Ensayo Articulo 103

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Juan Cruz Mariscal Ramadu

Controversia Constitucionales

11 de octubre del 2021

Mtro. Eduardo Ramos González


INTRODUCCIÓN

Con la entrada en vigor de la nueva Ley de Amparo, se hace necesaria


una primera aproximación analítica a las instituciones de ese
ordenamiento, sobre todo a las que han sido renovadas con
profundidad, a efecto de calibrar los retos que esta inédita legislación
plantea para la comunidad jurídica de México.

En este sentido, el propósito de este trabajo es, en primer término,


ofrecer una comparación entre el esquema anterior y el nuevo, en
relación con el objeto de protección del juicio de amparo. En segundo
lugar, se busca ofrecer una descripción de las principales resoluciones
que representan la superación de criterios sustentados bajo el sistema
anterior y, al mismo tiempo, los primeros pasos hacia adelante en la
clarificación del contenido jurisprudencial de las reformas
constitucionales y legales del amparo, por parte de la Suprema Corte
de Justicia. En tercer lugar, se ofrece una reflexión conclusiva, pero, si
se permite la expresión, eminentemente provisional, acerca de los retos
de futuro que depara la reconfiguración normativa del objeto de
protección del juicio de amparo.

Debe advertirse en estas líneas introductorias que, con miras a objetivos


prácticos, el presente trabajo reduce al mínimo los insumos dialógicos
con otras fuentes doctrinales, así como con el derecho comparado. Con
ello, se pretende ofrecer un ensayo que enmarque una primera reflexión
acerca de unas reformas que, sobra mencionarlo, están llamadas a
causar un impacto profundo en las instituciones procesales de tutela de
los derechos humanos en México.
DESARROLLO

De entrada, el artículo 103 establece la competencia a favor de los


tribunales de la Federación, sobre todo lo relativo a la materia de amparo,
precisamente al sujetar al control de los tribunales de la Federación,
cuanta controversia exista, que tenga su origen en violación de garantías
individuales y derechos humanos establecidos en la Constitución o en
los tratados internacionales, a través de normas generales, actos u
omisiones de la autoridad.

Por lo que se refiere a la denominación de actos de autoridad derivados


de la fracción I del artículo 103 constitucional, éstos pueden ser: actos
de autoridades administrativas, locales o federales; actos de tribunales
judiciales, administrativos o del trabajo, fuera, dentro o después de
concluido el juicio, ya sean de decisión o de ejecución, y que dichos
tribunales pueden ser locales o de carácter federal (exceptuando, desde
luego aquellos que conozcan del juicio de amparo, porque contra actos
surgidos de este juicio el amparo es improcedente).

En lo referente a las fracciones II y III del artículo 103 constitucional,


debe decirse que estos son los casos que en doctrina y en la práctica
se les denomina "invasión de esferas", pero que necesariamente tendrá
que promoverlo el gobernado y siempre que haya violación a sus
garantías individuales, así como lo ha sostenido nuestro más alto
tribunal de la Federación en la Tesis Jurisprudencial 100, publicada en
la p. 189 de la primera parte, correspondiente al Pleno de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación y que aparece en el Apéndice al
Semanario Judicial de la Federación, 1917/1988, que textualmente
expresa:

Invasión de esferas de la Federación a los estados y viceversa, Amparo


por.
El juicio de amparo fue establecido por el artículo 103 constitucional, no
para resguardar todo el cuerpo de la propia Constitución, sino para
proteger las garantías individuales, y las fracciones II y III del precepto
mencionado, deben entenderse en el sentido de que sólo puede
reclamarse en el juicio de garantías una ley federal, cuando invada o
restrinja la soberanía de los estados, o de éstos, si invade la esfera de
la autoridad federal, cuando existe un particular quejoso, que reclame
violación de garantías individuales en un caso concreto de ejecución o
con motivo de tales invasiones o restricciones de soberanía. Si el
legislador constituyente hubiese querido conceder la facultad de pedir
amparo para proteger cualquier violación a la Constitución, aunque no
se tradujese en una lesión particular lo hubiese establecido de una
manera clara, pero no fue así, pues al través de las Constituciones de
1857 y 1917, y de los proyectos constitucionales y actas de reforma que
las precedieron, se advierte que los legisladores, conociendo ya los
diversos sistemas de control que pueden ponerse en juego para
remediar las violaciones a la Constitución, no quisieron dotar al poder
Judicial federal de facultades omnímodas, para oponerse a todas las
providencias inconstitucionales, por medio del juicio de amparo, sino
que quisieron establecer éste, tan sólo para la protección y goce de las
garantías individuales. (Cabe hacer notar que con la primera reforma al
artículo 103 por decreto publicado en el DOF del 31 de Diciembre de
1994, se incluye al Distrito Federal, como órgano o autoridad que puede
invadir la esfera de la Federación o viceversa.)

También se indica la procedencia constitucional de la suplencia de la


queja, porque puede suceder que el titular de los derechos subjetivos
deposite en el abogado su patrimonio, su honra, su libertad, y aún más,
puede confiarle la protección de su vida. Pero, el hecho de acudir con un
mal litigante, que muchas veces no tiene la capacidad necesaria, le
implica al afectado la posibilidad real de perder lo que para él es de
afecto. En estos casos, podría considerarse la suplencia de la queja
deficiente, estipulándose una sanción pecuniaria en contra del litigante,
lo que traería como consecuencia un mayor respeto a los actos de
autoridad, y un mayor decoro a la propia profesión de abogado.
1) El juicio de amparo, mecanismo de defensa de
la Constitución diseñado para la protección de las garantías individuales
previstas en los primeros 29 artículos de la Carta Fundamental, así
como para proteger los derechos humanos previstos en los tratados
internacionales debidamente firmados por el Estado mexicano.
De forma genérica, este precepto establece aquellas controversias que
resolverán los Tribunales de la Federación, las cuales se plantean y
resuelven mediante el juicio de amparo. Este juicio fue considerado una
gran innovación constitucional en el siglo XIX; fue implementado por
primera ocasión en Yucatán en el año de 1841, bajo el auspicio de
Manuel Crescencio García Rejón y Alcalá, a quien algunos doctrinarios
consideran como el padre del amparo. Sus ideas fueron retomadas en
el Acta de Reformas de 1847 y definitivamente incorporadas en
la Constitución de 1857, instituyéndose el juicio de amparo, el cual ha
perdurado hasta estos días integrado en la Constitución de 1917.
El juicio de amparo ha sido un mecanismo de defensa cuya importancia
resulta trascendental para los particulares, en contra de actos de
autoridades que vulneran las garantías individuales establecidas en
la Constitución, como el derecho a la vida, la prohibición de la
esclavitud, la igualdad ante la ley y la libertad de manifestar ideas, entre
otras.
Existen, sin embargo, algunos derechos fundamentales o garantías
individuales que no están protegidos por el juicio de amparo, como son
los llamados derechos políticos, relativos a votar, ser votado, y a la
asociación libre y pacífica para tomar parte de los asuntos políticos del
país. Pero lo anterior no implica que los particulares se encuentren en
estado de indefensión en caso de que la autoridad vulnere esos
derechos, pues existe otro mecanismo de protección llamada el “juicio
para la protección de los derechos políticos- individuales del ciudadano”,
del que conoce el Tribunal Electoral del Poder Judicial, el cual se
encuentra previsto en los artículos 41 y 99 de la Constitución.
Las garantías o derechos de las personas son protegidos por la Ley de
Amparo en contra de actos u omisiones de las autoridades que las
pueden lesionar; por ejemplo, cuando la detención de una persona
excede el tiempo que permite la Constitución, el particular puede acudir
al juico de amparo con el objetivo de que se le restituya su garantía
transgredida, en este caso la libertad.
CONCLUSIÓN

Para concluir este ensayo, ya hablamos que del Articulo 103 de la


Constitución Politica de los Estados Unidos Mexicanos emana el jucio
de amparo, este juicio nos ayuda a dirimar controversias susitadas entre
particulares y el Estado, cuando una Autoridad no esta cumpliendo su
funcion o viola alguna de nuestras garanrias individuales.

Por ende estamos hablando que es una funcion muy importante, nos
resguarda de abusos comentidos por las Autoridades hacia los
individuos afectando nuestra esfera jurídica.

Dicho esto y con base en lo anteriror mencionado en este ensayo


podemos concretar lo siguiente:

1.- Que el Estado Mexicano otorga, y no reconoce, las garantías


individuales.

2.- Que la fórmula Otero es la que da consistencia al Poder Judicial y


certeza jurídica a los habitantes del país, pues si se le faculta a la Corte
a destruir las leyes emitidas por el Poder Legislativo, dejará de existir el
contrapeso de los poderes propuesto en “Del Espíritu de las Leyes” de
Carlos de Secondat, Barón de Montesquieu.

3.- Que la suplencia de la queja deficiente debería de regularse a fin de


evitar la inequidad procesal.

4.- Que el principio de Definitividad da certeza jurídica a las partes, al


permitir a las autoridades comunes atender los asuntos de su
competencia hasta la última instancia.

5.- Que la suspensión se encuentra regulada constitucionalmente, y


establece en múltiples casos, menos requisitos que las leyes ordinarias
para suspender el acto reclamado.

6.- Que el Ministerio Público, como representante social, debería ser


garante de la constitucionalidad de los actos de la propia Corte, y no,
como lo ha venido haciendo, de abstenerse de participar según por
cargas excesivas de trabajo.

7.- En suma, que el Juicio de Amparo, institución orgullosamente


mexicana, ha venido funcionando con cada vez mayor éxito, sin que ello
implique que como obra humana, sea perfecta.

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