Mecánica para Todos - Yakov Perelman
Mecánica para Todos - Yakov Perelman
Mecánica para Todos - Yakov Perelman
Preámbulo
El presente libro, que casi no rebasa el marco de la física elemental, está destinado
a aquellos lectores que han estudiado la física en la escuela secundaria y, por lo
tanto, consideran que dominan bien sus principios.
Al escribir este libro no me propuse proporcionar al lector nuevos conocimientos,
sino más bien ayudarle a «conocer aquello que ya sabe», es decir, a profundizar y
animar los conocimientos de Física que ya posee y a estimularle a que los aplique
de manera consciente y multifacética.
Este propósito se logra examinando toda una serie abigarrada de rompecabezas,
preguntas complicadas, cuentos, problemas divertidos, paradojas y comparaciones
inesperadas del campo de la Física, relacionadas con fenómenos que observamos
cotidianamente o que se toman de los libros de ciencia ficción más populares.
Este último tipo de materiales es el que más ha utilizado el autor, por considerar
que es el que mejor se presta a los fines de la obra. Entre ellos se mencionan trozos
de novelas y cuentos de Julio Verne, Wells, Mark Twain, etc. Los fantásticos
experimentos que en estas obras se describen, además de ser interesantes, pueden
servir de magníficas y animadas ilustraciones para la enseñanza.
El autor ha procurado, en la medida de lo posible, darle a la exposición una forma
interesante y hacer amena esta asignatura. Para ello ha partido del axioma
psicológico que presupone, que el interés por una asignatura aumenta la atención,
facilita la comprensión y, por consiguiente, hace que su asimilación sea más sólida y
consciente.
Yakov Perelman
Capítulo 1
Las Leyes Fundamentales de la Mecánica
Contenido:
1. El experimento de los dos huevos
2. El viaje en el caballo de madera
3. El sentido común y la mecánica
4. Navegando en un buque
5. El tubo aerodinámico
6. Un tren en plena marcha
7. Copérnico y Ptolomeo
8. ¿Cómo se debe entender la ley de inercia?
9. Acción y reacción
10. El experimento de los dos caballos
11. El experimento de las dos lanchas
12. El enigma del caminante y la locomotora
13. ¿Qué significa vencer la inercia?
14. El vagón del ferrocarril
Esta pregunta fue planteada, hace algunos años, por la revista norteamericana
"Ciencia e Invención". La revista contesta que, según la experiencia, resulta más
frecuentemente roto el huevo que se movió; con otras palabras, el huevo que
asestó el golpe.
"La cáscara del huevo, explicaba la revista, tiene una forma oblicua, por esto la
presión, efectuada por el golpe, sobre el huevo que no se ha movido, llega hacia la
cáscara desde fuera; y como es sabido, la cáscara del huevo, semejante a cualquier
bóveda, resiste bien a la presión desde fuera; existe también el hecho que el
esfuerzo fue realizado con el huevo que se movió. En este caso el huevo que se
encuentra en movimiento empuja, en el momento del golpe, desde el interior. La
bóveda resiste menos frente a tal presión que a la que viene del exterior y por eso
se rompe”.
Cuando este problema fue expuesto y propagado en las revistas de Leningrado, la
contestación fue extremadamente variada”.
Algunas de las soluciones afirmaban que la rotura se debía efectuar inevitablemente
en el huevo que asestó el golpe y otras decían que este huevo tenía que ser el que
queda intacto. Las pruebas parecían unánimemente verosímiles y no podían en
nada cambiar ambas afirmaciones ¡que son fundamentalmente falsas!
Fijar una norma, de la cual se pueda deducir cuál de los dos huevos se rompe, es en
general imposible, porque entre el huevo golpeado y el que asesta el golpe, no
existe ninguna diferencia. No es posible alegar que el huevo que asesta el golpe se
mueve y el golpeado está quieto. Quieto, ¿en relación a qué? Si es en relación al
globo terrestre, entonces es bien sabido, que incluso nuestro propio planeta se
desplaza entre las estrellas, efectuando decenas de diversos movimientos; todos
estos movimientos afectan tanto al huevo "golpeado", como al que "asesta el
golpe", y nadie puede decir cuál de ellos se mueve más rápidamente entre las
estrellas. Para pronosticar el destino del huevo por medio del testimonio del
movimiento y del reposo, hacía falta remover toda la astronomía y definir el
movimiento de cada uno de los dos huevos que asestan golpes en relación con los
astros que no se mueven.
1
Miguel de Cervantes Saavedra, novelista, poeta y dramaturgo español. Nació el 29 de septiembre de 1547 en
Alcalá de Henares y murió el 22 de abril de 1616 en Madrid
4. Navegando en un buque
Es posible imaginarse tales circunstancias, en las cuales quizás se hace difícil aplicar
prácticamente el principio de la relatividad. Imagínese por ejemplo, que en el
puente de un barco, que se mueve, hay dos tiradores con sus armas, que están
orientados en dirección opuesta. Si están completamente opuestos uno al otro ¿no
parece justo que el tirador que se encuentre con la espalda hacia la popa del buque
se queje que la bala tirada por él es más lenta que la bala de su contrario?
Naturalmente, en relación con las aguas del mar, la bala tirada por el tirador
opuesto al movimiento del buque, es más lenta que la bala tirada en estado de
reposo, y la bala del tirador que se encuentra en la proa del buque parece volar aún
con una mayor rapidez. Pero esto no perturba las circunstancias de la marcha: la
bala orientada hacia la popa vuela hacia un blanco que se mueve en su encuentro, y
así en caso de un movimiento igual del puente la insuficiencia de velocidad de la
bala es anulada por el rápido encuentro del blanco; la bala que es tirada en
dirección hacia la proa alcanza a su blanco más tarde, porque éste se aleja de su
bala con una velocidad completamente contraria a la velocidad de la bala.
5. El tubo aerodinámico
En la práctica es bastante corriente el confundir el movimiento con el reposo y éste
con el movimiento, apoyándose en el principio clásico de la relatividad. Para
comprender como obra sobre el avión o sobre el automóvil la resistencia del aire,
por medio de la cual ellos se mueven, es necesario observar el fenómeno de la
“rotación”, el efecto de las corrientes del aire sobre al avión que está en reposo. En
el laboratorio se coloca un gran tubo aerodinámico (véase dibujo 3) dotado con una
corriente de aire y por medio de él se estudia el efecto de la comente sobre el
Figura 3. Corte del tubo aerodinámico del Instituto de Moscú. El aire es impulsado
por la hélice por medio de una reja (f es el motor eléctrico). La acción del aire sobre
el avión es averiguada por medio de los aparatos p, g, m. El peso q equilibra la
presión de las corrientes de aire.
Para el lector es interesante saber, que uno de los mayores tubos aerodinámicos del
mundo, se encuentra en Moscú, en el Instituto Aero-hidrodinámico (abreviación en
ruso ZAGI) Este tubo tiene forma de octógono, su longitud es de 50 m. y su
diámetro en la parte que trabaja es de 6 m. Gracias a tales medidas, en el tubo no
caben solo modelos muy pequeños, sino incluso armaduras de aviones auténticos
con sus hélices y también automóviles auténticos en tamaños naturales. El tubo
aerodinámico mayor fue construido en Francia, su sección elíptica tiene la medida
de 18 por 16 metros.
Figura 4. Forma en que las locomotoras pueden tomar agua en plena marcha.
Arriba, a la izquierda, el tubo Pitôt. Sumergiéndolo en agua corriente, el nivel del
agua en el Pitôt es superior al del agua de donde se toma. Arriba, a la derecha,
adaptación del tubo Pitôt para la subida del agua al ténder de un tren en
movimiento.
El agua entra en el tubo, sube al ténder y acelera la marcha del tren (dibujo 4 parte
superior derecha).
¿A qué altura puede subir el agua por medio de este sistema original? Según la ley
de esta rama de la mecánica, que se llama “mecánica hidráulica” y que se ocupa de
los movimientos de las substancias líquidas, el agua en el “tubo Pitôt” debe subir a
la altura que tengan los cuerpos más altos, dependiendo esto siempre de la rapidez
de la corriente de agua. Para esta altura (H) es decisiva la siguiente fórmula:
v2
H =
2g
v2 100
H = = ≈ 5m
2 × 9,8 2 × 9,8
Es claro que en caso de no perder altura por el rozamiento, ésta sería más que
suficiente para llenar con éxito el ténder.
7. Copérnico y Ptolomeo
En el lector se forma ya sin duda el dilema ¿cómo según los puntos de vista del
principio clásico de la relatividad es posible resolver la disputa entre Copérnico y
Ptolomeo? En este caso se trata de un movimiento no en línea recta y como
consecuencia de esto el problema cae en el terreno del estudio de la doctrina de
Einstein; pero nosotros no lo hemos planteado aquí sin meditación.
¿Quién es el que efectúa la rotación2? ¿La tierra alrededor del Sol o el Sol alrededor
de la Tierra?
Plantear el problema de tal modo es falso. Si se pregunta cuál de los dos
movimientos se efectúa en realidad, entonces se debe afirmar sin duda: que el
cuerpo se puede mover únicamente en relación a otro cuerpo; moverse sin estar
2
En los movimientos realizados en círculo, es necesario diferenciar entre la “rotación” (el círculo alrededor de un
eje, que no traspase a los cuerpos en movimiento) y la circulación (el círculo alrededor de un eje que traspase a los
cuerpos en movimiento). La Tierra efectúa una rotación alrededor del Sol y diariamente hace una circulación
alrededor de su eje.
relacionado es imposible. Por esto al problema planteado hace falta contestar del
siguiente modo: La Tierra y el Sol se mueven uno en relación al otro; observando
este movimiento desde la Tierra, el Sol parece girar alrededor de la Tierra y
observándolo desde el Sol, la Tierra parece girar alrededor del Sol.
Escuchemos a Edison, uno de los más destacados físicos de nuestra época: “La
simplicidad de movimientos de los planetas fue desconocida para el movimiento de
Ptolomeo y claro en el esquema de Copérnico; sin embargo, para los fenómenos
terrenales comunes la situación es al revés: el esquema de Ptolomeo se explica por
su simplicidad natural. El esquema terrenal o sea el de Ptolomeo es el de la
explicación natural de los fenómenos de la Tierra y el esquema solar o sea el de
Copérnico es la explicación de los fenómenos del sistema solar; sin embargo,
nosotros no podemos dar a uno de ellos la preferencia sobre el otro, ni introducir
una complicación superflua”.
Conformémonos con aceptar esta concepción, si se recuerda que ninguno de los
astrónomos, sin excluir al propio Copérnico, pudo desistir de la dicción de Ptolomeo:
“El Sol se levanta”. Y ésta nunca fue sustituida por el modo indicado por Copérnico:
“La tierra en su movimiento rotativo coloca a los rayos del Sol en el lugar en el cual
me encuentro yo.” Para la determinación del tiempo y de los días, el concepto de
Ptolomeo es más conveniente que el de Copérnico y nosotros nos hemos quedado
sin duda en este caso en las posiciones de la antigua Grecia. El que tuviese la
intención de describir la salida del Sol en los términos de la teoría de Copérnico, no
ha comprendido las más destacadas convicciones de los partidarios de Copérnico.
Los astrónomos de nuestra época, que pronostican cualquier fenómeno del cielo,
muchas veces ni piensan sobre el movimiento del globo terrestre; para ellos es
favorable hacer sus cálculos de tal modo, como si todo el firmamento girase
alrededor de la Tierra inmóvil3.
3
Uno de los lectores muy atentos podría plantear en relación a esto, la pregunta:
¿Qué aspecto del movimiento recibiría el observador, que mirase hacia nuestro sistema planetario desde fuera,
desde cualquier alejada estrella? ¿Giraría, según este observador, la Tierra alrededor del Sol o el Sol alrededor de la
Tierra?
Para poder contestar a esta pregunta es necesario ante todo recordar que no puede haber ningún punto observador
que no se mueva en absoluto. Las estrellas desde donde miró el observador, están en movimiento en relación a
cualquier otro cuerpo. Si el observador está inmóvil en relación a la Tierra, él verá que el Sol gira alrededor de la
Tierra. Si está inmóvil en relación a cualquier tercer cuerpo (por ejemplo, otra estrella) entonces le parecerá que se
mueven en una u otra dirección tanto el Sol, como la Tierra.
f=mxa
en la cual
f = fuerza, que actúa sobre los cuerpos;
m = a la masa de los cuerpos y
a = a la aceleración de los cuerpos.
De las tres cantidades, de las cuales se componen esta fórmula, la más difícil de
comprender es la de la masa. Frecuentemente es confundida con el peso, pero en
realidad la masa no tiene nada de común con el peso. La masa de los cuerpos se
puede averiguar, comparando las aceleraciones a las cuales el cuerpo está expuesto
bajo la influencia de una u otra fuerza exterior. Como es posible deducir, por medio
de la fórmula escrita, cuanto mayor es la masa tanto menor es la aceleración que
adquieren los cuerpos bajo la influencia de fuerzas externas.
La ley de la inercia, aunque esto parece contradecir a las concepciones habituales,
es la más comprensible de las tres4.
Y no obstante algunos lo comprenden al revés. Ella es expresada erróneamente
como la calidad de los cuerpos “de conservar sus condiciones, mientras que las
causas exteriores no las alteren”. Tal versión, muy extendida, confunde la ley de
inercia con la ley de la causalidad, que afirma que nada sucede sin causa, (es decir,
que ningún cuerpo cambia sus condiciones sin causa). La auténtica ley de inercia no
se refiere a cualquier condición física de los cuerpos, sino exclusivamente a las
condiciones de reposo y movimiento). Dice: Todos los cuerpos conservan sus
condiciones en estado de reposo o en movimiento recto y uniforme hasta el
momento en que las fuerzas que actúan sobre ellos, los sacan de una tal posición.
Esto significa que cada vez en que el cuerpo:
1. entra en movimiento;
2. cambia su movimiento en línea recta en otro no en línea recta o en general
cuando se mueve por un camino curvo;
3. interrumpe, retarda o acelera su movimiento, debemos sacar la conclusión
que sobre el cuerpo actúan fuerzas exteriores.
4
Esta ley está en contradicción con los conceptos corrientes de aquellos que afirman que el cuerpo, que se mueve a
manera uniforme y en línea recta, no es incitado por ninguna fuerza; habitualmente existe el concepto que una vez
moviéndose oí cuerpo, queda sostenido en estas condiciones de fuerza, y en caso de eliminar esta fuerza el
movimiento se terminará.
9. Acción y reacción
Deseando abrir una puerta, se la atrae, por medio de un picaporte, hacia sí mismo.
Los músculos de la mano, que se han encogido, acercan las puntas de los dedos:
ellos arrastran con la misma fuerza al mismo tiempo la puerta y el tronco de
vuestro cuerpo. En este caso es claramente visible que entre cuerpo y la puerta
obran dos fuerzas, actuando una sobre la puerta y otra sobre vuestro cuerpo. Lo
mismo sucede, bien entendido, en el caso en que la puerta se abre en la misma
dirección opuesta a usted: las fuerzas empujan a la puerta y a vuestro cuerpo.
Figura 5. Las fuerzas P, Q, A, son las que actúan sobre la cuerda de un globo
infantil. ¿Dónde está la fuerza que ofrece resistencia?
sí que, en cualquier otro lugar, hay otra fuerza igual a ésta, pero que actúa hacía el
lado opuesto.
Estas dos fuerzas actúan infaliblemente entre dos puntos que tienen la tendencia a
aproximarse o alejarse mutuamente.
Observe usted simplemente (dibujo 5), las fuerzas P, Q y R, que actúan sobre el
peso de la cuerda en la cual se encuentra suspendido el globo infantil. El tiro F es el
globo, el tiro Q es la cuerda y R, es el peso; tres fuerzas que están aisladas entre sí.
Pero esto es únicamente una abstracción de la realidad; de hecho, para cada una de
las tres fuerzas hay una fuerza equivalente a ella, pero contrapuesta a su dirección.
Por ejemplo, la fuerza contrapuesta a la fuerza P, es la que sostiene el globo en el
aire (en el dibujo 6 la fuerza P1); la fuerza contrapuesta a la fuerza Q es la que obra
sobre la mano (Q1); la fuerza, contrapuesta a la fuerza R es aplicada al centro del
globo de aire (fuerza R1 en el dibujo 6) porque el peso no sólo atrae la Tierra hacia
sí, sino que él mismo es atraído también por la Tierra.
Todavía otra observación esencial. Cuando preguntamos por la calidad de una
cuerda para tirar, a cuyo extremo está atada una fuerza de un kilo, preguntamos en
el fondo por el valor de un sello de correos de 10 cts. La contestación ya está
incluida en la misma pregunta: queremos una cuerda capaz de arrastrar la fuerza
de un kilogramo. Mejor dicho “la cuerda que es capaz de arrastrar dos veces la
fuerza de un kilogramo”, o “la cuerda de la cual tiran por dos lados un kilogramo”,
es decir, en uno u otro sentido. Arrastrar de otro modo 1 kilogramo no es posible,
con la excepción de si lo hicieran dos fuerzas contrapuestas en su dirección. Si se
olvida esto es fácil caer en errores muy graves, de los cuales daremos ahora
algunos ejemplos.
5
Su nombre proviene de un experimento realizado en el año 1654 en la ciudad de Magdeburgo. Para realizar esta
experiencia, Otto von Guericke mandó a construir dos hemisferios huecos de cobre y los ajustó de manera que no
entrara aire y extrajo el del interior a través del conducto del hemisferio inferior, tras lo cual cerró el grifo y ató
cada hemisferio a un arnés tirado por ocho caballos que no consiguieron despegar ambas mitades. Cuando,
mediante una válvula se le insuflo aire nuevamente a la esfera, se la pudo separar en dos mitades sin dificultad.
Figura 8
6
Con esta solución mía no está de acuerdo uno de nuestros físicos conocidos, que expresa en carta, a mí dirigida,
un cálculo, que posiblemente podría surgir también en la mente de otros lectores:
“Para acercar los barcos al embarcadero, escribió él —hace falta que los barqueros tiren de las cuerdas. Pero dos
personas naturalmente, en el mismo tiempo, tiran con más fuerza que una y por lo tanto el barco derecho avanza
más rápido.”
Este argumento simple, que a primera vista parece indiscutible, es de hecho erróneo. Para que el barco alcance una
rapidez duplicada (y de lo contrario el barco no corro doblemente rápido) cada una de las dos personas que tiran de
la cuerda debían tirar con una fuerza duplicada. Y en tales condiciones, hacía falta que tirasen con dos cuerdas y no
con una como el que tira solo. Pero en las condiciones de nuestro experimento está dicho que “las tres personas
tiran con el mismo esfuerzo”. Por más que se esforzasen los dos, nunca podrían tirar más de la cuerda, que el que
está solo, porque la fuerza que tira de la cuerda es la misma.
En la práctica ocurre frecuentemente que tanto las fuerzas activas como las de
reacción se encuentren en diferentes lugares del mismo cuerpo. La tensión muscular
o la presión del vapor en el cilindro de una locomotora son ejemplos de tales
fuerzas, llamadas “fuerzas interiores”.
Típico de estas fuerzas es que son capaces de cambiar la disposición recíproca de
las diversas partes del cuerpo, en la medida en que éste permite la reunión de estas
partes, pero no pueden nunca ejecutar con todas las partes del cuerpo un mismo
movimiento. Con la detonación de la escopeta, los gases de la pólvora que actúan
hacia un lado arrojan la bala hacia delante; al mismo tiempo, la presión de los
gases de la pólvora, en dirección opuesta, arroja la escopeta hacia atrás.
La presión de los gases de la pólvora, como fuerza interior, no es capaz de mover
tanto la bala como la escopeta, hacia adelante.
Pero si las fuerzas interiores no son capaces de desplazar todo el cuerpo ¿cómo se
mueve entonces el caminante? ¿Cómo se mueve la locomotora? Hace falta decir que
al caminante le ayuda el roce del píe sobre la tierra, y a la locomotora el roce de las
ruedas sobre los rieles, lo que no quiere decir que con esto quede resuelto el
problema. El roce es imprescindible para el movimiento del caminante y de la
locomotora; es cierto, que no es posible marchar por terrenos muy resbaladizos y
que si las ruedas de las locomotoras anduviesen sobre rieles resbaladizos,
patinarían y no se moverían de lugar. Pero también es claro que el rozamiento es la
fuerza pasiva, que es incapaz por sí misma de crear cualquier movimiento. Así
resulta que las fuerzas que toman parte en el movimiento del caminante y de la
locomotora no pueden engendrar por sí solos los movimientos. ¿De qué modo se
produce por lo tanto el movimiento?
Este enigma se resuelve muy sencillamente. Dos fuerzas interiores, que actúan al
mismo tiempo, no pueden lograr que el cuerpo se mueva porque la acción de una
fuerza equilibra la acción de la otra fuerza. ¿Pero qué sucede, cuando una tercera
fuerza equilibra o debilita la acción de una de las dos fuerzas interiores? Entonces
nada impediría a la otra fuerza interior mover el cuerpo. El roce es esta tercera
fuerza, que debilita la acción de una de las fuerzas interiores y que da así a la otra
fuerza la posibilidad de mover el cuerpo.
Para mayor claridad indicamos a ambas fuerzas interiores con las letras F1 y F2 y la
fuerza del roce con la letra F3. Si la cantidad y la dirección de la fuerza F3 es tal que
debilita suficientemente a las fuerzas F2 entonces F1 puede poner el cuerpo en
movimiento. En resumen el caminante y la locomotora se mueven porque de las
tres fuerzas que actúan sobre el cuerpo F1, F2 y F3, las F2 y F3 se equilibran por
completo o en parte y entonces la fuerza F1 queda como la que entra en acción. Los
ingenieros, que inventaron el movimiento de la locomotora, prefirieron decir, de
manera no completamente consecuente, las fuerzas F1 y F2 se equilibran, y que la
fuerza que mueve a la locomotora es el roce F3. Sin embargo, en la práctica esto no
tiene importancia, porque para el movimiento de la locomotora es imprescindible la
participación tanto del vapor como del rozamiento.
f x t = m x v,
sobre la cual hablaremos en los siguientes capítulos, pero con la cual los lectores
deben ponerse al corriente por medio de los manuales sobre física. Es claro que en
el caso en que
t=0
Capitulo 2
Fuerza y Movimiento
Contenido:
1. Una tabla indicadora sobre la mecánica
2. La utilización de las armas de fuego
3. Los conocimientos usuales y científicos
4. El bombardeo artillero de la luna
5. El revólver en el fondo del océano
6. Mover al globo terrestre
7. EL falso camino para un invento
8. ¿Dónde está el centro de gravedad del cohete?
mv 2
A = fS =
2
1
1 La fórmula A = f S es justa sólo en el caso en que la dirección de la fuerza coincide con la dirección del camino.
En general es más exacta la fórmula A = f S cos alfa, en la cual la cifra alfa indica el ángulo entre la orientación de
la fuerza y el camino.
También la fórmula A=(mv2)/2 es únicamente exacta en casos en los cuales la velocidad del cuerpo es igual a cero;
cuando la velocidad inicial es igual a V0 y la velocidad final a V, entonces aquel trabajo que se debe gastar para
lograr tal cambio de velocidad se refleja en la fórmula:
A = (mv2)/2 - (mv02)/2
Del mismo modo como con ayuda de la tabla de multiplicar es posible calcular las
divisiones, con nuestra tabla se puede averiguar, por ejemplo, la siguiente relación:
La velocidad v del movimiento uniforme dividida por el tiempo t es igual a la
aceleración a (fórmula a = v/t)
La fuerza f, dividida por la masa m es igual a la aceleración a: a = f/m; y dividida
por la aceleración a es igual a la masa m:
m = f/a
Por lo tanto, para la solución de los problemas, que exige la tarea de calcular
exactamente la velocidad, se elaboran con ayuda de la tabla todas las fórmulas, que
contienen velocidades, ante todo las fórmulas:
aS = v2 /2
v = at
f = ma
t2 = 2S/a
S = at2/2
fS = A (trabajo)
fv = W (potencia)
ft = mv (cantidad de movimiento)
f = ma
No se debe hacer caso omiso del hecho que el peso (P) es también fuerza, por esto
al mismo tiempo con la fórmula f = tu, hay a nuestra disposición también la fórmula
P = mg, donde g es la aceleración de la fuerza de gravedad cerca de la superficie de
la tierra. Exactamente así de la fórmula fS = A se deduce que Ph = A para el peso
del cuerpo P, alzado a la altura h.
Siguiendo el cuadro de la tabla se afirma que la creación de cantidades relacionadas
no tiene ningún sentido en la mecánica.
Una importante observación más, todavía. Las fórmulas de la mecánica son útiles
únicamente en manos de aquellos lectores que saben exactamente qué medidas
deben expresar los resultados de sus cantidades. Sí se calcula un trabajo según la
fórmula A = fS, la fuerza f en kilogramos, y el camino S en centímetros, entonces se
obtendrá la cantidad de trabajo en una cantidad irreal en kilogramo-centímetros,
cantidad que es muy fácil de confundir. Para obtener un resultado conveniente, la
fuerza debe reflejarse en kilogramos y el camino en metros, entonces el trabajo en
kilográmetros. Pero se puede calcular la fuerza en dinas y el camino en centímetros,
entonces el resultado del número de horas de trabajo (la dina es la fuerza igual a
1/980 gramos, es decir aproximadamente un miligramo) aparece en dina-
centímetros.
Igualmente en la ecuación f = ma se da la fuerza en dinas únicamente cuando la
masa es reflejada en gramos y la aceleración en centímetros en un segundo por
segundo.
Para lograr en la elaboración de medidas únicas resultados exactos y una definición
sin faltas, hace falta un aprendizaje mucho mayor que el de un cuarto de hora. El
que no lo ha aprendido todavía, debe, en todos los casos, realizar la medida según
el sistema “centímetro - gramo – segundo” (CGS) pero el resultado logrado puede
ser transformado, en caso necesario, a otras medidas.
Esta práctica es muy minuciosa y esencial y sin su dominio, es posible caer en
graves errores.
presión la bala hacia delante, empujan al mismo tiempo también el arma hacia el
lado opuesto, con el conocido “retroceso”. ¿Con qué rapidez se mueve en este caso
el arma? Recordamos la ley de la equivalencia de la acción y reacción. Según esta
ley, la presión de los gases de la pólvora sobre el arma debe ser equivalente a la
presión de los gases sobre la bala. Según esta misma ley ambas fuerzas obran al
mismo tiempo. Echando una mirada a la tabla, averiguamos que el resultado de la
multiplicación fuerza (f) por tiempo (t), es igual a la “cantidad del movimiento” mv,
es decir el resultado de la multiplicación de la masa m por su velocidad v:
ft = mv
Como ft tanto para la bala como para el arma son los mismos, también el
movimiento producido por ellos deben ser igual. Si m es la masa de la bala y v su
velocidad y M la masa del arma y w su velocidad, entonces de acuerdo con lo hasta
ahora relatado mv = Mw, de donde resulta que
w/v=m/M
Por lo tanto, la velocidad del arma w = 1,9 metros. No es difícil calcular, que el fusil
que asesta el golpe abarca en sí 470 veces menos “fuerzas vivas”
(m v2) / 2
que el que empuje a la bala; esto significa que la energía destructora, el arma que
asesta el golpe es 470 veces menos que la bala que vuela, a pesar de que, ¡lo que
se debe tener bien en cuenta!, la cantidad del movimiento es para ambos cuerpos,
la misma. A un tirador sin experiencia el golpe puede derribado e incluso herirlo.
Para nuestros cañones rápidos de pólvora, que pesan 2,000 kilogramos y que
lanzan municiones de 6 kilogramos a una velocidad de 600 metros por segundo, la
velocidad del golpe es sin embargo la misma como la del fusil, es decir es = 1,9
metros. Pero teniendo en cuenta la masa tan considerable de esta arma, la energía
de este movimiento es 450 veces mayor, que en el caso del fusil, y casi igual a la
energía de la bala de pólvora en el momento de salir. Los viejos cañones ruedan,
debido al golpe, algo hacia atrás. En las armas contemporáneas resbalan sólo los
tubos algo hacia atrás, y el fuste del cañón queda en el mismo lugar sin moverse,
deteniendo el disparo con el final de la trompa. Las armas de los barcos (toda esta
clase de armas) resbalan en el momento del tiro hacia atrás, pero gracias a una
adaptación especial, después del retroceso, vuelven a su antiguo lugar.
El lector habrá observado, sin duda, que en el caso de los cuerpos que nosotros
citamos se trata de movimientos iguales cuantitativos, que sin embargo están lejos
de poseer todas las mismas energías cinéticas. Este hecho, bien entendido, no tiene
nada de sorprendente porque de la ecuación:
mv=Mv
(m v2) / 2 = (M v2) /2
Pero las leyes de la mecánica se ocupan de cuerpos que se mueven libremente. Por
ejemplo: el cuerpo que se mueve bajo condiciones de rozamiento, posee una
velocidad determinada, para lo cual hace falta aplicar fuerzas constantes para lograr
eficacia.
Figura 10
Solución
A esta pregunta frecuentemente se contesta, que, siendo iguales las fuerzas
explosivas en la Tierra y en la Luna y actuando estas fuerzas sobre proyectiles que
se mueven 6 veces más rápidos en la Luna que en la tierra, la velocidad debe ser 6
veces mayor en la Luna que en la Tierra: 900 por 6 igual a 5,400 metros por
segundo. Por lo tanto, según este cálculo, el proyectil vuela en la Luna con una
velocidad de 5,4 kilómetros por segundo.
Semejante contestación, que aparentemente parece justa, es completamente falsa.
Entre las fuerzas, la aceleración y el lugar no existe ninguna ligazón, de la cual
pudiese surgir la idea de una tal comparación. Las fórmulas de la mecánica, que
representan la expresión matemática de la segunda ley de Newton, unen la fuerza y
la aceleración del cuerpo con su masa y no con el lugar, en el cual este encuentro f
= ma. Sin embargo la masa del proyectil no ha disminuido en la Luna, sino ella es
absolutamente la misma como en la Tierra; es decir para la aceleración de un
proyectil semejante, la fuerza de explosión debe ser en la Luna, la misma que en la
Tierra; porque siendo lo mismo la aceleración y el tiempo, también la velocidad
tiene que ser la misma. (Según la fórmula v = at).
Y así, el cañón en la Luna arroja el proyectil con la misma velocidad inicial en la
Luna que en la Tierra. Otra cosa es hasta dónde y a qué altura vuela un proyectil,
que está lanzado con esta fuerza, en la Luna. En este caso, el debilitamiento de la
gravedad tiene una importancia decisiva.
Por ejemplo, la altura del ascenso del proyectil, que es arrojada a la Luna por un
cañón, con una velocidad de 900 metros por segundo, se determina por la fórmula:
v2
aS =
2
fórmula que nosotros encontramos por medio de la tabla indicadora.
Como la aceleración de las fuerzas de gravedad en la Luna es 6 veces menor que la
de la Tierra, es decir a = g/6 la fórmula tiene el siguiente aspecto:
gS v2
=
6 2
6v 2
S =
2g
v2
S =
2g
Esto quiere decir que en la Luna el cañón lanza la bala 6 veces más alta, que en la
Tierra (la resistencia del aire no ha sido tenida en cuenta) a pesar. de que la
velocidad inicial del proyectil en ambos casos es la misma.
Aquí está la descripción del revólver, imprescindible para la solución de esta tarea:
longitud del tubo, 22 cm.; velocidad de la bala en el momento de la salida del tubo,
270 metros por segundo; calibre (diámetro del cañón) igual a 7 mm.; peso de la
bala, 7 gramos.
Pues bien, este revólver ¿puede dispararse en el fondo del mar o no?
v2 = 2aS
27.0002 = 2a x 22
27.000 = 16.500.000 x t
Vemos que en una 600 parte de un segundo, la velocidad de una bala debe crecer
de cero a cerca de 270 metros/segundo. Es claro que en un segundo entero el
aumento de la velocidad debe ser enorme.
Pero volveremos ahora al cálculo de la presión. Conociendo la cantidad de la
aceleración de la bala (una masa de 7 gramos) nos es fácil calcular las fuerzas que
actúan sobre ella, tomando la fórmula f = ma.
Y así la bala, en el momento del tiro, alcanza una presión de 300 atmósferas contra
una presión del agua del océano que pesa miles de atmósferas. De tal modo es
completamente comprensible que la bala no se mueve de su lugar. La pólvora se
enciende pero la bala no sale disparada. La bala del revólver que en el aire (a 35
pasos de distancia) traspasa una tabla de 4-5 pulgadas fácilmente, en este caso se
demuestra “impotente” frente al agua.
f = ma
y
a = f/m
Esta última concepción nos dice que la aceleración puede ser igual a cero
Únicamente en el caso en que la fuerza f es igual a cero. Por esto hace falta
cualquier fuerza para poder poner en movimiento a cualquier cuerpo libre.
Debido a las condiciones que nos rodean, nosotros no observamos siempre con
claridad estas leyes. La causa es el rozamiento que en general se opone al
movimiento. Con otras palabras, la causa es que ante nosotros, muy a menudo, un
cuerpo aparece como si fuese libre, pero el movimiento de casi todos los cuerpos,
observados por nosotros, no es libre. Para poder poner en movimiento a un cuerpo
en condiciones de rozamiento hace falta aplicar mayores esfuerzos que los que
representan este rozamiento. Un armario de roble que se encuentra encima de un
piso de roble seco, se mueve únicamente en el caso de una presión de nuestros
manos si nosotros aplicamos una fuerza no menor a una tercera parte del peso del
armario, porque la fuerza del rozamiento, roble sobre roble (enteramente seco)
representa un 34% del peso del cuerpo. Pero si no existiese ningún roce, entonces
incluso un niño sería capaz de mover un armario pesado, por medio de un toque
con el dedo.
En la naturaleza, entre los pocos cuerpos que son auténticamente libres, es decir
que se mueven, no estando expuestos ni al roce ni a la reacción del medio, cuentan
los cuerpos celestes: el Sol, la Luna, los planetas y entre ellos también nuestra
Tierra. ¿Quiere decir esto que el hombre puede mover de su lugar al globo terrestre
con la fuerza de sus músculos? Sin duda que si empuja el globo terrestre ¡usted es
capaz de ponerle en movimiento!
Pero queda todavía en pie el problema ¿cuál será la velocidad de este movimiento?
Sabemos que la aceleración que adquiere el cuerpo, bajo la acción de fuerzas
determinadas, es tanto menos, cuanto mayor es la masa del cuerpo. Si en el caso
de una pelota de madera de croquet, nosotros podremos lograr, por la fuerza de
nuestras manos, una aceleración de algunas decenas de metros por segundo,
entonces el globo terrestre, una masa que es inmensamente mayor, recibe de una
tal fuerza una aceleración inmensamente menor. Nosotros decimos “inmensamente
menor”, claro que no lo debemos comprender en sentido literario. Es posible medir
la masa del globo mundial y por consiguiente es también posible calcular su
aceleración en condiciones determinadas.
f 10 7 1
a= = =
m 6 x10 27
6 x20 20 centímetros por segundo2
at 2
S =
2
En el caso dado:
S =
1
x
(32x10 )4 2
=
1
6 x10 20 2 12 x10 5 centímetros
5x10 3
centímetro s = 0.04 milímetros
12 x10 5
2
Por lo tanto hace falta tener en cuenta, que nuestros esfuerzos no están relacionados enteramente con el
movimiento de la Tierra; una parte de las fuerzas es dedicada al cambio de su forma.
Existen también otras importantes tesis, cuyo menosprecio muchas veces lleva a los
inventores a la confusión y les impide desarrollar sus fuerzas de un modo completo.
Esta es la ley del movimiento del centro de gravedad.
Estudiando las proporciones elaboradas de los proyectos para los nuevos aparatos
de la aviación, muchas veces me he tenido que convencer de que esta ley es muy
poco conocida para círculos muy amplios.
La mencionada ley afirma que el movimiento del centro de gravedad de los cuerpos
(o de un sistema de cuerpos) no debe ser confundido con las fuerzas interiores que
actúan sobre él. Si la bomba de aviación hace explosión, sus cascos, mientras que
no llegan hasta la tierra, conservan su centro general de gravedad de toda la
bomba. Es muy frecuente que en casos en los cuales el centro de gravedad del
cuerpo fue primitivamente en posición de reposo (en los casos en los cuales el
cuerpo estuvo inmóvil) es imposible que cualquier fuerza interna sea capaz de
cambiar el centro de gravedad.
Qué grado puede alcanzar el error, producido por la falta de atención de estas leyes
por parte del inventor, se puede observar del siguiente ejemplo muy instructivo, del
ejemplo de un proyecto para una máquina de aviación de un tipo completamente
nuevo y original.
Imaginemos, dice el inventor, un tubo cerrado (dibujo 12), que está compuesto de
dos partes: una parte recta horizontal A B y otra arqueada A C B encima de la
primera. En el interior del tubo hay una sustancia líquida, que ininterrumpidamente
corre en una dirección (la corriente se sostiene por medio de un tornillo giratorio
que está situado dentro del tubo). La corriente del líquido en la parte arqueada ABC
del tubo es acompañada por la presión centrífuga sobre la pared. Recibiendo algún
refuerzo P (dibujo 13), que es orientado hacia arriba, refuerzo al cual no se opone
ninguna otra fuerza más, y así el movimiento del líquido en el camino recto A B no
está acompañado por presiones centrífugas. El inventor saca de allí su conclusión,
que en caso de una velocidad suficiente de la corriente, la fuerza P, debe arrastrar
todo el aparato hacia arriba.
¿Es exacto este pensamiento del inventor? Incluso sin estar al tanto de los
pormenores de la mecánica, es posible afirmar anticipadamente que el aparato no
se mueve de su lugar. En realidad, como aquí, las fuerzas que actúan son fuerzas
interiores, ellas no pueden desplazar el centro de gravedad de todo el sistema (es
decir al tubo, junto con el agua que le llena y al mecanismo que produce la
corriente). La máquina, por lo tanto, no puede lograr un movimiento ascendente
general. En el cálculo del inventor existen errores debidos a un descuido esencial.
No es difícil demostrar en qué consiste este error. El autor del proyecto no ha tenido
en cuenta que la presión centrífuga .surge no sólo en la parte oblicua, A, B, C, del
camino líquido, sino también entre los puntos A B de las vueltas de la corriente
(dibujo 14). Aunque el camino oblicuo allí no es largo, y la vuelta es muy curvada
(el radio de la curva es muy pequeño). Pero es sabido que cuanto más violenta es la
vuelta (cuando menor es la curva), tanto más fuerte es el efecto centrífugo. Como
consecuencia de esto, sobre las vueltas deben actuar dos fuerzas más Q y R, que
están orientadas hacia afuera, estas fuerzas actúan equivalentemente con dirección
hacia abajo y son iguales a la fuerza P a la cual anulan. El inventor no ha observado
estas fuerzas. Pero incluso no asociándolas, debía comprender el fracaso de su
proyecto, si conociera la ley del movimiento del centro de gravedad.
Hace cuatro siglos, el gran Leonardo da Vinci, escribió justamente que las leyes de
la mecánica "deben retener las riendas de los ingenieros e inventores para que ellos
no prometan a sí mismos y a los demás realizar cosas imposibles de lograr".
¿Qué se puede objetar contra este cambio? Que él está basado en una
equivocación. Porque si hay gases que se escapan del cohete, al despedirse éste de
la superficie de Tierra, entonces es claro que el cohete en su totalidad no traslada
consigo a la Luna su centro de gravedad. A la Luna vuela únicamente una parte del
cohete: la parte que queda atrás, los productos inflamables, se mueven en dirección
opuesta, por esto el centro de gravedad de todo el sistema está allí donde ha estado
antes del arranque del cohete.
Ahora dediquemos nuestra atención a las circunstancias que los gases expedidos se
mueven no sin obstáculos, sino que ellos se golpean sobre la tierra. Este mismo
sistema del cohete se puede aplicar sobre el globo terrestre y a la conservación del
enorme sistema del cohete-Tierra. Debido al golpe de las corrientes de los gases
sobre la Tierra (o sobre su atmósfera) a veces nuestro planeta se desplaza y su
centro de gravedad cae hacia el lado opuesto del movimiento. Pero la masa del
globo terrestre es tan grande, en comparación con la masa del cohete, que el más
insignificante, incluso el prácticamente imperceptible de sus cambios es bastante
para restablecer el equilibrio de aquella aligación del centro de gravedad del sistema
del cohete-Tierra, que es la condición previa para el alejamiento del cohete hacia la
Luna. El desplazamiento del cohete hacia la Luna es tanto más rápido, cuanto
mayor es la masa de la Tierra en comparación con la masa del cohete (es decir
centenares de miles de veces).
Nosotros vemos así que incluso en una cuestión que parece extraordinaria, la ley
del centro de gravedad conserva siempre su completo valor.
Capítulo 3
La Gravedad
Contenido:
1. El Ejemplo de la plomada y el péndulo
2. El péndulo en el agua
3. Sobre un plano inclinado
4. ¿Cuándo una línea horizontal no es horizontal?
5. La montaña magnética
6. Ríos que corren monte arriba
7. El experimento con la pértiga de hierro
Figura 16. El vacío A y el macizo B son, según Klossovsky, los que desvían las
plomadas.
l
t = 2π
g
Cuando para el cálculo del grosor de la Tierra se utiliza un péndulo "de segundos",
es decir, un péndulo que hace una oscilación (hacia un lado) por segundo, la
fórmula debe ser:
l
π =l
g
g
l =
π2
exactitud los segundos. Por tal procedimiento, se logra medir un cambio de las
fuerzas de gravedad en un 0,0001 de su cantidad.
No voy a describir la técnica de la aplicación de un uso semejante con la plomada y
el péndulo (es demasiado complicada, más de lo que uno se puede imaginar).
Quiero indicar sólo algunos de los más interesantes resultados.
Parece que cerca de las costas del océano, la plomada debe desviarse siempre hacia
los macizos montañosos. La experiencia no confirma esta idea. El péndulo incluso
comprueba que en el océano y sus islas, la dirección de las fuerzas de gravedad es
más fuerte que cerca de las costas, pero al lado de las costas es mayor que lejos de
ellas, en el interior del continente.
¿Qué indica esto? Indica sin duda, que el espesor de la Tierra en los continentes
está compuesto de material más ligero que en el fondo de los océanos. De tales
hechos físicos, la geología saca valerosas indicaciones para los juicios sobre las
capas de las cuales se compone la corteza de nuestro planeta.
Un servicio de gran valor prestó este medio potente a la investigación para aclarar
las causas de la llamada “anomalía magnética de Kursk”. Dedicamos algunas líneas
al resumen que hizo sobre ella uno de sus investigadores1.
“Con completa precisión se puede afirmar la existencia de masas atrayentes
importantes bajo la superficie de la tierra, porque el límite de estas masas hacia el
lado occidental... se puede establecer con completa exactitud. Junto con esto se
puede suponer también hasta donde se extienden estas masas principalmente en
dirección oriental; porque la pendiente oriental es más moderada que la occidental”.
Es sabida la gran importancia industrial que han tenido aquellos yacimientos de
hierro, que fueron descubiertos en la región de las anomalías de Kursk. Las reservas
de las minas de hierro cuentan aquí por decenas de miles de toneladas que forman
casi la mitad de todas las reservas mundiales. Fueron hallados también algunos
resultados de las anomalías fuera de cualquier norma de la fuerza de gravedad en
los declives orientales de los Urales, (según investigaciones, en 1930, por los
astrónomos de Leningrado).
“Cerca de Salatusta tenemos un mayor máximo de la fuerza de gravedad, que
corresponde al ascenso del macizo cristalino de las cordilleras de los Urales”.
“Un segundo máximo que existe en el este de Kosirev, caracteriza la aproximación
de cordilleras antiguas, hoy sumergidas, a la superficie de la tierra”.
“Un tercer máximo, al este de Mischkino, da una nueva indicación sobre la
aproximación de capas antiguas hacia la superficie de la tierra”.
Y al final, un cuarto máximo, al oeste de Petropavlovsk, fue causado por la
aproximación de capas más pesadas”. (P. V. Numerov).
1
La investigación en la región de Kursk sobre la anomalía no fue hecha con la plomada sino con una balanza
especialmente construida (el llamado “variómetro”). La hebra del aparato se encuentra bajo el efecto de la
atracción de las masas subterráneas; ¡la exactitud con la cual este extraordinario aparato verifica sus medidas es
igual a la billonésima parte de un gramo (10-12)!
La atracción de grandes montañas las “siente” este variómetro a una distancia de 300 kilómetros. He aquí una
breve descripción del aparato (de un artículo del profesor P. M. Nikiforov, sobre la anomalía de Kursk):
“La parte principal del aparato consiste en una balanza rígida que está descrita esquemáticamente en la figura 17.
El balancín M1 E de un tubo delgado de aluminio, tiene aproximadamente una longitud de 70 centímetros; en uno de
los extremos del balancín está sujeto un peso de oro en forma cilíndrica (30 gramos) y en el otro está suspendido
de un alambre, EM2, un arambel de oro M2 (de 30 gramos).
El balancín está suspendido de la balanza por un delgado hilo de platino iridio OA, de una longitud de 60-70
centímetros. Para proteger la balanza de las corrientes de aire, está envuelta en una cubierta de una triple red de
alambre. En el aparato hay dos pares de balanzas arqueadas, que giran en 180° una en relación a la otra: S es un
espejo liso.
Ante nosotros se presentan dos de los numerosos ejemplos que demuestran que la
física crea la base para la elaboración científica y la aplicación práctica de otros
terrenos muy alejados a ella misma.
2. El péndulo en el agua
Imaginemos que el péndulo de un reloj de pared se balancease en el agua. Su peso
extremo tiene una forma "corriente" que hace descender casi a cero la resistencia
del agua frente a su movimiento. La oscilación de tal péndulo ¿será mayor o menor
que fuera del agua? Sencillamente expresado: ¿el péndulo oscila en el agua con
mayor velocidad que en el aire o de un modo más lento?
Como el péndulo oscila en un medio sin resistencia, hace falta decir que no existen
causas que puedan cambiar la velocidad de sus oscilaciones. Sin embargo, la
experiencia afirma, que tal péndulo en dichas condiciones parece oscilar más
lentamente.
Este fenómeno, enigmático a primera vista, se explica por la acción del agua, que
tiene la tendencia a impulsar hacia fuera a todos los cuerpos sumergidos en ella. El
agua también disminuye el peso del péndulo, sin cambiar su masa.
Figura 18. Las causas de las anomalías de Kursk: una veta de metales de hierro de
una potencia de aproximadamente 1,000 metros a una profundidad de 100 metros
l
t = 2π
g
Figura 19. Una vasija con agua se desliza por un plano inclinado. ¿Cómo queda la
superficie del agua?
La fuerza P arrastra las partículas del agua y del vaso que se mueven a lo largo del
plano inclinado CD; estas partículas de agua efectúan sobre las paredes del vaso la
misma presión que en caso de reposo (debido a la uniformidad de la aceleración del
movimiento).
Figura 21. ¿Qué fuerzas actúan sobre los objetos en un vapor que se pone en
movimiento? (Dirección del movimiento)
Incluso la fuerza Q, comprime las partículas del agua hasta el fondo del vaso. La
acción de todas las diversas fuerzas Q sobre el agua es la misma que la acción de
las fuerzas de gravedad sobre las partículas de cualquier líquido en estado de
reposo: el nivel del agua toma una posición perpendicular en dirección a la fuerza
Q, es decir, paralelo a la línea del plano inclinado.
Pero ¿cuál es la posición del nivel del agua en una vasija redonda que se desliza
(por ejemplo, debido al roce) hacia abajo por el declive del plano, con velocidad
uniforme?
Es fácil observar que en tal vasija el nivel del agua debe estar no inclinado sino
horizontal. Esto se deduce ya del hecho que el movimiento uniforme no puede
provocar ningún cambio de las leyes mecánicas en relación al reposo en que se
encuentran los cuerpos (principio clásico de la relatividad).
¿Resulta esto también válido para todo lo anteriormente expuesto? Seguro, incluso
en el caso de un movimiento proporcional del vaso encima de un plano inclinado, las
partículas de la pared del vaso no reciben ninguna aceleración; las partículas del
líquido que se encuentran dentro del vaso, están bajo la acción de la fuerza R, y,
por lo tanto, son forzadas por la fuerza R, contra la pared del vaso. De ahí resulta el
que cada partícula de agua se encuentra bajo la acción de dos fuerzas de presión:
las fuerzas R y Q, que son equivalentes también al peso F, que tiene una orientación
vertical. Estas son las causas por las que el nivel del agua debe estar en este caso,
horizontal. Solamente en el comienzo del movimiento, cuando el vaso, hasta lograr
la rapidez establecida, se mueve todavía con demasiada velocidad el nivel del agua
tiene por un pequeño instante una posición inclinada2.
2
Hace falta recordar que el cuerpo no puede tener una velocidad uniforme, de un modo instantáneo; durante el
paso del reposo a una velocidad uniforme, el cuerpo tiene que pasar por un estado de movimiento acelerado; este
estado puede ser de corta duración.
pared del vaso parecería completamente horizontal. Con arreglo a esto, aquella
dirección que se consideró hasta el comienzo del movimiento como una dirección
horizontal, toma para el hombre la dirección de un plano inclinado. Ante él se
presenta un aspecto muy extraño: las casas, todo lo que hay en el pueblo parece
estar inclinado, la superficie del estanque se desintegra en un declive, todo el
paisaje parece estar vuelto “al revés”. Si este “pasajero” asombrado no diera fe a
sus ojos y aplicara la balanza de nivel, el instrumento indicaría que el nivel es
horizontal. En una palabra: para tal hombre la dirección horizontal no parecería
horizontal en el sentido habitual de la palabra.
Hace falta señalar que, en general, cada vez que nosotros no conocemos la
inclinación de nuestro propio cuerpo en relación a la posición perpendicular, lo
atribuimos a la pendiente de la naturaleza que nos rodea. Los borrachos consideran,
generalmente, que todo se mueve en un círculo alrededor de ellos. Recuérdense
que en la obra de Necrasov se dice:
“Al campesino le parecía como si él hubiese subido a una colina y que todo el
pueblo se balanceaba y que incluso la iglesia vieja con sus altos campanarios
temblaba, y los dos campanarios se acercaban mutuamente”.
Figura 22. ¿Por qué parece inclinado el piso de un tren que se pone en movimiento?
tiene una orientación igual a nosotros, representa aquí la dirección que hubiésemos
considerado como perpendicular en estado de reposo. La dirección MN que es
perpendicular, según la nueva medida, es para nosotros horizontal. De ahí resulta
que de la anterior dirección horizontal OR se puede decir que en relación al
movimiento del tren, ella se transforma en la dirección opuesta (dibujo 22).
Figura 23. ¿Por qué, en un tren que se pone en marcha, los líquidos se derraman
por un lado del plato?
¿Qué sucede en tales condiciones con los líquidos en los platos? Para esto hace falta
tener en cuenta que la nueva dirección "horizontal" no coincide con el nivel del
líquido, sino que se efectúa por la línea MN (dibujo 23). Esto es claramente visible
en el caso de la figura donde la flecha indica la orientación del movimiento del
vagón. Ahora es comprensible por qué el agua debe salirse por el borde del plato (o
por el borde de la vasija del agua del tren).
Un cuadro general sobre todos los fenómenos que ocurren en el vagón en el
momento del arranque es fácil imaginárselo, si se tiene en cuenta que el vagón se
inclina para tomar una posición completamente nueva respecto a su línea
“horizontal” (véase la viñeta de este capítulo). Se comprenderá así el por qué la
gente que se encuentra de pie en el vagón, debe caerse hacia atrás. Este hecho
conocido por todos, se debe a la realidad que las piernas puestas en el suelo del
vagón se encuentran ya en movimiento, mientras que el tronco y la cabeza están
todavía en estado de reposo.
Una observación semejante fue hecha por Galileo, como se extrae del siguiente
fragmento suyo:
QP : OP = 1 : 9,8 = 0,1
aproximadamente:
tg [QOP] = 0,1;
< QOP = 6°
Esto quiere decir que la plomada que se encuentre pendiendo en el vagón, debe
inclinarse en el momento de la salida, 6 grados. El piso bajo los pies se inclina
precipitadamente 6 grados, y marchando a lo largo del vagón, nosotros sentimos
también una sensación tal como en el caso de una marcha sobre un camino con una
inclinación de 6 grados. El método corriente para observar estos fenómenos no
puede facilitarnos tales detalles.
Es posible que el lector pueda hacer la observación que la diferencia entre las dos
explicaciones depende sólo de dos diferentes conceptos:
1. toma como punto de partida para el fenómeno, el hecho que el observador
que no se mueve, se encuentra fuera del vagón, y
2. observador parte del hecho que él mismo participa en el proceso de la
aceleración del movimiento.
5. La montaña magnética
En California, cerca de la ciudad de Hollywood, conocido centro de la industria
cinematográfica, hay una montaña de la cual los automovilistas locales (es decir,
casi tres cuartas partes de toda la población) afirman, que tiene cualidades
magnéticas. Se trata que en un trozo, no largo, del camino, durante un espacio de
60 metros, se pueden observar en la base de esta montaña fenómenos muy
extraños. Cuando un automóvil, baja por la pendiente, si para el motor, la máquina
rueda hacia atrás es decir, por la pendiente arriba, atraída por la atracción
magnética de la montaña.
Esta ilusión se explica, porque el camino por el cual marchamos, es tomado por
nosotros como una base principal, desde la cual fijamos la orientación de las demás
pendientes. Nosotros, inconscientemente, lo identificamos con una base horizontal,
y por esto, es natural, que nos imaginemos las pendientes de los demás caminos de
un modo exagerado.
De esto se deduce, que nuestro sentido muscular en general no reacciona en caso
de marchas sobre pendientes de 2-3 grados. En las calles de Moscú, Kiev y otras
ciudades con colinas, muchas veces tenemos ilusiones de éstas, que habla el erudito
alemán. Todavía más curiosas que esta ilusión visual que hemos mencionado, es
aquella en que, en muchos lugares, afirman “que los ríos corren monte arriba”.
"En caso de un descenso por un camino, poco inclinado, que pasa por el
borde de un arroyo (dibujo 25) y éste tiene todavía menos caída, es decir que
corre casi horizontalmente, nos parece muchas veces, que el arroyo, corre
hacia arriba (dibujo 26). En este caso, también consideramos que nuestro
camino tiene una orientación horizontal, porque nosotros tomamos la base
encima de la cual nos encontramos, como la base para el juicio sobre la
inclinación de las demás superficies” (Berstein).
Figura 28.
Capítulo 4
La Caída y el Salto
Contenido:
1. Las botas de Siete Leguas
2. El hombre bomba
3. Record del lanzamiento de bala
4. El puente quebradizo
5. Tres caminos
6. El ensayo sobre las cuatro piedras
7. El ensayo de las dos piedras
8. Los juegos con la pelota
f 1.000.000 cm
a= = = aproximadamente 12
m 80.000 2
seg
v2 = 2 gh;
v2 = 2 x 980 x 100 centímetros por segundo2
y de allí resulta
Estando sujeto al globo, el cuerpo del hombre, durante el salto, alcanza tantas
veces menos velocidad cuantas veces mayor es la masa del hombre junto con el
globo en comparación a la simple masa del hombre. (Este es el resultado de la
fórmula ft = mv; la fuerza f y el tiempo t, y sus efectos en ambos casos son los
mismos; eso quiere decir que son también igual a la cantidad del movimiento mv;
de allí resulta claramente, que la aceleración se disminuye al revés en proporción a
la masa).
Y así la aceleración principal en el caso del salto con el globo es igual a:
60
400 x = 300 centímetro s por segundo 2
80
Ahora ya es fácil calcular la altura h del salto, con ayuda de la fórmula v2 = 2ah:
3302 = 2 x 12 x h
2h 9000
t = = = 27
a 12
Para saltar hacia arriba y bajar después hacen falta por lo tanto 52 segundos.
Tales saltos lentos y por el aire están condicionados naturalmente por la
insignificancia de su aceleración. Una sensación igual, en caso de saltos, podríamos
lograr también sin balón saltando en cualquier astro, donde la aceleración de la
gravedad sea relativamente más débil (60 veces menos) que en nuestro planeta.
Sería interesante hacer todavía otro cálculo para determinar la longitud de saltos
más grandes. Para poder hacer un salto largo, el deportista debe dar una sacudida
durante el salto, de varios ángulos en dirección horizontal. Así su cuerpo recibe una
velocidad v (dibujo 30). Orientando esta velocidad en dos direcciones, la vertical v1
y la horizontal v2. Ellas son aproximadamente iguales
v1 = v sen alfa
v2 = v cos alfa
v1 = at
y de allí resulta
t = a /v1
Figura 30. ¿Cómo vuela un cuerpo cuando se tuerce por un ángulo hacia el
horizonte?
Esto quiere decir, que la duración del ascenso del cuerpo junto con el descenso es
igual a:
vsen(alfa) 2v 2
S = 2v 2 t = av cos(alfa) = sen(alfa) cos(alfa) =
a a
v 2 sen(2alfa)
=
a
v 2 sen(2alfa)
S =
2
S = 3302 / 12 = 90 metros
2. El hombre bomba
“El hombre-bomba”, un número muy atractivo de todos los programas de los circos,
que se ejecuta en los últimos tiempos en muchas ciudades de Europa y América, fue
estrenado en el circo de Moscú, en 1934 y después también en el circo de
Leningrado. Consiste en que el artista se coloca dentro del tubo de un cañón y es
lanzado desde allí por medio de un tiro al aire, describiendo un arco alto y cayendo
en una red a una distancia de 30 metros del cañón (dibujo 31).
Un número análogo hemos visto también en la conocida película "El Circo", donde el
artista parece volar desde el cañón hasta la cúpula del circo. La palabra "el cañón
tira", hace falta ponerla entre comillas, porque no se trata ni de un cañón auténtico,
ni de un tiro verdadero. A pesar que la boca del arma despide humo, el artista no es
arrojado por las fuerzas de la explosión de la pólvora. El humo es producido
únicamente para el efecto, para el engaño visual. De hecho, las fuerzas motrices
son unos muelles que actúan al mismo tiempo que las fuerzas que despiden el
humo y el ruido, creando así la ilusión que el hombre-bomba es tirado al aire por
medio de una carga de pólvora.
1
Conviene recordar que, en general, con una mayor extensión de la ascensión del cuerpo, agudizando el ángulo (45
grados) de la línea vertical, se logra casi una altura doble de ascenso, con la misma rapidez inicial.
En la primera fase del movimiento del artista, que se encuentra todavía dentro del
tubo del cañón, nos interesa la cantidad de gravedad artificial. Nosotros la
p o d e m o s conocer, cuando calculamos la velocidad del cuerpo dentro del tubo del
cañón. Para esto es siempre imprescindible conocer la marcha del cuerpo dentro del
cañón, y también la velocidad adquirida al final de este camino. La longitud es
conocida: 6 metros. La velocidad también puede ser calculada, sabiendo que es la
misma que es necesaria para lanzar hacia arriba un cuerpo libre, que debe llegar a
una altura máxima de 19 metros. En el capítulo anterior hemos encontrado la
fórmula:
vsen(alfa)
t =
a
gt 2 g
h= =
2 2
v 2 sen 2 (alfa) v 2 sen 2 (alfa)
=
g2 2g
2gh
v =
sen(alfa)
El significado textual que tiene esta fórmula, lo debemos comprender del siguiente
modo:
g = 9,8 metros por segundo2, alfa = 70 grados. Referente a la altura de la
ascensión, que es visible en el dibujo 32, la debemos calcular igual a 25 — 6 = 19
metros. Y por lo tanto la velocidad inquirida es
19,6 × 19
v = = 20,6 metros
0,94
Con una tal velocidad el cuerpo del artista se aleja del cañón, y de ella se puede
deducir la velocidad que tiene dentro del tubo del cañón. Aplicando la fórmula v2 =
2aS, logramos el resultado
v2 20,6 2
a= = = 35 metros por segundo 2
2S 12
Nosotros hemos averiguado la aceleración con la cual se mueve el cuerpo del artista
en el tubo del cañón, que es igual a 35 metros por segundo2, es decir 31/2 mayor
que la aceleración ordinaria de la fuerza de gravedad. Por esto, el artista se siente
en el momento de ser tirado hacia fuera, 41/2 veces más pesado que normalmente:
a su peso normal se debe agregar un peso artificial de 31/2 veces2, ¿Durante cuánto
tiempo él siente la sensación de un peso reforzado?
De la fórmula resulta que:
at 2 at × t vt
S = = =
2 2 2
20,6 × t
6=
2
2
Esto no es completamente exacto porque la gravedad artificial actúa en un ángulo de 20 grados sobre la
perpendicular, siendo la orientación normal completamente perpendicular. No obstante, esta diferencia no es
grande.
12
t = = 0,6 segundos
20,6
Lo que quiere decir que el artista siente durante ½ segundo que su peso no es de
70 kilogramos sino de 300 kilogramos aproximadamente.
Pasaremos ahora a la segunda fase del número del circo, al vuelo libre del artista en
el aire. Aquí nos interesa la duración del vuelo ¿durante cuánto tiempo el artista no
siente peso ninguno?
En el capítulo anterior, hemos afirmado, que la duración de un vuelo semejante es
igual a
2vsen(alfa)
a
2 × 20,6 sen(70°)
= 3,9 segundos
9,8
v2 = 2aS,
tenemos el cálculo de
20,62 = 2a x 1,5
20,6 2
a= = 141 metros por segundo 2
2 × 1,5
Nosotros sabemos que bajando a la red, el artista alcanza una aceleración de 141
metros en el segundo 2, ésta es 14 veces mayor a la aceleración normal de la
gravedad. Durante todo este tiempo el artista se siente 15 veces más pesado que
su peso normal. Este estado extraordinario dura, sin embargo, en total
2 × 1,5 1
≈ de segundo
20,6 7
Incluso el organismo más habituado de los cirqueros no sería capaz, sin grave daño
de poder aguantar un refuerzo de la gravedad de 15 veces, si éste no se efectuara
en un espacio de tiempo casi igual a cero. ¡Pues el hombre de un peso de 70
kilogramos alcanzaría en este caso un peso de toda una tonelada! Una sección
prolongada de una tal sobrecarga debería aplastar al hombre, y en todo caso
privarlo de la posibilidad de respirar, es decir los músculos no podrían “aguantar” el
estado de gravedad de las células torácicas.
con dos manos: record de 73 metros 83 centímetros ¿Hasta dónde deben lanzar la
bala los deportistas de Leningrado, si quieren vencer este record?
Solución:
Podría decirse que la respuesta es sencilla: hace falta lanzar la bala nada más que
un centímetro más lejos. A pesar que a cualquier deportista le parecerá extraño,
esta contestación no es justa. Si cualquier persona lanzase en Leningrado la bala
incluso a una distancia de 5 centímetros más corta, esta persona, en caso de una
apreciación exacta, debía ser considerada como que venció el récord de Sinizkaya.
Nuestro lector seguramente sospecha de qué se trata. La longitud del lanzamiento
de bala depende de la aceleración de la fuerza de gravedad, y la gravedad es mayor
en Leningrado que en Jarkov. Comparando los resultados en ambos puntos sin
tener en cuenta la diferencia entre la tensión de la gravedad, se puede caer en un
grave error: en Jarkov, la naturaleza ofrece a los deportistas condiciones más
favorables que en Leningrado.
Entretengámonos algo en esta teoría. En caso de ausencia de resistencia de aire, los
cuerpos, con ángulo alfa frente al horizonte y con una velocidad v, caen al espacio
según la siguiente fórmula:
v 2 sen(2 × alfa)
S =
g
Lugar Distancia
Arcángel 73,85 metros
Leningrado 73,86 metros
El Cairo 74,05 metros
4. El puente quebradizo
Un caso desconcertante es el que describe Julio Verne en su novela, La vuelta al
mundo en 80 días. El puente colgante del ferrocarril en las Montañas Rocosas
(América) estaba a punto de desplomarse por haberse averiado una viga. A pesar
de ello, el maquinista valiente “un verdadero yanqui”, decidió pasarlo con un tren de
pasajeros.
“- ¡Pero el puente puede hundirse!
“-Eso no tiene importancia. Si ponemos el tren a todo vapor, tenemos posibilidades
de pasarlo.
“El tren avanzó con una velocidad increíble. Los émbolos hicieron 20 vueltas por
segundo. Los ejes humeaban. El tren no tocaba los rieles literalmente. El peso fue
abolido y transformado en velocidad... El puente fue pasado. El tren voló por
encima de él de una orilla a la otra. Pero una vez que el tren pasó el río, el puente,
con gran estrépito, se desplomó al agua.”
¿Es inverosímil esta historia? ¿Es posible “sustituir” el peso por la velocidad?
Nosotros sabemos que los terraplenes de los ferrocarriles sufren más con la marcha
rápida de los trenes que con la marcha lenta; en trozos débiles del camino se
recomienda, por lo tanto, marchar más lentamente. En el caso dado, la salvación
fue sin embargo la velocidad de la marcha ¿es posible tal cosa?
1 1 1
gt 2 = × 9,8 × ≈ 0,3 metros
2 2 16
5. Tres caminos
En una pared perpendicular está trazado un círculo (dibujo 34) cuyo diámetro es
igual a 1 metro. De su punto más alto a lo largo de las cuerdas AB y AC va un
pequeño canal. Desde el punto A se tiran simultáneamente tres bolitas de plomo:
una de ellas corre libremente hacia abajo, las otras dos se deslizan (sin rodar) por
el pulido canal. ¿Cuál de las tres bolitas de plomo es la que antes llega a la
circunferencia?
Como el camino del canal AC es el más corto, se podía pensar que pasando por él,
la bolita de plomo alcanzaría antes que las demás la circunferencia. El segundo
lugar en esta disputa, aparentemente, debería ocupar la bolita que pasa por el canal
A B; y al fin, como última, alcanzaría la circunferencia aquella bolita que cayera
verticalmente.
La experiencia descubre la inexactitud de estas conclusiones: todas las bolitas
alcanzan la circunferencia al mismo tiempo.
La causa consiste en que todas las bolitas se mueven con una velocidad diferente:
la que se mueve con más rapidez, es la que cae libremente, y de las otras dos que
se deslizan por los canales, la que más rápidamente corre, es la que va por un
camino más inclinado.
La bolita que va por el camino más largo, es, como hemos visto, la que se mueve
con más rapidez y se puede afirmar, que la ventaja de la mayor velocidad es
justamente equivalente a la pérdida evidente que significa el camino más largo.
En este caso la duración t de la caída por la línea vertical AD (sin tener en cuenta
las contradicciones del aire) es definida por la fórmula
gt 2
AD =
2
de allí resulta
2 AD
t =
g
2 AC
t1 =
a
donde a es la aceleración del movimiento por la línea inclinada AC, pero es fácil de
fijar que:
a AE
=
g AC
AE × g
a=
AC
AE AC
=
AC AD
y por consiguiente
AC
a= ×g
AD
2 × AC 2 × AC × AD 2 × AD
t1 = = = =t
a AC × g g
Y, así t = t1, es decir la duración del movimiento por el canal y por el diámetro es la
misma. Esto se refiere naturalmente, no sólo a AC, sino también a cualquier canal
en general, que salga del punto a.
Todo el problema es posible plantearlo también en otra forma. Tres cuerpos se
mueven debido a sus fuerzas de gravedad por las líneas AD, BD y CD, que se
encuentran dentro de un círculo vertical (dibujo 35). El movimiento comienza
simultáneamente desde los puntos A, B, y C. ¿Qué cuerpo es él que alcanza el
punto D?
El lector sin dificultad, ahora afirmará independientemente, que los cuerpos deben
alcanzar el punto D al mismo tiempo.
Este problema que hemos visto, fue expuesto y resuelto por Galileo en su libro
Conversaciones sobre dos nuevas ramas de la ciencia, donde se expone por vez
primera la ley de la caída de los cuerpos.
En esta obra encontramos la teoría indicada, formulada por Galileo, del siguiente
modo: “Si desde el punto más alto del círculo, en dirección horizontal, se trazan
diferentes planos inclinados, que llegan hasta la circunferencia, el tiempo de la caída
de los cuerpos que se deslizan sobre los planos es siempre el mismo”.
gt 2 9,8 × 2 2
S = = = 19,6 metros
2 2
Capítulo 5
El Movimiento Rotativo
Contenido:
1. Medio sencillo para moverse en torno a sí mismo
2. Una atracción no muy segura
3. En la curva de la vía del ferrocarril
4. Caminos no aptos para los peatones
5. Tierra que se levanta
6. ¿Por qué se tuercen los ríos?
Figura 36. El motor vivo del carrusel. Comprobación de las fuerzas que actúan sobre
las carretillas o caballitos.
El peso P del ocupante se reparte debido a esto sobre dos fuerzas: una fuerza, la
fuerza R con una orientación horizontal frente al eje, que se llama por lo tanto
fuerza centrífuga, es la que sostiene el movimiento circular; la otra fuerza K es
orientada a lo largo de la cuerda y comprime el viajero contra la carretilla; ella es
apreciada por el viajero como un peso que obra sobre él. Este peso nuevo, como
vemos, es normalmente mayor que F e igual a
P / cos alfa
Para encontrar el ángulo alfa entre P y Q hace falta saber la cantidad de la fuerza R.
Esta fuerza es centrífuga; por lo tanto, ella engendra su propia aceleración:
a = v2 / r
1
v = × 2 × 3,14 × 6 = 2,5 metros por segundo
15
v2 250 2
a= = = 104 centímetros por segundo 2
r 600
104
tg(alfa) = = 0,1 alfa = 7°
980
P
Q=
cos(alfa)
P P
Q= = = 1,006 P
cos(7°) 0,994
colocadas unas cuerdas (o varas) con el propósito de atar en ellas una especie de
aeroplanos de juguete. A una veloz rotación de las cuerdas, los aeroplanos con los
viajeros sentados en ellos, deberían quedar suspendidos en el aire y llevados hacia
arriba. Los constructores habían hecho este aparato de tal modo, que las cuerdas o
varas se extendían completamente horizontales.
Tuve que desilusionarlos porque su fe sobre que el viajero sano no pudiera pasar
ningún peligro, debido a que la cuerda era bastante larga para cubrir una gran
pendiente, era falsa. El aumento ilimitado de la subida de las cuerdas desde la
posición vertical es fácil de calcular, partiendo de que el organismo del hombre
puede sufrir, sin daño, un triple aumento de la gravedad.
Aquí nos sirve el dibujo 36, de que nosotros hemos utilizado en el artículo anterior.
Nosotros deseamos que la gravedad artificial Q aumente el peso natural P no más
que tres veces, lo que quiere decir en el caso dado
Q/P=3
pero si
Q / P = 1 / cos alfa
se deduce que
1
= 3 cos(alfa) = 1/3 = 0,33
cos(alfa)
1
Así debido a la rotación de la tierra y al hecho que la superficie terrestre se mueve como un arco, la perpendicular
en la “tierra firme” no está orientada estrictamente hacia el centro de nuestro planeta, sino se desvía de éste, con
un ángulo no muy grande (en la latitud de Leningrado este ángulo es de 4’; en el paralelo 45 este ángulo tiene un
tamaño mucho mayor; en los polos y en el ecuador no existe inclinación).
Figura 38. ¿Qué fuerzas actúan sobre el vagón que avanza por una curva?
Inclinación de los peraltes del ferrocarril
tg alfa = R / P
v2 v2
tg(alfa) = :g =
r rg
Siendo la velocidad del tren 18 minutos por segundo (65 kilómetros por hora) y el
radio de la curva = 600 metros, entonces
18 2
tg(alfa) = = 0,055
600 × 9,8
h / AB = sen alfa
AB, la anchura del carro, es aproximadamente igual a 1,5 metros; sin α. = sin 3
grados = a 0,052. Lo que quiere decir:
Los rieles exteriores deben ser puestos 80 milímetros más altos que los interiores.
Es fácil de comprender que esta elevación corresponde únicamente a una velocidad
relativa, pero no es posible cambiar esta velocidad relativa del tren; en los casos de
la construcción de curvas hace falta tener en cuenta algunas transformaciones de la
velocidad del movimiento.
2
Exactamente expresado, “temporalmente perpendicular” para el observador actual.
interiores. Otra cosa es el camino para las bicicletas en el velódromo: la curva tiene
en estos casos casi siempre un radio mucho menor, la velocidad sin embargo es
bastante alta, y así el ángulo de la inclinación tiene una importancia mucho mayor.
En caso de una velocidad, por ejemplo de 72 kilómetros por hora (20 metros por
segundo) v de un radio de 100 metros, el ángulo de la inclinación se define de la
ecuación:
v2 400
tg(alfa) = = = 0,4
rg 100 × 9,8
alfa = 22 grados
10 2
tg(alfa) = =2
5 × 9,8
alfa = 63 grados.
En general, podemos deducir de los datos que existen, que el aviador para una
velocidad de 216 kilómetros por hora (60 metros por segundo) describe una línea
con lazos de un diámetro de 140 metros (dibujo 39). El ángulo alfa de la inclinación
puede ser encontrado en la ecuación:
v2 60 2
tg(alfa) = = = 5,2
rg 70 × 9,8
de allí resulta que alfa = 79 grados. Teóricamente la tierra para un tal aviador no
sólo se ha “levantado” sino parece casi “vertical”, porque ella se eleva de la
perpendicular en un total de 11 grados.
Figura 41. El aviador vuela con una inclinación de radio de 520 metros y una
velocidad de 190 km
v2
: g = 5,2
r
El aumento artificial del peso puede ser fatal para el aviador. Son conocidos casos
en los cuales el aviador, que efectúa con su aparato los llamados “tirabuzones”
(caídas en espirales muy redondas y de un radio muy pequeño) no sólo ya no es
capaz de levantarse de su lugar, sino incluso es incapaz de hacer un simple
movimiento con la mano. ¡El cálculo indica, que el cuerpo ha adquirido una
gravedad 8 veces mayor! Sólo con una concentración de todas las fuerzas es posible
que el aviador se salve de la perdición.
El paisaje puede ser completamente llano y de todos los modos los ríos se desvían.
Esto es bastante enigmático: hace falta decir, que en tales lugares sería natural que
los ríos tomasen una dirección recta.
Una observación más detallada revelaría, sin embargo, cosas sorprendentes: la
dirección recta incluso para los ríos que corren por paisajes llanos, es la llamada
estable y por esto también la más probable. Sin embargo, la conservación de la
línea recta del curso de un río es posible sólo en condiciones ideales, que en la
realidad no existen nunca.
Son concebibles ríos que corren sobre un suelo aproximadamente homogéneo
rigurosamente rectilíneo.
Traducción de Ruth Kann 13 Preparado por Patricio Barros
Antonio Bravo
Mecánica para todos www.librosmaravillosos.com Yakov Perelman
Figura 44. Cómo aumenta constantemente por sí misma la sinuosidad del lecho de
los ríos.
Pero podemos demostrar que una tal corriente no puede durar mucho. Por causas
eventuales, por ejemplo, falta de homogeneidad del suelo, la corriente del río, en
cualquier lugar, se tuerce. ¿Y qué sucede después? ¿Corrige el río mismo su
corriente? No, la desviación crece. En el lugar de la desviación del agua (dibujo 43),
que se mueve de forma curvilínea, y que, debido al afecto centrífugo, es prensada
contra la orilla cóncava A, la socava y al mismo tiempo retrocede de la orilla
convexa B. Para la rectificación del curso del río es necesario lo contrario: la presión
contra la orilla convexa y el retroceso de la orilla cóncava. La concavidad se forma
por la socavación y crece, y junto con esto se aumenta también la fuerza centrífuga,
que, por su parte, refuerza la socavación de la orilla cóncava. Como se ve, esta
fuerza es suficiente para formar una curva, incluso en los pliegues más
insignificantes, y esta curva crecerá irresistiblemente.
Poco a poco, el nivel del río en la orilla cóncava, contra la cual se prensa el agua, es
más alto que en el lado convexo, (después de lo expuesto en los artículos anteriores
el lector comprende, naturalmente, el por qué) por esto en el fondo de los ríos
3
Nosotros no hemos dicho aquí absolutamente nada sobre la acción del movimiento giratorio de la Tierra, que
provoca el hecho, que los ríos del hemisferio norte corren más fuertemente sus riberas derechas, y los hemisferios
sur sus riberas izquierdas. Sobre esto véase mi libro “Astronomía animada”.
Capítulo 6
El choque
Contenido:
1. En busca de lo más sencillo
2. La mecánica del choque
3. Aprende de tu pelota
4. En el campo del croquet
5. Sobre la velocidad de la fuerza
6. El hombre yunque
Todavía Cuvier, uno de los más destacados naturalistas del siglo XIX, escribió:
“Exceptuando el choque, no podemos formarnos una idea clara sobre las relaciones
entre causa y efecto”. Los fenómenos fueron considerados explicables solamente
cuando sus causas podían ser deducidas de la colisión de las moléculas.
Ciertamente que la tendencia de explicar el mundo, partiendo de su comienzo no ha
sido coronada por el éxito; una gran serie de fenómenos eléctricos, ópticos, de
gravitación no resisten tal explicación. Sin duda, todavía hoy, el choque de los
cuerpos juega un papel importante para la explicación de los fenómenos de la
naturaleza. Recordamos la teoría cinética de los gases, la cual observa al extenso
círculo de los fenómenos como un movimiento desordenado de múltiples moléculas
que chocan continuamente. A más de esto nos encontramos, en la vida cotidiana, a
cada paso, con cuerpos que chocan. No es posible avanzar sin un conocimiento de
esta sección de la Mecánica.
3x 8 + 2 x10
x = = 8,8 centímetro s por segundo
3+2
m1v 1 + m2v 2
x =
m1 + m2
m1v 1 + m2v 2
x =
m1 + m2
y = v 1 − 2(v 1 − x ) = 2 x − v 1
z = v 2 − 2( x − v 2 ) = 2 x − v 2
Solamente hace falta sustituir en estas fórmulas el lugar de x por su valor auténtico
(véase más arriba).
Hemos observado dos casos de choques extremos: de cuerpos completamente no
elásticos y de cuerpos completamente elásticos. No obstante, también son posibles
los casos intermedios: cuando se precipitan cuerpos no completamente elásticos, es
decir, cuerpos que después de la primera fase del choque no restablecen su forma
de un modo completo. Estos casos los volveremos a tratar más tarde; por lo pronto
basta con lo ahora expuesto.
Del aspecto de un cheque elástico podemos dar la siguiente breve máxima: los
cuerpos se separan después del choque con la misma velocidad con la que se
acercaron hasta el choque. Esto se deriva de un cálculo bastante sencillo. La
velocidad del acercamiento de los cuerpos es igual a
v1 - v2
z-y
z - y = 2x - v2 - (2x - v1) = v - v2
(z - y = v1 – v2)
Una duración tan pequeña del choque existe sólo en casos de globos de pequeño
tamaño. El cálculo indica que para los globos de acero del tamaño de un planeta
(radio = 10,000 kilómetros) que se precipitan con una velocidad de 1 centímetro
por segundo, el tiempo del choque debe durar 40 horas. ¡El círculo del acercamiento
es en casos semejantes de un radio de 12,5 kilómetros y la fuerza de la presión
mutua es aproximadamente de 400 millones de toneladas!
3. Aprende de tu pelota
Aquellas fórmulas del choque de los cuerpos, con las cuales nos hemos familiarizado
en los capítulos anteriores, tienen en la práctica poca aplicación inmediata. El
número de cuerpos que pueden ser considerados como “completamente sin
elasticidad” o “completamente elásticos”, es muy limitado. La gran mayoría de los
cuerpos no pertenece ni a la una ni a la otra categoría: son “elásticos, sin serlo por
completo”. Entre ellos se destaca la pelota. No debemos asombrarnos de las burlas
de los antiguos fabulistas que preguntaban ¿qué cosa es la pelota? ¿Es elástica o
no, desde el punto de vista de la mecánica?
Hay un método simple para experimentar la elasticidad de la pelota: dejándola caer
desde una gran altura hacia un suelo duro. La pelota completamente elástica deberá
saltar otra vez exactamente hasta la misma altura desde la que fue lanzada.
Esto se deduce de la fórmula del choque de cuerpos elásticos:
2(m1v 1 + m2v 2 )
y = 2x − v1 =
m1 + m2
m
2 1 v 1 + v 2
m2
y = − v1
m1
+1
m2
m
2 1 v 1 + v 2
∞
y = − v1
m1
+1
∞
Como
m1
=0
∞
y = -v1
Es decir, la pelota debe rebotar del suelo con la misma velocidad con la que cayó a
él. Pero cayendo de la altura H, el cuerpo gana en velocidad
v2
2gh , de ahí resulta que H =
2g
v2
h=
2g
lo cual significa que h = H: la pelota debe alcanzar el mismo nivel del cual cayó.
La pelota sin elasticidad no rebotaría en ningún caso (de esto es fácil persuadirse
con arreglo a lo expuesto en las fórmulas).
¿Cómo debe comportarse la pelota no completamente elástica? Para explicar esta
cuestión examinemos el fenómeno del choque elástico. La pelota llega hasta el
suelo; en el punto de contacto, ella se hunde y las fuerzas que la empujan
disminuyen su velocidad. Hasta dicho momento la pelota se comporta de la misma
forma como lo hace un cuerpo no elástico; es decir, su velocidad es en este
momento igual a x, y la velocidad perdida es igual a v1 -x. Pero en el lugar en que
se hunde, la pelota comienza rápidamente a ser empujada hacia arriba, con este
proceso, la pelota, como es natural, se prensa contra el suelo que impide su empuje
hacia arriba, produciéndose así fuerzas que obran sobre la pelota y disminuyen su
velocidad. Si la pelota en dicho instante ha restablecido completamente su forma
anterior, es decir, ha recorrido aquella etapa del cambio de su forma por la que
pasó en el momento de la caída, completamente al revés, entonces esta nueva
pérdida de la velocidad debe ser igual a la anterior, es decir, v1 -x, y de ahí resulta
que, en general, la velocidad de una pelota completamente elástica debe
disminuirse en 2 (v1 -x) y equilibrarse
v1 - 2(v1 - x) = 2x - v1
y = v1 - (1 + e)(v1 - x) = x (1 + e) -ev1
La velocidad z, del cuerpo con el cual se choca (en el caso dado, el suelo), y que
empuja a la pelota, según la ley de la reacción, debe ser igual, como es fácil de
calcular, a:
z = x (1 + e) - ev2
z−y
e =
v1 − v 2
z = (1 + e) x - ex2
v2 = 0
Por consiguiente,
e = y / v1
Pero y, velocidad de la pelota que salta, es igual a √2gh, donde h es la altura hacia
la cual salta la pelota, v1 =√2gH, donde H es la altura desde la cual cayó la pelota.
Esto significa:
2gh h
e= =
2gH H
dejados caer y la altura hacia la cual saltan, o sea, extrayendo la raíz cuadrada con
relación a estas cantidades es como se encuentra el coeficiente buscado.
Según las normas deportivas, una buena pelota de tenis, en caso de caída desde
una altura de 250 centímetros, debe saltar hasta la altura de 125 a 152
centímetros. Esto significa que el coeficiente de la recuperación para la pelota de
tenis debe encontrarse dentro de los límites siguientes:
127 152
de a
250 250
Problema primero: ¿Hasta dónde salta la pelota la segunda vez, la tercera y las
siguientes, cuando ha sido dejada caer desde una altura H?
La primera vez, la pelota salta, como sabemos, hacia una altura determinada por la
siguiente fórmula:
h
e =
H
h
= 0.75
250
h1
0.75 =
140
h2
0.75 =
78
Figura 46. ¿A qué altura salta una pelota lanzada desde la torre Eiffel?
Lanzando desde la altura de la torre de Eiffel (H = 300 m) una pelota, ésta saltaría
la primera vez hasta 168 m, la segunda vez hasta 94 m y así sucesivamente, sin
tener en cuenta la resistencia del aire que en este caso debe ser grande e
importante para la velocidad.
Problema segundo: ¿Cuánto tiempo necesita, en total, la pelota que cayó desde la
altura H para saltar?
Sabemos que
gT 2
H =
2
gt 2
h=
2
gt1
h1 = ... etc
2
Y de ahí resulta,
2H
T =
g
2h
t =
g
2h1
t1 = ... etc
g
es decir,
2H 2h 2h1
+2 +2 + ... etc
g g g
Después de algunas transformaciones, que son fáciles de realizar para el lector que
entiende de matemáticas, se logra por sí mismo el cálculo de la suma de la
locución; que es igual a:
2H 2
− 1
g 1 − e
es 0,76, cayó desde una altura de 250 cm. Suponiendo la ausencia de la resistencia
atmosférica, la pelota debía saltar la segunda vez a una altura de 84 cm; en
realidad, la pelota saltó a una altura de 83 centímetros; como vemos, la resistencia
del aire casi no significa nada.
m1v 1 + m2v 2
x =
m1 + m2
en la cual m1 = m2 y v2 = 0.
Por el contrario, si las pelotas fuesen completamente elásticas, según el cálculo
(cuya ejecución es conocida por el lector) sería fácil determinar que las pelotas
cambiarían su velocidad: la pelota que rueda quedaría, después del choque, fija en
el lugar, y sin embargo la pelota que antes estaba inmóvil se movería después del
choque con la misma velocidad de la pelota que asestó el golpe. Tal como sucede en
el caso del choque de las bolas de billar (que son de marfil).
Pero la pelota de croquet no pertenece ni a la una ni a la otra clase de cuerpos: es
elástica pero no completamente. Por esto, el resultado del choque no se parece a
los casos hasta ahora mencionados. Ambas pelotas continúan después del golpe sus
movimientos, pero no con una velocidad igual: la pelota golpeada queda detrás de
la pelota que golpea. Volvamos hacia los detalles de las fórmulas del choque de los
cuerpos.
El “coeficiente de la recuperación” (tal como lo denominamos, según se recuerda el
lector de lo anteriormente expuesto), es igual a e. En el artículo anterior hemos
y = (1 + e) x - ev1
z= (1 + e) x - ev2
m1v 1 + m2v 2
x =
m1 + m2
v1
x =
2
v1
y = (1 − e)
2
v
z = 1 (1 + e)
2
y + z = v1
z - y = ev1
Ahora podemos con exactitud pronosticar la suerte de las pelotas del croquet que
chocan: la velocidad de las pelotas golpeadas se reparte entre ambas de tal modo
que la pelota golpeada se mueve más rápidamente que la que asestó el golpe,
siendo el aumento de la velocidad igual a la fracción e en comparación a la
velocidad primitiva de la pelota que asestó el golpe.
Veamos pues, un ejemplo. Supongamos que e = 0,75. En este caso, la pelota
golpeada recibe 7% de la velocidad primitiva de la pelota que asestó el golpe, pero
y = (1 + e) x - ev1
z= (1 + e) x - ev2
m1v 1 + m2v 2
x =
m1 + m2
m2
v1 + t2
m1
x =
m
1+ 2
m1
Pero la relación m2 / m1 de la masa del carro con la masa del tren es casi nula,
igualándola a cero obtenemos que
x ~ v1
Esto quiere decir que el tren, después del choque, continuará su camino con la
velocidad anterior; los pasajeros no sentirán ninguna molestia, (ningún cambio de
velocidad).
Pero ¿qué pasará con el carro? Su velocidad, después del choque z = (1 + e) x= (1
+ e) v1 sobrepasa a la velocidad del tren por ev1. Cuanto más grande sea la
velocidad v1 del tren hasta el momento del choque, tanto más rápido el carro será
apartado después del choque, del tren que le empujó.
En el caso expuesto, esto tiene una importancia decisiva para evitar la catástrofe
que inevitablemente traería tras sí el roce del carro con el tren; en caso de una
energía insuficiente del choque, el carro podría ser un serio impedimento, si se
quedase encima de la vía.
Así, poniendo el tren a plena marcha, el maquinista obró de un modo justo, gracias
a esto sin perder equilibrio, echó al carro fuera de su camino. Hace falta observar
que la conversación en la obra de Tolstoi se refiere a los trenes con una marcha
relativamente lenta de aquella época.
6. El hombre yunque
Este número de circo produce siempre una fuerte emoción incluso en un espectador
muy acostumbrado a tales espectáculos. Encima del tórax del artista, que está
echado en la tierra, se pone un pesado yunque y dos atletas, con todas sus fuerzas,
golpean sobre él con martillos muy pesados.
Forzosamente se asombra uno pensando ¿cómo puede un ser viviente aguantar
tales golpes sin sufrir daño?
Las leyes del choque de los cuerpos elásticos nos dicen que cuanto más pesado sea
el yunque en comparación con el martillo, tanto menor será la velocidad que recibe
debido al choque, es decir, tanto menor es la repercusión recibida.
Recordemos la fórmula para la velocidad de los cuerpos golpeados en el caso del
choque entre cuerpos elásticos
2(m1v1 + m2v2 )
z = 2 x − v2 = − v2
m1 + m2
m1
2v 1
2m1v 1 m2
z = =
m1 + m2 m1
+1
m2
m1
z = 2v 1
m2
2v 1 v
z = = 1
100 50
Cualquier llenero sabe muy bien, por la práctica, que el golpe de un martillo ligero
no se transmite hasta el fondo del yunque. Ahora es comprensible por qué para el
artista es más ventajoso que el yunque acostado sobre él sea lo más pesado
posible. Todas las dificultades consisten en que él sea capaz de aguantar el peso.
Esto es posible cuando la base del yunque tiene una forma tal que se adapte bien al
cuerpo ocupando mucho espacio y no teniendo contacto solamente con algunos
puntos del cuerpo. Así el yunque se distribuye sobre una gran superficie y a cada
centímetro cuadrado corresponde sólo una carga no muy grande. Entre la base del
yunque y el cuerpo del hombre se coloca un cojín blando.
Engañar al público sobre el peso del yunque no tiene ningún valor para el artista
pero sí resultaría para él bien engañarlo sobre el peso del martillo; posiblemente por
esto los martillos de los cirqueros no son tan pesados como parecen. Si el martillo
es hueco entonces la fuerza de su golpe no es a los ojos del observador menos
fuerte, y sin embargo, la vibración del yunque se debilita proporcionalmente a la
disminución de la masa del martillo.
1
Hemos supuesto que tanto el martillo como el yunque son cuerpos completamente elásticos. El lector puede
deducir de cualquier cálculo que el resultado cambia poco si ambos cuerpos no son completamente elásticos.
Capítulo 7
Algo Sobre la Estabilidad
Contenido:
1. Cómo se mide la profundidad del océano
2. La perpendicular más larga
3. El material más fuerte
4. ¿Qué es más fuerte que un pelo?
5. ¿Por qué los bastidores de las bicicletas están hechos de tubos?
6. El cuento de las siete barritas.
1
a= π D2 x
4
1
a= π D2 x 1.100.000 x 8 = 6.900.000 D2 gramos
4
Figura 47. ¿Cuáles son las cargas que destruyen los alambres de los diversos
metales? (la sección es igual a 1 mm2)
corrientemente, se coloca una tabla con las cantidades de estas fuerzas, la tabla de
la resistencia frente a la destrucción. Esta tabla se encuentra expuesta en el dibujo
47. Observándola se puede ver que, por ejemplo, para la destrucción de un alambre
de plomo (de 1 mm2 de sección) hace falta una fuerza de dos kilogramos; para un
alambre de cobre, una fuerza de 40 kilogramos y para uno de bronce, una fuerza de
100 kilogramos.
La técnica, sin embargo, nunca permite que las barras y pesos se encuentren bajo
la influencia de tal esfuerzo. Una construcción semejante sería insegura. Defectos
muy insignificantes, casi imperceptibles para los ojos, en el material, o también
sobrecargas casi insensibles, debido a vibraciones y cambios de la temperatura, son
suficientes para que las barras se doblen, los pesos se descompongan y lo
levantado se desplome. Necesariamente hacen falta “reservas de la solidez”. Es
decir, lo imprescindible para que las fuerzas que actúan formen únicamente una
parte de las cargas de la descomposición, la cuarta, sexta, octava parte, en
consideración con el material y las condiciones de su servicio.
Volvamos a nuestro cálculo anterior: “¿qué fuerza bastará para la destrucción de un
alambre de cobre cuyo diámetro es de D centímetros?” Su sección es igual a ¼ de π
D2 cm2. O bien 25 π D2 mm2. Consultando nuestra tabla ilustrada encontramos que
en el caso de una sección de 1 mm2, un alambre de cobre se destruye por una
fuerza de 40 kilogramos. Esto quiere decir, que para la destrucción de nuestro
alambre basta una fuerza de 40 X 25 π D2 = 1,000 π D2 kilogramos = 3140 D2.
El alambre pesa como hemos calculado 6900 D2 kilogramos, es decir, 2,2 veces
más. Se verá por lo tanto, que el alambre de cobre no sirve para medir el fondo del
océano, incluso sin el efecto de ninguna “reserva de solidez”, con una longitud de 5
kilómetros, él se rompería solo debido a su propio peso.
aumentaría en cuatro veces más. La longitud límite no depende del grosor del
alambre (el grosor es proporcional al peso) sino del material: para el hierro existe
una longitud, para el cobre, otra; y para el bronce una tercera. El cálculo de las
longitudes límites no es muy difícil; después del cálculo realizado en el párrafo
anterior, el lector mismo puede realizarlo sin grandes explicaciones. Si la sección
transversal del alambre es s cm2, la longitud L km y el peso de 1 cm3 de su
sustancia es p gramos, entonces todo el alambre pesa 100,000 s L p gramos; y
puede resistir una carga de 1,000 Q X 100 s = 100,000 Qs gramos, siendo Q la
carga destructora sobre 1 mm2 (en kilogramos). Esto quiere decir que en el caso
mencionado
100.000 Q s = 100.000 s L p
L=Q/p
Por esta simple fórmula es fácil calcular la longitud límite para el alambre o hilo de
cualquier material. Para el cobre hemos encontrado ya anteriormente su longitud
límite en el agua.
Fuera del agua ésta es todavía menor e igual a
Q / p = 40 / 9 = 4,4 kilómetros.
He aquí las longitudes límites para los alambres de algunos otros materiales:
Figura 48. Un alambre de acero de cromo-níquel aguanta una carga de 200 kg por
mm2
1
En los últimos tiempos, para la medición del fondo del mar no se ha utilizado ninguna plomada con alambre, sino
el reflejo del sonido del fondo del agua (la “ecoplomada”).
L = 62 / 7 = 8,8 kilómetros
Pero el lugar más profundo del océano se encuentra todavía más bajo. Por lo tanto,
hace falta utilizar materiales algo menos sólidos y debido a esto la plomada debe
ser utilizada de un modo muy cuidadoso si se quiere medir los lugares más
profundos del océano.
Las mismas dificultades surgen también en los casos de “exploraciones” de la masa
atmosférica, con ayuda de serpentinas con aparatos auto-registradores. En un
observatorio, cerca de Berlín, se utiliza una serpentina de 9 kilómetros, cuyo
alambre no sólo tiene que resistir la tensión de su propio peso, sino también la
tensión ocasionada por la temperatura y el peso de la serpentina propiamente tal (el
tamaño de la serpentina es de 2 x 2 m.)
es decir de 1/500 mm2. Lo que quiere decir que si una carga de 100 gramos se
sostiene con un área de 0,002 mm2, al mm2 entero le corresponderá una carga de
50,000 gramos ó 50 kilogramos. Si dirigimos nuestra vista hacia la tabla que indica
la resistencia de los materiales (dibujo 47), veremos que el pelo del hombre por su
resistencia debe tomar un lugar entre el cobre y el hierro... ¡Así es que el pelo es
más fuerte que el plomo, el zinc, el aluminio, el platino, el cobre y cede su lugar
únicamente al hierro, al bronce y al acero!
Por esto es por lo que se puede dar fe al autor de la novela “Salambó” cuando dice
que los antiguos pobladores de Cartago consideraban que el pelo de la mujer era el
mejor material para transportar sus pesadas máquinas-proyectiles.
No nos debe por lo tanto extrañar el dibujo 49, que representa una plataforma de
un tren y dos automóviles de carga, suspendidos de la trenza de una mujer; es fácil
de calcular que una trenza de 200,000 pelos puede aguantar una carga de 20
toneladas.
50), apoyada en cada extremo, obra el peso Q. Bajo la influencia del peso, la barra
desciende. ¿Qué sucede entonces? La capa de arriba de la viga se contrae y la capa
de abajo, por el contrario, se dilata, y algunas capas medias (“neutrales”) no
pueden ni contraerse ni dilatarse. En la parte de la viga que se dilata se produce
una fuerza elástica que se opone a la dilatación; y en la parte que se contrae una
fuerza opuesta a la contracción. Una y otra de las fuerzas intentan enderezar la viga
y esta reacción al plegamiento crece al paso de la dilatación de la viga (si no se
llega hasta el límite llamado “límite de elasticidad”), mientras no se alcanza esta
tensión que el peso Q no puede vencer, el encorvamiento continúa.
Se comprueba que la mayor reacción frente al encorvamiento se realiza en este
caso en las capas más altas y más bajas de la viga: la parte media participa tanto
menos en él, cuanto más cerca se encuentra de las capas neutrales.
Sacando de esto una deducción, un especialista preveía: “Como el material que se
encuentra cerca de las capas neutrales participa débilmente en la resistencia de la
sinuosidad, es ventajoso centralizar más material en la superficie, alejándolo de las
partes medias. Tal reparto útil del material fue realizado en el caso de las vigas de
hierro (dibujo 51). Estas tienen los mismos fundamentos con iguales plataformas de
sección que tienen una estrechez ventajosa”.
Ahora es comprensible para el lector la ventaja de los tubos frente a las barras.
Completamos todavía más el número de ejemplos. Tenemos dos barras redondas de
la misma longitud; una es compacta y la otra es hueca, las secciones de las barras
huecas son iguales y de la misma anchura. El peso de ambas barras es
naturalmente el mismo. Pero la diferencia de la reacción de la tensión es muy
Traducción de Ruth Kann 9 Preparado por Patricio Barros
Antonio Bravo
Mecánica para todos www.librosmaravillosos.com Yakov Perelman
grande: el cálculo indica que la barra en forma de tubo2 es 112% más firme (frente
a roturas) es decir más del doble.
Para todos es conocido el antiguo cuento sobre las siete barritas. Para convencer a
sus hijos de que debían vivir como amigos el padre les propuso romper un puñado
de siete barritas. Los hijos intentaron hacer esto sin éxito. Entonces el padre
quitándoles el puñado, los desató y rompió fácilmente cada una de las barritas por
separado. El sentido de dicho cuento es para nosotros sólo completamente claro si
lo investigamos también desde el punto de vista de la Mecánica, es decir, desde el
punto de vista de la teoría de la resistencia.
La magnitud de la rotura de las barritas se mide en Mecánica por la llamada "flecha
de pie-rotura" x (dibujo 52). Cuanto más pronunciada es la flecha en la barra dada,
tanto más cerca está el momento de la rotura. La magnitud de las flechas de pre-
rotura se refleja en la siguiente fórmula:
2
En caso de que el diámetro del arco sea igual al diámetro de la barra compacta.
p = P / 81
Vemos, por consiguiente, que el padre rompiendo las siete barritas cada una
separadamente necesitaba para esto 80 veces menos fuerza que los hijos queriendo
romper el manojo.
Capítulo 8
Trabajo, Fuerza, Energía
Contenido:
1. Lo que muchos no saben sobre la unidad trabajo
2. ¿Cómo se mide un kilogramómetro de trabajo?
3. Cómo no se debe calcular el trabajo
4. El tiro de un tractor
5. Fuerzas motrices vivas y mecánicas
6. Cien liebres y un elefante
7. Las máquinas son los esclavos de la humanidad
8. ¿Cómo se pesa una “caída”?
9. El problema de Aristóteles
10. El embalaje de las cosas frágiles
11. ¿Qué es la energía?
12. Los mecanismos que se conducen a sí mismos
13. La obtención del fuego por medio del frotamiento
14. La energía trasmitida por un muelle
¡Una parte tan decisiva del trabajo quedó olvidada inconscientemente debido a la
apreciación inexacta de los kilográmometros!
Ahora es claro, cuán necesario es el complemento de esta apreciación:
El kilogramómetro es el trabajo de alzar de la superficie de la tierra una carga
primitivamente inmóvil de un kilogramo hacia una altura de 1 metro, en tales
condiciones que al final del alzamiento la velocidad de la carga es igual a cero.
Hace falta una fuera mayor. Lo superfluo de estas fuerzas para levantar el peso
produce la aceleración del movimiento. Pero la ininterrumpida acción de una fuerza
producirá una aceleración de la carga alzada; por esto, nuestro peso tendrá al final
una pequeña velocidad, no igual a cero, y esto significa que la realización del
trabajo no es igual a un kilogramómetro, sino que es mayor.
¿Cómo hay que conducir para que el alzamiento de un peso de 1 kilogramo hasta un
metro de altura, contenga exactamente un kilogramo de trabajo? Es necesario subir
el peso meditándolo mucho. Al principio del alzamiento hace falta apretar el peso
desde abajo con una fuerza mayor a un kilogramo. Habiendo adquirido así el peso
alguna velocidad en dirección hacia arriba, es útil eliminar la presión de la mano
sobre el peso y dejarlo moverse por su propia inercia. En este momento, cuando la
mano deja la presión sobre el peso, hace falta obrar de tal modo, que moviéndose
más por inercia, el peso termina su camino de 1 metro exactamente en aquel
momento en el cual su velocidad es igual a cero.
Se puede obrar también de otro modo: hace falta durante toda la extensión del
resto del camino retener con la mano el movimiento del peso, pero que su velocidad
llegue a cero en el momento de terminar la distancia de 1 metro. Actuando de tal
modo, es decir, añadiendo al peso fuerzas de un kilogramo no permanentes, sino
temporales, transformando así la cantidad de un kilogramo en cero, y
restableciendo al fin la antigua cantidad mayor de un kilogramo en cero, y
restableciendo al fin la antigua cantidad de un modo negativo, podemos lograr
también que el trabajo sea también igual a un kilogramómetro.
850 x 2 / 60
Esto contiene el error siguiente. Ante todo el autor deja a un lado que la dirección
del peso del automóvil no coincidía con la dirección de su movimiento, e hizo su
cálculo como si el automóvil se elevase perpendicularmente hacia el espacio.
Después, el número de los kilogramos fue multiplicado no con el número de los
metros del camino, sino con el número de los kilómetros; el resultado, por lo tanto,
no corresponde a kilogramo-metros sino a “kilogramokilómetros”.
Esencialmente, por una u otra causa, por lo expuesto en el problema no es posible
calcular la potencia del automóvil. Para este cálculo es imprescindible conocer la
fuerza que pone en marcha al automóvil. Ella es igual a la resistencia que ofrece el
automóvil porque (en caminos horizontales) sólo esta resistencia es capaz de
superar las fuerzas motrices. Si la resistencia para el automóvil en la carretera es
1
Un lector me objetó que hay algunos casos en los cuales los cuerpos pueden poseer en el punto final del camino
alguna velocidad que hace falta tomar en consideración. De ello, él extrae la conclusión, que la fuerza de un
kilogramo realizada en el camino de 1 metro es un trabajo mayor a un kilogramómetro. Es completamente exacto
que en el punto final del camino, el cuerpo posee alguna velocidad. Pero el trabajo de la fuerza consiste
exactamente en que ella transmite a los cuerpos una velocidad determinada, y les da una reserva auténtica de
energía cinética, que es exactamente un kilogramómetro. Si esto fuese así, sería alterada la ley de la conservación
de la energía: se recibiría menos energías de la que fue gastada.
Otra cosa sucede en el caso de un alzamiento vertical del cuerpo; en la subida de 1 kilogramo a una altura de 1
metro, la energía potencial aumenta a más de 1 kilográmetro, y una vez arriba este cuerpo adquiere además
alguna energía cinética: él recibe así más energía que la que fue gastada.
850 x 0,02
Este es un número 20 veces mayor que el encontrado por nuestro autor. Se presta
para reflejar la potencia no sólo del número de los kilográmometros en el segundo,
sino de una unidad mucho mayor, el llamado “caballo de vapor”. Un caballo de
vapor2 es igual a 75 kilogramos por segundo. Es decir, la potencia de nuestro
automóvil es igual a
4. El tiro de un tractor
Problema:
La potencia del tractor Fordson “en circuito” es igual a 10 caballos de vapor. Cuál
será la fuerza de su tiro en cada una de sus velocidades, cuando la
Solución:
2
A veces se habla también de “fuerza de caballo”. De este término ya caducado sería conveniente sacar la
conclusión para decir: la fuerza de caballo no es una fuerza sino una potencia y además no de uno sino de 1 y ½
caballo vivo
70 x 6 x 0,17 = 71 kilográmometros
Pero es natural que tal esfuerzo de trabajo lo podemos aguantar solamente algunos
minutos, y después hace falta descansar. Si tomamos en consideración estos
intervalos de inactividad, entonces el promedio de nuestro trabajo no excederá a
0,1 caballos de vapor.
Hace poco tiempo, en Inglaterra, en un período de campeonatos de carreras de
velocidad, (100 yardas, es decir 90 metros) se presentaron casos en los cuales ¡el
corredor desarrolló una potencia de 550 kilográmometros, es decir, 7,4 caballos de
vapor!
El caballo vivo también puede elevar su potencia en 10 veces mayor y aun más.
Saltando, por ejemplo, en intervalo de un segundo a una altura de 1 metro, el
caballo con un peso de 500 kilogramos, realiza un trabajo de 500 kilográmometros
(dibujo 55) esto corresponde a una potencia de
No olvidemos que la potencia del caballo de vapor es una y media veces mayor que
la de un caballo vivo, y por lo tanto, en el caso indicado, tenemos que ver con un
aumento de la potencia de más de 10 veces.
En los trabajos del campo, sucede que tanto el hombre como el caballo pueden
trabajar a veces con sobrecarga de 200%, es decir, desarrollan una potencia triple
en comparación con la normal. Esta capacidad de las fuerzas motrices vivas, de
Figura 55. ¿Cuándo el caballo vivo desarrolla una potencia d 7 caballos de vapor?
“Desde algunos puntos de vista, dice con relación a esto, el físico Soddy, el caballo
indudablemente más útil que la máquina.
En efecto, esto no lo podemos imaginar hasta que no vemos un automóvil en un
lugar donde un coche es arrastrado fácilmente por dos caballos mientras que para
Y así, cinco caballos que trabajan juntos no producen un tiro cinco veces mayor,
sino solamente 3½ veces mayor; 8 caballos desarrollan una fuerza sólo 3,8 veces
mayor que las fuerzas de tiro de un solo caballo, y aumentando aún más el número
de los caballos que trabajan juntos, el resultado es todavía peor.
De allí se deduce, que el tiro, por ejemplo, de un tractor con diez caballos de vapor
no puede ser sustituido por un tiro de 15 caballos vivos que trabajan.
En general, ninguna cantidad de caballos vivos es capaz de sustituir a un solo
tractor, incluso si éste es tan poco potente como el “Fordson”.
Los franceses tienen un proverbio que dice: “cien liebres no hacen un elefante”. Con
menos razón podemos decir: “Cien caballos no pueden sustituir a un solo tractor”.
Figura 57. La parte negra de cada caballo indica la parte del peso de un caballo que
corresponde a un caballo de vapor de los diversos motores mecánicos.
Hace cien años la máquina más potente fue el motor de vapor de 20 caballos que
pesó 2 toneladas. Al caballo de vapor correspondía el peso de 100 kilogramos de la
máquina. Identificando el caballo vivo con el caballo de vapor para simplificar la
capacidad de trabajo (aunque en realidad esta unidad de la potencia supera en 1½
veces a la capacidad del caballo vivo), un caballo de vapor pesa 500 kilogramos
(peso medio del caballo) y en caso de cualquier motor mecánico un caballo de vapor
Figura 58. La relación entre el peso de un motor de aviación y un caballo vivo con
potencias iguales
Todavía más claro es el dibujo 58; aquí el pequeño y el gran caballo representan
claramente la insignificancia del peso de los músculos de acero en comparación con
la gran masa de los músculos de los animales.
3
En caso de algunos motores de avión modernos, el peso se elimina hasta ½ kilogramo por caballo de vapor y
menos aún.
Transformándola en energía mecánica —en un 100 por 100— ella nos suministraría
427 kilográmometros de trabajo, es decir, ella podía elevar una carga de 427
kilogramos a 1 metro de altura (dibujo 60). En la realidad, los motores movidos por
calor, de nuestra época, aprovechan solamente un 10 a un 30% de cada caloría
consumida por el calor; ellos extraen del calor solamente 100 kilográmometros del
trabajo en vez de los 427 que podían extraer teóricamente.
4
En el momento a c t u a l la preeminencia debe ser c o n c e d i d a al motor cohete de gasolina de oxígeno preparado
en Berlín por los ingenieros alemanes de “Unión para la Navegación interplanetaria”; con un peso de 250 gramos el
motor desarrolla 1,380 ind. de caballos de vapor, es decir, un caballo de vapor corresponde a 5,5 gramos.
Figura 60. Una caloría convertida en trabajo mecánico, es capaz de subir 427
kilogramos a una altura de un metro
¿Cuál es la fuente de energía mecánica, entre todas las que creó la inventiva
humana que se puede llamar la más potente? El arma de fuego.
La escopeta moderna con un peso total de 4 kilogramos (de los cuales pertenecen a
la parte de la escopeta que actúa solamente la mitad) desarrolla en el momento del
disparo 400 kilográmometros de trabajo. Esto parece no muy importante, pero no
olvidemos que la bala se encuentra bajo la acción de los gases de la pólvora
solamente en un espacio insignificante de tiempo, mientras que está dentro del
cañón de la escopeta, es decir en un espacio de un 800 avo de segundo.
Así como la potencia de la fuerza motriz se mide por la cantidad del trabajo
ejecutado en un segundo, nosotros si nos referimos al trabajo de los gases
impulsores en un segundo completo, recibimos para la potencia del arma de fuego
la enorme cantidad de 400 x 800 = 320.000 kilográmometros por segundo o 4,300
caballos de vapor.
Pero si se divide esta potencia entre el peso de las partes que actúan dentro de la
estructura de la escopeta (2 kilogramos), sabremos que un caballo de vapor
corresponde en este caso a un peso tan insignificante del mecanismo ¡como es el de
½ gramo!
Imaginemos un caballo diminuto de un peso de ½ gramo; ¡este enanito, que parece
un escarabajo posee la potencia de un caballo normal!
Si además no se tiene en cuenta la cifra proporcional, si no se plantea el problema
de la potencia absoluta, entonces todos los records son batidos por las armas de
artillería. Un cañón de artillería americano arroja una bala de 900 kilogramos con
una velocidad de 500 metros por segundo, desarrollando en 100 ava parte de un
segundo aproximadamente 11 millones de kilográmometros de trabajo. El dibujo 61
da un aspecto visual imaginativo de este enorme trabajo: este dibujo indica que
este trabajo tiene el mismo valor que el alzamiento de una carga de 75 toneladas
(una locomotora de 75 toneladas) hacia la altura de la pirámide de Keops (145
metros). Este trabajo se desarrolla en la 0,01 parte de un segundo; de ahí resulta
que nosotros tenemos que ver en este caso con una potencia de 1.100 millones de
kilográmometros o 15 millones de caballos de vapor por segundo. ¡Tantos caballos
vivos es difícil juntarlos en toda la URSS!
En el dibujo 62 demostramos además por medio de una ilustración la energía de un
gran cañón de barco.
Figura 62. El calor que corresponde a la energía del cañón de un barco basta para
derretir 36 toneladas de hielo
Esto consiste en que el cuerpo que cae produce, cayendo con toda fuerza, un
aumento de su peso. Por el cálculo siguiente lo vemos claramente. Dejamos caer 10
gramos al platillo de la balanza desde una altura de 10 centímetros. Estos 10
gramos alcanzan el platillo con una reserva de energía, semejante a la
multiplicación del peso por la altura desde la cual cayeron:
F x 0,02 = 0,001
resulta que
Así, la porción de mercancía cuyo peso en total es de 10 gramos, tiene cuando cae
desde encima hacia el platillo, una fuerza de 50 gramos. El comprador no ha
recibido el peso completo, sino que a éste le faltan 40 gramos, a pesar de que se
aleja del mostrador, con la seguridad de que la mercancía comprada tiene el peso
completo.
9. El problema de Aristóteles
2.000 años antes de que Galileo (en 1630) expusiera las leyes de la Mecánica,
Aristóteles escribió su obra “Problemas mecánicos”. Entre las 36 preguntas que
están expuestas en esta obra, se encuentra también la siguiente:
“¿Por qué si sobre un árbol cae un hacha de gran peso el árbol es lesionado de una
manera insignificante en tanto que si se alza un hacha de menor peso y se golpea
con ella al árbol, éste se rompe?” Por tanto, en este caso la carga que cae es menos
destructora que el hacha que es levantada y lanzada contra el árbol”.
Este problema no lo pudo resolver Aristóteles debido a los conceptos mecánicos
incipientes y confusos todavía de su época.
Veamos pues más detalladamente el problema del pensador griego.
¿Qué energía cinética posee el hacha en el momento en que golpea contra el árbol?
Primero posee la energía que le es transmitida por la ascensión, debido a que el
hombre eleva el hacha, y segundo, la que recibe el hacha por el movimiento
descendiente. Por ejemplo, si el hacha pesa 2 kilogramos y asciende a una altura de
2 metros, por el ascenso le es administrada una energía de 2 X 2 = 4
kilográmometros. El movimiento descendente se encuentra bajo el efecto de dos
fuerzas: la fuerza de la gravedad y la fuerza muscular de la mano. Si el hacha se
encontrase solamente bajo el efecto de su propio peso, entonces poseería al final de
su caída sólo una energía cinética igual a la que tenía como reserva en el final del
ascenso, es decir 4 kilográmometros. La fuerza de la mano acelera el movimiento
del hacha hacia abajo y le suministra una energía cinética adicional; si la presión de
la mano en el movimiento ascendente y descendente es uniforme, entonces la
energía adicional del descenso, es igual a la ganada por el ascenso, es decir es igual
a 4 kilográmometros. Así, en el momento del golpe sobre el árbol el hacha posee
una energía de 8 kilográmometros.
Además, alcanzado el árbol, el hacha se hunde en él. ¿Con qué profundidad? Con la
profundidad de 1 centímetro. En el corto camino de 0,01 metros, la velocidad del
hacha es igual a 0, y por lo tanto, el peso de la caída de su energía cinética se gasta
por completo. Sabiendo esto, no es difícil calcular la fuerza de la presión del hacha
sobre el árbol. Indicando esta fuerza por la letra F, logramos la ecuación
F x 0,01 = 8
La acción del sable se explica también derivado de las mismas causas. Es claro que
una gran importancia tiene el que la acción de las fuerzas se concentra sobre el filo,
el cual tiene una superficie muy fina; la presión que recibe cada centímetro
cuadrado de este filo, es enorme (se trata de miles de atmósferas). Sin embargo,
también es de una gran importancia la oscilación; durante el golpe que se asesta, el
fin del sable describe un camino de 1½ metros, pero el cuerpo la víctima se
encuentra sólo a algunas decenas de centímetros de distancia. La energía contenida
en el camino de 1½ metros se gasta en un camino que es de 10 a 15 veces menor.
La sección de la mano del combatiente, debido a estas causas, refuerza esta
correlación de 10 a 15 veces más.
Figura 63. ¿Para qué se envuelven los huevos con viruta o paja al quererlos
proteger de los golpes?
Figura 64. Trampa de elefantes, como la preparan los habitantes de las selvas
africanas
El oso empuja contra el obstáculo, la viga da una vuelta pero vuelve al mismo lugar
y golpea fuertemente al animal. El oso empuja otra vez contra la viga con gran
fuerza.
Con una furia cada vez creciente el oso sigue golpeando a la viga, pero ésta asesta
a su vez al animal también golpes cada vez más fuertes y sensibles. Debilitado por
la lucha el oso cae al fin hacia abajo, encima de gruesas y afiladas estacas que se
encuentran alrededor del árbol.
Esta trampa ingenua no necesita carga. Habiéndose debilitado el primer oso, ella
puede terminar con el segundo, tercero y demás, sin ninguna participación del
hombre. ¿De dónde viene la energía del golpe que debilita al oso que se encuentra
encima del árbol?
En este caso, el trabajo se produce a costa de la energía del mismo animal. El oso
mismo se cansa con la viga y prepara su propia caída. Empujando la pesada viga, el
oso debilita la energía de sus músculos en relación a un aumento potencial de la
energía de la viga, que además se transforma en energía cinética debido a la caída
de la viga.
Como el oso se encuentra trepado sobre un árbol, él tiene que gastar una parte de
su energía muscular en una energía potencial para sostener a su propio cuerpo y
como él, bajo el efecto de la energía del golpe, se siente debilitado, se ve obligado a
caer. En una palabra, el oso se pega a sí mismo, se debilita a sí mismo y se cae por
sí mismo encima de las estacas. Cuanto más fuerte es un animal tanto mayor es el
daño que sufre en una situación tal.
la palanca AB a cada paso se hace una doble vacilación, con cuya ayuda el diente
mueve a la flecha de la esfera y registra los pasos del caminante.
atasque el polvo que impidan la marcha del mecanismo y produzcan roces; y lo que
es más importante todavía: no es preciso preocuparse por dar cuerda al reloj5.
¿Se puede considerar que tales relojes no necesitan la energía de sus propietarios
para continuar su marcha? No, ellos exigen la misma energía muscular que es
necesaria para poner en marcha un reloj corriente. El movimiento de la mano, que
lleva tales relojes exige una pérdida superflua de energía que puede compararse al
movimiento de la mano que da cuerda a un reloj de construcción normal: una parte
de la energía se dispersa, igual que en el caso del medidor de pasos que empuja y
mueve el muelle elástico.
Se cuenta que el propietario de una tienda en América “intentó” utilizar el
movimiento de las puertas de su tienda, para poner en marcha algunos mecanismos
de muelles que fueron utilizados para realizar un trabajo doméstico. El inventor
estimó que él había encontrado una fuente gratuita de energía porque los
compradores “tenían que abrir necesariamente las puertas”. En realidad, aquellos
clientes que abrían las puertas tenían que hacer un esfuerzo suplementario para
poner en marcha los resortes en contacto con ellas. Hablando de un modo más
simple, el propietario de la tienda obligaba a cada uno de sus clientes a trabajar en
beneficio suyo.
En los dos casos mencionados, no tenemos que ver, dicho claramente, con
mecanismos de movimiento propio sino sólo con organismos que son puestos en
marcha por la fuerza muscular del hombre sin que éste se dé cuenta de ello.
5
Uno de los lectores de este libro que ha tenido que trabajar con relojes de auto movimiento, me informó con
referencia a ellos lo siguiente: “Trabajando en el Laboratorio Central Científico Técnico para la construcción de
relojes, he recibido de Suiza dos modelos de dos casas comerciales que producen estos relojes en gran cantidad. Se
nos había dicho que tales relojes serían muy convenientes para herreros, sastres, pianistas y especialmente para
maquinistas, pero que no servían para trabajadores intelectuales. Con esta suposición nos olvidábamos de una
característica muy importante para la marcha de estos relojes: para ponerlos en marcha hacía falta solamente un
impulso insignificante. Resulta que dos o tres movimientos que impulsan el martillo pesado al ajustarse más
rápidamente, bastan para que el reloj marche de tres a cuatro horas". De esto resulta que para el trabajo de un
reloj de bolsillo durante todo un día basta una energía de 0,1 a 0,15 kilográmometros.
nosotros agarró dos palos y comenzó a frotarlos uno contra el otro. Al cabo de dos
horas estábamos tanto nosotros como los palos cubiertos de hielo (esto sucedía en
invierno). Maldecíamos fuertemente a los indios, a los exploradores y a los libros
que nos habían servido como consejeros”.
Sobre un fracaso semejante informó también otro escritor americano Jack London
en su obra: Lobos de mar.
“Guardo muchos recuerdos de los fracasos sufridos ensayando este medio sin tener
éxito. Me acuerdo de un corresponsal de periódico que viajaba entre Alaska y
Siberia. Le encontré una vez en casa de unos amigos donde él contó cómo había
logrado producir fuego exactamente por medio del roce de varios palos. El relató
este hecho de un modo muy divertido e inimitable, pareciéndole un acontecimiento
nada corriente. Como conclusión dijo: “Los isleños de los mares del sur
posiblemente son capaces de realizar esto; posiblemente también los malayos
tienen éxito en estos casos pero sin duda esto es superior a las capacidades del
hombre blanco”.
Julio Verne, en su obra, La isla del misterio, describe casos semejantes de fallos
completos. Aquí relatamos una conversación que tuvo lugar con respecto a esto
entre el marinero Penkrof y el joven Heriberto:
—“Podríamos hacer fuego como los salvajes, es decir frotando un trozo de madera
contra otro”.
—“Cómo no, hijo mío, probaremos; pero veremos que con tales medios tú no serás
capaz de hacerlo, y además del esfuerzo te saltaría la sangre de las manos”.
—“Sin embargo este medio está todavía muy extendido en las islas del Océano
Pacífico”.
—“No dudo de ello —contestó el marinero— pero creo que los salvajes deben poseer
una capacidad especial para lograrlo. Yo he intentado más de una vez hacer fuego
por este medio y decididamente doy preferencia a los cerillos”.
“Penkrof —sigue contando Julio Verne— probó a pesar de esto el hacer fuego por
medio del frotamiento de dos trozos de madera seca. Cuando a él y a Nabo (un
negro) se les habían gastado las energías, la madera apenas estaba un poco
caliente; ellos reanudaron de nuevo su trabajo con fuerzas como para lograr la
ebullición de una caldera de un barco trasatlántico. Pero el resultado continuó
negativo; el trozo de madera apenas se calentaba incluso menos que las personas
que realizaban el experimento”.
“Después de una hora de trabajo, Penkrof comenzó a enojarse y lanzó el trozo de
madera a lo lejos.”
“Pronto pasará el invierno y vendrá el calor, entonces averiguaré como los salvajes
logran el fuego por este procedimiento —dijo él—. Es posible que ellos consigan el
fuego por sus amuletos especiales y mandaré al diablo a unos y a otros”.
Las causas del fracaso consisten en que no se habían preparado las cosas como era
necesario. Una gran parte de los pueblos primitivos logran el fuego no por un
frotamiento sencillo de un palo contra otro, sino por la acción de taladrar la punta
de un palo contra otro (dibujo 68).
La diferencia entre estos métodos se explica fácilmente haciendo una observación
detallada.
El palo CD (dibujo 69), que se mueve de un lado al otro sobre el palo AB, hace por
segundo dos idas y vueltas de veinticinco centímetros. La fuerza de la mano que
oprime los palos, la valoramos en dos kilogramos (la cifra es elegida algo
arbitrariamente pero es verosímil). Como la fuerza del frotamiento de la madera es
aproximadamente un 40% de las fuerzas que presionan sobre los pedazos que
trabajan, la fuerza que obra en este caso es 2 X 0.4 = 0,8 kilogramos y su trabajo
es un espacio de 50 centímetros, abarca 0,8 X 0,5 = 0,4 kilográmometros.
6
1 kilogramómetro transformado completamente en calor da 2,3 calorías menores
7
El lector verá de los siguientes que la idea del resultado cambia poco, si el grosor del trozo de madera es algo
mayor.
ser importante, por lo tanto, la afirmación de Mark Twain de que los palos no sólo
no se calentaron por medio del frotamiento sino que incluso se cubrían de hielo, es
completamente verosímil. Una cosa muy diferente es la acción de taladrar (dibujo
68). Siendo el diámetro de la punta del palo que gira igual a 1 centímetro, esta
punta obra sobre una madera dentro de un margen de 1 centímetro. La oscilación
de la unión (dos idas y vueltas por segundo) es de 25 centímetros y la fuerza que
trabaja es igual a 2 kilogramos. El trabajo por segundo es en este caso también
igual a 0,8 X 0,5 = 0,4 kilográmometros y la cantidad del calor surgido por este
trabajo es de 0,92 calorías menores. Pero la extensión de la madera que se calienta
es mucho menor que en el caso primero: 3,14 X 0,05 = 0,15 cm3 y su peso es
0,075 gramos. Es decir, la temperatura debe subir teóricamente en el hoyo de la
madera por segundo a
8
A más de la acción de taladrar, entre los pueblos primitivos se practica también otro método para obtener fuego
por medio del frotamiento, con ayuda del “arado de fuego” o también la “sierra de fuego”. En ambos casos, la parte
de la madera que se enciende, la flor de la madera se encuentra protegida frente al peligro del enfriamiento. El
escritor de este libro ha encontrado la descripción más detallada sobre los ejemplos de producir fuego por parte de
los pueblos primitivos en el libro del profesor E. Beile, “La cultura de los pueblos no civilizados”.
los ejes de los carros mal engrasados se encienden: la causa es en este caso la
misma.
¿Es esto así? ¿Por qué debemos pensar que la energía en este caso desapareció sin
efecto? Ella puede conservarse en forma de energía cinética hasta el momento en
que el muelle sumergido en el ácido estalla, transmitiendo el movimiento.
Capítulo 9
El Rozamiento y los Medios de Resistencia
Contenido:
1. En las montañas heladas
2. Con el motor apagado
3. La rueda del carro
4. ¿En qué consiste el consumo de la energía de la locomotora y de un barco
de vapor?
5. Piedras arrastradas por el agua
6. La velocidad de caída de la lluvia
7. El enigma de la caída de los cuerpos
8. La corriente se efectúa abajo
9. Cuando cae una lluvia fuerte
Solución:
Si el trineo se deslizase por la pendiente sin rozamiento, no se pararía nunca. Pero
el trineo se mueve con un rozamiento, incluso aunque éste no sea muy grande: el
coeficiente del rozamiento de los palos del trineo, que son de hierro, sobre la
pendiente es igual a 0,02. Por esto el trineo se mueve solamente hasta el momento
en que la energía, adquirida por el deslizamiento de la montaña, no se gasta
completamente debido a la resistencia del rozamiento.
Para poder calcular la longitud de este camino, hace falta definir cuánta energía
acumula el tuneo que se desliza por el monte. La altura AC (dibujo 71) desde la cual
el trineo parte es igual a la mitad de AB (el cateto frente al ángulo de 30 grados
abarca la mitad de la hipotenusa).
En el recorrido del trineo por el camino horizontal, la longitud que indicamos por x,
el trabajo del rozamiento es 0,02 Px kilográmometros. De la ecuación
0,2 Px = 5,79 P
Solución:
Esta solución es semejante a la anterior, pero la acumulación de las reservas de
energía se calcula en este caso de otro modo. La energía del movimiento del
automóvil (sin fuerza viva)
a = mv2 / 2
es igual siendo m la masa del automóvil y v su velocidad. La reserva del trabajo que
se dispersa en el camino es x, por lo tanto, la fuerza que actúa sobre el automóvil
en su movimiento por el camino x es un 2% del peso P del automóvil. Tenemos
pues la ecuación:
mv2 / 2 = 0,02 Px
x=25 v2 / g
En el resultado definitivo no entra la masa del automóvil, esto quiere decir que la
prolongación de la marcha del automóvil después de haber apagado el motor no
depende de su masa. Si nos suponemos que v = 20 metros por segundo, g = 9,8
metros por segundo2 sabremos que la incógnita buscada es aproximadamente 1,000
metros; el automóvil puede marchar en un camino liso todo un kilómetro
habiéndose apagado el motor.
Figura 72. ¿Por qué la rueda delantera tiene que ser más pequeña?
El dibujo 72 indica el por qué en el caso de una posición inclinada del timón AO el
tiro OP del caballo que se descompone formando las direcciones OA y OR, produce
una fuerza (OH), orientada hacia arriba y facilita el sacar el carro de los baches. En
caso de una posición horizontal del timón (dibujo 72, derecha), no se logra producir
esta fuerza que es orientada hacia arriba, y en este caso sería difícil el sacar a los
carros de los baches. En caminos muy lisos, donde no existen desigualdades, la
posición baja del eje de la rueda delantera, sobra.
Pasemos ahora a la pregunta del problema: ¿por qué la rueda de atrás no tiene el
mismo diámetro que la delantera? La causa es que la rueda grande es más
favorable que la pequeña porque produce menos rozamiento. El rozamiento de los
cuerpos que ruedan, el llamado rozamiento de segunda clase, es proporcionalmente
contrario al radio. De ahí resulta claramente la utilidad del diámetro grande de la
rueda de atrás.
1
Lo dicho no está relacionado con aquellos barcos (llamados deslizadores), que se deslizan sobre el agua casi sin
sumergirse en ella, los cuales sufren una resistencia casi sin importancia por parte del agua, y desarrollan una gran
velocidad.
b = c * a/2
F * a/2 ≤ P * a/2
es decir,
F≤P
Ft = mv
en la cual t indica la duración del efecto de las fuerzas, m, la masa de agua que
participa en la presión de t por segundo y v la velocidad de la corriente.
La masa m del agua, que presiona en t segundos sobre la cara S, igual a
Svt = a2 vt
Ft = mv = a2 vt = a2 v2 t
F = a2v2
El peso P del cubo en el agua es igual a su volumen (a3), aumentado por el peso
específico d de su materia, menos el peso de este volumen en el agua (ley de
Arquímedes).
P = a3d - a3 (d - 1)
a2v2 ≤ a3 (d - 1)
a ≥ v2 / (d - 1)
El borde (a) del cubo puede resistir a la fuerza de corriente, cuya velocidad es v,
proporcional a la segunda potencia de la velocidad (v2). El peso del cubo es, como
sabemos, proporcional a la tercera potencia de su borde (a3). De ahí resulta que el
peso del agua que arrastra una piedra en forma de cubo aumenta en seis la
potencia de la velocidad de la corriente, según la fórmula
(v2)3 = v6
En esto consiste la "ley de Eri”, la hemos visto aplicada a una piedra de forma
cúbica, pero no es difícil aplicarla a cuerpos de cualquier forma.
Para la comprobación de esta ley imaginemos tres ríos; la velocidad del segundo río
es dos veces mayor que la velocidad del primero, pero la del tercero es todavía dos
veces mayor, que la del segundo. Simplemente dicho, su velocidad se relaciona
como 1: 2: 4. Según la ley de Eri, el peso de la piedra que puede ser arrastrada por
esta corriente, corresponde a la relación 1: 26: 56 = 1: 64: 4096. Por esto si un río
tranquilo arrastra sólo guijarros de un peso de ¼ de gramo, un río dos veces más
veloz puede arrastrar piedras hasta de 6 gramos, y los ríos de las montañas que
corren con una velocidad todavía dos veces mayor, son capaces de arrastrar incluso
piedras de un peso de muchos kilogramos.
Así, las gotas de la lluvia no caen con una aceleración como las piedras que se dejan
caer sino de un modo igual. La causa de esto es que la resistencia del aire aniquila
por completo las fuerzas que producen la aceleración. Si esto no fuese así, si el aire
no retuviese la caída de las gotas de la lluvia, estas últimas serían para nosotros
bastantes peligrosas. Las nubes de la lluvia se descargan a veces a una altura de 1
a 2 kilómetros; cayendo desde una altura de 2,000 metros en un medio sin
resistencia, las gotas se estrellarían contra la superficie de la tierra con una
velocidad por segundo de
Peso de la gota (mg) 0,03 0,05 0,07 0,10 0,25 3,00 12,4 20,0
Radio (mm) 0,20 0,23 0,26 0,29 0,39 0,90 1,40 1,70
Velocidad (m/s) 1,7 2,0 3,5 2,6 3,3 5,6 6,9 7,1
2
En las primeras décimas partes del segundo, por ejemplo, loa cuerpos que caen libremente avanzan en total cinco
centímetros.
3
Con una velocidad que crece desde algunos metros por segundo hasta 330 metros (velocidad del sonido), la
resistencia del aire crece proporcionalmente al cuadrado de la velocidad.
Más tarde, la aceleración se disminuye cada vez más y por último es igual a cero:
desde este momento el cuerpo se mueve sin aceleración, es decir de un modo
proporcional. Y como la velocidad ya no aumenta, tampoco aumenta la resistencia;
el movimiento, continuamente igual no es alterado, no se acelera ni se disminuye.
Esto quiere decir que el cuerpo que cae en el aire debe, con excepción de algunos
momentos, moverse de un modo proporcional. Para la gota de agua este momento
llega muy pronto. La medición de la velocidad definitiva de la gota de agua
demuestra que su peso no es grande, especialmente tratándose de cosas pequeñas.
Para las gotas de 0,03 miligramos la velocidad es igual a 1,7 metros, para los de 20
miligramos es igual a 7 metros, pero para las gotas más grandes con un peso de
200 miligramos, la velocidad alcanza 8 metros; una mayor velocidad no ha sido
observada.
no de una manera completamente vertical sino algo más desviado; si por ejemplo,
la señal de la gota se encuentra en una 20ava parte de la circunferencia distanciada
de la apertura, el círculo hace 20 vueltas por minuto, la distancia entre las gotas es
igual a 40 centímetros, no es difícil calcular por esta velocidad conocida, la
velocidad de la caída de las gotas: las gotas necesitan para la distancia entre los
dos círculos (0,4 metros), aquel, tiempo en el cual el disco, que hace 20 vueltas por
minuto, es capaz de dar una 20ava parte de una vuelta. Este espacio de tiempo es
igual a
En 0,15 segundos la gota avanza en 0,4 metros; esto quiere decir que la velocidad
de la caída de la gota por segundo es igual a
flecha corresponde una masa mayor a la de una bala redonda; como lo expresan los
artilleros la "carga transversal" de la flecha es más efectiva que la de la bala, debido
a que la flecha vence fácilmente la resistencia del aire.
Ahora sabemos firmemente que en el vacío todos los cuerpos caen con la misma
velocidad y que la causa que provoca la diferencia de la velocidad de la caída de los
cuerpos en el aire, es su resistencia. Aquí, no obstante, surge una duda como la
siguiente: la resistencia que ofrece el aire al movimiento depende sólo de la medida
y de la forma del cuerpo; por esto se puede decir, que dos cuerpos, iguales en
tamaño y forma, pero diferentes en peso, deben caer con la misma velocidad: su
velocidad, que es diferente en el vacío, debe disminuirse igualmente bajo la acción
de la resistencia del aire. Un globo de hierro y otro de madera del mismo diámetro
deben caer con la misma velocidad como hemos deducido claramente de los hechos
que no permiten ninguna duda.
Utilizando mentalmente los servicios del tubo aerodinámico (capítulo 1) en el cual
introducimos algunas plomadas. Globos de hierro y de madera del mismo tamaño
están suspendidos de ellas y reciben desde abajo, por medio de una presión la
corriente de aire. Expuesto en otra forma, nosotros “reproducimos” la caída del
cuerpo en el aire: ¿cuál de los dos globos será más rápidamente arrastrado hacia
arriba por las corrientes de aire? Es claro que mientras sobre ambos globos actúa la
misma fuerza, los globos no reciben la misma aceleración: el globo más ligero
tendrá una aceleración mayor (según la fórmula f = ma).
Aplicando esto al primer fenómeno que se verifica de manera no invertida como el
último, vemos que el globo más ligero se queda atrás del más pesado. Con otras
palabras, el globo de hierro debe caer en el aire más rápidamente que el de madera
que es igual en forma y tamaño. Lo dicho explica entre otras cosas, el por qué el
artillero da una importancia tan grande a la “carga transversal” de su arma, es
decir, aquella parte de su masa que tiene que enfrentarse en cada cm2 a la
resistencia del aire.
la corriente y tanto más veloz cuanto más pesada sea. Este hecho es bien conocido
por los navegantes expertos pero es casi ignorado por muchos físicos. Debo
confesar que incluso yo mismo, no supe esto hasta hace poco tiempo.
Examinemos detalladamente estos fenómenos paradójicos. A primera vista
representan algo incomprensible: cómo puede nadar una barca por la corriente
empujada por algo no existente en el agua. Pero hace falta tener en cuenta que el
río lleva al barco no como una cadena automática que transporta a los cuerpos
echados encima de ella. El agua del río es un plano inclinado por el cual los cuerpos
se deslizan con movimiento acelerado; el agua sin embargo debido al roce sobre el
lecho logra establecer un movimiento uniforme. Es claro que inevitablemente debe
llegar el momento en que el barco que nade con una velocidad acelerada avance
más que la corriente. En este momento el agua misma sujetará el movimiento del
barco, igual como el aire demora la caída de los cuerpos que pasan por él. En
resumen, por las mismas causas que en el aíre los cuerpos que se mueven,
adquieren una velocidad definida que no puede aumentar más. Cuanto más ligeros
son los cuerpos que se deslizan por el agua, tanto antes alcanzan esta velocidad
definida y tanto menos cantidad de velocidad poseen; y por el contrario, los cuerpos
pesados, que son empujados por la corriente adquieren una velocidad definitiva más
importante.
De ahí se deduce que, por ejemplo, los remos que están colgados de los costados
de la barca, deben quedarse detrás de la barca ya que ellos son mucho más ligeros
que ésta, y si la barca y los remos se deslizan por ríos con corrientes más rápidas,
la barca que es más pesada se adelantaría en mucho a los remos más ligeros. Así
sucede en realidad, especialmente en los ríos con corrientes rápidas.
Tengo la posibilidad de ilustrar el concepto ahora expuesto repitiendo una
interesante conversación que tuvo uno de mis lectores con el físico B. Y. de
Leningrado, y que ha tenido la gentileza de transmitirme:
“Yo participé en una excursión en las montañas Altai, y allí tuve necesidad de bajar
por el curso del río Bii, desde su nacimiento en el lago Teleskov hasta la ciudad de
Biiska, durando esta bajada cinco días. Durante la expedición uno de los
excursionistas dijo a los remeros que le parecía que éramos demasiados en la
barca”.
—“No importa, nos contestó el más viejo, así bajaremos más rápidamente”.
— ¿Cómo? ¿Es que no vamos con la misma velocidad que la corriente? advertimos
nosotros.
—“No, vamos más rápidos que la corriente; cuanto más pesada sea la barca más
rápidamente se desliza”.
“No lo queríamos creer. Entonces el más viejo nos propuso, según íbamos
navegando, echar una gorra desde la barca al agua, para que adquiriésemos una
experiencia, y la realidad confirmó que la gorra quedó muy pronto detrás de
nosotros”.
La exactitud de lo dicho por el viejo nos fue posible comprobarla por medio de un
suceso de más efecto.
“En un lugar caímos dentro de un torbellino de agua. Muchas veces habíamos dado
vueltas sin que lográramos salir de él. Al principio de nuestras vueltas se había
caído un martillo de madera al agua, el cual rápidamente se alejó (porque la
superficie del río se había ya librado del torbellino”). J. P.
—“No importa —dijo el viejo, le alcanzaremos pronto. Nosotros tenemos más peso”.
“Y aunque nosotros durante algún tiempo quedamos entretenidos en el torbellino
este pronóstico se realizó.”
“En otro lugar divisamos ante nosotros otra lancha que era más ligera que la
nuestra (sin pasajeros) y nosotros rápidamente la alcanzamos y sobrepasamos.”
Solución:
Miremos el problema según su segundo planteamiento, es decir en relación al techo
del vagón.
Si el vagón no se mueve, la cantidad de lluvia que cae sobre su techo en cada
segundo, es igual al número de gotas de agua en el prisma, entre la sección S que
es el techo del vagón y la altura H que es la velocidad de la caída perpendicular de
las gotas (dibujo 77).
Es difícil tomar en consideración la cantidad de agua que cae sobre el techo del
vagón en movimiento. Obremos del modo siguiente: imaginémonos que las gotas
de agua que caen, tanto sobre el vagón en movimiento como en los alrededores,
tiene, en relación a la tierra, un movimiento completamente opuesto al movimiento
primitivo del vagón. Cuando el vagón en relación a la tierra, queda quieto, las gotas
Ahora es claro que el conjunto de las gotas que caen por segundo sobre el techo del
vagón, forman, según el prisma la sección S1, que es la orientación perpendicular de
la lluvia, y la altura H1 es igual a la velocidad del movimiento de la gota.
S1 : S = AC : AB = cos alfa
H1 : H = V1 : V = 1 / cos alfa
Capítulo 10
La Mecánica de la Naturaleza Viva
Contenido:
1. Gulliver y los gigantes
2. ¿Por qué los hipopótamos son torpes?
3. La estructura de los animales terrestres
4. El Destino de los monstruos prehistóricos
5. Quién salta más
6. Quién vuela más
7. La caída inofensiva
8. Por qué los árboles no crecen hasta el cielo
9. De un libro de Galileo.
doce veces más fuertes que las personas normales sino que por el contrario, deben
ser relativamente tantas veces más débiles.
Ante nosotros vemos de pie a Gulliver y al gigante que es doce veces mayor que él.
Ambos levantan sus manos derechas. El peso de la mano de Gulliver es igual a p, y
el de la del gigante igual a P. El primero alza el centro de gravedad de su mano a la
altura h, y el segundo a la altura H. Esto quiere decir que Gulliver realiza un trabajo
ph, y el gigante un trabajo PH. Buscamos la correlación entre ambas cantidades. El
peso P de la mano del gigante es tantas veces mayor que el peso p de la mano de
Gulliver cuantas veces mayor es su tamaño, es decir, 123. La altura H es doce
veces mayor a la altura h. Así pues
P= 123 x p
H = 12 x h
De ahí resulta que PH = 124 ph, es decir, al subir la mano el gigante debe aplicar un
trabajo 124 veces mayor que un hombre de tamaño normal. ¿Tiene, por tanto, el
gigante una mayor capacidad de trabajo? Para calcular esto hace falta utilizar la
comparación de las fuerzas musculares de ambos seres y previamente quiero
referirme aquí a una parte de un curso de Fisiología1.
“En casos de músculos con fibras paralelamente dispuestas, la al tura hacia la cual
se puede subir una carga depende de la longitud de ellas, y el peso que puede tener
esta carga depende de la cantidad de las fibras y del modo como la carga se
distribuye entre ellas. Por esto, de dos músculos de la misma longitud y calidad
puede realizar más trabajo aquel que posee más área de sección; pero de dos
músculos con la misma área de sección, aquel que es más largo. Si para la
comparación tomamos dos músculos de diferentes longitudes y campos de sección,
entonces produciría más trabajo aquel que poseyese la mayor cantidad de ambos,
es decir, que poseyese más unidades cúbicas”.
Si aplicamos lo dicho a nuestro caso, sacamos la conclusión de que la capacidad
productiva del trabajo del gigante debe ser 123 veces mayor a la de Gulliver (con
1
“Manual de Fisiologia”. Foster.
W = 123 w
Esto quiere decir que alzando su mano, el gigante debe realizar un trabajo 124
veces mayor que Gulliver, pero la capacidad de trabajo de sus músculos sobrepasa
a la de Gulliver sólo en 123. Es claro que para él es doce veces más difícil realizar
sus movimientos que a Gulliver. En otras palabras, el gigante es relativamente 12
veces más débil que Gulliver; para el servicio de un gigante corresponden en el
ejército no los servicios de 1728 soldados normales (es decir 123) sino el servicio de
144 soldados normales.
Si Swift tuvo el deseo de que sus gigantes fuesen tan libres en sus movimientos
como los hombres de estaturas normales, él debió dotarles de músculos “enormes”
cuyo volumen es 12 ve ces mayor de lo que exige la proporcionalidad. Para esto
deben tener un diámetro de √12, es decir deben ser 3½ veces mayor que los del
cuerpo de un hombre de una estatura proporcional. En este caso los huesos que
tienen que soportar unos músculos tan grandes deben ser extraordinariamente
macizos. ¿Pensó Oliver Swift en que sus gigantes debían parecer más bien
hipopótamos debido a su peso y su torpeza?
Para poder compararse con la ardilla en agilidad, los músculos del hipopótamo
deberían ser aún 27 veces más voluminosos de lo que son, en relación a la
proporcionalidad, pero esto significaría al mismo tiempo que su diámetro debería
ser √27, es decir, 5 veces mayor.
Con relación a ellos los huesos debían ser capaces de aguantar tales músculos.
Ahora es comprensible, el por qué el hipopótamo es tan torpe y gordo y posee un
esqueleto tan macizo. El dibujo 80, en el cual se reflejan la misma medida y los
mismos contornos exteriores de ambos animales, resalta claramente lo expuesto
por nosotros. La siguiente tabla afirma que en el mundo de los animales reinan
leyes generales según las cuales cuanto mayor es el animal tanto mayor es el
porcentaje que en su peso ocupa el esqueleto.
Figura 81. Un gigante de las primeras épocas geológicas, trasladado a una ciudad
actual.
Es posible plantear el problema del modo siguiente: si los tamaños grandes no son
útiles para la vida de los organismos, ¿por qué la evolución no marchó en dirección
a una simple disminución de las mismas formas grandes de los animales? La causa
está en que las formas grandes no son más fuertes que las pequeñas sino que son
relativamente más débiles. Si observamos otra vez el ejemplo de las Aventuras de
Gulliver, entonces veremos que siendo para el gigante 12 veces más difícil, es 1758
veces mayor; si disminuimos esta carga en 12 veces, es decir, si la hacemos
aguantable para los músculos del gigante, tendremos siempre una carga 144 veces
mayor a la que soporta levantar la mano que a Gulliver el peso del mencionado
gigante Gulliver. Por esto es comprensible que en la lucha de las for mas gigantes
de los animales con los animales más pequeños, los primeros tenían una ventaja
extraordinaria. Pero en estos casos de choques entre enemigos de diferentes
tamaños es favorable exponer a los animales gigantes a condiciones inaguantables
para ellos en otro sentido (falta de abastecimiento de alimentos).
3003 H / h veces
más trabajo que el de la pulga. La capacidad para realizar este trabajo por parte del
hombre, la debemos considerar 3003 veces mayor que la que posee la pulga. Por
eso tenemos derecho a exigir de él un gasto de energía que es 3003 veces mayor
porque si
Por esto el hombre se puede comparar con la pulga en el arte de saltar incluso en el
caso en que levante el centro de gravedad de su cuerpo a la misma altura a la que
salta la pulga, es decir a 40 centímetros.
Tales saltos los hacemos continuamente y por tanto no tenemos que envidiar en
nada a las pulgas en lo referente a su arte de saltar.
Si este cálculo no parece bastante convincente, debe recordarse que saltando 40
centímetros, la pulga levanta sólo su propio peso insignificante. El hombre, por el
contrario, arrastra una carga de 3003, es decir, 27 millones de veces mayor. 27
millones de pulgas que saltan al mismo tiempo, levantan en su conjunto una carga
igual al peso del cuerpo humano, y, por lo tanto, la comparación es indudablemente
en favor del hombre, porque él puede saltar mucho más alto que 40 centímetros.
Ahora es comprensible el porqué los animales con tamaños pequeños realizan saltos
relativamente muy grandes. Si los saltos de los animales iguales en su adaptación
para los brincos (debido a la construcción de sus extremidades inferiores) se
comparan con el tamaño de sus cuerpos, tenemos las siguientes cifras:
2
Gerbo: Mamífero roedor.
país de los liliputienses que tenían que aguantar una carga 12 veces menor como
las de las águilas normales.
Insectos
Libélula (0,9 gramos) 0,04 gramos
Mariposa del gusano de seda (2 gramos) 0,10 gramos
Aves
Golondrina ribereña (209 gramos) 0,14 gramos
Halcón (260 gramos) 0,38 gramos
Águila (5.000 gramos) 0,63 gramos
Veremos que cuanto mayor es el animal volátil, tanto mayor es la carga que pesa
sobre 1 cm2 de sus alas. Es claro que para el aumento del cuerpo del pájaro debe
existir un límite. Cuando este límite ha sido pasado, el pájaro ya no puede
mantenerse con sus alas en el aire y no es casual que los pájaros más gran des han
perdido su capacidad de volar. Tales gigantes del mundo emplumado como el
casuario que tiene casi el tamaño de un hombre, el avestruz (2,5 m) o el epiornis,
un pájaro todavía mayor oriundo de Madagascar, hoy extinguido (5 m), no tienen
capacidad para volar; volaron únicamente sus ante pasados menos grandes, los que
por último debido a la falta de uso perdieron su capacidad de volar y los que al
mismo tiempo adquirirían la posibilidad de aumentar su tamaño.
7. La caída inofensiva
Los insectos caen sin hacerse daño de tales alturas desde las cuales nosotros no nos
decidiríamos a saltar. Para salvarse de sus perseguidores, algunos de estos
animales se tiran con ímpetu desde árboles muy altos y caen en tierra sin hacerse
ningún daño. ¿En qué consiste esto?
Cuando un cuerpo de tamaño no muy grande choca con un obstáculo, interrumpe
entonces casi en el acto, sus movimientos en todas las partes de su cuerpo; así, en
caso de un golpe, una parte del cuerpo no oprime a la otra.
Otra cosa es la caída de cuerpos grandes: si la parte inferior interrumpe, debido al
golpe, su movimiento, la parte superior continúa moviéndose y pro duce a las
partes inferiores, fuertes presiones. Estas son las con mociones que son mortales
para el organismo de los seres vivos grandes. Para 1,728 liliputienses que caigan de
un árbol como gotas de lluvia, el daño sería pequeño, pero si estos mismos
liliputienses cayeran como una bola compacta, los de arriba aplastarían a los de
abajo. El hombre de tamaño normal es una tal bola compacta de 1,728 liliputienses.
Esta es la causa principal de la inocuidad de la caída de los seres pequeños. La
segunda causa consiste en la mayor flexibilidad de sus partes. Cuando más
delgadas son las barras o las piezas planas tanto más flexibles son ante la acción de
las fuerzas exteriores. Los insectos de tamaño muy delgado son 100 veces menos
gordos que los mamíferos.
Figura 84. Una paja de trigo, una chimenea de una fábrica y una paja aumentada
imaginariamente a la altura de 140 metros.
Por esto, como indica la fórmula de la teoría sobre la elasticidad, las partes de sus
cuerpos son mucho más elásticas en caso de un golpe. Nosotros ya sabemos que
cuando el golpe es repartido en una ruta de una longitud 100 veces mayor,
entonces su acción es tantas veces más blanda.
3
Con excepción de los casos en que el tronco adelgazando hacia arriba tiene la forma de una llamada “viga de
9. De un libro de Galileo.
Terminemos esta parte del libro con algunas citas de la obra del descubridor de la
Mecánica, Galileo en Conversaciones sobre las dos nuevas ramas de la ciencia.
Salvatio. Vemos claramente la imposibilidad no sólo para el arte sino también para
la naturaleza misma de aumentar ilimitadamente las medidas de sus creaciones. Así
no es posible construir barcos, palacios y templos de tamaños enormes, cuyos
resistencia proporcional”.
mientras que un caballo no puede llevar sobre sus espaldas ningún otro caballo de
igual tamaño que él.
Simplicismus. Tengo bastantes razones para dudar de la justeza de lo dicho por
usted, porque a una gran cantidad de cuerpos, que encontramos entre los peces,
como por ejemplo la ballena4 que por su tamaño, si no me equivoco es igual a
decenas de elefantes y a pesar de esto no se desploma por el peso de su cuerpo.
Salvatio. Vuestra opinión, Sr. Simplicismus, plantea ante mí la tarea de recordar
todavía una de las condiciones expuestas ya en el comienzo, en las cuales los
gigantes y los animales de gran tamaño pueden vivir y moverse no peor que los
pequeños. En estas condiciones, en lugar de aumentar el contorno y la solidez de
los huesos y de otras partes, lo que a su vez aumenta su peso y el peso de las
partes decisivas del cuerpo se puede efectuar una estructura y proporción de los
huesos que disminuye de modo decisivo el peso de toda la materia, como por
ejemplo de los huesos y partes del cuerpo que están cerca y sostenidos por ellos.
Este segundo camino lo realiza la naturaleza en el caso del pescado cuyos huesos y
otras partes del cuerpo no sólo están hechas de materias mucho más ligeras sino
que son de un peso insignificante.
Simplicismus. Un bonito aspecto para terminar su discurso, Sr. Salvatio, usted
quiere decir que como el lugar donde viven los peces es el agua, la cual debido a la
fuerza de su gravedad rebaja el peso de los cuerpos sumergidos en ella, la materia
de la cual está compuesto el pescado pierde peso en el agua y por lo tanto no
puede tener un sobrepeso. Sin embargo, esto no es bastante para mí, porque a
pesar de que se puede objetar el que los huesos del pescado no sobrecargan al
cuerpo, la materia de estos huesos tiene peso. ¿Quién puede afirmar que la costilla
de una ballena, tan grande como una viga, no tiene un peso importante que puede
caer al fondo del mar? Pero según su teoría, un cuerpo de tal tamaño como el de de
la ballena no puede existir en la tierra.
Salvatio. Para poder mejor contestar a sus dudas he plantea do al comienzo ante
usted el problema: ¿No ha visto usted a veces a un pescado en aguas tranquilas,
inmóvil, que no baja hasta el fondo ni sube a la superficie, ni realiza ningún
movimiento?
4
En la época de Galileo la ballena era considerada como un pescado. En. realidad, la ballena es un mamífero, como
es fácil comprobar y de donde resulta que la ballena es un mamífero que vive en el agua.
Capítulo 11
Un Paseo Animado al País de Einstein
Resumen de O. Volberg
Contenido:
1. Observaciones preliminares
2. El mundo número uno
3. El mundo número dos
1. Observaciones Preliminares
Hay muchos libros magníficos en los cuales la teoría de la relatividad está expuesta
de un modo más o menos accesible a todos. Pero hace falta decir la verdad; estos
libros no son útiles para nadie.
Los vulgarizadores de la teoría de Einstein comprometen muchas veces
grandemente al lector con argumentos lógicos y arrastran a éste, humilde cautivo,
hasta el país de Einstein. Comprender estos argumentos no es difícil, pero encontrar
la salida que se deduce de ellos, es lo que no puede hacer un lector corriente. La
lógica arrastra al pensamiento hacia un mundo nuevo, pero la imaginación débil se
pierde sin fuerza en sus umbrales.
Nuestros conceptos e imágenes se han formado bajo la influencia de aquellos
factores ordinarios entre los cuales vivimos. Einstein afirma que estos conceptos e
imágenes corresponden a hechos aproximados. Responsable de estas inexactitudes
es la calidad burda de nuestros órganos de percepción; nosotros no observamos las
2. El mundo numero 1
Las Extrañas Aventuras del Señor Harwood
Una carretera recta como una flecha, amplia y lisa, dio a mi automóvil la posibilidad
de desarrollar una velocidad de 70 kilómetros por hora. Yo había calculado poder
correr en dos horas el camino hasta la capital, donde debía verme con el profesor
M. que se había citado conmigo exactamente a las tres horas de la tarde. Serían
aproximadamente las 12 del día y según mis cálculos me quedaba tiempo
suficiente. El equipaje fue puesto en el automóvil. El Sr. Barney, el buen propietario
del hotel donde vivía, me acompañó amablemente y me decía:
—Hasta la vista, Sr. Harwood. Vuelva usted pronto. He tenido cuidado de proveerle
de vituallas para el camino. Usted dispone de todo lo necesario en esta canasta.
La canasta era del tamaño que yo había indicado. Un paseo de dos horas como es
comprensible, significaba para este hombre de bien, un verdadero viaje.
—Dentro de dos horas estaré en la capital —le contesté yo—. Hasta las tres estoy
libre y espero poder comer. Sus preocupaciones sobre las provisiones están de más.
—Sí, tiene usted razón —contestó él, pareciéndome a mí que lo hacía con alguna
suspicacia—, en la capital podrá comer la segunda vez. En la canasta he puesto
solamente una comida ligera para el camino: pan, ternera asada, una botella de
leche y fruta. Gasolina tiene bastante. Ambos depósitos están completamente
llenos.
¡Qué hombre más extraño! cree que para un viaje de tres horas me hace falta una
comida; me va estropear el apetito, así como me parece me echó demasiada
gasolina para mi automóvil. Pero no quería molestarle. Le di las gracias y me
despedí de él emprendiendo mi camino.
Eran exactamente las doce del mediodía. Un día tranquilo con sol, algo seco pero no
muy caliente. Un tiempo excelente para un viaje. El motor trabajó excelentemente.
Pero me sucedió algo extraño, me pareció como si no anduviese con aquella
velocidad que esperaba. El medidor de velocidad indicó 75 kilómetros, sentía la
corriente del aire, por el pasábamos, pero no había caminantes en la carretera y los
alrededores parecían marcharse algo lentamente hacia atrás. El primer kilómetro se
me hizo enormemente largo. Paré para revisar el coche. La máquina trabajaba
excelentemente y todo lo que se encontraba a mis alrededores pasó lentamente por
mis lados. Hace falta decir que me encontraba en una carretera cuyos bordes
orillaban huertos, casas, campos y piedras indicadoras de kilómetros.
A la una del día había pasado unos 30 kilómetros. No era de suponer que podía
alcanzar a tiempo la cita. Abatido por completo, quedé sentado en mi coche,
esforzándome en vano, por comprender lo que pasaba. A las tres sentí hambre y
recordé al dueño de la fonda, que por cierto había previsto una situación
incomprensible para mí.
A las cinco de la tarde comenzaba a temer que la gasolina no me alcanzase. Al fin
logré divisar la ciudad. Serían aproximadamente las seis de la tarde cuando llegué
al hotel, donde ya de antemano había encargado una cama y comida para mí. Nadie
me pidió información sobre mi tardanza. Sin embargo el dueño de la fonda se
disculpó que la comida no estaba lista.
—Esperábamos a usted a las dos —dijo él— pero usted ha venido algo más
temprano.
— ¿Temprano? Ahora son exactamente las seis menos diez.
marcha completamente exacto. ¡Una avería que se arregla por sí sola! Pero ¿cómo
debemos comprender las diversas conversaciones con los encargados de los
hoteles? ¿Debemos considerarlos como insensatos? Mister Barney naturalmente
debió bromear en lo referente a la leche. Dejé surgir ante mí la imagen de este
gordinflón apacible y bonachón. En él hay mucho de grotesco, pero ni una gota de
humor...
Yo quería una vez más ver a este hombre extraño para poder hablar claramente con
él.
—Buenos días, Mister Barney —dije yo yendo hacia el comedor.
Movió la cabeza. Puso sobre la nariz sus grandes gafas con aretes de concha y me
saludó con su mano gorda de dedos cortos.
— ¿Cómo se siente usted, después del viaje de ayer?
— ¡Pero después de qué viaje! ¡Un paseo de 2 horas…!
—Un paseo de 2 horas para nosotros, pero para usted un viaje de 6 horas. Dos
“paseos” de 6 horas cada uno, esto no lo aguanta cualquier persona.
— ¿Por qué cuenta para usted 2 horas y para mí 6?
— ¿Y por qué no? Pues usted fue el que viajó.
Como veo, tiene usted cuentas dobles, una para los que se quedan en casa y otra
para los que viajan. Esto parece como en la guerra. Los meses en las trincheras
valen por años en tiempos tranquilos y pacíficos.
—No —contestó él, no siga usted. Las cuentas dobles son para mí demasiado
complicadas. Para mí es bastante sencillo anotar los gastos, y él hizo la cuenta y la
escribió sobre la mesa. En lo que se refiere a las trincheras, allí no marchó el reloj
más rápidamente que en cualquier otra parte del mundo.
¡Positivamente este hombre no es capaz de bromear!
—Hablando sobre relojes —dije yo— ayer sucedió a mi reloj algo extraño. Se avanzó
en 8 horas. Dos veces tuve que retrasarlo. No comprendo de qué se trata.
— ¿Cómo sucedió eso?
—Pues así, salí de aquí a las 12 horas, llegué al fin de mi viaje a las 2 pero mirando
a mi reloj eran las 6. En el camino de vuelta sucedió exactamente la misma historia.
— ¿Qué tiene de extraño?
—Lo extraño es que hoy mi reloj otra vez marcha bien. Se arregló completamente
solo,
— ¿Pero, por qué piensa usted que su reloj se descompone?
El dijo esto en el tono más sencillo del mundo.
Permítame usted. Si un reloj en 2 horas se adelanta 4 horas entonces hay causas
para considerarlo como estropeado —dije yo.
Mister Barney levantó sus gafas de concha de la nariz las limpió y se las puso otra
vez. Esto me indicó que el gordinflón se había emocionado. Después tomó una hoja
limpia de papel y pintó sobre ella lo que me quiso explicar.
—Pues aquí está la gráfica de su viaje.
Me extrañé. ¡Este gordinflón sabía hacer comentarios a base de gráficas!
— ¿Pues por qué no? —dije yo echando una ojeada sobre sus dibujos— explíqueme
pues mi viaje de un modo gráfico ya que eso le interesa.
Figura 85.
ayer en el hotel durante las 14 horas del día. El punto A1, los acontecimientos que
sucedieron en el camino hacia la ciudad a una distancia de 25 kilómetros del punto
de partida a las 12 horas y 20 minutos. ¿Comprendido?
En vez de contestarle, yo expuse:
—El punto O representa mi salida de aquí. 20 minutos después yo me encontraba a
una distancia de 25 kilómetros, (punto A1). Después de 40 minutos estuve a una
distancia de 50 kilómetros (punto A2), después de una hora a una distancia de 75
kilómetros (punto A3), etc. Todos los puntos que me representan en los diversos
momentos se encuentran en la línea recta OA, El punto A es mi llegada a la capital.
La línea OA es la gráfica de mi viaje.
Mister Barney miró hacia mí diciendo:
— ¿OX es en este caso el eje de la distancia para los hoteles?
—Sí, a lo largo de esta recta yo calculo la distancia.
— ¿OY es el eje del tiempo para los hoteles?
—Sí, a lo largo de ella calculo yo el tiempo.
— ¿OA es el eje del tiempo para el viaje?
—Yo pienso así. Quizás la recta OAy los puntos que describe el viajero en cada
momento, puede ser llamado verdaderamente el eje del tiempo para el viajero, más
aún cuando la recta OY, los puntos que describen los hoteles a cada momento, se
llama el eje del tiempo de los hoteles. La observación de Mister Barney no está
desprovista de algún sentido, tanto más porque el viajero tiene el derecho de
observar las cosas de un modo como si él se quedase inmóvil y los hoteles y
caminos huyeran hacia atrás. Desde este punto de vista, la recta OY es la gráfica
del movimiento de los hoteles y la recta OA el eje del tiempo del viaje.
—Sí, —dije yo— la recta OA puede ser considerada como el eje del tiempo viajero.
— ¿Y cuál es el eje de la distancia?
—Este es el eje del espacio entre los hoteles. Pero yo pregunto ¿dónde está el eje
del espacio para el viajero?
—El eje del espacio es para ambos el mismo —contesté yo.
Las gafas de Mister Barney se cayeron de la nariz. El las subió y se cayeron otra
vez. Contando por el número de sus movimientos, la emoción del gordinflón debía
ser bastante grande.
—Tonterías —dijo— ¿el eje del tiempo es diferente y sin embargo el eje del espacio
es el mismo? ¡Absurdo! El eje del espacio debe ser siempre perpendicular al eje del
tiempo.
Así comenzó nuestra disputa. Nadie podía prever sus fatales consecuencias. En el
comienzo estuve solamente asombrado por las extrañas faltas de Barney, las cuales
creía yo que se debían a la inconsecuencia con la que él se refirió a mi reloj, a la
gráfica y a la falta de sentido con el cual habló en lo concerniente a mi viaje. Ahora
ya sé que toda su opinión se debe a esta inconsecuencia suya. La falta de sentido
de Barney radicaba en su falta de lógica. Su opinión necia sobre la gráfica era el
centro de su falta de sentido, la cual defendió a rajatabla de una manera necia. Pero
al mismo tiempo ya no sospechaba cuan firme era la ciudadela que cubría las
locuras de Barney y con un corazón alegre me lancé a la disputa.
Las gráficas de Harwood son las más corrientes que se enseñan en las escuelas. A
los conocimientos que ustedes tienen sobre gráficas conviene agregar lo siguiente:
En general no es obligatorio que los ejes de las coordenadas sean perpendiculares
entre sí: no se cambia nada de lo esencial si se escogen ejes de coordenadas
inclinados con ángulos abiertos.
Así en el dibujo 86 están expuestos algunos hechos, que se verificaron en el camino
entre Leningrado y Moscú. OX es el eje del espacio, inclinado hacia la recta OY que
es el eje del tiempo. El punto N indica los acontecimientos, que sucedieron en el
camino Leningrado-Moscú, a las 5 de la mañana, a una distancia de 600 kilómetros,
de Leningrado. Los acontecimientos que se realizaron en este mismo instante de
tiempo (5 horas de la madrugada), a una distancia de 300 kilómetros de Leningrado
son fijados en el punto P1.
Figura 86
eje del espacio (OX), indica el espacio entre los acontecimientos pasados y el
acontecimiento O. El lector puede calcular sin dificultad, cuándo y dónde
acontecerán los acontecimientos P2, Q, K1, L1 indicados en el dibujo. El
acontecimiento R, por ejemplo, sucedió a las cinco de la mañana a un espacio de
200 kilómetros (menos 200 kilómetros) de Leningrado. El signo “menos” indica la
orientación, contraria a la dirección hacia Moscú (dibujo 87).
Los acontecimientos L1, P1, N suceden al mismo tiempo exactamente a las 5 de la
madrugada. En general, los acontecimientos que corresponden a los puntos de una
línea recta, paralelamente al eje OY suceden todos al mismo tiempo. Los puntos de
este eje OX (eje del tiempo) describen los acontecimientos que sucedían en
Leningrado, de otro modo expresado, ellos describen lo que pasa en Leningrado en
los diversos momentos.
Por nuestro dibujo es fácil apreciar la distancia entre los acontecimientos o
intervalos de tiempo, si se separa por completo, un acontecimiento del otro. Por
ejemplo, el acontecimiento N sucedió a una distancia de 300 kilómetros del
acontecimiento P1 (esta distancia se mide por los segmentos K1 K2, que son iguales
a los segmentos P1 N). Por esto el segmento K1 K2 pueden medir tanto la distancia
entre los acontecimientos P1 y P2 como también entre los acontecimientos Q y N.
Figura 87
Figura 88
Admitimos que el dibujo 88 está hecho fuera del tren; pero a los viajeros les
interesa la distancia de cualquier acontecimiento no visto desde Leningrado, sino
visto desde el tren en el cual se encuentran. ¿Cómo podemos utilizar nuestras
gráficas para resolver estos problemas? Esto es muy fácil. Para saber a qué
distancia del tren se realiza por ejemplo, el acontecimiento A, basta delinear por el
punto A una línea recta paralela a OM. El segmento OC, que esta recta corta sobre
el eje del espacio, mide de un modo exacto la distancia entre el acontecimiento A y
el tren.
Asimismo en el momento en que sucede el acontecimiento A, el tren describe el
punto B, es decir, él se encuentra del acontecimiento A, a una distancia que mide
igual al segmento BA. Pero BA = OC. Por consiguiente, el acontecimiento A sucedió
a una distancia de 300 kilómetros del tren (desde el lado de Moscú) de tal modo
que podemos encontrar que el acontecimiento D se realizó a una distancia de 500
kilómetros del tren, desde el lado de Moscú y el acontecimiento E a menos de 300
kilómetros del tren (300 kilómetros, desde el lado de Leningrado), etc. En una
palabra, para apreciar la distancia de los diversos acontecimientos desde el tren
hace falta proceder como si la gráfica del movimiento del tren fuese el eje del
tiempo. Así, si queremos apreciar la distancia de los diversos acontecimientos desde
Leningrado, debemos indicar en el eje del tiempo, en la recta OY, aquellos puntos
que se describen desde Leningrado en los diversos momentos. Si queremos apreciar
la distancia de los acontecimientos desde el tren, debemos considerar como eje del
tiempo la recta OM, los puntos por los cuales pasa el tren a cada momento.
El pasajero que está sentado en el tren, se mueve naturalmente, en lo que se
refiere a las distancias en relación al tren. Por eso él considera que el eje del tiempo
es la recta OM. Por el contrario, la persona que se queda en Leningrado, eligió como
eje del tiempo, la recta OY. Debido a esto el que se queda en Leningrado
considerará, por ejemplo, que los acontecimientos L1 y L2 (que dimanan de
Leningrado), son realizados en el mismo lugar, pero que los acontecimientos P1 y P2
(que dimanan del tren) se realizan en diversos lugares (dibujo 89).
Dicho de otro modo, el habitante de Leningrado considera que Leningrado está en
reposo pero que el tren se mueve; así como el viajero, por el contrario, cree que el
tren está en reposo (P1 y P2 se efectúan en el mismo lugar) y que Leningrado se
mueve hacia atrás (L1 y L2 se realizan en diferentes lugares). Usted ya sabe que
ambos conceptos (los del viajero y los del hombre de Leningrado) son igualmente
justos.
Figura 89
El eje del espacio para ambos observadores es la recta OX, de tal modo tanto el
viajero como el que se queda en Leningrado están de acuerdo que por ejemplo, los
acontecimientos K1 y K0 se efectúan al mismo tiempo, es decir a media noche.
Figura 90
Para que el viajero que considera el tren como en reposo, y el observador que
considera que Leningrado está en reposo, estarán completamente de acuerdo en la
apreciación del tiempo (¡pues nuestro mundo es tal que ningún acuerdo sobre tales
cálculos puede surgir sin ser justo!), sería imprescindible todavía elegir de un modo
debido la medida en el eje del tiempo. Por esto, hace falta tener en cuenta que el
segmento OP en el eje representa para el viajero el mismo gasto de tiempo que
representa el segmento menor O1 en el eje de Leningrado.
En una palabra, nuestro mundo, según los conceptos acostumbrados, está
construido de tal modo, que las descripciones gráficas de los acontecimientos de
dos observadores que se encuentran mutuamente en dos puntos que se mueven
uno en relación, al otro, (nosotros hablamos sobre la igualdad de los movimientos
rectilíneos) deben comportarse según la máxima expuesta: a los diversos
observadores corresponden diversos ejes de tiempo y diversas medidas para el
tiempo, pero el eje del espacio es el mismo.
De otro modo está construido el mundo imaginario número 1. Para indicar en él los
acontecimientos desde el punto de vista de dos observadores, que se mueven igual
y en línea recta, uno en relación con el otro, es necesario proceder según sus
principios:
En primer lugar, los ejes de las coordenadas, deben ser aquí, como indica Barney,
inevitablemente, mutuamente perpendiculares. Tratándose de la gráfica del
movimiento del tren, vista desde el aspecto de un observador que se queda en la
estación, esta inclinación no tiene nada de nuevo: se logra la acostumbrada gráfica
igual a la que se enseña en las escuelas (dibujo 90). Los puntos de la línea recta
OM2 indican el tren en los diversos momentos. Los puntos de la línea recta OY (eje
del tiempo) indican la orientación de las funciones, los puntos de la línea Mo M-2
indican la orientación de la dirección. El punto P1 indica el acontecimiento que
sucedió a una distancia de 300 kilómetros de la ciudad L a las 5 de la madrugada,
M2 es la llegada del tren a la ciudad M.
Si aceptamos ahora la posición del pasajero que marcha en el tren, éste considera
de hecho al tren como en reposo y la terraplenada de los caminos como huyendo al
encuentro del tren. A este concepto corresponde la línea recta OM2 como eje de
tiempo. En esto no hay nada todavía nuevo. Pero el eje del espacio del viajero debe
ser imprescindiblemente perpendicular a su eje del tiempo.
Figura 91
los acontecimientos ante dos observadores que se mueven uno en relación al otro.
Pues en el momento de la salida del tren, tanto el viajero como el observador que
se encuentra en la estación, ponen su reloj a las 12 horas. Habiendo pasado algún
tiempo, el observador en la estación ve a lo lejos una expresión y llamas y oye una
detonación. El mira su reloj y observa que la detonación (acontecimiento A en el
dibujo 92), se efectuó a las 4 horas del día. Esta misma explosión la oyó también el
viajero, él mira a su reloj y confirma que la explosión fue oída por él a las 6 horas
del día. Es también cierto que ellos aprecian la distancia suya del lugar donde
sucedió la explosión, de un modo diferente. ¿A qué se debe este desacuerdo? A la
estructura del mundo número 1. Este mundo está construido de un modo tal que
semejantes discordancias son inevitables en él. La justa exposición gráfica de los
acontecimientos, que hemos indicado arriba, está completamente de acuerdo con
las particularidades que existen en este mundo.
La extraña discordancia en la apreciación del lugar y del tiempo de uno u otro
acontecimiento para los diversos observadores, parece a Harwood completamente
absurda pero anticipándonos algo, nos parece que una discordancia semejante,
existe, como afirmó Einstein, también en nuestro mundo real. Lo más interesante,
por tanto es cómo sabemos percibir esta llamada discordancia absurda del habitante
del número 1, Mister Barney. Aunque el mundo número 1 está construido de un
modo diferente a nuestro mundo, no obstante hay entre ellos, según Einstein,
muchas cosas comunes y que comprendiendo el pensamiento de los habitantes del
mundo número 1 nosotros somos capaces de orientarnos sin trabajo, en el mundo
más complicado de Einstein.
Volvamos ahora a nuestras narraciones anteriores.
Lecciones de matemáticas
Mister Barney había despertado tanto mi interés, que me sentía atraído por el plan
de los extraños sucesos de ayer.
“¡Quién podía imaginarse —pensé yo— que este hombre tan tranquilo se volvió loco
por sus gráficas!”
Quizá si se le demuestra lo absurdo de su idea él sanaría por completo. ¿Pero cómo
persuadirle de esta desgracia?
Me quedé reflexionan-do sobre los resultados que surgían de sus gráficas y pronto
encontré una serie de lamentables absurdos.
Figura 92
desde el punto de vista del observador, 4 horas, mientras que desde el punto de
vista del viajero, pasaron 6 horas.
Figura 93
— ¡Cómo no! ¿Y qué diferencia? Nosotros dos miramos hacia la campana desde
diferentes puntos de vista.
—Con diferentes puntos de vista la misma campana es visible desde diversos
ángulos —indicó Barney—, lo mismo sucede también en el caso del camino: con
diferentes puntos de vista el mismo camino tiene una longitud diferente.
— ¿Cuál es pues su longitud verdadera?
— ¿Y cuál es el auténtico ángulo desde el cual se ve la campana?
— ¡Qué pregunta más absurda! Un auténtico ángulo desde el cual se ve la campana
no existe, esto es absurdo. Sólo hay diversos ángulos desde los cuales se puede ver
la campana, el ángulo primero, segundo y tercero.
—Excelente —dijo Barney—. Lo mismo sucede con relación al camino. Una
verdadera longitud del camino no existe, esto es absurdo. Sólo existe una longitud
que representa el camino desde el uno, el otro, o el tercero o demás puntos de
vista.
—Esto quiere decir, “la longitud que tiene el camino desde determinados puntos de
vista”.
—Nosotros tenemos la costumbre de decir brevemente: “la longitud del camino
desde el punto de vista determinado”. Pero esto es un mal reflejo porque el camino
no tiene longitud así como la campana no tiene ángulo. Únicamente existe el ángulo
bajo el cual la campana es visible desde diversos puntos. Así también es exacto que
existe sólo aquella longitud con la cual se presenta el camino desde diversos puntos
en movimiento en relación a su sistema. El ángulo bajo el cual usted ve la campana,
depende de la distancia en la cual se encuentre usted en relación a la campana. La
longitud que parece tener el camino, depende de la rapidez con la que se mueve
usted en relación al camino.
—Es decir, según su opinión, ¿el camino no tiene longitud?
—Parece que no.
— ¿Su mesa no tiene longitud?
—No la tiene. Para usted y para mí la mesa es visible con una longitud de 2 metros,
para aquel transeúnte le parece más larga.
— ¿Considera usted en orden a las cosas que bajo el punto de vista del caminante
con dirección desde aquí hasta la ciudad, el camino es mayor que desde el punto de
vista del observador que no se mueve?
—Así parece.
—Si yo en el automóvil me traslado más lejos de su casa, entonces su casa me
parece más larga que desde aquí.
—Sí.
— ¿Quién os influencia para afirmar tales conceptos equivocados?
—Aquí no existen conceptos equivocados.
—Usted quiere decir ¿que la casa realmente se encuentra más lejos?, ¿qué fuerza
es la que la ha movido de su lugar?
—Nada se hizo con la casa. Solamente se cambió la longitud desde la cual es
observada.
—Usted dice: la longitud de la casa cambia, pero con la casa no sucede nada. ¿Qué
sucede entonces?
—No la longitud de la casa, sino la longitud con la cual usted la observa, es lo que
cambia. El ángulo desde el cual la campana es visible se aumenta cuando usted se
acerca a ella, mientras que con la campana no sucede nada. Lo mismo sucede con
la casa. Con ella no sucede nada, esto es seguro, la casa no tiene nada que ver con
el hecho de que usted se acerque a ella, pero la longitud con la cual se presenta
ante usted ha disminuido. El tamaño de esta longitud no depende sólo de la casa
sino también de la velocidad del observador en relación a ella.
Sentí que el suelo bajo mis pies comenzaba a tambalearse. El sentido común mío
protestaba contra la lógica sin sentido de este insensato, pero yo no encontraba
argumentos para poderlos contraponer a los suyos. El arma más potente me fue
quitada de las manos. Pero yo no me rendí y puse en marcha los demás absurdos.
— ¿Pero los intervalos de tiempo existen o son también puras ilusiones? —pregunté
tímidamente.
—Naturalmente, existen de la misma forma que la longitud y el ángulo. ¿Cree usted
que el ángulo desde el cual vemos la campana es una ilusión? ¿Y la longitud con la
cual se presenta ante nosotros el camino, es una ilusión? Todo esto existe
realmente pero todo esto puede cambiarse.
metros de tela”, “el tiempo tiene una duración de dos horas”, etc., estos son
solamente apreciaciones aproximadas.
— ¿Y cómo se debe hablar, según su concepto?
—Hace falta decir así: “el trozo de tela, que representa para el observador,
independiente de su relación a él, cinco metros”; “el tiempo, que significa para el
observador independiente de su relación a él, un intervalo de tiempo de dos horas”.
—Sencillo y difícil —objeté yo.
—Sí, por eso en la conversación corriente se prefiere lo corto a lo preciso. Pero no
se debe olvidar, que por eso en el sentido textual de la palabra, la brevedad cambia
en parte el sentido.
Mister Barney sonrió.
Me fui muy agitado a mis habitaciones.
Figura 94
Por medio de este absurdo he encontrado otro. Las cintas métricas, puestas a lo
largo del automóvil, tenían desde el punto de vista del observador que se encuentra
en el hotel, una longitud mayor de 1 metro pero desde el punto de vista del viajero,
la misma cinta, puesta a lo largo del camino, tenía más de 1 metro (dibujo 95).
Iván es más alto que Pedro y Pedro es más alto que Iván... ¡absurdo! He logrado
vencer a Barney.
Mister Barney se había retirado a dormir. Después de haberme disculpado por mi
visita tan tarde, expuse con aire solemne ante él, mis descubrimientos.
Me observó intensamente a través de sus gafas.
—Usted tiene un aspecto muy cansado, Mister Harwood, —dijo él—, tiene que
descansar y curarse.
—Mister Barney, esté tranquilo sobre mi salud. Tengo que reconocer que no
esperaba oír tal tontería.
— ¿Por qué considera usted una tontería?
— ¿Es que no lo ve usted? La hora del viajero es mayor que la del hotel, y la hora
del hotel es mayor que la del viajero. A es mayor que B y B es mayor que A.
— ¿A qué llama usted la hora del viajero?
—Pues puede ser el tiempo de una vuelta completa del minutero al-rededor de su
reloj.
— ¿Qué quiere decir “el tiempo de una vuelta completa”? ¿Desde qué punto de vista
aprecia usted este tiempo?
Figura 95
—No se trata sólo de las horas, sino también con qué velocidad el observador se
mueve con relación a ellas. Diversos observadores perciben las vueltas de las
manecillas del reloj en diferentes intervalos de tiempo, si ellos se mueven en
relación a las horas en diversas velocidades. En caso de no existir intervalos de
tiempo por los cuales pasa durante este fenómeno el observador, éste se encuentra
en reposo en relación al reloj. Por lo tanto, cada reloj marcha según el punto de
vista de cada uno de los observadores, con excepción del suyo propio.
— ¿Cómo encontrar una salida a esto? Nunca lo podré creer, ¿cómo es posible que
A sea mayor que B, y que al mismo tiempo B sea más grande que A? —dije yo
irritado.
— ¡Sí, por qué no! En su ejemplo no se trata de dos cantidades sino de cuatro. La
hora del viajero desde el punto de vista de él es igual a A. La hora del observador,
desde el punto de vista del viajero es igual a B. Como ya hemos dicho, A es menor
que B. Después, la hora del observador, desde el punto de vista del observador es
igual a C y la hora del viajero desde el punto de vista del observador es igual a D.
Como sabemos C <D. Por esto A — C y B =D. ¿Qué es lo que le perturba todavía?
Cuando salí de la habitación de Mister Barney oí que cerraba con el pestillo.
Comprendí que por hoy, Mister Barney no quería ocuparse más de gráficas.
La última confrontación
Por la mañana, una nueva idea me vino como un regalo y junto con ella nació la
esperanza. ¡La experiencia! ¡Cómo pude olvidarme de ella, que ha sido siempre la
única esperanza de los estudiosos! Cuántas veces los pensamientos humanos fueron
conducidos, a pesar de las coartadas en que habían caído, gracias a ella, que no da
lugar a esconderse bajo un sofisma ágil. No, Mister Barney “todavía tengo
esperanzas”.
Inmediatamente que se oyó en el patio la voz de Mister Barney me preparé para un
encuentro con él.
—No me rindo, Mister Barney —grité, pues la experiencia es la que decidirá nuestra
disputa.
— ¿Qué experiencia?
—Lo más sencillo es: ¡Vámonos! Veremos si las casas cambian sus longitudes según
nuestros diverso punto de vista; caminemos durante intervalos de tiempo, dentro
de los cuales se efectúan diversos fenómenos…
Mister Barney sonrió:
— ¿Pero, y su viaje a la capital?, preguntó él, ¿usted ya lo ha olvidado?
¡Sí, mi viaje a la capital! Había desaparecido completamente de mi mente. Ante mí
se plantearon súbitamente los caminos alargados, la extraña marcha de mi reloj, las
terribles figuras de los paseantes con los que me encontré en el camino, la
flexibilidad y la forma cóncava de las ruedas, la leche agria... Ante todo esto
comencé a comprender y sentí que en mi confrontación había sido vencido.
Sí, vi los caminos y los caminantes bajo otras longitudes que ahora, hice un viaje en
un intervalo de seis horas en lugar de dos. De ahí resultaba mi apetito exagerado,
de ahí mi extraordinario gasto de gasolina, por eso se me agrió la leche, por eso
eran tan horrorosos los caminantes. Los hechos también hablaban en contra mía...
A lo mejor, todo depende de los puntos de vista y entonces vemos aquí una
disconformidad seria con los fundamentos del materialismo dialéctico”.
¿Es esto así? No lo es. Si la duración y la longitud dependiesen del pensamiento del
observador, estos conceptos negarían cualquier valor objetivo y deberían ser
expulsados del terreno de la física. Según Einstein, la longitud y la duración no
dependen de ningún modo del observador. Es cierto que explicando la teoría de la
relatividad se habla muy a menudo sobre la longitud y la duración del tiempo
"desde el punto de vista de uno u otro observador". Pero el observador es utilizado
aquí solamente para revelar algunas correlaciones entre los grandes sistemas que
se mueven uno en relación del otro, su correlación misma nunca, en ninguna etapa,
depende de él. Según los viejos conceptos de la física, esta correlación dependía
únicamente de las cosas mismas; según Einstein ella depende y de un modo
decisivo, de la velocidad de estas cosas pero jamás del observador. No es posible,
por ejemplo, decir que una cosa es dos veces más larga que otra, como si con el
cambio de su velocidad relativa se cambiasen también las relaciones de su longitud.
Tampoco es posible decir que según el punto de vista de cualquier observador una
línea es tantas veces más larga que otra, porque el observador no tiene
absolutamente nada que ver con esto. Hace falta decir así: "En el caso de una tal y
tal velocidad determinada de dos líneas, una de ellas es tantas veces más larga que
la otra". Esto consiste en algunos hechos objetivos que no dependen de ningún
"punto de vista". El observador, en este caso, es utilizado, como siempre,
únicamente para que este hecho pueda ser revelado.
¿Tiene, pues, la línea una longitud independiente de la que le atribuye el
observador? La pregunta no está planteada de un modo justo. La línea en general,
no tiene ninguna longitud. Pero sin embargo, existe una relación definida de
longitudes de dos líneas que dependen de una velocidad determinada de ellas (de
las líneas mismas) y que no dependen de ningún observador. Afirmar que en la
teoría de la relatividad todo depende de los “puntos de vista”, quiere decir que no
se comprende esta teoría. En ella todo depende de la velocidad relativa, pero no de
los "puntos de vista". De tal modo, no existe ninguna separación entre el
materialismo dialéctico y la teoría de Einstein, pero sí una profunda distancia entre
ella y los antiguos conceptos.
Lo que dio a Einstein motivo para afirmar que todas las cosas por sí mismas no
tienen longitud y que todos los fenómenos por sí mismos no tienen duración, lo
hemos ya indicado anteriormente.
Ahora ya el lector puede imaginarse concretamente qué es lo que afirma Einstein.
Su idea fundamental ya la hemos descrito en nuestras narraciones sobre el mundo
número 1. Por otra parte, el mundo número 1 se distingue tan esencialmente de
nuestro mundo como lo que indica Einstein.
Familiarizarse con las particularidades del mundo número 1 y aprender a pensar
sobre los acontecimientos según sus principios, no es difícil. Pero hay en él una
circunstancia con la cual verdaderamente es imposible reconciliarse. Para resolver
esta dificultad he pensado dirigirme a nuestro corresponsal. Y por esta vez he
considerado como mi obligación el resolver en su lenguaje este problema. Léase mi
escrito.
Figura 96
—La fuerza del golpe sacudió al caballo de tiro; pero desgraciadamente este
matalón prefería trabajar con la cabeza en vez de con las piernas y por lo tanto
nuestra velocidad no aumentó. Lancé una mirada hacia atrás. A lo lejos, en el
camino, se acercaba rápidamente el tirador para alcanzarnos. En todas las vueltas
del camino levantaba el arma y tiraba, (punto D). Súbitamente me encogí y tuve
cuidado de echarme hacia abajo en el piso del carruaje.
—No tema usted nada. El sigue apuntando sobre Barney —dijo el cochero indicando
con el dedo hacia el cadáver que estaba echado a mis pies.
— ¿Por qué tira sobre él si ya está muerto? —contesté yo.
— ¡Qué hombre más extraño es usted! Si Clío nos persigue, quiere decir que para
él, Mister Barney vive todavía. La muerte de Barney, según el punto de vista de
Clío, sucedió al mismo tiempo que el acontecimiento a que es anterior al
acontecimiento D).
—Por eso hace falta gritarle —contesté yo, agarrando el cadáver y haciendo un
esfuerzo para bajarle al suelo.
— ¿Por qué le esconde? Ya está muerto —dijo el cochero.
Ante el peligro de cometer más errores por mis apreciaciones y conceptos fijados en
mi cabeza y en completa relación con el nuevo mundo al cual yo, como se me había
dicho, me había aferrado firmemente. Me quedé confuso sobre la necedad con la
cual hablaba el cochero. Súbitamente una idea brillante se apoderó de mí.
— ¡Apártese!, grité yo, inmediatamente mataré con un tiro a ese insensato.
Dicho y hecho. ¡Pam! (Esto sucedió en el punto E). Clío cayó muerto. (En el punto
F).
—No logró tirar —exclamé yo alegremente—. El tiro que debía tirar a Mister Barney
no salió.
— ¡Es decir, que Mister Barney está salvado!
¿Cómo es posible salvarlo si dentro de su corazón tiene una bala? No, no puede
revivir, está frío.
— ¿Qué bala? Si Clío no la tiró, nadie puede haberla tirado. ¿Cómo es posible, que
en nuestro mundo tan extraño, una bala que nadie ha dejado salir del fusil pueda
infiltrarse en el corazón de Mister Barney?
Figura 97
Figura 98
Trazamos el ángulo para la bisectriz XOY (en la recta OZ). El eje del espacio y del
tiempo es simétrico en relación a OZ. Fijamos como una ley del nuevo mundo un
principio tan general como el siguiente: el eje del espacio debe ser siempre
simétrico al eje del tiempo en relación a la recta OZ. De tal modo, para el segundo
observador el eje del espacio es la recta OX’.
¿Qué representa la recta OZ? Ella representa la gráfica de cualquier movimiento.
Desde el punto de vista del primer observador la velocidad de este movimiento es
igual a 300 kilómetros por hora. Desde el punto de vista del segundo observador el
punto Z pasa en el intervalo de tiempo, indicado por el segmento Ot, el espacio que
es indicado por el segmento Os, es igual a Ot1 .
El segundo observador plantea el problema sobre la escala en los ejes de tiempo y
de espacio tal como hemos indicado; pero si planteamos como ley del nuevo mundo
que la correlación entre las escalas de las unidades para los ejes del tiempo y del
espacio, deben ser las mismas, es decir, el segmento que significa 1 hora en el eje
de tiempo, debe significar 300 kilómetros en el eje del espacio. En este caso, en lo
que concierne al segundo observador, la recta OZ también representa la gráfica del
movimiento que se efectúa con una velocidad de 300 kilómetros por hora. Este
movimiento juega un papel completamente particular en nuestro mundo: todos los
observadores así como se mueven aprecian su velocidad completamente igual, es
decir, 300 kilómetros por hora.
Figura 99
Trazamos además la bisectriz del ángulo adyacente al ángulo XOY (OZ’ en el dibujo
99). ¿Qué significa esta recta? Desde el punto de vista de nuestro observador ella
significa para el intervalo de tiempo que se mide por el segmento Ot, el punto Z’1,
1
En el paralelogramo OtZ1s la diagonal OZ corta el ángulo O por la mitad: de ahí resulta que OtZ1s es un rombo y
Ot = Os
antigua distancia que se mide por el segmento Os1, que es igual al segmento Os, y
que indica la distancia que saliendo del punto Z’1 que es aplicable al mismo tiempo
al espacio de tiempo, que tiene una dirección opuesta. Es decir, desde el punto de
vista de nuestro observador Z’1 se mueve con la misma velocidad de Z1 pero en
dirección contraria: Z1, decimos en dirección hacia adelante, y Z’1 en dirección
hacia atrás. De tal modo, todos los observadores, independientes de la forma en
que se mueven uno en relación al otro, aprecian la velocidad del punto Z1 menos
300 kilómetros por hora.
Figura 100
Con relación a esta velocidad. 300 kilómetros por hora, nosotros afirmamos además
que es el límite en nuestro mundo: nadie puede moverse con más velocidad en él.
Esto quiere decir que la gráfica de todo el movimiento debe estar dentro del ángulo
ZOZ’. De aquí, por lo consiguiente, debe salir una línea recta que describa los ejes
de tiempo de los diversos observadores. Todos los ejes de espacio deben
encontrarse fuera de este ángulo.
La ley fundamental del mundo número 2 está expuesta. Ahora podemos marchar
hacia las averiguaciones, pero ante todo hace falta persuadirse del hecho que
nuestro mundo no sucumba bajo el peligro que representan las leyes de la
casualidad.
Figura 101
bíblico está abatido. Por cierto, que no hemos creado ni la bóveda celeste ni el
firmamento de la tierra, ni las estrellas ni los planetas, en su lugar hemos
construido el espacio y el tiempo, lo que, según la Biblia, no hizo ni el mismo Dios.
Para terminar la construcción del mundo nuevo quedan por fijar las normas para las
escalas determinadas en los nuevos ejes de tiempo y espacio. Nos esforzamos por
ampliar esto de un modo más razonable. Imaginemos que algunos viajeros: es
decir, I, II, III, etc. que salen juntos al mismo camino, ponen en el momento de la
salida todos sus relojes en el punto O. Este acontecimiento se efectúa en el dibujo
101 en el punto O. Después nuestros viajeros se ponen en marcha. Las manecillas
de sus relojes se mueven y así el reloj del viajero número A indica la 1. Este
acontecimiento (su lugar y tiempo) coinciden en nuestra gráfica con el punto A1. De
tal modo, el punto A11 análogamente sucede a las II, y el punto A111 a las III y así
sucesivamente. No hay ninguna base para creer que todos estos acontecimientos,
simultáneos desde el punto de vista de uno de los viajeros, por el hecho de ser así
tienen que ser simultáneos para todos: pues lo que es simultáneo para uno no es
simultáneo para otros. ¿Cómo encontrar la posición de los puntos A1, A11, A111 y
sucesivamente? Evidentemente, uno de ellos, por ejemplo, A1 puede ser elegido
arbitrariamente, y del mismo modo elegimos la escala de los dibujos. Haciendo esto
tratamos también de determinar la posición del punto A11. Sin embargo, si nos
ponemos en el punto de vista del observador B, con relación al cual los viajeros I y
II se mueven con la misma velocidad, pero hacia el lado completamente opuesto. El
observador estima que los relojes I y II simultáneamente, (naturalmente desde su
punto de vista) deben coincidir con el uno y el otro tiempo, pero él se tiene que dar
cuenta de que la marcha de los relojes no depende de la velocidad con la cual se
mueven en relación a él sino también del hecho hacia qué ludo se mueve. Debemos
reconocer la hipótesis B en su sentido completo. En tales casos, los puntos A1 y A11
deben encontrarse en la recta, paralela al eje del espacio del observador B (dibujo
102).
Del mismo modo se puede reconstruir los puntos A3, A4, etc. Si la reconstrucción
está terminada parece que todos los puntos se encuentran en una línea curva
expuesta en el dibujo 103. Esta curva representa en sí una ramificación de la
hipérbola isósceles. Con ayuda de nuestra hipérbola podemos fijar una escala en los
ejes del tiempo que nos sirve igual que la circunferencia trazada anteriormente con
los mismos fines. Igualmente podemos, con ayuda de otra hipérbola, fijar las
escalas para el eje del espacio.
Figura 102
Figura 103
Por el contrario, 1 hora del viajero II es, desde el punto de vista del viajero I, igual
a 70 minutos. Cada uno de ellos considera que el reloj del otro se ha quedado
atrasado.
Como puede verse se efectúan aquí acontecimientos contrarios a aquellos que
sucedían en el mundo número 1, donde cada viajero pensaba que el reloj del otro
se adelantaba. Esta relatividad existe exactamente también en las concepciones
sobre la simultaneidad y la longitud.
Figura 104
En el dibujo 105 el punto O representa la salida del nuevo Harwood desde el hotel a
la ciudad, el punto A es la llegada de Mister Harwood número 2 a la ciudad, el punto
B es su salida en dirección contraria y el punto C su regreso al hotel.
Traducción de Ruth Kann 42 Preparado por Patricio Barros
Antonio Bravo
Mecánica para todos www.librosmaravillosos.com Yakov Perelman
Los puntos O y C indican nuestros hoteles en diversos momentos; por esto las
rectas OC son los lugares geométricos que representan los hoteles. De tal modo, AB
es el lugar geométrico de los puntos que indican la ciudad. Como la ciudad y el hotel
están inmóviles uno en relación al otro, las rectas AB y OC son paralelas. Los puntos
de la recta OA indican el Harwood número 2 en su camino a la ciudad.
Los puntos de la recta BC indican lo mismo para el camino opuesto.
Admitimos que junto con Mister Harwood número 2, desde el hotel se envía a la
ciudad una señal que marcha con una velocidad acelerada (por ejemplo, un
radiotelegrama sobre la llegada de nuestro viajero).
El envío de la señal se hace desde el punto O. La llegada a la capital es igual al
punto D. La recta OZ es la gráfica de la velocidad acelerada. Perpendicular a ella se
encuentra la recta OZ' que indica la velocidad acelerada en dirección opuesta.
Aplicamos al final la escala de la hipérbola para el tiempo y el espacio y dejamos la
literatura escrita para acercarnos a los acontecimientos reales.
Ante todo nos encontramos en el punto de vista de un observador que está en
posición de reposo en relación al hotel.
Para poder ver por sí mismo los acontecimientos hace falta conducirlos a su eje
coordenado.
La recta OC (dibujo 105), los puntos que indican exactamente al observador en
cada momento, es su eje de tiempo. La recta perpendicular a ella, OX, es su eje de
espacio. Desde el punto de vista del observador, la distancia hasta la ciudad es
indicada por el segmento OE e igual a 400 kilómetros. El viajero llega a la ciudad
dos horas después de su salida2.
Desde el punto de vista del viajero mismo sucedió otra cosa. Su eje de tiempo es la
recta OA; por consiguiente, su eje de espacio es OX. La distancia desde los hoteles
hasta las ciudades está indicada por los segmentos OE' igual a 300 kilómetros. El
viajero llegó a la ciudad una hora y media después de su salida del hotel. De tal
modo, la longitud por la cual se mueve el viajero y la que contiene el camino entre
el hotel y la ciudad, es menor que aquella longitud que para el mismo camino indica
el observador, que se encuentra en posición de reposo en relación a ella.
Exactamente el intervalo de tiempo por el cual el viajero calcula su viaje es menor
2
En consideración a la exactitud de los planes hemos fijado la velocidad del nuevo Harwood, igual a 200 kilómetros
por hora y por lo tanto hemos cambiado también todas las demás cifras en relación a ella
que el intervalo de tiempo con el cual el mismo viajero observa al observador que
se mueve en relación al primero.
Figura 105
Para los pasajeros que van desde Leningrado a Moscú, las proporciones de todos los
fenómenos que aparecen en reposo en relación al terraplén del tren o que parecen
marchar en dirección opuesta al tren, parecen más cortas si se efectúan en
dirección al movimiento, pero si el tren corre a toda marcha (mejor dicho si se
arrastra) con una velocidad de 100 kilómetros por hora, entonces la longitud de
todo el camino desde Leningrado a Moscú, parece para el pasajero más corto 3
millones de fracción de un milímetro. Revelar esta pequeñísima transformación de la
longitud, no es posible.
¿Qué derecho tenemos para afirmar que se efectúa en realidad una tal
transformación absolutamente impalpable de la longitud y de la duración?
Esta verdad nos da una experiencia excelente la cual hace aproximadamente
cincuenta años, produjo una gran confusión entre los físicos.
Cuando se encuentran dos trenes de los cuales uno marcha con una velocidad de v1,
y el otro con velocidad de v2, entonces la velocidad de uno en relación al otro es
igual a v1 + v2. Si un tren se adelanta al otro entonces su velocidad relativa es igual
a v1 - v2. En esta misma base se funda la afirmación de que la velocidad de la luz en
relación al observador que se mueve en dirección hacia los rayos de la luz debe ser
mayor y que la velocidad de la luz en relación al observador que se aleja de las
fuentes de la luz, debe ser menor que la velocidad en relación al observador que
está en posición de reposo. Exactamente expresado: si la velocidad de la luz en
relación al observador que se encuentra en reposo se indica por c, y la velocidad del
observador se indica por v, entonces en el primer caso (del movimiento del
encuentro) el observador verá que la luz se mueve en relación a él con una
velocidad de c + v, pero en el segundo caso, la luz le alcanza con una velocidad de
c - v.
Esto parece una repetición de todos los conceptos acostumbrados.
Pero en 1881 el inventor americano Maikelson elaboró sus grandes experimentos, a
base de los cuales se pudo sacar la conclusión de que la velocidad de la luz en
relación al observador depende del hecho de si se mueve el observador al encuentro
del rayo de la luz o se aparta de él en dirección contraria.
Gracias a estos resultados inesperados no es posible permanecer en los viejos
conceptos sobre la estructura del mundo; pero el resultado es completamente