Resumen 2.1
Resumen 2.1
Resumen 2.1
Como fecha divisoria, usualmente, ya que a par r de esta crisis se va orientando la economía hacia otro modelo de
desarrollo económico, diferente al que se venía desarrollando desde fines del siglo XIX. La economía deja de mirar
hacia afuera y pasa a darse un desarrollo hacia adentro (Cardoso y Fale o). La mayoría de los países van a orientarse
a un modelo ISI o mercado-internista. Se pensaba que esta coyuntura especifica causo ese viraje hacia el ISI, ya que
implicó el cese del mercado internacional, la caída de los precios internacionales y el cese del movimiento de
capitales.
A par r de los 90 hay una renovación historiográfica, con el advenimiento del neoliberalismo, que produce nuevas
formas de interpretar esta etapa. Surge la idea de que las naciones que pueden dar el giro exitoso hacia el ISI son los
países que comienzan un emergente proceso de industrialización antes del 30, con algún desarrollo de capital y de
capacidad de la fuerza de trabajo industrial.
Fue un proceso intensivo en mano de obra y llevado a cabo por pequeñas y medianas empresas. Es un proceso que
encuentra sus limitaciones a fines de los 50 y principios de los 60.
Para muchos historiadores económicos, los grandes México y el ABC + Colombia, se desenvolvieron durante el
periodo crí co mejor que EEUU y Canadá. Eso generó en la agenda académica el hecho de comparar Argen na y
Australia y que sucedió para que a par r de esta crisis su desarrollo fue muy diferencial.
- Introducción.
El decenio de 1930 presenció un alejamiento del comercio y las finanzas internacionales, y el surgimiento de las
ac vidades de sus tución de importaciones, sobre todo, pero no exclusivamente, en las manufacturas. Pero
con nuaron también ciertas tendencias anteriores a 1929: urbanización, interés del Estado en el desarrollo
económico.
La tesis del autor es que las economías la noamericanas se desempeñaron sorprendentemente bien durante los
años treinta, incluso mejor que EEUU y para lo que se hubiera esperado que ocurriera en países muy abiertos y
exportadores de productos primarios. ¿Como se trata la respuesta de cada país?:
La capacidad de cada país de manipular los instrumentos de la polí ca económica fueron mayores en los países
rela vamente grandes (Brasil) o poseedores como de sectores públicos rela vamente autónomos (Costa Rica o
Uruguay). Los países más pequeños o con gobiernos dependientes poseían menor margen para la manipulación de la
polí ca económica.
Otros aspectos estructurales: caracterís cas de la producción de las exportaciones tradicionales; extensión del
control extranjero de la banca y las erras nacionales. Todos determinantes en la ELASTICIDAD de la respuesta de los
nuevos precios rela vos.
Situación económica previa a 1929: auge de las exportaciones en algunos países (aunque caída de la demanda
externa en otros: Cuba, Brasil o Chile), flujo de capitales que generaba un superávit en la balanza de pagos, patrón
oro y estabilidad de los precios. CRISIS DEL 29 🡪 Desata los mecanismos de ajuste básicos que generan rápidamente
un déficit en la balanza de pagos en los países periféricos. Diaz Alejandro piensa en la capacidad de los países de
afrontar la crisis más allá de la deflación como mecanismo obvio de ajuste.
- Los choques externos y las tendencias:
El derrumbe 1929-1933 se sin ó en AL sobre todo a par r de los cambios en los precios rela vos ya que los precios
de los productos de exportación bajaron más que los de importación. Este deterioro se considera como
fundamentalmente exógeno (más allá de las capacidades desarrollada previa o posteriormente para influir sobre los
precios internacionales de sus exportaciones). La caída de los términos de intercambio fue en sí mismo causal de una
caída en el PBI de los países exportadores., situación que podía agravarse por la remisión de beneficios de empresas
al extranjero.
Algunos productos par culares, por tener ciclos de producción sui generis o por algún fenómeno internacional
par cular, encontraron con cierta facilidad algunos mercados.
Por su parte, las llegadas de capital extranjero habían aminorado desde 1930.
Además, el servicio de la deuda aumentó extraordinariamente para los países en términos reales reduciendo su
capacidad de importación, lo que inició una oleada de cesaciones de pago de la deuda externa a par r de 1931, lo
que lograba recomponer el nivel de las importaciones.
La IED no desapareció durante los 30, pero cambió sus caracterís cas y detrimento de las exportaciones tradicionales
y en favor de las ac vidades de sus tución de importaciones. Según Alejandro esta cues ón pudo haberse agudizado
en tanto los controles de cambio y las tasas de cambio desincen vaban las remisiones de beneficios y fomentaban la
reinversión en ac vidades nacionales.
Surgimiento de una centro proteccionista y nacionalista fue el choque más grave para las economías
la noamericanas. Ya para 1931 se entendía que en el mundo se estuviera contemplando el fin del laissez-faire y del
comercio internacional libre. Exis a una perspec va sombría acerca de la reinserción de los productos de
exportación en la economía internacional a la vez que se fortalecía el proteccionismo en los países del centro
(Conferencia de O awa 1932; polí cas proteccionistas de Francia, Alemania y Japón; comercio con áreas bajo
hegemonía polí ca de las potencias).
“El hecho era que para la fecha las circunstancias habían empujado a muchos gobernantes la noamericanos a una
experimentación considerable, sin necesidad del sabio consejo extranjero, que se había despreciado grandemente
durante la crisis”.
El déficit de la balanza de pagos disparaba mecanismos automá cos de ajuste sin necesidad de acciones
discrecionales de los gobiernos.
Sumatoria de factores que debilitaban la balanza de pagos y causaba una salida de divisas de AL: declinación del valor
de las exportaciones + declinación de las entradas de capital (antes de la crisis). Además, las ofertas monetarias
declinaron manteniendo las tasas de interés al nivel de los centros financieros.
Para 1930 muchos gobiernos la noamericanos comienzan a considerar la conveniencia de permanecer fieles a las
reglas de juego ortodoxas, sobre todo cuando la paridad del oro y el cierre de los mercados de capital extranjeros
para emi r nuevos bonos de deuda se había conver do en algo temerario. Además, se encontraba el problema del
equilibrio presupuestario que era muy di cil de mantener en tanto caían las recaudaciones de impuestos aduaneros.
Se comienzan a tomar medidas de emergencia y algo midas (sobre todo en los países que disponían de los
instrumentos necesarios), las cuales se refuerzan cuando GB abandona el patrón oro en 1931. “el meollo de las
polí cas adoptadas por las repúblicas más autónomas y reac vas puede considerarse como un intento por evitar los
costos de la deflación aconsejada por el mecanismo de ajuste clásico y por acelerar la implantación de una nueva
constelación de precios rela vos”.
En los países pequeños o dependientes que mantenían conexiones con el dólar norteamericano los controles de
cambio eran menos vigorosos.
Las tasas de cambio de las importaciones para 1930-1934 (indicador que toma para medir la magnitud de la
devaluación) habían subido (se habían depreciado) en relación con los niveles previos. Por su parte, los países
pequeños no incurrieron en tal depreciación real, rápida y grande de la tasa de cambio; es más, algunos países
mantuvieron su paridad con el dólar (algunos países que tenían paridad el dólar trataron de bajar los salarios reales a
par r de prac cas sumamente represivas como las de Ubico en Guatemala).
El gran problema era que el mecanismo tradicional de ajuste del choque externo sobre los precios rela vos era el de
producir una deflación, por eso, Diaz Alejandro sos ene que “la hipótesis de trabajo de este capitulo es que los
países que podían y querían devaluar sus tasas de cambio avanzaron hacia la nueva constelación de precios rela vos
internos con mayor rapidez y menos penurias que los países de tasas fijas, lo que limitó la deflación de precios y
monetaria, contuvo su efecto nega vo sobre la producción real, o disminuyó las presiones para la reducción de los
salarios monetarios con medidas extraordinarias”.
Los precios internos de los bienes importables aumentaron en tanto se hacían sen r los aranceles y las restricciones
cuan ta vas o por las mismas polí cas de tasa d cambio. Otra polí ca que se genera son algunos acuerdos
bilaterales que presuponían concesiones arancelarias mediante cuotas predefinidas (Pacto Roca-Runciman). Además,
los controles de importaciones y de cambio se u lizaron para manejar ciertos balances bilaterales decisivos (por
ejemplo, los que regían el intercambio entre Brasil y Alemana o entre Argen na y GB).
La caída de los precios en dólares y en libras esterlinas, ocurrida después de 1929, aumentaba grandemente el costo
real de las obligaciones externas. Además, el congelamiento de los mercados de capital extranjeros hacia muy di cil
las operaciones renegociación y renovación de la deuda tanto en el corto como en el largo plazo. Además, tenías el
agravante de que las recaudaciones por impuestos a las importaciones habían disminuido y con ello una fuente
presupuestaria importante para el pago de la deuda.
1931 🡪 muchos países demoran la entrega de divisas a importadores, a compañías extranjeras para la remisión de
sus beneficios y también muchos dejan de servir la deuda externa a largo plazo (con vista a llegar a
reestructuraciones y renegociaciones de dichas deudas, no como un repudio generalizado).
Para el autor esta claro que el estudio sobre las moras la noamericanas marca que, si la Depresión hubiera sido
moderada y si los flujos de comercio y de capital mundiales no se hubieran detenido, las moras hubieran sido
infrecuentes. Mas allá de cues ones que tengan que ver con puestas en duda del proceso mismo de toma de deuda
(acciones imprudentes de los prestatarios que provocaron que AL se endeudase en exceso, etc.), el autor marca que
la necesidad de dejar de servir la deuda era tal que países como GB o Alemania dejaron de pagar algunas de sus
obligaciones externas. Cuando mejoró la disponibilidad de divisas a fines de los 30 los servicios de deuda se
reestablecieron.
Durante los 30 la inversión extranjera directa con nuó, aunque centrada mas bien en ramas específicas de la
producción y no tanto en inversiones de cartera para el equilibrio de la balanza de pagos. Esto se vio fomentado por
la reinversión nacional de los beneficios de las empresas extranjeras en tanto provocados por las restricciones.
Además, algunos países controlaron la entrada de capital a corto plazo (el “dinero caliente” era considerado
indeseable).
Los países reac vos experimentaron luego de 1929 declinaciones en su oferta monetaria mas breves que las de
EEUU. Lo que ayudó a detener esa sangría fue el final de la conver bilidad del oro. Los países que no pudieron
romper estas reglas ortodoxas desarrollaron una marcada deflación (Cuba, por ejemplo). Para el periodo 1935-1939,
los niveles de precios en los países reac vos ya se habían vuelto a acercar a los niveles previos a la crisis. Para el autor
es probable que el aumento en las ofertas monetarias de los países no tenga solo que ver con los mecanismos de
ajuste automá cos, sino también con las polí cas internas de los países reac vos.
Ya en 1931 habían adoptado las autoridades monetarias medidas que hubieran sido insensatas durante los años 20
como, por ejemplo, la Caja de Conversión en Argen na que comenzó a emi r moneda nacional a cambio de papel
comercial privado o a cambio del papel del Tesoro. En Colombia, dice el autor, las reservas internacionales dejaron de
gobernar la emisión monetaria desde la introducción de controles de cambio en 1931. En ese sen do, y
extendiéndolo al resto de los países reac vos, la emisión monetaria se vio mas bien influida por consideraciones
internas de la polí ca económica o por la conveniencia presupuestaria. Entonces, las polí cas monetarias de los
países reac vos desarrollaron ciertas propensiones a un retorno a niveles tolerables de inflación (que se veían
limitados por aspectos históricos).
Además, las autoridades monetarias impidieron que quebraran muchos bancos comerciales, aunque también fue
decisivo que en muchos países gran parte de los depósitos se encontraban en en dades estatales. Se congelaron
ac vos bancarios, se decretaron moratorias de deudas, etc.
Impotencia financiera de los países pasivos a diferencia de los reac vos: ejemplos de la emisión de las monedas de
plata en México y en Cuba a par r de reacciones dispares de los bancos extranjeros y de sus amenazas con generar
una fuerte fuga de capitales.
La polí ca fiscal de los países reac vos puede haber contribuido a mantener la demanda agregada (no equilibrar el
presupuesto a la baja), lo que el autor denota al establecer que los gastos públicos reales no se redujeron de manera
significa va, mientras que los ingresos fiscales, por el derrumbe de las importaciones, generaba una elevación del
déficit fiscal. El financiamiento de este déficit fue, en un comienzo, a par r de cierta “deuda flotante” (posponer
pagos a empleados públicos y proveedores). Solamente Brasil desarrolló una polí ca fiscal expansiva con un
incremento del déficit presupuestario real. Diversidad de las polí cas fiscales de los países reac vos:
- Argen na: se introdujeron nuevos gastos durante el gobierno de Justo como forma de mantener la demanda
agregada (construcción de caminos, sobre todo), pero sus economistas (Prebisch y Pinedo) no estaban de
acuerdo con el aumento de los déficits que se registraban, lo que llevó a que se diversificaran los impuestos:
aumento de las tasas arancelarias, impuestos al ingreso, a la gasolina y tasas de cambio múl ple. “no hay
pruebas de que a principios de los años treinta el gobierno argen no haya tratado de aumentar el déficit
presupuestario de plena capacidad para compensar la reducción de la demanda agregada”.
- Brasil: sí desarrolló un aumento compensatorio del gasto publico desde principios de los años 30.
- Se observó en ambos países una DIVERSIFICACIÓN de los ingresos públicos con una expansión de los ingresos
no aduaneros.
“Cualesquiera que hayan sido las vacilaciones e improvisaciones de principios de los años treinta, para la segunda
mitad del decenio habían desarrollado los países reac vos de AL un respetable conjunto de instrumentos monetarios
y fiscales, así como la voluntad de usarlos contra la deflación”.
Discute la cues ón de clase de las medidas tomadas durante los 30’: “las polí cas aparentemente sectoriales tenían
gran repercusión sobre la demanda agregada y la balanza de pagos”.
Polí cas sobre los salarios: en Guatemala el régimen de Ubico aplicó códigos laborales draconianos para poder
generar una mano de obra barata y semiforzada tanto para terratenientes como para obras públicas.
En otros países, la flexibilidad de los salarios monetarios se veía inducida por otros medios más su les: en Argen na,
las migraciones internas y los alimentos baratos mantuvieron los salarios nominales por debajo de las depreciaciones
de la tasa de cambio. También se alentaba desde el Estado (México y Brasil) la formación de sindicatos para controlar
desde arriba las pujas salariales.
Hubo casos en donde las polí cas publicas no buscaban solamente ajustar los choques externos en el corto plazo,
sino instalar un compromiso para con el crecimiento a largo plazo y las transformaciones estructurales (ejemplo de
Cárdenas en México con su reforma agraria y la nacionalización de la industria petrolera). Muchos países, además,
expandieron la regulación gubernamental de los precios y la comercialización de los productos rurales y las tarifas de
servicios públicos.
Desarrollo de obras publicas que aumentaron la capacidad produc va, los patrones de urbanización y se convir ó en
un es mulo para muchas ac vidades manufactureras.
Se dio también un intercambio de capitales extranjeros (some dos a mayor escru nio y desconfianza) por capitales
nacionales.
Las FFAA desarrollaron ciertas preferencias acerca de la promoción de la expansión de ciertos pos de infraestructura
y en la manufactura tanto de acero como de armas.
LA ACTUACIÓN
Durante esta etapa, algunas ac vidades económicas se estancaron o derrumbaron mientras que otras avanzaron. Las
primeras estaban mas bien relacionadas con el mercado externo, mientras que las segundas involucraban las ventas
internas. Según el autor, entre mayor era la par cipación de las exportaciones en el total de la producción antes de
192, menor era el tamaño del mercado interno y mayores las barreras ins tucionales para la movilidad de los
recursos internos
- La actuación macroeconómica:
El crecimiento del PBI en Argen na, Brasil, Colombia y México registra tasas de crecimiento mayor que las de Canadá
y EEUU. Pero, para el autor, si tenemos en cuenta el PBI per cápita (ajustado por el crecimiento de la población, que
en el caso de AL era mayor al de los países industrializados), el diferencial favorable a los países reac vos de AL se
reduce en comparación con los de los países industrializados.
Las importaciones de maquinarias y equipos para ferrocarriles y la electricidad se desvanecieron, a la vez que
aumentaban las que estaban des nadas a algunas ac vidades manufactureras.
Además, el ahorro nacional aumentó en relación con el ahorro externo, sobre todo porque los cambios en el sistema
financiero nacional y en el presupuesto gubernamental alentaron la movilización de este ahorro nacional.
- La actuación sectorial:
Actuación económica de los países reac vos es mas impresionante cuando se presta atención a las manufacturas,
superando en todos los casos el rendimiento estadounidense en tanto este ul mo rondó el 0% para la década del 30.
Antes de 1929, la manufactura la noamericana crecía solo ligeramente por encima de la economía movida por las
exportaciones, mientras que la polí ca pública desarrollaba cierta neutralidad para con la industria. El crecimiento de
la industria durante los 30 se debió en gran medida a la sus tución de importaciones (una disminución de la
par cipación de los bienes importados en la oferta total). Las manufacturas ligadas al sector exportador no se vieron
muy beneficiadas y, en cambio, otras como la industria tex l, la refinación del petróleo, los productos farmacéu cos,
el cemento, etc., se vieron beneficiados. El autor marca que exis ó una brecha (bastante marcada en algunos casos)
entre la expansión de la producción y la capacidad de absorción interna. Además, muchos bienes que dejaron de
importarse (bienes de consumo durable o maquinaria) no encontraron una expansión en la producción nacional.
La capacidad produc va de las manufacturas internas aumentó menos que la producción durante los 30, indicador
que el autor encuentra en el hecho de que las estadís cas no marcan un aumento de las importaciones de
maquinaria y equipo, o un aumento de la producción nacional de esos bienes. Se trabajó con la capacidad ociosa que
exis a en cada país. En ese sen do marca el autor que la industrialización fue muy intensiva en mano de obra e
involucró empresas pequeñas y medianas; además parecen haber sido raros los incrementos de la produc vidad
media del trabajo.
La sus tución de importaciones fue en gran medida producto de empresarios nacionales o extranjeros nuevos.
La sus tución de importaciones no se dio solamente en el sector de las manufacturas, sino que también se vio este
proceso en el sector rural, con un aumento de productos rurales vendidos en el sector interno en detrimento de los
vendidos en el sector externo. Países importadores de alimentos (aun los mas pasivos) desarrollaron ciertos intentos
de sus tuir esos productos por producción interna (recurrir a “sus tutos nacionales”). Esto se hizo muchas veces a
expensas del comercio intrala noamericano, en tanto el producto primario que antes se podía obtener de un país
vecino ahora se buscaba desarrollarlo en el propio país (yerba mate argen na a expensas de la paraguaya).
También hubo sus tución de importaciones en el plano de los servicios, como por ejemplo el turismo de habitantes
locales en el extranjero se sus tuyó por un turismo más bien interno.
“El nivel de las importaciones y las exportaciones refleja de manera primordial los choques y las tendencias
exógenas, pero sus estructuras respondían a las diferentes actuaciones sectoriales antes descritas. Bajó la
par cipación, en el total de importaciones, de los bienes de consumo y de productos intermedios … mientras que
aumentó la par cipación de los productos metalúrgicos y otros productos intermedios. Bajaron las importaciones de
maquinaria y equipo des nadas a las manufacturas relacionadas con las exportaciones … mientras que aumentaron
las importaciones des nadas a la manufactura sus tu va de importaciones”.
Quienes estaban empleado en mercados laborales medianamente compe vos y abiertos es probable que los
salarios hayan aumentado con respecto a los alimentos y disminuido con respecto a la capacidad de compra de
productos importados. Algunas medidas sociales también parecen haber facilitado el acceso de las clases bajas a la
tenencia de la erra (reforma agraria en México y algunas medidas por el es lo en Cuba).
Los sistemas laborales coerci vos supervivieron hasta el siglo XX en muchas localidades de AL, sobre todo en donde
podía encontrarse indios americanos. En Guatemala se u lizaba mano de obra india gravada y convicta, aunque
incluso Guatemala liberalizó su régimen laboral para 1934.
En los países con regímenes laborales libres el desempleo no fue un problema en tanto no exis a mecanismos para
para el movimiento de los salarios a la baja, a la vez que se dio una rápida cesación de la inmigración. En otros países,
para lograr el mismo efecto, se eliminó la importación de mano de obra estacional.
Los grupos ligados a la exportación parecen haber visto declinar su posición rela va a pesar de las acciones publicas
des nadas a paliar lo choques externos, mientras que los empresarios vinculados a la agricultura y la industria
sus tu va acumularon cuan osos beneficios ya que su producción tenía elevados precios internos y sus costos eran
bajos. En cuanto a los asalariados, aun en los países reac vos que actuaron rela vamente bien frente a la crisis, no es
posible decir que sus salarios reales se hayan encontrado muy por encima que los que tenían previo a la crisis.
- Interpretación final:
La evolución de las economías de AL durante la década del 30 puede explicarse como una respuesta a los incen vos
creados por las polí cas des nadas a comba r los desequilibrios de la balanza de pagos creados por el
empeoramiento abrupto de los términos de intercambio y el cese de la entrada de capital. “Los países que pudieron
devaluar marcadamente su tasa de cambio a principios del decenio avanzaron hacia el nuevo patrón de acumulación
con mayor rapidez que las naciones que mantuvieron fija su tasa de cambio o devaluaron poco. Para estos úl mos
países, el proceso deflacionario requerido implicaba la rebaja de una miríada de precios de bienes no comerciados (y
de los salarios) sin una orientación clara de los mercados o de los gobiernos acerca del nuevo nivel que debiera
considerarse correcto … En cambio, la devaluación implicaba una señal clara y una especie de “guía de precios” que
reducía la incer dumbre de los agentes económicos en los países reac vos”.
Las polí cas que se tomaron por parte de los países reac vos que afrontaron la crisis posi vamente, se hicieron
como resultado de un ins nto de supervivencia mas que por un designio ideológico o una clara intención de
planificación de la economía, en un contexto mundial en el que abundaban los ejemplos extranjeros audaces y casi
no se encontraban ejemplos de un mantenimiento consciente e intencionado de la an gua ortodoxia.
CARDOSO Y FALETTO. NACIONALISMO Y POPULISMO: FUERZAS SOCIALES Y POLITICA DESARROLLISTA EN
LA FASE DE CONSOLIDACION DEL MERCADO INTERNO.
El periodo de transición en América La na puede ser definido, en los referente las relaciones entre los grupos y clases
sociales, por la presencia cada vez más importante de las clases medias urbanas y de las burguesías industriales y
comerciales. La expresión económica de esta situación son las polí cas de consolidación del mercado interno y de
industrialización.
1. En los países con economía exportadora controlada por grupos nacionales que lograron formar un sector
industrial importante antes de la crisis del comercio exterior, el curso de estas polí cas tuvo un carácter más
bien liberal, sentado sobre la base de la empresa privada.
2. En una situación originada en el enclave, el “dirigismo” estatal expresó la forma en la que grupos no
vinculados con el sistema exportador-importador trataron de crear su base económica.
De cualquier manera, no son modelos excluyentes.
La fase de industrialización por sus tución debe pensarse como un doble movimiento convergente: expansión del
sector privado de la economía y acentuada par cipación estatal (inversiones en infraestructura, sobre todo).
Estructuralmente, esta fase presupone alteraciones en la división social del trabajo y una transformación de los
aspectos demográfico-ecológicos: se engendra un proletariado y se incrementa el sector popular urbano no obrero
de la población. Se forman sociedades urbanas de masas en base a una insuficiente industrialización que no logra
absorber a todo el nuevo sector popular.
Muestra económicamente las polí cas de industrialización sus tu va que se basó en el aprovechamiento de la base
produc va del momento anterior para atender a la demanda interna de bienes de consumo y bienes intermedios,
debido en especial a la falta de divisas y a las dificultades de importación.
El papel del Estado aumenta (antes su rol era el de actuar como mediador de la polí ca de financiamiento de
inversiones extranjeras), teniendo que tomar medidas necesarias para la “defensa arancelaria” del mercado, lo que
significa una transferencia de rentas del sector exportador al sector interno, creando a la vez infraestructura para
apoyar la industrialización sus tu va.
El modelo de industrialización no fue el resultado del ascenso, revolucionario o no, de una burguesía industrial pica,
sino que representó una polí ca de acuerdos entre diversos sectores para formar un po de economía que
contemplara una base económica de sustentación de los nuevos grupos y que ofreciera oportunidades de inserción
económico-social a los grupos populares numéricamente importantes. Este acuerdo estaría compuesto por las clases
medias ascendentes, por la burguesía urbana y por los sectores del an guo sistema importador-exportador.
Dentro del juego polí co-social de esta fase, que se compone de acuerdos y alianzas, se disputan la hegemonía tanto
los sectores agroexportadores y financieros como los sectores medios e industriales urbanos. Los sectores populares
(clase obrera, masa popular urbana y masa agraria) aparecen como objeto de dominación o como base de
sustentación.
Los dis ntos acuerdos, formas de industrialización y control del poder para las polí cas de industrialización
sus tu va se basan en los modos de formación de las economías y de las sociedades nacionales, ya que las
caracterís cas que adoptara el Estado y los grupos empresariales dependieron de que la situación de origen fuera o
no enclave. También habrá diferenciaciones cuando la “presencia de masas” adquiera importancia.
Predominan dos pos de orientación que cons tuyen la expresión polí ca del momento:
- Orientación hacia la par cipación que da origen a una tendencia hacia el distribu vismo social y económico
- Manifiesta los intereses de los nuevos sectores dominantes, la con nuidad de la expansión económica
nacional, orientada hacia el mercado interno, como con nuación del sistema de dominación 🡪 nacionalismo
que posibilitaría la incorporación de las masas al sistema de producción y al sistema polí co.
🡺 Se forma de esta manera el “populismo desarrollista” que expresa intereses contradictorios: consumo
ampliado e inversiones aceleradas y par cipación estatal en el desarrollo y fortalecimiento del sector
industrial privado. Esta ambigüedad se basa en la necesidad de lograr un grado razonable de consenso y
legi mar el nuevo sistema de poder que se presenta como beneficioso para todos en la medida que avance
el programa de industrialización.
Los autores marcan que, como la disponibilidad de capitales y divisas están en manos del sector exportador, tendrán
que movilizarse contra sus intereses la burguesía industrial, la burocracia estatal y los sectores obreros-populares. El
condicionamiento de su éxito va a estar condicionado por:
1. Presencia de una coyuntura favorable de precios internacionales que permitan una polí ca de sustentación
del valor de los productos de exportación y polí cas que impliquen algún po de retención sobre el po de
cambio.
2. Capacidades de la “alianza desarrollista”: mantener una polí ca arancelaria y monetaria que permita
sostener el ritmo de las inversiones industriales y, si no puede asegurar el elevamiento de los salarios reales,
al menos aumentar la can dad de individuos de los sectores populares que se incorporan al sistema
industrial.
Podemos ver que los rasgos dis n vos de las polí cas de industrialización estarían determinados según como se
acuerdan o concilian los papeles del Estado y de las burguesías industriales (el Estado no solo en sus funciones
económicas sino como expresión de los grupos que lo conforman, como instrumento de dominación). La presencia
de las masas también significa que estas aparecen como condición necesaria para el proceso de industrialización
(como mano de obra y como mercado de consumo) a la vez que deben ser tomadas en cuenta por los grupos de
poder.
- Industrialización “liberal”: basada en la conducción de sectores empresariales privados que supone un sector
agroexportador hegemónico que se encuentre también vinculado el mercado interno.
- Industrialización “nacional-populista”: orientada por una voluntad polí ca que expresa la pujanza de fuerzas
sociales vinculadas al aparato de poder (burguesía, sectores medios y populares; sector agro-exportador aun
en pugna) que comparten la conducción del proceso de desarrollo.
- Industrialización orientada por un “Estado desarrollista”: la debilidad de un sector exportador interno capaz
de reorientar sus capitales acumulados al mercado interno es compensada por un “programa” estatal que
mediante un sistema imposi vo reorienta las inversiones y sienta las bases de la economía industrial. (caso
preferido en las situaciones de enclave).
“Nacionalismo” y “populismo” entendidas en tanto estrategias de incorporación de amplios sectores dentro del
proceso de industrialización, como expresión que logra concertar los intereses de grupos opuestos entre sí, pero
unidos con el propósito de encontrar un nuevo eje para el poder nacional
El sector exportador dinámico permite la creación tanto de un sector industrial de él dependiente como de un fuerte
sector financiero importador; el desarrollo económico será intentado bajo el control de esos grupos. El problema
polí co se basaba en el aprovechamiento de la coyuntura favorable para expandir la economía bajo el control de los
sectores mencionados y contener también la presión obrero-sindical. El con nuo predominio de la dominación de
clase y el dinamismo de la economía, produjeron como consecuencia un callejón sin salida debido a la con nuada
movilización e incorporación de nuevos con ngentes a la fuerza de trabajo requerida por la expansión económica y la
no incorporación polí ca de estas mismas masas. Esto desemboca en la quiebra de la dominación burguesa
excluyente y de la estructura sindical an gua.
El populismo peronista intenta dar solución a estos problemas dándole con nuidad a la expansión económica,
respetando el empuje propio del sector empresarial privado, pero imponiéndole cauces generales que aceleran la
incorporación de las masas no solamente en lo económico sino también en los social y lo polí co. El Estado como
árbitro de la pugna entre las clases y como mecanismo de redistribución.
Los conflictos se planteaban desde el clivaje pueblo-oligarquía, sin que a este se le atribuya un contenido concreto.
La nueva coyuntura de poder que representa el peronismo será efec va en la medida en que pueda conciliar los
intereses de la acumulación del sector económicamente dominante con los intereses de la “par cipación” creciente
de las masas. Esto fue posible por las condiciones favorables de saldos acumulados generados por la guerra, los que
permi eron mejorar los salarios y las condiciones sociales del sector obrero y de clases medias sin dañar más allá de
un mínimo tolerable al sector económicamente hegemónico.
Los restantes grupos subordinados compondrían la “oligarquía” y pagarían los costos a medida que se iban agotando
los saldos favorables de la económica exportadora a la vez que soportarían el peso de la crí ca polí ca a un sistema
de poder que era acusado de reaccionario, pero del que habían par cipado de forma subordinada.
La coyuntura de poder expresada por el peronismo impondría caracterís cas peculiares al proceso de desarrollo:
Los limites al funcionamiento de ese modelo de desarrollo se daba sobre todo por el agotamiento del proceso de
sus tución rápida de importaciones (bienes de consumo inmediatos y duraderos) y por la contradicción de una
par cipación creciente de las masas en la distribución de la renta nacional sin que afecte las rentas de los demás
grupos sociales (sobre todo los sectores monopolistas agromiportadores). Frente a este agotamiento, la polémica
“esta smo o gran empresa” comienza a hacerse polí camente más palpable y surge como reemplazo de la
polarización vacía oligarquía-pueblo un nuevo po de enfrentamiento donde los valores de clase comienzan a ser
catalizadores crecientes de la conducta popular. El argumento de lo “nacional” se deja de lado en el comportamiento
de los actores económicos y polí cos.
Modelo de desarrollo de Brasil en el que la etapa de expansión hacia afuera no consolidó un sector empresarial
hegemónico los suficientemente fuerte y moderno como para neutralizar el poder de los sectores agro tradicionales
ni tampoco para unificar los sectores populares, rurales y urbanos, como masa asalariada.
En este caso, el Estado surge como un instrumento no solo de regulación del sistema industrial, sino como
instrumento directo de su cons tución, a través de la creación de empresas públicas, autárquicas o paraestatales.
Además, a la clase obrera, menor que en el caso argen no, se le suman un amplio sector de masas urbanas no
obreras; además se presenta un amplio sector de masas rurales que viven en una situación dis nta de la que
corresponde a los sectores populares urbanos.
En Brasil, el populismo aparece como el eslabón gracias al que se vinculan las masas urbanas movilizadas por la
industrialización al nuevo esquema de poder y se conver rá en una polí ca de masas que tratará de impulsar un
esquema de par cipación rela vamente limitada y basada en una endeble estructura sindical (con poca
penetración).
El periodo de la industrialización sus tu va se inicia a par r de la imposibilidad del sistema de poder anterior de
seguir controlando el Estado a la vez de que se encontraba una inexistencia de un sector agroimportador que hubiese
dado origen a una económica industrial subsidiaria. La industrialización sus tu va se alcanza a través de la acción
directa del Estado y por el impulso de una “burguesía industrial” no vinculada al sector agroimportador. Las polí cas
de industrialización obedecieron a una línea de orientación de “nacionalismo económico”. Exis a, además, una
imposibilidad de los grupos privados nacionales e internacionales de imponer una polí ca de industrialización liberal,
por lo que este programa adquiere impulso cuando los grupos agroexportadores pierden el control del aparato
estatal.
Prevalecieron las influencias polí cas por sobre las económicas en la definición del proceso de industrialización por
parte de los grupos que llegaron al poder después de 1930. Los sectores empresariales volcaron sus intereses hacia
este po de polí ca cuando el impulso industrialista ya estaba dado.
La dirección estatal del proceso es explicada por los autores como una cues ón polí ca en tanto no exis an masas
movilizadas sin una contrapar da de un régimen de empleos que la incorporase, lo que creaba una situación
peligrosa para quienes detentaban el poder. Por eso, y por la debilidad del sector capitalista necesario para encabezar
este desarrollo, se necesitó de una “dimensión nacional del desarrollo”, reivindicado en nombre de los intereses de
todo el pueblo y encabezado por el Estado. El esquema de poder se da como una alianza que se componía de los
grupos terratenientes atrasados, los agricultores que producían para el mercado interno, la clase media urbana,
sectores industriales ya existentes y la masa urbana (quedaban por fuera los sectores agroexportadores hegemónicos
-cafetaleros- y la masa rural en su conjunto). Los sectores agroexportadores quedan excluidos solo en un primer
momento.
La viabilidad de la polí ca de alianzas se basaba en la división entre los sectores populares: la masa urbana se
beneficiaba del desarrollo y la rural no está incorporada (esto debía ser así en tanto la expansión económica no
soportaría la presión salarial producida por la incorporación al mercado de trabajo en condiciones más favorables de
amplios sectores sociales. Además, la incorporación de los campesinos estallaría los marcos de la alianza
desarrollista). Estos sectores excluidos pagarán los costos de la industrialización ya que la fuerza del Estado para
gravar imposi vamente al sector exportador era un factor importante del proceso.
“El populismo varguista se presenta como un movimiento más o menos vago de incorporación a la nación, pero sin
las implicaciones de mayor organización sindical y mayor presión por la elevación de los salarios, como en el caso
peronista”. Se propugnaban los valores de la masa, de los “humildes”, por sobre los de la clase.
La contradicción entre la necesidad de acumulación de capitales y la presión redistribu va parece menos fuerte
durante esta etapa de industrialización sus tu va. Además, el liderazgo populista puede ser también un liderazgo de
po empresarial en que el Estado es entendido como un buen patrón. Las demandas económicas de las masas son
vagas, por lo que podían ser atendidas, y las polí cas coincidían con los grupos que llegaron al poder y favorecían un
desarrollo de signo esta sta.
De cualquier manera, el esta smo varguista no excluye la par cipación del sector privado, sino que este invierte cada
vez más en el mercado interno que el Estado había consolidado. El Estado se u liza también como instrumento de
distribución de créditos y de distribución de ingresos. A medida que se amplía la base económica del sector
industrial, crecen las presiones contra la “ineficacia” del Estado como empresario y contra el populismo como polí ca
de desarrollo. El varguismo resiste con los sectores urbanos de clases medias, los sectores empresariales que temen
la competencia monopolista privada y los sectores populares movilizados desde el Estado. El populismo ve sus límites
en la medida que se agota el proceso de fácil sus tución y crecen las exigencias por mejoras técnicas, mayor
acumulación y eficiencia.
- El estado desarrollista:
El desarrollo logrado en la fase de expansión del mercado externo se dio dentro de los cauces de una economía de
enclave, por lo que la transición impone la necesidad de reorganizar el Estado con una más amplia par cipación
polí ca de las clases medias, a la vez que los sectores populares cons tuían un obligado punto de referencia de tal
organización. Nuevos sectores industriales y los sectores populares se ar cularon en el seno del mismo Estado.
La industrialización la impulsa el Estado tanto porque los sectores que lo controlan necesitaban crear un mecanismo
de acumulación rápida de capitales como porque estos sectores estaban cons tuidos por una alianza entre sectores
populares y grupos medios (burocracia y gérmenes de una nueva burguesía). Para mantenerse, la alianza necesitaba
crear las posibilidades para incorporar a las masas.
La Revolución que se había consolidado polí camente mostraba debilidad en lo económico, sobre todo porque los
sectores fundamentales de la economía seguían en manos de fuertes compañías extranjeras que, por su poder,
imponían fuertes limitaciones al gobierno mexicano. Polí camente el proceso revolucionario tenía dificultades para
encontrar estabilidad, sobre todo porque su base agraria no podía cons tuir una base económica solida a par r de la
cual el proceso revolucionario podría con nuar desarrollándose. El sector obrero tampoco era muy consistente, por
lo que el sistema reflejaba debilidades en la carencia de la estructuración de su apoyo polí co popular (campesinos y
obreros) y en su debilidad frente al peso de la economía controlada desde el exterior.
El único recurso viable que tuvo el gobierno para imponer mejores condiciones en su relación con las compañías
extranjeras era estructurar y organizar la unidad del movimiento obrero y campesino: esa fue la polí ca de Cárdenas.
A par r de esta polí ca, logra enfrentar a las compañías extranjeras en el sector del petróleo y resultó de ellos su
polí ca de nacionalización.
El Estado iniciaba la industrialización en México, aunque su orientación socialista alarmaba tanto a inversores
extranjeros como a vastos sectores económicos nacionales. Esto no podía con nuar si era la industrialización el
obje vo acordado, por lo que la polí ca subsiguiente de Ávila Camacho y luego Alemán es la de el beneplácito a la
inversión extranjera dentro de cierto margen de control estatal. Con la industrialización y el desarrollo económico
que esta implicaba se pretendía dar una rápida solución a las reivindicaciones populares. El capital extranjero era
apoyado por el Estado, que creaba condiciones posi vas no solo en el plano de la industria, sino también en el
financiero y en el comercial, asegurando las mejores condiciones de mercado; a cambio pedía solamente que los
inversores industriales produjeran en el país. La tendencia de control de las inversiones se amplo también al agro.
Como resultado tenemos un entrelazamiento entre el Estado y los nuevos sectores económicos que se daba de un
modo tal que los primeros veían determinada su suerte por la capacidad dinámica de los modernos grupos
económicos. De cualquier manera, debe destacarse que los sectores populares urbanos no quedaron al margen, lo
que explica que la base del proceso de industrialización sea una persistente alianza entre los más dis ntos sectores
sociales.
Luego de seguir una carrera polí ca más bien tradicional dentro del PR de Rio Grande do Sul, Vargas llega a la
presidencia en 1930 encarnando una línea de acción muy dis nta a la de la polí ca oligárquica.
El gobierno provisional encuentra una situación económica muy grave, sobre todo a causa de la crisis mundial
(producción agrícola sin mercado, fazendeiros en la ruina y desempleo en las grandes ciudades). La situación
financiera era di cil.
En el plano polí co, las oligarquías triunfantes del golpe del 30 intentaban reconstruir el Estado siguiendo las viejas
prác cas, mientras que algunos sectores del Ejercito estaban más en favor de reforzar el poder central. Por su parte,
la relación con la Iglesia fue buena (inauguración del Cristo Redentor en 1931 y ley favoreciendo la enseñanza
religiosa en las escuelas públicas).
Las medidas de centralización del gobierno se vieron desde muy temprano, sobre todo entendiendo que la disolución
del Congreso Nacional significó que Vargas asumía no solo el PE, sino también el Legisla vo y el de los Estados
provinciales y municipales mediante la renuncia de todos los gobernadores y la posterior intervención federal. La
merma de poder de los estados también se vio con leyes que les prohibían contraer emprés tos y gastar más del 10%
de su presupuesto para gastos en fuerzas de seguridad.
Esta centralización también se dio en lo económico cuando el gobierno crea, en 1933, el Departamento Nacional del
Café, mediante el cual trato de concentrar en sus manos la polí ca del café.
Frente a la crisis la pregunta era que hacer con el stock disponible de café que no encontraba salida en ningún
mercado internacional. En julio de 1931 el gobierno decidió que compraría el café con ingresos derivados del
impuesto a las exportaciones y con la confiscación cambiaria, y a la vez destruiría parte del producto. De esta manera
buscaba reducir la oferta y sostener los precios.
La situación financiera era insostenible, lo que llevó a que en 1931 se suspendieran los pagos de la deuda pública
externa y se reintrodujera el control de cambios del Banco do Brasil.
En cuanto a la polí ca de trabajo (que según el autor fue una de sus polí cas más coherentes), esta resultó
innovadora para lo que se tenía acostumbrada la economía brasilera. Su polí ca consis a en reprimir cualquier
intento de organización obrera por fuera del control del Estado, mientras que se buscaba atraer a la clase trabajadora
para que diera un apoyo generalizado al gobierno. En cuanto a lo primero, desde comienzos del gobierno de Vargas
se desarrolló una represión sobre los par dos y las organizaciones de izquierda que se volvería más sistemá ca que
en la Primera República. En cuanto a lo segundo, se crea en 1930 el Ministerio de Trabajo, Industria y Comercio, a lo
que le siguieron la promulgación de leyes protectoras del trabajo, el control de sindicatos por parte del Estado y la
creación de órganos que arbitren los conflictos entre patrones y obreros. En 1931 se lanza el control de los sindicatos
mediante leyes de sindicalización tanto del trabajo como de la clase patronal, convir endo al sindicato en un órgano
consul vo y colaboracionista con el poder público. Se adoptó la polí ca de la unidad sindical: un solo sindicato
reconocido por el Estado por categoría profesional. Aunque al principio se resis an a las leyes laborales del gobierno,
las asociaciones de industria y comercio terminaron aceptando la legislación laboral del varguismo.
Las polí cas de resistencia de los sindicatos dirigidos por la izquierda no tuvieron mucho asidero en tanto las bases
presionaban en favor del reconocimiento, que era condición excluyente para que sus miembros puedan gozar de
algunos beneficios: vacaciones y la posibilidad de plantear derechos ante los órganos de mediación entre el capital y
el trabajo.
La educación también fue importante para el gobierno iniciado en 1930, propugnando por la creación de una elite
más amplia y mejor preparada intelectualmente, llevando a cabo polí cas desde una visión centralizadora, desde el
centro hacia la periferia, mediante el instrumento del Ministerio de Educación y Saludo creado en 1930. “Aun
durante la dictadura del Estado Nuevo, la educación estuvo impregnada de una mezcla de valores jerárquicos, de un
conservadurismo nacido de la influencia católica, sin tomar la forma de una doctrina fascista”. Las polí cas estuvieron
más bien focalizadas en la enseñanza superior, creando dos universidades muy importantes (la Universidad de San
Pablo y la Universidad del Distrito Federal), y en la educación secundaria, estableciendo una curricula que contemple
este nivel de forma más integral, consagrando la enseñanza en dos ciclos, la asistencia obligatoria y la exigencia del
tulo secundario para el ingreso a la enseñanza superior.
Para definir el proceso polí co en el periodo 1930-1934 hay que tener en cuenta dos cues ones: el “tenen smo” y la
lucha entre el poder central y los grupos regionales.
Con la victoria de la Revolución de 1930, los “tenientes” comienzan a ocupar cargos en el gobierno y a formular un
programa más claro. Las propuestas de los tenientes se centraban en la idea de atender con mayor uniformidad las
necesidades de las diversas regiones del país, la instalación de la industria bélica (siderurgia) y un programa de varias
nacionalizaciones. Para llevar a cabo este programa era necesario contar con un gobierno federal centralizado y
estable, abogando por la con nuidad de la dictadura, la sanción de una nueva cons tución y la implementación de la
representación por clase.
Para comba r a las oligarquías estaduales, Vargas u liza el apoyo de los cuadros tenen stas, sobre todo en la región
del nordeste y en SP. El nordeste fue su campo de acción predilecto en contra de los círculos dominantes de la región
(coroneles), siendo muchos de los interventores nombrados en la región, militares. El tenen smo intentó, a su vez,
introducir algunas reformas y mejoras que tuvieran en cuenta algunas reivindicaciones populares (“salvacionismo”).
De cualquier manera, muchas de estas polí cas no tuvieron éxito y los tenientes arribaron a cierto entendimiento
con los sectores de la clase dominante regional. Las clases dominante de las áreas más desarrolladas atacarían la
polí ca tenen sta en el nordeste como un intento de virreinato de los pequeños estados.
En SP se desata una guerra civil a causa de la marginación de la elite paulista por parte del varguismo, que
desconoció las pretensiones del PD y nombró un interventor que no pudo aguantar las resistencias y que renunció a
mediados de 1931. Los tenientes buscaban lograr el apoyo de asociaciones cafetaleras poco representadas y de los
sindicatos obreros., pero tuvieron en contra a la mayoría de la población de SP, ideológicamente atada a la elite
regional que defendía el cons tucionalismo y la democracia liberal y que, como mínimo, exigía que el interventor
fuera civil y paulista.
Frente a las presiones en contra de la prolongación de la dictadura, el gobierno decide promulgar, en 1932, el Código
Electoral, en el que se contemplaba la obligatoriedad del voto de ambos sexos y su carácter secreto. La elección del
legisla vo seria proporcional, garan zando la representación de las minorías. También se implantó la representación
profesional, como instrumento de poder del gobierno para equilibrar el peso de los grandes Estados que, a su vez,
eran opositores.
En 1932 Vargas con núa con sus intentos de tranquilizar a SP nombrando un interventor civil y paulista. Pero todavía
se ponía en duda la fidelidad del proceso electoral.
El Frente Único Gaucho rompe con Vargas, lo que acelera los planes de la revolución contra su gobierno que estalla el
9 de Julio de 1932. El plan de ataque fulminante falló, no porque no tuviera apoyo por parte de la sociedad civil, sino
porque militarmente quedó confinada al territorio de SP. Esto se debía, sobre todo, a que las elites de MG y de RG no
estaban dispuestas a enfrentarse militarmente contra un gobierno al que habían ayudado a subir al poder 2 años
antes. La revolución quedó en territorio paulista, con un limitado ejército y una gran movilización popular que
aunaba a diversos sectores sociales que reclamaban por la cons tucionalización del país y por la autonomía y la
superioridad de SP. Aun con toda la resistencia paulista, la superioridad militar de los par darios del gobierno era
incues onable, lo que culminó en la rendición de SP en octubre de 1932.
“La guerra paulista tuvo un aspecto dirigido hacia el pasado y oro hacia el futuro: el reclamo por la
cons tucionalización del país se hizo extensivo tanto a los que esperaban retroceder hacia formas oligárquicas de
poder, como a aquellos que esperaban establecer una democracia liberal. El movimiento paulista también tuvo
consecuencias importantes. Aunque salió victorioso, el gobierno percibió claramente la imposibilidad de ignorar a la
elite paulista. Por su parte, los derrotados comprendieron que tendrían que establecer algún po de compromiso con
el Poder Central”. El gobernó varguista nombro en 1933 un interventor civil legi mado por ser miembro del PD y
lanzó el Reajuste Económico reduciendo las deudas de los agricultores afectados por la crisis. De allí en adelante la
elite polí ca de SP sería más cautelosa.
El movimiento tenen sta se fue disolviendo a lo largo de 1933 🡪 algunos se subordinaron a Vargas, mientras que
otros pasaron a formar parte de los dis ntos par dos de derecha y de izquierda.
Decisión del Gobierno Provisional de cons tucionalizar el país, llamando a elecciones para la Asamblea General
Cons tuyente en 1933. Esta campaña reveló un crecimiento de la par cipación popular y de la organización
par daria. Se formaron par dos de todo po, pero ninguno a nivel nacional, a excepción de los comunistas y los
fascistas. En 1934 se promulga la nueva cons tución, que se asemejaba a la de 1891 en tanto establecía una
república federal, pero que había cambiado algunas cues ones que provenían del modelo de la Cons tución
alemana de Weimar. Proponía 3 cues ones centrales que no estaban en la anterior cons tución:
- Nacionalización progresiva de las minas, los yacimientos minerales y los saltos de agua. También había, en el
orden de lo económico y social, ciertos ar culados que aseguraban la pluralidad y la autonomía de los
sindicatos, y alguna legislación laboral (prohibición de salarios diferentes por mo vos de edad, sexo,
nacionalidad o estado civil; salario mínimo; reglamentación del trabajo de mujeres y niños; el descanso
semanal; vacaciones pagas e indemnización por despido).
- Familia, educación y cultura: enseñanza primaria obligatoria y gratuita. Carácter opta vo de la enseñanza
religiosa en las escuelas públicas.
- Seguridad nacional: creación del Consejo Superior de Seguridad Nacional. También se reafirmó el servicio
militar obligatorio.
🡺 1934: Vargas electo presidente por el voto indirecto de la Asamblea Cons tuyente, debiendo ejercer su
mandato hasta 1938. De allí en adelante las elecciones para la presidencia serían directas.
La idea de que eso podía abrir la puerta finalmente a un régimen democrá co en Brasil se rompe cuando, en
1938, se dio el golpe del Estado Novo, al que contribuyeron los militares dentro del gobierno y las vacilaciones de
los liberales y la irresponsabilidad de la izquierda.
🡺 Despres gio de la democracia liberal desde el fin de la WWI y el ascenso de los fascismos y autoritarismos en
Europa. La crisis mundial ayudo a despres giar aún más el matrimonio entre la democracia y el capitalismo,
que había traído miseria, desempleo y desesperanza.
🡺 En Brasil surge en 1932 el Integralismo (Acción Integralista Brasileña), definido a sí mismo como una doctrina
nacionalista con un contenido más cultural que económico: buscaban la toma de conciencia del valor
espiritual de la nación, asentado en principios unificadores (“Dios, Patria y Familia”). En cuanto a la relación
entre la sociedad y el Estado, el integralismo negaba la representación individual y abogaba por un liderazgo
supremo que reuniera a representantes por profesiones o áreas de la sociedad.
1937: intervención del gobierno en algunos estados y en el Distrito Federal, pero faltaba pretexto para reavivar el
clima golpista.
🡺 Plan Cohen: es sorprendido un tal Cohen, un integralista, redactando un plan de insurrección comunista y
demostrando cómo reaccionaría el integralismo frente a eso y como produciría masacres, saqueos, ataques a
hogares, incendios de iglesias, etc. Ese texto que era más bien ficcional fue tomado por el Ejercito como algo
real, publicado en los medios y causó que rápidamente el Congreso aprobara el Estado de Guerra y la
suspensión de las garan as ins tucionales por 90 días. El Ejercito fue juntando adeptos dentro de sus filas
para apoyar el golpe. La oposición se movilizó poco y no pudo evitar el golpe.
- El Estado Novo
10 de noviembre 1937: tropas cercan el Congreso y Vargas anuncia la apertura de una nueva fase polí ca, el Estado
Novo. El régimen fue implantado al es lo autoritario sin grandes movilizaciones.
Ninguna agrupación polí ca pudo reaccionar y la clase dominante veía el golpe como algo inevitable y quizá
beneficioso. El Congreso se somete finalmente cuando 80 de sus miembros le llevan su solidaridad a Vargas.
Los integralistas, que esperaban algún puesto en el nuevo gobierno, vieron sus deseos rápidamente truncos cuando
algunos grupos intentaron asaltar el palacio presidencial para cometer un golpe de Estado, pero estos fueron
rodeados y fusilados.
El Estado Novo no fue un golpe radical con el pasado, pero sí significó una realización plena de las diversas tendencias
polí cas que se venían observando, por ejemplo, la centralización (los Estados pasarán a estar gobernados por
interventores, siendo estos o parientes de Vargas o militares; en los estados importantes se tomaban en cuenta
algunos sectores de la oligarquía regional).
La representación de los intereses sociales dejó de centrarse en el Congreso, pero no dejó de exis r, ya que a par r
del Estado Novo se reforzó la representación de los órganos técnicos dentro del aparato del Estado.
Desde lo socioeconómico el Estado Novo fue una alianza de la burocracia civil y militar con la burguesía industrial,
con el obje vo común de promover la industrialización sin grandes conflictos sociales. Los tres sectores veían en la
industrialización la independencia del país, el fortalecimiento de la economía y la seguridad nacional, y la necesidad
de la intervención del Estado como incen vo, respec vamente. Los apoyos no significaron iden dad de opiniones y
puntos de vista: los industriales no eran tan crí cos del capital internacional y propugnaban la toma de medidas
específicas en el mercado de cambios y en la polí ca de tarifas a las importaciones.
El poder de Vargas era la instancia decisiva de las resoluciones fundamentales de la dirección del Estado, con una
relación de mucha confianza entre este y sus ministros. Las Fuerzas Armadas influían desde diversos órganos de
representación, sobre todo desde el CSN, que se arrogaba la noción de “Seguridad” en un sen do más bien amplio.
Las FFAA fueron las responsables de la instalación de la industria del acero, dirigían el Consejo Nacional del Petróleo y
desarrollaron vastos planes de compra de armas. De cualquier manera, su influencia no era absoluta, sobre todo
porque desde el sector militar no exis an intenciones de sus tuir a las elites civiles. Su cohesión giraba en torno a la
idea de la industrialización y la modernización por la vía autoritaria, pero no estaban cohesionadas en otras áreas, lo
que le permi a al presidente manipular las pretensiones del Ejercito y ar cularlas a los intereses más generales del
gobierno. También Vargas enfrentó en algunas ocasiones a la cúpula militar (cuando buscaba a poyo para suspender
el pago de la deuda).
La polí ca económico-financiera del Estado Novo si significo un cambio de rumbo de la que se venía dando en el
periodo 1930-37. En ese primer periodo, el gobierno trataba de equilibrar entre los dis ntos intereses, incluso los
agrarios, y no había desarrollado una polí ca clara de incen vos industriales, a la vez que era bastante sensible a
presiones externas. Desde 1937, el gobierno se lanzó a una polí ca más decidida de sus tución de importaciones
mediante la producción interna y el crecimiento de la industria de base. Hasta 1942 la polí ca de incen vos se
manejaba considerando a cada sector como un caso específico: la entrada de Brasil en la guerra llevó a que el
gobierno asuma la supervisión de la economía, creando la Coordinación de Movilización Económica. Las
disposiciones nacionalistas en términos económicos que había en la Carta de 1937 no se llevaron a cabo en la
prác ca muchas veces, sobre todo debido a presiones desde dis ntos sectores y la falta de una orientación clara por
parte del gobierno.
Campo financiero: concepciones conservadoras. Para enfrentar la crisis de la balanza de pagos, Vargas suspendió el
pago de la deuda, decreto el monopolio de la venta de divisas e impuso un tributo sobre las operaciones cambiarias.
El control estatal sobre el comercio exterior con nuó y los pagos de la deuda se reestablecieron en 1940.
Polí ca laboral del Estado Novo: puede ser vista desde 2 aspectos: las inicia vas materiales y la construcción
simbólica de Vargas como protector de los trabajadores.
- Inicia vas materiales: la legislación laboral se inspiró en la Carta del Lavoro (Italia fascista), adoptando el
principio de la unidad sindical, prohibiendo la huelga y el lock-out y estableciendo la dependencia estatal de
los sindicatos (mediante el impuesto sindical). El impuesto sindical (1940) funcionó como puntapié para el
surgimiento de dirigentes sindicales que actuaban más en su propio interés y en el interés del Estado que en
el de los trabajadores. Esto era así porque el impuesto sindical permi a que el sindicato no desarrolle vastas
campañas de reclutamiento, ya que no era necesario tener una vasta masa de trabajadores para sobrevivir.
Sindicalismo “pelego” (burocrá co).
1939: Jus cia del Trabajo
1943: Consolidación de las Leyes del Trabajo, ampliando y sistema zando la legislación laboral (salario
mínimo con la capacidad de sa sfacer las necesidades básicas del trabajador)
- Construcción simbólica: se construyó a través de diversas ceremonias y la u lización de los medios de
comunicación (conmemoraciones del 1° de Mayo en las que Vargas les hablaba a los “trabajadores de Brasil”
y anunciaba medidas esperadas). Esto cons tuyó la imagen de Vargas como dirigente y guía de los brasileños.
Vargas otorgaba beneficios a su pueblo, y esperaba de este fidelidad y apoyo. Los beneficios no eran una
fantasía, pero su gran crédito polí co no estuvo basado solamente en las ganancias materiales, sino también
en la eficacia de la construcción de su figura simbólica.
La preocupación de Vargas por la opinión pública se vio desde los inicios de su gobierno en 1931, propugnando la
censura de las crí cas y las informaciones independientes para así elaborar su propio relato acerca de la situación
que atravesaba el país. En 1939 establece el Departamento de Prensa y Propaganda.
A pesar de las detenciones, persecuciones y torturas que obligaron al exilio de intelectuales y polí cos, el Estado
Novo no adoptó una ac tud de persecución indiscriminada. Los dirigentes tenían en claro que había que llamar la
atención del sector letrado.
Se intentó construir una propia historia del país en la que el Estado Novo se derivaba de la revolución de 1930 y era
el corte radical de la vieja Brasil dominada por el la fundio y las oligarquías, para pasar al Brasil moderno e integrado.
Se intentó reformular la administración pública creando una elite burocrá ca desvinculada de la polí ca par daria e
iden ficada con los principios del régimen, incorporando criterios de eficiencia, economía y racionalidad. Hubo cierta
preocupación por que el mérito fuera la calificación básica para el ingreso a la carrera burocrá ca. De cualquier
manera, la prác ca impuso variadas limitaciones y restricciones a la incorporación de cuadros de las clases medias, y
el acceso a la burocracia siguió estando muy influenciado por las preferencias del Ejecu vo.
Polí ca externa (1930-1945): los alineamientos y realineamientos de Brasil fueron resultado de la interacción del país
con las grandes potencias. La crisis del 29 acentuó la caída de GB como nación hegemónica a la vez que reafirmó a
EEUU como potencia (sobre todo desde que las medidas tomadas por Roosevelt sur eron efecto). Surge también
desde 1933 un nuevo compe dor internacional: la Alemania Nazi. El gobierno brasilero optó por una estrategia
pragmá ca tratando de negociar con quien ofreciese las mejores condiciones a la vez que se intentaba sacar
provecho de la rivalidad entre las grandes potencias.
La relación con Alemania fue de suma importancia en tanto ese país se convir ó en uno de los principales
compradores de materias primas brasileras a la vez que Brasil importaba variados productos provenientes de
Alemania. Las transacciones con Alemania eran estratégicas en tanto los alemanes permi an el desarrollo de Brasil a
par r de un rompimiento con las estrategias tradicionales del comercio exterior, ofreciendo a la venta material
ferroviario, bienes de capital, etc. Pero el comercio con Alemania tenía un costado nega vo, que era la insistencia
que exis a de realizar las transacciones en moneda no conver ble, intentando transformar las transacciones
comerciales en acuerdos bilaterales. Frente a esta situación, EEUU adoptó una estrategia de presión y cautela.
En los círculos de gobierno brasileros se llegaron a consolidar dos claras opciones: mayor entendimiento con EEUU,
por un lado, e intereses más asociados con Alemania por el otro. El golpe de 1937 no significó un cambio de rumbo
en el pragma smo del gobierno, basculando entre firmas de contratos con empresas de ar llería alemanas y
designaciones en el Ministerio de Relaciones Exteriores de personajes cercanos a la línea pro estadounidense. La
relación con el régimen alemán fue un tanto tensa en tanto el gobierno de Vargas perseguía a los grupos fascistas y
apresó a un agente alemán, situación que devino en la declaración del embajador alemán como persona non grata.
La WWII tuvo más impacto en la polí ca exterior brasileña que la aparición del Estado Novo, sobre todo a causa del
bloqueo ingles que llevó a un retraso comercial de Alemania en América La na, aun cuando Inglaterra no tenía la
capacidad de llenar ese vacío. EEUU se vio beneficiado, siendo que sus proyecciones sobre el desarrollo del conflicto
le proporcionaron una visión clara acerca de la necesidad de asegurarse el control de América del Sur. La respuesta
brasileña frente a esta posición fue un acercamiento mayor a los EEUU signado por el hecho de que el ingreso de
EEUU en la guerra forzó la definición de Vargas, que a su vez se mostraba abierto al lenguaje del panamericanismo
que trabajaba Roosevelt en su intento por asegurarse el suministro de materias primas y el control polí co de
América del Sur. En 1942 Brasil rompe con el Eje y se asegura un acuerdo polí co militar con los EEUU, quienes se
demoraron en entregar el cargamento por los simpa zantes nazis en el ejército. Esa situación termino cuando en
agosto de 1942 Brasil entra en la guerra producto del hundimiento de algunos de sus navíos por parte de las fuerzas
alemanas. La integración brasilera al frente an fascista fue total para 1944 con el envío de una Fuerza Expedicionaria
Brasileña de 20000 hombres. El regreso de los soldados a Brasil aumentaría las presiones por una mayor
democra zación.
El empo de duración del Estado Novo, en tanto Estado autoritario y modernizador, fue breve. Duro menos de 8
años. Sus problemas se relacionaron más bien con la inserción de Brasil en el marco de las relaciones internacionales
que por problemas de la polí ca interna. La inserción en el plano internacional impulsó a las oposiciones y generó
divergencias en el gobierno.
La oposición se agarraba del hecho contradictorio del apoyo de Brasil a las democracias del mundo a la vez que se
mantenía vigente le dictadura varguista. Por su parte, el ministro de Relaciones Exteriores, Aranha, se mostraba
favorable a la democra zación. Mientras, su ministro de guerra, Gois Montero, era favorable a la causa del eje.
También se vio un alejamiento de los más importantes ideólogos y sostenes militares del régimen.
Desde 1943, los estudiantes universitarios se movilizaban contra la dictadura mediante la organización de la Unión
Nacional de los Estudiantes. Una de las marchas organizadas ese año fue disuelta violentamente por la policía,
dejando un saldo de 2 muertes y provocando una ola de indignación.
El gobierno jus ficaba la con nuidad de la dictadura por la vigencia de la guerra, prome endo realizar elecciones
cuando regresase la paz. La oposición hace una jugada estratégica propugnando la candidatura del mayor brigadier
de la Aeronáu ca (Eduardo Gomes), obligando al gobierno a realizar un cambio de ac tud. A la vez que la prensa
lograba saltarse la censura cada vez más, publicando no cias favorables a la realización de elecciones.
En febrero de 1945, Vargas establece un plazo de 90 días para fijar una fecha de elecciones generales. 90 días
después se dicta el nuevo Código Electoral que fijaba la convocatoria electoral y regulaba las elecciones para
presidente y para una Asamblea Cons tuyente, dejando las elecciones estaduales para mayo de 1946. Vargas, a su
vez, aclara que no será candidato, surgiendo la candidatura dentro del gobierno del general Dutra. En este sen do,
1945 fue el año de la reaparición de los par dos opositores, encolumnados en su mayoría en la Unión Democrá ca
Nacional (UDN). Como contracara, desde el varguismo se crea el Par do Social Democrá co (PSD) y también se funda
el Par do Trabalhista Brasileño (PTB- “laboristas”).
La postura de Vargas frente a esta situación de transición sorprendió a muchos, ya que frente a la perdida de
sustento polí co del régimen por parte de las cupulas militares, el gobierno trató de apoyarse más ampliamente en
las masas populares urbanas, en los dirigentes sindicales y en la inicia va de los comunistas (el apoyo de PCB a
Vargas debe leerse como una consecuencia de la directriz llegada desde Moscú de que todos los par dos debían
apoyar a su gobierno si este formaba parte del frente an fascista). Prestes, el dirigente comunista más importante, es
amnis ado en Abril de 1945 y declara que se le tenderá la mano al varguismo en nombre de las necesidades
históricas.
En 1945 reaparecieron las huelgas obreras reprimidas a causa de la gradual restauración de las libertades
democrá cas y al agravamiento de la inflación en los úl mos años de la guerra. Los comunistas intentaron frenar
estas movilizaciones en tanto entendían que era momento de apoyar y no causarle problemas al gobierno.
A mediados de 1945 comenzó la campaña “queremista” llevada a cabo por los laboristas y los comunistas en favor de
la formación de una Asamblea Nacional Cons tuyente con Vargas al poder, posponiendo las elecciones directas a
presidente, en las que se exhortaba a Vargas a par cipar, debían realizarse posteriormente. Esta campaña causó
malestar en la oposición liberal y en los mandos militares porque dejaba la imagen de que Vargas quería sostenerse
en el poder, situación agravada por la declaración del embajador norteamericano de que tenía la certeza de que las
elecciones se producirían igual, lo que le dio a los queremistas la línea para denunciar la injerencia extranjera en el
futuro proceso electoral.
La aparición del peronismo también repercu a en Brasil, en tanto se iba definiendo la línea del populismo
la noamericano, sobre todo basados en las ideas de desarrolla un capitalismo nacional con fuerte inherencia estatal
y una polí ca que minimizara las rivalidades entre las clases. El Estado, para ambos modelos, encarnaba las
aspiraciones de todo el pueblo y no los intereses par culares de esta o aquella clase. Los sucesos posteriores al 17 de
Octubre en Argen na que llevarían a Perón a la presidencia aceleraron a los an getulistas a propugnar la caída de
Vargas, contando con la simpa a del gobierno norteamericano.
La caída de Vargas tuvo un disparador que fue la errónea decisión de apartar al jefe de la policía del Distrito Federal y
reemplazarlo por el hermano del presidente. Esto llevo a que se movilizaran las tropas del DF bajo la inicia va de
Gois Monteiro, forzando la renuncia de Vargas, quien declaró que concordaba con su salida. El papel importante de la
inicia va militar en la caída de Vargas hizo que la transición al régimen democrá co representase un cambio de
rumbo con muchas con nuidades y no una verdadera ruptura con el pasado.
El caso de México nos presenta una peculiaridad, la inclusión del campesinado en las polí cas de incorporación.
Movilizar al campesinado presupone adoptar polí cas de reforma agraria y, por ende, incurrir en una confrontación
mayor con las clases terratenientes que se centraba en un cues onamiento fuerte acerca de temas como la san dad
de la propiedad privada o los límites del intervencionismo estatal.
En México, la movilización campesina inicio con la lucha de Villa y Zapata contra la facción cons tucionalista de
Carranza (sobre todo Zapata con su “Plan de Ayala”). Frente a esto, la facción carrancista llevo a cabo un respaldo a la
reforma agraria e incorporó en la nueva cons tución vastas cues ones sobre la jus cia social y sentó las bases para la
expropiación de erras. Desde este momento, los diferentes gobiernos movilizaron al campesinado de forma
fluctuante (defendiendo o llevando a cabo intentos de reforma agraria o diversas polí cas en favor de este sector). Es
interesante que los autores remarquen que esta movilización tenía como finalidad el evitar organizaciones
campesinas más radicalizadas y autónomas.
Tanto al campesinado como el movimiento obrero se cons tuyeron como base del poder polí co de los lideres
posrevolucionarios. Esto se puede ver tanto en las experiencias a nivel nacional y/o federal favorables al
campesinado (gobernación de Cárdenas en Michoacan, por ejemplo) como en el interregno conservador (1928-1934)
en donde se avanzó con cierta hos lidad sobre el campesinado obstruyendo la movilización campesina por parte de
los gobernadores. Es más, durante este periodo se intentó que los gobernadores abandonasen los programas de
reforma agraria y se otorgasen ciertas garan as a los sectores propietarios.
El gobierno de Cárdenas (1934-1940) significó que los campesinos sean tenidos en cuenta, generando una
distribución de erras superando cualquiera que haya sido hecha hasta el momento. Además, amplio el espectro de
erras que eran plausibles de ser expropiadas. También se fomentó que los campesino se organicen y generen
contratos de trabajo como prerrequisito para la expropiación. Se favoreció la organización económica comunal
basada en el ejido mediante créditos y la supervisión del Banco Ejidal. “De esta manera, el programa rural de
Cárdenas cons tuyó un gran asalto al poder de los propietarios rurales y generó una intensa oposición”. De cualquier
manera, exis ó un debilitamiento de las fuerzas de la oligarquía terrateniente en tanto componente de la oposición a
los movimientos populistas.
MEXICO.
Al considerar el periodo de incorporación mexicano podemos establecer una fase cautelosa (1917-1920) a la que le
siguen 3 etapas más: dos fácilmente caracterizables como populistas y una fase más conservadora.
El periodo de incorporación fue abierto por al famoso ar culo 123 de la Cons tución de 1917 en él se aseguraban
garan as laborales tales como el derecho a formar sindicatos y a la huelga.
La familia revolucionaria se divide para 1917 entre carrancistas (acuerdistas; cons tucionalistas) y los populistas por
el otro lado. Comienza en 1920 la “Dinas a de Sonora” (presidencias de Obregón, De la Huerta y Calles) en la que los
populistas terminaron dominando, dándole a las presidencias de Obregón y Calles un claro nte populista. Un factor
central que se va configurando para el populismo mexicano es el hecho de que la incorporación del movimiento
obrero en la coalición populista no se tradujo nunca a una ins tucionalización a través de un par do mul clasista que
unificara esta alianza estatal-sindical (esta falencia se dejó entrever en los años del Maximato -1928-1934). Esa tarea
le quedaría por realizar a Cárdenas y a su proyecto de populismo radicalizado, el cual teje lazos con la clase
trabajadora a través de la CTM e ins tuye una serie de reformas, concesiones y beneficios laborales mediante los que
logra integrar a los sectores populares en un par do mul clasista.
- Proyecto desde arriba: los 20’:
La facción vencedora del proceso revolucionario, los cons tucionalistas, se vieron con la tarea de reconstruir el
Estado y consolidar su poder, siendo este el asunto dominante que marcó la época para los gobernantes mexicanos.
En una situación de inestabilidad de las fuentes de poder resultaba central la creación de recursos polí cos bajo la
forma de un organizado sector popular (trabajadores urbanos y campesinos).
Carranza, el primer presidente posrrevolucionario, siguió la orientación de Madero de construir una amplia alianza
despreciando la movilización de los sectores populares. Fueron Obregón y Calles los que insis eron en la movilización
y la alianza con los sectores populares como condición para consolidar la revolución.
La presidencia de Obregón se veía signada por la necesidad de lograr el reconocimiento de EEUU, lo que quizá influyó
según los autores a que desarrolle una polí ca “pendular” en la que enfrentaba a un sector de las clases populares
con otro sin quedar comprome do con ninguno. Su presidencia comienza con una alianza estrecha con los sectores
dominantes del movimiento obrero y termina enfrentado a esta y más cercano a los grupos rurales. Calles, por su
parte, asume más claramente ligado a los sectores urbanos y quedó en dependencia de ellos cuando vio estrecharse
su base de apoyo.
Los gobiernos posrevolucionarios se veían marcados por la necesidad de consolidar el poder en contra de los
resabios del porfiriato y los elementos contrarrevolucionarios (Iglesia, los grandes propietarios rurales, los grandes
comerciantes, los industriales porfiristas y la maquinaria polí ca del oeste y parte del sur) que de ninguna manera
habían sido vencidos defini vamente por las fuerzas revolucionarias. Los sectores populares movilizados se erguían
entonces como los potenciales defensores de la revolución social.
El factor movilizador de los sectores populares urbanos y campesinos fue un rasgo caracterís co del populismo
mexicano. Además, en algunos momentos del proceso revolucionario, estos sectores populares fueron un
movimiento autónomo y organizado desde abajo, lo que demostraba su potencial social revolucionario. La
movilización de estas masas populares había sido un recurso potente durante la revolución y se vieron algunos
proyectos de captación de estos apoyos durante la presidencia de Madero (aunque su poco compromiso con un
programa solido de reformas e incorporación de demandas populares como factor de ruptura con el porfirismo
fueron quizá los causales más importantes de su debilidad). Luego del golpe de Huerta, el llamado a las armas llevó a
que el llamamiento a los trabajadores fuera más necesario aun, lo que condujo a Carranza a adoptar un programa de
reformas para conseguir el apoyo de los sectores populares y para reclutar a los campesinos armados y así formar
una coalición con Villa y Zapata.
Luego de que el huer smo fuera derrotado, las facciones vencedoras se volvieron unas contra otras y la movilización
de los sectores populares por parte del bando reformista tomó el cariz de un combate contra la movilización
autónoma de los sectores campesinos. Carranza entonces forma los “batallones rojos” a par r de su alianza con la
COM. A cambio de este apoyo, los obreros recibieron una serie de concesiones, siendo este el primer episodio de un
acuerdo sellado entre las elite polí ca y la clase obrera como grupo corpora vo organizado. De cualquier manera, la
facción cons tucionalista se encontraba dividida entre liberales (entre los que estaba el mismo Carranza) y
reformistas jacobinos (liderados por Obregón), división que se vio en la Convención Cons tuyente de 1917 la cual,
muy a pesar de Carranza, emi ó un documento con vasta gama de derechos laborales y las bases para la realización
de la reforma agraria que abría el camino jurídico para que se establezca un nuevo po de polí ca basada en el
apoyo de las masas.
Al llegar a la presidencia, Carranza abandona su pasado revolucionario y reformista y sus compromisos con la
reforma agraria y un acercamiento a la clase obrera, acercándose más a los sectores medios y a los propietarios
establecidos. A él se enfrentaba Obregón y sus seguidores sonorenses con proyectos más reformistas que venían
desde los aprendizajes de la época de Madero, en donde quedaba claro que la consolidación del proyecto
revolucionario dependía de reestructurar las bases sociales del Estado y destruir los privilegios asentados durante el
porfiriato. Para los sonorenses había que reconstruir el Estado con una polí ca de masas que buscara canalizar las
demandas de los sectores populares a la vez que se fortalecía al mismo Estado con su apoyo. Movilizar a esos
sectores era la mejor forma de consolidar apoyos tanto contra las facciones contrarrevolucionarias como contra
quienes pregonaban la revolución social. Esta movilización “daría tanto apoyo electoral como militar (…) y proveería
el mecanismo para afirmar a esta nueva dirigencia a través de la incorporación de los sectores populares en el
sistema polí co como un grupo de apoyo y de paso estableciendo control sobre ellos”.
Carranza aplica polí cas de corte maderistas e incurre en constantes acercamientos y alianzas con las viejas clases
dominantes. Esto divide la filas revolucionarias y dicha división se define cuando Carranza es asesinado al querer
imponer un candidato más conservador para las elecciones de 1920 por sobre Obregón. De esta forma asciende la
alianza populista bajo la dinas a de Sonora.
Unos años antes, en 1918, había sido fundada la CROM por fuerzas polí cas que reconocían la necesidad de
abandonar las medidas de acción directa en favor de polí cas de alianzas. Signada por conflictos con la
administración de Carranza, la CROM forma el PLM (Par do Laborista Mexicano) para apoyar la candidatura de
Obregón, quien les había ofrecido concesiones a cambio de su apoyo. Estallada la rebelión contra Carranza, Morones
y el PLM re ran su reconocimiento al gobierno y organizan grupos armados y propaganda contra el gobierno. La
presidencia de Obregón se ve, de cualquier manera, signada por el mismo problema de un poder poco consolidado
tanto por grupos contrarrevolucionarios que amenazaban más que los EEUU como por una mayoría en el Congreso
comandada por un PLC (Par do Liberal Cons tucionalista) que, si bien puede entenderse como una maquinaria
polí ca de Obregón, su posición frente a su presidencia fue más bien conservadora y cons tuyó entonces el mayor
foco de oposición a su reformismo. La familia revolucionaria de Sonora también estaba signada por rivalidades
dentro de su misma coalición; esta estaba compuesta por las clases medias conservadoras agrupadas en el PNC
(Par do Nacional Coopera vista), la clase trabajadora agrupada bajo el PLM y los campesinos organizados alrededor
del PNA (Par do Nacional Agrarista). Durante los años siguientes cada uno de los 3 de Sonora se iden ficaría con
sectores diferentes que correspondían a diferentes bases sociales de apoyo. La coalición se dispersó y la base de
sustento de la presidencia se estrechó de tal manera que se culminó con un periodo de populismo radicalizado y de
alianza del Estado con el movimiento obrero durante la presidencia de Calles.
La primera ruptura se da cuando el PLC intenta dictar la agenda polí ca del gobierno de Obregón. De la Huerta y
Calles son tanto ministros como voceros de las crí cas hacia este par do, el cual acusaba a estos dos de socialistas.
Calles ayuda a fortalecer al PLM en detrimento del PLC. El PLC se oponía al crecimiento y al fortalecimiento de las
organizaciones obreras y de la CROM, negándose a la creación del Ministerio de Trabajo como instancia de
representación polí ca del sector laboral. Esta polí ca era uno de los componentes del pacto entre la CROM y
Obregón, por lo que los 3 par dos de la alianza se aunaron en contra del PLC, al que Obregón se negó en apoyar y
que culminó con el debilitamiento de su mayoría en el Congreso y su reemplazo por el PNC.
Una vez eliminada y controlada la oposición conservadora, las diferentes facciones de la coalición dirigida por los
sonorenses comenzaron a enfrentarse. Cada referente era asociado con uno de estos par dos: Obregón con el PNA,
De la Huerta con el PNC y Calles con el PLM. La primer ruptura se dio en 1922 en torno de la sucesión presidencial
cuando Obregón apoyaba a Calles por sobre De la Huerta, generando conflictos con el PNC que denunciaba esa
maniobra. En 1923, cuando Obregón y los laboristas apoyaron al candidato del PNA en una elección en San Luis de
Potosí, la mayoría del PNC rompió con Calles. De la Huerta renuncio al gabinete y anuncio su candidatura presidencial
por el PNC apoyado por diversos sectores opositores (gente que pensaba que Calles era muy radical, nacionalistas
que se oponían a los acuerdos de Bucareli, líderes sindicales que no formaban parte de la CROM y generales del
ejército). De la Huerta se rebela con una gran parte del Ejercito contra el gobierno de Obregón que era defendido por
milicias campesinas y obreras organizadas por los respec vos par dos.
La rebelión de De la Huerta fue derrotada y destruyó al PNC, quedando en el Congreso una coalición formada por el
PNA y el PLM. Estos entrarían en conflicto lentamente, iden ficándose cada uno con los dos líderes de la Dinas a de
Sonora (Obregón con el PNA y Calles con el PLM, a pesar del pacto CROM-Obregón). El problema era que la
presidencia de Obregón se vio muy marcada por su intención de no quedar en una posición dependiente de ninguna
de las facciones polí cas revolucionarias. De cualquier manera, se vio en la necesidad de relacionarse con los
sectores más conservadores y de lograr las mejores condiciones posibles para obtener el apoyo de EEUU. Si bien los
sindicatos ganaban huelgas y la CROM recibió ciertos favores oficiales, Obregón fue visto como un presidente
inconsistente que nunca se iden ficó con el PLM, ayudo a crear el PNA que le disputaría la sindicalización de los
trabajadores rurales a la CROM e incumplió muchas de las cues ones pactadas con la CROM (no le consulta sobre los
ministros de Agricultura y de Industria, Comercio y Trabajo; no crea un Ministerio de Trabajo independiente ni
tampoco una ley laboral nacional; fracasa en crear un seguro social y en responder a algunas otras demandas de la
CROM). A par r de la huelga ferroviaria de 1921, la relación entre la CROM y Obregón se enfrió, sobre todo a causa
de ac tudes cada vez más confronta vas de esta úl ma en contra de otro componentes de la coalición
revolucionaria (sobre todo los delahuer stas agrupados en el Par do Nacional Coopera vista). Frente a este
problema creciente, Obregón decide volcarse cada vez más a los sectores campesinos del PNA, buscando allí su base
de apoyo, a la vez que la CROM y el PLM se iden ficaban más y más con Calles. Desde este momento, el laborismo
ejerció el rol central en la coalición que apoyaba a Calles, quien queda profundamente en deuda con este sector,
presentándose como un laborista y como el candidato de la clase trabajadora. “Calles, entonces, llego en 1924 al
poder con una base de apoyo más estrecha y una dependencia mayor del movimiento obrero que la de cualquier
otro presidente”.
Durante la presidencia de Calles la consolidación del poder también fue un tema central a tener en cuenta, lo que
significó que este debía enfrentarse a resistencias de facciones del Ejercito y a los apoyos de Obregón. En este
sen do, el movimiento obrero jugó un rol sumamente importante como contrapeso polí co a los agraristas que
apoyaban a Obregón y como contrapeso militar al ejército (se ve en la obligación de obtener un di cil equilibrio en
tanto el PNA y el Ejercito, por diversas razones, tenían una posición an -laborista). El gabinete de Calles estaba
compuesto de una facción desarrollista y modernizadora por un lado y por otra nacionalista y radicalizada
comandada por un Morones que ocupaba el puesto de ministro de Industria, Comercio y Trabajo. “Aunque tanto
Obregón como Calles eran en algún sen do populistas, Calles fue mucho más allá que Obregón: mientras este
decepcionó a los dirigentes obreros con vanas promesas a cambio de su apoyo, Calles llevó a los líderes obreros a
lugares prominentes en el sistema polí co”, sobre todo Morones, segundo hombre de poder detrás del presidente.
- Proyecto desde abajo: los años 20.
La alianza populista no puede explicarse solamente a par r de estrategias de movilización desde arriba, hace falta
también la emergencia de un sector dentro del movimiento obrero que busque la colaboración del gobierno.
El primer episodio de movilización exitosa de la clase obrera fue la de la COM y los batallones rojos en ayuda de
Carranza y su facción cons tucionalista a cambio de un apoyo a la organización de esta, dentro de la cual la facción
más colaboracionista se impuso frente a los disidentes. De cualquier manera, una vez en la presidencia Carranza no
cree necesario con nuar la alianza con la COM, la cual volvió a una ac tud más autónoma y confrontacionista. De
cualquier manera, dentro de la Casa, la estrategia anarco-sindical falla a par r de la fallida huelga de 1916 y la
subsiguiente represión de Carranza. Desde este momento la estrategia obrera se reformula desde una mirada crí ca
a la estrategia de acción directa. Se forman desde ese momento dos visiones dentro de la clase obrera: el
sindicalismo reformista de la CROM y la reunión de anarco-sindicalistas y marxistas en el PCM (Par do Comunista
Mexicano). El reformismo adoptaba como enseñanza la idea de que el gobierno era lo suficientemente poderoso
como para reprimir a un movimiento obrero débil, por lo que debía abandonarse la acción directa en favor de una
polí ca de alianzas que buscaba obtener favores oficiales. De esta visión surge el PLM como brazo polí co de la
CROM en apoyo de la candidatura de Obregón (pacto CROM-Obregón: apoyo electoral y polí co a cambio de
concesiones como nuevo paradigma de acción polí ca de las masas). Si bien el matrimonio con Obregón dura poco y
este se vuelca más hacia los sectores rurales, Morones ve con la candidatura de Calles una nueva oportunidad de
hacer de la CROM y su apoyo electoral y militar un factor indispensable.
Otro factor que explica la emergencia de sectores colaboracionistas es la debilidad de las estrategias alterna vas y la
capacidad de la CROM de debilitarlos haciendo uso de sus recursos obtenidos por formar parte de la coalición
gobernante (favores en huelgas, reconocimiento legal, etc.). Los grupos opositores era representados por los
anarco-sindicalistas y los comunistas que eran débiles por variadas razones (la CGT, confederación rival fundada en
1921, defendía todavía la estrategia de la huelga general que ya estaba desacreditada en México, a la vez que se
encontraba regionalmente dispersa y era di cil de organizarla y coordinarla. Además, dentro de la CGT se encontraba
la facción comunista disidente que se disputaba básicamente la misma base obrera no afiliada a la CROM, que
debilitaba a ese sector social en general. Por úl mo, el gobierno quebraba las huelgas y perseguía dirigentes
disidentes con bastante agresividad.). En los años siguientes la CGT viró hacia posiciones más colaboracionistas
abandonando sus pretensiones revolucionarias. El PCM también era débil y solo encontraba cierta fuerza en los
sectores industriales más avanzados y en algunos campesinos; su debilidad se basaba en las dificultades de
encuadrar al sector de la CGT, influenciado ideológicamente por el anarco-sindicalismo, en una estrategia par daria,
a la vez que tampoco era una opción viable para los sectores más reformistas bajo el control de la CROM (su posición
fue siempre marginal).
- En Intercambio: los años 20.
Una alianza populista se funda siempre en una relación de intercambio, una negociación en que ambas partes
ob enen importantes beneficios. Aun cuando el movimiento obrero es el miembro subordinado en este po de
alianzas, eso no le impide obtener ciertos beneficios por su cooperación y enden a ser más grandes en tanto el
movimiento obrero sea más poderoso y más dependiente del Estado.
Obregón se benefició fuertemente de su alianza con el movimiento obrero en contra de las facciones del Ejercito y de
la oposición en el Congreso; la organización del PLM como par do de masas le daba una estructura que ningún otro
par do tenía, logrando movilizar a importantes sectores de la población (la otra organización con la misma
caracterís ca era la CROM). El pacto Obregón-Morones fue clave para enfrentar la candidatura del elegido de
Carranza y para cons tuir una base de apoyo sólida para que este obtenga la presidencia. El rol de la CROM fue
central para organizar a sectores obreros y campesino no solamente como campaña polí ca sino también como base
de la rebelión contra el gobierno de Carranza a par r de la huelga ferroviaria que se convierte en una rebelión del
estado de Sonora contra el gobierno central. La CROM ofrecía apoyo polí co a Obregón contra los intentos del PLC de
hegemonizar su presidencia, así como también un importante control de la prensa que permi a ejercer la censura y
prevenir las crí cas. Otro de los grandes factores de poder que la CROM le otorgaba al gobierno era el control sobre
el movimiento obrero, reprimiendo sindicatos independientes y asegurando de dominio en el campo laboral, creando
una cooptada clase trabajadora organizada.
A cambio de su apoyo la CROM logró apoyo de los gobierno de Sonora (sobre todo Obregón y el interinato de De la
Huerta) en un nuevo modelo de relación Estado-movimiento obrero que suponía libertad de organización y de huelga
sin oposición gubernamental y apoyo oficial a dichos fines. La CROM y el PLM ganaron voz e influencia en el gobierno
y se aseguraron dictámenes favorables en disputas laborales que le permi ó quebrar a los sindicatos rivales. La
CROM recibió también puestos en el gobierno de Obregón (por ejemplo, la sección de Conciliación del Departamento
del Trabajo que le permi a obtener beneficios en los conflictos industriales). También exis a presión sobre los
empresarios por parte del gobierno para resolver favorablemente los conflictos antes que derivasen el huelgas. La
afiliación de la CROM también creció llama vamente a la vez que su posición polí ca favorable le sirvió para
comba r a los sindicatos no oficialistas. Por úl mo, la alianza estatal-sindical le significó a la CROM importantes
subsidios financieros que eran conseguidos a través de aportes “voluntarios” de los empleados estatales y de ayuda
financiera proveniente del Ministerios de Industria, Comercio y Trabajo.
De cualquier manera, y a pesar de esta trama de intercambios, la CROM se vio agraviada por el gobierno de Obregón
en tanto no creían tener el peso en el gobierno que habían pactado en 1919 y también a causa de la amplia coalición
que forma Obregón para no depender de ningún sector en par cular, acercándose al PNA, una organización rival de
la CROM tanto en el plano sindical como en el electoral.
La alianza estado-sindicatos se renovó y se fortaleció con la presidencia de Calles, quien fue más dependiente que
Obregón del apoyo obrero, consolidado a par r de la organización de milicias obreras en contra del levantamiento de
De la Huerta. Durante su presidencia, Calles encontró un apoyo crucial en la CROM para impulsar el conjunto de sus
polí cas, sobre todo las económicas de corte nacionalista. La posición de ministro de Morones fue crucial para
cimentar este apoyo (campañas en favor de las medidas oficiales -creación del Banco de México, compra de
productos nacionales, defensa de la ley de petróleo que regulaba las concesiones a las empresas extranjeras-). Esta
alianza sirvió también para pacificar la relación entre el capital y el trabajo, con un descenso de las huelgas y un
porcentaje de resoluciones mayores en favor de los empleadores (Morones siguió un claro programa de colaboración
con los empleadores aun en detrimento de los trabajadores), todos parte del obje vo del gobierno de consolidar la
recuperación económica y la pacificación social. La CROM con nuó también ejerciendo un claro control sobre la
prensa.
“En rasgos generales, los gobiernos de los años 20 cosecharon las ventajas picas de los casos de incorporación
par daria con centro en una alianza estado-sindical, tanto polí ca como económicamente. Polí camente el
movimiento obrero dio legi midad y apoyo al gobierno. Económicamente, una clase obrera potencialmente
radicalizada y opositora fue conver da en un movimiento colaboracionista que apoyó la reconstrucción capitalista y
la modernización.”. A cambio de su apoyo, el movimiento obrero recibió sendos beneficios: influencia polí ca sin
precedentes, grandes beneficios materiales provenientes de recursos estatales y apoyo gubernamental a los intentos
de la CROM de extender su predominio. Los líderes de la CROM ocuparon puestos en el gobierno (el más importante
fue el rol de ministro de Morones durante la presidencia de Calles, quien gozaba de una posición de primus inter
pares) y formaron, a través del PLM, una disciplinada minoría parlamentaria. Los fondos de la CROM no solo venían
de imposiciones gubernamentales, sino también de la creciente corrupción de sus líderes. La posición privilegiada de
la CROM le permi ó ocupar posiciones en los puestos importantes de definición de los conflictos laborales a la vez
que también era un recurso de poder importante para hegemonizar el movimiento obrero, reprimiendo e
in midando sobre todo a la CGT.
Limitaciones al poder de la CROM: el movimiento obrero nunca logró una posición fuerte en el Congreso necesaria
para aprobar leyes laborales, ni tampoco pudo penetrar la base rural del PNA. Además, el apoyo de Calles muchas
veces no era fuerte, sobre todo cuando la CROM se enfrentaba a polí cos poderosos iden ficados con Obregón.
Los beneficios de esta alianza fueron un arma de doble filo: grandes ganancias y beneficios polí cos, financieros y
organiza vos, pero como contracara significó un mecanismo de desmovilización y control sobre la clase trabajadora.
El apoyo al proyecto oficialista de modernización capitalista significó una ideología que desincen vaba las posiciones
clasistas y que favorecía una noción de armonía entre las clases y de cooperación entre obreros y capitalistas. Según
Clark, el lema “los trabajadores al poder” era más bien “la CROM al poder”, lo que significaba que un pequeño grupo
liderado por Morones gobernaba las decisiones atenientes a los trabajadores según su propio beneficio,
manipulando a las masas y dándole a los empleadores la certeza de que la paz social podía ser comprada. Los fondos
sindicales eran a menudo desviados a los bolsillos de sus dirigentes.
Otras organizaciones que funcionaban por fuera de la CROM enfrentaban una situación hos l, sobre todo visible
cuando se dio la huelga ferroviaria de 1926-27 encabezada por el mayor sindicato independiente. Esta fue declarada
ilegal por Morones, quien pidió la intervención de las tropas federales para reprimirlas.
De esta manera puede verse que, como contracara de los beneficios tanto para el gobierno como para la clase obrera
(más específicamente la CROM y sobre todo su dirigencia) se puede observar el surgimiento de un movimiento
obrero corrupto que aplastó al sindicalismo independiente y anuló la radicalización de la clase obrera,
subordinándola a la línea gubernamental de armonía entre el capital y el trabajo.
- Oposición al populismo: los años 20:
La configuración polí ca de la década del 20, sobre todo del gobierno de Calles, es la de un populismo radicalizado
con su configuración clásica de una alianza estado-sindical que creo polarización y oposición a la polí ca pro-obrera
del gobierno. Uno de los factores aglu nantes de la oposición fue la presencia de Morones y las posiciones pro
obreras que esta significaba para el gobierno callista.
La oposición giró en torno a varios asuntos y comprome ó a diferentes grupos: EEUU, la burguesía nacional, sectores
que se ofrecían como alterna va de apoyo popular (PNA) y la Iglesia.
EEUU y sus aliados internos: los conflictos amenazaron con comenzar a par r de la sanción de la ley del petróleo de
1925. Si bien el rol obrero en este conflicto no fue tan claro, la línea de relación viene dada por el apoyo de Morones
a toda medida económica nacionalista, sobre todo en lo que respectaba a lo petrolero. Esta posición también
significó conflictos internos con facciones más conciliadoras.
Burguesía nacional: reaccionó duramente al fuerte rol obrero que exis a en el gobierno de Calles y la modificación de
poder que ello significaba. Si bien dentro de los factores de poder podemos encontrar el creciente peso de dirigentes
de la CROM en tribunales laborales y el crecimiento de la CROM en general, los autores marcan que el doble filo
anteriormente descrito de esta alianza estatal-sindical pudo haber jugado un rol para aminorar el conflicto con el
capital. De cualquier manera, este no fue eliminado ya que la burguesía nacional también se oponía a la expansión de
la sindicalización y a la posición favorable del movimiento obrero en la arena polí ca. La elite de Monterrey sostenía
que la polí ca obrera era un fuerte punto de conflicto con el gobierno, lo que los llevó a organizarse a escala nacional
(debido a la amplitud de sus intereses económicos) para comba r a un movimiento obrero que amenazaba su
capacidad para planear y desarrollar nuevos mercados, obligándolos a negociar con los sindicatos.
Base agraria popular: enfrentada al movimiento obrero ya que compe a como una alterna va al apoyo del Estado. La
dispersión que se dio en el gobierno de Obregón entre el PNA y el PLM se terminó de romper durante la presidencia
de Calles, dispersando la coalición y terminando con la cooperación que exis a entre estos en el bloque
parlamentario. Los agrarios del PNA y los obreros del PLM compe an por la sindicalización del campesinado y por
poder polí co; el PNA se vuelve contra el gobierno de Calles como resultado de los ataques de Morones.
Iglesia: abierto por los ar culos de la Cons tución que limitaban su rol y sus derechos en áreas no religiosas. La
iglesia se oponía a la educación secularizada y a la sindicalización, prohibiéndole a los creyentes formar parte de los
sindicatos, y hasta apoyo el levantamiento de De la Huerta. Calles más que Obregón (un conciliador) avanzó contra la
Iglesia apoyado en el profundo sen miento an -eclsias co de la CROM a causa de la histórica posición conflic va de
la Iglesia con los sindicatos.
Para 1926 toda la oposición al gobierno de Calles parecía haber llegado a un momento culmine: las relaciones con
EEUU parecieron haber llegado a un momento de ruptura, se desató el conflicto Morones-Pani, el gobierno vio
comprome da su mayoría parlamentaria y Calles tuvo que gobernar por decreto, el avance sobre la Iglesia se vio
parado por el boicot religioso y económico simbolizado por la rebelión de los Cristeros, y por úl mo la economía se
estancaba.
Pero también se desató un conflicto durante los dos años siguientes (1926-1928): la candidatura de Obregón para
presidente en las elecciones de 1928. Esto despertó problemas similares a los de 1910 con la idea de la no reelección,
a la vez que el intento de Obregón encontraba una fuerte resistencia por parte de Morones, la CROM y el PLM tanto
porque este úl mo quería ser candidato presidencial él mismo como porque la relación entre el movimiento obrero y
Obregón no había sido nada buena durante los úl mos años de su gobierno. Calles tomó posición, apoyó a Obregón
y se comenzó a distanciar del movimiento obrero, cerró un pacto con EEUU, abrió espacios a Obregón y los agraristas
y pacificó las cues ones con la Iglesia a la vez que todo ello significaba un alejamiento de Morones y la CROM. Calles
dejó de encontrar redito en ser visto como el presidente obrerista y comenzó a adoptar una posición más
conservadores, acercándose a sectores de la derecha.
Obregón, electo presidente pero todavía no en el cargo, fue asesinado y la CROM fue acusada de dicho acto. Esto
significó que todos los miembros del PLM, frente al descredito de tamaña acusación, tuvieran que dejar sus puestos
en el gobierno a la vez que Calles elige a Portes Gil como su sucesor, un abierto opositor a la CROM.
Collier y Collier caracterizan al gobierno de Calles como una experiencia de populismo radicalizado tanto por su
dinámica de intercambio con un vasto componente popular (el movimiento obrero), con las intenciones de encontrar
apoyo a sus polí cas y desincen var movimientos autónomos, como por su fuerte oposición y la polarización polí ca
que significaron sus decisiones. De cualquier manera, le faltó a este periodo un elemento central del populismo que
recién apareció en los años 30: la ins tucionalización de la alianza en un par do mul clasista.
EL MAXIMATO: 1928-1934:
Fase más conservadora del periodo de incorporación, concentrada en el control del movimiento obrero más que en
su movilización como base de apoyo. El problema de la sucesión presidencial se solucionó ampliando el periodo
presidencial a 6 años y sosteniendo como principio nuevamente la “no reelección”. Aun cuando estos años vieron
pasar 3 presidentes (Portes Gil, Or z Rubio y Abelardo Rodríguez), sus presidencias estaban vacías de contenido ya
que el verdadero poder polí co lo tenía Calles, el “jefe máximo”. Se profundizó durante estos años la tendencia
conservadora que había marcado la úl ma etapa de la presidencia de Calles. “Los gobiernos del periodo callista
abandonaron la cruzada an clerical, favorecieron el capital extranjero, abandonaron virtualmente los programas
agraristas y obreros e intentaron un reacercamiento con EEUU”.
Durante el Maximato, Calles forma un par do, el PNR (Par do Nacional Revolucionario) pero no incluye en él al
movimiento obrero; se sanciona una nueva ley laboral con poco revuelo (en tanto los derechos consagrados por la
Cons tución ya habían sido apoyados por los gobiernos federales); por úl mo, el movimiento obrero sufrió una
fuerte transformación mientras se derrumbaba la alianza estatal-sindical, cuyo problema mayor era el número
creciente de grupos que re raban su afiliación frente a una dirigencia desacreditada y corrupta dirigida por Morones.
Frente a esta situación nace un nuevo movimiento laboral, más autónomo, de la mano de Lombardo Toledano.
El par do fundado por Calles era un intento de solucionar un problema claro en la historia posrrevolucionaria de
México, que era el de la sucesión presidencial. De cualquier manera, el asesinato de Obregón había favorecido la
polarización polí ca y los conflictos, diluyendo la base social en la que descansaba el Estado. Además, los par darios
de Obregón que tenían mayoría en el Congreso mostraban una fuerte hos lidad hacia la CROM y una rivalidad
importante con la fracción de Calles. La facción de Obregón se oponía a la fundación del PNR, mientras que surgía
también el an reelecionismo, el cual desafiaba la candidatura del candidato de Calles, Or z Rubio. Aun con los
cambios en los úl mos años del gobierno de Calles los conflictos con la Iglesia y con el sector agrario con nuaban,
aunque en este caso ya sin que el gobierno contara con el apoyo de la CROM.
El PNR fue una conjunción de caciques y caudillos revolucionarios que representó de cualquier manera el primer
paso hacia un control polí co centralizado que, a su vez, servía a Calles como instrumento polí co para mantener el
poder sin tener que ocupar la presidencia. La CROM, debido a los problemas que había causado en la presidencia de
Calles, no formaría parte de la alianza ni del par do, el cual fracasó en sus intentos de ganar apoyo popular. El PLN y
el PNA se juntaron en la Alianza Nacional Revolucionaria (ANR) en contra del PNR, el cual tampoco puedo conseguir
apoyos de grupos obreros independientes, los cuales, juntos con la CROM, presentaban también una oposición al
gobierno.
El Maximato representa un hiato en la polí ca de populismo radicalizado y una ruptura de la alianza estado-sindical
que caracterizó a las presidencias de Calles y Obregón a la vez que se abandonaba la polí ca de masas en favor de
una dirección conservadora poco favorable para conseguir apoyos populares. La crisis económica del 30 y la
necesidad de la recuperación económica hicieron que los presidentes del Maximato se acercaran mas a los sectores
empresarios, condenando a las huelgas al fracaso. La situación de la clase trabajadora empeoró mucho por la caída
de los salarios y el aumento de los costos de vida.
La posición adoptada frente al movimiento obrero fue la dividirlo y debilitarlo, incurriendo en un proceso de
des-moronamiento (por Morones) que significó un profundo descredito a Morones y a la CROM. La polí ca de Portes
Gil fue de depurar el gabinete de funcionarios de la CROM, cambiarlos por dirigentes an -CROM y generando
diversos incen vos para que las diversas organizaciones abandonaran la confederación. Los intentos del Maximato de
recomponer el pacto estatal sindical fueron todos fallidos, a la vez que su polí ca laboral se centró en declarar
finalmente una ley de trabajo federal, como dictaba la Cons tución y que había sido cajoneada por Morones durante
el gobierno de Calles debido a que quería mantener la discrecionalidad y el rol central de la CROM en la disputa
capital-trabajo. La ley de trabajo era entendida por el sector del callismo como una medida necesaria en el proyecto
de consolidación del proyecto de centralización del poder en el gobierno; Portes Gil la veía como una medida que
podía suscitar apoyos del movimiento obrero pos-CROM (derrumbando los apoyos hacia Morones), mientras que los
empresarios la esperaban con buenos ojos ya que podía terminar con los manejos discrecionales que presuponía la
maraña de las diferentes legislaciones estatales. La ley fracasó porque todos los sectores se opusieron a ella (la
CROM, el resto del sindicalismo, la burguesía nacional agrupada en la COPARMEX y el propio Calles). En 1931, en la
presidencia de Or z Rubio, se presenta una nueva versión del código laboral, mas cercana al sector empresario y
apoyada por Calles, factor crucial para que finalmente saliera, aun con la oposición del empresariado y de los
trabajadores.
Debido al avance frente a la CROM, el movimiento obrero sufrió durante el Maximato un retroceso organiza vo y una
dispersión, aunque para el final de la etapa se forma la CGOCM, caracterizada por una mayor independencia del
Estado, mas cercana a su base de masas e ideológicamente mas cercana al clasismo. A la vez, la CROM sufría un
éxodo de las organizaciones que la conformaban como consecuencia de su despres gio y de sus prac cas
autoritarias. La CROM se desmorona entonces en 3 facciones: dos buscan todavía alianzas con el gobierno, siendo
lideradas por Fidel Velázquez y los cinco lobitos, quienes representaban a débiles y pequeños sindicatos de la ciudad
de México. La tercera facción no acordaba con las posiciones reformistas, sufrió una etapa de radicalización que
culminó con la escisión de varias organizaciones comandadas por Lombardo Toledano, un personaje atraído por el
marxismo que fundaría un sindicalismo no colaboracionista y clasista. Lombardo forma una confederación de
sindicatos comunistas bajo una línea clasista, autónoma y comba va, aunque la presencia en su fundación de los
grupos comandados por Fidel Velázquez marcaría su rumbo futuro.
El proceso del Maximato vio una desintegración del poder y la relevancia de la CROM a la vez que presenció una
reorganización de un movimiento obrero dotado de una mayor autonomía frente al Estado, más comba vo y con
mayor conciencia de clase.
EL PERIODO DE CARDENAS (1934-1940):
La época de Cárdenas fue el periodo más alto de incorporación de México, a par r de una plena realización del
populismo radicalizado. “Esta etapa muestra todas las caracterís cas del populismo: movilización de sectores
populares y la formación de una alianza entre Estado y los sectores populares, concesiones y reformas, oposición
polí ca y polarización, y la formación de un par do mul clasista para canalizar e ins tucionalizar la par cipación
polí ca de los sectores populares”.
Cárdenas llega como el candidato más progresista del PNR, quien presentaba una ambigüedad que sería luego
traducida a las interpretaciones de sus polí cas reformistas: por un lado, era un crí co del vuelco del Maximato
contra los sectores populares y haba llevado a cabo reformas como gobernador de Michoacan, pero a la vez se había
mantenido leal a Calles. Las reformas de Cárdenas pueden ser vistas no tanto como un fin, sino como un medio para
consolidar el control que el gobierno siempre trató de ejercer sobre la clase obrera y el campesinado, a quienes
dirigía esas reformas.
Los autores discuten al interpretación de que el programa reformista de Cárdenas fuera un medio inteligente y
avanzado para conseguir la industrialización y el desarrollo capitalista. Cárdenas creía que el capitalismo podía ser
promovido en el contexto de una reforma profunda, mientras que la burguesía creía que las reformas contradecían
más que fomentaban los requerimientos necesarios para la acumulación capitalista. Sus efectos fueron los de una
rápida polarización que alejó a buena parte del sector capitalistas y de las clases medias. “Cualesquiera hayan sido los
efectos a largo plazo de las reformas y a pesar de la postura procapitalista de la dirigencia polí ca, la percepción era
la de un Estado que se estaba aliando a las clases subordinadas a expensas de la burguesía y de los terratenientes”.
El proyecto de Cárdenas es considerado más como polí co que como económico, quien es visto como el constructor
del Estado y la nación, teniendo como principal come do el de fortalecer el Estado y las ins tuciones polí cas
todavía frágiles. Cárdenas, para fortalecer el Estado en base a alianzas y la presidencia (que había sido vaciada por el
Maximato) intenta recomponer la alianza de sectores medios y populares propia de los sonorenses de los años 20.
Al llegar al poder, Cárdenas quiso fortalecer la figura de presidente ya que no quería caer en los hilos de las dinámicas
de poder del Maximato. En este sen do, Cárdenas fortalece las ins tuciones polí cas civiles (la presidencia y el
par do) en detrimento de caudillos civiles como Calles y contra un ejército todavía no subordinado. El cardenismo
surge como un proyecto contrario al giro conservador del Maximato y su acercamiento al capital extranjero y la
burguesía nacional, llamando a ejercer un mayor control del Estado sobre la economía y es mulando polí cas
estatales industrializadoras; establecía también reformas para obtener apoyo popular (sobre todo la reforma agraria
para dar fuerza al campesinado); el plan de 6 años establecía un claro lenguaje de lucha de clases que buscaba el
fortalecimiento de las organizaciones obreras; aseguraba el rol estatal en la educación, estableciendo una curricula
“socialista” en detrimento de la Iglesia. El proyecto cardenista buscaba movilizar apoyo popular para sostener al
gobierno, fortalecer las ins tuciones polí cas del Estado, promover la acumulación del capital nacional y el desarrollo
de una economía mixta en la que el Estado jugara un rol autónomo, controlando tanto al sector del capital como al
del trabajo. En contra del poder de Calles, Cárdenas reconstruye la alianza con los sectores radicalizados obreros y
agrarios y, con su base de apoyo, logra autonomizar al Estado del capital para llevar a cabo vastas reformas.
Al principio de su campaña, a pesar de la proclamación de obje cos laborales, Cárdenas no fue exitoso en movilizar a
los obreros tras su candidatura (sí a los campesino que trabajaron junto a él desde un comienzo). El movimiento
obrero se suma a la facción de Cárdenas a causa de declaraciones de Calles en contra de las posiciones pro-obreras
del primero, relación que termina de cerrarse a par r de la iden ficación de la defensa de la clase trabajadora con la
defensa del gobierno frente al intento de Calles de dar un golpe.
- Proyecto desde abajo:
Durante el gobierno de Cárdenas, el movimiento obrero cumplió un ac vo rol polí co y recobró su disposición de
colaborar con el gobierno. Esto debe entenderse no solo por la dinámica propia del conflicto Calles-Cárdenas, sino
también por la propia relación entre las múl ples facciones en el movimiento obrero que las llevaron a unificarse en
una posición favorable a Cárdenas.
Repuesta de frente unido frente al discurso de Calles contrario a las huelgas de 1935. Se forma la CTM sin la CGT ni la
CROM, bajo el liderazgo de Toledano. La polí ca de frente popular del Komintern también fue un incen vo para la
unidad del frente sindical, lo que llevo a los sindicatos comunistas a formar parte de una única central obrera. La
nueva CTM expresaba una reunificación obrera en una organización con una ideología dominante marxista, y hacia
adentro se disputaban dos facciones: una “pragmá ca” liderada por Fidel Velázquez y los 5 lobitos y que
representaba sindicatos pequeños, rela vamente débiles que dependían organiza vamente del Estado; la otra se
basaba en sindicatos más comba vos, más grandes y autónomos bajo la influencia del PC. Como Secretario de la
CTM, Lombardo Toledano debía mediar entre las 2 tendencias, pero su visión marxista que propugnaba la unidad
sindical lo llevo a claudicar frente a Velázquez en muchas ocasiones.
En la elecciones que se dieron para elegir la conducción de la CTM salió victorioso el candidato comunista, frente a lo
que Velázquez amenazó con romper la CTM. Como resultado de esta disputa, el puesto es cedido a Velázquez, lo que
significó la organización de un movimiento sindical leal a su persona en el que la tendencia pragmá ca crecía cada
vez más mientras los comunistas quedaban aislados. Los conflictos terminan en 1937 con el re ro de todas las
facciones que se oponían a Velázquez que rápidamente volvieron debilitadas por las presiones de la internacional
comunistas. Entonces, para los empos de Cárdenas tenemos un sindicalismo unido, pero bajo la hegemonía de los 5
lobitos.
Este movimiento unificado abandonó rápidamente la posición polí ca de la autonomía del Estado sobre todo porque
la debilidad del movimiento lo hacía débil frente a avances como el de Calles. Además, esa debilidad es signo
también de un estadio temprano en la fase de industrialización, que suponía una base de trabajadores industriales
urbanos muy pequeña. Como resultado de esta correlación de fuerzas, la dirigencia comandad por los 5 lobitos se
dedicó a aprovechas las ventajas de la influencia y el apoyo del Estado, lo que le permi ó al movimiento obrero
conver rse en un socio indispensable de la coalición gobernante. La movilización campesina siempre era un limitante
para el margen de maniobra del movimiento obrero.
El apoyo al gobierno por parte de la CTM se hizo cada vez más incondicional a medida que avanzaba el gobierno de
Cárdenas y, sobre todo, a par r de 1938 a causa de la creciente oposición conservadora a sus reformas. En este
sen do, la CTM también defendió la ins tucionalización de su apoyo al aceptar compe r en las elecciones legisla vas
bajo el paraguas de PNR y luego, en 1938, aceptar una afiliación al frente popular que se abre con la reorganización
del PNR.
- El intercambio:
Detrás de todas las razones anteriormente descritas del colaboracionismo se encuentran los beneficios otorgados por
el Estado de Cárdenas a cambio del apoyo obrero, que los autores en enden como fuertes es mulos en tanto
cambiaron una postura polí ca del movimiento obrero por otra. El programa populista radicalizado de Cárdenas
ingresaba en una lógica alterna va al capitalismo, ofreciendo la socialización de los medios de producción en los
casos en los que las empresas no se mostraban dispuestas a adoptar una ac tud negociadora. En el sector agrario
es muló la distribución de erras a los campesinos y las formas colec vas de propiedad. Estos aspectos cierran la
creación de una alianza populista basada en los sectores populares tanto rurales como urbanos.
Los beneficios obtenidos por el sector obrero fueron vastos: ideológicamente, Cárdenas recupera el discurso de la
lucha de clases; introdujo una educación socialista en las escuelas y en su discurso el Estado se alineaba junto a los
trabajadores en su disputa contra el capital; polí camente, sus concesiones fueron similares a las realizadas durante
el periodo sonorense, par cipando del par do y de las elecciones, ocupando escaños en el Congreso y controlando
el Departamento de Trabajo; organiza va y materialmente, el cardenismo favoreció la organización de la clase
trabajadora, sobre todo en torno a la CTM, la cual tenía el privilegio del reconocimiento estatal y del combate desde
al Estado a otras organizaciones que no fueran miembros de la CTM; además el Estado jugo un rol ac vo en la
resolución de conflictos obreros, ampliando los acuerdos colec vos y apoyando las demandas salariales,
componiendo los tribunales de arbitraje de mayorías pro obreras (además, la contracara de la no conciliación era la
expropiación, como demuestra el devenir de la Compañía Nacional Ferroviaria y la compañías petroleras extranjeras).
Las ganancias en materia salarial sos enen los autores, fueron limitadas, sobre todo porque los puntos ganados
fueron neutralizados por la inflación, mientras que la polí ca de expropiaciones y control obrero no trajo siempre
consecuencias posi vas para el movimiento obrero.
En suma, la posición del movimiento obrero en esta matriz de intercambios presuponía una tutela del gobierno sobre
este al mismo empo que este procuraba apoyo al gobierno y lograba una posición para influenciar la polí ca
económica nacional. De cualquier manera, la posición del movimiento obrero para influenciar la polí ca económica
era ins tucionalmente débil, lo que se vería en futuras administraciones menos dispuestas a su par cipación. Desde
el lado de Cárdenas, la alianza le proveyó de los componentes necesarios para empoderar su gobierno por encima de
los caudillos y los poderes polí cos locales como contrapeso tanto polí co como armado. “Alentando la posición
obrera, el gobierno luchó en contra de los intereses extranjeros en la economía y organizó una poderosa mediación
bajo la forma de los sindicatos para contrarrestar el poder de la emergente industria local, pero al mismo empo
mantuvo su control sobre dichos instrumentos de mediación. El sindicalismo fue así también otro vehículo para
aumentar el control centralizado de la economía”.
- El par do:
Una de las caracterís cas del populismo radicalizado es la de la incorporación del movimiento obrero y el
campesinado en un par do polí co. La experiencia de Calles con el PNR no había tenido esta finalidad y era una
maquinaria polí ca que no había incorporado a las clases trabajadoras; el obje vo de Cárdenas es reorganizar el PNR
para lograr la incorporación de los sectores populares. Esta idea provenía de tendencias configuradas a principios de
la década de 1930 con reformistas que se oponían al conservadurismo del Maximato y a la asociación del PNR con las
clases propietarias. El problema era que el PNR en sí mismo estaba deslegi mado por la crisis económica y el sistema
de poder dual que aseguraba la hegemonía de Calles había licuado de toda funcionalidad la figura del presidente.
La primera victoria del reformismo se da con la victoria de la candidatura de Cárdenas a las elecciones de 1934 y la
adopción del plan de 6 años como un plan polí co del par do. La búsqueda del cardenismo era la de recuperar la
orientación sonorense de una alianza con los sectores populares y un programa de reformas que se condiga con ese
acercamiento.
Durante la presidencia de Cárdenas se toman sendas medidas para incorporar a los sectores populares al par do: se
ex enden y fortalecen las organizaciones de trabajadores y campesinos (los primero agrupados en la CNT y los
segundos en la CNC), lo que significó, en el caso del movimiento obrero, una incorporación más que una represión de
los sectores de la izquierda en el proceso de unificación. Además, se logró formar una alianza ins tucionalizada con la
incorporación formal de estos sectores al par do, el cual se encontraba en un momento de vastas reformas por parte
del cardenismo, quienes tenían el obje vo de configurar el “nuevo PNR”. Este nuevo PNR tendría mayor par cipación
obrera y campesina y se conformaría como una organización de masas. Para 1937 se puede decir que el PNR consis a
en un amplio movimiento que reunía a las fuerzas revolucionarias (gozaba de bases ensanchadas después del
retraimiento que habían significado los años del Maximato, se basaba en una retórica radicalizada y presentaba en su
seno una facción derechista que reaccionaba frente al reformismo que se llevaba a cabo).
1938 🡪 PNR se convierte en el PRM, compuesto por 4 sectores de la alianza revolucionaria: obreros, campesinos,
sectores populares (empleados estatales) y, por un corto empo, el ejército. Lo importante es que la afiliación al PNR
era colec va más que individual, ya que se hacía a través de las organizaciones de representación corpora va.
Mas allá de las diferentes interpretaciones sobre las razones de la reorganización par daria (una básicamente habla
de la movilización polí ca de las bases como búsqueda de apoyos en un momento de radicalización de la polí ca
económica, mientras que la otra sos ene que es un intento de control y desmovilización sobre un movimiento obrero
autónomo), los autores sos enen una tesis media en la que dicen: “Cárdenas no fue un revolucionario social sino un
reformista (…). Para movilizar al sector popular como recurso polí co, debió ponerse al frente de su causa e
incen var un real incremento de su poder. Al mismo empo, Cárdenas quería estar capacitado para canalizar este
recurso polí co y cuidó que la capacidad de autonomía popular no fuese demasiado lejos (…). El punto que interesa
es que el populismo radicalizado implica movilización de los sectores populares dentro de un par do o movimiento
polí co como parte de una estrategia polí ca que necesita, tanto como aumentar el poder real de los sectores
populares, controlar y canalizar dicha movilización.”. El modelo cardenista aseguraba la representación obrera y su
influencia dentro del par do a la vez que favorecía la cooptación y el control.
- Oposición y polarización:
El populismo radicalizado ene como caracterís ca propia el hecho de ser acotado en el empo a causa de sus
fuertes oposiciones y la polarización que produce a lo largo de las clases sociales. La imagen que se daba del
gobierno de Cárdenas y su acercamiento a los sectores populares era la de un gobierno que había mantenido las
pautas de acumulación capitalistas pero que había abandonado la función del control social y tomaba par do en la
lucha de clases en favor de la clase trabajadora.
Oposición:
- Burguesía nacional (elite industrial de Monterrey): se oponía a la alianza estado-sindical y al alto nivel al que
fue llevado el conflicto de clases en el ámbito laboral. Además, pensaban a Cárdenas como un socialista que
iba a llevar poco a poco la estructura económica hacia un control mayor del capital por el Estado.
- Capital extranjero: conflicto alrededor de la nacionalización del petróleo.
- Facciones del ejercito: se enfrentaban a la formación de milicias obreras y campesinas.
- Sectores medios: veían su posición amenazada por el creciente avance proletario.
- Iglesia: se oponía al modelo educa vo que Cárdenas impulsó sin mucho éxito y a la retórica de lucha de
clases.
La oposición se manifestó en la forma de complots económicos, bloqueos diplomá cos, fuga de capitales,
surgimiento de un movimiento de masas como el sinarquismo que se oponía a las polí cas de reforma agraria y
promovía valores conservadores y la aparición de movimientos fascistas con conexiones con el nazismo y el
falangismo español. También surgió un par do que aglu nó las fuerzas polí cas de la derecha, el PAN, que promovía
una candidatura presidencial opositora.
El populismo radicalizado de Cárdenas produjo un al simo nivel de polarización polí ca en el que la amenaza de
guerra civil se vivía como una real posibilidad. Sobre todo, la oposición se daba alrededor de la polí ca obrera y
campesina, par cularmente la primera y la conformación de milicias con estos sectores (estaba el fantasma de la
organización armada del proletariado y el establecimiento de una dictadura del proletariado).
La polí ca obrera también generó confrontaciones con el capital extranjero en tanto las expropiaciones de las
compañías petroleras habían comenzado con un conflicto laboral. Estas se dieron en un momento de clara
polarización en el cual el gobierno llevaba a cabo una serie de inicia vas tales como la reforma agraria, la
movilización de masas, el fortalecimiento de la alianza estado-sindical, expropiaciones en los sectores industriales
como forma de resolver los conflictos laborales e intervención estatal en estas disputas en favor del sector obrero.
“La expropiación petrolera tuvo el contradictorio efecto de crear una inmensa base de apoyo popular al ser vista
como una medida de nacionalismo y an imperialismo y, al mismo empo, contribuyó a aumentar la oposición y
polarización polí cas”.
La polí ca obrera también fue crucial para entender la oposición de la burguesía nacional, en tanto se enfrentaba a
los intentos del gobierno de Cárdenas de influir en el mercado laboral. Esta polí ca pro-obrera es lo que explica por
qué, aun en un momento de crecimiento de la economía privada, se dio una fuerte confrontación entre la alianza
estado-sindical y la burguesía nacional. Enfrentamiento con la elite de Monterrey, lock-out económico de 1936 frente
a una huelga, en la que Cárdenas interviene pronunciando sus famosos 14 puntos, lo que decididamente alinea al
grupo de Monterrey como un actor ac vo de la oposición al cardenismo. El intento de organización nacional del
capital local contra el gobierno de Cárdenas fracasó debido a la polí ca de Cárdenas de reforma de la ley de Cámaras
empresarias.
🡺 1936: oposición del capital nacional a par r de las huelgas en las fábricas de vidrios.
🡺 1937-38: oposición del capital extranjero por el conflicto de las polí cas de expropiación de las compañías
petroleras.
La creciente oposición al gobierno de Cárdenas generó un debilitamiento del gobierno y un retroceso de los sectores
más progresistas en la alianza cardenista, lo que puede verse en la merma del reparto de erras desde 1938 así como
también una disminución de del número de huelgas. También se nota la ac tud de Cárdenas de retroceso con la
selección de Ávila Camacho como su sucesor en contra del progresista Francisco Mujica. De cualquier manera, estos
gestos son vistos como insuficientes por la oposición, la que se aglu na en el PAN como par do de oposición desde
la derecha.
Definir la izquierda solamente haciendo referencia a los par dos de inspiración marxista sería un error ya que
proveería una visión incompleta del fenómeno polí co. El autor remarca que, de cualquier manera, cualquier análisis
debía comenzar por referirse al Par do Comunista por su ubicuidad territorial, la universalidad de sus
reivindicaciones y sus vínculos internacionales con la URSS. Los par dos comunistas la noamericanos eran vistos
como representantes directos del movimiento internacional en favor de la revolución mundial, obje vos apoyados
aun por otros grupos de izquierda. La derecha le prestaba atención de sobremanera al comunismo, expresándolo en
su hos lidad hacia las reformas y en sus prác cas represivas.
Problemas internos del comunismo en AL: expulsión de disidentes; rebotes del conflicto Stalin-Trotski y el atrac vo
del trotskismo; conflicto entre las visiones internacionalistas y el comunismo la noamericano (Mariátegui), cuyo
expresión polí ca más poderosa fue la Revolución Cubana y la nicaragüense.
A la par exis eron par dos socialistas con una orientación más electoral y parlamentaria, que tomaba el marxismo
como método para interpretar la realidad, pero apelaba a sectores más amplios de la sociedad y renegaba de las
visiones internacionalistas. Solo en Argen na y en Chile el par do socialista fue anterior al comunista, por lo que en
estos países se notó el sisma entre la socialdemocracia y el comunismo-leninismo. En general el lugar de la
socialdemocracia lo ocuparían los par dos populistas de signo nacionalista, cuya relación con los par dos ortodoxos
iba de la cooperación al conflicto, aun cuando se inspiraban en ideas marxistas y prac cas leninistas (fundación del
APRA y debate entre Haya de la Torre y Mariátegui). El gran problema de la izquierda ortodoxa fue su diversa relación
con estos par dos con ideologías más flexibles y atrac vos polí cos mayores. “Si bien calificar a estos par dos de
populistas da por sentadas muchas cosas, es indudable que señala ciertos rasgos que los diferencian de los par dos
ortodoxos de la izquierda. Tenían una vocación de poder más fuerte, disfrutaban de un apoyo social más amplio y sus
líderes eran más flexibles y estaban dotados de mayor sagacidad polí ca” (APRA, AD de Venezuela, Peronismo, PTB
en Brasil, Par do Liberal en Colombia).
El problema fundamental que se le planteaba a la izquierda residía en que lo que consideraba su base social
“natural”, sobre todo los obreros y los campesinos, era mucho más probable que apoyase a los par dos populistas, o
incluso a los movimientos polí cos de la derecha. Hubo momentos en donde pudieron generar algunas estrategias
de atracción de los movimientos populares hacia la izquierda, pero estos se conjugaron con periodos de gran
aislamiento y marginación polí ca, no solamente a causa de la represión.
El marxismo en América La na ha tenido más influencia a nivel ideológico en sectores sindicales, estudian les e
intelectuales que en par dos polí cos de izquierda; fue más bien un es mulo a la movilización y la acción polí ca de
estos sectores.
- LA IZQUIERDA Y EL KOMINTERN.
La Revolución Rusa coincidió con un momento especial para el surgimiento de los par dos comunistas en AL debido
a la recesión económica posterior a la WWI y los conflictos laborales que suscitaba. En el con nente, el movimiento
sindical estaba formando fundamentalmente de diversas ideologías, en su gran mayoría con una visión bastante
radical (anarquismo, etc.), por lo que el comunismo aportaba más bien en pres gio de formar parte de un
movimiento revolucionario internacional con una estrategia polí ca de revolución mundial y la disciplina de su
militancia.
El comunismo en AL estaba bajo la tutela ideológica y tác ca de la Internacional Comunista (Komintern) desde su
formación en 1919 hasta su disolución en 1943. De cualquier manera, diversos factores como la lejanía geográfica y
la falta de información le daban a los PC la noamericanos cierto grado de autonomía, aumentado por el hecho de
que muchas veces lo que se declaraba en lo público era diferente a lo que se hacía (lo importante era que el
comunismo la noamericano interpretarse lealmente el papel que tenía en la revolución mundial). Los par dos
locales tenían que actuar como unidades disciplinadas del movimiento internacional, sin ningún conflicto con la
Internacional Comunista.
Cualquier duda que podría haber causado la polí ca exterior de Stalin se disipó con el surgimiento del fascismo y con
el estallido de la Guerra Civil española, que le dio al movimiento comunista el papel de defensor de la causa de la
democracia además del socialismo.
El marxismo como ideología convocaba a intelectuales la noamericanos, algunos de los cuales conjugaban
vanguardismo con lucha polí ca izquierdista. Otros muchos intelectuales par ciparon de la vida de los PC, sobre todo
a sabiendas de que muchos de estos estaban compuestos por personas de las clases medias radicales, en parte
debido a la insignificancia de la clase obrera urbana en algunos países. El compromiso de estos reconocidos
intelectuales con el comunismo creó una cultura del marxismo que impregnó la vida intelectual y, más adelante, las
universidades. De cualquier manera, muchos más intelectuales encontraron atrac vo en los movimientos populistas
radicales (APRA o Cárdenas en México), u otros eran más bien apolí cos y conservadores.
El autor plantea que quizá la afiliación de intelectuales al marxismo responda al reemplazo de un dogma por otro,
pasando del catolicismo al marxismo, del clericalismo al an clericalismo aunque manteniendo cierta estructura
dogmá ca propia (aunque el autor marca que también el marxismo podía ser la con nuación lógica, en el siglo XX,
del posi vismo del siglo XIX en cuanto a la idea del desarrollo, las leyes que lo gobiernan y las elites ilustradas que
acceden al conocimiento de estas). Ese dogma hacia el interior provocaba que cualquier cisma se viera como
plausible de expulsión y de un ejercicio de e quetamiento como “trotskista”.
Desde su comienzo los par dos comunistas sufrieron una intensa y prolongada represión. La ferocidad de la
represión a menudo no guardaba ninguna proporción con la amenaza real que representaba el comunismo. Esta
represión puede que haya aumentado la lealtad de las filas de los par dos comunistas y de quienes se habían
comprome do con la causa, aunque también limitaba sus posibilidades de conver rse en una organización de masas.
Otro gran limitantes, y quizá el mayor, a la influencia de la izquierda, era el hecho de que en AL el principal sistema de
creencias era el catolicismo. En este sen do, la hos lidad que en la iglesia despertaba el marxismo limitaba el
atrac vo de los movimientos radicales, sobre todo entre los espacios populares no sindicalizados y las mujeres.
Exis an otros obstáculos para la conformación de su base comunista:
- Los trabajadores organizados solo eran una parte minoritaria de la población trabajadores que en su mayoría
era campesina o artesana y estaba atravesada por divisiones étnicas.
- Muchas otras propuestas polí cas le disputaban la representación polí ca de la clase trabajadora (el APRA
era más atrac vo en Perú que los par dos marxistas) (caso colombiano de absorción del movimiento
socialista por el Par do Liberal a causa de las orientaciones pequeñoburguesas de la estructura de la
producción del café). Tampoco era despreciable el peso de los sindicatos católicos.
- En muchos países de AL, el Estado se esforzó por incorporar sindicatos potencialmente poderosos y así
sofocar a los movimientos radicales. El marco jurídico creado a par r de la década del 20 para las relaciones
industriales permi ó controlas las reivindicaciones económicas a la vez que limitaba y subordinaba al
movimiento obrero (ejemplos de esto son las prac cas durante la presidencia de Cárdenas en México). Allí
donde el Estado no podía integrar a los trabajadores, la represión era un limitante muy fuerte para el
crecimiento de los sindicatos.
La gran amenaza eran los par dos populistas radicales debido a sus caracterís cas: aun cuando se inspiraran en el
socialismo, expresaban sen mientos nacionalistas, atraían a amplios grupos del espectro social, no eran hos les con
la Iglesia ni los militares necesariamente y no exigían el compromiso doctrinal incondicional de los movimientos
comunistas. El aprismo, por ejemplo, apelaba a las clases medias y a los artesanos, cuyas expresiones polí cas eran
radicales, pero de ningún modo marxistas. Su ambigüedad ideológica era una estrategia de captación de cuanto
apoyo fuera posible, hablando de “pueblo” más que de “clase”, los que los conver a en par dos populares y
mul clasistas. Su postura podía ser an capitalista sin abrazar el polo opuesto. “Estos par dos populistas tenían
vocación de poder inmediato mientras que los comunistas hacían hincapié en la necesidad de esperar hasta que las
condiciones obje vas madurasen”. Al fin y al cabo, por su importancia electoral, los movimientos populistas
usualmente eran una amenaza más inmediata que los par dos comunistas.
Relación entre los movimientos populistas y su complicación para la formación de par dos socialistas ajenos al
movimiento comunista: la excepción son los países que tenían fuertes par dos socialistas previo a la aparición del
comunismos (Chile y Argen na). Pero, de cualquier manera, el socialismo se veía eclipsado por el comunismo y no
lograba acaparar una base sindical amplia (en Argen na, el PSI tenía una estrategia parlamentaria y electoralista).
“Eran más un par do de los consumidores bonaerenses que de los trabajadores urbanos (…) se les consideraba
demasiado europeos, demasiado intelectuales y demasiado de clase media”.
¿Cuál era el análisis que hacia el Komintern sobre América La na? Nunca pensaron que una revolución
marxista-leninista pudiera triunfara en AL antes que, en Europa, por lo cual AL se vio reducida a interpretar un papel
secundario de apoyo a las luchas de las clases trabajadoras europeas y asiá cas. Desde el Komintern se pensaba que
en los países atrasados la revolución tenía que ser democrá co-burguesa, pero, como la burguesía la noamericana
era dependiente y débil, esta revolución tenía que ser afrontada por el proletariado, el cual tenía que crear un
par do autónomo y separar al proletariado campesino de las influencias pequeñoburguesas, incorporándolo y,
además, debía construir soviets. Eran tareas MONUMENTALES par el minúsculo proletariado la noamericano.
Además, el Komintern era muy disciplinario con quienes se corrieran de estas directrices.
La gran dificultad que tuvo en Komintern se debió, sobre todo, a la incapacidad de aceptar el problema de los
campesinos, ya que, desde las matrices leninista, este sector no era considerado como proletariado revolucionario y,
además, se lo miraba con profunda desconfianza. Pero, por otra parte, este era el sector mayoritario de la población
trabajadora.
Mariátegui: genera el intento más original de incorporar al campesinado a una coalición revolucionaria bajo el
concepto de una movimiento obrero unido y un par do socialista legal que incorporara a todos los sectores
trabajadores. “Su insistencia sobre la base social del marxismo es paralela a las ideas de Gramsci más que a las de
Lenin. Al igual que Gramsci, Mariátegui insis a en que el socialismo tenía que basarse en la transformación moral del
pueblo”. Mariátegui no solamente se peleaba frente a la ortodoxia del Komintern, sino también frente al aprismo de
Haya de la Torre (marxismo adaptado a las condiciones la noamericanas mediante un par do de vanguardia
revolucionaria, tomando las ideas leninistas para entender como conquistar el poder en un contexto de atraso
económico y de imperialismo), sobre todo por el llamamiento de este úl mo a las clases medias. Para Haya de la
Torre era necesario unir a las 3 grandes clases oprimidas por el imperialismo: joven proletariado industrial, vasto e
ignorante campesinado e intelectuales, dentro de un mismo par do.
La centralidad del debate Mariátegui-Haya de la Torre está en la ac tud frente al campesinado. De la Torre tenía una
posición cercana a la del marxismo ortodoxo, con desdén por su falta de potencial revolucionario, mientras que
Mariátegui admiraba al campesinado por su capacidad de sobrevivir en condiciones durísimas y veía en esta clase el
futuro del socialismo peruano. Haya de la Torre se centraba en la toma del Estado, mientras que Mariátegui se
centraba en la sociedad civil. La visión que tenía Haya de la Torre sobre el par do era disciplinada, autoritaria y
ver cal, mientras que la de Mariátegui era mucho más amplia y pluralista.
Komintern: “las cues ones que deba ó el Komintern con nuaron siendo fundamentales para el debate en torno al
socialismo en América La na. El debate giraba en torno al carácter de la revolución; el papel de diferentes clases
sociales; la medida en que la clase principal, es decir, el proletariado, podía formar alianzas con otras clases; si la
par cipación en la polí ca electoral podía dar por resultado el socialismo o solo servía para reforzar el orden
capitalista; la posición clasista de los militares; y, sobre todo, quizá, el carácter del propio Par do Comunista”.
Episodios dramá cos de la historia de la izquierda de AL durante esta etapa: el comunismo en AC no tenía que
compe r con el anarquismo ni el sindicalismo revolucionario para el control del movimiento sindical.
1. Insurrección en El Salvador: el PC salvadoreño se cons tuyó en 1930 muy asociado el Komintern y con fuerte
naturaleza internacional. Su dilema era como conver r la protesta de masas campesina (centrada en la problemá ca
de la desposesión de las erras comunales y los salarios de miseria) en una revolución democrá ca y burguesa. En
1932 la protesta en las zonas rurales fue masiva pero no era controlada por el PC, el cual hizo caso omiso a los
aspectos militares de la insurrección y sin terminar de comprender nunca la aplicación prác ca de los conceptos que
sostenía el Komintern como plan de acción. Esta insurrección terminó de una forma sumamente violenta, con una
muerte calculada de 30000 personas, lo que marcó para siempre al PC, el cual fue históricamente reacio a incurrir en
la lucha armada y no abandonó la vía pacífica hasta 1980.
Cuba: la formación de una PC se dio en un contexto polí co en el que numerosos grupos abogaban por la puesta en
prác ca de reformas radicales, sobre todo pq el espíritu de la independencia no se había logrado materializar. En PC
se funda en 1925 junto con la primera organización nacional de trabajadores (CNO). Se da una escisión con la
creación del PRC-A, que tomaba su legi midad de haber par cipado de la revolución de 1933 (rev nacionalista).
Brasil 1935 🡪 el mayor intento izquierdista de hacerse con el poder. Fue un levantamiento comandado por Prestes
(quien había seducido al Komintern como líder fuerte pero plausible de ser some do a sus designios). Prestes
rechazaba el trabajo con las bases campesinas por entenderlas como faltas de conciencia revolucionaria. La
insurrección sirvió, de cualquier manera, más a los intereses del gobierno de Vargas que a los de los comunistas, ya
que el primero gobernó como dictador durante varios años bajo la jus ficación de la amenaza roja.
1935 🡪 POLITICA DE FRENTES POPULARES. Estrategia para comba r al fascismo, que conver a al comunismo en
aliado de todos los que no sean caracterizados como fascistas 🡪 culmina en 1943 con la disolución del Komintern.
Impulso de la Guerra Civil Española: dio una nueva dimensión al conflicto polí co nacional en AL en tanto izquierda y
derecha se iden ficaron con los dos bandos de la lucha. En México, por ejemplo, se movilizo apoyo para la causa
republicana bajo el financiamiento del gobierno de Cárdenas, y se apoyó la llegada de exiliados republicanos.
Muchos la noamericanos comba eron en España y volvieron a sus países impresionados por la disciplina y la
entrega de los batallones comunistas. El PC de RD lo formaron españoles exiliados.
Estrategia frentepopulista en Chile: fue la que tuvo más éxito. El PC se valió de los argumentos de la guerra civil
española para enfrentar a los socialistas alegando que el único par do revolucionario, eran ellos. Forman parte de la
estructura del Frente Popular junto con el Par do Radical, frente que gana las elecciones de 1938. En ese gobierno, el
comunismo no toma responsabilidades ministeriales, por lo que puede esquivar las crí cas, y además se sirve de las
facilidades de dicho gobierno para actuar con mayor libertad que la habitual, aprovechando el aumento en el
número de afiliados sindicales. El pasaje de la estrategia frentepopulista a la de unidad nacional que dicta el
Komintern durante la WWII (hacer todo lo posible para apoyar las medidas tomadas para ganar la guerra, forjando
alianzas hasta con los sectores de la derecha en favor del clivaje fascismo-an fascismo –“browderismo”-). El PC
chileno denuncia esta estrategia en 1945 y logra recuperar cierto terreno perdido en el campo sindical.
México, el PC y la revolución: al PC mexicano le costó mucho comprender y actuar en su propio sistema polí co.
Declaraba que la revolución había sido incompleta, y que solo el PC podía llevarla a la completud. Su dificultad mayor,
en este punto, era definirse en relación con la revolución. Su mayor influencia se dio durante la presidencia de
Cárdenas, en la que jugaron un rol decisivo en la creación de sindicatos importantes y fueron la fuerza mayor en la
CTM. El presidente Cárdenas, además, u lizó a los sindicatos en sus proyectos de expropiación de las compañías
petroleras y ferroviarias (hasta hubo un pequeño experimento de control de los trabajadores durante 1938).
Cárdenas comprobó que los comunistas eran unos aliados ú les en su cruzada por reformar el sistema económico y
polí co de México y en su e mero intento de reformas el sistema de educación. Lombardo Toledano, el dirigente
sindical, tuvo una relación algo rara con el comunismo oficial, ya que era un dirigente de pequeños sindicatos y
federaciones, lo que lo llevaba a comprender la necesidad de negociar con el cardenismo. Además, muchos de los
afiliados al par do oficial (PRM devenido en el PRI) miraban a los comunistas con suspicacia y la sucesión
an comunista de Cárdenas (Ávila Camacho y Alemán) limarían la popularidad del PC mexicano. Otro an comunista
acérrimo era Fidel Velázquez, quien dominó el movimiento sindical mexicano durante toda la segunda mitad del siglo
XX.
Colombia: el PC era consciente de que la estructura social colombiana incen vaba la formación de un individualismo
pequeñoburgués y, por eso, estableció fuertes vínculos con el Par do Liberal entre 1936 y 1940. La estrategia era
cri cada, pero no está claro que hubiera exis do una opción mejor en un país en el que el comunismo no influía en el
sector del café ni tampoco tenía chances de obtener escaños sin aliarse con los par dos liberales o conservadores
(esto podía afirmar a la izquierda como grupo de presión, pero no como par do revolucionario).
Venezuela: el PC y la AD trabajaron juntos contra las empresas petroleras hasta 1936. De ahí en adelante la estrategia
de la AD se aleja de los preceptos socialistas y ambos par dos se separan irremediablemente. El PC se alía con
Angarita, el presidente militar que fungió entre 1941 y 1945, propugnando la paz industrial en los campos
petrolíferos con el fin de seguir abasteciendo a los aliados durante la guerra.
La cues ón del apoyo venezolano a la presidencia de Angarita abre la puerta al tratamiento de una polí ca por la que
los par dos comunistas fueron muy cri cados durante los años 40: su disposición a formar alianzas con gobiernos
derechistas o dictadores (Somoza y Ba sta). A cambio de su apoyo, los par dos comunistas recibían cierta libertad
para la organización sindical y la creación de organizaciones pantalla aprovechando el entusiasmo que exis a para
con el comunismo. Angell marca que no era esta una estrategia irracional: por ejemplo, en Nicaragua, entre elegir un
Somoza que estaba dispuesto a tolerar un código laboral y la organización comunista del movimiento obrero, y un
Par co Conservador que no estaba dispuesto a ceder en nada, la alianza está claramente definida (de cualquier
manera, sus beneficios en el corto plazo se verían atacados en el largo cuando Somoza ataca al par do y muchos
seguidores lo abandonan). Pacto parecido hizo el PC cubano con Ba sta.
“El problema para los marxistas que no podían aceptar los cambios ideológicos que tuvieron lugar en el movimiento
comunista en los años 30 y comienzos de los cuarenta se resumía en esta pregunta: ¿a qué otra parte podían ir?”.
Una solución fueron pequeños e irrelevantes par dos trotskistas (incapaces de enfrentar a las fuerzas nacionalistas
sin un modelo organiza vo internacionalista). En el lugar donde mayor peso tuvo el trotskismo en AL fue en Bolivia,
en donde el par do trotskista, el POR, no se formó como escisión del comunismo sino como organización fundada
por intelectuales atraídos por las escritos de Trotski. El POR tuvo fuerte influencia en el sindicato de mineros. El
problema para ellos fue que el Movimiento Nacional Revolucionario (MNR) tenía mayor asidero en los sectores
campesinos, a los cuales los trotskistas habían excluido como fuerza revolucionaria.
Durante la WWII los movimientos comunistas disfrutaron de pres gio y una tolerancia excepcional como
consecuencia de su par cipación en los movimientos an fascistas y de la admiración que despertaba la par cipación
de la URSS en la con enda; también se beneficiaron de la disolución del Komintern en 1943. La magnitud de su
avance se vio limitado por el hecho de que los comunistas abogaban por la paz industrial, lo que era capitalizado por
otros par dos que ganaban espacios en el movimiento obrero. Además, con nuaba la pregunta sobre cómo
organizar un par do revolucionario en una estructura social donde la clase trabajadora era débil, la pequeña
burguesía numerosa y el campesinado era abrumador. Quedaba también por resolver el problema de la violencia con
que las alianzas contrarrevolucionarias se unían contra el comunismo. El más cri co de los factores que dificultaban
su crecimiento era el hecho de que los comunistas tenían que trabajar con la dificultad de haberse distanciado de
gobiernos reformistas (Perón, por ejemplo), sin que eso pareciera que se oponían a las reformas en sí mismas y que
preferían alianzas con las fuerzas de la derecha. En el caso del peronismo se vio en la pobre interpretación del PC del
fenómeno peronista como una prolongación del fascismo y un engaño a la clase trabajadora; cuando se hizo claro
que el peronismo no era una moda pasajera, el par do se escindió al tratar de decidir si debía aliarse con él o no
(figuras como la de Rodolfo Puiggrós decidieron influir en el peronismo desde adentro). El comunismo perdió su
hegemonía en el movimiento obrero y nunca volvió a ser una opción atrac va en una clase trabajadora que
permanecía apegada decididamente a las opiniones progresistas sobre la distribución de la renta al mismo empo
que tenía una interpretación conservadora sobre los aspectos de la estructura económica y social.
Los PCs se beneficiaron de cierto periodo liberal luego de la guerra. El PCB (Brasil) amplio su organización, a la vez
que no se relacionó con el varguismo de la misma forma en la que el PC argen no lo había hecho con el peronismo.
El PCB intentaba beneficiarse del apoyo que Vargas recibía de la clase trabajadora, tác ca que le proporcionó grandes
victorias electorales. Pero, durante el gobierno de Dutra, el PCB fue ilegalizado y perseguido, aun por sus propios
aliados polí cos, postura que se explica tanto en el sen miento an comunista defendido por EEUU, como por el
hecho de que el PCB podía ser una amenaza polí ca real a las clases dominantes de Brasil.
En Chile, el apoyo de los EEUU al gobierno de la Alianza Democrá ca (radicales, comunistas y democrá cos) se dio
bajo la condición de des tuir a los ministros comunistas, decisión que llevo al enfriamiento de las relaciones del
gobierno y el PC que terminó con la proscripción de este úl mo y la feroz represión (bajo la Ley de Defensa de la
Democracia).
Los líderes comunistas fueron expulsados de los sindicatos en todo AL. se emprendió una avanzada contra la CTAL.
Los gobiernos la noamericanos aprovecharon el contexto de la Guerra Fría para romper relaciones diplomá cas con
la URSS y dar el giro hacia la derecha (cruzada an comunista en empos de paz). Ahora bien, “el papel de los EEUU
en este desplazamiento hacia la derecha no fue un factor decisivo en los principales países de AL, aunque
Washington alentó a los gobierno la noamericanos a seguir una polí ca propia de la guerra fría. Sin embargo, la
capacidad de los EEUU para influir en los acontecimientos era mucho mayor en el caso de AC”.
1. Derrocamiento del gobierno de Guatemala en 1954: el comunismo no tenía ningún peso real en el gobierno y
había sido legalizado recién en 1952; el presidente Arévalo había sostenido que el PC era ilegal por sus conexiones
internacionales. Su influencia en el movimiento obrero e intelectual era magra y no tenía ninguna par cipación
polí ca en el gobierno de Arbenz. Ahora bien, el gobierno reformista de Guatemala fue víc ma de la paranoia del
gobierno de EEUU y de las fuerzas derechistas de Guatemala que le hicieron el juego. El golpe, finalmente, se le hizo
a un gobierno reformista moderado y sumió el clima polí co local a una normalización de la inestabilidad y la
violencia polí ca.
2. Revolución en Bolivia (MNR al poder en 1952): los comunistas no formaron parte de esta rebelión, pero habían
optado tác camente por apoyar en las elecciones de 1951 al MNR. De cualquier manera, el comunismo tenía poco
asidero entre los trabajadores y campesinos de Bolivia, sobre todo porque habían formado parte o apoyado a
gobiernos enemigos de los trabajadores. El PC boliviano (el PIR) mostraba supervivencia organiza va pero poca
inicia va polí ca. Además, el PIR se veía amenazado por la izquierda trotskista (el POR) y su influencia en los
trabajadores mineros (sector estratégico de la económica boliviana), sindicato que nunca pudo ser controlado por
ningún par do en par cular (era más bien un sindicalismo revolucionario pero independiente). Los mineros eran
comba vos y radicales en los sindical, pero votaban al MNR en el plano polí co. En el gobierno, el MNR se inclinó a la
derecha, deshizo muchos logros de la revolución e hizo decaer la industria de extracción del estaño.
Los años 50 fueron años de penuria para la izquierda en AL y en muchos países el PC fue declarado ilegal. La cues ón
polí ca se jugaba en torno a que los movimientos nacionalistas interclasistas tenían más capacidad que los par dos
de la izquierda ortodoxa para llevar a cabo la movilización polí ca. Además, el golpe de Guatemala de 1954 fue un
profundo revés. Esta época histórica se vio signada por la intensa presión de EEUU, en el marco de la Guerra Fría,
sobre los países de AL en general para frenar cualquier movimiento reformista que pudieran iden ficarse con la
izquierda.
Revolución Cubana (1959): el PC de Cuba no tuvo poco que ver con la victoria de Castro y, además, miró con recelo el
devenir del movimiento revolucionario hasta poco antes de su victoria. Pero, el PC cubano (PSP) tuvo mucha
par cipación en la conformación y consolidación de su gobierno, sobre todo por la experiencia polí ca de sus
cuadros. El devenir comunista de la revolución se explica más bien por el contexto internacional y por el feroz
an norteamericanismo que propugnaban los revolucionarios. A esto se le suma la fuerte dependencia económica
internacional, que se tornó en una dependencia con la URSS y, por ende, en una conformidad con sus prác cas
polí cas.
El efecto de la revolución cubana en la izquierda de AL fue electrizante, sobre todo porque puso en tela de juicio los
dogmas ortodoxos, siendo esta revolución obra de una guerrilla rural en la que el PC no había par cipado. Esto llevó
a revivir el viejo debate sobre la estructura social de los países la noamericanos, el papel de la burguesía nacional y
el potencial polí co del campesinado (puso en tela de juicio también la noción de la revolución por etapas y de la
necesidad de la fase democrá co-burguesa). La fuente de legi midad marxista dejó de estar hegemonizada por los
par dos comunistas ortodoxos. “Muchos radicales jóvenes pensaban que el entusiasmo y el compromiso eran
suficientes para hacer la revolución. La mayoría de los aspirantes a imitar a Castro abogaban por la guerra de
guerrillas, pero incluso los que no opinaban igual eran par darios de un radicalismo polí co que derribase las
estructuras existentes.”.
Postura de los ortodoxos frente a la RC: Muchos de los comunistas ortodoxos hacían referencia a las propias palabras
de Guevara sobre la excepcionalidad del caso cubano y muchos factores que lo hacían único (aunque eso no
significara que el Che creyera que la revolución era imposible en otros países, pero que si presuponía una mayor y
más di cil labora de la vanguardia polí ca); además, los ortodoxos propugnaban una alianza con el campesinado, los
intelectuales y la burguesía nacional que derribase primero el imperialismo norteamericano y el feudalismo agrario
para después pasar a la siguiente etapa.
¿Cuál era la posición de quienes deseaban aplicar el modelo cubano? Argüían que la burguesía de AL era, en todas
sus facetas, dependiente de EEUU (Angell le llama “una versión primi va y burda de las teorías de la dependencia”) y
que la única forma de avanzar era recurrir a la lucha armada desde un pequeño liderazgo, a la que se le sumarian las
masas rurales y luego las urbanas. El apoyo del campo estaba dado porque era capitalista y no feudal. El
enfrentamiento militar estaba jus ficado en la posición clasista y pro oligárquica de los militares. Además, esta
izquierda radical atacó al PC por la burocra zación del par do en detrimento de su accionar revolucionario.
La Revolución Cubana coincidió con un periodo de tensión en el comunismo internacional como fue el conflicto entre
la URSS y Cuba. La influencia del maoísmo en AL sería muy tenue: en Bolivia, por ejemplo, un grupo miembro del
POR, el cual proponía una polí ca de alianzas tác cas con el MNR, se escinde del par do y funda el Par do
Comunista Marxista Leninista (PCML), que era prochino. Solamente el Perú, en 1964, se reconocieron a las
autoridades chinas por parte de los comunistas y el maoísmo tendría cierta influencia ideológica en movimientos de
la década del 70. Los que se mostraban en estas posturas prochinas eran más bien aquellos que eran defensores de
una polí ca dura.
Influencia de la RC en AL: durante los primeros años 60 se organizaron grupos guerrilleros en casi todos los países de
AL. pero, Cuba no fue solamente un hecho que afectó a las izquierdas, sino que también afectó profundamente a los
EEUU y a las posturas de las derechas nacionales. La polí ca derechista, en ese sen do, iba en dos sen dos: golpes
militares (entre 1962 y 1966 hubieron 9 golpes militares) y la polí ca lanzada por Kennedy de la Alianza para el
Progreso (que tenía por obje vo reforzar los sistemas democrá cos la noamericanos a par r de ayudas económicas
y refuerzos a los ejércitos la noamericanos; lo primero no tuvo mucho éxito, pero lo segundo si y se comprobaría en
las facilidades que tuvieron los ejércitos de AL para frenar el avance de las guerrillas).
- Colombia: el PC contaba con un grupos de guerrilleros, las FARC, que controlaban algunas circunscripciones
electorales rurales y le permi an al PC afirmar su postura revolucionaria cuando en verdad defendía una
prác ca electoralista. Este vínculo se rompió cuando Colombia entabló relaciones comerciales con la URSS en
1967 bajo la condición de que el PC cortara sus vínculos con los guerrilleros, cosa que el PC hizo. También se
formó el ELN, el EPL y el movimiento M-19. De cualquier manera, para el Estado colombiano significaba una
mayor amenaza que los par dos tradicionales recurrieran a la lucha armada para llegar al poder.
- Venezuela: guerrilla apoyada por el PC y sistema democrá co frágil. El comunismo venezolano no tomaba
par do en el conflicto chino-sovié co, apoyaba la lucha nacional y mantenía relaciones estrechas con el
comunismo italiano. El problema era que la AD no aceptaba cerrar alianzas con el comunismo porque evitaba
que se conformaran otras alianzas con la derecha; aunque eso generó escisiones en el mismo par do.
Cuando se dio esta negación de la AD a incorporar al comunismo, este úl mo optó por la estrategia de la
guerrilla en 1963. Mas allá de la idea de que exis an condiciones favorables, el fracaso de la guerrilla fue
desastroso sobre todo por la falta de organización y porque subes maron que la mayoría de los grupos
sociales estaban comprome dos con la democracia y apoyaban a los principales par dos polí cos. “La lucha
armada carecía de sen do para una clase trabajadora y una clase media que disfrutaba de los beneficios
materiales de la riqueza obtenida del petróleo, así como de los beneficios polí cos de un Estado liberal”.
- Perú: MIR (formado por apristas disidentes) y el ELN (formado por comunistas disidentes), ninguno era de
base urbana pero un abismo cultural y lingüís co los separaba de las poblaciones campesinas y, además, no
tenían ningún proyecto polí co que ofrecerles.
- Guatemala: la guerrilla fue fundada por jóvenes oficiales del ejército que buscaron, sin obtenerlo, el apoyo
del PC del país (Par do Guatemalteco del Trabajo -PGT-). El avance de la guerrilla fue detenido por sus
insuficiencias estratégicas y militares, y por la ferocidad de las represalias a cargo de los militares.
“A fines de los años 60 el futuro de la guerrilla no era nada prometedor … o bien eran objeto de crí cas por no
apoyar a la guerrilla, como en Bolivia, o les cri caban por par cipar sin verdadero entusiasmo, como en Venezuela o
Guatemala”.
Guerrilla urbana, más fac ble en las sociedades urbanas del Cono Sur:
Preferían una mezcla ecléc ca de ideas: nacionalismo del tercer mundo, teología de la liberación, algunas ideas
nacionalistas sacadas de la derecha neofascista (montoneros). No rechazaban alianzas polí cas y buscaban aliados en
su lucha contra los sectores dominantes y sus aliados imperialistas y el apoyo que recibieron se debía a sistemas
polí cos poco abiertos y con pocas esperanzas de desarrollo económico.
¿pq no tuvieron éxito? Se generó un espiral de violencia que culminó con gobierno militares altamente represivos.
Pero, además, su lectura polí ca era muy pobre, eran incapaces de interpretar el mundo en el que vivían. Entre los
decenios de 1960 y 1970 se dio un proceso de cambios múl ples: 1) periodo de crecimiento económico, urbanización
rápida y cambios en la estructura clasista; 2) la Iglesia Católica redefinió su mensaje social; 3) el golpe de Brasil en
1964 comenzó una serie de golpes en AL que pretenderían reestructurar a fondo el orden económico y polí co y
desarrollarían una idea de las fuerzas izquierdistas como enemigo principal de la nación. El crecimiento urbano y la
industrialización por sus tución reemplazaron la población agrícola por una mayor población urbana, a la vez que
empeoraron las pautas de distribución de la renta de los países. Esto dio origen a un “sector informal” de la
economía, que no podía ser movilizado con consignas de la toma de los medios de producción (porque no trabajaban
con ellos), sino más bien con cues ones relevantes a las condiciones de vida básicas. La izquierda la noamericana
falló en reconocer el potencial polí co de los trabajadores del sector informal.
Redefinición de la Iglesia: se desarrolla un iglesia consciente de las necesidades de los sectores informales y
pauperizados, reconociendo que la solución a sus problemas sería una reforma polí ca nacional. Los cambios en la
doctrina de la iglesia se dan a par r del Concilio Va cano II y de la Declaración de los Obispos La noamericanos en
Medellín (1968). En Argen na afecta esto a la creación del movimiento de cura del Tercer Mundo. Además, esta
postura generó que la Iglesia negara en Brasil y en Chile el apoyo a los golpes (1964 y 1973 respec vamente),
negándoles la legi mación que una Iglesia de otro momento histórico no hubiera dudado en otorgarle.
Aparición de regímenes militares reformistas: no todos eran an comunistas o an marxistas. El golpe el Perú en 1968
refleja la influencia en sus líderes del pensamiento marxista, de la teoría de la dependencia, de los movimientos de
liberación nacional y de la teología de la liberación. Estos gobiernos militares eran apoyados por los PCs, ya que estos
veían oportunidades polí cas en la aparición de gobiernos militares de carácter nacionalista y reformista. Otra
experiencia fue la de Torre en Bolivia (ver Rouquie).
Dicho esto, los regímenes militares de Brasil, Chile, Argen na y Uruguay estaban decididos a eliminar todo
movimiento polí co que amenazara su autoridad con una gran brutalidad, prohibiendo sindicatos y par dos polí cos
por igual, y controlando los medios de comunicación. El efecto de estos regímenes autoritarios sobre la izquierda del
Cono Sur fue profundo, revitalizando el valor de la democracia y acerando a los comunistas a lecturas de Gramsci
más que de Lenin. Como dice Angell, “la izquierda dejó de ver la democracia como una pretexto burgués y las
elecciones como un fraude”. La guerrilla quedó desacreditada porque se la veía como responsable de la formación de
los gobiernos militares altamente represivos.
- Los grupos más radicales decidieron aumentar el conflicto armado (sandinistas en nicaragua, por ejemplo)
bajo el argumento de que al socialismo mediante la vía pacífica era sencillamente una ilusión y la revolución
armada era la única respuesta frente a la profundidad de las oposiciones.
- Los “revisionistas” argumentaban que la izquierda tenía que moderar sus posturas y dejar de pensar en
términos de la toma del poder por la fuerza. El mero traspaso de la propiedad al Estado no resolvería nada
por sí solo. Además, una gobierno radical debía adquirir una legi midad totalmente generalizada que no den
margen para la intervención de los militares, lo que significaba tejer alianzas con diversos sectores sociales y
recuperar la idea de que la democracia es algo valioso. La URSS respondería a estas posturas a par r de
sostener que el papel primordial de la clase trabajadora no puede sus tuirse por un enfoque pluralista que
pierda o debilite el papel protagonista de la clase trabajadora.
(dato de color: la experiencia de Chile sur ó mayor efecto en las visiones que se tenía desde los EEUU de Europa, en
tanto se tenía que su éxito pudiera tener un gran efecto en países como Italia o Grecia).
El fracaso de Chile empujó a la izquierda a un análisis crí co más que a un imitación como había resultado del caso
cubano:
-En América Central (frecuentes conflictos sociales, desarrollo económico con desigual distribución de la renta,
expansión del proletariado rural y urbano y mayor concentración de la erra) la respuesta de los gobernantes a las
reivindicaciones de las clases trabajadoras y medias era la represión violenta; la respuesta de los grupos oprimidos
consis ó en formar coaliciones revolucionarias de base amplia. Los movimientos de guerrilla (FSLN en Nicaragua,
FMLN en El Salvador, guerrilla en Guatemala) estaban lejos de los sectarios grupos foquistas de los 60, sino que eran
más bien interclasistas y ecléc cos ideológicamente:
- Nicaragua: solo aquí la guerrilla tomó el poder. Su armado de poder entendía que necesitaba del apoyo del
campesinado sin erra tanto como del medio en su cruzada contra la agricultura a gran escala, a la vez que
necesitaba de las clases medias en el ámbito urbano. El programa del FSLN era popular, democrá co y
an imperialista y se basaba en una denuncia amplia frente a la opresión por parte de Somoza más que en
una denuncia a la explotación sistemá ca por parte de una clase capitalista. El sandinismo logró una amplia
base de apoyo centrada en su amplitud ideológica, en sus diversas ver entes teóricas y en la creciente
oposición que exis a contra el gobierno de Somoza. La URSS reconoció rápidamente al gobierno sandinista,
pero no prestó gran ayuda militar ni económica. De cualquier manera, la revolución sandinista fue tomada en
el resto de AL como una par cularidad del país, entendiendo la izquierda en este momento histórico que
cada país tenía sus propias estructuras sociales y de poder.
“Al comenzar el decenio de 1980 la izquierda todavía estaba absorbiendo las lecciones de la derrota de Allende, los
conflictos de América Central, la puesta en duda de la ortodoxia ideológica por parte de los par dos comunistas
revisionistas de Europa y la versión cada vez menos atrac va que del socialismo ofrecía Cuba”. Además, las lecciones
serían aún mayores cuando a fines de los 80 se desmoronará el movimiento comunista en Europa Oriental y la URSS.
Crisis de la deuda y desigualdades acentuadas y la forma de oponerse a las polí cas ortodoxas de ajuste eran
di ciles. Además, se veía en los países de AL el proceso de transición democrá ca y también la caída del bloque
sovié co en Europa Oriental y la reestructuración de la URSS.
En muchos países proliferaron las organizaciones de bases que desarrollaban una ac tud de desconfianza frente a los
par dos polí cos y organizaban grupos sociales que no se habían mostrado polí camente ac vas. Surge también en
muchos países un movimiento sindical clasista que se oponía a los par dos tradicionales de izquierda.
Redefinición de los par dos socialistas: la estrategia de los par dos de izquierda estaba menos encaminada a hacerse
con el poder del Estado y más a construir una base en la sociedad civil (PT brasilero comandado por Lula, por
ejemplo). El crecimiento de estos par dos nuevos y la aparición de movimientos sociales ajenos al par do reflejaron
la crisis de los par dos marxistas ortodoxos, sobre todo el PC.
Algunos par dos comunistas desarrollan cierta tendencia hacia el reformismo y dejan de lado pasados dogma smos
(ejemplo de la izquierda mexicana, sobre todo de los par dos de izquierda que no se desarrollan como satélites del
PRI).
El caso chileno presenta un comunismo que apunta más a una polí ca de asilamiento e intransigencia polí ca
(fomenta una guerrilla urbana contra Pinochet durante los 80) que le otorga escasos beneficios en la coalición que
luego se formó en las elecciones de 1989 con el advenimiento de la democracia.
Perú: influencia del maoísmo que forma durante los 80 la organización guerrillera Sendero Luminoso. Por su parte, el
PC era muy modesto sobre todo por la base industrial peruana poco desarrollada, por la presencia popular del APRA
y por los años de represión. Además, el PC había apoyado el golpe de Velasco hasta mucho después de que el
impulso reformista se hubiera agotado.
En general, una respuesta a la decadencia del comunismo ortodoxo, así como la creciente pérdida de atrac vo del
modelo cubano, fue el renovado interés por el socialismo de po esencialmente parlamentario y electoral, lo cual
contrastaba con la violencia asociada con la guerrilla en países tales como Perú, Colombia y El Salvador. Se daba una
reevaluación posi va de los beneficios de la democracia formal, sobre todo basados en el crecimiento de las polí cas
socialdemócratas europeas. Se entendía la importancia de atraer a las clases medias y a las nuevas organizaciones
populares no sindicales.
“A pesar de las diferencias entre los sistemas polí cos, hubo paralelos en Chile, Venezuela, Uruguay y Brasil, y en
otras regiones de AL, en los que se refiere a la aparición de un socialismo que insis a en la par cipación y la
democracia, que rechazaba la pasada ortodoxia de un solo modelo correcto y que se basaba firmemente en
estructuras nacionales más que en doctrinas internacionales”.
El primer gabinete revolucionario, dirigido por Urru a, se compone de los más sobresalientes liberales cubanos, que
defendían su nacionalismo en tonos razonables y moderados. Su programa consis a en la promoción del crecimiento
económico, el reparto equita vo de la riqueza, un gobierno honesto, la instauración de un Estado de derecho y la
defensa de los intereses nacionales. Eran reformistas que habían llegado por las armas y el sacrificio del Ejército
Rebelde. El principio de legi midad del gobierno revolucionario no era la polí ca, sino el pueblo, el ideal de una Cuba
libre y la memoria de los muertos en la lucha contra Ba sta.
Los moderados se habían unido a los rebeldes una vez que fracasaron los proyectos de una salida pactada de Ba sta.
Hasta cubanos adinerados había prestado sus contribuciones a la insurrección, basados en la promesa de los
rebeldes de respetar el capitalismo e instaurar un gobierno cons tucional (de cualquier manera, generaban cierto
recelo en estas clases, no era un apoyo claro y rotundo). Del proceso revolucionario, el Ejército Rebelde, el
Movimiento 26 de Julio y Fidel Castro salieron como las figuras de la libración de Cuba, por lo que, aun cuando no
actuaron solos, se habían conver do en elementos indispensables, lo que significaba que la Cuba liberal podía
reclamar poder solamente por su asociación con Fidel Castro.
El camino económico de la nueva Cuba era una incógnita ya que no se sabía cuál era el plan de los rebeldes. Las
proclamas de los economistas de este sector eran básicamente reformistas: promover el crecimiento económico y la
jus cia social, realizar una reforma agraria, modernizar la industria azucarera, desarrollar una industrialización
sus tu va de importaciones, promover el pleno empleo y redistribuir el ingreso nacional. Su programa era, entonces,
reformista, pero con un claro favorecimiento a los obreros (rechazaban las nociones ortodoxas de que mejor
legislación y salarios significaba una traba para el desarrollo). La causa de la falta de desarrollo era que no exis a un
sistema de planificación económica. Se defendía también las ventajas del capital cubano por sobre el extranjero
(diferente a la dirección económica que tomaba el gobierno de Ba sta).
Las fuerzas sociales que daban el fundamento al Movimiento 29 de Julio carecían de una dirección polí ca
independiente, por lo que encontraban en Fidel Castro y su lucha armada el único liderazgo posible. Pero esto
significaba que no contaban con los recursos propios como para encauzar el fervor popular hacia una transformación
de carácter reformista.
Las clases económicas también festejaron el triunfo de la revolución (hacendados, colonos, ganaderos, productores
de tabaco y arroz, industriales, empresarios privados y corporaciones nacionales y extranjeras), aunque no todos lo
hacían con el mismo entusiasmo (los hacendados y ganaderos renegaban de la posible reforma agraria y los
importadores se oponían al proteccionismo; los empresarios apoyaban la industrialización pero no el crecimiento de
los salarios y así tampoco los colonos estaban en favor de aumentar el salario a sus trabajadores agrícolas aun
cuando aceptaban la reforma agraria). La revolución agudizó las diferencias que siempre habían exis do entre las
clases económicas. Su incapacidad se hizo entonces manifiesta a la hora de controlar el nacionalismo radical que
propugnaba la revolución.
El programa inicial del gobierno revolucionario no fue específicamente muy racial, sino que era una moderada
reforma agraria basada en la Cons tución de 1940, que afectó al 10% de las fincas y que prohibió también la
propiedad extranjera sobre la erra y los ingenios azucareros, a la vez que proscribía el la fundio. Era una medida
que, en tanto suponía una distribución de la erra a quienes la trabajaran, favorecía a los pequeños colonos y
campesinos más que a los trabajadores agrícolas. También se reestructuraron las coopera vas, que pasaron a formar
en INRA (Ins tuto Nacional de la Reforma Agraria) absorbiendo los an guos ins tutos del azúcar, el arroz y el café y
convir éndose en una poderosa ins tución estatal. Exis eron también otras polí cas de impuestos progresivos, por
ejemplo, y de u lización del poder regulador del Estado para favorecer a los pequeños productores. Se establecieron
impuestos fijos sobre las importaciones y controles sobre las divisas (la línea del texto es que estas medidas no son
mucho más radicales que las que propugnaba un Raúl Prebisch ante la CEPAL). Los incrementos de salarios, la
creación de empleo y otras medidas lograron aumentar el poder adquisi vo de la población rápidamente, a la vez
que crecían la producción de la industria nacional y las solicitudes de inversión (esto se oponía también a una caída
de las importaciones de productos de EEUU).
Desde el comienzo la revolución defendía a los empresarios, a quienes elogiaba por su inversión en la industria y en
la diversificación de la agricultura, en detrimento de los sectores que habían defendido la Enmienda Pla entregando
el control nacional de la economía. Se elogiaba al empresariado porque sus intereses “coincidían con los de la
nación”, iden ficando a la clase obrera, al campesinado y la burguesía progresista como los 3 pilares de la revolución;
los enemigos de los empresarios no eran los obreros sino los terratenientes e importadores. La Asociación Nacional
de Industriales (ANIC) estuvo de acuerdo con formar parte de las filas revolucionarias y solicitó encuentros con la CTC
para generar un entendimiento en la ayuda que se le prestaba al gobierno y deba r las discrepancias existentes entre
obreros y patronos. Pero la CTC nunca aceptó este llamamiento, que habría favorecido ambas posiciones y hubiera
evitado el control de los sectores comunistas de la CTC, pudiendo haber encauzado a la revolución hacia rumbos más
moderados. La ANIC elogiaba durante el primer año del gobierno revolucionario su programa de industrialización, la
expansión del mercado nacional y las regulaciones del comercio exterior, a la vez que se ofrecía como portavoz del
gobierno para mejorar su imagen en el ámbito financiero internacional.
De cualquier manera, las consecuencias del programa revolucionario fueron profundamente radicales, sobre todo a
causa de que no exis an en la sociedad cubana medios para contener el desenvolvimiento del nacionalismo radical.
La promulgación de la reforma agraria renueva el fervor popular y el rechazo de la dirigencia a la celebración
inmediata de elecciones paso casi desapercibido por el hecho de que muchos cubanos creían que la poli quería
podía manipular fácilmente los procesos electorales. La mejor garan a de la democracia para el gobierno cubano era
una nueva conciencia popular basada en la conquista de la jus cia social y la soberanía nacional. El reformismo
nacionalista acompañaba el rumbo del gobierno revolucionario.
La oposición a la revolución comenzaba a despertar en los círculos nacionales y en los extranjeros, sobre todo en
EEUU que condenaba los juicios revolucionarios. Además, los hacendados, ganaderos y el capital norteamericano
lanzaron una campaña en contra de una reforma agraria que los había perjudicado. A medida que se configuraba el
carácter de abierto apoyo a las clases populares del nuevo gobierno, las clases económicas comenzaron a re rar sus
inversiones; y esta defensa de los sectores populares hizo que el gobierno revolucionario viera en la reestructuración
de la CTC un obje vo clave de la polí ca revolucionaria.
Los comités sindicales de la revolución se hicieron cargo rápidamente de la CTC, en la que los líderes sindicales del
Movimiento 26 de Julio ocuparon el control ejecu vo y el PSP muchas posiciones de base. De cualquier manera, los
del 26 eran pocos como para cubrir todos los puestos, los cuales fueron ocupados por mujalistas y comunistas.
Desde comienzos de 1959 llueven las avalanchas de demandas en favor de salarios más altos y mejores condiciones
de trabajo, lo que ponía en evidencia la docilidad con la que se había manejado la CTC durante los 50. Los
trabajadores exigían un aumento del 20%, una inmediata renegociación de todos los contratos laborales y la
reincorporación de todos los trabajadores que habían sido despedidos por razones polí cas. Demandas de diversas
naturaleza afluían contra los sectores capitalistas, mientras los trabajadores amenazaban o incurrían en huelgas.
Frente a esto, las clases económicas buscaban impedir que la clase trabajadora asuma una ac tud comba va por lo
que, por ejemplo, colonos y hacendados aminoraron el ritmo de la zafra de 1959 y los empresarios se opusieron al
incremento inmediato de los salarios y la renegociación de los contratos laborales (exis a una ac tud empresarial
contraria a las ac vidades sindicales que se denotaba en diversas tác cas -no le permi an empo de organización
sindical en el espacio de trabajo cuando era una prác ca común en otros empos, ponían en duda la legalidad de los
sindicatos, despedían a obreros militantes, etc.-). Las clases económicas presenciaban como desaparecía con
inquietante rapidez el ambiente laboral más favorable a sus intereses que estaba surgiendo durante los años 50.
La inicia va del gobierno era clara: tachar a todo lo que obstaculizara el desarrollo de la economía como
an patrió co. El Ministerio de Trabajo acentuó su rol como mediador en los conflictos laborales, apoyo el
incremento de salarios basado en un estudio de cada caso y proclamó que mantendría una postura equidistante
frente los intereses de los trabajadores y del capital (aunque en la prác ca de neutral no tenía nada ya que
generalmente resolvía los conflictos en favor de los trabajadores). El incremento anual del salario promedio en 1959
había sido de 14,3% (frente al 4,2% promedio entre 1956 y 1958). También se decretó la reintegración con pago
retroac vo a quienes habían sido despedidos por razones polí cas. El gobierno retomó una an gua prac ca de
intervenir en el cierre de fábricas, resolver conflictos laborales y hacer que la legislación laboral se respete. La
imparcialidad del gobierno frente a las huelgas distaba de ser algo real. Mientras sostenía lo poco que la revolución
se beneficiaba de las huelgas, Fidel sostenía que la revolución pertenecía al pueblo y que el obrero es el verdadero
creador de riqueza, no el capitalista. Por eso el autor sos ene que desde el principio el gobierno apoyó a las clases
populares.
La reforma agraria agudiza el conflicto en el campo, lo que lleva al Ejército Rebelde, el INRA y la FNTA a formar un
triunvirato que defendía a los trabajadores agrícolas. Los rebeldes sostenían claramente que no u lizarían las armas
contra el pueblo, lo que significaba que, por primera vez, las clases económicas no tenían un cuerpo armado que
defendiera sus intereses (visión patrimonialista del Estado).
De cualquier manera, la reorganización de la CTC era importante para “dirigir” la comba vidad de las masas
populares. Durante esta tarea salen a la superficie los conflictos ente el PSP (Par do Socialista Popular) y el
Movimiento 26 de Julio. El PSP no había sido un actor central de la lucha an -Ba sta, pero para 1958 ambos actores
se habían reunido en algunas tropas rebeldes y en la creación de comités sindicales de manera conjunta. La
diferencia parece ser que los rebeldes apoyaban más vehementemente la lucha armada que los comunistas y los
moderados. (En 1947 los comunistas se habían quedado sin par cipación en los sindicatos, por lo que habían perdido
todo el peso polí co en la vida cubana al no tener plataforma de par cipación). “Esla triunfante revolución, cuyos
orígenes los comunistas habían tachado de “golpistas” y “aventureros”, la que lanza al par do hacia la vorágine de la
nueva polí ca” y, por sus caracterís cas organiza vas, seria determinante a la hora de formar una nueva coalición
gobernante.
Frente al vacío en la CTC se crea un e mero frente sindical formado por los comunistas de PSP y por el Mov 26 de
Julio, que duraría poco en tanto los líderes del movimiento desplazaron a los comunistas del comité ejecu vo de la
CTC tanto debido a su an comunismo como a su decisión de asumir al control exclusivo de los sindicatos. Los
sindicalistas del Movimiento, más tarde, convocan a elecciones y a un congreso nacional del CTC.
Se insis a todavía en la cooperación entre el capital y el trabajo por el bien del país. “La huelga es un arma
formidable, pero no podemos usarla ahora” (Fidel). El secretario del CTC felicitó a los trabajadores, a los líderes
sindicales y a la dirección de una empresa de La Habana por haber encontrado una solución pacífica a sus
discrepancias. El hecho de que el gobierno revolucionario favoreciera a los trabajadores reafirmó en sus posiciones a
los líderes sindicales del movimiento, dándoles un magro 90% de los puestos en los comicios a nivel local. Por su
parte, el PSP desafiaba a la CTC por izquierda, sosteniendo que no exis an las huelgas innecesarias, que estas no le
hacían daño a la revolución y cri caba el trato equidistante tanto hacia el capital como hacia la clase obrera. El PSP y
sus dirigentes sindicales afirmados en algunas secciones de sectores importantes se paraba de forma crí ca al
movimiento y la CTC comandada por este. El Movimiento 26 de Julio respondió lanzando fuertes acusaciones contra
la historia del comunismo cubano desde sus periódicos oficiales y, además, rechazó el llamado a la unidad lanzado
por el PSP luego de la derrota electoral.
Fidel Castro proclama que la ideología de la revolución no era ni capitalista ni socialista sino “humanista”. Esto hizo
eco en la dirigencia sindical del Mov 26 de Julio, que agrupó a su facción más an comunista en el Frente Obrero
Humanista, defendiendo el control revolucionario del movimiento obrero, apoyando las medidas de reforma agraria
y la función social de la propiedad, y comprome endo (y forzando en casos extremos) a los trabajadores a desis r de
las huelgas.
Congreso de la CTC: punto máximo de tensión entre el Mov y el PSP, no tanto por el peso del PSP en can dad de
delegados (menos del 10%), sino por el caldeado clima polí co (nuevo ministro de trabajo que propugnaba una
normalización de las relaciones entre trabajadores y empleadores de la forma que fuere; posposición de unas
elecciones a delegados de forma inconsulta a la cúpula de la CTC por la desaparición de Cienfuegos; dimisión del jefe
militar de Camagüey por la influencia comunista; nombramientos en el gabinete de Raúl Castro y el Che Guevara,
simpá cos al comunismo). El Congreso pedía a la clase trabajadora que respaldara al gobierno y la reforma agraria,
contribuyera a la industrialización y a la eliminación del desempleo, entre otras cosas, pero no contemplaba en la
agenda los reclamos de incrementos salariales ni de jornadas más cortas. Fidel pedía también por la necesidad de la
unidad del movimiento sindical. El problema era que mientras algunos defendían la lista única (candidatos del Mov +
PSP), otros sostenían que eso era una maniobra de los comunistas para ganar terrenos dentro de la revolución. Luego
de reprimendas de Fidel (líder de quien el sindicalismo an comunista dependía por carecer de apoyo popular propio)
se llegó a un acuerdo de comité ejecu vo sin los comunistas ni los lideres más prominentes del FOH. Esto significó
que, para fines de 1959, el gobierno revolucionario ya había logrado someter a los sindicatos a su control,
entendiendo que esta unidad de la CTC era necesaria en la medida en que el enfrentamiento con las clases
económicas y los EEUU era cada vez más violento. Los trabajadores debían comprometerse con los obje vos
nacionales más que con demandas “economicistas”. Por úl mo, no romper con los comunistas era clave si se quería
hacer uso de los contactos que los líderes de PSP tenían con la URSS, algo clave para la radicalización de la revolución.
Se u lizaron algunas comisiones dentro de la CTC como excusa para deshacerse de los líderes sindicales que no
cooperaban con los nuevos propósitos. La polí ca de expulsiones (pensadas en un principio para lideres mujalistas)
había llevado a que muchos líderes independientes expulsados fueran reemplazados por miembros del PSP, lo que
llevo a que Salvador no se encontrara más al mando de la CTC. En 1960, en vez de optar por un proceso electoral, el
gobierno revolucionario optó por una purga. A pesar de ciertas resistencias e insistencias en las demandas
economicistas, los obreros estaban dispuestos a aceptar la nueva cooperación entre los sindicatos y el gobierno. En
1960 la CTC propuso la congelación de salarios, adoptando la retórica de apelación al “proletariado cubano”, al
pensamiento de este como clase y no como sector.
En 1959-1960 el gobierno revolucionario podía afirmar con legi midad de que era el primero en la historia de Cuba
que respetaba los intereses de las clases populares. Ningún otro gobierno había hecho tanto, y en tan corto empo,
para mejorar el nivel de vida de las clases populares: ciertamente el pueblo y el gobierno parecían uno. A finales de
1960 el Estado controlaba los principales medios de producción: Cuba ya no tenía una economía capitalista, y las
clases económicas habían sido relegadas al pasado. Además, el apoyo de la clase obrera era evidente mientras que
los sindicatos se some eron in toto a la lógica de la polí ca revolucionaria.
La autoridad de la Revolución se jus ficaba en su función “redentora” del pasado cubano, de un pasado que antes de
1959 significaba que las clases económicas habían sido cómplices de una situación que dañaba la soberanía nacional
y se contraponía a los intereses de la mayoría de los cubanos. La Revolución era una subversión del orden y la
construcción de una Cuba con igualdad, pleno empleo, reforma agraria, salud pública, educación para todos y una
verdadera democracia. Aquellas personas que exigían elecciones inmediatas llevaban las de perder frente a las
polí cas redistribu vas del gobierno, y solamente dejaba entrever la hipocresía de un sector económico que, en
conjunción con los EEUU, no quería que sus intereses peligrasen. La decisión polí ca de los revolucionarios era la de
crear una nueva conciencia polí ca entre las clases populares antes de llamar a elecciones, porque de otra manera se
frenaría el proceso de transformación radical.
Necesidad de crear nuevas ins tuciones: descartadas las ideas de los par dos polí cos (no había futuro electoral
cercano y hubieran sido un foco de conflicto frente a los ataques externos, a la vez que Fidel no quería apoyar una
estructura que podría oponérsele en el futuro). Fidel Castro era en s mismo el recurso polí co más convincente de la
revolución y era un muy hábil transmisor de la grandeza de la misión al pueblo cubano. Sería el quien marcaría el
rumbo que iba a tomar la Cubo posterior a la revolución en los años 1959 a 1961. La transformación simbólica era la
representación del pueblo cubano y la revolución con Sierra Maestra y el Ejército Rebelde.
- Ejército Rebelde, el INRA y el FNTA supervisando la transformación que tenía lugar en los campos de Cuba.
- El Ministerio de Trabajo, la CTC y las milicias populares dirigían la movilización en las ciudades.
Nacen las “ endas del pueblo”, se dan las primeras experiencias de trabajo voluntario. Se crean también lugares que
agrupaban sectores de la sociedad en defensa del proyecto revolucionario (la JUCEPLAN, la Asociación de Jóvenes
Rebeldes, los Comités de Defensa de la Revolución y la Federación de Mujeres Cubanas -fue muy importante la
movilización de las mujeres trabajadoras en los inicios de la Revolución-).
En Mayo de 1960 Fidel anuncia que no llamaría a elecciones en un acto repleto de gente que le responde que el
pueblo ya había votado. Esto marca cierta pauta del nivel de polarización ideológica que vivió el proceso en Cuba, en
donde no había espacio para la neutralidad (“con Cuba o contra Cuba”). Si bien la revolución se encontraba
compuesta por fuertes sen mientos an comunistas que comba an el peso del PSP dentro de la revolución, para el
autor la ideología humanista (ni capitalista ni comunista) que profesaba la revolución en sus inicios no podía tener
éxito debido a la cercanía geográfica e histórica de Cuba con EEUU, que obligaba al proceso a adoptar una posición
cada vez más intransigente.
La cues ón de la centralización del poder era también un fenómeno que proclamaba una suerte de aprendizaje
histórico, tanto de sucesos propios de la historia cubana como de la caída del gobierno reformista de Guatemala
(1950-1954) que no tuvo la capacidad de organizarse para defenderse, que marcaba la pauta de que para que la
revolución cubana no se viera en peligro era imprescindible una autoridad central, decisiva y eficiente encarnada en
la figura de Fidel Castro, quien nunca dudó en ejercerla. Al reconocer esta primacía del liderazgo de Castro, los
liberales fueron desapareciendo del gabinete revolucionario a lo largo de 1959, siendo reemplazados por figuras
cercanas a Fidel (el mismo Fidel como primer ministro, el Che como presidente del Banco Nacional, etc.).
Con las polí cas de nacionalización de las industrias y el comercio la revolución entra en una nueva etapa en donde
su polí ca se va acercando cada vez más al perfil de un sistema de par do único en el que el gobierno revolucionario
ejercía una nueva autoridad y se arrogaba la necesidad de que las viejas organizaciones existentes sucumban a sus
pies.
Claramente, la revolución venía a reconfigurar el an guo matrimonio entre Cuba y EEUU. Los EEUU recibieron con
cierta renuencia la no cia de la victoria revolucionaria y sus esperanzas con el primer gabinete reformista y todavía
suscep ble a las presiones foráneas se disiparon rápidamente al comprender el rol central que jugaba Castro como
referencia ineludible del gobierno. Castro, además, lanza una fuerte campaña an norteamericana que venía atada al
hecho de que el capital norteamericano se resis a a las polí cas económicas de la revolución, lo que animaba aún
mas los sen mientos nacionalistas. La toma del control de la Cuban Telephone Company, de propiedad
norteamericana, se convierte en un símbolo de nacionalismo y de rebeldía popular. Por su parte, el gobierno
estadounidense declaró que era imposible mantener relaciones de amistas con Castro, pasando defini vamente a
tomar las acciones necesarias como para derrocar a su gobierno, sen miento que se vería reforzado por la reforma
agraria, la puesta en duda del abastecimiento de azúcar y la chance de que los capitales norteamericanos
expropiados no sean resarcidos económicamente.
🡺 1960: Cuba y la URSS firman un acuerdo comercial quinquenal que incluía la venta de azúcar y un crédito de
100 millones de dólares para la adquisición de equipo industrial. Como contracara, en el puerto de La Habana
estalla un cargamento de armas que el gobierno había comprado y Fidel responsabiliza a la CIA y pasa a
acuñar el lema “patria o muerte”. Además, cuando las compañías petroleras estadounidenses se negaron a
refinar el petróleo sovié co, el gobierno confiscó sus propiedades. Como resultado de las presiones
estadounidenses a nivel arancelario y a nivel de polí ca internacional, el gobierno cubano estrecha lazos con
la URSS, lo que afianza la posición del PSP dentro de la coalición gobernante.
En 1961, el gobierno de Kennedy lanza una invasión que es defendida por las tropas cubanas, sobre todo por falta de
apoyo militar y por la no comprensión por parte de los EEUU del profundo apoyo popular que tenía la revolución.
Este hecho hace que la Enmienda Pla estallara de facto y que Fidel aclame el carácter socialista de la revolución.
El socialismo no era aclamado por el pueblo cubano, pero se convir ó en una alterna va para la revolución social a
medida que la intervención estatal avanzaba y el capitalismo se debilitaba. De esta forma, y como reacción al
contexto de la Guerra fría, se creía que se debían cortar lazos con EEUU como consecuencia lógica del proceso de
radicalización, lo que significaba implícitamente aliarse con la URSS. Además, para el autor, la historia condicionaba el
comportamiento tanto de Cuba como de EEUU (para estos ya era muy tarde para cambiar su relación con Cuba,
mientras que los primeros, a par r de la revolución, no podían aceptar ningún compromiso: ya estaban
comprome dos con la idea de una Cuba Libre). Como se dijo, frente al análisis de la necesaria reparación de las
injus cias, el gobierno revolucionario fue intransigente, y esa intransigencia lo llevó a polarizar con las clases
económicas y con los EEUU. “La nueva Cuba había echado a andar por un camino de proporciones históricas, con
beneficios tangibles en la mejora del nivel de vida de las clases populares, y con un legado más etéreo de dignidad y
honor”. “Por el bien de la patria, se impondría una férrea unidad tras la figura de Fidel Castro: de esa manera, la
polí ca adquiría un sen do de disciplina militar que impedía la aceptación de la diversidad y la independencia de las
organizaciones. La centralización del poder y la eliminación de la autonomía fue el precio que exigió la supervivencia;
la democracia formal … no tenía perspec vas”.
La Revolución abrió la puerta a la creencia de que Cuba podía desatar todo su potencial y se sostenía que la
diversificación económica era clave para el crecimiento económico y la modernización de la industria azucarera.
Ya para la década de 1950 se sabía que la producción de azúcar no ofrecía en si misma perspec vas realistas para el
desarrollo, y las ideas que primaban eran las de la necesidad de una cooperación importante entre los diversos
sectores sociales para poder diversificar la producción cubana. La revolución tomo un polí ca de Estado que rever a
las situaciones perjudiciales para las clases populares y que se negaba a renovar el capitalismo dependiente.
En la época todavía no se entendía muy bien cuales eran los obstáculos que impedían a los países del Tercer Mundo
avanzar hacia el camino del desarrollo, pero era claro que muchas experiencias modernizantes de las economías
la noamericanas no presentaban avances muy notables y, más bien, parecían presentar un deterioro en la situación
del empleo y la distribución de sus ingresos. Debido a la revolución, Cuba inició una línea de desarrollo muy diferente
a la del resto de AL: el socialismo permi ó al Estado poner en prác ca una polí ca económica más racional y a tono
con los intereses nacionales, para lograr el obje vo de sa sfacer las necesidades básicas de las clases populares. El
mismo Movimiento 26 de Julio tenía una tesis sobre la económica cubana en la que entendía que esta era
potencialmente rica y solo necesitaba una polí ca adecuada para prosperar. Ahora bien, más allá de las altas
expecta vas, “la realidad que trajo consigo el desarrollo socialista dependiente desvaneció los sueños que abrigaron
los rebeldes, el pueblo cubano y muchos simpa zantes extranjeros a principios de los sesenta”.
A par r de 1962 el gobierno norteamericano impone un embargo comercial que sería muy costoso para la dirigencia
cubana. El sistema económico estaba basado sobre dos pilares: desarrollo inclusivo (distribución equita va de los
beneficios y de los costes del desarrollo para que no queden en la marginalidad los sectores más pobres de la
población) y lazos estrechos con la URSS; este modelo no benefició a la economía cubana como se esperaba. De
cualquier manera, durante el periodo 1959-1960, la economía cubana funciona bien, crece rápidamente sobre todo a
causa de pasadas inversiones y el fin de la guerra, y se logra el superávit comercial en 1960. Este panorama le otorga
al gobierno los recursos necesarios para mejorar la situación material de los sectores populares, que ven en sus
manos un 15% de la renta nacional que pasa de los propietarios a ellos. El sen miento de racionalidad y la certeza
del desarrollo provocaba que el gobierno preparara con ansias la estrategia de la industrialización para 1961-1963.
Estratégicamente, los obje vos eran razonables: ampliación de la producción azucarera, menor porcentaje de azúcar
exportada, pero mantención de la exportación en los mismos niveles, diversificación agrícola para mayor
autosuficiencia alimen cia y una industrialización por sus tución de importaciones que proveería los ingresos
necesarios para modernizar la agricultura. Las reservas de petróleo necesarias serian resarcidas por los créditos del
bloque socialista y el ahorro en remisiones al exterior de beneficios y en importaciones de lujo.
La estrategia de una industrialización rápida fracasó al no considerar plenamente los costes y los niveles de las
importaciones necesarios para la industrialización sus tu va de las importaciones. La producción azucarera cae en
1962-63 y la diversificación agrícola no logra solventar ese costo en términos de exportaciones, lo que agrava la
situación del déficit comercial. Al fin y al cabo, la planificación central resultó ser improvisada y caó ca y no lograba
resolver los problemas económicos. El embargo y otros factores agravaron la estrategia oficial. Por eso, en 1964 el
gobierno abandona el programa de industrialización y lo reemplaza por una estrategia llamada “de autopista” con
ejes en el azúcar y la agricultura. Se comprendió que el desarrollo industrial necesitaba de los beneficios del
intercambio comercial, que solo el sector azucarero podía proveer. Por eso, el complejo agroindustrial azucarero
habría de ser un factor fundamental para el desarrollo. Para garan zar al aumento de la producción azucarera, la
URSS consignó créditos y ofreció mercados a precios preferenciales (relación que se amplía cuando Cuba pasa a
formar parte del bloque comercial socialista, el CAME, en 1972, con condiciones muy favorables -mercados, créditos
a bajas tasas, condonaciones de deuda, petróleo barato-. Pero su membresía en la CAME reforzaría la centralidad del
azúcar).
Ya para los 80, la URSS modificaría sus relaciones especiales con Cuba y los países miembros de la CAME harían
énfasis en la eficiencia y los costes al definir los términos de intercambio. El desarrollo socialista dependiente trajo
consigo resultados heterogéneos de poco crecimiento y varios años de caída económica, sobre todo en la década del
80, aunque el énfasis que se hacía en la igualdad protegía parcialmente a las clases populares de las consecuencias
de un crecimiento inconsistente.
El carácter primordial del azúcar con nuaba impidiendo el crecimiento económico y del nivel de vida. El azúcar
seguía representando más de ¾ de las exportaciones globales cubanas, la producción de azúcar per cápita disminuían
cada vez más y la pobre diversificación de las exportaciones no compensaba estos déficits, que se veían agravados
por la dependencia a un mercado estancado. El proyecto del azúcar como promotor del desarrollo estaba des nado
al fracaso.
Si bien exis ó un cambio en la estructura de las importaciones que mostraba un decrecimiento claro de las
importaciones de alimentos y de bienes de consumo en general con respecto a los años anteriores a la revolución, no
significó esto un signo de autosuficiencia en tanto Cuba dependía cada vez más de la importación de combus ble y el
programa alimentario de 1990 marcó la pauta de que la cues ón del autoabastecimiento en esa tarea económica
elemental no había sido lograda. La merma en el porcentaje de importaciones de productos primarios era más bien
el signo del esfuerzo por volcar los recursos en inversiones produc vas que un signo de autosuficiencia.
La dependencia azucarera y la comercialización con un solo socio (EEUU antes de la revolución y la URSS después)
ponía en relieve la vulnerabilidad de Cuba frente al mercado internacional y la inminente agravación de su balanza
comercial (desde 1959 Cuba solo tendría superávit comercial en 2 años). La deuda también sería un agravante del
panorama económico cubano: debía a Rusia unos 15 mil millones de rublos y a otros acreedores unos 7 mil millones
de dólares, por lo que sus pagos absorbían casi el 60% de sus exportaciones en moneda libremente conver ble.
Ahora bien, si bien el panorama de la dependencia del azúcar no había cambiado mucho, las consecuencias que esta
diferenciación tuvo en la sociedad cubana variaban, ya que la Cuba comunista había logrado avanzar en la
sa sfacción de las necesidades básicas de la población. De cualquier manera, el colapso de la URSS significó un golpe
profundo para la economía cubana y para sus saldos en importaciones y exportaciones, lo que redundaría en una
merma en el nivel de vida. La crisis de los 90 era la peor crisis de la historia de Cuba. La búsqueda de una
reestructuración de las relaciones internacionales, sumamente necesaria, tenía la contracara de que Cuba debía
someterse a las condiciones dictadas por la economía internacional, en tanto ya no exis a un bloque socialista en el
que sostenerse. Además, los EEUU seguían con su intransigencia contra Cuba y aumentaron las dimensiones del
bloqueo, empeorando aún más la situación ya que agravaba la capacidad de conseguir financiamiento. En resumen,
la crisis de los 90 ponían en jaque las victorias de la revolución ya que el nivel de vida se desplomó.
La revolución se había propuesto solucionar el problema del empleo y para los 60 había abolido el desempleo. De
cualquier manera, las tasas de empleo cubanas escondían el subempleo, que era alto y estaba demostrado en la baja
produc vidad permanente. El empeoramiento de la situación económica supuso despidos y cierres de fábricas y un
elevamiento del desempleo abierto al 7%.
Los niveles de escolaridad después de 1959 mejoraron notablemente, logrando en los 80 un nivel de alfabe zación
casi universal.
El socialismo también mejoró los niveles de salud pública, distribuyendo los servicios sanitarios de forma más
equita va entre el campo y la ciudad. La esperanza de ida se elevó a los 75 años. Además, el sistema de salud era el
punto de contacto entre la ciudadanía y el gobierno, por lo que la dirigencia le prestaba mayor atención. La crisis del
90 agravo la situación a la vez que elevó los índices de pobreza de un 2% al 10%.
Se logró un avance importante en los servicios básicos y de productos de consumo tecnológico (radios, televisiones,
heladeras, etc.). Rompiendo la histórica tendencia desigual entre La Habana y el resto de las provincias, la revolución
logró un desarrollo más equita vo del territorio, por ejemplo, en términos salariales o de inversiones.
En conclusión, las condiciones del capital humano de Cuba se encontraban para los 90 entre las mejores de América
La na, aun cuando el gobierno no había podido traducir eso en un avance sostenido de la produc vidad laboral y un
crecimiento económico.
Desde que se dio el proceso revolucionario, la dirigencia de Cuba había prestado mayor atención al papel de los
factores subje vos en la construcción de su modelo social socialista. Se configuraba así una nueva conciencia que
enfa zaba mucho la dimensión de la voluntad humana, aun por sobre las condiciones obje vas. Y el apoyo popular
masivo fue un recurso valioso de los primeros años de la revolución que, movilizado por la promesa de un futuro
mejor, se había movilizado en defensa del gobierno en Playa Girón y durante la Crisis de Octubre.
A lo largo de las décadas, la polí ca estatal intentó encontrar el equilibrio adecuado entre los obje vos económicos y
los ideales morales mediante diferentes concepciones del socialismo.
Los primeros años fueron de euforia por la victoria, aunque esta dio a los rebeldes una visión poco realista acerca de
sus propias posibilidades para formar una Cuba nueva. El fracaso de la polí ca económica de diversificación y
desarrollo marcó la pauta de que el socialismo no sería una panacea y de que era necesaria la austeridad. Luego de
esta certeza se abre la discusión sobre el desarrollo económico cubano con la certeza de que su devenir seria
limitado y di cil. Además, la revolución había ampliado la capacidad de consumo de todos los sectores, aumentando
la demanda por sobre la capacidad produc va de la economía. El desarrollo inclusivo no podía traer consigo el
aumento de las desigualdades y la marginación de los sectores populares, por lo que había que abandonar la ley del
valor y la dinámica de las relaciones de mercado. El socialismo estaba basado en la idea de que había que reducir el
trabajo asalariado para que el pueblo sa sfaga sus necesidades mediante la cooperación. Surgieron 2 puntos de vista
a la cues ón de la transición al socialismo:
- Interpretación ortodoxa que se basaba en la relación entre el desarrollo material y la conciencia social, que
sostenía que el subdesarrollo en Cuba requería una correspondencia entre la organización económica, nivel
de tecnología y capacidades disponibles. Se planteaba una planificación menos centralizada y un uso
moderado de las leyes del mercado, limitado sobre todo por el hecho de que el Estado era el dueño de los
medios de producción. La tesis era que no exis an las capacidades para instalar una planificación económica
centralizada altamente perfeccionada.
- El Che Guevara y otros argumentaban que Cuba no podía permi r que la ley del valor determinara las
inversiones sin renunciar a la posibilidad de salir del subdesarrollo, sobre todo porque la rentabilidad del
sector industrial no era la misma que la del sector agrícola, por lo que la asignación de recursos a la primera
sería baja. Había que aprovechar la energía y la voluntad del pueblo cubano para poner el Estado a dirigir el
proceso económico. Es por ello que se enfa zaba no tanto en la distribución de incen vos materiales sino en
los incen vos morales que producirían un hombre nuevo.
El devenir de la polí ca económica cubana fue virando durante la década del 60 del primer modelo al segundo
(centralización, incen vos morales y movilización de masas). Durante los 70 y principios de los 80 funciono una
versión de la autofinanciación en el Sistema de Dirección y Planificación de la Economía (SDPE) y en 1986 se produjo
una reducción parcial de SDPE intentando renovar la versión moral del socialismo.
“En cada ocasión, el gobierno cubano se vio ante diferentes factores internos y externos que influían en las relaciones
entre el Estado y el mercado. Entre estos factores se encontraban la disponibilidad de la mano de obra, la viabilidad
económica para proveer incen vos materiales, la tensión entre el crecimiento y la igualdad, el peso de
consideraciones ideológicas, el flujo de divisas, la disposición de la URSS a respaldar a Cuba y la carga que
representaba el embargo norteamericano”.
Desde 1898 el vínculo de Cuba con EEUU, a par r de la intervención militar de este úl mo, había sido casi exclusivo
durante la primera mitad del siglo XX. Cuba era importante para EEUU por su posición estratégica y por su
envergadura económica; exis a la base de Guantánamo desde 1903 y, aun cuando el rol de EEUU en la polí ca
interna estadounidense no era muy importante, el embajador estadounidense era una figura muy importante en la
vida polí ca cubana. El comercio entre EEUU y Cuba era muy potente (por el peso en términos de importaciones y
exportaciones que tenía para la economía cubana) y las inversiones estadounidenses eran las mayores de AL.
Fidel y el M16J pretendían afirmar el nacionalismo cubano, aunque durante los empos de la guerra revolucionaria
las crí cas de Castro a EEUU y al capital norteamericano habían sido más bien tenues. Las propuestas de
expropiación las defendería recién durante las úl mas fases de la guerra por razones tác cas. Durante los primeros
meses de la revolución, 3 fueron los temas principales en las relaciones cubano-estadounidenses:
- Desconfianza y enojo a causa de las crí cas que los acontecimientos en Cuba recibían de los
estadounidenses. Uno de los factores a cri car fue el enjuiciamiento y ejecución de muchos que habían
servido al gobierno de Ba sta sin respeto de las garan as procesales y con sentencias muy severas. Fidel se
ofendió por las crí cas recibidas en la prensa estadounidense. Había, entonces, un choque entre los valores
de jus cia y cas go que tenían los revolucionarios y los valores de equidad y moderación de la sociedad
liberal estadounidense.
- Empresas estadounidenses en Cuba: desde 1959 las huelgas aumentaron por la situación favorable a la
presentación de las demandas obreras, y las empresas extranjeras no estaban exentas de este fenómeno, a la
vez que se planteaba desde la revolución la capacidad de que sean expropiadas. Presiones similares desde
abajo se vieron en la revolución en el campo con la ley de reforma agraria de corte nacionalista, a la vez que
el INRA se mostraba más dispuesto a intervenir en conflictos entre trabajadores y gerentes cuando las
explotaciones agrícolas eran de propiedad extranjera.
- Cambio de las ac tudes cubanas ante las nuevas inversiones privadas extranjeras y ante la ayuda oficial
extranjera. Al principio, Castro había dado la bienvenida a los capitales extranjeros y a la ayuda potencial del
extranjero, y había organizado un viaje a EEUU para pedir fondos para Cuba. En él mientras tanto el gobierno
no había decidido cuál sería su relación con EEUU y si una apertura a los capitales extranjeros era compa ble
con la realización de una revolución auten ca.
Invasión estadounidense y crisis de los misiles. La polí ca estadounidense-sovié ca en lo tocante a Cuba era un
“entendimiento” en el que la URSS no debía desplegar armas estratégicas en Cuba ni u lizar la isla como base
estratégica para misiles nucleares, mientras que EEUU se comprome a a no derrocar al gobierno de Castro.
Economía: Con la paz, la economía cubana empezó a recuperarse. El gobierno revolucionario pretendía es mular el
crecimiento económico y alcanzar obje vos de redistribución; subieron salarios y bajaron los alquileres urbanos. Por
primera vez el Estado se conver a al papel de propietario y administrador directo de ac vidades produc vas
(remarcando que antes de 1959 Cuba no tenía una estructura estatal y empresarial creada, lo que dejó abierta las
formas de administrar el proceso de industrialización).
El experimento de economía mixta fue breve porque el gobierno socializó la mayor parte de los medios de
producción en su enfrentamiento con EEUU (aunque las empresas cubanas poco tenían que ver en el conflicto,
muchas de ellas también fueron socializadas -ingenios azucareros, bancos, industrias grandes y empresas
comerciales-). Ley de Reforma Urbana y Ley de Reforma Agraria, la cual había destruido a los la fundios. La
administración de estos bienes necesitaba recaer en manos de revolucionarios leales, en tanto los empresarios
cubanos eran relacionados con los intereses de EEUU, aun cuando estos fueran incompetentes. La socialización no
tenía que ver con el carácter socialista de la revolución (no proclamado hasta 1961), sino con la necesidad de tener el
control directo de los medios de producción por cues ones de seguridad y por su necesidad para planificar la
economía, ya que se creía que esto era central para generar crecimiento económico.
Polí ca interna: momento decisivo fue el nombramiento de Raúl Castro como ministro de defensa y como segundo al
mando en caso de morir Fidel. Además, el candidato del M26J perdió frente al comunista en las elecciones
universitarias por el control de la Federación Estudian l Universitaria (FEU), alineándola el ganador en un
desplazamiento hacia el marxismo-leninismo.
En noviembre, la CTC celebró un congreso para seleccionar una nueva direc va, en el que los candidatos del M26J
obtuvieron una mayoría clara (en las elecciones previamente celebradas). El gobierno presionaba en favor de la
unidad con los comunistas, los delegados del movimiento se negaron y Fidel dirigió la palabra frente al congreso
argumentando que la revolución necesitaba que se evitaran las luchas facciosas. De esta manera, Castro forma una
direc va obrera escogiendo a los candidatos de unidad.
Los moderados fuero forzados fuera del gabinete y otros dejaron el gobierno en la medida que la revolución fue
aproximándose a un sistema polí co marxista-leninista. El hecho de la eliminación de muchos comunistas y
an comunistas de la coalición y el choque del régimen con el mundo empresarial fueron los ingredientes claves de la
transformación de los planteamientos polí cos de la revolución. Gobierno centralizado y autoritario.
Con el crecimiento de los conflictos internos e internacionales, el gobierno creó su aparato organiza vo. Tenía el
control de la FEU y de la CTC a la vez que creó milicias para incrementar el apoyo y amedrentar a opositores. Se
fundo también la Federación de Mujeres Cubanas y los Comités de Defensa de la Revolución con el fin de iden ficar a
los enemigos de la revolución. Se crea la Asociación de Juventud Revolucionaria (AJR) en la que se fundían las
juventudes del PC, del Directorio Revolucionario y del M26J, y que al empo pasó a llamarse Unión de Jóvenes
Comunistas (UJC). Otra asociación que se crea es la de agricultores pequeños (ANAP).
Además, como fusión de todas las organizaciones que exis an en el seno de la revolución se crea un nuevo par do
comunista, que se llamaría Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI). La presencia del PSP en las ORI
otorgaban buenos capitales polí cos, ya que servían como puente entre los demás líderes y la URSS a la vez que
estaba dotado de cuadros conocedores de la teoría del marxismo-leninismo y con amplia experiencia en polí ca de
par dos, movimientos de masas y polí ca sindical. Como resultado de ello al principio dominaron las ORI. Bajo el
mando del líder del PSP, las ORI buscaban reclutar entre an guos militantes polí cos del comunismo por su lealtad
hacia su persona, lo que resultaba inconcebible para el M26J y para los comandantes militares de las guerras de
guerrillas; en 1962, Escalante es exiliado a Checoslovaquia. A par r de ahí se reestructura la ORI a par r de una
suerte de purga a muchos miembros del PSP y de una quita de la autoridad del par do en las fuerzas armadas. En
1963 el nombre de las ORI cambia por el de Par do Único de la Revolución Socialista (PURS).
Para 1962 el poder revolucionario ya estaba consolidado: la amenaza de EEUU retrocedía, Fidel Castro había
afianzado su dominio sobre la polí ca cubana, la organización del gobierno revolucionario más allá del carisma de
Fidel estaba en marcha. Hubo alzamientos en armas contra la revolución en una suerte de reanudada guerra civil
hasta 1965, y entre los rebeldes había campesino y elementos cuyos intereses sociales y económicos estaban en
juego; para 1965 habían sido completamente derrotados. (“el régimen exportó la oposición”).
Las primeras medidas económicas de la revolución tenían como obje vo la industrialización rápida, sobre todo
teniendo en cuenta el hecho de la profunda dependencia de Cuba de su industria azucarera. El Che dijo que no
exis a ningún país de vanguardia que no haya desarrollado su industria. Para dicho plan se crearon ministerios
estatales y se formuló un plan de desarrollo apoyado por la URSS. Pero Cuba no estaba nada preparado para una
económica planificada (no tenía ni cuadros técnicos ni estadís cas disponibles).
En 1962 ya se demuestra que este plan de crecimiento estrepitoso no ene futuro y el gobierno impone el
racionamiento y el congelamiento de precios (para el autor la car lla demuestra tanto la imposibilidad del
crecimiento económico en conjunto con el éxito rela vo en proteger las necesidades más básicas de los cubanos más
pobres). Las medidas redistribu vas pretendían tanto mejorar el poder adquisi vo de los pobres como reducir el de
los ricos y el gobierno hizo una maniobra de cambio drás co de moneda, de un momento a otro, que resultó en
confiscación de todos los ahorros que no se encontraran en la banca pública.
En 1963 la economía cubana cayó aún más junto con la producción de azúcar producto de la polí ca de
diversificación. Además, la gran importación de maquinarias y equipos para acelerar la industrialización junto con la
merma de los saldos exportados generó una grave crisis de la balanza de pagos. Por eso Castro anuncio un cambio de
rumbo económico que haría hincapié en la producción de azúcar y frenaba la industrialización. Este desarrollo
apuntalado en el azúcar se reafirmó con la firma de un tratado entre la URSS y Cuba en 1964 para establecer precios
bilaterales estables y subvenciones sovié cas.
A par r de ese cambio de rumbo se había planteado, como obje vo a alcanzar en 1970, las 10 millones de toneladas
de azúcar exportada (era una cues ón de orgullo además que económica). Esta nueva estrategia se vio complicada
por el surgimiento de dos bandos con un profundo debate económico sobre la naturaleza de la organización
económica socialista:
- Un bando encabezado por el Che Guevara sostenía que la parte que era propiedad del Estado cons tuía una
unidad, por lo que el dinero debía ser solamente una unidad de cuenta para los intercambios de mercaderías
entre cada rama de empresas, las que debían ser consideradas como apéndices de los ministerios del Estado.
En ese sen do, la planificación central era clave y la ley de oferta y demanda debía eliminarse para avanzar al
socialismo. Además, se eliminarían poco a poco los incen vos materiales a los trabajadores (salarios
diferenciales, primas) y el gobierno central asignaría los recursos mediante la planificación del output sico y
fijaría todos los precios necesarios a simple efecto contable.
- El otro bando sostenía que la parte de la economía cubana que era propiedad del Estado no consis a en una
sola unidad económica, sino en diferentes empresas independientes que eran propiedad del Estado y
explotadas por este. Las transferencias entre una empresa y otra serian en la forma de compras y ventas, por
lo cual se necesitaba del dinero y el crédito para mantener controles sobre la producción y evaluar los
resultados económicos. Las empresas tenían que correr con sus propios costes de producción (no se podía
esperar que el Banco Central cubriera todos los déficits), generando inversiones. Además, se sostenía que los
incen vos materiales eran centrales para mantener la produc vidad y la calidad.
Este conflicto se resuelve cuando, en 1965, Guevara deja el gobierno y el Ministerio de Industria para a dividirse en
sus anteriores subcomponentes. Según el autor, muchos de los resultados económicos calamitosos se debían a esta
pobre visión de la economía que tenía Guevara y a los problemas administra vos desatados por Fidel Castro.
El modelo radical exigía una centralización más completa de la economía. En 1963 se promulga una segunda ley de
reforma agraria expropiando a la mediana burguesía rural. La colec vización llega a su apogeo en 1968 cuando el
gobierno pasa a tener en sus manos la amplísima mayoría de las ac vidades produc vas y comerciales, a excepción
de una pequeña parte del sector agrícola. toda ac vidad económicamente produc va pasaba por algún organismo
del gobierno. Paradójicamente, este momento en el que la economía paso a estar centralizada por completo se
abandonaron los medios de planificación y control centrales. Dejo de hacerse un presupuesto central y Castro
despotricaba contra el “burocra smo”. La contabilidad y la inspección financiera se abandonó, y las estadís cas se
llevaban solo en can dades sicas.
Los cambios también se dieron en el mercado laboral, con la eliminación gradual de los incen vos materiales y una
mayor insistencia en los morales (conciencia revolucionaria del pueblo). Todos los obreros cobrarían lo mismo, pero
el dinero en sí mismo sería considerado una fuente de corrupción capitalista. Ahora bien, el cambio de polí ca se
produjo después de que la economía revolucionaria comba era el desempleo e ins tucionalizara la ineficiencia y el
subempleo en la estructura económica misma. Esta fue una polí ca que, al menos, dio a todos los cubanos la
dignidad de hacer algún trabajo y ser ú les para el desarrollo del país. Se dio otro cambio en el mercado laboral:
antes de la revolución, el trabajo estacional de la producción azucarera se conver a en un incen vo para trabajar
duro y poder ahorrar para el empo sin trabajo, pero, con la llegada de la revolución y la garan a del empleo, este
incen vo estructural se desincen vó. El gobierno no solo no logró reemplazar este incen vo por otro, sino que
eliminó los incen vos materiales, lo que empeoró la produc vidad (los incen vos morales demostraron no ser
suficientes). La solución del gobierno fue la movilización de masas para trabajar en los campos de azúcar y otros
sectores de la economía (“voluntarios”).
Entre 1968 y 1970, la economía cubana sufrió graves dislocaciones por los problemas de la centralización y la férreas
disciplina laboral con la que se conducía la economía. Las producción en todos los sectores descendió. Para 1970, el
crecimiento económico de Cuba presentaba un aspecto desolador, con dos fuertes recesiones que signaron la década
anterior el florecimiento de un fuerte descontento. Castro asume la responsabilidad y cambia la polí ca económica
en la primera mitad de la década del 70. El alivio económico llegaría por una suba del precio del azúcar en el mercado
libre; además, el gobierno se decidió a adaptar el modelo económico sovié co, con la reaparición de la planificación
central y el primer Plan Quinquenal (1975). Se ins tuyeron nuevamente la contabilidad y la inspección financieras y
se dio importancia a los incen vos materiales mediante diversas reformas a las polí cas monetarias, de precios y
salarial que intentaban reconciliar de mejor manera la oferta con la demanda. Se cri có esta liberalización de la
economía, pero, aun así, para los 80 se permi a a los agricultores vender el excedente de sus cuotas estatales en un
mercado libre sin los precios regulados; lo mismo sucedió con los servicios. También se estableció un nuevo sistema
que daba más autonomía y autoridad a los direc vos, permi endo que cada empresa se quedara con parte de las
ganancias y reestableciendo la importancia de los incen vos materiales. De cualquier manera, más allá del
crecimiento claro en los primeros años, la economía se estancó en la segunda mitad del decenio.
Problema del pago de la deuda: el comercio con l URSS generaba menos ingresos para el pago de la deuda. Esto llevo
a que se negocie con los acreedores y, a principios de los 80, se disminuyeran los niveles de consumo para cumplir
con estos compromisos.
Centralidad del precio del azúcar: el determinante de estos 2 periodos es el precio del azúcar. El precio del azúcar
fluctuó entre subidas y bajadas, y el comercio con la URSS se presentaba algo desparejo ya que, desde 1981, los
sovié cos rebajan el pago por el azúcar cubano a la misma vez que suben el precio que cobraban por sus productos
exportados. Los precios del azúcar siguen estando muy relacionados con las oscilaciones de los resultados
económicos de Cuba.
Las reformas económicas tuvieron efector a comienzos de los 70, pero para fines del decenio ya demostraban que
era más di cil aumentar la produc vidad. Por eso, en abril de 1986 se pone en marcha el proceso de rec ficación
dejando los mecanismos del mercado con el objeto de mejorar la producción y la eficiencia. Tachó a los jefes de la
empresas estatales de haberse conver do en capitalistas y se tomaron fuertes medidas contra los pocos retazos de
mercado que quedaban.
“El gobierno revolucionario cubano procuró generar crecimiento económico desde el momento en que subió al
poder, pero sus medidas con tal fin no dieron buenos resultados, exceptuando la recuperación registrada a
comienzos de los años setenta”. Se registraron durante los 70 fuertes recesiones y problemas serios con la deuda
internacional; además, la estructura de la producción se diversificó solo un poco. Además, el gobierno rescataba cada
tanto las estrategias de industrialización, de sus tución de importaciones, logrando cierta diversificación, pero con
productos de baja calidad. Por úl mo, Domínguez marca que Cuba no ha podido diversificar en gran medida sus
relaciones económicas internacionales: exis a una dependencia abrumadora de un solo producto (azúcar) y de un
solo país (URSS). En donde si hubieron buenos resultados era en el panorama de la redistribución, ya que el gobierno
cubano logró desde muy temprano la provisión del pleno empleo (aun a costa del subempleo y la ineficiencia) y el
acceso a ar culos básicos a precios bajos por medio del racionamiento.
- Tendencias sociales:
Baby boom a comienzos de los 60 quizá producto de las polí cas de redistribución y de mejoras del servicio de salud
que aumentaron las condiciones de vida de las clases populares. “El incremento de los salarios, el fin del desempleo
manifiesto, la reducción de los alquileres y el acceso garan zado a las necesidades básicas, incluyendo la educación y
la asistencia sanitaria, proporcionaron una “base mínima” para todos los cubanos”.
Mayores oportunidades e inclusiones de las mujeres en las ac vidades polí cas y económicas a la par de la
consagración de algunos derechos laborales par culares.
Ampliación de los servicios educa vos: estos avances redujeron las diferencias entre el acceso a la educación de
calidad entre la Cuba urbana y la rural. Programas de becas para reducir las diferencias clasistas. Mas allá de sus
dificultades organiza vas y de formación docente, muchos de esos problemas fueron enfrentados con decisión por
parte del gobierno, sobre todo para la educación primaria por sobre la secundaria que tuvo otras dificultades más
di ciles de resolver. El modelo universitario se organizó a par r de un amplio modelo industrial para formar personal
profesional en un sistema jerárquico, dejando de lado el cul vo de las artes liberales o la posibilidad de una crí ca
intelectual de los problemas polí cos, sociales, económicos o culturales.
Polí cas de asistencia sanitaria: se decretó que la asistencia sanitaria era un derecho de todos los ciudadanos y
amplió el sistema de asistencia gratuita que ya exis a antes de la revolución.
- Polí ca y gobierno:
La figura central de la polí ca revolucionaria de Cuba era Fidel Castro y su liderazgo fue siempre carismá co, en el
sen do en que se sen a legi mado no por las elecciones de sus seguidores sino por una fuerza histórica o autoridad
sobrenatural. Era recurrente la idea de que exis a una misión que cumplir. Aun en los momentos di ciles las
declaraciones de Fidel Castro hacían énfasis en el servicio a una idea, una causa, profundamente vinculada al pueblo.
El compromiso de Castro era ac vo, voluntarista, y no teórico, contrastando con las ac tudes comunistas de quienes
esperaban a las condiciones obje vas para hacer la revolución o quienes se oponían a la estrategia de la 10 toneladas
para 1970. Esa voluntad subje va era un capital polí co fundamental. Se creía, además, que una vanguardia, una
elite, debía conducir al pueblo y despertarlo para que asumiera sus responsabilidades históricas. “El obje vo
aparentemente inalcanzable era lo único valioso porque estaba claro que la conciencia revolucionaria de las mujeres
y los hombres proporcionaba el margen esencial para la victoria”.
Esta forma de enfocar la polí ca empujó a algunas ac vidades del gobierno revolucionario al éxito (combate del
analfabe smo) y otras al fracaso (los experimentos económicos).
También, el personalismo del liderazgo de Castro llevaba a una fuerte intolerancia a los crí cos, disidentes y a
quienes se salieran de lo convencional.
Al gobierno revolucionario no lo legi maba solo el carisma, sino también los resultados. Desde el momento en que
se hicieron con el poder, los nuevos líderes dijeron que habían liberado el país de un sistema polí co terrorista,
corrupto, abusivo e ilegí mo. Las consumadas habilidades oratorias de Fidel se convir eron en las armas más
poderosas de la revolución. Se hacía hincapié en la redistribución y en las medidas tomadas en educación y sanidad.
El nacionalismo era también fuente de legi midad, puesto que afirmaba la integridad cultural teórica de la nación
cubana y ponía de relieve la unidad del pueblo; este nacionalismo se reforzó con la pugna con EEUU; los enemigos de
clase se convir eron en los enemigos extranjeros, en “imperialistas”.
Ante la falta de elecciones nacionales de 1959 a 1976, o de otro cauces para expresar agravios y opiniones, el
carisma, la liberación polí ca y el nacionalismo eran los pilares en que se basaba la pretensión del derecho a
gobernar.
El papel de los sindicatos obreros a finales de los 60s consis a en apoyar a las direc vas. La misión de los sindicatos
era luchar por incrementar la producción y la produc vidad, sobrepasar los obje vos señalados en los planes
económicos, organizar la competencia entre los trabajadores para que alcanzaran los obje vos oficiales, y reducir los
costes. Los trabajadores debían alzarse por encima de los intereses estrechos y temporales, como las mejoras
salariales y de las condiciones de trabajo, para sacrificarse por el bien del pueblo. Se exhortaba a los trabajadores a
hacer esfuerzos heroicos y a responder a incen vos morales, y “trabajo voluntario” se convir ó en un eufemismo
debajo del cual se ocultaban las horas extras no remuneradas.
Al llegar los años 70s, los obreros ya estaban hartos. Organizaron una “huelga” general (“absen smo a gran escala”).
Las elecciones que se celebraron en los sindicatos obreros locales en 1970 fueron las más libres y compe vas desde
1959.
Al mejorar las condiciones de trabajo en los primeros años setenta, volvieron a imponerse controles polí cos a los
sindicatos. Si bien con las elecciones sindicales de 1970 volvió a hacerse hincapié en que el papel de los sindicatos era
defender los intereses de los trabajadores, en 1973 ya volvía a predominar la forma más conservadora de enfocar el
asunto (los sindicatos podían expresar crí cas específicas de cues ones concretas que iban mal, pero se esperaba
que evitaran un comportamiento polí co más autónomo.
A finales de los años 70s ya se había estabilizado la afiliación a las organizaciones de masas (aumentó hasta mediados
de la década y después ya fue más constante). La pertenencia a la organización de masas en los años 80s era un
requisito previo para triunfar en la vida de Cuba.
Las organizaciones de masas y otras ins tuciones polí cas estaban subordinadas al par do, relación que la
Cons tución de 1976 hace explícita.
1965: el par do pasa a llamarse Par do Comunista de Cuba (PCC) y Fidel inauguró el Comité Central. Hasta los
primeros años setenta (años en los que empezaron los prepara vos para el primer congreso del par do) no se
hicieron esfuerzos por conver rlo en un verdadero par do comunista gobernante.
El principal cambio que experimentó la composición del Comité Central fue el descenso del número de militares que
eran miembros del mismo. La representación de la burocracia fue constante hasta 1980. Lo que perdieron los
militares lo ganaron los polí cos profesionales.
Los militares tuvieron mucha influencia en la década de 1960. Cuba se había rearmado rápida y masivamente para
luchar contra EEUU. Muchos de los comandantes del ejército eran los héroes de la guerra revolucionaria de finales de
los años cincuenta. Capitaneadas por Raúl Castro, las FFAA habían pasado a ser el único segmento verdaderamente
bien organizado de la sociedad cubana en los años sesenta. Las FFAA poseían la prác ca y el método necesarios para
construir el par do mientras que estas cosas a menudo brillaban por su ausencia en los sectores civiles durante el
período radical de los postreros años sesenta. En consecuencia, el gobierno recurría con frecuencia a los militares
para que ejecutaran tareas sociales, económicas y polí cas.
La representación de miembros del an guo PSP en los máximos órganos del par do fue disminuyendo ligeramente a
lo largo del empo. En los años sesenta, la representación del PSP se vio afectada por escisiones fraccionarias entre
los principales líderes, las más dramá cas de las cuales fueron la expulsión de Escalante de su puesto de secretario
en 1962, y el descubrimiento de una “microfacción” (también vinculada a Escalante) en 1968. La influencia del PSP
disminuyó notablemente en los úl mos años sesenta.
Pertenecieran a la microfacción o no, la mayoría de los ex afiliados al PSP eran par darios de mantener relaciones
estrechas con la URSS y relaciones apropiadas con la mayoría de los gobiernos; se oponían a que se atacara a
par dos comunistas la noamericanos y recelaban de los movimientos guerrilleros: creían en la necesidad de
incen vos materiales durante un período de transición al socialismo y consideraban que los sindicatos obreros tenían
que desempeñar un papel más destacado en la polí ca.
Los ex miembros del PSP que siguieron siendo leales a Fidel gozaron de especial influencia en los años setenta.
En la primera mitad de la década de 1970 se introdujeron cambios importantes en la organización del gobierno. En
noviembre de 1972 se reorganizó el Consejo de Ministros para crear un comité ejecu vo integrado por el primer
ministro y todos los viceprimer ministros. El comité ejecu vo se convir ó en el principal órgano decisorio del
gobierno.
Cons tución de 1976: jefe de Estado y jefe de gobierno en la misma persona. Creó gobiernos provinciales y
municipales elegidos; las elecciones de 1976 fueron las primeras desde 1959. La asamblea era débil en comparación
con las organizaciones del gobierno y el par do.
La ley electoral y algunos procedimientos de la Cons tución misma limitaron las repercusiones de estos cambios.
Presentar la propia candidatura a las elecciones por decisión igualmente propia era imposible y los candidatos
solamente podían nombrarse en asambleas mediante votación a mano alzada. Los candidatos tenían prohibido hacer
campaña y no podían abordar problemas. Solo el par do comunista o el gobierno podía hacer campaña y abordar
problemas, por lo que a los crí cos les era imposible intercambiar punto de vista e información. No podían asociarse
para formar un par do porque la Cons tución daba este derecho solo al PCC.
El es mulo de las quejas de ciudadanos para que se corrigieran los errores del gobierno local y la sa sfacción de
algunas demandas señalaron una diferencia fundamental entre la polí ca de los primeros 15 años de gobierno
revolucionario y los años posteriores. Esta clase de protestas habían sido limitadas y a veces reprimidas en los
primeros años, durante los cuales la movilización de masas era el único modo de par cipar en polí ca que estaba
permi do. En un marco autoritario más ins tucionalizado, el régimen se valía ahora de procedimientos más su les.
En el nivel local se permi a (y a veces se alentaba) a los ciudadanos a expresar crí cas de problemas específicos: para
tales fines Cuba tenía ahora considerable libertad de expresión.
Limitaciones a la libertad de expresión: los medios de comunicación social estaban en manos del Estado; el material
ar s co y académico en contra de la revolución (o el materia que no tenía crí cas explícitas pero que era producido
por personas que tenían un comportamiento “poco convencional e inaceptable”, a juzgar por el gobierno) no se
publicaba.
El marxismo-leninismo se convir ó en una asignatura obligatoria en las universidades para todas las profesiones.
Al comenzar el decenio de 1980, era claro que el régimen había consolidado su dominación. Podía decirse que se
trataba de una oligarquía consul va bajo un líder indiscu ble. Fidel seguía desempeñando el papel fundamental,
pero había delegado parte de la responsabilidad en sus colaboradores más allegados y eso daba al régimen un
aspecto más oligárquico. Había una élite arraigada y vinculada en la cumbre de los órganos del par do, del Estado y
del gobierno.
Segundo nivel y niveles subsiguientes de líderes donde predominaban los especialistas en organización, a diferencia
de los generalistas que ocupaban la cumbre. Estos cargos se especializaban en asuntos económicos de carácter
técnico, cues ones militares o del par do, pero estaban menos entrelazados. También perdieron importancia las
divisiones históricas en facciones, herencia del período prerrevolucionario.
A pesar de algunas tendencias a la descentralización a mediados de los setenta, Cuba seguía teniendo un sistema
polí co sumamente centralizado, el cual concentraba los poderes decisorios en la cumbre. Las relaciones de poder se
hicieron más ins tucionalizadas que en los años 70 gracias a los cambios que hubo en el par do, las organizaciones
de masas y las ins tuciones encargadas de formular y poner en prác ca la polí ca económica, en par cular la
planificación central.
La ins tucionalización había fortalecido la oligarquía y la jerarquía, pero se habían creado medios de consulta más
efec vos.
Amenazada todavía por EEUU después de la crisis de los misiles (Washington boicoteó todas las relaciones
económicas con Cuba y procuró que otros gobiernos le ayudaran a estrangular la economía cubana para provocar la
caída del gobierno de Castro) y todavía sin saber con seguridad el alcance del compromiso sovié co, el gobierno
cubano formuló una polí ca exterior mundial des nada a defender sus intereses. La supervivencia del gobierno
revolucionario exigía una polí ca tanto global como ac vista. Cuba forjó un servicio exterior grande y capacitado,
experto en diplomacia, economía internacional, espionaje y asuntos militares. Desde el principio los líderes también
procuraron u lizar la polí ca exterior como medio de obtener recursos para la transformación social y económica de
Cuba. La relación con la URSS era el elemento central de ambas prioridades. Al mismo empo, se intentó mantener
buenas relaciones con el mayor número posible de gobiernos de todo el mundo.
A los líderes cubanos no les interesaba sólo la influencia, sino también el fomento real de revoluciones.
A mediados del decenio de 1960, el gobierno cubano forjó una polí ca exterior independiente que a menudo le hizo
chocar con la URSS. Cuba apoyó vigorosamente a movimientos revolucionarios en muchos países la noamericanos y
en África.
Cuba quería fomentar la revolución, pero quería aún más mantener y ampliar su influencia sobre la izquierda. Estaba
dispuesta a escindir a la izquierda, internacionalmente y en par dos determinados, para mantener su primacía,
incluso a costa de poner el peligro la victoria revolucionaria; polí ca que llevó a conflictos con otros países,
especialmente en AL (caso Venezuela).
También problemas en la relación sovié co-cubanas. Además del conflicto provocado por el papel de los par dos
comunistas afines a Moscú, líderes revolucionarios (especialmente el Che) cri caron a la URSS por su ac tud de
superpotencia y la miserable ayuda que prestaba a la revolución cubana. Cuando los líderes cubanos vincularon a la
URSS y sus aliados con la microfacción estalló el enfrentamiento. La crisis se superó en el verano de 1968 cuando
Fidel reconoció que se disponía a aprobar la intervención de la URSS y el Pacto de Varsovia en Checoslovaquia. La
mejora que siguió alcanzó su apogeo en la cooperación en las guerras africanas a finales de los años setenta.
A pesar de estas dificultades, se cumplieron las prioridades más fundamentales de la polí ca exterior de Cuba. El
régimen revolucionario sobrevivió, lo cual era un logro en sí mismo. La pauta de la polí ca daba prioridad a las
buenas relaciones con la URSS por encima de la promoción de revoluciones; el gobierno no hubiera podido
mantenerse sin apoyo sovié co, que había aumentado desde los úl mos años sesenta. Un acuerdo importante
firmado en 1972 aplazó hasta 1986 el pago de los intereses y el principal sobre todos los créditos sovié cos
concedidos a Cuba antes de enero de 1973, y luego los reembolsos se prolongaron hasta entrado el siglo XXI. Un
elemento notable de la ayuda sovié ca a Cuba era militar. Además de la protección militar que aportaba la URSS
frente a EEUU, Moscú convir ó las FFAA cubanas en las principales de AL.
En resumen, en los años ochenta la alianza sovié co-cubana era estrecha y compleja, respondía a los intereses
percibidos de ambos aliados, respetaba la independencia de cada uno de ellos y les permi a formular su propia
polí ca en estrecha colaboración mutua. Aunque las victorias de Cuba en las guerras africanas no habrían sido
posibles sin el apoyo sovié co, es verdad que las victorias sovié cas no se habrían logrado sin las fuerzas cubanas.
Se obtuvieron también éxitos apreciables en la tarea general de mejorar las relaciones con otros estados. Las
relaciones económicas con los países de la Europa occidental y con Japón mejoraron aún más cuando la economía
cubana se recuperó de los estragos de los años sesenta. En 1975 se levantaron las sanciones polí cas y económicas
colec vas interamericanas, y varios países la noamericanos cul varon las relaciones comerciales con Cuba. Las
relaciones con África y Asia también mejoraron en la década de 1970.
La más decisiva de las nuevas inicia vas en materia de polí ca exterior fue el apoyo que a par r de 1977 prestó Cuba
a los insurgentes sandinistas que luchaban contra Somoza en Nicaragua.
CENTROAMERICA.
RICHARD ADAMS- ETNIAS Y SOCIEDADES
- Dos tradiciones de conquista:
- Patrones precolombinos:
Desde empos previos a la conquista española, había dos patrones geográficos y culturales. Dividir a Centroamérica
en dos grandes en dades geográficas y étnicas: Mesoamérica y por otro la tradición del Sureste.
El resultado de las invasiones de los pueblos mexicanos fue que Mesoamérica experimentó un complejo nivel de
desarrollo sociopolí co que derivó de los reinos e imperios que llegaban hasta el norte del valle de México. Población
más grande.
La costa atlán ca de Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá estaba relacionada lingüís camente con las
sociedades de Sudamérica. Permanecieron menos desarrollados polí camente. Población más pequeña.
Los españoles en Mesoamérica desarrollaron un con nuo sistema de trabajo forzado que, a pesar de una escasez de
exportaciones, les permi a un nivel de vida más alto y confortable de lo que era posible en el sureste, donde la mano
de obra era casi imposible de conseguir.
La caracterís ca sobresaliente de la tradición mesoamericana en Centroamérica fue que los indígenas con nuaron
cons tuyendo una mayoría de la población total. La caída poblacional de la posconquista llevó a la importación de
algunos africanos, y aunque el declive indígena se agudizó en el siglo XVIII, éstos con nuaron llenando las
necesidades laborales más grandes.
Temor mutuo entre españoles e indígenas: Los indígenas acusaron profundamente la con nua represión económica,
polí ca y militar, y retenían la esperanza de que el estado de conquista no fuera defini vo. En la raíz de este temor
mutuo estaba el fracaso español por asimilar a los mayas: inevitablemente dejaron una población con iden dades
divididas.
Reformas guatemaltecas y salvadoreñas de las décadas 1870-1880: En las reformas liberales los dos estados
mesoamericanos tomaron medidas extremas para proveer los factores de producción necesarios para asegurar el
desarrollo exitoso de las exportaciones de café. En El Salvador la mano de obra era abundante y estaba disponible; el
problema era liberar la tenencia de esa erra indígena, deseable para la producción de exportación.
En el sureste, por contraste, el sector terrateniente jugó un papel mucho más directo en el gobierno. Así, la relación
entre el trabajador y el patrono fue paralela a aquella entre el líder polí co y el seguidor. El éxito tanto para patronos
como para los líderes polí cos dependía de cul var un seguimiento; el despo smo produciría poco para cualquiera
de ellos y la amenaza de la fuerza sería contraproducente. Una importante consecuencia de este patrón histórico es
que las revueltas de los indígenas en el sureste han sido resueltas por la negociación y no por represalias violentas.
Esto aparece como un claro contraste con las masacres que han marcado las relaciones étnicas mesoamericanas.
Los dos patrones históricos, el mesoamericano y el del sureste, condicionan muchas de las decisiones polí cas y
económicas que afectan a los estados y a los indígenas.
La década de 1920 vio una con nuación de las épocas de las reformas liberales que se iniciaron en la década de 1870
en Guatemala y El Salvador, y que habían evolucionado esencialmente hacia sistemas de trabajo forzado usualmente
bajo regímenes dictatoriales. La meta del Estado era mantener un alto grado de orden en la población trabajadora
que permi era a los intereses agroexportadores proseguir sus ac vidades económicas sin que fueran paralizadas por
el malestar social. Sin embargo, con el éxito de la Revolución Rusa muchos la noamericanos, tanto del centro
industrial como de las regiones agrarias, fueron atraídos por el potencial de cambio que ofrecía la experiencia rusa.
La matanza en El Salvador
La depresión mundial de 1930 fue catastrófica para las economías exportadoras de Centroamérica. La demanda de
café cayó a la mitad y la mano de obra, tanto en Guatemala como en El Salvador, hizo frente a una caída desastrosa.
Los gobiernos impuestos en ambos países a principios de la década de los treinta fueron incapaces de ajustarse a las
tensiones y demandas creadas por la depresión mundial. En cada uno de éstos, un oficial militar con ambiciones
polí cas tomó las riendas del gobierno. Los eventos en El Salvador, sin embargo, alcanzaron un punto crí co en el
cual los líderes comunistas habían decidido que era el momento para una rebelión contra el gobierno.
La trayectoria de los eventos fue trágica. Los esfuerzos organiza vos de los comunistas pronto llegaron a oídos del
gobierno, y los líderes principales, incluyendo Mar , fueron capturados y asesinados. El gobierno respondió
despachando tropas que sistemá camente procedieron a asesinar a hombres, mujeres y niños indígenas,
despoblando eficientemente a comunidades enteras y dejando a toda la región en un estado de trauma del que
nunca se ha recuperado. Es maciones de muertos entre 6.000 y 35.000.
La matanza de 1932 en El Salvador fue el evento aislado más significa vo en las relaciones entre un Estado
mesoamericano y una población indígena en este siglo. En El Salvador no sólo un segmento importante de la
población indígena fue exterminado, sino que el es gma de comunista fue más o menos unido permanentemente a
las expresiones abiertas de los intereses indígenas y campesinos. Los indígenas aprendieron que debían dejar de ser
indígenas. Recién en la década de 1960 el Estado llevó a cabo una tarea de rescate de la tradición indígena.
El estado de Ubico
Tanto en Guatemala como en El Salvador la naturaleza de los eventos durante esta época marcaron la tradición
mesoamericana como diferente de la del sureste. Desde las reformas del siglo XIX ambos estados se han dedicado a
asegurarse de que el sector exportador tuviera los recursos necesarios para el desarrollo económico del país, y esto
requería garan zar que había mano de obra disponible.
1931: El general Jorge Ubico tomó el poder en Guatemala. Los mayas cons tuían más de la mitad de la población
total, estaban más integrados y eran económicamente autosuficientes. Estaba presente la visión de la matanza en El
Salvador.
Una de las metas de Ubico era retener la estabilidad de la población campesina. Aunque los asesinatos fueron una
forma aceptable de lidiar con las rebeliones mayas, Ubico sabía que tales excesos podían desatar reacciones más
violentas de ellos y que tal violencia desestabilizaba el bienestar de la economía exportadora del país. Era mejor
evitar la solución salvadoreña y encontrar maneras más pacíficas de promover el bienestar del Estado. Ubico supuso
correctamente que si permi a una autonomía considerable en su vida comunitaria local no estarían muy abiertos a la
propaganda comunista.
Ubico se preocupó mucho por crear una especie de relación populista con los líderes de las comunidades mayas.
Ins tuyó un importante programa de construcción de carreteras para hacer posible que el gobierno central
extendiera su alcance: hizo viajes anuales visitando todos los puntos del país, abolió el sistema de elección de
alcaldes e ins tuyó un régimen de intendentes nombrados para gobernar a nivel municipal, buscó eliminar las
influencias extranjeras. La naturaleza fundamental de las mejoras de Ubico era conseguir trabajo más eficiente y
mayor producción de la gente del país.
La renuncia de Ubico seguida por la Revolución de Octubre de 1944 introdujo una era completamente nueva. Al
principio, el papel de la población maya parecía contradictorio. Por un lado, eran infelices con la vialidad que los
obligaba a trabajar en las fincas, y cada vez eran más conscientes de que no se les proveía con las escuelas y los
servicios que estaban disponibles para los ladinos. Por otro lado, su experiencia había sido que el Estado, en especial
el presidente, estaba en la posición de hacer favores y de hecho éste era el único lugar del que podían esperar
favores.
En julio de 1944 Ubico renunció y poco empo después un gobierno interino fue establecido por el general Federico
Ponce Vaides, uno de los generales de Ubico. El movimiento revolucionario estaba en manos de los más jóvenes y de
los demócratas y liberales de clase media, cansados de las ranías y de las peculiaridades del mandato de Ubico en
par cular. Buscaban y encontraron un candidato adecuado en Juan José Arévalo.
Ponce quería retener la presidencia y decidió transar con el favori smo condescendiente de Ubico. Pero dadas las
crecientes frustraciones de los mayas, por un lado, y las aspiraciones de los ladinos de un nuevo gobierno, había
razones de sobra para que crecieran las tensiones. Dos días después de las elecciones de octubre ocurrió la explosión
crí ca que terminó en el enfrentamiento entre los indígenas y los ladinos. El resultado fue una réplica, en miniatura,
de la Matanza en El Salvador.
El nuevo gobierno comenzó a trabajar como si no hubiera habido matanza alguna, y de vez en cuando se tomaban en
cuenta asuntos que concernían directamente a los mayas. Mientras que a los mayas no se les daba ninguna categoría
cons tucional especial, la nueva Cons tución sí es pulaba permi r a las culturas indígenas existentes ciertos
derechos, además de que seguiría una polí ca integral para el avance económico, social y cultural de los grupos
indígenas.
El nuevo Código de Trabajo fue emi do en 1947. Por primera vez en casi tres cuartos de siglo, los mayas de
Guatemala eran libres para cuidar de sus propios intereses económicos.
Las reformas más importantes tomadas durante el gobierno de Arévalo no tendieron, de hecho, a centralizar más el
poder del Estado. Removiendo lo que quedaba de la mano de obra forzada, ins tuyendo elecciones democrá cas a
nivel municipal, apoyando el sistema de competencia de par dos polí cos. Todo esto tendía a distribuir el poder más
ampliamente. Es más, la mayoría de las reformas revolucionarias del gobierno que afectaba a los mayas no estaba
dirigida par cularmente al sector étnico, sino más bien a los campesinos en general.
Uno de los pasos más importantes de la era revolucionaria fue la Ley de Reforma Agraria del presidente Arbenz en
1952. Se beneficiaron de las expropiaciones alrededor de 500.000 personas. Los mecanismos propuestos para llevar
a cabo esta inmensa transferencia de erra se llevaron a cabo a través de los Comités Agrarios, que se establecían
localmente en cada municipio y aldea donde había erra que cumplía con las definiciones de la Reforma Agraria.
Aunque la revolución -y específicamente la Reforma Agraria- provocó la ira de Estados Unidos hacia el gobierno de
Arbenz, puso en movimiento cambios que con nuaron siendo centrales en la vida de Guatemala. Uno de éstos fue la
ins tución de par dos polí cos compe vos. Los sistemas electorales anteriores, donde los ladinos locales que
ostentaban el poder permanecían dominantes explotando a las poblaciones locales indefinidamente, habían sido
rotos por Ubico con los intendentes.
La revolución en Guatemala fue abortada en 1954 por los esfuerzos combinados de los intereses terratenientes y
burgueses guatemaltecos con el apoyo material de Estados Unidos. El uso racional como para permi r la Matanza
hacía dos décadas en El Salvador, la amenaza del comunismo, fueron las mismas excusas u lizadas para destruir a la
revolución guatemalteca.
El período entre el fin de la revolución y el comienzo de los masivos ataques del Estado a las comunidades mayas en
el al plano occidental, en 1979, es uno de los más importantes en el crecimiento de la comunidad maya. Para los
mayas, el Estado de Ubico y la Revolución tenían una caracterís ca en común muy importante: en ambos, el Estado
definía las reglas del juego y los mayas hacían lo que se les ordenaba.
Si los reformistas liberales nada les habían ofrecido a los mayas, sino que les exigió mucho y la revolución les ofreció
más de lo que podía sostener, el gobierno posrevolucionario ni ofreció ni demandó. El nuevo presidente, Carlos
Cas llo Armas, revir ó muchas de las más importantes reformas de los regímenes previos.
Los mayas aprendieron cada vez más cómo manejarse los limitados recursos de la democracia que el Estado ponía a
su disposición: par dos polí cos, elecciones, propaganda, el trato con la burocracia.
Tras el asesinato de Cas llo Armas se realizaron elecciones, que ganó el general Ydígoras Fuentes, otro de los
an guos generales de Ubico con una reputación parecida a la de Ponce Vaides. Los proyectos de bienestar social y
comunitario se iniciaron, pero una vez más con nula atención especial para los mayas. El gobierno de Ydígoras
Fuentes puede ser recordado más por la escalada de corrupción que porque su inefec vidad incitara tanto la revuelta
como un golpe militar que inició un largo período de regímenes militares.
En 1959 otro evento externo tuvo un fuerte impacto, no sólo en Guatemala sino en toda Centroamérica: Fidel Castro
desplazó a un clásico dictador la noamericano y poco después instaló un régimen abiertamente comunista en Cuba.
El fantasma del comunismo que inició la Matanza y que abortó la revolución guatemalteca ahora se levantaba a sólo
unas pocas millas en el Caribe.
Los mayas de Guatemala no estaban listos para la revolución y el éxito cubano tuvo poco interés directo e inmediato
para ellos. La derecha guatemalteca estaba lista para hacer frente al comunismo en cualquier oposición que afectara
al Estado y sus propios intereses. Ahora, junto a los militares, vieron al an cuado y corrupto régimen de Ydígoras
como vulnerable a la subversión, y decidieron que había llegado la hora de que los militares volvieran a ganar su
honor. Un golpe de Estado desplazó a Ydígoras e instaló al general Peralta Azurdia en el poder.
El énfasis en el an comunismo llevó a mayores inversiones extranjeras que a su vez expandían la producción de
exportaciones y el desarrollo de la industria dentro del nuevo Mercado Común Centroamericano. Estos procesos
contribuyeron a una mayor diversificación social y económica en el campo guatemalteco, procesos con un impacto
par cular sobre las comunidades indígenas.
En el desarrollo económico de los años 60, Uno de los componentes más efec vos de esta expansión fue la creación
de coopera vas. Mientras, las coopera vas habían formado parte del programa revolucionario de los cincuenta,
ahora comenzaban a expandirse verdaderamente. Por primera vez en gran escala, muchas comunidades
experimentaron un importante incremento en la producción agrícola. Esto fue facilitado por los fer lizantes, por un
lado, y por las nuevas oportunidades ofrecidas por el Mercado Común Centro americano en expansión. En los
setenta, el creciente éxito de algunos negociantes y campesinos mayas se llevó a cabo en un momento de con nua
concentración de erras y de minifundio. Aunque había exis do una burguesía maya, los años 70 vieron una
expansión importante de este grupo.
El desarrollo económico no sólo fortaleció a la burguesía maya sino también al sector exportador nacional. Tal vez, sin
embargo, lo más importante entre los cambios sociales del período fue que el golpe militar, que había dado apertura
a los años sesenta, no fue solamente una incursión en el gobierno civil, sino que inició una nueva era de regencia
militar. Todos los gobiernos que siguieron ya estuvieran guiados por oficiales civiles o militares, tuvieron que avenirse
a los términos impuestos por los militares.
Otro paso tomado por el Estado en 1970 fue ins tuir el Plan Nacional de Desarrollo, bajo el cual el Estado extendió su
control sobre los mecanismos de crédito. Por medio de esta estratagema el Estado usurpó la habilidad de la
coopera va para extender crédito y por lo tanto sujetó a las antes organizaciones independientes bajo el control
gubernamental. Esto esencialmente ponía fin al desarrollo crea vo que caracterizó a este sector en los sesenta.
Elecciones 1974: intervención del gobierno 1974. De todos los puntos de vista menos del oficial, el candidato
demócrata cris ano, general Efraín Ríos Mon , favorito de gran parte de la comunidad maya, ganó la elección. Por
medio de un evidente fraude la presidencia fue otorgada al candidato de los militares, general Kjell Laugerud.
Algunos creen que fue este fraude, principalmente, lo que convenció a los líderes mayas de que ahora no se podían
esperar acciones honradas del Estado; y con esto, comenzó a emerger un sector maya cada vez más radicalizado.
La burguesía maya, sobre todo en las aldeas más grandes y en las capitales de los departamentos del oeste, había
estado ac va en las polí cas locales a nivel municipal y en las negociaciones con los gobiernos departamentales. En
la fraudulenta elección presidencial de 1974, unos cuantos se eligieron para el Congreso Nacional. Dos hombres, uno
de Tecpán y otro de Comalapa, ganaron. Ésta fue, probablemente, la primera vez que candidatos mayas que se
postulaban en una plataforma pro-maya ganaban y llegaban al Congreso. Mientras que ambos lo hicieron como
candidatos de los par dos polí cos, en 1976 uno de ellos, Tetzahuíc Tohon, hizo un intento para desarrollar un
par do maya independiente. El Frente de Integración Nacional apareció, pero no pudo ganar suficiente apoyo para
poner en marcha su proyecto.
1976: terremoto que mató a más de 30.000 personas y dejó a un millón sin hogares. Esto daño principalmente a los
mayas pobres.
La década de los setenta se cerró con una escalada del enfrentamiento entre los mayas, campesinos y guerrilla -lejos
de estar integrados o siquiera en acuerdo total- haciendo frente a un enemigo común en el Estado, ahora bajo total
control militar. La sociedad maya, en sí misma, estaba lejos de estar unificada en modo alguno. En términos
categóricos, ahora incluía a guerrilleros radicalizados, a campesinos, capitalistas, a artesanos y comerciantes de la
aldea, a los trabajadores agrarios, burgueses y dispersiones de otros grupos.
Cada Etnia ene una iden dad propia y sus símbolos. La iden dad maya en Guatemala nunca ha estado unificada, y
la conquista acentuó la división, sin dejar de ser parte de la sociedad más extensiva: la maya.
“En Mesoamérica, la caracterís ca es la lengua maya o nahua, prác cas religiosas maya y españolas. siglo XIX dejan
claro que la pobreza, el analfabe smo, la falta de salud y las evidentes, a menudo toscas, prác cas discriminatorias
fueron también caracterís cas endémicas.” (textual).
Se evidencia que las matanzas en el salvador hicieron abandonar caracterís cas del indigenismo como el ves do.
La revolución del 44 (NO SE DE QUE PAÍS HABLA), no solo dio más par cipación a los mayas en una sociedad
nacional/ladina, convir ó en prerrequisito adoptar una cultura ladina para beneficiarse de las oportunidades
sociales. Como mínimo para tener derechos había que hablar español. Los mayas han adoptado esas prác cas.
Menos se conoce de las consecuencias de la ladinización de los mayas guatemaltecos y los nahuas salvadoreños. La
mayoría de la dirección de tales cambios no ha sido perder la iden dad.
Comunidad
Desde la conquista el sistema colonial arraigó individualmente a los indígenas a su comunidad para controlar el
tributo y excluyó a los ladinos de residir allí. En Guatemala las comunidades del al plano fueron menos afectadas en
la época colonial que otras, debido a que producían menos productos exportables y eran explotados directamente
por la corona y la iglesia antes que por los colonizadores españoles, por su cercanía a la capital.
hacia 1930, la comunidad había sido por largo empo la máxima unidad social de la sociedad indígena. Aunque las
erras de la comunidad fueron amenazadas por las reformas liberales, no fueron víc ma de una presión destruc va.
No fueron priva zadas completamente como en el salvador en 1880. Las relaciones con los foráneos eran de
protección y defensivas. La iden dad de cada maya estaba ligada a una comunidad en par cular. Los liberales
buscaban mantener junta a la gente de misma comunidad.
Las comunidades tenían un patrón básico de mismo lenguaje (maya en Guatemala nahua en el salvador). La
solidaridad residía en la cofradía y las “costumbres” termino ladino para componentes de la región maya. En
Guatemala el sistema de cargo superponía atribuciones religiosas y municipales. En el Salvador, las funciones
polí cas municipales se mantenían más separadas.
Los municipios de Guatemala estaban bajo alcaldes hasta 1935 cuando Ubico los remplazó por intendentes
usualmente ladinos. Los gobiernos municipales involucraron oficiales mayas, con funciones de menor rango y ad
honorem por naturaleza. A parte del gobierno formal y la iglesia, la mayor autoridad civil y religiosa para los mayas
eran los ancianos experimentados en responsabilidades civiles y de cofradía, muy respetados.
Si durante los años de la reforma liberal, la comunidad maya, fue refugio de los mayas, después de la revolución de
1944 con núo siendo el mecanismo más importante para la adaptación y reproducción de la sociedad maya, y como
plataforma para lanzar individuos a la polí ca y profesionalismo nacional.
La clásica comunidad corpora va, no explica por si sola la solidaridad comunitaria. La solidaridad que aportó la
comunidad no puede ser entendida en simples términos de las dinámicas compar das de la iden dad étnica.
(Textual) “Una iden dad étnica compar da consiste en concentrarse colec vamente en alguna variedad de
caracterís cas culturales que están asociadas como únicas de la etnia. Éstas sirven como punteros para los miembros
de la comunidad y son fácilmente reconocibles; tales caracterís cas servirán también para la gente de afuera.”
Para Carol Smith, los mayas de Totonicapán comparten una “solidaridad de clase contra el mundo ladino externo”,
también ar cularon el punto de vista de que dependían de sus costumbres o de su iden dad cultural, que sería
destruid si gentes de otras costumbres residieran ahí.
La comunidad con núa siendo étnicamente importante para los mayas rurales porque:
1. Provee una referencia sica perdurable, tanto “lugar “como las erras comunales. (una referencia permanente)
2. provee un local social protegido donde caracterís cas más e meras como el ves do, el lenguaje, las comidas, etc.
pueden ser prac cados contante y públicamente, ser reproducidas y cambiadas si es necesario.
Un individuo que abandona la comunidad puede retener su iden dad, pero gradualmente será más di cil que otros
reconozcan su etnia, si el pierde su habilidad para reproducir sus caracterís cas comunes
Desde 1954 hasta mediado de los 70, pocas amenazas tuvieron las comunidades. Los programas de desarrollo del
gobierno o privados eran aceptados y aprovechados por las comunidades en la medida y grado en que querían. Sin
embargo, nunca han estado completamente aisladas. Desde la segunda mitad del siglo XX> nuevas presiones. La
mano de obra empezó a escasear y muchos migraron a ciudad de Guatemala como a los EEUU.
No hay evidencia de que el trabajo forzado de la reforma liberal haya provisto capital significa vo dentro de las
comunidades mayas.
“(textual) Aunque los mandamientos y las habilitaciones unieron a los mayas de dis ntas comunidades como
víc mas comunes del sistema, no queda nada claro que contribuyeran a una mayor o más amplia iden dad pan
indígena o pan maya. Hoy, la comunidad se ve amenazada por las presiones de mirar hacia afuera las oportunidades
de educación, ocupaciones y riqueza. “La interacción incrementada entre la comunidad maya, los burgueses mayas y
la intelligentsia emergente a nivel nacional está creando un reclamo a una iden dad más amplia, pan-maya. Un
nuevo po de comunidad donde pueden retener su iden dad maya, ladinizándose más. Los mayas urbanizados, se
autorreferencian como mayas antes que por sus comunidades de origen. (un término de mayor unidad social).
Lenguaje.
Mientras que el lenguaje se considera como una caracterís ca que iden fica una etnia, no necesariamente es así
entre los mayas. Ha quedado claro en años recientes que hay un número de condiciones en las que el lenguaje ha
dejado de ser usado, pero donde los reclamos por la iden dad étnica maya son reconocidos como legí mos.
Aunque en los años de la década revolucionaria los programas bilingües fueron recomendados, discu dos y hasta
iniciados midamente, no fue hasta los ochenta que el gobierno se involucró profundamente, habiéndose
convencido finalmente de que ésta era la mejor manera de alfabe zar (la lógica de que uno puede aprender a
escribir más fácilmente en su propio idioma antes que tratar de escribir en un segundo idioma).
Programa bilingüe en curso: a través de una oficina gubernamental (PRONEBI), para los años de escuela primaria y
explícitamente como una manera de facilitar la obtención del alfabe smo en español.
Uno es que los niños en algunas escuelas se rehusaron a aprender el maya que se enseña, a veces apoyados por sus
padres que los enviaron a la escuela a aprender español.
El otro viene de los seguidores del pan-maya que han visto el programa bilingüe como una manera de promover el
español, o sea, dirigido a la meta “civilizadora” de los indigenistas. En contraste, lo que desean es que los lenguajes
mayas sean enseñados en un contexto donde se u licen; deberían ser enseñados tanto a los ladinos como a los
mayas, aunque esto pueda parecerles escandaloso a los ladinos guatemaltecos.
La pérdida de lo maya no se manifiesta solamente entre los niños de la generación escolar actual sino aún entre los
mayas adultos, que crecieron en los sesenta y los setenta, cuando la nueva filoso a pro-maya todavía tenía que ser
clara y popularmente ar culada. Dadas estas preocupaciones, una serie de programas privados han comenzado a
enseñar maya a los adultos cuya base na va es débil o inexistente.
Ves do.
Un estudio reciente de las mujeres mayas que asis an a la Universidad de San Carlos indicó que hay un intento
específico por parte de algunos de proyectar una iden dad maya, pero confundiendo o restando importancia al nivel
comunitario de iden dad. Esto se hace manteniendo un guardarropa de enaguas y huipiles de varias comunidades e
intencionalmente usando combinaciones de aldeas diferentes. La mayor parte de la intelligentsia maya no usa
prendas iden ficables del ves do maya, pero algunos sí usan camisas bordadas para iden ficarse a sí mismos como
mayas.
Hay dinámicas simbólicas que son poderosas a nivel comunitario, pero su significado es esencialmente local y
par cular.
Este po de juego con los elementos puede no ser una amenaza a la cues ón del indigenismo o de la iden dad
maya, pero sí sugiere dos cosas:
Puede jugar o experimentar y redefinir los símbolos de iden dad sin amenazar seriamente la integridad de la
iden dad en sí misma.
En un mundo en el que las caracterís cas ladinas están siendo impuestas sobre uno, jugar con las que están
básicamente bajo control propio probablemente ayuda a reforzar la iden dad.
Religión.
La religión maya a fines del siglo XX se ha vuelto bastante complicada y pluralista. Es ú l enmarcar las preguntas
teológicas e ideológicas en términos de cuatro campos de la prác ca y de las ideas:
La ortodoxia católica reformada de Acción Católica al lado de la Teoría de la Liberación que puede incluirsele.
La gente se mueve de un lado al otro en este polo. Sin embargo, la membresía entre las primeras tres es
mutuamente excluyentes, pero todas coexisten con la iglesia maya.
La genialidad de la cofradía ha sido preservarse y adaptarse al modo de vida de la comunidad dentro de una sociedad
autocrá ca. Cuando la Matanza de 1932 hizo desaparecer a los indígenas salvadoreños de la visibilidad nacional y
encontraron sabio dispensar es los de ropa y de cualquier otra caracterís ca que los expusiera potencialmente a los
abusos de los ladinos y del Estado, fue a la cofradía a la que recurrieron para buscar protección ins tucional en su
iden dad. La asociación religiosa ha preservado la iden dad común indígena cuando aparentemente casi todos los
demás hábitos y símbolos que diferenciaban a esa categoría étnica habían desaparecido efec vamente.
Acción Católica se inició en los años cuarenta con sacerdotes y trabajadores, pero también se esparció por el papel
de algunos comerciantes. Más tarde en los sesenta, el incrementado éxito de Acción Católica de conver r a los mayas
más jóvenes en comerciantes los mo vó a romper con los principales y otros cuya iden dad aún se apoyaba en el
sistema an guo. Cuando el protestan smo comenzó a incursionar más frecuentemente en los setenta, mayores
discordias ocurrieron dentro de las organizaciones comunales.
La iglesia maya cada vez se ha hecho más abierta y pública. Mientras que es poco entendida por los no-mayas, las
prác cas de la religión maya han sido durante largo empo componentes esenciales de gran parte de la vida de la
adaptación co diana de muchas comunidades, aunque no hay cómo saber cuán difundida se encuentra en este
momento. En los años ochenta hubo un esfuerzo reivindica vo para fortalecer la iglesia maya. Hay pocas dudas de
que este esfuerzo es na vista, dirigido a retornar los elementos de significación histórica maya dentro de la
construcción de la iden dad maya moderna.
Las exportaciones de café permi eron una vinculación permanente y duradera de las economías centroamericanas.
Esto generó algunas consecuencias: crecimiento económico sostenido, afirmación del orden social delineado por las
reformas liberales y subordinación creciente de los intereses de las clases dominantes a los capitales extranjeros y la
dinámica del mercado externo. Además, generó modificaciones estructurales internas: en el mercado de erras, en
las relaciones laborales y en la organización comercial y financiera.
- Cons tuyeron requisitos básicos para el despegue de las exportaciones de café y así los impulsaron los
gobiernos de la Reforma Liberal.
- Su profundización fue una exigencia del propio crecimiento de la economía cafetalera
El temprano desarrollo cafetalero de Costa Rica sirvió de ejemplo para los demás países. Sus técnicas de cul vo y de
procesamiento de granos fue difundido con rapidez en las décadas de 1870 y 1880 en Guatemala y El Salvador, que
gozaban de mayores disponibilidades de mano de obra.
Las plantaciones de café modificaron y unificaron la vida centroamericana, poblando el pasaje agrario de cafetales y
la cosecha paso a presidir los ritmos de la mano de obra y la movilización de trabajadores rurales.
Las técnicas eran parecidas a la jardinería, y los abonos y el riego ar ficial eran raros, sobre todo por la riqueza de los
suelos y las usuales lluvias. Los rendimientos de estos factores produc vos tardaron en aparecer, por lo que la
primera fase de expansión del café respondió a la calidad e intensidad del trabajo.
Este auge económico repercu ó en la urbanización y en la aparición de pautas de importación que respondían a los
gustos y consumos de las clases propietarias. La arquitectura de las capitales centroamericanas copió ciertas pautas
de la arquitectura de la belle epoque. Los sectores medios, muy incipientes y vinculados al comercio y la burocracia
estatal, comenzaron a hacer una mida aparición social.
El transporte de café era un problema usual durante los primeros empos, sobre todo porque el comercio tenía que
realizarse en largas rutas marí mas y porque el ferrocarril interoceánico no podía manejar grandes can dades. La
solución que encontraron los gobiernos de Costa Rica y Guatemala fue la construcción de vías ferroviarias hacia el
Atlán co para habilitar puertos adecuados. Estas empresas ferroviarias tuvieron 3 consecuencias:
Las ac vidades bananeras comenzaron en la década de 1870 con embarques desde Honduras. Hasta finales del siglo
XIX las exportaciones de banano estaban controladas por pequeñas y medianas compañías, propietarias de
embarcaciones, a la vez que la producción corría por cuenta de los plantadores nacionales. Se concedieron erras
alrededor de las líneas ferroviarias, lo que amplio las posibilidades del negocio fuertemente, ya que se podía habilitar
plantaciones en el interior y ampliar la escala de la producción. Se forma, en 1899 la UFCO combinando concesiones
de erras y empresarios norteamericanos. Junto con otras pocas compañías, monopolizó las ac vidades bananeras
en toda el área centroamericana y del Caribe. De esta forma, la región atlán ca adquiere una nueva fisonomía, no
solamente geográfica sino también étnica, debido a los trabajadores provenientes de Jamaica que laboraban en las
plantaciones extranjeras y se sumaron a los pocos habitantes de la región, reforzando los rasgos culturales caribeños
y diferenciando étnicamente la región de las zonas de las erras altas y el litoral pacifico. Además, las compañías
bananeras presentaron una rela va autarquía.
Después de la WWI se dio una gran penetración de los capitales extranjeros para complementar la estrecha relación
con el mercado mundial. Los capitales alemanes eran importantes, sobre todo en las plantaciones de café en
Guatemala, aunque el café seguía principalmente en manos de los productores nacionales.
Las poderosas compañías bananeras tuvieron cada vez un papel más relevante, por ejemplo, como interlocutores de
los gobiernos centroamericanos y como representantes de los intereses imperialistas del capital foráneo.
El autor sos ene que, aun con un desarrollo agroexportador, los resultados que se vieron no dejaron de ser magros
en tanto los países centroamericanos eran pequeños productores en el concierto mundial y sumamente vulnerables
a las fluctuaciones de la coyuntura externa. Sus economías eran poco diversificadas y sus productos no dejaban de
ser postres en la mesa de los consumidores europeos y norteamericanos. El avance de la industria bananera también
era muy vulnerable frente a pestes o plagas, lo que generó problemas de empleo y de pobreza rural. Además, la
producción para la exportación produjo muy pocas ac vidades económicas adicionales, en los sectores primario y
secundario, sobre todo porque la demanda interna de bienes de consumo era solventada con mercaderías
importadas y con bienes producidos para el autoconsumo en las explotaciones agrícolas (50% de lo importado son
bienes de consumo no duradero). “El desarrollo agroexportador no empujó hacia una expansión del capitalismo en
profundidad, añadiendo nuevos sectores a la producción, incorporando nuevas tecnologías y mejorando la
produc vidad del trabajo … no actuó como mul plicador del crecimiento y el conjunto de la ac vidad económica
estuvo siempre some do a los con nuos vaivenes del mercado internacional”.
Los hondos desequilibrios sociales se tradujeron, en Centroamérica, en una vida polí ca de exclusiones. La prác ca y
la vigencia de las ins tuciones y leyes liberales era solamente un monologo de las clases dominantes con ellas
mismas. Golpes de Estado, elecciones controladas y candidatos impuestos desde el gobierno fueron la regla de la
renovación presidencial y los asientos en las asambleas legisla vas eran un premio en la repar ja de empleos del
bo n polí co.
La opinión pública no exis a, aunque los clamores populares, los rumores y las desesperanzas se sen an y algunas
veces lograban superar la censura a la prensa.
La independencia de poderes no exis a, las facultades extraordinarias y el Estado de excepción fueron ar ficios
legales de amplio uso que permi eron disfrazar un poco la preeminencia de los frecuentes abusos del ejecu vo.
Estos ar lugios permi an al presidente legislar a discreción y por el segundo suspender las garan as individuales
ante cualquier signo de conmoción interna o externa. Además, la concentración del poder y el poco peso corpora vo
de las clases propietarias dio un amplio margen a personalismos y dictadores prominentes. El paternalismo también
era una prác ca común y componía una vasta red de seguidores adictos y relaciones plebiscitarias.
Los dictadores nunca dejaron de representar los intereses globales de la oligarquía agroexportadora. De cualquier
manera, su poder implicaba contradicciones, conflictos sectoriales y solía desgastarse al punto de estallidos
populares o guerras civiles. Por eso se entendía que era mucho más racional organizar una república de notables con
representantes de la elite civil que se alternen prudentemente los puestos (ejemplo de El Salvador entre 18989 y
1931). De cualquier manera, es claro que ambas fueron soluciones precarias en la medida en que manifestaba una
incapacidad de asumir transformaciones en el régimen polí co. Las aperturas tardías y las fallas para encarar esta
problemá ca trajeron sangrientos procesos y una centralidad de los militares como fuente de delegación del poder
polí co. Las razones de esta primacía de la dictadura personal pueden ser dos:
- Las oligarquías agroexportadoras se desarrollaban como clase al mismo empo que llegaban al poder
polí co, lo que podía generar rispideces que debían ser solventadas por la presencia fuerte de una persona.
- La enorme dosis de violencia que presupone la economía agroexportadora.
Guatemala: el esquema de poder duro ininterrumpidamente hasta la caída de Ubico en 1944 y los métodos de
gobierno eran: censura de prensa, exilio y cárcel para la oposición, control policiaco, burocracia estatal reducida,
asuntos de hacienda en manos de las familias cafetaleras y generosos con las compañías extranjeras. La caída de
Estrada Cabrera fue liderada por el Par do Unionista Centroamericano en 1920, pero ese par do de clases medias es
rápidamente desplazado en 1921 por el general Orellana. Se generaron ciertas legislaciones progresistas de
protección del trabajo frente al surgimiento de sindicatos y se permi ó la autonomía educa va. El sistema cae en
1930 con la muerte del general Chacón, se llama a elecciones en 1931 y gana el general Ubico, quien recupera el
mismo esquema de poder que el que u lizaba Estrada Cabrera, diezmando a las organizaciones obreras y la
autonomía universitaria, y otorgando vastas concesiones al capital extranjero. También generó un ambicioso plan de
obras públicas a par r del reclutamiento forzoso de trabajadores con la famosa Ley de Vialidad, a la vez que los jefes
polí cos, y no ya los terratenientes, tendrían un mayor control sobre la mano de obra.
El Salvador: la combinación de autoritarismo y paternalismo fue hija directa del auge liberal de la década de 1870, e
imperó sin disputa hasta 1931. El esquema hizo crisis durante la depresión del 30. Durante finales de la década del 20
hubo un gobierno que incurrió en ciertas decisiones progresistas frente al avance de las organizaciones sindicales, y
en 1931 gana las elecciones un terrateniente admirador del laborismo ingles apoyado por diversos sectores sociales.
Sus polí cas fueron adoptadas con terror por los terratenientes por su nte socializante y las consecuencias de la
crisis se hicieron sen r, lo que llevo a un golpe militar. Pero en 1932 la insurrección social gano en El Salvador
(indígenas y mes zos armados) y terminó con un trágico saldo es mado de 30000 muertos. Estos signó la historia
salvadoreña y produjo que las clases terratenientes delegaran el gobierno a los militares, que construyeron un
aparato estatal represivo.
Nicaragua: en 1912 se dio una intervención norteamericana para comba r al “gobierno bárbaro”, la cual fue apoyada
por dóciles caudillos conservadores que se apoyaban en el fraude electoral. Desde ese momento, y por las
concesiones a los EEUU en el territorio, los norteamericanos prac carían una tutela muy importante sobre el país,
controlando las rentas de aduana, los ferrocarriles y el Banco Nacional. Los EEUU re ran sus tropas en 1925 y en
1926 se desata una guerra civil que devino en guerrilla popular y, en 1927 se firma un tratado con Moncada, líder de
los liberales, para dejar la rebelión y asumir la presidencia. Pero al transacción es rechazada por Sandino, quien
decide con nuar la guerra defendiendo la causa nacionalista y an -imperialista. En 1934 los EEUU abandonan
Nicaragua habiendo formado a la Guardia Nacional y pactan el cese del fuego con los sandinistas. Pero al mes
siguiente, Sandino y sus seguidores son asesinados por el hombre fuerte de la Guardia Nacional: Somoza, quien
manejó Nicaragua con puño de hierro como amigo incondicional de EEUU hasta su asesinato en 1956.
Costa Rica fue sorprendente para la región: elecciones regulares con sufragio directo desde 1910 y la única
interrupción cons tucional del golpe de 1917 (Tinoco) su régimen duró dos años hasta 1919. El sindicalismo se
desarrolló libremente bajo las influencias del pensamiento social cris ano y las ideas socialistas. El par do reformista
de Volio tendría par cipación destacada en la década de 1920, mientras que la agitación del proletariado bananero
en 1934 se mostró como un terreno más propicio para el comunismo (pc fundado en 1931).
Estas presiones sociales se dieron en un estado dominado por un liberalismo pragmá co no totalmente ajeno al
reformismo. Giménez nacionalizó y esta zó los seguros en 1924 y fue intervencionista con reformas bancarias en la
gran depresión. En 1942, Calderón Guardia adopta una legislación social que reunía las reivindicaciones del PC, del
sindicalismo y la iglesia católica. Esto ilustra el “gradualismo costarriquence” en una Centroamérica de sorprendentes
contrastes.
- El cambio social
Sin desmen r el marco general, algunos cambios ins tucionales complicaron el tejido social
🡪La profesionalización de los cuerpos militares: quedo limitada a la oficialidad. Los soldados se reclutaban del
campesinado y eran mal pagos. Con suerte aprendían a leer y escribir. A la par surgían cuerpos policiales
profesionales y entrenados para la represión. La Guardia Nacional de El Salvador y Nicaragua son los ejemplos más
famosos. En Honduras y Costa Rica siguió pautas diferentes. En Honduras la profesionalización recién ocurrió en 1950
y en Costa Rica nunca ocurrió. Desde la caída de Tinoco, el ejército entró en descredito para ser finalmente abolido
cons tucionalmente en 1949.
La oficialidad, además de una clara herramienta para la represión social, fue una vía de ascenso social.
🡪La educación tuvo un papel de segundo orden: los planes liberales en términos de educación quedaron en el papel
con la excepción de Costa Rica. La masa rural permaneció iletrada. Las par das presupuestarias eran exiguas
comparadas con las de gastos militares. Las universidades formaban sobre todo abogados, pero, aun así, serian
lugares de ideas an -oligárquicas en el contexto de la rev mexicana y la reforma universitaria de Córdoba en 1918.
🡪Los sindicatos aparecieron con len tud en un ambiente represivo. Las primeras organizaciones fueron de artesanos
urbanos y tomarían más relevancia luego de la WWI en los 5 países, pero sobre todo en El Salvador. Las huelgas y los
conflictos eran comunes en el sector bananero y se sumaban a un contexto de ac vismo sindical fuerte. Esta primera
ola de efervescencia sindical tuvo como consecuencia la creación de PCs ADHERIDOS A LA TERCERA INTERNACIONAL
y una oleada represiva en honduras, Guatemala, el salvador y Nicaragua acabo con la mayoría de estas
organizaciones o las sumió en la clandes nidad.
🡪Par dos polí cos eran agrupaciones en las que predominaba el personalismo y presentaban una escasa plataforma
ideológica. “Liberales” y “conservadores” en Honduras y Nicaragua, mientras en el salvador y Guatemala los par dos
eran una farsa atada al fraude electoral. Ni en Costa Rica hubo hasta 1940 par dos ac vos con base ideológica
definida. La polí ca también era canal de ascenso social modesto por el favori smo, robo o despojo de enemigos
polí cos bajo los gobiernos de los dictadores (ubico, Somoza, estrada cabrera, carías).
Guatemala: la fuerte polarización de clases se vio compensada por la ausencia rela va de expropiación de
comunidades indígenas. De cualquier manera, estas comunidades fueron u lizadas como trabajadores forzados, a la
vez que se fundaba una cultura de prejuicio e inferioridad racial. El resultado fue una sociedad culturalmente
dividida.
El Salvador: tuvo desde el inicio una mayor polarización de clases y con menores mediaciones. Estas razones deben
buscarse en la expropiación completa de las comunidades indígenas y ladinas, y en un proceso de aculturación más
avanzado desde la época colonial. La represión de la rebelión de 1932 terminó de unificar al campesinado
salvadoreño. Los observadores de EEUU iden ficaban las condiciones para el súbito surgimiento del comunismo allí,
producto de la enorme explotación laboral y la consideración de los trabajadores como animales de granja.
Honduras: desarrollo un proletariado pico (población asalariada ocupada de forma más o menos con nua) en las
zonas mineras y bananeras. La lucha sindical fue temprana en ambos sectores y floreció en los 20’. Fue aplastada en
la dictadura de Carías, pero sería la base del desarrollo más avanzado para Centroamérica hacia 1950. Esta fuerte
organización sindical en las plantaciones llegaba a penas el 10% de la fuerza de trabajo, la mayor parte era
campesinado aislado y atrasado.
Nicaragua: también un campesinado fragmentado, la ganadería compe a con el café, y un poco de minería.
Imperaba el paternalismo.
Costa rica: es un enigma en los términos de entender cuáles son las bases sociales de una constante democracia
representa va y de un temprano y exitoso reformismo. El cul vo de café combinó la pequeña y la mediana
propiedad con algunas haciendas grandes donde se daba el procesamiento y la comercialización. La baja mano de
obra disponible impidió la concentración completa y un rápido proceso de proletarización. El reformismo temprano
sería posible gracias a una clase dominante rela vamente débil económicamente que la guatemalteca o salvadoreña
y una sociedad menos polarizada. Los sectores medios alrededor del cul vo de exportación cons tución la base
social que permi ó la democracia representa va y la par cipación polí ca.
Intereses estratégicos, par cularmente la defensa del canal de Panamá, fueron la mo vación de la polí ca
norteamericana hacia Centroamérica y el Caribe. Creció la obsesión por la zona de los EEUU en el siglo XX,
acompañado por el incremento del país en las responsabilidades a nivel mundial. Se ex enden las ar mañas
ideológicas para jus ficar la intervención hasta Kennedy, Carter y Reagan.
Theodore Roosevelt con su “Corolario Roosevelt (1904)” de la Doctrina Monroe, apelaba a la “misión civilizatoria” de
los EEUU en occidente, cuando se presentasen gobiernos maleducados. La doctrina Monroe (1823) se resume en
“América para los americanos” y daba a los EEUU el papel de policía internacional. Woodrow Wilson (1913-1921) le
daría un tono más moralista, pero no menos presente la polí ca civilizatoria. Franklin D Roosevelt (1933-1945)
tampoco fue ajeno a esta iden ficación de la tarea de los EEUU. “Se trataba de conseguir por las buenas que los
demás países pudieran compar r las maravillas del ‘logro americano’, de extender generosamente a los demás las
virtudes del propio progreso”.
Los EEUU no aplicaron nunca nuevas polí cas en américa la na y el caribe, sino que, con el cambio de los intereses
económicos y polí cos, aplicaron “nuevos es los” de una misma polí ca. El desprecio, la creencia de superioridad y
conmiseración, cons tuían un núcleo ideológico que impedía apartarse de esas polí cas.
La inauguración del canal de panamá en 1914, consagro polí ca y económicamente a los EEUU en el área. EEUU
coordinaba con Inglaterra la marginación de Alemania en américa, mientras Inglaterra perdía peso frente a los EEUU.
🡪1907: EEUU y México crean la Corte de Jus cia Centroamericana, y se propuso no reconocer en Centroamérica a
los gobiernos que lleguen al poder de forma no cons tucional, como polí ca para poner fin a las frecuentes luchas
entre los estados de Centroamérica. Se es puló la neutralidad de Honduras por ser el país más débil de la región y se
prohibió la acción de grupos revolucionarios. Esta polí ca era producto del acuerdo entre Roosevelt y Porfirio Diaz,
pero estaba condenada al fracaso por utópica, ya que pretendía consagrar el statu quo en una región turbulenta. La
caída de Zelaya en 1909 demostró que ni los EEUU ni los países centroamericanos podían hacer cumplir esta paz por
vía de un tratado.
El presidente Ta (1909-1913) apoyaría con diplomacia e intervención militar el curso de las inversiones
norteamericanas. Se configuró así la “diplomacia del dólar” como complemento eficaz del gran garrote a causa de la
expansión de los capitales de los EEUU en áreas produc vas de la región (bananeras, minas, ferrocarriles). Los EEUU
pasarían a ser los principales tenedores de deuda centroamericana. Desde ese momento, el control de aduanas y la
intervención militar en defensa de las propiedades norteamericanas pasarían a ser la regla.
El pacto Bryan-Chamorro garan zó la seguridad del canal, y los privilegios de las compañías norteamericanas.
El cambio fue muy drás co con la polí ca del “buen vecino” de Franklin D. Roosevelt. Se puso fin a los protectorados
y la abrogación de los derechos de intervención en Cuba y panamá pareció inaugurar un “nuevo trato”. Pero este
cese de intervención coincidió con el paquete de dictadores Somoza, Ubico, Hernández Mar nez y Carías que, como
Trujillo y Ba sta, fueron mejores garantes de la pax americana que los marines estadounidenses.
La crisis del treinta y la WWII impusieron una mayor cooperación en lo económico. Tratados bilaterales de comercio,
acceso privilegiado al mercado yankee y una mayor cooperación con el gobierno de EEUU se hicieron presentes. El
acuerdo cafetalero de 1940 del que par ciparon todos los productores la noamericanos fue el mejor ejemplo. Las
cuotas garan zaban las exportaciones centroamericanas en un momento en que se cerraba Europa.
No intervención, no interferencia y reciprocidad estuvieron presentes en las relaciones desde la década del 30 a la
segunda guerra mundial. Cuando algunos países afectaron la relación con su nacionalismo (que afectaba los intereses
económicos norteamericanos), la reacción fue moderada (Diplomá ca)
Pero el “buen vecino” reposaba en que los gobiernos y ejércitos la noamericanos cooperen. La primera experiencia,
la WWII fue exitosa. La segunda, la Guerra Fría, inauguro los problemas: Guatemala (1954) y República Dominicana
(1965) son solo 2 ejemplos que resucitarían el gran garrote.
Rouquie decide dejar de lado las dictaduras “patrimoniales o sultánicas” de Centroamérica en tanto su naturaleza
militar le resulta al autor discu ble, ya que excedían su origen militar y se parecían más bien a un caudillismo
tradicional que al militarismo moderno.
Dis nciones: entre militarismo reiterado y autoritarismos de ruptura; entre regímenes militares con proyectos
conservadores en lo socioeconómico y otros reformistas o progresistas.
Tres modelos:
En este modelo de militarismo la excepción en términos cons tucionales se ha conver do en regla, por lo cual las
tutelas permanentes de los militares han sido una prác ca permanente de la vida polí ca de estos países. Para
Rouquie este es el modelo de muchos de los países la noamericanos y marca la pauta que el militarismo
la noamericano contemporáneo se basa más bien en una hegemonía militar duradera, es decir, en el dominio
estable de los militares.
El factor militar se ha conver do en un socio polí co casi legí mo, cons tuyendo verdaderas fuerzas polí cas. No era
necesario que se encarne en un par do que legi mase sus ambiciones corpora vas, ni que tampoco ejercieran el
poder directamente (Brasil antes de 1964 y la recurrente devolución del gobierno a los civiles por parte de la FFAA
argen nas).
🡪Argen na: entre 1930 y 1983, 15 de sus 23 presidentes eran militares y solamente dos presidentes terminaron su
mandato (y ambos eran militares): Justo y Perón. Rouquie rescata que estas personalidades no hubieran llegado a
estos puestos de no haber sido por su oportuna par cipación en algún golpe de Estado (Justo en el del 30 y Perón en
el del 43). La estabilidad de los gobiernos legales argen nos estaba dada por el apoyo que le otorgaran o no los
militares, lo que producía una crónica fragilidad del poder civil. Se proscribieron en 2 ocasiones a los par dos
mayoritarios y los gobiernos de esos interludios eran o directamente militares o civiles bajo una vigilancia rigurosa de
las FFAA (tanto los civiles “golpeaban” las puertas de los cuarteles como los militares buscaban aliados civiles).
Además, las intervenciones militares estaban legi madas por amplios sectores de la opinión pública y, lejos de
despertar un univoco repudio, cada vez que se daba un levantamiento militar, este recibía el apoyo de los que se
oponían a los que estaban en el poder. De cualquier manera, las FFAA (a pesar de sus tendencias conservadoras y
an comunistas) no eran presentadas como par darias de un sector ideológico o central concreto, lo que llevaba a
que todas las fuerzas polí cas aspiraban a aliarse con los sectores militares. “Se percibía a los militares como socios
di ciles, imprevisibles grandes electores en un complejo juego de astucia en el cual nada podía hacerse contra ellos
ni sin ellos”.
🡪Brasil: luego del golpe de 1964 las FFAA tuvieron el poder durante 21 años, lo que nunca se había producido,
tomando medidas tradicionales en lo económico y en lo polí co, las cuales contradecían la idea de una “ruptura
total” con el pasado. Las intervenciones militares de Brasil desde los 30 muestran tanto avances contra la democracia
pluralista como momentos en los que las FFAA fueron garantes del orden cons tucional. Solo algunas de las
intervenciones pueden considerarse igual de favorables a proyectos de desarrollo an nacionalistas y liberales como
el de 1964.
El rol de las FFAA antes del 64, entonces, se pensaba como un poder moderados, aunque esa idea presupondría que
los militares tenían una coherencia polí ca y una unidad en puntos de vista de la que carecían por completo. Entre
1930 y 1964 las FFAA estaban divididas en 2 tendencias principales cuyos enfrentamientos interrumpían la vida
polí ca: estaban los favorables a una polí ca populista y nacionalista cercana a la de Vargas y, por el otro lado,
quienes se encontraban más cerca de posturas liberal-conservadoras. En este sen do, estas disputas marcaban la
pauta de las dinámicas de poder gubernamental, lo que significaba que cada gobierno debía neutralizar a sus
adversarios en las FFAA para así tener libertad de acción.
La relación entre par dos polí cos y militares también era muy marcada y fluida. Por ejemplo, para las elecciones de
1945 los candidatos de ambos par dos, la UDN y el PSD eran generales: Gomes y Dutra respec vamente. Y, de
acuerdo a la lógica pretoriana, cada grupo se disputaba la venia de los militares como incremento de su propio poder,
a la vez que tampoco se reducía el ardor militarista de los bandos perdedores (que confiaban en una intervención
militar en su favor).
¿Por qué en 1964 los militares no se limitaron a efectuar una intervención correc va? Fueron factores complejos en
el clima de la Guerra Fria. Se veía una crisis del Estado populista (agotamiento de su proyecto de desarrollo nacional y
cambio en la pauta de relación de los gobiernos con los trabajadores luego de Vargas) que se convir ó en una crisis
del Estado en general. En esos términos, la revolución de 1964 fue un “golpe para el Estado” con el obje vo de
construir una organización estatal reforzada. Dentro del ejército, las corrientes nacionalistas habían perdido terreno
contra las “democrá cas” (cercanas a EEUU, liberales, an getulistas y par darios de la libre empresa, y par cipes de
la definición de la doctrina de seguridad nacional en Brasil con la idea de que el Ejercito debía definir los obje vos
nacionales permanentes y jus ficaba su intervención polí ca). Branco no pretendía instaurar una verdadera
dictadura militar ya que su grupo de liberales buscaba purificar el sistema democrá co, no abolirlo, proscribiendo a
los adversarios de izquierda y populistas. Ahora bien, la idea de un proyecto moderado para una democracia
supervisada no tendría éxito por las presiones internas de los grupos tradicionales y conservadores, y por las polí cas
económicas impopulares que se habían tomado, las que provocaron gran descontento popular; por eso en 1968 se
consagró una ley que daba al presidente poderes dictatoriales y el sistema avanzaría hacia el autoritarismo, aunque
con una fachada parlamentaria.
En las repúblicas pretorianas, cuando las FFAA llegaban al poder tendían a invadir el Estado y a transferir a
ins tuciones militares prerroga vas y atributos de los demás poderes. (Argen na: militarización de la autoridad
patente. Diferencia entre Onganía -general presidente y ejecu vo monárquico en el que las FFAA no estuvieron
estrictamente en el poder y solo tuvieron un número limitado de funciones- y el golpe de 1976 -subordinación del
presidente a la Junta debido a las necesidades organiza vas que producía la “guerra sucia”, internalizando también
los conflictos militares-).
Autoritarismo entraña una expansión de la burocracia polí ca en tanto la inclinación de los “tecnócratas
uniformados” era la de aumentar la planificación gubernamental y el rol del Estado en la economía. Se da entonces
una colonización del aparato del Estado por parte de los militares.
Estos países presentaban, hasta 1973, una larga tradición de estabilidad democrá ca y una sumisión militar a la
autoridad civil. De cualquier manera, dicho año sufrieron violentas y duraderas interrupciones del orden democrá co
mediante intervenciones militares.
Desarrollo explica vo del ascenso de Pinochet al poder. Frei (formación de una ideología an democrá ca en la
derecha chilena)🡪 Allende (problema de la democracia burguesa y cambio ideológico de las FFAA con la DSN) 🡪
Pinochet (golpe violento e inesperado con intenciones de con nuación en el empo y represión para que futuros
acuerdos polí cos como los de Frei o Allende no pudieran formarse. Reestructuración capitalista, priva zación de las
demandas sociales y destrucción del proletariado).
Uruguay: 1973 🡪 Bordaberry presidente (derecha). El sen do del golpe se da por la bancarrota de un determinado
modo de desarrollo nacional, un estado de bienestar financiado con las estructuras agroexportadoras de baja
produc vidad. Cuando descienden la demanda y los precios internacionales se hicieron notar las limitaciones del
modelo, creció la pauperización del país y las clases dominantes expresaron su oposición a las medidas
redistribu vas del gobierno predicando austeridad y reducción del gasto público. 1967 🡪 presidencia de Pacheco
Areco (derecha del Par do Colorado), ajuste y estado de si o. Aparición de los tupamaros. Degeneración del clima
polí co y del régimen en sí mismo 🡪 Elecciones de 1971: gana Bordaberry, pero el frente unido de izquierda saca el
30% de los votos. Endurecimiento del sen r conservador. Después de la victoria electoral los tupamaros se volcaron a
la violencia y la lucha armada, lo que llevó a que se amplíen aún mas las autoridades militares, quienes decidieron no
adaptarse a los más mínimos requerimientos democrá cos y fueron avanzando en una escalada autoritaria hasta que
en 1973 las FFAA disolvieron el Congreso y crearon un consejo de Estado. De cualquier manera, hasta 1976
Bordaberry fue presidente, pero ese año, electoral, lo des tuyen en nombre de la democracia, manteniendo igual
una fachada civil. Económicamente su proyecto era similar al ultraliberal de Pinochet, secundado por la doctrina
económica de los Chicago Boys.
Son golpes militares que se autoproclaman progresistas, con líderes que afirman estar al lado del pueblo. Estas
experiencias militares no pueden pensarse bajo la matriz de las intervenciones del imperialismo, aunque tampoco
puede atribuirse a un “nacionalismo revolucionario” de los militares en cada lugar específico (Perú, por ejemplo). Se
en enden como experimentos progresistas que han terminado bruscamente o que devinieron en oscilaciones
pendulares y giros contrarrevolucionarios.
🡪Perú (Velasco Alvarado): golpe contra un débil gobierno reformista para llevar a cabo sus tareas modernización de
la sociedad peruana y de reducción de la dependencia exterior. Ley de Reforma Agraria para responder al
descontento rural que había devenido en guerrilla y a la insuficiencia en la producción nacional de alimentos. Se
buscaba romper con los cimientos oligárquicos agrarios. También consolidaron la preponderancia del sector público
en algunas áreas de la economía (nacionalización del comercio de minerales, ley de reforma bancaria y concertación
capital-trabajo). “La doctrina de seguridad integra (an tesis de la doctrina de seguridad nacional), que asignaba un
lugar de honor entre los obje vos militares a la luca contra el subdesarrollo y la pobreza, era fruto de una coyuntura
nacional e internacional especifica. Los oficiales reformistas que se hicieron con el poder en 1968, aprovechando el
punto muerto de la polí ca, eran una minoría y el grueso de las FFAA los siguieron a regañadientes y solo por unos
años”.
🡪Bolivia: Ovando hace un golpe en 1969 a par r de la muerte de Ortuño y no sigue sus polí cas an comunistas,
sino que se basa en el nacionalismo y la liberación económica. Las FFAA aceptaron esta polí ca de seducción de la
sociedad civil por su alto grado de deslegi mación. De cualquier manera, Ovando no pudo cumplir con sus obje vos
reformistas y solo tuvo victorias esporádicas como el restablecimiento de los derechos de los sindicatos. 1970🡪
golpe y contragolpe de Torres con apoyo en los sectores populares. Torres tomaría medida muy deseadas por los
sectores populares, aumentando los salarios de los mineros, por ejemplo. Su pacto suicida fue haber firmado un
pacto con sus aliados para establecer una suerte de poder dual con una asamblea popular que representaba a los
sindicatos y par dos marxista. 1971🡪 golpe de derecha de Banzer Suarez.
🡪Panamá: golpe de 1968 encabezado por el general Torrijos. Sus obje vos se basaban en una ac tud intransigente
hacia EEUU para poder recuperar la soberanía sobre la Zona del Canal de Panamá ocupada por los norteamericanos.
La cues ón del Canal era la clave de la polí ca exterior del gobierno y quizá eso explica la polí ca de movilización y
armonía nacional que procuraba (leyes laborales, salario mínimo, convenios colec vos e indemnizaciones por
despido, reforma agraria moderada afectando la fundios improduc vos y propiedades agrarias extranjeras). A
Torrijos no le importaba la coherencia ni la pureza ideológica (retomó relaciones con Cuba, apoyó a Allende y a la
revolución peruana, se declaró en favor de la lucha sandinista y ayudo económicamente la lucha contra Somoza) y
sus lineamientos respondían a una perspec va an imperialistas. Al mismo empo, Panamá se conver a en un
paraíso fiscal y centro financiero de toda América La na. 1977🡪 pacto con Washington para la devolución del canal
en el año 2000 y la evacuación militar de EEUU.
🡪Ecuador: 1972 golpe militar comandado por Rodríguez Lara, que coincidió con el auge transitorio del petróleo que
se registró en el país, y se autoproclamaba nacionalista, revolucionario, humanista, etc. Buscaba mejorara la
distribución de la renta, la lucha contra el paro y la reforma agraria y fiscal. En el ámbito petrolero se mostraron
altamente efec vos, creando la CEPE para controlar desde el Estado gran parte de la explotación del petróleo. Esto
convir ó a Ecuador en un país ren sta y el reformismo quedó en letra muerta. Lara fu des tuido por los jefes del
estado mayor a consecuencia del malestar que tenían los círculos empresariales para con algunas de sus medidas.
Los experimentos de reformismo militar tuvieron en común un fuerte paternalismo, en el que invitaban al pueblo a
ser espectador de los cambios que los beneficiaban. Ninguno busco formar un par do polí co doctrinario ni con
bases sólidas, sino que la unidad de los gobiernos se mantenía por su afición al poder y la tutela militar. En todos los
ejércitos exis an minorías reformistas y radicales y lo que interesa a Rouquie es entender como ellas llegaron al
poder, neutralizando la inercia contrarrevolucionaria. Desde el punto de vista era un momento propicio por el clima
de distensión en todo el con nente y por el deshielo de las relaciones entre Cuba y EEUU que aceptaron una
coexistencia tacita. Esto generaba una aceptación un poco mayor a la ola nacionalista en AL. “El militarismo radical
no fue ni una curiosidad histórica ni una estrategia reaccionaria, sino un reflejo tanto de una polí ca cuyo origen
estaba en las fuerzas armadas de cada país como de fluctuaciones en la situación interamericana”.