se configuran en relación con
parámetros de derechos exigibles, sino más bien desde la recepción de beneficios – a
modo de regalos o favores- de parte de las instituciones del Estado y sus
funcionarios/as.

Por último, desde el campo de las ganancias, el proceso de la Ruta Crítica es


concebido por las mujeres como una vivencia de cambio personal positivo, que se
asocia al nacimiento de otra mujer, con capacidad de decisión y acción frente a su
medio familiar y social, valorándose la adquisición de nuevas capacidades, como las
de mostrar molestia, no avergonzarse al hablar, ser valiente, etc. En este sentido, el
paso por la Ruta marca un antes y un después para las mujeres, que se experiencia
como una vida nueva, con una valoración positiva de la tranquilidad, autonomía y
experiencia laboral adquirida, entre otros elementos.

b. Las criticidades en la Ruta de las mujeres

1. Aspectos generales

A grandes trazos, la Ruta de las mujeres para enfrentar la violencia de parte de sus
parejas es un proceso problemático para los/as diferentes actores/as involucradas/os
en él. Desde las mujeres se plantea como la puesta en lo público de conflictos y
necesidades vividas por mucho tiempo en el silencio de sus mundos privados, lo que
acarrea para ellas una serie de transformaciones y costos asociados al tensionamiento

240
de sus identidades –de esposas, madres-, de sus proyectos de vida y de la forma en
que, hasta ese momento, habían estructurado sus relaciones familiares y con el entorno
social cercano.

Desde las instituciones, si bien se asume el deber de hacerse cargo de las demandas
de las mujeres afectadas por la VIF, esta incorporación se traduce en una serie de
problemas a nivel de lógicas y dinámicas de funcionamiento propias de estas
instancias, que se ponen en juego al momento de evacuar una prestación o respuesta
ante estas demandas, percibidas como múltiples, difusas o, al menos, complejas para
el sistema. Desde el mundo social el abordaje de la VIF también aparece como un
campo de conflicto en tanto se encuentran diversas visiones respecto de la sociedad, la
familia y las mujeres, que conducen a respuestas múltiples, que caracterizan el ámbito
de la VIF como un terreno en disputa.

En medio de estas tensiones múltiples, es posible distinguir algunos nudos críticos que
tiñen la Ruta de las mujeres:

• Déficit de recursos en las mujeres para llevar adelante la Ruta


En general las mujeres ponen en acción una serie de recursos personales a la hora de
emprender y sobrellevar la Ruta Crítica. No obstante, generalmente los recursos o
capitales con los que ellas cuentan no son suficientes ni al momento de iniciar el
camino ni durante éste, por lo que requieren de un constante reforzamiento y apoyo que
les permita suplir esos déficit. Entre los más relevantes se cuentan:
o Falta de información adecuada para el inicio de la ruta, sobre los pasos
que se deben seguir, las respuestas que pueden encontrar y los tiempos
que pueden requerir para ello. Lo que incidiría en disminuir falsas
expectativas iniciales.
o Falta de asistencia psicosocial y jurídica más prolongada y personalizada,
luego de iniciada y hasta el final de la Ruta.
o Falta de recursos materiales y servicios prácticos para sobrevivir en el
mientras tanto se llega a una resolución de su problema: autonomía
económica, cuidado de niños/as para la inserción laboral, hogar,
protección, etc.
o Inexistencia o debilidad de la red social de apoyo.

• Déficit institucionales para absorber la demanda de las mujeres a lo largo


de la Ruta

De su parte, las instituciones involucradas en la Ruta de las mujeres también ponen en


juego sus recursos y procedimientos propios para hacer frente a las demandas de las
mujeres que acuden por problemas de VIF. Sin embargo, al igual que las mujeres, las
instancias institucionales presentan carencias de recursos de diversa índole para hacer
frente a esta demanda, lo que se traduce en las ya tratadas tensiones del sistema.

241
Estas carencias institucionales varían de acuerdo al sector, pero existen al menos tres
puntos comunes a todos ellos: déficit de coordinación interinstitucional, déficit de
recursos materiales y humanos y, déficit de instancias de seguimiento y evaluación.
Específicamente estas carencias se traducen en problemas como:

o Coordinación débil y poco fluida entre las instituciones y actores/as


implicados/as en la ruta: falta de cultura de trabajo interinstitucional y de
experiencia en este sentido de los organismos públicos (mesa de trabajo
no es suficiente, cultura de trabajo conjunto, interiorización del otro)
o Falta de instituciones permanentes en coordinación.
o Falta de recursos humanos sensibles y formados en VIF en las diversas
instituciones
o Falta de una definición homogénea y comprensiva de la VIF, transversal a
los procesos de formación institucionales, para que los actores actúen
coordinadamente
o Falta de sistemas de evaluación permanente sobre la implementación de
la Ruta y seguimiento de sus resultados obte nidos que permita
retroalimentar el proceso
o Incapacidad para absorber la gran demanda debido a limitaciones de
recursos institucionales.

2. Problemas sectoriales

El siguiente cuadro sintetiza los principales nudos detectados en cada una de las
instituciones de la Ruta Crítica abordados en este estudio:

CARABINEROS

• Ambigüedad de las mujeres frente al cumplimiento de medidas


cautelares.
• Dificultad para cumplir con medidas de protección.
• Debilidad en la capacitación para redactar un parte o denuncia con
detalle y bien informada y que incluya la recomendación de cautelares:
influye positivamente en el juicio.
• Debilidad en la función de acogida (entrada a la ruta) que no ponga en
duda los relatos de las mujeres, ni las culpen e informarlas correctamente
de los pasos a seguir (capacidad potencial para transmitir seguridad a las
mujeres).
• Potenciar rol comunitario de los Carabineros en comunidades pequeñas:
contacto directo y cotidiano, fortalecer su labor de vigilancia y prevención
de la VIF.
• Necesidad de que Carabineros capacite internamente a sus
funcionarias/os (no capacitación externa SERNAM).

242
• Alta rotación de funcionarios/as: se pierden sujetos capacitadas/os y los
vínculos generados con la comunidad.

SALUD

• Potencial influencia del género en la relación con las mujeres: sexo


masculino influencia negativa para la terapia.
• Debilidad del trabajo en equipo.
• Ausencia de instrumentos técnicos estandarizados aplicables a toda la
población que circula por el “circuito de derivación”.
• Déficit de personal humano disponible y capacitado para la admisión y
atención de las usuarias.
• Incapacidad de los /as agentes del sistema de salud para reconocer una
mujer agredida psicológicamente (falta de capacitación y sensibilización).
• Falta de voluntad y de sensibilización con la VIF: necesidad de que las/os
médicos se impliquen y que denuncien situaciones de maltrato cuando se
enfrentan a ellas.
• Reducción de los tratamientos de salud a la pura farmacología. Falta de
tratamientos psicológicos y tareas de apoyo afectivo.
• Rigidez del sistema sanitario para interiorizar perspectivas nuevas en sus
rutinas. Falta de apertura a la comprensión de la VIF dificulta el trabajo
coordinado con SERNAM.
• Disposición negativa para trabajar en conjunto con otras instituciones.
(Desde SERNAM se percibe que en Salud la violencia intrafamiliar contra
las mujeres se percibe como un asunto ajeno a sus competencias) .
• Falta de motivaciones y recursos en el sistema para realizar los informes
psicológicos que en ocasiones los/as jueces/zas exigen a las mujeres en
sus procesos.
• Insensibilidad en las/os médicos tratantes que no dejan plasmado en los
informes los casos de VIF.
• Falta de compromiso generalizada para denunciar casos de VIF
(resistencia a ser llamados/as a declarar ante tribunal) .
• Servicios de Salud no están siendo aprovechados como puertas de
entrada a la ruta.

OIRS SERNAM

• Las mujeres demandan atención especializada que escapa a las


funciones dispuestas para el servicio, generando frustración en las
mujeres.
• Incongruencia sistema: mujeres demandan apoyo, y se les ofrece
información.

243
• Escasa disponibilidad de tiempo para la atención de cada usuaria, impide
abordaje adecuado de la VIF .
• Dependencia de usuarias con el servicio: derivación recursiva, se
demanda protección y asistencia gub ernamental. Imagen SERNAM
(poder paralelo a la justicia).

CAJ

• Condición de precariedad socioeconómica de las mujeres dificulta su


avance en la Ruta.
• Falta de instancias de reparación para seguir el proceso con las mujeres
luego de las resoluciones judiciales.
• Personal en formación: servicio insuficiente y con poca especialización.
• Alta rotación de funcionarias/os.

MUNICIPIO

• Falta de instancia municipal estable para el tratamiento del tema (se


deriva), especialmente en instancias de apoyo alternativas a la
judicialización.
• Dependencia de las mujeres.
• Limitaciones de recursos económicos y humanos.
• Falta de involucramiento de los municipios en redes locales de VIF .

SECTOR JUSTICIA

• Falta comprensión del fenómeno. Naturalización de la VIF: atenuación de


las sanciones, deslegitimación de las mujeres, descalificación de las
dimensiones subjetivas y emocionales, jueces/zas no comprenden la
variación de declaraciones, atribución de falta de seriedad de las
denunciantes.
• Dificultad de a l s/os actoras/es del sistema de justicia para coordinarse
con SERNAM: falta de flexibilidad, apertura, reconocimiento solo entre
pares.
• En las mujeres hay un gran desconocimiento de los pasos del proceso
judicial, sus tiempos y consecuencias (que esperar, deserción, asistencia
orientación permanente).

MINISTERIO PUBLICO

• Disyuntiva rol público (persecución penal) y practica con VIF (por


características emotivas de la demanda)
• Mucha demanda VIF .

244
• Mal uso del sistema penal por parte de las víctimas: no ad hoc a fines de
la acción de persecución penal (se busca amedrentar/sancionar).
• Mujeres percibidas como factor de desviación del sistema penal.
• Cuestionamiento a la sanción penal como salida a VIF. Costos de sanción
al/la agresor/a mayores que costos de VIF.
• Falta de comprensión integral: autonomía económica, dependencia
emocional. Sanción penal, imposición social no adecuada a la realidad de
las mujeres VIF .
• Derivación inadecuada: otros organismos (Tribunales de Familia) deriva
para resolución en Ministerio Público otros asuntos camuflados en VIF
(alimentos, tuición, etc.).
• Ausencia de una visión integral de la VIF y sensibilización sobre el tema
en los/as funcionarios/as.
• Desconocimiento de los pasos de la Ruta (jueces/zas y fiscalas/es) .
• Decisiones poco realistas: como la solicitud de exámenes psicológicos y/o
físicos inverosímiles de realizar en el sistema de salud pública, o pedir
medio de prueba judiciales imposibles de conseguir por las mujeres.

TRIBUNALES DE FAMILIA

• Evaluación de la inefectividad sentencias para solucionar VIF:


Repercusión víctimas, desilusión sistema, sanción afecta a la familia.
• Inadecuación demanda / servicio: imagen social de la justicia
(recomposición del orden, aleccionamiento, cambio realidad) supera las
atribuciones formales del sistema.
• Tiempo excesivo para acoger y mantener la demanda femenina en el
servicio.
• Tiempo causa /tiempo problema VIF: sistema exige un tiempo para ser
eficiente (resolución de causas) funcionarias/os ven que ese tiempo no es
suficiente por lo que el procedimiento se alarga en búsqueda de una
solución.
• Falta de instancias de derivación para los/as agresores/as.
• Variedad de criterios sobre la definición de habitualidad.
• Desconfianza ante desempeño de Ministerio Público: se resuelvan
medidas cautelares antes de la derivación del caso, cuestionamiento de la
efectividad de la justicia penal proteger a la víctima frente al proceso.
• Peso de la subjetividad, impredecibilidad de criterios, variaciones impiden
generar confianza para trabajo en coordinación con otras ins tituciones.
• No existen criterios claros en cuanto a las definiciones de maltrato. Ni en
cuanto a los procedimientos a seguir:
• Colapso de Tribunales de Familia: mucha demanda y pocos recursos
(capacidad de atención), tiempos muy laxos, el mientras tanto (peligro de
mayor maltrato).

245
DEFENSORIA

• Falta de un dispositivo institucional ad hoc (procedimiento especial) y de


especialización técnica humana para acoger y tratar los casos de VIF.
• Hay capacitación pero no una rama de especialización técnica en e l tema
(como en el caso de la defensoría penal juvenil).
• Cuestionamiento a la criminalización de la VIF: penas no proporcionan
soluciones sino que dañan más a las víctimas y sus familias
• Escasas alternativas de derivación de los agresores a tratamiento, siendo
esta una salida muy probable del sistema.

SOCIEDAD CIVIL

• Debilidad de las asociaciones de base.


• Escasez de recursos.
• Volatilidad de las redes locales de VIF .

2. Lineamientos y propuestas para el abordaje de la VIF

De acuerdo a los resultados relevados por este estudio, se reafirma la importante


complejidad en el fenómeno de la VIF, que llega a transformarse en algo difícil de
absorber por las instituciones. Esto básicamente redunda del carácter emotivo y
ambivalente de la demanda de las mujeres, desde la percepción de los/as
funcionarios/as, especialmente en los niveles superiores de la Ruta. Se constata un
conflicto entre las expectativas de las mujeres en relación a detener la violencia y los
modos estereotipados de resolución que se ofrecen. Y, por otra parte, una contradicción
entre la claridad de los/as funcionarios/as respecto a su rol en diferenciación a los/as
demás funcionarios/as que intervienen en la red, pero la dificultad para ajustarse a las
necesidades de las mujeres en particular.

Lo anterior se relaciona también con la falta de sensibilización y capacidad comprensiva


respecto del fenómeno que tienen las instituciones en diversos grados. Frente a ello se
aduce también la carencia de una definición global y comprensiva de la VIF, asociada a
una concepción de derechos de las mujeres, que permeé transversalmente las labores
institucionales, orientando los recursos, servicios y procedimientos particulares hacia la
coordinación de una Ruta, para las mujeres afectadas por violencia de parte de sus
parejas en la red institucional del Estado, y también en coordinación sectores no
estatales relevantes.

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