Viruela Del Mono
Viruela Del Mono
Viruela Del Mono
INTROCUCCIÓN
La viruela símica es una zoonosis vírica (enfermedad provocada por virus transmitido de los
animales a las personas) que produce síntomas parecidos a los que se observaban en los pacientes
de viruela en el pasado, aunque menos graves. Con la erradicación de la viruela en 1980 y el
posterior cese de la vacunación contra la viruela, la viruela símica se ha convertido en el
ortopoxvirus más importante para la salud pública. La viruela símica se presenta principalmente en
África central y occidental, a menudo cerca de selvas tropicales, aunque su presencia está
aumentando en las zonas urbanas.
El virus de la viruela símica es un virus de ADN bicatenario con envoltura que pertenece al género
Orthopoxvirus de la familia Poxviridae.
BROTES EPIDEMIOLOGICOS
La viruela símica se detectó por primera vez en los seres humanos en 1970 en la República
Democrática del Congo en un niño de nueve años, en una región en la que la viruela se había
erradicado en 1968. Desde entonces, la mayoría de los casos se han notificado en regiones rurales
de bosques tropicales de la cuenca del Congo, sobre todo en la República Democrática del Congo,
y se han notificado cada vez más casos humanos en toda África central y occidental.
Desde 1970 se han notificado casos humanos de viruela símica en 11 países africanos: Benin,
Camerún, República Centroafricana, República Democrática del Congo, Gabón, Côte d'Ivoire,
Liberia, Nigeria, República del Congo, Sierra Leona y Sudán del Sur. Se desconoce la verdadera
carga de esta enfermedad. Por ejemplo, en 1996-1997 se notificó un brote en la República
Democrática del Congo con una tasa de letalidad más baja y una tasa de ataque más alta de lo
habitual. Se detectó un brote simultáneo de varicela (causada por el virus de la varicela, que no es
un ortopoxvirus) y viruela símica que podría explicar los cambios reales o aparentes observados en
la dinámica de transmisión en este caso. Desde 2017, Nigeria ha experimentado un brote de
grandes proporciones, con más de 500 casos sospechosos y más de 200 casos confirmados, y una
tasa de letalidad de aproximadamente el 3%. A día de hoy, continúan notificándose casos.
TRANSMICIÓN
La transmisión de animales a humanos (zoonosis) se produce por contacto directo con la sangre,
los líquidos corporales o las lesiones de la piel o las mucosas de animales infectados. En África, se
han hallado indicios de infección por el virus de la viruela símica en muchos animales, incluidos
ardillas listadas, ardillas arborícolas, ratas de Gambia, lirones enanos africanos, diferentes especies
de simios y otros. Aunque aún no se ha identificado el reservorio natural de la viruela símica, los
roedores son la opción más probable. Comer carne y otros productos animales poco cocinados de
animales infectados es un posible factor de riesgo. Las personas que viven en zonas boscosas o
cerca de ellas posiblemente experimenten una exposición indirecta o de bajo nivel a animales
infectados.
La transmisión de persona a persona puede producirse por contacto estrecho con secreciones de
las vías respiratorias o lesiones cutáneas de una persona infectada, o con objetos contaminados
recientemente. La transmisión a través de gotículas respiratorias suele requerir un contacto cara a
cara prolongado, lo que aumenta el riesgo para los profesionales de la salud, los miembros del
hogar y otros contactos estrechos de casos activos.
SINTOMAS
El periodo de invasión (dura entre 0 y 5 días), caracterizado por fiebre, cefalea intensa,
linfadenopatía (inflamación de los ganglios linfáticos), dolor lumbar, mialgias (dolores musculares)
y astenia intensa (falta de energía). La linfadenopatía es una característica distintiva de la viruela
símica que la diferencia de otras enfermedades que inicialmente pueden parecer similares
(varicela, sarampión, viruela).
La erupción cutánea suele comenzar 1-3 días después de la aparición de la fiebre y tiende a
concentrarse sobre todo en la cara y las extremidades en lugar de en el tronco. Las zonas más
afectadas son el rostro (en el 95% de los casos), las palmas de las manos y las plantas de los pies
(en el 75% de los casos). También se ven afectadas las mucosas orales (en el 70% de los casos), los
genitales (30%) y las conjuntivas (20%), así como la córnea. La erupción evoluciona
secuencialmente de máculas (lesiones con una base plana) a pápulas (lesiones firmes ligeramente
elevadas), vesículas (lesiones llenas de líquido claro), pústulas (lesiones llenas de líquido
amarillento) y costras que se secan y se caen. El número de lesiones varía de unas pocas a varios
miles. En casos graves, las lesiones pueden unirse y hacer que se desprendan grandes secciones de
piel.
La viruela símica suele ser una enfermedad autolimitada, con síntomas que duran de 2 a 4
semanas. Los casos graves se producen con mayor frecuencia en los niños, y su evolución depende
del grado de exposición al virus, el estado de salud del paciente y la naturaleza de las
complicaciones.
TRATAMIENTO
La atención clínica para la viruela símica debe optimizarse al máximo con el fin de aliviar los
síntomas, controlar las complicaciones y evitar secuelas a largo plazo. Se debe ofrecer líquidos y
alimentos a los pacientes para mantener un estado de nutrición adecuado. Las infecciones
bacterianas secundarias deben tratarse según esté indicado.
DIAGNOSTICO
En caso de sospecha, los profesionales de la salud deberán obtener una muestra adecuada y
enviarla en condiciones seguras a un laboratorio que disponga de los medios apropiados. La
confirmación de la viruela símica depende del tipo y la calidad de la muestra y del tipo de prueba
de laboratorio practicada. Las muestras, por lo tanto, deben ser envasadas y enviadas de
conformidad con los requisitos nacionales e internacionales. La prueba de laboratorio
preconizada, por la exactitud y sensibilidad que ofrece, es la reacción en cadena de la polimerasa
(PCR). Las muestras idóneas para diagnosticar la viruela símica con esta técnica son las que
provienen de lesiones cutáneas: techo o líquido de vesículas y pústulas, así como costras secas.
Cuando sea factible, la biopsia es una opción. Las muestras de lesiones deben almacenarse en un
tubo seco y estéril (sin medios de transporte víricos) y conservarlas en refrigeración. A menudo, las
PCR practicadas a partir de muestras sanguíneas no son concluyentes porque la viremia es
demasiado reciente en el momento en que se toman las muestras tras la aparición de los
síntomas; por este motivo, no conviene extraer sangre sistemáticamente a los pacientes.
VACUNACIÓN