Requisitos Generales y Especiales de Procedibilidad
Requisitos Generales y Especiales de Procedibilidad
Requisitos Generales y Especiales de Procedibilidad
ADOPCION-Efectos jurídicos
ADOPCION-Naturaleza jurídica
Magistrado Sustanciador:
ALEJANDRO LINARES CANTILLO
SENTENCIA
En el trámite de revisión del fallo proferido, en primera instancia, por la Sala Civil
y de Familia del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Cundinamarca que
concedió el amparo solicitado, el treinta (30) de agosto de dos mil dieciocho
(2018), que, a su vez, fue confirmado en sentencia del dos (2) de octubre del
mismo año por la Sala de Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia.
I. ANTECEDENTES
2
menores de edad involucradas, así como la de sus padres biológicos. Esto encuentra
sustento en que las niñas tienen derecho a que su vida privada y familiar no sea
divulgada y a que se adopten todas las medidas necesarias para proteger su interés
superior. Con mayor razón si, conforme a lo dispuesto en el artículo 75 de la Ley
1098 de 2006, son reservados –durante 20 años- los documentos y todas las
actuaciones administrativas y judiciales propias del proceso de adopción.
2. En efecto, esta Sala de Revisión tomará la decisión que corresponda, dentro del
presente proceso, en dos ejemplares de la sentencia: (i) en uno de ellos, se omitirán
los nombres y los demás datos de las niñas y de su familia, así como los datos
relacionados con su información personal y el juzgador que tramitó el proceso de
adopción; y en el otro, (ii) se señalará la identidad de las niñas y de su núcleo
familiar biológico. Esta última versión, sólo estará destinada a integrarse al
expediente de tutela, con el fin de que las autoridades responsables de dar
cumplimiento a las órdenes impartidas dentro del fallo, en caso de existir, ejecuten
las decisiones allí proferidas. En todo caso, sobre este expediente recae estricta
reserva, la cual sólo podrá ser levantada en favor de las partes y de las autoridades
citadas.
A. LA DEMANDA DE TUTELA2
2
Acción de tutela presentada el 22 de agosto de 2018. Folio 52 del cuaderno principal.
3
Acta de la audiencia celebrada, el 17 de agosto de 2018, por el Juzgado de Familia del Circuito de Soacha
Cundinamarca en la que se profirió fallo en el proceso de homologación, dentro de la actuación administrativa
tendiente a restablecer los derechos de Juliana y Sofía. Folio 22 del cuaderno principal.
4
“Por la cual se expide el Código de la Infancia y la Adolescencia”.
5
Ibídem.
6
Ibídem.
3
que la decisión judicial había incurrido en la causal específica de procedencia de la
acción de tutela, al carecer de motivación y desconocer que, de acuerdo al artículo
123 del Código de Infancia y Adolescencia, la decisión de homologación produce
respecto a los padres la terminación de la patria potestad, así como también –en el
caso concreto- podría desconocer el interés superior de las niñas declaradas en
situación de adoptabilidad y los derechos enunciados en el artículo 44 de la
Constitución. En consecuencia, solicitó dejar sin efecto la orden de propiciar las
visitas de los padres y vincular al Ministerio Público a la actuación
correspondiente.
B. HECHOS RELEVANTES
4
maltrato físico, abuso, así como a la ausencia de condiciones básicas para su
desarrollo. De igual manera, las menores de edad carecían de afiliaciones,
controles en salud y no asistían al colegio. Afirmó que podía existir una afectación
a los derechos a la integridad personal (artículo 18 de la Ley 1098 de 2006 9), a los
derechos de protección (artículo 20 de la Ley 1098 de 200610), a los alimentos
(artículo 24 de la Ley 1098 de 200611) y a la salud (artículo 27 de la Ley 1098 de
200612).
9
“Por la cual se expide el Código de la Infancia y la Adolescencia”.
10
Ibídem.
11
Ibídem.
12
Ibídem.
13
En tal entrevista, además, se indica que la niña –que asiste con su madre- después del año no ha estado en control
médico, no cuenta con carné de vacunación y no se indica la razón por la cual las mismas no han sido aplicadas,
presenta dificultades en el manejo de los esfínteres por todavía utilizar pañales y se evidencia inadecuada
alimentación, así como insuficiencia en el tiempo destinado al sueño y baja talla. Informe de valoración nutricional
del dieciocho (18) de abril de dos mil diecisiete (2017). Folio 3 del cuaderno principal.
14
Folio 29 del cuaderno principal. Acción de tutela.
15
Folios 29 y 30 del cuaderno principal. Acción de tutela.
5
“La menor presenta dermatitis generalizas, malas condiciones de aseo
personal, pediculosis severa, pañalitis de largo tiempo de evolución.
Presenta uñas quebradizas, la madre refiere que le están dando
amoxicilina, (la cual fue) recomendada por un familiar que no es médico
para tratar la “infección” en las uñas. No se evidencia baño frecuente,
corte de uñas, cepillado de dientes y aseo en general”16.
“Se presentan progenitores de las nna (sic) Juliana y Sofía con el fin
de iniciar orientación desde el área de psicología y estrategias que
permitan realizar restablecimiento de los derechos de las mismas, al
realizar una breve descripción de la situación emocional de las nna
(sic) dentro de la medida de protección, la señora Martha se muestra
inconforme, se muestra alterada lo cual no permite realizar un nivel
reflexivo de la problemática, razón por la cual se solicita que se
retire de la oficina ya que no muestra disponibilidad para recibir la
16
Informe de valoración nutricional del veintiséis (26) de abril de dos mil diecisiete (2017). Folio 4 del cuaderno
principal.
17
Ibídem.
6
orientación y tampoco muestra receptividad frente a las orientaciones
brindadas en el área de psicología”18.
7
señor Raúl de 59 años de edad, quien inició su primera relación con la señora
***** de 55 años de edad, convivió con ella aproximadamente 7 años, casados
por la iglesia, se dio una ruptura hace 30 años, por la situación económica
precaria y falencias en la comunicación, de esta relación descienden sus dos hijos
***** de 33 años, ***** de 25 años de edad, la segunda relación la establece con
la señora Martha de 30 años, quien tiene 7 años de convivencia, unión libre, de
esta relación nacen sus hijos JULIANA, 6 años, SOFÍA de 2 años” 23. En relación
con la dinámica familiar se indicó que ella “(…) es nula, con vínculos afectivos y
lazos fraternales desligados, no existen relaciones familiares cercanas ni de apoyo
que pudieran generar estabilidad emocional y familiar en Juliana y Sofía”24. Se
agregó que las niñas carecían de relaciones familiares extensas, sus progenitores no
las visitan y se niegan a recibir a los funcionarios en su vivienda.
En una posterior diligencia, se precisó que los padres de las niñas asistieron de
manera puntual y que la señora Martha manifestó que “el día que se fue a la visita
social no estaba porque se había ido a visitar a su hija ****** de 2 años, quien
está bajo el cuidado de la abuela materna, por esta razón no recibieron la visita”25.
No obstante, en el informe se advirtió que se efectuaron cinco (5) desplazamientos
concertados al lugar, las cuales nunca pudieron llevarse a cabo, ante una serie de
excusas brindadas por los progenitores. Para dicho momento, Juliana y Sofía ya se
encontraban bajo protección en la modalidad de hogar sustituto, pero se sugirió a la
Defensora de Familia el cambio a la medida de declaratoria de adoptabilidad.
8
acá he estado muy enferma, yo le he pedido perdón a Dios, porque yo sé
que la embarré y quisiera de todas maneras pedirle perdón a la niña por
todo lo que pasó, la verdad quisiera otra vez tenerlas conmigo pero yo
sé nunca se va a poder, para mí eso es muy difícil, porque yo soy mamá,
y les pido perdón porque yo fui muy grosera con ustedes y la verdad no
sé qué me pasó y la verdad yo quisiera una segunda oportunidad con mis
hijas, yo hago todo lo que ustedes quieran y son tres mis hijas y yo perdí
un bebé, mis tres hijas son lo mejor, lo único que yo tengo en mi vida son
a mis tres hijas, yo no tengo a nadie más, sí interpongo el recurso,
porque yo quiero una segunda oportunidad”27.
9
13.2. Reseñó los alegatos de conclusión, referenciados en los apartes 8.1 y 8.2 de
esta providencia y el argumento del desinterés absoluto de los padres, el cual fue el
fundamento especial para confirmar la decisión y remitirlo a este proceso. Como
pruebas declaradas de oficio se tuvieron en consideración las declaraciones de los
padres, en donde se comprometieron a dar todo por las niñas y aseguraron merecer
una segunda oportunidad. Mediante auto del 30 de julio de 2018, se dispuso
escuchar a las niñas Juliana y Sofía, quienes estuvieron acompañadas de la madre
sustituta en diligencia del 3 de agosto del mismo año.
13.3. Como conclusiones se advirtió que “(…) en la actualidad, las niñas tienen
garantizados sus derechos fundamentales por parte de la madre sustituta,
encargada de su cuidado, se están adelantado las acciones necesarias para que las
niñas superen las falencias y carencias que les afectaron durante el tiempo que
compartieron con sus padres, que no tienen ningún tipo de vínculo o arraigo con
la familia, que no guardan ningún recuerdo positivo de sus vidas con sus
progenitores y que al exponer la posibilidad de volver con sus padres y, se niegan
y responden que no quieren volver a ese lugar. Finalmente, las niñas responden
que no tienen apego y arraigo a sus padres y que, por el contrario, la relación es
demasiado lejana. A tal punto, que las niñas no saben cómo se llaman sus
padres”29.
13.4. Igualmente, se indicó que también se decretó una visita al hogar de los
padres, la cual fue realizada y en la que no fue posible verificar las condiciones
habitacionales del grupo familiar, pero en la que se encontró que sí existían indicios
que permitían concluir que el hogar no se encontraba en las mejores condiciones
para la recepción de las niñas.
13.5. Por último, después de referir las finalidades del proceso de restablecimiento
de derechos, entre las que está la prevención de las amenazas y la prevalencia de
los mismos, se hizo alusión a las obligaciones de los padres para proteger a los
niños, niñas y adolescentes, así como al proceso de homologación como último
recurso frente a la declaratoria de adoptabilidad de un menor de edad, siempre que
las personas interesadas se opongan. En el caso concreto se precisó que la decisión
del Centro Zonal de Soacha de adoptar dicha medida en favor de Juliana y Sofía,
retirarlas de su hogar de origen y ubicarlas en un lugar sustituto, ha sido acertada.
En tal sentido, era necesario protegerlas ante el estado de completo abandono y
descuido al que habían sido sometidas por sus progenitores, así como la afectación
física y psicológica. Además, aún cuentan con traumas a raíz de la vida que sufrían
en su medio familiar, según se puede concluir -entre otras cosas- de las denuncias
corroboradas en el rescate y en la historia clínica que, además, reportó las malas
condiciones de salud. No se observó dentro del proceso la participación activa de
los progenitores y no se pudo establecer, a la fecha, si las condiciones de
vulnerabilidad cambiaron o no.
10
quien dice ser su padre. Tampoco existen pruebas sobre el hecho de que se hubiera
dado un cambio en las condiciones requeridas para el pleno desarrollo de las niñas,
en virtud de que no se aportaron las valoraciones psicológicas y la evolución en el
tratamiento de los padres y tampoco una solicitud oportuna para efectuar visitas a
su hogar, ni se permitió la vinculación de la familia extensa. Así, no existió una
movilización frente a sus deberes y sólo hasta estas instancias piden una segunda
oportunidad, sin demostrar que son garantes de los derechos fundamentales de las
niñas, siendo evidente el desapego de las menores de edad y el miedo a regresar a
estas condiciones. Teniendo en cuenta lo expuesto, se consideró que permanecen
los factores de riesgo que dieron origen al proceso de restablecimiento de derechos,
entre los que están la inestabilidad emocional. En particular, se indicó que “(…) los
progenitores no demuestran tener estabilidad en ningún aspecto -emocional, físico,
laboral, habitacional- para garantizar los derechos de las niñas y, mucho menos,
el proceso terapéutico para su crecimiento y desarrollo, pues desde las
declaraciones de los padres es evidente que quieren hacer muchas cosas y tienen
voluntad de mejor sus condiciones, todo en un futuro, porque en la actualidad
presentan trabajos inestables, no mantienen en casa, sufren de enfermedades que
les impiden ejercer cuidado y no cuentan con vinculación a seguridad social
(…)”30.
11
padres negligentes, padres ausentes, y aunque asistieron a unas pocas
citas establecidas con el equipo psicosocial, nunca mostraron
receptividad a las orientaciones brindadas por estos, desde el inicio del
proceso se orientó frente a la importancia de vincularse a atención
terapéutica familiar e individual por su EPS Salud Total, (frente a la)
cual solo tomó una sola y esta se dio un año después del ingreso de las
niñas a protección. Frente a la vinculación de familia extensa esta
desertó por posibles amenazas de ellos mismos (los padres). Es claro
también que la niña Juliana que a la fecha cuenta con 7 años, dada su
afectación emocional presenta rechazo ante la posibilidad de volver a
tener contacto con su familia, lo que ha expresado de manera reiterativa
en intervenciones con el equipo psicosocial, con defensor de familia y
ante declaración tomada por el JUEZ DE FAMILIA DE SOACHA”35.
35
Folio 46 del cuaderno principal. Acción de tutela.
36
Folio 47 del cuaderno principal. Acción de tutela.
37
Así como también solicita, como medida urgente, la suspensión de las visitas decretadas por el Juzgado de Familia
de Soacha.
38
Incluso, como medida urgente, solicitó suspender provisionalmente las visitas ordenadas por el Juzgado de Familia
de Soacha. Explicó la Defensora de Familia que mantenerlas podría causarles un daño irreparable “(…) teniendo en
cuenta que a la fecha ya han llevado un proceso para la elaboración del duelo por la pérdida de la familia nuclear
proyectando siempre (sic) a la vinculación de una nueva familia que garantice (sus) derechos”.
39
A partir de lo anterior, como así se puso de manifiesto en el hecho 3, solicitó dejar sin efecto la orden de propiciar
las visitas de los padres y vincular al Ministerio Público a la actuación correspondiente.
12
15. Mediante auto del veintitrés (23) de agosto de dos mil dieciocho (2018), la Sala
Civil y de Familia del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Cundinamarca
admitió la acción de tutela de la referencia y, en consecuencia, ordenó ponerla en
conocimiento de los interesados, con tal fin otorgó un término de dos (2) días, para
que rindieran un informe sobre los hechos y pretensiones que dieron origen al
amparo de la referencia40.
16. El veintisiete (27) de agosto de dos mil dieciocho (2018), el representante del
Ministerio Público se refirió al contenido del artículo 108 del Código de Infancia y
Adolescencia -modificado por el artículo 8 de la Ley 1878 de 2018 cuyo texto es el
siguiente:
40
Auto admisorio. Folio 54 del cuaderno principal.
41
Según indica esta disposición: “[t]odos los documentos y actuaciones administrativas o judiciales propios del
proceso de adopción, serán reservados por el término de veinte (20) años a partir de la ejecutoria de la sentencia
judicial. De ellos sólo se podrá expedir copia de la solicitud que los adoptantes hicieren directamente, a través de su
apoderado o del Defensor de Familia o del adoptivo que hubiere llegado a la mayoría de edad, la Procuraduría
General de la Nación; el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar a través de su Oficina de Control Interno
Disciplinario, la Fiscalía General de la Nación, el Consejo Superior de la Judicatura a través de su Sala
Jurisdiccional Disciplinaria, para efectos de investigaciones penales o disciplinarias a que hubiere lugar”.
42
Folios 65 a 71 del cuaderno principal. Concepto emitido por representante del Ministerio Público sobre el caso de
la referencia.
13
PARÁGRAFO. En firme la providencia que declara al niño, niña o
adolescente en adoptabilidad o el acto de voluntad de darlo en
adopción, no podrá adelantarse proceso alguno de reclamación de la
paternidad, o maternidad, ni procederá el reconocimiento voluntario del
niño, niña o adolescente, y de producirse serán nulos e ineficaces de
pleno derecho”.
17. Respecto al derecho de los niños, niñas y adolescentes a tener una familia y no
ser separados de ella, se indicó que tal no es un derecho absoluto. Con sustento en
la sentencia T-044 de 2014 se afirmó que existen algunos criterios que pueden
llegar a ser suficientes para determinar si un menor de edad debe ser separado de
sus padres. En el caso estudiado, cuando ha sido la familia con sus acciones quien
ha terminado por abandonarlas y se ha sometido a Juliana y Sofía a una
vulneración de derechos extrema, debe abrirse paso a la posibilidad de ser
adoptadas.
19. Precisó que el amparo satisface las exigencias de la acción de tutela contra
providencias judiciales y que se debe acceder a las pretensiones de ella, en virtud
de que “[n]ingún elemento de juicio apoya la decisión adoptada por el Juzgado de
Familia de Soacha, el que habiendo compartido las razones para la declaratoria
de homologación expuestas por la Defensoría de Familia, no tenía razones para
crear un nuevo elemento desestabilizador en la emocionalidad y, en general, en la
vida de las niñas JULIANA y SOFÍA, lo que les puede restar para el completo
restablecimiento de sus derechos y a una nueva oportunidad de vida a través de la
adopción”43.
20. La Defensora de Familia del Centro Zonal de Soacha allegó un disco compacto
contentivo de la audiencia para fallo de homologación dentro del proceso
administrativo de restablecimiento de derechos de Juliana y Sofía, con radicación
No. 2018-0401.
14
21. El veintisiete (27) de agosto de dos mil dieciocho (2018), el titular del
Despacho de la referencia indicó que, una vez conoció el proceso, ordenó
interrogar a los padres de las niñas, quienes confirmaron haber sido negligentes.
No obstante, el señor Raúl y la señora Martha en uno de los apartes de su
declaración refieren que la Defensora de Familia, de forma arbitraria, coartó el
derecho de visitas. Al respecto, indica que:
“(…) las menores ya han perdido la noción de quienes son sus padres,
pues en sus mentes ya¸ y por causa de la atroz decisión de parte de la
Defensoría de Familia, de impedir las visitas de los padres a las
menores, por un tiempo cercano a un año, sin el más mínimo argumento
legal, le causa malestar que se contradigan sus decisiones, alegando el
daño irreparable a las menores, cuando fue ella quien al impedir el
régimen de visitas, separó a los menores afectivamente de sus padres,
causándoles, por supuesto, un daño afectivo y psicológico irreparable.
Es reiterada la actitud de estas funcionarias, pues en diversos procesos
ha ocurrido lo mismo. Al parecer y así lo presumimos, el único
propósito que mueve a las funcionarias del ICBF es desligar
afectivamente a los menores de sus padres, por considerar que la
ADOPCIÓN es la mejor solución a los problemas familiares, que como
en municipios golpeados por la crisis social y humanitaria, como lo es
Soacha, es común advertir como la ausencia del Estado y la pobreza
extrema de las familias, conlleve a que familias vivan en condición
infrahumanas, sin que esta situación sea un argumento válido para
arrebatar a los menores del seno de sus hogares”47.
22. Finalmente, se precisó que las Defensoras de Familia del ICBF desconocen el
precedente constitucional, dado que la decisión adoptada se fundó en una reciente
46
Folio 75 del cuaderno principal.
47
Folio 75 del cuaderno principal.
15
sentencia de la Corte Constitucional, proferida el 17 de julio de 2018, respecto de
la cual no tiene el número. Así, la decisión buscó garantizar los derechos de las
niñas, hasta tanto sean adoptadas y, por tanto, debe negarse el amparo solicitado.
Raúl 48
24. El 31 de agosto 2018, el señor Raúl solicita que se atienda su clamor y que se
tengan en cuenta sus escritos, que “pueden no ser la verdad”, pero es “su verdad”.
Desea de todo corazón pronto regreso de sus hijas:
“Yo sin querer les quebranté los derechos fundamentales a mis hijas. El
proceso de restablecimiento de derecho con el I.C.B.F., con la defensora
Ángela Galindo y Katherine Medellín fue de irrespeto (anexo copias).
Desde el 18 de abril del año 2017, nos negaron el derecho de visitar a
nuestras hijas y de paso violando el derecho a las niñas a ver a sus
papás. Nos decían que nunca volveríamos a ver a nuestras hijas. Hoy a
la fecha y gracias a la misericordia de Dios y de Jesucristo su único hijo
y señor toda bondad hemos podido ver a nuestras niñas.
48
Folios 78 a 88 del cuaderno principal.
49
Sin embargo, ni la Sala Civil y Familia del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Cundinamarca (primera
instancia), ni la Sala de Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia (segunda instancia), se pronunciaron sobre el
amparo de pobreza solicitado. En este contexto, se debe considerar que la Corte se ha referido al amparo de pobreza
para precisar que “es una institución de carácter procesal desarrollada por el Legislador para favorecer a las
personas que por su condición socioeconómica no pueden sufragar los gastos derivados de un trámite judicial ”
Sentencia T-339 de 2018. Sin embargo, tal no es aplicable a un proceso de tutela, en virtud de que el artículo 86 de la
Constitución dispuso que toda persona podrá acudir a esta acción por sí mismo y sin que ello implique ningún costo
para el interesado. Asimismo, debe aclararse que esta solicitud se formuló para ser representado en el trámite de
homologación que llevaba el ICBF. No obstante, para el día en que fue formulado, esto es el 30 de agosto de 2018,
ya se había agotado dicho proceso y, por ello, en virtud de lo dispuesto en el artículo 152 del Código General del
Proceso, la solicitud de amparo de pobreza no puede entenderse presentada de forma oportuna.
50
Folio 87 del cuaderno principal.
16
esposa”51. Así, indicó que las funcionarias del Instituto siempre contaron con una
actitud hostil y arbitraria, al punto tal que les negaron el derecho a las visitas con
sus hijas. Además, indica que se anexan dibujos y mensajes emotivos hacía sus
hijas.
26. Al descender al caso concreto, consideró el juzgador que “(…) se halló que el
juzgador acusado a la hora de conceder las visitas de las niñas omitió realizar un
estudio cuidadoso de la problemática puesta a su discernimiento, habida
consideración de que no puso su mirada en las valoraciones psicológicas que
aquella autoridad administrativa realizó (Centro Zonal de Soacha) indicando el
impacto negativo emocional que los progenitores generan sobre las menores
referidas”55. La falta de interés de las niñas en mantener contacto con sus
progenitores, debió llevar a que la autoridad judicial privilegiara los derechos de
las niñas por encima de los de los progenitores, como así lo impone el inciso final
del artículo 44 de la Constitución. Asimismo, se omitió aplicar lo dispuesto en el
artículo 26 del Código de Infancia y Adolescencia que indica que los niños, niñas y
adolescentes deben ser escuchados y sus opiniones tenidas en cuenta.
Han debido atenderse las necesidades reales y humanizar el proceso de las niñas
que, en el caso concreto, implicaba la aplicación del artículo 8º de la Ley 1098 de
2006 que “(…) imponía prohibir que los padres de las niñas implicadas las
51
Folio 78 del cuaderno principal.
52
Folios 89 a 96 del cuaderno principal.
53
Folio 93 del cuaderno principal.
54
Al respecto, se cita la sentencia T-264 de 2013.
55
Folio 93 del cuaderno principal.
17
visiten, ello, en procura de garantizar su salud mental, psicológica y emocional,
tanto más cuando, según valoraciones del Centro Zonal de Soacha, entre los
padres y los menores no subsiste relación de cariño y afecto que haga necesarias
las visitas como una medida de acompañamiento”56.
Impugnación57
27. Raúl, como padre de Juliana y Sofía impugnó el fallo proferido. Consideró que
no es una persona instruida en los temas jurídicos, pero que está preocupado por la
acción del ICBF de entregar en adopción a sus hijas menores de edad. En tal
sentido, buscan recuperarlas para brindarles el acompañamiento y cariño que
merecen, pero que por dificultades económicas no pudieron darles en su momento.
Asegura que acudieron al Juzgado de Familia de Soacha y se convirtieron en parte
interesada, no obstante, indica que no fueron notificados, sino que fue este
juzgador quien les informó de ello. Esto explica por qué la intervención fue
extemporánea.
27.2. Por último, el padre cuestiona la determinación, pues en las visitas que han
tenido ellas manifiestan el deseo regresar a la casa y, por ello, no pierden el interés
en estar con sus hijas. En tal dirección, se opone a que las niñas se den en adopción
y manifiesta que ha sido un proceso muy doloroso porque no disponen de los
recursos para contratar un abogado y que, por ello, no han tenido la oportunidad de
ser escuchados.
18
destruyen el extenso soporte que tuvo en cuenta el juez de instancia para fijar la
determinación de conceder los derechos invocados. En tal sentido, reafirma que la
providencia cuestionada sí incurrió en los defectos enunciados. Con mayor razón,
si el precedente contemplado en la sentencia T-259 de 2018 no es aplicable en el
caso, en tanto el menor de edad en esta sentencia era un adolescente que había
exteriorizado su voluntad de seguir compartiendo con su antiguo núcleo familiar,
mientras que se materializaba la adopción, lo que no se da en el ahora estudiado.
30. Previo a la selección del caso, Raúl y Martha aportaron dos escritos, los cuales
aparecen en el expediente. En el primero, del 7 de noviembre de 2018, indicaron
que la Constitución dispone que sus hijas tienen el derecho a tener una familia y no
ser separadas de ella. En tal sentido, cuestionan que no hubiesen podido acceder a
una efectiva defensa técnica por la falta de recursos económicos. De manera que
no pudieron oponerse al proceso de restablecimiento de derechos y aseguran que,
desde un comienzo, la Defensora de Familia y la psicóloga tuvieron una actitud
hostil hacía ellos y “acomodaron” los hechos con injurias y calumnias. Aducen que
nunca fueron groseros con las funcionarias, así como tampoco es cierto que las
niñas cuando permanecían en su hogar pidieran a gritos auxilio y que no asistían a
las citaciones. En consecuencia, le solicitan a la Corte restablecer las visitas por
estar en condiciones aptas para hacerlo y, del mismo modo, que les sea devuelta la
custodia sobre ellas61.
19
Regional Cundinamarca, como Secretaria del Comité de Adopciones, dieron
respuesta a las anteriores solicitudes64. En tal sentido, indicó la Defensora que ha
tenido conocimiento del asunto desde que recibió la denuncia del caso. Precisó que
la decisión de restablecimiento de derechos se sustentó en que, después de conocer
tales hechos, convocó a la Policía de Infancia y Adolescencia y a la Personería
Municipal, quienes la acompañaron a verificar las condiciones de las niñas:
64
Folios 32 a 72 del cuaderno de Revisión.
65
Folios 31 a 32 del cuaderno de Revisión.
66
Folio 35 del cuaderno de Revisión.
67
Folio 35 del cuaderno de Revisión.
20
32.3. En definitiva, concluyó la Defensora de Familia que el proceso de
restablecimiento de derechos, en el caso estudiado, no se sustentó en razones
económicas, pues ello supondría ignorar el grave contexto social y humanitario del
municipio. Con todo, es necesario que se adopten decisiones que puedan impactar
positivamente en la calidad de vida de las niñas, respecto de unos padres que no se
han movilizado efectivamente.
35. Después de dar traslado a las pruebas recibidas, los señores Raúl y Martha se
pronunciaron al respecto71. Informaron que el hermano de Martha participó en
dicho proceso en procura de obtener la custodia de las niñas, aunque no fue
factible ello, lo cierto es que nunca se realizó ninguna sensibilización para que no
abandonara el proceso72. La abuela de las niñas también se presentó para servir de
familia extensa y le indicaron que ella, por su edad, no podía cuidarlas, así como
68
Folios 85 a 86 del cuaderno de Revisión.
69
Folio 138 del cuaderno de Revisión.
70
Folio 148 del cuaderno de Revisión.
71
Folios 157 a 159 del cuaderno de Revisión.
72
A esta intervención, se anexa un documento en el que se informa que Cristián Camilo renunció al proceso de
adoptabilidad, porque le exigían llevar todos los días a las niñas al Centro Zonal de Soacha, condición que por
razones de tiempo no podía cumplir. Asimismo, indica que nunca recibió amenazas de sus familiares para desistir de
este proceso y que nunca fue citado para ningún “proceso de sensibilización”. Folio 159 a 160 del cuaderno de
Revisión.
21
tampoco es cierto que la hija de ellos que está a su cuidado tenga Síndrome de
Down73. En consecuencia, concluyeron los padres biológicos diciendo que la
funcionaria cometió una serie de imprecisiones y es infundado considerar que
Juliana no quiere volver con ellos, pues en el tiempo en el que efectuaron las
visitas ella preguntaba por el día en que volvería a verlos74.
3. ¿Qué criterios deben evaluarse en estos casos? ¿En tales eventos es necesario
contemplar la edad de los niños, niñas o adolescentes, la existencia de
maltrato previo, abandono y el interés de los sujetos involucrados de
mantener o no a sus padres biológicos? ¿Es relevante considerar en estos
casos las manifestaciones de acuerdo o desacuerdo de los menores en
mantener esos vínculos?
73
A esta intervención también se aporta un escrito firmado por la señora ******, abuela de la niña, en donde niega
haber indicado que la otra niña tuviera Síndrome de Down. Folio 161 a 162 del cuaderno de Revisión.
74
Se aportan fotos de la familia y de las menores de edad cuando estaba vinculadas a este núcleo. Folio 163 del
cuaderno de Revisión.
75
Folios 181 a 184 del cuaderno de Revisión.
22
4. ¿Qué tipo de antecedentes de la relación entre los hijos y los padres deben
considerarse a efectos de definir la continuidad o terminación de la relación
entre ambos a fin de garantizar el interés superior del menor?76
40. Asimismo, (ii) mantiene la identidad cultural, dado que el contacto directo e
indirecto permite una comprensión de sus orígenes y de su propia historia, lo cual
resulta ser especialmente relevante cuando los padres adoptivos pertenecen a otro
contexto sociocultural. De otro lado, (iii) puede potenciar el bienestar psicológico
de los niños, pues –aunque no existe una relación causal- algunos estudios han
identificado que los niños que reciben más visitas de sus familiares biológicos
demuestran un mayor nivel de ajuste durante la estadía en el medio institucional e,
incluso, niveles más bajos de depresión. Finalmente, se considera que mantener tal
relación con estas figuras provee una oportunidad para la reparación y el cierre
cuando se permite, a través del mismo, la confrontación, el diálogo y el
reconocimiento, por parte de los familiares biológicos, de los sentimientos de los
niños o de los eventos vividos.
41. De otra parte es más difícil considerar, a nivel general, las consecuencias
negativas que puede tener el contacto con la familia biológica, pues ello depende
enormemente de las particularidades de cada caso. Sin embargo, algunas de las
consecuencias podrían ser las siguientes: (i) mantener los autoesquemas negativos
y la posibilidad de daño físico y emocional, pues en la medida en la que los
76
Folios 85 a 86 del cuaderno de Revisión.
77
Folios 99 a 103 del cuaderno de Revisión,
78
La intervención fue presentada por Ana Violeta Granados Roa, quien en psicóloga y es estudiante de la Maestría
en Psicología Clínica del Departamento de Psicología de la Universidad Nacional de Colombia.
23
familiares biológicos trasmiten a través del contacto el rechazo a las niñas, pueden
conservar un patrón de descalificación e invalidación emocional, de falsas ilusiones
e incumplimiento de promesas, de manipulación o alienación en contra de los
cuidadores adoptivos, así como a la exposición a comportamientos y modo de vida
poco deseables. A su vez, ello puede influir en la baja autoestima; (ii) en
situaciones de mal trato y abuso físico, psicológico o sexual por parte de los
familiares biológicos, se encuentran mejores resultados al prohibir el contacto con
estas figuras que mantenerlo; y, finalmente, (iii) la afectación del vínculo con los
nuevos padres o la estabilidad de la ubicación, dado que sostener el contacto con la
familia biológica que ha sido maltratadora puede socavar su confianza básica. Los
niños pueden entrar en conflicto con las fidelidades entre la familia biológica y la
nueva.
42. No es necesario que, en todos los casos, se terminen los vínculos con la familia
biológica cuando el niño, niña o adolescente ha sido declarado en situación de
adoptabilidad. Desde la teoría del apego puede entenderse, incluso, que obligarlo a
cortar la única relación vincular que ha logrado establecer podría afectar su
capacidad para formar nuevas relaciones. Los niños cuentan con la posibilidad de
formar múltiples apegos y representaciones sobre sí mismos, los otros y el mundo.
Así, mantener el contacto con la familia biológica no necesariamente influirá
negativamente en la formación de nuevos vínculos y, por el contrario, puede ser
importante mantener su continuidad cuando se ha identificado al familiar como una
figura de soporte, valiosa y benéfica para él, que incluso puede facilitar la
adaptación a la nueva familia, el sentido de identidad individual y cultural o la
estabilidad emocional que esté asociada a dicho vínculo. Sin embargo, una
excepción a este vínculo se debe dar en los siguientes supuestos:
43. Como formas alternativas para facilitar la vinculación del niño, niña o
adolescente con la familia adoptiva, sin terminar la relación con la familia
biológica, se encuentran los procesos de adopción abierta o semi-abierta, en la que
los padres adoptivos y las entidades legales involucradas acuerdan y regulan qué
información será revelada y qué tipo de contacto será permitido.
44. Entre los criterios que deben evaluarse para decidir sobre mantener o terminar
el contacto con la familia biológica están los siguientes: (i) el propósito del tal, es
24
decir, si se busca terminar con él y si en tales casos los implicados tendrían la
capacidad suficiente de afrontarlo; (ii) la fortaleza y calidad del vínculo, que
supone determinar la capacidad de la familia biológica del niño, niña o adolescente
para proveerle la sensación de seguridad o de identidad individual o colectiva; (iii)
el nivel de riesgo que implica incentivar la relación con un familiar o si puede la
familia biológica interferir con el proceso de adoptabilidad, en tal sentido se debe
evaluar si tal contacto supone un riesgo físico, emocional o sexual que puede
llevarlo a re-experimentar sucesos traumáticos; (iv) los deseos del niño, niña o
adolescente y, en tal caso, si hay sospechas de influencias sobre esta decisión.
Incluso, los antecedentes de abuso psicológico, sexual o tendencias manipulativas
pueden llevar a que el niño exteriorice su deseo de mantener el vínculo, incluso en
perjuicio propio.
25
47. Con sustento en lo anterior, concluyó la intervención que mantener el contacto
directo con la familia biológica, cuando en ella se han efectuado cambios
sustanciales en favor de mejorar ciertas conductas que puedan repercutir en la
reducción de riesgos o se han adelantado medidas de reparación, puede tener un
gran potencial curativo para el menor de edad. Sin embargo, en los casos en que
existan antecedentes de agresión sexual, es siempre preferible el distanciamiento.
49. Por otra parte, se han identificado algunos efectos negativos en incentivar estos
vínculos. Puede ocurrir que el niño, niña o adolescente sienta que deber ser leal a
su familia adoptiva y biológica, lo cual le puede generar sentimientos de confusión
e, incluso, que los padres biológicos interfieran en la vida de la familia adoptiva,
sobrepasando los límites impuestos. Esto puede afectar el proceso de duelo del
niño en relación con su familia anterior. Asimismo, algunos autores han
encontrado que, conocer la historia familiar asociada a eventos de consumo de
sustancias psicoactivas, violencia intrafamiliar, delincuencia, abuso sexual infantil
y otras formas graves de negligencia y abandono, podría tener un impacto en la
autoestima del niño, niña o adolescente. Sin embargo, este tipo de efectos puede
superarse si se cuenta con un acompañamiento por parte de profesionales
especializados, que garanticen que este tipo de vínculos sean sanos y generen
bienestar en todos los involucrados.
26
comprometidas en las diferentes formas de maltrato y violencia por parte de su
familia de origen; y, finalmente, (v) las características psicológicas y psiquiátricas
de la familia biológica.
51. Se debe prestar atención a cada etapa. Al principio del proceso de adopción,
existen períodos de reajuste psico-emocional de los menores de edad, donde deben
adaptarse a la nueva familia. Sin embargo, cuando la situación esté estabilizada y
el contacto aporte positivamente al desarrollo, tal relacionamiento puede ser
positivo. Ello no sucede cuando se producen contradicciones o interferencias entre
los vínculos, que pueden poner en riesgo al menor de edad, allí es cuando se
desaconseja la continuidad de tal. No obstante, debe quedar claro que los padres
adoptivos deben tener la potestad sobre el niño, niña y adolescente y establecer con
claridad los roles.
53. Es necesario escuchar a los niños, niñas y adolescentes con el fin de adoptar
una decisión sobre la pertinencia del contacto. Ellos pueden expresar sus
necesidades, deseos, miedos, inquietudes y sueños. Por tanto, su voz debe ser
escuchada y tenerse en cuenta dentro de un conjunto de fuentes de información que
permitan, en cada caso, materializar el interés superior del menor. No obstante, el
derecho a ser oído no implica que su decisión sea vinculante, pues se reconoce que
no tienen sus facultades cognitivas y madurativas desarrolladas plenamente, por lo
que es necesario que un profesional evalúe si los deseos del niño, niña o
adolescente son reales. No sólo debe efectuarse una entrevista, sino una evaluación
técnica pues “[m]uchas veces las verbalizaciones, lógicas por el vínculo, o al
contrario, lógicas por la mala situación, exteriorizan emociones de tristeza a
rabia, que no son medidas directas a lo que el menor necesita”.
54. Como antecedentes que deben valorarse para fijar la continuidad del vínculo,
es necesario considerar los siguientes indicadores: (i) la presencia o ausencia de
maltrato y violencia en la historia familiar; (ii) los hábitos relativos a la
alimentación; (iii) los hábitos relativos al sueño; (iv) las pautas de crianza y
disciplina; (v) el nivel de desajuste psicológico parental; (vi) el apoyo social de los
progenitores; (vii) la capacidad para tolerar la separación, privación o pérdida;
(viii) la capacidad de empatía; (ix) la capacidad para establecer límites apropiados;
(x) las habilidades para mantener un buen control de impulsos; (xi) la naturaleza
del apego entre padres e hijos; (xii) la intensidad del sentido de identidad de los
padres; (xiii) la capacidad de respuesta afectiva y cálida hacía el niño; y (xiv) el
entusiasmo o satisfacción con el rol parental o el esfuerzo invertido en la relación
con los hijos (Ramírez, 2003; Tejero; 2011). No obstante, de existir cambios en la
valoración del menor de edad ellos deben ser tenidos en cuenta, para modificar la
valoración inicial y de allí la necesidad de efectuar un continuo seguimiento. Con
27
todo, en casos de adopción lo más probable es que existan antecedentes negativos,
pero puede haber supuestos en donde sea positivo contar con el vínculo de la
familia de origen.
56. En tal dirección, (a) respecto del vínculo de apego es particularmente relevante
mantener el lazo afectivo entre hermanos, lo cual constituye un factor de
protección psicosocial, ante la ausencia de relaciones seguras con las figuras
paternales biológicas que, además, puede resolver la ansiedad y las preocupaciones
que enfrentan los niños, niñas y adolescentes frente al bienestar de sus padres
biológicos; (b) en cuanto al manejo de la pérdida y el duelo, el estudio reveló que
la apertura puede ayudar a que los niños, niñas y adolescentes logren superar
sentimientos de negación, enojo y tristeza que experimentan frente al abandono,
alivia la ansiedad e, incluso, a largo plazo les permite procesar la situación que
generó la adopción. Finalmente, (c) en lo relativo al desarrollo de la identidad, el
contacto puede facilitar el proceso de configuración del concepto sobre sí mismo,
su aceptación y valoración, siempre que se establezca una relación colaborativa
entre la familia biológica y la adoptiva. No obstante, esta modalidad de adopción
abierta debe aplicarse con cautela y considerar las condiciones particulares del caso
concreto.
81
Folios 108 a 117 del cuaderno de Revisión.
82
En esta intervención participaron dos Profesoras Asociadas del Departamento de Psicología: Elvia Vargas Trujillo,
M. Ps., PhD, y Ana Lucía Jaramillo, PhD.
28
posible que, además, se incremente la posibilidad de mantener el patrón de abuso
(físico, emocional, verbal, psicológico, sexual) por parte de los padres biológicos.
58. En esta dirección, se concluye que existen autores que plantean que el contacto
con los familiares puede generar que el niño dado en adopción construya un apego
afectivo con las figuras parentales adoptivas. Ello puede facilitar la respuesta a las
preguntas que surgen sobre su origen y las circunstancias que motivaron su
adopción; permite comunicarse con los padres para obtener información médica
relevante en caso de emergencia y para los niños hace posible construir su historia
de vida, lo que permite explicar su origen y enfrentar estigmas asociados a la
adopción.
59. Por otro lado, otros autores sostienen que tal contacto puede intensificar
sentimientos de pérdida. Se ha sostenido que, el contacto posterior, en relación con
niños que “(…) han experimentado negligencia o abuso y sus parientes biológicos
puede implicar un conjunto complejo de riesgos, por lo que se enfatiza la
importancia de valorar las circunstancias individuales en el proceso de toma de
decisiones”.
62. Como criterios que sirven para determinar la apertura o no en los procesos de
adopción debe tenerse en cuenta la edad del niño, niña o adolescente; la identidad
étnica u origen; el tipo de adopción (nacional o internacional); maltrato, abuso,
abandono y negligencia en el pasado, así como riesgos actuales; el interés del
menor de edad de mantener o no el contacto y, finalmente, la disposición
demostrada por la familia biológica de involucrarse activamente en un proceso de
intervención que facilite el establecimiento de relaciones positivas con el niño o
niña y la familia adoptiva.
64. Con el fin de evaluar tales circunstancias, sin que se tengan en consideración
criterios desactualizados, intuitivos y basados en la ética personal de los
operadores del sistema judicial, se consideró relevante tener en cuenta el Modelo
del Interés Superior del Niño (BIC Model, por sus siglas en inglés). Éste responde
a la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Niños, la cual
establece en el artículo 3.1 que la satisfacción del interés superior del menor debe
ser primordial.
65. A través del Director del Programa de Psicología de tal universidad 84, se rindió
concepto en el expediente de la referencia. Así, frente al interrogante sobre las
consecuencias positivas o negativas que tiene para un menor de edad que ha sido
declarado en situación de adoptabilidad mantener el contacto con su familia
biológica, se concluyó que no es posible, ni pertinente ofrecer una respuesta
categórica para todos los niños, niñas o adolescentes. En tal sentido, debe
considerarse la situación vital de cada ser humano y, en particular, los motivos que
fundamentaron la declaratoria de adoptabilidad como el abuso sexual, la violencia
física, el abandono, entre otros. Asimismo, la edad cronológica y psicológica del
niño o niña debe influir en tal determinación; el impacto o posibles afectaciones en
la salud mental y, finalmente, precisar las posibilidades reales de que se
restablezcan sus derechos a tener una familia a través de la vía de la adopción.
66. Los encuentros o interacciones que establezcan los niños, niñas o adolescentes
con su familia biológica o con otras redes de apoyo familiar se convierten en
factores protectores, motivacionales y promotores de desarrollo y habilidades,
siempre que estén mediados por la existencia de vínculos afectivos seguros y
consistentes, en los cuales se expresen sentimientos de cariño, protección, cuidado
y atención. De lo contrario, se podrían causar confusiones en la identidad,
incertidumbre y distorsión en los roles, lo cual puede afectar la integración del
niño, niña y adolescente a su nueva familia.
30
medida que los seres humanos transitan por los estadios del ciclo vital, el vínculo
con los otros toma más fuerza, debido a que inicialmente son los otros quienes
proveen las condiciones para su supervivencia, lo introducen en la cultura y les
suministran información que les permitirá ampliar o no su red de relaciones. En
esta dirección, las personas más próximas como los padres son quienes le proveen
la confianza, seguridad y estabilidad que le permiten su reconocimiento como ser
individual y social. Dependiendo del modelo de vinculación, se crearán vínculos
seguros, inseguros, orientados o desorganizados.
69. Con sustento en ello, se concluye que no es posible romper o terminar los
vínculos, lo que si es factible es limitar el contacto con sus padres o quienes hagan
sus veces. Con mayor razón, si las experiencias asociadas con violencia (física,
verbal, psicológica), negligencia y abuso sexual en detrimento de los niños, los
hacen receptores de factores que afectan significativamente su desarrollo
cognitivo, emocional y social. En consecuencia, el estrés que estas situaciones
producen y la consecuente alteración química suscitan problemas con la regulación
emocional, el control de impulsos, el sueño y la atención. A nivel social se
incrementan las respuestas asociadas a pasividad o agresividad. La pasividad
inhibe la exploración, la capacidad de disfrute y de creatividad, mientras que la
agresividad dificulta el establecimiento de relaciones interpersonales asertivas.
71. Como criterios a evaluar en tales casos se debe considerar el daño psicológico,
las secuelas emocionales y si existen o no avances en el tratamiento, además de la
preexistencia de factores de vulnerabilidad en los padres en relación con sus
competencias parentales y las prácticas de crianza, así como las características de
las interacciones entre ambos. Asimismo, la voz de los niños debe ser tenida en
cuenta en esta decisión, pero para ello habrá de valorarse su nivel de desarrollo
psicológico. Sin embargo, el anterior criterio no es suficiente porque el niño, niña o
adolescente puede presentar una identificación con el agresor, ya que tal es la
figura adulta que se encarga de su cuidado.
72. Tratar de construir una relación de “confianza” con una persona que es fuente
de peligro y amenaza, socava la posibilidad de crecer en un mundo seguro, lo cual
termina desencadenado sentimientos de culpa, negación de la experiencia,
minimización de la misma o el “síndrome de acomodación”. Este último fue
descrito en los casos de abuso sexual pues el niño o niña al sentirse atrapado en
esta situación, se “adapta” como una forma de supervivencia.
32
directo o indirecto con fines no sólo emocionales, sino económicos, culturales o
internacionales. En efecto, la familia adoptiva involucra en la experiencia de
crianza procesos de socialización (formación humana) y sociabilidad (ámbito de
construcción de estilos de convivencia). En esta dirección, mantener algún vínculo
con la familia biológica permite que el menor de edad obtenga información básica
sobre su pasado.
77. Sin embargo, tal debe terminarse cuando: (i) existe una amenaza inminente a la
integridad física, psicológica o moral del niño, niña o adolescente; (ii) el vínculo
no aporta a la construcción de la confianza en sí mismo; (iii) el menor de edad
expresa inseguridades intensas o confusión posterior a cada encuentro; y (iv) el
niño, niña o adolescente expresa desinterés o rechazo a una reunión o
comunicación con su familia biológica.
33
81. Tal proceso Administrativo de Restablecimiento de Derechos se desarrolla por
la autoridad competente, quien en compañía de su equipo técnico interdisciplinario
evalúa los impactos de niño, niña o adolescente en el área de psicología, trabajo
social y nutrición. La declaratoria de adoptabilidad se efectúa sólo cuando, de
conformidad con el acervo probatorio, existe evidencia conducente y pertinente
para establecer la situación de abandono físico, emocional o psicoafectivo del niño
por parte de su familia. En efecto, dado que esta medida es la última ratio, ella sólo
procede cuando se ha comprobado la necesaria terminación del vínculo con los
familiares biológicos de forma definitiva, de tal manera que pueda realizarse el
manejo del duelo, la resignificación de la historia de vida y la preparación frente a
sus nuevas condiciones.
“Un niño maltratado por sus padres puede desarrollar lazos de afecto
hacía ellos, manifestando con posterioridad las consecuencias de este
apego inadecuado. De hecho, son numerosas las investigaciones que
señalan que un alto porcentaje de menores que han experimentado
alguna forma de maltrato o desatención en su primera infancia tienen un
patrón alterado en sus mecanismos de vinculación. Al contrario de los
niños y las niñas que crecen en ambientes familiares en los que se
responde de manera positiva y coherente a sus demandas de atención,
afecto y ayuda (y que, consecuentemente, desarrollan apegos de tipo
seguro, los que sufren situaciones de desatención, abandono o
modalidades más dramáticas de malos tratos, desarrollan
frecuentemente tipos de apego o bien inseguro o desorganizado y
desorientado”89.
83. De manera que continuar con el vínculo cuando un niño, niña o adolescente es
declarado en situación de adoptabilidad puede continuar afectando sus derechos.
Con mayor razón, si uno de los efectos de la declaratoria de adoptabilidad es la
pérdida de la patria potestad, “pero esta no puede entenderse como la única
consecuencia de esta decisión, es decir, no puede pensarse que lo único que cesa
son las obligaciones propias de la representación legal, el usufructo y la
administración de bienes, sino que también los deberes de crianza, amor y cuidado
propios de la responsabilidad parental”.
34
niños, niñas o adolescentes. Sin embargo y citando la sentencia C-1003 de 2007,
para fundamentar que el ejercicio de la patria potestad tiene como finalidad el
bienestar emocional y material de los menores no emancipados, se indica que si
bien el Código Civil dispone que la pérdida de la patria potestad sólo tiene efectos
respecto de la representación legal, el usufructo y la administración de bienes, ello
no puede confundirse con la pérdida de la patria potestad como consecuencia de la
declaratoria de adoptabilidad, cuyos efectos deben analizarse de manera integral,
cuando se ha considerado que la familia biológica no garantiza los derechos del
niño:
87. Por su parte, si bien no se puede afirmar que el vínculo afectivo con la familia
biológica cesa o se termina con la declaratoria de adoptabilidad, porque él se ha
creado de manera espontánea, lo cierto es que éste es un elemento propio de
análisis para evaluar la medida de protección a adoptar y la necesidad de un
enfoque psicosocial particular. En efecto, se considera que no existe una forma
diferente para que el niño, niña o adolescente se relacione con un nuevo núcleo a
través de la figura de adopción, que separarlo de sus padres biológicos. Al respecto,
se debe considerar que el artículo 61 del Código de Infancia y Adolescencia define
la adopción como “una medida de protección a través de la cual, bajo la suprema
vigilancia del Estado, se establece de manera irrevocable, la relación paterno-
filial entre personas que no la tienen por naturaleza”.
89. De manera que, los criterios que deben estudiarse en estos casos están
estrechamente relacionados con el interés superior del menor, que implica la
garantía del desarrollo armónico de los niños, niñas o adolescentes y la protección
contra riesgos prohibidos. Allí, en el proceso administrativo de restablecimiento de
derechos se tienen en cuenta estas circunstancias, el interés del niño y se evalúa si
el vínculo construido puede llegar a ser nocivo para él:
90. De tal manera que, en estos eventos, debe valorarse la realidad concreta, única e
irrepetible de los niños, niñas y adolescentes, así como estudiar si existió maltrato,
abandono u otras circunstancias de vulnerabilidad en los espacios en los que ellos
interactúen con la familia. No obstante, de acuerdo a pronunciamientos de la Corte
como el contenido en la sentencia C-058 de 2018, la edad debe ser tenida en
consideración pues es un referente de desarrollo físico, mental y emocional. No
obstante, se precisa que el marco en el cual se deben evaluar estas circunstancias es
en el proceso administrativo de restablecimiento de derechos.
94. Las autoridades están llamadas no sólo a reconocer, sino a garantizar los
derechos de los niños, niñas y adolescentes, entre los que se encuentra el derecho a
tener una familia y no ser separado de ella, lo que implica el derecho a estar en una
que esté en condiciones de brindarle amor, felicidad y, en general, una vida digna.
En tal marco, cuando la familia no brinde las condiciones de dignidad que son
requeridas y, en especial, ante la existencia de riesgos para los hijos, se imponen
decisiones que permitan superar tal vulneración, siendo la declaratoria de
adoptabilidad la última entre múltiples posibilidades.
II. CONSIDERACIONES
A. COMPETENCIA
37
97. Esta Corte es competente para conocer de las sentencias adoptadas en el trámite
de esta acción de tutela, de conformidad con lo establecido en el artículo 86 y en el
numeral 9 del artículo 241 de la Constitución Política, en los artículos 31 a 36 del
Decreto 2591 de 1991, así como en virtud del auto del veintiséis (26) de noviembre
de dos mil dieciocho (2018), proferido por la Sala de Selección de Tutelas Número
Once de la Corte.
99. Así, previo al análisis del objeto de la acción de tutela interpuesta, es necesario
estudiar los requisitos de procedencia de la demanda relativos a (i) la legitimación
por activa y por pasiva; (ii) la relevancia constitucional del asunto; (iii) el
agotamiento de los recursos ordinarios y extraordinarios de defensa; (iv) la
observancia del presupuesto de inmediatez; (v) que los actores hubieren
identificado los hechos que dieron origen a la violación y que, de haber sido
posible, se hubiere alegado oportunamente tal cuestión en las instancias y;
finalmente, (vi) que la sentencia impugnada no sea producto de un proceso de
tutela. A continuación, la Corte emprende esta tarea.
99.1. Legitimación por activa: Ángela Anyelid Galindo Gutiérrez interpuso acción
de tutela, actuando en nombre de Juliana y Sofía, lo cual es acorde con lo dispuesto
en el artículo 86 de la Carta Política 91 que establece que toda persona que considere
que sus derechos fundamentales han sido vulnerados o se encuentren amenazados,
podrá acudir a la acción de tutela en nombre propio o a través de un representante
que actúe en su nombre. En tal sentido, es necesario precisar que la accionante es
Defensora de Familia y, de acuerdo a lo prescrito en el numeral 11 del artículo 82
de la Ley 1098 de 2006, tales deben “[p]romover los procesos o trámites judiciales
a que haya lugar en defensa de los derechos de los niños, las niñas o los
adolescentes, e intervenir en los procesos en que se discutan derechos de estos, sin
perjuicio de la actuación del Ministerio Público y de la representación judicial a
que haya lugar”. Con todo, el inciso segundo del artículo 44 de la Constitución
dispone que la familia, la sociedad y el Estado tienen la obligación de asistir y
90
Ver sentencia T-395 de 2016.
91
El artículo 86 de la Constitución Política dispone que: “toda persona tendrá acción de tutela para reclamar ante
los jueces, en todo momento y lugar, mediante un procedimiento preferente y sumario, por sí misma o por quien
actúe a su nombre, la protección inmediata de sus derechos constitucionales fundamentales, cuando quiera que
éstos resulten vulnerados o amenazados por la acción o la omisión de cualquier autoridad pública (…)”.
38
proteger el niño. En tal sentido, el inciso tercero de esta disposición preceptúa que
“[c]ualquier persona puede exigir de la autoridad competente su cumplimiento y la
sanción a los infractores”. En dichos términos, se encuentra acreditado este
presupuesto.
39
visitas entre los padres biológicos y las niñas afectó el debido proceso y el interés
superior, dado que ya se había homologado la declaratoria de adoptabilidad y, por
tanto, se había extinguido la patria potestad. Dicha decisión se adoptó en la
sentencia de homologación y, por ello, la presunta violación de los derechos
fundamentales no pudo alegarse previamente.
102. Una vez que se han verificado los presupuestos generales de procedencia de la
acción de tutela contra providencias judiciales, le corresponde al juez constitucional
determinar si se ha configurado un defecto específico. Considerando los defectos
alegados en esta oportunidad, la Sala se referirá brevemente al alcance del defecto
sustantivo y a la violación directa de la Constitución, como supuestos específicos
de procedencia de la acción de tutela contra providencias.
41
En todo caso, la interpretación resultante de la norma y su aplicación al
asunto sometido a consideración del juez, no puede ser plausible,
constitucionalmente admisible o razonable para que proceda
efectivamente su enjuiciamiento mediante acción de tutela, pues ello
equivaldría a aceptar que podrían dejarse sin efectos providencias
judiciales contentivas de interpretaciones acertadas de las normas
jurídicas, porque el criterio del juez de tutela no coincide con el del juez
natural del caso, lo que no puede permitirse sencillamente porque el juez
constitucional asumiría funciones que no le corresponden, con el
consecuente vaciamiento de las competencias atribuidas por el
ordenamiento jurídico a los distintos jueces de la República y por
demás, con total anulación de los principios de autonomía e
independencia judicial”98.
98
Ibídem.
99
La sentencia C-590 de 2005 reconoció a la violación directa de la Constitución como una causal específica de
procedencia de la acción de tutela contra providencias judiciales. La sentencia T-178 de 2012 indicó que la citada
providencia “le confirió tanta autonomía como la que institucionalmente han tenido los defectos fáctico, sustantivo
propiamente dicho, orgánico, procedimental, por consecuencia, por desconocimiento del precedente y por decidir
sin motivación suficiente. Al hacerlo no modificó, por supuesto, el sentido específico que la jurisprudencia anterior
le había atribuido, aunque sí la inicial importancia que al comienzo le reconoció”.
100
El inciso primero del artículo 4° de la Constitución Política de 1991 dispone que “[l]a Constitución es norma de
normas. En todo caso de incompatibilidad entre la Constitución y la ley u otra norma jurídica, se aplicarán las
disposiciones constitucionales”.
101
Ver sentencia T-555 de 2009, reiterada por múltiples providencias, entre las que se encuentra la sentencia T-084
de 2010.
42
en el razonamiento jurídico explicita, ni implícitamente. De otra parte, cuando las
reglas y los principios son tomados en consideración, al menos implícitamente,
pero se les da un alcance insuficiente como así quedó planteado en la sentencia T-
084 de 2010.
102.2.3. No obstante, ellos no son los únicos supuestos en los cuales las decisiones
jurisdiccionales terminan por violar la Constitución, pues sin ánimo de ser
exhaustivos, también se ha reconocido que no acudir a la excepción de
inconstitucionalidad también puede dar lugar a ello. En efecto, “(…) siempre que
un juez se encuentra ante una norma que contraría lo estipulado por la
Constitución, éste tiene el deber de inaplicar dicha norma bajo la excepción de
inconstitucionalidad realizando un trabajo argumentativo en el cual determine
claramente que el contenido normativo de la regla resulta contrario a la
Constitución Política”102.
43
armónico, integral, normal y sano desde los puntos de vista físico,
psicológico, afectivo, intelectual, ético y la plena evolución de su
personalidad; (ii) la garantía de las condiciones para el pleno ejercicio
de los derechos fundamentales del menor de edad, que incluye la
satisfacción de los derechos a la vida, la integridad física, la salud, la
seguridad social, la alimentación equilibrada, el derecho a tener una
familia, entre otros; (iii) la protección del niño, niña o adolescente frente
a riesgos prohibidos, entre los que se cuentan los abusos y las
arbitrariedades, las condiciones extremas que amenacen su desarrollo
armónico por desconocer, en general, la dignidad humana en todas sus
formas104; (iv) la provisión de un ambiente familiar apto para el
desarrollo del menor de edad, circunstancia que incluye el deber de
proveerle al niño una familia en la cual los padres cumplan con sus
deberes derivados de su posición y así le permita desenvolverse en un
ambiente de cariño, comprensión y protección; (v) la necesidad de
razones poderosas que justifiquen la intervención del Estado en las
relaciones paterno/materno –filiales, las cuales no pueden limitarse a
mejores condiciones económicas, sino a verdaderas razones que hicieren
temer por su bienestar y, por último, (iv) el equilibrio con los derechos
de los padres (…)105”.
104
De conformidad con el artículo 20 del Código de Infancia y Adolescencia o Ley 1098 de 2006 los derechos de los
niños, niñas o adolescentes comprenden los derechos de protección contra (i) el abandono físico, emocional y
psicoactivo de los padres, (ii) su explotación económica, (iii) el consumo de tabaco, sustancias psicoactivas,
estupefacientes o alcohólicas y la utilización, el reclutamiento o la oferta de menores en actividades de promoción,
producción, recolección, tráfico, distribución y comercialización, (iv) la violación, la inducción, el estímulo y el
constreñimiento a la prostitución; la explotación sexual, la pornografía y cualquier otra conducta que atente contra la
libertad, integridad y formación sexuales de la persona menor de edad, (v) el secuestro, la trata de personas, la
esclavitud o la servidumbre, (vi) las guerras y los conflictos armados internos, (vii) el reclutamiento y la utilización
de los niños por parte de los grupos armados organizados al margen de la ley, (viii) la tortura y toda clase de tratos y
penas crueles, inhumanos, humillantes y degradantes, la desaparición forzada y la detención arbitraria, (ix) la
situación de vida en calle, (x) los traslados ilícitos y su retención en el extranjero para cualquier fin, (xi) el
desplazamiento forzado, el trabajo que pueda afectar la integridad física del menor o interferir con su educación, (xii)
el maltrato infantil, (xii) el contagio de enfermedades infecciosas prevenibles durante la gestación o después de
nacer, las minas antipersonales, entre otros.
105
Ver sentencia T-311 de 2017, al recoger los supuestos expuestos en la sentencia T-510 de 2003.
106
Artículo 6° del Código de Infancia y Adolescencia.
107
Artículo 9° del Código de Infancia y Adolescencia.
44
toda forma de violencia o agresión sobre el niño, la niña o el adolescente por parte
de sus padres, representantes legales o cualquier otra persona108.
103.3.2. Lo anterior, explica por qué en la sentencia T-311 de 2017, al estudiar los
deberes de los padres en relación con los hijos, se concluyó que (i) deben
abstenerse de maltratarlos; (ii) la paternidad y la maternidad exigen un compromiso
constante en función del niño y, en particular, el deber de recepción en su favor;
(iii) la familia es un poder dignificante que es anterior a cualquier influencia de la
sociedad; (iv) el desprecio que pueda llegar a sentir un padre por sus hijos no lo
libera de sus obligaciones constitucionales y legales y; finalmente, (v) que son
contrarias a la Carta las conductas que someten a un menor de edad a situaciones
anormales de tristeza111.
108
Artículo 18 del Código de Infancia y Adolescencia.
109
El inciso 1° del artículo 14 de la Ley 1098 de 2006 preceptúa que “[l]a responsabilidad parental es un
complemento de la patria potestad establecida en la legislación civil. Es además, la obligación inherente a la
orientación, cuidado, acompañamiento y crianza de los niños, las niñas y los adolescentes durante su proceso de
formación. Esto incluye la responsabilidad compartida y solidaria del padre y la madre de asegurarse que los niños,
las niñas y los adolescentes puedan lograr el máximo nivel de satisfacción de sus derechos”.
110
En la sentencia SU-642 de 1998 esta Corporación estudió el caso de una menor de cuatro (4) años de edad, quien
debía asistir a un jardín manejado por la penitenciaria “La picota” en donde su padre se encontraba recluido, pero
para su admisión debía cortarse el pelo para evitar el contagio de piojos, circunstancia que, según se manifestó en la
acción de tutela desconocía su derecho al libre desarrollo de la personalidad. En esta providencia se decidió conceder
este derecho en favor de la menor tras considerar que “no existe duda alguna de que todo colombiano, sin distingo
alguno de edad, es titular del derecho fundamental al libre desarrollo de la personalidad, el cual, como lo ha
manifestado la Corte, constituye emanación directa y principal del principio de dignidad humana (C.P., artículo
1°). Sin embargo, el hecho de que el libre desarrollo de la personalidad sea uno de los derechos personalísimos más
importantes del individuo, no implica que su alcance y efectividad no puedan ser ponderados frente a otros bienes y
derechos constitucionales o que existan ámbitos en los cuales este derecho fundamental ostente una eficacia más
reducida que en otros. Ciertamente, en tanto lo que este derecho protege son las opciones de vida que los individuos
adoptan en uso de sus facultades de juicio y autodeterminación, es natural que la protección constitucional a las
mismas sea más intensa cuanto más desarrolladas y maduras sean las facultades intelecto-volitivas de las personas
con base en las cuales éstas deciden el sentido de su existencia (…)”
111
La sentencia T-278 de 1994 indicó que la familia, junto con la sociedad y el Estado, tienen el deber de asistir y
proteger a los niños, niñas y adolescentes para garantizar su desarrollo armónico integral y el ejercicio pleno de todos
45
F. EL PROCESO DE ADOPCIÓN Y LOS EFECTOS JURÍDICOS DE LA
DECLARATORIA DE ADOPTABILIDAD
106. Para el efecto, se contemplaron en la Ley 1098 de 2006 las siguientes medidas
de restablecimiento: (i) la amonestación con asistencia obligatoria a cursos
pedagógicos; (ii) el retiro inmediato del menor o de la actividad que amenace,
vulnere sus derechos o de las actividades ilícitas en las que se pueda encontrar; (iii)
su ubicación inmediata en un nuevo medio familiar o en centros de emergencia -en
los casos en los que proceda la ubicación en los hogares de paso-; (iv) la adopción,
(v) cualquier otra medida que garantice la protección integral de los niños, niñas y
adolescentes y; finalmente, (vi) la posibilidad de promover las acciones policivas,
administrativas o judiciales a las que hubiere lugar.
sus derechos fundamentales prevalentes, de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 44 de la Constitución, lo que incluye
la protección contra toda forma de abandono y violencia. En consecuencia, se afirmó que “[l]a familia como poder
dignificante, tiene la capacidad de formar la conciencia de los individuos en los verdaderos alcances de los que
constituye la inmensa fuerza de su naturaleza humana. Es pues, en el ámbito familiar en el que se reciben las bases
de la realización y por ende la futura felicidad del ser humano”. Frente a este último, debe decirse que (i) en el
preámbulo de la Convención sobre los Derechos de los Niños de 1989 se indica que los Estados Partes deben
reconocer que el niño, para el pleno y armonioso desarrollo de la personalidad, debe crecer en una familia con un
ambiente de felicidad y (ii) que en el artículo 1° de la Ley 1098 de 2006 se indicó que la finalidad de esta ley es la de
garantizar que los niños y adolescentes crezcan en una familia y comunidad “(…) en un ambiente de felicidad, amor
y comprensión”.
112
El artículo 14 de la Ley 1098 de 2006 indica que “[l]a responsabilidad parental es un complemento de la patria
potestad establecida en la legislación civil. Es además, la obligación inherente a la orientación, cuidado,
acompañamiento y crianza de los niños, las niñas y los adolescentes durante su proceso de formación. Esto incluye
la responsabilidad compartida y solidaria del padre y la madre de asegurarse que los niños, las niñas y los
adolescentes puedan lograr el máximo nivel de satisfacción de sus derechos”. // “En ningún caso el ejercicio de la
responsabilidad parental puede conllevar violencia física, psicológica o actos que impidan el ejercicio de sus
derechos”.
113
Al respecto, es posible consultar el artículo 39 de la Ley 1098 de 2006.
114
Numeral 1° del artículo 20 de la Ley 1098 de 2006.
115
Artículo 41 de la Ley 1098 de 2006.
116
Artículo 50 de la Ley 1098 de 2006.
46
107. Al definir las reglas que deben seguirse, con el fin de aplicar las diferentes
medidas de protección, la sentencia T-512 de 2017 -al pronunciarse de un amparo
interpuesto contra una sentencia que se negó a homologar la declaratoria de
adoptabilidad en el caso de una niña- indicó que existen unos presupuestos que
rigen su aplicación:
47
desarrollo armónico e integral en un entorno de amor y cuidado y a potenciar el
disfrute efectivo de sus demás derechos fundamentales”.
121
Desde el artículo 98 de la Ley 1098 de 2006, en adelante, se destallan exhaustivamente las exigencias de la
actuación administrativa de restablecimiento del derecho.
122
El numeral 14 del artículo 82 de la Ley 1098 de 2006 preceptúa que le corresponde al Defensor de Familia
“[d]eclarar la situación de adoptabilidad en que se encuentre el niño, niña o adolescente”. En consecuencia, el
inciso primero del artículo 63 de tal normatividad indica que “[s]ólo podrán adoptarse los menores de 18 años
declarados en situación de adoptabilidad, o aquellos cuya adopción haya sido consentida previamente por sus
padres”.
123
Ver sentencia T-376 de 2014.
124
Así lo ha reconocido de tiempo atrás esta Corporación, incluso en vigencia de la anterior normatividad. La
sentencia T-079 de 1993 indicó, en el marco legal del momento, que “[l]a declaración de abandono - acompañada
de la medida de protección consistente en la iniciación de los trámites de adopción - produce ipso iure la pérdida
de la patria potestad (C. del M., art. 60), salvo que se presente oportunamente oposición a la resolución
administrativa por parte de las personas a cuyo cargo estuviere el cuidado, la crianza o la educación del menor (C.
del M., art. 61). La drasticidad de una decisión semejante para la familia y los derechos de sus miembros llevó al
legislador a prever el mecanismo de la homologación judicial como garantía judicial de esta clase de resoluciones”.
//”La homologación de las decisiones de los Defensores de Familia por parte de un Juez especializado en la misma
materia constituye un control de legalidad diseñado con el fin de garantizar los derechos procesales de las partes y
subsanar los defectos en que se hubiere podido incurrir por parte de la autoridad administrativa. Aunque el trámite
de la homologación tiene por objeto revisar el cumplimiento de los requisitos constitucionales y legales del debido
proceso, al juez le está vedado examinar el fondo de la decisión. Contra la sentencia de homologación no procede
recurso alguno (C. del M., art. 63)”.
125
Por su parte, el inciso séptimo del artículo 100 del Código de Infancia y Adolescencia preceptúa que “[r]esuelto el
recurso de reposición o vencido el término para interponerlo, el expediente deberá ser remitido al juez de familia
para homologar el fallo, si dentro de los quince (15) días siguientes a su ejecutoria, alguna de las partes o el
Ministerio Público manifiestan su inconformidad con la decisión. El Ministerio Público lo solicitará con las
expresiones de las razones en que funda su oposición”.
48
Defensor de Familia deberá remitir el expediente al Juez de Familia
para su homologación.
113. Sin embargo, esta función no se restringe a un simple control sobre las formas,
sino que debe concentrarse en estudiar si con tal determinación se han garantizado
los derechos prevalentes de los niños, niñas y adolescentes 128. Es decir que “el juez
de familia cumple una doble función, por una parte, realiza el control de legalidad
de la actuación administrativa, pero al mismo tiempo debe velar por el respeto de
los derechos fundamentales de los implicados en el trámite, en especial, debe
salvaguardar el interés prevalente de niños, niñas y adolescentes, actuando de esta
forma como juez constitucional”129. En esta vía, debe evaluar en detalle las
circunstancias que rodean al menor de edad y, asimismo, “(…) tiene el deber de
ordenar las medidas que considere necesarias para el efectivo restablecimiento de
los derechos del niño”130.
126
Artículo 119 de la Ley 1098 de 2006.
127
Ver sentencia T-1042 de 2010.
128
La sentencia T-671 de 2010 indicó que “(…) el juez natural, en el marco del proceso de homologación, la función
de control de legalidad de la resolución de adoptabilidad va más allá de la verificación del cumplimiento de los
requisitos formales del procedimiento administrativo. Es así, que con presentarse la oposición por parte de los
padres o de los familiares o con el incumplimiento de los términos por parte de las autoridades administrativas
competentes, el asunto merece la mayor consideración y adecuado escrutinio de la autoridad judicial con el fin de
que exista claridad sobre la real garantía de los derechos fundamentales del niño, la niña o el adolescente
involucrado y de su interés superior”. Al respecto, es posible consultar la sentencias T-262 de 2018 y T-468 de 2018.
129
Ver sentencia T-664 de 2012.
130
Ver sentencia T-502 de 2011.
49
114. De lo anterior, se desprende que la adopción y el procedimiento para
concretarla fueron previstos en la Ley 1098 de 2006. De acuerdo a esta
normatividad, una de las maneras de activar dicha medida de restablecimiento de
derechos es la declaratoria de adoptabilidad que, en un proceso administrativo,
efectúe un Defensor de Familia como última ratio ante la gravedad de los hechos
puestos a su consideración. Tal decisión produce, respecto de los padres, la
terminación de la patria potestad, a menos que ante la oposición, sea un juez de
familia quien homologue la declaratoria de adoptabilidad, caso en el cual debe
entenderse que tal efecto se produce desde el momento en que se profirió tal
providencia.
131
Así se ha explicado en sentencias como la T-500 de 1993.
132
STC3599-2015. Radicación N° 76111-22-13-000-2015-00031-01. Aprobado en sesión de veinticinco de marzo
de dos mil quince
50
115.3. La Corte Suprema de Justicia, en contraste, concluyó que la decisión buscó
materializar el interés superior de las niñas:
115.4. En ese sentido, para el referido tribunal no existían motivos para romper la
relación con la madre de forma abrupta, pues las niñas todavía no han sido acogidas
en un programa de adopción, sin que se advierta que la medida frustre esta
posibilidad. Por el contrario, cuando ello se materialice de forma indiscutible, se
romperá tal vínculo y “aunque si bien es cierto que por la adopción el adoptivo
deja de pertenecer a su familia, se extingue todo parentesco de consanguinidad, y
produce respecto de los padres la terminación de la patria potestad de las
menores”, los padres no se liberan de los deberes paternos filiales134.
116. La sentencia T-259 de 2018 estudió la acción de tutela interpuesta por una
Defensora de Familia de Santander en contra de la decisión proferida por el
Juzgado Octavo de Familia de Bucaramanga, dentro del proceso de
restablecimiento de derechos adelantado en favor de una menor de edad. La
solicitud de amparo advertía que si el juzgador accionado había declarado la
adopción, con sustento en que los padres no estaban en condición de asumir el
cuidado y la protección de ella, no podía permitirse que continuaran realizándose
las visitas con los padres biológicos.
116.1. La Corte concluyó que la adolescente, de diecisiete (17) años y quien quería
conservar el contacto con sus padres, tenía derecho a ser oída. Así, al estudiar la
providencia cuestionada, se determinó que el interés superior fue protegido, pues la
continuidad de las visitas se ajustaba a las circunstancias del caso. Por tanto, según
sostuvo esta sentencia, la providencia acusada no incurrió en ningún defecto
específico de tutela contra providencias judiciales. Como fundamento se citó lo
133
Folio 11 y 12.
134
En particular, la Corte Suprema de justicia se refiere a la sentencia T-266 de 2012, en un caso de pérdida de patria
potestad, en el que se concluyó lo siguiente: «[E]n síntesis, cuando los padres descuidan el cumplimiento de los
deberes que tienen para con sus hijos, o no ejercen en forma adecuada las atribuciones legales que les han sido
reconocidas para favorecer los intereses de los menores de edad, se exponen a ser despojados de las facultades
derivadas de la patria potestad, sin perjuicio de que, en todo caso, se mantengan vigentes las obligaciones morales
y pecuniarias que les corresponden como padres, surgidas de la relación natural que existe entre ellos, y que son
ineludibles en su observancia. Es necesario recordar que el régimen de visitas pertenece a los deberes de crianza,
cuidado personal y educación que no se extinguen con la pérdida de la patria potestad».
51
expuesto en las sentencias C-145 de 2010 135, C-262 de 2016136 y C-727 de 2015137.
Además, se indicó que la pérdida de la patria potestad- en virtud de una medida de
restablecimiento del derecho como la adopción- no impide, por sí sola, que se
interrumpa el contacto entre la niña y su madre.
52
“La responsabilidad parental es un complemento de la patria potestad
establecida en la legislación civil. Es además, la obligación inherente a
la orientación, cuidado, acompañamiento y crianza de los niños, las
niñas y los adolescentes durante su proceso de formación. Esto incluye
la responsabilidad compartida y solidaria del padre y la madre de
asegurarse que los niños, las niñas y los adolescentes puedan lograr el
máximo nivel de satisfacción de sus derechos.
120. Juliana –de 8 años- y Sofía –de 4 años-, según lo precisó el Juzgado de
Familia de Soacha y el ICBF, fueron adoptadas. El Juzgado Promiscuo lo declaró
judicialmente. En sentido estricto, se cumplió la finalidad de la medida de
restablecimiento de derechos, por lo cual se estableció de manera irrevocable la
relación paterno-filial entre personas que por su naturaleza no la tienen 140.
53
discusión de significativa importancia constitucional acerca de la posibilidad de
que los jueces que declaran la homologación de la adoptabilidad puedan ordenar
que se continúen efectuando las visitas con sus padres biológicos. En este contexto,
resulta además importante determinar el alcance de la sentencia T-259 de 2018.
124. El artículo 123 del Código de Infancia y Adolescencia determina con claridad
que la declaratoria de adoptabilidad producirá respecto de los padres la
terminación de la patria potestad sobre el niño, niña o adolescente. Tal
circunstancia, en principio, daría lugar a que no se pudiera ordenar la realización
de visitas teniendo en consideración, además, que dicha declaratoria tiene como
causa la imposibilidad de la familia biológica de satisfacer los derechos de los
niños o adolescentes. Sin embargo, la sentencia de tutela proferida por la Sala de
Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia, del veintiséis (26) de marzo de dos
mil quince (2015), así como la sentencia T-259 de 2018 de este Tribunal indican
que la conclusión puede ser diferente.
125. En síntesis, tales providencias consideraron que había que atender la intención
de los niños, niñas o adolescentes que querían mantener el contacto con sus padres
biológicos, a pesar de que en un caso habían sido sometidas a la mendicidad y en
el otro se advertía la presunta agresión sexual del padrastro. Para ello, las
providencias sostuvieron que la terminación de la patria potestad no lleva consigo
que los padres se liberen de los deberes paterno-filiales.
145
Ver sentencia T-502 de 2011.
54
266 de 2012146, C-145 de 2010147 y C-262 de 2016148, puede concluirse que el
contexto en que se ha precisado que la terminación de la patria potestad sólo cobija
estas tres facultades se ha dado en el marco de procesos de suspensión de patria
potestad, referidos en el artículo 310 del Código Civil que tienen lugar cuando (i)
los padres se encuentren en “demencia”149; (ii) está en entredicho la capacidad de
ellos para la administración de sus propios bienes; y (iii) por haber estado ausentes
durante largo tiempo. Dicha disposición establece que lo mismo se aplicará cuando
se configuren las causales del artículo 315 del Código Civil referidas a la
emancipación judicial, entre las que están el maltrato del hijo, el abandono, la
“depravación” que los incapacite para ejercer la patria potestad, entre otros.
Finalmente, prescribe el citado artículo 310 del Código Civil que “[l]a suspensión
o privación de la patria potestad no exonera a los padres de sus deberes de tales
para con sus hijos”.
127. Teniendo en cuenta lo anterior, la Corte precisa que en los casos regulados en
el Código Civil en los artículos 310 y 315, la limitación de los efectos de la pérdida
de la patria potestad es una forma de protección de los menores de 18 años con el
fin de que sus padres no se eximan de sus deberes. Sin embargo, esa restricción a
los efectos, no se justifica en los supuestos de adopción, en los cuales la medida de
protección consiste, precisamente, en separar a la familia biológica de su hijo. En
tal sentido, al tratarse de procesos diferentes y con distintas finalidades, los
argumentos que limitan la terminación de la patria potestad a estos tres aspectos en
los procesos de adopción no son pertinentes.
146
Como se indicó líneas atrás, la Corte Suprema de Justicia se refiere a la sentencia T-266 de 2012, en un caso de
pérdida de patria potestad, en el que se concluyó lo siguiente: «[E]n síntesis, cuando los padres descuidan el
cumplimiento de los deberes que tienen para con sus hijos, o no ejercen en forma adecuada las atribuciones legales
que les han sido reconocidas para favorecer los intereses de los menores de edad, se exponen a ser despojados de
las facultades derivadas de la patria potestad, sin perjuicio de que, en todo caso, se mantengan vigentes las
obligaciones morales y pecuniarias que les corresponden como padres, surgidas de la relación natural que existe
entre ellos, y que son ineludibles en su observancia. Es necesario recordar que el régimen de visitas pertenece a los
deberes de crianza, cuidado personal y educación que no se extinguen con la pérdida de la patria potestad».
147
En esta providencia se estudió una demanda presentada contra el artículo 62 del Código Civil, sobre la disposición
(parcial) que establecía que “Cuando se trate de hijos extramatrimoniales, no tiene la patria potestad, ni puede ser
nombrado guardador, el padre o la madre declarado tal en juicio contradictorio”. Entre las consideraciones que son
citadas por la sentencia T-259 de 2018 están las siguientes: “Para la Corte, el hecho de que el padre o la madre, o
ambos, no ejerzan la patria potestad, no significa que se liberan de su condición de tal, y, por tanto, del
cumplimiento de sus deberes paterno filiales. En realidad, la pérdida o suspensión de la patria potestad, se
proyectan concretamente sobre las facultades de representación legal, administración y usufructo, manteniéndose
en cabeza de los padres los deberes de crianza, cuidado personal y educación”. No obstante, esta cita en realidad
hace referencia a la sentencia C-997 de 2004, que es retomada en la sentencia C-145 de 2010.
148
En esta sentencia se estudió la constitucionalidad del artículo 310 del Código Civil, ante una demanda que
cuestionó esta disposición, la cual hace referencia a la suspensión de la patria potestad. Sin embargo, se debe
considerar que la demanda se refirió a la suspensión de la patria potestad por la palabra “cónyuges”. En
consecuencia, la Corte en la parte resolutiva dispuso declarar inexequible esta expresión y, en su lugar, sustituirla por
la expresión “padres”.
149
Expresión utilizada por tal disposición.
55
129. Como lo explicó el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar en su concepto
técnico, la declaratoria de adoptabilidad tiene como consecuencia la pérdida de la
patria potestad, “pero esta no puede entenderse como la única consecuencia de
esta decisión, es decir, no puede pensarse que lo único que cesa son las
obligaciones propias de la representación legal, el usufructo y la administración
de bienes, sino que también los deberes de crianza, amor y cuidado propios de la
responsabilidad parental”.
134. No obstante que esta medida es drástica, responde a una lógica que no puede
desnaturalizarse y es que la familia no pudo ser un entorno apto para garantizar el
desarrollo integral del niño. Por ello, en la decisión sobre si deben decretarse
visitas o no debe preferirse, prima facie, la separación. Con mayor razón, en
contextos de graves afectaciones de derechos en detrimento de los niños, niñas o
adolescentes, en los cuales tal distanciamiento satisface un derecho prevalente. Tal
conclusión no puede ser absoluta pues, como lo ha precisado la jurisprudencia de
la Corte Constitucional, la satisfacción del interés superior siempre debe responder
a circunstancias concretas y no a postulados abstractos. Las evidencias y los
conceptos en psicología y trabajo social deben ser valorados en cada caso concreto.
136. Los conceptos recaudados coinciden en precisar que no pueden existir reglas
abstractas sobre la conveniencia de mantener e incentivar la relación con los padres
biológicos, a través de visitas, después de que el niño ha sido declarado en
situación de adoptabilidad. En todo caso, destacan que se debe evitar incentivar
esquemas negativos que puede afectarlos emocionalmente150.
150
En particular, el Departamento de Psicología de la Universidad Nacional señaló que en situaciones de maltrato y
abuso físico, psicológico o sexual por parte de los familiares biológicos, se encuentran mejores resultados al prohibir
el contacto con estas figuras que al mantenerlo. Permitir que tales visitas se realicen puede afectar la confianza en sí
mismo del niño, niña y adolescente, así como transgredir su estabilidad emocional. La Universidad de los Andes, en
esta dirección, indicó que ello puede incrementar la posibilidad de perpetuar el patrón de abuso por parte de los
padres biológicos. Con mayor razón, si los peores resultados de tal contacto se han encontrado en los niños que han
tenido un historial de maltrato en sus hogares. Por ello, el Programa de Psicología de la Universidad de Manizales
sugirió que si los fundamentos de la declaratoria de adoptabilidad tienen relación con el abandono –entre otros-, se
debe ser especialmente cuidadoso con las posibles afectaciones en la salud mental y retirar a los niños de manera
inmediata. Esta conclusión fue apoyada por el Programa de Sociología de la Universidad de Caldas que expuso que
al existir una inminente amenaza a la integridad física, el vínculo no aporta a la construcción de la confianza en sí
mismo y, por tanto, debe desincentivarse que los padres biológicos continúen viéndose con sus hijos, quienes –
además- ya han sido declarados en situación de adoptabilidad.
57
137. En suma, en el presente caso se configuró un defecto sustantivo, dado que el
juez que decidió la homologación no aplicó, debiéndolo hacer, las disposiciones de
la Ley 1098 de 2006 que indican que la declaratoria de adoptabilidad supone la
terminación de la patria potestad y que, además de una interpretación sistemática
de ella, había lugar a considerar que cesa la responsabilidad parental. En
consecuencia, prima facie no se debieron haber ordenado la realización de tales
visitas. Con mayor razón, si en el caso concreto no existía ninguna justificación
excepcional que explicara por qué, en el marco del interés superior de las niñas,
ellas debían propiciarse (ver supra, numerales 133 y 134).
58
posterior; (iii) los hechos del caso o las normas juzgadas deben ser
semejantes o plantean un punto de derecho similar al que debe
resolverse en el caso posterior”154.
140. Los funcionarios judiciales cuando deben aplicar una norma jurídica al caso
puesto a su consideración desarrollan mediante sus providencias “(…) un complejo
proceso de creación e integración del derecho que dista de ser una simple
aplicación mecánica de la ley”155. En este contexto, el respeto del precedente
implica no sólo materializar los principios de igualdad de trato, confianza legítima
y buena fe, sino también dar soluciones similares a casos análogos. Ello implica
identificar los hechos relevantes para establecer si la decisión anterior constituye o
no precedente aplicable al nuevo caso. Para ello, es necesario fijar qué similitudes o
diferencias son o deberían ser jurídicamente relevantes 156. Así, lo concluyó la Corte
Constitucional mediante el Auto 245 de 2012, en el que se pronunció sobre una
solicitud de nulidad y concluyó que la providencia invocada como precedente se
refería a un escenario distinto de protección, por lo cual no era relevante para el
posterior caso resuelto o, en otros términos, existía disanalogía fáctica entre ambos.
141. Para concluir este tema, se debe indicar que desde la definición misma del
precedente judicial, se contempla que la sujeción a un caso o un conjunto de casos
anteriores supone la pertinencia y semejanza de tales respecto al nuevo problema
jurídico estudiado. En este marco, se inscribe la disanalogía fáctica que supone
establecer las similitudes o diferencias que sean jurídicamente relevantes para
determinar si, realmente, la decisión anterior constituye un precedente aplicable o
si, por el contrario, en la labor interpretativa del juez se puede concluir que el caso
no es análogo y, por tanto, no tiene la fuerza de tal. De acuerdo con lo anterior, la
distinción fáctica no supone una separación del precedente sino, en otra dirección,
la negación de que una decisión anterior lo sea para el caso que se estudia. Por
tanto, el precedente implica la existencia de casos análogos, siempre que la ratio
decidendi o la regla que formuló el juez para resolver el problema jurídico
planteado sea aplicable, para lo cual se debe verificar que exista un nexo o similitud
entre los hechos de uno y otro caso, e identidad en el problema jurídico formulado.
142. Es por ello que, esta Sala aclara que los hechos de la sentencia T-259 de 2018
difieren del caso que ahora se estudia y, en consecuencia, esta providencia no
constituye un precedente aplicable. En efecto, la edad de las niñas del presente
caso, quienes en la actualidad cuentan con 8 y 4 años, es diferente del supuesto de
la referida sentencia en la que se trataba de una adolescente, de 17 años, quien a
diferencia de lo que sucedió con Juliana y Sofía, manifestaba algún deseo de
continuar recibiendo las visitas de sus padres biológicos, pese a haber sido
declarada en situación de adoptabilidad. En consecuencia, por tratarse de supuestos
fácticos divergentes no puede aplicarse la regla de la decisión al nuevo caso que es
conocido por esta Corporación.
154
Ver sentencia T-374 de 2017.
155
Ver sentencia T-166 de 2016.
156
En esta dirección, Frederick Schauer explicó en su libro “Pensar como un abogado” que la determinación de la
semejanza –o de las diferencias- relevantes determinarán si cierto caso es aplicable como precedente y, en
consecuencia, existirá una tensión entre la parte que quiere que los sea y la que no. Páginas 105 a 109.
59
143. Sobre este último aspecto, es decir, el referido a la valoración del
consentimiento, la Sala encuentra oportuno presentar algunas consideraciones. Los
niños, niñas y adolescentes tienen derecho a ser escuchados y a que su opinión sea
tenida en consideración en el proceso que los involucre. Así, lo precisó el artículo
12 de la Convención sobre los Derechos de los Niños de 1989 157 al indicar que los
Estados Partes deben garantizar que el niño, niña o adolescente –que esté en
condiciones de formarse un juicio propio- exprese su opinión libremente en todos
los asuntos que los afecten, “(…) teniéndose debidamente en cuenta las opiniones
del niño, en función de la edad y madurez del niño”158. En efecto, la exteriorización
de tal voluntad debe analizarse en un contexto que analice la madurez particular
del menor de edad, ante determinada circunstancia, dado que la Corte ha indicado
que los niños cuentan con una libertad y autonomía en desarrollo159.
144.2. El ICBF, en esta misma dirección, concluyó que existe una tendencia de
toda persona a crear vínculos emocionales fuertes con determinadas personas, con
lo cual ante un mínimo de relaciones positivas, bastará para que el menor de edad
extrañe a sus padres biológicos en su ausencia:
“Un niño maltratado por sus padres puede desarrollar lazos de afecto
hacía ellos, manifestando con posterioridad las consecuencias de este
apego inadecuado. De hecho, son numerosas las investigaciones que
señalan que un alto porcentaje de menores que han experimentado
alguna forma de maltrato o desatención en su primera infancia tienen un
157
Colombia ratificó tal convención, mediante la Ley 12 de 1991, “Por medio de la cual se aprueba la Convención
sobre los Derechos Del Niño adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de noviembre de
1989".
158
En similar sentido, es posible consultar el inciso segundo del artículo 26 de la Ley 1098 de 2006.
159
Ver sentencia SU-642 de 1998.
160
En particular, se indica que “[m]uchas veces las verbalizaciones, lógicas por el vínculo, o al contrario, lógicas
por la mala situación, exteriorizan emociones de tristeza a rabia, que no son medidas directas a lo que el menor
necesita”. Por su parte, la facultad de Psicología de la Universidad de Manizales aseguró que debe evaluarse el nivel
de desarrollo psicológico del niño, niña y adolescente y si es posible que, en atención al caso concreto, él se
identifique con su agresor, al ser la figura adulta encargada de su cuidado.
60
patrón alterado en sus mecanismos de vinculación. Al contrario de los
niños y las niñas que crecen en ambientes familiares en los que se
responde de manera positiva y coherente a sus demanda de atención,
afecto y ayuda (y que, consecuentemente, desarrollan apegos de tipo
seguro, los que sufren situaciones de desatención, abandono o
modalidades más dramáticas de malos tratos, desarrollan
frecuentemente tipos de apego o bien inseguro o desorganizado y
desorientado”161.
146. En el asunto que ocupa la atención de la Sala, debe concluirse que el Juzgado
de Familia de Soacha, mediante la sentencia del 17 de agosto de 2018, que declaró
a Juliana y Sofía en situación de adoptabilidad y, pese a ello, ordenó que se
continuaran realizando las visitas con sus padres biológicos hasta que culminara tal
proceso, incurrió en un defecto sustantivo por desconocimiento del Código de
Infancia y Adolescencia y, además, violó, como causal específica de procedencia
del amparo, la Constitución Política de 1991 pues le dio un alcance insuficiente al
interés superior y prevalente de las menores de edad.
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2018, en el “Informe Social Para Cambio de Medida Declaratoria de
Adoptabilidad”163, se precisó que la dinámica familiar “(…) es nula, con vínculos
afectivos y lazos fraternales desligados, no existen relaciones familiares cercanas
ni de apoyo que pudieran generar estabilidad emocional y familiar en Juliana y
Sofía”164.
148. Incluso el juez accionado concluyó que no existe arraigo con la familia y en el
proceso se hizo evidente que tal relación era tan lejana que “las niñas no saben
cómo se llaman sus padres”165. Sumado a lo anterior, reseñó el evidente desapego
de las niñas en la relación con ellos y el miedo a regresar a estas condiciones, por
lo cual consideró que permanecían los factores de riesgo que dieron origen a dicho
proceso, entre los que se encontraba la inestabilidad emocional de los progenitores.
En tal contexto, no es comprensible para la Corte por qué se ordenó que se
efectuaran tales visitas, ante la inexistencia de una relación saludable y, no
obstante que existió la exteriorización de las niñas o, al menos, su indiferencia por
mantener un contacto con sus padres biológicos.
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en la cual se ampararon los derechos de Juliana y Sofía. En consecuencia, se
ordenó al Juzgado de Familia de Soacha dejar sin efectos la determinación que
concedió a los progenitores biológicos la posibilidad de visitarlas, dentro del
proceso de homologación estudiado.
H. SÍNTESIS DE LA DECISIÓN
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(d) En el caso estudiado, se concluyó que las autoridades administrativas y
judiciales deben tratar de conservar la unidad familiar en los procesos de
restablecimiento del derecho y de adopción, en virtud del artículo 44 de la
Constitución que dispone la existencia del derecho en favor de los niños, niñas
y adolescentes a tener una familia y no ser separados de ella. No obstante, en
eventos excepcionales en los cuales se compruebe que mantener tal vínculo
perjudica el interés superior de éstos, se debe proceder a declarar la adopción
como última ratio. En estos últimos supuestos, la declaratoria de adoptabilidad
y la homologación de ella terminan la patria potestad y la responsabilidad
parental. Con todo, debe aclararse que el interés superior del menor debe
valorarse de forma concreta y, por tanto, esto no necesariamente se opone a
que en casos absolutamente excepcionales en donde se compruebe su
satisfacción con tal decisión, pueda ordenarse la realización de visitas, como
así lo precisó el Procurador Judicial –fundamento 132 de esta sentencia -.Sin
embargo, el sustento de esta determinación no puede ser la existencia de
derechos y deberes de los padres frente a sus hijos, pues como se explicó, para
este momento tales han cesado plenamente, sino que debe justificarse con
claridad que tal es la que decisión que menos afecta a los niños, niñas y
adolescentes que se enfrenten a condiciones puntuales, por ejemplo, ante la
existencia de una enfermedad terminal; o ante la manifestación de voluntad del
menor de edad, en cuyo caso, en virtud de lo dispuesto en el inciso 2° de la
Ley 1098 de 2016, deberán ser escuchados los niños, las niñas y los
adolescentes en el proceso de restablecimiento de derechos que los involucre
y, si bien sus opiniones deberán ser tenidas en cuenta, la valoración sobre si
deben proceder o no las visitas, deberá satisfacer el interés superior del menor
y valorar las circunstancias que rodearon la manifestación de la voluntad.
154. Por lo anterior, la Sala concluyó que existe una carencia actual de objeto por
una situación sobreviniente, dado que en Sede de Revisión Juliana –de 8 años- y
Sofía –de 4 años-, según lo precisó el Juzgado de Familia de Soacha y el ICBF,
fueron adoptadas. No obstante ello, la Corte se pronunció de fondo por la
relevancia del asunto y determinó que el Juzgado de Familia de Soacha, mediante
la sentencia del 17 de agosto de 2017, que declaró a Juliana y Sofía en situación de
adoptabilidad y, pese a ello, ordenó que se continuaran realizando las visitas con
sus padres biológicos hasta que culminara tal proceso, incurrió en un defecto
sustantivo por desconocimiento del Código de Infancia y Adolescencia y violó,
como causal específica de procedencia del amparo, la Constitución Política de
1991 pues le dio un alcance insuficiente al interés superior y prevalente del menor
de edad.
155. En tal dirección, se concluyó que el Juzgado de Familia de Soacha limitó los
efectos de la declaratoria de adoptabilidad y del proceso de homologación en el
marco de la Ley 1098 de 2006 –Código de la Infancia y Adolescencia-, sin atender
al interés superior de Juliana y Sofía y aplicando el precedente contenido en la
sentencia T-259 de 2018, el cual era inaplicable ante las diferencias fácticas
enunciadas. Es decir que el juzgado accionado dio un alcance insuficiente a la
declaratoria de adoptabilidad, al (i) no suprimir la responsabilidad parental; (ii) no
tener en consideración el desinterés de las niñas en seguir recibiendo las visitas de
sus padres biológicos; y (iii) al mantener esta relación para materializar unos
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supuestos derechos de los padres que, ya para este momento, eran inexistentes y se
oponían al interés superior de ellas.
III. DECISIÓN
RESUELVE
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