Facundo y Las Hermanas
Facundo y Las Hermanas
Facundo y Las Hermanas
Dejo mis bienes a mi sobrino Juan, no a mi hermano Luis. Tampoco, jamás se pagará la
cuenta del sastre. Nunca, de ningún modo para los Jesuitas. Todo lo dicho es mi deseo.
Facundo.
¿Dejo mis bienes a mi sobrino Juan? ¡No! A mi hermano Luis. Tampoco, jamás se pagará la
cuenta del sastre. Nunca, de ningún modo para los Jesuitas. Todo lo dicho es mi deseo.
Facundo.
¿Dejo mis bienes a mi sobrino Juan? No. ¿A mi hermano Luis? Tampoco, jamás. Se
pagará la cuenta del sastre. Nunca, de ningún modo para los Jesuitas. Todo lo dicho es
mi deseo. Facundo.
¿Dejo mis bienes a mi sobrino Juan? No. ¿A mi hermano Luis? Tampoco, jamás. ¿Se pagará
la cuenta del sastre? Nunca, de ningún modo. Para los Jesuitas todo. Lo dicho es mi deseo.
Facundo.
Esta lectura ocasionó grandes escándalos y para poner orden, se acudió a la autoridad.
Esta consiguió establecer la calma y después de examinar el escrito, dijo en tono severo:
¿Dejo mis bienes a mi sobrino Juan? No. ¿A mi hermano Luis? Tampoco. Jamás se
pagará la cuenta del sastre. Nunca, de ningún modo, para los Jesuitas. Todo lo dicho es mi
deseo. Facundo.
En tal virtud, y no resultando herederos para esta herencia, queda incautada en nombre
del Estado, y se da por terminado este asunto.
LAS TRES HERMANAS Y EL
PODER DE LOS SIGNOS DE
PUNTUACIÓN
Tres bellas, ¡qué bellas son!, Tres bellas, ¡qué bellas son!, Tres bellas, ¡que bellas son!
me han exigido las tres me han exigido las tres me han exigido las tres
que diga de ellas cuál es que diga de ellas cuál es que diga de ellas cuál es
la que ama mi corazón. la que ama mi corazón. La que ama mi corazón.
Si obedecer es razón, Si obedecer es razón, Si obedecer es razón,
digo que amo a Soledad; ¿Digo que amo a Soledad? ¿Digo que amo a Soledad?
no a Julia, cuya bondad No. A Julia, cuya bondad No. ¿Ajulia, cuya bondad
persona humana no tiene; persona humana no tiene. Persona humana no tiene?
No aspira mi amor a Irene, No aspira mi amor a Irene, No. Aspira mi amor a Irene,
que no es poca su beldad. que no es poca su beldad. que no es poca su beldad
Así pues persistía la duda, por lo que tuvieron que rogar de nuevo al joven que les
desvelara quién era la dueña de su corazón. Cuando recibieron de nuevo el poema del
caballero con los signos de puntuación las tres se sorprendieron:
Y así quedaron las tres compuestas y sin novio gracias a la poderosa eficacia de
los signos de puntuación.