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    Completas MI-2

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    Marcelo Miranda
    Este documento contiene tres oraciones cristianas: el Himno, el Salmo 31 y el Salmo 61. También incluye una lectura breve del Evangelio de Efesios y el Nunc Dimittis.

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    MIERCOLES

    COMPLETAS

    HIMNO

    Nos has creado para ti


    e inquieto está el corazón,
    hasta que un día en tu paz
    al fin podamos descansar.

    Recibe nuestra gratitud,


    la de tu Iglesia en oración;
    la gloria y la alabanza a ti
    por Cristo en el Espíritu. Amén
    Salmo 31 (32)
    ACCIÓN DE GRACIAS POR EL PERDÓN DE LOS PECADOS
    David proclama la felicidad de aquel a quien Dios confiere la justicia sin las obras (Rm 4, 6).

    Dichoso el que está absuelto de su culpa,


    a quien le han sepultado su pecado;
    dichoso el hombre a quien el Señor
    no le apunta el delito.
    Mientras callé se consumían mis huesos,
    rugiendo todo el día,
    porque día y noche tu mano
    pesaba sobre mí;
    mi savia se me había vuelto
    un fruto seco.
    Había pecado, lo reconocí,
    no te encubrí mi delito;
    propuse: “Confesaré al Señor mi culpa”,
    y tú perdonaste mi culpa y mi pecado.
    Por eso, que todo fiel te suplique
    en el momento de la desgracia:
    la crecida de las aguas caudalosas
    no lo alcanzará.
    Tú eres mi refugio: me libras del peligro,
    me rodeas de cantos de liberación.
    –Te instruiré y te enseñaré el camino que has de seguir,
    fijaré en ti mis ojos.
    No sean irracionales como caballos y mulos: +
    cuyo brío hay que domar con freno y brida, *
    si no, no puedes acercarte.
    Los malvados sufren muchas penas; +
    al que confía en el Señor, *
    la misericordia lo rodea.
    Alégrense, justos, y gocen con el Señor,
    aclámenlo, los de corazón sincero.

    Salmo 61 (62)
    SÓLO EN DIOS ENCONTRAMOS PAZ
    Que el Dios de la esperanza los llene de paz en la fe (Rm 15, 13).
    Sólo en Dios descansa mi alma,
    porque de él viene mi salvación;
    sólo él es mi roca y mi salvación,
    mi alcázar: no vacilaré.
    ¿Hasta cuándo arremeterán contra un hombre
    todos juntos, para derribarlo
    como a una pared que cede
    o a una tapia ruinosa?
    Sólo piensan en derribarme de mi altura,
    y se complacen en la mentira:
    con la boca bendicen,
    con el corazón maldicen.
    Descansa sólo en Dios, alma mía,
    porque él es mi esperanza;
    sólo él es mi roca y mi salvación,
    mi alcázar: no vacilaré.
    De Dios viene mi salvación y mi gloria, +
    él es mi roca firme, *
    Dios es mi refugio.
    Pueblo suyo, confíen en él, +
    desahoguen ante él su corazón, *
    que Dios es nuestro refugio.
    Los hombres no son más que un soplo,
    los nobles son apariencia:
    todos juntos en la balanza, subirían
    más leves que un soplo.
    No confíen en la opresión,
    no pongan ilusiones en el robo;
    y aunque crezcan sus riquezas,
    no les den el corazón.
    Dios ha dicho una cosa,
    y dos cosas que he escuchado:

    “Que Dios tiene el poder


    y tú, Señor, la gracia;
    que tú pagas a cada uno
    según sus obras”.

    Salmo 132 (133)


    ALEGRÍA DEL AMOR FRATERNO
    Amémonos los unos a los otros, porque el amor procede de Dios (1 Jn 4,7).

    Vean: qué dulzura, qué delicia,


    convivir los hermanos unidos.
    Es ungüento precioso en la cabeza,
    que va bajando por la barba,
    que baja por la barba de Aarón
    hasta la franja de su ornamento.
    Es rocío del Hermón que va bajando
    sobre el monte Sión.
    Porque allí manda el Señor la bendición:
    la vida para siempre.
    LECTURA BREVE Ef 4, 26-27
    Si se enojan, no se dejen arrastrar al pecado ni
    permitan que la noche los sorprenda enojados, dando
    así ocasión al demonio.

    NUNC DIMITTIS
    Ant.

    Ahora, Señor, según tu promesa,


    puedes dejar a tu siervo irse en paz;
    porque mis ojos han visto a tu Salvador,
    a quien has presentado ante todos los pueblos:
    luz para alumbrar a las naciones
    y gloria de tu pueblo Israel.
    ANT.

    ORACIÓN
    Señor Jesucristo, que eres manso y humilde de corazón y
    ofreces a los que te siguen un yugo suave y una carga
    liviana: † dígnate aceptar nuestros deseos y acciones de
    este día, * y concédenos un descanso renovador mediante
    el cual nos hagas más generosos en tu servicio. Tú que
    vives y reinas por los siglos de los siglos.
    BENDICIÓN
    Que el Señor omnipotente y misericordioso, Padre,
    Hijo y Espíritu Santo, nos bendiga y nos proteja.
    R. Amén.

    ANTÍFONA MARIANA
    La antífonal final a la Santísima Virgen María

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