Biblia I

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LECCIÓN DE REDES DE DICIPULADO DEL 22 AL 28 DE ENERO 2023.

ORACIÓN POR PROMESAS

“Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre”.
(Mateo 6:9)

1.1 1 El propósito principal de la Red es la multiplicación la cual se logra únicamente por medio
de la formación de discípulos. A su vez, para poder formar a un discípulo, es necesario traer a una
persona del mundo al conocimiento de Dios. El discípulo se multiplica ganando al perdido y
discipulando al nuevo converso. Tengamos presente que no todo cristiano es un discípulo. El
verdadero discípulo es aquel cristiano que:

▪ Camina con Dios.

▪ Vive la Palabra de Dios.

▪Sirve a Dios.

▪Impacta al mundo.

▪Hace discípulos.

1.2 2 El discípulo ha de desarrollar, mantener y vigilar ciertos hábitos y practicas fundamentales


para su vida espiritual, mismos de los que dependen su eficacia y su eficiencia en su servicio a Dios
como hacedor de discípulos.

Nos corresponde ahora analizar un aspecto vital en la vida del discípulo: la práctica de la oración.
Insisto en la necesidad de mantener la constante de nuestro enfoque en cada lección hacia el área
experimental. Todo conocimiento debe ser aplicado. Un discípulo no es un teólogo ni un teórico.
Un discípulo es un “hacedor de la Palabra”. “Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente
oidores, engañándoos a vosotros mismos”.(Santiago 1:22)

Esta línea de pensamiento y acción marca el rumbo de nuestro estudio sobre la oración. Lo
esencial es que el miembro de la red aprenda lo que dice la Biblia sobre la oración y en
consecuencia desarrolle una vida de oración poderosa. Para desarrollar una vida de oración hay
que orar en base a lo que nos enseña la Palabra de Dios.

LA ORACIÓN Y LA VOLUNTAD DE DIOS.

Dios quiere que oremos:


“Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro...”

2.1 3 El hombre no puede vivir sin oración; podrá existir, mas no vivir. La oración es la sangre del
alma. Dios creó al hombre para tener comunión con él. “…todos los llamados de mi nombre; para
gloria mía los he creado, los formé y los hice”. (Isaías 43:7) Antes de pecar el hombre tenía
perfecta comunión con Dios. El pecado rompió la comunión entre Dios y el hombre. Leamos a
Moisés y veamos el Génesis de la oración. “Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo,
porque estaba desnudo y me escondí”. (Génesis 3:10) Cuando Dios llamó a Adán en el huerto,
después del fracaso, Adán se había escondido “porque le tuvo miedo”. Dios tomó un animal, lo
sacrificó, derramó sangre, cubrió a Adán y a Eva de pieles y estableció el principio a la
comunicación entre el Santo y el pecador. Allí nació la oración como un medio de vida para la raza
perdida. La oración no nació en el corazón pecador de Adán. La oración nació en el corazón
amoroso del Dios bueno y misericordioso.

2.2 4 Adán sólo es la representación de la especie humana. Tú y yo hubiésemos hecho lo mismo


que hizo Adán, es decir, le hubiéramos fallado a Dios. Gracias a Dios que no nos abandonó. Por la
oración yo vuelvo a la vida. Con la oración yo puedo obtener todas, todas, las bendiciones que
Adán perdió: salvación, salud, paz, bienestar, prosperidad… Y muchas más. La oración es tan
poderosa que me coloca aún en mejor posición y condición que la que Adán tuvo antes de pecar.
¿No es esto maravilloso? Por eso Dios quiere que oremos. Jesús nos insta a orar porque Él conoce
que sin oración no podemos ser sus discípulos.

DIOS DEJÓ EN LA ORACIÓN LA LLAVE DE LA BENDICIÓN.

3.1 5 Parafraseando el subtítulo, Dios encerró todas sus bendiciones en una bodega infinita cuya
puerta es abierta únicamente por la llave llamada oración. Si oramos, hay bendición; si no
oramos, no hay. Para ser salvo se necesita orar “porque todo aquél que invocare el nombre del
Señor, será salvo”. (Romanos 10:13)

Invocar el nombre del Señor es orar. La Biblia dice que la oración de fe sana al enfermo, (Santiago
5:15), lo que demuestra que la oración es la llave de la sanidad. El profeta anunció: “Clama a mí, y
yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces”. (Jeremías 33:3) Las
cosas “grandes y ocultas” de Dios están reservadas para los que oran. Jesús dijo que las “cosas
buenas de Dios” le serán dadas a los que pidan. “Pedid y se os dará, buscad, y hallaréis, llamad, y
se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca halla; y al que llama, se le abrirá.
¿Qué hombre hay de vosotros, que, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un
pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a
vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le
pidan? (Mateo 7:7-11)
3.2 6 Las bendiciones superiores de Dios, tales como la unción, disfrutar de Su presencia, recibir
Sus revelaciones y vivir en Su comunión, sólo las experimentan quienes han desarrollado una vida
de oración.

3.3 7 Todas las bendiciones de Dios tienen una garantía doble. Por un lado, el sacrificio de Jesús
en la cruz “compró” nuestras bendiciones y nos “redimió” de todas nuestras maldiciones. Desde
otro punto de vista, Dios colocó todas sus bendiciones bajo el sello de sus “promesas”. Por medio
de la oración reclamamos, en base a los méritos del sacrifico de Jesucristo, las promesas de Dios.
La oración sube al Padre envuelta en la sangre de Jesucristo, y desciende en manos de ángeles con
las promesas fieles en cumplimiento.

3.4 8 La oración es la llave que abre la puerta de los beneficios de Isaías 53, del Salmos 103, y en
general de Génesis 18:1 hasta Apocalipsis 22:21. Comúnmente hablamos de la oración y la
asociamos con necesidad, pero al estudiar la Biblia encontramos que la oración tiene más relación
con la sangre de Jesús derramada en su muerte en la cruz, y las promesas de Dios, que con las
necesidades humanas. La oración se apropia de lo que Jesús nos ofrece, pero eso, va más allá de
nuestras peticiones.

DIOS NOS ENSEÑÓ CÓMO ORAR.

4.1 9 “Vosotros, pues, oraréis así”. Jesús nos enseñó la manera correcta de orar porque hay
“oraciones” que no llegan al corazón de Dios. Antes de enseñar la oración modelo Jesús nos
advirtió sobre conceptos y prácticas erróneas en cuanto a la oración. Jesús habla de la oración de
los hipócritas, de los religiosos y de los ignorantes. Jesús quiere que nuestra oración sea eficaz y
que, por tanto, haga actuar a Dios. El tiempo y el espacio es en extremo escaso para transmitir
todas las enseñanzas de Jesús sobre cómo debemos orar. Por hoy, bástenos con aprender estos
principios.

4.2 10

1. Toda oración debe ser dirigida al Padre.

2. Toda oración debe hacerse en el nombre de Jesús, es decir, basada en los méritos de la obra de
Jesucristo.

3. Toda Oración debe ser respaldada por la Escritura, esto es, tener un fundamento bíblico.
4. Toda oración deber ser auxiliada por el Espíritu Santo.

4.3 11 En las lecciones posteriores estudiaremos en detalle, no sólo como orar, sino que
exploraremos el universo maravilloso y emocionante que es la oración. Es fundamental que
entendamos que la única forma de aprender a orar es orando. Lucas dice que cuando los
discípulos de Jesús lo vieron orando, se le acercaron para decirle: “Señor, enséñanos orar”. (Lucas
11:1)

4.4 12 Para recibir las enseñanzas sobre la oración es menester que anhelemos conocer más de
la oración. Dios no quiere que aprendamos teoría. Dios quiere que seamos hacedores de lo que
aprendemos. “Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a
vosotros mismos”. (Santiago 1:22)

4.5 13 Presentémonos con corazón agradecido ante el Señor por enseñarnos a orar.
Satisfagamos el deseo de Dios de tener comunión con nosotros. Aprovechemos el poder de la
oración. Oremos. Amén.

Aplicación personal:

¿Oras todos los días?

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¿Cuánto tiempo dedicas a tu oración diaria?

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¿Has recibido respuesta a tus oraciones?

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¿Cómo relacionas tu oración con tu servicio a Dios?

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