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Instrucciones para La Iglesia de Hoy Joel James

LA IGLESIA DE HOY POR SI NO LO HABIAS NOTADO, ES Y DEBE SER LA MISMA DE LAS SENDAS ANTIGUAS, NO HAY SOMBRA DE VARIACION.

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Iglesia de Jesus
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LA IGLESIA DE HOY POR SI NO LO HABIAS NOTADO, ES Y DEBE SER LA MISMA DE LAS SENDAS ANTIGUAS, NO HAY SOMBRA DE VARIACION.

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Joel James

1
Instrucciones para la Iglesia de hoy

2
Joel James

Instrucciones para
Instrucciones paralala
Iglesia dede hoy
Iglesia hoy
Mensajes para tener en cuenta en la vida diaria.
Mensajes para tener en cuenta en la vida diaria.

Joel James
Joel James
Asociación Iglesia Cristiana Evangélica en Rosario.
Asociación Iglesia Cristiana Evangélica en Rosario.

3
Instrucciones para lapara
Instrucciones Iglesia de hoyde hoy
la Iglesia

Joel James se graduó


Joel James en TheenMaster´s
se graduó Seminary
The Master´s en Losen
Seminary Ángeles, California
Los Ángeles, y
California y
ministra como Pastor y maestro en la Membresía de Grace, Pretoria.
ministra como Pastor y maestro en la Membresía de Grace, Pretoria.
Copyright © Joel
Copyright James,
© Joel 1999,
James, 20012001
1999,
Versión Revisada
Versión Revisada

Escritura extraída
Escritura de La de
extraída Biblia, Versión
La Biblia, ReinaReina
Versión Valera, 19601960
Valera, ®. Usada con con
®. Usada permiso.
permiso.
Copyright © The©Lockman
Copyright Foundation
The Lockman 1960,1960,
Foundation 1962,1962,
1963, 1968,
1963, 1971,
1968, 1972,
1971, 1973,
1972, 1973,
1975, 1975,
1977,1977,
1995.1995.
Usado con con
Usado Permiso.
Permiso.

Traducido al español
Traducido por: por:
al español Natalia Begué
Natalia de Costanza
Begué de Costanza

Publicado por: Asociación


Publicado Iglesia
por: Asociación Cristiana
Iglesia Evangélica
Cristiana en Rosario.
Evangélica – Registro
en Rosario. de de
– Registro
CultoCulto
Nro.Nro.
149 149
BenitoBenito
PérezPérez
Galdós 548 548
Galdós (2000) – ROSARIO
(2000) (Rep.(Rep.
– ROSARIO Argentina)
Argentina)
2 0 1200 1 0

4 4
Contenido
1. Perdonando como Dios perdona .................................................... 7
El plan de Dios para restaurar la paz en las relaciones golpeadas por el
pecado.

2.Venciendo la ira ............................................................................. 27


Guía bíblica para tornarse paciente, tolerante y lento para la ira

3. Probando la Profecía de hoy ........................................................ 49


¿Se mide la «profecía» actual bajo los parámetros bíblicos?

4. Identificando a los falsos maestros .............................................. 67


Una lista bíblica para identificar a los falsos maestros en la iglesia

5.Tomando decisiones bíblicas ....................................................... 109


¿Es la voluntad de Dios descubrir su voluntad?

6. El principio del compañerismo .................................................. 137


Trayendo sanidad bíblica a la locura de las citas

7. Preguntas y Respuestas Sobre Sanidad, Lenguas y Profecía ... 171


Qué dice realmente la Biblia sobre los dones milagrosos

8. Cómo lidiar con la calamidad .................................................... 211


Estudio de la fe temerosa del Señor extraído del libro de Job
Joel James

-1-
Perdonando como Dios perdona
Originalmente publicado en inglés con el título:
«Forgiving Like God Forgives»

El plan de Dios para restaurar la paz en las


relaciones golpeadas por el pecado.

Introducción
Billy y Susy están casados. Ambos son cristianos. Un día Billy llega a casa
después de un agotador día en el trabajo y reacciona ante un comentario menor de
parte de Susy. Él eleva la voz y grita:
- «Ni siquiera te importa cuán difícil fue mi día. Lo único que haces es hablar
sobre lo que hiciste con tus estúpidas amigas.»
Habiendo difamado a su esposa («No te importa...,» y «Lo único que haces…»),
y habiéndose enojado de manera pecaminosa, se retira al dormitorio, cierra la puerta de
un portazo, y pasa la noche frente al televisor.
Susy está profundamente ofendida por el arrebato y por las falsas acusaciones
de Billy. Apretando los labios, golpea las cacerolas en la cocina, en una expresión no
verbal de enojo. Ella espera que Billy venga y le pida perdón. Él nunca lo hace.
A la hora de irse a dormir, el calor volcánico de sus temperamentos se ha enfria-
do. De hecho, la «temperatura» en la casa se ha disparado ahora por debajo de los cero
grados. La cama es como un témpano polar. Una pared invisible de impenetrables
ladrillos de hielo divide la cama en dos.
Pregunta: ¿Qué es lo que harán ahora Billy y Susy? ¿Harán dormir todo este
asunto, esperando que las cosas se olviden por la mañana? ¿Dirán «lo siento», se
besarán y se arreglarán? Y, ¿qué es lo que deberían haber hecho esa noche luego del
arrebato de Billy?

7
Instrucciones para la Iglesia de hoy

Podría pasarle a cualquiera


Billy y Susy son personas inventadas. Desgraciadamente la situación de ellos
no lo es. Es vivida miles de veces por día a lo largo de todo nuestro país. Pero no son
sólo los esposos y las esposas los que actúan este drama.
Billy y Susy podrían haber sido Bob y Stan, compañeros de trabajo que compar-
ten una oficina en el centro de la ciudad. Podrían haber sido Brenda y Silvia, miembros
de la iglesia que asisten al mismo estudio bíblico. Podrían haber sido cualquiera.
El pecado es un desagradable compañero de todos nosotros. A veces, nosotros
somos los ofensores; otras veces, somos los ofendidos. Pero el pecado afecta cons-
tantemente nuestras relaciones con los demás. Causa daño, dolor, enojo, rencor, hos-
tilidad, división y una miseria indiscutible. Y eso es sólo en el nivel humano. Lo más
importante es que nuestro pecado lastima profundamente a Dios (Efesios 4:30).
La dolorosa realidad de lo que Pablo llamó «el pecado que permanece», deter-
mina por lo menos, una cosa para cada cristiano: el perdón es una habilidad de super-
vivencia básica. El saber cómo perdonar y cómo ser perdonado, es un componente
indispensable de la santidad.
En nuestra ilustración de presentación, Billy no debería haber disparado con su
boca a Susy. Susy no debería haber dejado que su resentimiento por las acciones de
Billy, la controlara. Pero, el pecado sucedió. ¿Qué es lo que hacen ahora? ¿Qué es lo
que tú deberías hacer cuando tú pecas? ¿Y cuando pecan contra ti?
Así de importante como lo es el perdón en un mundo repleto de pecadores y en
iglesias pobladas por pecadores salvados, con frecuencia, lo hacemos pobremente…
o directamente no lo hacemos. El propósito de este libro es darte un modelo bíblico
sobre el perdón y sobre el hecho de ser perdonado.

El plan de Dios
La pregunta obvia mientras comenzamos es: «¿Cuál es el plan de Dios para
reconciliar las relaciones heridas por el pecado?» Pablo nos da una respuesta directa
a eso en Efesios 4:31-32:
«Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y
toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos
unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.»
¿Cómo pueden ser restauradas las relaciones quebrantadas por el pecado? A
través del perdón. Y, ¿cómo debemos perdonar? Así como Dios lo hace. Cuando
pecamos contra alguien, debemos imitar el perdón de Dios. En el próximo versículo,
Pablo declara directamente lo que él insinuó en el versículo 32: «Sed, pues,
imitadores de Dios» (5:1).

8
Joel James

Cuando hayamos sido el blanco de amargura, ira, enojo o cualquier otro peca-
do, tenemos una obligación bíblica: «(Perdonar) unos a otros, como Dios también
os perdonó a vosotros en Cristo.» En otras palabras, nuestro perdón y el perdón de
Dios deberían ser exactamente iguales. A través del perdón es como se restauran las
relaciones rotas por el pecado. Y el único perdón que cuenta es aquel el cual es un
imitación del perdón de Dios.
Eso perfila claramente nuestro deber cuando se refiere a la construcción de
un modelo bíblico de perdón. Descubre cómo es el perdón de Dios, y luego imítalo.
Cópialo. Vuelve a moldear toda tu manera de pensar sobre las relaciones para poder
encajar en el molde del modelo divino de Dios.
Si Billy y Susy quieren aclarar las cosas entre ellos, deben convertirse en
imitadores de Dios. Lo mismo es para nosotros. Por lo tanto, la primera porción de
éste libro, será dedicada al entendimiento del perdón de Dios.
1 La segunda parte, se
centrará en la aplicación de las verdades que descubrimos.

1
Como siempre, la teología (es decir, el perdón de Dios) requiere de práctica (nuestro perdón).

9
Instrucciones para la Iglesia de hoy

Primera parte: El perdón de Dios


El perdón es la naturaleza de Dios
Mientras comenzamos a estudiar cómo perdona Dios, primero debemos con-
siderar quién es Dios. Sus acciones fluyen de Su propia naturaleza. El salmista cap-
tura dramáticamente la naturaleza clemente de Dios en las palabras del Salmo 103.
El salmista (probablemente David) abre y cierra su Salmo con las palabras
«Bendice (es decir, ¡Alaba!), alma mía, a Jehová» (103:1, 22). La primera razón
que da David para tal exuberante explosión de alabanza, se encuentra en la línea de
apertura del versículo 3: Dios «es quien perdona tus iniquidades.» Para fortale-
cer su caso, el salmista dibujó en las mentes de los lectores un ejemplo histórico
sobre el perdón de Dios. Las palabras empleadas no dejan lugar a dudas de que ésta
es una referencia al perdón de Dios de Israel seguido al incidente del becerro de
oro.2 Dicho perdón mostró a Moisés y a todo el pueblo de Israel la naturaleza de
Dios ó Sus «caminos».
«Sus caminos notificó a Moisés, y a los hijos de Israel sus obras. Miseri-
cordioso y clemente es Jehová; lento para la ira, y grande en misericordia.»
Salmo 103:7-8
Este aspecto misericordioso del carácter de Dios tiene profundas inferencias
para los pecadores arrepentidos.
«No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades, ni nos ha pa-
gado conforme a nuestros pecados… Cuanto está lejos el oriente del occidente,
hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones.» Salmo 103:10, 12
Cuando se les permitió a los judíos regresar a su tierra siguiendo el exilio babiló-
nico, fueron golpeados profundamente por la obstinada rebelión de sus ancestros y
por el tenaz perdón de parte de Dios. Refiriéndose al mismo incidente del becerro de
oro del Salmo 103, los líderes de adoración en Nehemías 9:17 oraron: «Pero tú eres
Dios que perdonas, clemente y piadoso…»
El profeta Miqueas, luego de siete capítulos de punzante reprensión sobre el
pecado, confirmó la naturaleza perdonadora de Dios cuando escribió:
«¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del rema-
nente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en mise-
ricordia. El volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquida-
des, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados.» Miqueas 7:18-19

2
Compara el versículo 8 con la redacción de Éxodo 34:6.

10
Joel James
La naturaleza clemente y piadosa de Dios guía, inevitablemente, a la acción.
Esa acción es el perdón. Pero, ¿qué es exactamente el perdón?

El perdón definido e ilustrado


Las diferentes palabras en Hebreo y en Griego traducidas como «perdón», «in-
dulgencia» y demás, tienen el significado de «echar», «destruir», «levantar y llevarse»
y «liberar de una obligación legal».
Podríamos estar satisfechos de sumar definiciones sobre el perdón. Sin embar-
go, creo que el perdón de Dios se explica con más poder con el lenguaje figurado
empleado en la Biblia a fin de describirlo.
«Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras
rebeliones.» Salmo 103:12
«El volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades,
y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados.» Miqueas 7:19
Una de mis representaciones preferidas sobre el perdón de Dios se encuentra en
el profeta Jeremías.
«En aquellos días y en aquel tiempo, dice Jehová, la maldad de Israel será
buscada, y no aparecerá; y los pecados de Judá, y no se hallarán; porque perdona-
ré a los que yo hubiere dejado.» Jeremías 50:20
Cuando Dios perdona, puedes enviar un equipo de búsqueda equipado con ra-
dares, rayos infrarrojos y fotos de reconocimiento satelital, pero no será capaz de
encontrar el pecado que Dios ha quitado.
La parábola del esclavo que no era perdonado en Mateo 18, también nos da una
importante imagen del perdón. Allí, el primer esclavo le debía al rey una deuda de
decena de millones en cualquier moneda que quieras nombrar. Era una deuda imposi-
ble de pagar. Pero, cuando el esclavo rogó que le tuviese paciencia para poder pagar-
le, el rey fue un paso más adelante.
«El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la
deuda.» Mateo 18:27
El rey lo perdonó; liberó al esclavo de la obligación legal de aquella tremenda
deuda.

Colosenses 2:13-14
Pero, tal vez, la representación más gráfica del perdón en las Escrituras se en-
cuentra en Colosenses 2. El versículo 13 de dicho capítulo dice que Dios ha dado
«vida» a los creyentes en Cristo. Él hizo eso a través del perdón. Pablo escribe:«…os
dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados…»

11
Instrucciones para la Iglesia de hoy

Habiendo hecho una declaración sobre el perdón de Dios al final del versículo 13,
Pablo continúa hablando de ese mismo perdón en el versículo 14, sólo utilizando el len-
guaje figurado.
«…os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados,anulando el
acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en
medio y clavándola en la cruz.» Colosenses 2:13-14
Aquí tenemos el gráfico que Pablo estaba pintando para ilustrar el perdón de Dios:
Dios tenía en Su posesión un documento legal, un «certificado de deuda». En ese certifi-
cado estaban registrados los «decretos en nuestra contra». La palabra «decretos» tenía que
ver con las leyes de Dios.3 Dios tenía un trozo de papel que enumeraba cada una de Sus
leyes que nosotros habíamos quebrantado. ¡Qué pensamiento aterrador!
Dicho certificado de deuda detallaba exactamente lo que le debíamos a Dios. Cada
uno de esos decretos «hostiles» nos hubiesen costado la vida y el castigo eterno. Todos
ellos enumerados dentro de un mismo trozo de papel, eran una bamboleante condenación.
Le debíamos a Dios una deuda impagable.
Sin embargo, en la cruz, ese trozo de papel – ese documento que registraba nuestra
deuda impaga – fue «cancelado». La palabra griega que Pablo empleó podría ser traduci-
da como «borró». El certificado que registraba nuestra obligación legal para con Dios fue
borrado.4 Se tornó ilegible. Dios tomó la sangre de Cristo y escribió sobre el papel «paga-
do por completo».
El aviso de nuestra deuda fue tachado. O como lo declaró Pablo brevemente al final
del versículo 14, fue «quitado del medio». Dios clavó ese papel en la cruz… y lo dejó allí.
Por lo tanto, para resumir, el perdón de Dios es la cancelación de una deuda impagable
que el pecador le debe a Dios. Es una eliminación o destrucción de la culpa del pecado.

Segunda parte: «Por lo tanto,


sed imitadores de Dios»
Ahora es tiempo de regresar a Billy y a Susy. Los dejamos enojados, resenti-
dos, amargados y malhumorados – sin perdonarse ni perdonando. Billy explotó y
sabiendo que estaba equivocado, pero negándose a admitirlo, se fue y se malhumoró
frente al televisor. El dolor y la sorpresa inicial de Susy finalmente, la hundieron en
un amargo silencio, en un resentimiento que ardía lentamente.

3
Esta palabra se emplea solamente una vez más en el Nuevo Testamento, en el libro de Efesios capítulo 2,
versículo 15; en donde hace mención a las «ordenanzas» de la ley de Dios.
4
exaleifw era empleado para el proceso por el cual atravesaba un escriba cuando cometía un error. Él
borraría laboriosamente la tinta aún húmeda del pergamino o del rollo de cuero sobre el cual estaba
trabajando, y comenzaría otra vez.

12
Joel James

¿Estaban imitando Billy y Susy a Dios? No. Para tomar prestadas las palabras
de Dios en Génesis 4:7, el pecado no estaba «a la puerta». Había cruzado el umbral
y los había devorado. Cuando los dejamos, un cubo de hielo hubiese contraído neu-
monía si lo hubieses puesto en la cama en medio de ellos.
¿Qué pueden hacer Billy y Susy? Algunas personas pueden intentar enterrar
todo el asunto y esperar que se olvide completamente por la mañana. Pero Dios dijo:
«perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro» (Colosenses 3:13).
Y, en Efesios Él dijo que aquellos que dejan que el sol se ponga sobre su enojo, le
están dando lugar al diablo (4:26-27). Se debe hacer algo. «Dejarlo pasar» es ser
desobediente y es abrirle una puerta a Satanás.
Más aún, no ser perdonado es la peor condición en que puede encontrarse una
persona. Los Salmos 32, 38 y 51 nos muestran que el no buscar el perdón puede llevar
a la depresión, al enojo, a la contienda, al letargo físico, a la enajenación con los
demás, a la perturbación mental, a la inestabilidad, a la indecisión, al desinterés espi-
ritual, y a la falta de gozo.5
La amargura es otro hijo de la falta de perdón.6 Hebreos 12:15 dice que la
amargura es como una hierba nociva, la cual crecerá y contaminará a un jardín com-
pleto. «Mirad bien, no sea que… brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y
por ella muchos sean contaminados.» La amargura es como un cáncer – se come el
alma. También es un cáncer contagioso. Cuando echa raíces, no sólo contamina a la
persona, sino que también contamina a «muchos» más.
Quizás, después de todo, «dejarlo pasar» no es una buena opción. De hecho,
hacer tal cosa sería entrar en la desobediencia.
«Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y
toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos
unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo». (Énfasis agrega-
do) Efesios 4:31-32
En vez de dejarlo pasar, Billy y Susy necesitan imitar a Dios – primero para Su
gloria, y luego por su propio bien y por el bien de aquellos que los rodean. ¿Por dónde
deben comenzar?
Permíteme dar tres pasos que sintetizan el perdón de Dios.

5
Observa por medio del contraste el Salmo 32:1 «Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido
perdonada, y cubierto su pecado.»
6
Billy y Susy deberían notar que en Colosenses 3:19 se indica que la amargura es un pecado ante el cual
el matrimonio es muy susceptible.

13
Instrucciones para la Iglesia de hoy

1.- Buscar la paz.


2.- Un convenio verbal.
3.- Establecer una nueva y mejor relación.

Paso 1 – Buscar la paz


Billy y Susy necesitan traer paz a su relación rota. Alguien necesita hacer un
movimiento para enderezar las cosas. Mientras las ofensas no intencionales deberían
ser pasadas por alto cada vez que sea posible7 (1 Pedro 4:8; Proverbios 17:9), esta
situación se encuentra claramente mucho más allá de eso. Esto es algo que ninguno
puede tan sólo pasar por alto.
¿Quién es responsable de buscar la paz en la situación de Billy y Susy? La res-
puesta obvia es Billy. Fue su bombardeo verbal – calumnias, enojo, y acusaciones falsas
– lo que inició todo el asunto. Y, las Escrituras indican que Billy no debería haber
caminado hacia el dormitorio y permanecer resentido en un fango de culpa, auto-justi-
ficación y auto-compasión.
«Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano
tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero
con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.» Mateo 5:23-24
Billy, sabiendo que su esposa tenía algo contra él (enojo y calumnias), debería
haber aminorado su zapateo hacia el dormitorio, debería haberse parado, dado media
vuelta y volver para reconocer su mal comportamiento. ¡Qué diferencia hubiese hecho
su humilde reconocimiento del pecado en aquella noche!
Billy estaba claramente en falta. Su negación por reconocer su pecado era nada
más y nada menos que orgullo. Bíblicamente, el ofensor debe intentar restaurar la paz
que ha quebrado.
Pero, ¿qué hay de Susy? Muchos pueden pensar que ella estaba en lo correcto al
esperar que Billy viniese a ella. Después de todo, él era el que estaba en falta.
Pero según Efesios 4:32 nosotros debemos perdonar como Dios perdona. ¿Qué
ha hecho Dios cuando habían pecado contra Él? ¿Esperó Dios que los rebeldes viniesen
ante Él antes de que Él hiciese una movida hacia la reconciliación? Afortunadamente,
no.
«Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores,
Cristo murió por nosotros… porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con
7
Una ofensa no intencional debería ser mencionada por la persona ofendida sólo si dicha persona encuentra
que no puede sacar el asunto de su mente y podría amargarse por tal motivo. En dicho caso, una afirmación
de parte de la otra persona de que el daño no fue intencional debería ser suficiente como para enterrar el
asunto.

14
Joel James
Dios por la muerte de su Hijo...» Romanos 5:8, 10
Cuando se había pecado contra Dios, Él buscó la paz con los ofensores sacrifican-
do a Su Hijo en el lugar que les correspondía a los pecadores, en la cruz. Dios actuó para
traer reconciliación mientras que aún éramos detestables y estábamos amargados con
Él. Aún cuando Él era el ofendido, Dios fue quien hizo el primer movimiento.8
¿Debería haber respondido Susy de manera diferente? ¿Podría haber hecho algo
además de esperar en la cocina que Billy saliese del dormitorio y le pidiera perdón? Sí.
Ella podría haber imitado a Dios al buscar la paz, aún cuando habían pecado contra ella.
Más allá del mandato de imitar a Dios, los siguientes dos versículos dejan en
claro que era la responsabilidad de Susy buscar la paz en la relación, aún cuando Billy
fue el que pecó primero.
«Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hom-
bres.» Romanos 12:18
«Seguid la paz con todos.» Hebreos 12:14
Si Susy hubiese imitado a Dios y hubiese obedecido las instrucciones bíblicas
para buscar la paz, ella hubiese orado, hubiese caminado hacia el dormitorio, golpeado
la puerta y hubiese dicho:
- «Billy, te amo. ¿Podemos hablar sobre lo que sucedió? Por favor, perdóname
por hablarte tanto y por no preocuparme sobre el difícil día que tuviste en el trabajo.
Sólo estaba pensando en mí misma.»
Eso es imitar a Dios. Recuerda, que Dios nunca necesitó pedir perdón. Pero, Susy
está imitando a Dios al tomar la iniciativa de buscar la paz en la relación.

Paz con Dios


Pero, hay aún más sobre la responsabilidad de Susy. Ella no está tan sólo bus-
cando la paz con Billy. Ella también debe buscar la paz entre Billy y Dios. Al llegar al
conocimiento que ella podría haber sido más considerada, Susy ha abierto la puerta
(figurativa y literalmente) para que Billy admita su propia culpa.9 Esto es importante,
porque también es la responsabilidad de Susy alentar a Billy para que vuelva de su
pecado.
«Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él
solos; si te oyere, has ganado a tu hermano.» Mateo 18.15
8
Y cada movimiento después de eso. Todo lo que sucede en el proceso de la salvación es un don benigno
de parte de Dios.
9
Observa otra falla traída por el pecado de Billy. Cuando el no salió a confesar su pecado y a pedir perdón,
su esposa tuvo que dar el primer paso en la reconciliación. Como el líder del hogar, ordenado por Dios,
Billy debería estar tomando el liderazgo en la restauración espiritual.

15
Instrucciones para la Iglesia de hoy
Conociendo que la afrenta del pecado de Billy contra Dios es mucho más
significativa que la ofensa personal de Susy, ella no puede esperar en la cocina que
Billy venga a ella. Ella debe obedecer el mandato de Mateo 18 y darle a su esposo
una oportunidad para arrepentirse.
Mientras consideramos lo que sucedió luego del arrebato de Billy, nos damos
cuenta de que tanto Billy como Susy han fallado. Billy falló al enojarse hasta llegar al
pecado. Y falló por no arrepentirse de su orgullo y dirigirse a la cocina y pedirle
perdón a Susy.
Susy también falló. Ella debería haberse tragado su orgullo y debería haber
imitado el perdón de Dios, buscando la paz con su colérico esposo. Y, ella debería
haber ido a rescatar a su esposo de su enojo condenado por Dios. Billy y Susy se
deberían haber reunido a mitad de camino entre el dormitorio y la cocina, ambos
cargando con sus responsabilidades bíblicas a fin de buscar la paz.

Una ilustración
A pesar de que Billy y Susy no representan una situación feliz, debí suprimir una
sonrisa mientras escribía esa última oración. Me recordó una vez cuando mi esposa y yo
tuvimos un encuentro a mitad de camino en el vestíbulo. A mi esposa le gusta escuchar
música mientras hace los quehaceres de la casa. Yo estudio en casa los sermones, de
manera que prefiero permanecer en silencio y en orden a fin de concentrarme. Normal-
mente, nos comprometemos sin ningún problema.
Sin embargo, hubo un día cuando su música retumbaba en mi oficina demasiado
fuerte como para que pudiera concentrarme (¡ó quizás ese día no estaba muy concentra-
do!). Fui hacia la cocina y le pedí que bajara un poco el volumen. Ella lo hizo alegre-
mente. Cuando regresé a mi oficina, empujé la puerta detrás de mí. Sin embargo, la
brisa que entraba por las ventanas de mi oficina hizo que la puerta se cerrara de golpe y
que el sonido retumbara por toda la casa.
Mientras regresaba a mi escritorio me di cuenta de que mi esposa, al no saber lo
que había sucedido, podría haber pensado que yo golpeé la puerta en una demostración
de enojo por el volumen de su música. Mientras caminaba de regreso por el hall, ella
estaba viniendo de la cocina, visiblemente angustiada por el sólo hecho de pensar que
yo estaba enojado con ella. Nos abrazamos y nos reímos cuando le expliqué lo que
había sucedido.
Esa es la manera en que debe efectuarse la reconciliación. Ambos lados deberían
estar lo suficientemente preocupados por cumplir las obligaciones bíblicas, de manera
que puedan encontrarse a mitad de camino.

16
Joel James

Paso 2 – Un convenio verbal


En la sección previa, descubrimos que ambas personas en una situación de
pecado son responsables de buscar la paz. Ese es el primer paso en un proceso de
perdón bíblico. El segundo paso es el convenio verbal. Esto es una imitación del
perdón de Dios como se habla en 1 Juan.
«Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros
pecados, y limpiarnos de toda maldad.» 1 Juan 1:9
Dios promete perdonar a aquel que reconoce su pecado ante Él.10 Basados en
ese modelo, podemos definir el perdón de esta manera:
El perdón es un convenio (es decir, un acuerdo) de borrar la deuda de pecado
de parte del ofensor bajo la luz de su reconocimiento ante la mala acción y bajo la
petición de ser perdonado.
Las insinuaciones de esa definición bíblica son varias. Considerémoslas en esta
sección.

La manera correcta en el modo incorrecto


Supongamos que Billy y Susy se hubiesen encontrado en el hall, a mitad de
camino entre la cocina y el dormitorio. Billy arrastra la alfombra con sus pies y dice:
- «Ah, cariño, yo…bueno, siento mucho por lo que dije.»
- «Está bien, Billy. No fue nada. Olvídalo.» responde Susy.
- «Bueno,» dices tú, suspirando con alivio, «me alegra que se reconciliaron
bíblicamente.»
Hmmmm. ¿Crees realmente que lo hicieron bíblicamente?
- «Pero, dices, Billy le dijo a Susy que lo sentía y Susy dijo que no fue nada.
¿No es eso lo suficientemente bueno?»
Probablemente, el intercambio de Billy y de Susy fue genuino. Ciertamente, fue
la manera más común de manejar un arrebato de enojo. Pero, ¿fue realmente bíblico?
¿Qué significó para Billy decir: «Lo siento» cuando la Biblia nos habla del perdón?
¿Fue realmente sincera Susy cuando dijo: «No fue nada»?
Con el riesgo de ser considerado quisquilloso, permíteme sugerir que Billy y
Susy podrían haber sido mucho más bíblicos en su manera de manejar las cosas.
Consideremos primero la declaración de Billy.

10
1 Juan 1:9 asume una confesión del pecado genuina en lugar de una impertinente.

17
Instrucciones para la Iglesia de hoy

Lo siento, lo siento mucho…


Es muy común, aún entre cristianos emplear las palabras «lo siento» cuando
reconocemos el pecado. Permíteme sugerir que dichas palabras son una emasculación
redundante del concepto bíblico del perdón. Consideremos, por un momento, lo que
realmente significan las palabras «lo siento». Significan «me siento mal por lo que
sucedió.» La palabra «perdóname», por otro lado, significa algo completamente dife-
rente. Significa «te debo una deuda impagable por lo que hice.»
Permíteme explicar con una ilustración la diferencia entre estos dos conceptos.
Si tumbo accidentalmente un vaso de agua en el mantel y en la falda de mi esposa
durante la cena, digo «lo siento». Sin embargo, si tomo el mismo vaso de agua y lo
derramo sobre su cabeza en un arrebato de enojo, ¿es realmente el «lo siento» lo que
se necesita decir?
En el primer caso, el derramamiento del agua fue accidental. Expreso mi angus-
tia por el malestar que causé en mi esposa diciendo «lo siento». Eso es adecuado, el
pecado no se ve encerrado en esa situación. Realmente deseo que nunca hubiese
sucedido.
En la segunda situación, el pecado ha tomado lugar. Yo estaba enojado y fui
malicioso en mis acciones. Les debo a Dios y a mi esposa una deuda de pecado
impagable debido a mis actitudes y a mis acciones. El hecho de que me siento mal
(«lo siento»), puede o no significar algo. Judas lo sintió luego de haber traicionado a
Jesús (Mateo 27:3-4). Sin embargo, su deuda de pecado nunca fue cancelada. El
hecho de que se sintió mal por su pecado no quitó la culpa real ante tal pecado. El
hecho de que deseaba nunca haberlo hecho, no borró su deuda.
Creo que los cristianos deberían ser siempre alentados a emplear la terminolo-
gía bíblica («perdóname») para lidiar con el pecado. Jesucristo tuvo que ir a la cruz
debido a que yo (hipotéticamente) vacié ese vaso de agua sobre la cabeza de mi
esposa. «Lo siento» no expresa correctamente la naturaleza infame de lo que he he-
cho. El pecado es una deuda impagable, nada más ni nada menos. Sólo una cosa en
toda la creación puede quitar esa deuda: un compromiso de parte de Dios y de aquel
que fue ofendido para cancelarlo.
Cuando Billy encontró a Susy a mitad de camino y dijo: «Lo siento», él estaba
intentando de reconocer lo malo que había hecho. Sin embargo, para ser bíblico, él
debería haber pedido perdón. Su parte del convenio verbal del perdón es un recono-
cimiento de su pecado y una petición para que sea quitado.
Las palabras «perdóname» no son sílabas mágicas, las cuales dichas en el orden
y con el tono de voz correcto hechizarán la culpa de Billy. Sin embargo, son las únicas
palabras que representan adecuadamente su pecado, tan seriamente como Dios lo ve.
Dada la opción, un cristiano nunca debería utilizar sustitutos moderados para

18
Joel James
la palabra «perdóname». Algo interesante sucederá cuando comiences a emplear
terminología bíblica para la reconciliación. Encontrarás que es mucho más difícil
decir «Perdóname» que simplemente decir «Lo siento». Instintivamente, nos da-
mos cuenta de la diferencia entra esas dos frases. Una significa, «Me siento mal por
lo que hice,» pero te deja ileso. En realidad, no admites que estuviste mal, sólo
dices que te sientes mal. La otra frase, sin embargo, es devastadora. «Te debo una
deuda por mi pecado que nunca podré pagar. Todo lo que puedo pedirte es que can-
celes misericordiosamente esa deuda.»

No fue nada
Cuando Billy y Susy se encontraron a mitad de camino y Billy admitió que se
había equivocado (a pesar de hacerlo de manera inadecuada), la respuesta de Susy
fue: «Esta bien, Billy. No fue nada. Olvídalo.» Otra vez, esta es una manera común y,
aparentemente, madura de manejar el pecado de alguien. Sin embargo, ¿fue realmen-
te acertada la evaluación de Susy sobre la situación? ¿No fue nada? ¿Por qué tuvo
que morir Cristo si el pecado de Billy no fue «nada»?
Así como con el «lo siento» de Billy, Susy ha oscurecido o minimizado, sin
intención, la verdadera naturaleza de lo que ha sucedido. Ella no ha tomado ningún
compromiso para liberar a Billy de la obligación «legal» por su pecado. Si ella tan
sólo le quita importancia, esa deuda permanece colgando sobre la cabeza de Billy.
Eso no es imitar el perdón de Dios.
Para imitar el perdón de Dios, Susy debe prometer borrar la deuda pecaminosa
de Billy. Ella debe prometer echarlo detrás de su espalda, pisotearlo bajo sus pies, y
arrojarlo en el mar más profundo. Eso es lo significa «te perdono». Perdonar como
Dios perdona es hacer una promesa o un convenio verbal con la otra persona. Esen-
cialmente, lo que Susy está prometiendo cuando dice «te perdono», es lo siguiente:
• No traeré nuevamente este pecado ante ti ni ante ninguna otra persona.
• No cavilaré sobre ello (es decir, amargarse por pensar frecuentemente
sobre ello).
• No intentaré hacerte «pagar» por lo que hiciste.
Ahora, puedes ver por qué el «No fue nada», no lo cortó. Fue algo. Lo que Billy
hizo fue pecado. Pero al darle a él su perdón cuando fue pedido, Susy está prometien-
do borrar esa mancha de pecado de su relación. Ella no lo utilizará para volver a eso.
Ella no le recordará sobre eso la próxima vez que estén en desacuerdo. Ella le está
prometiendo no dilatarse en el pecado de Billy.

19
Instrucciones para la Iglesia de hoy

¿Perdonar y olvidar?
Esa última declaración nos lleva a otro tema. ¿Es bíblico para un cristiano
«perdonar y olvidar»? No, no lo es. Permíteme explicarlo.
Olvidar es un proceso pasivo en el cual el tiempo y las situaciones compri-
men una memoria de tu mente. El perdonar es diferente. Perdonar es una promesa
de no pensar sobre lo que ha sucedido. Esto se ve ejemplificado por Dios en Jere-
mías 31:34, «No me acordaré más de su pecado.» Técnicamente, Dios no puede
olvidar. Él es omnisciente. Pero escoge no pensar en el pecado que Él ha perdona-
do. Escoge no lidiar con nosotros conforme a nuestros pecados (Salmo 103:10).
Tal vez Susy no olvide inmediatamente las ásperas palabras de Billy. Eso sería
virtualmente imposible. Pero al dar su perdón, ella ha prometido imitar a Dios al no
vivir con ello. Eso sí es posible. Será difícil, pero por la gracia de Dios, ella puede
llevar cautivos sus pensamientos (2 Corintios 10:5), y puede pensar en lo que es
bueno (Filipenses 4:8).
El concepto bíblico del perdón es una alternativa radical a lo que hacemos con
frecuencia. Para el ofensor, es una admisión verbal de culpa y una petición de perdón.
Para el ofendido, es una promesa de destruir lo malo y no vivir con ello. Es un com-
promiso de no lidiar con la persona conforme a su pecado.

Pero que si…


En este punto, Billy y Susy se han arreglado. La próxima vez lo harán de la
manera bíblica, empleando lo terminología bíblica. Sin embargo, en el escenario que
hemos fabricado, no todas las situaciones típicas que se podrían desarrollar (y lo
hacen) han sido mencionadas.
Qué si Billy hubiese ido a la cocina y hubiese dicho: «Susy, lo que dije estuvo
mal y no era cierto. ¿Me perdonas?» Y si Susy le hubiese contestado: «¡Ni muerta,
amigo! ¿Esperas tan sólo venir hasta aquí y simular que no sucedió nada? Te perdona-
ré cuando me sienta mejor y esté preparada. Te quiero ver arrastrar por lo que me
dijiste.»
Desafortunadamente, tal respuesta por parte de Susy no sería una respuesta
poco común. Ella ha sido herida. El orgullo dice que ella debe tomar venganza. Billy
debería pagar por usarla como un felpudo verbal. Ella lo perdonará sólo cuando él
haya sufrido lo suficiente o haya probado su arrepentimiento.
Pero, ¿está perdonando Susy como Dios perdona? No.
«Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros
pecados, y limpiarnos de toda maldad.» 1 Juan 1:9

20
Joel James
Dios perdona cada vez que confesamos nuestros pecados.11 Para imitar el per-
dón de Dios, debemos hacer lo mismo. Cuando nos piden perdón, debemos perdonar.
Este no es un principio teológico fabricado. Es exactamente lo que el mismo Señor
Jesucristo enseñó.
«Mirad por vosotros mismos. Si tu hermano pecare contra ti, repréndele; y si
se arrepintiere, perdónale. Y si siete veces al día pecare contra ti, y siete veces al día
volviere a ti, diciendo: Me arrepiento; perdónale.» Lucas 17:3-4
De acuerdo con las instrucciones de Cristo, ¿qué debería producir nuestro per-
dón? El arrepentimiento del ofensor – un reconocimiento verbal de la mala acción y
una petición por una cancelación de su deuda por el pecado.12 No es de extrañar que
Jesús haya dicho: «¡Mirad por vosotros mismos!» 13 Tal humilde respuesta ante el
pecado reincidente en nuestra contra, difícilmente, es una respuesta natural.
La reacción de Susy – «Te quiero ver arrastrar»- es mucho más común. «¡Lo
perdonaré una vez que yo crea que ha sufrido lo suficiente por lo que hizo!» Pero ese
no es el perdón bíblico. El perdón bíblico es una eliminación misericordiosa de la
deuda de pecado. Si Billy debe «arrastrarse» para ganar una relación restaurada con
Susy, entonces Susy no está siendo «benigna, misericordiosa, lenta para la ira y bon-
dadosa.» Ella no está imitando a Dios.
Para perdonar como Dios perdona, debemos perdonar sin condiciones.14 No
puedes liberar a una persona de su culpa y demandar que sufra por lo que hizo.

11
Dios ve el corazón. Por ende, a veces Él rechaza lo que para nosotros podría parecer un arrepentimiento
genuino (Jueces 10:10-16). Pero la omnisciencia de Dios es algo que no podemos imitar. No podemos
juzgar el corazón de una persona. Tan sólo podemos aceptar las palabras de la persona como valor nominal.
El amor «todo lo cree» (1 Corintios 13:7).
12
Técnicamente, el perdón no puede darse hasta que éste sea solicitado. Eso no perdona a la amargura;
siempre debemos ser compasivos, dispuestos a perdonar. Mientras que Marcos 11:25 hace legítimo el
«perdón de corazón», la suposición es que hablarás con la persona ofensora tan pronto como sea posible.
Las personas que dicen: «Lo he perdonado», pero nunca han hablado con el ofensor (asumiendo que sea
posible) están esquivando su responsabilidad.
13
La respuesta de los discípulos es fascinante «Auméntanos la fe» (17:5). Se requiere fe para poder
perdonar. Se requiere fe para creer que el perdonar como Dios lo ordena es mejor que la venganza personal.
Cuando hemos sido heridos, se necesita de mucha fe para perdonar y para confiar en Dios a fin de tratar
con el ofensor (especialmente si en un ofensor reincidente).
14
Perdonar sin condiciones no significa que no existan consecuencias para el pecado de una persona. La
pareja que tiene una cita y que duerme junta es perdonada por Dios cuando ellos confiesan genuinamente
sus pecados. Pero quizás aún tengan que lidiar con la consecuencia de la inmoralidad, un embarazo. Si el
arrebato de Billy hubiese sido público, por ejemplo, Billy hubiese tenido que enfrentar la consecuencia de
volver ante aquellos que estuvieron presentes y corregir su agresión contra Susy. Sin embargo, que él
hiciese eso no puede ser una condición que Susy adjunte para poder perdonarlo.

21
Instrucciones para la Iglesia de hoy

Pero no me siento como para perdonarlo


Supongamos por un momento que la respuesta de Susy fuera un poco diferen-
te (pobre Susy, puedes ver que aquel contra el cual se pecó con frecuencia tiene un
mayor desafío para ser piadoso que aquel que necesita del arrepentimiento). Supon-
gamos que cuando Billy admitió su error, Susy solo mordió sus labios y no pronunció
palabra alguna.
Cuando se le pregunte más tarde, ella probablemente diría: «¿Cómo puedo per-
donar sus puñaladas verbales? Aún duelen mucho. No me siento como para perdonar-
lo.» Los sentimientos de Susy no son raros. Las personas, con frecuencia, excusan su
renuencia para perdonar diciendo que no se sienten bien como para perdonar a dicha
persona.
Pero «no sentirse como para perdonar» no es un concepto bíblico. En realidad,
no es apropiado. No existe un concepto bíblico bajo ese nombre. La Biblia menciona
la falta de ganas de perdonar como «amargura».
La amargura es un enojo caprichosamente sostenido y lleno de resentimiento
contra otra persona. Es lo opuesto a lo que Pablo mandó en Efesios 4: 31-32.
«Quítense de vosotros toda amargura…antes sed benignos unos con otros,
misericordiosos, perdonándoos unos a otros… »
Simplifiquemos por un momento el asunto. Los sentimientos no son el punto
principal en el tema del perdón. Una elección es obedecer en Lucas 17:3-4, «Si se
arrepintiere, perdónale» , y Efesios 4:31-32 también lo es. Dar perdón cuando es
solicitado es un acto de obediencia al mandato de Cristo. Susy no es libre para obede-
cer los mandatos de Cristo sólo cuando ella se sienta como para hacerlo. Los cristia-
nos, con frecuencia, podemos no sentirnos como para obedecer los mandatos de la
palabra de Dios. Sin embargo, aún así debemos obedecer. Eso también es cierto al
dispensar perdón.
Si Susy continuaba negándose a otorgarle su perdón a Billy basada en no sentir-
se como para perdonarlo, entonces, es ella quien se ha tornado en ofensora. Billy
ahora está haciendo lo mejor que puede a fin de estar en paz con su mujer (Romanos
12:18). Sin embargo, ella se está oponiendo a perdonarlo, lo cual es lo único que les
traerá paz. En esa situación, los papeles han cambiado. Con gran bondad (Proverbios
15:1), Billy necesitará animar a Susy para que abandone su pecado de amargura.15

15
Si la negación de Susy continuara, entonces Billy estaría obligado a llevar a cabo el proceso de Mateo
18 debido a la respuesta pecaminosa de Susy ante su petición de perdón.

22
Joel James

Paso 3 – Una nueva y mejor relación


Asumamos que Billy y Susy finalmente han arreglado las cosas. Él le ha pedi-
do perdón a Susy y ella lo ha perdonado. ¿Es ese el final del proceso? Quizás pien-
ses que lo es, pero estarías equivocado.
Esa idea errónea sobre el perdón podría llevar a una clase de perdón tal como
el «Te perdono, pero no quiero verte nunca más mientras viva.» Muchas veces en
una situación como la de Billy y Susy, el perdón es pedido y dado, pero luego un frío
silencio desciende sobre la relación.
Tal vez, Billy quiera comenzar de nuevo hasta el punto en el que entró por la
puerta, a fin de manejar las cosas de la manera correcta esta vez. Sin embargo, Susy,
le da un trato de martirio silencioso. Ella dice que ha quitado la deuda de Billy. Pero
su duro silencio y el desvío de su mirada dicen que él aún lo está pagando.
Tal vez, Susy ha perdonado amorosamente a su esposo y quiere ahora confor-
tarlo después de lo que ha sido claramente, un turbulento día de trabajo. Sin embargo,
Billy se sienta en la mesa a la hora de la cena en un triste silencio, cavilando sobre sus
sentimientos de auto-condenación debido a su arrebato. Susy ha «quitado del cami-
no» su deuda. Billy está buceando en lo profundo del mar, intentando encontrar su
deuda en el fondo del océano, en donde Susy la ha enterrado. Está obrando como si
necesitara sufrir por lo que fue gentilmente borrado.
Si el intercambio, «Perdóname/Te perdono», fuese el final del perdón bíblico,
entonces, no habría solución para ciertas clases de situaciones. Pero luego de buscar
la paz y luego de hacer un convenio verbal, existe un tercer paso en el proceso del
perdón bíblico. Ese tercer paso es el establecimiento de una nueva y mejor relación
entre aquellos que están involucrados.

El ejemplo de Dios
Consideremos el ejemplo de Dios sobre el perdón. Cuando Dios perdonó a los
pecadores, ¿les dijo: «Muy bien, no sostendré más sus deudas de pecado. Ahora,
¡lárguense! No quiero ver sus rostros nunca más por aquí»? ¡Por supuesto que no! Lo
que Dios hizo fue lo siguiente:
«Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo
con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo.» Efesios 1:3
Si lees a través del capítulo uno de Efesios, encontrarás a Dios tomando a los
ingobernables rebeldes, perdonándolos y haciéndolos hijos e hijas. Les dio el Espíri-
tu Santo como una promesa de que vendrían más cosas. Dios no despidió a aquellos
que Él perdonó con una mirada fría. Él los bendijo. Los amó. Él hizo con ellos una
nueva y mejor relación.

23
Instrucciones para la Iglesia de hoy
Entonces, para perdonar como Dios perdona, el último paso en el perdón bí-
blico debe ser el establecer una nueva y mejor relación con la otra persona. En la
sección previa, hablamos sobre el tema de sentirse como para perdonar. ¿Cómo
pueden las emociones en carne viva sobreponerse a una situación como la de Susy y
Billy? ¿Cómo puede Susy quitar de su mente los latigazos de las palabras de Billy?
¿Cómo puede Billy vadear el charco de la autocompasión en la que se está hundien-
do a sí mismo?

Reemplazando el mal por el bien


Como siempre, las respuestas malas son vencidas por las buenas.
«No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.» Romanos 12:21
Ya hemos visto ese principio en Efesios 4:31-32. Pablo dijo que quitemos toda
amargura, ira y enojo; luego dijo que seamos benignos y misericordiosos. Las malas
respuestas de enojo y amargura no son sobrepuestas por la tolerancia crujiendo los
dientes o evitando a la persona. Las malas respuestas se sobreponen cuando son reem-
plazadas al hacerle conscientemente el bien a la otra persona.
El perdón bíblico no concluye con una incómoda tregua. El objetivo del perdón
no es una fría neutralidad. Con frecuencia es allí donde se detienen las personas. No es
sorprendente que la amargura, la frialdad, y el hecho de evitar a una persona sean el
resultado. La respuesta natural y pecaminosa de venganza, resentimiento y de
autocompasión no han sido reemplazadas. Por lo tanto, regresan furtivamente para to-
mar el control. Escoger ponerlas fuera de tu mente (2 Corintios 10:5) es la única solu-
ción. Todas esas malas respuestas son, finalmente, sobrepuestas al hacer algo
específicamente bueno hacia la otra persona.16
Billy y Susy se sobrepondrán a la frialdad y al silencio en la cena sólo cuando
ellos comiencen activamente a hacer el bien hacia el otro. La solución para sus senti-
mientos heridos se debe trabajar al establecer una nueva y mejor relación el uno con el
otro. Para ilustrarlo, consideremos dos ejemplos bíblicos sobre este principio en acción.

El ejemplo de Pablo
Cuando Pablo escribió la carta de 2 Corintios, la iglesia en Corinto había estado
en una revuelta. Entre otras cosas, alguien dentro de la iglesia había pecado contra
Pablo de manera seria. Sin embargo, finalmente la persona se había arrepentido.
Dando ayuda para manejar la situación, Pablo enseñó a la iglesia en Corinto una
lección significativa sobre el perdón.
16
La razón por la cual muchas personas nunca se sobreponen a los pecados impulsados emocionalmente, es
porque no aplican ambas herramientas de Dios para controlar las emociones. Uno debe pensar correctamente
y actuar correctamente para quebrar el poder de las emociones dominantes. El furgón de las emociones
seguirá, inevitablemente, al motor del pensamiento y de las acciones una vez que comience a funcionar.

24
Joel James

«Pero si alguno me ha causado tristeza, no me la ha causado a mí solo,


sino en cierto modo (por no exagerar) a todos vosotros. Le basta a tal persona
esta reprensión hecha por muchos; así que, al contrario, vosotros más bien de-
béis perdonarle y consolarle, para que no sea consumido de demasiada tristeza.
Por lo cual os ruego que confirméis el amor para con él.» 2 Corintios 2:5-8
Debido a que el ofensor se había arrepentido, Pablo quería que la iglesia lo
perdonara (versículo 7). Sin embargo, observa que el perdón de ellos no debía ser un
símbolo meramente verbal: «Muy bien, amigo, puedes regresar a la iglesia pero ten-
drás que sentarte en la esquina y solo.»
El perdón bíblico incluye la búsqueda de una nueva y mejor relación con la
otra persona. Pablo dijo que la iglesia estaba para consolar y para confirmar el amor
de aquella persona arrepentida (versículos 7-8). Si ellos no hacían eso, él podría ser
consumido por la tristeza (versículo7). Más aún, Satanás podría tomar ventaja de la
situación y causar una división (versículos 10-11).
Si Susy se convierte en una heladera humana luego de «perdonar» a Billy, enton-
ces, ella no lo ha perdonado verdaderamente. El perdón no está completo hasta que ella
logre consolarlo en su tristeza por su pecado y hasta que ella confirme su amor para con
él. El último paso en el perdón bíblico no es una incómoda tregua. Es una nueva y mejor
relación en la cual el bien de la otra persona es buscado activamente.

El ejemplo de José
Otro ejemplo del tercer paso en el proceso del perdón se encuentra en Génesis
50. Quizás recuerdes que los hermanos de José casi lo asesinan, y luego lo vendieron
como esclavo cuando él era aún un jovencito. Años más tarde, cuando ellos descubrie-
ron que él aún estaba vivo y en una posición de autoridad sobre ellos, se sintieron
«turbados» (Génesis 45:3). Ellos estaban seguros que José se iba a vengar por sus
acciones despreciables. Sin embargo, José escogió eliminar sus malas acciones con
el perdón.
Cuando murió Jacobo, el padre de José y de sus hermanos, éstos se turbaron
nuevamente. Temían que José estuviese simplemente retrasando su venganza hasta
que su padre estuviese fuera de escena. Ahora que Jacobo se había ido, ellos estaban
seguros que José soltaría su resentimiento contenido.
Por lo tanto, los hermanos idearon un plan a fin de protegerse a ellos mismos.
Enviaron un mensajero a José alegando que su padre, justo antes de su muerte, le había
rogado a José que los perdonara (Génesis 50:15-17).
El texto dice que José lloró sobre la recepción del mensaje – probablemente a
causa de la desconfianza de sus hermanos. ¿No comprendieron ellos lo que era el
perdón? Los hermanos temían la venganza. Esto fue lo que les dijo José.

25
Instrucciones para la Iglesia de hoy
«Ahora, pues, no tengáis miedo; yo os sustentaré a vosotros y a vuestros
hijos. Así los consoló, y les habló al corazón.» Génesis 50:21
En vez de cortar las cabezas de sus hermanos (probablemente dentro de su po-
der), José calmó sus miedos. Prometió proveerlos de comida para sus familias en
caso de una hambruna. Él los consoló y les habló amorosamente.
José comprendía el perdón. Se negó a cavilar sobre el mal que le hicieron. En
cambio, buscó una nueva y mejor relación con sus hermanos. Los calmó, los consoló
y les afirmó su amor (¡ni mencionar el alimentarlos!).
Sin embargo, existe otra aplicación en este registro. Es para Billy. Los herma-
nos de José vivían con miedo porque ellos se negaban a aceptar y a creer el perdón de
José. Ellos elaboraron un mensaje y lo pusieron en la boca de su padre muerto a fin de
manipular a José para restringirle sus intenciones de venganza. ¿Era todo eso necesa-
rio? No. José había borrado el registro de la deuda de pecado de sus hermanos. Ellos
estaban viviendo en un tumulto mental porque se negaban a aceptar el perdón de José.
De la misma manera, está mal que Billy se sienta abatido durante la cena, con
los ojos bajos, revolcándose en la auto-condenación. Susy lo ha perdonado. Segura-
mente que él no lo merecía, pero eso es lo significa el perdón, una cancelación
misericordiosa de una deuda de pecado. Billy necesita tragar su orgullo junto con su
carne asada y aceptar el perdón de Susy.
La solución, tanto para Billy como para Susy, es reemplazar sus malos pensa-
mientos y acciones con cosas buenas. Ellos deben establecer activamente una nueva y
mejor relación haciendo lo bueno el uno hacia el otro. Sus palabras y acciones ama-
bles hacia el otro durante el resto de la noche, será la muerte ante cualquier persisten-
cia de amargura o de preocupación personal.

Conclusión
Billy y Susy pueden ser cualquiera. Quizás eres tú. ¿Cuán consistente eres en
perdonar como Dios perdona? Los pasos son relativamente simples. Debes buscar la
paz con los demás. Debes hacer un convenio verbal de quitar todo pecado contrito. Al
hacer eso, estás prometiendo no morar o traer ese pecado otra vez. Tercero, debes
establecer activamente una nueva y mejor relación con la otra persona.
El perdón bíblico es simple, pero no es fácil. Pero por la gracia de Dios puede
ser hecho. Somos Sus hijos. Debemos imitarlo al perdonar como Él perdona. «An-
tes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros,
como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo. Sed, pues, imitadores de
Dios como hijos amados.» (Efesios 4:32-5:1)

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Joel James

-2-
Venciendo la ira
Originalmente publicado en inglés con el título: «Overcoming Anger»

Guía bíblica para tornarse paciente, tolerante y lento para la ira

Introducción
El Rey Saúl era un hombre alto. De hecho, sus hombros y su cabeza sobresalían
por encima de todas las demás personas en Israel. Desafortunadamente, así de impre-
sionante como era la estatura de Saúl, él tenía otra característica que era aún más
sobresaliente: su temperamento.
La ira volcánica de Saúl, entró por primera vez en erupción dentro de las pági-
nas de las Escrituras luego de la victoria de David contra Goliat. Cuando los hombres
regresaron de la batalla, las mujeres les dieron la bienvenida con una canción impro-
visada: «Saúl hirió a sus miles, y David a sus diez miles» (1ª Samuel 18:6). Un celo
amargo absorbió el corazón de Saúl y quedó «muy enojado». Montó en cólera al ser
desfavorablemente comparado con un percibido rival.
Al día siguiente, Saúl estaba jugando con una lanza mientras David estaba to-
cando su arpa ante el trono. De repente, Saúl enderezó y arrojó la lanza contra David
con todas sus fuerzas, intentando espetarlo. La resentida ira de Saúl hacia David lo
guió a hacer esto, no una vez, sino dos.
Tan volátil era el temperamento de Saúl, que David tuvo que idear maneras
intrincadas para descubrir el estado anímico de Saúl antes de ponerse en riesgo al
compartir una comida en la mesa real. Cuando descubrió que su propio hijo era parte
de este sistema de mensaje, Saúl se puso tan furioso que también le lanzó una lanza a
Jonatán. Luego de estos primeros arrebatos de ira, el Rey Saúl pasó el resto de su
reinado persiguiendo a David a través de las colinas de Palestina, un sabueso siguien-
do a un zorro particularmente escurridizo.
La ira de Saúl devastó a su reinado, su familia, y su relación con su cortesano
más competente (David). Así es la ira. Es destructiva. Lo mismo sucede con el hom-
bre que camina en la oficina de la cual fue despedido el mes pasado y comienza a

27
Instrucciones para la Iglesia de hoy
apretar el gatillo de su revólver. Eso sucede con el esposo y padre que «jala del
gatillo» cuando su esposa o sus hijos lo irritan. La ira destruye.
Tú sabes eso. Es probable que por tal motivo escogiste este libro. Has visto los
efectos de tu enojo. La última vez que perdiste el control (Proverbios lo llama «dar
rienda suelta a tu espíritu»), descubres la verdad de Proverbios 18:19, «El hermano
ofendido es más tenaz que una ciudad fuerte».
Ahora quieres cambiar. ¿Puedes hacerlo? El enojo se ha tornado en un hábito, es
como respirar: ni siquiera piensas sobre ello, simplemente lo haces. O, tal vez, tu hábito
es ser tan manso como Clark Kent (el cambiante ego de Superman), pero existen
algunas personas que simplemente pulsan tu botón, y estallas en una órbita geo-
sincrónica. ¿Puedes cambiar?
Dios dice que puedes hacerlo. Requerirá de un trabajo duro y dirigido por el
Espíritu (Gálatas 5:16-23), pero puedes cambiar.
«Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.» Gálatas 5:16
Dios nos ha dado el recurso –Su Espíritu – para vencer al enojo. Pero, ¿cómo
andas en el Espíritu? ¿Cómo puedes comenzar a ejercitar el fruto del Espíritu, la
mansedumbre (Gálatas 5:23)? ¿Cómo puedes vencer la ira, y ser paciente, tolerante y
lento para la ira? Comencemos el proceso de vencer la ira con un poco de motivación:
un repaso de los resultados trágicos de la ira.

Los trágicos resultados de la ira


Proverbios desaprueba la ira. Es algo necio. Para advertirnos contra esto, Pro-
verbios habla reiteradamente sobre los trágicos resultados del enojo. Consideremos
los siguientes seis ejemplos.
«El que fácilmente se enoja hará locuras.» Proverbios 14:17
Dicho de una manera más directa, eso significa que el enojo te hace hacer cosas
tontas. Tenía un amigo que sufrió el malestar de utilizar una tablilla en el dedo durante
un mes, debido a que se había fracturado un nudillo cuando golpeó una pared en un
arrebato de ira. Un hombre que se enoja fácilmente actúa tontamente. La amargura es
igual de dañina. Una vez leí sobre un hombre que estaba tan resentido con su mujer,
ya divorciada, que él le enviaba sus pagos mensuales con monedas de cinco centavos.
Cada mensualidad pesaba setenta kilos.
Ambos son explosivos, ya sea golpear la pared como el mismo resentimiento,
el pensar «te la voy a devolver» te hace hacer cosas tontas. Probablemente, el ejemplo
más dramático de enojo que he escuchado sucedió en un campo de golf. Un hombre
estaba tan enojado por perder un tiro que rompió su palo contra un árbol a causa de
su frustración. La cabeza del palo se quebró, rebotó contra el árbol, y el filo del borde

28
Joel James
cortó su yugular, matándolo en unos pocos segundos. ¡¡¡Ouch!!!. El pecado es su
propio castigo.
Luego de la necedad, se encuentra un segundo ejemplo trágico en Proverbios
25:28.
«Como ciudad derribada y sin muro, es el hombre cuyo espíritu no tiene
rienda.»
El enojo te permite que seas manipulado por otros. La ilustración de Salomón
era sobre una ciudad cuyo muro había sido destruido por el asedio de un ejército.
Una vez que un agujero fue horadado a través de la defensa, toda la ciudad fue toma-
da. Según Salomón, una persona que no controla su temperamento queda igualmen-
te expuesta a ser dominada por otras personas. Sus defensas son derribadas. No está
pensando claramente. Es conquistada con facilidad.
Recuerdo un ejemplo sobre esto de los días en que jugaba al básquet. Había un
chico contra el cual jugaba con frecuencia, quien tenía una tendencia a enojarse con él
mismo cada vez que cometía un error. A pesar de que era un jugador superior, yo
sabía que si lograba que perdiera la pelota o que errara un tiro sencillo, él se enojaría.
Cuando eso sucedía, él comenzaría a presionarse demasiado y cometería más errores.
Finalmente, se enojaría tanto que sería una desventaja para su propio equipo. Su falta
de dominio propio lo hacía permeable para ser controlado por otras personas. Cuando
se enojaba en la cancha de básquet, era como una ciudad sin muro.
Un tercer resultado trágico de enojo que se encuentra en Proverbios es la con-
tienda. Contienda, peleas, resentimiento, y sentimientos de ofensa siguen al enojo de
la misma manera que una sombra sigue a un hombre en un día soleado.
«El hombre iracundo promueve contiendas…» Proverbios 15:18
El olor de un zorrino persiste en cualquier lugar a donde vaya. De la misma
manera, a cualquier lugar a donde vaya un hombre iracundo, seguramente lo sigue el
hedor de la contienda. Su esposa, sus hijos, sus compañeros de trabajo, y sus amigos,
todos saben que cuando él se acerca, se puede esperar una batalla, un arrebato o una
rabieta.
Un cuarto resultado trágico de enojo extraído de Proverbios, se encuentra en el
capítulo 19. Es un fascinante trozo de sabiduría de la mente divinamente afilada de
Salomón.
«El de grande ira llevará la pena, y si usa de violencias, añadirá nuevos
males.» Proverbios 19:19
El enojo produce enojo : ese es el principio. El hombre iracundo tiene que
ser rescatado una y otra vez. ¿Por qué? Al igual que cualquier pecado, el enojo es
algo que crea un hábito. Cuanto más te enojas, más te enojas. Ese es un resultado
trágico de la ira. Te sumerges en el hábito de responder con arrebatos o rencores, y

29
Instrucciones para la Iglesia de hoy
pronto adquieres un hábito arraigado. Cualquier desacuerdo o discusión te encien-
de. Ni siquiera tienes que pensar sobre ello. Es un hábito.
El mundo se ha perdido este punto. La psicología (aún aquella que se
autodenomina «Cristiana») promueve con frecuencia, la catarsis como la solución
ante la ira. La palabra catarsis proviene de la palabra griega empleada para la limpie-
za. En catarsis, una persona es alentada a «limpiar» o sacarse de encima su enojo en
una furiosa explosión de ira. Por ejemplo, el psicólogo puede animar al paciente a
pegar, gritar, y hasta proferir obscenidades ente un objeto, tal como una almohada,
imaginando que es la persona que lo ha ofendido.
La conjetura detrás de la catarsis es que esta explosión de enojo «sacará» la ira
acumulada dentro de una persona. Derrama el agua que hay dentro de un vaso de agua
y el vaso quedará vacío. Derrama el enojo que hay en tu corazón, y tu corazón queda-
rá vacío. Una vez que el enojo se ha vaciado, se irá para siempre.
Eso puede sonar lógico, pero no es bíblico. Primero, la explosión original de ira
es pecado, aún si se dirige a una almohada. Segundo, la Biblia dice: «Antes sed benig-
nos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros» (Efesios 4:32).
Enfurecerse contra alguien en su ausencia difícilmente puede ser considerado como
misericordia y perdón. Tercero, el concepto de catarsis malinterpreta completamente
la naturaleza del pecado. El pecado es un creador de hábitos.
«El de grande ira llevará la pena, y si usa de violencias, añadirá nuevos
males» (Énfasis agregado). Proverbios 19:19
Lejos de «liberarse» del enojo, la explosión de catarsis sólo construye un hábito
de ira. La explosión de enojo puede hacer que una persona se sienta temporalmente
mejor (Hebreos lo llama el «placer pasajero del pecado»). Sin embargo, todo lo que ha
hecho el psicólogo es dar una práctica pecaminosa – la práctica de responder ante las
ofensas personales de una manera impía. Pronto, el hábito de ira que el paciente está
creando en el mundo secreto del consultorio del psicólogo, se verterá fuera de su
corazón en situaciones más allá de las puertas del consultorio. El enojo produce enojo.
Aquí tenemos un quinto resultado trágico de la ira, extraído de los tesoros
proverbiales de Salomón.
«El hombre iracundo levanta contiendas, y el furioso muchas veces peca.»
Proverbios 29:22
Ya hemos notado que la ira trae contiendas. Considera cómo empuja más allá
el pensamiento la segunda línea del proverbio: «el furioso muchas veces peca». El
tema ya no es tan sólo la contienda; ahora se encuentra a la vista el pecado de cual-
quier clase. No sólo la ira produce contiendas y más ira, sino que también produce una
multitud de pecados.
Por ejemplo, dos hermanos explotan el uno contra el otro en una reunión familiar.

30
Joel James
Se hablan ásperamente. Se gritan mentiras hirientes: «¡Nunca te importó lo que piensa
tu madre!» Cuando llegan a casa, chismosean por teléfono con el resto de la familia
el uno contra el otro. El chisme se torna en calumnia. La ira se torna en resenti-
miento. Las mentiras se esparcen con la codiciosa esperanza de quitar al otro her-
mano del testamento. Súmale todo, ¿qué obtienes? La ira nunca es un pecado aisla-
do. Las personas furiosas muchas veces pecan.
Permíteme compartirte un último resultado trágico de la ira. No se encuentra
en Proverbios, pero es demasiado importante como para pasarlo por alto.
«Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis
lugar al diablo.» Efesios 4:26-27
Literalmente, el original dice: «No deis lugar al diablo.» Un corazón disgus-
tado es el punto de apoyo de Satanás. Clavará sus garras de maldad en la división
causada por el rencor; retorcerá, palanqueará y empujará, haciendo más grande la
brecha. El enojo le da lugar a Satanás. Es el sitio desde donde obra sus destructivos
planes.
Los resultados de la ira son trágicos. Dejó en sombras la mente, la familia y el
reinado de Saúl. Hará lo mismo contigo. Cuando estás enojado, dices y haces cosas
que normalmente no harías. Según Proverbios, tu ira da lugar a las contiendas, a más
enojo y a muchos otros pecados. En resumen, el enojo es el lugar de juegos de Sata-
nás. ¡Esa es una motivación para vencer la ira!

La desagradable fuente de la ira


Estoy seguro que has visto una marioneta. Es un títere o una muñeca unida por
partes, controlada desde arriba por sogas o cuerdas, Normalmente, los pecadores
quieren estar al control, es por eso que nos encrespamos al ser comparados con una
marioneta – excepto cuando se enfurece.
Casi siempre describimos la ira como si fuese una marioneta respondiendo
inevitablemente al manejo de las cuerdas por parte de otra persona: «Él me hace
enojar… Es mi propia naturaleza debatir… Estoy cansado.»17 Otras personas, nues-
tra personalidad, nuestras circunstancias - ¿son ellas los maestros de los títeres que
tiran de las cuerdas, forzándonos a hablar y a bailar en el enojo? ¿De dónde proviene
realmente la ira?

17
La diferencia entre la terminología bíblica y la popular destaca nuestro deseo de evitar la responsabilidad
personal por el pecado. «Perdí mi temperamento», significa que la ira se deslizó accidentalmente de tu
bolsillo mientras no estabas mirando. No eres el culpable. La terminología bíblica es encontrada en el
idioma original de Proverbios 29:11, «El necio da rienda suelta a toda su ira.» Eso significa que has
escogido enojarte.

31
Instrucciones para la Iglesia de hoy

Descubrir y enfrentar la desagradable fuente de la ira es una de las llaves para


vencerla. Mírate en el espejo y lo verás, la fuente de tu propio enojo. Has escuchado
las mismas excusas que he escuchado yo – todo desde el color del cabello hasta las
fluctuaciones hormonales, desde los orígenes nacionales hasta un mal día en la ofici-
na. Pero la realidad es, que esas cosas no nos fuerzan a enojarnos. No somos forzados
a enojarnos; nosotros escogemos enojarnos.
«Sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraí-
do y seducido.» (Énfasis agregado) Santiago 1:14
Intentamos desviar el dolor de la conciencia al culpar a Dios el Creador por
nuestro enojo («Así es como soy.»), a otras personas («Si él no hubiese sido tan
rudo…»), o a las circunstancias («Tuve un largo día). Sin embargo, Santiago 1:14
quita nuestras excusas de la misma manera en que una torcedura en una manguera
corta el agua: cada uno es tentado por su propia concupiscencia o deseos. En otras
palabras, viste la fuente de tu enojo en el espejo esta mañana, mientras te cepillabas
los dientes.
El enojo es una elección. A veces, la ira es un hábito, es evidente que no hay un
proceso consciente de elección. Lo hemos hecho con tanta frecuencia, que se ha con-
vertido en una respuesta automática. Pero, no obstante, la ira es una elección de per-
seguir nuestros deseos de una manera impía.
Considera una típica discusión matrimonial. Billy llama a Susy «despistada»
porque ella se olvidó de pagar la factura telefónica. Ahora, tendrán que pagar un
recargo sobre el total. ¿Tiene que responder Susy llamándolo «Ebenezer Scrooge» ó
«Capitán Thumbscrews»? Ella no tiene que hacerlo. Sería fácil seguir su concupis-
cencia y hacerlo, pero ella podría escoger pedirle perdón por su negligencia, negán-
dose a devolver insulto por insulto. No será fácil, pero podría hacerlo. Si ejercita el
dominio propio del Espíritu, ella lo hará. No somos forzados al enojo por la genética,
por las circunstancias ni por las personas. Nosotros lo escogemos.
Sorprendentemente, existe una gran esperanza en el descubrimiento que el cul-
pable de tu propia ira eres tú y nadie más. Si eres una marioneta rebotando y bailando
gracias a otras personas o circunstancias, nunca vencerás la ira. ¿Por qué no? Porque
no tienes control sobre ello. Si en realidad la ira dicta tus respuestas, serás su esclavo,
su títere, por el resto de tu vida.
Pero si tú eres la desagradable fuente de tu propia ira como Dios dice, es otro el
asunto. Tú puedes cambiar. Lo que escogiste hacer ayer, por la gracia de Dios, pue-
des escoger no hacerlo hoy. Sin importar cuán vergonzoso, agraviante, o molesto,
tú puedes escoger responder con dominio propio.
Mírate en el espejo. La verdadera fuente de tu ira se encuentra justo frente a

32
Joel James
ti. Una vez que dejas de señalar con los dedos a los demás o a cualquier circunstan-
cia, verás que es verdad. Cada uno es tentado por su propia concupiscencia. Sin
embargo, no te desanimes. Un plomero no puede arreglar una gotera hasta que en-
cuentra la cañería averiada. Nosotros hemos encontrado la cañería – tus elecciones
y tus reacciones. Ahora, arreglemos la gotera.

¡Tengo el derecho!
¿Por qué nos enojamos? ¿Qué pensamiento yace detrás del pecado de la ira?
Generalmente, montamos en cólera o nos quemamos por el resentimiento porque
creemos que nuestros derechos han sido pisoteados. La ira es una reacción, por lo
general, una venganza por los «derechos» violados.18
Cuando crees que tu «derecho» de controlar tu programa, tus pertenencias, o el
destino de tus hijos han sido violados, devuelves el golpe con ira. Cuando crees que
tus derechos a una buena salud, a la paz y a la tranquilidad, a los servicios rápidos, al
éxito o a los cumplidos por parte de tu cónyuge han sido violados, te irritas o te
zambulles en el rencor.
Por supuesto, bíblicamente, ninguna de estas cosas es correcta. Tan sólo imagi-
namos que lo son. Nuestro orgullo nos asegura que merecemos hijos que nunca des-
obedezcan, empleados que nunca generen problemas, y un cónyuge que pueda leer
nuestras mentes.
«Merezco que nunca me paren en la autopista. Por lo tanto, si lo hacen, avanzo
junto a la escoria y lo amenazo con mi puño.» Es un pensamiento tan «me lo merez-
co» que es la fuente de la ira. Creemos que nuestros «derechos» han sido violados y
queremos la revancha.
Considera los siguientes ejemplos de ira de las Escrituras y observa si puedes
sacar el pensamiento de «lo merezco» que las genera. El primer ejemplo se encuentra
en la parábola del hijo pródigo. ¿Cuál de los «derechos» creyó el hermano mayor que
había sido violado?
«Y su hijo mayor estaba en el campo; y cuando vino, y llegó cerca de la casa,
oyó la música y las danzas; y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era
aquello. Él le dijo: Tu hermano ha venido; y tu padre ha hecho matar el becerro
gordo, por haberle recibido bueno y sano. Entonces se enojó, y no quería entrar.
Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrase.
Mas él, respondiendo, dijo al padre: He aquí, tantos años te sirvo, no

18
La ira es por lo general una reacción de venganza. Existen excepciones ante esto. Por ejemplo, algunas
personas utilizan la ira simplemente como una táctica para obtener lo que quieren. Johnny sabe que a
mamá no le gusta discutir, por lo tanto demuestra enojo para evitar tener que decirle por qué llegó tarde
del colegio. Eso es una táctica de manipulación, no es venganza.

33
Instrucciones para la Iglesia de hoy
habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme
con mis amigos.» Lucas 15:25-29
¿Por qué explotó el hermano mayor con resentimiento? Se enojó porque cre-
yó que él tenía el derecho de ser malcriado. Creyó que él tenía el derecho a una
celebración especial. ¡En realidad, merecía más que su indigno y vil hermano! Para
vengarse de la «injusticia» de su padre, él huyó de la fiesta haciendo puchero con
sus labios.
En Génesis 4, encontramos otro ejemplo de ira.
«Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una
ofrenda a Jehová. Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más
gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; pero no miró con
agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su
semblante.» Génesis 4:3-6
Caín creyó que merecía ser aceptado por Dios. Cuando ese derecho fue «viola-
do», Caín obro en ira y celos contra su blanco más cercano, su propio hermano Abel.
«Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató.» (Génesis 4:8)
El hermano mayor de David, Eliab, nos da otro ejemplo sobre la ira. Eliab
creyó que tenía el derecho de no ser jamás avergonzado por su hermano menor. Israel
estaba en guerra, y David había sido enviado por su padre a entregar un paquete a sus
hermanos en la línea de batalla. Cuando llegó, David escuchó las burlas de Goliat, y
preguntó en voz alta cuál sería la recompensa por matar a ese blasfemo de Gat.
«¿Qué harán al hombre que venciere a este filisteo, y quitare el oprobio de
Israel?» Y oyéndole hablar Eliab su hermano mayor con aquellos hombres, se
encendió en ira contra David y dijo: ¿Para qué has descendido acá? ¿Y a quién has
dejado aquellas pocas ovejas en el desierto? Yo conozco tu soberbia y la malicia de
tu corazón, que para ver la batalla has venido. David respondió: ¿Qué he hecho yo
ahora? ¿No es esto mero hablar?» 1 Samuel 17:26-29
Es una clásica pelea de hermanos. El hermano menor avergüenza al hermano
mayor con sus tontas preguntas. El hermano mayor se enoja e insulta al hermano
menor. El hermano menor no tiene idea en qué se equivocó. Pero, ¿cuál era la fuente
de la ira de Eliab? Su deseo por el prestigio. El creía que tenía el derecho de no ser
avergonzado por su hermano menor. 19
Existen otros ejemplos que podríamos considerar. Balaam se enojó y golpeó
a su asno cuando le causó inconvenientes al detenerse en medio del camino. Saúl se
enojó cuando sus planes para que su hijo se sentara en el trono de Israel se vieron

19
Vergüenza y enojo siempre van de la mano. Tan sólo piensa cómo reaccionas cuando tus hijos te
desobedecen frente al predicador. Obtienen una doble dosis de reprensión en el camino a casa. ¿Por qué?
Porque tu orgullo quiere venganza por haberte hecho quedar como un mal padre.

34
Joel James
amenazados por David. ¿Cuáles eran sus pensamientos en esos momentos? Yo ten-
go el derecho de transportarme sin que nada me moleste. Tengo el derecho de que
mis planes funcionen de la manera en que los planifiqué. ¿Suena familiar?
¿Cuáles consideras que son tus «derechos»? ¿Qué es lo que te provoca si
Dios, las personas o las circunstancias no se dan? Piensa sobre los últimos meses –
quizás veas un modelo. Hay ciertas cosas que esperas. Cuando no las obtienes, «¡se
lanza el Torpedo!» y el cielo ayude a aquellos que se encuentran en el lugar de re-
cepción.

Un rápido vistazo a la impaciencia


Tendrá que ser un rápido vistazo ó perderemos la atención de aquellos que más
necesitan esta sección.
La impaciencia es una palabra de excusa que minimiza a la ira. Todos los sínto-
mas y las motivaciones de impaciencia son las mismas que el enojo, pero menos
dramáticas. Palabras filosas, miradas de resentimiento, el pensamiento de «me me-
rezco algo mejor que esto»: la impaciencia es el niño que crece en el enojo del adulto.
Desafortunadamente, muchas de las personas más exitosas y competentes del
mundo, también son personas impacientes. Por lo tanto, tendemos a excusar la impa-
ciencia. Sin embargo, aquí tenemos como lo ve Dios.
«Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; y el que se enseñorea de su
espíritu, que el que toma una ciudad.» Proverbios 16:32
El idioma hebreo reservó la palabra «fuerte» (gebor) para los hombres más
fuertes, capaces y exitosos de la sociedad. Los gebors eran los guerreros y los acauda-
lados, los autores y ejecutores. Sin embargo, más importante para Dios que ser una
persona «que tiene las cosas hechas» es ser una persona que sea paciente. «Mejor es
el que tarda en airarse que el fuerte.»
Creemos que lo que hacemos es tan importante que ningún inconveniente debe-
ría interponerse en nuestro camino. Dios dice que nada es tan importante para que
cambiemos el dominio propio paciente por el enojo impaciente. «El que se enseñorea
de su espíritu (es mejor), que el que toma una ciudad.» Dios pone una alta recompen-
sa sobre la paciencia.
Por lo tanto, ¿qué deberías hacer cuando escoges la caja rápida y el cajero está
haciendo ciencia con el vuelto? ¿Cuándo quedas atorado detrás de una persona que
piensa que el límite máximo de velocidad en la autopista es 12 en vez de 120? Lo que
deberías hacer es recordar 1 Tesalonicenses 5:14.
«Que seáis pacientes para con todos.»

35
Instrucciones para la Iglesia de hoy
«¿Todos? ¿Con los cinco billones de ellos? ¿Cómo es eso posible?» No eres
el primero en leer este versículo con consternación. Estoy seguro que los lectores
de Pablo en Tesalónica probablemente se sintieron igual. La palabra griega
makrothumeo (cuyo significado es «tardo en enojo») era empleada en la literatura
griega sobre la frecuencia en que nombraban las madres a sus hijos Madre-shalal-
hash-baz. Dicho de otra manera, el antiguo mundo griego no era más paciente que el
nuestro. Pero Pablo dijo que seamos pacientes para con todos.
¿Cómo es la paciencia? Aquí tenemos una definición muy útil: la paciencia es
escoger sufrir mucho aún bajo circunstancias dolorosas sin desquites. La impacien-
cia, por otro lado, es el desquite ante el inconveniente. Así como el pensamiento de
enojo de «tengo el derecho» o «me lo merezco», la impaciencia piensa: «Soy tan
importante que ningún inconveniente debería interponerse en mi camino. Y si me
molestas, espera una mirada fría, algún rebaje, miradas frustradas, o el golpeteo de
los dedos esperando un desquite.»
Duele cuando lo presentamos de esa manera, ¿no es así? «Soy tan importan-
te…» Pero en realidad, ese es el asunto. Quién soy o qué es lo que estoy haciendo es
tan significativo que me merezco el tránsito libre, una fotocopiadora que nunca se
descomponga, o un hijo que nunca derrame su leche.
¿Cómo puede una persona vencer el enojo impaciente? Pablo dio la solución
mientras continuaba en 1ª Tesalonicenses 5:14-15.
«Que seáis pacientes para con todos. Mirad que ninguno pague a otro mal
por mal; antes seguid siempre lo bueno unos para con otros, y para con todos.»
Negativamente, la paciencia no es el desquite. Es lo opuesto a pagar mal por mal
(miradas de odio, fijas y resoplidos de disgusto). Positivamente, la paciencia es reem-
plazar las malas respuestas buscando lo bueno. «Sean pacientes…seguid siempre lo
bueno unos para con otros, y para con todos.» La solución de Pablo ante las situacio-
nes que prueban la paciencia era guardar tu respuesta: hacer el bien a aquel que te está
generando inconvenientes.20
En vez de rezongar ante el cajero que es desafiado matemáticamente, dale una
sonrisa de aliento. En lugar de quejarte contra tu esposa por demorarse con la cena,
pregúntale cómo puedes ayudarla: «Seguid siempre lo bueno unos para con otros.»
La amabilidad es el gratificante reemplazo del desquite de la impaciencia.
La paciencia es una elección de no devolver el golpe mental ni verbalmente, ni
con el lenguaje corporal cuando nos enfrentamos ante los inconvenientes. O quizás,
podríamos decirlo de esta manera: la paciencia es una elección de devolver con pala-
bras amables y de aliento cuando se presentan las molestias. No pagues con mal.
Paga la molestia con el bien.
20
Esta es una ilustración perfecta de Romanos 12:21, «No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien
el mal.» La impaciencia no es reemplazada por la tolerancia al estilo robot. Es reemplazada por el bien
activo.
36
Joel James

Amor y tolerancia
¿Cómo puedes hacer eso? La impaciencia es un hábito pecaminoso duro de
romper. Para comenzar a responder con bien ante las molestias de las personas o de las
circunstancias, tendrás que llenar tus pensamientos con dos actitudes dominantes:
amor y tolerancia.
«El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactan-
cioso, no se envanece;no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda
rencor.» 1ª Corintios 13:4-5
El amor reemplaza a la impaciencia. Cuando tu hijo no puede encontrar su Biblia y te
está demorando para ir a la iglesia, puedes responder rechinando los dientes con frustra-
ción, ó puedes pensar: «El amor es benigno.» El amor rechaza ser provocado por los
inconvenientes y por la incompetencia. «¿Cuántas veces tengo que decirte que tapes el
dentífrico?» Hay una persona que mantiene el puntaje («¿Cuántas veces…?»). Sin embar-
go, el amor, «no guarda rencor»- aún si es algo insignificante como tapar el dentífrico.
Una segunda actitud que te ayudará a ser paciente para con todos es latolerancia.
«Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable miseri-
cordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos
unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro.»(Én-
fasis agregado) Colosenses 3:12-13
Estos versículos nos dicen que la paciencia tiene muchos compañeros: la miseri-
cordia, la benignidad, la humildad y la mansedumbre. De hecho, si no eres paciente, es
porque no estás hablando los términos de aquellos cuatro compañeros de la paciencia.
La misericordia se lamenta ante el cajero confundido. La benignidad da más de lo que
merece. La humildad no considera quince segundos de demora como algo inaceptable
ante «una persona de mi estatura.» La mansedumbre elige no defender sus «derechos».
Todas esas cosas suman la tolerancia. J. B. Phillips traduce esta pequeña sección:
«sean lo más pacientes y tolerantes unos con otros.»21 La tolerancia o el dominio sobre uno
mismo, significa sufrir aún bajo circunstancias dolorosas sin buscar el desquite. El amor
significa que lo haces de buena gana.
¿Recuerdas el sonido de las uñas contra un pizarrón? En la vida, te toparás con
personas que son así de desagradables. Son ampollas en el dedo gordo de la vida. O una
persona que normalmente toleras, se torna momentáneamente insufrible. Las circuns-
tancias te molestarán. El desquite impaciente es la respuesta natural (y pecaminosa). Lo
hacemos sin pensar. Sin embargo, mátalo antes de que la larva de la impaciencia crezca

21
J. B. Phillips, Cartas a Iglesias Jóvenes, (New York, Macmillan Company, 1957), p. 125.

37
Instrucciones para la Iglesia de hoy
dentro de la abeja asesina del enojo. Reemplaza el desquite impaciente por el amor que
no se provoca y por la tolerancia gentil.

Venciendo la ira
En la última sección vimos un ejemplo muy común en el Nuevo Testamento. Pa-
blo le pidió a los Tesalonicenses que quitaran el desquite impaciente, y que se pusie-
ran el amor tolerante. «Mirad que ninguno pague a otro mal por mal; antes seguid
siempre lo bueno unos para con otros.» El pecado es reemplazado por su opuesto
(«No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.» Romanos 12:21). Ese
ejemplo de quitar y poner siempre es el plan de Dios para vencer al pecado.
«En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está
viciado conforme a los deseos engañosos,y renovaos en el espíritu de vuestra mente,y
vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.»
Efesios 4:22-24
Puedes ver que Pablo aplicó ese plan para vencer la ira al final de Efesios 4.
Quitar: «Toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia.» Efesios 4:31
Poner: «Sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros,
como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.» Efesios 4:32

Identificando el pecado de la ira


Continuemos aplicando el ejemplo de quitar y poner de Dios para vencer la ira. El
primer paso hacia la acción de quitar cualquier pecado es identificar lo que es pecaminoso
y lo que no lo es. Si no sabes que la impaciencia es una forma de pecado, es probable que
no dejes de ser impaciente. Por lo tanto, ¿dónde descubrimos lo que es pecado y lo que no
lo es con respecto a la ira? Efesios 4:31 es un buen lugar para comenzar. Identifica seis
clases diferentes de ira.
«Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda
malicia.»
La amargura fue el primer pecado relacionado con la ira que Pablo mencionó. La
palabra griega pikria se refería al sabor dejado en tu boca por la bilis o por los jugos
gástricos. Finalmente, pikria se empleó al tener un feo sabor en tu boca hacia otra persona,
es decir, amargura.
La amargura generalmente proviene de la cavilación. La cavilación es lo que hace
una gallina sobre sus huevos – ella se sienta sobre ellos todo el día, manteniéndolos
calentitos. La amargura hace exactamente lo mismo. Cavila sobre el recuerdo de las ofensas

38
Joel James
pasadas, ya sean reales o imaginarias. En lugar de pasar por alto una trasgresión, abriga
las heridas, manteniéndolas calientes en lugar de dejarlas morir. Una persona amarga es
una persona colérica-miserable, encorvada sobre su cúmulo de desaires, aflicciones,
rencores, contándolos secretamente cada noche bajo la luz de las velas.
Para contrarrestar el cúmulo de ira, Pablo le dijo esto a los Efesios:«no se ponga
el sol sobre vuestro enojo» (Efesios 4:26). La amargura es el enojo retenido. La amar-
gura es el enojo que es arrastrado al día siguiente. Es un resentimiento que se arrastra en
el tiempo. En lugar de perdonar una ofensa y limpiar la deuda, una persona amarga, man-
tiene la cuenta abierta, agregando intereses diariamente.
El enojo y la ira fueron los siguientes pecados mencionados en Efesios 4:31. Si
una distinción debería ser hecha, diríamos que la ira sería una explosión momentánea,
mientras que el enojo se sostiene por más tiempo. Las palabras que Pablo utilizó en el
original eran palabras comunes para el enojo en griego. Cubrían todo, desde la animosi-
dad hasta la furia, desde la desesperación hasta la rabia.
La gritería fue la próxima palabra en la lista de Pablo: «Quítense de vosotros
toda amargura, enojo, ira, gritería…» Esta palabra se refería a las voces elevadas y al
ruidoso griterío de una pelea de ida y vuelta. El griterío es lo que sucede cuando los
hombres discuten sobre política o deportes – gritos con rostros enrojecidos. El griterío
es lo que sucede cuando dos mujeres manotean la última pollera con el 75% de des-
cuento – amenazas hostiles y golpes verbales. El griterío es lo que sucede en muchos
hogares cuando mamá y papá, padres y adolescentes, o hermanos y hermanas se enfren-
tan. Pablo dijo que toda discusión en donde se eleva la voz es un pecado de ira que debe
ser quitado.22
El quinto pecado relacionado a la ira en la lista negra de Pablo de Efesios 4:31, fue
la maledicencia. La palabra griega era blasphemia. Generalmente, reservamos la pala-
bra «blasfemia» para palabras que atacan a Dios. En griego, se refiere a cualquierpala-
bra que ataque o que lastime. En el contexto de la ira la traducción de King James,
«hablar mal», da justo en el blanco.
Con frecuencia, la blasfemia se refiere a insultos antiguos y a sobrenombres. En
los Evangelios, se empleaba para las multitudes que «soltaban insultos» a Cristo durante
la crucifixión. Esa clase de infamia verbal era lo que Pablo tenía en mente en Efesios
4:31. Mentiras hirientes, insultos llenos de ira, burlas y sobrenombres; todo cae bajo el
pecado de la «maledicencia».
La malicia fue lo último en la lista de Pablo.

22
Algunas personas no elevan sus voces cuando se enojan, sino que las silencian. Se tornan indiferentes,
el resentimiento de «no voy a hablarte» es tan pecado como una discusión en altos decibeles.

39
Instrucciones para la Iglesia de hoy
Esta palabra se refiere a un deseo de causar dolor a otra persona. La malicia es lo
que hace que un hermano ponga removedor de vellos dentro de la botella de shampoo de
su hermana, después que ella le contó a su novia sobre suotra chica. La malicia sale de su
camino para lastimar o molestar a otra persona. La malicia con enojoquiere que la otra
persona falle, se vea como un tonto, o sea emocionalmente lacerada.

Aplicación
Se podría decir más sobre la ira, pero Efesios 4:31 nos da un buen comienzo al
identificar la ira pecaminosa. Pero para vencer al pecado de la ira, debes identificarlo en las
Escrituras y en tu vida. Mira tu vida, tus relaciones. ¿Tienes un mal sabor en tu boca hacia
otra persona, cavilaciones por errores pasados? Eso es amargura. ¿Te enfadas cuando tus
«derechos» han sido negados? Eso es enojo y es ira.
¿Subes la perilla del volumen cuando estás en desacuerdo con alguien de tu familia
o con una persona de tu trabajo? Eso es gritería. ¿Insultas, pones sobrenombres, o dices
cosas dolorosas y que no son verdad («Tú siempre…, Tú nunca…») cuando no puedes
salirte con la tuya? Eso es maledicencia. ¿Haces un esfuerzo indiferente y de calidad
inferior cuando el plan de otra persona es implementado? Eso es malicia.
En Efesios 4:31, Pablo nos dio las categorías bíblicas básicas para el pecado del
enojo. Como es usual, identificar el problema es la mitad de la batalla. Pero debemos
descubrir el sustituto piadoso para el enojo. Ese es el propósito de la próxima sección.

Poner
Podríamos pensar, erróneamente, que el enojo se vence con la tolerancia de morder
los dientes: «Saldré de tu camino si tú sales del mío.» Sin embargo, Pablo dijo que lo malo
sólo puede ser vencido con el bien, no con la inquietante neutralidad ni con el silencio de
los labios apretados.
«No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.»Romanos 12:21
Siguiendo su lista de pecados relacionados con la ira en Efesios 4:31, en el próximo
versículo, Pablo le dijo a los Efesios que existían tres cosas buenas que vencían a la ira: la
benignidad, la misericordia y el perdón.
«Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros,
como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.»Efesios 4:32
Estos son los hábitos piadosos que debemos ponernos para vencer la ira. Conside-
remos cada uno de ellos.
Benignidad: Este fue el primer sustituto de Pablo ante el enojo. ¿Qué es benigni-
dad? La palabra griega era empleada ocasionalmente para la vestimenta. Se refería a las
ropas que eran fáciles y cómodas para usar. En otras palabras, deberías decir que la benig-

40
Joel James
nidad es 100% algodón. El enojo es 100% poliéster. Las corbatas y los cuellos estrechos
no son benignos; sí lo es tu viejo traje preferido. Creo que tienes la imagen. Una persona
benigna tiene una actitud suave y relajada, no tiene una actitud apretada y tensa.
La palabra benignidad también era empleada para una bebida que tenía un sabor
suave y placentero. La benignidad es como una taza de chocolate tibio y espumoso, no
como una botella de medicina para la tos. Las personas enojadas son antagónicas, duras,
rápidas para la venganza, y te ahogan. Es fácil estar cerca de una persona benigna. Es
placentera, relajada y confortable.
Uno de los usos más importantes de la palabra benignidad en el Nuevo Testamento
se encuentra en Lucas 6:35, en el cual dice que Dios«es benigno para con los ingratos y
malos.» La benignidad es hacer cosas amorosas hacia otra persona, aún cuando esa perso-
na no se lo merezca, aún si ha sido desagradecida y mala.
La ira es vencida por la bondad de la benignidad – escogiendo hacer algo placente-
ro por aquel que normalmente sería el blanco de la venganza. En lugar de calcinar a tu
esposo por llegar tarde a casa, cocínale la mejor comida posible para darle la bienvenida
cuando llegue. En vez de criticar a tu esposa por demorarse con la comida, ayúdala a
preparar la mesa. Eso es benignidad.
Misericordia:La palabra griega eseusplagnoi. En realidad, significa ser bueno de
corazón. En Lucas 10, la palabra era utilizada para resumir la buena voluntad del samari-
tano para utilizar de su tiempo, dinero y esfuerzo a fin de ayudar al extraño golpeado.
También era la palabra empleada para describir la actitud de Jesús hacia la oveja perdida
de Israel.
«Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas
y dispersas como ovejas que no tienen pastor.» (Énfasis agregado) Mateo 9:36
Cuando Jesús vio el pecado de Israel – el pecado que Él cargaría personalmente en
la cruz – Él no dijo: «¿Cómo pueden hacerme esto? Me voy a vengar.» En cambio, Mateo
dice que Él «tuvo compasión (eusplagnoi) de ellas.»
La compasión o la misericordia ve el pecado de otra persona como algo que se debe
perdonar, no como una excusa para el enojo. El padre del hijo pródigo podría haberse
puesto colérico y haber gritado cuando su necio hijo regresó en la miseria: «¡Cómo puedes
hacerme esto a mí, y a nuestra familia, hijo inservible!» Pero, ¿cuál fue la respuesta del
padre?
«Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y
(Énfasis agre-
fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó.»
gado) Lucas 15:20
La misericordia se concentra en cómo le duele el pecado a aquel que lo comete,
no se enfoca en vengar el orgullo herido. La misericordia es una elección razonada para
detener el apuro mental hacia la venganza. Reemplaza a la ira por la compasión, es des-
interesado.
41
Instrucciones para la Iglesia de hoy
Perdón: Pablo mencionó una tercera acción para vencer la ira, y esa acción es el
perdón: «…perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros
en Cristo.» La ira guardada de ocasos pasados, se llama amargura (Efesios 4:26). Esa
clase de ira se vence con la disposición para perdonar. El perdón bíblico, tiene tres pasos
básicos.23 Para erradicar al amargo resentimiento, primero debes buscar la paz con la
persona que te ha ofendido. Segundo, donde se produjo el pecado, se debe producir
arrepentimiento y debe ser misericordiosamente quitado. Tercero, para asegurarse de
que ninguna persona more en lo que ha sucedido (cavilación), una nueva y mejor rela-
ción debe ser establecida. Por lo tanto, la benignidad es el hacerle el bien a alguien que
puede que no lo merezca; la misericordia otorga compasión en lugar de venganza; el
perdón quita la ofensa de una persona y pone toda la situación fuera de su mente. Esos
son los reemplazos de Dios para la ira pecaminosa.
¿Cómo se ven en acción? Algunas páginas atrás, Billy insultó enojadamente a Susy
cuando ella se olvidó de pagar la cuenta del teléfono. ¿Qué es lo que podría haber hecho
para quitar su ira y poner su reemplazo piadoso? Él podría haberle dado a Susy un abrazo
de afirmación y amor conyugal en lugar de llamarla «despistada». La benignidad hace
el bien a otra persona, aún si esa persona no se lo merece.
Él podría haberle preguntado sobre las presiones que contribuyeron a su olvido.
Él podría haberse dado cuenta de que su esposa ya se sentía lo suficientemente misera-
ble por haber decepcionado a su esposo, y podría haberla tratado gentilmente. Lamise-
ricordia da entendimiento y compasión. Billy también podría haberlo pasado por alto o
podría haber perdonado su olvido, sacándolo de su mente en lugar de cavilar sobre ello
y el gasto extra de los intereses.
Quebrar los hábitos de la ira, es un trabajo duro. Como Billy, tendrás que contro-
larte a ti mismo mientras te preparas para salir de las cortas carreras del enojo, y mostrar
benignidad, entendimiento y perdón. Por la gracia de Dios, tú puedes hacerlo. Lo malo
puede ser vencido por el bien.

Una nota sobre la ira correcta


La ira correcta existe. Dios se enoja con los pecadores, pero no peca (Romanos 1:
18, Números 11:1, etc.). De la misma manera, Jesús se enojó y se afligió cuando los
fariseos resistieron silenciosamente la curación del hombre de la mano seca en el día de
reposo (Marcos 3:1-5). Eso demuestra que es posible enojarse y no pecar. De hecho,
Efesios 4:26-27 dice lo siguiente:
«Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo,ni deis lugar al
diablo.»
23
Ver la publicación del autor, Perdonando Como Dios Perdona.

42
Joel James
¿Eso significa que está bien enojarse? Este texto parece decir que existe una clase
de enojo humano que no es pecado. Sin embargo, es el único texto en toda la Biblia que
habla favorablemente sobre la ira humana. De hecho, cinco versículos más adelante,
Pablo rechaza la amargura, ira, enojo y griterías. Eso indica una necesidad de gran cuida-
do al aplicar sus palabras en el versículo 26.
¿Cuál es la aplicación del versículo 26? La mayoría, si no todos, de los estudian-
tes de la palabra de Dios asocian Efesios 4:26 con la ira correcta de Dios y de Cristo con
respecto al pecado. La ira correcta puede describirse como una indignación momentá-
nea e interna sobre el pecado y sus efectos. Es sobre el pecado y sus efectos: los
ejemplos de Dios y de Cristo establecen eso. Es momentánea: «no se ponga el sol
sobre vuestro enojo.» Es interna: «Quítense de vosotros toda…gritería» (versículo
31).
También es peligrosa. La ira correcta cruza, con frecuencia, la línea hacia la ira
inapropiada en aproximadamente medio segundo. Dicho de otra manera, lo que es posible
para Dios es casi imposible para nosotros. La ira de Dios es santa – se relaciona con el
pecado. Nuestra ira es casi inevitablemente impía – se relaciona con uno mismo. Por
ejemplo, cuando mis hijos desobedecen, puede ser que me enoje. Sin embargo, no sería
cierto decir que mi enojo es una indignación apropiada debido a que los parámetros de
Dios han sido violados. Generalmente, es una ira inapropiada porque mi conveniencia,
confort, y control han sido violados. Eso definitivamente, no es una ira correcta.
Personalmente, no promuevo a la ira correcta. Es posible, por ejemplo, una indig-
nación momentánea e interna sobre el deshonor causado a Cristo por las escapadas sexua-
les de un prominente falso maestro. Sin embargo, ¿cómo podría uno enojarse? ¿Gritando?
¿Chillando? ¿Arrojando objetos? ¿Prolongando la amargura? Todas esas son respuestas
impías.
Supongamos que alguien cruza un semáforo en rojo y golpea el lateral de tu auto.
¿Crees que tu «ira correcta» será un buen testimonio para Cristo? ¿Crees que tu enojo es
en realidad correcto? Probablemente, se relacione más contigo mismo – con la seguridad
de tu familia y de tu vehículo – que con el hecho de que el patrón de Dios de Romanos 13,
de obedecer a las autoridades, fuese violado. Enfrentémoslo, nuestra llamada ira correcta
es casi inevitablemente incorrecta, es una ira que se preocupa por uno mismo.
Proverbios 19:19 señala otro peligro de la supuesta ira correcta:«El de grande ira
llevará la pena; y si usa de violencias, añadirá nuevos males.»El enojo es un formador
de hábitos. Tu hábito de la ira supuestamente apropiada, se convertirá en una ira inapropiada
demasiado rápido. Es mejor ponerse la bondad de Cristo y desechar completamente la
ira.
No quedes atrapado en la trampa mortal de excusar tus arrebatos de amargura
como una ira correcta. Una vez que lo hagas, nunca vencerás a la ira. Vivirás excusando tu
comportamiento o tus actitudes como algo correcto sin importar cuán inapropiadas
sean. Cambiar el rótulo de una botella de veneno no hace que lo que se encuentre dentro

43
Instrucciones para la Iglesia de hoy
sea menos venenoso. Por lo tanto, evita rotular tu ira como «correcta». Probablemente
no lo sea. Si tienes un chispeo momentáneo de indignación interna sobre el pecado y sus
efectos, puedes saber que no has pecado. Pero nunca uses eso para defender las explo-
siones o rencores de «Me lo merezco» ó «Tengo el derecho». Dios no se encariña con
las personas que hacen eso: «¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno
malo!» (Isaías 5:20)

Las siete instrucciones de Salomón


para ser lentos para la ira
Si te dijera que tienes una nariz muy larga, probablemente no lo tomarías como un
cumplido. Deberías hacerlo. Así es cómo describe el Nuevo Testamento a Dios cuando es
paciente: largo de nariz. Nuestras traducciones manejan correctamente aquel modismo
hebreo diciendo que Dios es «lento para la ira». Pero dice literalmente «Dios es largo de
nariz». Nadie está demasiado seguro cómo vino ese modismo a la existencia. Algunos
sugieren que los hebreos lo vieron de la siguiente manera: cuando una persona se enoja, su
nariz se torna colorada o parece arder; la nariz de Dios es tan larga, que nunca se consume.
Cualquiera sea el caso, queremos imitar a Dios; ocho veces en el Antiguo Testa-
mento se lo describe como largo de nariz. Eso no significa que necesitemos una cirugía
plástica para ser Sus hijos. Eso significa que tenemos que aprender los secretos de ser
lentos para la ira. Hagámoslo al mirar las siete instrucciones de Salomón para ser lentos
para la ira.

Primera Instrucción
Para ser lentos para la ira, primero debes «Controlar tu espíritu». Mientras que los
hombres aclaman al victorioso general, Dios guarda Su máxima recompensa para aquel
que ha conquistado su carácter.
«Mejor es el que t arda en airarse que el fuerte; y el que se enseñorea de su
espíritu, que el que toma una ciudad.» (Énfasis agregado) Proverbios 16:32
Puedes ver, al comparar lo que está destacado en el texto de arriba, que ser lentos
para la ira es controlar tu espíritu (tu hombre interior). Eso tiene sentido. La clave para
ser lentos para la ira no pueden ser otras personas – ellas, generalmente, están fuera de
tu control. Así son las circunstancias. Sin embargo, por la gracia de Dios, lo único que
puedes imponer en cualquier situación es tu reacción.24 Para ser lentos para la ira, debes
enseñorearte de tu hombre interior – tus actitudes y tus pensamientos – y, por lo tanto,
tus reacciones.
24
Como se dijo previamente, el dominio propio es parte de la obra del Espíritu Santo en la vida de cada
creyente (Gálatas 5:22-23). Ese dominio propio es especialmente crítico para vencer la ira.
44
Joel James
La palabra «enseñorear» en este versículo, significa ser gobernado, dirigido o
inspeccionado. Para ser lentos para la ira, debes gobernar tus pensamientos y actitudes
de manera que tus circunstancias y tus instintos no lo hagan.
Observa otro lugar en el que Proverbios centra la puntería en el dominio propio
como la clave para vencer a la ira.
«El necio da rienda suelta a toda su ira, mas el sabio al fin la sosiega.»Prover-
bios 29:11
Literalmente dice: «El necio lanza su espíritu, mas el sabio recobra la calma.» Para
vencer la ira, debes tomar la decisión de controlarte a ti mismo, de recobrar la calma, y no
sucumbir ante el hábito del enojo.
No hay ningún truco ni píldora secreta que te ayude a vencer mágicamente la ira.
Depender en oración de Dios es, por supuesto, crítico. De ahí, el vencer la ira es una
elección dirigida por Dios para accionar de manera diferente de la que en realidad quieres
– benignidad en lugar de ira.
La clave para eliminar el hábito del enojo no es cambiar a las personas o a las
circunstancias que te rodean (recuerda Santiago 1:14). Pueden haber algunas cosas que
puedes hacer para limitar tus oportunidades para enojarte («no proveáis para los deseos
de la carne.» Romanos 13:14). Sin embargo, la verdadera clave para vencer la ira es tu
aplicación de la gracia de Dios para controlar tu espíritu, para «serenarlo» en lugar de
«lanzarlo».

Segunda Instrucción
Un segundo principio para ser lentos para la ira se encuentra en Proverbios 22:24-25.
«No te entremetas con el iracundo, ni te acompañes con el hombre de enojos, no
sea que aprendas sus maneras, y tomes lazo para tu alma.»
Cuando era joven, teníamos un dicho: «Lo que el mono ve, el mono hace». Se refería
al hecho de que los niños pequeños (monos) tienden a imitar lo que ven. Desafortunada-
mente, los monos no cambian mucho cuando se convierten en gorilas (adultos). Seguimos
con la tendencia a imitar los malos ejemplos de los demás. Pablo lo dijo de esta manera:«No
erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres» (1ª Corintios 15:33).
En Proverbios 22:24-25, Salomón nos da una segunda instrucción para ser lentos
para la ira. No pasen tiempo cerca de alguien que se enoja con facilidad, ya que de ese
modo aprenderán sus maneras – lo que el mono ve, el mono hace. Muchas cosas pueden
influenciarte hacia la ira: libros o películas con personajes enojados, amigos que son
controlados por sus temperamentos, programas de televisión en donde los gritos son las
reacciones estándares ante la presión, y demás. No te engañes, las compañías que tien-
den a enojarse te enseñan a que seas una persona que se enoja.

45
Instrucciones para la Iglesia de hoy

Tercera Instrucción
«Pesada es la piedra, y la arena pesa; mas la ira del necio es más pesada que
ambas.» Proverbios 27:3
Proverbios 27:3 nos muestra que existen algunas personas que nos provocan o nos
exasperan más que otras. Son arañazos en el pizarrón de la vida. ¡Screeeeeechh! Aquí,
Proverbios regaña a los necios. Pero, ¿quién es el que te provoca? ¿Qué situaciones te
irritan? ¿Qué es más pesado para ti que la piedra y la arena? Para poder vencer tu ira
deberás saberlo. Es por eso que he llamado la tercera instrucción de Salomón, Explora tu
enojo.
Cuando el equipo de rugby Springboks juega en la copa del mundo, aparecen en el
estadio el día del partido y preguntan: «¿Contra quién jugamos hoy? ¿Francia? Nos pre-
guntamos cómo serán. ¿Quiénes serán sus mejores jugadores? ¿Qué estrategias emplea-
rán?» Por supuesto que no lo hacen. Ellosexploran al contrincante de antemano, de mane-
ra que estén preparados para jugar contra las fortalezas y debilidades del otro lado.
De la misma manera, necesitas explorar tu ira. Como todos, tienes fortalezas y
debilidades. Hay personas o situaciones contra las que luchas para manejarte con el domi-
nio propio. Necesitas explorar tu ira, de manera que sepas cuándo, dónde y por qué te
enojas. Una vez que hayas descubierto tu debilidad, puedes prepararte conscientemente
para manejar a aquellas personas o situaciones con benignidad.
Por ejemplo, con frecuencia soy duro e impaciente cuando tengo hambre o en los
últimos cinco minutos antes de salir de casa para ir a algún lugar. Sabiendo eso, trato de
guardarme contra la impaciencia lo que más pueda en esas dos circunstancias.
De la misma manera, un padre que descubre que siempre les grita a sus hijos o que
es gruñón con su esposa cuando llega a casa después de trabajar, necesita explorar su ira.
A las ocho de la mañana él está bien. Pero cuando llega a casa a las cinco y media de la
tarde, es un oso. Una vez que haya «explorado» su ira, puede hacer un esfuerzo especial
para ser paciente en ese momento. Puede trabajar más duro para dejar fuera el estrés del
día antes de ingresar a la cochera.
Cuando camina hacia la puerta de ingreso cada día, necesita pensar, «Muy bien,
voy a deshacerme de la presión de mi trabajo en los arbustos que se encuentran al lado de
la puerta, y me voy a preparar para la familia. No quiero que ellos sufran la resaca de mi
turbulento día.» Al explorar su ira de antemano, le puede pedir a Dios que lo ayude a
reaccionar con benignidad, misericordia, y perdón es esa situación.25

25
Quizás su esposa puede ayudarlo dándole algunos minutos para que pueda relajarse cuando llega a casa,
en vez de darle inmediatamente el informe de CNN Hogar – «Johnny le prendió fuego a tu mesa de trabajo,
Janey dibujó en tu agenda, el perro se comió tus mejores zapatos de vestir…» Pero la clave para vencer su
ira aún sigue siendo su respuesta, más allá de lo que suceda.

46
Joel James

Para quebrar un hábito de ira se requiere de un pensamiento consciente y dirigido.


Ya sea el necio de Proverbios 27:3 el que pruebe tu dominio propio o cualquier otra
cosa, no puedes vencer al enemigo hasta que lo hayas explorado. Una vez que lo hayas
hecho, tendrás menos probabilidades de «dar rienda suelta a tu ira.» En cambio, estarás
preparado para «sosegarla.»

Cuarta Instrucción
Para evitar la ira, debes aprender a «Ahorrar tus palabras.»
«El que ahorra sus palabras tiene sabiduría; de espíritu prudente es el hom-
bre entendido.» Proverbios 17:27
Las palabras son la ignición de la ira. Por lo tanto, una de las maneras más eficaces
para evitar la ira es mantener tu boca cerrada. Cada batalla verbal (el pecado de la gritería,
Efesios 4:31) tiene un punto al principio donde puede ser evitado o, si la mecha es
encendida, puede explotar como un barril de pólvora. Considera la ilustración de Salomón
sobre ese tema. Involucra agua en lugar de fuego.
«El que comienza la discordia es como quien suelta las aguas; deja, pues, la
contienda, antes que se enrede.» Proverbios 17:14
Una grieta minúscula en la cara de una represa de concreto macizo, puede conver-
tirse rápidamente en un precipitado torrente, de la misma manera, las palabras pueden
provocar una catarata de enojo. Para evitar un desacuerdo, debes ver la presión del edifi-
cio y ahorrar tus palabras antes de que éste se derrumbe.
Por supuesto, ahorrar tus palabras no significa negarse a hablar de algo generando
un silencioso resentimiento. Significa que, «El corazón del justo piensa para respon-
der» (Proverbios 15:28). Ese versículo continúa diciendo «más la boca de los impíos
derrama malas cosas.» Para vencer la ira, debes pensar antes de hablar. Restringe tus
palabras. Examina tu respuesta de manera que tus pensamientos precipitados, o peor
aún, tus palabras intencionadas no provean leña al fuego.

Quinta Instrucción
La instrucción previa era «Ahorra tus palabras.» Pero, ¿qué si tienes que hablar?
Existen situaciones volátiles en las cuales debemos decir algo. Por lo tanto, la quinta
instrucción de Salomón para ser lentos para la ira es «Utilizar palabras blandas».
«La blanda respuesta quita la ira; más la palabra áspera hace subir el fu-
ror.» Proverbios 15:1
Charles Spurgeon dijo una vez que, cuando discutimos sobre teología, debería-
mos utilizar palabras blandas y argumentos muy duros. Ese es un buen principio para
cualquier discusión - con mucha frecuencia, lo opuesto es verdad: nuestros argumentos
son blandos; nuestras palabras son duras.
47
Instrucciones para la Iglesia de hoy
Las palabras blandas y las respuestas amables previenen las discusiones. De las
siguientes peticiones, ¿cuál ejemplifica las palabras blandas que apaciguaría la ira? «Hijo,
¿puedo pedirte que bajes el volumen de tu estéreo? Estoy trabajando en nuestros im-
puestos y me está costando concentrarme.» Ó, «¡Baja esa basura! Están gritando tan
fuerte que probablemente lo puedan escuchar hasta en Kimberly!» Un tono tranquilo y
palabras blandas traen calma al potencial caos. De hecho, Proverbios 25:15 dice: «La
lengua blanda quebranta los huesos.» Para cambiar las mentes de las personas, las
palabras blandas son más eficaces que un martillazo.
Es temprano en la mañana mientras escribo esto. Anoche, mi hijo de tres años no
se quería ir a dormir. Se despertó, lloró y llamó, por lo menos, media docena de veces.
Mi carne pecaminosa quería llenarle a mi hijo la oreja con mi descontento sobre su
comportamiento. Pero eso no es ser lento para la ira. Palabras suaves, el volumen con-
trolado, tonos blandos - ¡eso es trabajar duro! Pero vale la pena: esta mañana aún tendré
una relación con mi hijo cuando él se despierte. Ya que tiene tres años, probablemente
no me daría la espalda aún si le hubiese gritado. Pero cuando tenga trece, será otra la
historia. ¡Ahora quiero construir el hábito de las palabras blandas!
Salomón dijo que las palabras ásperas hacen subir el furor. ¿Puedes ver una
averrugada bruja encorvándose sobre una olla, revolviendo con una rama espinosa? Tus
palabras ásperas hacen subir el brebaje de la bruja. Las respuestas blandas quitan la ira.
Utiliza palabras blandas.

Sexta Instrucción
Aquí tenemos otro principio crucial para vencer la ira:«Pasar por alto la ofensa.»
«La cordura del hombre detiene su furor, y su honra es pasar por alto la ofensa.»
Proverbios 19:11
Una persona sabia, entendida o «cuerda» será difícil de provocar. ¿Por qué? Ella
sabe cómo pasar por alto una ofensa. Ahora, es poco probable que Salomón quiera decir
que las personas sabias ignoran completamente el pecado. En otros versículos, Proverbios
aconseja: «Mejor es reprensión manifiesta que amor oculto» (27:5). En Mateo 18:15,
Jesús mandó a los creyentes a ayudarse unos a otros reprendiendo el pecado y animán-
dose sobre la necesidad de arrepentirse, todo amablemente. Las personas sabias repren-
den benignamente el pecado debido al bien que le hace para la persona errante (compara
con Gálatas 6:1). Si ese es el caso, entonces, ¿qué es lo que Salomón quiso decir cuando
dijo que el que es lento para la ira «pasa por alto la ofensa»? Déjame darte dos sugeren-
cias.
Primero, la persona cuerda no se ofende ante lo accidental ó ante lo insignifi-
cante. La persona que es pronta para enojarse, toma todo como un ataque personal.
Actúa como si el accidente en la autopista, fuese planeado por aquellos que se vieron
involucrados por el simple hecho de hacerlo llegar tarde. Solía estar convencido de que

48
Joel James
mis hijos esperaban intencionalmente hasta treinta segundos antes de partir hacia la
iglesia para ensuciarse - ¡un esfuerzo malicioso para hacerme llegar tarde! Ese es un
pensamiento pronto para la ira. La sabiduría o la cordura no se ofenden ante loacciden-
tal.
Eso es igualmente cierto para lo insignificante. Lo insignificante son las accio-
nes o palabras que podrían haber sido pecado, pero podrían no haberlo sido. «¿Fue su voz
muy áspera? ¿Fue su tono despectivo?» La paciencia del sabio rehúsa imaginar las ofen-
sas. Pasa por alto lo insignificante.
Una segunda manera de pasar por alto la trasgresión esperdonando una trasgresión.
¿De qué otra manera puede una persona piadosa «pasar por alto» algo que le hayan he-
cho? El ó ella perdona lo malo y sigue adelante, borrando la pizarra de su mente.
A veces, en mis días libres me resulta difícil quitar de mi mente el trabajo de la
semana. Me torno impaciente y rápido para la ira. Vago por la casa, caminando como un
león enjaulado. Mi esposa me conoce lo suficientemente bien como para no tomar esos
momentos como un ataque personal contra ella. Ella se desenvuelve con mayor benevo-
lencia que lo habitual, a fin de ayudarme a relajar. Si cruzo la línea de consideración y
gentileza hacia la impaciencia y la severidad, ella lo menciona, me perdona y pasa por alto
la trasgresión. Ella podría amargarse o resentirse, almacenando aflicciones, reales o ima-
ginarias, en una computadora mental. No lo hace. Ella sabe que la mejor manera de evitar
la amargura o una explosión de cólera es «pasar por alto» la trasgresión, ignorando lo
accidental o insignificante y perdonando lo consecuente.

Séptima Instrucción
Hablando en forma general, la ira es un desquite. Es venganza. Si pisas mi dedo del
pie, te daré un empujón. Si lastimas mis sentimientos, te quemaré bajo los carbones de mis
palabras. Por lo tanto, para vencer la ira, debemos someternos al séptimo principio de
Salomón: «La venganza es del Señor».
«No digas: Yo me vengaré; espera a Jehová, y él te salvará.» Proverbios 20:22
¿Esperas que el Señor te salve cuando alguien en tu oficina te llama «incompetente»
o disparas una descarga en forma de venganza? ¿Te pones en la función de congelado
rápido (el silencio) cuando tu cónyuge dice algo desconsiderado? «¡Si me dices eso, me
desquitaré convirtiéndome en un glaciar humano!» La ira es venganza. «Me heriste,
avergonzaste, incomodaste o molestaste. Tienes que pagar y yo soy el cobrador.» Sin
embargo, la venganza es el negocio de un Dios justo, no de hombres injustos: «Espe-
ra en Jehová, y él te salvará.»
Aquí hay un pensamiento llamativo en el contexto de la ira y de la venganza:
¿cuántas cosas por las que te enojas, Dios tomará verdaderamente venganza en el día
del juicio? Mucha de nuestra ira es trivial. Tu hermana se comió la última galletita con
chips de chocolate. Un comentario rencoroso – «No te preocupes, pronto la gordura

49
Instrucciones para la Iglesia de hoy

volverá a estar de moda», - y una pequeña rabieta es tu venganza. ¿Se vengará realmente
Dios de tan grande pecado como lo es el comer la última galletita? O ¿qué hay sobre
el imperdonable crimen de no acomodar la toalla de mano luego de utilizarla? ¿O de
no poner las tazas dentro de la alacena en hileras perfectamente alineadas? ¡Cuán tri-
vial y egoísta es nuestro enojo!
Pero suponte que alguien realmente te golpea. Han puesto tu reputación en la
picadora de papel y han apretado «inicio». Han mentido sobre ti y han esparcido rumo-
res maléficos. Entonces, ¿es correcto enojarse? «No digas: ‘Yo me vengaré’; espe-
ra a Jehová, y él te salvará.»
David dejó un buen ejemplo de negarse a tomar venganza aún cuando fue severa-
mente agraviado. El Rey Saúl persiguió a David por toda Palestina, intentó matarlo, y
lo declaró fuera de la ley sin ninguna razón. Un día, David tuvo una oportunidad de
clavar un cuchillo en las costillas de Saúl mientras que el rey tenía la guardia baja.
¡Qué perfecta oportunidad para la dulce venganza! David la rechazó. Más tarde le dijo
a Saúl: «Véngueme de ti Jehová; pero mi mano no será contra ti» (1ª Samuel 24:12).
David suprimió su ansia carnal de venganza. Tu puedes hacerlo, por la gracia de
Dios. No importa cuánto duela, puedes esperar la venganza del Señor. Vergüenza, in-
convenientes, o agravios triviales – «¿Quién agarró la última galletita?» – pueden ser
todos ignorados. La venganza por el verdadero daño puede ser dejado para Dios. La ira
prefiere la justicia de la selva. Sin embargo, la venganza es el negocio de un Dios
justo, no de hombres injustos.

Conclusión
Vencer la ira y la impaciencia es un gran desafío. Justo cuando piensas que lo
tienes superado, descubrirás que tienes en tu mente el pensamiento de «tengo el dere-
cho»; encontrarás desquites en tus acciones. No te desanimes. Tan sólo retrocede y
comienza de nuevo. Pide perdón. Toma un nuevo compromiso de gobernar tu espíritu.
Explora tus debilidades y redobla tus defensas. ¿Qué clase de pensamiento de «me lo
merezco» te seduce?
Vuelve a ahorrar tus palabras o a emplear palabras blandas. Recuérdate a ti mis-
mo dejar atrás con benevolencia lo accidental y lo insignificante. Perdona
misericordiosamente lo consecuente. Abandona la venganza. ¡Por la gracia de Dios
puedes vencer el enojo!

50
Joel James

-3-
Probando la Profecía de hoy
Originalmente publicado en inglés con el título:
«Testing Today´s Prophecy»

¿Se mide la «profecía» actual bajo los parámetros bíblicos?

Recientemente, estaba hojeando un libro escrito por un autor internacionalmente


conocido y líder del movimiento Carismático. El libro estaba lleno de experiencias
personales en las cuales este pastor alegaba que Dios le había dado visiones y mensa-
jes específicos. Esto es difícilmente sorprendente. El y sus seguidores sostienen reci-
bir regularmente visiones o mensajes proféticos de parte del Señor.
A través del libro, se utilizan frases como estas:
…el Espíritu Santo confirmó en mi corazón…26
…sentí al Señor diciendo…27
…sentí una sensación espiritual de parte de Dios hablándome.28
Dicho lenguaje es típico de muchos cristianos. Aquellos que reciben estas «con-
firmaciones» o «discernimientos» explican con frecuencia, sus experiencias como un
don de profecía legítimo del Nuevo Testamento.
En los últimos años, el popular punto de vista Carismático de que Dios aún
está revelándose a Sí Mismo a través de las profecías actuales ha recibido un apoyo
teológico. Libros escritos por teólogos tales como Wayne Grudem y Jack Deere
defendiendo a la profecía actual, han dado un nuevo nivel de credibilidad al movi-
miento.
Esta ráfaga de supuesta actividad profética y la creciente de escritos sobre el
tema, han incrementado el interés en la profecía actual a un nivel febril. Como Pas-
tor y maestro de la Membrecía de Grace, se me pregunta con frecuencia sobre este
tema. El interés es entendible. Si Dios se estuviese revelando en la actualidad a

26
John Wimber, Power Healing, (London: Hodder & Stoughton, 1986) p. 210.
27
Ibid., p. 174.
28
Ibid., p. 70.

51
Instrucciones para la Iglesia de hoy

través de profecías, entonces, los cristianos deberían escuchar. No querríamos per-


dernos nada de lo que Dios tiene para ofrecernos. No querríamos «menospreciar
las declaraciones proféticas» (1ª Tesalonicenses 5:20).
Sin embrago, los cristianos evangélicos han creído tradicionalmente que las
profecías acabaron con la obra completa del Nuevo Testamento. Y, debido a las mu-
chas advertencias en las Escrituras sobre los falsos maestros, la vacilación para acep-
tar esta nueva ola de profecías es comprensible, aún hasta recomendable.
¿Deberían los cristianos aceptar el movimiento profético moderno como una
nueva obra del Espíritu de Dios? ¿Son sus impresiones internas y declaraciones ver-
bales lo que la Biblia llama profecía? Esas son preguntas válidas para formular en
una era de gran decepción religiosa.
Para evitar la decepción Satánica, ó la tan bien intencionada distracción, creo
que debemos probar la «profecía» actual formulando las siguientes preguntas:
· ¿Cuáles son las características de las profecías bíblicas?
· ¿Cómo se miden las profecías actuales contra dichas características?
Tales preguntas necesitan de respuestas cuidadosas y bíblicas. Si las profecías
de hoy reúnen los parámetros bíblicos, los cristianos no carismáticos necesitan sen-
tarse y escuchar. Si no lo hacen, dichas prácticas deben ser rechazadas.

La obligación de probar a los profetas


Sin embargo, mientras comenzamos, alguno puede objetar dicha prueba. «¿Qué
derecho tenemos de cuestionar algo que otro cristiano ha recibido de parte de Dios?»
¿Es necesario (o aún correcto) probar una profecía que alguien cree que ha recibido
de parte del Espíritu Santo?
Es correcto probar cualquier cosa que alegue ser una profecía. De hecho, es una
obligación. Tres pasajes del Nuevo Testamento hablan sobre este tema.
«Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios;
porque muchos falsos profetas han salido por el mundo.» 1ª Juan 4:1
«Asimismo, los profetas hablen dos o tres, y los demás juzguen.» 1ª Corintios
14:29
El mandato de Pablo a la iglesia en Tesalónica con respecto al tema de las
profecías abarca el tercer pasaje.
«No apaguéis al Espíritu. No menospreciéis las profecías. Examinadlo
todo; retened lo bueno. Absteneos de toda especie de mal.» 1ª Tesalonicenses
5:19-22

52
Joel James
El mandato de examinar, retener y abstenerse de probablemente ha tenido
una aplicación más amplia que la de tan sólo la profecía. Sin embargo, el contexto
deja en claro que lo primero que Pablo quería que los Tesalonicenses examinasen,
eran las declaraciones proféticas.
Aparentemente, los Tesalonicenses estaban siendo tentados a menospreciar
las profecías debido a un problema relacionado con las profecías fraudulentas dentro
de la iglesia (2ª Tesalonicenses 2:2). Sin embargo, en lugar de extinguir el ministerio del
Espíritu, Pablo mandó a los Tesalonicenses a examinar todo lo que alegaba provenir
de parte de Dios. Aquello que reunía los parámetros bíblicos de las profecías debía
ser recibido. Aquello que no lo hacía, debía ser rechazado.
Basados en tales pasajes, la obligación de probar lo que clama ser una profecía
queda en claro en el Nuevo Testamento. No es ser juicioso o divisivo al hacer esto. Es
un mandato. Pero, antes de poder probar las profecías actuales, debemos descubrir lo
que la Biblia dice sobre la profecía.

¿Qué es profecía?
La profecía actual debe ser probada bajo los parámetros objetivos de las Escri-
turas. Si las prácticas del movimiento profético moderno no se miden bajo lo que la
Biblia enseña, entonces, debe ser rechazada.
Primero, debemos determinar qué es lo que la Biblia dice acerca de las profe-
cías. Comencemos en el Antiguo Testamento. Deuteronomio 18:18 describió la pro-
fecía de esta manera:
«Profeta les levantaré…y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará
todo lo que yo le mandare» (énfasis agregado).
Esa es una definición bastante clara sobre el ministerio profético. Dios pone
Sus propias palabras en la boca del profeta. Eso era lo que convertía en profeta a una
persona. Pero sólo aquel que hablaba las mismas palabras de Dios era un profeta.
Dicha definición de profecía es confirmada en Éxodo 7. Debido al temor de
Moisés para hablar frente a Faraón (Éxodo 4:10), Dios asignó a su hermano Aarón
para que sea su vocero o «profeta».
«Jehová dijo a Moisés: Mira, yo te he constituido dios para Faraón, y tu
hermano Aarón será tu profeta.» Éxodo 7:1
Aquí estaba el proceso. Dios habló Sus palabras a Moisés. Moisés habló di-
chas palabras a Aarón. Entonces, Aarón proclamó ese mensaje al Faraón. Dios descri-
bió a Aarón como el «profeta» de Moisés, ya que Aarón proclamaba las mismas pala-
bras que Moisés le transmitía. De cierto modo, Moisés era el profeta de Dios y Aarón
era el profeta de Moisés.

53
Instrucciones para la Iglesia de hoy
Esos dos pasajes establecen definitivamente lo que era la profecía en el Antiguo
Testamento. El profeta era movido por Dios y hablaba las propias palabras de Dios.

La prueba lógica
El hecho de que un profeta hablaba las mismas palabras de Dios tenía algunas
inferencias significativas. La revelación directa de la mente de Dios implicaba que el
mensaje del profeta era infalible y sin error.29 Cuando hablaba por Dios, las palabras del
profeta no podían contener errores ni en la doctrina ni en la predicción.
Pero, obviamente, podían surgir los falsos profetas. ¿Cómo podían ser distingui-
dos los verdaderos profetas de aquellos que no lo eran? En un contexto en donde un
profeta hablaba las propias palabras de Dios, la prueba de un verdadero profeta era
sencilla.
«Cuando se levantare en medio de ti profeta, o soñador de sueños, y te anunciare
señal o prodigios, y si se cumpliere la señal o prodigio que él te anunció, diciendo:
Vamos en pos de dioses ajenos, que no conociste, y sirvámosles; no darás oído a las
palabras de tal profeta, ni al tal soñador de sueños…Tal profeta o soñador de sueños
ha de ser muerto…» Deuteronomio 13:1-3, 5
«Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis
palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare.» Deuteronomio 18:18
«Y si dijeres en tu corazón: ¿Cómo conoceremos la palabra que Jehová no ha
hablado?; si el profeta hablare en nombre de Jehová, y no se cumpliere lo que dijo, ni
aconteciere, es palabra que Jehová no ha hablado; con presunción la habló el tal
profeta; no tengas temor de él.» Deuteronomio 18:21-22
Si un profeta decía hablar de parte de Dios y hablaba algo que no era doctrinalmente
cierto (Deuteronomio 13:1-5)30 o decía algo que finalmente no sucedía (18:22), él debía
ser ignorado. «No tengas temor de él», dijo Dios. Pero más que eso, según el versícu-
lo 20, tal «profeta» debía ser muerto.
«El profeta que tuviere la presunción de hablar palabra en mi nombre, a
quien yo no le haya mandado hablar, o que hablare en nombre de dioses ajenos, el
tal profeta morirá.» Deuteronomio 18:20 (comparar con Deuteronomio 13:5)
Dios es serio sobre la profecía (debes recordar que el método preferido para la
ejecución era el apedreamiento). De hecho, Él estableció un parámetro con una preci-
sión del 100% para proteger contra los falsos profetas.

29
Así como en la Palabra escrita, el mensaje era entregado bajo el lenguaje y vocabulario propio del profeta.
Pero las palabras que él hablaba eran las mismas palabras que Dios quería que él hablase.
30
Observa que un «milagro» por sí mismo no probaba que alguien era enviado por Dios. La exactitud en
la doctrina era la prueba más importante. Muchos hoy en día, harían bien en dar créditos a las sugerencias
dadas en Deuteronomio 13:1-5.

54
Joel James

Evidencia de apoyo
Un repaso del Antiguo Testamento muestra que un parámetro con un100% de
exactitud era comprendido en Israel, a pesar de que no era con frecuencia reforzado. El
joven Saúl describió al profeta Samuel de ésta manera:
«Él le respondió: He aquí ahora hay en esta ciudad un varón de Dios, que es
hombre insigne; todo lo que él dice acontece sin falta.» 1ª Samuel 9:6
Previo a eso, en 1ª Samuel el autor habló sobre Samuel de ésta manera:
«Y Samuel creció, y Jehová estaba con él, y no dejó caer a tierra ninguna de
sus palabras. Y todo Israel, desde Dan hasta Beerseba, conoció que Samuel era fiel
profeta de Jehová» (énfasis agregado). 1ª Samuel 3:19-20
Cuando confrontó al falso profeta, Hananías, Jeremías dijo lo siguiente:
«El profeta que profetiza de paz, cuando se cumpla la palabra del profeta, será
conocido como el profeta que Jehová en verdad envió.» Jeremías 28:9
El testimonio del Antiguo Testamento es claro. La profecía no era nada menos
que Dios hablando Sus propias infalibles palabras a través de un vocero humano.

La profecía en el Nuevo Testamento


Habiendo visto la definición de profecía en el Antiguo Testamento, debemos
ahora determinar si esa definición fue cambiada en el Nuevo Testamento. El Nuevo
Testamento habla sobre profetas, profecía y sobre el don de profecía. Por ejemplo,
Efesios 4, Romanos 12 y 1ª Corintios 12-14 enumeran la profecía como uno de los dones
del Espíritu. Esos pasajes, sin embargo, no definen lo que es la profecía.
De hecho, no existe ningún pasaje en el Nuevo Testamento que defina la palabra
profecía o el don de profecía. ¿Cómo sabían, entonces, los cristianos primitivos cuál era
la profecía legítima y cuál no la era? ¿Cómo probaban las profecías como se les había
enseñado?
La respuesta es simple. Dios ya había dado una definición de profecía en
Deuteronomio 18. El resto del Antiguo Testamento confirmaba esa definición. El
hecho que el Nuevo Testamento no dio una nueva definición sobre profecía, sugiere
que no se necesitaba ninguna nueva definición. La definición de profecía del Antiguo
Testamento era asumida en el Nuevo Testamento. Eso indica que la naturaleza de la
profecía permaneció inalterada de un Testamento a otro.

55
Instrucciones para la Iglesia de hoy

Evidencia de apoyo
Tres pasajes del Nuevo Testamento apuntan al hecho de que el parámetro del
100% de exactitud del Antiguo Testamento permanecía válido en la era del Nuevo
Testamento. El primero es el registro de Lucas, sobre el profeta Agabo prediciendo
sobre la hambruna que afectaría severamente a los creyentes en Jerusalén.
«En aquellos días unos profetas descendieron de Jerusalén a Antioquía. Y
levantándose uno de ellos, llamado Agabo, daba a entender por el Espíritu, que
vendría una gran hambre en toda la tierra habitada; la cual sucedió en tiempo de
Claudio.» Hechos 11:27-28
Observa especialmente la última línea: «la cual sucedió en tiempo de Claudio».
¿Por qué agregó Lucas eso? Era la confirmación de Lucas de que la profecía de
Agabo fue verdad. En el reinado del Emperador Romano Claudio, la profecía fue
cumplida.
Aparentemente, Lucas estaba bien informado sobre el parámetro del 100% de
exactitud de los profetas. Esta era su manera de asegurar al lector que Agabo reunió
esos parámetros.
El conocimiento de que un verdadero profeta tenía el 100% de exactitud traía
gran confianza. En Hechos 27, en medio de una terrible tormenta, Dios le reveló a
Pablo que tanto él como sus compañeros de embarcación serían rescatados de lo que
parecía una muerte segura. Observa cuán seguro estaba Pablo de que ésta profecía se
iba a hacer realidad.
«Por tanto, oh varones, tened buen ánimo; porque yo confío en Dios que
será así como se me ha dicho.» Hechos 27:25
Existe un tercer pasaje que también confirma que la profecía (incluyendo su
exactitud) permanecía inalterable del Antiguo al Nuevo Testamento. También
involucraba a Agabo. Sin embargo, esta vez, su profecía era que Pablo sería atado y
encarcelado cuando arribase a Jerusalén.
Agabo introduce esa profecía con estas importantes palabras: «Esto dice el
Espíritu Santo…» (Hechos 21:11). Como profeta, Agabo caminó en las huellas de los
profetas del Antiguo Testamento, cuyo preámbulo preferido era: «Así dijo el Señor.»
Agabo comprendía que él estaba hablando las palabras de Dios mismo, poniéndose
a sí mismo bajo los parámetros de Deuteronomio 13 y 18.
Existe, entonces, una continuidad entre el Antiguo Testamento y el Nuevo
Testamento, con respecto a la naturaleza de las profecías. Un profeta era llamado
profeta porque Dios había puesto Sus palabras en la boca del profeta. Eso hacía muy
simple la tarea de probar a un profeta. Si sus palabras, cuando alegaba estar hablando
de parte de Dios, eran 100% exactas en la doctrina y en el cumplimiento, entonces,
era un profeta de Dios.

56
Joel James

Pero no todos concuerdan…


Sin embargo, no todos concuerdan con el punto de vista que acabamos de
mencionar. Todos están de acuerdo que los profetas del Antiguo Testamento y los
escritores del Nuevo Testamento recibieron las propias palabras de Dios. No obs-
tante, los defensores del movimiento profético moderno, creen que el don de pro-
fecía del Nuevo Testamento es claramente diferente a la profecía hablada en
Deuteronomio 13 y 18.
La mayoría de aquellos que practican actualmente la profecía, no alegan estar
hablando las propias palabras de Dios. Cuando ellos dicen: «Sentí al Señor dicien-
do,» ó «Experimenté una sensación espiritual de parte de Dios hablándome,» ellos no
creen que sus palabras sean en realidad las palabras de Dios. No ponen sus «profe-
cías» en el mismo nivel de autoridad que la Biblia.

Una definición diferente


Por ejemplo, Wayne Grudem en su libro, El Don de Profecía en el Nuevo Testa-
mento y en la Actualidad, dice lo siguiente:
«Estoy pidiendo que los Carismáticos continúen utilizando el don de profecía,
pero que dejen de llamarlo «una palabra de Dios»; simplemente porque ese rótulo lo
hace sonar con la misma autoridad que la Biblia…»31
El don de profecía del Nuevo Testamento, según Grudem, no está recibiendo y
entregando las palabras mismas de Dios. En vez, es meramente «decir algo que Dios
ha traído espontáneamente a la mente».32 En otra oportunidad, Grudem dice que los
profetas del Nuevo Testamento estaban «transmitiendo simplemente con sus pro-
pias palabras lo que Dios les traía a sus mentes y (…) estas profecías no tenían la
autoridad de las palabras del Señor.» 33
Grudem y otros como él (Jack Deere, por ejemplo, en su libro, Sorprendido
por la Voz de Dios) define la profecía de esta manera:
«…la profecía en las iglesias del Nuevo Testamento no era equivalente a las
Escrituras en autoridad, sino que eran un simple reporte humano, y con frecuencia
parcialmente erróneos, de algo que el Espíritu Santo trajo a la mente de alguien.»34

31
Wayne Grudem, El Don de Profecía en el Nuevo Testamento y en la Actualidad, (Westchester, IL:
Crossway, 1988), pp. 14-15.
32
Wayne Grudem, Por qué los Cristianos Aún Pueden Profetizar, El Cristianismo Actual 32/12 (16
Sept., 1988), p.29.
33
Wayne Grudem, El Don de Profecía en 1 Corintios (Washington: University Press, 1982), p. 96, citado
por F. David Farnell, «¿Profecía/Profetas Falibles del Nuevo Testamento?», The Master´s Seminary Journal,
vol. 2, #2, (Otoño 1991), p. 161.
34
Grudem, El Don de Profecía en el Nuevo Testamento y en la Actualidad, p. 14.

57
Instrucciones para la Iglesia de hoy
Eso no concuerda realmente con lo que encontramos en Deuteronomio 18. Allí
Dios dijo: «y pondré mis palabras en su boca.» El profeta no estaba simplemente
informando lo que Dios trajo a su mente. Estaba transmitiendo las palabras exactas de
Dios, las cuales Él quería que hablase. Por lo tanto, el mensaje era infalible e inequí-
voco.
Sin embargo, los defensores de la profecía moderna argumentan que el don de
profecía del Nuevo Testamento es diferente al de la profecía del Antiguo Testamento y
a la revelación escrita del Nuevo Testamento. En las palabras de Grudem, el don de
profecía es «…un informe, con frecuencia parcialmente mal interpretado, de algo que el
Espíritu Santo trajo a la mente de alguien.»
Es importante observar que Grudem cree que los profetas del Antiguo Testamen-
to y los apóstoles recibieron las propias palabras de Dios. Sin embargo, él cree que el
don de profecía es diferente.
Con el don de profecía, según Grudem, uno no recibe las palabras exactas de
Dios. En cambio, uno recibe las impresiones mentales o imágenes generadas por el
Espíritu. Dichas impresiones o imágenes son 100% ciertas. Sin embargo, la persona que
las recibe puede malinterpretarlas, comprenderlas mal o informarlas inadecuadamente.
En otras palabras, el aporte humano de la profecía puede exceder al divino.
Ed Traut, un prominente profeta sudafricano, también cree que los profetas del
Nuevo Testamento pueden malinterpretar los mensajes de Dios.
«Creo que yace en los elementos humanos para caer en el error, aún hasta en los
grandes hombres de Dios. Cualquiera que fluye como un profeta del Nuevo Testamento
o en el don de profecía y cree que nunca se equivoca, se encuentra en el error…El error
ocasional puede ser cometido aún por la persona reconocida por su precisión en las
bases permanentes.»35
Traut demuestra cuán poco confiables son las profecías modernas cuando, en una
discusión al tomar una decisión, él advierte: «Uno nunca debería ser guiado por una
sola profecía…»36
Esta redefinición de profecía como potencialmente errónea es crítica. Sin ella,
el movimiento profético moderno es condenado. Grudem y aquellos que comparten
este punto de vista tienen que alterar la definición del Antiguo Testamento sobre pro-
fecía cuando llegan al don de profecía del Nuevo Testamento. ¿Por qué? Ellos alegan
estar practicando la profecía bíblica pero sus profecías son, con frecuencia, erró-
neas.
De hecho, aún los líderes del movimiento profético admiten que sus «profe-

35
Ed Traut, La Verdad Sobre la Profecía , (Pretoria, Sudáfrica: Prophetic Voice Distributors, 1991), pp. 94, 97.
36
Ibíd., p. 45.

58
Joel James
cías» generalmente no son cumplidas. Las impresiones mentales o los pensamientos
espontáneos que Grudem y otros llaman profecía, son con frecuencia «parcialmente
erróneos», así como lo deja ver en su definición. Esa cláusula de escape no es una
tecnicidad menor. Es el recurso vital del movimiento profético. Si fuese reforzada la
precisión del 100%, el movimiento desaparecería en el transcurso de la noche. Uno tras
otro, sus «profetas» tendrían que ser rechazados debido a los errores en la doctrina o en
la predicción.
Por necesidad, el movimiento profético moderno ha redefinido la naturaleza de la
profecía para poder defender a sus profetas falibles y plagados de errores.
Pero, ¿qué evidencia bíblica ofrecen para probar el cambio en la profecía del Anti-
guo al Nuevo Testamento? ¿Qué apoyo tienen para esta profecía de novela? Dicha
redefinición radical sobre la naturaleza de la profecía puede ser aceptada sólo si es
claramente enseñada en el Nuevo Testamento.

Los argumentos ofrecidos

Wayne Grudem es el mayor vocero teológicamente adepto del movimiento de


la profecía. Los argumentos claves que ofrece para probar la falibilidad de las profe-
cías del Nuevo Testamento son los siguientes: 37
· Las palabras de Pablo en Efesios 2:20 hacen a los apóstoles un grupo único
con un ministerio profético único. Por lo tanto, es válido esperar que aquellos
que no eran apóstoles tenían una calidad diferente de ministerio profético.
· Agabo, un profeta mencionado dos veces en el libro de los Hechos, estuvo
equivocado en dos detalles de su profecía en Hechos 21.
· El hecho de que las profecías del Nuevo Testamento debían ser examinadas,
indican que los profetas del Nuevo Testamento podían estar ocasionalmente
equivocados.
La importancia de evaluar correctamente estos argumentos es obvia. Si Grudem
está en lo cierto, entonces, muchos cristianos necesitan revisar lo que piensan so-
bre la profecía. Si Grudem y sus seguidores están equivocados y no hay una eviden-
cia clara de que la profecía en el Nuevo Testamento era con frecuencia errónea,
entonces el parámetro del 100% de exactitud de Deuteronomio 13 y 18 debe seguir
sosteniéndose en la iglesia de la actualidad.

37
F. David Farnell, «¿Profecía/Profetas Falibles del Nuevo Testamento?», The Master´s Seminary Journal,
vol. 2, #2, (Otoño 1991).

59
Instrucciones para la Iglesia de hoy

El argumento faltante
Antes de analizar los argumentos de Grudem sobre la falibilidad de las profe-
cías del Nuevo Testamento, un tema importante debe ser notado – el argumento que
está faltando.
Si la precisión del 100% fue dejada a un lado en el don de profecía del Nuevo
Testamento, deberíamos esperar naturalmente una indicación clara de eso en los
escritos de los apóstoles. De otra manera, puedes imaginar cuánta confusión hubié-
semos encontrado en la iglesia primitiva.
La primera vez que alguien con una herencia del Antiguo Testamento escuchó
en la iglesia una profecía inapropiada o incompleta, seguramente habrá provocado
una escena mayor. En las bases de Deuteronomio 13 y 18, un judío piadoso hubiese
rechazado inmediatamente la profecía y aquel que la entregó. Para evitar dicha situa-
ción, los apóstoles hubieran tenido que dar una instrucción clara de que la naturaleza
de la profecía había cambiado radicalmente.
Sin embargo, no existe ninguna declaración en el Nuevo Testamento revisando
las pruebas del 100% de exactitud del Antiguo Testamento. Un rápido repaso de los
tres argumentos claves de Grudem en la página anterior, confirmará esto. Grudem no
puede señalar ningún pasaje del Nuevo Testamento el cual redefina la profecía como
potencialmente falible y errante.
Esta es una desgarrada debilidad en el punto de vista falible de la profecía. Es
inconcebible que la definición de la palabra profecía pudiese haber cambiado tan
radicalmente sin ningún mandato apostólico en el tema.

¿Prueba Efesios 2:20 la falibilidad de la profecía?


Habiendo señalado la debilidad en la posición falible del movimiento profético,
analicemos los tres argumentos que avanzan para defender dicha práctica. El primer
argumento de Grudem puede sintetizarse de la siguiente manera:
Efesios 2:20 hace de los apóstoles un grupo único con un ministerio profético
único. Por lo tanto, es válido esperar que aquellos que no eran apóstoles tuviesen una
calidad diferente de ministerio profético.
El texto bajo consideración lee lo siguiente:
«… (tú) eres de la familia de Dios, habiendo sido edificado sobre los ci-
mientos de los apóstoles y los profetas, siendo Cristo mismo la piedra angular.»
Efesios 2:19-20
Grudem utiliza Efesios 2:20 en un esfuerzo para probar que los apóstoles eran úni-
cos en sus cualidades en el ministerio profético. En otras palabras, las profecías de los
apóstoles eran infalibles, pero aquellas de los profetas del Nuevo Testamento no loeran.
60
Joel James
Los intentos de Grudem para probar esto, al señalar los originales griegos tie-
nen solamente un artículo (es decir «los») para describir las dos palabras, «apóstoles»
y «profetas». Por consiguiente, él dice que el grupo de hombres de los que se habla
aquí son los apóstoles-profetas, con un guión.38 La terminología «apóstoles-profe-
tas», según Grudem, aparta a los apóstoles como a un grupo de hombres teniendo un
ministerio profético diferente. Ellos recibían y entregaban mensajes proféticos infa-
libles. Sólo aquellos quienes eran «apóstoles-profetas» recibían y hablaban las textua-
les palabras de Dios.
Según Grudem, aquellos que solamente tenían el don de profecía, recibían sólo
impresiones interiores o imágenes mentales, no las palabras de Dios. Y, a diferencia de
los apóstoles, a veces malinterpretaban las impresiones o las imágenes que recibían.

Efesios 2:20 – un análisis


Los problemas con los argumentos de Grudem son numerosos. Primero, la regla
gramatical de Grudem se apoya para argumentar que los apóstoles y los profetas debían
ser el mismo grupo de hombres (los apóstoles-profetas); en realidad se aplica sólo para
sustantivos en singular.39 Por lo tanto, no es necesario tomar los sustantivos plurales,
«apóstoles y profetas», como una categoría única.
Además de no tener ningún apoyo gramatical, la segunda razón por la cual la inter-
pretación de Grudem fracasa por completo es encontrada al considerar Efesios 4:11.
«Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evange-
listas; a otros, pastores y maestros…»
La interpretación de Grudem de Efesios 2:20 no puede ser sostenida. En Efesios
4:11, encontramos nuevamente esas dos categorías: apóstoles y profetas. Esta vez, am-
bos tienen el artículo (es decir «los») en el original. Ciertamente, Pablo piensa en dos
grupos por separado: los apóstoles y los profetas.
Si las sutiles diferencias de Grudem fueran correctas, Pablo hubiera dicho: «Cris-
to constituyó a unos apóstoles-profetas, a otros profetas,» y demás. El hecho de que
Pablo puso las dos categorías lado a lado en 4:11 sin ningún calificativo, hace que la
interpretación de Grudem de Efesios 2:20 sea seriamente sospechosa.
Sin embargo, aún cuando su interpretación de Efesios 2:20 no tiene ninguna
base gramatical o ningún apoyo contextual, ¿qué sucede si Grudem está en lo cierto?
¿Probaría necesariamente una categoría en la iglesia llamada «apóstoles-profetas»
que los otros profetas también eran falibles? Obviamente que no lo haría. Esa conclu-
sión excedería ampliamente la evidencia. No importa cómo pueda uno interpretar a

38
Esta interpretación está basada en el principio gramatical griego llamado la regla de Granville Sharp.
39
F. David Farnell, «¿Profecía/Profetas Falibles del Nuevo Testamento?», The Master´s Seminary Journal,
vol. 2, #2, (Otoño 1991).

61
Instrucciones para la Iglesia de hoy
los «apóstoles y profetas» de Efesios 2:20; no es una prueba que aquellos con el don
de profecía tuviesen un ministerio profético falible y por debajo de los parámetros.

Agabo y sus «errores»


El segundo argumento desarrollado por los defensores de la profecía falible es
este:
«Agabo, un profeta mencionado dos veces en el libro de los Hechos estaba
equivocado en algunos detalles de su profecía en Hechos 21.»
Grudem argumenta que esto demuestra que ninguna profecía no apostólica tenía
impresiones interiores generadas por el Espíritu Santo, lo cual podía malinterpretarse.
Por lo tanto, como Agabo, no se les puede exigir a aquellos en la actualidad con el mero
don de profecía, que sean infalibles cuando profetizan.
Consideremos este argumento. A pesar de no estar mencionado entre los apósto-
les, Agabo tenía un ministerio profético. Ya hemos observado su profecía en Hechos
11:27-28, con respecto a la hambruna.
Vemos que Agabo es mencionado por segunda vez en Hechos 21. Pablo estaba en
su camino hacia Jerusalén llevando las donaciones de las iglesias gentiles en Grecia.
Poco después de que el barco de Pablo hubo amarrado en la costa de Judea, él arribó a
la ciudad de Cesarea. Sucedió que Agabo estaba visitando en ese momento la ciudad.
«Y permaneciendo nosotros allí algunos días, descendió de Judea un profeta
llamado Agabo, quien viniendo a vernos, tomó el cinto de Pablo, y atándose los pies
y las manos, dijo: Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al
varón de quien es este cinto, y le entregarán en manos de los gentiles.» (Énfasis
agregado). Hechos 21:10-11
Los defensores de la profecía falible argumentan que mientras Agabo estaba en lo
cierto con respecto a esta profecía – Pablo fue tomado prisionero en Jerusalén – estaba
equivocado en dos detalles. Los judíos no ataron y no entregaron a Pablo. En realidad,
los romanos fueron los que lo encarcelaron.
Este, según argumentan ellos, es un ejemplo de una profecía del Nuevo Testa-
mento que es parcialmente incorrecta. El Espíritu Santo dio a Agabo una impresión
mental o una imagen de lo que sucedería. Sin embargo, Agabo, parece haber
malinterpretado algunos detalles de su profecía. Esto parece a simple vista una evi-
dencia convincente. Sin embargo, como en Efesios 2, una mirada más profunda revela
problemas mayores con este punto de vista. Grudem no ha considerado todo lo que el
libro de los Hechos dice sobre este incidente.

62
Joel James

Los errores de Agabo: un análisis


Como notamos previamente, Agabo introdujo su profecía en Hechos 21:11 con
estas palabras: «Esto dice el Espíritu Santo…» Dicha terminología es virtualmente
sinónima con los profetas del Antiguo Testamento, «Así dijo el Señor…». Agabo espe-
raba que su audiencia comprendiese que él estaba hablando las propias palabras de
Dios, no una simple mala interpretación de una imagen mental.
A pesar de que Agabo habló las palabras mismas del Espíritu Santo, ¿cometió un
error como sugiere Grudem? Creo que no hubo ningún error en la profecía de Agabo.
Los «errores» que señala Grudem no eran errores en sí.
Hechos 21:27 en adelante, registra el incidente en el templo, el cual predijo Agabo.
Pablo fue falsamente acusado de traer a un gentil a la corte interna del Templo, un lugar
de adoración reservado sólo para los judíos. En ese momento, Lucas registró que los
judíos «apoderándose de Pablo, le arrastraron fuera del templo… (y) procurando ellos
matarle» (21:30-31).
A primera vista eso no se asemeja a la profecía de Agabo: «Así atarán los judíos
en Jerusalén al varón de quien es este cinto, y le entregarán en manos de los gentiles.»
Sin embargo, la confusión se desvanece cuando se compara la profecía de Agabo con el
registro más detallado del evento relatado por Lucas en Hechos 24. Mientras Pablo y
sus acusadores se paraban frente a Félix, el gobernador Romano, vemos cómo descri-
ben los judíos lo que sucedió ese día en el Templo.
«Intentó también profanar el templo; y prendiéndole, quisimos juzgarle con-
forme a nuestra ley.» (Énfasis agregado). Hechos 24:6
Esa descripción más precisa del evento, encaja perfectamente con la profecía de
Agabo. Los judíos «prendieron» a Pablo. A pesar de que se trata seguramente de una
descripción eufemística de su intento, implica que ellos rodearon a Pablo con el fin de
refrenarlo mientras lo arrastraban fuera del templo. Ciertamente, ellos tuvieron que
refrenarlo y controlarlo de alguna manera. El hecho de que en Hechos 21:33 dice que
los romanos rodearon a Pablo luego de sacarlo de entre el tumulto, no significa que los
judíos no habían comenzado a atar a Pablo. Uno difícilmente esperaría que los soldados
romanos emplearan cualquier medio de atadura que los judío hubiesen utilizado. Te-
niendo al prisionero, los romanos utilizaron sus propias cadenas para atar a Pablo.
Considerando todos los detalles registrados en Hechos, encontramos que el primer
«error» de Agabo no fue un error.
El segundo «error» de Agabo es eliminado de la misma manera. Cuando Lisias,
el comandante Romano, apareció con sus tropas, los judíos fueron forzados a «entre-
gar» a su prisionero en manos de los gentiles así como Agabo indicó que sucedería.40
40
Grudem nota que la palabra para entregar, generalmente representa una acción de libre voluntad. Sin
embargo, es una manera apropiada de describir la entrega de un prisionero para ser juzgado sin importar las
circunstancias.

63
Instrucciones para la Iglesia de hoy
Por lo tanto, el segundo «error» de Agabo también es reivindicado.
Cuando se compara, no sólo con el registro inicial de Lucas sobre este hecho,
sino con el registro más detallado encontrado en Hechos 24, la profecía de Agabo
parece no tener errores. Los judíos debieron comenzar a atar a Pablo cuando lo pren-
dieron. Ellos entregaron a Pablo en manos de los gentiles, las tropas romanas.
Grudem intenta demasiado leer las diferencias entre los dos pasajes cuando
dice «estrictamente hablando, Agabo predijo dos eventos los cuales no sucedieron.»41
Cuando toda la evidencia disponible es considerada, la profecía de Agabo y el registro
histórico sobre el evento en el templo, puede ser reconciliado sin ningún esfuerzo.
De hecho, sospecho que si alguno no hubiera tenido un diario requiriendo una prueba
de que la profecía del Nuevo Testamento puede ser falible, no se hubiese leído ningún
«error» en la profecía de Agabo.
Por lo tanto, el segundo argumento que supuestamente prueba que los profetas
del Nuevo Testamento comenten errores, también falla. Las aparentes discrepancias
entre la profecía de Agabo y su cumplimiento en Hechos 21 son resueltas por una des-
cripción más detallada sobre el arresto de Pablo en el capítulo 24.

Prueba
El tercer argumento clave presentado por Grudem con respecto a la falibilidad de
la profecía es el siguiente:
«El hecho de que las profecías del Nuevo Testamento necesitaban ser examina-
das, indica que los profetas con frecuencia estaban equivocados. Esto muestra que la
profecía del Nuevo Testamento puede contener errores.»
Otro ha escrito que se espera que la profecía «sea mezclada en calidad, y el trigo
debe ser separado de la cizaña.»42 Pero, ¿comprueba el hecho de que los profetas del
Nuevo Testamento eran probados que se esperaba que un verdadero profeta cometiese
errores? ¿De qué texto extrajo Grudem esta conclusión? Tres textos en el Nuevo Testa-
mento hablan sobre el hecho de probar a los profetas y sus mensajes: 1ª Juan 4:1; 1ª
Corintios 14:29; y 1ª Tesalonicenses 5:19-22.
La pregunta crítica que hay que responder ante estos textos es la siguiente: ¿de-
bía ser probada la verdadera profecía debido a que a veces contenía errores? ó ¿la
profecía debía ser probada debido a que los falsos profetas intentaban pasar sus enga-
ños como provenientes del Señor?

41
El Don de Profecía en el Nuevo Testamento y en la Actualidad, p. 100.
42
M. M. B. Turner, «Los Dones Espirituales Entonces y Ahora », Vox Evangelica 15 (1985), p. 16, como fue
citado por R. Fowler White, «¿Habla Dios en la Actualidad Más Allá que de la Propia Biblia?», en La Crisis
Evangélica Venidera, editor John H. Armstrong, (Chicago: Moody, 1996), p. 89, n. 24.

64
Joel James
Una mirada rápida a los tres textos que hablan sobre el hecho de probar la profe-
cía nos darán una respuesta. Primero, 1ª Juan 4:1.
«Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios;
porque muchos falsos profetas han salido por el mundo.» (Énfasis agregado)
«Probad los espíritus», dijo Juan. ¿Por qué? ¿Por qué la verdadera profecía puede
ser ocasionalmente malinterpretada o mal comunicada por aquel con el don de profecía?
No. La profecía debía ser probada porque muchos falsos profetas se habían escabulli-
do dentro de la iglesia y estaban intentando pasar sus palabras como un mensaje de
parte de Dios.
El segundo pasaje es 1ª Corintios 14:29: «Asimismo, los profetas hablen dos
o tres, y los demás juzguen.» Aquí, también, el mensaje de alguien quien clamaba ser
un profeta debía ser probado. ¿Por qué? Uno buscaría en vano en el contexto, alguna
insinuación de que un verdadero profeta puede confundir ocasionalmente las revela-
ciones de Dios.
Sin embargo, si buscas en el contexto, descubrirás lo siguiente:
«Por tanto, os hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios llama
anatema a Jesús…» 1ª Corintios 12:3
Aparentemente, alguno se había puesto de pie en la iglesia de Corinto y había
dicho que «Jesús es anatema». Eso es una falsa enseñanza. Dicha declaración provenía
de los labios de un falso profeta. Por lo tanto, Pablo exhortó a los corintios con el don de
discernimiento para extirpar a los falsos profetas. Sólo a aquellos que hablaban con una
precisión de un 100% en la doctrina y en la predicción, se les podía permitir hablar. El
resto debía ser rechazado.
Por último, venimos a 1ª Tesalonicenses 5:19-22.
«No apaguéis al Espíritu. No menospreciéis las profecías. Examinadlo todo;
retened lo bueno. Absteneos de toda especie de mal.»
Aparentemente, la iglesia en Tesalónica fue tentada a apagar o a extinguir la obra
legítima del Espíritu Santo de en medio de ellos al despreciar las declaraciones proféticas.
Pablo les mandó que no hiciesen esto. En cambio, les dijo que prueben todo lo que diga
llamarse profecía. Ellos debían rechazar el «mal» y retener lo «bueno».
Sin embargo, ¿por qué dijo Pablo que las profecías debían ser probadas o exa-
minadas antes de que sean aprobadas? Como en los otros dos pasajes, uno buscará en
vano en el contexto cualquier sugerencia de que un verdadero profeta podía decir un
mensaje erróneo. Pero, si consideras 2ª Tesalonicenses 2:2, encontrarás esto:
«Os rogamos…que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni
os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra,
en el sentido de que el día del Señor está cerca.»

65
Instrucciones para la Iglesia de hoy
Basados en esto y en la firma enfática de Pablo en esta carta en 3:17, podemos
concluir que alguien dentro de la iglesia de Tesalónica había falsificado una carta de
Pablo. Aquella carta fraudulenta contenía doctrina errónea correspondiente al regreso
de Cristo y al Día del Señor. Sumado a ese engaño inicial, había un mensaje verbal
supuestamente proveniente de Pablo confirmando la falsa doctrina de la carta.
Además de falsificar una carta y un mensaje verbal de Pablo, aparentemente,
estos falsos maestros también habían fingido una profecía (es decir, «espíritu»43) so-
bre el final de los tiempos. El problema no era un verdadero profeta que malinterpretó
un mensaje divino. Sino que era un falso maestro quien estaba falsificando los mensa-
jes, las cartas y hasta las profecías a fin de apartar a los tesalonicenses.
Parecía como si este abuso profético hubiese comenzado en Tesalónica cuando
Pablo escribió su primera carta. Es por eso que Pablo instruyó a la iglesia a no menos-
preciar la profecía, sino a «examinar todo cuidadosamente». El trigo no necesitaba ser
separado de la cizaña. Sin embargo, en este caso (como en los otros dos pasajes) la
cizaña provenía de un falso profeta. Nada en 1ª ni 2ª Tesalonicenses sugiere que el
problema era un verdadero profeta con mensajes ocasionalmente falibles.

Resumen
El tercer argumento del movimiento profético moderno falla al igual que los otros
dos. Mientras que Grudem está en lo cierto al decir que los profetas eran probados en la
era del Nuevo Testamento, la razón que él sugiere para dicha prueba es embaucada
desde los textos, no extraída de ellos.
Los tres pasajes del Nuevo Testamento, los cuales mencionan el hecho de probar
a los profetas también lidian con los falsos profetas, no con verdadero profetas con
mensajes ocasionalmente falibles. El sugerir que los verdaderos profetas tenían que ser
probados para extirpar los pequeños errores en sus mensajes es una especulación sin
fundamentos y debe ser rechazada.

Conclusión
Un análisis cuidadoso nos ha llevado a la conclusión de que los argumentos
empleados para defender la falibilidad de la profecía actual, son completamente nu-
los. Ninguna evidencia bíblica puede ser sustentada para mostrar que el parámetro del
100% de exactitud Deuteronomio 13 y 18 fue cambiado en la era del Nuevo Testa-
mento. Nada en ninguno de los Testamentos sugiere que la verdadera profecía podría
ser entreverada con el error humano o con la mala interpretación.

43
Compare con 1ª Juan 4:1 para ver la palabra «espíritu» siendo empleada para hacer mención a la profecía.

66
Joel James
Las Escrituras no contienen ningún ejemplo de lo que los defensores de la pro-
fecía moderna describen como «un relato muy humano – y a veces parcialmente erró-
neo – de algo que el Espíritu Santo trajo a la mente de alguien.» El acto de probar a los
profetas mencionados en el Nuevo Testamento, se debía al peligro de los falsos profetas
infiltrándose dentro de la iglesia, no se debía al hecho de que los verdaderos profetas
erraran ocasionalmente.
El Antiguo Testamento demandaba una precisión del 100% de parte de los pro-
fetas. El hecho de que el Nuevo Testamento no contenga ninguna declaración enmen-
dando dichos requisitos, indica que nunca se realizó ninguna modificación.

Aplicación personal
El tema final es el siguiente: ¿qué hacemos con la verdad que hemos descubierto?
Existen dos preguntas que necesitan ser contestadas con respecto a lo que hemos apren-
dido. Primero, ¿qué deberías hacer si has creído previamente que tus impresiones inte-
riores eran una revelación divina, eran mensajes proféticos?
Permíteme sugerirte que las impresiones interiores son… impresiones interiores.
Ocasionalmente están en lo correcto. Con frecuencia son incorrectas. Nunca deberían
ser tomadas como profecías o como un mensaje de parte de Dios. Las Escrituras nunca
nos dicen que dichas impresiones deberían ser las bases de las decisiones de la vida.44
Los mandatos de Dios y la sabiduría bíblica son los medios por los cuales los cristianos
del Nuevo Testamento deben vivir una vida que agrade a Dios.
De hecho, Dios mira con desaprobación a aquellos que llaman profecía a sus
impresiones interiores.
«Así ha dicho Jehová de los ejércitos: No escuchéis las palabras de los profetas
que os profetizan; os alimentan con vanas esperanzas; hablan visión de su propio
corazón, no de la boca de Jehová.» Jeremías 23:16
«Así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay de los profetas insensatos, que andan en
pos de su propio espíritu, y nada han visto!» Ezequiel 13:3
«No añadas a sus palabras, para que no te reprenda, y seas hallado menti-
roso.» Proverbios 30:6
La segunda pregunta es esta: ¿cómo deberías responder a las afirmaciones de
profecías de muchos cristianos en la actualidad? Personalmente, creo que la profecía
salió de escena cuando se finalizó el Nuevo Testamento. Por lo tanto, considero tales
profecías como inútiles excepto, quizás, como una revelación de lo que esa persona
está pensando sobre algo. Quizás estén en lo cierto. Pero el «mensaje» proviene de

44
Vea el fascículo del autor Toma de Decisión Bíblica, para la manera bíblica de tomar decisiones.

67
Instrucciones para la Iglesia de hoy
sus mentes, no de Dios, y debería ser evaluado como corresponde.45
Sin embargo, estaría mal rotular simplemente la profecía actual como ineficaz.
Existe un peligro siniestro detrás de la inundación de la seudo profecía dentro de la
iglesia. En un contexto en donde los llamados profetas pasaban sus ideas como prove-
nientes de Dios, el Señor dijo en Jeremías:
«Así diréis cada cual a su compañero, y cada cual a su hermano: ¿Qué ha
respondido Jehová, y qué habló Jehová? Y nunca más os vendrá a la memoria decir:
Profecía de Jehová; porque la palabra de cada uno le será por profecía…» (Énfasis
agregado). Jeremías 23:35-36
Las imaginaciones y las impresiones del movimiento profético no son inofensi-
vas. En realidad son mortales. Como en los tiempos de Jeremías, distraen al pueblo de
Dios de Sus palabras verdaderamente proféticas, la Biblia.
Pero, ¿qué sucede si tienes amigos que creen tener el don de profecía? En esa
instancia, les puedes preguntar si sus impresiones interiores alguna vez estuvieron
equivocadas. Prueba los profetas como lo mandan las Escrituras: 100% de precisión
en doctrina y cumplimiento.
Esto evitará un ardiente estruendo sobre si la profecía continúa o no en la actua-
lidad. Evitará acusaciones inútiles que «menospreciaran» las declaraciones proféticas.
Tan sólo estás haciendo lo que Pablo mandó: «Examinarlo todo.»
Esta es una manera gentil de señalar a la persona cuyas «profecías» no reúnen
los estándares bíblicos. Y puedes estar seguro de que no lo hacen. Aún los líderes
del movimiento profético admiten que sus profecías son con frecuencia erróneas.
Es por eso que ellos tienen que escribir libros para intentar probar que la profecía
del Nuevo Testamento puede estar llena de errores. Si cualquiera en la actualidad
tendría una precisión de un 100%, dicho esfuerzo sería innecesario.
Una vez que tu pregunta sobre la precisión absoluta – y la inevitable respuesta
negativa – haya probado que los requisitos bíblicos para la verdadera profecía no
están siendo reunidos, luego le puedes decir a la persona que debes abstenerte de
toda clase de mal (1ª Tesalonicenses 5:22).
Habiendo hecho eso, quizás tenga la oportunidad de enseñarle a esa persona a
sujetarse de lo cual sabemos que es bueno: la infalible, inequívoca, inspirada pala-
bra por palabra, la revelación profética de Dios que aún tenemos hoy, la Biblia.
«Lámpara es a mis pies tus palabras y lumbrera a mi camino» . Salmo
119:105

45
Sin embargo, en algunos casos, una visión, un sueño, o una profecía puede provenir de una fuente
demoníaca.

68
Joel James

-4-
Identificando a los falsos
maestros
Originalmente publicado en inglés con el título:
«Identifying False Teachers»

Una lista bíblica para identificar a los falsos


maestros en la iglesia

Introducción: Gusanos y Ñus


Uno de los animales más comunes en los parques de juegos de África es el Ñu. Un
guía una vez me comentó un poco de qué se trata este «juego del puente del guardabos-
que», haciendo mención al ñu. El puente nasal del ñu es el hogar preferido de ciertos
parásitos. Para los animales sanos, este huésped no invitado no es un problema. Son
capaces de despedir al parásito resoplando fuertemente.
Sin embargo, un animal viejo y enfermo no puede hacer eso. Finalmente, el gusa-
no crece, comiendo su camino a través de los orificios nasales hasta el cerebro del ñu.
En dolor y terror, el animal corre desbocado, cayendo, tambaleando y chocándose sal-
vajemente contra los árboles. Viendo tal comportamiento, los primeros pobladores
los llamaron «bestias salvajes».
Lo que hacen tales gusanos a los ñus es una excelente ilustración de lo que los
falsos maestros le hacen a la iglesia de Jesucristo. Los falsos maestros comen su
camino hasta el «cerebro» de la iglesia (es decir, su enseñanza y doctrina), esparcien-
do sus mentiras y sus errores. Cuando su cerebro es destruido, la iglesia corre desbo-
cada.
Corre salvajemente tras el polvo dorado sobre el suelo o tras las palmas de las
manos. Corre descuidadamente hacia los arbustos espinados de la psicología
humanística, de la evolución, de las situaciones éticas y de la adoración ancestral. Se
revuelca en el polvo de la risa incontrolable. Bebe las aguas venenosas de un evangelio

69
Instrucciones para la Iglesia de hoy
falso. Está tan distraída con su frenesí que se olvida de comer el nutritivo pasto de la
Palabra de Dios y termina muriendo de hambre. Eso es lo que los falsos maestros le
hacen a la iglesia.
Jesús advirtió a sus seguidores sobre tales falsos maestros en Mateo 7:15-16.
«Guardaos de los falsos profetas46, que vienen a vosotros con vestidos de
ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis.»
El propósito de este fascículo es simple: darte una lista de verificación de ma-
nera que puedas identificar y evitar a los líderes cristianos a quienes Dios llamaría
falsos. A pesar de sus tácticas engañadoras – vestidos de oveja – Jesús indicó que
identificar a los falsos maestros sería más fácil de lo que pudieras imaginar.
«Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o hi-
gos de los abrojos?» Mateo 7:16
No soy botánico, pero pienso que conozco la diferencia entre una vid y un ar-
busto espinoso, entre una higuera y un cardo. También tú lo puedes diferenciar. Los
falsos maestros son engañadores, pero Jesús dijo que sus frutos – doctrina, carácter y
prácticas – probarán sin lugar a dudas lo que son.
«Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos.
No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos.»
Mateo 7:17-18
Eso es sorprendentemente simple, ¿no es así? Un árbol es probado como bueno
o malo por los frutos que produce. Y el «árbol» de un falso maestro produce fruto
podrido, hediondo, malo y fácil de identificar. La evidencia está allí para los que mi-
ran. Generalmente, nuestro problema para identificar a los falsos maestros no es que
la evidencia sea demasiado oscura. Nuestro problema es que no conocemos qué evi-
dencias buscar.
Este fascículo fue escrito para ayudarte a saber qué buscar. Así como un pájaro
entusiasta usa su libro sobre aves para distinguir a un águila de un buitre, este fascículo
te dará una lista bíblica para distinguir a los verdaderos de los falsos maestros.

La Necesidad de Identificar a los Falsos Maestros


Las advertencias de Jesús sobre el final de los tiempos sugieren que la caracte-
rística más notable de los últimos días no serán los terremotos, las guerras o las
hambrunas, más allá que las habrá en abundancia. La característica más notable de los
últimos días será el incremento y la popularidad de los falsos maestros. No sólo los

46
Ver 2 Pedro 2:1, en donde el apóstol Pedro igualó la terminología de Jesús sobre los «falsos profetas» en
el Antiguo Testamento con la terminología sobre los «falsos maestros» en el Nuevo Testamento.

70
Joel James
falsos maestros se multiplicarán más rápido que los conejos, sino que también per-
feccionarán su poder para engañar.
«Muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos.» Mateo 24:11
«Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes se-
ñales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogi-
dos.» Mateo 24:24
Para evitar las enseñanzas engañosas y mortales de los falsos maestros, los
cristianos tendrán que asirse de la palabra de Dios así como los peatones de Ciudad
del Cabo se aferran a los postes y columnas cuando sopla el viento.
Los autores del Nuevo Testamento hacen eco de las advertencias de Jesús con-
tra los falsos maestros, con respecto a:
Su número:
«Pues no somos como muchos, que medran falsificando la palabra de Dios…»
2ª Corintios 2:17
Su éxito:
«Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre voso-
tros falsos maestros... Muchos seguirán sus disoluciones…» 2ª Pedro 2:1-2, én-
fasis agregado.
Sus escándalos:
«Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino
de la verdad será blasfemado.» 2ª Pedro 2:2, énfasis agregado.
Su salvajismo:
«Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu San-
to os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó
por su propia sangre. Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio
de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño.» Hechos 20:28-29
Su falsedad:
«Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vo-
sotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructo-
ras…» 2ª Pedro 2:1
«Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra
común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis
ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos. Porque algunos
hombres han entrado encubiertamente…» Judas 3-4
El Nuevo Testamento nos advierte que vendrán falsos maestros – multitud de

71
Instrucciones para la Iglesia de hoy
engañadores de suave hablar, vestimenta aguda y enseñanza errónea. Ellos enseña-
ran, para ganancia personal, cosas que no deberían, destruyendo familias (Tito 1:11),
cautivando mujeres (2 Timoteo 3:6), amparando doctrinas que tienen sus fuentes en
los demonios (1 Timoteo 4:1) y ensanchando el ya amplio camino que lleva a la
destrucción (Mateo 7:13).
Aquí está la pregunta: ¿qué deberías buscar para determinar si alguien es un
águila o un buitre, un devorador de ovejas o un verdadero pastor? ¿Cuáles son las
características que la Biblia asocia con los falsos maestros? ¿Cuáles son sus doctrinas
típicas, sus fallas morales típicas y sus típicas tácticas para engañar? Si estás familia-
rizado con dichas cosas, entonces serás capaz de «conocerlos por sus frutos» (Mateo
7:16) y «evitarlos» (2 Timoteo 3:5).

Un Acto Bíblico de Amor Cristiano


Alguien podría echar un vistazo a un librito como este y considerarlo un ejercicio
en división, el producto del amor resentido y no cristiano – «Nosotros cuatro, nadie
más, cierra la puerta.» Y, para ser honesto, he leído materiales como esos. Pero ¿signi-
fica eso que identificar la falsa doctrina y aquellos que la enseñan no es bíblico, no es
cristiano y es desamorado? No. Identificar a los falsos maestros por sus frutos es algo
bíblico, cristiano y amoroso.
1.- Es bíblico: El apóstol Pablo enseñó que había momentos cuando el error en la
iglesia debía ser señalado, y la persona errante debía ser silenciada o quitada.
«Al hombre que cause divisiones, después de una y otra amonestación desé-
chalo, sabiendo que el tal se ha pervertido, y peca y está condenado por su propio
juicio.» Tito 3:10-11
«Porque hay aún muchos contumaces, habladores de vanidades y engañadores,
mayormente los de la circuncisión, a los cuales es preciso tapar la boca; que trastor-
nan casas enteras, enseñando por ganancia deshonesta lo que no conviene.» Tito
1:10-11
De hecho, Pablo dijo que una de las calificaciones determinantes de un anciano
era que debía ser capaz de esgrimir la espada de doble filo de la palabra de Dios para
enseñar verdad y refutar el error. Un anciano debía ser un hombre «retenedor de la
palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con
sana enseñanza y convencer a los que contradicen» (Tito 1:9). Generalmente ha-
blando, enseñar la verdad es la manera más efectiva de combatir el error en la iglesia.
Sin embargo, hay momentos cuando los líderes espirituales deben señalar
específicamente y refutar la falsa enseñanza y aquellos que la enseñan.
En 1ª Timoteo 4, Pablo le advirtió a Timoteo que la doctrina producida por el
demonio se infiltraría dentro de la iglesia, llevada por mentirosos, descargada por las
restricciones normales de la conciencia.
72
Joel James
«Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos
apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demo-
nios; por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia.» 1ª
Timoteo 4:1-2
Para alentar a Timoteo para pararse contra la infiltración de la falsa doctrina,
Pablo agregó esto en el versículo 6: «Si esto enseñas a los hermanos, serás buen minis-
tro de Jesucristo» Identificar a los falsos maestros y su doctrina errante es bíblico47.
2.- Es cristiano: Ser cristiano es ser como Cristo. ¿Es cristiano el hecho de señalar
a los falsos maestros? Sí, lo es. Jesús advirtió públicamente a sus seguidores contra las
falsas enseñanzas de los fariseos.
«Y Jesús les dijo: Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos…
Entonces entendieron que no les había dicho que se guardasen de la levadura del pan,
sino de la doctrina de los fariseos y de los saduceos.» Mateo 16:6, 1248
Es bíblico y cristiano (es decir, como Cristo) señalar el error cuando es necesario.
3.- Es amoroso: ¿De qué manera es amoroso identificar a los falsos maestros
dentro de la iglesia? Considera alguna de las cosas con las que los falsos maestros
quieren desprevenir a los cristianos. Ellos devoran engañosamente al ingenuo (Mateo
7:15; Hechos 20:29-30), arrojan las familias a la confusión enseñando cosas que no
deberían (Tito 1:11); toman como presa a las mujeres indefensas (2ª Timoteo 3:6);
enseñan herejías destructivas (2ª Pedro 2:1); guían a muchos al pecado y difaman la fe
cristiana con sus comportamientos (2ª Pedro 2:2); explotan codiciosamente a las perso-
nas (2ª Pedro 2:3) y demás. ¿Es amoroso permitir que eso les suceda a otros cristianos?
Los falsos maestros deben ser identificados y advertidos contra sus explotadas, con-
fundidas y devoradas víctimas.
A pesar que la identificación señalada de los falsos maestros y sus doctrinas
podría ser considerada deshonrosa para algunos, es bíblico, cristiano y amoroso. No
es una tarea que yo ni ningún otro predicador disfruta, pero es una tarea señalada por
Dios: «Si esto enseñas a los hermanos, serás buen ministro de Jesucristo» (1ª
Timoteo 4:6).

Lobos Hambrientos
«Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas,
pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis.» Mateo 7:15-16ª

47
Y, de hecho, identificar a los falsos maestros por nombre cuando es necesario también es bíblico. Pablo lo
hizo dos veces (1ª Tim.1:20; 2ª Tim. 2:17); Juan lo hizo en 3ª Juan 9-10, llamando a Diótrefes como un
causante de problemas digno de reprender.
48
Ver Mateo 23:13-33 para la reprensión pública más ardiente de Jesús ante los falsos líderes religiosos.

73
Instrucciones para la Iglesia de hoy

Estas palabras de Jesús fueron parte de su conclusión evangelística al Sermón


del Monte. Advierten que los falsos maestros vendrán – es ingenuo pensar otra cosa.
En el versículo 15, Jesús advirtió específicamente dos de las características de los
falsos maestros: su engaño y su rapacidad.
Los falsos maestros no caminan en la iglesia usando una señal alrededor de sus
cuellos diciendo: «Soy un falso maestro, aléjense.» Para apresar al rebaño de Dios, se
visten como ovejas, hablan como ovejas y actúan como ovejas49. Hacen eso el tiempo
suficiente como para ganarse la confianza. Sólo cuando hayan construido un buen gru-
po de seguidores es que mostrarán sus verdaderos colores.
Los Indios Sioux de las Grandes Planicies de Norte América, antes de adquirir
sus caballos, solían cazar al búfalo americano de manera similar. Si ellos arremetían
directamente contra una manada de búfalos, los búfalos se escaparían de sus lanzas y de
sus flechas. Por lo tanto, los cazadores se envolvían ellos mismos con la piel de algún
animal que el búfalo no temiera, como por ejemplo un antílope. Más y más se acerca-
rían al rebaño desprevenido. Cuando estuviesen lo suficientemente cerca, ellos se quita-
rían la piel del antílope y atravesarían una lanza en el corazón de un búfalo sorprendido.
Jesús dijo que los falsos maestros utilizan la misma táctica. Para acercarse al
rebaño, ellos usan pieles de cordero. Tiene un máster en frases cristianas. Hablan con
pasión. Convencen al desprevenido. Se ven como ovejas, huelen como ovejas y se
sienten como ovejas.
«…pero por dentro son lobos rapaces.» Mateo 7:15
La palabra traducida como «rapaces» significa ser salvaje, codicioso ó avaro.
Sería una palabra perfecta para describir a las hienas sobre una víctima o a un grupo de
estudiantes universitarios sobre una pizza. Los falsos maestros tienen un apetito insa-
ciable de cosas como el poder, dinero, prestigio y sexo; y convierten a los miembros
de la iglesia en el almuerzo para llenar sus lujurias.
Sin embargo, el corazón hambriento de un falso maestro no puede esconderse
para siempre. Hay ciertas actitudes típicas, acciones y enseñanzas que los traicionan.
Jesús dijo: «Por sus frutos los conoceréis.» Tan falsos, lisonjeros y engañosos como
lo son los falsos maestros, Jesús esperaba que sus seguidores pudieran y fueran capa-
ces de identificarlos. El lobo no puede pretender ser la abuela para siempre. Final-
mente, Caperucita Roja verá su larga nariz, sus grandes orejas y sus filosos dientes.

49
O «como un pastor». Cualquier interpretación de Mateo 7:15 es posible, y no hace diferencia la que se escoja.

74
Joel James

¿Qué es la prueba?
«Por sus frutos los conoceréis.» Mateo 7:16ª

Jesús no dio una lista detallada en Mateo 7 sobre los frutos que identifican a
los falsos maestros. Sin embargo, otros autores de las Escrituras sí lo han hecho. El
apóstol Pablo, por ejemplo, al escribirle a Tito, identificó a los falsos maestros en
Creta con dos pruebas.
La primera prueba era la doctrina.
«Porque hay aún muchos contumaces, habladores de vanidades y
engañadores… a los cuales es preciso tapar la boca; que trastornan casas enteras,
enseñando por ganancia deshonesta lo que no conviene.» Tito 1:10-11, énfasis agre-
gado.
La segunda prueba era el estilo de vida ó el carácter.
«Profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo abomina-
bles y rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena obra.»Tito 1:16, énfasis agre-
gado.
Una tercera categoría puede ser agregada al estudiar otros pasajes. Era la prueba
de las prácticas. Pedro habló de prácticas tales como la explotación y la seducción de
los inconstantes (2ª Pedro 2:3, 14). Pablo mencionó la mentira y la prédica de fábulas
(1ª Timoteo 4:1-2; 2ª Timoteo 4:3-4). Dichas cosas no son específicamente doctrina, y
van más allá del carácter personal. Son prácticas o técnicas que usan con frecuencia los
falsos maestros.
Esas tres cosas, las prácticas, la doctrina y el carácter, son las áreas de prueba que
el Nuevo Testamento indica que expondrán a los falsos maestros por lo que son. Son lo
que Jesús tenía en mente cuando dijo: «Guardaos de los falsos profetas… Por sus frutos
los conoceréis.»

Tres Pruebas Inválidas de un Maestro


Alguien que falla en las pruebas de las prácticas, la doctrina y el carácter dice:
«¿Cómo puedes llamarme falso maestro? ¡Mira los frutos de mi ministerio! Tengo la
iglesia más grande de la ciudad, las personas dan grandes cantidades de dinero para
apoyar mi trabajo y Dios bendice mi ministerio con milagros. No puedo ser un falso
maestro.» Sin embargo, la Biblia muestra que esas tres pruebas (popularidad, dinero
recibido y el hacer milagros) son pruebas inválidas de un falso maestro.

75
Instrucciones para la Iglesia de hoy
1) Popularidad: 2ª Pedro 2:2 dice de los falsos maestros: «Y muchos seguirán
sus disoluciones» (énfasis agregado). La popularidad no es prueba para un maes-
tro; muchos seguirán al falso. En contraste, algunos de los siervos más fieles de
Dios, los profetas del Antiguo Testamento, tenían poco seguidores.
2) Dinero recibido: 2ª Pedro 2:3 dice de los falsos maestros: «y por avaricia
harán mercadería de vosotros.» El hecho de que un líder cristiano obtenga largas
sumas de dinero no es evidencia de su veracidad o de su falsedad. Esquilar a las
ovejas es el pasatiempo favorito de los falsos maestros.
3) Afirmar hacer milagros: En Mateo 7:21-22 Jesús dijo lo siguiente: «No todo el
que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la
voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día:
Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera
demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé:
Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.»
Jesús dijo que él rechazaría a muchos el día del juicio, muchos de los cuales
afirmarán haber hecho milagros en Su nombre. Es obvio, entonces, que dicha afirma-
ción no es evidencia de un verdadero maestro50.
Las pruebas de popularidad, dinero recibido y el hecho de afirmar hacer mila-
gros, no son pruebas bíblicas de un falso maestro. Las verdaderas pruebas son las prác-
ticas, la doctrina y el carácter.

Una Distinción Necesaria


Antes de comenzar a observar las verdaderas características o los frutos de
los falsos maestros, debemos hacer una distinción necesaria. Es respecto al térmi-
no falso maestro. Ese término puede ser empleado tanto de manera técnica como
de manera no técnica.
Técnicamente un falso maestro es una persona impía quien, para ganancia perso-
nal, engaña a sabiendas a las personas con enseñanzas que no son bíblicas y con una
fachada de una vida piadosa. A veces, tal persona enseña la verdad, pero sólo para endul-
zar su decepción. Es un engañador, la clase de persona mencionada en 2ª Pedro 2:1-3
«Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre voso-
tros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun
negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina.
Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad
será blasfemado, y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingi-

50
De hecho, textos como Deuteronomio 13:1-5, Mateo 24:24 y 2 Tesalonicenses 2:8-12 dejan en claro que
algunos falsos maestros desplegarán poderes satánicos y sobrenaturales. La doctrina de ellos, su carácter
y otras prácticas, sin embargo, probarán que no son hombres de Dios.

76
Joel James
das. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no
se duerme.»
Tales maestros engañan a sabiendas a las personas para ganancia personal. Son
devoradores de ovejas, escondiendo su apetito voraz bajo un frente de piedad (Mateo
7:15). Los llamo Falsos maestros, con «F» mayúscula.
Sin embargo, esa definición es muy angosta. Tan mortal como lo es para la iglesia
el falso maestro con «f» minúscula. Él es la persona que es genuina en lo que hace
dentro de la iglesia. No tiene un estilo de vida escondido de pecado ni de codicia. No es
un devorador de ovejas. Sin embargo, enseña una doctrina falsa, no bíblica y generada
por el hombre en una o más áreas significativas. Es (intencionalmente o no) un
envenenador de ovejas51.
Los envenenadores de ovejas son genuinos, pero engañan genuinamente. No
son farsantes, enseñando a sabiendas una doctrina falsa. Sin embargo, la falsa doctri-
na que enseñan no es menos peligrosa por eso. De hecho, muchas veces el error de
ellos es más peligroso, exactamente porque ellos parecen tan genuinos52.
En las siguientes páginas, utilizaré el término falso maestro para hacer mención
tanto a los devoradores de ovejas (aquellos que saben que son falsos) y a los
envenenadores de ovejas (aquellos que son genuinos en sus deseos de ayudar a las
personas, pero cuyas enseñanzas incluyen un error mortal). Esas dos categorías de
falsos maestros tienen diferentes motivos, pero son igualmente mortales para la iglesia.

Las prácticas de los Falsos Maestros


Un bebé gatea por el suelo y pone todo lo que encuentra en su boca. Los
adultos tienen más discernimiento. Para ser adultos espirituales, debemos conocer
los frutos bíblicos de los falsos maestros lo suficiente como para evitar ser
influenciados por sus doctrinas o para ser capturados en sus redes de explotación.
Las Escrituras revelan por lo menos, seis características prácticas de los falsos
maestros.
1. Una falta de predicación contra el pecado.
2. Una afirmación engañosa de hacer milagros.
3. Profecías que nunca ocurren.
51
Piénsalo de esta manera. Si alguien te entrega, a sabiendas, un trozo de caramelo rociado con estricnina
(un veneno mortal), estarías muerto y él sería un asesino. Si un amigo te diera un trozo de caramelo que él no
sabe que fue rociado con estricnina, tú seguirías estando muerto aún cuando tu amigo no haya tenido la
intención de matarte. El veneno es mortal, más allá de los motivos que tenga la persona que te lo entrega.
52
Por ejemplo, muchos psicólogos cristianos están dentro de esta categoría. Ellos creen que están ayudando
a las personas. Viven vidas honorables. Pero han importado una enseñanza mortal y hecha por el hombre
dentro de la Iglesia.

77
Instrucciones para la Iglesia de hoy
4. El empleo de mentiras para ventaja personal y de sus propias doctrinas

5. Apuntando a lo inconstante y mundano.

6. Gobernar bajo su propia autoridad en lugar de hacerlo bajo la autoridad


de la Biblia.

1) Una Falta de Predicación Contra el Pecado


Un primer y bíblicamente identificable fruto de un falso maestro es una falta
de predicación contra el pecado. En contraste, el apóstol Pablo ordenó lo siguiente:
«Que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo;
redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.» 2ª Timoteo 4:2
Predicar lo que es cierto en la Biblia es predicar positivamente una exhortación
y convencer del pecado, mostrando luz sobre ello y llamando a que se detenga (es
decir, redargüir y reprender). A pesar de que lo debe hacer «con toda paciencia y
doctrina», el predicador aprobado por Dios debe hacer brillar la luz de la palabra de
Dios sobre el pecado y exhortar para que se detenga.
Jesús nos dio un excelente ejemplo de esto en el Sermón del Monte. Él exhortó
o confortó53: «Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino
de los cielos» (Mateo 5:3). Sin embargo, Jesús pasó la misma cantidad de tiempo (de
hecho, mucho más) exhortando al pecado en ese sermón. Él reprendió los pecados
tales como el enojo, los pecados sexuales, el divorcio, la hipocresía y demás. La
prédica parecida a la de Cristo – predicación cristiana – alienta a una vida correcta y
reprende la vida incorrecta.
Sin embargo, los falsos maestros, prefieren una estrategia diferente. En lugar
de quitar a las personas predicando contra el pecado, los falsos maestros predican
sermones suaves, que se sienten bien y que no confrontan. Mientras que la predica-
ción involucra mucho más que señalar el pecado, la predicación aprobada por Dios
nunca excluye el hecho de redargüir ni reprobar el pecado. Observa cuán claramente
las Escrituras dicen que los predicadores que no predican contra el pecado no son
predicadores enviados por Dios.
«No envié yo aquellos profetas, pero ellos corrían; yo no les hablé, mas ellos
profetizaban. Pero si ellos hubieran estado en mi secreto, habrían hecho oír mis
palabras a mi pueblo, y lo habrían hecho volver de su mal camino, y de la maldad
de sus obras.» Jeremías 23:21-22, énfasis agregado.
Estos (falsos) profetas estaban diciendo «Paz, paz» a Judá (Jeremías 6:14). Ellos

53
La palabra traducida como «exhortó» (parakaleo) puede significar tanto exhortar como confortar.

78
Joel James
deberían haber estado diciendo «Arrepentíos, arrepentíos.» En Lamentaciones 2:14,
luego que el hacha de juicio cayera sobre Judá, Dios dijo: «Tus profetas vieron para
ti vanidad y locura; Y no descubrieron tu pecado» (énfasis agregado). Dicha falta de
predicación contra el pecado es típica de los falsos maestros.
Un predicador54 televisivo muy conocido en los Estados Unidos ha dicho que él
evita conscientemente el uso de la palabra «pecado» en su predicación. Ese es un
maestro corriendo con un mensaje, pero es un maestro que Dios no envió.
Un miembro de nuestra congregación contó esta historia sobre su temprana
experiencia cristiana. Cuando se convirtió, compró una Biblia nueva. Cada domingo,
él subrayaba obedientemente en su Biblia los versículos que el predicador predicaba.
Luego de dos años, descubrió que el predicador estaba usando los mismos versículos
otra vez; versículos que ya había subrayado. Él llama a esa Biblia su «Biblia Feliz»,
porque todos los versículos que había subrayado eran felices, versículos Dios-quiere-
bendecirte.
¿Estaba errado el predicador al enseñar esos versículos? No. Están en la Biblia.
Sin embargo, ese ministro estaba errado porque eso era todo lo que él predicaba. Y
luego de dos años se quedó sin versículos, de manera que comenzó de nuevo. No sé si
ese predicador era un falso maestro, pero sí se esto: los falsos maestros son repre-
sentados por la falta de enseñanza contra el pecado. «No envié yo aquellos profe-
tas… Pero si ellos hubieran estado en mi secreto, habrían hecho oír mis palabras
a mi pueblo, y lo habrían hecho volver de su mal camino, y de la maldad de sus
obras.» (Jeremías 23:21-22).
En contraste, los falsos maestros generalmente prefieren la estrategia de predi-
cación repudiada por Pablo en 2ª Timoteo 4:3-4.
«Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo
comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias,y
apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas.»
Una de las marcas distintivas de los falsos maestros es una renuencia a confrontar
el pecado en sus predicaciones. Predicar contra el pecado lleva a las personas al arrepen-
timiento. Lleva a las personas a la piedad. Sin embargo, raramente lleva a las vastas
multitudes o a las grandes ofrendas. Los falsos maestros, por lo tanto, abandonan
fácilmente la predicación balanceada, alentadora y reprensora por algo más de moda,
más tentadora y que agrade a las multitudes. Esa negación de predicar contra el pecado
como lo hicieron Jesús y los apóstoles, es una práctica para identificar a los falsos
maestros.

54
Robert Schuller

79
Instrucciones para la Iglesia de hoy

2) Una Afirmación Engañosa de Hacer Milagros


En Mateo 7:15, Jesús enseñó a sus seguidores que estén atentos a los falsos
maestros. Unos pocos versículos después, Él dijo esto sobre aquellos mismos falsos
maestros:
«No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos…
Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu
nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?» Mateo
7:21-22, énfasis agregado.
En el día del juicio, estos falsos maestros afirmarán haber realizo milagros en el
nombre de Jesucristo. Sin embargo, podemos estar seguros que no tienen poder entre-
gado por Dios, debido al rechazo de Cristo: «Nunca os conocí; apartaos de mí» (vers.
23). La afirmación de haber realizado milagros era una afirmación engañosa.
Eso es típico de los falsos maestros. Ellos engañan y tienden lazo a los crédulos
afirmado hacer milagros, sin embargo, sus «milagros» son en realidad fraudes. Per-
míteme darte tres ejemplos prominentes de tales afirmaciones engañosas de hacer
milagros: Oral Roberts, Benny Hinn y el Profeta TB Joshua.
Primero, Oral Roberts. El y su hijo son «sanadores de fe» en los Estados Uni-
dos, conocidos internacionalmente. Como muchos otros, ellos afirman hacer mila-
gros de sanidad bajo el poder de Cristo. De hecho, ellos afirman hacer cientos, si no
miles de sanidades cada año. Me resulta interesante que en un punto en su ministerio,
Oral Roberts recaudó decenas de millones de dólares para construir un hospital enor-
me en el campus de la universidad, lo nombró bajo su nombre en Tulsa, Oklahoma.
Oral Roberts afirma tener el poder de sanidad de Cristo, pero ¿puedes imaginar
a Jesucristo construyendo un hospital? ¡Qué pérdida de tiempo y de dinero! Cuando
Jesús caminó en el pueblo de Galilea, Él lo limpió de enfermedad. Las personas no
necesitaron de un hospital; fueron sanadas. Eso dice algo sobre un hombre que alega
hacer milagros de sanidad cuando tiene que gastar millones de dólares para construir
un hospital. Dice que es un falso maestro cuyos milagros no son reales. De hecho, los
doctores en el propio hospital de Roberts (antes de que colapsara por problemas fi-
nancieros) admitieron que no podían dar un ejemplo de una sanidad realizada por
Roberts a alguien con una enfermedad orgánica y discernible. Ni una sola persona55.
Segundo, Benny Hinn. Benny Hinn es probablemente el sanador más popular
del mundo actual, ganando más de cincuenta millones de dólares por año. Sostiene
cruzadas a través del mundo en donde, supuestamente, sana a miles de personas. Unos
años atrás, Andre Kole, un cristiano que investiga tales cosas, desafío a Benny Hinn a
probar que sus milagros eran reales56. Kole se encontró personalmente con él, y durante

55
Richard Mayhue, La Promesa de Sanidad, (Eugene, Oregon: Harvest House, 1994), p. 56.
56
La Promesa de Sanidad, pp. 57-61.

80
Joel James
la entrevista, Benny reconoció que muchas de sus «sanidades» son psicosomáticas
(es decir, personas que se sienten mejor, pero que en realidad no son sanadas de su
verdadera enfermedad).
Pero Hinn también argumentó dramáticamente que Dios hace muchos milagros
genuinos de sanidad a través de él cada año. En respuesta al desafío de Kole, Hinn
pidió televisivamente que las personas qué él había sanado enviaran los registros de
sus milagros. El resultado fue un libro con diez casos – la lista de los mejores diez
milagros de Benny.
Sin embargo, la mayoría de los casos, aún hasta como se registran en los libros,
no concuerdan claramente con los registros del Nuevo Testamento sobre las sanida-
des milagrosas (transformaciones completas e inmediatas de una condición médica
visible). Como ninguna documentación médica fue dada por ninguno de los casos,
Kole investigó los dos casos que creyó eran los más probables como para comprobar-
se como milagros genuinos.
Kole escribe, «Encontré que involucraban extensos tratamientos médicos y ci-
rugías previas a la sanidad – tratamientos que también incluían un largo período de
recuperación. Toda esta significativa información médica fue omitida en el libro de
Hinn.»57
Aquellos que investigaron los ocho casos restantes encontraron exactamente lo
mismo. Los mejores diez milagros de Benny eran una farsa, un engaño. Ninguno de
sus mejores diez milagros fue un milagro real.
Durante su entrevista, Benny Hinn prometió a Kole que enviaría la documenta-
ción de las sanidades genuinas en su ministerio. En una conversación grabada, Kole
contestó: «Benny, no quiero ser descortés, pero creo que debería mencionar que du-
rante 35 años, todos los sanadores cristianos que he contactado han hecho la misma
promesa, pero nunca he escuchado nuevamente de ellos.»
Benny Hinn respondió: «Escucharás de mí… Estaremos entregándotelas la próxi-
ma semana.» Kole pasó dos años contactando periódicamente al ministerio de Benny
Hinn, sin respuesta alguna. Benny Hinn continúa afirmando en sus libros y en su show
televisivo que Dios sanó milagrosamente a miles a través de él. Sin embargo, ninguna
evidencia genuina, discernible, inmediata de una sanidad que no tenga relación con la
medicina, puede ser presentada para respaldarlo.
Tercer ejemplo: TB Joshua. El Profeta Joshua, pastor de «La Sinagoga» en La-
gos, Nigeria, es la última moda en el movimiento de sanidad. Muchos sudafricanos
han viajado a Lagos, el programa televisivo Asignaciones Especiales de SABC hizo un
seguimiento de ese peregrinaje. Este documental (filmado en Abril, 2001) realizó
interesantes entrevistas. Las «sanidades» del Profeta Joshua eran presentadas por
tres características: eran invisibles, sin éxito y fraudulentas.
57
La Promesa de Sanidad, p. 59.

81
Instrucciones para la Iglesia de hoy
Primero, las sanidades eran invisibles. El Profeta Joshua afirmaba haber sanado
a una mujer con cáncer de mamas, algo que nadie podría ver. Sin embargo, en un punto,
un hombre con una pierna terriblemente ulcerada fue mostrado. El propio video clip
de la Sinagoga mostraba parte de la pierna del hombre comida por una llaga húmeda y
horrible. Es significativo que el video de la Sinagoga no mostró a ese hombre siendo
sanado. Eso hubiese sido un milagro visible, innegable y justo ante tus ojos.
Una segunda característica de la sanidad del Profeta Joshua era la siguiente: no
tuvieron éxito. Muchos de los sudafricanos que estuvieron presentes fueron asegura-
dos por el Profeta que habían sido sanados. Las entrevistas probaron que ellos creían
apasionadamente que habían sido sanados. Sin embargo, la chica que tartamudeaba, el
hombre infectado de SIDA, y el niño pequeño con problemas cardíacos, descubrieron
al regresar a Sudáfrica que no habían sido sanados.
A parte de ser invisibles y sin éxito, las sanidades del Profeta Joshua también
eran fraudulentas. Uno de los videos de la Sinagoga mostraba a un bebé que había
nacido muerto siendo resucitado a través de una carta escrita por parte del Profeta. La
primera imagen era de un bebé, recién nacido, aún con el cordón umbilical en su
estómago. La siguiente imagen mostraba al bebé con los ojos abiertos – un milagro.
Sin embargo, una persona observadora notaría que en la segunda imagen, el bebé no
tenía el cordón umbilical. De hecho, ni siquiera tenía el muñón negro de la atadura del
cordón que los recién nacidos llevan los días subsiguientes a su nacimiento. El estó-
mago del segundo bebé era perfecto. Muy simple, era otro bebé. Ese es un milagro
engañoso; un video hecho para engañar a los crédulos, haciéndoles creer que se pro-
dujo un milagro.
Un segundo ejemplo de falsificación fue la mujer que supuestamente, fue sana-
da de siete años de parálisis. Una persona que es paralizada pierde rápidamente el tono
muscular debido a la atrofia (la debilitación de los músculos al no ser utilizados).
Luego de siete años de completo desuso, uno esperaría que las piernas de una persona
paralítica estuviesen delgadas y gastadas. Sin embargo, las cámaras de televisión mos-
traron a una mujer fuerte, firme, con las piernas musculosas. Ese es un milagro enga-
ñosos – una sanidad falsa intentando engañar a los crédulos58.
Mateo 7:22-23 identifica una falsa afirmación de obrar milagros como práctica
de los falsos maestros. Jesús dijo: «Guardaos de los falsos profetas… Por sus fru-
tos los conoceréis.» Una falsa afirmación de obrar milagro es uno de esos frutos.

58
Y si u milagro real de sanidad hubiese ocurrido, ella no se hubiese levantado débilmente de su silla de
ruedas con pasos cortos y tambaleantes. Si Jesús o sus apóstoles la hubiesen sanado, probablemente ella
hubiese sacado su silla de ruedas, no el hombre detrás de ella (Hechos 3:8; Marcos 2:12).

82
Joel James

Una Nota Sobre la Sanidad Bíblica


Hoy en día, muchos afirman obrar milagros de sanidad. Sin embargo, sus mila-
gros nunca parecen concordar con lo que la Biblia llama milagros de sanidad. Las
sanidades de Jesús y de los apóstoles tenían, por lo menos, cinco características dis-
tintivas.
1. Transformaban instantáneamente enfermedades físicas y visibles (Mateo
8:2-3; Marcos 3:1-5; Lucas 22:49-51; Hechos 9:32-34).
2. Traían sanidad inmediata y total (Mateo 8:2-3; Hechos 3:6-8).
3. Eran realizadas sin intervención médica (Mateo 8:3; Marcos 8:25-29;
Hechos 5:15-16).
4. Eran 100% exitosas. Ninguno se iba sin ser sanado (Mateo 4:23-24; 8:16;
Hechos 5:15-16; 28:8-9).
5. Eran innegables debido a las otras cuatro características mencionadas
arriba (Hechos 4:14-16).
En el día del juicio, Jesús condenará a muchos falsos maestros a pesar de sus
afirmaciones de haber tenido ministerios milagrosos (Mateo 7:22-23). Esa condena-
ción probará que sus milagros que atraen multitudes, son puro fraude. No es acciden-
tal que el rechazo de Jesús ante aquellos hombres y sus «milagros» vinieran inmedia-
tamente tras los talones de su resumen en el versículo 20, con respecto a los falsos
maestros: «Por sus frutos los conoceréis.»

3) Profecías que no se tornan realidad


Llevemos ahora nuestra atención a una tercera práctica típica de los falsos maes-
tros: Las profecías que no se tornan realidad. En la actualidad, muchos en la iglesia
afirman poder profetizar. Se escriben libros sobre profecías: puedes asistir a conferen-
cias para aprender cómo profetizar. Sin embargo, Jesús advirtió contra los «falsos
profetas». ¿Qué caracterizaba a los falsos profetas en la Biblia? Profecías que no se
tornaban en realidad.
Había dos pruebas en la Biblia para un profeta. La primera era 100% precisa en
doctrina. Deuteronomio 13:1-5 observaba que si un profeta enseñaba una doctrina
diferente, no era un profeta de Dios, aún si realizaba una señal o maravilla. La segunda
prueba era respecto a la precisión de la predicción del profeta.
«Y si dijeres en tu corazón: ¿Cómo conoceremos la palabra que Jehová no
ha hablado?; si el profeta hablare en nombre de Jehová, y no se cumpliere lo que
dijo, ni aconteciere, es palabra que Jehová no ha hablado; con presunción la habló
el tal profeta; no tengas temor de él.» Deuteronomio 18:21-22, énfasis agregado.

83
Instrucciones para la Iglesia de hoy
De hecho, el versículo 20 dice que, en la era del Antiguo Testamento, el profeta
cuya predicción no se cumplía debía ser muerto. Entonces, un falso profeta era fácil
de identificar. Podría fingir durante un tiempo, pero finalmente una de sus profecías
fallaría. No se cumpliría. Eso probaba que era un falso profeta, y no se le daba una
segunda oportunidad. En cambio, se le quitaba la vida. En contraste, el 100% de preci-
sión en la predicción era una evidencia que confirmaba a los profetas enviados por
Dios.
«Y Samuel creció, y Jehová estaba con él, y no dejó caer a tierra ninguna
de sus palabras. Y todo Israel, desde Dan hasta Beerseba, conoció que Samuel
era fiel profeta de Jehová.» 1ª Samuel 3:19-20 (ver también 9:6; Jeremías 28:1-
9; 1ª Reyes 22:28).
El profeta Jeremías tenía muchos choques con los profetas que hacían pre-
dicciones que no se tornaban realidad. Tenía una manera muy breve de lidiar con
ellos. En Jeremías 28, un tal profeta llamado Hananías, profetizó que Dios quitaría
la amenaza babilónica de la nación de Judá. Por otra parte, Jeremías había estado
profetizando por años que Dios juzgaría a Judá por mano de Babilonia. En su res-
puesta a la profecía de Hananías sobre la paz y seguridad, Jeremías rozó el sarcas-
mo, concluyendo con un desafío rápido.
«Y dijo el profeta Jeremías: Amén, así lo haga Jehová. Confirme Jehová
tus palabras, con las cuales profetizaste… Con todo eso, oye ahora esta palabra
que yo hablo en tus oídos y en los oídos de todo el pueblo: Los profetas que fueron
antes de mí y antes de ti en tiempos pasados, profetizaron guerra, aflicción y
pestilencia contra muchas tierras y contra grandes reinos. El profeta que profe-
tiza de paz, cuando se cumpla la palabra del profeta, será conocido como el
profeta que Jehová en verdad envió.» Jeremías 28:6-9, énfasis agregado.
¿Fin de la historia? Babilonia invadió y destruyó a Judá. Se comprobó que
Hananías era un falso profeta por medio de una sencilla prueba: la inexactitud de su
predicción.
De hecho, debido a que los desobedientes habitantes de Jerusalén no lo ha-
rían, Dios mismo ejecutó a Hananías como Deuteronomio 18:20 dijo que debería
haber sido hecho (ver Jeremías 28:15-17). Eso es indicativo de la furia de Dios
hacia aquellos que afirman ser profetas pero que hablan profecías que no se tornan
realidad. Lee cuidadosamente cómo expresó Dios Su enojo hacia tales personas en
Jeremías 23.
«Así ha dicho Jehová de los ejércitos: No escuchéis las palabras de los
profetas que os profetizan; os alimentan con vanas esperanzas; hablan visión
de su propio corazón, no de la boca de Jehová.» Jeremías 23:16
«Yo he oído lo que aquellos profetas dijeron, profetizando mentira en mi
nombre, diciendo: «Soñé, soñé. ¿Hasta cuándo estará esto en el corazón de los

84
Joel James
profetas que profetizan mentira, y que profetizan el engaño de su corazón?… El
profeta que tuviere un sueño, cuente el sueño; y aquel a quien fuere mi palabra,
cuente mi palabra verdadera. ¿Qué tiene que ver la paja con el trigo? dice Jehová…
Por tanto, he aquí que yo estoy contra los profetas, dice Jehová, que hurtan mis
palabras cada uno de su más cercano. Dice Jehová: He aquí que yo estoy contra
los profetas que endulzan sus lenguas y dicen: El ha dicho. He aquí, dice Jehová,
yo estoy contra los que profetizan sueños mentirosos, y los cuentan, y hacen errar
a mi pueblo con sus mentiras y con sus lisonjas, y yo no los envié ni les mandé; y
ningún provecho hicieron a este pueblo, dice Jehová.» Jeremías 23:25-32
«Guardaos de los falsos profetas» advirtió Jesús, «por sus frutos los conoce-
réis.» Uno de los frutos bíblicos más claros de los falsos maestros o de los falsos
profetas eran las profecías que no ocurrieron.
«Hijo de hombre, profetiza contra los profetas de Israel que profetizan, y di a
los que profetizan de su propio corazón: Oíd palabra de Jehová. Así ha dicho Jehová
el Señor: ¡Ay de los profetas insensatos, que andan en pos de su propio espíritu, y
nada han visto!
Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto vosotros habéis hablado
vanidad, y habéis visto mentira, por tanto, he aquí yo estoy contra vosotros, dice
Jehová el Señor.» Ezequiel 13:2-3, 8
En lugar de tales poderosas declaraciones de parte de Dios, los profetas falibles
son abrumadoramente populares en varias secciones de la iglesia de hoy59. Ed Traut,
un prominente «profeta» sudafricano y fundador de los Ministerios Voz Profética,
ha escrito esto sobre la profecía:
Alguien que comete un error (o que parece ser un error) no es un falso profe-
ta. Puede que no sea un profeta o que sea uno inexperto, pero definitivamente, no es
uno falso60
Eso es sorprendente. Si la profecía de un profeta falla, es tan sólo porque es
inexperto. O tal vez, pueda ser excusado, él tan sólo pensó que era un profeta. ¿Hace
alguna excepción Deuteronomio 18:21-22 o cualquier otro pasaje de las Escrituras
para los profetas inexpertos o confundidos? Por supuesto que no.
Más adelante, en el libro de Traut, refiriéndose a la profecía agrega: «Creo
que yace en el elemento humano el hecho de cometer errores, aún hasta en los más
grandes hombres de Dios.»61 Eso es extraño, de hecho, no es bíblico. Los grandes
hombres de Dios en la Biblia fueron considerados profetas simplemente porque
nunca cometieron un error al profetizar (1ª Samuel 3:19-20; Jeremías 28:8-9).

59
Para un análisis de las profecías falibles del movimiento profético moderno, ver mi fascículo, Probando la
Profecía Actual.
60
Ed Traut, La Verdad sobre la Profecía , (Pretoria, Sudáfrica: Prophetic Voice Distributors, 1991), p. 57.
61
Traut, p. 94.

85
Instrucciones para la Iglesia de hoy
Jesús dijo: «Guardaos de los falsos profetas… por sus frutos los conoce-
réis.» Uno de esos frutos es la profecía que no se torna realidad.

4) El uso de mentiras para avance de ellos mismos y de su


doctrina
El uso de mentiras es una práctica estándar de los falsos maestros. Hay un
claro ejemplo sobre esto en 2ª Tesalonicenses 2. En ese capítulo, el apóstol Pablo
fue forzado a corregir la falsa doctrina sobre el final de los tiempos que se había
introducido en la iglesia en Tesalónica. Sin embargo, nuestro interés no está tanto
en el error como en la táctica que fue empleada para llevar a los tesalonicenses a
reconocer su error.
«Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra re-
unión con él, os rogamos, hermanos, que no os dejéis mover fácilmente de vues-
tro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta
como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor está cerca.» 2ª
Tesalonicenses 2:1-2
Un falso maestro ha dado una profecía, supuestamente, de Dios (el significa-
do más parecido de «un espíritu»; ver 1ª Juan 4:1). Había falsificado un mensaje
verbal de Pablo (quien probablemente se encontraba en ese momento en Corinto), y
hasta produjo una carta escrita, supuestamente, por Pablo para corregir su error.
Pablo tomó la iniciativa para prevenir dichas tácticas falaces en el futuro: «La salu-
tación es de mi propia mano, de Pablo, que es el signo en toda carta mía; así
escribo.» (2ª Tesalonicenses 3:17)
¿Cuál es la lección? Los falsos maestros usaban mentiras para avanzar en su
doctrina. Recientemente, un amigo me contó cómo un reportero de noticias en los
Estados Unidos atrapó a Benny Hinn en una mentira. El reportero le preguntó a
Benny Hinn si alguna vez había resucitado a alguien entre los muertos. Hinn dio
vueltas alrededor de la pregunta, hasta que finalmente dijo: «No.» Luego, el repor-
tero puso un video en una máquina que tenía a su lado y procedió a reproducir una
sección de uno de los shows del mismo Benny Hinn, en el cual Benny afirmaba
enfáticamente haber resucitado a alguien de entre los muertos. ¿Deberíamos sor-
prendernos? No. Los falsos maestros siempre usan mentiras para avanzar ellos mis-
mos.
Existe un segundo pasaje del Nuevo Testamento que enfatiza esta práctica de
falsos maestros.
«Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos
apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de de-
monios; por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la concien-
cia,» 1ª Timoteo 4:1-2
86
Joel James
¿Cómo se introducirán las doctrinas de demonios y de error satánico dentro de
la iglesia? Por medio de hombres cuyas conciencias están tan cauterizadas, tan que-
madas, que no sienten culpa cuando mienten a través de sus dientes. La siguiente cita
expresa la frustración de lidiar con tales hombres.
Con total cortesía y consideración, dejemos en claro que los maestros religiosos
que juegan con palabras… que hacen que sus credos signifiquen lo que originalmente
no tendrían que significar, o que rechazan mentalmente la fórmula de creencia mientras
que la repiten por fuera, no pueden esperar retener la lealtad de hombres que están
acostumbrados al … juego limpio62.
Lo que realmente asusta es cuando los predicadores jóvenes son abiertamente
instruidos por profesores liberales y que dudan de la Biblia para engañar a sus congre-
gaciones. Conozco a un joven que se graduó de una reconocida escuela teológica en
Pretoria hace aproximadamente diez años. Antes de su graduación, el decano del
instituto le dirigió unas palabras a él y a sus compañeros. Durante su discurso, ese
prominente profesor dijo: «Les hemos enseñado aquí cosas que las personas en las
iglesias a las que irán no creen.»
Lo que el profesor tenía específicamente en mente, era su punto de vista que el
Antiguo Testamento no contiene (ni una) referencia profética de Jesucristo. Aparen-
temente él creía que Dios no podía conocer ni controlar el futuro, y por lo tanto,
ninguna de las predicciones del Antiguo Testamento sobre el Mesías fue sobre Jesús
de Nazaret.
«Las personas en las iglesias a las que irán no están preparadas para escuchar
eso», le dijo el profesor a la clase graduada. «Cuando vayas a tu iglesia, no los ex-
pongas a estas nuevas ideas sobre la Biblia. Luego de estar allí durante un tiempo,
identifica a las personas en la congregación que estén abiertas a nuevas ideas. Júnta-
las y enséñales estas nuevas doctrinas. Una vez que tengas el apoyo de estas perso-
nas, ubícalas en posiciones de liderazgo y luego puedes comenzar a enseñar en tu
iglesia sobre estas nuevas verdades.»
Eso es como un manual de «Cómo ser un Falso Maestro»: 1.- Engaña por tu
avance personal y por tu bien llamada verdad. 2.- Esconde lo que realmente crees
hasta que hayas ganado el apoyo y la confianza, 3.- arroja la piel de cordero, y 4.-
devora al rebaño confundido.
Jesús dijo: «Guardaos de los falsos profetas» Ellos no te dirán que son falsos.
De hecho, ellos mentirán para esconder su falsa doctrina y sus prácticas. Sus concien-
cias son de Teflón – nada se les pega. Son identificados por ese hecho: emplean
desvergonzadamente mentiras para el avance de ellos mismos y de sus doctrinas.

62
Ned Stonehouse, J. Gresham Machen: Una Memoria Biográfica, 3ra edición. (Carlisle, Pennsylvania:
Estandarte de la Confianza de Verdad, 1987), p. 366. Machen estaba hablando de las tácticas traicioneras
empleadas por los liberales para tomar el Seminario de Princeton en 1920 y 1930 en los Estados Unidos.

87
Instrucciones para la Iglesia de hoy

5) Apuntando a lo inconstante y mundano


2ª Pedro 2 es la sección más extensa en el Nuevo Testamento lidiando con los
falsos maestros. En ese capítulo, Pedro señaló que los falsos maestros hacen su prác-
tica para apuntar a lo inconstante y mundano dentro de la iglesia.
«Tienen los ojos llenos de adulterio, no se sacian de pecar, seducen a las
almas inconstantes, tienen el corazón habituado a la codicia, y son hijos de maldi-
ción. Pues hablando palabras infladas y vanas, seducen con concupiscencias de la
carne y disoluciones a los que verdaderamente habían huido de los que viven en
error.» 2ª Pedro 2:14, 18, énfasis agregado.
La palabra «seducir» significa atraer con carnada en el anzuelo. Los falsos
maestros estudian los deseos carnales de las personas plagadas de pecado y luego
las seducen en sus iglesias jugando con esos deseos.
Recientemente, en Pretoria fue un furor el hecho de afirmar que las personas
estaban encontrando polvo de oro sobre ellos mismos o en el piso durante la reunión
en la iglesia. Esa es una manera brillante de apelar a los deseos carnales de los cristia-
nos mundanos. Permíteme ilustrarlo.
Si quisiera que mi iglesia creciera y no estaría muy preocupado sobre la verdad,
esto es lo que haría. Tomaríamos $ 50.000 de los fondos de nuestra iglesia y saldría a
comprar un poco de oro. Moleríamos ese oro hasta hacerlo polvo y pequeños granitos
y todos los domingos durante uno o dos meses, esparciríamos ese oro por el piso.
Luego llamaríamos a los periódicos y les haríamos saber que durante el último mes,
las personas en nuestra iglesia han encontrado $ 50.000 en oro en nuestras reuniones.
¿Cuánto crees que pasaría antes de llenar el hall de nuestra iglesia cada domin-
go con personas que, supuestamente, están adorando a Dios, pero en realidad adoran
el oro? Así es como obran los falsos maestros. Ellos estudian los placeres carnales
de los cristianos débiles (la codicia es el favorito) y los atraen a la iglesia apelando
aquellos placeres.
Aquí tenemos un segundo texto importante dentro del Nuevo Testamento con
respecto a la audiencia que desean alcanzar los falsos maestros. Se encuentra en 2ª
Timoteo 3:5-7. Los falsos maestros no apuntan sólo a lo mundanal, sino a lo in-
constante.
«…que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a
éstos evita. Porque de éstos son los que se meten en las casas y llevan cautivas a
las mujercillas cargadas de pecados, arrastradas por diversas concupiscen-
cias. Estas siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento
de la verdad.» 2ª Timoteo 3:5-7
Este texto no dice que todas las mujeres son débiles, cargadas de pecados e
inconstantes. Eso, por supuesto, no es verdad. Pero dice que los falsos maestros se

88
Joel James
deleitan especialmente en atrapar a aquellas mujeres que son débiles, inconstantes
y que están cargadas de pecados. Ellos «entran» o «se meten a hurtadillas» en las
casas, cautivando mujeres apresándolas en sus sentimientos de culpa, en su
impulsividad y en su inmadurez teológica.
Cuán fácil es esto en la actualidad. No tienen ni siquiera que tomarse el traba-
jo de venir a la puerta de entrada. Ellos tan sólo salen por la radio o por la televisión
y arrojan una red sobre los inconstantes y los que se encuentran llenos de culpa.
Como pastor, me inquieta que tantos programas televisivos y de radio, que se
hacen llamar cristianos estén evidentemente pensados para llegar a las mujeres. Des-
de los temas debatidos hasta la manera en que se escogen a los participantes, están
diseñados para cautivar a las mujeres con sentimientos de culpa y fallas y sacan
provecho de la ignorancia teológica de ellas.
El blanco de audiencia es la quinta práctica identificable bíblicamente de los
falsos maestros. Seducen al mundano con las atracciones de la carne. Se meten en los
hogares de los que se encuentran teológicamente débiles y llenos de culpa, como
leones sobre una cebra lisiada. El apóstol Pablo advirtió especialmente a las mujeres
cristianas que estén atentos ante los maestros que agobian sobre los sentimientos de
debilidad, fallas o impulsividad: «A estos evita» (2ª Timoteo 3:5).

6) Gobernar bajo su propia autoridad en lugar de hacerlo


bajo la autoridad de la Biblia.
La práctica condenada por Dios de los líderes espirituales de gobernar bajo su
propia autoridad fue mencionada específicamente por el profeta Jeremías.
«Cosa espantosa y fea es hecha en la tierra; los profetas profetizaron menti-
ra, y los sacerdotes dirigían por manos de ellos; y mi pueblo así lo quiso. ¿Qué,
pues, haréis cuando llegue el fin?» Jeremías 5:30-31
Más allá de los profetas cuyas profecías fueron hechas por ellos mismos,
Dios también condenó a otro grupo de líderes religiosos en este texto: los sacerdo-
tes. ¿Por qué? Ellos estaban gobernando bajo su propia autoridad. Literalmente,
«dirigían por sus propias manos». Eso significa que (con sus manos o de otra mane-
ra) estos líderes espirituales hacían lo que querían entre el pueblo de Dios.
Deuteronomio 33:10 dice que los hijos de Leví (es decir, los sacerdotes)
debían enseñar la ley de Dios al pueblo de Israel. Su palabra era la base de la autori-
dad de ellos. Sin embargo, en Jeremías 5:30-31 Dios condenó a los sacerdotes de
Judá por hacer otra cosa: gobernar bajo su propia autoridad. Les estaban diciendo a
las personas qué hacer y cómo vivir basados bajo sus propias ideas y filosofías de
vida, en vez de basarse en la palabra de Dios. Dios llamó dicha práctica «cosa fea y
espantosa» (versículo 30).

89
Instrucciones para la Iglesia de hoy
De la misma manera, el líder espiritual que enseña sus ideas humanas en la
iglesia no tiene derecho de hacer eso. Es un líder que gobierna bajo su propia autori-
dad – lo que él piensa es cierto - en vez de considerar correcto lo que Dios ha dicho.
No tiene ningún derecho de hacer eso en la iglesia de Dios, entre el pueblo de Dios.
Permíteme darte dos ejemplos sobre cómo los falsos maestros gobiernan bajo
su propia autoridad.
1.- El liberalismo teológico. Varios años atrás me encontré con un ministro de
una gran iglesia de nuestra ciudad. Su teología63 decía que su experiencia perso-
nal era tan importante – de hecho, más importante – como la Biblia al determinar
lo que es cierto.
Esa teología es vivida en su iglesia. Por ejemplo, ellos no practican la disciplina
en la iglesia como fue ordenado por Jesús en Mateo 18:15. ¿Por qué? En su
experiencia, él ha encontrado que el proceso de disciplina no era placentero. Por
lo tanto, ha escogido abandonarlo. Eso es un líder espiritual gobernando, no
bajo la autoridad de Dios, sino bajo su propia autoridad; una cosa fea y espan-
tosa.
2.- La psicología cristiana. La misión misma de la psicología cristiana es mezclar
las ideas de los hombres con la Biblia. El objetivo de la psicología cristiana es
integrar64 las ideas de la psicología secular con respecto a cómo las personas
deberían manejar los problemas de la vida con las enseñanzas bíblicas, sobre
cómo las personas deberían manejar los problemas de la vida.
¿Puedo decirlo de manera más fuerte? Bajo esa base, un psicólogo cristiano
es, por definición, un falso maestro, alguien que envenena a las ovejas. ¿Eso te
impacta? No debería hacerlo. La razón es obvia. Él enseña algo que no extrajo de la
Biblia y lo llama «cristiano».
Debido a que sus interpretaciones psicológicas sobre el comportamiento hu-
mano no provienen de la Biblia, cuando el psicólogo cristiano le dice a un cristiano
qué pensar o cómo vivir, está gobernando bajo su propia autoridad, no bajo la auto-
ridad de Dios. Su psicología – lo que lo hace a él un psicólogo y no un maestro de la
Biblia – provino de sus estudios en la universidad. Tal vez esté utilizando el psicoa-
nálisis de Sigmund Freud o los recuerdos que sanan de Carl Jung. Podría estar ense-

63
La Neo-Ortodoxia Barthian o lo que podría llamarse el Existencialismo Cristiano: la verdad es determinada
no por la veracidad de la palabra de Alguien infinito fuera de ti mismo, sino por el yo y por las experiencias
del yo.
64
La integración siempre lleva a la contradicción. Por ejemplo, la mayoría de los psicólogos cristianos
enseñan el amor propio de Eric Fromm como una llave para el buen vivir. Al hacer eso, ellos deben ignorar
el hecho de que 2 Timoteo 3:1-2 hace del amor propio el atributo principal de la mala vida. La integración de
la sabiduría humana con la Biblia siempre lleva a la contradicción de la Biblia. Autores de consejería bíblica
como Jay Adams, Wayne Mack y muchos otros proveen una alternativa bíblica a aquellos que gobiernan
bajo su propia autoridad en la sala de consejería.

90
Joel James
ñando la jerarquía de las necesidades de Abraham Maslow o el amor propio de Eric
Fromm. No sacó esas ideas estudiando la Biblia. Tal vez intente decorarlas con
versículos de la Biblia, pero no extrajo su sistema psicológico de la Biblia. Las
extrajo de los hombres.
¿Qué significa eso? El psicólogo cristiano ha incursionado en la psicología
humanística y ha regresado con un bolso lleno de técnicas y de ideas que no son de
la Biblia. Él cree que son ciertas, pero Dios no dice que lo sean. El psicólogo cristiano
decidió por sí mismo que cosas como el psicoanálisis son la manera correcta de ayu-
dar a las personas a para sobreponerse de sus problemas. Para ponerlo en términos
bíblicos, está dirigiendo por sus propias manos. Le está diciendo al pueblo de Dios
qué hacer y cómo vivir basados en sus propias ideas. Eso es exactamente lo que
Dios condenó en Jeremías 5:30-31.
«Cosa espantosa y fea es hecha en la tierra; los profetas profetizaron mentira,
y los sacerdotes dirigían por manos de ellos; y mi pueblo así lo quiso. ¿Qué, pues,
haréis cuando llegue el fin?»
Jesús indicó que los frutos de los falsos maestros serían demasiado fáciles de
divisar: uvas vs. cardos. Muchas veces, el problema no es la claridad de la evidencia;
el problema es ¿queremos verlo? Bien intencionados o de otra manera, aquellos que
les dicen a los cristianos cómo pensar y cómo vivir en la iglesia basados en sistemas
de sabiduría humana o personal, en lugar de basarse en la Biblia son líderes espiritua-
les condenados por Dios. En las palabras de Pablo: «a estos evitad.»
Resumen
Lee nuevamente la lista de las prácticas identificadas bíblicamente sobre los
falsos maestros.
1.- Una falta de predicación contra el pecado.
2.- Una afirmación engañosa de hacer milagros.
3.- Profecías que nunca ocurren.
4.- El empleo de mentiras para ventaja personal y de sus propias doctrinas.
5.- Apuntando a lo inconstante y mundano.
6.- Gobernar bajo su propia autoridad en lugar de hacerlo bajo la autoridad
de la Biblia.
Esas son seis prácticas bíblicamente identificadas y condenadas por Dios sobre
los falsos maestros. No son muy difíciles de ver, ya sea en las Escrituras o en la iglesia
a nuestro alrededor. «Por sus frutos los conoceréis» (Mateo 7:16).

91
Instrucciones para la Iglesia de hoy

Las doctrinas de los Falsos Maestros


«No os dejéis llevar de doctrinas diversas y extrañas…» Hebreos 13:9
«Porque hay aún muchos contumaces, habladores de vanidades y
engañadores, mayormente los de la circuncisión, a los cuales es preciso tapar la
boca; que trastornan casas enteras, enseñando por ganancia deshonesta lo que no
conviene.» Tito 1:10-11
Ningún cristiano razonable espera un acuerdo doctrinal absoluto en la iglesia
de este lado del cielo. Intérpretes falibles lidiando con la Biblia infalible tendrán
desacuerdos en varias oportunidades. Sin embargo, es también cierto que existen
algunas verdades que hace del cristianismo el cristianismo y nada más. Existen al-
gunas verdades que, si se pervierten, hacen que el credo de uno sea menos cristiano.
«…contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los san-
tos. Porque algunos hombres han entrado encubiertamente…» Judas 3-4
Esas verdades primarias y no negociables llamadas por Judas «la fe», se cen-
tran en tres áreas de la teología: el punto de vista de uno sobre la Biblia, el punto de
vista de uno sobre Dios y sobre Cristo, y el punto de vista de uno sobre la salvación.
Los de la Reforma sintetizaron esas áreas críticas de la doctrina con tres gritos de
batalla memorables: sola scriptura, sola deo gloria y sola fide65. No es sorprendente
que los falsos maestros sean rápidamente expuestos cuando alimentan los cardos y las
espinas de la iglesia en esas tres áreas.

Súper Cerebros y Súper Bestias


A veces, los falsos maestros son académicamente súper cerebros. Escriben
artículos impresionantes en las publicaciones de la iglesia, hablan con gran erudi-
ción, y sostienen posiciones de prestigio en las instituciones teológicas. Son «las
personas inteligentes» en cuanto a lo teológico. Se nos enseña desde una edad tem-
prana que no debemos cuestionar sus pronunciamientos papales con respecto a la
Biblia. Sin embargo, habiendo abandonado la fe bíblica como la de un niño y a su
Revelador, todos sus argumentos inmaculadamente razonados son los desvaríos ig-
norantes de un lunático.
«Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de
nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, está enva-
necido, nada sabe...» 1ª Timoteo 6:3-4ª
Otros falsos maestros son los que Pablo llamó «animales irracionales» (2ª

65
Traducida, aquellas frases en latín significan, sólo las Escrituras, sólo la gloria de Dios y (la salvación)
sólo por fe.

92
Joel James
Pedro 2:12). Teológicamente bestias estúpidas, su doctrina será tan groseramente
no bíblica que el rótulo «cristiano» no es más engañador que un Fiat Uno con el
símbolo de Mercedes Benz.
En Mateo 7, el Señor hizo nuestra obligación el estar lo suficientemente aler-
ta como para detectar el fruto y la doctrina de los falsos maestros, ya sea que se
entregue de manera retórica o por medio de divagaciones ignorantes. Sería imposi-
ble, por supuesto, detallar cada doctrina que los falsos maestros han corrompido
alguna vez. En cambio, nos centraremos en las tres áreas de la doctrina que hacen
del cristianismo el cristianismo y no algo más:
· La doctrina de las Escrituras
· La doctrina de Dios y de Cristo
· La doctrina de la salvación

1) Un Ataque de Doble Punta a las Escrituras


Los falsos maestros, generalmente atacan a las Escrituras de dos maneras.
Primero atacan sutilmente la veracidad, la confiabilidad y la competencia de la
palabra de Dios. Esto es al mantener la estrategia del primer falso maestro, el
mismo Satanás.
«¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?» Génesis
3:1, énfasis agregado.
El primer golpe de Satanás en la guerra contra Dios fue un misil lanzado con-
tra la confiabilidad de la palabra de Dios. Desde ese entonces, los falsos maestros
han hecho un surco del tamaño del Gran Cañón caminando por las huellas de su
mentor demoníaco. Observa cómo Dios increpó al pueblo de Judá y a los eruditos
que eran sus líderes espirituales por el trato a Su palabra.
«¿Cómo decís: Nosotros somos sabios, y la ley de Jehová está con nosotros?
Ciertamente la ha cambiado en mentira la pluma mentirosa de los escribas. Los
sabios se avergonzaron, se espantaron y fueron consternados; he aquí que aborrecie-
ron la palabra de Jehová; ¿y qué sabiduría tienen?» Jeremías 8:8-9
Los escribas, los grandes eruditos de la ley, habían sido expuestos por Dios: sus
doctas plumas habían sido culpables de hacer de la palabra de Dios una mentira. Lo
que ellos escribían socavaba su veracidad y su confiabilidad. Su razón para poner
dudas en la palabra de Dios fue claramente declarada: «aborrecieron la palabra de
Jehová» (versículo 9).
Ese es un fruto identificable de los falsos maestros. «Ciertamente la ha cam-
biado en mentira la pluma mentirosa de los escribas» (versículo 8). Los falsos maes-

93
Instrucciones para la Iglesia de hoy
tros hablarán de la Biblia en términos nobles, pero en el próximo respiro pondrán
dudas sobre su confiabilidad, su autoridad o su competencia66.
Creer en los eruditos de la Biblia es de un valor inmensurable para la iglesia
de Cristo. Sin embargo, hombres de docta reputación que han rechazado secreta-
mente la Palabra de Dios son una maldición mortal – lobos hambrientos merodean-
do alrededor del rebaño.
Por ejemplo, unos años atrás hubo un gran debate en los periódicos y en las
publicaciones de la iglesia de Sudáfrica sobre el libro de Jonás. Alguien de alta repu-
tación teológica dejó escapar que él creía que el libro de Jonás era tan sólo un mito –
una fantástica historia que jamás ocurrió. El mensaje de Jonás (la compasión de Dios
por los pecadores) fue cierta, pero los eventos eran fingidos. Ese es un trágico ejem-
plo de Jeremías 8:8-9: un erudito que ha negado la palabra de Dios utilizando su
pluma para hacer de la palabra de Dios una mentira.
Esa misma actitud hacia la palabra de Dios (es decir, todo el mensaje es cierto
pero sus declaraciones específicas son difíciles de confiar) viene junto con esta cita.
También existen algunos intérpretes de las Escrituras que emplean sucesos de
los tiempos modernos en el área de hermenéutica y de interpretación. Ellos ven auto-
ridad en el amplio mensaje de salvación antes que en cada significado literal de
cada palabra y texto en la Biblia67.
Este punto de vista «moderno» de las Escrituras domina muchas escuelas
teológicas en la actualidad. Las declaraciones específicas de la Biblia (todo desde
Jonás siendo tragado por un pez hasta la deidad de Cristo) no llevan autoridad alguna
y pueden ser pasadas por alto. Lo único que puede ser autoritario es este mensaje
amplio y total: Dios es bueno y quiere salvarte. Lo demás puede ser seguido o aban-
donado a antojo personal. «aborrecieron la palabra de Jehová; ¿y qué sabiduría
tienen?» (Jeremías 8:9). No es la sabiduría de Dios. Ese punto de vista sobre la
Biblia es la sabiduría de un falso maestro que ataca la confiabilidad, la autoridad y la
competencia de las Escrituras.

Un Segundo Ataque a la Doctrina de las Escrituras


Una segunda manera en que generalmente los falsos maestros atacan la doctri-
na de las Escrituras es, degradando la palabra de Dios enseñando sabiduría no

66
Esto es obvio en el área de consejería. Un ejército de lapiceras dirigidas por licenciados han escrito
bibliotecas enteras de libros «cristianos» atacando la veracidad de la palabra de Dios al manejar los problemas
emocionales y espirituales de las personas. Dios parece ver Su palabra de otra manera: «Toda la Escritura
es inspirada… a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena
obra» (2ª Timoteo 3:16-17).
67
Hoja de estudio de Western Cape Synod, Pastoreando a la Persona Homosexual, 1999, sección 3.3, «La
Biblia en el «altercado»: Peligros & Pautas,» traducción privada, énfasis agregado.

94
Joel James
divina más allá o por encima de ella. La creencia de que las ideas que no provie-
nen de la Biblia deberían ser enseñadas en la iglesia junto con la Biblia es una doc-
trina típica de los falsos maestros. Son, con frecuencia, por el bien de la integra-
ción.
Podría ser «La Biblia y el Libro del Mormón», «La Biblia y la autoridad del
Papa», «La Biblia y la última filosofía o psicología», o «La Biblia y sus sueños y
visiones», pero los falsos maestros casi siempre enseñan que la sabiduría humana
debería ser enseñada aparte (o por encima) de la palabra de Dios.
Sin embargo, los apóstoles, siempre rechazaron la práctica de integrar los siste-
mas de sabiduría humana con la verdad bíblica. Pablo, por ejemplo, increpó el deseo
de los corintios de mezclar la cruz de Cristo con sus filosofías griegas favoritas.
«Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se
salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios. Pues está escrito: Destruiré la sabidu-
ría de los sabios, y desecharé el entendimiento de los entendidos. ¿Dónde está el
sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha
enloquecido Dios la sabiduría del mundo?» 1ª Corintios 1:18-20
Para los apóstoles no podía haber mezcla entre los sistemas de sabiduría huma-
nos y la sabiduría de Dios, La declaración de Pablo en 1ª Corintios 3:18, «Nadie se
engañe a sí mismo» nos dice que es fácil para los cristianos ser engañados en este
tema. Sin embargo, los apóstoles nunca toleraron la integración tan ávidamente prac-
ticada por la mayoría de los falsos maestros.
«Nadie se engañe a sí mismo; si alguno entre vosotros se cree sabio en este
siglo, hágase ignorante, para que llegue a ser sabio. Porque la sabiduría de este
mundo es insensatez para con Dios; pues escrito está: El prende a los sabios en la
astucia de ellos. Y otra vez: El Señor conoce los pensamientos de los sabios, que
son vanos.» 1ª Corintios 3:18-20
«Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas,
según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y
no según Cristo.» Colosenses 2:8
Ciertos frutos doctrinales identifican claramente a los falsos maestros. El
primero es la doctrina basada en que la Biblia no es completamente cierta, confiable
y suficiente. Caminando codo a codo con eso encontramos su doctrina de integra-
ción: la Biblia y. Jesús advirtió: «Guardaos de los falsos profetas… Por sus frutos
los conoceréis.»

2) Un Ataque a las Doctrinas Bíblicas de Dios y de Cristo


Enseñar que Adán tuvo o no un ombligo no te hace un falso maestro. Sin
embargo, lo que dices sobre la Biblia, sobre Dios, sobre Cristo y sobre la salvación si

95
Instrucciones para la Iglesia de hoy
te haría. Esta sección se centra en otra área de la doctrina que hace del cristianismo
el cristianismo: las doctrinas bíblicas de Dios y de Cristo.
Satanás es el manager del taller que arroja toda la falsa doctrina. Una de sus
primeras mentiras fue su promesa hecha a Eva en el Jardín del Edén, «seréis como
Dios» (Génesis 3:5). En contraste a esa mentira, la absoluta singularidad de Dios
como un Ser personal, conocible pero infinito fue uno de los temas dominantes del
Antiguo Testamento:
«Así dice Jehová Rey de Israel, y su Redentor, Jehová de los ejércitos: Yo soy
el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios. ¿Y quién proclamará lo
venidero, lo declarará, y lo pondrá en orden delante de mí, como hago yo desde que
establecí el pueblo antiguo? Anúncienles lo que viene, y lo que está por venir. No
temáis, ni os amedrentéis; ¿no te lo hice oír desde la antigüedad, y te lo dije?
Luego vosotros sois mis testigos. No hay Dios sino yo. No hay Fuerte; no conozco
ninguno.» Isaías 44:6-8
En esa declaración, Dios declaró Su absoluta singularidad. Aunque era exacta-
mente esa singularidad la que atacaban los falsos profetas de Israel con tanta frecuen-
cia, proclamando a otros dioses como a Baal y poniéndolo a la misma altura que
Jehová, Dios.
En el Nuevo Testamento, el ataque cambió naturalmente a Jesucristo, Dios he-
cho hombre. Los ataques a la singularidad de Cristo – Su deidad, por ejemplo – son
tan viejos como el cristianismo mismo. Los escribas y los fariseos, falsos maes-
tros religiosos en los tiempos de Jesús, se oponían apasionadamente a la deidad de
Cristo.
«Entonces los judíos volvieron a tomar piedras para apedrearle. Jesús les
respondió: Muchas buenas obras os he mostrado de mi Padre; ¿por cuál de
ellas me apedreáis? Le respondieron los judíos, diciendo: Por buena obra no te
apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios.»
Juan 10:31-33
Esos ataques a la deidad de Cristo se intensificaron durante los tiempos de los
apóstoles. Pablo tuvo que luchar con los falsos maestros en la iglesia de Colosas
quienes enseñaban que Jesús era menor que Dios. Pablo escribió, «Porque en él
habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad» (Colosenses 2:9).
Así como con los herejes de Colosas y los falsos profetas de Israel, es típico
que los falsos maestros en todas las eras ataquen la deidad de Cristo y la singularidad
de Dios. En algunos casos esto es obvio: los Testigos de Jehová enseñan que Jesús no
es completamente Dios; los Mormones enseñan que toda persona que cree se con-
vierte en un dios. La iglesia católica ataca la singularidad de Cristo elevando a María
a la posición de inmaculada, corredentora con Cristo, llamándola la «Reina de los
Cielos»; virtualmente, la cuarta persona de la Trinidad.

96
Joel James
Los más culpables de atacar la singularidad de Dios y de Cristo en la actuali-
dad son los maestros de Palabra de Fe y Rhema68. Kenneth Hagin y sus innumera-
bles discípulos enseñan que los hombres son tan dioses como lo es Dios mismo.
Los cristianos, dicen ellos, son tan dioses como Jesucristo. Unas pocas referencias
serían suficientes como para probar esto.
El punto de vista de Kenneth Hagin sobre la singularidad de Jesucristo se ve
expuesto en la siguiente declaración: «Todo hombre que ha nacido de nuevo es una
encarnación… el creyente es encarnado como lo fue Jesús69. Hagin enseña que todo
cristiano es Dios en la carne, como lo fue Jesucristo. Cristo no es único.
Las siguientes declaraciones fueron hechas por el tan conocido maestro de
Palabra de Fe, Kenneth Copeland.
La razón de Dios para crear a Adán fue su deseo de reproducirse a sí mismo…
(Adán) no fue menor que Dios. No fue casi como Dios. No estuvo subordinado a
Dios.
Adán en el Jardín del Edén era Dios manifestado en la carne.
No tienes un dios en ti, tú eres dios70.
Morris Cerullo, otro prominente maestro de Palabra de Fe, dijo lo siguiente:
«Cuando me pongo de pie aquí, hermano, ustedes no están observando a Morris
Cerullo; están observando a Dios.»71
En Isaías 40:25 Dios preguntó: «¿A qué, pues, me haréis semejante o me
compararéis?» Aparentemente, la respuesta de los maestros de Palabra de Fe se-
ría: «A cualquier cristiano, ya que todos somos dioses.» Parecen completamente
conscientes que dicha enseñanza es una desviación radical de la doctrina cristiana
ortodoxa, con frecuencia con prólogos tales como «Aquí es donde nos vamos a
desviar de la iglesia tradicional.»72
A pesar de la valentía con la que el movimiento de Palabra de Fe degrada a
Dios y deifica a los hombres, sus maestros siguen siendo inmensamente populares.
Sin embargo, la mentira de Satanás en Génesis 3:5 – «seréis como Dios» – deja la
fuente de su doctrina muy en claro.

68
Este aspecto de las enseñanzas de Palabra de Fe está bien documentado en libros como los de Hank
Hannegraff, Cristianismo en Crisis y en el libro de John MacArthur, Caos Carismático.
69
Como se cita en el libro de Hank Hannegraff, Cristianismo en Crisis, (Grand Rapids, Michigan: Zondervan,
1992), p. 175.
70
Citado en Cristianismo en Crisis, pp. 108, 338, 110.
71
Cristianismo en Crisis, p. 109.
72
Benny Hinn, en el sermón durante el cual anunció que la Trinidad en realidad está compuesta de nueve
partes, no de tres, dijo, «Dices, `Nunca he escuchado eso’. Bueno, ¿crees que estás en esta iglesia para
escuchar cosas que has estado escuchando durante los últimos cincuenta años?» (como está citado en
Cristianismo en Crisis, p. 124).

97
Instrucciones para la Iglesia de hoy
Mientras escribo este fascículo, una nueva tendencia está arrollando al cris-
tianismo evangélico. Se llama la Apertura de Dios. Esencialmente, la Apertura ense-
ña que Dios no conoce el futuro, que Él comete errores, que no se enoja ante el
pecado y demás. Este punto de vista sobre Dios no es nuevo (los liberales lo han
sostenido durante dos siglos). Lo que es nuevo es su aceptación por los cristianos
evangélicos que no tienen discernimiento.
Parece que cada tantos años otra ola de maestros promoviendo una «nueva» y
maravillosa teología asalta a la iglesia. En el análisis final, sin embargo, sus enseñan-
zas no son tan nuevas. Son los mismos viejos ataques a las doctrinas bíblicas de Dios
y de Cristo. Conocerás a tales maestros por sus frutos.

3) Distorsionan el Evangelio
¿Has estado alguna vez hablando por celular con un amigo y de pronto una distor-
sión hace que parezca como si alguien hubiese puesto su voz en una batidora eléctrica?
Una conversación clara se torna en «¡&@#*#!» Desafortunadamente, los falsos maes-
tros hacen lo mismo con el evangelio. De hecho, existen dos maneras esenciales en la
que los falsos maestros confunden o distorsionan el evangelio. Primero, agregan pala-
bras a la salvación. Segundo, quitan las obras como resultado de la salvación.
El punto de vista de Dios sobre la salvación se encuentra concisamente estableci-
do en Efesios 2:8-10.
«Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es
don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya,
creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano
para que anduviésemos en ellas» (énfasis agregado).
La salvación es por gracia, simplemente por medio de la fe – no por obras. Pero
tan erróneo como es agregar obras a la salvación, lo es el hecho de quitar las obras como
resultado de la salvación de Dios: «creados en Cristo Jesús para buenas obras.» Los
falsos maestros atacaron ese punto de vista bíblico sobre la salvación todo el tiempo en
el Nuevo Testamento.
«Entonces algunos que venían de Judea enseñaban a los hermanos: Si no os
circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos.» Hechos 15:1
Los apóstoles, por supuesto, rechazaron ese punto de vista sobre la salvación,
corrupto y basado en las obras. En Hechos 15:11, Pedro declaró: «Antes creemos que
por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos.» Pablo llamó
«anatemas» a aquellos que distorsionaban el evangelio de la gracia, agregando obras para
obtener la salvación (Gálatas 1:6-8). Y estaba seguro que los creyentes gálatas identifi-
carían y rechazarían los frutos de la doctrina corrompida de los falsos maestros.
«Yo confío respecto de vosotros en el Señor, que no pensaréis de otro modo;

98
Joel James
mas el que os perturba llevará la sentencia, quienquiera que sea.» Gálatas 5:10
Sin embargo, igual de problemático fueron aquellos que quisieron quitar las obras
como resultado de la salvación. Epístolas enteras fueron escritas en el Nuevo Testamento
a fin de combatir este error (1 Juan y Santiago, por ejemplo).
«En esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos.
El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la
verdad no está en él.» 1ª Juan 2:3-4
«Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene
obras? ¿Podrá la fe salvarle?... ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin
obras es muerta?» Santiago 2:14, 20
Un ejemplo moderno de excluir las obras producidas por Cristo a los resultados
de la salvación es Zane Hodges. En su libro popular Absolutamente Libre, Hodges argu-
menta que ningún cambio en el estilo de vida es necesario para aquel que se convierte en
cristiano. A pesar de que el llamado del evangelio es al arrepentimiento del pecado (He-
chos 2:38; 3:19; 26:19-20), Hodges enseña que una persona puede volverse cristiana, y
aún así vivir en un modelo inexorable de maldad. Aún si la persona abraza el ateísmo, aún
así irá al cielo. Esa no es la enseñanza del Nuevo Testamento sobre la salvación. La fe
que realmente salva trae consigo tanto un cambio en el destino como un creciente cam-
bio en los hechos.
«Todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es
puro… nadie os engañe… El que practica el pecado es del diablo»1ª Juan 3:3, 7-8
«En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no
hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios.»1ª Juan 3:10
«Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a
vosotros mismos.» Santiago 1:22

Resumen
Según el apóstol Pablo, los falsos maestros eran rebeldes, oradores vacíos, que
enseñaban cosas que no debían. Jesús nos advirtió de estar atentos de estos hombres; los
conoceremos por sus frutos. Sus frutos doctrinales incluyen lo siguiente:
1. Ellos destruyen la veracidad, la confiabilidad y la competencia de las Escrituras;
ellos también degradan la palabra de Dios enseñando en la iglesia sistemas de
sabiduría humanos.
2. Ellos niegan doctrinas cruciales sobre Dios y Cristo, con frecuencia ridículamen-
te elevando a los hombres como seres divinos ó degradando trágicamente a Dios
y a Cristo, haciéndolos un poco más que los humanos.

99
Instrucciones para la Iglesia de hoy
3. Ellos distorsionan el evangelio agregando obras para obtener la salvación o
quitando las obras de los resultados de la salvación producidos por Dios.
«Por sus frutos los conoceréis.»

El carácter de los Falsos Maestros

Práctica y doctrina son las dos primeras áreas que exponen a los falsos maestros
por lo que son. La tercera es el carácter. Existen varios frutos bíblicamente identifica-
dos sobre el carácter de los falsos maestros. Jeremías dijo que no tenían vergüenza
cuando se los sorprendía en sus pecados. Judas dijo que eran gruñones y criticones.
Pablo agregó que son jactanciosos, deseosos de que los hombres los observen. Sin
embargo, nos limitaremos a los tres frutos más rotundos del carácter en el árbol del
falso maestro: 1) son mentirosos; 2) siguen sus deseos lascivos – especialmente res-
pecto al sexo y al dinero; 3) son arrogantes buscadores de poder.

1) Son Mentirosos
El primer carácter o fruto del estilo de vida de los falsos maestros es la mentira.
Como cristianos, esperamos que se diga la verdad en la iglesia. Lo que dices es lo que
crees. Lo que ves es lo que haces. Los falsos maestros no viven bajo estas reglas. Ellos
mienten mientras te aseguran sobre su sinceridad con lágrimas y juramentos. Pedro se
refirió a esto en 2ª Pedro 2:1, «que introducirán encubiertamente herejías destructo-
ras.» Según Pablo, de sus lenguas se despliegan mentiras desvergonzadas, contaminan-
do a la iglesia con doctrinas de demonios (1ª Timoteo 4:1-2).
Robert Tilton, un prominente maestro, saludable, acaudalado y próspero en los
Estados Unidos, personificó algunos años atrás esta característica de los falsos maes-
tros. Tilton, hizo sus millones prometiendo sanidad a todo aquel que le escribiera un
pedido de oración (y un cheque, por supuesto). El afirmaba en su show televisivo que él
oraba personalmente por cada pedido de oración. Sin embargo, reporteros que estaban
investigando su ministerio encontraron que los sobres eran enviados al banco, en donde
se extraían los cheques. Luego, con sus cartas sin leer, los sobres eran depositados en el
contenedor de basura detrás de las oficinas de Tilton.
Los falsos maestros son escurridizos. Convencen a las personas con sus menti-
ras. Cuando son atrapados, mienten aún más. No te sorprendas cuando lo hagan; la Biblia
lo deja en claro que el engaño forma parte del carácter de ellos. Ellos imitan a su padre,
el diablo, de quien Jesús dijo en Juan 8:44, «Cuando habla mentira, de suyo habla;
porque es mentiroso, y padre de mentira.»

100
Joel James
Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como
apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel
de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de
justicia; cuyo fin será conforme a sus obras. 2ª Corintios 11:13-15
¿Cómo puedes discernir a los engañadores, los mensajeros satánicos vestidos de
siervos de rectitud? Por sus mentiras. Sus obras no serán tan rectas como afirman, por lo
tanto, ellos mentirán para promover su imagen. Sin embargo, finalmente sus mentiras
los descubrirán. Luego, los conocerán por sus frutos.

2) Ellos Siguen sus Deseos Lascivos – Especialmente


Respecto al Sexo y al Dinero.
«Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la
verdad será blasfemado.» 2ª Pedro 2:2
La lascivia – una preocupación con placer – es una característica fundamental de los
falsos maestros73. Por definición, los falsos maestros que se comen a las ovejas, utilizan
sus posturas como líderes cristianos para una ganancia personal. Lo primero que pueden
desear es ganar en favores sexuales. En 2ª Pedro 2:14, el apóstol describe a los falsos
maestros diciendo «Tienen los ojos llenos de adulterio, no se sacian de pecar.» El idioma
original puede ser traducido de la siguiente manera: «tienen los ojos llenos de un adúlte-
ro…» Cada vez que ven a una mujer, la ven como a una potencial compañera sexual.
Las mujeres, especialmente, necesitan estar atentas de dichos falsos maestros. Estar
atentas del roce o de la mirada persistente, del ofrecimiento para aconsejar sin personas
alrededor. La gran mayoría de los líderes de las iglesias aman a Dios y no tienen deseos
de buscar satisfacción sexual fuera de sus matrimonios. Sin embargo, si no sientes que
un líder cristiano está trabajando diligentemente para proteger tu pureza sexual, enton-
ces corre buscando protección. Puede que sea un falso maestro merodeando, buscando
a una oveja para devorar.
Aparte de la lujuria sexual, una segunda área en la cual los falsos maestros siguen
sus deseos lascivos es con respecto al dinero.
«Y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas… tienen
el corazón habituado a la codicia.» 2ª Pedro 2:3, 14
La palabra codicia significa «un deseo de tener más». Pedro dijo que los falsos
maestros tienen un corazón habituado a la codicia de tener más dinero. Ejemplos bíbli-

73
Como se notó antes, algunos falsos maestros (envenenadores de ovejas) enseñan una doctrina mortal
mientras viven vidas respetables. Sin embargo, los devoradores de ovejas tienen raramente tal restricción
personal.

101
Instrucciones para la Iglesia de hoy
cos de esto incluyen a los fariseos, los cuales Jesús acusó diciendo,«devoran las casas
de las viudas.»
En Tito 1:11, Pablo habla sobre hombres que enseñaban «por ganancia desho-
nesta.» En 1ª Timoteo 6:5, Pablo expone a los vanidosos estafadores religiosos que ven
a la religión «como fuente de ganancia.» En contraste, le dice a Timoteo que evite la idea
de que el ministerio cristiano era una manera de hacerse rico.
«Porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algu-
nos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores. Mas tú, oh
hombre de Dios, huye de estas cosas…» 1ª Timoteo 6:10-11ª
Observa cómo se dirigió Jesús con respecto a los líderes religiosos de Su era que
codiciaban el dinero.
«Y oían también todas estas cosas los fariseos, que eran avaros, y se burlaban
de él. Entonces les dijo: Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos delante
de los hombres; mas Dios conoce vuestros corazones; porque lo que los hombres
tienen por sublime, delante de Dios es abominación.» Lucas 16:14-15
Dios detesta a los líderes religiosos codiciosos y que aman al dinero. A pesar de
declaraciones tan claras como estas, los falsos maestros intoxicados por el dinero son
apoyados imprudentemente por muchos cristianos en la actualidad. Los adinerados, salu-
dables y prósperos predicadores del movimiento Palabra de Fe son los ejemplos más
claros sobre esto. Ellos están preocupados sólo por una cosa: el dinero. Puedes decir;
hablan sobre el dinero todo el tiempo y Jesús dijo,«de la abundancia del corazón habla
la boca.» De hecho, sus corazones están «habituados a la codicia.» (2ª Pedro 2:14)
Lo siguiente es del prólogo del libro de Kenneth y Gloria Copeland,Fe a Fe.
Han pasado casi 25 años desde que nos hemos determinado, por primera vez, vivir
por fe… Hemos visto más victorias de las que podemos contar. Victorias espirituales.
Victorias físicas. Victorias financieras. Pero es importante que sepas que dichas victo-
rias no aparecieron en nuestro camino de la noche a la mañana. Nuestra cuenta bancaria
no se dobló la primera vez que saltamos y dijimos: «Mi Dios suplirá todo lo que me
falta conforme a sus riquezas en gloria.»74
No es difícil captar la intención: Si perseveras el tiempo suficiente en lo que
hemos hecho, tu cuenta bancaria también a la larga se doblará en cantidad. Eso es amor al
dinero – un corazón entrenado en la codicia enseñando a otros corazones a imitar este
pecado. Mucha de la prosperidad de la enseñanza del movimiento, con esta adoración
por tener más, es evidentemente auto condenador. «Porque raíz de todos los males es
el amor al dinero» (1ª Timoteo 6:10).
Cuando el obtener dinero se transforma en el objetivo principal del cristianismo,

74
Kenneth y Gloria Copeland, Fe a Fe (Fort Worth, Texas: Kenneth Copeland Publications, 1990), prefacio
de los autores.

102
Joel James
has encontrado a un falso maestro – un corazón entrenado en la codicia. Jesús dijo,«Por
sus frutos los conoceréis.» Un ministerio que gira en torno al amor al dinero así como
la tierra gira alrededor del sol es un fruto fácil de divisar. Es codicia no cristianismo.

Perros Nuevos, Trucos Viejos


La Biblia es tan clara que no hay excusas para fallar al identificar a los líderes
actuales que aman al dinero como falsos maestros. De hecho, ni siquiera los trucos
utilizados para aprovecharse del desprevenido han cambiado desde la era bíblica. El pro-
feta Ezequiel habló sobre los líderes religiosos en Judá quienes utilizaban su postura
para satisfacer su codicia por el dinero.
«Hay conjuración de sus profetas en medio de ella, como león rugiente que
arrebata presa; devoraron almas, tomaron haciendas y honra, multiplicaron sus
viudas en medio de ella.» Ezequiel 22:25
¿Qué truco utilizaron estos líderes religiosos para obtener tomar las «haciendas y
honra» de las personas?
«Y sus profetas recubrían con lodo suelto, profetizándoles vanidad y adivi-
nándoles mentira, diciendo: Así ha dicho Jehová el Señor; y Jehová no había habla-
do.» Ezequiel 22:28
Estos falsos líderes religiosos utilizaron afirmaciones de visiones divinas para
engañar al pueblo de Dios para quitarles el dinero. El tele-evangelista estadounidense
Oral Roberts nos ha dado un odioso ejemplo actual sobre esto. En enero de 1987, Roberts
afirmó que Dios le dio una visión en la cual Dios dijo que si Oral no recolectaba ocho
millones de dólares en tres meses, Dios le quitaría la vida. Ese truco es tan viejo como
el «Derribado», «Sentado» y «Juego Muerto». Más de 2.500 años atrás, los falsos pro-
fetas de Judá encubrieron el arrebato del tesoro haciendo lo mismo.
En una carta a sus partidarios, Roberts dijo, «Dios me dijo claramente que él me
necesita aquí en la tierra.» Enviando una «semilla» de tan sólo cinco dólares, los partida-
rios podrían contribuir para mantener vivo a Oral. El hijo de Oral, Richard, también
envió una carta diciendo, «Cuando (Oral) dice que Dios le habla a él, él no está aparen-
tando… Compañero, no podemos dejar que este hombre de Dios muera. No hay razón
para que muera.» Luego, Richard Roberts escribió, «Me siento completamente llamado
por Dios para hacer esto… Les estoy escribiendo como un siervo ungido de Dios –
haciendo lo que Dios me ha llamado a hacer.»75
¿Cómo puedes argumentar contra eso? ¡Agarra tu libreta de cheques y envía tu
dinero! Qué ejemplo trágico de las palabras de Pedro: «Y por avaricia harán mercade-
ría de vosotros con palabras fingidas» (2ª Pedro 2:3ª). Fue exactamente la misma

75
Como está citado en Cristianismo en Crisis, pp. 196-97.

103
Instrucciones para la Iglesia de hoy
táctica que identificó Ezequiel tantos años atrás: un falso maestro empleando una «vi-
sión» para encubrir su codicia y para devorar al crédulo. Perros nuevos, trucos viejos.
Debido a que sus corazones están entrenados en la codicia, los falsos maestros
saben exactamente cómo explotar la codicia de sus seguidores. Una de sus maneras
favoritas de hacer eso en la actualidad es enseñando que la dádiva cristiana es con el
propósito de obtener a cambio un bienestar masivo. Entrega $100 y recibe de regreso
$10.000. ¿Quién puede resistir ante la lujuria de ese dinero fácil? Los acaudalados maes-
tros afirman que este principio es la clave para la prosperidad. Es su propia prosperidad.
Mientras tanto, la oveja se torna más y más flaca, comida por dentro por la codi-
cia, su subsistencia devorada por fuera por los falsos maestros. Al final alguien se enri-
quece, raramente es la oveja. «Por avaricia harán mercadería de vosotros» (2ª Pedro
2:3). Pedro podría haber dicho, «En su avaricia, la oveja permitirá ella misma ser explo-
tada.» Trágico, ¿no lo es?
En lugar de huir del amor al dinero como manda 1ª Timoteo 6:10-11, los falsos
maestros santifican la codicia como una virtud y la persiguen incansablemente. Esa pre-
ocupación por el dinero es un fruto identificable de los falsos maestros.
Podría ser el sexo, podría ser el dinero. En ambos casos, los falsos maestros
abusan del pueblo de Dios para satisfacer sus deseos lascivos. Abusan de las mujeres de
Dios para gratificar sus lujurias sexuales, mientras que sus corazones entrenados en la
codicia derraman un torrente de palabras sobre el dinero, el dios que realmente adoran.

3) Arrogantes Buscadores de Poder


«… (ellos) desprecian el señorío… hablando palabras infladas y vanas…» 2ª
Pedro 2:10ª, 18ª.
La primera manera en la que los falsos maestros muestran su arrogante búsqueda
de poder es despreciando la autoridad humana. En el versículo once de su carta en el
Nuevo Testamento, Judas compara a los falsos maestros con Coré – el hombre que en
Números 16 hizo acusaciones falsas contra Moisés y Aarón esperando ganar poder po-
lítico para sí mismo. Dicha maniobra política es típica de los falsos maestros. Son celo-
sos de los demás, rechazan someterse a la autoridad y codician las posiciones de poder.
Sin embargo, según Pedro y Judas, el carácter hambriento de poder de los falsos
maestros queda en evidencia aún de manera más abierta: no como obran hacia los seres
humanos, sino como obran hacia los seres angelicales.
«Y mayormente a aquellos que, siguiendo la carne, andan en concupiscen-
cia e inmundicia, y desprecian el señorío. Atrevidos y contumaces, no temen de-
cir mal de las potestades superiores, mientras que los ángeles, que son mayores
en fuerza y en potencia, no pronuncian juicio de maldición contra ellas delante
del Señor.» 2ª Pedro 2:10-11

104
Joel James
«No obstante, de la misma manera también estos soñadores mancillan la
carne, rechazan la autoridad y blasfeman de las potestades superiores. Pero cuan-
do el arcángel Miguel contendía con el diablo, disputando con él por el cuerpo de
Moisés, no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino que dijo: El
Señor te reprenda. Pero éstos blasfeman de cuantas cosas no conocen; y en las que
por naturaleza conocen, se corrompen como animales irracionales.» Judas 8-10
Unas de las características más distintivas de los falsos maestros en el Nuevo
Testamento son sus ataques verbales agresivos contra los seres angelicales76. El manda-
to arrogante de Satanás y la dirección de los demonios representando a muchos ministe-
rios en la actualidad tiene sólo un paralelismo en la Biblia: las declaraciones de Pablo y
de Judas condenando a los falsos maestros. Lo que Pedro y Judas marcaron como una
característica de los falsos maestros se ve claramente reflejada en esta tan llamada ora-
ción, sugerida por un «experto» en la guerra espiritual.
En el nombre del Señor Jesucristo resisto toda actividad de Satanás para mantener
a (John Smith) en ceguera y oscuridad. Ejercitando mi autoridad, la cual se me fue dada
en mi unión con el Señor Jesucristo, quito las fortalezas que el reino de la oscuridad ha
formado contra (John). Destruyo, rompo y aplasto todos esos planes formados contra la
mente de (John), contra su voluntad, sus emociones y su cuerpo. Destruyo en oración la
ceguera espiritual y la ceguera que Satanás mantiene sobre él.77
El hecho de que las palabras «en el nombre de Jesús» sean agregadas a estos
engaños delirantes, ninguno «destruye, rompe y aplasta…» Esta «oración» es un viaje de
poder ególatra, osando el ascenso personal y la arrogante búsqueda de poder.
«Atrevidos y contumaces, no temen decir mal de las potestades superiores.» 2ª
Pedro 2:10
La arrogante búsqueda de poder es un fruto del carácter de los falsos maestros que
será evidente en sus interacciones con los hombres. Sin embargo, según el Nuevo Tes-
tamento, será aún más evidente en sus actitudes hacia Satanás y los demonios.«Por sus
frutos los conoceréis.»

Conclusión
Los verdaderos maestros de la palabra de Dios son regalos impagables para el
cuerpo de Cristo. Procuran vivir vidas piadosas e imitables. Enseñan la doctrina
pura, nutritiva y bíblica. Aman a Dios, no al dinero. Como su Señor, están aquí para servir,
no para ser servidos.

76
Los apóstoles tenían el poder de echar fuera demonios. Si se supone que los creyentes en la actualidad
deben hacer lo que hicieron los apóstoles, es un tema aparte. Echar fuera demonios nunca es mencionado
en las epístolas del Nuevo Testamento. No era parte de la vida normal de la iglesia del Nuevo Testamento.
77
Mark Bubeck, El Adversario, (Chicago: Moody, 1975), p. 106. Citado en el libro de John MacArthur, Cómo
Enfrentarse con el Enemigo, (Wheaton: Victor Books, 1992), p. 157.

105
Instrucciones para la Iglesia de hoy
Desafortunadamente, no todos los líderes en la iglesia son así. En algunos casos,
escondidos bajo la piel de ovejas son un conjunto de colmillos y poseen un apetito
voraz. A veces, la copa de verdad que sirven no es la «la leche espiritual no adulterada»
(1ª Pedro 2:2), sino una mezcla profana de la verdad bíblica y de especulaciones huma-
nas venenosas.
Jesús espera que sus seguidores sean capaces de distinguir entre las vides y los
espinos, entre las higueras y los cardos. Ya sean que sean devoradores de ovejas (aque-
llos que agobian al rebaño con motivos maliciosos) o envenenadores de ovejas (aque-
llos que enseñan inconscientemente la doctrina de muerte), sus acciones o doctrinas
características los exponen por lo que son. Ahora que sabes qué observar, deberías estar
preparado para obedecer al Señor Jesucristo identificando y evitando aquello que Dios
llamaría falso.

106
Joel James

Lista para verificar


Prácticas típicas de los falsos maestros:
1. Una falta de predicación contra el pecado.
2. Una afirmación engañosa de hacer milagros.
3. Profecías que nunca ocurren.
4. El empleo de mentiras para ventaja personal y de sus propias doctrinas.
5. Apuntando a lo inconstante y mundano.
6. Gobernar bajo su propia autoridad en lugar de hacerlo bajo la autoridad de la
Biblia.

Doctrinas típicas de los falsos maestros:


1. Atacan sutilmente la autoridad de las Escrituras y la degradan enseñando la
sabiduría humana más allá de la divina.
2. Atacan las doctrinas bíblicas de Dios y de Cristo, con frecuencia poniendo en el
trono a los hombres y destronando a Dios.
3. Tergiversan el evangelio agregando obras para obtener la salvación o quitando
las obras como resultado de la salvación.

Frutos típicos del carácter de los falsos maestros:


1. Son mentirosos.
2. Siguen sus deseos lascivos – especialmente con respecto al sexo y al dinero.
3. Son buscadores de poder, evidenciados especialmente en sus afirmaciones de
autoridad por encima de los seres angelicales.

107
Instrucciones para la Iglesia de hoy

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Joel James

-5-
Tomando decisiones bíblicas
Originalmente publicado en inglés con el título:
«Biblical Decisión-making»

¿Es la voluntad de Dios descubrir su voluntad?

Introducción
Conoces el sentimiento. Estás llegando tarde, por lo tanto, te detienes en un
establecimiento de comida rápida para almorzar. Por lo menos, mitad de la frase «co-
mida rápida» es una mentira, pero la conveniencia es la que manda. Ingresas al monu-
mento vidriado del colesterol y del cloruro de sodio y luego sucede. La decisión es
recargada.
- «¿Hamburguesa, pollo, pescado o ensalada?» pregunta el empleado.
- «Quisiera una hamburguesa.»
- «¿La edición de lujo o la versión simple? ¿Hamburguesa doble o simple? ¿Con
queso o sin queso? ¿Salsa de tomate o mostaza? ¿Pickles o cebollas?»
- «También quisiera algunas papas fritas.»
- «¿Pequeñas, medianas, grandes o extra grandes? ¿Con sal o sin sal? ¿Al horno,
fritas o un poco congeladas? Tu mente está comenzando a sentirse como una compu-
tadora que empieza a fallar justo antes de congelarse.
- «¿Algo para beber?» pregunta el empleado. De una lista de doce opciones más,
escoges el solvente estomacal más popular del mundo. «¿Regular, clásico ó dietéti-
co?» pregunta el sonriente empleado. En ese momento, el dolor en tu estómago ha
cambiado del hambre a la acidez ante la decisión. Pero aún no has terminado.
- «¿Servilletas? ¿Salsa de tomate? ¿Sorbetes? ¿Para comer aquí o para llevar?»
Rápidamente llega tu bandeja. ¿Deberías sentarte dentro y sentirte atormentado
por los 17 miembros, por la fiesta de cumpleaños del niño de cinco años o sentarte
afuera y disfrutar de los aromas de los combustibles? Decisión tomada.

109
Instrucciones para la Iglesia de hoy

Algunas decisiones son relativamente irrelevantes; pickles o cebollas. Otras,


como qué trabajo aceptar, dónde permanecer, a qué iglesia asistir y con quién casarse
son decisiones que cambian la vida.
Como cristiano, quieres honrar a Dios con tus decisiones. No te gustaría hacer
un revuelto de huevos con tu vida, tomando malas decisiones. Pero, ¿cómo hacer para
tomar buenas decisiones, que honren a Dios? ¿Deberías hacer lo que consideres co-
rrecto, estudiar las estrellas o leer las cartas del tarot?
Aparentemente, algunos piensan que las decisiones de un cristiano se encuen-
tran en las cartas. Una mujer, en una de las grandes denominaciones de nuestro país,
publicó recientemente un set de cartas que se suponen que te ayudarán a descubrir la
voluntad de Dios para tu vida. Ella lo hizo con el total aval de su ministro. ¿Es así como
los cristianos deberían tomar las decisiones?
Seguramente que existe un método bíblico para decidir con quién casarse o qué
trabajo aceptar. Hacer una mala elección sobre qué debes vestir – pantalones marro-
nes y medias rosas- te hará ver como un nerd. Tomar una mala decisión sobre el com-
pañero en el matrimonio tendrá peores consecuencias. Seguramente, Dios ha dicho
algo sobre la toma de decisiones. De hecho, lo hizo.
Desafortunadamente, muchos cristianos nunca se han tomado el tiempo para
estudiar lo que Dios ha dicho. Una vez escuché de alguien que determinó que necesi-
taba estudiar lo que la Biblia dice sobre la toma de decisiones debido a la siguiente
situación78. Se encontraba en una universidad cristiana, y, como sucede con la mayoría
de los hombres de veinte años, estaba pensando en el matrimonio. Creciendo su des-
espero, una vez oró: «Dios, haz que la próxima mujer que vea sea aquella con la que
deba casarme. Haz que esa sea la señal para mostrarme quién es la indicada.»
En ese momento, la anciana, bastante grande, corta de vista y ya casada secreta-
ria del administrador del establecimiento apareció por la esquina. «Muy bien, Dios,
haz que la segunda mujer que vea sea la mujer para mi vida.» ¡Tal vez necesitemos un
poco más de estudio sobre el tema de la toma de decisiones!

Dos propuestas comunes


Hay dos propuestas básicas (erróneas) entre los cristianos sobre la toma de
decisiones. Una es puramente pragmática, y la otra, una propuesta mística.

78
Estoy endeudado con mi amigo el Dr. Stuart Scout por esta ilustración, y por muchos de los principios
para la toma de decisiones encontrados en este fascículo.

110
Joel James

La propuesta puramente pragmática


La propuesta puramente pragmática de la toma de decisiones es una propuesta
racional. Se pesan los pro y los contra. Los pragmáticos repasan todos los factores
prácticos y las consecuencias antes de tomar las decisiones. No hay nada malo en eso.
Sin embargo, el único factor al cual le dan poca o nada de consideración es, a lo que
Dios dice en la Biblia.
El pragmático alega ser cristiano. Te dirá que la Biblia es importante para él.
Pero toma las decisiones como un pagano. Es un «ateo práctico». Dios existe los
domingos y en su declaración doctrinal, pero no existe de lunes a sábado o cuando
considera su declaración bancaria.
Antes de comprar una casa, la persona netamente pragmática investigará los
valores de intereses, los precios y estilos. Es práctico. Sin embargo, no se molestará en
investigar qué dice la Biblia sobre la deuda. Es un ateo práctico; toma decisiones
como si Dios no existiera. Al decidir si la esposa debería trabajar fuera del hogar
luego de tener hijos, la pareja pragmática pesará las aspiraciones de la carrera y los
ingresos contra el tiempo con sus niños. Son prácticos. Sin embargo, no irán a los
tantos versículos bíblicos sobre ese tema para descubrir lo que Dios ha dicho sobre el
orden en la familia. Son ateos prácticos.
No es que los cristianos puramente pragmáticos estén contra la Biblia. Fuera de
la ignorancia, ellos creen que tiene poco que decir sobre las decisiones prácticas de la
vida. Ellos creen que la Biblia es muy antigua como para utilizarse en el mundo actual.
O tal vez, será que ellos tienen miedo de que Dios reordene sus vidas de manera que no
les guste, si es que realmente leen y aplican la Biblia.
¿Eres una persona que toma decisiones de manera netamente pragmática? Con
frecuencia son ávidos hombres de negocios, amas de casa ordenadas y ancianos efica-
ces. Sin embargo, la sabiduría de ellos es meramente mundana. Toman decisiones
basados en lo «que funciona» según sus experiencias, no en lo que Dios ha dicho.
Debido a su pensamiento y cautela, se los ve con frecuencia, como buenos tomadores
de decisiones. Sin embargo, hasta que buscan activamente lo que Dios dice en la Bi-
blia sobre su decisión, no son personas que tomen decisiones de manera bíblica.

Propuestas místicas
Con frecuencia pensamos sobre alguien místico como alguien excéntrico y vi-
sionario que viste largas túnicas y medita bajo una pirámide. En realidad, una persona
mística es aquella que cree que tiene un conocimiento especial y personal de Dios,
que los demás no pueden evaluar.
La terminología de tu decisión probablemente revela si tienes una nota mística
o no. «Tan sólo quiero conocer la voluntad de Dios de manera que pueda tomar las

111
Instrucciones para la Iglesia de hoy

decisiones correctas. Tan sólo quiero hacer lo que Dios quiere.» Muchos cristianos
hablan sobre la toma de decisiones de esa manera. Asumen que sus decisiones deben
ser basadas en un conocimiento especial, personal, inaveriguable y místico de Dios.
«Estoy orando para saber si es la voluntad de Dios que tome este nuevo trabajo…
casarme con Bill… ir a la universidad.»
La propuesta de tomar decisiones de manera puramente pragmática tiene poco
interés en lo que Dios quiere y mucho interés en los asuntos prácticos. La propuesta
mística es todo lo contrario. Se centra en lo que Dios (presuntamente) quiere y da muy
poca atención a los detalles prácticos.
La clave para la propuesta mística es adquirir el conocimiento secreto con respec-
to al plan de Dios para el futuro. «Si tan sólo pudiera conocer la voluntad de Dios,
entonces, podría tomar las decisiones correctas.» Las siguientes cinco técnicas son
algunas de las tantas maneras en que los cristianos intentan obtener el conocimiento
secreto e inaveriguable.

El método dichoso
Al enfrentar una decisión, la persona que emplea este método se sumerge en su
Biblia de manera aleatoria hasta que encuentra un versículo o una frase que lo estimu-
le a tomar una u otra opción. Por ejemplo, estás considerando emigrar y una mañana
lees Génesis 12:1: «Vete de tu tierra.» Ahí está, es la voluntad de Dios. «Utilicé la
Biblia para tomar mi decisión,» dices. Sin embargo, uno se pregunta si esto es exacta-
mente lo que Dios tenía en mente cuando dijo:
«Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no
tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.» (énfasis agregado). 2
Timoteo 2:15
¿Sancionaría el Dios que demanda un buen uso de su palabra un ultraje en el
contexto de Génesis 11-12, cambiándote a ti por Abraham? Lo dudo.
«Pero Dios me guió a ese versículo,» argumentas. ¿Estás seguro? Génesis 12:1
te dice mucho sobre lo que Dios quería que un mesopotámico llamado Abraham hi-
ciera en el 2000 AC. ¿Pero bajo qué bases asumes que te dice qué es lo que tú tienes
que hacer? Ningún otro leería ese versículo en su contexto y concluiría que Dios le
estaba hablando a alguien en Sudáfrica hoy. La persona que se sumerge en la suerte,
está alegando tener una interpretación secreta de parte de Dios que ninguna otra per-
sona puede ver ni evaluar. Eso es un pensamiento místico.
Para ser honesto, cualquier decisión puede ser proclamada como la voluntad de
Dios si este método de seleccionar arbitrariamente pequeñas frases en la Biblia es em-
pleado. Por ejemplo, Josué 1:15 dice: «volveréis vosotros a la tierra de vuestra heren-
cia.» ¿Cuál versículo debe seguir el emigrante?

112
Joel James
De la misma manera, un hermano menor que está enojado con su hermana por
contarle a sus padres que derramó pintura púrpura sobre su gato, podría justificar su
venganza contra ella con: «Levántate, ¡mata!» – las palabras de Dios a Pedro en He-
chos 10. El holgazán moderno podría defender su negación a obtener un trabajo con
Filipenses 2:3: «Nada hagáis». El preocupado podría defender su pecado con Filipenses
4:6: «estéis afanosos.»
¿Ridículo? Por supuesto que lo es. Pero una vez que comienzas a ignorar el
contexto de las declaraciones de Dios y recortas arbitrariamente sólo las palabras que
necesitas escuchar, entonces puede realmente hacer que la Biblia diga cualquier cosa.

Profecía
Algunos cristianos toman decisiones significativas consultando a personas en
la iglesia que se consideran profetas. Otros alegan ser ellos mismos profetas dicien-
do: «Dios me dijo esto.» Eso es afirmar que tienen revelación directa y verbal de parte
de Dios. Consultar a un profeta – a ti mismo o a otros – sería una excelente opción
para descubrir la voluntad de Dios si existieran profetas genuinos en la actualidad. Sin
embargo, no los hay79.
En la Biblia, cuando un profeta hablaba en el nombre de Dios, podías estar segu-
ro de lo que él decía era la palabra de Dios y la voluntad de Dios. Lo sabemos porque
Dios dio su definición de profeta en Deuteronomio 18:18.
«Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis
palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare.»
Como un verdadero profeta hablaba las mismas palabras de Dios, sabías que lo
que decía era la voluntad de Dios. Sin embargo, debido a que un profeta hablaba en
nombre de Dios cuando profetizaba, nunca se equivocaba al hacerlo.
«Y si dijeres en tu corazón: ¿Cómo conoceremos la palabra que Jehová no ha
hablado?; si el profeta hablare en nombre de Jehová, y no se cumpliere lo que dijo, ni
aconteciere, es palabra que Jehová no ha hablado; con presunción la habló el tal
profeta; no tengas temor de él.» Deuteronomio 18:21-22
Según Dios, un profeta que alegaba recibir revelación pero que ocasionalmente
«erraba» era un fraude y un mentiroso, no había que temerle. Comprendiendo esto,
debemos notar que hasta los líderes del movimiento profético actual admiten que con
frecuencia se equivocan. Ed Traut, un reconocido «profeta» sudafricano ha dicho:
«Cualquiera que fluye como un profeta del Nuevo Testamento o en el don de la profe-
cía y cree que nunca se equivoca, está equivocado.»80

79
Ver el fascículo del autor, Probando la Profecía Actual, para una evaluación bíblica de la actual y tan
conocida profecía.
80
Ed Traut, La Verdad Sobre la Profecía, (Pretoria: Prophetic Voice Distributors, 1991), p. 94.

113
Instrucciones para la Iglesia de hoy
Cuán distinta a la actitud de Pablo cuando Dios le dijo en Hechos 27 que
todos sus compañeros serían salvados de un naufragio: «Por tanto, oh varones,
tened buen ánimo; porque yo confío en Dios que será así como se me ha dicho.»
(Hechos 27:25). Pablo habló con una certeza que los profetas de la actualidad no
podrían tener. ¿Por qué? Pablo era un verdadero profeta; sus profecías nunca eran
erróneas. Los profetas actuales no lo son; sus profecías con frecuencia son erró-
neas. Aquí está el punto de vista de Dios sobre esa clase de «profecía».
«Cosa espantosa y fea es hecha en la tierra; los profetas profetizaron men-
tira, y los sacerdotes dirigían por manos de ellos; y mi pueblo así lo quiso. ¿Qué,
pues, haréis cuando llegue el fin?» Jeremías 5:30-31
«Así ha dicho Jehová de los ejércitos: No escuchéis las palabras de los
profetas que os profetizan; os alimentan con vanas esperanzas; hablan visión
de su propio corazón, no de la boca de Jehová.» Jeremías 23:16
Interesantemente, Traut admite que consultar a los profetas actuales es una
mala manera de tomar decisiones.
Uno nunca debería ser guiado por una sola profecía… Al tomar una decisión,
cada uno de nosotros es responsable ante el Señor por lo que hemos decidido. Nun-
ca podemos usar a una profecía o a un profeta como excusa por tal decisión.81
Eso suena como las palabras de un hombre que ha visto a muchas personas
tomar decisiones locas, basadas en las palabras de un «profeta» sólo para ver que esa
supuesta profecía se desvanecía frente a sus rostros junto con sus decisiones.
Como Dios dijo que no debemos escuchar a un profeta que «se equivoca», el
tomar una decisión buscando la voluntad de Dios por medio de los profetas de la
actualidad, no es una opción.

Buscando paz
Este método asume que Dios comunica su voluntad por medio de una sensa-
ción de calma interior. «Tengo paz sobre esta decisión, por lo tanto, debe ser la
voluntad de Dios. Debe ser la decisión correcta.» El problema, por supuesto, es que
la paz interior puede que no tenga nada que ver con una decisión siendo una buena
decisión. He conocido a personas que estaban completamente en paz con el hecho
de cometer adulterio. ¿Significa eso que era una buena decisión para ellos hacerlo?
La esposa de un estudiante del seminario una vez me contó esta sorprendente
historia. Justo después de que ella y su esposo se casaron, ella decidió sorprenderlo
arreglando sus libros de teología. El los había ordenado por temas y por libros de la

81
Ibid., p. 45-56

114
Joel James
Biblia. Ella pensó que los estantes de la biblioteca se verían mucho más atractivos si
los tomos fueran ordenados por color y tamaños (es decir, todos los azules en un
estante, descendiendo por sus tamaños de izquierda a derecha, luego todos los verdes
en otro estante, etc.) trabajó todo el día moviendo los libros. Su arreglo era mucho
más atractivo que el de él. Pasada la tarde, su tarea había terminado y con mucho
entusiasmo por su tarea cumplida, ella esperó a que llegara su esposo. Ella tenía
mucha paz sobre su decisión con respecto al hecho de arreglar los libros… hasta
que su esposo llegó al hogar y le agarró un ataque cardíaco cuando vio la biblioteca.
Tener paz con una decisión puede que no diga nada sobre si es o no una buena
decisión, una decisión piadosa o una que no lo es. De hecho, tan popular como lo es
el método de la búsqueda de paz, la Biblia nunca habla de paz como un terreno para
la toma de decisiones.

Interpretando las circunstancias


Si utilizas este método, probablemente digas cosas como: «Dios abrió las
puertas para que pudiese entrar en este nuevo trabajo. Debe ser Su voluntad.» Lo que
quieres decir es: «Si las circunstancias me facilitan las cosas para realizar algo,
entonces la decisión de hacer dicha cosa debe ser correcta.» Eso es interpretar las
circunstancias.
Así como con todos los métodos místicos para tomar decisiones, «encontrar
la voluntad de Dios» interpretando las circunstancias es completamente arbitrario.
No es la situación por sí misma, pero tu estado de ánimo es lo que determina cómo
«interpretas» la situación. El presunto e itinerante misionero dice: «Estamos te-
niendo muchos problemas para juntar dinero para nuestro sostén. No debe ser la
voluntad de Dios que vayamos.» ¿En serio? Tal vez Dios sólo está probando su per-
severancia.
Si Pablo hubiese decidido si debía o no ser un misionero, basándose en cuán
fáciles le resultaban las cosas, hubiese renunciado justo después de comenzar. En
Filipos fue golpeado. En Tesalónica enfrentó disturbios. Aquellos disturbios lo si-
guieron hasta Berea. En Atenas fue burlado. Es totalmente arbitrario decidir si algo es
o no la «voluntad de Dios» debido a su dificultad.
¿Indica una «puerta abierta» la voluntad de Dios? El consejero bíblico Jay
Adams ha advertido sabiamente: «Las puertas abiertas pueden llevar a los pozos de
los ascensores.» El hecho de que algo sea fácil no significa que sea bueno o sabio.
El adulterio de David con Betsabé «funcionó». Las circunstancias se juntaron de tal
manera que su decisión fue fácil. ¡Seguramente era la voluntad de Dios! Bienvenido
al pozo espiritual del ascensor, Rey David. El agua puede seguir el camino de menor
resistencia, pero imitarlo puede resultar en una decisión desastrosa.

115
Instrucciones para la Iglesia de hoy
Dios controla las circunstancias. Pero es una especulación sin fundamentos
decidir que ciertas circunstancias significan que Dios quiere hacer tomar una decisión
en vez de otra.

Buscando señales
Este método para buscar la voluntad de Dios buscará eventos especiales o coin-
cidencias, asumiendo que Dios muestra secretamente lo que uno debe hacer a través de
un evento.
El problema con la búsqueda de señales es que también es completamente arbitra-
ria. Por ejemplo, alguien puede decir: «Estaba cruzando la calle pensando qué hacer con
mi vida cuando un ómnibus casi me atropella. Cuando miré el ómnibus, había un gráfico
de un globo terráqueo gigante en su parte trasera. Debe ser una señal de parte de Dios,
¡debe querer que sea un misionero! Dios quiere que vaya «por todo el mundo.»
¿Un misionero? ¿Por qué no un cartógrafo? O, como la publicidad del ómnibus
provenía de un periódico, ¿por qué no un periodista? O tal vez, no debías centrarte en el
globo. Era el ómnibus lo que Dios quería que vieras. Dios quiere que seas un chofer. O
tal vez un oficial de tránsito para repartir boletos y ayudar a los conductores de ómni-
bus. ¿Quién lo decide?
La interpretación de las señales es totalmente arbitraria. Las interpretarás de la
manera en que quieres. Más aún, no hay manera de determinar si un evento fue real-
mente o no una señal de parte de Dios. Todo es arbitrario. Para ser honesto, leer las
señalas raya en la adivinación. No es como sacrificar a un macho cabrío como lo
hacían los cananitas, y examinar su hígado para decidir qué hacer, pero tampoco es tan
diferente.
Debería decir algo más sobre la lectura de las señales. Una de las maneras más
populares de buscar una señal es «poner un vellón.» Esta terminología proviene de las
acciones de Gedeón en Jueces 6. Gedeón le pidió a Dios que hiciera un milagro – el
pasto seco, el vellón mojado; el pasto mojado, el vellón seco – para probar que Él
mantendría Su palabra de proteger al pueblo de Israel. «Poner un vellón» es una deman-
da para que Dios obre un milagro (es decir, que intervenga de manera especial) para
indicar qué decisión tomar.
Desafortunadamente, aquellos que «pusieron vellones» no han leído muy bien
el registro de Jueces 6. Como es con frecuencia el caso con el comportamiento en las
secciones narradas en el Antiguo Testamento, Jueces 6 es un registro de lo que Ge-
deón hizo. No está incluido necesariamente en las Escrituras con el propósito de
imitación.
De hecho, la rutina del vellón de Gedeón fue motivada por la duda. Gedeón no
creyó que Dios fuera a mantener Su palabra hasta que Dios obró un milagro para pro-
barlo. El vellón de Gedeón no es para ser imitado como un método de toma de deci-

116
Joel James
siones, así como también lo hizo Saúl buscando por medio de la adivinadora de Endor
(1 Samuel 28:7).
La verdad es, Dios frunce el entrecejo cuando se le demandan milagros. Dos
veces, después de habérsele pedido una señal, Jesús dijo: «La generación mala y
adúltera demanda señal» (Mateo 12:38-39; 16:1-4). En Deuteronomio 6:16, Dios
dijo: «No tentaréis a Jehová vuestro Dios.» Ese mandamiento era en referencia a la
demanda de Israel en Éxodo 17:1-7 que Dios obrara un milagro (agua de una roca)
para probar que Él los estaba guiando.

Resumen
Si eres como muchos cristianos, probablemente tomarás una decisión de una de
las dos maneras. La primera es la propuesta puramente pragmática. Pesas cuidadosa-
mente las opciones e intentas tomar una decisión sabia basada en tu experiencia de lo
que funciona y de lo que no funciona. Sin embargo, ya que no has considerado activa-
mente lo que Dios dice en la Biblia sobre tu decisión, no eres una persona que tome
decisiones bíblicas.
O tal vez emplees una de las propuestas místicas. Crees que tienes una línea
especial del conocimiento secreto de Dios, una manera especial de descubrir de ante-
mano la voluntad de Dios. Sin embargo, todos esos métodos involucran interpretacio-
nes completamente arbitrarias sobre un evento o un sentimiento. Diez personas pue-
den venir con diferentes interpretaciones sobre tu «señal» – ¿recuerdas el globo en la
parte trasera del ómnibus? Obtuvimos de todo eso un misionero, un cartógrafo, un
periodista, un chofer de ómnibus y un oficial de tránsito. Tiene que haber una manera
mejor de tomar decisiones.

¿Son bíblicos estos métodos?


¿Son las propuestas puramente pragmáticas o las propuestas místicas métodos
de tomar decisiones bíblicas? Es obvio que ser analítico, pero ignorar lo que Dios dijo en
la Biblia sobre una decisión, no es un método bíblico. La palabra de Dios es«lámpara a
mis pies y lumbrera a mi camino» (Salmo 119:105). El pragmático necesita encender la
luz y dejar de tambalear en la oscuridad de sus opiniones y experiencias.
¿Pero qué hay de las propuestas místicas? Ellas tampoco son decisiones bíbli-
cas. Es difícil para muchos cristianos aceptar esto. No han sido adoctrinados desde su
juventud y la manera de tomar decisiones es «descubrir» la voluntad de Dios. Pero,
¿obtuvieron dicha práctica de la Biblia?
La respuesta es no. No existe versículo en la Biblia que guíe a los creyentes del
Nuevo Testamento a tomar decisiones basados en si tienen paz interior o no. No exis-

117
Instrucciones para la Iglesia de hoy
te ningún texto que nos dé el método de Dios para interpretar las circunstancias de
manera que podamos estar seguros de descubrir Su voluntad en lugar de la nuestra. No
hay ningún versículo que nos mande a buscar un milagro de parte de Dios de manera
que sepamos cuál trabajo tomar o que inversión hacer.
Los métodos místicos de tomar decisiones – sumergirse en la suerte, los pro-
fetas falibles, la búsqueda de la paz, interpretar las circunstancias y leer las señales –
son todos métodos hechos por los hombres. Parecen espirituales, pero Dios nunca
dijo en Su palabra que Él nos dirigiría de esa manera. Hemos decidido que Él debería
hacerlo, pero esas ideas sobre la toma de decisiones son nuestras, no de Él.
¿Puedo avanzar un poco más? Todos los métodos místicos para tomar decisio-
nes tienen un solo objetivo: descubrir la voluntad de Dios. Sin embargo, el concepto
de buscar la voluntad de Dios – como generalmente lo usamos – no es bíblico. ¿Nece-
sitas oxígeno? ¿No puedes creer que dije eso? Es verdad. En la próxima sección verás
lo que quiero decir.

¿Es la voluntad de Dios


encontrar su voluntad?
Todas las propuestas místicas que acabamos de mencionar, asumen que encon-
trar la voluntad de Dios es la llave para tomar una decisión. Pero descubrir la voluntad
de Dios, como generalmente empleamos esa frase, no es bíblico. No es la voluntad de
Dios que encontremos Su voluntad. Permíteme que lo explique.

La voluntad revelada de Dios


La voluntad de Dios proviene de dos maneras diferentes. La primera puede ser
llamada la voluntad revelada de Dios, la segunda la voluntad no revelada de Dios.82
Consideremos primero la voluntad revelada de Dios. La clave para esta categoría de la
voluntad de Dios es que es conocible. Dios la ha dado a conocer a Sus criaturas en Su
palabra, la Biblia.
La primera sub-categoría de la voluntad revelada de Dios son sus mandamientos.
«No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino
el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.» Mateo 7:21

82
Los teólogos hablen de la voluntad prescriptita e imperativa de Dios. Su voluntad prescriptita es lo que
Él ha prescripto o mandado – no robarás. Su voluntad imperativa es lo que Él ha determinado o ha
decretado que sucederá – los eventos de la vida diaria. Aquellos son términos teológicos útiles y precisos.
Sin embargo, cuando debatimos sobre el hecho de tomar decisiones, encuentro más útil utilizar diferentes
categorías: la voluntad revelada y no revelada de Dios.

118
Joel James
«Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros
en Cristo Jesús.» 1ª Tesalonicenses 5:18
«Pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornica-
ción.» 1ª Tesalonicenses 4:3
Una segunda sub-categoría de la voluntad revelada de Dios son sus amplias in-
tenciones para todos los creyentes.
«No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renova-
ción de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad
de Dios, agradable y perfecta.» Romanos 12:2
Este versículo no es un mandamiento, ni mucho menos, este versículo revela la
amplia intención de Dios para todos los creyentes: que no se conformen, que sean
transformados, una vida renovada.
Una tercer sub-categoría de la voluntad revelada de Dios es su plan para la histo-
ria humana. Por ejemplo, fue el plan de Dios rescatar a ciertos pecadores de la condena-
ción por su mal.
«El cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente
siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre.» Gálatas 1:4
El plan de Dios para la historia humana no incluye sólo los eventos pasados,
tales como la muerte y la resurrección de Cristo, también incluye eventos futuros,
tales como el regreso y reinado de Cristo.
«Dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el
cual se había propuesto en sí mismo, de reunir todas las cosas en Cristo, en la
dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como
las que están en la tierra.» Efesios 1:9-10
Pablo dijo que Dios «ha dado a conocer» o ha revelado Sus planes para el
universo. Ese plan es sintetizar o culminar todos los eventos de la historia humana en
la persona de Jesucristo. Eso incluye el regreso de Cristo, el juicio a los malvados, el
reino del milenio y demás.
Los mandamientos de Dios, las amplias intenciones y Su plan bíblicamente re-
velado para la historia de la humanidad son las tres sub-categorías de su voluntad reve-
lada. Sin embargo, cuando los cristianos hablan sobre «descubrir la voluntad de Dios»,
generalmente no tienen en mente dichas cosas. ¿Las tienes? No. Estás pensando en
decisiones que no son mencionadas específicamente en la Biblia: «¿Debería casarme
con Bill o con Ted… seguir una carrera relacionada a la contabilidad o a las
computadoras…, usar una corbata roja o una azul?»

119
Instrucciones para la Iglesia de hoy

La voluntad no revelada de Dios


En esas situaciones, lo que quieres saber es la segunda categoría principal de la
voluntad de Dios, su voluntad no revelada. Proverbios reconoce que Dios tiene una
voluntad o un plan que no es revelado para todas las personas.
«El corazón del hombre piensa su camino; mas Jehová endereza sus pasos»
(Proverbios 16:9).
«Muchos pensamientos hay en el corazón del hombre; mas el consejo de
Jehová permanecerá» (Proverbios 19:21).
«De Jehová son los pasos del hombre; ¿cómo, pues, entenderá el hombre su
camino?» (Proverbios 20:24).
Cuando estás buscando la voluntad de Dios para una decisión, generalmente lo
que buscas es la voluntad no revelada de Dios. Crees que Cristo regresará al final de
los tiempos (su voluntad revelada). Pero lo que realmente quieres saber antes de to-
mar una decisión es cuál inversión te dará los mejores ingresos al final del año (Su
voluntad no revelada).
Queremos saber cómo va a dirigir Dios nuestros pasos mañana o la semana que
viene. Esas cosas no fueron lo suficientemente importantes para Dios como para in-
cluirlas en la Biblia, ¡pero son importantes para nosotros! Por lo tanto, buscamos seña-
les, ponemos vellones, escuchamos las voces interiores, buscamos la paz, esperamos la
guía de Dios o utilizamos el método de la suerte. Aquí tenemos la pregunta: ¿Nos dice
la Biblia que busquemos la voluntad no revelada de Dios?
En el capítulo anterior, concluimos que las técnicas de la suerte son arbitrarias
e inaceptables. Aquí estamos preguntando si la idea de buscar la voluntad no revelada
de Dios está fuera del objetivo. ¿Se nos dice en la Biblia que tomemos decisiones
basadas en descubrir de antemano lo que Dios ha ordenado para mañana?83 ¿Se nos
dice que «busquemos» la voluntad no revelada de Dios antes de tomar una decisión?»

Una ausencia notable


A pesar de que la práctica de intentar buscar la voluntad no revelada de Dios sea
muy popular, ese concepto no es encontrado en el Nuevo Testamento. Eso puede sor-
prenderte, pero es cierto. El Nuevo Testamento nunca les dice a los creyentes que
busquen la voluntad no revelada de Dios antes de tomar una decisión. Eso queda en
claro cuando uno estudia el uso de la frase «la voluntad de Dios» en el Nuevo Testa-
mento.
83
Los reyes del Antiguo Testamento a veces tomaban decisiones consultando a un profeta de Dios. Pero
cuando ellos consultaban, dice Isaías, estaban buscando al 100% la palabra de Dios por medio de un
profeta preciso y genuino. Nosotros no tenemos esa opción. Los profetas de la actualidad no son 100%
precisos. Dios prohíbe buscar Su voluntad de parte de dichos charlatanes (Deum. 18:18-22).

120
Joel James
Ya hemos visto que «la voluntad de Dios» es utilizada en el Nuevo Testamento
en tres categorías de Su voluntad revelada: 1) los mandamientos de Dios, 2) Sus am-
plias intenciones para sus criaturas, y 3) sus planes bíblicamente revelados para la
historia de la humanidad.
La frase «la voluntad de Dios» también fue ocasionalmente empleada en la
voluntad no revelada de Dios – futuro, eventos diarios en las vidas de las personas.
Sin embargo, cuando fue utilizada de esa manera, el concepto de buscar la voluntad
de Dios estaba notablemente ausente. Los autores del Nuevo Testamento asumieron
que Dios tiene un plan o una voluntad. Pero también asumieron que su voluntad para
el futuro, para los eventos diarios en las vidas de las personas es inescrutable.
Por ejemplo, Pablo creía que Dios tenía un plan para su vida, y esperaba que
incluyera un viaje de ministerio a Roma.
«Pero os ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del
Espíritu, que me ayudéis orando por mí a Dios… para que con gozo llegue a
vosotros por la voluntad de Dios.» Romanos 15:30-32
Sin embargo, Pablo consideraba que la voluntad de Dios para un futuro viaje a
Roma era inescrutable.
«Porque testigo me es Dios, a quien sirvo en mi espíritu en el evangelio de
su Hijo, de que sin cesar hago mención de vosotros siempre en mis oraciones,
rogando que de alguna manera tenga al fin, por la voluntad de Dios, un próspe-
ro viaje para ir a vosotros.» Romanos 1:9-10
Pablo quería ir a Roma a predicar el evangelio. Sabía, sin embargo, que su ida
dependía si era o no la voluntad de Dios. «De alguna manera tenga al fin, por la
voluntad de Dios, un próspero viaje para ir a vosotros.» Observa qué es lo que
Pablo no dice. No dice que estaba intentando descubrir la voluntad de Dios sobre el
hecho de ir a Roma. No estaba buscando paz ni estaba poniendo vellones.
«Quiero ir, y si es la voluntad de Dios, lo haré. Si no es Su voluntad, no lo
haré.» Para Pablo, una visita a Roma era parte de un futuro inescrutable. Pablo no
sabía si Dios lo había ordenado o no. El hizo sus planes y dejó que Dios guiara sus
pasos (Proverbios 16:9).
Pablo habló de la misma manera cada vez que emplearon la frase «la voluntad
de Dios» en conexión con sus planes futuros.
«Los cuales (los judíos en Éfeso que buscaban la verdad) le rogaban que se
quedase con ellos por más tiempo; mas no accedió, sino que se despidió de ellos,
diciendo: Es necesario que en todo caso yo guarde en Jerusalén la fiesta que viene;
pero otra vez volveré a vosotros, si Dios quiere. Y zarpó de Éfeso» (énfasis agre-
gado). Hechos 18:20-21

121
Instrucciones para la Iglesia de hoy
«Mas algunos están envanecidos, como si yo nunca hubiese de ir a voso-
tros. Pero iré pronto a vosotros, si el Señor quiere, y conoceré, no las palabras,
sino el poder de los que andan envanecidos» (énfasis agregado). 1ª Corintios
4:18-19
Pablo consideraba inescrutables los planes futuros y diarios de Dios para su
vida. De hecho, Pablo regresó a Éfeso y fue a Corinto. Sin embargo, no hablaba
sobre esas decisiones en términos de buscar la voluntad no revelada de Dios antes
de que sucediera.84
El libro de Santiago, en el Nuevo Testamento también habla de la voluntad de
Dios y de los planes o decisiones de las personas.
«¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estare-
mos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; cuando no sabéis lo que será maña-
na. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un
poco de tiempo, y luego se desvanece. En lugar de lo cual deberíais decir: Si el
Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello.» Santiago 4:13-15
Si existe un versículo que puede hablar sobre el hecho de buscar la voluntad de
Dios antes de tomar una decisión, es este. Tal vez queramos volver a escribir las
palabras de Santiago de esta manera: «Vengan, ustedes los que dicen: Hoy o mañana
iremos a tal ciudad… Deberían buscar primero la paz, poner algunos vellones, espe-
rar la guía de Dios o buscar alguna señal que te demuestre si es la voluntad de Dios.»
¿Es eso lo que dijo Santiago? No. Él dijo: «No saben lo que será de sus vidas
mañana… si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello (énfasis agrega-
do).» Los autores del Nuevo Testamento nunca consideraron lo que la mayoría de
los cristianos consideran como una práctica habitual. Mientras ellos recomendaban
buscar la voluntad revelada de Dios – buscando en las Escrituras – nunca menciona-
ron «descubrir» la voluntad no revelada de Dios. ¿Qué es lo que eso nos dice? No es
la voluntad de Dios que busquemos su voluntad no revelada.
Las insinuaciones de esto son chocantes. El Nuevo Testamento considera
inescrutables los planes de Dios para los eventos diarios y futuros en la vida de un
creyente. Los cristianos asumen que «buscan la voluntad de Dios» buscando la paz
interior, buscando señales, interpretando las circunstancias o diciendo que la profecía
falible es bíblica. No lo es.

84
Como un verdadero profeta, a Pablo se le ha dado, ocasionalmente, revelación sobre el futuro y los
eventos diarios (es decir, el naufragio en Hechos 27, etc.) Sin embargo, estos versículos muestran que Pablo
no consideraba buscar la revelación divina como el medio normal para tomar decisiones.

122
Joel James

Escondida, no perdida
En los últimos capítulos de Deuteronomio, Dios reveló parte de su voluntad o
el plan para la historia de Israel. Si Israel obedecía su ley, ellos florecerían en su
nueva tierra. Si desobedecían su ley, ellos se debilitarían, y serían expulsados de su
tierra. De hecho, Dios declaró en Deuteronomio 30:1 que la desgracia nacional y el
exilio no fue sólo un potencial suceso, sino que era algo que sucedería. Dios había
revelado Su voluntad o plan para el futuro de Israel.
El israelita curioso, estaba seguro para preguntar cuándo y cómo sería humi-
llada Israel. Sin embargo, Dios no estaba dando esos detalles. De hecho, Dios hizo
que Moisés le dijera a su pueblo que no intentaran descubrir los detalles de los
eventos futuros. En cambio, debían centrarse en lo que Él les había mandado a hacer
en Su ley. En un contexto de eventos futuros, Moisés dijo:
«Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son
para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las
palabras de esta ley.» Deuteronomio 29:29
Cuando en la actualidad los cristianos intentan descubrir la voluntad de Dios
antes de tomar una decisión, ¿qué es lo que están buscando? Las cosas secretas. Las
cosas que Dios dice les pertenecen sólo a Él. Hablamos como si la voluntad de Dios
para los eventos futuros en nuestras vidas diarias estuviera perdida. No lo está. Está
escondida. Y Dios nos dijo que no la busquemos.

Resumen
Un estudio de la frase «la voluntad de Dios» en el Nuevo Testamento es revela-
dor. Dicha frase nunca fue utilizada – como lo es en la actualidad – acerca de alguien
intentando descubrir el diseño de Dios para mañana antes de tomar una decisión. Los
apóstoles consideraban los planes de Dios para el mañana como algo inescrutable:
«Si Dios quiere…» Entonces, no es sorprendente, que Dios no haya dado una técnica
especial en el Nuevo Testamento como para descubrir sus planes por adelantado. No-
sotros, no Dios, hemos hecho y promovido tales técnicas para la toma de decisiones.
Toda la idea de intentar descubrir la voluntad no revelada de Dios para los eventos
diarios y futuros en la vida de una persona es algo ilegítimo, hecho por el hombre y
místico.

123
Instrucciones para la Iglesia de hoy

¿Por qué es tan popular?


Si descubrir la voluntad no revelada de Dios antes de que alguien tome una deci-
sión no es bíblico, ¿por qué se ha tornado tan popular? Existen varias razones. La
primera es que los cristianos quieren agradar genuinamente a Dios, pero son guiados
erróneamente sobre cómo hacerlo.
Intentar descubrir la voluntad no revelada de Dios es como robar un banco, a fin
de poder agradar a Dios al poner más dinero en la ofrenda de la iglesia. No debemos
agradar a Dios haciendo lo que Él dijo que no hiciésemos. Dios dijo: «Las cosas secre-
tas son del Señor.» Dios nunca tuvo la intención de que nos atormentemos intentando
averiguar el plan no revelado para el futuro. Está bien agradar a Dios; pero «descubrir»
su voluntad no revelada no es el modo de hacerlo.
Aquí tenemos una segunda razón por lo cual es tan popular «descubrir» la voluntad
de Dios. Permíteme expresarlo como una pregunta: cuando alguien quiere conocer la
voluntad de Dios antes de tomar una decisión, ¿está intentando caminar por fe o por
vista? Querer conocer el plan de Dios para el mañana es caminar por vista, ¿no es así? Esa
es la segunda razón por la cual descubrir la voluntad de Dios es tan popular, aún cuando
la Biblia no lo enseña. Queremos que Dios lo deletree por nosotros: acepta este trabajo,
cásate con esta persona, ve a esta escuela, compra este auto. Confiaremos que Dios
cuidará de nosotros en el futuro – siempre y cuando sepamos por adelantado sus planes.
Temerosos de tener la responsabilidad en una decisión significativa, queremos
infantilmente que Dios nos guíe haciendo que Él tome la decisión por nosotros. Hubo
un tiempo cuando Dios guiaba a Israel de esa manera, con señales espectaculares. Fue
durante el Éxodo. Él guió a la nación con una nube durante el día y con una columna de
fuego durante la noche. ¿Hizo eso Dios debido a la madurez o la inmadurez del pueblo
de Israel?
Esperar que Dios tome decisiones por ti dándote una señal es caminar por vista,
no por fe. Es inmadurez espiritual, eso no es madurez.
Una tercera razón por la cual descubrir la voluntad de Dios es un método tan
popular para la toma de decisiones es este: queremos que se nos garantice el éxito. Por
ejemplo, ¿qué significa esta pregunta? «¿Crees que es la voluntad de Dios que te cases
con Bill?» Realmente significa: «¿Crees que tu matrimonio durará y será agradable (es
decir, exitoso)?»
Estamos deseosos por descubrir la voluntad no revelada de Dios porque creemos
que es la manera de garantizarnos el éxito en nuestras decisiones. Nos sentimos mejor
si podemos convencernos a nosotros mismos que nuestra elección es una elección
divina. Con frecuencia es una sutil intención de manipular a Dios. «Si me diste paz al
mudarme a Durban para comenzar un negocio, entonces, Dios, ¡mejor que vengas con-
migo!»

124
Joel James
Si has utilizado métodos místicos para descubrir lo que no se puede descubrir – la
voluntad no revelada de Dios – controla tus motivos. ¿Fue un deseo mal guiado de agra-
dar a Dios? ¿Había un problema mayor, un deseo de andar por vista en vez de por fe o un
deseo de éxito garantizado?

Sabiduría proverbial para la toma de decisiones


Si la voluntad de Dios para los eventos diarios y futuros de nuestras vidas es ines-
crutable, entonces ¿cómo vamos a tomar decisiones? Proverbios lo expresa simple-
mente.
«El corazón del hombre piensa su camino; Mas Jehová endereza sus pasos.»
Proverbios 16:9
Proverbios es el libro de las tomas de decisiones en la Biblia. Nos muestra la
manera normal que tiene el pueblo de Dios para tomar decisiones.85 No es tan habitual,
el sentido común es la clave para la toma de decisiones bíblicas.
Salomón comprendió la manera de tomar decisiones (aún cuando él personalmen-
te tomó decisiones muy malas). El sabía que la clave para tomar buenas decisiones no
era buscar las señales perpetuas o revelaciones de parte de Dios. ¿Recuerdas lo que
pidió Salomón en 1ª Reyes 3 cuando Dios le dijo que pidiese lo que quisiera? El joven rey
no pidió señales perpetuas de manera que él pudiese descubrir la voluntad de Dios para
cada decisión jurídica y ejecutiva. Salomón pidió sabiduría. Aún cuando era un joven,
Salomón era lo suficientemente sabio como para darse cuenta de que lo que Dios quería
era que Su pueblo tomara decisiones basadas en la sabiduría, no en las revelaciones
perpetuas.
En Proverbios, Salomón compartió su sabiduría con nosotros. Buscarás en vano
la mística voluntad escondida de Dios en Proverbios. En cambio, alienta el hecho de
tomar decisiones cautelosa y sabiamente.
«Los pensamientos del diligente ciertamente tienden a la abundancia; Los pen-
samientos del diligente ciertamente tienden a la abundancia.» Proverbios 21.5
Mientras que alienta al planeamiento, Salomón también quiere que nos demos
cuenta que Dios, con frecuencia, escribe nuestros planes con tinta roja.
«Muchos pensamientos hay en el corazón del hombre; Mas el consejo de
Jehová permanecerá.» Proverbios 19:21

85
Maneras excepcionales en eras pasadas incluían la profecía 100% precisa y bíblica y el Urim y Tumim del
sumo sacerdote. Sin embargo, los hebreos, tenían en claro que Dios había reducido el método de revelación:
«Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,
en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo» (Hebreos 1:1-2ª).

125
Instrucciones para la Iglesia de hoy
Y él nos dice que no existe manera de conocer de antemano lo que el Señor ha
ordenado para nuestro diario vivir (es decir, su voluntad no revelada).
«De Jehová son los pasos del hombre; ¿Cómo, pues, entenderá el hombre su
camino?» Proverbios 20:24
La clave para tomar decisiones no es encontrar el plan no revelado de Dios para
tu vida. ¿Qué nos enseña Pablo? Permíteme mostrarte cinco principios proverbiales
para la toma de decisiones. Son prácticos, pero evitan el error de ser puramente pragmá-
ticos. Dependen de Dios sin cruzar al misticismo arbitrario. Son las maneras de Dios
para tomar decisiones que le honren.
Principio 1: Orar pidiendo sabiduría
Las decisiones difíciles comienzan con oración. Debemos pedir la sabiduría de
Dios desde el inicio. Salomón habló sobre esto en términos de encomendar tus obras a
Dios.
«Encomienda a Jehová tus obras, Y tus pensamientos serán afirmados.» Pro-
verbios 16:3
Si encomiendas tus obras al Señor, como una regla, Dios establecerá tus planes.
El puede, y siempre lo hará, dirigir tus pasos a un camino diferente al que hayas planeado
(16:9), pero el establecimiento de una decisión siempre comienza con una humilde entrega
a Dios. Hacemos eso por medio de la oración.
Aquí tenemos la pregunta capciosa: ¿por qué deberíamos orar? No ores pidiendo
una señal sobrenatural – paz interior o una coincidencia dramática. Debes orar pidiendo
sabiduría. Esperar que Dios tome la decisión por ti por medio de una señal es intentar
evitar el arduo trabajo y responsabilidad que conlleva el hecho de tomar una decisión.
Por lo tanto, no ores pidiendo una señal. Una humilde oración pidiendo sabiduría (¡no
una señal!) es el primer principio de una decisión tomada bíblicamente.

Principio 2: Reúne información


Proverbios ama la toma de decisiones pensadas, cuidadosas e informadas. Sin
información, no puedes saber ni pesar las opciones que se abren ante ti.
«Todo hombre prudente procede con sabiduría.» Proverbios 13:16
«Los pensamientos del diligente ciertamente tienden a la abundancia; Mas
todo el que se apresura alocadamente, de cierto va a la pobreza.» Proverbios 21:5
«El simple todo lo cree; mas el avisado mira bien sus pasos.»Proverbios 14:15
Esta es la parte práctica del hecho de tomar decisiones bíblicamente. Salomón
nos advirtió sobre el negocio pastoral de su época, «Sé diligente en conocer el estado
de tus ovejas, Y mira con cuidado por tus rebaños.» (Proverbios 27:23). Las buenas

126
Joel James
decisiones están basadas en el conocimiento. Las decisiones son como los grandes
autos americanos: necesitan mucho combustible. Para ser una persona que toma deci-
siones bíblicamente, necesitarás agregar mucho combustible de información a tu deci-
sión antes de que la enciendas y la conduzcas por los senderos de la vida.

Una luz lateral en el hecho de buscar consejo


Una de las maneras en que puedes reunir información es buscando consejo.«Los
pensamientos son frustrados donde no hay consejo; Mas en la multitud de consejeros se
afirman.» (Proverbios 15:22). Proverbios 12:15 dice:«El camino del necio es derecho en
su opinión; Mas el que obedece al consejo es sabio.» Todos tenemos informaciones
limitadas o puntos ciegos. Por lo tanto, es útil tener a alguien más que contribuya tam-
bién con un poco de pensamiento a nuestra decisión.
Buscar consejo también ayuda al evaluar la información luego de tenerla. Tal
vez hayamos olvidado o nos resulten poco familiares los versículos de la Biblia como
para aplicarlos a nuestra situación. Quizás nos hayamos atascado en el camino, bus-
cando a ciegas una idea sin considerar otras opciones legítimas. Sabes lo que es eso.
Haz intentado durante horas hacer que tu computadora nueva funcione. Finalmente,
derrotado, llamas a un amigo y le derramas tu insuperable problema. Él dice: «¿Inten-
taste enchufarla?»
Buscar consejo también es importante porque a veces, tu percepción sobre una
situación puede distorsionarse. Has visto a la chica que quiere casarse con el chico que
considera que es el Príncipe Encantador pero todos piensan que es Atila, el rey de los
hunos. Buscar consejo de los padres de ella y de los líderes espirituales la salvarían de su
obstinada ceguera. También te puede salvar a ti.
Buscar consejo es una buena herramienta para ayudarte a reunir información y
evaluar dicha información. Pero asegúrate de recurrir a las personas que han probado ser
estables, prudentes y que toman decisiones de manera bíblica. Evita ir sólo a las perso-
nas que sabes que te van a apoyar en lo que quieres hacer. Eso es mentirte a ti mismo. Si
tomas el consejo de alguien, toma al mismo tiempo la responsabilidad. No señales si las
cosas no funcionan.
Buscar consejo es parte del plan de Proverbios para tomar buenas decisiones.
Puede ayudarte a evitar lo obvio, a atascarte en una sólo manera de pensar o de olvidarte
de los principios bíblicos.
Por lo tanto, hasta este punto hemos orado por una dependencia genuina de Dios.
También hemos recogido información de manera que podamos desarrollar y evaluar las
opciones. ¿Qué sigue?

127
Instrucciones para la Iglesia de hoy

Principio 3: Pregunta: «¿Habla la Biblia directamente


sobre mi decisión?»86
Mencionamos la propuesta netamente pragmática en cuanto a la toma de decisio-
nes, en la sección de apertura de este fascículo, pero no le hemos prestado mucha aten-
ción desde entonces. Aquí es donde comenzamos para corregir dicho error. El pragmá-
tico toma las decisiones analíticamente. Sin embargo, su charco de «sabiduría» es tan
grande como su experiencia. Ignora el océano de la sabiduría cierta y autoritaria en la
palabra de Dios.
Lo místico no es menos culpable. Al creer que se tiene una fuente confidencial
especial del conocimiento de Dios, con frecuencia se ignora lo que Dios ha dicho
en Su palabra. Lo místico interpretaría sus sentimientos o circunstancias en lugar
de interpretar y aplicar la palabra de Dios. Se queda en el charco de la especulación
humana, ignorando el océano de la verdad de Dios.
Ambos necesitan tornarse en personas que decidan bíblicamente. Cuando se
enfrentan a una decisión, deben preguntarse; ¿Habla directamente Dios en la Biblia
sobre mi decisión? Antes de tomar una decisión, debemos controlar en la Biblia – la
voluntad revelada de Dios- para ver si Dios nos ha dicho qué hacer. ¿Por qué digo
eso?
«Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son
para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las
palabras de esta ley.» Deuteronomio 29:29
En vez de perder el tiempo adivinando lo que está escondido, Dios quiere que
pasemos tiempo buscando en su palabra para descubrir y aplicar «las cosas revela-
das».
«No hay sabiduría, ni inteligencia, Ni consejo, contra Jehová.» Proverbios
21:30
No importa cuán práctica parezca la decisión, nunca es correcto tomar una
decisión contraria a lo que Dios nos ha mandado. Sin importar cuán convencidos
estamos que Dios nos está guiando, nunca es correcto hacer lo que Dios dijo que no
hiciésemos. Por lo tanto, siempre debemos controlar las Escrituras para ver si Dios
ha revelado Su voluntad para la decisión que estamos enfrentando.
Por ejemplo, un hombre joven puede estar debatiendo si debería casarse con
una chica que es amable, emocionante, atractiva, inteligente pero que no es cristiana.
Sin embargo, en 1ª Corintios 7:39 se nos da un principio divino con respecto al
matrimonio: un cristiano debe casarse «en el Señor» (es decir, con otro cristiano).

86
Estoy endeudado con el Dr. Stuart Scout por permitirme utilizar este principio y el siguiente. Ambos son
de sus seminarios sobre la toma de decisiones.

128
Joel James
De la misma manera, Dios no dice en la Biblia que deberías trabajar para la
compañía X o por el trabajo Y. Sin embargo, si un jefe espera que modifiques los
libros de manera que pueda sacar ventajas en sus impuestos, sabes cuál es la volun-
tad de Dios en esa situación. Dios ya la ha revelado en las Escrituras. Romanos 13:6
dice: «pagáis también los tributos». Jesús dijo «Dad al César lo que es del Cé-
sar» (Mateo 22:21). No existe sabiduría o consejo contra el Señor, por lo tanto,
sabes que no puedes aceptar o permanecer en un trabajo en donde se te exige que
desobedezcas a Dios o que ayudes a alguien a desobedecer a Dios.
Si Dios ha hablado directamente sobre un tema en Su palabra, entonces, no
hay decisión. Tan sólo haz lo que Él ha dicho. Aquí tenemos otro ejemplo. Un hom-
bre puede debatir sobre qué trabajo aceptar, pero no existe debate sobre su necesi-
dad de buscar o no un trabajo. 2ª Tesalonicenses dice:
«Porque oímos que algunos de entre vosotros andan desordenadamente,
no trabajando en nada, sino entremetiéndose en lo ajeno. A los tales mandamos
y exhortamos por nuestro Señor Jesucristo, que trabajando sosegadamente, co-
man su propio pan.» 2ª Tesalonicenses 3:11-12
Dios nos ha hecho fáciles algunas decisiones. Están directamente mencionadas
en Su voluntad revelada, las Escrituras. En tal caso, podemos descubrir la voluntad de
Dios. Está escrita en blanco y negro. Todo lo que se necesita es un poco de trabajo
para estudiar la palabra de Dios.

Principio 4: Pregunta, «¿Habla la Biblia indirectamente


sobre mi decisión?»
Es fácil cuando la Biblia dice: «No robéis.» Esa es una instrucción divina si debes o
no seguir en un trabajo en donde se te pide que engañes a tus clientes. Pero las situaciones
en la vida no son siempre tan claras. La Biblia puede que no mencione directamente tu
decisión – «¿Debería realizar esta difícil llamada telefónica ahora o mañana?» Sin em-
bargo, el principio de Deuteronomio 29:29 de buscar las cosas reveladas aún se sigue
aplicando. La palabra de Dios sigue siendo lámpara a nuestros pies, aún cuando el cami-
no de la vida parece haberse desvanecido.
Cualquiera sea la decisión que enfrentemos, es seguro que Dios la ha menciona-
do, por lo menos indirectamente, en su palabra. Es aquí donde un «conocimiento» po-
bre, ciego y tambaleante de la palabra de Dios nos invalida. Conocemos los mandamien-
tos básicos de las Escrituras, «Haz esto, no hagas lo otro.» Pero más allá de ellos, nos
estamos metiendo en aguas profundas. Desafortunadamente, esa ignorancia nos deja
andando en círculos y manoteando por un respiro en las decisiones. Para ser alguien que
tome decisiones sabias, debemos estar familiarizados, no sólo con las declaraciones
obvias y directas de parte de Dios, sino también con las instrucciones bíblicas que pue-
den guiar indirectamente nuestras elecciones.

129
Instrucciones para la Iglesia de hoy
Por ejemplo, un joven está debatiendo si debe o no pasar la noche en el departa-
mento de su novia. El sabe que 1ª Tesalonicenses 4:3 dice: «pues la voluntad de Dios
es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación.» Por lo tanto, él planea dor-
mir con ella. No quiere violar el mandato directo de Dios con respecto a la pureza
sexual.
Pero ¿es «No fornicarás» el único comentario que Dios ha hecho sobre el pecado
sexual? No. Por ejemplo, Romanos 13:14 también aplicaría. En un contexto de pureza
sexual, Pablo escribió: «sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los
deseos de la carne.» Proverbio 5:8 advierte: «Aleja de ella tu camino, Y no te acer-
ques a la puerta de su casa.»
La Biblia es contundentemente realista sobre el pecado sexual: no te des la opor-
tunidad innecesaria de caer en él. Indirectamente, Dios ha dicho mucho sobre la deci-
sión de un joven sobre el hecho de pasar la noche en el departamento de su novia, aún
cuando no está el mandamiento que dice: «No dormirás con tu novia.»
Aquí tenemos otro ejemplo. La palabra de Dios no dice directamente qué auto
deberíamos comprar. Pero ¿significa eso que la palabra de Dios no tiene ninguna entrada
sobre esa decisión? Indirectamente, lo hace de diferentes maneras.
La palabra de Dios no dice: «Compra este auto o aquel otro.» Pero dice mucho sobre
las deudas («Y el que toma prestado es siervo del que presta.» Proverbios 7:22b). Si
quieres sacar un préstamo para pagar una Ferrari mientras te alcanza para un Ford, Dios ha
comentado sobre tu decisión de comprar un auto.
Dios no dice: «Compra este auto o aquel otro», pero dice mucho sobre el hecho de
hacer cosas para impresionar a los demás. Eso tal vez reformule tu decisión de comprar un
gran auto deportivo para impresionar a los chicos de la oficina. Dios no dice si debes
comprar un auto azul o uno rojo. Pero, ¿qué sucede si tu esposa odia el rojo? Dios dijo:
«Esposos, amad a vuestras esposas» y «No hagáis nada egoístamente». Indirectamente,
Dios está diciendo mucho más de lo que crees acerca de tu decisión de comprar un auto.
Con frecuencia nos metemos en problemas al no aplicar estos cuatro principios.
El hecho de que Dios no haya dicho directamente: «Haz esto, no hagas aquello» no
significa que Dios no haya dicho nada que guiara tu decisión.

¡Ayúdame con esto!


¿Qué cosas deberías controlar para ver si Dios comenta indirectamente sobre
tu decisión? Permíteme enumerar cuatro:
· La fuente de cada opción que estás considerando.
· El verdadero objetivo de tu vida.
· Tus motivos para tomar dicha decisión.

130
Joel James
· Cada opción tiene sus consecuencias obvias y escondidas.
Esa lista proviene de Proverbio 1:10-19. En ese texto, el hijo de Salomón
estaba considerando salir con su barra de amigos el sábado por la noche. La deci-
sión puede o no haber sido mala. Dios nunca dijo: «No salgas con tus amigos.» Sin
embargo, observa cómo Salomón alentó a su hijo a rechazar la opción basada en la
fuente de la sugerencia.
«Hijo mío, si los pecadores te quisieren engañar, No consientas» (énfasis
agregado). Proverbios 1:10
La fuente. Cuando su hijo enfrentó una decisión, Salomón lo advirtió de pesar
bíblicamente la fuente de las diferentes opciones. La fuente en este caso eran los
«pecadores» y consultarles a ellos es tan sabio como preguntarle a un tiburón ham-
briento: «¿Es seguro nadar en esta playa?» Al tomar una decisión, la fuente de una
opción puede decirte mucho sobre si es o no una buena opción.
Aplica esto en otro contexto. Un esposo y una esposa están decidiendo si ella
debería permanecer en casa con sus hijos o debería seguir una carrera fuera del hogar.
Ella siente presión de ser una mujer profesional. Pregunta: ¿cuál es la fuente de tal
presión? La palabra de Dios siempre pone énfasis en que la esposa y madre debería
derramar su tiempo, esfuerzo y atención a su familia. La presión de seguir una carrera
fuera del hogar proviene del mundo. Si se pesa bíblicamente, la fuente de dicha op-
ción lo hace dudoso desde el inicio. «Si los pecadores te quisieren engañar, no
consientas.»
El objetivo. Luego de la fuente, el objetivo de una decisión necesita ser pesa-
da bíblicamente.
«Si dijeren: Ven con nosotros; Pongamos asechanzas para derramar san-
gre, Acechemos sin motivo al inocente… Hijo mío, no andes en camino con ellos.
Aparta tu pie de sus veredas.» Proverbios 1:11, 15
La invitación inicial era: «Ven con nosotros.» Dios nunca dijo: «No salgas
con tus amigos.» Pero, ¿qué crees que Dios piensa sobre el verdadero objetivo –
acechar al inocente – de su aparentemente plan inocuo? En la ley de Moisés sobre la
agresión en Éxodo 21, Dios había comentado sobre la decisión de qué hacer en la
noche del sábado del hijo de Salomón. El verdadero objetivo no era puro, aún cuan-
do la decisión misma parecía inocente.
De la misma manera, un hombre de negocios puede decidir transferir sus in-
versiones personales a nombre de su esposa. A simple vista, no hay nada de inmoral
en esta decisión. Pero, ¿qué pasa si su negocio se está cayendo, y su objetivo es
esconder ese dinero de los acreedores a quienes él les dio su seguridad personal?
Debido a este objetivo siniestro – esconder el dinero que le corresponde legítima-
mente a otras personas – su decisión es contraria a la voluntad revelada de Dios:
«Pagad a todos lo que debéis… No debáis a nadie nada.» (Romanos 13:7-8)

131
Instrucciones para la Iglesia de hoy
Para descubrir la instrucción indirecta de Dios sobre tu decisión, es impor-
tante preguntar: «¿Qué dice la palabra de Dios sobre el verdadero objetivo de mi
decisión?»
Los motivos. La tercera pregunta a fin de ayudarte a encontrar los comenta-
rios indirectos de Dios sobre tu decisión es: «¿Cuál es mi motivo?» Observa cómo
los motivos de los amigos del hijo de Salomón fueron enaltecidos en Proverbio 1.
«Ven con nosotros… Hallaremos riquezas de toda clase, Llenaremos nues-
tras casas de despojos.» Proverbios 1:11, 13
Dios tal vez no dijo «No salgas con tus amigos», pero Él ha dicho mucho
sobre el deseo por el dinero, es decir, la codicia. De la misma manera, Dios podría
haber comentado directamente sobre tu decisión de resignar y aceptar un nuevo
trabajo. Tu salario sería el doble, pero el tiempo con tu familia sería la mitad. El
compromiso en la iglesia se vería afectado por tu inasistencia. Algunas de tus res-
ponsabilidades te empujarían fuera de la línea de la integridad.
En tal caso, tu decisión por un salario mayor sería amor al dinero. Indirecta-
mente, Dios ha mencionado tu decisión frunciendo el cejo por tus codiciosos mo-
tivos para tomar dicha decisión. «Porque los que quieren enriquecerse caen en
tentación y lazo… porque raíz de todos los males es el amor al dinero.» (1ª
Timoteo 6:9-10)
Aquí tenemos otro ejemplo de pesar las decisiones basadas en sus motivos.
«Si nos mudamos a Durban», piensa un esposo resentido, «estaré lejos de mi entro-
metida e insufrible suegra.» ¿Crees que Dios es honrado por una decisión cuyo
motivo es la amargura?
Consecuencias escondidas. Una cuarta manera de considerar cómo podría ha-
blar Dios indirectamente sobre una decisión es formulando esta pregunta: ¿cuáles
son los motivos obvios y las consecuencias escondidas de mi decisión? Observa la
advertencia de Salomón a su hijo sobre las consecuencias escondidas del compor-
tamiento de su barra de los sábados por la noche.
«Pero ellos a su propia sangre ponen asechanzas, Y a sus almas tienden
lazo. Tales son las sendas de todo el que es dado a la codicia.» Proverbios 1:18-
19ª
La sabiduría ve cómo funcionan realmente las cosas. Por lo tanto, Salomón
advirtió a su hijo sobre salir con su barra de amigos. Había consecuencias escondi-
das (auto-destrucción) en sus comportamientos. Esto es lo que pasó por alto el
jovencito que quería dormir en el departamento de su novia. El no veía las conse-
cuencias escondidas de darle la innecesaria oportunidad a los deseos sexuales.
Las consecuencias escondidas de las decisiones son un tema importante en
Proverbios. En Proverbio 7:1-23, te encuentras con el joven simple que decide
pasar por la casa de la prostituta.
132
Joel James
«Vi entre los simples, consideré entre los jóvenes, a un joven falto de en-
tendimiento, el cual pasaba por la calle, junto a la esquina, e iba camino a la
casa de ella… Lo rindió con la suavidad de sus muchas palabras, le obligó con
la zalamería de sus labios. Al punto se marchó tras ella, como va el buey al
degolladero.» Proverbios 7:7-8, 21-22
La Biblia no te dice qué ruta tomar cuando sales a la noche. ¿O lo hace? «Ale-
ja de ella tu camino(es decir, de la adúltera) y no te acerques a la puerta de su
casa» (Proverbios 5:8). Si ese necio hubiese considerado las consecuencias es-
condidas de pasar por la casa de la prostituta, hubiese evitado ese desastre.
Una de las consecuencias que con frecuencia pasamos por alto es cómo afec-
tarán a los demás nuestras decisiones. Tenía un amigo en el seminario que tuvo que
retirarse y regresar a su casa a mitad del primer año. El no había considerado cómo
la mudanza a una gran ciudad como Los Ángeles y el estar lejos de su familia afec-
taría a su esposa. Ella estaba luchando para salir adelante con esa situación y por lo
tanto – «Esposos amad a vuestras esposas» – él tomó una muy buena segunda
decisión y regresó a su casa en Colorado.
Considerando cómo comenta indirectamente la Biblia sobre una decisión es
crítico para el momento de tomar una decisión. Como Salomón en Proverbio 1:10-19,
debes ser capaz de ver no sólo la opción ante tus ojos, sino su fuente, su verdadero
objetivo, tus motivos y las consecuencias obvias y las escondidas ante cada opción.
Puedo garantizarte que Dios ha dicho algo sobre ellas.

Principio 5: Siendo todas las otras cosas iguales, haz lo


que quieras
Los primeros cuatro principios de la toma de decisiones de manera bíblica son:
· Ora pidiendo sabiduría.
· Reúne información.
· Investiga en las Escrituras para ver si Dios ha hablado directamente sobre tu
decisión.
· Investiga en las Escrituras para ver si Dios ha hablado indirectamente sobre
tu decisión.
Eso nos lleva a nuestro quinto principio. Digamos que has orado pidiendo sabi-
duría y has reunido tanta información como sea razonable. Has considerado las decla-
raciones directas e indirectas de Dios en la Biblia sobre tu situación. ¿Ahora qué?
Con frecuencia, los principios directos o indirectos de la palabra de Dios
harán más complicadas las decisiones obvias. Para el amigo que mencioné antes, el

133
Instrucciones para la Iglesia de hoy
hecho de mudarse a Los Ángeles para ir a un seminario era una muy buena decisión.
Pero cuando vio cómo afectaba a su esposa, se dio cuenta que fue una mala deci-
sión. El principio de Dios de considerar a su esposa más que a él mismo (Filipenses
2:3) generó su decisión de regresar a su casa.
Pero, ¿qué si no hay una opción clara? ¿Qué sucede si existen bíblica y práctica-
mente dos (¡o más!) opciones que podrías tomar? En ese caso, siendo todas las demás
cosas iguales, haz lo que quieras87. Parece chocante, pero ahí es donde llegamos.
No puedes conocer por adelantado la voluntad no revelada de Dios – no sirve
hacer la danza de la guerra para descubrirla. Si la voluntad revelada de Dios (la Biblia)
no gobierna directa o indirectamente todas las opciones, si las consideraciones prácti-
cas son esencialmente iguales, entonces todo es dejado bajo tu criterio. Es un deseo
cuidadosamente escudriñado de asegurarte de no ser egoísta ni impío. Pero si todas
las demás cosas son iguales, entonces eres libre de hacer lo que quieras.
La libertad, por supuesto, nunca es una licencia para el pecado o para el egoís-
mo. «Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que
no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos
a los otros.» (Gálatas 5:13)
Proverbio 14:23 dice: «Las vanas palabras de los labios empobrecen.»
Cuando todo ha sido bíblicamente evaluado, nos encontramos en un punto en donde
tan sólo tienes que tomar una decisión. La voluntad de Dios se manifestará. No te
preocupes por eso. Tu trabajo es pensar los asuntos de manera sabia y bíblica.

Cuando las decisiones son las incorrectas


A veces las decisiones son las incorrectas. Huelen como el pescado muerto
descomponiéndose en un tacho de basura en una tarde de verano. Con frecuencia,
hay una razón obvia ante eso: la falta de información o una desobediencia a la volun-
tad revelada de Dios. En otros momentos puede que no hayamos pesado cuidadosa-
mente los principios bíblicos necesarios que se aplican indirectamente, es decir, mi
amigo que no consideró cómo respondería su esposa ante la mudanza al otro lado
del país, a la ciudad de Los Ángeles. En tales situaciones necesitamos aprender de
nuestros errores o arrepentirnos de nuestros pecados (siempre que sea necesario),
y luego tomar la decisión de corregir dicha situación.
A veces haces lo mejor y las cosas aún así no salen. Intentaste ser bíblico,
tener cuidado y estar informado. Pero todo colapsó como una casa hecha de cartas.
Cuando las decisiones son malas, necesitamos confiar en la soberanía de Dios.

87
El Dr. John MacArthur explica muy bien este principio en su excelente libro, Encontrada: La Voluntad de
Dios, Victor Books, 1999 (primera publicación en 1973 como La Voluntad de Dios no está Perdida).

134
Joel James
«Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia pruden-
cia. Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas.» Proverbios
3:5-6
«Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas prue-
bas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.» Santiago 1:2-3
La voluntad de Dios no es vencida por nuestras pequeñas decisiones. Cuando
una decisión no funcionó, fue la voluntad de Dios que así fuera. Algunas de las leccio-
nes de Dios pueden ser aprendidas sólo a través del error.
Descansa en la soberanía de Dios cuando las cosas van mal. Por supuesto,
estaría mal asumir que hiciste todo correctamente. Haz una auto-evaluación minuciosa
para ver si una decisión mal tomada contribuyó a la falla. Y luego haz una segunda
buena decisión – una que corrija los errores de la primera.

Conclusión
Cuando mi esposa y yo decidimos venir a Sudáfrica en 1995, el esquema de la
decisión descripta en Proverbios fue el que seguimos. Oramos pidiendo sabiduría y al
reunir información, descubrimos que la Membrecía de Grace nos quería. Podía pre-
dicar en inglés ni bien bajara del avión y me entenderían. La oportunidad parecía
concordar con mis dones- el pastoreo y el entrenamiento de hombres para el minis-
terio.
Una vez analizado los comentarios directos e indirectos de Dios sobre la de-
cisión, nos encontramos en un terreno sólido. Los ancianos de nuestra iglesia estu-
vieron de acuerdo. Nuestras familias nos apoyaron. No estábamos escapando de
ningún problema en los Estados Unidos y la iglesia a la que nos estábamos mudando
era bíblicamente correcta. Hablando en términos prácticos, el dinero para pagar la
mudanza estaba disponible. Y nosotros queríamos ir.
¿Era la voluntad de Dios que fuéramos? Sí. Y aquí estamos. Pero no nos ator-
mentamos a nosotros mismos intentando descubrir de antemano la voluntad no reve-
lada de Dios. Las cosas secretas son del Señor. Tan sólo hicimos lo mejor para
aplicar bíblicamente la sabiduría revelada de Dios y confiamos en Dios para que
guiase nuestros pasos.

Y sabes…
Dios quiere que tomes decisiones sabias y guiadas bíblicamente. Primero,
ora humildemente, pidiendo sabiduría. Luego, pon la sabiduría que pediste en acción
reuniendo información. Luego evalúa las opciones. ¿Ha comentado Dios directa o
indirectamente sobre tu decisión en la Biblia? Luego de pesar las inferencias

135
Instrucciones para la Iglesia de hoy
espirituales y prácticas – buscar consejo si es necesario – haz lo que es bíblicamente
correcto o lo que sea más sabio. Si no hay un modo de actuar definido, siendo todo
lo demás igual, haz lo que quieras.

Es práctico sin caer en el error de la propuesta puramente pragmática. Es


depender de Dios sin la propuesta arbitraria del misticismo cristiano. Más impor-
tante aún, es bíblico. Es lo que nos enseña Proverbios sobre el hecho de tomar
decisiones, el libro de la Biblia de las tomas de decisiones.

136
Joel James

-6-
El principio del compañerismo
Originalmente publicado en inglés con el título:
«The Companionship Principle»

Trayendo sanidad bíblica a la locura de las citas

Introducción
Estoy feliz de estar casado; y agradezco que ya no tengo que pensar más sobre
las citas. Mis experiencias en las salidas, antes de conocer y casarme con mi espo-
sa, no fueron exactamente algo que se destacaba en mi juventud. Por ejemplo, to-
memos mi primera cita. Todo lo que podría haber salido mal, sucedió.
Le había pedido a una chica que me acompañara a mí y a unos amigos a un
concierto cristiano. Ella fue lo suficientemente amable como para aceptar. Cuando
llegó la tarde del concierto, la chica, Julie, me llamó desde el trabajo y dijo que se sentía
enferma, pero aún así quería ir. Cuando llegó, justo antes de nuestro horario de
partida, se veía atroz. Ojerosa, pálida, obviamente, no estaba en su mejor momento.
Le expliqué que no tenía que venir, pero evidentemente, ella se sentía que
había dado su palabra y debía mantenerla. Estoy seguro que se sintió mucho mejor
cuando nos encontramos con su ex novio camino al auto. Odio cuando eso sucede.
Listos para partir, nos subimos al auto de mi amigo. Yo no tenía un auto y
pensé que llevarla 200 kilómetros en mi bicicleta sería un poco incómodo para ella.
Éramos cinco dentro del auto. Tres chicos que eran mis amigos, yo y Julie. Lindo.
Romántico.
Tan pronto como nos subimos dentro del auto, yo bajé. Había olvidado las
entradas en mi dormitorio y tenía que regresar a buscarlas. Organizado, ese soy yo.
El concierto era en otra ciudad, cerca de una hora de viaje. Justo antes de

137
Instrucciones para la Iglesia de hoy
llegar al salón donde se realizaba el concierto, el auto de mi amigo comenzó a largar
humo. No pensamos mucho en eso. Estábamos deseosos por ver el show.
Julie había hecho todo lo posible para hablar un poco durante el viaje, pero
claramente no se sentía completamente bien. Puedes imaginar lo bien que se sintió
después de soportar tres horas de música ruidosa. Luego del recital, nos apretujamos
nuevamente dentro del auto. En la autopista, a las afueras de la ciudad donde se había
llevado a cabo el concierto, el auto de mi amigo explotó. El humo comenzó a fil-
trarse por todas las aberturas y salimos del auto con los ojos llorosos.
Mientras mis amigos iban a buscar ayuda, pasé las siguientes tres horas y media
sentado en el auto, al lado de la autopista observando cómo Julie se moría de frío.
Mi única esperanza era que ella se congelara lo suficiente como para olvidarse lo
enferma que se sentía. Consideré detener algún camión, como para que por lo me-
nos quite alguna de sus tres desgracias. Cuando finalmente llegamos a casa eran las
dos de la mañana.
No hace falta decirlo, pero nunca más volvimos a salir. De hecho, Julie se
casó seis meses después. Una cita conmigo fue suficiente como para convencerla
que necesitaba quitarse del camino, y debía hacerlo rápido.
A veces las citas son locas, ¿no es verdad? Pero para ser honesto, que un auto
se prenda fuego en medio de la noche, es lo último. Creo que la verdadera locura de
las citas no tiene nada que ver con las cosas locas que sucedieron en mi primera
cita.
La verdadera razón por la cual las citas son con frecuencias «locas» es que los
jóvenes cristianos y los padres nunca han moldeado su comprensión de la palabra
«cita» con la Biblia. Desafortunadamente, las citas son una de aquellas áreas en don-
de muchos cristianos han seguido ciegamente el camino trillado por el mundo.
Pablo le dijo a los romanos: «No os conforméis a este siglo» (Romanos 12:2).
Si alguna vez existió un área en donde este mandamiento necesitaba ser seguido, la
cita es una.

La manera en que era


El objetivo de todo cristiano debería ser guiar su vida por medio de la Biblia.
Sin embargo, existen algunos problemas atemorizantes que enfrenta un cristiano
cuando él o ella intentan descubrir lo que dice la Biblia sobre las citas.
Un problema es la multitud de opiniones conflictivas sobre cómo manejar
una cita. Normalmente, una plétora de información inútil y conflictiva no le con-
cierne a un cristiano. Todo lo que tenemos que hacer para silenciar el murmullo de
opiniones es abrir la palabra de Dios y dejarla hablar.

138
Joel James
Sin embargo, la Biblia parece haber perdido su voz cuando se trata de las citas.
Las salidas, como las realizamos, simplemente no se encuentran en las Escrituras.
Nuestra cultura occidental difiere dramáticamente de la cultura bíblica en esta pro-
puesta para obtener un esposo o una esposa.
Por ejemplo, cuando Isaac quiso encontrar una esposa, no le pidió prestado el
camello al papá y llevó a la chica a dar una vuelta. Recuerdas lo que sucedió (Génesis
24). El papá pensó que era tiempo que Isaac se casara. Pero a Abraham no les gustaban
las mujeres locales, las hijas de los cananeos. Por lo tanto, envió a uno de sus siervos
a Mesopotamia para encontrarle a Isaac una esposa de entre su propio pueblo.
Por la providencia de Dios, el siervo escogió a Rebeca entre la multitud. ¿Regre-
saría ella con él a Canáan para casarse con un hombre que nunca había conocido? Sí,
por supuesto, lo hará.
El siervo y Rebeca regresaron en los camellos y viajaron todo el camino hasta el
sur de Canaán. Mientras se acercaban al campamento de Abraham, Isaac caminó a su
encuentro.
-«¿Quién es él?» preguntó Rebeca.
-«Tu nuevo esposo», respondió el siervo.
Por lo tanto, Rebeca se puso su velo y ella e Isaac se casaron. Eso hace de una
cita algo fácil, ¿no es verdad? Mamá y papá escogen cuándo y con quién te casarías
(dicho sea de paso, deberías recordar que ¡Isaac tenía cuarenta años cuando sucedió
esto!).
Como padre, estoy comenzando a pensar que el método de Abraham no es un
mal sistema. De hecho, cuando yo era soltero, no pensaba que era un mal sistema.
Estaba dispuesto a arriesgarme ante la elección de mis padres a fin de saltar la esce-
na de la cita.
Sin embargo, el punto es que los matrimonios arreglados estaban de moda en
el mundo bíblico. Las citas, como las conocemos nosotros, serían un concepto
totalmente extraño para ellos.

La primera pregunta
Tal vez, entonces, la primera pregunta que necesitamos responder al conside-
rar las citas es esta: ¿Son legítimas las citas como las efectuamos nosotros? Acaba-
mos de repasar un ejemplo de las prácticas de los matrimonios arreglados. ¿Es esa
la propuesta bíblica para encontrar a un esposo o a una esposa?
Aunque el método de elección de los padres es descripto en las secciones
narrativas de las Escrituras, nunca es prescripto ni ordenado. Es imposible afirmar

139
Instrucciones para la Iglesia de hoy
que los matrimonios arreglados son el método bíblico. Sin nada más, la interacción
entre Ruth y Booz muestra que hubo cierta libertad en esta área.
No creo que el arreglo por parte de los padres este mal (¡gasp!), pero tampoco
podemos decir que es la práctica bíblica. Eso significa que la «cita» en sí misma no
es «no» bíblica. La Biblia no define el método para encontrar a un esposo ó a una
esposa. Considerando eso, tenemos dos opciones. Podemos regresar a la práctica de
los matrimonios arreglados o podemos reformular nuestra práctica cultural actual con
el pensamiento bíblico. Asumiré que el voto va para la reformulación de nuestra prác-
tica cultural actual.

Resumen
Hasta ahora hemos establecido que un cristiano no tiene el lujo de volver al
pasaje bíblico sobre las citas y leer diez versículos de las últimas palabras de Dios
sobre el tema. Pero, a pesar de eso, sabemos que la palabra de Dios es suficiente para
la vida y la piedad (2ª Pedro 1:3). Por lo tanto, podemos estar seguros como padres o
como solteros que todo lo que necesitamos para ser guiados con respecto a las
citas se encuentra en la palabra de Dios. Tan sólo necesitamos encontrarlo.
Cuando lo hacemos, entonces podemos aplicar la sabiduría bíblica a las citas.
Para hacer eso, debemos evitar la mera opinión, la experiencia o los estándares co-
múnmente aceptados. Las Escrituras deben guiarnos a los verdaderos temas y entre-
garnos las respuestas de Dios.
A través de estas páginas, me gustaría entregarte algunos principios que traerán
sanidad bíblica a la locura de lo que el mundo llama citas. Comencemos observando
un ejemplo que resalta la importancia de las citas de manera bíblica.

Los «no» en las citas de Sansón


Una de las maneras de aprender cómo hacer algo es observar a otra persona
que lo hace insatisfactoriamente. Cuando nadaba en triatlones, tenía un amigo que
entrenaba en la misma piscina. Tenía el hábito de poner su mano dentro del agua
demasiado lejos o en el centro de su propio cuerpo cuando realizaba la brazada de
estilo libre. Esto movía su cuerpo levemente hacia los lados con cada brazada. En
lugar de deslizarse derecho como una flecha a través del agua, él «araba» el agua al
moverse levemente de manera diagonal en el agua.
Aprendí mucho observándolo. Aprendí como no se debía nadar. Su error me
ayudó a corregir un error similar en mi propia brazada.
Quizás podemos utilizar la misma técnica de aprendizaje mientras comenza-
mos a descubrir cómo la Biblia puede volver a moldear nuestro entendimiento sobre

140
Joel James
las citas. A pesar de no haber secciones de enseñanza directa en la Biblia sobre las
«citas», la Biblia contiene ejemplos sobre la búsqueda de un cónyuge.
Un ejemplo es el de Sansón. Una vez escuché una charla de una cita titulada
«Los ‘sí’ y los ‘no’ de las citas». Desafortunadamente, Jueces 14-16 puede ser llamado
«los no de las citas.» No existen «sí» en los registros de Sansón. No hizo nada de
manera correcta en su búsqueda de una esposa. Podemos aprender de Sansón de la
misma manera en que yo aprendí de la brazada en el estilo libre de mi amigo: observán-
dolo, ¡y luego asegúrate de no hacerlo nunca!
Sansón, podrás recordar, era un hombre especial. Su nacimiento fue anunciado
por el ángel del Señor en Jueces 13:3. El ángel prometió que Dios utilizaría al niño para
rescatar a su pueblo de sus permanentes opresores, los filisteos.
Un día, el joven Sansón estaba afuera de visita y vio a una muchacha.
«Descendió Sansón a Timnat, y vio en Timnat a una mujer de las hijas de los
filisteos. Y subió, y lo declaró a su padre y a su madre, diciendo: Yo he visto en
Timnat una mujer de las hijas de los filisteos; os ruego que me la toméis por
mujer.» Jueces 14:1-2
Sansón había visto mujeres antes, pero esta mujer realmente lo noqueó, tanto
pero tanto, que decidió casarse con ella. ¿Qué hay de malo con eso? Los hombres
conocen mujeres. El muchacho perdió el control. El muchacho le pidió a la muchacha
que se casara con él. Amor a primera vista. ¡Qué romántico!… (suspiro).
¿Qué hay de malo con la propuesta de Sansón sobre las citas? Todo. En tres
versículos (versículos 1-3) Sansón cometió tres errores desastrosos.

El Primer No
El versículo uno dice que Sansón estaba de visita en Timnat y vio «una de las
hijas de los filisteos.» ¿Cuál era el problema? Dios le había ordenado a Israel que
no se casaran con las hijas de los pueblos idólatras y adoradores de demonios que
los rodeaban (Deuteronomio 7:3-4). Dios no quería que su pueblo escogido fuera
arrastrado por las prácticas ocultas y pervertidas de adoración que tenían los de
Canaán.
Sansón no tenía por qué ir a Timnat con ojos ambulantes. Todas las chicas de
allí estaban fueran del límite. Desafortunadamente, Sansón nunca aprendió esta lec-
ción. Si no era una enamorada en Timnat era una prostituta en Gaza (16:1). Cuando se
cansó de ella, fue la deleitable Dalila, pastelito filisteo (16:4). Si quisieras resumir
la vida de Sansón con una canción, sería «Buscando amor en lugares equivoca-
dos.»

141
Instrucciones para la Iglesia de hoy
La tierra de los filisteos era un lugar de gente perversa e inmoral. Cada vez
que Sansón iba allí, su codicia lo empujaba a otra relación desastrosa.
Pero Sansón era demasiado porfiado como para retractarse aún en presencia
de la palabra de Dios.
«Y su padre y su madre le dijeron: ¿No hay mujer entre las hijas de tus
hermanos, ni en todo nuestro pueblo, para que vayas tú a tomar mujer de los
filisteos incircuncisos? Y Sansón respondió a su padre: Tómame ésta por mujer,
porque ella me agrada.» Jueces 14:3
La traducción «porque ella me agrada» expone significativamente el original
hebreo. En realidad dice: «ella es correcta» ó «ella es la correcta para mí.» La
palabra hebrea yshr era la palabra «correcta». Significaba algo que estaba de acuer-
do con el estándar aceptado.
Ahora, ¿cuál se supone que era el estándar en Israel? La ley de Dios, ¿cierto?
Y Deuteronomio 7:3 ordenaba a Israel a que no se casaran con personas que adora-
ban ídolos. Esta pagana mujer filistea no era recta según el parámetro de Dios.
Pero Sansón era obstinado: «Ella reúne los requisitos.» Cuando la mujer que San-
són quería no estaba bajo el parámetro, Sansón cambiaba las reglas. Ni siquiera las
ordenanzas de Dios detenían su persecución ante la mujer que quería.

El Segundo No
Aparte de buscar amor en todos los lugares equivocados, Sansón tenía otro
problema mayor en su técnica para las citas. ¿Cómo determinaba Sansón que una
chica fuera una buena pareja para él? «Yo he visto en Timnat una mujer… os ruego
que me la toméis por mujer.» (Énfasis agregado) (14:2).
La medida de Sansón sobre una mujer era su silueta. Siempre la hormona hu-
mana, Sansón sólo pensaba en la atracción sexual cuando buscaba una esposa. Su fe
y su carácter eran inconsecuentes. Si la curva de su rostro y el corte de su cabello
eran los apropiados, entonces estaba a todo vapor.

El Tercer No
El tercer no de Sansón en el versículo tres de Jueces 14.
«Y su padre y su madre le dijeron: ¿No hay mujer entre las hijas de tus
hermanos, ni en todo nuestro pueblo, para que vayas tú a tomar mujer de los filisteos
incircuncisos? Y Sansón respondió a su padre: Tómame ésta por mujer, porque
ella me agrada.» Jueces 14:3
Proverbios 22:15 dice, «La necedad está ligada en el corazón del mucha-

142
Joel James
cho». Eso era cierto en Sansón. Sus padres intentaron advertirle. Ellos lo alentaron
fuertemente a reconsiderar su obrar. ¿La respuesta de Sansón? «Mamá, papá, uste-
des son tontos. Se mucho más que ustedes.»
Cegado por la infatuación, Sansón rechazó el consejo bíblico de sus padres.
Al hacer eso, pisoteó una de las líneas de defensas más importantes de Dios que nos
protege de las decisiones necias. El tercer desacierto de Sansón fue rechazar el
hecho de considerar el consejo (especialmente el de sus padres) con respecto a sus
relaciones.
Es una escena triste. Es como el borracho en la fiesta que discute que está lo
suficientemente sobrio como para manejar, cuando sus amigos pueden ver claramen-
te que difícilmente se puede mantener en pie. Sansón, aturdido por la codicia y la
infatuación, no estaba en condiciones de hacer una evaluación justa sobre su «rela-
ción» con la mujer filistea. Pero él rechazó tozudamente la ayuda de aquellos que se
preocupaban por él.

El orgullo va antes de la destrucción


Conoces el resto de la historia. Antes de que la fiesta de casamiento acabara, la
hermosa novia de Sansón lo había manipulado y traicionado. Ella lo molestaba insis-
tentemente y lo gimoteaba para sacarle la respuesta al enigma que él había inventado
para desafiar a los invitados de la boda.
«Y lloró la mujer de Sansón en presencia de él, y dijo: Solamente me aborre-
ces, y no me amas, pues no me declaras el enigma que propusiste a los hijos de mi
pueblo. Y él respondió: He aquí que ni a mi padre ni a mi madre lo he declarado,
¿y te lo había de declarar a ti? Y ella lloró en presencia de él los siete días que
ellos tuvieron banquete; mas al séptimo día él se lo declaró, porque le presionaba;
y ella lo declaró a los hijos de su pueblo.» Jueces 14:16-17
Sansón estaba furiosamente enojado y estalló contra la ciudad. Finalmente, lue-
go de la venganza, Jueces 15:8 nos dice que Sansón terminó viviendo en una cueva
como una persona fuera de la ley. Su propuesta errónea sobre las citas no le trajo la
alegría y el placer que él pensó que traería. Sólo trajo manipulación, desconfianza,
infidelidad, altercados con su familia política, enojo, venganza y soledad. De hecho,
Sansón no obtuvo nada del matrimonio que quería.
La Biblia puede que no hable específicamente sobre las citas, pero podemos
aprender algo del ejemplo de Sansón. Hizo todo mal y los resultados fueron desastro-
sos.

143
Instrucciones para la Iglesia de hoy

Resumen
Sansón estaba buscando amor en los lugares equivocados. Ese fue su primer
error. Continuamente se empujaba a sí mismo a situaciones en donde podía enredar-
se emocional y físicamente con una persona no creyente. E inevitablemente, así lo
hizo.
En el caso de su matrimonio, sólo cuando se encontraban en el banquete de
bodas la maldad de su esposa, del padre de ella y de sus amigos se mostraron real-
mente tal cual eran. Pero Sansón debería haberlo sabido. Ella no servía al Dios ver-
dadero. Él debería haberla evitado desde el principio.
Sansón también midió una presunta compañera por su atractivo físico, en vez
de hacerlo por su compromiso hacia el Señor y por su carácter piadoso. Ese fue su
segundo error. Y cuando sus padres intentaron encender la luz de la sabiduría sobre la
situación, Sansón se encegueció ante el consejo de ellos. Ese fue su tercer error.

El principio del compañerismo


El naufragio del matrimonio de Sansón nos ilustra la importancia de buscar un
esposo o una esposa de la manera bíblica. Sin embargo, habiendo visto como no
hacerlo, debemos considerar como hacerlo. ¿Cómo podemos llevar sanidad bíblica
a la locura de las citas? ¿Dónde deberíamos comenzar?
Definido simplemente, la cita es una relación entre un hombre y una mujer,
más allá de la edad. Podrían tener dieciséis. Podrían tener sesenta. No importa. La
cita aún es una relación entre un hombre y una mujer. Existe, entonces, un lugar
obvio para comenzar bíblicamente. ¿Cuál es el versículo definitorio en la Biblia
sobre la relación entre un hombre y una mujer?
«Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda
idónea para él.» Génesis 2:18
Probablemente ese sea el versículo más importante en toda la Biblia explicando
las relaciones humanas. Piensa en él. ¿Cuánto del comportamiento humano se ve
ejemplificado en la realidad de este versículo? En realidad la cita lo está, ¿no es
verdad? Por lo tanto, para traer sabiduría bíblica a las citas, debemos comprender
las insinuaciones de este versículo.
La primera sugerencia de este versículo es la siguiente: Dios lo hizo a Adán
incompleto. «No es bueno que el hombre esté solo.» Había una soledad diseñada
por Dios y una necesidad de ayuda en Adán que ninguno de los animales podía satis-
facer. Adán necesitaba como ser humano y como hombre, una compañía apropiada.
Por lo tanto, Dios creó a Eva como la ayuda adecuada, la compañera necesaria

144
Joel James
para el hombre. A pesar de que a algunos hombres y mujeres se les ha dado un don
para permanecer solteros y satisfechos en este estado (1ª Corintios 7:7), la gran mayo-
ría de los hombres y mujeres sobre la faz de la tierra tienen permanentemente a Génesis
2:18 con ellos.
Esto nos habla inmediatamente sobre la importancia de las citas. Las perso-
nas, más allá de las edades, tienen «citas» porque desean una relación al estilo ma-
trimonio. Eso no significa que las personas siempre tienen citas porque quieran
casarse. Ese no es necesariamente el caso. Pero pasan tiempo juntos porque Dios
ha construido en ellos el deseo de intimidad y compañerismo en una relación única
de hombre/mujer.
Esa definición de cita es significativa. Nos dice que el objetivo de una rela-
ción legítima se encuentra en Génesis 2:18: el compañerismo. Aquellos involucrados
en la relación puede que no quieran casarse. Sin embargo, el deseo de ellos de una
relación al estilo matrimonio es lo que los motiva a pasar más tiempo juntos.
Este es un pensamiento esclarecedor. El matrimonio, según Dios, es una rela-
ción o una amistad o un compañerismo. La cita es buscar una relación de cierto modo
como el matrimonio – un compañerismo único con un miembro del sexo opuesto. Por
lo tanto, bíblicamente hablando, ¿dónde piensas que debería ubicarse el énfasis en el
proceso de la cita? Correcto, en la amistad o el compañerismo.
Cuando me encontraba en la universidad, había una chica en nuestra iglesia
que era brillante, atractiva y que amaba genuinamente a Cristo. Como puedes imagi-
nar, era como un radiador de auto – se le pegaban todos los bichos.
El pastor de nuestro grupo, una vez hizo un comentario personal muy intere-
sante sobre ella. «Pobre gil,» dijo él, «todos quieren casarse con ella, pero nadie
quiere tomarse el tiempo para ser su mejor amigo.» Ese fue un comentario perspi-
caz de un hombre que comprendía lo que debería ser una «cita».
La base de un buen matrimonio es, primero, una correcta relación con Dios, y
luego, una fuerte amistad con tu cónyuge. Si quitas el romance, el sexo, los hijos y
cualquier otra cosa que asociemos con el matrimonio – y si aún tienes una amistad-
sigues teniendo un matrimonio fuerte. Si de eso se trata la relación de Génesis
2:18, entonces de eso se debería tratar la cita.
El principio del compañerismo de Génesis 2:18 es el punto de partida crítico
para traer sanidad bíblica a la práctica de las citas. Comprendiendo qué es lo que
motiva la cita nos hace darnos cuenta lo que debería ser la cita. Un deseo de compa-
ñerismo es la razón legítima y diseñada por Dios para pasar tiempo con una persona
del sexo opuesto. Por lo tanto, todo lo que hacemos en la «cita» debería ser guiado
por el principio del compañerismo.

145
Instrucciones para la Iglesia de hoy

Quitar la presión
El concepto bíblico sobre la cita quita mucha de la presión del concepto de la
cita en sí. Conozco como es con los jóvenes en nuestra iglesia. Ellos tienen miedo
de sentarse en la reunión al lado de un muchacho o de una muchacha porque los
habremos casado al final de nuestros anuncios.
Comenzar con una amistad alivia la presión. Tanto la tan conocida presión
ejercida por los demás como la presión emocional y sexual que pueden ponerse uno a
otro la pareja que está saliendo, son negadas por el principio de amistad.
Las personas salen por el prestigio, la sensación de ser deseado, por el sexo y
demás. Sin embargo, la razón bíblica para pasar tiempo con una chica o con un chico
es construir una amistad duradera. Eso podría convertirse algún día en un compromi-
so de casamiento. Puede que no. No hay necesidad alguna de preocuparse sobre eso
al principio. Finalmente, si el matrimonio no apela a ninguno de los dos, nada se
habrá perdido. Se ha forjado una amistad invaluable. Eso, y la experiencia de cons-
truirla, será algo beneficioso para toda la vida.

Jugando
Cuando miro hacia atrás a mis días de soltería, fuera del amor de Cristo, había
una característica común en las pocas chicas en las que alguna vez estuve interesado.
No era el estilo de ellas, ni sus colores de cabello, ni la educación, ni sus talentos ni
nada de esa naturaleza. Más allá del amor de ellas hacia Cristo, el factor común era el
siguiente: me resultaba fácil hablar con ellas. Teníamos una amistad sencilla y natural.
Una propuesta de amistad como en Génesis 2:18, quita mucho del juego jugado
que va con frecuencia de la mano de una cita. Nadie tiene que fingir ser alguien que no
es. No tienes que jugar al juego «le agrado». El muchacho no tiene que hacer la rutina
del caballero en la armadura brillante. Ella no tiene que preocuparse sobre cuánto tendrá
que dar físicamente para mantener su atención.
Todo eso en una cita es tan sólo un juego. Considera el promedio de la cita.
Pasas tres horas con una persona haciendo todo lo mejor para ser alguien que en
realidad no eres. La muchacha sentada allí simulando que siempre se ve como si aca-
bara de salir de una revista de modas. Y el muchacho - ¿cuándo fue la última vez que
salió tres horas sin eructar en voz alta?
En nuestra primera «cita», Ruty (mi esposa) y yo anduvimos en bicicleta y co-
mimos pollo frito – rostros sudados y dedos engrasados. ¿Cómo podría sobrevivir
cualquier relación a eso? Simple. Habíamos sido amigos casi durante un año. No te-
níamos que jugar juegos para impresionarnos entre nosotros.

146
Joel James

No os conforméis a este siglo…


Una relación de «cita» guiada por el principio de compañerismo de Génesis
2:18 es completamente diferente a lo que promueve el mundo. Para nuestra ver-
güenza, nos hemos conformado a las prácticas del mundo. Pablo dijo, «No os con-
forméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro
entendimiento…» (Romanos 12:2).
Nuestra cultura nos alimenta con un punto de vista estándar sobre las citas y,
desafortunadamente, la mayoría de los cristianos lo tragan sin pensarlo dos veces.
El mundo le dice a la juventud que la cita se trata sobre las emociones románticas y
el juego de los besos y los abrazos. Eso ha oscurecido completamente el concepto
bíblico de buscar una amistad que beneficie mutuamente.

Estando allí, ¿qué se hace?


Tú sabes cómo se presenta el típico escenario de una cita. El chico conoce a una
chica. El chico invita a la chica a ver una película. Se sientan en una sala oscura
durante dos horas y no se dicen ni una sola palabra. Durante la semana, el chico le
envía a la chica rosas con una nota que dice que sus ojos son un par de «zafiros
azules.»
El próximo fin de semana van a ver otra película. Se sientan silenciosamente
durante dos horas en la oscuridad. Esta vez él le sostiene su mano y le roba un beso en
los escalones de su casa. La próxima semana es un collar en lugar de las flores y una
caminata romántica en el parque bajo la luz de la luna. Pasan la mitad del tiempo
juntos intentando sofocarse el uno al otro (sabes lo que quiero decir).
Y ahí lo tienes. Están saliendo. Pero ¿cómo es su amistad? Una niebla de
emociones y una nube de codicia oscurecen la falta de cualquier compromiso y de
amistad verdadera.
Por supuesto, sabes lo que generalmente sucede en esas salidas. En seis me-
ses el «amor» de ellos se ha ido y ellos rompen su relación, tan sólo para comenzar
de nuevo con otra persona un mes después.
O aún peor, finalmente se casan. Uno o dos años después de casados, miran a
su alrededor y piensan: «Ni siquiera conozco a esta persona. Y realmente no disfru-
to estando con él o con ella ahora que la novedad del romance y la relación física se
ha gastado.»
Para traer sanidad bíblica a esa clase de escenario, necesitamos transformar
nuestra manera de pensar sobre las citas. Comienza con Génesis 2:18. La cita es una
relación al estilo matrimonio. Dios definió esa clase de relación como compañe-
rismo. Así debe ser.

147
Instrucciones para la Iglesia de hoy

Aplicación del principio de compañerismo


El principio de compañerismo tiene varias aplicaciones. Veremos algunas de
ellas en las siguientes páginas. Por ahora, consideremos un ejemplo importante. Apli-
ca el principio del compañerismo al tema del envolvimiento físico. Una definición
bíblica sobre una cita lleva inmediatamente a la pregunta sobre la práctica habitual
de tornarse totalmente romántico o físico en la cita. ¿Por qué un chico y una chica
hacen eso en una amistad? Esas cosas son prácticas para el matrimonio, no son
prácticas entre amigos.
Basado en el principio de compañerismo de Génesis 2:18, me atrevería a sugerir
que la mayoría de las citas, aún en la iglesia, deberían retractarse al nivel de la amistad
y permanecer allí. Permanentemente. La incorporación de las distracciones románticas
y de las tentaciones físicas en las citas es conformarnos a este siglo.
El romance y el afecto físico (de naturaleza cuidadosamente limitada) no debería
venir hasta que la amistad, el compromiso y la confianza estén bien establecidas y el
matrimonio se encuentre a la vuelta de la esquina. ¿Por qué llevar una cita al punto
romántico y físico en donde el matrimonio es el siguiente paso y cuando no puedes o
no tienes la intención de casarte pronto? Esa clase de pensamiento es una ruta
bifurcada. Un camino lleva a una separación dolorosa, el otro camino al pecado sexual.

Resumen
Creo que la clave para mantener una cita en una manera piadosa es dejar que
Génesis 2:18 moldee tu concepto de cita en vez de que el mundo lo haga. Si hay
alguien en quien estás interesado, sal y quema todas esas imágenes románticas con las
que el mundo te ha llenado, y trabaja en la amistad con esa persona. Si eso no hace un
«click», entonces no hay ninguna razón para preocuparse de las nubes de extravagan-
cias y emociones del romance y de los juegos en torno a lo físico. Todo lo que hará es
engañarte en el pensamiento de que tienes una amistad significativa cuando en rea-
lidad no la tienes.
En cambio, practica el desarrollo de amistades piadosas con miembros del
sexo opuesto. Quién sabe, sin la presión de la «cita» ¡hasta puede que lo disfrutes!
Luego, mientras practicas el acto de construir amistades fuertes, finalmente encon-
trarás una amistad demasiado buena como para perderla. Ahí es donde comienza un
matrimonio fuerte y que honra a Dios.

148
Joel James

No hagas nada desde el egoísmo


Muchas parejas que salen quieren consejos prácticos sobre a dónde ir y qué
hacer para divertirse juntos. Para ser honesto, probablemente no quieras mi ayuda
en eso. La mayoría de las personas no consideran que curiosear libros de teología
en una librería de libros usados sea una buena salida.
Sin embargo, en el nivel práctico, hay un consejo que me gustaría darte sobre
las citas: no hagas nada desde el egoísmo. Ese es el consejo más práctico y útil
que puedo darte con respecto a una cita de amistad.
Las bases bíblicas para ese consejo se encuentran en el libro de Filipenses.
Seguido a Génesis 2:18, creo que Filipenses 2:3-4 es la guía bíblica más importante
para una cita. Dice:
«Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad,
estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada
uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.» Filipenses
2:3-4
Esa es una gran guía para una amistad como en Génesis 2:18. Con demasiada
frecuencia, lo que los solteros hacen en una cita es todo lo opuesto. Sus motivos se
centran en el egoísmo y son vanos. Sólo piensan en sí mismos y no en los intereses, en
las preocupaciones y en los sentimientos de su «amigo.»

Humillación pública
Recuerdo una situación de la escuela secundaria que ilustra perfectamente
esto. Jeff era el mejor atleta en nuestra escuela. Jana era la chica más bonita. Era la
típica cita de la escuela secundaria.
Ellos habían estado saliendo seriamente por aproximadamente un año cuando
Jeff decidió que deberían separarse.
Jeff se lo dijo a Jana durante el almuerzo. Obviamente que ella quedó devasta-
da. Jana lloró durante las siguientes tres horas de clases hasta que terminó el día
escolar.
Ese es un triste ejemplo de una cita que no es bíblica. El momento del anuncio
de Jeff fue imprudente y desconsiderado. Él no estimó los sentimientos de su novia
más que los de él. Si su primer pensamiento hubiese sido hacia su novia, le hubiese
contado su decisión en el momento en que su desacuerdo no hubiese sido un espec-
táculo público.
Por lo tanto, muchas cosas que se hacen en las citas son egoístas. No son

149
Instrucciones para la Iglesia de hoy
parecidas a las de Cristo. El versículo cinco de Filipenses 2 dice, «Haya, pues, en
vosotros este sentir (es decir, la abnegación) que hubo también en Cristo Jesús.»
Pablo escribió esta sección del capítulo 2 a la iglesia en Filipos a fin de traer
paz y unidad a la iglesia. Sin embargo, los versículos 3-4 pueden ser aplicados igual
con la misma eficacia para traer paz y unidad a las relaciones.
Si tienes curiosidad sobre cómo manejar cualquier situación en una cita, este
es el mejor consejo que puedo darte: no hagas nada desde el egoísmo. Podría
hacer retroceder a la relación como el caso de Jeff y Jana. Podría ser el hecho de
invitar a salir a alguien por primera vez. No importa. Si no haces nada desde el egoís-
mo, habrás hecho un largo recorrido hacia el manejo correcto de la situación.

Ejemplos
Permíteme darte cuatro ejemplos sobre cómo el hecho de aplicar Filipenses
2:3-4 puede ayudarte a manejar una situación de cita de manera apropiada.
1. No hagas nada desde el egoísmo (versículo 3). Filipenses 2:3-4 no te dirá a
qué restaurante ir en tu cita. Pero te dice si deberías ir a un restaurante que a ti te
guste o a uno que le guste a ella.
2. No hagas nada por… vanagloria (versículo 3). Filipenses 2:3-4 no te dirá con
quién salir. Pero te dice que si estás saliendo con alguien debido a su vestimenta,
su auto, su dinero y su silueta para impresionar a tus amigos, estás saliendo por
motivos pecaminosos. No le estás aportando a tu amistad; estás construyendo una
imagen. Eso es vanagloria.
3. Estimar a los demás como superiores a uno mismo (versículo 3). Probable-
mente has visto citas en las cuales la chica, por ejemplo, actúa como si el chico
fuera de su propiedad. Ella intenta ordenar su vida de manera en que ella sea el
centro de la vida de él. Ella intenta, manipulando, influenciar y controlar todas sus
decisiones. Ella no lo está estimando más que a ella misma. Claramente, se consi-
dera a sí misma la persona más importante dentro de la relación.
4. No mirar solamente los intereses personales (versículo 4). «Te necesito. Te
amo. ¡No puedo vivir sin ti!» Cuando un muchacho dice cosas como esas para
mantener una relación, ¿está realmente cuidando los intereses de su novia? Por
supuesto que no. No la ama. Sus palabras prueban que por el único que está preocu-
pado es por él mismo.
Las aplicaciones de Filipenses 2:3-4 para las citas son infinitas. Probablemente
puedas pensar docenas de otras aplicaciones mientras consideras tu pasado. Cuando
Génesis 2:18 controla tu concepto sobre las citas, la abnegación es mucho más fácil.
Ser desinteresado y considerado viene naturalmente en una amistad.

150
Joel James
Sin embargo, puedes asegurarte de estar haciendo nada desde el egoísmo al
derramar cada pensamiento y acción hacia tu amigo por medio del tamiz de Filipenses
2:3-4. Filtrará todos tus motivos egoístas, tus acciones llenas de orgullo y las palabras
manipuladoras.
No te dirá directamente si deberías ir a la ópera o al zoológico en tu primera
cita. Pero indirectamente, guiará cada palabra, decisión o acción en tu amistad. Esa
clase de guía universal es el mejor consejo práctico que podrías recibir sobre las
citas. Aplícalo y tendrás paz y unidad en todas tus amistades con el sexo opuesto.

¿Con quién puedo tener una cita?


Habiendo establecido que las citas deberían estar basadas en Génesis 2:18,
necesitamos formular la pregunta, «¿con quién puedo tener una cita?» Por supuesto,
el mundo enfatiza la apariencia, cuán prestigiosa es la persona ante los ojos de tus
amigos, cuánto dinero tiene y demás. Esas son las consideraciones estándares.
Aplicar el principio de compañerismo de Génesis 2:18, nos permite arrojar
todas esas cosas periféricas. En cambio, preguntamos, «¿puedo ser un buen amigo
para él o para ella? ¿Será nuestra amistad mutuamente provechosa y placentera?»

Compañerismo espiritual (parte uno)


Naturalmente, la primera consideración es la condición espiritual de la otra
persona. Es imposible tener una relación espiritual provechosa con alguien que no
sea cristiano. 1ª Corintios 7:39 nos ayuda estableciendo una guía absoluta.
«La mujer casada está ligada por la ley mientras su marido vive; pero si
su marido muriere, libre es para casarse con quien quiera, con tal que sea en el
Señor.» (Énfasis agregado)
El principio de Pablo es claro: un cristiano debe casarse sólo en el Señor.
Pero puedes decir, «Eso es hablar sobre el matrimonio, no sobre las citas.» Sí, pero
piensa en la aplicación. ¿Por qué considerar buscar una relación parecida al ma-
trimonio con alguien que la palabra de Dios dice que no puedes casarte?
¿Por qué iniciar ese camino desastroso? Todo lo que tendrás que hacer es
sufrir a través de la agonía emocional al extraerte a ti mismo de esa relación más
adelante. O, peor, puede que nunca vuelvas a tus sentidos. Entonces, estarás esclavi-
zado a una vida de soledad espiritual. No hay nada más solitario que un matrimonio
espiritualmente desigual.
1ª Corintios 7:39 y el principio de compañerismo de Génesis 2:18 (ni men-
cionar a Sansón), se reúnen para entregar un claro mensaje: ni siquiera consideres
tener una cita que no sea cristiana.
151
Instrucciones para la Iglesia de hoy

Compañerismo espiritual (parte dos)


Permíteme agregar una segunda consideración bajo el compañerismo espiri-
tual. Salir con personas que no son creyentes está claramente fuera de los límites.
Sin embargo, el principio del compañerismo nos advierte también contra otra cosa.
Ten cuidado de tener una cita con una persona que profesa ser cristiana, cuyo
nivel de interés espiritual es notoriamente menor de lo que debería ser. Compañerismo
significa compartir intereses, especialmente amor mutuo hacia Jesucristo. Si la per-
sona en la que estás interesado, profesa a Cristo pero vacila en los intereses y acti-
vidades espirituales actuales, vuélvelo a considerar. Nunca encontrarás un verdade-
ro compañerismo espiritual con esa persona.
Una amiga mía llamada Michelle, una vez me sentó y me explicó con lágrimas
en sus ojos que esta era exactamente su situación. Ella dijo, «Amo a Jim y me quie-
ro casar con él, pero él no lidera espiritualmente nuestra relación. Pienso que es
salvo, pero no tiene mi mismo deseo por Cristo, por la palabra y por servir en la
iglesia. No puedo tomar el liderazgo por él,» dijo ella. «Pero si me caso con él,
terminaré retrocediendo espiritualmente.»
Ellos eran muy serios con respecto a su relación, pero ella estaba deseando
terminar completamente con eso. Era una chica muy sabia. Casarte con alguien que
tiene muy poco interés espiritual te succionará tu propia vitalidad espiritual.
Lo que ella hizo fue lo siguiente. Michelle y yo establecimos un margen de
tiempo dentro del cual Jim tenía que demostrar un crecimiento espiritual discernible.
Si al final de dicho tiempo, él no había comenzado a crecer. Michelle se comprometía
a romper con la relación.
Algunos de nosotros también comenzamos a pasar tiempo con Jim, desafiándo-
lo específicamente en áreas espirituales claves. El progreso espiritual de Jim remontó.
Se convirtió en el líder espiritual que Michelle deseaba que pudiera ser. Menos de un
año después estaban casados.
Pero, si Jim no hubiese cambiado, Michelle hubiese renunciado a todo. Todo lo
demás era deseable en su relación, ella no estaba dispuesta a sacrificar a su compa-
ñero espiritual insinuado en Génesis 2:18.

No tengas una cita con un necio


Entonces, la primera respuesta ante la pregunta, «¿Con quién puedo tener una
cita?» es igualdad espiritual. La segunda respuesta a esa pregunta es no tengas
una cita con un necio. Proverbios 13:20 lo señala sabiamente.
«El que anda con sabios, sabio será; mas el que se junta con necios será
quebrantado.»

152
Joel James
Según Salomón, si escoges buscar una relación seria con un necio, estas sen-
tenciándote a ti mismo a la miseria y al daño. ¿Cómo, entonces, puedes conocer a un
necio y evitarlo? Permíteme que te de una lista, la cual estrechará dramáticamente el
campo para las citas.
«El que encubre el odio es de labios mentirosos; y el que propaga calumnia
es necio.» Proverbios 10:18
El necio propaga calumnias. El habla mal sobre otras personas, diciendo cosas
dañinas, intentando romper la reputación de los demás. Si la persona en la que estás
interesado tiene el hábito pecaminoso de hablar ásperamente o hirientemente, sácala
inmediatamente de tu lista.
«El camino del necio es derecho en su opinión; mas el que obedece al consejo
es sabio.» Proverbios 12:15
El necio siempre piensa que él tiene razón. Se niega a ser corregido, a recibir
reprensión o consejo.
«El hijo sabio alegra al padre; mas el hombre necio menosprecia a su ma-
dre.» Proverbios 15:20
El necio siempre tendrá una mala relación con sus padres. Si alguien habla sin
respeto sobre sus padres o los tratan mal, él se mantiene al margen. La manera en
que trata a su familia es como, probablemente, te tratará a ti, una vez que arroje la
fachada de la cortesía de las citas.
«Los labios del necio traen contienda; y su boca los azotes llama.» Pro-
verbios 18:6
El necio trae contienda entre las personas. Su boca es un arma hábilmente
utilizada para provocar conflicto con y entre las personas. ¿Has notado un elevado
nivel de conflicto con tus amigos y con tu familia desde que comenzaste a salir con
alguien? ¿Es con frecuencia la persona con la que estás saliendo el centro de esos
conflictos? Entonces debe ser un necio. Sal mientras puedas.
«Honra es del hombre dejar la contienda; mas todo insensato se envolverá
en ella.» Proverbios 20:3
El necio con frecuencia pelea. ¿Por qué querer eso en un compañero?
«Como el que se corta los pies y bebe su daño, así es el que envía recado
por mano de un necio.» Proverbios 26:6
El necio no es confiable. Nunca puedes estar seguro si hará lo que se supone
que debe hacer (en este caso, entregar un mensaje).
«El necio da rienda suelta a toda su ira, mas el sabio al fin la sosiega.»
Proverbios 29:11

153
Instrucciones para la Iglesia de hoy
No dejes que algunos puntos enceguezcan tus ojos sobre el verdadero carác-
ter de la persona. Si continuamente tienes que excusar el comportamiento de tu
novio o de tu novia ante tus padres o ante tus amigos cristianos, puede ser que sea un
necio. Llama pecado al «pecado» y deja esa relación. El ejemplo es la ira. No bro-
mees contigo, finalmente serás el blanco del temperamento de esa persona. El com-
pañero del necio sufrirá el daño.
«El necio cruza sus manos y come su misma carne.» Eclesiastés 4:5
La terminología «cruzarse de manos» conecta este versículo con el holgazán
de Proverbios (6:6-11; 24:30-34). Si una persona nunca ha mantenido un trabajo, no
carga con responsabilidades ni trabaja firmemente antes del matrimonio, entonces,
tampoco lo hará después. Caminar hacia el altar, decir «sí, acepto» y regresar por el
mismo camino no transforma el carácter de una persona.

Resumen
Si la persona que estás considerando para tener una amistad para casarte está
exhibiendo varias de estas características, o tal vez una pero muy marcada, entonces
Proverbios 14:7 dice, «Vete de delante del hombre necio.» No dejes que algunos
puntos buenos cieguen tus ojos sobre quién es verdaderamente esa persona.

¿Cuándo puedo comenzar a tener citas?


¡Aquí tenemos una pregunta que derramará un poco de controversia! Obvia-
mente, tendremos que considerar esto tanto desde la perspectiva del chico como des-
de la perspectiva de los padres. Depende desde dónde hables, la respuesta será trece
años ó treinta y nueve.
Comencemos con los adultos jóvenes. Quizás no lo sepas, pero hay un versí-
culo en la Biblia que te dice exactamente cuándo puedes comenzar a salir con una
persona. Fija con exactitud el día. Bueno, eso saca mucha presión, ¿no es así? Sin
peleas con mamá y con papá – sólo dejemos que la Biblia nos diga. ¿Estás preparado?
Aquí está el versículo:
«Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Hon-
ra a tu padre y a tu madre…» Efesios 6:1-2
Muy bien, entonces me odias. Lo sé. Pero eso es lo que dice. Para los adultos
jóvenes, este tema es sencillo: honra todo lo que tu padre y tu madre decidan. Ellos
son los protectores que Dios puso en tu vida, para rescatarte de la necedad que pueda
atar a tu corazón. Puedes estar contento de que ellos y Dios están cuidando de ti. Es
un trabajo de tiempo completo. Créeme.

154
Joel James
Ahora, para los padres, el tema es un poco más complejo. No existe ningún
versículo bíblico que diga cuándo tu jovencito debería tener una cita. Tendrás que
decidir eso arrodillándote en oración y buscando la sabiduría bíblica.
Pero no te desesperes. Hay un poco de dirección bíblica. Cuando dudes sobre
las citas, regresa al principio del compañerismo de Génesis 2:18. La amistad con otra
persona espiritualmente vital es la clave en la clase de relación de la cual estamos
hablando.
Si quitas el asunto de los besos y abrazos y de los saltos emocionales de todo
esto, ¿existe algún problema para que tu hijo tenga amistades con miembros del
sexo opuesto? Creo que no.
Sin embargo, tendrás que ayudar a tu jovencito a que comprenda qué es la
amistad. Necesitarás ayudarlo a evitar ahogarse en la corriente emocional. Necesitas
ayudar a proveer de un ambiente en donde no habrá tentaciones para involucrarse
físicamente.
Los padres necesitan ayudar a sus jóvenes a construir la habilidad de tener una
amistad con personas del sexo opuesto. La tarea de los padres es entrenar a su hijo
para que esté preparado para «dejar a su padre y a su madre» en una relación de
matrimonio (Génesis 2:24). Por lo tanto, padres, sean diligentes al enseñar a sus
hijos sobre la amistad. Pueden escoger no dejarlos nunca tener una «cita» (como lo
concibe el mundo) mientras permanezcan en vuestro hogar. Pero enséñenles el va-
lor del compañerismo y a evitar las trampas físicas y emocionales en sus amistades
con el sexo opuesto.

No puedes vivir del amor


¿Cuántas parejas jóvenes que quieren casarse han escuchado eso? Hace que la
futura pareja rechine los dientes, pero las finanzas son una preocupación legítima.
La Biblia dice que es responsabilidad del hombre proveer para su familia.
«Porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su
casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo.» 1ª Timoteo 5:8
El contexto tiene que ver con el hecho de mantener a las viudas en tu familia.
Sin embargo, Pablo también deja en claro un principio general. Bajo toda circuns-
tancia normal, es la responsabilidad del hombre proveer para su familia.
Eso afecta el tiempo de progreso hacia una relación seria, ¿no es verdad? Me
duele ver a quinceañeros levantándose como recién casados. Hay muy poca probabi-
lidad que un adolescente de quince o dieciséis años sea capaz de proveer de un
sustento para su familia. Por lo tanto, no hay lugar para que esa relación continúe. El
matrimonio, probablemente, no sea una opción realística para ellos en tres o cuatro

155
Instrucciones para la Iglesia de hoy
años. Es necio seguir una relación a un nivel en donde el matrimonio es el próximo
paso, cuando el matrimonio no es una opción financieramente posible.
No quiero decir con eso lo que muchas personas en nuestra sociedad quieren
decir: debes tener un auto, una casa y tu carrera finalizada antes de comenzar a pen-
sar en el matrimonio.
Sin embargo, creo que si estás buscando una relación seria, el muchacho debe
ser capaz de proveer un ingreso mínimo para que las cosas funcionen. De otra manera,
una pareja joven es dejada en una relación que está a un alto nivel de intimidad, pero
sin gastos. ¿Quién quiere vivir con esa clase de frustración?
Es mucho más sabio mantener esa relación en el nivel de amistad hasta que el
matrimonio sea una opción financiera. Si te encuentras en la universidad, eso podría
significar trabajar en una amistad hasta la graduación. O, podría significar reordenar
la vida y las prioridades de manera que puedas casarte, trabajar a tiempo completo
para cubrir las necesidades financieras de tu familia e ir a la universidad media jorna-
da.
Probablemente eso vaya contra el pensamiento de nuestra cultura actual, pero
no encuentro nada específicamente bíblico sobre las interminables demoras para el
matrimonio, a fin de apilar logros educativos y académicos. Génesis 2:18 no dice
nada sobre un título o una carrera. Pero, deja en claro que aquellos a quienes Dios
les ha dado el don para casarse, estarán mucho mejor si se casan.

Resumen
Bajo la pregunta, «¿Cuándo puedo comenzar a salir con una persona?» Tene-
mos varios principios. Si eres un adulto joven bajo la autoridad de tus padres, enton-
ces, la decisión es sencilla: honra a tus padres. Los padres tienen la libertad de esta-
blecer sus propias guías con respecto a cuándo sus hijos pueden comenzar a tener
«citas». Pero en lo que decidan, ellos deben ser diligentes para entrenar a sus hijos
para tener amistades significativas con miembros del sexo opuesto. También obser-
vamos que el matrimonio debería ser una opción financiera realística antes de que
comiences a buscar una relación pensando en el matrimonio.

Pureza y citas
Una vez tuve una amiga que era parte de una iglesia grande y conocida en los
Estados Unidos. Ella estaba en la universidad en ese momento y asistía a sus reunio-
nes de jóvenes. Una vez me contó que se sorprendió al descubrir que, virtualmente,
todas sus amigas en ese grupo estaban durmiendo o habían dormido con sus novios.
Desafortunadamente, esa es una historia completamente común. Has escu-
156
Joel James
chado toda clase de excusas: «De todos modos, nos vamos a casar,» o «Pensamos
que podíamos parar antes de que fuéramos tan lejos.» Sin embargo, se supone que
los cristianos deben vivir de manera diferente. Pablo le dijo a los tesalonicenses:
«Pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de for-
nicación.» 1ª Tesalonicenses 4:3
Ser santificado significa apartarse para un servicio especial. Era la palabra
empleada para los tazones y los utensilios en la adoración a Dios en el tabernáculo
y en el templo en el Antiguo Testamento. Esas tinajas no se utilizaban para tareas
comunes. Los sacerdotes no las usaban para sus desayunos. Estaban apartadas para
un servicio especial para Dios.
En 1ª Tesalonicenses 4:3, cuando Pablo dijo que los creyentes deben estar
apartados o santificados, no estaba hablando en general. El les dijo que debían
santificarse o apartarse sexualmente. Debían apartarse de la práctica profana de
inmoralidad sexual.
La palabra traducida como «fornicación» significaba cualquier actividad sexual
fuera del matrimonio. Es empleada de esa manera en Hebreos 13:4.
«Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los
fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios.» (énfasis agregado).
Las relaciones sexuales dentro del matrimonio son puras. Son un regalo de
parte de Dios. Sin embargo, cualquier actividad sexual antes del matrimonio o fuera
del matrimonio luego de la boda es una perversión del buen regalo de Dios. Por lo
tanto, Pablo ordena a abstenerse de la inmoralidad sexual y nos dice que la pureza es
un objetivo que toda pareja cristiana necesita establecer y adquirir.
Es un estándar difícil para mantener en estos días. El ejemplo del mundo es
tornar las citas en algo totalmente físico. Es lo esperado. Tenía un amigo no cristia-
no que una vez se quejó porque una chica era muy «fría», ya que ¡no le daría un beso
de «buenas noches» en su primera cita!
No es sorprendente que prevalezca dicha actitud hacia las citas. Nuestra cul-
tura promueve furiosamente la inmoralidad sexual. Para el tiempo en que tenga veinte
años, la persona promedio en nuestra cultura ha visto, probablemente, inmoralidad
sensual actuada en la televisión o en una pantalla de cine, cientos y miles de veces.
Es una batalla contra las presiones externas y los deseos internos aún más
fuertes, ¿cómo pueden las parejas que salen mantener la pureza? ¿Cómo pueden
evitar la tentación y la trampa de jugar en torno a lo físico?
Existe un libro en la Biblia que está profundamente interesado en la pureza
sexual. Es el libro de Proverbios. Los capítulos 5 al 7 son los puntos centrales sobre
este tema. En esos capítulos, encontramos cuatro principios que ayudarán a los solte-
ros cristianos a mantener la pureza en sus citas.

157
Instrucciones para la Iglesia de hoy

Principio N° 1
La primera manera en la cual una pareja que sale puede mantener la pureza es
recordando su responsabilidad divina.
«¿Y por qué, hijo mío, andarás ciego con la mujer ajena, y abrazarás el
seno de la extraña? Porque los caminos del hombre están ante los ojos de Jehová,
y él considera todas sus veredas.» Proverbios 5:20-2188
¿Por qué debía el hijo de Salomón evitar (literalmente) «andar con una mujer
ajena»? ¿Por qué debía evitarse completamente cualquier clase de pecado sexual?
Porque «los caminos del hombre están ante los ojos de Jehová…» (v. 21). El
hebreo podría traducirse como «Dios está continuamente pesando los modelos ha-
bituales de la vida de una persona.»
El chico y la chica que se junta con su pareja cuando sus padres salen ó cuando
están solos en su departamento, puede que crean que nadie lo sabe. Pero el pecado
de ellos se hace bajo plena luz, justo frente al trono de Dios.
La mayor motivación para la pureza es la responsabilidad ante Dios. Recor-
dando que Dios siempre conoce con exactitud lo que estás haciendo es una gran
motivación para mantener en pureza tus salidas.

Principio N° 2
La segunda manera de mantener la pureza es, lógicamente, la responsabili-
dad humana. Si fallas al restringirte sexualmente, esto es lo que terminarás dicien-
do.
«Y digas: ¡Cómo aborrecí el consejo, y mi corazón menospreció la repren-
sión; no oí la voz de los que me instruían, y a los que me enseñaban no incliné mi
oído!» Proverbios 5:12-13
Aquí la persona ha fallado al escuchar el consejo y la instrucción. Las conse-
cuencias de su pecado son enormes. Él llora, deseando haber escuchado a aquellos
que le habían dicho que no jugara con el placer sexual. Si hubiese escuchado a sus
instructores, no hubiese salido herido.
Una de las maneras entregadas por Dios para evitar la tentación sexual es te-
ner responsabilidad humana y consejo (es decir, instructores). Somos responsables
ante Dios, pero a veces una conciencia hormonalmente marchita es sorda ante las
sugerencias de Dios. También podemos ser ayudados al tener a alguien que nos

88
Hablándole a su hijo que alguna vez estaría casado, Salomón personificó naturalmente la tentación sexual
como una mujer o una adúltera. Sin embargo, la aplicación de estos principios es lo suficientemente amplio
como para incluir a aquellos que están casados o solteros, hombres o mujeres.

158
Joel James
pueda mirar a los ojos y decir: «No hagas eso… Evita esa situación… Deja de verlo,
de verla.»
Dicha responsabilidad puede ser una restricción que te salve, si es que estás
sucumbiendo gradualmente ante la tentación. Si sabes que vas a tener que regresar y
decirle a tu mamá o a tu papá o algún consejero espiritual la naturaleza de tu relación
física con tu novio o con tu novia durante esa semana, será más probable que seas
capaz de ejercer el dominio propio.
Sugeriría fuertemente que hagas esta clase de arreglo con alguien si es que
estás luchando con la pureza en tu relación. Humilla tu orgullo y mantente puro.

Principio N° 3
Un tercer aliento para mantener la pureza en estos capítulos de Proverbios es
considerar las consecuencias de no ejercitar el dominio propio. Personificando la
codicia sexual como una malvada mujer seductora, Salomón escribió lo siguiente:
«No codicies su hermosura en tu corazón, ni ella te prenda con sus ojos;
porque a causa de la mujer ramera el hombre es reducido a un bocado de pan;
y la mujer caza la preciosa alma del varón. ¿Tomará el hombre fuego en su seno
sin que sus vestidos ardan? ¿Andará el hombre sobre brasas sin que sus pies se
quemen? Así es el que se llega a la mujer de su prójimo; no quedará impune
ninguno que la tocare.» Proverbios 6:25-29
A pesar de que el significado exacto del uso idiomático hebreo «reducido a un
bocado de pan» se nos escapa, ciertamente no es algo positivo. Y la declaración final
lo resume perfectamente: aquel que se pierde en el pecado sexual, «no quedará impu-
ne.»
Cuando a una pareja que está saliendo se le sube la temperatura dentro del
auto, no están pensando en las consecuencias de su pecado: la vergüenza de ser
descubiertos, la culpa si no lo son. Pero eso es típico en todo pecado, especialmen-
te en la codicia sexual. La mujer seductora que personifica la codicia en estos capí-
tulos de Proverbios, es descripta como descuidada ante las consecuencias.
«Sus caminos son inestables; no los conocerás, si no considerares el cami-
no de vida.» Proverbios 5:6
La excitación física de los besos y del tacto, lo cual es muy común en las
relaciones, inicia un proceso psicológico en los cuerpos de la pareja que no se tiene
la intención de detener. Una vez que una pareja ha escogido entregarse ante dichas
fuerzas psicológicas, los pensamientos de las consecuencias sobre sus acciones no
son más que una nube distante en sus horizontes. La urgencia de satisfacer su deseo
ante el placer los saca completamente.

159
Instrucciones para la Iglesia de hoy
Sin embargo, estos capítulos de Proverbios advierten sobre los devastadores
resultados de la falta de dominio propio. Escondidos detrás del lenguaje de 5:7-14,
se encuentran las consecuencias que van desde la esclavitud a la codicia, una con-
ciencia cauterizada, el chantaje, embarazos, la carga financiera del sostén del niño,
enfermedades de transmisión sexual, vergüenza pública, amargura, ira y culpa que
incapacita.
La poderosa tentación y las consecuencias escondidas del pecado sexual en las
citas se ven perfectamente expresadas por Salomón en Proverbios 5:3-5.
«Porque los labios de la mujer extraña destilan miel, y su paladar es más
blando que el aceite; mas su fin es amargo como el ajenjo, agudo como espada
de dos filos. Sus pies descienden a la muerte; sus pasos conducen al Seol.»
Pablo le advirtió a los tesalonicenses que Cristo mismo se vengaría del hom-
bre o de la mujer que robe la pureza de otro.
«Que ninguno agravie ni engañe en nada a su hermano; porque el Señor
es vengador de todo esto...» 1ª Tesalonicenses 4:6
A pesar que la razón para mantenerte puro sea el hecho de agradar a Dios, las
consecuencias también pueden proveer una motivación significativa para abstenerte
completamente de cualquier clase de inmoralidad sexual.

Principio N° 4
Luego de la responsabilidad divina, la responsabilidad humana y después de
considerar las consecuencias, un cuarto principio para mantener pura una relación se
sintetiza en Proverbios 5:7-8. Otra vez, la tentación sexual se ve personificada como
una mujer de poca moral.
«Ahora pues, hijos, oídme, y no os apartéis de las razones de mi boca. Ale-
ja de ella tu camino, y no te acerques a la puerta de su casa…»
El principio es bastante claro. La manera de permanecer sexualmente puro es
no acercándote a la puerta de la tentación. Se como José (Génesis 39:7-12). Cuando
la tentación sexual estira una mano para prenderte, ponte tus zapatillas para correr y
lárgate de allí. Vuela de las lujurias de la juventud., o mucho mejor , ni siquiera te
permitas estar enredado en una situación en donde tú y tu cita tendrán la oportunidad
de verse tentados.

La Seducción
Para ilustrar la importancia de no acercarse a la puerta de la tentación, o para
«no proveer para los deseos de la carne» (Romanos 13:14), Salomón hizo algo

160
Joel James
muy interesante en Proverbios 7. Nos dejó el libreto de una película, de un solo
acto si así lo quieres. El título de esta película podría ser La Seducción. Es un
modelo ejemplificando cómo puede caer una persona, o caminar con los ojos abiertos
hacia el pecado sexual. Sería útil analizar el modelo de Salomón sobre cómo una
persona puede caer en el pecado sexual. De este ejemplo negativo, podemos apren-
der cómo mantenernos puros.
Hay dos personajes en esta obra, La Seducción: un hombre necio y una mujer
de vida fácil (la personificación de Salomón de la tentación sexual). Primero cono-
cemos al hombre necio.
«Vi entre los simples, consideré entre los jóvenes, a un joven falto de entendi-
miento. El cual pasaba por la calle, junto a la esquina, e iba camino a la casa de
ella, la tarde del día, cuando ya oscurecía, en la oscuridad y tinieblas de la noche.»
Proverbios 7:7-9
Un joven caminando por las calles durante la noche parece algo inocente, pero
el narrador nos informa que hay un motivo subyacente. El verbo hebreo que emplea
Salomón indicaba que este joven tenía un motivo para su caminata. Significa: «mar-
chaba al paso.» Estaba marchando rápidamente, con zancadas llenas de propósito.
Su objetivo era pasar por la casa de la mujer que personificaba a la tentación sexual.
Observa cuán ingenuamente retrata Salomón el proceso de la seducción sexual.
El joven no estaba «planeando» detenerse en la casa de la mujer adúltera. En el versí-
culo 13, encontramos que él fue persuadido a entrar. Entonces, en este punto del
versículo 8, el iba a pasar por allí para tan sólo ver lo que sucedería.
Como muchas parejas que salen y luchan con la tentación sexual, este joven no
estaba «planeando» pecar. Pero, tampoco estaba «planeando no pecar». El no fue di-
rectamente a la casa de la mujer adúltera a golpear la puerta. Tan sólo caminaba por
allí. Lo que eso en realidad significaba era que él estaba disponible para la actividad
inmoral, si se presentaba la oportunidad. La nerviosa emoción en sus pasos lo entre-
gó.
Y observa cuándo caminó inocentemente: «en la oscuridad y tinieblas de la
noche» (v. 9). Iba en un momento cuando él sabía que nadie lo vería. Su actividad
estaría escondida. No sería interrumpido (observa cuán fuertemente se ve eso enfatizado
en los versículos 18-20). No estaba planeando directamente pecar, pero estaba cons-
truyendo una situación en la cual tendría toda la oportunidad de hacerlo.
¿Te suena familiar? Las parejas cristianas raramente planean cometer un pe-
cado sexual. Pero, ¿con qué frecuencia se ponen en situaciones en donde la oportuni-
dad de caer es evidentemente posible? Eso es lo que el necio de Proverbios 7 estaba
haciendo. No estaba demasiado preparado para pecar. Pero sabía que se estaba po-
niendo a sí mismo en una situación en donde tal vez, tendría la oportunidad de vivir
sus fantasías. De esa manera, podría decir más tarde: «Nunca lo planeé. Nunca espe-
ré que llegara tan lejos.»
161
Instrucciones para la Iglesia de hoy
Las parejas que salen en citas con frecuencia planean situaciones en donde la
tentación es virtualmente imposible de evitar. Una cita o una pareja comprometida
viene a mí pidiéndome consejos. Dicen: «Estamos luchando para mantener la pure-
za en nuestra relación.» Les pregunto: «¿Cuándo luchan más con esto?» «Oh, cuan-
do miramos películas románticas en el auto a la noche, ó cuando nuestros padres no
están en casa.»
¡Creo que encontramos el problema! Esa es una pareja que no está necesaria-
mente planeando pecar, pero no están planeando exactamente evitarlo.
Salomón advirtió sobre el peligro de permitir que tu corazón (tu pensamiento y
planificación) sea controlado por la tentación sexual.
«No se aparte tu corazón a sus caminos; no yerres en sus veredas.» Pro-
verbios 7:25
Las parejas que quieren ser puras planearán tiempo juntas en lugares en donde
podrán ser responsables. Si a veces quieren estar solos, está bien. Sin embargo, debe-
rían planear estar solos en lugares públicos; un parque, un restaurante o algo similar.
Un dormitorio apartado con la puerta cerrada o el departamento de él o de ella no es
un lugar para pasar un tiempo juntos. Esa es una receta para el desastre.
Desafortunadamente, como muchas parejas que salen, el carácter dominante de
La Seducción ha sucumbido. Él había dejado de planear evitar el pecado. Su caída
estaba virtualmente determinada.

Vestidos para matar


Existe otro punto muy interesante con respecto a «no acercarse» a la puerta de
la tentación sexual.
«Cuando he aquí, una mujer le sale al encuentro, con atavío de ramera…»
(Énfasis agregado) Proverbios 7:10
Este principio tiene que ver, especialmente, con las damas. También se puede
aplicar a los varones, pero probablemente es una aplicación más obvia para la mujer.
La chica en una cita puede contribuir significativamente a la pureza de esa amistad,
cuidándose en su manera de vestir. El versículo diez dice literalmente que la tenta-
dora viste «ropas de adulterio.» Su manera de vestir expresa su disponibilidad.
Toda mujer joven quiere ser atractiva; no hay nada malo en eso. Pero, nuestra
cultura, por medio de revistas y películas, la bombardean con este pensamiento:
mientras más muestras tu cuerpo, mejor te ves.
Muchas mujeres cristianas caen en esa línea, no teniendo idea de cómo su
forma de vestir (o la falta de eso) puede afectar a los hombres. Lo que ellas, como

162
Joel James
mujeres, consideran «a la moda» les está mandando a los hombres un mensaje: «Mi
cuerpo está disponible. Míralo, tan sólo míralo.»
Tenía una amiga en la universidad que decía que cuando ella estaba en la es-
cuela secundaria, sus hermanos actuaban como sus inspectores cada mañana. Cuan-
do bajaba las escaleras para ir a la escuela con una ropa nueva, a veces ellos tan solo
meneaban la cabeza y señalaban de nuevo las escaleras. No la dejarían salir por la
puerta si no se cambiaba. Como puedes imaginar, eso la frustraba inmensamente.
Pero cuando mira hacia atrás, muchos años después, ella valora el cuidado de ellos.
Ella comenzó a comprender que la estaban protegiendo tanto a ella como a su repu-
tación. Ellos comprendían, aún cuando ella no. Su manera de vestir enviaba un men-
saje: «mi cuerpo está disponible, tan sólo mírenlo.»
La conocí durante tres años en la universidad. Era una chica muy linda que
recibía mucha atención por parte de los muchachos. Y ¿sabes qué? No puedo recor-
dar ni una vez de haberla visto vestida con algo cuestionable. Sus hermanos le habían
enseñado bien. Como hombres jóvenes, todos respetábamos eso en ella. Era una jo-
vencita piadosa y debía ser tratada como tal. La manera en que vestía lo dejaba en
claro.

¡No tengo nada que ponerme!


Justo en este momento, chicas, están diciendo: «¿Tengo que tirar mi placard
entero? ¿Qué es «apropiado» en cuestión de vestimenta? ¡No quiero hacer que los
hombres tengan pensamientos pecaminosas!»
Sabiendo cómo piensan los hombres, al legalista que vive en mí la gustaría
decir «Tobillos, muñecas y lóbulos de la oreja – todo lo demás se debe cubrir.»
Hablando en serio, aquí está la prueba que empleé con mi esposa. Ni siquiera
necesitaba un centímetro. La llamo «la prueba preposicional.» Si puedes ver por
arriba, por abajo o a través de, entonces, quítatelo. No importa cuán «a la moda»
lo considere el mundo, líbrate de eso.
Si tienes que estar tironeando hacia abajo o pegar extremadamente tus rodi-
llas para evitar que alguien te mire, si tienes que cerrarlo para evitar que alguien te
mire, si tiene que hacer por lo menos 40 grados a la sombra como para usarlo, o si
parece como si se hubiese puesto con un pincel para pintar, entonces, puedo garan-
tizarte que está fuera de la línea.
Algunas mujeres a la moda se ven como si la costurera se hubiese quedado sin
materiales a mitad de diseño. Otras están tan ajustadas que mientras se cubren todo,
aún dejan ver todo. No te capitules con el mundo cuando se trata de moda.
La pregunta no es «¿Cuánto puedo mostrar?» La pregunta es, «¿Cuán lejos iré
para asegurarme de que no estoy usando lo que puede considerarse una publicidad

163
Instrucciones para la Iglesia de hoy
sobre la disponibilidad de mi cuerpo?» Salva tu cuerpo para la mirada de tu esposo.
Esa es la actitud hacia la vestimenta que Dios valora y que el hombre respeta. Tam-
bién te ayudará a mantener la mente de tu cita centrada en tu amistad y no en desviar
su mirada cada vez que te cruzas de piernas o que te inclinas hacia adelante.

Sapos y príncipes
Aún estamos trabajando en nuestro cuarto principio para la pureza en las citas:
no te acerques a la puerta de la tentación sexual. Para vivirlo, debemos planear
evitar situaciones en donde podríamos tener la oportunidad de vernos tentados. Y
debemos, como se destacó por medio del ejemplo negativo de la seductora, tener
cuidado en nuestra manera de vestir.
Encontramos otro punto de aplicación en los versículos 10-13.
«Cuando he aquí, una mujer le sale al encuentro, con atavío de ramera y
astuta de corazón. Alborotadora y rencillosa, sus pies no pueden estar en casa;
unas veces está en la calle, otras veces en las plazas, acechando por todas las esqui-
nas. Se asió de él, y le besó…» Proverbios 7:10-13a
¿Observaste cómo comenzó la tentación del joven? Con un beso. Ahora, un
beso puede ser algo relativamente inofensivo. En muchas culturas es algo estándar
para el saludo. Este versículo no está hablando de eso. El versículo 13 dice que ella
«se asió de él». Ella lo agarró y lo besó. Ese es un abrazo apasionado.
Ya hemos desarrollado esto bajo el principio del compañerismo. Si la amistad
es el concepto bíblico para una cita, entonces, ¿de dónde viene el abrazo y el beso
apasionado? ¿Espera la chica que el sapo con el que está teniendo una cita se con-
vierta en un príncipe si ella lo besa? ¿Tiene el muchacho una personalidad tan sosa
que tiene que besarla para despertar a su bella durmiente?
Seriamente, aquí encontramos como la seductora de Proverbios 7 utiliza su
beso: era una promesa de gran placer. Era una herramienta en su cartera de trucos
seductores.
Ahora, probablemente, la mayoría de las relaciones cristianas no son
ejemplificadas por tal manipulación a sangre fría. Sin embargo, la advertencia de
Salomón debe ser escuchada. El hecho de besar y abrazar es una promesa del placer
que sigue. Ponen en funcionamiento un proceso psicológico en el cuerpo de uno
que es extremadamente difícil de suprimir o de detener.
Si estás haciendo eso en tu cita, lo estás traicionando. Si tus expresiones de
afecto físico están poniendo una dificultad en tu «amigo» para restringir el proceso
natural de sus deseos físicos, entonces, estás obrando como la seductora de Prover-
bios 7. A pesar de tus intenciones, estás incitando a la otra persona al pecado sexual.

164
Joel James
Estás prometiendo lo que no puedes prometer (o por lo menos no deberías) entre-
gar antes del matrimonio.

Resumen
El parámetro de Dios para la pureza sexual es llanamente evidente: «pues la
voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación» (1ª
Tesalonicenses 4:3). La búsqueda del placer sexual fuera del lugar establecido por
Dios, dentro del matrimonio, ejemplifica las citas en el mundo.
Sin embargo, comprender la prioridad del compañerismo o de la amistad en las
citas ayuda a los cristianos a sobreponerse a la tentación. Proverbios 5-7 también nos
da cuatro principios para ayudarnos a mantener la pureza en las citas:
1. Recuerda tu responsabilidad divina.
2. Establece una responsabilidad humana para ayudarte a permanecer puro.
3. Recuerda las consecuencias del pecado sexual.
4. Aléjate de cualquier oportunidad de pecado sexual.

· Planificando evitar las situaciones que ayuden a la tentación.


· Cuidándote en tu manera de vestir.
· No tentando a la otra persona que te interesa por medio de tus expresiones
de demostraciones físicas.

¿Es esta persona la correcta?


Cuando vi por primera vez a mi esposa, quedé atónito. Un ejemplo clásico de
amor a primera vista. Ella no caminaba, ella flotaba desde la oficina del segundo piso
y pasó a mi lado con una sonrisa deslumbrante. Me atoré con una clase de saludo y
luego colapsé débilmente contra una pared una vez que ella había pasado.
Unos días después, le dije a mi mejor amigo que había conocido a una chica y
que me iba a casar con ella. Siendo una persona objetiva, me preguntó: «¿qué quieres
decir con eso?»
Dije: «Quiero decir que es encantadora, y si descubro su nombre, y si nos cono-
cemos, y si ella ama al Señor y si desarrollamos una amistad piadosa y si nuestros
padres y líderes espirituales lo aprueban…» Bueno, entendiste el punto.

165
Instrucciones para la Iglesia de hoy
Mi amigo estaba preocupado de que pudiera ser arrasado en una ráfaga de
amor. Yo estaba empleando esa clase de lenguaje. Mi respuesta ante su pregunta le
aseguró que no había perdido completamente mi mente (sólo parte). Hay un poco más
para determinar la persona con la que quieres casarte que una simple mirada y una
rápida sonrisa.
Por lo tanto, la última pregunta con la que quería lidiar en este fascículo es la
siguiente: ¿cómo se si él o ella es la persona correcta para casarme? Oh, la agonía
ante esa pregunta. Cómo tormenta al joven y al enamorado. «¿¿¿Cómo puedo estar
seguro???»

Me ama, no me ama
Creo que tal vez, ha habido más propaganda sin sentido sobre esto que sobre
ninguna otra cosa relacionada a las citas. «Sabrás si es la persona correcta», dicen las
personas. Pero, ¿qué significa eso? ¿Qué sucede si sé que ella es la persona correcta,
pero ella no lo sabe?»
«Asegúrate de que sea la persona correcta,» aconsejan las personas. Pero, ¿cómo
lo sabes? ¿Sacas una tarjeta y observas si tu nombre está en ella?
«Si realmente lo amas, entonces, él es la persona correcta.» Pero, ¿cuál es la
diferencia entre el enamoramiento y el amor verdadero? ¿Desciende del cielo un
corazón ardiente y los toca a ambos en la frente? ¿Resplandeces en la oscuridad?
¿Escuchas la música de un violín cada vez que están juntos?
Las maneras místicas que tienen las personas para determinar con quién se
van a casar, es una de las cosas que agrega «locura» al proceso de las citas. En lugar
de eso, permíteme darte seis preguntas básicas para que te formules mientras deter-
minas si la persona con la que estás compartiendo el tiempo es «la correcta».

Pregunta N° 1
¿Qué dicen tus padres? No deseches a un Sansón ni ignores el consejo de tus
pares. Son tus protectores dados por Dios. Creyentes o no, la perspectiva de ellos
sobre tu relación es de importancia crítica. Los padres generalmente, tienen una ma-
nera de traer de regreso a la tierra a una pareja joven con preguntas tales como las
finanzas y otros temas de naturaleza práctica.

Pregunta N° 2
¿Qué piensan tus líderes espirituales sobre tu relación? Hebreos 13:17 dice

166
Joel James
que los líderes espirituales de la iglesia están porque ellos «velan por vuestras
almas.» El consejo de ellos debe ser buscado y escuchado. Como líderes espiritua-
les, deberían ser sabios y perspicaces. Por lo tanto, ellos pueden discernir temas
espirituales que a ti se te están pasando por alto. Puede que tengan dudas sobre la
condición espiritual de tu presunto compañero, lo cual te niegas a reconocer. Es tu
responsabilidad asegurarte que tengan la oportunidad de pastorearte con respecto a
escoger el compañero para toda tu vida.

Pregunta N° 3
¿Qué piensan tus amigos espirituales? Cuando formulé esa pregunta, triste-
mente pensé en un amigo. Él estaba viendo a una chica que era la personificación de
la mujer contenciosa de Proverbios (21:9, 19; 25:24; 27:15-16). Era la reina de la
contienda. En público era educada y refinada. En privado era amarga y dominante.
Cuando comenzaron a hablar sobre el matrimonio, los compañeros de cuarto
de mi amigo (todos cristianos) se sentaron con él y lo animaron desde las Escritu-
ras para que no se case con esa chica. Mi amigo escogió ignorar el consejo bíblico
de ellos. Tres años después, él tuvo que retirarse del seminario porque su matrimo-
nio era un desastre.
Como pareja, ellos habían engañado a sus padres y a sus líderes espirituales
porque ellos sólo los veían en público. Pero los compañeros de cuarto de mi amigo
los veían juntos todo el día. Ellos conocían realmente la relación de ellos.
A pesar de que los amigos espirituales no tienen la misma autoridad implícita
que los padres o que los líderes espirituales, puede que ellos conozcan mejor tu
relación. Por lo tanto, la estimación honesta y bíblica de ellos con respecto a tu
relación, es valiosa. Sin embargo, ten cuidado de los amigos que sólo te dicen lo
que quieres escuchar o que no tienen parámetros bíblicos. Pueden hacer más daño
que bien si buscas el consejo de ellos.
Cuando yo estaba saliendo con mi esposa, era crítico para mí que mis padres,
mis líderes espirituales y mis amigos espirituales me dieran una evaluación honesta
sobre nuestra relación. Busqué específicamente el consejo de ellos. Sabía lo quería
hacer, pero también sabía que mis ojos podían estar completamente cegados por la
intoxicación emocional. Para hacerlo más claro, no confié en mí mismo. Si alguno de
esos tres grupos de personas hubiese tenido un problema con mí relación, hubiera
clavado inmediatamente los frenos.

Pregunta N° 4
¿Están resultando relativamente sencillas las ordenanzas bíblicas de
Efesios 5 con respecto al matrimonio? Como hombre, ¿estoy guiando la relación y

167
Instrucciones para la Iglesia de hoy
a ella de manera sacrificial? (Efesios 5:23, 25) Como mujer, ¿me estoy sometiendo
a él haciéndolo para toda la vida?
Una cita no es el matrimonio. No se requiere que una chica se «someta» ante
la autoridad de su novio. Sin embargo, si el liderazgo y la sumisión no están siendo
desarrolladas mientras la relación avanza, entonces, una pareja debería ser cautelo-
sa con respecto al matrimonio. El amor sacrificial y la sumisión son los mandatos
bíblicos con respecto al matrimonio. Si no están funcionando de manera relativa-
mente sencilla, entonces el matrimonio va a ser un trayecto muy duro. Eso es exac-
tamente lo que le sucedió a mi amigo (mencionado arriba) quien escogió
tozudamente perseguir el matrimonio con una mujer que se negaba a sujetarse a él.
No te cases con alguien por lo que deseas que sea. Cásate en la base de quién
es actualmente la persona y lo que es tu relación actual. Casarse con las esperanzas
es una propuesta peligrosa.

Pregunta N° 5
¿Está la otra persona interesada en casarse contigo? Eso es bastante impor-
tante, ¿no es verdad? Puedo escucharte lamentándote ahora mismo, «pero ¿cómo sé si
está interesado en casarse conmigo?» Es más sencillo de lo que puedes esperar.
Discútelo con él/ella.
- «Oh», dice el muchacho, «pero ¿cómo hablar con ella sobre eso?»
Son amigo, ¿no es así? Si no pueden hablar abiertamente sobre asuntos serios
con respecto a la relación, entonces, tal vez no tienes la clase de amistad que pensa-
bas que tenían.
Como dijimos antes en este fascículo, la amistad quita todo el coqueteo de la
cita. Tan sólo se honesto. «Realmente disfruto nuestra amistad. Si las cosas continúan
de esta manera, me gustaría pensar sobre la posibilidad de casarnos algún día. ¿Qué
piensas?» Tal vez ella podría decir, «No estoy segura de estar preparada para pensar
sobre eso.» Entonces dices, «Muy bien, no te presionaré sobre eso. Sigamos disfru-
tando el hecho de ser amigos.»
Sin embargo, si ella dice, «Estoy interesada, sigamos hablando,» entonces
vayan a comer una pizza y hablen sobre el matrimonio y vean si sus ideas son simi-
lares.
Al no disparar la pregunta de la nada, estás considerando a esa persona más
importante que a ti mismo. Paciencia, honestidad y apertura siempre han sido los
sellos de una amistad piadosa. No tengo idea de por qué eso es dejado de lado cuan-
do contemplamos el matrimonio.

168
Joel James
A veces escucho a las chicas decir: «Nunca esperé que él me pidiese que me
casara con él.» Cuando escucho eso, pienso: «¿Y dijiste que sí? ¿Vas a ordenar todo
tu futuro basada en un capricho emocional? ¿No crees que deberías hablar sobre eso
con él antes de dar tu palabra para casarte con él?»
Cuando consideras si quieres casarte con alguien con quien estás saliendo, es
importante saber si esa persona quiere casarse contigo. Se abierto. Hablen sobre eso.
Si tu amistad no puede sostener eso, entonces no es lo suficientemente fuerte para ser
la base de un matrimonio.

Pregunta N° 6
¿Quieres casarte con esta persona? Si todas las preguntas anteriores han
sido formuladas y contestadas satisfactoriamente y quieres casarte con esa perso-
na, entonces mi consejo es hazlo. «Pero ¿qué si no es la voluntad de Dios?», gimes.
Sospecho que si todos lo otros factores que acabamos de debatir están alinea-
dos y quieres casarte con esa persona, entonces, Dios no tiene problemas si te casas
con él o con ella. No te veas atrapado en toda clase de métodos místicos y emocio-
nales de tomar decisiones cuando se trata del matrimonio.
Las seis preguntas que hemos enumerado hará más objetivo el hecho de deci-
dir con quién casarte. Te fuerza a ver tu relación con la persona tal como es. Esa
clase de pensamiento directo y bíblico es siempre la base de una buena decisión.
También debería serlo cuando consideres el matrimonio.

Conclusión
Como todo en la vida, la Biblia debe guiar nuestra práctica de las citas. Comenzar
con Génesis 2:18 quitará la locura mundanal que ha infectado a muchos cristianos
con respecto a cómo buscar un esposo o una esposa. Desarrolla amistades abnega-
das con solteros cristianos del sexo opuesto. Encuentra a un compañero que sea
demasiado bueno como para perder. Una vez que tu amistad ha progresado, formula
y responde las preguntas que acabamos de enumerar. Luego, disfruta de su compa-
ñerismo por el resto de tu vida.
Mientras tanto, estoy seguro que las cosas irán mejor para ti de lo que fueron
en mi primera cita. ¿Cómo podría ser peor? Bueno, en realidad puede ser peor.
Algún día te contaré sobre mi segunda cita. Pero hasta entonces, no te preocupes.
Las citas pueden ser bíblicas. Pueden ser puras. Pueden ser agradables. Si trabajas
duro para aplicar la palabra de Dios, será todo eso y mucho más.

169
Instrucciones para la Iglesia de hoy

170
Joel James

-7-
Preguntas y Respuestas Sobre
Sanidad, Lenguas y Profecía
Originalmente publicado en inglés con el título:
Questions and Answers about Healing, Tongues and Prophecy.

Qué dice realmente la Biblia sobre los dones milagrosos

Introducción
Recuerdo cuando comencé a formular preguntas sobre los dones espirituales.
Fue luego de que algunos amigos me invitaran a su iglesia durante mi primer año en
la universidad. Era una iglesia grande y muy reconocida por su énfasis en los dones
milagrosos, especialmente el don de lenguas. No me había criado en una iglesia
carismática, por lo tanto sentía curiosidad de ver cómo sería. La reunión finalizó con
el predicador llamando a todos a pasar al frente para ser «llenos del Espíritu y para
hablar en lenguas.» Como respuesta, un gran grupo se reunió en el frente de la igle-
sia y comenzó a hablar en lenguas todos al mismo tiempo.
Algo parecía incorrecto. Abriendo mi Biblia, comencé a hojear a través de 1
Corintios 12-14, una sección que yo sabía que trataba sobre los dones espirituales.
Finalmente mis ojos cayeron sobre esos versículos en 1 Corintios 14:27, «Si habla
alguno en lengua extraña, sea esto por dos, o a lo más tres, y por turno; y uno
interprete.» Afirmando estar llenos del Espíritu, estos creyentes bien intencionados,
estaban, de hecho, violando las tres instrucciones del Espíritu: muchas más que tres
personas estaban hablando en lenguas, todas al mismo tiempo y sin ningún tipo de
interpretación. Estaba asombrado que una iglesia que afirmaba tener el don de len-
guas podría ignorar tan abiertamente la instrucción del Espíritu sobre el uso de ese
don.
En realidad, ignorar la instrucción del Espíritu sobre los dones espirituales (es-
pecialmente los dones milagrosos) es un problema casi tan antiguo como los mis-
mos dones.

171
Instrucciones para la Iglesia de hoy
«No quiero, hermanos, que ignoréis acerca de los dones espirituales.» (1ª
Corintios 12:1)
Los corintios creían que estaban bien informados sobre los dones espiritua-
les. Hablaban en lenguas más que cualquier otra iglesia del Nuevo Testamento. Eran
bendecidos con profetas genuinos que recibían mensajes de parte de Dios, y proba-
blemente Pablo sanó a personas durante los dieciocho meses que estuvo estable-
ciendo la iglesia. Confiados por sus experiencias, los corintios pensaban que eran
expertos. Estaban completamente equivocados. «No quiero que ignoréis,» escri-
bió Pablo. Los traductores han sido amables con los corintios: la palabra griega
traducida como «ignorar» es la palabra agnoien, «sin conocimiento». Pablo, en rea-
lidad, dijo que no quería que fuesen ignorantes.
¡Qué choque! A pesar de que era la iglesia de los dones espirituales, Pablo
dijo que los corintios eran ignorantes sobre la instrucción del Espíritu en cuanto a
los dones. Creo que el problema de los corintios del primer siglo aún persiste en la
actualidad: el entusiasmo por los dones de señales con frecuencia oculta una falta
de conocimiento básico sobre dichos dones. La iglesia que mencioné en el primer
párrafo era un desafortunado ejemplo de eso. Su entusiasmo por las lenguas era
algo incuestionable. Su violación de las reglas del Espíritu con respecto al don de
lenguas no tenía excusas.

¿A dónde vamos por respuestas?


Todos tienen sus propias ideas sobre los dones espirituales. ¿Quién está en lo
correcto? Dios lo está. Pero podemos estar divididos sobre cómo descubrir las «ideas»
de Dios sobre los dones espirituales. La Biblia parece el lugar obvio. Así como el sol
es la fuente de luz y calor de la tierra, la Biblia es la fuente de verdad y sabiduría del
cristiano. Pero muchas personas en la actualidad rechazan esto. Conozco de «profe-
tas» en Pretoria que braman, «Necesitas arrojar tu Biblia y comenzar a escuchar lo
que el Espíritu está hablando hoy.» Ese es un punto de vista extraordinariamente
elevado de ser guiado por el Espíritu. Tales personas dicen (tal vez te lo hayas dicho
para ti mismo), «Soy guiado por el Espíritu para practicar los dones; por lo tanto no
tengo que preocuparme por lo que dice la Biblia.»
No hay nada nuevo bajo el sol. Ese argumento también fue utilizado por los
corintios. Aquellos que eran «espirituales» pensaban que estaban por encima de las
reglas de Dios con respecto a los dones. Pero ser espiritual no significa que inventas
tus propias reglas; significa que te sometes de buena gana a Dios.
Pablo lidió con el argumento «Soy guiado por el Espíritu» disparando una bala
de autoridad divina justo a través de su corazón. En 1ª Corintios 14, Pablo escuchó
las reglas de Dios con respecto a las lenguas y a las profecías. El sabía que el rego-
cijo, probablemente, no brotaría en Corinto cuando la iglesia escuchase aquellas

172
Joel James
reglas. ¡Algunas de sus prácticas preferidas estaban fuera de la ley! Ellos querían
seguir haciendo las cosas a su manera, «como el Espíritu los guiaba.» Estaban pre-
parados para ir ojo a ojo con Pablo, en una mirada desafiante de rechazo. Pablo les
dijo que mejor pestañasen.
«Si alguno se cree profeta, o espiritual, reconozca que lo que os escribo
son mandamientos del Señor. Mas el que ignora, ignore.» (1ª Corintios 14:37-
38)
«Si alguno se cree profeta, o espiritual…» Pablo conocía el argumento que
sería utilizado en su contra: «Somos guiados por el Espíritu. Tenemos una palabra
fresca. No puedes decirnos qué hacer.» En realidad, él sí podía. Pablo era un apóstol
y tenía la autoridad de Cristo. Lo que él escribió en las Escrituras eran «los manda-
mientos del Señor» sobre los dones espirituales, nada menos. Pablo ridiculizó la idea
de que ellos, los corintios, serían aquellos en establecer las reglas con respecto a los
dones espirituales: «¿Acaso ha salido de vosotros la palabra de Dios, o sólo a voso-
tros ha llegado?» (Versículo 36). Cristo señaló a los apóstoles para establecer la
doctrina y la práctica de la iglesia, no señaló a los corintios (ni a ningún creyente de
la actualidad, por dicho motivo).
Aquellos que alegan ser guiados por el Espíritu y por lo tanto por encima de las
reglas bíblicas que gobiernan los dones espirituales, están navegando una gran em-
barcación en aguas poco profundas. Pablo dijo que si no reconoces la instrucción
bíblica con respecto a los dones, entonces Dios no te reconoce a ti (14:38). Pablo le
disparó en la cabeza al argumento «Soy guiado por el Espíritu»: no utilices un argu-
mento que Pablo aniquiló.

¡Pero me sucedió a mí!


¿Podemos confiar en las experiencias – me sucedió a mi – para las verdades
sobre los dones espirituales? Los corintios son una prueba de que no puedes. Ellos
experimentaban los dones espirituales cada semana en su iglesia, y no los ayudó en
lo más mínimo. Pablo dijo que eran ignorantes. Tendremos que ir a la Biblia, no a
las experiencias, para responder nuestras preguntas sobre los dones milagrosos.
En este fascículo vamos a lidiar con algunas preguntas candentes sobre len-
guas, sanidad, bautismo del Espíritu y si algunos dones han cesado o no, entre otros
temas. Ese es un fuego de controversia. Nos pondremos un sombrero de bombero y
nos dirigiremos directo hacia allí. Por momentos te verás tentado a arder en llamas
debido a tu desacuerdo conmigo. No lo hagas. Mantén la calma, escucha las Escritu-
ras y permite que la palabra de Dios llene los espacios en blancos, si los hay, en tu
conocimiento. Al final, si descubres verdades sobre los dones de señales que no
conocías, sé lo suficientemente valiente como para admitirlo y cambiar.

173
Instrucciones para la Iglesia de hoy

¿Qué son los dones espirituales?


Los dones espirituales no son meros talentos o habilidades como cantar o
tener elocuencia para hablar en público. Pavarotti cantaba hermoso y Cicero habla-
ba con elocuencia, pero sólo los cristianos pueden tener dones espirituales. Los
dones espirituales son una habilidad otorgada por Dios y reforzada por el Espíritu
para servir a otras personas en la iglesia (1ª Corintios 12:4-6, 7, 11). 89

¿Qué son los dones milagrosos?


No todos los dones eran visiblemente milagrosos. Por ejemplo, no hay nada exte-
riormente milagroso sobre los dones de administración, de ayuda, de enseñanza o sobre
el don de dar. Sin embargo, dones tales como los de profecía, lenguas y sanidad eran
diferentes. Por su misma naturaleza eran milagros evidentes. Eran emocionantes.
Atraían multitudes de manera que el evangelio pudiese ser predicado a muchas perso-
nas. Eran como un letrero de publicidad sobre la verdad y el poder del cristianismo.
El término «dones de señales» proviene de 1ª Corintios 14:22 en donde las
lenguas y la profecía son llamadas «señales» (griego: semeion). La palabra semeion,
se refería a los milagros que confirmaban que un predicador era un mensajero de
Dios. Por ejemplo, Pedro llamó a Jesús «varón aprobado por Dios entre vosotros
con las maravillas, prodigios y señales ( semeion)…» (Hechos 2:22). Los apósto-
les eran probados como mensajeros de Dios de la misma manera: Dios los confirma-
ba «con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu San-
to» (Hebreos 2:4). ¿Qué dones obraban como letreros divinos, dando testimonio de
que los primeros predicadores del evangelio eran hombres de Dios? No eran los do-
nes de administración, ni de ayuda ni el don de dar, sino dones evidentemente milagro-
sos como los de profecía, lenguas y sanidad – dones de señales.
Ninguno debate si los dones como los de administración, de ayuda, de enseñan-
za, el don de dar o el de liderazgo están presentes en la iglesia en la actualidad. Ellos lo
están y juegan roles importantes. El furor se centra en los dones milagrosos. ¿Qué
son? ¿Están vigentes en la actualidad o no? Busquemos algunas respuestas bíblicas.
Comenzaremos con el don de sanidad.

Preguntas sobre la sanidad


Tenemos un hombre en nuestra iglesia que solía asistir a una de las grandes
iglesias de señales y prodigios en Johannesburg. En una de sus reuniones de sani-
dad, él pasó al frente para ser sanado de su escasa visión. Cuando llegó su turno, el
pastor oró sobre él, le quitó sus anteojos, los arrojó en un cesto de basura y le
89
Las listas de los dones espirituales se encuentran en cuatro lugares dentro del Nuevo Testamento:
Romanos 12:6-8; 1 Corintios 12:8-10, 28; Efesios 4:11; y 1 Pedro 4:10-11.

174
Joel James
preguntó si podía leer el cartel de «SALIDA» que se encontraba sobre la puerta al
lado del escenario. Como el cartel era grande y estaba iluminado, él podía leerlo
aún sin sus anteojos. Con una jactancia dramática, y ante la ovación de las multitu-
des, el pastor lo declaró sano.
A mi amigo se le había enseñado que tienes que tener fe para que la sanidad
surta efecto, por lo tanto, a pesar de que su vista no había mejorado en lo más mínimo,
él pasó los siguientes meses fingiendo que su visión era perfecta. Al final, como
muchas otras personas en la actualidad, abandonó la iglesia desilusionado, frustra-
do y decepcionado (y efectuó una entrevista para obtener un par de anteojos nuevo).
Si ese es el don de sanidad, entonces, necesita una ambulancia.

¿Cuáles son las características del «don de


sanidad» del Nuevo Testamento?
(1ª Corintios 12:28)
El primer ejemplo del don de sanidad en acción es el de la sanidad de Pedro
del hombre cojo en Hechos 3.
«Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la
puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que
entraban en el templo. Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el
templo, les rogaba que le diesen limosna. Pedro, con Juan, fijando en él los ojos,
le dijo: Míranos. Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo.
Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de
Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. Y tomándole por la mano derecha le levan-
tó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos; y saltando, se puso en pie y
anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios.»
(Hechos 3:2-8)
Según este ejemplo, el don de sanidad post-Pentecostés, neo-testamentario,
tenía un número de características:
1.- Era sin ayuda. Ninguna intervención médica, ni medicación, ni cirugías eran
necesarias para que se efectuase una sanidad total.
2.- Era instantánea. No habían sesiones de largas y repetidas oraciones. Las
piernas del hombre no se fortalecieron luego de semanas o de meses. Pedro
dijo: «¡Anda!» y «y al momento se le afirmaron los pies y tobillos.» 90

90
En el ministerio de sanidad de Jesús hubo, tres veces, una demora para que se efectuara una sanidad total.
En cada caso, la demora fue sólo de minutos. No existe ningún registro en el libro de los Hechos sobre
demoras en ningunas de las sanidades efectuadas bajo el don de sanidad.

175
Instrucciones para la Iglesia de hoy
3.- Era completa. La sanidad del hombre cojo no fue parcial ni temporal. El
no realizó algunos pasos tambaleantes. El saltó y nunca regresó a su estado
previo.
4.- Sanaba enfermedades visibles y verificables. Pedro no sólo sanó dolo-
res de espalda, de cabeza o condiciones internas invisibles. Pedro sanó a un
hombre cuyas piernas estaban visiblemente deformadas. En un segundo esta-
ban dobladas y deformadas; al segundo siguiente estaban derechas, enteras y
fuertes.
5.- Sus sanidades eran innegables. Tan irrefutable fue el milagro de Hechos
3, que las autoridades religiosas judías (que no eran amigos de Pedro, ¡para
decir lo último!) dijeron lo siguiente sobre la sanidad: «Porque de cierto,
señal manifiesta ha sido hecha por ellos, notoria a todos los que moran
en Jerusalén, y no lo podemos negar.» (Hechos 4:16)
6.- Nunca falló, ni siquiera debido a la fe del receptor. El hombre cojo de
Hechos 3 ni siquiera sabía que Pedro tenía la intención de sanarlo; todo lo
que él estaba deseando era un manojo de monedas. No tenía fe, pero esto no
entorpeció la habilidad de Pedro para sanar.
El registro de Hechos 5 sobre el ministerio de sanidad de los apóstoles revela
más características del don de sanidad del Nuevo Testamento.
«Y por la mano de los apóstoles se hacían muchas señales y prodigios en el
pueblo… Y aun de las ciudades vecinas muchos venían a Jerusalén, trayendo
enfermos y atormentados de espíritus inmundos; y todos eran sanados. » (He-
chos 5:12, 16, énfasis agregado)
1.- Nadie quedaba sin ser sanado. Toda persona que venía a los apóstoles para
ser sanada, era sanada.
2.- El don de sanidad era empleado para sanar a personas creyentes así
como personas no creyentes. Tal vez esto te sorprenda, pero no hay un ejem-
plo claro en el libro de Hechos o en las epístolas del Nuevo Testamento
sobre un cristiano sanando a otro cristiano.91
3.- Pedro sanó a un inconverso en Hechos 3. En Hechos 5, el apóstol de
Judea trajo la enfermedad de ellos para ser sanada. Felipe, el evangelista sanó
a personas no creyentes cuando evangelizó en Samaria (Hechos 8) y Pablo
sanó durante sus viajes misioneros (Hechos 14). Sin embargo, el Nuevo Tes-
tamento nunca da un ejemplo de un cristiano sanando a otro cristiano. En
otras palabras, la sanidad era un don de señal: era utilizada para sanar a
inconversos para probar que el mensaje del evangelio era verdadero y para

91
Esto excluye a creyentes siendo resucitados de entre los muertos (Hechos 9 y 20), lo cual puede ser
clasificado, difícilmente, como sanidades.

176
Joel James
promover el evangelismo. «Y le dijo Pedro: Eneas, Jesucristo te sana; le-
vántate, y haz tu cama. Y en seguida se levantó. Y le vieron todos los que
habitaban en Lida y en Sarón, los cuales se convirtieron al Señor.» (He-
chos 9:34-35, énfasis agregado).
4.- La sanidad era efectuada sin preludios ni reuniones especiales. Pedro
sanaba en el templo y en las calles en situaciones improvisadas, como lo
hizo Pablo (Hechos 14:8-9).
Aquellas son las características de la sanidad del Nuevo Testamento. Era sin
ayuda, instantánea y sanaba deformidades y enfermedades visibles. Sus sanidades
eran tan obvias que eran innegables, aún hasta por los enemigos del cristianismo. El
don de sanidad del Nuevo Testamento, nunca falló ni siquiera por la fe del receptor.
Todos los que venían para ser sanados eran sanados. No era utilizado en la iglesia
para sanar a otros creyentes. En cambio, era un don de señal empleado para promo-
ver el evangelismo entre las personas que no eran salvas. Finalmente, era improvisa-
do: no requería del ambiente controlado de una reunión especial.

¿Era dado el don de sanidad de manera que los


cristianos pudiesen sanar a otros cristianos?
No existe evidencia alguna de que las sanidades se llevaran a cabo dentro de la
iglesia. De hecho, cuando Pablo le escribió a Timoteo, mencionó los problemas
estomacales de Timoteo y sus «frecuentes enfermedades» (1ª Timoteo 5:23). El
consejo de Pablo a Timoteo no fue, «Encuentra a alguien que tenga el don de sani-
dad.» Su consejo fue, «bebe un poco de vino como tratamiento médico.» Pablo no
esperaba que la enfermedad estomacal crónica de Timoteo fuese sanada por algún
miembro de la iglesia que tuviese el don de sanidad. Ese no era el propósito del don.
Otros ejemplos de enfermedades en el Nuevo Testamento apoyan esto. Según
2ª Timoteo 4:20, Pablo tuvo que dejar atrás a Trófimo, un compañero valioso, durante
uno de sus viajes porque Trófimo estaba demasiado enfermo como para viajar. Santia-
go dijo que si alguno estaba enfermo, debía llamar a los ancianos para que orasen
por él (Santiago 5:14), y no que debía llamar a alguien con el don de sanidad. Dicho
de otra manera, no hay evidencia alguna de que la iglesia primitiva lidiase con la
enfermedad física entre sus miembros empleando el don de sanidad.

177
Instrucciones para la Iglesia de hoy

Oramos durante varias semanas por un


miembro de nuestra congregación que tenía
cáncer, y el cáncer se redujo. ¿Es eso una
evidencia del don de sanidad?
No. El don de sanidad no era sólo una respuesta ante una oración. La sanidad,
era una habilidad sobrenatural, dada por el Espíritu para sanar directamente a una
persona y de manera milagrosa. Cuando Pedro sanó al hombre cojo en Hechos 3, no
reunió en un círculo a las personas para que orasen sobre este hombre. Tampoco
organizó una cadena de oración. Pedro sanó directa e instantáneamente al hombre:
ese era el don de sanidad. Las respuestas a las oraciones cuando se pide sanidad son
maravillosas, pero son diferentes al don de sanidad – el poder de sanar de manera
directa, inmediata y milagrosa.

¿Puede Dios aún obrar milagros92


en la actualidad?
Dios puede realizar milagros de sanidad en cualquier momento. Pero el don
de sanidad no es simplemente la sanidad de Dios; es el hombre sanando por el poder
de Dios. Existe una diferencia significativa.
Permíteme ilustrar la confusión sobre esta diferencia. Jack Deere es un pro-
minente teólogo en el movimiento carismático, y ha escrito muchos libros bien
conocidos promoviendo las señales y maravillas. En uno de esos libros, él registra
una discusión sobre los milagros que él tuvo con uno de sus alumnos93. El alumno
sugirió que, con muy pocas excepciones, los milagros habían sido restringidos a
tres períodos de la historia bíblica: la era del Éxodo cuando Moisés realizó muchos
milagros, la era de Elías y Eliseo (1 y 2 Reyes) y la era de Cristo y los apóstoles.
Deere reprendió al estudiante por olvidarse que Dios realizó un contundente
muestrario de milagros en el momento de la creación. Dios hizo que el sol se detu-
viese para Josué. En los días de Daniel, Él rescató a tres hombres de un horno de
fuego y demás. Dios obra milagros todo el tiempo, dijo Deere. ¿Quién estaba en lo
cierto, el estudiante o Deere, el profesor de teología? En realidad, el estudiante.
Todos los ejemplos de Deere eran milagros que Dios obró sin un agente humano. El

92
Un milagro es una obra de Dios que no puede ser explicada por Sus medios habituales de obrar en este
mundo (los formatos predecibles que llamamos «leyes de la naturaleza»).
93
Jack Deere, Sorprendido por el Poder del Espíritu. Grand Rapids: Zondervan, 1993, p.49.

178
Joel James
estudiante estaba hablando sobre milagros que Dios obró por medio de un agente
humano. Esta es una diferencia importante. Dios puede hacer milagros en cualquier
momento que Él escoja. La historia bíblica nos muestra que los realiza raramente,
pero realmente puede hacerlos. Eso no es el don de sanidad. El don de sanidad es un
milagro divino efectuado por medio de una persona.

¿Está presente el don de sanidad


en la actualidad?
No creo que el don de sanidad esté presente en la iglesia de hoy, por ninguna
otra razón que por el hecho de que las «sanidades» de hoy no guardan ninguna simi-
litud con el don de sanidad del Nuevo Testamento. 94
Las «sanidades» de hoy, con frecuencia requieren asistencia médica (cirugía,
prescripción de drogas y otros tratamientos) para ser exitosas. Requieren de sema-
nas o de meses para que surtan efecto, en lugar de ser sanidades instantáneas. Son
incompletas: el cojo camina, pero sólo con pasos tambaleantes y dolorosos. Son
temporales: la condición cardíaca regresa en dos meses luego de que supuestamen-
te, se había desterrado.
Las «sanidades» de hoy son únicamente exitosas con dolencias invisibles al
ojo humano. Debido a que son invisibles, las sanidades actuales son altamente
refutables. Ningún sanador de la actualidad puede decir que todos los que van a él
son sanados. Las sanidades de hoy requieren de reuniones especiales en donde el
clima está cuidadosamente orquestado y las personas que son «sanadas» son cuida-
dosamente proyectadas. En otras palabras, el don de sanidad del Nuevo Testamento
no está operando en la iglesia de hoy.

¿No es el don de sanidad de hoy diferente al


don de sanidad del Nuevo Testamento?
Algunos dicen que comparar las sanidades de hoy con aquellas del Nuevo
Testamento es injusto, porque la obra del Espíritu es diferente, menos poderosa en la
actualidad. Pero, ¿dónde enseña la Biblia que el mismo don de sanidad se enferma-
ría? ¿Se ha enfermado el Espíritu Santo, una pálida sombra de su viejo yo, incapaz de
sanar como lo hacía en el pasado? La Biblia nunca dice que el don de sanidad se
desvanecería sólo para volver a aparecer diecinueve siglos después, ciego, cojo e
incapacitado.
94
Para un estudio más profundo, recomiendo la publicación de Richard Mayhue, La Promesa de Sanidad,
Harvest House Publishers, 1994.

179
Instrucciones para la Iglesia de hoy
Este argumento suena especialmente sospechoso proviniendo de aquellos que
se jactan de citar las palabras de Jesús, «…obras que yo hago, él las hará también;
y aun mayores hará…» (Juan 14:12). Es muy tonto decir que las sanidades de hoy
son mayores que las sanidades efectuadas por Jesús y al mismo tiempo son de una
calidad patéticamente inferior a las que obraba el Señor Jesús.95

Preguntas sobre Profecía


¿Era el don de profecía un don de revelación o se refería
meramente a la prédica ayudada por el Espíritu?
Los profetas no eran meramente predicadores. Efesios 3 lo deja en claro.
Leyendo lo cual podéis entender cuál sea mi conocimiento en el misterio
de Cristo, misterio que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de
los hombres, como ahora es revelado a sus santos apóstoles y profetas por el
Espíritu. (Efesios 3:4-5, énfasis agregado)
Los profetas eran creyentes a quienes Dios les revelaba una nueva doctrina,
hombres como el mismo Pablo. A veces, Dios también les revelaba eventos futuros:
Ágabo en Hechos 11 y 21, Pablo en Hechos 18 y 27. A veces, predicaba sermones por
medio de ellos (1ª Corintios 14:3) como lo hizo con los profetas del Antiguo Tes-
tamento. Sin embargo, el don de profecía era diferente al don de enseñanza (los dos
son diferenciados en 1 Corintios 12:28). Lo que hacía de un profeta un profeta era
el hecho de que Dios a veces les daba una revelación directa.

¿Cuáles eran las reglas que gobernaban al don de


profecía?
Pablo escribió para la iglesia estas reglas inspirado por el Espíritu.
Asimismo, los profetas hablen dos o tres, y los demás juzguen. Y si algo le fuere
revelado a otro que estuviere sentado, calle el primero. Porque podéis profetizar
todos uno por uno, para que todos aprendan, y todos sean exhortados. Y los espíritus
de los profetas están sujetos a los profetas; pues Dios no es Dios de confusión, sino
de paz. (1ª Corintios 14:29-33)

95
Como ni siquiera los apóstoles hicieron milagros tan grandes como los que realizó Jesús, Juan 14:12 es
falso o se refiere al milagro de la salvación. Ciertamente los apóstoles vieron muchas más personas siendo
salvas que las que Jesús vio en Su ministerio terrenal; por lo tanto, las «obras mayores» de Juan 14:12 se
refieren, probablemente, al milagro de la salvación, no a las sanidades.

180
Joel James
Primero, como mucho, tres profetas debían hablar en una reunión en la iglesia.
Segundo, los otros (presuntamente los otros profetas) debían juzgar cada pro-
fecía. Esto era una medida de seguridad para evitar pseudo profecías, realizadas por
los hombres.
Tercero, los profetas debían turnarse. Los corintios eran como un grupo de
escolares en una fuente de agua – empujándose y peleando por ser los primeros. Si
otro profeta en la congregación recibía un mensaje, aquel que estaba hablando debía
darle al segundo profeta la oportunidad de hablar.
En el versículo 32, Pablo dio la razón para que estos turnos restringidos y pa-
cientes fuesen posibles: «Y los espíritus de los profetas están sujetos a los profe-
tas.» Aquí tenemos la escena: un miembro de la iglesia de los corintios se ponía de
pie y soltaba una profecía mientras que otra persona estaba predicando. ¿Su excusa?
«No podía detenerme. El Espíritu se estaba moviendo.»
El mismo argumento es utilizado en la actualidad por aquellos que hablan en
lenguas, que gritan y que hacen pogo (saltar en el lugar), que se arrojan al suelo y hasta
vomitan «en el Espíritu.» Sin embargo, lo extraño, lo rudo o lo bruto, es todo culpa del
Espíritu de Dios. La excusa «el Espíritu Santo me hizo hacer esto» tiene un linaje antiguo:
los corintios también lo utilizaron para defender sus atrocidades en la adoración.
Pablo rechazó la excusa de que el Espíritu de Dios los llevaba a arrebatos
descontrolados: «los espíritus de los profetas están sujetos a los profetas.» En la profe-
cía pagana, los susurros incontrolables, las rotaciones físicas y los comportamientos
extraños eran comunes. Pero cuando el Espíritu de Dios estaba obrando, el profeta
estaba en perfecto control de su «espíritu» o de su hombre interior. Como una confir-
mación, Pablo dijo, «Y los espíritus de los profetas están sujetos a los profetas;
pues Dios no es Dios de confusión, sino de paz.» (Versículos 32-33) Cuando el
Espíritu de Dios obra, hay paz y armonía en el servicio de adoración, no hay desorden,
ni groserías ni comportamientos bizarros.

¿Se les permitía a las mujeres profetizar?


Sí, pero no en el servicio de adoración. Primera Corintios 11:5 habla de mujeres
profetizando. Hechos 21:9 dice que Felipe, el evangelista, tenía cuatro hermanas que
eran profetizas. Sin embargo, 1ª Corintios 14:34 deja en claro que las mujeres no debían
profetizar en el servicio de adoración: «vuestras mujeres callen en las congrega-
ciones.» Presuntamente, esto era porque había hombres presentes, y no se permitía
que las mujeres les enseñasen (1ª Timoteo 2:12).

181
Instrucciones para la Iglesia de hoy

¿Es el don de profecía del Nuevo Testamento diferente a


la profecía del Antiguo Testamento? En otras palabras,
¿puede alguien con el don del Nuevo Testamento dar una
profecía incorrecta o incompleta?
No.96 El Antiguo Testamento demandaba una exactitud del cien por ciento en
doctrina y predicción de parte de los profetas de Dios (Deuteronomio 13:1-5; 18:20-
22). Observa cuidadosamente Deuteronomio 18.
«El profeta que tuviere la presunción de hablar palabra en mi nombre, a
quien yo no le haya mandado hablar, o que hablare en nombre de dioses ajenos, el
tal profeta morirá. Y si dijeres en tu corazón: ¿Cómo conoceremos la palabra que
Jehová no ha hablado?; si el profeta hablare en nombre de Jehová, y no se
cumpliere lo que dijo, ni aconteciere, es palabra que Jehová no ha hablado; con
presunción la habló el tal profeta; no tengas temor de él». (Deuteronomio 18:20-
22)
El estándar de cien por ciento de precisión en una predicción era repetidamente
afirmada en el Antiguo Testamento (1ª Samuel 3:19-20; 9:6; Jeremías 28:9). En ningún
lugar del Nuevo Testamento los apóstoles enseñaron o insinuaron que el estándar había
cambiado. Si lo hubiese hecho, los apóstoles lo hubiesen dicho, de otra manera los
judíos convertidos hubiesen rechazado a todos los profetas nuevos y falibles.
Los apóstoles no dijeron nada sobre un cambio en la confiabilidad de la profe-
cía porque no tenían que hacerlo. Los profetas cuyas profecías fallaban, eran falsos
profetas. Dios resumió perfectamente todo el asunto en Jeremías.
«Así ha dicho Jehová de los ejércitos: No escuchéis las palabras de los pro-
fetas que os profetizan; os alimentan con vanas esperanzas; hablan visión de su
propio corazón, no de la boca de Jehová.» (Jeremías 23:16)

¿No vienen los mensajes del don de profecía como


impresiones interiores, haciendo posible una mala
interpretación por parte del profeta?
No. Otra vez, veamos el trasfondo del Antiguo Testamento. Los profetas del
Antiguo Testamento decían «Así dijo el Señor,» no decían «Esta es la impresión que
tengo en mi interior.» Ellos hablaban las propias palabras de Dios.
«Y extendió Jehová su mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová: He aquí he
puesto mis palabras en tu boca» (Jeremías 1:9, también ver Deuteronomio 18:18;
Zacarías 7:12)
96
He lidiado con esto más profundamente en capítulo, «Probando la Profecía Actual».

182
Joel James
¿Qué hay de la era del Nuevo Testamento? Todos los cristianos creen en la
Biblia y acuerdan que los autores de las Escrituras recibieron las propias palabras de
Dios cuando escribieron el Nuevo Testamento. Pedro dijo, «entendiendo primero
esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque
nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de
Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.» (2ª Pedro 1:20-21)
¿Pero utilizó Dios un método diferente, menos preciso con aquellos que sólo
tenían el don de profecía? No. Los ejemplos del don de profecía en el Nuevo Testa-
mento dejan en claro que los profetas recibieron las palabras de Dios. Considera la
profecía de Ágabo, la cual decía que Pablo sería atado y entregado por los romanos en
Jerusalén.
«Quien viniendo a vernos, tomó el cinto de Pablo, y atándose los pies y las
manos, dijo: Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al varón
de quien es este cinto, y le entregarán en manos de los gentiles.» (Hechos 21:11,
énfasis agregado)
Ágabo no recibió una vaga impresión en su espíritu, algo que podía
malinterpretarse fácilmente. Ágabo recibió palabras de parte del Espíritu Santo. El don
de profecía de Pablo era igual. Observa lo que dijo Pablo a sus compañeros en la embar-
cación luego de que ellos hubiesen abandonado las esperanzas de sobrevivir ante una
tremenda tormenta azotando la nave.
«Por tanto, oh varones, tened buen ánimo; porque yo confío en Dios que será
así como se me ha dicho.» (Hechos 27:25, énfasis agregado)
Pablo tenía la seguridad de un profeta que recibía palabras directamente de parte
de Dios, no de alguien pescando en el lodo de sus impresiones interiores por un trozo
de información divina, resbaladiza y fácilmente malinterpretada.
La idea de un profeta malinterpretando o embollando un mensaje de Dios, tam-
bién se ignora en Apocalipsis 22:6. Allí Dios es llamado, «el Señor, el Dios de los
espíritus de los profetas.» Dios tiene soberanía sobre el espíritu humano del profeta.
Dios no le daba al profeta un mensaje y luego retorcía Sus manos, esperando que
pasara intacto a través del espíritu humano del profeta. Dios es el Dios de los espíritus
de los profetas: los errores no son permitidos cuando Dios entrega un mensaje.

¿Se debían probar las profecías para verificar sus


exactitudes?
Sí. Debido al peligro constante de los falsos profetas (Mateo 7:15), cada pro-
fecía – y por insinuación del profeta que la entregaba – debía ser probada: «Asimis-
mo, los profetas hablen dos o tres, y los demás juzguen.» (1ª Corintios 14:29).

183
Instrucciones para la Iglesia de hoy
Los profetas paganos podían decir lo que se les ocurriese en el nombre de sus dio-
ses, ya que aquellos dioses eran sólo «ídolos mudos» (1ª Corintios 12:2). El cris-
tianismo era diferente. El Dios Cristiano hablaba – hasta nombró a Su Hijo, la Pala-
bra. Y cuando Él hablaba, hablaba verdad. Sus profetas no podían decir nada que les
agradara a ellos cuando hablaban en Su nombre: «nadie que hable por el Espíritu
de Dios llama anatema a Jesús.» (1ª Corintios 12:3)
La prueba era algo imperativo: «No menospreciéis las profecías. Examinadlo
todo; retened lo bueno» (1ª Tesalonicenses 5:20-21). «Amados, no creáis a todo
espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han
salido por el mundo.» (1ª Juan 4:1).
Escardar lo falso de lo verdadero parece haber sido el rol del don espiritual
llamado «discernimiento de espíritus» en 1ª Corintios 12:10. Dos cosas sugieren
esto. Primero, Pablo lo mencionó inmediatamente después del don de profecía.
Segundo, la palabra «discernir» o «juzgar» es la misma palabra empleada (en su
forma verbal) en 1ª Corintios 14:29, «Asimismo, los profetas hablen dos o tres, y
los demás juzguen.» Aquellos que tenían este don podían determinar si una profe-
cía provenía del Espíritu de Dios o de algún otro espíritu (1ª Juan 4:1). No existe
evidencia alguna de que el don de discernimiento de espíritus fuese la habilidad de
descubrir información secreta sobre demonios como algunos lo sugieren en la ac-
tualidad.

Pero, ¿cuál es el daño de dejar que alguien hable «palabra


de Dios», aún si no es realmente el don de profecía del
Nuevo Testamento?
Primero, es un insulto al Dios de la verdad que alguien afirme hablar una «pala-
bra» proveniente de Él, y que luego arroje un error doctrinal o predicciones que
nunca sucederán. Segundo, Jesús nos advirtió, «Guardaos de los falsos profetas»
(Mateo 7:15), la inexactitud es siempre una clave para identificar un rasgo. Tercero,
Dios le advirtió a Jeremías, «Y nunca más os vendrá a la memoria decir: Profecía
de Jehová; porque la palabra de cada uno le será por profecía…» (Jeremías
23:36). Mientras los cristianos están ocupados con las «palabras frescas» de los
demás, las cuales son errantes, falibles y el resultado de la imaginación, no están
prestando atención a la palabra verdadera, infalible y eterna de Dios, la Biblia. Eso
es serio.

184
Joel James

¿Nos dice 1ª Corintios 13:8-10 cuándo cesará el don de


profecía?
«El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las
lenguas, y la ciencia acabará. Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos;
mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará.» (1ª Corintios
13:8-10)
Pablo dijo que las lenguas cesarán como un arroyo de temporada, secado por el
sol en el desierto. La profecía y el conocimiento (ambos dones de revelación) se
acabarán como el flujo del agua cuando cierras un grifo. Sin embargo, la profecía se
acabará cuando venga «lo perfecto». Lo que Pablo quería decir con «lo perfecto» es
enigmático. Podría referirse a la finalización del Nuevo Testamento (basado en San-
tiago 1:25 «la perfecta ley»). Sin embargo, Pablo nunca utilizó la palabra griega
teleion en las Escrituras.
Una segunda opinión es el regreso de Cristo. Una tercera – la más acertada en
mi opinión – hace de «lo perfecto» el estado eternal (es decir, el cielo). Esto tiene
sentido en el versículo 11: lo que es bueno para un período de tiempo (niñez o este
mundo) no es bueno para otro tiempo (adultez o el cielo). También se aplica al
conocimiento total y cara a cara del versículo 12 – seguramente demasiado fuerte
para una descripción para la finalización del Nuevo Testamento. Esto también per-
mite que los dos testigos de Apocalipsis 11:3 sean profetas genuinos.
¿Significa eso que la profecía podría estar vigente en la actualidad? Potencial-
mente, pero no sostengas tu respiración esperándola. Los líderes del movimiento
profético admiten que sus profecías son con frecuencia erradas y que no siempre se
cumplen («Creo que Dios no estuvo en esa», bromean). Lo que está sucediendo en la
actualidad no es el don bíblico de profecía; es una triste imitación que niega a Dios.
«Yo he oído lo que aquellos profetas dijeron, profetizando mentira en
mi nombre, diciendo: Soñé, soñé. ¿Hasta cuándo estará esto en el corazón de
los profetas que profetizan mentira, y que profetizan el engaño de su corazón?
Dice Jehová: He aquí que yo estoy contra los profetas que endulzan sus
lenguas y dicen: El ha dicho. He aquí, dice Jehová, yo estoy contra los que profe-
tizan sueños mentirosos, y los cuentan, y hacen errar a mi pueblo con sus menti-
ras y con sus lisonjas, y yo no los envié ni les mandé; y ningún provecho hicieron
a este pueblo, dice Jehová.» (Jeremías 23:25-26, 31-32)

¿Por qué alguien querría profecías falibles?


No tengo ni idea. Después de todo, ¿qué hay de bueno con una profecía que
sabes que tiene una chance del cincuenta por ciento de no ser verdadera? ¡Habla de
una exactitud falsa!
185
Instrucciones para la Iglesia de hoy

En realidad, existe una muy buena razón por la cual los «profetas» de la actua-
lidad quieren con urgencia el don de profecía para incluir profecías falibles: sus
profecías con frecuencia están erradas. Ellos quieren bajar la barra para permitir
una profecía falible, no porque la palabra de Dios sugiera que deberían hacerlo, sino
porque si no lo hacen, tendrán que admitir que su don de profecía no es un don en lo
más mínimo.
Las profecías que quedan inconclusas o que están parcialmente erradas no
son un evento cristiano. Ellas recuerdan una de las profecías paganas de los profetas
griegos o de los profetas de Baal en el Antiguo Testamento. No son un don reforzado
divinamente por el Espíritu.

Preguntas sobre el Bautismo del Espíritu.


¿Qué es el bautismo del Espíritu?
Es un evento interno y espiritual por el cual el Espíritu Santo ubica al cristia-
no en el cuerpo de Cristo. «Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados
en un cuerpo» (1ª Corintios 12:13ª).

¿Cuál es el propósito del bautismo del Espíritu?


«Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean
judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo
Espíritu.» (1ª Corintios 12:13)
El propósito del bautismo del Espíritu es la unidad. La diversidad étnica y
social (judío/griego, esclavo/libre) del cristianismo no es una barrera para la uni-
dad, porque todos compartimos un mismo Espíritu, y somos puestos en un cuerpo
por el bautismo del Espíritu.
Algunos cristianos enseñan que este bautismo del Espíritu, puede suceder
meses o años después de que una persona se convierte a Cristo. Sin embargo, ya que
el propósito del bautismo es unir a los cristianos, esto no puede ser cierto. Si el
bautismo del Espíritu sucede a veces mucho después de la salvación, entonces, algu-
nos cristianos verdaderos no están aún (¡y quizás nunca!) en el cuerpo de Cristo. Esto
es teológicamente imposible. No existe tal cosa como un cristiano que no está en el
cuerpo de Cristo. Esto también crea un doble nivel de cristianismo, los que tienen y
los que no tienen. Para evitar sentir un poco de pena hacia aquellos que han creído
verdaderamente pero que están excluidos del cuerpo de Cristo, el bautismo del Es-
píritu debe suceder en el momento de la salvación.

186
Joel James

¿No prueban los ejemplos del bautismo del Espíritu en


Hechos que éste acontece luego de la salvación?
Utilizar Hechos para probar el proceso normal del bautismo del Espíritu es peli-
groso. En Hechos 2, hubo un estruendo de un viento recio que soplaba y lenguas de
fuego – eventos que nunca volvieron a suceder en el Nuevo Testamento. En Hechos
8, la venida del Espíritu fue demorada porque los apóstoles no se encontraban allí. En
Hechos 10, el Espíritu fue dado inmediatamente en el momento de la conversión sin
oración ni imposición de manos. En Hechos 19, el Espíritu fue dado en la conver-
sión, pero sólo luego de que Pablo bautizase en el agua a los recién convertidos y
pusiese las manos sobre ellos. Ya que los cuatro eventos fueron diferentes, ¿cuál
fue el normal? ¿Qué deberíamos esperar en la actualidad?
No es tan complicado como puede sonar. Los eventos de Hechos 2 fueron
obviamente únicos. No esperamos que sucedan en la actualidad. En Hechos 8, el don
del Espíritu fue demorado de manera que el propósito de unión del bautismo del
Espíritu pudiera ser ejecutado. Los samaritanos, enemigos tradicionales de los ju-
díos, habían creído en Cristo, pero los apóstoles no estaban allí para validar la con-
versión de ellos. Para asegurarse de que no se formaran dos iglesias separadas y con
conflicto (una judía y la otra samaritana), Dios retrasó el don del Espíritu hasta que
Pedro y Juan llegaron.
En Hechos 10, cuando los gentiles fueron convertidos, la unidad no requirió
demoras porque Pedro, un apóstol, estaba allí. Cuando los escépticos creyentes ju-
díos en Jerusalén cuestionaron el lugar de los gentiles en el cuerpo de Cristo, Pedro
les aseguró que la casa de Cornelio había recibido el Espíritu justo cuando él y
otros apóstoles estaban en Pentecostés (Hechos 10:47; 11:15-18; 15:8). La unidad
fue preservada por el bautismo del Espíritu. En Hechos 19, el verdadero entendi-
miento guió a la venida del Espíritu.
En otras palabras, Hechos 8 es la excepción, el único ejemplo en donde la
venida del Espíritu fue verdaderamente demorada. Ese retraso fue para asegurar que
se lograra el propósito de unión del bautismo del Espíritu. En la actualidad no hay
necesidad para tal demora.

¿Se ve evidenciado el bautismo del Espíritu por hablar


en lenguas?
No. Centrarse sólo en Hechos puede llevarte a esa conclusión, pero 1ª Corintios
nos dice otra cosa. Pablo le dijo a los corintios, «Porque por un solo Espíritu
fuimos todos bautizados en un cuerpo» (12:13). Pablo dijo específicamente que
todos los corintios fueron bautizados en el Espíritu. ¿Hablaban en lenguas todos
los corintios? No. En 1ª Corintios 12:30 Pablo preguntó, «¿hablan todos lenguas?»

187
Instrucciones para la Iglesia de hoy
La gramática del original en griego requiere de una respuesta negativa. Ya que todos
los creyentes corintios habían sido bautizados en el Espíritu, pero no todos hablaban
en lenguas, es obvio que el bautismo del Espíritu no se ve evidenciado por las len-
guas.

¿Existen dos eventos diferentes: el bautismo en el Espíritu


en el momento de la salvación y luego, una segunda
bendición llamada bautismo por el Espíritu?
No. La idea de un segundo bautismo por el Espíritu es una noción popular
(asumida con frecuencia como la clave para alcanzar una vida espiritual más eleva-
da). Sin embargo, el Nuevo Testamento nunca dice que los creyentes busquen tal
experiencia. De hecho, a pesar de que las traducciones modernas emplean a veces
en y otras veces por cuando se refieren al bautismo del Espíritu, la palabra griega es
la misma en todos los casos.97 Ya que todos los pasajes del Nuevo Testamento utili-
zan exactamente la misma palabra, es imposible discutir que se refieren a dos even-
tos diferentes, a un bautismo en que sucede en el momento de la salvación y a un
bautismo por que sucede después.

¿Existe una diferencia entre el bautismo del Espíritu y la


llenura del Espíritu?
Sí. Según 1ª Corintios 12:13, el bautismo del Espíritu es un evento interno
por el cual el Espíritu Santo ubica a un convertido en el cuerpo universal de Cristo
en el momento de la salvación. La llenura del Espíritu es diferente. De hecho, exis-
ten dos palabras griegas distintas para la palabra «llenura» en el Nuevo Testamento.
La palabra pleroo era empleada para la llenura de un Espíritu que guiaba a una vida
piadosa. Esta era la palabra utilizada en Efesios 5:18, los resultados son similares al
fruto del Espíritu en Gálatas 5:22-23. También era empleada en Hechos 6:3 para
resumir el carácter piadoso que se requería de los líderes de la iglesia.
Una segunda palabra griega, pimplemi, era utilizada para una llenura diferente.
Pimplemi se refería a un acto de capacitación por parte del Espíritu – generalmente
coraje para hablar la palabra de Dios frente a la oposición. Lucas utilizó la palabra
en Hechos 4:8, refiriéndose a Pedro teniendo valor para hablar ante los líderes reli-
giosos judíos: «Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: Gobernantes
del pueblo, y ancianos de Israel…» Luego, toda la iglesia de Jerusalén fue llena de
esta manera.

97
Los pasajes que emplean la frase, «bautismo en el Espíritu» son 1 Corintios 12:13; Mateo 3:11; Marcos
1:8; Lucas 3:16; Juan 1:33; Hechos 1:5 y 11:18. Todos utilizan una preposición griega, en.

188
Joel James
«Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo
denuedo hablen tu palabra…Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban
congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con
denuedo la palabra de Dios.» (Hechos 4:29, 31)
En otras palabras, el Nuevo Testamento habla del bautismo del Espíritu, un
evento único e irrepetible que acontece en el momento de la salvación (1ª Corintios
12:13). Habla de una llenura del Espíritu que es una obra continua del Espíritu que
produce un carácter piadoso (Efesios 5:18). También habla de una llenura del Espíritu
que es una capacitación ocasional y repetible para hablar la palabra de Dios con
valentía (Hechos 4:8, 31).98 No se deben confundir las tres.

Preguntas sobre las Lenguas


Cuando estaba en la universidad, un amigo cristiano vino a mí un día y me dijo
con gran entusiasmo que estaba aprendiendo a hablar en lenguas. Su iglesia creía
que todo cristiano debería hablar en lenguas, y como él no lo hacía, le dijeron que
necesitaba aprender a hacerlo. El procedimiento que le dieron era muy sencillo:
debía sentarse en su habitación a la noche con todas las luces apagadas, y debía
repetir en voz alta sonidos de vocales (a, e, i, o y u). Finalmente los sonidos comen-
zarían a fluir por ellos mismos, y de esa manera aprendería a hablar en lenguas.
Eso es bizarro. ¿Estaban practicando los apóstoles los sonidos de las vocales
en el día de Pentecostés antes de que pudiesen hablar en lenguas? No lo creo. Pablo
dijo que el Espíritu da dones a cada creyente como Él quiere (1ª Corintios 12:11).
No aprendes un don espiritual a «tu manera». Pero así sucede en la actualidad con
las lenguas. Es un asunto de «ven-como-eres», «haz-lo-que-quieras», muy similar a
lo que sucedía en la iglesia de Corinto. ¿Qué dice realmente la Biblia sobre las
lenguas? Odiarás descubrir en el día del juicio que estabas haciendo algo que tu
llamabas lenguas, pero que en realidad no era lo que Dios llamó lenguas.

Hechos 2 hace la primera mención sobre las lenguas en la


iglesia del Nuevo Testamento. ¿Qué dice sobre el hablar
en lenguas?
«Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras
lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.» (Hechos 2:4)

98
Los apóstoles experimentaron ambas, la primera y la tercera de éstas, en Pentecostés – el bautismo en el
Espíritu en Hechos 2:2-3, y la llenura que produce la valentía al hablar en 2:4. No era lo mismo aún en este
caso, sucedieron virtualmente al mismo tiempo.

189
Instrucciones para la Iglesia de hoy
¿Cuáles eran las lenguas de los apóstoles? Lucas dice que los peregrinos que se
reunían para la fiesta de la Pascua de todas partes del Imperio Romano99, «estaban
confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua» (versículo 6). La
palabra «lengua» era la palabra griega, dialectos (español: dialecto). La multitud repitió
su asombro en Hechos 2:8, «¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en
nuestra lengua (dialecto) en la que hemos nacido?»
En 2:11, las multitudes hicieron otra exclamación de sorpresa, esta vez utilizan-
do la palabra glossa (lenguas) como una referencia a sus propias lenguas maternas:
«les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios.» Los judíos presen-
tes que no hablaban aquellas lenguas extranjeras pensaron que los apóstoles estaban
ebrios (versículo 13), pero aquellos que las hablaban las reconocieron de manera
diferente: «les oímos hablar en nuestras lenguas.»
Las lenguas de Hechos 2 eran dadas por el Espíritu, no eran aprendidas ni imita-
das. Eran un evento público asociado con el evangelismo. Una multitud formada según
los sonidos combinados del estruendo del viento y de las lenguas. Una vez que la
atención de ellos fue atraída por el don de señal, Pedro predicó en griego, un idioma que
todos conocían.

¿Qué revela Hechos 10 sobre el hablar en lenguas?


«Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre
todos los que oían el discurso. Y los fieles de la circuncisión que habían venido con
Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don
del Espíritu Santo. Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban
a Dios. Entonces respondió Pedro: ¿Puede acaso alguno impedir el agua, para
que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo también como
nosotros?» (Hechos 10:44-47)
Pedro dijo que los miembros de la casa de Cornelio recibieron el Espíritu,
«también como nosotros.» Esto significa que sus lenguas debieron haber sido las
mismas que las de los apóstoles en Hechos 2 – lenguas humanas que los oradores
nunca habían aprendido ni hablado en público, un marco evangelístico.

¿Qué revela Hechos 19 sobre las lenguas?


Hechos 19:1-7 es la tercera y última mención sobre las lenguas en el libro de
los Hechos. Lucas dice que los seguidores de Juan el Bautista en Éfeso hablaron en
lenguas cuando el Espíritu vino sobre ellos. Ya que Lucas dio explicaciones sobre
estas lenguas, debemos asumir que eran las mismas que aquellas en Hechos 2 y en
Hechos 10. Si hubiesen sido diferentes, Lucas lo hubiese dicho.
99
Dieciséis regiones geográficas o lingüísticas diferentes son mencionadas en 2:9-11.

190
Joel James

¿Eran diferentes las lenguas de Hechos que aquellas de


Corinto?
No podemos responder esta respuesta en su totalidad a menos que leamos 1ª
Corintios 12-14. Sin embargo, podemos dar esta respuesta inicial: cronológica y
geográficamente es muy poco probable que las lenguas en Corinto y las lenguas de
Hechos fueran diferentes. ¿Por qué? Cronológicamente, los eventos de Hechos 19
se llevaron a cabo sólo dos años antes de que Pablo escribiese la carta de 1ª Corintios.
¿Cambió el hecho de hablar en lenguas durante los dos años entre Hechos 19 y la
escritura de 1ª Corintios? No es probable.
La geografía también es importante. Éfeso y Corinto eran puertos marítimos muy
importantes con sólo unos pocos días de navegación a bote entre ellos. Pablo estable-
ció ambas iglesias. Había una interacción regular entre las dos iglesias: Apolos pre-
dicaba en ambas, Priscila y Aquila asistían a ambas; había un ir y venir constante
entre las congregaciones (1ª Corintios 1:11; 16:8, 10, 17). A pesar de esto, ¿debe-
mos creer que las lenguas en Éfeso (Hechos 19) eran diferentes a aquellas habladas
en Corinto? Es cronológica y geográficamente poco probable.

¿Podía enseñarse o aprenderse el hecho de hablar en


lenguas?
«Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a
cada uno en particular como él quiere.» (1ª Corintios 12:11, énfasis agregado)
En el libro de Hechos, las lenguas en Corinto eran un milagro producido por
el Espíritu. No se aprendían, ni se enseñaban, ni se imitaban. Si «aprendiste» a hablar
en lenguas escuchando a otros cristianos hablar en lenguas e imitándolos, entonces
no estás hablando las lenguas bíblicas.

¿Enseña el Nuevo Testamento que todos los cristianos


deben hablar en lenguas?
Pentecostés dice sí, pero la respuesta bíblica es no. Aún hasta en Corinto, no
todos los creyentes hablaban en lenguas. Con más precisión, no todos los creyentes
bautizados por el Espíritu hablaban en lenguas.
«Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean
judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo
Espíritu.» (1ª Corintios 12:13, énfasis agregado)

191
Instrucciones para la Iglesia de hoy
Habiendo dicho que todos los creyentes corintios habían sido bautizados en
el Espíritu, Pablo preguntó lo siguiente al final del capítulo: «¿hablan todos len-
guas?» (1ª Corintios 12:30). En griego (la lengua en la que Pablo escribió) había una
manera de indicar que una pregunta tenía que recibir una respuesta negativa.100 Pablo la
empleó aquí. La respuesta gramaticalmente requerida para, «¿hablan todos lenguas?»
era, «No, no todos hablan en lenguas.» Aún cuando todos habían sido bautizados en el
Espíritu, Pablo dejó en claro que no todos los creyentes corintios deberían hablar en
lenguas.

¿El hablar en lenguas de manera bíblica fue diseñado


para impactar a los creyentes o a los inconversos?

La mayoría de los cristianos asumen que las lenguas bíblicas fueron dadas a
los creyentes para edificación de ellos mismos, porque es así como se utilizan las
lenguas en la actualidad. Tal vez te sorprenda descubrir que las lenguas bíblicas fue-
ron diseñadas por Dios para impactar a los incrédulos, no a los creyentes.
«Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños en la ma-
licia, pero maduros en el modo de pensar. En la ley está escrito: En otras len-
guas y con otros labios hablaré a este pueblo; y ni aun así me oirán, dice el
Señor. Así que, las lenguas son por señal, no a los creyentes, sino a los incrédu-
los…» (1ª Corintios 14:20-22a)
Pablo dijo en 14:20 que los corintios estaban siendo niños o inmaduros en su
manera de pensar sobre las lenguas. ¿Cómo estaban siendo infantiles? Pensando
que las lenguas fueron diseñadas para impactar a los creyentes: «Así que, las len-
guas son por señal, no a los creyentes, sino a los incrédulos…» (1ª Corintios
14:22ª). A diferencia de la profecía, el hablar en lenguas fue diseñado por el Espíri-
tu de Dios para impactar a los incrédulos. Pablo dijo que pensar de otra manera era
inmaduro e infantil.

¿Por qué consideraba Pablo inmaduro utilizar las


lenguas para impactar a los creyentes?
Utilizar las lenguas bíblicas con los creyentes era un uso inferior del don. Las
lenguas eran un don de señales (griego, semeion), un milagro diseñado para confirmar
que un predicador era un mensajero de Dios. Así es como Pedro utilizó la palabra
cuando llamó a Jesús, «varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas,

100
Preguntas retóricas con la partícula negativa, mi.

192
Joel James
prodigios y señales ( semeion)…» (Hechos 2:22). Los apóstoles también fueron
probados como mensajeros de Dios por los muchos milagros que realizaron.
«Con todo, las señales de apóstol han sido hechas entre vosotros en toda
paciencia, por señales, prodigios y milagros.» (2ª Corintios 12:12)
Los dones de señales confirmaban que el que obraba el milagro era un mensa-
jero de Dios. También hacían otra cosa: atraían a las multitudes. En Hechos 3, Pedro
sanó al hombre cojo. ¿Qué sucedió? Se juntó una multitud y Pedro predicó. Lo mismo
sucedió en Hechos 8 cuando Felipe realizó milagros en Samaria (Hechos 8:6). ¿Qué
sucedió cuando los apóstoles hablaron en lenguas en Pentecostés? Una multitud se
reunió y Pedro predicó. Ese era el doble propósito de los dones de señales: confirma-
ban al predicador y reunían una multitud para que pudiera ser evangelizada. Utilizar-
lo para cualquier otro propósito era un triste uso inferior del don.

¿Por qué no vemos que las lenguas sean utilizadas de esa


manera en la iglesia de la actualidad?
Esa es una buena pregunta para que se auto-formulen los que hablan en len-
guas en la actualidad: ¿Por qué no empleo mis lenguas de modo bíblico? Franca-
mente, es porque no hay nada milagroso sobre las lenguas de hoy. Los incrédulos no
pensarán que eres un mensajero de Dios porque balbucees sonidos ni siquiera soni-
dos que tú mismo no entiendes. Repetir algunos sonidos básicos una y otra vez no
es un milagro que atraiga a una multitud. ¿Podría ser que los que hablan en lenguas
en la actualidad no utilicen las lenguas de manera bíblica porque no tienen el don
bíblico de lenguas?

¿Se utilizaban las lenguas bíblicas en el servicio de


adoración de la iglesia?
Pablo prefería de manera firme que las lenguas no fuesen empleadas en el servi-
cio de adoración de la iglesia. Sólo con resistencia permitía dicha práctica (un grosero
uso inferior del don) para continuar, llamándolo infantil e inmaduro.
«Doy gracias a Dios que hablo en lenguas más que todos vosotros; pero en
la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi entendimiento, para enseñar
también a otros, que diez mil palabras en lengua desconocida.» (1ª Corintios
14:18-19)
Cinco palabras en el lenguaje de los adoradores eran 9.995 veces mejor que
algo dicho en lenguas. Pablo no pensó mucho en el uso de las lenguas en la iglesia.

193
Instrucciones para la Iglesia de hoy

¿Dio Pablo alguna regla para restringir el (mal) uso de las


lenguas en los servicios de la iglesia?
«Si habla alguno en lengua extraña, sea esto por dos, o a lo más tres, y por
turno; y uno interprete. Y si no hay intérprete, calle en la iglesia, y hable para sí
mismo y para Dios… vuestras mujeres callen en las congregaciones.» (1ª
Corintios 14:27-28, 34)
1.- Dos, cuanto mucho tres, podían hablar en lenguas durante la reunión de ado-
ración.
2.- Debían hablar por turno, es decir, nunca al mismo tiempo.
3.- Si no había nadie presente que tuviese el don de interpretación, las lenguas no
debían utilizarse.
4.- No se les permitía hablar en lenguas a las mujeres en la reunión de la iglesia.

¿Eran las lenguas de Corinto angelicales o lenguas


celestiales?
No. En 1ª Corintios 13:1 Pablo dijo, «Si yo hablase lenguas humanas y
angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que
retiñe.» ¿Significaba eso que Pablo pensaba que las lenguas eran lenguas angelica-
les y no las lenguas humanas de Hechos 2?
En 1ª Corintios 13:1-3 Pablo discutió sobre la superioridad del amor sobre
los dones espirituales. El hizo eso por medio de declaraciones hipotéticas.101
«Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a
ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y
entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal
manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese
todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo
para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.» (1ª Corintios 13:1-3,
énfasis agregado)
Observa que Pablo empleó la exageración para dejar en claro este punto. No
estaba diciendo que ni él ni ninguna otra persona tenían todo el conocimiento, que
conocían todos los misterios, o que tenían toda la fe. Pero aún aquellos súper dones
imaginarios no serían nada sin amor. Lo mismo sucedía con los súper actos de 1ª
Corintios 13:3.

101
Thomas Edgar habla exegéticamente de éste pasaje con gran precisión en Satisfecho por la Promesa del
Espíritu, (Grand Rapids: Kregel Resources, 1996, p. 136), y quiero hacerle saber mi deuda para con él.

194
Joel James
Trabajemos sobre las cinco declaraciones hipotéticas. El versículo 3: Pablo
nunca entregó su cuerpo para ser quemado; no existen registros de que hubiese
entregado todas sus posesiones. Versículo 2: Pablo nunca movió literalmente un
monte ni una montaña; Pablo no tenía todo el conocimiento. Versículo 1: Pablo
nunca habló en lenguas angelicales.
¿Puedes ver el ejemplo? Si en realidad Pablo no hubiese realizado los «súper
hechos» del versículo 3 ni hubiese tenido los «súper dones» del versículo 2, si cuatro
de los cinco casos hipotéticos en 13:1-3 hubiesen sido, obviamente, exageraciones,
entonces, ¿por qué concluiría que el quinto no lo era? Pablo no había hablado en
lenguas angelicales de la misma manera en que no había entregado su cuerpo para
ser quemado ni había movido, literalmente, una montaña. Si las otras cuatro declara-
ciones eran una exageración, la primera también debió serlo.
Vayamos un paso más adelante. Considera la estructura de 1 Corintios 13:1-2.

Don verdadero
Don verdadero SuperSuper don exagerado
don exagerado
Si yo hablase lenguas humanas y angélicas
Si yo hablase lenguas humanas y angélicas
Si tuviese profecía
ySientendiese todos los misterios y toda ciencia.
tuviese profesía y entendiese todos los misterios
y toda ciencia.

En ambos versículos, Pablo en realidad tuvo el primer don. El tenía el don de


profecía (versículo 2), pero no el don exagerado. El versículo uno sigue el mismo
modelo. Pablo tenía el don de hablar en lenguas – lenguas humanas (Hechos 2,
conocido como lenguas humanas). Pablo no tenía el don exagerado, el súper don de
las lenguas angelicales.
Lejos de enseñar que las lenguas eran angelicales o lenguas celestiales, 1ª
Corintios 13:1-3 muestra que Pablo creía que el don de lenguas era la habilidad
milagrosa de hablar en lenguas humanas que nunca había aprendido. Las lenguas de
Corinto eran las mismas lenguas de Hechos.

¿Se daban las lenguas bíblicas como una «lengua de


oración privada»?
¿Puedo dejarte boquiabierto? El Nuevo Testamento nunca menciona que las
lenguas sean habladas en privado. En Hechos 2, 10 y 19, las lenguas eran habladas en
un marco de evangelismo público. Los corintios utilizaron erróneamente el don en
el servicio de adoración, pero ese también era un uso público. No se menciona el

195
Instrucciones para la Iglesia de hoy
uso de lenguas en las oraciones personales. Dos versículos a veces empleados para
argumentar contra esto son 1ª Corintios 14:2 y 28.
«Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios; pues
nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios.» (1ª Corintios 14:2,
énfasis agregado)
Esto no describe la oración personal. Pablo dijo, «Nadie lo entiende.» Este
versículo se refiere a la oración pública la cual escuchan otras personas, pero que
eran incapaces de comprender debido a que no era interpretada.
«Y si no hay intérprete, calle en la iglesia, y hable para sí mismo y para
Dios.» (1ª Corintios 14:28, énfasis agregado)
Esto tampoco tiene nada que ver con el hecho de hablar en lenguas en lo priva-
do. Describe el servicio público de adoración, en donde no había intérprete. Murmu-
rar para uno mismo era la última opción indeseable del hablar en lenguas públicamen-
te. En 14:16, Pablo habló nuevamente sobre orar en lenguas. ¿Era el escenario públi-
co o privado?
«Porque si bendices sólo con el espíritu, el que ocupa lugar de simple oyen-
te, ¿cómo dirá el Amén a tu acción de gracias? pues no sabe lo que has dicho.» (1ª
Corintios 14:16)
Esto también describe una reunión pública en donde las personas podían res-
ponder a una oración con un «Amén.» De hecho, todo 1ª Corintios 14 trata sobre la
adoración pública. Tan chocante como le pueda parecer las personas que hablan en
lenguas en la actualidad, el Nuevo Testamento nunca menciona el usar las lenguas en
privado.

Muchos cristianos se sienten más espirituales cuando


hablan en lenguas, más preparados para lidiar con los
problemas de la vida. ¿No es esa una buena razón para
hablar en lenguas en lo privado?
No. A pesar de que el Nuevo Testamento tiene páginas enseñando sobre pro-
blemas espirituales, pruebas y pecado, en ninguna parte sugiere que el hablar en
lenguas sea la manera de lidiar con ellos. Más aún, la iglesia de Corinto estaba cau-
tivada con las lenguas, pero también era la iglesia más egoísta, inmadura, orgullosa
e impía del Nuevo Testamento. Sería un error pensar que hablar en lenguas es una
manera de alardear espiritualmente.

196
Joel James

¿No promueve Romanos 8:26 el orar en lenguas?


«Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué he-
mos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por
nosotros con gemidos indecibles.» (Romanos 8:26, énfasis agregado)
Las lenguas bíblicas eran palabras; era un lenguaje entendible e interpretable. Tan-
to el libro de los Hechos como 1ª Corintios concuerdan en esto. Cualquiera sea la
actividad del Espíritu Santo a la que se refiere Romanos 8:26,no es el hablar en lenguas.
Es algo que el Espíritu hace de manera «indecible.» Romanos 8:26 no se refiere a las
lenguas.

¿No dijo Pablo «No prohíban hablar en lenguas»?


Sí. Primera Corintios 14:39 dice, «Así que, hermanos, procurad profetizar, y
no impidáis el hablar lenguas.» Aparentemente algunos creyentes en la iglesia en
Corinto estaban tan frustrados por los arrebatos de lenguas no interpretados durante
las reuniones de adoración, que estaban considerando en prohibir las lenguas. Pablo
dijo que prohibir las lenguas no era la solución adecuada. Por supuesto, cuando Pablo
dijo, «no impidáis el hablar lenguas,» quería decir lenguas bíblicas utilizadas de
manera bíblica. Si hablas lenguas bíblicas, este mandamiento aplica. Si no lo haces,
no aplica.

¿No dijo Pablo que él hablaba en lenguas más que los


corintios?
Sí. Pero permitamos a Pablo que te diga dónde hizo eso.
«Doy gracias a Dios que hablo en lenguas más que todos vosotros; pero en la
iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi entendimiento, para enseñar tam-
bién a otros, que diez mil palabras en lengua desconocida. (No en la iglesia. Pero,
¿dónde?) Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar… las lenguas son por
señal, no a los creyentes, sino a los incrédulos.» (1ª Corintios 14:18-20ª, 22ª)
Las personas que hablan en lenguas en la actualidad, asumen que Pablo utilizaba
las lenguas en lo privado porque es allí en donde ellos las usan, no porque el Nuevo
Testamento mencione dicha práctica. Nunca le ocurrió a Pablo el utilizar las lenguas
en privado. ¿Por qué utilizarías en privado un don milagroso dado para impactar a los
incrédulos?

197
Instrucciones para la Iglesia de hoy

¿Se daban las lenguas de manera que los cristianos


pudieran edificarse a ellos mismos?
No. En 1ª Corintios 14:4, Pablo dijo, «El que habla en lengua extraña, a sí mismo
se edifica.» ¿Era esto «sólo- para- mi», para «edificación- personal» algo bueno o
algo malo? Era algo malo.
«No quiero, hermanos, que ignoréis acerca de los dones espirituales… Pero
a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho.»102 (1ª Corintios
12:1, 7, énfasis agregado)
Los dones espirituales eran para provecho – una verdad más que ignoraban los
corintios. Más que eso, todo el tema del capítulo 13 es que el amor gobierna todos los
dones espirituales. Una de las características principales de ese amor es que «no
busca lo suyo» (1ª Corintios 13:5). No menos que seis veces en el capítulo 14
(versículos 4, 5, 6, 12, 17, 26), Pablo enfatizó que los dones fueron dados para edifi-
car a otros. Observa especialmente el 14:12.
«Así también vosotros; pues que anheláis dones espirituales, procurad abun-
dar en ellos para edificación de la iglesia.» (1ª Corintios 14:12)
Primera Pedro 4:10 dice, «Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo
a los otros» (énfasis agregado). Esa es mucha evidencia diciéndonos que la edifica-
ción egoísta y sólo para mí que Pablo describió en 14:4, era una manera errónea de
usar el don de lenguas.
Esto es lo que realmente estaba pasando en 1ª Corintios 14:4. Los corintios
hablaban regularmente en lenguas durante el servicio de adoración sin interpreta-
ción.103 Cuando uno de ellos se lanzaba a hablar en lenguas, los otros creyentes no
comprendían más de lo que entendería yo si recitaras el libro de Romanos en japonés.
Gran mensaje, lenguaje equivocado. Es por eso que Pablo prefería a las profecías por
encima de las lenguas, «… a no ser que las interprete para que la iglesia reciba
edificación.» (Versículo 5). Si no había traducción del mensaje en lenguas, la iglesia
quedaba diciendo «¿Eh?»
Y «¿Eh?» no es algo edificante. Primera Corintios 14:4 no era un permiso para
usar las lenguas «sólo para mí.» Era una reprensión por usarlas de esa manera: el amor
no busca lo suyo. Las lenguas utilizadas para uno mismo son lenguas utilizadas de
manera errónea.

102
Las lenguas bíblicas utilizadas correctamente para el bien de la iglesia, trayendo incrédulos para escuchar
una prédica evangelística.
103
Pablo detalló la ineficacia de esto en 14:7-11. Utilizar lenguas en el servicio de adoración era un uso
inferior del don, pero el utilizarlas sin traducción era algo inútil y grosero.

198
Joel James

¿Orar en lenguas no ayuda a los creyentes a orar mejor?


No. Tanto Pablo como Jesús rechazaron elevar oraciones que no se compren-
dan.
«Por lo cual, el que habla en lengua extraña, pida en oración poder inter-
pretarla. Porque si yo oro en lengua desconocida, mi espíritu ora, pero mi entendi-
miento queda sin fruto. ¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con
el entendimiento.» (1ª Corintios 14:13-15ª, énfasis agregado)
Pablo no veía el valor en el orar una oración que su mente no comprendía. Des-
pués de todo, ¿de qué manera era mejor para Pablo orar en chino – un idioma que no
conocía – que en una lengua que comprendía? Dios podía comprender ambas. ¿Por
qué era mejor si Pablo no la comprendía? Esa es exactamente la lógica de aquellos
que oran hoy en día en lenguas: una oración es mejor si no tengo una clave de lo que
estoy diciendo. Eso es absurdo. Pablo dijo que un cristiano debería orar tanto con su
espíritu como con su mente.
Pablo no era el único que rechazó realizar oraciones que no comprendía. Jesús
también lo hizo.
«Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que
por su palabrería serán oídos.» (Mateo 6:7)
La palabra traducida como «vanas repeticiones» era la palabra griega
battalogeo. Significaba balbucear o hablar sin pensar. Es una palabra que describe
perfectamente las oraciones en lenguas que escuchamos en la actualidad. Pocas
personas que hablan en lenguas hoy, se dan cuenta de que Jesús instruyó a Sus segui-
dores que no oren murmurando sonidos repetitivos que ni ellos comprenden. Es
realmente muy simple: Dios no quiere que le oren de esa manera. Eso es algo cho-
cante para los que hablan en lenguas en la actualidad, pero nos lleva a las mismas
palabras de Pablo, «No quiero, hermanos, que ignoréis acerca de los dones espi-
rituales.»

Un hombre testificó en nuestro estudio bíblico que alguien


que visitó la iglesia de su tía en Inglaterra dijo que la
esposa del pastor oraba en ruso. ¿Eso no es una prueba
que las lenguas de hoy son lenguas bíblicas?
Tales afirmaciones son, inevitablemente de tercera o cuarta mano, e imposi-
bles de confirmar. ¿Parecía ruso o era ruso? ¿La que hablaba había estudiado alguna
vez el idioma ruso? ¿Era el visitante un orador ruso, o tan sólo estaba adivinando?
¿Ocurrió realmente o era una historia inventada? (Sucedió). Podríamos discutir todo
el día sobre tales acontecimientos y nunca llegar a una conclusión. Y aún si fuera

199
Instrucciones para la Iglesia de hoy
cierto, no confirmaría tus lenguas. ¿Ha escuchado alguna vez cualquier extranjero
tus lenguas y gritado, «Cómo es que hablas mi idioma»?

Si las lenguas de la actualidad no provienen del Espíritu


de Dios, entonces, ¿de dónde provienen?
Las lenguas de hoy no comparten ninguna característica con las lenguas bíblicas
dadas por el Espíritu (excepto por el nombre). Si no provienen del Espíritu de Dios,
nos quedan tres fuentes posibles: imitación premeditada, imitación auto-engañosa,
o falsificación demoníaca.
Muchos de los que en la actualidad hablan en lenguas, lo hacen sabiendo com-
pletamente que lo están falsificando. Un sin número de personas que han abandonado
al movimiento carismático testificarían de esto. La presión por hablar en lenguas es
tremenda. Por lo tanto, en los encuentros de oración, escuchas a tu vecino murmuran-
do en lenguas y lo imitas. Ese no es un don milagroso de parte del Espíritu de Dios,
eso es una imitación premeditada.
Sin embargo, otros cristianos creen genuinamente que no están imitando cuan-
do hablan en lenguas. Para ellos, el hablar en lenguas se ha tornado tan habitual que no
sienten que estén imitando o produciéndolo ellos mismos. Un prominente autor
carismático dice que cuando habló por primera vez en lenguas, lo único que podía
pensar era, «Estás falsificando, Merlin; tan sólo estás creando una sarta de tonterías.
Luego, me di cuenta que hablar en fe significaba que no podía depender de mis pro-
pios sentidos para medir los resultados. Decidí… no prestar atención a lo que pensa-
ba.»104
Eso es auto-engaño. Primero, lo simuló, y a sabiendas. Cambiando su manera
de pensar (lo opuesto a las enseñanzas de Pablo y de Jesús), él construyó un hábito de
hablar en lenguas. Finalmente el hecho de repetir sus sonidos de lenguas se tornó tan
automático, que no volvió a sentir la sensación de que estaba imitando. De hecho, este
autor aconseja, «Cuando abras tu boca y comiences a hablar en lenguas por fe, proba-
blemente te verás tentado de pensar lo mismo que pensé yo, que estás falsificando e
inventando palabras. No permitas que ese pensamiento tan tonto haga que dejes de
practicarlo.»105 Eso es alentar a otros cristianos a abrazar el auto-engaño.
Como un hipocondríaco, que realmente cree que está enfermo, así está conven-
cida la persona que habla en lenguas de que está haciendo algo de parte de Dios. ¿Cómo
podemos estar seguros de que no es de Dios? No es una habilidad milagrosa de hablar
en una lengua extraña que jamás aprendió para reunir a una multitud con el fin del

104
Merlin Carothers, Poder en la Adoración, (Escondido: Merlin R. Carlothers, 1972), p. 54.
105
Ibid., p.55.

200
Joel James
evangelismo. Eso eran las lenguas bíblicas.
Existe una tercera opción para la fuente de las lenguas de la actualidad. Mientras
que muchos de los que hablan en lenguas en la actualidad están intencionalmente, o
no, haciéndolo ellos mismos, algunos de ellos son en realidad falsificaciones
demoníacas. Busca lo suficiente como para lograr una experiencia y Satanás estará
contento de imitar por ti.

¿Son los Dones de Señales para la


Actualidad?
«Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nom-
bre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos
milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de
maldad.» (Mateo 7:22-23, énfasis agregado)
Tristemente, Jesús dijo que muchos un día descubrirán en el juicio que sus dones
milagrosos eran meros fraudes. Si los de ellos no eran de parte de Dios, ¿qué seguri-
dad tienes de que los tuyos lo sean? Para evitar el engaño, es crítico que los cristianos
conozcan las características de los dones de señales bíblicos – opuesto a todos los
imitadores. Desafortunadamente, hemos visto que los dones milagrosos de la actuali-
dad no concuerdan con los parámetros bíblicos. ¿Estaremos, tal vez, aceptando lo que
Jesús rechazó?

¿Es posible que los dones del Espíritu se detengan?


Sí. Damos por sentado que por lo menos un don del Espíritu ha cesado en la
iglesia, el don de apostolado (1ª Corintios 12:28). Los apóstoles eran un grupo selec-
to de hombres. Fueron escogidos y señalados por Jesús (Hechos 1:2). Ellos recibie-
ron su instrucción en la doctrina cristiana personalmente de parte de Jesús (insinuado
en Juan 1:21-22). Ellos habían visto a Jesús en los cuarenta días posteriores a su
resurrección de la muerte, convirtiéndose así en testigos de su resurrección (Hechos
1:22). El término apóstol fue principalmente reservado para los doce, por más que
algunos otros como Santiago, el hermano de Jesús, fueron llamados apóstoles (Gálatas
1:19).
Más tarde, Pablo fue agregado a este grupo selecto cuando Jesús se le apareció
en el camino a Damasco (Hechos 26:16; Gálatas 1:1). Debido a ese encuentro, Pablo se
convirtió en un testigo de la resurrección de Jesús. Por supuesto, Pablo no había sido
un seguidor de Jesús durante su ministerio terrenal; por lo tanto, su enseñanza en la
doctrina cristiana fue entregada por medio de visiones (Gálatas 1:11-12).

201
Instrucciones para la Iglesia de hoy
Aquí tenemos la pregunta: ¿Continúa Jesús señalando apóstoles en la actualidad
de la misma manera en que lo hizo con Pablo, perpetuando el don de apóstol? No.
Pablo dijo de sí mismo.
«Después (Jesús) apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los
cuales muchos viven aún, y otros ya duermen. Después apareció a Jacobo; des-
pués a todos los apóstoles; y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a
mí.» (1ª Corintios 15:6-8. énfasis agregado)
«Al último…» Pablo dijo en un lenguaje sencillo que él fue el último apóstol
señalado por Jesús. No ha habido cientos ni miles nacidos luego de él. Pablo fue
único. El don de los apóstoles, tan crítico al establecer la iglesia (Efesios 2:20), salió
de escena cuando Pablo y los demás murieron.

¿Cesará cualquier otro don aparte del don de apóstol?


Sí. Pablo salpicó agua fría sobre las lenguas inflamadas de la iglesia en Corinto,
advirtiéndoles que la infatuación de ellos con respecto a las lenguas y a los dones de
revelación, como la profecía, era un enamoramiento con dones temporales.
«El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las
lenguas, y la ciencia acabará.» (1ª Corintios 13:8)

¿Nos dice la Biblia cuándo desaparecerían los dones de


señales tales como las lenguas, la sanidad y la profecía?
Ningún versículo en el Nuevo Testamento dice exactamente cuándo cesarían
los dones milagrosos. Sin embargo, dos versículos importantes sugieren cuándo su-
cedería. Esos versículos son 2ª Corintios 12:12 y Hebreos 2:3-4.
En los últimos capítulos de 2ª Corintios, Pablo estaba ocupado con el des-
agradable trabajo de defender su apostolado contra las acusaciones de la iglesia de
los corintios. Algunos en la iglesia afirmaban ser apóstoles ( súper-apóstoles, de
hecho) y Pablo no lo era. ¿Qué pensaba Pablo sobre aquellos súper-apóstoles que
se auto-declaraban así? «Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulen-
tos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo» (2ª Corintios 11:13). Ellos afir-
maban que sí lo eran; Pablo dijo que eran falsos. ¿Quién tenía razón? ¿Existía una
prueba por la cual los corintios pudieran decidir? Pablo les dio una prueba en el
capítulo doce.
«…porque en nada he sido menos que aquellos grandes apóstoles, aunque
nada soy. Con todo, las señales de apóstol han sido hechas entre vosotros en toda
paciencia, por señales, prodigios y milagros.» (2ª Corintios 12:11b-12)

202
Joel James
Existían muchas cosas que distinguían a un verdadero apóstol de los
falsificadores. Una de ellas era que el verdadero ministerio apostólico era confirmado
por medio de señales, prodigios y maravillas (milagros reales e innegables, no los
pseudo-milagros de la actualidad106).
Pregunta: ¿Qué sucedería cuando no existieran más apóstoles que confirmar?
¿Qué sucedería cuando Pedro, Santiago, Juan, Pablo y los otros murieran? ¿Conti-
nuaría Dios dando señales de un verdadero apóstol? Eso sería confuso, ¿no es así?
Uno esperaría, naturalmente, que los dones que probaban que los apóstoles eran
apóstoles cesaran cuando los apóstoles murieran (siendo Pablo el último señalado
como tal).

¿Qué dice Hebreos 2 sobre los dones de señales y cuándo


cesarían?
Sólo una fracción de aquellos que se tornaron cristianos en la era del Nuevo
Testamento, escucharon verdaderamente predicar a Jesús. Si no hubiesen escucha-
do personalmente a Jesús, ¿cómo hubiesen conocido las buenas nuevas de la salva-
ción?
«La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue
confirmada por los que oyeron.» (Hebreos 2:3)
¿Quiénes eran «aquellos que escucharon» las palabras del Señor Jesús? Los
apóstoles. Ellos fueron los testigos oculares de la resurrección de Jesús y los testigos
auditivos de sus enseñanzas. Pero con todos los hombres religiosos que había allí,
¿cómo podría la gente saber si los apóstoles eran hombres de Dios? Dios los con-
firmaba con dones de señales.
«La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue
confirmada por los que oyeron, testificando Dios juntamente con ellos, con se-
ñales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según
su voluntad.» (Hebreos 2:3-4)
El Nuevo Testamento no dice cuándo cesarían los dones milagrosos. Sin em-
bargo, la función principal de dichos dones era confirmar a los apóstoles como
mensajeros de Dios. Por lo tanto, es razonable concluir que cuando los apóstoles
murieron (siendo Pablo el último señalado como tal), los dones que los confirma-
ban también morirían. Nuestra siguiente pregunta es, ¿sucedió eso?

106
Las sanidades que involucran milagros invisibles, profecías que con frecuencia son erróneas y lenguas
que no son idiomas extranjeros no aprendidos, difícilmente califican como milagros que confirman.

203
Instrucciones para la Iglesia de hoy

¿Existe alguna evidencia histórica de que los dones de


señales cesaron cuando los apóstoles murieron?
De hecho, toda la evidencia de la historia sugiere que los dones de señales
cesaron cuando los apóstoles murieron. Algunos carismáticos intentan discutir que
los dones de señales han continuado en la iglesia desde el Nuevo Testamento hasta
la actualidad. Eso, sin embargo, no es verdad. Revisemos la historia juntos.107
En los dos siglos luego de la era del Nuevo Testamento, el hablar en lenguas
se mencionó sólo una vez en los escritos de los cristianos (por Ireneo). Es imposi-
ble decir si en su comentario estaba hablando de sus días o del libro de los Hechos,
cien años antes. Esa es la única mención de las lenguas en los dos siglos siguientes
a los apóstoles. O las lenguas cesaron o carecían terriblemente de importancia para
la iglesia post-apostólica.
Cerca del 400 DC, dos de las más grandes figuras en la historia de la iglesia,
el predicador Juan Crisóstomo y el teólogo Agustín, confirmaron que los dones de
señales de Hechos no estaban sucediendo en la iglesia. De hecho, luego del libro de
los Hechos, el siguiente registro de los dones milagrosos dentro de las iglesias
bíblicas fue a principios de 1900.

¿No profetizan y hablan en lenguas algunos grupos en la


historia de la iglesia?
Sí. Pero esos grupos eran grupos herejes, teológicamente desviados. Cayeron
bajo Mateo 7:21-23, aquellos que Cristo rechazará, aquellos cuyos «milagros» no
provenían del Espíritu de Dios.
Por ejemplo, en el año 160, un hombre llamado Montano afirmaba tener el
don de profecía. El profetizó que un reino milenario se iba a iniciar durante su vida
en un pueblo llamado Pepuza, en la actual Turquía. Montano estaba bochornosamen-
te equivocado. Era un falso profeta.
Saltando ciento quince años de silencio (difícilmente comprobado para una
ininterrumpida continuación de dones milagrosos), algunos historiadores
carismáticos citan al Jansenismo como un grupo que practicaba los dones de seña-
les. Los Jansenistas vivían en Francia en 1700. Eran Católicos Romanos y negaban
la justificación por fe. Ni siquiera eran cristianos, enseñando la salvación por obras.
Algunos de los Anabaptistas radicales de la Reforma Protestante hablaban,
supuestamente, en lenguas y profetizaban. No hay evidencia clara de que hablaran en

107
Thomas Edgar, Satisfecho por la Promesa del Espíritu, provee una excelente encuesta de la historia.
Estoy resumiendo este material.

204
Joel James
lenguas. Sin embargo, uno de sus líderes, Melchior Hoffman afirmó ser uno de los
dos testigos de Apocalipsis 11, e intentó establecer el reino milenario en Munster,
Alemania. Como Montano antes que él, las absurdas afirmaciones de Hoffman eran
incorrectas. Era un falso profeta.
Los Shakers y los Ranters eran grupos que hablaban en lenguas y que profeti-
zaban en Inglaterra y en América en los años 1600 y 1700. Sin embargo, no eran grupos
cristianos. Los Shakers creían que su líder, Ann Lee, era una segunda reencarnación
de Jesucristo. También recibían mensajes de los muertos y bailaban desnudos en
sus reuniones. Los Ranters hablaban en «lenguas» pero eran panteístas (todo es Dios)
en su teología. Cualquiera sea lo que estos grupos experimentaban, no eran dones
del Espíritu. En otras palabras, el testimonio de la historia concuerda en lo que 2ª
Corintios 12 y Hebreos 2 sugiere: los dones de señales cesaron cuando los apósto-
les salieron de escena.

¿No murieron los dones de señales porque los cristianos


dejaron de creer en ellos y no porque Dios no quisiera
dejarlos en la iglesia?
Este argumento ha sido popularizado por Jack Deere. Es erróneo por varias
razones. Primero, el Nuevo Testamento enfatiza que el Espíritu Santo da los dones
espirituales basado en su voluntad, sin importar si los cristianos creen o no en ellos (1ª
Corintios 12:7; Hebreos 2:4).
Segundo, a diferencia de las «sanidades» de la actualidad, los milagros de la
era del Nuevo Testamento eran tan claros, tan innegables, que hasta los enemigos
del cristianismo tuvieron que admitir que eran verdaderos milagros (Hechos 4:16).
Si los cristianos estaban haciendo y viendo regularmente estos milagros profundos
e innegables, ¿cómo podrían dejar de creer en ellos?
Tercero, mientras que las personas en las culturas occidentales en la actuali-
dad, niegan con frecuencia la posibilidad de los milagros, las personas de la era post
Neo-Testamentaria (como todos antes del año 1700) creían inquebrantablemente
en lo sobrenatural. Tales personas nunca dejarían de creer en los dones milagrosos.

Si los dones de señales cesaron al final de la era del Nuevo


Testamento, ¿por qué existe un movimiento carismático
en la actualidad?
Lejos de ser una continuación de las señales y maravillas del libro de los
Hechos, los «dones de señales» de la actualidad tuvieron su inicio en 1901. El lugar
de nacimiento del movimiento fue un pequeño instituto bíblico en Kansas, en el

205
Instrucciones para la Iglesia de hoy
centro de los Estados Unidos. Un grupo de estudiantes, presionados por un instruc-
tor, buscaron hablar en lenguas para una tarea áulica. Finalmente varios experimen-
taron algo que creyeron era hablar en lenguas.
El primer arranque de crecimiento del movimiento infantil vino en 1906 en
Los Ángeles, California, con una serie de reuniones de renovación llamadas los
reanimadores Azusa Street. Fuera de estas reuniones y de sus lenguas (un murmullo
alborozado, no un idioma extranjero no aprendido), el movimiento Pentecostal fue
creado. Sin embargo, los pentecostales seguirían siendo un pequeño grupo, sin una
amplia aceptación en el cristianismo evangélico durante los próximos sesenta años.
No fue hasta el año 1960 que el hablar en lenguas (aún el murmullo alboroza-
do y no los idiomas extranjeros no aprendidos) encontró su camino en las iglesias y
el movimiento carismático de hoy encontró su nacimiento. Interesantemente, los
Católicos Romanos eran los líderes de este nuevo fenómeno108. Al mismo tiempo
que las lenguas comenzaron a esparcirse en el evangelismo, los sanadores de fe
comenzaron a ganar popularidad con un nuevo don de «sanidad». Más tarde, la pro-
fecía se puso de moda. Desde ese momento, el movimiento carismático explotó en
un movimiento conocido a lo largo del mundo, como lo es hoy.
Sus dones, como hemos visto, son las mejores sombras de los dones bíblicos.
Los nombres son los mismos, pero las características son diferentes –
distintivamente diferentes. Algunos han sido lo suficientemente honestos como para
admitir esto. Por lo tanto, ellos afirman que sus experiencias son un segundo fluir
del Espíritu Santo, no una continuación de los dones de señales.

¿Son las señales y maravillas de la actualidad una segunda


obra del Espíritu de Dios (es decir, un cumplimiento de las
«lluvias tardías» de Joel 2)?
En Joel 2:18-23 el profeta menciona «lluvia temprana y tardía.» Algunos
afirman que los milagros del libro de los Hechos eran las lluvias tempranas del
Espíritu, y que las experiencias de hoy son las lluvias tardías. ¿Es esta la interpreta-
ción correcta de la profecía de Joel?
No. Joel profetizó juicio sobre Israel cerca de ochocientos años antes de
Cristo. El juicio fue una plaga de langostas combinada con sequía. Joel 1:4 habla de
langostas que comerán, que se moverán en enjambres y que devorarán sigilosamen-

108
Las lenguas de la actualidad son tan comunes entre los católicos que practican la salvación por obras
como entre aquellos que enseñan la doctrina bíblica de la salvación por gracia, por medio de la fe en
Jesucristo. ¿Es el Espíritu de Dios dando dones de señales a aquellos que enseñan una doctrina de salvación,
que el Nuevo Testamento llama «anatema» (Gálatas 1:6-9)? Eso también debería ser extraño.

206
Joel James
te los campos de Israel. Lo que dejaran estos insectos insaciables, lo destruiría la
sequía.
«La vid está seca, y pereció la higuera; el granado también, la palmera y
el manzano; todos los árboles del campo se secaron, por lo cual se extinguió el
gozo de los hijos de los hombres.» (Joel 1:12)
La falta de lluvia significaba una cosecha marchita y un gozo atrofiado. Tam-
bién significaba fieras salvajes y sedientas: «Las bestias del campo bramarán tam-
bién a ti, porque se secaron los arroyos de las aguas, y fuego consumió las pra-
deras del desierto» (Joel 1:20). ¿Cómo restauraría Dios la tierra? Él haría que los
vientos soplaran los enjambres de langostas al Mar Mediterráneo, hacia el Oeste, y
al desierto Arábigo, al Este (2:20). Él daría una buena cosecha para llenar los suelos
vacíos y a las tinas de vino: «Responderá Jehová, y dirá a su pueblo: He aquí yo
os envío pan, mosto y aceite, y seréis saciados de ellos; y nunca más os pondré
en oprobio entre las naciones» (2:19). ¿Cómo pasa una tierra de años de sequía y
hambruna a una cosecha abundante y que rebosen los graneros? Lluvia.
«Vosotros también, hijos de Sion, alegraos y gozaos en Jehová vuestro Dios;
porque os ha dado la primera lluvia a su tiempo, y hará descender sobre voso-
tros lluvia temprana y tardía como al principio.» (Joel 2:23)
Las lluvias tempranas y tardías eran un fenómeno meteorológico bien cono-
cido en Israel. El Atlas de Moody de las Tierras de la Biblia dice lo siguiente:
La temporada de lluvia incluía tanto las «lluvias tempranas como las tardías»…
Las primeras lluvias (tempranas), normalmente se efectuaban durante Octubre, mo-
jaban gentilmente la tierra y la preparaba para el arado y la siembra; las lluvias tar-
días de Abril eran importantes para la maduración de ciertos cultivos. 109
Las lluvias tempranas y tardías del profeta Joel se referían a la destitución de
una sequía física restaurando el clima normal de Palestina. ¿Qué tiene que ver eso
con un primer y segundo derramamiento del Espíritu? Absolutamente nada.
Algunos afirman una conexión basada en Joel 2:28, «Y después de esto de-
rramaré mi Espíritu sobre toda carne…» Esto, sin embargo, es una sección com-
pletamente nueva en la profecía de Joel. Es presentada por la fórmula profética, «Y
después de esto…» Como lo notan las itálicas, el derramamiento del Espíritu San-
to en 2:28 fue un evento que se produjo mucho después de la plaga y de la sequía de
Joel. En resumen, la evidencia bíblica ofrecida para probar que las dudosas señales
y maravillas de la actualidad son una segunda obra del Espíritu de Dios, no es en
absoluto una evidencia.

109
Barry J. Beitzel, Atlas de Moody de las Tierras de la Biblia, (Chicago: El Instituto Bíblico de Moody de
Chicago, 1985), p. 52-53.

207
Instrucciones para la Iglesia de hoy

Aún si la sanidad, la profecía y las lenguas de hoy son


diferentes a los dones bíblicos, ¿no pueden provenir de
parte del Espíritu de Dios?
Los carismáticos hicieron que sus nuevos dones fueran aceptados en la igle-
sia afirmando que eran los mismos que aquellos encontrados en el Nuevo Testamen-
to. Sin embargo, se ha tornado lo suficientemente claro que sus sanidades no son las
sanidades bíblicas, que sus lenguas no son las lenguas bíblicas y que sus profecías
no son las profecías bíblicas.
Cuando son cuestionados, los mismos cristiano dicen, «Pero nuestros dones
son diferentes, de menor calidad que aquellos del Nuevo Testamento.» Los dones
no pueden ser iguales a aquellos en el libro de los Hechos, y ser al mismo tiempo
claramente diferentes a los del libro de los Hechos. Los dones o son los mismos o
son diferentes.
Si son diferentes (y lo son), debemos incluir Mateo 7:21-23 en nuestra ma-
nera de pensar. En el día del juicio, Jesús rechazará los milagros de muchos cristia-
nos profesantes. No aceptes lo que Jesús rechazaría.
Profecías falibles, sonidos sin sentidos y sanidades invisibles y no milagro-
sas no son eventos cristianos. Nunca lo han sido y no deberían considerarse como
tales en la actualidad. Por ejemplo, un historiador registra esto sobre los Mormones:
«La iglesia de los Mormones experimentó el mismo fenómeno motor (movimien-
tos físicos) que caracterizaba a los… Pentecostales. Gritos, sacudidas y danzas eran
comunes en sus reuniones, y Brigham Young (el fundador de la iglesia de los
Mormones) no sólo hablaba en lenguas desconocidas sino que interpretaba sus pro-
pios mensajes a sus oyentes.»110
En África, los hechiceros hablan tonterías incontrolables, realizan «sanida-
des» que no son milagrosas y profesan profecías que fallan. Esas cosas no son even-
tos cristianos. Los dones de señales de la actualidad comparten las mismas caracte-
rísticas. ¿Es esto una prueba de la obra del Espíritu de Dios? Es una prueba que
ningún cristiano debería aceptar. El peligro no es rechazar una obra del Espíritu de
Dios; el peligro es abrazar algo que no lleva ninguna de las marcas características
del Espíritu de Dios.

110
Vinson Synan, El Movimiento de Santidad Pentecostal en los Estados Unidos, (Grand Rapids:Eerdmans,
1971), p. 25, como es citado por Edgar, p. 221.

208
Joel James

¿Ahora qué?
«No quiero, hermanos, que ignoréis acerca de los dones espirituales.» (1ª
Corintios 12:1)
¿Cómo te encuentras? ¿Consciente o no? ¿Informado o ignorante? Muchas
personas creen muchas cosas sobre los dones de señales – un montón de cosas
erróneas. Si crees algunas de esas cosas erróneas, espero que cambies. Pablo cier-
tamente te dio una motivación:
«Si alguno se cree profeta, o espiritual, reconozca que lo que os escribo
son mandamientos del Señor. Mas el que ignora, ignore.» (1ª Corintios 14:37-
38)
Tal vez hayas practicado en el pasado dones de señales, pero ahora estás con-
vencido que lo que estabas haciendo no eran dones bíblicos. Por lo menos, así lo
espero. Pero no utilices éste libro como una granada de mano para explotar tu igle-
sia o a tus amigos carismáticos. Pablo le dijo a Timoteo que el siervo del Señor no
es pendenciero; que él o ella corrige con amabilidad (2ª Timoteo 2:24-25). Por
favor, comparte lo que has aprendido con otras personas. Pero habla la verdad en
amor, en amor y en amor.

Una palabra final


Muchos de los que practican en la actualidad las lenguas, las profecías y las
sanidades son realmente salvos y aman a Cristo. Me regocijo en eso. Sin embargo,
me temo que han sido distraídos. La preocupación de los seguidores de Jesús no
son señales y prodigios sub-cristianos. Es Cristo y Su palabra: «Si vosotros
permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos» (Juan 8:31).
En la actualidad, otros parecen amar más los dones que al propio Cristo. Quita
la emoción de sus sanidades, el misterio de sus lenguas y la predicción de sus pro-
fecías y no quedará mucho de cristianismo. Espero que no te encuentres en esa
categoría. Si lo estás, serás uno de esos que en el día final gritarán: «Señor, Señor,
¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu
nombre hicimos muchos milagros?» (Mateo 7:22). Conoces cuál será la respuesta
de Jesús.
El cristianismo se trata de confiar en Jesucristo y en Su muerte en la cruz para
salvación de la ira de Dios sobre nuestros pecados. Se trata sobre amar a Cristo y
obedecer Su palabra. Los dones de señales fueron adornos temporales de ese men-
saje; no eran el mensaje propiamente dicho.
Otras lecturas recomendadas:
Satisfecho por la Promesa del Espíritu, Thomas Edgar

209
Instrucciones para la Iglesia de hoy
Caos Carismático, John MacArthur
La Promesa de Sanidad, Richard Mayhue
Una Encuesta de 1ª Corintios 12-14, Joel James. Disponible online en
www.gracefellowship.co.za bajo Recursos.

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Joel James

-8-
Cómo lidiar con la calamidad
Originalmente publicado en inglés con el título: How to Handle Calamity
Estudio de la fe temerosa del Señor extraído del libro de Job

Prefacio

Este fascículo creció de una serie de sermones que prediqué en la Congrega-


ción de Grace, Pretoria, en el 2002. En los meses previos, nuestra pequeña iglesia
había enfrentado la muerte, tumores cerebrales, cáncer, abuso infantil, asaltos, ro-
turas familiares, colapsos financieros y una multitud de calamidades menores.
En el transcurso de unas pocas semanas aconsejé a una mujer que había visto
cómo habían matado a su esposo de un balazo frente a sus ojos, otra que contrajo
SIDA, una víctima de violación y a un amigo que se encontraba en medio de la horri-
ble división de su iglesia. Al mismo tiempo, mi esposa se encontraba en las garras
de una enfermedad que la dejó incapaz de levantarse de la cama, y dejó a los docto-
res buscando explicaciones. No me sentía como Job, me sentía como el pastor de
Job.
Frente a todo eso, nuestra iglesia formulaba las mismas preguntas que formu-
las tú cuando enfrentas la calamidad: ¿Quién está al control? ¿Por qué sucede esto?
¿Cómo deberíamos responder? Como marineros buscando un refugio en un hura-
cán, fuimos a la Palabra de Dios y anclamos en el libro de Job. Para muchos cristia-
nos, Job es extenso y complicado, un libro para evitar. Pero en nuestras calamida-
des, encontramos en sus lecciones las diferencias entre la fe y la duda, la esperanza
y la desesperación.
En Job, encontramos a Dios – un Dios tan grande, tan sabio y tan amoroso que
no tuvimos que comprender por qué estaban pasando tantas cosas malas. Con un
Dios así guiándonos, estábamos contentos de caminar por fe, no por vista. Espero
que saques provecho de las lecciones del libro de Job, de la misma manera en que lo
hicimos nosotros. Cristo lo utilizó para pastorearnos; creemos que Él también lo
utilizará en tu vida.
Joel James

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Instrucciones para la Iglesia de hoy

Job y la Sabiduría del Antiguo Testamento

Tres de los más fascinantes libros en el Antiguo Testamento son Proverbios,


Job y Eclesiastés. Lo que tal vez no te des cuenta es que Dios tuvo la intención de
que esos tres libros trabajasen juntos como una unidad. Como miembros de un equipo
deportivo bien entrenados como una unidad, de manera que cada uno de estos libros
hacen una contribución única para comprender cómo obra la vida en el universo de
Dios.
Comienza con Proverbios. Proverbios es atildado, entendido y lleno de con-
fianza en sí mismo. «Cásate conmigo,» dice la Señora Sabiduría en los primeros
capítulos del libro de Proverbios, «y tendrás paz, seguridad, prosperidad, larga
vida y buena salud.» En el mundo de Proverbios, los buenos son bendecidos y los
malos son vapuleados. Aquellos que siguen la sabiduría son recompensados; los
mentirosos, holgazanes y mofadores sólo encuentran desesperación.
Tan lejos como van los principios axiomáticos, los Proverbios son ciertos.
Camina en sabiduría y encontrarás que tu vida es bendecida por Dios, estable y llena
de recompensas. Sin embargo, Job, mira desde su montón de cenizas y pregunta:
«¿Es eso siempre cierto? ¿Es siempre cierto que los que temen a Dios tienen paz y
estabilidad y los malvados sufren calamidades?» Así como un canguro necesita de
una cola para no caerse cuando hace un salto de cinco metros, de la misma manera la
atildada cuestión-de-hechos de los Proverbios, necesita que Job le haga un balan-
ce111 .
La vida no es siempre cortar y pegar los Proverbios. Job muestra que hay
excepciones incomprensibles – un hecho que hasta el tan seguro libro de los Pro-
verbios tiene que admitir: «De Jehová son los pasos del hombre; ¿cómo, pues,
entenderá el hombre su camino?» (Proverbio 20:24).
Eclesiastés va aún más lejos al dolor de la vida bajo la maldición del pecado
del mundo. No sólo, aparentemente, las personas buenas son masacradas por la ca-
lamidad, sino que nos cortan la respiración cuando suceden. «Si así es el mundo,
entonces, preferiría estar muerto,» se queja Salomón en Eclesiastés 4. Proverbios
presenta la vida como debería ser, Job como es a veces «en vez de» y en Eclesiastés,
la frustración que sentimos cuando estamos en medio del «en vez de.»
Sin embargo, a pesar de sus evidentes diferencias, esos tres libros sabios fi-
nalmente promueven el mismo mensaje. Proverbios lo anuncia en su introducción:
«El principio de la sabiduría es el temor de Jehová» (1:7; 9:10). Eclesiastés

111
Para más información sobre esto, ver: La Sabiduría de los Proverbios, Job & Eclesiastés, de Derek
Kidner, (Downers Grove, Illinois: Intervarsity Press, 1985).

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Joel James
mete sus narices en algunos callejones oscuros, pero presiona inexorablemente
hacia esta conclusión: «El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y
guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre» (Eclesiastés
12:13).
En Job 28:28, Job declaró lo que él sabía que era cierto – aún cuando estaba
teniendo problemas para aplicarlo – «He aquí que el temor del Señor es la sabidu-
ría.» La frase, «el temor del Señor», no se emplea en los últimos capítulos de Job,
pero ¿cuál es el arrepentimiento silencioso y la mano sobre la boca de Job en los
capítulos 40 y 42, sino la respuesta sobrecogida de aquel que ha visto a Dios y ha
temblado?
Como un pastor conduce a su rebaño, estos tres libros sabios conducen al
lector a una respuesta: la clave para manejar lo bueno, lo malo y lo feo de la vida es
la humilde y sobrecogedora relación con un Dios, que es tan grande que confiarás
en Él; y lo harás ya sea que comprendas o no lo que Él está haciendo. La contribu-
ción de Job a ese trío es única. Registra la experiencia personal de un hombre que
perdió tanto que su propio nombre fue sinónimo de sufrimiento. Job ha caminado el
camino. Se ha encontrado con Dios. Su sufrimiento era real, pero realmente apren-
dió a confiar en Dios en medio de todo eso. En el próximo capítulo, lo conocere-
mos.

¿Quién está al control?

Los tornados son uno de los fenómenos naturales más poderoso de Dios. En
el ojo de un tornado, los vientos pueden exceder fácilmente los 300 kilómetros por
hora. De hecho, he visto una foto de un trozo de casa volando a través de una cerca
de madera en medio de un tornado. Si un tornado golpea tu casa, no quedarán ni
siquiera pedazos para recoger.
Una vez leí una entrevista con una mujer cuya casa había sido arrasada por un
tornado. Mirando los escombros, ella le dijo al reportero, «Dios no estuvo en esto.
Dios no quiso que esto sucediera.»
¿Es cierto eso? ¿Es barrido Dios junto con la corriente de una catástrofe, tal
como un tornado, capaz de intervenir? ¿Están los eventos trágicos de nuestras vidas
– los desastres naturales, enfermedades, crímenes violentos y guerras – fuera de Su

112
Tanto el autor de Job como su fecha de escritura son inciertas; el texto simplemente no lo dice.
Probablemente el mismo Job vivió en la era de los patriarcas – luego de la Torre de Babel, pero antes de
Moisés. Ambos patrones de Job sobre el sacrificio para su familia (en lugar de un sacerdote levítico) y el
período de tiempo de la vida de Job (aproximadamente 200 años) sugieren esto.

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Instrucciones para la Iglesia de hoy
control? Esas son preguntas importantes para responder bíblicamente. Los teólo-
gos lo llaman teodicea: un intento de explicar el rol de Dios en el sufrimiento y en
el dolor. Cuando golpea el desastre, lo llamamos vida y muerte: «¿Quién, si es que
hay alguien, está al control de esto?»
Muchos cristianos culpan a Satanás por cada cosa mala que sucede. En esta
vista de la calamidad, Satanás es casi igual a Dios en poder – ciertamente, él excede
a Dios en las artimañas. Siempre tienes que mirar por encima de tus hombros, nunca
debes estar seguro de cuándo Dios girará Su espalda y Satanás te saltará con una
emergencia divina no anticipada.
Otros enseñan que ni Dios ni Satanás están al control de la calamidad: tú lo
estás. Por ejemplo, los predicadores de prosperidad enseñan que te enfermas cuan-
do te enfermas a ti mismo hablando o pensando negativamente. Si piensas positiva-
mente y tienes la suficiente fe, nada malo te sucederá.
Por lo tanto, ¿quién está al control?: ¿Satanás? ¿El hombre? ¿Dios? Los pri-
meros dos capítulos de Job nos dan la respuesta, una respuesta definitiva, reafirmante
y bíblica. Cuando un tornado arrasa con tu casa, una enfermedad con tu salud o un
divorcio con tu familia – cuando el mundo parece estar fuera de control – Dios está
al control.

Conoce a Job

Los primeros dos capítulos de Job se dividen en tres escenas terrenales y dos
celestiales.
Primera escena terrenal: Se nos presenta a un hombre llamado Job. (1:1-5)
«Hubo en tierra de Uz un varón llamado Job; y era este hombre perfecto y
recto, temeroso de Dios y apartado del mal.» (Job 1:1)112
Job fue un hombre real que vivió, amó y sufrió así como lo cuenta el libro que
lleva su nombre. Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento lo mencionan por su
nombre113 , confirmando que Job no fue simplemente una figura legendaria. Según
Job 1:1, Job vivió en Uz, en el Norte de Arabia, un área al Sudeste del Mar Muerto.
Job fue un nombre de carácter noble. Fue, de hecho, el vivo ejemplo de lo que
debía ser un hombre en el Antiguo Testamento. Era «perfecto y recto, temeroso de

113
Ezequiel 14:14 y Santiago 5:11.

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Joel James
Dios y apartado del mal.» El carácter de Job era tan inmaculado como un paragol-
pes cromado en una exhibición de autos.
La palabra «perfecto» significaba ser completo. Job era completo moralmen-
te – no había pecados ocultos, ninguna mancha ni desgarro en su vestimenta de san-
tidad. Job era recto – recto como una flecha en todo su camino. Job también era
temeroso de Dios – afrontaba la vida con una devoción asombrosa y llena de fe por
su Creador. Y habitualmente, Job se apartaba del mal. Intentar que Job hiciese lo
malo era como intentar presionar al mismo tiempo los polos de dos imanes – siem-
pre giraba bruscamente hacia la derecha o hacia la izquierda. En síntesis, Job era el
mejor trofeo en la repisa de la gracia de Dios.
Aparte de su implacable carácter, Job también había sido bendecido por Dios
en todas las áreas que un hombre podría desear.
«Y le nacieron siete hijos y tres hijas. Su hacienda era siete mil ovejas, tres
mil camellos, quinientas yuntas de bueyes, quinientas asnas, y muchísimos cria-
dos; y era aquel varón más grande que todos los orientales.» (Job 1:2-3)
Con diez hijos (incluyendo muchos niños para seguir con el apellido de la
familia), y una cartera de ganado sin precedencia, no cabían dudas por qué Job era
llamado el hombre más importante de todo el Este. Job también tenía algo que los
hombres más exitosos no tenían: una familia unida. Sus hijos tenían con frecuencia
banquetes juntos (lo cual es típico de los ricos y famosos.)
«E iban sus hijos y hacían banquetes en sus casas, cada uno en su día; y
enviaban a llamar a sus tres hermanas para que comiesen y bebiesen con ellos.
Y acontecía que habiendo pasado en turno los días del convite, Job enviaba y los
santificaba, y se levantaba de mañana y ofrecía holocaustos conforme al núme-
ro de todos ellos. Porque decía Job: Quizá habrán pecado mis hijos, y habrán
blasfemado contra Dios en sus corazones. De esta manera hacía todos los días.»
(Job 1:4-5)
Encima de todo esto, Job ofrecía regularmente sacrificio para asegurarse de
que sus hijos estuviesen en una posición de recibir las bendiciones de Dios. En el
mundo del Antiguo Testamento en donde el hombre bendecido por Dios era un hom-
bre envidiado (Salmo 1:1), Job estaba expuesto.

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Instrucciones para la Iglesia de hoy

Satanás, el acusador
La vida plácida y bendecida por Dios de Job era envidiada por sus amigos y
vecinos y resentida por el archi enemigo de la paz y de las bendiciones, Satanás.
Primera escena celestial: Encontramos, al «Acusador»
«Un día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los
cuales vino también Satanás. Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respon-
diendo Satanás a Jehová, dijo: De rodear la tierra y de andar por ella.» (Job 1:6-
7)
Entre los seres angelicales que se presentaban a Dios en el versículo seis había
uno llamado Satanás, literalmente «el adversario» o «el acusador.» Era una palabra
extraída de las cortes de la ley hebrea – la palabra para aquel que trae la acusación.
Textos más adelante (Apocalipsis 12:9, por ejemplo) asigna este nombre al líder de
los ángeles caídos, el demonio, el mismo que una vez engañó a Adán y a Eva en el
Jardín. En esta escena celestial, ese mentiroso y homicida Acusador había venido para
su informe periódico ante Dios.
«Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay
otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del
mal? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: ¿Acaso teme Job a Dios de balde?
¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de
sus manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tie-
rra. Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema
contra ti en tu misma presencia.» (Job 1:8-11)
Mientras Dios alababa el carácter único de Job, el Acusador fue inmediatamen-
te al ataque. «Seguro, conozco sobre Job. ¿Por qué no te serviría? Le diste todo lo que
quiere. Pero permíteme decirte un secreto sobre Job que no conoces, Dios. Job sólo
está por las bendiciones. Job no te ama; él ama todo lo que le das. Quita sus juguetes,
y conocerás al verdadero Job. A Job le gusta tu dulce y tus burbujas, Dios, pero cuando
dejes de darle lo que quiere, él te hará a un lado como una lata vacía de Coca Cola.»
Satanás estaba frustrado porque Dios había «hecho un vallado alrededor de Job»
(versículo 10). Era un cerco demasiado alto como para que Satanás pudiese trepar. De
hecho, en el versículo once, Satanás reconoce que sólo una mano podía causar la
calamidad en las vidas del pueblo de Dios.
«Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema
contra ti en tu misma presencia.» (Job 1:11, énfasis agregado)
¿Quién está al control de la calamidad? Por su propia confesión, Satanás no lo
está. El tuvo que implorar para que Dios golpeara a Job. Sin el permiso de Dios, Sata-
nás no hubiese podido siquiera tocar el dedo del pie de Job. En el versículo 12, Dios

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Joel James
le dio permiso a Satanás para atacar a Job, pero también estableció límites estrictos
sobre el ataque.
«Dijo Jehová a Satanás: He aquí, todo lo que tiene está en tu mano; solamen-
te no pongas tu mano sobre él. Y salió Satanás de delante de Jehová.» (Job1:12)
Algunos cristianos dicen que Dios es tomado por sorpresa o que se ve impo-
sibilitado de intervenir cuando golpea la calamidad. Ellos no tienen ese punto de
vista de la Biblia. Job 1 presenta a Dios como completamente a cargo de la calami-
dad de Job. De hecho, Satanás tuvo que pedir permiso de parte de Dios antes de que
pudiese poner un dedo sobre las posesiones de Job. Y Dios prohíbe estrictamente a
Satanás que ataque la salud física de Job. Dios estaba utilizando a Satanás como una
herramienta para cumplir Su propósito – ni más, ni menos – en la vida de Job.

Evidencia mayor
De hecho, no sólo Job 1-2, sino todas las Escrituras transmiten el hecho de que
ni Satanás (ni los hombres, por ese motivo), están a cargo de la calamidad. Por
ejemplo, Satanás no es la fuente de las discapacidades físicas, de los defectos de
nacimiento, o de las enfermedades como creen muchos cristianos. Dios lo señaló
cuando Moisés discutió en la zarza ardiente sobre la «torpeza» de su lengua y, por lo
tanto, su incapacidad para ser el mensajero de Dios.
«Entonces dijo Moisés a Jehová: ¡Ay, Señor! nunca he sido hombre de fácil
palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo en el
habla y torpe de lengua. Y Jehová le respondió: ¿Quién dio la boca al hombre?
¿O quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová?»
(Éxodo 4:10-11)
Dios alegó tener el control directo sobre los defectos de nacimiento, un he-
cho confirmado en el Nuevo Testamento cuando Jesús se dirigió a la pregunta so-
bre por qué el hombre en Juan 9 había nacido ciego.
«Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron
sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya
nacido ciego? Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para
que las obras de Dios se manifiesten en él.» (Juan 9:1-3)
Satanás no está al control de la calamidad; tampoco lo está el hombre. José
dijo sobre el acto de sus hermanos cuando lo vendieron en esclavitud, «Vosotros
pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien» (Génesis 50:20). ¿Quién
controla el secuestro y la esclavitud? Dios.
La corrupción policial y los crímenes violentos son las dos calamidades que
muchos temen en Sudáfrica. Cuando Jesús fue injustamente arrestado en medio de la
noche y violentamente asesinado al día siguiente, ¿quién estaba al control?

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Instrucciones para la Iglesia de hoy
«A éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento
de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole.» (Hechos
2:23)
Reflexionando en los eventos fuera de control del arresto de Jesús y de la
crucifixión, Pedro sabía quién había estado siempre en control. ¿Las indiferentes y
corruptas autoridades romanas? ¿Los judíos asesinos? No. Dios y Su determinado
plan.
Las palabras humanas – positivas o negativas – no controlan mágicamente lo
bueno ni lo malo. Jeremías escribió las siguientes preguntas retóricas luego que
Jerusalén había sido borrada del antiguo mapa por las legiones de Babilonia:
«¿Quién será aquel que diga que sucedió algo que el Señor no mandó?
¿De la boca del Altísimo no sale lo malo y lo bueno?» (Lamentaciones 3:37-38)
Muchos otros textos de las Escrituras también confirman que Dios es sobera-
no sobre la calamidad.
«Yo soy Jehová, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí. Yo te ceñiré,
aunque tú no me conociste, para que se sepa desde el nacimiento del sol, y hasta
donde se pone, que no hay más que yo; yo Jehová, y ninguno más que yo, que
formo la luz y creo las tinieblas, que hago la paz y creo la adversidad. Yo Jehová
soy el que hago todo esto.» (Isaías 45:5-7)
En Amós 3, el profeta enumeró una serie de cosas que él creyó que eran evi-
dentes por sí mismo.
«¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo? ¿Rugirá el león en la
selva sin haber presa?... ¿Habrá algún mal en la ciudad, el cual Jehová no haya
hecho?» (Amós 3:3-4, 6b)
Salomón lo dijo de esta manera en Eclesiastés 7:14, «En el día del bien goza
del bien; y en el día de la adversidad considera. Dios hizo tanto lo uno como lo
otro, a fin de que el hombre nada halle después de él.» Ni Satanás, ni los hom-
bres, ni nuestras confesiones controlan la calamidad. Dios lo hace. Esa es exacta-
mente la imagen presentada en Job. Hasta que Dios no dio su permiso, Satanás no
podía tocar ni a Job ni a sus posesiones.

Un día de destrucción
Segunda escena terrenal: (Capítulo 1) En un día de enloquecedora destruc-
ción, Satanás orquestó cuatro desastres separados para acabar con Job (1:13-19).
Todos los bueyes y las asnas de Job fueron robados y sus siervos degollados. Todas
sus ovejas habían sido destruidas por los rayos del cielo y los pastores incinerados.
Todos sus camellos fueron secuestrados y sus guardianes masacrados. Sin embar-
go, el evento más devastador de todos en el día de la calamidad fue la muerte de los

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Joel James
diez hijos de Job, aplastados por una cascada de ladrillos cuando un tornado derrum-
bó la casa del hijo mayor.
Mientras cada jadeante siervo terminaba de relatar su desdicha, otro caía a los
pies de Job jadeando la noticia de un fresco holocausto. La respuesta de Job ante su
ruina total fue una respuesta temerosa del Señor.
«Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y se postró
en tierra y adoró.» (Job 1:20)
Rasgar el manto, rasurar la cabeza y caer al piso eran expresiones comunes de
dolor en la cultura de Job. Adorar no lo era. Pero Job no era un hombre común.
«Y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová
dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito. En todo esto no pecó Job, ni
atribuyó a Dios despropósito alguno». (Job 1:21-22)
Job sabía que todo lo que había recibido en la vida, había sido un regalo de
Dios – nada de esto era merecido. Lo que Dios dio, Dios tenía el derecho de quitar.
El final del versículo 22 dice literalmente: «Job no le atribuyó la locura a Dios.»
En otras palabras, Job no acusó a Dios de haberse equivocado cuando Él quitó la
vida de sus hijos, de sus empleados y de haber dejado a Job en una ruina financiera.

Si al principio no tienes éxito…


Segunda escena celestial: (Capítulo 2) Job no había cedido ante la presión
como había previsto Satanás. Sin embargo, el Acusador, fue rápido para encontrar
una explicación: Dios no había tocado lo que era más preciado para Job – su tesoro
escondido. «Toca su salud,» dijo entre dientes Satanás, «y Job se volverá contra ti
más rápido que una cobra.»
«Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay
otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del
mal, y que todavía retiene su integridad, aun cuando tú me incitaste contra él
para que lo arruinara sin causa? Respondiendo Satanás, dijo a Jehová: Piel por
piel, todo lo que el hombre tiene dará por su vida. Pero extiende ahora tu mano,
y toca su hueso y su carne, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presen-
cia.» (Job 2:3-5)
¿Notaste nuevamente el reconocimiento de Satanás sobre quién está al con-
trol? Él le rogó a Dios, «extiende ahora tu mano…» Satanás puede orquestar la
acción, pero él sabe completamente bien quién está a cargo.
«Y Jehová dijo a Satanás: He aquí, él está en tu mano; mas guarda su
vida.» (Job 2:6)

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Instrucciones para la Iglesia de hoy
Tercera escena terrenal: El permiso fue buscado y otorgado (pero nueva-
mente con limitaciones críticas), Satanás lanzó su segundo ataque.
«Entonces salió Satanás de la presencia de Jehová, e hirió a Job con una
sarna maligna desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza.» (Job 2:7)
Realmente es difícil decir qué enfermedad era. Fuese lo que fuese, era una
agonía. El original lo llama sarna «maligna». Llagas que quemaban y fluían cubrían a
Job desde la cabeza a los pies. Tan malo como lo era la enfermedad, el tratamiento
era peor: «tomaba Job un tiesto para rascarse con él, y estaba sentado en medio
de ceniza.» (Versículo 8). «Las cenizas» se referían al lugar en donde las cenizas
de los incendios eran abandonadas, el lugar en donde las casas habían sido quema-
das. La cama de hospital de Job era el montón de basura.
Su esposa lo alentó a abandonar la batalla y a morir, pero Job se negó a adoptar
una actitud de amargo resentimiento: «¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no
lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios.» (Versículo 10)

¿Quién está al control de la calamidad?


Los primeros capítulos de Job responden la pregunta, «¿Quién está al control
de la calamidad?», con una claridad inconfundible. Job, Satanás y Dios todos confir-
maron que Dios está al control. Job dijo, «¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal
no lo recibiremos?» (2:10). Satanás se quejó sobre la protección que Dios había
construido alrededor de Job, y argumentó con Dios: «extiende ahora tu mano…»
(1:11; 2:5). Dios mismo inició la discusión con Satanás que llevó a la prueba de Job.
Dios le dio permiso a Satanás para atacar a Job, pero puso limitaciones estrictas en
los deseo destructivos de Satanás. En otras palabras, Dios controlaba el tiempo, la
naturaleza y la magnitud de la calamidad de Job.
Cuando la calamidad golpea, es un alivio saber que Dios está al control. Ten-
dríamos razones como para estar aterrorizados si Dios no supiera lo que habría de
pasar, si no tuviese el poder como para detenerlo, o si hubiese sido engañado por
Satanás. Pero eso no es lo que enseña la Biblia.
La vida, a veces, parece estar fuera de control, como un aeroplano en una
barrena plana. Cuando eso sucede, es confortante saber que las manos de Dios están
en la vara y que sus pies están en los pedales del timón. El Dios que te puso dentro de
esta lata también puede ayudarte a salir de ella (Él puede escoger no sacarte de ella,
pero puede ayudarte a través de ella). Para manejar tu calamidad de manera confiable
y que honre a Dios, debes estar convencido de la verdad bíblica de que Dios está al
control.
Pero eso nos lleva a la segunda pregunta: Si Dios está al control, entonces,
¿por qué le permitió a Satanás saquear las posesiones de Job, pulverizar su familia y

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Joel James
golpear su salud en sus narices? Si Dios está al control – y lo está – entonces, ¿por
qué permite que sucedan cosas malas? Para responder esa pregunta, debemos ir a la
próxima sección de Job.

¿Por qué sucedió esto?


Saber que Dios está al control, asegura a los cristianos que nuestra catástrofe
es un plan cuidadosamente diagramado por Dios. Sin embargo, esa verdad nos ase-
gura sólo momentáneamente. «Oh, Dios está al control de esto. Qué alivio… (pau-
sa)… Pero ¿Por qué permitió que sucediera?» Inevitablemente, esa es la siguiente
pregunta.
Cuando el desastre golpea como los rayos en un cielo lleno de nubes, hay para
nosotros un sentido de arbitrariedad.
- «¿Por qué fue roto mi hogar y mi esposo disparado?»
- «¿Por qué mi esposa tiene cáncer?»
Dios no es arbitrario. Con un Dios soberano, no existen tales cosas como el
azar, la suerte o el destino.
Pero, ¿por qué permite Dios el sufrimiento? ¿Tu sufrimiento? Además de
glorificarse a sí mismo (siempre es Su mayor objetivo), hay por lo menos cinco
razones específicas por las cuales Dios trae calamidad a las vidas de Sus hijos.
1) Para disciplinar un pecado específico.
2) Debido a la pecaminosidad humana.
3) Para hacernos madurar en Cristo.
4) Para probar nuestra fe ante nosotros mismos y ante los demás.
5) Para traer bondad no anticipada.

¿Es este el juicio de Dios?


La primera razón por la cual Dios utiliza la calamidad es para disciplinar un
pecado específico. ¡Pero ten cuidado! Fue la mala interpretación y la mala aplica-
ción de este pasaje lo que causó que Dios se pusiera furioso con los amigos de Job,
al final de Job (42:7). Muchos – ignorando el libro de Job – cometen hoy en día el
mismo error, torturando a sus amigos o a los miembros de la congregación en el
proceso. Consideremos cuidadosamente este principio.
Primero: Job no demandó respuestas cuando Dios trajo el desastre (Job 1:22;
2:10). Pero con el tiempo, la fe confiada de Job fue devorada por una actitud de-
mandante de «merezco una explicación.»
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Instrucciones para la Iglesia de hoy
¿Por qué no morí yo en la matriz, O expiré al salir del vientre? (Job 3:11)
¿Por qué se da luz al trabajado? (Job 3:20ª)
¿Por qué me sacaste de la matriz?... ¿No son pocos mis días? Cesa, pues, y
déjame, para que me consuele un poco. (Job 10:18, 20)
Si he pecado, ¿qué puedo hacerte a ti, oh Guarda de los hombres? ¿Por qué me
pones por blanco tuyo… (Job 7:20)
Job preguntó: «¿Por qué sucedió esto?» Sus amigos estaban contentos de pro-
veerle lo que ellos estaban convencidos de que era la respuesta: «Dios te está disci-
plinando por un pecado específico.»

Sí, es cierto
¿Disciplina Dios a las personas con calamidad por los pecados que han come-
tido? La respuesta es, sí… a veces. Consideremos tres ejemplos:
1.- El Rey David destruyó su vida a cambio de unos minutos de placer secreto
con Betsabé. Pero su vida no fue la única destruida.
«Y Jehová hirió al niño que la mujer de Urías había dado a David, y enfer-
mó gravemente… Y al séptimo día murió el niño.» (2ª Samuel 12:15, 18)
Dios trajo calamidad – la muerte de su hijo bebé – sobre David y Betsabé.
¿Por qué? Para disciplinar su pecado.
2.- El rey Uzías fue atacado con lepra cuando violó la ley de Dios al intentar
ofrecer un sacrificio en el Templo (2ª Crónicas 26:16-19). Pero no fue sólo la
nobleza la que padeció esta clase de juicio.
3.- Giezi era tan solo un siervo – el mensajero de Eliseo – él también fue ataca-
do con lepra cuando le mintió a Eliseo sobre tomar dinero de Naamán (1ª Reyes
5: 17-25).
A veces, Dios permite la calamidad a fin de disciplinar a las personas por
pecados específicos. Trágicamente, los amigos de Job emplearon mal ese principio
con Job, con efectos devastadores. No están solos.

La visita
Cuando se esparcieron las palabras sobre las catástrofes de Job, hubo gran interés
entre las relaciones de Job. Tres de ellos, Elifaz, Bildad y Zofar – expertos en sabiduría
como el mismo Job – determinaron que visitarían a Job en un intento de confortarlo.
«Y tres amigos de Job, Elifaz temanita, Bildad suhita, y Zofar naamatita, lue-

222
Joel James
go que oyeron todo este mal que le había sobrevenido, vinieron cada uno de su lugar;
porque habían convenido en venir juntos para condolerse de él y para consolarle.
Los cuales, alzando los ojos desde lejos, no lo conocieron, y lloraron a gritos; y cada
uno de ellos rasgó su manto, y los tres esparcieron polvo sobre sus cabezas hacia el
cielo. Así se sentaron con él en tierra por siete días y siete noches, y ninguno le hablaba
palabra, porque veían que su dolor era muy grande.» (Job 2:11-13)
Como dijo una vez mi profesor de hebreo en el seminario, «Este era, lejos, el
mejor esfuerzo de ellos.» El silencio de ellos era dorado, sustentador. Sus explicacio-
nes simplistas y sus acusaciones indirectas eran dolor tras dolor.
El dolor que ya estaba sufriendo Job debería haber sido suficiente. Sus hijos y
empleados habían sido masacrados, sus riquezas habían desaparecido. Físicamente, es-
taba tan cruelmente herido que deseaba estar muerto. Su declaración en 7:3, «Así he
recibido meses de calamidad,» sugiere que había estado en este estado durante algún
tiempo. Él hubiese dado cualquier cosa por una noche de descanso.
«Cuando estoy acostado, digo: ¿Cuándo me levantaré? Mas la noche es larga,
y estoy lleno de inquietudes hasta el alba. Mi carne está vestida de gusanos, y de
costras de polvo; Mi piel hendida y abominable. Y mis días fueron más veloces que
la lanzadera del tejedor, Y fenecieron sin esperanza.» (Job 7:4-6)
Entronado en las cenizas, Job era irreconocible para sus amigos. Cubierto de gu-
sanos, suciedad, costras y sarna, sus ojos enrojecidos no tenían esperanzas. En el v. 14,
Job habla alucinaciones – un efecto común de la falta significativa de sueño. Observando
todo esto, los amigos de Job rompieron su silencio. Aceptando unánimemente que Dios
estaba al control, se turnaron entre ellos para explicar por qué Dios había llevado a Job a
la ruina.
En este punto, debes estar teniendo alguna dificultad, una paradoja: los amigos de
Job estaban en lo cierto, pero al mismo tiempo estaban equivocados. Tenían razón al
decir que Dios utiliza la calamidad para castigar pecados específicos (faltaste el domin-
go a la mañana a la iglesia para jugar al fútbol, y regresaste a casa con una quemadura
solar – Dios utiliza la calamidad para juzgar el pecado). El error de los amigos de Job fue
pensar que esta era la única razón o la razón principal de las calamidades de Job. No lo
era.
Elifaz fue el primero en hablar. Su descargo de apertura es una síntesis de una sola
línea de todo lo que él y sus compañeros dirían en los próximos veinte capítulos.
«Recapacita ahora; ¿qué inocente se ha perdido? Y ¿en dónde han sido destrui-
dos los rectos?» (Job 4:7)
Elifaz tenía una teología simple sobre la calamidad. Si vives rectamente, Dios
te bendice. Si vives erróneamente, Dios te arroja una bomba. Job había recibido
claramente un golpe directo de las mayores bombas del arsenal de Dios; por lo tanto,
debió haber estado viviendo de manera incorrecta.

223
Instrucciones para la Iglesia de hoy
«Como yo he visto, los que aran iniquidad y siembran injuria, la siegan. Pere-
cen por el aliento de Dios, y por el soplo de su ira son consumidos.»(Job 4:8-9)
En el Proverbio de Elifaz que recorrió el mundo, todo obraba según una clara ley:
los rectos eran mimados por Dios; los malvados eran bofeteados. A pesar de que no lo
dijo directamente, Elifaz estaba obviamente aplicando esa teología con Job.
La teología de Elifaz no se ha ido. En los sectores de la iglesia influenciada por el
movimiento de Palabra de Fe, esta teología aún es próspera. El mensaje del predicador
de la prosperidad es simple: Dios quiere tu salud y bienestar económico. Si no lo tienes,
debes estar viviendo incorrectamente – muy poca fe, pecados ocultos, etc.
Conoces el escenario. Un cristiano está en el hospital con una devastadora enfer-
medad tal como el cáncer. Algunos conocidos aparecen con todas las mejores intencio-
nes del mundo (igual que los amigos de Job), y dicen: «Si tienes suficiente fe, te sanarás.
Debes tener algún pecado oculto. Es por eso que te está sucediendo esto.» A personas en
mi congregación, se les han dicho esas palabras. La teología de Elifaz sigue viva y en
buen estado.
Convencidos de que estaban en lo cierto, Elifaz y sus amigos apretaron sus dedos
filosóficos alrededor del cuello de Job con claras referencias a su agonizante condición
física.
Elifaz: Porque la aflicción no sale del polvo… Todos sus días, el impío es ator-
mentado de dolor. (Job 5:6; 15:20)
Bildad: Ciertamente la luz de los impíos será apagada… La enfermedad roerá su
piel. (Job 18:5, 13)
Zofar: Si alguna iniquidad hubiere en tu mano, y la echares de ti… Entonces levan-
tarás tu rostro limpio de mancha. (Job 11:14-15)
Los amigos de Job tenían una cuerda en su violín, y la rasgaban sin piedad: «Job, lo
que te ha sucedido, le sucede sólo al impío. Arrepiéntete de tus pecados ocultos y Dios
te dará alivio. Sin embargo, Job, no tenía ningún pecado dramático de qué arrepentirse. A
través del libro, Job admitió que no era inmaculado (7:21; 9:2, 15; 10:6; 13:26 y 14; 16-
17). Sin embargo, no podía admitir haber hecho algo tan grande y desastroso como para
que Dios le hiciera eso. De hecho, Job apeló a Dios, «Aunque tú sabes que no soy
impío.» (10:7)
Las acusaciones sin piedad de los amigos de Job tuvieron el mismo efecto en Job
que las acusaciones de «la falta de fe» o de «los pecados ocultos» tienen en las personas
enfermas o heridas en la actualidad.
Primero, lo frustró.
«Porque ciertamente vosotros sois fraguadores de mentira; sois todos vosotros
médicos nulos. Ojalá callarais por completo, porque esto os fuera sabiduría.» (Job
13:4-5).
224
Joel James
Luego, quitó el viento de sus velas; destruyó su espíritu.
«Mi aliento se agota, se acortan mis días, y me está preparado el sepulcro. No
hay conmigo sino escarnecedores, en cuya amargura se detienen mis ojos.» (Job
17:1-2)
La pérdida de la familia de Job, sus posesiones y su salud eran lo suficientemente
devastadoras sin que sus amigos lo insultaran en la agonía. En vez de acusaciones incier-
tas, Job anhelaba consuelo; «El atribulado es consolado por su compañero; aun aquel
que abandona el temor del Omnipotente.» (6:14)
La resistencia de Job ante el razonamiento de ellos, enfureció a sus amigos. Capí-
tulo por capítulo, ellos continuaron golpeándolo con disparos verbales, ganchos y gol-
pes bajos. En el capítulo 22, Elifaz se quitó los guantes y permitió que Job recibiera la
derecha en la barbilla, en términos simples.
«¿Acaso te castiga, o viene a juicio contigo, a causa de tu piedad? Por cierto
tu malicia es grande.» (Job 22:4-5ª)
«Job, ¿crees que Dios te ha hecho todo esto porque eres un hombre grandioso?
¿Porque eres tan santo? ¡Eso es ridículo, Job!» Finalmente, no era para nada ridículo.
¿Cómo había descripto Dios a Job en los capítulos 1 y 2? «No hay otro como él en la
tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal.» Derek Kidner
ha dicho correctamente sobre Job, «Fue su misma inocencia lo que lo expuso al calva-
rio.»114
Para enfrentar la calamidad, debemos comprender esta lección: una catástrofe en
la salud, en las finanzas o en la familia no significa, necesariamente, que Dios esté eno-
jado contigo. Ocasionalmente, Dios utiliza la calamidad para disciplinar un pecado es-
pecífico. Sin embargo, las terribles pérdidas de Job y su cuerpo sufriendo estragos no
tenían nada que ver con la falta de fe o con una iniquidad oculta. De hecho, Dios estaba
furioso con los amigos de Job por insistirle en que ese era el caso.
Fue después de que el Señor le hubo hablado estas palabras a Job, que el Señor le
dijo a Elifaz el Temanita, «Mi ira se encendió contra ti y tus dos compañeros; porque
no habéis hablado de mí lo recto, como mi siervo Job.» (Job 42:7)
Nuestro Señor Jesucristo no era amigo del criminalmente simplista punto de vis-
ta «debes haber pecado», cuando se trata de la calamidad.
«Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron sus
discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido
ciego?» (Juan 9:1-2)
¡Los discípulos tenían exactamente la misma teología de enfermedad que tenía

114
Derek Kidner, La Sabiduría de los Proverbios, Job & Eclesiastés, (Downers Grove, Illinois: Intervarsity
Press, 1985), p.57.

225
Instrucciones para la Iglesia de hoy
Elifaz, Bildad y Zofar! Jesús fue rápido para corregirlo. «No es que pecó éste, ni sus
padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él.» (Versículo 3) 115
Muchos en la actualidad caen en la trampa de los tres amigos de Job. Asumen que
la calamidad proviene sólo por una razón y acusan injustamente a la persona que está
sufriendo. Le roban la única esperanza del herido: «En medio de todo esto, Dios aún me
ama.» Robar esa esperanza es el robo más cruel. La furia de Dios con Elifaz, Bildad y
Zofar en Job 42:7 sirve como una advertencia. Dios odia la teología del «debes haber
pecado» y se enoja con aquellos que la enseñan.

¿Esto me sucedió porque estuve mal?


A veces hay una relación causa-efecto obvia entre un pecado específico y una
calamidad: la sexualidad inmoral y un embarazo no deseado, la borrachera y un trágico
accidente de auto. Si la especulación codiciosa o la pereza te ha llevado a la ruina finan-
ciera, no tienes que dudar por qué Dios hizo lo que hizo. La ley del pecado y las conse-
cuencias – «Cosechas lo que siembras» (Gálatas 6:7) – te dice que Dios estaba discipli-
nando un pecado específico.
Pero si no hay ninguna relación causa-efecto obvia entre tu calamidad y un pecado
específico, no tienes que matarte buscando uno. Si tienes un pecado del que necesitas
arrepentirte, por todos los medios, hazlo. Pero no caigas en la trampa de los amigos de
Job, acusando a los demás (o a ti mismo) de estar fuera del favor de Dios debido a que
hayas experimentado una tragedia. El cáncer, el crimen o los accidentes de autos no son
una prueba de que Dios te odia. Job es el ejemplo clásico que nos demuestra que, a
veces, Dios trae calamidad a aquellos que son muy amados para Él.
«Pero» preguntas, «Si Dios no estaba disciplinando un pecado específico, enton-
ces, ¿por qué me hizo esto?» Dejemos a un lado el libro de Job por un momento para
responder esa pregunta desde otros pasajes de las Escrituras.

Otras razones por las cuales Dios trae calamidad:


Pecaminosidad humana
Luego de la disciplina de un pecado específico, una segunda razón bíblicamente
revelada por la cual Dios trae calamidad es debido a la pecaminosidad humana. En

115
Una sutil actitud de rectitud personal, «más sano que tú», acompaña con frecuencia esta teología.
Cuando aparecen los amigos en el hospital y dicen: «Si tuvieras fe, estarías sano», lo que ellos realmente
quieren decir es: «Si tuvieras fe, estarías tan sano como nosotros. Tú estás enfermo; nosotros estamos
sanos. Debes ser menos piadoso de lo que somos nosotros.» Esa rectitud personal era la actitud de los
fariseos cuando le dijeron al hombre ciego que había sido sanado «Tú naciste del todo en pecado, ¿y nos
enseñas a nosotros?» (versículo 34, énfasis agregado.

226
Joel James
Génesis 3, el pecado de Adán quitó la piedra angular del arca de la creación. Desde
entonces, los ladrillos han estado cayendo y el techo colapsando. Para expresarlo
simplemente, las cosas malas suceden porque hemos ensuciado el universo de Dios
con pecado.
Nos sorprendemos cuando las cosas salen mal. Eclesiastés nos dice que en un
mundo como el de Génesis 3, deberíamos sorprendernos cuando las cosas no van
bien. Es sólo por la gracia de Dios que las cosas no están peores de las que deberían
estar. Cuando el granizo destruye mi cosecha o un virus arruina mi información, no
debería quedar pasmado. Trabajamos bajo una maldición – las consecuencias señala-
das divinamente por el pecado de la humanidad. Romanos 8 nos señala esto.
«Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino
por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será
libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de
Dios.» (Romanos 8:20-21)
Cuando Adán pecó, todo el universo fue sumergido en la futilidad, esclavizado
en corrupción. En nuestros cuerpos eso significa dolor e infecciones. En nuestro
trabajo eso significa prendas de vestir, formularios por triplicado y software que se
auto destruye durante presentaciones importantes. En las relaciones significa desin-
terés por parte de los padres, disolución en los adolescentes y divorcios complica-
dos. Al final, estamos teniendo lo que merecemos.
«¿Por qué se lamenta el hombre viviente? Laméntese el hombre en su peca-
do.» (Lamentaciones 3:39)
Jeremías, examinando las ruinas de la Jerusalén capturada por los babilónicos,
dijo, «Muchachos, realmente no podemos quejarnos. El hecho es que nosotros so-
mos pecadores, y estamos teniendo la paga que merecemos.» En la actualidad, pode-
mos alabar a Dios, porque Jesucristo ha cumplido quitando la maldición por medio de
Su muerte en la cruz. La aplicación completa del triunfo de Cristo será disfrutada en
los cielos, «Y no habrá más maldición» (Apocalipsis 22:3).

¡Bajo construcción!
Existe una tercera razón revelada bíblicamente por la cual Dios trae calami-
dad: para hacernos madurar en Cristo. Sea lo que sea lo que te suceda, puedes estar
seguro de una cosa: Dios lo causó para llevar tu obra de reflejar a Cristo un paso
más cerca a la perfección.
«Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas prue-
bas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la pa-
ciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte
cosa alguna.» (Santiago 1: 2-4)

227
Instrucciones para la Iglesia de hoy
No puedes producir acero a temperatura ambiente. Necesitas fuego. De la misma
manera, la comodidad, la paz y el bienestar no producen personas espiritualmente fuertes
y flexibles. Necesitas el calor de las pruebas para producir un carácter cristiano flexible
– una espada lo suficientemente fuerte como para que resulte útil en las manos de Dios.
Dios utilizó la enfermedad de mi esposa (mencionada en la introducción) de
esa manera en mi propia familia. A nadie le gusta estar postrado en la cama, pero mi
esposa supo aceptar tanto lo bueno como lo malo de parte de Dios. Con mamá fuera
de acción, los chicos aprendieron a ser mejores ayudadores en el hogar, haciéndolo
todo con un espíritu lleno de gozo: «Mamá no está bien, nos alistaremos y ayudare-
mos.» Papá aprendió la misma lección. Finalmente, ahora puedo lavar los platos, ¡no
sólo sin quejarme, sino que hasta con regocijo!
Un atleta no se tornará más rápido a menos que queme sus piernas y sus pulmo-
nes durante sus entrenamientos. Una persona que levanta pesas, no se tornará más
fuerte a menos que agote sus músculos levantando metal. En los deportes es un hecho
– el progreso viene al incrementar gradualmente la intensidad del ejercicio. No es
diferente con el progreso espiritual. Pero como generalmente somos muy perezosos
como para empujarnos espiritualmente, Dios tiene una manera de incrementar la in-
tensidad por nosotros. El resultado es una fe fuerte, mayor compasión, una paciencia
más resistente – músculos espirituales más duros en todos los aspectos.

Fe en exhibición
Una cuarta razón por la cual Dios trae calamidad a nuestras vidas es para probar
nuestra fe a nosotros mismos y a los demás. Dios probó que las acusaciones de Sata-
nás contra Job eran difamatorias. ¿Cómo? Él probó a Job, y la resistencia de Job
probó que Satanás estaba equivocado.
Pedro les dijo a sus lectores que habían sido afligidos por distintas pruebas
porque la «prueba de la fe» era más preciada que el oro. Cuando la fe de ellos pasó por
fuego, Pedro dijo que «sea hallada en alabanza y gloria y honra cuando sea mani-
festado Jesucristo» (1 Pedro 1:6-7).116
Una de las mujeres de nuestra iglesia ha tenido cáncer cinco veces. Ha sido
duro de diferentes maneras: física, emocional y espiritualmente. Pero mientras ob-
servamos su buen humor flexible, somos alentados. La prueba de su fe nos empuja a
decir: «Cuando llegue mi turno, quiero manejar mis pruebas como lo hace ella.» Más
de un doctor, una hermana trabajando de niñera o un amigo de la familia ha sido salva-
do por la humilde fortaleza de un paciente cristiano con cáncer y su familia. Dios

116
Dios no te pone bajo pruebas para que falles. Te prueba de manera que puedas pasar, para que Su nombre
sea glorificado por aquellos que ven tu resistencia.

228
Joel James
utiliza las pruebas para probar nuestra fe – a nosotros mismos y a los demás – trayen-
do gloria e Él en el proceso (1 Pedro 1:7; Juan 9:3).

Bondad no anticipada
Una quinta razón por la cual Dios crea la calamidad en las vidas de Sus criatu-
ras es para traer una bondad no anticipada. La Biblia está llena de esas sorpresas.
¿Ejemplo típico? José. Sus hermanos lo secuestraron y lo vendieron de la misma
manera en que hubiesen vendido una vaca o una cabra. Sin dudas, mientras la carava-
na de camellos de los esclavos se daba prisa hacia Egipto – y en varios momentos
desagradables después de eso – José preguntó: «¿Por qué ha hecho esto Dios?»
respuesta: bondad no anticipada.
Dios utilizó el secuestro de José, su esclavitud y su injusta prisión para po-
nerlo en una posición de poder alimentar a su hambrienta familia. Décadas después,
José les dijo a sus hermanos: «Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo
encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho
pueblo.» (Génesis 50:20). Nadie lo hubiese imaginado en ese momento, pero el
bien estaba dentro de los planes de Dios por medio de la calamidad que sufrió José.
Rut es un segundo ejemplo. La tragedia no es mucho peor cuando tu suegro, tu
cuñado y tu esposo mueren uno detrás de otro, dejándote a ti y a tu suegra en la
pobreza y sin esperanzas. ¿Cómo utilizó Dios esa situación desconsoladora? Rut
fue a un lugar a donde nunca había ido, Belén, conoció a un hombre que nunca hubie-
se conocido, Booz, y se convirtió en la bisabuela del Rey David de quién descende-
ría el Mesías. Bondad no anticipada.
En Hechos 8, la vida de Esteban fue molida por una lluvia de piedras. Mientras
los confundidos cristianos huían en exilio, lejos de las maravillas y el gozo de todo
lo que Dios había hecho en la iglesia de Jerusalén, ¿crees que ellos pensaban que
esa dispersión era buena? Probablemente, se preguntaban si ese sería el fin del cris-
tianismo. Inesperadamente, Dios utilizó esa dispersión para comenzar una iglesia
en Antioquía (Hechos 11:19) – la iglesia que se convirtió en la pistola que disparó
una bala misionera llamada Pablo al corazón del Imperio Romano. Pasó todo en las
Escrituras: aparentemente los desastres son con frecuencia el primer escalón críti-
co en el plan de Dios para traer cosas buenas.
El uso que Dios le da a la calamidad, no es completamente arbitrario. Lo uti-
liza con propósitos específicos: para hacernos sentir lo suficientemente descon-
tento con el mundo de Génesis 3 como para buscar algo (o alguien) mejor, para
endurecernos en el horno de las pruebas, como el herrero templa una espada, para
probar nuestra fe y para traer bonanza que nadie hubiese esperado.
Por lo tanto, ahora sabemos que Dios está al control. Conocemos las razones

229
Instrucciones para la Iglesia de hoy
bíblicas de por qué Dios permite la calamidad. Pero ahora, ¿cómo respondemos
cuando lo hace? Esa pregunta nos lleva a la próxima sección.

Por qué trastabilló Job

Un buen comienzo
Job comenzó bien. Su fe era tan invulnerable a las embestidas de Satanás como
una tortuga en las garras de un chacal. Job solo acurrucó su cabeza y sus pies en el
caparazón de su fe y dijo: «El Señor da, el Señor quita. Sea el nombre del Señor
bendecido.» ¿Qué estaba mal?
Hay por lo menos cuatro razones por la que la confianza de Job en Dios
trastabilló.
1.- Escuchó un mal consejo.
2.- Dejó que la termita del tiempo consumiera su confianza.
3.- Había construido expectativas, creyendo que Dios le debía ciertas cosas.
4.- Perdió el control en el campo de la fe.

Evitar el mal consejo


La escena era día de deporte; estaba en tercer grado. Uno de mis amigos me aca-
baba de hacer esta revelación, acompañada de un consejo: «¿Sabes por qué los policías
pueden correr tan rápido? Ellos respiran por sus narices cuando corren. Deberíamos
intentarlo.» Habiendo sido iluminado sobre cuál era el secreto para correr como una
chita, la opción estaba ante mí: ¿correría respirando sólo por la nariz o no lo haría?
Afortunadamente, no pude tomar el consejo de mi amigo. Ya era lo suficiente-
mente lento, y a menos que poseas orificios nasales parecidos a un túnel subterráneo,
respirar sólo por tu nariz en una carrera de 300 metros es, seguramente, una manera de
asfixiarte.
El buen consejo es invaluable cuando se enfrenta la calamidad. El mal consejo
puede sofocarte. De hecho, escuchar un mal consejo es una de las razones por la que Job
se salió del carril. Si vas a manejar tu calamidad, tendrás que aprender una lección que
Job no aprendió: ignorar el consejo bien intencionado pero no bíblico.
Si los consejeros de Job hubiesen sido del Siglo XXI DC, probablemente hubiesen
dicho: «Job, mira estas cosas terribles que te están sucediendo. Tenemos que romper la
maldición generacional que tiene poder sobre tu vida. Debemos echar fuera los demo-

230
Joel James
nios de la enfermedad de piel. Tendrías que orar la oración de Jabes. Necesitas enviar
$ 1.000 al sanador ungido por el Espíritu a Ministerios Mejor con un Billete.»
Uno de los aspectos más desafiantes de la calamidad es manejar correctamente el
bien intencionado consejo que obtienes de tus amigos y de tu familia. El consejo bíblico
es un tesoro. El consejo no bíblico de «No tienes suficiente fe» no lo es. Con frecuencia
es más como un puñetazo a los rayos solares.
No permitas que los comentarios que interpretan a Dios como un ignorante o
inepto ante tu situación golpeen tus talones y te dejen espiritualmente despatarrado. No
permitas que los «hechiceros cristianos» te distraigan con especulaciones sobre demo-
nios y sus supuestas contribuciones a tu enfermedad o desastre117. Job aprendió que para
lidiar con la calamidad tuvo que fijar sus ojos en Dios. Así debes hacerlo tú también.
Para manejar la calamidad, debes rechazar todo lo que no es bíblico, el consejo de
«respirar sólo a través de la nariz» con una sonrisa y un muchas gracias. Las personas dan
consejos porque se preocupan – recíbelo de esa manera, aún si el consejo no es bueno.
Pero no dejes que su consejo no bíblico te arroje a la barrena como lo hizo con Job.
Sabes lo que es verdad sobre Dios y cómo obra. Aférrate a eso.

El tiempo sigue pasando


Aquí tenemos una segunda razón por la cual Job salió del carril, comenzando el
capítulo 3. Dejó que la termita del tiempo consumiera su fe. Según Job 7:3, la aflicción
de Job por sus hijos y el agobiante tormento de su enfermedad física se había extendido
durante meses para el momento en que llegaron sus amigos. Su sufrimiento parecía
eterno. La larga duración de esto lo estaba desgastando.
Muy parecido a un ávido corredor de maratones, Job salió a gran velocidad de la
línea de partida de la fe, como un conejo. Pero mientras la carrera de responder ante la
calamidad se angostaba kilómetro tras kilómetro, día tras día, la fe de Job comenzó a
decaer, a vacilar y finalmente cayó.
El tiempo es un asesino en las pruebas. Como Job, comenzamos con fe, pero
mientras palpitamos días eternos en el almanaque, damos vuelta la página hacia un nuevo
mes, compramos un nuevo almanaque para el año próximo y luego el próximo y el
próximo, caemos en la desesperación.
La parte más difícil sobre la mayoría de las pruebas es que tienen un final abierto.
Simplemente no sabes cuándo van a terminar. Cuando corría en atletismo, a pesar de que
era un atleta de distancia, nuestro entrenador ocasionalmente nos hacía hacer carreras

117
A pesar de que sabemos que Satanás tuvo que ver en las calamidades de Job, Job nunca fue alentado a
lidiar con su situación atando a Satanás, echando fuera las maldiciones, o cualquier otra técnica similar de
los cultos. El libro finaliza con Job de nuevo en el camino. ¿Cuál fue el secreto? Se centró en Dios; Satanás
y los demonios nunca fueron mencionados.

231
Instrucciones para la Iglesia de hoy
de velocidad. Nos sometía a dos clases diferentes. La primera consistía en cierta canti-
dad de carreras de una distancia específica – doscientos metros repetidos ocho veces,
por ejemplo. No eran agradables, pero se podían manejar. Sabíamos cuán lejos teníamos
que correr.
Sin embargo, lo que más odiábamos se reservaba para la otra tarea. El entrenador
diría: «Ustedes, chicos, comiencen a correr a toda velocidad, tan rápido como puedan,
alrededor de la pista y no se detengan hasta que sople el silbato.» ¡Brutal! Nunca sabía-
mos cuán larga iba a ser la corrida. No había un objetivo fijado, ninguna línea de llegada.
Tan sólo teníamos que seguir corriendo, sin saber cuándo sonaría el silbato para traer
alivio.
Así es como son las pruebas. No sabes cuándo vas a estar mejor, cuando el Señor
llevará al hogar a tu madre o a tu padre debilitado por el cáncer, cuándo conseguirás un
trabajo – cuándo Dios soplará el silbato de manera que puedas recuperar tu aliento.
Para manejar la calamidad, debes aprender de Job: ten cuidado del peligro de la
duración. El tiempo puede ser un efecto debilitante en la fe. Es como una termita. Las
termitas comen gradualmente una estructura de madera, debilitándola desde adentro,
mordisqueando constantemente. Por fuera, todo parece bien. Pero las pequeñas y ham-
brientas mandíbulas de las termitas, debilitan invisiblemente la estructura hasta que
colapsa. Así es como era con Job – el tiempo comía gradualmente su fe. ¿Has encontra-
do lo mismo en tu prueba? ¿Cómo puedes manejarlo?

La próxima cosa correcta


La respuesta bíblica para manejar las pruebas se encuentra en las palabras de Jesús
en el Sermón del Monte.
«Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá
su afán. Basta a cada día su propio mal.» (Mateo 6:34)
Jesús sabía que esparciendo la gracia de hoy a través de las preocupaciones del
mañana, causará que tropieces en cada momento. Es como usar un poquito de manteca
para untar una hogaza entera de pan. Lo que es adecuado para una rebanada no cubrirá la
hogaza entera. De la misma manera, la gracia de Dios para hoy es suficiente para hoy:
«Bendito sea el Señor, quien lleva diariamente nuestras cargas», dice el salmista.
No intentes esparcir la gracia de hoy sobre el mañana, el mes próximo o el año próximo.
Planificar por adelantado está bien; preocuparse por adelantado no lo está.
Jesús les dijo a sus discípulos que entreguen su afán de ese día, dependiendo de la
gracia de Dios. El mañana tendrá problemas nuevos y gracia nueva. El problema para
hoy, ya es suficiente – tal vez hasta el minuto.
Una vez se le preguntó a la autora cristiana, Elizabeth Elliot, cómo hizo para seguir
luego de la muerte de su segundo esposo. Su respuesta fue profunda: «Hice la siguiente

232
Joel James
cosa correcta.» Incapaz de enfrentar el problema (es decir, el dolor) del día, aplicó la
gracia de Dios para el próximo minuto. Cuando pasaba ese minuto, se enfrentaba al
próximo. Un minuto a la vez, una tarea a la vez, ella lo hacía a lo largo del día.
No tenía ganas de levantarse de la cama, pero eso era la siguiente cosa correcta para
hacer. No tenía ganas de cepillarse los dientes y de arreglarse para estar presentable, pero
eso era la siguiente cosa correcta para hacer. Y así pasaba el día, enfrentando su dolor
haciendo la siguiente cosa correcta. Ese es el principio de Jesús, afilado hasta el punto de
una aguja, para lidiar con el problema abrumador: hacer la siguiente cosa correcta.

La trampa de las expectativas


Más allá de la trampa del tiempo, Job también caminó directamente hacia la
trampa de las expectativas. En Job 29, Job enumera algunas de las cosas que había
logrado. Había sido exitoso en los negocios: «¡Cuando lavaba yo mis pasos con
leche, y la piedra me derramaba ríos de aceite!» (29:6) Su éxito intimidaba a los
jóvenes; ordenaba respeto de los ancianos de la ciudad: «Cuando yo salía a la
puerta a juicio, y en la plaza hacía preparar mi asiento, los jóvenes me veían, y
se escondían; y los ancianos se levantaban, y estaban de pie.» (Versículos 7-8)
Job era amado y respetado no sólo por su éxito en los negocios, sino también
por su interés en los necesitados:
«Los oídos que me oían me llamaban bienaventurado, y los ojos que me
veían me daban testimonio, porque yo libraba al pobre que clamaba, y al huér-
fano que carecía de ayudador. La bendición del que se iba a perder venía sobre
mí, y al corazón de la viuda yo daba alegría. Me vestía de justicia, y ella me
cubría; como manto y diadema era mi rectitud. Yo era ojos al ciego, y pies al
cojo. A los menesterosos era padre, y de la causa que no entendía, me informaba
con diligencia; y quebrantaba los colmillos del inicuo, y de sus dientes hacía
soltar la presa.» (Job 29:11-17)
Job era todo lo que un hombre de sabiduría y rectitud tenía que ser. Sin embar-
go, por su propia admisión, se había tornado muy impresionado consigo mismo.
Había construido una serie de expectativas – cosas que creía que Dios le debía por-
que él había sido bueno. En 29:18-20, enumera algunas de ellas: una muerte fácil,
una vida larga y confortable, mucha vitalidad, gloria en los ojos de los hombres y
fuerzas perpetuas118.

118
Estas expectativas eran típicas de la sabiduría de la literatura. Por ejemplo, en el Salmo 73:4, el salmista se
quejó porque el hombre malo que observaba «no tiene congojas en su muerte», y tiene una vida sin
«trabajos» (versículo 5. Del Moisés de 120 años se dijo: «Sus ojos nunca se oscurecieron, ni perdió su
vigor» (Deuteronomio 34:7). Job esperaba bendiciones similares.

233
Instrucciones para la Iglesia de hoy
En el capítulo 30, Job – el experto en sabiduría – tuvo un destello de perspica-
cia en su propio corazón.
«Cuando esperaba yo el bien, entonces vino el mal; y cuando esperaba luz,
vino la oscuridad. Mis entrañas se agitan, y no reposan; días de aflicción me
han sobrecogido.» (Job 30:26-27)
Esa es la trampa de la expectativa. Job esperaba el bien de parte de Dios por-
que él había sido bueno, y cuando Dios no entregó, Job fue dejado hirviendo. Caer
es una trampa fácil cuando golpea la calamidad. «Todo lo que quería era una familia
feliz, y ahora mi hija se divorció… mi hijo está rebelde… mi esposo me abandonó.
¿Qué hice para merecer esto?» ¿Las expectativas? Si soy una buena esposa y una
buena madre, Dios me debe una familia feliz – como la defino.
Un amigo que tiene un hijo con Síndrome Down una vez me compartió que las
expectativas son una de las mayores luchas que enfrentan los padres de los niños
con discapacidades. «Quiero observar a mi hijo mientras practica deportes, verlo ir
a la universidad, casarse y tener una exitosa carrera. Ahora tengo un hijo que nunca
pasará el segundo grado.»
El resumen de Job es patético y perfecto: «Cuando esperaba yo el bien,
entonces vino el mal» (30:26). El orgullo nos hace creer que merecemos ciertas
cosas de parte de Dios por haber sido buenos. «No hice trampa con el IVA (Impues-
to al Valor Agregado), por lo tanto, Dios es responsable de hacer que mi negocio
tenga éxito.» ¿No es así como somos tentados a pensar? «¿Cómo Dios me pudo
hacer esto? ¡He sido bueno!» Parte de la angustia incesante de Job en los capítulos
3-30 provino de ese mismo asunto. Él había caminado hacia la trampa de las expec-
tativas.
En la calamidad, las expectativas de «merezco el bien por haber sido bueno»
llevan al enojo con Dios y a los sentimientos de traición. Sin embargo, Dios nunca
prometió bienestar sin fin si eres una madre devota, un padre paciente, una persona
que pagues fielmente los impuestos, o no corres con la multitud equivocada en la
escuela. Para manejar correctamente la calamidad, los cristianos deben evitar el
error de Job de construir expectativas de que «Dios me debe porque he tratado de
ser bueno.»

El campo de la fe
Más allá del mal consejo, el tiempo y las expectativas, hubo otra cosa que hizo
que Job trastabillara: perdió su sujeción en el campo de la fe. En los capítulos 1-2,
Job parecía sólidamente arraigado detrás de una impenetrable barrera de fe en la
sabiduría de Dios. «Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendi-
to… ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos?» (1:21; 2:10). Qué
ejemplo perfecto de la enseñanza de Pablo sobre el campo de la fe en Efesios 6.

234
Joel James
«Por tanto, tomad toda la armadura de Dios… Sobre todo, tomad el escu-
do de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.»
(Efesios 6:13, 16)
Los soldados del antiguo mundo con frecuencia cargaban grandes escudos.
Cuando los arqueros enemigos disparaban una lluvia de flechas sobre ellos, ellos se
agachaban detrás de esos escudos y dejaban que las flechas reboten sin provocarles
daño. En Job 1-2, Job había hecho eso. Satanás había disparado una batería de dardos
encendidos a Job, pero el escudo de la fe los desvió a todos. Así es como obra la fe:
ninguna flecha de Satanás – sin importar cuán caliente o mortal – puede penetrar una
fe simple como la de un niño. «Confiaré en Dios ya sea que entienda o no lo que Él
está haciendo.»
En el capítulo 3, Job permitió que el mango del escudo de la fe se deslizara de
sus dedos sudorosos. En vez de preocuparse él mismo de la confianza del creer, Job
permitió que su mente se viera atraída y luego capturada por expectativas enojadas,
por pensamientos de «¿Cuánto tiempo?» y las descorazonadas e inciertas acusacio-
nes de sus amigos.
En los Evangelios, el hombre lloró ante Jesús, «Creo, ayúdame en mi incre-
dulidad.» En la calamidad, debemos rogar lo mismo. «Creo, rescátame de mi duda.
Ayúdame a esconderme detrás del escudo de la fe. Ayúdame a rechazar los pensa-
mientos de temor, enojo, duda y desesperación.» ¿Cómo estamos con respecto a
escondernos detrás del escudo de la fe cuando enfrentamos la calamidad? Regrese-
mos a la historia de Job para encontrar la respuesta.

Fe Temerosa del Señor


La vida de Job era una ruina marchita por el infierno del odio de Satanás.
Parecía como la ciudad de Hiroshima, luego de la bomba atómica – un erial esparci-
do con escombros. La respuesta inicial de Job fue chocante, pero también una con-
fianza tranquila en el Dios que sabía que estaba al control de la calamidad.
Sin embargo, el mal consejo, el paso del tiempo, las frustraciones de la vida,
los planes y los sueños llevaron gradualmente a Job a bajar su guardia. Y mientras el
escudo de fe de Job se deslizaba más y más abajo, hizo la cosa más devastadora que
alguien pudiera hacer cuando se enfrenta a la calamidad. Job preguntó, «¿Por qué?»
Preguntar «¿Por qué?» no es algo tan malo si aceptamos las respuestas bíbli-
cas de Dios. Dios trae calamidad para hacernos madurar, para probar nuestra fe,
para traer bondad inesperada y demás. Sin embargo, con frecuencia, (como en el
caso de Job) estamos insatisfechos con las respuestas bíblicas de Job. Queremos, y
creemos que merecemos, más detalles.

235
Instrucciones para la Iglesia de hoy
Alternamos entre la súplica y la hostilidad abierta: «¿Por qué tuve que enfer-
marme yo de cáncer y no se enfermó otra persona? ¿Por qué se rompió nuestra
casa? Odio a Dios por lo que ha hecho.» Nos convertimos en negociadores, ofre-
ciendo a Dios planes alternativos (y en nuestras mentes, mucho mejor): «¿Por qué
no quedó paralizado alguien a quien no le gustaran los deportes? ¿Por qué tuvo que
suceder la ruptura justo ahora y no después de los exámenes de mi hijo? ¿Por qué no
pudiste haber esperado, Dios? Ahora mi hijo está tan distraído que probablemente falla-
rá.»
¿Qué implican esas preguntas? «Dios, has cometido un error y quiero una oportu-
nidad para discutir esto contigo. Le hiciste esto a la persona equivocada, en el momento
equivocado. Antes de que lleves esta situación un paso más adelante, quiero ver tu plan,
de manera que pueda asegurarme de que lo apruebe.»
¿Es una explicación de por qué Dios ha hecho algo la clave para manejar la calami-
dad? ¿Es una explicación con respecto a cómo encaja tu desastre en su plan global el
secreto de una respuesta confiable? Tal vez pienses eso, pero Job revela cuán equivoca-
do estás. Desde el capítulo 3, Job rogó, suplicó y protestó ante Dios. Se arrojó a sí
mismo a las puertas del cielo, golpeando y gritando, demandando respuestas. Saltó hasta
que sus puños estuvieron magullados y ensangrentados.
Al final, la furia de Job fue silenciada. Sus preguntas desaparecieron. Permaneció
en pie con sus manos sobre su boca – una manera muy gráfica de expresar «No tengo
nada que decir.» ¿Le dio Dios a Job una explicación legítima de por qué Él hizo lo que
hizo? ¿Divulgó Dios la información que quería Job? No.
Mientras llegas al final del libro de Job, te das cuenta de algo sorprendente. A Job
– tan lejos como sabemos – nunca se le dijo sobre el diálogo celestial entre Dios y
Satanás en los capítulos 1 y 2. Dios no le dio a Job un vistazo de cómo su calamidad sería
utilizada para bien en el futuro.
El secreto del cambio de corazón de Job en los versículos 40-42 no fue la infor-
mación. No fue una explicación. Fue una Persona. Al final del libro, Job encuentra a una
Persona tan grande y tan sabia que todas las acusaciones, los argumentos y las preguntas
de Job se derritieron como un cubo de hielo bajo el sol de Karoo. Al final, Job encontró
consolación, aliento y satisfacción, no en las explicaciones, sino en una Persona: Dios.
O para decirlo de otra manera, Job encontró consuelo, aliento y satisfacción en el temor
Pero no resumamos simplemente la historia de Job. Sigamos el rastro a la frustra-
ción, al enojo y a las acusaciones de Job, y luego a su restauración ante el temor del
Señor.
El tiempo y el sufrimiento empujaron el escudo de la fe de Job más y más abajo.
La primera evidencia de aquello, vino en el capítulo 3, en una serie de preguntas deman-
dantes y en que Dios cometió un error, «¿Por qué?» Más sencillo, Job creyó que Dios
había manejado mal su vida.

236
Joel James
«¿Por qué no morí yo en la matriz, o expiré al salir del vientre?» (Job 3:11)
«¿Por qué se da luz al trabajado?» (Job 3:20ª)
Los amigos de Job sólo empeoraron las cosas con sus implacables acusaciones
contra su integridad. Job negó vehementemente (y adecuadamente) que había hecho
algo mal, digno de la avalancha de «juicio» que recibió de parte de Dios. «Si sólo los
malos reciben la espalda de la mano de Dios», dijo Job, «entonces Dios se equivocó
conmigo.»
«Si he pecado, ¿qué puedo hacerte a ti, oh Guarda de los hombres? ¿Por qué
me pones por blanco tuyo?» (Job 7:20)
De hecho, Job estaba tan convencido de que Dios lo había agredido injustamente,
que quería una oportunidad para probarlo. La idea de una controversia o un caso de la
corte con Dios para probar su inocencia se le ocurrió primero a Job en el capítulo 9. Al
principio, la idea le parecía monstruosa, algo impensable.
«Si quisiere contender con él (Dios), no le podrá responder a una cosa entre
mil.» (Job 9:3)
«Si tuviese miles de oportunidades para debatir con Dios,» dijo Job, «dudo si lo
pudiera vencer una sola vez.» Job estaba seguro que el Todopoderoso, había cometido un
error, pero no podía contemplar el hecho de discutir con Dios.
Job era como una bifurcación en el camino. Si hubiese llenado inconscientemen-
te su mente con pensamientos de confianza (Filipenses 4:8), hubiese permanecido en el
camino principal de los capítulos 1-2. En cambio, escogió darle vueltas a sus dudas
sobre la sabiduría de Dios119. ¿El resultado? Lo que hubiese sido impensable en el capí-
tulo 9, se convirtió en su objetivo en el capítulo 13.
«Mas yo hablaría con el Todopoderoso, y querría razonar con Dios». (Job 13:3)
En el corazón de Job, una vida de confianza en Dios embistió de cabeza con su
orgulloso deseo de debatir con Dios. Puedes ver esa colisión en 13:15, «He aquí, aun-
que él me matare, en él esperaré; no obstante, defenderé delante de él mis caminos.»
Tan fuerte era el deseo de Job de extraer una explicación de parte de Dios y de probar
que Dios había cometido un error, en el capítulo 23, que Job rogó por una audiencia en
la corte de Dios.
«¡Quién me diera el saber dónde hallar a Dios! Yo iría hasta su silla. Expon-
dría mi causa delante de él, y llenaría mi boca de argumentos.» (Job 23:3-4)
Dada la oportunidad de discutirlo, Job creía que le podría probar a Dios que El no
debería haber traído calamidad sobre él. Job estaba seguro de que podría inquirir en los

119
En el original de Job 1:22, Job se negó a «atribuirle despropósito» alguno a Dios. Aquí vemos a Job en el
proceso de cambiar su mente.

237
Instrucciones para la Iglesia de hoy
planes de Dios, y mostrarle a Dios dónde Él había pasado por alto una alternativa viable
– de hecho, mucho mejor – para sus calamidades. Enfrentado con los argumentos de
Job, Dios sólo sería capaz de reconocer que se había equivocado, y restauraría las for-
tunas de Job.
«Yo sabría lo que él me respondiese, y entendería lo que me dijera. ¿Con-
tendería conmigo con grandeza de fuerza? No; antes él me atendería. Allí el
justo razonaría con él; y yo escaparía para siempre de mi juez.» (Job 23:5-7)
Job emite una citación, un comparendo, un llamado a Dios a la corte. Sin
embargo, Job estaba en un terrible aprieto. El único calificado para oír su caso era
el mismo Dios que él estaba acusando. De hecho, en un momento o en otro, Job
tenía virtualmente a Dios en cada asiento de la corte. Ante sus obstinados amigos,
Job llamó a Dios como testigo ante su inocencia. Por otro lado, Dios también era el
único que podía juzgar si era Job o sus amigos los que estaban en lo cierto. Ahora
Job quería hacer a Dios el defensor, enfrentando las acusaciones de Job sobre in-
justicia y mal manejo.
Habiendo abandonado la fe sumisa, Job estaba rotando como la aguja de una
brújula en una fundición de hierro. Job estaba seguro que si tan sólo pudiera hablar
con Dios cara a cara, él podría convencer a Dios que la muerte de sus hijos, la
pérdida de sus riquezas y el colapso de su salud era un completo y gran error. Job
estaba seguro que su plan para su vida – aún la de un niño muerto (3:11) – era mejor
que el de Dios.

Una nueva voz


En el capítulo 32, una nueva voz ingresa en el debate con Job. Luego de inter-
minables disputas, Job, Elifaz, Bildad y Zofar habían llegado a un callejón sin salida
(32:1). Job no admitiría ningún pecado secreto a fin de explicar lo que Dios había
hecho. Ellos no aceptarían las exclamaciones de inocencia de Job. Ingresa Eliú.
A pesar de ser más joven que sus compañeros eruditos (32:6), Eliú hizo varias
contribuciones que prepararon al lector para la sección final del libro.
Primero: Eliú señaló que Dios no tenía responsabilidad de dar explicaciones
a Job sobre Su obrar en su vida.
«He aquí, en esto no has hablado justamente; yo te responderé que mayor
es Dios que el hombre. ¿Por qué contiendes contra él? Porque él no da cuenta de
ninguna de sus razones.» (Job 33:12-13)
«He aquí Dios es excelso en su poder; ¿qué enseñador semejante a él? ¿Quién
le ha prescrito su camino? ¿Y quién le dirá: Has hecho mal?» (Job 36:22-23)
Segundo: Eliú desafió la declaración de Job de qué él sabía mejor que Dios

238
Joel James
cómo arreglar su vida. Eliú lo hizo dirigiendo la atención de Job a la grandeza de la
creación física.
«Escucha esto Job: detente, y considera las maravillas de Dios. ¿Sabes tú
cómo Dios las pone en concierto, y hace resplandecer la luz de su nube? ¿Exten-
diste tú con él los cielos, firmes como un espejo fundido?» (Job 37:14-15, 18)
Este cambio de discusión – «¿Cómo puedes contender con el Dios que creó
todo lo que puedes ver?» – es importante. Es exactamente el argumento que empleó
Dios cuando respondió ante la citación de Job120.

Un día en la corte de Dios


En el capítulo 23, Job llamó a Dios ante la corte para responder sus acusacio-
nes de injusticia y de mal manejo. En el capítulo 38, algo más destacado sucedió.
Dios apareció. En la manifestación visible de un torbellino y de un tornado, Dios
respondió el llamado de Job.
Mucho más sorprendente que el hecho de que Dios vino para hablar con Job es
lo que Dios dijo cuando llegó. Job pasó capítulo tras capítulo pidiendo, rogando y
demandando respuestas de parte de Dios. ¿Cuántas respuestas dio Job a Dios cuan-
do llegó? Ninguna. Eso es cierto. Ni siquiera una.
«¿Por qué no morí al nacer? ¿Por qué no me dejas solo a fin de tener un poco
de paz? ¿Por qué me estás comprimiendo? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?» Dios no
respondió ninguna de las preguntas de Job. En cambio – esto es duro para nuestro
orgullo – Dios cuestionó el derecho de Job para formularlas.
«Entonces, respondió Jehová a Job desde un torbellino, y dijo: ¿Quién es
ése que oscurece el consejo con palabras sin sabiduría?» (Job 38:1-2)
¿La acusación de Dios contra Job? Su ignorancia. Job estaba formulando pre-
guntas sobre cosas que él no podía comprender. El monólogo de Dios en los capítulos
38 al 41 puede sintetizarse en esta pregunta: «Job, ¿crees realmente que sabes me-
jor que yo cómo arreglar tu vida y las vidas de aquellos que amas?»

120
De hecho, mientras uno lee los versículos finales del capítulo 36 y luego del 37, uno no puede evitar
pensar si la descripción elocuente de Eliú de un torbellino no fue inspirada por la cercanía de una armada de
rayos en los nubarrones. Al final del capítulo 37, llegó la tormenta y Eliú hizo este aviso inesperado: «En
Dios hay una majestad terrible.» El próximo evento era Dios hablándole a Job desde un tornado. La tormenta
descripta por Eliú pudo haber sido – para sorpresa de él y de los demás – la misma tormenta de la presencia
de Dios (comparar con Ezequiel 1:4; Salmo 18: 10-15).

239
Instrucciones para la Iglesia de hoy

Sabiduría vs. sabiduría


En una primera lectura, la respuesta de Dios a Job en los capítulos 38 al 41
parece extraña – como si El estuviese evitando el tema real con preguntas irrelevan-
tes sobre la nieve, sobre las ciervas dando a la luz y sobre el búfalo. Dios nunca es
irrelevante. ¿Cómo, entonces, se relacionaban esas cosas a la acusación de Job de
que Dios había manejado mal su vida?
En los círculos de sabiduría del Antiguo Testamento, la creación, el orden y el
manejo de Dios del universo físico era considerado la mayor evidencia de Su sabi-
duría. Considera las palabras de Proverbios:
«Jehová con sabiduría fundó la tierra; afirmó los cielos con inteligencia.»
(Proverbio 3:19)
«Yo, la sabiduría, habito con la cordura… Jehová me poseía en el princi-
pio, ya de antiguo, antes de sus obras. Eternamente tuve el principado, desde el
principio, antes de la tierra. Antes de los abismos fui engendrada; antes que
fuesen las fuentes de las muchas aguas. Antes que los montes fuesen formados,
antes de los collados, ya había sido yo engendrada; Antes que los montes fuesen
formados, antes de los collados, ya había sido yo engendrada; no había aún
hecho la tierra, ni los campos, ni el principio del polvo del mundo. Cuando for-
maba los cielos, allí estaba yo; cuando trazaba el círculo sobre la faz del abis-
mo; cuando afirmaba los cielos arriba, cuando afirmaba las fuentes del abis-
mo; cuando ponía al mar su estatuto, para que las aguas no traspasasen su
mandamiento; cuando establecía los fundamentos de la tierra, con él estaba yo
ordenándolo todo, y era su delicia de día en día, teniendo solaz delante de él en
todo tiempo.» (Proverbio 8:12, 22-30, también ver Salmo 104:10-30, especial-
mente el versículo 24.)
Job y sus expertos en sabiduría del Antiguo Testamento consideraron correc-
tamente la creación y la administración diaria del universo físico, reconociéndolo
como un profundo testimonio de la sabiduría sin par de Dios y de su habilidad para
organizar. Por lo tanto, a pesar de que el tour de Dios a través de la creación en Job
38-41 nos pueda parecer extraño, Job comprendió perfectamente lo que Dios esta-
ba haciendo.
«Job, hagamos un litigio: Mi sabiduría versus tu sabiduría. Tú crees que he
manejado mal tus asuntos; hagamos un litigio para ver quien tiene mayor sabiduría, tú
o yo. Lo haremos simple, Job. El universo físico será nuestro caso de prueba. Si lo
puedes ordenar mejor que yo, entonces hablaremos sobre quien tiene que ordenar
tu vida.»
Y entonces, comenzando en el capítulo 38, Dios tomo a Job de la mano y le
dio un tour por la creación. En cada punto, la pregunta de Dios era, «Job, ¿puedes
explicar cómo funciona esto? ¿Sabes cómo vuela un pájaro? ¿Sabes cómo nada un

240
Joel James
pez? ¿De dónde provienen los rayos? ¿Conoces cuando darán a luz los animales?
¿Sabes cómo hacer que el sol salga o se ponga? ¿Dónde guardo la comida para los
leones? Job, ¿podrías ordenar el universo físico por lo menos durante un día?» Con
preguntas gentiles, Dios señaló cuan graciosa era la simple idea de Job gobernando
el universo.
«¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra? Házmelo saber, si tienes
inteligencia. ¿Quién ordenó sus medidas, si lo sabes? ¿O quién extendió sobre
ella cordel? ¿Sobre qué están fundadas sus bases? ¿O quién puso su piedra
angular, cuando alababan todas las estrellas del alba, y se regocijaban todos
los hijos de Dios?» (Job 38:4-7)
«Job, ¿podrías haber diseñado, creado y ensamblado al universo de la nada –
sin planos, sin materia prima?»
«¿Quién encerró con puertas el mar, cuando se derramaba saliéndose de
su seno, cuando puse yo nubes por vestidura suya, y por su faja oscuridad, Y
establecí sobre él mi decreto, le puse puertas y cerrojo, Y dije: Hasta aquí llega-
rás, y no pasarás adelante, y ahí parará el orgullo de tus olas?» (Job 38:8-11)
«Job, ¿podrías decirle al mar dónde detenerse? ¿Escucharía tu voz si lo inten-
taras?»
¿Has mandado tú a la mañana en tus días? ¿Has mostrado al alba su lugar?.
¿Has entrado tú hasta las fuentes del mar, y has andado escudriñando el abismo?
¿Has considerado tú hasta las anchuras de la tierra? Declara si sabes todo esto…
«¿Por dónde va el camino a la habitación de la luz, y dónde está el lugar
de las tinieblas…¿Has entrado tú en los tesoros de la nieve, o has visto los teso-
ros del granizo?» (Job 38:12, 16, 18-19, 22)
Dios señaló una cosa detrás de la otra, desde los cielos solares hasta las pro-
fundidades del océano, dándole a Job la oportunidad de desplegar su sabiduría. Mien-
tras señalaba cada nueva maravilla, Dios pregunto: «Job, ¿sabes cómo hacer esto?
¿O esto, o esto, o esto?»
Job no estaba diciendo mucho en este momento (en contraste a sus demandas
y acusaciones previas), pero es obvio que su respuesta era: «No, Dios, no sé cómo
hacer que el sol salga y se vuelva a poner, dónde guardas la lluvia y la nieve, o en qué
armario guardas la luz.» Job era como el esposo promedio dentro de la cocina – no
tenía ni idea dónde estaban las cosas o cómo debía utilizarlas.
«¿Sacarás tú a su tiempo las constelaciones de los cielos, o guiarás a la Osa
Mayor con sus hijos? ¿Cazarás tú la presa para el león? ¿Saciarás el hambre
de los leoncillos?» (Job 38:32, 39)
«Job, ¿se morirían de hambre los leones, si te dejo a cargo durante una sema-
na?»

241
Instrucciones para la Iglesia de hoy
«¿Sabes tú el tiempo en que paren las cabras monteses? ¿O miraste tú las
ciervas cuando están pariendo?... ¿Diste tú al caballo la fuerza? ¿Vestiste tú su
cuello de crines ondulantes?... ¿Vuela el gavilán por tu sabiduría, y extiende
hacia el sur sus alas?» (Job 39:1, 19, 26)
«Rápido, Job, ¿cómo vuela un gavilán?»
«Bueno, Dios, yo…eh, realmente no lo sé.»121 Poner a Job a cargo del univer-
so por un día, sería como poner a un niño de dos años en la cabina de un Boeing 747,
y decirle, «Aterrízalo.»
«Además respondió Jehová a Job, y dijo: ¿Es sabiduría contender con el
Omnipotente? El que disputa con Dios, responda a esto. Entonces respondió Job a
Jehová, y dijo: He aquí que yo soy vil; ¿qué te responderé? Mi mano pongo sobre
mi boca.» (Job 40:1-4)
Me resulta fascinante que Dios no tuvo que decírselo a Job. Dios nunca dijo:
«Job, si no puedes manejar las cosas sencillas –el universo físico – entonces, ¿Cómo
podrías ordenar las vidas de las personas?» Dios no tuvo que decirlo. Job comprendió
perfectamente la lección.
Habiéndole dado a Job un tour por la creación, Dios acabó la prueba de Su
sabiduría y grandeza en los capítulos 40-41 llevando a Job al zoológico. Allí, le mostró
a Job los animales más grandes de Su creación: Behemot y Leviatan. Suenan a lo que
nosotros llamamos dinosaurios122.
«He aquí ahora behemot, el cual hice como a ti; hierba come como buey.
He aquí ahora que su fuerza está en sus lomos, y su vigor en los músculos de su
vientre. Su cola mueve como un cedro, y los nervios de sus muslos están entrete-
jidos. Sus huesos son fuertes como bronce, y sus miembros como barras de hie-
rro. El es el principio de los caminos de Dios...» (Job 40:15-19a)
Eruditos norteamericanos y europeos sugieren, con frecuencia, que esto se
refiere a un hipopótamo, pero cualquier africano lo conoce mejor. La cola de un
hipopótamo se parece a un grumo de masa del tamaño del puño de un hombre pega-
do en la parte trasera de un hipopótamo. Un hipopótamo no puede mover esa cola
más que unos pocos centímetros. Ni siquiera una licencia poética podría permitirle

121
Conocemos un poco más sobre las cosas que Job hizo, pero lleguemos al punto. Si Dios le estuviese
dando al hombre científico moderno un tour, Él formularía la pregunta un poco más complejamente. Él
podría hacerlo, tú lo sabes.
122
El pensar en la existencia de los dinosaurios dos o tres mil años antes de Cristo, es algo chocante para los
evolucionistas, pero no existe ninguna razón para que esto no fuese verdad. ¿Qué es el cocodrilo sino un
dinosaurio que aún no se ha extinguido? Varios animales – especialmente peces y crustáceos – pensados
muertos por los evolucionistas durante cientos de millones de años, han sido encontrados vivos en el siglo
pasado. No hay razón alguna para que algunos de los gigantescos reptiles, los cuales llamamos dinosaurios,
no pudieran haber sobrevivido en los días de Job.

242
Joel James
a una persona decir de un hipopótamo que «su cola mueve como un cedro». El he-
cho es que cuando Dios quiso mostrarle a Job la criatura más impresionante sobre
el planeta Tierra, no le mostró a Job un hipopótamo.
Huesos como bronce, una cola que se mece como un árbol encorvándose en
un vendaval, un estomago gigante, un cuello largo que le permite alimentarse de
plantas acuáticas aún durante las épocas de inundaciones (40:21-23) – lo cual suena
como un brontosaurio o algún dinosaurio similar. Y eso sería una criatura, cerca del
tamaño de una manzana de edificios, que Dios le mostraría a Job como «primera»
en Su creación.
El leviatán, la segunda criatura, era igual de impresionante, si no más (41:1).
Dios describió una criatura de gran fuerza y tamaño, con gran coraza, agresivo y
virtualmente imposible de matar: «No hay sobre la tierra quien se le parezca;
animal hecho exento de temor.» (Job 41:33)
Al final del capítulo 41, el desafío acabó. Job demandaba de Dios el derecho
de ordenar su vida. Pero cuando Dios apareció, Job se dio cuenta de su necedad.
«Respondió Job a Jehová, y dijo: Yo conozco que todo lo puedes, y que no hay
pensamiento que se esconda de ti.» (Job 42:1-2). Humillado, Job citó la primera
pregunta de Dios, admitiendo vergonzosamente su culpabilidad.
«¿Quién es el que oscurece el consejo sin entendimiento? Por tanto, yo
hablaba lo que no entendía; cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no
comprendía… De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven. Por tanto me
aborrezco, y me arrepiento en polvo y ceniza.» (Job 42:3, 5-6)

La fe temerosa del Señor


Job había cerrado el círculo, regresando al silencio y a la aceptación confiada
de los capítulos 1-2. Con su mano sobre su boca, Job retiró todas sus acusaciones
de mal manejo, todas sus quejas, todas sus preguntas llenas de enojo. ¿Fue porque
Dios le dio las respuestas que el solicitaba? No. ¿Fue porque Dios le explico cómo
la calamidad de Job lo ayudaría finalmente para bien – algo lo suficientemente bue-
no como para que todo eso valiera la pena? No. ¿Fue porque Dios quitó su calami-
dad? No.
Fue por esto: cuando Job vio a Dios, el Creador, tan grande como realmente
lo es, Job se dio cuenta que sus explicaciones no eran necesarias. Si Dios conocía
por qué sucedían las cosas, Job no necesitaba saberlo. Si Dios tenía un plan, Job no
podía de ninguna manera efectuar otro plan mejor. En lugar de intentar encontrar paz
en explicaciones y en negociaciones, Job se perdió a sí mismo en una Persona – una
Persona tan sabia en la que Job podía confiar ya sea que entendiese o no sus calami-
dades.

243
Instrucciones para la Iglesia de hoy
Siguiendo las imágines utilizadas por nuestro Señor en la era del Nuevo Testa-
mento, lo llamamos «fe como la de un niño.» En el Antiguo Testamento, la res-
puesta temerosa, humilde y confiada en Dios que dio Job en los capítulos 40 y 42 se
llamaba de otra manera: fe temerosa del Señor. Fe como la de un niño significa que
un niño de tres años no demanda que papá pare en la banquina, de manera que él
pueda examinar el mapa cuando la familia está conduciendo hacia la casa de la abue-
la. Aún si no conoce el camino, confía que su papá lo llevará allí. ¿No es así como
respondió Job luego de encontrarse con Dios? Pasó del acto de demandar el mapa
de su vida a aceptar que estaba bien en las manos del Cartógrafo.
Todos los libros de sabiduría del Antiguo Testamento defienden el temor al
Señor. Proverbios dice: «El principio de la sabiduría es el temor de Jehová.»
Eclesiastés dice: «Acuérdate de tu Creador…Teme a Dios, y guarda sus manda-
mientos.» El mensaje de Job es exactamente el mismo. La clave para lidiar con la
calamidad es teológica. Es darse cuenta cuán grande, sabio y amoroso es realmente
Dios y aceptar (alegremente) Su plan, aún si no lo comprendes.
El tour de Job dirigido por Dios a través de la creación cerró su boca; también
alivió su alma en llamas. Fue tan humillado, tan impresionado por el Dios Creador
que no podía sino responder con fe, confianza, temor y sumisión. No podía evitar
responder con el temor del Señor.

Aprendiendo de Job
Durante treinta capítulos, Job arrojó todos sus juguetes fuera de la cuna, pi-
diéndole a Dios que le explique lo que estaba sucediendo. ¿Ayudó a Job todo ese
ruego, esa demanda y esa discusión? No. Lo que ayudó a Job fue una fe temerosa del
Señor. Lo que ayudó a Job fue una calma y consciente elección de confiar en Dios
sin importar cuán grande fuera el dolor. Job, con su mano sobre su boca en el capí-
tulo 40, es un Job más relajado pacificador y que honra a Dios, que el Job
chisporroteante y encolerizado de los capítulos 3 al 30. Como sabes, las pérdidas
de Job fueron restauradas en el capítulo 42, pero esa no fue la clave para el cambio
de actitud de Job. No fue que Dios le explicó a Job como el registro de sus calami-
dades serían incluidas en la Biblia, proveyendo aliento e instrucción para millones
de personas que aún no habían nacido. No fue que Dios le informó a Job de sus
discusiones con Satanás en los capítulos 1 y 2. ¿Cuál fue la clave? Dios se dio a sí
mismo a Job, y Job encontró que la persona de Dios era la respuesta suficiente ante
todas sus preguntas.
Dios no te visitará en un tornado como lo hizo con Job, pero en realidad no
tiene que hacerlo. Leer el libro de Job es un recordatorio suficiente. El sufrimiento
de Job le causó que se olvidara de su Creador y que dejara de temer a Dios. Aún Job,
un experto en sabiduría quien el mismo había aconsejado a muchos, se olvidó de
Dios en su prueba. No cometas el mismo error. El libro de Job tiene varias leccio-

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nes para lidiar con la calamidad. Te advierte a no torturarte a ti mismo intentando
discutir, negociar o demandar respuestas de parte de Dios. Te advierte sobre el peli-
gro de escuchar el consejo bien intencionado pero no bíblico. Te advierte contra la
trampa del tiempo, el lazo de las expectativas y el peligro de bajar la guardia en el
campo de la fe.
Pero las lecciones principales de Job son acerca de Dios. Dios está al con-
trol; nunca lo dudes. Dios tiene razones, aún si no podemos discernirlas; confía en
Él. Dios es el Creador. Es tan grande, tan sabio y tan amoroso que, como Job, pode-
mos confiar en El, aún cuando no comprendamos lo que está haciendo. Como lo
hizo Job, al final, encontraremos que «el Señor es muy misericordioso y compasi-
vo» (Santiago 5:11). El temor del Señor – una fe temerosa, humilde, que acepta y
confía – es lo que Job necesitó para lidiar con sus calamidades. Es también lo que tú
necesitas. El sufrimiento no es fácil. Desearás respuestas. Pero cuando te encuen-
tras con el Dios de Job 38-41, descubres que El es la respuesta para todo. Esa fe
temerosa del Señor es el único camino para lidiar con la calamidad.

Conclusión:
Una lista útil para lidiar con la calamidad
¿Cómo puedes tener una fe temerosa del Señor en medio de la calamidad?
Comienza con arrepentimiento y confianza en Jesucristo y en Su muerte en la cruz
para perdón de pecados. En la era del Nuevo Testamento, el temor del Señor co-
mienza en Cristo. Si realmente conoces a Cristo y eres la morada del Espíritu San-
to, aquí tienes algunas maneras prácticas y bíblicas para aplicar lo que has aprendido
en este fascículo.
· Cuando llega la calamidad, resiste la tentación de acribillar a Dios con pre
guntas formulando «¿Por qué?» (Preguntas que, de todos modos, no respon
de). En cambio, pregunta «¿Cómo? ¿Cómo puedo pasar por esto de manera
que honre a Dios y le agrade con mi fe?
· Captura y reemplaza las dudas (2 Corintios 10:5b) sobre la sabiduría de Dios
antes de que ellas te capturen a ti como lo hicieron con Job en Job 3.
· Eleva oraciones de agradecimiento (Filipenses 4:6-7), y no oraciones que
acusen o que demanden. El agradecimiento de Filipenses 4:6, abre el grifo
de la paz de Dios en Filipenses 4:7.
· Utiliza las Escrituras, los himnos y las canciones (Colosenses 3:16; Efesios
5:19) para centrar tus pensamientos en la sobrecogedora sabiduría de Dios
de Job 38-41.
· Cuando estés batallando, identifica qué es lo que te está haciendo tambalear:

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¿Un mal consejo? ¿Tiempo? ¿Expectativas? Puedes repasar «¿Por qué
trastabilló Job?» en este fascículo.
· Si estás albergando un pecado secreto, arrepiéntete. De otra manera, regocíjate
en que – como un niño perdonado – tu calamidad no significa que Dios esté
enojado contigo.
· No te retires. Acepta el amor, el aliento y la ayuda de la familia de Dios
(Hebreos 10:24-25).
· Recuerda que la fe es lo que le agrada a Dios. Lo deleita. «Sin fe es imposi
ble agradar a Dios» (Hebreos 11:6). Diciéndolo de manera positiva, eso s
ignifica, «Con fe es posible agradarle.»
La fe temerosa del Señor no es fácil cuando golpea la calamidad. Pero el Dios
que se deleita en la gente que confía en Él, te dará la gracia para hacerlo. Y el libro de
Job ayudará. Imita a Job en sus mejores momentos, no en sus peores. Evita las tram-
pas en las que él cayó. Pero ante todo, recuerda – léelo una y otra vez – el encuentro
de Job con Dios. En Dios, todas las preguntas de Job fueron contestadas. En Dios,
Job encontró a una persona tan grande, tan sabia y tan amorosa que no le importó si
comprendía o no lo que estaba sucediendo. Para Job, el temor del Señor fue la clave
para lidiar con la calamidad. También lo es para ti y para mí.

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