Cuento
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El viaje de Pingüi
-¿Y cómo es? Busco conocer otros lugares, estoy harta de ver sólo blanco y
azul por todas partes.
- ¡Es increíble! Hay grandes cañones de arena rojiza, tranquilos mares de
aguas turquesa y peces amarillos, naranjas, rojos… ¡Hasta un géiser con todos
los colores del arcoíris!
-Guuuauuuu. ¡Me encantaría conocerlo!
-Hmmm… me temo que está demasiado lejos como para llegar sobre este
trozo de hielo… y las corrientes podrían adentrarte en el océano Pacífico. -
responde el gaviotín, y añade: -Tendrías que ir volando.
Pingüi se queda muy triste. Sus ojos se llenan de lágrimas.
-¡Eh! Oye, pero no llores. Quizá si ejercitas un poco tus alas…
Al oír eso, Pingüi llora aún más fuerte. ¡Todo el mundo sabe que los
pingüinos no pueden volar! El gaviotín, para consolarla, promete contarle con
todo detalle cómo son los lugares más maravillosos de América. Le habla de
las pirámides incas y mayas, de la reserva de las mariposas Monarca, de los
arrecifes de coral, de un desierto de sal que es como un enorme espejo, del
gran río Amazonas…
-Ahora tengo que irme. Debo llegar a la Antártida antes del anochecer.
¡Buena suerte!
-Muchas gracias, señor gaviotín, espero volver a verle. ¡Suerte en su próximo
viaje!
Tras un buen rato más flotando a la deriva, Pingüi continúa sin avistar tierra
firme. De pronto, cree ver a lo lejos un islote. Pero cuando se acerca, se da
cuenta de que es una enorme ballena.
- ¡Hola! ¿Qué haces aquí, tan sola?, pregunta la ballena.
-Se desprendió un trozo de hielo y me adentré en el mar. Busco llegar al
Mundo de Colores. ¿Conoces algún lugar bonito?
-Ohhh, claro que sí. Todos los años viajo hasta Ecuador. Las ballenas vemos
en blanco y negro, pero los habitantes de allí me han hablado de
espectaculares selvas con plantas de verdes y gigantescas hojas, pájaros con
plumas rojas, amarillas y verdes, y flores de todos los colores del mundo.
-¡Qué maravilla! ¿Crees que podré llegar allí?
-Hmmm… lo dudo.
-Y eso, ¿por qué?
-Porque según avances hacia el norte hará cada vez más y más calor y tu
barquita de hielo se derretirá.
Pingüi se queda muy decepcionada. Está claro que nunca podrá conocer
otros lugares del mundo.
-Eh, oye. No te pongas triste -la consuela la ballena-. Es tarde, se va a hacer
de noche. Creo que deberías regresar.
- ¿Cómo? Estoy perdida y seguro que a cientos de millas de mi casa.
-Sube. Yo te acercaré. Llegaremos en un periquete.
V Parte
VI Parte Formas