Aborto Y Legislación: Interpelar La Ley: Luca Parisoli
Aborto Y Legislación: Interpelar La Ley: Luca Parisoli
Aborto Y Legislación: Interpelar La Ley: Luca Parisoli
INTERPELAR LA LEY
Luca Parisoli*
* Gracias a los Frailes pobres de San Francisco y a Lorenzo Peña que me han ayudado a
traducir ma pensée al español. Mi pensamiento como papá va a nuestra segundogénita, Rita,
nacida el 6 de octubre de 2007. Con ella, con su hermano Francesco-Flavio y con mi mujer
Antonella comparto las penas y las alegrías de este texto.
y una extema-. Trátase, en vez de eso, del distingo formulado por Peña'
en sus escritos lógicos. Utilizando recientes palabras de von Wright en su
autobiografía cientifica, la negación clásica es una negación débil, mien-
tras la negación con que se niega la presencia de ventanas en una casa -las
ventanas a las que podn'amos atribuir existencia- es una negación fuerte".
Los teóricos de la lógica paraconsistente, sin embargo, consideran que el
principio de contradicción aristotélico no se basa en una negación débil,
sino en una negación fuerte. Para von Wright la dimensión interna y la
dimensión extema son dos aspectos de una misma negación lógica; pero
para el paraconsistente esa idea tiene que considerarse falsa.
La doble naturaleza de la negación puede expresarse en muchos modos,
pero esencialmente hay una negación "A no es B" tal que comporta compro-
miso ontológico sobre que sean A y B, que implica diversidad absoluta entre
A y B -Dios no puede ser malvado-; luego, una negación que no comporta
el mismo compromiso ontológico sobre que sean A y B, "A es no-B"^ tal que
pudiera ser que A fuera B: la manzana no es roja, pero podría serlo.
Deber hacer A y deber hacer no-A puede ser posible, legitimo e incluso
verdadero. En particular, los rabinos del Talmud han llamado el dilema mo-
ral teyku: normalmente, deber hacer A y deber hacer no-A es una contradic-
ción falsa, pero por algunos estados de cosas A, reseñados por Louis Jacobs
en su libro*", es verdadero que se tiene que hacer A y que se tiene que hacer
no-A. Ese dilema moral (y juridico, en cuanto normativo) no es un caso
particularmente difícil, un hard case, cuya solución se aplace al momento
en que se pueda contar con una comprensión mejor del caso examinado: los
talmudistas, al menos en la soberbia interpretación de Jacobs, consideran
el dilema moral como una situación defínitiva de contradicción verdadera.
En particular, se puede afírmar "defínitiva" por teyku dado que la salida del
sistema introduciendo nuevas reglas no es imaginable para la Torah oral, Pa-
labra divina y por lo tanto extraña a la palabra ''nomotéticá" de los hombres
(el talmudista interpreta, no produce leyes en absoluto). En la fílosofía moral
del siglo XX hay autores que han sostenido la existencia de dilemas morales
3. Por ejemplo, L. PEÑA, Introducción a las lógicas no clásicas, México, 1993, pp. 47, 85-98.
4. VON WRIGHT, G.H., "Intellectual Autobiography", en SCHILPP, P. A., HAHN, L. E., The
Philosophy of Georg Henrik von Wright, La Salle II. 1990, pp. 30, 36. En el mismo volumen,
ALCHOURRÓN, C . E., BULYGIN, E., Von Wright on the Deontic Logic and the Philosophy of\
Law, pp. 682-684.
5. VERGAUWEN, R., ZAYTSEV, E. A.,. The Worlds of Logic and the Logic of Worlds, p. 179.
6. JACOBS, L., TEYKU. The Unsolved Problem en Babylonian Talmud, London, 1981.
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Mi reflexión sobre los contenidos del fundamento del derecho está in-
fluenciada por las fuentes fllosóficas que me han llevado a una concepción
iusnaturalista: la antropología franciscana del hombre y su lugar en la natu-
raleza es la clave de mi modo de entender la función y la utilidad del dere-
cho. Por otro lado, me inclino hacia una interpretación fuerte de los análisis
de Pierre Legendre, insistiendo en el papel ineliminable de los Símbolos
y los Referentes fundadores en el norma social, o más precisamente del
emblema, aquello capaz de mostrar lo que no puede decirse y sin embargo
es esencial. La semántica del psicoanálisis es, en efecto, paraconsistente,
puesto que en el inconsciente no vale el principio de contradicción y el
discurso humano se juega en una incesante dialéctica entre la aflrmación
del principio de realidad (vinculado a la validez del principio de contradic-
ción) y la persistencia de los emblemas del inconsciente (violaciones del
principio de contradicción que maniflestan a la persona humana).
Pero más que de eso, aquí me interesa hablar de la aplicación de las nor-
mas, y no afrontar un discurso de iure condendo que me sitúe sobre una línea
que no es mayoritaria en el mundo contemporáneo occidental. Por lo tanto
me interesa proponer una reflexión sobre un tema en el que me parece que la
admisión de la existencia de dilemas morales y su relevancia en el análisis so-
bre la fenomenología moral puede conducir a una crítica de la interpretación
jurisprudencial positivista dominante, y de las líneas legislativas actuales.
En este trabajo no me ocupo de argumentar a favor de una ontologia de
las normas en lugar de otra, ni de criticar una ñlosofla social para preferir otra
mejor. Constato que hoy, a pesar de los deseos de una recristianización del
mundo occidental por una parte, y los opuestos deseos de evacuar el hecho
religioso por otra, la sociedad está dividida entre dos ontologías de las normas
altemativas. Legendre'^ ha observado que hay una diferencia fundamental
entre dialoguer y négocier, dialogar presupone un común horizonte dogmá-
tico; negociar presupone una diferencia de horizonte dogmático. Las invita-
ciones constantes al diálogo del debate público contemporáneo son loables,
pero presuponen la idea de que no hay diferencias aparentes entre los interlo-
cutores: en cambio a mí me parece que se puede negociar sobre el aborto, no
dialogar, dada esa diferencia de ontologías normativas. A menos que se crea
que la ontologia normativa ajena carezca de todo valor (como sospecho que
muchos creen, aun sin aflrmarlo abiertamente porque se trata de una actitud
anti-democrática inconfesable por parte de las élites democráticas).
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15. LEGENDRE, P., Le désir politique de Dieu, Fayard, Paris, 1998.
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16. Tales autores existen, aunque no muchos se jactan abiertamente de sostener tal doc-
trina. Un solo ejemplo: BAERTSCHI, Bernard {La valeur de la vie humaine et l'intégrité de la
personne, Paris 1995, p. 104) sostiene que la legalización de la eutanasia cambiaría la actitud
de los médicos al respecto, haciendo de ello su argumento principal a favor de la eutanasia
activa, hoy frenada por una indeñnida "conciencia" del personal médico, que corre el peligro
de verse eliminada, derritiéndose como nieve al sol, con un cambio legislativo.
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17. PEÑA, L. y AUSÍN, T., "Libertad de vivir", en/íegor/o, n° 27 (2002), pp. 131-149. |
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19. PEÑA, L., Un acercamiento lógico-filosófico a los derechos positivos, relación presen-
tada al VII Encuentro Ecuatoriano de Filosofía, Cuenca (Ecuador), octubre de 1997, posterior-
mente publicada en las Actas.
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20. GOWANS, C. W., "Moral Theory, Moral Dilemmas, and Moral Responsibility", en GOW-
ANS, C. W., Moral Dilemmas and Moral Theory, pp. 200-204.
21. E. H. MASON, "Responsibilities and Principles: Reflections on the Sources of Moral
Dilemmas", en C. W. GOWANS, Moral Dilemmas and Moral Theory, especialmente p. 230.
22. PEÑA, L., "El bien común, principio básico de la ley natural", en Isegoria, 17 (1997),
pp. 137-163.
23. Quien está en contra del divorcio, lo está en virtud de su ontologia de la nonnas, pero
socialmente su posición no es irrelevante. Como consecuencia, debería dar ejemplo para hacer
valer su posición y, sin embargo se divorcia... Lo mismo ocurrirá si está en contra del aborto
y no obstante aborta.
24. Tal radicalización, en cambio, parece cada vez más la forma dominante del positivismo
juridico en nuestra época.
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25. PARISOLI, L., Antinomie et hiérarchie dans la philosophie du droit médiévale. En par-
ticular, se trata de Digestum. 48, 19 Depoenis, 38 Si qiiis aliquid: es sancionado el escándalo
social procurado por el aborto, de manera semejante al motivado por el estupro. Hay que
subrayar que la sociedad romana no conocia una noción de persona metafísica, sino sólo una
noción biológica de ser humano; por lo tanto podia practicar naturalmente el infanticidio en
el caso de recién nacidos monstruosos o de formas insólitas (D. 1,5 De statu hominum, 14
Non sunt liberi).
26. En cambio, la moral romana -la de Séneca, por ejemplo- no influia sobre la normativa
social, muy cercana a las costumbres crueles de tantas otras sociedades modeladas por un
código de la venganza.
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27. Véase Jerry SAINT-ROSE, "L'enfant à naître: un objet destruetible sans destinée humai- :
ncT\ en Revue générale de droit médical. 15(2005), pp. 193-198.
28. De eso habla Gianluca Arrigoni, en la revista Tempi, n. 10 (marzo, 2005).
29. Si el aborto lo impone un régimen como el de Stalin, mi argumento no funciona. Trá-
tase en efecto de un régimen totalitario, y, a fuer de tal, no-democrático (aunque la realidad es
bien compleja, puesto que los países del socialismo real se pretendian "democracias popula-
res"). En un caso parecido, se puede argumentar sólo que el aborto es moralmente una acción '
mala (aunque los regimenes totalitarios son más sensibles a la acción que a los argumentos).
30. PosNER, R., Sex and Reason, Cambridge Mass. 1992, ch. X in fine. <
31. PARISOLI, L., "La justice au Moyen Age", en G. SAMAMA (ed.). La justice, Paris, 2001,
pp. 95-111.
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32. MAITZEN, S., "Abortion in Original Position", en The Personalist Forum, 15 (2003),
pp. 373-387.
33. Socci, A., IIgenocidio censurato. Cásale Monferrato, 2006.
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37. CASINI, C , CASINI, M., Diritti umani e bioética, Roma, 2005, pp. 119 y ss.
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