Las Practicas Profesionales en Trabajo Social
Las Practicas Profesionales en Trabajo Social
Las Practicas Profesionales en Trabajo Social
En relación con los estudios de Trabajo Social, éstos han contemplado siempre la
necesidad de la formación en experiencias reales. Las prácticas profesionales ya se
centran en el aprendizaje; ahora bien, el nuevo proceso nos exige desglosar las
competencias de forma operativa. Por lo tanto, el saber, saber hacer y saber ser
pasan por una estrecha interacción en todas nuestras actuaciones; cuestión que reforzará
los espacios de encuentro conocimiento-acción.
In these moments, the new EEES forces us to think over and modify, first,
the educational processes, transforming the traditional roles; and, later, to define the
profile of each degree. This second question gives place to the process of educational
planning; that is to say, the assignment of competences in every matter of the study
plan, and that will be demanded to the student in his curriculum.
In relation with the studies of Social Work, these have always contemplated the
need of the formation in real experiences. The professional practices are already centred
on the learning; now then, the new process demands us to remove the competitions of
operative form. Therefore, the knowledge, the know how to do and how to be pass
through a narrow interaction in all our performances; question that will reinforce the
spaces of meeting knowledge-action.
Desde este desafío, y tras asistir a diversos cursos extraordinarios sobre el EEES,
la actual propuesta se centra en ofrecer una revisión de la propia realidad universitaria,
aportando a la par reflexiones estimadas desde la Convergencia, con el deseo de
encontrar supuestos de modificación proyectados desde otras instituciones académicas,
a partir de la Declaración de Bolonia (Consejo de Europa, 2001).
CONTEXTUALIZACIÓN
1
Objetivos del EEES: transparencia, comparabilidad, homologación, movilidad, competencia, cohesión
social.
Actualmente los estudios de Trabajo Social de la Universidad de Salamanca se
encuentran integrados en la Facultad de Ciencias Sociales. Ésta2, que empezó a
funcionar en el curso 91-92, constituyendo el resultado de la fusión de otras titulaciones
universitarias.
Los estudios de Trabajo Social han contemplado, desde sus inicios, la necesidad
de la formación en experiencias reales, a través del contacto del alumno con los
profesionales de la acción social. Es por ello que las propuestas curriculares se han ido
redefiniendo. De esta manera se justifica nuestro actual Plan de estudios3, que centró su
modificación en la mayor carga lectiva para la libre elección del alumno y en el
incremento del número de horas reales prácticas en instituciones, concentrándose éstas
en el último curso y conformándose como una asignatura troncal de veinte créditos. Ello
ha derivado de la exigencia, a escala nacional, de adecuar dicha formación y la posterior
praxis profesional al complejo y cambiante modelo de sociedad. En este contexto, lo
que se trata es de avanzar hacia una mayor cualificación del alumno por medio de la
consolidación de unos conocimientos, actitudes y habilidades a obtener, tanto dentro del
marco académico como en la realidad social.
Ya indicaba la LRU (art. 1.2b; 1983), y se ratifica la LOU (art. 1.2b; 2002) que
“son funciones de la Universidad al servicio de la sociedad:… la preparación para el
ejercicio de actividades profesionales que exijan la aplicación de conocimientos y
métodos científicos”. Por ello, desde la Universidad de Salamanca se han formalizado
Convenios de Cooperación Educativa suscritos con las instituciones de prácticas desde
los comienzos universitarios del Trabajo Social.
2
No obstante, la Diplomatura de Trabajo Social se había iniciado en nuestra ciudad en el curso 1988-89,
conformando por si sola la Escuela Universitaria de Trabajo Social, y cuyo fundador fue el Prof. Dr. D.
José Ortega Esteban.
3
Resolución de 24 de enero de 2001, de la Universidad de Salamanca, por la que se publica el Plan de
Estudios de Diplomado en Trabajo Social de la Facultad de Ciencias Sociales (BOE 13/II).
A través de este sistema de vinculación, que en este curso se acerca al millar4, se
reconoce la relación formativa, y en ningún caso contractual, que tanto las instituciones
de prácticas como la universidad asumen en el desarrollo de las prácticas, lo que va a
permitir una construcción compartida en la formación de los estudiantes.
4
Este número de Convenios de Cooperación Educativa son el resultado total de documentos firmados
hasta el presente curso, habiéndose tramitado exactamente para el 2005-06, treinta nuevos Convenios.
5
Durante el curso 2004-05 realizaron sus prácticas 176 alumnos. En el presente, 2005-06, el número de
alumnos en prácticas se sitúa en 154.
04-05 05-06 04-05 05-06 04-05 05-06 04-05 05-06
Aragón - - - - - - - -
Asturias - - - - - - - -
Canarias Fuerteventura 1 1 1
Tenerife - 2 - 2 - 2 -
Cataluña - - - - - - - -
C. - - - - - - - -
Valenciana
15
Extremadura Badajoz Badajoz 8 6 14 8 20 10
Cáceres Cáceres 5 6 17 11 11
Galicia Ourense 1 1 1
Pontevedra Pontevedra 1 1 1 1 1 1
Navarra - - - - - - - -
La Rioja Logroño - 1 - 1 - 1 -
También nos parece interesante valorar cuál es el grado de acogida que, en las
diferentes administraciones, tienen nuestros alumnos. Nos referimos a la implicación del
Sistema Público como garantizador de la formación profesional. Creemos que es
importante conocer las plazas que se ofertan, ya que la
modificación del sistema educativo superior europeo radica fundamentalmente en
asegurar los mecanismos para la gestión del aprendizaje laboral. Es por esto que
creemos deberían de arbitrarse las medidas necesarias para conseguir tal fin.
Curso 2004-05
Curso 2005-06
Privados 73
Públicos 103 Públicos
Privados 75
76
6
Véase esquema.
Sobre la base de las relaciones ya consensuadas, y otras que pudieran
establecerse con posterioridad, en nuestra Universidad partimos de la toma de contacto
con las instituciones y centros. Se trata de un encuentro inicial centrado en valorar las
ofertas, recoger sugerencias y establecer unas líneas homogéneas para el buen desarrollo
de las prácticas, dando a conocer el Plan General de Prácticas y sus objetivos.
Una vez conocido el número y ubicación de las plazas ofertadas por las
instituciones se hace público un listado a efectos de que los alumnos, basándose en sus
intereses y disponibilidad, opten a ellas, entregando su solicitud a la coordinadora, que
realiza su adjudicación, con carácter oficial. Los criterios sobre los que se conceden
dichas plazas buscan adecuar las mismas a las preferencias individuales, teniendo en
cuenta las observaciones y limitaciones realizadas por los estudiantes y las
características propias de cada institución o centro.
Estructura organizativa
En estos casos, y según nuestra experiencia, son de gran interés las reuniones de
supervisión, como ya adelantábamos. Entendidas como técnica de
formación/evaluación, e insertas en el proceso de enseñanza/aprendizaje, proporcionan a
los alumnos, en un clima democrático y participativo, la posibilidad de dialogar y
reflexionar sobre sus experiencias a fin de lograr una integración entre lo cognitivo y lo
afectivo, a la vez que ayudan a esclarecer dudas. La primera de estas reuniones es de la
máxima importancia por cuanto
significa la primera oportunidad de acercamiento, además de facilitarse a los
componentes del grupo información específica sobre los lugares concretos de prácticas.
En definitiva, estos encuentros son de especial relevancia puesto que favorecen la
maduración del alumno, tanto profesional como personalmente.
No obstante, este proceso no está exento de dificultades para los tres actores
principales que intervienen en las prácticas profesionales7 (tutores profesionales,
estudiantes y profesores). Hemos podido apreciar, y en esta información coincidimos
con la investigación que señalamos, que existen carencias tanto en el ámbito
académico como práctico: falta de coordinación, de claridad en las competencias y
responsabilidades, necesidad de reconocimiento y valoración del ejercicio laboral que
implica esta asignatura, inadecuada y escasa información al alumnado, entre otras. Es
por ello que a pesar del esfuerzo que realizan todos los actores, a las prácticas de
Trabajo Social no se les termina de reconocer la importancia inherente al futuro
desempeño laboral, desarrollándose éstas sin el merecido apoyo.
7
Así lo puso de manifiesto un grupo de investigación de la Universidad de Alicante al analizar las
dificultades y etiología de las prácticas de Trabajo Social a partir de las percepciones de los tres agentes
intervinientes (Giménez Bertomeu, V. y otros, 2004).
Las reflexiones anteriores y la actual situación de cambio que se está
proponiendo en la Universidad, a escala europea, nos plantea, a docentes, discentes y
personal de administración y servicios, retos teóricos y metodológicos. Este nuevo
modelo educativo europeo que se diseña se pronuncia en relación a un nuevo esquema
curricular; cuestión que hemos de contemplar, a la vez, como un desafío y como un
beneficio.
Por otra parte, dentro de toda esta reestructuración, recordemos que el perfil
profesional es uno de los grandes debates que se viene produciendo en el diseño de los
nuevos planes de estudio, sin que exista claridad sobre este tema en los Libros Blancos.
Se afirma que los resultados del aprendizaje equivalen a las competencias transferibles;
cuestión que queda reflejada en el recién aprobado Real Decreto de Grado9.
8
Esta perspectiva de una educación integral ya fue planteada por Delors en el año 1996 al establecer los
cuatro pilares para la educación: saber, saber hacer, saber ser y estar y saber ser y estar felizmente con los
otros.
9
Real Decreto 55/2005, de 21 de enero (BOE 25/I): art. 2f y art. 9.3b: conocimientos, aptitudes y
destrezas; art. 9.3c: perfil profesional asociado al título; art. 11.4: competencias profesionales inherentes a
la obtención del título.
Esta modernización universitaria de la enseñanza basada en competencias puede
llevarnos, en muchos ámbitos científicos, pero específicamente en el que a nosotros nos
compete, el del trabajo social, a una disparidad en la formación educativa. Las carencias
en la formación en este nuevo modelo educativo (tutorías, diseño de secuencias de
aprendizaje, evaluación…), así como la consideración unívoca de las competencias en la
planificación de la enseñanza crea situaciones en las que no está asegurada la calidad
del proceso.
Pero ¿cuáles son los aprendizajes que deberían de realizar nuestros alumnos en
sus prácticas profesionales?, ¿qué objetivo tiene el profesor?,
¿cuál es la misión del tutor?. Para responder a esta pregunta es necesario comenzar
definiendo y delimitando el término ‘competencia’.
Actualmente, como no podía ser de otra manera, nos encontramos con múltiples
definiciones acerca del concepto de competencia12. No obstante, el Proyecto Tunning
(2000)13, así como la ANECA y otras agencias de evaluación
11
Documento de organización interna de la Diplomatura de Trabajo Social de la Facultad de Ciencias
Sociales de la Universidad de Salamanca.
12
Véase C. Lovy-Loboyer (1996), Lasnier (2000), entre otros.
13
Proyecto piloto, financiado por la Unión Europea, elaborado por diversas universidades europeas,
tomando como referencia la Declaración de Bolonia (1999), para concretar las líneas de acción a seguir
para establecer un sistema europeo común de titulaciones.
autonómicas, desde lo observado en los ámbitos profesionales, han concretado un
ámbito genérico/transversal y otro específico o disciplinar para cada perfil formativo.
Sin perder de vista la delimitación del concepto, diremos que “el desarrollo de
una competencia es una actividad cognitiva compleja que exige a la persona establecer
relaciones entre la práctica y la teoría; transferir el aprendizaje a diferentes situaciones,
aprender a aprender, plantear y resolver problemas y actuar de manera inteligente y
crítica en una situación” (Gonczy, 2001: 39). Observamos en esta definición, al igual
que ocurre en otras, que la competencia se define por medio de la acción; pudiendo
indicar que no hay competencia si no existe un desempeño observable en el ámbito
académico o profesional.
Una vez aceptado y definido el perfil para los alumnos de Trabajo Social, tiene
lugar el proceso de planificación docente; esto es, la asignación de competencias a cada
materia del plan de estudios; y que por lo tanto serán demandadas al alumno a lo largo
de su currículo. En estos momentos queremos desglosar las competencias que, a nuestro
juicio, tienen un mayor valor en el entorno de las prácticas profesionales del Trabajo
Social.
COMPETENCIAS PROFESIONALES GENÉRICAS
1.Análisis y síntesis
2.Organización y planificación
3.Comunicación oral y escrita
4.Gestión de la información
5.Resolución de problemas y toma de decisiones
8.Creatividad
9.Trabajo en equipo y cooperación
10. Compromiso ético
Saber
Saber Ser
Intervenir para la ayuda en la toma de decisiones
CONCLUSIÓN
Y terminamos, sin querer hacerlo, ya que, como dice el Prof. Zabalza, son cinco
los miuras del cambio con los que hemos de lidiar: ECTS, Competencias, Aprendizaje
autónomo, Life-long learning y Materiales didácticos, y, por lo tanto, tendremos que
seguir trabajando en el desarrollo de cada una de estas cuestiones para preparar a las
nuevas generaciones en las exigencias de una sociedad que avanza permanentemente.
BIBLIOGRAFÍA
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