LIBRO Igualdad de Género - Docentes-Secundaria

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Tema 3.

La violencia de género
en la vida cotidiana

En términos generales, la violencia es el uso de la fuerza física o


el poder real o como amenaza contra uno mismo, una persona,
grupo o comunidad, que tiene como resultado la probabilidad de
daño psicológico, lesiones, la muerte, privación o mal desarrollo
(OMS, 2021).

La violencia de género hace referencia al conjunto de actos que


provocan un daño basado en las desigualdades de género. Puede
afectar a mujeres y niñas, hombres y niños.

3.1 Violencia hacia las mujeres

La atención de todas las formas y manifestaciones de violencia es


importante para el bienestar personal y para vivir en una sociedad
que permita el adecuado desarrollo de quienes la integran. Parti-
cularmente, la violencia contra las mujeres ha sido reconocida, en
el contexto internacional y nacional, como un problema público
rele­vante y una violación grave a los derechos humanos por las re-
percusiones negativas que genera, las cuales ponen en riesgo su
desarrollo, seguridad e incluso su vida.

En México, la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida


Libre de Violencia fue publicada en 2007 y constituye un referente
normativo importante para comprender en qué consiste la vio-
lencia contra las mujeres, cómo y en qué espacios se manifiesta,
así como las obligaciones de las autoridades para su prevención,
atención, sanción y erradicación. Nuestra entidad cuenta con la
Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia del Es-
tado de México, decretada el 20 de noviembre de 2008.

Estas leyes definen a la violencia contra las mujeres como “cual-


quier acción u omisión, basada en su género, que les cause daño
o sufrimiento psicológico, físico, patrimonial, económico, sexual o
la muerte tanto en el ámbito privado como en el público”.

En estas leyes se identifican los siguientes tipos de violencia con-


tra las mujeres:

• Violencia psicológica. Es cualquier acto u omisión que dañe


la estabilidad psicológica, que puede consistir en negligencia,
abandono, descuido reiterado, celotipia, insultos, humillaciones,
devaluación, marginación, indiferencia, infidelidad, comparacio-
nes destructivas, rechazo, restricción a la autodeterminación y
amenazas, las cuales conllevan a la víctima a la depresión, al ais-
lamiento, a la devaluación de su autoestima e incluso al suicidio.

IGUALDAD DE GÉNERO 79
• Violencia física. Es cualquier acto que inflige daño no acci-
dental, usando la fuerza física o algún tipo de arma u objeto
que pueda provocar o no lesiones, ya sean internas, externas
o ambas.
• Violencia patrimonial. Es cualquier acto u omisión que afecta
la supervivencia de la víctima. Se manifiesta en la transforma-
ción, sustracción, destrucción, retención o distracción de ob-
jetos, documentos personales, bienes y valores, derechos
patrimoniales o recursos económicos destinados a satisfacer
sus necesidades y puede abarcar los daños a los bienes co-
munes o propios de la víctima.
• Violencia económica. Es toda acción u omisión del agresor
que afecta la supervivencia económica de la víctima. Se ma-
nifiesta a través de limitaciones encaminadas a controlar el in-
greso de sus percepciones económicas, así como la percepción
de un salario menor por igual trabajo, dentro de un mismo cen-
tro laboral.
• Violencia sexual. Es cualquier acto que degrada o daña el
cuerpo y/o la sexualidad de la víctima y que por tanto atenta
contra su libertad, dignidad e integridad física. Es una expresión
de abuso de poder que implica la supremacía masculina sobre
la mujer, al denigrarla y concebirla como objeto.

Las modalidades de violencia son las formas o los ámbitos en que


se presenta la violencia contra las mujeres:

• Violencia familiar. Acto abusivo de poder u omisión intencio-


nal, dirigido a dominar, someter, controlar, o agredir de manera
física, verbal, psicológica, patrimonial, económica y sexual a las
mujeres, dentro o fuera del domicilio familiar, cuyo agresor tenga
o haya tenido relación de parentesco por consanguinidad o afi-
nidad, de matrimonio, concubinato o mantengan o hayan man-
tenido una relación de hecho.
• Violencia laboral y docente. Acto u omisión en abuso de po-
der ejercido por personas que tienen un vínculo laboral, docente
o análogo con la víctima, que daña la autoestima, salud, inte-
gridad, libertad y seguridad de la víctima, impide su desarrollo y
atenta contra la igualdad. La violencia laboral incluye, entre otros
actos, la negativa a respetar la permanencia o condiciones de
trabajo de la víctima; descalificación del trabajo realizado, ame-
nazas, intimidación, humillaciones, explotación y toda discrimi-
nación por condición de género. La violencia docente son actos
de discriminación de maestras o maestros hacia las estudiantes
por su sexo, edad, condición social, académica, limitaciones y/o
características físicas y que dañan su autoestima. Ambas moda-
lidades incluyen el hostigamiento sexual, que es el ejercicio del
poder en una relación de subordinación real de la víctima frente
al agresor y se expresa en conductas verbales, físicas o am-
bas, relacionadas con la sexualidad de connotación lasciva; así
como el acoso sexual, ejercicio abusivo de poder que conlleva
a un estado de indefensión y de riesgo para la víctima.
• Violencia en la comunidad. Actos individuales o colectivos
que propician la denigración de las mujeres, su discriminación,
marginación o exclusión en el ámbito público.

80 EDUCACIÓN SECUNDARIA
• Violencia en el noviazgo. Actos realizados por una de
las partes en contra de la otra, dentro de una relación afec-
tiva, incluyendo ataques intencionales de tipo sexual, físico
o psicológico, de manera forzada en la relación de romance,
enamoramiento o noviazgo, con objeto de ejercer presión, ma-
nipulación o maltrato hacia alguna de las partes.
• Violencia feminicida. Forma extrema de violencia de género
contra las mujeres, conformada por el conjunto de conductas
misóginas que pueden conllevar impunidad social y del Estado
y puede culminar en homicidio y otras formas de muerte vio-
lenta de mujeres y de niñas.
• Violencia digital. Acción dolosa realizada mediante el uso
de tecnologías de información y comunicación, por la que se
­exponga, distribuya, difunda, exhiba, transmita, comercialice,
oferte, intercambie o compartan imágenes, audios o videos rea-
les o simulados de contenido íntimo sexual de una persona sin
su consentimiento, su aprobación o su autorización y que le
cause daño psicológico, emocional, en cualquier ámbito de su
vida privada o en su imagen propia.
• Violencia mediática. Todo acto a través de cualquier medio de
comunicación, que directa o indirectamente promueva estereo-
tipos sexistas, haga apología de la violencia contra las mu­jeres
y las niñas, produzca o permita la producción y difusión de dis-
curso de odio sexista, discriminación de género o desigualdad
entre mujeres y hombres, que cause daño a las mujeres y ni-
ñas de tipo psicológico, sexual, físico, económico, patri­monial
o feminicida.

La legislación estatal y nacional incluye además, las modalidades


de violencia institucional, política y obstétrica.

Al considerar los tipos y modalidades de violencia hacia las muje-


res, es importante señalar que:

• Puede presentarse en cualquier lugar de nuestra vida diaria —‌el


hogar, la calle, transporte público, comunidad, escuela, centro
de trabajo, parques, redes sociales, etcétera—.
• Puede ser ejercida por alguien con quien la víctima convive a
diario —familiares, amistades, pareja, etc.— o por una persona
desconocida.
• La violencia se expresa de distintas formas y puede tener pro-
fundas consecuencias en la confianza, autoestima, seguridad y
libertad de las mujeres, lo que puede hacerles difícil hablar so-
bre lo que están viviendo y denunciarlo.
• Los mensajes violentos que vemos en áreas comunes de la es-
cuela o de lugares públicos como los baños, los “piropos” diri-
gidos a las mujeres como expresión de violencia, el acoso en el
transporte público o tomar una foto sin consentimiento son for-
mas cotidianas de violencia contra las mujeres.
• A lo largo del día, una mujer puede vivir violencia en diferentes
lugares —hogar, espacio público y escuela— por distintos agre-
sores, lo que magnifica los daños que causa y limita el ejercicio
pleno de derechos humanos a la salud, educación, seguridad,
vida, entre otros.

IGUALDAD DE GÉNERO 81
En México, la violencia contra las mujeres se presenta con mayor
frecuencia de lo que a veces imaginamos. De acuerdo con los re-
sultados de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Rela-
ciones en los Hogares (Endireh) 2016, 66 de cada cien mujeres
de 15 años o más que viven en el país han sufrido al menos un in-
cidente de violencia de cualquier tipo a lo largo de la vida —49%
violencia emocional, 41.3% violencia sexual, 34% violencia física y
29% violencia económica o patrimonial o discriminación en el tra-
bajo— (Inegi, s/f).

Prevalencia de violencia entre las mujeres


de 15 años y más por periodo de referencia Gráfica 1 2016
según ámbito de ocurrencia y tipo de agresor

66.1

53.1
44.8 43.9
38.7
33.1
25.3 26.6 25.6
22.5 23.3
17.4
10.3

Total Total¹ Escolar Laboral¹ Comunitario Familiar Pareja actual


cualquier o última₂
agresor¹ ● Otros agresores distintos a la pareja ●

A lo largo de su vida Últimos 12 meses

¹ Incluye la discriminación por razones de embarazo en los últimos cinco años y la discriminación laboral
entre las mujeres asalariadas en los últimos 12 meses.

₂ Incluye a las mujeres de 15 años y más con esposo, pareja o novio.

Fuente: Inegi, 2020.

¿Las escuelas son espacios libres de violencia? En relación con


el problema de la violencia en el ámbito escolar, a nivel nacional,
25.3% de las mujeres la ha experimentado a lo largo de su vida; la
más frecuente es la violencia física, los propios compañeros son
los principales agresores y la escuela es el lugar donde principal-
mente ocurre.

82 EDUCACIÓN SECUNDARIA
La violencia Porcentaje de mujeres de 15 años y más que
en el ámbito han experimentado violencia en la escuela por
escolar tipo de violencia, según periodo de referencia

25.3

17.4 16.7

10.9 10.7 10.4


7.8
6.3

Total Física Sexual Emocional

A lo largo de su vida En los últimos 12 meses


de estudiante

Fuente: Inegi, 2017.

La violencia feminicida es la forma extrema de violencia de gé-


nero contra las mujeres, producto de la violación de sus dere-
chos humanos, en los ámbitos público y privado, conformada por
el conjunto de conductas misóginas que pueden conllevar impu-
nidad social y del Estado y puede culminar en homicidio y otras
formas de muerte violenta de mujeres. Así la define la Ley Gene-
ral de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y la Ley
de A­ cceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia del Es-
tado de México.

En México, a partir de 2008, se advierte un aumento significativo


de los asesinatos hacia las mujeres. Esta situación lo convierte en
un grave problema social. Entre las entidades del país con mayor
proporción de violencia contra las mujeres se encuentra el Estado
de México, el cual en 2016 alcanzó 75.3%, superando el porcen-
taje nacional de 66.1% (Inegi, 2017; Inegi 2020).

El Estado de México cuenta con dos declaratorias de Alerta de


Violencia de Género contra las Mujeres (AVG). Como lo establece
la Ley General de Acceso de las Mujeres a una vida Libre de Vio-
lencia, la AVG “es el conjunto de acciones gubernamentales de
emergencia para enfrentar y erradicar la violencia feminicida en un
territorio determinado, ya sea ejercida por individuos o por la pro-
pia comunidad”. Tiene como “objetivo fundamental garantizar la
seguridad de las mismas, el cese de la violencia en su contra y eli-
minar las desigualdades producidas por una legislación que agra-
via sus derechos humanos” (Ley General de Acceso de las Mujeres
a una vida Libre de Violencia, Artículos 22 y 23). La primera alerta

IGUALDAD DE GÉNERO 83
se declaró el 31 de julio de 2015 en 11 municipios por violencia
de género contra las mujeres: Ecatepec, Nezahualcóyotl, Tlalne-
pantla, Toluca, Chalco, Chimalhuacán, Naucalpan, Tultitlán, Ixtapa-
luca, Valle de Chalco y Cuautitlán Izcalli (Secretaría de las Mujeres
del Gobierno del Estado de México, s/f).

La segunda AVG fue declarada en octubre de 2019 por la desa-


parición de niñas, adolescentes y mujeres para los municipios de
Toluca, Ecatepec, Nezahualcóyotl, Cuautitlán Izcalli, Chimalhua-
cán, Ixtapaluca y Valle de Chalco (Secretaría de las Mujeres del
Gobierno del Estado de México, s/f).

El derecho a una vida libre de violencia es la garantía que tienen


todas las mujeres a que ninguna acción u omisión, basada en el
género, les cause daño o sufrimiento psicológico, físico, patrimo-
nial, económico, sexual o la muerte, tanto en el ámbito privado
como en el público.

¿Entonces significa que solamente las mujeres tenemos derecho


a vivir una vida libre de violencia? Las mujeres y todas las perso-
nas de nuestra sociedad debemos vivir sin ella. Se ha reconocido
explícitamente que las mujeres tienen el derecho a una vida libre
de violencia, como una forma para enfatizar su importancia. Esto
se debe a la generalización de las agresiones de diversos tipos que
viven dentro y fuera del hogar, así como a la urgencia por trans-
formar las relaciones desiguales de género, que han llevado a que
en el país el número de muertes violentas de mujeres de todas las
edades sea creciente.

Para reflexionar

En el contexto escolar:

• ¿Qué acciones, comportamientos y prácticas se relacionan con


los distintos tipos de violencia contra las mujeres?
• ¿Cómo afecta la violencia contra las mujeres a las estudiantes
de los grupos que usted atiende?
• ¿De qué forma puede prevenirse que la violencia contra las mu-
jeres siga ocurriendo cotidianamente en las actividades escola-
res —presenciales y no presenciales—?

Si desea profundizar en el tema, le recomendamos leer:

• Inegi. (2020). Estadísticas a propósito del día internacional de


la eliminación de la violencia contra la mujer. [Comunicado de
prensa núm. 568/20]. Recuperado de <https://www.inegi.org.mx/
contenidos/saladeprensa/aproposito/2020/mujer2020_Nal.pdf>.

3.2 La violencia de género en las relaciones


afectivas y en el ámbito escolar

En la escuela, además de desarrollarse procesos formativos, tam-


bién tienen lugar relaciones afectivas. Durante la adolescencia, las
y los jóvenes de secundaria experimentan una serie de cambios,
comienzan a establecer diferentes interacciones con las personas

84 EDUCACIÓN SECUNDARIA
con quienes conviven y las relaciones suelen diversificarse como
parte de la búsqueda de identidad. Las necesidades de expresión,
pertenencia, acompañamiento, soporte emocional, afectivas, de
amistad, entre otras juegan un papel muy importante para su de-
sarrollo físico, emocional y sexual.

Para las y los jóvenes de secundaria, las amistades y el noviazgo


representan dos tipos de relaciones interpersonales que son fun-
damentales, trascendentes e importantes en su día a día. Gene-
ralmente, a esta edad, las y los adolescentes tienen sus primeras
relaciones de noviazgo y reafirman amistades que, de manera li-
bre, eligen para acompañarles, ser confidentes, cómplices y para
representar, al mismo tiempo, una red de apoyo cercana.

Durante esta etapa de la vida están descubriendo sus emocio-


nes, por lo que, en algunos casos, pueden ser más susceptibles
de experimentar prácticas y relaciones violentas en las que psico-
lógica, sexual y/o físicamente otra persona ejerza poder y control
sobre ellas y ellos.

La forma en cómo conciben las y los adolescentes los afectos y la


sexualidad durante este periodo de vida puede ser determinante
en la manera de establecer relaciones presentes y futuras. Los co-
nocimientos y las capacidades con que cuentan, para reconocer
comportamientos y actitudes que pueden constituir formas de vio-
lencia que los pongan en riesgo o que afecten a otras personas
con quienes conviven, son herramientas importantes para su au-
tocuidado y el de sus pares.

El entorno familiar y comunitario también juegan un papel rele-


vante, así como los apoyos con los que cuenten como parte de
su formación para la toma de decisiones informadas.

3.2.1 El amor romántico y la violencia en el noviazgo

Los diferentes tipos de violencia pueden afectar las relaciones


interpersonales, el desarrollo y la dignidad de las personas. La
violencia puede estar presente en las relaciones afectivas de las
personas de todas las edades, incluidas las y los adolescentes.

Nuestra sociedad se caracteriza por una desigualdad que dota


de privilegios a los hombres y limita el ejercicio de derechos a las
mujeres, situación que vivimos de forma normalizada. Los este-
reotipos y mandatos de género están profundamente enraizados
e impiden que mujeres y hombres ejerzan sus derechos en con-
diciones de igualdad.

Lo que se nos permite sentir y demostrar públicamente a hombres


y mujeres es diferente. Mientras no es mal visto que las mujeres
expresen abiertamente sus sentimientos, los hombres no tienen
permitido hacerlo, ya que se considera una muestra de debilidad
que va en contra de lo que se espera de ellos.

Las diferencias de género también influyen en la forma como nos


relacionamos afectivamente. Los hombres son alentados a iniciar

IGUALDAD DE GÉNERO 85
su vida sexual a temprana edad y a tener varias parejas como una
forma de mostrar su hombría y éxito con las mujeres, mientras
que si una mujer lo hace es cuestionada y criticada, afecta su re-
putación y puede ser una causa de que sea señalada, discrimi-
nada y excluida.

Uno de los primeros ámbitos en los que aprendemos a relacionar-


nos afectivamente con otras personas es el hogar. Aunque tiende
a idealizarse la imagen de una familia en la que sus integrantes
tienen relaciones afectuosas y positivas, en realidad numerosas
familias enfrentan dificultades para solucionar los problemas, ges-
tionar los conflictos y el estrés. Crecer en entornos donde la vio-
lencia está presente contribuye a verla como algo normal y como
la única forma de convivir o de establecer relaciones afectivas.

La violencia también está presente en la música, el cine, los medios


de comunicación, las redes sociales y los contenidos que consu-
mimos cotidianamente; es naturalizada como parte de las relacio-
nes afectivas, lo que contribuye a la forma en que la percibimos,
las expectativas que nos formamos acerca de nuestra pareja y de
nuestra vida presente y futura.

En este marco, las y los estudiantes del nivel secundaria enfren-


tan retos que en ocasiones les rebasan y, al no contar con medios
o apoyos suficientes y adecuados, toman decisiones con poca o
ninguna información, lo que puede detonar una serie de situacio-
nes que les ponen en peligro y desventaja.

La violencia en el noviazgo es una problemática que pone en riesgo


a las y los adolescentes que la viven. A menudo se tolera por las
creencias estereotipadas sobre el amor romántico.

El mito del amor romántico es replicado en innumerables prácti-


cas que rodean de manera cercana a las y los jóvenes estudiantes
de secundaria, a partir del consumo de mensajes que comunican
la idea del amor y de seres incompletos en búsqueda de su “me-
dia naranja” que, sólo hasta encontrarla, tendrán asegurada la fe-
licidad para toda la vida, con un amor único, verdadero y eterno.

Hemos aprendido que socialmente se valora la felicidad y el éxito


de una persona cuando cuenta con una pareja, lo que genera una
gran presión para las y los adolescentes. Los cuentos e historias
infantiles, las redes sociales, las series, los programas de televi-
sión, las películas, la publicidad, entre otras producciones audio-
visuales, reafirman en todo momento la idea del amor romántico.

Algunos supuestos del amor romántico

• Las personas no pueden vivir sin estar acompañadas por una


pareja.
• Es posible tener el control sobre todas las acciones de otra
persona.
• El amor se demuestra a través de los celos: “Si no me cela,
no me ama”.

86 EDUCACIÓN SECUNDARIA
• No es necesario tener comunicación con mi pareja, ella o él
sabe lo que me pasa, lo que necesito y lo que siento, sin decirlo.
• Una pareja o relación es lo más importante en la vida. De
tenerla, hay que cuidarla y mantenerla, aunque estén presentes
diversas formas de violencia que afecten la convivencia.
• El amor puede con todo y es suficiente para que una relación
funcione.
• Puedo cambiar o hacer cambiar la forma de ser de mi pareja.
• El amor justifica todo: “El amor es ciego”.

El amor romántico suele provocar frustraciones, dado que crea una


visión que no es real y que, por lo tanto, es difícil de alcanzar. Esta
valoración del amor puede generar violencia, cuando se asocia la
figura de la pareja a la de un objeto y se justifican comportamien-
tos como los celos, al considerar que la persona con quien esta-
blecemos una relación de noviazgo es nuestra propiedad.

Las altas expectativas que tienen las y los estudiantes hacia el


amor romántico, las interrelaciones presentes entre éste y los con-
textos escolares, familiares, sociales, culturales o económicos, así
como la etapa de vida por la que transitan, favorecen a ­ mbientes
propicios para la aparición de diversos tipos de agresiones, que
afectan sensiblemente a las y los adolescentes en el ejercicio y
goce de su derecho a una vida libre de violencia y a su integridad
personal.

Las agresiones en las relaciones de noviazgo tienen connotacio-


nes diversas; de acuerdo con la naturaleza violenta de cada una,
pueden ser de índole:

• Psicológica. Ocurre cuando la pareja busca disminuir o afec-


tar la autoestima de la compañera o el compañero, le ridiculiza
o compara con otras personas. Este tipo de agresión incluye
el desprecio por las opiniones o presencia de la otra persona.
Cuando aumentan, los ataques van acompañados de agresio-
nes verbales, donde están presentes los insultos, las ofensas
y las amenazas.
• Económica. Es una práctica que busca establecer una relación
de subordinación y una dinámica de intercambio en la que se
condiciona el dinero, prestaciones asociadas a éste, beneficios
de tipo monetario o financiero, en detrimento de la seguridad,
dignidad, salud o estabilidad de las y los adolescentes que es-
tán sujetos a esta forma de violencia.
• Física. Según estadísticas de la Comisión Económica para
América Latina y el Caribe (CEPAL), las aulas escolares son
ambientes percibidos por los estudiantes como espacios
­inseguros. Algunos ejemplos de ello son: sentir que sus compa­
ñeros, ­compañeras o pareja pueden golpearlos, abandonarlos,
lastimarlos, forzarlos a realizar acciones que no desean, reci-
bir amenazas directas de alguien o ser objeto de burlas, entre
otras agresiones.
• Sexual. Conductas y comportamientos conectados con otras
formas violentas de relacionarse. Afectan a mujeres y hombres,
sin embargo, en la adolescencia está presente una marcada

IGUALDAD DE GÉNERO 87
tendencia a la agresión sexual hacia las mujeres. Esta situación
se traduce particularmente en obligar a las o los jóvenes a rea-
lizar actos sexuales que no desean o sin su consentimiento. La
estigmatización debido al ejercicio de los derechos sexuales y
reproductivos conduce a prácticas sexuales de riesgo, lo que
tiene consecuencias diversas: enfermedades de transmisión se-
xual, embarazos no deseados, violaciones o ataques sexua-
les, deserción escolar, depresión, suicidio, uniones a temprana
edad, entre otras.

En la escuela de la que usted forma parte:

• ¿Qué tanta importancia se da a las situaciones de violencia que


viven las y los adolescentes?
• ¿Cómo se atienden los casos de agresión y violencia?
• ¿Se cuenta con protocolos que permitan la oportuna y ade-
cuada intervención ante esta problemática?

La violencia en las relaciones afectivas y de noviazgo está vincu-


lada con el machismo que caracteriza a nuestra sociedad, el cual
consiste en un “conjunto de creencias, conductas, actitudes y
prácticas sociales que justifican y promueven actitudes discrimi-
natorias contra las mujeres” (Inmujeres, 2007a).

El machismo se relaciona con los roles o estereotipos de género


que convencionalmente son aceptados para entender y definir lo
masculino y lo femenino, así como con el sexismo y la menor va-
loración de lo femenino.

Piense en las siguientes situaciones que ejemplifican manifestacio-


nes machistas y en otras que seguramente conoce:

• Una pareja de adolescentes en la que el novio controla la forma


de vestir de su pareja, de relacionarse con otras personas, de
gestionar su tiempo.
• El estudiante de secundaria que se encuentra en una relación
afectiva con una estudiante y aplica una “doble moral” al prohi-
bir que ella tenga comportamientos que él sí tiene.
• El joven establece reglas y horarios para pasar tiempo juntos,
considerando únicamente los que son de su conveniencia,
mientras que amenaza a su novia con abandonarla si no hace
lo que él pide.
• La pareja cuya prioridad es hacer que él se sienta bien, sin im-
portar si ella no está de acuerdo en hacer, decir o comportarse
de una manera determinada.

Por su parte, los micromachismos —o machismos cotidianos—


“son pequeños gestos sexistas o machistas, algunos de ellos muy
sutiles, que ayudan a perpetuar roles de género, machismo, violen-
cia suavizada contra las mujeres, hipersexualización” (Oxfam, 2020).

88 EDUCACIÓN SECUNDARIA
Le sugerimos ver el siguiente video:

• Cultura Universidad de Zaragoza. (2016). Micromachismos


en un click, de Jaume Quiles. Recuperado de <https://www.
youtube.com/watch?v=TsY-GRHQUAE >.

Las siguientes frases pueden ayudar a dimensionar la relevancia


y las consecuencias de los micromachismos en la vida cotidiana:

• “¿Tiene juguetes para niño?”.


• “Yo cuidaría a la abuela, pero una mujer siempre lo hará mejor”.
• “¡Hola, campeón! ¿Qué tal, princesa?”.
• “Qué bueno que tu marido te ayuda a lavar los platos”.
• “Una mujer no está realizada hasta que no se convierte en madre”.

Le sugerimos visitar la siguiente página:

• Unidad General de Asuntos Jurídicos, Segob. (s/f).


Micromachismo. Recuperado de <http://ordenjuridico.gob.mx/
micromachismos.php#gsc.tab=0>.

3.2.2 Otras violencias: ciberacoso, grooming y sexting

No es desconocido por nadie que el consumo de contenidos digi-


tales a través de internet encierra riesgos que no hemos alcanzado
a medir o dimensionar completamente. El ciberacoso o acoso vir-
tual se define como:

Acoso o intimidación por medio de las tecnologías digitales. Puede


ocurrir en las redes sociales, las plataformas de mensajería, las plata-
formas de juegos y los teléfonos móviles. Es un comportamiento que
se repite y que busca atemorizar, enfadar o humillar a otras personas
(UNICEF, 2019).

Amenazar, enviar y compartir fotografías o imágenes sin consen-


timiento informado, herir con comentarios agresivos o suplantar
identidades para hacer sentir mal a otras personas son algunas
de las prácticas que están presentes en el acoso virtual. El cibera-
coso no siempre deja evidencia o huellas digitales que hagan fácil
determinar la fuente o el origen de la agresión. Entre sus principa-
les consecuencias se encuentran las siguientes:

• A nivel físico. Desgano, falta de apetito o depresión, que


puede llevar al abandono escolar o consumo de drogas, alco-
hol o sustancias nocivas.
• A nivel emocional. Vergüenza, desinterés por las cosas que
antes hacían feliz a la persona; incluso el suicidio.
• A nivel mental. Estado de permanente de preocupación o
ansiedad.

Para combatir el ciberacoso hay medidas que las y los adoles-


centes pueden tomar y que están a su alcance. Tanto las pla-
taformas como las redes sociales han incorporado mecanismos
para denunciar el ciberacoso, la suplantación de identidad —phis-
hing— y la publicación de imágenes y audios que no cuentan con

IGUALDAD DE GÉNERO 89
la autorización de las personas que aparecen en ellas —“pasar el
pack”—. Además de lo anterior, en México existen áreas especia-
lizadas de la policía de cada entidad, que se dedican a ubicar y
dar respuesta a los delitos que ocurren en la red.

El Gobierno del Estado de México cuenta con la Unidad de Pre-


vención e Investigación Cibernética, la cual tiene como objetivo
prevenir, atender y combatir incidentes que se cometen a través
de medios digitales, como fraude, extorsión, robo de identidad,
explotación sexual, acoso, maltrato animal, venta de sustancias
prohibidas y de armas, entre otros. Para más información puede
visitar la página de la Secretaría de Seguridad, en la sección de la
Policía Cibernética.

Existe otro tipo de conducta ilícita y criminal conocida como groo-


ming, que ocurre cuando una persona adulta oculta su verdadera
identidad para ganar la confianza de las y los adolescentes. Con
esta estrategia, que constituye un delito, las personas acosado-
ras logran establecer comunicación con las y los jóvenes, ganar
su confianza y, poco a poco, convencerles de participar en prác-
ticas que ponen en riesgo su seguridad, integridad, privacidad y
sus emociones. El grooming es un proceso en el que las conver-
saciones entre víctima y victimario se refieren a cuestiones sexua-
les progresivamente.

Para tal fin, las personas acosadoras emplean un lenguaje común


entre las y los adolescentes, suelen ofrecerles regalos, engañarles
y prometer ayuda para que las y los jóvenes aparezcan en televi-
sión o redes sociales, asimismo, hay un proceso en el que las vícti-
mas van separándose o alejándose de sus redes de apoyo familiar
y de amistades, lo que les deja en indefensión ante este ilícito.

El término grooming —de groom, “niño o adolescente”— se em-


pleaba a fines del siglo XIX con el significado de preparar a alguien
para una carrera específica, desempeñar un rol o participar en un
concurso. Un siglo después, en 1985, se empezó a usar para re-
ferirse a los “abusadores amigables” que se familiarizan con su víc-
tima, ganándose su confianza mientras la preparan para abusar
sexualmente de ella (BBC, 2008). El Diccionario Cambridge (2021)
la define como “hacerse amigo de un niño con la intención de tra-
tar de persuadirlo para tener una relación sexual”.

El sexting también busca la obtención de contacto o contenidos


sexuales. Este término es un neologismo que se forma de la com-
binación de las palabras en inglés, sex y texting —enviar mensa-
jes de texto—, que se refiere en general, al “envío de imágenes o
mensajes de texto con un contenido sexual explícito a través de
un dispositivo electrónico, especialmente un teléfono móvil”. (Real
Academia Española, 2020)

Hay varias formas de definir esta práctica, pero en general coinci-


den en que implica remitir contenido de tipo sexual, ya sean imá-
genes o videos. Más específicamente, el sexting se ha definido
como “el envío, la recepción y el reenvío de contenidos de na-
turaleza erótico-sexual (como fotografías, videos y mensajes de

90 EDUCACIÓN SECUNDARIA
texto) a otras personas a través de cualquier dispositivo tecnoló-
gico (como los teléfonos inteligentes) o del espacio virtual (como
las redes sociales)” (Rodríguez-Castro et al., 2018). Es importante
mencionar que, en principio, quien genera y comparte estos con-
tenidos lo hace de forma voluntaria.

El uso del término es más común para referirse a incidentes en los


que adolescentes se toman fotos o videos de sí mismos, desnu-
dos o semidesnudos, y las distribuyen a otros usando su teléfono
—vía redes sociales o mensajería instantánea, entre otros—. Con
frecuencia estos envíos se dirigen a parejas románticas o a perso-
nas respecto de las cuales hay un interés romántico, pero pueden
llegar a manos de otros y utilizarse para hacer daño a las perso-
nas, lo que les puede generar problemas de graves consecuen-
cias. Debido a los riesgos que implica el sexting, se considera una
conducta de riesgo entre adolescentes. (Hinduja y Patchin, 2018)

El sexting se propone conseguir contenido o establecer contacto


de carácter sexual. Suele ser cometido tanto por personas adul-
tas como por jóvenes que acosan a otras personas de su edad, o
menores que ellas o ellos. Las personas acosadoras buscan ob-
tener o compartir material —videos, imágenes, fotografías o tex-
tos— a través de un teléfono celular, redes sociales o cualquier
dispositivo electrónico o digital a su alcance. Las personas pue-
den participar de dos formas:

• Activa. La persona genera y envía material propio, de tipo s­ exual,


dirigido a alguien más.
• Pasiva. La persona recibe material de tipo sexual.

Sabía que…

El 5 de noviembre de 2020, el Senado de la República aprobó la


denominada Ley Olimpia y, el 29 de abril de 2021, la misma ley
fue aprobada por la Cámara de Diputados.

La Ley Olimpia es el nombre que se dio no a una nueva ley, sino


a tres reformas legislativas que resultaron del caso de ciberacoso
de Olimpia Melo.

Mediante las reformas a la Ley General de Acceso de las Mujeres


a una Vida Libre de Violencia y al Código Penal Federal, se reco-
nocen los delitos de difusión de contenido íntimo sin consenti-
miento, el ciberacoso y el derecho de acceso a información sobre
la violencia digital y los derechos sexuales.

En la entidad, el 5 de septiembre de 2019 se reformaron tres artícu­los


del Código Penal del Estado de México, que establecen que será
sancionado con prisión y multas quien lleve a cabo lo siguiente:
• Reciba con consentimiento contenidos audiovisuales de natu-
raleza erótica, sexual o pornográfica y los comparta sin con-
sentimiento de la víctima, a través de cualquier tecnología de
la información y comunicación.

IGUALDAD DE GÉNERO 91
• Coaccione a otra persona para elaborar contenidos eróticos,
sexuales o pornográficos bajo la amenaza de publicar o com-
partir material de la misma naturaleza sin su consentimiento.

Estas sanciones se agravan hasta el doble si se cometen en


contra de una persona menor de 18 años o que no tenga la capa-
cidad de comprender el significado del hecho.

Fuente: Gobierno del Estado de México, 2019.

Tanto en el grooming como en el sexting, las personas acosado-


ras pueden ser extrañas, ajenas a la víctima; sin embargo, hay una
incidencia considerable de casos donde son personas muy cer-
canas a ella quienes realizan estas prácticas. Las consecuencias
que experimentan las víctimas de este tipo de agresiones abar-
can desde el desequilibrio emocional hasta conductas suicidas,
pasando por la pérdida o disminución de autoestima, señalamien-
tos, estigmatización o sentimientos de culpa, entre otras.

La prevención implica promover la reflexión acerca de la importan-


cia de cuidar nuestras publicaciones, contactos, identidad y datos
sensibles. Otros medios apropiados para reducir los riesgos inclu-
yen una educación sexual adecuada y las redes de apoyo familiar,
de amistades o escolar.

Es necesario denunciar a quienes incurren en estas prácticas, el


marco jurídico vigente las hace susceptibles de ser castigadas.
Este marco legal se ha fortalecido con las reformas a la Ley Ge-
neral de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y al
Código Penal Federal para sancionar conductas y prácticas, las
cuales se denominan Ley Olimpia, a fin de proteger a las muje-
res de prácticas que vulneran diversos derechos, especialmente
la intimidad. Uno de los avances de estas reformas es el recono-
cimiento de las violencias que operan y afectan a las mujeres de
cualquier edad, mediante las redes sociales y plataformas en línea.

Si desea conocer más sobre la Ley Olimpia, le recomendamos el


siguiente video:

• UNPFA. (2021). Sin mi consentimiento, no es tu contenido.


Recuperado de <https://www.unfpa.org/es/video/
sin-mi-consentimiento-no-es-tu-contenido>.

Si desea profundizar en el tema le recomendamos leer:

• SIPINNA. (2021). Ciberseguridad: cuatro preguntas clave que


abren “cuidados digitales” para niñas y adolescentes en el
ecosistema digital. Recuperado de <https://www.gob.mx/
sipinna/articulos/ciberseguridad-cuatro-preguntas-clave-
que-abren-cuidados-digitales-para-ninas-y-adolescentes-en-
el-ecosistema-digital?idiom=es>.

92 EDUCACIÓN SECUNDARIA
3.2.3 Trata de personas

Luego de establecer las implicaciones de la violencia de género


tanto en las relaciones sociales y afectivas como en el ámbito esco-
lar, es conveniente profundizar en otra práctica a la que las y los ado-
lescentes pueden estar expuestas y expuestos: la trata de personas.

La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) señala


que la trata de personas:

se presenta cuando una persona promueve, solicita, ofrece, facilita,


consi­gue, traslada, entrega o recibe, para sí o para un tercero, a una
persona, por medio de la violencia física o moral, el engaño o el abuso
de poder, para someterla a explotación sexual, trabajos o servicios forza-
dos, esclavitud o prácticas análogas a la esclavitud, servidumbre, o a la
extirpación de un órgano, tejido o sus componentes. (CNDH, 2012a, p. 5)

El enamoramiento y el amor romántico suelen estar relacionados


con la trata de personas, ya que, en la búsqueda de afecto, per-
tenencia y aceptación, las y los adolescentes pueden encontrarse
con personas que se dediquen a la trata, poniendo en riesgo su
integridad, dignidad, libertad y vida.

De las víctimas de trata de personas registradas en el periodo


2012-2017, 85% son mujeres y niñas (CNDH, 2019b). Además, la
proporción de víctimas de trata menores de 18 años se incrementó
de 19.25% de los casos en 2015 a 42.14% en 2018; es decir, en
tres años se duplicó el porcentaje correspondiente y representa
cerca de 50% de las víctimas de trata (ECPAT México, 2019).

Las jóvenes pueden ser víctimas de desapariciones forzadas,


cooptadas u obligadas a dejar sus familias, redes de apoyo, es-
cuelas y localidad de origen para incorporarse, principalmente, al
trabajo sexual. Las relaciones de noviazgo que tienen como fin la
trata de personas son un riesgo, sobre todo, para las adolescen-
tes. En este tipo de relaciones, las víctimas son objeto de engaños
enmarcados, la mayoría de las veces en el amor romántico, donde
ellas creen completamente en su pareja y ésta logra influir en sus
decisiones, actos y voluntades, a fin de dominarlas, someterlas,
desvincularlas de sus familias e incorporarlas en el trabajo sexual.

También están aquellos casos de desaparición forzada de adoles-


centes que pueden dar lugar a matrimonios forzados y exportación
de mano de obra, a menudo a países desarrollados, para trabajos
de cuidado, explotación sexual, esclavitud o incorporación de jó-
venes a grupos delincuenciales, entre otros.

Como en otros asuntos, la intervención docente es importante


para la prevención. Ante la sospecha de un caso de violencia en
el noviazgo, resulta importante buscar ayuda de las autoridades
y fortalecer la cultura de la denuncia. Es claro que los contextos
influyen en la vida y en las decisiones de las alumnas y los alum-
nos, de ahí la importancia de las redes de apoyo, las cuales no
siempre existen o no están del todo consolidadas en la familia o
el grupo de pares.

IGUALDAD DE GÉNERO 93
Un primer paso para atender todas las formas de violencia que
hemos visto a lo largo de este módulo es que dejen de ser invisi-
bles o normales para las escuelas, colectivos de docentes y fami-
lias de las y los jóvenes estudiantes de secundaria.

Para reflexionar

• ¿De qué forma podemos actuar, como colectivo docente,


cuando tenemos la sospecha o información de situaciones de
riesgo que viven las y los adolescentes?
• ¿Qué acciones de prevención estamos realizando y qué otras
se pueden emprender para promover la cultura de la denuncia?

Si desea profundizar en el tema, le recomendamos leer:

• CNDH. (2019c). Manual de orientaciones y herramientas para


prevenir la trata de personas en la comunidad educativa.
Recuperado de <https://www.cndh.org.mx/sites/default/files/
documentos/2019-11/Manual-Orientaciones-2.pdf.

Conclusiones

• El sistema sexo-género nos ayuda a comprender cómo en la


construcción de nuestras identidades, relaciones sociales y vida
cotidiana lo biológico, cultural, social e histórico están presen-
tes e interconectados.
• El orden de género ha concedido mayor valor a lo masculino,
así como una posición de superioridad.
• Los roles y estereotipos de género establecen tareas, espacios,
cualidades y comportamientos sobre lo que se considera pro-
pio de lo femenino y lo masculino.
• Al discriminar a una persona o grupo se afecta el reconoci-
miento y ejercicio pleno de uno o varios derechos humanos.
• La violencia contra las mujeres es una forma de violencia de gé-
nero que constituye una violación grave a los derechos huma-
nos. La violencia psicológica, física, patrimonial, económica y
sexual son tipos de violencia.
• En las relaciones de noviazgo las y los adolescentes pueden vi-
vir situaciones de violencia que ponen en riesgo su autoestima,
seguridad, libertad y desarrollo. Particularmente, las alumnas y
los alumnos de educación secundaria pueden estar en riesgo
de vivir ciberacoso, grooming, sexting y trata de personas.

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