Comp Lecturas 7mo y 8vo
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Para los griegos, Zeus era el dios más poderoso, el creador del cielo y de la luz. Su poder era tal que
gobernaba al resto de los dioses y decidía también sobre los mortales. ¿Quiénes son los mortales? Aquellos
que mueren, los que tienen la vida contada, es decir, el ser humano.
Porque ya te imaginarás que los dioses eran inmortales. Zeus era un dios muy coqueto, que tenía muchas
aventuras amorosas con otras diosas, ninfas y mujeres mortales, y esto enojaba mucho a su esposa Hera, la
diosa de los cielos y del hogar.
De estas aventuras nacieron otros dioses. A Zeus se le representa con un rayo en la mano, con el cual podía
fulminar a sus enemigos. También se le dibuja acompañado de una águila o de un toro y con un cetro en la
mano.
Cronos
El padre de Zeus era Cronos, y no fue un buen padre, porque se comía a sus hijos. Y esto lo
aprendió de su propio padre, Urano, que también odiaba a sus hijos. Cronos escapó del
encierro en que lo tenía su padre y lo venció. Entonces se volvió el dios más importante.
Pero alguien le dijo que dejaría de ser el rey de todo, porque uno de sus hijos le iba a quitar
el trono. Y para que ninguno de sus hijos lo destronara, decidió comérselos. Rea, la esposa,
no estaba de acuerdo en que sus hijos fueran comidos, así que decidió engañar a su marido.
Cuando nació Zeus, lo escondió y en vez de entregarle al hijo, le entregó una piedra bien
envuelta que parecía el recién nacido. Cronos se lo tragó pensando que era su hijo.
Zeus creció y regresó a liberar a sus hermanos. Ganada la batalla, obligó a Cronos a
vomitarlos. Desde entonces es Zeus el que gobierna los cielos y es el rey de los dioses.
Ahora responde:
1. ¿Por qué Zeus es el dios más importante de entre todos los demás?
2. ¿Cómo salva Rea a su hijo Zeus?
3. ¿Recuerdas que dijimos que las historias de los dioses no son más que
explicaciones que daban los griegos antiguos sobre el mundo que les rodeaba?
¿Por qué crees que imaginaban el origen del cielo a partir de esta historia del padre
que se come a los hijos?
4. ¿Sabías que el séptimo planeta de nuestra galaxia se llamaba Urano? ¿Por qué
crees que el planeta lleva ese nombre?
5. ¿Qué palabras recuerdas que comienzan con “crono”? ¿Qué crees que signifique
“crono”?
Poseidón
Entre los hermanos que Zeus liberó del estómago de Cronos, estaba Poseidón. En la repartición de las áreas
que cada hermano gobernaría, a Poseidón le tocaron los mares. Además de las aguas marinas y submarinas,
Poseidón también era el dios de los caballos y de los terremotos. Los griegos dibujaban a este dios como un
hombre fuerte con un tridente, que es un bastón con tres picos. También lo imaginaban sobre un carro tirado
por caballos.
Poseidón podía generar tempestades o aguas tranquilas, según el estado de ánimo en el que se encontrara. Si
los navegantes no eran de su agrado, Poseidón podía mandarles fuertes olas y hundirlos. El gran regalo que
hizo este dios de las aguas al ser humano fue el caballo.
Dédalo e Ícaro
Dédalo era un hábil inventor y arquitecto que vivía en Atenas. El rey de Minos le pidió que
construyera un laberinto para encerrar al Minotauro, un terrible monstruo con cabeza de
toro y cuerpo de hombre que amenazaba el reino.
Dédalo y su hijo Ícaro diseñaron un intrincado laberinto para que quien entrara no pudiera
salir. Para que ningún mortal pudiera conocer el secreto de los caminos, el rey Minos
encerró al diseñador y a su hijo dentro de la construcción.
La salida estaba clausurada, así que padre e hijo debían pensar en una solución que no
fueran las puertas. Observaron a su alrededor, reflexionaron y, por fin, a Dédalo se le
ocurrió la solución después de ver volar a los pájaros cerca de ellos. ¡Se harían sus propias
alas y escaparían volando!
Con plumas de aves y cera de abeja se hicieron unas espectaculares alas y así escaparon de
aquella prisión. Toda bien, ¿cierto? El padre le advirtió a su hijo que estarían seguros
siempre y cuando no volaran ni muy alto ni muy bajo.
Ícaro se sintió libre y tan seguro de sus alas que olvidó los consejos de su padre. Empezó a
acercarse al sol y la cera comenzó a derretirse. Las alas se desprendieron de Ícaro, quien
cayó en picada al mar y murió. Icarus. © Alejandro Esteller
Ahora responde:
El Minotauro
El Minotauro, un monstruo mitad toro y mitad hombre, vivía en la isla de Creta, encerrado en un laberinto.
Era un monstruo tan terrible que para calmar su enojo los habitantes de Creta debían ofrecerle cada año,
catorce jóvenes para que se alimentara.
Un día llegó Teseo, un valiente joven decidido a acabar con el Minotauro: no tenía miedo e iba bien armado.
El verdadero problema que enfrentaba era cómo salir del laberinto una vez que entrara y acabara con el
monstruo. La hija del rey, Ariadna, le ofreció un hilo para que lo fuera soltando dentro y así pudiera conocer
el camino de regreso.
Con su valentía y la ayuda de Ariadna, Teseo logró acabó con el Minotauro y regresó victorioso a casa.
Minotaur. © Ross Bruggink
Ahora responde:
1. ¿Cómo se llama el joven que libera la isla de Creta del terrible monstruo?
2. ¿Cómo era el monstruo?
3. ¿De qué manera el pueblo podía calmar el enojo del Minotauro?
4. ¿Quién ayuda al héroe para que no se pierda en el laberinto?
5. ¿Por qué es importante vencer al Minotauro?
Ecco
Eco era una ninfa del bosque que le gustaba platicar mucho. Un día, la diosa Hera le preguntó si había visto
a su esposo Zeus. Ella, en vez de contarle que vio al dios coqueteando por ahí, le platicó mil y una cosas que
nada tenían que ver con la pregunta que le hicieron. Enojada por tanto diálogo vacío, Hera la castigó
silenciando sus palabras y obligándola a repetir la última palabra de lo que otros pronunciaran.
23. Prometeo
En tiempos muy remotos, los hombres vivían en cuevas y comían lo que encontraban. Un dios, llamado
Prometeo, se compadeció de ellos y quiso enseñarles a entender los ciclos de la naturaleza, a utilizar
herramientas y a guiarse por los astros. Pero Zeus, el dios más poderoso de los griegos, no quería que los
hombres tuvieran poder y le prohibió a Prometeo que los ayudara.
Prometeo desobedeció las órdenes de Zeus y robó el fuego del Olimpo para dárselos a los hombres. Cuando
Zeus descubrió el robo, se enojó mucho. Como castigo, encadenó a Prometeo a un peñasco y ordenó a un
buitre que todos los días le comiera las entrañas. Así, el ladrón del fuego pasó días y años, encadenado y
alimentando al ave rapaz con sus vísceras, que cada noche volvían a regenerarse. Después de mucho, los
dioses se apiadaron de él y lo liberaron.