Las Virtudes de María
Las Virtudes de María
Las Virtudes de María
hacia Pentecostés”
¡Aquí vamos!
1. Humildad profunda
Un joven humilde reconoce que todo el bien que ha hecho y que puede hacer, es
resultado de la Presencia de Dios en su vida.
En su cántico de alabanza Magnificat (Lc 1, 46-55), afirma que Dios ha mirado con
buenos ojos la humildad de su sierva. Ella nunca cuestionó a Dios de porque era la
elegida, ni dijo que no podía, ni que no era capaz, pues sabia que para Dios todo es
posible y que todo lo puede en Dios que le fortalece.
Reconocer tus dones y talentos, saber que provienen de
H Dios. Estas Llamado a ponerlos al servicio de Dios y de
U tus hermanos.
M
I Arrancar la soberbia, pues nos hace sentirnos
L superiores a los demás, pisotearlos, apartarnos y
despreciarlos.
D
A
D
Esta gran Humildad y sencillez de María provoco que el Espíritu Santo se
derramara sin limites sobre los discípulos.
Pidamos a María un corazón manso y humilde, para que, como ella, atribuyamos
nuestros éxitos a Dios y nuestros fracasos a nosotros mismos.
2. Fe viva
La fe es creer ciegamente en Dios y en su Palabra.
Jóvenes, debemos estar seguros de que Dios nos ama a pesar de las
dificultades que tenemos que enfrentar a diario, que tiene un plan para
nosotros, por más que no veamos respuesta a lo que le hemos pedido. Dios
responderá a su tiempo, entreguémonos a Su Voluntad.
3. Obediencia ciega
Jesús dijo a los discípulos "Ahora yo voy a enviar sobre ustedes lo que mi Padre
prometió. Permanezcan, pues, en la ciudad hasta que sean revestidos de la fuerza
que viene de arriba." (Lucas 24:49). Ellos obedecieron Jesús esperando con María
esta promesa, pero si hubiesen desobedecido no habrían recibido el Don del Espíritu
Santo y se hubiesen quedado con su tristeza, miedo y vació, encerrados en si mismos
.
Hoy estamos llamados a obedecer a Jesús, que nos pide esperar esta promesa en
comunidad y en oración junto con María.
4. Oración continua
Nuestra Madre pensaba continuamente en Dios y lo amaba con todo su
corazón.
Que podamos decir a imitación de María y con palabras de San Pablo: “El amor de Cristo nos
urge” (2 Cor 5,14). Aprendamos este doble mandamiento, el amor a Dios y el amor al prójimo,
y esforcémonos por vivirlo a diario.
María siempre estuvo atenta a las necesidades de los demás, tanto en su vida en la tierra como
ahora desde el cielo.
El amor de María no tiene fin porque ama con el amor de Dios.
María tan llena de este amor ardiente provoco que en Pentecostés ocurriera una
explosión de amor del Espíritu Santo.
8. Paciencia heróica
María esperaba, recibió al ángel y siguió esperando mientras llevaba al Niño en el vientre.
Aunque no comprendía mucho, ella aguardaba los designios de Dios y sabiendo que el
camino no sería fácil, nunca desistió.
María también espera por cada uno de sus hijos, nosotros. Y pacientemente nos llama y
nos educa.
Cuando creamos que ya no podemos, que todo a nuestro alrededor es triste, desesperante, que
no vemos salida, María nos demuestra que el camino del amor continúa, que el camino de Dios
siempre es bueno, que debemos aguardar con oración, con paciencia y esperanza.
9. Dulzura angelical
La dulzura tiene origen en la bondad que derrama el corazón. La bondad del
corazón de María es enorme porque su fuente es inagotable, es el mismo Dios.
Cálida bienvenida
Sonrisa amable
Belleza de las palabras
Cortesía al máximo
Oído atento para escuchar (todo esto son
claras manifestaciones de bondad
angelical).
María alentaba a los discípulos en la espera del Espíritu Santo, con
gran dulzura les decía que esperaran la promesa de su hijo, que no
tuvieran miedo, hoy María nos habla de la misma manera diciéndonos
ánimo, adelante, confíen, esperen en estos momentos que nos
sentimos ahogados, la que nos va sostener es la virgen María, ella es la
que nos abraza.
Nuestra Madre así como lo hizo con los discípulos, lo hace con nosotros, ella nos
dice muchachos, Él les dijo que iba enviar al Espíritu Santo, pues ese
Espíritu vendrá y nadie tiene mas autoridad de decirlo que ella, porque nadie
más, es testigo del Espíritu Santo que la Virgen María.
10. Sabiduría divina
«Hagan todo lo que Él les diga» (Jn 2:5). La sabiduría de María radica en la
atención y su adhesión completa a la voluntad de Dios.
Ante cada situación que vivamos, al tener que decidir preguntémosle a Dios si es
bueno, si es adecuado para nuestra vida, si no se contrapone a Su Voluntad.