Componentes de La Pedagogía Del Amor Madeley
Componentes de La Pedagogía Del Amor Madeley
Componentes de La Pedagogía Del Amor Madeley
En este mismo orden ideas, aún persiste el desinterés de aplicar el amor en el aula,
en su mayoría por motivos ajenos a la personalidad del docente, dado por factores
externos que afectan su labor pedagógica referido en la mayoría de los casos a la
situación económica, social y política de Venezuela, sin embargo, se encuentra
docentes que a pesar de las adversidades siente su vocación activa, educan desde el
corazón, la espiritualidad y amor a sus estudiantes, de ellos se debe sistematizar las
experiencias para la promoción de la buena práctica educativa.
Finalmente, las escuelas deben ser consideras como espacios para la paz, el
aprendizaje de todos y de todas, la formación e integración de todos los actores
educativos (Docentes, directivo, personal obrero, personal administrativo, familia,
comunidad y organizaciones sociales y comunitarias) para garantizar una educación
desde el amor y la ternura para un proceso educativo holístico que incluya todos los
sectores de la sociedad, garantizando las relaciones e integración necesarias para la
creación de ciudadanos con valores como: tolerancia, respeto, amor y honestidad.
Educar desde la humildad. Nadie lo sabe todo y nadie lo ignora todo. Educar desde un sueño,
desde una utopía, que no haya ni opresor ni oprimido, tampoco en la escuela. Esto no supone la
existencia de un reino de la irresponsabilidad en el que educador y educando se encuentren al
mismo nivel. Tienen que existir diferentes niveles de responsabilidad lo mismo que tienen que
existir límites. No hay vida sin límites, no hay libertad sin límites, pero hay algunos que hay que
rechazar por opción ética y política, por respeto a la autonomía del educando.
Hay que tener claro que con educación hacemos política, querámoslo o no, la cuestión es hacerla
para transformar el mundo. Transformarlo a través de la clarificación de las conciencias, del
desarrollo de la capacidad de pensar crítico. Domesticar es castrar la capacidad de pensar,
plantear la realidad como un puro dato. Pensar críticamente para ampliar el poder de uno.
Ampliarlo usándolo. Estamos condicionados pero no determinados y trabajamos por transformar
las circunstancias que nos condicionan.
Esta actuación sólo puede hacerse desde una combinación de locura y cordura, estando uno
"sanamente loco". Es necesario arriesgar. La vida es riesgo, la educación es riesgo.
Uno no puede ser si los otros no son. El educador necesita al educando y viceversa, ambos se
educan aunque con tareas específicas.Para conocer es necesario desarrollar la humildad, no
tener vergüenza de reconocer que no se sabe. El proceso de conocimiento no sólo pone en juego
la razón sino también la pasión, los deseos, los sentimientos.
El amor es el principio pedagógico esencial. De muy poco va a servir que un docente se haya
graduado con excelentes calificaciones en las universidades más prestigiosas, si carece de este
principio. En educación es imposible ser efectivo sin ser afectivo. No es posible calidad sin
calidez. Ningún método, ninguna técnica, ningún currículo por abultado que sea, puede
reemplazar al afecto en educación. Amor se escribe con “a” de ayuda, apoyo, ánimo, aliento,
o como es, siempre original y distinto a mí y a los demás alumnos, afirmar su valía y dignidad,
y seguridad. Es muy importante que el niño se sienta en la escuela, desde el primer día,
aceptado, valorado y seguro. Sólo en una atmósfera de seguridad, alegría y confianza podrá
Es muy difícil crear un clima propicio al aprendizaje si no hay relaciones cordiales y afectuosas
Por eso, respeta los ritmos y modos de aprender de cada alumno y siempre está dispuesto a
brindar una nueva oportunidad. La educación es una siembra a largo plazo y no siempre se ven
los frutos. De ahí que la paciencia se alimenta de esperanza, de una fe imperecedera en las
contaminación de esa cultura del pesimismo y la resignación que parecen haberse instalado en
Para ser paciente, uno tiene que tener el corazón en paz. Sólo así será capaz de comprender, sin
perder los estribos, situaciones inesperadas o conductas inapropiadas, y podrá asumir las
situaciones conflictivas como verdaderas oportunidades para educar. La paciencia evita las
“pierde la paciencia”. El amor paciente no etiqueta a las personas, respeta siempre, no guarda
rencores, no promueve venganzas; perdona sin condiciones, motiva y anima, no pierde nunca la
esperanza.
Amar no es consentir, sobre proteger, regalar notas, dejar hacer. El amor no se fija en las
carencias del alumno sino más bien, en sus talentos y potencialidades. El amor no crea
dependencia, sino que da alas a la libertad e impulsa a ser mejor. Busca el bien-ser y no sólo el
bienestar de los demás. Ama el maestro que cree en cada alumno y lo acepta y valora como es,
con su cultura, su familia, sus carencias, sus talentos, sus heridas, sus problemas, su lenguaje,
sus sueños, miedos e ilusiones; celebra y se alegra de los éxitos de cada uno aunque sean
parciales; y siempre está dispuesto a ayudarle para que llegue tan lejos como le sea posible en su
crecimiento y desarrollo integral. Por ello, se esfuerza por conocer la realidad familiar y social de
cada alumno para, a partir de ella, y a poder ser con la alianza de la familia, poder brindarle un
ternura para enfatizar ese arte de educar con cariño, con sensibilidad, para alimentar la
autoestima, sanar las heridas y superar los complejos de inferioridad o incapacidad. Es una
pedagogía que evita herir, comparar, discriminar por motivos religiosos, raciales, físicos, sociales
aceptar el dicho de que “la letra con sangre entra”, propone más bien el de “la letra con cariño
entra”; en vez de “quien bien te quiere te hará llorar”, “quien bien te quiere te hará feliz”.
para comprender y tolerar, para dialogar y llegar a acuerdos, para soñar y reír, para enfrentar la
adversidad y aprender de las derrotas y de los fracasos, tanto como de los aciertos y los éxitos.
La ternura es encariñamiento con lo que hacemos y lo que somos, es deseo de transformarnos y
ser cada vez más grandes y mejores. Por esto, ternura también es exigencia, compromiso,
colectiva, que partan de las convicciones y sentimientos y que suponen la motivación necesaria