Resumen de Borracho Estaba
Resumen de Borracho Estaba
Resumen de Borracho Estaba
CICATRICES DE LA VIDA
El texto es un relato autobiográfico de la vida del autor, Victor Hugo Viscarra. Comienza mencionando que su vida ha sido un
tránsito abrupto de la niñez a la vejez sin tener tiempo para disfrutar de su infancia. El autor menciona que guarda un recuerdo de
una pelota nueva en algún rincón de sus recuerdos.
Describe su niñez en la calle Constitución, viviendo en un departamento donde su madre atendía una pensión conocida por sus
caldos de cabeza de cordero. Debido a la falta de personal, él y su hermana ayudaban en las labores. A pesar de las dificultades, el
autor destaca los caldos que su madre preparaba, los cuales eran muy recomendados y atraían a todo tipo de personas.
El autor relata la relación conflictiva con su madre, quien era nerviosa y sufría ataques de furia. Menciona las palizas que recibía,
las cicatrices que quedaron en su cuerpo y las demostraciones exageradas de cariño de su madre. También menciona la influencia
religiosa en su vida, asistiendo a misas y participando en actividades de los Testigos de Jehová.
El relato continúa con el autor recordando diferentes episodios de su infancia, como el castigo desproporcionado que recibió
cuando tomó dinero de la caja, la presencia de una perra llamada Gitana que los protegía de los abusos de su madre, y una lorita
llamada Pastora.
El autor también menciona el contexto político de la época, recordando el golpe de Estado en 1964 y las escenas de violencia que
presenció. Luego, habla sobre su experiencia en la escuela y la relación con su padre, quien era militar y mostraba preocupación
por su situación familiar.
El fragmento proporciona una visión de la dura infancia del autor, marcada por la violencia, la pobreza y las dificultades familiares.
MI PRIMER ARRESTO
A los 12 años, el narrador decide escapar de su hogar debido a las constantes palizas que recibía de su madre. Aprovechando la
ausencia de su madre y padrastro, se cambia de ropa y roba dinero que encuentra detrás de un cuadro en la pared. Se refugia en
casa de un amigo, donde pasa unos días disfrutando de su libertad, gastando el dinero en cerveza, cine y comida. Sin embargo, tras
agotar el dinero, se encuentra con un familiar y acuerda regresar a casa con la promesa de que su madre no lo maltratará. Al
regresar, es recibido con frialdad y le piden que acompañe a su padrastro a las oficinas del DIN (Dirección de Investigación
Nacional). Sin sospechar nada, va con ellos y es llevado a una oficina de menores, donde es maltratado y golpeado. Después de
varios días en la cárcel, su madre finalmente lo visita con comida y una vieja frazada. Luego es llevado a una oficina de menores
donde se encuentra con su familia y se entera de que estará bajo la tutela de su padre. Su padrastro trata de justificar su
comportamiento, pero el padre lo amenaza con un juicio. Finalmente, el narrador es liberado y se encuentra con su padre en el
Arsenal del Ejército, donde trabaja. Allí es atendido y cuidado por los oficiales y espera que se resuelva su situación mientras se
recupera de las heridas.
MI VIEJO
El narrador cuenta la historia de su vida y su relación con su padre. Después de la muerte de su primera esposa, el padre del
narrador se casó con su madre, y juntos tuvieron al narrador y a su hermana. Sin embargo, cuando el narrador era joven, sus padres
se divorciaron y su padre se casó por tercera vez.
El narrador describe la convivencia con su madrastra como difícil, y decide irse a vivir con su padre y su madrastra en otra casa.
Aunque su madrastra no es amable, el narrador encuentra consuelo en la compañía de los artilleros del vecindario y de una mujer
llamada doña María.
El narrador relata cómo él y sus amigos solían jugar en el callejón, utilizando las antenas de los autos como espadas. Un día,
deciden quitarle la antena a un automóvil y son atrapados por los dueños. Después de ser llevados a la oficina de tránsito, prometen
no volver a hacerlo.
A lo largo de la historia, el narrador menciona la personalidad de su padre, sus salidas nocturnas y su relación con su madrastra.
También habla de la previsión de su padre al planificar su propio entierro.
Cuando el padre del narrador muere, este decide no reclamar ninguna herencia y deja todo a su madrastra y a los hijos de su primer
matrimonio. El narrador lamenta la muerte de su padre en su cumpleaños y reflexiona sobre sus recuerdos y decisiones.
El texto concluye con el narrador mencionando que se enteró de la muerte de su padre 19 días después debido a su trabajo en la
aduana en Charaña.
POR UN SUCUMBES
En resumen, el narrador narra una tarde en la que fue con sus amigos al parque Rioshiño para presenciar los eventos festivos del
barrio. Terminan emborrachándose y el narrador regresa a casa con resaca. Al despertar al día siguiente, descubre que su madrastra
lo golpeó con un palo de escoba y le dio un puñetazo en el ojo.
El narrador confronta a su madrastra y la golpea en defensa propia, lo que lleva a una discusión violenta con su padre. Como
resultado, el narrador decide irse de casa y pasa su primera noche en la calle, buscando refugio en el portal de un vecino cura. Al
día siguiente, se aventura más allá de su vecindario y se enfrenta a una realidad aterradora que lo llena de miedo.
FRIO EN EL ALMA
A los doce años, me adentré en la noche y aprendí muchas cosas buenas y malas. La noche en La Paz es un laberinto interminable
donde uno puede perderse para siempre. Aprendí a vagar sin extraviarme, pero a costa de sacrificio. El frío y la soledad son los
peores enemigos, el cuerpo se congela hasta los huesos. La mala alimentación y la falta de compañía agravan la situación.
El frio adentro de uno genera depresión y deseo de refugiarse en la bebida. Caminar sin un techo donde descansar es una
experiencia desgastante. El sol de la mañana brinda esperanza y optimismo. La indiferencia de la ciudad hacia los desamparados se
hace evidente. La pregunta de dónde dormir durante las noches frías sin respuesta conduce a seguir caminando. La lluvia empeora
las cosas, empapa y amenaza con ahogar las esperanzas. Los zapatos se estropean y pudren.
La noche puede ser inspiradora, pero también puede llevar a situaciones trágicas. Las fogatas en los basurales ayudan a combatir el
frío, pero a veces no hay combustible. Las cantinas son el refugio donde se busca calidez y se aprende a beber por necesidad más
que por vicio.
FOGATAS NOCTURNAS
Los trasnochadores encienden fogatas todas las noches, incluso fuera de la celebración de San Juan. Convertirse en un experto en
hacer fogatas requiere práctica, especialmente en días lluviosos cuando las cosas están mojadas.
Es importante evitar que los barrenderos de la alcaldía echen basura sobre el fuego. Para una buena fogata, se necesita papel para
encenderla y cartones mojados para que se sequen alrededor del fuego. Se busca plástico, como bolsas y bidones de aceite, que
prolongan la duración del fuego al derretirse. También se buscan maderitas que ardan fuerte y duren.
Alrededor de las fogatas ocurren dramas dignos de ser narrados, y aquellos que se acerquen deben contribuir con cartones sobre los
que han dormido. En una ocasión, alguien recibió un manotazo y cayó en el fuego, resultando envuelto en llamas. Los carabineros
a veces arruinan la fiesta al pedir dinero a los fogateros y recurren a la violencia si no se les da.
En una madrugada, agredieron a una mujer con un palo de escoba en una situación extremadamente violenta y amenazaron a los
presentes con armas de fuego. Es importante mencionar que los carabineros involucrados estaban en estado de embriaguez a pesar
de estar de servicio.
LOS K´EPIRIS
El texto se refiere a los "k'epiris" o cargadores de bultos en los mercados de la ciudad. Estos individuos se ganan la vida
transportando cargas mientras sus esposas se dedican a la mendicidad. Algunos k'epiris trabajan arduamente, pero también hay
casos de negligencia hacia las personas a las que cargan sus bultos.
Otro grupo de k'epiris duerme en el mercado y se gastan todo su dinero en fiestas. Se describe cómo visten y cómo pasan las
noches esperando el amanecer. También se mencionan relaciones homosexuales entre algunos k'epiris y la creencia de que algunos
solo tienen relaciones sexuales con animales.
Además, se habla de los aparapitas que duermen juntos para protegerse del frío y cómo queman cartones y papeles viejos en el
basural por las madrugadas. Se menciona a un cargador llamado Aruquipa y su relación con una trabajadora sexual.
BASURALES
El texto habla sobre la existencia de basurales en diferentes zonas de la ciudad de La Paz. Estos basurales son importantes para los
trasnochadores, ya que los utilizan para hacer fogatas y encontrar objetos que pueden ser útiles. Se mencionan varias basuras
específicas en diferentes tiempos.
También se hace referencia a la recolección de objetos de vidrio, huesos y desperdicios óseos, latas de cerveza y otros envases,
cáscaras y verduras dañadas, que son recogidos por personas que buscan obtener ingresos o alimento. Se menciona que estas
actividades en los basurales se incrementan con la presencia de niños.
TORRANTE Y TORRANTEROS
El relato narra la experiencia del narrador como torrantero, un individuo que busca lugares abrigados para dormir en las calles de
La Paz. A los 14 años, se convierte en uno de los muchos torranteros de la ciudad.
El clima extremadamente frío y la necesidad de encontrar comida sin recurrir al delito son los desafíos a los que se enfrenta. El
narrador describe los requisitos para ser considerado un torrantero, como no ser reconocido por la policía, encontrar refugio
abrigado y ser discreto.
También relata algunos lugares comunes donde los torranteros encuentran refugio y menciona las dificultades y riesgos que
enfrentan, como ser confundidos con delincuentes. Además, explica cómo el clima afecta la salud de los torranteros, y describe
algunas escenas y situaciones que ocurren en los lugares de refugio. El relato concluye destacando la presencia de la policía y las
formas en que los torranteros se adaptan y sobreviven en esta dura realidad.
En el tambo, se asignaban habitaciones según diferentes criterios, como parejas casadas, mujeres solteras y varones solteros. Para
evitar molestias a las mujeres solteras, se retiraba la escalera que conducía al área de los varones.
En el espacio del mezanine, todos los hombres se acomodaban en colchones de paja y dormían de costado. En ciertas noches,
llegaban camiones con mujeres para alojarse en el tambo. En la oscuridad, se llevaba a cabo el encuentro sexual con las mujeres, y
los porteros tenían preferencia y amenazaban a las mujeres con echarlas a la calle si intentaban gritar.
Esta situación era conocida por todas las mujeres de la zona, quienes sabían que los carabineros abusaban de las mujeres indígenas
sin alojamiento. En una ocasión, llega el Portillo, un ayudante de camión, acompañado de una mujer que se dedica a la
prostitución.
El Portillo advierte que nadie debe acercarse a su compañera y se duerme abrazándola. Aprovechando su sueño, los demás
hombres se turnan para tener relaciones sexuales con la mujer, quien se muestra entusiasta. A pesar de la situación, el Portillo sigue
durmiendo sin percatarse de lo que ocurre.
LOS SABLISTAS
En este fragmento se describe cómo algunos individuos, conocidos como macheteros, se dedican a obtener material impreso de
embajadas engañando a los encargados culturales. Utilizando diferentes estrategias, como enviar cartas solicitando libros y
materiales para supuestas escuelas necesitadas, estos macheteros logran obtener grandes cantidades de literatura.
Se menciona el caso del "Ganadero" Rolando Zalles, quien envió una carta a la Embajada de Sudáfrica solicitando material
impreso y luego invitó al embajador y su personal a visitar una escuela en una población remota. Al recibir el material solicitado, el
Ganadero vendió parte de él en un barrio chino y en ferias, obteniendo una ganancia considerable.
Se menciona que este tipo de actividades continúa hasta la fecha, y varias embajadas han sido objeto de estas prácticas por parte
del Ganadero y otros individuos.
NOCHES DE RONDA
El narrador cuenta cómo disfruta de la libertad de pasear por la noche sin rendir cuentas a nadie, pero señala que esto tiene un
precio. Describe una noche en la que camina por diferentes lugares de la ciudad, visita prostíbulos y cantinas, y conversa con
algunas amigas en busca de tragos. A pesar de estar agotado, debe seguir caminando durante horas para evitar el frío.
No tiene dinero para comprar café y anhela descansar, pero continúa su recorrido. Finalmente, llega a la iglesia de San Francisco,
donde puede dormir unas horas en los bancos laterales antes de ser despertado por un hombre llamado Fray Condori.
Después, busca otros lugares para dormir, como las gradas del convento. A pesar de las dificultades, el narrador encuentra
consuelo al dormir bajo el sol después de haber soportado el frío de la noche. En resumen, el fragmento habla sobre la libertad de
pasear por la noche, enfrentando privaciones y dificultades, pero encontrando momentos de descanso y consuelo.
EL SUEÑO Y SUS DEMONIOS
El narrador asiste a una vigilia evangélica a invitación de su amigo Marcelino. Aunque no comparte la misma fe religiosa, el
narrador descubre que puede dormir tranquilamente durante las vigilias y recomienda a sus amigos que hagan lo mismo. Aunque
no le agrada presenciar ciertas manifestaciones de fanatismo, encuentra consuelo en poder descansar durante estas reuniones
religiosas.
PROTECTORES DE NIÑOS
El narrador estuvo recluido en un patronato de menores por varios meses. El patronato alberga a más de 150 varones de diferentes
edades, divididos en tres grupos según su edad. Cada grupo está asignado a un piso diferente del edificio. Las condiciones dentro
del patronato son difíciles, con camas compartidas y falta de espacio en el patio para jugar. Los baños son pequeños y a veces se
producen situaciones de abuso sexual. El comedor no es lo suficientemente grande para todos los internos, lo que resulta en
raciones alimenticias escasas. Además, el narrador menciona que la atención médica es deficiente y que incluso los menores sanos
son explotados.
El Severino
Severino fue ingresado al patronato en enero de 1975 después de intentar asesinar a su tío en un arrebato de rabia. Aunque era
menor de edad, estuvo en el patronato hasta que alcanzara la edad suficiente para ser trasladado a un panóptico y cumplir su
condena. Durante su estancia, la Dra. Vicky, del personal médico del patronato, lo llevó al Hospital General en una ocasión para
extraerle medio litro de sangre. Una vez completado el procedimiento, Severino fue devuelto al patronato sin que la directora
mencionara nada al respecto
La Ángela y su sífilis
En el Patronato de Menores, se dio el caso de Remigio, quien fue maltratado en la Policía por su orientación sexual y luego fue
apodado "Ángela" por otros internos. Hubo problemas de contagio de enfermedades de transmisión sexual y falta de atención
médica adecuada en el lugar. Además, los internos sufrían de infestación de piojos y parásitos intestinales sin recibir tratamiento
adecuado.
Desviación de alimentos
En el Patronato de Menores, algunos internos se veían obligados a buscar comida en los turriles de basura después de las comidas.
La directora, sospechando esto, adelantaba la hora de dormir para llevarse alimentos y otros suministros. Durante la inauguración
del año escolar, un interno llamado Guillermo denunció públicamente la mala calidad de la comida y el robo de alimentos por parte
de la directora. Como represalia, el regente del segundo piso sometió a Guillermo a ejercicios físicos, agravando su lesión en la
rodilla y dificultando su recuperación.
Promiscuidad y perversiones
El texto describe situaciones perturbadoras dentro del Patronato, revelando la existencia de conductas inapropiadas entre los
internos. Se menciona que algunos de los internos mayores obligan a un niño de ocho años llamado Samburgo a realizar actos
sexuales a cambio de comida.
Además, se destaca que es común que niños sanos compartan camas con aquellos que están enfermos o han perdido la razón, como
los "loquitos" que viven en el Patronato. En un momento dado, la Directora decide enviar a los pacientes mentales a dormir en la
lavandería, donde reciben condiciones precarias de descanso.
Un niño llamado Walter, de seis años y con ataques epilépticos, termina siendo enviado a dormir con los pacientes mentales
debido a la falta de atención del regente. Años después, el narrador menciona que vivía en el INAI, y aunque aún sufría ataques,
consideraba que estaba en mejores condiciones que en el Patronato, ya que al menos podía salir a la calle y tener una alimentación
adecuada.
También se menciona a otro niño llamado "El Duende", de seis años, quien sufre constantes castigos por negarse a ser utilizado
sexualmente por los internos mayores.
Escuela de delincuentes
El texto señala que muchos de los que pasaron por el Patronato terminaron convirtiéndose en delincuentes, y la mayoría de ellos
fueron enviados a las granjas correccionales de la Policía.
En el Patronato, aprendieron habilidades delictivas que luego utilizaron en el mundo del crimen después de su liberación. Se
mencionan ejemplos de internos que se destacaron en actividades delictivas, como el robo de peines y pañuelos, así como la
sustracción de pertenencias de los escoltas. Esto demuestra cómo el ambiente del Patronato influyó en la formación de
delincuentes.
En el Patronato, El Orureño solía acosar a un niño llamado Palito, golpeándolo en la cabeza cada vez que tenía la oportunidad. Sin
embargo, un día el Palito se defendió y le cortó la rodilla al agresor con un pedazo de vidrio. A partir de ese momento, El Orureño
dejó de molestarlo, ya que el Palito amenazó con hacerle más daño si persistía. Las peleas en el Patronato eran violentas y siempre
había sangre antes de que los regentes intervinieran.
El Dedos se escapó del Patronato aprovechando una distracción de los porteros. Algunos internos se escapaban durante las salidas
al cine, pero uno de ellos regresó con ropa nueva y descubrió que ya no estaba en la lista para ir al cine los fines de semana.
En el Patronato, los internos solían apostar su comida en juegos como las damas. La compra y venta de ropa se basaba en la poca
cantidad de dinero que tenían o en la cantidad de pan que estaban dispuestos a sacrificar. Un internado engañó a una interna y
vendió su ropa en el Barrio Chino para tener dinero durante el fin de semana. Por otro lado, como ayudante de la Directora, el
narrador se aprovechaba de la distracción de la Directora para contar más panes de los que debía y así obtener ganancias que
compartía con otros internos.
EL OLOR A SACRISTÍA
En 1975, el narrador se hace amigo de Francisco, el sacristán de una iglesia. Ayuda a botar la basura acumulada y comienza a
transcribir registros bautismales. Se convierte en el secretario de la parroquia y participa en eventos religiosos. Se enamora de
Esperanza, pero descubre que ella está con otra persona. Decidido a alejarse, se va a Cochabamba sin despedirse. Años después, se
entera de que Esperanza se casó y tiene hijos.
En el Oriental, un lugar cerrado, se reúnen los adictos de El Prado y la Plaza Pérez Velazco. Aquí se venden y se consume "base"
sin temor a la policía. Entre los clientes habituales se encuentra Coco Suárez, declarado adicto crónico, cuyos pulmones serían
codiciados por los médicos debido a las diferentes drogas que ha consumido, como cristal, hachís, LSD, peyote, altañes y
marihuana.
La Colorina
En un boliche de la periferia de Chijini llamado Beto, las meseras Pamela, Angélica y la China Ojara trabajan para ganarse la vida.
Sin embargo, en este lugar, los jóvenes que no están acostumbrados a beber en exceso corren el riesgo de ser involucrados en
encuentros sexuales no deseados por parte de algunas de estas mujeres.
La Casa Blanca
La Casa Blanca es una cantina que abre las 24 horas, todos los días de la semana. Es conocida por su ambiente animado y su
amplia selección de bebidas. Además, las mujeres de diferentes generaciones trabajan como prostitutas en este lugar. A pesar de su
apariencia física, Gladys, la hija mayor, encontró su camino hacia el matrimonio. La cantina evoca recuerdos personales, ya que
fue allí donde experimenté una borrachera de 19 días y noches consecutivas. La comida es escasa, pero los clientes compensan con
la cantidad de tragos que consumen.
Las Cortinas
Las Cortinas es una cantina regentada por el ex delincuente conocido como El Chancho, quien decidió dedicarse a la venta de
tragos en lugar de cometer robos. El apodo "Chancho" se debe a su aspecto corpulento y a una ocasión en la que fue encontrado en
estado de embriaguez en un basural. En este establecimiento, está prohibido entrar con relojes, ya que evocan su pasado delictivo y
ponen en riesgo su honestidad.
El callejón Tapia
La cantina en el callejón del mismo nombre es punto de encuentro de los artilleros de Tembladerani y la avenida Buenos Aires. El
consumo excesivo de alcohol afecta a hombres y mujeres, ignorando los riesgos para su salud. El baño siempre está ocupado y los
policías reciben su parte de los robos. Fue allí donde tuve mi primer trago fuerte a los 16 años en 1974.
El Abismo y la K´umu
El Abismo es un lugar en Munaypata, conocido por ser punto de encuentro de los Chojcheros del Rod Stewart y del Casanova
Disco. La hija del dueño, Vicky, es la principal atracción. Cerca se encuentra el boliche de K´umu, donde se venden tragos fuertes.
Sin embargo, hay un riesgo de resbalar por el barranco cuando uno está borracho. El narrador tuvo esa experiencia, pero
afortunadamente no fue atropellado.