Las Virtudes de María

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“Caminando de la mano de María

hacia Pentecostés”

“ELLA es toda dulzura, misericordia, bondad y amor para


nosotros, porque ella es NUESTRA MADRE”.
Padre Pío
Mayo, mes de María

Un mes dedicado a nuestra madre María, el camino perfecto del


joven para ir a Jesucristo y para vivir un nuevo Pentecostés, que es
donde surge la iglesia.

Porque ya lo decía el Papa Benedicto XVI “no hay Iglesia sin


Pentecostés y no hay Pentecostés sin la Virgen María“.
Como jóvenes católicos estamos
llamados a regalarle a María lo
siguiente:

 Hacer lo que Jesús nos dice. (Juan 2:5)


 Imitar sus virtudes y ejemplo de vida.
Hacer el Rosario y sacrificios por la salvación de las
almas.
Con motivo del mes de María, se presentan
a continuación 10 virtudes de Mamá a
imitar en nuestra propia realidad y en
cada momento de nuestro día a día.

Estamos seguros que con la intercesión de


Nuestra Madre Celestial, podremos ir
creciendo en ellas.

¡Aquí vamos!
1. Humildad profunda
Un joven humilde reconoce que todo el bien que ha hecho y que puede hacer, es
resultado de la Presencia de Dios en su vida.

Es sabernos pequeños: que venimos de aquel que es grandeza y a quien estamos


llamados a volver.

María fue muy humilde al llamarse a sí misma la sierva del Señor.

En su cántico de alabanza Magnificat (Lc 1, 46-55), afirma que Dios ha mirado con
buenos ojos la humildad de su sierva. Ella nunca cuestionó a Dios de porque era la
elegida, ni dijo que no podía, ni que no era capaz, pues sabia que para Dios todo es
posible y que todo lo puede en Dios que le fortalece.
Reconocer tus dones y talentos, saber que provienen de
H Dios. Estas Llamado a ponerlos al servicio de Dios y de
U tus hermanos.
M
I Arrancar la soberbia, pues nos hace sentirnos
L superiores a los demás, pisotearlos, apartarnos y
despreciarlos.
D
A
D
Esta gran Humildad y sencillez de María provoco que el Espíritu Santo se
derramara sin limites sobre los discípulos.

Estamos llamados a vivir la humildad de reconocer siempre la necesidad del


Espíritu Santo, darle la libertad de que actué y haga su obra, dejando los
miedos e inseguridades atrás y saber que con Dios todo es posible.

Pidamos a María un corazón manso y humilde, para que, como ella, atribuyamos
nuestros éxitos a Dios y nuestros fracasos a nosotros mismos.
2. Fe viva
La fe es creer ciegamente en Dios y en su Palabra.

María es la mujer de fe por excelencia. Aunque fue testigo de la


pasión, el sufrimiento y la muerte de Jesús, creyó que Él vencería
a la muerte y enviaría su Espíritu Santo.

Cuando tengamos la tentación de dudar, acudamos a María y


pidamos su poderosa intercesión.

Jóvenes, debemos estar seguros de que Dios nos ama a pesar de las
dificultades que tenemos que enfrentar a diario, que tiene un plan para
nosotros, por más que no veamos respuesta a lo que le hemos pedido. Dios
responderá a su tiempo, entreguémonos a Su Voluntad.
3. Obediencia ciega

Al dar su consentimiento en la Anunciación “He aquí la esclava del Señor; hágase en


mí según tu palabra” (Lc 1, 38), María mostró una admirable actitud de obediencia a la
Palabra de Dios y de confianza en su santa voluntad.

Cuando tengamos la tentación de rebelarnos y volvernos contra Dios, obedezcamos


por medio de la oración y a ejemplo de María y Jesús, que “fue obediente hasta la
muerte, y muerte de cruz” (Flp 2, 8).

María confía ciegamente en la autoridad y en el amor de su Padre.


Llamados estamos a obedecer a nuestros padres, autoridades de escuela, trabajo,
Iglesia y sociedad.
Joven, no hay mejor regalo para darle a María que
hacer lo que Jesús nos dice: obedecer a todo lo que
nos pide.

Jesús dijo a los discípulos "Ahora yo voy a enviar sobre ustedes lo que mi Padre
prometió. Permanezcan, pues, en la ciudad hasta que sean revestidos de la fuerza
que viene de arriba." (Lucas 24:49). Ellos obedecieron Jesús esperando con María
esta promesa, pero si hubiesen desobedecido no habrían recibido el Don del Espíritu
Santo y se hubiesen quedado con su tristeza, miedo y vació, encerrados en si mismos
.

Hoy estamos llamados a obedecer a Jesús, que nos pide esperar esta promesa en
comunidad y en oración junto con María.
4. Oración continua
Nuestra Madre pensaba continuamente en Dios y lo amaba con todo su
corazón.

Una mujer de oración continua, perseverante y sin desfallecer: "María


meditaba estas cosas en su corazón” (Lc 2, 19). Siempre estaba en
constante diálogo con nuestro Padre y con el mismo Jesús que crio desde
pequeño.

María es por excelencia la escuela de oración.


Busquemos cada día hablar con Dios, quien con amor nos
espera, quien ansioso está por respondernos.

Recordemos ORAR no para ser escuchados sino para


ESCUCHAR A DIOS.
5. Mortificación universal
Consiste en realizar
Refrena las pasiones
un sacrificio mental
y alcanza el dominio
o físico por amor a
propio.
Dios.

María se negó y se sacrificó en todo momento y lugar.


Siempre estuvo centrada en Dios y nunca en sí misma.

El placer no es malo en sí mismo; Dios ha querido que el hombre experimente placer,


de hecho, le ha regalado esta capacidad; el problema viene cuando el placer se
desordena, cuando se sale de los límites justos y deja de ser un medio para convertirse
en un fin.
En la búsqueda desordenada del placer en la comida, descanso y en el apetito
sexual, el joven puede caer en 3 de los 7 pecados capitales: gula, pereza y lujuria.

Como jóvenes constantemente sufrimos esta lucha contra el placer desordenado y


es aquí donde la mortificación y la oración nos ayudara a salir victoriosos.

Otras veces la mortificación también se vive al enfrentar sufrimiento por pérdidas


familiares, enfermedad, burlas y criticas de los demás, etc.

De la mano de María; Jesús y el Padre cumplen su


promesa de enviar su Espíritu que nos ayudará a
vivir cada momento de nuestra vida con fortaleza,
amor y valentía.
Podríamos comparar el placer con el fuego: el fuego bien
utilizado es maravilloso, trae muchos beneficios al hombre.

¿Qué tal el fuego en la chimenea de la casa, en una noche fría,


mientras compartimos y cantamos alrededor con la familia y los
amigos?

Sin duda es maravilloso; pero ¿qué tal el fuego en la sala de la


casa, incendiando todo lo que encuentre a su paso? ¡Aterrador,
destructivo!
6. Pureza divina
María es el modelo de pureza ideal.

La pureza consiste en:


Ver a las personas y a las cosas como Dios las ve.
Por eso un alma pura no juzga, no se burla, no cosifica a nadie.
Mira con ternura y verdadero interés, como nos ve Dios.
El limpio de corazón, es aquel que en su corazón sólo tiene
un amor y ese es Dios.
7. Caridad ardiente
María expresó su amor a Dios
María, en todo momento y lugar,
amó ante todo a Dios. mediante su ardiente amor al
prójimo.

En la Anunciación, a través de su Sí incondicional, María mostró su amor total y sin reservas a


Dios. Al ir de prisa a visitar a su prima Isabel, María manifestó un gran amor al prójimo.

Que podamos decir a imitación de María y con palabras de San Pablo: “El amor de Cristo nos
urge” (2 Cor 5,14). Aprendamos este doble mandamiento, el amor a Dios y el amor al prójimo,
y esforcémonos por vivirlo a diario.

María siempre estuvo atenta a las necesidades de los demás, tanto en su vida en la tierra como
ahora desde el cielo.
El amor de María no tiene fin porque ama con el amor de Dios.

A veces, nuestra estrechez de corazón, mezquindades y egoísmos, no nos


permiten amar en la medida del amor al que estamos llamados.

En los momentos que nos cuesta tanto salir de nosotros para


entregarnos el otro, recurramos a Nuestra Madre para que nos eduque
en este amor ardiente.

María tan llena de este amor ardiente provoco que en Pentecostés ocurriera una
explosión de amor del Espíritu Santo.
8. Paciencia heróica

• María esperaba a su Salvador desde niña.

María esperaba, recibió al ángel y siguió esperando mientras llevaba al Niño en el vientre.
Aunque no comprendía mucho, ella aguardaba los designios de Dios y sabiendo que el
camino no sería fácil, nunca desistió.

María también espera por cada uno de sus hijos, nosotros. Y pacientemente nos llama y
nos educa.

Cuando creamos que ya no podemos, que todo a nuestro alrededor es triste, desesperante, que
no vemos salida, María nos demuestra que el camino del amor continúa, que el camino de Dios
siempre es bueno, que debemos aguardar con oración, con paciencia y esperanza.
9. Dulzura angelical
La dulzura tiene origen en la bondad que derrama el corazón. La bondad del
corazón de María es enorme porque su fuente es inagotable, es el mismo Dios.

María en cada uno de sus llamados aparece Lo contrario de la amabilidad es la


dócil, tierna y suave. Incluso cuando la grosería y la amargura. Imagínate la
llamada de atención es grave, incluso forma y el modo en que María debió de
cuando nos encuentra tan desobedientes de tratar a su prójimo.
la voluntad del Padre.

 Cálida bienvenida
 Sonrisa amable
 Belleza de las palabras
 Cortesía al máximo
 Oído atento para escuchar (todo esto son
claras manifestaciones de bondad
angelical).
María alentaba a los discípulos en la espera del Espíritu Santo, con
gran dulzura les decía que esperaran la promesa de su hijo, que no
tuvieran miedo, hoy María nos habla de la misma manera diciéndonos
ánimo, adelante, confíen, esperen en estos momentos que nos
sentimos ahogados, la que nos va sostener es la virgen María, ella es la
que nos abraza.

Nuestra Madre así como lo hizo con los discípulos, lo hace con nosotros, ella nos
dice muchachos, Él les dijo que iba enviar al Espíritu Santo, pues ese
Espíritu vendrá y nadie tiene mas autoridad de decirlo que ella, porque nadie
más, es testigo del Espíritu Santo que la Virgen María.
10. Sabiduría divina
«Hagan todo lo que Él les diga» (Jn 2:5). La sabiduría de María radica en la
atención y su adhesión completa a la voluntad de Dios.

Su vida consistió en preguntar siempre a Dios a través de la oración : ¿Qué hacer?


¿Cómo actuar?

Ante cada situación que vivamos, al tener que decidir preguntémosle a Dios si es
bueno, si es adecuado para nuestra vida, si no se contrapone a Su Voluntad.

Dejémonos guiar por el Espíritu Santo, pidamos su llegada éste Pentecostés,


para que sea Él quien nos guie, que sea ÉL QUIEN VIVA EN NOSOTROS.

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