Descubrimiento de Los Textiles Diaguita
Descubrimiento de Los Textiles Diaguita
Descubrimiento de Los Textiles Diaguita
INTRODUCCIÓN
El estudio de las colecciones arqueológicas que se encuentran en los museos es una tarea
permanente que contribuye a la puesta en valor de los objetos como testimonio de una
“manera de hacer” que identifica a una cultura, grupo humano y, finalmente, al artífice del
objeto como individuo, entregándonos valiosa información que permite acercarnos, después
de cientos de años, a los modos vida del pasado.
Se analizaron 11 piezas cerámicas de los museos MHnV (7), MHnc (2) y Muarse (2).
Nuestra hipótesis de trabajo es que, comprobada la gran similitud entre las representaciones
de camisas o mantas pintadas en los jarros patos antropomorfos y otras piezas de alfarería
diaguita depositadas en museos de Chile con aquellas piezas textiles recuperadas de sitios
arqueológicos del noroeste argentino, tales como el sitio arqueológico Angualasto, conser-
vadas en el Museo Profesor Mariano Gambier de San Juan, Argentina, es posible extrapolar
que las vestimentas diaguita y diaguita-inka comparten rasgos con las de poblaciones con-
temporáneas trasandinas. Además, el dominio del imperio incaico sobre estas poblaciones
se visibiliza en motivos específicos y estandarizados que dan cuenta de su influjo en las
poblaciones locales.
El análisis de los motivos textiles representados provee información de utilidad para caracte-
rizar, definir y estudiar las vestimentas de los diaguita y los diaguita-inka, y para distinguir
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categorías tipológicas o de otro orden, las cuales permiten diferenciar las características de
los atuendos de la cultura diaguita de aquellos de la cultura diaguita-inka, conscientes de las
influencias y cambios introducidos por el Tawantinsuyo en la cultura material local.
PROBLEMA DE ESTUDIO
Está documentado que para la cultura andina en general, las actividades ligadas a la fabrica-
ción de textiles no eran consideradas tareas auxiliares, sino esenciales para el mantenimiento
de las relaciones sociales. Por tanto, como los grupos diaguita formaban parte de la cultura
andina, sus prendas textiles también debieron revestir gran importancia, de ahí que sea posi-
ble pensar que la representación de vestimentas en los personajes modelados en cerámica
expresan diversos aspectos socioculturales y de la cosmovisión diaguita.
Para los incas, las prendas de vestir eran consideradas valiosas ofrendas: se utilizaban como
regalo para los dioses, eran un importante indicador de estatus social, regalo favorito entre
los individuos y recompensa para los servidores del Estado (Murra, 2002).
Los tejidos usados para la vestimenta y otras prendas en las antiguas poblaciones andinas
representan una inestimable fuente de información dentro del registro arqueológico, puesto
que constituyen uno de los objetos más sensibles y culturalmente reveladores debido a que
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Descubrimiento de los textiles diaguita y diaguita-inka a través de la iconografía de sus piezas cerámicas
involucran muchas etapas en su producción (Murra, 1962). Cada una de sus características
es útil para estudiar diversos temas, por ejemplo, la distribución de los grupos sociales y las
fronteras étnicas en el registro arqueológico. Por esos motivos, se reconocen como marca-
dores críticos de la identidad e interacción cultural, tema que ha sido explorado por varios
investigadores (Agüero, 1998, 2012; Carmona, 2004; Ulloa, 1982).
Los museos del Servicio Nacional de Patrimonio Cultural resguardan un sinnúmero de piezas
adscritas a las culturas diaguita y diaguita-inka, lo que se explica por la amplia dispersión del
Imperio incaico en Chile (desde el extremo norte hasta la región del Maule). Sin embargo, las
colecciones de cerámica diaguita y diaguita-inka de los museos públicos no se han estudiado
de forma sistemática, ni menos caracterizado, de modo que existe un gran vacío de informa-
ción y una consecuente escasa valoración de las colecciones desde el punto de vista científico.
En la investigación llevada a cabo en 2017 se sentaron las bases para recuperar la información
sobre los motivos textiles representados, por lo que en este estudio recopilamos más datos y
se acrecentó la base de datos para acotar los motivos utilizados y diferenciar entre motivos
locales de aquellos producidos bajo influencia incaica. Por otra parte, se amplía la mirada hacia
la consideración de otro tipo de representaciones de vestimentas mediante la incorporación
de representaciones de mantas o camisas, enfatizando en la decoración de listas verticales
con motivos ubicados en el centro, en formas de aríbalos y botellas decoradas de la época
incaica, que nos remiten a contextos ceremoniales.
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Gabriela Carmona Sciaraffia • Angelo Alé Cortés
Imagen 1. Detalle de banda brocada de una camisa del Museo Profesor Mariano Gambier, San Juan,
Argentina.
METODOLOGÍA
Las piezas cerámicas analizadas corresponden a 11 jarros, jarros pato antropomorfos y otras
formas cerámicas que forman parte de las colecciones de los museos MHnV, MHnc y Muarse,
y que registran en su decoración pintada representaciones de vestimentas, y tocados o gorros.
a) Estudio descriptivo de las cerámicas a través de una ficha de registro de cada pieza
dibujada por una especialista y los motivos de las representaciones de las camisas, que
se clasificaron de acuerdo con aspectos técnicos y tomando como referencia investiga-
ciones sobre cerámica diaguita y textiles.
b) Caracterización de la colección de cerámica diaguita y diaguita-inka del MHnV.
c) Estudio de las representaciones de textiles en las colecciones diaguita y diaguita-inka de
los museos Muarse, MHnc y MHnV.
RESULTADOS
En el MHnV se revisó la colección Lodwig, que forma parte de las colecciones patrimoniales
del museo y que cuenta con cerca de 50 piezas cerámicas diaguita, de las cuales 7 fueron
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Descubrimiento de los textiles diaguita y diaguita-inka a través de la iconografía de sus piezas cerámicas
seleccionadas por presentar rasgos característicos para este estudio. Previamente se realizó
una caracterización general de las piezas cerámicas decoradas, ampliando la información
con que ya contaba el museo (Moya, 2016).
En el caso del Muarse, a raíz de la realización del proyecto FAIP 2017, “Estudio exploratorio
de los textiles diaguita y diaguita-inka” (Carmona y Varela, 2018), se analizaron 13 piezas
de su colección de cerámica diaguita, sin embargo, en esa oportunidad solo se estudiaron
aquellas que aparecían en el portal surDoc, por tanto, se amplió la información a 2 nuevas
piezas que poseen iconografía que representa personajes con vestimentas. Para casi la totalidad
de las piezas cerámicas del museo se cuenta con información de los sitios arqueológicos de
donde provienen, ubicados en el área de La Serena y Coquimbo, con contextos claros, que
corresponden cronológicamente a los períodos Alfarero Intermedio Tardío (900-1450 d.C.)
y Tardío (1450-1532 d. C.) de la prehistoria del norte semiárido. Debido a que se ubica en el
área nuclear de la cultura diaguita y constituye un museo especializado en la temática, no se
requirió caracterizar su cerámica decorada.
Las piezas cerámicas del MHnV pertenecen a la colección Lodwig, donadas en 1921 por los
herederos de Juan Lodwig, está conformada por piezas arqueológicas recolectadas en la zona
de Caldera desde 1884. Esta colección está formada por vasijas cerámicas de las culturas
Copiapó, molle, Ánimas, diaguita e inca; instrumentos de hueso; variados objetos metálicos;
piezas líticas y objetos de concha (Becker, 1997, p. 2). La colección es el resultado de una
serie de excavaciones asistemáticas realizadas en el litoral de Caldera, probablemente en un
cementerio del área del litoral, que podría corresponder a un sector llamado Puntilla Norte,
a fines del siglo xix, por encargo de un particular aficionado a la arqueología (Becker, 1997;
Latorre et al., 2007; López, 2018).
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Gabriela Carmona Sciaraffia • Angelo Alé Cortés
algunos investigadores, los que se centraron en el conjunto de piezas metálicas (Corral, 2008;
Latorre et al., 2007; López, 2018).
Por su parte, la colección de vasijas cerámicas fue objeto de estudio del arqueólogo Francisco
Garrido, quien analizó 16 vasijas decoradas adscritas a la cultura Copiapó para su tesis de
grado (Garrido, 2007).
Además, toda la colección Lodwig fue registrada por la arqueóloga Iris Moya, como parte del
proyecto Registro Colección de Arqueología Chilena Museo de Historia Natural de Valparaíso,
llevado a cabo por el cDbP en conjunto con el MHnV en 2016.
Imagen 2: Vista de la colección cerámica Lodwig, obtenida en un cementerio del sector noreste de
Caldera. (Fotografía de 1884).
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Descubrimiento de los textiles diaguita y diaguita-inka a través de la iconografía de sus piezas cerámicas
Se realizó una caracterización general de 26 piezas cerámicas decoradas con pintura y/o
modeladas, de las cuales 7 fueron analizadas por presentar rasgos específicos para el presente
estudio. Las piezas estudiadas corresponden a formas de aríbalos y botellas, característicos
de la época de influencia incaica, las cuales fueron adscritas a la cultura diaguita-inka. Sin
embargo, 4 de ellas poseen características especiales atribuidas a una producción inca local
o con influencias del área del noroeste argentino (noa).
En aquella época los museos aspiraban a tener objetos representativos de cada etnia o cultura
del territorio chileno. Es lo que ocurre con esta colección, procedente de otra zona del país,
específicamente, una colección “diaguita”. Para ello, el Museo de Concepción contrató los
servicios de Francisco Cornely, radicado en La Serena, quien ya se encontraba realizando
investigaciones arqueológicas en el área (Echeverría, 2015).
Actualmente, en el MHnc se conservan una serie de cartas, informes y listas de objetos envia-
dos por Cornely a Carlos Oliver entre abril de 1941 y agosto de 1946 (las cartas a Oliver fueron
publicadas en 1969 en el Boletín Publicaciones del Museo y de la Sociedad Arqueológica de
La Serena). Estos documentos dan cuenta de las exploraciones y excavaciones realizadas por
Cornely, y de los problemas económicos que tuvo que enfrentar para realizar estas tareas.
Además, en las cartas se encuentra información relacionada con el origen del Museo de La
Serena, fundado en abril de 1943, del que Cornely fue su primer director, por lo cual debió dis-
tribuir su tiempo entre los compromisos adquiridos en La Serena y en Concepción. Siguiendo
a Echeverría (2015), es posible adentrarse en los detalles de la formación de la colección.
El 16 de abril de 1942, Cornely escribe a Oliver: “Hoy he recibido su muy alta carta aérea
del 14 del corriente por la cual Ud. me ofrece un puesto en el Museo de Concepción con
$ 12.750.- anuales para recoger material arqueológico en esta región, exclusivamente para
el Museo de Concepción” (Iribarren, 1969, p. 15). En una carta del día 31 del mes siguiente,
Cornely señala: “Naturalmente, ya mis trabajos y colecciones serán exclusivamente para el
Museo de Concepción, hasta que pueda hacerme cargo del Museo Araucano como Ud. me lo
había propuesto” (Iribarren, 1969, p. 17). La ratificación del nombramiento de Cornely como
empleado de planta del Museo de Concepción se produjo recién en enero de 1943.
En carta del mismo año indica que hay material, previamente recolectado por él, que se
encuentra en poder de la Municipalidad de La Serena, lo que evidencia que el compromiso
de exclusividad de realizar trabajos para Concepción era cada vez más difícil, conside-
rando los atrasos en los envíos de los recursos (sueldo y dinero para las excavaciones) y el
interés manifestado por la Municipalidad de La Serena para que Cornely reuniera material
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Gabriela Carmona Sciaraffia • Angelo Alé Cortés
arqueológico para el nuevo museo. Sin embargo, el arqueólogo continuó trabajando en forma
paralela para Concepción.
El último envío de material desde La Serena ocurrió en agosto de 1946. Cornely, en carta de
abril de 1958 dirigida a J. E. Brousse, recientemente designado como director del Museo de
Concepción, se refiere a los envíos realizados durante la década anterior: “El 12 de diciembre
de 1942 hice el primer envío de material arqueológico al Museo de Concepción y en diecio-
cho envíos sucesivos remití un material que llevaba mi numeración desde el 1 al 382”. Entre
los materiales enviados por Cornely se cuentan mayoritariamente piezas de alfarería, pero
también objetos líticos, de cobre, de hueso, restos óseos animales y humanos (principalmente
cráneos y mandíbulas) correspondientes a los sitios de El Olivar, El Arrayán, Altovalsol
y Guanaqueros.
El material enviado por Cornely en la década de 1940 al museo desde La Serena no habría
sido reorganizado de inmediato en la institución, aunque se incorporaron objetos a la lista
numerada de Cornely, que llegaba al número 382. Las colecciones del museo sufrieron un
nuevo traslado en 1949, poco después de la muerte de Oliver, y durante gran parte de la
década de 1950 permanecieron almacenadas en bodegas facilitadas por la cárcel pública y la
Universidad de Concepción. Entre 1957 y 1960, con el museo instalado en la calle Pedro de
Valdivia 1693, J. E. Brousse encabezó la organización de las colecciones con la participación
de Grete Mostny, entonces jefa de Sección del Área de Antropología del Museo Nacional
de Historia Natural, quien colaboró en el ordenamiento de las colecciones de arqueología
(Brousse, 1958, p. 1).
En 1968, el funcionario del museo Sergio Erices, a petición de Jorge Iribarren, director del
Museo Arqueológico de La Serena, transcribe las cartas e informes enviados por Cornely a
Carlos Oliver y las cartas dirigidas a J. E. Brousse. La correspondencia con Oliver fue publi-
cada en el Boletín del Museo y de la Sociedad Arqueológica de La Serena, N°13, de 1969.
El interés de estas cartas radica en la información que entregan sobre la génesis del museo
serenense, fundado mientras Cornely trabajó como arqueólogo para el Museo de Concepción.
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Descubrimiento de los textiles diaguita y diaguita-inka a través de la iconografía de sus piezas cerámicas
El cierre del museo, que debía ser temporal, se extendió por cinco años. En 1979 se inauguró
la nueva exhibición. En la Sala de Antropología se exhibían objetos de las distintas colecciones
arqueológicas del museo, con vitrinas exclusivas para la muestra diaguita.
En 1996 el arqueólogo Gonzalo Ampuero, quien fuera director del Museo Arqueológico
de La Serena, se hizo cargo de describir parte de la colección Diaguita. El trabajo incluyó
una ficha y registro fotográfico de la “Colección Cornely”, como el arqueólogo denominó
al conjunto. En 2002, Ampuero envió al MHnc una copia de este registro, compuesto por
165 fichas correspondientes a una selección de piezas cerámicas de la colección. No se fichó
la colección completa por los numerosos fragmentos que incluye, que merecerían mayores
análisis (Ampuero, 2002).
En 2001 y 2002 piezas cerámicas de las colecciones atacameña y diaguita fueron revisadas
por Christianne Brunnengrӓeber, conservadora del Museo de Historia Natural de Bonn,
Alemania. La profesional analizó los deterioros que afectaban a las piezas. Entre 2001 y 2003,
la arqueóloga Claudia Silva, investigadora asociada del MHnc, revisó las piezas de alfarería
de la colección Diaguita, que requirió fichaje, ordenamiento y documentación.
A principios de la década del 2000, el MHnc comenzó a ingresar información sobre las colec-
ciones atacameña y diaguita en la plataforma SUR, diseñada por el Centro de Documentación
de Bienes Patrimoniales. En 2003 se inauguró la actual exhibición permanente del MHNC,
que en la sala “Los Naturalistas”, ubicada en el hall del MHNC, en la vitrina “La descripción
de Chile”, exhibe una pequeña muestra de piezas correspondientes a las antiguas colecciones
arqueológicas del museo, entre ellas Norte Grande o Atacameña, y Norte Chico o Diaguita,
con la finalidad de dar a conocer parte de la historia inicial del museo.
En 2011 se comienza a revisar el inventario de la colección Norte Chico, proceso que con-
cluyó en 2013, en el marco del proyecto “Valoración y difusión de la colección Diaguita del
Museo de Historia Natural de Concepción”, financiado con el Fondo para el Fortalecimiento
del Desarrollo Institucional de Museos Regionales y Especializados (FoDiM) de la Dibam.
El proyecto incluyó actividades de actualización del inventario, confección de embalaje de
conservación y registro fotográfico de las piezas, el ingreso de información a la plataforma
SUR, y una actividad de difusión que consistió en una exposición temporal de una selección
de objetos titulada “Diaguita, de Cornely a Oliver”, cuyo objetivo, además de presentar
aspectos sobre la cultura diaguita, fue dar a conocer la historia de cómo se formó la colección.
Según Echeverría (2015), la colección Norte Chico o Diaguita parece haber tenido, desde
sus orígenes, un valor especial para el museo. Así lo señalaría J. E. Brousse en un reportaje
publicado por el diario Crónica, en 1964, cuando se desempeñaba como investigador ad
honorem de la institución: “Las piezas de la cultura diaguita son únicas en Chile. Ni siquiera
existen en el Museo de La Serena, porque cuando nos fueron enviadas, el establecimiento
no había sido creado aún” (Echeverría, 2015, pp. 81-82).
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Gabriela Carmona Sciaraffia • Angelo Alé Cortés
Piezas analizadas
A continuación presentamos un resumen de las fichas de cada pieza con el fin de identificar
los rasgos antropomorfos y textiles representados. Para identificar los motivos de la cerá-
mica nos basamos en González (2013) y para el reconocimiento de los motivos textiles nos
guiamos por Horta (2005).
MUARSE
Escote: figura en forma de “V”. Se aprecian 6 figuras de puntada en “T” invertida en el lado
izquierdo y 7 figuras “T” de color negro en el lado derecho.
Decoración o refuerzo de camisa: banda rectangular decorada bajo el escote de la camisa,
unido por el color negro, de forma rectangular horizontal extendida. En el interior de esta
figura se pintó una greca con un patrón de triángulos en traslación horizontal y vertical. En
ambos extremos de esta greca se proyecta la línea superior hasta doblarse en ángulo recto y
seguir en sentido vertical con otras similares, dibujando una especie de fleco. Presenta dos
flecos a cada lado.
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Descubrimiento de los textiles diaguita y diaguita-inka a través de la iconografía de sus piezas cerámicas
Vasija modelada en arcilla, incompleta. Le faltan la parte posterior e inferior; cuerpo de forma
ovoide. Cuerpo engobado de color blanco y base engobada de color rojo. Cabeza antropomorfa
modelada con rasgos faciales marcados (boca con dientes, mentón prominente, nariz, ojos
con tres líneas representando pestañas o lágrimas, sin orejas, con tocado o peinado). Bajo la
cabeza modelada se pintó el cuerpo del personaje blanco de fondo.
Escote: figura en forma de “V”. A ambos lados se aprecian 6 figuras de puntada en “T”
invertidas de color negro.
Decoración o refuerzo de camisa: banda rectangular decorada bajo el escote de la camisa y
unida por el color negro. La forma general es rectangular horizontal extendida. En el interior
se pintó una greca con patrón de cadenas color negro. En ambos extremos se proyecta la
línea superior hasta doblarse en ángulo recto y seguir en sentido vertical con otras similares,
dibujando un fleco. Se dibujaron dos flecos en el lado izquierdo, mientras que en el lado
derecho no se aprecia.
Cintillo, peinado o tocado: diseño de ajedrezado, en donde las unidades mínimas se alinean en
sentido diagonal, alternando rojo y negro. El diseño continúa con una línea horizontal negra
seguida de otra línea roja; posteriormente se ve un diseño incompleto que debería trasladarse
hasta el asa de la pieza, negro de fondo, con dos círculos blancos, un círculo lineal rojo en
su interior y un punto negro en el interior de este último.
Decoración textil: representación de banda brocada.
Motivo: módulo con ganchos lineales (Horta, 2003, pp. 101 y 169).
Puntada escote camisa: festón “cola de pescado”.
Gorro o cintillo: Ajedrezado.
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Plato 4.0181
Vasija modelada en arcilla, de base convexa y borde recto a evertido. Presenta un asa verti-
cal en el borde y dos protuberancias en el borde opuesto. Tratamiento de superficie interior
pintado con motivos geométricos en color negro (marrón) sobre fondo blanco; tratamiento
de superficie exterior engobe de color rojo.
Escote: No presenta.
Decoración o refuerzo de camisa: No presenta.
Cintillo, peinado o tocado: solo es posible relacionar el patrón reticulado enmarcado en dos
líneas con la representación de un tocado.
Decoración textil: no presenta.
Motivo: reticulado oblicuo.
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Descubrimiento de los textiles diaguita y diaguita-inka a través de la iconografía de sus piezas cerámicas
Vasija modelada en arcilla. Tiene una forma restringida compleja. Cuerpo de forma cilíndrica
baja de paredes rectas, levemente evertidas en la parte superior. Base de forma levemente
convexa con un centro plano engobada roja. La parte superior del cuerpo es levemente convexa
y en la parte superior hacia un costado se levanta el gollete largo, de forma tronco-cónica e
hiperboloide. En el lado opuesto al gollete se modeló una cabeza antropomorfa con rasgos
faciales marcados (boca, mentón prominente, nariz, ojos, orejas mamelonares, y tocado o
peinado). Con asa puente recta que conecta con el gollete. Toda la vasija está engobada de
color blanco-beige con caolín blanco. Bajo la cabeza modelada se pintó el cuerpo del perso-
naje. La figura humana tiene color blanco de fondo.
Escote: figura en forma de “V”. Al lado izquierdo tiene 4 figuras de puntada “T” invertida
y 5 en el lado derecho, de color negro-café.
Decoración o refuerzo de camisa: banda rectangular decorada bajo el escote de la camisa y
unido por el color negro-café. En el interior se pintaron 3 secciones delimitadas en un triángulo
de color negro-café y rojo. Cada una de estas secciones presenta 3 cuadrados blancos con
línea horizontal interior de color negro-café, separados por una línea oblicua de color blanco
(reflexión desplazada). En ambos extremos se proyecta la línea superior hasta doblarse en
ángulo recto y seguir en sentido vertical con otras similares, dibujando un fleco. Se dibujan
tres flecos en ambos lados.
Cintillo, peinado o tocado: sobre la cabeza en negro-café sobre blanco presenta 11 trazos
rectos paralelos sobre campo triangular frontal negro, que se comprime a los costados en
campos semicirculares de color rojo.
Decoración textil: representación de banda brocada.
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Motivo: 5 paneles, 2 laterales lisos rojos separados por líneas transversales blancas y 3 paneles
centrales invertidos entre sí con 3 cuadrados con punto central en su interior.
Puntada escote camisa: festón simple en forma de “T” invertida.
Gorro o cintillo: listado negro sobre blanco.
MHNV
Aríbalo 807
Vasija modelada restringida de perfil compuesto, de cuerpo globular con dos asas cintas ver-
ticales y contrapuestas en el sector inferior del cuerpo. De borde redondeado, labio evertido,
cuello ligeramente cóncavo y base curva. Superficie engobada de color crema con decoración
en pintura marrón oscuro y rojo.
Escote: posible escote circular bordeando el cuello de la vasija color marrón oscuro.
Decoración o refuerzo de camisa: debajo del posible escote y en la sección frontal de la vasija
aparece un campo cuadrado a rectangular en cuyo interior tiene una figura cuatripartita de
color marrón oscuro que forma 4 triángulos con puntos en su interior de color marrón oscuro
y rojo. En el triángulo frontal inferior tiene un mamelón enmarcado en una línea ovalada
irregular pintada en su interior de color rojo. Bajo este presenta la banda vertical decorada.
Cintillo, peinado o tocado: no presenta.
Decoración textil: representación de banda en sentido vertical al centro del cuerpo.
Motivo: diseño en zigzag escalonado (González, 2013, p. 256). El color de fondo es blanco y
el color del escalonado alterna entre negro y rojo.
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Descubrimiento de los textiles diaguita y diaguita-inka a través de la iconografía de sus piezas cerámicas
Aríbalo 809
Vasija modelada restringida de perfil compuesto. Cuerpo globular, borde redondeado, labio
evertido y base curva, con dos asas cintas verticales y contrapuestas en sector medio del
cuerpo. Superficie engobada de color crema.
Aríbalo 810
Vasija modelada restringida de contorno compuesto. Cuerpo globular, con borde evertido,
cuello hiperboloide y base cónica de remate plano. Posee dos asas contrapuestas en la parte
inferior del cuerpo. Superficie alisada, pulida y bruñida con engobe crema en el cuello y
cuerpo, y rojo en la base.
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Gabriela Carmona Sciaraffia • Angelo Alé Cortés
Escote: no presenta.
Decoración o refuerzo de camisa: no presenta.
Cintillo, peinado o tocado: no presenta.
Decoración textil: postulamos que las bandas verticales podrían hacer alusión a la decoración
de una manta o camisa.
Motivo: ganchos en eje horizontal de cabeza triangular (Horta, 2005, pp. 104 y 169).
Botella 811
Pieza modelada en arcilla de forma restringida compleja, cuerpo circular con una base cóncava.
En la parte superior del cuello se modeló y pintó un rostro antropomorfo (con boca, nariz,
ojos con tres líneas a modo de pestañas o lágrimas, oreja izquierda, y tocado o peinado). En
el cuello presenta faltantes de una posible asa que se unía con el cuerpo.
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Descubrimiento de los textiles diaguita y diaguita-inka a través de la iconografía de sus piezas cerámicas
Jarro 815
Vasija modelada restringida de contorno complejo. Borde evertido con labio recto y cuerpo
semiovoidal. Cuello hiperboloide, base cónica invertida (falso torno). Asa vertical en arco
de correa emplazada cuerpo-cuerpo, inserción doble adherida. Superficie exterior pulida, y
pintada negro y rojo sobre engobe blanco.
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Gabriela Carmona Sciaraffia • Angelo Alé Cortés
Escote: se interpreta que el cuerpo correspondería a la vestimenta o túnica, por lo que ten-
dría un escote circular representado con la decoración de clepsidras, que bordean el cuello
de la pieza.
Decoración o refuerzo de camisa: no presenta.
Cintillo, peinado o tocado: no presenta.
Decoración textil: postulamos que las bandas verticales podrían hacer alusión a la decoración
de una manta o camisa.
Motivo: damero con reticulados.
Escote: se alcanza a apreciar un borde triangular de fondo negro, donde continuaría el diseño
de círculos concéntricos.
Decoración o refuerzo de camisa: no presenta.
Cintillo, peinado o tocado: diseños de círculos concéntricos sobre fondo blanco, con un
círculo interior de color rojo y un punto interior de color negro.
Decoración textil: no presenta.
Motivo: círculos concéntricos sobre fondo blanco.
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Descubrimiento de los textiles diaguita y diaguita-inka a través de la iconografía de sus piezas cerámicas
Botella 2654
Pieza modelada de forma restringida y perfil compuesto. Cuello cilíndrico y cuerpo globu-
lar con base plana. La superficie está alisada y engobada de color anaranjado. Decoración
pintada negro sobre blanco en una franja vertical rectangular que se plasmó desde la boca
hasta bajo el gollete abarcando todo el cuello de la pieza con 3 tipos de diseños: gancho en
escalerado, secuencia de triángulos aserrados y triángulos enganchados en U circunscritos
por una línea blanca.
Escote: no presenta.
Decoración o refuerzo de camisa: la banda decorada en el cuello se interpreta como probable
representación de camisa.
Decoración textil: probable representación de banda decorada en textil.
Motivo: gancho grande de cabeza hacia abajo, aserrado y triángulos enganchados en U cir-
cunscritos por una línea blanca.
ANÁLISIS
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Gabriela Carmona Sciaraffia • Angelo Alé Cortés
En los tres casos este rasgo estaba unido al “borde del escote” de la camisa o manta. Por tanto,
preferimos considerarlo de manera unitaria y llamarlo “borde de escote con banda decorada”
de manta o camisa, como rasgo iconográfico característico, para enunciar la presencia de
tejidos en el personaje representado. Las tres vasijas corresponden a la forma de jarro pato.
De las otras 8 piezas, en la botella 811 reconocemos los rasgos antropomorfos y postulamos
que la decoración del cuerpo corresponde a la representación de su vestimenta.
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Descubrimiento de los textiles diaguita y diaguita-inka a través de la iconografía de sus piezas cerámicas
Finalmente, para los aríbalos (807, 809 y 810), el plato (4.0181), el jarro (815) y la botella
(2654) postulamos que, si bien no se puede afirmar que se identifiquen con representacio-
nes de textiles, exploramos esta alternativa como ejercicio de comparación para ampliar la
mirada hacia otros diseños y motivos, a fin de indagar en otras lógicas de representación
iconográficas posibles.
Para las piezas que no presentan el rasgo iconográfico identificado, pero consideramos que
sí representan vestimentas, pues son “personajes vestidos”, en la mayoría de los casos es
posible asociarlas con decoración textil incaica por la presencia de patrones geométricos.
Otro resultado importante es la valoración de las piezas dentro de las colecciones, ya que,
dada su gran riqueza iconográfica, su análisis no se acaba en este estudio, sino que es posible
entregar nueva información de acuerdo con las distintas miradas que proporcionen otros
investigadores.
CONCLUSIONES
Más allá de los motivos directamente visibles, hay una estructura que los organiza y que
responde a categorías de clasificación social muy amplias y compartidas eventualmente
por una comunidad de significado que, de acuerdo con el contexto, bien pueden referirse a
agrupaciones identitarias de carácter étnico. Los patrones de diseño son un buen indicador
de lo anterior y han sido un tópico en los análisis de decoración en arqueología (Cornejo,
1989). La mantención de una estructura por parte de un grupo cultural constituye un estilo,
el cual, si es altamente estructurado, se convierte en un fuerte indicador de identidad étnica
(Washburn, 1989, en Garrido, 2007, p. 29).
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Gabriela Carmona Sciaraffia • Angelo Alé Cortés
Se advierte una “estructura” del diseño que se repite, principalmente en las formas de jarros
pato, que adquieren un estatus normativo para las representaciones humanas. La estilización
de los rasgos humanos que incluye la imagen de la manta o camisa parece basarse en la
realidad como primera referencia (Tortosa, 1996), señalando los rasgos más representativos,
tales como la cara del personaje, con sus ojos, nariz y boca, y la señalización del escote y
banda decorada del cuello de las camisas o mantas, en la frente un cintillo para las piezas
diaguita, y un tocado o gorro en la cabeza de las piezas diaguita-inka.
En algún momento, o por decisión de los alfareros, estos signos fueron suficientes para repre-
sentar, quizás, a un personaje real, ya sea un dignatario y/o con connotaciones socioculturales
dignas de encarnar en una pieza cerámica. Inevitablemente esto nos induce a pensar que su
presencia no es meramente decorativa, sino que tendría un carácter simbólico.
Tercero, en relación con el rasgo iconográfico identificado como “banda decorada del borde
del cuello” de manta o camisa, su alta estandarización da cuenta de la existencia de códigos
compartidos entre la comunidad diaguita y diaguita-inka, intensificándose con la influencia
inka. Estas lógicas de representación son reconocibles al advertir que los motivos correspon-
den a tejidos, que no están presentes como motivos propios de decoración cerámica. Entonces
surge la interrogante de cómo dentro de una misma pieza se conjugan representaciones
naturalistas, tales como los personajes antropomorfos identificados, aunque sea de forma
estilizada, con otras representaciones claramente normadas, de bandas o campos decorados
con motivos geométricos y grecas, propias de la decoración cerámica diaguita, descritos
detalladamente en González (2013).
De este modo, creemos haber contribuido con este trabajo a mejorar nuestro entendimiento
acerca de las representaciones antropomorfas en la cerámica diaguita y al estudio, de manera
indirecta, de las vestimentas usadas por diaguita e inka. Por otra parte, promovemos la
investigación de colecciones que se encuentran en nuestros depósitos y que, muchas veces,
constituyen las colecciones que dieron origen a los museos, ampliando las perspectivas de
su valorización para volver la mirada a sus contextos de uso y hallazgos.
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Descubrimiento de los textiles diaguita y diaguita-inka a través de la iconografía de sus piezas cerámicas
Muchos aspectos han quedado sin abarcar, tales como el estudio de los tocados y cintillos
identificados en las piezas, así como los colores utilizados, la identificación de rasgos dis-
tintivos entre las vestimentas de las poblaciones de Chile y de Argentina, y la comparación
con textiles etnográficos y representaciones de personajes vestidos en el arte rupestre, entre
otros temas que esperamos abordar en futuras investigaciones.
AGRADECIMIENTOS
Gracias a Sergio Quiroz, Anabell Lafuente y Lilian López, del MHnV; a Ángel Durán,
Francisco Silva y Wilson Pérez, del Muarse; a Roxana Torres y Eduardo Becker, del MHnc;
a G. Varinia Varela, del McHaP; a Raúl Araya y Guillermo Villar, del Museo del Limarí; a
Claudia Campos, a cargo de los dibujos de las piezas, y a Helena Horta y Bárbara Cases por
su inestimable ayuda.
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