Definitiva de Menores de Edad

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Sentencia T-231/19

DERECHO A LA SALUD DE NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES


EN SITUACION DE DISCAPACIDAD-Protección constitucional
DERECHOS REPRODUCTIVOS Y A LA
AUTODETERMINACION DE MENOR CON DISCAPACIDAD
MENTAL-Se aplica la regla general que prohíbe la esterilización
definitiva de menores de edad
DERECHOS REPRODUCTIVOS COMO DERECHOS
FUNDAMENTALES-Alcance y contenido
PROHIBICION DE ESTERILIZACION QUIRURGICA A
MENORES DE EDAD EN SITUACION DE DISCAPACIDAD-
Reglas
Según el artículo 7° de la Ley 1412 de 2010 existe una prohibición general de
esterilizar a menores de edad, que se extiende también a los menores de edad
en situación de discapacidad. Esta prohibición puede exceptuarse bajo
autorización judicial cuando un posible embarazo ponga en riesgo,
científicamente probado, la vida de la mujer menor de edad. En ese caso, debe
ser solicitado por los padres o representante legal; y se debe contar con la
aceptación libre e informada de la menor de edad. Esta última condición es
aplicable también a las niñas con discapacidad mental o intelectual, para lo
cual se debe contar con los apoyos necesarios a fin de verificar la aceptación
libre e informada; iii)Puntualmente para el caso de las menores en situación
de discapacidad que, pese a los apoyos y ajustes necesarios no puedan brindar
su consentimiento libre e informado, la realización de este tipo de
procedimientos médicos está prohibida, y solo puede exceptuarse por decisión
judicial, luego de un procedimiento en que, partiendo de la presunción de la
capacidad de la menor para ejercer su autonomía reproductiva se verifique: 1)
que la persona hubiera sido declarada interdicta a través de un proceso
judicial diferente y previo;2) que existe un riesgo científicamente probado que
justifique la necesidad médica de la intervención quirúrgica, 3) que no existe
una alternativa menos invasiva que la esterilización definitiva; 4) que la menor
esté en situación de discapacidad profunda y severa; 5) que se hayan brindado
todos los apoyos y se hayan hecho los ajustes razonables para que la menor
pueda expresar su decisión, infructuosamente; y 6) que no haya posibilidad de
que la menor pueda brindar su consentimiento en el futuro
ESTERILIZACION QUIRURGICA EN MUJERES Y MENORES
DE EDAD EN SITUACION DE DISCAPACIDAD-Garantía del
derecho al consentimiento informado, autonomía de la personalidad y los
derechos sexuales y reproductivos
Este derecho abarca: “(1) el mayor estándar posible de salud, en relación
con la sexualidad, incluyendo el acceso a servicios de salud sexual y
reproductiva; (2) el buscar, recibir e impartir información en relación a la
sexualidad; (3) educación sexual; (4) respeto por la integridad corporal; (5)
elección de pareja; (6) decidir ser o no ser sexualmente activo; (7) relaciones
sexuales consensuadas; (8) matrimonio consensuado; (9) decidir tener o no
tener, y cuándo tener hijos; y (10) ejercer una vida sexual satisfactoria,
segura y placentera”

DERECHO A LA AUTONOMIA REPRODUCTIVA DE


PERSONAS EN SITUACION DE DISCAPACIDAD MENTAL-
Jurisprudencia constitucional

Referencia: Expediente T-7.023.847

Acción de tutela instaurada1 por Ema


como agente oficiosa de su hija, menor de
edad, Luna contra COOMEVA EPS.

Magistrada Ponente:
CRISTINA PARDO SCHLESINGER

Bogotá D.C., 28 de mayo de dos mil diecinueve (2019).

La Sala Séptima de Revisión de la Corte Constitucional, conformada por los


magistrados José Fernando Reyes Cuartas, Alberto Rojas Ríos y Cristina
Pardo Schlesinger -quien la preside-, en ejercicio de sus competencias
constitucionales y legales, específicamente las previstas en los artículos 86 y
241 numeral 9º de la Constitución Política, y en los artículos 33 y siguientes
del Decreto 2591 de 1991, ha proferido la siguiente:

SENTENCIA

En el proceso de revisión de la providencia del doce (12) de julio de dos mil


dieciocho (2018), emitida en única instancia por el Juzgado Séptimo de
Ejecución Civil Municipal de Medellín -Antioquia-, por medio de la cual se
tutelaron parcialmente los derechos fundamentales invocados por la señora
Ema como agente oficiosa de su hija menor Luna contra Coomeva EPS.

De acuerdo con lo dispuesto en los artículos 86 y 241-9 de la Constitución


Política, el artículo 33 del Decreto 2591 de 1991 y el artículo 55 del
Acuerdo 02 de 2015, la Sala de Selección de Tutelas No. 10 mediante auto
de fecha 29 de octubre de 2018, notificado por estado No. 20 del 14 de

1
Por razones de protección a los derechos fundamentales a la intimidad familiar y personal, así como la dignidad y
el buen nombre de la afiliada y su familia, sus nombres serán reemplazados por unos ficticios.

2
noviembre de 2018, escogió para efectos de revisión, la acción de tutela de
la referencia2.

Aclaración preliminar:

Como medida para proteger la intimidad de la menor involucrada en el


asunto de la referencia, por cuanto tiene relación con los derechos sexuales
y reproductivos de una menor de edad, y en consecuencia para resguardar
la intimidad personal y familiar de la accionante, la magistrada
sustanciadora, mediante auto del diecisiete (17) de enero de dos mil
diecinueve (2019) 3, decidió proteger el nombre de la niña y su progenitora
que actúan en este proceso y, en consecuencia, restringir el acceso a las
copias del expediente. Por esa razón en la presente decisión la Sala se
refiere a la agente oficiosa con el nombre de Ema, y a la menor cuyos
derechos fueron protegidos por la acción de tutela revisada con el nombre
de Luna. En cualquier caso, y para efectos de proteger los derechos de la
denunciante y la de su núcleo familiar, es necesario no hacer referencia al
nombre de la menor ni la de su progenitora, en ningún tipo de
comunicación sobre el expediente de la referencia.

De conformidad con lo establecido en el artículo 34 del Decreto 2591 de


1991, la Sala procede a resolver el asunto en revisión, con fundamento en los
siguientes:

II. ANTECEDENTES

1. Solicitud

El 28 de junio de 2018, la ciudadana Ema, actuando como agente oficiosa de


su hija menor de edad Luna, presentó acción de tutela contra la EPS
Coomeva, solicitando la protección de sus derechos fundamentales a la vida,
la igualdad, la dignidad humana, la salud y la seguridad social, presuntamente
vulnerados por la EPS a la que se encuentra afiliada al no asignarle citas ni
programarle los exámenes requeridos de manera oportuna. La accionante
basa su solicitud en los siguientes hechos:

2. Hechos

2.1. La accionante afirma que su hija de 14 años de edad es una paciente


afiliada a Coomeva EPS en el régimen contributivo, con diagnóstico de
2
La Sala de Selección de Tutelas Número Diez, estuvo conformada por la Magistrada Gloria Stella Ortiz Delgado
y el Magistrado Luis Guillermo Guerrero Pérez.
3
Auto del 17 de enero de 2019 en el asunto de la referencia por el cual se dio respuesta a la solicitud de PAIIS
para obtener copias del proceso con el fin de intervenir en él. En dicho auto la Magistrada Sustanciadora
ordenó: “TERCERO. ADVERTIR a la solicitante, que por tratarse de un asunto que tiene relación con la
intimidad personal y familiar de la accionante, las copias expedidas deben ser manejadas bajo absoluta
reserva y exclusivamente para el objeto anunciado en la solicitud. En cualquier caso, y para efectos de
proteger los derechos de la denunciante y la de su núcleo familiar, es necesario no hacer referencia al nombre
de la menor ni la de su progenitora, en ningún tipo de comunicación sobre el expediente de la referencia”.

3
síndrome de Down no especificado, amigdalitis crónica4, trastornos
funcionales de los polimorfos nucleares neutrófilos5, y requiere consejo y
asesoramiento general sobre la anticoncepción.

2.2. En razón a las patologías mencionadas, indica que Luna requiere que su
EPS le autorice y le asigne oportunamente citas para: “Valoración por
genética, ablación u oclusión de trompa de Falopio bilateral por laparoscopia,
consulta de primera vez por especialista en psiquiatría pediátrica, consulta de
primera vez por psicología, aplicación de prueba neuropsicológica 4 sesiones,
consulta de control por otorrinolaringología y audiometría de tonos puros
aéreos y óseos con enmascaramiento” servicios y procedimientos que fueron
solicitados6.

2.3. Sostiene que, pese a que se comunica y acude constantemente a la sede


de su EPS, allí solo le informan que no hay agenda disponible en su propia
red, ni contratada con un tercero. Dado lo anterior, considera que la falta de
asignación y realización de los servicios y procedimientos enunciados
vulneran los derechos fundamentales de su hija, toda vez que, por las
condiciones médicas, la salud de la menor se ha visto desmejorada.

2.4. Por último, exige que se remita copia del fallo a la Superintendencia
Nacional de Salud, para que la entidad accionada sea investigada y
sancionada eventualmente por las conductas descritas7.

3. Admisión y traslado de la demanda

3.1. Admitida la acción de tutela mediante auto del 28 de junio de 2018,


proferido por el Juzgado Séptimo de Ejecución Civil Municipal de
Medellín8, se concedió el término de 48 horas para que Coomeva EPS S.A 9
rindiera el informe de que trata el artículo 19 del Decreto 2591 de 1991;
adicionalmente, se vinculó a la Administradora de los Recursos del Sistema
de Seguridad Social en Salud -ADRES- 10, para que en el mismo plazo se
pronunciara sobre los hechos que motivaron el presente trámite.

4. Contestación de la demanda

4.1. Coomeva EPS

4
La Clínica de Mayo –uno de los centros médicos de mayor prestigio en el mundo- define a la amigdalitis como la
inflamación de las amígdalas (dos masas de tejido de forma ovalada situadas a ambos lados de la parte posterior de
la garganta). Los signos y síntomas de la amigdalitis comprenden hinchazón de las amígdalas, dolor de garganta,
dificultad para tragar y sensibilidad de los ganglios linfáticos a los lados del cuello.
5
Folio 1 del cuaderno 1 del expediente.
6
Ibídem.
7
Folio 1 del cuaderno 1 del expediente.
8
Folio 29 del cuaderno 1 del expediente.
9
Folio 30 del cuaderno 1 del expediente.
10
Ibídem.

4
La entidad accionada guardó silencio frente a los hechos alegados por la parte
accionante11.

4.2. Administradora de los Recursos del Sistema de Seguridad Social en


Salud -ADRES-

4.2.1. Por fuera del término otorgado por el juez de instancia, a través de
apoderado judicial, la entidad vinculada manifestó que en virtud del artículo
8º de la Ley 1751 de 2015 y de los artículos 178 y 179 de la Ley 100 de 1993,
es función de la EPS y no de dicha entidad, la obligación de prestar los
servicios médicos requeridos por la demandante, situación que genera una
falta de legitimación en la causa por pasiva por lo que solicita su
desvinculación12.

4.2.2. Agregó que, en atención a ese mandato constitucional derivado del


artículo 48 de la Carta Política, la prestación de dichos servicios médicos debe
brindarse con oportunidad, para lo cual, a las EPS se les permite conformar
libremente su red de prestadores, sin que en ningún caso puedan dejar de
garantizar o retrasar la atención de sus afiliados13.

5. Pruebas que obran en el expediente

5.1. Copia de documentos de identificación de la accionante y de la agente


oficiosa (folios 8 y 9).

5.2. Copia del radicado de solicitud de los servicios de audiometría tonal,


radiografía de cavum faríngeo y consulta de control o seguimiento por otras
especialidades médicas (otorrinolaringología) de fecha 15 de marzo de 2018
(folios 10 y 11).

5.3. Copia del comprobante de radicación de solicitud de servicios de consulta


de primera vez por especialista en psiquiatría y consulta de primera vez por
psicología del 20 de junio de 2018 (folio 15).

5.4. Copia del resumen de la historia clínica del 16 de abril de 2018 de Luna, en
la que refleja una valoración por la especialidad de pediatría el 20 de marzo de
2018, en donde se lee: diagnóstico clínico de síndrome de Down con reporte de
prueba neuropsicológica del 28 de junio de 2014 que arrojó “una discapacidad
cognitiva moderada, independiente para su autocuidado; y reporte escolar que
sugiere atención por Psicología y Psiquiatría por conducta hipersexual que
pone en riesgo la convivencia escolar y familiar” (folios 16 a 18).

5.5. Copia del resumen de historia clínica del 10 de abril de 2018 de Luna, del
que se desprende: “paciente de 13 años con síndrome de Down quien acude
con la madre para asesoramiento para la planificación con libido elevada. Se
11
Folio 55 del cuaderno 1 del expediente.
12
Folio 54 del cuaderno 1 del expediente.
13
Folios 44 a 47 y 48 a 51 del cuaderno 1 del expediente.

5
explican condiciones, riesgos y beneficios de los diferentes métodos
anticonceptivos por lo cual se programa tubectomía por laparoscopia”
(folios 19 a 24).

5.6. Copia de la orden médica para valoración por genética expedida por la
doctora Katherine Villegas de fecha 12 de febrero de 2018 (folio 36).

6. Decisión del juez de tutela de única instancia

6.1. El día 12 de julio de 2018, el Juzgado Séptimo de Ejecución Civil


Municipal de Medellín profirió sentencia en la que se concedió un amparo
parcial, tutelando los derechos invocados por Ema en nombre de su hija
menor Luna, y en consecuencia se dio la orden a la EPS, de realizar
efectivamente, dentro de las 48 horas siguientes a la notificación del fallo, los
procedimientos ordenados por su médico tratante, y adicionalmente garantizar
el tratamiento integral; por otro lado, negó la tutela respecto de la exoneración
de copagos y cuotas moderadoras. Frente a la decisión de instancia, las partes
no acudieron al recurso de impugnación14.

6.2. La negativa de acceder a la solicitud de exoneración de copagos y cuotas


moderadoras se justificó con lo normado por la Resolución 3974 de 2009 y el
artículo 7º del Acuerdo 260 de 2004, ya que las patologías que padece la
afectada no se encuadran dentro de las que la ley tiene catalogadas como
exentas de aquellas erogaciones15.

6.3. Por otra parte, el juzgado de instancia no hizo mención o referencia


alguna a los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres en situación de
discapacidad, ni de la protección de la posibilidad a que la menor Luna
hubiera participado en el consentimiento para la práctica de un procedimiento
de carácter definitivo.

7. Actuaciones surtidas en sede de revisión

7.1. Autos proferidos por la Corte

7.1.1. En atención a la solicitud del 26 de noviembre de 2018, que hiciera la


Directora del Programa de Acción para la Igualdad y la Inclusión Social
(PAIIS) de la Universidad de los Andes a la Corte Constitucional, la
magistrada sustanciadora, mediante auto del 17 de enero de 2019, invitó a ésta
organización a presentar dentro de los 10 días siguientes a la notificación de
dicha providencia, un escrito con los argumentos sobre los aspectos jurídicos y
científicos, respecto del caso de la referencia16.

7.1.2. Asimismo, mediante auto del 6 de febrero de 2019, la Sala Séptima de


Revisión de la Corte Constitucional emitió un auto en el que se solicitó a la
14
Folios 64 y 65 del cuaderno 1 del expediente.
15
Ibídem.
16
Folio 19 del cuaderno constitucional del expediente.

6
entidad accionada un informe junto con los soportes respectivos sobre la
efectiva realización de los procedimientos y servicios requeridos por Luna
enunciados en el numeral 2.2. de los antecedentes de la presente sentencia.
Igualmente, se ordenó la suspensión del término para fallar hasta la recepción
de las pruebas pedidas17.

7.2. Respuestas a los autos proferidos por la Corte

7.2.1. EPS COOMEVA

Por intermedio de la analista jurídica de la regional suroccidente de Coomeva


EPS, en documento allegado el 12 de febrero de 2019 por correo electrónico a
la Secretaria General de esta Corporación, se informó sobre el cumplimiento
de los siguientes procedimientos:

7.2.1.1. Audiometría de tonos puros aéreos, realizada el 17 de octubre de 2018


en el Centro de Otorrinolaringología de Antioquia, con autorización de fecha
07 de julio de 2018 generada por la EPS Coomeva18.

7.2.1.2. Consulta por la especialidad de Otorrinolaringología, la cual fue


efectuada el 26 de septiembre de 2018 con la doctora Aida Lida Castro
Arias19.

7.2.1.3. Cuatro sesiones de pruebas neuropsicológicas llevadas a cabo en el


mes de septiembre de 2018 en la Clínica Psicológica Infantil de Medellín, las
cuales fueron previamente autorizadas el 17 de abril de 2018, mediante orden
No. 163696920.

7.2.1.4. Consulta de Psicología, en la que Luna fue valorada el 12 de julio de


2018 por el Psicólogo Mateo Castrillón Aristizábal en la IPS Comité de
Estudios Médicos S.A.S21.

7.2.1.5. Consulta de Psiquiatría Infantil, a la que Luna asistió a la consulta de


la doctora Verónica Vargas González en noviembre y diciembre de 2018 en el
Comité de Estudios Médicos S.A.S22.

7.2.1.6. Del servicio de Valoración por Genética, la EPS accionada manifestó


que se encuentra en fase de cotización, “ello porque no hay suficientes IPS
que cuenten con la mencionada especialidad”23.

7.2.1.7. De la ablación u oclusión de trompa de Falopio por laparoscopia


bilateral, informó que: el 25 de enero de 2019 se solicitó apoyo al comité
17
Folio 53 del cuaderno constitucional del expediente.
18
Folio 63 del cuaderno constitucional del expediente.
19
Ibídem.
20
Ibídem.
21
Ibídem
22
Folio 62 del cuaderno constitucional del expediente.
23
Ibídem.

7
quirúrgico, por medio del cual se indicó que el servicio se halla en
cotización24.

7.2.2. Programa de Acción por la Igualdad y la Inclusión Social (PAIIS) -


Universidad de los Andes-

Por intermedio de su directora25, en escrito radicado el 7 de febrero de 2019 en


la Secretaría de la Corte Constitucional, inicia describiendo que PAIIS
informó que es una clínica jurídica creada en el año 2007 en la facultad de
Derecho de la Universidad de los Andes, con la finalidad de defender y
promover los derechos de las personas con discapacidad, orientación sexual e
identidad de género diversa26.

Respecto de los problemas jurídicos del caso, explica que la esterilización


forzada en personas con discapacidad es una práctica que vulnera sus derechos
sexuales y reproductivos como muchos otros; y que en Colombia, la
esterilización en menores de edad está prohibida por el artículo 7º de la Ley
1412 de 201027. Bajo la anterior premisa, la problemática es analizada (i) en el
ámbito interno, y (ii) en el sistema internacional de derechos humanos. Con
ese propósito y con el ánimo de ilustrar la prohibición expresa de la
esterilización en menores de edad en condición de discapacidad mental, se
abordaron los siguientes puntos: (1) Definición de los derechos sexuales y
reproductivos y cómo la esterilización forzada de las personas con
discapacidad se configura como una vulneración a éstos, así como de otros
derechos. (2) Regulación existente en Colombia, y los tratados vinculantes que
la obligan en la órbita internacional. Y (3) Jurisprudencia de la Corte
Constitucional relativa a la esterilización forzada en personas con
discapacidad28.

7.2.2.1. Respecto del primer punto, indica que los derechos sexuales y
reproductivos surgieron en la década de los años sesenta, como resultado de
diversas luchas de las mujeres que buscaban el poder de autodeterminación,
pero que solo fueron reconocidos a partir de 1994 con el Programa de Acción
de la Conferencia Internacional de Población y Desarrollo (CIPD) 29, y señala
que posteriormente comenzaron a ser incorporados a los diferentes tratados

24
Ibídem.
25
El escrito de intervención fue suscrito por Juliana Bustamante Reyes, Directora; Federico Isaza Piedrahita, asesor
jurídico; Sofía Díaz Echeverri, asesora jurídica y Angélica Rodríguez Ariza, estudiante activa del PAIIS de la
facultad de derecho de la Universidad de los Andes.
26
Folios 23 a 51 del cuaderno constitucional del expediente.
27
“Por medio del cual se autoriza la autorización de forma gratuita y se promueve la ligadura de conductos
deferentes o vasectomía y la ligadura de trompas de Falopio como formas para fomentar la paternidad y maternidad
responsable”.
28
Folios 25 y 39 del cuaderno constitucional del expediente.
29
Ver Youth Coalition. DSRD (online). Guía para jóvenes activistas. Ottawa. 2006.

8
internacionales del sistema universal sobre los Derechos Humanos, ratificados
por Colombia30, los cuales hacen parte del bloque de constitucionalidad31.

Ahora bien, se afirma que los derechos aludidos tienen como propósito
garantizar que las personas decidan sobre su vida sexual y reproductiva, de
manera libre, con igualdad y dignidad; ya que éstos a su vez envuelven otros
derechos como el de consentir el matrimonio y el derecho a decidir sobre el
número de hijos32. De esta manera, se indica que las niñas con discapacidad
intelectual se enfrentan a barreras para ejercer adecuadamente sus derechos,
atribuibles a factores familiares, culturales y jurídicos33.

El análisis de esta primera parte concluye en que Luna debe ejercer sus
derechos sexuales y reproductivos y, que por su condición, es necesario
utilizar todos los medios al alcance para hacerle entender lo que supone la
salud en este ámbito, en aras de respetar su voluntad y sus deseos frente al
futuro de su vida; en tanto que se reafirma que todo procedimiento quirúrgico
de anticoncepción definitiva está prohibido para los menores de edad con
discapacidad intelectual34.

7.2.2.2. En relación con el segundo punto, PAIIS resalta la prohibición


expresa que contiene el artículo 7º de la Ley 1412 de 2010 35, y sostiene que
dicha disposición es contraria al bloque de constitucionalidad, si se interpreta
en el sentido de que permita el consentimiento sustituto en las personas con
discapacidad. En igual sentido, critica el artículo 10º de la Resolución 1904 de
201736 expedida por el Ministerio de Salud y Protección Social (dada en
cumplimiento a una orden impartida en la sentencia T-573 de 2016 de la Corte
Constitucional). Al respecto señala que, en aquel caso, el médico cometió un
yerro al ordenar la práctica del procedimiento de tubectomía y debió haber

30
Entre los diferentes instrumentos, se mencionan el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, el Pacto
Internacional de Derechos Económicos Sociales y Culturales, la Convención sobre la eliminación de todas las
formas de Discriminación contra la mujer (Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad
(CDPD), entre otros.
31
Folios 26 y 40 del cuaderno constitucional del expediente.
32
Entre otros derechos que cabe destacar, se mencionan: el derecho a la igualdad, el derecho a la autonomía sexual,
el derecho a decidir sobre distintas opciones reproductivas, el derecho a la educación sexual, el derecho a la
atención y protección de la salud sexual y reproductiva, el derecho a optar por diversos modos de convivencia y
derecho a la participación y libertad de opinión.
33
Folios 26 y 27 y 40 y 41 del cuaderno constitucional del expediente.
34
Folios 29 y 42 del cuaderno constitucional del expediente.
35
En ningún caso se permite la práctica de la anticoncepción quirúrgica a menores de edad.
36
El procedimiento de esterilización, deberá contar con el consentimiento informado de la persona con
discapacidad, según lo definido en el numeral 5.4, del artículo 5 de la presente resolución, en consonancia con el
artículo 8. En los casos en que el procedimiento de esterilización no sea solicitado directamente por la persona con
discapacidad o cuando, pese a los apoyos y ajustes razonables correspondientes, no pueda reconocerse su voluntad
y preferencia para tomar una decisión al respecto, se deberá hacer uso de las salvaguardias para proteger la voluntad
de la persona con discapacidad. De igual manera, se procederá en los casos en donde el personal médico tenga
sospechas fundadas de coerción, influencias indebidas o similares, frente a dicha solicitud. Así mismo, se deberá
informar a las personas con discapacidad y en los casos que corresponda a las personas de apoyo, de otros
procedimientos de anticoncepción no definitivos, como alternativa a los procesos de esterilización definitiva.
Parágrafo. La prohibición a la anticoncepción quirúrgica de que trata el artículo 7º de la Ley 1412 de 2010 o la
norma que lo modifique, adicione o sustituya, se extenderá a los niños, niñas y adolescentes con discapacidad, por
lo que este procedimiento no podrá realizarse respecto de dicha población, pese a que medie consentimiento
informado.

9
optado por otro método menos invasivo que no fuera ilegal, además de exigir
que mediara el consentimiento de la menor37.

7.2.2.3. En cuanto al tercer punto, indica que a partir de las sentencias T-573
de 201638 y T-665 de 2017 39, esta Corte estableció que ninguna persona, aún
más si es menor de edad, debe ser sometida a un procedimiento de
esterilización forzada, y que respecto de las personas con discapacidad ello
supone una vulneración a los derechos que se encuentran incorporados en el
bloque de constitucionalidad mediante el artículo 93 de la Constitución
Política40.

7.3. Medida provisional adoptada por la Corte Constitucional en el


presente asunto

7.3.1. Con ocasión del escrito de respuesta de la entidad accionada del 12 de


febrero de 2019, y en vista de lo anotado respecto del procedimiento ablación
u oclusión de trompa de Falopio bilateral por laparoscopia, sobre el cual se
indicó que: “se encuentra en cotización, el 25 de enero de 2019 se solicitó
apoyo al comité quirúrgico por medio del cual se informa que el servicio se
encuentra en cotización (sic)”, mediante auto del 19 de febrero de 2019, la
Sala Séptima de Revisión decretó una medida provisional de protección
inmediata para amparar los derechos sexuales y reproductivos de Luna, por lo
que se ordenó a la EPS Coomeva abstenerse de autorizar o realizar la cirugía
en mención, hasta tanto el asunto sea decidido por esta Corporación41.

7.3.2. En vista de lo anterior, la EPS Coomeva mediante escrito recibido el 26


de febrero de 2019 informó al Despacho que, en cumplimiento de la medida
provisional, solicitó al Comité Quirúrgico “abstenerse de realizar el
procedimiento de Ablación u oclusión de trompa de Falopio bilateral por
laparoscopia”42.

I. CONSIDERACIONES DE LA CORTE CONSTITUCIONAL

1. COMPETENCIA
 
La Corte Constitucional es competente para revisar los fallos de tutela
proferidos dentro del trámite de referencia, con fundamento en lo dispuesto
por los artículos 86, inciso 3°, y 241, numeral 9°, de la Constitución Política,
en concordancia con los artículos 33 al 36 del Decreto 2591 de 1991.

2. EXAMEN DE PROCEDENCIA DE LA ACCIÓN DE TUTELA

37
Folios 27 y 41 del cuaderno constitucional del expediente.
38
Sentencia T-573 de 2016 (MP Luis Ernesto Vargas Silva).
39
Sentencia T-665 de 2017 (MP Gloria Stella Ortiz Delgado).
40
Folios 35 y 49 del cuaderno constitucional del expediente.
41
Folio 71 del cuaderno constitucional del expediente.
42
Folio 70 del cuaderno constitucional del expediente.

10
2.1. CUESTIONES PREVIAS

Reserva del nombre e identificación de la accionante y restricción de


acceso al expediente

En los Autos emitidos por la Magistrada Sustanciadora durante el trámite del


proceso, así como en la presente sentencia, se omitió intencionalmente hacer
referencia al nombre e identificación de la demandante y de su madre, y se
ordenó la reserva en el acceso al expediente por razones de protección a los
derechos fundamentales a la intimidad familiar y personal, así como la
dignidad y el buen nombre de la afiliada y su familia. Esta decisión se
fundamenta en una regla jurisprudencial reiterada pacíficamente por esta
Corporación, dirigida a proteger la intimidad de menores de edad,
particularmente cuando los derechos en juego tengan relación con su salud
sexual o reproductiva43.

2.2. PROCEDENCIA DE LA ACCIÓN DE TUTELA


 
En virtud de lo dispuesto en el artículo 86 de la Carta Política, la
jurisprudencia constitucional44, y los artículos concordantes del Decreto 2591
de 1991, la acción de tutela tiene un carácter residual y subsidiario, razón por
la cual sólo procede excepcionalmente como: (i) mecanismo de
protección definitivo: cuando el presunto afectado no dispone de otro medio
de defensa judicial; y, cuando existiendo, ese medio carece de idoneidad o
eficacia para proteger de forma adecuada, oportuna e integral los derechos
fundamentales, en las circunstancias del caso concreto; así mismo, procederá
(ii) como mecanismo transitorio mientras se dicta una decisión definitiva por
el juez ordinario, para evitar la consumación de un perjuicio irremediable a un
derecho fundamental; situación extraordinaria que debe contar con las
siguientes características: “(i) que se trate de un hecho cierto e inminente; (ii)
que las medidas a tomar deben ser urgentes; (iii) que la situación a la que se
enfrenta la persona es grave; y finalmente, (iv) que las actuaciones de
protección han de ser impostergables”45.

Corresponde a esta Corte verificar si en el presente asunto resulta procedente


la acción de tutela a la luz de los requisitos antes señalados.
 
2.2.1 Invocación de afectación de un derecho fundamental

43
La Corte Constitucional ha dispuesto la reserva de nombres y datos de identificación en las sentencias T-573 de
2016 (MP Luis Ernesto Vargas Silva); T-690 de 2016 (MP Alberto Rojas Ríos); T-665 de 2017 (MP Gloria Stella
Ortiz Delgado); T-196 de 2018 (MP Cristina Pardo Schlesinger); entre otras.
44
Corte Constitucional, Sentencias T-119 de 2015 (MP Gloria Stella Ortiz Delgado); T-250 de 2015 (MP Gloria
Stella Ortiz Delgado); T-446 de 2015 (MP Gloria Stella Ortiz Delgado); T-548 de 2015 (MP Gloria Stella Ortiz
Delgado); y T-317 de 2015 (MP María Victoria Calle Correa).
45
Acerca del perjuicio irremediable, esta Corte ha señalado que, debe reunir ciertos requisitos para que torne
procedente la acción de tutela, a saber: “(i) que se trate de un hecho cierto e inminente; (ii) que las medidas a
tomar deben ser urgentes; (iii) que la situación a la que se enfrenta la persona es grave; y finalmente (iv) que las
actuaciones de protección han de ser impostergables”. Ver, sentencia T-896 de 2007 (MP Manuel José Cepeda
Espínoza), entre otras.

11
La accionante invocó la protección de los derechos fundamentales a la vida, la
igualdad, la dignidad humana, la salud y la seguridad social.

En cuanto al derecho a la salud, este ha atravesado “un proceso de evolución


a nivel jurisprudencial y legislativo, cuyo estado actual implica su
categorización como derecho fundamental autónomo”46, situación que se
puede apreciar con la expedición de la Ley 1751 de 2015, y los argumentos de
constitucionalidad plasmados por esta Corte en la sentencia C-313 de 2014. Al
respecto, la jurisprudencia ha destacado que la calificación de fundamental del
derecho a la salud encuentra sus bases en instrumentos internacionales y su
estrecha vinculación con el principio de dignidad humana47.

La accionante argumentó que la razón por la cual la EPS vulneró su derecho a


la salud consiste en que a pesar de que se comunica y acude constantemente a
la sede de su EPS, repetidamente le informan que no hay agenda disponible en
su propia red, ni contratada con un tercero para la realización de los
procedimientos y exámenes que requiere. En ese sentido, sostiene que la
negligencia de la EPS en la asignación de una cita para la valoración y
realización de los procedimientos ordenados por el médico tratante de Luna,
se constituye como una amenaza grave a sus derechos, que puede generar un
perjuicio irremediable, consistente en el deterioro progresivo de su salud, su
calidad de vida y su integridad física.
 
En cuanto al derecho a la vida, consagrado en el artículo 11 de la Carta
Política como un derecho fundamental, la jurisprudencia de la Corte
Constitucional ha establecido que no significa la simple posibilidad de existir
sin tener en cuenta las condiciones en que ello se haga, sino, por el contrario,
supone la garantía de una existencia digna. Así, no solamente vulneran el
derecho a la vida las actuaciones u omisiones que conducen o implican un
riesgo de muerte, sino aquellas que atentan contra su dignidad e incomodan su
existencia hasta hacerla insoportable48.

Teniendo en cuenta que en la acción de tutela se invocaron derechos de


carácter fundamental, se estima que la demanda plantea una controversia de
orden constitucional, y por lo mismo cumple el presente requisito.
46
Ver Sentencias T-121 de 2015 (MP Luis Guillermo Guerrero Pérez); C-313 de 2014 (MP Gabriel Eduardo
Mendoza Martelo); y T-301 de 2016 (MP Alejandro Linares Cantillo).
47
Ver sentencia T-301 de 2016 (MP Alejandro Linares Cantillo).
48
En la Sentencia T-444 de 1999 (MP José Gregorio Hernández Galindo), frente al caso de un paciente que
requería reemplazo de cadera por lo fuertes dolores que le generaba y la imposibilidad de desplazarse por sí mismo,
la Corte, recapitulando su jurisprudencia en la materia sostuvo: “Así, no solamente aquellas actuaciones u
omisiones que conducen a la extinción de la persona como tal, o que la ponen en peligro de desaparecer son
contrarias a la referida  disposición superior, sino también todas las circunstancias que incomodan su existencia
hasta el punto de hacerla insoportable. Una de ellas, ha dicho la Corte, es el dolor cuando puede evitarse o
suprimirse, cuya extensión injustificada no amenaza, sino que vulnera efectivamente la vida de la persona,
entendida como el derecho a una existencia digna. También quebranta esta garantía constitucional el someter a un
individuo a un estado fuera de lo normal con respecto a los demás, cuando puede ser como ellos y la consecución
de ese estado se encuentra en manos de otros; con más veras cuando ello puede alcanzarlo el Estado, principal
obligado a establecer condiciones de bienestar para sus asociados”.

12
2.2.2. Legitimación por activa

La presente tutela fue promovida por la madre de la accionante quien actúa


expresamente como agente oficiosa. De acuerdo con el artículo 86 de la
Carta, toda persona cuenta con la acción de tutela para la protección de sus
derechos fundamentales, mecanismo que puede ejercer en nombre propio o a
través de quien actúe en su nombre.

En igual sentido, el artículo 10º del mencionado decreto señala que en todo
momento y lugar, el mecanismo de amparo podrá ser ejercido, incluso en
causa ajena, cuando el titular no se encuentra en condiciones de acudir por sí
mismo49. Respecto de la agencia oficiosa, se indica que procede cuando (i) el
titular de los derechos no esté en condiciones de defenderlos y, (ii) que en la
tutela se manifieste esa circunstancia. En cuanto a esta última exigencia, su
cumplimiento sólo se puede verificar en presencia de personas en estado de
vulnerabilidad extrema, en circunstancias de debilidad manifiesta o de
especial sujeción constitucional” 50; en consecuencia, se considera cumplido
el presente requisito.
 
2.2.3. Legitimación por pasiva

En el escrito de tutela, la accionante se dirige contra la EPS Coomeva,


entidad encargada de la prestación del servicio público de salud. De acuerdo
con lo dispuesto en el numeral 2 del artículo 42 del Decreto 2591 de 1991, la
acción de amparo resulta procedente para atacar las acciones u omisiones que
impacten derechos fundamentales, por lo que se entiende cumplido este
requisito.

2.2.4. Inmediatez

La accionante interpuso la acción de tutela el 27 de junio de 2018. Para ese


momento Luna tenía pendientes las siguientes valoraciones e intervenciones
sin que se hubiera asignado una cita para su realización:

 APLICACIÓN DE PRUEBA NEURO PSICOLOGICA 4


SESIONES, autorizada desde el día 17 de abril de 2018.

 VALORACION POR GENÉTICA, desde el día 12 de febrero de


2018. 

49
El artículo 86 de la Constitución Política de Colombia señala que toda persona tendrá acción de tutela
para reclamar ante los jueces, en todo momento y en todo lugar, mediante un procedimiento preferente y
sumario, por si misma o por quien actúe a su nombre, la protección inmediata de sus derechos
constitucionales fundamentales (...). Así mismo, de conformidad con el artículo 10º del Decreto 2591 de
1991 le brinda la posibilidad de que una persona agencie derechos ajenos cuando el titular de los mismos
no está en posibilidad de ejercer su propia defensa.
50
Corte Constitucional, Sentencia T-029 de 2016 (MP Alberto Rojas Ríos).

13
 ABLACIÓN U OCUSIÓN DE TROMPA DE FALOPIO
BILATERAL POR LAPAROSCOPIA, radicada desde el día 12 de
abril de 2018.

 CONSULTA DE PRIMERA VEZ POR ESPECIALISTA EN


PSIQUIATRIA PEDIATRICA, con radicado del día 22 de junio de
2018.

 CONSULTA DE PRIMERA VEZ POR PSICOLOGÍA, radicada el


día 22 de junio de 2018.

 AUDIOMETRÍA DE TONOS PUROS AEREOS Y OSEOS CON


ENMASCARAMIENTO (AUDIOMETRÍA TONAL), radicada el
día 22 de junio de 2018.

En consideración a la urgencia alegada por la madre de la accionante, y


aunque no manifiesta cuándo fue la última fecha en que recibió una respuesta
negativa por parte de la EPS, por las fechas de radicación de las tres últimas
órdenes médicas, es claro que el momento en que fue interpuesta la acción
tutela cumple con el requisito de inmediatez.

2.2.5. Subsidiariedad

En virtud de la naturaleza subsidiaria de la tutela, la jurisprudencia ha


señalado que tal calidad “obliga a los asociados a incoar los recursos
ordinarios con los que cuenten para conjurar la situación que estimen lesiva
de sus derechos y que impide el uso indebido de la acción como vía preferente
o instancia adicional de protección”51. Por lo tanto, de existir recursos
ordinarios disponibles, deberá verificarse si los mismos resultan eficaces para
la protección del derecho, pues en caso de que así no sea, la acción de tutela
será procedente.
 
Esta Corte ha establecido en su reiterada jurisprudencia que el mecanismo
principal para exigir prestaciones a cargo de las entidades del Sistema General
de Seguridad Social en Salud es aquel regulado por el artículo 41 de la Ley
1122 de 2007, modificado por el artículo 126 de la Ley 1438 de 2011 52. No
51
Ver sentencia T-603 de 2015, (MP Gloria Stella Ortiz Delgado).
52
En la Sentencia T-301 de 2016, (MP Alejandro Linares Cantillo), sostuvo esta Corte: “Frente a la protección de
los derechos de los usuarios del Sistema General de Seguridad Social en Salud, la Ley 1122 de 2007 estableció en
su artículo 41 un mecanismo jurisdiccional en cabeza de la Superintendencia Nacional de Salud, para resolver
controversias, entre otras, sobre la “[c]obertura de los procedimientos, actividades e intervenciones del plan
obligatorio de salud cuando su negativa por parte de las entidades promotoras de salud o entidades que se les
asimilen, ponga en riesgo o amenace la salud del usuario”, competencia que ha sido entendida por esta Corte como
aquella que le permite conocer sobre “la denegación por parte de las entidades promotoras de salud de servicios
incluidos en el P.O.S.”.  \\ Más adelante, mediante el artículo 126 de la Ley 1438 de 2011, se adicionaron algunas
competencias a las ya establecidas en la mencionada Ley 1122 de 2007, de las que destaca la posibilidad de decidir
“[s]obre las prestaciones excluidas del Plan de Beneficios que no sean pertinentes para atender las condiciones
particulares del individuo”, disponiendo igualmente que “[l]a función jurisdiccional de la Superintendencia
Nacional de Salud se desarrollará mediante un procedimiento preferente y sumario, con arreglo a los principios
de publicidad, prevalencia del derecho sustancial, economía, celeridad y eficacia, garantizando debidamente los

14
obstante, este mecanismo no desplaza a la acción de tutela como un
mecanismo subsidiario, para ciertos casos en los que la protección de los
derechos fundamentales requiera la intervención urgente del juez
constitucional, como cuando se evidencie la posible ocurrencia de un perjuicio
irremediable.
 
Frente al asunto examinado, las circunstancias del caso, en particular la
condición de salud física y psicológica de la menor ponen de manifiesto la
necesidad de acudir a un medio expedito y eficaz, a fin de obtener la
programación de las citas, las evaluaciones y los procedimientos médicos a
que haya lugar.

2.3. Planteamiento del problema jurídico, método y estructura de la decisión


 
2.3.1. El caso sub examine surge de la renuencia de la EPS Coomeva en
asignar las citas para la realización de los exámenes y procedimientos
solicitados por la paciente. En ese marco, se profirió la decisión de Tutela de
primera (y única) instancia, que ordenó que en el lapso de 48 horas se
asignaran las citas correspondientes y se realizaran los procedimientos
ordenados por el médico tratante53.

Dentro del trámite del expediente en esta Corte, se dictó un Auto a fin de
recolectar información sobre el cumplimiento de las órdenes dictadas por el
juez de tutela54, así pues, la respuesta recibida informó que algunas
prestaciones en salud ya se habían llevado a cabo, pero otras, como (i) la
valoración por genética, y (ii) la ablación u oclusión de trompa de Falopio
bilateral por laparoscopia, no se habían practicado por encontrarse en
cotización55; lo anterior, dio pie a esta Sala para ordenar como medida
provisional que se suspendiera la realización de uno de los procedimientos
ordenados, por considerar que era indispensable postergar la realización de la
operación de ligadura de trompas hasta que se hubiesen considerado y
evaluado los efectos de dicha cirugía frente a los derechos fundamentales de la
menor de edad.

2.3.2. Con fundamento en la solicitud planteada, la decisión proferida por el


Juez de instancia, y la medida provisional ordenada por esta Sala, así como a
las pruebas disponibles en el expediente, surgen dos problemas jurídicos que
subyacen a los hechos del presente caso, así: el primer problema jurídico está
encaminado a examinar ¿si la EPS vulneró el derecho a la salud de la
derechos al debido proceso, defensa y contradicción”. Para asegurar la accesibilidad al mecanismo jurisdiccional,
la norma dispuso, entre otros, (i) la posibilidad de ejercer la acción sin formalidad ni autenticación, (ii) la
posibilidad de actuar directamente, es decir, sin necesidad de actuar a través de abogado, (iii) un término
supremamente corto para el fallo, de 10 días, (iv) la prevalencia de la informalidad en el procedimiento. Tanto el
mecanismo, como los requisitos de procedibilidad han sido entendidos por la Corte “dados los derechos
involucrados en este tipo de controversias, la Ley 1437 de 2011 revistió de mayor celeridad e informalidad al
trámite en aras de una protección eficaz de los derechos de los usuarios”.

53
Folio 64 del cuaderno 1 del expediente.
54
Folios 54 del cuaderno constitucional del expediente.
55
Folios 62 del cuaderno constitucional del expediente.

15
accionante al retardar las citas para la realización de los exámenes ordenados a
la menor de edad Luna? En segundo lugar, le corresponde a esta Sala indagar
y responder: ¿si el juez de tutela actuó de acuerdo a los mandatos
constitucionales al ordenar que se realizara a Luna, de 14 años de edad con
síndrome de Down, una esterilización quirúrgica definitiva mediante un
procedimiento denominado ablación u oclusión de trompa de Falopio bilateral
por laparoscopia?

Para dar respuesta a estos problemas la Sala abordará los siguientes asuntos: (i)
la protección del derecho a la salud de menores en situación de discapacidad;
(ii) las personas con discapacidad intelectual y el reconocimiento de su
autonomia en la jurisprudencia constitucional; (iii) el deber de protección de los
niños y las niñas a cargo de los padres y tutores; y finalmente pasará la Sala a
analizar los problemas jurídicos del caso examinado.

3. La protección del derecho a la salud de menores en situación de


discapacidad

3.1.  Naturaleza jurídica y protección constitucional del derecho a la salud


 
La salud fue inicialmente consagrada en los artículos 48 y 49 de la
Constitución Política como un servicio público a cargo del Estado y concebida
como derecho económico, social y cultural por su naturaleza prestacional. Sin
embargo, progresivamente la jurisprudencia de la Corte Constitucional fue
avanzando en la vía del reconocimiento de su carácter fundamental hasta
culminar dicha tarea en la Sentencia T-760 de 2008, en la que se definió el
derecho fundamental a la salud como “la facultad que tiene todo ser humano
de mantener la normalidad orgánica funcional, tanto física como en el plano
de la operatividad mental, y de restablecerse cuando se presente una
perturbación en la estabilidad orgánica y funcional de su ser”56. Al mismo
tiempo, la Corte Constitucional ha indicado que tal derecho se debe garantizar
en condiciones de dignidad dado que su materialización resulta indispensable
para el ejercicio de otros derechos fundamentales57.
 
A partir de la Sentencia T-760 de 2008 58 la Corte Constitucional reconoció el
carácter fundamental del derecho a la salud y las obligaciones que le
incumben al Estado para la garantía y satisfacción del mismo. En dicha
decisión, además de resumir y sistematizar los precedentes, la Corte
Constitucional también hizo referencia a los tratados y convenios
internacionales que han consagrado este derecho. Así, dentro de los
numerosos instrumentos internacionales que reconocen la salud como derecho
del ser humano, destaca de forma especial el Pacto Internacional de Derechos

56
Sentencia T-760 de 2008 (MP Manuel José Cepeda Espinosa, reiterada en las Sentencias T-120 de 2017
(MP Luis Ernesto Vargas Silva); T-597 de 1993 (MP. Eduardo Cifuentes Muñoz); T-454 de 2008 (MP. Jaime
Córdoba Triviño); T-566 de 2010, T-931 de 2010, T-355 de 2012, T-176 de 2014, T-132 y T-331 de 2016
(MP. Luis Ernesto Vargas Silva); entre otras.
57
Corte Constitucional, Sentencia T-120 de 2017 (MP Luis Ernesto Vargas Silva).
58
Sentencia T-760 de 2008 (MP Manuel José Cepeda Espinosa).

16
Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC) así como el profundo desarrollo
que hace de este artículo la Observación General No. 14 del Comité de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales (CDESC).

Una de las herramientas que apalancó a la jurisprudencia de la Corte


Constitucional en el reconocimiento de la salud como derecho fundamental y
en la determinación de su alcance, es el Pacto Internacional de Derechos
Económicos Sociales y Culturales (PIDESC), aprobado mediante la Ley 74 de
1968, cuyo artículo 12 establece el derecho “al disfrute del más alto nivel
posible de salud física y mental”, y consagra como una obligación
internacional de los Estados partes, el respetar, proteger y garantizar el
disfrute de las facilidades, bienes, servicios y condiciones necesarios para
alcanzar su nivel más alto59.
 
Por su parte, en la tarea de interpretación del PIDESC, el Comité de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales, mediante la Observación General No. 14 60,
explicó que el deber de los Estados de adoptar medidas para asegurar la plena
efectividad del derecho a la salud, implica incluir "el acceso igual y oportuno
a los servicios de salud básicos preventivos, curativos y de rehabilitación, así
como a la educación en materia de salud; programas de reconocimientos
periódicos; tratamiento apropiado de enfermedades, afecciones, lesiones y
discapacidades frecuentes, preferiblemente en la propia comunidad; el
suministro de medicamentos esenciales, y el tratamiento y atención
apropiados de la salud mental"61.
 
De igual manera, la Observación presenta una serie de obligaciones legales en
cabeza de los Estados Partes de carácter general y otras de carácter
específicas. Frente a estas últimas, el documento dispone lo siguiente:     
 
"En particular, los Estados tienen la obligación de respetar el
derecho a la salud, en particular absteniéndose de denegar o
limitar el acceso igual de todas las personas, incluidos, los
presos o detenidos, los representantes de las minorías, los
solicitantes de asilo o los inmigrantes ilegales, a los servicios
de salud preventivos, curativos y paliativos; abstenerse de
imponer prácticas discriminatorias como política de Estado; y
abstenerse de imponer prácticas discriminatorias en relación
con el estado de salud y las necesidades de la mujer. Además,
59
Sentencia T-120 de 2017 (MP Luis Ernesto Vargas Silva).
60
La mencionada observación ha tenido un impacto importante en la jurisprudencia de la Corte
Constitucional, pues ha servido como referente central en la construcción y delimitación del derecho a la
salud. En ella, el Comité establece de manera clara y categórica que la salud “es un derecho humano
fundamental e indispensable para el ejercicio de los demás derechos humanos”. En referencia al contenido
normativo, señala que una parte esencial del derecho es la existencia de “un sistema de protección de la salud
que brinde a las personas oportunidades iguales para disfrutar del más alto nivel posible de salud”. Es decir,
para el CDESC la salud es un derecho humano elemental e irrenunciable cuya efectiva realización está ligada
a la existencia de un sistema de protección a cargo del Estado. Por ello, la salud es entendida también como
“un derecho al disfrute de toda una gama de facilidades, bienes, servicios y condiciones necesarios para
alcanzar el más alto nivel posible de salud”.
61
Sentencia T-120 de 2017 (MP Luis Ernesto Vargas Silva).

17
las obligaciones de respetar incluyen la obligación del Estado
de abstenerse de prohibir o impedir los cuidados preventivos,
las prácticas curativas y las medicinas tradicionales,
comercializar medicamentos peligrosos y aplicar tratamientos
médicos coercitivos, salvo en casos excepcionales para el
tratamiento de enfermedades mentales o la prevención de
enfermedades transmisibles y la lucha contra ellas".

Estos instrumentos sirvieron a la Corte Constitucional para depurar el


contenido del derecho a la salud e identificar los principios que deben guiar la
prestación de los servicios que implementan las garantías del derecho
fundamental a la salud, los cuales fueron resumidos en la Sentencia T-742 de
201762 de la siguiente forma:

      “(i)          Disponibilidad: implica que el Estado tiene el


deber de garantizar la existencia de medicamentos esenciales,
agua potable, establecimientos, bienes, servicios, tecnologías,
instituciones de salud y personal profesional competente para
cubrir las necesidades en salud de la población;
 
   (ii)          Aceptabilidad: hace referencia a que el sistema de
salud debe ser respetuoso de la diversidad de los ciudadanos,
prestando el servicio adecuado a las personas en virtud de su
etnia, comunidad, situación sociocultural, así como su género y
ciclo de vida;
 
 (iii)          Accesibilidad: corresponde a un concepto mucho
más amplio que incluye el acceso sin discriminación por
ningún motivo y la facilidad para obtener materialmente la
prestación o suministro de los servicios de salud, lo que a su
vez implica que los bienes y servicios estén al alcance
geográfico de toda la población, en especial de grupos
vulnerables. De igual manera, se plantea la necesidad de
garantizar a los usuarios el ingreso al sistema de salud con
barreras económicas mínimas y el acceso a la información. 
 
 (iv)          Calidad: se refiere a la necesidad de que la atención
integral en salud sea apropiada desde el punto de vista médico
y técnico, así como de alta calidad y con el personal idóneo y
calificado que, entre otras, se adecue a las necesidades de los
pacientes y/o usuarios.
 
19. Ahora bien, tanto la Ley estatutaria como la jurisprudencia
de la Corte han establecido una serie de principios que están
dirigidos a la realización del derecho a la salud, desde el punto
de vista normativo, se destacan, entre otros, los siguientes:
62
Sentencia T-742 de 2017 (MP Gloria Stella Ortiz Delgado).

18
universalidad, pro homine, equidad, continuidad, oportunidad,
prevalencia de derechos, progresividad, libre elección,
solidaridad, eficiencia, e interculturalidad63.

Por su parte, el Legislador promulgó la Ley Estatutaria 1751 de 2015, y con


ella reguló esta garantía fundamental en sus dos facetas: como derecho y como
servicio público. Así, de un lado, se consagró como un derecho fundamental
autónomo e irrenunciable en lo individual y en lo colectivo, y de otro, como
servicio público esencial obligatorio que debe ser prestado de manera
oportuna, eficaz y con calidad para la preservación, el mejoramiento y la
promoción de la salud, cuya ejecución se realiza bajo la indelegable dirección,
supervisión, organización, regulación, coordinación y control del Estado64.

En síntesis, el derecho fundamental a la salud integra tanto la obligación del


Estado de asegurar la prestación eficiente y universal de un servicio público
sanitario que permita a todas las personas preservar, recuperar o mejorar su
bienestar físico y mental, como la posibilidad de hacer exigible por vía de
tutela tales prestaciones para garantizar el desarrollo pleno y digno del
proyecto de vida de cada persona65.
 
A propósito de lo último, esta Corporación ha precisado que el derecho a la
salud implica, no solo su reconocimiento sino la prestación continua,
permanente, y sin interrupciones de los servicios médicos y de recuperación
en salud. Al respecto, la jurisprudencia ha sostenido que las entidades públicas
y privadas que prestan el servicio público de salud deben “procurar la
conservación, recuperación y mejoramiento del estado de sus usuarios, así
como (…) el suministro continuo y permanente de los tratamientos médicos ya
iniciados”66.

En el ámbito internacional, entre los diversos instrumentos en materia de


protección de los derechos fundamentales de los niños, niñas y adolescentes,
se destacan los siguientes:

El artículo 24 de la Convención sobre los Derechos del Niño consagra: “el


derecho del niño al disfrute del más alto nivel posible de salud y a servicios para
el tratamiento de las enfermedades y la rehabilitación de la salud. Los Estados
Partes se esforzarán por asegurar que ningún niño sea privado de su derecho al
disfrute de esos servicios sanitarios. Los Estados Partes asegurarán la plena
aplicación de este derecho, y, en particular, adoptarán las medidas apropiadas
para:(…) b) Asegurar la prestación de la asistencia médica y la atención
63
Ver entre otras, sentencias T-612 de 2014, (MP Jorge Iván Palacio Palacio); T-499 de 2014 (MP Alberto
Rojas Ríos); y T-126 de 2015 (MP Gabriel Eduardo Mendoza Martelo).
64
Sentencias T-742 de 2017 (MP Gloria Stella Ortiz Delgado).
65
En la Sentencia T-171 de 2018 (MP Cristina Pardo Schlesinger) se reconoce que la salud pasa de ser un
derecho de los ciudadanos en relación con el Estado en el ámbito de prestación de un servicio público, para
ser entendida como un derecho pleno, irrenunciable y exigible de la persona. Esta postura ha sido
desarrollada, entre otras, por las sentencias: T-358 de 2003 (MP Jaime Araujo Rentería); T-671 de 2009 (MP
Jorge Ignacio Pretelt Chaljub) y T-104 de 2010 (MP Jorge Iván Palacio Palacio).
66
Sentencia T-196 de 2018 (MP Cristina Pardo Schlesinger).

19
sanitaria que sean necesarias a todos los niños, haciendo hincapié en el
desarrollo de la atención primaria de salud”.

El artículo 4º de la Declaración de los Derechos del Niño, según el cual “…el


niño debe gozar de los beneficios de la seguridad social. Tendrá derecho a
crecer y desarrollarse en buena salud, con este fin deberán proporcionarse tanto
a él como a su madre, cuidados especiales, incluso atención prenatal y
postnatal. El niño tendrá derecho a disfrutar de alimentación, vivienda, recreo y
servicios médicos adecuados”.

El numeral 2º del artículo 12 del Pacto Internacional de Derechos


Económicos, Sociales y Culturales, establece unos parámetros encaminados a
proteger los derechos fundamentales de los niños, puntualmente dice: “a) Es
obligación de los Estados firmantes adoptar medidas necesarias para la
reducción de la mortinatalidad y de la mortalidad infantil, y el sano
desarrollo de los niños”. A renglón seguido, el literal d) dispone que se deben
adoptar medidas necesarias para “la creación de condiciones que aseguren a
todos asistencia médica y servicios médicos en caso de enfermedad”67.

Tales instrumentos garantizan ese disfrute del más alto nivel de salud,
incluyendo los servicios de salud sexual y reproductiva. Así pues, tomando
como referencia lo anotado en la sentencia T-665 de 2017 68 este derecho
abarca: “(1) el mayor estándar posible de salud, en relación con la
sexualidad, incluyendo el acceso a servicios de salud sexual y reproductiva;
(2) el buscar, recibir e impartir información en relación a la sexualidad; (3)
educación sexual; (4) respeto por la integridad corporal; (5) elección de
pareja; (6) decidir ser o no ser sexualmente activo; (7) relaciones sexuales
consensuadas; (8) matrimonio consensuado; (9) decidir tener o no tener, y
cuándo tener hijos; y (10) ejercer una vida sexual satisfactoria, segura y
placentera”.

En resumen, la Constitución Política de 1991 ubica al derecho a la salud en un


lugar estratégico y cuando se trata de menores de edad cobra mayor
relevancia, porque las garantías constitucionales deben acompañarse de los
desarrollos de órganos internacionales que hacen parte del ordenamiento
interno gracias al bloque de constitucionalidad, sin olvidar que desde la Carta
Política se protege de manera especial a las personas en condición de
discapacidad. Las leyes y la jurisprudencia han jugado un rol trascendental al
proteger este derecho, al darle un alcance más amplio acorde al espíritu del
legislador, pues se afirma que esta prerrogativa, a través de las EPS, debe
cumplir con unos criterios de oportunidad, calidad, continuidad e integralidad,
que se traducen en una adecuada prestación del servicio a los afiliados.

67
Sentencias T-765 de 2011 (MP Nilson Pinilla Pinilla); y T-083 de 2016 (MP Alberto Rojas Ríos), en estas se
mencionan otros instrumentos tales como: el artículo 24 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, el
artículo 19 de la Convención Americana de Derechos Humanos, la Convención sobre los Derechos de las Personas
con Discapacidad, adoptada por la Asamblea General de la ONU el 13 de diciembre de 2006, aprobada por la Ley
1346 de 2009, que fue declarada exequible por la sentencia C-293 de 2010 (MP Nilson Pinilla Pinilla); entre otros.
68
Sentencia T-665 de 2017 (MP Gloria Stella Ortiz Delgado).

20
3.2. El Derecho a la salud y su protección reforzada para niños, niñas y
adolescentes

Según lo dicho en el anterior numeral, la jurisprudencia constitucional y la


normativa vigente han reconocido explícitamente la naturaleza de derecho
fundamental autónomo e irrenunciable que corresponde a la salud. En lo que
respecta a los niños, niñas y adolescentes, el carácter fundamental de este
derecho cobra mayor importancia, en particular cuando se trata de protegerlo a
través de la acción de tutela. Al respecto la Carta Política en su artículo 44
establece como derechos fundamentales de los niños “la vida, la integridad
física, la salud y la seguridad social”, precisando que la familia, la sociedad y
el Estado tienen el deber de “asistir y proteger al niño para garantizar su
desarrollo armónico e integral y el ejercicio pleno de sus derechos”69.

Como es sabido, el bloque de constitucionalidad también contiene diversas


normas que consagran el derecho a la salud de los niños de forma prevalente.
Así como lo reiteró, la sentencia T-196 de 201870, la Convención Internacional
Sobre los Derechos del Niño establece expresamente el derecho de los
menores de edad al disfrute del más alto nivel posible de salud y servicios para
el tratamiento de las enfermedades que padezcan, así como la rehabilitación de
su salud. De esta manera, prevé que “los Estados Partes asegurarán la plena
aplicación de este derecho, y, en particular, adoptarán las medidas
apropiadas para: (…) b) Asegurar la prestación de la asistencia médica y la
atención sanitaria que sean necesarias a todos los niños, haciendo hincapié
en el desarrollo de la atención primaria de salud”71. Del mismo modo, el
artículo 3.1 de dicha Convención se refiere al principio de interés superior de
los niños, al exigir que en “todas las medidas concernientes a los niños que
tomen las instituciones públicas o privadas de bienestar social, los tribunales,
las autoridades administrativas o los órganos legislativos, una consideración
primordial a que se atenderá será el interés superior del niño.

Así como se afirmó en el acápite anterior, el numeral 2º del artículo 12 del


Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, establece
unos parámetros encaminados a proteger los derechos fundamentales de los
niños.

En la normatividad infraconstitucional interna, la Ley 1751 de 2015 en el


literal f) del artículo 6 establece que el Estado está en la obligación de
implementar medidas concretas y específicas para garantizar la atención
integral de los derechos consagrados en la Carta Política para las niñas, niños
y adolescentes. Estas medidas deben encontrarse formuladas por ciclos
vitales: prenatal hasta seis (6) años, niñez de los (7) a los catorce (14) años, y
adolescencia de los quince (15) a los dieciocho (18) años. A su vez, el artículo
11 de la referida ley reconoce como sujetos de especial protección a los niños,
69
Sentencia T-196 de 2018 (MP Cristina Pardo Schlesinger).
70
Ibidem.
71
Ver Artículo 24 de la Ley 12 de 1991.

21
niñas y adolescentes, mujeres embarazadas, desplazados, víctimas de
violencia y conflicto armado, adultos mayores, personas que padecen
enfermedades huérfanas y personas en condición de discapacidad, cuya
atención no podrá ser limitada o restringida por razones de naturaleza
administrativa o económica.
 
Esta disposición normativa reitera el enfoque diferencial y la atención
prioritaria que deben tener los niños, niñas y adolescentes en los siguientes
términos:
 
“Sujetos de especial protección. La atención de niños, niñas y
adolescentes […] y personas en condición de discapacidad,
gozarán de especial protección por parte del Estado. Su
atención en salud no estará limitada por ningún tipo de
restricción administrativa o económica. Las instituciones que
hagan parte del sector salud deberán definir procesos de
atención intersectoriales e interdisciplinarios que le garanticen
las mejores condiciones de atención”.
 
Ahora bien, tratándose de la prestación del servicio de salud requerido por los
niños o las personas en situación de discapacidad, ha señalado la Corte que el
examen de los requisitos para el otorgamiento de prestaciones en salud debe
realizarse de manera dúctil, en aras de garantizar el ejercicio pleno de los
derechos de este tipo de sujetos72.
 
Está Corporación ha sostenido que cualquier afectación a la salud de los
menores reviste una mayor gravedad, pues compromete su adecuado
desarrollo físico e intelectual. En palabras de la Corte: “En una aplicación
garantista de la Constitución, y de los distintos instrumentos que integran el
Bloque de Constitucionalidad. La jurisprudencia ha señalado que el derecho
a la salud de los niños, niñas y adolescentes debe ser garantizado de
manera inmediata, prioritaria, preferente y expedita, sin obstáculos de tipo
legal o económico que dificulten su acceso efectivo al Sistema de Seguridad
Social en Salud”73. 
 
En atención a lo expuesto, la acción de tutela resulta procedente cuando se
trate de solicitudes de amparo relacionadas o que involucran los derechos de
los niños, niñas o adolescentes, más aún si estos padecen alguna enfermedad o
afección grave que les genere alguna condición especial. Lo anterior, por
cuanto se evidencia la palmaria debilidad en que se encuentran dichos sujetos
y, en consecuencia, la necesidad de invocar una protección inmediata,
prioritaria, preferente y expedita del acceso efectivo y continuo al derecho a la
salud del cual son titulares.
 
3.3. El derecho a la salud de las personas en situación de discapacidad
72
Sentencia T-196 de 2018 (MP Cristina Pardo Schlesinger).
73
Sentencia T-399 de 2017 (MP Cristina Pardo Schlesinger).

22
Las personas en situación de discapacidad son, antes que todo, seres
humanos
iguales en dignidad y derechos que cualquier otra persona y, en consecuencia,
sujetos del derecho a la salud y beneficiarios de las garantías y principios que
lo rodean. Sin embargo, justamente las diversidades orgánicas y funcionales
que pueden dar lugar a las discapacidades, requieren de una respuesta
adecuada para garantizar el goce efectivo de sus derechos, y por supuesto, la
vulnerabilidad acentuada que puede implicar la situación de discapacidad,
debe ser tenida en cuenta para adecuar las medidas que garanticen sus
derechos.

Al respecto, la Constitución Política en su artículo 13 le impone al Estado el


deber de proteger de manera especial a las personas que por su condición
económica, física o mental, se encuentren en condiciones de debilidad
manifiesta y sancionará los abusos o maltratos que se realicen contra ellas.
Igualmente, el artículo 47 superior le obliga adelantar una política de
previsión, rehabilitación e integración social para los disminuidos físicos,
sensoriales y psíquicos, proporcionándoles la atención especializada que
requieren.
 
En ese sentido, la Corte en sentencia T-657 de 2008 ha señalado que “el
Estado Colombiano está obligado a implementar medidas tendientes a
garantizar los derechos de las personas con discapacidad, teniendo como
principales campos de acción la salud, la educación, el trabajo, la seguridad
social, la recreación, la cultura entre otros”74.
 
En relación con la salud esta Corporación ha manifestado que la atención
integral de las personas con discapacidad tiene que estar encaminada a
garantizar su desenvolvimiento dentro de la sociedad en condiciones dignas.
 
Igualmente, ha señalado, con base en el artículo 4º de las Normas Uniformes
de las Naciones Unidas sobre la igualdad de oportunidades de personas con
discapacidad, que el Estado tiene el deber de garantizar “el acceso de las
personas con discapacidad a servicios de apoyo, que bien pueden traducirse
en la preparación de personal capacitado para su atención, implementos
ortopédicos e instrumentos de ayuda técnica que les permitan un mayor nivel
de independencia respecto de otras personas y faciliten su desenvolvimiento
en la sociedad, en condiciones autónomas que en tal sentido, aseguren una
existencia digna sin que para el efecto constituyan impedimento alguno los
padecimientos físicos, sensoriales o síquicos que los aquejen”75.
 
Por su parte, la Convención sobre los Derechos de las Personas con
Discapacidad, aprobada mediante la Ley 1346 de 2009, desarrolla el derecho a

74
Sentencia T-657 de 2008 (MP Humberto Antonio Sierra Porto).
75
Sentencia T-306 de 2010 (MP Jorge Iván Palacio Palacio).

23
la salud de las personas en condición de discapacidad. Su artículo 25 establece
lo siguiente:
 
“Los Estados Partes reconocen que las personas con
discapacidad tienen derecho a gozar del más alto nivel posible
de salud sin discriminación por motivos de discapacidad. Los
Estados Partes adoptarán las medidas pertinentes para asegurar
el acceso de las personas con discapacidad a servicios de salud
que tengan en cuenta las cuestiones de género, incluida la
rehabilitación relacionada con la salud”76. 
 
La Convención establece una serie de medidas a adoptar con el propósito de
materializar el derecho a la salud de las personas en condición de
discapacidad. Sobre lo anterior, se debe destacar que a los Estados les
corresponde, entre otros deberes, (i) proporcionar los servicios de salud que
necesite la población en condición de discapacidad, específicamente los
requeridos como consecuencia de la discapacidad; (ii) proporcionar los
servicios lo más cerca posible a sus comunidades, incluso en las zonas rurales;
(iii) prohibir la discriminación contra dicha población en la prestación de
seguros de salud y de vida cuando éstos estén permitidos en la legislación
nacional; al igual que (iv) velar porque tales seguros se presten de manera
justa y razonable e; (v) impedir que se nieguen los servicios de salud, o de
atención de la salud, o alimentos sólidos o líquidos por motivos de la
discapacidad de los usuarios77.
 
15. A su turno, la Ley 1306 de 2009 contempla la protección del derecho a la
salud de las personas en condición de discapacidad. Allí se establece lo
siguiente:
 
“Ningún sujeto con discapacidad mental podrá ser privado de
su derecho a recibir tratamiento médico, psicológico,
psiquiátrico, adiestramiento, educación y rehabilitación física o
psicológica, proporcionales a su nivel de deficiencia, a efecto
de que puedan lograr y mantener la máxima independencia,
capacidad física, mental, social y vocacional y la inclusión y
participación plena en todos los aspectos de la vida, de acuerdo
con los lineamientos y programas científicos diseñados o
aprobados por el Comité Consultivo Nacional de las Personas
con Limitación de que trata la Ley 361 de 1997. // La
organización encargada de prestar el servicio de salud y de
educación en Colombia adoptará las medidas necesarias para
obtener que ninguna persona con discapacidad mental sea

76
En la Sentencia T-120 de 2017 (MP Luis Ernesto Vargas Silva), se mencionan otra serie de instrumentos
internacionales que protegen el derecho fundamental a la salud y su prestación en favor de personas en
condición de discapacidad.
77
Ibídem.

24
privada del acceso a estos servicios desde la temprana
edad”78.   
 
16. El artículo 9° de la Ley 1618 de 2013 describe que el derecho a la salud de
las personas con discapacidad comprende el acceso “(…) a los procesos de
habilitación y rehabilitación integral respetando sus necesidades y
posibilidades específicas con el objetivo de lograr y mantener la máxima
autonomía e independencia, en su capacidad física, mental y vocacional, así
como la inclusión y participación plena en todos los aspectos de la vida (…)”.
Para ello, a las EPS les corresponde:
 
“a) Garantizar la accesibilidad e inclusión de las personas con
discapacidad en todos sus procedimientos, lugares y servicios;
b) Deberán establecer programas de capacitación a sus
profesionales y empleados para favorecer los procesos de
inclusión de las personas con discapacidad; c) Garantizar los
servicios de salud en los lugares más cercanos posibles a la
residencia de la persona con discapacidad, incluso en las zonas
rurales, o en su defecto, facilitar el desplazamiento de las
personas con discapacidad y de su acompañante; d) Establecer
programas de atención domiciliaria para la atención integral en
salud de las personas con discapacidad; e) Eliminar cualquier
medida, acción o procedimiento administrativo o de otro tipo,
que directa o indirectamente dificulte el acceso a los servicios
de salud para las personas con discapacidad (…)”.
 
La jurisprudencia constitucional también ha señalado que el derecho
fundamental a la salud implica que el individuo cuente con un diagnóstico
efectivo79. Lo anterior conlleva: (i) una valoración oportuna sobre las dolencias
que aquejan al paciente, (ii) la determinación de la enfermedad que padece y
(iii) el establecimiento de un procedimiento médico específico a seguir para
lograr el restablecimiento de su salud 80. De acuerdo con este Tribunal, el
derecho al diagnóstico efectivo comprende lo siguiente:
 
“(i) la práctica de las pruebas, exámenes y estudios médicos
ordenados a raíz de los síntomas presentados por el paciente,
(ii) la calificación igualmente oportuna y completa de ellos por
parte de la autoridad médica correspondiente a la especialidad
que requiera el caso, y (iii) la prescripción, por el personal
médico tratante, del procedimiento, medicamento o
implemento que se considere pertinente y adecuado, a la luz de

78
Ibídem.
79
Sentencias T-120 de 2017 (MP Luis Ernesto Vargas Silva); T-887 de 2012 (MP Luis Ernesto Vargas Silva);
T-298 de 2013 (MP Mauricio González Cuervo); T-940 de 2014 (MP Luis Guillermo Guerrero Pérez); T-045
de 2015 (MP. Mauricio González Cuervo); T-210 de 2015 (MP Gabriel Eduardo Mendoza Martelo); T-459 de
2015 (MP Myriam Ávila Roldán); T-132 de 2016 y T-020 de 2017 (MP. Luis Ernesto Vargas Silva), entre
otras.
80
Sentencias T-020 de 2017 y T-120 de 2017 (MP Luis Ernesto Vargas Silva).

25
las condiciones biológicas o médicas del paciente, el desarrollo
de la ciencia médica y los recursos disponibles”81. 
 
El precitado derecho se puede vulnerar en la medida en que “la EPS o sus
médicos adscritos se rehúsen o demoren la determinación del diagnóstico y la
prescripción de un tratamiento para superar una enfermedad”82. Al respecto,
esta Corporación ha resaltado el deber del personal médico de las EPS que
consiste en “emitir respecto del paciente un diagnóstico y la respectiva
prescripción que le permita iniciar un tratamiento médico dirigido a la
recuperación de su salud o al alivio de su dolencia”83.
 
Por otro lado, esta Corte se ha referido al principio de integralidad en la
prestación de los servicios de salud como la atención y el tratamiento
completo a que tienen derecho los usuarios del sistema general de seguridad
social en salud, de acuerdo con las disposiciones prescritas por el médico
tratante. En ese sentido, a la EPS le corresponde garantizar todos los servicios
de salud que requiera el paciente, sin que estos puedan fraccionarse. Pese a lo
anterior, la Corte ha señalado que el principio de integralidad no debe
interpretarse como la posibilidad que tiene el usuario de solicitar los servicios
de salud que a bien le parezcan, ya que es el médico adscrito a la EPS a quien
le corresponde determinarlos a partir de sus necesidades clínicas84.
 
Igualmente, la jurisprudencia de esta Corporación ha indicado que al juez
constitucional le asiste el deber de ordenar el suministro de los tratamientos
médicos necesarios para conservar o restablecer la salud de los pacientes. Lo
anterior con el fin de evitar la presentación de acciones de tutela por cada
servicio que sea prescrito por el médico al paciente y respecto de una misma
patología, y permitir la prestación continúa de los servicios de salud85.
 
En síntesis, el derecho fundamental a la salud está definido como la facultad
del ser humano de mantener el mayor nivel posible de bienestar orgánico,
funcional, físico y mental. Tal derecho debe garantizarse en condiciones de
dignidad por ser indispensable para el ejercicio de otros derechos también
fundamentales. En cuanto a las personas en situación de discapacidad y según
lo que establece la CDPD a los Estados Partes les asiste el deber de: (i)
proporcionar los servicios de salud que necesite la población en condición de
discapacidad; (ii) proporcionar tales servicios lo más cerca posible a sus
comunidades; (iii) prohibir la discriminación contra dicha población en la
prestación de seguros de salud y de vida permitidos en la legislación, (iv) velar
porque aquellos seguros se presten de manera justa y razonable e; (v) impedir
que se nieguen los servicios de salud, o de atención de la salud, por motivos
relacionados con la discapacidad de los usuarios. Esta Corte ha dispuesto que
las personas tienen derecho a contar con un diagnóstico efectivo y a una
81
Ibídem.
82
Sentencia T-120 de 2017 (MP Luis Ernesto Vargas Silva).
83
Ibídem.
84
Sentencia T-120 de 2017 (MP Luis Ernesto Vargas Silva).
85
Ibídem.

26
atención en salud integral atendiendo las disposiciones generadas por el
médico tratante sobre una misma patología.

4. Las personas con discapacidad intelectual y el reconocimiento de su


autonomía en la jurisprudencia constitucional

4.1. El abordaje constitucional de la discapacidad en Colombia

Para la Constitución Política de Colombia, todos los seres humanos son iguales
en derechos; son seres completos, integrales y dignos. La diversidad hace parte
de la especie humana y la enriquece. Desde esa perspectiva, la concepción
constitucional actual aborda la discapacidad como el efecto de las barreras
sociales que impiden el pleno goce de los derechos en condiciones de igualdad y
limitan la integración social como respuesta al funcionamiento orgánico o
funcional diferente del de la mayoría de las personas86.

Desde su jurisprudencia temprana87, esta Corte ha reconocido que la


Constitución Política consagra a cargo del Estado un deber positivo de trato
especial, a favor de las personas con diversidades funcionales, de tal manera que
la función y servicios que brinda el Estado no estén diseñados de forma que
constituyan barreras para ciertas personas en virtud de sus diferencias, sino que
dichas diferencias sean tenidas en cuenta para responder efectivamente a sus
requerimientos y garantizar de esa forma sus derechos.

Para la Constitución Política las personas en situación de discapacidad tienen


derecho a que el Estado les procure un trato acorde a sus circunstancias, siempre
que ello resulte necesario para el ejercicio pleno de sus derechos en condiciones
de igualdad. La omisión de este deber puede convertirse en una lesión a los

86
Así lo mencionó esta Corporación en la Sentencia C-042 de2017 (MP Aquiles Arrieta Gómez), en la que
recordó que la Corte ha tenido oportunidad de referirse al concepto de discapacidad al estudiar la
constitucionalidad de la Ley 361 DE 1997 “Por la cual se establecen mecanismos de integración social de las
personas en situación de discapacidad”. Así en la sentencia C-606 de 2012 consideró que la palabra
discapacidad engloba: “aquellas personas con deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales, que al
interactuar con diversas barreras puedan impedir su participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad
de condiciones con los demás” ; más adelante, en sentencia C-066 de 2013 la Corte definió que las personas
que se encuentran en situación de discapacidad deben ser protegidas bajo el modelo social entendiendo la
discapacidad como ‘‘una realidad, no como una enfermedad que requiere ser superada a toda costa, en otras
palabras, se asume desde el punto de vista de la diversidad, de aceptar la diferencia.” En sentencia C-767 de
2014, sobre la pensión de invalidez para víctimas del conflicto armado, al estudiar el concepto de
discapacidad para efectos pensionales, la Corte mencionó la definición establecida por Convención sobre los
Derechos de las Personas con Discapacidad considerando: “Al respecto, vale destacar que este instrumento
representa la adopción normativa del modelo social de la discapacidad, estableciendo una nueva forma de
entender este concepto, que busca tanto igualar las condiciones de las personas con discapacidad como
fortalecer su participación plena, eliminando barreras”. Siguiendo con su análisis en esta sentencia la Corte
mencionó que conforme a la adopción del modelo social, “la discapacidad se genera por las barreras propias
del contexto en donde se desenvuelve la persona, por lo que resulta necesario asegurar adecuadamente sus
necesidades dentro de la organización social. Así, pretende aminorar dichos límites sociales de modo que se
puedan prestar servicios apropiados que aseguren que las necesidades de las personas con discapacidad sean
tomadas en consideración”.
87
Así por ejemplo, Sentencias T-441 de 1993, (MP José Gregorio Hernández Galindo), T-290 de 1994, (MP
Vladimiro Naranjo Mesa), T-288 de 1995, (MP Eduardo Cifuentes Muñoz), T-224 de 1996, (MP Vladimiro
Naranjo Mesa), T- 378 de 1997, (MP Eduardo Cifuentes Muñoz), T- 207 de 1999, (MP Eduardo Cifuentes
Muñoz) entre otras.

27
derechos fundamentales de las personas y, en consecuencia, sería
inconstitucional.

A ese respecto, esta Sala reitera lo dicho por la Corte Constitucional en la


Sentencia C-478 de 2003, en el sentido que:

“De conformidad con la Constitución el compromiso que tiene


el Estado para con las personas discapacitadas es doble: por
una parte, abstenerse de adoptar o ejecutar cualquier medida
administrativa o legislativa que lesione el principio de igualdad
de trato; por otra, con el fin de garantizar una igualdad de
oportunidades, remover todos los obstáculos que en los
ámbitos normativo, económico y social configuren efectivas
desigualdades de hecho que se opongan al pleno disfrute de los
derechos de estas personas, y en tal sentido, impulsar acciones
positivas”88.

Por su puesto que la perspectiva constitucional actual de la discapacidad no se


nutre únicamente de la perspectiva original del constituyente primario, sino de la
evolución jurisprudencial en la materia, y en particular, de la integración del
bloque de constitucionalidad con instrumentos especializados sobre el tema
abordado.

4.2. Los derechos de las personas con discapacidad en las normas del bloque de
constitucionalidad

Tal como se mencionó en la Sentencia C-042 de 2017,89 la relación entre la carta


internacional y regional de derechos humanos y la carta de derechos
fundamentales de la Constitución Política Nacional no es una relación de
jerarquías normativas, sino de complementariedad dinámica. Se trata de dos
sistemas de protección (internacional e interno) que a través del diálogo
normativo y jurisprudencial buscan potenciarse mutuamente, con el único
objetivo común de que, frente a cada caso y contexto específico, se pueda
garantizar el más alto nivel de protección a la dignidad humana, en cumplimiento
del principio pro personae90.

88
Sentencia C-478 de 2003 (MP Clara Inés Vargas Hernández).
89
Sentencia C-042 de 2017 (MP Aquiles Arrieta Gómez).
90
Consagrado en el artículo 29 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Al respecto ha
sostenido la Corte IDH, en la Opinión Consultiva OC-5/85, La Colegiación Obligatoria de Periodistas (Arts.
13 y 29 Convención Americana sobre Derechos Humanos) del 13 de noviembre de 1985. párr. 52. “El
Principio pro persona es un principio interpretativo e implica que se deberá de preferir, privilegiar o favorecer
la aplicación de aquella norma que otorgue una mayor protección a los derechos de la persona,
independientemente si dicha norma se encuentra en un tratado internacional o en una disposición de derecho
interno. (…) si en una misma situación son aplicables la Convención Americana y otro tratado internacional,
debe de prevalecer la norma más favorable a la persona humana. Si la propia Convención establece que sus
regulaciones no tienen efecto restrictivo sobre otros instrumentos internacionales, menos aún podrán traerse
restricciones presentes en esos otros instrumentos internacionales, pero no en la Convención, para limitar el
ejercicio de los derechos y libertades que ésta reconoce”.

28
En cuanto a los derechos de las personas en situación de discapacidad, la norma
internacional que más relevancia ha cobrado es la "Convención sobre los
Derechos de las personas con Discapacidad" (en adelante la Convención o la
CDPD), adoptada por la Asamblea General de la Naciones Unidas el 13 de
diciembre de 2006, aprobada en Colombia por la Ley 1306 de 200991, declarada
exequible por la sentencia C-293 de 201092 y ratificada por el Estado colombiano
el 10 de mayo de 2011. Esta Convención se enmarca en el abordaje social de la
discapacidad y procura superar con ello el modelo médico - rehabilitador que
erróneamente veía a la discapacidad como una enfermedad que requería
rehabilitación y no como el producto de las barrearas sociales impuestas ante una
característica más de la diversidad humana.

El artículo 7º de la Convención obliga a los Estados partes a tomar las


medidas necesarias para asegurar que todos los niños y las niñas con
discapacidad gocen plenamente de todos los derechos y libertades
fundamentales en condiciones de igualdad con sus demás congeneres.
Además, reitera la protección de su interés superior y la obligación de los
Estados partes de garantizar que: “los niños y las niñas con discapacidad
tengan derecho a expresar su opinión libremente sobre todas las cuestiones
que les afecten, opinión que recibirá la debida consideración teniendo en
cuenta su edad y madurez. En igualdad de condiciones con los demás niños y
niñas y a recibir asistencia apropiada con arreglo a su discapacidad y edad
para poder ejercer ese derecho”93.

Más adelante y en su artículo 23, titulado como de “respeto del hogar y de la


familia”, la CDPD compromete a sus Estados parte a tomar correctivos efectivos
y pertinentes para poner fin a la discriminación contra las personas con
discapacidad en todas las cuestiones relacionadas con el matrimonio, la familia,
la paternidad y las relaciones personales. La adopción de esas medidas debería
conducir a eliminar cualquier restricción, distinción o exclusión que impida que
las personas con discapacidad puedan casarse o formar una unión civil o que
limite la posibilidad de que ejerzan, en iguales condiciones que los demás, sus
derechos sexuales y reproductivos. En particular, el mencionado artículo
sostiene:

“Artículo 23
Respeto del hogar y de la familia
91
Congreso de la República, Ley 1036 de 2009, por medio de la cual se aprueba la "Convención sobre los
Derechos de las personas con Discapacidad", adoptada por la Asamblea General de la Naciones Unidas el 13
de diciembre de 2006.
92
Sentencia C-293 de 2010 (MP Nilson Pinilla Pinilla). En la Sentencia que estudió la constitucionalidad de la
Ley 1346 de julio 31 de 2009, “Por medio de la cual se aprueba la ‘Convención sobre los derechos de las
personas con discapacidad’ adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 13 de diciembre de
2006”, esta Corte analizó con detenimiento la Convención y concluyó que parte importante de su propósito,
era el de actualizar la normatividad a los nuevos modelos. Al respecto sostuvo: “(…) la aprobación de la
Convención implica entonces un importante esfuerzo de reformulación y actualización de las normas
internacionales sobre la materia, frente a los grandes cambios sociales y culturales observados durante los
años recientes, incluso respecto al concepto mismo de discapacidad, que el tratado reconoce como cambiante
y evolutivo (…)”.
93
Artículo 7º de la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad -CDPD-

29
1. Los Estados Partes tomarán medidas efectivas y pertinentes
para poner fin a la discriminación contra las personas con
discapacidad en todas las cuestiones relacionadas con el
matrimonio, la familia, la paternidad y las relaciones
personales, y lograr que las personas con discapacidad estén en
igualdad de condiciones con las demás, a fin de asegurar que:
a) Se reconozca el derecho de todas las personas con
discapacidad en edad de contraer matrimonio, a casarse y
fundar una familia sobre la base del consentimiento libre y
pleno de los futuros cónyuges;
b) Se respete el derecho de las personas con discapacidad a
decidir libremente y de manera responsable el número de hijos
que quieren tener y el tiempo que debe transcurrir entre un
nacimiento y otro, y a tener acceso a información, educación
sobre reproducción y planificación familiar apropiados para su
edad, y se ofrezcan los medios necesarios que les permitan
ejercer esos derechos;
c) Las personas con discapacidad, incluidos los niños y las
niñas, mantengan su fertilidad, en igualdad de condiciones con
las demás”.

Parte importante del compromiso que incumbe a los Estados en ese sentido
consiste en eliminar los regímenes de sustitución de decisiones para dar pleno
valor a la decisión propia a través de ajustes razonables y apoyos necesarios
que permitan una expresión libre y consciente de su voluntad, especialmente
en materias que hacen parte de su vida privada y su autonomía personal.
 
En su Observación General Nº 1, el Comité sobre los Derechos de las
Personas con Discapacidad advirtió al respecto que la negación de la
capacidad jurídica de las personas en condición de discapacidad suele
conducir a privarlas del ejercicio de sus derechos de reproducción, a casarse y
a fundar una familia y de su derecho a otorgar su consentimiento para las
relaciones íntimas y para el tratamiento médico. Tal situación impacta de
manera específica a las personas con discapacidades cognitivas o
psicosociales y, en particular, a las mujeres94, quienes, en lo que atañe a sus
derechos sexuales y reproductivos, suelen ubicarse en una posición más
vulnerable.
  
Por último, el Comité identificó a las mujeres y las niñas en situación de
discapacidad como sujetos “especialmente vulnerables a la esterilización
forzada y ciertos tratamientos médicos, como la administración de fármacos y
94
La CDPCD garantiza el reconocimiento de la capacidad jurídica en igualdad de condiciones para los
hombres y para las mujeres. Su artículo 6º compromete a sus Estado parte a reconocer que las mujeres y niñas
con discapacidad están sujetas a múltiples formas de discriminación y a adoptar medidas para asegurar que
puedan disfrutar plenamente y en igualdad de condiciones de todos los derechos humanos y libertades
fundamentales. Además, los Estados partes de la Convención deben tomar todas las medidas pertinentes para
asegurar el pleno desarrollo, adelanto y potenciación de la mujer, con el propósito de garantizarle el ejercicio
y goce de los derechos humanos y las libertades fundamentales allí establecidos. Se puede consultar en:
http://www.ohchr.org/Documents/HRBodies/HRCouncil/RegularSession/Session20/A-HRC-20-5_sp.pdf

30
electrochoques” y, en alusión a los artículos 23 y 25 de la CDPCD, insistió en
la prohibición de los tratamientos forzados y coercitivos de las personas que
sufren algún tipo de discapacidad intelectual “independientemente de que se
aduzca que ello redundaría en su interés”. Este compromiso está ligado al
reconocimiento que hace su preámbulo de los riesgos de violencia, lesiones o
abuso, abandono o trato negligente, malos tratos o explotación a los que las
niñas y mujeres con discapacidad suelen verse expuestas.

Finalmente, existe un consenso internacional acerca de que el tratamiento


obligatorio o forzado de las personas con discapacidad puede llegar a
constituir maltrato o tortura95. Se trata de una práctica que vulnera la
integridad física y mental de las mujeres en situación de discapacidad, su
derecho a la salud sexual y reproductiva y su libertad de disponer de su
cuerpo. Todos, también, han coincidido en atribuir ese tipo de prácticas a la
persistencia de los estereotipos sociales que retratan a las mujeres en situación
de discapacidad como seres hipersexuales o las infantilizan. 

Lo cierto es que, en tanto tienen el efecto de impedir que las personas en


situación de discapacidad gocen y ejerzan, en igualdad de condiciones que los
demás, tales derechos y libertades fundamentales, las esterilizaciones forzosas
configuran, también, una práctica discriminatoria.

En conclusión, la perspectiva actual a partir de la cual el constitucionalismo


colombiano aborda los derechos de las personas con discapacidad parte, al
menos, de cuatro postulados inamovibles. El primero es que los seres
humanos son iguales en dignidad y derechos y que las condiciones y
funcionamiento de sus órganos y facultades no tienen ninguna incidencia en
ello ni pueden servir de excusa para dejar de garantizar íntegramente sus
derechos. En segundo lugar, la discapacidad es ante todo el fruto de las
barreras que la sociedad y el Estado imponen a ciertas personas con diversidad
orgánica o funcional y que impiden el disfrute y ejercicio de sus derechos en
95
Así lo manifestó esta Corporación en la Sentencia T- 573 de 2016 que al respecto dijo que “en ese sentido
se han pronunciado el Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, el Comité para la
Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, el Relator Especial sobre el Derecho de toda persona al
disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental y el Relator Especial contra la Tortura.” Y al
respecto, cita la Observación General Nº1 de 2014 del Comité DPD; el texto Comité de Naciones Unidas
para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer. Sesión 56ª, Ginebra, Suiza, Octubre de 2013. De la
esterilización forzada a la psiquiatría forzada: Reporte sobre violaciones a los Derechos Humanos de las
Mujeres con Discapacidad, Mujeres en situación de desplazamiento y personas transgénero, en respuesta a los
informes periódicos séptimo y octavo combinados de Colombia; el texto del Informe del Relator Especial
sobre el derecho de toda persona al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental.
E/CN.4/2005/51 en que sostuvo “El derecho a la salud no solo comprende facultades sino también libertades,
incluida la de no ser discriminado. Entre las libertades de particular interés en relación con la experiencia de
las personas, especialmente las mujeres, que padecen discapacidades mentales figuran el derecho a la libre
disposición del cuerpo y al control de la salud. La esterilización forzada, la violación y otras formas de
violencia sexual a las que se exponen las mujeres con discapacidad mental se hallan por esencia en
contradicción con sus derechos y libertades relativos a la salud sexual y reproductiva. El Relator Especial
señala que la violación y otras formas de violencia sexual son psicológica y físicamente traumáticas y
repercuten negativamente en la salud mental.” Finalmente, en el Informe del Relator Especial sobre la tortura
y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, Manfred Nowak, 15 de Enero de 2008, A/HCR/7/3,
sostuvo “(…) dada la especial vulnerabilidad de las mujeres con discapacidad, el aborto forzoso y la
esterilización en su caso, si son el resultado de un proceso judicial en que la decisión es tomada contra su
voluntad por su "tutor legal", pueden constituir tortura o malos tratos”.

31
condiciones de igualdad. En tercer lugar, es deber del Estado y de la sociedad,
no solo abstenerse de imponer barreras sino adelantar todos los ajustes
razonables para que las personas con diversidad orgánica o funcional puedan
alcanzar, en la mayor medida posible, el goce y ejercicio pleno de sus
derechos. En cuarto lugar, se debe respetar la autonomía de la voluntad de las
personas en situación de discapacidad intelectual o mental, presumir su
capacidad para tomar decisiones sobre los asuntos que les competan y excluir
al máximo la sustitución de la voluntad para dar paso a los apoyos y ajustes
razonables que permitan el ejercicio autónomo de su voluntad.

Estas conclusiones, se traducen en materia de derechos sexuales y


reproductivos en que no se admiten tratos discriminatorios contra las personas
en situación de discapacidad y particularmente en que está prohibida toda
posibilidad de esterilización basada en discriminación contra las personas en
situación de discapacidad mental o intelectual. Por otra parte, dada la
acentuada vulnerabilidad de que pueden ser objeto las niñas y mujeres con
discapacidad, particularmente frente a riesgos como el abuso, la explotación y
el acoso sexual, el papel de los padres, de la sociedad y del Estado es el de
actuar de tal forma que se garantice su protección, pero de ninguna forma ello
puede llevar al abandono y mucho menos a la esterilización forzada.
 
4.3. Control abstracto de constitucionalidad de las normas que avalan la
esterilización de personas con discapacidad mental a través del
consentimiento sustituto
 
4.3.1. En 2014, la Corte estudió una demanda de constitucionalidad formulada
contra el artículo 7º de la Ley 1412 de 2010, que prohíbe que los menores de
edad sean sometidos a procedimientos de anticoncepción quirúrgica.

Frente al cargo por violación del derecho a la igualdad contra los menores de
edad, la Sentencia C-131 de 201496 indicó que la prohibición no desconocía el
derecho a la autodeterminación de los menores de edad, pues estos podían
acceder a otros mecanismos no irreversibles ni definitivos de anticoncepción
mientras cumplían los 18 años. El fallo, no obstante, resolvió que la
prohibición podría inaplicarse ante un riesgo inminente de muerte a raíz de un
eventual embarazo, siempre que tal condición se certificara medicamente, se
contara con autorización judicial y la menor otorgara su consentimiento.

Un segundo cargo fue presentado por los demandantes, respecto a la eventual


infracción de los derechos sexuales y reproductivos de los menores de edad en
situación de discapacidad por cuenta de la prohibición general de que los
menores de edad se sometan a procedimientos de esterilización 97. Al respecto,
96
Sentencia C-131 de 2014, (MP Mauricio González Cuervo).
97
Así lo señaló la Corte Constitucional en la Sentencia C-131 de 2014, en los siguientes términos: “De otro
lado, los niños, niñas y jóvenes adolescentes con discapacidad también tienen derecho a gozar de una calidad
de vida plena y se les deben garantizar sus derechos sexuales y reproductivos. En estos casos, es más que
necesario permitir la anticoncepción quirúrgica, puesto que estas personas pueden llegar a ignorar las
consecuencias del acto sexual para ellas mismas, sus familias y para el nasciturus. Así, la norma acusada no
debería impedir la realización de esta intervención a los menores discapacitados que por su condición no

32
la Sentencia C-131 de 2014 lo declaró exequible reiterando lo dicho en
relación con el primer cargo, y además, porque consideró que tampoco en ese
caso la edad es un criterio sospechoso de discriminación, y porque la
posibilidad de que los menores en situación de discapacidad accedan a otros
mecanismos de anticoncepción descarta la infracción de sus derechos sexuales
y reproductivos. Sostuvo además que su libre desarrollo de la personalidad
tampoco se vulnera, porque una decisión tan definitiva y trascendental como
lo es la esterilización, exige una capacidad reflexiva y volitiva que no es plena
antes de cumplir los 18 años.
 
En todo caso, la providencia resolvió que la regla general de prohibición
prevista en el artículo 7º de la Ley 1412 de 2010 admite excepciones. El fallo
identificó dos. Según dijo, es posible que una menor en situación de
discapacidad sea sometida a una esterilización quirúrgica si existe un riesgo
inminente para su vida como consecuencia de un embarazo que no pueda
evitarse eficazmente por otros medios. El procedimiento podría realizarse
cuando la menor brinda su consentimiento informado al respecto; un juez
constata su capacidad reflexiva para consentir la cirugía y un concepto
médico interdisciplinario determina que la operación es imprescindible.
 
La segunda excepción es la que se presentaría cuando se verifica la
imposibilidad de que el menor pueda brindar, en el futuro, su consentimiento
para la práctica de este tipo de procedimientos. Dice al respecto el fallo
que “si no hay capacidad de consentir, ni existe la posibilidad de que se
desarrolle en el futuro, tampoco se atenta contra el derecho a una autonomía
que no puede ejercer el menor. Solo así se logra proteger la vida y la
integridad del niño, y se logra evitar su instrumentalización cuando no
existen otros mecanismos eficaces para evitar la procreación”. 98 Así las
cosas, concluyó que el consentimiento de los menores con discapacidad
respecto de la posibilidad de que se les practique una cirugía de esterilización
puede ser sustituido, si padecen una “discapacidad profunda severa,
certificada médicamente” que les impida brindar su consentimiento sobre el
particular en el futuro.

4.3.2. En la Sentencia C-182 de 201699 la Corte estudió una demanda


promovida contra el artículo 6º de la Ley 1412 de 2010, que permite que la
solicitud y el consentimiento para la práctica de los procedimientos de
esterilización de los “discapacitados mentales” sean suscritos por su
representante legal, siempre que se cuente con la autorización de un juez.
 
Tras confrontar la norma con las obligaciones internacionales adquiridas por
el Estado colombiano frente a la protección de los derechos sexuales y
reproductivos de las personas con discapacidad, la Corte decidió que la
exequibilidad de la norma se daba en el contexto de la jurisprudencia
pueden o no deberían concebir hijos”.
98
Sentencia C-131 de 2014, (MP Mauricio González Cuervo), reiterado entre otros en la Sentencia T-665 de
2017 (MP Gloria Stella Ortiz Delgado).
99
Sentencia C-182 de 2016 (MP Gloria Stella Ortiz Delgado).

33
constitucional que condicionaba la viabilidad del consentimiento sustituto a
que la persona hubiera sido declarada interdicta, lo que cabría únicamente en
casos de “personas en situación de discapacidad mental absoluta con
fundamento en una discapacidad mental severa y profunda” y a que se
hubiera obtenido una autorización judicial para llevar a cabo el respectivo
procedimiento. Por su parte, explicó que la autorización judicial estaría
supeditada a la imposibilidad de que la persona concernida pudiera emitir su
consentimiento en el futuro y la necesidad médica de la esterilización.
 
En su sentencia, la Corte decidió condicionar la constitucionalidad del
artículo 6º de la Ley 1412 de 2010 para que se entendiera que: “la autonomía
reproductiva se garantiza a las personas declaradas en interdicción por
demencia profunda y severa y que el procedimiento sustituto para realizar
esterilizaciones quirúrgicas tiene un carácter excepcional y solo procede en
casos en que la persona no pueda manifestar su voluntad libre e informada
una vez se hayan prestado todos los apoyos para que lo haga”100.
 
4.4. La jurisprudencia constitucional en sede de Tutela sobre la esterilización
de personas en situación de discapacidad mental

A continuación, la Sala hará una breve reseña de las decisiones proferidas en


sede de control concreto de constitucionalidad sobre casos que presentan
elementos fácticos similares a los de aquel que actualmente se estudia, y que
fueron resueltas con posterioridad a la ratificación de la CDPD y de las leyes
1306 de 2009 y 1214 de 2010101.
 
4.4.1. En la Sentencia T-063 de 2012102, la Sala Cuarta de Revisión estudió el
caso de una joven de 21 años en condición de discapacidad mental moderada, a
quien su padre pretendía esterilizar quirúrgicamente sobre el supuesto de que no
era “apta para ser madre de familia”. La solicitud no fue valorada de fondo
porque la joven no había sido declarada interdicta. Eso suponía que su padre
no estaba legitimado para presentarse como su representante legal. Sin
embargo, el caso presentaba una circunstancia que lo distinguía de las
situaciones que la Corte había valorado hasta entonces. En esa ocasión, el
procedimiento había sido autorizado por la EPS. La tutela se promovió ante
los obstáculos administrativos que había impuesto el hospital para realizarlo.
 
La Sala, no obstante, determinó que la autorización no había tenido sustento
científico ni constitucional, y que se oponía a los compromisos convencionales
que el Estado colombiano había adquirido recientemente respecto de  la
garantía de los derechos sexuales y reproductivos de las personas en situación
100
Ibidem.
101
Como señaló esta Corte en la Sentencia T-573 de 2016 (MP Luis Ernesto Vargas Silva), al referirse a estas
normas: “La primera les asignó a los jueces de familia la función de autorizar las restricciones relacionadas
con el “derecho de familia” de las personas con “discapacidad mental absoluta” cuando buscaran la
protección del individuo. La segunda, ya se dijo, abrió la puerta para la práctica de esterilizaciones gratuitas,
prohibiéndolas en todo caso para los menores de edad y habilitando su práctica, frente a personas en situación
de discapacidad mental, con autorización judicial y por vía del consentimiento sustituto”.
102
Sentencia T-063 de 2012 (MP Gabriel Eduardo Mendoza).

34
de discapacidad. El fallo dejó sin efecto la autorización para realizar el
procedimiento y dictó órdenes encaminadas a garantizar que accediera a
información y orientación sobre sus derechos sexuales y reproductivos y sobre
los métodos de planificación que más se ajustaran a sus necesidades. En la
sentencia, la Sala Cuarta hizo énfasis en que las personas con discapacidad
tienen derecho a acceder a información sobre sus derechos sexuales y
reproductivos, lo que implica que las EPS deben evaluar la formas para que,
según las condiciones de cada persona, la información al respecto se brinde
por especialistas y a través de los métodos adecuados que garanticen su
accesibilidad.
 
4.4.2. En la Sentencia T-740 de 2014103, con posterioridad al pronunciamiento
de la Corte sobre la constitucionalidad de la prohibición de esterilización de
los menores de edad contemplada en la Ley 1412 de 2010, la Sala Novena de
Revisión debió dilucidar si una EPS había vulnerado los derechos
fundamentales a la autonomía y la integridad personal, a la salud sexual y
reproductiva y al consentimiento libre e informado de una menor de edad con
síndrome de Down, al negar la práctica de un procedimiento de esterilización
quirúrgica de “ligadura de trompas”, de conformidad con lo que su padre
había solicitado a ese respecto.
 
En principio, el fallo se refirió al mandato internacional que, tras la
ratificación de la CDPD, vinculaba al Estado colombiano a adoptar todas las
medidas necesarias para reconocer que las personas en situación de
discapacidad pueden tomar sus propias decisiones y a otorgarles los apoyos y
ajustes razonables que les permitan emitirlas. También advirtió que la
esterilización vulnera los derechos de las mujeres y de las niñas en situación
de discapacidad cuando no consulta su consentimiento. Finalmente, la Sala
determinó la improcedencia del amparo, por ser el juez de familia el
competente para garantizar los derechos de las mujeres y de las niñas en
situación de discapacidad. Pero manifestó que el procedimiento no podía
autorizarse por vía de tutela porque el caso no se enmarcaba en las hipótesis
exceptivas a la prohibición general de practicar esterilizaciones a menores de
edad en situación de discapacidad contempladas en la Sentencia C-131 de
2014.104 Precisó, al respecto, que la paciente era menor de 14 años, lo cual
suponía que su caso estuviera enmarcado en el ámbito de la prohibición de
derecho para practicar el procedimiento.
 
4.4.3. En la Sentencia T-303 de 2016105 la Sala Séptima de Revisión resolvió
la solicitud de una madre para que se autorizara la esterilización de su hija,
pues la EPS le exigía allegar una órden judicial para el efecto. Como
fundamento de su solicitud, narró que la joven era de “muy difícil manejo” y
que debía encerrarla porque era “asediada por los hombres”. La Sala Séptima
estableció que la conducta de la EPS se había ajustado al ordenamiento
constitucional, porque para el momento de la interposición de la tutela la hija
103
Sentencia T-740 de 2014 (MP Luis Ernesto Vargas Silva).
104
Sentencia C-131 de 2014, (MP Mauricio González Cuervo).
105
Sentencia T-303 de 2016 (MP Jorge Ignacio Pretelt Chaljub).

35
de la actora era menor de edad, de manera que solo podía procederse a la
esterilización con autorización judicial. Por otro lado, puesto que en el
momento de la revisión de la Tutela la paciente ya era mayor de edad, sostuvo
que la joven debía someterse a una valoración médica especializada que
permitiera establecer si su “condición le permitiría, en el futuro, tener o no la
suficiente autonomía en su voluntad para asumir una decisión de tal
trascendencia”, de tal forma que si las condiciones se ajustaban a lo decidido
en la Sentencia C-182 de 2016,106 la EPS debería informarle a su representante
legal sobre el procedimiento quirúrgico o médico a seguir, para que,
eventualmente, este otorgara su consentimiento sustituto.

4.4.4. Poco más adelante, la Sala Novena de Revisión profirió la Sentencia T-


573 de 2016107 en la que revisó la acción de tutela sobre una niña quien, luego
de la implantación del dispositivo “anticonceptivo subdérmico
Jadelle”, sufrió una serie de afectaciones a su salud general por lo que su
madre pidió: “amparar los derechos fundamentales a la salud, a la integridad
física y a la seguridad social de su hija”, para que se le ordenara a la Unidad
Hospitalaria practicarle la intervención quirúrgica consistente en retirar el
dispositivo anticonceptivo subdérmico Jadelle y realizarle, en su reemplazo, la
tubectomía.

Luego de un profundo análisis sobre la jurisprudencia constitucional en la


materia, y sobre el alcance de las obligaciones internacionales del Estado
Colombiano, fruto de la ratificación de la Convención sobre Personas con
Discapacidad, la Sala Novena de Revisión decidió reiterar la postura por la
cual no es permitido en Colombia un procedimiento de anticoncepción
definitiva de una persona menor de edad sin dependencia de si existe o no
discapacidad mental, y además dictó una serie de ordenes dirigidas a
implementar los ajustes necesarios para el idóneo desempeño de rol de los
familiares, los proveedores de servicios de salud y el personal médico en la
provisión de apoyos para la toma de decisiones sobre anticoncepción. Dentro
de las medidas, que incluyeron la asesoría y acompañamiento a la menor para
que pueda tomar las decisiones que afecten su salud sexual y reproductiva,
también se decidió traducir el contenido de la sentencia a un formato de
lectura fácil que permita su comprensión a todas las personas
psicosocialmente diversas.

4.4.5. Finalmente, en la Sentencia T-665 de 2017108, la Sala Quinta de Revisión


estudió el caso de una niña de 16 años con síndrome de Down quien había sido
declarada interdicta y se autorizó a su madre para que gestionara en nombre de
su hija todo lo relacionado para llevar a cabo el método anticonceptivo
definitivo, pero Profamilia, al percatarse de que se trataba de una menor de edad
se negó a adelantar tal procedimiento.

106
Sentencia C-182 de 2016 (MP Gloria Stella Ortiz Delgado).
107
Sentencia T-573 de 2016 (MP Luis Ernesto Vargas Silva).
108
Sentencia T-665 de 2017 (MP Gloria Stella Ortiz Delgado).

36
La Corte decidió que la negativa de Profamilia era razonable por cuanto, al
verificar que la adolescente sí podía otorgar su consentimiento libre e
informado mediante el uso de apoyos y ayudas respecto del procedimiento
del método anticonceptivo definitivo, entendió que no se encontraba en las
causales que permitían exceptuar la prohibición general de esterilización a
menores de edad, incluso cuando su deseo era practicarse la cirugía.

En aquella decisión, la Sala Quinta compiló las reglas que la jurisprudencia


constitucional había decantado hasta entonces sobre el asunto, y que sirven de
fundamento para la solución del caso concreto de Luna, por lo que en esta
sentencia se reiteran de la siguiente forma:

i) Según el artículo 7° de la Ley 1412 de 2010 existe una prohibición


general de esterilizar a menores de edad, que se extiende también a los menores
de edad en situación de discapacidad109.

ii) Esta prohibición puede exceptuarse bajo autorización judicial cuando un


posible embarazo ponga en riesgo, científicamente probado, la vida de la mujer
menor de edad. En ese caso, debe ser solicitado por los padres o representante
legal; y se debe contar con la aceptación libre e informada de la menor de edad.
Esta última condición es aplicable también a las niñas con discapacidad mental
o intelectual, para lo cual se debe contar con los apoyos necesarios a fin de
verificar la aceptación libre e informada.

iii) Puntualmente para el caso de las menores en situación de discapacidad


que, pese a los apoyos y ajustes necesarios no puedan brindar su consentimiento
libre e informado, la realización de este tipo de procedimientos médicos está
prohibida, y solo puede exceptuarse por decisión judicial, luego de un
procedimiento en que, partiendo de la presunción de la capacidad de la menor
para ejercer su autonomía reproductiva se verifique:

1) que la persona hubiera sido declarada interdicta a través de un


proceso judicial diferente y previo;
2) que existe un riesgo científicamente probado que justifique la
necesidad médica de la intervención quirúrgica,
3) que no existe una alternativa menos invasiva que la esterilización
definitiva;
4) que la menor esté en situación de discapacidad profunda y severa;
5) que se hayan brindado todos los apoyos y se hayan hecho los ajustes
razonables para que la menor pueda expresar su decisión,
infructuosamente; y
6) que no haya posibilidad de que la menor pueda brindar su
consentimiento en el futuro.

5. El deber de protección de los niños y las niñas a cargo de los padres y


tutores
109
Sentencia C-131 de 2014 (MP Mauricio González Cuervo).

37
La jurisprudencia de esta Corporación ha señalado que el rol principal que
asumen los derechos fundamentales de los niños, niñas y adolescentes implica,
en contrapartida, que “(…) las obligaciones en cabeza de la familia, la
sociedad y el Estado confluyen para garantizar a los niños una vida digna y
de calidad, ajena a los abusos, a los maltratos y a las arbitrariedades”110.

Al unísono, los artículos 5 y 42 de la Constitución establecen que la familia,


en sus diversas formas, es el núcleo fundamental de la sociedad y por ello
corresponde tanto al Estado como a la sociedad ampararla y garantizar su
protección integral. Frente al particular, recalcó esta Corte en Sentencia C-507
de 2004 que:

“el Estado debe apoyar a la familia y a la sociedad en el


desempeño de sus tareas. En aquellos casos en que ni la familia
ni la sociedad puedan cumplir con la debida protección de los
derechos de los menores, le corresponde al Estado hacerlo. Tal
como lo dispone la Convención Internacional sobre los
Derechos de los Niños, el Estado debe asegurar plenamente el
derecho de los menores a un nivel de vida adecuado, incluidos
el derecho a la vivienda, a la alimentación y al más alto nivel
posible de salud”111.

Así pues, en la reciente Sentencia T-384 de 2018 112 se recalcó la importancia


que tiene el cuidado de los menores como una implicación de la progenitura
responsable, de tal forma que es justamente el cuidado debido a los menores
de edad aquello en que se funda el ejercicio de la patria potestad. En efecto,
es a partir de ese deber de cuidado que “se garantiza el bienestar de los
niños, niñas y adolescentes, a la vez que se hace efectivo su interés superior
y el derecho que les asiste a tener una familia y no ser separados de ella”.

Bajo ese parámetro, la jurisprudencia de esta Corte estableció que de la


primera parte del artículo 44 superior se desprende el principio de
protección del menor frente a riesgos prohibidos , según el cual los niños
“serán protegidos contra toda forma de abandono, violencia física o moral,
secuestro, venta, abuso sexual, explotación laboral o económica y trabajos
riesgosos”. La Corte asume que este principio obliga a los padres, a la
sociedad y al Estado a “resguardar a los niños de todo tipo de abusos y
arbitrariedades, y se les debe proteger frente a condiciones extremas que
amenacen su desarrollo armónico”113.

Ahora bien, las situaciones descritas no subsumen todas las formas de


violencia o amenaza posibles contra el bienestar de un menor, sino que las

110
Sentencia T-010 de 2019 (MP Cristina Pardo Schlesinger).
111
Sentencia C-507 de 2004 (MP Manuel José Cepeda Espinosa).
112
Sentencia T-384 de 2018 (MP Cristina Pardo Schlesinger).
113
Sentencia C-569 de 2016 (MP Alejandro Linares Cantillo).

38
mismas deberán determinarse atendiendo a las circunstancias del caso
concreto114.

Es evidente que el nivel de responsabilidad y la exigencia de cuidado


dependen del grado de vulnerabilidad en que se encuentre el menor de edad.
Así, es claro que los derechos de los niños y niñas en la primera infancia
requieren de quienes ejercen el rol de padres un mayor nivel de protección y
que, conforme el desarrollo corporal y mental de la persona, las tareas de
cuidado y protección a cargo de los padres y de los adultos que tienen a su
cargo al menor también cambian, sin que ello implique que desaparezcan.

La naturaleza y el nivel de los riesgos a los que se ve expuesto un menor de


edad cambian con la edad, el desarrollo y el contexto en que se desenvuelve,
y ante dichos riesgos, las tareas de cuidado y el deber de protección deben
adaptarse. Así mismo, sucede con los menores de edad que tengan algún tipo
de diversidad orgánica o funcional física, mental o intelectual; en estos casos
el deber de cuidado y protección debe ajustarse razonablemente a una
protección eficaz y adecuada, partiendo de que en todo caso es el interés
superior de los niños y las niñas el que debe primar, y ante dicha primacía
debe responder el actuar de los adultos a cargo, pero también de la sociedad
y del Estado.

En efecto, en una situación concreta se debe sopesar entre los derechos del
niño y el de los padres. Cuando no se pueda mantener el equilibrio, la
solución será la que atienda el interés superior del menor; es decir, solo
primarán los derechos e intereses de los niños frente al de sus padres si tal
salida efectivamente materializa su interés superior. En vista de que es
imposible tener una norma abstracta sobre la forma en que se deben
armonizar los intereses de los padres y los del menor, tal solución se debe
buscar en atención a las circunstancias del caso.

A modo de conclusión, se tiene que el ejercicio de los derechos de los padres


no puede poner en riesgo la vida, salud, estabilidad o desarrollo integral del
menor, ni generar riesgos prohibidos para su desarrollo, tal como se ha
explicado a lo largo de esta sentencia; y cuando estos hechos se manifiesten,
es deber del Estado intervenir en ejercicio de su función protectora, para
resguardar los intereses prevalecientes del menor en riesgo 115.

Todo lo anterior se compagina con el compromiso que la CDPCD impuso a


sus Estados parte, respecto de la implementación de medidas que garanticen
que las mujeres y niñas en situación de discapacidad disfruten plenamente
de sus derechos y libertades, en especial frente al reconocimiento a los
riesgos de violencia, lesiones o abuso, abandono o trato negligente, malos
tratos o explotación a los que suelen verse expuestas 116.

114
Sentencia T-510 de 2003 (MP Manuel José Cepeda Espinosa).
115
Sentencia T-510 de 2003 (MP Manuel José Cepeda Espinosa.
116
Sentencia T-573 de 2016 (MP Luis Ernesto Vargas Silva).

39
Por consiguiente, la protección que deben los padres y el Estado a los niños,
niñas y adolescentes, y en especial frente a los menores con diversidades
funcionales cognitivas, no puede ser desconocida. La situación acentuada de
vulnerabilidad de una niña por su condición de discapacidad mental implica
un mayor deber de cuidado de parte de quienes, en su rol de padres, tutores
educadores o personal de salud, lo ejerzan. De tal manera que la
responsabilidad por la protección de su cuerpo y de su sexualidad no puede
liberarse acudiendo a intervenciones quirúrgicas definitivas, que lejos de
proteger la salud de las menores, atentan contra su autonomía y su
integridad.

Los riesgos que atañen a las menores adolescentes con síndrome de down no
son únicamente los embarazos, sino fundamentalmente los actos de abuso
sexual contra menores, y frente a estos riesgos solo el cuidado permanente
puede generar resultados. De ninguna manera, la integridad corporal y la
autonomía de una menor de edad puede ser cercenada a través de
esterilizaciones forzadas para facilitarle a los adultos el obrar de forma
negligente frente a sus deberes de cuidado; de forma que los progenitores, o
curadores, o guardadores no pueden acudir a la acción de tutela requiriendo
la esterilización forzada de una menor desconociendo sus derechos
fundamentales.

6. Análisis de la decisión de tutela que concedió la protección de los


derechos de Luna y del grado de cumplimiento de dichas ordenes

6.1. La situación actual de los procedimientos y exámenes médicos ordenados


a Luna

La señora Ema en calidad de agente oficiosa de su hija Luna (menor de 14


años y en situación de discapacidad intelectual) presentó acción de tutela en
contra de la EPS Coomeva, con fundamento en la falta de autorizaciones y de
asignación oportuna para citas y exámenes. La accionante, incluye en su
escrito los siguientes exámenes y procedimientos que fueron ordenados por el
médico tratante para su hija:

1. Valoración por genética.


2. Ablación u oclusión de trompa de Falopio bilateral por laparoscopia
(esterilización definitiva).
3. Consulta de primera vez por especialista en psiquiatría pediátrica.
4. Consulta de primera vez por psicología.
5. Aplicación de prueba neuropsicológica 4 sesiones.
6. Consulta de control por otorrinolaringología.
7. Audiometría de tonos puros aéreos y óseos con enmascaramiento
(audiometría tonal).

40
De este modo, indicó que se trasgredían los derechos de Luna a la vida, la
igualdad, la dignidad humana, a la salud y a la seguridad social117.

6.1.1. Por otra parte, durante el trámite de la Tutela en primera instancia, la


entidad accionada guardó silencio y la vinculada ADRES, extemporáneamente
indicó que le corresponde a la EPS por mandato legal la obligación de
garantizar la prestación de los servicios médicos requeridos por la menor;
recordando el criterio de oportunidad por el cual no se pueden imponer
barreras de acceso a la atención de sus afiliados con la excusa de no tener
contratado los servicios. En este orden de ideas, solicitó su desvinculación por
falta de legitimación en la causa por pasiva118.

La decisión de tutela que concedió parcialmente la protección de los derechos


invocados por la accionante ordenó la realización inmediata de los
procedimientos, por lo que, durante el trámite de revisión surtido ante esta
Corporación, la Sala decidió solicitar a la EPS que informara sobre el estado
de cumplimiento de las órdenes de la decisión a fin de verificar si se habían
realizado los exámenes y procedimientos ordenados. Por otro lado, el juez de
instancia negó la tutela respecto de la exoneración de copagos y cuotas
moderadoras.

En escrito del 12 de febrero de 2019, la EPS Coomeva remitió a esta Corte su


respuesta en el que informó lo siguiente su afiliada:

“-Valoración por genética: Antes de realizar una programación


para valoración por genética se deben realizar una serie de
procedimientos internos que permitan concluir con la
materialización de la misma. En este caso, la valoración
genética se encuentra en cotización, ello sucede porque no
suficientes IPS cuentan con la mencionada especialidad.
(…)
-Ablación u oclusión de trompa de Falopio bilateral por
laparoscopia: respecto a dicho procedimiento se encuentra en
cotización, el 25 de enero de 2019 se solicitó apoyo al
quirúrgico por medio del cual se informa que el servicio se
encuentra en cotización.
(…)
-Consulta por especialista en psiquiatría pediátrica: Última cita
a la que asistió fue el 10 de diciembre de 2018, se adjunta
soporte;
(…)
-Consulta psicología: Menor fue valorada el 12 de julio de
2018 por psicología con Dr. Mateo Castrillón Aristizábal En
Entidad Comité de Estudios Médicos S. A. S.
(…)
117
Folios 1 y 2 del cuaderno 1 del expediente.
118
Folio 54 del cuaderno 1 del expediente.

41
-Aplicación de prueba neuropsicológica 4 sesiones: Fue
generada la orden el 17 de abril de 2018.
(…)
-Consulta por otorrinolaringología: Asistió el 26 de septiembre
de 2018 a la respectiva cita.
(…)
-Audiometría de tonos puros aéreos y óseos con
enmascaramiento: Se generó ordenamiento para la realización
de procedimiento el 7 de julio de 2018. Fue realizada en el
centro de otorrinolaringología de Antioquia el 17 de octubre de
2018”119.

6.1.2. Acorde con el informe de cumplimiento allegado en sede de revisión, la


EPS Coomeva acreditó el cumplimiento de cinco de las siete prestaciones
judicialmente ordenadas, pues tanto la valoración por genética, como el
procedimiento quirúrgico anticonceptivo se encontraban en cotización.
Respecto de la valoración genética la entidad afirmó que el incumplimiento de
la orden judicial se debe a la dificultad que surge de que no todas las IPS
cuentan con ese servicio120, no obstante existir una solicitud de servicios (N°
9305449) que data del 12 de febrero de 2018121 y que ha transcurrido más de
un año a la fecha.

Respecto del procedimiento ordenado de “ablación u oclusión de trompa de


falopio bilateral por laparoscopia,” la entidad accionada manifestó que al 25
de enero de 2019 se encontraba en cotización, sin embargo, dada la gravedad
de este procedimiento a la luz de los derechos sexuales y reproductivos de la
menor, la Sala optó por decretar una medida provisional ordenando a la EPS
Coomeva abstenerse de continuar con dicho trámite, porque su realización, en
este contexto, podría vulnerar los mismos derechos fundamentales de la
accionante que se pretenden proteger122.

6.1.3. Con fundamento en la respuesta de la EPS y según las reglas


jurisprudenciales y legales analizadas en la parte considerativa de esta
decisión, la Sala ve necesario referirse por separado respecto de las órdenes
dictadas en la Sentencia revisada así: i) los procedimientos -distintos a la
esterilización definitiva- que aún siguen pendientes de realización y ii) el
procedimiento de esterilización definitiva solicitado por la madre de Luna y
ordenado judicialmente.

6.2. Los procedimientos y exámenes realizados como resultado de la orden


judicial emitida.

En esta ocasión la Sala recuerda que, al proteger en cada caso concreto el


derecho a la salud de una persona, el juez debe evaluar las circunstancias de
119
Folios 62 a 64 del cuaderno 1 del expediente.
120
Folio 62 del cuaderno 1 del expediente.
121
Folio 36 del cuaderno 1 del expediente.
122
Auto del 19 de febrero de 2019.

42
tiempo, modo y lugar de los hechos, lo que en materia de salud implica tener
de presente las diferentes facetas de las barreras que constituyeron
restricciones o amenazas al derecho del accionante. Así, en sentencia T-397 de
2017123 se recordó que las restricciones al acceso a tratamientos,
medicamentos y procedimientos incluidos en el PBS, es a todas luces una
vulneración al derecho a la salud; y en particular, en cuanto a la oportunidad
del servicio, la Corte indicó que “cuando hay demoras en la prestación de
servicios de salud se afirma que inicia la vulneración del derecho a la salud,
ya no por causas intrínsecas y naturales de la enfermedad, sino desde el
punto de vista de la diligencia con la que actúa la entidad que presta el
servicio”124.

De esta manera, la Corte ha decantado una serie de subreglas jurisprudenciales


que se pueden resumir en que: (i) la prestación de los servicios de salud no
debe ser interrumpida o dilatada por causa de la negligencia o demoras en los
trámites administrativos que están a cargo de la EPS. En tales casos, la
conducta de las Entidades Promotoras de Salud implica una vulneración de los
derechos fundamentales de los afiliados; (ii) la falta de oportunidad en la
prestación de servicios de salud, respecto a las condiciones particulares de un
caso concreto, constituye una vulneración del derecho a la salud, más aun,
cuando la ausencia del servicio genera dolores intensos o profundiza el
deterioro del estado de la persona; y (iii) el plazo razonable de la prestación de
un servicio obedece estrictamente a las necesidades naturales de la patología y
la condición del paciente.

En el caso objeto de análisis, se tiene que el 28 de junio de 2018 la menor


Luna con 14 años de edad para ese entonces, debió acudir a la tutela, a través
de su madre Ema, para exigir a su EPS la prestación de los servicios de salud a
su cargo de manera diligente, ya que entre los meses de febrero y marzo de
2018 fueron solicitados y autorizados.

Luna tiene diagnóstico de síndrome de Down no especificado, amigdalitis


crónica125, trastornos funcionales de los polimorfos nucleares neutrófilos 126, y
solicita, a través de su madre, orientación sobre métodos anticonceptivos. Es
claro que las condiciones médicas de la menor requieren de la atención
adecuada para propender por su proceso académico, su desarrollo social,
emocional, sicológico y afectivo. Específicamente, fueron ordenados y
autorizados los siguientes exámenes y procedimiento:

“-Valoración por genética.


-Ablación u oclusión de trompa de Falopio bilateral por
laparoscopia.
123
Sentencia T-397 de 2017 (MP Diana Constanza Fajardo Rivera).
124
Ibídem.
125
La Clínica de Mayo –uno de los centros médicos de mayor prestigio en el mundo- define a la amigdalitis como
la inflamación de las amígdalas (dos masas de tejido de forma ovalada situadas a ambos lados de la parte posterior
de la garganta). Los signos y síntomas de la amigdalitis comprenden hinchazón de las amígdalas, dolor de garganta,
dificultad para tragar y sensibilidad de los ganglios linfáticos a los lados del cuello.
126
Folio 1 del cuaderno 1 del expediente.

43
-Consulta por especialista en psiquiatría pediátrica.
-Consulta psicología.
-Aplicación de prueba neuropsicológica 4 sesiones.
-Consulta por otorrinolaringología.
-Audiometría de tonos puros aéreos y óseos con
enmascaramiento.”

Frente a la reticencia de la EPS de otorgar las fechas de las consultas, la madre


de la accionante acudió a la acción de Tutela y tan solo, después de proferida
las órdenes contra la entidad accionada, mediante sentencia de 12 de julio de
2018 por el Juez Séptimo de Ejecución Civil Municipal de Medellín, se puede
afirmar que solo una de las seis prestaciones, la consulta de primera vez por el
área de Psicología, cumplió con el término otorgado por el operador judicial127.

Las pruebas de neuropsicología (4 sesiones) y la consulta de


otorrinolaringología se llevaron a cabo solo hasta el mes de septiembre,
superando en un mes el plazo de 48 horas concedido en el fallo en mención.

Finalmente, el examen de audiometría tonal y la consulta por la especialidad


de Psiquiatría, se realizaron el 17 de octubre de 2018 y en el mes de
noviembre, respectivamente, tres y cuatro meses después de emitida la
sentencia objeto de revisión.

En tal sentido, si bien la entidad accionada realizó los exámenes requeridos


por la menor, ello no sucedió en el marco de la debida diligencia que compete
a las entidades prestadoras de salud, en especial frente a los derechos de los
menores de edad, sino que fue solo después de acudir a la acción de tutela y de
que el juez lo ordenara, y aun así, con retrasos injustificados frente a lo
ordenado judicialmente, que por fin Luna pudo obtener las citas para la
realización de sus exámenes.

En conclusión, la actitud asumida por la EPS accionada muestra que ha


actuado con negligencia frente al cumplimiento de sus obligaciones de
garantizar la salud e integridad física de la menor. La falta de atención médica
oportuna a la que ha estado sometida la adolescente le ha impedido continuar
con un tratamiento integral por su condición, generando también un estado de
incertidumbre para su familia, que no es admisible, y que se traduce en el
sufrimiento y la imposibilidad de obtener resultados oportunos que mejoren su
esfera física, debido a la negligente inoperancia de la entidad demandada.

Por esa razón, la Sala confirmará parcialmente la decisión de primera instancia


de Tutela por la cual se concedió la protección de los derechos a Luna y,
adicionalmente, la Sala remitirá copia del expediente a la Superintendencia
Nacional de Salud, entidad encargada de la inspección, vigilancia y control de
las EPS, para que en cumplimiento de sus competencias constitucionales,

127
Folio 64 del cuaderno 1 del expediente.

44
legales y reglamentarias adelante las investigaciones y se pronuncie acerca de
los hechos que dieron origen a la presente tutela128.

6.3. Los procedimientos -distintos a la esterilización definitiva- que aún


siguen pendientes de realización.

De los siete exámenes y procedimientos que fueron ordenados por decisión


judicial, solo 5 se han cumplido. Pues bien, un capítulo especial merece el
incumplimiento continuo y reiterado de Coomeva EPS en la realización del
examen de valoración por Genética, puesto que mediante razones
administrativas injustificadas129, que en realidad son actos dilatorios, la entidad
ha omitido realizar el examen que la paciente requiere.

A partir de la respuesta recibida por Coomeva EPS, que atribuye la demora al


proceso de cotización del examen, el cual se habría retardado hasta la fecha
dada la dificultad de que “no suficientes IPS cuentan con la mencionada
especialidad”, es evidente que la EPS está vulnerando el derecho a la salud de
Luna.

En efecto, excusar la demora de más de 6 meses en el cumplimiento de la


orden judicial con la simple afirmación de que no hay suficientes IPS que
presten ese servicio, resulta no solo inadecuado e irresponsable sino
abiertamente contrario al cumplimiento de sus obligaciones. La orden dictada
por el juez de tutela no fue que se cotizara el examen, sino que efectivamente
se realizara, por lo tanto, no se requiere que suficientes IPS presten el servicio
para garantizarle a la EPS un precio competitivo, sino que basta con que una
sola IPS lo preste para que se autorice su realización, porque la salud de una
niña de 14 años que tiene una serie de afectaciones en su salud física e
intelectual no puede quedar pendiente de la favorabilidad de los precios de
mercado sobre los exámenes y procedimientos que requiera, y mucho menos
cuando un juez de la República ha ordenado en sentencia su realización.

De ninguna forma resulta aceptable el argumento de la falta de oferentes para


la cotización de un servicio como causa del retraso en la realización de un
examen médico ordenado por sentencia de Tutela.

En consecuencia, la Sala reiterará la orden de realizar al examen en un término


definido y adicionalmente remitirá copia del expediente a la Superintendencia
Nacional de Salud, como se señaló en el punto anterior. Por último, en razón a
la gravedad de las conductas evidenciadas, se solicitará el acompañamiento de
la Defensoría del Pueblo, para que dentro del ámbito de sus competencias
constitucionales y legales acompañen el cumplimiento de esta sentencia.

128
Sentencia T-673 de 2017, (MP Gloria Stella Ortiz Delgado).
129
La respuesta puntual fue del siguiente tenor: “Antes de realizar una programación para valoración por
genética se deben realizar una serie de procedimientos internos que permitan concluir con la materialización
de la misma. En este caso, la valoración genética se encuentra en cotización, ello sucede porque no hay
suficientes IPS que cuentan con la mencionada especialidad”.

45
6.4. El procedimiento de esterilización definitiva solicitado por la madre de
Luna y ordenado judicialmente.

6.4.1. En la parte considerativa de esta decisión, la Sala Séptima de Revisión


de Tutelas reiteró la importancia trascendental que tiene la protección de los
derechos fundamentales de los niños y niñas en el país y, en particular, recalcó
el deber que tienen el Estado y los padres de proteger a niños y niñas contra
toda forma de abuso, en particular contra todo tipo de abuso sexual.

Al respecto, señaló que frente a la vulnerabilidad acentuada que pueden tener


los menores de edad con discapacidad, la respuesta de padres, tutores y del
Estado en general no puede traducirse en evitar los embarazos a través de
esterilizaciones definitivas que atenten contra la autonomía y la dignidad de
las niñas, sino que requiere de una labor proactiva, de cuidado, apoyo y
acompañamiento, a través de todos los ajustes necesarios, para hacer realidad
el goce efectivo de sus derechos, sin barreras ni exclusiones que se traduzcan
en discriminación.

La Sala reiteró la jurisprudencia, tal como fue compilada por la sentencia T-


665 de 2017130, en relación con la vigencia de la prohibición de esterilizar a
menores de edad por el artículo 7° de la Ley 1412 de 2010. En particular,
frente a niñas con discapacidad mental, reiteró que solo puede exceptuarse la
regla de prohibición, en los casos en que un posible embarazo implique un
riesgo para la vida de la menor, en cuyo caso es necesario contar con el
consentimiento libre e informado de la menor con los ajustes y apoyos que
ello implique. Solo si no fuera posible contar con el consentimiento libre e
informado pese a haber brindado los apoyos necesarios, y si no existiere la
posibilidad de un consentimiento futuro, sería posible evaluar la solicitud del
representante legal para que se realice el procedimiento bajo autorización
judicial que se expida a partir de la presunción de la capacidad de la persona
para ejercer la autonomía reproductiva, y siempre que se verifique:

1) que la persona hubiera sido declarada interdicta a través de un proceso


judicial diferente y previo;
2) que exista un riesgo, científicamente probado, que justifique la
necesidad médica de la intervención quirúrgica,
3) que no exista una alternativa menos invasiva para enfrentar el riesgo
que la esterilización definitiva;
4) que la menor tenga una discapacidad profunda y severa;
5) que se hayan brindado todos los apoyos y se hayan hecho los ajustes
razonables para que la persona pueda expresar su decisión,
infructuosamente;
6) que no haya posibilidad de que pueda manifestar su consentimiento en
el futuro.

130
Sentencia T-655 de 2017 (MP Gloria Stella Ortiz Delgado).

46
En todo caso, la Sala recuerda que la labor del juez debe estar encaminada por
el interés superior de los menores de edad, y para esta Corte es evidente que la
protección de la autonomía y la dignidad de los menores, con o sin
discapacidad, implica resguardar su cuerpo y sus derechos para que sean ellos
quienes puedan, cuando la mayoría de edad se los permita, ejercer libremente
sus decisiones libres e informadas. De esta forma, la decisión judicial que
autorice la realización de un procedimiento quirúrgico de esterilización
definitiva en un menor de edad, debe ser rigurosamente excepcional y solo
puede proceder bajo la cuidadosa verificación de las condiciones y requisitos
en cada caso concreto.

6.4.2. En el presente caso Ema solicitó por medio de acción de tutela que a su
hija Luna se le realizara una serie de exámenes y procedimientos ordenados
por su médico tratante, entre los cuales se encontraba el de esterilización
definitiva. El juez de tutela, en una fórmula general y tomando en cuenta que
no hubo respuesta de la EPS accionada, concedió la protección solicitada
“como medida encaminada a que su estado de salud no se siga deteriorando
y no llegue a causar daños irreparables” y ordenó la realización de todos los
exámenes y procedimientos solicitados, incluyendo el procedimiento de
“ablación u oclusión de trompa de falopio bilateral por laparoscopia”.

Luego de que la Corte Constitucional preguntara a la EPS por el estado de


cumplimiento de las órdenes emitidas por el juez de tutela, la entidad
accionada manifestó, sobre el procedimiento anticonceptivo definitivo, que al
25 de enero de 2019 se encontraba en cotización, por lo que bajo la
consideración de la trascendencia de dicho asunto la Sala optó por decretar
una medida provisional131 ordenando abstenerse de continuar con dicho
trámite hasta tanto se resolviera de fondo la revisión de la Tutela.

Al examinar el expediente y las consideraciones del Juez de Tutela para


verificar la primera de las condiciones que permiten excluir la prohibición
general de esterilización definitiva para menores de edad, esta Sala encontró
que no obra prueba ni reflexión alguna de que la orden emitida para el
procedimiento se sustente en la necesidad de evitar o minimizar un riesgo a la
vida de Luna científicamente probado, y en consecuencia, ningún argumento
consta respecto de la imposibilidad de acudir a una alternativa menos invasiva
para minimizar tal riesgo.

Por el contrario, en la historia clínica que hace parte del expediente 132, consta
claramente que la orden de realización del procedimiento no fue fruto de una
necesidad médica ante un riesgo a la vida de la menor, sino una decisión
voluntaria tomada a partir del asesoramiento para planificación al que acudió
la menor de 14 años de edad con su madre. En efecto, en dicho documento
consta:

131
Folio 71 del cuaderno constitucional del expediente.
132
Folios 19 a 21 del cuaderno 1 del expediente.

47
“Conducta
PACIENTE DE 13 AÑOS CON SD DE DOWN QUIEN
ACUDE CON LA MADRE PARA ASESORAMIENTO DE
PLANIFICACIÓN. CON LIBIDO ELEVADA.
SE EXPLICAN CONDICIONES RIESGOS Y BENEFICIOS
DE LOS DIFERENTE MÉTODO (sic) ANTICONCEPTIVOS
POR LO CUAL SE DECIDE POR LA TUBECTOMÍA, SE
PROGRAMA TUBECTOMÍA POR LAPAROSCOPIA.”

6.4.3. En segundo lugar, en cuanto a los requerimientos para que se pueda


sustituir el consentimiento de la menor con discapacidad para un tema tan
delicado como un procedimiento de esterilización definitiva, para esta Sala es
claro que el juez de tutela debió haber verificado que Luna estuviera
imposibilitada para expresar su decisión libre y suficientemente informada
pese a que se le brinden los apoyos y ajustes razonables; y también debió
verificar que de los conceptos médicos surgiera que la condición de Luna
hiciera improbable que en el futuro, al cumplir su mayoría de edad, ella
pueda tomar decisiones autónomas sobre su salud sexual y reproductiva, un
aspecto de tan estrecho apego con todas las facetas de la dignidad humana.

En efecto, al analizar detalladamente el expediente, la Sala constató que las


pruebas recaudadas en sede de tutela no logran desvirtuar la presunción de
capacidad de Luna y por el contrario, evidencian que la discapacidad
cognitiva de Luna es moderada133 y no afectan su capacidad presente ni futura
para que, con los apoyos necesarios, pueda tomar decisiones autónomas e
informadas respecto de su propia sexualidad.

Al respecto, de la consulta realizada el 10 de diciembre de 2018 por la


Psiquiatra Verónica Vargas a la paciente Luna, se desprende que la niña de 13
años cursa 5º año en una Institución Especial y según el resultado del examen:

“paciente que ingresa por sus propios medios, saluda, alerta,


orientada globalmente, colaboradora, establece contacto visual,
sin alteración en la conducta motora (…) Mantiene la atención,
participa de la evaluación, responde lo que se le pregunta, tono
de voz adecuado, lenguaje poco claro, pensamiento concreto.
No alteraciones en la sensopercepción. Aceptable
introspección. Buena prospección”134.

Para la Sala es claro que el juez que dictó la orden de realizar el


procedimiento anticonceptivo definitivo no examinó, ni conceptuó en su
decisión sobre la capacidad presente o futura de Luna para tomar su decisión
respecto de la intervención que le fue ordenada. De haber verificado tal
condición, la respuesta necesaria habría sido, de acuerdo a la jurisprudencia y
a la legislación vigente, la negativa a tal procedimiento.
133
Cociente intelectual de 40, según reporte de prueba neuropsicología del 28 de junio de 2014. Ver folio 16 del
cuaderno 1 del expediente.
134
Folio 62 del cuaderno constitucional del expediente.

48
6.4.4. En cuanto a los demás requisitos para la autorización solicitada, la Sala
pudo establecer que no se evidenció en ninguna etapa del trámite, que Luna
hubiese sido sujeto de declaración de interdicción judicial. Pese a que la
jurisprudencia en la materia establece que la primera condición para evaluar
la viabilidad de este tipo de procedimientos en menores con discapacidad es
que exista un pronunciamiento previo sobre la interdicción, el juez que
ordenó la realización de tal procedimiento no verificó tal requisito. En efecto,
en el expediente no existe prueba y ni siquiera referencia alguna de tal
decisión, por el contrario, el hecho de que Ema manifieste en el escrito de
tutela que actúa como agente oficiosa de su hija Luna deja en evidencia que
no se ha realizado tal procedimiento ni existe una decisión de interdicción.

6.4.5. En conclusión, la Sala entiende que la regla general de prohibición para la


esterilización definitiva de menores de edad es aplicable a Luna quien no puede
ser sometida a un método de anticoncepción irreversible, por tratarse de una
menor de edad que no se encuentra en ninguna de las causales que permiten
excluir la prohibición general. Por el contrario, para esta Corte la presunción de
que Luna cuenta con plena capacidad para tomar autónomamente las decisiones
sobre sus derechos sexuales y reproductivos, se encuentra plenamente
corroborada por las pruebas obrantes en el expediente.

La Corte reitera que, bajo el abordaje del modelo social de la discapacidad


que es el más cercano a la perspectiva constitucional de la dignidad humana,
la capacidad de todas las personas para tomar las decisiones fundamentales
sobre su vida y sobre su cuerpo es una regla general que se presume. Solo
excepcionalmente, para casos de extrema gravedad y en los que la
protección urgente de sus propios derechos fundamentales así lo exija, es
posible autorizar que se sustituya el consentimiento, siguiendo para ello
rigurosamente los procedimientos y verificando los requisitos que la
jurisprudencia ha establecido.

En este sentido, se determina que cuando Luna cumpla la mayoría de edad,


una vez haya sido ampliamente informada por un equipo interdisciplinario a
través de las herramientas especiales y adecuadas para ella, sobre la
responsabilidad de una posible maternidad, tendría la madurez de adoptar
una decisión sobre su cuerpo y sobre su vida. Hasta entonces, dada la
prohibición expresa del artículo 7° de la Ley 1412 de 2010, no es posible
adelantar sobre ella un procedimiento quirúrgico definitivo de planificación
familiar. Al respecto, Luna tiene el derecho a ser plenamente informada y
asesorada, en condiciones adecuadas y con los especialistas que sus
condiciones requieren, sobre sus derechos sexuales y reproductivos, así
como los riesgos y responsabilidades que implica su ejercicio, a fin de que,
con los apoyos suficientes, pueda tomar las decisiones adecuadas en
ejercicio de su dignidad humana.

6.5. Exoneración de copagos y cuotas moderadoras.

49
Respecto de este punto, el juez de instancia decidió negar la exoneración de
copagos, pues se comprobó que la menor pertenece al régimen contributivo y
como quiera que se presume la capacidad de pago, no hubo ningún elemento
que permitiera pensar lo contrario. Adicional a lo anterior, el Juez de primera
y única instancia afirmó que revisada la Resolución 3974 de 2009 proferida
por el Ministerio de Salud, el Síndrome de down no se encuentra dentro de las
enfermedades de alto costo o catastróficas; en este sentido y acorde con la
reciente jurisprudencia constitucional, 135 esta Sala encuentra que le asiste
razón en la decisión adoptada.

6.6. Conclusión y órdenes a dictar.

De conformidad con lo expuesto, esta Sala (i) confirmará parcialmente la


sentencia del 12 de julio de 2018 dictada por el Juzgado Séptimo de
Ejecución Civil Municipal de Medellín en primera (y única) instancia, en
cuyo numeral 1° se tutelaron parcialmente los derechos fundamentales a la
salud, la vida y la seguridad social de la menor Luna en contra de la EPS
Coomeva; en esa medida se mantendrán los numerales 3º que negó el amparo
solicitado de la exoneración de copagos y cuotas moderadoras, 4º en que se
abstiene de emitir orden alguna contra la Dirección Seccional de Salud de
Antioquia; y 7° que advirtió a la accionada las sanciones a que hay lugar en
caso de incurrir en incumplimiento de las ordenes de la sentencia; (ii) se
revocará parcialmente el numeral 2 de la sentencia en comento, en el sentido
de excluir el procedimiento de ablación u oclusión de trompa de Falopio
bilateral por laparoscopia.

Asimismo, se ordenará (a) a la EPS Coomeva que inmediatamente luego de


notificada esta decisión, autorice y programe la realización del examen
genético ordenado, y que en adelante se abstenga de generar obstáculos y
demoras que afecten los derechos de sus afiliados, en particular cuando se
trate de menores de edad y personas en situación de discapacidad; (b) a la
EPS Coomeva que se abstenga de realizar cualquier procedimiento médico
invasivo que no consulte el consentimiento bien informado de la menor de
edad; (c) a la EPS Coomeva que le preste a la menor todos los servicios de
asesoría y acompañamiento psicológico y médico en materia de métodos de
planificación sexual y reproductiva de acuerdo a su grado de discapacidad y
nivel cognitivo; para lo cual se deberán tomar en cuenta los estándares
internacionales en la materia y usar los métodos y herramientas para indagar
el consentimiento de la adolescente sobre las orientaciones y servicios que
se le estén brindando; (d) a través de la Secretaría de la Corporación, se
ordenará enviar copias de la decisión y del expediente a la Superintendencia
Nacional de Salud para que investigue las omisiones y retrasos en el
cumplimiento de los deberes de la EPS Coomeva en el presente asunto; por
último, (e) la Corte ordenará remitir copia de esta providencia al Programa

135
Sentencia T-402 de 2018 (MP Diana Fajardo Rivera).

50
de Acción por la Igualdad y la Inclusión Social de la Universidad de los
Andes (PAIIS), para su conocimiento.

III. DECISIÓN
 
En mérito de lo expuesto, la Sala Séptima de Revisión de la Corte
Constitucional, administrando justicia en nombre del pueblo y por mandato de
la Constitución Política,

RESUELVE

Primero.- LEVANTAR la suspensión de términos decretada para decidir el


presente asunto.

Segundo.- CONFIRMAR los numerales 1°, 3º, 4°, y 7° de la sentencia del 12


de julio de 2018 dictada por el Juzgado Séptimo de Ejecución Civil Municipal
de Medellín en primera (y única) instancia, mediante la cual se tutelaron
parcialmente los derechos fundamentales a la vida, igualdad, dignidad humana,
salud y seguridad social de la menor Luna en contra de la EPS Coomeva; se
decidió negar el amparo solicitado para la exoneración de copagos y cuotas
moderadoras; abstenerse de emitir orden alguna contra la Dirección Seccional
de Salud de Antioquia; advertir a la accionada que el incumplimiento a lo
ordenado dará lugar a las sanciones de que trata el decreto 2591 de 1991.

Tercero.- REVOCAR PARCIALMENTE el numeral 2° de la sentencia del 12


de julio de 2018 dictada por el Juzgado Séptimo de Ejecución Civil Municipal
de Medellín en primera (y única) instancia, en el sentido de EXCLUIR el
procedimiento de Ablación u Oclusión de Trompa de Falopio Bilateral por
laparoscopia, con base en las consideraciones expuestas en la presente decisión
respecto de la dignidad humana, la igualdad y los derechos sexuales y
reproductivos de Luna, que no fueron objeto de estudio en la providencia
revisada.

Cuarto.- ORDENAR a la EPS Coomeva, (i) que dentro del término de las
setenta y dos (72) horas siguientes a la notificación de esta providencia,
programe y fije fecha para la práctica de la valoración por genética de Luna,
examen que deberá realizarse por una IPS de la red o una contratada por
fuera, en un término no superior a los diez (10) días contados a partir de la
notificación del presente fallo; (ii) abstenerse de generar obstáculos y
demoras en la asignación de citas médicas, en particular cuando se trate de
menores de edad y personas en situación de discapacidad.

Quinto.- ORDENAR a la EPS Coomeva que: (i) se abstenga de realizar


cualquier procedimiento médico invasivo que no consulte el consentimiento bien
informado de la menor de edad; (ii) preste todos los servicios de asesoría y
acompañamiento psicológico y médico en materia de métodos de planificación

51
sexual y reproductiva de acuerdo a su grado de discapacidad y nivel cognitivo.
Para lo cual se deberá tomar en cuenta los estándares internacionales en la
materia y usar los métodos y herramientas para indagar el consentimiento de la
adolescente sobre las orientaciones y servicios que se le estén brindando.

Sexto.- ORDENAR que, a través de la Secretaría General de esta Corporación,


se remita copia de esta providencia y del expediente a la Superintendencia de
Salud, para que conforme a los hechos del caso, adelante las investigaciones y
establezca las sanciones que correspondan según su competencia.

Séptimo.- ORDENAR que, a través de la Secretaría General de esta


Corporación, se remita copia de esta providencia al Programa de Acción por la
Igualdad y la Inclusión Social de la Universidad de los Andes, para su
conocimiento.

Octavo.- ORDENAR que, a través de la Secretaría General de la Corte,


se oficie a la Defensoría del Pueblo, para que dentro del ámbito de sus
competencias constitucionales y legales acompañe el cumplimiento de esta
sentencia.

Noveno.- Por Secretaría General, LÍBRENSE las comunicaciones de que trata


el artículo 36 del Decreto 2591 de 1991.
 
Notifíquese, comuníquese, publíquese y cúmplase.

CRISTINA PARDO SCHLESINGER


Magistrada

JOSÉ FERNANDO REYES CUARTAS


Magistrado
Con aclaración de voto

ALBERTO ROJAS RÍOS


Magistrado

MARTHA VICTORIA SÁCHICA MÉNDEZ


Secretaría General

52
ACLARACIÓN DE VOTO DEL MAGISTRADO
JOSÉ FERNANDO REYES CUARTAS
A LA SENTENCIA T-231/19

DERECHOS SEXUALES Y REPRODUCTIVOS DE PERSONAS


EN CONDICION DE DISCAPACIDAD EN EL AMBITO
INTERNACIONAL BAJO EL MODELO DE LA CDPCD-Derecho
a tomar decisiones autónomas e informadas (Aclaración de voto)

DERECHOS SEXUALES Y REPRODUCTIVOS DE PERSONAS


EN CONDICION DE DISCAPACIDAD EN EL AMBITO
INTERNO-Marco normativo (Aclaración de voto)

Referencia: Expediente T-7.023.847.

Acción de tutela instaurada136 por Ema


como agente oficiosa de su hija, menor de
edad, Luna contra COOMEVA EPS.

Magistrada Ponente:
CRISTINA PARDO SCHLESINGER

Con el respeto acostumbrado por las decisiones de la Corte, me permito


expresar las razones que me llevan a aclarar el voto en la sentencia de la
referencia.

El asunto que motivó la acción de tutela

1. La Sala Séptima de Revisión conoció la acción de tutela interpuesta por una


persona que consideró infringidos los derechos fundamentales a la vida, a la
igualdad, a la dignidad humana, a la salud y a la seguridad social de su hija de
14 años de edad, diagnosticada con síndrome de Down no especificado. Lo
anterior, habida cuenta que Comeva EPS no asignó de manera oportuna las
citas médicas ni programó los exámenes y procedimientos ordenados por su
médico tratante.

2. Afirmó que la menor padece de amigdalitis crónica, trastornos funcionales


de los polimorfos nucleares neutrófilos y requiere de asesoramiento general
sobre métodos de anticoncepción. Agregó que en razón a las patologías
mencionadas, su hija requiere que la EPS autorice, entre otros, el
procedimiento de esterilización definitiva o ablación u oclusión de trompa de
Falopio bilateral por laparoscopia.
136
Por razones de protección a los derechos fundamentales a la intimidad familiar y personal, así como la dignidad y el buen
nombre de la afiliada y su familia, los nombres de las accionantes fueron reemplazados por unos ficticios.

53
El trámite de tutela y la sentencia T-231 de 2019

3. Mediante sentencia del 12 de julio de 2018, el Juzgado Séptimo de


Ejecución Civil Municipal de Medellín concedió parcialmente el amparo
solicitado. En consecuencia, ordenó a la EPS accionada que dentro de las 48
horas siguientes a la notificación del fallo, realizara a la menor de edad los
exámenes y procedimientos ordenados por su médico tratante. No obstante, no
hizo mención alguna respecto de los derechos sexuales y reproductivos de las
mujeres en situación de discapacidad, ni de la posibilidad de que la menor
hubiese otorgado su consentimiento para la práctica de un procedimiento de
esterilización. La decisión no fue impugnada por ninguna de las partes.

4. En sede de revisión, por auto del 12 de febrero de 2019, la Corte le ordenó a


la EPS accionada que, como medida de protección provisional, se abstuviera
de autorizar o realizar la cirugía de ablación u oclusión de trompa de falopio.
En respuesta a dicho mandato, Coomeva EPS mediante escrito de 26 de
febrero de 2019, informó que había ordenado al Comité Quirúrgico no realizar
el procedimiento en mención.

5. La sentencia T-231 de 2019, objeto de aclaración, confirmó parcialmente la


decisión del juez de instancia que ordenó a la EPS realizar, dentro de las 48
horas siguientes a la notificación del fallo, todos los procedimientos ordenados
por el médico tratante de la menor, así como garantizar su tratamiento integral
en salud y negó la tutela respecto de la exoneración de copagos y cuotas
moderadoras. No obstante, revocó el numeral 2° de la providencia del 12 de
julio de 2018 dictada por el Juzgado Séptimo de Ejecución Civil Municipal de
Medellín, en el sentido de excluir el procedimiento de ablación u oclusión de
trompa de falopio bilateral por laparoscopia.

Lo anterior, por cuanto la decisión adoptada por el juez constitucional


desconoció la prohibición legal contenida en el artículo 7 de la Ley 1412 de
2010137, según la cual “en ningún caso se permite la práctica de
anticoncepción quirúrgica a menores de edad”. Así mismo, el fallador de
instancia no tuvo en cuenta la reiterada jurisprudencia constitucional proferida
en sede control abstracto y concreto sobre la materia.

6. En ese sentido, la sentencia T-231 de 2019 reiteró dicha jurisprudencia, tal


como fue recopilada por la sentencia T-665 de 2017, en relación con la
vigencia de la prohibición general de esterilizar a menores de edad 138. En
particular, frente a las niñas con discapacidad mental, precisó que solo puede
137
Artículo declarado exequible mediante sentencia C-131 de 2014. No obstante, en ese fallo la Corte admitió algunas
excepciones y sostuvo que el procedimiento de esterilización definitiva de menores de edad era procedente, cuando: i) el
embarazo pusiera en riesgo la vida de la mujer; ii) el riesgo estuviera científicamente probado; iii) fuese solicitado por los
padres o el representante legal; iv) se contara con la aceptación libre e informada del menor de edad y; finalmente, v)
existiera una autorización judicial que lo permitiera.
Asimismo, la Corte interpretó que la prohibición del artículo se extendía a los menores de edad en situación de
discapacidad severa y profunda siempre y cuando constituyera un riesgo para la vida de la mujer por el embarazo o se
lograra demostrar que a futuro no sería posible que la persona otorgara su consentimiento. Sin embargo, condicionó tal
evento a que existiera una autorización judicial previa.

54
exceptuarse la regla de prohibición prevista en el artículo 7 de la Ley 1412 de
2010 en los eventos en que un posible embarazo implique un riesgo para la
vida, en cuyo caso será necesario contar con el consentimiento libre e
informado de la menor con los ajustes y apoyos que ello implique.

7. Seguidamente, la sentencia puntualizó que sólo si no fuese posible contar


con el consentimiento libre e informado pese a haber brindado los apoyos
necesarios, y si no existiere la posibilidad de un consentimiento futuro, sería
posible evaluar la solicitud del representante legal para que se realice el
procedimiento bajo autorización judicial que se expida a partir de la
presunción de la capacidad de la persona para ejercer la autonomía
reproductiva. Lo anterior, siempre que se verifique: i) que la persona haya sido
declarada interdicta a través de un proceso judicial diferente y previo; ii) que
exista un riesgo, científicamente probado, que justifique la necesidad médica
de la intervención quirúrgica; iii) que no exista una alternativa menos invasiva
para enfrentar dicho riesgo; iv) que la menor tenga una discapacidad profunda
y severa; v) que se hayan brindado todos los apoyos y ajustes razonables para
que la persona pueda expresar su decisión; y, por último, vi) que no exista
posibilidad de que pueda manifestar su consentimiento en el futuro.

8. En todo caso, la Sala recordó que la labor del juez de tutela debe estar
siempre dirigida por el interés superior del menor, pues la protección de la
autonomía y la dignidad de los niños, niñas y adolescentes, con o sin
discapacidad, implica resguardar su cuerpo y sus derechos para que sean ellos
quienes puedan, cuando la mayoría de edad se los permita, ejercer de manera
libre e informada sus decisiones. Bajo tal óptica, la decisión judicial que
autorice la realización de un procedimiento quirúrgico de esterilización
definitiva en un menor de edad, debe ser excepcional y solo puede proceder
bajo la cuidadosa verificación de las condiciones y requisitos de cada caso en
concreto.

9. En consideración a lo expuesto, la Sala Séptima de Revisión ordenó a


Comeva EPS abstenerse de realizar cualquier procedimiento médico invasivo,
así como, prestar a la menor de edad todos los servicios de asesoría y
acompañamiento sicológico en materia de planificación sexual y reproductiva.
Ello por cuanto el juez de tutela no examinó la capacidad presente o futura de
la niña para tomar la decisión ni evaluó la posibilidad de una nueva alternativa
menos invasiva.

Las razones de la aclaración

138
La Sala también hizo referencia a la sentencia C-182 de 2016. Al respecto, precisó que la Corte decidió condicionar la
constitucionalidad del artículo 6º de la Ley 1412 de 2010 para que se entendiera que: “la autonomía reproductiva se
garantiza a las personas declaradas en interdicción por demencia profunda y severa y que el procedimiento sustituto
para realizar esterilizaciones quirúrgicas tiene un carácter excepcional y solo procede en casos en que la persona no
pueda manifestar su voluntad libre e informada una vez se hayan prestado todos los apoyos para que lo haga”.

55
10. Si bien estoy de acuerdo con la resolución adoptada en la sentencia T-231
de 2019, considero que la Sala debió analizar con mayor profundidad y
detenimiento lo relacionado con los derechos sexuales y reproductivos de las
personas en condición de discapacidad. Para ello, era necesaria una referencia
a las disposiciones y recomendaciones proferidas en el sistema universal de
derechos humanos, así como a las previstas en el ámbito interno.

11. Lo anterior, si se tiene en cuenta que la sentencia T-231 de 2019 precisó


que el juez de primera y única instancia “no hizo mención o referencia alguna
a los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres en situación de
discapacidad”. A pesar de esa apreciación, para resolver el asunto la Sala sólo
abordó tres ejes temáticos, a saber: (i) la protección del derecho a la salud de
menores en situación de discapacidad; (ii) las personas con discapacidad
intelectual y el reconocimiento de su autonomía en la jurisprudencia
constitucional; y, (iii) el deber de protección de los niños y las niñas a cargo de
los padres y tutores. Esto es, dejó de lado un aspecto de suma importancia, pues
no tuvo en cuenta que el asunto bajo estudio giró en torno a la prohibición de
esterilización quirúrgica como método de anticoncepción definitivo a menores
de edad en situación de discapacidad.

12. De este modo, era oportuno que la Corte resaltara la garantía de los
derechos sexuales y reproductivos de las personas en situación de
discapacidad desde una perspectiva de derechos fundamentales, abordando
temas relacionados con la autonomía reproductiva, la obligación del Estado de
garantizar el derecho a ejercer su capacidad jurídica139 y la planificación
familiar140, entre otros asuntos.

13. Así mismo, era pertinente que la Sala recordara las observaciones finales
realizadas el 30 de septiembre de 2016 por el Comité sobre los Derechos de
las Personas con Discapacidad, frente al informe inicial presentado por
Colombia en relación con la implementación de la Convención de los
Derechos de las Personas con Discapacidad. En dicho documento el Comité
manifestó su preocupación acerca del hecho de “que la esterilización de personas
con discapacidad sin su consentimiento, y con la autorización de un juez, sea
una práctica legal, incluso ratificada por sentencias de la Corte
Constitucional (C-182, de 13 de abril de 2016, y T-303, de 2016) incluyendo
para dictar excepciones a la Ley 1412 de 2010 que autoricen la esterilización
de niños con discapacidad cognitiva y psicosocial (C-131 de 2014). // (…) El
139
Sobre este tema la Jurisprudencia constitucional ha señalado que en materia de procedimientos quirúrgicos de
esterilización definitiva en personas en situación de discapacidad, “se debe maximizar el respeto por la autonomía de
estos sujetos y minimizar la intromisión de los padres o representantes legales en la decisión de realizar la esterilización
definitiva, pues el derecho a la autonomía no se agota con el solo estado mental de la persona” . (Sentencia –T-690 de
2016).
140
En relación con este tema la sentencia T-665 de 2017 señaló que “los derechos reproductivos son derechos
fundamentales que desarrollan los artículos 16 y 42 de la Constitución Política, y también se encuentran consagrados
expresamente en varios instrumentos internacionales. Estos derechos tienen diferentes manifestaciones, dentro de las
cuales se encuentra el derecho a la planificación familiar que a su vez incluye la prohibición de la esterilización forzada.
Este derecho impone el deber para el Estado de garantizar el acceso a todas las personas a toda la gama de métodos
anticonceptivos tanto temporales como definitivos con consentimiento informado, así como a información sobre salud
sexual y reproductiva. En consecuencia, el Estado debe velar por adoptar las medidas correspondientes que permitan el
respeto y la protección efectiva de este derecho fundamental”.

56
Comité insta al Estado parte a adoptar las medidas necesarias para abolir la
esterilización de personas con discapacidad sin su consentimiento libre e
informado, incluyendo la derogación del artículo 6 de la Ley 1412 de 2010.
Le recomienda inmediatamente propiciar la revisión de las sentencias de la
Corte Constitucional con objeto de mantener la prohibición de esterilización
de personas con discapacidad, particularmente de niños y niñas, sin su
consentimiento libre e informado individual , sin excepción, y a tomar
medidas, incluyendo la formación de jueces y fiscales con la participación de
organizaciones de personas con discapacidad, sobre los derechos de las
personas con discapacidad y las obligaciones internacionales contraídas por
el Estado parte, principalmente relativas a la no discriminación por motivo
de discapacidad y a la integridad personal de los niños con discapacidad”141.

14. Lo anterior, más aun si se tiene en cuenta que organizaciones como el


Programa de Acción por la Igualdad y la Inclusión Social -PAIIS- y Women´s
Link Worldwide en las distintas intervenciones ante la Corte han manifestado
su preocupación sobre la figura del consentimiento sustituto142. Ello por cuanto
constituiría una esterilización forzada, lo cual es opuesto a los instrumentos
internacionales que protegen los derechos de las mujeres y de las personas en
situación de discapacidad143.

15. Asimismo, considero que la sentencia debió responder los


cuestionamientos que puso de presente PAIIS en su intervención ante la
Corte144. En ese sentido, la mencionada entidad alegó que la esterilización
forzada en personas con discapacidad es una práctica que vulnera sus derechos
sexuales y reproductivos. Puntualmente, señaló que las niñas con discapacidad
intelectual se enfrentan a barreras para ejercer adecuadamente sus derechos,
atribuibles a factores familiares, culturales y jurídicos, y a estereotipos y
prejuicios sobre las personas con discapacidad.

16. Bajo ese contexto, estimo que era necesario que la Sala se pronunciara
sobre los compromisos internacionales adquiridos por Colombia en esta materia y,
en particular, respecto de la obligación de abolir de manera progresiva los sistemas
de sustitución de decisiones, en armonía con el respeto de los derechos sexuales y
reproductivos de las personas en condición de discapacidad.

141
Disponible en: http://docstore.ohchr.org/SelfServices/FilesHandler.ashx?enc=6QkG1d
%2FPPRiCAqhKb7yhsiZZNrtQsqIapJ5RB16sOGbABEB1GCpxOsNgAjGfi%2B3bz9dSJDuD
%2BhgnRmlwPeMHtZbhHsj3D4FpJ8XvrovNgznRYIGHiqFZ5xI4wQSBsKCy
142
Intervención realizada por Women´s Link Worldwide en la sentencia T-665 de 2017. Además, esa entidad
destacó que que “‘(…) la esterilización forzada afecta primordialmente a las mujeres y adolescentes que
enfrentan múltiples inequidades y/o son más propensas a sufrir distintas vulneraciones, ya sea por su
posición socioeconómica, raza, discapacidad o vivir con el VIH’. De esta manera, puntualizó que este tipo de
prácticas se imponen con mayor frecuencia a las mujeres con discapacidad cognitiva, ya que son tratadas
como ‘(…) si no tuvieran control, o no deberían tener control sobre sus opciones sexuales y reproductivas;
puede ser que sufran esterilizaciones forzadas o que sean forzadas a interrumpir embarazos deseados, con
base en la justificación paternalista de que es para su bien’. Así, declaró que esta práctica no busca proteger
la dignidad de las mujeres, sino evitar que queden embarazadas, lo que perpetúa el estereotipo de género
negativo”.
143
Cfr. Sentencias T-573 de 2016 y T-690 de 2016.
144
La cual se encentra reseñada en el numeral 7.2.2. de la sentencia T-231 de 2019.

57
En los anteriores términos dejo consignada mi aclaración de voto.

Fecha ut supra,

JOSÉ FERNANDO REYES CUARTAS


Magistrado

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